99926089 un dinosaurio en un pajar en blanco

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Un dinosaurio en un paj ar Stephen Jay Gould Drakontos

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Undinosaurio en un paj arStephen Jay GouldDrakontosUn dinosaurio en un pajarReflexiones sobre historianatural ^Stephen J ay GouldVTraduccincastellanade J oandomnec Roso01V>*es-srU i rt-S>i r Crtica-vTGrijalboMondadoriBarcelonaQuedanrigurosamenteprohibidas,sinlaautorizacinescrita de los titulares del copyright, bajolassanciones establecidas en lasleyes, la reproduccintotal o parcialdeestaobra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos lareprografa yel tratamiento informtico, yla distribucindeejemplares deellamediantealquiler o prstamopblicos.Ttulooriginal:DINOSAUR IN A HAYSTACK Reflections inNatural HistoryDiseodela coleccinycubierta:ENRIC SATU 1995:Stephen JayGould 1997 delatraduccin castellana paraEspaa:CRTICA(GrijalboMondadori,SA.),Arag, 385, 08013Barcelona Estatraduccinsepublica poracuerdo conHarmonyBooks, una divisindeCrownPublishers,Inc.,Nueva York ISBN:84-7423-810-2 Depsitolegal:B.28.605-1997 ImpresoenEspaa 1997.-HUROPE,S.L.,Recared,2, 08005BarcelonaParaminicohermano,Peter(1944-1994)El msquerido y constante demiscompaeros. Que algnda,enalgnlugar ydealgnmodo podamosvivir juntosenaquellacasabifamiliar delos sueosdetodanuestravida.Aqu est el sieteMicheldeMontaigne,fundadortradicionaldelensayocomogneroliterario,escribiunabrevecartacomo prefacio parasus Ensayos (1580). Declarloque siguealoslectores:En ese respectodeseoque se me considere tal como aparezcoen mi propia manera genuina,simple y ordinaria...Si hubieravivido entre aquellas naciones que(dicen)morantodava bajo la dulce libertad de las leyes primitivas de la naturaleza,te aseguroquede muybuena ganame habra pintadocompletamente e ira enteramente desnudo.Heestadoescribiendolosensayosmensualesqueconstituyenestoslibros desdeenerode1974.Estevolumen,el sptimodeunaserieininterrumpida* incluye el artculoque escrib para conmemorar estosveinte aos,sin faltar ni unsolomesalacita.Por lotanto,deberausar este prefacio paracelebrarlo que Montaigne,nuestro fundador,definicomo algo crucial para el gneroen laafirmacinquesetranscribemsarriba:cosasordinarias(conmensajes ms profundos).Siempreme heconsideradounhombre nadarefinado.El lector puedetomar susraviolisrellenosdecodornizy. bueno,engullirlosyrellenaralgn lugar(tambin yo soymuycapazde hacer caer mi propia pimienta molidade un pimentero).Escrib,enel prefaciodel primervolumendeestaserie (Desde Darwin, 1977),quemeconsiderabauncomerciante,nounerudito,y que minegocioeralabiologaevolutiva.Al tiempoqueescribacon pasinactiva,tambinheobservadoconrara indiferencia,mientras mis ensayos crecan,se extendan yexpandan su focoa*Loslibrosaqueserefiereelautorenestaintroduccinyenotraspartesdeltextohan sidotodostraducidosalcastellano;surelacin(cronolgicaparalos originales)eslasiguiente: DesdeDarwin,Blume,Madrid,1983;El pulgardel panda.Crtica,Barcelona,1994;Dientesde gallina ydedos de caballo,Crtica,Barcelona,1995;La sonrisa del flamenco, Crtica, Barcelona, 1995;Brontosaurusylanalgadelministro,Crtica',Barcelona,1993;Ochocerditos,Crtica, Barcelona,1994.(N.del .)10Undinosaurioenun pajarlolargodelossietevolmenes,encorrespondenciaconmi propiatransicin desdejovenrebeldeamaduroiconoclasta.Creohabermezcladoadecuadamentemialegraenideasnuevas yprovocadorasconla feroz fidelidadalas grandes yhonorablestradiciones(nosiempre seguidas,de ah lanecesidad de laiconoclastia)delaantigua y universal compaadelos sabios(paracitar la frasedeliciosamentearcaicaque pronunciacadaaoelrectordeHarvard cuandoconfiereelgradoalosnuevosdoctores).Peroaunas,losensayos vuelvensiempreacasa,asutemacentraldelaevolucin,laverdadnatural ms portentosa yexcitantequelacienciahayadescubiertonunca; ycontoda seguridad,como advirti Freud al equiparar las revoluciones intelectuales ms significativasconlosasaltosmsperturbadoresy penetrantescontralaarroganciahumana,elcambiointelectualmsdesconcertantequelaciencianos hayaobligadonunca aaceptar.Nohaytransicinms profundaque pasar de creadoalaimagendeDios pararegir un jovenmundode entidadesestables hechas paranuestradelectacinaunaramita fortuita,que surgisloayer deunmatorralantiguoydensodeformasinterrelacionadas,siemprecambiantes.El primer volumen, Desde Darwin,cubra los principios bsicos de la teoradarwiniana.El segundo, Elpulgardelpanda,ofrecaextensiones ycrticas de estasideasbsicas.El tercero, Dientesdegallinaydedosdecaballo,se extendaalasimplicacionessocialesdel pensamientoevolutivo,enparticulara laluchadenuestra profesincontralaoximornicacienciadelacreacin, por aquel entonces tan amenazadora(luchamos y ganamos,hasta llegar alTribunal Supremo),yahoraalgoacallada(aunquetodava peligrosa),graciasa nuestravigilanciayal poderdenuestrasideasydenuestrainformacin.El cuarto, Lasonrisadelflamenco,destacabael carcter aleatorioe impredecible de la historia de lavida.El quinto, Brontosaurusylanalgadelministro,extendaestetemaaunadisquisicinmltiple sobrelanaturalezadelahistoria. Ochocerditos,el sextovolumen,aadadespustemasambientales(quecuriosamenteeranescasos,debodecirlocomoautocrtica,enlas primerascontribucionesdela serie).Este sptimovolumen, Undinosaurioenunpajar,ofreceulteriores extensionesdel pensamientoevolutivoatemas que sonantetodoacadmicos(laliteratura,unamor personal que hacrecidoenm conel tiempo,enla Segunda y laCuarta partes;laastronomaylacienciadelcalendario,encontinuidad conuna pasindelainfanciaqueantaosloibaensegundolugardespus dela paleontologa,oquizencuartolugar despusdelbisbol yla filatelia, enlaPrimera parte)y sobre todosociales ypolticos(el papelvital de los museosenlaQuinta parte,y lasmltiplescarasdelaeugenesiaenla Sexta).Perotambin sigo fiel ami hbitode centrarmeenlaevolucin enlasdos secciones ms extensas,enlas que trato los dos grandes temas de mi ciencia bsica:lateoraevolutiva,connfasisentemassobreeldarwinismo(Sptima parte),ylas pautas(quesuelensermuysorprendentesy perturbadoras para lasideastradicionales)enla historiaregistradadelavida(Tercera parte).En otras palabras,procesoy pauta,omecanismo yruta;el cmo y elqudelreAqu estel siete11corridodecuatromil millonesde aosdela evolucinennuestro planeta.Finalmente,ytambin fielmenteami amor por lahistoria,heilustradomuchos de mis temas por suexpresinenlavida yla obrade individuos fascinantes,y he puestonfasisenloquehaydeinjustamentedesconocidoodedesvosno apreciados en las carreras de personajes clebres: Pierre-SimonLaplace,Mary Shelley,Alfred lordTennyson, Jonthan Swift,la obrade Edgar AlianPoe sobremoluscos,ladesconocidaMaryRoberts,el igualmentedesconocidoGott- helf FischervonWaldheim,LutherBurbank,R.A.Fisher y J.B.S.Haldane. Enlos tres ensayos de laltima seccin del libro exploro algunas maravillosas conexionesentreLinneoyErasmusDarwin,concomentariosinevitablessobreel nietodeErasmus,muchoms famoso.Mi dinosaurio en el pajar puede representar la joya de un detalle que siempre se busca para fundamentar una generalidad,los dinosaurios como detalles paladines de la fascinacin pblica,el pajar comouna generalidad que todo lo abarca,ysuconjuntocomoel secretodeunensayoconxitoenlaestrategia original ydefinitoriadeMontaigne: el maridajedel detalle seductor conla generalidad instructiva,todo ello contadoconel sello de la implicacin personal del autor.Nosoyunhombremodesto,peroconozcomisgrandesdebilidadesentre minica fuerzaafortunada.Nosoyunignorantedelosnmeros,perocuntodeseolacreatividad matemtica,una pginacompletamente enblanco para m,quellevaatantoscientficosamagnficoshallazgos.Nosoyilgico,pero cuntoanhelola pasmosacapacidad que aprecioenmuchos colegas ala hora deidentificar,desarrollar ycomprobarlasimplicacioneslinealesdeunargumento.Todoel mundo poseehabilidadesraramentehipertrofiadas,peroalgunas personasnuncaidentificanadecuadamentesusingularidad; paraotras,dicha especificidad no se integraenlavida profesional y se convierte,enel mejor de los casos,enun pasatiempo oenuntruco de reunin.Yorecib ciertamente un grandondeladiosa preeminentedelanaturaleza,Fortuna:una felizconjuncindemi propiahipertrofiaconlamximautilidadenunaactividad profesional bsica.No puedo olvidar oborrar ninguno de los detalles que entran en mi cabeza,ysiempre puedoencontrar conexioneslegtimas yno forzadasentre los diversos detalles.En este sentido,soyuna mquina de ensayos; cteseme unageneralidad,y ofrecerseisbocaditosdeilustracingenuina.Undetalle, por s mismo,esciego;unconceptosinunailustracinconcretaesvaco.La conjuncindefineelensayocomognero,y obtengoconexionesdeunamaneraqueme pareceautomtica.PerolosdonesdeFortunalanguidecenamenosqueestnreforzados por suhermanaDiligenciabajoel auspiciode Amor.He pasadode loscincuenta, peroconservotodoslostomosdelentusiasmodemiyodecincoaospor cualquier detalle de conocimiento.Me gusta aprender los detalles ylas razones de lavida de las personas yde los caminos de la naturaleza.Anheloencontrar estosdetallesensulenguaoriginal y ensu presentacininicial,noatravsde ladestilacinde algunaotra persona.Nocreoenel placervicario ynoescati12Undinosaurioenun pajarmolos esfuerzos ms ridculos para encontrarme enel lugar adecuado,o para sostener el objetode que se trate.Ich kann nicht anders por necesidad interna, pero piensoquela pasinsehavistoasimismorecompensada.Pudeidentificar al reyGustavo porqueconocael relatode Un bailo in maschera deVerdi (ensayo 32).Pudeleer ladedicatoriaenlatnde Fischer aRazumovsky; saba quesloquehabaocurridoenMoscen1812; ytuve queimaginar si el RazumovskydeFischer podaestarrelacionadoconelbenefactor deBeethoven (ensayo 20).Esta presinmoral autoimpuesta puede ser opresiva, pero pinseseenlos beneficios de comprensin personal.Tuve que leer a Burke sobre lo sublime y lobello porque mis flechasde juventud habanmaltrechoel librode mi padre (ensayo15); peroel sabioargumentodeBurkeseencontraba porelloalmacenadodentrodemicabeza,dispuestoailuminarelgnerodelibrosbellos (peronosublimes)de MaryRoberts sobrehistorianatural escritos por mujeresdel sigloxix.Mesientoculpablepor perderunaoportunidad juvenilde aprender el papiamentocriollodeCuraqao, peroencontrlaexpiacinveinticincoaos mstarde ytambindi conel tema paraunensayo(el 27).Podraresumir,porlotanto,encuatroafirmaciones,mi propioplanteamientoal gneroliterario,menor peroantiguo yhonorable,del ensayocientfico.Paraempezar,puedovagaratravsdechismecitosbizantinos yarcanos deinformacincolateral(desdeel bisbol alaceradeabeja,pasando por las modas del yo-yo entre los escolares de NuevaYork), pero siempreretorno a la evolucinyalos grandestemasdeltiempo,el cambio ylahistoria.Ensegundolugar,inclusomisensayosmsgeneralessobretemasdelo ms abstractoempiezan(al menosenmi mente,si no siempre yenltimotrminosobreel papel)conundetalleintrigantequeatrajomiinters:unareferencia ala seleccin natural enel prrafooperativodel ms infame documentodelahistoria,elProtocolodeWannsee(ensayo24);caracolesimpresosal revs entratadosde historia natural del siglo x v i i (ensayo16); lavivezade un reciboquedocumentaunoscuantos florines paralacervezaylassalchichas delbarquero,comoevidenciaclavedelorigendeunantlopeextinguidoque yano puede hablar por s mismo(ensayo21).Entercerlugar,intentounir,demanerasque,loadmito,sonidiosincrti- cas,peronoartificialesni forzadas,estosdetallesencantadoresensupropia hebra,y despus ala