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COLOMBIA Y PANAMÁ

LA METAMORFOSIS DE LA NACIÓN EN EL SIGLO XX

Red de E studios de Espacio y Territo rio, RETDepartam ento de HistoriaUniversidad Nacional de Colombia, Sede BogotáConvenio Andrés Bello

Embajada de Alemania

Editores:

Heraclio BonillaGustavo Montañez

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COLOMBIA Y PANAMÁ

LA  METAMORFOSIS DE LA NACIÓN EN EL SIGLO XX

Red de Estudios de Es pa do y Territo rioDe partam ento de Historia de la UniversidadN ado nal de Colombia, Sede Bogotá

Convenio A ndrés Bello

Editores:Heraclio BonillaGustavo M ontañez

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COLOMBIA  Y  PANAMÁ

LA   METAMORFOSIS DE LA NACIÓN  EN EL SIGLO  XX

© Universidad Nacional de Colombia

Red de Estudios de Espacio y Territorio, RET

Departamento de Historia de la Universidad

Nacional de Colombia

Convenio Andrés Bello

© Autores varios

Primera edición, 2004

Tiraje: 1.000 ejemplares

ISBN: 958-701-426-X

Editores:

Heraclio Bonilla

Gustavo Montañez

Asistencia logística:

Norma Constanza Castillo Murillejo

Lina María González

Rossana Sánchez

Diseño de carátula:

Camilo Umaña

Diagramación electrónica:

Olga Lucía Cardozo

Preparación editorial:

Universidad Nacional de Colombia

UNIBIBLOSCorreo electrónico:

dirunibiblo_bog@unal. edu.co

Bogotá, D.C, Colombia

Colombia y Panamá : la metamorfosis de la Nación en cl siglo XX / eds.

Heraclio Bonilla , Gustavo Montañez. -- Bogotá ; Universidad Nacional

de Colombia, 2004.

464 p . : il., mapas

ISBN: 958-701-426-X

1. Colombia - Historia - Separación de Panamá 2. Panamá — Historia - Separación

de Colombia 3. Canal de Panamá 4. Relaciones internacionales I. Bonilla

Mayta, Heraclio, 1942- II. Montañez Gómez, Gustavo, 1951- III. Universidad

Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Departamento de

Historia. Red de Estudios de Espacio y Territorio RET)

CDD-21 986.1063/2004

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Co n ten id o

INTRODUCCIÓN

Panamá, la región andina y la metamorfos is de la cues t ión nacionalHeraclio Bonilla 11

I PARTE

ANTECEDENTES GEOGRÁFICOS, POLÍTICOS Y SOCIALES

Pan am á en el contexto colonial . La t ransfo rma ción de un terr i tor io

art iculado en una ruta de paso

M arta Herrera 23La acción de los l iberales panameños en la determinación de las polí t icas

del Estado de la Nueva Granada, 1848-1855

Arm ando Ma rt ínez Cárnica 37

El departamento colombiano de Panamá a f ines del s iglo diecinueve

e inicios de la vigésima cen turia

Alfredo Figu eroa 93

Is tmo de Panamá y Colombia: de puente natural a juego geopol í t ico

de la Unión

Gustavo M ontañ ez 125

II PARTE

LA  SEPARACIÓN DE PA NAMÁ Y SUS CONSECUENCIAS INMEDIATAS

Victoriano Lorenzo, epí logo de una confrontación pol í t ico-social y proemiode un devenir diplomát ico vergonzoso

Arturo Gu zmá n 157

Los costos fiscales para Bogotá de la pérdida de PanamáCarlos Ed ua rdo Valencia 177

Pa na m á y sus efectos terri tor iales en C olo m bia . Siglos XIX y XX

Fabio Zam bran o 201La biografía de la nación pa na m eñ a

Arm ando M art ínez Cárnica 215

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III PARTE

PANAMÁ EN EL CONTEXTO MUNDIAL

Anteceden tes y consecuencias de l a t raco yanqu i en P anam á.

Una reconstrucción a part ir de los archivos diplomáticos de Francia

Re nán Vega 239

Pa nam á y los or ígenes socia les del imp eria l i smo nor te am erica no

Cha rles Bergquist 291

Istmo de Panamá en la geopolí t ica de los Estados Unidos a comienzos

del siglo XX: canal y d om ina ció n

Patricia Pizzurn o 307

IV PARTE

EL PROBLEMA DE LA SEPARACIÓN PANAMEÑA EN EL ANÁLISIS HISTORIOGRÁ FICO

La separación panameña de Colombia a la luz de la historiografía

Tho ma s Fischer 333

Estudio historiográfico sobre las interpretaciones en torno a la separación

de Panamá de Colombia en 1903

Celestino And rés Ar aúz 353

V PARTE

Los IMAGINARIOS DE LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ

Colonización y violencia en la frontera con Panamá: Urabá y el Darién

de 1950 a 1990

Carlos Migue l O rtiz 381

El rapto de Panamá en la caricatura polí t ica, 1903-1930

Luz Ángela N úñe z 413

Panamá en la memoria colectiva del pueblo colombiano en el siglo XX

M ary Luz Herrera 441

SOBRE LOS AUTORES 461

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INTRODUCCIÓN

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Pan am á, la región an din a y la m etam orfosis

de la cue stión nac iona l

Heracl io Boni l la

Desde hace aproximadamente t res décadas, los Andes, como espacio cul tural , hasido el escenario privilegiado de investigaciones arqueológicas e históricas que

han enfatizado, o privilegiado, la singular unidad de la región. Se ha escrito, incluso, que los Andes estaría dotado de ciertas características irreductibles al t iempo y a las distorsiones locales, las cuales otorgarían a sus instituciones y procesosun a suerte de sello part icular. Se trata, po r cierto, de la om nip res ente and inida d,que sin embargo nadie ha definido con precisión en qué consiste, como tampocolos rasgos constitutivos que la integran.

Frente al carác ter pa rro qu ial de las investigaciones del pas ado , el rescate deesta dimensión regional es ciertamente importante. Genera el establecimiento decomparaciones s igni f icat ivas que permi ten un conocimiento más profundo de

un determinado problema, ut i l izando como entorno de esta comparación unaregión dotada, hasta cierto l ímite, de una perceptible homogeneidad.

La región andina cuenta con una densidad histórica muy grande, en lacual po r centu rias la eco no mía y el gob ierno d e los imp erio s lograr on estableceruna art iculación intern a m uy precisa. Frente a la fragm entación espacial y polí t i ca que la caracteriza en los dos últimos siglos, es una unidad previa la que parececontar en términos cronológicos 1 .

Adem ás de esta peculiar densidad cronológica, la relat iva hom oge neid ad dela región andina es también el resultado de las características de una parte de su

población. En efecto, en los Andes habita un campesinado indígena, diferenciado

1  Tanto el Handbook of South American Indians como el Perú befare the Lncas, deEdward, Lanning, enfatizan esta unidad.

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i HERACLIO BONILLA

internamente en términos de lengua y cultura, pero separado y marginado comoun todo p or blancos y mestizos, quienes son los otros grupos de la sociedad. Cuan

do las modernas investigaciones sociales aluden a la  andinidad de la región, invocan precisam ente la significación de esta dimensión étnica, la particularidad de lasinstituciones y de los procesos creados o anim ados por esta p oblación2.

Tam bién, por cierto, los Andes son un espacio físico y ecológico m uy preciso. A propósito de ello se ha hablado de un país vertical , con una va riedad denichos ecológicos y cuyo uso explica que en el pasado lejano su pob lación hayasatisfecho un ideal de autosuficiencia sin tener que acud ir a los clásicos mecanismos de inte rcam bio y de mercado, al enlazar estos diferentes pisos ecológicos yutilizar así su diverso potencial productivo 3.

Estos rasgos de un idad regional en los Andes son innegables, por obvios.En términos de conocimiento, el problema aparece cuando se quiere asignar aesta región y sus características el papel de un a llave maestra, con la capacidad deexplicar po r sí sola los procesos ocurrido s, o en curso. Es un tipo de razonam iento , cuan do no tautológico, que asume un determinismo explicativo, soslayandoel hecho de que los atributos supuestos de esa realidad deben m ás bien ser objetode explicación.

Estas limitaciones son aún más graves cuando esta dimensión andina esreificada, al ser dotada de un a inm anencia y de una inm utabilidad resistentes a la

erosión del tiempo y de las brechas locales regionales. Dicho de otra manera, sepostula que esa realidad andina se mantuvo intangible desde los tiempos lejanoshasta el presente, de m odo tal que se convierte en la única constante en la definiciónde otros fenómenos que son asumidos como na turalmente variables. Este es el razonamiento que no resiste a la evidencia histórica, y que prescinde o ignora loscambios profundos que la historia colonial y poscolonial introd ujo en los Andes.

Es este contexto el que explica y justifica el tip o de ejercicio qu e se intentaaquí. Tom ando como marco cronológico el  siglo largo del XIX, y como espaciolos territorios actuales de Co lombia, Ecuador, Perú y Bolivia, se postula, dada la

brevedad de esta introducción, la ruptura nacional de la región andina, la queconvierte a esa supuesta unidad andina en un espacio no sólo diverso, sino incluso opuesto. Oposición que en m odo alguno es una disquisición académica, puesto que la guerra de enero y febrero de 1995 entre dos naciones and inas comoPerú y Ecuador está ahí para recordárnoslo.

Que se subraye, por ahora , la diversidad y oposición nacional en el contexto de los Andes no significa desconocer que dentro de cada espacio nacional coexisten igualmente espacios regionales y locales profundamente heterogéneos, ycuya diversidad no puede ser atenuada invocando una unidad trascendente, o

Es ésa la premisa que la corriente de la etnohistoria en el Perú c om parte.Un primer e importante enunciado de esta tesis se encuentra en Murra, 1975.

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PAN AM Á, LA REGIÓN AN DINA Y LA METAM ORFOSIS DE LA CUE STIÓN NACIONA L

po r un jueg o de palab ras tipo la un id ad en la diversidad . Estas diferencias n osólo son significativas, sino que son pistas que permiten un conocimiento más

adec uado y simultá neo de las partes y del c onjun to.Para presentar las razones de la diversidad nacional de la región andina,

sugiero como hipótesis tener en cuenta las dimensiones siguientes:1. El ordenamiento económico interno. Se trata de países con bases econó

micas completamente distintas. En el caso de Bolivia, estamos hablando de unaeconomía fundamentalmente minera, anclada sucesivamente en la plata, el estaño y el petró leo. Su agricultu ra, exceptuad a la experiencia exitosa pero recientede oriente, con el Beni y Santa Cruz, tuvo una importancia marginal dentro delconju nto de la econ om ía. Las condicion es po co propicias del alt iplano, o la pro

liferación del m inifund io en el valle de Coc hab am ba, aten taron en efecto contr aun desempeño más eficiente (Klein, 1982).

En el caso del Perú, el sector minero fue y sigue siendo importante. Hastaantes de la reforma agraria, en 1969, la agricultura de exportación, particularmente la especializada en la producción de algodón y de la caña de azúcar, en lacosta no rte, si bien d ese m peñ ó un papel significativo, no tuvo en ca m bio la capacidad de establecer enlaces profundos similares a los del sector minero 4 .

En el caso de Ecuador y de Colombia, el sector minero fue inexistente. Colomb ia no pu do reprod ucir en el siglo XIX la exitosa experiencia aurífera de Med ellín

y de Popay án en el contex to de la Nue va G ran ada colonial (M cFarlane, 1978). Casitoda la historia económica de Ecuador del siglo XIX giró en torno a las grandesplantaciones cacaoteras en la costa de Guayaquil (Chiriboga, 1980), mientras queen el caso de Colo m bia su historia y su econo m ía estuvieron ancladas en la pro du cción del tabaco, en m en or m edid a, y sobre tod o del café (Palacios, 1979).

Luego de la crisis de la primera mitad del siglo XX, en el marco de estaseconomías fundamentalm ente pr imario-ex portadoras se in ic ió un proceso durable de diversificación de su patr ón prod uctiv o co n la emergencia del sector ind ustrial. Pero este proceso n o sólo fue m uy desigual en tér m ino s na cionales, sino qu e la

industria, en el caso de Bolivia, Ecuador y Perú, presentó un grado de expansiónque no guarda com parac ión alguna con la industria colom biana. Ni por su estructura , ni por sus enc ade nam iento s, el triáng ulo industria l de Bogotá, Medellín y Calienc uen tra paralelos en las experiencias de los otros países and ino s (Osp ina, 1955).

2.  La heterogeneidad nacional del campesinado andino. Luego de la hecatombe demográfica producida por la así l lamada invasión española a comienzosdel siglo XVI, la po bla ció n ind ígen a qu e logró sobre vivir a esa crisis fue ag rup ad aen las con ocid as reducciones tole dan as, con los prop ósi tos d e facilitar la colon ización y asignar mano de obra indígena más eficientemente a las principales em-

4 Una presentación de los enlaces establecidos po r la producción de los bienes exportables se encuentra en Tho rp y Bertram, 1993.

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i HERACLIO BONILLA

presas económicas españolas. Este primer proceso de urbanización masiva originó el establecimiento de una de las típicas instituciones andinas: me refiero a las

comunidades indígenas, o com unid ades campesinas .Establecidas en el siglo XVI en concordancia con un patrón uniforme, el des

tino posterio r d e esas com unid ades fue m uy diverso. Hoy, país por país, desde Co lombia hasta Bolivia, los pueblos campesinos son muy distintos. En el caso de Colombia, virtualmente n o existen. Los resguardos indígenas de un a región c om o Popayánson m ás bien en su inm ens a may oría resultado de un a creación reciente, al percatarselos indios de esa región que organizados como resguardos tenían mejores posibilidades de acceder a bienes y servicios dispen sado s po r el gob ierno central.

En el caso del Ecu ado r, igu alm ente , los Salasaca, los Saraguro y los Otavalo

hacen parte de enclaves étnicos muy precisos y muy distinguibles. El resto de lapoblación indígena experimentó un fuerte proceso de mestizaje , hizo de la tras-hu m an cia un est ilo de vida más o me no s perm ane nte du rante e l per iod o colonia l(Powers, 1994), y terminó siendo desalojada de sus asentamientos tradicionales.Las actuales comunas en Ecuador no guardan ninguna relación con sus similaresen Perú y Bolivia, y su constitución es relativamente reciente. Están en efectointegradas por ex colonos de hacienda, los conocidos huasipungueros, que a raízde su desalojo de los latifund ios en el m arc o de la refo rm a agraria de 1964 fu eroncon centrad os y ubicados en es tos nuevos pu eblos ind ios .

En el caso de Perú y de Bolivia, po r cie rto, la situa ción es m uy diferente. E nel al t iplano boliviano, sobre todo, pero también en menor medida en Perú, losco m un er os o comunarios, com o se les l lama en Bolivia, ha n pro ba do un a e xtraordinar ia capac idad de sobrevivencia y de mantenimiento de sus ins t i tuc iones(Bonilla, 1995: 303-322). Grieshaber, en una tesis inédita, reconocía que a finesdel s iglo pasado estas comunidades en Bolivia eran mucho más estables que losmismos latifundios (Grieshaber, 1977). Las razones de esta situación diversa sondesafortunadamente poco claras, pero sus consecuencias en la estructuración delos espacios nacionales parecen evidentes y serán mencionadas más adelante.

3. La heterogénea articulación externa. Los cuatro p aíses de la región and ina ,com o países pr ima r ios-exp or tado res , basaron el com po rtam ient o de sus respectivas economías nacionales en el funcionamiento del mercado externo. Fue elcaso de la plata en Bolivia, del guano en el Perú, del cacao en Ecuador, y de Colombia con el café. Pero con ello termina toda semejanza.

La consti tución de las empresas mineras o agrarias especializadas en lapro du cci ón de bienes para el m erca do inter nacio nal fue el resultado de un p roceso m u y d ist into en cada caso. La im po rtac ión masiva de coolies chino s para trabajar en las islas guaneras, en los ferrocarriles y en las plantaciones peruanas de

algo dón y de azúcar no fue necesaria en Bolivia ni en Ecuador, com o tam po co enColombia. En estos tres últ imos países, e l desempeño exitoso del sector externode sus economías fue resultado únicamente del concurso de la mano de obranacional. Pero en el caso de Colombia y de Ecuador, además, la asignación y la

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PANAMÁ, LA REGIÓN ANDINA   Y  LA METAMORFOSIS DE LA CUESTIÓN NACIONAL

retención de mano de obra en la caficultura y en las plantaciones cacaoteras norequ irió, como en el caso de la minería b oliviana, de meca nism os neocoloniales

para el despla zam iento y el contro l de la m an o de obra (Rodríguez , 1991).El con traste es aú n m ás claro desde el pu nt o de vista de la mo viliza ción del

capital internacional. La migración del capital europeo y norteamericano, en lossiglos XIX y XX, ad op tó dos fo rma s: la de inversiones d e portafo lio, pa ra los préstamos a los Estados nacionales, y la de inversiones directas, en el control de lasprincipales empresas productivas. En este contexto, Colombia y Perú representan los dos extremos de esta experiencia: Perú con un endeudamiento externomasivo y con significativas inversiones extranjeras, sobre todo en el sector minero -cobre y petró leo- ; Colombia , en cambio, no contó con prés tamos ni con

inversiones significativas antes de 1930.Los casos de Bolivia y Ecu ador pres entan en este arco matices inte rm edio s.

Ecuador fue muy hábi l en esquivar re i teradamente e l endeudamiento externo,mientras que las inversiones directas estuvieron sobre todo concentradas en lacom ercializa ción del cacao y en la int erm ed iac ión financiera. En el caso de Bolivia, como consecuencia de su errática polít ica internacional, el gobierno no fuecapaz de atraer p résta m os desde Inglaterra, m ientr as que el papel de la inversiónextranjera en la m inería de estaño , si bien fue im po rta nte , requirió, no o bstan te,la mediación de la polít ica implantada por ese extraordinario personaje que fue

Simón Patino (Geddes, 1984).4.  Las distintas dimensiones del mercado interno. La vocación y la preemi

nencia de los sectores externos de estas econ om ías nacion ales es la con trap arte dela debilidad y segm entació n de sus merc ado s in terno s. Au n así, es innegable quealgún tipo de m erca do i nte rno existió y que su presencia fue funcional en la heterogeneidad de sus clases y agentes económicos. Otra vez, Colombia y Ecuadorreprese ntan situaciones distintas y opuestas a Perú y Bolivia.

En el pr im er caso, pero sobre todo en Colom bia -c o m o consecuencia deltamaño mediano de las fincas cafetaleras, que se diferencian en ese sentido de los

eno rm es latifundios p aul ista s-, la renta no fue objeto de un a distrib ució n recesiva,produciéndose como resultado no sólo un mercado interno significativo, sinoeslabonamientos profundos que impulsaron la temprana industrialización de estepaís.  En Ecuador, asimismo, no es que existiera un mercado interno muy grande,pero el que existió, sobre todo a lo largo del callejón andino de Quito, fue completamente funcional a la producción local, al contar con barreras de proteccióncasi natu rales , po r la distanc ia y obstác ulos físicos, frente a la com pet enc ia foránea.

