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AnnAlEs du CInquAntEnAIREAnAlEs dEl CInCuEntEnARIo

IVACAdémIE BElgo-EspAgnolE d’HIstoIREunIVERsIdAd ComplutEnsE dE mAdRId

madrid & Bruxelles2009-2010

Reyes, monjes y sabiosEstudios internacionales de historiadel libro y de la lectura

Kings, monks and wise menInternational studies of history of bookand reading

AnAlEs dEl CInCuEntEnARIo - AnnAlEs du CInquAntEnAIREIV

(2009-2010)

Reyes, monjes y sabiosEstudios internacionales de historia del libro y la lectura

Kings, monks and wise menInternational studies of history of book and reading

ConsEjo dE REdACCIón

secretariadra. dª Ana Belén sánchez prieto

Vocalesdr. d. Alfonso de Ceballos-Escalera gila, dr. d. juan Van Halen y Acedo,

dr. d. Félix martínez llorente, dr. d. luis de Cevallos-Escalera gila,Ir. Ruud van Rossem, dr. d. Rafael Feria pérez,

dr. d. Fermín de los Reyes gómez, dr. d. Antonio Carpallo Bautistay dra. dª Rosario Arquero Avilés

© de esta edición, universidad Complutense de madrid y Académie Belgo-Espagnole d’Histoire - Academia Belgo-Española de HistoriaEs propiedad. queda hecho el depósito que marca la ley.

depósito legal m-10291-2010

En las páginas de los Anales del Cincuentenario se incluyen escritos propiosy otros que están avalados por la firma de sus respectivos Autores, que son losúnicos responsables legales de las opiniones y de las tesis que expresan. la in-serción de estos textos firmados no presupone la identificación de la univer-sidad Complutense de madrid, ni de la Academia Belgo-Española de Historia- Académie Belgo-Espagnole d’Histoire, ni de la misma revista, con las tesisy las opiniones que contienen. Cualquier forma de reproducción, distribuciónpública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autoriza-ción de sus titulares, salvo expcepción prevista por la ley. diríjase a CEdRo(Centro Español de derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita foto-copiar o escanear algún fragmento de esta obra.

maquetación: pAlAFox & pEzuElA EdItoREs s.l.Impreso en España por ElECE IndustRIA gRáFICA s.l.

Reyes, monjes y sabiosEstudios internacionales de historiadel libro y de la lectura

Kings, monks and wise menInternational studies of history of bookand reading

Ana Belén sánchez prieto (directora)

Universidad Complutense de MadridAcadémie Belgo-Espagnole d’Histoire

Presentación

Aún parece que fue ayer cuando, una fría pero soleada mañana de no-viembre de 2007, Antonio Carpallo y yo nos dirigíamos en tren a toledo paraaprovechar el día en su biblioteca catedralicia, cuyas encuadernaciones artís-ticas estábamos estudiando, cuando, como de pasada, surgió en la conversaciónuna convocatoria de la universidad Complutense para organizar encuentrosinternacionales y comenté que quizá podría interesante para nuestro grupo deinvestigación organizar alguno en el futuro.

Cualquiera que conozca a Antonio Carpallo, sabe que tiene una per-sonalidad poco usual. Este hombre de gesto amable y ademán tranquilo no solorebosa energía, sino que además es capaz de contagiársela a todo aquel que sele aproxima. Y así, cuando nos despedimos en la estación de nuevo en madrid,ya teníamos un plan de trabajo y muchas ideas.

Y allí estábamos los dos, sin experiencia ninguna, pero con mucha ilu-sión; con poquísimo dinero, pero determinados a hacer valer el refrán caste-llano que dice que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Así que hablamos connuestros amigos, y estos con los suyos, y todos se pusieron manos a la obra. Ycontactamos también con personas e instituciones a las que nunca habíamosvisto.

Y, en fin, celebramos nuestro seminario, el primero de esas caracterís-ticas que se celebraba en la jovencísima Facultad de Ciencias de la documen-tación de la universidad Complutense de madrid. Y fue un éxito enparticipación y en asistencia, pero sobre todo fue un éxito por lo mucho queaprendimos todos los asistentes.

de aquel seminario nace el presente volumen de estudios. sin em-bargo, no es un volumen de actas al estilo tradicional, porque ni están todoslos que son, ni son todos los que están. Básicamente, este volumen recoge lasponencias que trataron de historia del libro y de la lectura en la Edad media yprincipios de la Edad moderna, y a ellas se ha unido algún trabajo más paracompletar el panorama.

Alejandro Rodríguez de la peña proporciona en su “Rex elucubransin libris: bibliotecas palatinas y monarcas bibliófilos en el occidente medie-val”, un excelente marco en el que situar el resto de las contribuciones (porqueal fin y al cabo en la Edad media es el Rey el que da el tono a su reino, como

espejo en el que se miran los “grandes”), al tiempo que da cuenta de la historiade la bibliofilia real en la Edad media y de su historiografía.

Rosamond mcKitterick sorprenderá con un brillante y penetrante aná-lisis sobre las posibilidades reales de conocer las bibliotecas temprano medie-vales, que resultan sorprendentemente limitadas, sobre todo si se tiene encuenta los ríos de tinta que durante ya más de un siglo han venido corriendosobre ellas.

la contribución de la profesora mcKitterick se ve complementada pormi propia aportación sobre bibliotecas monásticas, si bien con ella ya entramosen la historia de la lectura, para poner de manifiesto cómo en el monasteriotoda actividad intelectual estaba orientada a la intelección (en un sentido másmístico que racional) de la Biblia. pero a la vez esa necesidad de conocer laBiblia hace que el monje medieval se abra a las ciencias y a las artes, y que elmicrocosmos del libro se acabe convirtiendo en el microcosmos de la Biblio-teca (en el sentido moderno del término, pues en la temprana Edad media eltérmino “biblioteca” era equivalente a “Biblia”).

la otra categoría de biblioteca típicamente eclesiástica, la catedralicia,está ejemplificada por la de toledo, que presenta Ramón gonzálvez Ruiz, quela conoce mejor que nadie por haber sido su bibliotecario durante muchos años,y que reconstruye el proceso de su formación a lo largo de todo el período me-dieval, hasta el siglo xV.

Anna Adamska nos transporta al otro extremo de Europa con su “For-mación de bibliotecas catedralicias en el límite de la latinitas centro-europea(polonia, Bohemia y Hungría) en la Alta Edad media (c. 950-c.1250)” (TheFormation of Cathedral Libraries on the Edge of Central European Latinitas(Poland, Bohemia and Hungary) in the Earlier Middle Ages (c. 950-c.1250),donde encontramos – no inesperadamente – que el panorama no difiere muchodel de la península Ibérica.

Hasta este momento hemos estado instalados en un mundo totalmente(o casi) eclesiástico (con la excepción relativa de los reyes, que en la Edadmedia gozaban de un estatus quasi-sacramental). Ahora, sin embargo, la pro-fesora Elisa Ruiz nos introduce en el mundo laico y en un modo de lecturamucho más privado, presentándonos el canon de lecturas del estamento nobi-liario, que lee ya al margen de su profesión, muchas veces en su tiempo deocio y predominantemente en lengua vernácula (incluso la Biblia).

Con josé luis gonzalo llegamos al mundo del Renacimiento y de Fe-lipe II y la creación (casi por casualidad) de la impresionante biblioteca que

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aún se puede disfrutar en El Escorial, que el profesor gonzalo conoce comonadie. pero para ello nos introduce previamente en los diferentes intentos defundar una biblioteca real “de Estado” durante los reinados de los Reyes Ca-tólicos y del Emperador Carlos V, y después en las complicadas intrigas cor-tesanas con la finalidad de conseguir los libros más antiguos y apreciados parala librería real.

más o menos en la misma época nos mantiene el profesor Alfonso deCeballos-Escalera, aunque en un ambiente muy distinto, ya que su objeto deestudio es esta vez no la corte, sino la ciudad de segovia, que siendo una au-téntica capital de la industria textil, carecía de un centro de enseñanza superiorcomo salamanca o Valladolid, por lo que puede ser tomada como un caso másrepresentativo de la generalidad de las grandes ciudades de la Corona de Cas-tilla que los grandes centros universitarios. Encontramos aquí, junto a la bi-blioteca catedralicia, las distintas bibliotecas de los conventos de las órdenesmendicantes y otras, pero sobre todo cabe destacar la paciente labor del doctorCeballos-Escalera reconstruyendo las librerías privadas de numerosos letradossegovianos, tanto eclesiásticos como laicos, y tanto nobles como plebeyos; amás de los profesionales de los oficios del libro en aquella ciudad -escritores,iluminadores, encuadernadores y mercederes de libros-. Es un estudio el suyomuy transversal.

Antonio Carpallo trata de la materialidad del libro en su exterioridad,con su estudio de las encuadernaciones artísticas más antiguas de la sensacionalBiblioteca Complutense, que se remonta a los albores del siglo xVI y que conel correr del tiempo incorporaría además otras insignes y ricas colecciones.

la época de la Ilustración nos deja el magistral estudio de Fermín delos Reyes gómez sobre la espectacular biblioteca particular del bibliófilo An-drés gonzález de Barcia, un madrileño metido a político y uno de los funda-dores de la Real Academia Española.

Y, para terminar, margarita martín Velasco describe el mundo de laimprenta en Italia a principios del siglo xVIII, centrándose los impresores na-politanos que se involucraron en la vida política imprimiendo panfletos de pro-paganda en el curso de la guerra de sucesión.

Con todo esto, creemos haber cubierto prácticamente todo el espectrodel libro antiguo europeo occidental, desde la más temprana Edad media hastala Ilustración, y desde la península Ibérica a las regiones eslavas de escrituralatina; desde el proceso de factura del libro como objeto material, hasta losmodos de lectura. sin duda faltan muchas piezas para completar el mosaico

9REYES, MONJES Y SABIOS

que compone la historia del libro y de su lectura, pero esperamos que el lectoratento pueda a partir de los detalles que retratamos hacerse una idea del cuadrocompleto.

El proyecto que hoy ve la luz hecho realidad, no hubiera podido rea-lizarse sin el mecenazgo de muchas personas e instituciones, y como de biennacidos es el ser agradecidos, no quisiera desperdiciar la ocasión de hacer pú-blico mi agradecimiento. En primer lugar, a la Facultad de Ciencias de la do-cumentación de la universidad Complutense de madrid, una de esas pocastierras en la que los hijos pueden ser profetas, y por ello no quiero dejar demencionar a su entonces decano, don Fernando Ramos simón, que desde elprimer momento puso a nuestra disposición todos los medios materiales y hu-manos que estaban a su alcance. pero no solo a él, porque en el grupo de in-vestigación Bibliopegia jamás hemos encontrado nada en la Facultad salvoayuda cuando era posible, y cuando no, al menos apoyo y comprensión: losservicios informáticos y sobre todo su jefe, Bernardo garcía (a quien rendimosaquí nuestro póstumo homenaje), hicieron posible la comunicación entre losparticipantes, antes, durante y después de las conferencias; manuel Blázquezochando diseñó la página web y organizó su difusión a través de la red; losordenanzas de la Facultad se ocuparon de que no faltara nada material… sinsalir de la universidad Complutense, también quiero hacer mención de la Bi-blioteca Histórica marqués de Valdecilla, que contribuyó a la financiación yacogió por un día el seminario en su magnífica sede de la calle noviciado demadrid, y de su vicedirectora marta torres, que preparó el tereno. pero tambiéncontamos con ayudas exteriores a la universidad y sin ninguna de ellas hubié-ramos podido salir adelante: los alumnos de la Escuela de traductores e Intér-pretes Estudio sampere, de madrid, demostraron su profesionalidad en su laborde interpretación haciendo accesible al público hispanoparlante las ponenciaspronunciadas en inglés y a los participantes angloparlantes las pronunciadasen español. la Fundación Hullera Vasco-leonesa, la Academia Belgo-Espa-ñola de Historia, la editorial orbis medievali y la sociedad Cervantina de ma-drid financiaron la estancia o los gastos de viaje de los participantes extranjeros.Y por último gracias también de nuevo a la Academia Belgo-Española de His-toria y al académico don Claudio Chaqués, que de forma totalmente desinte-resada han financiado y editado este libro.

dra. Ana Belén sánchez prietoprofesora titular de la universidad Complutense

(dir.)

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Rex elucubrans in libris: bibliotecas palatinas ymonarcas bibliófilos en el Occidente medieval

MANUELALEJANDRO RODRÍGUEZ DE LA PEÑAUniversidad CEU San Pablo

Monarquía y bibliotecas en la época de las Invasionestemistio menciona en sus Orationes (4, 59d-60c) la iniciativa del se-

gundo emperador cristiano de Roma, Constancio II (imp. 337-361), de fundaruna biblioteca imperial en el año 357. según apunta guglielmo Cavallo, estainiciativa entroncaba de forma indudable con la tradición sapiencial helenísticade la Biblioteca de Alejandría, aunando fundación regia y su doble condiciónde ser a un tiempo centro de estudio y scriptorium de copia de libros. lo queparece descartado es que fuera una suerte de “biblioteca pública” diferenciadade la biblioteca palatina, ya que estamos hablando de una biblioteca situadaen el palacio imperial aunque abierta a las consultas de los doctos(1).

poco después de la muerte de Constante, Valentiniano (m. 375) se con-vertía en el primer emperador romano en establecer una comisión imperial per-manente que velara por la conservación de los libros de todas las bibliotecaspúblicas del Imperio(2). A esta medida se unió la fundación de dos “universida-des” imperiales, una en Roma y otra en Constantinopla. sin embargo, solo tresaños después de su muerte, Amiano marcelino ya se lamentaba de que en su

1

1. guglielmo CAVAllo, Introducción a Le biblioteche nel mondo antico e medievale, ed. g.Cavallo, Roma, 1988, p. xVII.2. Charles n. CoCHRAnE, Christianity and Classical Culture. A Study of Thought and Actionfrom Augustus to Augustine, nueva York, 1940, ed. esp. Cristianismo y cultura clásica, méxico,1949, p. 307. A finales de la época de los severos había desaparecido la antigua figura del pro-curator bibliothecarum cuyas funciones ahora asumía esta nueva comisión imperial (vid. lorned. BRuCE, “the Procurator bibliothecarum at Rome”, The Journal of Library History, 18,1983, pp. 143-162).

época las bibliotecas están cerradas perpetuamente, como si fueran tumbas(3).si en la Roma cristiana del decadente siglo IV todavía había veintiocho bi-bliotecas públicas, tras los sucesivos saqueos de la Ciudad Eterna en la épocade san gregorio magno apenas quedaba la biblioteca que sostenía el propiopontífice(4).

Y este negro panorama es predicable del conjunto del occidente latino.En el oscuro periodo de tres siglos que media entre la caída del Imperio Ro-mano de occidente (año 476) y el brillante renacimiento intelectual que tuvolugar durante el reinado de Carlomagno (768-814) resulta muy difícil encontrarindicio alguno de la existencia de bibliotecas palatinas en las cortes de los reyesbárbaros que se habían enseñoreado de la Romanitas.

Fue esta una época en la que los monasterios benedictinos que ibansurgiendo por todas partes fueron sustituyendo a las grandes ciudades y a losconjuntos palatinos como depositarios de las principales bibliotecas de Europa.tan solo encontramos una biblioteca palatina digna de tal nombre en funcio-namiento en el sacrum palatium de Bizancio. Y es que incluso en el caso deaquellos monarcas germánicos cultivados (como teodorico el grande en Italia,Childerico de neustria en la galia merovingia o sisebuto en la Hispania goda)que quizá pudieron haber poseído bibliotecas para su uso personal, la evidenciadocumental de su existencia permanece en las sombras del olvido más com-pleto(5).

tan solo cabe aducir una excepción a este silencio de las fuentes. unade las escasísimas evidencias documentales de la existencia de una bibliotecareal en la época de las Invasiones lo encontramos en la corte visigoda de toledoen los años del rey Chindasvinto (reg. 642-653). Esta evidencia nos la propor-

3. james W. tHompson, The Literacy of the Laity, in the Middle Ages, nueva York, 1960, p.2; g. CAVAllo, Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., p. xVIII.4. desde los tiempos del papa san dámaso (pont. 366-384) había existido una especia de bi-blioteca y archivo, pero fue san Hilarión (pont. 461-468) quien fundó la primera gran Bibliotecapontificia en san juan de letrán con dos salas, una para los libros griegos y otra para los latinos.El papa Agapito I (pont. 535-536) había intentado fundar, a instancias de Casiodoro, otra bi-blioteca y una “universidad” en la iglesia de san juan y san pablo, pero su repentino falleci-miento abortó el proyecto (vid. C. CAllmER, “die ältesten christlichen Bibliotheken in Rom”,Eranos, 83, 1985, pp. 51 y ss. y giuseppe sCAlIA, “gli archiva di papa damaso e le bibliotechedi papa Ilaro”, Studi Medievali, 18/1, 1977, pp. 39-63). 5. g. CAVAllo, Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., p. xVIII.

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ciona una carta del obispo de zaragoza, san Braulio, discípulo de san Isidoro,quien escribía hacia el 640 a uno de los más destacados intelectuales áulicosdel aula regia, el abad Emiliano de toledo, para obtener una copia del Comen-tario del Apocalipsis de Apringio de Beja. la respuesta del abad Emiliano re-sulta muy clarificadora: esta obra estaba en el armarium de un aristócrata godolaico, el conde toledano lorenzo (Laurentius), pero tras su muerte la nutridacolección libraria que había reunido se dispersó(6). El abad también refiere queha buscado esta obra en la biblioteca personal del rey Chindasvinto, sinéxito(7).

Este dato por sí solo resulta revelador de la existencia de una bibliotecapalatina del monarca visigodo, seguramente en toledo, una biblioteca quedebía ser lo bastante importante cómo para justificar las expectativas del abadEmiliano de hallar en ella el libro que buscaba. En todo caso, en esos mismosaños florecía en la propia toledo de los reyes godos una rica biblioteca dioce-sana, que sabemos manejó el metropolitano san julián y que contenía obrasde san Agustín, san Isidoro, san gregorio magno, así como de clásicos comomarcial, Virgilio, Horacio y terencio(8).

Los emperadores carolingios y sus bibliotecasLa biblioteca de Carlomagno

Con todo, no cabe duda de que el primer monarca medieval en reuniruna biblioteca de cierta importancia fue Carlomagno. Hace cuarenta años, enel curso de una exhaustiva investigación, Bernhard Bischoff reconstruyó el queconsideró que pudo haber sido el catálogo de la biblioteca palatina (Hofbiblio-

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6. manuel dÍAz Y dÍAz, «la cultura de la España visigótica del siglo VII», Caratteri delSecolo VII in Occidente, V settimane de studio del Centro Italiano di studi sull’Alto medioevo,vol. 2, Espoleto, 1958, p. 819; pierre RICHé, Éducation et culture dans l’Occident barbare (VI-VIIIe siècles), parís, 1967, p. 209.7. san BRAulIo dE zARAgozA, Epistolario, xxV y xxVI, ed. l. Riesco, sevilla, 1975,pp. 122 y 124 (apud Roger CollIns, “literacy and the laity in Early medieval spain”, TheUses of Literacy in Early Medieval Europe, ed. R. mcKitterick, Cambridge, 1990, p. 115).8. sobre esta biblioteca y en general, la cultura literaria hispanogoda, vid. manuel dÍAz YdÍAz, “la cultura en la España visigótica del siglo VII”, De Isidoro al siglo XI. Ocho estudiossobre la vida literaria peninsular, Barcelona, 1976, pp. 35 y ss.

thek) de Carlomagno, una impresionante colección libraria iniciada en el año780 que este profesor consideró como la más importante de todo el ImperioCarolingio(9), «un glorioso monumento al deseo de Carlomagno de preservarlos tesoros literarios del pasado»(10).

Ahora bien, investigadores como Claudia Villa, donald Bullough(11) yRosamond mcKitterick(12) han redimensionado en los últimos años nuestra vi-sión de la biblioteca de Carlomagno, disminuyendo su importancia. se hapuesto incluso en duda que se pueda hablar en rigor de una biblioteca palatinadel emperador, lo que quizá es llevar la revisión de la dimensión de esta de-masiado lejos.

lo que sí parece fundamentado es el cuestionamiento de una de lasfuentes documentales con las que trabajó Bischoff. Y es que el manuscrito(deutsche staatsbibliothek preussische Kulturbesitz diez B. sant. 66, Ber-lín)(13) con la lista de libros analizado por Bischoff en su día como el posiblecatálogo de libros raros de su biblioteca, reunidos en un periodo anterior a laerección del palacio de Aquisgrán(14), ha resultado ser, según ha demostradoClaudia Villa, un documento que describe libros de la biblioteca catedraliciade Verona que, además, no tiene exactamente las características de un catálogo

9. Vid. Bernhard BIsCHoFF, “the Court library of Charlemagne”, Manuscripts and Librariesin the Age of Charlemagne, Cambridge studies in palaeography and Codicology, vol. 1, ed. m.gorman y B. Bischoff, Cambridge, 1994, pp. 56-75 (versión definitiva en inglés de “die Hof-bibliothek Karls des grossen”, Karl der Grosse: Lebenswerk und Nachleben, vol. 2, düsseldorf,1965, pp. 44-62).10. B. BIsCHoFF, Libraries and Schools in the Carolingian Revival of Learning, art. cit., p.94.11. Vid. donald BullougH, “Charlemagne’s Court library revisited”, Early Medieval Eu-rope, 12, 2003, pp. 339-363.12. Rosamond mCKIttERICK, History and memory in the Carolingian World, Cambridge,2004, pp. 208-210 y Charlemagne. The Formation of a European Identity, Cambridge, 2008,pp. 345-350.13. también conocido como Codex Diezianus. Vid. B.l ullmAnn, “A list of classical man-uscripts (in an eighth-century codex) perhaps from Corbie”, Scriptorium, 8, 1954, pp. 24-37.la transcripción definitiva del manuscrito ha sido realizada por michael goRmAn (vid. “peterof pisa and the Quaestiunculae Copied for Charlemagne in Brussels II 2572: With a note onthe Codex Diezianus from Verona”, Revue Bénédictine, 110 2000, p. 238-260).14. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., pp. 64-69 y 71-72 y Librariesand Schools in the Carolingian Revival of Learning, art. cit., p. 95.

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de biblioteca, sino más bien de una colección de textos de apoyo para la do-cencia(15).

Entre los libros que, si aceptamos la tesis de Claudia Villa, quedaríanfuera de la biblioteca del emperador estarían obras de Virgilio, Horacio, Cice-rón, tíbulo, lucano, terencio, juvenal, Claudiano, marcial, julio Víctor, sa-lustio y Catón. Con todo, esto tan solo nos quita la seguridad ofrecida porBischoff de la presencia en la colección de Carlomagno de estos libros en con-creto, lo que no implica que no podamos hablar de una biblioteca palatina, pormuy redimensionada que esté.

sea como fuere, lo que hoy nadie pone en cuestión es que Carlomagnoposeyera una cantidad importante de libros, otra cosa es que fuera tan relevantecomo para recibir el apelativo de “biblioteca palatina”. por ejemplo, sabemos,a través de su biógrafo Eginardo, que al emperador le placía la lectura del DeCivitate Dei de san Agustín (que le leían durante la cena) y de las antiquorumres gestae (libros de historia de la Antigüedad), mencionando a propósito delas disposiciones testamentarias del propio Carlomagno el hecho de éste habíareunido “una gran cantidad de libros en su biblioteca” (de libris, quorum mag-nam in bibliotheca sua copiam congregavit)(16).

por otro lado, de un pasaje del poema latino introductorio de Wigbodde tréveris* a sus Comentarios del octateuco (Quaestiones in Octateuchum;c.775-800) se puede inferir, siguiendo a Bischoff, que Carlomagno ordenóhacia el año 780 buscar y reunir libros raros u olvidados de la Antigüedad pro-cedentes de todos los rincones de sus dominios, aunque Wigbod bien pudierareferirse tan solo a las obras de los santos padres. Estos son los versos: ¿quiénpuede incluso enumerar la colección de libros que vuestra sentencia ha reu-

15REYES, MONJES Y SABIOS

15. Vid. Claudia VIllA, “la tradizione di orazio e ‘la biblioteca di Carlo magno’: per l’elencodi opere nel codice Berlin diez. B. 66”, Formative Stages of Classical Traditions: Latin Textsfrom Antiquity to the Renaissance, Espoleto, 1996, pp. 299-322 y “die Horazüberlieferung unddie “Bibliothek Karls des großen”: zum Werkverzeichnis der Handschrift Berlin, diez B. 66”,Deutsches Archiv, 51, 1995, pp. 29-52.16. EgInARdo, Vita Karoli, c. 33: Similiter et de libris, quorum magnam in bibliotheca suacopiam congregavit, statuit, ut ab his qui eos habere vellent, iusto pretio fuissent redempti,pretiumque in pauperibus erogatum (vid. matthew InnEs, “Charlemagne’s Will: piety, politicsand the Imperial succession”, English Historical Review, 112, 1997, pp. 833–55).* posible procedencia, aunque todavía es solo una conjetura.

nido juntos, procedentes de diversas regiones y que han renovado la herenciaescrita de los Santos Padres?(17).

también resulta interesante apuntar que la biblioteca de Carlomagnono estaba destinada exclusivamente al uso del soberano sino que estaba a dis-posición de todos los clérigos y estudiosos que habitaban en palacio. Y es que,tal y como ha señalado Anita guerreau, en el periodo carolingio asistimos auna gran circulación de manuscritos, que fueron objeto de préstamos, dona-ciones e intercambios entre sus poseedores, siendo la posesión individual deun libro perfectamente compatible, en el seno de las instituciones eclesiásticas,con la utilización en común del armarium(18).

En cuanto a determinar cuál era exactamente su contenido, empresaacometida por vez primera en el año 1957 por Bernhard Bischoff y que fue re-visando en diferentes ocasiones, lo cierto es que tan solo tenemos algunos datosaislados y resulta difícil establecer su tamaño real. Además, no podemos de-terminar qué libros eran para el uso personal del emperador y cuáles para elde su círculo palatino, así como el papel que los diferentes palacios del empe-rador, ya que permanece abierta la posibilidad de una biblioteca previa a laconstrucción del palacio de Aquisgrán o posterior a este, así como una biblio-teca centralizada en una única sede física en Aquisgrán o acaso dispersa endistintas residencias imperiales como Ingelheim, Ratisbona o Worms(19).

de una carta de Alcuino de York fechada en el año 798 se deduce quela Historia Naturalis de plinio se encontraba también in armario imperiali.de otra epístola se infiere, asimismo, que pudo consultar la Altercatio HadrianiAugusti et Epicteti philosophi en la biblioteca palatina(20). por otro lado, a partirde referencias indirectas en las obras de pedro de pisa y pablo el diácono sepuede inferir que se podían encontrar en palacio las obras de los gramáticosdonato, diomedes y pompeyo Festo (de las que el propio pablo el diáconorealizó un epítome que envió a la biblioteca palatina), los Carmina de Enodio

17. Quis saltem poterit seriem enumerare librorum / quos tua de multis copulat sententia terris/ sanctorum renovans patrum conscripta priorum (WIgBod, Quaestiones in Octateuchum,monumenta germaniae Historica, poetae, I, p. 95; d. BullougH, Charlemagne`s Court Li-brary, art. cit., p. 340).18. A. guERREAu-jAlABERt, La renaissance carolingienne: modèles culturels, art. cit., p.19.19. R. mCKIttERICK, Charlemagne, op. cit., pp. 347-350.20. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 347.

16 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

de pavía, las obras bucólicas del galorromano Rutilio namaciano y el latinoCalpurnio, el Cynegeticon de gratius y las Silvae de Estacio(21). del mismomodo, de un poema dedicatorio del escriba áulico godescalco (año 783) sepuede deducir que la Mensuratio Orbis (un antiguo manual escolar de geogra-fía basado en el mapa de Agripa) también pudo haber sido copiada para el em-perador, así como el Liber Medicinalis de quinto sereno(22).

los papas Adriano I y león III contribuyeron al acrecentamiento dela biblioteca palatina de Aquisgrán con el envío desde Roma primeramente dela Collectio de canónes del siglo VI conocida como Dionysio-Hadriana año774)(23), el primer códice poseído por Carlomagno del que hay evidencia docu-mental(24) y posteriormente del Liber Pontificalis(25). Bischoff consideró autén-tica una lista de libros regalados al emperador en el año 805 por el papa leónIII que incluía un comentario de las epístolas paulinas debido a san Clementede Alejandría y dídimo el Ciego, un comentario de la Epístola a los Hebreosde san juan Crisóstomo y, finalmente, un comentario de orígenes a la Epístolaa los Romanos(26). también se unió a estas donaciones de códices el abad teo-demaro de montecassino (m. 797), quien remitió al emperador el codex au-thenticus (autógrafo de san Benito de nursia) de la Regula Sancti Benedicti.otro abad, Adán de masmünster, hizo llegar a Carlomagno un manuscrito dela anteriormente mencionada Grammatica de diomedes(27).

Alcuino de York también tuvo arte y parte en la provisión de fondoslibrarios para el armarium de su regio discípulo. Habiendo sido él mismo bi-bliotecario de York en su juventud, no tuvo especiales dificultades en conseguirel epistolario de séneca, el comentario de las diez Categoriae de Aristótelesque hizo el pseudo-Agustin, una copia de la Biblia Vulgata, el Periermeneias

17REYES, MONJES Y SABIOS

21. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 346.22. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., p. 57 y d. BullougH,Charlemagne`s Court Library, art. cit., pp. 346-347.23. sobre esta importante Collectio canónica, vid. Hubert moRdEK, «Dyonisio-Hadriana undVetus Gallica: Historische geordnetes und systematisches Kirchenrecht am Hofe Karls desgrossen», Zeitschrift der Savigny�Stiftung für Rechtsgeschichte, 56, 1969, pp. 39-69.24. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 344.25. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., pp. 58-59.26. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., pp. 58-59 y d. BullougH,Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 352.27. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., p. 60.

de Apuleyo, el comentario del Periermeneias de Aristóteles que escribió Bo-ecio y el Libellus Annalis de san Beda el Venerable (un poema sobre el cóm-puto eclesiástico)(28).

obras que estaban en el armarium imperial pero de las que se desco-noce su procedencia son las Institutiones de Casiodoro (solo el libro II), lasEtymologiae de san Isidoro (el libro I), el De Doctrina Christiana de sanAgustín (quizá dentro de un códice con una recopilación de pasajes de algunasde sus obras menores), el Excerptum de IV Elementis, el Carmen de Ventis,los Carmina Figurata de optaciano porfirio, un excerptum de las obras de Bo-ecio, el In Laudem Iustini de Flavio Cresconio Coripo, el tratado exegético dejulián de toledo conocido como Anticeimenon, el De Grammatica de marioVictorino, un comentario del De Centum Metris del gramático servio Aquilino,el De Inventione de Cicerón y la Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum desan Beda el Venerable (copiada en el scriptorium palatino para el emperadoren torno al 800)(29). donald Bullough sugiere que también resulta probable queestuviera disponible en la biblioteca de Carlomagno una obra tan influyenteen el mundo carolingio como el De Consolatione Philosophiae de Boecio(30).

por supuesto, además de todas estas obras del pasado, muy raras y di-fíciles de encontrar en su tiempo, hay que añadir a este elenco buena parte dela producción literaria y teológica de la época, que era remitida a palacio. Y esque casi todas las obras de Alcuino de York, los Libri Carolini, los opúsculosde teodulfo de orléans, pablo el diácono, paulino de Aquilea o dungalo depavía, así como los poemas de Angilberto de saint-Riquier debían figurar enel catálogo del armarium del emperador.

podemos concluir, por tanto, que Carlomagno, primordialmente inte-resado en la Apologética cristiana y los santos padres, también tuvo acceso aun cierto número de obras de la Antigüedad Clásica, tanto literarias como fi-losóficas. particularmente interesante resulta el hecho de que el emperador,imbuido de su papel de Rey filósofo gracias a la influencia que sobre él ejercía

28. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., pp. 61 y 64; de una epístola deAlcuino de York se puede deducir que el De Anima de san Agustín se encontraba en la bibliotecaregia (Epistolae, patrologia latina, 101, col. 645).29. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., pp. 351-359. A los que acaso quepaañadir, si Bullough está en lo cierto en sus conjeturas, el De Architectura de Vitrubio, el De Na-tura Rerum de Beda el Venerable y las Décadas de tito livio.30. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 351.

18 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

Alcuino de York, tuviera acceso a obras con un discurso sapiencial como lasde Casiodoro, Boecio o san Clemente de Alejandría(31).

Con todo, donald Bullough ha subrayado el hecho de que la bibliotecapalatina de Carlomagno estuviera sobre todo poblada por manuales de uso es-colar y que seguramente había varias abadías en Inglaterra y ambos lados delrío Rhin con bibliotecas mejor nutridas que la de Aquisgrán(32). En cualquiercaso, la biblioteca de Carlomagno contribuyó, sin duda, a la preservación debuena parte del legado literario clásico y patrístico.

La biblioteca de Luis el Piadoso.Como veíamos anteriormente, Eginardo relata en su Vita Karoli que

el fallecimiento de Carlomagno fue seguido de la dispersión de los códicescontenidos en su biblioteca, siendo vendidos a particulares de cara a subvenira las necesidades de los pobres(33), ya que, al parecer, no eran de gran interéspara su sucesor, quien podría haberse hecho fácilmente con ellos y sólo recu-peró los Libri Carolini, la Mensuratio Orbis, las obras de Alcuino de York y laRegla de San Benito(34).

Esta dispersión del legado librario de Carlomagno coincidió con elfinal abrupto de la producción de manuscritos (cuyas miniaturas eran de unacalidad artística sin igual en el resto del imperio) en el scriptorium palatino(35),una coincidencia cuyo cese parece indicar que, con luis el piadoso, la cortede Aquisgrán abdicó de buena parte de su papel de liderazgo en la vida culturaldel imperio. Además, parece ser que luis aborrecía las obras literarias de losautores grecolatinos que había leído en su niñez en la schola palatina en losdías de Alcuino de York, en la que era preceptiva la enarratio poetarum(36). En

19REYES, MONJES Y SABIOS

31. manuel Alejandro RodRÍguEz dE lA pEÑA, Los reyes sabios. Cultura y poder en laAntigüedad Tardía y la Alta Edad Media, madrid, 2008, pp. 427-440.32. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 363.33. EgInARdo, Vita Karoli, c. 33, loc. cit.34. Bernhard BIsCHoFF, «the Court library under louis the pious», Manuscripts and Li-braries in the Age of Charlemagne, op. cit., p. 77, n.º 11 (ed. ingl. de «die Hofbibliothek unterludwig der Frommen», Medieval Learning and Literature: Essays Presented to Richard W.Hunt, ed. j.j.g. Alexander, oxford, 1977, pp. 3-22).35. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., p. 77.36. tHEgAn dE tRéVERIs, Carmen XIX, ed. m.g.H. scriptores, t. 2, p. 594 (apud B.BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., p. 77, n.º 8).

esta actitud de luis el piadoso se vislumbra, sin duda, una ruptura con el di-dascalismo de la Academia palatina de Aquisgrán en los tiempos de su padre.

Empero, tanto Bernhard Bischoff como josef Fleckenstein han insis-tido en que los factores de continuidad cultural fueron más fuertes que los deruptura durante este período. En concreto, Bischoff menciona algunos hechosque pueden contribuir a revalorizar el perfil sapiencial de ludovico pío(37).Como, por ejemplo, el mismo hecho de que el emperador designara a un palatiibibliothecarius en la persona del monje alemán gerward de lorsch (circa 814-828), quien parece que participó en la redacción de los Annales de xanten(38).

En este sentido, resulta significativo que la función de bibliotecariopalatino fuera considerada lo suficientemente importante por el emperadorcomo para que gerward de lorsch suscribiera como confirmante los diplomasimperiales junto a otros oficiales de palacio, tales como el hostiarius o el man-sionarius.

Además, hay que considerar el gran número de obras que engrosaronla biblioteca de luis el piadoso, sin contar las que le dedicaron los intelectualesde su tiempo (como el De Laudibus Sanctae Crucis de Rábano mauro o el DeSpiritu Sancto de teodulfo de orléans). Entre ellas cabe mencionar el De Doc-trina Christiana, el De Genesi contra Manicheos y el De Genesi ad litteramde san Agustín, el Epitome Iustinii, el Epitome Aegidiana, el Epitome Iuliani,las Epistulae Morales de séneca, la Historia Naturalis de plinio, el Peri Ar-chon de orígenes de Alejandría (en la traducción latina de Rufino de Aquilea),las obras filosóficas de Apuleyo, un Tractatus de san Cipriano de Cartago, losCarmina de sidonio Apolinar, las obras del gramático mario Victorino, el Cor-pus Agrimensorum Romanorum, las obras de marciano Capella, las Epistulaead familiares de Cicerón, así como un compendio de leyes que incluía la LexRipuaria, la Lex Salica, la Lex Burgundiorum y la Lex Visigothorum(39).

37. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, loc. cit., y j. FlECKEnstEIn,Die Hofkapelle der deutschen Könige (I), op. cit., p. 231 y ss. también Rudolf sCHIEFFER haapostado por revalorizar la política cultural de luis el piadoso (vid. «ludwig der Fromme. zurEntstehung eines karolingischen Herrscherbeinamens», Frühmittelalterliche Studien, 16, 1982,pp. 58-73).38. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., p. 78; Heinz lÖWE, «stu-dien zu den Annales Xantenses», Deutsches Archiv, 8, 1950, p. 88 y ss. 39. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., pp. 79-91, y Librariesand Schools in the Carolingian Revival of Learning, art. cit., pp. 97-98.

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un elenco considerable de códices, una «cantidad inmensa de libros»como la describía Rábano mauro en el año 829, que no tiene mucho que envi-diar al de su padre si bien no lo supera. Con todo, el tono general de estas obras(a excepción de las de marciano Capella) es menos didascálico y de contenidomás piadoso que el de las del armarium de Carlomagno.

Con todo, luis el piadoso mostró una cierta preocupación legislativapor el cuidado de las bibliotecas. Así, en una encíclica imperial dirigida a losarzobispos del Imperio carolingio en el año 817, ludovico pío insistía en laimportancia que para el episcopado tenía el don de la ciencia así como en lacuidadosa preservación del legado de las bibliotecas, de forma que se corri-gieran los textos «transcritos con negligencia»(40). A la muerte del emperador,su hermanastro el arzobispo de metz, drogón (hijo bastardo de Carlomagno),se haría cargo de la distribución de los numerosos códices de la biblioteca pa-latina de luis el piadoso, por encargo de éste en su lecho de muerte(41).

Los hijos de Luis el Piadoso y sus bibliotecasAl menos seis ricos códices carolingios conservados en la actualidad

(un sacramentario, un salterio y cuatro Evangelios) proceden del scriptoriumdel hijo mayor de luis el piadoso, el emperador lotario, un gobernante defuertes inquietudes intelectuales que no se separaba ni siquiera en sus campañasmilitares de su rica biblioteca. En su scriptorium trabajaba un pequeño grupode escribas, aunque no se sabe si de forma estacional o permanente. de los seiscódices antes mencionados nos consta que estaban destinados al uso personalde lotario al menos tres de ellos(42). no podemos tampoco dejar de citar la pre-sencia en el aula regia de lotario en la ciudad lombarda de pavía de todo unequipo de notarios y escribas.

que, en efecto, lotario fue un gobernante que amaba los libros lo re-velan la dedicatoria de varios tratados exegéticos (sobre los libros de jeremías

21REYES, MONJES Y SABIOS

40. luIs El pIAdoso, Encyclica ad archiepiscopos, ed. g.H. pertz, Ludovici I Capitularia,op. cit., p. 220.41. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., p. 92.42. Rosamond mcKIttERICK, “Royal patronage of culture in the Frankish Kingdoms underthe carolingians: motives and consequences», Committenti e produzione artistico-letterarianell’Alto Medioevo occidentale, xxxIx settimane de studio del Centro Italiano di studi sul-l’Alto medioevo, Espoleto, 1991, p. 105.

y Ezequiel, este último a petición expresa del emperador) por parte del abadde Fulda, Rábano mauro, en el prefacio de uno de los cuales éste alude a lalectura competente de ellos por parte del emperador(43). su propio preceptor,el maestro irlandés Clemente, le dedicaría su Ars Grammatica, con un poemadedicatorio que alude al interés de lotario por la sabiduría de los antiguos(44).

Ahora bien, de entre los hijos de luis el piadoso fue sin duda Carlosel Calvo (reg. 840-877) el que demostró una mayor pasión por los libros. noen vano, Carlos el Calvo surge ante nuestra mirada como un verdadero Rexlitteratus, un auténtico príncipe del renacimiento carolingio según la plásticadefinición acuñada por el profesor Wallace-Hadrill, quien le ha caracterizadocomo «el personaje más grande de su dinastía si exceptuamos a su abuelo, Car-lomagno. piadoso, reservado, implacable, sofisticado, autoritario, un auténticopríncipe del renacimiento y, por ello, un hombre peligroso en cualquiercaso»(45). En este sentido, resulta muy indicativo el hecho de que más de cin-cuenta obras sobre diferentes cuestiones le fueron dedicadas a lo largo de sulargo reinado(46).

Estos son, sumariamente, los escasos datos disponibles sobre la exis-tencia de una biblioteca palatina de Carlos el Calvo: a/ en el capitular dequierzy (14 de junio del año 877) el monarca franco, dentro de sus disposi-ciones testamentarias, establecía que sus libros debían ser divididos entre sushijos y sus dos monasterios favoritos (saint-denis y santa maría de Com-piègne); b/ la bibliotheca real es mencionada en un poema latino dedicado alRey en el preámbulo de la llamada Biblia Viviana; y c/ en las actas del sínodode ponthion (año 876) se alude al abad Hilduino de saint-Bertin como abbaset bibliothecarius. teniendo en cuenta que era capellán y notario palatino, sepuede inferir que era bibliotecario palatino del rey Carlos, ya que no tiene sen-tido que lo fuera del cenobio del que ya era abad(47).

Y es que, si bien es cierto que en la cancillería de Carlos el Calvo flo-recieron un cierto número de clérigos instruidos, tales como pardulo, obispo

43. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 30-31.44. B. BIsCHoFF, Libraries and Schools in the Carolingian Revival of Learning, art. cit., p.98.45. john michael WAllACE-HAdRIll, «A Carolingian Renaissance prince: the EmperorCharles the Bald», Proceedings of the British Academy, 64, 1978, p. 155.46. pierre RICHé, Les carolingiens. Une famille qui fit l’Europe, parís, 1983, p. 321.47. Rosamond mCKIttERICK, “Charles the Bald (823-877) and his library: the patronage oflearning”, English Historical Review, 95, 1980, p. 28.

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de laon, luis, abad de saint-denis o Ebroin, obispo de poitiers, sin duda, elmás interesante de ellos fue este bibliothecarius, el monje Hilduino, sucesordel gran Alcuino de York en la abadía de san martín de tours y posteriormenteabad de saint-Bertin y saint-germain des prés.

En la nutrida biblioteca de Carlos el Calvo hay constancia documentalde que se encontraban obras tales como el De Arithmetica de Boecio (regalodel propio Hilduino, había sido copiado en el scriptorium de tours), algunasobras menores de san Agustín (expresamente copiadas en un scriptorium parael Rey), el Epitome Rei Militaris de Vegecio (en una edición del obispo Fre-culfo de lisieux especialmente dedicada al monarca), el Epitome de Caesari-bus de Aurelio Víctor, el De Coelesti Hierarchia del pseudo-dionisioAreopagita (en la traducción latina de Escoto Erígena), el De Cultu Imaginumde jonás de orléans y la Vita Karoli de Eginardo(48).

por supuesto, seguramente otras muchas obras de las cuales no ha que-dado constancia documental poblarían sus estantes, teniendo en cuenta ademásque también se encontrarían entre sus anaqueles obras dedicadas al propio Reyfranco como el Chronicon de Freculfo de lisieux o el de Dissensionibus fi-liorum Hludowici Pii de nitardo de saint-Riquier, así como al menos otrosdieciocho libros que le fueron dedicados por intelectuales como juan EscotoErígena, el arzobispo Hincmar de Reims, Ratramno de Corbie, Heirico de Au-xerre o el abad de Corbie, pascasio Radberto(49).

En contraste con el erudito Carlos el Calvo, su hermanastro luis elgermánico aparenta ser un príncipe guerrero sin excesivas inquietudes inte-lectuales. pero solo a primera vista ya que luis el germánico no fue un patánni un Rex illiteratus. Al menos si prestamos atención al hecho de que poseyerauna importante biblioteca, tal y como apunta Bernhard Bischoff(50). no deja deser relevante, en este sentido, el hecho de que el abad Rábano mauro le dedi-cara su enciclopédico De Universo sive De Rerum Natura y que el propio luisel germánico le solicitara un comentario del Libro de Jeremías para encontrarreposo de los tumultos políticos en la lectio divina(51).

23REYES, MONJES Y SABIOS

48. R. mCKIttERICK, Charles the Bald and his library, art. cit., pp. 31-32, 35-36 y 40-41.49. R. mCKIttERICK, Charles the Bald and his library, art. cit., pp. 30 y 32-33.50. Vid. Bernhard BIsCHoFF, «Bücher am Hofe ludwig des deutschen und die privatbiblio-thek des Kanzlers grimalt», Mittelalterliche Studien, vol. 3, pp. 187-212.51. pierre RICHé, L’Empire carolingien (VIIIe�IXe siècles), parís, 1973, p. 268.

A partir del prefacio de estas obras se deduce de forma irrefutable queestas dedicatorias no eran meros formalismos y que el soberano alemán real-mente leía con atención estas obras e incluso las debatía con sus clérigos áu-licos para enmendarlas: os envío este opúsculo, nobilísimo rey Luis, para quelo leáis y lo examinéis... si algo encontrarais que deba ser corregido, vos uotros, ya que tenéis con vosotros lectores muy expertos, achacadlo a mi impe-ricia y mi fragilidad(52).

Emperadores y bibliotecas en el Reich otónidaCuriosamente, a pesar de su falta de interés por el mecenazgo, dos de

los sucesores de luis el germánico en el trono teutónico, Arnulfo de Carintiay Conrado I (911-919), fueron protagonistas de incidentes relacionados con lasustracción de libros a bibliotecas monásticas. de esta forma, sabemos que Ar-nulfo fue reprendido por el abad de Fulda por sustraer de la biblioteca monás-tica un Evangelario, situación por la que también pasó Conrado en la abadíade saint-Emmeran de Ratisbona(53).

Con todo, tenemos que esperar al reinado de otón II para encontrarde nuevo un monarca alemán interesado en los libros. otón II ha sido definidopor pierre Riché como un gobernante que «pretendía ser un emperador lúcidoy sabio, protector de los intelectuales»(54). Habiendo recibido una educaciónesmerada en las letras latinas y quizá las griegas, el emperador otón II era unauténtico bibliófilo. En efecto, de creer al monje Ekkehard, sus visitas a la bi-blioteca de la abadía de saint-gall eran temidas por los monjes, ya que «to-maba prestados» gran número de códices en latín y griego(55).

Aún más cultivado que otón II fue su hijo y sucesor otón III. El monjecronista francés del siglo xI Ademar de Chabannes lo define como un empe-

52. Quod etiam opusculum tibi, rex nobilissimus Hludowice... ad legendum et ad probandumdirexi... si quid autem aliter per te vel eos, tecum habes peritissimos lectores, positum repereris,ignoscas imperitiae meae atque fragilitati (apud j.W. thompson, Literacy and the Laity, op.cit., p. 43, n. 39).53. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 82.54. pierre RICHé, Gerbert d’Aurillac, le Pape de l’an mil, parís, 1987, ed. esp. Gerberto. ElPapa del Año Mil, madrid, 1990, p. 51.55. según relata EKKEHARd en su Casus Sancti Galli (c. 147); apud Kart j. lEYsER, Com-munications and power in Medieval Europe, londres, 1994, pp. 151-152.

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rador-filósofo: imperator qui philosophiae intentus(56). Educado entre mujerescultas y refinadas como su madre, su abuela y sus tres hermanas, fue un hombrea un tiempo sensible y místico, penitente habitual y uno de los mayores patro-cinadores de las artes plásticas de toda la Edad media(57). su biblioteca palatinafue más importante que cualquier otra que hubiera reunido un monarca alemánen el siglo x, contando con un mínimo de cuarenta y cuatro códices, la mayoríaprocedentes de scriptoria italianos y algunos de las bibliotecas palatinas caro-lingias. de entre ellos cabe destacar la presencia de obras de plinio (la NaturalisHistoria), tito livio (las Historiae), séneca (sus Epistolae), quintiliano, sanFulgencio, san Agustín (el De Haeresibus), prisciano, orosio, san Isidoro desevilla, Casiodoro (las Institutiones), Boecio (comentario del Isagogus de por-firio), juan Escoto Erígena, Heirico de Auxerre, pascasio Radberto e Hincmarde Reims (la Vita Sancti Remigii)(58).

Curiosamente, no hay presencia alguna de códices en lengua griega ode autores bizantinos a pesar de que sabemos que juan philogatos, cuando erapreceptor del emperador, le regaló varios libros en esta lengua. Además, quesepamos, el joven emperador encargó al scriptorium de la abadía de Reichenaula elaboración de cuatro códices para su biblioteca personal. Estos suntuososcódices incluyen los Cuatro Evangelios, el Cantar de los Cantares, el Librode Daniel (comentado) el Libro de los Proverbios y el Libro de Isaías (conglosa). también parece que el códice del Apocalipsis de Bamberg fue com-puesto a petición de otón III(59).

de entre los obsequios de libros que recibió el emperador conocemoslas Historiae de Richer de Reims (regalo del propio autor), un códice de Boecio(regalo del obispo Bernardo de Hildesheim), el De Natura Rerum de san Isi-doro de sevilla y el De Arithmetica de Boecio (ambos regalo de gerberto deAurillac). Este último había pertenecido al rey Carlos el Calvo sin que sepamoscómo acabó en manos de gerberto. Además, conocemos una serie de manus-

25REYES, MONJES Y SABIOS

56. AdEmAR dE CHABAnnEs, Chronicon, III, 31, M.G.H. Scriptores, vol. 4, p. 129 (apudj. W. thompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 84 y 103, nota 25).57. josef FlECKEnstEIn, Early Medieval Germany, Amsterdam, 1978, p. 159.58. Florentine mutHERICH, «the library of otto III», The Role of the Book in Medieval Cul-ture, ed. peter ganz, turnhout, 1986, vol. 2, pp. 11-26; Rosamond mCKItERICK, “Continuityand Innovation in tenth-Century ottonian Culture”, Intellectual Life in the Middle Ages: Essayspresented to Margaret Gibson, ed. lesley smith, londres, 1992, p. 16, y “ottonian IntellectualCulture and the Role of teophanu”, Early Medieval Europe, 2, 1993, pp. 60-61.59. R. mCKIttERICK, Ottonian Intellectual Culture, art. cit., p. 59.

critos que manejaban los clérigos de la capilla palatina de otón. Entre ellosdestacan las Institutiones de justiniano, varios códices de derecho Canónicoy las Decretales pseudo-isidorianas(60).

Enrique II, el último de los emperadores sajones, fue un digno sucesorde otón III en lo que respecta a su condición de emperador-filósofo. destinadoen su juventud a la carrera eclesiástica por lo que, naturalmente, recibió unaeducación en las Artes liberales, primero en la abadía de Hildesheim y despuésen Ratisbona. todo apunta a que Enrique II podía leer latín con facilidad ytenía cierta reputación como bibliófilo. Así, cuando fundó la que sería luegosu diócesis favorita, Bamberg, proveyó a su catedral de una magnífica biblio-teca, a la que hay que añadir su propia biblioteca personal. El meollo de su bi-blioteca palatina lo formaron los libros que heredó de otón III, completadoscon los libros que Enrique II heredó de su maestro, el obispo Wolfgang de Ra-tisbona. pero, sin duda, los códices más valiosos de su biblioteca, donadosluego a la catedral de Bamberg, los adquirió durante su expedición al sur deItalia en 1022(61).

por otro lado, a pesar de esta brillante saga de imperatores litterati ya diferencia de lo que sucede con el mundo carolingio, no hay evidencia algunade patronazgo directo por parte de los emperadores otónidas de grupos de es-cribas asociados de forma permanente a la corte imperial. no hubo una pro-ducción libraria estrictamente asociada al apoyo económico de la Realeza yen las bibliotecas de los emperadores otónidas apenas había libros copiadosen scriptoria alemanes.

Realeza feudal y bibliotecasguglielmo Cavallo distingue para el periodo feudal entre bibliotecas

monásticas, bibliotecas señoriales, propia de los bellatores, y “bibliotecas deEstado” (biblioteche di Stato)(62). Estas últimas se distinguirían de las bibliote-cas señoriales (cuyo origen estaría en las bibliotecas de la aristocracia laicacarolingia(63) y que cuajarían definitivamente en el siglo xII) no por su propie-

60. R. mCKIttERICK, Ottonian Intellectual Culture, art. cit., pp 61-62.61. j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 84.62. g. CAVAllo, Introducción a Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., pp.xVIII-xIx y xxVI-xxVII.63. Vid. pierre RICHé, «les bibliothèques de trois aristocrates laïcs carolingiens», Le MoyenAge, 69, 1963, pp. 87-104.

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tario, ya que las bibliotecas de muchos reyes feudales se ajustaron a un modeloseñorial, sino por sus características propias.

la biblioteca señorial de la época feudal pertenece a un ámbito estric-tamente privado, sus contenidos suelen ser muy restringidos, o bien devocio-nales o bien de entretenimiento (literatura caballeresca sobre todo)(64), suscódices están celosamente custodiados en un armarium cerrado, fácilmentetransportable (biblioteca itinerante). la idea de tesaurización y custodia celosadel libro está presente, ya que no hay un espacio de lectura ni política biblio-tecaria o proyecto cultural alguno(65).

por el contrario, la “biblioteca de Estado” (o palatina), cuyo primerejemplo medieval es la biblioteca de Carlomagno, es un lugar semi-público,abierto a la consulta de los intelectuales del entorno palatino, está custodiadapor un bibliotecario, además de la literatura piadosa, teológica y exegéticaacoge códices con contenidos escolásticos y de autores de la Antigüedad Clá-sica además de un gran número de crónicas, es decir, es reflejo de un ciertoproyecto cultural, por difuso que este sea.

lo cierto es que la mayor parte bibliotecas de los reyes feudales enca-jan mejor en el modelo de biblioteca señorial que en el de “biblioteca de Es-tado”, como no podía ser de otra manera, dada la condición esencialmentenobiliaria, de primus inter pares de la Realeza feudal. si muchos monarcas dela Feudalidad no se distinguieron por sus hábitos sociales y mentalidad de laaristocracia de sus reinos, sus bibliotecas no iban a escapar a esta dinámica.

solo el luminoso renacimiento del siglo XII comenzaría a alterar algoesta realidad, preparando el advenimiento de las bibliotecas de Estado del Re-nacimiento Italiano. En efecto, al mismo tiempo que se producía una mutaciónde la Realeza feudal gracias a la recepción del derecho Romano y de los mo-delos políticos de la Antigüedad Clásica, los príncipes del occidente latinoiban a convertirse en muchos casos en reges litterati ávidos de cultura libresca.Este fenómeno, que ha sido definido como la clericalización de la Realeza feu-dal (en el sentido de la ecuación acuñada por Herbert grundmann: laicus=in-

27REYES, MONJES Y SABIOS

64. por ejemplo, conservamos un catálogo de la biblioteca de un noble laico francés de comien-zos del siglo xIV, el señor de la Ferté en ponthieu. El catálogo incluye 46 volúmenes, de loscuales solo seis son obras en latín. El resto eran romances épicos y obras piadosas en lenguavernácula.65. g. CAVAllo, Introducción a Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., p.xxVII.

litteratus / clericus=litteratus)(66) sacó a los monarcas de las filas de los laicos,de los bellatores, para situarles en una esfera intermedia entre el clero y la no-bleza. Y esto afectó a todos los ámbitos de la sociedad de corte, también a lasbibliotecas.

también cabe insistir en que la cultura literaria y la alfabetización delos laicos de la plena Edad media también tuvieron su origen en el crecimientode la burocracia y la administración y no solo en un deseo abstracto de educa-ción y literatura. Aún con todo, este proceso de transformación de las “biblio-tecas señoriales” de los reyes en bibliotecas palatinas sería muy lento y solo laproliferación de “bibliotecas de Estado” durante el Quattrocento le dará tér-mino.

Las bibliotecas y los príncipes en la Francia capetaEn el siglo xI francés hubo duques y condes que sobrepasaron a los

reyes por el tamaño de sus bibliotecas y su cultura personal. En este sentido,Ademaro de Chabannes nos brinda en su Chronicon un vivido retrato sapien-cial de uno de los más destacados de entre ellos: el duque de Aquitania, gui-llermo V el grande (duc. 993-1030). El duque había recibido instrucción enletras latinas en su juventud, conocía las sagradas Escrituras y tenía una granbiblioteca en su palacio. Cuando se lo permitían los asuntos de gobierno dedi-caba su tiempo a la lectura e incluso pasaba las noches de invierno en vela le-yendo(67). según subraya thompson, parece que “una de las mayoresinquietudes del duque aquitano fue tener una buena biblioteca” y sabemos queentre sus tesoros más preciados estaba un manuscrito compuesto en letras deoro, un regalo del rey Canuto el grande (quien curiosamente, era illitteratus)(68).

En torno al año 1200 en lo alto de la jerarquía feudal francesa surgieronhombres con un cierto gusto por los placeres del intelecto, nobles que apre-ciaban los libros y a aquellos que los escribían, nobles que incluso escribieron

66. Vid. Herbert gRundmAnn, “Litteratus�Illitteratus: der Wald einer Bildungsnorme vonAltertum zum mittelalter”, Archiv für Kulturgeschichte, 40, 1958, pp. 42 y ss.67. AdEmARo dE CHABAnnEs, Chronicon, III, 54, ed. j. Chavanon, pp. 176-177: Fuit duxiste a puericia doctus litteris, et satis noticiam scripturarum habuit. Librorum copiam in palatiosuo servavit, et si forte a tumultu vacaret, lectioni per se ipsum operam dabat, longioribusnoctibus elucubrans in libris, donec somno vinceretur (j. W. tHompson, The Literacy of theLaity, op. cit., p. 128)68. j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 129.

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ellos mismos libros. los poderosos condes de Flandes (Felipe de Alsacia, Bal-duino VIII y Balduino Ix, que sería el primer emperador latino de Bizancio)fueron una dinastía de comites litterati, bien versados en las letras. El condeFelipe en particular fue un hombre de gran cultura literaria y un mecenas delas letras. Fue él quien regaló a Chrétien de troyes un libro anglo-normandocon relatos del santo grial del cual el poeta extrajo el material poético para sufamoso poema artúrico en francés, el Perceval, obra que dedicó en justa co-rrespondencia al conde. Consiguió reunir una importante biblioteca que pusoa disposición de los poetas que frecuentaban su corte(69). mientras, en el delfi-nado (Auvernia), el delfín Roberto I formó una amplia biblioteca en la que re-copiló toda clase de libros sobre las más diversas herejías y sectas, lo que llevóa muchos a hacerse preguntas sobre su ortodoxia(70).

En contraste con estos ejemplos de nobles bibliófilos, el primer mo-narca Capeto que cuidó de proveerse de una biblioteca palatina digna de esenombre fue san luis, doscientos años después de que lo hiciera guillermo Vde Aquitania. de entre sus augustos antepasados, apenas hay evidencia docu-mental de que tuvieran el menor interés por los libros. de luis VII (reg. 1137-1180) Robert Fawtier nos dice que amaba los libros, pero no aporta ningunaevidencia documental de que tuviera una biblioteca(71).

sea como fuere, lo cierto es que en un balance historiográfico publi-cado sobre los inventarios de bibliotecas del siglo xII, un trabajo del profesorBirger munk olsen(72), no aparece mencionado un solo inventario de bibliotecaregia en todo el occidente latino, lo cual resulta muy significativo. Esta au-sencia de inventarios para las bibliotecas regias (debido, sobre todo. a la in-existencia de bibliotecarios), a diferencia de lo que ocurre con las monásticasy catedralicias, supone un serio obstáculo a la hora de reconstruir posibles bi-bliotecas palatinas. Casi siempre el único instrumento válido para su estudioresultan ser los inventarios post mortem de bienes de un monarca difunto o supropio testamento y, en ocasiones, sus libros ni siquiera son mencionados.

29REYES, MONJES Y SABIOS

69. j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 140-141.70. Achille luCHAIRE, La société française au temps de Philippe-Auguste, parís, 1909, p.377; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 138.71. Robert FAWtIER, Les Capetiens et la France, parís, 1958, ed. ingl. The Capetian Kings ofFrance: Monarchy and Nation (987-1328), nueva York, 1966, p. 22.72. Vid. Birger munk olsEn, “le biblioteche nel xII secolo negli inventari dell`epoca”, Lebiblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., pp. 137-162.

En realidad, san luis fue también el primer soberano francés desdelos tiempos de Carlos el Calvo en valorar la importancia de una biblioteca parael uso de los clérigos y escolásticos. En efecto, según leemos en la Vita SanctiLudovici de godofredo de Beaulieu, san luis, inspirado durante su cruzadaegipcia por la práctica de un gran sultán sarraceno de ultramar de reunir gran-des cantidades de libros de toda clase para uso de sus filósofos y considerandoque los hijos de las tinieblas parecían ser más prudentes y celosos que loshijos de la luz a la hora de custodiar sus errores, estableció a su regreso aFrancia una suerte de “biblioteca central” palatina, que hizo construir en unlugar apto y fuertemente resguardado junto a su capilla palatina de parís(73).

sin embargo, jacques le goff, en su monumental biografía del Reysanto ha señalado que esta biblioteca fue personal y que no alcanzó la dimen-sión institucional de una “biblioteca de Estado”, una dimensión que solo se al-canzaría con Carlos V el sabio(74). también apunta que en ningún caso fue sanluis “un coleccionista de manuscritos”(75). Ahora bien, le goff menciona, sincitar la fuente, el dato proporcionado por godofredo de Beaulieu respecto a lafuente de inspiración que supuso para luis Ix la biblioteca del sultán, perono somete a crítica esta fuente en lo tocante a las dimensiones de la bibliotecapalatina del monarca francés(76).

Y es que el cronista menciona expresamente el hecho de que la biblio-teca de san luis estaba abierta a los literatos y al clero de su corte para su pro-vecho y la edificación de sus prójimos (viri litterati ac religiosi familiares suiad utilitatem ipsorum et aedificationem proximorum) y que contaba con unscriptorium encargado de copiar libros procedentes de todas las abadías deFrancia y enviarlos a esta biblioteca palatina. El propio san luis utilizaba estabiblioteca para su estudio (libenter studebat) en sus ratos de ocio(77). A nuestrojuicio, la crónica está describiendo una biblioteca de Estado en todos sus as-

73. godoFREdo dE BEAulIEu, Vita Sancti Ludovici, xIII, ed. Bouquet, HF, xx, 15A; j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 130.74. jacques lE goFF, Saint Louis, parís, 1996, p. 579.75. j. lE goFF, Saint Louis, op. cit., p. 581.76. j. lE goFF, Saint Louis, op. cit., pp.579-580.77. godoFREdo dE BEAulIEu, Vita Sancti Ludovici, xIII, ed. Bouquet, HF, xx, 15A: Au-divit fidelis Rex, dum adhuc esset ultra mare, de quodam magno Sarracenorum Soldano, quodomnia librorum genera, quae necessaria esse poterant philosophis sarracenis, diligenter faciebatinquiri, et sumptibus suis scribi, et in armario suo recondi; ut litterati eorum librorum copiampossent habere, quoties indigerent. Considerans igitur Pius Rex, quod filii tenebrarum pruden-

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pectos y no una biblioteca particular. téngase en cuenta que estamos hablandode una biblioteca de Estado de una monarquía del siglo xIII, no de una biblio-teca del Renacimiento italiano.

según godofredo de Beaulieu, el Rey santo tenía un genuino amor porlos libros, pero en particular tenía preferencia por las obras auténticas y pro-badas de los santos padres (son mencionados san Agustín, san gregoriomagno, san Ambrosio y san jerónimo) por encima de las de los filósofos ymaestros seculares”(78). A propósito de esto, le goff subraya que al genuino in-terés del Rey santo por la sana doctrina católica hay que añadir la dimensióndel prestigio personal vinculado a la posesión de bellos y costosos libros mag-níficamente iluminados con miniaturas, “libros con un carácter imperial”, unoscódices que “cruzaban el límite entre el arte y la política”(79).

Con todo, lo cierto es que a lo largo del siglo xIII los reyes de Francia,a pesar de su creciente interés por los libros, no serán nunca los principalesmecenas del Reino en cuanto a producción de códices se refiere, sino los nu-merosos clientes generados por la universidad de parís. los clientes universi-tarios desplazaron en el mercado de libros de parís a monasterios y reyes comoel epicentro del patronazgo(80).

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tiores esse videntur filiis lucis, et erroris sui amplius zelatores quam sint filii Ecclesiae veraefidei christianae; concepit, quod revertem in Franciam, omnes libros Sacrae Scripturae, quosutiles et authenticos in diversis armariis abbatiarum invenire valerte, transcribi sumptibus suisfaceret, ut tam ipse quam viri litterati ac religiosi familiares sui in ipsis studere possent, ad uti-litatem ipsorum et aedificationem proximorum. Sicut cogitavit, ita et reversus perfecit, et locumaptum et mortem ad hoc aedificari fecit, scilicet Parisiis in capellae suae thesauro, ubi plurimaoriginalia tam Augustini, Ambrosii, Hieronymi, atque Gregorii, necnon et aliorum orthodoxumdoctorum libros sedule congregavit: in quibus, quando sibi vacabat, valde libenter studebat, etaliis ad studendum libenter concedebat… Potius autem volebat de novo facere libros scribi,quam emere jam conscriptos, dicens, quod hoc modo sacrorum librorum numerus et utilitas co-piosius augebatur (j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 130). 78. godoFREdo dE BEAulIEu, Vita Sancti Ludovici, xIII, ed. Bouquet, HF, xx, 15d:Non libenter legebat in scriptis magistralibus, sed in sanctorum libris authenticis et probatis (j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 130).79. j. lE goFF, Saint Louis, op. cit., p. 580; Vid. jacques KRYnEn, L`Empire du roi. Idées etcroyances politiques en France (XIIIe-XVe siècles), parís, 1993. 80. george d. gREEnIA, “university Book production and Courtly patronage in thirteenth-Century France and spain”, Medieval Iberia: Essays on the History and Literature of MedievalSpain, ed. d. j. Kagay y j. t. snow, nueva York, 1997, p. 108.

si todavía pueden existir dudas sobre la verdadera dimensión de la bi-blioteca de san luis, sobre lo que no hay ya debate alguno es sobre las carac-terísticas de biblioteca de Estado de la reunida cien años después por el reyCarlos V el sabio (reg. 1364-1380). En efecto, el monarca francés acondicionóen 1373 en una de las torres del louvre tres plantas como salas de su inmensabiblioteca que en ese momento contaba con 917 volúmenes(81).

A su muerte, en el año 1380, el catálogo de la biblioteca real en el lou-vre recogía la enorme cifra de 1.300 volúmenes(82). si se tiene en cuenta queen esta época la biblioteca particular de los grandes maestros de la universidadde parís no superaban el centenar de códices, una biblioteca capitular no su-peraba los doscientos, la de la sorbona con 1.722 (catálogo de 1338) y que lasgrandes bibliotecas monásticas francesas de Clairvaux o saint-denis contabancon 1.700 y 1.600 volúmenes (catálogo de 1465)(83), se entenderá fácilmentela dimensión extraordinaria de la biblioteca palatina del monarca, solo igualadapor la Biblioteca pontificia (unos 2.000 volúmenes en los inventarios de Aviñónde 1369 y 1375)(84) y por el duque Felipe el Bueno de Borgoña, que llegó a reu-nir 800 volúmenes(85).

Las bibliotecas de la dinastía anglo-normandaEl profesor Clanchy ha señalado que “el abandono del Old English en

la documentación de la cancillería real y su sustitución por el latín” tras la con-quista normanda de Inglaterra supuso un hito cultural, ya que los normandosy extranjeros que llegaron en las postrimerías del año 1066 a las Islas Británi-cas inundaron las bibliotecas monásticas y catedralicias con donaciones de li-

81. Antonio AntElo IglEsIAs, “las bibliotecas del otoño medieval. Con especial referenciaa las de Castilla en el siglo xV”, Espacio, Tiempo y Forma, s. III, Historia medieval, 4, 1991,p. 290.82. jacques VERgER, Les gens de savoir en Europe a la fin du Moyen Age, parís, 1997, ed.esp. Gentes del saber en la Europa de finales de la Edad Media, madrid, 1999, p. 99; vid. Fran-çois AVRIl y jean lAFAuRIE, La librairie de Charles V, parís, 1968.83. Bernard guEnéE, Histoire et culture historique dans l`Occident medieval, parís, 1980, p.104.84. A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 290.85. Vid. C. CAspAR y F. lYnA, Philippe le Bon et ses beaux livres, Bruselas, 1944 y La li-brairie de Philippe le Bon, Bruselas, 1967.

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bros en latín o el encargo de nuevos manuscritos(86). por consiguiente, sostieneClanchy, “el siglo posterior a la conquista normanda es el más importante enla historia de la producción de libros de Inglaterra”(87). Al incrementar el usodel latín en la escritura, la conquista normanda introdujo a Inglaterra y sus bi-bliotecas en el meollo de la civilización latina medieval.

Resulta curioso el hecho de que juan sin tierra sea el primer monarcadesde la Conquista normanda del que tenemos evidencia de que poseyera unabiblioteca. Como subraya Haskins, juan no era precisamente “un ratón de bi-blioteca” (bookworm)(88). Esto resulta sorprendente si tenemos en cuenta queEnrique I Beauclerc fue un Rex litteratus y que Enrique II fue consideradocomo el monarca más cultivado de su tiempo y un “mecenas sin rival”(89). dehecho, Haskins da por descontado que este último soberano reunió una biblio-teca, aunque solo fuera con la enorme cantidad de libros que le dedicaron, entreellos obras tan destacadas como el Dragmaticon Philosophiae del filósofo gui-llermo de Conches(90). Con todo, no disponemos evidencia documental de susbibliotecas en forma de catálogos. En cambio, este dato no resulta tan sorpren-dente si se tiene presente que “los libros del rey de Inglaterra estuvieron muchopeor custodiados y registrados durante mucho tiempo que los de los monjesbenedictinos o los frailes mendicantes”(91).

lo cierto es que la evidencia documental de los libros del rey juan pro-cede de una referencia casual en los archivos reales. una referencia en los piperolls del tesoro de 1203 alude al elevado coste de transportar los libros delRey al otro lado del Canal, lo que indica que juan sin tierra poseía una bi-blioteca personal del tamaño de toda una biblioteca monástica(92).

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86. Vid. R.m. tHomson, “the norman Conquest and English libraries”, The Role of theBook in Medieval Culture, ed. p. F. ganz, vol. 1, 1986, pp. 27-40.87. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record. England 1066-1307, oxford, 1993, p.27.88. Charles Homer HAsKIns, The Renaissance of the Twelfth Century, Cambridge, ma., 1927,p. 84.89. Reto R. BEzzolA, Les origines et la formation de la littérature courtoise en Occident(500-1200), parís, 1967, p. 3; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 176.90. CH. H. HAsKIns, The Renaissance of the Twelfth Century, op. cit., p. 84 y, del mismoautor, “Henry II as patron of literature”, Essays in Medieval History Presented to T. F. Toul,manchester, 1925, p. 174.91. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., p. 161.92. William l. WARREn, King John, londres, 1961, p. 157.

sin embargo, sobre los contenidos de esta biblioteca o su ubicaciónapenas tenemos información. En el año 1205 el Rey recibió de uno de sus se-nescales (steward) una Historia de Inglaterra romanceada (esto es, en francés).En 1208 la abadía de Reading le envió un ejemplar latino de plinio (sin másespecificaciones) que parece que le pertenecía originalmente. unos pocos díasantes esa misma abadía había hecho llegar al Rey una copia del Antiguo tes-tamento, el De Civitate Dei de san Agustín, una obra de Hugo de saint Victor(Summa de Sacramentiis), las Sententiae de pedro lombardo, el De Moribusde Valeriano, un Comentario de orígenes y algunos textos escolásticos(93).

Esta última referencia es la más interesante, ya que era habitual queun laico leyera historias romanceadas o que tuviera en su biblioteca a un clásicocomo plinio, pero juan sin tierra es el primer monarca europeo del que setiene noticia de que leyera teología de los escolásticos modernos del siglo xII.Con todo, es probable que su interés procediera de su disputa con Estebanlangton sobre los privilegios del clero(94). Además, los libros los pidió en prés-tamo a la abadía de Reading y no con el fin de adquirirlos. Este episodio de-muestra que el gobierno real y el propio monarca ya precisaban de unabiblioteca de referencia, en particular para abordar asuntos eclesiásticos(95).

no obstante, el sucesor de juan, Enrique III, no parece que llegara areunir una biblioteca digna de tal nombre. tan solo poseyó libros litúrgicos yalgunas historias romanceadas. Enrique III fue antes un patrón de artistas y ar-tesanos antes de que de intelectuales. Encargó numerosos misales miniadospara su esposa y para sí mismo, al igual que patrocinó la construcción de nu-merosas capillas en toda Inglaterra. su esposa, Eleanor, parece que poseía ungran libro en francés en el que estaban contenidas las gestas de los reyes ydel principado de Antioquía, un libro que custodiaban los templarios junto aotros elementos del tesoro real. Y es que este libro debe de ser el mismo queel gran libro de romances con guarniciones de plata que es mencionado enun inventario de Enrique III de 1237. Estos libros eran antes parte de un tesoroque libros para su uso en búsqueda de información, de ahí que fuera custodiadopor los templarios(96).

93. CH. H. HAsKIns, The Renaissance of the Twelfth Century, op. cit., p. 85; j. W. tHomp-son, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 179.94. F.m. poWICKE, Stephen Langton, oxford, 1928, p. 99.95. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., p. 161.96. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., pp. 161-162.

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tampoco existe evidencia de que Eduardo I poseyera una biblioteca.Cuando quiso reclamar la soberanía sobre Escocia en 1291 tuvo que recurrir alas bibliotecas monásticas para que consultaran sus crónicas, ya que no teníalibros de historia a su alcance (si bien la biblioteca de la abadía de Westminsterera de fácil acceso para el Rey). pocos libros podemos encontrar en el catálogoque hizo el obispo stapledon del archivo del rey Eduardo. Entre estos pocoslibros había un De Regimine Principum encuadernado en cuero rojo, una Reglade los templarios, una Vida de San Patricio y un libro con las crónicas de Ro-drigo jiménez de Rada, arzobispo de toledo (¿el De Rebus Hispaniae?), acasofruto de la relación del rey Eduardo con Alfonso el sabio, quien le ordenó ca-ballero. Con todo, este catálogo da más la impresión de ser una miscelánea deregalos y adquisiciones que una colección personal(97).

En opinión del profesor Clanchy, la explicación de esta escasez de evi-dencias respecto a la posesión de bibliotecas por parte de los monarcas inglesesdel siglo xIII “no está en que los reyes fueran laicos ignorantes, más interesa-dos en el combate y la caza que en el estudio. la razón es más bien que losasuntos de gobierno todavía no exigían el uso de una biblioteca, ya que sologradualmente el gobierno quedó asociado al estudio de los libros”(98).

medio siglo después ocupaba el puesto de canciller del Reino de In-glaterra alguien que tenía muy clara la relación entre gobierno y bibliotecas:Ricardo de Bury, obispo de durham (1287-1345). En su Philobiblon, un au-téntico canto a la bibliofilia, el canciller de Inglaterra refiere el apoyo recibidode su señor, el rey Eduardo III, en su cruzada bibliofila: mientras desempeñabalas funciones de canciller y tesorero en la corte del ilustre e invicto EduardoIII… y después de un primer estudio de lo concerniente a la corte y a los asun-tos públicos del reino, fui autorizado por la bondad real para investigar contoda libertad en los rincones más apartados de la bibliotecas del reino… Lanoticia de nuestra afición a los libros, sobre todo a los antiguos, cundió rápi-damente y se difundió la especie de que nuestro favor se ganaba más fácilmentepor medio de manuscritos que por medio de dinero(99).

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97. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., p. 162.98. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., p. 162.99 RICARdo dE BuRY, Philobiblon. Tractatus pulcherrimus de amore librorum, prefacio,ed. esp. Federico C. sáinz de Robles, Filobiblión. Muy hermoso tratado sobre el amor a los li-bros, madrid 1969, pp. 58-59; A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval,art. cit., p. 289.

Las bibliotecas y los príncipes del Sacro Imperio Romano Germá-nico

En el siglo xI, tras el fin de la dinastía sajona, con su énfasis en la altacultura latina, y el acceso al trono imperial de la Casa de Franconia se produjouna decadencia generalizada de los estudios en Alemania, muy particularmenteentre los laicos y los propios emperadores(100). no obstante, si bien es ciertoque el primer emperador de la nueva dinastía de los salios, Conrado II, eracompletamente analfabeto cuando subió al trono, su hijo y sucesor, el empe-rador Enrique III (imp. 1046-1056) tenía un perfil muy distinto.

En efecto, el capellán imperial Wipo alaba en su Tetralogus la porfíade la emperatriz gisela para que su hijo Enrique estudiara las ciencias en loslibros (illa sibi libros persuasserat esse legendos) y así fuera un Rex peritus(101)

y no un Rex idiota como calificó el Chronicon Novaliciense a su augusto pro-genitor(102). Fruto de esta educación tan cuidada fue el dominio del latín quemostraría el emperador Enrique y su refinado gusto literario.

Existe abundante material documental, en particular prólogos de obrasque le son dedicadas, que prueba de forma fehaciente el brillante patronazgocultural del emperador Enrique III. Ejemplos de ello los tenemos en la Retho-rimachia de Anselmo de Besate, el Peripatético, en la dedicatoria de las obrasde Wipo o en la de la crónica de las gestas de Conrado II y Enrique III debidaa la pluma de Hermann de lame, una obra hoy perdida(103). Además, de formacasual ha llegado hasta nosotros una carta del abad sigfrido de tegernsee (ab.1048-1068) al obispo de guillermo de utrecht, en la que se excusaba por nohaber realizado todavía la copia de unos códices para él debido a que el scrip-torium de la abadía estaba en ese momento ocupado con un importante encargode libros al por parte del emperador Enrique III(104). de este documento se in-fiere más allá de toda duda que el emperador alemán tuvo que haber reunido

100 j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 90-91.101. WIpo, Tetralogus, Carmen Legis, vv. 158 y ss., ed. m.g.H. scriptores, xI, p. 250: Felixsit mater memorando carmine digna / Gisela, de Caroli procedens sanguine Magni. / Haec ope-ram dederat, quod rex in lege studebat; / Illa sibi libros persuasserat esse legendos, / Ut variosritus diiudicet arte peritus.102. AnónImo, Chronicon Novaliciense, app. 17, ed. m.g.H. scriptores, VII, p. 128; apudj.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 88.103. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 88.104. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 89.

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una biblioteca palatina, aunque solo podemos hacer conjeturas sobre su ta-maño.

también encontramos un raro ejemplo de noble cultivado en la Ale-mania de esta época en la figura de Federico II, conde palatino de sajonia (m.1088). Educado en la escuela monástica de Fulda con la intención de que pro-fesara, Federico se convirtió inopinadamente en conde palatino al morir su her-mano mayor. Había sido tan bien instruido en Fulda que era capaz, no solo deleer y comprender sus cartas, sino también de corregir a sus capellanes cuandose equivocaban en el servicio divino. según atestigua el Chronicon Gozecense,el conde palatino adquirió una biblioteca tan grande que requería de variosasnos para ser transportada y que contenía los Moralia in Job de san gregoriomagno y otros códices valiosos(105).

tras un siglo de imperatores illiterati o como mínimo indiferentes ala cultura latina, tales como Enrique V, lotario III o Conrado III, encontramosde nuevo en la época de los staufen a monarcas dignos émulos de los otónidas.según el cronista Rahewin el emperador Federico I Barbarroja (imp. 1155-1190) fue un hombre culto, capaz de citar de memoria pasajes enteros Flaviojosefo o sentencias del derecho Canónico, además de como un estudioso delas sagradas Escrituras y las crónicas: scripturas et antiquorum regum gestasedulo perquirit(106).

sean estos o no lugares comunes extraídos de la Vita Karoli de Egi-nardo, de jordanes y de sidonio Apolinar, como sugiere Franco Cardini o“pomposas proclamas” en palabras de james thompson (quien recuerda queel dominio del latín del emperador era cuanto menos pobre)(107), lo cierto es queparece que Barbarroja sí reunió dos bibliotecas particulares en sus palacios deAquisgrán y Hagenau (Alsacia), siendo esta última de cierta importancia(108).

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105. AnónImo, Chronicon Gozecense, I, 13, ed. m.g.H. scriptores, x, p. 146; j. W. tHomp-son, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 91.106. RAHEWIn, Gesta Friderici, IV, 86, ed. m.g.H. scriptores, xx, p. 490; j. W. tHomp-son, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 94.107. Franco CARdInI, Il Barbarossa. Vita, trionfi e illusioni di Federico I o imperatore, milán,1985, ed. esp. Barbarroja. Vida, triunfos e ilusiones de un emperador medieval, Barcelona,1987, pp. 121-122; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 94.108. CH. H. HAsKIns, The Renaissance of the Twelfth Century, op. cit., p. 85; patience An-dREWEs, Frederick II of Hohenstaufen, oxford, 1970, p. 11.

las dudas que pudiera suscitar la eruditio latina de Barbarroja no tie-nen cabida con sus dos inmediatos sucesores, tanto su hijo Enrique VI (imp.1190-1198) como, sobre todo, su nieto Federico II (imp. 1220-1250), un au-téntico Rey filósofo que dominaba el latín, el griego, el alemán y el árabe, fue-ron gobernantes muy cultivados.

En opinión de uno de sus biógrafos, “Federico II tuvo que tener unabiblioteca muy destacable”, ya que muchas obras en griego y hebreo fuerontraducidas para él y los mejores intelectuales de la época trabajaban en su cortemulticultural de palermo(109). también en su reciente biografía del emperadorel profesor david Abulafia menciona la existencia de una biblioteca imperialy subraya que Federico gastó grandes sumas en la compra de libros pero noabunda más en la cuestión(110).

Aspectos como el posible papel jugado en la configuración y custodiade la biblioteca federiciana por el cultísimo Logothetes (protonotario de lacuria imperial), piero della Vigna(111), el posible inventario de sus libros o laproducción de manuscritos en el scriptorium imperial quedan abiertos a la es-peculación. Y es que, como ha subrayado la mayor especialista en la cuestión,Florentine mütherich, es muy poco lo que sabemos sobre los manuscritos fe-dericianos o sobre la imbricación del scriptorium imperial y la biblioteca pa-latina con el conjunto de la corte de Federico II(112). de hecho, la mayor partede los manuscritos del periodo Hohenstaufen que se conservan correspondenal reinado de su sucesor, el rey manfredo(113).

109. p. AndREWEs, Frederick II, op. cit., p. 50.110. david ABulAFIA, Frederick II: a Medieval Emperor, oxford, 1992, pp. 254 y 298.111. Vid. peter HERdE, “literary Activities of the Imperial and papal Chanceries during thestruggle between Frederick II and the papacy”, Intellectual Life at the Court of Frederick IIHohenstaufen, ed. William tronzo, Washington, d.C., 1990, pp. 227-239.112. Vid. Florentine mutHERICH, “Handschriften im umkreis Friedrichs II”, Probleme umFriedrich II, ed. josef Fleckenstein, studien und quellen zur Welt Kaiser Friedrichs II, 4, sig-maringen, 1974, pp. 9-21; vid. asimismo giulia oRoFIno, “Handschriften aus dem umkreisFriedrichs II”, Die Zeit der Staufer: Geschichte-Kunst-Kultur, ed. Reiner Hausherr, stuttgart,1977-1979, vol.1, pp. 645-663.113. Rebecca W. CoRRIE, “the Conradin Bible and the problem of Court Ateliers in southernItaly in the thirteenth Century”, Intellectual Life at the Court of Frederick II, op. cit., p. 17.

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Los gobernantes de la Italia feudal y las bibliotecassin duda, durante toda la Edad media hubo más laicos cultivados en

Italia que en ningún otro país al norte de los Alpes. El acceso al dominio dellatín que convertía a alguien en litteratus era mucho más fácil a un italiano quea un inglés, un alemán o incluso un francés. por tanto, como no podía ser deotro modo, encontramos numerosos ejemplos de principes litterati en la pe-nínsula Itálica.

sergio I, duque de nápoles en el siglo Ix, estaba tan versado en el do-minio de las lenguas griega y latina que podía traducir fácilmente de una a laotra con rapidez. no resulta sorprendente, por tanto, que el duque sergio estu-viera interesado en los libros y las bibliotecas. En este sentido, se sabe que hizouna donación de tres copias de Flavio josefo a la biblioteca episcopal de ná-poles(114).

En la toscana del siglo xI tenemos un interesante ejemplo de una bi-blioteca reunida por un gobernante laico, en este caso se da además la circuns-tancia de que hablamos de una mujer. En efecto, la condesa matilde de toscanano solo sabía hablar alemán, francés e italiano con fluidez (teutonicam, fran-cigenam et lombardicam optime novit linguam), también dominaba la culturaliteraria latina, pues era una mujer dedicada al estudio de las ciencias, ha-biendo reunido una gran biblioteca sobre las Artes Liberales según nos cuentala Vita Mathildis(115).

En una biografía en verso del mismo nombre compuesta por el poetadonizo en honor de la condesa de toscana podemos leer que no había en Italianingún gobernante más estudioso que ella, que dedicaba los días y las nochesal estudio y a la recitación de los Salmos y que había reunido una inmensacantidad de libros(116). Y es que la condesa matilde “podía conversar con fluidezen cuatro lenguas y podía cartearse en latín con los grandes hombres de sutiempo sin necesidad de secretario, ya que ella misma escribía sus propias car-

39REYES, MONJES Y SABIOS

114. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 65-66. 115. AnónImo, Vita Mathildis: fuit etiam scientiarum studio dicata, et Liberalium Artiumgrandis bibliotheca sibi non defuit (ed. muratori, scriptores Rerum Italicarum, V, p. 396; apudj.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 69).116. donIzo, Vita Mathildis, II, 20, ed. m. g. H. scriptores, xII, p. 405: tempore nocturnostudiosius atque diurno / Est sacris psalmis ac officiis venerandis / Relligione pia satis haec in-tenta perita / Nullus ea presul studiosior invenietur, / Copia librorum non defuit huicve bonorum;/ Libros ex cunctis habet in artibus figures (apud j. W. tHompson, The Literacy of the Laity,op. cit., p. 69).

tas. promovió el amor al estudio en su corte. tenía también ciertos conoci-mientos de jurisprudencia y uno de sus grandes placeres era recopilar códicesy estudiarlos”(117).

A partir del siglo xIV, en el nuevo contexto de apreciación por los li-bros propio del humanismo, los gobernantes italianos empezarán a fundar gran-des bibliotecas de Estado en sus ciudades: los sforza en milán, los malatestaen Cesena y Rimini, los montefeltro en urbino… mientras el rey Alfonso Vel magnánimo de Aragón (reg. 1416-1458) establecía una magnífica bibliotecapalatina en nápoles, con más de 1.000 volúmenes(118). Además, surgieron enItalia, al mismo tiempo que en Alemania, las primeras bibliotecas públicas dela Europa occidental, como la de san marcos en Florencia, abierta en el año1444.

Los reyes de la España medieval y sus bibliotecasLeón y Castilla

Alfonso III el magno (reg. 893-910), scientia clarus, a quien manueldíaz y díaz ha calificado como un “ferviente bibliófilo y devoto isidoriano”y gonzalo menéndez pidal como un “gran entusiasta de la cultura”, es el pri-mer monarca de la Reconquista que parece que pudo haber reunido una granbiblioteca personal reuniendo muchos códices latinos traídos por los mozára-bes emigrados de Al Andalus(119).

parece ser, en efecto, que fue este príncipe quien hizo copiar, con elex-libris Adefonsi principis liber, uno de los más antiguos ejemplares hispáni-cos de las Etimologías de san Isidoro de sevilla, en la actualidad el Scoria-lensis P.1.7(120). Asimismo, fue el Rey magno fue quien hizo llevar a oviedo

117. nora duFF, Mathilda of Tuscany: la Gran Donna d`Italia, londres, 1909, pp. 6-7 y 78-79.118. g. CAVAllo, Introducción a Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., p.xxVI y A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 296.119. gonzalo mEnéndEz pIdAl, “mozárabes y asturianos en la cultura de la Alta Edadmedia (en relación especial con la historia de los conocimientos geográficos)”, Varia Medievalia,I, Real Academia de la Historia, madrid, 2003, p. 56; gómEz moREno, Iglesias mozárabes,pp. 130 y 357.120. jacques FontAInE, Isidore de Séville. Gènese et originalité de la culture hispanique autemps des Wisigoths, turnhout, 2000, ed. esp. Isidoro de Sevilla. Génesis y originalidad de lacultura hispánica en tiempos de los Visigodos, madrid, 2002, p. 292; g. mEnéndEz pIdAl,Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 56.

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los códices cordobeses de san Eulogio, cuyas reliquias también hizo trasladara la civitas regia asturiana(121).

por otro lado, existe evidencia documental de encargos realizados porparte de Alfonso III a diversos scriptoria del Reino leonés para que copiaranlibros para su biblioteca. la escriba leodegundia copió para el monarca en elmonasterio de Bobatelle un códice misceláneo que se conserva en El Escorial(a I 13). también se conserva en la biblioteca de El Escorial (t II 25) un códicecon las Sentencias de san Isidoro copiado para el Rey magno, además de có-dices con las obras de san gregorio magno, san Eusebio y san Rufino(122).

Habrá que esperar un siglo y medio para que vuelva a producirse unfenómeno similar de patrocinio regio de la producción libraria en la Españacristiana. sería durante el reinado de Fernando I de león y Castilla (1035-1065), cuando se produjo un cierto “renacimiento cultural”(123). la Historia Si-lense (c. 81) consigna el hecho de que este monarca dispuso que sus hijosrecibieran educación en las Artes liberales (Liberalibus Disciplinis erudiren-tur), siendo esta la primera mención de este tipo en las fuentes hispánicas me-dievales(124).

En el patronazgo regio de la producción de códices, la esposa del reyFernando, la reina sancha, jugó un importante papel. se conservan códices enlos que aparece mencionada la Reina como impulsora de su elaboración. paraella copió en 1047 el escriba domingo las Etimologías (El Escorial E I 3), elescriba Cristóbal un Breviario mozárabe en 1059 y también el escriba pedro yel miniaturista Fructuoso un diurnal terminado en 1055 (conservado en la bi-blioteca de la universidad de santiago). Además, se copiaron para la bibliotecareal un ejemplar de los Comentarios al Apocalipsis del Beato de liébana (año1047, por el escriba Facundo) y un ejemplar del Fuero Juzgo (año 1058, porel presbítero munio)(125). luego cabe concluir, con cierta seguridad, que Fer-nando I poseyó algún tipo de biblioteca palatina, si bien no es posible calibrarsus dimensiones.

41REYES, MONJES Y SABIOS

121. g. mEnéndEz pIdAl, Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 56.122. g. mEnéndEz pIdAl, Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 169.123. g. mEnéndEz pIdAl, Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 174.124. Adeline RuCquoI, “éducation et societé dans la péninsule Ibérique médiévale”, Histoirede l`Éducation, 69, 1996, p. 9; de hecho, Alfonso VI llama en sus diplomas magistro nostro aRaimundo, obispo de palencia (Adeline RuCquoI, “Alfonso VIII de Castilla y la Realeza”,Rex, Sapientia, Nobilitas. Estudios sobre la Península Ibérica medieval, granada, 2006, p. 54).125. g. mEnéndEz pIdAl, Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 174.

para los casi doscientos años que median entre el reinado de FernandoI y el de Alfonso x el sabio nos vemos limitados por la escasez endémica dela documentación castellana (en contraste con la riqueza de la catalana-arago-nesa o la francesa) y con el hecho de que los inventarios de bibliotecas caste-llanos más antiguos que se conservan son todos posteriores al año 1429(126).por consiguiente, aunque nos parece plausible que monarcas de león y Castillacomo Alfonso VI, Alfonso VII, Alfonso VIII, Alfonso Ix y, muy particular-mente, Fernando III el santo tuvieran algún tipo de biblioteca, lo cierto es queno disponemos de evidencia documental que lo refrende(127).

Alfonso X el Sabio y su bibliotecaEl primer estudio sobre la biblioteca del Rey sabio se debe a juan

pérez de guzmán y fue publicado en el año 1905(128). El último trabajo publi-cado sobre la biblioteca de Alfonso x el sabio es el de luis Rubio garcía enel año 1985(129). lo cierto es que ninguno de los dos arroja excesiva luz sobrela cuestión, ya que se limitan a especular sobre las posibles dimensiones de labiblioteca alfonsí a partir de probables paralelismos con los contenidos de otrasbibliotecas del siglo xIII castellano, en particular las tan bien nutridas de losarzobispos de toledo, y algunas otras evidencias indirectas. Y lo cierto es que,en ausencia de un inventario, la verdadera dimensión de la biblioteca palatinadel monarca más bibliófilo de todo el medievo español (y quizá del europeo)continúa siendo un enigma.

En cualquier caso, reuniendo una serie de indicios sí resulta factiblehacerse una idea, si bien somera, de las características de la biblioteca alfonsí,

126. Isabel BECEIRo pItA, “libros, nobles y letrados. El caso de Castilla”, Libros, lectores ybibliotecas en la España medieval, murcia, 2007, p. 22.127. la obra de referencia para las bibliotecas medievales en las Coronas de Aragón, Castilla ynavarra es la de Charles Bailey FAulHABER, Libros y bibliotecas en la España medieval.Una bibliografia de fuentes impresas. londres, 1987; para una actualización, vid. del mismoautor, “las bibliotecas españolas medievales”, Pensamiento medieval hispano. Homenaje a Ho-racio Santiago-Otero, ed. josé maría soto Rábanos, CsIC, madrid, 1998, pp. 785-800; vid.también ángel CAnEllAs lópEz, “Bibliotecas medievales hispanas”, Cuadernos de HistoriaJerónimo Zurita, 31/32, 1978, pp. 259-268. 128. juan péREz dE guzmán, “la biblioteca de consulta de d. Alfonso el sabio”, La Ilus-tración Española y Americana, 79, nº 9, 8 de marzo de 1905, pp. 131-134.129. luis RuBIo gARCÍA, “En torno a la biblioteca de Alfonso x el sabio”, La lengua y laliteratura en tiempos de Alfonso X, Actas del Congreso Internacional, murcia, 1985, pp. 531-552.

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inserta en lo que la documentación de la época denomina la Cámara del Rey.El primero de estos indicios lo encontramos en el registro de préstamos de labiblioteca de la abadía de santo domingo de silos. Resulta bien conocido queAlfonso x solicitó a las bibliotecas de numerosos monasterios y capítulos ca-tedralicios el préstamo de sus libros para ser copiados en su scriptorium(130).

de hecho, parece que encomendó a sus clérigos y notarios áulicos unpeinado sistemático de las bibliotecas de sus dominios a la búsqueda de ma-nuscritos para copiarlos(131). pues bien, se conserva una nota de silos datada enel siglo xIII donde se consignan dieciocho códices prestados y entre ellos semencionan los siguientes como prestados al Rey: la Historia Silense y los sietelibros de la Historia Adversus Paganos de paulo orosio(132). sin duda, este prés-tamo estaba destinado a proveer de materiales al equipo alfonsí que estaba tra-bajando en la General Estoria y la Estoria de España.

por otra parte, en una carta fechada en santo domingo de la Calzadael 22 de Enero de 1270 Alfonso x reconoce poseer en préstamo cuatro librosdel cabildo de Albelda, que se comprometía a devolver una vez transcritos:una colección de cánones, las Etimologías de san Isidoro, las Collationes delos santos padres de Casiano y la Farsalia de lucano(133). del mismo modo,en una carta fechada un mes más tarde en el mismo lugar, el Rey sabio reco-nocía haber tomado prestados de la abadía de santa maría de nájera quince li-bros de letura antigua que me esprestastes, entre los que cabe destacar: el ArsGrammatica y el apéndice del Ars Maior (intitulado de barbarismo) de donato,la Tebaida de Estacio, un “Catálogo de los Reyes godos” (muy probablementela Historia Gothorum de san Isidoro), el De Consolatione Philosophiae deBoecio, un códice del Fuero Juzgo, las Geórgicas y las Bucólicas de Virgilio,la Institutio Grammatica de prisciano (la parte conocida como PriscianusMaior), el Epistolario de ovidio, una obra de prudencio que posiblemente seala Psycomachia y el comentario de macrobio sobre el Somnium Scipionis deCicerón(134).

43REYES, MONJES Y SABIOS

130. manuel dÍAz Y dÍAz, “notas de bibliotecas de Castilla en el siglo xIII”, Livre et lectureen Espagne et en France sous l`Ancien Regime, parís, 1981, p. 9.131. Evelyn s. pRoCtER, Alfonso X of Castile. Patron of Literature and Learning, oxford,1951, ed. esp. Alfonso X de Castilla. Patrón de las Letras y del Saber, murcia, 2002, p. 143.132. l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso X, art. cit., p. 545; Antonio BA-llEstERos BEREttA, Alfonso X el Sabio, Barcelona, 1963, p. 310.133. l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso X, art. cit., p. 546.134. l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso X, art. cit., pp. 547-548.

obviamente, cualquier estudio de la biblioteca alfonsí debe comenzarcon los propios manuscritos producidos por su fructífero scriptorium, en fun-cionamiento en sevilla, toledo y murcia(135), bien fueran copias bien traduc-ciones del árabe al latín o al castellano. un somero repaso de estos nos brindala siguiente lista, a la que cabe añadir los quince tratados agrupados en el có-dice de los Libros del Saber de Astronomía: el Libro de los Juegos de Ajedrez,Dados y Tablas, el Lapidario, el Quadripartitum de ptolomeo, el Liber Magnusde Iudiciis Astrologiae (traducción latina de un tratado de astronomía árabe deAbenragel, del cual también se hizo traducción castellana)(136), el Libro de laEscala de Mahoma (en una versión francesa debida al notario del Rey, Bue-naventura de siena), el Libro de las Cruces de ubaid Allah, el Compendio deAstronomía de Ibn al-Haitam y los Cánones de Al-Battani(137). Resulta plausible,asimismo, que la primera versión castellana del Purgatorio de San Patricio(obra de un monje irlandés) se deba al scriptorium alfonsí(138).

las fuentes utilizadas para la elaboración de las Partidas y de las Es-torias alfonsíes pueden también resultar útiles de cara al conocimiento de labiblioteca real alfonsí: entre las fuentes de las primeras, se cuentan las Decre-tales de gregorio Ix, el Digesto de justiniano y sus glosadores italianos, obrasde san Agustín, san gregorio magno y san Bernardo de Claraval, la Disci-plina Clericalis de pedro Alfonso de Huesca y obras didácticas como Bocadosde Oro y el Secretum Secretorum (el famoso tratado pseudo-aristotélico delcual el Rey ordenó hacer una versión castellana: el Poridad de Poridades)(139).

