A la espera de una muerte.

Durante años he estado buscando, ansiando encontrar aquello que calmara esta sensación indescriptible dentro de mí. La inseguridad que nace junto con nuestra búsqueda nos agota tarde o temprano y preciso encontrar la manera de colmarla ya sea saciándola con distracciones o bien optar por acto más violento y complicado: destruirla.

Buscaba entre los textos sabiendo que ahí no se encontraba la respuesta, las palabras de Cioran retumbaban en mis oídos: “Es sabido que el paciente no se cura sólo leyendo la receta del médico” y yo aún así buscaba, como si por arte de magia en alguna página de quién sabe qué libro o de qué autor encontraría la combinación correcta de palabras que si bien sabía que no me curarían, matarían a todas las esperanzas que aún llevaba dentro o que tal vez, después de tanto buscar sin respuesta alguna, en el mejor de casos perecerían por sí mismas o moriría en el intento esta inútil esperanza de seguir buscando; algo a fin de cuentas dejaría de existir y acompañando su final se iría su sufrimiento y eso para eso para mí era suficiente.