Perú y Bolivia, en cambio, con una abrumadora población indígena, enc l a v a d a e n h a c i e n d a s o f o r m a n d o p a r t e d e c o m u n i d a d e s l a r g a m e n t e

autosuficientes, no pudieron contar con un mercado interno de las dimensionesnecesarias para iniciar una temprana diversificación de un patrón productivo.

5. La heterogeneidad del mov imiento obrero. Ha sta las m uy re cientes p olíticas de estabilización im plan tada s p or el presidente Víctor Paz Estenssoro, era u n

U

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i HERACLIO BONILLA

hecho muy conocido que Bol ivia contaba con un prole tar iado minero educado,combativo y disciplinado. Su presencia y sus luchas, por consiguiente, eran un

parámetro importante en el desenvolvimiento de la polí t ica de ese país . Hizo larevo lució n en 1952, destruy ó casi po r com pleto al e jército boliv iano, y se m an tu vo en un estado de insurgencia casi permanente (Anderson, 1988).

Colombia y Ecuador no contaron con una c lase y con un movimiento deesta env ergadu ra, al extrem o de qu e en el caso de las plantacio nes b anan eras ecuator ian as, pese al r igor y la dureza de la explotación im pu esta sobre los traba jado res,  un estudio realizado no pudo registrar una sola protesta (Larrea, 1987). Fueprobablemente esta debil idad del movimiento obrero la que en gran parte explica qu e C olom bia haya expe rim ent ado en el s iglo XX un solo golpe de Estado , el

de Rojas Pinilla en 1953, como también la alternativa civilizada en el poder entreliberales y conserv adores en el ma rco nacio nal.

Perú consti tuye una experiencia intermedia, con la presencia de una importante mili tancia obrera, pero confinada a los enclaves mineros o azucareros.De ahí su debil idad y segmentación.

En Social Origins of Dictatorship and Democracy, uno de los libros pionerosde la Sociología Histórica, Barrington M oore Jr. argu me ntaba que la m odern ización po día to ma r la ruta dem ocrática -Inglate rra , Estados Unido s, Franc ia- , la rutaautori taria -A leman ia, Ital ia , Jap ón -, o la variante comu nista -Ch in a, Ru sia- , como

resultado tanto de la relación entre terratenientes y campesinos, como de la reacción de ambas clases agrarias frente a los desafíos de la agricultura comercial.

En un ejercicio similar, pero esta vez para América Latina, Perry Anderson(1988) sostiene que los s is temas dem ocrático s y dictatoriales de la región po díanser el resu ltado de un a correla ción de fuerzas dia go nal ent re clase terra ten ien tey movimiento obrero. En aquellos casos en que había una sólida clase terrateniente y un movimiento obrero fuerte , como en Brasil , Argentina y Chile , e l resulta do era la dictadu ra, mien tras q ue Venezuela, con u na clase terraten iente y u nm ov im ient o obrero débi l , cons t i tuía e l parad igm a d emo crá t ico. Las s i tuac iones

intermedias eran Colombia, con una democracia restr ingida, y Bolivia , convertida en un torbe l l ino p erm ane nte , con tando el pr im er caso con una c lase te r ra te niente sólida y un movimiento obrero inexistente, mientras que Bolivia presentaba un a correlación inversa: m ov im ien to o brero fuerte y clase terraten iente destruida a raíz de la revolución nacional de 1952.

Para el conjunto de la región and ina es posible articular las situaciones exp uestas an teri orm en te co m o un ensayo de explicación de sus proceso s nacionales diferenciados. Esta articulación, po r cierto, configura un a co rrelación d e fuerzas sociales y sudesenlace constituye el proceso histórico c om o tal. Qu isiera, po r razon es de espacio,

ejemplificar esta propuesta tomando en consideración sólo una variante: la articulación de las dos clases agrarias: los terratenientes y los cam pesin os.

Si se exam ina la situac ión de las clases agrarias desde B olivia hasta Co lo m bia, es posible dist inguir de manera muy nít ida dos correlaciones opuestas. Por

Íi6

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PANAMÁ, LA REGIÓN ANDINA  Y  LA METAMORFOSIS DE LA CUESTIÓN NACIONAL

una parte, Colombia y Ecuador cuentan con una clase terrateniente poderosa yhegem ónica y con un c am pesin ado disperso y débil . Esta condición cam pesina se

expresa en la destrucción de los pueblos indios tradicionales y uno de los resultados fue, por ejemplo, que no pudieran imponer una profunda reforma agraria asus clases prop ietarias. La insurgenc ia de la Conaie -C on fed era ció n Nacion al deIndios E cu ato rian os- , con su célebre l íder el doc tor Luis Macas, es m uy reciente yno es consecuencia úni cam ente de una correlación de clases agrarias.

En contraste, Bolivia y Perú hasta hace poco constituyeron dos experiencias con cam pesino s y m ovim iento s cam pesino s fuertes, frente a una clase terratenie nte déb il. En am bo s casos, la expre sión de esa fuerza relativa fue la des tru cción de las haciendas a través de reformas agrarias profundas. Ese proceso, el de

la dislocación de las haciendas, no hubiera sido posible de no haber ocurrido elasedio externo de los cam pesino s -pa ra lo cual la presencia y el din am ism o de

las comunidades de indígenas, como espacio indispensable para la reproducciónde su condición campesina y étnica, fue absolutamente crucial- .

Aquí es necesaria una disgresión. En el estado de Morelos de EmilianoZapata, como en los valles andinos de Perú y Bolivia, las transformaciones delsistema de tenencia de la tierra no hubieran sido posibles sin la movilizaciónactiva de su campesinado independiente, agrupado en los tradicionales pueblosde indios, cuyos portavoces protestaban, con razón o sin ella, contra el despojo

per m an ent e de sus t ierras por par te de los latifundistas del ent orn o. En este con texto,  el comportamiento de los colonos, arrendires de la serranía andina o losyanaconas de la costa peruan a fue m uy dis t in to , porq ue fu ndam entalm ente actuaron en defensa de los intereses de la clase propietaria, muchas veces repeliendo con decisión las invas ione s de fuera.

En Ecuado r, en cam bio, la t ím ida reforma agraria de 1964, expresadasobre todo en la cancelación del concertaje y de los huasipungueros, estuvo motivada en parte por la resistencia presentada desde el interior por los colonos dehacienda (Guerrero, 1991), situación que desafía los apresurados juicios sobre la

pasividad de los siervos como consecuencia del paternalismo de sus patrones.Pese a su importancia, esa sola peculiar correlación de las clases agrarias,

así como su desenvolvimiento, no son en modo alguno suficientes para explicarel conjun to de la pecu liaridad n aciona l de la región an dina . Ha bida cuenta , además ,  de que las disgregaciones espaciales y étnicas siguen desafiando su configuración nacional, incluso en Colombia, el país étnicamente más homogéneo de laregión, pero con clivajes regionales considerables (Bushnell, 1996).

La experiencia de la separación de Panamá ocurrida en 1903, a la vez queconfirma, tam bié n agrega otras coorde nada s para la com pren sión de este proceso y

el significado del naciona lism o en el contex to de la Am érica Latina. Para em pezar,Colom bia, a pesar de su presunta hom ogen eidad étnica, presentó y presenta fracturas regionales muy importantes, al extremo de que una identidad regional esm uch o m ás perceptible que una identidad nacional. La expresión m ás extrema de

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HERACLIO BONILLA

esas fisuras se dio, por ejemplo, en el contex to de la disolución de la Gran Co lom biay en el surgimiento y la ruptura de los diferentes Estados Soberanos, en el pasado

más cercano, y en el aislamiento de zonas c om o el Urab á y el Da rién, en el escenariode hoy. El Estado nacional , po r consiguiente, no p ud o asentar su aut orid ad n acional, como tampoco pudo construir , desde arriba, una nación como era la i lusiónque mucha gente compartió en el siglo XIX. Las razones de este fracaso son porcierto m últiples: van desde la precariedad material hasta la desintegración física delterrito rio, pasan do po r la inexistencia de una clase efectivamente nacio nal hasta laausencia de valores y símbolos que convocaran la adhesión de su población.

Pero Pan am á fue tamb ién, po r su posición geográfica y a lo largo del siglo XIX,el territo rio más alejado del control político de Bogotá y cuyo encua dram iento den

tro del territorio colo mb iano implicó más desemb olsos a sus precarias finanzas quelos rédi tos que eventua lmente pudo generar su inc lus ión. Esa s i tuac ión demarginalidad, en un contexto de disolución de los nexos precarios de articulaciónadm inistrativa con Bogotá, se expresó temp rana m ente en 1821,1831 y 1840, cuan dola élite de Pan amá , invo cand o las prem isas coloniales de una sobera nía q ue se delegay que p or lo mism o se recupera, negoció fórmulas y mecan ismo s de una nu eva integració n p ero que preservara sus privilegios. Pos tura fortalecida, adem ás, po r fuerzascentrífugas orientadas claramen te en contra del centralismo y de un a subo rdinacióncom pleta . Los viejos dilemas en tre el interior y las periferias oceánicas, con su con co

m i t a nc i a e n a c t i t ude s e i n t e r e s e s c on t r a pue s t o s de s us ha b i t a n t e s , y l ainternacionalización de su población por los mo vim ientos m igratorios asociados conla con struc ción del ferrocarril y de la fiebre del oro d e California, añad iero n co m po nentes que fortalecieron un te m pra no co smop olitismo de su población que era pococon gru ente con un tradicionalismo arraigado en el interior and ino. Era, por lo mism o , u n escenario fértil para la prédica liberal y para q ue sus representantes expresaran ese cred o en todos los foros políticos, au nq ue ig ualm ente es po co pro bab le qu e elliberalismo de las élites coincidiera co n el de un V ictoriano Lorenzo. Qu e el desenlacede Pana má ocurriera con el fortalecimiento del centralismo prom ulga do po r los con

servado res en el poder, y luego de la cruen ta experiencia de la Gue rra de los M il días,no fue po r cierto un a simple coincidencia ni m uc ho m eno s un hec ho fortuito.

Pero, además, Panamá fue la encrucijada en la que se encontraron no sólofuerzas i nte rnas, sino tam bié n fue el terr en o d e la acción y del desenlace de las fuerzasinternacionales. En el Hemisferio esas fuerzas internacionales configuran una línearecta que va desde la encrucijada de la Doc trin a M on roe frente a las ame nazas d e laSanta Alianza, hasta 1898 con la derr ota definitiva del ya anacrón ico d om in io españo ly la separació n d e Cub a, Puert o Rico y las Filipinas, frente a las cuales nad a pu die ronhacer ni las premonitorias advertencias de Bolívar ni las acciones de un Martí. Para

Roosevelt y los intereses que representaba, la secesión de Panamá era central en laconsolidación de la hegemon ía de los Estados Unido s de Norteam érica, com o tod a lahistoria posterior del siglo XX lo demostró más allá de toda duda. Pero quienes seadh ieren a un a tesis conspirativa, debieran sin emba rgo recordar qu e las fuerzas y los

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PANA MÁ, LA REGIÓN ANDINA Y LA METAMORFOSIS DE LA CUESTIÓN NACIONAL

intereses nacionales, por poderosos que sean, cuentan siempre con complicidadesdom ésticas y actúan en escenarios qu e les son favorables.

La separación de Panamá en 1903 constituye por eso el umbral que distingueun a experiencia secular de la Am érica Latina, que se inicia con la rup tu ra en la décadade 1820 del pacto colonial qu e ma ntu vo con España, al m ism o tie m po que es el iniciode una nueva era. Sus consecuencias, po r tanto , fueron múltiples por lo m eno s paralos tres actores involu crados . Para el im perio , la conso lidación de su hegem onía , facilitada adem ás por el ado rm ecim ien to de la conciencia de sus obrero s por el acceso alos despojos del imperio. Para Colombia, el rediseño completo de su espacio económico y de su articulación con el m un do externo, al mi sm o tiem po que su concienciacolectiva transita ba del agravio al olvido, y otorgaba un o de los par ám etro s pa ra en

tender la racionalidad de las decisiones de su clase dirigente, como lo demuestranLeticia, en el caso del conflicto con el Perú , y la política frente a los recurs os energ éticos. Y para los pan am eño s, que entend ieron finalmente que identidad regional e identidad na ciona l no son lo mism o, y que, en el esfuerzo de alcanzar un a cohesión de u nnuev o tipo, la victoria pírrica de 1903 abrió nue vos cauces: la lucha c ontra el pro tectorad o imp uesto y la recuperación del canal.

Los trabajos prese ntado s en el sem inario internac ional co nvocado p or la Redde Estudios de Espacio y Territorio -RET- y el Departamento de Historia de laUniversidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, y que se realizó a lo largo del

extenso perío do entre el 3 de septiem bre de 2002 y el 7 de nov iem bre de 2003 conocasión del centenario de la separación, contienen enseñanzas m uy im porta ntes enel avance del conoc im iento sobre la cuestión nacion al en la periferia del capitalism o a comien zos del siglo XX, enseña nzas que po r cierto van m uc ho má s allá de loscasos específicos de Colombia y de Panamá. En efecto, tales estudios muestran laacción d e diversas fuerzas d en tro de cada país, la inte racc ión recíproc a de esas fuerzas entre a m bos países, y su articulación m ut ua con los intereses de Euro pa y de losEstados Unidos, es decir, dimensiones que escasamente son examinadas de maneraconjunta en análisis de ese tipo de situaciones.

C om o un o de los responsables de la organizac ión de este evento académico ,m e es particularm ente grato registrar aquí mi agradecim iento po r la colaboraciónde los colegas y amigos qu e pres enta ron las pon encia s, así co m o el generoso respaldo o torga do p or el Co nvenio An drés Bello, la Em bajada de Alem ania en Bogo tá, laRET y el D ep art am en to de Historia de la Facultad de Ciencias Hu m an as de la Un iversidad Nacional de Colombia en las personas de sus directores, los profesoresGustavo Mon tañe z y Roch Little. Asu mie ron la im po rtan te responsab ilidad de plasmar la idea original del evento en conferencias, discusiones académicas y en el libroque el lector tiene en sus manos, las señoritas Norma Constanza Castillo, Rossana

Sánchez, Lina María G onzález y M aría C lara Qu irós . A ellas, por su dedicación , m iprofundo agradecimiento.

Bo g o tá , 2 0 0 4 .

a

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I PARTE

ANTECEDENTES GEOGRÁFICOS,

POLÍTICO S Y SOCIALES

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Panamá en el contexto colonial.

La transforma ción de un terr i tor io ar t iculadoen una ruta de paso1

Marta Herrera

A partir de una consideración sumaria sobre la situación del terri torio que hoyconocemos como la República de Panamá, a finales del siglo XV, en aspectos

como su vinculación con otros espacios americanos, su dinámica demográfica yel impacto de la población sobre su entorno, se examinarán los cambios que seintro duje ron com o con secuencia de la invasión eu rope a del siglo XVI. Se apreciará que la vegetación descrita como de hermosas y fértiles praderas cede sulugar a las desapacibles descripciones sobre tupidas selvas que ofrecen serias dificultades para la supervivencia hu m an a. Este fenó me no está estrecham ente relacion ado con la radical caída de la pob lación nativa, cuya mag nit ud fue tal queimp ortante s y num eroso s gru pos, como los Cueva, desaparecieron.

La destrucción de la población, que llevó aparejada la recuperación de la

vegetación selvática, contrasta con la situación que se vivía antes de la invasión.Como elemento de aparente continuidad se aprecia el papel que durante buenaparte del perío do colonial jugó el Istm o en térm ino s de sus estrechas relacionesya no sólo con otros espacios ame ricano s, sino tam bié n con Eu ropa, me dian te elcom ercio. Tales relaciones, sin em barg o, se inser taron de ntr o de estruc turas coloniales que llevaron a que la relación no se apoyara en una rica dinámica interna, com o sucedía antes de la invasión, sino en prácticas que al t iem po que m ovi-

1 Agradezco la colaboración de Beatriz Ángel en la recopilación de buena parte dela bibliografía que sirvió de base para la preparación de este texto.

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MARTA   HERRERA

l izaban fabulosas fo rtuna s, man ten ían a los habitan tes del Is tm o en adversas condiciones de vida. Mirada desde esta perspectiva, la historia colonial del Istmo  -a l

igual que la de m uch os ot ros pa íses somet idos  al régim en co lon ial- ofrece elem e n t o s de reflexión  en los deletéreos efectos del colo nialism o sobre las sociedades en las que se in cru sta.

INTRODUCCIÓN

A finales del siglo XV, y desde mu ch o antes, el terr ito rio de lo que h oy co no cem osco m o la Repú blica de Pa na m á fue epicen tro de mú ltiples redes de com ercio (Bray,1990: 3- 51 ; Torres de Ara úz, 1970: 3-15 ). Bray m ue str a qu e el golfo  de Ura bá erael espacio geográfico que unía  al Istmo con el Car ibe y  las cordilleras colombianas. De un a parte estaba la conexió n p or el río Tuira y el río Atrato hacia An tioquia ,el valle del río Ca uca y la zon a Qu im ba ya . La vin cula ción con esta últim a se apre cia en la  orfebrería, que desde antes del  año 1000 de nues t ra  era  mues t ra  la influencia qu e ejerció sob re los estilos del Istm o. Estaba tam bi én la vin culac ión conel Sinú y de allí a la D epr esió n M om po sin a y el valle del río Cesar hacia la cue ncade Maraca ibo. Desde  la  Depres ión Mompos ina ,  po r vía del río Magdalena , seestablecieron relaciones con el terr i torio muisca, que dejaron  su huella de esmeraldas en una tumba en el s i t io de Conté, en un período relativamente temprano,el Coclé tardío,  en los prim ero s siglos  del segundo milenio después  de  Cristo(Bray, 1990 :3-4 ). Hacia el no rte las vincu laciones del Istmo llegaban h asta Yucatány M éxico (Bray, 1990 :4-6). Se cuen ta con evidencia etnohis tórica d e ase ntam iento smexicanos en el I s tmo, como el de los Chu chures de lengua náhu al t , en N om br ede D ios (Torres de Araúz, 1970: 7; Rom oli , 1997: 37-38 ). Estos asentam iento s, aligual q ue el de los Siguas en las Bocas de Toro, parecen ser avanzadas expansion istasdel im pe rio mex icano, que se servía de pochtecas, com erciantes espías, que precedían las incursiones militares (Torres de Araúz, 1970:  12).

De o tra p arte , cu an do Co rtés le pid ió a los jefes de Tabasco y Xilacang o, enel área ma ya, guías pa ra dirigirse a la regió n sur, le dier on me rcad eres q ue le mo stra ro n u n l ienzo de algod ón pi nta do , en el que se m ostr aba el cam ino, que incluíael área de Panamá , do nde  se repres entab an los r íos, las pob lacione s y  las ventas„. ,„ , ,+ ; i ; .„ ,k „„ , A n  ; u „ „ „  C11<; u ;  ̂ / T ^ V ™ . -  Aa  A ^ ^ / , ^  I O V O  1 Uu u c  UL üi z. au ai i u i a n u u l u á n  a  o LÍO  i t i m o  v  Í U I I L O  U C j u a u í - ,  j y /  va.  n ; .

