96.11 america latina ¿se recupera..¿y que?

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América Latina: ¿se recupera... y qué? Una lectura personal e irrespetuosa Mario Acha ¿Crecimiento moderado o caída potencial?... preguntan los economistas, con todo respeto ¿a quién le importa?...digo yo El futuro siempre tiene algo de magia eterna y deseo voluptuoso, de búsqueda irrefrenable de encanto y aspiración tardía de combate, de conspiración oculta y rebeldía erótica, de asunción y derrota, de victoria y cansancio, de color y sabor, de humedad, insatisfacción y llanto. El futuro es algo así como un paisaje submarino, inmerso en las profundidades de nuestras preocupaciones cotidianas, siempre rodeado por nuestra inmensidad humana, lleno de excrecencias e inútiles fantasías. El futuro es un mal dibujo de nuestra propia vida, un suspiro penetrante en medio de la nada, un acorde disonante entre cañaverales y gigantescos bosques de piedra. Es una maldición eterna, que implacable nos persigue sin dejarnos respirar, hasta convertirse en vieja fotografía y recuerdo vaporoso. El verdadero futuro, me dijo mi pequeño abuelo, mientras tomaba desayuno al borde de un caudaloso río, no se piensa, ni se espera, ni se siente, ni se intuye, el verdadero futuro se imagina y siempre se desvanece. Sin embargo el futuro, muy a pesar nuestro, también es materia prima del quehacer político, es promesa y predicción, utopía y deseo, argumentación y discurso. América Latina no se escapa a este otro futuro manipulado y contra pensado,

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Una lectura personal e irrespetuosa sobre la supuesta recuperación de América Latina.

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Amrica Latina: se recupera... y qu?

Una lectura personal e irrespetuosa

Mario Acha

Crecimiento moderado o cada potencial?... preguntan los economistas,

con todo respeto a quin le importa?...digo yo

El futuro siempre tiene algo de magia eterna y deseo voluptuoso, de bsqueda irrefrenable de encanto y aspiracin tarda de combate, de conspiracin oculta y rebelda ertica, de asuncin y derrota, de victoria y cansancio, de color y sabor, de humedad, insatisfaccin y llanto. El futuro es algo as como un paisaje submarino, inmerso en las profundidades de nuestras preocupaciones cotidianas, siempre rodeado por nuestra inmensidad humana, lleno de excrecencias e intiles fantasas. El futuro es un mal dibujo de nuestra propia vida, un suspiro penetrante en medio de la nada, un acorde disonante entre caaverales y gigantescos bosques de piedra. Es una maldicin eterna, que implacable nos persigue sin dejarnos respirar, hasta convertirse en vieja fotografa y recuerdo vaporoso. El verdadero futuro, me dijo mi pequeo abuelo, mientras tomaba desayuno al borde de un caudaloso ro, no se piensa, ni se espera, ni se siente, ni se intuye, el verdadero futuro se imagina y siempre se desvanece.

Sin embargo el futuro, muy a pesar nuestro, tambin es materia prima del quehacer poltico, es promesa y prediccin, utopa y deseo, argumentacin y discurso. Amrica Latina no se escapa a este otro futuro manipulado y contra pensado, hoy, tan ligado a grandes intereses y tan desconectado de las mayoras. Amrica Latina es diversidad y caja de sorpresas

Amrica Latina, es tierra de espacios primigenios y esfuerzos juguetones, de gigantes ancestrales e historias muy antiguas. All, junto a las pirmides de tierra cocida, la noche despierta antes de morir, el jaguar se multiplica entre las rocas, la serpiente enmudece y se enrosca en templos y palacios horadados por pensamientos impuros de arquelogos salvajes.

Amrica Latina se inicia en la selva misteriosa llena de agua y manantiales sulfurosos, se prolonga por desiertos repletos de lagartijas prehispnicas y crneos humanos deformados, pasa por ciudades milenarias llenas de rboles secos y calles malolientes, se eleva hasta las frgiles nieves resbalosas y asesinas. Amrica Latina encubre trficos ruidosos, entierra a infantes silenciosos, acoge a ancianos balbuceantes y viola a mujeres errantes.

Amrica Latina prostituye y santifica, asesina y felicita, entierra y procrea...y lo que es peor... Amrica Latina ignora y olvida.