generalidad del ensayocomounailustracinverdaderamentetil,nocomounringorrangoouncapricho:eldinosaurioenel pajar. Supe que el reyGustavo yLinneo debieron tener alguna conexin profunda si se encuentrancara acara atravs de ladelgadezmxima de unbillete de banco(ensayo32).LahumildadenIdahorepresentaenrealidadlamismacostumbrelamentablequeelautoodioentrelosnaturalistas frenteasuscolegas moleculares;amboslocalismosdebenceder al mutuorefuerzoenlaigualdad (ensayo31).Unhongoenormeilustrael problemamsdifcil yabstractoen lateoradarwiniana,lanaturalezadelaindividualidad y laidentificacinde losagentesevolutivos(ensayo26).Descubrimientosrecientesenlaevolucin de los cetceos suponen,alavez,untirnde orejas aloscreacionistas yel esAqu estel siete13clarecimientodel difcil principioevolutivodelos picosadaptativosmltiples, ascomolaslimitacionesdelasherenciashistricas(ensayo28).Laclebre frase deHaldane sobrela pasindeDios por losescarabajoshabadeconectarseconeltemaempricodecuntasespeciesvivenenrealidadennuestro planeta(ensayo29). Parque J ursico,quequiznoesmsqueun filme, p r o porcionaunmotivo paradiscutirlanaturalezadelasmodas,lastrampasdel reduccionismoylacorreccinesencialdelosmuseosbasadosenobjetos (ensayo17).EllibrodeconchasdeEdgar AlianPoenoeslaconfusinque todaslas fuentesbibliogrficas proclaman(aunqueelvolumenest plagiado engran parte),siunoconocelastradicionestcnicasdelosescritosdemala- cologay,portanto,reconocelainteresanteoriginalidaddePoe(ensayo14). Mi ensayo favorito en este volumen no ser nuncaunxito popular porque las conexionessondemasiadobizantinasysucesivas,ylas personasdemasiado annimas, perodisfrut muchsimo pasandodeuna dedicatoriainsulsa yadu- latoria aun conde local,del incendio de Mosc despus de la conquista de Napolenen1812alaconductaopuestadeloshermanosRazumovsky,delos queunonohizonada por Fischer yel otrolohizotodo por Beethoven,desde las conmovedoras semejanzas de los nombres intermedios de Mozart y Fischer hasta la anticuadavirtud de la autosuficiencia; ytuve que encontrarlo todo por m mismo, pues no existen fuentes secundarias(ensayo 20).Qu nos dicen las paradasdeautobsgriegassobrelos pareadosheroicosdeErasmusDarwin acercade lavida sexual de las plantas?El lector loencontrarenel ltimode los ensayos,el 34.Encuartolugar,el lector yyodebemosandar juntos.Laliteraturacientficamspopularsimplificalos conceptos(por lo general trivializndolos al mismo tiempo,aunque sea involuntariamente)en la creencia,que suele ser falsa,de que as se facilitar sucomprensin.Quiz,y aveces; pero para m,entoncesnovalelapenaescribirdichoensayo.Desdeluego,clarificarellenguaje,sobretodoparaeliminarla jergaqueimpide,efectivamente,elacceso del gran pblico.Peronohar quelosconceptos seanms simplesomsinequvocos de loque dictala propia complejidad de la naturaleza.Pretendoque misensayosvayandirigidosalavezalectores profesionales yalegos;loque suponeunaviejatradicindelaliteraturacientfica,desdeGalileoaDarwin, aunque enlaactualidad prcticamente se ha perdido.Noescribiraestos ensayosdemaneradiferentesilosdestinarasolamenteamiscolegasinmediatos. As,mientrasesperoqueel lector aprecie mirespeto,puedeque nuestro pacto requieraunpocomsdeldeloque pidelamuestranormalde periodismo norteamericano.Sicomentoel sistemasexualdeLinneoparalaclasificacin de las plantas,dar al lector sus nombres ysusargumentos paralasveinticuatrocategoras(vaseel ensayo33).Creoqueesoes mejor que el titular periodstico al uso(Linneo clasific las plantas por las diferencias en sus partes sexuales),puesleofrecerlaoportunidaddecaptarlosdetallesdelorden linneano(ydespusleregalarlos pareadosheroicosdeErasmusDarwin sobrelascategorasdeLinneo).Meencantahacerestatareamensual,perotodaslascosasbuenasdeben14Undinosaurioenun pajarterminar; yel milenioinminente proporcionaun final natural(algunosdiran que paralaTierraentera;vaseelensayo2,miotro favorito personalenvirtuddelosdetalles,desdelostrompeterosdeSamuelSewallenlaCmarade losComunesdeBostonen1701hastala pobreCarryNationescondidaenla crcelel1deenerode1901).Porlotanto,intentarescribircadameshasta enerode 2001(a pesar de mi defensa del 2000 enel ensayo 2, pero al igual que leocurriaPearycercadelPoloNorte, * unonopuedellegartancercayno intentar satisfacertodaslasinterpretaciones),yporelloestaseriedeberaincluir anotrosdosvolmenes.Deboir soltandomi madeja, perola naturaleza nunca lohar; ytodos debemosregocijarnos porsumunificenciainfinita.As,permtasemebotareste volumensieteconelreconocimientoms prescientedeLewisCarrolldeque enlosdesignioshumanos,el sieteno puedemellarlamaravillosasuperabundanciadelanaturaleza.LaMorsay elCarpintero,mientrascaminanporla playa,lloran porque les gustara disipar la presenciade lanaturaleza entales cantidadesdearena.Peroreconocenladesesperanzadetal propsito:Si siete fregonas con siete escobas labarrierandurante medio ao,te parece indag la Morsa atenta que lodejarantodobienlustrado?Lo dudo confes elCarpintero y lloruna amargalgrima. **Yollorolgrimasdealegra,comohizoWordsworthalcontemplarEl nidodel gorrin:Me dio ojos,me dioodos; y humildes cuidados,y delicados miedos; uncorazn,la fuente de dulces lgrimas; y amor,y pensamiento,y alegra. ****Referencia al frauderecientemente descubierto dela falsa visita dePeary alPolo Norte. (N.del t.)**[If seven maids, with seven mops / Swept it for half a year, / Do you suppose, the Walrus said, /Thatthey couldgetitclear?/Idoubtit,saidtheCarpenter,/Andshedabitter tear.]SehautilizadolaversindeJaimedeOjedaparalaedicincastellanade1973:Alicia a travs del espejo,Alianza Editorial,Madrid.(N.del /.)***[She gavemeeyes,shegavemeears;/ Andhumblecares,anddelicatefears;/Aheart, the fountainof sweet tears; / And love,and thought,and joy.]El cielo y la tierraPensamientos felices en un da soleado en la ciudad de Nueva YorkGalileo describi el universo en su famossima frase: Este gran libro est escrito en el lenguaje de las matemticas, y sus caracteres son tringulos, crculos y otras figuras geomtricas.Por qu razn las leyes de la naturaleza habran de estar sujetas a presentacin en un lgebra tan elegantemente bsica?Por qu la gravedad funciona medianteel principiodelos cuadrados inversos?Por qu las geometras simples ocupan la naturaleza, desdeloshexgonosdel panalalacomplejaarquitecturadeloscristales? DArcy Thompson, autor de Sobreel crecimiento yla forma y mi primer hroe intelectual (junto con mi padre y Charles Darwin), escribi que la armona del mundo se manifiesta en la Forma y el Nmero, y el corazn y el alma y toda la poesa de la Filosofa Natural se hallan encarnadas en el concepto de belleza matemtica. Muchos cientficos, aunque slo sea para acuar una metfora sorprendente, representan a un Dios creador como un matemtico del reino de Platn o Pitgoras. El fsico J ames J eans escribi: A partir de la evidencia intrnseca de su creacin, el Gran Arquitecto del Universo empieza a aparecer ahora como un matemtico puro.Pero gran parte de la naturaleza es desordenada y diversa, notablementeresistentea la expresin matemticasimple(al menosantesdequelos fractales nos porporcionaran una manera de formular las complejidades de la cima de una montaa, una costa o una hoja). Y otros cientficos han desarrollado metforas igualmente sorprendentes acerca de un creador que se revela en los detalles incuantificables: tal ocurre en la famosa frase de J. B.S. Haldane (vase el ensayo 29) de que Dios debe tener una aficin especial por los escarabajos.En muchos aspectos, nos hemos entusiasmado en demasa sobre la precisin matemtica de la naturaleza. Incluso el campo preeminente de la belleza abstracta y cuantificada (un mbito cuyo mismo nombre, mecnica celeste,pareceevocar laarmona etrea)incluye muchsimasirregularidades pavorosamente confusas y sumamente inconvenientes.Por qu razn, por ejemplo,no poda Dios haber dispuestoalgunaproporcionalidad simpley decente entre la rotacin axial de la Tierra y la revolucin solar? Por qu no18Undinosaurioenun pajardio al ao un hermoso nmero exacto de das, sin complicadas fracciones que exigen complejas y forzadas correcciones en nuestros calendarios? Por qu 365 das y casi (pero no totalmente) un cuarto adicional? De este modo debemos aadir un da suplementario cada cuatro aos, pero quitarlo de nuevo cada cien aos (porque Dios orden algo menos que un cuarto adicional despus delos 365 das), excepto cada cuatrocientos aos, cuando lo ponemos de nuevo. (Y as, si el lector profundiza en la frase anterior, comprender por qu el 2000 ser un ao bisiesto, aunque, segn algunos puristas, no sealar el milenio; vase el ensayo siguiente.)La naturaleza tambin se burla de nuestro intento de encerrarla en una camisa de fuerza platnica al establecer una razn casi ridiculamente fortuita para algunas regularidades aparentes, muy visibles, que han desempeado un papel importante en la historia humana. En mi ejemplo favorito, muy comentado por muchos glosadores, los eclipses solares y lunares producen un ajustemagnficamenteprecisoyexacto(pueslasombradelaLunacubre exactamente el Sol, y la Tierra cubre exactamente la Luna). No debiera estardichaexactitudexplcitamentedispuesta,oalmenossurgircomouna consecuencia predecible de una de estas leyes de la naturaleza, elegantes desde el punto de vista matemtico? Pero resulta que este efecto es slo una circunstancia fortuita de la historia. El dimetro del Sol es unas cuatrocientas veces mayor que el de la Luna. Pero el Sol se encuentra asimismo a una distancia unas cuatrocientas veces mayor que la Luna, de manera que sus discos parecen del mismo tamao a un observador en la Tierra. (Considrese ahora qu importante parte de la mitologa humana se basa enuna imagen de dos guardianes, ntimamente relacionados por su tamao comn: Hizo Dios los dos grandes luminares, el mayor para presidir al da, y el menor para presidir a la noche.)Cuando la naturaleza se burla de nosotros de esta manera, suele revelarlo todo de vez en cuando, como si ofreciera confesin por una broma tan sublime. El 10 de mayo de 1994, una rara forma de eclipse solar, mucho menos espectacular que la pantalla de oscuridad convencional, pero inmensamente fascinante por su misma y mayor sutil rareza, envolvi gran parte de Amrica del Norte. La distancia entre la Luna y la Tierra vara considerablemente a lo largo de su revolucin (las rbitas planetarias tampoco son tan regulares como los grficos de nuestros manuales de instituto sugeran). Si un eclipse solar tiene lugar cuando la Luna se encuentra a la distancia mxima de la Tierra, entonces la sombra lunar no cubre totalmente el disco solar. Por lo tanto, en la totalidad, un anillo de luz brillante permanece alrededor de la periferia delSol.Estoseclipses sedenominananulares.(Loseclipsesanulares son mucho menos espectaculares que los eclipses totales a distancias lunares normales, porque un anillo de brillante luz solar todava produce una iluminacin sustancial, tanta o ms que en un da nublado ordinario, mientras que el cielo se apaga como si Dios accionara un interruptor de la luz cuando el disco mayor de la Luna cubre por completo al Sol.)El10 de mayo estaba enojado conmigo mismo. El eclipse era completoUnda soleadoenladudad de NuevaYork19en un 88 por 100 en mi casa de Boston, mientras que la totalidad me aguardaba a slo una o dos horas al norte, desde Concorde, New Hampshire, y muchos otros lugares agradables de Nueva Inglaterra. El prximo eclipse anular en Nueva Inglaterra tendr lugar el 23 de julio de 2093, mucho despus que acabe mi turno, de modo que para m era el 10 de mayo o nunca (al menos sin un viaje sustancial). Orden a todos mis estudiantes que se fueran en cochea la regin de la totalidad, bajo pena de expulsin instantnea.