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E l verano y las vacaciones son, sin duda, una época propicia para rejuvenecer, para mostrar

nuestra mejor silueta, para considerarnos más en forma. Todo el mundo quiere ser joven y parecerlo. Incluso las personas de edad más avanzada. Quizás porque, como decía alguien, "nada nos hace envejecer con mayor rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos". Por eso, lo mejor será pensar que aún somos jóvenes. Como suele decir Manuel Alcántara, con su fino humor: "Y dentro de cien años, cuando todos seamos jóvenes...". Pues, eso. Acaso lo más interesante, y además, gran verdad, sea pensar que "toda edad tiene sus propios frutos; hace falta saberlos recoger". Para quien quiera conocer los secretos de "saber envejecer", valga este decálogo fácil y sencillo. 1. "Cuidarás tu presentación cada día". Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta que la vida! Que al verte se alegren los ojos de los demás. Y sembrando alegría la cosecharás

también en tu propio corazón. 2. "No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación". Saldrás a la calle y al campo de paseo: "El agua estancada se pudre". Así que salir, afuera, a la calle, al parque, al encuentro con la vida será siempre la primera opción. 3. "Amarás el ejercicio físico como a ti mismo". Un rato de gimnasia, una caminata razonable dentro o fuera de casa, por lo menos abrir la puerta, regar las rosas, contestar el teléfono. Te ayudará a mantenerte activo y abre las posibilidades de compartir ratos agradables con otros. 4. "Evitarás actitudes y gestos de viejo derrumbado". La cabeza gacha, la espalda encorvada, la mirada perdida, no favorecen nada. Que la gente diga un piropo cuando pasas: "¡Qué recto va el señor! ¡Qué guapa la señora!". 5. "¡No hablarás de tu edad, ni te quejarás de tus achaques reales o imaginarios!". Acabarás por creerte más viejo y más enfermo de lo que eres. A la gente no le gusta oír historias de hospital. Cuando te pre-gunten cómo estás, dirás que. ¡muy bien!

6. "Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas". Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo y de buen humor. La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo. El corazón no envejece. 7. "Tratarás de ser útil a ti mismo y a los demás". Ayuda con una sonrisa, un consejo, un servicio. No te coloques el cartel de "inservible", porque en realidad, nadie lo merece. 8. "Trabajarás con tus manos y con tu mente". Haz lo que puedas. El trabajo es la terapia infalible. Busca ser volun-tario en alguna organización, en tu parroquia, etc. Siempre harán falta manos cuando se trata de servir a los necesitados. 9. "Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas". Desde luego, las buenas amistades y las que se anudan en el hogar, integrándote a todos los miembros de tu familia. 10. "No pensarás que todo el tiempo pasado fue mejor". Deja de estar con-denando tu mundo , tu presenta y maldiciendo tu momento. Fáciles consejos que todos podemos

poner en práctica. Nos irá fenomenal!

La llamada de Dios

Hace algunos días, mientras predicaba durante la Misa, comenzó a sonar un teléfono celular, que pa-recía no pertenecer a nadie porque todos se miraban extrañados; algunos sonreían y nadie lo apagaba. Yo, sintiéndome incómodo con aquél sonido que además era como el canto de un gallo, dije a los fieles: “Por favor, respondan a la llamada del Señor”. Todos rieron y por coincidencia el dueño del móvil logró en ese momento apagar el invasivo sonido de su teléfono. Les refiero este incidente para ilustrar la grave dependencia que muchos tenemos con el teléfono. Me pregunto si acaso esta habla de una realidad que evitamos ver: la soledad. ¿Es el celular y las redes sociales un placebo-antídoto contra la soledad? En los momentos de silencio que resultan incómodos para algunos lo más fácil parece ser mandar un whatsapp, sumergirse en Facebook o Twitter. ¿Qué explica el masivo apego y dependencia a estas redes y al aparato que nos las facilita? ¿Estamos queriendo escapar de aquel fantasma terrible que nos manifiesta que estamos solos? Es sorprendente cómo algunas veces evitamos “ver” nuestro miedo al vacío, a la soledad, al silencio, en fin a todo aquello que nos hace presente la muerte. Pareciera que la solución ante los eventos absurdos de la vida fuera cubrirse, esconderse, escapar… La Santa Misa, en cambio, está llena de momentos de silencio que, lastimosamente, no se respetan porque pareciera que lo importante es la actividad; sin embargo, así perdemos el valor de todo aquello que es gustar la interioridad, la exquisita e inagotable intimidad con Dios. ¡Sí! Porque el silencio en la Liturgia no es ausencia de palabras, sino presencia total del Señor, que es la Palabra que se hace carne. Por ello, el silencio en la Misa es un momento privilegiado para estar con Dios. ¡Oremos pidiendo al Espíritu Santo nos ayude a conocerlo en el silencio! Pero ¿saben ustedes cuándo tiene que comenzar este silencio? En casa, antes de asistir a la Misa, a solas, darnos unos minutos y en nuestro silencio interior, descubrir dónde estamos, qué estamos haciendo con nuestra vida, cuáles son nuestras heridas y dolores; así luego, durante la Eucaristía, podremos dejarnos visitar por el Único capaz de penetrar en las hendiduras de la roca de nuestro corazón: Jesucristo. Hay varios silencios para facilitar y realzar la íntima comunión del alma con Dios en la celebración eucarística. El silencio es vital en la celebración eucarística para experimentar el Amor de Dios y escuchar su voz: “Habla Señor, que tu siervo escucha”. ¡Silencio, silencio, silencio!, así podrían sonar cada mañana nuestros teléfonos celulares para ayudarnos a descubrir que la única soledad a evitar, porque nos mata y condena, es la ausencia de Dios. No dudes entonces en apagar el móvil si existe alguna posibilidad de que por tenerlo encendido se dificulte tu encuentro, o el de otros, con Dios.