En cuanto a las fuentes utilizadas para la elaboración de las crónicasalfonsíes, además de las dos arribas mencionadas (la Historia Silense y la cró-nica de orosio), encontramos crónicas latinas como la Crónica universal de

135. Ana domÍnguEz RodRÍguEz, “sevilla y el scriptorium alfonsí”, Sevilla, 1248. Con-greso Internacional Conmemorativo del 750 Aniversario de la Conquista de la ciudad de Sevillapor Fernando III, ed. manuel gonzález jiménez, madrid, 2000, p. 636.136 que es el único manuscrito alfonsí que se conservó en la biblioteca catedralicia de toledo(ms. 47-15).137. E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., pp. 23-24; vid. de la misma autora,“the scientific Works of the Court of Alfonso x of Castille”, Modern Language Review, 40,1945, pp. 12-29.138. Antonio gARCÍA solAlIndE, “primera versión castellana del Purgatorio de San Pa-tricio”, Homenaje a Menéndez Pidal, vol. 2, p. 248; E. s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op.cit., ed. cit., p. 34.139. E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., pp. 75-76.

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godofredo de Viterbo (conocida como el Pantheon), la Historia Scholasticade pedro Comestor, la Historia Regum Britanniae de godofredo de monmouth,la Historia de Rebus Hispaniae de Rodrigo jiménez de Rada, el ChroniconMundi de lucas de tuy o el Chronicon de Hidacio, así como la Historia Go-thorum de san Isidoro de sevilla, la Getica de jordanes y obras de lucano,pompeyo trogo, dión Casio y sulpicio severo(140). también romances en len-gua vernácula como los franceses Roman de Troie y Roman de Thèbes, asícomo el castellano Libro de Alexandre(141).

otra de las evidencias documentales más valiosas de las que dispone-mos para conocer los contenidos de la biblioteca del Rey sabio resulta ser sutestamento, otorgado en sevilla el 21 de Enero del año 1284. En su interior Al-fonso x dispone que se entreguen a la catedral de sevilla los cuatro libros quellaman Espejo Historial que mandó facer el rey Luis de Francia. se refiere alSpeculum Historiale de Vicente de Beauvais, una obra que le había regaladosan luis, junto con una espléndida Bible Moralisée (en tres volúmenes), lacual legó a su sucesor(142). El resto de sus libros los donó a las catedrales de se-villa o murcia, dependiendo de donde acabaran reposando sus restos mortales.desgraciadamente, no se dan más detalles de estos libros(143).

otro dato relevante para la reconstrucción de la biblioteca alfonsí noslo proporciona el intercambio de libros que se produjo entre el embajador deFlorencia en la corte castellana, Brunetto latini (el maestro de dante) y el Reysabio. Brunetto regaló a Alfonso x un ejemplar de su obra Li Livres dou Trésor(El Libro del Tesoro: ms. El Escorial l II 3), una enciclopedia escrita en francésy también una traducción al italiano (de taddeo Alderotti) de la Ética a Nicó-maco de Aristóteles (ms. Biblioteca nacional 10124). A cambio, parece que el

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140. l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso X, art. cit., p. 546, n. 9; el prólogode la Primera Crónica General resulta ser, en este sentido, una fuente de información de enormevalor para conocer las fuentes historiográficas alfonsíes.141. E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., p. 94.142. parece que fue sancho IV quien la donó a la catedral de toledo, donde hoy se conserva(Ramón gonzálVEz RuIz, Hombres y libros de Toledo, madrid, 1997, p. 568); por otro lado,parece que una de las Cantigas alfonsíes tiene como fuente inmediata esta obra de Vicente deBeauvais (E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., p. 34).143. g. gREEnIA, University Book Production, art. cit., pp. 104-105; Ch. B. FAulHABER,Libros y bibliotecas, op. cit., p. 175; l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de AlfonsoX, art. cit., p. 550.

monarca castellano regaló a la Ciudad de Florencia un ejemplar de sus Canti-gas de Santa María(144).

Respecto a la disposición de la biblioteca del Rey sabio, podemos des-echar la idea de una biblioteca de Estado, más o menos abierta a la consultade los eruditos. por el contrario, la biblioteca alfonsí seguramente estaba si-tuada en la cámara del Rey, estando reservado su uso a un círculo exclusivode íntimos del monarca. george greenia ha apoyado recientemente esta tesis,formulada inicialmente por Evelyn s. procter, apostillando que la producciónde libros para el uso de la corte alfonsí nunca fue masivo, estando destinado aun público muy selecto, principalmente el propio Rey y sus colaboradores.

de la configuración de la biblioteca y scriptorium del monarca caste-llano nos habla don juan manuel, quien nos brinda una reveladora descripcióndel lugar: avia muy gran espacio para estudiar en las materias de que queriaconponer algunos libros, ca morava en algunos logares un año e dos e mas…e ansi avia espacio e estudiar en lo quél quería fazer para si mismo, e aúnpara veer e determinar las cosas de los saberes quél mandava ordenar a losmaestros e a los sabios que troya para esto en su corte(145).

En este sentido, apunta el profesor greenia, el gusto de Alfonso x porlos códices de grandes dimensiones, del tamaño de los utilizados en la liturgia,resulta revelador del estilo de su biblioteca en una época en la que ya se em-pezaban a producir muchos libros de pequeño tamaño(146). En todo caso, cabedestacar el hecho de que Alfonso el sabio era el principal y casi único mecenasdel mercado de libros castellano de su época, mientras que los reyes de Franciano eran más que unos clientes más en el contexto del floreciente mercado delibros de parís(147).

Ciertamente, resulta decepcionante constatar que el Rey sabio no con-sideraba lo suficientemente importante la biblioteca palatina como para añadirla figura del bibliotecario a la larga y exhaustiva lista de oficios adscritos a la

144. julia Bolton HolloWAY, “the Road through Roncesvalles: Alfonsine Formation ofBrunetto latini and dante. diplomacy and literature”, Emperor of Culture: Alfonso X, theLearned of Castile and his Thirteenth-Century Renaissance, ed. R. I. Burns, philadelphia, penn.,1990, pp. 117 y 121.145. Apud gonzalo mEnéndEz pIdAl, “Cómo trabajaron las escuelas alfonsíes”, Nueva Re-vista de Filología Hispánica, 4, 1951, pp. 372-373.146. g. gREEnIA, University Book Production, art. cit., pp. 115-116.147. g. gREEnIA, University Book Production, art. cit., p. 119.

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Casa del Rey que nos brinda en el Espéculo. Así, aparecen como vinculados ala Casa del Rey los oficios de capellán mayor, canciller, notarios, físicos, clé-rigos del Rey y escribanos(148) pero no aparece ningún bibliotecario, si bien deexistir alguien dedicado a la custodia de su biblioteca seguramente estaría in-cluido en la categoría de clérigo del Rey. lo que sí conocemos, gracias a uncódice de la General Estoria conservado en la Biblioteca Vaticana (ms. urb.lat. 539) y datado en 1280, es la existencia de la figura del escribano de loslibros del Rey, un oficio no adscrito a la cancillería real, lo que es significativo,y que desempeñaba entonces martín pérez de maqueda, quien tenía a un grupode escribanos trabajando a sus órdenes(149).

Reyes y bibliotecas medievales en Castilla después del Rey SabioAlfonso xI intentó seguir la estela de su augusto antepasado y parece

que poseyó una biblioteca. según reza el prólogo de la Crónica de Alfonso X,mandó catar las corónicas e estorias antiguas, e falló en scripto por corónicaen los libros de su cámara los fechos de todos los reyes que fueron en Espannadesde los primeros reyes godos(150), lo que parece que avalaría la idea de quedispuso de algún tipo de biblioteca en su cámara regia(151).

El último monarca medieval castellano que nos interesa es juan II, dequien la Crónica de Juan II dice: dábase mucho a leer libros de Filósofos ePoetas… era asaz docto en la lengua latina, mucho honrrador de las personasde sciencia(152). Aún más, tanto juan de mena como juan Alfonso de Baena de-dicaron sus obras, el Laberinto de Fortuna y el Cancionero, al muy prepotentedon Juan el Segundo. sin embargo, la biblioteca del rey juan no es conocidasuficientemente, aunque sabemos que contaba entre sus libros un séneca tra-ducido por manuel Rodríguez de un códice latino que juan II prestó al condede Benavente, propietario de una de las tres grandes colecciones del Reino(junto al conde de Haro y el marqués de santillana)(153).

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148. Espéculo, II, título xII, ley V, ed. g. martínez díez, ávila, 1985, pp. 152-154.149. E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., p.143.150. Crónica de Alfonso X, prólogo, ed. manuel gonzález jiménez, murcia, 1998, p. 3.151. A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 292.152. AlVAR gARCÍA dE sAntAmARÍA, Crónica de Juan II, apud A. AntElo IglEsIAs,Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 298.153. A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 298; I. BECEIRopItA, Temas y tipos de lectura, art. cit., p. 21.

Con todo, como sostiene Elisa Ruiz garcía, a pesar de que la docu-mentación conservada relativa a las bibliotecas de juan II y Enrique IV espobre, “no obstante, podemos conjeturar cierta afición por el coleccionismobibliófilo y la existencia de un patrimonio librario, formado a partir de heren-cias, encargos y regalos cortesanos”(154). Buena parte del fondo librario reunidopor estos dos monarcas pasaría posteriormente a formar parte de la gran bi-blioteca de Isabel la Católica, constituida en el monasterio de san juan de losReyes en el año 1477 y que superó los 400 volúmenes.

Reyes y bibliotecas en la Corona de AragónEn lo que respecta a los territorios del Casal d`Aragó, a pesar de que

allí “la existencia en los Archivos de la Corona de Aragón de recibos, cartasde venta, escrituras de subastas y gran número de inventario de bienes nos per-mite un conocimiento mucho más temprano y completo de las bibliotecas delos diversos grupos sociales”(155) que en la Corona de Castilla, sin embargo elprimer indicio cierto de una biblioteca palatina que se conoce es el de la per-teneciente al rey jaime II, datado en el año 1323, monarca para quien copiabalibros el notario zaragozano juan de prohome(156), si bien consta la existenciade una biblioteca regia desde el año 1230, en el reinado de jaime el Conquis-tador(157).

su sucesor, pedro IV el Ceremonioso, decidió instalar en el año 1381la biblioteca regia al monasterio de poblet(158), rompiendo así con la tradiciónde guardar los libros del Rey en el archivo, la cámara u otras dependencias delpalacio real. En este sentido, el profesor Bohigas ha llamado la atención sobrevarias cartas del Rey Ceremonioso al abad de este monasterio, (años 1381-1382), con instrucciones precisas sobre la instalación de esta biblioteca. tenía

154. Elisa RuIz gARCÍA, “El poder de la escritura y la escritura del poder”, Orígenes de laMonarquía Hispánica. Propaganda y Legitimación (ca. 1400-1525), ed. j. m. nieto soria, ma-drid, 1999, p. 303.155. Isabel BECEIRo pItA, “temas y tipos de lectura entre los sectores laicos de la penínsulaIbérica (siglos xIII-xV)”, Temas Medievales, 8, 1998, p. 12.156. A. CAnEllAs, Bibliotecas medievales hispanas, art. cit., p. 265.157. I. BECEIRo pItA, Temas y tipos de lectura, art. cit., p. 16.158. A. CAnEllAs, Bibliotecas medievales hispanas, art. cit., p. 265.

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que tener acceso por el claustro, ser de bóveda y piedra picada y poseer bancoscon atriles y cadenas para sujetar los libros(159).

Además de la ya mencionada gran biblioteca palatina del rey Alfonsoel magnánimo en la ciudad de nápoles, también se conservan los inventariosde las bibliotecas palatinas de los monarcas aragoneses juan I (y su esposa, lareina Yolanda de Bar) y martín I el Humano (m. 1410), quien en su testamentodecidió donar sus libros a la abadía de poblet.

Ciertamente, la biblioteca de este último soberano debió ser extraor-dinaria a juzgar por el inventario, que incluye 300 volúmenes en catalán, cas-tellano, latín, griego y francés. llaman la atención la presencia de obras deplutarco, de estrategia militar y del juego del ajedrez(160). mientras, en el reinode navarra, donde seguramente sancho VI el sabio ya dispuso de una biblio-teca considerable, llaman la atención la biblioteca reunida por el rey Carlos IIIel noble (reg. 1387-1425), que compró sus fondos al convento dominico deEstella(161), y también la de su malogrado nieto, el príncipe de Viana.

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159. pere BoHIgAs, El libro español. Ensayo histórico, Barcelona, 1962, p. 134; A. AntEloIglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 291.160. I. BECEIRo pItA, Temas y tipos de lectura, art. cit., p. 15.161. A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 292.

Carolingian libraries:what do we know about them?

ROSAMOND MCKITTERICKUniversity of Cambridge

In about 820, the abbot of the monastery of st gallen in present-dayeastern switzerland received from the abbot of Reichenau, a monastery on anisland in lake Constance, what has sometimes been described as a kind ofChristmas card, in the form of a large plan of an ideal monastery. the plan isstill extant in the st gallen stiftsbibliothek and is as famous as it is important.It reflects both the Rule of Benedict, as understood in the light of the monasticreforms of the Emperor louis the pious in 816/817, and a particular under-standing of monasticism in the ninth century in terms of the physical space inwhich monks would move. It depicts what the monks, lay brothers and guestswould require in terms of accommodation and spaces for liturgical observance;thus it depicts not only the special altars, chapels and benches in the abbeychurch, the buildings such as abbot’s house, school, dormitory and refectory,cellar and hospital which were to cater for the rhythm of the community’s dailylife, but also the outhouses, herb and vegetable garden, orchard, cemetery, hencoops and animal sheds which were needed to support all aspects of living anddying. Research on this plan has suggested that it could in principle have servedas an architectural blueprint, and scale models have accordingly been con-structed on the basis of the information supplied in the plan(1).

to the left of the eastern apse of the abbey, with access from the choir,moreover, provision was made for a small square room with windows, the

1. For illustration and discussion, see the full facsimile ed. H. Reinhardt, Der St Galler Kloster-plan (st gallen, 1952). W. Horn and E. Born, The Plan of St Gall (Berkeley, 1979) and W. ja-cobsen, Der Klosterplan von St. Gallen und die karolingische Architektur : Entwicklung undWandel von Form und Bedeutung im fränkischen Kirchenbau zwischen 751 und 840 (Berlin,1992).

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ground floor of which was the scriptorium with seats for the scribes. the upperfloor was designated as the bibliotheca, library. this library accommodationis the only clear information we have from the Carolingian period about thephysical place in which books might have been kept. no extant building hasbeen identified as a library, and no archaeologist has been able to propose anyexcavated space in Carolingian building complexes associated with monas-teries -not even from san Vincenzo a Volturno(2)- which might be identified asa library or a scriptorium. tantalizingly, however, despite the meticulous labelsand descriptions added to many other spaces outlined on the plan, the drawingtells us nothing more than the size of the room deemed appropriate in relationto the church buildings, and its desired location as far as the draughtsman ofthe plan was concerned. We know nothing about book shelves or chests,whether readers were accommodated in the library or not, nothing about libraryfurniture, physical ordering of the books or even whether we can extrapolatefrom the plan that the windows indicated in the ground floor were also ex-tended to the first floor elevation.

there has been, in addition, plenty of conjecture and surmise about thephysical accommodation of books in the Carolingian period, but it is usuallybased on extrapolation from either earlier or later evidence(3). only the structureof some Carolingian bindings from st gallen has suggested that there at leastbooks might have been kept in chests, with the foreedges downwards and thespine uppermost, with the title of the book written on the spine(4). so the simpleanswer to ‘what can we know about Carolingian libraries?’ in terms of physicalaccommodation and surviving material evidence for buildings or library fur-niture is: nothing.

this little drawing on the st gallen plan serves as a reminder of thesevere limits of our knowledge about the Carolingian libraries as places, how

2. on san Vincenzo, see F. de Rubeis,, ‘la scrittura a san Vincenzo al Volturno fra manoscrittied epigrafi’, in F. marazzi, ed., San Vincenzo al Volturno. Cultura, istituzioni, economia, mis-cellanea Vulturnense 3 (monte Cassino, 1996), pp. 21-40 and F. de Rubeis, ‘the Codex Bene-ventanus’, in j. mitchelll andI.l. Hansen eds., San Vincenzo al Volturno 3: the finds from the1980-86 excavations (spoleto, 1991), pp. 439-49.3. still the most comprehensive survey is j.W. Clark, The care of books : an essay on the deve-lopment of libraries and their fittings, from the earliest times to the eighteenth century , 2ndedn. (Cambridge, 1909)4. see j. A. szirmai, The archaeology of medieval bookbinding (Aldershot, 1999).

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books were stored, or where they were consulted and read. We are, on the otherhand, very well informed about the content of Carolingian libraries. this sur-vives in a variety of forms, such as actual books that can be linked to particularcentres, references (in specific citations or else allusions) by Carolingian writ-ers to the books they used, and above all in book lists or library cataloguescompiled in the ninth century(5). one of my themes in this paper, therefore, isthe limits of our knowledge about Carolingian libraries, the ambiguity of someof the surviving evidence, and how necessary it is to be as clear about whatwe do not know as about what we do. I shall say nothing about the evidenceof extant books, or the allusions in writers such as Boniface of mainz, Alcuinof tours, Einhard, lupus of Ferrières, Florus the deacon of lyon or Hincmarof Reims, that has enabled scholars to suggest the range of authors and textsto which they appear to have had access, for these have been discussed else-where(6). Instead I wish to concentrate on the evidence of the book lists or li-brary catalogues. I shall first summarize the main evidence about the contentof Carolingian libraries. I shall then take two case studies, firstly the library ofst gallen itself, and then the so-called library of Charlemagne, in order to il-lustrate some of the problems of the evidence.

Evidence for the content of Carolingian librariesAlthough we have lists of books belonging to particular centres, their

function was not necessarily simply that of catalogues, that is records of a li-brary’s holdings which could serve simultaneously as a finding list. so, beforediscussing the function of these lists, let us see what they are like.

In the first place, there are lists of books associated with the activityof a particular abbot. some are noted as if they are part of his legacy or even alist of items taken from his will and incorporated into the narrative history ofthe abbey over which he presided. the books belonging to the monastery of

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5. see R. mcKitterick, The Carolingians and the written word (Cambridge, 1989), pp. 164-210.6. For Boniface see: H. schülung, ‘die Handbibliothek des Bonfatius’, Archiv für Geschichtedes Buchwesens 4 (1961-3), pp. 285-347; for Alcuin see d. Bullough, Alcuin: achievement andreputation (leiden, 2004); for lupus of Ferrières see E. pellegrin, ‘les manuscripts de loupde Ferrières’, Bibliothèque de l’Ecole des Chartes 115 (1957), pp. 5-31; for Florus the deacon,see C. Charlier, ‘les manuscript personels de Florus de lyon et son activité littéraire’, MélangesE. Podechard (lyon, 1945), pp. 71-84. ; for Hincmar of Reims, see j. devisse, Hincmar, ar-chévêque de Reims (geneva, 1976).

st Wandrille in present-day normandy, for example, are mentioned as giftsfrom the abbots(7). Abbot Wando (747-754) donated thirty-one books to hisabbey. Among them were commentaries on the gospels, theological works byjerome, Augustine and gregory, monastic rules, hagiography and historybooks. under Abbot gervold (787-806), a new addition comprised books ac-tually produced in the abbey’s own scriptorium, and these included many booksfor the monastic office and celebration of mass and the ritual reading of livesof saints associated with the abbey. It was not until the abbacy of Ansegis (822-833) that books suitable for the reading and meditating hours allowed by theRule of st Benedict (which the abbey had adopted by this time) were acquiredin great numbers. the st Wandrille lists therefore, have the character of inven-tories of property, though there is also the record of patronage and encourage-ment of learning in the references to books being produced in the abbeyscriptorium.

the books listed by Hariulf in his Gesta ecclesiae Centulensis formpart of a survey of the abbey of st Riquier’s property and thus are also an in-ventory of the assets of the abbey, some of which are books(8). the structure ofHariulf’s list might have been that of his ninth-century source, though it isequally possible that he was imposing the form of organization for book listsinherited from his ninth-century precursors (though no free standing book listsfrom Carolingian west Francia have survived).

It is from the Rhineland and the east Frankish realms that free-standingbook lists are extant. the list from Reichenau, for example, was compiled inthe second quarter of the ninth century and comprises 415 volumes. It beginswith books of the old and new testament, from complete bibles to separatevolumes for gospels, psalter, Epistles, Acts, and the Book of Revelation.thereafter volumes of the writings of the church fathers are listed: Augustine,jerome, gregory, leo, Cyprian, Eusebius, Hilary of poitiers, Basil and Athana-sius. then there is a section for lives of the saints, and then one for Roman his-tory (the Liber pontificalis and josephus), a large group of law books (Romanand germanic as well as the legislation of the Frankish rulers), medical books,liturgical books, and then the work of medieval authors such as primasius,

7. lists from st Wandrille in the Gesta fontenellensis coenobii/Chronique des abbes de Fontenlle(Saint-Wandrille), ed. p. pridié, les classiques de l’histoire de France au moyen âge 40 (paris,1999), pp. 106-8, 140-2, 162-66, 172-76. 8. Hariulf, Chronicon centulense, ed. F. lot (paris, 1894), pp. 89-96.

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Bede, Aldhelm and Alcuin, with didactic treatises, commentaries, poetry, andfinally sections on canon law, sermons, monastic rues, more saints lives, glos-saries, grammars, and poetry. It is notable that subsequent additions to the li-brary include the work of contemporary authors such as Hraban maur, Freculfof liseiux and paul the deacon. this is, therefore, a list ordered primarily bysubject, but within this more or less by chronological order of author(9). otherecclesiastical and monastic centres reflect a similar systematization of theirbooks. shorter lists are extant from Würzburg, Cologne and Fulda(10), and thereare extensive lists, still extant in the original manuscript from st gallen (whichI shall talk about further in a moment) and from lorsch(11).

From lorsch, indeed, we have no fewer than three lists from the middleof the ninth century. these appear incidentally to record some of the reorgan-isation of the library, and it was an impressive and comprehensive collectionof biblical, patristic, liturgical and school texts. thanks to Angelika Häse’s newedition of these catalogues, we can now properly appreciate the strength of thiscollection, and the care the librarian took to record even individual items inthe volumes of letters and homilies by such writers as origen, Augustine andjerome. the murbach catalogue from the middle of the ninth century gives usa still stronger indication of the control exerted over the library’s contents andthe acquisition of books(12). like the lists of lorsch, st gall, Reichenau and stRiquier, the catalogue is organized according to author, and loosely by subject.only the omission of biblical and liturgical books in the murbach list differsfrom the others. the authors whose works were owned by murbach are as fol-

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9. Reichenau: ed. p. lehmann, Mittelalterliche Bibliothekskatalogen, Deutschlands under derSchweiz (munich, 1911), pp. 240-52.10. Würzburg: E.A. lowe, ‘An eighth-century list of books in a Bodleian manuscript fromWurzburg and its probable relation to the laudian Acts’, Speculum 3 (1928), pp. 3-15,, reprintedin l. Bieler, ed., palaeographical papers 1907-1965 (oxford, 2 vls, 1972), I, pp. 239-50; Co-logne: A. dekker, ‘die Hildeboldische manuskriptensammlung des Kölner domes’, in Fest-schrift der drei und vierzigsten Versammlung deutscher Philologen und Schulmänner dargebotenvon den höheren Lehranstalten Kölns (Bonn, 1895), pp. 215-51; Fulda: Mittelalterliche Bücher-verzeichnisse des Klosters Fulda und andere Beiträge zur Geschichte der Bibliothek des KlostersFulda im Mittelalter, ed. g. schrimpf j. leinweber and t. martin (Frankfurt, 1992).11. lorsch: ed. A. Häse, Mittelalteliche Bücherverzeichnisse aus Kloster Lorsch. Einleitung,Edition, und Kommentar, Beiträge zum Buch- und Bibliothekswesen 42 (stuttgart, 2002).12. murbach: W. milde, Der Bibliothekskataloge des Klosters Murbach aus dem 9. Jht. Ausgabeund Untersuchung von Beziehung zu Csssiodors Institutiones, Beihefte zum Euphorion . zeits-chrift für literaturgeschichte 34 (1968).

lows: Cyprian, Hilary of poitiers, Ambrose, jerome, Augustine, origen, Basil,john Chrysostom, gregory the great, Isidore of seville, Bede, Cassiodorus,Cassian, prosper, primasius, julian of toledo and gregory nazianzus, and var-ious minor theologians. there are also works by Carolingian authors such asAlcuin and Hraban maur. But what distinguishes the murbach list from all theothers are the extended lists of desiderata, with a note made of all the booksthe librarian wants for the libraries. He had derived his knowledge of thesefrom what I have termed the bibliographical handbooks provided by jerome-gennadius’, De viris illustribus, Cassiodorus’ Institutiones, and the lists oftheir own works helpfully supplied by such authors as Augustine and Bede(13).

the Gesta abbatum and Gesta episcoporum were modelled on the Liberpontificalis(14) and their records of gifts to the abbey echo the meticulous recordof papal gifts to the churches of Rome, except that the Frankish gifts are morecommonly in the form of books than liturgical vessels, silk hangings or build-ing material. the Rhineland and east Frankish book lists appear to be a newinnovation, developed from the inventory lists of wills and estate surveys, butwholly concerned with books, and, as we have seen, imposing a very particularhistorical order upon the contents.

so far, therefore, I have indicated that evidence from Carolingian li-braries takes the form of extant books, which I have not had the space to con-sider in this paper, the records of authors referring to books to which they hadaccess, and the extant lists from libraries, whether incorporated into narrativehistories in the west of the Frankish empire, or in the form of free-standinglists of books compiled in the Rhineland and east of the Frankish empire. theselists have multiple functions. At an ideological level they represent a definitionof an approved canon of knowledge and a witness to the reception of know-ledge from the classical and patristic periods of antiquity(15). this canon, more-over, was organized and classified in a way that proved fundamental for theorganization of all libraries in western Europe in the succeeding centuries.these library lists are thus precious cultural indicators, reinforcing our under-standing of the Franks’ perception of their place in the western intellectual tra-dition. those lists which record the inclusion of contemporary authors,

13. mcKitterick, Carolingians and the written word, pp. 206-9.14. see the collection of essays: F. Bougard and m. sot eds, Liber, Gesta, Histoire: Ecrire l’-histoire des évêques et des papes, de l’Antiquité au XXIe siècle (turnhout, 2009) 15. see R. mcKitterick, History and memory in the Carolingian world (Cambridge, 2004).

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furthermore, witness to the sense of continuity with their classical and patristicpast on the part of this Frankish generation. the store of inherited knowledgewas something to which they could and did add. library catalogues from sub-sequent centuries which clearly adopt the structure of those from the ninth cen-tury, also add contemporary authors, so that we gain a sense of theaccumulation of knowledge and steady addition to the corpus of approved andaccepted authors.

At a practical level the booklists serve as check lists for what is in anyone library, and as a record of what has been lent, or borrowed, or of what thelibrarian might like to acquire. these lists were also a means of communication,for there are sufficient indications of use of the lists to inform potential readersof copies of the texts elsewhere, so that books were to be found in a particularplace to be borrowed and/or copied(16).

so far, so good, but our difficulties arise when we attempt to link thelibrary catalogue of a centre with the extant manuscripts, whether those ac-quired by that library from elsewhere, or those actually produced in themonastery’s own scriptorium for its own use. let me illustrate this with myfirst case study from st gallen.

The book lists from St Gallenthe oldest st gallen book list survives in a ninth-century manuscript,

st gallen stiftsbibliothek 728 with further books listed as acquired by stgallen during the abbacy of grimald (841-872) in st gallen, stiftsbibliothek,mss 267 and 614(17). Additions were made to the list in st gallen 728 whichrecords the loss or loan of a book. like the murbach catalogue there are alsosome notes about books the annotator thought should be added to the library.of particular interest are the notes about a book’s quality or sometimes evenappearance. thus it was the original compiler who disparaged texts, such asthe copy of Isidore of seville’s Etymologiae, saying they were corrupt, andwho claimed not to know the author of particular commentaries on books ofthe Bible. Another annotator, who has been identified as notker Balbulus,

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16. mcKitterick, Carolingians and the written word, p. 209.17. st gallen, stiftsbibliothek ms 728, pp. 4-21, ed. p. lehmann, Mittelalterliche Bibliotheks-katalogen, Deutschlands under der Schweiz (munich, 1911).

added the list of books written in insular script (libri Scottice scripti), com-mented that the life of gallus and otmar was written in a noble hand, that thebooks containing Freculf’s Chronicle were very large, and recorded whetherparticular works were in one, two or more volumes(18). this apparently straight-forward list of books presents a number of problems however. Firstly, it is usu-ally thought to have a close relationship with the work of the st gallenscriptorium. But it is remarkable how little direct or secure correlation there isbetween the works listed and extant st gallen manuscripts, even though the stgallen library is one of the best preserved of all the Carolingian libraries andalmost the only one with a continuous existence and location from its founda-tion until the present day. Work is underway at present, as part of the st gallenlibrary project partly funded by the mellon foundation, to establish how manyof the books listed in the catalogue are indeed among the extant codices in thest gallen library(19). of the 395 separate works listed, only forty-five identifi-cations have been proposed so far from among ninth century manuscripts stillextant and some of these are debateable. It may well be that we should expectsuch a small proportion as a result of the vicissitudes of time. But this lownumber may also point to a different function of the list, at least in its first ver-sion. that is, it may represent a composite kind of document, recording thework both anticipated or actually completed in the scriptorium, and possiblyeven texts borrowed from elsewhere or accessible in other collections, as muchas the books actually in the possession of the abbey. thus it is possible the listrepresents as much aspiration as actuality. the codification of knowledge it of-fers may have an idealized element. the list should perhaps be regarded at thevery least as a working document. It may well have been designed to beamended and altered as work in the abbey proceeded, rather than to serve as astatic record of the abbey’s library at one particular moment. Certainly in termsof our enquiry into what we can know about Carolingian libraries, the st gallenbook list still presents a number of puzzles that remain to be solved.

The royal librarysimilarly, my second case study is of a list of books that was once

thought to be a library list but may in fact be nothing of the kind. this is the

18. see s. Rankin, ‘Ego atque notker scripsi’, Revue Bénédictine 101 (1991), pp. 268-98.19. see also the Virtual library on www.cesg.unifr.ch/ and the mellon Funded st gall projectbased in uClA. http://www.stgallplan.org .

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supposed evidence for the royal library of Charlemagne. Charlemagne’s libraryneeds to be considered on the basis of two categories of evidence: firstly, themanuscripts associated with the court of Charlemagne by modern scholars and,secondly, the famous list of books that Bernhard Bischoff suggested over fortyyears ago might be a list of books in the royal library(20).

Carolingian piety and the Frankish palace chapel’s pivotal role in thedevelopment of the liturgy manifested itself above all in special editions of thekey texts required. these were apparently made for the king himself in ateliersbenefitting from his patronage. the stress should be on the ‘apparently’, how-ever, for there is only a little direct corroborative evidence of a personal anddirect connection between the books customarily associated with the Carolin-gian court and the Frankish king himself. Even Charlemagne’s letter to the lec-tors of c. 786, for example, also referred to the work of paul the deacon inpreparing, ‘from the treatises and sermons of the various catholic fathers …two volumes of readings suitable for each separate reading throughout theChristian year’, which Charlemagne himself claimed to have examined andauthorised to be read in the churches of his realm(21). From the godescalcgospel lectionary, it would appear that as early as 781 Charlemagne had com-missioned a text of the gospels. the particular edition of the gospels in thegodescalc lectionary is also to be found in other gospel books associated witha group of scribes and artists who appear to have been producing books for theking(22). these liturgical books were either for his own or his family’s use, orwere intended to act as royal gifts in order to promote the use of authoritativeand correct texts. With such gifts as the Abbeville gospels given to st Riquierand the lorsch gospels donated to lorsch, Charlemagne extended and deve-loped what may have begun as the provision of a clear text for use in the palacechapel into the provision of a Carolingian gospel text for the entire Frankishkingdom(23). the library catalogues discussed in the first section of this paper

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20. I present here an abbreviated version of an argument more fully expounded in R. mcKitte-rick, Charlemagne: the formation of a European identity (Cambridge, 2008), pp. 363-9.21. mgH Capitularia regum francorum, ed. A. Boretius (Hannover, 1883) I, no. 30, pp. 80-1.22. W.H. Frere, Studies in the Roman liturgy I The Roman Gospel Lectionary (london, 1930).see also d. Bullough, ‘Charlemagne’s court library revisited’, Early Medieval Europe 12 (2003),pp. 339-63, at p. 341, note 9. W. Koehler, Karolingische Miniaturen II: Die Hofschule Karls desGroßen (Berlin, 1958), pp. 14-16, and R. mcKitterick, Charlemagne: the formation of a politicalidentity (Cambridge, 2008), pp. 330-63.23. For facsimiles see W. Braunfels (ed.), The Lorsch Gospels (new York, s.d) and schefers,Das Loscher Evangeliar.

indicated the creation of an accepted canon of texts. the books linked with theking himself offer a similar suggestion of authority and control in the creationof a collection of books, though their primarily liturgical content suggest thatthose retained by the king were for use in the palace chapel or for private de-votion rather than texts to do with education and learning.

the books linked palaeographically with the ‘court atelier’ manu-scripts, that is books produced for Charlemagne, whether for use in the royalchapel or as gifts to other religious foundations, demonstrate how easily thequestion of the ‘court atelier’ merges into that of books associated with thecourt more generally. Conflating the royal library with texts used in their ownwritings by scholars known to have had some connection with the king cer-tainly produces very interesting insights into intellectual activity in the lateeighth and early ninth-century more generally(24). unfortunately, however, ittells us nothing of Charlemagne’s own books, for it rests on improvable as-sumptions about where any scholar was when he wrote.

A further factor is the extraordinary concentration of the earliest sur-viving manuscripts of classical latin texts in manuscripts produced in earlyCarolingian Francia(25). An element of deliberate collection and preservationon the Franks’ part has been inferred, not only from the sheer number of clas-sical texts extant from this period, but also from Wigbod’s dedicatory poem tohis extracts on the octateuch, customarily dated between 775 and 800. there,Wigbod referred to the collection of books which Charlemagne’s sententiabrought together from many lands and how he had revived the written heritageof the fathers(26). Wigbod appears to be referring to Christian patristic works.Bernhard Bischoff suggested that this statement might indicate that Charle-

24. d. Bullough, ‘Charlemagne’s court library revisited’, Early Medieval Europe 12 (2003), pp.339-63.25. the standard survey is l.d. Reynolds ed., Texts and transmission. A survey of the Latin clas-sics (oxford, 1983).26. Wigbod, mgH poetae latini aevi Carolini I, ed. E. dümmler (Hanover, 1881), p. 95. trans.Bullough, ‘Charlemagne’s court library’, p. 340. on Wigbod see m. gorman, ‘the commentaryon genesis prepared for Charlemagne by Wigbod’, Recherches Augustiniennes 17 (1982), pp.173-201, and idem, ‘Wigbod and Biblical studies under Charlemagne’, Revue Bénédictine 107(1997), pp. 40-76. on the preface, l.. munzi, ‘Compilazione e riuso in età carolingia: il prologopoetica di Wigbodo’, Romanobarbarica 12 (1992/93), pp. 189-210. Alcuin mentioned the pos-sibility of Augustine’s works on the soul being in a royal collection (si forte in armario imperiali)pl 101 col. 645 ; see Bullough, ‘Charlemagne’s court library’, p.354.

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magne had issued some kind of appeal for rare or interesting ancient texts inc.780(27). A further hypothesis is that ancient codices were sent to the palaceand copied, or else copies were made in situ in the ancient gallo-Roman repos-itories that may have held them since the late Roman period, such as Reims,tours or lyon(28). Certainly the number of Carolingian copies of classical andpatristic texts implies a heightened consciousness of this type of text on theFranks’ part. this would also accord with Charlemagne’s own insistence oncorrect language and latin and Christian learning.

We need to turn now, therefore, to the evidence for Charlemagne’s li-brary and the degree to which it may reflect these interests.

that Charlemagne possessed books of his own is not in doubt. His col-lection is referred to by contemporaries in passing as the source of such textsas the Historia naturalis by pliny or Augustine’s letter to jerome on the originof the soul(29), but was first broadcast by Einhard in preserving Charlemagne’swill. In Charlemagne’s instructions for the disposal of his possessions, thebooks in the chapel and the great number of books in his own library (de libris,quorum magnam in bibliotheca sua copiam congregavit), are distinguished(30).the contents of this royal bibliotheca have proved difficult to determine. Bern-hard Bischoff first attempted a reconstruction in 1957 and he presented sixyears later a series of incremental hypotheses ‘which enjoyed a high degree ofprobability’(31). By 1976 the library was described as one ‘founded on Charle-magne’s orders’ that ‘contained rare and recently-discovered works as well as

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27. B. Bischoff, ‘die Hofbibliothek Karls des grossen’, in W. Braunfels, ed., Karl der große.Lebenswerk und Nachleben II, das geistige leben (düsseldorf, 1965), pp. 42-62, reprinted withrevisions in B. Bischoff, Mittelalterliche Studien 3 (stuttgart, 1981), pp. 49-89 and English trans.m. gorman in B. Bischoff, Manuscripts and libraries in the age of Charlemagne (Cambridge,1994), pp. 56-7528. see R.mcKitterick, ‘the scriptoria of merovingian gaul: a survey of the evidence’, in H.B.Clarke and mary Brennan, eds., Columbanus and merovingian Monasticism (oford, 1981), re-printed in Books, Scribes and Learning in the Frankish Kingdoms, 6th-9th Centuries, VII 1-35.29. For example, Alcuin, Epistulae, ed. E. dümmler, Epp. 155, 162, 170, 309; mgH Epistulaemerowingici et karolini aevi (Hanover, 1892) IV, pp. 250, 260, 280, 474; and paul the deacon,preface to the Epitome of Festus, ed. K. neff, Die Gedichte des Paulus Diaconus (munich,1908), p. 124 and mgH Epp. IV, p. 508. 30. Einhard, Vita Karoli, c. 33, ed. Halphen, p. 98.31. Bischoff, ‘die Hofbibliothek Karls des grossen’ (cited above, note 27), especially at pp. 62,89 (1981 reprint) and 75 (gorman translation) respectively.

well-known items’ and contributed to ‘the preservation and diffusion of clas-sical and patristic works and to the new educational ideas which depended onthem’(32).

speculation about the contents of this library has centred first of all onthe relatively secure ground of books and texts mentioned as having been readby, given to, or dedicated to Charlemagne, such as the Dionysio-Hadriana col-lection of canon law sent by pope Hadrian in 774, the epitome of Festus sentby paul the deacon in the mid 780s, and Wigbod’s work on genesis(33).

more problematic is the key piece of evidence in Bischoff’s argument,namely, a list of classical and fourth-century works entered into a late eighth-century collection of grammatical texts and poems by scholars associated withthe royal court. this is the famous codex Berlin, deutsche staatsbibliothekpreussische Kulturbesitz diez B. sant. 66, a collection of grammars by dona-tus, servius and pompeius, a text entitled De Litteris, and excerpts from BooksI and III of the Etymologiae of Isidore of seville concerning grammar andmusic(34). the codex was written by two main scribes, one trained in north Fran-cia and the other a contemporary north Italian. some insular symptoms are tobe noted as well. It was the Italian hand who added, on spare leaves and emptyspaces on various pages (pp. 2, 66, 67, 116-28, 217, 363), not only the list ofbooks but also some early court poetry and other short texts. It is the versesconcerning Angilbert, Charlemagne, Angilram and paul the deacon whichseemed to Bischoff to militate against an Italian origin for this section of themanuscript but it is very difficult to be certain one way or the other.

the texts listed are identified by author, incipits or explicits of parti-cular volumes of the works mentioned, and occasionally by title. It may behelpful to set the list out with some explanatory comments about the texts:

32. B.Bischoff, ‘die Hofbibliothek unter ludwig dem Frommen’, in j.j.g. Alexander and m.t.gibson (eds), Medieval learning and literature. Essays presented to Richard William Hunt (ox-ford, 1976), pp. 3-22, at p. 3, reprinted in Bischoff, Mittelalterliche Studien 3, pp. 170-186 at p.170 and English trans. gorman in Bischoff, Manuscripts and libraries, pp. 76-92, at p. 76. 33. see Bischoff, ‘die Hofbibliothek Karls des grossen’, 00.34. ClA 8, 1044. see the facsimile edition: B. Bischoff (ed.), Sammelhandschrift Diez.B Sant.66. Grammatici latini et catalogus librorum, Codices selecti (graz, 1973).

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The list of classical and late antique works in Berlin, PreussischeKulturbesitz Diez. B. Sant. 66, pp. 218-219(35)

- Extracts from Book Ix of Vergil’s Aeneid and Book III of the Georgics(from a Cento?)

- lucan, De bello civilis (on Caesar, pompey and the destruction ofRome’s freedom)

- terence, Andria (and the other comedies)- Iuvenal, satires, Bk II, satire 6 (Invective on the affectations and im-

morality of Roman women)- tibullus, elegiac rural and love poems (in two books; or, Book II) - Horace, Ars Poetica (500 lines about epic poetry and drama)- Claudian, De raptu proserpinae (epic myth about persephone’s descent

into the underworld. the capture of proserpina was also the scenedepicted on Charlemagne’s sarcophagus). Claudian was assumed bythe eighth century to have been a Christian. His work was full ofnarrative descriptions, speeches, and allusions to classical poets.

- Claudian, Ad Rufinum (invective)- Claudian, In Eutropium (invective) - Claudian, De bello Gothico (contemporary history written against

Alaric the goth, 401-2)- Claudian, De bello Gildonico (an historical epic on the African warlord

gildo)- martial, Epigrams (Books I –IX (the incipit given is from Book I, epi-

gram 36.- julius Victor, Ars Rhetorica (a short manual on rhetoric) (a part thereof)- servius, De finalibus ( a grammatical text)- Cicero, Catiline orations (political invective) (seven books, so this may

includer the 3 Caesarian speeches)- Cicero, oration for king Deotarius (prosecution speech)- Cicero, In Verrem (prosecution speeches, numbers I, II and III?)- sallust, on the Catiline conspiracy - Cato, Sententia in senatu (presumably the Dicta Catonis, a collection

of moral maxims in prose and verse)

63REYES, MONJES Y SABIOS

35. these are as identified by B.l ullmann,‘A list of classical manuscripts (in an eighth-centurycodex) perhaps from Corbie’, Scriptorium 8 (1954), pp. 24-37; for fuller discussion see nowmcKitterick, Charlemagne, pp. 365-8.

- sallust, Iugurtha (history of the Roman war against jugurtha, king ofnumidia)

- sallust, Histories (on the period 78-67 BC)- Alcimus, Dictiones or Controversiae (texts now lost)- messius Arusianus, Exempla elocutionum (a grammarian writing c. 400

who quotes Cicero, Virgil, sallust, and terence)

discussion of this list has become sidetracked onto the possible relationof particular items to extant manuscripts (especially those connected with Cor-bie), whether the list is Frankish or Italian, and whether it can be regarded aslinked with the court(36). these discussions have established that the texts werecurrent in the early Carolingian period and many scholars knew them, alludeto them, or actually quote from them, quite apart from the number of ninth-century manuscript witnesses to them extant.

script and contents alike of this codex appear to suggest a Carolingiancourt connection in the reign of Charlemagne. of the two Frankish courts atthis time, the Frankish court of pippin of Italy or the Frankish court of his fatherare each possible. In that the Frankish script in this book is joined by an Italianminuscule script, the book has seemed to modern scholars to offer two principalalternatives. Firstly, it was written and compiled by a Frank and a lombard atthe Frankish court of Charlemagne and the list is of books in Charlemagne’scourt library. secondly, it was compiled in Italy and the list represents a list ofbooks in northern Italy(37). A book started in Francia and taken to Italy andcompleted there is a variant of this.

36. see also B. Bischoff, ‘Hadoardus and the manuscripts of classical authors from Corbie’, ins. prete (ed.), Didascaliae. Studies in Honor of Anselm M. Albareda (new York, 1961), pp. 41-57; revised version in B. Bischoff, Mittelalterliche Studien 1 (stuttgart, 1965), pp. 49-63. 37. For the royal library see Bischoff, ‘die Hofbibliothek Karls des großen’. A case specificallyfor Verona was made by C. Villa, ‘die Horazüberlieferung und die “Bibliothek Karls des gro-ßen”: zum Werkverzeichnis der Handschrift Berlin, diez B. 66’, Deutsches Archiv 51 (1995),pp. 29-52, but the precise link is disputed: see t. licht, ‘Additional note on the “library catalo-gue of Charlemagne’s court”’, Journal of Medieval Latin 11 (2001), pp. 210-213. see also thecomments by m. gorman, ‘peter of pisa and the quaestiunculae copied for Charlemagne inBrussels II 2572, with a note on the Codex diezianus from Verona’, Revue Bénédictine 110(2000), pp. 238-60.

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As I have commented elsewhere, the list’s possible origin at the court ofpippin of Italy would offer a glimpse of a court circle there(38). the characterof the list as a whole, however, is crucial, and is the one matter consistentlynot addressed in discussions of this list hitherto. the codex is predominantlydevoted to latin grammar and style. the list of texts complements the rest ofthe contents of the book, for it effectively presents a syllabus for learning toread latin. It is significant that portions of particular texts are specified, andthat others are rather short(39). thus this is neither a random list nor a shoppinglist. It is also not necessarily a list of the contents of any particular collectionof books, let alone a royal library. the works listed form a teaching collection.the list offers texts which require varying degrees of competence, from therelatively basic to the more advanced. they would have assisted the processof acquiring literary skills. three of the authors, statius, Claudian and Cato,are among the sex auctores associated with the medieval school curriculumbefore the thirteenth century. In addition to the late antique authors Avianus(Fabulae) and the Elegies of maximinian of the sixth century, a Carolingianmember of these sex auctores was the Eclogue of the writer known as theo-dulus (whom paul Winterfeld suggested was a latinisation of gottschalk),though he probably wrote his Eclogue during the reign of louis the pious orCharles the Bald(40). the texts specified in the diez B sant. 66 list offer com-ments on moral worth, a sample of different types of latin prose and poetry,variants in style such as the smooth, plain and elegant language of tibullus orthe terse style of sallust, and convey something of classical mythology, Roman

65REYES, MONJES Y SABIOS

38. R. mcKitterick, History and memory in the Carolingian world (Cambridge, 2004), pp. 80-82.39. on Carolingian teaching and curricula, see the many studies by j. j. Contreni gathered inhis Carolingian learning, masters and manuscripts (Aldershot, 1992), idem., ‘the Carolingianrenaissance: education and literary culture’, in NCMH II, pp. 709-757, and idem., ‘the pursuitof knowledge in Carolingian Europe’ in R. sullivan (ed.), “The gentle voices of teachers”. As-pects of learning in the Carolingian age (Columbus, ohio, 1995), pp. 106-41. note too the cau-tionary remarks of d. ganz, ‘Conclusion: visions of Carolingian education, past, present andfuture’, in ibid, pp. 261-84.40. see n. orme, English schools in the middle ages (1976), p. 103, g.l. Hamilton, ‘theodulus:a medieval text book’, Modern Philology 7 (1909), pp. 1-17 (pp. 169-85) and the text in j. os-ternacher (ed.),Theoduli eclogam (linz, 1902). despite some of these authors being mentionedin Carolingian discussions of aschool books he surveyed, günter glauche was disinclined todefine the books in the diez B. sant. 66 list as ‘schullekture: g. glauche, Schullekture im Mit-telalter. Entstehung und Wandlungen des Lektürekanons bis 1200 nach den Quellen dargestellt,münchener Beiträge zur mediävistik und Renaissance-Forschung 5 (munich, 1970), pp. 21-2.

history and culture. the list is not, in short, a record of books that were neces-sarily together in any library, royal or otherwise, but of useful texts for teachingpurposes. It offers a glimpse of the process of the formation of a teaching canonof texts in the early middle ages.

Frustratingly little, therefore, can be established with any confidenceabout the royal library of Charlemagne, as distinct from a large number ofmajor classical and patristic works possessing possible or even probable linkswith the king and his family, or with scholars patronized by the king(41).

nevertheless, with all the problems of interpretation and doubts aboutthe precise function of particular lists of books from the Carolingian period,the overwhelming impression remains both of the preservation of a rich andvaried legacy from classical antiquity and the early Christian period, and ofthe intense production of a huge range of books and texts concerned with Chris-tian latin education and learning from the early middle ages and the Carolin-gian period itself. many of the extant manuscripts have still not been properlystudied. In particular, those with glosses and annotations may point to an evengreater wealth of knowledge and library resources that once existed. I remainconvinced that with further study our knowledge about Carolingian librarieswill be greatly enlarged and extended in the years to come(42).

41. mcKitterick, History and memory, especially pp. 208-210.42. I should like to thank dr Ana Belen sanchez prieto for the invitation to be included in thisbook as well as the original conference programme on which it based, Alejandro Rodriguez dela peña for his kind assistance.

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Monastic Libraries in the Early Middle Ages

ANA B. SÁNCHEZ PRIETOUniversidad Complutense de Madrid

the word monk derives from the greek monachos, which means literally “hewho lives alone”. Being a monk means to live in seclusion from the world, under re-ligious vows and subject to a fixed rule, in order to achieve an ideal of life near to per-fection, that separates him radically from the rest of the society. monachism is thus away of self-abnegation and organized asceticism that is not exclusive to Christianity(since it can be found in almost every religious system with a high degree of ethicaldevelopment). But for the Christian monk, the asceticism is not and end in itself, andin fact among the first Christians the idea of living apart from the community was com-pletely out of the question.

the main cause which begot monasticism was the desire to follow Christ’sfootsteps and fulfil his law as radically as possible in a time when the end of the pro-secutions and the imperial support to the new religion conveyed to massive conversionsand as a consequence to a general much more lenient attitude.

If the creature is to love god and love is the union of wills, and “greater lovehath no man than this that one lay down his life for his friends” (joh 15:13), and sinceChrist had said “Follow me”, and “my kingdom is not of this world”, the world andits temptations could become an obstacle to loving god. And the monk’s life becomesthen a renunciation to the world, made manifest in the three evangelical counsels ofpoverty, chastity and obedience.

In entering the monastery the monk had to put aside all his former life. thepast, with its culture and habits should remain in the outside world, and the monkstarted his way through the practical science of asceticism, which led him to the theo-retical science of contemplation. Hrabanus maurus described in the ninth century thisitinerary, compiling mainly from the De doctrina Christiana of st Augustine. the quo-tation is long, but very much to the point:

3

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Ante omnia enim opus est ei, quidesiderat ad sapientiae pervenireculmen, Dei timore converti adcognoscendam eius voluntatem,quid nobis appetendum fugien-dumque praecipiat. Timor autemiste cogitationem de nostra mortal-itate et de futura morte necesse estincutiat, et quasi clavatis carnibusomnes superbiae motus ligno crucisadfigat. Deinde mitescere opus estpietate neque contradicere divinaeScripturae sive intellectae, si aliquavitia nostra percutit, sive non intel-lectae, quasi nos melius saperemeliusque pracipere possimus; sedcogitare potius et credere, id essemelius et verius, quod ibi scriptumest, etiamsi lateat, quam id quod nosper nos ipsos sapere possumus.

Above all, he who wishes to reachthe summit of wisdom must withfear of god convert himself to knowHis will, what He does command usto do and what to flee from. And thisfear is needed to make us meditateon our mortal condition and our fu-ture death, and, as with hammeredflesh, to fix all our feelings of arro-gance to the log of the cross. thenit is necessary to become tamed inthe piety and not contradict the Holyscripture, as well if we understandit and it condemns some of ourvices, or we do not understand it andthink that we could know more ordo better. Instead we must assumeand believe that what is writtenthere is better and truer, even if it ishidden, than anything we couldknow by ourselves.

Post istos duos gradus timoris atquepietatis ad tertium venitur scientiaegradum, de quo nunc agere consti-tui. Nam in eo se exercet omnis div-inarum Scripturarum studiosus,nihil in eis aliud inventurus, quamdiligendum esse Deum propterDeum et proximum propter Deum;et illum quidem ex toto corde, extota anima, ex tota mente (Mc12:30), proximum vero tanquamseipsum (Mc 12:31), id est, ut totaproximi dilectio sicut etiam nostrireferatur in Deum.

After these two grades of fear andpiety the third grade of knowledgeis reached, and with it we purposeto deal now. In it every studious ofthe divine scripture is trained, andhe will find nothing else than thatgod must be loved because of godand the neighbour because of god,and that with the whole heart andwith the whole soul and with thewhole mind (mc 12:30), and theneighbour as oneself (mc 12:31),and thus all the love for the neigh-bour and for ourselves is refered togod.

69REYES, MONJES Y SABIOS

Quisquis ergo Scripturas sacras velquamlibet earum partem intellexissesibi videtur, ita ut eo intellectu nonaedificet istam geminam caritatemDei et proximi, nondum intellexit,quemadmodum oportebat eumscire. Itaque tria haec sunt, quibuset scientia omnis et prophetia mili-tat: Fides, spes, caritas. Sed fideisuccedit spes et spei succedit beati-tudo, caritas autem etiam istis dece-dentibus augebitur potius...

And if anyone seems to have under-stood the Holy scripture or a part ofit but with that understanding doesnot build that twofold love for godand the neighbour, he has under-stood nothing in the way he shouldhave known it. And thus there arethree weapons with which all wis-dom and prophecy fights: faith,hope and love. But hope followsfaith and happiness follows hope,but love will be increased even ifthese fail...

Nam ista scientia bonae speihominem se non iactantem sedlamentantem facit, quo affectu im-petrat sedulis precibus consola-tionem divini adiutorii, nedesperatione frangatur et esse in-cipit in quarto gradu, hoc est, forti-tudinis, quaeritur et sititur iustitia.Hoc enim affectu ab omni mortiferaiucunditate rerum transeuntiumsese extrahit et inde se avertensconvertit ad dilectionem aeterno-rum immutabilem scilicet unitatemeandemque Trinitatem; quam ibi as-pexerit, quantum potest, in longin-qua radiantem suique aspectusinfirmitate sustinere se illam lucemnon posse persenserit, in quintogradu, hoc est, in consilio miseri-cordiae, purgat animam tumultuan-tem quodammodo atque obstrepen-tem sibi de appetitu inferiorum con-ceptis sordibus. Hic vero se in dilec-tione proximi ignaviter exercet, ineaque perficitur.

And this knowledge of good hopedoes not make the man to boast, butto regret, and with this feeling hecan reach with prayers the consola-tion of the divine helper, so that hedoes not sink into despair, and thenhe starts to find himself in the fourthdegree, that is, that of strength, andhe looks for and desires justice. Andwith this feeling he withdraws him-self from every delight for passingthings and turns into the immutablelove for the eternal, that is the unityand the trinity itself, and there hewill attend to it the best he can, shin-ing in the distance, but he under-stands that because of the frailty ofhis sight he cannot stand such light.In the fourth degree, that of the ad-vice of mercy, he cleanses his soulnoisy to a certain point and annoyedbecause of the desire or the terres-trial things. Here he truly exercisesin the burning love to the others andin it he strives for perfection.

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such a son ascends into the last de-gree, the degree of knowledge, thatis the seventh, and in it he enjoyscalm and quiet.the start of wisdom is the fear forgod. From this and into that we workand climb up through these degrees.

Et spe iam plenus atque integerviribus, cum pervenerit usque ad in-imici dilectionem, ascendit in sextumgradum, ubi iam ipsum oculum pur-gat, quo videri Deus potest ab eis,qui huic saeculo moriuntur. Nam intantum vident, in quantum moriunturhuic saeculo, in quantum autem huicvivunt, non vident. Et ideo quamvisiam certior et non solum tolerabilior,sed etiam iucundior species lucis il-lius incipit apparere; in aenigmateadhuc tamen et per speculum videridicitur, quia magis per fidem, quamper speciem ambulatur, cum in hacvita peregrinamur, quamvis conver-sationem habeamus in caelis. In hocautem gradu ita purgat oculumcordis, ut veritati ne ipsum quidempraeferat, ut conferat proximum;ergo nec seipsum, quia nec illumquem diligit sicut seipsum. Erit ergoiste sanctus tam simplici corde atquemundato, ut neque hominibus, pla-cendi studio detorqueatur a vero,nec respectu devitandorum quorum-libet incommodorum suorum, quaeadversantur huic vitae.

And full of hope and full of strengthto the point that he can love even hisenemies, he ascends into the sixthdegree, where he cleanses his eyes,and he is able to see god in the sameway than those who die for thisworld. then they see Him as long asthey die for this world, but as long asthey live for it they do not see Him.And therefore the vision of lightstarts to seem to him more certain aswell as more bearable, and at thesame time more enjoyable, but stillhe sees it like in the mystery or on amirror, because while we are peregri-nating in this life we progress morethrough faith than through sight, inspite that we already have a sort ofpresence in heaven. In this degree hecleanses the eyes of his heart so thatnothing is put forward the truth, noteven the love for the others, then hedoes not love himself, and thereforehe does not love the others, whom hemust love as much as himself. thisholy man will possess such an inno-cent and pure heart that he will notget astray from the truth, either toplease the men or to avoid all the in-commodities that assail us in this life.

Talis filius ascendit ad sapientiam,quae ultima et septima est, quapacatus tranquillusque perfruitur.

Initium sapientiae timor Domini. Abillo enim usque ad ipsam per hosgradus tenditur et venitur.

this is the climbing path of wisdom that every monk must tread thebest he can. the starting point is reading the Holy scripture, and he will readevery sentence, every word with equal attention, like ruminating, trying tocommend them to his memory and keeping them in his heart, as he has readthat mary did, even if he does not understand. And therefore he meditates uponevery word, but for him there is no difference between intellectual learningand spiritual living: knowing and loving god is one and the same act, as isclaimed in the first three verses of the first psalm, the first verses that everymonk learned by heart:

71REYES, MONJES Y SABIOS

But to understand the Bible is not always easy. sometimes some pas-sages seem to contradict some others; sometimes it mentions customs or peo-ples long ago forgotten or never known in the West, and sometimes the truemeaning is hidden behind symbols or metaphorical expressions. However thatis no excuse to abandon the search, and where one cannot see may be someother can help, and thus the monks scrutinize the commentaries of the fathersof the Church and other Christian writers to lead them in their readings of thescripture, and since latin was the only thinkable language for religious ex-pression but by the seventh century was almost nobody’s natural language, tounderstand the Bible and its rhetorical figures they had to study latin, that is,grammar, and with it, not without contradictions and much hesitation, camethe classics, the great authors of the pagan Rome. And thus in the dawn of theninth century, Alcuin of York could describe the building of wisdom, with thetower of the theology supported on the seven pillars of the seven liberal artsof the trivium and the quadrivium.

Beatus vir qui non abiit in consilioimpiorum et in via peccatorum nonstetit, in cahtedra derisorum nonsedit, sed in lege Domini voluntaseius et in lege eius meditabitur dieac nocte, et erit tamquam lignumtransplantatum iuxta rivulosaquarum, quod fructum suum dabitin tempore suo et folium eius nondefluet et omne quod fecerit pros-perabitur.

Blessed is the man who hath notwalked in the counsel of the un-godly, nor stood in the way of sin-ners, nor sat in the chair ofpestilence: But his will is in the lawof the lord, and on his law he shallmeditate day and night. And he shallbe like a tree which is planted nearthe running water, which shall bringforth its fruit, in due season. And hisleaf shall not fall off, and all what-soever he shall do shall prosper.

And this is how the monastery, the world of the one Book, becamethe world of the many books, and since the monastic stabilitas and the com-munal property offered the ideal conditions to preserve the books, the monas-teries became more than the palaces of the kings and even more than thecathedrals the ideal places to build a library and to serve as a repository of cul-ture for the whole Europe. And in fact, very few works of the Roman Antiquity(pagan or Christian) have survived that the monks of the first millennium didn’ttake the trouble of copying themselves.

no wonder, then, that already in the time of st Augustine of Hippo thebooks were highly regarded. According to his biographer, possidius, the saint,concerned with the future, always commanded that the library and all the booksof the church should be taken good care of(1).

But how came into existence and how were organized this first Euro-pean libraries?

We know very little. like the monks contemplate god in the mystery,we discern the monks of the Early middle Ages and their books and librariesthrough the mists of time, and as they ruminate the verses of the Bible wesqueeze our scarce and meagre sources. these are basically brief mentions tothe act of reading or the use of books in chronicles, private or official corre-spondence, saints’ lives or monastic rules, some miniatures that representmonks in the act of reading or writing, and some, not many, sketchy book listspreserved for us almost miraculously. some glossaries may give some book-related words that sometimes cast some light on the subject. We have as wellthe original works composed by monastic authors that use their former readingsas sources, but trying to rebuild the disappeared library of a certain monasticinstitution on the basis of the quotations present in the works of some of itsmembers is a dangerous task, since the very nature of the intellectual workingmethods make it relatively probable that the quotations are second hand onesand therefore taken from someone else in between, or simply the books couldhave been read somewhere else. And finally we have the surviving books andfragments preserved until now, but they pose new problems: from the time weare dealing with there are no shelf-marks, ex-libris with property marks occurseldom and ex-dono inscriptions are awkward. If there is a colophon it mayprovide some information about the scriptorium where the book was copiedand through palaeographical analysis we can even find it out, if it is not indi-

1. possidius, Vita, 31.

72 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

cated, but with that we come to know the origin of a certain book, not the li-brary where it belonged to, and although most books must have remained inthe same institutions where they were made, we know too that books travelledsome times very long distances for various reasons, and therefore origin andproperty do not necessarily coincide. Finally, a library is very much like a livingorganism that is born and grows and suffers from illnesses and accidents ofmany sorts and may eventually die.

Another problem we must face is the fact that it is impossible to gen-eralize. We are dealing with a period that someone has described as “graphicalparticularism” precisely because the regional differences are supposed to bespecially sharp, and even when great part of central Europe was united underthe banners of the great Charlemagne, in the periphery the British Isles, spainand the south of Italy managed somehow to keep their own cultural traditions,although it would be absurd to pretend that they did not feel the influence ofthe Carolingian court.

But even within the same region there were monasteries and monas-teries. most of them were very small, hardly bigger than a private church orEigenkirche, and with a very limited number of monks. these monasterieswere very poor and therefore had very few books, probably just the necessaryones for the liturgy and some of the books of the Bible, and it is even possiblethat many of them lacked even a whole Bible or Pandectae. Because booksmade of parchment and copied by hand were expensive. Very expensive, evenif their leaves were not purple-dyed and written in golden letters: as late as1044 the bishop of Barcelona had to sell a house and a plot of land in order tobuy two books, that by chance were two grammatical treatises of priscian.

some other monasteries, specially if they enjoyed the royal favour,were rich and prosperous with many monks and many other lay people at theirservice, and they had rich (for the time) collections of books that in the mostfortunate cases would have reached slightly above one thousand.

It is also difficult to define the concept of library in these remote times.“A medieval library was not a place so much as a process, a shifting accumu-lation of changing materials housed in diverse locations, which responded, toa greater or lesser degree, to a variety of trends in the cultural, educational, so-cial, economical, political and intellectual milieux of its time and place”(2). In

73REYES, MONJES Y SABIOS

2. david n. Bell, “the libraries of religious houses in the late middle Ages”, in The CambridgeHistory of Libraries in Britain and Ireland, volume I, to 1640, (Cambridge, 2006), pp. 126.

fact, we must assume that in a religious institution the books were kept in dif-ferent locations, depending on the use assigned to them. For instance, sacra-mentaries, evangelistaries and other books related to the cult were mostprobably stored in the sacristy together with the sacred vases and liturgicalvestments, and may be such books as grammatical treatises or the works ofpagan authors could be found in the school. However, we cannot agree withthose who exclude the liturgical books and the books of the Bible apart fromthe library books, since as we have seen the primary object of the study in amonastery was precisely the Bible, and on the principle of lex orandi lex cre-dendi, we can assume that the liturgical texts were ruminated as well.

the close link that related the scriptorium and the library and thearchive is reflected in the well-known plan of st gall, where the library is overthe scriptorium, at one side of the church. And some Irish sources speak abouta round tower were the books were stored, probably to protect them from pil-lage and fire(3), although some of the entrances are precisely to record its de-struction by the fames. An specific building for books is mentioned in the Irishannals, which record that Armagh’s ‘house of manuscripts’ survived a greatfire, most likely because the building was made entirely of stone(4).

As for the way of storing the books, the well known Ezra miniature inthe Codex Amiatinus shows behind the writing prophet an armarium or book-case with heavy books lying on its sloping shelves. the Codex Amiatinus is ofcourse the product of an English scriptorium, but it was made as a faithful copyof the Codex Grandior of Cassiodorus, and it is most probable that it reflectsthe Italian way of arranging the books more than the English one, since in theBritish Isles these standing presses are not attested anywhere else until the 12thcentury. Instead, an eleventh-century glossary gives as a gloss for bibliothecavel armarium vel archivum the old-English term boochord(5), that is, book-hoard. Here, that is, in England, one of the riddles of Aldhelm reads as fol-lows(6):

3. pádraig p. ó néill, “Celtic Britain and Ireland in the early middle ages”, in E. leedham-green& t. Webber (eds.), The Cambridge History of Libraries in Britain and Ireland, volume I, to1640, pp. 86.4. pádraig p. ó neill, “Celtic Britain and Ireland in the early middle ages”, p. 84-85.5 Antwerp-london glossary, Antwerp, plantin-moretus museum, m.16.2 + london, Bl, Add.32246. Wright, Anglo-Saxon and Old English Vocabularies, I, 185 (line 33). Cit. m. lapidge,The Anglo-Saxon Library, p. 62.6. Enigma lxxxIx (ed. Ehwald, p. 138). Cit. michael lapidge, The Anglo-Saxon Library, p.61.

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the answer is arca, that is, chest, and an equivalent old English term,boccysta is the glosse for armaria in an eleventh century manuscript now inCambridge(7). save in the biggest monasteries, one or at least two would sufficefor all books. Adomnán’s life of Columba seems to refer to the same by meansof the word scrinium or scriniolum(8). the arca is also mentioned by the RegulaMagistri, and specifies that there the codices and the important documentswere kept together(9).

In Frankish soil Alcuin referred in one occasion to the Armarium im-periale. Was it the usual way of storing books in Francia or was it one of themany uses brought from Italy by Charlemagne? In any case, the life of Eligiusdeclares that the saint had a stand fixed on an axis which allowed him to re-search easily among several works(10).

In Ireland, together with the mentioned chest or coffer the most ex-traordinary way of storing books was used. We read in saints’ lives and othernarrative sources that books were often carried in leather satchels very similarto those that the schoolchildren from the first half of the twentieth century car-ried. We are told patrick once met a party of clerics with books in their gir-dles(11); Columba is said to have made satchels, and to have blessed them. the

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7. Cambridge, trinity Coll. ms o.I.18. Cit. david ganz, “Anglo-saxon England”, in E. leed-ham-gree & t. Webber (eds), The Cambridge History of Libraries..., p. 91.8. pádraig p. ó néill, “Celtic Britain and Ireland in the early middle ages”, pp. 84-85.9. Regula magistri xVII (Vanderhoven and masai ed., p. 206): “simul etiam arcam cum diversiscodicibus membranis et chartis monastherii”.10. “Habebat … in cubiculo suo ... sacros libros in gyro per axem plurimos quos post salmodiamet orationem revolvens, Vita Eligii, I, 12 (mgH, sRm, IV, 679, 1.10). Cit p. Riché, Educationand Culture, p. 461.11. stokes (W.), tripartite life., 75. Cit. Ernest A. sAVAgE, Old English Libraries, p. 17-19.

Nunc mea divinis complentur viscera verbisTotaque sacratos gestant praecordia biblos;At tamen ex isdem nequeo cognoscere quic-quam:Infelix fato fraudabor munere tali,Dom tollunt dirae librorum lumina Parcae

now my inwards are filledwith holy words, and all myentrails support sacred books.And yet I am unable to learnanything from them. unfortu-nately, I am deprived by fateof such a gift, since the deadlyparcae take away the illumi-nation which books provide.

few old Irish satchels remaining are black with age, and the characteristic de-coration of diagonal lines and interlaced markings is nearly worn away. twoof them are preserved in England and Ireland: those of the Book of Armagh, intrinity College, dublin, and of the Irish missal in Corpus Christi College, ox-ford. the walled at oxford looks much like a modern schoolboy’s satchel;leather straps are fixed to it, by which it was slung round the neck. the Armaghwalled is made of one piece of leather, folded to form a case a foot long, a littlemore than a foot broad, and two and a half inches thick. the Book of Armaghdoes not fit in properly. Interlaced work and zoömorphs decorate the leather.Remains of rough straps are still attached to the sides.

When these satchels were not carried they were hung upon pegs set inthe wall of the cell or the church or the tower where they were preserved(12),and we are told that when longarad, an acquaintance of Columban’s, died, allthe satchels in Ireland slipped off their bags(13).

A modern writer visiting the Abyssinian convent of souriani has seena room which, when we remember the connection between Egyptian and Celticmonachism, we cannot help thinking must closely resemble an ancient Irishcell. In the room the disposition of the manuscripts was very original. “Awooden shelf was carried in the Egyptian style round the walls, at the heightof the top of the door… underneath the shelf various long wooden pegs pro-jected from the wall; they were each about a foot and a half long, and on themhung the Abyssinian manuscripts, of which this curious library was entirelycomposed. the books of Abyssinia are … enclosed in a case tied up with leath-ern thongs; to this case is attached a strap for the convenience of carrying thevolume over the shoulders, and by these straps the books were hung to thewooden pegs, three or four on a peg, or more if the books were small; theirusual size was that of a small, very thick quarto. the appearance of the room,fitted up in this style, together with the presence of long staves, such as themonks of all the oriental churches lean upon at the time of prayer, resembledless a library than a barrack or guardroom, where the soldiers had hung theirknapsacks and cartridge boxes against the wall”(14).

As for the order the books were given, it can be inferred from oursketchy inventories and book-lists, since even when they were conceived as

12 stokes, m., Early Christian Art in Ireland, 50.13. Ernest A. sAVAgE, Old English Libraries, p. 5-6.14. the quotation is copyed directly from Ernest A. sAVAgE, Old English Libraries, p. 17-19.

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mere property inventories, in most places they are arranged in a similar order,with certain subjects apparently taking precedence over others, and thereforethe possibility of a common canon of knowledge and categorization of learninginherited and developed by the Carolingians must be taken into consideration,although of course no rules for cataloguing survive, nor does an earlier modelin the form of a library catalogue(15): the whole bibles or pandects headed thecollection, together with the single or grouped bible-books, followed by theChurch Fathers, works on theology, and school-books, among which gram-matical treatises as well as the works from the pagan Roman authors were in-cluded.

the order of the patristic authors, on the other hand, is not so clear.Alphabetical order of any kind is eschewed in these book lists, although al-phabetical florilegia and gnomonologia from the late antique period are fairlynumerous, and there is continuity in the use of alphabetical order in lexicogra-phy from antiquity to the middle ages, alphabetical order was not used in othercontexts. In fact, alphabetical catalogues do not appear to have existed beforethe twelfth century. But, as has been observed, the author lists are not entirelyrandom, and a chronological order according to the author’s life can be dis-cerned, and, in addition to this, a fairly consistent classification according tosubject, or type of work (whether florilegium, letter collection, or homiliary)or function (school books or liturgy)(16). only later additions to already existingcatalogues manifest a random arrangement(17), which suggests that the newbooks were simply added at the end of the collection, waiting may be for anew reorganization of the library.

the 256 codices lodged in st Riquier’s library in Angilbert’s day areregistered in a catalogue in which the compiler carefully annotated the numberand title or author of the separate works or libri bound together to form onecodex or volume. He divided them into sections as well. Biblical books (la-belled as libri canonici) and theology for the monks to read, were included inthe first section: st Riquier had a pandect and another Bible divided up intoabout forty volumes. the theology books were fairly carefully set out with allthe works by one author together, and with the principal church fathers -jerome, Augustine, gregory, Isidore, origen, Hilary, john Chrysostom, Cas-

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15. R. mcKitterick, The Carolingians and the Written Word (Cambridge, 1989), p. 196-197.16. R. mcKitterick, The Carolingians and the Written Word, p. 197-198.17. For instance, in the catalogue of Abbot Iskar of murbach, fully documented by geith andBerschin. Buscar. Cit. R. mcKitterick, The Carolingians and the Written Word, p. 194.

siodorus (on psalms), Fulgentius, Bede represented by a number of works, andothers with one or two works each, such as julius, Eugippius, paschasius, pri-masius on the Apocalypse, Arnobius, gregory nazianzus and Athanasius, givenin a very rough chronological order in a short section thereafter. the canon lawcollection included gelasius’ De libris recipiendis et non recipiendis and wasfollowed by three volumes of a homiliary, Boethius’ De consolationePhilosophiae, gregory of tours De gestis Francorum (that is, the Historiae),philippus’ commentary on job, and thereafter an increasingly miscellaneouslist of minor works of exegesis and theology, saints’ lives, monastic rules(Benedict, Augustine, Fructuosus and Isidore), the homilies of Caesarius ofArles, Alcuin’s De fide trinitatis, seven psalters and three different florilegia,including defensor of ligugé’s Liber Scintillarum.

the second section of the st Riquier list comprised school books, withthe grammars of donatus and priscian and others, including the Englishmantatwine, Cicero’s De Rhetorica, Vergil, a number of the late Roman Christianpoets, including Fortunatus, a respectable and interesting group of historybooks and other more arcane literature, such as josephus, pliny, Aethicus Ister’sDe mundi descriptione (that is, his Cosmographia), the rare philo Iudaeus, jor-danes, jerome’s chronicle and Eusebius’ Historia ecclesiastica, more or lessin the order in which they were written, a law book containing Roman and thesalic Frankish law and a Passio Domini in teodisco et in latino.

Finally, the last section listed the liturgical books used in the churchesand chapels of the abbey. st Riquier possessed copies of all three types of sacra-mentary in use in the early ninth century in the Frankish kingdoms as well asa lectionary, antiphonary and a gospel book described as textus evangelii IVlitteris scriptis totus I. two other gospel books are mentioned in the section onchurch plate and vestments, presumably because of their precious cases(18).

the Cluny catalogue is lost today(19); its text is known from a copymade at the beginning of the eighteenth century by the Benedictines of st maur.the peculiar form of the catalogue was described by three maurists who visitedthe abbey in the seventeenth and eighteenth centuries. It was written on four

18. R. mcKitterick, The Carolingians and the Written Word, p. 176-178.19. For the catalogue, see V. von Büren, “le catalogue de la bilbiothèque de Cluny du xIesiècle reconstitué”, Scriptorium 46 (1992), 256-67. Cit. Veronika von Büren, “livy’s RomanHistory in the Eleventh-Century Catalogue from Cluny: the transmission of the First and thethird decades”, p. 57-59.

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wooden panels covered with parchment, measuring 115 cm in height by 45 cmin width: two columns on three panels recto-verso making a total of twelvecolumns, representing probably twelve bookcases (perhaps a reference to thetwelve apostles). these contained description of 570 volumes, and the fourthleaf was left empty, probably in anticipation of future additions to the library.

the layout of the catalogue and therefore the library can be recon-structed by combining the descriptions mentioned above with the text of thecatalogue.

the sections of the first half of the catalogue, and thus of the library,were each introduced by a verse. the list begins with the old and new testa-ment in the pentameter of the heading: “prisce necne novae legis honorificae”.As usual, the Bible and biblical commentaries head the collection. In this sec-tion, numbering thirty-three volumes, the first sixteen concern Holy scripture,and the following seventeen are historical titles, integrated without distinctioninto the biblical section, since in the Carolingian period the primary aim of thestudy of history was to understand the divine message. the history collectionstarts with the works of “local” authors, gregory of tours and Ado of Vienne,accompanied by the chronology of Anastasius the librarian. the fourth volume,paulus orosius’s Historiae adversus paganos, marks the transition to a groupof five volumes concerning the history of the Church, which are followed bythree of jewish history. six volumes on Roman history close this first, biblicalsection of the library, the last three titles belonging to livy: one volume of theFirst decade and two of the third.

We must now turn to the question of how this collections were built.most abbeys or nunneries owned without doubt few books, probably just themost necessary ones for the divine cult. In fact, in some foundation charterswe find that among the objects bequeathed, together with the buildings andvases and vestments, there are some liturgical books. some times the new foun-dation was endowed as well with other books. For example, we know that thebonifatian foundations in the Continent received not few books from England.the donation made in 959 by the Countess mummadona díaz to the monasteryshe founded at guimarâes, formerly the monastic see of dumio, is exceptionalin the context of the other documents in that she provided her new house witha substantial library. this included, as well as the mandatory liturgical booksand a considerable collection of monastic rules, some Isidore, Ildefonsus andgregory the great, the Vita martini, a Historia Ecclesiastica (Rufinus’ transla-

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tion of Eusebius?), Ephrem syrus and a Troyano, probably indicating dictysCretensis(20).

to comprehend the accumulation of books in a major monastic librarywe must situate them in the context of the intellectual life of the time, since alibrary reflects the tastes and interests of those responsible for it, as well as itreveals the strengths and weaknesses of the personal or institutional intellectualformation.

the donations of books must not have been completely infrequent, al-though the documents that granted them, if they ever existed, have perished.the Gesta abbatum Fontanellensium, a history of the abbots of st Wandrille,composed in the middle of the ninth century, records gifts of books made tothe abbey by abbots Wando (747), gervold (787-807) and Ansegisus (823-33),and in the muratory Catalogue of Bobbio the compiler included different en-tries for the books that had belonged to dungal, the priests Benedict, theodorand peter, and the brothers Adalbert and smaragd, who doubtlessly had broughttheir books with them when they entered the community.

However, in most cases the scriptorium is the main source of booksfor the library. But this poses us the question of the availability of originals,since the exemplar had to be found somewhere else. the letters of lupus ofFerrièrs supply a good example of the concerns of a studious monk in searchof new texts for his library.

In some occasions close related monasteries shared parts of their li-braries. that is the case of the twin monasteries of monkwearmouth and jarrowestablish by Benedict Biscop, and of san pedro de montes and other threeminor establishments in el Bierzo, in northern spain, which st genadius en-dowed with the necessary liturgical books for each, and an additional libraryof around twenty books that rotated in periodical intervals through all fourcloisters.

Very curious in this respect is the list of desiderata included the com-piler of the murbach catalogue. He listed fourteen works by Cyprian and thennoted that the other books by this author were wanted (“reliquos eius librosadhuc quaerimus”), and then, after Ambrose’s fourteen works is a list of a fur-ther eight the library did not have. the abbey possessed twenty-six works by

20. Roger Collins, “literacy and the laity in early mediaeval spain”, The Uses of Literacy..., p.126-127.

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jerome, but knew of a further five that remained wanted and sought, and noless that thirty-nine books by Augustine are enumerated as desiderata. otherrequests are inserted after the sections on prosper, primasius and Bede.

As an example of how a monastic library grew we can set the exampleof Fleury. the oldest manuscripts surviving from Fleury can be shown, onpalaeographical grounds, to have been imported from Italy, exactly as we canexpect from the information provided by the Historia Translationis byAdrevald, that inform us that abbot mummolus got the idea of looking for therelics of st Benedict from reading of the destruction of monte Cassino by thelongobards. other imports came from Africa, septimania and spain. With theadvent of abbot theodulf in 789 the library was to begin its development intowhat has been termed a ‘teaching library’: a collection of texts in which, forthe purposes of teaching, any duplicates have to occur. the increase of workson the liberal arts was accompanied by a growth in the number of liturgicaland hagiographical manuscripts available for communal use. most bookswhich entered the library were no doubt productions of the Fleury scriptorium,but by no means all additions to the library were written there, and the collec-tion also grew through gifts. Charles de Bald, for instance, gave a gospel book,and a sizeable contribution formed the coffer full of books given to abbottheotbert by count Heccard in 876(21).

Wherever and whatever order the books could be arranged in, we donot need to understand that they were read there as well. Reading in the monas-tic mileux was understood as devotional activity that could be communal orpersonal and private. If it was communal it would take place in the church orin the refectory, and if it was personal in the monks cells’ or in the cloister. Forthis last purpose, the librarian loaned out the books and took them back in atprescribed hours.

the librarian was probably the most important person in the monasteryafter the abbot. According to the rule of Isidore after his appointment he as-sumed his office in a solemn ceremony during which the abbot gave him thekeys of the cupboards and admonished him with the words: “be now theguardian of the books and the chief of the copyists”.

the pacomian rule prescribed that every week the librarian and hishelpers should pick up all the books they had lent and every evening they

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21. marco mostert, The Library of Fleury, p. 20-21.

searched the monastery looking for books that the monks might have left lyinganywhere.

the librarian was of course responsible for the library, but in mostcases of the scriptorium and probably for the valuable objects in the sacristy,and therefore he received the names of antiquarius, bibliothecarius, chatigra-phus, chartularius, scriarius, notarius, custos, secretarius, armarius and othersimilar ones. It is even possible that the same person was in charge of the schooland the correctness of the liturgy(22), as well. He or she would be unquestionablyan important person, and may be precisely because of it st Augustine of Hippoanticipated some sins of arrogance in them and prescribed in his rule that thosein charge of the pantry, the wardrobe and the library should serve the brethrenwithout complain.

In the great monastery of Fulda, Rabanus maurus dedicated a poem togerhoch, the librarian, who is addressed to as clavipotens frater, that is, brotherwith the power of the keys.

And indeed the was a sort of dispenser of wisdom, since some sourceslet us think that he was in charge of assigning the readings to the monks ac-cording to their skills and understanding. For instance, from the Constitutionesdrawn up around 1077 by lanfranc, archbishop of Canterbury, for the monksthe monks of Christ church, derived probably from the customs of Cluny, eachmonk was to read one book a year, and on the first monday of lent:

22 For the functions of the precentor being mixed with those of the librarian, see Richard sharpe,“the medieval librarian”, pp. 221.

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Priusquam fratres intrent capitu-lum, custos librorum debet haberecongregatos libros in capitulo supertapetum extensum, prater eos, quipraeterito anno ad legendum datisunt; illos enim intrantes capitulumferre debent, quisque suum in manusua … librorum ucstos legat breue,qualiter praeterito anno fratres ha-buerunt libros. Cum uero audieritunusquisque nomen suum pronun-ciari, reddat librum, qui ad legen-

before the brethren go in to chapter,the librarian should have all thebooks save those that were givenout for reading the previous yearcollected on a carpet in the chapter-house; last year’s books should becarried in by those who have hadthem… the librarian shall read outa list of the books which thebrethren had the previous year.When each hears his name read outhe shall return the book which was

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23. d. Knowles (ed.), the monastic constitutions of lanfranc, rev. C.n.:. Brooke (oxford, 2002),xxviii-xlii. Cit. peter j. lucas, “Borrowing and reference”, p. 243.24. p. dinter (ed.), liber tramitis aevi odilonis abbatis, Corpus Consuetudinum monasticarum10, siegburg, 1980, p. 261-4. Cit. peter j. lucas, “Borrowing and reference”, p. 243.

And in fact there is a list from Cluny, dating from the mid-eleventhcentury, of sixty-four books and their recipients(24).

And they lent not only to their own brethren, but to local clerics aswell and even to lay people, included women, as it is shown in a list of bor-rowed books drafted in the ninth century by the librarian of the monastery ofWeissenburg, in Alsace, and of st gall.

to conclude, the monks and nuns of these centuries of the Early me-dieval times, in spite of all the wars, poverty and political instability made pos-sible the cultural transition from the late Antiquity into the middle Ages, notonly giving birth to a new culture neatly Christian, but also preserving thewrecks of the classical literature. their monasteries were if not the only onesat least the main repositories of books that came out from their own scriptoria.We cannot know what the modern Western culture would have been withoutthem, but certainly it would have been different. may this paper serve as a trib-ute to the Benedict, Columban, Boniface, leoba and Rabanus, but also to thethousands of anonymous monks, copyists and librarians, that amid the silenceof their cloisters gave birth to a new civilization, the civilization that after along evolution would become ours.

dum sibi alio anno fuerat commen-datus. Et qui cognouerit se non per-legisse librum quem recepit,prostratus culpam dicat, et indul-gentiam petat. Iterum praedictus li-brorum custos unicuique fratrialium librum tribuat ad legendum.Distributis per ordinem libris, prae-fatus librorum custos in eodem ca-piutlo inbreuiet nomina librorum eteos recipientium.

given to him to read, and anyonewho is conscious that he has notread in full the book he receivedshall confess his fault, prostrate, andask for pardon. then the aforesaidlibrarian shall give to each of thebrethren another book to read, andwhen the books have been distrib-uted in order he shall at the samechapter write a list of the books andthose who have received them(23)

La Biblioteca Capitular de Toledo

RAMÓN GONZÁLVEZ RUIZDirector de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo

En el ala nordeste del claustro de la Catedral de toledo se concentranel Archivo y la Biblioteca Capitulares que recogen respectivamente la docu-mentación generada por la Catedral desde el siglo xI y los libros (códices eimpresos) acumulados a lo largo de su existencia. la yuxtaposición de ambosfondos, documentales y bibliográficos, es obra de principios de la segundamitad del siglo xx (1958), cuando las necesidades de atender a una investiga-ción creciente y cada vez más exigente impuso el traslado del Archivo Capi-tular a una zona del claustro alto y la apertura de un acceso común para elservicios de ambos departamentos. El Archivo Capitular se encontraba hastaese tiempo localizado encima de la sala Capitular en un lugar opuesto del edi-ficio sin comunicación posible. En la actualidad (primeros meses de 2010) estáa punto de concluirse la construcción de un nuevo Archivo encima de la salade la Biblioteca, procurando que ambas dependencias se encuentren interco-municadas entre sí por unas escaleras y por un ascensor interno.

la Biblioteca Capitular nunca ha sido movida desde la sala noble edi-ficada a fines del siglo xIV por el arzobispo don pedro tenorio (1377-1399).A ella se accedía por una sola puerta situada en el claustro bajo, por una se-gunda puerta interior y por una escalera protegida por una verja en forma dearco que terminaba en otra puerta, la cual finalmente daba entrada al ámbitode la Biblioteca. la puerta primera del claustro bajo era una entrada comúnpara la Biblioteca y para algunas dependencias de la antigua escuela catedra-licia. los miembros del cabildo, conscientes del valor de aquel depósito bi-bliográfico propiedad de la institución, procuraban rodearlos de las máximasgarantías de seguridad. lo recóndito de la Biblioteca responde a unos criteriosde salvaguarda y a unos sentimientos de profunda veneración por el libro.

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la Biblioteca constituye hoy un santuario de los libros que la Catedralha ido acumulando desde su refundación después de la reconquista de la ciudaden el siglo xI. por razones de seguridad la visita está muy restringida y no sonmuchas las personas que la conocen. los no muy numerosos visitantes quehan tenido la fortuna de verla y examinar sus tesoros suelen quedar bastanteimpresionados con la contemplación de las joyas que en ella se encuentran,con el entorno arquitectónico que la envuelve y con la belleza clásica de lasestanterías de madera donde duermen los libros.

A instancia de los organizadores de este volumen me propongo trazaren esta conferencia un breve bosquejo histórico de la formación y conservaciónde los fondos bibliográficos de la Biblioteca Capitular de toledo. no lo haréde una manera mecánica, enumerando los ingresos que se fueron produciendosiglo por siglo, echando mano de los inventarios o mencionando los documen-tos de las donaciones de personajes de nombre conocido. Interesa más aquí,pienso yo, insistir en presentar el desarrollo en su marco histórico y en su con-texto cultural. Y entiendo por contexto cultural todo el movimiento de creacióny circulación de códices que se da en la ciudad de toledo en cada etapa histó-rica especialmente en la Edad media, porque los libros que van a parar final-mente a la Biblioteca son una mínima parte de los que anduvieron en las manosde los hombres que habitaron en la ciudad. tampoco pretendo llegar a la ex-haustividad en su evolución, porque tal empresa no cabe dentro de un artículo.me limitaré a presentar las grandes líneas por las que discurre la historia de suformación. El método que utilizo, ya ensayado en mi tesis doctoral, es aquelque, en mi opinión, la hace inteligible, relacionando los libros con los hombres,es decir, contemplando el proceso de su creación desde el punto de vista de lahistoria de la cultura.

los datos que se conocen de la existencia de la Biblioteca que ya estámuy próxima a cumplir el milenio, nos ofrecen un modelo de lo que pudo ydebió suceder, mutatis mutandis, en otras muchas instituciones eclesiásticasde semejante naturaleza. Esto puede ser la base no sólo para reconstruir la his-toria de bibliotecas similares que por razones diversas no se han conservado osolo se han conservado de manera fragmentaria, sino, sobre todo, para recupe-rar la memoria de la densidad cultural de nuestro pasado. lo que voy a decires fruto de muchos años de trabajo, pero me interesa subrayar que en la historiade la Biblioteca de la Catedral de toledo queda todavía mucho que decir, almenos en la forma en que yo la concibo, no como un conjunto de libros aisladosdel medio humano en que se ha ido formando, sino como una conglutinaciónde estos viejos códices con la industria de los artesanos del libro, con sus pro-

pietarios iniciales y sucesivos, con sus usuarios a lo largo del tiempo y con lainstitución a la que pertenecen y los ha conservado. Esta colección de librossólo es inteligible si se pone de manifiesto todo el sistema de interrelacionesque los libros han mantenido con los hombres que los han fabricado, los hanposeído y los han utilizado. El libro aislado no habla, dijo hace algunos añosun historiador francés. más bien habría que decir que el libro aislado hablapoco, habla más cuando se le considera en relación con el resto del conjuntobibliográfico y, habla, sobre todo, cuando lo ponemos en relación con los hom-bres que han estado vinculados a él por cualquier motivo.

Cuando pensamos en este tipo de libros no debemos olvidar la pers-pectiva en que este delicado producto de la industria y de la inteligencia hu-mana era visto en la Edad que lo creó, la cual difiere mucho del modo en quenosotros tenemos de entender las cosas. El libro en la Edad media –me refieroal libro de calidad, porque también los hubo, sobre todo al fin de la Edadmedia, de calidad inferior, de papel y de letra cursiva- es contemplado en aqueltiempo bajo una triple dimensión:

1) Como un objeto de gran valor económico; no olvidemos aquella fraseque dijo Vicens Vives, el historiador catalán de la economía medieval:las tres cosas que se pueden considerar como el símbolo de la riquezaen la edad medía eran: un cáliz de metal noble, un libro y un caballo.2) Como una obra de arte, sobre todo, si está ricamente decorado. Entoledo el libro es guardado hasta fines del siglo xIV en el tesoro, juntocon los objetos de mayor valor, como la orfebrería, los tejidos de lujo,las reliquias de los santos. Ciertos libros, a pesar de la fundación de lalibrería, siempre fueron custodiados en el tesoro, como la Biblia de sanluis; en la presentación de la Biblia de Alba en el monasterio francis-cano de toledo el prior dijo que es “una de las cosas grande de estos rei-nos”.3) El libro es también una realidad sacra o sacralizada, objeto de sumaveneración, especialmente el libro o los libros que contienen la palabrade dios, como la Biblia y los libros litúrgicos que se componen de textosbíblicos. Estos libros –sacramentarios, evangeliarios, epistolarios- altener la alta consideración de palabra de dios, llevan con frecuencia unafastuosa encuadernación en consonancia con su prestancia. Así tenemosnoticias de una Biblia mozárabe de toledo citada en un inventario delaño 1300 que estaba recubierta con una encuadernación de plata y mar-files. por eso este tipo de libros no eran manejados por los ayudantes de

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los oficios divinos con las manos directamente, sino con un paño super-humeral que envuelve los hombros, los brazos y las manos. los demáslibros, aunque no fueran bíblicos, participaban también de algún modode esta misma consideración de sacralidad.

Estado de la cuestiónAl abordar el estudio de la Biblioteca Capitular nos tenemos que pre-

guntar en primer lugar de qué hablamos. porque la Biblioteca vista en su con-junto actual, si no se analizan con cuidado las unidades que la componen, puedeconducir a error. toda colección bibliográficas es en último término una con-secuencia de la acción humana y en el caso de la Biblioteca Capitular, dado elamplio arco temporal de su formación, han intervenido muchas personas dedistintos siglos y de diversas culturas, pero con una connotación común: esuna biblioteca formada por o, al menos, para clérigos de la Catedral, cualquieraque sea la temática de los libros. la colección que contemplamos es suma-mente heterogénea, producto de numerosos aportes, de donantes muy diversos,de muchas procedencias geográficas y de muchos siglos.

los libros que vemos fueron objeto de una última clasificación temá-tica, hace ahora dos siglos, en 1808, por al padre agustino lorenzo Frías. siprocedemos con una mirada retrospectiva hasta el siglo xIII en que encontra-mos las noticias del primer inventario, comprobamos que ha habido otras cla-sificaciones que no siempre obedecen a los mismos criterios. En cambio, vistostodos los inventarios en sentido progresivo comprobamos cómo se va avan-zando en el conocimiento del libro, en las técnicas de su clasificación y de sudescripción, tanto desde el punto de vista material como formal. por supuestoen cada nuevo inventario detectamos altas y bajas. En ciertos momentos, unasveces por medio de los inventarios, otras por notas en los mismos libros y enocasiones por documentos de archivo, advertimos el ingreso de nuevos librosen forma de lotes o conjuntos que han sido donados. pero en la actual topo-grafía de la Biblioteca Capitular estos lotes ya no forman conjuntos, sino quela labor de clasificación los ha ido dispersando, mezclándolos por afinidadestemáticas con otros de diversas procedencias.

después de un examen global de la colección, con la ayuda de las no-ticias recogidas llegamos a la conclusión de que en la Biblioteca Capitular sehan ido integrando tres grandes fondos:

1) El primero es el que se fue formando de una manera orgánica y pro-gresiva desde el siglo xI hasta que los aportes dejaron de afluir a prin-

cipios del siglo xIx. Con los datos que tuvo en sus manos, que eran li-mitados, pero suficientes, el prof. millás Vallicrosa detectó un fondopropio de la Catedral que él llamó por vez primera Antiguo Fondo to-ledano (AFt). digo que sus datos eran limitados, porque él, que era his-toriador de la ciencia, redujo el campo de su investigación a los librosde traducciones orientales, casi todos los cuales pertenecían a dichoFondo. 2) Encontramos un segundo fondo casi todo él de tema litúrgico papal,compuesto por libros procedentes de las basílicas romanas, especial-mente preparado para celebraciones pontificales. Este fondo no es difícilde identificar, porque cada una de sus unidades lleva una nota latina confirma autógrafa del cardenal lorenzana, arzobispo de toledo, donde sedice que el libro en cuestión fue adquirido a un alto precio por dichocardenal ilustrado cuando se encontraba en Roma en el tiempo de la in-vasión napoleónica de los estados pontificios. muchos de ellos llevanilustraciones bellísimas de siglos tardíos (xVI al xVIII) que documentanla pervivencia de la escritura del códice hasta los inicios de la épocaContemporánea. Este fondo que no llega al centenar de libros forma unconjunto que ha sido designado como Fondo lorenzana (Fl).3) Finalmente encontramos numerosos indicios de otro conjunto de có-dices. unos llevan en su encuadernación un escudo heráldico en formade árbol y las iniciales Fxz y otros llevan escrito en su interior ademásel nombre de Francisco javier de zelada. Este personaje no es descono-cido en toledo, porque el cardenal lorenzana mantuvo con él una in-tensa correspondencia epistolar. Hijo de un agente de preces en la curiaromana, algunos piensan que habría nacido en Roma y otros creen queen murcia, pero toda su existencia transcurrió en Italia, donde siguió lacarrera sacerdotal hasta llegar a cardenal de curia y secretario de estadode pío VI. Era un gran bibliófilo y durante su vida pudo reunir una grancolección de códices. llegó un momento en que vio peligrar su tesoro acausa de la invasión napoleónica y tuvo el buen acierto de donarlo todoentero, sin ninguna condición, a la Biblioteca Capitular de toledo. Elnúmero de piezas de su donación (en torno al millar y medio) superabacon mucho el que se guardaba en toledo. su legado es conocido con elnombre de Fondo zelada (Fz). Este aporte cuantioso llevó a la necesidadllevar a cabo a principios del siglo xIx una nueva catalogación de todala Biblioteca que corrió a cargo del p. lorenzo Frías, al que ya hemos

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aludido. El Fondo zelada es, a su vez, el producto de la confluencia demuchos fondos menores de procedencia principalmente italiana.

no hace falta advertir que de los tres grandes fondos mencionados so-lamente el primero refleja de verdad la vida y actividad de la institución quelo ha creado. los fondos lorenzana y zelada son adventicios, llegan muy tar-díamente y no guardan otro tipo de relación con la Catedral más que como en-tidad receptora y beneficiada, es decir, que no son un espejo de su larga historia.En el desarrollo de este trabajo no serán tenidos en cuenta.

