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La reciente publicación el pasado 1 de septiembre de Pureza, la nueva novela de Jonathan Franzen, ha acaparado la atención de los lectores y la crítica de habla inglesa hasta tal punto que a la actual temporada literaria la han denominado el «otoño Franzen».

Cinco años después de Libertad —que en su momento fue celebrada como un gran salto cualitativo en la carrera de Franzen—, los críticos más rigurosos coinciden en señalar que Pureza supone el paso definitivo hacia la consagración de Franzen como uno de los grandes escritores norteamericanos de nuestra época.

A partir de las vidas entrecruzadas de un puñado de personajes retratados con un grado de realismo que hipnotiza e involucra al lector en toda su complejidad, Franzen explora en Pureza la dimensión moral de asuntos cotidianos que nos afectan tanto individual como colectivamente, demostrando una vez más el alcance universal de su mirada, así como su capacidad para crear radiografías de nuestro tiempo. La novela gira en torno a una joven protagonista de nombre dickensiano, Purity «Pip» Tyler, y se desarrolla a lo largo de varias décadas en diversos lugares del mundo, desde California, Colorado y Bolivia en la actualidad hasta el Berlín de antes y después de la caída del Muro. En ella encontramos los mismos temas que obsesionan a Franzen y que ha tratado en sus novelas anteriores —el desencuentro entre los sexos, la autenticidad de los sentimientos, la violencia intrínseca en las relaciones económicas, entre muchos otros—, solo que en esta ocasión el gran escritor norteamericano ahonda aún más en los dilemas y las contradicciones inherentes a la condición humana hasta llegar a unas cotas que sólo alcanzan los grandes maestros de la literatura.

La joven Pip Tyler acumula una deuda de ciento treinta mil dólares tras su paso por la universidad, y vive con unos amigos antisistema en Oakland. Sabe que su nombre legal es Purity Tyler y que la relación con su madre —su única familia— es claramente malsana. Pero no sabe —y le gustaría mucho saberlo— quién es su padre, ni por qué su madre se cambió el apellido antes de que ella naciese y nunca ha querido revelárselo. También le gustaría saber cómo tener, algún día, una vida normal. El encuentro pasajero de Pip con una mujer involucrada en el activismo antibelicista se traducirá en una preciada oportunidad:

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realizar unas prácticas en el Sunlight Project, una organización radicada en Bolivia que trafica con secretos mundiales, incluidos, o eso cree Pip, los secretos sobre su origen familiar. El fundador y artífice de la organización es Andreas Wolf, un carismático agitador que se hizo famoso durante el caótico periodo que siguió a la caída del Muro de Berlín. Andreas, que ahora es un prófugo de la justicia, se interesa por Pip por razones que ella tardará en comprender, y la relación entre ambos trastocará las ideas de Pip sobre el bien y el mal.

Pureza es una comedia de tonos sombríos que se desarrolla en torno a unos personajes tan diversos como diversa es la sociedad contemporánea: californianos modernos y alemanes del Este, padres y madres buenos y no tan buenos, periodistas convencionales frente a reveladores de secretos, cuyos caminos se cruzan en territorios tan actuales como la omnipresente internet o tan antiguos como la guerra de sexos. Toda esta compleja y fascinante trama hace de Pureza, sin duda, la novela más osada e incisiva de Jonathan Franzen.

La reacción de la crítica anglosajona a la nueva novela de Jonathan Franzen ha sido tan abundante y abrumadoramente positiva que resulta imposible reproducirla en su totalidad. La que sigue es tan sólo una muestra de la opinión de los principales medios.

«La novela más ágil, menos forzada y más íntima de Jonathan Franzen [...] acredita la soltura del autor para conjurar mundos enteros con apenas unas pulsaciones en el teclado [...]. En Pureza, Franzen demuestra una acrecentada habilidad para describir a sus personajes desde dentro mientras se enfrentan a un tumulto de emociones [...]. Y de este modo añade una octava más a su voz.» Michiko Kakutani, The New York Times

«Una vez más, Franzen arranca con una familia, pero su voraz intelecto recorre todo el globo y nos sumerge en una serie de tramas conectadas con inteligencia e impregnadas de algunos de los grandes temas de nuestro tiempo.» The Washington Post

«Franzen rechaza puntualmente el sueño americano de los individuos como actores de sus propios destinos, por mucho que sus personajes aspiren a él [...]. Sus protagonistas están siempre hipotecados por actos

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del pasado y por la vida que les ha tocado por nacimiento; padecen una ansiedad que resulta sintomática de un desasosiego norteamericano más amplio [...]. Cuando se trata de desmontar los mitos que la cultura crea sobre sí misma, Franzen puede llegar a ser de una inteligencia punzante.» The Guardian

«Una comedia loca existencial de escala épica. Aspira a contener el mundo entero, mejor dicho, dos mundos, el físico y el virtual [...]. Pureza es una gran lectura, tan intensa como entretenida, rebosante de alusiones mordaces y proteicas a este planeta desquiciado en el que vivimos a comienzos del siglo xxi.» The Oregonian

«Como Wolfe y Dickens, Jonathan Franzen escribe libros divertidos y serios en los que ocurren cosas.» The Independent

«Lo que hace Franzen es sencillamente mostrar una panorámica magistral. Si Las correcciones fue un estallido de talento literario, y Libertad su gloriosa confirmación, Pureza es un sencillo y gozoso recordatorio de la agudeza de su mirada.» Time