Carlos Padilla Esteban

E l fin último no está en este mundo, está en el mundo del más allá

Me gusta pensar que siembro para la vida eterna. Que estoy sólo de paso por esta tierra. Sé que sigo los pasos de Jesús, como rezaba una persona: “Señor, tantas veces he querido seguirte. Tantas veces he sentido esa llamada tan profunda que solo se entiende en el corazón. Tantas veces adoro la llaga de tu costado más de palabra que con mi vida. Tantas veces me he sentido y sigo sintiéndome regalada por tu presencia que cuando caigo en la más mínima critica o juicio, me parece despreciar tu regalo, y me duele”. Sigo sus pasos y no soy capaz de ser fiel muchas veces. Y la eternidad se me figura como ese hogar último hacia el que camino tambaleándome. Dios me ha creado como un ser original y único. Ha sembrado en mí una semilla de eternidad. Me ha regalado un color, una forma, un aspecto. Ha dibujado la huella de mis pasos. Ha compuesto el tono de mi

voz. Ha imaginado la anchura de mi alma. Ha confeccionado el tejido de mi corazón. Me ha hecho del barro y me ha dado la vida. Y me ha pedido que la cuide desde lo que soy. Desde mi pobreza manifiesta. Desde mi mediocridad y mi anhelo. Desde mis frustraciones y conquistas. Lo que soy. Sin compararme con los otros. Sin pretender ser el mejor. Sin soñar con lo que no tengo, con lo que no logro. Estoy sólo de paso por estas piedras. Sobre las que derramo a veces tantas lágrimas de angustia. Pero no es este el sentido de mis días. Vivo para dar esperanza. Para enamorarme de lo bello. Para evitar el mal de mi alma. Para acabar con mis pensamientos negativos. Para rehuir el desánimo y la crítica. Amo el mundo que Dios me regala. Mi vida como es. Mi tierra, mi familia, mi trabajo, mis sueños, mis juegos, mis deseos, mis aficiones. Amo con un corazón de carne hecho de alma. Y siembro con mis palabras y mis gestos

una vida que es para siempre. Por eso le doy valor a lo que hago. Me importa lo que anhelo y deseo. Me parece valioso saber a qué dedico mi tiempo. Mi corazón se parte en muchos lugares, en muchas otras almas. No quiero vivir disperso. Quiero tener el corazón centrado. Cada cosa en su sitio. Me gusta tomar aire al final del curso. Analizar lo que han sido estos meses. Soñar con todo lo que puede llegar a ser. Veo mis vacíos y mis límites. Experimento que no me he dado totalmente en lo que he hecho. No sé si he dejado mi impronta por los caminos. Mi forma original de amar y vivir. Tengo un sello personal. Me gusta una expresión latina que no me deja nunca caer en el desánimo: “Nunc Coepi”. Significa: “Ahora empiezo”. Bruno Lanteri, fundador de los oblatos de María, escribe: “Incluso si yo cayera mil veces en un día, mil veces me levantaré de nuevo y diré: Nunc coepi, ahora empiezo”. Me pongo en camino de nuevo.

Antonio Gil

Carlos Padilla Esteban

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Venta, compra y alquileres.

Especialistas de Bienes Raíces para adultos de la tercera edad (SRES).

Especialistas residenciales para militares certificados.

Ejecuciones Hipotecarias y Ventas Cortas.

Las personas que han tenido Banca Rota si pueden acceder a créditos.

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En una reciente declaración, los obispos católicos de Estados Unidos (USCCB) afirmaron que los jóvenes indocumentados traídos a Estados Unidos por sus padres contribuyen a la sociedad estadounidense y merecen protecciones continuas por parte del Gobierno de Trump, por ello no debería ser deportados. “Estos jóvenes entraron a Estados Unidos como niños y conocen este país como su único hogar. La dignidad de cada ser humano, particularmente la de nuestros hijos y jóvenes, debe ser protegida”, indica en un comunicado del 18 de julio el Presidente del Comité de Inmigración de la USCCB, Mons. Joe S. Vásquez.

Un intento de encarcelar al sacerdote español Custodio Ballester por criticar las celebraciones del “orgullo gay” en España fracasó recientemente, luego de que la Generalitat de Cataluña archivó la denuncia en su contra. La Generalitat de Cataluña confirmó que abrió una diligencia sobre el caso, pero “se constató que no era posible abrir un procedimiento administrativo sancionador, porque no incurrió en ninguna infracción administrativa, pues las declaraciones del sacerdote se dieron “en el ámbito del ejercicio del derecho de la libertad de expresión, opinión e ideo-logía de la persona”.

Facebook, la red social más grande del mundo, se contactó con la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB, por sus siglas en portugués) para expresar sus disculpas por haber bloqueado durante cerca de 24 horas a una veintena de páginas católicas. La página oficial de la CNBB señaló que “el responsable de comunicaciones de Facebook en Brasil, Cesar Bianconi, entró en contacto con la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) explicando el incidente y se disculpó por lo ocurrido”. De acuerdo a la CNBB, Bianconi expresó “nuestras sinceras disculpas por cualquier inconveniente”.

A través de la Penitenciaria Apostólica, el Papa Francisco ha concedido un Año Jubilar a las Hermanas Clarisas de Soria (España), el cual será inaugurado el viernes 11 de agosto durante la fiesta litúrgica de Santa Clara de Asís y se extenderá hasta la misma fecha del próximo año. Según informó la Diócesis de Osma-Soria, el Santo Padre concedió este Año Jubilar “con ocasión de los 75 años de la exposición permanente de Jesús Eucaristía en la iglesia del monasterio de Santo Domingo (…) en el que se podrá ganar la Indulgencia plenaria”. El Año Jubilar será inaugurado con una Misa celebrada por el Obispo de Osma-Soria, Mons. Abilio Martínez.

El Secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, Mons. Paul R. Gallagher, advirtió que la discriminación que sufre la minoría cristiana en Medio Oriente no terminará con la derrota del Estado Islámico (ISIS), sino cuando se reconozca plenamente el derecho a la libertad religiosa, parte importante de los derechos humanos. El representante vaticano dijo estas palabras durante la conferencia internacional sobre protección de las comunidades religiosas realizada en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano.

Dos sacerdotes fueron secuestrados a mediados de julio, en la diócesis de Beni-Butembo, al noreste de la República Democrática del Congo. Los sacerdotes Pierre Akilimali y Charles Kipasa se encontraban en la parroquia Notre-Dame des Anges, en el poblado de Bunyuka en la provincia de Kivú del Norte. Según la ONG local Centro de Estudios para la Promoción de la Paz, Democracia y Derechos Humanos, CEPADHO, los dos sacerdotes fueron secuestrados por cerca de cien hombres armados y camuflados. Los delincuentes también golpearon a algunos seminaristas y robaron dos automóviles y dos motocicletas. La Conferencia Nacional de Obispos Congoleses (CENCO) condenó el secuestro, y advirtió que “hacerles daño significa hacer daño a la comunidad a la que sirven”. “Los sacerdotes son hombres de Dios, que consagran sus vidas por el bien de la población, sin una agenda política”, indicó. En un comunicado recogido por la agencia vaticana Fides, los obispos criticaron además el clima de inseguridad en la región, y recordaron a las autoridades que es su deber “asegurar la seguridad de la gente y de sus bienes”.

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Retiro Ferless - Para adolescentes Viernes 11 al domingo 13de Agosto

Tira la red Info: 301.267.7812 - 301.346.2152

Retiro de mujeres Domingo 20 de Agosto

San Juan Evangelista 8908 Old Branch Aveue, Clinton

C onfesar la fe no es asunto meramente racional. Ponernos de pie cada domingo en misa y recitar casi

mecánicamente el Credo, no nos hace realmente hombres de fe ni mucho menos cristianos. El Credo es sólo el resumen de las verdades reveladas contenidas en el Evangelio y transmitidas por medio de los apóstoles. Pero la adhesión a la fe no se hace únicamente por medio del asentimiento de la razón sino también por la posibilidad existencial de reverenciar con nuestra voluntad lo que Dios nos pide. Abrahám marchó anciano a la tierra prometida en pos de la promesa, Moisés fue a Egipto temeroso por su pasado a rescatar el pueblo oprimido, María expresó su “hágase” al Ángel del Señor; verbos todos que denotan un “ponerse en marcha”. La fe es una acción y no la simple pasividad para aceptar lo que se nos dice y la reverencia a dogmas revelados por Dios. “Guarda en la mente y en el corazón”, nos recuerda el libro del Deuteronomio, es decir, en el raciocinio, pero además en la voluntad, que no es otra cosa que las ganas de hacer aquello que se sabe. El otro peligro que acarrea una fe

puramente racional es la confesión masificada de ella. “Hermanos, ¿creen en Dios, Padre Todopoderosos, creador del cielo y de la tierra?- se pregunta a los fieles en algún momento de la celebración sacramental-; “Sí, creemos”- se acostumbra a contestar. Ese “creemos” que podría expresar el sentir de la Iglesia, puede también camuflar a todos aquellos que sin ser en verdad cristianos católicos se dejan llevar por una respuesta que es solicitada por el rito. No hay una fe que sea de masas, de hecho, Jesús nunca se relacionó con masas sino con personas individuales que hacen parte de una comunidad. Independientemente de que seamos un pueblo, un rebaño, una vid, cada uno de nosotros tiene un nombre propio que Jesús conoce letra por letra y cuando se dirige a nosotros lo hace de modo particular. Las masas suelen ser emotivas y manipulables, por lo tanto, cambiantes. La misma masa que proclamó a Jesús como el “Bendito de Dios, el hijo de David”, aquel día de entrada triunfante a Jerusalén, fue la misma que gritó “crucifixión” pocos días después cuando le estaban juzgando. ¿Cómo podían pasar de un estado a otro en tan

poco tiempo? No por simple decepción por la persona sino por la facilidad con que se pueden tomar posturas cuando la masa grita y se agita. Las masas suelen convertirse en turbas y las turbas arrastran a quien no sabe desde su corazón qué es lo que quiere. La fe es eclesial pero necesita adhesión personal. No se puede vivir de la fe de la abuela ni de los padres es necesaria la confesión personal y la aceptación de la persona de Jesús de modo libre y consciente. La fe exige la respuesta y el sí de cada uno de cara a Dios. La fe de masas vive de supuestos y es ahí donde se tiende a incluir en un grupo a quienes parecen pero no lo son en verdad; de hecho, Judas el Iscariote, parecía ser de los de Jesús, pero al final mostró que su corazón no estaba con él. La gracia recibida en el Bautismo necesita ser renovada permanentemente por medio de los demás sacramentos, especialmente la Reconciliación y la Eucaristía y dar el salto de la razón que acepta a la voluntad que ejecuta. De esta manera la Iglesia dejará de ser una masa ingente para convertirse en una comunidad conformada por personas

identificables que han vivido la experiencia de intimidad con Jesús y no lo ven como un simple legislador sino como alguien que es capaz de generar un nuevo modo de ser, de actuar, de vivir. La fe no sólo exige una identidad sino también una conducta y no se puede sólo parecer sino también ser. La fe de la Iglesia es la fe de Pedro que confesó a Jesús como el Mesías, el Hijo del Dios vivo, pero dicha confesión le llevó a entregar su vida por él. Esa es la fe que convence, que inquieta y arrastra a los demás. El odio que muchos nos profesan está originado en el hecho de vernos sólo como emisarios de prohibiciones y castradores de los anhelos humanos. Jesús es una experiencia de vida, es una noticia. Jesús es la noticia, la siempre buena noticia.