En lo que tien e q ue ver con la costa del Pacífico, se ha encon t rado ev idencia de tecnologías náuticas t em pra na s en la costa ecuatoriana , que p ara el caso delas balsas de vela datan de por lo menos 2.500 años  a. C. (No rto n, 1986: 131-143;Lo thro p: 1932: 229-256) . Adic ionalmen te ,  se ha establecido  la existencia  de unactivo comercio,  que incluía , com o  un o de los art ículos  de gran impo rtanc ia ,

conchas  que  fueron a l tamente va loradas  en el  campo s imból ico  y  r i tual y queeran importantes desde  el p u n t o  de vista al imenticio,  en una extensa área queincluye  al Perú  y  Mesoamérica , tanto en la  región costera como  en el  interior(Norton, 1986: 134; Salomón, 1980: 149). Estas conchas, las Spondylus Princeps,conocidas también como las 'ostras espinosas ' , se c r ían única me nte  en las aguas

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PANAMÁ EN EL CONTEXTO COLONIAL. LA TRANSFORMACIÓN DE UN

TERRITORIO ARTICULADO EN UNA RUTA DE PASO

adyacentes a la costa desde el golfo de Panamá hasta el golfo de Guayaquil y laexpa nsión de su com ercio se emp ieza a apreciar ya desde el año 1000 a. C. ( N orto n,

1986: 131). La im po rtan cia de la produ cció n y el com ercio de estas conchas se haestudiado fu nda m entalm ente para la costa ecuatoriana y su arrib o a M esoam éricasugiere algún tipo de vinculación del actual terri torio panameño con su comercio, tem a que está po r estud iar, ya que hay evidencia de com ercio de concha s en elárea Cueva, aun qu e n o se precisa que se trate d e las ostras espin osas (Torres Araúz,1970:  11). En todo caso, los Cueva tenían noticia de los indígenas de Ecuador yPerú. El caciqu e Tum aco, asent ado al nort e del golfo de San M iguel, po r ejem plo,dio inform es a Balboa sobre los cam élido s que allí hab ía (B arto lom é de las Casas,1951:600) .

Adicionalmente, según se desprende de la Relación de Andagoya, a la llegada de los españoles tenían lugar unas activas relaciones comerciales entre lospueblos de la costa Pacífica. Hacia el sur los intercambios se extendían desdePanamá hasta el Cuzco, por lo menos, y l levaban aparejado el conocimiento depoblaciones muy lejanas entre sí, gracias a los viajes y contactos que practicabanlos m erca der es. Sobre el partic ular, Andagoy a señ aló que en 1522 viajó d e la pro vincia de Cho cha m a, en Pan am á, a la del Birú2 y allí: "supe y uve relación ansí delos Señores como de mercaderes e ynterpetes quellos tenyan de toda la costa detod o lo que desp ués se ha visto hasta el Cuzco pa rticu larm ent e de cada provincia

la manera y gente della porque estos alcanzavan por bia de mercadurya muchatierra" (Tovar, 1993: 139).

Las narra cion es relativas al com ercio en el área se acom pa ña n en algunoscasos de descripciones de las em barcac iones util izadas para el tran sp ort e p or víamarítima, del t ipo de mercaduría que se intercambiaba y de algunas prácticasasociadas con esta actividad. Fernánd ez de O viedo señaló qu e entre los indígenasCueva se usaban diversas canoas, entre ellas algunas mayores que llevaban 50,60o más ho m bre s "con sus árboles e velas de algodón , e son m uy d iestros en ellas"(Fernández de Oviedo, 1535: 342) y resalta su interés por "tractar e trocar cuanto

tienen unos con otros" como su principal 'ejercicio ' cuando no había guerrasentre ellos (Fe rnánde z de O viedo, 1535: 325). Según López de Gom ara, en tre losindígenas del Darién y la costa del golfo de Urabá y Nombre de Dios, "algunostratan yendo y viniendo a ferias" (López de Gomara, 1985: 114), lo que podría

2 Según Kathleen R omoli de Avery (1987), Birú estaba en territo rio panam eño , unpoco al sur de Chochama. Una ubicación similar se aprecia en el mapa de Hessel

Gerritsz de 1633 en el que el Birú aparece al suroriente del Golfo de San Miguel(véase el mapa en Agustín Blanco B arros, 1992: 26). H erme s Tovar (1992-1996), T.I, ma pas "Viajes de Andagoya 1522 y 1540" y "Viaje de Pizarro por el Pacífico de laactual Colombia 1525-1529", ubica la provincia del Birú más al sur, en territoriocolom biano, entre el río Baudó y el océano Pacífico.

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•  M A R T A H E R R E R A

es tar indicando  la presencia  de  mercaderes especializados. Estas vinculacionescomerciales,  en  todo caso, no significaron  que el  papel económico  y social del

área se restr ingiera al tránsito de mercancías: "el Is tmo t iene su pro pia individ ualidad cultural y no debe cons iderarse únicam ente com o un a válvula de conexiónentre las civil izaciones de Mesoam érica y Suram érica. En tod o m om en to , la adap tac ión loca l  y la  adaptab i l idad fue ron  el  e s t í m u l o  más  i m p o r t a n t e p a r a  eldesarrollo"(Bray, 1953: 6).

De otra par te , a las investigaciones a rqueo lógicas y las descr ipcion es do cu menta les que permiten aprec iar que el te r r i tor io pan am eñ o es taba integrado enlas rede s de un  activo comercio, que conectaba extensas áreas y poblac iones quehablaban diferentes idiomas,  se u n e n  las descripciones  que inform an sobre la

ab un da nte p oblac ión con qu e contaba e l Is tmo antes de la invasión eu ropea , y deun paisaje  que cont ra sta abrup tamen te  con el que prevalecerá  a lo  largo del período colonial e incluso en épocas posteriores. C om o lo pu so en evidencia K athleenRo mo li hace ya varias décadas:

Actualmente, el valle de Bayano, con excepción de las partes que se han ido abriendoentre el río Maje y Chepo, es una  región semidesierta, cubierta en casi toda susuperficie, por una selva alta y tupida que parece haber existido desde que el mun do es mundo. Un libro reciente habla de árboles "milenarios" de esta floresta y,

hasta estudios muy autorizados de la demografía p recolom bina, dan po r supuestoque la cuenca del Bayano era desde siempre zona silvestre e inútil al h om bre. Enlos buenos tiemp os de Cueva, empero era "tierra muy hermos a de riberos y campos": una apacible campiña, que daba sustento de sobra a una población que parece haber llegado a la cuarta parte de todo Cueva (Romoli, 1987: 29).

Estas observaciones, confirmadas  en  algunas partes  por los resu ltados delas investigaciones arqu eológ icas 3 , llevan a  cuestionar, cada vez con mayor insistencia, la idea so bre la existencia de 'selvas vírgenes ' en el te r r i tor io pa na m eñ o y,en general , en los terr i torio s am ericano s. En el Is tm o hay evidencia de ocu pació nhumana cons tan te desde po r lo me nos 9.000 años a. C. y de agricultu ra del maízdesde uno s 5.000 años a. C. (Pipe rno , Clary, Coo ke, Ranere y W eiland, 1985: 8 71;C^rinArp* T?oní=»i-f>  c r • 1 1 ft i  T r»c a n f p r i n r p e n c i t n c n p r r m t p n n r p r i c a y  m i p  P>T\  P*\ Te tn iAV J W 1 V V ) I X C U l d   V .) U . i . . J. i *^ / . L / V O  I V 1 Í I . V 1 1 U 1 V . , ) U - U L V J L / V . I 1 1 1 1 V V 1 1 L / - L W Í O W . A  U U V V i l \ , í  Í < J I * X 1 1 K J

el cambio m edioambienta l in t rodu c ido  po r el h o m b r e  se inició hace por lo menos 11.000 años, de los  cuales sólo unos 500, la  veintidosava parte , han  tenidolugar luego de la invasió n eu rop ea del siglo XVI. Es difícil pe nsa r q ue en ese lapsoel entorno haya quedado intocado po r el homb re , inc luso  si su presencia d em o-

3 Véanse, por ejemplo, Richard Cooke y Anthony J. R anere (1992: 114-133), sobrelos resultados de las excavaciones arqueológicas adelantadas en Santa María, en  lavertiente pacífica  del área central de  Panamá. Véase también Cari Ortwin Sauer(1966:285-288).

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PANAMÁ EN EL CONTEXTO COLONIAL. LA TRANSFORMACIÓN DE UN

TERRITORIO ARTICULADO EN UNA RUTA DE PASO

gráfica no era muy alta. Esto último no parece ser el caso, al menos, en los siglosque pre cedie ron a la invasión.

Al momento de la Conquis ta par te del terr i tor io panameño era habi tadopor los indígenas l lamados Cueva por los europeos (Romoli, 1987: 22). Ocupaban ap rox im ada m ente de m ar a m ar desde Qu ebo re al occidente hasta el golfo deUrabá o Darién, sobre el mar Caribe, al oriente. Allí el límite seguía por el ríoTuira a la costa del Pacífico entre Punta Garachiné y Puerto Pinas 4 , aunque noresulta claro si incluía también al cacicazgo del Darién (Romoli, 1987: 24). Deeste terri torio, como del resto del continente americano, se desconocen cifrasrelativamente confiables de la población existente al momento de la Conquista,aunque se repiten las observaciones tempranas en el sentido de que era muy po

blado. Romoli estima que la población Cueva ascendía de 220.000 a 240.000 almas , aunq ue tes t imon ios tem pran os habla n de má s de dos mil lones de indígenas(Romoli, 1987: 28; Fernández de Oviedo, 1535: 236 y 311; Castillero, 1995: 50).Pero incluso si se acogen las cifras de Romoli, es de anotar que a principios delsiglo XIX, en  1803, la población de Panam á -cuy o terr i tor io es m uc ho m ayor q ueel de los C ue va - estaba lejos de alcanzar esta cifra: tení a 97.000 hab itan tes 5  (Suárez,1980: 75). Es decir que du ran te el per íod o colonial la pobla ción p an am eñ a com oconjunto no alcanzó a llegar ni a la mitad de la que tuvo el territorio Cueva almomento de la invasión. Esta última prácticamente había desaparecido antes de

m ediad os del siglo XVI (R om oli, 1987: 40).

LA INVASIÓN Y EL M A R DEL SUR

Con el arribo a las costas panameñas de Bastidas en 1501 y de Colón en 1502, seinició en ese territorio lo que la historiografía usualmente ha denominado "descubrimiento" (Harris, 1984: 170-182; Romoli, 1988: 29). Este concepto llama laatenció n sobre la perspectiva que se ha asu m ido p ara estud iar el fenó m eno de lainvasión de Am érica en el siglo XVI, en la med ida en que im plícita m ente lo m iradesde la óptica europea. El terri torio americano estaba ocupado y era ampliamente conocido por la población que lo habitaba, por lo que sólo se trataba deun des cub rim ient o p ara la gente que venía de fuera. El conc epto, por tan to, no esgratuito e invita a cuestionar y a reflexionar sobre el manejo conceptual y, entan to que c once ptual, teórico que le está da nd o la historiografía al proces o qu e seinició en 1492 con el arr ibo d e Coló n a tierra s am eric ana s. En lo que tiene qu e vercon la llegada a tierras panameñas, el almirante dejó el reflejo de su poder des-

4

 Véase el ma pa c ons truid o po r Kathleen Ro moli (1987: 33).5 En 1789 Silvestre prop orc ion ó las s iguientes cifras so bre la pob lació n total : P anamá 35.924 persona s, Porto belo 1.663, Darié n  1.266, Veraguas y Alange 21 .061 , paraun total de 59.914 personas (Francisco Silvestre , "Apuntes reservados" , GermánCo lme nare s (1989: T. II , 35-11 2)) .

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| MARÍA HERRERA

tructivo entre grupos asentados al oriente de Portobelo, en la Guija oriental yRetrete , que "eran apu estos, pacíficos, confiados y pob res" y que fueron objeto de

una "salvaje matanza ordenada por Colón" 6  (Romoli , 1987: 38). Intercambios,despojos, destrucción y la obsesión por el oro consti tuyen el "lugar común" deestas jornadas y las que les suceden. Lombardi mostró cómo los vientos y corriente s m arin as favorecieron el acceso a las costas pan am eñ as sobre el Atlántico,al viajar, co m o fue co m ún po r esos año s, en dirección oriente-o cciden te (Lo mb ardiy Lynnstaner, 1983:33). En 1510 se estableció Santa María la Antigua del Darién,con side rad a la pri m era colonia de españoles en Tierra F irme, y en 1513 la huestede Balboa llegó al Pacífico7  .E n 1514 salió de Sevil la , ru m bo a la gobe rnac ión deTierra Firme o Castilla del Oro, Pedrarias Dávila con 19 naos y 1.500 hombres

(De An dag oy a, s.f.: 10 3)8

. Poco d espu és de su llegada se des enc ade nó el conflicto,que culminó con el degollamiento de Balboa en 1519:

Vasco Núñez de Balboa; hombre rico, con quien Pedro Arias de Ávila casó enaquel tiempo una su hija doncella con el mismo Balboa; y después que la hubodesposado, según pareció, y sobre sospechas que tuvo que el yerno se le queríaalzar con copia de soldados por la mar del Sur, por sentencia le m andó degollar. Ydespués que vimos lo que dicho tengo y otras revueltas entre capitanes y soldados,. . . aco rda mo s..., de dem andarle licencia para nos ir a la isla de Cuba, y él nos

la dio de buena volun tad, porque no tenía necesidad de tantos soldados como losque trajo de Castilla, para hacer la guerra (Díaz del Castillo, 1992: 7).

La go be rna ció n de Castilla del O ro, cada vez m ás des po blad a, dejó de versecomo un lugar provechoso. Pedrarias se trasladó a las costas del Mar del Sur yfundó a Panamá (Gasteazoro, Arauz y Muñoz, 1980: 2-145) . Simul táneamenteordenó que se restableciera Nombre de Dios, fundado por Nicuesa en 1509, sobre el Atlántico (Castillero, 1959: 31). Las huestes continuaron su avance al occide nt e, hacia N icarag ua, y al orien te y al sur hacia el Darié n y las costas del Pacífico.  En Panamá los indígenas sobrevivientes se repartieron en encomiendas, en elcontexto de una economía que giró alrededor de la extracción de oro y la pescade perlas, esta última en el Golfo de San Miguel (Mena, 1984: 132; Pizzurno,1984: 186). Cuando las circunstancias lo demandaban, a Nombre de Dios l legaban algunos barcos de España que requerían ser protegidos frente a piratas ycorsarios (Loosley, 1993: 314).

La si tuación anteriormente descri ta se mantuvo hasta el sometimiento delimperio Inca en 1532, cuando desde la perspectiva del colonialismo Panamá ad-

6 Sobre el paso de C olón p or Panam á, véase tamb ién Cari Ortw in Sauer, The EarlySpanish Main (120-142) y Pedro Mártir de Anglería, Décadas.7 Véase Graciliano Arcila Vélez (1986), Kathleen Rom oli (1988) y Cari Sauer (1966).

8 Sobre esta arm ada, véase María del Carme n Mena García (1998).

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PANAMÁ EN EL CONTEXTO COLONIAL. LA TRANSFORMACIÓN DE UN

TERRITORIO ARTICULADO EN UNA RUTA DE RASO

quirió "importancia" y, al decir de la historiadora española Carmen Mena, "elistmo panameño se transforma y se entrega a su definitiva vocación: la de la acti

vidad comercial y de servicios, convertido en centro neurálgico del mundo come rcial de la époc a" (Men a, 1998: 147)9 . El ante rior p lant eam iento invita a cuestion ar los criterios a part ir de los cuales se valora la "im por tanc ia" de un territo rio, ya que , prác ticam ente sin consid erar las condicion es de vida del conju nto dela población que lo habita, se define lo importante en función de la satisfacciónde intereses que son ajenos a los de esa población. Desde esta perspectiva, implícitam ente se valora y, en esa me dida , se legitima la actividad e conó mic a que resulta úti l y rentable pa ra sectores econ óm ica, social y polít ic am ente do m ina nte s,incluso aun qu e se evidencia -c o m o se verá que sucedió con el com ercio colonial

por el Istmo— que va en detrimento de sectores mayoritarios de la población. Elplanteamiento, bastante generalizado por lo demás, pone en evidencia el manejoideológico de la interpretación histórica y la forma como se introducen, reafirm an y validan categorías y valores que refuerzan la do m ina ció n.

Ah ora bien, qu e el Istm o de Pan am á tenga un a vocación o que par a el conjun to de los habita ntes de un a d eter m inad a área la "dedicación " de la m ism a a "laactividad comercial y de servicios" constituya un beneficio, es cuestionable, peroel hecho es que en 1541 alrededor de 14 o 15 barcos arribaban anualmente aNombre de Dios. El mayor de estos barcos habría sido uno de 360 toneladas

(Loosley, 1993: 315) y, en con jun to, tr an sp or ta ba n v ino , har ina , bizcocho s, aceite,ropa, sedas y artícu los dom éstic os (Loosley, 1993: 31 5; H ar in g, 1939: 207 ). Co n laconsolida ción de la pro du cció n m ine ra de Potosí y la am pliació n de los m erca dossura m erica nos , el com ercio esp añol po r Pan am á se expa ndió y en 1552 se instalóel sistema de flotas, cuya dinámica llevó a concentrar la actividad comercial enlos cortos perío dos en que la flota estaba en el pu ert o (Loosley, 1993:315; Pizz urno ,198 4:18 7). Ha cia 1575 se estableció la feria a nu al y en 1597 se tras lad ó a Po rtob elo ,situa do m ás al occid ente y m ás cerca del río Ch agres, luego de que en 1596 Drak edestruyera Nombre de Dios (Loosley, 1993: 188). El traslado facilitaba el aprove

cha mi ento del r ío Chag res para el tran spo rte de las me rcancías y fue pres ion adopor los vecinos de Panamá (Haring, 1939: 207). Dos años después se erigió unalmacén para el depósito de mercancías en Venta Cruz o Cruces, el embarcaderode Chagres, que se mantuvo hasta el siglo XIX como estación del viaje por elIstmo (H aring , 1939: 208). Ci m arro nes y piratas te nd rían en su mira este lugar yel camino hacia Panamá, que también sería atacado por indígenas no sometidosal co ntr ol colon ial (Be nzo ni, 196 7:140 ; Fo rtu ne , s.f.: N o. 171 :17 -43 , No . 172: 32-53, No . 173: 16-40, N o. 174: 46- 65) .

9 Véase también lo señalado, aunque desde una perspectiva un tanto distinta, porManuel Burga, "Panamá siglos XVI-XVII", en Ganci y Rom ano  (1991:  165-183).