(Los profesores, cuando gozan de estos raros momentos de suspensin de la observacin de Shaw de que los que pueden lo hacen, y los que no, ensean, se recrean realmente en esta aplicacin de poder limitado. As se lo orden, y ninguno de ellos fue, para su eterna vergenza, pero de otro modo sin consecuencias.) Mientras tanto, llamado por el deber para cumplir con un compromiso adquirido antes de que tuviera noticia del eclipse, mefui hacia el sur, a la ciudad de Nueva York, hacia una menor cobertura solar por parte de una sombra lunar ya comprometida.Hay muchas cosas que nos impulsan a seguir funcionando en este valle de lgrimas: la sonrisa de un nio, la Misa en Si menor de Bach, un rosco de pan decente. De vez en cuando, como para concedernos el coraje para seguir, los poderes que sean transforman los pequeos desastres de la vida en una pizca de alegra o un episodio instructivo. El Seor del Anillo (Parcial) deba estar sonrindome aquel 10 de mayo, porque me condujo malhumorado a mi ciudad natal de Nueva York y despus me premi con una experiencia mejor de la que la totalidad en Concord pudo haberme proporcionado.Me gusta la naturaleza prstina, pero soy un humanista de corazn, y me deleitomsenlas interacciones complejasentremis colegas miembrosde Homosapiens y el gran mundo externo. Piense ahora el lector en todos los estereotipos que pueda tener de los neoyorquinos. (Son desleales, desde luego, pero no obstante son culturalmente potentes como tipo o icono reconocidos.)Los neoyorquinos son pesados, egostas, cnicos, ajetreados, codiciosos,desaliados, nada comunicativos y completamente desagradables hacia todos los seres humanos a los que no pueden persuadir o manipular para obtener una ganancia material.De acuerdo? Desde luego, como saben todos los estadounidenses, incluso los que no han estado nunca al este del Missis- sippi!Por lo tanto, un eclipse solar debe ser la ltima cosa que podra intrigara un neoyorquinoreal.Quierodecir,Permtameun momento, seor. Usted quiere que yo deje de hacer lo que estoy haciendo y mire al cielo, a un eclipse parcial y anular?Pirdase, y enrosque su propia bombilla!.Sin embargo, del mismo modo que J osu detuvo una vez al Sol sobre Ga- ban, la ciudad de Nueva York devolvi el cumplido el 10 de mayo. En pleno centrodeManhattan y en medio deunajetreadoda laborable, Nueva York se detuvo para observar el Sol. Bueno, no exageremos. Muchas personas siguieron dedicndose a sus asuntos, mientras la marea humana del medioda recorra la Sptima Avenida.Perotambin haba grandes corros de observadores del eclipse que resistan con xito en cada calle. Qu caractersticasdelaversinmenosespectaculardelfenmenogeneral(parcialy20Undinosaurioenun pajaranular, y no total y completamente cubierto) podan haber inspirado el inters de los neoyorquinos? Considrense dos aspectos de este notable acontecimiento.En primer lugar, en esta poca de estremecimientos para todo el cuerpo inducidos artificialmente, desde las montaas rusas hasta todos los poderes electrnicosdefilmes,videojuegosysonidoamplificado,apenaspodemos pensar que algo tan sutil, aunque penetrante, como el carcter de la luz solar que nos rodea pueda mover nuestras pasiones, o incluso llamar nuestra atencin(pero los pintores impresionistas ya deban tener alguna idea sobre el poder de la calidad de la luz). Cuando el Sol es ocluido en el 80 por 100 en un da soleado, ste no se torna muy oscuro; la nubosidad ordinaria reduce la visibilidad en mayor medida. As, pues, el cielo no se oscureci de sbito sobre Nueva York el 10 de mayo. Pero somos exquisitamente sensibles al carcter usual de la luz, aunque no podamos reconocer explcitamente nuestro conocimiento, e incluso podemos ser incapaces de explicar qu es lo que notamos tan raro.Repito que Nueva York no se oscureci mucho, pero el cielo sin nubes implicaba luminosidad, y el da se torn misteriosamente sombro, al tiempo que la luz continuaba reinando; y la gente se daba cuenta de ello, y temblaba,aunqueslo fuera ligeramente.Moiss y loshijosdeIsraelcantaban unacancinaDiosparaensalzarelsorprendentepoderdelosacontecimientos celestiales alterados (xodo, captulo 15): Supironlo los pueblos y temblaron ... Los prncipes de Edom se estremecieron; se apoder la angustia de los fuertes de Moab ... Se quedaron inmviles como una piedra. Y as NuevaYork,muchsimo ms poderosa eincomparablementems refinada que estos antiguos reinos de Oriente Prximo, se dio cuenta y se qued quieta mientras un cielo lleno de luz se oscureca hasta el nivel de una tormenta inexistente. Una mujer le dijo a su amiga: Mierda! O el mundo est a punto de acabarse o va a llover... y tan seguro como el infierno que no va a llover.En segundo lugar, la visin de un Sol creciente es tan inslita, est tan fuera de nuestra experiencia diaria, que la gente se detiene para verlo, y se maravilla.Sielprimer fenmeno,laoscuridadmisteriosa(aunqueligera), impulsaba una especie de atencin visceral, el Sol creciente, en cambio, provocaba una respuesta ms intelectual.En cada eclipse, los proveedores oficiales de las noticias nos inundan con advertencias sobrelosgraves peligros paranuestra vista si miramosalSol que se eclipsa. No mire hacia arriba, ni por un momento. El Sol quemar un agujero indoloro en su retina con ms rapidez de la que los nios que se mas- turban se quedaban ciegos en los viejos y malos das de las advertencias terribles.Entiendo por quhandepresentarsetalesexageraciones.Mirar el Soldurante muchos minutos es una idea malsima y puedetener todas las consecuencias que se indican en las advertencias de los eclipses; as, las fuentes de noticias deben decir: No miren en absoluto, con el fin de difundir el miedosuficienteparaevitar estasobservacionesprolongadas.EstasadverUnda soleadoenlaciudaddeNuevaYork21tencias son tan estridentes que hay mucha gente que llega a creer de verdad quelaluzdeleclipseposeeunpoderespecialparaprovocardichodao. Pero, desde luego, se puede mirar directamente al Sol durante un momento sin peligro todos los das, tanto aquellos en los que hay eclipse como aquellos en que no hay. Despus de todo, de cuando en cuando miramos el disco del Sol inadvertidamente, y no nos volvemos ciegos.Pero mucha gente, y con buen criterio, no miraba directamente al Sol, y segua losconsejos oficiales para la observacindeleclipse,utilizandouna serie de dispositivos para filtrar o proyectar imgenes. Y agradec esta panoplia de estrategias durante mi salida de campo humanstica para la ciencia por las calles de Nueva York, pues los dispositivos de observacin provocan discusin y fomentan el compartir, con lo que ayudan a forjar la comunidad del eclipse.Algunas personas miraban a travs de filtros. Un joven haba preparado varias tiras de pelcula reveladas en exceso, y las pasaba a sus vecinos,una doble capa para cada observador (tal como haban advertido los peridicos), a todos losinteresados. Un robusto soldador de la calle 53 pas su rato de descansocompartiendosusgafasprotectorasconlamuchedumbrequese concentraba.Otros sacaban partido de un maravilloso fenmeno ptico, utilizando el principio de que casi cualquier pequeo agujero o espacio acta como una cmara oscura para proyectar la imagen del Sol creciente. Aqu, la ciudad de Nueva York tiene incluso una ventaja sobre el pas, porque una imagen se proyecta mal sobre el suelo desigual, pero muy bien sobre una acera blanca y lisa. Nueva York es una mezcla maravillosa de colores, clases, vestidos y actividad (he visto muchas ciudades ms hermosas y ms exticas, pero ninguna ms diversa). Pero raramente nos reunimos, pues qu puede trascender nuestras diferencias y forjar una preocupacin comn?Y qurespuesta a esta pregunta podra ser ms elegante o literal que el propio Sol, que todo lo abarca?En la calle 58, un conserje antillano vestido con sus ropas de trabajo se encontraba frente a un edificio de apartamentos, en el que una marquesina desgarrada presentaba varios agujeros pequeos, cada uno de los cuales proyectabauna hermosa imagendelSol crecientesobrelaacera.El conserje, quedesempeabaelpapeldepregonerodeferia,atraaalostransentes bajo su marquesina para que vieran el gran espectculo, gratis, naturalmente. En el edificio de al lado, al igual que el propietario de la parada adyacente en la misma feria, un hombre asitico perforaba agujeros en sobres, hojas de papel y carpetas de cartulina, al tiempo que enseaba a la gente como proyectar la imagen del Sol sobre el suelo, tambin gratuitamente y por el simple placer de compartir.La gente se reuna en todas las calles para alardear de los nuevos dispositivosqueacababandedescubrirparaproyectarimgenes.Losrboles atraan las mayores multitudes, pues losespacios entre las hojas funcionan como pequeas cmaras, y cientos de pequeos soles crecientes y danzantes22Undinosaurioenun pajaraparecan sobre la acera entre las sombras de ramas y hojas. Una mujer, elegantemente vestida y con un cigarrillo que le colgaba de los labios, mantena su mano levantada e interceptaba la luz solar en el apogeo del eclipse, y una imagen creciente apareca en elfondo del espacio entre cada par dededos adyacentes. Emita chillidos con deleite, y la gente que estaba a su alrededor vitoreaba. Despus un chico se quit su gorra de bisbol ajustable, desabroch la tira de conexin y proyect unsol a travs de cada uno de los diminutos agujeros de la tira. De nuevo, la gente estall en vtores.Heobservadoeclipsesconfruicindurantetodamividaconsciente. Como todos los devotos, tengo mis relatos y acontecimientos principales favoritos. Recuerdo mi mejor eclipse lunar, que vi, cuando era un adolescente, desde el apartamento de un compaero, situado en el piso veinticinco de un edificio de la parte alta de Manhattan. La Luna completamente cubierta suelevolverseoscura,perotambinpuedebrillarconvariedaddecolores. Aquella noche, el disco entero de la eclipsada Luna se volvi rojo,un rojo profundo y oscuro que yo nunca haba visto en los cielos, o quiz ni siquiera en la Tierra. Y comprend que dos versos deTheSaints son descripciones de eclipsessolaresylunares,norelatosescatolgicosabstractosyalarmantes (poraqueltiempoyotocabaelcontrabajoenungrupodemsica folk,e interpretbamos esta cancin con frecuencia): Cuando el sol se niega a brillar... cuando la Luna se vuelve roja de sangre;oh, Seor!, deseo estar en este nmero, cuando los Santos vayan entrando;* que es, despus de todo, del J uicio Final, en el que los eclipses acompaarn la panoplia de acontecimientos terribles. No habl tambin el profeta J oel (2:31) como un astrnomo, al citar la misma imagen con idntico propsito?: Y el Sol se convertir en tinieblas, y la Luna en sangre, antes que venga el da grande y terrible de Yahv.Yrecuerdo(porque,cmopuedeunoolvidarnunca,siesbendecido con la oportunidad de contemplar el ms espectacular de los acontecimientos celestes?)el eclipsesolar total deprincipios de1970.Nuestro departamento alquil un barco de pesca para navegar frente a Nantuckett, el nico fragmento de bienes races de Nueva Inglaterra privilegiado con una visin delatotalidad.Anhelabaver quelasombradelaLunacubracompletamente el Sol; me estremeca de emocin ante la posibilidad de observar la corona del Sol. Pero no haba comprendido el ms imponente de los fenmenos. Vivimos en un mundo natural de sombras. Incluso las catstrofes tienen presagios;** las nubes preceden a las tormentas, y los tornados pueden verse en la distancia.Pero cuando el Sol entra eneclipse total, el cielo seapaga como si un conserje celestial pulsara un interruptor. Porque el Sol es potente, y una fraccin del 1por 100 de la luz solar supone el da, mientras que la*[When the sunrefuse to shine...I when the moon turns red with blood; / oh Lord, I want to beinthatnumber, / when thesaintsgomarchingin.]