a la deriva-dorotea

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Omar Meza Montero Redacció n. El siguiente trabajo es tomado del cuento titulado “a la deriva” de Horacio Quiroga, pero está narrado desde la perspectiva de la esposa del protagonista, Dorotea, y se le añade un final alternativo: Mi esposo, Paulino, había salido desde temprano, no dejo avisado a donde se dirigía, es costumbre en él salir sin avisar; sin embargo, aquella tarde tenía la sensación de que algo malo pasaba, una profunda angustia llenaba mi ser, me congojaba e inquietaba, no sabía qué hacer. Los nervios me paralizaron y como un vegetal permanecí inmóvil sentada en una silla, esperando a la deriva con quemante incertidumbre, anhelando en mi interior que mi esposo llegara y se encontrara con bien. El silencio reinaba en mi hogar, el furor empezaba a despertar en mi interior, y de pronto….oí una voz agitada que gritaba mi nombre: — ¡Dorotea!, ¡Dame caña!—, “sin duda es la voz de mi marido”, pensé. Así que, inmediatamente obedecí: me acerque a la damajuana, serví un vaso lleno y corrí hacia él.

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Versión alternativo del cuento A LA DERIVA

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Omar Meza Montero

Omar Meza MonteroRedaccin.

El siguiente trabajo es tomado del cuento titulado a la deriva de Horacio Quiroga, pero est narrado desde la perspectiva de la esposa del protagonista, Dorotea, y se le aade un final alternativo:Mi esposo, Paulino, haba salido desde temprano, no dejo avisado a donde se diriga, es costumbre en l salir sin avisar; sin embargo, aquella tarde tena la sensacin de que algo malo pasaba, una profunda angustia llenaba mi ser, me congojaba e inquietaba, no saba qu hacer. Los nervios me paralizaron y como un vegetal permanec inmvil sentada en una silla, esperando a la deriva con quemante incertidumbre, anhelando en mi interior que mi esposo llegara y se encontrara con bien.El silencio reinaba en mi hogar, el furor empezaba a despertar en mi interior, y de pronto.o una voz agitada que gritaba mi nombre: Dorotea!, Dame caa!, sin duda es la voz de mi marido, pens. As que, inmediatamente obedec: me acerque a la damajuana, serv un vaso lleno y corr hacia l. Te ped Caa, no agua! reclam Paulino, con notable molestia Dame Caa Le dije: pero es caa, Paulino; hoy amaneci de un carcter de los mil demonios, pero su semblante parece dbil, estar enfermo?, pens. Bebi la caa de tres sorbos, las gotas de sudor poblaban su frente, y su mirada pareca extraviada.No, me diste agua, quiero caa te digo, volvi a reclamarme Paulino. Con los nervios hasta la coronilla volv a llevarle un vaso lleno, lo bebi con tanto afn que una terrible taquicardia agitaba ms mi ser, ahora estaba a la incertidumbre, a la deriva de no saber que pasaba con l. Despus del sorbo, no pareci contento, miro su piernay con rostro plido noto como un pedazo de carne putrefacta pareca desbordarse de un pedazo de trapo mal amarrado y sucio. Despus de unos minutos mir como de tan punzante y atroz dolor se retorca cual gusano en sal. Mi mente reaccion y en ese instante corr despavorida a buscar unas toallas o algn remedio que la damajuana me pudiera ayudar a preparar, sin embargo, cuando volv a escena, Paulino ya no estaba y buscndolo incesantemente a los alrededores pude alcanzar a ver como se arrastraba hacia la playa. Mientras trataba de correr para alcanzarlo tropec con una piedra y ca al suelo, levante rpido mi cabeza y observe como Paulino haba tomado su canoa y zarpando se perda cada vez ms en los horizontes del Paran, pareca intil ya que me escuchara.Otra vez deje que el temor se apoderara de m ser y me deje envolver, transcurrieron varias horas, y aquel fantasma que me inmoviliz ces, pero estaba a punto de caer el da, el sonrosado color del cielo me anunciaba que me esperara una noche complicada, pero olvidndome de todo, tom un cayac que afortunadamente halle sin dueo y comenc a seguir el curso del rio, sin un rumbo fijo, me encontraba de nueva cuenta a la deriva pero ahora no solo de mis pensamientos.Me hallaba sola, en medio de un pesado y lgubre ambiente y con un inexplicable valor reme toda la noche sin saber a dnde me diriga. Pasada ya la noche y cuando apenas rayaba el alba, vi a lo lejos una canoa que navegaba al igual que yo a la deriva, ser l?, le dije a mi turbado corazn. Mi temor creca a la vez que me acercaba, lo vi!, estaba ah, inmvil, grite con toda desesperacin su nombre, pero l pareca como muerto. Decid acercarme con mi cayac un poco ms hacia l, pero su canoa giraba sin control en los remolinos que formaba la corriente, me aferre con todas mis fuerzas y por fin llegue a su canoa y pude or como discuta entre s un viernes santo... Viernes? S, o jueves.... Sin prestar atencin a sus palabras tome su canoa y le pregunte hacia donde se diriga, me dijo ya con una voz que apenas si poda respirar hacia Tacur-Pac, llvame ah entonces, sin pensarlo dos veces me dirig hacia aquel punto.Al llegar ah, ped ayuda como pude y unos pescadores me ayudaron a llevarlo al hospital ms cercano .Ya en el sanatorio, el mdico me indico que haba sufrido la mordedura de una serpiente yararacus y la herida, al no ser atendida a tiempo, haba daado severamente el tejido de la pierna y era necesaria mi autorizacin para llevar a cabo la inmediata amputacin del miembro para salvar la vida de mi esposo.Entonces, entre en shock y la neurosis me puso otra vez en este laberinto de incertidumbre, me desvanec y perd la nocin del tiempo.Pasado este penoso episodio, me dirig inmediatamente hacia el cuarto de Paulino, en una urgencia mdica el doctor opt por amputarle la pierna, pero ya era demasiado tarde, ya que a consecuencia de mi decida y del tiempo trascurrido Paulino no soporto mucho tiempo y muri. No pude ni siquiera despedirme de l, pero de pronto abr los ojos y la paz calmo toda mi pesadez, es un sueo, dije, solo un sueo.