Los orígenes del Antiguo Fondo Toledanosi quisiéramos bucear en los más remotos tiempos de la creación de

este Fondo tendríamos que remontarnos a los orígenes de la institución ecle-siástica toledana. no debemos olvidar que la iglesia es una institución religiosaque por su naturaleza vive y convive con el libro. la iglesia celebra su fe en elculto, avanza día a día en la comprensión de las fuentes de la revelación me-diante la reflexión teológica, polemiza con los brotes de heterodoxia que pue-den surgir de su propio seno, necesita poner en marcha un cuerpo de legislacióncanónica para su adecuado funcionamiento, crea unas escuelas en las que seenseña el Trivium y Quadrivium y trasmite a los aspirantes a los ministerioseclesiásticos la herencia escrita recibida de los padres de la Iglesia. Ademásen cada época vive inmersa en una cultura humana que no le es indiferente ycon ella que mantiene unas relaciones dialécticas que pueden ser al mismotiempo de asimilación y de rechazo.

toda esta compleja actividad exige y genera libros sin libros no hayculto, ni progreso teológico, ni leyes, ni escuelas, ni cultura. si nos remontamosa los comienzos de la iglesia de toledo, tendríamos que ir al siglo IV, que yanos ofrece las primeras muestras seguras de que hubo libros y códices en ella.En el año 400 se celebró el I Concilio de toledo. En él intervino el obispo Au-dencio, (mencionado en el concilio de zaragoza del año 380 con el nombre deAuxencio o Augencio), primer obispo de la iglesia toledana del que tenemosnoticias de haber escrito un tratado teológico. Este personaje, cuya noticia nostransmite gennadio de marsella en su libro De Viris illustribus como de unautor hispano sin más precisiones parece poder ser identificado verosímilmentecon el obispo toledano de fines del siglo IV, el cual escribió la obra De Fideadversum omnes haereticos, un manual probablemente muy completo de teo-logía, a juzgar por su título, del que el propio gennadio da un breve resumendoctrinal.

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muchas actividades de la iglesia de toledo en la Edad tardoantigua yen el período visigodo presuponen la existencia y el uso de los libros. En el525 se celebró el II Concilio de toledo bajo la presidencia de montano, primerobispo de toledo que ostentó el título de metropolitano, el cual elaboró un planacadémico muy preciso para las escuelas dependientes de la iglesia, cuyos es-quemas básicos durarían más de un milenio.

En el 589 se celebró el III concilio de toledo y en el siglo VII, siglode oro de la cultura visigótica, conocemos numerosos personajes de la iglesiade toledo, que fueron unos magníficos escritores: san Eugenio II, poeta líricodel que se conservan composiciones latinas de una gran belleza, san Ildefonso,escritor ascético, orador consumado y teólogo, san julián de toledo, polígrafo,teólogo, cronista de guerra, músico, reformador de la liturgia y del derecho.Algunas de las obras de estos padres toledanos se han conservado, pero otrashan perecido.

Con la invasión árabe de la península se inaugura una nueva época.la iglesia de toledo sufrió una gran prueba, pero unos años después se recu-peró y aún bajo el islam dio muestras de una gran vitalidad. En el siglo VIIIflorecieron los arzobispos Cixila, autor de una vida de san Ildefonso, vistadesde un siglo después de la muerte del santo con una perspectiva hagiográfica,y Elipando, un prelado heterodoxo, creador del adopcionismo, vehementecomo pocos, del que se conservan siete cartas escritas con la punta de una len-gua acerada más que con la pluma. también sobresalieron: el autor anónimode la Crónica Mozárabe del 754, con toda probabilidad un clérigo toledano;urbano, veterano himnógrafo y cantor; Evancio, autor de una epístola a loscristianos de zaragoza y pedro el Hermoso, poeta, computista e himnógrafo.

más tarde emigran hacia el norte cristiano y hacia Europa numerososclérigos y monjes con sus reliquias y sus libros, de los que da una noticia es-cueta el arzobispo jiménez de Rada. Entre los toledanos emigrados podemoscitar principalmente a dos: en primer lugar, al presbítero toledano dulcidio, defines del siglo Ix, que se integra en la capilla palatina de la monarquía asturianay al que sánchez Albornoz atribuye la autoría de la Crónica Profética. Y ya acomienzos del siglo x encontramos a Cixila, abad del monasterio Agaliense,el antiguo monasterio toledano de san Ildefonso, que emigra a león y es aco-gido por Alfonso III el magno, portando consigo desde toledo una preciosacarga de manuscritos, de la que conservamos una puntual relación.

Único testigo sobreviviente de la época visigótica parece ser el famosoR.II.18 de la Biblioteca de El Escorial, copiado, según díaz y díaz, a fines del

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siglo VII, probablemente en toledo. En páginas posteriormente añadidas almismo se da cuenta de la existencia de toda una biblioteca que probablementeno fue propiedad de una persona, sino de una institución, quizás de un monas-terio. Aunque no estuvo integrado en la Biblioteca Capitular, lo mencionamosaquí por ser de toledo y encabezar la lista de toda la serie de libros que se pro-dujeron en siglos posteriores.

todos estos datos históricos ilustran la intensa circulación de códicesrelacionada con personajes muchas veces vinculados con toledo y su Cate-dral.

Los primeros testigos del Fondo Antiguose ha pretendido que al final de la época mozárabe la iglesia de toledo

habría decaído hasta el punto de haber quedado sin obispos. tal suposiciónviene desmentida, entre otras razones potísimas, por los libros que han llegadoa nosotros y que en un momento determinado han pasado a formar parte delAntiguo Fondo toledano. de tales libros ya no sólo tenemos noticia escrita,sino también la materialidad de los propios libros. El final de la época mozá-rabe de la Iglesia de toledo nos ofrece la sorpresa de una gran vitalidad cultu-ral. Cuando se copian dichos libros, es porque se necesitan y porque lainstitución está viva y dispone de recursos suficientes para afrontar la hechurade un libro, que siempre resultaba una inversión muy elevada.

doy un pequeño elenco de libros hechos por copistas mozárabes parala iglesia de toledo, todos ellos anteriores a la reconquista de la ciudad en1085. son los siguientes:

- El Mïsticus BCt 35-6, copiado por Ildefonso en torno al año 1000- El Misticus BCt 33-2 (hoy en la Hispanic society of America), co-piado a mediados del siglo xI por un anónimo- El Misticus 35-1 (Bn 10.001, guardas), copiado a mediados del sigloxI para la parroquia de santa Eulalia de toledo- El Commicus 35-4 (guardas), copiado a medidos del mismo siglo parala misma parroquia.- El libro De Perpetua Virginitate BMV de san Ildefonso (hoy en Flo-rencia) copiado en 1067 en toledo por el arcipreste salomón. - El libro misceláneo 14-23, que, entre otras, recoge las obras de Eli-pando, copiado en toledo por el presbítero Vicente en 1070. - El espléndido códice conciliar 14-23, fechado en Alcalá en 1095.

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la mayor parte de estos libros han sido hechos durante la taifa toledanaen que el reino musulmán de toledo estaba gobernado por la dinastía bereberde los Beni-dinn-nun. Es una época de esplendor también dentro del mundoislámico toledano. la comunidad mozárabe no solo no ha desaparecido, sinoque vive también un siglo de paz y prosperidad. los encargos de libros suponensiempre un clima de sosiego, la disponibilidad de medios económicos y la exis-tencia de talleres donde trabajan los artistas del libro (copistas, miniaturistas yencuadernadores). la comunidad mozárabe sigue siendo numerosa, aunque nopodamos cuantificarla en porcentajes. se ha arabizado culturalmente en su len-gua y en su porte externo, pero mantienen una fidelidad a su rito ancestral. sonbilingües por necesidades sociales, pero siguen conservando intactas sus tra-diciones hispano-visigóticas.

todos estos libros han sido copiados en caracteres visigóticos –la lit-tera toletana- y son fruto de escriptorios locales, que están regentados por clé-rigos autóctonos. muchos de ellos son códices para el servicio litúrgico, perootros responden a necesidades teológicas y canónicas. Esto demuestra que laIglesia mozárabe continúa disponiendo de escuelas y de profesionales en laconfección del libro latino. la iglesia mozárabe puede haber perdido efectivoshumanos, pero no ha experimentado ningún colapso definitivo. lo manifiestanlos libros: detrás de ellos están siempre los hombres.

Una fecha capital: la reconquista de Toledo (1085)En 1085 el rey castellano-leonés Alfonso VI toma la ciudad de toledo

y la incorpora a su reino. El impacto de esta fecha no se echa de ver solamenteen aspectos políticos, sociales y religiosos, sino también en el mundo del libroy especialmente en la propia Biblioteca de la Catedral.

Alfonso VI entra en toledo con aires innovadores. él quiere europeizarsus reinos a los cuales considera demasiado alejados de la modernidad. Estáimpulsado por dos grandes fuerzas: el papado, especialmente por gregorio VII,y por su mano derecha en el ideal de la implantación de la reforma, la ordende Cluny.

En sintonía con los ideales de la reforma gregoriana, el rey toma tresmedidas políticas de largo alcance:

1) Es abolido en todo el reino el rito hispano-mozárabe y es sustituidopor el rito romano-galicano. El objetivo no se consigue sin gran esfuerzo.En la iglesia de toledo y en su Catedral-mezquita arrebatada a los morosy reinstaurada de nuevo se implanta el rito romano. para asegurar la per-

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manencia se elige un arzobispo nuevo, de origen francés, don Bernardode sédirac, monje cluniacense y abad de sahagún, que es seguido poruna serie de arzobispos francos durante un siglo entero, hasta 1180. du-rante el siglo xII se crean 20 parroquias latinas en la ciudad para loscristianos no mozárabes. la sustitución del rito hispano se hace mediantela fabricación de un ingente número de nuevos libros litúrgicos. Es unaoperación de tal magnitud que apenas nos podemos formar una ideadesde nuestro tiempo: catedrales, iglesias, parroquias, capillas, monas-terios y cada uno de los clérigos han de desechar sus libros en todos losreinos cristianos de España y han de encargarse otros, tanto para la misacomo para el oficio.2) la escritura hispano-visigótica –la littera toletana- que se practicabaen toda la península, excepto en Cataluña, queda también abolida. Esuna operación que afecta a los escritorios o centros de fabricación de li-bros de toda la península. sin duda no se hace de forma instantánea,pero todas las personas e instituciones que tienen escriptorios propios yviven de esta industria han de adaptarse a las nuevas formas gráficas.3) A la comunidad mozárabe de toledo se le permite continuar en el dis-frute de sus libertades y tradiciones. Alfonso VI le otorga un fuero pro-pio en el año 1101 y manifiesta su predilección por esta minoría. noconsta expresamente en el fuero el derecho a usar su propia liturgia, por-que esto hubiera chocado con las tajantes prescripciones del papado.simplemente se permite y como en el derecho medieval la costumbrehace derecho, al cabo de algún tiempo los mozárabes viven en la lega-lidad. durante el siglo xII se crean 6 parroquias mozárabes sin territorio,donde pueden celebrar su rito ancestral. tienen sus propias escuelas,donde se enseña el árabe y el latín y disponen de clero propio, con laúnica condición de que reconozcan como superior jerárquico al arzo-bispo latino.

por lo que hace a toledo se abre una etapa nueva que se proyecta endos líneas o tradiciones, una que podemos llamar europea, plenamente identi-ficada con los usos venidos de Francia para los que siguen el rito romano yotra que podemos llamar hispana, autóctona, para los que siguen la liturgiamozárabe, que continúa una evolución propia dentro de la antigua escrituranacional.

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La Tradición europealas consecuencias de estas decisiones en el mundo de los libros son

inmediatas. la sustitución del rito hispano incrementa la demanda de nuevoslibros litúrgicos y esto reactiva la vida de los escritorios. una operación de talmagnitud afecta a todo el estamento clerical. Cada clérigo se ve en la necesidadde desechar sus libros y encargar oros nuevos para poder cumplir con el mi-nisterio para el que ha sido ordenado.

Estamos al tanto de lo que ocurrió en la Catedral de toledo, porquedentro de su Biblioteca se han podido identificar los modelos de algunos delos libros que se sustituyeron. En primer lugar los libros de la misa. testigosde excepción es el Sacramentario de Sahagún, libro utilizado por el preste, eneste caso en la misa pontifical. Este libro se copió para el primer arzobispo talvez en sahagún por manos francesas y en letra carolina (hoy está en la Bn demadrid).

Especialmente importantes fueron los Antifonarios. Este tipo de librosaseguraba la transmisión de la música, que era fundamental para el canto de lamisa solemne y de las horas. quedan dos antifonarios en toledo, los más pri-mitivos de la península. El más antiguo es el Antifonario 44-1, copiado en es-critura minúscula carolina con notación musical in campo aperto, utilizado entoledo a raíz de la consagración de la mezquita como Catedral en el año 1086.El segundo es el 44-2 de principios del siglo xII con notación musical aquitana.Este último es el arquetipo de toda una generación de códices, del que se co-noce la descendencia en toda Castilla y portugal, desde Braga hasta sevilla.Es uno de los más antiguos manuscritos con cantos del oficio divino, cuya mú-sica puede ser transcrita en notación musical moderna.

Aparte de los libros de uso litúrgico encontramos también en la Bi-blioteca Capitular de toledo un manuscrito patrístico copiado en el año 1105por el presbítero pedro, probablemente maestro de gramática de la Catedral(Comentario de San Agustín al Evangelio de san Juan). Es el primer códicefechado copiado en letra carolina en Castilla, y por tanto, primer testigo delcambio de letra.

dentro de lo que hemos llamado tradición europea encontramos yamuchos modelos en pleno siglo xII. Como libros surgidos de esta tradiciónpodemos citar, por ejemplo, el Homiliario de Smaragdo, copiado en una letrapregótica, pero con bellísimas iluminaciones mozárabes, modelo de imbrica-ción de ambas tradiciones. Conviene señalar además la existencia de un activocentro escriptorio situado en el monasterio de san Vicente de la sierra cerca

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de talavera, del que conservamos cuatro hermosos libros, algunos de ellos fe-chados.

La Tradición Hispano-Mozárabedurante los siglos xII y xIII siguen activos en toledo los escriptorios

mozárabes. Aparte de hallarse especímenes de escritura visigótica en las sus-cripciones de algunos canónigos en documentos de la Catedral hasta mediadosdel siglo xIII, la letra hispana o toledana se halla presente en varios códicesque se copian en estos dos siglos para las necesidades del culto. Apenas se co-noce nada acerca de ellos, pero es muy probable que estuvieran vinculados alas parroquias mozárabes y a sus clérigos más cultivados. digno de subrayarsees el hecho de que el tipo de escritura termina formando parte integrante dellibro litúrgico mozárabe, es decir, que dicha escritura queda sacralizada. mu-chos libros litúrgicos son copiados en la letra tradicional durante el siglo xII.

El escaso uso que se hace de ella la va deformando, pero su perma-nencia en toledo se detecta en libros que todavía se copian a finales del sigloxIII o principios del xIV, por imperativo del arzobispo don gonzalo pétrez,él mismo de estirpe mozárabe, que da una orden a ciertas parroquias urbanaspara que se atengan a sus usos y costumbres y renueven los libros en uso.

El mundo mozárabe toledano es muy rico culturalmente. los niños yjóvenes de las familias mozárabes son instruidos en la lengua materna que esla árabe y también son iniciados en la lengua latina. quedan en la bibliotecaCapitular algunos ejemplares de gramáticas y de vocabularios utilizados en laenseñanza de los mozárabes toledanos que ilustran los métodos de adiestra-miento en la lectura y escritura, como los manuscritos 99-30 y 99-31, que noson libros del alumno, sino del profesor y contienen los extractos básicos delas gramáticas de clásicas de donato y prisciano. los niños y jóvenes mozá-rabes son iniciados primero en su lengua materna y a partir de ahí aprenden enlatín. muy importantes son también los vocabularios latino-castellanos conte-nidos en los códices toledanos 99-36 y 99-37 de la Biblioteca Capitular, orga-nizados alfabéticamente, que dan las equivalencias en romance, junto con losaccidentes gramaticales de cada vocablo.

Un gran movimiento cultural: la Escuela de Traductoresllamamos aquí movimiento cultural al fenómeno que otros han de-

signado como Escuela de traductores. Es muy difícil corregir las categoríasque se asientan en la interpretación de la historia. Ya se sabe que no se trataba

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de una escuela ni de una institución organizada, sino un conjunto de activida-des de muchas personas que ponían en manos de los intelectuales europeos laciencia griega y árabe traducida al latín, ante todo la filosofía (Aristóteles),pero también obras de la antigüedad helenística, como ptolomeo, con su Al-magesto. pero no me refiero aquí al tipo de organización de los traductores,sino a los equipos de traductores mismos. si a aquel fenómeno lo llamamosescuela de una manera convencional, debemos puntualizar que no se tratabade una escuela, sino de sino dos. una de ellas, la primera y la de más larga tra-yectoria, pues duró hasta finales del siglo xIII, estuvo constituida por clérigoscasi todos vinculados a la Catedral, por lo que esta escuela con toda propiedadse puede llamar catedralicia. la otra escuela es más tardía, de la segunda mitaddel siglo xIII y estuvo vinculada al patronazgo del rey sabio, el cual utilizócon frecuencia el recurso a los traductores judíos.

las traducciones comenzaron en toledo un poco antes de mediadosdel siglo xII por iniciativa del arzobispo don Raimundo, un franco que estabaen óptima relación con la cultura de las escuelas europeas (todavía no existíanpropiamente universidades). las escuelas urbanas del siglo xII, precursorasinmediatas de las universidades, fueron conscientes del déficit que las aquejabapara poder progresar. Con un conocimiento insuficiente de las obras lógicasde Aristóteles habían puesto en marcha una verdadera revolución escolar, pilarsobre el que se asentaría la supremacía de la cultura occidental hasta nuestrosdías. pero les faltaba conocer todo el Organon aristotélico, muchas de sus obrasmetafísicas y naturales. El arzobispo don Raimundo, que viajó varias veces aFrancia, se dio cuenta de que dichas obras existían en lengua árabe en toledo.también existía una abundante literatura filosófica de comentaristas árabes deAristóteles. él tomó la decisión de hacer a su costa la traducción de variasobras que los europeos echaban de menos. En toledo florecieron personajesde tanto relieve en el plano intelectual como domingo gundisalvi, autor de 6obras propias y de varias traducciones. Fue uno de los filósofos más originalesde su siglo.

El descubrimiento causó sensación y a lo largo del siglo xII una riadade buscadores de la ciencia árabe cayó sobre toledo. Es lo que el prof. schi-perges, historiador de la medicina, ha llamado “la juventus mundi en el caminohacia toledo”. toledo, en la frontera con el mundo islámico, se constituyócomo una de las ciudades donde había que buscar las ciencias, junto con parís,salerno, Bolonia y orleáns, sobre todo las ciencias del quadrivium. Así llega-ron a toledo, entre otros, gerardo de Cremona, italiano, daniel de morlay, in-glés, miguel Escoto, principal introductor del averroísmo en las universidades

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europeas y Hermann el Alemán, todos ellos, excepto morlay, canónigos de to-ledo. Aparte de ellos trabajaron en las traducciones muchos toledanos, casitodos mozárabes, como juan Hispano, marcos de toledo y juan de toledo,todos canónigos.

la actividad de la Escuela de traductores catedralicia no cesó hasta fi-nales del siglo xIII con la personalidad del arzobispo gonzalo pétrez (1280-1299). los traductores, aunque casi todos vinculados beneficialmente a lacatedral, trabajaron sin relación con ella, porque el trabajo se hacía por encargode mecenas que consideraban un honor poner a disposición de las escuelas eu-ropeas el fruto de sus mecenazgo. las traducciones eran caras y las costeabacon muchas frecuencia un gran señor, generalmente un eclesiástico, el cual losentía como un deber inherente a su cargo y además buscaba hacer méritospara la vida eterna con esta actividad de protección al desarrollo de la ciencia,entendiendo en este sentido la sentencia evangélica: “lo que habéis recibidogratis dadlo gratis” (mt 10-8).

El trasvase de la ciencia griega y árabe al mundo occidental que sehizo principalmente a través de toledo y cuyo protagonismo desempeñaronlos miembros de la catedral primada constituyó uno de los momentos crucialesen la historia de la cultura y del pensamiento. El movimiento de las traduccio-nes puso en marcha un gran despliegue de libros. muchas de las obras que in-teresaban en Europa estaban en manos de los mozárabes toledanos, de losjudíos eruditos y aún del núcleo más culto de la minoría musulmana de toledo.otras probablemente se hicieron venir de al-ándalus. las versiones latinas osus copias emigraron a Francia, las Islas Británicas, Alemania, Italia y otrospaíses más alejados como polonia, Hungría, Bohemia. Como no podía sermenos muchas recalaron también en la biblioteca de la Catedral. ésta salió fa-vorecida de todo este tráfico y circulación de códices. Relatar los pormenoresde cómo llegaron a la catedral toledana los libros de traducciones requeriríamucho espacio Y así, por citar algunos autores, mencionaremos las obras deAristóteles y de su gran comentador Averroes, las de filósofos islámicos comoAvicena, las obras médicas de la Escuela salernitana y del propio Avicena consu Canon, el Almagesto de ptolomeo y las obras de astrónomos árabes, comola Azafea del toledano Azarquiel, tratados de óptica, de mecánica, de agricul-tura, de matemáticas.

El final de la oleada de traducciones viene señalado por la personalidadpolifacética del arzobispo gonzalo pétrez, ya citado. Este prelado de noble es-tirpe mozárabe había cursado las carreras de Artes, teología y derecho hastael nivel del magisterio en varias universidades (parís, padua y Estudio Ro-

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mano), probablemente conoció y trató a santo tomás de Aquino, fue colabo-rador de la obra de Alfonso x el sabio, mantuvo a su costa un taller de traduc-ciones en una finca próxima a toledo y finalmente llegó a la sede de su ciudadnatal en 1280. Cuando regresó a toledo en 1284 volvió cargado con las obrasde Aristóteles traducidas directamente del griego por el dominico flamencoguillermo de moerbeke. Aristóteles desempeñó en la Edad media la funciónde emperador de las inteligencias y su figura sólo es comparable en influenciasocial a la de Carlos marx en los siglos xIx y xx. Aristóteles había llegado alas grandes universidades europeas envuelto entre los comentarios de Averroesy había dado lugar a unas doctrinas inficionadas por este autor cordobés muertoen 1198, dando lugar a grandes debates entre los intelectuales de las universi-dades. Había que buscar un Aristóteles limpio del averroísmo. la llegada astoledo de las obras aristotélicas traducidas directamente del griego de la manode don gonzalo pétrez coincide con los comienzos de la decadencia de la in-fluencia averroística. Aquellas obras, tal vez destinadas por don gonzalo a lafutura universidad de Alcalá que él quiso por en marcha, terminaron todas ellasrecalando en la Biblioteca Capitular.

Las primeras noticias de los libros de la Catedralla existencia de libros en la catedral no se detecta hasta que se elabo-

ran los primeros inventarios. El primero que se nos ha conservado es de losaños 1257-1258, comenzado a redactar cuando tomó posesión del sagrario eltesorero Rodrigo Yuanes. se trata de un inventario integral de las cosas valiosasde la catedral que se guardaban en el sagrario. El sagrario es un concepto he-redado de la antigüedad latina que pasó después a la iglesia y se mantenía to-davía en el siglo xIII. Respondía a la tradición de depositar las cosas de valoren un lugar materialmente seguro y amparado por la sacralidad del titular deltemplo. por eso, la entrada en el sagrario de la Catedral de toledo, además detener sus puertas blindadas y protegidas por un sistema de tres llaves en manosde tres personas diferentes, estaba presidida por la imagen de la Virgen delsagrario, la imagen del siglo xIII conocida como santa maría de toledo, lacual ocupaba un nicho por encima del arco de acceso al tesoro. A la imagen dela patrona de toledo le estaba encomendada la función de conferir un halo desacralidad al lugar más inaccesible de todo el templo.

El inventario que comentamos no responde a un catálogo de libros,sino a la totalidad de las cosas que se encontraban en el sacrum aerarium osacrarium. dicho departamento era complejo y abarcaba una muchedumbre

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de objetos integrados en un mismo local bajo la responsabilidad exclusiva deltesorero. El conjunto se llamaba también tesoro. En él había libros, ropas, re-liquias, orfebrería religiosa y los documentos que tutelaban los privilegios. Elinventario presentaba ya una primera clasificación en cinco apartados. En elprimero de ellos aparecían los libros, pero no de forma exclusiva, ya que otroslibros –sobre todo, los litúrgicos- aparecen dispersos bajo otros conceptos yen distintos departamentos (cinco), como el revestiario o sacristía propiamentedicha. digo todo esto para que nos hagamos una idea aproximada de la men-talidad del hombre medieval acerca de los libros. Con lo dicho deseo manifestarque no existe el concepto de biblioteca en el sentido que nosotros lo utilizamos.la palabra biblioteca se utilizaba todavía para designar a la Biblia generalmenteen varios volúmenes. no voy a descender a muchos detalles. la totalidad delos libros de la Catedral, incluyendo los litúrgicos, ascendía a 88, si es quetodos estaban dentro del recinto del sagrario, cosa no probable, como diremosdespués. En ellos se distinguían dos subconjuntos, el primero constituido porlos libri spirituales o libros de estudio y formación y el segundo por los libriecclesiastici o libros litúrgicos. A la primera categoría pertenecían 72 unidadesy a la segunda 16.

En 1282 volvió a formarse un nuevo inventario, que se conoce con elnombre del tesorero sancho martínez, pues se hizo con motivo su toma de po-sesión del cargo. Este documento sigue siendo un índice descriptivo del sagra-rio, no habiendo en él una neta separación de los objetos entre sí. El númerototal asciende a 133. Introduce una clasificación de los libros en cuatro grandesgrupos: a) los libros de teología, filosofía y derecho, que llegan a 64 títulos; b)los libros de coro, un total de 28; c) los libros prestados, que son 22 y d) los li-bros recientemente incorporados, de difícil clasificación o lectura. son 19 y17 de ellos vienen señalados como “mozarabiscos”. En esta clasificación seadvierte ya la intervención de una mente ordenadora, muy superior a la deninventario anterior.

no obstante, los libros, excluido el pequeño lote litúrgico, forman yaun conjunto diferenciado dentro del sagrario y, como podemos advertir por elalto número de libros que se hallaban prestados, el conjunto funciona ya dehecho como una librería de préstamo. Aún no existe un recinto exclusivo paraellos, pero a los libros tienen acceso un elevado número de personas que losextraen con fines de estudio. El inventario menciona uno por uno los nombresde beneficiados de la Catedral en cuyo poder se encuentran. Esto quiere decirque la colección no es un depósito inerte, donde los libros duermen el sueñode los siglos. por el contrario, hay usuarios que los necesitan. Con toda segu-

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ridad fuera del sagrario circulaban listas a disposición de los interesados paraque pudieran solicitar los préstamos.

diez de los libros citados parecen ser descritos como propiedad de unarzobispo llamado gonzalo. Como he puesto de manifiesto en mis tesis doc-toral, en realidad no se trata de libros que le hubieran pertenecido, sino de librosque el arzobispo gonzalo pétrez había tenido prestados durante sus estudiosen la facultad de teología y que ya habían sido devueltos. Estos libros le habíansido prestados mientras mantuvo su condición de estudiante-canónigo quehabía cursado sus estudios teológicos en el Studium Curiae y por tanto habíanhecho un largo viaje de ida y vuelta entre toledo y Viterbo. no es caprichosoel número de 10 libros. por documentos posteriores sabemos que el máximode libros que le podían ser prestados a un canónigo que iba a estudiar era jus-tamente el de diez. He aquí unos datos nuevos que nos informan sobre los ser-vicios que la colección bibliográfica de la Catedral prestaba a sus miembros.En el siglo siguiente sabemos en qué condiciones se hacían estos préstamos.la concesión del préstamo se hacía mediante acuerdo de la corporación capi-tular y se formalizaba solemnemente en forma de contrato mediante un docu-mento notarial, en que constaba el precio en que se estimaba cada libro. lospréstamos no siempre tenían un plazo perentorio de devolución, pues podíandurar toda la vida del beneficiario o bien éste los devolvía cuando ya no le eranútiles. En caso de pérdida o deterioro, el beneficiario se comprometía a devol-ver su precio. muchas veces hallamos a los padres de los beneficiarios inter-viniendo como garantes que respaldan a sus hijos en estos contratos depréstamo con el valor de sus bienes personales. Cuando el libro se devolvía osu precio, el documento notarial se anulaba o rasgaba. En la mentalidad del hombre medieval el libro estaba cumpliendo su funcióncuando estaba prestado, es decir, utilizado. El hombre medieval, lleno de res-peto hacia el libro, consideraba que éste debía estar al servicio de los hombresy, por tanto, todavía durante el siglo xIII no se consideraba como un objeto delujo para una buena inversión.

El siglo XIV: un cambio de mentalidadpor lo que nos es dado observar a partir del estudio de los libros de la

Catedral toledana, los hombres del siglo xIV –quiero decir, los intelectuales-comienzan muy pronto a evolucionar hacia los valores propugnados por la co-rriente del humanismo procedente de Italia y este nuevo movimiento comportatambién unas nuevas actitudes frente al libro.

101REYES, MONJES Y SABIOS

podemos poner el ejemplo del famoso libro del obispo inglés y canci-ller de Inglaterra Ricardo de Bury, llamado Philobiblion. Este libro se subtitula:Tratado hermosísimo del amor a los libros. Ricardo de Bury amaba a los librostanto por su contenido como por la prestancia de su valor material. por eso, yafue en su vida un famoso coleccionista de libros, pero él no hizo más que seguirla corriente de su tiempo, compartida por los papas de Aviñón.

A partir del pontificado de juan xxII los papas arreciaron en su polí-tica fiscal. una de las medidas más eficaces que tomaron en este sentido fue lade reclamar los derechos de expolio, es decir, el declarar a la santa sede here-dera de los bienes de los obispos y de otros eclesiásticos que morían ab intes-tato. Esto les permitió hacerse con un ingente número de códices de toda lacristiandad. la posesión de los códices comenzó a ser considerada tan valiosacomo la inversión en metales preciosos.

para hacer frente a esta adversidad y al probable desvío de los libroshacia la curia pontificia, observamos que varios arzobispos y clérigos de toledorecurren a estratagemas ingeniosas. Vemos, por ejemplo, que el deán maestreEsteban Alfonso, hombre insigne por sus saberes jurídicos que le valieron lapresentación al arzobispado de Compostela, que él rechazó, constituye unafundación con el legado de sus libros, que eran muchos, para que con ellos pu-dieran ir a los estudios los jóvenes canónigos, comenzado por sus más cercanosparientes. la fundación la vinculó al tesoro de la Catedral, constituyendo alcabildo administrador de sus libros con una serie de condiciones y prioridades.Algo parecido estableció después el arzobispo don Vasco Fernández de toledo,también gran jurista, muerto en el exilio de Coimbra por orden de pedro I elCruel: las disposiciones de este prelado permiten que sus libros estén girandopor larguísimos períodos de tiempo fuera del sagrario, incluso por la vida enterade los usufructuarios, con riesgos de pérdidas, pero al final terminaban rein-gresando en el sagrario, cierto que a veces algo mermadas. la treta consistíaen poner los libros bajo la tutela de una piadosa fundación, de modo que lospapas no tenían opción a declararse herederos, pues eran fundaciones que obe-decían a las últimas voluntades de sus dueños y éstas no se podían quebran-tar.

A mediados del siglo xIV sobrevinieron muchas desgracias. no sólola peste negra, sino también un excesivo préstamo de libros concedido al ar-zobispo don gil de Albornoz, con motivo de su marcha a Aviñón en 1350,donde renunció a la mitra de toledo y le nombraron cardenal. Es cierto quelos prelados tenían derecho de extraer del tesoro de la Catedral los libros queles fueran necesarios para su capilla, pero lo llevado por Albornoz excedía lo

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normal. Cuando murió en 1367 ni él mismo sabía cuántos libros se había lle-vado prestados de la iglesia de toledo. por eso, en su testamento había man-dado que se devolviesen los libros que llevaran una indicación de quepertenecían a la Catedral de toledo.

Aún fue peor lo que sucedió en 1360. Como consecuencia de la guerracivil que asolaba Castilla entre pedro I y su hermano Enrique, un alto funcio-nario de la cancillería del primero de ellos se apoderó de un buen número decódices de la Catedral y los puso en almoneda pública. Algunos quizás fueranvendidos, pero otros, tal vez debido a su elevada valoración, no encontraroncomprador y regresaron al depósito del sagrario. llevan una nota autógrafacon la firma de Ferrand mateos, canciller del sello de la poridad de pedro I.

doy estos detalles para poner de manifiesto que los papas, los arzo-bispos y los reyes habían identificado a los libros como objetos de un valorexcepcional. los responsables del cabildo tuvieron que hacer frente a la rapa-cidad de los poderosos para intentar salvar los tesoros bibliográficos de la igle-sia.

El arzobispo Tenorio y la creación de la libreríaHasta fines del siglo xIV los libros de la iglesia siguieron integrados

entre los objetos valiosos del tesoro dentro del sagrario. Correspondió al ilus-trado arzobispo pedro tenorio (1372-1399) modernizar aquella situación an-cestral.

él había sufrido también el destierro en tiempo del rey don pedro yaprovechó su marcha al extranjero para cursar una brillante carrera eclesiásticaen varias universidades europeas, culminando su vida académica como profe-sor en la de Aviñón. uno de sus hermanos falleció de muerte natural y el otro,atraído fraudulentamente a Castilla por el rey don pedro, fue implacablementeejecutado como traidor a su causa. tenorio quedó dueño de toda una fortunafamiliar que debía ser cuantiosa. según lo que él mismo manifestó por escrito,sus ingresos como profesor, sus rentas como beneficiado en varias iglesias cas-tellanas, y sobre todo, la herencia recibida de sus hermanos las empleó en sutotalidad en la adquisición de libros. no había, según su propia confesión, nin-gún profesor de su tiempo que poseyera tantos y tan ricos libros como él. te-norio estaba plenamente inmerso dentro de la onda humanística del amor a loslibros que fue una característica de los ilustrados de su siglo precursor del fu-turo renacimiento.

103REYES, MONJES Y SABIOS

Fue un hombre que se dedicó con todas sus energías a la reconstruc-ción de su iglesia después de la devastadora guerra civil castellana. sin em-brago, no pudo superar las consecuencias nefastas del el azote del Cisma deoccidente. En su personalidad confluían al mismo tiempo, por carácter y porvocación, las dotes propias de un intelectual y de un hombre de acción. noes este el momento de enumerar las empresas de todo tipo a las que se lanzó,empleando su fuerza, su tiempo y su dinero.

su obra principal en el recinto catedralicio fue la construcción delclaustro. Comenzó las obras algunos años después de llegar a toledo. la oro-grafía de la ciudad y el emplazamiento del barrio comercial del alcaná, dondehabía muchas tiendas de particulares, habían impedido hasta entonces la am-pliación del templo con este necesario complemento de catedrales y monaste-rios. Hubo que hacer desmontes de rocas y aterrazamientos casi inconcebiblesen su tiempo. su pensamiento estaba puesto en la creación de una librería enun lateral del claustro. pocos años después (1383) la fábrica estaba concluiday el ilustrado arzobispo pudo hacer entrega de la obra al cabildo junto con todoslos libros de su propiedad. los que se hallaban en el tesoro salieron por fin desu enclaustramiento y con unos y otros formaron la librería como departamentoindependiente. muerto el arzobispo, todavía tardaron en hacer el inventariounos 40 años, pero la idea de tenorio se impuso y así se consiguió disponer deuna librería abierta diariamente a la consulta. para organizarla, en el sistemade clasificación de los libros se tomó como modelo más moderno el uso pari-siense. la librería se concebía como un lugar donde se podía ir a estudiar enunas horas determinadas de la jornada, pero ya no se podían extraer los libros,porque quedaron atados con cadenas a unas bancas colocadas perpendicularesa unos grandes ventanales aptos para captar la luz del día. un canónigo fuenombrado bibliotecario.

En suma, con la biblioteca bien organizada y abierta a los interesadosen su consulta, la Catedral de toledo entraba plenamente en la modernidad delrenacimiento.

Estando así las cosas, se produjo la gran innovación de la imprenta.El arzobispo Carrillo tuvo noticia de la nueva tecnología durante la celebracióndel concilio provincial de Aranda en 1473, porque el obispo de segovia Ariasdávila, presente en el concilio, le mostró a él y a los demás obispos los prime-ros ejemplares salidos de las prensas que juan párix tenía instaladas en dichaciudad. Hubo diversidad de pareceres, pero todos quedaron fascinados. por elmomento les parecía que los productos salidos de la imprenta enlazaban comouna simple continuidad con las técnicas del códice medieval. En algún sentido

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llevaban la razón. se hicieron ensayos no siempre afortunados y al final sellegó, al menos en toledo, a un cierto consenso: los libros litúrgicos de con-sumo masivo entre los clérigos de la diócesis, como los misales y breviarios,se reprodujeron por medio de la imprenta. tenían la ventaja de ser mucho másbaratos, pero no se prestaban a recibir una rica decoración como los códices.

pero la propia Catedral siguió fiel al libro de gran lujo, manuscrito yricamente ornamentado. Así en el último cuarto del siglo xV y la primera mitaddel xVI la catedral siguió encargado a los copistas grandes códices, como losllamados el Misal de Carrillo, los Libros del Águila (cinco cantorales ricamenteiluminados), el Misal Rico de Cisneros en siete volúmenes, el Libro de los Pre-facios, el Misal de Tavera (Res.10) y a fines del xVI el Misal de Quiroga en10 volúmenes, 6 para el lado de la Epístola y 4 para el lado del Evangelio.

todos ellos y otros muchos más libros, manuscritos e impresos, ter-minaron en la Biblioteca Capitular. En el siguiente inventario los clasificaronmezclados unos con otros por razón de su temática, lo que es indicio de de queaún no se habían percatado de que la técnica de la imprenta introducía una ver-dadera ruptura entre ambas formas de crear un libro. El inventario hecho afines del siglo xVI separó ya netamente manuscritos e impresos, creando comodos bibliotecas, que aunque comparten un mismo espacio, se encuentran per-fectamente diferenciadas.

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105REYES, MONJES Y SABIOS

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The Formation of Cathedral Libraries on the Edge ofCentral European Latinitas (Poland, Bohemia andHungary) in the Earlier Middle Ages (c.950-c.1250)

ANNAADAMSKAUniversity of Utrecht

Introduction there is no doubt that in the history of medieval libraries a special placeneeds to be reserved for the book collections of the administrative centres ofthe Roman Church. It is worthwhile, on occasion, to study the history of thecollections of bishoprics and archbishoprics as something different (even if notwholly dissociated from) the history of, for instance, monastic libraries. thereis overlap between the contents of cathedral and monastic libraries; their booksmay be imported from the same regions, and they may exchange books andtexts among themselves. nevertheless, monasteries and cathedrals are differentkinds of ecclesiastical institutions, and they may need different kinds of books.they are to some extent, to use the expression of Brian stock, different textualcommunities(1). the aim of this contribution is to present the development of episcopal li-braries in the area we call (East) Central Europe (that is the medieval Kingdomsof Bohemia, poland and Hungary, within their historical boundaries). In theearlier middle Ages, this region was one of the peripheries of Western Chris-

1. B. stock, The Implications of Literacy: Written Language and Models of Interpretation inthe Eleventh and Twelfth Centuries (princeton, 1983), pp. 88 ff.

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tendom(2). A close-up of this area, which came into Western Christendom witha considerable delay (Christianisation took place only in the ninth and tenthcenturies), might teach us much about the mechanisms of the transmission ofknowledge. It may also suggest something about the religious, political andsocial factors that have influenced this transmission. However, before we start, let us summarise the historical context of theprocess.

1. The Christianisation of Medieval East Central Europe the Christianisation of slavs and Hungarians is especially interesting be-cause their lands developed into an area of rivalry between the Roman and or-thodox Churches(3). the Western (and southern) slav tribes had come intocontact with both Western and orthodox Christendom already by the eighthcentury, before they had started the elaboration of stable political organismsof their own. In this period, one of the most active missionary centres was thearchbishopric of salzburg, undertaking missionary activities in Carinthia(4). Im-

2. the use of the concept of ‘centres’ and ‘peripheries’ becomes quite popular when discussingthe place of medieval East Central Europe and of scandinavia within medieval Latinitas. see,e.g.: p. nagy, “peripheries in question in late medieval Christendom”, in: The Long Arm ofPapal Authority. Late Medieval Christian Peripheries and Their Communication with the HolySee, ed. g. jaritz et al. (Budapest, 2005), pp. 1-10; p. geary, “Reflections on Historiography andthe Holy: Center and periphery”, in: The Making of Christian Myths in the Periphery of LatinChristendom (c. 1000-1300), ed. l. B. mortensen (Copenhagen, 2006), pp. 323-330; The Edgesof the Medieval World, ed. g. jaritz, j. Kreem (Budapest, 2009). About the difficulties withdrawing the boundaries of ‘East Central Europe’, see: A. Adamska, m. mostert, “preface”, in:The Development of Literate Mentalities in East Central Europe, ed. A. Adamska, m. mostert(turnhout, 2004), p. 2.3.there exists a rich and multilingual scholarly literature on the subject. Among existing surveys,see for attempts at a comparative approach: j. Kłoczowski, “la nouvelle Chrétienté du mondeoccidental: la christianisation des slaves, des scandinaves et des Hongrois entre le Ixe et lexIe siècle”, in: Histoire du christianisme des origines à nos jours, vol. 4: Evêques, moines etempereurs (610-1054), ed. g. dragon et al. (paris, 1993), pp. 869-908; Early Christianity inCentral and East Europe, ed. p. urbańczyk (Warsaw, 1997); Europas Mitte um 1000. Beiträgezur Geschichte und Archäologie, ed. A. Wieczorek, H.-m. Hinz, vol. 1-3 (stuttgart, 2000);Christianisation and the Rise of Christian Monarchy: Scandinavia, Central Europe and Rus’ c.900-1200, ed. n. Barend (Cambridge, 2007); Kościół w monarchiach Przemyślidów i Piastów[the Church in the monarchies of the premislids and piasts], ed. j. dobosz (poznań, 2009). 4. see a.o.: F. zagiba, Das Geistesleben der Slaven im frühen Mittelalter. Die Anfänge des slavis-chen Schrifttums auf dem Gebiete des östlichen Mitteleuropa vom 8. bis 10.Jahrhundert (Wien-Köln-graz, 1971), pp. 59 ff.

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portant, too, was the mission of saints Cyril and methodios (863-885), inspiredby Constantinople. It took place over large tracts of the Bohemian lands and,maybe, the southern part of what was to become poland. this mission, whichhad to adapt to the cultural specificity of the region, proved extremely impor-tant for the development of literacy (see below)(5). For political reasons, themission was taken over by clergy of the latin, Roman Church -in this casegerman clergy. Western missionary effort was crowned in 973 by the founda-tion of the bishopric of prague, which was dependent from the archbishopricof mainz(6). just before the founding of prague’s cathedral centre, the Christianisationof the polish lands had begun. prince mieszko, from the local dynasty of thepiasts, had concluded an alliance with Bohemia and had married a Bohemianprincess. His baptism took place in 966. Clerics from prague administered thesacrament; using their offices resulted in avoiding ecclesiastical and politicalsubmission to germany. In poland, ecclesiastical structures were put in placerather quickly, and it might be said that in this respect poland was luckier thanBohemia. prague was raised to the status of an archbishopric only in the four-teenth century; in poland, already in the year 1000 the german emperor ottoIII founded the archbishopric of gniezno during a pilgrimage to the tomb ofthe newly martyred st. Adalbert (Wojciech). this gesture was to enable thepolish Church to look exclusively to the papacy(7).

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5. From the rich literature, see, e.g.: Christianity among the Slavs: The Heritage of Saints Cyriland Methodius: Acts of the International Congress held on the Eleventh Centenary of the Deathof St. Mathodius, Rome, October 8-11, 1985 (Rome, 1988); d. třeštík, “slawische liturgie undschrifttum im Böhmen des 10. jahrhunderts. Vorstellungen und Wirklichkeit”, in: Language ofReligion – Language of the People. Medieval Judaism, Christianity and Islam, ed. E. Bremer etal. (münchen, 2006), pp. 321-355. 6. Milenium dioeceseos Pragensis: 973-1973; Beiträge zur Kirchengeschichte Mittelauropasim 9.-11. Jahrhundert, ed. H. Koller (Wien-Köln-graz, 1974).7. Cf., e.g.: R. michałowski, “Adalbert, sylvestre II et l’église de pologne”, in: Gerberto d’Au-rillac da Abate di Bobbio a Papa dell’Ánno 1000, ed. F.g. nuvolone (Bobbio, 2001), pp. 483-515; Idem, Zjazd gnieźnieński. Religijne przesłanki powstania arcybiskupstwa gnieźnieńskiego[the Conference of gniezno. Religious motifs of the founation of the archbishopric of gniezno](Wrocław, 2005); Idem, “Chrystianizacja monarchii piastowskiej w x-xI wieku” [Christiani-sation of the piasts monarchy in the 10th and 11th century], in: Animarum cultura. Studia nadkulturą religijną na ziemiach polskich w średniowieczu, vol. 1: Struktury kościelno-publiczne,ed. H. manikowska, W. Brojer (Warsaw, 2008), pp. 11-49.

At the same time, a Hungarian Church developed. the nomads who in theninth and tenth centuries had settled on the ancient territories of Roman pan-nonnia and dacia, underwent the influence of both Eastern and Western formsof Christianity. In 848, one of their tribal chieftains was baptised in Constan-tinople, and as a consequence Byzantine missionaries were invited(8). However,at the end of the tenth century, mainly for political reasons, Hungary turned tothe West. In the year 1000 the first Hungarian king, stephen, received his crownfrom the hands of pope sylvester II. the pope set up the archbishopric of Es-ztergom, and in so doing created a second autonomous Church in Central Eu-rope(9). A direct result of the Christianisation of the region was the introduction ofwriting as an instrument of communication and memorisation(10). the coursetaken by Christianisation determined a series of specific features of CentralEuropean literacy. the first of these clearly is the chronological ‘delay’ of de-velopments in this region of Western Christendom. As we have just seen, his-torical circumstances resulted in the ‘late start’ of the initial development ofliteracy in East Central Europe – and also its ‘late ending’. A suitable area ofcomparison is medieval scandinavia, which finished its gradual shift into theorbit of Western Latinitas also around the year 1000(11). the position of medieval Central Europe as a zone of missionary rivalrybetween the Roman and orthodox Churches, as well as the choice of orthodoxChristianity made by the Eastern slavs, had serious consequences for the

8. Cf. g. moravcsik, Byzantium and the magyars (Amsterdam, 1970), p. 20 ff.9. Cf. a.o.: l. Koszta, “l’organisation de l’église chrétienne en Hongrie”, in: Les Hongrois etl’Europe. Conquête et intégration, ed. s. Csernus, K. Korompay (paris-szeged, 1999), pp. 293-313; g. győrffy, König Stephan der Heilige (Budapest, 1988). 10. Cf. A. Adamska, “the Introduction of Writing in Central Europe (poland, Hungary and Bo-hemia)”, in: New Approaches to Medieval Communication, ed. m. mostert (turnhout, 1999),pp. 165-190. The Development of Literate Mentalities..., passim.11. see a.o.: Christianisation and the Rise of Christian Monarchy: Scandinavia, Central Eu-rope and Rus’, c. 900-c. 1200, ed. n. Berend (Cambridge, 2007), passim. From the literatureconcerning scandinavian runacy and literacy in the earlier middle Ages, see: Along the Oral-Written Continuum. Types of Texts, Relations and Their Implications, ed. s. Ranković et al.(turnhout, 2010).

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choice of the languages of literacy(12). the adoption of the Carolingian and ot-tonian model of the Church (the Reichskirchensystem) and of latin literacyovershadows interesting attempts at creating a Christian literacy in the vernac-ular, slavic languages. the experience of the Cyrillo-methodian mission ingreat moravia is generally known. the missionaries came prepared with aglagolitic alphabet, suitable to transcribe all dialects of the slavic languages– and with the translation of the Bible and of several liturgical texts(13). thisvernacular, slavic literacy persisted in Bohemia until the end of the eleventhcentury. But in Croatia, which belonged to the Kingdom of Hungary from thelate eleventh century, it continued as a separate channel of literacy, in parallelto the use of the latin script and language(14). We should, however, remember that within the Roman Church, too, thereis very early evidence for the understanding of the importance of knowing thelocal languages for the success of evangelisation. this evidence comes fromsalzburg. Because of the mission in Carynthia in the late eighth century,salzburg became an important centre for the formation of a missionary clergy.At schools in maria saal, mosapurc and tulln, the intending missionaries learntto compose sermons in the vernacular. According to some scholars, a deliberatelanguage policy elevated the slavic language to the high status of linguaquarta, giving it the same sacral and literary authority as Hebrew, greek andlatin(15). this elevation of the slavic vernacular took place before the famouslinguistic enterprise of the Cyrillo-methodian mission. However, traces of thisinteresting attitude in the contents of libraries are very flimsy.

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12. According to some scholars, this receptive attitude to Western and orthodox influences de-termined the whole cultural history of the region in medieval times. see a.o: l. Havas, “la nais-sance de la littérature hongroise n latin (Entre la civilisation byzantine et la culture latineoccidentale)”, Camoenae Hungaricae 1 (2004), pp. 7-50. For an orientation in the history of theChristianisation of the Eastern slavs and its influences on literacy, see: A. poppe, Christian Rus-sia in Making (Alderhot, 2007); s. Franklin, Writing, Society and Culture in Early Rus, c. 950-1300 (Cambridge, 2002).13. see a.o.: d. třeštík, “slawische liturgie und schrifttum im Böhmen des 10. jahrhunderts...”,passim.14. see a.o.: V. Štefanić, Glagolijska paleografija [glagolitic paleography] (zagreb, 1959);Idem, Hrwtska kniževnost srednjega vijeka [Croatian Books in the middle Ages] (zagreb, 1969);Croatia in the Early Middle Ages, ed. I. supicić et al. (zagreb, 1997).15. Cf. F. zagiba, Das Geistesleben der Slaven, pp. 63 ff.; F.p. Knapp, Die Literatur des Früh-und Hochmittelalters in den Bistümern Passau, Salzburg, Brixen und Trient von den Anfängenbis zum Jahre 1273 (graz, 1994).

2. The growth of the Cathedral Libraries in East Central Europe2.1 Development of Church Administration: Bishoprics, Cathedral Chaptersand their Intellectual Instruments generally speaking, the development of the ecclesiastical administrationin East Central Europe had been completed before the end of the eleventh cen-tury. Around 1100 we can see some eighteen episcopal centres in East CentralEurope: two of them in Bohemia, six in poland, and ten in Hungary. there isno reason to doubt that, from the beginning, at each of these episcopal centresthe twin structures of an episcopal household and a cathedral chapter had beenpresent. the group of clergymen accompanying a bishop originally had had amixed character, including as it did Benedictine monks and secular clergy alike.From the middle of the eleventh century one notices the formation of groupsof canons; the rules of the vita canonica, however, were to remain a subject ofcontroversy for two hundred years to come. As elsewhere, the group of clergymen helping the bishop with his dutieshad to provide for the liturgy and for the administration of the diocese. theseclerics also had to care for the recruitment and instruction of priests. to fulfilthese various functions, institutions developed which provided the elements ofintellectual instrumentation: the library, the scriptorium, the school, and, lateron, the chancery and the archives(16). these institutions used to be studied sep-arately, and only recently some attempts have been made to study the cathedralenvironments as homogenous intellectual centres, where the various, different

16. In the scholarly literature the conviction is still dominant that the foundation of bishopricsin East Central Europe was ‘automatically’ and quickly followed by the development of theseinstitutions, while, for example, the first evidence of producing and keeping charters only comesfrom the twelfth century. see a.o.: K. stopka, Szkoły katedralne metropolii gnieźnieńskiej wśredniowieczu [the cathedral school in the ecclesiastical metropole of gniezno] (Kraków, 1994),p. 14 ff; E. nemerkényi, Latin Classics in Medieval Hungary. Eleventh Century (debrecen-Bu-dapest, 2004), pp. 25 ff., and, from a different position, A. Adamska, “the EcclesiasticalChanceries in medieval poland as Intellectual Centres”, Quaestiones Medii Aevi Novae 20(2005), p. 171-198.

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tasks demanding literacy skills might have been carried out by the same peo-ple(17). the danish scholar lars mortensen, investigating the position of the arch-bishopric of lund as a ‘literary centre’, likes to speak about the horizon ofbooks, imported and produced in the cathedral environment, and about the hori-zon of texts, read, composed and quoted in the same environment(18). our ob-servations on the situation in early medieval East Central Europe will beorganised along the same lines.

2.2 Difficulties: Lack of Sources and Deperdita studying the history of the cathedral libraries of medieval Central Europe(19)

we are confronted with the problem of a lack of sources, especially for the pe-riod before 1200. (this same phenomenon applies to the study of the scandi-

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17. As a model of such a multidimentional study can serve: l. B. mortensen, “the nordic Arch-bishoprics as literary Centres around 1200”, in: Archbishop Absalon of Lund and his World,ed. K. Friis-jensen and I. skivgaard-petersen (Roskilde, 2000), pp. 133-157, and to some extent:m. Blahová, “Bischöffliche Beamte als geschichtsschreiber im ostmitteleuropa des frühen undhohen mittelalters”, in: Die Diplomatik der Bischofsurkunde vor 1250. La Diplomatique épis-copale avant 1250 (Innsbruck, 1995), pp. 187-195; A. Adamska, “the Ecclesiastical Chanceriesin medieval poland as Intellectual Centres”, passim. see also: Bischofsstädte als Kultur- undInnovationszentren, ed. s. patzold (special issue of the review: Das Mittelalter 7 (2002).18. l.B. mortensen, “the nordic Archbishoprics”, p. 143.19. there exists a rich literature concerning the development of ecclesiastical libraries in everycountry of the region, but there are only few comparative studies. see a.o.: E. potkowski, Książkarękopiśmienna w kulturze Polski średniowiecznej [the manuscript book in the culture of me-dieval poland] (Warsaw, 1984); C. mews, “manuscripts in polish libraries copied before 1200and the expansion of latin Christendom in the Eleventh and twelfth Centuries”, Scriptorium52 (2002), pp. 80-118; C. Csapodi, “ungarische Bibliotheksgeschichte: Vom mittelalter bis zumFrieden von szatmár”, Gutenberg-Jahrbuch 59 (1984), pp. 332-357; Idem, “A középkorikönyvkultúra kibonkozása magyarországon (1000-1400)” [the development of medieval bookculture in Hungary, 1000-1400)], in: Magyar könyvtártörténet, ed. m. Vértesy (Budapest, 1987),pp. 9-43; j. pražak, “Ke studiu scriptoríi a knihoven doby přemyslovské” [For a study of thescriptoria and libraries of the premyslid period], Studi o Rukopisech 12 (1973), pp. 141-159; I.Hlaváček, “stručný přehled české knižní kultury 12. století” [A short survey of Bohemian bookculture in the twelfth century], in: Kościół w monarchiach Przeemyślidów i Piastów, ed. j. do-bosz (poznań, 2009), pp. 333-344; I. Hlaváček, “die Formung der westslawischen schrift-,Buch und Bibliothekskultur unter dem Einfluss der lateinischen Kirche”, in: Gli Slavi occidentalie meridionali nell’alto medioevo, 2 vol. (spoleto, 1983: Settimane di Studio del Centro Italianodi Studi sull’Alto Medioevo 30), vol. 2, pp. 701-743.

navian bishoprics as well(20)). For the whole of Central Europe, from theeleventh and twelfth century only two booklists (or inventories) have been pre-served(21). We therefore have to resort to the study of the (sometimes amazing)itineraries of individual surviving manuscripts, remembering, however, thelong list of lost manuscripts. the enumeration of historical calamities whichcaused the losses of manuscripts and even entire libraries should not be asso-ciated solely with the two World Wars of the twentieth century. For Hungary,the destruction and dispersion of medieval libraries started after 1521, whenthe country was divided between the Habsburgs and ottomans. the Bohemiancathedral libraries suffered from swedish robberies during the last phase of the30 years’ war. In poland, the first robbery of cultural goods took place in 1650sduring another swedish campaign. the swedish interest accounts for the factthat a considerable amount of medieval Bohemian and polish manuscripts canbe consulted today in the libraries at stockholm and uppsala. For Bohemia,another critical moment came at the end of the eighteenth century when, dueto so-called josephinism, ecclesiastical properties were taken over by the ‘en-lightened’ absolutist Habsburg monarchy. According to some scholars, the per-centage of preserved manuscripts from the region ranges from 1.5% (in thecase of Hungary, [sic!]) to 30% (in the case of Bohemia)(22). this means that tostudy the eleventh- and twelfth-century history of these medieval libraries, wehave to reconstruct their contents. We need to guess how they may have beenequipped, using comparisons and analogies. the situation in which the studentfinds himself changes considerably when he considers the thirteenth century,

20. j. pražak, “Ke studiu scriptoríi a knihoven” pp. 143 ff.; l.B. mortensen, “the nordic Arch-bishoprics”, p. 135.21. First of them is the inventory of manuscripts belonging to Cracow cathedral (1110); this textwill be discussed later on; the second one was created in olmutz in Bohemia also in the earlytwelfth century (I. Hlaváček, “K typologii středověkých soupisú knih a knihoven na přikladučeských zemi” [on the typology of medieval inventories of books and libraries, using the ex-ample of the Bohemian lands], in: Seminář a jeho hosté. Sbornik praci k 60. Narozeninám doc.Dr. Rostislava Nového (prague, 1982), pp. 63-68, at p. 66). the oldest Hungarian library cata-logue, from the late eleventh century, reflects the content of the monastic – Benedictine – bookcollection of pannonhalma (C. Csapodi, “A legrégibb magyar könyvtár belső rendje (pannon-halma a xI. században)” [the internal structure of the oldest Hungarian library: pannonhalmain the eleventh century], Magyar Könyvszemle 73 (1957), pp. 14-24.22. s. sawicka, “les pertes de collections polonaises dans le domaine de mss. enluminés”, Scrip-torium 15 (1961), pp. 300-302; C. mews, “manuscripts in polish libraries”, p. 82; Fragmentacodicum in bibliothecis Hungariae, ed. l. mezey et al., 1.1- (Wiesbaden, 1983-).

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which in several respects opened a new period in the cultural history of me-dieval Latinitas.

3. The Horizon of Books Keeping in mind all these difficulties, let us try nevertheless to provide asketch of the formation of the ecclesiastical libraries which were to be foundin the eighteen episcopal centres of Central Europe, in what scholars from theregion call with some justification ‘their’ early medieval history. nobodydoubts that these libraries came into being at the very beginning of the presenceof the Roman Church in the region. Book collections were an indispensableinstrument for the liturgy and for the formation of a local clergy in the cathedralschool. When the stability of the local ecclesiastical structures was assured,that is from the end of the eleventh century(23), these tasks became ever moreimportant. In the statutes of the first synod of the Hungarian archbishopric ofEsztergom (from c. 1104-1113), we find the prescription that cathedral chaptersshould not no longer accept idiotae presbiteri; that canons should be litterato-riae(24). Very soon, the formation of cathedral schools became a stimulus forthe formation of book collections. there exists very early evidence for the general regulations concerningcathedral libraries. Into the first chapter of the second law code issued by st.stephen, the first king of Hungary, in the 1020s, an insertion was made some-time during the eleventh century to the effect that every ten villages were tobuild a church and endow it with the necessities for the priests to survive. theinterpolation continues, that:

Vestimenta vero et coopertoria rex provideat, presbiterum et libros epis-copi(25). (=the king shals provide vestments and altar cloths, and thebishop the priest and books).

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23. In the 1030s and 1040s poland and Hungary experienced a so-called ‘pagan reaction, whichentailed the destruction of the ecclesiastical infrastructure and the killing of priests. see respec-tively: j. Kłoczowski, “la nouvelle Chrétienté...”, p. 905- 906; z. Kosztolnik, “the negativeResults of the Enforced missionary policy of King saint stephen of Hungary: the uprising of1046”, Catholic Historical Review 59 (1974), pp. 569-586.24. I am quoting after: j. Šedivý, Mittelalterliche Schriftkultur im Presburger Kollegiatkapitel(Bratislava, 2007), p. 39.25. The Laws of Medieval Kingdom of Hungary, vol. 1: 1000-1301, ed. j. m. Bak et al. (Idyll-wild, 1999), p. 9.

this regulation must have been very difficult to realise in practice, at leastbefore the late eleventh century, when the first local scriptoria were in opera-tion. It seems reasonable to suppose, therefore, that in this early period onlythe cathedral libraries profited from donations -first of all by local rulers. onecomes to this conclusion from a consideration of the substantial amount of lux-urious manuscripts (often so-called codices aurei) imported from abroad. theywere mostly royal or princely gifts to the local Churches(26). When talking about the formation of cathedral libraries in Central Europe,in the earliest period two principal ways of getting books should be considered:you either imported them, or you produced them locally. First, we will considerpossible routes which the imported books took.

3.1 Import of Manuscripts: Missionaries, Foreign Princesses, ForeignClergymen (Bishops and Papal Legates), Gifts there is no doubt that books formed part of the customary missionaryequipment. A confirmation of this can be found in numerous accounts referringto the evangelisation of early medieval Europe(27). Among missionaries arrivingto our region in tenth and eleventh centuries one encounters such highly literateclerics as st. gerard, bishop of Csanád and one of first Hungarian martyrs(†1046)(28). However, one of most coherent accounts of the place of the written

26. the Central European rulers’ offering of glorious liturgical as gifts by to ecclesiastical insti-tutions was an instrument of showing their connection to the Christian sacrum; they were alsoaware of following the examples of the Carolingian and ottonian emperors (see: A. gieysztor,“symboles de la royauté en pologne: un groupe de manuscrits du xIe et du début du xIIe siècle”,Comptes rendus de l’Académie des Inscriptions et Belles-Lettres 1990, pp. 128-137; R.michałowski, Princeps fundator. Studium z dziejów kultury politycznej w Polsce X-XIII wieku [princeps fundator. A study in the history of political culture in poland in the tenth-thirteenththcenturies] (Warszawa, 1989), pp. 160 ff.27. For instance, from the rich correspondence of st. Boniface (murdered in Frisia in 754), onemay conclude that he possessed the Bible and biblical commentaries, liturgical books, works ofthe Fathers of the Church and collections of canon law, in short: everything he needed as priest,preacher and missionary. on his travels he took his books with him in chests, together with therest of his instrumentarium: altar plates, relics and liturgical clothes. (m. mostert, “Communi-cationg the Faith: the Circle of Boniface, germanic Vernaculars, and Frisian and saxon Con-verts” (in print), referring to l.E. von padberg, “Bonifatius und die Bücher”, in: DerRagyndrudis-Codex des Hl. Bonifatius, with commentary by l.E. von padberg and H.-W. stork(paderborn-Fulda, 1994), pp. 7-75). see also: I. Wood, The Missionary Life. Saints and the Evan-gelisation of Europe, 400-1050 (longmann 2001), pp. 261 ff.

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word in missionary strategies comes from a later period; it can be found in thedescription of the mission in West pomerania (today in north-West poland)carried out by otto, Bishop of Bamberg, in the 1120s(29). Books are presentedhere as one of the important physical tools in disseminating the new religion:

Assumptis igitur clericis idoneis et eisdem ad iter abunde procuratismissales aliosque libros et calices cum idumentis sacerdotalibus et aliaqueque altaris utensilia, que in gente pagana subito inveniri non possesciebat, provida liberalitate secum fecit portare, ne sine instrumentisagricola fidus in agrum Domini sui exire videretur(30). (=so, having takenwith him excellent clerics and having provided them liberally for theirjourney with missals and other books and chalices with priestly vest-ments and everything else that is needed for the altar – all things whichhe knew they would not be able to find instantly among that pagan peo-ple, he had carried with him through provident liberality, lest withoutthe believing farmer were to go out into the field of his lord without in-struments).

one wonders, however, how many of these manuscripts had a chance tosurvive and to form the start of a future cathedral book collection. usually, themissionaries’ books were not luxurious, and they were exposed to all the risksinherent in a mission’s possible failure. In our region, one of the very few pre-served manuscripts of ‘missionary’ origin is that of the so-called Praedica-tiones Cracovienses(31), containing commentaries on the readings from the newtestament on the main feasts of the liturgical year. the manuscript has been

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28. E. nemerkényi, Latin Classics in Medieval Hungary, pp. 74 ff. (with rich bibliographicalreferences). 29. see a.o.: j. petersohn, “otto von Bamberg und seine Biographen”, Zeitschrift für bayerischeLandesgeschichte 43 (1980), pp. 3-27; Idem, Der südliche Ostseeraum im kirchlich-politischenKräftespiel des Reichs, Polens und Dänemarks vom 10. bis 13. Jahrhunderts: Mission,Kirchenorganisation, Kultpolitik (Köln-Wien, 1979), pp. 213 ff.30. Herbord, Dialogus de vita s. Ottonis episcopi Babenbergensis, ed. j. Wikariak in: MonumentaPoloniae Historica, series nova, vol. VII/3 (Warsaw, 1974), p. 74.31. From the abundant literature on this manuscript, see: p. david, “un receuil de conférencesmonastiques irlandaises du VIII siècle. note sur le manuscrit 43 de la Bibliothèque du Chapitrede Cracovie”, Revue bénédictine 49 (1937), pp. 62-89; m. Krasnodębska-d’Aughton, “Praedi-cationes: słowo i obraz” [Praedicationes: word and image], in: Źródła kultury duchowejKrakowa (Kraków, 2008), vol. 1, pp. 79-90. pictures of the manuscript: Źródła kultury duchowejKrakowa (Kraków, 2008), vol. 2, pp. 86-89.

made shortly before the year 800, in northern Italy, but the choice of texts sug-gests influences of Irish missionary spirituality. this small manuscript (155-165 mm × 215-238 mm), containing only one full-page miniature of thesymbols of the four Evangelists, was probably taken north by missionariesfrom salzburg, active in the frontier area between Bohemia and southernpoland in the second half of the ninth century(32). It may be that in the first period of the formation of cathedral centres (until1050) the most substantial numbers of books consisted of manuscripts importedby bishops, by other clergymen of foreign origin, and ... by foreign princessescoming to the region as brides. quite often, these two groups were closelylinked to each other. Foreign brides took with them both priests and books. Ac-cording to a trustworthy chronicle’s account, the Christian Bohemian princessdobrava, who in 965 married the polish prince mieszko, entered poland, lit-erally, “ with great ecclesiastic and religious pomp”:

cum magno ... ecclesiastico religionis apparatu Poloniam introivit(33)

and we may assume that liturgical books formed part of this apparatus.However, one can not expect the freshly established Bohemian Church to havebeen capable of exporting many manuscripts to poland. As one of very the fewstill extant examples of this cultural transfer we may mention the so-calledCodex aureus of pułtusk, produced probably in cathedral scriptorium of praguein the late eleventh century, and brought by an another Bohemian bride, thequeen-widow judith who married polish prince Wladislas Herman(34). oneshould emphasize that this manuscript had been fashioned in the Bavarian style.until the end of the eleventh century, the cathedral and monastic literary centresof Bavaria, skilled in the production of manuscripts for the ottonian dynasty,played an extremely important role in the cultural transfer between the West

32. B. Kürbis, “Kazanie na górze w katechezie najstarszego rękopisu katedry krakowskiej”[the “sermon on the mount” in the teaching of the oldest manuscript of Cracow cathedral], in:Benedyktyńska praca, ed. A. spież, s. Wielgosz (tyniec, 1997), p. 32.33. galli Anonymi, Cronica et gesta ducum sive principum Polonorum, I, 5, in: MonumentaPoloniae Historica, series nova, vol. 2 (Kraków, 1952), p. 15.34. description of the manuscript in: Sztuka polska przedromańska i romańska do schyłku XIIIwieku [polish preromanesque and Romanesque art util the end of the thirteenth century], ed.m. Walicki, vol 1, part 2 (Warsaw, 1971), p. 745.

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and the newcomers to Western Christendom(35). they offered the model for thelocal production of manuscripts, not only for Bohemia, but also for Hungary.the marriage of the first Hungarian king, stephen, with gisela, the sister ofthe duke of Bavaria (in 994 or 995) opened the doors for the arrival of manyclergymen, and for manuscripts from Alemannian and Bavarian scriptoria, inthe first place from the Reichenau, and from the monastery of st. Emmeramin Ratisbonne (Regensburg)(36). In the eleventh century, the abbey of st. Emmeram was particularly en-gaged in the cultural development of the new additions to Christendom(37). Weknow, for instance, that in 1028 Arnold, a monk from st. Emmeram, went toEsztergom. there, he composed a liturgical officium in honour of st. Em-meram, and taught it immediately to the Esztergom canons(38). As for the rela-tions of st. Emmeram with poland, one of the manuscripts produced at st.Emmeram which is still preserved is the so-called Evangeliarium of St. Em-meram, brought to poland as part of the dowry of judith-marie, the secondwife of the (already mentioned) polish duke ladislas Herman (from 1088) andthe sister of Emperor Henry IV(39).

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35. Cf. a.o.: H. Hoffmann, Buchkunst und Königtum in ottonischen und frühsalischen Reich, 2vol. (stuttgart, 1986), vol. 1, passim; p. spunar, “Ein Beitrag zur Festlegung des platzes desVyšehrader Kodex in der Entwicklung der schreiberkunst mitteleuropas”, Scriptorium 23(1969), pp. 17 ff.36. j. török, “Influences lotharingiennes sur la liturgie de l’Europe centrale autour de l’An mil”,in: Religion et culture autour de l’An Mil. Royaume capétien et Lotharingie, ed. d. Iogna-prat,j.-Ch. picard (paris, 1987), p. 287; A. Kubinyi, “Regensburg – passau – ungarn im mittelalter”,in: Bayern und Ungarn. Tausend Jahre enge Beziehungen, ed. E. Völkl (Regensburg, 1988), pp.30 ff. 37. see: m. pippal, “Ausstrahlung süddeutscher skriptorien in die östlich und nördlich benach-barten skriptorien”, in: Europas Mitte, vol. 2, pp. 849-852. About the history of the st. Emmeramscriptorium, see: B. Bischoff, Die südostdeutschen Schreibschulen und Bibliotheken in derKarolingerzeit, vol. 1: Die Bayrische Diözesen (Wiesbaden, 1974), pp. 183 ff.38. E. nemerkenyi, Latin Classics, p. 27.39. description of the manuscript with pictures of some illuminations, in: Źródła kulturyduchowej Krakowa. Katalog wystawy [sources of the spiritual culture of Cracow] (Kraków,2007), pp. 29-35. B. malik-gumińska, “Kodeks emmeramski. zagadnienia czasu powstania,ikonografii i treści miniatur” [the st. Emmeram Codex: problems of the time of its production,of its iconography and of the content of its miniatures], Folia Historiae Artium 8 (1972), pp. 5-42; A. gieysztor, “symboles de la royauté”, pp. 134-5.

the changing map of the political marriages concluded by the Central Eu-ropean rulers of the eleventh and twelfth centuries is very similar to the chang-ing map of the provenances of the manuscripts which continued to enrich thecathedral libraries. A few examples must suffice to illustrate this phenomenon.the influx of books from the region of Cologne to poland in the second andthird decades of the eleventh century was the direct result of the marriage be-tween the daughter of the count palatine of the Rhineland and the son of a pol-ish duke in 1013(40). one of the manuscripts brought to poland by Rycheza, theprincess in question, was the well-known Psalterium Egberti, which made anextraordinary journey. produced on the Reichenau, then transported to Cracow,in 1043 it went to Kiev with gertrude, the daughter of Rycheza, who marriedthe prince of the Kievan Rus. there, the codex has been enlarged with four bi-folia containing a Liber precum made at gertrude’s personal demand, and fiveminiatures in the Byzantine style. Because of political turbulence, the manu-script had then been brought back to poland, and thence to germany. Finally,it was offered as a gift by st. Elisabeth of thuringia to the cathedral canons ofCividale di Friuli in northern Italy, where it remains to this day(41). the role of foreign brides for the importation of manuscripts into CentralEurope can be illustrated also by developments in Hungary. this country hadbegun to establish strong ties with northern France and lorraine already at theend of the tenth century. It may be assumed, for instance, that the usus of theliturgy observed in medieval Hungary had an important source in lotharingiancustoms, transmitted through liturgical books(42). In the twelfth century, contactsbetween Hungary and France got a new dimension thanks to two successivemarriages of the Hungarian king Bela III to French princesses, first to Anne ofAntiochia, and then to marguerite Capet, the sister of philip August(43). one as-sumes that these French brides came accompanied by clergymen, and broughtwith them manuscripts containing both religious and secular texts.

40. g. labuda, Mieszko II król Polski (1025-1034) (Kraków 1992), pp. 40 ff.41. the description of the manuscript: Sztuka polska, p. 791. see also: Liber precum Gertrudaeducissae e Psalterio Egberti cum Kalendario, ed. m.H. malewicz, B. Kürbis, in: MonumentaSacra Polonorum, vol. 2 (Kraków, 2002) [the critical edition of the part added in Ruthenia]; A.gieysztor, “symbolès de la royauté”, pp. 130 ff. 42. j. török, “Influences lotharingiennes”.43. l. Koszta, “un prélat français de Hongrie: Bertalan, évêque de pécs (1219-1251)”, Cahiersd’etudes hongroises 8 (1996), pp. 71 ff.; z. j. Kosztolnyik, From Coloman the Learned to BélaIII (1095-1196) (new York, 1987), p. 212.

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Without any doubt, the growth of the cathedral libraries in medieval EastCentral Europe was possible in great part thanks to foreign bishops and otherclergymen, especially dignitaries of cathedral chapters and papal legates. thesignificance of the importation of books into Central Europe by these peoplebecomes greater when we realise that, until the middle of the twelfth century,about 80% of the bishops and the canons of the cathedral chapters were of for-eign origin(44). From this perspective, the case of Wojtěch (Wojciech, Adalbert),of indigenous Bohemian origin, bishop of prague from 983 to 995, is quite ex-ceptional. He spent his youth in the cathedral school in magdeburg. Accordingto tradition, some manuscripts he brought with him on his way home, becamethe beginnings of the cathedral library in prague(45). However, Wojtyech himselfshared the misfortune of many foreign missionaries in the region, finding amartyr’s death, and becoming the first holy patron of a Church in the region(in his case – the first patron of the polish Church). st. gerard (gellert), bishopof Csanád of Venetian origin, become the first patron saint of Hungary(46). therebuilding of the structure of the Hungarian Church after the short but violentpagan reaction in the 1040s was possible thanks to clergymen from the diocesesof Corbeil, Verdun, Arras, Reims and liège. during the last decades of theeleventh century many of these western clergymen also had ecclesiastical ca-

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44. the prosopographical study of the careers of the high clergy in earlier medieval East CentralEurope (i.e. before the end of the twelfth century) has not been finished yet. see a.o.: z.sułowski, “początki Kościoła polskiego [the beginnings of the polish Church] “, in: Kościół wPolsce, ed. j. Kłoczowski (Kraków, 1966), pp. 100 ff.; j. maciejewski, Episkopat polski dobydzielnicowej, 1180-1320 [the polish episcopate in the period of feudal dismembrement, 1180-1320) (Kraków-Bydgoszcz, 2003); l. Koszta, “die domkapitel und ihre domherren bis Anfangdes 12. jahrhunderts in ungarn”, in: ... The Man of Many Devices, Who Wandered Full ManyWays ... . Festschrift in Honor of János M. Bak, ed. B. nagy, m. sebők (Budapest, 1999), pp.478-491.45. Cosmae Pragensis Chronica Boemorum, I, 25, ed. B. Bretholz, in: Monumenta GermaniaeHistorica, Scriptores Rerum Germanicarum, series nova, vol. 2 (Berlin, 1923), p. 46. Cf.: H.Brachmann, “magdeburg im 10. jahrhundert – st. Adalberts schuljahre”, in: Tropami ŚwiętegoWojciecha, ed. z. Kurnatowska (poznań, 1999), pp. 37-52.46. H. Fros, “le culte des saints en Europe Centrale (Boheme, pologne, Hongrie) et son rôlesocio-politique du xe au xIIIe siècle)”, in: Fonctions sociales et politiques du culte des saintsdans les sociétés de rite grec et latin au Moyen Âge et à l’époque moderne, ed. m. derwich, m.dimitriev (Wrocław, 1999), pp. 99-110, with rich bibliographical references.

reers in poland(47). At the same time, the migration of clergymen from the ter-ritories of german Empire persisted, even if its dynamic changed over thedecades. this means we have to keep an open eye for the possibility of large-scale transfers of manuscripts from important episcopal centres of written cul-ture such as twelfth-century Bamberg(48). there is ample evidence that bishops who had come from abroad remainedin contact with their countries of origin. they used private networks spanningEurope to buy and request the books they needed for their work on the edge ofChristendom. A very early example of this phenomenon concerns Hungary. In1023, bishop Fulbert of Chartres wrote to Bonibert, bishop of pécs (probablyof lombard origin), that he was sending to pécs one of his copies of priscian,as Bonibert’s messenger had requested.

Significavit autem nobis filius noster tuusque fidelis Hilduinus tuae car-itatis erga nos insignia fideliter asserens unum de nostris Priscianis teuelle, quem et per eundem libenter mittimus, quicquid etiam de nostropecieris hilarissime tibi (si possibile fuerit) transmissuri(49). (=our sonand your faithful servant Hilduinus has told us of your gestures of charitytoward us and dutifully stated that you would like one of our copies ofpriscian. We are happy to send you this by him, and whatever else youshould ask of us we shall be most delighted to send if we can; and if youshould need and want us to, and if we are able, we ourselves shall mostobediently attend you in person).

For Hungarian scholars, this information about the sending of a copy ofone of priscian’s texts (probably his Institutiones grammatice) is a sign of thebenevolent understanding expressed at an eminent centre of medieval culture,

47. j. török, “Influences lotharingiennes”, p. 288; Rapports historiques et artistiques entre lepays mosan et la Pologne, du XIe au début du XIIIe siècle (liège, 1981). on the importance ofclergymen from this region for the formation of collegial chapters in the region, see: j. Šedivý,Mittelalterliche Schriftkultur im Pressburger Kollegiatkapitel (Bratislava, 2007), pp. 32 ff.48. Cf.a.o: j. Fried, “die Bamberger domschule und die Rezeption der Frühscholastik undRechtswissenschaft in ihrem umkreis bis zum Ende der stauferzeit”, in: Schulen und Studiumim Sozialen Wandel des hohen und späten Mittelalters, ed. j. Fried (sigmaringen, 1986), pp.163-201.49. Fulbert of Chartres, Epistola ad archiepiscopum Bonipertum, in: The Letters and Poems ofFulbert of Chartres, ed. F. Behrends (oxford, 1976), pp. 148-149.

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that of the intellectual circles at Chartres, for the needs of the Church at theperiphery of the Latinitas(50). Another spectacular example of the role of foreign bishops in the creationof a cathedral cultural centre, is that of the cathedral library at płock (poland).the płock bishopric, established around 1070, was situated at the very edgeof Christendom. this northeastern part of the polish lands bordered on the ter-ritories of the pagan Baltic tribes, which resisted Christian missions until theend of the thirteenth century(51). In the first half of the twelfth century, the płockdiocese suffered considerably from their attacks, until the arrival of a newbishop, Alexander of malonne, in 1129 (†1156). Alexander belonged to a siz-able group of clergymen from the region of the meuse (between maastrichtand liège), who were looking for better positions and careers and turned theireyes towards the developing structures of the young Church in Central Europe.Alexander of malonne did not come alone to the region. We know that in histime the three highest offices in the cathedral chapter of płock were occupiedby men from his region of origin. one of them, dean Walter (Alexander’s ownbrother) later on became the bishop of Wrocław(52). that Alexander rebuilt thecathedral church, settled ecclesiastical lands with colonists from the West andfortified the bishopric against the pagans, is less relevant to us today. particu-larly interesting, on the contrary, is the fact that he imported from the regionof the meuse dozens of books, and probably organised a local scriptorium. Indoing so, he provided provincial płock with one of the richest cathedral li-braries in poland(53). As far as we know, on Alexander’s request were sent to

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50. see o.a.: E. nemerkényi, “latin grammar in the Cathedral school: Fulbert of Chartres,Bonipert of pécs, and the Way of a lost priscian manuscript”, Quidditas 22 (2001), p. 41-42;Idem, Latin Classics, chapter 1.51. For the basic survey of the Christianisation of the region, see a.o.: m. Burleigh, “the militaryorders in the Baltic’, in: The New Cambridge Medieval History, vol. V: c. 1198-c. 1300,ed. d.Abulafia (Cambridge, 1999), pp. 743-753.52. p. Boroń, “Biskup Walter i początki kultury umysłowej na Śląsku” [Bishop Walter and theorigins of the intellectual culture in silesia], in: Źródła kultury umysłowej w Europie Środkowejze szczególnym uwzględnieniem Górnego Śląska, ed. A. Barciak (Katowice, 2005), pp. 115-132.53. see o.a.: C. deptuła, “Krąg kościelny płocki w połowie xII wieku” [the ecclesiastical milieuof płock in the middle of the 12th century], Roczniki Humanistyczne 8 (1959), n. 2, pp. 5-122;A. Vetulani, “Średniowieczne rękopisy płockiej biblioteki katedralnej” [medieval manuscriptsfrom the cathedral library of płock], Roczniki Biblioteczne 7 (1963), pp. 328 ff.; C. Święcki,Kultura literacka Płocka w średniowieczu [the literary culture of płock in the middle Ages](Warszawa-siedlce, 2007), chapter 3.

płock, a.o., the gospel of st. marc with the glossa marginalis of Walahfridstrabo and the glossa interlinearis of st. Anselm(54); pericopes of the gospel(55);the so-called Bible of płock, a manuscript which was incomplete when it wasimported into poland and was probably completed in the local scriptorium,which must have been working already(56); a lovely illuminated Lectionariumcalled the Bible of Czerwinsk(57); a Pontificale, the so-called pontificale ofpłock(58) -and dozens of other manuscripts, mainly liturgical ones. unfortu-nately, most of them have been stolen by the germans at the beginning of thesecond World War, and have never been found back(59), so that we cannot checkthe observations made on the manuscripts by scholars in the nineteenth andearly twentieth century. nevertheless, the example of płock shows that a cul-tivated and ambitious bishop was able to create a cathedral environment withthe requisite intellectual fittings of a book collection and scriptorium almostex nihilo. this example brings us to our next question. When did local book produc-tion become a significant source for enriching the cathedral libraries in the re-gion?

3.2 Local Production of Manuscripts In answering this question, too, we struggle with the problem of a lack ofsources. the development of the cathedral scriptoria in the area can be outlinedonly through the study of isolated manuscripts, and through comparisons withother regions of latin Europe, possessing better written sources. Roughly

54. description of the manuscript and state of research in: Sztuka polska, p. 747.55. description of the manuscript and state of research in: Sztuka polska, pp. 746-747.56. see: R. Knapiński, Iluminacje romańskiej Biblii Płockiej [the illuminations of the Ro-manesque Bible of płock] (lublin, 1993), with rich bibliographical references.57. description of the manuscript and state of research in: Sztuka polska, pp. 682-683.58. Pontyfikał Płocki z XII wieku (Bayerische Staatsbibliothek München Clm 28938, BibliotekaSeminarium Duchownego Płock Mspł. 29). Studium liturgiczno-źródłoznawcze. Edycja tekstu[the pontificale of płock from the twelfth century (Bayerische staatsbibliothek münchen Clm28938, Biblioteka seminarium duchownego płock mspł. 29). Critical and liturgical study. Edi-tion of the text], ed. A. podleś (płock, 1986). 59. Cf. s. sawicka, “les pertes de collections polonaises”, pp. 315 ff.; R. Knapiński, Iluminacjeromańskiej Biblii, pp. 18 ff.

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speaking, the growth of scriptoria followed the chronology of the developmentof stable ecclesiastical structures. one of the earliest scriptoria connected to a cathedral church is found inprague. According to some scholars, a manuscript today kept in Wolfenbüttel,the illuminated manuscript of the so-called Gumpold legend of st. Venceslas,the first patron of Bohemia, has been produced in prague between 999 and1006; according to other scholars, however, it had been requested fromabroad(60). local manuscript production will have started by using foreign modelswhich had come to Central Europe on loan or as gifts. the imitation of foreignmodels can be illustrated, for instance, by the Codex Vyšehradensis, a gospelbook produced in prague for the coronation of the Bohemian king Vratislav IIin 1085(61). this remarkably illuminated manuscript was produced in the cathe-dral scriptorium of prague, which clearly followed Bavarian examples(62). the first evidence of the activities of a cathedral scriptorium in the polishlands comes from Cracow, from the second half of the eleventh century, in thepontificale Cracoviense(63). It is quite certain that by the very end of the eleventhcentury the Cracow cathedral scriptorium employed no less than five scribes.that is the number of hands found in a manuscript containing several texts ofecclesiastical law (a.o. the Tripartita), which has been copied there(64). As far as Hungary is concerned, we can only guess. the earliest extantmanuscripts of local origin can be dated no earlier than the end of the eleventhor the beginning of the twelfth century. From this period comes, for instance,

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60. Česká kniha v proměnách století, ed. m. Bohatcová (praha, 1989), p. 34.61. For a critical edition and facsimile, see: Codex Vyšehradensis, 1085, ed. j. masin (prague,1970: Cimelia Bohemica, 13). see also: K. stejskal, “Vyšehradský Kodex a jeho místo v ot-tónském umění” [the Vyšehrad Codex and its place in ottonian art], in: Královský Vyšehrad,vol. 1 (praha, 1992), pp. 26-43; p. Černý, “Kodex Vyšehradský, ‘korunovační charakter’ jehoiluminované výzdoby a nekteré aspekty ‘politické teologie’ 11. století” [the Vyšehrad Codex,‘the coronation character’ of its illuminations and some aspects of ‘political theology’ in theeleventh century], in: Královský Vyšehrad, vol. 2 (praha, 2001), pp. 32-56.62. p. spunar, “Ein Beitrag zur Festlegung des platzes des Vyšehrader Kodex”, pp. 17 ff.63. For a critical edition see: Pontyfikał krakowski z XI wieku [the pontificale of Cracowfrom the eleventh century], ed. z. obertyński (lublin, 1977).64. K. ożóg, “Życie intelektualne w przedlokacyjnym Krakowie” [Intellectual life in Cracowbefore the ‘locatio’], in: Kraków przedlokacyjny (Kraków, 1987), pp. 128 ff.

the Codex Albensis(65), one of the oldest antiphonaries from the region. It con-tains the liturgical officium in honour of st. stephen. We also know that, whenthe bishopric of zagreb (in Croatia, which was politically dependent on Hun-gary) was founded in the late eleventh century, some liturgical manuscriptswere sent there from the Hungarian bishoprics of Esztergom and győr. Amongthem were the Hertwick pontificale and the Esztergomi Benedictionale(66). thismeans that the local centres of manuscript production were able quite early onto work on demand. one of the most remarkable illustrations of the local potential in the do-main of book production is unquestionably the cathedral literary centre createdby bishop Henrik zdík (1126-1150) in the Bohemian diocese of olomouc(olmütz). Henrik zdík, a bishop of indigenous origin, was a man of the world.He made a pilgrimage to the Holy land, and was engrossed in the contempo-rary attempts at freeing the Church from secular power – which in his casemeant fighting for the independence of his own diocese from local potentates.Relevant for us is the fact that he quite carefully planned and laid the founda-tions for one of the largest cathedral libraries in all of Central Europe (in thefifteenth century it was to boast no less than 300 volumes)(67). using the skillsof at least three scribes trained in the chancery of the archbishop of mainz,Henrik organized a large scriptorium, producing manuscripts and charters.later, this institution sometimes gave work to between fifteen and eighteenscribes. Among its products were liturgical manuscripts (such as a pontificaleand the famous Horologium olomucense, the collection of liturgical texts forthe celebrations in the newly built cathedral) and manuscripts containing legaltexts (a.o. a copy of the Decretum of Burchard of Worms and the Collectiotrium partium or Tripartita of Ivo of Chartres)(68).

65. For a facsimile with critical commentary, see: Codex Albensis. Ein Antiphonar aus dem12. Jahrhundert, ed. z. Favly, l. mezey (Budapest-graz, 1963).66. Cf. l. solymosi, “die Entwicklung der schriftlichkeit im Königreich ungarn vom 11. Biszum 13. jahrhundert”, in: Schrifttum zwischen Donau und Adria bis zum 13. Jahrhundert, ed.R. Härtel et al. (Klagenfurt, 2008: Schriftenreihe der Akademie Friesach 8), pp. 483-526, at p.489.67. Cf: m. Flodr, Skriptorium olomoucké [the olomouc scriptorium] (praha, 1960); j. Bistřický,“studien zum urkunden-, Brief- und Handschriftwesen des Bischofs Heinrich zdík vonolmütz”, Archiv für Diplomatik 26 (1988), p. 165.68. j. Bystřický, “studien zum urkunden-, Brief- und Handschriftwesen”, pp. 203 ff.

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the ‘golden period’ of the activity of the olomouc scriptorium underbishop Henrik zdík is paralleled by the flourishing book culture of polishpłock, already mentioned as an important cultural centre despite its less thanadventageous position at the edge of latin Christendom. From the 1140s and1150s there is evidence of activity in the cathedral scriptorium in płock. pro-fessionals of the written word were able notonly to copy manuscripts (in firstplace liturgical ones), but were also interested in putting into writing noticesof events important for the local ecclesiastic community, such as the miracleswhich took place in płock cathedral church in 1148(69).

3.3 A Turning Point in the History of the Cathedral Libraries: The EarlyThirteenth Century Changes in the mechanisms of acquiring manuscripts can be discerned,which mark a ‘turning point’ in the history of the cathedral libraries in medievalCentral Europe. this took place in the late twelfth and early thirteenth cen-tury(70), when ever more books began to be brought into the region by indige-nous intellectuals who had been abroad for their studies. Peregrinatiostudiosorum from the region to the western centres of learning was not a newphenomenon: already in the previous century, a first generation of indigenousintellectuals was getting an education in the cathedral schools of germany andin liège(71). From the late twelfth century paris and the Italian law schools be-

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69. z. Kozłowska-Budkowa, “płockie zapiski o cudach z r. 1148 [notices of miracles frompłock, 1148]”, Kwartalnik Historyczny 44 (1930), pp. 341-348; A. Vetulani, Średniowiecznerękopisy”, pp. 329 ff.70. About the importance of the so-called ‘long thirteenth century’ for the development of liter-acy and literate mentalities, see a.o.: m. mostert, “Communication, literacy and the developmentof early medieval society”, in: Comunicare e significare nell’alto medioevo, vol 1 (Settimanedi Studio della Fondazione Centro Italiano di Studi sull’Alto Medioevo 52: spoleto, 2005), p.37. I. Hlaváček, “grundzüge der schrift- und Bibliothekskultur im böhmischen staat des 13.jahrhunderts”, Miscellanea Medievalia 27 (2000), pp. 527-539.71. Among the students of school of liège (leodium), flourishing in the eleventh century, wasCosmas (†1125), author of the first Bohemian chronicle. see a.o.: m. Bláhová, Staročeská Kro-nika tak řečeného Dalimila v kontextu středověké historiografie latinského kulturního okruhu ajejí pramenná hodnota. Historický komentář [the old Bohemian Chronicle of so-called dalimilin the context of medieval latin historiography and its value as a historical source. Historicalcommentary] (praha, 1995), pp. 94 ff.

came the main destination for dozens of polish, Bohemian and Hungarian stu-dents(72). there is rich evidence for the donations of their personal book collectionsby these students to the cathedral libraries. In Cracow, in the 1250s and 1260sat least four members of the cathedral chapter left their personal books (im-ported from abroad) to the cathedral library(73). one of them was the dean jakubof skaryszew († 1268), styled Boloniensis doctor decretorum. We know of hisgift from the chapter’s annals:

Qui ex testamento omnes libros suos utrique iuris ad opus ecclesiae Cra-coviensis contulit et legavit. E quibus Decretum et Decretales capitulumeiusdem ecclesie magistro Ade rectori scolarium propter ipsius servi-cium dedit liberaliter(74). (=He has given and donated by will all hisbooks on both [canon and Roman] law to [further] the work of theChurch. From among them the chapter of this church liberally gave theDecretum [of gratian] and the Decretals to magister Adam, the rectorof the scholars, for his use).

the phenomenon of testamentary book donations to cathedral libraries hada double importance. First, the nature of the books donated began to changethe nature of the holdings of the libraries. the manuscripts contained primarilytexts of canon law and Roman, secular law. From the early thirteenth centuryonwards, the cathedral libraries in Central Europe showed the same ‘legal’ ori-entation which has also been noted in the case of the same type of library in

72. Cf. o.a: B. Kürbis, “maître Vincent dit Kadłubek, disciple des humanistes français du xIIesiècle”, in: Gli umanesimi medievali. Atti del II Congresso dell’ “Internationales Mittel-lateinkomitee”. Firenze, Certosa del Galluzzo, 11-15 settembre 1993, ed. Cl. leonardi (Firenze,1998), pp. 315-323; E. Fügedi, “les intellectuels et la société dans la Hongrie médiévale”, in:Idem, Kings, Bishops, Nobles and Burghers in Medieval Hungary (london, 1986), chapter 7,pp. 2 ff.; z. Kozłowska-Budkowa, C. zawodzińska, “I primi studenti polacchi all’università diBologna”, in: Commentationes historicae (Kraków, 1988), pp. 27-48. j. Verger, “les étudiantsslaves et hongrois dans les universités occidentales (xIIIe-xVe siècles)”, in: L’Église et le peuplechrétien dans les pays de l’Europe du Centre-Est et du Nord (XIVe-XVe siècles) (Rome, 1990),pp. 83-106; m. Bláhová, “studenten aus den böhmischen ländern in Italien im mittelalter. diepřemyslidische zeit”, Civis. Studi e Testi 51 (1993), pp. 153-178.73. K. ożóg, “ Życie intelektualne”, pp. 126 ff.74. Annales Cracovienses priores cum Kalendario, ed. z. Kozłowska-Budkowa, in: MonumentaPoloniae Historica, series nova, vol. 5 (Warszawa, 1978), pp. 97-98.

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scandinavia(75). this meant a significant change in the provenance of the im-ported manuscripts. the old areas of book-hunting, such as Bavaria or the re-gion of the meuse, lost their prominence. the influx of Italian manuscripts,both ‘medieval’ and then early humanist ones, was to be dominant until theend of medieval period (that is, until the end of the fifteenth century). Another important change, which also occurred at the turning-point of theearly thirteenth century, also needs to be emphasized. the large-scale privateimportation of books by the alumni of the cathedral schools and universitiesin the West changed the dynamics of the transfer of books. It also changed, inits wake, that of the transfer of knowledge of the new texts produced in the ec-clesiastical and university centres of the West. they were now swiftly knownand received by the professionals of the written word in the scandinavian andCentral European peripheries. It may be supposed that, as far as the cathedralbook collections are concerned, from the 1250s onwards there was no longerthat much difference between the ‘centres’ and ‘peripheries’ of latin Europe –and certainly not between the peripheries themselves(76). this fascinating prob-lem, however, is going far beyond the limits of this paper.

4. The Horizon of Texts Keeping our focus on the period of the formation of the cathedral librariesin Central Europe, let us now try to establish the horizon of texts. Which textswere read, copied and used? one of the two oldest inventories of books we have to our disposal mayserve as an intermediary between the horizon of books and that of the textspresent in the cathedral libraries of Central Europe. this is the inventory ofitems in the treasury of the cathedral church of Cracow in poland, written down

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75. the practical legal orientation in the education of the high clergy is a general phenomenonin the peripheries of medieval Latinitas. see a.o.: A. Adamska, “the Ecclesiastical Chanceries”,pp. 183 ff; A. nedkvitne, The Social Consequences of Literacy in Medieval Scandinavia (turn-hout, 2004), p. 45. 76. A good example of these changes during ‘the long thirteenth century’ is the development ofthe intellectual instrumentarium of the collegial chapter in Bratislava (preszburg, posony), atthe time part of upper Hungary. see: j. Šedivý, Mittelalterliche Schriftkultur, pp. 54 ff.

on a blank page of a manuscript of the Collectio Tripartita(77). the list was com-posed in 1110 at the demand of the new bishop, maurus (1110-1118), who wasborn and educated probably in northern France(78). After having enumerated the list of liturgical objects and vestments, a listof almost 50 manuscripts had been dressed. the text starts with the followingintroduction:

Anno dominice incarnacionis MCX, defuncto reverendissimo praesuleBalduino, successit in locum eius uenerabilis pontifex Maurus. Cui com-placuit ut ecclesiastice res inscripte haberentur. Inuente sunt autem incerario sancti Uenceslai(79). (=In the year of the incarnation of our lord1110, when the most reverend bishop Baldwin had died, in his placesucceeded the venerable bishop maurus. It has pleased him to have thepossessions of the Church written down. In the treasury of saint Vences-las have been found...).

After enumerating several items from the cathedral treasury, the books arelisted:

Bibliotheca; Moralia [in] Job; Isicius super Leuiticum; Isidorus Ethi-mologiarum; Sermones ab aduentu Domini usque ad quadragesimam;Omelie; Ordinales IIII; Benedictionales III; Epistolę Pauli; Boecius deconsolacione; Stacius Thebaidos duplex; Salustius; Terencius; Duo Per-sii; Dialogus Gregorii; Psalteria IIII; Ouidius de Ponto; Dialectica; Ara-tor; Regulę Grammaticę; Leges Longobardorum; Leges Longobardici;Quinque Lectionares; Antifonarium; Nocturnales III; Missalia II; Grad-ualia III; Capitular(e); Breuiarium.

this list, precious as it is for all scholars studying the history of writtenculture in medieval Central Europe, causes some problems. First, we are deal-ing with a list of almost 50 objects, of codices, and not with a list of texts. onecan be morally certain that, apart from the titles mentioned in the list (and

77. the description and a photograph of the manuscript in: Źródła kultury Krakowa, pp. 36-39.For a critical edition, see: Spisy dawne skarbca i biblioteki kapitulnej krakowskiej [the old listsof items of the treasury and the library of the Cracow chapter], in: Monumenta Poloniae His-torica, vol. 1, ed. A. Bielowski (lwów, 1864), p. 377. From the rich literature discussing thisinventory, see: A. Vetulani, “la Bibliothèque de l’église Cathédrale de Cracovie d’après le cat-alogue de 1110”, in: Mélanges Joseph de Ghellinck, S.J., vol. 2 (gembloux, 1951), pp. 489-507. 78. K. ożóg, “Formacja intelektualna biskupów krakowskich w średniowieczu” [the intellectualformation of the bishops of Cracow in the middle Ages], in: Cracovia, Polonia, Europa, ed. K.Baczkowski et al. (Kraków, 1995), p. 162.79. Spisy dawne, p. 377. st. Venceslas, a Czech saint and martyr, was the first patron of Cracowcathedral, because until about 990 Cracow belonged not to poland but to Bohemia.