**Juego de palabrasque s pierdeen castellano: shadow es sombra, y foreshadow(queliteralmenteseralo queprecedealasombra), presagio.(N,.del t.)Unda soleadoenlaciudaddeNuevaYork23totalidad es la noche; y la transicin es un momento, el parpadear de un ojo. El cielo se apag, y mi hijo, un nio entonces, llor en mis brazos.Omos muchas advertencias de mal agero acerca de la poca calidad de la enseanza de las ciencias en nuestras escuelas e institutos, muchas lamentaciones acerca de la profunda ignorancia de la mayora de norteamericanos sobrecasicualquier fenmenodelmundonatural.Quizestas jeremiadas son vlidas; la mitad de mis estudiantes fueron incapaces de explicarme por qunuestroplaneta tieneestaciones.Es cierto quedebemos trabajar para aumentar el alfabetismo en ciencia, porque no hay ningn tema en la educacin que sea ms importante.Pero estoy convencido de que el problema no proviene de la falta de inters.Se suele hacer esta falsa imputacin en medio de la letana de acusaciones correctas que se mencionan en el ltimo prrafo. El inters es inmenso,peronosiempreseexpresa comolaactividadquetradicionalmentese denomina ciencia o se encuentra entre sus ocupaciones (y nuestra falsa atribucin surge por ello de nuestras inadecuadas taxonomas de aventura intelectual). A mi colega Phil Morrison le encanta catalogar el gran nmero de actividadescomunesquerequierenunabuenacantidaddecomprensin cientfica, pero que por lo general no se clasifican as: el conocimiento astronmico de las personas que construyen y conservan telescopios; la profunda experiencia botnica de los miembros de clubs de jardinera(un magnfico ejemplo de poder concentrado en las mujeres de ms edad); o incluso las personas que frecuentan los hipdromos y apuestan por caballos de manera inteligente,porque nocomprender adecuadamentelas probabilidades puede ser el mayor de todos los impedimentos generales para el conocimiento cientfico.Permtaseme aadir a esta lista la potencia intelectual colectiva (cmo me gustara quepudiramoscuantificarla!)detodoslosnombresdedinosaurios que hoy memorizan (y pronuncian) correctamente en Norteamrica millones de nios de cinco aos. Y tambin la alegra y el placer acumulados de millones y millones de norteamericanos que se detuvieron para observar el Sol y maravillarse el 10 de mayo de 1994. La ciudad de Nueva York era el mejor lugar en el que se poda estar en aquella fecha; mi fe en el inters bsico resulta completamente afirmada, y el inters fundamental es el sustrato y el sinequanon de cualquier reforma real de la educacin y de una mayor comprensin.Solemos afirmar que slo las desgracias nos pueden reunir. Nos ayudamos unos a otros durante las ventiscas; abrimos nuestros corazones y nuestras casas a las vctimas de un desastre inmediato en nuestro vecindario; buscaremosenelbosquedurantetodalanocheaunnioperdidoqueno conocemos. Todas estas observaciones nos ofrecen adecuadamente esperanzas sobre la humanidad comn en un mundo que con ms frecuencia se caracteriza por la desconsideracin, las acciones egostas e incluso la crueldad absoluta. Pero tambin suponemos que slo el desastre puede provocar este efecto, nunca el placer, y, ciertamente, no el deleite intelectual en contraposicin al deleite puramente visceral.Pero el inters y la curiosidad tambin pueden reunimos, y mis observaciones de neoyorquinos deleitndose con la naturalezayhablandoespontneamenteacercadelSolmedandealgn modo ms esperanza que la que proporciona nuestro valor conjunto en tiempos de crisis, aunque la unidad en el desastre me puede hacer llorar en apreciacin sublime, mientras que la cohesin de los eclipses slo me hace sonrer.Yas termino este ensayo citando el mayor de todos los tributos al Sol. Con frecuencia he manifestado mi teora personal acerca de la divulgacin escrita de la ciencia.* Divido este gnero en dos modelos, que denomino ga- lileano, para los ensayos intelectuales acerca de los enigmas de la naturaleza, y franciscano, para las piezas lricas acerca de la belleza de la naturaleza. Respeto a Galileo porque escribi sus dos obras principales como dilogos en italiano, y por ello dirigidos a todas las personas cultas de su rbita, y no en el latn formal de las iglesias y las universidades. Y respeto a san Francisco de Ass por sus tributos a la belleza de la naturaleza.Soy un galileano impenitente. Trabajo en una tradicin que se extiende desde el mismo maestro, pasando por Thomas Henry Huxley en el pasado siglo, hasta J. B. S. Haldane y Peter Medawar en el actual. Admiro muchsimo el lirismo franciscano, pero no s escribir de este modo. Empec este ensayo con una cita del hroe epnimo de mi linaje literario, el propio Galileo. Pero mi ensayo habla del poder del Sol para unificar nuestras diversas culturas y preocupaciones, de manera que he de terminar con un hombre al que nunca citantesenestascolumnas,elepnimodelotroestilo:sanFranciscode Ass.SanFranciscocompusosuhermosoCnticodelHermanoSolen 1225.Escribi en el dialecto umbro de sus conciudadanos, y se suele considerar que su poema es el primero que se conserva en una lengua moderna:HermanoSol,quetraeelda...Cunhermosoes,cun radianteentodosuesplendor!**24Undinosaurioenun pajar*En especial en el prologodeBrontosaurus y la nalga del ministro.(N.del t.)**[Brother Sun,who bringstheday.../ How beautiful is he, how radiant inall his splendor!]Discutiendo el Debate de Dionisio el Diminuto (o DDDD =2000)En 1697, en el da destinado a arrepentirse por los errores de juicio en Salem,SamuelSewalldeBoston estabadepieyensilencioenla vieja Iglesia del Sur, en Boston, mientras se lea en voz alta su confesin de error. Slo l, de todos los jueces de las falsamente acusadas (y realmente ejecutadas) brujas de Salem, tuvo el valor de someterse a dicha correccin pblica.Cuatro aos despus,el mismo Samuel Sewall organiz una de las ms alegres algarabas hacia el Seor, y en un momento particularmente propicio. Contrat a cuatro trompeteros para que proclamaran, segn escribi, la entrada del siglo x v i i i mediante la ejecucin de un trompetazo en la Cmara de losComunes de Boston justoal alba.Tambin pag al pregonerode la ciudad para que leyera en voz alta sus versos sobre el Nuevo Siglo. Las estrofas iniciales parecen especialmente conmovedoras en la actualidad, la primera por su oportunidad(estoyescribiendoeste ensayoenun frodade enero en Boston, y la temperatura exterior es de -19 C), y la segunda por un paternalismo anticuado que resalta a la vez lo que de admirable y de dudoso hay en nuestra historia:Unavez ms!DiosNuestro,dgnate resplandecer: corrigela frialdaddenuestroclima.Apresratecontuluz imparcial, y terminaestalarga yoscura noche.Concedea losindiosojos paraver laluz dela vida, ylibralos.As loshombresadorarnaDiosenCristo, ynunca msreverenciarnadolos vanos.**[Oncemore!OurGodvouchsafetoshine:/Correctthecoldnessof ourclime./Make haste with thy impartial light, / and terminate thislong dark night. / Give the Indians eyes to see / Thelight of life, and set them free./So men shall God in Christadore, / And worship idols vain, no more.]No planteo este tema para avergonzar al buen juez por su trgico error, ni para alabar sumeritoria valenta, sino por unaspecto dela historia que puede parecer perifrico al propsito de Sewall, pero que, sin embargo, adquiere mayor dimensin a medida que nos acercamos al milenio destinado a culminar la dcada en la que estamos viviendo.Sewall contrat a sus trompeteros para el 1de enero de1701, no para el 1de enero de1700, y por lo tanto tom partido explcito en un debate que la cima de su nuevo siglo haba encendido, y que desde entonces ha aumentado muchsimo en ocasin de transicionessimilares(vasemiprincipalfuentedeinformacinparagran parte de este ensayo, la historia maravillosamente meticulosa de los finsde sicle:CenturysEnd,deHillelSchwartz).Cundoterminanlossiglos? Cuandoacabanlosaos cuyas dosltimascifrasson99(comosugierela sensibilidad comn), o al final de los aos que acaban con 00 (como dicta la lgica restringida de un sistema peculiar)?El debate ya es ms intenso que nunca, aunque todava nos hallamos a varios aos de la transicin que se avecina, y por dos razones obvias. La primera (oh, maldito rencor!) es que nuestra poca dislocada, y nuestra prensa floreciente, proporcionan una magnfica oportunidad para ensayar ad nau- seamdicha narrishkeit;*acaso no nos complacemos con trivialidades para distraer la atencin de los temas verdaderamente portentosos que nos abruman? La segunda es que esta vez cuenta realmente como el colmo de la sensacin: pues este es el milenio,1el grande e indudable milenio, el nico que experimentar un observador humano(aunque unos pocos rboles, y quiz uno o dos hongos, pero ningn animal nico, han pasado antes por la experiencia; vase el ensayo 26).El 26 de diciembre de 1993, enTheNewYorkTimes apareca un escrito destinado a enterrar la orga compradora de Navidad y a dar la bienvenida al nuevo ao. Este artculo, sobre instrumentos comerciales para el fin de siglo, empezaba advirtiendo: Puede hacerse dinero a propsito del milenio ... en el 999 predominaban los sentimientos de abatimiento. Lo que les pudo haber faltado a los que predicaban el fin del mundo fue un instinto para el mercado de masas. La cascada comercial de este milenio ya est en plena marcha: en peridicos, agendas, las inevitables cafeteras y camisetas, y otros mil productos que se venden en toda su gama, desde los pasteles de fruta de la*Extravagancia,bobada.(N.del t.)1.Enelespritudeesteensayodedicadoadisipar unconjuntotpicodeconfusionesque yarodeanelmilenioqueseacerca,permtasemededicar almenosuna notaalpiealamstrivialdedichas confusiones, pero tambinalaque se puederesolver demanera ms directa.Mileniotienedoseneseningls(millennium);lojuro,apesardequesesueleescribirerrneamenteenlamayoradeloslibrosydelosnombresdeproductosqueyasehandedicadoal acontecimiento.Eladjetivo derivado(millennial)tambin,peroelalternativo millenariantiene unasola ene.(Las etimologas sonligeramente distintas.Millenniumprocede del latn mille, mil, y annus,ao,ydeah lasdosenes.Millenarianprocededellatnmillenarius,quecontieneun millar (de lo que sea), por lo tanto no deriva de annus ni tiene dos enes.)[Esta discusin no tiene sentido en castellano, donde milenario y milenio se escriben con una sola ene; milenial no existe enelDiccionariode laReal Academia.