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Universidad Pablo de Olavide rea de Historia del Arte Revista ARFE

Universidad Pablo de Olavide rea de Historia del Arte

Revista ATRIO Nos. 10-11

Sevilla, 2005

LA CIUDAD HISPANOAMERICANA, MEDIEVAL, RENACENTISTA Y AMERICANA

Por Alberto Nicolini

de la Universidad Nacional de Tucumn

Introduccin

De acuerdo con la teora de la Weltanschauung, de Dilthey, en cada etapa de la historia de la cultura es posible verificar la correlacin profunda entre sus diversas manifestaciones aun cuando pertenezcan a distintas esferas de la actividad humana.

Por su carcter de producto individual y, a veces, hasta utpico, es seguro que pueda verificarse en un preciso momento histrico la correlacin entre los proyectos urbanos y los diversos aspectos de la cultura de un pueblo fuertemente marcados por el sello de una weltanschauung determinada. En cambio, la realidad urbana vivida en ese mismo momento, pero que ha sido previamente construida, no necesariamente mostrar el mismo espritu de la poca propio de la weltanschauung que sustenta al resto de los elementos de la cultura en ese preciso tiempo.

Es que la ciudad, la realidad urbana edificada, es uno de los productos humanos que ms claramente se presenta como resultado de la integracin sucesiva, fragmentaria y compleja de acciones colectivas adicionadas superponiendo obras de muchas generaciones; en suma, como producto del tiempo largo, de la larga duracin de Fernand Braudel . En ese sentido puede ser interpretada como un palimpsesto, imagen sugerente para describir, metafricamente, la realidad de cualquier ciudad, cuyo proyecto en el momento fundacional, su escritura inicial propia de su tiempo, se ve luego permanentemente sometida a transformaciones, demoliciones y nuevas construcciones; esto es, borrada parcialmente por pequeas y constantes escrituras que realizan los usuarios y/o por radicales transformaciones sbitas que pueden sustituir buena parte de las escrituras anteriores. Adems, las nuevas escrituras pueden pertenecer a lenguas distintas de la original, lenguas que pueden expresarse con diversos signos caligrficos provenientes de diferentes culturas, es decir que pueden derivarse de diferentes proyectos urbanos concebidos a partir de diferentes teoras respondiendo a muy diferentes propsitos culturales. Pero, por diferentes que sean esas modificaciones, se concretan apoyndose en una trama estable, difcil de borrar que proviene del momento inicial de la instalacin de la ciudad. Dicha trama se sita en la historia de larga, de muy larga duracin...Ciertas estructuras que viven mucho tiempo se transforman en elementos estables de una infinidad de generaciones; ellas frenan la historia, controlan su desarrollo...

De ah que la correlacin verificable entre los diferentes campos de la creacin cultural en un tiempo determinado se haga mucho ms difcil si intentamos extenderla a los hechos de la realidad urbana en ese mismo tiempo, dado que el conjunto de los objetos urbanos efectivamente construidos que constituyen esa realidad en ese tiempo, depende de la acumulacin sucesiva de resultados originados en mltiples acciones colectivas y no necesariamente contemporneas y, por lo tanto, no explicables a partir de una sola Weltanschauung comn.

Una revisin de la bibliografa que se ha ocupado de la historia urbana demuestra que siempre ha resultado engorroso aplicar a lo urbano colectivo las categoras estilsticas nacidas para explicar las creaciones individuales que elaboran las formas del arte. Los tiempos, las duraciones, son distintas en la cultura en general, en el arte y en la ciudad. No es posible trasladar el anlisis estilstico a lo urbano sin ms, no teniendo en cuenta esa condicin de palimpsesto propia de la ciudad, en la cual estructuras urbanas diversas se superponen y perduran mucho ms all del tiempo estilstico que les dio origen.