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which were merely meant to tell one manuscript from another), some manu-scripts contained other texts as well. secondly, the list is most probably incom-plete. Apart from a few exceptions, hagiographical and legal texts, for instance,are missing here, while one may suppose that legal texts had been copied inCracow a few years before the inventory was made(80). the titles of the texts which are mentioned can be divided into three basicgroups. First, there are texts for liturgical needs: the Bible mentioned as Bib-liotheca, and the large amount of ordinales, benedictionales, [libri] lectionares,the antifonarium, the nocturnales, missalia and gradualia. the second group consists of texts for study or reference. this includestexts by the Church Fathers, collections of sermons, and ecclesiastical law.Here we also find texts belonging to the ‘canon’ of early medieval culture, suchas the Moralia in Iob by gregory the great(81), and the Etymologiae of Isidoreof seville. under this heading we can also put the text of leviticus with theglosses of Walahfrid strabo, the Sermones (probably the scribe meant here theold Praedicationes Cracovienses, made in the insular manner, mentioned be-fore), and possibly the Epistole Pauli. It is not clear whether these were theletters of st. paul -in which case they belong among the manuscripts of thefirst group -or the apocrypha called Littere Pauli ad Senecam- which wouldrather belong here(82). surprisingly enough, on the list there are no texts fromthe domain of ecclesiastical law: the Capitulare has been identified by somescholars not as a juridical text, but rather as a liturgical one, that is a Capitulareevangeliorum de circulo anni. Instead, there are no less than two Leges Lon-gobardorum (or Longobardici)(83).

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80. From this period there is evidence of the copying in Cracow the Tripartita of Ivo of Chartres,and a collection of papal decretals. Cf. j. szymański, “Krakowski rękopis reguły akwizgranskiejz roku okolo 1003” [the Cracow manuscript of the Rule of Aachen] , Studia Źródłoznawcze 11(1966), pp. 40 ff.; A. Vetulani, “Collectio Cracoviensis. z badań nad redakcją zbiorówśredniowiecznych przepisów prawnych” [Collectio Cracoviensis. A study of the redaction ofmedieval law collections], Studia Źródłoznawcze 8 (1963), pp. 49-81.81. Cf. a.o.: Rome and the North: the Early Reception of Gregory the Great in Germanic Europe,ed. R.H. Bremmer (paris, 2001), passim.82. A. Vetulani, “la Bibiothèque cathedrale”, p. 493.83. the long discussions among polish historians about the provenance and use of these texts,discussions which started in the late nineteenth century, continue until today. see a.o.: K.modzelewski, L’Europe des barbares. Germains et Slaves face aux héritiers de Rome, transl.A. Kozak (paris, 2006), p. 360 ff.

A third group of texts, distinguished quite clearly on the list, has a differentcharacter. the latin classics are present: sallustius, terentius, ovidius, twotexts of persius and the epic Thebais by statius(84). they are accompanied byChristian authors: Boethius with his bestseller(85); the De actis Apostolorum ofArator; the Dialogues of gregory the great; finally, there are the unidentifiedDialectica and Regulae grammaticae. one is presented here with a quite smallbut coherent group of texts, sufficient for teaching the rudiments of knowledgein a cathedral school(86) (although gregory’s Dialogues, the only hagiographicaltexts mentioned, possibly were used for reading aloud to the canons as well). the book collection of Cracow cathedral can be seen as typical for the pe-ripheries of early medieval Latinitas. In Bohemian and Hungarian bishoprics,and similarly in scandinavia, one can see collections of roughly the same size,some fifty volumes. they were also divided into three sections, those of theliturgical books, of the texts to be used in the cathedral school, and books ofreference (especially concerning ecclesiastical law)(87). In general terms, thesecollections seem to have met the everyday needs of their users(88). so far, we have looked for the presence of texts only by considering thesurviving manuscripts and inventories. the accessibility of a text may also be

84. Cf. B. munk olsen, L’étude des auteurs classiques latins au XIe et XIIe siècles, vol. 1-4(paris, 1982-1989), passim.85. From the rich bibliography on the recption of Boethius, see: Boethius in the Middle Ages:Latin and Vernacular Tradition of the “Consolatio Philosophiae”, ed. m.j.F.m. Hoenen, l.nauta (leiden, 1997).86. Cf. p. Riché, Écoles et enseignement dans le Haut Moyen Âge (paris, 1979), pp. 249 ff., and,from the perspective of the region, K. stopka, Szkoły katedralne, pp. 152 ff.87. the situation in dioceses of lund and trondheim is presented by l.B. mortensen, “thenordic Archbishoprics”, pp. 142 ff. Considering the texts used in East Central Europe, the pop-ularity of gregory’s the great Moralia in Job is evident. the text was present in the cathedrallibraries of olomouc, płock and Esztergom. From the domain of canon law, manuscripts of theTripartita can be found from the beginning of the twelfth century at the latest, in Cracow,gniezno and olomouc. unidentified Regule gramatice from a Cracow book inventory cannotbe identified with priscian’s Institutiones grammaticae, present in pécs cathedral library in theeleventh century. the earliest evidence of the use of this text in polish cathedral schools comesfrom the fourteenth century. (see respectively: j. szymański, “Krakowski rękopis”, p. 42 ff; j.Bystřický, “studien zum urkunden-, Brief- und Handschriftwesen”, pp. 190 ff.; E. nemerkényi,Latin Classics, pp. 28 ff.; K. stopka, Szkoły katerdalne, p. 147.)88. Cf. R. sharpe, “Reconstructing medieval libraries”, in: Bilan et perspectives des étudesmédiévales en Europe, ed. j. Hamesse (louvain-la-neuve, 1995), p. 399.

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assumed on the basis of the ‘evidence of citations’(89) in the episcopal centres’own literary production. numerous quotations and reminiscences in sophisti-cated literary works, such as for instance those of gerard, bishop of the Hun-garian diocese of Csanád in the 1030s, by prague’s dean Cosmas at thebeginning of the twelfth century, or by Cracow’s bishop Vincent at its end, sug-gest that the authors had the physical possibility to consult their referenceworks somewhere, even if we pay tribute to the craft of their memory(90). Byconsequence, one is forced to assume the existence of much larger book col-lections in the region, containing almost all latin (and some greek) authors,despite the absence of the manuscripts containing them. the ‘ideal’ list of the texts present in the cathedral libraries of medievalEast Central Europe should contain also the texts created in the region, mainlyfor liturgical purposes. the first wave of hagiographical accounts for the ven-eration of local saints, of tropes and sequentiae, appeared during the eleventhcentury. At the same time the first historical accounts appeared (mainly annal-istic notices, often made in the margins of liturgical manuscripts)(91). the ‘turning point’ of c. 1200 that was as so important for the growth ofthe cathedral libraries in the region, also saw the enlargement of the horizonof the texts that were read and consulted. From the early thirteenth centurycomes another list of books that may be connected with the Cracow cathedralmilieu. It has been written down on the first (free) page of a twelfth-century

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89. m. lapidge, The Anglo-Saxon Library (oxford, 2006), chapter 5.90. Sancti Gerardi episcopi Chanadiensis scripta et acta hactenus inedita cum serie episcoporumChanadiensium, ed. I. Batthyány (Karlsburg, 1790); E. nemerkényi, Latin Classics, chapter 3;Cosmae Pragensis Chronica Boemorum, passim; ; Magistri Vincencii dicti Kadłubek ChronicaPolonorum, ed. m. plezia, in: Monumenta Poloniae Historica, series nova, vol. 11 (Kraków,1994); on early medieval ways of reading and memorizing, see: m. Carruthers, “In memoriaesuae bibliotheca. lecteurs et l’art de mémoire dans l’occident médiéval”, in: Des AlexandriesII: Les métamorphoses du lecteur, ed. Ch. jacob (paris, 2001), pp. 221-232. the comparisonbetween the ‘horizon of texts’, i.e. the texts known to (because quoted by) Cosmas of pragueand that, sketched in the Cracow inventory from 1110, made recently by C. mews, is mistaken.there is an essential difference between the textual formation of an individual and the textualequipment of an institution (cf. C. mews, “manuscripts in polish libraries”, p. 94).91. A. Adamska, “les débuts de la littérature latine dans les pays de l’Europe du Centre-Est”in: Latin Culture in Eleventh Century. Proceedings of the Third International Conference onMedieval Latin Studies, Cambridge, 9-12 September 1998, ed. m. W. Herren, C. j. mcdonough,R. g. Arthur, vol. 1, turnhout , 2002), pp. 1-15. l. Veszprémy, “the Birth of structured literacyin Hungary”, in: The Development of Literate Mentalities”, pp. 161-181.

manuscript containing the book of leviticus with the interlinear gloss Anselmof laon and a marginal Glossa Ordinaria(92). It contains 41 titles:

Leuiticus. Genesis. Job cum Lamentationibus. Psalterium. Apostolus.Medietas alterius psalterii. Decem libri Moralium. Sententie magistriHugonis cum Ysidoro. Sermones magistri Petri. Duo volumina ser-monum magistri hengrammi. Alii sermones cum Reparatione lapsi. Reg-istrum Gregorii cum Miraculis Karoli. Gemma Ecclesię. Orosius.Sermones vocati Speculum Ecclesię. Summa Gratiani. Epistole Yuonis.Origenes supra Cantica Canticorum. Epistole Pauli ad Senecam. Mirac-ula sancti Thome. Cronica Pol(onorum) cum libro de via Iherosolimi-tana et Epistola Alexandri. Excerpta Augustini et diversorum patrum.Augustinus de verbis Domini Qui dixit fratri suo fatue cum Epistola Vil-lelmi et Epistola Johannis. Liber Augustini de libero arbitrio. Liber Ger-boldi de virtutr regis. Psalterium cum Urso. Matheus cum Epistola depurgatorio igne. Alter Ysidorus cum libro Iuliani episcopi dictus Prenos-ticon. Questiones Orosii ad Augustinum. Apoccalipsis. Scolastica his-toria(93)

one notices that the character of this list of books is different from the ‘of-ficial’ cathedral inventory from 1110. In scholarly opinion, it is ‘a photograph’of the private book collection of an individual professional of the written word,interested in theology and cura animarum as well as in history(94). It could havebeen completed by Ivo odrowąż, one of the most eminent polish clergymenat the beginning of the thirteenth century, and bishop of Cracow (until 1229).If we accept the identification, Ivo added to his collection while travellingabroad: to paris, where he entered the milieu of the canons of st. Victor, andto Italy, where he even exercised some public functions at the university ofBologna(95). the ‘new’ authors and texts of the twelfth century are eminently

92. Edited in: Spisy dawne, p. 378. description and photograph of the manuscript: Źródła kulturyduchowej Krakowa, p. 94-96. For a survey of the scholarly discussion about the date of thisbook list, see: z. Budkowa, “Księgozbiór polskiego uczonego z xII/xIII wieku” [the book col-lection of a polish scholar from the turn of the twelfth and thirteenth century], Studia Źródło-znawcze 1 (1957), pp. 109-118.93. Spisy dawne, p. 378.94. For the detailed identification of the items, see: z. Budkowa, “Księgozbiór polskiego u-czonego”, pp. 111 ff.95. K. ożóg, “Formacja intelektualna”, pp. 165-166.

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present in his collection; this confirms our opinion about the faster receptionof new texts and ideas in thirteenth-century East Central Europe, thanks to newinstitutions of intellectual life and new ways of acquiring books.

Conclusion In this paper I have tried to present the process of the formation of cathedrallibraries in East Central Europe, in the period between the introduction of lit-eracy (just before the year 1000), and the early thirteenth century. Importantquantitative and qualitative changes in literate behaviour took place. the for-mation of libraries in the episcopal centres of the region reflects the attitudesof the local litterati generally. they acted as ‘recipients’ of cultural currents,but were also willing to participate earnestly in Latinitas, a word which I haveused here to refer to a religious and cultural unity which was vehiculated(mainly) by the latin language and the written word. the litterati’s attitudesinspired the wholesale importation of books and texts; they also led to the am-bition of creating local ‘intellectual centres’. the early development of the book collections in these ‘centres’ seems tohave been strongly stimulated by essential tasks of the local Church: bookswere needed for the liturgy, for jurisdiction and in the cura animarum – just aselsewhere in medieval Latinitas. It seems that the successful creation of a bookcollection and the development of book production depended, first of all, on alocal bishop, and on his personal appreciation of the importance of the writtenword – again, just as elsewhere. this repetitive observation that much happenedin East Central Europe ‘just as elsewhere’ leads to a final remark. It seems asufficient reason to include the episcopal libraries of East Central Europe (asthose of that other periphery of Latinitas, scandinavia) in any further compar-ative studies of transmission of knowledge and the spread of ecclesiastical lit-eracy in the European middle Ages.

135REYES, MONJES Y SABIOS

Oýr de Biblia. Canon de lecturas de la noblezacastellana (1430-1520)

ELISA RUIZ GARCÍAUniversidad Complutense de Madrid

1. El otium masculino en el ámbito cortesanoComo es sabido, en la primera mitad del siglo xV se produce en Cas-

tilla una expansión gradual de la cultura escrita entre los laicos que no desem-peñaban funciones relacionadas con el manejo profesional de la pluma y,particularmente, entre los miembros del estamento nobiliario(1). El desarrollode esta tendencia culminará con el nacimiento de un nuevo público lector ycon la introducción de un importante cambio en los hábitos de transmisión delmensaje escrito. El procedimiento tradicional de la lectura en alta voz de untexto destinado a ser oído por otra persona fue progresivamente sustituido porun acto de descodificación de los signos por el propio interesado de manerasilente. Esta variante propició el establecimiento de una relación tácita entreel autor y un potencial lector. A la larga, esta forma de aproximación a los textosfomentaba el individualismo y la introspección, rasgos que irán en aumentoen la sociedad del Cuatrocientos y que se manifestarán de diversa manera. Enefecto, el afán de privacidad tiene su traducción en la planificación estructuralde las viviendas, en la difusión del retrato fisonómico y en las pautas de com-portamiento(2). se trata de un fenómeno que ha sido estudiado en profundidad(3).

1. Véase jeremy n.H. lawrance, “the spread of lay literacy in late medieval Castile”, Bu-lletin of Hispanic Studies, 62 (1985), pp. 79-94.2. Entre otras, son dignas de considerar el cultivo de la devoción privada y la construcción decapillas funerarias particulares en las iglesias.3. una completa visión de conjunto de esta cuestión ofrece la obra colectiva, bajo la direcciónde philippe Ariès y georges duby, Histoire de la vie privée, paris: éditions du seuil, 1999, 3vols. Véase en particular el volumen II: de l’Europa féodale à la Renaissance.

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son varios los signos externos que prueban la existencia de un cambiode actitud respecto del libro y de la lectura: el notable número de manuscritosconservados datados o datables en este período; el espectacular incremento detraducciones de textos varios a la lengua vernácula, hecho que no tiene paran-gón en otros países europeos; y la proliferación de bibliotecas nobiliarias, cre-aciones que, en cierta medida, son el corolario de la labor realizada en pro dela accesibilidad a obras consideradas de obligada lectura, pero impracticablespara unas personas poco avezadas en la comprensión de otros idiomas que nofueran el propio.

Respecto del primer punto, baste con examinar los índices delBOOST(4); en cuanto a las traducciones al castellano, hay una abundante bi-bliografía sobre este asunto y a la cual remito(5). En lo que concierne a las bi-bliotecas, es una cuestión que ha sido estudiada ampliamente, al igual de losucedido con el apartado anterior. Únicamente quiero señalar que la formaciónde librerías privadas es un fenómeno que se inicia en las llamadas grandescasas, tales como los mendoza (marqués de santillana), los zúñiga (duque deplasencia), los Fernández de Velasco (conde de Haro), los Rodríguez pimentel(conde de Benavente), los Ribera de sevilla (marqués de tarifa), los Fernándezde Córdoba (marqués de priego), etc. la mayoría de estos mecenas y bibliófilospertenecían a la llamada nueva nobleza, nacida a partir de las mercedes enri-queñas. sus raíces no procedían de la sangre goda, sino que habían sido ele-vados a tal dignidad por sus méritos personales y servicios a la Corona(6).luego, esta práctica fue seguida por la baja nobleza (por ejemplo, Fernán pérezde guzmán, luis de guzmán y su hijo nuño, etc.). por último, el alto funcio-nariado cortesano imitó tal hábito (Fernán díaz de toledo, álvar garcía desantamaría, etc.).

4. Bibliography of Old Spanish Texts, edición electrónica: http:// sunsite.berkeley.edu/philoBi-blon.5. j.C. santoyo, Bibliografía de la traducción en español, catalán, gallego y vasco, león: uni-versidad de león, 1996.6. los representantes de este grupo adoptaron una posición favorable ante la debatida cuestiónde “las armas vs. las letras”. En cambio, la nobleza más tradicional y conservadora continuó fiela sus pautas de comportamiento.

138 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

2. Canon de lecturas del estamento nobiliariotoda vez que la posesión de libros por parte de algunos miembros des-

tacados del estamento aristocrático es una realidad documentada, cabe pregun-tarse ¿qué es lo que leían estas personas? para obtener una respuesta fidedignaa este interrogante, nada mejor que acudir a fuentes de la época. A tal efecto,reproduzco un pasaje, escrito en torno al año 1430, por uno de esos posesoresde una biblioteca, el maestre de Calatrava don luis de guzmán, quien en unacarta dirigida a mosé Arragel manifestaba que:

Sabed que avemos cobdiçia de una Biblia en rromançe glosada e ysto-riada, lo qual nos dizen que soys para la fazer assý muy bastante. E ala asý demandar nos movió dos cosas: una, que las Biblias que oy sonfalladas, el su rromançe es muy corrupto; segunda, que los tales comonos avemos mucho nesçesario la glosa para los passos obscuros. QueDios sabe que en los tienpos que esentos nos quedan del perseguimientode los malvados moros, enemigos de la santa ffe católica, o del segui-miento del pro e serviçio de nuestro señor el Rey e honor de los sus rey-nos, segund que conviene a la nuestra Orden, que nos más querríamosdar en acuçia de oýr de Biblia, a fin de con Dios contemplar, que yr acaça o oýr los libros ystoriales o poetas, o jugar axedres o tablas o sussemejantes juegos(7)

la finalidad de la epístola era conseguir que el rabino tradujese el An-tiguo testamento. El hecho es narrado visualmente en una deliciosa miniaturaal inicio del manuscrito (fig. 1). las líneas reproducidas describen con preci-sión las actividades propias de aquellos hombres pertenecientes al círculo pri-vilegiado de la nobleza castellana en la primera mitad del siglo xV. lamanifestación de la alegría de vivir discurría en los medios aristocráticos pordiversos cauces. El plan de vida aquí esbozado nos permite averiguar cómoempleaban su tiempo de ocio tales personas. según el pasaje citado, los miem-bros de este grupo tenían ante sí las siguientes vías de esparcimiento: la de-gustación todavía auditiva -que no visual- de textos historiográficos ocancioneriles(8), la práctica de la caza y el ejercicio recreativo de la mente me-

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7. Biblia romanceada, madrid, Casa Ducal de Alba, ms. 399, f. 2r.8. El género poético desempeñó un importante papel educativo. la audición de determinadosversos profanos cultivaba el espíritu y moldeaba el comportamiento de los nobles. Ciertamente,el ingenio, el don de la palabra oportuna, la maestría en la recitación y en el canto, etc. eran cua-lidades que distinguían al buen cortesano.

Fig. 1: don luis de guzmán envía una carta a mosé Arragel con la peticiónde que le traduzca la Biblia al romance. Biblia romanceada. madrid, Casa

Ducal de Alba, ms. 399, f. 1v.

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diante juegos de tabla diversos(9), es decir, el conjunto de actividades denomi-nadas en el lenguaje de la época fechos curiales. Frente a las actividades tra-dicionales, don luis de guzmán manifiesta su deseo de oýr de Biblia. Enconsecuencia, el encargo realizado por el maestre a un rabino prestigioso nofue un hecho inusual(10). El comitente quería conocer los textos de su interés enuna versión depurada y con una glosa explicativa(11). Como complemento, tam-bién pidió que el ejemplar fuese ilustrado con el fin de poder visualizar lospasos más notables. El manuscrito resultante fue controlado, en lo que respectaa su ortodoxia, por algunos biblistas del convento de san Francisco de toledo.la obra fue acabada en 1430, según reza el colofón (fig 2).

para probar que no se trata de un caso excepcional, traigo a colaciónotra cita que evidencia la misma afición. Aquí es el traductor quien toma la pa-labra:

Señor: Este otro día, deleytándose vuestra merçed en aquello que a todovirtuoso conviene, es a saber, fazer libros e los leer, [...] e teniendo vues-tra señoría en las manos un libro, parte de la Brivia, vi en la primeraplana de aquél pintadas sus armas de vuestra merçed, las quales erane son una jarra blanca en canpo azul, de la boca de la qual sallían florese frondas propiamente, divisa de vuestra señoría, de quien primero ori-gen e prinçipio ovo(12).

la escena descrita presenta a un noble en trance de leer -y ya no deescuchar- una parte de la Biblia, en cuyo primer folio figura el escudo de armasdel poseedor, signo inequívoco de que el ejemplar formaba parte del fondo li-brario del lector. un familiar suyo, al percatarse de la actividad que estaba re-alizando su señor y de la existencia de un ex libris en el ejemplar que manejaba,decide traducirle un texto heráldico imprescindible, el tratado De insigniis etarmis de Bartolo de sassoferrato. A partir de este hecho anecdótico, cabe de-

141REYES, MONJES Y SABIOS

9. El empleo del tiempo libre en prácticas lúdicas que desarrollasen las capacidades intelectivasdel individuo constituyó una meta importante dentro del programa educativo del noble. la obraque mejor encarna la aplicación de este objetivo es el extenso tratado alfonsí llamado Libros deacedrex, de los dados y de las tablas, en el cual se desarrollan distintos tipos de juegos de mesa.10. la decisión fue tomada por consejo de dos primos suyos: don Vasco de guzmán, arcedianode la ciudad de toledo, y el franciscano Arias de Encinas. también intervino el dominico juande zamora.11. Recuérdese que esta Biblia sólo contiene el Antiguo testamento.12. madrid, BNE, ms. Res. 125, f. 1r. se trata de un ms. misceláneo organizado.

Fig. 2: El rabino mosé Arragel entrega la obra ultimada al destinatario. Bi-blia romanceada. madrid, Casa Ducal de Alba, ms. 399, f. 25v.

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ducir que el libro leído estaba en romance, de ahí la idea de prestarle un servicioa su dueño vertiendo al castellano el opúsculo latino. la identidad de este nobleno está clara. quizá se tratase de Alfonso álvarez de toledo(13), contador mayorde juan II y Enrique IV.

Estas dos escenas se pueden completar con una tercera igualmente es-clarecedora. se trata de una traducción de textos bíblicos, los Libros de losMacabeos, realizada por pedro núñez de osma a instancias de lope de Acuña.El autor de la versión aclara las razones que movieron al comitente a patrocinaresta empresa:

El noble cavallero Lope de Acuña [...] quiso que los virtuosos, grandese notables fechos de los Machabeos fuessen escriptos en lengua caste-llana porque pudiessen ser avidos por espejo e por enxiemplo a todoslos fijosdalgo e nobles cavalleros de Castilla que caresçiessen de la len-gua latina(14).

El objetivo de esta lectura era tener un marco referencial de compor-tamiento, según explicita el traductor, para quien los textos vertidos deberíanservir de espejo y de ejemplo. la misma idea de obrar de acuerdo con un pa-radigma se encuentra ya expresada en otras obras anteriores. Baste con obser-var los numerosos tratados que presentan en la fórmula titular el términoSpeculum. A tal efecto, reproduzco unos versos del Rimado de Palacio del can-ciller don pero lópez de Ayala (1332-1407), que suenan así:

Quando yo algunt tiempo me fallo más espaciado,busco por donde lea algunt libro notado,

por fallar buen enxienplo e ser más consolado,e me provee Dios segunt lo deseado(15).

Como se puede apreciar, el noble, cuando dispone de tiempo libre,desea leer algún texto notable que le sirva como modelo de conducta (exem-plum) y le suponga un alivio (consolatio) ante los altibajos de la Fortuna. Estasson las dos motivaciones perseguidas en la degustación de un texto. En defi-nitiva, se lee para obtener un provecho y no para alcanzar un disfrute estético

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13. Fue primo de Fernando díaz de toledo, el influyente secretario de juan II. Algunos espe-cialistas han propuesto el nombre de su hijo pedro núñez de toledo o bien el marqués de san-tillana. nuestra atribución se basa en los datos heráldicos indicados por el traductor.14. madrid, BNE, ms. 1518, f. 1ra.15. germán orduña (Ed.), Rimado de Palacio, pisa: giardini, 1982, copla 922.

o evadirse de la realidad. tal finalidad utilitaria queda patente si prestamosatención a los consejos dados por Alonso de Cartagena, escritor, diplomáticoy consejero de juan II, a don pedro Fernández de Velasco, conde de Haro,amigo suyo y propietario de una magnífica biblioteca(16). En esta muestra delgénero epistolar el obispo de Burgos explicita el canon de lecturas propio delos militares viri o defensores de acuerdo con la teoría medieval de los tres es-tados. A su juicio, es recomendable la lectura de:

- Biblia y padres de la Iglesia.- libros de temática histórica (Valerio máximo, salustio, César, quintoCurcio y tito livio).- tratados clásicos sobre filosofía moral (platón, la Ética Nicomaqueade Aristóteles, Cicerón, séneca).- Compilaciones normativas (Siete Partidas, Doctrinal de caballeros).- Escritos sobre el arte de la guerra, las armas y doctrinas nobiliarias(Vegecio, Frontino, Bartolo de sassoferrato, leonardo Bruni).

tales lecturas son aconsejables porque proporcionan edificación y re-creación. paralelamente el noble deberá procurarse libros devocionales para elejercicio de sus prácticas religiosas y aquellas obras que son propias de su con-dición aristocrática (tratados referentes a la cetrería, los buenos modales y lacortesanía).

las indicaciones de Cartagena no son exclusivamente orientativas delo que conviene conocer, sino que también advierte sobre los peligros que ace-chan al que lee obras indiscriminadamente(17). A este respecto condena los librosque tratan de temas amorosos, caballerescos o pseudo-históricos. por supuesto,también llama la atención sobre los libros de rezo que contienen un materialconsiderado herético por la Iglesia. Estas prohibiciones del prelado burgalésson precursoras y anticipan una actitud de control que tardaría aún varias dé-cadas en implantarse de manera institucional.

Estas y otras muestras que se podrían aducir evidencian que la lecturade textos bíblicos romanceados constituyó una práctica singular dentro delcanon de obras recomendadas a la nobleza castellana en la Baja Edad media.

16. Epistula ad comitem de Haro. Editado por jeremy lawrance: Un tratado de Alonso de Car-tagena sobre la educación y los estudios literarios, Barcelona: universidad Autónoma, 1979.17. En efecto, el prelado señala “quid fugere, quid sequi in exerciis literalibus debeant” (ed. cit.,p. 57).

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3. Consideraciones sobre los realiaEl uso del término altomedieval Bibliotheca con valor intitulativo o

bien la variante Biblia evidencia que desde fecha muy temprana los textos con-siderados portadores de la Revelación fueron interpretados como un conjuntode unidades independientes. En consecuencia, los distintos libros que confor-maban la serie tenían una vía de lectura y de transmisión propias. su ensam-bladura era el resultado de una operación posterior y circunstanciada. Estepunto de vista hay que tenerlo en cuenta a la hora de juzgar los testimoniosconservados. por otra parte, la disparidad de las fuentes utilizadas como materiaprima de las traducciones vernaculares había originado una actitud de recelopor parte de la Iglesia respecto de tales romanceamientos. En el concilio detolosa de 1223 y, algo más tarde, en el de tarragona (1233) ya se había susci-tado esta cuestión. la decisión tomada fue la prohibición de los mismos(18),aunque bien es verdad que la medida tuvo un carácter limitado de lugar y detiempo. A finales del siglo xV se planteó de nuevo el mismo asunto con másrigor en la península Ibérica(19).

En realidad, los testimonios conocidos de las sagradas Escrituras encastellano no son numerosos, a pesar de que debieron de abundar con profusiónen su momento. se conserva algo más de una docena de manuscritos(20). El aná-lisis codicológico, paleográfico y textual de tales fuentes permite conjeturar laexistencia de dos tiempos en el proceso de traducción de esta magna obra. Elprimer estadio hay que datarlo en el siglo xIII. la decisión de Alfonso x(1252-1284) de convertir la lengua vernácula en el vehículo oficial de comu-nicación escrita, la necesidad de disponer de textos bíblicos vertidos al romancepara la configuración de su producción historiográfica y la labor filológica im-pagable del círculo toledano son razones que explican la ingente labor de tras-lación realizada en la época.

quedan algunos testimonios tempranos y otros más tardíos, fruto deuna tarea de copia y quizá de refundición. El grueso de este legado formó parte

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18. Item statuitur ne aliquis libros Veteris vel Novi Testamenti in romancio habeat. Et si aliquishabeat, infra octo dies publicationem huiusmodi constitutionis a tempore sententiae , tradateos loci episcopo comburendos, giovanni domenico mansi, Sacrorum Conciliorum nova et am-plissima collectio, paris-leipzig-Berlin: geidel Reinecke, 1901 [1692-1769], vol. xIII, col. 293.19. Véase joaquim llorenç Villanueva, De la lección de la Sagrada Escritura en lenguas vul-gares, Valencia: Benet montfort, 1791, pp. 14-17.20. En el BOOST figuran 17 entradas. Algunas son copias de otros testimonios o bien merosfragmentos.

Fig. 3: jonás sale del vientre de la ballena. Biblia. El Escorial (madrid), RealBiblioteca del Monasterio, ms. I.I.6., f. 163v.

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del patrimonio librario de la Corona(21). En los distintos inventarios estudiadoshay varios asientos referentes a libros que contienen la Biblia o parte de lamisma en romance(22). la identificación y la localización de los manuscritosofrecen algunos problemas. En la relación del Alcázar de segovia (C) había,al menos, una obra completa, hoy perdida, según se desprende de la redaccióndel ítem C1 95(23), y otras, fragmentarias. Respecto de los libros transmisoresde partes de la sagrada Escritura, hay cuatro asientos [C1 84, 97, 99 y 138]cuyas descripciones coinciden con manuscritos conservados. tres de estas pie-zas debieron de permanecer sin interrupción en poder de la Corona por cuantofiguran registradas en el inventario del Alcázar y en el listado de volúmenesentregados por Felipe II al monasterio de El Escorial(24), donde actualmente sehallan. El ejemplar más antiguo se corresponde con el siguiente asiento:

- BIBLIA. A.T- [N.T.] PROVERBIOS, LIBROS PROFÉTICOS, [LIBROS DE LOSMACABEOS Y NUEVO TESTAMENTO]. Castellano (s. xIII).[C1 99] ¶ otro libro de marca mayor, en rromançe, de pergamino, demano, que son los Proverbios de Salamón y Profecías, las tablas decuero colorado con çinco bollones de latón gruesos y quatro manosde latón.manuscrito. pergamino.Inv. 1545→ Ags.Esc. I.I.6. Inv. 1576, 8.

El manuscrito laurentino Esc. I.I.6. responde a estos datos (fig. 3).Contiene, en efecto, los Proverbios y los Libros proféticos, pero también losLibros de los Macabeos y el Nuevo Testamento. se trata de una traslación dela Vulgata, probablemente encargada por el Rey sabio.

los testimonios restantes son ejemplares más tardíos en cuanto a sufactura. El segundo ítem reza así:

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21. sobre esta cuestión, remito a mi obra Los libros de Isabel la Católica: Arqueología de unpatrimonio escrito, salamanca: Instituto de Historia del libro y de la lectura, 2004. 22. En la presente ocasión no se incluyen los testimonios relacionados con la General Estoriade Alfonso x o los textos empleados en la Fazienda de Ultramar, obra en la que se encuentranfragmentos y resúmenes procedentes de una versión muy temprana. 23. [C1 95] ¶ otro libro de papel, de pligo entero, en rromançe, que es la Brivia con cinco bo-llones de cada parte de latón gruesos y las tablas forradas en cuero colorado.24. Inv.1576, entradas 7, 8 y 9.

Fig. 4: destrucción de sodoma y gomorra. Biblia. El Escorial (madrid),Real Biblioteca del Monasterio, ms. I.I.7., f. 4v.

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- BIBLIA. A.T. [GÉNESIS-IV REYES. Castellano] (s. xV).[C1 97] ¶ otro libro de marca mayor, de pergamino y papel, que esel comienço de los veynte y quatro libros de la Brivia.[manuscrito]. pergamino y papel.Inv. 1545→ Ags. Ejemplar con pérdida de folios.Esc. I.I.7. (gen. 8, 11- Reg. IV completo). Inv. 1576, 7.

Este asiento coincide con los datos materiales del manuscrito Esc.I.I.7., el cual está elaborado con pergamino y papel (fig. 4). En el Inv. 1545(25)

se dice que el ejemplar ha sufrido pérdida de folios. pues bien, esta pieza co-mienza incompleta en el Génesis (8, 11) y llega hasta el final de los Libros delos Reyes.

la tercera entrada contiene la siguiente descripción: - BIBLIA. [A.T. LIBROS PROFÉTICOS - II PARALIPóMENOS]. Castellano (s.xV).[C1 138] ¶ otro libro de marca mayor, de pergamino y papel, demano y en rromançe, que es una parte de la Brivia y comiença: “ Vi-sión de Ysaýas” con unas coberturas viejas.manuscrito. pergamino y papel.Inv. 1545→ Ags.Esc. I.I.5. Inv. 1576, 9.

la identificación con el manuscrito Esc. I.I.5. no ofrece dudas (fig. 5).El íncipit de la obra es el mismo y, asimismo, se corresponden las caracterís-ticas materiales. El ejemplar contiene los Libros proféticos y termina con ellibro II de los Paralipómenos. El manuscrito ofrece numerosas ilustraciones,a modo de viñetas narrativas que glosan el texto con gran eficacia.

la cuarta entrada reza así:- BIBLIA. [ A.T. GÉNESIS - II MACABEOS]. Castellano (s. xV).[C1 84] ¶ otro libro entero de marca mayor, en pergamino y papel,de mano, en rromançe, que es una parte de la Brivia, y en la primeraletra tiene un dios padre pintado, con las coberturas cuero colorado,con unas çerraduras y çinco bollones de latón en cada tabla.manuscrito. pergamino y papel.Esc. I.I.3.

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25. documento editado por Alfonso de Ceballos-Escalera y gila, en la obra Alcaides, tesorerosy oficiales de los Reales Alcázares de Segovia. Un estudio institucional, madrid: Real Academiamatritense-secretariado de publicaciones de la universidad de Valladolid, 1995.

Fig. 5: Visión de Isaías. Biblia. El Escorial (madrid), Real Biblioteca delMonasterio, ms. I.I.5., f. 1r.

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El manuscrito Esc. I.I.3. coincide con las características materialesdescritas en lo que respecta a las dimensiones (marca mayor) y naturaleza delsoporte (pergamino y papel), ya que la pérdida de la encuadernación primitivano permite establecer el correspondiente cotejo. Asimismo, el ejemplar con-tiene desde el Génesis hasta los Libros de los Macabeos, por tanto sería, enefecto, una parte de la Biblia. En la misma entrada se dice que en la inicial dela primera hoja hay un Dios Padre pintado. pues bien, en dicho ejemplar existeuna representación de dios en el acto de crear a Adán y Eva en el lugar indicado(fig. 6). también ofrece en ese primer folio una orla, en cuya banda inferior seha sustituido un motivo ornamental o un escudo heráldico por las armas de losmendoza-sarmiento. Este hecho lo interpreta josé luis gonzalo sánchez-mo-lero(26) como una prueba de la primitiva procedencia del libro, al tiempo quedescarta su relación con la Reina Católica. A su juicio, el ejemplar habría sidoregalado a Felipe II por doña maría de mendoza, esposa de Francisco de losCobos, o por el hijo de ésta. más adelante conjetura que también podría pro-ceder de la almoneda de los bienes de diego lópez pacheco, duque de Esca-lona. gemma Avenoza acepta tal suposición(27). por nuestra parte, proponemosuna explicación complementaria. Ciertamente, el manuscrito Esc. I.I.3. coin-cide con los datos contenidos en el ítem C1 84, según se ha señalado. Este tes-timonio evidencia que la obra en cuestión estuvo en el Alcázar de segovia hasta1503. Como luego no está en los inventarios de 1576 ni en los granadinos, ha-bría que pensar que en el interregno la obra pasó a otras manos por venta, re-galo o una razón desconocida. En esta etapa habría podido pertenecer a losnobles citados. El nuevo poseedor sustituyó o añadió sus armas. tal vez traseste segundo paso el ejemplar fue ofrecido al Rey prudente y, por este con-ducto, volvería a reintegrarse al patrimonio real. El ejemplar ofrece abundantesilustraciones que responden a un lenguaje artístico directo y expresivo, rasgosestilísticos que abundan en la producción manuscrita castellana del siglo xV.

En el tesoro del Alcázar también existieron tres manuscritos dedica-dos a libros neotestamentarios que no se localizan en la actualidad:

- BIBLIA. N.T. EVANGELIOS. Castellano.[C1 44] ¶ otro libro de pliego entero, de papel, en rromançe, demano, que son los Evangelios, con unas tablas de papel enforradasen cuero azul.

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26. La “Librería rica” de Felipe II. Estudio histórico y catalogación, El Escorial: EdicionesEscurialenses, 1998, p. 251.27. La Biblia de Ajuda y la megil·lat Antiochus en romance, madrid: CsIC, 2001, p. 24.

Fig. 6: Creación de Adán y Eva. Biblia. El Escorial (madrid), Real Biblio-teca del Monasterio, ms. I.I.3., f. 1r.

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manuscrito. papel.Inv. 1545→ Ags. Ejemplar en mal estado de conservación.

El asiento 80 del inventario C2 contenía unos Evangelios que no figu-ran en C1. El texto de la correspondiente entrada está mutilado.

- BIBLIA. N.T. EVANGELIOS. Castellano.[C1 115] ¶ otro libro de papel, de marca mayor, en rromançe, demano, que son los Evangelios, las cubiertas de cuero colorado. manuscrito. papel.Inv. 1545→ Ags. - BIBLIA. N.T. EVANGELIOS Y HECHOS DE LOS APóSTOLES. Castellano.[C1 78] ¶ otro libro de pliego entero, de papel, de mano, en rro-mançe, que tiene los Evangelios y la Vida de los apóstoles con unascoberturas de cuero colorado.manuscrito. papel.Ejemplar desaparecido en la actualidad. Índice del s. xVI (zarco III,p. 522).

Con destino a la Capilla Real granadina fue enviado un lote de 160 li-bros en fecha tardía(28). Entre ellos se encontraban algunos textos bíblicos ro-manceados. El texto del ítem d1 144 es como sigue:

BIBLIA. A.T. GÉNESIS - II MACABEOS. Castellano (s. xV).[d1 144] ¶ otro libro grande, de marca mayor, de pargamino, es-cripto de mano, en rromance, dende el génesis hasta el segundo librode los machabeos, guarnecido en tablas, cubierto de terciopelo azuly, a cada parte, un sello de armas de una vanda y una luna y quatrochapas doradas, quebradas las dos, y una funda de terciopelo moradolabrada. no tiene cerraduras. (Al margen: No tiene terciopelo ni guar-nición; No tiene chapas ni funda. En otra nota se dice: “Hallose uno,que se llama Istoria de Moysén, que deve ser éste”).manuscrito. pergamino.Esc. I.I.4.

El ejemplar descrito podría corresponder con el manuscrito Esc. I.I.4.,el cual contiene también desde el Génesis hasta los Libros de los Macabeos

153REYES, MONJES Y SABIOS

28. granada, ACR, Libro de visitación. Inventario a. 1536-1540. no he podido consultar el do-cumento original y, en consecuencia, utilizo la versión realizada por Antonio gallego Burín ensu artículo: “nuevos datos sobre la Capilla Real de granada”, Boletín de la Sociedad Españolade Excursiones, 57 (1953), pp. 67-116. Esta relación la he denominado d1.

Fig. 7: Comienzo del génesis. Biblia. El Escorial (madrid), Real Bibliotecadel Monasterio, ms. I.I.4., f. 1r.

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(fig.7). dicho ejemplar ostenta en la banda inferior de la orla un escudo conlas armas de los Ribera, luna y zúñiga, por consiguiente, están reproducidosen él una banda y una luna, elementos heráldicos que también estaban en losplanos de la encuadernación según consta en el texto del asiento. Esta indica-ción parece posibilitar la identificación de la pieza, por cuanto además coinci-den el soporte (pergamino) y los textos transmitidos (Génesis - II Macabeos).Este ejemplar no aparece en el Inv. 1576, lo cual es lógico ya que el ítem pro-cede de la relación de libros de la Capilla Real, cuyo inventario está fechadoen 1536. la colección de libros depositados en la sede granadina fue objeto deperiódicos recuentos. En uno de ellos se echó en falta el ejemplar descrito enel asiento [d1 144]. El revisor supuso con manifiestas dudas que se tratase delmanuscrito que contenía la Istoria de Moysén. Ahora bien, este enigma seaclara gracias a un apuntamiento biblioteconómico. El ejemplar Esc. I.I.4. tieneen el margen inferior del f. 1r una nota de fray juan de san jerónimo que diceEmbiola a su Magestad el Arçobispo de Toledo Quiroga, Inquisidor General(29).Este prelado ostentó dicho cargo desde 1573 a 1594. En consecuencia, se puedeconjeturar que el manuscrito Esc. I.I.4. fue retirado de su emplazamiento encumplimiento de instrucciones del santo oficio a este respecto. luego, fue de-vuelto al soberano, razón por la cual hoy se encuentra de nuevo en la Real Bi-blioteca de El Escorial. En cuanto al ejemplar llamado Istoria de Moysén,señalado por el revisor, hay que decir que era una obra distinta, como lo de-muestra el hecho de que formó parte de la relación de libros depositados engranada y reintegrados en 1591 [d2 56], a petición de Felipe II.

En el inventario más antiguo de la Capilla Real granadina [d1] hay unasiento en el que son mencionados:

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29. El ms. Esc. I.I.8. , realizado probablemente en tierras aragonesas, también presenta una apos-tilla similar, trazada en este caso por la mano de Arias montano. Esta versión contiene, entreotros libros, la traslación del salterio elaborada por Hermann el Alemán a partir del texto he-braico. la devolución por parte de quiroga de ambos manuscritos corrobora su incautación porel santo oficio en una fecha indeterminada. pedro sánchez-prieto considera que este manuscritode papel “perteneció a Isabel la Católica” (Carlos Alvar y josé manuel lucía, Diccionario filo-lógico de literatura medieval española. Textos y transmisión, madrid: Editorial Castalia, 2002,p. 214). El contenido del mismo comprende desde el levítico hasta el salmo 70, 18. la escrituray el texto son aragoneses. no comparto esa adjudicación, ya que las características de la piezaen cuestión no se ajustan con las descripciones de los inventarios ni con los usos gráficos y lin-güísticos observados en los libros bíblicos relacionados con la Corona

[d1 136] ¶ dos volúmenes de libros de marca mayor, escriptas demano, el uno mayor que el otro, que son de la Bribia en rromance, eluno aforrado en sus tablas e cuero colorado, el otro de cuero coloradosin tablas (Al margen: No se halló).

la indefinición de la entrada no permite averiguar el contenido de loslibros. Como luego no aparecen en el acta de devolución de 1591, quizá cabesuponer que fuesen destinados al servicio de la Capilla Real catedralicia, in-cautados por la Inquisición o bien que se perdiesen tempranamente, si nos ate-nemos a la apostilla marginal. En cualquier caso resulta, imposible laidentificación.

los testimonios hasta aquí descritos formaban parte del patrimonio li-brario de la Corona. Ahora bien, doña Isabel dispuso a su vez de otros ejem-plares. En su Cámara, al comienzo de su reinado, hubo otros textos bíblicosen romance. tres de ellos fueron regalados por ella a Andrés de Cabrera, sufiel servidor en los momentos difíciles:

- BIBLIA. Castellano.[H4 leg. 84 24] ¶ otro libro que se llama Bribia, que es bien guarnida,en rromançe.manuscrito?Regalo de la Reina a Andrés de Cabrera, mayordomo y miembro delConsejo Real.- BIBLIA. A.T. JOSUÉ- REYES. Castellano?[H4 leg. 84 21] ¶ otro libro de Josué e de los Reyes.manuscrito?libro regalado por la Reina a Andrés de Cabrera, mayordomo y delConsejo Real.- BIBLIA. A.T. EZEQUIEL - REYES. Castellano?[H4 leg. 84 17] otro libro de Eçechiel, de los Reyes.manuscrito?libro regalado por la Reina a Andrés de Cabrera, mayordomo y delConsejo Real.

también figuraba en la Cámara de la Reina el ejemplar que perteneceen la actualidad a la Casa ducal de Alba:

- BIBLIA. A.T.[g1 leg. 84 22] ¶ una Bribia, escripta en pargamino, en rromançe,glosado e estoriado, que fiso faser el maestre de Calatrava, don luysde gusmán. Es grande e guarneçido de aseytuný carmesý e de plata

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dorada, con las armas del dicho mismo don luys. (Margen izq.) EstaBrivia está pasada en cuenta antes desto (El asiento está cancelado).manuscrito. pergamino.Ejemplar depositado en la Cámara de la Reina.Biblia romanceada. Biblioteca de la Casa ducal de Alba, ms. 399.

salvo este asiento, datado el 13 de abril de 1483, el manuscrito novuelve a ser mencionado. se ignora, pues, la razón por la cual esta obra se en-contraba en la Cámara de la Reina. según se dijo al comienzo de este trabajo,esta traducción del Antiguo testamento fue un encargo realizado con una doblefinalidad: una, que las Biblias que oy son falladas, el su rromançe es muy co-rrupto; segunda, que los tales como nos avemos mucho nesçesario la glosapara los passos obscuros. Ambos argumentos indican que en la época ya seconsideraba que las versiones en circulación eran poco fidedignas y que ade-más carecían de un aparato en forma de comentarios explicativos. En este casoel traslado se hizo a partir del texto hebreo. Aunque fue supervisado por ex-pertos conocedores de la materia, el códice fue incautado más tarde por el santooficio. En 1642 el Inquisidor general, Andrés pacheco, le envió el ejemplaral Conde-duque de olivares. El prelado justificó el regalo aduciendo que laobra había sido encargada por un antepasado suyo, don luis de guzmán. A lamuerte de don gaspar, el manuscrito pasó por diversas manos, debido a he-rencias y enlaces matrimoniales, hasta quedar en poder de la familia donde to-davía continúa.

En la Cámara de la Reina también se registran estos dos asientos:- BIBLIA. Castellano.[g1 leg. 84 31] ¶ otro libro escripto en papel, en rromançe, de la Bri-bia, con coberturas coloradas de papel. manuscrito. papel.Ejemplar depositado en la Cámara de la Reina. - BIBLIA. N.T. EVANGELIOS. Castellano?[g1 leg. 84 8] ¶ un libro guarneçido de damasco asul con sus cabosde plata; de los Evengelios.manuscrito?Ejemplar depositado en la Cámara del Reina.Inv. 1545→ Ags.

Ambas obras no vuelven a ser mencionadas en ningún inventario. Además de los ejemplares vinculados al patrimonio real, se conservan

otros de diversa procedencia. Hay que tener en cuenta la incidencia de las pro-

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hibiciones establecidas por la Iglesia en materia de lectura de la sagrada Es-critura en lengua vernácula y la incautación de obras por la Inquisición. todosestos factores tal vez hayan intervenido en el oscuro camino seguido por algu-nos manuscritos, tanto del Antiguo como del nuevo testamento. la relaciónde textos bíblicos romanceados se completa con las siguientes piezas:

- El Escorial, Real Biblioteca del monasterio, Esc. j.II.19: Biblia.A.T. Génesis-Reyes.- madrid, Biblioteca nacional de España, ms. 10288: Biblia. A.T. Isa-ías-Daniel.- madrid, Biblioteca nacional de España, ms. 1518: Biblia. A.T. Li-bros de los Macabeos(30).- madrid, Real Academia de la Historia, Cod. 87: Biblia. A.T. Librosde los profetas mayores y menores - Libros de los Macabeos.- lisboa, Biblioteca de Ajuda, ms. 52-xIII-1. Biblia(31).

la descripción de los contenidos de los ejemplares de la Biblia cono-cidos revela un especial interés por el Antiguo testamento. Resulta evidenteel papel que desempeñó en los medios aristocráticos la lectura de algunos delos libros veterotestamentarios: particularmente, los históricos(32) (Libros de losReyes, las Crónicas o Paralipómenos y los Libros de los Macabeos) y, enmenor medida, los clasificados como proféticos y sapienciales(33).

4. Los libros “historiales”Ciertamente, la educación del noble incluía en materia de lecturas el

conocimiento de algunos de los textos anteriormente mencionados. Ahora bien,esta formación se completaba con la frecuentación de los libros historiales en

30. se trata de una versión libre.31. la presencia de este manuscrito en la corte lusa quizá se deba a algún enlace matrimonialcon una dama castellana.32. las figuras de david y salomón fueron un referente durante toda la Edad media. Algunosotros reyes descritos en la Biblia ejercieron una función similar por su conducta en determinadascircunstancias. Baste recordar aquí la devoción de Isabel I de Castilla por Ezequías.33. por ejemplo, el Libro de la Sabiduría, el cual era interpretado como un texto dedicado albuen gobierno. El versículo inicial: “Amad la justicia, los que regís la tierra” ( I, 1) aparececitado por doquier en la producción jurídica castellana.

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los que se ensalzaban hechos narrados por autores profanos(34). Así lo indicabadon luis de guzmán(35) y lo aconsejaba Alonso de Cartagena al Conde de Haroen el pasaje ya citado. tales recomendaciones no eran propias del Cuatrocien-tos, sino que engarzan con una tradición secular. Baste con traer a colación untestimonio deparado por Alfonso x el sabio, quien nos describe los siguientesusos:

Por ende [los antiguos] ordenaron que assí como en tiempo de guerraaprendiessen fecho de armas, por vista e por prueva, que otrosí entiempo de paz l[o] aprisiessen por oýda e por entendimiento. E por essoacostumbravan los cavalleros, quando comían, que les leyessen las es-torias de los grandes fechos de armas que los otros fizieran, e los sesose los esfuerços que ovieron para saberlos vençer e acabar lo que que-rían. E allí do non avían tales escrituras, fazíanlo retraer a los cavalle-ros buenos e ancianos que se en ello acertavan. E sin todo esto aúnfazían más, que non consentían que los juglares dixessen ante ellos otroscantares, si no de guerra, o que fablassen en fecho de armas. E essomismo fazían que, quando non podían dormir, cada uno en su posadase fazía leer e retraer estas cosas sobredichas. E esto era porque, oyén-dolas, les crescían las voluntades e los coraçones, e esforçávanse, fa-ziendo bien e queriendo llegar a lo que los otros fizieran o passaran porellos(36).

la lectura en voz alta de libros historiales durante la comida de loscaballeros constituye una práctica inspirada probablemente en los usos monás-ticos. En cualquier caso, el hombre de armas debía tener constantemente antesí el recuerdo vivo de las hazañas protagonizadas por sus predecesores. lascrónicas -general o particular- habían sido los cauces por donde había discu-rrido tradicionalmente la narración histórica. Ahora bien, la nobleza, sin aban-donar por completo la oralidad como medio de transmisión de sus valores, fueasumiendo también progresivamente las formas propias de la cultura escrita.los hechos narrados en esos textos eran interpretados en clave caballeresca.por esta vía los héroes de la Antigüedad se convertían en modelos a seguir. Elcambio consistió en el modo de recepción, esto es, se practicó la lectura en pri-

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34. tales textos complementaban la visión histórica de los gesta relatados en algunos libros ve-terotestamentarios.35. Recuérdese lo dicho en la cita tomada de la Biblia de la Casa de Alba. 36. Partida II, tít. xxI, ley 20.

Fig. 8: retrato fisonómico del marqués de santillana. Colección duque delInfantado.

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mera persona de autores clásicos traducidos al castellano, tales como Valeriomáximo, salustio, César, quinto Curcio y tito livio.

5. La idea de la famala noción de ejemplaridad estaba íntimamente ligada al concepto de

notoriedad. Ciertamente, la imitación de los hechos realizados por personajesmodélicos franqueaba la puerta de la fama, entendida ésta como un recursoeficaz para conseguir la perdurabilidad terrenal pues, en efecto, era consideradauna forma vicaria de la eternidad que dependía de la escritura(37). la conjunciónde estos ideales con la tendencia generalizada de valorar las actitudes perso-nales tuvo sus efectos en el plano de la creación. En esta época es exaltada ladignidad de los destinos singulares, en consecuencia, se procura esbozar unadefinición del individuo y elaborar una dramatización del Yo. las manifesta-ciones concretas de tales aspiraciones se aprecian por doquier(38). En la parcelade nuestro interés, el retrato fisonómico y el relato de las peripecias vitales deuna persona fueron las soluciones adoptadas. la representación física y moralde un ser aislado triunfó en el campo de las artes literarias y de las figurativas(figs. 8-9). Ambos tipos de realizaciones se inspiraban en los modelos aplicadosa la realeza.

En este clima ambiental hay que situar el nacimiento de dos categoríasde escritos: los relatos de acciones individuales y las creaciones de carácter in-trospectivo. En Castilla tenemos ejemplos notables del primer tipo en formade semblanzas biográficas, en cambio, carecemos de testimonios de la segundamodalidad, la cual estaría representada por diarios, confesiones, libros de re-cuerdos o memorias, etcétera(39).

6. El auge del lucimiento personalEste hecho hay que ponerlo en relación con el desarrollo de una con-

ciencia más aguda de la identidad estamental, familiar y, sobre todo, individual.

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37. sobre el concepto de “fama” véase el trabajo clásico de Rosa maría lida de malkiel, Laidea de la Fama en la Edad Media, méxico: Fondo de Cultura Económica, 1983.38. la frase consagrada por ulrich von Hutten (1518) Saepe in turba solus sum refleja un sen-timiento muy extendido en la sociedad de la época.39. las Memorias de Leonor López de Córdoba (c. 1396) constituyen un caso particular portratarse de un escrito de estructura casi documental, y encaminado a reivindicar la figura de unnoble.

la aplicación de tal concepto al terreno de las letras dio lugar a la composiciónde obras centradas en miembros destacados del estamento aristocrático, biende manera colectiva, bien de forma independiente. En el primer caso el pro-ducto resultante era una serie de semblanzas o galería de retratos; en el se-gundo, una biografía.

la utilización progresiva de la escritura convirtió a este medio de co-municación en un canal adecuado para expresar unos valores emergentes en elmarco de la nobleza, por ejemplo, la estimación de los gesta realizados por susmiembros. semejantes acciones eran portadoras de la fama y dependían delimprevisible juego de la fortuna.

por supuesto, los libros humanísticos que contenían Vitae fueron unincentivo en Castilla para la difusión de las dos clases de escritos designados.tal influencia indica una mayor sensibilidad hacia la corriente estética proce-dente de Italia. En el proceso de emergencia de un subgénero dedicado a per-sonas pertenecientes a la nobleza también influyó la importancia crecienteatribuida a las crónicas reales, en las que se intentaba reflejar los intereses dela Corona y se manipulaba en muchos casos las actuaciones destacadas de al-gunos nobles en función de los vaivenes políticos del momento(40). El mono-polio de la memoria colectiva por parte de la cronística regia fue consideradocomo un peligro. la solución arbitrada en algunos casos fue la narración de lavida y milagros de un individuo con el fin de contrarrestar unas versiones delos hechos, teñidas de parcialidad, a juicio del interesado(41). En consecuencia,la escrituración de los hechos dejó de ser una creación exclusiva de la Iglesiay de la institución monárquica(42) en esta época.

Al igual que en otros tipos de textos literarios, las piezas liminares deobras biográficas contienen reflexiones teóricas sobre el género, al tiempo quejustifican las intenciones del autor y el alcance de la obra. Amén de tales in-

40. por ejemplo, Fernán pérez de guzmán, en las páginas liminares de sus Generaciones y sem-blanzas, critica duramente la escasa fiabilidad de la memoria histórica “oficial”. sobre esta cues-tión véase: luis Fernández gallardo, “la biografía como memoria estamental. Identidades yconflictos”, en josé manuel nieto soria (dir.), La monarquía como conflicto en la Coronacastellano-leonesa (c. 1230-1504), madrid: sílex, 2006, pp. 423-488.41. durante este período en Castilla sólo se exaltaba la figura del aristócrata guerrero que mos-traba una conducta intachable respecto del código de la caballería; en cambio, no se ensalzabaal hombre de letras, a quien no se le reconoce derecho a la fama. 42. Buena prueba de la reluctancia de la Corona hacia este nuevo género historiográfico es laausencia de escritos relacionados con la condición nobiliaria en la biblioteca de Isabel la Católica.

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formaciones se encuentran también en esas páginas el desarrollo de algunostópicos. El más antiguo y, por tanto, el más socorrido proclama la función dela escritura como remedio contra el olvido. Este asunto era un tema recurrenteen los preámbulos de los documentos solemnes. Aquí se encauza su significadoya que la desmemoria se convierte en un enemigo de la fama, una de las aspi-raciones máximas de la nobleza. por supuesto, la ejemplaridad es otro puntoinsoslayable. En definitiva, el autor recaba para sí el mérito de perpetuar lasgestas gracias a una sabia aplicación de la elocuencia, arte que se convierte enun archivo de la memoria(43).

6.1. De viris illustribusla narración seriada de hechos gloriosos protagonizados por miembros

destacados de una colectividad concreta alcanzó gran desarrollo en la literaturaclásica grecolatina. Esta tradición literaria profana fue imitada posteriormentepor la Iglesia a través de los escritos hagiográficos, que transmutaron la figuradel héroe en la de un santo.

En la plena Edad media, las manifestaciones más antiguas de la me-moria histórica de la nobleza adoptan la forma más elemental de una genealo-gía. El afán por conocer los orígenes de los linajes no era meramente erudito,sino que respondía a unas estrategias de legitimación estamental. El estableci-miento de un entronque familiar proporcionaba un marco de identidad. la ca-ballería, que era la encarnación de los ideales nobiliarios, había de apoyarseen unos principios doctrinales, cuyo medio de fijación era la escritura. por estavía se inicia la composición de tratados que explicitan las raíces de una gens.los nombres incluidos en tales obras quedaban acreditados en cuanto a su per-tenencia al estado de los defensores. de ahí que estos elencos se convirtiesenen instrumentos de consulta y de propaganda del estamento. la informaciónsobre los linajes pronto se enriqueció con datos heráldicos. de este cruce na-cieron los nobiliarios, de los que se conserva una producción abundante enCastilla. Baste con mencionar el Tratado de las armas de diego Hernández demendoza, el Nobiliario vero de Ferrán mexía o los múltiples trabajos de garcíaAlonso de torres.

la selección de determinadas figuras y su tratamiento a modo de re-trato, en el que se esbozan los rasgos físicos y los morales, da lugar a las series

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43. El elogio de los recursos retóricos indica una mayor sensibilización hacia el Humanismo.

biográficas. las obras más representativas son por orden cronológico la Me-moria de algunos linajes (1448) de juan de mena, los Loores de los claros va-rones de Castilla (ante 1452), las Generaciones y semblanzas (post 1455) deFernán pérez de guzmán y los Claros varones de España (1483-1486) de Fer-nando de pulgar. la utilización del sintagma claros varones en dos de los títu-los indica paladinamente su entronque con la familia literaria de los viriillustres, pues aquella formulación no es más que un calco semántico de la ex-presión latina. En cambio, la denominación de Generaciones y semblanzas esmuy precisa ya que refleja los dos aspectos que contempla pérez de guzmán,el genealógico y el descriptivo, al retratar a una persona con sus rasgos físicosy morales más sobresalientes.

6.2. Vitaela biografía nobiliaria supone un esfuerzo por hallar el molde formal

idóneo para consagrar la fama individual, previa extracción del personaje delmarco de identidad que suponía el linaje. la tendencia a exaltar a un individuoaislado frente a la noción de grupo, entendido éste como núcleo primordial dela sociedad -sentimiento gregario propio de épocas anteriores-, condujo a labúsqueda de nuevas fórmulas para perpetuar el recuerdo de los rasgos y acon-tecimientos vinculados a un ser concreto.

las virtudes axiales del ethos nobiliario eran la magnanimidad, tér-mino que significaba sosiego y gravedad en la compostura; la liberalidad, esdecir, la generosidad en sus manifestaciones externas(44); y la valentía en las ac-ciones bélicas o lúdicas. En realidad, las tres eran una imitación de virtudesregias. la posesión de estas cualidades personales era indispensables para al-canzar el fin último de la condición aristocrática o, lo que es lo mismo, la con-secución de la fama, ahora bien el disfrute de la misma no estaba por ellogarantizado, sino que dependía de la fortuna, una fuerza mayor indomable(45).

El autor de un escrito de esta índole debía superar el marco adminis-trativo de un memorial de servicio y componer una auténtica biografía, lo cual

44. El afán de suntuosidad degeneró ocasionalmente en actos de derroche y despilfarro. Bastacon leer las descripciones de algunas fiestas y celebraciones.45. toda la literatura de la época está transida de un sentimiento de inseguridad ante el destino.El lema personal del poeta gómez manrique lo refleja bien: No puede templar cordura, lo queno tiempla ventura.

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suponía un salto cualitativo. El desarrollo de la vida de una figura sobresalienteimplicaba que el redactor limitase la duración de lo narrado dentro del arcobiológico del protagonista y, al mismo tiempo, se comprometiese a respetar laverdad. Este último punto cobraba gran importancia dentro del género biográ-fico ya que se le otorgaba casi un valor jurídico a cuanto se afirmaba sobre elsujeto de la acción(46).

los dos cauces formales de expresión lingüística –la poesía y la prosa–fueron utilizados indistintamente. la poesía facilitaba la difusión oral y el pro-ceso de memorización del texto; la prosa permitía realizar descripciones por-menorizadas y desarrollar argumentos más complejos. A título de ejemplo dela primera modalidad, recuérdense las bellísimas Coplas a la muerte de supadre de jorge manrique (1477). El poema es una profunda reflexión sobre lacondición humana, la vanagloria y la fugacidad de la existencia, pero de esteentramado emerge la figura señera de don Rodrigo, quien encarna el ideal decaballero:

Estas sus viejas estorias,que con su braço pintó

en joventud,con otras nuevas victorias

agora las renovóen senectud.

Por su grand abilidad,por méritos y ancianía

bien gastada,alcançó la dignidadde la gran cavallería

del Espada(47).A veces el recurso a unas formas métricas se encuentra en escritos in-

sospechados. por ejemplo, en una certificación de armas de un hidalgo puedenincluirse unos versos de loa que completan la descripción del linaje y de lasproezas del titular:

165REYES, MONJES Y SABIOS

46. A tal efecto era conveniente que existiese una relación directa entre ambos agentes. A vecesun criado letrado o “familiar”, al servicio de la casa, desempeñaba tal función.47. jorge manrique, Coplas a la muerte de su padre, estr. 31, ed. dámaso Alonso, Poesía de laEdad Media y poesía de tipo tradicional, Buenos Aires: Ed. losada, 1942, pp. 254-268.

Fig. 9: retrato fisonómico de don álvaro de luna. Retablo de la Capilla desantiago de la Catedral de toledo.

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Y sy de una sola se haze mención,de aquellas proezas por vos acabadas,y no son escriptas ni menos contadas

en este tratado de vuestro blasón, sy aquesta se juzga con gran discreción,

por ésta las otras se pueden saberpues fueron la cabsa de vos escoger,como escogieron a Quinto Fabión(48).

obsérvese que en este caso el autor se lamenta de que las hazañas nohan sido escritas ni menos contadas, de ahí la necesidad de recurrir a un testi-monio notarial que sancione la veracidad de una de ellas con el fin de revalidarlas restantes.

las obras en prosa encierran gran interés, pero, dado su número y ex-tensión, sólo me limitaré a indicar los principales títulos:

- El Victorial (ante 1435) de gutierre díaz de games(49).- Corónica de Alonso Pérez de Guzmán (xV med.)- Historia del ínclito don Álvaro de Luna

primera parte: Fernando díaz de toledo (?) segunda parte: gonzalo Chacón

- Hechos del condestable Miguel Lucas de Iranzo (+1473)primera parte: autoría sin identificarsegunda parte: pedro de Escavias

- Hechos de don Alonso de Monroy (post 1477) de Alonso de mal-donado- Historia de los hechos del Marqués de Cádiz (post 1489)(50).

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48. Certificación de las armas de Olivera, expedida por garcía Alonso de torres, en su calidadde rey de armas y fedatario público. madrid, Biblioteca de la Fundación lázaro galdiano, ms.279, Inv. 14987, f. 3v. Alfonso de Ceballos-Escalera gila, “una interesante Certificación deArmas renacentista, dada por Aragón rey de armas, en la madrileña Fundación lázaro galdiano",en Emblemata, Revista Aragonesa de Emblemática, 4 (1998), pp. 79-97.49. Biografía dedicada a la figura de don pero niño, conde de Buelna.50. Biografía dedicada a la figura de don Rodrigo ponce de león.

5. Ultílogolas categorías de libros hasta aquí analizadas constituían el pensum

ideal recomendado para la recta formación de un noble. de hecho, los corres-pondientes títulos se encuentran en la mayoría de los inventarios conservadosde esta época. Ahora bien, en tales fondos suelen estar también representadasaquellas obras dedicadas a la caza, deporte nobiliario por excelencia, a los de-cires y cantares, y al ocio inteligente en forma de juegos de mesa. Esto es, lasactividades indicadas por don luis de guzmán como contrapunto de la Biblia.En cambio, brilla por su ausencia una vasta producción que atiende al nombrede novelas de caballería. Frente al desarrollo del género historiográfico basadoen la realidad, se elaboró y difundió esta otra rama fruto de la ficción. El hechomerece algún comentario. por supuesto, tales obras nunca fueron consideradascomo lecturas ejemplares(51), sin embargo su influencia fue enorme en el públicolector de corte aristocrático. múltiples son las pruebas que se podrían aduciren tal sentido, pero yo me voy a limitar a los testimonios estudiados por mí endos artículos(52). En el primero se describe puntualmente los festejos organiza-dos con motivo del nacimiento del heredero de Carlos I. para semejante ocasiónlos representantes del estamento nobiliario se transforman en caballeros an-dantes y simulan algunas de las aventuras más notables del género; en el se-gundo trabajo se encuentra una prueba inequívoca y rara. se trata del inventariode libros del II duque de Alburquerque, don Francisco Fernández de la Cueva(1467-1526). En el documento figura el conjunto de obras de carácter conven-cional que responde a las necesidades de un hombre de su condición, pero ade-más la colección comprende una serie de títulos -un cuarto del número totalaproximadamente- que proclama la afición personal del propietario hacia elmundo de la imaginación y el entretenimiento. Ello nos hace pensar que elduque fue un auténtico lector y, por si fuera poco, que no se avergonzó delcontenido de aquellas páginas, sino que las consideró dignas de figurar en susanaqueles, a diferencia de lo que solía ocurrir en otros casos similares, en losque sólo se guardaba la literatura considerada de buen tono social e intelec-tual(53). por una vez, nos encontramos ante un aristócrata que de verdad lee y

51. Como ya se anticipó, Alonso de Cartagena desaconsejaba su lectura.52. “Relación de las fiestas caballerescas de Valladolid de 1527: un documento inédito”, Em-blemata, 9 (2003), pp. 127-194 y “la biblioteca del II duque de Alburquerque”, Anuario deEstudios Medievales, 32/1 (2002), pp. 361-400.53. tal vez los productos de la otra modalidad eran considerados efímeros y, por tanto, elimina-dos.

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lee lo que el público mayoritariamente demandaba. El testimonio de su since-ridad es impagable.

En definitiva, los dos casos citados nos hacen sospechar que muchosde los libros registrados en los inventarios estuvieron en poder de sus dueños,pero probablemente en situación de latencia(54). por tanto, si se admite esta hi-pótesis, el canon de lecturas ejemplares habría desempeñado una función teó-rica más que práctica. Este margen de duda sobre las lecturas reales del posesorde una biblioteca es predicable de cualquier información documental relativaa esta cuestión.

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54. Algunos especialistas hablan de libros durmientes.

Los libros godos en la Real Biblioteca de El Escorialen época de Felipe II: un proyecto humanísticotardío

JOSÉ LUIS GONZALO SÁNCHEZ-MOLEROUniversidad Complutense de Madrid

La fundación de la Regia Laurentina: los modelos a seguirAl final de sus días, en julio de 1598, Felipe II pidió recorrer el mo-

nasterio de san lorenzo de El Escorial, la gran obra arquitectónica y culturalde su reinado, probablemente deseaba retener en su memoria las últimas imá-genes mundanas antes de recluirse, moribundo, en sus habitaciones y prepa-rarse para la muerte. En aquel periplo, llevado sobre una silla adaptada, el salónde Frescos de la biblioteca fue una de las paradas obligadas. Es muy posibleque ya se hubiera colocado en el hueco reservado entre las estanterías, el retratodel monarca, anciano, atribuido a pantoja de la Cruz. si fuera así, por unos ins-tantes podemos rememorar la escena en que los ojos del monarca se cruzaroncon los de su sosias pictórico. El primero pronto abandonaría este mundo, elsegundo, en cambio, todavía sigue entre nosotros, ejerciendo el mismo papelpara el que fue concebido: recordar al regio fundador de aquella biblioteca.

¿Cuáles fueron los propósitos de Felipe II al fundar esta biblioteca realy establecerla en el monasterio jerónimo de san lorenzo del Escorial? tradi-cionalmente se ha vinculado la creación de la Regia laurentina con el memo-rial presentado en 1555 por juan páez de Castro ante Carlos V y Felipe II, demanera sucesiva. En el mismo proponía la fundación de una biblioteca real decarácter público, al estilo de otras instituciones de la época. Como ya hemosdefendido en otras ocasiones, la relación de este memorial con El Escorial noes tan directa como se ha creído. páez no preludió esta librería regia, sino quesu proyecto siempre estuvo determinado por un proyecto anterior: el fallidopropósito de Carlos V encaminado a establecer en el castillo de simancas unagran biblioteca-museo dedicada a su memoria. de aquí la insistencia de páez

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Retrato de don Felipe II por Alonso sánchez Coello

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porque su biblioteca ideal contuviera escrituras y documentos, junto con loslibros, o sobre la misma no debía situarse en un lugar apartado, sino en unaciudad, para lo que proponía (con lógica) a Valladolid. sus horizontes, nos pa-rece obvio, se limitaban a la antigua pincia, por entonces sede habitual de lacorte castellana, y al cercano castillo de simancas. sin embargo, cuando FelipeII regresó a España (1559), las circunstancias habían cambiado de manera tannotable, que ya no fue posible ejecutar el proyecto de páez tal y como éste lohabía concebido. Es más, incluso cuando en 1567, el 22 de abril, el monarcafirmó la carta fundacional del monasterio, sorprende descubrir en ella la au-sencia de una referencia explícita a la biblioteca. se citan los estudios, las letrasy el Colegio (números 69-83), pero no las razones por las que el rey decidióque el edificio albergara una gran biblioteca de carácter público, o indicacionessobre cuáles deberían ser sus funciones. Este silencio es muy significativo(1).la respuesta a esta omisión se encuentra en que el proyecto de la Regia Lau-rentina, en expresión de Fernando Bouza, no estaba todavía definido, e inclusosuscitaba enormes dudas sobre su idoneidad.

Varias eran las causas de esta situación. En primer lugar, la corte es-pañola se había mantenido ajena, desde mediados del sigo xV, a la pujante co-rriente bibliográfica renacentista que había fructificado en la creación deafamadas bibliotecas públicas en Roma (Vaticana), Venecia (marciana) y Fran-cia (Fontainebleau y louvre). Como consecuencia de esto, Felipe II carecía deunos modelos dinásticos previos a seguir. Es cierto que algunos intentos se-mejantes se habían producido en Castilla durante el siglo anterior(2), pero ni Al-fonso V en nápoles, ni Enrique IV ni Isabel la Católica (en segovia), nitampoco el emperador Carlos V (en simancas), habían superado el horizontemedieval de la librería-tesoro. no obstante, ante la gravedad de esta situación,dos personajes habían intervenido ante el César, aconsejándole la fundaciónde una biblioteca real de carácter público: Hernando Colón, hacia 1537, y juan

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1. sobre el mismo se interroga Francisco javier Campos y Fernández de sevilla, “la navidaden el gabinete de Estampas de la Biblioteca Real de El Escorial”, en Francisco javier Camposy Fernández de sevilla (coord.), La Natividad: arte, religiosidad y tradiciones populares, sanlorenzo de El Escorial, Real Centro universitario Escorial-maría Cristina, 2009, p. 378 y ss. 2. tratamos este asunto en Regia Bibliotheca. El libro en la corte española de Carlos V. mérida,Editora Regional de Extremadura, 2005, 2 vols., I, pp. 630-635; y en “Felipe II y los orígenesde la biblioteca humanística de Escorial”, en Franco Buzzi y Roberta Ferro, La Biblioteca Am-brosiana tra Roma, Milano e L’Europa. Atti delle giornate di studio 25-27 novembre 2004, enStudia Borromaica, 19 (2005), pp. 139-190.

páez de Castro en 1555. Ambos propusieron en sus memoriales la fundaciónde una institución semejante a las italianas y francesas arriba citadas. se des-conoce la literalidad de la propuesta colombina ante Carlos V, pero si atende-mos a la trayectoria vital del hijo ilegítimo del descubridor(3), puede suponersecon cierta verosimilitud que aquella estaba muy determinada por la idea de unabiblioteca universal, incluso antes de que Conrad gesner sancionara este tér-mino. no en vano, Colón pretendió formar una biblioteca con todos los librosimpresos en su época, para lo que realizó compras sistemáticas de libros tantoen España como en los principales lugares de Europa. marcos Felipe, su cola-borador y albacea, define este proyecto de la siguiente manera:

Por la capacidad y viveza de su alto y encumbrado ingenio emprendiócosas grandes y de mucha alteza, entre las cuales la una y más principalfue que hizo juntar todos los libros de todas las lenguas y facultades quepor la Cristiandad y fuera de ella se pudiesen hallar, lo cual por algunospríncipes se han hecho, pero fue de los libros que en sus tierras se ha-llaron; pero él no solamente juntó los que encontró con mucho trabajoy largo tiempo y crecida costa halló, pero dejó dada orden como perpe-tuamente se buscasen los que después de él se hiciesen de nuevo volu-men, que viniesen a las manos de los hombres, y que después de asíjuntos los tales libros, de ello vendrían grandísimos y utilísimos prove-chos… Deseó mucho que su librería se conservase y aumentase por sercosa de tanta calidad que el mundo no la tiene ni ha tenido de la formay manera que él la dejó principiada(4).

sin embargo, Colón no pudo convencer a Carlos V de que tomara bajosu patrocinio los fondos tan ferviente y laboriosamente reunidos (más de quincemil volúmenes), y a su muerte, en 1539, y tras un complejo proceso judicial,su biblioteca acabó en la catedral de sevilla (1552). durante este tiempo, elemperador prefirió patrocinar otro tipo de biblioteca imperial, basada en unconcepto cercano al de wunderkamera, y que se planteó desde sus inicios, hacia1542, como un museo dedicado a la fama dinástica y personal del soberano.sospechamos que fue luis de ávila y zúñiga, gentilhombre y protocronista

3. sobre Hernando Colón, vid. juan guillén, Hernando Colón. Humanismo y bibliofilia. sevilla,Fundación josé manuel lara, 2004. juan guillén, Historia de las bibliotecas Capitular y Co-lombina sevilla, Fundación josé manuel lara, 2006. josé Fernández sánchez, Historia de laBibliografía en España, madrid, Compañía literaria, 1994. Catálogo concordado de la biblio-teca de Hernando Colón. madrid, mApFRE; sevilla, Cabildo de la Catedral, 1993-1995. 2 vols.4. Citado por guillén, Hernando Colón, op. cit., pp. 16-17.

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del emperador, el inspirador de esta idea. El lugar escogido para su ubicaciónfue el castillo de simancas, donde al mismo tiempo se acababa de instalar elnuevo archivo real. no olvidemos que en el Renacimiento los conceptos de ar-chivo, biblioteca, e incluso museo, iban muy unidos, por lo que no ha de sor-prender que mientras llegaban a simancas los primeros legajos dedocumentación administrativa, Carlos V decidiera depositar en su castillo partede su cámara, en especial la armería y algunos libros y códices de gran valor,como el Catálogo Real de Castilla, de gonzalo Fernández de oviedo. los vo-lúmenes tienen un marcado carácter patrimonial y dinástico, y el monarca, sinduda, era consciente de este contenido, pues no puede considerarse la selecciónde estos libros como fortuita o accidental. Al contrario, los títulos recopiladosrespondían a un programa muy meditado. Este proyecto, sin embargo, no tuvola culminación deseada, pues Carlos V, que no regresaría a Castilla hasta 1556,fue incapaz de impulsarlo(5).

Aunque estas dos iniciativas fracasaran, resulta de interés destacar, porsu evidente conexión con la posterior fundación de la Regia laurentina, elhecho de que Felipe II, en su juventud, no fuera ajeno a la idea de la biblio-teca-museo de simancas, ni a la de crear una biblioteca de carácter universal.Con respecto a lo primero, el príncipe Felipe, como lugarteniente de su padreen los reinos españoles, asistió y colaboró en el proyecto de Carlos V encami-nado a establecer en el castillo de simancas una gran biblioteca imperial. Fue,por ejemplo, él quien ordenó en 1545 que se trasladaran a simancas los librosque el rey Enrique IV, y después Isabel la Católica, habían depositado en el al-cázar de segovia. Este fondo estaba constituido por unos centenares de códicesmedievales que habían pertenecido a los reyes de Castilla desde el siglo xIII,entre ellos un ejemplar de las Cantigas de Alfonso x el sabio. la combinaciónde estos volúmenes junto con los del César tenía un innegable valor propagan-dístico y dinástico, en la línea deseada por este monarca para su fundación(6).Con respecto al segundo modelo planteado, debemos recordar cómo, al mismotiempo que lo anterior, el príncipe Felipe dio muestras de una gran afición bi-

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5. josé luis gonzalo sánchez-molero, “la biblioteca postrimera de Carlos V en España: laslecturas del Emperador”, Hispania, 206 (2000), pp. 911-944.6. tratamos sobre esto en gonzalo sánchez-molero, Regia Biblioteca, op. cit., I, pp. 29-38; enEl César y los libros. Un viaje a través de las lecturas del emperador desde Gante a Yuste, Cua-cos de Yuste, Fundación Academia Europea de Yuste, 2008; y en “El caballero, la muerte y ellibro. las lecturas del emperador en Yuste”, en el catálogo de la exposición Carlos V en Yuste.Muerte y gloria eterna, madrid, tF Editores, 2008, pp. 145-178.

bliófila, como los algo más de ochocientos volúmenes de su biblioteca perso-nal, inventariados en 1553 por su guardajoyas, evidencian todavía hoy. El prin-cipal impulsor de este coleccionismo fue su preceptor juan Cristóbal Calvetede Estrella, quien concibió la denominada como Librería rica principescadesde la perspectiva colombino-gesneriana de crear una gran biblioteca rena-centista(7). Es más, fue en 1545, coincidiendo con la publicación en zurich dela Biblioteca universalis, sive Catalogus omnium scriptorum locupletissimus,in tribus linguis, Latina, Graeca et Hebraica, de gesner, cuando Calvete em-prendió entre dicho año y 1547 varias compras masivas de libros impresos parala biblioteca del heredero, especialmente en latín y en griego. no debe desde-ñarse, sin embargo, la posibilidad de que en el preceptor palatino influyeranotras circunstancias. por ejemplo, es posible que tuviera noticias del proyectocolombino, pues su propio maestro, el Comendador griego Hernán núñez deguzmán, había colaborado con Colón, recomendando a varios estudiantes paraque trabajaran en su biblioteca sevillana. llama también la atención el hechode que los libros adquiridos para el príncipe fueran encuadernados siguiendoun estricto modelo heráldico, que recuerda las cubiertas heráldicas que Fran-cisco I dispuso para los volúmenes de las bibliotecas reales del louvre y deFontainebleau. Como fue precisamente la visita de Carlos V a este castillo en1539 uno de los principales motivos que le impulsaron a fundar su propia bi-blioteca imperial en simancas, tal coincidencia permite sospechar la existenciaen la corte española, durante los años siguientes, de una preocupación biblio-gráfico desconocida hasta entonces, de la que surgieron los proyectos tanto desimancas como de la librería rica filipina, cuyos libros, primorosamente en-cuadernados, fueron guardados en el Alcázar de madrid entre 1546 y 1547.

Ahora bien, la recopilación y depósito de estos fondos, dinásticos enun caso, humanísticos en el otro, constituyeron dos esfuerzos sin continuidad.ni en simancas ni en madrid se fundó con ellos una biblioteca regia de carácterpúblico, perdurando en consecuencia, su carácter de bienes privados de la fa-milia real. quizá esto pueda explicarse por las continuas ausencias de sus dosimpulsores, Carlos V, quien permaneció fuera de España, de manera perma-nente, entre 1543 y 1556, y su hijo Felipe, quien se ausentó entre 1548 y 1551,y de nuevo entre 1554 y 1559, pero también debe tenerse en cuenta otro factorintelectual, probablemente de mayor importancia. Hacia 1555, tanto la idea deque era posible reunir toda la producción bibliográfica de la época, como el

7. josé luis gonzalo sánchez-molero, La “Librería rica” de Felipe II. Estudio Histórico y ca-talogación, san lorenzo de El Escorial (madrid), Ediciones Escurialenses, 1998.

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sueño de una biblioteca imperial concebida al estilo de una cámara de las ma-ravillas, se presentaban como empresas tan espectaculares como impractica-bles. la multiplicación de ejemplares que trajo consigo la imprenta habíagenerado un incremento tan extraordinario de obras y de autores, que no erafactible ya su congregación en una biblioteca. Y con respecto al segundo pro-yecto, éste quedó en suspenso hacia 1553, tras fracasar Carlos V frente al lu-teranismo en Alemania y ante Francia en el asedio de metz. profundamentedeprimido por esta derrota, el monarca se retiró a Bruselas y se determinó aabdicar en su hijo entre 1555 y 1556. su fama ya no le preocupaba, sino sualma.Fue entonces cuando se propuso la conversión de este proyecto simanquino enuna nueva biblioteca real de carácter público. En 1554 juan páez de Castro,que había estado sirviendo en Roma al embajador diego Hurtado de mendozay al cardenal de Burgos, Francisco de mendoza y Bobadilla, viajó con éstehasta los países pajos. El prelado deseaba entrevistarse con el emperador. porentonces ya se tenía por seguro en la corte que el César iba a abdicar en suhijo. por esta razón, cuando en 1555 don Felipe, rey de Inglaterra y príncipede las Españas, regresó a los países Bajos, fue recibido ya como el futuro rey.páez se reencontró en Bruselas y Amberes con antiguos compañeros de Valla-dolid, en particular con Calvete de Estrella y con Bernabé de Busto, y, juntocon estos, no tardó en participar en las interesantes relaciones que de inmediatose trabaron, o reanudaron, entre el entourage del príncipe y los cenáculos hu-manísticos que, tras el Felicísimo viaje, se habían desarrollado en los paísesBajos, integrados por naturales de aquellas regiones y residentes españoles. Enestos cenáculos, situados fundamentalmente en Amberes, Bruselas y lovaina,se generó un interesante programa de gobierno para el futuro rey, en el que,desde una óptica reformista e irenista, (muy dominada por el influjo de la con-versión pacífica de Inglaterra al catolicismo), se proponían una serie de mediasen temas políticos, económicos, religiosos y culturales. El célebre memorialque páez de Castro presentó entonces al rey, proponiendo la creación de unaBiblioteca Regia, nació en medio de este ambiente político y cultural, con elque debe ser puesto en relación. En realidad, el memorial fue sólo una partede un proyecto más amplio de difusión cultural que, desde estos cenáculos, seesperaba fuera apoyado y promocionado por el nuevo rey, cuya educación hu-manística y su mecenazgo habían sido ampliamente loados en los países Bajospor su antiguo preceptor, Calvete de Estrella, el creador de la Librería rica. uno de los ejemplos de este ambiente nos lo proporciona sebastián Foxmorcillo, amigo de páez y de Calvete en la corte de Bruselas, quien cuando

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dedicó al cardenal Bobadilla y mendoza su De imitatione, seu de informandiStyli ratione... (Amberes, 1554), hizo preces en su proemio para que todos lossabios de España publicaran sus ideas, anhelando la llegada de una nueva edaddorada para las letras en España, bajo el gobierno de Carlos V y de su hijo Fe-lipe. :

Así sucedería ciertamente que en poco tiempo igualaríamos en erudi-ción y abun dancia de escritos la gloria de las hazañas bélicas e iguala-ríamos también a aquellos antiguos Quintilianos, Sénecas, Lucanos,Marciales, Columelas, o tendríamos otros más sabios que ellos. Perohay que empezar alguna vez, y más en esta época en que estamos, en laque el esplendor del imperio, que se halla en Carlos y en su hijo Felipe,se une el adorno de la cultura de esta edad, tan floreciente(8).

sus palabras son testimonio de fehaciente de las esperanzas que loshumanistas españoles y belgas albergaban con respecto al nuevo rey, una nuevaera en lo cultural, como también lo político y en lo religioso. Fox morcillo fuetambién el primero en tratar de dotar a Felipe II de un programa teórico de go-bierno, con su De Regni, Regisque institutione (Amberes, gerad spelman,1556)(9). dedicada a juan de la Cerda, duque de medinaceli, en este diálogohumanístico el humanista sevillano propone, por boca de Aurelio, todo un pro-grama de gobierno para el Rey, diseña (entre otras muchas propuestas) un mo-delo educativo, considerando como uno de los deberes de los reyes la fundaciónde academias y de estudios públicos(10). En la misma línea se sitúa la Institucion de un rey christiano, de Felipe de

8. En Victoria pineda, La imitación como arte literario en el siglo XVI español. (Con una edicióny traducción del diálogo De imitatione de Sebastián Fox Morcillo, sevilla, diputación provincialde sevilla, 1994, p. 181.9. Existe un estudio de esta obra: R. W. truman, “sebastian Fox morcillo’s De regni regisqueinstitutione (Antwerp, 1556). Humanist Approaches to Empiricism”. En I. d. mcfar lane, (ed.),Acta Conventus Neo-Latini Sanctandreani. (Binghamtom, nueva York, 1986). sobre la obra deFox vid. también los trabajos de Antonio Espigares pinilla, “Reflexiones en torno al tratado dehonore de sebastián Fox morcillo”, en Ana maría Aldama Roy (coord.), De Roma al siglo XX,1996, vol. 2, pp. 697-706, y especialmente La cuestión del honor y la gloria en el humanismodel siglo XVI a través del estudio del “Gonsalus” de Ginés de Sepúlveda y del “De honore” deFox Morcillo, madrid, universidad Complutense, 2002.10. sebastián Fox morcillo, De regni regisque institutione libri III..., Antuerpiae : apud gerar-dum spelmannum, 1556 (typis Io. Withagij), ff. Bb1v-Bb2v.

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la torre, obra este autor aragonés pretendía instruir al nuevo monarca en unosprincipios de gobierno humanísticos, que todavía eran defendidos en los paísesBajos y que muchos, a la luz del entorno del joven rey, creían posible relan zar.torre propone un modelo de rey sabio, y en el capítulo tercero, titulado Quantanecessidad tienen los Reyes y Señores de leér libros, y de hombres que les aui-sen la verdad, afirmaba: Dos causas entre otras hallaran los Sabios para per-suadir à los Señores que leyessen libros: la primera, porque tienen gran faltade hombres que les digan la verdad, la segunda porque tampoco tienen quienose con libertad de reprehender sus faltas y vicios(11). para fundamentar la pri-mera causa, de la torre se apoya en séneca y en plutarco, y concluye: De aquivino que Platon llamaua aquellas republicas bienauenturadas, donde o losReyes sabian filosofia, o los que la sabian gouernaban(12), cita platónica típicadel modelo erasmiano del principis christiani. Con respecto a la segunda causa,recurre el autor a Isócrates, Orador griego y muy docto varón(13), y a sus con-sejos al rey demócrito para que se diesse à leér libros: porque (dize) estos notienen empacho de dezirte lo que sienten, ni temen (como los criados) de des-cubrirte tus vicios, y dar juntamente el remedio para ellos(14).

mientras estos autores aconsejaban a Felipe una determinada políticacultural, páez de Castro redactaba y entregaba su famoso memorial. En la pri-mavera de 1555 le llega el nombramiento de cronista y capellán real, con unpequeño intervalo de tiempo entre una y otra merced(15). El mismo nos dice quelos referidos nombramientos los debo a un grande amigo que tengo en la Cá-mara de su Magestad, flamenco, que se llama Guillaume Van Male, al que yoconocí en el Concilio de Trento: él ha sido el movedor de todo, después le ayu-darán muchos, entre los cuales fue el Cardenal mi patrón, y el comendadormayor D. Luis de Avila(16). El cardenal al que se refiere es don Francisco de

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11. Felipe de la torre, Institucion de vn Rey Christiano: colegida principalmente de la santaEscritura, y de sagrados Doctores por el Maestro Felipe de la Torre ..., En Anuers : en casa demartin nucio ..., 1556, fol. 16r.12. Ibídem, fol. 18r-v.13. Ibídem, fol. 18v.14. Ibídem, fol. 19r.15. Constancio gutiérrez, Españoles en Trento, Valladolid, Consejo superior de InvestigacionesCientíficas, Instituto “jerónimo zurita,” sección de Historia moderna “simancas”, 1951, p. 666.páez residía en la Corte desde el principio de 1555, según fe dada por Francisco de Eraso (gante,24-sep-1556). Archivo general de simancas, EMR-Residencias, leg. 8, fol. 358.

mendoza y Bobadilla. Hacia 1558 debió convertirse en secretario del arzobispoCarranza, pues en la conocida declaración de fray Baltasar pérez ante el santooficio sevillano, acusa a páez poco menos que de ser el soplón infiltrado en laCorte de Bruselas que mantenía informa dos de cualquier peligro a los hetero-doxos miembros del cenáculo de lovaina, sirviéndose para este fin de sus re-laciones como secretario del prelado.

si la acusación era cierta, Felipe II no dio muestras de saberlo. En estosprimeros años al servicio del monarca escribió una traducción al castellano dela Odisea, que quedó inédita, y propuso la creación en Valladolid de una granbiblioteca real, proyecto que después se haría realidad (muy modificado) en lagran biblioteca escurialense. Aunque el contenido de este memorial se ha in-terpretado en relación con la posterior fundación de la biblioteca de El Escorial,en realidad su propósito iba enfocado a reactivar el citado proyecto del castillode simancas, adaptándolo a los modelos renacentistas (que el propio humanistahabía conocido en Venecia y en Roma). páez aconsejó el traslado de los fondosdesde el aislado castillo a la ciudad de Valladolid, sede entonces de la Corte, yla reconversión de la biblioteca en un centro de lectura y de difusión cultural,a través de la compra de obras en las lenguas clásicas y orientales y de la cre-ación de una imprenta. Ahora bien, las ideas propuestas por páez de Castrodeben verse en un contexto cultural más amplio que el ofrecido por su memo-rial. En primer lugar, el citado programa cultural que se desarrolló en la nuevacorte filipina de Bruselas, entre 1555 y 1559; en segundo lugar, la herencia delas bibliotecas de juana la loca, Carlos V y maría de Hungría, que imbuyeronen Felipe II un profundo sentido dinástico del libro como bien de la Corona; yen tercer lugar el ejemplo de la rica cultura bibliófila que se había desarrolladoen los países Bajos, y de la que margarita de Austria y maría de Hungría habíanparticipado de manera tan activa. la contemplación no sólo de los fondos dela biblioteca real de Borgoña, sino el conocimiento de las esmeradas libreríasque los cortesanos flamencos poseían, fueron un acicate para el nuevo rey, asícomo para los españoles que le acompañaban.

de esta manera, no ha de sorprender que en 1559 Felipe II decidierafundar en Bruselas una primera Biblioteca Real, reuniendo los libros que había

16. diego josé dormer, Progressos de la Historia en el Reyno de Aragon, y elogios de GeronimoZurita, su primer coronista ... : contienen varios sucessos desde el año de M.D.XII hasta el deM.D.LXXX ... En zaragoça : por los herederos de diego dormer, 1680, p. 553. páez de Castroa jerónimo de zurita (ago-1555). sobre esta época y la bibliofilia del humanista de quer, videArantxa domingo malvadí, Bibliofilia Humanista en tiempos de Felipe II. La Biblioteca deJuan Páez de Castro, salamanca, Ediciones universidad de salamanca, 2011.

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heredado de la antigua colección de margarita de Austria, guardados en el cas-tillo de turnhout por maría de Hungría(17). se trataba de una librería-tesorocompuesta por una magnífica colección de rico códices iluminados, escritosen francés, y que habían sido recopilados tanto con una mentalidad dinásticay política, como también para servir en el ocio de las cortes femeninas deambas soberanas. ubicada durante décadas en malinas, maría de Hungría larecibió de su tía margarita como herencia en 1531. En su poder permaneceríahasta que en 1555, decidida a viajar a España junto con su hermano el César,trasladó estos códices al castillo de turnhout, quizá con el propósito de que seconvirtieran en una librería-tesoro, de marcado carácter dinástico, al estilo dela de simancas. Al trasladar los libros a Bruselas, Felipe II efectuaba un gestode gran calado político, pues se temía que el rey (extranjero) se llevara estoslibros (de tan honda importancia dinástica y nacional para los flamencos) a Es-paña, para reunirlos con el resto de la biblioteca de maría de Hungría; pero eratambién un gesto hacia el programa cultural que, como acabamos de estudiar,se le había propuesto desde distintos espacios. El libro, como difusor de la cul-tura y del pensamiento, era protegido. A su cargo dispuso a Vigle van Ayttazwykems, un afamado jurista y consejero neerlandés, quien supo desarrollaruna excelente política de adquisición de patrimonio bibliográfico, determinadoen gran parte por los objetivos historicistas y de propaganda de la Casa de Bor-goña que ya había inspirado la bibliofilia de margarita de Austria.

para ésta, su biblioteca tuvo un fuerte significado dinástico, vinculadotanto con la Casa de Austria como con la de Borgoña. no en vano desarrollóuna constante política para adquirir nuevos fondos, con los que enriquecer suriche libraire de manuscritos, y recuperar su antiguo esplendor dinástico. mar-garita era consciente de que tras la muerte de su abuelo Carlos el temerario,

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17. sobre estas bibliotecas vid. l. p. gachard, “notice sur la librairie de la reine marie de Hon-grie, soeur de Charles quint, régente des pay-Bas”, en Comte-rendu des séances de la commis-sion royale d’histoire, ou recuil de ses bulletins, 1 (1845), pp. 224-246. gh. de Boom, “la librairede marguerite d’Autriche”, Revue de l’Université de Bruxelles, I, oct-nov, 1926, pp. 1-40; Mar-guerite d’Autriche-Savoie et la Pré-Renaissance, parís-Bruselas, 1935; m debae, La libraire deMarguerite d’Autriche: exposition Europalia 87 Österreich: Bibliothèque Royale Albert Ier,Chapelle de Nassau: du 18 septembre au 5 décembre 1987. Catalogue par Marguerite Debae,Bruselas, Bibliothèque Royale Albert Ier, 1987. Y finalmente C. lemaire, De librije van Mariavan Hongarije, en B. van den Boogert y j. Kerkhoff, Maria van Hongarije tussen keizers enkunstenaars van Hongarije 1505-1558. Waanders uitgevers, zwolle, 1993, pp. 179-188, y “labibliothèque des imprimés de la reina marie de Hongrie régente des pays-Bas, 1505-1558”, Bi-bliothèque d’Humanisme et Renaissance. Travaux et Documents, 58 (1996), pp. 119-139.

en la batalla de nancy (1477), y el interregno sangriento que le siguió, la bi-blioteca ducal de Borgoña, como el resto de los bienes patrimoniales del di-funto, sufrieron un triste saqueo. su hija maría de Borgoña se había vistoobligado a vender gran parte del tesoro ducal, para pagar los gastos de la guerracon Francia, o para avalar grandes préstamos, entre 1478 y 1487(18). Restañaresta herida fue uno de sus objetivos. En 1559 el nuevo rey tomó buena nota deestas ideas, y parte de las mismas se incorporarían en el proyecto de El Escorialdiez años más tarde. Es más, en 1579 el secretario gabriel de zayas escribió aBenito Arias montano encargándole, de parte del rey, que diera noticias sobrecómo se estaba organizando la Biblioteca Regia de Bruselas, por si pudieraservir como modelo para El Escorial: S.M. holgaría saber en qué términos vala Biblioteca Regia, y por qué orden y de qué manera se han de tener los libros,por ver si habrá de tomar la traza o algo de ella para los de su Monasterio(19).

sin embargo, nada parecido llegó a ejecutarse en España cuando FelipeII regresó en 1559. si la decisión de fundar una biblioteca real en la capital delos países Bajos se pudo interpretar como el preludio del establecimiento enEspaña de una institución parecida, la decepción hubo de ser completa. durantedos años la Corte se trasladó desde Valladolid a toledo, y después hasta ma-drid, buscando una ubicación fija. Cuando finalmente el rey entró en madrid(1561) lo hizo acompañado de más de setecientos libros más, que, heredadosde su abuela juana la loca, de Carlos V y de maría de Hungría, se reunieroncon los que el Rey prudente traía de Inglaterra y de Flandes, así como con losque Calvete había comprado años atrás. El conjunto librario superaba los milquinientos volúmenes. pero, sorprendentemente, Felipe II desestimó estableceren la villa una biblioteca semejante a la que él mismo había fundado en Bru-selas. ¿por qué? ¿qué conjunto de factores produjeron el tránsito desde la torreAlta del Alcázar Real de madrid al impresionante salón de Frescos de la Bi-blioteca de la laurentina?