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PANAMÁ EN EL CONTEXTO COLONIAL. LA TRANSFORMACIÓN DE UN

TERRITORIO ARTICULADO EN UNA RULA DE PASO

invita a reflexionar sobre la m ag ni tu d y las im plicac ione s del "desbalance", m áxi me si se considera desde la perspectiva de la prod ucc ión y del cons um o. Por ejem

plo,  el oro que por esta época se enviaba a España desde la Nueva Granada yQu ito era extraído, en buen a m edid a, por po blació n esclava. El oficio de la min er í a : " b o th i n E u ro p e a n d in t h e Am é r i c a s , wa s ev e n c o n s id e re d a m o n gcon tem pora ry observers to be the most labor- in tensive an d unsavory occupat ionimaginable. Only service in the galleys was deemed comparable, and mine workwas almo st universally seen as a form of pun ish m en t" (Lañe, 1996: 2) 1 3 .

De otra parte, como se vio anteriormente, lo que se traía a América erafun dam enta lm ente vino, harin a, bizcochos, aceite, ropa, sedas y artículos d om ésticos,  es decir, el tipo de productos a los que difícilmente tenía acceso el esclavo

qu e pro du cía el oro qu e se enviaba a Euro pa. Es decir, se está ante un desba lancemú ltiple. No sólo se enviaba m ás de lo que se traía, sin que eso imp licara precisamente una ventaja para el remitente, sino que el que menos se veía beneficiadopo r el interc am bio era el que prod ucía las me rcancías q ue alime ntab an ese intercambio.

De otra parte, cifras de esas magnitudes implicaban la movilización denum erosa s recuas de mu ías cargadas de metales preciosos que atravesaban el Istm o,  así como de barcos que transportaban las mercancías más livianas y queiniciaban su viaje por el río Chagres (Del Castillo, 1997: 179). La población de

Portobelo que podía se iba de sus casas o las preparaba para hospedar a los quellegaban. La ciudad, que usualmente albergaba unos cuantos cientos de habitantes - e n 1622 sólo 13 ve cin os - (Vilar, 1986: 45) era práctic am ente inu nd ad a porcomerciantes, artesanos, oficiales y un número de soldados y marineros que podía llegar a 4.000 o 5.000  personas, durante algo más de un mes (Loosley, 1993:321).

La aglom eración, en un e nto rno cálido y hú m ed o, generaba un am bientealtamente propicio a la enfermedad. Era común que durante las semanas queduraba la feria murieran entre 400 y 500 personas, es decir , alrededor de una

décima parte de los que participaban en las mismas (Loosley, 1993: 319). Se tratade cifras que llaman la atención por el alto costo de vidas humanas que tenían lasferias.  A la par que los comerciantes peruanos, españoles y la Corona acumulaban o dilapidaban en guerras las ganancias, otros sectores sociales menos favorecidos asum ían las pérd idas. La m orta lida d, en tod o caso, se atribu iría al clima d ePortobelo.

13 La minería " tanto en Europa, como en las Am éricas, se consideró entre los con

tempo ráneos como la actividad que mayor trabajo deman daba y la más aburridaque se pudiera imaginar. Sólo era comparable con el servicio en las galeras y seconsideró casi que universalmente como una forma de castigo" (Traducción de laau tora ). Sobre el trabajo de la minería en la Nueva Granada, véase tamb ién RobertWest (1972).

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MAR ÍA HER R ER A

El caso del comercio trasatlántico por el Istmo en el período colonial también induce a pensar que esas limitaciones que establece el Estado en favor de unos

cu an tos beneficiarios, sin im po rta r el con junto social, dan lug ar a procesos qu e conel tie m po resultan ser aú n m ás on eroso s. Vila Vilar ano ta que desd e la última década del siglo XVI, es decir, cuando las ferias se trasladaron de Nombre de Dios aPortobelo, se inició en el comercio trasatlántico una fase claramente descendente,que se reflejó en el almojarifazgo, en la penuria de la hacienda panameña y en laruina que afligía la tierra, ya que los mercaderes sólo iban allá en tiempo de ferias.Pero p or otra par te destaca qu e testimo nio s de la década d e los años veinte del sigloXVII catalogaron la feria de Porto belo c om o un a de las mayo res del m u n d o y llamala aten ción sobre apreciaciones de funciona rios, segú n las cuales, n o era que hu bie

ra men os tratos, ni meno s mercaderes, ni me no s produ cción, s ino increm ento en elfraude. Los que se de nu nc iaro n en la flota de 1624 fueron del orden de 8 millonesde p esos (Loosley, 1993: 319 ). Esta cifra, co m o se reco rdará , era similar a la qu e secalcu laba de ingreso legal de m erca ncía s españ olas a Am érica en un a f lota .Ten tativam ente, en tanto n o se realicen investigaciones más profu nd as, Vila atribuye este problema al carácter improvisado y deficiente de la infraestructura de laciudad de Portobelo, la celeridad que se imprimía en la feria por el temor a lospiratas, la insalubridad, la carestía y el carácter crediticio de las transacciones, quedificultaba el pago de las aduanas (Loosley, 1993: 43).

Es factible q ue los fenó me no s que señala Vila tuvieran u n im pac to im po rtante. Un adagio popular dice que la ocasión hace al ladrón; mo podría tambiénpensarse que la prohibición hace al transgresor? Tal vez convendría recordar alrey de El principito de Saint-Exupéry, que legislaba a tono con los deseos de sussubditos, como medida altamente eficaz para ser obedecido. De lo contrario tene m os ta l vez demasiado s e jemplos , y Panamá arroja a bu nd ante nú m ero : los l la m ad os n egros cim arron es, los indígenas co nsiderado s rebeldes, los piratas, e l contrabando y los fraudes de funcionarios y comerciantes.

En todo caso, lo que se aprecia es que la fase supuestamente decadente del

co m erc io tras atlán tico, qu e se expresa en la baja de los ingres os fiscales, al tie m poque otra evidencia destaca el gran volumen de mercancías que all í se movilizaban, ofrece una larga duración lo suficientemente prolongada como para apoyarla hipó tesis de Vila , en el sentido de que su m o nt o reflejaba má s un p rob lem a defraude que de recesión comercial . Finalmente, s in embargo, la decadencia delcom ercio españo l y de su sis tema m on op ólic o h izo cris is. U no de los golpes fue loestablecido por el tratado de Utrecht que le permitía a la South Sea Companyenviar anualmente a la feria de Portobelo un barco de 500 toneladas, con propósitos comerciales (Loosley, 1993: 334). De otra parte, la reforma comercial espa

ñola que permitía a algunos buques registrados salir de España por el Cabo deHornos, terminó por destruir la organización de la feria . El últ imo galeón arribóa Portobelo en 1737 y de allí en adelante la intermitencia en la llegada de barcosacabó con la posibilidad de que se continuaran las ferias (Loosley, 1993: 335).

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PANAMÁ EN EL CONTEXTO COLONIAL. LA TRANSFORMACIÓN DE UN

TERRITORIO ARTICULADO EN UNA RUTA DL  PASO

CONCLUSIONES

Un p rim er a specto so bre el qu e se ha llam ado la aten ción en este artículo , es el de

los profu ndo s cam bios qu e se vivieron en el Is tm o luego de la invasión europ eade finales del siglo XV y com ienz os del siglo XVI. De ser un te rrit or io de ns am en te po blad o, en el que se evidenc iaban los cam bios en el en tor no pro du cid os p or laacción humana, el Is tmo pasó a ser un lugar que albergaba un número relativamente reducido de población. Su clima, que no había sido obstáculo para el aumento de sus habitantes, comenzó a considerarse enfermizo y la "causa" de sudespoblamiento. Este últ imo fenómeno ofreció mayores posibil idades a la vegetación y a la fauna para reproducirse con menores l imitaciones, hasta el puntoque extensas áreas empezaron a ser consideradas como "selvas vírgenes", como

manifestación de la "naturaleza intocada".Pero al t iem po que la fauna y la vegetación gan aba n espacio, los h um an os

lo perd ían y con éstos la din ám ica ec onó mica inte rna del Is tmo. De ser un área enla que un a activa prod ucc ión sentaba las bases de intercam bio s de largo alcance,el Is tmo se transformó en una ruta de paso de mercancías. Un sector importantede su población, como lo eran los indígenas que no se habían sometido al imperio y los africanos o sus descendien tes qu e hab ían hu id o de la esclavitud, no encon traba en el s is tema colonial un m edi o satisfactorio para su supervivencia. Suataque al comercio era, paradójicamente, a l t iempo que un medio de vinculación

al s is tema colonial , un a forma de man tene rse al marg en.Una acti tud contraria también se evidenciaba. Sectores fuertemente vin

culados con el comercio trasatlántico debil i taban las f inanzas del imperio mediante la evasión fiscal. El sistema estaba diseñado para favorecer intereses desectores que concentraran los recursos de la sociedad, con la perspectiva de quegeneraran excedentes que alimentaran las arcas reales. Pero el sistema tambiénestaba diseñado para que estos sectores buscaran obtener máximas ganancias loque , a su vez, pre sio nab a la evasión fiscal. En un o y otr o caso, el del interés im pe rial y el de los sectores que c on cen trab an los recursos sociales, la din ám ica eco nó

mica intern a de la sociedad, la que se fun dam enta en la pro du cció n para el consumo del conjunto de la población que habita un terr i torio, estaba por fuera delos intereses y las posibil idades de acumulación que ofrecía el s is tema. Lamarginalidad y la necesidad de evadir la normatividad del régimen consti tuyeron un a de las secuelas. Co rolario: destruir , más qu e constru ir . Gene rar espacios:"d on de el rigor del clima, las lluvias torre ncia les, las altas tem pe rat ur as , la pob reza de los suelos, los animales nocivos y una vegetación tropical parecen habersido los incómodos acompañantes de la aventura europea en esta pequeña y estratégica región" (Burga, 1991: 166).

Pero, curi osam ente , esas cond iciones derivadas de la imp osició n de un orden am ien to social , term ina n p or ser vistas com o algo inh eren te a la geografía delárea: "Estas dificultades, que s on a su vez rasgos geográficos inn egab les del Istm o,impusieron una lógica y una función a estas t ierras y a los hombres que las

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MARÍA HERRERA

poblaron..."(Burga,  1991: 166). Se borra así la huella de una estructura económ ica devastadora y se acude a la cómoda explicación "geográfica" para dar cuenta

de la "inexplicable" decadencia de espacios potencialm ente estratégicos. Pero eseencubr imiento de las marcas, o más bien de los destrozos del colonialismo, presenta inconsistencias. Una de esas inconsistencias, y bien grande por cierto, es ladel, en general, exitoso proceso de supervivencia y manejo del en torn o p or partede las numerosas culturas que habitaron el territorio am ericano duran te milenios.Su existencia, y esto hay que subrayarlo, no estuvo exenta de conflictos, de guerras, de invasiones, de auges y decadencias, de imposición de ciertos intereses; sinembargo , pone en evidencia, entre otras cosas, que el problem a no es ni fue geográfico; que la supuesta vocación de servicio del Istmo fue más bien un a im posi

ción y que reducir la historia a los avatares de los últimos 500 años obedece aintereses concretos que p erm iten achacar a otras causas, entre ellas la geográfica,fenóm enos que se derivan del ordenamiento económico, social y político que seestru ctu ra alrededor de los intereses coloniales.

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La acción de los liberales p an am eñ o s

en la de term ina ció n de las po líticas del Estadode la Nu eva G ran ad a, 1848-1855

Armando Martínez Cárnica

INTRODUCCIÓN

La historiografía colombiana ha registrado las experiencias personales de algu

nos polít icos cartageneros, caucano s, bog otan os y santa nde rean os en el Istm o dePanamá, presentadas apenas como componentes de la formación pre l iminar desus carreras políticas hacia la co nd uc ció n de los pod eres p úblic os de la Na ción . Elpresidente Rafael Núñez, quien inició su experiencia profesional y política en elIs tmo, es quien m ás a tención ha recibido, pero tam bién se me ncio nan otros po lí t icos que fueron a Panamá para ocupar los empleos de gobernadores y jefesmilitares, o que vinieron a Bogotá para represen tar a las provincias istm eñas antelas cám aras legislativas. Entre los cartag enero s brillan, ademá s de N úñ ez, los n om bres de Bartolomé Calvo, Demetrio Porras Cavero, José Dolores Moscote, Ma

nuel Am ad or Gu errero y Eusebio A. M orales. Los dos últim os fueron dirigentesde la separac ión definitiva del Istm o en 1903, al pu nt o q ue G uerre ro se convirtióen el pr im er pres idente del Estado indepen diente de Panamá, y Morales -n at ur a lde Sincelejo- en el redactor del Manifiesto de separación, en el cual atribuyó al"pueb lo is tm eño " su "im perio so d ebe r" person al: el de "su prop ia con servación , yel de trabajar por su propio interés".

Entre los caucanos se destaca la figura del presidente Tomás Cipriano deM osquera , quien ocu pó e l em pleo de m iem br o de la Cá m ara provincia l de Panam á al term ina r su prim era A dm inistra ción nacion al, así com o las de los generales

José Hilario López y Carlos Albán. Los santand erea nos registran las actuacion esde Florentino González, Facundo Mutis Duran y del doctor Carlos Martínez Silva en el Istmo, así como los bogotanos mencionan las experiencias panameñasdel general Joaquín María Barriga, tan cercano a los afectos del coronel TomásHe rrera, y del pin tor E pifanio Garay.

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I  ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

LOS LIBERALES DEL ISTMO

Esta conferencia

1

 pon e en escena a los políticos liberales nacidos en el Istmo querepresenta ron los intereses de sus provincias, entre 1832 y 1855,  ante los poderesnacionales establecidos en Bogotá. Pese a que apenas integraron un pequeño grupoen el conjunto de la "clase política" que se congregaba en la capital, su acciónpolítica fue muy destacada en cuan to hace a la adopción de la agenda de reformasliberales por el Estado de la Nueva G ranada; incluso ocuparon los primeros lugares en los poderes Ejecutivo y Legislativo de la nación. Cinco reformas políticasadoptadas a mediados del siglo XIX llevan la impronta de la acción de los políticos istmeños: la adopción del régimen federal y de la postura librecambista, lainstitucionalización de los jurados de conciencia y la adopción del principio dehábeas corpus, la introdu cció n del matrim onio y el divorcio civil, con una igualación de los hijos n aturales reconocidos respecto de los legítimos, y la reduccióndel ejército permanente. Otras políticas, como la expulsión de la Compañía deJesús, dividieron a los políticos istmeños entre sí. En lo que sigue se mo strará elsentido de las reformas que contaron con un perm anen te consenso entre ellos.

Cuatro p anam eños anón imos publicaron en la entrega 1.273 de la GacetaOficial (24 de septiembre de 1851) la lista de los miembros de la Sociedad deLiberales de Panamá que eran bien conocidos en la vida política granadina. Enella fueron identificados los doctores Blas y Mariano Arosemena Barrera, Manuel Cárdenas, Ramón Vallarino, el doctor Carlos Icaza, el doctor DomingoArosemena, el docto r Joaquín M orro, Pedro Nolasco Casis, Bernardo Arce Mata,José Ángel Santos, el doctor Esteban Febres Cordero, Domingo Anzoátegui, eldeán Manuel de la Barrera, Agustín Tallaferro, Man uel M aría Díaz, An tonio Planas;  los doctores lusto, José y M ariano Arosemena Quesada ; José María Herrera-el padre-, el teniente coronel Gabino Gutiérrez, el doctor Francisco Asprilla, eldoctor Carlos Icaza Arosemena, Antonio Bermúdez, losé María Jované, ManuelAlemán, José García de Paredes, Juan José Victoria y Echavarría, Manuel JoséBorbúa, Manuel de Jesús Morales, José María y José Antonio Paredes. Se dijoentonces que había que agregar a esta lista a "los apreciados e inteligentes jóvenesde la antigua Sociedad titulada Los deseosos de instrucción"2, y "otras personas",

1 Agradezco la colaboración de Paola Alexandra C amargo González en el procesode recolección de fuentes para este trabajo.2 Esta Sociedad, constituida el prim ero de jun io de 1845 por estudiantes liberalesdel Colegio de Pan amá, comenzó a publicar en esa ciudad, desde el 15 de abril de1849,  un "periódico literario y noticioso " con su mism o no mb re. En 1849 contaba

con 24 miembros activos, entre los cuales se destacarían en la política panameñalos jóvenes Gil Colunje, Valentín Lasso de la Vega, José Lara, Rufino de Urriola,Pedro Casis, José María de Alba y otro s. La Sociedad surgió como rép lica a la reforma del currículo que buscaba encaminarlo hacia los estudios prácticos, al puntoque sup rimió la Cátedra de Filosofía el prime ro de octubre de   1845.  Restablecida la

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

entre las que debemos situar al coronel Tomás Herrera y a los senadores y representantes del Istmo en las cámaras legislativas de la Nueva Granada.

Buena parte de los liberales pana me ños eran abogados. Un "cuadro sinóp tico" de quienes ejercían esta profesión, o que se enco ntraba n ejerciendo cargospúblicos en el Distrito Judicial del Istmo , a finales de 1848 fue publicado en laentrega 1.022 de la Gaceta Oficial (14 de enero de 1849), discriminados según susméritos para llenar los cargos del servicio público. En ese mo m ento tenían calidades para ser ministros de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal del Distrito Judicial del Istmo cinco abogados: Blas Arosemena Barrera -59-, quien enefecto presidía el Tribunal mencionado; losé Francisco de la Ossa -4 0 - , quien erael vicepresidente del Tribunal; Carlos Icaza -5 7 - , Nicolás Orozco - 5 7 - y Saturn i

no C. Ospino - 3 3 - . Podrían ser jueces de Hacienda nueve de esos abogados: Miguel Echeverría - 3 5 - , José Arosemena - 3 2 - , Manuel Velarde -4 0 - , Tiburcio A.León Narvaéz -28-, Manuel Echeverría -28-, Manuel  F. Victoria - 3 4 - , AgustínJované -2 8 - , José Manuel Alba -3 0 - y Cecilio Chiari - 2 8 - .

Los abogados más jóvenes, con 24 años en promedio, que apenas teníanméritos para ser empleados como jueces de distrito, eran Rafael N úñez, juez letrado del segundo circuito de Veraguas; Nicolás Pereira Gamba, prefecto delDarién; José Bernardino Chiari, defensor de pobres; Francisco Asprilla, secretario de la gobernación de Panamá, y Tadeo Pérez Arosemena. Esta lista es una

buena muestra de la tendencia liberal que predominaba entre los abogados queejercían en el Istmo.

