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ANENTO / 89 Anento es un pueblo de la comarca del Campo de Daroca situado al suroeste de la provincia de Zaragoza, muy cerca del límite con la de Teruel. Está ubicado a 700 m de altitud sobre el nivel del mar, en el fondo de un barranco que desemboca en el río Jiloca. Dista 87 km de Zaragoza y 19 de Daroca, la capital de la comarca. Se llega fácilmente desde Zaragoza por medio de la autovía A-23. Tras pasar el desvío a Daroca deberemos tomar la siguiente salida que indica Ferreruela/Lechón, hasta llegar a Lechón por la A-2510. En la misma entrada de este pueblo giraremos hacia la derecha para dirigirnos a la carretera CV-927 que nos conducirá directamente a Anento. Tras conquistar Daroca en 1120, Alfonso I el Batallador organizó el territorio creando la antigua Comunidad de Daroca, mediante la cual consiguió un sistema defensivo solvente al tiempo que impulsaba la repoblación de estos territorios de la extremadura. Para ello dispuso, en torno a la fortaleza de Daroca, una red de castillos en las aldeas de la Comunidad que sirvió para defender sus intereses, primero contra los musulmanes y después contra los castellanos. A su mando estuvo como tenente Fortún Garcés, entre 1124 y 1134. Por contraprestación, las aldeas se beneficiaron de los fueros concedidos a Daroca. El primero de ellos se promulgó antes ANENTO Panorámica del pueblo

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anento es un pueblo de la comarca del Campo de Daroca situado al suroeste de la provincia de Zaragoza, muy cerca del límite con la de teruel. está ubicado a 700 m de altitud sobre el nivel del mar, en el fondo de un barranco que desemboca en el río Jiloca. Dista 87 km de Zaragoza y 19 de Daroca, la capital de la comarca. Se llega fácilmente desde Zaragoza por medio de la autovía a-23. tras pasar el desvío a Daroca deberemos tomar la siguiente salida que indica Ferreruela/Lechón, hasta llegar a Lechón por la a-2510. en la misma entrada de este pueblo giraremos hacia la derecha para dirigirnos a la carretera CV-927 que nos conducirá directamente a anento.

tras conquistar Daroca en 1120, alfonso I el Batallador organizó el territorio creando la antigua Comunidad de Daroca, mediante la cual consiguió un sistema defensivo solvente al tiempo que impulsaba la repoblación de estos territorios de la extremadura. Para ello dispuso, en torno a la fortaleza de Daroca, una red de castillos en las aldeas de la Comunidad que sirvió para defender sus intereses, primero contra los musulmanes y después contra los castellanos. a su mando estuvo como tenente Fortún Garcés, entre 1124 y 1134. Por contraprestación, las aldeas se beneficiaron de los fueros concedidos a Daroca. el primero de ellos se promulgó antes

anento

Panorámica del pueblo

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del año 1129, según Corral, aunque no queda constancia documental. Sí se ha conservado el posterior de Ramón Berenguer IV, de 1142, que convertía la villa de Daroca en cabeza de un amplio territorio sobre cuyas aldeas actuaba con plena jurisdicción. anento aparece citada en un documento de 1205 correspondiente a la distribución de colaciones de dichas aldeas hecha a las parroquias de la villa. en 1248, Jaime I concedió el privilegio para constituir la Comunidad de aldeas de Daroca que excluía a la villa central de este organismo. Con ello las aldeas consiguieron una mayor independencia. La nueva organización del territorio dio origen a distritos administrativos, las sesmas, que se configuraron desde el siglo xiii en cinco unidades: trasierra, Río de Jiloca, Campo de Langa, Río de Barrachina y Campo de Gallocanta, a la cual pertenecía anento. el valor estratégico de la localidad radica en su condición de enlace por el norte con Campo Romanos y por el Sur con el valle del Jiloca. Corral supone que la población alcanzó su techo en el siglo xiii, cuando todavía no había sufrido la emigración hacia tierras valencianas, los envites bélicos castellanos y el desastre de la peste negra. en 1373 aparecen censados 78 contribuyentes.

Los restos románicos de la localidad se ciñen a diversas partes de su iglesia parroquial. Las ruinas del castillo que preside el pueblo también remiten a su pasado medieval (en 1357 y 1363 resistió los ataques de los castellanos). aunque de pequeñas dimensiones, fue una sólida edificación, con sillares en su base y mampostería bien rejuntada en el resto de los muros. Se mantienen en pie dos torreones cubiertos con bóvedas de cañón apuntado y una puerta entre ellos con parte de su lienzo. Integraba la segunda línea defensiva de la frontera con Castilla, junto con los castillos de Singra, Monreal, el Poyo, Pancrudo, Burbáguena, Báguena, Langa y la propia Daroca. también se aprecian vestigios medievales en el caserío del pueblo, que pre-senta un interesante entramado urbano marcado por estrechas callejas y numerosas replacetas.