En primer lugar, la situación política y religiosa de España había su-frido un brusco giro en 1559, cuando el santo oficio descubrió la existenciade importantes grupos de protestantes en sevilla y Valladolid, entre cuyosmiembros estaban destacadas personalidades como el doctor Constantino

18. j. Finot, Inventaire sommaire des archives départementales antérieures à 1790. nord. Ar-chives civiles. série B, t. VIII, lille, 1895, págs. 164-175.19. gabriel de zayas a Arias montano (27-jul-1579). En Colección de Documentos Inéditospara la Historia de España, (CodoIn), 41 (1862), p. 152.

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ponce de la Fuente, pocos años antes predicador del propio Felipe II. E inclusoel arzobispo de toledo, fray Bartolomé Carranza, fue detenido y encarceladoacusado de tener opiniones heréticas. En toda la península se extendió un temorgeneralizado hacia el libro, como medio de divulgación del protestantismo, yno ha de sorprender que en 1559 se publicara el primer gran índice español delibros prohibidos. Ya el año anterior la Corte de Valladolid se había escandali-zado ante el hecho de que los oficiales del santo oficio encontraran ejemplaresdel Catecismo de Carranza en manos del príncipe don Carlos y de otros nobles.Este tipo de episodios se decidió que tuvieran escasa notoriedad pública enadelante. la idea de fundar una biblioteca quedó aparcada mientras se calmabala situación religiosa y el rey lograba consolidar un nuevo sistema de gobierno,de acuerdo con sus gustos e intereses. sobre todo si tenemos en cuenta que unaparte muy importante de los fondos regios estaban contenidos en las listas delÍndice inquisitorial (1559). no se procedió a una expurgación masiva de loslibros en palacio, pero su existencia fue disimulada.

En segundo lugar, el desarrollo de una potente maquina burocrática ypropagandística que sustentara la naciente monarquía Hispánica, surgida trasla división dinástica del Imperio carolino, determinó también cambios en laidea del libro difusor de la cultura y del pensamiento. Al establecer la corte enmadrid (1561), el diseño de la torre Alta del Alcázar respondía a una mixturaentre la idea de una librería universal y el modelo medieval de tesoro. El grangiro de 1559 determinó que el modelo de biblioteca real de Bruselas fuera con-siderado como un episodio previo y demasiado vinculado al ambiente culturalneerlandés, de modo que sus pautas debían ser modificadas en España. Estoincluía al proyecto de páez de Castro, que no pudo concretarse desde su pre-sentación en 1555-1556 ante el rey. Ya no era posible una conciliación entrelas diferentes iglesias protestantes y la iglesia de Roma. Además, los sucesosde España habían puesto de manifiesto que el país no era inmune a la amenazade la herejía. En el entorno real se trató de articular un nuevo discurso políticocoherente, legitimador del reinado que se iniciaba. Es de este modo como semodeló el denominado proyecto confesionalista de Felipe II, que consistió enla imposición de un sistema católico de creencias sociales, una compleja re-forma de la administración y un rígido control de la iglesia y la nobleza porparte de la Corona. En este ambiente el rey decidió fundar en El Escorial ungran monasterio jerónimo donde sepultar a su padre y a los otros miembros desu dinastía. Hacia 1561 Felipe encomendó al arquitecto juan Bautista de toledoque levantara los primeros planos de un colosal monasterio, se buscó una lo-calización adecuada y, por fin, la primera piedra se puso el 23 de abril de 1563.

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podría pensarse que en estos años fundacionales del monasterio el rey ya teníadecidido que el edificio contuviera una magnífica biblioteca. mas no fue así.Inicialmente, el proyecto arquitectónico de El Escorial no contempló la inclu-sión de una biblioteca real pública, sino sólo una librería monacal y una colec-ción de libros litúrgicos para el panteón imperial, continuación de la idea detesoro. su ubicación en una torre dentro del ámbito monacal desvela este des-tino. Esta torre no se construyó finalmente, pero todavía se observan restos desu traza inicial en la larga fachada que en la actualidad da a un estanque.

En nuestra opinión, hubo que esperar a que la tormenta religiosa amai-nara, hacia 1564, para que a partir de en este momento tomara cuerpo la ideade la laurentina como una gran biblioteca renacentista. Y la chispa que generóeste proceso no fue una meditada decisión del monarca, sino una venturosacoincidencia. En 1564 empezó a discutirse la necesidad de crear un Colegio oseminario en el monasterio, dotado con una biblioteca propia. los jerónimosno aventuraban que con esta propuesta iba a convertir el nuevo monasterio dela orden en la sede de una gran biblioteca real, pero la ocasión fue aprovechada(no sabemos en verdad por quién) para proponer de nuevo al Rey el proyectomás ambicioso de establecer en el monasterio la primera biblioteca real públicaespañola. Alguien debió convencerle de que al edificio le faltaba una joya cul-tural de este tipo. Fue entonces cuando se elaboró el primer catálogo de los li-bros que tenía Felipe II en madrid, que fue remitido ese mismo año al priorHuete para que diera su opinión, y que fue ampliado y corregido, tras perderse,en 1565(20).

tras obtener la aprobación de la comunidad jerónima a la nueva idearegia, en noviembre de 1566 se encaminan ya hacia el monasterio los cientos

20. Así parece deducirse de que la lista de libros del Rey, hallados en poder de juan de serojasen 1574, fuera cotejada con “el catalogo de 1565”. Catalogo de los libros de Su Mag. que sehallaron en poder de Serojas a (en blanco) de março de 1574, Real Biblioteca del monasteriode El Escorial (RBmE), &-II-15, fol. 314v. En este año se iniciaron las entregas de libros a ElEscorial, y es de suponer que fue entonces cuando Felipe II ordenó un inventario completo desu biblioteca. sin embargo, en una carta de 7-jun-1564, el prior fray juan de Huete escribe apedro del Hoyo que ya había visto “el catálogo de los libros que su mag. tiene”, y que se lohabía devuelto junto con un memorial. pero Hoyo no lo encontraba entre sus papeles, y FelipeII le escribe al margen de la carta citada que el prior tenía razón, y que si no hallara el catálogo,le avisara para buscarlo o enviar otro. probablemente no se halló, y en 1565 se hizo uno nuevo,que fue el definitivo. si el documento que en 1564 manejó el prior de El Escorial hubiera sidouna copia, el tema no habría tenido tanta trascendencia, pero por el contexto parece deducirseque se trataba del original.

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de volúmenes de la Librería rica del rey, entrega que no concluye hasta 1567.los libros quedaron depositados en la Fresneda, una casa en la que se asentaronlos primeros jerónimos mientras se construía El Escorial. guardados en suscajas y arcones, esperaron así hasta el momento de poder ser trasladados aledificio. El origen de estos fondos era plenamente regio, lo que permite atisbarque esta biblioteca real no se diferenciaba en su concepción inicial de la fun-dada en Bruselas en 1559. En realidad, sólo supuso el traslado al Escorial dela librería de la torre Alta del Alcázar. En un principio, los libros que llegarona El Escorial provenían de la biblioteca que Felipe II había reunido en AlcázarReal de madrid. presentaban un marcado carácter regio, pero, puesto que elmonasterio de san lorenzo se construía como un mausoleo de los Austria, eracoherente que la librería anexa respondiera también a un concepto dinástico.por tanto, entre 1565 y 1569 Felipe II fue enviando al monasterio en construc-ción gran parte de los libros de su colección personal, en tres grandes gruposcuidadosamente seleccionados. En primer lugar, el rey remitió sus códices li-túrgicos, en especial aquellos que podían considerarse como verdaderas reli-quias: el manuscrito del De baptismo, de san Agustín de Hipona, los cuatroevangelios del Codex Aureus, el Apocalipsis de Saboya, o los evangelios desan juan Crisóstomo. En segundo lugar, durante los meses siguientes fueronllegando la práctica totalidad de los fondos provenientes de la Librería ricadel monarca, divididos por materias (teología, filosofía, matemáticas, astrolo-gía, medicina, derecho, historia y gramática), todos en latín, y después, el 25de enero de 1567, llegaron los volúmenes en griego según la misma división.El 14 de febrero se completó la entrega con un nuevo lote de impresos latinos.En tercer lugar, entre marzo y junio de 1567, el rey remitió a los frailes escu-rialenses otro gran grupo de impresos y manuscritos, descritos como de dife-rentes encuadernaciones, casi todos en latín, griego y castellano, que en sumayor parte provenían de las bibliotecas de juana la loca, Carlos V y maríade Hungría. poco después llegaron desde simancas los libros que Isabel la Ca-tólica había depositado en segovia, y en 1591 Felipe II logró también que lefueran entregados los que estaban en la Capilla Real de granada. de esta ma-nera, se logró reunir un compendio de la bibliofilia regia hispánica desde elsiglo xIII hasta fines del siglo xVI, donde podemos encontrar desde dos có-dices de las Cantigas de Alfonso x el sabio a los Breviarios de Isabel la Ca-tólica, Carlos V y Felipe II.

no se produjo, pues, una entrega masivasde libros, sino un meditadoprograma basado en la selección de los mismos. su carácter dinástico es inne-gable, pero al incluirse los ejemplares de la librería del rey siendo príncipe, su

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contenido humanístico está muy bien representado, no sólo por los autores ylas materias que contenían, sino también por las lenguas escogidas, latín ygriego fundamentalmente, con un pequeño espacio para las obras en castellano.En el Alcázar quedaron los libros duplicados, los prohibidos y los que estabanescritos o impresos en francés. sobre estos últimos, recordemos que Felipe IIestaba casado entonces con Isabel de Valois, hija del rey Enrique II de Francia,y que quizá tales volúmenes eran leídos por la reina en compañía de sus damas.Esta nueva biblioteca tenía cierta relación con la proyectada por Carlos V ensimancas. no olvidemos que El Escorial fue concebida como su mausoleo,pero el objetivo y propósito de la misma no iba ya a ser el mismo.

Casi al tiempo que los volúmenes arribaban a la Fresneda, cerca delmonasterio en construcción, juan de Herrera cambió la traza inicial de toledoy situó la nueva biblioteca real en la fachada principal, en un espacio central,que daba al patio de Reyes y a la Basílica. sus cambios arquitectónicos definende manera perfecta el giro que al proyecto había dado Felipe II. se vislumbracomo el rey concibe el nuevo edificio como un gran monumento dinástico, enel que los conceptos de mausoleo y basílica, es decir, de dinastía y de Fe, de-bían ir acompañados con el concepto de Cultura. Y esta idea juan de Herrerala traduce en un gran eje arquitectónico que atraviesa de parte a parte el Realmonasterio, dejando a cada uno de los lados los patios dedicados al Colegio yal monasterio, mientras que desde la fachada el visitante transita por un espacioque comienza en la biblioteca, continua por el patio de Reyes, se adentra en lagran basílica, con el mausoleo bajo el altar, y concluye en las casi ocultas ha-bitaciones reales. Cuando se accede al pétreo patio de Reyes del monasteriode El Escorial, la mirada del visitante suele dirigirse hacia el frente, dondedesde hace cuatro siglos esperan su particular homenaje las estatuas de david,salomón y otros reyes bíblicos. pocas veces, sin embargo, se mira hacia atrás,hacia el pórtico que da entrada al patio. En consecuencia, no suele repararseen que allí está la biblioteca, y tampoco se advierte en lo extraño de tal ubica-ción, en la fachada principal del monasterio. ¿por qué se escogió este lugarpara guardar los libros? Cuando una de las principales críticas que se hace aFelipe II es que decidiera instalar una biblioteca real en un paraje tan alejadode la Corte, como entonces lo era el Escorial (cenotafio de libros llegará a de-nominarla algún erudito), no se entiende que sea precisamente en el espacioarquitectónico más preferente y accesible del monasterio donde se ubicaradicha biblioteca. Resulta evidente que el Rey prudente no pretendía ocultar loslibros.

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Ahora bien, ¿qué tipo de biblioteca se adecuaba a este concepto tanpropagandístico? para averiguar la respuesta quizás nos sea necesario abando-nar el herreriano patio de Reyes, subir los escalones que nos dan acceso alsalón de Frescos de la biblioteca de El Escorial y admirar su programa icono-gráfico. Es evidente que sus dimensiones (54 metros de largo, 9 de ancho y 10de alto) y su impresionante bóveda de cañón, nos remiten a un modelo rena-centista de biblioteca, alejado de la idea medieval y monástica de librería-torre.también su iconografía es humanística. la bóveda está dividida en siete zonas,ornamentadas con pinturas al fresco que representan las siete artes liberales.Cada una está representada por una figura alegórica, por dos historias relacio-nadas con ella y por las figuras de cuatro sabios. por último, en los frontispiciostesteros se hallan representadas la Filosofía (al norte) y la teología (al sur).Aun cuando ya no hubiera volúmenes impresos o manuscritos en los estantes(que fueron vaciados en 1810 y en 1937 por la mano de soldados napoleónicosy republicanos), no tendríamos duda alguna acerca del genuino perfil renacen-tista de esta biblioteca. El Rey prudente deseaba que aquella librería real fuera

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la construcción del Escorial en un dibujo coetáneo de Anton van Wingaerde(Antón de las Viñas)

una biblioteca universal de carácter público, y que funcionara a su vez comoun centro editorial. Así, tanto en su concepto como en sus contenidos, la RegiaLaurentina se constituyó como un fruto, algo tardío, de la bibliofilia humanís-tica de los siglos xV y xVI. destaquemos que fue también en este momentocuando se emprendió el gran proyecto tipográfico de la Biblia Regia, propuestoen 1567 por Cristóbal plantino al monarca español, lo que nos evidencia elgran impulso cultural que se estaba propiciando.

¿Cómo se transformó esta inicial librería-tesoro, de carácter dinástico,en una biblioteca netamente humanística? la bibliofilia de Felipe II no era unacuestión de apariencia, sino de verdadera afición. Fue el mismo monarca,cuando se realizan las primeras entregas de libros a la biblioteca de san lo-renzo, quien escogió personalmente aquellos que deben ir al monasterio, y conel Catálogo de 1565 en la mano, los anota, creando un particular sistema designaturas, y haciendo curiosos comentarios acerca de sus libros. Cuando huboalguna duda, fue el rey quien la resolvió, no sus secretarios, demostrando suautoridad en todo lo concerniente a la materia. sin embargo, a partir de 1570se evidenció que no bastaba que el monasterio fuera un depósito de los librosregios, ni tampoco que el monarca que lo impulsaba fuera un bibliófilo. Inclusolos duques de Florencia habían entrado en la elite cultural de la bibliofilia ins-titucional con su librería medicea. ¿podía Felipe II, el mayor monarca de laCristiandad, competir con ellos en este terreno? si lo que se pretendía era queEl Escorial se convirtiera en un centro cultural que compitiera con las otrasgrandes bibliotecas de la época: la Vaticana en Roma, la marciana en Venecia,o la del louvre, en parís, era necesario recabar la ayuda de consejeros espe-cializados.

Es entonces cuando surge un meditado propósito para convertir la bi-blioteca de El Escorial en uno de los grandes centros culturales de su época,retomándose así las ideas del memorial de páez de Castro entregado en 1556,si bien se iba ya más allá en sus ambiciones. Es más, no fue este memorial elprincipal apoyo para este nuevo desarrollo de la idea de la laurentina, sinoque (de un modo que resulta curioso, e incluso paradójico) en la Corte se acudióal ejemplo más cercano del difunto don Carlos, quién antes de su prisión habíaimpulsado un concepto humanístico de biblioteca real notablemente avanzado,y que marcaría determinadas pautas para El Escorial. Entre 1567 y 1568 éstetrató de emular a su padre, creando una biblioteca propia, concebida por donCarlos según el modelo clásico imperante, que reunía en un mismo espacio loslibros, las antigüedades y la cámara de maravillas. para llevar a efecto su pro-pósito el heredero optó por el camino más rápido: comprar las reputadas bi-

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bliotecas de importantes bibliófilos españoles, como la de su maestro y obispoHonorato juan (1566), la del secretario gonzalo pérez (1567) y la del emba-jador diego Hurtado de mendoza. su prisión en enero de 1568 dio al trastecon este proyecto, mas es evidente que su padre lo retomó como propio paranutrir los fondos de la Regia Laurentina, pues finalmente los libros de los bi-bliófilos arriba citados fueron depositados en El Escorial, junto con aquellosque fueron del malhadado príncipe(21).

2. Los libros godos y su papel en el perfil humanístico de la RegiaLaurentina

Hacia 1570 Felipe II decidió consultar a varios de los humanistas desu Corte sobre cómo debería concebirse la nueva biblioteca en ciernes. se hizoasesorar entonces por fray Francisco de Villalba, Ambrosio de morales, álvargómez de Castro, Antonio gracián dantisco y Benito Arias montano, quienesle aconsejaron sobre tres grandes cuestiones: qué tipo fondos debían tener ca-bida en la biblioteca, cómo podían obtenerse, y de qué manera deberían con-sultarse o, dicho de otra manera, cuál sería el propósito final de la biblioteca.Como el monasterio estaba todavía en sus primeras fases constructivas, se tra-taba todavía de una biblioteca virtual, dotada de unos fondos almacenados enarcas, y, por tanto, era un material moldeable sobre el que se podía elaboraruna estructura nueva. En esta nueva etapa, la adquisición retrospectiva de pa-trimonio bibliográfico fue la principal prioridad del monarca. no en vano,donde mejor se demuestran las características de una biblioteca es en los librosque contiene, circunstancia que, en los fondos de una biblioteca histórica, con-vierte a los libros en pequeños y humildes testimonios históricos que nos danuna gran información no sólo sobre sí mismos, sino también sobre sus dueñosy sobre sus arquitectónicos receptáculos.

Con esta búsqueda de informes que asesoran al rey sobre dónde ycómo adquirir libros para el monasterio, suele vincularse una carta que en 1568páez de Castro escribió al secretario mateo Vázquez de lecca, entonces al ser-vicio del cardenal Espinosa. Vázquez le había escrito pidiendo consejo acerca

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21. Vid. j. l. gonzalo sánchez-molero, Lectura y bibliofilia en el príncipe don Carlos (1545-1568), o la alucinada búsqueda de la “sabiduría, en p. m. Cátedra garcía y mª l. lópez-Vi-driero (dirs.), La memoria de los libros. Estudios sobre la historia del escrito y de la lectura enEuropa y América, salamanca, Instituto de la Historia del libro y de la lectura, 2004, 2 vols.,I, pp. 705-734.

de la compra de una biblioteca, que, si atendemos al contenido de la respuestadel cronista (único documento del que hoy ha quedado noticia), se trataba delos libros del cardenal de Burgos, Francisco de mendoza y Bobadilla, recien-temente fallecido. Ahora bien, no era el rey quien estaba detrás de su compra,sino el poderoso cardenal, presidente del Consejo Real. páez era el más ade-cuado para emitir una valoración del precio al que deberían comprarse los li-bros del prelado burgalés, pues, como el mismo recuerda en su carta:

Abrá diez y siete años que, por mandado del Ilustrísimo. Sor. cardenalde Burgos, concerté un escribiente, griego de nación [Juan Mauromate,de Corfú], para tresladar algunos libros raros en Roma, como lo fueronlos dos libros de Phocio que llamó Myrobiblos (sic.), y otros de SextoEmpírico pagávasele medio real por cada hoja, sin que él pusiese papelni enquadernacion. Desde aquel tiempo se han las cosas encarescidode tal arte, que no se escrivería cada hoja en un real, como se ve porlos escribientes de corte en latón o en castellano. Assí me parece quecon la costa de buscar los exemplares y papel y enquadernacion, quemeresce bien un real cada hoja de aquellos libros que yo hice escrevirpara el Sor. cardenal. Los otros que son de mano moderna en papel, meparesce que se regulen conforme a los que tengo dicho, siguiendo máso menos letras en cada renglón; de manera que si tiene doblada escrip-tura, se pague dos reales, y, si la mitad menos, se pague medio real, y,si el tercio o quarto más o menos, etc…(22)

Aunque este informe no fue solicitado por el rey, lo cierto es que aposteriori ejerció un cierto papel en la idea de la laurentina. no en vano, eloriginal se encuentra hoy en esta biblioteca. Aunque el cardenal Espinosa nologró llegar a un acuerdo con los herederos del Cardenal mendoza, antes deque el poderoso prelado falleciera en 1572 el rey manifestó su intención de ad-quirir los libros. Y así, la carta de páez se incorporó a la documentación rela-cionada con este asunto, probablemente proporcionada por el propio Vázquezal secretario Antonio gracián dantisco.

En agosto de 1571 álvar gómez de Castro le enviaba al monarca unaextensa memoria sobre los criterios que solían aplicarse en la compra de libros

22. juan páez de Castro a mateo Vázquez de lecca (quer, 10 de abril de 1568). RBmE, &-II-15, fol. 264r-265r.

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antiguos(23). El secretario del rey, Antonio gracián dantisco, fue el encargadode organizar las consultas sobre El Escorial, y no ha de sorprender que de in-mediato acudiera a gómez de Castro, que había sido su antiguo maestro, queno era menos conocido por el rey. Además, el humanista llevaba empeñadovarios años en la tarea de modernizar la vetusta biblioteca de la catedral de to-ledo, para lo que también había tratado de hacerse con los libros del Cardenalde Burgos y de diego Hurtado mendoza. Esta actitud constituye un curiosoprecedente de los intentos regios posteriores, así como nos presenta un claroengarce con respecto a la librería principesca que don Carlos había tratado deconstruir entre 1566 y 1567. En agosto de 1571 gómez enviaba al secretarioreal Antonio gracián dantisco una extensa memoria acerca de los criterios quesolían aplicarse en la compra de libros antiguos, cuyo contenido recuerdamucho a la carta que años antes había escrito páez de Castro a mateo Vázquez:

... la horden que en comprar estos libros suele hauer es, que si el librogriego es antiguo (lo qual se conoçe luego por el pergamino y por laletra) y si es de los autores señalados, qualquier precio valen, porquesiruen de original y tiene mucha autoridad, para las verdaderas alega-çiones, y anssi vn arçouispo griego que estubo aquí, quando la corte[sin duda, en 1560], me deçia que el libro inpreso en Greçia no le exis-timauan (sic.) en nada, y los manuscriptos que eran menos de quatro-çentos u quinientos años, no curauan dellos, y que esta antigüedadconoçian ellos por la diuersidad de las letras, como tambien en los li-bros de latin scriptos en Castilla lo conoçera el que tubiere vn poco deatençion, pero aunque esto sea anssi toda dia (sic.) ay sus conçiertosen estas cossas como abaxo dire.Si los libros no son antiguos, sino trasladados destos originales comose acostumbran azer en Roma y en Beneçia lo ordinario que me dizenque allá se paga en vn real por cada oxa, aca por auer menos que haganesto toda día la estimaran en real y medio, un Andrea griego natural,que mora en Beneçia y tiene tracto desto, y creo que pocos días a traxovnos libros a su mag., tractando yo con el de hazer çiertos trasladospara la libriria des la yglesia de Toledo, nos conçertabamos vn real porcada oxa.

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23. álvar gómez de Castro a Antonio gracián? (toledo, 28-ago-1571). Real Biblioteca del mo-nasterio de El Escorial, &-II-15, ff. 266r-267r.

Los libros latinos si son antiguos tambien se deben estimar en mucho,siendo como dixe de auctores prinçipales, y más si son de nuestros san-tos, de los cuales tiene arta copia esta sancta yglesia, y si yo tengo salud,terná muchos más porque ya tenemos lengua de donde poderlos auer,lo qual yo me callaré ahora por allá no nos los salteen, y en lo mismose an de estimar las istorias nuestras antiguas que estan scriptas en par-gaminos arrinconadas donde no las conoçen, hasta dize y doze librosde lo vno y de lo otro me an traido pocos dias ha, que aora no los da-riamos por ningun dinero, prinçipalmente dos obras de sant Isidoronunca inpresas ni uistas y un fuero juzgo scripto en pargamino en latin,y erregione el Romançe de mucha antigüedad, según pareçe por la letratiene juntamente vnas Cortes scriptas en latin celebradas en Leon porel rey don Alonso el primero, yerno de don Pelayo y vna historia del ar-çobispo don Rodrigo scripta en romançe, trasladada según pareçe porla letra, lenguaxe y otras conjeturas en el mismo tiempo que se scriuió.Está tan enmendada y conforme a como estaua el original, según parezepor algunos de mano que esta sancta yglesia tenemos, que seruira deotro muy buen original para enmendar lan impresa que está muy co-rrupta, esto he dicho por mouerle alguna inbidia y para que sepa queaunque no somos Reyes nos damos buena diligençia que çierto deue deauer ahora alguna constelacion que fauoreze estas cosas, según beo losque menos pensaua tener afiction a esto...(24)

de su informe se extraían algunas normas, como el superior interés delos manuscritos sobre los impresos, y como la necesidad de obtener magníficascolecciones de códices en griego, latín y castellano, por este orden. éste eraun joven helenista, por lo que se comprende que, con la aquiescencia del reyemprendiera una amplia campaña para adquirir manuscritos antiguos en griegoen los mercados europeos habituales. se dio órdenes a sus embajadores enparís, Venecia y Roma para que adquirieran en los acreditados mercados deaquellas ciudades códices en griego o en latín, sirviéndose también para estecometido de Arias montano en los países Bajos, quien enviaba desde Flandesuna interesante colección de manuscritos latinos para El Escorial. En abril de1573 gracián escribía entusiasmando al rey: Quando V. Mag. pudiere verá vnamuy buena compra y barata que ha hecho Guzman de Sylua en Venecia, son

24. álvar gómez de Castro a Antonio gracián? (toledo, 28-ago-1571). RBmE, &-II-15, ff.266r-267r. En el sobrescripto: “paresçer del maestro Aluar gomez. sobre los libros manuscrip-tos”, y de otra letra: “gastaronse en los libros y sus aparejos nouenta y çinco reales”.

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mucho de stimar los Chrysostomos y Metaphrastes y otros que yo embio raya-dos, y no ay studiante de 400 ducados de renta que no diera la mitad della ental lançe, porque fue muy bueno. A lo que Felipe II contesta en el margen: Muybuena compra me parece que deue de auer sido esta, no sé si ay estos librosentre los del obispo de Burgos y don Diº de Mendoça, myrad lo que he puestoen su carta y en la de Ayala(25). Es tambien conocida la anécdota en la que Ariascuenta al secretario gabriel de zayas como logró hacerse a muy bajo preciocon una colección de cuarenta códices griegos que un mercader heleno pre-tendía vender a la reina Isabel de Inglaterra. su precio era de cerca de cuatro-cientos escudos, pero los compró por sólo ciento quince escudos,aprovechándose de la penuria del mercader, asaltado por unos ladrones en elcamino a Flandes, y ocultando que eran para Felipe II(26).

pero, si bien la cuestión de los códices en griego y latín era importante(si lo que se deseaba era competir con otras grandes bibliotecas europeas), ensu memorial álvar gómez de Castro supo imprimió al proyecto escurialensesu particular interés por el estudio de las crónicas medievales hispánicas, engeneral, y por la obra de san Isidoro de sevilla, en particular. Esto último captócon rapidez la atención de Felipe II, quien no tardó en patrocinar su proyectode editar una Opera omnia del santo hispalense de época visigótica. Ambrosiode morales y jerónimo zurita eran de la misma opinión. Es cierto que en unaprimera etapa (1568-1571), la principal preocupación regia se concentró encompletar los fondos manuscritos en griego de la nueva biblioteca real, pero apartir de 1572 la búsqueda se centró en los denominados libros godos, en rea-lidad, mozárabes, pesquisa que muy pronto se amplió al resto de manuscritosmedievales hispánicos. su interés para el rey y sus consejeros radicaba tantoen su utilidad para la elaboración de una historia de España, como para realizaruna magna edición de las obras de san Isidoro de sevilla. Ambrosio de moralesy álvar gómez de Castro fueron los impulsores de ambas iniciativas ante elRey. debe resaltarse a este respecto que durante el reinado de Felipe II se im-puso desde la Corte una historiografía de carácter humanístico, que tuvo entresus objetivos la depuración de las crónicas medievales. no en vano, los cro-nistas de esta época, como juan páez de Castro, Ambrosio de morales, jeró-nimo zurita y juan Cristóbal Calvete de Estrella, tenían una notable formación

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25. Antonio gracián dantisco a Felipe II (8-abr-1573). Instituto de Valencia de don juan (IVdj),envío 78, fol. 202.26. Arias montano a gabriel de zayas (Amberes, 9-nov-1568). En Colección de DocumentosInéditos para la Historia de España, (CodoIn), 41 (1862), pp. 137-139.

humanística. Esto les hizo contemplar su trabajo con un gran rigor. su propó-sito era el de recuperar la historia medieval de España, y para ello colecciona-ron manuscritos antiguos y los cotejaron con otras fuentes escritas, como, porejemplo, la documentación de archivo.

la recuperación del pasado histórico y cultural de la antigua Hispaniase ofrecía como una vía muy atractiva, tanto para estos eruditos como para laCorona, que veía en estos proyectos una afirmación de los orígenes históricosde la nueva monarquía de España. localizar y adquirir manuscritos antiguosse convirtió en la obsesión de los oficiales reales y de los humanistas a su ser-vicio. Eran los libros de mano los que en verdad daban autoridad y fama a lasbibliotecas. pero, ¿cómo encontrarlos? Entonces, no se disponían de inventa-rios o catálogos colectivos, si bien los eruditos que rodeaban al rey sabían queen las bibliotecas de los conventos, monasterios, abadías, iglesias, cabildos ycatedrales existía una notable riqueza bibliográfica, que ellos habían podidoconsultar para sus trabajos. En ocasiones se trataba de piezas literarias o teo-lógicas de gran estima, pero su antigüedad y valor cultural no eran siemprebien comprendidos por los eclesiásticos. durante años, los frailes y los cabildosde las iglesias se habían dedicado a mal vender los manuscritos de sus libreríasa libreros, encuadernadores y ropavejeros, para comprar con las ganancias nue-vos libros modernos, impresos en letra de molde que parecían refulgir comolegados de una nueva autoridad. Algunos humanistas habían aprovechado paracomprar estos manuscritos, rescatándolos de ser troceados para encuadernarotros volúmenes con su pergamino, o para hacer cartón con su papel. Cons-ciente de la importancia de estos fondos, Felipe II emprendió (siguiendo elejemplo iniciado por su hijo don Carlos) la compra de parte de las bibliotecasde gonzalo pérez, Honorato juan, martín de Ayala, páez de Castro o del car-denal de Burgos.

Esta solicita curiosidad por los fondos de origen medieval se encon-traba ya presente en la selección de libros que los criados del rey hicieron enlas bibliotecas de martín pérez de Ayala, arzobispo de Valencia, Honorato juan,obispo de osma y juan páez de Castro en lo años anteriores, pero para obtenerun mayor número de códices se recurrió a la ayuda de los principales arzobis-pos y obispos de Castilla. En 1572 se les dirigió una cédula pidiéndoles relaciónde las santas reliquias y de los libros antiguos de diversas profesiones y lenguasescritos de mano e impresos, raros y exquisitos, que eran y podian ser demucha utilidad, por tener conocimiento de que no había habido el recaudo y

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guarda que convenía en su custodia y conservación(27). la idea de estas cédulasseguía el modelo de las que pocos años antes se habían remitido a diversas ins-tituciones para que remitieran las escrituras de sus archivos a simancas. Enmarzo de 1567 se encomendaba a jerónimo zurita que recogiera todas las es-crituras que estaban en poder de embajadores, ministros y oficiales que sirvie-ron a los Reyes Católicos y a Carlos V, para llevarlas a simancas y entregarlasacompañadas de las correspondientes relaciones de su contenido. En la cédulase explicaba la doble finalidad que se deseaba dar a esta recopilación docu-mental. por un lado, un fin administrativo, porque sin la recogida de tales pa-peles no ai la noticia que convernía para la buena dirección de las (cossas)presentes y de las que cada dia ocurren; y por otro lado, un fin historiográfico:Y que assimismo las personas que tienen cargo de escribir la historia e croni-cas no tienen el fundamento e luz que devrían tener para que aya de las cossaspassadas la verdadera y particular memoria. sin embargo, pronto se hizo evi-dente que zurita no podía encargarse él solo de un misión tan amplia, y se optópor ordenar a los dueños de los documentos que los entregaran al Archivo desimancas, en cédulas dirigidas en 1568 a los Consejos de Castilla, de Indias,de Cruzada y de Hacienda, las Contadurías o las Chancillerías y las Audiencias;pero también a las capillas reales de sevilla, Córdoba, toledo y granada; o aherederos de antiguos ministros de la Corona, a sus sustitutos y, por último acenobios o corregimientos donde pudieran hallarse escrituras de importancia,como los monasterios de san Francisco de salamanca y san Benito de Valla-dolid, o la ciudad de palencia(28).

las respuestas fueron llegando a la Corte, no con la amplitud que sehubiera deseado, mas su contenido sirvió para que se percibiera el importantelegado documental que estaba disperso. Así se hizo patente que este mecanismode búsqueda, ideado inicialmente para localizar documentos administrativos,podía servir también para la búsqueda de otros documentos, como libros o re-liquias. Como decíamos, en 1572 se enviaron cédulas semejantes a los prela-dos, cabildos catedralicios y generales de las órdenes religiosas para querevisaran sus librerías y remitieran inventarios de los manuscritos de mayorantigüedad, así como de sus reliquias. Antonio gracián anota en su Diurnalque el día 11 de marzo el rey me dio firmado el despacho para lo de las reli-

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27. texto citado por guillermo Antolín pajares, Catálogo de los códices latinos de la Real Bi-blioteca de El Escorial, madrid, Imprenta Helénica, 1910-1923, 5 vols, V, p. 273.28. josé luis Rodríguez de diego, estudio a la Instrucción para el gobierno del Archivo de Si-mancas (Año 1588), Valladolid, ministerio de Cultura, 1989, pp. 38-39.

quias y librería para algunos obispos de España y me dio una cédula del maes-tro Alvar Gómez y cometió lo en ella contenido de la impresión de los librosde San Isidro, y mandó escribiese al dicho Maestro sobre ello y también supieselo que en Flandes y en Francia se había hecho en esto de los libros y otras di-ligencias que a su tiempo cuando se hagan se pondrán por memoria(29). unasemana después el secretario anotaba en su diario: Ese día despaché con lo delas reliquias y librerías tres correos, uno para Sevilla, otro a Asturias, Valla-dolid y Galicia, otro a Burgos, como parece por los portes de ellos asentadosen el libro de las cartas escritas por mandado de su Majestad(30). la recepciónde estas informaciones dio lugar poco después al Viage Santo de Ambrosio demorales (1573-1574), con el objeto de que visitara las principales bibliotecaseclesiásticas del norte de España e informara sobre la verdadera calidad de loslibros allí existentes. las reliquias y los enterramientos reales también se in-cluyeron en su inspección.

uno de los primeros obispos en contestar al requerimiento regio fuedon pedro ponce de león, obispo de plasencia por entonces y conocido eruditoy bibliófilo. muy relacionado con el humanismo áulico, pues era amigo per-sonal de gómez de Castro, jerónimo zurita, páez de Castro, Honorato juan yCalvete de Estrella, el prelado estaba en plena sintonía con el proyecto del rey.A finales de abril y principios de mayo de 1572 el obispo comisionó al licen-ciado nicolás de Bravo, parroco de la Villa de garcias, y a domingo gonzález,un clérigo de su Casa, prebendado en la villa de torrejón, para que hicieraninventario de las reliquias que se encontraban en estas parroquias, ante escri-bano o notario. las lisapnotecas de estos pueblos eran muy conocidas dentrodel ámbito de este episcopado extremeño, y su devoto contenido fue remitidoa la Corte, conservándose junto con otros documentos al respecto en el ma-nuscrito escurialense &-II-15, ff. 200r-211v. parece que fueron recibidas estasactas notariales por gracián, el 12 de junio: Recibí un despacho del obispo dePlasencia con respecto a lo de reliquias y librerías(31). otro obispo muy vincu-lado con la fundación de El Escorial era diego de Covarrubias, prelado de se-govia. Cuando se enviaron las cartas a los obispos para que informaran acercade las reliquias y libros que existían en sus diócesis, Covarrubias se encontraba

29. gregorio de Andrés, “diurnal de Antonio gracián, secretario de Felipe II”, en Documentospara la Historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, madrid, 1962, vol. V,pp. 21-22.30. Ibidem, p. 22.31. Ibidem, , pp. 38-39.

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en Burgos, enviado para realizar una visita, o inspección del monasterio de lasHuelgas. Este convento femenino tenía la consideración de real desde la Edadmedia, y en su interior albergaba un importante panteón regio y una bibliotecaconventual formada con los legados de las numerosas princesas e infantas, asícomo damas de la nobleza, que había profesado en allí durante siglos. la mi-sión de Covarrubias tenía, por tanto, una vertiente muy semejante a la que Am-brosio de morales emprendería casi al mismo tiempo, en su famoso viaje aleón, galicia y Asturias, buscando reliquias, libros antiguos y tumbas realesmedievales. por el momento, sin embargo, lo primero era atender a lo que,como obispo de segovia, le competía. Ausente de su diócesis, fueron los ca-nónigos de su catedral quienes se encargaron de localizar los libros y reliquias,remitiendo después a su prelado la relación. Covarrubias envió el informe delas reliquias a la Corte en agosto de 1572(32), pero se reservó el de los libros,porque - según escribe a Felipe II - no estaba bien hecho y cuándo volviera asegovia haría uno nuevo:

(...) Quanto a la memoria de los libros antiguos que ai en las libreriasdel obispado y los que yo tengo en la mía particular, porque en ausentiamia no lo han acertado a hacer y me la han embiado muy mal ordenada,no la embio, como buelba a Segouia entendré en esto yo mesmo y seembiaran las memorias a V.C.M.(33)

la prevención de Covarrubias hacia este inventario estaba justificadapor la gran riqueza bibliográfica que aun hoy se conserva en la biblioteca y elarchivo de la catedral de segovia. En ella se contiene una rica colección de in-cunables (523 en total). no olvidemos que a la iglesia segoviana legaron suslibros el canónigo burgales diego de miranda, en 1479, y el obispo (y gran bi-bliófilo) juan Arias dávila, que ocupó la sede entre 1499 y 1501(34). Ahora bien,el prelado no pudo permanecer en segovia el tiempo suficiente para acometerla tarea prometida. En el desarrollo de su visita a las Huelgas, recibió el aviso,

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32. se conserva esta relación y la carta de Covarrubias (Burgos, 20-ago-1572) en el IVdj, envío21, fol. 748.33. diego Covarrubias a Felipe II (Burgos, 26-ago-1572). IVdj, envío 21, fol. 748.34. sobre este obispo de origen converso, vid. m. E. Contreras jiménez, Diego Arias Dávila enla tradición y en la historia, “Anuario de Estudios medievales”, 15 (1985), pp. 475-495, y elmás reciente estudio sobre su bibliofilia de F. de los Reyes gómez, El obispo bibliófilo: AriasDávila y los libros, en el catálogo de la exposición Juan Parix. Primer impresor en España, se-govia, Instituto castellano y leonés de la lengua, 2004, pp. 225-261.

bajo la cubierta de una carta de gracián, de que había sido provisto presidentedel Consejo de Castilla, en sustitución del fallecido cardenal Espinosa. En oc-tubre de 1572 éste abandonó Burgos y con grandes cautelas se dirigió hacia lacorte, donde le esperaba el rey. El nuevo presidente del Consejo sólo se detuvoen segovia algunos días para recoger su cámara y librería, retomando el caminohacia la corte. Entonces uno de sus criados le aconsejó (no sabemos si por in-terés cultural, o por miedo a la pesada carga), que no mudase su biblioteca, alo que el prelado le respondió: No quiera Dios dexe compañía de tantos añosy que tanta honra me ha hecho. Y, ciertamente, durante los años que estuvo enmadrid no dejó pasar día sin estudiar alguna cuestión en ellos(35). A mediadosde noviembre escribía a gracián comunicándole las paradas de su viaje. El Es-corial se encontraba entre ellas, y no por una razón cualquiera. Había queridoadmirar algunos de los códices de gonzalo pérez y juan páez de Castro, asícomo otros godos, que ya se encontraban allí.

En extremo holgué con el nueuo auiso que v. m. me dio por su carta dela voluntad de Su Mag., y ansi estaré en las Roças mañana lunes bientemprano antes de medio dia, y para con v. m. lleuo designio de dete-nerme alli, con que entraré martes antes de medio dia en essa corte. Yporque no me paresce que conuiene tanto, saldré de las Roças mañanapuesto el Sol y podre llegar a las ocho o a las nueue de la noche, pla-ciendo a nuestro Señor. Comforme a esto v. m. hara lo que fuere seruido.Estuue en S. Lorenço el sabado todo el dia, vi todo lo que alli se puedever. En la librería me detuve algun rato; parecieronme muy bien los li-bros de mano griegos, y avn reconoscí algunos que yo auia tenido enmi poder prestados, que fueron de Gonçalo Perez, y holgué de ver al-gunas adnotaciones del buen Juan Paez, lo demás se tratará quandonos vieremos. Este correo llegó a las nueue de esta noche, y yo le des-pacho liego dentro de vna hora(36).

35. su biblioteca ha sido estudiada por gregorio de Andrés, “la colección de códices griegosde diego de Covarrubias, obispo de segovia”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 163(1968), pp. 229-238; y de manera más concienzuda y completa por teresa santander Rodríguez,“Aproximación a la biblioteca de don diego de Covarrubias”, en Salamanca y su proyecciónen el mundo, salamanca, 1992, y en La Biblioteca de Don Diego de Covarrrubias y Leyva (1512-1577). I. Manuscritos, salamanca, 2000.36. diego de Covarrubias a Antonio gracián (galapagar, 16-nov-1572). IVdj, envío 21, caja32, fol. 553. El día anterior estuvo en El Escorial, pues el 16 era domingo. Escribía con estacarta otra para el doctor Velasco.

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de manera paralela a estas pesquisas, en 1573 Felipe II envió a su cro-nista Ambrosio de morales al norte de España para que informara de maneradetallada sobre las reliquias, enterramientos regios y libros antiguos, que seconservaban en león, galicia y Asturias. según explica el propio cronista cor-dobés, en marzo de 1572 acababa de terminar los dos tomos de su Crónica Ge-neral de España, continuación del publicado por Florián de ocampo treintaaños antes, y presentó el original ante el Consejo de Castilla para obtener la li-cencia de publicación. Es posible que antes acudiera a visitar a su amigo el se-cretario Antonio gracián, pues éste anota en su Diurnal que: A 13 me mostróAmbrosio de Morales su historia y platiqué con él sobre lo de los libros de SanIsidoro y reliquias y librerías(37). la implicación del cronista en el proyecto es-curialense venía de años atrás, y parece lógico que gracián le consultara estascuestiones antes de que partiera para santiago de Compostela, donde moraleshabía prometido ir en peregrinación si terminaba de redactar su Crónica. trasdar su parecer sobre los citados libros y reliquias, morales retornó a Alcalá deHenares para preparar su peregrinación. Entonces, según nos cuenta en el iniciode su Viage, el rey escribió a la universidad de Alcalá pidiendo el parecer demorales acerca de un informe que le habían enviado sobre las reliquias, ente-rramientos reales y libros antiguos que había la catedral de oviedo(38). El cro-nista remitió un largo parecer sobre la cuestión, recibido por gracián el 9 demayo (envióme Zayas el parecer de Ambrosio de Morales acerca de las reli-quias de Oviedo)(39). éste se conserva en el ya tantas veces citado manuscritoescurialense, tras los testimonios notariales sobre las reliquias encontradas engarciaz y torrejón (plasencia)(40). no nos detendremos en los que dice sobre

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37. Andrés, Diurnal de Antonio Gracián, V, pp. 21-22.38. En el Archivo de la Catedral de oviedo (A.C.o.) se conservan las actas de los acuerdos quelos canónigos tomaron al respecto. libro de Acuerdos Capitulares, nº 13, fol. 448r: Cabildo delúltimo día del mes de mazo (sic) de 1572: “Comisión para lo de las reliquias y libros”; Ibidem,,fol. 450r, cabildo del 16 de abril de 1572: “Carta de su magestad sobre las reliquias”; y fol. 451v,cabildo del 28 de abril de 1572. En tales acuerdos capitulares se constata cómo el Cabildo, ainstancias del rey, encomienda a cinco de sus miembros que relialicen el inventario de sus reli-quias y libros antiguos, pese al temor, explícitamente manifestado, de verse despojado de algunasde sus más veneradas reliquias. Citado por C. B. pereira mira en su tesis El “Codex MiscellaneusOvetensis” (MS. ESC. R.II.18). Fuentes y bibliografía. Estado de la cuestión, universidad deoviedo, 2001.39. Andrés, “diurnal de Antonio gracián”, op. cit., p. 29. (9-may-1572).40. “El parescer que ha embiado Ambrosio de morales de las Reliquias y libros de ouiedo”,RBmE, &-II-15, ff. 212r-218v.

las reliquias ovetenses, pero sí en los libros. morales tenía unas noticias sobreellos bastante concretas y fundadas(41). tras abordar la cuestión de las reliquias,finalmente expone su juicio sobre los códices:

Los libros de mano que se refieren en la relaçion parece que son exce-lentes, aunque esto no se puede bien juzgar sino uiendolos con cuydado.Los de san Isidoro de natura rerum, y Liber sententiarum ejusdem, sinuerlos se pueden tener por excelentes, pues no se hallan en otra parte.Las obras de San Eulogio, yo las tengo como he dicho, digo el originalantiquissimo, y es un precioso tesoro, y vna s.... joya que terna la iglesiade España en estas obras del santo martyr, quando esten impressas(42)

Con esto se acaba lo que yo tengo que dezir en lo que toca a la relacion.Fuera della se puede dar otra de insignes sanctos de España, cuyoscuerpos o reliquias insignes dellos están en diuersos monesterios y igle-sias de Castilla las vieja, Campos, Asturias y Galizia, que se podriantraer de camino quando se truxesen las de Ouiedo, y la manera del auer-las pareçe facil para su Mag. y sin estruendo(43)

[Y se añade en nota al pie, completando lo de los libros:] No haze men-cion la relacion de otro singular libro escrito de letra Gothica, que tienela iglesia de Ouiedo. Este es aquella historia del obispo Pelagio, quearriba he alegado, donde ay otras muchas cosas y todas muy raras, quehazen vn gran volumen. Tienelo tambien prestado el obispo de Plazen-çia, y yo lo tuue algunos meses, que el me lo prestó. Libro es de muchaestima.

El contenido de este memorial de morales resultó de gran interés parael monarca, en especial su consejo de que el valor de los libros no se puedebien juzgar sino uiendolos con cuydado. si esto era necesario, ¿por qué no ha-cerlo el mismo cronista quien había tenido en sus manos alguno de aquellosvolúmenes, y que, además, se permitía advertir sobre otros santos enterradosen monasterios del norte de España? tras consultar Felipe II con el doctor mar-tín de Velasco, se mandó al cordobés que (pues iba yo de romeria à Santiago),fuera también a ver, por vista de ojos de todas las tres cosas dichas, es decir,reliquias, tumbas y libros, en Castilla la Vieja, Asturias, león y galicia. mo-

41. Ibídem, ff. 212r-v.42. Ibidem,, fol. 216r. 43. Ibidem, fol. 216r-v.

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rales recibió la orden de que reconociera las reliquias existentes de los santos,comprobara sus testimonios de autenticidad y comprobara cómo eran tratadas.El memorial de álvar gómez de Castro empezaba a tener aplicaciones prácti-cas y, no en vano, morales prestó especial atención durante su viaje a los ma-nuscritos isidorianos. para facilitar estos cometidos, se le facilitó una cédula,firmada por el rey en madrid el 18 de mayo de 1572, como credencial antecualquier autoridad eclesiástica o civil, para que éstas le dieran entrada a susrecintos y le informaran cumplidamente de todas las noticias que tuvieran sobrelos particulares de la comisón de morales. su misión era entendida como com-plementaria a las relaciones que algunos obispos ya habían mandado al rey, encumplimiento de la cédula de marzo de 1572, y por esto, se autorizaba al cro-nista a que veais y reconozcais los libros así de mano, como de molde antiguos,raros y exquisitos que en las dichas Iglesias y Monasterios hay: y de todo ha-gais y nos traigais muy particular Relación(44).

Con esta cédula comenzó su viaje morales el 1 de junio. para morales,un apasionado del pasado medieval de los reinos hispánicos, ésta era una opor-tunidad única; para Felipe II sus propósitos iban algo más allá de la investiga-ción historiográfica, pues en este viaje tenía puestos sus ojos mirando no tantohacia Covadonga como hacia El Escorial. deseoso de que este monasterio seconvirtiera en el monumento emblemático de la España de su época, comopanteón de su dinastía, como depósito de reliquias y como gran biblioteca, alrey le resultaba indispensable conocer qué modelos previos habían existido enlos antiguos reinos de galicia, león y Castilla. de aquí su interés por que elnuevo panteón escurialense enlazara de alguna forma con los enterramientosde los viejos reyes astures, sus antepasados medievales. En este proyecto, secomprende su interés porque las reliquias y libros que habían permanecidodesde la alta edad media en las iglesias y conventos del norte de España, fueranllevados al Escorial, para favorecer tanto su conservación, como esa identifi-cación dinástica entre aquellos reyes y la nueva dinastía austriaca. En el argotcortesano este periplo se denominó como el Santo Viaje. tras cada una de susetapas, morales remitía a la corte un detallado informe sobre lo que había visto,su opinión acerca de lo encontrado y su valoración del interés que podía tenerpara El Escorial. Estas cartas eran recibidas en madrid, o donde la corte resi-

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44. En Ambrosio de morales, Relacion del viage de Ambrosio de Morales Chronista de S. M. elRey D. Phelippe II A los Reynos de León, Galicia y Principado de Asturias el año de MDLXXII,ed. facsímil de la editada en madrid en 1765, madrid, Ediciones guillermo Blázquez, 1985, pp.2-3.

diera, y eran leídas por el doctor martín de Velasco y por el secretario Antoniogracián dantisco, quienes solían después leérselas al rey en su alcoba o en sudespacho. todas ellas fueron recopiladas pacientemente en un legajo por Ve-lasco. Aunque Antolín, en su estudio sobre las procedencias de los manuscritosescurialenses, advierte que creo que fueron pocos los códices latinos que poresta razón [el viaje de Morales] vinieron a la Biblioteca de El Escorial(45), locierto es que, muy al contrario, la visita del cronista movilizó a las autoridadesreligiosas y civiles que se entrevistaban con él, deseosas de servir al rey. porejemplo los dos únicos códices que morales destacó que existían en la libreríade san pablo, en Valladolid, no tardaron en ser remitidos al rey para formarparte de su exquisita colecciones librarias de El Escorial. El primer manuscritoya aparece citado por gracián en el inventario de 1576, bajo el inequívoco tí-tulo Cardinalis a Turrecremata collationes super Evangelia(46). todavía se con-serva (RBmE, h-II-12). otro ejemplo, en la almoneda del conde de luna, enleón (1572), se adquirieron por advertencia de morales treinta manuscritos deexcelente letra y buena iluminación, que no en vano habían pertenecido a Al-fonso de Aragón. El interés por la posesión de libros que hubieran sido de estemonarca aragonés, soberano a su vez de nápoles, se detecta en el ofrecimientoal rey de una glosa ordinaria de la Biblia, con este origen, y que se encontrabadepositada en un convento dominico. Hasta la corte llegó un fraile, en nombrede su comunidad, quien se entrevistó con Felipe II para mostrarle un tomo deuna glosa de la Biblia, que el convento poseía. El libro procedía de la bibliotecade Alfonso V el magnánimo. Este ejemplar parece que quedó en manos delrey, quien se mostró interesado por recibir el resto de la obra, otros once volú-menes.

El frayle Dominico que presentó a V. Mag. el libro de la Glosa ordinariaha tornado ya y traydome los otros onze cuerpos, querría supplicar a V.Mag. hiziesse alguna limosna para reedificacion de su Monasterio y queaquí euitasse el precio destos libros sin andar tassandolos, pues valentanto quanto los quisieren estimar. V. Mag. vea si es seruido le encaminea esto, o que sepa de Ambrosio de Morales y el sº Çorita lo que estos li-bros podran valer(47)

45. Antolín, Catálogo de los manuscritos latinos, op. cit., V, p. 273.46. gregorio de Andrés, Entrega de al Librería real de Felipe II (1576), en Docu mentos parala Historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, madrid, 1964, VII, p. 108, nº1934, entre los manuscritos de teología en latín y en folio, de letra antigua.47. Antonio gracián a Felipe II (10-nov-1573). IVdj, envío 58, caja 79, carp. III, fol. 100r.

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El secretario debió despachar a boca con el rey, pues al margen élmismo anotó la respuesta regia, favorable a que los libros no se tasaran y quea cambio de ellas se diera una limosna para ayudar a reedificar el monasteriodominico: Que dé su memorial de lo que pretende, y se comunique al condede Chinchon, sin que aya tassa. no hemos logrado averiguar de que comunidadreligiosa se trataba. El destino de esta Biblia latina glosada fue El Escorial. Enel inventario de 1576 figuran entre los codices manuscripti latini, de teólogosvetustos, en folio y pergamino: Glossa ordinaria scripta ad Alfonsum RegemNeap., en doce cuerpos(48). Actualmente sólo se conservan dos de estos volú-menes, el tomo III (RBmE, a-I-3), y el xI (RBmE, a-II-2), ambos con encua-dernaciones mudéjares. sus tamaños no son homogéneos, pero sí que parecelo fueron las encuadernaciones. Este episodio o fue singular. Al igual que ocu-rriera con los manuscritos griegos, las diferentes iniciativas para comprar librosanimaron a que muchos cortesanos, obispos y abades regalaran al monarca losviejos códices medievales que poseían, como acaeció con don jorge Beteta, ocon el conde de Buendía, quien ofreció a Felipe II el hoy llamado Codex Vigi-lanus (s. x), o pedro ponce de león, obispo de Ciudad Rodrigo, quien legó alrey sus libros en su testamento. sabemos también que el 1 de julio de 1572 elsecretario gracián recibió una carta del Prior de San Benito para su Majestadsobre lo de las reliquias y librerías; la cual mostré a su Majestad aquel día yestando allá me mandó leerle, escribiendo su Majestad una carta de su manoal Duque de Saboya(49). Como era natural, el prior ofrecía al rey su buena vo-luntad en caso de que quisiera tomar para sí algunas de las reliquias o los librosde los monasterios de su orden. de este modo, gracias a las cédulas dirigidasa los obispos y a los datos recopilados por morales en su viaje, arribaron a ElEscorial numerosos códices provenientes de guadalupe, san Isidoro delCampo, de las catedrales de salamanca, oviedo, osma, palencia, Cuenca, delArchivo de simancas, etc., quedándose definitivamente en el monasterio lamayor parte. El obispo de plasencia, pedro ponce de león, donó sus mejorescódices al Escorial, algunos de gran valor como la Crónica del Tudense, el Co-mentario de Macrobio, de bella letra del siglo xII, o el célebre códice Emilia-nense, que le había prestado el monasterio de san millán de la Cogolla. Esteinterés por los concilios visigóticos se había suscitado durante la celebraciónen España de numerosos sínodos provinciales, convocados para aplicar los de-

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48. Andrés, “Entrega de al librería real de Felipe II (1576)”, op. cit., p. 103, nº 1829-1840.49. Andrés, “diurnal de Antonio gracián”, V, op. cit., pp. 40-41.El día 10-ago-1572.

cretos tridentinos. de inmediato, se encontró un precedente en las asambleaseclesiásticas de la antigüedad, sobre las que fray Bartolomé Carranza de mi-randa había llamado la atención en su tratado sobre los Concilios. El Condede Buendía obsequió a Felipe II con el más conocido de los manuscritos mo-zárabes, el Vigilano, y el obispo de lugo envió al rey el Lucense, descubiertopor morales en su Santo Viage, y del mismo contenido se obtuvo el códiceHispalense, en la almoneda de los libros de martín de Ayala.

Felipe II no olvidó en este contexto la existencia de la antigua libreríareal de Castilla, cuyos volúmenes él mismo, siendo príncipe, ordenó llevardesde el alcázar de segovia al archivo de simancas en 1545, para reunirse conlos libros de Carlos V. El 28 de febrero de 1572 o 1573, gracián se reunió conFelipe II para consultar a boca varios asuntos. El primero hacía referencia alos libros que el archivero Ayala debía enviar desde simancas. gracián resumíacon detalla al rey esta cuestión: Con Diego de Ayala traté cerca de traer los li-bros del Archiuo cuya memoria V. Mag. me dio en el Pardo, dize que se podranembiar todos, excepto el Fuero Juzgo que por ser leyes destos reynos y origi-nal, haura de quedar alli entre los desta qualidad, y assi se ha tresladado sinel la memoria que se le ha de dar firmada con la cedula que aquí va ordenadapara que siendo V. Mag. seruido la firme. Trayranlos en los carros donde lleuasus papeles, pero no podra ser en las mismas arcas, porque dize que por notener donde poner los papeles se hauran de quedar en ellas algun tiempo. Lacosta de algunas caxas donde vengan y de lo demas, haura de pagar despuesSantoyo de la camara, y yo dezirlo aquí a Ayala siendo seruido V. Mag.(50). Elrey resolvió que Diego de Ayala embie tambien el Fuero Juzgo, porque si to-care al archiuo aca se vera y se tornara a embiar, que embie estos libros enlos carros de retorno y les haga sus caxas, cuya costa y del traer se le pagaráaquí de dineros de la camara, que los embie a san Lorenzo, y si es posible paraesta semana santa. Firmó su mag. la cedula.

Con esta recopilación de inventarios, catálogos y libros antiguos seobtuvo no sólo una nutrida información bibliográfica, sino que también se lo-calizaron datos sobre bibliotecas desconocidas o libros supuestamente desapa-recidos. Esto excitó la curiosidad del rey y de sus cortesanos, quienesprotagonizaron algunas búsquedas de libros casi detectivescas. En una de lasmás notables se llegó a acudir al santo oficio, una iniciativa que antes se habíadesestimado por el temor a que las visitas de los inquisidores tuvieran el efecto

50. IVdj, envío 78, fol. 203.

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contrario a lo que se pretendía, es decir, que los dueños de los libros, temerososde la verdadera intención de la visita, quemaran sus códices. uno de los ejem-plos más interesantes es el que llevó a buscar en Albeada (la Rioja) el paraderode los libros godos que habían aparecido allí, en una cueva, a fines del sigloxV. El Codex Vigilianus, arriba citado, había sido uno de ellos, mas ¿dóndeestaban sus compañeros? Y así,por iniciativa de morales, en 1577 los inquisi-dores de logroño recibieron de la suprema la poco habitual orden de que bus-caran en la iglesia colegial de Albelda y en logroño una Biblia de época delos visigodos y otros manuscritos de la época(51). El 28 de junio de 1577 sevisitó la iglesia colegial de la Redonda, donde le mostraron las arcas del ar-chivo. Con puntilloso detalle se realizó un inventario de los papeles que se ha-llaron en el archivo, si bien era evidente que no pasaban de ser un conjuntodocumental de tipo administrativo. A las preguntas del inquisidor, los archive-ros de la Colegiata respondieron que no tenían libros de gran antigüedad en supoder(52). no obstante, recordaban que quedó en la iglesia de san martín de Al-belda, tras el traslado de su archivo a la Redonda, vna biblia escripta en letragotica, pero (para desgracia del rey) el chantre de la colegiata, Francisco mo-reno, advertía que era tan vieja que se decidió romperla, y que despues de echapedaços el dicho chantre archiuero dixo auerla dado a Ayala librero difunctopara enquadernar libros desta yglesia y para en pago de los que enquadernauapara esta yglesia de La Rredonda, y se quedó con siete u ocho ojas de la dichabiblia, que las tiene en cassa...(53). Esta noticia no podía ser más desalentadora,pero por fin, el 29 de junio se logró dar con un arca que había en una de las ca-pillas de la colegiata, que pertenecía al licenciado Ramírez sáenz, cura de dichaiglesia, donde aparecieron una biblia en dos cuerpos y un breviario de mano,calificados como viejos. Ambos códices se guardaron bajo llave en el archivo.también se logró averiguar que treinta años atrás existió un libro antiguo delFuero juzgo, ya perdido. A cambio, el chantre moreno quiso entregar algunoslibros de canto y las citadas hojas de la biblia gótica de Albelda, todas ellasiluminadas, que se guardaron en el archivo de la colegiata riojana(54).

205REYES, MONJES Y SABIOS

51. se conserva dentro del manuscrito escurialense l-I-13 (ff. 83r-104v), y se trata de la copiade las diligencias que fue enviada a Felipe II, aunque en realidad fuera utilizada por Ambrosiode morales. la carta de la suprema fue recibida por los inquisidores riojanos el 22 de junio de1577 (ibidem, fol. 84r).52. Ibidem, fol. 86r.53. Ibidem, fol. 86v.54. Ibidem, fol. 88v.

A continuación, el inquisidor se trasladó a Albelda, donde realizó unamplio y muy interesante interrogatorio, donde se nos descubre la singular his-toria de los libros. los testigos declararon que en época del conde de Aguilardon Alonso manrique de lara, el conde viejo, o Cavestuerto, de Aguilar deCampoo, se había encontrado en una cueva bajo el castillo de la localidad, dedonde aquél era señor, una gran cantidad de libros muy antiguos(55). Años mástarde, su hijo el conde don pedro reparó de nuevo en estos libros y consultósobre su importancia. nebrija se habría interesado entonces por ellos. segúnunos había ido al pueblo para consultarlos, pero según otros, se habían enviadoa toledo, donde los canónigos de la catedral los loaron mucho. Esta decisiónhabía sido providencial, pues muchos testigos recuerdan que ya en la villa loslibros estaban tan rotos, que los niños y las mujeres cogían los pedazos pararocaderas(56). otros testigos, en cambio, afirmaban que fue el abad de nájeraquien estuvo viendo los libros por orden de nebrija, y que entonces se llevóalgunos. Este clérigo había muerto hacía sólo dos años, con más de ochenta deedad, por lo que ya no era posible recabar su testimonio. El traslado de los li-bros a la catedral toledana parecía ser verosímil, pues llanos sólo pudo encon-trar en Albelda tres libros, guardados en la cámara del Capítulo eclesial, asícomo varios libros de canto, en pergamino de Flandes, en el Coro, ninguno degran valor. morales no se desanimó al recibir la infructuosa información de lainquisición de logroño, pues a continuación de ésta incluyó (y así se conservaen el mismo manuscrito escurialense) una Memoria de la biblioteca del cabildocatedralicio toledano, donde el cronista morales marcó con una cruz o estrellavarios de estos libros, que podrían estar relacionados con los de Albelda, altratarse de códice mozárabes o visigóticos. por ejemplo: *Gregorij moraliumliber, en pargamino de letra moçarabe, dize que se escriuio era de noueçientosy ochenta y quatro, reinando Ramiro y el conde Fernando y Basilio obispo(57),o un Officierium et santural de letra moçaraue de mano en pergamino (fol.118v). El propio morales consultó algunos de los manuscritos conservados entoledo, en particular dos antiguos códices de concilios(58). El interés de Felipe

55. Ibidem, fol. 89v.56. Ibidem, ff. 90v y 107r y ss.57. RBmE, l-I-13, fol. 110v. la “memoria de los libros que estan en la librería de la santa ygle-sia de toledo”, en ff. 107r-133v.58. Anotaciones bajo el título Sancta Ecclesia Toletana duo habet sacrorum conciliorum vetus-tissima exemplaria gothicis literis perscripta. RBmE, d-II-5, ff. 237bis-239.

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II por continuar atesorando en El Escorial manuscritos medievales españolesse mantuvo hasta el final de su reinado, recurriéndose en numerosas ocasionesal santo oficio. Es el caso de un Antiguo Testamento en aragonés, texto bíblicotraducido entre los siglos xIV y xV, y que fue enviado al real monasterio. Enel folio 1r, una nota de Arias montano nos desvela su origen: Embiola a suMag. el inquisidor General Quiroga arçobispo de Toledo(59).

Aunque en 1576 falleció Antonio gracián, sin que pudiera terminarun catálogo de la biblioteca de El Escorial, dicho año se hizo entrega al mo-nasterio de una magnífica biblioteca compuesta por 4.546 volúmenes, tantoimpresos como manuscritos, a los que no tardaron en unirse los casi dos mi-llares de libros que habían sido donados por diego Hurtado de mendoza al rey.¿satisfizo esto la voraz bibliofilia del rey? no. para él se trataba sólo del prin-cipio. El monasterio jerónimo seguía en construcción, de modo que los librosse guardaban en la Fresneda, en arcas, en espera a la sala de la biblioteca seterminara. Entre 1576 y 1598 los volúmenes siguieron afluyendo a las estan-terías escurialenses en un número que duplicaría los fondos anteriores. se man-tuvo la tendencia en el acopio de manuscritos en griego, latín y en castellano,así como por la localización de ejemplares de las obras de san Isidoro, en cuyaedición seguiría empeñado álvar gómez de Castro. En esta etapa Felipe II en-comendó a su nuevo secretario personal, mateo Vázquez de lecca que conti-nuara la tarea de gracián, coordinando la adquisición de más libros., En 1577el embajador en Roma, don juan de zúñiga, podía escribir a mateo Vázquezcómo pedro Chacón había logrado hacerse con un códice de las Etimologías,que estaba en nápoles:

Hasta que he tenido en poder de Pº Chacón el exemplar de las etimolo-gias que estaua en Sanct Juan Carbonario de Nápoles no he respondidoa la carta que su Mag. sobre esto me scriuio, ahora lo hago y va en estepliego vna en sus manos y copias que supplico a v. m. le dé luego y memandé auisar del reçiuo(60)

En el sobreescripto se anota: a pliego de Pº Chacón / Álvar Gómez, loque parece indicar que el códice debía ser remito al humanista, como era lohabitual. En enero de 1584 luis Vázquez de Alderete avisaba desde nápoles

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59. Traslación de algunos libros del Antiguo Testamento en dialecto aragonés, según el textode la Vulgata, RBmE, I-I-8.60. juan de zúñiga y Requesens a mateo Vázquez de lecca (Roma, 5-jul-1577). IVdj, envío12,caja 21, fol. 294.

a su señor mateo Vázquez que Al Conde de Oliuares se embio vna certificaciondel Prior de S. Juan de Carbonara del recibo del libro de las Aetymologias deS. Ysidro (sic), y en aquella librería ay otros muchos, que lo dexó el cardenalSiripando(61). parece referirse a la devolución del códice antes citado. por otraparte, Felipe II siguió adquiriendo libros en almonedas, o gracias a la donaciónde importantes bibliófilos, como Antonio Agustín. Y casi todos los libros quepor una u otra razón eran obsequiados al soberano se enviaban de inmediato ala laurentina.

la recopilación de estos materiales permitió que en la corte de FelipeII se desarrollara un inusitado interés por los las antiguas obras de la literatura,la historia y la teología medievales. sin duda, la fundación de la biblioteca es-curialense, el Santo Viage y otras disposiciones arriba citadas animaron a ge-nerar este novedoso interés cultural. no debemos olvidar que el itinerario delmedievalismo español arranca durante el reinado de Felipe II con nombrescomo el de ya citado Alvar gómez de Castro (ca. 1516-1580), gonzalo Argotede molina (1548-1596) y diego Hurtado de mendoza (1503-1575), dado el in-terés que en alguna ocasión, especialmente el primero, mostraron por la litera-tura del medievo. por ejemplo, el obispo Covarrubias lograría que le fueranprestados dos de los códices del Fuero juzgo que había en El Escorial, parasus estudios sobre el derecho antiguo español. gracián escribe en diciembrede 1572: Tomé licencia de su Majestad y del Prior del Monasterio para enviaral obispo de Segovia los dos originales del Fuero Juzgo que hay en esta libre-ría(62). un año después el prelado devolvía al secretario los dos códices: Conlas buenas nueuas de la salud de Su Mag. se ha regoçijado mucho esta Corte.Dios le guarde. Los libros del Foro Juzgo enviaré a tiempo, pues estas maña-nas que agora yo puedo tener desocupadas no las terné passados los Reyes(63).Y en 1574, ante las peticiones de los curiosos cortesanos, Hernando de Bri-biesca consultó al seretario gracián dantisco sobre si en san lorenzo se de-bería mostrar la librería y los cuerpos reales, ya entonces depositados en sucripta(64). no hemos localizado la respuesta del rey, aunque pocos días más tarde

61. no se conserva la carta, sino este resumen en el sobrescrito. IVdj, envío 80, caja 105, fol.431. luis Vázquez de Alderete a mateo Vázquez (nápoles, 14-ene-1584).62. Andrés, Diurnal de Antonio Gracián, V, p. 67. El 23-dic-1572.63. diego de Covarrubias a Antonio gracián (madrid, 30-dic-1573). IVdj, envío 21, caja 32,fol. 554.64. Hernando de Bribiesca a Antonio gracián dantisco (san lorenzo, 4-feb-1574). IVdj, envío61 (II), caja 82, fol. 57.

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Bribiesca volvía a escribir a gracián: La yglesia diga v. m a su mag dexo col-gada hasta que se acaben los nouenarios, y todos los libros se quedan asi hastaque v. m. venga por acá(65). Esto da a entender que Felipe II se opuso a esta po-sibilidad de visitas públicas, al menos hasta que gracián elaborara el catálogode sus fondos.

Cuando en 1576 se concluyó dicho catálogo y se hizo la entrega detodos los libros a la comunidad jerónima, la posibilidad de estos préstamos seincrementó, convirtiéndose en una merced nada excepcional. En 1585 FelipeII ordenó al prior de san lorenzo que dejara llevarse a juan lópez de Velascolos libros que necesitara para la corrección de las obras de san Isidoro, dis-pensándole de la lógica prohibiçion que está hecha para que no salgan de lalibrería. El proyecto de editar las obras completas de san Isidoro de sevilla,propuesto al rey por álvar gómez de Castro en 1571, influyó de una maneramuy poderosa en el desarrollo de un proyecto cultural para la biblioteca de ElEscorial, en especial hacia su definición como eje del neogoticismo político ycultural. san Isidoro había sido una de las principales figuras intelectuales dela Hispania visigótica y su pensamiento había sido recuperado en parte por elhumanismo renacentista, que veía en él a un representante de la cristiandadprimitiva, sólo posterior en dos siglos a san Agustín o san jerónimo, y no demenor entidad que éstos padres de la Iglesia. la figura de san Isidoro arrastróconsigo al resto del pasado medieval hispánico, que se convirtió también enuna prioridad. la unidad de España era una idea anhelada desde la época de lainvasión árabe del reino visigodo de don Rodrigo. tras la finalización de laReconquista en 1492, se consideraba que este antiguo reino había sido restau-rado, acuñándose un marcado neogoticismo en el pensamiento político español(no sólo castellano). En esta tarea de política cultural Felipe II contó con la co-laboración de sus cronistas jerónimo zurita y Ambrosio de morales. sus Ana-les de Aragón o su Crónica de España eran obras emprendidas a través derigurosos métodos de investigación, que desmentían numerosos mitos popu-lares. En su búsqueda de documentación medieval, ambos eruditos lograronrescatar del olvido preciosos manuscritos medievales que Felipe II mandaríaguardar en la biblioteca de El Escorial como verdaderas reliquias del pasadohispánico.

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65. Hernando de Bribiesca a Antonio gracián dantisco (san lorenzo, 11-feb-1574). IVdj,envío 61 (II), caja 82, fol. 59.

sin embargo, tan prometedor inicio de la actividad de El Escorial comobiblioteca pública se interrumpió tras la muerte de su fundador, Felipe II, en1598. Es cierto que en el siglo xVII aportaron dos grandes remesas de libros,los arábigos del sultán marroquí muley Cidán, y los medievales del Conde-duque de olivares, pero eran muy pocos los eruditos que acudían a su salónde Frescos para consultar los libros. la razón estaba en el cambio cultural re-presentado por el Barroco, menos interesado que el Renacimiento por la eru-dición filológica, y dominado, en muchos casos, por una disimuladabiblioclastia. Hubo que esperar a la segunda mitad del siglo xVIII, para quecon ilustrados, con su recuperación de los ideales clásicos, los libros de El Es-corial recuperen su papel primigenio. Fue entonces cuando Burriel, mayans,Floranes, Cerdà, llaguno acuden a su sala de lectura para consultar de nuevolos libros depositados por Felipe II. mucho después, la Biblioteca de El Esco-rial, el primer reservorio de textos españoles medievales (primacía que sólo ledisputa la Biblioteca nacional) proporcionaría dos herramientas preciosas parael medievalismo hispánico: los catálogos del beato julián zarco Cuevas (1887-1936), para manuscritos castellanos (1926), y del padre guillermo Antolín,para los latinos (1910-1923). Ambas obras constituyen los testigos bibliográ-ficos del extraordinario esfuerzo recopilatorio que Felipe II y sus consejerosculturales emprendieron durante la segunda mitad del siglo xVI.

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la Regia laurentina en una imagen actual

De libros, de librerías y de librerosen la Segovia del Renacimiento

ALFONSO DE CEBALLOS-ESCALERA GILA, MARQUÉS DE LA FLORESTAUniversidade Técnica de Lisboa y Académie Belgo-Espagnole d’Histoire

me propongo realizar una cosa notable por ambiciosa, o mejor dichopor excesivamente osada, cual es un intento semejante al de iluminar una am-plia estancia con una diminuta linterna que apenas produce resplandores sobrealgunos de los muros y objetos que en ella se hallan. no otra cosa es el empeñode precisar el ámbito del libro en una ciudad castellana del Renacimiento,cuando no contamos apenas con los elementos de conocimiento imprescindi-bles. Confío, sin embargo, en que el indulgente y comprensivo lector me per-done el atrevimiento, aprovechándose de lo mucho o poco que sea yo capazde comunicarle.

la ciudad de segovia, cuna indiscutida de la imprenta en España, nosofrece algunas características especialmente interesantes a la hora de aproxi-marnos a la historia del libro y de las librerías como medios de acceso al co-nocimiento durante los últimos decenios del siglo xV y los que siguieron alalumbramiento del Renacimiento: de un tamaño de población notable -perolejano al de una gran urbe, como lo eran entonces Valladolid o sevilla-, nocontaba con centros de enseñanza superior -como salamanca o Alcalá-, por loque el examen de la presencia del libro en ella puede deparar un panorama másajustado de la que tenía en la generalidad del reino de Castilla, considerandoque en los grandes centros universitarios ese panorama ha de ser, forzosamentedistinto, si no distorsionado. notemos además que la ciudad de segovia fuesede de la Corte durante largos periodos, y que se había convertido ya en lacapital industrial del reino de Castilla merced a una pujante y muy desarrolladaindustria textil.

8

Efectivamente, es bien conocido que desde los finales del siglo xV laindustria pañera segoviana alcanzó un auge notabilísimo, hasta el punto deconvertirse la ciudad, entre los años de 1480 y 1550, en la primera capital in-dustrial de los reinos de Castilla. Esta industria se sustentaba sobre una inmensacabaña de ovejas merinas trashumantes que, tras su paso por los numerososesquileos de la zona, producían una lana finísima que alcanzó justa fama entoda Europa. Además, al éxito de la propia industria de la fabricación de paños-realizada por una masa laboral de tejedores, apartadores, cardadores, pelaires,tintoreros, tundidores, etcétera- se sumó la aparición de una verdadera noblezaurbana basada en el comercio, que difundió los productos segovianos por todoel orbe conocido, desde la América hispana hasta los mercados de Flandes eItalia: son los mercaderes o hacedores de paños, a los que el cronista barrocodiego de Colmenares llamaba señores de los paños, y calificaba de

verdaderos padres de familia, que dentro de sus casas, y fuera,sustentan gran número de gentes (muchos de ellos a doscien-tas, y muchos a trescientas personas), fabricando por manosagenas tanta diversidad de finísimos paños: empleo compa-rable a la agricultura, y muy importante en cualquiera Ciu-dad, y Reino...Hacia 1580, la ciudad contaba con unos seiscientos telares y quince

batanes, y producía aproximadamente más de 16.000 piezas de paño de a 40varas de longitud (33,4 metros) en cada año, nada menos. son los días de gloriade los grandes mercaderes y hacedores de paños, los que crearían la imagen

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Vista de segovia en 1562, en un dibujo de Antón de las Viñas(Antonius van der Wyngaerde)

del segoviano como un hombre económico, esto es, como un gran empresario(1).la población segoviana, cifrada en 1480 en unos 9.000 habitantes, había cre-cido hasta los 16.000 habitantes ya en 1530, y hasta los 22.000 en 1591(2).

por otra parte, no parece ocioso recordar que fueron las ideas huma-nistas del Renacimiento italiano las que causaron una verdadera fames librientre los eruditos italianos, con frecuencia papas y príncipes, que bullían enuna verdadera pión libresca: un hambre de libros que la invención y desarrollode la imprenta a mediados del siglo xV no llegarían a saciar del todo. El papanicolás V fundó la Biblioteca Vaticana hacia 1444, adquiriendo libros y ma-nuscritos por toda Europa, y abriendo luego su consulta a los eruditos; en 1445la formaban unos 350 manuscritos, que diez años más tarde eran ya 1160; losmédici toscanos poseían 158 en 1456, y más de 1000 en 1494; y al millar seacercaban las colecciones de nicoli, Visconti, Besarión y Federico de urbino.la primera biblioteca particular española de orientación renacentista, fue pro-bablemente la del Conde de Haro -según paz y melia-.

pero volvamos al objeto principal de estos párrafos. En segovia hubolibros y bibliotecas desde tiempos muy remotos. la primera noticia que nosha llegado, proporcionada por Colmenares, se data en el siglo xII, cuando do-mingo pérez (o petit), mediante testamento otorgado en 11 de noviembre de1117 destina parte de sus bienes a la fundación una biblioteca pública en laiglesia parroquial de san miguel, sita en la plaza mayor, encargando de ello asu heredero el prior de santa maría: et prior Sancte Marie... faciat bibliothecam

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1. sobre la justamente denominada Segovia de los Paños: jean paul lE FlEm, “Vrais et faussessplendeurs de l’industrie textile segovienne (vers 1460-vers 1650)”, en Produzzione, commercioe consumo dei panni di lanna nei secoli XII-XVIII (Florencia, 1976), págs. 523-536. maríaAsEnjo gonzálEz, Segovia. La Ciudad y su Tierra a fines del Medievo (segovia, 1986).ángel gARCÍA sAnz, “segovia y la industria pañera, siglos xVI al xIx”, en las Actas delCongreso Segovia 1088-1988 (segovia, 1991), páginas 398-399. Alfonso de CEBAllos-Es-CAlERA gIlA, La Casa del Sello de Paños (segovia, 2003) y “El final de la Real y AntiguaFábrica de paños de segovia: algunas precisiones sobre un proceso poco y mal conocido (1814-1862)”, en Estudios Segovianos, 105 (2005), págs. 55-102. Ana Belén sánCHEz pRIEto yAlfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, Sellos de paños (madrid, 2007).2. ángel gARCÍA sAnz, Desarrollo y crisis del Antiguo Régimen en Castilla la Vieja. Econo-mía y Sociedad en tierras de Segovia, 1500-1814 (madrid, 1977), pág. 45. maría AsEnjo gon-zálEz, op. cit., págs. 142. VV.AA., Historia de Segovia (segovia, 1987), págs. 125. Vecindariode la Ciudad de Segovia de 1561, edición de Alfonso de Ceballos-Escalera gila (segovia, 1991),y Vecindario de la Ciudad de Segovia de 1586, edición de Alfonso de Ceballos-Escalera gila(segovia, 1990).

bonam et donet illam pro anima mea Sancto Michaeli(3). muy pocos años des-pués parece que existía otra librería en la parroquial de san martín, pues en elaño 1140 su abad pedro encargó al clérigo Bernardo Franco que copiase paraella -lo hizo a lo largo de un año- el libro de las morales sobre job, obra delpapa san gregorio el magno(4). también en uno de los muros del atrio del tem-plo de san martín se conserva aún la lápida sepulcral del presbítero lupus,que vivió durante el mismo siglo xII, y aparece calificado en ella de scriptor(5).

He mencionado antes la presencia habitual de la corte en los alcázaressegovianos, a lo largo del siglo xV: no es asunto menor cuando se trata de his-toriar el acceso al conocimiento por la vía del libro. la corte castellana de aque-lla época -como tantas otras coetáneas- constituyó per se un importantísimocentro cultural, pues en ella se reunían los más valiosos elementos culturalesdel momento. muy en particular en la corte de don juan II (1406-1453), en laque como es bien sabido las aficiones literarias y culturales del monarca atra-jeron a los más grandes poetas de la época, desde juan de mena al marqués desantillana. En un momento posterior, la corte de los Reyes Católicos reunirátambién a una pléyade de intelectuales, aunque ya predominando entre elloslos teólogos y los letrados sobre los poetas y los literatos(6). la Reina Católicafue muy estudiosa y erudita, e inculcó esos gustos a todos sus hijos(7): al ejemplode los príncipes castellanos, la alta nobleza se dio al estudio, y hasta los hijosde los grandes hasta entonces meros guerreros, alcanzaron cátedras universi-tarias -en salamanca enseñaron ciencias y lengua los vástagos de los duquesde Alba de tormes, y de los Condes de Haro y de paredes-.

3. ACs, sig. 1-2. luis miguel VIllAR gARCÍA, Documentación medieval de la Catedral deSegovia 1115-1300 (universidad de salamanca, 1990), doc. 5, págs. 48-49. Citado por diegode ColmEnAREs, Historia de la Insigne Ciudad de Segovia (madrid, 1637), capítulo xIII,pág. 219 (pero véanse las notas atinentes en la edición de la Real Academia de san quirce, se-govia, 1969, pág. 225).4. El documento que lo menciona se hallaba en la biblioteca del vallisoletano Colegio de sangregorio, y lo transcriben garci RuIz dE CAstRo, Comentario sobre la primera y segundapoblación de Segovia (ed. j.A. Ruiz Hernando, segovia, 1988), pág. 26; y diego de ColmE-nAREs, op. cit., cap. xV, epígrafe 10.5. santos sAn CRIstóBAl sEBAstIán y Esmeralda ARnáEz péREz-ARgotA, La Pa-rroquia de San Martín de Segovia. Su historia y su arte (segovia, 1990), pág. 20.6. marqués de lozoYA, Los orígenes del Imperio. La España de Fernando e Isabel, madrid,1939, págs. 55-73.7. César sIlIó CoRtés, Isabel la Católica, fundadora de España: su vida, su tiempo, su rei-nado (1451-1504), Valladolid, 1938, pág. 388.

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la importancia cultural de la corte, de toda corte, está pues fuera deduda, porque en ella se imprimía, en quienes la habitaban, una neta civilté -eltérmino es de norbert Elías-, es decir un código de conducta y unas pautas cul-turales que constituían una verdadera civilización y un verdadero centro detransmisión cultural -la cultura es siempre un traditio- como nos ha demostradosabiamente el profesor maravall(8). En la corte se congregaba lo más selectodel reino, y todos los cortesanos tenían algo que enseñar y algo que aprender;allí se aprendía no solo de la vida, sino de las letras y de las artes, del derecho

215REYES, MONJES Y SABIOS

8. norbert ElIAs, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas,madrid, 1987, págs. 99-129. josé Antonio mARAVAll, “la corte como saber en la Edadmedia”, en sus Estudios de Historia del Pensamiento Español, madrid, 1973, págs. 275-285.

Vista del Alcázar de segovia, que fue sede de la corte castellana durante granparte del siglo xV y las primeras dácadas del siglo xVI, a más de custodio del

tesoro Real castellano (en que se incluían entonces los libros

y de la política(9). siempre, en todo caso, la corte es una escuela, en las acerta-das palabras del profesor y académico marqués de lozoya, y por eso Baltasarde Castiglione, en su celebérrima obra El cortesano, publicada en 1528, la pre-senta como si fuese una verdadera academia. por todas estas razones, yo estoyconvencido desde hace mucho tiempo, y lo afirmo ahora en sede universitaria,que es ya hora de considerar la corte como uno de los centros de enseñanzasuperiores del reino, y a la misma altura que las principales de sus universida-des.

En la corte castellana, pues, va a tener lugar una gran difusión del libro-tanto el manuscrito como el impreso- como medio más idóneo para la difusiónde la cultura y el acceso al conocimiento. Y ese libro, por su escasez y por suelevado precio, va a ser considerado, naturalmente, como un verdadero tesoro.Y no escojo este término en un sentido figurado: no, es que a finales del sigloxV los libros, objetos raros y preciados, van a formar parte integrante del te-soro Real de Castilla, conservado en el Alcázar segoviano durante los dos úl-timas centurias de la Edad media y buena parte de la Edad moderna.

la del tesoro Real es institución a la que he dedicado alguna atención,y no me parece inoportuno recordar aquí esas referencias(10). El Alcázar sego-viano, sin duda de fundación romana, e importante fortaleza documentadadesde el siglo xII, fue residencia regia frecuentemente durante la baja Edadmedia: en él habitaron los Reyes, muy señaladamente los de la familia de tras-

9. sobre la importancia de la corte como ámbito de poder, pueden consultarse las obras de marcBloCH, La sociedad feudal. Las clases y el gobierno de los hombres; utilizo la edición caste-llana de méxico, 1958, pág. 40; de georges duBY, Los tres órdenes o lo imaginario del feuda-lismo (madrid, 1992), pág. 383; del mismo autor, “los orígenes de la caballería”, en Hombresy estructuras, págs. 209-228; de percy Ernst sCHRAmm, Herrschaftszeichen und Staatssymbo-lik. Beiträge zu ihrer Geschichte vom 3. bis zum 16. Jh. (stuttgart, 1954-1956, 3 vols); de joëlBlAnCHARd (ed.), Représentation, pouvoir et royauté à la fin du Moyen Âge (parís, 1995);y de Aldo sCAglIonE, Knights and Court. Courtliness, Chivalry et Courtesy from OttonianGermany to Italian Renaissance (Berkeley y los ángeles, 1991). sobre la corte española y susaspectos culturales, los trabajos de Frances minto EllIot, Old Court Life in Spain (londres,1893, 2 vols.); Fernando BouzA álVAREz, “servir de lejos. Imágenes y espacios del cursushonorum cortesano en la España de los Austrias”, en ángel Vaca lorenzo (coord.), Europa:proyecciones y percepciones históricas (salamanca, 1997), págs. 71-86; y “tiempo y espacioen la corte de Carlos V. Vidas de palacio”, en Carlos V. Europeísmo y universalidad. I, La figurade Carlos V (madrid y granada, 2001), págs. 47-56.10. Alfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, Alcaides, Tesoreros y Oficiales de los RealesAlcázares de Segovia (Valladolid, universidad de Valladolid, 1995); en particular las páginas139-152.

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támara, que lo convirtieron en el más suntuoso palacio del Reino, y allí se ce-lebraron Cortes y otros actos y festejos públicos. En especial don juan II ydon Enrique IV realizaron en la fortaleza-palacio importantísimas reformas,pues entre sus muros, además de residir constantemente aquellos monarcas, seencerraba el tesoro regio. El marqués de lozoya nos recordaba que la nuevadinastía de los Trastamara, de príncipes aficionados al lujo y a los placeresdel espíritu, quiso convertir esta serie de salones [del Alcázar] en un palacioque sería el más suntuoso de Castilla, rival de los alcázares andaluces(11).Como consecuencia de lo anterior, tuvo el castillo, durante los siglos xIV yxV, una notable presencia en la ciudad, marcada por los alborotos y las luchaspolíticas (a veces muy sangrientas, como las de 1320-1322, 1467 y 1506-1507).En 1470, don Enrique IV otorgó su tenencia y alcaidía a su mayordomo donAndrés Cabrera, pronto marqués de moya y señor de Chinchón; esta mercedfue convertida en hereditaria por los Reyes Católicos, en 1475, al mismo per-sonaje y a su esposa doña Beatriz de Bobadilla, conjuntamente. desde finalesdel siglo xV, tras la marcha de la Corte, que ya sólo lo habitaría muy ocasio-nalmente, el edificio apenas tuvo vida oficial.

la circunstancia de haber sido el Alcázar de segovia la sede o depósitodel tesoro Real de Castilla es la causa inmediata de la institución de un oficialdirectamente encargado de su custodia; oficial que, por los avatares de la pe-queña historia, quedó radicado en segovia incluso después de que las joyas yricos efectos encomendados a su custodia hubieran salido ya de esta ciudad.

El tesoro era, en los siglos de la baja Edad media, una parte importantedel poder Real, pues mediante su posesión y exhibición se garantizaba ese po-derío ante súbdito y extranjeros. Esta exhibición era frecuente en segovia, nor-malmente para lograr ese efecto en el visitante de alta posición social o política.Así le ocurrió en 1465 al barón león de Rosmithal de Blatna, a su paso porsegovia, pues reconoce que

no ví en España un alcázar más hermoso que éste, ni que tu-viese tantas riquezas de oro y plata y alhajas, porque acos-tumbraban los reyes de España a tener guardados susprincipales tesoros y preseas en esta fortaleza ... Y otras mu-chas cosas vimos en el Alcázar dignas de admirarse(12).

217REYES, MONJES Y SABIOS

11. marqués de lozoYA, El Alcázar de Segovia (segovia, 1960), pág. 15.12. Viaje del noble bohemio León de Rosmithal de Blatna por España y Portugal, traducido yeditado por Antonio maría Fabié en Viajes por España, madrid, 1879, págs. 66-67.

Ya a comienzos del siglo xV encontramos que ese tesoro regio de Cas-tilla y león se guardaba en esta fortaleza, pues en el testamento de don EnriqueIII (toledo, 24 de diciembre de 1406), el monarca cita expresamente a Alfonsogarcía de Cuéllar, su contador mayor, que tiene el dicho mi tesoro; y más ade-lante que tiene por mí el dicho Alcázar de Segovia. El monarca ordenó en elmismo instrumento que en la torre del Omenage, donde tiene el mi tesoro, queno entre ninguno en ella, ni lo desapoderen de ella contra su voluntad; e quele hagan el pleyto e omenage quando entraren en el dicho Alcázar, so pena decaer en caso de traición ... e que ellos [los tutores] puedan e le dexen estar li-bremente en el dicho Alcázar...(13)

En tal emplazamiento se guardaría siempre ese tesoro, que en los pri-meros años del reinado de don Enrique IV llegó a ser de una riqueza fantástica,según los cronistas de la época:

El Rey mandó que viesen las lavores que fazía en el Alcázarde aquella çibdat, e mostróles sus joyas e plata, lo qual todomandó poner en una gran sala; e podría aver en la plata la-brada de diversas formas fasta doze mill marcos, e allendedesto avía algunas pieças de oro en que podría aver fasta do-zientos marcos, syn las joyas de gran valor que ally les mos-tró, asy en joyeles como en collares guarnidos de piedras eperlas(14).

todavía diego de Colmenares, en 1637, se hacía eco de tan espléndido tesoro:... con ostentación hizo mostrar a castellanos y granadinoslos tesoros de oro y plata labrada, y joyas, todo puesto en apa-radores ostentosos en una espaciosa sala del Alcázar. RefierePalencia que había más de doce mil marcos de plata, y másde doscientos de oro, todo esto en piezas de vajillas y serviciosde mesa, sin las joyas de adorno, collares, cintos, ajorcas yapretadores que entonces se usaban, que era escesivo el oroy pedrería. Tesoro grande en corto reino, en poco tiempo y sinextorsiones de vasallos, que nunca las causó este Rey, siempre

13. pero lópEz dE AYAlA, Crónica de Don Enrique III de Castilla e de León (ed. B.A.E.,tomo lxVIII, madrid, 1953), capítulo xIx.14. Crónica anónima de Enrique IV de Castilla (Crónica castellana), cap. xIII (ed. m.p. sánchezparra), pág. 25.

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bueno en lo que todos son malos, y malo en lo que todos sonbuenos, pues le faltaron codicia y severidad(15).parte de este grande caudal se gastó en las continuas guerras civiles

que asolaron el Reino entre 1457 y 1477: tanto don Enrique como doña Isabelhubieron de echar mano de estas riquezas, de lo cual hay abundantes testimo-nios(16); baste recordar uno bien insigne, el del comendador poeta jorge man-rique (¿1440?-1478), en sus justamente admiradas Coplas a la muerte de supadre

Las dádiuas desmedidas,los edificios reales

llenos de orolas vajillas tan febridaslos enrriques y reales

del tesoro,los jaezes, los cauallosde su gente, y atauíos

tan sobrados¿dónde yremos a buscallos?

¿qué fueron sino rocíosde los prados?

Al morir la Reina Católica, la mayor parte del metálico del tesoro regioenriqueño ha mucho que había desaparecido(17), pero aún se guardaban en el

219REYES, MONJES Y SABIOS

15. diego de ColmEnAREs, op. cit., cap. xxxI, ep. IV (año de 1455).16. Véase como ejemplo el documento 10 (datado en 1465) del apéndice documental de mi antescitado estudio Alcaides, tesoreros y Oficiales de los Reales Alcázares de Segovia, en las páginas247-249. En febrero de 1475, la Reina doña Isabel mandó que se le entregase todo el dineroque hubiera en el tesoro, y de no bastar para subvenir a las necesidades de la campaña contralos rebeldes, que se deshiciesen las joyas y vajillas para acuñar más moneda. Enrique de olI-VER-Copóns, op. cit., pág. 157-158. por esta razón afirmaba garci RuIz dE CAstRo, op.cit., cap. 9, que en el Alcázar avía grande thesoro que se a gastado en guerras.17. miguel ángel lAdERo quEsAdA y margarita CAntERA montEnEgRo, “El tesorode Enrique IV en el alcázar de segovia, 1465-1475”, en Historia, Instituciones y Documentos,31 (2004), págs. 307-352.

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don juan II, Rey de Castilla y león (1406-1454), músico, poeta y bibliófilo,iniciador de la biblioteca regia castellana que continuarían enriqueciendo sus

hijos don Enrique IV y doña Isabel la Católica, en una imagen xilográfica querepresenta la entrega por el poeta juan de mena de su obra Las Trescientas.

Alcázar otros muebles valiosísimos: libros, tapices y armas de gran mérito yprecio(18). durante el siglo xVI menudean todavía las órdenes regias solicitandoefectos y muebles a los tesoreros sucesivos; pero como estas solicitudes aca-baron provocando el traslado a madrid de todo o la mayor parte de ese tesoro,creo que a fines del siglo apenas quedaban en el Alcázar objetos de mérito.

Y vamos ya a lo que importa, que es resaltar que en dicho tesoro Realse integraron, desde los días del Rey don Enrique IV, pero sobre todo duranteel de su sucesora la Reina doña Isabel, libros, muchos libros. lo que no sig-nifica que la Corona estableciese lo que hoy entenderíamos como una biblio-teca, no: de hecho, los libros estaban allí sobre todo y ante todo como una partedel patrimonio regio más preciado -esto ya lo dije en 1995, y he tenido unaenorme satisfacción al ver que la primera especialista en el tema, la profesoraElisa Ruiz, lo ha corroborado en su obra definitiva sobre el patrimonio biblio-gráfico de la Reina(19)-. Y dado que la profesora Ruiz me seguirá luego en eluso de la palabra, no he de decir ni una más al respecto; tan solo insistir en quela presencia de libros en el tesoro Real, por el contrario, significa, de una parteque el libro se había convertido ya entonces en un objeto patrimonial de precioy de consideración; y de otra, que su utilización como medio de difusión delconocimiento se había generalizado ya.

Ese entorno cortesano hubo de influir poderosamente en la ciudad desegovia, y muy especialmente en sus élites, que no eran otras entonces que lasque formaban el estamento caballeresco, al que se iban ya incorporando letra-dos y conversos. En aquella corte castellana, y con los libros que en ella circu-laban, se educaron los jóvenes de la más alta nobleza segoviana, en todo casoadscritos a lo que se ha dado en denominar caballería urbana. Y se educaronbien, pues no es de olvidar que de aquella segovia salieron catedráticos céle-bres, como el maestro juan de segovia (1400-1458), catedrático de salamanca

221REYES, MONJES Y SABIOS

18. según el inventario hecho en 1503 por gaspar de gricio, de orden de la Reina Católica;cuyo texto ocupa más de cien folios, y ha sido publicado dos veces: primeramente por el marquésde la Fuensanta del Valle et alii, en la Colección de Documentos Inéditos para la Historia deEspaña, vol. lxxxI; y más recientemente por josé FERRAndIs en Datos documentales parala historia del Arte Español, vol. III. también debe consultarse a Francisco javier sánCHEzCAntón, Libros, tapices y cuadros que coleccionó Isabel la Católica (madrid, 1950).19. Elisa RuIz gARCÍA, Los libros de Isabel la Católica. Arqueología de un patrimonio escrito(salamanca, 2004).

-a la que legó una importante biblioteca- y gloria del Concilio de Basilea(20); eldoctor Andrés laguna (1499-1559), médico del Emperador y de los papaspablo III y julio III(21); o los hermanos luis y Antonio núñez Coronel (1480-1521), que tantísimo lucieron en la sorbona(22). por citar solamente a unos pocosde ellos, ya que, según su coetáneo el bachiller garci Ruiz de Castro, yo co-nogcí un tienpo, en el año de 1530, a ocho catredáticos segovianos en Sala-manca(23).

Al tratar del acceso al conocimiento, es imprescindible hacer referenciaa los centros docentes que entonces existieron en segovia, que ciertamente nonos son bien conocidos. la ciudad no contó jamás con universidad, por lo queel sistema de enseñanza local no alcanzaba sino a las primeras letras, y a lasprimeras nociones de teología, gramática y artes. las enseñanzas superioresse impartían, solamente a los jóvenes varones, en algunos de los conventos se-govianos, especialmente en el de santa Cruz la Real, de frailes dominicos, queera el único de la ciudad que tenía la categoría académica de estudio generalde Artes y teología, y que a partir de 1599 se vino a convertir en universidad,otorgando grados de maestro y de doctor, y cuyas cátedras amplió el Rey donFelipe IV a instancias de un confesor suyo, hijo de este convento. El padre frayjuan de navamuel nos ilustra brevemente sobre el sistema de enseñanza dedicho estudio general(24).