No puede resultar extrao, entonces que Enrico Guidoni y Angela Marino, al tratar el urbanismo del siglo XVII, contestaran su propia pregunta sobre si tiene sentido hablar de la antinomia clasicismo y barroco en lo que se refiere a la ciudad y al territorio, afirmando que ...en sentido estricto no puede pensarse en una distincin neta respecto a los modelos de implantacin de la ciudad en todos los detalles y en todos sus aspectos...se trata siempre de una caracterizacin que no puede aplicarse a la ciudad en su conjunto y ni siquiera a sus partes perfectamente definidas...las categoras de lo clsico y lo barroco no se adaptan en efecto a aquellos fenmenos polticos, econmicos y sociales que acompaan de cerca y que condicionan las realizaciones y las selecciones urbansticas Tampoco haba sorprendido que, bastante antes, Cesare de Seta ya se hubiese preguntado sobre la existencia cierta de la ciudad barroca, llegando a la conclusin de que risulta chiaro che nessuna delle grandi capitali recordate, da Roma a Parigi, da Torino a Vienna, mai divenuta citt barocca ma ciascuna di esse stata citt del barocco Antes an, Leonardo Benevolo titul el captulo 4 de su El Arte y la ciudad moderna del siglo XV al XVIII, Las capitales de la Europa Barroca, dejando en claro que lo barroco era Europa, no necesariamente las capitales La discusin sobre la posible ciudad barroca es especialmente pertinente para nuestro tema, la ciudad hispanoamericana, porque habindose sta originado en el tiempo de Carlos V, el Barroco fue la primera mutacin posible.

Igualmente interesante, pero ms pertinente para una interpretacin de la ciudad hispanoamericana, es el anlisis del nacimiento de su proyecto en forma de cuadrcula a comienzos del siglo XVI. Aqu intentaremos identificar sus rasgos medievales, renacentistas y otros que calificaremos como americanos por pertenecer a las culturas prehispnicas americanas o porque surgieron, con originalidad, como producto de la coyuntura del encuentro cultural formando parte de las ideas y elementos que aparecen o se desarrollan como resultado de la propia situacin de contacto

La ciudad hispanoamericana. Despus de la experiencia que, desde el siglo XV, emprendi el naciente Imperio espaol fundando ciudades en Canarias, el Caribe y Tierra Firme, hacia 1530 en Hispanoamrica se elabor un tipo de ciudad que sirvi de modelo para la mayor parte de las fundaciones concretadas desde entonces hasta fines del siglo XVIII El tipo fue la cuadrcula, estructura urbana novedosa y perfecta pero, al mismo tiempo, muy simple ya que se basa en la figura del cuadrado repetido en tres escalas diferentes: una en el cinturn de rondas, otra en cada manzana y la plaza y la tercera en los solares entregados en propiedad a instituciones y vecinos fundadores.

Al tratarse de un tipo novedoso es decir, una propuesta de ciudad nunca experimentada antes al menos en la escala cuantitativamente decisiva con la que se la aplic en Amrica-, podemos intentar interpretar esta idea de ciudad en relacin con su contexto coetneo, con el conjunto de pensamiento y accin reinantes en la Espaa del primer tercio del siglo XVI, la del pasaje del mundo isabelino al francamente renacentista de la corte del emperador Carlos. Se trataba de un mundo en el que era esperable que la eclosin de novedades confrontara con la tradicin. Ms notable fue que todo ello se trasladara a un nuevo contexto geogrfico, el americano, y confrontara, en este caso, con la mayor de las grandes culturas americanas: la de la meseta central mexicana. Sin duda, la situacin de coyuntura fue excepcional y, en ese conjunto de condiciones articuladas entre s, tuvo su origen la ciudad hispanoamericana.

Aqu nos interesa explorar los diferentes aspectos del tipo de la ciudad hispanoamericana tratando de precisar cules de aquellos pueden ayudar a categorizarla como medieval, renacentista o americana, teniendo en cuenta la diversidad de opiniones que, en la forma global, se han expresado al respecto; por ejemplo la de Gabriel Guarda: La ciudad hispanoamericana llegar con el tiempo a ser renacentista en lo externo habiendo sido medieval en su concepcin interna y la Jorge Enrique Hardoy: el modelo de la ciudad colonial hispanoamericana fue un modelo medieval tardo que al ser trado a Amrica fue gradualmente adaptado a las necesidades prcticas de un acelerado proceso fundacional de vastos alcances... Comenzaremos por la cuestin del renacimiento porque nos parece la categora dominante en la estructura urbana y en la organizacin fundacional de la ciudad.