(N.del f.)]26Undinosaurioenun pajarDiscutiendoel DebatedeDionisioel Diminuto27Nueva Era de la contracultura, hasta los visionarios apocalpticos de la lnea dura en la periferia del cristianismo, pasando por una maleza de gente ordinaria que quieren obtener un dlar de forma honesta. El artculo habla incluso de una empresa consultora que se ha establecido explcitamente para ayudar a otros a lanzar al mercado el milenio; de manera que ya estamos asistiendo a la recursin fractal que podramos denominar megaacaparamiento, es decir, hacer crecer mejillones de consejos en las mejilloneras de los beneficios potenciales de aquellos a los que se aconseja.Lamento muchsimo no poder, hablando vulgarmente, seguir el programa.Me sientoobligadoamencionar dos minsculasdificultades quepodran actuar como amortiguadores de la alharaca universal. En primer lugar (aunque no dar excesiva importancia a este tecnicismo), los milenios no son transiciones al final de perodos de mil aos, sino perodos concretos que duran mil aos; de modo que no estoy convencido de que siquiera hayamos elegido bien el nombre. En segundo lugar, si seguimos insistiendo en una celebracin (como as ocurre), con independencia del nombre que se le d, sera mejor decidir cundo celebrarla. Dedico este ensayo a explicar por qu este segundo aspecto no puede resolverse, situacin que debiera considerarse es- clarecedora y no deprimente. Porque, del mismo modo que Tennyson nos ense a preferir el amor perdido al amor no experimentado, es mejor no saber y saber por qu no podemos saber, que no tener ningn indicio acerca de por qu demonios tanta gente est tan agitada sobre si la gran divisoria est en el ao 1999 o en el 2000. Al menos, cuando el lector comprenda las afirmaciones conflictivas, legtimas e irresolubles de ambos bandos, podr celebrar con ecuanimidad ambas alternativas... o ninguna de ellas (con una jus- teza informada) si su carcter es desabrido, o pulcro.Nombres correctos.Milenio significa, etimolgicamente, perodo de mil aos. Sin embargo, este concepto no surgi del campo de la ciencia calendara prctica, que se dedica a la medida del tiempo, sino del mbito de la es- catologa,es decir,delas visiones futuristas sobreun final bienaventurado del tiempo. El pensamiento milenario impregna los dos libros apocalpticos de la Biblia: Daniel en el Antiguo Testamento y el Apocalipsis en el Nuevo Testamento. En concreto, el milenio cristiano tradicional es una poca futura que durar mil aos, y que terminar con una ltima batalla y con el J uicio Final de todos los muertos. Tal como lo describi san J uan en una de sus visiones oraculares(Apocalipsis, 20),Satans ser encadenado durantemil aos y arrojado al abismo sin fondo; Cristo retornar y reinar durante este milenio con los mrtires cristianos resucitados. Despus Satans ser liberado; se reunir con Gog, Magog y una caterva de otros chicos malos, para la batalla final; Cristo y los chicos buenos ganan, los demonios terminan en el estanque de fuego y azufre; ahora todos los muertos han resucitado y, en un J uicio Final al concluir esteperodo, selevantan para vivir con J ess,o bien terminan en este otro lugar desagradable, junto con la mayor parte de personajes interesantes de la historia.28Undinosaurioenun pajarVi unngelquedescendadelcielo...Toma...Satans,yleencaden por mil aos.Le arroj al abismo, y encima de l puso un sello... y vi las almas de los quehaban sido degollados por el testimonio de Jess...y vivieron y reinaronconCristomilaos...Cuandosehubierenacabadolosmilaos,ser Satans soltadodesuprisinysaldraextraviara lasnacionesquemoranen loscuatrongulosdelaTierra,aGogyaMagog,yareunirlosparalaguerra Perodescenderfuegodelcielo ylosdevorar.Eldiablo,quelosextraviaba, ser arrojado en elestanquedefuego yazufre...Vialosmuertos, grandes y pequeos, que estabandelantedeDios; y fueronabiertos loslibros...ytodo elquenofuehalladoescritoenellibrodelavidafuearrojadoenelestanque defuego(Apocalipsis,20:1-15).As, pues, de qu manera este concepto original de un reino venidero de Cristo se transform en el lenguaje popular en una palabra que describe las transiciones del calendario en mltiplos de mil? La principal razn debe ser la simple confusin, y el haber perdido el conocimiento del significado original,alhaberdisminuidolapopularidaddelasversionesapocalpticasdel cristianismo, por no mencionar la lectura de la Biblia en general (a pesar, por decirlo de manera suave, del apoyo vigoroso y continuo en algunos crculos). Pero s que existe una especie de razn de ser para esta transferencia de significado dentro de la historia de la escatologa, en particular en su interseccin con mi profesin, la geologa, en los intentos de establecer la edad de la Tierra.Muchos pasajes bblicos afirman que eldade Dios puede compararse con mil aos humanos:Carsimos, no se os oculte que delante de Dios un solo da es como mil aos, y mil aos como un solo da (II Pedro, 3:8; vase asimismo el Salmo 90). Esta comparacin, leda literalmente, llev a muchos intrpretes a concluir que los siete das de la creacin haban de corresponder a una duracin mxima para la Tierra de siete mil aos, desde la creacin hasta la destruccin ltima en el J uicio Final. En esta disposicin, la sptimao ltima poca csmica, que corresponde al da de descanso de Dios despus de seis das de furiosa actividad creativa, sera un perodo de mil aos de dicha, el gran sabat del milenio tradicional. Si entonces la ciencia o la hermenutica pudieran determinar el momento del origen de la Tierra, podramos saber el momento del inicio de esta ltima poca feliz.22.Enestesentido,el gran renacimientoenelsigloxvndel pensamientomilenaristadebe considerarse no solamente(aunque es as como solemos verlo)como unataque visionario y por laretaguardia contralacienciaendesarrollo,sinoenpartecomounaconsecuenciadelarevolucincientficacontempornea.LaIglesiacatlica,almenosdesdesanAgustn,habasuprimido el milenarismo literal con unargumento alegrico (vase La ciudad de Dios, de sanAgustn):elmileniohabadeconsiderarsecomounestadoespiritualenelquelaIglesiaentraba colectivamente en Pentecosts (el descenso del Espritu Santo sobre los apstoles poco despus de la resurreccin deCristo)yqueestaba completamentesupeditadoa la experiencia personal contempornea mediante la comunin mstica con Dios. Este argumento, huelga decir, tiene una finalidadsocialparaunainstitucinpoderosayconservadoraquedeseamantenerunstatuquo de influencia diaria, y no alienta extraas teoras sobre fines del mundo reales e inminentes.Pero cuandola ciencia yotras formasendesarrollodel saber,entrelas quese cuentanla historia,laDiscutiendoel DebatedeDionisioel Diminuto29La mayora de los clculos sobre la antigedad de la Tierra, si se realizan literalmente a partir de las duraciones de la vida segn constan en la Biblia y en otras fuentes antiguas, sitan la creacin en algn punto entre el ao 3761 a.C. (el calendario judo) y ms all del ao 5500 a.C. (la Septuaginta, o Biblia griega). Por lo tanto, bien pudiera avizorarse en el horizonte una transicin a la era del milenario (o ya debiera haber tenido lugar hace muy poco, segnel clculoqueellector prefiera).Esciertoqueningunodelosmomentos que se sugieren para la creacin dan razn alguna para redefinir un milenio como una transicin alrededor de una cifra que se escribe con tres ceros,peroalmenospodemoscomprender porquraznlagentepuede combinar un perodo futuro de dicha milenaria con algn sistema para contar el tiempo histrico en perodos de mil aos.Tiemposcorrectos.Siendo un hombre de estatura inferior a la media, me complace informar que el origen de todas nuestras preocupaciones infernales sobre los finales de siglo puede depositarse en el dintel de la puerta de un monje del siglo vi llamado Dionysius Exiguus, o (literalmente) Dionisio el Bajo. Habindosele ordenado preparar una cronologa para el papa san J uan I, el Pequeo Dionisio decidi empezar los aos contables con la fundacin deRoma.Pero,equilibrandopulcramentesuslealtadesseglarysagrada, Dionisio volvi a dividir el tiempo en el momento de la aparicin de Cristo. Comput el nacimiento de J ess el 25 de diciembre, hacia el final del ao 753 A. U. C. (aburbecondita, o desde la fundacin de la ciudad, es decir, de Roma).AcontinuacinDionisiovolviacomenzareltiempounos pocos das despus, el 1de enero de 754 A. U. C. (no el nacimiento de Cristo, sino la Fiesta de la Circuncisin en su octavo da de vida, y asimismo, y no fortuitamente, el da de Ao Nuevo en los calendarios romano y cristiano latino).El legado de Dionisio no ha hecho otra cosa que proporcionar problemas. En primer lugar, ni siquiera acert en la fecha, porque Herodes muri el ao 750 A. U. C. Por tanto, si J ess y Herodes coincidieron en el tiempo (y habra que revisar drsticamente los evangelios si no fue as), entonces J ess debi de nacer el ao 4 a.C. o antes...lo que confiere al propietario del ttulo del tiempo algunos aos de vida con anterioridad a su propia era!Pero el error de Dionisio en la fecha del nacimiento de J ess es slo un mero pecadillo si se compara con las consecuencias de su segunda decisinfilosofayelanlisistextual,empezaronaestablecermtodospararazonarsobretemastales comolaedaddelaTierra,lasesperanzasqueproporcionaba elclculoanimefectivamentela bsqueda activa de inicios y finales reales del tiempo, mientras que el mito en desarrollo del progresocientficotambindabapbuloalaesperanzadeunatransicingradualaunmilenioterrenal(vaseMillenialismenlaEncyclopaediaBritannica,enparticularelcontrastedelasprimerasversionesapocalpticascristianaselderrumbesbitoporpartedeladivinidaddeun mundoagotadoypecador conesterelatosetecentistademilenialismoprogresivo.Puesto queestas hebrasseentremezclanengruposapocalpticosmodernostales comolosTestigosde Jehov y losAdventistas delSptimoDa,estahistorianotienenicamenteunintersdeanticuario).equivocada. Volvi a empezar el tiempo el 1de enero de 754 A. U. C., y llam a esta fecha 1de enero del ao1A.D.(AnnoDomini, oao del Seor)...no el ao cero (lo que, visto desde el presente, nos hubiera ahorrado muchsimos problemas).En resumen, Dionisio olvid empezar el tiempo por el ao cero, con lo que dio al traste con todas nuestras nociones usuales de clculo. Durante el ao en el que J ess tena un ao de edad, el sistema de tiempo que supuestamente empez con su nacimiento tena dos aos de edad. (Los nios tienen cero aos hasta su primer aniversario; el tiempo moderno ya tena un ao de edad en su mismo inicio.) La ausencia de un ao cero tambin significa que no podemos calcular algebraicamente (sin hacer una correccin) a travs de la transicin a.C.-d.C. El tiempo transcurrido entre 1,5 a.C. y 1,5 d.C. son dos aos.El problema de los siglos proviene de la desafortunada decisin de Dionisio de empezar con el ao 1y no con el ao cero, y de ninguna otra razn. Si insistimos en que todas las dcadas deben tener diez aos, y todos los siglos cien aos, entonces el ao 10 pertenece a la primera dcada (y, por triste que sea decirlo, el ao100 debe quedarse en el primer siglo).Deall en adelante, el tema nunca desaparece. Cada ao terminado en 00 debe contar como el centsimo y final de su centuria; no importa lo que la sensibilidad comn prefiera: 1900 form, junto con todos los dems aos a partir del 1801, el siglo xix; y el 2000 ser el ao que completar el siglo xx, y no el inicio del prximomilenio.Oas lodictala puralgicadelsistemadeDionisio.Si nuestro monje corto de vista hubiera empezado con un ao cero, entonces la lgica y la sensibilidad comn coincidiran, y las salvajes campanas del milenio podranrepicaral menosuna vezydeforma resonantealiniciarseel1de enero de 2000. Pero no lo hizo.Puestoque la lgica y la sensibilidad comnnocoinciden, ydado que ambas tienen derechos legtimos sobre nuestra decisin, el gran y recurrente debate sobre los lmites del siglo no puede, sencillamente, resolverse. Algunas preguntas tienen respuestas porque la informacin obtenible decreta una determinada conclusin. La Tierra gira, efectivamente, alrededor del Sol y la evolucin, efectivamente, regula la historia de la vida. Algunas preguntas no tienen respuesta porque no podemos obtener la informacin necesaria (dudo que podamos identificar nunca con seguridad a J ack el Destripador). Sin embargo, muchos de nuestros debates ms intensos no son resolubles mediante informacin de ningn tipo, sino que surgen de conflictos en los valores o los modos de anlisis.