Pbro. Juan Ávila Estrada

Tampoco en masa, sino en comunidad

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P ara tener una relación “sana” con nuestros hijos adolescentes lo ideal es comenzar a hacerlo desde que son

pequeños. Sin embargo, si no lo hiciste desde antes y ahora ya son adolescentes aún hay esperanza de que esa relación mejore y que cada día sea mejor. Los padres no somos expertos en serlo porque no existe un instructivo como tal. Afortunadamente hoy en día sí existen escuelas para padres y muchas ayudas externas para poder con esta educación. Es importante estar al día e invertir tiempo, dinero y mucho esfuerzo en buscar fuentes idóneas y apoyos para educarnos en cómo ser los mejores papás para nuestros hijos. Compartimos algunos puntos para que puedas mejor la convivencia con tus hijos adolescentes: 1. Cuidar las sanas costumbres y las formas desde el hogar porque a la corta -y a la larga- serán hábitos que convengan. Llegas – Saluda Te vas – Despídete Recibes un favor – Agradece Prometes – Cumple Ofendes – Pide perdón No entiendes – Pregunta Tienes – Comparte No tienes – No envidies Ensucias – Limpia Tiras – Recoge

No le toleras – Respeta Amas – Muéstralo No vas a ayudar – No estorbes Pides prestado – Devuélvelo Te hablan – Contesta Enciendes – Apaga Abres – Cierra Compras – Paga 2. Seamos ejemplares y modelos a seguir. Hay 3 principios para educar: el ejemplo, el ejemplo y el ejemplo. Este es básico porque por medio de él enseñamos lo que realmente somos. Si nosotros pedimos algo a nuestros hijos debemos cerciorarnos de que lo mismo que les estemos pidiendo lo estemos dando. Pedimos que no griten, no gritemos Pedimos respeto, respetemos Pedimos consideración, consideremos Pedimos que nos escuchen, escuchemos Pedimos que sean ordenados, vivamos el orden Pedimos que compartan, seamos generosos Pedimos que sean valientes, vivamos sin miedos Es importantísimo que comprendamos que los hijos aprenden lo que viven y que eso mismo será lo que más adelante sean sus valores y estilo de vida. Modelemos las virtudes que queremos que nuestros hijos sigan. Si nuestros hijos viven con crítica aprenderán a condenar.

Si nuestros hijos viven con seguridad aprenderán a tener fe y confianza en ellos mismos y por ende en el mundo. Si nuestros hijos viven con hostilidad aprenderán a pelear y a resolver los conflictos a la “mala”. Si nuestros hijos viven con aceptación aprenderán a amar y a crecer con una autoestima sana. Si nuestros hijos viven con miedo aprenderán a ser inseguros y aprensivos. Si nuestros hijos viven con límites aprenderán a ser seguros. Si nuestros hijos viven con reconocimiento aprenderán a tener una meta y a llegar a ella. Si nuestros hijos viven con vergüenza aprenderán a sentir pena por sí mismos. Si nuestros hijos viven con la aprobación aprenderán a quererse a sí mismos. Si nuestros hijos viven con celos aprenderán a sentirse culpables. Si nuestros hijos viven con protección aprenderán que el mundo es un lugar hermoso y seguro donde vale la pena vivir. Papás, debemos ser ejemplo porque todo lo que hagamos y digamos será imitado por nuestros hijos. Muchas veces imitarán aquello lo que no deben imitar. ¿Y qué hacemos? Nos enojamos con ellos en vez de enojarnos con nosotros por lo que vemos nuestro en ellos. Es decir, nos molesta en ellos lo que en realidad debería molestar ver

en nosotros. Los ejemplos de integridad, justicia, autodominio y demás se aprenden de los padres. Los padres modelamos el cómo vivir. Es por eso que en todo nuestro actuar, hablar y proceder hay que dejar precedente y que nuestros hijos piensen -aunque no lo expresen-: “quiero ser como tú”. Como papás necesitamos trabajar con integridad y que detrás de cada acto busquemos únicamente primero el reconocimiento de Dios y luego de nuestros hijos, nunca el del mundo. Nuestros adolescentes están una continua búsqueda de modelos a seguir. Entonces, por qué tienen que buscar afuera modelos cuando en casa pueden tener los modelos perfectos. La educación de los hijos es tarea -obligación- de ambos padres y no solo de uno. Eso de que la mamá se quedó en casa y el padre sale a trabajar y, por eso, no está involucrado en la educación es muy peligroso y riesgoso para el desarrollo integral de los hijos. Ningún padre tiene derecho de evitar su posición de influencia en el hijo apartándose de él y dejando toda la responsabilidad al otro. El ejemplo tanto de papá como de mamá es el fundamento de la influencia de nuestros hijos. Si estamos ausentes, si solo trabajamos y no estamos, si llegamos sólo a regañar, si desquitamos cosas sin escuchar sus versiones estamos dejando de educar.