La ciudad renacentista

La cuadrculao damero, vocablos que habitualmente se asocian con la ciudad hispanoamericana, hacen referencia al diseo geomtrico con el que se concreta su estructura urbana, es decir el dibujo de la traza que define el lmite entre los espacios pblicos, calles y plaza, y los privados al interior de las manzanas. Si el trmino cuadrcula implica slo una trama indefinida de calles que determinan manzanas cuadradas, el significado de damero es ms preciso: una exacta figura regular con un permetro cuadrado. Es decir que cuadrcula supone slo el sistema modular en base a cuadrados y admite el permetro rectangular como de hecho sucedi en las trazas de muchas fundaciones, de las cuales la ms ilustre es, sin duda, la de Lima.

Damero, en cambio, aade un grado ms de regularidad al sistema dado que su permetro debe ser cuadrado; sin embargo es un trmino inapropiado o, por lo menos inexacto para la ciudad hispanoamericana porque, en cualquiera de sus dos versiones, tiene nmero par de casillas: 64 100, es decir 8 10 por lado. En cambio, a la cuadrcula de la ciudad hispanoamericana, en la casi totalidad de los casos de fundaciones de los siglos XVI y XVII, cuando se opt por el permetro cuadrado se la dise con nmero impar de manzanas por lado: cinco, siete o nueve. sta no es una cuestin balad sino esencial, porque la cifra impar de manzanas permiti que una de ellas quedara colocada en situacin central y, libre de edificacin, se habilitara en su funcin de plaza pblica destinada a albergar, simultnea o sucesivamente, la mayor parte de las actividades sociales del conjunto de la poblacin.

De este modo, tanto la estructura urbana, es decir la trama geomtrica de calles y manzanas como la organizacin funcional, es decir el conjunto de las actividades sociales se ordenan de manera centralizada, ms an: centrpeta, porque la gran plaza fenmeno urbanstico original respecto de lo que suceda por entonces en Espaa- focaliza la imagen urbana en su centro geomtrico, al mismo tiempo que la realidad de la vida social converge hacia el gran espacio pblico transformndolo simultnea o sucesivamente en plaza de armas, de la justicia, de la procesin, de las fiestas y del mercado.

Regularidad, geometra, modulacin, simplicidad, centralidad son las cualidades evidentes del nuevo tipo de ciudad inventado entre 1522 y 1540 en la Amrica continental Debido a ello, esta manifestacin de la cultura hispanoamericana se coloca en una armnica relacin con la weltanschauung moderna, con el ambiente renacentista que se viva en ese tiempo en la corte del Emperador Carlos y que llega a traducirse en obras esenciales en diversos lugares de Andaluca. Citemos slo dos en orden cronolgico: en primer lugar, el Palacio Real de la Alambra de Granada de Pedro Machuca, comenzado en 1527, con la notable combinacin de volumen prismtico de planta cuadrada que encierra un espacio centralizado en forma de patio circular rodeado por su prtico de 32 columnas, es decir una idea simple resuelta con perfeccin formal y exactitud matemtica; en segundo lugar, el pabelln de Carlos V en los jardines del Alczar de Sevilla, construido por Juan Hernndez en 1543, una perfecta solucin geomtrica de planta cuadrada con un prtico perimetral de veinte columnas que apean cinco arcos en cada uno de los cuatro lados- en cuyo centro se levanta un volumen, tambin de planta cuadrada, encalado por encima del prtico y rematado con un techo de tejas a cuatro aguas, azulejado por dentro del prtico y al interior del nico local: una pequea gran obra brunelleschiana y mudjar con exactas proporciones. Nos parece el mejor ejemplo andaluz para plantear un cierto paralelismo con San Pietro in Montorio de Bramante y, por otro lado, saltando de la arquitectura al urbanismo, nos parece tambin que el pabelln equivale a la traza en cuadrcula perfecta de cinco por cinco manzanas de Mendoza de 1561, de Caracas en 1578,y, antes, probablemente Oaxaca en 1529 y Guatemala, de la cual ha dicho Palm: le trac dAntigua, la seconde capitale de Guatemala(1541),...introduit dans lurbanisme de lAmrique espagnole les prcepts de la renaissance Por supuesto es posible argumentar tambin que esta geometra urbana deriva en realidad de un proceso racional de perfeccionamiento prctico: una trama regular de ejecucin fcil y crecimiento previsible con una distribucin funcional equitativa pero jerarquizada y un plano fcil de trazar en el terreno por fundadores poco experimentados.