Para los propósitos de esta conferencia solamente hemos seleccionado alos políticos liberales que por sus méritos fueron enviados a Bogotá para ocuparlos más altos puestos en la administración del Poder Ejecutivo nacional, o losescaños de las dos cámaras legislativas de la nación, durante el período en quefueron adoptadas las reformas liberales que implicaron cambios constitucionalessignificativos en sentido federal. Se trata entonces de los istmeños que dejaronuna im pro nta decisiva en las tradiciones políticas liberales de la agenda estatal de

la Nueva Granada.Nuestra selección comienza con don Mariano Arosemena de la Barrera

-Panamá, 1794-1868-, un comerciante y publicista que encabezó el mov imientoemancipador de 1821 y representó al Departamento de Panamá como senadordurante los tiempos de la prim era República de Colom bia. Desde la dictadura deBolívar se puso del lado del republicanism o del general Santander y enarboló labandera del libre comercio para el Istmo. Durante la crisis de 1831 propuso laerección de Panamá en cuarto estado federal colombiano, pero al regresar del

Filosofía y la Jurisprudencia por la Cámara provincial en 1847, bajo un régimenuniversitario, estos colegiales agitaron el proyecto "filantrópico" de la liberacióninmediata de los esclavos del Istmo.

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ARMANDO MARTÍNEZ GARN

exilio frustrado que le decretó el coronel venezolano Alzuru, y gracias a su correspondencia con el general Flórez, propuso a fines de ese año una fusión del

Istmo con el Ecuador.La publicación de su Manifiesto puso en marcha el proceso de conjuración

de esta posibilidad, en marzo de 1832, resultando capturados y fusilados el teniente Melchor Duran y el alférez Casana, quienes pretendieron seducir a losoficiales del Noveno Batallón para proclamar la anexión al Ecuador, después deapresar a las autoridades locales. En 1836 propuso al secretario del Interior unal iberación del come rcio pa na m eñ o. La Ad min is t ración S antander lo nom br óadm inis t ra dor de la Adu ana de Panamá, perm anec iendo en ese cargo hasta 1841,cuando fue nombrado consejero del Estado independiente del Is tmo y propuso

su neutra lida d y una reform a de la hacien da pública. A me diad os de 1846 el presidente Mosquera estuvo dispuesto a nombrarlo secretario de Hacienda, pero alno aceptar nombró a Florent ino González .

En 1851 la Administración López lo envió al Perú como su ministro plenipotenciario. De regresó a Panamá en 1854, unió sus esfuerzos a su hijo Justo paracrear el Estado federal de Pa na m á, con lo cual presidió en 1855 la Asa mb lea co nstituyente de este Estado que aprobó su primera constitución, sancionada por su hijoJusto como primer presidente. Su matrimonio con doña Dolores de Quesada lepermitió procrear ocho hijos, entre los cuales se destacaron Mariano -médico-,

Blas -m at em át ic o- y Justo -a bo ga do - Arosemena Quesada.Le sigue su descendiente má s bril lante, el doc tor Justo Aro sem ena Qu esada

-Panamá, 1817-Colón, 1896-, quien después de recibirse como abogado, hacia1837,  marchó a los Estados Unidos y luego al Perú; regresó a Bogotá a finales de1845,  donde fue empleado como jefe de una sección de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la cual ascendió pronto al cargo de subsecretario. Durante laAdministración López comenzó a representar a Panamá en el Senado, hasta quela A dm inistra ción Osp ina lo envió com o plen ipoten ciario a varios países. Su ban dera política principal fue la adopción del régimen federal, realizada en la gestación del Estado federal de Panamá -1855- y en la presidencia de la Convenciónde Rionegro - 1 8 6 3 - qu e instau ró el régim en de la unió n de los estados sobera nosde Colom bia. Su actividad legislativa fue mu y bril lante, dado s sus co noc im iento sconstituc ionales y jurídicos, así com o su pub licidad favorable al proyecto de expulsión de los jesuitas. Su hermano, el médico Mariano Arosemena Quesada, sehizo famoso por sus panfletos contra el general Mosquera y otros granadinos,pese a lo cual repres entó a la Nueva Gr anad a en el consu lado ecu atoria no.

Un a figura mu y estimada en Bogotá fue el coronel Tomás Herre ra - Pa na m á,1804-Bogotá, 1854-, cuya brillante carrera militar empezó en 1820, como ayudante del comandante José Fábrega, durante el movimiento que llevó a la declaraciónde la indepe nde ncia del Istm o. Co m bat ió en Junín y Ayacucho bajo las órdenes delcoronel O'C onn or. De vuelta a Cartagena secundó al almirante José P. Padilla en lasublevac ión co ntra la dicta dur a de Bolívar -1 8 2 8 -, lo cual le condu jo a Bogotá pa ra

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA,   1848-1855

cumplir su condena a muerte, afortunadamente conmutada por el destierro. Regresó en 1830 a la Nueva G rana da p ara co mb atir, al lado del general López, cont ra

el general venezolano Urdaneta, con grado de coronel efectivo. Una vez depuestoéste, fue comisionad o a Panam á com o com and ante general, don de derrotó al coronel Juan Eligió Alzu ru y resolvió la integración del Istmo a la Nueva Gr anad a. Desde 1837 asistió al Co ngreso Nacio nal com o senad or, pero du ran te la "G uerra de losSupremos" participó en el movimiento que declaró la independencia del EstadoLibre del Istmo. Reintegrado en 1842 gracias a las negociaciones con el coronelAn selmo P ineda, fue desterrado a Guayaq uil hasta que p ud o ser reivindicado p or laam nistía general dictada al final de la Ad m inistra ción M osque ra.

El triu nfo liberal del 7 de m arz o de 1849 lo llevó a la dirección de la Secre

taría de Guerra y Marina de la Administración López, cargo que ejerció entre elpr im er o de julio d e 1849 y el 4 de ju ni o de 1850. Al frente del Ejército gr an ad in oaplastó la rebelió n con serv ado ra de A nti oq uia en 1851, fue firmante de la C on stitución de 1853 y, como designado, se declaró en ejercicio del Poder Ejecutivotras el golpe del general Meló, en Chocontá -21 de abril 1854-. El 5 de agosto lecedió el Poder Ejecutivo a su paisano José de Obaldía, quien despachó desde elgobie rno legítimo exilado en Ibagué. Sorpres ivam ente m ur ió al frente de sus tro pas durante la toma de Bogotá, en diciembre de este año. Su hermana, RamonaHerrera, casó con Luis Lewis, un jamaiquino que ejerció el cargo de vicecónsul

británico en Panamá y fundó la compañía comercial Smith & Lewis, "negociantes, com isionistas e im po rtad ore s de toda clase de mercan cías europeas", fu ngiendocom o ferviente a bog ado de las franquicias comerciales para el Istm o.

Dos miem bros m ás de la familia Arosemena deben ser me ncion ados . U node ellos es Pablo Arosem ena -P an am á, 1836 -, quien llegó a Bogotá en febrero de1849 para estudiar Derecho y se tituló a los 16 años. Regresó a Panamá a finalesde 1854, donde desempeñó varias funciones públicas, entre ellas la de diputadoante la As am blea Legislativa de Pana m á, y en 1860 fue enviad o al Co ngr eso federal como senador. Su cargo como fiscal en el proceso que se le siguió al general

Mosquera en el Senado -1867- lo hizo muy conocido en Bogotá, donde llegó aser secretario de Estado, procurador general y designado a la presidencia de laRepública -18 80 - . Fue pres idente del Estado Soberano de Panam á -1 de octub rede 1910 al 30 de septiem bre de 19 12 - y publicista en mu ch os p eriódico s del Istm o ,  tales como El Federalista, La Unión Liberal y El Istmeño.

El o tro es D om ingo Arosem ena, quien representó a Panamá com o senadoren los años 1847-1848. El presidente Mosquera lo tuvo en bajo aprecio, pues enuna c arta que envió al coronel H errera - 7 de ma yo de 18 48 - dijo de él que no eramás "que un candido, que no es ni de la oposición, ni del Gobierno, pues el Go

bierno no ha podido contar con él para nada".Los señores Arroyo también fueron muy apreciados en Bogotá. Uno fue

Isidro Arroyo -Panamá, 1804-Bogotá, 1875-, quien llegó a Bogotá para estudiarDere cho y, un a vez conv ertido en aboga do  - 1 8 3 3 - ,  fue rete nido p or el presidente

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

Santander en Bogotá para que actuara como profesor de colegios, que fue suprofesión básica el resto de su vida. Su obra en tres tomos, titulada El manual del

estudiante, fue la más com pleta colección de "tratados elementales" publicada enla Nueva Granada durante el siglo XIX. Durante cuatro veces actuó como senador o representan te por la prov incia de Panam á, fue jefe de sección de la Secretaría del Interior, e incluso fue com isionado para ejercer el empleo de goberna dorde la provincia de Pamplona. El otro fue Domingo J. Arroyo, quien representó aPanamá en la Convención constituyente de la Nueva Granada -1832- y en laprimera Legislatura  -1833- . El presidente Santander le dijo al coronel Herreraque este último, por vivir demasiado tiempo en Bogotá, no conocía bien las novedades de las provincias del Istmo, lo cual era una limitación para lo que él

quería saber acerca de ellas.El doctor Francisco Asprilla, cuya primera elección com o represen tante de

Panamá ante la Legislatura nacional de 1848 promovió un duro enfrentamientopolítico entre el coronel Herrera y Pablo Arosemena, por una parte, y MarianoArosemena y su hijo Justo, fue clave para que los dos votos panameños del 7 demarzo de 1849 fueran para la cand idatura del general López. Dos figuras del Istm o m uy apreciadas por los políticos granadinos fueron, en primer lugar, el general José De Fábrega -Panamá, ?-Santiago de Veraguas,  1841-,  quien declaró laindependencia de Panamá -2 8 de noviembre de 18 21 - y fue partidario de laanexión a Colombia, en lucha contra la posibilidad de agregación del Istmo alPerú, lunto con el coronel Herre ra derribó al gobierno del coronel Alzuru, con locual la agregación del Istmo a la Nueva Granada pudo realizarse en 1832. El otrofue Gil Colunje, uno de los jóvenes de la Sociedad "Los deseosos de instrucción"y gran publicista, quien después de haber sido senador fue encargado de los negocios granadinos en los Estados Unidos, Inglaterra y Francia.

Pero quizás el istmeño que más influencia tuvo en Bogotá fue el doctorJosé De Obaldía -Santiag o de Veraguas, 1806-David, 1889-, quien com o vicepresidente se encargó del Poder Ejecutivo de la Nueva Granada desde el 5 de agostode 1854, cuando encabezó el gobierno legítimo en contra del general golpistaJosé María Meló, hasta el 31 de marzo de 1855, cuando fue reemplazado por elvicepresidente Mallarino. Se hizo aboeado en la Universidad Central de Bosotá ven 1830 fue partidario de la posibilidad de hacer del Istmo una repúblicahanseática, protegida por Inglaterra y los Estados Unidos, trabajando por estaopción ante los cónsules de estos países, sin fruto alguno. Ante el fracaso, Obaldíarepresentó a Panamá en el proceso de su incorporación al Estado de la NuevaGranada y se quedó en Bogotá, como senador, hasta el final de la A dm inistraciónSantander. Duran te la Administración del 7 de Marzo fue elegido vicepresidentede la Nueva Granada, lo cual explica por qué se hizo cargo de la jefatura del PoderEjecutivo en tres ocasiones: la ya mencionada, y en los días com prendidos entreel 14 octubre de 1851 y el 31 de enero  1852, así como entre los meses de agosto ydiciembre de este último año.

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LA ACCIÓN  DE LOS  LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA,  1 8 4 8 - 1 8 5 5

Para una identificación de los políticos que fueron a Bogotá a representar

a las dos provincias del Istmo ante las dos cámaras legislativas de la Nueva Gra

nada , se ofrece la siguiente tabla:

Tabla 1Senadores y representantes del Istmo en el Congreso Granadino

Año

1832

1833

1834

1835

1836

1837

1838

1839

1840

1841

1842

1843

1844

1845

1846

1847

1848

1849

1850

1851

1852

1853

1854

1855

Senado

Panamá

No concurrió

No concurrió

Blas Arosemena

Bias Arosemena

Domingo Arroyo

Blas Arosemena

Blas Arosemena

Isidro Arroyo

No concurrió

Pedro Obarrio

No concurrió

José Á. Santos

José Á, Santos

José A, Santos

fosé Á- Santos

José Á. Santos

José de Obaldía

[osé de Obaldía

José de ObaldíaTomás Herrera

Bernardo Arce M,Tomás Herrera

Tomás HerreraJosé de J. Hoyos

Santiago de la GuardiaJusto Arosemena

Santiago de la GuardiaJusto Arosemena

Veraguas

No concurrió

No concurrió

Jerónimo García

Jerónimo García

José de Fábrega

José de Fábrega

Casimiro Bal

Casimiro Bal

No concurrió

Jerónimo García

Jerónimo García

Jerónimo García

Juan Manuel Labarriere

Juan Manuel Labarriere

José M. Dutary

Juan ManuelLabarriere

José de Fábrega

José de FábregaNicolás López

Antonio VillerosJosé de FábregaJosé Fábrega

Antonio Villeros

Francisco FábregaAntonio Villeros

Agustín JovanéJosé de Fábrega

José de Fábrega

Cámara de Representantes

Panamá

Domingo J, ArroyoManuel J, PardoJosé Vallarino

Domingo J. ArroyoJosé María Pardo

Marceliano VegaManuel PardoDomingo ArroyoJosé de Obaldía

Miguel ChiariJosé de ObaldíaMariano Arosemena B.Miguel ChiariJosé de Obaldía

José de ObaldíaTomás HerreraBernardo Arce M,

José de ObaldíaJuan A, DíazJosé M, Remón

Marcelino Vega

JoséÁ. SantosPablo de BarrioTomás HerreraJosé Á. SantosMarcelino Vega

Pedro Arroyo

Pedro ArroyoSaturnino C. Ospino

José M, VallarinoJosé M, UrrutiaRamón García de Paredes

Ramón García de ParedesJosé M, VallarinoJuan B. Feraud

Juan B, FeraudJosé A, Arango

Pabio ArosemenaJosé A. Arango

Pablo ArosemenaDomingo Arosemena

Domingo ArosemenaFrancisco Asprilla

Francisco AspriílaPablo Arosemena

Pablo ArosemenaLucas Ángulo

José A. CastroLucas Ángulo

Justo Arosemena

Pedro GoitíaJusto Arosemena

José Ignacio RosaTomás Herrera

José Ignacio RosaGil Colunje

Veraguas

No concurrieron

Jerónimo García

Pablo José LópezEscolástico Romero

José López

Pabio José López

Ramón de la GuardiaRamón García de Paredes

Ramón García de Paredes

Jerónimo GarcíaJosé de Fábrega

José de Fábrega

Florentino Dorronsoro

No concurrieron

No concurrieron

Florentino DorronsoroFrancisco Fábrega

Francisco FábregaWenceslao Fábrega

Luis García de Paredes

Francisco Fábrega

Pedro Adames

No concurrieron

Francisco de Fábrega

Luis de FábregaDomingo Arosemena

Domingo ArosemenaLuis de Fábrega

Luis de Fábrega

Rafael NuñezLuis de Fábrega

José del C, VillamarDionisio Fació

Dioniso Fació

Fuente: Gaceta Oficial de la Nueva Granada y Gustavo Arboleda, 1990.

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

En 1832, cuando terminaron las labores de la Convención Consti tuyentedel Estado de la Nu eva G rana da, asist ían a ella solamente los tres represen tantes

de la provincia de Panamá. En el cuadro anterior se considera entonces que lapr im er a Legislatura con sti tuc ion alm ente re un ida fue la de 1833. D ur an te 1841los senad ores y represen tantes del Is tmo q ue hab ían estad o algun a vez en el Co ngreso gran adin o n o con curr ie ro n a la novena Legis la tura porq ue es taban h ac iendo p arte de la Asam blea Co nsti tuye nte del Estado del Is tmo q ue había declaradola ind epe nd enc ia de la Nue va G ranad a. A esta Asamb lea, que se reu nió en Panam á desde el prim ero de abril de este año, con cu rriero n José de Obaldía, M aria noArosemena y José María Remón quienes representaron a l cantón de Panamá;Juan Manuel López al de Alanje, Mariano Arosemena Quesada al del Darién,

M arc elin o Vega al de Na ta, José García de P aredes al de Parita, y José de FábregaBarrera al de Santiago. Tam bién con curr ió José Ángel Santo s.

Después de leer una carta del coronel Tomás Herrera, quien abogaba por laun ió n con la Nueva Gr an ad a si ésta adop taba el régim en federal, se expidió la Leyfundamental del estado independiente y soberano del Is tmo -18 abril  1841- ,  queamenazó con no reincorporarse nunca bajo el régimen central. Los rebeldes deCartagena también se habían organizado en estado independiente, por lo que panameños y cartageneros comenzaron a entenderse para la organización del régim en federal que tend ría la Nuev a Gra nad a despu és de la gue rra. Desde el año 1851

acudieron al Congreso los senadores y representantes de la provincia de Chiriquí,creada por división de la de Veraguas. En el cuadro anterior se incluyen sus nombres en la provincia matriz. Desde 1852 acudieron los de la nueva provincia deAzuero, cuyos nombres se incluyen en la de Panamá, que fue su matriz, hasta susupresión por el decreto del 9 de marzo de 1855.

Los l iberales is tmeños contaron con amistades polí t icas establecidas enBogotá. Se trataba de los abogados de todas las provincias del país que ejercíanlos principales cargos de los tres poderes públicos y de algunos generales queestim aba n el pape l jug ado p or los mili tares is tm eño s en la inco rpo ració n de esas

prov incias a la Nueva Gra nad a. El general Francisco de Paula Santand er fue ap oyado resueltam ente, antes de la crisis política d e  1828, por do n M ariano Arosemenay José de Obaldía, quienes le escribieron para apoyar su lucha contra "el poderabsoluto" y para congratularse "con Colombia y con el mundo l iberal" por el la .Durante la Convención de Ocaña fue notoria la s impatía de este Arosemena conlas posiciones del vicepresidente Santander, y en 1832 fue de los primeros enescribirle para con gratu larlo p or su regreso al país co mo p residen te, au gu ránd oleun destacado papel en la consolidación de la unidad nacional. Ya pos esion ado , elpresidente Santander escribió varias veces al coronel Herrera para expresarle su

preocupación por los intereses del Is tmo, y para darle cuenta de los envíos dedineros públicos que eventualmente hizo para ciertos f ines.