Tips para construir relaciones más efectivas Luz Ivonne Ream

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El apoyo del papá hacia la mamá es importantísimo porque eso hace que el amor sea visible del padre hace la madre y la mujer que se siente amada funciona mejor. .3. Formas de demostrar el amor. Debemos cuidar las formas de demostrarles cuánto los amamos, siempre con una actitud cariñosa llena de ternura. Siempre hay que dirigirnos a ellos de una forma afectuosa, amable y cortés. Se vale que les digamos frases como: “Por favor, mírame a los ojos y escúchame porque deseo ser una mejor mamá para ti”. Está comprobado que el adolescente crece más sano en un hogar con una madre cariñosa. Mamás, hay que mostrar una actitud cariñosa para todo, hasta para corregir. Educando en el amor y el ejemplo podremos generar adolescentes manejables. Estas son las frases que nunca deben de faltar en la familia: Gracias a Dios por ser mi hijo Te amo Te admiro Gracias Te extraño Perdóname, me equivoqué Ayúdame, te necesito Te escucho. Háblame de ti Eres especial

4. En casa todos cooperamos. Hay que tener sentido común para pedir la colaboración de todos en el hogar de acuerdo a sus capacidades y horarios. Todos tenemos responsabilidades aunadas a libertades. ¿Quieres tener tu ropita sin arruguitas? Entonces ven, te enseño a planchar. 5. Ejercer sabiamente nuestra autoridad. Hay que hablar de límites claro y de sus consecuencias cuando no se cumplan. Los límites se ponen por amor para que los hijos sientan seguridad. Como padres nosotros también los cumplimos. Los hijos que crecen sin límites se desarrollan con muchos miedos e inseguridades. Nuestros hijos adolescentes son un fiel reflejan nuestros verdaderos valores y áreas de oportunidad. Recordemos que no estamos solos en esto y que Aquel que nos confió a nuestros hijos siempre está a nuestro lado para ayudarnos a ejercer esta maravillosa encomienda de una forma recta y, mejor aún, santa. 6. Prestar atención antes de enfrentar. Muchas veces como padres nos vemos sobrepasados con las actitudes de nuestros hijos: entrar sin saludar, andar con audífonos todo el tiempo, estar tendido sobre la cama sin hacer nada, son sólo

algunas de las cosas que sacan de quicio a cualquier adulto. Sin embargo, mi consejo es prestar atención a lo que es realmente importante. Vigilar los cambios de ánimo, las tristezas ocultas, sus intereses y otros aspectos, son más importantes que un grito para que baje el volumen de la música. Con esto quiero decir, que seas capaz de leer el fondo y/o razón de la actitud, antes de corregirla. 7. Respetar su intimidad A nadie le gusta que a sus espaldas comenten los problemas que le afectan. Si tu hijo tiene un problema, convérsenlo como padres, pero nunca lo comentes con tus amistades, mucho menos si es en tono despectivo o de burla. Solo lograrás aislarlo aún más. 8. Evita sermones "hechos" Frecuentemente nos damos cuenta que estamos repitiendo sin parar los mismos sermones que nos dieron cuando éramos jóvenes. Evítalo, hazle saber que lo amas pero que las cosas que está haciendo pueden dañarlo y en su caso, felicítalo cuando vaya por buen camino; nada puede ser del todo malo en esta etapa. 9. Respuestas claras No permitas que tu hijo "tenga" salir en busca de las respuestas que necesita, hablar

de manera clara y de frente, te ahorrará un buen dolor de cabeza en el futuro. Conversa de todos los temas de manera abierta, con naturalidad y sin prejuicios, respeta sus tiempos y escucha cada una de sus inquietudes ¿quién mejor que tú para entregarle respuestas con experiencia? 10. Escucha Muchos adolescentes sienten que son poco escuchados, recuerda que los tiempos cambian y si bien puede que los problemas que enfrenten compartan la misma esencia, es mejor ser receptivo. Por sobre todo, nunca olvides que tu hijo en este preciso momento adolece de muchas cosas, no permitas que además adolezca de padres receptivos, amorosos, siempre dispuestos a escuchar y a solucionar los problemas como equipo.

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E l último fin de semana del mes de julio, en la ciudad de Pittsburg, Pennsylvania, se reunieron varios

miles de miembros de la Renovación Carismática Católica (RCC) del país, para celebrar los primeros 50 años de esta corriente de gracia, como fue definida por el Cardenal Suenens, indicando que la RCC “es una corriente de gracia, un soplo renovador del Espíritu para todos los miembros de la Iglesia, laicos, religiosos, sacerdotes y obispos”. La RCC ha señalado al fecha del 18 de febrero de 1967 como la fecha de inicio de esta experiencia, por ser esta la fecha en que un grupo de estudiantes de la Universidad de Duquesne experimentaron la Efusión del Espíritu Santo durante un retiro de fin de semana en la casa de retiros, El Arca y La Paloma, cerca a la ciudad de Pittsburg. Rápidamente, después de este fin de semana, a través de contactos y amistades y ministerios en las universidades, esta experiencia del Espíritu Santo de extendió a la Universidad de Notre Dame, y Ann Arbor en Michigan. A finales de ese año esta corriente de gracia ya se había extendido por prácticamente todo el territorio estadounidense La conferencia de este año 2017, celebrando el Jubileo de la RCC, se realizó precisamente en la ciudad de Pittsburg, como una manera de brindar tributo a la ciudad donde esta experiencia inició, y al mismo tiempo dar la oportunidad a los asis-tentes a la conferencia visitar la casa de retiro y la capilla de el ya conocido “Fin de