Por otro lado, no ha podido dejar de sealarse tambin su contenido simblico al tratarse de una forma perfecta, tan perfecta como la imagen escatolgica de San Juan al referirse a la Jerusalem celestial: La planta de la ciudad es cuadrada... (Ap. 21,16) Y es significativo que esta forma fuera concretada por primera vez en el mbito cultural mexicano hacia 1530 cuando, simultneamente se encontraban en plena actividad los doce apstoles franciscanos que haban llegado a Mxico en 1524 imbuidos del pensamiento utpico de la poca, manifestado particularmente a travs del proyecto de la creacin de la Nueva Cristiandad en el Nuevo Mundo. En ese sentido afirma Salcedo: la forma cuadrada de la ciudad y de su plaza, con el rollo-omphalos en su centro, as como otros indicios permiten colegir que el modelo de la ciudad indiana durante los siglos XVI, XVII y XVIII fue una sntesis de la Nueva Jerusaln de la visin del profeta Ezequiel y de la Jerusaln Celestial del Apocalipsis de San Juan: una ciudad ideal cristiana...

En suma, concepto renacentista, eficiencia prctica y contenido simblico no tienen por qu excluirse en el anlisis interpretativo, independientemente del mayor o menor peso motivador que hayan tenido en la gestacin histrica del tipo. Es posible, adems, que las motivaciones hayan sido concurrentes, como suele suceder con los tipos urbanos o arquitectnicos exitosos que logran transformarse en modelos de larga duracin.

El tipo cuadricular fue puesto en cuestin por la legislacin promulgada por Felipe II en 1573 y que fuera redactada, probablemente por el presidente del Consejo de Indias, Juan de Ovando. La Instruccin...en 149 ordenanzas, adems de recopilar y ordenar lo ya legislado, adicion algunas ideas entre las que la gran novedad fue la que contena un modelo fsico de ciudad que no coincida con el tipo emprico que acabamos de describir. Efectivamente, entre las ordenanzas 112, 114, 115 y 119 del Libro IV se prescribieron las caractersticas principales de un nuevo tipo de ciudad para las Indias: la plaza deba ser un rectngulo de proporciones una a una vez y media y deba estar totalmente aporticada; de ella deban salir cuatro calles principales tambin aporticadas- por el centro de los cuatro lados de la plaza, adems de otras ocho calles de las cuatro esquinas; finalmente, la iglesia deba levantarse fuera de la plaza. Queda claro con todo ello que el diseo de la plaza y ciudad que se ordenaba como modelo contradeca lo que se haba hecho hasta entonces en Amrica. Frente a la pregunta acerca del por qu de esta legislacin que pareca ignorar que ya van trazadas en Amrica doscientas magnficas ciudades , nos permitimos mencionar que el diseo prescripto se asemejaba de manera evidente al de la plaza y mercado mayor nuevos de la ciudad de Valladolid, la ciudad natal de Felipe II, plaza que acababa de ser re-trazada en forma regular por Francisco de Salamanca luego del incendio que la destruyera en 1561. La nueva plaza, concluida en 1571 es rectangular, de proporcin una a una vez y media, est totalmente aporticada y trece calles salen de ella, las principales aporticadas, una de las cuales une, a ms de 300 metros, la plaza nueva con el sitio de la catedral. Muy sugestivo es que justamente en esos aos, el Presidente del Consejo de Indias, Juan de Ovando estuviese redactando el guin del ttulo de las cibdades, villasdel Libro IV de la legislacin que iba a ser aprobada en 1573 por Felipe II

Los resultados prcticos de la legislacin fueron escasos; fracas porque lleg tarde, cuando ya doscientas ciudades haban sido fundadas y se haba producido una cristalizacin del modelo urbano de la cuadrcula en la cultura americana. Como sugiere Foster, en la nueva cultura hispanoamericana, una vez que se hubieron integrado comparativamente bien las soluciones preliminares que los colonizadores encontraron para los problemas ms urgentes, sus formas se volvieron ms rgidas: puede decirse que se cristalizaron. Despus de la cristalizacin, y durante un perodo de ajustes razonablemente satisfactorios a los medios social y natural, parece que las nuevas culturas coloniales hispanoamericanas se hicieron ms resistentes a la influencia espaola continua.