Una amistad muy valorada en Bogotá fue la del coronel Tomás Herrera,pues esta figura era la clave de la adhesión del Istmo a la Nueva Granada. El pre-

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

sidente Santander le expresó en 1835 que mientras él estuviese en el Istmo, comocomandante de armas, podría dormir t ranqui lo . En ju l io de ese año también le

confió que, en su opini ón, el doc tor O baldía era "un patrio ta excelente" que habíaencantado a todos en Bogotá, y que todos los senadores y diputados del Istmohabían dejado muy contento al Gobierno con su actuación. El 23 de octubre siguiente le envió saludos a los amigos Ob aldía y Aro sem enas, sin olvidar a A rango.Por su postura l iberal, Herrera estuvo ligado siempre a dos generales caucanosque fueron sus compañeros de armas en las campañas del sur de Colombia: elgeneral José María Obando, su confidente, cuya amistad le costó polít icamentemucho cuando fue perseguido por las Administraciones Herrán y Mosquera, y elgeneral José Hilario López, quien al alcanzar la presidencia lo nombró su secreta

rio de Guerra y Marina.Du rante e l prolong ado exil io de Guayaqui l -1 84 2- 18 45 - el coronel H errera

pudo saber exactamente con cuáles amigos podía contar en Bogotá: el coronelantioqueño Anselmo Pineda y el general bogotano Joaquín María Barriga. El coronel Pineda había comprometido su palabra en las negociaciones de reincorporación del Istm o en las que particip ó en 8 4 1 ,y p o r ello se esforzó para conseguirque el Congreso granadino aprobara la l icencia para que Herrera regresara a Pana m á y fuese reinscrito en la nó m in a m ilitar. Según el presiden te H errá n, el coronel Pineda fue "el primero de los amigos" de Herrera, porque "ha sentido los

males de usted como si él mismo los sufriera, y ha hecho por usted cuanto haestado a su alcance". Desesperado por la inutilidad de todos los esfuerzos empeñados contra un Congreso dominado por los vencedores de la Guerra de los Suprem os, en oct ubr e de 1844 el coronel H errer a se quejó de que el coronel Pinedano había hecho todo lo que debía en su favor.

En cam bio, su amistad con el general Joaquín M aría Barriga, tam bié n com pañero de armas, se afianzó cuando éste fue a Panamá como gobernador, al com ienzo de la Ad m inistra ción M osqu era. Al dejar el cargo, el general le re com endó al presidente qu e no m br ar a en su reem plazo a He rrera, tal com o efectivamen

te ocu rr ió . Ac tuand o luego com o secre tar io de G uerra de es ta Admin is t ración, e lgeneral Barriga hizo cuanto pudo por la reincorporación de aquel a la nóminamilitar. En 1847, cu and o éste se en co m pa dr ó co n Pablo Aro sem ena, quie n le solicitó que fuera el padrino de bautismo de uno de sus hijos, fue Herrera quien lorepresentó en la ceremonia sacramental. En el t iempo de los comicios presidenciales de 1848, el general Barriga reconoció que el coronel Herrera "ha sostenidosiempre mi candidatura". Producida la elección del 7 de marzo de 1849, Barrigafue quien le propuso al presidente López que nombrara al coronel Herrera comosu sucesor en la Secretaría de Guerra y Marina. Al producirse el nombramiento,

el genera l Barriga se alegró de ser suc edid o en un em ple o, po r seg und a vez, po r suamigo Herrera.

Las re laciones del coronel Herrera con e l general Tomás Cipr iano deMosquera fueron ambiguas, pues el primero no confiaba en el buen uso del po-

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ARMANDO MARTÍNEZ GARNICA

der que practicó el segundo. En julio de  1838, cuando Mosquera era el secretariode Guerra de la Administración Márquez, se valió de los servicios del coronel

Herrera para enlistar a los oficiales istmeños que podrían ser destinados a comisiones militares. Casi al final de la Guerra de los Suprem os, el general Mosquerase esforzó por sedu cirlo para que el Istmo volviera a integrar la Nueva Granada-carta del 28 noviembre  1841-,  argumentando que conservaba "por el Istmo,por usted y muchos amigos que tengo en ese país, interés y aprecio". Le ofrecióentonces su "valimiento" en favor del Istmo para "terminar las desgracias de laPatria en aquel interesante país", y el man do militar de Panam á. La oposición delCongreso le impidió al presidente Herrán cumplir esta promesa, obligando algeneral M osquera a escribirle, en octubre de 1844, para prom eterle que si ganaba

las elecciones presidenciales se encargaría de promover la obra del camino delIstmo. Efectivamente, fue durante la Administración Mosquera que el Congresole devolvió a Herrera el cargo de coron el.

Ya como presidente, Mo squera le dijo a Herrera -9 de mayo de 1845 - quequería a Panamá "como a mi patria natal y espero dar pruebas en m i Adm inistración". Co mo ya se dijo, este presidente no mbró a Herrera gobernado r de Panamá,en diciembre de 1845, en reemplazo del general Barriga, prometiéndole en esem om en to: "vamos, pues, mi qu erido amigo, a ocuparnos seriamente en la prosperidad del Istmo". Pese a todo, el presidente Mosquera no logró obtener el apoyo

del coronel Herrera para que los representantes de Panamá votaran en 1849 enfavor de la candidatura presidencial del doctor Cuervo, por las razones que semencionan enseguida. En 1850, cuando el ex presidente Mosquera estableció suresidencia temp oralmente en Panamá, donde fue electo miemb ro de su CámaraProvincial, ya el coronel Herrera estaba en Bogotá como secretario de Guerra yMarina. Además del general Barriga, el coronel H errera contó en la Administración Mosquera con un viejo amigo: el doctor Florentino González, quien habíasido su compañero de prisión en el castillo de Bocachica, en los tiempos de ladic tadu ra de Bolívar.

Desde su regreso a Bogotá, el doctor González fue su confidente e informante de todo lo que sucedía en el Congreso. Al posesionarse en la secretaría deHac ienda, en octu bre de 1846, le anunció que en la Legislatura de 1847 "haremosalguna cosa decisiva po r el Istmo, para que venga a ser lo que debe, en el mu nd ocomercial" -ca rta del 18 de noviembre de 1846-. Así fue como duran te los años1847 y 1848 gestionó en el Congreso dos proyectos im por tan tes para el Istmo: laconstrucción del ferrocarril, una obra que adjudicó inicialmente a la Com pañíaFranco-Inglesa, y la franquicia aduanera pa ra los puerto s del Istmo.

Por otra parte, el coronel Herrera n unca p udo perdon ar al general Pedro

Alcántara H errán y al doctor Rufino Cuervo lo poco que hicieron por termina rsu exilio en G uayaquil. Inicialmente el general Herrán fue su am igo, y durante laAdministración Márquez su informante sobre todos los asuntos que tuvieranque ver con el Istmo , para "hacerle algún bien" a éste. En jun io de 1838 le m an dó

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L Á  ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

D E L AS P O L ÍT I CAS D E L E S T A D O D E L A N U E V A G R A N A D A , 1 8 4 8 - 1 8 5 5

saludos a "mi señora Panchita y las señoritas sus hermanas". Ya posesionado en lapresidencia, le ofreció presionar al Congreso de 1842 con su renuncia para que

no aprobara medida alguna contra el coronel Herrera, acusado entonces de rebelde y sospechoso de complicidad con el general Oba ndo. Aunque al fin el Congreso aprobó la ley del 31 de mayo de 1844 que le permitió regresar a Panamá,tras lo cual el presidente Herrán le envió de inmediato el pasaporte correspondiente, no pudo escapar al resentimiento de Herrera. Cuando el general Herránterminó su mandato y marchó a los Estados Unidos -octubre de 1847- comomin istro de la Legación granadina, se puso a la disposición de H errera, quien nodio respuesta alguna a su ofrecimiento. Pero el blanco de todo su resentimientofue el doctor Rufino Cuervo, quien actuando como minis tro de la Nueva Grana

da en el Ecuador había usado en 1841 su influencia personal para convencer aHerrera de hacer volver al Istmo a la Nueva Granada y le había enviado loscom prom isarios, el coronel Pineda y Ricardo de la Parra.

En  1842, ya nom brado secretario de Hacienda, prom etió ayudar a la causade la amnistía del Istmo y de Herrera. Confinado en Guayaquil, Herrera creyó enlas palabras de Cuervo, quien le aseguró en una carta del 7 de noviem bre de 1842que era el "abogado de u sted" en Bogotá. Sin embargo, como Cuervo nada pud ohacer para cumplir su palabra ante la actitud revanchista del Congreso, prontoHerrera pasó a una actitud resen tida que no se apaciguó nunca, tal com o se pro

bó en el debate electoral de 1848-1849, cuando H errera se concertó con los doctores Obaldía y Asprilla para votar con tra él, desestimando ind us o las presionesdel general M osquera.

Tal como corresponde con seres humanos, el grupo de los liberales panameños tenía sus contradicciones internas, dado el conflicto que generaban susintereses particu lares. Por ejemplo, el coronel H errera y su cuñ ado , Luis Lewis,rivalizaron con Justo Arosemena. En diciembre de 1845, cuando Lewis publicóun opúsculo sobre la comunicación interoceánica por el Istmo, Arosemena seencontraba escribiendo sobre el m ismo tema, con lo cual argumentó que aquel se

le había adelan tado en la imprenta sólo para quitarle m éritos al suyo. La disputapersonal terminó en un duelo armado, del cual Lewis salió con una pierna rotapor un balazo. Herrera informó entonces al presidente Mosquera que el lancehabía sido buscado por los enemigos de Lewis, de tal suerte que Arosemena nohabía sido más que un in strum ento de aquellos.

La dispu ta del coronel Herrera con Justo Arosemena y su padre se agudizócuando la Cámara provincial de Panamá eligió en 1847 al doctor Francisco Asprillacomo representante ante la Legislatura nacional del siguiente año, cargo al cualtambién aspiraba el primero. Con el apoyo de Pablo Arosemena, el coronel Herrera

se salió con la suya en esta ocasión, con lo cual se aseguraron los dos votos panameños en favor de la cand idatura presidencial del general López. Herrera le confió al general Barriga que le gustaría que Mariano Arosem ena Barrera fuese nombrado en algún em pleo en Cartagena, para que le dejara el campo libre en Pana-

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ARMANDO MARTÍNEZ (.¡ÁRNICA

má a Pablo Arosemena. Fue entonces cuando el doctor Florentino González lamentó, en carta del 17 de noviembre de 1847, la discordia tan prolongada que

existía entre el viejo Mariano Arosemena y el coronel Herrera, pues él prefería"ver a tod os los pa na m eñ os u nid os" para que apoyara n las reformas que pr epa raba a favor de los intereses del Is tm o.

LAS NEGOCIACIONES DE LA "SOBERANÍA REASUMIDA" POR LAS PROVINCIAS DEL ISTMO

Al momento de la declaración de su independencia de España, el Istmo estabajurisdiccionalmente dividido en dos provincias: Panamá y Veraguas. Al cesar elseñorío de la Corona, el poder eminente -la soberanía- fue depositado en estasprovincias, al tenor de la idea de "reasunción de la soberanía de los pueblos", queen la práctica era un depósito del poder eminente en los cabildos. Fue así comolas éli tes i lustradas -abogados, clérigos, comerciantes y militares- de todas lasprov incias hisp ano am erican as l lenaro n el "vacío de auto rida d pública legítima"con la idea de la reasunción de soberanía.

Este movimiento planteó de inmediato un problema difícil respecto de ladete rm inac ión de las jurisdicciones provinciales legítimas, dado que las reformasborbónicas que habían fortalecido las grandes jurisdicciones administrativas delos corregidores, gobernadores, capitanes generales o intendentes eran tan recientes que aún no habían podido sofocar por completo los fueros de las pequeñas prov incia s ligadas a las jurisd iccio nes de los cabildos de las antig uas ciuda desy villas. La dispu ta entre prov incia s "legales" e "ilegales", o en tre p rovin cias " m o dernas" y "antiguas", giró en torno a las opciones posibles para transitar hacia lasnuev as jurisdicciones repu blicanas. En esa dispu ta dad a entre los criollos i lustrados fueron justificadas las argumentaciones con los ejemplos de la organizaciónnorte am erican a -re tór ic a federal ista- , con la cont inuida d de las t radic iones h ispánicas - re tór ica centra l is ta- e incluso con la innovación pol í t ica - re tór icashanseát ica , colombiana, e tc . - .

En el extinto Virreinato de la Nueva Granada la disputa de las soberaníasprovinc iales "reasu mid as" l levó a la guerra en tre las Provincias Unid as -p ar tid arias de una cesión de sus soberanías en favor de un estado federal- y el Estado deCundinamarca —reclamante de la tradicional iurisdicción del "Reino"—, así comoentre los cabildos antiguos y los que ostentaban la posición de cabeceras decorre gim iento o gob ernac ión. Este proceso de resolución militar del conflicto delas soberan ías p rov inc ia les " reasumidas" , ma l l l amado en las t rad ic ioneshistoriográficas de Colo m bia y Venezuela con el no m br e de "patria boba", en realidad fue u n an un cio de la seried ad c on qu e las élites prov inciales se resolviero n aformar los es tados nacionales m ode rno s.

El doctor Florentino González expuso, en sus Elementos de ciencia administrativa (1840), la representación que sus contemporáneos tuvieron acerca deeste proceso de "reasunció n" de la soberanía "prim itiva" por p arte de las prov incias emancipadas:

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L A  ACCIÓN DE LOS LIBERALES  P A N A M E Ñ O S E N LA D E T E R M I N A C I Ó N

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

Cuando las provincias de un Estado, en que la autoridad nacional ha sido destruida, han tenido el valor de recurr ir a su soberanía primitiva para repeler la usurpa

ción, ha resultado de ello el triunfo de la libertad y el restablecimiento del gobierno legítimo (González, reedición de 1994: 334).

González registró los momentos históricos en los cuales las élites ilustradas de las provincias granadinas habían reasumido la soberanía para determinadas decisiones políticas: el pri m ero de ellos fue el m om en to de la em ancip ación ,cuando habían formado gobiernos locales para proveer  a su defensa, actu and oigual que las prov incias e spaño las en 1808, con oc asión del "despo jo d e sus reyes"por N apoleón B onaparte . El segundo m om en to o curr ió en 1830, cuan do las pro vincias "organizaron sus autoridades  y levan taron fuerzas pa ra com bati r  a losgobernantes intrusos", logrando "la restauración de los principios  en la NuevaGranada". Algo similar había acaecido en 1835 en Venezuela, cuando las provincias em plear on "sus recursos y magistra dos p ara enfrentar la revolución del 8 deJulio y  restaurar el gobierno legítimo".

Esta experiencia polít ica también ocurrió  en el I s tmo , d onde  el coronelTomás H errera y el doc tor Justo Aro sem ena fueron los principales publicistas dela represen tación sobre "la reasunció n de soberan ía" en los tres m om en to s en queello habría oc urr ido (Herrera , 1928: 411-417; Aro sem ena, 1855): el m om en to dela tardía declaración  de independ encia respecto  de España  - 1 8 2 1 - ,  el del p ron u n c i a mie n to  de independenc ia cuando  se  d isolvió Colombia  - 1 8 3 1 - , y el delpronunciamiento del 18 de noviembre  de  1840 que dio  el pr im er paso para laerección del Estado Soberano del Istmo. Esta representación histórica sobre losm om en to s de la "reasun ción de soberanía" se inicia el 28 de noviem bre de 1821,cu and o se reun ieron los notables de la ciuda d de Panam á y pro cla m aro n su inde pendencia de España en un acta que firmaron. El primero de sus doce artículosdecía que, "conform e al voto general de los pueb los de su compren sión", Pan am áse declaraba "libre e ind epe ndie nte del Gobi ern o español", y el segu ndo declarabaque los terri torios de las dos provincias del Istmo -Panamá y Veraguas- pertene

cerían al Estado de Colombia, para lo cual enviarían un representante a su C ongreso. Fue en ese entonces cua nd o el coronel losé de Fábrega asu m ió la gob erna ción de Panam á, tras lo cual envió copia del acta me ncio nad a al presid ente SimónBolívar.

El seg und o ca pítulo de la repr ese nta ción se sitúa el 9 de julio de  1831, cuandolos notables panameños se reunieron para "discutir en perfecta calma los intereses precisos del país, y asegurar las grand es ventajas qu e debe re por tar el Istm odel nuevo pacto bajo el cual intentan confederarse Venezuela, Nueva Granada  yEcuador, separad os entre sí po r los sucesos extraor dina rios que han tenid o lugar

en  la República". Te niend o  a la vista las circuns tanc ias po líticas creada s po r ladic tad ura de Urd an eta y la persp ectiva de "su futura felicidad", hiciero n u so "de lasobera nía que ha n reas um ido, y de que no h an dispu esto despu és de la rot ura delantiguo pacto colombiano" para resolverse por  la opc ión  de elevarse "al ran go

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

polí t ico a l que -P a n a m á - es tá l lamado natu ra lm ente" : un es tado de la C onfederación Colombiana, dotado de adminis t ración propia , pero bajo e l mandato de

la Co nst i tución de C u cu ta -1 8 2 1 - . Este pro nun ciam ient o fue jus ti f icado por Justo Arosemena en términos de "perfecto uso de un derecho popular, el derechoincontrovertible de la soberanía", en la circunstancia de la defensa de las actuaciones de su padre M aria no y de José de Obaldía en 1831, pues en su opin ión elpro nun ciam ient o había s ido "un acto de la v ir tud del patr io t ism o, porq ue la patria es esencialmente la tierra natal".

Así las cosas, com o lo sabe cualquier p an am eñ o, los acontecim ientos pos teriores del Istmo se complicaron por la decisión del coronel venezolano JuanEligió Alzuru de conce ntrar en sí los m an do s polít ico y militar, ins tau ran do un a

dictadura de hecho, y por la l legada del coronel Tomás Herrera en calidad decomandante mil i tar del Is tmo por nombramiento del v icepres idente DomingoCaicedo.

La guerra civil dio el triunfo a las fuerzas comandadas por Herrera y Joséde Fábrega d ura nte el mes de agosto siguiente, con lo cual el Istm o fue rein corp orado al Estado de la Nueva Granada que nació ese mismo año en su Convenciónconstituyente.

El tercer momento de esta representación histórica de la "reasunción desoberanía" se sitúa en la circunstancia de los pronunciamientos de los caudillos

supre m os de var ias provincias granadinas contra la Adm inis t ración M árquez. Laversión oficial de la separación del Istmo en 1840-1841 fue dada por el coronelTomás Herrera al presidente granadino elegido, Pedro Alcántara Herrán, en unacarta que dató en Panamá, el 8 de julio de 1841 (Herrera, 1928: 411-417). Segúnsus palab ras, ante las noticias de los sucesos militares los pa na m eñ os hab ían ju zgado q ue se había roto el pacto fund am ental de asociación po lít ica y que el Estado de la Nueva Granada se había disociado. La desaparición del Gobierno general, según las noticias que llegaban, provoc ó que un a asam blea de notables reun ida en la ciudad de Panamá redactara un acta de pronunciamiento, el 18 de no

viem bre de 1840, po r la cual hab ían d ecidido de nue vo "reasum ir nue stra soberanía, deliberar sobre nuestra propia suerte, y constituirnos" en estado soberano.Este acto se repitió en los diez cantones que integraban las dos provincias dePanamá y Veraguas, tras lo cual convocaron a una convención para el siguienteaño .  Conforme a esta versión, los istmeños habían recobrado su soberanía, habían deliberado y decidido constituirse en estado, " todo con tal regularidad, quees du do so que jamás pue blo a lguno haya procedido de la mism a m aner a en operaciones de tanta mo nta". Las opcione s políticas que se hab ían deba tido entonc esfueron dos: "Ind epen den cia absoluta del Estado del Istm o, o unió n al resto de la

Nueva Granada, bajo un gobierno de forma federal".El primero de marzo de 1841 abrió sus sesiones la Convención constitu

yente del Estado sober ano del Istmo , integrada por los diputa dos de los cantone sde sus dos provincias y presidida por José de Obaldía y Mariano Arosemena. La

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 -1 8 5 5

ley fundamental del Estado del Istmo -18 de marzo- consideró que el pacto social de 1832 se había roto con la pro clam ació n de la Federación po r m uc has pro

vincias, po r lo cual decre tó la form ación de "un Estado ind epe nd iente y soberano"  que se l lamaría "Estado del Istmo". Sin embargo, anunció su disposición anegociar su conversión en un estado federal si la Nueva Granada adoptaba elrégim en federal tal com o se anu ncia ba p or los dirigentes del estado de Cartag enaque estaban en guerra con la Administración Márquez. En una carta enviada aesta Convención, el coronel Tomás Herrera justificó este acto con una crítica a laCar ta Co nst i tucio nal de 1832, que no h abía establecido el régim en federal, "ún ico que nos conviene". Como se sabe, los triunfos militares del general Pedro A.Herrán en las provincias granadinas del interior cuest ionaron esta independen

cia del Istm o y de Cartag ena. El coronel H erre ra l legó entonces a un acu erdo conel coron el Anselm o P ineda y Ricardo d e la Parra , enviado s con p ode res especialespo r el m inistro gra nad ino en Qu ito, el 31 de diciemb re de 1841, para la reincorporación del Istmo a la Nueva Granada a cambio del olvido de "todas las ocurrencias polí t icas" y del ofrecimiento de "todos los ensanches municipales queson nec esarios pa ra co nsu ltar y fom en tar los intereses de las localidades". El cor onel He rrera se m os tró en tonces confiado en que los "ensanches m unic ipales " pro met idos p or el Go biern o n acional "despe rtarán la indust r ia , act ivarán el comercio, prog resa rán las luces" en el Istmo.