Nuestros principales problemas

Todos los seres humanos estamos empeados en ser diferentes desde que nacemos, nos ponemos un gorro, arrastramos una frazada, saltamos en cuclillas, corremos hacia un lado, hacemos muecas, contamos chistes, gritamos, remos y lloramos con tal de ser reconocidos por alguna persona, si no lo logramos nos envuelve la frustracin, el miedo y el rencor. Los pases hacen lo mismo, luchan por tener una identidad colectiva que los retrate como nicos y, creanme, Amrica Latina, igual que los otros continentes, tambin hace lo mismo.

Amrica Latina, improvisa frente a la pobreza, imagina frente al desorden, inventa frente a la inexperiencia, se aferra al pasado y desea el futuro. Nuestro afn de ser identificados y de sobrevivir, nos ha obligado a idear el realismo mgico, el boom de la novela, el Cinema Novo, la Teologa de la Liberacin, los movimientos indigenistas, el sincretismo religioso, la guerrilla democrtica, la economa informal y el auto-golpe de estado. Enunciamos con facilidad, cantinfleamos y mezclamos inocentemente las cosas, esperamos resultados rpidos y se nos olvida fijar metas, y lo ms grave, se nos olvida dimensionar problemas y soluciones.

Felizmente que algo hemos aprendido, al menos, rechazamos la impunidad de las dictaduras militares, tan frecuentes en el pasado; claro que siempre existir por all algn General que recuerde con nostalgia aquellos viejos tiempos de prepotencia y abuso de poder. Los civiles hemos tomado conciencia de nuestro deber poltico, hemos aprendido a defender nuestros derechos, asumiendo con gusto las responsabilidades ciudadanas que conlleva toda democracia; sin embargo justo ahora, despus de varios aos de pugnas electorales y de democracias balbuceantes; tenemos encima un peligro cruel y silencioso, lento e implacable, un peligro que penetra y corrompe todo lo que toca, jueces, policas, legisladores, periodistas, ministros y hasta presidentes. Es la ms grande, poderosa, multimillonaria y mortal empresa de toda la historia de Amrica Latina: el trfico de drogas, que paradjicamente, tiene la garanta de permanencia fuera de sus fronteras; su fuerza la encontramos entre los miles de ciudadanos descontentos y desesperados de Norteamrica y Europa; seres oscuros y speros, estresados, apticos y castrados a todo estmulo humano, seres que sobreviven en gigantescas e impersonales ciudades, donde el xito se mide con dinero y el fracaso con el desprecio y la marginacin.

Esta peligrosa y compleja red, se inicia en selvas y valles ocultos; y a medida que avanza hacia los pases poderosos, se tecnifica y violenta. En las ciudades se baila la danza corrupta y macabra de los millones (un punto de soborno puede costar hasta 250 millones de dlares al ao), mientras en las profundidades de los andes y de las selvas tropicales, campesinos que viven en la extrema pobreza, utilizan las hojas de coca para adivinar el futuro, libar con los muertos y ejercer ceremonias que se remontan a ms de mil aos de antigedad. La nefasta y vilipendiada hoja de coca forma parte de viejas tradiciones y culturas populares. Erradicar su cultivo no depende slo de una poderosa accin militar, requiere combinar acciones desde varias perspectivas, como cambiar tradicionales estructuras sociales, ofrecer mejores oportunidades de desarrollo a los campesinos de las zonas de cultivo y brindar, con urgencia, calor humano a los ansiosos consumidores (algo que el dinero y la civilizacin parecen no ofrecer).

El trfico de drogas ha frenado muchas de las reformas polticas y econmicas que Amrica Latina se ha empeado en sacar adelante en los ltimos aos.

La mayora de los cientficos sociales, polticos y hombres de Estado estn de acuerdo en que uno de los mayores problemas que enfrenta Amrica Latina es su ingobernabilidad, situacin que se debe a tres fenmenos estrechamente relacionados entre si; primero, a la nueva pobreza urbana que trae consigo una fatal desintegracin social y familiar; segundo, a la profunda crisis de liderazgo poltico, precisamente a ellos les toca demostrar que la democracia es capaz de mejorar la vida de los pobres, y como eso no sucede, los pobres que son la mayora, ya no creen en los partidos polticos; y tercero, a la hegemona absoluta de las polticas neoliberales que han atrapado a los Estados en las difusas redes de los organismos financieros internacionales; sigue entonces el eterno juego de la deuda externa.