Esta fundamentacin de origen antropolgico, sumada a la ya mencionada sencillez y eficacia del tipo urbano de 1530, constituyen una explicacin razonable acerca del por qu la cuadrcula resisti con xito la imposicin burocrtica del modelo de 1573. Efectivamente, la cuadrcula fue exitosa durante los siglos siguientes, planteando, donde era posible, la traza de permetro cuadrado y donde no lo era, adaptando el sistema a los sitios donde era conveniente o slo posible la traza rectangular, des-plazndose tambin la plaza hacia alguno de los bordes y trasladando as el centro funcional fuera del centro geomtrico.

La ciudad medieval

Antes de la concrecin de y difusin de la cuadrcula hacia 1530, las fundaciones en Amrica de las que tenemos suficiente informacin se trazaron con una cierta regularidad mediante calles rectas que se cortaban a intervalos variables y determinaban ngulos no siempre rectos, como podemos verificar hoy, tanto en Santo Domingo (1502) como en Panam (1519), San Juan de Puerto Rico (1520) y La Habana de fecha incierta en su tercer y actual asentamiento. En todos los caso, estas ciudades litorales pusieron en prctica un cierto urbanismo regular pero alejado de la exactitud de la cuadrcula. Por otro lado, la tendencia al policentrismo funcional que era habitual en el modelo medieval tardo fue general en el archipilago antillano distribuyendo las funciones jerrquicas de la ciudad sin concentrarlas alrededor de un nico espacio abierto. En Santo Domingo, la plaza de la catedral se distancia claramente de las Casas Reales y del palacio de Coln, diferenciando el rea religiosa de la poltica. Otro tanto ocurri en la vieja Panam de 1519 de Pedrarias Dvila; a lo sumo, la vecindad de cabildo e iglesia matriz en la plaza pudo anticipar la concentracin funcional de la ciudad cuadricular. En la Habana, el sistema de plazas, con funciones diferenciadas religiosa, poltica y comercial- sufri varias modificaciones y se consolid recin en el siglo XVIII El panorama, hasta entonces, muestra la continuidad del modelo policntrico; como hemos visto, pronto llegara, en 1522 o 1530, junto con la cuadrcula, la transformacin que sustituira el zoning funcional especializado por la concentracin multifuncional en la plaza nica.

Pero tambin la ciudad cuadricular posterior a 1530 contena decisiones de diseo que no pueden calificarse de renacentistas dado que afectaron la clasicidad del conjunto como puede verificarse en el paisaje urbano resultante. La primera de ellas es la divisin de la manzana o islote en cuatro solares, es decir en dos solares por cuadra, con lo que la edificacin que se levantara en un solar frente a la plaza, por monumental que fuese, no poda instalarse con su eje de simetra edilicio en coincidencia con el de la plaza. Dicho de otro modo: en el eje de simetra de la plaza exista una costura, la de la divisin de los dos solares que impeda una composicin de conjunto en forma simtrica. Y esta cuestin no se resolvi ni siquiera en 1785 con el plano de Bernasconi para la Plaza mayor de la Nueva Guatemala, en la que la Catedral, aun compartiendo el mismo lado de la plaza con el palacio Arzobispal, no lleg a situarse en el eje de simetra Una solucin para este problema la observamos, s, en el plano de 1795 para San Ramn de la Nueva Orn: sobre la plaza se dispusieron tres solares y de ellos, el central de mayor tamao para la iglesia matriz, con lo que se hizo posible obtener un emplazamiento simtrico y dominante para el edificio de mayor monumentalidad.

Por otro lado, un examen atento de la cartografa urbana disponible permite verificar que, a lo largo del siglo XVI, la iglesia matriz de las nuevas ciudades recin fundadas tuvo un modo peculiar de situarse en relacin con el espacio urbano. En efecto, el edificio de la iglesia matriz se insert de lado con respecto al espacio de la plaza, resultando de ello que el acceso preferente, es decir el directo desde la plaza al interior de la iglesia, se practicase en su muro lateral y no en la fachada de los pies como haba sido habitual en la tradicin cristiana desde la poca constantiniana.