semana de Duquesne”. La conferencia tuvo como lema: “Ríos de agua viva”, en referencia al pasaje del evangelio según San Juan en el que Jesús promete que aquellos que confíen en El de su corazón brotaran como ríos de agua viva. Los días viernes 21 y sábado 22 de julio se llevó a cabo la conferencia hispana, completamente en español. A la jornada del día sábado, asistieron una delegación de miembros participantes activos de los diferentes grupos de oración.de la RCC de nuestra arquidiócesis. La primera conferencia del día “La corriente de gracia”, estuvo a cargo de Michelle Moran, quien compartió algunos aspectos característicos de la RCC. Lugo se celebró la Sagrada Eucaristía, cuyo celebrante fue Monseñor Malagreca, coordinador de la RCC Hispana y Haitiana dela Diócesis de Brooklyn, NY. La homilía estuvo a cargo del Padre Mario Castañeda, sacerdote colombiano, párroco actual de la Iglesia de St.. John Fissher en la Diócesis de West Palm Beach en florida, compartiendo desde el evangelio del día, en la fiesta de Santa María Magdalena, fue exponiendo los pasos para ser testigos del resucitado. Desde el tener una experiencia del poder renovador de la acción de Dios en nuestra vida, ser discípulos y misioneros, ser generosos, permanecer hasta la cruz, reconocer que somos enviados, como María Magdalena que es conocida como la apóstol de los apóstoles. La segunda conferencia del día estuvo a cargo del laico Andrés Arango quien vive

actualmente en New Jersey y fue el coordinador del Comité Nacional de Servicio Hispano, de la RCC de los estados Unidos y Canadá. Su conferencia titulada “Los frutos de la RCC” hizo referencia a la importancia de permanecer unidos a Cristo, como los sarmientos a la vid (Jn 15, 4 ss). Destacó que la RCC nos ha enseñado a orar y a amar la Escritura, a ser mucho mas conscientes delos carismas y dones del Espíritu Santo en nuestras vidas, la importancia dela vida fraterna y comunita-ria, nos ha hecho consientes de nuestro llamado a ser discípulos-misioneros, especialmente caminando hacia un compromiso efectivo con los hermanos más necesitados Esta conferencia concluyó con una invitación a revisar nuestro proceso de conversión y respuesta la llamada a la santidad que nos hace Dios cada día. La siguiente conferencia estuvo a cargo nuevamente del Padre Mario Castañeda, con el tema “La Nueva Evangelización”. El padre Mario indicó varios aspectos de este proceso de la Nueva Evangelización subrayando que la evangelización está llamada a dar respuesta al ser humano integral en sus diversas dimensiones. Señaló la necesidad de evangelizar integrados a la iglesia, dando testimonio de verdadera unidad, desde nuestra profunda relación con Dios, evangelizar con la alegría y el gozo de los que han encontrado el Evangelio, la Nueva Noticia, evangelizar con pasión, valor y en el amor del Señor, es decir con profunda caridad.

Esta jornada de la tarde termino con una Hora Santa, presidida por Monseñor J.Malagreca, quien orientó la oración hacia la adoración y la entrega de la propia vida a la voluntad de Dios. Oró en varias oportunidades pidiendo sanación física y sanación interior para los asistentes. Pidió una nueva efusión del Espíritu Santo para toda la RCC, y por ello mismo para toda la Iglesia. La alegría y el gozo de compartir la experiencia del Espíritu Santo, en tan diversas culturas y con conferencias simultaneas para los Filipinos, Haitianos, hispanos y de habla inglesa fue la nota siempre presente en esta conferencia de celebración del Jubileo. Nos unimos a la alegría de esta celebración y nos unimos en oración de acción de gracias por estos primeros 50 años de gracia y bendición para toda la Iglesia.

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H ay personas a las que simplemente hay que amar, no tratar de entenderlas ni mucho menos

juzgarlas. Quizá hay algo que no son capaces de expresar. Recuerdo estarme quejando amargamente con mi esposo de la actitud no tan agradable de uno de mis hijos hacia mí. Él, pacientemente me escuchó mientras yo descargaba mi “verborrea quejona” con él. Cuando terminé de hablar su respuesta me dejó sin una palabra más y me invitó por demás a la reflexión: “Te entiendo, mi amor. Por eso, simplemente ámalo”. ¿Qué más podía yo agregar ante esta respuesta? “Simplemente ámalo”. Me quedé muda y con mucha reflexión en mí. Tú y yo hemos conocido personas que son dificilísimas de querer, ya no digo de amar. Personas que simplemente “chocan” o repelen por su tipo de temperamento o personalidad. Ya sea porque viven en constante queja y se sienten víctimas del mundo entero o porque tienen un temperamento colérico y se la pasan soltando sapos y culebras de su boca. O bien porque a cada solución le encuentran 5 problemas. Están estas otras que no toleran que se les lleve la contraria o las que se ofenden por todo. No las puedes tocar ni con pétalo de una rosa porque montan en pantera y se sienten atacadas. Y como se sienten así, contraatacan de una manera impresionantemente agresiva. ¡Ah! Pero eso sí, ellas sí pueden decir todo lo que piensan porque se dicen muy sinceras y hasta ofenden a diestra y siniestra. Y que no se nos ocurra rebatirles porque arde Troya. Están las que sienten que el mundo gira alrededor de ellas y todo envidian. No pueden ver una mujer con cuerpo bonito porque ya dicen que está toda operada. Una que se vea más joven que ellas porque seguro ya está llena de inyecciones en la cara. No resisten que haya alguien mejor. Hay otras personas que manipulan la verdad a su antojo y si luego las cosas no salieron como ellas planearon, pobres, se convierten en mártires de la vida. O esas otras que viven del chisme y tergiversan la verdad, embarran a quien sea con tal de ellas salir bien libradas. Cuando llegue una persona con chismes, tú sencillamente dile: “Elige a quien creer pensando en lo siguiente: quién presenta más estabilidad emocional, la otra persona o yo. Quién tiene más peso moral, la otra