¿Cómo eran las bibliotecas de aquellos centros conventuales de ense-ñanza?. Este es un punto que aún está muy oscuro(25), aunque ciertamente cabesuponer que todos ellos contarían con un elenco librario más o menos relevante.

20. julio gonzálEz, El Maestro Juan de Segovia y su biblioteca (madrid, 1944).21. luis sánCHEz gRAnjEl, “Vida y obra del doctor Andrés laguna”, en Estudios Sego-vianos, xII (1960), págs. 25-44. pero todo el volumen está dedicado a la egregia figura de estehumanista.22.teófilo HERnAndo, “luis y Antonio núñez Coronel”, en Estudios Segovianos, xxI(1969), págs. 385-422.23. garci RuIz dE CAstRo, Comentario, op. cit., pág. 30.24. AHn, Clero, libro 12389: Estatutos del Estudio de Sagrada Escritura que fundó el maestrofray Juan Martínez, confesor del Rey, 1657. Fray juan de nAVAmuEl, Cueba de Santo Do-mingo en Segovia (madrid, 1752), en el Prólogo al lector (in fine), y págs. 25, 37-38, 40, 69,102-103. maría josefa lloREntE tABAnERA “El Convento de santa Cruz”, en EstudiosSegovianos, xIII (1961), págs. 27-67; en especial las págs. 40-41. Rafael RódEnAs VIlAR,Vida cotidiana y negocio en la Segovia del Siglo de Oro. El mercader Juan de Cuéllar (sala-manca, 1990), pág. 31.

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En el convento dominicano de santa Cruz la Real hubo, ciertamente, un co-piosa librería -a ella se refiere algunas veces el fray juan de navamuel-, útilpara ese Estudio general de teología y Artes que en el mismo hubo y al queacabo de referirme. también nos consta la existencia de una librería en el con-vento jerónimo del parral, pues el padre sigüenza la cita como construida du-rante el reinado del Rey don Enrique IV, diciendo que se le prestó una especialatención desde la fundación regia del convento a partir de los años de 1454 -

223REYES, MONJES Y SABIOS

portada de la iglesia del convento de dominicos de santa Cruz la Real, sededel Estudio general segoviano en que se educaron los hijos de la nobleza local

durante varias centurias, y que tuvo una importante librería

de obra real la califica-, y que todavía él alcanzó a conocer allí a un fraile an-ciano que realizó un libro de coro desde el pergamino a la encuadernación, es-cribiéndolo e iluminándolo, y una vez acabado lo ofreció a dios y a la Virgensobre el altar mayor de la iglesia conventual(26). Acredita la existencia de dichalibrería, y de su importancia en la vida conventual, una orden regia dada en elotoño de 1499, en la que se menciona expresamente: la incitativa al corregidorde segovia para que provea sobre un molino de papel construido junto a la li-brería del Monasterio de Nuestra Señora de Santa María del Parral, extra-muros de la ciudad, cuyo ruido no deja estudiar ni reposar a los frailes, paraque vuelva a ser molino de pan como era en principio(27).

En 30 de mayo de 1466, por iniciativa del erudito obispo Arias dávila,el Rey don Enrique IV concedió privilegio a la ciudad para el establecimientode un Estudio de gramática, lógica y Filosofía moral, dotándolo con treintay ocho mil maravedíes de renta anual, mediante un juro perpetuo situado sobrerentas reales de las alcabalas de ciertos lugares de la tierra de segovia, y delas tercias de algunas iglesias y parroquias de la Ciudad y sus arrabales(28). ElEstudio, administrado por la Ciudad bajo la supervisión del obispo -siendo eldeán y provisor del obispado su rector-, contaba con varios letores catedráticosy otros repetidores. según mis notas, parece ser que primeramente se ubicó enla colación de san martín, donde ya se mencionan en 1466 el corral e casasdel estudio(29), pasando luego a la de san nicolás, donde en 1482 se mencionan

25. Balbino VElAsCo BAYón, “las órdenes religiosas en el pontificado de Arias dávila”,en Segovia en el Siglo XV. Arias Dávila: Obispo y Mecenas (salamanca, 1998), págs. 323-336.26. Fray josé de sIgÜEnzA, Historia de la Orden de San Jerónimo (madrid, 1595-1605, 3vols.), I, capítulo xlI, págs. 347-352.27. Ags, Rgs,1499, octubre, doc. 449.28. El original en ACs, sig. 18-12. los lugares, cargados con 18.750 maravedíes, eran los deVillacastín, navas de zarzuela, lastras, miguel Ibáñez, santa maría de los Huertos, Cienpo-zuelos, Bercial, pinarnegrillo, Fuentes, moraleja, Aldehuela y la Cuesta; mientras que las pa-rroquias, cargadas con 19.250 maravedíes, eran las urbanas de san salvador, san Esteban, sansebastián, san Román, la trinidad, san quirce, san nicolás, san juan, san pablo, san Clemente,san millán y santo domingo, san Andrés, san martín, san Facundo y santa olalla, y las ruralesdel Cuadrón, Cabanillas del monte, El parral, Escarabajosa, El temeroso y Costanzana.29. se menciona en una escritura de enero de 1466, por la que el regidor Alonso martínez tomóa censo unas casas en la calle de la Cintería: ACs, Inventario de los censes, traspasos y truques;y en Registro de gabriel de guevara, n1 4, d; y en la vitrina 17 (Casas del ama del Infante).

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unas casas donde solían estar las escuelas de gramática(30). Este privilegio fueconfirmado por los Reyes Católicos en toledo a 20 de mayo de 1482, y denuevo por su hija la Reina doña juana en sevilla a 4 de noviembre de 1508(31).los últimos documentos que de aquel centro de enseñanza nos han llegado, sedatan en los años de 1536(32): a partir de aquellos tiempos debió de decaer la

225REYES, MONJES Y SABIOS

30. AHn, Clero, libro 13083 (Casas dadas a censo por el cura de san quirce a Antón Rodríguezde la Cilla).31. Copia del privilegio y de las sucesivas confirmaciones por diego de ColmEnAREs, Apa-rato de la Historia de Segovia, Archivo de la Catedral de segovia, ms. B-360, fols. 155-160(transcrito y publicado por mariano quintanilla, “Estudio de gramática y Filosofía”, en EstudiosSegovianos, III (1951), págs. 234-246.32. todos los privilegios, documentos y cuentas originales, en ACs, sig. 18-12.

monjes jerónimo del convento de santa maría del parral, donde existió unabuena librería. la importancia del clero regular en la difusión del libro y de la

lectura fue todavía muy importante en el siglo xVI castellano

fundación, pues en adelante ya apenas consta testimonio histórico de su exis-tencia.

Hablemos ya de las personas, es decir de algunos intelectuales y eru-ditos de la época, que reunieron librerías más o menos extensas y más o menosselectas. En primer lugar los Reyes, particularmente don juan II, don EnriqueIV -que ya reunió unos 80 volúmenes, según el profesor ladero quesada-. perosobre todo su nieta doña Isabel la Católica, que ya hemos visto que integró enel tesoro Real varios centenares de selectos volúmenes -cinco por lo menos-.de ello ha tratado magistralmente la profesora Elisa Ruiz garcía, agente eneste seminario, y no osaré yo repetir aquí sus atinadas conclusiones.

En un segundo lugar, poseyeron libros los más preclaros representantesdel estamento eclesiástico, encabezado por obispo don juan Arias dávila(c.1425-1497)(33), el gran humanista de origen converso que fue quien introdujola imprenta en España, estableciendo en segovia en 1470 el taller del germanojuan parix. Este prelado, de quien también he dicho que fundó en 1466 el Es-tudio de gramática, fue hombre declaradamente bibliófilo, como ha demos-trado brillantemente el profesor Fermín de los Reyes en varios de sustrabajos(34). la librería de la catedral segoviana es en gran medida heredera dela de aquel obispo bibliófilo, de quien no diré más porque la suya es un figurareiteradamente tratada por los especialistas, como también lo han sido sus li-bros y sus aportaciones a la imprenta española.

otro ilustre bibliófilo segoviano del momento fue el deán juan lópezde segovia. nacido hacia 1440, fue hijo de gonzalo lópez Cocodrillo y deCatalina lópez, y debió de ser de linaje judío, pues consta que su madre eraconversa y que fue penitenciada y quemada por judaizante. Estudió la gramá-tica latina en segovia, y más tarde ambos derechos en la universidad de sala-manca, donde obtuvo el grado de doctor en derecho y explicó una cátedra.Entonces debió de ordenarse de sacerdote, logrando un beneficio en la parro-quial segoviana de santa Columba; más tarde fue abad de Cabañas, canónigo-lo era ya en 1467- y deán de la catedral de segovia -lo era ya en 1475-, y comotal asistió al sínodo de 1478. Indispuesto con un poderoso de la corte y acusado

33. su figura ha sido bien estudiada por varios autores, en particular los reunidos en dos volú-menes colectivos: Segovia en el Siglo XV. Arias Dávila: Obispo y Mecenas (salamanca, 1998);y Juan Párix, primer impresor en España (Burgos, 2004).34. Fermín de los REYEs gómEz, “El obispo bibliófilo: Arias dávila y los libros”, en JuanPárix, primer impresor de España (segovia, 2004), págs. 225-261.

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de judaizante, fue denunciado y hubo de pasar a Roma para defenderse de laacusación: allí estaba en 1484, cuando recibió algunas gracias pontificias, comoel oficio de protonotario apostólico, y en el castillo de sant’Angelo fue presoentre los años de 1487-1488. por entonces, a instancias del cardenal marcoBalbo, escribió su tratado De matrimonio et legitimatione, impreso en Romaen 1488. también en 1487 hizo pintar en Roma un cuadro de Cristo con la Ve-rónica, y su propia efigie orante a los pies, que colgó durante siglos de losmuros de la capilla mayor de santa Columba. tras ser liberado, el cardenalpiccolomini, arzobispo de siena -y futuro papa pablo III-, le nombró su vicariogeneral, cargo que sirvió con mucho acierto, escribiendo el tratado De libertateecclesastica (impreso en siena en 1491) para fijar la posición de su amo el ar-zobispo en su enfrentamiento con los magistrados sieneses. Entretanto siguióescribiendo, siendo autor de dos tratados más, titulados De confederationePrincipum, et potestatum una cum questionibus aureis, notatique dignisimis(siena, 1491), y De bello et bellatoribus (escrito entre 1491 y 1495 pero im-preso póstumamente en 1513), en el cual se adelantó a las tesis de Franciscode Vitoria sobre el derecho de la guerra. la muerte le alcanzó en Roma en1496, en cuyo templo de santa maría del pópolo (en el brazo derecho del cru-cero) fueron sepultados sus restos(35).

dejó fundada una riquísima capellanía -casi una colegiata- en la iglesiaparroquial segoviana de santa Columba, para su entierro y el de sus deudos,ornada de importantes reliquias traídas de Roma, con rentas eclesiásticas se-ñaladas en muchos pueblos del contorno y de otras diócesis, dotación para ca-pellán mayor, cinco capellanes, sacristán, mayordomo, y una espléndida capillade música y coro -organista, diez cantores, seis niños, ministriles y maestro-que llegó a competir con la de la propia Catedral. pero lo más relevante paranosotros es que aquel clérigo humanista dotó esa capellanía con una buena bi-blioteca: sin duda la que él mismo había formado durante sus largos años de

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35. diego de ColmEnAREs, Vidas y escritos de escritores segovianos, apéndice a la segundaedición de la Historia de la Insigne Ciudad de Segovia (madrid, 1640), págs 703-706. tomásBAEzA gonzálEz, Apuntes biográficos de escritores segovianos (segovia, 1877), págs. 14-18. gabriel maría de VERgARA mARtÍn, Ensayo de una colección bibliográfica-biográficade noticias referentes a la provincia de Segovia (guadalajara, 1903), pág. 535-536. juan deVERA, “notas sobre escritores segovianos”, en Estudios Segovianos, III (1951), pág. 193. san-tos sAn CRIstóBAl sEBAstIán, “parroquia de san millán, iglesias, instituciones y cofra-días del barrio”, en El Libro de la Catorcena, segovia, 1977, págs. 99-100. Alfonso deCEBAllos-EsCAlERA gIlA, “juan lópez de segovia”, en el Diccionario Biográfico Es-pañol (pendiente de publicación por la Real Academia de la Historia).

estancia en Italia. lamentablemente, no ha llegado hasta nosotros ni un soloinventario de lo que debió ser -porque sin duda contuvo manuscritos e incuna-bles- un interesantísimo elenco librario(36).

Veamos ya, en tercer lugar, las librerías de los letrados. Ciertamente,al menos en segovia -y no hay motivo para pensar que en esto fuese diferentede otras urbes de la época- fueron los letrados, los juristas y los abogados losque, debido a sus necesidades profesionales -siempre basadas en el estudio yanálisis de los textos legales-, reunieron bibliotecas jurídicas selectas. Cono-cemos en segovia tres casos muy representativos de este estamento letrado enlas personas del licenciado peralta, del bachiller garci Ruiz de Castro, y dellicenciado jerónimo Arias de Virués.

El licenciado sebastián de peralta (1473-1540) llevó una vida a la vezapasionada y apasionante, que se refleja en su interesantísimo testamento(37).nacido durante el último año del reinado de Enrique IV, pasó su infancia y pri-mera niñez en segovia, durante la guerra civil que terminó con el triunfo delos Reyes Católicos. privado de su padre diego de peralta durante los añosque éste pasó al servicio de los monarcas en las guerras de granada -dondeganó su escudo de armas en el campo de batalla-, sebastián se licenció en leyesen la universidad de salamanca, y parece haber inaugurado su carrera de juristaen 1500, cuando el Consejo Real le nombró pesquisidor en el reino de granada:su posterior tenacidad de litigante ya se revela y tal vez se aprendiese en aque-llos pleitos interminables. Antes de 1506, una cuestión que tuvo en segoviaocasionó su fuga y refugio en el alcázar, cuyo alcaide era tío suyo. probable-mente durante esos años el licenciado se había casado con doña maría de ulloay Fonseca, prole de la importante y aristocrática familia de toro, señores deCoca y Alaejos, estableciendo su residencia en la colación de san Román.

36. no se conservan noticias de esos libros ni en el Archivo parroquial de san millán (al que amediados del siglo xIx se anejó la extinguida parroquial de santa Columba), ni en el ArchivoHistórico nacional, sección de Clero. pero en ambos hay otros documentos atinentes a esta ca-pellanía del deán don juan lópez de segovia, así como en el Archivo de la Catedral de segovia(ACs), cajas F144, H50bis y l50.37. Conservado en segovia por el general don joaquín Ceballos-Escalera de la pezuela, marquésde miranda de Ebro, y estudiado por su deudo el erudito Carlos de lECEA gARCÍA, El licen-ciado Sebastián de Peralta. Bosquejo histórico-biográfico, segovia, 1893. su transcripción yedición íntegra, realizada conjuntamente por Ian michael, catedrático de la universidad de ox-ford, y el autor de estas páginas, está ya próxima.

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tanto el licenciado como su padre se vieron involucrados, como lamayoría de los caballeros segovianos, en las turbulencias ocasionadas por lamuerte de la Reina Isabel en noviembre de 1504, formando parte del bando dedon juan manuel (partidario de doña juana y don Felipe), opuesto al de losmarqueses de moya, alcaides del alcázar de segovia (que sostenía a don Fer-nando el Católico). El odio era ya antiguo: en los días de Enrique IV los Ca-brera Bobadilla, aliados de los conversos, desterraron a diego de peralta y asus hermanos de la ciudad, acción que dio lugar al duelo tenido entre el her-mano de la futura marquesa de moya y un primo del licenciado, que terminócon Francisco de Bobadilla descabezado y Francisco de peralta fugado de laciudad para siempre, con la consecuente confiscación y venta de sus heredades.Estas viejas diferencias culminaron el día de san matías (24 de febrero de1507), cuando el licenciado se vió obligado de refugiarse en la iglesia de sanRomán junto a su padre y otros parientes, todos muy bien armados, donde sedefendieron heroicamente contra una fuerza de más de cuatrocientos soldadosde los marqueses. El combate acabó con el incendio del templo, y la prisióndel licenciado y sus secuaces.

Este episodio bélico, que el licenciado relata con vívidos colores, me-rece nuestra atención porque es atinente a los libros, y delata la mentalidad bi-bliófila del momento, explicando que a san Román truje todos mis libros,resistiendo hasta que nos pusieron fuego hasta que toda la iglesia por los te-jados se ardía, e caían las vigas sobre nosotros ardiendo, e todavía defendía-mos la iglesia y entrada de ella ardiendo. Concluida la lucha, y una vez sanadode sus heridas, dice el licenciado que yo fui a el Consejo, que estaba en Palen-cia, e me quejé de el encastillamiento e robos, e quema de la iglesia e mis li-bros, que me quemaron en ella todos... Y más tarde puse demanda a donHernando [de Bobadilla] de los bienes e libros que me quemaron. tras variasperipecias otro día en amanesciendo fui a el cardenal e a el Consejo que estabaen Madrid, e dile las cartas, e hizo lo que Su Majestad me mandó; e hice res-cibir aprueba en mi pleito, e hizo probanza concluiose, e vióse en el Consejo.Condenaron a don Fernando en trescientas mill por mis libros. Saqué la eje-cutoria. Ejecutóle. Pagóme. Tengo la ejecutoria. Aclarando luego que mis li-bros que condené a un Hernando de Bobadilla en trescientos mil maravedíspor ejecutoria de el Consejo e me los pagó, que se quemaron en San Román.

Esto ocurría en 1517. seguidamente, fue nombrado oidor de la RealAudiencia y Chancillería de Valladolid; durante la revuelta comunera de 1520-1521, peralta se declaró imperial, y tras la campaña fue severo corregidor de

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la segovia derrotada. dedicando el resto de sus días a interminables pleitos consus copropietarios y colindantes, y a ordenar su mayorazgo.

todavía en sus últimos días no ofrece el licenciado peralta un testi-monio de su amor por los libros, al ordenar en su testamento de 1528 la fun-dación de un hospital y asilo para quince hidalgos pobres: por manera quequiero e mando que esta dicha casa e hospital sea a el modo de colegio, ecomo son los colegios de los estudios, e que los tales donados e colegiales,aunque de edad, aprenda a leer e servir a Dios, e lean en el flos santorun, elas Epístolas de San Jerónimo y en otros libros de romance míos de devoción,e para ello lo dó e dejo a la dicha casa e hospital e colegio.

otro letrado interesante por su bibliofilia y sus libros fue el bachillergarci Ruiz de Castro (c.1514-1491), caballero segoviano que tras estudiar enla universidad de salamanca ejerció la abogacía durante toda su vida, dejandoademás una extensa obra histórica y jurídica inédita -sólo en 1989 ha visto laluz su Comentario a la primera y segunda población de Segovia-. Algunos deesos tratados se conservan en la biblioteca catedralicia, y otro que se creía per-dido fue localizado por quien esto escribe en la Biblioteca nacional, hará yaunos quince años. lo más interesante de sus escritos es que en todos ellos solíahacer mención expresa de las fuentes bibliográficas consultadas: su análisis,que aún está por hacer, nos revelaría pronto cuáles eran los autores y los textosque manejaba un escritor jurídico como el bachiller en una ciudad principal deCastilla.

por último, el licenciado jerónimo Arias de Virués, caballero sego-viano perteneciente a dos de los principales linajes conversos de la ciudad -losde la Hoz, y los celebérrimos Arias dávila-. Hijo del regidor pedrarias de Vi-rués, señor del Hermoro y mayorazgo de la Hoz, y de su segunda mujer doñaAna osorio de Virués (viuda del comendador Hernando de saavedra), casadosen 1488; era nieto por línea paterna de gome de la Hoz, contador mayor deEnrique IV, y de doña Isabel Arias dávila, hija a su vez del contador diegoArias dávila. Hubo de nacer nuestro licenciado en la bellísima Casa de lospicos por los años de 1490, y tras estudiar en su ciudad natal (¿en el Estudiode santa Cruz la Real?), pasó a cursar los estudios de leyes en la universidadde salamanca, en la que se hallaba en 1517 -en aquel año ya habían fallecidosus padres-. después sería licenciado y regidor de segovia, y años más tardesucedió en el mayorazgo fundado en 1486 por su tío el deán y protonotariodiego Arias dávila. Fue dos veces casado: la primera con la salmantina doñaFrancisca de oropesa; y la segunda con la segoviana doña Catalina del Campo;y de ambas tuvo hijos.

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Como jurista fue uno de los más destacados de la segovia de sutiempo, y llegó a ser abogado y oidor en la Real Audiencia y Cancillería deValladolid. de sus papeles personales -que hoy obran en mis manos por razonesfamiliares- colegimos que fue un gran litigante, muy aficionado a los pleitoscontra parientes y vecinos. Cuando, siendo ya octogenario, otorgó junto a suesposa doña Catalina su postrer testamento en Valladolid el 7 de agosto de1569, ante el escribano juan de Rozas(38), fundó un nuevo mayorazgo de lla-mamiento agnaticio, pero además estableció un verdadero fideicomiso -casiun vínculo perpetuo- sobre sus libros y manuscritos, en favor de uno de susnietos, entonces niño de siete años:

Yten, yo el dicho licenciado Birués quiero e mando que luegocomo yo fallesciere se ponga por ynbentario aparte toda milibrería que yo tengo en mi estudio y en mis arcas, y todos losbolúmenes de ynformaziones e cartapacios e todo lo demásque yo tengo escripto en derecho, ansy de molde como demano, e ansimesmo todos los otros libros de rromanze demolde y de mano que yo tengo e tubiere / y de latín, e quepuesto todo ello por ynbentario lo tenga e guarde después deys días doña Catalina del Campo mi muger, e después de susdías Pedro Arias de Birués mi hijo, e los que ubieren de sub-ceder en la dicha mejora de testamento e rremanente dequinta e mayorazgo de mis bienes, y de la dicha doña Catalinadel Campo mi muger, para que estén en pie para los dar y en-tregar a las personas que aquí hirán declaradas con el vín-culo, en seguridad e en la manera que aquí hirá puesta edeclarada, conviene a saver: para que después de mis díasaya e lleve toda la dicha mi librería Pedro Harias de Biruésmi nieto, hijo de Pedro Harias de Birués mi hijo, e de la se-ñora doña Ana de Castañeda my nuera, con tal condición quese llame y nombre en tal caso de mi nombre e apellido de Bi-rués, e no de otro nonbre e apellido ninguno, e que traiga lasarmas de Birués en su escudo a la mano derecha / e que si se

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38. Archivo Ceballos-Escalera, segovia, sección mansilla, legajo III, doc. 33, a los folios 10v-12. mi buen amigo Félix martínez llorente, profesor de la universidad de Valladolid, me hafavorecido otra vez buscando en los protocolos vallisoletanos, aunque sin éxito, el inventariode bienes que debió realizarse tras la muerte del licenciado.

llamare de otro nombre sino solamente de Birués, que pierdaesta dicha manda y pase por el mismo caso e lleve toda ladicha librería en la manera que dicha es e con las mismascondiciones otro su hermano, el que le paresciere ser más ábilpara estudiar, hijo del dicho Pedro Harias mi hijo, el que doñaCatalina del Campo mi muger nombrare si a la sazón fuerebiba... e ansimismo en los descendientes barones dellos, con-que el que ubiere la dicha librería estudie e travaje el estudiopara que sea letrado y como tal se pueda aprobechar e apro-beche de la / dicha librería. E a falta vde los hijos barones deldicho Pedro Harias mi hijo, e de los dichos sus descendientesbarones aunque los aya sino quisieren cumplir las dichas con-diciones , para tal caso mando toda la dicha librería al mo-nesterio de Nuestra Señora Santa María la Real çerca deNieba... pongan todos los dichos mis libros e bolúmenes deynformaciones según que de suso van declarados, poniendoa cada libro e bolumen su cadena para que estén perpetua-mente en el dicho monesterio sin que se puedan quitar nysacar de allí. E quiero e mando y es mi boluntad que la dichami librería que ansy yo dexo a los dichos mis nietos e a losotros sucesores descendientes barones por su horden de barónen varón e de mayor en / mayor, en la manera que dicho es,con las dichas condiciones, no se entregue a ninguno delloshasta que aya estudiado en cánones y en leyes, o en solas lasleyes, por tiempo y espazio de ocho años cumplidos, y conquedé seguridad que tendrá sienpre en pie la dicha librería y bo-lúmenes e ynformaciones, que no las benderá ni enaxenará, eque después de sus días o en su vida, luego que no cunplierelas dichas condiciones, la entregará toda enteramente al quedespués la ubiere de aver, conforme a lo susodicho e a las con-diciones en esta manda contenidas e declaradas.Y sin duda aprovecharon los libros al nietecillo, puesto que con el

tiempo llegó a ser un gran erudito: todavía el 28 de junio de 1626, su aludidonieto el sabio escritor don pedro Arias de Virués, deán de segovia y arcedianode sepúlveda, electo obispo de Ciudad Rodrigo, recordaba al otorgar su testa-mento que

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el licenciado Jerónimo Arias de Virués, mi señor y abuelo, enel año de 69, bajo del testamento con que murió, me dejó suslibros e informaziones en derecho, que en aquel tiempo balíanmucho, con proibizión de enajenazión, y que si no tubiese yohijos eredasse estos papeles la Capilla de la Piedad el mo-nasterio de Santa María la Real de Nieva, donde está ente-rrado, y por descargo de mi conzienzia digo que los másdestos libros eran y son de impressiones antiquíssimas, y dezinquenta y seis años a esta parte que a que murió el dichomi abuelo, se an impresso tanta cantidad de libros y tan bue-nos, que los antiguos en su comparazión no balen nada. Y enmis caminos a Roma me an urtado muchos...(39)

Y yo añado: sic transit omnia, porque los días renacentistas del licen-ciado Arias de Virués, en los que el libro era tan apreciado, parece que ya ha-bían pasado entonces.

no me he referido hasta ahora más que a los lectores eruditos y letra-dos, a los que leían en la intimidad. pero es que había entonces otros lectoresde un carácter muy distinto: me refiero tanto a quienes leían en voz alta los li-bros de devoción y los libros de recreo y deleite, e incluso de alta cultura greco-latina, para terceros oyentes y en ambientes generalmente selectos -costumbreesta que ha llegado hasta bien entrado el siglo xx-; como a quienes eran en lapráctica unos profesionales de la divulgación de noticias misceláneas -porejemplo, los narradores populares, con sus romances o los célebres pliegos decordel-. Ciertamente que esta clase de lector-narrador se encabalga justamenteentre la tradición de la cultura oral y la de la cultura escrita, que junto a la ex-presión icónico-visual fueron las tres maneras de transmitir el conocimientoen aquella época(40). naturalmente, de la presencia y de la actividad de estoslectores-mediadores, aunque no cabe dudar de ellas, apenas nos ha llegado nin-gún testimonio coetáneo.

Finalmente, es forzoso decir algo acerca de otros profesionales rela-cionados con el mundo del libro: me refiero a quienes los realizaban física-mente, y también a quienes comerciaban con ellos. nuestro conocimiento sobre

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39. AHpsg, protocolo 1313, folios 294-296; ante diego lópez.40. josé manuel pRIEto BERnABé, Un festín de palabras, imágenes y letras. Lectores en laEspaña del Siglo de Oro (madrid, CsIC, 2008), págs. 9-22.

este importante aspecto del mundo del libro es absolutamente deficiente parael periodo del que estamos tratando, sin embargo de que nos han ilustrado consus profundos saberes el desaparecido Carlos Romero de lecea, y el profesorFermín de los Reyes. sabemos, sí, que el impresor alemán juan parix tuvo sutaller en segovia entre 1471 y 1475; pero después de su marcha al sur de Fran-cia no quedó en segovia ningún taller, ni lo habría ya durante un siglo largo(41).

En cuanto al libro manuscrito, mucho más artesanal, lo realizaban ca-lígrafos e iluminadores, de los que sin duda hubo muchos establecidos en se-govia, aparte de los frailes dedicados a tales menesteres, sin que apenasconozcamos los nombres de unos pocos. notemos, además, que casi todos elloseran también encuadernadores, y que a veces acabaron siendo también merca-deres de libros, o sea libreros. durante el reinado de don Enrique IV y los pri-meros años de sus sucesores los Reyes Católicos, floreció en segovia -en laautorizada opinión de la profesora de esta misma universidad doña Ana do-mínguez Rodríguez, sin duda la primera especialista española en la materia-el taller del iluminador juan de Carrión, criado del obispo Arias dávila, des-cubierto hace casi un siglo por manuel gómez moreno, con una obra impor-tante datada entre 1442 y 1479, y documentada hoy en las catedrales desegovia y ávila, Biblioteca nacional, Biblioteca del Escorial, Biblioteca deBerlín, British Library londinense, biblioteca de la universidad de Cambridge,Morgan Library neoyorkina, y Bibliothèque Nationale y Escuela de BellasArtes de parís(42). según la profesora domínguez, hubo entonces en segovia,

41. Antonio odRIozolA, Nacimiento y ocaso del libro y la imprenta de Juan Párix en Segovia(1472-1474?), segovia, 1974. Carlos RomERo dE lECEA, “Raíces romanas de la imprentahispana”, en Historia de la Imprenta Hispana, madrid, 1982, págs. 9-66; y “Roma y segoviaen el amanecer de la imprenta hispana”, en Estudios Segovianos, xxxVII (1996), págs. 637-648. Fermín de los REYEs gómEz, La imprenta en Segovia (1472-1900), madrid, 1997, 2vols.; y “orígenes de la imprenta española. Estado de la cuestión”, en Juan Párix, primer im-presor de España (segovia, 2004), págs. 65-82; y “la imprenta de juan párix en segovia”, idem,págs. 127-146; y “las ediciones segovianas de juan párix”, ibidem, págs. 171-200. Además,Asegovia y los orígenes de la imprenta española”, en Revista General de Información y Docu-mentación, 15 (2005), págs. 123-148.42. josefina plAnAs BádEnAs y Ana domÍnguEz RodRÍguEz, “Iluminación en ávilay segovia durante el siglo xV: los libros litúrgicos del grupo de juan de Carrión”, en ArchivoEspañol de Arte, 256 (1991), págs. 471-487; y “El taller de juan de Carrión: los libros seculares”,en Archivo Español de Arte, 264 (1993), págs. 353-371. Ana domÍnguEz RodRÍguEz,“sobre juan de Carrión y su círculo. un documento de pago en la Catedral de segovia y nuevasatribuciones”, en Goya, 274 (enero-febrero 2000), págs. 17-26. Fernando VIllAsEÑoR sE-BAstIán, “los artistas del Rey: documentos iluminados para Enrique IV de Castilla(1454-1474)”, en Reales Sitios,169 (2006), pags. 2-17.

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probablemente al servicio y al amparo de la Corte castellana, un scriptoriumbien organizado y muy activo.

Fray josé de sigüenza menciona en su magna Historia de la Orden deSan Jerónimo al segoviano fray pedro de Burgos, monje jerónimo de los pri-meros que entraron en el parral tras la fundación del moderno convento a partirde 1454, que era hijo de un carpintero de los que labraron el edificio, recor-dando que tenía el muchacho gran habilidad, deprendió pronto a leer y escrevirluego, començó a dibujar y a iluminar los libros de choro, de lo bueno que sa-bían en aquel tiempo(43). En la Catedral, año de 1536, trabajaban simultánea-mente Francisco de salazar, que escribía unos santorales y cuadernos pautadospara música; juan Fernández, que escribía salterios; y el bachiller Bartolomé

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43. Fray josé de sIgÜEnzA, Historia de la Orden de San Jerónimo (madrid, 1595-1605, 3vols.), capítulo xlI.

Vista del convento del parral: allí trabajó como iluminador de librosfray pedro de Burgos, a finales del siglo xV

de dueñas, que copiaba una Biblia, siendo remunerado con sesenta y ocho ma-ravedíes por pliego, más un real por cada mano de papel que utilizaba(44). Elmencionado Francisco de salazar parece que era cercano pariente de Cristóbalde salazar, escritor de libros domiciliado en la calle de la Almuzara entre 1563y 1566(45); de manuel de salazar, que en 1570 realizó diferentes letreros en losarcos triunfales levantados para celebrar las bodas del Rey(46); y de mateo desalazar, librero, que además figura en escritura notarial de 1618 como escritorde libros en la ciudad(47). Entre 1566 y 1570 trabajaba en segovia uno de losmejores iluminadores de aquella época, Francisco Hernández, que años mástarde (entre 1572 y1586) serviría al propio Rey en algunos trabajos destinadosal monasterio del Escorial(48). Y por la misma época, a partir de 1574, se docu-menta en la ciudad al artista cretense nicolás de la torre, el llamado NicolásGreco, que había trabajado hasta entonces en la biblioteca del Escorial(49).

notemos, una vez más, la aportación de los judeo-conversos a la cul-tura castellana(50): el primero que en segovia se tituló librero fue un converso,

44. marqués de lozoYA, “noticias sobre artistas inéditos que trabajaron en segovia en los si-glos xVI y xVII”, en Universidad y Tierra, II (1936), pág. 38.45. En sendas escrituras otorgadas ante luis gonzález Varillas el 8 de mayo de 1563 (fianza),el 17 de diciembre de 1566 (obligación); y ante luis de la Vastida el 20 de junio, 12 y 22 de no-viembre de 1566. AHpsg, protocolo 309.46. mariano gRAu, “polvo de archivos. Cuando Felipe II se casó en segovia”, en El Adelantadode Segovia del 25 de noviembre de 1946. Reeditado en Polvo de archivos. Primera serie (se-govia, 1951), págs. 155-129.47. AHpsg, protocolo 1009 (ante juan de Benavente). también aparece reiteradamente en laobra de Alfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, Índice de artistas y artesanos que traba-jaron en la parroquial de Santa Eulalia de Mérida (Segovia) (segovia, 1994), al número 402:arregló los misales en 1606, 1627, 1632, 1636 y 1640; en 1623 y en 1625 vendió dos libros enblanco; y en 1622 vendió a la iglesia un libro cantoral.48. mariano quIntAnIllA, “Calígrafos segovianos” en Estudios Segovianos, III (1951), págs.299-205.49. Ibidem, pág. 301. sobre este artista, josé luis RodRÍguEz EsCoRIAl, “El pintor nicolásgreco, pirotécnico”, en Estudios Segovianos, I (1949), págs. 585-590. manuela VIllAlpAndoy juan de VERA, “notas para un diccionario de artistas segovianos del siglo xVI”, en EstudiosSegovianos, IV (1952), págs. 59-160. 50. Ya vemos que Rafael RódEnAs VIlAR, op. cit., pág. 33, tras afirmar que los grandes mer-caderes y hacedores de paños segovianos del xVI andaban siempre afanosos entre cuidadosmateriales: pasión por el negocio, ceguera para todo lo que no sea dinero, erraba al preguntarse-casi afirmándolo, en realidad- si ello no sería herencia judaica.

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juan Báez, que aparece citado como tal en las matrículas de conversos de1510(51). de esta misma familia fueron el licenciado jorge Báez de sepúlveda(1522-1590), abogado e insigne escritor segoviano; el doctor juan Bautista deAlemania (+1599), doctor en teología por Alcalá, escritor segoviano y canó-nigo maestrescuela de segovia; y fray diego de sepúlveda el Silenciario, car-melita descalzo famoso por sus virtudes y sobre todo por su poca afición ahablar con sus prójimos.

En el Vecindario de 1561 aparecen tres libreros (Francisco lópez ypedro lópez de Isla, a san miguel, y Bernaldo de Yaza, a santa Coloma), ydos iluminadores de libros (Francisco Hernández a san Esteban, y Bartolomégonzález a san miguel). En el Vecindario de 1586 tal panorama apenas hacambiado en el cuarto de siglo transcurrido: tres libreros (Benito de madrigala san Andrés(52), y juan de Bobadilla y jerónimo de Espinosa a san miguel), yun iluminador (luis Hernández, a san Esteban)(53). todavía en 1589 apareceen segovia otro librero, pedro prádamo, vecino de la colación de san miguel(54).

también delata la documentación la presencia en la ciudad de encua-dernadores, como los que al servicio del obispo Arias dávila ligaron su ricabiblioteca(55). Ya en las postrimerías del siglo xVI hallamos en los archivos dela parroquial de santa Eulalia los nombres de los libreros -y encuadernadores,y calígrafos- luis Fernández (que en 1594 encuadernó un cantoral manuscritoiluminado, y en 1595 pintó las tablas de aniversarios); de Hernán lópez (queencuadernó los misales en 1594 y 1595); y de diego lópez, iluminador de li-bros (que en 1597 hizo una tabla para la puerta de la sacristía; en 1604 escribió

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51. British Museum, londres, ms. Egerton 1832. publicado por marcel BAtAIllon, “les nou-veaux chrétiens de ségovie en 1510”, en Bulletin Hispanique, lVIII (1956), págs. 207-231; yen Estudios Segovianos, x (1958), págs. 393-428; la cita en pág. 409.52. librero e iluminador, residía en la colación de san Andrés por los años de 1570-1580, bau-tizando allí a varios de sus hijos: Archivo parroquial de san Andrés, libro primero de bautiza-dos.53. Vecindario de la Ciudad de Segovia de 1561, edición de Alfonso de Ceballos-Escalera gila(segovia, 1991), y Vecindario de la Ciudad de Segovia de 1586, edición de Alfonso de Ceba-llos-Escalera gila (segovia, 1990).54. testamento otorgado el 4 de enero de 1589 por Isabel Ruiz, mujer de pedro de prádamo, li-brero a san miguel: AHpsg, protocolo 334, folios 120-123 (ante Bernardino de Buisán).55. Antonio CARpAllo BAutIstA, “las encuadernaciones de los libros de juan párix bajoel mecenazgo de juan Arias dávila”, en Juan Párix, primer impresor de España (segovia, 2004),págs. 265-282.

las tablas de Evangelios y palabras de la consagración; en 1607 hizo un libropara el oficio de difuntos; en 1610 escribió la tabla de censos; y en 1611, latabla de aniversarios)(56).

Concluyo ya. He procurado, como decía al comienzo, iluminar unaamplísima estancia con una pequeña linterna que apenas produce resplandoresentre las sombras; y ahora, del examen tan somero y tan imperfecto que sobrela realidad libraria segoviana en el Renacimiento castellano os acabo de pre-sentar, puedo deducir en primer lugar que la presencia de la corte en cualquierparte que fuera, producía un auge cultural muy notable. que también en lasprincipales ciudades castellanas, incluso en las que eran lejanas al mundo uni-versitario o a los grandes tribunales del reino, existían entonces personas aman-tes de los libros, y personas que veían en los libros un excelente medio dedifusión del conocimiento. que esas personas eran, en su inmensa mayoría -ydejando aparte a la Corona y a la corte-, o bien eclesiásticos, o bien letrados.que esas personas eran ciertamente numerosas -quizá alcanzaron la treintenaen varios momentos-, quiero decir en relación con el escaso número de vecinosalfabetizados. que además proliferaron entonces los lectores-narradores, tantoentre las élites sociales como entre la generalidad del pueblo llano. que en esasciudades existían ya entonces algunas librerías de importancia, tanto particu-lares como colectivas -cual las de las catedrales y los conventos de varones-.Y, por fin, que en esas ciudades fungían diversos profesionales de la produccióny del comercio de libros, desde impresores a mercaderes, pasando por calígra-fos, iluminadores y encuadernadores. Ciertamente, el prestigio del libro -cul-tural y social-, y su difusión, estaban por entonces en auge.

56. Alfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, Índice de artistas y artesanos que trabajaronen la parroquial de Santa Eulalia de Mérida (Segovia) (segovia, 1994), números 149, 241 y242, respectivamente.

238 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

Las encuadernaciones gótico y mudéjaresde la Biblioteca Complutense

ANTONIO CARPALLO BAUTISTAUniversidad Complutense de Madrid

La Biblioteca de la Universidad Complutensela Biblioteca de la universidad Complutense de madrid custodia en la

actualidad uno de los fondos históricos bibliográficos y documentales más im-portantes del país, procedentes de las colecciones bibliográficas de las institu-ciones docentes que la precedieron. la universidad Complutense de madridnace en 1822, al suprimirse la vieja universidad de Alcalá fundada por Cisne-ros a principios del siglo xVI, aunque no inicia su actividad hasta 1836 bajoel reinado de Isabel II. desde su creación hasta la actualidad ha tenido variasdenominaciones como universidad literaria de madrid, luego universidadCentral, y desde 1970 universidad Complutense de madrid, nace en 1822. losfondos más antiguos proceden de las bibliotecas de los colegios de Alcalá, alque pertenecen la mayoría de sus códices e incunables. En 1845 incorporó laantigua biblioteca de los jesuitas del Colegio Imperial de madrid, la más im-portante de madrid durante el siglo xVII, constituyendo en la actualidad unode los fondos más rico y variado de los que forman la Biblioteca. también enel siglo xIx se agregaron a la biblioteca los fondos del Real Colegio de me-dicina y Cirugía de san Carlos, fundado por Carlos III en 1780, de la Escuelade Veterinaria, creada en 1793 y del Real Colegio de Farmacia, fundado en1806. también se han incluido colecciones particulares como la de juan Fran-cisco Camacho, las de los doctores Hernández morejón, o la última la del doc-tor Francisco guerra pérez-Carral en el año 2006, con más de 4.200 ejemplaresy numerosa documentación.

El estado de conservación de numerosos ejemplares no es el más idóneoya que proceden de instituciones docentes, es decir que han pasado por nume-rosas manos de alumnos diversos. tampoco hay que olvidar que los libros su-

9

frieron la guerra civil en primera línea de batalla de la Ciudad universitaria.las más importantes obras se habían trasladado, antes del comienzo del con-flicto bélico, a la Facultad de Filosofía y letras, donde los libros en ocasionesse utilizaron de parapeto, y en general quedaron sepultados bajo los escombrosdel edificio, de donde se recuperaron después. lo que más ha sufrido de los li-bros han sido, generalmente, las encuadernaciones, por lo que hoy se imponeuna labor intensa de restauración. Esta labor es realizada por los encuaderna-dores y restauradores del taller de preservación y Restauración de documentosde la Biblioteca Complutense.

En 2001 se inaugura la Biblioteca Histórica marqués de Valdecilla, conunos 80.000 volúmenes que forman el fondo bibliográfico impreso anterior alsiglo xIx, además de manuscritos y algunos grabados, y que proceden de lasdiversas facultades de la universidad. la Biblioteca cuenta con un depósitoacondicionado con una temperatura y humedad adecuada para la conservación,con una sala de lectura para investigadores dotada con los medios de referencianecesarios para la consulta, con un departamento de digitalización, otro deConservación y Restauración, y con una zona de difusión, de acceso público,integrada por la sala de exposiciones y el salón de actos.

Estudios e investigaciones sobre las encuadernaciones artísticasEn 1934 se celebró en nuestra universidad una exposición de encuader-

naciones artísticas que trataba de completar otras celebradas en las mismas fe-chas en madrid. la exposición fue organizada por el director de la Bibliotecade la universidad, don javier lasso de la Vega y estaba compuesta por una in-teresante colección de encuadernaciones seleccionadas de los fondos de las Bi-bliotecas de derecho, Farmacia, medicina y Filosofía y letras. se eligieronencuadernaciones representativas de los diferentes estilos decorativos. la ex-posición exhibía 133 encuadernaciones de los siglos xVI al xIx.

los objetivos de esta exposición eran la redacción de un catálogo contodas las encuadernaciones artísticas depositadas en las Bibliotecas de la uni-versidad y la realización de un estudio identificativo de los distintos utensiliosdecorativos como ruedas, hierros sueltos y punzones empleados en los talleresartesanos de Alcalá de Henares.

En la exposición se incluyeron encuadernaciones pertenecientes al sigloxVI, las más abundantes, con combinaciones de hierros sueltos, grecas reali-zadas con ruedas y encuadernaciones estampadas con el sistema de planchas,que comienza a utilizarse en el último tercio del siglo xV en Holanda; encon-

240 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

tramos también numerosas encuadernaciones venecianas, encuadernacionesclásicas de orfebrería y algunas mudéjares, en las que destacan las pieles decolor oscuro y la estampación gofrada de dibujos de lacerías; figuran variasencuadernaciones doradas de tipo abanico, otras de los estilos franceses deno-minados de encaje y del estilo imperio. un importante grupo de encuaderna-ciones, sobre todo de los siglos xVI y xVII, son las heráldicas, donde seestampaban los escudos de sus propietarios, entre las que destacaban las queaparecen con los escudos del Cardenal Cisneros, del Cardenal de solís y lasdel Rey Felipe V.

desgraciadamente no ha llegado hasta nosotros nada del trabajo realizadopor lasso de la Vega en lo relativo a la exposición, al catálogo y a la descrip-ción de los hierros empleados en la ornamentación de las tapas, a excepciónde una breve reseña publicada en el Boletín de Bibliotecas y Bibliografía en elaño 1934 y realizada por doña Remedios miquélez de mendiluce.

debido a lo significativo de este estudio, la universidad Complutensedesde el Vicerrectorado de Investigación acordó aprobar el proyecto de inves-tigación titulado Las encuadernaciones de la Biblioteca Complutense: análisisdocumental (pR3/04-12378) dentro de los proyectos de Investigación 2004con el objetivo de impulsar esta investigación ya iniciada. para la realizacióndel trabajo se seleccionaron alrededor de cuatrocientas sesenta encuadernacio-nes notables o de valor histórico para ser estudiadas, identificadas y descritas.El valor de las mismas es variable, como se refleja en el análisis que acompa-ñan a las imágenes de las encuadernaciones. su estado de conservación, porlo dicho anteriormente, necesita, en muchos casos, de una intervención quepermita su preservación para el futuro.

los objetivos previstos en esta investigación se cumplieron, estudiaroncuatrocientas cuarenta y tres encuadernaciones mediante una ficha normalizadadonde se describen los materiales utilizados, las técnicas de construcción, ladecoración, haciendo hincapié en la estructura decorativa, los motivos, losutensilios y las técnicas empleadas y por último el estado de conservación. Estaficha forma parte de la tesis doctoral titulada Análisis documental de la encua-dernación española, leída en la universidad Complutense en verano de 2001,y publicada posteriormente en 2002 por AFEdA(1). también se publicó, a prin-

241REYES, MONJES Y SABIOS

1.Carpallo Bautista, A. Análisis documental de la encuadernación española: repertorio biblio-gráfico, tesauro y ficha descriptiva. madrid: AFEdA, 2002, 319 p.

cipios de 2005(2), una obra con el estudio, análisis y descripción de cada unade las encuadernaciones seleccionadas, coincidiendo con la exposición Encua-dernaciones en la Biblioteca Complutense(3) celebrada en la sala de exposicio-nes de la Biblioteca Histórica de la universidad Complutense, desde enero amarzo de 2005. Asimismo las descripciones se incluyeron en el opAC de labiblioteca de la uCm, junto a los registros bibliográficos de las obras, creán-dose también una colección denominada encuadernaciones.

El ministerio de Ciencia e Innovación, dentro de la Convocatoria del plannacional 2008-2011 (programa nacional de proyectos de Investigación Fun-damental), aprobó en 2008 la realización del proyecto de investigación de latitulado Estudio, identificación y catalogación automatizada de las encuader-naciones artísticas de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutensede Madrid y de la Biblioteca Histórica del Ayuntamiento de Madrid (FFI2008-02604/FIlo)

En este proyecto, continuación del realizado en 2004, se van a estudiar ydescribir las más de trescientas treinta encuadernaciones de los siglos xIx yxx de la colección Francisco guerra de la Biblioteca Complutense, y alrededorde seiscientas encuadernaciones artísticas de la Biblioteca Histórica del Ayun-tamiento de madrid, desde ejemplares del siglo xV hasta encuadernacionesdel siglo xx de importantes encuadernadores. la novedad de este nuevo pro-yecto para la Biblioteca Complutense, además de estudiar, identificar y cata-logar nuevas encuadernaciones, es que esas descripciones y sus imágenes, vana formar parte del Catálogo Colectivo de Encuadernaciones Artísticas (CCEA),junto a las del Ayuntamiento de madrid, del Archivo y Biblioteca Capitularesde la Catedral de toledo, por el momento, realizándose una catalogación au-tomatizada de sus descripciones y la digitalización de las imágenes de las tapasy demás partes de las encuadernaciones. sabemos del interés de entidadescomo la Biblioteca nacional, la Catedral de segovia, la Biblioteca Regionalde Castilla-la mancha, la Biblioteca lázaro galdiano o la Biblioteca Históricade la universidad de salamanca en participar en este catálogo colectivo.

2. universidad Complutense de madrid. Encuadernaciones en la Biblioteca Complutense. An-tonio Carpallo Bautista; manuel sánchez mariana, Alfonso de Ceballos-Escalera y gila. madriduniversidad Complutense, 2005, 206 p.3. http://www.ucm.es/BuCm/foa/exposiciones/14Encuadernaciones/index.htm

242 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

La colección de encuadernaciones y sus estilos decorativosde las encuadernaciones más antiguas, el grupo de las góticas y las mu-

déjares ofrece, si no un número muy elevado, algo más de una treintena, la po-sibilidad de estudiar estas encuadernaciones del siglo xV y primeros del xVI.

Estilo decorativo número de encuadernacionesIslámico 1gótico 9mudéjar 9gótico-mudéjar 7gótico-renacentista 2mudéjar-renacentista 4gótico-mudéjar-renacentista 1

total 33la primera de estas encuadernaciones es de un manuscrito árabe con mo-

tivos islámicos de cartera, realizada posiblemente durante el siglo xV, con lasignatura mss. 616 (figs. 1-2).

243REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 1 Y 2

En cuanto a la decoración, la estructura de las tapas es simétrica. la or-namentación se compone de dos orlas decoradas con una rueda de eses enla-zadas típica árabe. la parte central está decorada con un gran óvalo de piel decolor verde en la tapa central, y de color rojo en la tapa lateral y solapa, estam-pado con bajorrelieve y decorado con algún motivo que imita decoración floral,enmarcado por una bordura dorada que continúa hacia arriba y abajo dentrodel rectángulo central. también las esquinas de este rectángulo central estándecoradas mediante un florón cuadrado dorado con cuatro pétalos de flor ensu interior. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y las técnicasdecorativas el gofrado y el dorado. las guardas no están cortadas rectas sinoque aparece un diseño que imita a olas punteadas. las cabezadas, de tipo orien-tal, están decoradas con el intercalado de los hilos de color amarillo y violeta.En el corte superior aparece una inscripción manuscrita. la decoración de lasolapa es similar a la de las tapas y se utilizan los mismos hierros. El lomo dela solapa también está decorado con florones cuadrados dorados con cuatropétalos de flor en las esquinas (fig. 3).

244 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 3

la encuadernación fue restaurada en el taller de restauración de la Bi-blioteca Histórica de la uCm(4). la tapa anterior tiene pérdidas de piel en partesuperior e inferior y sobre todo en la esquina inferior, además de numerosasrozaduras; la tapa posterior contiene pérdidas de piel en las cuatro esquinas yen varios puntos dispersos. los cantos tienen muchas rozaduras y grandes pér-didas de piel. las guardas están restauradas, se encuentran en buen estado aun-que algo sucias y con inscripciones. El cosido también está en buen estadoaunque no es el original. las cabezadas y los cortes están en buen estado. lasolapa está restaurada y en buen estado (figs. 4-5-6)

245REYES, MONJES Y SABIOS

4. primeramente agradecer a la dirección y al personal del taller de restauración de la BibliotecaHistórica de la uCm, la amabilidad por autorizarme a consultar los expedientes de las restaura-ciones llevadas a cabo, sobre las encuadernaciones que se estudian en este trabajo. la descripciónde la intervención, imágenes y anotaciones del mss. 616 figuran en el expediente nº 369, ar-chivado en el taller de Restauración de la Biblioteca Histórica marqués de Valdecilla de lauCm, y del cual se ha extraído la siguiente información. El expediente indica que la obra pro-cede de la Biblioteca de la Facultad de derecho de la uCm y fue depositado por manuel sánchezmariana, director de la Biblioteca Histórica en ese momento. sobre el estado de conservaciónindicar que contenía una contaminación por Lepisma saccharina, comúnmente llamado lepismade la harina, lepisma del azúcar o pececillo de plata, con perforaciones y roturas con zonas se-paradas y grietas, deformaciones como pliegues y arrugas, y suciedad general con manchas.sobre el soporte de papel de la obra se realizó una limpieza con goma de borrar blanca y aspi-radora, junto al planchado y alisado de las esquinas y bordes. En cuanto a la encuadernación, ladescripción del expediente indica que las cubiertas son de piel, que contienen motivos mudéjaresgofrados (estampación en seco), dorados y mosaicos, realizándose una limpieza sobre ellas; dellomo se indica que es liso, de piel y también se realiza sobre él una limpieza; las guardas son depapel; el soporte de las tapas era de papelón sustituyéndolas por unas tapas de cartón nuevas; laencuadernación carecía de nervios; las cabezadas fueron realizadas manualmente y son del tipooriental; la costura es de cadeneta y por último se indica que la obra se del tipo cartera con solapacomo broche. la obra fue restaurada entre el 27 de octubre de 1999 y el 20 de septiembre de2000 por pilar puerto manouvriez. El 6 de febrero de 2008 la obra entró de nuevo al taller derestauración debido a que se había detectado un error en la paginación al digitalizar la obradentro del proyecto dioscórides. la obra se abrió por el cajo más próximo al cuadernillo paraacceder al lomo. no se logró levantar la guarda con lo que se tuvo que abrir el cajo medianteuna espátula. se desprendió la piel que hacía de fuelle en el lomo y de desmontó la costura quesoportaba el cuadernillo que estaba cosido en dos partes. El proceso no daño el centro de loscuadernillos que una vez colocados en el orden correcto, se volvió a coser en su lugar y comoun único cuadernillo. A continuación se pegó la piel de refuerzo en el lomo y la lomera de la en-cuadernación, cerrando el cajo sin problemas. El proceso finalizó el 12 de febrero de 2008.

246 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 4-5-6

del grupo de las góticas, la Biblioteca dispone de nueve con motivos ex-clusivamente góticos, entre ellas una con planchas en el centro. El estilo góticose desarrolla entre finales del siglo xIII hasta primeros del xVI, y aunque enun primer momento fue realizado por los monjes en los monasterios, no tarda-ron en establecerse talleres laicos en ciudades universitarias.

Estructura decorativa signatura nº de enc. división romoboidal InC Fl 97 - mEd 1176 5

InC Fl 184 - Fll 10564InC Fl 51

división cuadrangular InC Fll 111 1Hileras centrales FoA 146 - dER 438 2planchas mEd 1840 1

las características más relevantes, en cuanto a los materiales, es el empleode las tapas de madera, normalmente de encina o haya, aunque también nospodemos encontrar con tapas de madera de olmo, olivo o cedro, recubiertaspor pieles de becerro, cerdo y de pergamino. Abundan en esta época las mediasencuadernaciones, tanto con motivos góticos como mudéjares, debido a la es-casez de pieles para las encuadernaciones. un rasgo característico en el góticoes la aparición de inscripciones con los títulos, nombres de los autores o de lospropietarios, en caracteres góticos, que se escribían en los cortes con tinta o enun tejuelo de papel sobre el lomo o la tapa anterior. también es muy habitualencontrarnos con bollones (clavos de cabeza redonda) en el centro y en las es-quinas, y broches metálicos (bronce, latón, hierro y plata), a menudo grabadoso cincelados (figs. 7-8).

247REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 7-8

Respecto a la decoración, este estilo se caracteriza por la división de latapa de forma geométrica, ornamentada con pequeños hierros con forma derombos, cuadrados, triángulos, que incluyen dragones, águilas, castillos, rosaso flores de lis, entre otros; también nos encontramos con planchas estampadasen el centro de la tapa o toda su superficie, procedentes del centro de Europae Inglaterra. la técnica decorativa empleada es el gofrado(5) o estampación enseco. En este tipo de encuadernaciones también podemos ver motivos decora-tivos estampados con ruedas, utensilio que hizo que las ornamentaciones serealizaran rápidamente (figs. 9-10-11-12-13-14-15-16-17-18).

5. técnica que consiste en el humedecimiento de la piel y presión con un hierro caliente paraestampar un motivo decorativo. Esta técnica también es conocida como estampación en seco.

248 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 9

249REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 10-11-12-13-14-15-16-17-18

Comenzamos por las cinco encuadernaciones con motivos góticos quedisponen de una estructura decorativa desarrollada por filetes dispuestos endiagonal, que se entrecruzan formando figuras romboidales, dentro de las cua-les aparecen pequeñas flores de lis y florecillas.

Esta primera encuadernación de finales del siglo xV, con signatura InCFl 97, contiene la obra de Angel de Clavasio (Beato) titulada Summa angelica,publicada en Argentinae (Estrasburgo) por el impresor martinus Flach enmarzo de 1498. sus dimensiones son 330 x 216 x 78 mm.

la obra contiene un exlibris manuscrito de Fray domingo Cisson y per-teneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid, ingresando en la Bi-blioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en2000.

En cuanto a los materiales, las tapas son de madera recubiertas de pielmarrón con restos de un tejuelo de papel en la tapa anterior. las guardas sonde papel blanco de mala calidad. los nervios son de tiras de piel e hilo de cá-ñamo. El corte delantero contiene inscripción manuscrita en tinta. Existen res-tos de broches de latón.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante tres nervios sencillosde piel, teniendo el lomo curvo. las cabezadas están realizadas manualmentey se encuentran unidas a las tapas (fig.19).

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FIg. 19

la estructura decorativa no es simétrica. la decoración, en ambas tapas,se inicia con una bordura rectangular realizada con tres hilos. En la tapa anteriorel rectángulo central está ornamentado por bandas diagonales de tres hilos quedan lugar a rombos. En el centro de cada rombo aparece una flor de seis pétalosdentro de un círculo. En la tapa posterior, el rectángulo central está decoradopor bandas diagonales de tres hilos que dan lugar a grandes rombos, ademásde una banda vertical y horizontal que divide la tapa en cuatro partes. En elcentro de cada división aparece una flor de seis pétalos dentro de un círculo.los utensilios empleados han sido un florón y una paleta y la técnica decorativaha sido el gofrado. los entrenervios están decorados con tres hilos gofrados,el central más grueso, que rodean cada nervio.

la obra no ha sido restaurada. la tapa anterior contiene pérdidas de colormotivadas por las rozaduras, pérdidas de piel en las esquinas y el tejuelo depapel está muy deteriorado; la tapa posterior también contiene pérdidas decolor por rozaduras, pérdida de piel en las esquinas, y se ha realizado un injertoen la piel antes de la decoración. la madera de la tapa está deteriorada. la con-traguarda anterior contiene numerosa suciedad; la contratapa anterior presentauna rotura en la bisagra y restos de insectos bibliófagos; pérdida total de lacontraguarda posterior; la contratapa posterior están en buen estado. los ner-vios tienen pérdidas de piel en los extremos; pérdida del entrenervio superior,junto a la cabezada, y restos de insectos bibliófagos en el entrenervio inferior.las cabezadas, cosido y cortes están en buen estado. pérdida de broches delatón en las tapas.

Esta obra, encuadernada a partir del primer cuarto del siglo xVI, fue es-crita por Yuhanna Ibn serapion, s. Ix con el título Practica Io.Serapionis...,impresa en lyón en 1525. las dimensiones son 260 x 190 x 42 mm. y su sig-natura es mEd 1176.

Contiene el exlibris manuscrito de la Casa de la Aprobación de la Com-pañía de jesús de Villagarcía ingresando en la Biblioteca Histórica procedentede la Biblioteca de la Facultad de medicina.

las tapas son de cartón recubiertas de piel marrón lisa. las guardas sonde papel blanco cosida a los cuadernillos de la obra. los refuerzos de perga-mino reutilizado –con presencia de grafía manuscrita- y abundante cola de ori-gen animal. los nervios son de tiras de piel blanquilla. las cabezadas son detiras de piel. Aparecen restos de cintas de cierre en las tapas.

las tapas están unidas al cuerpo del libro; sólo una de las dos tiras de pielde cada nervio, enlaza con la tapa, cortándose la otra tira durante la construc-

251REYES, MONJES Y SABIOS

ción de la encuadernación. los orificios de enlace con la tapa están situados a1 cm aproximadamente del canto del cartón; los nervios enlazan desde la caraexterior hacia el interior y vuelven de nuevo a la exterior, dejando un lazo desujeción de 1 cm aproximadamente. no existen indicios de rebajado del cartónpara alojar el nervio. El cosido está realizado con cuatro nervios dobles de pielblanquilla y a punto seguido. El cosido de la guarda se salta uno de los nervios.las cabezadas son manuales unidas a las tapas y a los cuadernillos.

la estructura decorativa de las tapas no es simétrica. la decoración de latapa anterior está realizada por medio de filetes que se entrecruzan formandorombos en cuyo interior aparecen pequeñas flores de cuatro pétalos. los uten-silios empleados han sido una rueda y florón y la técnica decorativa ha sido elgofrado. En el corte delantero aparece un rotulado sencillo con tinta manuscrita.la tapa posterior carece de decoración (figs. 20-21).

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FIg. 20

la obra ha sido restaurada en el taller de Restauración de la BibliotecaHistórica de la universidad Complutense de madrid(7). solo se conserva la de-coración de la tapa anterior. Existe la pérdida de la tapa posterior completa, dela guarda de la tapa y guarda volante correspondiente. también hay pérdidade parte de material de la cubierta -piel- en la zona del lomo. Existe un debili-tamiento en las puntas de la tapa que se conserva, con deterioro físico inclu-

253REYES, MONJES Y SABIOS

7. la obra ingresó en el taller de restauración de la Biblioteca Histórica de la uCm el 13 de fe-brero y tuvo su salida el 22 de octubre de 2003. Fue depositado en el taller por Aurora miguely el responsable de la restauración fue javier tacón Clavaín. la descripción de los diferentesprocesos e intervenciones han sido extraídas del expediente nº 515 depositado en el taller. Encuanto al estado de conservación de la obra se indica que contenía zonas perdidas, desgarros,suciedad general y manchas de grasa, además de un oscurecimiento en la zona donde aparecela mancha de grasa. Respecto a la encuadernación, las cubiertas y el lomo son de piel con mo-tivos gofrados; las guardas son de papel; las tapas son de cartón; los nervios de badana; las ca-bezadas, realizadas manualmente, aparecen los indicios y restos; la costura es la denominada ala española; y los broches eran de cintas y se han perdido. la descripción del tratamiento seguidoaparece de forma completa en: tacón Clavaín, j. El proceso de restauración de un libro de 1525manchado de aceite. En. El libro como objeto de arte : Actas del II Congreso nacional sobreBibliofilia, Encuadernación Artística, Restauración y patrimonio Bibliográfico [2004]. Cádiz :Ayuntamiento, 2008, p. 335-347.

FIg. 21

yendo pequeñas pérdidas de piel. Aparecen deterioros físicos importantes enlas últimas hojas de la obra. los dos últimos cuadernillos se encuentran casisueltos. Roturas de las guardas de la tapa que se conserva y despegado de losrefuerzos del lomo adheridos a esta tapa. pérdida de la cabezada de pie -que-dando sólo los hilos de enlace con los cuadernos- y deterioro importante de lade cabeza, permaneciendo unido el núcleo precariamente por restos de hilos(figs. 22-23).

254 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 22-23

la obra de johannes Versor titulada Quaestiones in Aristotelis Metaphy-sicorum libros, una cum texto, fue impresa en Coloniae (Colonia, Alemania)por el Henricus quentell en 1498. sus dimensiones son 330 x 210 x 32 mm,fue encuadernada posiblemente a finales del siglo xV y su signatura es InCFl 184 (fig. 24).

Contiene un ex-libris manuscrito delnoviciado de laCompañía de jesúsde madrid. tambiénla obra perteneció alfondo de los RealesEstudios de san Isi-dro de madrid. Final-mente ingresó en laBiblioteca Históricaprocedente de la Bi-blioteca de la Facul-tad de Filología en2000.

las tapas son demadera recubiertas depiel rojiza, al igualque el lomo. lasguardas son de papelblanco con una fili-grana de una mano yuna flor; las hojas derespeto contienen unafiligrana con flor delis y una corona. los

nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. las cabezadas de tiras de piel ehilo de cáñamo. En el corte delantero aparece una inscripción manuscrita entinta. Aparecen restos de broches de latón.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios doblesde piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales se encuentran unidas a lastapas.

255REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 24

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración comienzacon una bordura rectangular realizada con tres filetes, el central más grueso.El rectángulo central está decorado con bandas dispuestas en diagonal de tresfiletes, el central más grueso, que dan lugar a rombos. El utensilio empleadoha sido la rueda y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los entrenerviosestán gofrados con dos filetes gruesos en cada lado de los nervios y tres hilos,el central más grueso, en el centro del entrenervio.

El estado de conservación no es el mejor. la tapa anterior aparece connumerosas rozaduras y con perdidas de piel en las esquinas; la madera estápartida; los cantos están muy deteriorados, con pérdidas de piel. la tapa pos-terior también contiene rozaduras, con perdidas de piel en las esquinas, al igualque en los cantos. las guardas están muy deterioradas, con suciedad y con res-tos de insectos bibliófagos. los nervios contienen rozaduras; el primer entre-nervio superior, junto a la cabezada, está desprendido con riesgo de pérdida.las cabezadas, cosido y cortes están en buen estado.

Esta encuadernación fue realizada en la segunda mitad del siglo xVI (sig-natura Fll 10564), y contiene la obra de giovanni Ierio Valerianas Bolzanititulada Hieroglyphica seu De sacris Aegyptiorum, aliarumque gentium com-mentarii..., impresa en lugduni (lyón-Francia) por Bartholomaeus Honoratoen 1579. sus dimensiones son 376 x 253 x 83 mm.

la obra perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid e in-gresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad deFilología.

las tapas son de madera y recubiertas de piel de becerro marrón clara aligual que el lomo. las guardas son de papel verjurado blanco. los nervios sonde tiras de piel e hilo de cáñamo. El tejuelo es de papel verjurado. los cortesestán coloreados con tinta roja. las cabezadas están realizadas con tiras de piele hilos de colores azul y rojo.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios doblesde piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas.

la estructura decorativa de las tapas no es simétrica. la tapa anterior estáenmarcada con dos hilos. Este primer encuadramiento se une al rectángulocentral con dos hilos dispuestos en diagonal desde cada esquina de la tapa acada esquina del rectángulo central. El rectángulo central formado por treshilos, y está decorado en su interior por un gran rombo formado igualmentecon tres hilos. En los espacios libres dentro del rectángulo y fuera del granrombo aparecen estampadas hileras de pequeñas flores de lis. El interior del

256 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

rombo está decorado por una rueda de tres hilos paralelos dispuestos en dia-gonal que forman rombos más pequeños. En las esquinas y en el centro decada uno de estos rombos aparece una pequeña flor de lis. la tapa posteriorestá encuadrada con dos hilos que se une al rectángulo central con dos hilosgofrados en diagonal desde cada esquina de la tapa a cada esquina del rectán-gulo central. El rectángulo central está formado por una rueda de tres hilos yestá decorado en su interior por otras ruedas de tres hilos dispuestos en diagonalen bandas diagonales que dan lugar a rombos. En las esquinas y en el centrode cada uno de estos rombos también aparece una pequeña flor de lis. los uten-silios empleados han sido ruedas, paletas y florones y la técnica decorativa hasido el gofrado. los nervios están gofrados con una paleta de un hilo y los en-trenervios con paletas de tres hilos a cada lado de los nervios y otros tres hilosen la parte central del entrenervio, dividiendo éste en dos partes; en cada divi-sión aparecen diversas hileras de florones de flores de lis. En el tejuelo aparecela inscripción manuscrita con el título y autor de la obra BOLZANUS / Hiero-gliphica (fig. 25).

257REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 25

El estado de conservación no es muy aceptable. las tapas están muy de-terioradas con rozaduras y pérdidas de piel. las esquinas están muy deteriora-das. los cantos tienen rozaduras con restos de refuerzos. los contracantostienen pérdidas de piel aunque están en buen estado. las guardas se encuentranmuy sucias; no son guardas completas ya que en los tres lados exteriores hayadherido papel verjurado que rellena los espacios donde no llegaba la guardaoriginal. los nervios contienen muchas rozaduras, con pérdida de la estampa-ción. los entrenervios también contienen diversas rozaduras. El tejuelo, cabe-zadas, cosido y cortes están en buen estado. Aparecen restos de broches yrefuerzos en las esquinas y cantos.

la obra con signatura InC Fl 51 contiene la obra Pharsalia cum Omni-boni Leoniceni commentario de marco Anneo lucano (39-65 d.C.), impresaen Brixiae (Brescia-Italia) por el impresor jacobus Britannicus, en mayo de1486, con las dimensiones 318 x 216 x 45 mm, fue encuadernada a finalesdel siglo xV. Ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca dela Facultad de Filología en 2000.

las tapas son de madera biselada recubiertas de piel marrón, al igual queel lomo las guardas son de papel verjurado que contiene una gran filigrana.los nervios son de tiras de piel e hilo de lino. las cabezadas están realizadascon tiras de piel e hilos de colores. El tejuelo es de papel verjurado.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante tres nervios sencillos.El lomo es curvo. las cabezadas son manuales y están unidas a las tapas y alos cuadernillos.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se iniciacon una orla exterior formada por seis hilos gofrados con una rueda; el espacioentre la primera y segunda orla está decorado con cuadrados gofrados de ladoscóncavos; la segunda orla que forma el rectángulo interior también está for-mada por seis hilos gofrados; este rectángulo está decorado por hilos dobles,dispuestos en diagonal, que dan lugar a rombos realizados con una rueda; elinterior de los rombos está decorado con una pequeña florecilla gofrada decuatro pétalos. los entrenervios están decorados por hilos dobles dispuestosen diagonal gofrados que dan lugar a rombos. las cabezadas están decoradascon el intercalado de los hilos de colores amarillo, verde y rosa. En el cortedelantero aparecen diversas letras manuscritas. En el tejuelo aparece la ins-cripción Lucani / Pharsaliae / 1486 (figs. 26-27).

En cuanto al estado de conservación la madera de las tapas está en buenestado, no así la piel, que presenta diversas rozaduras y manchas. la piel de la

258 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

esquina inferior izquierda de la tapa posterior ha sido adherida con posteriori-dad aunque es la original. En las tapas, como en el interior, aparecen restos deinsectos bibliófagos. Hay restos de un tejuelo de papel en la tapa anterior. Eltejuelo del lomo y el cosido están en buen estado al igual que las cabezadasaunque estas últimas algo deterioradas. El corte delantero tiene diversas man-chas. Restos de broche de latón y de manecillas piel en la delantera de las dostapas.

la siguiente encuadernación, encuadernada a finales del siglo xV, consignatura InC Fll 111, contiene una obra escrita por el papa pío II (1405-1464) titulada Epistolae in Pontificatu editae, impresa en mediolani (milán)por Antonio zarotus en 1481. sus dimensiones son 291 x 205 x 40 mm.

la obra perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid, ingre-sando en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad deFilología en 2000.

259REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 26-27

las tapas son de piel rojiza y de madera biselada. no dispone de guardas.El lomo también es de piel rojiza. los nervios de tiras de piel e hilo de cáñamo.En el corte delantero aparece una inscripción manuscrita realizada con tinta.

las tapas están unidas al cuerpo del libro. El cosido está realizado contres nervios sencillos de piel. El lomo es curvo. las cabezadas están realizadasmanualmente y están unidas a las tapas.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se iniciacon una bordura exterior de seis hilos finos. la tapa está dividida en seis cua-drados por medio de seis hilos finos; los cuadrados superior e inferior izquierdoy central derecho están ornamentados por hilos dobles dispuestos en diagonalque dan lugar a rombos; en el interior de cada rombo se encuentra una florecillade cuatro pétalos; los cuadrados superior e inferior derecho y central izquierdoestán decorados con rombos de lados cóncavos formado hileras. los utensiliosempleados han sido florones y paletas y la técnica utilizada ha sido el gofrado.los entrenervios están gofrados con una rueda de dobles filetes en cada ladode los nervios; en la parte central aparecen dobles filetes dispuestos en diagonalformando pequeños rombos, con una pequeña flor de cuatro pétalos gofradaen el interior de cada uno de ellos. En el tejuelo aparece la inscripción manus-crita del nombre del autor, el título y el año Pii II / Epist. / 1481. las cabezadas,realizadas manualmente y unidas a las tapas, intercalan los hilos de coloresverde y granate (figs. 28-29).

260 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 28-29

las tapas presentan numerosos rozaduras y pérdidas de piel, marcasde un broche central y pérdidas de piel en las esquinas. también aparecen al-gunas rozaduras en los nervios y entrenervios. la cabezada superior está algodeteriorada con pérdida de color y la cabezada inferior está muy deterioradacon pérdida de los hilos. El cosido, los cortes y el tejuelo están en buen estado.pérdida del broche central.

las dos siguientes encuadernaciones están realizadas en la segundamitad del siglo xVI, entre 1560 y finales de siglo, empleándose para su orna-mentación la rueda. las dos encuadernaciones proceden, seguramente delmismo taller y/o del mismo encuadernador. Es muy posible que fueran reali-zadas en la parte norte de Francia, teniendo una estructura decorativa típicafrancesa, con una orla rectangular concéntrica y tres hileras verticales en elrectángulo central, aunque las tres ruedas empleadas también aparecen en en-cuadernaciones alemanas, centroeuropeas e inglesas pero no con esa estructurade tres hileras centrales.

la primera de ellas contiene la obra In Evangelium secundum LucamOrationes quinquaginta quator... de Isidoro Chiari, obispo de Foligno, impresaen Venetiis (Venecia, Italia) por Franciscus Franciscium en 1565, con la sig-natura FoA 146 y las dimensiones 212 x 155 x 50 mm.

las tapas son de madera recubiertas de piel marrón clara al igual queel lomo. las guardas son de papel blanco. los nervios son de cordel de cáñamoe hilo de color azul. las cabezadas son de tiras de piel e hilo azul y blanco.

tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles.El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración seinicia con una rueda de flores de lis dentro de rombos, flanqueada a amboslados por una rueda de tres filetes, el central más ancho. En el rectángulo cen-tral aparecen tres ruedas verticales con ornamentación vegetal separadas portres filetes, el central más grueso. los utensilios empleados han sido ruedas ypaletas y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los nervios están ornamen-tados con un hilo gofrado de una paleta que lo atraviesa horizontalmente. losentrenervios están gofrados por una paleta que decora un recuadro formadopor diversos filetes. El corte delantero contiene inscripción manuscrita (figs.30-31-32).

En la tapa anterior encontramos una pérdida de piel en la parte centralcercana al lomo y manchas con pérdidas de piel en las esquinas y parte cercanaal lomo en la tapa posterior. los nervios están al descubierto con pérdida total

261REYES, MONJES Y SABIOS

de la piel. pérdida casi total de la piel de los entrenervios. El tejuelo, las cabe-zadas, los cortes, las guardas y el cosido están en buen estado, aunque el primercuadernillo está desprendido. pérdida de las esquineras y broches.

del mismo autor Isidoro Chiari, obispo de Foligno, impresa en Venetiis(Venecia, Italia) por dominicus nicolinus en 1566 tenemos la obra con signa-tura dER 438 In sermonem Domini in monte habitum secundum Matthaeum...con las dimensiones 213 x 157 x 47 mm.

Contiene el ex libris de la Biblioteca Complutense y el ex libris manus-crito del Colegio de la Compañía de jesús de la universidad de Alcalá. Ingresóen la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de derechoen 2000.

las tapas son de madera recubiertas de piel marrón clara y broches depiel. las guardas son de papel blanco. los nervios e hilo son de cáñamo. Eltejuelo y los refuerzos del lomo son de papel. El corte delantero contiene ins-

262 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 30-31-32

cripciones realizadas con tinta negra. las cabezadas están realizadas de tirasde piel e hilos de colores azul y rojo.

las tapas encartonadas. Cosido con cuatro nervios dobles de cáñamo.lomo curvo. Cabezadas manuales unidas al lomo (figs. 33-34).

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se iniciacon una rueda de flores de cuatro pétalos dentro de rombos, flanqueada a amboslados por una rueda de tres filetes, el central más ancho. En el rectángulo cen-tral aparecen tres ruedas verticales con flores de cuatro pétalos dentro de rom-bos separadas por tres filetes, el central más grueso. los utensilios empleadoshan sido ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los cantos están go-frados con una rueda de dos filetes finos, los contracantos con una rueda conun hilo grueso, los nervios con una paleta de un hilo grueso que atraviesa lasuperficie y los entrenervios con una paleta que rodea toda la superficie condos filetes. El tejuelo contiene inscripciones manuscritas y el corte delanterotambién contiene la inscripción manuscrita del nombre del autor.

263REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 33-34

su estado de conservación es aceptable. En la tapa anterior aparecen restosde pintura blanca y de cinta adhesiva, además de roturas de la piel en la zonacercana al lomo y pérdidas de piel en las zonas de los broches. la tapa posteriorestá en buen estado con rozaduras en la zona cercana al lomo. los cantos, con-tracantos, tejuelo, cosido y cortes están en buen estado. las guardas están enbuen estado con roturas en la zona de la bisagra. los nervios contienen roza-duras. los entrenervios también tienen rozaduras y pérdida del entrenervio su-perior e inferior. la cabezada superior está algo deteriorada y en buen estadola inferior. Aparecen restos de broches de piel en las tapas.

la última de las encuadernaciones con motivos exclusivamente góticoses la obra que contiene los títulos Prima pars practice in chirurgia : Practicain arte chirurgica copiosa Ioannis de Vigo... lugduni: in aedibus Iacobi myt...,sumptib[us]... Vince[n]tii de portonariis, 1519, y S[e]c[un]da pars practicei[m]p[er]fessione chirurgica que co[m]pendiosa nu[n]cupat[ur]... / co[m]pi-lata a Ioannes de Vigo... lugduni: in edibus Iohan[n]es de Cambray, sumptu...Vincentii de portonariis..., 1518, por de giovanni Vigo (1460-1520). Esta obra

fue encuadernada a media-dos del siglo xVI y posi-blemente fue realizada enlos países Bajos, ya queexisten otras encuaderna-ciones con las mismasplanchas realizadas en laprimera mitad del sigloxVI en Amberes. sus di-mensiones son 205 x 140x 35 mm y su signatura esmEd 1840.

perteneció al RealColegio de Cirugía de sanCarlos de madrid e ingresóen la Biblioteca Históricaprocedente de la Bibliotecade la Facultad de medi-cina.

264 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 35

las tapas son de cartón y recubiertas de piel marrón oscura. las guardasson de pergamino. los nervios son de piel marrón. los cortes contienen restosde tinta. las cabezadas son de tiras de piel e hilo.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios senci-llos. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas (figs.35-36-37).

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. En el centro aparecenplanchas estampadas con motivos religiosos gofrados: en la plancha superiorizquierda y en la inferior derecha aparece la imagen de la virgen con el niñoen brazos, dentro de un círculo, con dos ángeles en la parte superior y otrosdos en la inferior sujetando una cartela con una leyenda en letras góticas; en laplancha de la parte superior derecha e inferior izquierda aparece la imagen dela Anunciación, junto a una cartela que rodea toda la plancha con una inscrip-ción en caracteres góticos. la decoración de las tapas está dividida en cuatropartes. En el corte delantero y de pie aparecen inscripciones manuscritas.

En la tapa anterior hay pérdida de piel cercana al lomo. las esquinas estánalgo deterioradas. Aparecen restos de broches de botones. En la tapa posterior

265REYES, MONJES Y SA-

FIgs. 36-37

hay una pérdida de parte de piel cercana al lomo. las Esquinas están algo de-terioradas. Aparecen restos de broches de botones. las guardas están en buenestado, aunque algo sucias y con notas manuscritas. Hay una pérdida total dellomo. la cabezada superior está muy deteriorada, con pérdida de la unión conla tapa posterior; la cabezada inferior también está muy deteriorada con pérdidade hilo. El cosido está deteriorado, ya que algunos cuadernillos no tienen cos-tura y algunos nervios no están unidos a las tapas. los cortes están en buen es-tado. Aparecen restos de cierres de botones en las tapas.

El siguiente grupo es el de las encuadernaciones con motivos mudéjares,que se compone de nueve ejemplares. Este tipo de encuadernación comenzó adesarrollarse en la península ibérica hacia el siglo xIII hasta el siglo xVI, porlos artesanos musulmanes y judíos. también es conocido como estilo hispano-árabe o hispano-morisco.

Como características más importantes sobresale el empleo del cordobán,piel de cabra perfectamente curtida, así como el empleo de cartón, soporte in-troducido por los árabes, y la estructura de cartera.

En cuanto a las técnicas decorativas es muy común encontrarnos con es-tructuras decorativas estampadas mediante la técnica de estezado(8) y sobre tododel gofrado, incluso motivos dorados con panes de oro. Este tipo de técnicadecorativa fue introducida por los artesanos musulmanes, seguramente arago-neses y catalanes en el reino de nápoles sobre 1480, para la decoración de lasobras de la biblioteca de los reyes aragoneses.

Existen varias clasificaciones en función de la estructura decorativa, unade esas es la creada por julia méndez Aparicio(9), que divide las estructuras encuatro tipos: bandas rectangulares concéntricas - bandas rectangulares con elrectángulo central partido en dos - círculo, estrella o motivos centrales – lace-rías.

también Ramón miquel y planas(10), en su obra publicada en 1913, esta-bleció una clasificación de hierros divididos en los siguientes grupos:

8. técnica de estampación que consiste en el humedecimiento de la piel y presión del hierropara marcarlo en frío. también es denominado estampación en frío.9. méndez Aparicio, j. la encuadernación mudéjar. En. Encuadernaciones españolas en la Bi-blioteca Nacional. madrid : Biblioteca nacional : julio ollero, 1992, p. 17-30.10. miquel y planas, R. Restauración del Arte hispano-árabe en la decoración exterior de loslibros. Barcelona : miquel-Rius, 1913, 23, xxI p.

266 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

Hierros empleados por separado como florones empleados para la deco-ración de los entrenervios (fig. 38).

Florones utilizados para la finalización de las orlas incompletas en las es-quinas o para la repetición de un mismo motivo, creando así orlas con unmismo motivo decorativo (figs. 39-40-41-42-43-44).

Florones y punzones para ornamentar espacios vacíos de decoración comolas zonas centrales de las tapas (fig. 45-46).

siguiendo la clasificación de la estructura decorativa antes mencionada,de los nueve ejemplares que la Biblioteca Complutense dispone, uno de ellos

267REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 38

FIgs. 39-40-41-42-43-44

FIgs. 45-46

contiene un círculo central, otro es de lacerías y los otros siete contienen bandasrectangulares concéntricas.

Estructura decorativa signatura – Enc. restaurada: (sí/no) nº de enc.Bandas rectangulares InC mEd 39 - InC I 290 7

InC I 200 – InC Fl 44InC Fl 58 – Fll 25623mEd 360

Círculo central InC Fl 27 1lacerías InC Fl 17 1

Comenzaremos por el análisis y estudio de la encuadernación con cír-culo central. los datos bibliográficos de la obra son: macrobio, Ambrosio Au-relio teodosio. In somnium scipionis expositio, iuxta textum Ciceronis;Saturnalia. Brixiae: Binus de Boninis, 1485. sus dimensiones son 325 x 220x 40 mm y su signatura es InC Fl 27.

la encuadernación fue realizada a finales del siglo xV. procede de losReales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en la Biblioteca Históricaprocedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en 2000.

las tapas son de madera recubiertas de piel marrón al igual que ellomo. las guardas son de papel verjurado blanco que contiene una filigranade una mano y una flor de cinco pétalos. los nervios son de tiras de piel e hilode cáñamo. El corte delantero contiene una inscripción manuscrita con el nom-bre del autor y el título de la obra en tinta. El tejuelo es de papel verjurado coninscripciones en tinta. Aparecen restos de broches de latón.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cinco nervios do-bles de piel. El lomo es curvo. las cabezadas están unidas a las tapas (figs. 47-48).

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la primera orla estáformada por dos filetes, seguida de dos hilos en forma de aspa y a cada ladodos rombos de lados cóncavos formados por finos hierros de cordelillo con ra-yado y florecillas en el interior. la segunda orla está decorada con lazos sim-ples de hierros de cordelillo con flores de lis en su interior. En la parte centrallas cuatro esquinas están decoradas por cuatro triángulos formados por dos fi-letes; la decoración interior está ornamentada por lazos simples de hierros de

268 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

cordelillo y con flores de lis en los espacios vacíos. El centro de la tapa estádecorado con un gran círculo formado por dos filetes y relleno de círculos en-cadenados con motivos rayados. El resto de la parte central está decorado porvarios rombos cóncavos formados con finos hierros de cordelillo con rayadoy florecillas en el interior. los utensilios empleados han sido florones, ruedas

y paletas y la téc-nica decorativa hasido el gofrado. losentrenervios estándecorados con unaestampación de do-bles filetes en dia-gonal y rombos de

lados cóncavos en el interior. tejuelo contiene la inscripciónmanuscrita Macrob. / 1485 (figs. 49-50-51).

269REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 47-48

FIgs. 47-48

la obra no está restaurada. la tapa anterior contiene una con pequeña ro-tura en parte inferior. Ambas tapas tienen las esquinas algo deterioradas, conpequeñas quemaduras, restos de insectos bibliófagos y de broches. las guardascontienen manchas, recortadas en su parte inferior, y restos de insectos biblió-fagos. Aparecen rozaduras en los nervios y entrenervios, con pérdida de pielen el entrenervio inferior. las cabezadas, cosido y cortes están en buen estado.

El siguiente ejemplar, encuadernado a finales del siglo xV, es la que tie-nen una decoración desarrollada por medio de lacerías, es decir una cinta tra-zada con dos filetes que se van entrecruzando formando diversas estructurasgeométricas, dejando los espacios vacíos para la estampación de pequeños hie-rros. los datos bibliográficos son los siguientes: Cicerón, marco tulio (106-43 a.C.). Oraciones. Venettis: Christophorus Vadenfer, 1471. sus dimensionesson 258 x 238 x 90 mm y su signatura InC Fl 17.

procede de los Reales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en laBiblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en2000.

las tapas son demadera recubiertas depiel marrón, al igualque el lomo. las guar-das son de pergamino.los nervios son de tirasde piel e hilo de cá-ñamo. las cabezadasson de tiras de piel ehilos de colores verde ygranate.

las tapas estánunidas al cuerpo dellibro mediante cinconervios dobles de piel.El lomo es curvo. lascabezadas manualesestán unidas a las tapasy al lomo (figs. 52-53).

270 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 52

la estructura decorativa delas tapas es simétrica. la bor-dura exterior está formada poronce filetes. El interior de estaorla está relleno de aspas de cor-delillo que forman una red y depequeños puntos cincelados enlos espacios libres. El rectángulocentral se decora mediante la es-tampación de dos filetes que for-man una cinta continua que seva entrecruzando para desarro-llar un trazo geométrico; el es-pacio alrededor de la cinta con-tinua está relleno de finas aspas de cordelillo que forman una red. los utensiliosempleados han sido florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado.los nervios están gofrados con una paleta de hilo en la parte central del nervio.la decoración de los entrenervios se compone de una paleta de cuatro filetesen cada lado de los nervios, un filete en cada lado enmarcando todo el entre-nervio y en el centro pequeñas aspas de cordelillo estampados en diagonal queforman pequeños rombos, todo ello gofrado. las cabezadas están decoradascon el intercalado de los hilos de color verde y granate (figs. 54-55-56).

271REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 53

FIgs. 54-55-56

las esquinas de las tapas están muy deterioradas debido al mal uso; apa-recen pérdidas en la parte central de la tapa posterior. las guardas contienenarrugas debido a la humedad. Aparecen pérdidas de decoración en los nerviosdebido a las rozaduras y pérdida de piel en el entrenervio inferior. la cabezadasuperior está en buen estado y algo deteriorada la cabezada inferior, con pérdidade los hilos de seda de color verde y granate. El cosido y los cortes están enbuen estado. Aparecen restos de agujeros y broches en las tapas.

los siguientes siete ejemplares mantienen una misma estructura decora-tiva desarrollada por bandas rectangulares formadas por hierros mudéjaresque se unen formando orlas o bandas.

la primera de estas obras contiene una encuadernación de finales del sigloxV o primeros del xVI. los datos bibliográficos son los siguientes: ArgidiusRomanus (1243 ca.-1316). De regimine principum. Venetiis: simon Vevilaqua,1498. sus dimensiones son 314 x 224 x 26 mm y la signatura es InC mEd39.

Esta obra ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Bibliotecade la Facultad de Farmacia.

las tapas son de cartón recubierto de piel marrón oscura al igual que ellomo. las guardas son de papel verjurado blanco con una filigrana de una manoy una estrella de cinco puntas. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo.los cortes contienen inscripciones realizadas con tinta. las cabezadas son detiras de piel y cordel blanco.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios doblesde piel. El lomo es curvo. las cabezadas están unidas a las tapas.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se iniciacon una primera bordura formada con cinco filetes finos; en su parte centralaparece la estampación de florones de eses enlazadas cordiformes; en las es-quinas hay tres filetes que unen la primera orla con la segunda. la segundaorla está decorada con la repetición de un florón de triángulos encadenados yaspados. la tercera está decorada con rombos encadenados de hierros cordi-formes. la cuarta con eses encadenadas como la bordura exterior. El rectángulocentral está enmarcado con tres filetes finos y en la parte central se forma unageometría ajedrezada con aspas curvas cordiformes. los utensilios empleadoshan sido paletas, florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado.los nervios están gofrados con un filete central, y los entrenervios con un doblefilete a cada lado de los nervios y otro en el centro del entrenervio. El cortedelantero y superior contiene inscripciones manuscritas.

272 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

las tapas contienennumerosas rozaduras ypérdidas de piel en laparte inferior. Aparecenpérdidas de piel y de car-tón en las esquinas. lasguardas contienen man-chas y están algo recorta-das en sus extremos. Haypérdidas de piel en el se-gundo y cuarto nervio.también hay pérdidas depiel en el primer, tercero yquinto entrenervio. lascabezadas están algo dete-rioradas. El cosido tienedesprendimiento de cor-deles en la tapa anterior.los cortes están en buenestado. Aparecen restos debroches en las tapas (figs. 57-58-59-60-61).

la siguiente obra, con signatura InC I 290, fue encuadernada a finalesdel siglo xV o primeros del xVI. los datos bibliográficos son: johannes desacro Bosco. Sphaera mundi, cum commentis Cicchi Escilani, Francisci Ca-puani et Jacobi stapulensis. georgius purbachius. Theoricae novae planeta-rum, cum commento Francisci Capuano. Venetiis: simon Bevilaqua, 1499.sus dimensiones son 330 x 218 x 35 mm.

273REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 57

FIgs. 58-59-60-61

la obra contiene el ex-libris manuscrito de luis Carrillo y el ex-libris dela Biblioteca Complutense Ildefonsina.

las tapas son de madera recubiertas de piel marrón al igual que el lomo.las guardas son de papel blanco. los nervios son de tiras de piel e hilo de cá-ñamo. El tejuelo es de papel. las cabezadas son de tiras de piel e hilos de colorrojo y azul.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante tres nervios dobles depiel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y allomo.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. su ornamentación seinicia con una primera bordura exterior formada por una rueda de tres filetes,el central más ancho, seguida de una orla decorada por dos filas de lazos sim-ples redondeados cordiformes formando círculos entrelazados y flanqueada aambos lados por una rueda de tres filetes, el central más ancho. las entrecalles

tienen escasa decora-ción, solamente la apa-rición de filetes en lasesquinas y también depequeños círculos as-pados cordiformes. Enla parte superior de laentrecalle central se en-cuentra un tejuelo depapel con una inscrip-ción. El rectángulocentral de la tapa estáenmarcado con tres fi-letes finos y decoradoen su interior por cincohileras de círculos as-pados cordiformes dis-puestos de formajaquelada. los utensi-lios empleados han

274 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 62

sido paletas, florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido elgofrado. los nervios están gofrados con un filete en el centroque se estampa de lado a lado. En el segundo entrenervio apa-rece un tejuelo de papel con la inscripción manuscrita ESCU-LANS / Capuanus / Stabitleriis / DE / Sphera Mundi. En el restode los entrenervios aparece una decoración gofrada con filetes entrecruzadosque forman una gran aspa. las cabezadas están decoradas con el intercaladode hilos de colores rojo y azul. En el corte delantero aparece una inscripciónmanuscrit. (figs. 62-63-64-65-66).

la encuadernación está restaurada(11). tiene pérdidas de madera y piel enla esquina inferior de la tapa anterior. tiene marcas de broches y rozaduras enla tapa posterior. Aparece una gran pérdida de piel, aunque está restaurada, enla parte superior junto al primer nervio de la tapa posterior. las guardas con-tienen inscripciones y exlibris, restos de insectos bibliófagos, suciedad y man-chas de humedad, además de estar recortadas en sus lados. pérdida del primer

275REYES, MONJES Y SABIOS

11. la intervención que figura en la ficha V-293 describe que se realizó una limpieza de la en-cuadernación, se colocó un tejuelo colgado de la cabezada inferior y se le aplicó un enceradoprotector. también se añade que antes de realizar cualquier intervención, faltaba piel en el lomoy en el plano posterior. la obra fue restaurada por pilar puerto manouvriez entre el 22 de abrily el 7 de mayo de 1996 en el taller de restauración de libros de la uCm, situado en el pabellónde gobierno.

FIgs. 63-64-65-66

nervio y rozaduras en el resto. pérdida del primer y segundo entrenervio, y ro-zaduras en el resto. pérdida de la parte superior del tejuelo. las cabezadas, co-sido y cortes están en buen estado. Restos de broches de latón en las tapas.

Este ejemplar de bandas rectangulares y con signatura InC I 200 fueencuadernado a finales del siglo xV o primeros del xVI. sus datos bibliográ-ficos son los siguientes: turisanus Carthusiensis (ca. 1270-ca. 1350). Plusquamcommentum in Microtegui Galeni. Bononiae: ugo Rugerius, 1489. sus dimen-siones son 318 x 223 x 60 mm.

Contiene el exlibris manuscrito del Colegio de la Compañía de jesúsde la universidad de Alcalá.

las tapas son de madera recubiertas piel marrón al igual que el lomo.las guardas son de papel verjurado blanco al igual que las hojas de respetocon una filigrana de una mano con estrella de cinco puntas. los nervios sonde cordel e hilo de cáñamo. las cabezadas son de tiras de piel e hilo blanco.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios do-bles de cáñamo. media encuadernación. las cabezadas están unidas a las tapas(figs. 67-68-69-70).

276 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 67-68-69-70

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración seinicia con diversas orlas realizadas con filetes. la parte superior e inferior estádecorada, de forma aislada, con lazos simples redondeados cordiformes. laprimera orla está decorada con rombos y enlaces simples cordiformes. la partecentral está ornamentada de cinco hileras de lazos simples redondeados cordi-formes, dispuestos de forma jaquelada. los utensilios empleados han sido pa-letas, florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los nerviosestán gofrados con un filete grueso estampado de lado a lado del nervio; losentrenervios están gofrados con florones de lazos simples redondeados cordi-formes en la parte central y filetes dobles que se cruzan desde las cuatro es-quinas y de la parte central de los entrenervios. El tejuelo contiene lainscripción manuscrita TRUSIANUS / in Galeni / Microtech. El corte delanterocontiene la inscripción manuscrita nº 89.

las tapas contienen diversas rozaduras en la piel y pérdidas de madera.la madera descubierta contiene numerosos dibujos. los nervios y entrenervioscontienen diversas rozaduras. las cabezadas, guardas, cosido y cortes están enbuen estado. Aparecen restos de broches de piel en las tapas.

Esta obra, con signatura InC Fl 44, fue encuadernada a finales del sigloxV o primeros del xVI. los datos bibliográficos son: plinio segundo, Cayo(23-29 d.C.). Historia naturales. Venetiis : johannes Alvisius de Varisio, 18mayo, 1499. las dimensiones son 320 x 220 x 55 mm.

Contiene un ex-libris manuscrito del Colegio Imperial de la Compañía dejesús de madrid. Ingresó en la biblioteca Histórica procedente de la Bibliotecade la Facultad de Filología.

las tapas son de madera recubiertas de piel marrón oscura como el lomo.las guardas y las hojas de respeto son de papel verjurado. las cabezadas sonde tiras de piel e hilo blanco. El tejuelo es de papel verjurado. los nervios sonde tiras de piel e hilo de lino. los cortes están coloreados con tinta roja y lasinscripciones manuscritas se han realizado con tinta negra.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles.El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y a los cua-dernillos.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica y se basa en bandas uorlas rectangulares concéntricas; la orla exterior está formada por lazos com-plejos, encuadrada en un rectángulo constituido por seis filetes paralelos; la si-guiente orla está decorada con dobles circulillos punteados y la siguiente conrombos encadenados; los dobles circulillos punteados decoran la siguiente orla,

277REYES, MONJES Y SABIOS

todas ellas encuadradas por múltiples filetes paralelos; el rectángulo centralestá decorado con crucetas de lazo, unidas por sus vértices, formando tres hi-leras. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y la técnica utilizadaha sido el gofrado. los cortes están coloreados con tinta roja y en el corte de-lantero aparece la leyenda PLINVS (fig.s 71-72-73-74).

la tapa posterior está desprendida del cuerpo del libro; tapa anterior estámuy deteriorada, con numerosas rozaduras que han hecho desaparecer partede la decoración gofrada. Aparecen pérdidas de piel en las esquinas y en loscantos inferiores. En los nervios no se puede observar la decoración, al igualque en los entrenervios, debido a su agrietamiento; pérdida de la piel en losentrenervios superior e inferior, dejando al descubierto las cabezadas. El tejuelocontiene suciedad. la cabezada superior está desprendida de la tapa posteriory pérdida casi total de la cabezada inferior. las guardas y las hojas de respeto

278 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 71-72-73-74

están muy sucias, manuscritas y con restos de insectos bibliófagos. los cortesestán sucios y con la tinta de color rojo debilitada. El cosido está en buen es-tado. Aparecen restos de broches de latón y manecillas de piel en la delanterade las tapas.

la siguiente de las encuadernaciones con motivos mudéjares y con bandasrectangulares es la que tiene la signatura InC Fl 58, encuadernada entre 1480y finales del siglo xV. sus dimensiones son 308 x 220 x 36 mm. los datosbibliográficos son: suetonio tranquilo, Cayo. Vitae duodecim Caesarum. [Ve-netiis : typ. Vallae: Elegantiae 1480 (H.15809), 1480]. la obra procede de losReales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en la Biblioteca Históricaprocedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en 2000.

las tapas son de madera biselada recubiertas de piel marrón como ellomo. las guardas son de papel verjurado. los nervios son de tiras de piel ehilo de lino. las cabezadas son de tiras de piel e hilos de color amarillo y rojo.El tejuelo es de papel verjurado.

las tapas están unidas al cuerpo de libro mediante tres nervios sencillos.El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y a los cua-dernillos (fig. 75).

279REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 75

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración, com-puesta de orlas o bandas, se inicia con un encuadramiento exterior formadopor rombos de lados cóncavos. En la tapa anterior, la siguiente orla está for-mada por lazos simples en ángulo cordiformes; el siguiente encuadramientoestá libre de decoración y unido al rectángulo central por las esquinas con doshilos gofrados dispuestos en diagonal; el rectángulo central está decorado porlazos simples redondeados cordiformes, con una pequeña flor en su interior;en el interior del rectángulo aparecen dos encuadramientos más pequeños dedos filetes, libres de decoración, excepto el rectángulo central, en el que apa-recen dispersos dos hileras verticales de lazos simples en ángulo cordiformesdispuestos de forma jaquelada. En la tapa posterior, el segundo encuadramientoestá formada por lazos simples redondeados cordiformes, con una pequeña floren su interior; el siguiente encuadramiento está libre de decoración y unido alrectángulo central por las esquinas con dos hilos gofrados dispuestos en dia-gonal; el rectángulo central está decorado por lazos simples en ángulo cordi-formes, con una pequeña flor en su interior; en el interior del rectánguloaparecen dos encuadramientos más pequeños de dos filetes, libres de decora-ción, excepto el rectángulo central, en el que aparecen dispersos cinco hilerasverticales de lazos simples en ángulo cordiformes dispuestos de forma jaque-

lada. los utensilios empleados han sido florones y ruedas y latécnica decorativa ha sido el gofrado. los entrenervios superiore inferior están decorados con filetes dobles dispuestos en dia-gonal y con pequeños motivos góticos en los espacios vacíos;los entrenervios centrales están decorados con rombos de ladoscóncavos y con pequeños motivos góticos. El tejuelo contienela inscripción manuscrita 1480 / Suetoni Tran / quilla / De VitaXII / Caesarum. las cabezadas están decoradas con el interca-lado de hilos de colores amarillo y rojo (figs. 76-77-78-79-80).

280 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 76-77-78-79-80

las tapas contienen diversas rozaduras y pérdidas de piel en las esquinasy en las zonas cercanas a las cabezadas. las guardas están en muy mal estado,con manchas y pérdidas de papel debido a los insectos bibliófagos. la piel delos entrenervios superior e inferior está muy deteriorada; la cabezada inferiortiene pérdidas de los hilos decorativos; la cabezada superior está en mejor es-tado. El tejuelo y el cosido están en buen estado. los cortes contienen suciedad.Aparecen restos de broches de latón y de tiras de piel en la parte delantera delas tapas.

El siguiente ejemplar debandas rectangulares, con sig-natura mEd 360, fue encua-dernado en el segundo cuartodel siglo xVI a partir de 1526.El registro bibliográfico es elsiguiente: turisanus Carthu-siensis (ca. 1270-ca. 1350).Plusquam commentum cumtabula... Venitiis: expensisluca Antonii junta, 1526. susdimensiones son 313 x 225 x50 mm.

la obra contiene el ex li-bris manuscrito del Colegiotheólogo de Alcalá, el del Co-legio de la Concepción de Al-calá y la firma de juansánchez de Villegas. Estuvodepositado en el Real Colegiode Cirugía de san Carlos e in-gresó en la Biblioteca Histó-rica procedente de laBiblioteca de la Facultad demedicina.

las tapas son de cartón recubiertas de piel rojiza, al igual que el lomo.las guardas son de papel verjurado blanco con una filigrana de una mano yuna estrella de cinco puntas. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo.El tejuelo es de papel. las cabezadas son de tiras de piel e hilo.

281REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 81

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cinco nervios doblesde piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se iniciacon una primera orla que está formada con tres filetes finos, como todas lasorlas de esta tapa, y decorada en su parte interior por eses enlazadas complejascordiformes (grandes y pequeñas eses entrecruzadas); la segunda y la cuartaestán decoradas por rombos encadenados cordiformes; la tercera está ornamen-tada con eses encadenadas cordiformes. El rectángulo central está decoradocon seis hileras verticales de aspas curvas cordiformes dispuestas de forma ja-quelada. los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la técnica de-corativa ha sido el gofrado. los nervios y las guardas están sin decorar. losentrenervios están gofrados con tres filetes finos a cada lado de los nervios.En el corte delantero aparece la inscripción manuscrita TRVSIAN ENTILIS(figs.81-82-83-84-85-86).

En las tapas aparecen pérdidas de material en las esquinas y pérdidas depiel por toda la superficie. Además, hay numerosos rozaduras y marcas de bro-ches. las guardas están muy deterioradas, sucias y con inscripciones. los ner-vios y los entrenervios contienen diversas rozaduras. El tejuelo contiene muchasuciedad. las cabezadas, cortes y cosido están en buen estado.

El último de los ejemplares mudéjares de bandas rectangulares, con sig-natura Fll 25623, fue encuadernado a partir de 1510, y perteneció a los RealesEstudios de san Isidro (madrid); ingresó en la Biblioteca Histórica procedentede la Biblioteca de la Facultad de Filología. sus dimensiones son 210 x 150x 38 mm. El registro bibliográfico es el siguiente: Holkot, Robert. Super quat-tuor libros Sententiarum questiones...lugduni: johannes Cleyn, 1510.

las tapas son de madera recubierta de piel rojiza, al igual que el lomo.las guardas son de papel verjurado blanco con una filigrana de una mano yuna estrella de cinco puntas. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo.los cortes están coloreados con tinta roja. las cabezadas son de tiras de piel ehilo blanco.

282 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 82-83-84-85-86

las tapas están unidas alcuerpo del libro mediante tresnervios sencillos de piel. Ellomo es curvo. las cabezadasmanuales están unidas a lastapas y al lomo.

la estructura decorativa delas tapas es simétrica. En lastapas todas las orlas están en-marcadas por tres filetes finos,el del centro algo más grueso,que se entrecruzan en la bor-dura exterior formando cuadra-dos en las esquinas. la primeraorla contiene una decoración derombos encadenados cordifor-mes. la segunda está decoradapor aspas curvadas cordiformesque forman círculos unidos. laparte central está decorada porsiete hileras verticales de aspascurvadas cordiformes, dispues-tas de forma jaquelada. losutensilios empleados han sidoruedas, florones y paletas y latécnica decorativa ha sido el go-frado. las guardas y los nervioscarecen de decoración. los en-trenervios están gofrados con tres filetes, el hilo central más grueso en cadalado de los nervios. los cortes están coloreados con tinta roja. En los cortesdelantero e inferior además aparecen letras estampadas con tipos móviles (figs.87-88-89).

las tapas tienen numerosas rozaduras, manchas y pérdidas de piel en lasesquinas. las guardas están algo manchadas y deterioradas en la zona de la bi-sagra. los nervios contienen rozaduras y pérdidas de piel en el entrenervio su-perior. la cabezada superior está algo deteriorada, mientras que la cabezadainferior, el cosido y los cortes están en buen estado. Aparecen restos de brochesde latón en las tapas.

283REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 87-88-89

los motivos empleados en el estilo gótico, mudéjar y renacentista se hanutilizado a la vez para la ornamentación de numerosas obras, creándose deco-raciones con motivos gótico-mudéjar, gótico-renacentista, mudéjar-renacen-tista, e incluso ejemplares con ornamentaciones que incluyen motivosdecorativos de los tres estilos. En la Biblioteca Complutense se custodian ca-torce de esos ejemplares con motivos decorativos entremezclados. del grupocon motivos gótico-mudéjar disponemos de siete ejemplares, de los cuales cua-tro están decorados con una estructura decorativa de bandas rectangulares, or-namentadas con hierros sueltos mudéjares y góticos, dos ejemplares mantienenuna estructura formada por filetes que se entrecruzan formando rombos, y unejemplar con tres hileras verticales en el centro de la tapa, con una rueda góticacentral. Comenzaremos el estudio del grupo más numeroso, las obras con mo-tivos gótico-mudéjar.

Estilo decorativo Estructura decorativa signatura nº de enc.gótico-mudéjar Bandas rectangulares mEd 988

InC Fl 29InC m 27InC I 168 4

división romboidal Fll 7976Fll 6920 2

Hileras InC I 217 1mudéjar-renacentista

Bandas rectangulares FoA 125dER 131InC I 167Fll 24878 4

gótico-renacentistaBandas rectangulares InC I 244 1división romboidal dER 1473 1

gótico-mudéjar-renacentistaBandas rectangulares InC Fl 53 1

284 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

El primer ejemplar, con sig-natura InC m 27, fue encuader-nado a partir de 1498. Contieneel ex-libris manuscrito de la Casaprofesa de la Compañía de jesúsde madrid, e ingresó en la Bi-blioteca Histórica procedente dela Biblioteca de la Facultad demedicina. sus dimensiones son323 x 222 x 30 mm. la descrip-ción bibliográfica es la siguiente:turisanus Carthusiensis (ca.1270-ca. 1350). Plusquam com-mentum in Microtegni Galeni.Venecia: Bonetus locatellus,1498.

las tapas son de cartón yestán recubiertas de piel marrón,al igual que el lomo. las guardasy las hojas de respeto son depapel verjurado blanco. los ner-vios son de tiras de piel e hilo decáñamo y los refuerzos son de papel. En el corte delantero aparecen inscrip-ciones con tinta. las cabezadas son con tiras de piel e hilo blanco.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios doblesde tiras de piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a lastapas y al lomo.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica y se compone de tresorlas rectangulares concéntricas con entrecalles libres, solo decoradas con treshilos dispuestos en diagonal en las esquinas. la primera orla está decorada con

285REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 91-92-93-94

FIg. 90

lóbulos encadenados cordiformes y flanqueados por cuatro filetes a cada lado.la segunda está flanqueada por tres hilos y decorada con pequeñas eses enla-zadas cordiformes. la tercera está decorada con flores de lis flanqueadas pordos filetes a cada lado. El rectángulo central está decorado con cuatro hilerasde aspas curvas cordiformes dispuestas de forma jaquelada. los utensilios em-pleados han sido el florón y la rueda y la técnica decorativa ha sido el gofrado.los contracantos están gofrados con una rueda de tres hilos. los nervios estángofrados con una paleta de un hilo y los entrenervios con una paleta de cuatrohilos a cada lado del nervio y otros cuatro hilos en el centro del entrenervio.En el corte delantero aparece una inscripción manuscrita (figs. 90-91-92-93-94).

la tapa anterior contiene algunas manchas, res-tos de insectos bibliófagos, apareciendo las esquinasmuy deterioradas. la tapa posterior tiene pérdidas depiel, sobre todo cerca del lomo. los cantos y los con-tracantos están muy deteriorados con numerosas ro-zaduras. las guardas están algo arrugadas y suciascon restos de insectos bibliófagos. En los nervios máscercanos a la cabeza y pie aparecen pérdidas de piely rozaduras. pérdida de la cabeza del lomo y roturasen el pie. las cabezadas están algo deterioradas y des-cubiertas. El cosido y los cortes están en buen estado.Aparecen restos de brochesde piel en la delantera de lastapas.

Este ejemplar, con sig-natura InC I 168, fue encua-

dernado entre 1485 y el final del siglo xV. Contienela firma de juan sánchez de Villegas, el ex-libris ma-nuscrito del Colegio theólogo de Alcalá y del Cole-gio de la Concepción de Alcalá. sus dimensiones son185 x 134 x 59 mm. El registro bibliográfico es elsiguiente: nicolaus de Ausmo. Supplementum Sum-mae Pisanellae. Astesanus. Alexander de nevo. Ca-nones poenitentiales. Csilia contra Iudaeosfoenerantes. Venetiis: paganinus de paganinis et ge-orgius Arrivaben, 1485.

286 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 95-96

FIgs. 97-98

las tapas son de madera biselada recubiertas de piel marrón oscura, aligual que el lomo. las guardas son de pergamino y las hojas de respeto depapel verjurado blanco. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. loscortes superior y delantero contienen inscripciones en tinta negra. las cabeza-das son de tiras de piel e hilos de color verde claro y salmón. los broches sonde metal.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante tres nervios sencillosde tiras de piel. El lomo es curvo suelto. las cabezadas manuales están unidasa las tapas y al lomo (figs. 95-96-97-98).

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la ornamentación seinicia con una primera bordura formada por cuatro hilos. Al entrecruzarse estosfiletes en las esquinas se crean cuadrados. A continuación aparece una primeraorla formada por hierros con una cabra estampada, flanqueada a ambos ladospor cuatro filetes. En la bordura exterior más cercana al lomo aparecen estam-padas crucetas de lazo cordiformes. El rectángulo central está dividido deforma vertical en tres zonas, las dos extremas decoradas con motivos que imi-tan a las flores de lis, y la zona central por tres hileras de crucetas de lazo dis-puestas de forma ajedrezada. los utensilios empleados han sido ruedas yflorones y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los contracantos están go-frados con una rueda de tres hilos y los entrenervios con una paleta de treshilos a cada lado de los nervios; en el centro aparecen cinco crucetas de lazocordiformes que forman una cruz. las cabezadas están decoradas con el inter-calado de color verde y salmón. En el corte superior aparece manuscrita la ins-cripción “E. II.” y en el corte delantero el título de la obra (fig. 99).

287REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 99

la tapa anterior tiene un pequeño injerto en la parte inferior, además dediversas rozaduras y restos de broches. la tapa posterior tiene diversas roza-duras, restos de broches de latón, pérdida de piel en la esquina inferior, y enlas zonas cercanas a los nervios superior e inferior. los cantos y los contra-cantos están deteriorados en las esquinas con diversas rozaduras. las guardascontienen suciedad con inscripciones y restos de insectos bibliófagos. los ner-vios contienen rozaduras y los entrenervios numerosas grietas. las cabezadas,el cosido y los cortes están en buen estado. Aparecen restos de broches de latónen la delantera de las tapas pero se han perdido las manezuelas de piel y laspuntas de metal.

la siguiente obra, con signatura InC Fl 29, fue encuadernada a partir de1495. Contiene el ex-libris manuscrito de la Casa profesa de la Compañía dejesús de madrid. perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid eingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultadde Filología en 2000. sus dimensiones son 329 x 225 x 35 mm. la descripciónbibliográfica de la obra es la siguiente: tomás de Aquino, santo. Summa the-ologica. Venecia: Bonetus locatellus, 1495.

las tapas son de madera bise-lada por el interior recubierta depiel marrón oscura, al igual que ellomo. las guardas son de papelverjurado blanco con una filigranade una mano. los nervios son detiras de piel e hilo de cáñamo. Eltejuelo es de papel. las cabezadasson de tiras de piel e hilo de cá-ñamo.

las tapas están unidas alcuerpo del libro mediante cuatronervios sencillos de tiras de piel. Ellomo es curvo. las cabezadas ma-nuales están unidas a las tapas y allomo (figs. 100-101-102-103-104).

la estructura decorativa de lastapas es simétrica y se compone dedos orlas rectangulares concéntri-cas. la decoración exterior estáformada por una bordura realizada

288 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 100

con tres hilos, de los cuales el central es más grueso. Además aparece repetidouna flor dentro de un rombo, motivo típico del estilo gótico. la primera orlaestá decorada con lazos simples en ángulo cordiformes, con una pequeña floren su interior. la segunda está decorada con rombos encadenados cordiformes.El rectángulo central está libre de decoración. las dos orlas están flanqueadaspor una rueda de tres filetes, el central más grueso. los utensilios empleadoshan sido el florón y la rueda y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los en-trenervios están gofrados con una paleta de tres hilos, el central más grueso,en cada lado de los nervios. El tejuelo ocupa todo el lomo ocultando la deco-ración.

la tapa anterior de madera contiene grandes grietas, restos de tejuelo depapel en el centro de la tapa, pérdida de piel en la parte inferior y las esquinasaparecen con pérdidas de piel muy deterioradas. En la tapa posterior las esqui-nas están muy deterioradas con pérdida y rozaduras en la piel; también apareceparte de tejuelo del lomo adherido en la tapa. los cantos y los contracantosestán muy deteriorados con numerosas grietas. las guardas contienen manchase inscripciones manuscritas. los nervios y entrenervios están muy deterioradoscon pérdidas de piel. Aparecen restos de tejuelo de papel en todos los entre-nervios. las cabezadas están en buen estado aunque descubiertas y desprendi-das de las tapas pero no del lomo. los cortes y el cosido están en buen estadoaunque el último cuadernillo está descosido. Aparecen restos de broches delatón en la delantera de las tapas.

la siguiente obra, con signatura mEd 988, fue encuadernada a partir de1526. Ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Fa-cultad de medicina. sus dimensiones son 313 x 225 x 44 mm. El registro bi-bliográfico es el siguiente: petrus de Abano. Liber Conciliator differentiorumphilosophorum et medicorum appellatus. Venecia, 1526.

las tapas son de cartón recubiertas de piel de color marrón oscura, al igualque en el lomo. las guardas y las hojas de respeto son de papel verjuradoblanco. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. En el corte delantero

289REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 101-102-103-104

aparece una inscripción con tinta negra.las cabezadas son de tiras de piel e hilode cáñamo.

las tapas están unidas al cuerpodel libro mediante cuatro nervios doblesde tiras de piel. El lomo es curvo. lascabezadas manuales están unidas a lastapas y al lomo.

la estructura de las tapas es simé-trica y se compone de tres rectángulosconcéntricos, dejando entrecalles libresde decoración, si exceptuamos las es-quinas decoradas con un pequeño cír-culo punteado. todos los recuadrosestán realizados con tres hilos finos. laprimera orla está decorada con lóbulosencadenados cordiformes, la segundacon rombos con cintas onduladas y latercera con una rueda de rombos enca-denados cordiformes. El rectángulocentral está decorado tres hileras derombos de lados cóncavos con una flor

de cuatro pétalos en el interior de cada rombo; en los espacios libres aparecendobles circulillos punteados. los espacios vacíos se rellenan de pequeños cír-culos dobles punteados. En las esquinas de las entrecalles aparecen dobles cir-culillos punteados. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y latécnica decorativa el gofrado. los contracantos están gofrados con un hilo. losnervios están sin decorar. los entrenervios están gofrados con una paleta detres hilos finos en cada lado de los nervios y en el centro del entrenervio. Enel tejuelo aparece la inscripción del autor y el título de la obra. En el corte de-

lantero aparecela inscripciónm a n u s c r i t a“ConCIlIA-toR” (figs.105-106-107-108-109).

290 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 105

FIgs. 106-107-108-109

las tapas aparecen con manchas y con grietas aunque su estado es acep-table. los cantos y los contracantos contienen múltiples rozaduras. la guardaanterior está en muy mal estado con rotura del papel verjurado, manchas, restosde insectos bibliófagos, inscripciones manuscritas y pérdida de papel en la bi-sagra al no haber contraguarda. la guarda posterior está muy deteriorada connumerosas roturas, restos de insectos bibliófagos e inscripciones manuscritaspor toda la superficie. los nervios contienen numerosas grietas. En la cabezay pie del lomo existen diversas pérdidas de piel; el resto está en buen estadoaunque con algunas rozaduras. El tejuelo está en buen estado, con pequeñaspérdidas de papel a los lados. El alma de la cabezada superior está algo dete-riorada con pérdidas de la unión con la tapa e hilo algo flojo. El cosido y loscortes están en buen estado. Restos de botones de piel en las tapas.

El ejemplar, con signatura Fll 7976, fue encuadernado a partir de 1520,y contiene un escudo con la Cruz de Calatrava. procede de los Reales Estudiosde san Isidro de madrid e ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de laBiblioteca de la Facultad de Filología. sus dimensiones son 156 x 114 x 34mm. la descripción bibliográficaes la siguiente: tomás de Aquino,santo. Prima pars Summe sacreTheologie [Rothomagi]: Francis-cus Regnault, 1520.

las tapas son de cartón recu-biertas de piel marrón oscura, aligual que en el lomo. las guardasy las hojas de respeto son de papelverjurado blanco con una filigranade mano y flor de cuatro pétalos.los nervios son de tiras de piel ehilo de cáñamo. los cortes estánpintados con tinta roja. las cabe-zadas son de cordel de cáñamo ehilos de color rojo y verde.

las tapas están unidas alcuerpo del libro mediante cuatronervios dobles de tiras de piel. Ellomo es curvo. las cabezadas ma-nuales están unidas a las tapas y allomo (figs. 110-111-112).

291REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 110

la estructura decorativa de las tapas es simétrica y secompone de un rectángulo concéntrico exterior decoradocon eses enlazadas cordiformes. El rectángulo interior estácruzado por bandas diagonales de tres hilos que dan lugara rombos. En el centro de la tapa aparece el escudo de lacruz de Calatrava, con dos flores de lis encerradas en unrombo, una en la parte superior y otra en la inferior del es-cudo. los utensilios empleados han sido el florón y la rueday la técnica decorativa ha sido el gofrado. los contracantosestán gofrados con una rueda de un hilo, los nervios conuna paleta de un hilo y los entrenervios con una paleta dedos hilos en cada lado de los nervios. las cabezadas estándecoradas con el intercalado de hilos de color rojo y verde.los cortes están pintados con tinta roja; en el corte delan-tero aparece la inscripción manuscrita THOM. I. PARS y elaño 1520.

las tapas contienen numerosas rozaduras y están muy deterioradas en lasesquinas. los cantos y los contracantos contienen rozaduras. las guardas estánarrugadas y con suciedad. los nervios y los entrenervios contienen grietas yrozaduras. las cabezadas, el cosido y los cortes están en buen estado. Aparecenrestos de broches con botones de piel en las tapas.

Este ejemplar con signatura Fll 6920, fue encuadernado a partir de 1519,en el primer cuarto del siglo xVI, y perteneció a los Reales Estudios de sanIsidro (madrid), ingresando en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblio-teca de la Facultad de Filología. sus dimensiones son 271 x 195 x 70 mm. ladescripción bibliográfica es la siguiente: Astesani de Asta (o.F.m.). SummaAstensis... lugduni: guilhelmus Huyon, sumptibus stephanus gueynard, 1519.

las tapas son de cartón recubiertas de piel marrón como el lomo. lasguardas son de papel verjurado blanco con una filigrana simulando un gusano.los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. los refuerzos interiores dellomo son de pergamino. los cortes están coloreados con tinta roja. las cabe-zadas son de tiras de piel e hilo de cáñamo.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante nervios dobles de tirasde piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas yal lomo.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica, típica de las encuader-naciones góticas, y está formada por dos rectángulos concéntricos de cuatro

292 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 111-112

hilos finos. El rectángulocentral está cruzado por do-bles bandas diagonales decuatro hilos finos que danlugar a rombos; en el interiorde estos aparece un romboencadenado cordiforme. Enel rombo central aparecencinco rombos encadenadoscordiformes formando unacruz. los utensilios emplea-dos han sido ruedas y floro-nes y la técnica decorativa hasido el gofrado. los nerviosestán gofrados con una pa-leta de un hilo grueso; los en-trenervios con una paleta decuatro hilos en cada lado delos nervios y en el centro delentrenervio. los cortes estáncoloreados con tinta roja; enel corte delantero ademásaparece la inscripción del título de la obra (figs.113-114).

las tapas, los cantos y los contracantos están muydeteriorados con pérdidas de cartón y piel en la delanteray en las esquinas, además de tener numerosas rozaduras.En la guarda anterior aparecen manchas, inscripcionesmanuscritas y pérdida de papel en la zona de la delantera.En la guarda posterior aparecen pérdidas de papel en lazona de la bisagra y restos de insectos. los nervios estánmuy deteriorados con pérdidas de piel que los dejan descubiertos; numerosasrozaduras y rotura de los nervios en la unión con la tapa anterior. la cabezadel lomo se ha perdido y el de pie está muy deteriorado. El alma de la cabezadasuperior aparece con una rotura y el hilo desprendido, además de estar rota launión con las tapas. la cabezada inferior está en mejor estado aunque tieneuna rotura en el alma de la cabezada que se une con la tapa anterior. El cosidoestá en buen estado con roturas de los nervios que se unen con la tapa anterior.los cortes están en buen estado. Aparecen restos de broches de botones.

293REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 113-114

Este ejemplar, consignatura InC I 217, fueencuadernado muy posi-blemente a primeros delsiglo xVI en el centro deFrancia. la estructuradecorativa que tiene, contres hileras de hierros, elcentral, una rueda típica-mente gótica, junto a ladecoración de flores delis en las borduras, nosindica que su proceden-cia puede ser francesa.la obra contiene el ex-li-bris manuscrito del Cole-gio de la Compañía dejesús de la universidadde Alcalá. sus dimensio-nes son 210 x 138 x 55

mm. su descripción bibliográfica es lasiguiente: mancinellus, Antonius.Opera. lugduni: johennes de Vongle,1500.

las tapas son de madera recubier-tas de piel marrón, al igual que el lomo.las guardas son de papel verjuradoblanco con una filigrana. los nervios ehilo son de cáñamo. El tejuelo es depapel verjurado con inscripciones ma-nuscritas. En el corte delantero apare-cen inscripciones con tinta. lascabezadas son de tiras de piel e hiloblanco.

las tapas están unidas al cuerpodel libro mediante tres nervios dobles

de cáñamo. El lomo es curvo. las cabezadas manuales estánunidas a las tapas (figs. 115-116-117-118).

294 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 115-116-117-118

la estructura de las tapas es simétrica y se forma con una composiciónrectangular formada por cuatro cuadrados en las esquinas con una flor de lisen el centro. En el centro de la tapa aparece un rectángulo decorado en la partecentral por una rueda de rombos con una flor de cuatro pétalos en su interior;a ambos lados aparece una hilera vertical de rombos encadenados cordiformes.los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la técnica decorativa hasido el gofrado. las guardas carecen de decoración pero contienen una fili-grana. El lomo carece de decoración y contiene un tejuelo con la inscripciónMANCINE / Opera. En el corte delantero aparecen las primeras letras del nom-bre del autor, Manci.

la encuadernación está restaurada(12). las tapas están recubiertas con lapiel original superpuesta sobre una piel natural del mismo color. los cantoscontienen pérdida de color debido a las rozaduras y pérdida de piel. las guardascontienen pérdidas de material, suciedad, arrugas y anotaciones, todo debidoal mal uso y a la humedad. El lomo está restaurado, ya que el original se haperdido. los nervios contienen muchas grietas debido a la temperatura y a lahumedad, y pérdidas de color debido al mal uso. las cabezadas, el cosido ylos cortes están en buen estado. los broches se han perdido y aparecen restosde clavos.

A continuación estudiamos las encuadernaciones con motivos gótico-re-nacentistas. de este grupo en la Biblioteca solo disponemos de dos ejemplares.El primero, con signatura InC I 244, fue encuadernado a partir de 1483. Con-tiene el ex-libris manuscrito del Colegio de la Compañía de jesús de la uni-versidad de Alcalá y el de la Biblioteca Complutense Ildefonsina. susdimensiones son 305 x 210 x 28 mm. la descripción bibliográfica es la si-guiente: orosio, paulo (ca. 390-ca. 418). Historiae. Venecia: octavianus sco-tus, 1483.

las tapas son de madera biselada por dentro recubiertas de piel de colormarrón, como el lomo. las guardas son de papel verjurado blanco. los nerviosson de tiras de piel e hilo de cáñamo. los cortes están pintados con tinta roja.las cabezadas son de cordel e hilo de cáñamo.

295REYES, MONJES Y SABIOS

12. la intervención que figura en la ficha V-217 indica que se aseguraron los cajos y los cua-dernillos interiores, se realizó un injerto de piel en la cabeza del lomo y se colocó un tejuelocolgado de la cabezada inferior. por último se aplico un encerado protector a la piel y se realizóuna limpieza de toda la encuadernación. Fue restaurada por pilar puerto manouvriez entre el 19de diciembre de 1995 y el 10 de enero de 1996 en el taller de restauración de la uCm, situadoen el pabellón de gobierno.

las tapas están unidasal cuerpo del libro mediantetres nervios dobles. El lomoes curvo. las cabezadas ma-nuales están unidas a lastapas y al lomo.

la estructura decora-tiva de las tapas es simétrica.la decoración se inicia conuna bordura exterior for-mada por tres filetes, seguidade motivos de imitan unaflor de cinco pétalos cordi-forme. la primera orla estádecorada con motivos flora-les estilizados enfrentados yflanqueada por tres filetes acada lado. la entrecalle,entre la primera orla y el rec-tángulo central, está deco-rada con florecillas de cuatropétalos. El rectángulo central

está decorado con pequeñoscuadrados de lados cóncavos, y rodeado de pequeños puntos; en el centro delrectángulo aparece un hexágono en el cual había un bollón con forma romboi-dal. los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la técnica decorativaha sido el gofrado. los cortes están coloreados con tinta roja (figs. 119-120-121-122-123).

la encuadernación ha sido parcialmente restaurada(13). las tapas contienennumerosas rozaduras, y pérdidas de piel y madera en las esquinas. los cantosy los contracantos contienen numerosas rozaduras. las guardas están en buenestado, aunque algo sucias. los nervios y los entrenervios contienen rozaduras;

13. la intervención que figura en la ficha V-246 indica que se realizaron injertos de piel en lacabeza y pie del lomo, se colocó un tejuelo colgado de la cabezada inferior, se realizó un ence-rado protector sobre la piel y se hizo una limpieza de la encuadernación. destaca también a ano-tación que la técnica decorativa utilizada era el gofrado y que contenía hierros interesantes. Fuerestaurada por pilar puerto manouvriez entre el 15 de febrero y el 12 de marzo de 1996 en eltaller de restauración de la uCm situado en el pabellón de gobierno.

296 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 119

la cabeza y pie del lomo han sido restauradas añadiendo otra. El tejuelo estáalgo deteriorado. las cabezadas, el cosido y los cortes están en buen estado.Restos de cierres de latón en las tapas.

El segundo ejemplar,con signatura dER 1473 ycon motivos gótico-renacen-tista, fue encuadernado a par-tir de 1531. Contiene elexlibris manuscrito del Cole-gio de la Concepción de Al-calá y del Colegio theólogode la universidad de Alcalá;además contiene la firma dejuan Fernández de Villegas.Ingresó en la Biblioteca His-tórica procedente de la Bi-blioteca de la Facultad dederecho en 2000. sus dimen-siones son 333 x 227 x 53mm. la descripción biblio-gráfica es la siguiente: pa-trizi, Francesco. De institu-tione Reipu. Libri novem...parrhisiis: petrus Vidoue, im-pensis galioti a patr, 1520 yBude, guillaume. G. Budaei... Epistolarum latinarum Lib.V: annotationibusq[ue] adiectis in singulas fere epistolas, Graecorum item Lib. I, Basilii item magni Epis-tola de vita in solitudine agenda per Budaeum latine facta. [parisiis]: apud Iod.

297REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 120-121-122-123

FIg. 124

Badium Ascensium, 1531. Aunque esta obra fue impresa enparís, es muy posible que no sea francesa sino centroeuropea,debido a que la estructura decorativa de bandas que se en-trecruzan, no se corresponde con la tipología de estructuradada en las encuadernaciones renacentistas francesas.

las tapas son de cartón recubiertas de piel marrón, aligual que el lomo. no hay guardas, únicamente en las con-tratapas hay un papel manuscrito que lo recubre. las hojasde respeto son de papel verjurado blanco. lo nervios son decordel e hilo de cáñamo. El tejuelo es de papel. los cortesdelantero y de superior contienen inscripciones en tintanegra. las cabezadas son de tiras de piel marrón e hilos decolor blanco y verde claro.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cua-tro nervios dobles de cáñamo. El lomo es curvo. las cabe-zadas manuales están unidas a las tapas.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. lastapas están encuadradas con una bordura de tres filetes. labanda rectangular está formada por una placa de dos rombosque contienen en su interior una flor de cuatro pétalos. ladecoración que forma esta banda, se entrecruza en las esqui-nas formando pequeños cuadrados, decorados con un romboy una flor de cuatro pétalos en su interior. El rectángulo cen-tral está decorado con bandas diagonales de tres hilos que

dan lugar a rombos. los espacios libres están recubiertos por un gran motivofloral. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y la técnica deco-rativa la sido el gofrado. los contracantos están gofrados con una rueda de unhilo, y los nervios con una paleta con un hilo que cruza toda la superficie. losentrenervios disponen de un cuadrado gofrado formado por dos hilos en la zonade los nervios y un hilo más grueso en los lados perpendiculares a los nervios.la parte central está vacía de decoración. El tejuelo contiene la inscripciónmanuscrita del nombre del autor y título de la obra. las cabezadas están deco-radas con el intercalado de los hilos de color blanco y verde claro. El corte de-lantero contiene la inscripción manuscrita del nombre del autor y del título dela obra; el corte de cabeza contiene la inscripción de la leyenda VZ4. la hojade respeto de la tapa anterior contiene una filigrana de un animal y la de la tapaposterior una filigrana de jarra con una flor (figs. 124-125-126).

298 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 125-126

la tapa anterior contiene un pequeño injerto de piel realizado antes de ladecoración en la parte superior. Aparecen algunas rozaduras y pérdidas de pielen las zonas cercanas al lomo. la esquina superior contiene una rotura. loscantos y los contracantos contienen diferentes rozaduras. pérdida del primer ycuarto nervio, mientras que el segundo y tercero están muy deteriorados conpérdidas de piel en la zona de la bisagra con la tapa. muy deteriorados el se-gundo y tercer entrenervios desde la cabeza; pérdida de los entrenervios cuarto,y de la parte de cabeza y de pie del lomo. El tejuelo contiene diversas manchas.la cabezada superior está en buen estado, aunque algo deteriorada en su unióncon la tapa, descubierta y sucia; la cabezada de pie está en buen estado, algodescubierta y sucia. El cosido y los cortes están en buen estado. Restos de bo-tones de piel en las tapas.

El siguiente grupo está formado por cuatro ejemplares que están orna-mentados con motivos mudéjares y renacentistas. El primero, con signaturaFoA 125, fue encuadernadoen un taller del centro de lapenínsula ibérica, posible-mente en Alcalá de Henares,entre 1534 (fecha de la funda-ción de la Compañía de jesúspor san Ignacio de loyola) ymediados del siglo xVI. loshierros sueltos empleadosson muy utilizados en las en-cuadernaciones renacentistasy platerescas españolas debien entrado el siglo xVI,como los motivos vegetales oel cordero pascual, ademáslas ruedas con motivos mudé-jares no son muy comunes, ydesde luego no de finales delsiglo xV y de primeros delxVI, sino de mediados desiglo. Contiene el exlibrismanuscrito del Colegio de laCompañía de jesús de la uni-versidad de Alcalá y de la Bi-

299REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 127

blioteca Complutense. sus dimensiones son 270 x 198 x 50 mm. la descrip-ción bibliográfica es la siguiente: pseudo-dionisio Areopagita. Opera Dionysii: veteris et nove translationis… Argentine, 1503.

las tapas son de cartón recubiertas de piel de color marrón clara, al igualque el lomo. las guardas son de papel verjurado blanco, al igual que las hojasde respeto con una filigrana de un jarrón. El tejuelo es de papel verjurado. losnervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. los cortes están coloreados continta roja con una inscripción realizada con tienta negra en el corte delantero.las cabezadas son de tiras de piel e hilos de color rojo y amarillo.

las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante nervios dobles de tirasde piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas yal lomo.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se iniciacon una primera orla enmarcada con tres filetes lisos, el central más grueso; acontinuación la misma rueda se repite en la parte superior e inferior. la si-guiente orla interior está decorada con la misma rueda de rombos encadenadoscordiformes, con las esquinas dobladas hacia el interior, haciendo que el trabajodel encuadernador se multiplique y dificulte su ejecución; las cuatro esquinasde este rectángulo central están estampados dos florones típicos renacentistasjunto a un cordero pascual. En el interior de la cruz y en las esquinas hay es-tampados diversos florones y en el centro aparece el emblema de la Compañíade jesús (el anagrama IHS, una cruz encima y tres clavos debajo). los utensi-lios empleados han sido ruedas y florones y la técnica decorativa ha sido elgofrado. los nervios están gofrados con una paleta de tres hilos, el central másgrueso. los entrenervios están gofrados con una paleta de tres hilos lisos, elcentral más grueso en cada lado de los nervios; en el centro del entrenervioaparece un florón renacentista. las cabezadas están decoradas con el interca-lado de hilos de color rojo y amarillo. los cortes están coloreados con tintaroja; en el corte delantero aparece la inscripción Dinysius Areo (figs. 127-128-

129-130-131-132).

300 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 128-129-130-131-132

las tapas muestran numerosas rozaduras, sobre todo en las esquinas ycerca de la zona de las bisagras. las guardas contienen mucha suciedad, conpérdidas de piel, arrugas y restos de insectos bibliófagos. los nervios contienenalgunas rozaduras. pérdida casi total de la cabeza del lomo; grietas en el piedel lomo. El tejuelo está en buen estado aunque algo sucio. la cabezada supe-rior está desprendida de la tapa anterior y algunos hilos están sueltos. la cabe-zada inferior, el cosido y los cortes están en buen estado.

la segunda de las en-cuadernaciones mudéjar-re-nacentista, con signaturadER 131, fue encuadernada,al igual que la anterior, en elsegundo cuarto del sigloxVI, a partir de 1542, posi-blemente en el mismo tallerque el anterior ejemplar, yaque muchos de los elementosdecorativos coinciden comola rueda de rombos encadena-dos cordiformes y el floróncon motivo vegetal, los cortespintados de color rojo, el em-pleo del cartón como soportey la piel de becerro de colormarrón como material de re-cubrimiento. la obra con-tiene el exlibris de la Bi-blioteca Complutense y el ex-libris manuscrito del Colegiode la Compañía de jesús de launiversidad de Alcalá. In-gresó en la Biblioteca Histó-rica procedente de la Biblioteca de la Facultad de derecho en 2000. susdimensiones son 303 x 220 x 58 mm. la descripción bibliográfica es la si-guientes: dionysius Cartusianus. D. Dionysii Carthusiani Epistolarum aceuangeliorum dominicalium totius anni enarratio, adiunctis homiliis [et] ser-monibus variis ... : pars prima, sermonum de tempore. Coloniae : petrus quen-tell suis impensis excudebat, 1542.

301REYES, MONJES Y SABIOS

FIg. 133

las tapas son de cartón recubier-tas de piel de cabra marrón, al igualque el lomo. las guardas son de papelverjurado blanco. las cabezadas son detiras de piel e hilos de color amarillo yrojo. los nervios son de piel e hilo delino. los cortes están coloreados continta roja. los tejuelos son de papelverjurado.

las tapas están unidas al cuerpodel libro mediante cuatro nervios do-bles. El lomo es curvo. las cabezadasmanuales están unidas a las tapas y alos cuadernillos (figs. 133-134-135-136).

la estructura decorativa de lastapas es simétrica. la decoración se

inicia con una orla exterior formada por una rueda de rombosencadenados cordiformes, y flanqueada por tres hilos a cadalado, el central más grueso. En el interior aparece un hexá-

gono formado con los mismos motivos que la orla exterior y un rectángulocentral dentro del hexágono. En el centro del rectángulo aparece el emblemade la Compañía de jesús (el anagrama IHS, una cruz encima y tres clavos de-bajo) rodeado de hierros que imitan a un sol. En todas las esquinas del rectán-gulo central, hexágono y orla exterior aparece estampado el mismo motivovegetal. los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la técnica de-corativa ha sido el gofrado. los nervios están gofrados con una paleta de treshilos, el central más grueso. los entrenervios están decorados con tres hilosen los extremos y por un florón en el centro.

las tapas contienen diversas rozaduras y pérdidas de piel. las esquinascontienen pérdidas de piel. la zona de la bisagra está muy deteriorada con va-rias roturas. las guardas contienen numerosas manchas, roturas e restos de in-sectos bibliófagos. los nervios están deteriorados debido a las rozaduras. lacabeza y pie del lomo contiene pérdidas de piel. El cosido, los tejuelos, loscortes y las cabezadas están en buen estado.

El siguiente de los ejemplares de este grupo, con signatura InC I 167, fueencuadernada durante el primer cuarto del siglo xVI. sus dimensiones con192 x 136 x 53 mm. El ejemplar contiene el ex-libris manuscrito del Colegio

302 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIgs. 134135-136

de la Compañía de jesús dela universidad de Alcalá. ladescripción bibliográfica esla siguiente: ludolphus desaxonia (o. Cart.). Medita-tiones vitae Christi. Venecia:simon Bevilacqua, 1498

las tapas son de cartónrecubiertas de piel colornegro, al igual que la char-nela y lomo. las guardas ylas hojas de respeto de papelverjurado crema. los ner-vios son de tiras de piel ehilo de lino blanco. las ca-bezadas son de tiras de piele hilo de cáñamo.

las tapas están unidasal cuerpo del libro mediantecuatro nervios sencillos detiras de piel. El lomo escurvo. las cabezadas ma-nuales están unidas al lomo(figs. 137-138-139).

la estructura de las tapas es simé-trica y se compone de dos orlas rectangu-lares concéntricas, dejando las entrecalleslibres de decoración. la decoración seinicia con una primera orla de rombos en-cadenados cordiformes, enmarcada con tres filetes lisos, el delcentro más grueso. la segunda está decorada con una rueda deaspas curvadas cordiformes. El rectángulo central está deco-rado con cuatro florones dorados en las esquinas y un corderopascual en el centro de la tapa, también dorado. los utensiliosempleados han sido ruedas y florones y las técnicas decorativashan sido el gofrado y el dorado. El lomo carece de decoración.El corte delantero contiene una inscripción manuscrita.

303REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 137-138-139

Esta encuadernación ha sido restaurada(14). las tapas tienen numerosos ro-zaduras y pérdidas de piel. la decoración en algunas zonas casi no se observa.los cantos y los contracantos contienen numerosas rozaduras. las guardas yel lomo están restauradas. las cabezadas, el cosido y los cortes originales estánen buen estado. las hojas de respeto originales están restauradas mediante in-jertos de papel japonés; contienen una filigrana de mano y flor de cinco pétalos.se ha realizado una restauración completa de la encuadernación, con una nuevatapa encima de la cual se ha adherido la piel original con sus estampaciones.las estampaciones del lomo se han perdido.

El último ejemplar se encuadernó, posiblemente en Francia a partir de1521. su signatura es Fll 24878 y las dimensiones son 176 x 119 x 40 mm.la obra perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó enla Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología.

la descripción bibliográfica es la si-guiente: lefevre d’Etaples, jacques(1450 -ca.1537). Iacobi Fabri Stapu-lensis in Aristotelis octo Physicos Li-bros. Alfin: parisiorum Academia,simon Colinens, 1521.

las tapas son de madera recu-biertas de piel marrón, al igual que ellomo. las guardas son de papel ver-jurado crema. los nervios son detiras de piel e hilo de lino. las cabe-zadas son de tiras de cáñamo e hilode lino.

las tapas están unidas al cuerpode libro mediante cuatro nervios do-bles de piel y con un cosido a puntoseguido. El lomo es curvo. las cabe-zadas manuales están unidas a lastapas y a los cuadernillos.

14. la intervención que figura en la ficha V-133 indica que el estado de conservación antes dela restauración era regular. la descripción indica que ha sido restaurado el lomo, el cual fue eli-minado y reconstruido. también se indica que se han partido los nervios hacia la mitad del ejem-plar. la obra fue restaurada en el taller de restauración de libros de la uCm, situado en elpabellón de gobierno, entre el 31 de julio y el 11 de octubre de 1995.

304 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 140

la estructura decorativa de las tapas essimétrica. la decoración se estructura en cua-tro bandas rectangulares concéntricas, dejandoentre ellas unas pequeñas entrecalles libres(figs. 140-141-142-143-144-145-146).

la primera orla está decorada con formaa candelieri, compuesta de vasos y motivosvegetales; la segunda orla contiene flores decinco pétalos entre roleos vegetales; la terceratiene una decoración similar a la primera, peroalgo más estrecha; y la cuarta está decoradacon eses inclinadas cordiformes unidas unascon otras. El rectángulo central está decoradocon cuatro hileras verticales de pequeños flo-rones de aspas dispuestos de forma jaquelada.las esquinas de las entrecalles están decora-das por un circulillo doble. los utensilios em-pleados han sido ruedas y florones y la técnicautilizada ha sido el gofrado. los cantos estángofrados con una rueda de hilo y los contra-cantos con una rueda de dos hilos. los nerviosestán gofrados con una paleta de hilo y los entrenervios, a los lados de los ner-vios y en el centro, por una paleta de tres hilos. El corte delantero contiene lainscripción manuscrita del título de la obra.

las tapas están en muy mal estado, con rotura de la piel en la tapa anterioren la zona de la bisagra. la piel está muy deteriorada con manchas y pérdidade la decoración. las esquinas están muy deterioradas con pérdidas de piel yde madera. los cantos y los contracantos están muy deteriorados en las esqui-nas con pérdidas de piel. las guardas contienen mucha suciedad, arrugas e ins-cripciones manuscritas. la tapa posterior no se puede abrir bien. los cortesestán desiguales, debido al mal uso y a la suciedad. la cabezada de cabeza está

en muy mal estado, conpérdida de hilo y roturade las uniones con lastapas; la cabezada depie, está en mejor es-tado, aunque tiene rotu-

305REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 141-142-143

FIgs. 144-145-146

ras en la unión con la tapa anterior. Restos de broches de piel y latón en la de-lantera de las tapas.

El último de los ejemplares a estu-diar, con signatura InC Fl 53, fue encua-dernado a primeros del siglo xVI ycontiene motivos decorativos de tres esti-los diferentes, motivos góticos, mudéjaresy renacentistas. sus dimensiones son 315x 217 x 35 mm. procede de los RealesEstudios de san Isidro de madrid e in-gresó en la Biblioteca Histórica proce-dente de la Biblioteca de la Facultad deFilología en 2000. la descripción biblio-gráfica es la siguiente: Cicerón, marcotulio (106-43 a.C.). De officiis. Venecia,1500.

las tapas son de cartón recubiertasde piel marrón, al igual que el lomo. lasguardas son de papel verjurado blanco

con una filigrana de mano, en cuyo interior hay dos letras, y flor de cinco pé-talos. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. En el corte delanteroaparece una inscripción manuscrita con tinta negra. las cabezadas son de tirasde piel e hilo granate.las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatronervios dobles de tiras de piel. El lomo es recto. las cabezadas manuales estánunidas a las tapas y al lomo.

la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se iniciacon una bordura de cuatro filetes, seguida rombos y enlaces simples cordifor-mes, con una pequeña flor en su interior. la primera orla está decorada conuna rueda de roleos; la segunda contiene con una rueda, típica gótica de rom-bos, rellenando los espacios libres con florecillas; la entrecalle existente entrela segunda y tercera orla está decorada con varias eses inclinadas cordiformes;la tercera orla está decorada con una rueda renacentista de reloes y pequeñasflores de cinco pétales en su interior. El rectángulo central está decorado conuna rueda renacentista con tallos de animales fantásticos. los utensilios em-pleados han sido florones, ruedas y paletas y la técnica decorativa ha sido elgofrado. los contracantos están gofrados con una rueda de un hilo y los nervioscon una paleta de un hilo grueso. los entrenervios están gofrados con una pa-leta de los cuatro filetes finos en cada lado de los nervios y dispuestos en forma

306 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

FIg. 147

aspa con un rombo aspado cordi-forme en el centro. En el tejueloaparece la inscripción manuscritaTullius / De / Officiis. En el cortedelantero aparece la inscripciónmanuscrita del título de la obra(figs. 147-148-149-150-151-152-153).

las tapas contienen nume-rosos rozaduras, sobre todo enlas esquinas y cerca de los ner-vios. los cantos y los contracan-tos están muy deteriorados connumerosas rozaduras. las guar-das contienen roturas en la zonade la bisagra, aparecen inscrip-ciones manuscritas, además detener pérdidas de papel. los ner-vios contienen numerosas roza-duras; las tiras de piel están enmuy mal estado; en la tapa pos-terior tres tiras de los nervios están rotas.los entrenervios tienen rozaduras. El te-juelo está algo sucio. la cabezada superiorestá desprendida de su lugar, casi perdida;la cabezada inferior tiene una rotura en latira de piel que se une con las tapas. El co-sido está en buen estado; rotura de tiras de piel que se unen con la tapa poste-rior. los cortes están en buen estado. Restos de broches de piel en las tapas.

ConclusionesAnalizando el soporte de las tapas, podemos indicar que prevalece la ma-

dera (19), destacando entre estas las encuadernaciones con motivos góticos,realizadas en Francia y en el centro de Europa, frente al cartón (14), donde pre-valecen las obras del siglo xVI con motivos mudéjares. se puede observar quela introducción de las tapas de cartón se va realizando, sobre todo en el primercuarto del siglo xVI, mientras que la madera continua empleándose duranteel xV.

307REYES, MONJES Y SABIOS

FIgs. 148-149-150-151

la técnica de decoración utilizada en la mayoría de los ejemplares ha sidoel gofrado o estampación en seco. En cuanto a los utensilios empleados destacael empleo de hierros sueltos, en las encuadernaciones con motivos mudéjares,con la excepción de dos encuadernaciones mudéjar-renacentistas realizadas amediados del siglo xVI -que están decoradas con una misma rueda mudéjarde rombos encadenados cordiformes, hecho que destacamos ya que no es muycomún el empleo de ruedas mudéjares-, y de hierros sueltos en las encuader-naciones góticas, aunque si nos encontramos también con ruedas de rombos,roleos, muy empleadas en las encuadernaciones góticas europeas.

Respecto a las estructuras decorativas, nos encontramos que en las en-cuadernaciones con motivos mudéjares destaca el empleo de bandas rectangu-lares concéntricas, y en las que tienen motivos góticos prevalecen las quecontienen formas geométricas romboidales, decoradas en su interior por algúnhierro suelto, aunque también hay que destacar el empleo de planchas en unade las encuadernaciones góticas.

solo tres encuadernaciones contienen emblemas o marcas de propiedad.una de ellas es una encuadernación gótica en la que aparece gofrado el escudode la Cruz de Calatrava. las otras dos fueron realizadas a mediados del sigloxVI por el mismo encuadernador y contienen el anagrama de la Compañía dejesús (IHS, con una cruz encima y tres clavos debajo).

BibliografíaCarpallo Bautista, A. Análisis documental de la encuadernación española: repertorio biblio-gráfico, tesauro y ficha descriptiva. madrid : AFEdA, 2002, 319 p.Carpallo Bautista, A. las encuadernaciones de la Biblioteca Complutense en el periodo de 1471hasta 1503. Isabel I y la Imprenta. madrid : [s.n.], 2004méndez Aparicio, j. la encuadernación mudéjar. En. Encuadernaciones españolas en la Biblio-teca Nacional. madrid : Biblioteca nacional : julio ollero, 1992, p. 17-30.miquel y planas, R. Restauración del Arte hispano-árabe en la decoración exterior de los libros.Barcelona : miquel-Rius, 1913, 23, xxI p.tacón Clavaín, j. El proceso de restauración de un libro de 1525 manchado de aceite. En. Ellibro como objeto de arte : Actas del II Congreso nacional sobre Bibliofilia, EncuadernaciónArtística, Restauración y patrimonio Bibliográfico [2004]. Cádiz : Ayuntamiento, 2008, p. 335-347.universidad Complutense de madrid. Encuadernaciones en la Biblioteca Complutense. AntonioCarpallo Bautista; manuel sánchez mariana, Alfonso de Ceballos-Escalera y gila. madrid :universidad Complutense, 2005, 206 p.universidad Complutense de madrid. Historia de la Biblioteca de la Universidad Complutensede Madrid. Coordinadores: mª Cristina gállego Rubio y juan Antonio méndez Aparicio. madrid: Editorial Complutense, 2007, 606 p.

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Bibliofilia y patrimonio: apuntes sobre la biblioteca de Andrés González deBarcia y su edición de los Diálogos de las medallas

FERMÍN DE LOS REYES GÓMEZUniversidad Complutense de Madrid

D. Andrés de Barcia reimprimió muchos Historia-dores de Indias y publicó otros escritos, ya en sunombre, ya en el de D. Gabriel de Cárdenas iCano, aviendo sido uno de los hombres más estu-diosos y laboriosos que ha tenido el siglo. Aúnyendo en coche por las calles iva leyendo(1).

la pasión por los libros ha llevado a muchas personas a formar biblio-tecas particulares y, en ocasiones, también a realizar réplicas de los más rarospara su disfrute. éste fue el caso de Andrés gonzález de Barcia Carballido yzúñiga, personaje muy conocido tanto por sus actividades políticas como porlas intelectuales, en las que destaca por sus trabajos americanistas. Fruto de supasión llegó a tener una extraordinaria biblioteca, una de las mejores de suépoca, pero también destinó parte de su tiempo y de su peculio a otras tareas,como las literarias, bajo diversos pseudónimos, así como a la edición de un

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1. Carta de juan Antonio mayans y siscar a juan Vega sentmenat, el 15 de junio de 1783, engregorio mayans. Epistolario. XVII. Cartas literarias, correspondencia de los hermanos Ma-yans con los hermanos Andrés, F. Cerdá y Rico, Juan Bta. Muñoz y José Vega Sentmenat. Va-lencia: Ayuntamiento de oliva, 2000, n. 14. El epistolario, así como otras obras acerca delerudito, puede consultarse en la Biblioteca Digital Valenciana en la siguiente dirección, que esla del índice: http://bv2.gva.es/es/corpus/unidad.cmd?idunidad=20000&idCorpus=20000&po-sicion=1#gr11 [Consulta: 12 de octubre de 2011]. Es impagable la extraordinaria labor de edicióndel epistolario realizada por Antonio mestre sanchís, de quien somos deudores todos los quealguna vez nos hemos aventurado en el ámbito cultural del siglo xVIII.

“facsímil” de los Diálogos de las medallas, de Antonio Agustín, obra que nollegó a ver concluida debido a su fallecimiento. A partir de su muerte uno desus herederos, Andrés gonzález de Barcia Carballido, se encarga de los bienesde su tío, entre ellos de la biblioteca, así como de terminar la edición de losDiálogos. En las siguientes páginas se verá con algo más de detalle estos asun-tos, que muestran la cara y la cruz de la bibliofilia(2).

¿Quiénes son los Andrés González de Barcia?A la vista de los preliminares de la edición de los Diálogos, su editor

fue el doctor Andrés gonzález de Barcia Carballido, quien menciona, en ladedicatoria, a Alejandro y Andrés gonzález de Barcia, su padre y tío respecti-vamente, por lo que en realidad hay dos personas con el mismo nombre y nouna. A continuación se dará una breve biografía de ambos, lo que ayudará acomprender mejor tanto el proceso de edición de los Diálogos como el destinode la biblioteca del camarista.

Andrés González de Barcia Carballido y Zúñiga (1673-1743), ilustrepolítico y erudito(3)

nacido en 1673, tuvo una dilatada carrera administrativa desde 1706como superintendente del Real Aposento de Corte, juez particular y privativode quiebras, intervenciones, alcances y fianzas de Rentes Reales y millones, yde los negocios pendientes en la junta de la Visita de la Real Hacienda, paraluego pasar a ser Consejero de Castilla, cesando con la reforma de 1715, perointegrándose en el Consejo de guerra en 1720, y de nuevo al de Castilla en1729; en 1734 fue nombrado gobernador de la sala de Alcaldes de Casa yCorte, mientras que en 1736 miembro de la Cámara de Castilla, formando partede numerosas juntas, como las de Comercio y moneda, la del tabaco y la de

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2. una parte de estos datos se publicó en la siguiente obra: Los diálogos de medallas de AntonioAgustín. Edición y estudio a cargo de josé maría de Francisco y Fermín de los Reyes. madrid:Escuela universitaria de Biblioteconomía y documentación, universidad Complutense, 2006.debo a mi colega josé maría de Francisco una parte de los datos que aquí aparecen, por lo cualle quedo agradecido.3. la base de estos apuntes biográficos en josé Antonio álVAREz dE BAEnA, Hijos de Ma-drid, ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes. Diccionario histórico por el ordenalfabético de sus nombres. madrid: En la oficina de Benito Cano, 1789, I, pp. 106-110. también,janine FAYARd, Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746). madrid: siglo xxI, 1982,pp. 949-495 y 500-505, para su faceta como erudito y bibliófilo.

Caballería del Reino. Hombre de gran caudal, con domicilio en la madrileñacalle de san Bernardo, tuvo propiedades y se convirtió en señor de las villasde Romangordo, la Higuera, Casas del puerto y peñuela (Cáceres).

tuvo, al menos, dos hermanos, teresa, fallecida en 1757, y Alejandro,padre de Alejandro gonzález de Barcia Carballido, del que hablaré más ade-lante.

Entre sus actividades intelectuales destaca como fundador de la RealAcademia Española, donde fue el primer ocupante del sillón d. tuvo un graninterés por los temas americanos, a los que dedicó varios e importantes escritos,aparte de reunir todo lo que se hubiera escrito sobre las Indias(4). Este prestigiohizo que juan gómez Bot le dedicara la edición de la Historia de la conquistade Méjico, de Antonio de solís (madrid: Imprenta de Bernardo perarta, 1732).Fue autor de varias comedias y otras obras literarias de carácter popular, algu-nas bajo diversos pseudónimos, como los de Gabriel de Cárdenas y Cano,García Aznar Vélez y Don Ibón(5).

también realizó tareas bibliográficas, puesto que se empeñó en adi-cionar la Biblioteca Hispana, de nicolás Antonio, aunque finalmente no llegóa editarla. sí que adicionó y editó el Epítome de la Bibliotheca Oriental i Oc-cidental, Náutica y Geográfica, de Antonio de león pinelo, al que añadió milesde nuevas referencias (madrid: Francisco martínez Abad, 1737-1738. 3 v).Estas tareas le mantuvieron en contacto con intelectuales españoles como gre-gorio mayans, figura clave en la comprensión del proceso de edición de losDiálogos de medallas, como se verá, y en el del destino de su biblioteca. Enpalabras de Antonio mestre, Barcia y Mayans compartían un aprecio comúnpor la erudición histórica y por la historia crítica, especialmente por NicolásAntonio y Antonio Agustín(6).

Falleció el 4 de noviembre de 1743 a la edad de 73 años dejando variasobras inconclusas y una excepcional biblioteca.

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4. sobre este tema puede consultarse la obra de jonathan EARl CARlYon, Andrés Gonzálezde Barcia and the Creation of the Colonial Spanish American Library. toronto, etc.: universityof toronto press, 2005.5. puede verse su producción en Francisco AguIlAR pIÑAl, Bibliografía de Autores Espa-ñoles del siglo XVIII. madrid: Consejo superior de Investigaciones Científicas, 1981-2001, IV,n. 1908 a 1928; VII, n. 5751.6. Antonio mEstRE sAnCHIs en el Estudio preliminar al Epistolario XIV. Mayans y los altoscuadros de la magistratura y administración borbónica, 1 (1716-1750), Valencia: Ayuntamientode oliva, 1996, p. 42.

Andrés González de Barcia, sobrino (†1779)del sobrino, heredero de la biblioteca y editor final de los Diálogos,

Andrés gonzález de Barcia Carballido, apenas había más datos que los quedeclara en el libro, ser doctor y Catedrático en Cánones de la universidad deAlcalá, por lo que ha habido que investigar a partir de aquí.

Antes de detallar su dilatada carrera profesional, resumiré los datosfundamentales: aunque en documentación académica se declara natural de ma-drid(7), en su testamento afirma ser natural de la Isla de la Gran Canaria(8). Erahijo de Alejandro gonzález de Barcia, de los supremos Consejos de Castillay guerra, y de magdalena de la mora Castañeda. tuvo dos hermanos, manuely Felipa.

se licenció y doctoró en Cánones, fue Catedrático de Cánones en Al-calá (1742-1751), Alcalde de Hijosdalgo de granada (1751-1760), oidor dela Chancillería de granada (1760-1767), Alcalde de Casa y Corte de madrid(1767-1770), Consejero togado del Consejo de Hacienda (1770-1774) y, final-mente, Consejero de Castilla (1774-1779, fecha de su muerte).

Estaba adscrito al Colegio grande de san Antonio de portaceli, de si-güenza, donde se presentó el 7 de mayo de 1737 para conseguir los grados delicenciado y doctor en Cánones, que le fueron concedidos tras los oportunosexámenes dos días después(9).

su carrera docente la desarrolla en la universidad de Alcalá, dondeentre los años de 1742 a 1746 ocupará distintas cátedras de Cánones: el 7 dejulio de 1742 toma posesión de la Cátedra del libro primero de Instituta; el 18de marzo de 1743, de la Cátedra de decretales menores y, un año después, el5 de septiembre de 1744, de la Cátedra de sexto; el 15 de septiembre de 1745,de la Cátedra de decreto, mientras que, por último, el 3 de noviembre de 1746,de Víspera de Cánones, plaza que dejó vacante en 1751, año en que toma po-sesión de la plaza de Alcalde de los Hijosdalgo de la Real Chancillería de gra-

7. Archivo Histórico nacional (AHn). universidades. libro 558-F, f. 22.8. Archivo Histórico de protocolos de madrid (AHpm). protocolo 18669, f. 1 r (2 de enero de1779).9. AHn. universidades. libro 1269, f. 255 r - 256 r.

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nada(10). debió de tener problemas con su incorporación en el grado de doctorpor Cátedra, puesto que mantiene varios pleitos con la universidad hacia losaños 1743 y 1744. pese a que hubo decretos que mandaban que tuviera el usoy goce de insignias, asiento, argumento, propinas y demás derechos de los ca-tedráticos, la universidad lo incumplió y lo recurrió en su caso(11).

su tío Andrés se refiere a él en una ocasión, en carta a gregorio ma-yans de mediados de 1743, por un asunto relacionado con la obra que éstehabía editado, la Censura de historias fabulosas de nicolás Antonio:

El aprovador le elixe el juez de libros. Veremos si quiere remitír-sele al Dr. Dn. Andrés González de Barcia, cathedrático de De-cretales de la Universidad de Alcalá, que tiene obligazión deentender antiguallas, como padre conciliar y es un bizarro estu-diante, hijo de mi hermano Dn. Alejandro(12).

Al fallecer su tío hereda, junto con su hermana Felipa, sus bienes, entreellos la biblioteca, que vende y, lamentablemente, disgrega.

Al finalizar su carrera docente inicia la de la administración, tambiénascendente hasta llegar al Consejo de Castilla. El día 18 de mayo de 1751, el

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10. AHn. universidades. libro 408. El texto de la notificación dice así: En 21 de abril de 1751siendo Presidente Mayor de esta Real Academia escribo dando cuenta de haber sido S.M. ser-vido hacerle su Ministro de Hijos de Algo de la Chancillería de Granada, lo que causó a nuestraR.A. mucho gusto por ser sujeto de muy apreciables prendas y haberle debido imponderableafecto y celo del buen gobierno y lustre de tan decorosa comunidad y para que conste y hayamemoria lo certifico en 21 de abril de 1751. D. Joseph de Guzmán, Secretario (AHn. univer-sidades. libro 557-F, f. 5 v).11. se conserva una alegación en derecho suya tras los incumplimientos de los decretos prece-dentes: gonzález de Barcia, Andrés. Señor. El que numerase la pluralidad de opuestos conceptosde la Universidad de Alcalà, à la pretension de incorporacion en el grado de Doctor por su Ca-thedra Canonica de don Andrès Gonzalez de Barcia, la tendrà por violenta è injusta y mas sipassa à exponer su juicio... [s.l.: s.i., s.a.: c. 1744]. 2 h. (Real Academia de la Historia. 11/9382,nº 323). Como ejemplo de lo que le ocurrió, la alegación dice: “y queriendo continuar su derecho,entrando al Claustro que dicen de Ánimas, con pretexto de que hiciese Pruebas, se le negó re-pentinamente la entrada, obrando la universidad contra su propio hecho, y despojando de suautoridad al posesionado con decreto del Consejo; el que en vista de esta violencia por segundasobrecarta de 3 de diciembre del dicho año [1743], mandó que el referido D. Andrés continuasesu posesión, y se le diese la propina de aquel Claustro, como si en él hubiese intervenido…” (h.2 v).12. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 29 de junio de 1743 (Epistolario XIV. Mayans ylos altos cuadros de la magistratura… I, n. 410).

Rey le nombró uno de los Alcaldes de Hijosdalgo de la Audiencia y Chanci-llería de granada en sustitución de Antonio de Castro(13). En 1757 instó a suhermana Felipa, que estaba de seglar en el convento de Franciscas de Illescas,a vivir con ella en granada(14), donde adoptaron a manuela Enríquez, hija deuna sirvienta, que vivió con ellos hasta 1779(15).

pasaron unos años hasta que fue nombrado, el 29 de julio de 1760, porsu habilidad y letra, oidor de la Audiencia y Chancillería por fallecimiento deBartolomé Ruiz Velarde(16). En granada ocupó dicho cargo hasta su traslado amadrid en calidad de Alcalde de Casa y Corte, lo que ocurrió el 9 de mayo de1767(17). la creación de dos plazas para la nueva sala de la Única Contribución,del Consejo de Hacienda, sirvió para que gonzález de Barcia ocupara una deellas, de ministro togado, el 12 de julio de 1770, con un sueldo de 4.000 du-cados de vellón(18). su última etapa la empleó dentro del Consejo de Castilladesde el 13 de noviembre de 1774 hasta su fallecimiento, ocurrido el 13 deseptiembre de 1779, después de haber otorgado poder para testar a su hermanaFelipa(19). su plaza fue ocupada el 26 de septiembre de dicho año(20).

13. AHn. Consejos. libro 737-E, f. 231 r - 232 v.14. AHpm. prot. 18672, 20 enero 1784: testamento de Felipa gonzález de Barcia.15. Este curioso episodio es narrado por Felipa en su testamento con todo tipo de detalles, pareceque con el fin de evitar o acallar rumores sobre la paternidad de la niña. Así, afirma: en variasocasiones en que ocurrió falta o enfermedad de alguna de las criadas nos suplía y asistía DªRosa de Rivas, mujer legítima de D. Diego Enríquez por solo el tiempo del día, pues por lanoche a la hora regular se iba a dormir a su casa con dicho su marido…. testamento otorgadopor Felipa gonzález de Barcia en 12 de agosto de 1785 (AHpm. prot. 18672, f. 180 v).16. AHn. Consejos. libro 738-E, f. 85 r - 85 v.17. AHn. Consejos. libro 738-E, f. 139.18. AHn. Consejos. libro 738-E, f. 192.19. otorgó dicho poder el 2 de enero de 1779, al que añadió una memoria el 14 de enero. Almorir, su hermana Felipa protocolizó dicho poder el 20 de octubre de 1779 e hizo testamento eldía 22 cumpliendo la voluntad de su hermano (AHpm. prot. 18669).20. AHn. Consejos. libro 738-E, f. 251v y 331. El 26 de septiembre de 1779 ocupó su plazamanuel Fernández de Vallejo.

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por lo tanto, a él puede atribuirse con seguridad la culminación de laedición de los Diálogos de medallas, y, tal vez, la edición de los Historiadoresprimitivos de las Indias Occidentales(21), impreso en 1749.

De Antonio Agustín a González de Barcia: el “facsímil” de los Diá-logos de Medallas

la segunda edición en español de los Diálogos de medallas tiene a losdos protagonistas homónimos, tío y sobrino. El proceso se puede resumir dela siguiente forma. parece que el tío, miembro del Consejo y Cámara de Cas-tilla, gran erudito y editor de numerosas obras, tenía algo más que avanzado elproyecto de edición de la obra de Antonio Agustín, que vio truncado con surepentina muerte el 4 de noviembre de 1743. tomó el testigo su sobrino, en-tonces Catedrático de la universidad de Alcalá, quien finalizó la edición, pu-blicándola en los primeros meses de 1744. Así pues, a ambos habría queatribuir la labor de recuperación de un texto tan importante para la numismá-tica. Eso sí, el mérito corresponde fundamentalmente al camarista, dado quesu sobrino parecía estar más interesado en obtener un rendimiento económicodel trabajo previo de su tío que en la difusión de un clásico.

no obstante lo dicho, en el libro no hay constancia explícita de la in-tervención del tío, pues las palabras del doctor Andrés gonzález de Barcia enningún momento parecen indicarlo; sí se podría suponer, aunque lo confirmanotras fuentes, a través del análisis material, como se verá más abajo.

El interés y el éxito de la obra numismática de Antonio Agustín, im-presa por primera vez en castellano en tarragona en 1587, motivó que se hi-cieran numerosas ediciones posteriores, en especial en Roma y Amberes, por

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21. Andrés gonzálEz dE BARCIA, Historiadores primitivos de las Indias Occidentales…[Ed. de Andrés gonzález de Barcia, sobrino?]. madrid: s.i., 1749. 3 v. En la portada aparece ex-presamente el nombre del camarista como autor, pero no hay ninguna referencia al proceso deedición, ya que no contiene ni prólogo ni ninguno de los preliminares legales. Esta obra, de granrareza, estuvo a punto de desaparecer con la muerte de Barcia, ya que se debieron de vender alpeso para envolver en los despachos mil trescientos ejemplares. Así lo narra diego BARRosARAnA, Obras completas. Tomo IX. Estudios histórico-bibliográficos. santiago de Chile: Im-prenta Cervantes, 1910, p. 32.

lo que su difusión fue notable(22). no obstante, se hizo en otras lenguas comoel italiano y el latín, lo que movió el interés de gonzález de Barcia por hacerladifundir de nuevo en español.

Era notable el interés de Barcia por la numismática, entre otras variasdisciplinas que dominaba, lo que le impulsaba a coleccionar monedas, comonarra, ya en 1726, a pedro leonardo de Villacevallos:

Tendre hasta 60 monedas, pero descompuestas por falta de tiempopara reducirlas: a orden, la mayor parte son halladas en España;de Roma 200 Consulares de plata, y algunas muy buenas: unOthon de cobre que tenía se la di al Padre Dubbanzhon que melo pidio algunas veces; hay algunas antiquisimas españolas de eltiempo al perecer de los Carthaginesas, y de la entrada de losRomanos en España de cobre, españolas aí también algunashasta D. Alfonso VIII que de las del tiempo posterior, aunque haymuchas, no les hago caso (...)(23)

la causa de la nueva edición, desde luego, la ausencia de ejemplaresde la edición de 1587 en el mercado. En el prólogo al lector, gonzález de Bar-cia, tío, afirma que muy pronto hubo escasez de ejemplares de la edición prín-cipe en España debido a la venerada codicia de los discretos en esta obra yque había grandes elogios a la obra pero ningún Código consultaba a la vista.Así pues, la mayor dificultad para poder reeditar el libro de Antonio Agustín

22. sobre Antonio Agustín hay una vasta bibliografía, pero remito al capítulo de josé maría deFRAnCIsCo olmos, Antonio Agustín y la Numismática. En Los diálogos de medallas deAntonio Agustín. Edición y estudio a cargo de josé maría de Francisco y Fermín de los Reyes...,pp. 9-73. también véase miguelgómEz uRIEl, ed. Bibliotecas antigua y nueva de escritoresaragoneses de Latassa aumentadas y refundidas en forma de diccionario bibliográfico-biográ-fico por don ... Edición electrónica a cargo de manuel josé pedraza gracia, josé ángel sánchezIbáñez y luis julve larraz. zaragoza: Institución Fernando el Católico; universidad de zara-goza, 2001. 1 Cd. su epistolario en Cándido FloREs sEllés, Epistolario de Antonio Agustín.salamanca: Ediciones universidad de salamanca, 1980.23. Carta de Andrés gonzález de Barcia a pedro leonardo de Villacevallos, de 14 de julio de1726 (sevilla. Institución Colombina. 59-3-44. Citada por jesús sAlAs álVAREz, Los inter-locutores y temas tratados en la correspondencia. En josé Beltrán Fortes y josé Ramón lópezRodríguez. El museo cordobés de Pedro Leonardo de Villacevallos: Coleccionismo arqueológicoen la Andalucía del siglo XVIII. málaga: servicio de publicaciones de la universidad; madrid:Real Academia de la Historia, 2003, p. 79).

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era la falta de un ejemplar completo(24). podría parecer que el tío, gran bibliófilo,contaba con uno en su excelente biblioteca, una de las mejores del siglo xVIII,pero se va a comprobar cómo se pierde en los trabajos de la nueva edición.

Antonio Agustín, ¿espejo de González de Barcia?Abro un paréntesis para destacar la similitud, salvando las distancias,

entre Barcia y Antonio Agustín, que estableció una imprenta en las localidadesdonde estuvo al frente de sus diócesis, lérida y tarragona. En la biografía delarzobispo se refleja su infatigable actividad publicística, que le llevó a dar aluz gran número de obras en distintas localidades de Europa, a la par que fueimpulsor de la imprenta en dos localidades donde estuvo al frente de sus dió-cesis, lérida y tarragona, donde llevó a sendos tipógrafos para sus actividades.gregorio mayans, su biógrafo, lo describe de la siguiente manera:

como su idea siempre fue aprovechar quanto pudiesse al génerohumano; en los ratos que lograva desocupados, se empleava enordenar, i limar lo que avía trabajado en una, i otra Jurispruden-cia, para irlo imprimiendo, según lo fuera perficionando. Assívemos, que por espacio de muchos años hasta que llegó el día desu muerte, siempre estuvo publicando diferentes Obras, parte le-gales, trabajadas en su mocedad; parte Canónicas, escritas en lomás maduro de su vida; i algunas también que fueron hijas deuna honesta diversión...(25)

otra de las características del Arzobispo es la de haber actuado comoimpulsor de la imprenta en tarragona. sin embargo, no parece que sea coinci-dencia la aparición de la imprenta en lérida cuando el Arzobispo estaba ocu-pando dicha sede. que un tipógrafo como pedro de Robles, que había trabajadoen Alcalá de Henares, se traslade a mediados de 1566 a lérida y comience im-primiendo una obra de Antonio Agustín, Ex consiliis, tal vez no extrañe sa-biendo lo que ocurrió más tarde cuando ocupó la sede tarraconense. Así parece

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24. Afirma gonzález de Barcia que faltaba quien pudiese servirla de original completo, reno-vando sus lustres antiguos. Aunque está sin firmar, considero que el prólogo es del tío, tantopor su estilo como por razonar las causas de la edición de la obra y sus dificultades, ajenas to-talmente a las labores usurpadoras de su sobrino, que sí se preocupó por firmar la dedicatoria aFelipe V.25. gregorio mAYAns Y sIsCAR, Vida de D. Antonio Agustín, Arzobispo de Tarragona… ma-drid: por juan de zúñiga, 1734, p. 31.

confirmarlo mayans, que afirma que, además de traer la imprenta alcalaína,mandó fabricar un molino de papel(26).

sus actividades editoras están relacionadas tanto con sus tareas pasto-rales como con las literarias o científicas. de hecho, tuvo gran interés por lossínodos y concilios, parte de los cuales fueron impresos en sus diócesis. Enlérida, en las prensas de pedro de Robles, edita, entre 1566 y 1576, seis edi-ciones de sus obras o auspiciadas por él(27).

poco después de ser nombrado arzobispo de tarragona siguió con lamisma política editora. En la ciudad no había imprenta desde 1500, por lo quehizo llamar a un tipógrafo valenciano, Felipe mey. desde 1578 hasta 1587 (unaño después de la muerte del Arzobispo), salieron de las prensas de mey hastauna docena de obras por encargo de Antonio Agustín(28). Además, realizó enuna visita pastoral unas composiciones poéticas, Llorando Venus y Los cabellosde Venus, que se incluyen en el canto La Fuente de Alcover, publicada por Fe-lipe mey en sus Rimas (s.a., pero 1586), tal como afirma el mismo impresoren su dedicatoria a Ramón ladrón.

otra intervención pudo ser la de la edición de la obra de juan BautistaCardona, De Regia S. Laurentii Bibliotheca de Pontificia Vaticana De expun-gendis haereti cor. propriis nominib. De Diptychis (tarracone: Apud philippummey, 1587). ximeno, en la biografía de Cardona, afirma que éste fue granamigo de Antonio Agustín y que, al saber que éste tenía un buen impresor leremitió el libro para que lo corrigiese y lo mandase imprimir, como así lo hizomey después de la muerte del Arzobispo.

26. la obra de Romà sol y Carme toRREs, La impremta de Lleida (segles XV-XIX). Alcoletge(lérida): Ribera & Rius, 1996, pp. 29-33, reproduce las palabras del manuscrito de marià olI-VEs, Recull de documents i notes per a la història de Lleida, de su propio archivo.27. las referencias se pueden ver en la obra de manueljIménEz CAtAlán, La imprenta enLérida. Ensayo bibliográfico (1479-1917). Ed. dirigida y coordinada por lola gonzález. [lérida,etc.]: universitat de lleida; Biblioteca nacional; Institut d’Estudis Ilerdencs, 1997.28. las referencias se pueden ver en la obra de ángel del ARCo Y molInERo, La imprentaen Tarragona: Apuntes para su historia y bibliografía. tarragona: Imp. de josé pijoán, 1916; ydel Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español. Ed. en Internet (última actuali-zación: 16 de marzo de 2011).

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la edición de los Diálogos de medallas fue póstuma, lo que puede ex-plicar los problemas de variantes. Además, en esta obra llama la atención laausencia de preliminares legales que, sin embargo, aparecen en las otras edi-ciones de mey; como se verá, un extraordinario paralelismo con la edición deBarcia. la impresión de un libro debía contar con la licencia de una autoridad,aunque hay diferencias entre los reinos hispánicos(29). En la mayoría de librostarraconenses aparecen los textos de la licencia y también es frecuente que losde las aprobaciones. no obstante, en los Diálogos tenemos una excepción, loque no quiere decir que no tuviera licencia, puesto que si hacemos caso a laportada el libro contaba con licencia del Superior.

Así pues, un erudito que publica sus obras, una de ellas póstuma y conproblemas en sus preliminares, interesado por la numismática y las antigüe-dades, perteneciente a la jerarquía (eclesiástica) y que reúne una extraordinariabiblioteca(30), se va a ver vinculado, dos siglos después, y gracias a los Diálogosde medallas, a otro con similares características.

La edición de los Diálogos de medallasla edición de los Diálogos de medallas, dado su interés y escasez, se

convirtió muy pronto en un libro apreciado y raro, como lo ilustran los testi-monios de bibliógrafos y libreros, además de las altas cotizaciones que ha te-nido en el mercado. Apunta las causas el p. Flórez en su obra sobre medallas:

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29. para este tema, véase Fermín de los REYEs gómEz: El libro en España y América. Legis-lación y censura (siglos XV-XVIII). madrid, Arco/libros, 2000, 2 vol. por lo que respecta a Ca-taluña, en 1568 Felipe II se queja a su Virrey por la falta de control de los libros: (…) en esaciudad y en otras desse Principado, los impresores imprimen muchos libros nuevos sin tener li-cencia nuestra, lo qual, allende que es justo que la obtengan antes de poner mano en la impres-sión, se sigue dello que los imprimen sin rubricarlos ni tassarlos como conviene, y los librerosque los venden piden por ellos precios muy excesivos. Carta de Felipe II a diego Hurtado demendoza, de 25 de mayo de 1568 (Henri KAmEn, Cambio cultural en la sociedad del Siglo deOro: Cataluña y Castilla, siglos XVI-XVII. madrid: siglo xxI, 1998, p. 372). Ello motivó quea partir del 15 de abril de 1573 se estableciera la censura previa por el Virrey, bajo pena de dos-cientas libras; pero en los libros tarraconenses será el Arzobispo o el Vicario quien otorgue laslicencias.30. para su biblioteca, el magnífico estudio de juan F. AlCInA RoVIRA y joan sAlVAdóRECAsEns, La biblioteca de Antonio Agustín. Los impresos de un humanista de la Contrarre-forma. prólogo de joan Carbonell manils. Alcañiz, etc.: Instituto de Estudios Humanísticos,2007.

Propagóse en fin a toda Europa, en especial desde que el Claris-simo Arzobispo de Tarragona D. Antonio Agustín le ilustró consu pluma, haciendo hablar a las Medallas de un modo que todosentendiessen su utilidad, en virtud de unos Discursos los más ele-gantes, más concisos, y más útiles, de quantos se escribieron(31)

nicolás Antonio es el primero en dar noticia de esta obra(32). lo másextraño es la información de que hubo una edición anterior de 1575, pero noda más indicaciones sobre su lugar de edición, por lo que resulta bastante du-dosa(33). Ya en el siglo xVIII algunos bibliófilos mostraban con orgullo podertener la obra completa de Antonio Agustín, lo que debía de ser bastante infre-cuente. por ejemplo, Fernando josé de Velasco, fiscal del Consejo de Castilla,puesto que eran tan escasas las bibliotecas de Europa, en que se hallan juntastodas ellas(34). por el contrario, otros como el bibliotecario de la Biblioteca Real,manuel martínez pingarrón, nos confirman las dificultades de encontrarlo:

Yo no tengo ni encuentro al Antonio Agustín en castellano, si bus-cándole por más rincones, no se me viene a las manos(35)

gregorio mayans, en su biografía de Antonio Agustín, habla de losDiálogos expresando su rareza:

Como se imprimieron pocos egemplares de estos Diálogos, segúnlo que se puede creer por lo que Don Rodrigo Zapata escriuió a

31. Enrique FlóREz, Medallas de las colonias, municipios y pueblos antiguos de España…madrid: En la oficina de Antonio marín, 1757, h. 3v.32. nicolás AntonIo, Bibliotheca Hispana Nova, sive hispaniarum scriptorum qui ab annoMD. ad MDCLXXXIV floruere notitia… matriti: Apud Ioachinum de Ibarra [et] apud Viduamet Heredes Ioachimi de Ibarra, 1783, I, p. 106. Existe traducción al español: madrid: Fundaciónuniversitaria Española, 1999.33. la noticia exacta, traducida del latín, es la siguiente: “Los Diálogos de las medallas, ins-cripciones y otras antigüedades. Publicados en Tarragona en la imprenta de Felipe Mey en1587 en 4.º y también antes en 1575 en 4.º, que fueron posteriormente traducidos al italianopor Dionisio Ottaviano y editados en fol. y en 4.º en Roma en 1592 y en 1600”. también eleditor del xVIII afirma, en su dedicatoria a Felipe V (Ã2 v.), que existió otra de zaragoza.34. Francisco VIndEl, Los bibliófilos y sus bibliotecas. Desde la introducción de la imprentaen España hasta nuestros días. madrid: Francisco Vindel, 1934, p. 16.35. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 23 de noviembre de 1743 (Epistolario VII. Ma-yans y Martínez Pingarrón. I. Historia cultural de la Real Biblioteca. Valencia: Ayuntamientode oliva, 1987, 1, n. 143).

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Gerónimo Zurita; i como por otra parte son tan excelentes, se hahecho rarísima, i mui estimada esta impressión; tanto que me es-crivió Don Manuel Martí, Deán de Alicante, i Príncipe de los An-tiquarios de nuestra edad, que en Londres se ha llegado a pagarpor ellos noventa doblones…(36)

El problema que tuvo su editor moderno era que de la primera ediciónde los Diálogos tan solo había podido comprar un ejemplar incompleto a causade no hallarse un solo ejemplar de dicha obra en las librerías de todo estepaís, como le dice a mayans, al que solicita una copia de la parte que le faltaba.también al valenciano, que tenía un ejemplar, le comunica manuel martínezpingarrón que por fin había adquirido al librero manuel de mena, la primeraedición de Felipe mey, que había traído de zaragoza, con varias referencias asu rareza:

Los Diálogos de Dn. Antonio Agustín me han costado sesenta re-ales de vellón; es verdad que no he regateado i que huviera dadomás si me lo huvieran pedido porque me parecen baratos. Estántan bien tratados como si acabaran de salir de la imprenta i a ladisposición de Vmd(37)

Huvo muchos golosos aquí, i aun en Zaragoza, a los Diálogos deDn. Antonio Agutín sobre lo qual tuvo Mena varios devates i en-fados con muchas gentes, pero siempre se tuvo firme por mí quese le tenía encargado más ha de siete años. I aunque me le hanquerido arrancar algunos valiéndose de autoridades, he hechopresa... (38)

mayans, que había sufrido las continuas peticiones de su ejemplar porparte de gonzález de Barcia, le aconseja al bibliotecario:

Yo también tengo los Diálogos de D. Antonio Agustín de primeraimpressión. I aunque un amigo estrangero me los ha pedido, nome he atrevido a deshacerme de ellos por la dificultad de hallar-

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36. gregotrio mAYAns Y sIsCAR, Vida de D. Antonio Agustín, Arzobispo de Tarragona…,pp. 84-85.37. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 21 de junio de 1749 (Epistolario VII. Mayans yMartínez Pingarrón…, 1, n. 239).38. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 12 de julio de 1749 (Epistolario VII. Mayans yMartínez Pingarrón…, 1, n. 241).

los, ni es razón que Vm. se prive del gusto de tener un libro tanexquisito. Solamente deseo que Vm. no diga que le tiene para queno se le pillen, i que en caso de querer despacharle prefiera Vm.mi amigo (que es Meerman) a qualquier otro(39)

también hay algunas referencias a la obra en catálogos de libreros,donde se hace mención a su rareza. por ejemplo, el librero parisino j. B.l. os-mont, en su Dictionnaire typographique, de 1768, hace relación de libros raros,singulares, estimados y buscados en todos sus géneros(40), entre los que se en-cuentra el que nos ocupa. En un total de ciento veintiún autores españoles, conciento ochenta y seis obras descritas, están los Diálogos, del que afirma el ex-perto librero:

Libro raro; cuando está completo deben encontrarse en él 26hojas que representan las medallas. Ha sido vendido en 164 l. [li-bras] en casa de M. Girardot de Préfond, y en 199 l. 19 f. [fran-cos] en casa de M. l’abbé de Rothelin(41)

En la siguiente centuria, jacques-Charles Brunet, en su Manuel du li-braire(42), describe esta edición, de la que afirma es muy rara y se vendió a ele-vados precios en diversas librerías. pedro salvá, en su Catálogo de la bibliotecade Salvá, impresa en 1872, también describe nuestra edición. A continuaciónde la descripción y al comienzo del apartado de notas, afirma:

He descrito tan minuciosamente el número de hojas de que constaeste volumen, porque una gran parte de su precio excesivo (hallegado a venderse por 210 francos) pende de que el ejemplaresté completo y bien conservado. El mismo Brunet, que ha tenido

39. Carta de mayans a martínez pingarrón, de 28 de junio de 1749 (Epistolario VII. Mayans yMartínez Pingarrón…, 1, n. 240).40. j.B.l. osmont, Dictionnaire typographique, historique et critique des livres rares, singu-liers, estimés et recherchés en tous genres. Contenant, par ordre alphabétique, les noms & sur-noms de leurs Auteurs, le lieu de leur naissance, le temps où ils ont vécu, & celui de leur mort,avec des Remarques nécessaires pour en distinguer les bonnes Editions, & quelques Anecdoteshistoriques, critiques & intéressantes, tirées des meilleures sources. On y a joint le prix qu’ilsse vendent la plupart dans les Ventes publiques. paris: Chez lacombe, 1768.41. la traducción es mía. un estudio detallado de las ediciones españolas de este catálogo ennicolás BAs mARtÍn, libros raros y curiosos españoles en un catálogo francés del siglo xVIII.En Pliegos de Bibliofilia. 2002, n. 18, pp. 21-44.42. jacques-Charles BRunEt, Manuel du libraire et de l’amateur de livres. 5e. éd. paris: Fir-min didot, 1860, I, 567-568.

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ocasión de examinar algunos pertenecientes a bibliotecas muycélebres, no hace mérito de las 3 hojas blancas que se encuentranen el cuerpo del volumen, y son indispensables para que los cua-dernillos a que pertenecen estén perfectos(43)

El ejemplar que describe salvá tiene las hojas de portada e índice, perono el grabado del retrato del autor, 469 folios, las 3 hojas en blanco citadas ylas de láminas, que se distribuyen de la siguiente forma: 2 después del diálogoprimero y 25 al acabar el segundo de las cuales es una la de los tamaños delas medallas. Continúa en su extensa nota salvá hablando del libro:

La edición es sumamente rara y más aun los ejemplares con lasláminas originales, porque en algunos se han sustituido con lasláminas de la traducción italiana...

Como se puede ver, amplia noticia de una edición rara, que cuandosale al mercado obtiene altas cotizaciones, pero con el problema de que hayvariantes en las distintas descripciones, tal vez debidas al carácter póstumo dela edición, o bien a alguna edición contrahecha posterior; sea como fuere, esindudable la rareza de sus ejemplares y aún está pendiente un estudio más de-tallado(44).

por todo ello nuestro protagonista, que tenía gran interés por la erudi-ción histórica, había pensado elaborar una nueva edición de los Diálogos demedallas. la primera noticia que conozco de la edición de esta obra es la queproporciona lope de los Ríos a Villacevallos en carta del 10 de mayo de 1740,donde afirma:

El Sr Barcia nos tiene en un hebraísmo esperando la impresiónde Don Antonio Agustino en nuestro idioma como lo escribió el

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43. pedro sAlVá Y mAllén, Catálogo de la biblioteca de Salvá. Valencia: Imprenta de Ferrerde orga, 1872, II, n. 3535.44. Ya apuntaba los problemas ángel del ARCo Y molInERo, La imprenta en Tarragona, n.30, pp. 244-249, pero sin poder dar una explicación. Intenta explicarlas james p. R. lYEll enLa ilustración del libro antiguo en España. madrid: ollero y Ramos, 1997, pp. 276-278 (ediciónde la británica de 1926). Años más tarde, Antonio pAlAu, en el Manual del librero hispano-americano. 2ª ed. Barcelona, etc.: librería Anticuaria de Antonio palau, etc, 1948, n. 4097, men-ciona diferencias y sus altas cotizaciones. las variantes, con hasta cuatro portadas distintas yun par de modificaciones en el primer cuaderno, se pueden ver con más detalle en Fermín delos REYEs gómEz, Reflexiones bibliográficas en torno a las ediciones españolas de los Diá-logos de medallas de Antonio Agustín. En Los diálogos de medallas de Antonio Agustín. Edicióny estudio a cargo de josé maría de Francisco y Fermín de los Reyes, pp. 75-131.

autor, y cuya primera impresión ya extinguida se dejan pedir(cuando lo hay) 25 doblones(45)

la intención de Barcia era publicar dos volúmenes: el primero seríaun “facsímil” de la edición príncipe de 1587, mientras que el segundo conten-dría la traducción del diálogo de Andrés Escoto y nuevas láminas(46), las de losdiálogos tercero y siguientes, que no se pusieron en la edición príncipe porquesin duda fue ahorro de los que imprimieron el libro(47). Cuando digo “facsímil”,se trata, lógicamente, de una edición que imite a la original en todo, incluso enla portada (pero sin ánimo de engaño) como así pretendía gonzález de Barcia,no al sentido real con el que se conoce. para ello, pues, necesitaba uno de losraros ejemplares de la edición tarraconense, y sabemos que Barcia tuvo dos,aunque se los perdieron. uno lo extravió el impresor que realizó la edición,antes del primero de septiembre de 1742, es decir, dos años antes de que salieraa la luz. El mayor problema de Barcia era que tenía que cotejar su edición conel original para que saliera perfecta la réplica, pero no encontraba en madridun ejemplar completo, pues el que manejó en la Real Biblioteca no tenía fin niprincipio. de ahí que solicitara reiteradamente el ejemplar de su amigo ma-yans:

Ahora se me ofrece que me invie Vd. quanto antes pudiere a An-tonio Agustín, Diálogo de Medallas, si le tiene cavalmente per-fecto, porque en Madrid no se ha hallado si no es el de la libreríadel rey que no tiene fin ni principio, porque queriendo cotejarlecon la impresión que tengo echa no se ha podido encontrar, aun-que las estampas tienen número es fácil equivocarse y que nosalga como la ympresión de Tarragona, que aunque yo tenía 2exemplares, perdió uno el ympresor y el otro que restituí al mar-qués de Villena también le ha perdido y si Vd. no le tiene me avi-sará para enviar por él a Córdova, donde me dicen le ay y estaes otra prueba de nuestra gran simpleza, que llenos de traducio-

45. Carta de lope de los Ríos a pedro leonardo de Villacevallos, de 10 de mayo de 1740 (se-villa. Institución Colombina. Citada por gloria moRA, Villacevallos y la anticuaria ilustrada.En josé Beltrán Fortes y josé Ramón lópez Rodríguez. El museo cordobés de Pedro Leonardode Villacevallos: Coleccionismo arqueológico en la Andalucía del siglo XVIII, 2003, p. 52.46. Así se lo comunica a gregorio mayans el 8 de diciembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 337).47. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 10 de noviembre de 1742 (Epistolario XIV. Ma-yans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 333).

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nes ytalianas y latinas, nadie ha apetecido ver el original... Ellibro lo volveré al ynstante porque en media ora despacho conél(48)

mayans, aunque amigo de Barcia, no debía de confiar, dados los pre-cedentes, en la custodia de su ejemplar, por lo que no se manifestó tan solícitocomo en otras ocasiones en facilitar sus libros al camarista de Castilla. dehecho, Barcia le vuelve a pedir el ejemplar el 29 de septiembre, garantizándoleque lo volvería el mismo día que me lo trugesen(49). El silencio de mayansobliga al camarista a la nueva petición, que vuelve a justificar con una críticaa la Biblioteca Real:

El exemplar de la bibliotheca del rey está como todas las cosasde aquella santa casa, porque no tiene principio ni fin, ni lámi-nas(50)

A la semana siguiente respondió mayans diciendo que tenía noticiapor josé octavio Bustanzo de que éste le había entregado a Barcia un ejemplar,pero sin frontispicio, por lo que el olivense realiza una descripción detalladade los principios:

Como V.S. Ilma. es tan exacto en el cotejo de los libros, i quizáquerrá ver si ai algún prólogo, diré que no le ai por ser obra pós-thuma, i los que le publicaron no quisieron añadir palabra(51)

A continuación, mayans describe la portada, que tiene las armas deD. Antonio Agustín, gravadas en boj, del mismo tamaño que las que vemos ensus Diálogos De Emmendatione Gratiani, y el índice, del que dice que faltaen muchos ejemplares que ha visto. En cambio, no menciona en ningún casola existencia de la hoja con el retrato, ya que dice que la obra comienza despuésdel índice. por último, afirma que desea que publique esta obra porque todosestán en expectación(52). parece haber un error importante en la descripción,

325REYES, MONJES Y SABIOS

48. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 1 de septiembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 320).49. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 29 de septiembre de 1742 (Epistolario XIV. Ma-yans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 325).50. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 13 de octubre de 1742 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 328).51. Carta de mayans a gonzález de Barcia, de 20 de octubre de 1742 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 329).52. Ibídem.

pues el año que pone mayans es 1586. pero no pasó desapercibido a Barcia,que, pese a todo, afirma a la vuelta del correo que tenía comprehendido que laimpresión era de Tarragona el año 1587(53). Cuenta Barcia el estado de la edi-ción, de la que

quedan las láminas tirándose y en el texto no se ha añadido pa-labra, salvo las mentiras que aia echado el impresor en dos o trespliegos que ha tenido que hacer de nuevo y la expectación detodos se reducirá después a vender 50 libros, no porque aian vistolos modernos, los que presumen de eruditos, sino porque huiende gastar el dinero en libros(54)

El camarista comunica a mayans que el ejemplar que le dio josé oc-tavio Bustanzo era segunda impresión de Zaragoza de 1587, hecha del mesmomodo que yo la hize por el de Tarragona un año antes. Es decir, Barcia hablade la supuesta edición zaragozana que nadie conoce, pero es lógico si lo quese ha hecho es realizarla a plana y renglón con la portada imitando a la de ta-rragona. Esto nos plantea la posibilidad de que las variantes antes descritas dela edición príncipe puedan deberse a esa supuesta segunda edición “facsímil”o contrahecha.

El 10 de noviembre de aquel año de 1742 se estaban componiendo al-gunas láminas y tan solo faltaba tener la clave de los módulos y, desde luego,la portada, por lo que Barcia vuelve a solicitar a mayans que se la hiciese pintaro que se la enviase pues era muy fácil volverla a pegar(55). En vista de que noobtiene respuesta, vuelve a pedirle el 8 de diciembre al olivense su ejemplar,garantizándole que el arriero se lo devolvería en el mismo viaje. mientras, seabrirían tres o cuatro láminas que se habían perdido y se concluiría la obra(56).

A vuelta de correo, mayans le envió la lámina con el retrato de AntonioAgustín, que Barcia tenía sacado con otro vestido parecido al que me remiteVd., pero la cara de uno ni otro no se parece al que puso el canónigo que sacóa luz su biblioteca. le faltaba la portada, pero el camarista se había preocupado

53. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 27 de octubre de 1742 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 331).54. Ibídem.55. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 10 de noviembre de 1742 (Epistolario XIV. Ma-yans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 333).56. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 8 de diciembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 337).