Esto ocurri tanto en las ciudades de regularidad incipiente fundadas en la primera parte del siglo en el rea del Caribe y la Tierra Firme como en las ciudades mexicanas de la dcada del 20 y en las regulares en cuadrcula que comenzaron a trazarse en toda Amrica a partir de 1530.

Este fenmeno ya fue sealado por Salcedo para un buen nmero de ciudades fundadas en el siglo XVI. En su texto y sus dibujos categoriza como medieval este modo de emplazamiento, explicando que la nueva corriente del humanismo renacentista habra tenido como consecuencia la concepcin del espacio en perspectiva...cuya versin popular podra expresarse en una frase como la fachada de un edificio debe verse desde la plaza

Es nuestra opinin que la modalidad urbanstica de la iglesia de lado hacia la plaza, efectivamente de origen medieval, debera entenderse como urbanismo mudjar, puesto que se trata de un fenmeno aparecido en Espaa como resultado de la mezcla, combinacin, simbiosis o integracin de elementos urbano-arquitectnicos de origen musulmn con otros de origen castellano o aragons Es ms, creemos que la insercin urbana mudjar de las iglesias hispanoamericanas, en particular la de las iglesias matrices sea su arquitectura mudjar o no- define la relacin entre el espacio ms significativo de la ciudad y el interior arquitectnico a travs de un modo peculiar de acceso y que dicha insercin condicion la composicin de la volumetra del conjunto eclesial, particularmente el nmero y posicin de las torres-campanarios. Esa disposicin fue completamente habitual en la prctica hispanoamericana del siglo XVI para las iglesias mayores de Santo Domingo, Panam, La Habana, la Mxico de Corts, Puebla, Veracruz, Guadalajara, Quito, la Lima de Pizarro, Arequipa, Cochabamba, Sucre, Santiago de Chile, Mendoza y Corrientes.

Podemos tambin verificar que esa era la disposicin natural de la iglesia en el imaginario colectivo del siglo XVI a travs de los dibujos de Guaman Poma de Ayala en los que nos muestra a la mayora de las iglesias y plazas que documenta -aunque no las conociera- como Bogot, Cuenca o Cochabamba, colocadas de esa manera ocupando el lado entero de la plaza.

Creemos tambin que los modelos de este fenmeno urbano-arquitectnico hispanoamericano fueron andaluces y que ms precisamente- se encontraban en Andaluca Occidental. Ocurri que, debido al avance de castellanos y aragoneses en el progresivo proceso de conquista de Al Andaluz, los cristianos utilizaron durante mucho tiempo a veces siglos- los edificios de las mezquitas como iglesias, incluso, a veces, compartindolos con los musulmanes. Esta costumbre practicada durante generaciones provoc que, aun en las nuevas iglesias levantadas, finalmente, para reemplazar a las mezquitas, no se plantearan puntos precisos de acceso a los lugares de culto en funcin del uso el espacio interior y de acuerdo con la liturgia, sino en relacin con los usos sociales de los espacios urbanos que rodean al edificio. Esto queda en evidencia en un ejemplo tan representativo como el de la Catedral de Sevilla, comenzada a construir en 1400 para reemplazar a la antigua mezquita de Ibn Abbs que haba sido utilizada como iglesia desde 1240. En efecto, aun hoy, el acceso normal y cotidiano para el culto de la Catedral se practica por la Puerta de Palos desde la Plaza Virgen de los Reyes y no por la portada principal de la fachada oeste.

En la misma Sevilla, cuando las pequeas mezquitas barriales fueron reemplazadas por iglesias con frecuencia mudjares- no es inusual que el acceso se plantee, desde una calle importante o plazoleta, en el costado de la iglesia; ste es el caso de las iglesias de San Vicente y de San Lorenzo, cercanas al Arenal de Sevilla desde el que partan las flotas para Amrica, en cuya primera ciudad firmemente asentada, Santo Domingo, se levant la primera iglesia matriz colocada de lado a la plaza.