La iglesia de san Blas de anento ejerce como templo parroquial. Ubicada en la parte oriental del pueblo, el instrumento que atestigua su pertenencia al arci-

prestazgo de Daroca en 1280 avala la existencia de una construcción ya en el siglo xiii. el edificio, al igual que el conjunto de la localidad, debió de sufrir abundantes desperfectos durante la Guerra de los Pedros, en el tercer cuarto del siglo xiv, fecha en la que se datan varias inter-venciones. en época gótica se le añadió un pórtico de cua-tro tramos en el lado sur, que cubre la portada románica primitiva. Según Mañas, a partir de la segunda mitad del siglo xiv la totalidad del templo estuvo decorado con pin-turas murales, de las que sólo se han conservado las de la cabecera y parte de la nave. Quedan a la vista las del lado meridional y las de la bóveda (las restantes permanecen ocultas tras el gran retablo) que el mismo autor atribuye a los artífices de los murales franco-góticos de San Miguel de Daroca. Más tarde se realizaron el púlpito, de traza mudéjar, y el coro. Con motivo de unas obras de canali-zación en 1985 aparecieron junto a la cabecera del templo restos humanos de época moderna, que formaban parte del antiguo cementerio parroquial. el atrio y el exterior de

la iglesia han sido restaurados recientemente. el primero de ellos, hasta hace algunos años, estaba dividido en dos pisos y habilitado para vivienda del párroco. La portada románica se encontraba tabicada y al interior del templo quedaba oculta por un retablo.

Se trata de un edificio de nave única rematada en tes-tero recto correctamente orientado. De dimensiones con-siderables (21 m de longitud y 7,40 de anchura), consta de nueve tramos, incluyendo el correspondiente a la cabece-ra, separados por arcos fajones apuntados que apean sobre pilastras sencillas. Pertenece a una tipología rural que alcanzó cierta difusión en la segunda mitad del siglo xii y a lo largo del xiii, aquí ejecutada con modestia especialmen-te evidente en lo relativo a los materiales constructivos y a la ornamentación. abbad, inexplicablemente, destaca la rudeza de su inexistente cilindro absidial. La mampostería que predomina en su fábrica alterna con sillares o ladrillo en elementos estratégicos como arcos y vanos. Se cubre con bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones, al igual que la estancia de la sacristía, aunque en este caso la bóveda cuenta con un fajón intermedio que apea sobre ménsulas. Conviene resaltar que los tres arcos fajones más

Iglesia de San Blas

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cercanos a la cabecera están realizados en ladrillo; para los otro cuatro utilizaron sillares de unos 24 a 27 cm. el resto del espacio interior se encuentra enlucido y pintado, por lo que es imposible distinguir las características del apare-jo. Sobre la bóveda se dispone directamente una cubierta de teja a doble vertiente. Junto al tramo más cercano a la cabecera, en el lado norte, la planta se prolonga en una sala cuadrangular, con funciones de sacristía, a la que se accede por una puerta adintelada.

Parece corresponder a la construcción original la aspillera alta, perfilada en ladrillo, abierta en el testero. Debajo se abre otra ventanita más pequeña, también de ladrillo, retocada. ambas quedan ocultas tras el retablo, lo que dificulta su valoración. Una tercera aspillera con derrame interior terminado en medio punto se localiza en el muro meridional junto al retablo; su presencia no cua-dra con los motivos ornamentales pintados a su alrededor. Junto a él, hacia el interior, se puede apreciar el derrame interno de otro vano de medio punto que quedó cegado tras construirse el pórtico gótico; éste, en cambio, sí que

dispone de enmarque pintado. existen además otros vanos de iluminación añadidos a la construcción original (uno apuntado en el hastial y tres de medio punto en el lado sur, por encima del pórtico).

La portada románica, cobijada por el pórtico gótico, se abre en el quinto tramo del muro meridional. Se trata de un vano de medio punto con una luz de 1,81 m y una anchura total de 3,49 m. Se configura a base de arco inte-rior liso y dos arquivoltas decoradas, la interior con doble baquetón y la exterior ornamentada mediante rosetas de seis pétalos inscritas en círculos. La chambrana exterior se adorna con puntas de diamante, aunque por su posición tan cercana a la arquivolta exterior parece formar parte de ésta. el conjunto apoya sobre una imposta de moldu-raje sencillo que a su vez apea sobre jambas lisas. en el lado oriental de la imposta aparece una pequeña cabeza antropomorfa, de factura tosca, en la que se distinguen claramente los rasgos faciales como ojos, nariz y boca, a pesar de que la mejilla derecha haya perdido parte de su volumen. Los motivos ornamentales y su disposición

Cabecera

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Pórtico

Detalle de la portada

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achaflanada acreditan su elaboración en época tardorro-mánica. a ambos lados de la nave, sustentando el alero, en la parte más cercana a los pies de la iglesia, se conservan varios modillones, diez en el lado norte y nueve en el lado sur. algunos son lisos, aunque la mayoría presentan decoración geométrica muy sencilla. en uno se distingue el motivo en forma de tonel con boquilla que encontramos utilizado como instrumento musical en canecillos de tem-plos románicos más septentrionales.

De época gótica datan los dos principales elementos añadidos al templo románico: la torre de piedra emplaza-da al oeste de la sacristía y adosada al muro norte, y el ya citado pórtico meridional. en el interior de la iglesia se puede contemplar una pieza relevante: el retablo mayor, uno de los de mayores dimensiones dentro del estilo góti-co conservados en aragón. Con sus 7 m de alto por 6,80 m de ancho se adapta perfectamente a la cabecera del edificio. Cuenta con una triple advocación, algo frecuente en la escuela pictórica zaragozana: San Blas, la Virgen del Patrocinio y San Zenón. Se ha fechado en torno a 1440 y se atribuye a Blasco de Grañén. Ha sido restaurado recien-temente recuperando gran parte de su esplendor original.

texto y fotos: Jan

Bibliografía

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Interior

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