(Hemos de permitir el aborto?; en qu circunstancias? Existe Dios?) Un subconjunto de estos debates irresolubles (eventualmente trivial, pero capaz de provocar gran agitacin, y por lo tanto el ms frustrante de todos) no tienen respuestas porque tratan de palabras y de sistemas,ynodecosas,y losfenmenosdel mundo(esdecir,lascosas)no tienen, por lo tanto, relacin con las soluciones potenciales. El debate del siglo se encuentra en esta categora fastidiosa.Lalgicadel sistemaarbitrariodeDionisiodicta un resultado:que lossi30Undinosaurioenun pajarDiscutiendoelDebatedeDionisioelDiminuto31glos cambien entre los aos terminados en 00 y los terminados en 01. La sensibilidadcomn nosllevaalaconclusinopuesta:deseamosquelastransicionescoincidanconlaextensinolaintensidaddelcambiosensual aparente, yel paso de1999 a 2000 parece mucho ms definitivo que elde 2000 a 2001, de manera que situamos nuestra frontera del milenio en el cambio en las cuatro posiciones, no en el mero incremento de 1en la ltima posicin. (Denomino a este bando sensibilidad comn y no sentido comn porque la preferencia implica aspectos estticos y sentimiento, y no razonamiento lgico.)Se podra aducir que los seres humanos, como criaturas racionales, estaran dispuestos a someter la sensibilidad a la lgica; pero somos, asimismo, criaturas de sentimientos. De modo que el debate ha progresado a cada vuelta del tiovivo.Hillel Schwartz, por ejemplo, cita dos cartas a peridicos, escritas en 1900, desde el campo de la sensibilidad comn. Reto al ms intolerante rigorista a que intente excitar entusiasmo a propsito del ao 1901, cuando ya habremos tenido doce meses de experiencia del siglo xx. Las cifras seculares son el smbolo, y el nico smbolo, de los siglos.Una vez cada cien aos hay un cambio en el smbolo, y este gran acontecimiento secular es de una prominencia sorprendente. Qu hay ms natural que armonizar el siglo con su nica marca visible?Me encantan las flaquezas humanas; qu otra cosa nos puede hacer rer (como es obligado)enesteduro mundo nuestro?Cuanto ms trivial es un tema, y cunto ms irresoluble, ms se intensifica en cada bando el calor del debate y la seguridad de estar en posesin de la verdad absoluta (considere nicamente el lector los debates en los que se enzarzan los profesores sobre las plazas deaparcamiento en los solares dela universidad).El mismo clamor surge cada cien aos. Un participante ingls en el debate de 1800 frente a1801escribi a propsito de la ociosa controversia, que ltimamente ha convulsionadoa tantos cerebros,concerniente al comienzo del presentesiglo. El 1de enero de 1801, un poema en el ConnecticutCourant pronunciaba una maldicin sobre ambos bandos (pero se inclinaba por Dionisio):Precisamentealasdocedelapasadanoche, elsiglodieciochoemprendielvuelo.Muchsimasmentescalculadoras sehandevanadolos sesos,hanvertidotinta, paraprobarconmetafsicafetn quecienslosonnoventaynueve; mientrasqueotrosconerudicinpensaban peroaadanotroaoparasumar cien.**[Preciselytwelveoclocklast night, / TheEighteenthCentury tookits flight./Fullmany a calculating head / Has rackd its brain, itsink has shed, / To prove by metaphysics fine / Ahundredmeansbutninety-nine;/Whileattheirwisdomotherswonderd/Buttookonemoreto makeahundred.]32Undinosaurioenun pajarLa misma pulcritud reapareciun siglodespus.TheNewYorkTimes, con diplomacia anticipada, escriba en 1896: A medida que el presente siglo se acerca a su final, vemos asomar a no mucha distancia la venerable disputa que reaparece cada cien aos, a saber: Cundo empieza el siglo que viene?...No cabe ninguna duda queuna persona puede sostener que el siglo que viene empieza el primero de enero de1900, y otra que se inicia el primero de enero de1901, y hallarseambas en posesin de todas sus facultades. Pero un comentarista alemn resaltaba: A lo largo de mi vida he visto a muchas personas discutir a propsito de muchas cosas, pero en relacin a pocascontanto fanatismocomosobrela cuestinacadmicadecundo terminar el siglo ... Cada uno de los bandos produca en su favor los clculos ms truculentos y sostena al mismo tiempo que era la cosa ms sencilla del mundo, que cualquier nio podra entender.Mepreguntaellector dequladoestoy?Bien,desdeluego pblicamente no tomo ninguna posicin porque, como acabo de afirmar, la cuestin es irresoluble: cada bando posee un razonamiento absolutamente consistentedentrodeconfinesdesistemasdiferentes,peroigualmentedefendibles. Pero en privado, slo entre el lector y yo, bien, permtaseme plantearlo de esta manera: Conozco un joven con graves limitaciones cognitivas como resultado de discapacidades mentales de nacimiento, pero que resulta ser un prodigio en el clculo de fechas (puede, de manera instantnea, decir el da de la semana para cualquier fecha situada a miles de aos en el pasado o en el futuro; a estas personas se las sola llamar idiotas sabios, trmino que felizmente est cayendo en desuso, aunque no me acaba de gustar el eufemismo que lo sustituye: sndrome de sabio).Est perfectamente al tanto del gran debatedelsiglo,pues nada podra interesarlems.Recientementele pregunt si el milenio llega el 2000 o el 2001, y me contest sin dudarlo: El 2000. La primera dcada slo tuvo nueve aos.Qu solucin ms elegante!Y por qu no? Despus de todo, nadie de los que viva entonces tena la menor idea de si se afanaban en el ao cero o en el ao uno, ni si su primera dcada posea nueve aos o diez, ni si su primer siglo noventa y nueve o cien. El sistema a.C.-d.C. no se invent hasta el siglo vi, y no se acept de manera general en Europa hasta el siglo xi. As, pues,por qu no proclamamos sencillamente que el primer siglo tuvo noventa y nueve aos, ya que ni una sola alma de las que viva entonces supo ni se preocupdel anacronismo que ms tarde seacumulara sobre todos los aos de su vida? De este modo los siglos pueden acabar cuando desee la sensibilidad comn, y subrayamos la santa arbitrariedad de Dionisio con un capricho, un artificio de nuestra cosecha que casa los campos en disputa. Hbil, excepto que pienso que a la gente le gusta discutir apasionadamente sobre insolubilidades triviales, a menos que se vean obligados a invertir esta energa turbulenta en batallas reales que podran matar a alguien.Qu otra cosa podramos salvar de referir la historia de un debate sin respuesta?Irnicamente,talesargumentoscontienenlaposibilidaddeun hallazgo sociolgico precioso: puesto que de las externalidadesde la naDiscutiendoel DebatedeDionisioelDiminuto33turaleza o dela lgicano puede surgir respuestaalguna,los puntos de vistadispares proporcionantrayectoriaspurasdelasactitudeshumanasen evolucin;y,por lo tanto,podemos cartografiar lastendenciasdela sociedad sin los impedimentos de factores de confusin tales como la verdad revelada.Mehabapropuestoinvertirslounascuantashorasdeinvestigacin para este ensayo, pero a medida que estudiaba documentos sobre las transiciones seculares, me di cuenta de algo interesante en este mbito sociolgico. Las dos posiciones (a lo largo de este ensayo las he llamado lgica y de sensibilidad comn)tienen asimismo claras correlaciones sociales que yo no hubiera previsto. La posicin lgica (que los siglos han de tener cien aos y que, por tanto, ya que Dionisio no incluy el ao cero, las transiciones deben darse entre los aos acabados en 00 y 01) ha sido siempre abrumadoramente defendida por los intelectuales y por las personas en el poder (en particular, la prensa y los negocios), representando as lo que podemos llamar la alta cultura. La posicin de sensibilidad comn (que dice que hemos de celebrar la aparicin del mximo cambio entre los aos terminados en 99 y 00, y no preocuparnos demasiado por la desgraciada falta de previsin de Dionisio)ha sido la favorita perpetua deeste compuesto mtico queantao se design como J uan Pueblo, o el hombre de la calle, y que ahora se suele llamar cultura verncula o popular.La distincin se remonta al inicio mismo de este debate perpetuamente recurrente sobre las transiciones seculares. Hillel Schwartz considera que el primer pleito importante corresponde al paso de 1699-1701(que el lector site el momento donde quiera), encarnacin que provoc el trompeteo de Samuel Sewall en Boston. Resulta interesante que parte de la discusin se centr por aquellos aos enun tema quedesde entonces ha sido fastidioso de forma permanente, a saber:produjo la primera transicin milenial de 999- 1001un perodo de miedo por el inminente fin apocalptico del mundo (que los partidarios de esta posicin llamaron el gran terror)? Las opiniones van desde las que apoyan esta idea de forma extravagante (vase el libro notablemente acrtico de Richard Erdoes, que eleva cualquier asomo de rumor a afirmacin espectacular), a las que la desprestigian completamente (vase el libroanteriormentecitadodeHillelSchwartz ylasdocenasdereferencias que se citan en el primer captulo del mismo). En mi ignorancia, yo me refugiar en la posicin equilibrada del historiador francs Henri Focillon (en su libro El aomil).Focillon admite que ciertamente tuvo lugar algo de agitacin apocalptica, al menos localmente en Francia, Lorena y Turingia, hacia mediados del siglo x. Pero, sorprendentemente, encuentra poqusima evidencia de un temor general que rodeara el mismo ao 1000: nada en ninguna bula papal, nada de ningn papa, gobernante o rey.Enelbandoafavor,unprolficomonjellamadoRaoulGlaberhabl ciertamentedeterroresdelmilenio,afirmandoqueSatansserpronto desencadenadoporquelosmilaos yasehancumplido.Tambinasegu34Undinosaurioenun pajarraba, aunque no seha encontrado ningn soportedocumental o arqueolgico,queunospocosaosdespusdelao1000empezunaoleadade construccindenuevasiglesias,cuandolasgentessedieronfinalmente cuenta de que el Armagedn se haba pospuesto:Unos tres aos despus delao1000 escribiGlaber,elmundosevistielropajedeblanco puro delas iglesias.El relato de Glaber proporciona una sorprendente leccin sobre los peligros deuna idea fija. Todava viva en1033, y todava anunciaba el milenio que iba a venir, aunque admita que deba haberse equivocado al considerarlanatividaddeCristocomoeliniciodelacuentaatrs,yahora proclamabaqueelapocalipsisllegaraconseguridadenelmileniodela PasindeCristo,en1033.Vioenunahambrunadeaquelaounaseal segura: Los hombres creyeron que la procesin ordenada de las estaciones y las leyes de la naturaleza, quehasta entonces haban gobernadoel mundo, se haban sumido en el caos eterno; y teman que la humanidad se acabara.DudoquedebamosconcedermuchosaplausoscrticosafraGlaber (quien, segn otras fuentes, tena un carcter bastante disoluto y haba sido expulsado de varios monasterios durante su vida de