Esta representació n h istórica, que a los ojos de los pa na m eñ os p ue de p arecer única en su "singularidad nacional", t iene un a gra n sim il i tud co n las que cons truyeron los publicistas caucanos, socórranos, cartageneros, samarlos y pastusospa ra sus respectivas provincias. Visto desde la perspect iva gran ad ina, el fenóm eno de la "reasu nción de la sobe ranía" por las provinc ias ema ncip ada s fue general .Se trataba de un síntoma del problema central de la construcción del estado nacional gra na din o, es decir, del leva ntam iento de la heg em on ía del po der em inen te de la nación, enc arn ado en su "gob ierno s upe rior" de Bogotá, con tra las "soberanías prim it ivas" de las provinc ias que ha bían con st i tuido el estado na cional en

1821 y 1831-1832. En las circunstancias de la lucha con tra la dicta du ra del general Urdaneta  - 1 8 3 1 -  se vio la facilidad con que las provincias "reasumían" sussoberanías: además de lo ya narrado para el Istmo, las cuatro provincias del surgra na din o estuvieron presentes en la con st i tución del Estado del Ecuado r, las delCasanare y la Guajira quisieron agregarse a Venezuela, y el Cauca hizo planespa ra la for m ació n del "cu arto estado", co m o se verá enseg uida . La fuerza legal quelos abogados l iberales empeñaron para la integración de la Nueva Granada sederivó del principio uti possidetis, pero su éxito requería el respaldo de los hombres de armas, lo cual abrió a los generales caucanos el camino hacia la conduc

ción del Pode r Ejecutivo del débil Estado g ran adin o.La elección de las pos ibilidad es de existencia política par a el Istm o siem pre

contó con la opción de la forma ción de un "cuarto estado" colom biano, un pro yecto compart ido con la él i te caucana, cuyos cálculos se sobrepusieron de mu-

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chas maneras a los que hacían los panameños. Como se recuerda, la disoluciónde Colo m bia pr odu jo tres nuev os estados: Venezuela, la Nue va Gr ana da -c o n las

provincias del "centro de Colombia"- y el Ecuador, formado durante el mes dema yo de 1830 con las tres provincia s del "sur de Colo mb ia" -Q ui to , Guayaquil yAzuay-. La llegada del general José María Obando a Pasto, al frente del BatallónVargas, conjuró la anexión de esta provincia a este último Estado. Pero la posibilidad d e form ar un "c ua rto estado", de cara al O cé an o Pacífico, fue acaric iada po rlos istmeños, los caucanos y hasta por los pastusos. Esta opción política exigía laneutralización del general venezolano Juan José Flórez, el autor intelectual de laformación del Ecuador, quien calculó la posibilidad de extender su territorio atoda la zona del Pacífico colo m bian o, inc orp or an do todas sus provincias -in clu i

da Popayán- hasta Veraguas. Su correspondencia con la éli te panameña da cuenta de este proyec to del "Pacífico", así com o del esfuerzo qu e realizó con tra el Perúpor el control de la provincia de Guayaquil .

Los polít icos panameños tuvieron a la vista varias opciones: agregarse alPerú, asegurando el comercio que mantenía con sus puertos; agregarse al Ecuador, conformando el gran estado comercial del Pacífico; agregarse a la NuevaGranada, conservando una tradición polít ica; o convertir las dos provincias delIstmo en un cuarto estado federal, integrado a Colombia, o independiente entanto "república hanseática". Pero la élite de Popayán, cabecera de una antigua

gobernación, también calculó que e l cuar to es tado colombiano podría tener susede en dicha ciudad e integrar a todas las provincias costeras, desde Tumacohasta el Istmo. Por su parte, los pastusos contaban con el apoyo de Flórez paraconstituirse en el cuarto estado, separándose del viejo dominio que Popayán había hec ho pesar siemp re sobre ellos. Y en m edio de los cálculos de los pan am eños , payaneses y pastu sos e staban los cálculos personales de los militares venezolanos establecidos en el Istmo, en especial los de Luis Urdaneta y el coronel JuanEligió Alzuru. El asesinato del mariscal Sucre en las montañas de Berruecos esun a señal de la intensid ad de tan variados intereses persona les que se entrecru zaro n

alrededor del "cuarto estado del Pacífico".La pugna política y militar que se desencadenó en el Istmo, durante el se

gu nd o sem estre de 1830 y el prim ero de 1831, entre el general Espinar, apoyado porlos m ulat os y los negros , y de la otra parte el coronel A lzuru y los militares ven ezolanos que llegaron expulsados de Guayaquil -encabezados por Luis Urdaneta-,parecía indicar que la opción del cuarto estado triunfaría. Efectivamente, el 9 dejulio de 1 831, bajo la co nd uc ció n intelec tual de José de Obald ía y Ma ria noArosem ena, fue proclam ada la constitución del cuarto estado colom biano, bajo elno m bre de Estado del Istmo, sometido a la Carta constitucional de Cu cuta  -1 8 2 1 - ,

con lo cual se logró la concertación del coronel Alzuru y del general Fábrega, elgobernador de Veraguas. Pero las ambiciones del primero produjeron el destierrode los notables istm eño s que hab ían p artici pad o en el proyecto, con lo cual se efectuó su reversión con la llegada al Istmo del coronel Tomás Herrera, nombrado

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LA   ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

com and ante general del Istmo p or el gobierno grana dino. Por el m om en to, las circunstancias se resolvieron a favor de la integración al Estado de la Nueva Gra nada ,

garantizad a p or la acción del m en cio na do coronel H erre ra y de don José Vallarino.Del mismo modo, el general losé María Obando pospuso su proyecto del cuartoestado ca ucan o, teni end o a la vista la urgencia de la cons titución del Estado gran adin o co ntra las pretensio nes del general Flórez, cuyos partida rios d e Guayaqu il aspiraban a recobrar las provincias de Pasto y el Chocó que aquel había aseguradocon sus tropas, pasando luego a apoderarse de "el Cauca, el Istmo y hasta de loslocos del Atra to pa ra tene r pu erto s en el Atlántico" (H errera, 1928: 102).

El general O ban do y el coronel Herrera, grandes amigos y com pañero s dearm as, unie ron sus esfuerzos con tra los cálculos del general Flórez y aplazaro n sus

aspiraciones comunes para la formación de un cuarto estado federal de la antiguaColombia. En tono confidencial, el general Obando le escribió al coronel Herrera:

Acuérdese usted de mis opiniones sobre el Cauca, y lo que hablamos; por hoy noes el tiem po, la Patria lo exige, y yo cedo hasta que llegue el día. Usted debe pensardel mismo modo . Haga que vengan los diputados, aun que sea a firmar la Constitución, que estará muy buena . Escríbame sobre su m odo de pensar y concertemosla suerte de nuestra Patria (Obando, 1928: 27),

La causa de la "patria común" que Obando propuso a Herrera era, en esem om en to , la de la Nueva Gr ana da rein tegrada, "fuerte y organizada". Con el t iem po , calculaba Ob an do , po drí an h acer lo que más conviniera a Popay án y al Istm o,"de un m od o legal y sin hech os qu e lo dejan to do a disposición de las revoluciones". La m eta de la form ación de los estados sobe ranos federados fue anu ncia dadesde entonces. La siguiente oportunidad se presentó en la circunstancia de laguerra civil de 184 0-1841, cua nd o los istm eño s y cauca nos ex per im ent aro n suerección en estados federales. El coronel Herrera había sido destituido de la jefatura militar del Istmo, el 10 de mayo de 1839, por el secretario de Guerra, elgeneral Mosq uera , acusado de no hab er seg uido al pie de la letra las instru ccion esrecibidas, alegando "los dictados de su conciencia". El 18 de noviembre de 1840una asamblea reunida en Panamá redactó el acta de independencia del Istmocom o estado "soberano , l ibre e inde pen dien te de la Nueva Granada". He rrera ocupó la jefatura del nuevo Estado y M aria no A rosem ena integró el Con sejo de Estado con Nicolás Orozco y Tadeo Pérez de Oc hoa. Mien tras tan to, el general O ba nd oorganizó en Popayán , a finales de abril de 1841, un g obie rno au tó no m o p ara lasprovincias del sur -Po pay án, B uenaventura , Cauca, Choc ó y Past o- con t res secretarías de estado -Interior, Hacienda y Guerra-, dotado de su propia GacetaOficial, y decla rand o la franquicia del pu er to de Tum aco, am én d e diversas m edi das fiscales y militares.

Durante la guerra civil de 1860-1861, una vez más, los caucanos y losistm eños volvieron a reclam ar y ejercer la soberanía p lena, ya en su cond ición deestados federales. En ese momento fue que Manuel Dolores Camacho, quien ha-

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bía sido secretario del Interio r d ura nte la Ad m inistrac ión López, rechazó la clausura del pu erto franco de Bu enav entura q ue había apr oba do la Legislatura nacional de 1858 con el argumento de que esta medida era:

una razón más a favor de los que opinamos que el Estado del Cauca debe formaruna nación independie nte, si quiere progresar. Esta parte de la República necesitaejercer plenamente su soberanía para proveer en entera libertad al desarrollo de laindustria, para arreglar sus relaciones exteriores en el sentido de sus conveniencias. Pertenecemos al ma r del Sur, y poco o nada tenemos que ver con el mar delNo rte. Unido el Cauca al Estado del Istmo , las aduanas, los provechos del ferrocarril y el monopolio de las quinas ejercido por el Gobierno, nos darían recursos

abundantes para pagar los intereses de la deuda que nos tocará reconocer. Losgastos que hoy se hacen en los Gobiernos de Panamá y Popayán alcanzarían p aracubrir los del gobierno de la nueva nación. C omo estoy persuadido de que la independencia del Sur llegará tarde o temprano por la fuerza irresistible de las condiciones que la rodean, doy poca importancia a la federación, que solo alcanza acontentar pequeñas ambiciones, y resolver cuestiones subalternas y de limitadoinflujo en la suerte del país {El Centinela, 14 de octubre de  1858; El Comercio, No.14, 10 de agosto de 1858).

Si así opinaba un ex secretario de estado, anteponiendo los intereses provinciales caucanos a los de la nación granadina, ¿por qué deben extrañarnos lasopiniones similares que emitieron los istmeños en este momento crít ico de laguerra civil? Aunque la Constitución de 1858 había instaurado el régimen de loso c h o e s t a d o s f e d e ra l e s , l o s p a n a me ñ o s , a l i g u a l q u e l o s c a u c a n o s , l o ssantan derea nos y los samarios , in terpre taro n ese régimen com o de "estados soberan os". La dec larato ria d e separac ión del Estado del Cau ca, con lo cual se inicióla gue rra civil en 1860, fue argu m ent ada por el general Mosq uera en térm ino s dedefensa de la soberanía estatal contra "el grupo de Bogotá". Cinco años antes,

cu an do el docto r Justo Aro sem ena t om ó posesión de la jefatura del recién crea doEstado federal de Panamá -el 18 de julio de 1855-, dijo algo similar:

Lln nuevo Estado hace su a narición entre los pueblos del mundo. No es él independien te, no constituye por sí solo nacionalidad, ni lo pretende , porque se hon racon la nacionalidad bajo cuya sombra ha adquirido y conservado vida propia.Pero es soberano; va a constituirse, y en su organización tiene que resolver dosgrandes problem as sociales, que acaso no son sino uno mism o: el de la libertad, yel de la federación 3.

1 Posesión del jefe superior del Estado, en: Gaceta del Estado de Panamá, No. 1  (20de julio 1855).

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NÜEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

En su perspectiva, el Estado de Pana m á había recibido la m isión de em pezar a recorrer el camino de la organización federal como pionero, el cual llevaría

de nuev o a la un ión de los pueb los que hab ían co m pue sto la gloriosa C olom bia.Para ello, presentó ante los constituyentes istmeños seis códigos que había escritoél m ism o: el Có digo Político, el Có digo Fiscal, el Có digo Civil, el Có digo Penal, elCódigo ludicial y el Código de leyes varias. Una vez que le fue presentada la primera Const i tución de es te Estado, aprobada e l 18 de sept iembre s iguiente ,Arosemena dijo a la comisión de diputados que se la trajo que esta carta era "lasalvaguardia de nuestr os derechos , com o partes de esta entidad sober ana, con ungobierno propio, cuyos actos pueden hacer la dicha o la ruina del país".

Esta retórica correspondía, punto por punto, a la que se expresaba enton

ces en los Estados del Cauca y de Bolívar. Co n ello estos tres estados de m os tra ba nque se hab ían resuelto por la opció n de la soberanía de los estados federales, u naam pliación de la "reasun ción de la soberan ía de las provin cias" a un a escala m ayor, con sus consecuencias para la destrucción de la soberanía de la nación. Fueprec isam ente el doc tor Justo Ar osem ena q uien c om ba tió, a finales de 1862 y cuan do los estados de la Unión Colombiana se preparaban para enviar sus plenipotenciarios ante la Conve nción constitu ciona l de Rioneg ro, la doctr ina de "las dospotestades", es decir, de la parte de la soberanía que le quedaría a la Unión Colom bian a u na vez que los nueve estados constituyentes fuesen declarados sobera

nos . Justo Arosem ena calificó el prin cipio de las dos sobe ranías com o falso y opue sto al principio federal:

El principio de las dos soberanías es tan contradictorio, y son tan evidentes lascolisiones y luchas que de él proceden, que no sabemos cómo haya podido sostenerse un momento sino por preocupación, o lo que es lo más probable, por lapropensión absorbente de todo G obierno, nacida del espíritu de dominación en elpersonal que lo ejerce (Arosem ena, 1862: 88-137).

Observando la experiencia polít ica norteamericana, y siguiendo un artículo de Mur illo Toro pub lica do en El Tiempo (No . 286, 1 de mayo de 1860),Aro sem ena se opu so a la idea "gobiernista" -c en tra lis ta - que postulab a que en unrégimen federal la soberanía recaía en la nación, pues le había sido cedido a éstapor los estados que se unía n libre me nte. Pero tam bién se opu so al princ ipio de ladua lidad de las sob eran ías, es decir, el que la atribu ía t an to a los estados federalescomo a la Unión. En su opinión, los ciudadanos panameños sólo estaban obligados a obedecer al gobierno del Estado Soberano de Panamá. De este modo, elgobierno de la Unión no era más que delegado por los estados soberanos, y no"por derecho propio". El Con venio de Co lón -6 de septiem bre de 18 60 - firmadopor S antiago de la Gu ardia, gobe rnad or del Estado federal de Pana má , y el com isionado granadino Manuel Murillo Toro, representaba la "decisión soberana" delos panameños para integrar la Unión Colombiana, a condición del respeto a los"principios rigurosamente federales".

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LA ADO PCIÓN DEL RÉGIMEN FEDERAL EN LA NUEVA G RANADA

Vistos los anteriores antecedentes polí ticos, pu ede ded ucirse inme diata me nte quelos pol í t icos de l Is tmo s iempre pu gn aro n en el Congreso g ranad ino por la adop ción del régim en federal, es decir, po r la mo difica ción de las cartas co nst ituc ion ales de 1832 y 1843 que impusieron el régimen central . Justo Arosemena, en susObservaciones generales a la Constitución de los Estados Unidos de Colombia quefue apro bad a en 1863, declaró orgu llosam ente q ue había bastad o "la creación delEstado de Panamá en 1855, aunque a vir tud de circunstancias peculiares, paracomunicar toda su fuerza a las disposiciones federalistas, y por dos o tres pasosm ás erigir todo s los m iem bro s de la Con federación Granadina". Au nqu e los polít icos de las provincias del Soco rro, Pam plo na, Tunja, Cartagena y Popayán tam

bién presionaron por la adopción del régimen federal desde su emancipación,animados por el espíri tu l iberal que procuraba reservarle a las provincias antiguas y a las nuevas municipalidades el ejercicio pleno de los poderes locales, llam a la atenc ión la constancia con qu e esta opc ión fue buscada po r todo s los políticos del Istmo en Bogotá.

En el acta de independencia de las dos provincias del Is tmo -28 de noviem bre de 18 21 - se anu nció que serían redac tados los reglamentos económ icospara su "gobierno interior", a despecho del envío del diputado ante el Congresode Colombia .