persona o yo. Y, por último, quién presenta una vida más estable, la otra o yo”. Y con eso que saque sus conclusiones. Sencillito… Porque, de verdad, qué flojera estar aclarando chismes. Guerra a la envidia Bueno, sigamos con las personalidades difíciles de amar. También están las personas que por medio de sus comentarios sueltan la amargura y el dolor que traen arrastrando y la envidian que sienten por ti y por el mundo. Otras tantas que se manejan como veletas y apuntan dónde y cómo les conviene creyendo que uno no se da cuenta de su falta de rectitud e hipocresía. En fin, hay todo tipo de personalidades y comportamientos en la viña del Señor. Qué difícil es aceptar a esa persona Es verdad, qué dificilísimo es aceptar y amar a esas personas. Sin embargo, es aquí cuando debemos demostrar de qué estamos hechos y revestirnos de caridad, empatía y comprensión hacia ellas. Fuimos creados por amor y hacia el amor y la felicidad. Cuando veamos a una persona que difícilmente sonríe, o bien, coincidamos con

alguna persona -familiar, pariente, amigo, conocido, desconocido- con una actitud o personalidad como las que antes mencioné, tengamos la certeza de que esa persona trae heridas muy profundas en su alma y es por eso que esa persona actúa así. Esa actitud le ha servido para defenderse y sobrevivir. De verdad debemos ser muy conscientes de esto y actuar conforme. ¿Por qué esperar de una persona más de lo que nos puede dar? Todos damos lo que tenemos para dar, aquello de lo que está lleno nuestro corazón y memorias. Algunos hemos elegido sanar nuestra historia. A otros les ha costado más trabajo el camino de la sanación. A esto me refiero cuando digo que todos actuaremos conforme a nuestro interior. Ahora bien, qué tal cuando tú y yo hemos sido las personas difíciles de ser amadas. ¡Claro! También nosotros somos perfectamente imperfectos y seguramente varias veces hemos provocado que más de uno nos quiera aventar huevos en la cabeza. Sobre todo, cuando pasamos por momentos de crisis o, en las mujeres, cambios hormonales. ¡Ah! Pero qué difícil es que nos amen.

De verdad, necesitamos crecer en paciencia y caridad hacia nuestros semejantes y también hacia nosotros mismos. Qué chiste tiene amar a las personas únicamente cuando llenen nuestras expectativas y no nos den lata. Eso no es amor puro, sino conveniencia. Hay que amarlas aún más cuando están pasando por momentos difíciles y comprender que si en algún momento andan con el temperamento colérico a flor de piel es porque seguramente traen arrastrando algún dolor que no les está permitiendo vivir la alegría. Esas personas que están pasando por un valle de lágrimas lo que menos necesitan realmente, es nuestro juicio temerario ni apuntarlas con el dedo ni mucho menos criticarlas. Lo que necesitan es nuestra paciencia, nuestro afecto, nuestra caridad en toda la extensión de la palabra. Y hablando de nosotros mismos, si nos percatamos de que estamos pasando por un momento gris, hay que verbalizarlo. Las demás personas no tienen por qué pagar los platos rotos con nuestra actitud no tan positiva. Se vale decir que no nos sentimos bien y pedirles un poco de paciencia y comprensión.

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y se quedará con nosotros

C omo todos los sacerdotes del mundo, no pasa un día sin que busquen al Padre Sergio para platicar y

preguntarle qué hacer ante distintas situaciones: “Fíjese que mi suegra está en contra mía, me dan ganas de alejarme de ella y dejarle de hablar, ¿me recomienda que lo haga?; mi abuelo nos dejó una herencia a todos, pero unos no se la merecen, ¿conviene que haga justicia?; padre ya no aguanto a mi esposo, sus insultos, sus maltratos, me dan ganas de dejarlo, ¿cree que sea conveniente?; siento que todo me ha salido mal en la vida, todos mis esfuerzos han sido en vano, ¿qué hago…? En fin, son muchas preguntas cómo estas las que me hacen todos los días. Siempre trato de escuchar con el corazón y de iluminarles con algunas palabras de esperanza, invitándolos a hacer el bien, a que le pidan fuerza a Dios para seguir adelante y recordándoles que más vale padecer una injusticia que cometerla. Pero lo que más hago es rezar por ellos, especialmente en la Eucaristía cuando tengo entre mis manos a mi Señor le digo: “Te encargo a tal persona y también a aquella, ayúdales para que tomen las mejores decisiones para gloria Tuya y beneficio de sus familias…”. Pero el otro día llegaron a mí en una sola tarde infinidad de problemas y sentía que mis consejos eran muy pobres. Cuando llegué a la Misa era un mar de angustia, seguía pensando en cómo lo haría para orientarlos. Y justo después de la consagración tartamudeé en varias ocasio-nes, y me recriminé: “Lo estás diciendo mal”. Y en ese momento alcancé a escuchar a mi dulce Jesús: “Así es, lo estás diciendo mal, tú no podrás ayudarlos, diles que me pregunten a Mí ‘qué haría Yo en su lugar’ y les indicaré