altibajos). Yo tiendo a alinearme con los crticos del gran terror. Despus de todo, por qu razn habra de provocar el ao 1000 ninguna gran reaccin en aquella poca, en especial puesto que el sistema de Dionisio no haba sido aceptado de modo general, y distintas culturas ni siquiera se haban puesto de acuerdo en una fecha para el inicio de un nuevo ao? Sospecho que la nocin de un gran terror debehaber surgidoen granparte comouna retrospectivaanacrnica, combinada con algunas nimiedades legtimas.Como otra razn para dudar de un gran terror en 999-1001, la leyenda de un tal episodio slo empieza con una breve mencin en una obra del cardenal Cesare Baronio, de finales del siglo xvn. Sin embargo, una vez que el debate sobre los fines de siglo se inici en la dcada de 1690, las retrospectivas hacia el primer milenio se hicieron inevitables. El terror legendario, tuvo lugar a finales de 999 o de 1000? Resulta interesante que la distincin entre alta cultura y cultura popular puede encontrarse incluso en esta reconstruccin anacrnica, con los intelectuales a favor del 1000 y las leyendas populares del 999. Hillel Schwartz escribe:Desde la dcada de1690 se han producido debates sarcsticos, agrios, a veces apasionados inre a trmino sobre la Nochevieja de los aos acabados en 99 frentea la Nocheviejadelosacabadosen00,ylaconfusinsehaextendidoa lasmatemticasdelaodelmilenio.ParaBaronioysus(escasas)fuentesmedievales,lasexcitacionesdelmileniosecentrabanenelfinaldelao1000, mientrasqueelfinalde999hafiguradodemaneramsprominenteenlaleyenda delterror pnico.Discutiendoel Debate deDionisioelDiminuto35Desde entonces se mantiene la pauta, pues el debate floreci en la dcada de 1690, se extendi en la de 1790 con sus centros principales en los peridicos de Filadelfia y Londres (con la intensidad aadida de que los Estados Unidos se enlutaron por la muerte de George Washington justo a finales de 1799), y explot en todo el mundo en un frenes de discusin durante la dcada de 1890.La versin de 1890 exhibe la divisin ms clara de alta cultura frente a cultura popular. Unas cuantes fuentes de alta cultura se alinearon tras el favor popular de1899-1900. El kiser Guillermo II de Alemania declar oficialmente que el siglo xx haba comenzado el 1de enero de 1900. Unos cuantos barones del saber, incluyendo compaeros decama tanextraos como Sigmund Freud y lord Kelvin, estuvieron de acuerdo. Pero la alta cultura prefiri,deformaabrumadora,el imperativo dionisacode1900-1901.Un seguimiento asiduo demostr que los rectores de las universidades de Harvard, Yale, Princeton, Cornell, Columbia, Dartmouth, Brown y Pennsylvania estaban a favor de 1900-1901; con toda la Alianza de la Hiedra* tan firmemente tras Dionisio, por qu preocuparse por un simple kiser (aun cuando el rey de Suecia sali en defensa de Guillermo)?En cualquier caso, 1900-1901gan de manera decisiva, en los dos foros que realmente importan. Prcticamente todas las celebraciones pblicas importantes para el nuevo siglo, en todo el mundo (e incluso en Alemania), tuvieron lugar desde el 31 de diciembre de 1900 al 1de enero de 1901. Adems, esencialmente los principales peridicos y revistas dieron la bienvenida oficial al nuevo siglo con su primer nmero de enero de 1901. Hice un repaso de las principales fuentes y no pude encontrar ninguna excepcin. The Nine- teenthCentury,unaimportantepublicacinperidicainglesa,cambisu nombre por el deThe NineteenthCenturyand After, pero slo con el nmero de enero de1901, en el que tambin apareca un nuevo logotipo con un J ano de dos caras, un viejo barbudo que miraba a la izquierda y hacia abajo, al siglo xix, y un joven alegre mirando hacia la derecha, al siglo xx. Publicaciones tan fiables comoTheFarmers Almanack y TheTribune Almanac declararon que sus volmenes para 1901 eran el primer nmero del siglo xx. El 31 de diciembre de 1899,The NewYorkTimes inici un relato sobreThe NineteenthCentury sealando: Maana entramos en el ltimo ao de un siglo marcado por un progreso en todo lo relativo al bienestar material y a la ilustracin de la humanidad que ha sido mayor que en toda la historia previa de la raza. El 1de enero de 1901, el titular principal proclamaba: Entrada triunfante del siglo xx, y describa las festividades en la ciudad deNueva York: Las luces brillaban, el gento cantaba, las sirenas de las embarcaciones del puerto gritaban y rugan, las campanas repicaban, las bombas retumbaban, los cohetes suban disparados hacia el cielo, y el nuevo siglo hizo una*IvyLeague, grupo deuniversidades delnorestedelos Estados Unidos, degranprestigio acadmico y social.(A/,del t.)entradatriunfal.Mientrastanto,lapobreCarryNation*nopudoverlos fuegos artificiales, ni siquiera levantar una copa, pues una pequea nota en la misma primera pgina anunciaba: La Srta. Nation en cuarentena. Viruela enla crcel enla que seencuentrala demoledora del saloondeKansas. Dice que podr resisitirlo.De manera que la alta cultura sostena todava las riendas la ltima vez, inclusoenrganosdeculturapopular tales comoTheFarmersAlmanack, publicado sin duda por hombres que crean pertenecer a la elite. Pero considere el lector la diferencia a medida que nos acercamos a este milenio, pues no hay duda de que la cultura popular vencer decisivamente en esta importantsimarepeticin.Arthur C.ClarkeyStanleyKubricksealinearoncon Dionisio en las versiones literaria y flmica de 2001, pero apenas puedo pensar en otra fuente que no especifique el inicio de 2000 como el gran momento de transicin. Todos los ttulos delibros de nuestra floreciente literatura rinden honores a la versin de la cultura popular del mximo cambio numrico,incluidosMillennium:ANovelaboutPeopleandPoliticsintheYear1999, de Ben Bova; ShallWeMake theYear 2000, de J. G. de Beus;TheYear2000, de Raymond Williams; e incluso 1999:VictoryWithoutWar, de Richard Nixon.Ellbum y lacancin principal de Prince 1999 cita la misma fecha para este non plusultra de fuentes populares.Los historiadores de la cultura han hecho notar con frecuencia que la expansin de la cultura popular, incluyendo a la vez el respeto por sus maneras y la difusin de su influencia, suponeuna de las grandes tendencias del siglo xx. Msicos desde Benny Goodman a Wynton Marsalis tocan sus instrumentos en orquestas de jazz y orquestas clsicas. La pera Metropolitana ha representado finalmente Porgyand Bess, y yo les digo:bien hecho! Hay intelectuales que escriben los artculos ms terriblemente eruditos sobre Mic- key Mouse.**Estenotablecambioestbiendocumentadoyhasidomuydebatido, pero hasta hoy el comentario no ha tenido en cuenta este importante ejemplo procedente del gran debate sobre el siglo. La distincin era todava importanteen1900, yla altacultura gan de formadecisivaalimponer el1deenerode1901comoiniciodel sigloxx.Lacultura popular(olaamalgamadesudifusinenlasaudienciasdelos que tomandecisiones)puede ya declarar una clara victoria para el milenio, que tendr lugar a comienzo delao 2000, porquelamayora de personasas lo sienteensus huesos,a pesardeDionisio...ydenuevodigo:bienhecho!Mi jovenamigo quera resolver el debate concediendoslo noventa y nueveaosal primer siglo; ahoralahumanidadordinariahahabladoafavordelotroextremo,yla transicin desde la dominancia de la alta cultura a la difusin de la cultura36Undinosaurioenun pajar*Activistadelasbuenascostumbres,queabogabaconelejemploporelcierredelosestablecimientos demala nota..(TV.del 1.)**Autoirona delautor;vaseel ensayo 9deEl pulgar del panda.(N.del t.)DiscutiendoelDebatedeDionisioelDiminuto37popular resolver esteasunto secularconcediendoal sigloxx slonoventa y nueveaos!Quencantador!Porquelosdebateseternossobretemasirresolubles suponen realmente una gran prdida de tiempo, nos ponen de mal humor y socavan la energa que tenemos destinada a actividades realmente importantes. Salvemos, en cambio, nuestra combatividad mental; no para establecer el bendito milenio (porque dudo que los seres humanos sean capaces de tal perfeccin), sino al menos para construir J erusaln sobre la verde y apacible tierra de nuestro planeta.El mecnico celestial y el naturalista terrenalDuranteel terremotodeSan Franciscode1906,una estatuadeLouis Agassiz cay de la fachada de un edificio de la Universidad de Stanford y aterriz de la manera ms neta que poda, pero invertida: los pies al aire y la cabeza hundida en el pavimento. Agassiz haba sido a la vez el mayor ictilogo (estudioso de los peces) de su poca y el ltimo reducto creacionista serio contra la evolucin cuando muri en 1873. David Starr J ordn, el presidente de Stanford, era el mayor ictilogo de la generacin posterior a la de Agassiz,y almismo tiempoun temprano y ferviente darwinista.De modo que los dos hombres compartan una pasin similar por el mismo grupo de organismos, pero no podan haber estado ms en desacuerdo en lostemas tericos.Segn la leyenda, J ordn profiri una de las ocurrencias ms agudas de la historia cuando sali a evaluar los daos y vio la estatua invertida: Bueno, siempre cre que Agassiz era mejor en lo concreto que en lo abstracto.* Un relato maravilloso que a buen seguro merece ser cierto. Pero, qu lstima!, no lo es. En su propia autobiografa, The Days o f aMan, escrita en 1922, David Starr J ordn se sinti obligado a desmentir este cuento y a admitir que nunca haba dicho la famosa frase, mientras que quien la dijo haba empleado una versin menos citable y opuesta. J ordn escribi:Alrededordel patioel nico toquedehumor loproporcionlagran estatua de mrmol de Agassiz, que se haba lanzado de cabeza desde su lugar y estabaenterrada hasta lacinturaenel pavimentodecemento.Alguien(quiz el doctorArgyll)sealqueAgassizeragrandeenloabstracto,peronoenlo concreto.Lagenteesocurrente, perocasi nadieseinventaunaagudezaptima precisamente en el momento necesario. Por lo tanto, prcticamente todas las*Juegodepalabrasintraducibie(vasetambin lacitade Jordn).Concreteeninglses, ala vez,concreto ycemento.