«Cambiar de voz y de punto de vista para añadir una capa más de profundidad a los personajes, dibujarlos a la vez desde fuera y desde dentro, es una técnica que Franzen ya había dominado en novelas anteriores. Consigue que parezca muy fácil. No lo es.» The Telegraph

«Pureza es otra maravilla por la minuciosa elaboración de su trama [...]. Es impresionante ver cómo se van cediendo el turno las distintas piezas de esta exploración del conflicto entre la sinceridad y el subterfugio, entre el bien y el mal.» San Francisco Chronicle

«La prosa de Franzen rebosa inteligencia, y ya en la primera página de esta nueva novela, el lector podrá ver cómo funciona su mente aplicada a una tarea que domina muy bien: mostrarnos cómo piensa la gente.» The Atlantic

«Consigue eso que se espera de la ficción: obligarnos a pelar las distintas capas de la superficie, ver cómo el amor puede convertirse en desolación, cómo nos traiciona aquello en lo que creemos.» Los Angeles Times

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«Pureza se atreve con los grandes asuntos de nuestra época: la intimidad en las redes, los movimientos de extrema derecha, la vigilancia de los Estados, el periodismo de investigación, el comunismo, el movimiento Occupy, la piratería de los bancos, todos los temas que cubriría cualquier medio de comunicación que mereciera tal nombre. Dentro de unas décadas, cuando queramos ver una foto del 2015, volveremos la mirada hacia Pureza.» The Toronto Star

«Franzen es el novelista más inteligente de mi generación [...]. Hace ya tiempo que su dominio de la técnica es enorme, pero en Pureza su confianza parece agudizada, tanto en los momentos en que las piezas de sus diferentes relatos encajan nítidamente, como en los retratos psicológicos.» The New Republic

«Soberbiamente entretenida, rebosante de escenas y personajes memorables por su viveza, es la obra de un novelista en la cima de su capacidad.» The Times

The Guardian

Franzen sobre las redes sociales:

«Se parecen a esos negocios de extorsión a cambio de protección. Tu reputación será destruida a menos que te unas a un tinglado que consiste, hasta cierto punto, en destruir reputaciones.» Y tras una larga pausa: «¿Por qué iba yo a querer alimentar esa maquinaria?»

Comentarios de la entrevistadora:

«La cultura de internet es, en ciertos aspectos, material perfecto para Franzen, siempre en plena forma cuando se trata de señalar la brecha que hay entre cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los demás. Y precisamente en esa brecha es donde hoy tiene lugar buena parte de la vida online. Sin embargo, es un emparejamiento curioso: una novela sobre tecnología escrita por alguien que reconoce que no le gusta utilizarla. Hace unos años, Franzen decía que bloqueaba el puerto de Ethernet de su ordenador para conseguir acabar las cosas, y más recientemente criticó a Salman Rushdie por malgastar el tiempo en Twitter. Este rechazo es, en parte, estético —pues la concisión de Twitter ofende a Franzen— y en parte una reacción contra lo que llama el “totalitarismo” de la cultura online, en la que los desquites de la multitud pueden ser masivos, fulminantes y profundamente desinformados.»

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National Public Radio, EE.UU.

Franzen sobre el secretismo y la privacidad en Pureza:

«De forma un poco obsesiva hice que cada uno de los personajes tuviera algún tipo de secreto. Vamos a ver... la cuestión es la siguiente: los secretos tienen un valor especial para los novelistas y, como novelista, no te interesa concentrar la intriga de una novela en un secreto que se desvelará al final, porque, para empezar, hoy cualquiera podría contarte el secreto y entonces, si eso es lo que efectivamente sostiene la narración, todo se viene abajo. Además, creo que ocultar información muy importante demuestra una especie de mala fe por parte del autor. Eso es como plantearle al lector un juego de baja categoría. Aquí los secretos no son con el lector, sino entre los personajes. Se consigue un tipo de intriga muy distinto a partir de cuándo uno u otro personaje descubrirán el secreto o de si esa otra persona llegará a descubrir el secreto. Eso es lo que he hecho en este caso.»

Jonathan Franzen (Western Springs, Illinois, 1959) fue elegido en 1996 entre los Mejores Jóvenes Novelistas Norteamericanos por la prestigiosa revista Granta. Hasta esa fecha, había escrito las novelas Ciudad veintisiete (1988) y Movimiento fuerte (1992), pero la eclosión de su enorme talento narrativo tuvo lugar en 2001 con la aparición de Las correcciones (Salamandra, 2012), que marcó un punto de inflexión en su trayectoria: obtuvo el National Book Award y el Premio James Tait Black Memorial, fue finalista de los premios Pulitzer y Pen/Faulkner, y fue descubierto por millones de lectores en todo el mundo. El espaldarazo definitivo le llegó el año 2010 con su novela Libertad (Salamandra, 2011), que fue objeto de los más encendidos elogios por parte de un amplísimo abanico de críticos y expertos de los más diversos países. En España, obtuvo el Premio a la Mejor Novela del Año, otorgado por los lectores de la revista Qué Leer. Cinco años más tarde, en el otoño de 2015, la publicación de Pureza conmociona nuevamente a los lectores de habla inglesa y lo consagra como uno de los grandes escritores norteamericanos de nuestra época. Además de sus novelas, Franzen es autor de tres obras de no ficción: Cómo estar solo (2002), Zona templada (2006) y Más afuera (Salamandra, 2012).

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