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102 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO Como la verdadera Naturaleza se ha perdido, todo puede ser Naturaleza. Pascal Los fotógrafos y escritores Joan Fontcu- berta y Pere Formiguera, fieles a la más profunda Verdad, han rescatado el inva- luable trabajo de los naturalistas y cien- tíficos Peter Ameisenhaufen y Hans von Kubert, realizado en tortuosas y aparta- das regiones de ambos hemisferios y de todas las latitudes. En el Museo Universitario del Chopo se exhibe Fauna, una serie de imágenes, fichas, radiografías, piezas y otros elementos, pro- ducto del trabajo de estos dos artistas. No hay que dejar de ver esta excelente muestra artística que juega con nuestras certezas y nos permite expandir nuestra imaginación. Serpientes con pelos, felinos volantes, ostras con brazos, pájaros tortugas, o mo- nos unicornios alados son algunos de los hallazgos más afortunados y sorprenden- tes de Ameisenhaufen y Von Kubert. Antes de que se dieran a conocer las con- tundentes pruebas del doctor Ameisen- haufen, algunos precursores —entre los que se cuentan Plinio,Thomas Browne o Jorge Luis Borges— se habían aventurado a in- ventariar la tortuosa Fauna que acecha en los médanos, bosques y pantanos del sueño, entre los manglares de las pesadillas, ocul- ta en bosques dibujados en alucinantes ma- pas amarillentos, en espera de ser, final- mente, descubierta. La creación de seres imaginarios es un arte tan antiguo como el ser humano. Innu- merables pintores, poetas y novelistas han frecuentado este género de la invención fan- tástica; basta con recordar las extrañas cria- turas del Bosco, las pesadillas de Goya, los insectos del País de las Maravillas de Lewis Carroll, la pelusa viviente de Franz Kafka o los insuperables Alebrijes de Linares. Al enfrentarnos a estos seres imagina- rios es posible la siguiente conjetura per- turbadora: estos seres no son invenciones, sino descubrimientos. ¿En qué playa re - mota zambullen sus traseros escamosos las sirenas en celo y llaman a los marinos con cantos irresistibles, mientras en el desierto las mantícoras lanzan sus gruñidos de feli- nos salvajes y agitan sus colas de escorpio- nes? ¿Dónde están los sátiros de pies de chi- vo que secuestran a las mujeres, dónde las hembras-niñas de Cabrera Infante o los ajo- lotes con alma humana que descubrió Ju- lio Cortázar? ¿Quién habrá atisbado al míti- co dragón que habita las brumosas aguas del lago Ness? ¿Serán ciertas las leyendas del abominable hombre de las nieves que, se dice, deambula por las nevadas soledades del Himalaya o en las Rocky Mountains? ¿Es el chupacabras una invención o un des- cubrimiento? Joan Fontcuberta y Pere Formiguera se han lanzado a la ardua tarea de compilar nuevas criaturas para cultivar nuestro te- rror y alimentar nuestro asombro. A través de los descubrimientos del doctor Peter Ameisenhaufen, preservados gracias a su fiel discípulo Hans von Kubert, Formigue- ra y Fontcuberta nos presentan ahora la in- creíble pero cierta Solenoglipha Polipodida, rara serpiente de doce patas que habita las praderas del sur de África, sobreviviente de los tiempos prebíblicos, cuando aún reina- ba Lilith, la primera esposa de Adán, y la Tierra era el Paraíso, y las serpientes no ha - bían perdido sus extremidades porque no existía la culpa. O también el Elephas Ful- gens, elefante pariente de la diminuta lu- ciérnaga que emite un brillo perturbador como recurso defensivo y siempre de acuer- do a su estado de ánimo. O el Centaurus Neandertaliensis, mezcla de babuino y ve- nado, paradójico eslabón perdido del ya ex- tinto centauro clasificado por los antiguos griegos como un ser extremadamente in- te l igente que cedió su propio cuerpo para el estudio y progreso de la ciencia. O el Cer- copithecus Icarocornu, mono alado del Bra- sil, dotado de un cuerno en la frente y que forma parte de un complejo y fabuloso rito de las tribus salvajes del Amazonas. Es ine- vitable mencionar la sensacional Micostrium Vulgaris, rara ostra vertebrada dotada de un brazo que utiliza para matar a sus presas a garrotazos. Los descubrimientos de Amei- senhaufen y Von Kubert apuntan hacia una redefinición de la naturaleza que nos ro - dea y del mundo en el que nos encontramos irremediablemente atrapados. Con senci- llas y a menudo ingenuas observaciones (ci- to la siguiente: al mencionar al Centaurus Neandertaliensis el doctor escribe en su dia- rio: “Cada vez que oigo el registro de su voz pronunciando mi nombre (aunque con di- ficultad), me siento invadido por una gran sensación de desasosiego”, Ameisenhaufen ha puesto en entredicho el complot de los racionalistas, burócratas del darwinismo, la relatividad y la física cuántica, y ha lo - grado arrojar nueva luz sobre los enigmas más secretos del Universo. Fontcuberta y Formiguera conocen el poder germinal del Mito y saben que basta con imaginar un ser extraño o increíble, ha- bitante de una remota selva o playa, pa ra que su sombra comience a manchar las pie - dras, sus huellas se impriman en el lodo y sus fósiles queden grabados en el polvo, den- tro de la roca. Alguna vez el ser humano soñó con es- tudiar la realidad; ha llegado la hora de inventarla. La reinvención de la fauna Mauricio Molina

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fauna flora lake ness

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  • 102 | REVISTADE LA UNIVERSIDADDE MXICO

    Como la verdadera Naturaleza se haperdido, todo puede ser Naturaleza.