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en ver dos traducciones italianas para poder reproducir las láminas que vinieranal caso en el segundo volumen,

porque las demás españolas tienen un despropósito de lo que notrata y por esto avía comenzado a escribir un libro de todas lasque tengo, para provar que los apellidos del tiempo de Cristo yantes se conservaban oy en toda España, y me acuerdo del deParra, que está en una moneda de Traxano, y tengo por primeraimpresión la de Tarragona, repetida a la letra en Zaragoza(57)

mayans previene a Barcia sobre las posibles inexactitudes y éste ledice que queda advertido y aunque no salga con la perfección que yo quisiera,se executará la perfección del libro, porque el lunes empezarán a tirar las es-tampas que ya han parecido todas las láminas con que espero promptamentepoder enviar a Vd. el exemplar sin que tenga necesidad de ser tan largo viageel suio pues pocos conocerán las faltas, según la necesidad que ai del libro(58)

El famoso ejemplar de mayans no llega, pero Barcia lo intenta portodos los medios, como afirma el bibliotecario manuel martínez pingarrón encarta al primero:

Estuve con el Sr. Barcia (…). Díjome Su Ilma. tenía pedido a Vmd.el Antonio Agustín, De medallas, por poco tiempo, porque le ne-cesita indispensablemente, i espera que la copia de las notas, queme entregó, se las buelva Vmd. porque no tiene otra(59)

por aquellos principios del año 1743 se tenían noticias de la precariasalud de gonzález de Barcia, cuya vida se truncó meses después. En adelante,la frecuente correspondencia de Barcia con mayans se refiere a otros asuntos,sobre todo los problemas que tuvo la edición de mayans de la Censura de ni-colás Antonio, que intentó resolver el camarista con sus influencias en la Corte.

la última carta de Barcia a mayans la escribió el 2 de noviembre de1743, es decir, dos días antes de su muerte(60), por lo que el olivense le creía

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57. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 15 de diciembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 339).58. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 12 de enero de 1743 (Epistolario XIV. Mayans ylos altos cuadros de la magistratura…, I, n. 345).59. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 12 de enero de 1743 (Epistolario VII. Mayans yMartínez Pingarrón…, 1, n. 119).60. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 2 de noviembre de 1743 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 453).

vivo cuando le respondió el día 9, a vuelta de correo(61). Eso sí, pronto se enteródel fallecimiento, que debió de sentir, pues incluso el impresor Antonio Bor-dázar le dio el pésame(62).

por aquel entonces, la edición de los Diálogos estaba ya realizada, afalta de alguna lámina i los principios que publicó Antonio Agustín(63), y dadoel conocimiento que de todo el proceso tenía mayans, además de la posible in-tervención en el asunto de la Censura de nicolás Antonio, se inició la corres-pondencia con el sobrino homónimo. En efecto, parece que a instancias demayans, el sobrino de Barcia se ocupa del asunto del libro de Antonio Agus-tín:

Acabé de reconocer los Diálogos de medallas de Dn. AntonioAgustín, y faltan los pliegos de la tercera rueda de e,e,e, i, i, i, k,k, k, y la portada la tienen echa. No e disfrutado, ni disfrutaré,protección alguna para esto, porque veo no se necesita, pero parapublicarlos, me sirve de embarazo los infinitos exemplares queay que dar en los Consejos, que según está se llevan la mitad dela impressión, y que el original de Dn. Antonio Agustín no tieneaprobaciones sino el renglón después de las armas: con licenciadel superior. Y no sé si me pondrán reparo en las aprobaciones,y más quando hago ánimo de dedicarlo al rey, por mano del mar-qués de Villarias, por lo qual creo necessario mudar la impresióny año que el impresso, que llamo original, trae de Tarragona:1587. Vm. perdonará y me avisará qué puedo hacer en esto sinque sea notado, porque estoi en firme ánimo de darlo a luz.Sólo siento que las medallas estampadas no correspondan másque hasta el Diálogo segundo y que no estén repartidas en elcuerpo de la obra, como lo va pidiendo la materia, para evitar laimpertinencia de ir por el número a buscar la medalla estampadade que habla al fin, donde todas se pondrán juntas; pero esto es

61. Carta de mayans a gonzález de Barcia, de 9 de noviembre de 1743 (Epistolario XIV. Mayansy los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 458).62. Carta de Antonio Bordázar a mayans, de 13 de noviembre de 1743 (Epistolario XII. Mayansy los libreros. Valencia: Ayuntamiento de oliva, 1993, n. 206): pero este correo acompaño aVm. en el sentimiento que avrá tenido con la muerte del Sr. Barcia, que Dios aya, porque ver-daderamente que se ha mostrado buen amigo de Vm. i favorecedor de las letras.63. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 23 de noviembre de 1743 (Epistolario VII. Ma-yans y Martínez Pingarrón…, 1, nº 143).

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irremediable a no perder toda la impressión que está hecha, y elcompletar los diálogos por medallas estampadas es costosso paraquien tiene necesidad de vender aún la bibliotheca y satisfaceralgo de las deudas, que aún en esto soi símil de los herederos deDn. Nicolás Antonio de quien tanto lo fue mi difunto amado tío.Vm. perdonará esta impertinencia, porque yo en todas mis dudase de recurrir a Vm. cuia protección sólo e de disfrutar (…)Dígame Vm. qué práctica ay en reimpresiones, quando no seañade sino Dedicatorias(64)

son varios los puntos que declara el sobrino con respecto a la edición:el estado de la impresión y las obligaciones legales de la edición. por un ladodice que tan solo faltan unos pliegos, mientras que la portada tiene los datosde la edición tarraconsense, lo que viene a confirmar que la intención de su tíoera copiarla exactamente. El segundo párrafo se refiere a que no están interca-ladas las medallas en su lugar correspondiente, puesto que aparecen todas jun-tas al final, al igual que en la edición príncipe. Variarlo supondría modificartodo y el sobrino, con los problemas económicos que alega, no parece dispuestoa ello.

por otro lado habla de aspectos legales de la edición. El primero, el delos ejemplares que se debían entregar en los Consejos como una carga para se-guir adelante con la edición. se está refiriendo a la obligación que había, desde1728, de entregar un ejemplar de todo lo que se imprimiera a los miembrosdel Consejo, a los ministros del Consejo de guerra, al Vicario por la licencia(dos), a las bibliotecas Real y de El Escorial, y a la Gaceta (para que se inclu-yera en ella la noticia), con lo que en total eran cuarenta y ocho los ejemplaresque se tenían que dar, número considerable, que motivó una protesta de losprofesionales del libro. suponía un coste que podía oscilar entre novecientossesenta y mil novecientos doblones, según el tipo de impresión, a lo que seañadía que alguno de dichos ejemplares podía ser vendido. de hecho, el 17 demarzo de 1746 se dispuso que tuviera plena validez el anterior decreto de 9 dediciembre de 1717 por el que tan solo había que entregar ejemplares a las bi-bliotecas Real y de El Escorial y un tercero al gobernador del Consejo(65).

329REYES, MONJES Y SABIOS

64. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 1 de febrero de 1744 (Epistolario XIV.Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 479).65. sobre este asunto puede verse REYEs gómEz. El libro en España y América…, I, pp. 414-416.

otro de los problemas legales es el de los trámites que se debían rea-lizar para la impresión de un libro en aquel momento, que consistían básica-mente en la obtención de la licencia de las autoridades (el Consejo de Castillay el Vicario), previa censura; una vez obtenida ésta, se imprimía el libro (sinportada ni preliminares) y se debía entregar al Consejo un ejemplar impresojunto con el original, para su cotejo, de donde salía la fe de erratas, que no erasino un certificado de concordancia de original e impreso; inmediatamente, elConsejo tenía que fijar un precio fijo para el libro, la denominada tasa(66). porúltimo, se tendría que imprimir tanto la portada como los preliminares, entrelos que se incluyen los textos legales (privilegio, licencia, aprobaciones, fe deerratas y tasa) y también las dedicatorias, prólogo, etc. Aquellos tiempos noeran precisamente de regular cumplimiento de las leyes de impresión (aún se-guían vigentes las de 1558), como lo manifiesta el entonces Corrector generalde libros, manuel licardo de Rivera, en sus quejas sobre las prácticas habitua-les, falsificación de datos, etc. Alega que tanto lo antiguo que se reimprimecomo lo nuevo han de tener licencia y fe de erratas(67). por lo tanto, eran lógicaslas dudas de gonzález de Barcia cuando el libro tiene una portada que no es laque debería (había obligación de poner los datos de pie de imprenta: lugar deimpresión, impresor y fecha verdaderos), la edición príncipe carecía de apro-baciones, como se ha comentado más arriba, e incluso cuando la voluntad degonzález de Barcia, sobrino, era la de dedicárselo al rey, con lo que no iba apasar desapercibido.

la petición de consejo a mayans es del 1 de febrero y tal vez éste lerespondió a vuelta de correo aconsejándole que realizara todos los trámitesprevistos por la ley, lo que indudablemente hizo, aunque con una rapidez in-usual, dadas las especiales circunstancias. la primera fecha que conocemos esla de la dedicatoria, al igual que la carta a sebastián de la Cuadra, marqués deVillarias, para que pasara el libro al rey, redactada el 11 de febrero de 1744.

para obtener el máximo beneficio de la edición, el sobrino también so-licitó el privilegio de impresión, es decir, la exclusiva concedida por el rey paraque el solicitante pudiera reimprimir y vender el Libro intitulado Antonio Agus-tín [sic], sin que otra persona lo pueda hacer. para su concesión se requería

66. Además del libro antes citado, para una visión de conjunto del proceso de edición, puedeverse el trabajo de Fermín de los REYEs gómEz, publicar en el Antiguo Régimen. En Historiade la Literatura jurídica en la España del Antiguo Régimen. madrid: marcial pons, 2000, I, pp.287-330.67. Fermín de los REYEs gómEz, El libro en España y América…, pp. 460-464.

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la censura previa, que puede ser el “dictamen” de salvador Felipe Bermeo yArce(68), del Consejo del Rey, su Fiscal en la sala de Corte, firmado en madrid,a 27 de febrero de 1744, que se reproduce en los libros. Bermeo, en tono cla-ramente literario, incluso con la utilización de citas (en las apostillas margina-les) ensalza la figura de Antonio Agustín:

En la obra que oy se presenta, y en tantas como ilustró su pluma,ha merecido el Autor la aprobación universal, dando singularhonor a nuestra Nación, y emulación a las demás.

Curiosa es su apreciación sobre la verdadera censura:y queda reducida la censura al cotejo de la copia con el fiel ori-ginal de la mejor impresión, debiéndose lo demás a el nombresolo del Autor.

Culmina con una referencia a la escasez de ejemplares de la primeraedición y con la pertinente aprobación:

La última rigurosa crítica con que se califica esta Obra, es lahonrosa codicia de las Naciones Extrangeras, que ocasiona laescasez, que padece España de una preciosa perla, congelada ensus conchas; y manifiesta la importancia de la nueva Prensa, quese halla fielmente concertada con la elegida, por más opulentade Medallas, de está [sic] igualmente enriquecida la que se desea,y en ella se logra un precioso caudal de erudición, y utilidad, sinoposición a las costumbres, y Leyes, a que deben sujetarse lasImpresiones.

tras este informe se daría el privilegio, que se incluye a continuación,aunque bajo la forma de suma, esto es, su forma abreviada, firmada por miguelFernández munilla, pero es irregular que no aparezca ni el número de años dela exclusiva ni la fecha en que se otorgó. por aquellas fechas, el 29 de febrero,escribe gonzález de Barcia a mayans, sobre todo de aspectos relacionados conla venta de la biblioteca, pero al final le dice, es de suponer que ante las pre-guntas del valenciano:

331REYES, MONJES Y SABIOS

68. Bermeo y Arce es autor del Bosquejo, que ideó el pasmo, y trasladó a el lienzo del asombroel pincel de la admiración… de la maravillosa festiva magnificencia, con que las ilustres SeñorasComendadoras de Santa Cruz… solemnizaron el tránsito de su Divino Sacramentado Esposo ael nuevo sumptuoso Templo… salamanca: Imprenta de la santa Cruz, 1734 (Aguilar piñal, I,4219).

No me descuido en mover la impresión de Dn. Antonio Agustín,que discurro publicaré en breve(69)

lo habitual en el procedimiento de censura también llevaba a otorgarla licencia o autorización al Vicario de la diócesis, denominada Licencia delOrdinario, siempre previo informe favorable o aprobación de algún comisio-nado. En este caso parece tratarse de la aprobación del licenciado manuel sa-turio Castejón, abogado de los Reales Consejos en madrid(70), firmada enmadrid el 14 de marzo de 1744, apenas quince días después del “dictamen”.Es más breve, pero incluye términos elogiosos al arzobispo de tarragona, ade-más de las preceptivas fórmulas de estos textos:

está calificada con tantas otras insignes obras de este insignePrelado, que puede servir de Censura la universal aclamaciónde todas entre todos los Literatos: Por esto, y por no haver notadoen ella la menor cosa opuesta a la Pureza de nuestra Santa Reli-gión, Doctrina, y buenas costumbres, y considerar muy útil al Pú-blico, y a la República Literaria, que renazca en la nuevacompleta impressión, que el Doct. Barcia nos promete.

A la vista de esta aprobación, el Vicario de madrid dio la correspon-diente licencia, que tampoco tiene data, aunque debió de ser muy próxima,puesto que la fe de erratas, que se supone deriva del cotejo entre el original yun ejemplar impreso, tiene como fecha la de 16 de marzo, o sea, tan solo dosdías después de la licencia. En ella, el Corrector general, el licenciado Fer-nando de Acuña y Figueroa, indica una única errata en la página tres.

si no supiéramos que el libro estaba ya impreso, supondríamos que silas fechas eran las correctas, el libro tuvo que imprimirse en dos días, entre lalicencia y la fe de erratas, lo cual es imposible. Finalmente, el Consejo fijó latasa o precio de venta del libro, a veinte maravedís cada pliego, elevado altener los grabados de las medallas. En el documento no consta tampoco lafecha, también cercana al 16 de marzo. Estos textos legales, la dedicatoria alrey, la carta a sebastián de la Cuadra y el prólogo al lector, se incluyeron en

69. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 29 de febrero de 1744 (Epistolario XIV.Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 482).70. de Castejón tan solo se conoce una Oración que el Colegio de Abogados de madrid dijo el11 de septiembre de 1746 a Fernando VI con motivo de su subida al trono, impresa ese mismoaño (Aguilar , II, 2145) y otra Oración por la muerte del rey Felipe, de 14 de septiembre, siendodecano del Colegio (Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico, 277349-x).

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cinco hojas que, sumadas a la de la portada e índice, suman seis de prelimina-res. A ellas les precede una hoja con el retrato de Antonio Agustín. Así pues,pocos días después podría estar realizada la impresión completa de esta edición,estampada, según pone en la portada, en la imprenta de josé Francisco martí-nez Abad(71).

A principios del año siguiente, gregorio mayans le cuenta al p. Burrielcómo animó al sobrino de gonzález de Barcia a sacar la edición:

Yo insté al sobrino del Sr. Barcia que publicase los Diálogos delas antigüedades de D. Antonio Agustín que ya estavan impresosy solamente les faltaba el frontispicio, i assí lo ha ejecutado...(72)

las características materiales de esta edición se corresponden con lascomunes de buena parte de los libros de la primera mitad del siglo xVIII, esdecir, mala calidad del papel, y tipografía corriente. Ya los contemporáneoshablaban en este sentido. por ejemplo, martínez pingarrón, al dirigirse a ma-yans, dice tan solo cuatro años después de editada la obra:

Los Diálogos de las medallas de Dn. Antonio Agustín que reim-primió Barcia no valen cosa, ni las láminas están fieles(73)

Rivero, al describirla, afirma:Las láminas son iguales a las de la primera edición, que ésta nohace sino reproducir; comprenden las signaturas desde A-EEE,como en aquélla. El retrato es de pésima factura y falto de todocarácter. Se omite la continuación de Escoto. Es un en 4º. y la im-presión sumamente tosca y de mal gusto(74)

333REYES, MONJES Y SABIOS

71. Apenas hay datos del impresor, hijo de Francisco martínez Abad, que desarrolló sus laboresdesde principios de siglo hasta 1739, primero en la calle de Atocha y posteriormente en la delolivo Bajo. le sucedió posiblemente su hijo josé Francisco, que comenzaría a imprimir a prin-cipios de los años 40; en el pie de imprenta de los Diálogos de medallas afirma que está en lacalle del Olivo Bajo. sus trabajos continuaron con frecuencia hasta, al menos, 1770. En 1772hay una edición bajo el pie Imprenta de Francisco Martínez Abad, mientras que desde 1775(quizá antes) hasta 1778, imprimirían los Herederos de Joseph Francisco Martínez Abad.72. Carta de mayans a Burriel en 16 de enero de 1745 (Epistolario de Gregorio Mayans y Sicar.II. Mayans y Burriel. Ed. de Antonio mestre. Valencia, 1972, p. 69).73. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 3 de agosto de 1748 (Epistolario VII. Mayans yMartínez Pingarrón…, 1, n. 231).74. Casto maría del RIVERo, don Antonio Agustín, príncipe de los numismáticos españoles.En Archivo Español de Arqueología. Abril-junio 1945, xVIII, 59, p. 122.

desde luego, es un libro de su época cuya pretensión no era realizarnada especialmente original, sino reproducir de la manera más fiel posible laedición príncipe, a la que se añadiría un volumen complementario que hubieramejorado indudablemente su calidad intelectual. no obstante, el libro debióde venderse bien, dada la necesidad del texto, y a la vista de los ejemplaresque se conservan(75).

La biblioteca de BarciaAndrés gonzález de Barcia era, además de un erudito, o por ello, un

gran bibliófilo, pues llegó a tener una extraordinaria biblioteca, según afirmansus contemporáneos:

Muy señor mío. Grandes libros va pillando V. S. cuidando conimitar a los Sres. don Nicolás Antonio, don Juan Lucas Cortés ydon Andrés González de Barcia, ricos de libros, pobres de di-nero(76).

sin poder profundizar en el conocimiento que se tiene de las bibliote-cas del siglo xVIII(77), sí que quiero detenerme en una de las noticias que se tienede ellas, elaborada por un testigo excepcional. se trata del informe acerca delas bibliotecas españolas que elaboró pedro Rodríguez Campomanes, tituladoNoticia abreviada de las bibliotecas y monetarios de España, firmado el 25de marzo de 1788, a petición de la Academia de Inscripciones y Bellas letrasde parís. En dicho informe, que menciona las bibliotecas que existieron desdela Edad media, algunas ya dispersas, cuando habla de las de las catedrales pro-pone algo que hoy parece moderno y que todavía está por hacer(78):

75. puede verse la descripción en la edición facsímil editada por josé maría de Francisco y Fer-mín de los Reyes, pp. 125-128, donde también se dan ejemplares. Además, puede consultarse elCatálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español en línea, donde se citan treinta ycuatro ejemplares en bibliotecas españolas.76. Carta de mayans a Blas jover y Alcázar, de 5 de noviembre de 1745 (Epistolario XIV. Ma-yans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 190).77. una visión de conjunto en luis miguel EnCIso RECIo, Barroco e Ilustración en las bi-bliotecas privadas españolas del siglo XVIII..., madrid: Real Academia de la Historia, 2002.78. El informe fue publicado por justo gARCÍA moRAlEs, un informe de Campomanessobre las bibliotecas españolas. En Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos. 1968-1972, n.lxxV, pp. 91-120.

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Merecería la pena la aceptación de los sabios de un catálogo ra-ciocinado [sic] de los demás manuscritos que se guardan todavíaen las restantes bibliotecas de las catedrales y monasterios de Es-paña, muchos de los cuales son inéditos, y aunque no se extiendena otras obras que las nacionales, por lo común contribuirían ainstruir el orbe literario en las antigüedades y literatura españolacon más solidez y crítica, que sólo puede afianzarse en tales mo-numentos.

Es más prolijo cuando menciona las bibliotecas del siglo xVIII, que co-noce mejor, pues cita un buen número de ellas, tanto públicas como privadas,entre las que se encuentran las de gaspar Ibáñez de segovia, marqués de mon-déjar (numerosa y exquisita)(79), de luis de salazar y Castro (copiosa y bien es-cogida), del marqués de Villena (numerosa en autores españoles), de juan deIriarte (exquisita biblioteca en que abundan las mejores ediciones de los au-tores clásicos griegos y latinos), del marqués de la Compuerta (una de las máscopiosas librerías de este siglo), de Andrés piquer (exquisita librería de autoresmédicos y de toda buena erudición), de Fernando josé de Velasco (numerosay selecta), de gregorio mayans (exquisita), etc. por supuesto, cita la de gon-zález de Barcia, a la que consideraba como la más importante de su época, la-mentando su dispersión tras ponerse a la venta(80):

D. Andrés González de Barcia, del Consejo y Cámara, excedió atodos en lo copioso y útil de su librería, y ayudado de ella, adi-cionó considerablemente la Biblioteca Oriental, Occidental, yNáutica que en el siglo pasado había delineado el erudito D. An-tonio León Pinelo.Esta librería contenía una prodigiosa cantidad de libros y rela-ciones impresos y manuscritos pertenecientes a la navegación,descubrimiento y conquista de las dos Indias. Sus herederos lavendieron, y por este medio se desunió esta preciosa coleccióntan interesante a la España en particular, como al orbe literario.

se trataba, por tanto, de una gran biblioteca, a la vista de las palabrasde Campomanes, dichas en un contexto en que cita otras magníficas librerías

335REYES, MONJES Y SABIOS

79. de esta biblioteca se conserva el inventario judicial, datado el 28 de enero de 1709, en laBiblioteca nacional de España (BnE), ms. 8399. se da la curiosidad de que estuvo en poder deBarcia.80. Ibídem, p. 120.

contemporáneas. Eso sí, para poder comparar una biblioteca con otras se hande tener varios datos, como el número de volúmenes, que parece ser importanteen el caso de la del camarista, pero, sobre todo, la tasación que se pueda realizaren algún inventario. Consta la tasación de la de gonzález de Barcia, trescientosmil reales, cantidad muy elevada, lo que favoreció la venta a su muerte; sinembargo, está pendiente la tarea de averiguar su composición, aunque debíade rondar, al menos, los doce mil; la tasación más aproximada es la de la bi-blioteca de miguel Espinosa maldonado de saavedra, Conde del águila, cuyosdoce mil volúmenes se tasaron por los libreros sevillanos Bérard y Hermanos,en 1786, en ciento veintiséis mil reales(81). se conoce la composición de algunasotras colecciones, como los diez mil de la de Fernando josé de Velasco, lossiete mil de la del marqués de Villena, los seis mil del antes citado Campoma-nes, o los más de mil trescientos de la de gaspar melchor de jovellanos. Aéstas y a las antes referidas bibliotecas, sánchez mariana suma las de otrosbuenos bibliófilos dieciochistas, como las de Isidro Fajardo, Blas Antonio na-sarre, Francisco pérez Báyer, Antonio Folch Cardona, o domingo Valentínguerra, entre otros(82).

la variada actividad intelectual de gonzález de Barcia y su pasión porlos libros le llevó a adquirir obras de todo tipo. destacan, por ejemplo, sus ta-reas para adicionar la Bibliotheca Hispana, de nicolás Antonio, para lo quecompró parte de su biblioteca manuscrita, mientras que otra parte permanecióen poder del sobrino del autor, Adrián Conique(83). Es de suponer que sus pro-veedores serían los más importantes libreros de la Corte y de otras plazas, perotambién buscaba la intermediación de los eruditos dieciochescos con quienesse trataba, como se puede comprobar en el intercambio epistolar entre ellos.

81. sobre este bibliófilo se pueden ver los trabajos de Francisco AguIlAR pIÑAl, “El condedel águila, insigne bibliófilo sevillano del siglo xVIII”. En Temas sevillanos (Primera serie).segunda edición, revisada y aumentada. sevilla: universidad, 1992, pp. 59-65; y “una bibliotecadieciochesca: la sevillana del conde del águila”. En Cuadernos Bibliográficos. 1978, n. 37, pp.141-162.82. Es de imprescindible consulta el libro de manuel sánCHEz mARIAnA. Bibliófilos españoles.Desde los orígenes hasta los albores del siglo XX. madrid: Biblioteca nacional, etc., 1993.83. la biblioteca de nicolás Antonio hoy se conserva en la Biblioteca nacional, tanto por eldestino de la de Barcia como por la donación que hizo Conique, según afirma gregorio mA-YAns en la biografía que de Antonio hace en la edición de la Censura de historias fabulosas.Valencia: Antonio Bordázar, 1742, p. VI. para el destino de los manuscritos puede verse el in-teresante artículo de gregorio de AndRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrésgonzález de Barcia (†1743), del Consejo y Cámara de Castilla. En Revista de Indias. 1987,xlVII, n. 181, pp. 811-831.

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Como ejemplo valga una carta entre nebot y mayans en que se cita la entregade libros al camarista y la actividad de busca de ejemplares, en la que parecedestacar aquél:

Ya ve Vmd. que me pide Barcia un Galtier. Siendo, pues, Vmd. elmayor hurón de libros que ai en essa Ciudad, estimaré que mehaga la diligencia de conseguirle, avisando luego al CanónigoCabrera, a quien encomiendo la misma diligencia, la de pagarlei de hacerle conducir a Madrid por el primer Ordinario queaya(84).

millares de volúmenes acumulados desde temprana edad, pues existenejemplares suyos de finales del xVIII, cuando contaba con poco más de veinteaños, reflejan la personalidad de uno de los grandes intelectuales del siglo xVIII.sus libros proceden de algunas destacadas bibliotecas, como las del duque deHíjar, el Conde-duque de olivares, el marqués de mondéjar, el segundo mar-qués de Velada, jerónimo pardo de Figueroa, el marqués de montealegre, joséAlfonso guerra Villegas, diego de Colmenares o William godolphin(85).

desgraciadamente, el conocimiento de su biblioteca todavía es parcial,si bien está iniciada la senda hacia su estudio.

La venta y dispersión de una gran bibliotecaAl fallecer gonzález de Barcia repentinamente y sin testar el 4 de no-

viembre de 1743, a los 70 años, sus herederos decidieron vender una buenaparte de ella(86).

su sobrino y heredero escribe a mayans, el 14 de diciembre de 1743,diciéndole que su situación económica es mala y que va a vender la biblioteca,

337REYES, MONJES Y SABIOS

84. Carta de mayans a josé nebot y sanz, de 23 de junio de 1742 (Epistolario. IV. Mayans yNebot: (1735-1742): un jurista teórico y un práctico. Valencia: Ayuntamiento de oliva, 1975,n. 287).85. su fallecimiento, acaecido en 1696, coincide con las fechas de inicio de la compra de ejem-plares por Barcia. por ejemplo, el ejemplar de la Pastoralis epistola illustrissimi et reverendissimiD. D. Bernardi de Atayde episcopi abulensis ad capitulum et clerum suae dioecesis (matriti: Extypographia didaci diaz à Carrera, 1655. BnE. 3/24539) tiene su nombre en la portada. Es cu-rioso, porque en el catálogo de la BnE la fecha que aparece es 1692, lo que no parece posibleni por la circunstancia del fallecimiento, ni por la paleografía, donde parece leerse mejor 1697.86. El proceso está resumido por Antonio mEstRE sAnCHIs en la introducción que hace alEpistolario. Mayans y Martínez Pingarrón, 1, pp. 57-61. Remito a este trabajo para evitar citasinnecesarias.

a excepción de los manuscritos relacionados con la Biblioteca Hispana de ni-colás Antonio con el fin de publicarlos con el patrocinio del propio mayans yde Almeida(87).

A partir de ese momento se ponen en marcha las gestiones para la ventay, cómo no, para su adquisición, en la que intervienen el librero Francisco ma-nuel de mena y el bibliotecario de la Biblioteca Real, manuel martínez pinga-rrón. de hecho, este último le comunica a mayans, apenas doce días despuésde producirse, el fallecimiento de Barcia y le habla del interés por la biblio-teca:

Ya sabrá Vmd. que murió el Sr. Barcia cuya librería quiere el reise incorpore en ésta. Sobre esto i otras cosas el correo que vienediré largamente(88).

Hay que tener en cuenta la corta vida de la Real Biblioteca, en plenaformación. Además de los fondos fundacionales y los expropiados a los parti-darios del pretendiente de la casa de Austria, se nutría con la entrega, que de-bían realizar los autores, de un ejemplar encuadernado de lo que se imprimiera,según la orden de Felipe V, de 26 de julio de 1716, que tenía carácter retros-pectivo, pues ordenaba que debía de ser desde 1711, lo que ocasionó numerososproblemas. tuvieron que pasar unas décadas, probablemente por las peripeciasde casos como el de la biblioteca de Barcia, y a petición del administrador dela Real Biblioteca, josé Fernández gutiérrez, cuando por Auto de 25 de juniode 1750 se establece el derecho de tanteo de todos los libros que se vendieranen cualquier almoneda. los tasadores de librerías de la Corte debían avisar enocho días, realizadas las tasas, al Bibliotecario mayor, que usaría el derechode tanteo en caso de que faltaran libros en su biblioteca. Este auto se notificóa los tasadores Francisco mena, pedro del Castillo, Francisco lópez, juan demoya, Francisco Rodríguez y ángel Corrari(89). El auge del comercio del libro

87. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 14 de diciembre de 1743 (EpistolarioXIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 469).88. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 16 de noviembre de 1743 (Epistolario VII. Ma-yans y Martínez Pingarrón…, 1, n. 142).89. madrid. Archivo de san ginés. san gerónimo. pleitos y documentos. 65. transcrito porFermín de los REYEs gómEz, El libro en España y América…, II, pp. 956-958. un someroanálisis en la misma obra I, pp. 412-416. Acerca de los datos sobre la historia de la Bibliotecapueden verse, entre otros, los trabajos de luis gARCÍA EjARquE, La Real Biblioteca de S.M.y su personal (1712-1836). madrid: Asociación de Amigos de la Biblioteca de Alejandría, 1997;y la Biblioteca nacional. En Boletín de la ANABAD. 1992, xlII, n. 2-3, pp. 203-255.

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en esas fechas y el impulso fundacional de la biblioteca hicieron que ésta mul-tiplicara por cinco sus volúmenes en tres décadas, pasando de diez mil a cin-cuenta mil.

sea como fuere, al no haberse establecido el derecho de tanteo en1743, sin perder el tiempo, el Bibliotecario mayor, Blas Antonio nasarre(90), sedirige al p. Fèvre para que entregase un oficio dirigido al secretario de Estado,Villarias, en que le habla del valor de la biblioteca de gonzález de Barcia, quepuede extraviarse, pues tiene obras

que no será fácil hallar jamás recogidas y que eran tan necesariaspara el glorioso fin que S.M. se propuso en la erección de estabiblioteca, por lo que entendía ser muy conveniente, útil y aunnecesario se tragese todo a la real biblioteca, para cuyo fin ro-gaba se pusiese a los pies del rey suplicando se sirviese mandaral alcalde o justicia, que entendía en esta herencia, que embar-gasse la librería y todo lo anexo y perteneciente a la literaturapara que nada de ello se distragese ni enagenase y se comprasepor el justo precio con el dinero destinado por S.M. para estosfines(91).

Fruto de dichas diligencias, el día 17 el gobernador del Consejo or-denó el embargo de la referida librería y todo lo a ella anexo y pertenecientea la literatura para que, de este modo, no se extravíe ni enagene cosa algunade dicha librería, estando Vm. en la inteligencia de que ha de ser preferida lareal biblioteca en la compra de ella a otra cualquiera...(92). pingarrón queríapara la biblioteca todas las obras que no estuvieran en ella, lo referente a la li-teratura y, además, el monetario. se conocen las primeras adquisiciones de labiblioteca, del 25 de diciembre, ciento ocho títulos en doscientos cuarenta ytres volúmenes(93).

pero el librero madrileño Francisco manuel mena, que se dedica a laadquisición de grandes bibliotecas para luego revenderlas a sus clientes, será

339REYES, MONJES Y SABIOS

90. sobre la figura de nasarre y su gestión en la Real Biblioteca véase el citado trabajo de luisgARCÍA EjARquE, La Real Biblioteca de S.M. y su personal (1712-1836), 1997, pp. 62-105.91. Carta de nasarre a Villarias, de 6 de noviembre de 1743 (BnE. ms. 18843). la descripcióndetallada de los manuscritos citados en julián mARtÍn ABAd, Manuscritos de interés biblio-gráfico de la Biblioteca Nacional de España. madrid: Arco/libros, 2004.92. BnE. ms. 18843.93. BnE. ms. 18766, ff. 51-57.

quien intervenga en este caso(94). él es quien nos da los datos precisos acercadel valor del legado del camarista:

La librería de Barcia es muy grande. Está tasada en 300.000 rea-les. D. Blas la tiene embargada para comprar la real biblioteca.Creo que los herederos la quieren vender por junto. Yo he vertidouna especie al Sr. Iriarte que, en caso que se venda junta, yo lacompraré, alzando el embargo para mí, con la condición de ven-der a la real librería la primera. Esto, como es ab intestato, irálargo. Si pudiere hacer algo, avisaré. Es cierto que la librería esgrande, pero no de lo mejor, pues el Sr. Barcia se embarcó conpoco vizcocho y compró mucho malo por abultar y así es menes-ter grande reflexión(95)

El heredero se queja a mayans de la lentitud del proceso de venta y desus causas, como si no tubiera de mi familia quien hubiesse dado intereses alrey y reyno tan conocidos e importantes(96). Como se verá más adelante, parecencontinuas las fricciones entre el sobrino y los miembros de la Real Biblioteca,los libreros y bibliófilos que querían adquirir los bienes de tan magnífica bi-blioteca:

La venta de la bibliotheca está detenida porque los bibliotheca-rios reales se ban despacio en el reconocimiento de la nóminapara cotejo de los libros que faltan a aquella bibliotheca y hayen estotra; i nos instan muchos por libros que será precisso que

94. para la actividad de mena en este caso véase el trabajo de Antonio mEstRE, Francisco ma-nuel de mena: la ascensión social de un mercader de libros proveedor de la élite ilustrada. EnLibros, libreros y lectores, Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Ali-cante.1984, n. 4, pp. 47-72. mena, en un corto espacio de tiempo, adquiere la biblioteca de IsidroFajardo (cuyos manuscritos vendió a la Biblioteca Real en abril de 1741 por 12.630 reales), delmarqués del Risco y de la duquesa de Aveiro, entre otras. también pueden verse, entre otras, lasobras de François lopEz, gentes y oficios de la librería española a mediados del siglo xVIII.En Nueva Revista de Filología Hispánica. 1984, xxxIII, 1, pp. 165-185; y los oficios. lastécnicas de venta. En Víctor Infantes, François lopez, jean-François Botrel (dirs.). Historia dela edición y de la lectura en España. 1472-1914. madrid: Fundación germán sánchez Ruipérez,2003, pp. 348-357. Asimismo, el siempre útil trabajo de Antonio RodRÍguEz moÑIno, His-toria de los catálogos de librería españoles (1661-1840). Estudio bibliográfico. madrid: s.n.,1966.95. Carta de mena a mayans, de 1 de febrero de 1744 (Epistolario. XII. Mayans y los libreros...,n. 31).96. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 14 de diciembre de 1743 (EpistolarioXIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 469).

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paguen, porque todo es authoritate iudicis, y me embarga mi ga-lantería el perjuicio de los acreedores. Según creo la BibliothecaReal quiere desflorar la librería y para esto y su paga puede serque olvide las leyes del desfloro. Yo por voca del juez hablaréfirme, y si Dn. Asensio Sales quiere libros con las noticias que desu afición me da Vm. separaré los que quiera y los entregaré aquía quien ordenare.El reconocimiento de lo escrito para la Bibliotheca Hispana pidemucho tiempo. Está escrita de amanuense parte, pero lo más estáde letra del tío; quando Dios quiera darnos sossiego para esto,se hablará despacio, porque en confuso me parece que hai muchoque hacer en ella.Los manuescritos pide la Real; los más son copias. Si Vm. prosi-gue con su ánimo de publicar de Nicolás Antonio In Dextri in so-ciorum mendatia, eversiones, no me detendré en venderlos, ysiempre procuraré reservar los que puedan ser útiles en la im-prenta(97).

El mismo mayans intermediaba para adquirir obras para sí y para otrosamigos bibliófilos, mientras que el sobrino se compromete, siempre que quedenlos ejemplares (la Real Biblioteca estaba seleccionando libros y además diceque concurre mucha gente) a rebajarle una cuarta parte del precio que habíapuesto el librero, pese a que la librería la tasó mui baja para lo que ella tienede coste; incluso llega a afirmar que le lleva mucho tiempo la venta y aplazala noticia de otros textos por tener que pasar a Alcalá a leer(98).

las gestiones de los bibliófilos para adquirir obras de la biblioteca deBarcia, algunas de las cuales incluso le habían facilitado ellos a través de sumediación, se multiplicaron. muestra de ello son las palabras de Franciscopérez Báyer a mayans, el gran intermediario en la sombra, por aquellas fe-chas:

En quanto a libros del Sr. Barcia he dado un tiento a mi bolsilloy no presta tanto como yo juzgava, saepe enim de rebus suis am-

341REYES, MONJES Y SABIOS

97. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 1 de febrero de 1744 (Epistolario XIV.Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 479).98. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 29 de febrero y de 4 de marzo de 1744(Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 482 y n. 483).

plius quam in his est sperant homines. Y assí me contentaré conlos Vossios, S. Gregorio Nacianceno y algún otro libro que Vm.juzgue puede conducirme y si se lograsse alguna convenienciapuede Vm. ajustar asta en cantidad de 60 libras. Si no se hallas-sen los Vossios o no huviesse conveniencia, puede Vm. escogermealgunos libros de los raros y grecolatinos. La satisfación estaráin numerato al aviso de Vm (99).

poco después, el sobrino le comunica a mayans que las obras de Bos-sio, en seis tomos, se las llevó la Biblioteca Real, y que los Gregorio Niziantenofaltan, aunque hay un sn. Gregorio Magno en 4 tomos de marquilla de a foliopor la Congregación de Sn. Mauro, París 1705(100). Continúan las cartas en queel sobrino sigue la nómina de los libros que Vm. me avissó, con interesantesdatos acerca de ellos, como el lugar de impresión y año y, por supuesto, el pre-cio según aparece en la tasación; la obra más cara citada es la Biblia Regia deplantino, tasada en mil quinientos reales. deja para otro momento las obrasmanuscritas de josé pellicer, ocho volúmenes en folio (detalla todas las obrasque contiene), tasados en ochenta doblones, aunque los vendía a sesenta. El14 de marzo, en cambio, se extiende y detalla algunos de los manuscritos consus respectivos precios. destacan los Commentarios de Enrique de Villena (660reales), los tres volúmenes de cartas de reyes y privados (900), y las Décadasde las Indias, de pedro Fernández del pulgar (1.200). Cita tan sólo un impreso,los treinta y siete volúmenes de los Papebroquios o bolandos (Acta Sancto-rum), impresos en Venecia (3.700)(101).

la Biblioteca Real, en virtud de su derecho de tanteo, siguió adqui-riendo parte de la biblioteca el 3 de marzo de 1744, por 14.721 reales. los ma-nuscritos estaban tasados en 6.418 reales de vellón, pero se ajustaron en 5.820,mientras que los impresos en 9.294 reales, que quedaron en 8.361 tras la rebajadel diez por ciento que se hizo a los libros en folio; curiosamente, los de for-

99. Carta de Francisco pérez Bayer a mayans, de 19 de febrero de 1744 (Epistolario. VI. Mayansy Pérez Báyer. Valencia: Ayuntamiento de oliva, 1977, n. 39).100. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 29 de febrero de 1744 (EpistolarioXIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 482).101. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 4 y 14 de marzo de 1744 (EpistolarioXIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 483 y n. 486). En la última se puedever con detalle la descripción y el precio, lo que se podría cotejar con los manuscritos adquiridospor la Biblioteca Real, que reproduce gregorio de AndRés, la biblioteca manuscrita del ame-ricanista Andrés gonzález de Barcia (†1743)…, art. cit., pp. 822-830.

342 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

mato menor no obtuvieron dicha rebaja, pues se vendieron a un precio fijo,cuatro reales los en 4º, tres los en 8º y 12º. En esta partida los impresos fueron328 títulos, unos quinientos volúmenes, que se incorporaron a la instituciónentre el 4 y el 12 del mismo mes. la entrega del dinero la realizó el bibliote-cario juan de Iriarte a juan Antonio Albalá, juez de abintestato de Barcia(102).una semana después se adquirieron las fundiciones que tenía gonzález de Bar-cia en su casa, de las que se hablará más abajo(103).Recuérdense las pretensiones de mena y sus gestiones para adquirir la biblio-teca, o al menos lo que iba quedando de ella. En paralelo, los principales bi-bliófilos y habituales clientes procuran adquirirle libros, como ocurrió congregorio mayans, que hacía lo posible para conseguir los codiciados ejempla-res. le costó su tiempo al librero, pues hubo de esperar a la compra por la RealBiblioteca y, desde luego, soportar la actitud de los herederos. por ejemplo, el21 de marzo, martínez pingarrón vuelve a referirse a su voluntad de compraralgunos libros de la biblioteca de Barcia que mayans le había recomendado,con tal que no los ayan ya tomado otros, porque ha sido i es grande el desva-rato de la tal librería por los que la manejan(104). se queja de la actitud de losherederos, aunque debía de referirse, lógicamente, al sobrino del camarista:

I ha avido la maula de alterar los herederos las tasas que en mu-chos libros hicieron los libreros... No obstante bolveré esta Se-mana Santa a dar otro tiento i registrar de nuevo. Pues losherederos unas veces retiran libros con ánimo (al parecer) de re-servarlos para sí i luego los ponen al público. Han llevado granchasco, porque no quisieron creer lo que aquí se les dijo al prin-cipio, han complacido a algunas personas, se tienen casi toda lalibrería (respecto al cúmulo de ella) i ya no ai quien vaya, ni adivertirse, en registrarla por los malos modales de que usan...(105).

343REYES, MONJES Y SABIOS

102. BnE. ms. 19428, expediente xxIx: Memoria de los libros que se compraron en la libreríadel Sr. Dn. Andrés González de Barcia, elaborada por juan de Iriarte, en la que consta la relaciónde manuscritos e impresos con su correspondiente tasación. se trata de un expediente con quincehojas más una suelta en que se hace relación de los libros.103. BnE. ms. 19428, expediente xxV.104. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 21 de marzo de 1744 (Epistolario VII. Mayansy Martínez Pingarrón…, 1, n. 150).105. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 28 de marzo de 1744 (Epistolario VII. Mayansy Martínez Pingarrón…, 1, n. 151).

no obstante, la Biblioteca Real siguió seleccionando y comprando li-bros, a veces a otros intermediarios, como lo muestra la compra realizada ajuan pérez de 44 obras el 21 de agosto de 1744, por 126 reales(106).

pero mena sigue a lo suyo y meses más tarde, el 26 de septiembre de1744, comunica a mayans que seguía tratando de comprar la librería que existede Barcia, lo que no había conseguido todavía el 17 de octubre (la librería delSr. Barcia aún no es mía)(107). pero en menos de un mes lo debió de realizar,pues el 14 de noviembre mena anuncia a mayans que la posee:

Estoy dibidiendo en clases la librería de Barcia, imprimiré el ín-dice y remitiré los pliegos conforme se vayan imprimiendo y losque a Vm. (no) gusten, se darán a otro, pues de justicia devo pre-ferir a Vm. cuya vida guarde Dios muchos años(108).

la inquietud por el destino de la biblioteca se expresa en la correspon-dencia conservada, como la carta que poco después escribe Andrés marcosBurriel a mayans:

Entre los amigos a quienes Vmd. me dize escribió entonzes es unoDn. Andrés González de Barzia. Estimaré me diga Vmd. ¿en quéestado quedó la edizión añadida en que andaba de las Bibliothe-cas de Dn. Nicolás Antonio si Vmd. lo sabe? A quién ha ido aparar estos papeles y si se piensa en dar la última mano y sacara luz esta importantísima obra que serviría de mucho... Aviendomuerto de repente Dn. Andrés todo quedaría resuelto y he oídodespués que se estaba malvendiendo su exquisita librería... (109).

la respuesta de mayans al p. Burriel se produce a mediados de enerode 1745:

106. BnE. ms. 19428, expediente xxx: Libro que no hay y se compraron a Juan Pérez. trasla relación de los títulos aparece el texto del recibí del librero, donde dice que los libros estántomados de la librería del Sr. Barcia para la Rl. Biblioteca. En el ms. 18766, ff. 58-60, aparecetambién la relación de los 44 títulos, esta vez bajo el encabezamiento Libros impresos de la li-brería del Señor Barcia.107. Cartas de mena a mayans, de 26 de septiembre y 17 de octubre de 1744 (Epistolario XII.Mayans y los libreros…, n. 34 y 35).108. Carta de mena a mayans, de 14 de noviembre de 1744 (Epistolario XII. Mayans y los li-breros…, n. 36).109. Carta de Burriel a mayans en 30 de diciembre de 1744 (Epistolario. II. Mayans y Burriel...,n. 5).

344 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

Su librería se ha puesto en almoneda i después de averse vendidomenudamente muchos libros, la ha comprado un librero de Ma-drid i ha impresso su índice poniendo los precios de cada libro(110).

mayans se refiere a la publicación, por mena, de un primer catálogo,de principios de 1745, con los libros que vende en la calle de la paz enfrentede la Imprenta Quarto segundo(111). no es el primer catálogo impreso de la li-brería de mena, del que se conoce uno previo (madrid: En la imprenta de juande zúñiga, 1742), pero sí el más voluminoso y, sobre todo, con la peculiaridadde que en la portada aparece el nombre del poseedor de la mayor parte de loslibros, pues, según afirma en el prólogo, añadió libros de otras pequeñas bi-bliotecas por fallecimiento de sus poseedores, si bien no se distinguen en elcatálogo. organiza los libros por las siguientes materias:

Biblias, Concordancias, Concilios, santos padres y Espositiones.theología, scholastica, dogmática, moral, Ascética, etc.Historia sagrada, prophana y genealógica.Bibliothecas, Historia literaria.jurisprudencia.miscelánea.medicina.philosophía, matemáticas, Historia natural y gramática, Rethórica,mythología, philología, y Autores latinos Clásicos.

dentro de cada apartado la división la realiza por formatos y cajones,ordenando éstos con numeración romana y en algún caso alfabética, con untotal de 243 cajones(112). las descripciones comienzan con el número de volú-menes, continúan con el nombre del autor, el título, lugar de impresión y año,

345REYES, MONJES Y SABIOS

110. Carta de mayans a Burriel en 16 de enero de 1745 (Epistolario. II. Mayans y Burriel…, n.7).111. Cathálogo de los libros, que existen venales, de la Librería que fue de el Ilustríssimo SeñorDon Andrés González de Barcia, del Consejo, y Cámara de su Magestad; juntamente con losde otras pequeñas Librerías de diferentes sugetos que fallecieron en esta Corte, y fuera de ella.Se venden en la Plazuela de la Calle de la Paz, enfrente de la Imprenta, Quarto segundo. madrid:s.i., 1745. 4 h., 327 p., 49 h. un estudio de los catálogos de mena en la citada obra de AntonioRodRÍguEz moÑIno, Historia de los catálogos de librería españoles, pp. 37-42 y 155-157.112. la enumeración de cajones es la siguiente: I-xxxxII, A-g, I-xCV, I-lxI, I-xIx, lx-lxxVIII.

seguido de puntos hasta el margen derecho, donde no aparecen los precios,pues, según indica el librero en el prólogo, son los mismos que se pusieron enla tasación inicial; además, afirma que vendió sueltos los numerosos volúmenesmisceláneos que contenían alegaciones y papeles políticos(113). En cada páginapuede haber una media de unos quince títulos, tal vez alguno más, por lo quehaciendo un cálculo aproximado de los contenidos en el catálogo daría unossiete mil textos y unos diez mil volúmenes.

Adquirieron piezas al librero mayans y otros bibliófilos, como Asensiosales y josé nebot. pese a la caótica venta que se ha visto, enmarañada porlos herederos, parece que un importante número de estos ejemplares fue ad-quirido por la Biblioteca Real en abril de 1745, puesto que se conserva la re-lación de libros comprados esa fecha por valor de 12.677 reales. nasarre leresume el proceso a Fèvre el 5 de abril de 1745:

Que desde noviembre de 1743 hasta ahora, le había tenido consolicitud la librería del señor Barcia, en cumplimiento del ordende S.M. para que se embargase. La ignorancia y dureza de losque pretendían la herencia de aquel Ministro hicieron inaccesiblela adquisición entera de la librería, pero se sacó luego de ella loque tenía peligro de ocultarse, que fueron 64 volúmenes manus-critos, 291 libros impresos, un surtimiento de letra griega y, pormanos desconocidas para evitar la dureza de los vendedores, otracantidad de libros que, entre todos, son más de 2.000(114).

la consulta de la documentación conservada en la Biblioteca nacionalnos explica el sistema seguido por sus bibliotecarios para la adquisición. Enefecto, en el ejemplar del Cathálogo pusieron una cruz al lado de la descripciónde los libros que interesaba adquirir(115), a continuación se realizaría el trasladode dichas descripciones a un documento, también ordenado por materias, sibien con algunas diferencias:

Biblias, Concordancias, theológicas, sspp [santos padres], Expositionesy Concilios.

113. Como curiosidad, culmina el prólogo hablando de los bibliófilos: Y ruego a Dios les démucha salud, ganas de leer y dineros para comprar los Libros.114. Ibídem. Antonio mestre, con bastante razón, sospecha que esas manos desconocidas sonlas del librero mena, que había ofrecido a Iriarte vender en primer lugar a la Real Biblioteca. 115. BnE. 2/60238. Al ejemplar le falta la portada y la última hoja y fue el empleado para realizarlas adquisiciones por Iriarte.

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Bibliothecas, Historia literaria.Historia, geographia y genealogía.philosophia y medicina.philológicas y mathemáticas. poéticas.jurisprudencia.misceláneas.

En el documento se pusieron anotaciones en los márgenes de algunosregistros: la misma cruz que aparece en el catálogo, otras como véase, véanse,visto y se quedó, se volvió (en este caso el registro está tachado)(116). Con esedocumento se realizaría la revisión de los libros señalados, algunos de los cua-les se desestimaron (tal vez por su estado de conservación o al identificarlocorrectamente y comprobar que no interesaba), lo que motivó las notas ante-riores. A la derecha de la descripción aparece la tasación de cada pieza y siem-pre en cada nueva página aparece la suma de los totales, que llevan a una cifrade 14.377 reales, a los que se descontó una tercera parte, dando los 12.677 rea-les antes citados. dicho montante se reparte en dos libramientos de 6.338 y de3.169 reales, mientras que el restante (3.107) se daría en libros de las impre-siones que tiene dicha Rl Bibliotheca. mena recibió el primer libramiento ylos libros el 10 de abril, y el segundo el 28 de julio.

la relación del conjunto da cerca de los dos mil títulos citados pormena, pero la cifra es engañosa, ya que resultan dos mil trescientos volúmenes.no obstante, hay que realizar una importante precisión, que se refiere a unosinteresantes 360 volúmenes de alegaciones, cuyo contenido dispararía el nú-mero de títulos(117). El mayor número de títulos adquiridos corresponde con losmisceláneos (213), a los que siguen la jurisprudencia (178), las Biblias, etc.(65); los que menos, los de Bibliotecas o Historia literaria (17). no hay queolvidarse de los libros del montón que vinieron de los primeros serones, quese ajustan a un precio por volumen según el formato: dos reales en 8º y 12º,tres en 4º y 5 en folio; aquí también entran los volúmenes de alegaciones, quevisto el precio total salen a seis reales y medio.

sería tras las ventas de abril y de todos aquellos meses cuando menapublicó el segundo catálogo, también con libros de Barcia, pero actualizado

347REYES, MONJES Y SABIOS

116. BnE. ms. 19428, expediente xxxI.117. suponiendo que cada volumen tuviera tan solo diez alegaciones habría más de tres mil, yasí sucesivamente.

(el primero era inservible por las ventas) y puesto en orden alfabético. En estaocasión en la portada no se hace alusión al camarista (aunque sí en la adver-tencia) y cambia el lugar de venta, la calle de toledo, frente a la portería de laConcepción Gerónima, quarto segundo(118). En la advertencia, mena explicaque los libros son de Barcia, que el anterior catálogo ya era inútil

respecto de haverse vendido muchos libros de él, y mas servia yade confusión, que de luz, por cuyo motivo se ha formado estenuevo, poniéndole en mejor método, pues aunque no es el masajustado, no está tan confuso como el primero, y evita mucha mo-lestia a los Lectores, por estar por el orden del Abecedario.

la ordenación del catálogo sigue siendo por materias, pero dentro deellas alfabética por autor o título, si bien dentro de cada letra hay una división,siempre importante, por formatos:

Biblias, Concordancias, Concilios, santos padres, Expositores, theología,scolástica, dogmática, moral, Ascética, etc.leyes y Cánones.Historia sagrada, profana, literatura y genealógica.medicina, Cirugía y Botánica.Filosofía, mathemática, gramática, mytología, philología, y Autores la-tinos.miscelánea.

los tres primeros apartados son los más amplios, mientras que el úl-timo el menor, con muy pocos títulos. Es interesante lo que dice mena al final,que hay muchos libros que no están en el primero. también que de los librosen 4º y 8º de la miscelánea imprimirá un Suplemento separado, incluyendo enél algunos Libros facultativos, que se olvidaron poner en sus lugares. las des-cripciones, en este caso, tienen el precio impreso. Como curiosidad, se puedenseñalar algunos de los libros más destacados que quedaban por entonces, comolas dos grandes biblias políglotas, la Complutense y la Regia, ambas al mismoprecio, mil quinientos reales; aunque también se podía adquirir Las Trescientas,

118. Catálogo de los libros, que se hallan venales en la calle de Toledo, frente a la Portería dela Concepción Gerónima, Quarto segundo. madrid: s.i., 1745. 2 h., 227 p. Hay un ejemplar enla biblioteca del Banco de España. Bs 5884. se conserva en buenas condiciones, tan solo tienerecortada la parte superior de la hoja de la portada, sin que afecte al texto. En p. 1, a mano, apa-rece el nombre Arjona y la correspondiente rúbrica.

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de mena, edición de 1540, por tan solo diez. por último, en la miscelánea apa-recen 36. Tomos de Papeles Políticos curiosos, a 18 reales, 540, de nuevo otrosvolúmenes misceláneos que multiplica el número de ediciones. Con las des-cripciones que aparecen en el catálogo, que superan las dos mil, se podría am-pliar el volumen de la biblioteca de Barcia hasta, al menos, los doce mil.

Además de la biblioteca, gonzález de Barcia poseía partidas de tiposmóviles de imprenta que había adquirido para poder componer en lenguas he-brea y griega(119). los tipos se tasaron por el impresor juan de zúñiga en 7.397reales de vellón y fueron adquiridas por la Biblioteca Real por 6.000 reales(120).Es posible que hubiera tenido una prensa para realizar algunos trabajos meno-res, para ello tendría las fundiciones, si bien no hay constancia de ella en losdocumentos de la venta(121). también se adquirieron 3.800 monedas de la mismaprocedencia.

Así se remata la primera parte del proceso de venta, la más importante,después de año y medio, que, como comenta nasarre a Fèvre en el escrito antescitado de 5 de abril, ha estado lleno de escabrosidades y dilaciones por motivosque han dado los herederos y acreedores del difunto Sr. Barcia y por la faltade amor al bien público e ignorancia de los tasadores.

Habrán de pasar algunos años para que se vuelva a saber de la biblio-teca de Barcia. Como se ha visto antes, los herederos se quedaron con las obrasde nicolás Antonio, a tenor de lo que sugiere para publicarlas, eso sí, a expen-

349REYES, MONJES Y SABIOS

119. le comunica en carta a mayans el día 30 de junio de 1742: Yo tampoco hallo quién sepamás hebreo ni griego para que, empezando mi impresión, corrija algún pliego que suelen pa-sarse 8 días sin poderlo hacer. Deste modo durará infinito, pero no ay que hacer caso ni en proni en contra, porque ciertamente tienen poquísima sustancia en todo. Yo he traído dos fundicio-nes hebrea y griega de letra muy gallarda, y aún creo que saldrá mal, porque no me dexan so-segar, pero tiempo ay para servir a Vd… (Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de lamagistratura…, 1, n. 312).120. BnE. ms. 19428, expediente xxV. los materiales son los siguientes: once arrobas y treslibras de letra redonda, a 7 reales; cinco arrobas y diez libras de cursiva, a 7 reales; cuatro arrobasde letra griega, a 8 reales; tres arrobas y diez y siete libras de hebrea, a 14 reales; dos abecedariostitulares, a 6 reales; y otro titular griego, a 6 reales; más otra letra suelta, a saber: dos arrobas ydiez libras de lectura, a 7 reales; y diez arrobas y cinco libras de texto, a 6.121. sí de la actividad editorial de Barcia y de un testimonio de los oficiales de su imprenta:[Décimas a Don Andrés de Barcia, en las que los oficiales de su imprenta le felicitan en su día].1 h. (BnE. ms. 12955/4). Comienza: De las Indias Monarquías / van Señor, hechos, y gloria.En el encabezamiento se dice que los oficiales dan los días con remesa de los membretes y por-tadas de los libros impresos de su orden.

sas de mayans y otros. no sucedió así, como bien es conocido, tal cual comentael erudito olivense a g. Cramer en 1748:

No tengan Vmds. el menor recelo de que se imprima en Españala Bibliotheca de D. Nicolás Antonio; porque D. Andrés Gonzálezde Barcia, que trabajó muchos años en aumentarla, murió el año43, dejándola imperfeta en su original trabajo, i no aviendo im-presso sino mui pocos pliegos; i sus herederos no están para pen-sar en continuar. I ténganlo Vmds. por cierto(1212.

¿Y qué ocurrió con los famosos manuscritos? A la muerte del sobrino,el 13 de septiembre de 1779, sobrevivió su hermana que, por tanto, heredó aBarcia. no tardó mucho en desprenderse de algunos de los libros (ocho lotes,entre los que estaban los ejemplares anotados por Barcia de la Bibliotheca His-pana, junto con adiciones y otros papeles curiosos), que vendió al librero Fran-cisco guerrero, pues el 19 de junio de 1780 la Biblioteca Real los adquirió aéste por valor de 2.300 reales de vellón. poco después, el 23 de junio, fue lamisma hermana, Felipa, quien acaba de vender otra parte (trece códices y die-ciocho legajos de materiales, entre ellos obras de los Argensolas, Rodrigo Caroy quevedo) a la Biblioteca Real por 1.230 reales(123).

según gregorio de Andrés, en las compras referidas la Biblioteca Realllegó a adquirir ochenta y nueve manuscritos(124).

122. Carta de mayans a g. Cramer, de 10 de febrero de 1748 (Epistolario. XII. Mayans y los li-breros, n. 4). A continuación, mayans indica cómo se debería editar la tan ansiada edición de laBibliotheca Hispana. El infatigable mayans no cejaba en su empeño por adquirir interesantestextos que habían sido del camarista (por la afición que tengo a los eruditíssimos escritos de sutío de inmortal memoria) y solicita al sobrino, en 1762, le consiga unas notas a la Nueva Reco-pilación impresas, por lo que ofrece un doblón de a ocho. Carta de mayans a gonzález de Barcia(sobrino), de 30 de agosto de 1762 (Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la magis-tratura…, I, n. 317).123. BnE. ms. 6759, f. 15 r - 17 v. Edita esta relación de libros y la siguiente gregorio de An-dRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrés gonzález de Barcia, pp. 825-826.124. gregorio de AndRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrés gonzález de Bar-cia, p. 818.

350 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

Ubi sunt?A la vista de lo relatado, la dispersión de la biblioteca fue notable, sal-

vando los libros que pasaron a la actual Biblioteca nacional, los dos mil im-presos (2.300 impresos más las alegaciones) y los ochenta y nueve manuscritosen aquellos momentos, a los que habría que sumar los que se incorporaron des-pués de su estancia en los estantes de otros coleccionistas, incluso en fechasrecientes. A modo de ejemplo, un manuscrito de juan de tassis, Conde de Vi-llamediana, que ingresó en 2000 con procedencias de Barcia (5 de octubre de1696) y de Valentín Carderera, a la que se añade la de Eusebio garcía(125). másclásica es la pertenencia a pascual de gayangos, que también incorpora algúnlibro de Barcia, por ejemplo, La Filis de miguel Botello de Carvallo (madrid:juan sánchez, 1641)(126).

gregorio de Andrés edita la Lista hecha por Juan de Iriarte de los ma-nuscritos de González de Barcia no adquiridos por la Biblioteca Real en 1744,que contiene cincuenta y dos entradas que se corresponden con textos de di-versa índole y de los que localiza siete en la nacional y uno en la Real Biblio-teca(127). sería interesante, si bien compleja, su localización en otras bibliotecas.

Como contrapartida, algunos otros han desaparecido de nuestra pri-mera biblioteca, he aquí un ejemplo bien documentado de su historia:

Había visto citado el libro de inscripciones antiguas de Españaque escribió D. Francisco Llansol de Romaní, y Vm. tendrá de élmucha noticia. Deseaba muchíssimo verle y hoi, por una casua-lidad, me ha venido a las manos el mismo original, aumentadopor el Dr. Gaspar Escolano, entre los manuscritos de la real bi-blioteca, cuio índice estoi formando, porque no le hai asta ahora.Este libro fue primero del Dr. Gaspar Escolano, después de Mn.Gerónimo Martínez de la Vega, vicario que fue del Hospital Ge-neral de Valencia (de quien hai una poesía en la Expulsión de losmoriscos de Valencia de Gaspar Aguilar), después fue de D. Hi-pólyto Samper, después de D. Andrés González de Barcia de cuialibrería passó a la real biblioteca. Hai sin duda en él muchas

351REYES, MONJES Y SABIOS

125. BnE. ms. 23035. se adquirió a la casa de subastas durán.126. BnE. R/13278. El ejemplar contiene notas de Barcia y de gayangos.127. El manuscrito está en la Biblioteca de Bartolomé march. ms. 16-4 y 7. gregorio de An-dRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrés gonzález de Barcia, pp. 827-830.

cosas buenas y especialmente muchíssimas inscripciones que yahoi no existen y están las más copiadas con exactitud(128).

no es posible ahora responder a la pregunta que encabeza este epí-grafe, pero sí esbozar unas notas para, a partir de ellas, poder realizar las bús-quedas. Antes de ello creo que no por conocida es menos pertinente mencionarla necesidad que hay de incluir los datos de procedencias en los catálogos delas bibliotecas(129). Así se está haciendo en los más modernos, incluso en lostradicionales impresos, pero es bastante dificultoso trabajar en la reconstruc-ción de nuestro patrimonio sin tener a disposición del investigador tan rele-vantes datos. En este sentido es modélica la base de datos Ex-libris, que la RealBiblioteca pone a disposición de los usuarios con la colección de los que posee,la de los monarcas o miembros de la Casa Real y los de los bibliófilos cuyascolecciones fueron a parar a la Real Biblioteca; y también la de Antiguos po-seedores, de la universidad de Barcelona, donde se conectan los resultadoscon el registro en el catálogo(130). también la Biblioteca Histórica de la univer-sidad Complutense está elaborando el catálogo de sus ex-libris, del que haaportado una relación(131).

128. Carta de Francisco pérez Báyer a mayans, de 19 de enero de 1785 (Epistolario. VI. Mayansy Pérez Báyer, n. 285). parece que un siglo después marcelino mEnéndEz pElAYo todavíapudo verlo, pues en La ciencia española. Polémicas, indicaciones y proyectos (2ª ed. madrid:Imprenta Central a cargo de Víctor saiz, 1879), incluyó la siguiente noticia: “Francisco llanzolde Romaní: De los Ríos de España.-Colectáneas de las piedras de España, en cinco libros.—Descripción de África y en particular de la navegación de Hannón Cartaginés. Recorrió todaEspaña para estudiar su topografía y recoger inscripciones”.129. por poner un ejemplo, si se realiza una búsqueda en el catálogo automatizado de la Biblio-teca nacional los resultados son ínfimos con respecto a los ejemplares que existen de Barcia.tan sólo la nueva catalogación e incorporación de los datos de ejemplar a éste y a otros catálogos,laboriosa tarea, daría la oportunidad de poder elaborar trabajos de reconstrucción de bibliotecascon mayor fiabilidad.130. la dirección es la siguiente: http://encuadernacion.realbiblioteca.es/Exlibris1.html (Con-sulta: 3 de abril de 2010). A ella se ha sumado la biblioteca de la universidad de salamanca.Contiene los datos del ejemplar y la reproducción de los ex-libris, lo que convierte esta páginaen una fuente muy útil para el estudio de los poseedores. la de Barcelona se puede consultar enhttp://encuadernacion.realbiblioteca.es/index.php?=exlibris (Consulta: 12 de octubre de 2011).131. http://www.ucm.es/BuCm/foa/doc10099.pdf (Consulta: 3 de abril de 2010). sobre las com-plutenses, véase el trabajo de marta toRREs sAnto domIngo y Ana sAntos ARAmBuRo. la bi-blioteca histórica de la universidad Complutense: una primera aproximación a sus procedencias.En La memoria de los libros. Estudios sobre la historia del escrito y de la lectura en Europa yAmérica. salamanca: Cilengua, Instituto de Historia del libro y de la lectura, 2004, II, pp. 265-286.

352 ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)

A través de las descripciones de los ejemplares de los que disponemosse conoce que el ex-libris de Barcia consistía en una anotación manuscrita enla que incluía su nombre, a veces su cargo y con frecuencia la data. Veamosalgunos ejemplos:

De los libros de Don Andrés González de Barcia Carvallido (rúbrica)Con la misma letra: Buen Retiro y octubre 29 de 1696 (universidad Com-plutense. Biblioteca Histórica “marqués de Valdecilla”. Fll Res 839).Ex Bibliotheca... Andrés González de Barcia Carvallido, regii advocati (ru-bricado).Con la misma letra: Buen Retiro y Jullio 1 de 1699 (BnE. ms. 5677).Ex Biblioteca L. D. Andrés González Barcia Carvallido Regis advocatus.Madrid y Maio 12 de 1706 (BnE. mss. 4267).

los libros de Barcia, además de tener dichas indicaciones, suelen re-producir su rúbrica en la primera página del texto, e incluso también algunanota en el colofón. Como muestra, el ejemplar del Compendio de historia An-toniana, de Francisco suárez (sevilla: Francisco pérez, 1603), que había per-tenecido a josé Alfonso guerra Villegas(132). más interesantes son otros restosen los ejemplares vistos (algunos de la Biblioteca nacional y otros de la uni-versidad Complutense), como son las posibles indicaciones de las cajas dondeestuvieron, en las guardas y portadas (ángulo superior derecho): Caxa 432(BnE. 3/24539), C 531 (BnE. 3/15105), Cax 434 (BnE. 3/23212), C 129(BnE. ms. 23035), C 579 (uCm. Fll Res.839). En el primero y último citadosincluso aparece la referencia 2 R y 2 Rl, tal vez el precio. parece, por lo tanto,que a partir de estos datos se puede establecer un patrón común, lo que facili-taría la identificación de ejemplares en otras bibliotecas.

Fuera de la nacional se conservan ejemplares dispersos en varias bi-bliotecas. una de ellas, la de la universidad Complutense de madrid, con im-presos de los siglos xVI y xVII, la mayor parte con su característico ex-librismanuscrito y datados en Buen Retiro a finales del siglo xVII, en concreto en1696. Varios de ellos (uCm. Fll Res.839; Fll Res.1156) pertenecieron, ade-más, a la Condesa de Campo Alange o, mejor dicho, a las condesas, pues fuerondos: Agustina de la torre, contemporánea de Carlos III, que logró reunir unosmil seiscientos volúmenes, según el testamento de 1760, y el inventario de

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132. BnE. 3/15105. Este ejemplar tiene la nota de Barcia “Buen Retiro octubre 18 de 1696”,pero también la rúbrica de guerra en h. 11 r y bajo el colofón.

1779(133); la segunda fue maría manuela de negrete y Cepeda, cuyos herederosvendieron la biblioteca al Estado en 1891, encontrándose la mayor parte en laBiblioteca nacional y algunos ejemplares en la Complutense(134). parece queAgustina de la torre fue la adquiriente de los libros de Barcia, por lo que tam-bién pudieron ingresar otros más del camarista a la nacional por esta vía.

Además de los mencionados bibliófilos que intervinieron en la adqui-sición de la biblioteca del camarista, debió de haber otros muchos, por lo quela dispersión ha de ser notable. un caso conocido es el de la compra de ejem-plares por el primer conde del águila Fernando josé de Espinosa maldonado,como parece demostrarse por las indicaciones en un ejemplar del primer catá-logo publicado por mena. la biblioteca la heredó su hijo miguel, ilustre bi-bliófilo sevillano y se dispersó a su muerte, pasando algunos ejemplares alArchivo municipal y al cabildo de sevilla, donde deben de encontrarse(135).

se ha localizado un ejemplar en la biblioteca de la universidad de sa-lamanca, el Compendio dell’historia del regno di Napole (Venetia: giunti,1613), que incluye el nombre del poseedor seguido de su cargo, regij aduocatus(Bg/29747).

mucho más lejos ha viajado el ejemplar de Las quatro partes enterasde la Cronica de España que mando componer el Serenissimo rey don Alonsollamado el Sabio, editada por Florián de ocampo (zamora: Agustín de paz yjuan picardo, 1541), pues se encuentra en la Biblioteca nacional de Argentina(Fd 686 (R712)). Cuenta con notas de juan lópez de león, con ex-libris deBarcia (De los libros de Don Andrés González de Barcia Caruallido, Buen Re-tiro, […]jenbre 30 de 1697), posterior con nombre del poseedor raspado y notaen Ntra. Sra. del Buen Suceso que se venera en el Real Hospital de la Corte,año de 1741, y de Raymond Foluché-delbosc.

133. madrid. Biblioteca Histórica “marqués de Valdecilla”. universidad Complutense. mss.1096. Este inventario fue recientemente donado a la universidad Complutense por Almudenasalamanca y suelves, actual Condesa de Campo Alange.134. un apunte sobre esta procedencia en mercedes CABEllo mARtÍn, mujeres en la Bi-blioteca Histórica: lectoras, coleccionistas de libros, bibliófilas. En Folio Complutense. 10 demarzo de 2010. documento electrónico: http://www.ucm.es/BuCm/blogs/Foliocomplutense/1438.php [Consulta: 12 de octubre de 2011]. más detalles en Ana sAntos ARAmBuRu, lacolección de libros de caballerías de la Condesa de Campo Alange. En Pliegos de Bibliofilia.1er. trimestre 2004. n. 25, pp. 3-16.135. Francisco AguIlAR pIÑAl, “una biblioteca dieciochesca: la sevillana del conde deláguila”, p. 144. El ejemplar aludido por el autor es el conservado en la British library,11902.aa.4.

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Como conclusión se puede afirmar que la inquietud intelectual de An-drés gonzález de Barcia le hizo ser uno de los grandes eruditos del siglo xVIII,con un gran legado a través de las ediciones que elaboró (no sólo de tema ame-ricano, las más conocidas, sino de ámbito literario, histórico y numismático) yde su extraordinaria biblioteca, por lo que se conoce, la mayor de las privadasde su época, y cuya parte sustancial se encuentra en los fondos de la Bibliotecanacional. Algunos ejemplares tuvieron una larga historia antes de llegar al eru-dito camarista y luego a la Biblioteca Real; otros tardaron algo más en llegara la nacional o, peor, en salir de ella. El resto de los que no hayan desaparecidodefinitivamente están en sus estantes esperando a que alguien los reúna. Vale.

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Prensas napolitanas en la Guerra de Sucesión:el impresor Parrino y el Duque de Uceda

MARGARITAMARTÍN VELASCOBiblioteca del Centro Universitario Villanueva,adscrito a la Universidad Complutense de Madrid

Impresores napolitanos en los inicios del siglo XVIIIlos estudios sobre el libro antiguo italiano durante los últimos años

se han centrado, por su gran interés, en la producción de los siglos xV, xVI yxVII alcanzando apenas el siglo de las luces. la idea de recoger sistemática-mente la producción napolitana del xVIII es un proyecto más reciente empren-dido con éxito por los encargados de realizar el Catálogo Colectivo de laprovincia de nápoles(1). A pesar de los factores externos que recortaban la ac-tividad impresora, como la censura y el caro sistema de tasas, nada impidióque las empresas tipográficas de nápoles fueran numerosas e importantes. Aello contribuyó la floreciente vida intelectual, de la cual el libro es el productoconcreto, que, si bien no era comparable con la francesa de la misma época,estaba poblada de personajes como Vico, galiani, genovesi, Filangieri, matteoEgizio o gian Vincenzo gravina para animar los círculos y los salones napo-litanos. nápoles era famosa en toda la Europa por el derecho, la música y elteatro, y era también la tercera plaza italiana en cuanto a importacia de la in-dustria editorial sólo detrás de Venecia y de Roma(2).

En este trabajo vamos a asomarnos a la actividad editora de alguno deaquellos maestros que se vieron involucrados en la vida política precisamentepor la publicación de panfletos de propaganda relacionada con la guerra, enconcreto de los editores parrino y Bulifon.

1. http://www.iperteca.it/info.php.2. Harold samuel stonE, Vico’s cultural history: the production and transmission of ideas inNaples, 1685-1750, new York: E.j.Brill, 1997.

11

El primero de ellos, doménico Antonio parrino (1642-1716), despuésde unos años de hacer compatible su trabajo de librero con el de actor de teatrodecidió dedicarse exclusivamente a la tarea de editor en 1680, dividiendo apartes iguales el negocio que compartía con su padrastro Francesco massari,y abriendo una librería en santa maria la nova que pronto se convirtió en lugarde tertulias literarias.

parrino desempeñó un papel importante durante la guerra de sucesiónespañola contraponiéndose al otro gran impresor Antonio Bulifon. los dos An-tonios eran competidores en todos los campos: eran rivales por su librería res-pectiva, por sus escritos de historia, por las publicaciones sobre el Vesuvio,por la Guía, y finalmente porque militaban en campos políticos contrarios: pa-rrino era filoaustriaco mientras Bulifon era filofrancés. se profesaban un odioferoz por haber arrebatado este último el privilegio de la publicación de losAvvisi y de las Relazioni(3) en 1702 cuando parecía firme la soberanía de FelipeV en nápoles. Especialmente interesante para ambos impresores era el privi-legio de los Avvisi, gaceta semanal con información general y política, porqueincluía anuncios sobre la publicación de libros. Antonio parrino pagaba 800ducados por la publicación de los Avvisi. Este privilegio le fue arrebatado porBulifon durante cinco años (1702 a 1707) y su importe se rebajó a 300 ducados,lo cual procuró a Bulifon muchos enemigos entre los austracistas, no sólo porel desigual importe del privilegio sino, sobre todo, por las falsedades que, segúnellos, publicaba. la consecuencia de ello fue que con la llegada de los austra-cistas en 1707 su casa y su negocio fueron quemados, y Bulifon se ve obligadoa marchar a madrid junto con su familia. El daño de perder su librería le fuegenerosamente resarcido una vez en España por parte de Felipe V quien le con-cedió la administración de las salinas de Valencia y otros privilegios. Allí, sunuera, maddalena peloux es destinada a ser ama de cría del príncipe de Astu-rias, y el mismo Felipe V se ofrece para ser padrino de bautismo del hijo demaddalena y giampietro michele Bulifon. Bulifon falleció en madrid en 1714. la amistad entre Felipe V y Bulifon se fraguó en el primer viaje del rey porItalia, durante el cual Bulifon actuó como cronista, acompañándole en todos

3. Existen dos interesantes estudios sobre algunos de estos impresores que nos han servido paraenmarcar nuestro artículo. El primero de ellos es el de pasquale pIRontI titulado Bulifon,Raillard, Gravier: editori francesi in Napoli; in appendice D. A. Parrino publicado en 19884.El segundo se remonta en su estudio al siglo anterior, pero es útil por la continuidad que suelentener estas industrias: Stampatori, editori, librai nella seconda meta del Seicento, de AlfonsomIRto, publicado en Florencia en 1989.

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los desplazamientos. Fruto de ese seguimiento de índole periodística fue el vo-lumen publicado en 1702 en milán y en nápoles Giornale del viaggio di SraMaesta cattolica Filippo V de Napoli a Milano descritto da Antonio Bulifon.publicó también un resumen de ese viaje en francés, en las prensas de su hijonicolás Bulifon en 1704.

El Duque de Uceda y su relación con Nápoles: lo que se sabe, loque se sospecha

debemos introducir ahora al otro personaje que es objeto de nuestroestudio, el duque de uceda. don juan Francisco pacheco téllez-girón nacióen madrid, en 1649 era conde de montalbán y se convirtió en IV duque deuceda tras su matrimonio con Isabel maría gómez de sandoval, hija de la IIIduquesa de uceda y del duque de osuna. Antes de su primer destino políticosirvió de gentilhombre de cámara de Carlos II, hasta septiembre de 1682 enque fue nombrado gobernador de galicia.

En 1687 fue nombrado virrey de sicilia. después de su paso por siciliay de su breve regreso a España Carlos II lo nombra embajador en Roma. Esteúltimo monarca de la dinastía austríaca, a las puertas de la muerte, encargó auceda que presentara al papa Inocencio xII una consulta que iba acompañadade los testamentos de sus predecesores para que el pontífice se formase un jui-cio recto sobre la sucesión. Inocencio xII, después de cuarenta días de estudio,dictaminó a favor del futuro Felipe V. Esta confirmación fue decisiva para elesclarecimiento de la legitimidad del futuro rey al principio de la guerra desucesión. nadie sabía que el mismo Inocencio xII iba a fallecer antes inclusoque Carlos II. la nueva misión del embajador uceda era la de recabar delnuevo pontífice, Clemente xI, la misma confirmación sobre la persona de Fe-lipe de Anjou. uceda permaneció en Roma hasta 1710 en que Clemente xIdecidió ponerse a favor del Archiduque Carlos. En ese momento el embajadorfue obligado a marcharse de Roma a génova como ministro plenipotenciariode Italia, y allí tomó la decisión de cambiar su destino político y seguir al Ar-chiduque, que ya había sido nombrado emperador por esas fechas. uceda fal-leció en Viena en 1718. En su testamento dejó escrita su voluntad de serenterrado en la iglesia de los franciscanos de Viena, y allí, en su cripta descansasu cuerpo.

uno de los objetivos políticos de la presencia de uceda en Roma desdela llegada de Felipe V a madrid era lograr que el nuevo papa Clemente xIaceptara el tradicional y simbólico regalo que se entregaba a los pontífices cada

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año en la víspera del día de san pedro, tras la investidura del reino de nápoles.dicho reino, al ser territorio pontificio no juraba obediencia al monarca españolhasta que el pontífice reinante aceptaba al nuevo monarca. Este trámite, másritual y simbólico que administrativo, consistía en la entrada de una hacaneablanca enjaezada ricamente, que portaba un generoso donativo en monedas deoro(4). Clemente xI se había negado taxativamente a recibir este regalo, dandoa entender con ello que no había decidido aún cuál de los candidatos al tronode España quería que fuera el rey de los napolitanos. mientras duraron las ges-tiones de uceda en este negocio, los representantes del Archiduque en Romaluchaban por conseguir lo mismo, y uceda fue testigo de la llegada a Roma denobles napolitanos, deseosos de un cambio político, que se reunían para orga-nizar el partido. uno de ellos, josé Capece, debió de informar a uceda de algúnprogreso por parte del partido austracista. unos meses después fue este nobleuno de los cabecillas a quien ejecutó el virrey medinaceli, quedando aquél enla memoria de los napolitanos como un héroe.

Volviendo a los primeros años del reinado de Felipe V, durante la lla-mada Jornada de Nápoles, descrita en italiano por Bulifon, como hemos dicho,uceda viajó desde Roma para encontrarse con su nuevo rey, y allí besó la manode Felipe V junto con la duquesa y sus hijos, según cuenta para los españolesel también cronista del viaje Antonio ubilla(5). Es en este momento donde sejuntan las trayectorias de las vidas de los editores napolitanos y del duque deuceda, pues según cuenta pironti, el editor Bulifon, feliz de recibir en nápolesal nuevo rey borbón, alojó en su casa a uceda y a su familia, además de a otrosnobles convocados por el acontecimiento(6). En nápoles uceda asistió a las reuniones secretas con Felipe V junto con elvirrey medinaceli. su fidelidad a Felipe V en el momento en que se estaba di-rimiendo en Roma la confirmación de uno de los dos candidatos a la corona

4. El episodio de la entrada de la falsa hacanea en el palacio pontificio en la primavera de 1701está relatado en pedro VoltEs Bou, Aportaciones a la Historia de Cerdeña y Nápoles., pág.79, y en miguel ángel oCHoA BRun, Embajadas rivales: la presencia diplomática de Es-paña en Italia durante la Guerra de Sucesión. Discurso leído el día 15 de diciembre de 2002en el acto de su recepción pública, pág. 25.5. Antonio de uBIllA mEdInA, Succession de el Rey D. Phelipe V nuestro señor en la co-rona de España, diario de sus viages desde Versalles a Madrid: el que executó para su feliz ca-samiento, jornada a Napoles, a Milan y a su exercito, sucessos de la campaña y su buelta aMadrid, madrid: por juan garcía Infanzón, 1704.6. pIRontI, op.cit., p. 35.

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parecía indudable para este monarca(7). A pesar del viaje del rey Felipe, el par-tido austracista, alimentado por las intrigas del cardenal grimani y el marquésde pescara junto a algunas autoridades de la ciudad, siguió fortaleciendo la es-peranza del Archiduque respecto a las posibilidades de conquista, como se de-mostró en 1707. El duque de medinaceli pacificó el intento de rebelión, perono logró mantenerse mucho tiempo en su cargo(8) pues su gobierno había sidopoco grato para los napolitanos, y Felipe V lo sustituyó a petición de los propiossúbditos en ese mismo año de 1702(9). desde entonces muchos pensaron queel propio duque de uceda ayudó a la organización de los partidarios del Ar-chiduque, ya que entre la sublevación napolitana de 1701 y la caída del reinoen manos del ejército austriaco en 1707, el movimiento austrófilo, de caráctereminentemente aristocrático, se rehizo, animado por el interés que esos terri-torios tenían para el Archiduque como representante del imperio, y no comoposible rey de España, en el caso de que se diera la posibilidad de repartir lamonarquía española. Hasta la caída de nápoles no hubo más que una guerrade folletos, según la expresión de Voltes:

Medinaceli soportó con paciencia estos ataques, al decir del historiadorCarlo Botta ..., porque no se sintió bastante apoyado por los nobles y laactitud del pueblo le inspiraba cuidado. La prudencia del virrey logróque, por el momento, las lanzas se volviesen cañas y que el conflicto seorientase hacia una guerra de folletos y memorias redactados por ju-ristas de uno y otro bando. En esta polémica legalista llegó a abordarsela cuestión del derecho de Roma sobre Nápoles, como la planteó NicolásCarbita en un sonado libro, al que respondieron los juristas vaticanoscon otro(10).

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7. Armando RomAnos RodRÍguEz, “nápoles entre filoaustriacos y filofranceses”, enActas de las X Jornadas Nacionales de Historia Militar: La Guerra de Sucesión en España yAmérica, sevilla: 13-17 de noviembre de 2000, págs. 263-275.8. Vicente BACAllAR Y sAnnA, Comentarios de la Guerra de España..., madrid: Atlas,1957, pág. 35. Bacallar atribuye a este hecho el comienzo de la traición tanto del duque de me-dinaceli como del de uceda9. sobre la relación entre uceda y el Reino de nápoles hay abundante documentación en elAgs, sección Gracia y Justicia. para esta introducción a su escrito nos parecen suficientes losdocumentos citados.10. pedro VoltEs Bou, “Aportaciones a la historia de Cerdeña y nápoles durante el domi-nio del archiduque Carlos de Austria”, Estudios de Historia Moderna, Instituto Jerónio Zurita,1951, p. 32. El libro de nicolás CARAVItA (1647-1717) lleva el título Nullum jus RomaniPontificis in regno neapolitano. Caravita había sido nombrado presidente de la Cámara Real el12 de mayo de 1702, durante el viaje de Felipe V a nápoles.

Un memorial del Marqués de Mancerala caída del reino de nápoles en 1707 provocó que el marqués de

mancera, que era presidente del Consejo de Italia en ese momento, escribieraun sentido memorial a Felipe V poniendo de manifiesto, desde su probada fi-delidad, el dolor de ver los males que producía a la monarquía la presencia depolíticos franceses en el gobierno de España. En este texto, mancera ponía voza todos aquellos que habían servido a Carlos II en los distintos Consejos y queveían los cambios institucionales como un estrategia a favor de la corona fran-cesa:

Yo, señor, ya desde la sepultura, con el justo dolor de ver la corona deV. M. en tanto riesgo, no puede mi obligación dejar de representar a V.M. que habiendo sido los castellanos quien la han asegurado sean lospropios franceses quien la ponen en paraje de que se le caiga de las sie-nes. Desde el noble al pleveio todos lloran, y a nadie se le puede negarla justicia de su razón. El resto de la nobleza, obscurecido con las ve-xaciones sólo se oie su nombre en prisiones y destierros. Los Tribunalesni aun la representación de tales tienen porque con la muchedumbre deministros, la introduzión de algunos ha relaxado la autoridad de todos.El nervio principal de la República que es el comercio ya pereció en losdominios de V. M. Sin esto no hai ningún monarcha, y mientras V. M.no juzgare por propio lo que posee será nuestro vasallaje ageno, que essensibilísimo, señor, que teniendo V. M. vasallos que con su fineza sos-tengan y hagan formidable, busque para ésta agenos súbditos que lepongan en el parage que se halla. A lo sucedido no hai más remedio,lo futuro de grande le neçesita esta Monarchía. Y en los pocos instantesde vida sólo pido a Dios que me dege verle y a V. M. con el conoci-miento de esta verdad(11).

Esta representación(12) corrió manuscrita por la Corte y trascendió aItalia, donde fue contestada por un autor anónimo en forma del panfleto aus-tracista. Este pasquín es el que acompaña a este trabajo como anexo documen-tal y del que hablaremos a continuación.

11. AHn, Estado, libro 1009 d, pág. 208.12. Representación: Súplica o proposición motivada que se hace a los Príncipes y superiores.Voz tomada del Diccionario de Autoridades en su edición de 1737.

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Un pasquín anónimo publicado en Nápolesse trata de un folleto de 12 páginas en cuarto en el que se glosa cada

frase de la representación de mançera haciendo las rectificaciones correspon-dientes a la nomenclatura de los partidarios del Archiduque y utilizando el len-guaje hiperbólico y barroco propio de este tipo de escritos.

sobre el contenido político del texto no hace falta ningún comentario,ya que es obvia la finalidad. sí podría ser objeto de estudio la búsqueda delautor y del impresor, ya que en su momento causó un cierto revuelo en la Corte

la noticia de la existencia del libelo austracista llegó a Felipe V alpoco tiempo de ponerse en circulación, suponemos que en el mes de noviembreo diciembre de 1707, y el mismo Rey le encargó a uceda, buen conocedor dela historia de España, la redacción de una respuesta. Hay una carta formandoparte de un expediente que comienza con la solicitud de información por partede don josé de grimaldo dirigida a don Félix de la Cruz(13) para averiguar quiénes el autor del papel sedicioso:

Don José de Grimaldo a don Félix de la Cruz.Notizioso el Rey de un papel sedizioso que se publicó en Italia muy ofen-sibo a su Real Persona y de la respuesta que hizo dar a él el señorDuque de Uzeda desbaneciendo lo engañoso de su asumpto y dando aconoçer la justa causa de S. Magestad de que entregó V.S. una copia alSr. D. Francisco Ronquillo, me manda S. M. dezir a V.S. manifieste todaslas notizias que tubiere de Italia açerca de las partes donde ha corridoel zitado papel, y si se ha presumido quién pueda ser el Autor. De queparticipo a V.S. de su real orden para su cumplimiento.Dios guarde a V.S. muchos años como desseo. Buen Retiro, 24 de oct-tubre de 1708. José de Grimaldo

la respuesta que don Félix da a la solicitud parece aludir a dos posiblesautores: el duque de moles(14) o don juan Antonio Romeo y Anderaz(15). men-

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13. don Félix de la Cruz había sido secretario de uceda en sicilia, y mantenía con él una fre-cuente correspondencia que fue requisada por el Consejo de Estado en 1711 cuando uceda cam-bió de bando político.14. El duque de moles era el embajador por parte del Emperador ante la corte del Archiduqueen Barcelona. tanto el contenido como el tono del escrito hacen dudosa esta atribución.15. El marqués de Erendazu, juan Antonio Romeo, era encargado de los asuntos de Italia en elConsejo de Estado de la corte de Barcelona. tampoco es muy probable esta atribución, por de-masiado simple.

ciona incluso a un tercero, al que se refiere genéricamente como un clérigoagustino recoleto. sin embargo, don Francisco Ronquillo (que sale duramentecriticado en el panfleto, como veremos) sospechaba que el autor del mismo loera también de la respuesta, por lo que dejaba caer sus recelos en la personadel duque de uceda: si el Rey sabía a quién había encargado su defensa, Ron-quillo daba la idea de que el autor podría ser el mismo:

Madrid, 25 de octubre de 1708.A don José de Grimaldo respondiendo a su papel sobre el papel sedi-cioso.Don José de Grimaldo.Sr. mío:Las notizias que tengo de Italia sobre el papel que V.S. me habla en suvillete de ayer de orden de S. M. mandándome las manifieste son quealgunos (1) me escrivieron de Roma muchos meses a cómo avía llegadoallí i corrido por Italia estampado un papel infame, (2); poco despuésme escrivió el Duque de Uzeda lo mismo encargándome supiese si avíallegado a España i si se avía respondido; preguntelo y no allé luz deque se huviere visto, con lo qual satisfize al Duque, a que siguió averllegado a mi mano la respuesta (3) que entregué al Sr. don FranciscoRonquillo como vino, por si a los arcanos de su Ministerio sirviese lanotizia. En quanto (4) a la presumpción del autor, no me atrebo a hacerconcepto por no tenerle de que gasten fijas notizias algunos que me es-cribieron corría por del Duque Moles, don Juan Antonio Romeo, o unfraile agustino recoleto, i quien no dudo lo avrá descubierto o solizitarconseguirlo es el Sr. Duque de Uzeda, como tan natural en su viveza ysu zelo.

las notas numeradas que don Félix de la Cruz intercala en su copiamarcan las aclaraciones que debe hacer a uceda para que éste esté al corrientede lo que opinaban en madrid:

embié copia a S.E. [al Duque de Uceda] destos dos villetes con la adi-ción siguiente:Como es menester vivir con tanta desconfianza de los tiempos y las gen-tes, zeñí mi respuesta a lo que parece nos ponía a cubierto de algunabastarda inteligencia. Lo que va señalado con el 1 y 2 fue por la especieque se le soltó a Ronquillo de que, por hacer alarde de su ingenio, elque respondió pudo forjar el livelo. En el 3 no contexté que V.S. le hizo

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responder, porque el Rey bien save la mano que lo hizo, i la Reyna, quele a leído i tiene con estimación en su gavinete, y salvé también el porqué se dio a Ronquillo. En lo 4º, para sacar su origen de España, y que,si querían saverlo, lo preguntasen a quien devían , dejando a su arbitrioel cómo i la forma de responder i dar quenta(16).

Guerra de folletos. La Publicística en Nápoles durante la Guerrase Sucesión

la Biblioteca nacional de madrid conserva un manuscrito que con-tiene la copia de una carta fechada en génova el 12 de septiembre de 1711, enla cual se relata un hecho trascendental en la vida del IV duque de uceda: sutraición para algunos, su cambio de filiación política para otros:

[...] El día 8 luego que descubrió la armada se fue el duque de Uzeda asu casa de San Pedro de Arenas acompañado de su hijo don Melchior,[...]haviéndose quitado la orden del Espíritu Santo, inmediatamente em-pezó a tratar con los enemigos declarándose del partido del Archiduque,acción tan indigna de su sangre que escandalizaba a todos pues nadiese persuadía pudiera dar este paso tan contrario a los empleos con queel rey le ha onrado y a las confianzas que ha devido a su Majestad.Luego que la armada llegó a estas cercanías el día 11 se embarcó consu hijo en una faluca fue al navío a vesar la mano al Archiduque y bolvióazerlo el día siguiente quando desembarcó, ayer 13 le siguió en posta aMilán y según las aparienzias, y lo mal que ha parezido a los tudescosesta su resolución podrá esperar poco. Ha dicho a algunos cavallerosginoveses que en llegando a Milán dará al público un manifiesto, perosi tiene presente el papel que hizo siendo embajador en Roma intituladoLa Verdad por sí, i en sí, misma, le bastara por respuesta.

Esta referencia, y otra de Bacallar de un tenor semejante nos hicieronir en busca de este papel, La Verdad por sí, i en sí, misma, que imaginábamosentre los impresos catalogados dentro del género político de la publicística, ysu hallazgo en la Biblioteca nacional de Francia nos permitió hacer un estudiode un documento de información política de especial interés. Allí encontramostambién el libelo austracista

(17).

365REYES, MONJES Y SABIOS

16. AHn, Estado, legajo 2989, expediente 81.17. Biblioteca nacional de Francia, 31509150

no es la única noticia de la actividad publicística en las prensas napo-litanas, pues el mismo uceda cuenta en su escrito que el impresor napolitanoAntonio parrino(18) fue condenado a galeras por imprimir una gaceta en la quese auguraba que el Archiduque sería nombrado Rey de Romanos por la probadaincapacidad del Emperador para tener hijos(19).

la argumentación de los partidarios de los dos bandos contendientes,referida no sólo a la defensa de la legitimidad de los títulos que respaldaban elderecho al trono de sus respectivos candidatos, sino también apoyando las ra-zones de la defección, y el paso al bando contrario de unos y otros tuvo puesdurante la guerra de sucesión ese fruto más o menos literario en forma de pro-paganda impresa que ha sido estudiado ya en profundidad . A esta confronta-ción dialéctica no fue ajeno el duque de uceda como vamos a ver. las palabrasque él mismo emplea, con un tono marcadamente exagerado, hacen mencióna este fenómeno:

No es difícil comprender de quién me lamento, pues con un dilatado si-lencio producido del desprecio an dejado correr al monstruo de la men-dacidad por el medio de las sátiras, los libelos y detestables scriptos,en tal modo que, libre sin la oposición, a pasado la taciturnidad porconvencida, e io [la verdad hablando en primera persona] como igno-rada .

El opúsculo de uceda, que quiere explícitamente aparecer tambiéncomo de autor desconocido, titulado La Verdad por sí, i en sí misma, y quelleva como subtítulo una frase de la sagrada Escritura Quia corruit in plateaveritas (Isaiae cap., 59, 14) glosa capítulo a capítulo el libelo austracista, comohemos dicho.

Conclusiónla finalidad de este trabajo no ha sido otra que la de ofrecer el texto

íntegro de un libelo político antiborbónico impreso en nápoles el año 1707 y

18. En tres ocasiones menciona a este impresor, y eso nos hace pensar en dos realidades: por unlado en la conocida bibliofilia de uceda manifestada en su actividad patrocinadora de libros, ya quien la tarea editorial no pasaba inadvertida, y por otro lado en el conocimiento que ucedatenía de la publicística del sur de la península italiana.19. margarita mARtÍn VElAsCo, La colección de libros impresos del IV Duque de Ucedaen la Biblioteca Nacional de España, madrid: Calambur, 2009. Allí aparece en edición facsímilLa Verdad por sí.., vid. p.82.

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destacar el papel de las prensas napolitanas durante la guerra de sucesión porla circunstancia de estar alejadas del control de la Corte y por las afinidadespolíticas que tenían los propios impresores.

la lectura del libelo puede ilustrar ese aspecto de la lucha políticadesde los papeles, contribuyendo a dar una visión de la época, el Barroco, conun estilo literario que no excluye el ámbito político.

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Í N D I C E G E N E R A L

presentación 9-10

manuel Alejandro Rodríguez de la peñaRex elucubrans in libris: bibliotecas palatinas y monarcas bibliófilosen el Occidente medieval 11-50

Rosamond mcKitterickCarolingian libraries: what do we know about them? 51-66

Ana Belén sánchez prietoMonastic Libraries in the Early Middle Ages 67-84

Ramón gonzálvez RuizLa biblioteca capitular de Toledo. Creación y conservación de un legadobibliográfico medieval 85-106

Anna AdamskaThe Formation of Cathedral Libraries on the Edge of Central EuropeanLatinitas (Poland, Bohemia and Hungary) in the Earlier Middle Ages(c. 950-c. 1250) 107-136

Elisa Ruiz“Oýr de Biblia”. Cánon de lecturas de la Nobleza castellana (1430-1520) 137-170

josé luis gonzalo sánchez-moleroLos “libros godos” en la Real Biblioteca de El Escorial en época deFelipe II: un proyecto humanístico tardío 171-210

Alfonso de Ceballos-Escalera y gilaDe libros, de librerías y de libreros en la Segovia del Renacimiento

211-238

Antonio Carpallo BautistaLas encuadernaciones góticas y mudéjares de la Biblioteca Complu-tense 239-308

Fermín de los Reyes gómezBibliofilia y patrimonio: apuntes sobre la biblioteca de Andrés Gonzá-lez de Barcia y su edición de los Diálogos de las medallas 309-355

margarita martín VelascoPrensas napolitanas en la Guerra de Sucesión: el impresor Parrino yel Duque de Uceda 357-379

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BIBLIA LEONESA DE SAN ISIDORO

Facsímil disponible: Códice completo, editado por la FundaciónHullera Vasco-Leonesa

La Biblia Leonesa de San Isidoro (Archivo Capitular de la RealColegiata de San Isidoro de León. Manuscrito nº 2), que incluye todoslos libros del Antiguo y Nuevo Testamento, comentados y profusa-mente iluminados, está considerada como el manuscrito más significa-tivo que nos ha llegado de esa época, tanto por su amplio contenido,como por su calidad y su originalidad, hasta el punto de que se le atri-buye el origen de una importante mutación en la miniatura mozárabea mediados de siglo X, que se reflejaría posteriormente en los Beatosdel segundo estilo pictórico.

El Codex Biblicus Legionensis (960), se escribió en el Monasteriode Valeránica (Burgos) por el presbítero Sancho y fue miniado por Flo-rencio; ambos aparecen retratados brindando en el colofón. Tiene grannúmero de miniaturas. Es de enorme atractivo por la riqueza de sus co-lores, la expresividad de las figuras y por la representación de la vidasocial de la España cristiana del siglo X presente en palacios, templos,ajuar, atuendo civil y guerrero, etc. Es considerado el códice bíblico porexcelencia de la liturgia mozárabe. Se ha publicado una edición facsi-milar de esta Biblia. Acompaña al facsímil el libro “Veinte Estudios”que comprende veinte trabajos de especialistas que tratan exhaustiva-mente todas las particularidades del códice.

Descripción:

Dimensiones: 485 x 345mm. 514 folios de pergamino en letra minúscula visigótica a dos

columnas de 51 líneas.Más de 300 miniaturas.

Información en: [email protected] http://www.fhvl.es/fhvl/content.asp?ContentId=663Teléfono 987 572 323 / Fax.: 987 570 369

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