el camino”. Me había equivocado, no solo en el tartamudeo sino en la manera de querer auxiliar. Jesús tenía razón, ¿quién mejor que Él para decirnos qué hacer? Así que me propuse para la siguiente no preocuparme tanto y más bien alentarlos para que se acercaran a Dios y le pidieran consejo a Él mismo. Esa misma noche antes de salir de la capilla se presentó un señor que quería hablar conmigo. Me contó que su papá fue muy cruel con él toda su vida; además nunca quiso apoyarlo a él y a sus hermanos para ir a la escuela, sin contar que a su mamá sólo le sabía dar ordenes con gritos, así que en cuanto pudo se alejó de él y ya tenía más de 30 años que no lo veía; pero hacía una semana una tía le contó que lo están dializando, que estaba muy débil y que nadie de la familia le quería ayudar, y por fin me preguntó: “Padre, gracias a Dios tengo una familia, soy muy feliz, sé que mi esposa y mis hijos con gusto recibirán a mi papá, pero creo que no es justo que ahora yo le ayude después de todo lo que él nos hizo sufrir a mí, a mi mamá y a mis hermanos, ¿verdad que no estoy obligado a ayudarle?”. Le di un abrazo: “Hijo, lamento todo lo que has sufrido y entiendo que no se te haga justo, te pido de favor que me acompañes, te voy a abrir la capilla del Santísimo y quiero que le preguntes a Nuestro Señor ‘qué haría Él en tu lugar’”. Al cabo de una media hora volvió y me dijo entre lágrimas: “Padre, lo voy a recibir, gra-cias a mi padre tengo la vida, lo recibiré en mi casa y le ayudaré en todo lo que pueda…”. Me fui a dormir muy alegre, sentía que ese día descansaría como nunca. Dios una vez más me mostró que los problemas los arregla Él, que yo solo debo acercarlos a Él. Para mí también, la mejor respuesta siempre es EL.

¡Con Espíritu de Alegría y servicio!

Masiel Hernández

Tel: 240-481-1965 [email protected]

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Publicación de la Renovación Carismática Católica de la Arquidiócesis de Washington

P.O. Box 14832, Silver Spring, MD 20911 Gerente: Tirone Benalcázar Director: José Cortés Jefe de Redacción: Mirtha Hunter Diseño y Diagramación: José Ignacio Ramón

Colaboradores: Padre Roberto Cortés-Campos y Edwin Méndez Publicidad y Ventas: 301-339-3630 Fotografía: Oscar González; www.123rf.com Portada: Gino Santa María e-mail: [email protected] / Fax: 301-422-2213

Jesús, cuando hablaba, usaba un lenguaje simple y usaba también imágenes, que eran ejemplos tomados de la vida cotidiana, para poder ser comprendidos fácilmente por todos. Por esto le escuchaban encantados y apreciaban su mensaje que llegaba directo a su corazón; y no era ese lenguaje complicado de entender, el que usaban los doctores de la ley de la época, que no se entendía bien pero que estaba lleno de rigidez y alejaba a la gente. Y con este lenguaje Jesús hacía entender el misterio del Reino de Dios; no era una teología complicada. Y un ejemplo es el que hoy lleva el Evangelio: la parábola del sembrador (Mateo 13, 1-23). El sembrador es Jesús. Notamos que, con esta imagen, Él se presenta como uno que no se impone, sino que se propone; no nos atrae conquistándonos, sino donándose: echa la semilla. Él esparce con paciencia y generosidad su Palabra, que no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar fruto. ¿Y cómo puede dar fruto? Si nosotros lo acogemos. Por ello la parábola se refiere sobre todo a nosotros: habla efectivamente del terreno más que del sembrador. Jesús efectúa, por así decir una “radiografía espiritual” de nuestro corazón, que es el terreno sobre el

cual cae la semilla de la Palabra. Nuestro corazón, como un terreno, puede ser bueno y entonces la Palabra da fruto —y mucho— pero puede ser también duro, impermeable. Ello ocurre cuando oímos la Palabra, pero nos es indiferente, precisamente como en una calle: no entra. Entre el terreno bueno y la calle, el asfalto —si nosotros echamos una semilla sobre los “sanpietrini” no crece nada— sin embargo hay dos terrenos intermedios que, en distinta medida, podemos tener en nosotros. El primero, dice Jesús, es el pedregoso. Queridos hermanos y hermanas, Jesús nos invita hoy a mirarnos por dentro: a dar las gracias por nuestro terreno bueno y a seguir trabajando sobre los terrenos que todavía no son buenos. Preguntémonos si nuestro corazón está abierto a acoger con fe la semilla de la Palabra de Dios. Preguntémonos si nuestras piedras de la pereza son todavía numerosas y grandes; individuemos y llamemos por nombre a las zarzas de los vicios. Encontremos el valor de hacer una buena recuperación del suelo, una bonita recuperación de nuestro corazón, llevando al Señor en la Confesión y en la oración nuestras piedras y nuestras zarzas.

Cómprelo ya en la Librería Ambulante de la Renovación Carismática

(240-505-4098)

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Este libro hace parte de toda una colección

llamada “Ser feliz”, en las que el autor,

Arzobispo de Argentina, perteneciente a la

Renovación Carismática católica, presenta

varias meditaciones y oraciones, de temas

diversos. Este libro nos ayuda a reconocer

que los malos recuerdos, los muchos

remordimientos y los resentimientos que

vamos acumulando en nuestras vidas nos

quitan la paz y no nos dejan crecer.

Necesitamos entonces perdonar, sanar y así

liberarnos de todo aque-

llo que no nos

permite disfrutar de la

vida de gozo y

fortaleza que Dios desea

para nosotros.

Excelentes

meditaciones, claras y

sencillas y

acompañadas por varios

ejemplos de oraciones de sanación.

En esta producción musical, Quique

López nos presenta “La gente buena”,

una propuesta que incluye once temas,

en la que fusiona el pop como base con

ritmos andinos, vallenato y cumbia.

“En este disco estamos explorando con

nuevos ritmos e instrumentos que no

había usado en producciones anteriores

como el acordeón, siempre con la

temática Cristo céntrica. El primer

tema: ‘La gente buena’ es una

combinación

de pop con

música

andina.

Destacamos

además los

temas:

“Fuego

Santo”, “Ten calma”, “Me transformó”,

y “Cuan grande es el amor de Dios”.

Excelente opción de compra o regalo.

Papa Francisco

Víctor Manuel Fernández Quique López