A seis aos de la llamada dcada perdida, la mayor parte de los 450 millones de habitantes que tiene Amrica Latina (ms de la mitad son Mexicanos y Brasileos) enfrenta serios problemas: la pobreza que se extiende silenciosamente por la periferia de las ciudades, el peso de la deuda externa que limita los programas sociales, la debilidad representativa del Estado, la expansin del narcotrfico que corrompe todo a su paso, la creciente inseguridad personal, la violencia social de las zonas marginadas y los recientes flujos migratorios a los Estados Unidos en respuesta al deterioro de las condiciones de vida.

Sin embargo, y a pesar de esta tensa situacin, Amrica Latina presenta indicadores favorables que abren un espacio a la esperanza; los procesos de integracin econmica como el Tratado de Libre Comercio y Mercosur, permitirn introducirnos a la creciente globalizacin de la economa. Dice un estudioso, Parece evidente que el proceso de integracin regional del Mercosur es y seguir siendo el hecho econmico y poltico ms trascendente del sur de este continente. Representa adems, un intento de responder y modificar fenmenos tan diversos como el de las migraciones, la consolidacin de la democracia, y la aplicacin de modelos productivos; otro indicador favorable, es la consolidacin de los procesos democrticos debido a la fuerte participacin de la sociedad civil, lo que por supuesto, har cada vez ms difcil los golpes de Estado; por ltimo, la creciente toma de conciencia y demanda de reconocimiento de los grupos sociales marginados, permitir encontrar espacios de concertacin y soluciones duraderas a las profundas inequidades locales que se encuentran enraizadas en el interior de los pases.

Todo esto requiere superar obstculos institucionales complejos, por ejemplo, se hace necesario y urgente redefinir la relacin entre los gastados partidos polticos y la aptica sociedad civil, as mismo, se hace necesario fortalecer la representatividad comunitaria de los gobiernos locales, aspectos centrales para la consolidacin de toda democracia.

Segn Carlos Fazio, el nico modo de asegurar que el Estado no sea capturado por un nmero parcial de intereses particulares, es someterlo a la influencia de todos. Esto implica un Estado para todos, sensible a todas las influencias y con canales adecuados para articular con la sociedad en los diferentes niveles de decisin. Pero eso no es suficiente, contina; se necesita adems construir la capacidad para asumir ese papel motor en individuos y en organizaciones. Una accin entonces, fortalece a la otra.

Actualmente, se est volviendo a reconocer el papel y la responsabilidad que tienen los Estados en la creacin de balances que disminuyan las desigualdades sociales, y si a ello, se aaden espacios para la participacin de la sociedad civil, podran originarse interesantes mecanismos de compensacin social que contrarresten el creciente deterioro que arrastramos. Aquellos pases que no lo logren, podran confrontar nuevas formas de violencia.

A modo de reflexinTodos queremos ser felices ciudadanos del mundo, pero, qu estamos haciendo para lograrlo? no olvidemos que este planeta se ha vuelto muy exigente, ya no podemos viajar libremente como aventureros en busca del paraso perdido, ahora requerimos de pasaportes, visas, permisos, vacunas, controles y garantas bancarias; tampoco podemos tener la alegra de recibir una simple encomienda que contiene frutas tropicales y un suculento pavo vivo que nos enva con cario nuestra abuelita desde el interior del pas porque est prohibido, no slo por regulaciones fitosanitarias, sino que se la robaran en la misma puerta del correo. El progreso tiene su precio.

Sin embargo, y esta es mi preocupacin ser el progreso material la meta de todos nuestros esfuerzos y desvelos? ser la sagrada economa la medida de todas la cosas?, no nos estaremos olvidando de medir el peso de una lgrima, la intensidad de una mirada, la grandeza del amor, la amplitud de una sonrisa, la fuerza de la amistad, la duracin de un sueo... del viento y de la lluvia? no nos estaremos olvidando de algo importante, en todo este proceso de incrementos monetarios, pobrezas extremas, productos internos brutos y tasas de crecimiento? algo as como el simple factor humano?, ese factor al que recurrimos cada vez que nos sentimos solos, cada vez que buscamos una voz cercana, una clida caricia, cada vez que deseamos amar, odiar, compartir o desahogar penas y alegras. No entiendo por qu tenemos que pagar el precio de otras soledades. Usted que opina?

Noviembre de 1996