Tanto en Andaluca como en Amrica esta disposicin de las iglesias de lado hacia la plaza fue siendo sustituida, a medida que avanzaba el siglo XVI, por composiciones de espritu renacentista que jerarquizaban en perspectiva desde el espacio pblico, la fachada de los pies de la iglesia. As, en 1536, se comenz la capilla del Salvador de beda segn el proyecto de Diego de Silo colocada con sus pies al fondo de la gran plaza Vzquez de Molina, en claro contraste con la iglesia de Santa Mara de los Reales Alczares, construida, a partir de fines del siglo XV, sobre la antigua mezquita y dispuesta de lado hacia la misma plaza. En Amrica, la modificacin del criterio qued consagrada en ambas capitales virreinales en forma casi simultnea alrededor de 1570, en ocasin de comenzar, tanto en Mxico como en Lima la construccin de nuevas y grandes catedrales segn los modelos de las catedrales andaluzas con grandes fachadas de dos torres a los pies mirando a la plaza mayor.

La ciudad americana

La impresin de semejanza que usualmente provoca la apreciacin de las ciudades hispanoamericanas no deriva solamente de la uniformidad de su diseo geomtrico sino tambin de la regularidad de sus medidas: el largo de la cuadra y el ancho de la calle. Adems, estas medidas se perciben francamente diversas en las ciudades espaolas, donde son mucho ms pequeas El cambio dimensional asom en las tempranas ciudades del Caribe y Tierra Firme, pero la escala descomunal del Centro Ceremonial de Tenochtitln, de 420 por 310 metros con volmenes aislados en su interior, determin que la ciudad de Mxico de Corts tuviera su Plaza Mayor de 240 metros por 350 y que su catedral se levantara como volumen aislado en el interior de la plaza. Es significativo que en el Cuzco se repitiera la disminucin del tamao de la plaza incaica para construir la nueva plaza hispanoamericana. Enseguida, al definirse la cuadrcula, las ciudades mexicanas incluyeron manzanas de 75 a 85 metros de lado y las del virreinato peruano desde 85 a 130. La derechura de las calles tambin impresion tempranamente a los viajeros europeos, lo mismo que su ancho que tuvo como mnimo 10 metros. Nos parece, entonces, que la nueva escala ha sido el ms claro elemento de origen americano, ya sea como aporte de la dimensin monumental de Tenochtitln o Cuzco dimensin que podemos apreciar todava en Teotihuacan- o como producto de la situacin de contacto, como sugiere Foster.

En suma, no debe sorprender que en el siglo XVI persistieran conceptos y elementos urbansticos medievales yuxtapuestos o sintetizados con las novedades renacentistas en el mbito americano del Imperio espaol, si consideramos que en ese momento en Espaa se estaban construyendo las catedrales de Segovia y Salamanca al mismo tiempo que el Palacio de Granada. El ejercicio de intentar identificar elementos renacentistas y medievales y hasta mudjares y americanos en la ciudad hispanoamericana puede ayudar a interpretar este estupendo siglo de la cultura hispano-americana, en paralelo con anlisis semejantes que se vienen haciendo sobre el uso de lo moderno y de lo romano en casos tan ricos y complejos como las catedrales espaolas de la Edad Moderna.

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op. cit., p. 727

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La cuestin de la precedencia de la cuadrcula depende de si, en 1522 con la fundacin de Nat de los Caballeros, Pedrarias Dvila traz las isletas con cuatro solares en forma de cuadrcula o alineados en un rectngulo. Si Nat hubiera sido trazada en cuadrcula, sera un antecedente decisivo para la difusin de dicho diseo en Amrica del Sur puesto que Francisco Pizarro, el fundador de Lima en 1535, acompa a Pedrarias en 1522. Ver Tejeira Davis, Eduardo, Pedrarias Dvila y sus fundaciones en Tierra Firme, 1513-1522, en Anales del Instituto de Investigaciones Estticas (vol XVIII, n. 69). Mxico: 1996, pp 41-77

Un caso ejemplar es el de Guatemala, ciudad que, desde 1524, o por lo menos desde 1541, fue trazada en cuadrcula y que, cuando debi trasladarse en 1776, sigui utilizando aunque lo modificara- el principio bsico de la cuadrcula para el nuevo plano.

Si bien es cierto que para Mallorca, en 1300, las ordenanzas de Jaime II establecan un tipo muy semejante, se concretaron unos pocos casos como Petra y S Pobla y no parece que haya habido una relacin causal entre aquel proyecto de poblamiento mallorqu y el hispanoamericano.

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