(N.del t.)El mecnicocelestial yel naturalistaterrenal39frasesclebresson invenciones posteriores:palabrasque la gente deseara haber recitado pomposamente, pero que no consigui inventar en el instante verdaderamente oportuno. As, el ms famoso de todos los eptetos cientficos est tambin, y por desgracia, embellecido, si no es completamente ficticio.Todos hemos odo el relato del encuentro de Napolen con el gran astrnomo Pierre-Simon Laplace (1749-1827), identificado por el Dictionary o fScientificBiography como uno de los cientficos ms influyentes de toda la historia. Laplace, o al menos esto cuenta el relato, ofreci a Napolen un ejemplar de su obra en varios volmenes Mcaniquecleste* Napolen hoje los tomos y le pregunt a Laplace cmo poda escribir tanto sobre los mecanismos de los cielos sin mencionar ni una sola vez a Dios, el autor del universo. Laplace contest: Sire, no necesito esta hiptesis.La verdadera pulla, bien documentada en una carta que se conserva, es ligeramente aguda, pero completamente inspida comparada con la leyenda, y la hizo el general y no el cientfico. Laplace haba conocido por vez primera a Napolen en 1785, cuando examin de matemticas al futuro emperador, entonces un cadete de artillera, en la cole Militaire, en Pars. En octubre de 1799, tres semanas antes del golpe de Estado que llev a Napolen al poder, Laplace s que le regal los dos primeros (y pesados) volmenes de su obra a su antiguo estudiante. Napolen sopes los libros y prometi leerlos en los primeros seis meses que tenga libres. Despus invit a Laplace a cenar al da siguiente, si no tenis nada mejor que hacer.Sospecho que esta leyenda se asoci a Laplace porque representa el mejor candidato para un tal relato. Laplace es, en ciencia,el principal apstol del deterninismo estricto y de la estabilidad celeste basada en la obediencia de todos los cuerpos a leyes naturales queamortiguan cualquier perturbacin para restaurar la regularidad del movimiento y la posicin (Laplace acu el trmino mecnica celeste).Incluso Isaac Newton, que tan a menudo es citado como apstol de una talidea, invoc felizmente un pocodeayuda dela intervencin divina,ya fuera para hacer que las cosas funcionaran, o para restaurar la regularidad en cualquier momento de la historia celeste subsiguiente cuando las leyes usuales de la naturaleza no pueden corregir una perturbacin. Newton, por ejemplo, intent reconciliar la evidencia geolgica de la antigedad de la Tierra con el relato del Gnesis de la creacin en seis das, argumentando que entonces la Tierra giraba muy lentamente, produciendo as das de cualquier duracin deseada. Pero Newton no poda entonces desentraar de qu ma*En castellano existeunaclara diferencia dematiz entre celestial(referentealcielo, considerado como la mansin eterna de los binaventurados) y celeste (referente al cielo fsico). As, losastrossoncuerpos celestes,pero losngelessoncriaturascelestiales.En ingls,paraambos adjetivosseempleacelestial.Earthly,porsuparte,puedetraducirseindistintamenteporterrenalyterrestre.Todoello permitealautor jugarconestaspalabras,empezando porelttulo,lo queno es posibleen castellano.(N.del t.)40Undinosaurioenun pajarera poda conseguirseuna aceleracin dela rotacin hasta das de veinticuatro horas dentro de las leyes naturales, de manera que invoc un golpe de efecto* positivo del mismo Dios. Escribi a Thomas Burnet (un colega que sostena la constancia universal y la suficiencia de las leyes naturales y que, por lo tanto, prefera una interpretacin alegrica del lenguaje bblico acerca de los das):Cuandohaycausasnaturalesamano,Dioslasusacomoinstrumentosen susobras,perono creoquepor s solasseansuficientesparala creacin y, por tanto,meespermitidosuponerqueentreotrascosasDiosconfiria la Tierra sumovimientoenlosgradosyenlosmomentosqueeranmsadecuados.En cambio, la cita ms famosa atribuida genuinamente a Laplace defiende vigorosamente un determinismo estricto que hace que una visin convencional del papel continuo de Dios sea a la vez irrelevante e innecesario (Dios puede ser todava quien da cuerda al reloj, un instigador al principio de las leyes inmutables de la naturaleza, pero no tiene necesidad alguna de intervenir en la historia subsiguiente; despus de todo, un Dios verdaderamente omnipotente puede establecer con seguridad leyes ptimas desde buen principio, evitando as cualquier necesidad de correccin milagrosa y directa de un sistema solar que se desva de su camino). En un epigrama que desde entonces ha definido el determinismo estricto, Laplace proclam que si alguien pudiera proporcionar un relato completo de la posicin y movimiento de todaslaspartculasdeluniversoenunmomentodado,entonceselconocimiento total de las leyes de la naturaleza permitira una determinacin completa de toda la historia futura. La jactancia de Laplace se suele citar a partir de la introduccin de suThorieanalytiquedes probabilits, pero el Dictio- naryo fScientificBiography cita una versin mucho ms antigua y brillante, procedente de un artculo de juventud escrito en el ao seminal de 1776:Elestadoactualdelsistemadelanaturalezaes evidentementeunaconsecuenciadeloqueeraenelmomentoprecedente,ysiconcebimosunainteligenciaqueenuninstantedadocomprendatodaslasrelacionesdelasentidadesdeesteuniverso,podraestablecerlaposicinymovimientosrelativosy efectos generalesdetodasestasentidadesencualquier momento del pasado o del futuro.Ms all de su obra en mecnica celeste, Laplace se hizo muy famoso por sus estudios pioneros de las probabilidades. Podramos preguntarnos por qu el profeta del determinismo y de la constancia celestial se habra centrado en las probabilidades, que ahora estn tan fuertemente asociadas con las ideas opuestas de aleatoriedad, pero no hay que buscar mucho para encontrar la*Frasecondoblesentido:Diosdaungolpedeefectoalhacer girarlaTierraconefecto, como sideunaboladebillar setratara.(N.del t.)El mecnicocelestial yel naturalistaterrenal41solucin.Laplacecreafirmementeque,enrealidad,cualquieracontecimiento est completamente determinado por las leyes generales del universo. Pero la naturaleza es compleja y somos lamentablemente ignorantes de susmaneras; por lo tanto,hemosdecalcular lasprobabilidades paracompensar nuestras limitaciones. En otras palabras, los acontecimientos slo son probables en relacin a nuestro escaso conocimiento.La mecnica celeste esel reino ms triunfante de la predecibilidad deterministaporquenuestrosinstrumentossonprecisosylasleyesrelativamente simples (bsicamente, el principio de la gravitacin universal de Newton).Perolosacontecimientosterrestresmscomplejosestnigualmente determinados, slo que no conocemos de la misma manera sus leyes y condiciones, como quiz algn da los llegaremos a conocer. Laplace escribi, en su popular libro de 1796, el nico en el que se centrar este ensayo:Todo en lanaturaleza obedece a estas leyes generales; todo deriva de ellas pornecesidadycontantaregularidadcomoelciclodelasestaciones.Latrayectoriaquesigueuntomoligero[atmelger]queelvientoparecetransportaralazar,est reguladadeuna maneratanseguracomolasrbitas planetarias.(Latraduccinesma;portomo,Laplacesloquiereindicaruna partculaminscula,nola piezafundamental,invisibleyqumicamenteindivisible,quelateoraposterioridentificara.)En otro lugar dellibro, afirma explcitamente queacabaremos por descubrir lasleyesms complejas para losobjetosterrestresms pequeos, y queentonces la fsica terrestresertandeterminista como lamecnica celeste:Varios experimentos ya realizadosnos danraznpara esperar que,unda, estasleyessernperfectamenteconocidas;entonces,aplicandolasmatemticas,seremoscapacesdeelevarlafsicadeloscuerposterrestresalmismogradodeperfeccinqueeldescubrimientodelagravitacinuniversalhaconferidoalafsicaceleste.En su artculo de1776, citado anteriormente, Laplace relaciona directamente la necesidad de una teora de las probabilidades con la ignorancia humana de las pautas deterministas de la naturaleza, y hace la misma comparacin entre una mecnica celeste ms sencilla y bien conocida y una fsica terrestre mucho ms difcil:Elhombredebeestaventaja[enlamecnicaceleste]alpoderdelinstrumento queemplea,yal pequeonmero derelacionesque[estecampo]abarcaensusclculos.Perolaignoranciadelasdiferentescausasimplicadasenla produccindelosacontecimientos,as comosucomplejidad,juntoconlaimperfeccindelanlisis,nosimpidenalcanzarlamismacertezaenloquerespectaalainmensamayoradelosfenmenos.As,existencosasquesoninsegurasparanosotros,cosasmsomenosprobables,eintentamoscompensar la imposibilidaddeconocerlasdeterminandosusdiferentesgradosdeprobabili42Undinosaurioenun pajardad.Yesas quedebemosaladebilidaddelamentehumanaunadelasteorasmatemticasmsdelicadaseingeniosas,la cienciadelazar odelasprobabilidades.(Pienso que la idea de Laplace sobre las probabilidades la comparten todava algunos cientficos y, de manera ms extendida, muchas personas instruidas en general. Tal es la fascinacin del determinismo fsico, y nuestra esperanza paraunordensencillodelascosas...,aunquesospechoquelanaturaleza contiene mucha aleatoriedad verdaderamente intrnseca a todos los niveles.)En mecnica celeste, el objetivo principal de su carrera, Laplace puso nfasis en un tema por encima de los dems: las leyes de la naturaleza, con el principio de la gravitacin universal de Newton a la cabeza, decretan una estabilidadpermanentequeslopuedeserperturbadaporcausasexternas (como la mano milagrosa de Dios:la hiptesis innecesaria!). Laplace atac este tema mediante el anlisis de todas las excepciones clsicas y aparentes que los estudios del movimiento planetario haban acumulado a lo largo de los siglos. Todas estas excepciones tenan la misma forma:la medida de las rbitas planetarias haba detectado una irregularidad, leve pero que se acumulaba y que, si continuaba a lo largo de los eones, desestabilizara el sistema solar. En cada caso, Laplace dise el mismo estilo de solucin: estas irregularidadesnosonacumulativas,sinoautocorrectivas.Sonoscilaciones cclicas que mantienen la estabilidad ms amplia y permanente del sistema solar.Por este brillante trabajo, Laplace se gan merecidamente su epteto comn de Newton de Francia.En 1773, Laplace abord el incmodo problema de por qu la rbita de J piterparecaestarmenguandomientrasqueladeSaturnoseexpanda (unasituacinque,decontinuar,destruirala regularidaddelmovimiento planetario; el gran Newton, de hecho, haba tirado la toalla y haba invocado la intervencin divina ocasional para salvaguardar el equilibrio). Laplace demostr que tales desigualdades son peridicas (con un ciclo de cerca de mil aos) y no se acumulan. En la siguiente fase del ciclo, la rbita de J piter se expandir y la de Saturno se encoger. Despus, en 1786, Laplace desarroll una prueba general de que las excentricidades y las inclinaciones de las rbitas planetarias deben permanecer pequeas y ser enteramente autocorregi- bles, de manera que as se mantiene la estabilidad del sistema solar.Finalmente, en 1787, Laplace resolvi la ltima anomala importante en elmovimientoplanetarioalrelacionarlarbitadelaLunaconcambios en la excentricidad de la revolucin de la Tierra alrededor del Sol. La rbita de la Luna se haba estado expandiendo y nuestro satlite acabara por escaparsiestatendenciacontinuaba.Laplacedemostrqueelmovimiento medio de la Luna es acelerado cuando la rbita de la Tierra se hace ms circular, pero se retarda cuando aumenta la excentricidad de la Tierra. A continuacin afirm que la excentricidad orbital de la Tierra cicla con un perodo que se mide en millones de aos; por lo tanto, la rbita lunar se corregir automticamente, y la Luna no escapar.El mecnicocelestial yel naturalistaterrenal43En 1788, con la cada de la Bastilla y con la gran revolucin secular a slo un ao de distancia, Laplace resumi sus opiniones sobre el hecho y el significado de la estabilidad celeste:As el sistemadelmundo slo oscilaalrededor deun estadomedio del que nuncaseapartaexceptoenunapequesimacantidad.Envirtuddesuconstitucinydelaleydelagravedad,gozadeunaestabilidadqueslopuedeser destruidaporcausasexternas,yestamossegurosdequesuaccinesindtectabledesdelapocadelasobservacionesmsantiguashastanuestrosdas. Estaestabilidadenelsistemadelmundo,queasegurasuduracin,esunode los fenmenosmsnotablesdetodos,porqueexhibeenlos cieloslamismaintencin demantener elordeneneluniverso quelanaturaleza ha observado de maneratanadmirableenlaTierra,conelfindepreservaralosindividuosy perpetuaralasespecies.Todo lo queantecedenos llevaadecuadamentea considerar a Laplace como el defensor arquetpico deuna determinada visin dela ciencia,que con demasiada frecuencia se equipara a toda la empresa variada: estabilidad en los cielos, determinismo de todos los acontecimientos bajo la gida de las leyes naturales con una formulacin matemtica, ntida; una visin casi antihistrica que podemos contrastar