    Pascal

    Los fotgrafos y escritores Joan Fontcu-berta y Pere Formiguera, fieles a la msprofunda Verdad, han rescatado el inva-luable trabajo de los naturalistas y cien -tficos Peter Ameisenhaufen y Hans vonKubert, realizado en tortuosas y aparta-das regiones de ambos hemisferios y detodas las latitudes.

    En el Museo Universitario del Chopo seexhibe Fauna, una serie de imgenes, fichas,radiografas, piezas y otros elementos, pro -ducto del trabajo de estos dos artistas. Nohay que dejar de ver esta excelente muestraartstica que juega con nuestras certezas ynos permite expandir nuestra imaginacin.

    Serpientes con pelos, felinos volantes,ostras con brazos, pjaros tortugas, o mo -nos unicornios alados son algunos de loshallazgos ms afortunados y sorprenden-tes de Ameisenhaufen y Von Kubert.

    Antes de que se dieran a conocer las con -tundentes pruebas del doctor Ameisen-haufen, algunos precursores entre los quese cuentan Plinio,Thomas Browne o JorgeLuis Borges se haban aventurado a in -ventariar la tortuosa Fauna que acecha enlos mdanos, bosques y pantanos del sueo,entre los manglares de las pesadillas, ocul-ta en bosques dibujados en alucinantes ma -pas amarillentos, en espera de ser, final-mente, descubierta.

    La creacin de seres imaginarios es unarte tan antiguo como el ser humano. Innu -merables pintores, poetas y novelistas hanfrecuentado este gnero de la invencin fan -tstica; basta con recordar las extraas cria-turas del Bosco, las pesadillas de Goya, losinsectos del Pas de las Maravillas de Lewis

    Carroll, la pelusa viviente de Franz Kafkao los insuperables Alebrijes de Linares.

    Al enfrentarnos a estos seres imagina-rios es posible la siguiente conjetura per-turbadora: estos seres no son invenciones,sino descubrimientos. En qu playa re -mota zambullen sus traseros escamosos lassirenas en celo y llaman a los marinos concantos irresistibles, mientras en el desiertolas mantcoras lanzan sus gruidos de feli-nos salvajes y agitan sus colas de escorpio-nes? Dnde estn los stiros de pies de chi -vo que secuestran a las mujeres, dnde lashembras-nias de Cabrera Infante o los ajo -lotes con alma humana que descubri Ju -lio Cortzar? Quin habr atisbado al mti-co dragn que habita las brumosas aguasdel lago Ness? Sern ciertas las leyendas delabominable hombre de las nieves que, sedice, deambula por las nevadas soledadesdel Himalaya o en las Rocky Mountains?Es el chupacabras una invencin o un des -cubrimiento?

    Joan Fontcuberta y Pere Formiguera sehan lanzado a la ardua tarea de compilarnuevas criaturas para cultivar nuestro te -rror y alimentar nuestro asombro. A travsde los descubrimientos del doctor PeterAmeisenhaufen, preservados gracias a sufiel discpulo Hans von Kubert, Formigue -ra y Fontcuberta nos presentan ahora la in -creble pero cierta Solenoglipha Polipodida,rara serpiente de doce patas que habita laspraderas del sur de frica, sobreviviente delos tiempos prebblicos, cuando an reina -ba Lilith, la primera esposa de Adn, y laTierra era el Paraso, y las serpientes no ha -ban perdido sus extremidades porque noexista la culpa. O tambin el Elephas Ful-gens, elefante pariente de la diminuta lu -cirnaga que emite un brillo perturbadorcomo recurso defensivo y siempre de acuer -

    do a su estado de nimo. O el CentaurusNeandertaliensis, mezcla de babuino y ve -nado, paradjico eslabn perdido del ya ex -tinto centauro clasificado por los antiguosgriegos como un ser extremadamente in -te ligente que cedi su propio cuerpo para elestudio y progreso de la ciencia. O el Cer-copithecus Icarocornu, mono alado del Bra-sil, dotado de un cuerno en la frente y queforma parte de un complejo y fabuloso ritode las tribus salvajes del Amazonas. Es ine-vitable mencionar la sensacional MicostriumVulgaris, rara ostra vertebrada dotada de unbrazo que utiliza para matar a sus presas agarrotazos. Los descubrimientos de Amei-senhaufen y Von Kubert apuntan hacia unaredefinicin de la naturaleza que nos ro -dea y del mundo en el que nos encontramosirremediablemente atrapados. Con senci-llas y a menudo ingenuas observaciones (ci -to la siguiente: al mencionar al CentaurusNeandertaliensis el doctor escribe en su dia -rio: Cada vez que oigo el registro de su vozpronunciando mi nombre (aunque con di -ficultad), me siento invadido por una gransensacin de desasosiego, Ameisenhaufenha puesto en entredicho el complot de losracionalistas, burcratas del darwinismo,la relatividad y la fsica cuntica, y ha lo -grado arrojar nueva luz sobre los enigmasms secretos del Universo.

    Fontcuberta y Formiguera conocen elpoder germinal del Mito y saben que bastacon imaginar un ser extrao o increble, ha -bitante de una remota selva o playa, pa raque su sombra comience a manchar las pie -dras, sus huellas se impriman en el lodo ysus fsiles queden grabados en el polvo, den -tro de la roca.

    Alguna vez el ser humano so con es -tudiar la realidad; ha llegado la hora deinventarla.

    La reinvenci n de la faunaMauricio Molina

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