Cuando se produjo el golpe de estado del general Urdaneta contra el gobiern o g ranadin o p res idido p or Joaquín M osquera , a comienzos de l mes de septiembre de 1830, se inició un movimiento de separación de algunas provinciasgran adin as para anexarse a los otros estados que se hab ían formado con la extinción de Colombia: Casanare solicitó su agregación a Venezuela y las provinciasdel sur de la Nueva Granada contribuyeron a la consti tución del Ecuador. En elDepartamento de Panamá, cuyos polí t icos l iberales venían de t iempo atrás resist ien do la dicta dur a p rocla ma da po r el general Bolívar, pese a que sabían que ésteera "el ídolo de la mayoría de la población istmeña", se produjo el 8 de julio de

1830 un levantamiento militar contra el prefecto José Vallarino, con lo cual seexpuso un plan de independencia absoluta del Is tmo respecto de Ja Colombian u e  va no existía más aue formalmente. La asamblea reunida al día siguiente en lacasa consistorial de Panamá reasumió la soberanía que ya no podía reclamarColom bia y se pro nu nci ó com o "ter ri tor io de la Confederac ión Colo mb iana" conadminis t rac ión propia , pero conservando la Const i tuc ión y leyes colombianas ,así co m o sus s ímbo los nac ion ales . En sus cam pañ as to dos los l íderes del Is tm o-el coronel Tomás Herrera, e l general Fábrega, el comandante Miró, el coronelPicón, Blas Arosemena y Jus to Paredes- promet ie ron una amplia de l iberac ión

sobre la suerte política de este territorio tan pronto se pusiera fin al gobierno delcoronel Alzuru. En ese momento las posibil idades de existencia polí t ica para elIstm o era n tres: la ane xió n a la Nu eva G ran ad a, la anexió n al Ecu ador, o la invención de "un país hanseático" con autonomía para organizar el tránsito mercanti l

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LA ACCIÓN  D E  LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA  DETERMINACIÓN

DE  LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA,  1848-1855

interoceánico con el apoyo de Inglaterra y los Estados Unidos. La lealtad del coronel Herrera al presidente Domingo Caicedo decidió el camino por la primera

opción, en especial porque la Constitución colombiana de 1830 había sido recibida con simpatía en el Istmo al prometer l ibertades municipales y el goce de laasociación colombiana. Fue as í como los d iputados de Panam á -D om in go   J. Arroyo,  M anue l J. Pardo y José V alla rino - asistieron a la Co nven ción constituy ente delEstado de la Nueva Granada y firmaron la nueva Carta Magna el 29 de febrero de1832.  La aspiración federal quedó así aplazada.

En 1840, en la circunstancia de la guerra civil de los caudillos de algunasprovincias granadinas con tra la Adm inis t ración M árquez , los pron uncia mie ntosdel 18 de noviembre instauraron la independencia de las dos provincias del Ist

mo respecto de la Nueva Granada con el procedimiento ya tradicional: ante laruptura del pacto fundamental por la rebelión de muchas provincias, las dos delIstmo "reasumieron su soberanía" y, después de deliberar sobre su suerte, decidieron constituirse en estado so beran o. Para entonces sus opciones de existenciapolít ica eran do s: "Ind epe nde ncia absoluta del Estado del Istm o, o un ión al restode la Nueva Gra nad a, bajo un gobie rno de forma federal" . La Co nvenc ión constituyente del Istm o se instaló en Pan am á el prim ero de m arzo de 1841 con 18 diputados cantonales. Acogiendo la recomendación del coronel Herrera para unirse ala Nueva Granada cuando ésta adoptara el régimen federal de estados soberanos,

el 18 de marz o fue ap rob ada la Ley fund am ental del Estado ind epe nd ient e y soberano del Istmo que anunció su disposición a negociar su conversión en unestado federal si la Nueva Granada adoptaba el régimen federalista, tal como seanu ncia ba p or los dirigentes del estado de Carta gena que se enc ont rab an en guerra contra la Administración Márquez. En una carta enviada a esta Convención,el coronel Herrera justificó este acto con una crítica a la Carta Constitucional de1832,  acusada de no haber establecido el régim en federal, "únic o que nos conviene".  El 7 de junio siguiente fue expedida la primera carta constitucional del Estado del Istm o, resultan do elegido el coronel He rrera co m o prim er presid ente cons

ti tucional. Éste nombró a José Agustín Arango como secretario del Interior yGuerra, y a Mariano Arosemena Barrera como secretario de Hacienda y Relaciones Exteriores. El 10 de julio salió a la luz pública la Gaceta del Istmo, órganooficial del nuevo Estado.

Co mo se m enc ionó anter iorm ente , los t r iunfos mil i tares del general PedroA. H errá n en las provincias g rana dina s del interio r pus ieron en vilo tanto la independ encia del Istm o com o la de Cartagen a. Así, cua nd o el coronel H errera firmócon el coron el Anselm o Pined a y con R icardo de la Parra el "decreto de olvido" seenc on tró con la resistencia del vicepresidente Caicedo, quien no a pro bó los acuerdos firmados por Pineda y Parra, y la acusación de rebelde que predominaba enla C ám ara de Rep resentantes, obligaron a He rrera a asilarse en Guayaq uil , mie ntras la Ad min is t ración He rrán encon traba e l m om en to pol í tico para re iv indicarlo.  Esto sólo se produjo en 1844, cuando la Legislatura aprobó la ley del 31 de

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mayo que autorizó su regreso a Panamá, pero su reinscripción en la l ista militartard ó m uc ho m ás. A finales de 1845, el presidente M osqu era lo no m br ó gob erna

do r de la provincia de Pan am á, tra tan do de apacigu ar su rese ntim iento contr a lossecreta rios de G uer ra qu e se hab ían ne gad o a ello. En 1846 el pres iden te M osq ueratrabajó para que el Congreso reinscribiera a Herrera en la lista militar, sin éxito.Sólo la amenaza de invasión de la expedición Flórez, en noviembre de 1846, facilitó al secretario de Guerra, Joaquín María Barriga, encargarle la defensa militardel Istmo, mientras llegaba el general José H. López al frente de la Cuarta División del Ejército. Aunque cualquier actuación debía hacerla como gobernador,Barriga le confió que era una oportunidad para que se l lenara nuevamente degloria. Aunque la expedición Flórez no culminó, la circunstancia le permitió al

genera l Barriga prese ntar an te la Legislatura de 1847 la rein cor por ació n de H errer ay otros militares a la l ista militar. Esta vez sí fue aprobado el decreto sobrereinscripciones militares, según los términos que determinaría el Poder Ejecutivo.  Con ello se pudo satisfacer la vieja demanda de Herrera, pues el 5 de junio de1847 quedó oficialmente inscrito en la lista militar de la Nueva Granada con sugrado de coronel efectivo.

En 1849, al llegar al cargo de secretario de Guerra de la AdministraciónLópe z, su anteces or en el cargo y am igo, el general Jo aqu ín M aría B arriga, le confió:

estoy seguro de que si ese hermoso país continúa progresando a favor de buenasleyes y de una política franca y liberal, lo que sucederá al fin, necesariamente seráque se convierta en uno de los estados federales que compondrán entonces a laNueva Granada reorganizada, o bien que figurará por sí, en el gran catálogo de lasnaciones independientes: y cualesquiera de estas dos cosas que sucedieran , prob arían, a no dejar ningún género de duda, una marcha próspera y feliz (Barriga,1928:393).

La Adm inis t ración del general López -1 84 9- 18 53 - , que puede considerarse estrictamente como el primer gobierno del Partido Liberal -establecido form alm ente en 1848- , fue la op ortu nid ad largamen te esperada por los is tmeños ylos de m ás polít icos de ias provincias p artida rias de la adop ción del régim en federal m edia nte una reforma const i tucional .

Estando abierta la posibilidad legal para realizar su vieja aspiración, el gobernador Obaldía conjuró e l pronunciamiento mil i tar del 29 de sept iembre de1850, encabezado por el general José Domingo Espinar y el doctor E. A. Teller,director del periódico local Panamá Echo, encaminado a independizar la provin

cia de Panamá del Estado de la Nueva Granada. Apresados los dos cabecillas, elcón sul de los Estados Un idos en Pan am á, A. B. Cow iner, se apresuró a entregarlea este gobernador una carta firmada por 56 comerciantes norteamericanos establecidos, en la que se aseguraba qu e no ten ían n ada que ver con la consp iración yque e staban listos a com batirla (GN G, No. 1171, 17 de novi em bre de 1850).

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

Actuando como gobernador de Panamá, e l doctor Justo Arosemena pronu nc ió la alocuc ión de la co nm em ora ció n 29 de la inde pen den cia del Istm o. Ex

puso entonces las grandes perspectivas que se habían abierto a su provincia porla fiebre del oro en California y por la libertad de comercio que les había sidoconcedido a sus puer tos por e l Congreso granadino. Miles de norteamericanosrecorrían el Istmo en las dos direcciones, "derramando el oro que gustosos nosdan po r nuestro s op or tun os servicios, y nadie entre noso tros es tan inerte que n oespecule en algún ramo de la industria". Ya no existía la mendicidad ni el ocio,pues todo era "animación, movimiento, júbilo y esperanza". El Istmo se estabahaciend o "gran de, r ico y poderoso", ofreciendo asilo y trabajo "a todo s los habitantes del globo", ofreciendo pronto un ferrocarril para acortar la distancia entre

los dos mares (GN G, No. 1190, 23 de enero de 1850). La ho ra de su ind epe nde ncia federal se había tornado ya urgente. Dos años después, Arosemena llegó aBogotá para ocu par la curul de represe ntante a la Cá m ara p or esta provinc ia. Fuesu op or tu ni da d p ara gestionar el proyecto de conversión de las cuatro provinciasdel Istmo -P an am á, Azuero, Veraguas y C hi riq uí - en un estado federal, presen tado el 12 de ma yo de 1852, bajo la form a d e un acto legislativo ref orm ato rio de laCo nstituc ión (GN G, No. 1372, 25 de mayo de 1850).

Puesto en segund o deb ate en la C ám ara de Representantes, el secretario deRelaciones Exteriores propuso agregar un artículo que facultase para erigir, me

diante leyes posterio res, otros estados en la Nuev a G rana da. La aspiración pan ameña había forzado así el paso hacia la adopción del régimen federal en todo elpaís,  p legando a los pol í t icos conservadores que predominaban en Antioquia yBoyacá al proyecto. Una vez aprobada esta adición al acto legislativo proyectado,el representante Ponce propuso adicionar otro artículo que erigiera de inmediatoel Estado del Magdalena -integrado por las provincias de Cartagena, Santa Marta, Mompós, Sabanilla, Riohacha y Valledupar-, pero fue negado por 20 votoscontra 17 que estuvieron a favor. Debatido el proyecto original con la primeraadición, resultó aprobado en las dos cámaras legislativas.

La sanción legal de la nueva Carta Constitucional en 1853, según el proyecto aprobado dos años antes en el Congreso, detuvo temporalmente el procesolegal de la adopción del acto legislativo que daría existencia al Estado federal dePa nam á. En 1854 fue d eb atid o de nue vo en el Co ngre so este acto, pe ro el golpe deestado del general Meló detuvo el proceso legal cuando ya había sido aprobadoen e l Senado e iba a pasar a la Cámara de Representantes . El doctor JustoAro sem ena se pre pa ró enton ces pa ra las sesiones de la Legislatura de 1855 con unopús culo ti tu lado El Estado federal de Pa na m á, que hizo pub licar en la Im pre ntade Echeverría Hermanos. Se trataba de una historia del Istmo desde la perspecti

va de su esfuerzo de largo aliento por convertirse en un estado federal, cuya intención era la de neutralizar las modificaciones que habían sido introducidas alproyecto original.

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Un a vez reinstalado el gob ierno cons ti tuciona l de la Nuev a Gr ana da co n laausencia del presidente Obando, quien debía afrontar el juicio de responsabil i

dad p or el golpe dei general Meló, asu mió la condu cción del gob ierno nacion al elvicepre sidente José de Oba ldía, qu ien en el Con greso d e la Nu eva G ran ada habíarep rese nta do p or varios año s a la prov incia de Pan am á. En su mensaje al Cong reso de 1855 relató que los trabajos del Ferrocarril del Istmo estaban ya a punto deculm inar , anun ciand o que un a vez que es tuviera en plena operac ió n a t raer ía unflujo de pasajeros, caudales y negocios de tal magnitud que sería necesario crear"una entidad terr i torial que comprenda el trayecto intermarino y las is las máscercanas - la is la de Manzanil lo, donde se estaba fundando la ciudad de Colón-",administrada "por un magistrado de su propia elección", legislatura propia y los

funcionarios judiciales que fuesen necesarios. La perspectiva de apertura de uncanal interoceánico presionaba también en esa dirección, pero sin necesidad derefor ma r la Con sti tució n, ya qu e bastaría un simple acto legislat ivo que p resentaría al Congreso este año (GO, No. 1749, 3 de febrero de 1855).

Efectivamente, esta intención fue convertida en el acto legislativo adicional a la Constitución -27 de febrero de 1855-, por el cual fue creado por fin elEstado "federal soberano" de Panamá. Este Estado dependería de la Nueva Granad a en los asunto s de relaciones exteriores, e jército y ma rina , crédito nacional,natu ralizac ión de extranjeros, rentas y gastos nacionales, uso de los s ímb olos na

cionales, t ierras baldías, pesos y me dida s oficiales. Todos los dem ás a sun tos administrativos y legislativos pertenecían al Estado de Panamá, al igual que el sistema de aduanas. Una asamblea consti tuyente de 31 miembros, e legidos por lascuatro provincias, aprobaría la consti tución de dicho estado y elegiría al presidente. El artículo 12 de este acto legislativo facultaba a cualquier otra porciónterri torial de la Nueva Granada a erigirse en estado federal mediante la aprobación de leyes expresamente dirigidas a tal fin. La ley del 24 de mayo siguienteprecisó el tema de la adm inis tració n de los negocios de la nación en el Estado dePa na m á: para esos nego cios, e l Estado de la Nuev a Gra nad a co nsideraría a Pana

m á co mo provinc ia , y para los asuntos mil i ta res como u n de par t am ento . Las rentas de manumisión y papel sellado se convirt ieron en estatales, y la nación led on ó a este Estado las fortalezas d e Panam á, Chag res y Porto belo, así como cuatro casas que había n serv ido de sede a las adu ana s.

El 13 de may o de 1855, el vicepresidente O bald ía con vocó la ap ertu ra de laAsam blea consti tuy ente del Estado de Pan am á para el 15 de julio siguiente, integrada por 31 miembros que representarían a las provincias de Panamá, Veraguasy Chiriquí, pues la provincia de Azuero había sido suprimida por el Congreso el9 de marzo anterior . El día indicado se reunió la mencionada Asamblea, e l igien

do de inm edia to a Justo Aro sem ena c om o jefe provisiona l del Pod er Ejecutivo delEstado. Efectivamente, el 15 de julio de este año se instaló la Asamblea Constituyente de l Es tado de Pana m á con los d ip utad os de la s prov inc ia s de Pan am á-Ju s to Arosem ena, Bernardo Arce Mata , Bar tolomé Calvo, M ariano Arosem ena,

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L A  ACCIÓN  DE LOS L IBE RAL ES PANAM E ÑO S E N LA D E T E RM INAC IÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

José Aro sem ena, Jo aquín Asprilla, Ferm ín Jované, Tadeo Pérez Aro sem ena, JoséMaría Remón, Santiago Sandoval, Carlos Icaza Arosemena, Pablo Elias de Icaza y

Ra m ón Vallarino-, de Veraguas -Ju an Bautista Am ador, Manu el M aría Arosem ena,Eustacio y Luis Fábrega, José Fábrega B arrera, Dion isio Fació, Santiago de la Gu ardia, José del Carmen Peña, José Melquíades Pinilla, Juan Manuel Pino y José Ignacio R os a- y de Chir iquí -Jo sé de O baldía, Agustín Jované, Lorenzo Gallegos yJuan N. Venero-. El doctor Justo Arosemena fue escogido como jefe superiorproviso rio del Estado. La pri m era Co nstitu ción polít ica de este Estado fue apro bada el 18 de septiembre siguiente.

El acto legislativo adicional a la Carta constitucional que creó el Estadofederal de Panamá -27 de febrero de 1855- puso a la Nueva Granada a marchar

resuelta me nte hacia el régim en federal, a despec ho de la pro pia C arta sancio nadados años a ntes. Su artículo 12 estableció que "un a ley po dr á erigir en estado, qu esea regido conform e al presen te acto legislativo, cualquiera po rció n del terri to riode la Nueva Granada", la cual tendría la misma fuerza que el acto adicional quehabía refo rm ado la Ca rta para crear el Estado de Panam á. Fue así com o, siguiendo el ejemplo de los pa na m eñ os , fueron prese ntado s ante la Legislatura de 1855cuatro proyectos de erección de los estados federales de Boyacá, Santander,Antioquia y Calamar.

Paralelam ente, dura nte la sesión de la Cá m ara de Represen tantes del 31 de

marzo de 1855 comenzó el debate del proyecto reformatorio de la Constituciónpreparado por una comisión para erigir la Confederación Colombiana, integradapor diez estados soberanos: An tioquia, Boyacá, Santander, Cund inam arca , Tolima,Popa yán, Sur, Ca rtage na, Tenerife e Istm o. D ad o el deba te, el rep rese nta nte GarcíaHerre ros pro pu so un a reducc ión a siete estados soberano s y el no m br e de Confederación An dina . Sin em bar go, se m an tu vo la idea inicial de los diez estados soberanos propuestos por Salvador Camacho Roldan y Manuel Muri l lo Toro, perodurante el debate las intervenciones del general Tomás C. de Mosquera y deAntonino Olano los redujeron a ocho. El primero propuso la integración de los

estados de C artagen a y Tenerife en u no solo, que llevaría el últ i m o n om br e, y seco m po nd ría de las provincias de Cartagena, Santa M arta, Sabanilla, Valledupar yRiohacha. El segun do pidió la integración de los estados de Popayá n y del Sur -provincias de Pasto, Barbacoas y Túquerres- en uno solo, l lamada Caldas. Al final, la Confederación C olombiana qu eda ba con oc ho estados sobe rano s: An tioqu ia,Boyacá, Santander, Cu ndi nam arca , Tolima, Sur, Tenerife e Istmo.

El proyecto de ley sobre Federación Colombiana fue presentado al Senadopo r el do cto r Justo Ar ose m ena , en la sesión del 23 de abril de  1855. Al día sigu iente se dio el primer debate, en el que fueron solicitadas modificaciones a los terri

torio s asign ados a cinco esta dos , y fue ap ro ba do en tercer deba te el 25 de abril. ElCongreso acordó consultar a todas las cámaras provinciales sobre la reforma constitucional que se llevaría a la Legislatura de 1856 para adoptar definitivamente elrégimen federal en todo el país. El secretario de Gobierno tramitó, durante el

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me s de octu bre de 1855, la consu lta sobre la conveniencia de reformar la Cons titución para darle "mayor independencia a las grandes secciones terr i toriales, de

suerte que se constituya la Nación como una verdadera república federativa". Lasrespues tas dadas mo straro n t res opiniones dis t intas : a lgunas cámaras provinc iales expresaron su op inió n adversa a la ado pció n del federalismo y a la soberan íade los estados -Bogotá, Cauca, Buenaventura, Pasto y Sabanil la- . Otras cámaras-Socorro, Mariqui ta , Neiva , Ant ioquia , Tunja , Chocó, Popayán, Val ledupar yRi oh ach a- se pro nu ncia ron a favor de la adopción inm edia ta de l régimen federa lpara todo el país , introduciendo una división polí t ica en estados, ta l como sehabía debatido en la Legislatura de 1855. Pero dos cámaras -Vélez y Tundaza-aconsejaron una reforma paulatina, según se fueran expresando las voluntades

prov inciales para integrarse en estados, ta l com o lo hab ían ejemplif icado las pro vincias del Is tmo. Así, e l Congreso Nacional solamente tendría que reconocer lavo lun tad explíci ta de asociación de algunas provin cias, salvando el obstácu lo queop on ían las provincias del sur de la República a la ado pc ión del régim en federal.

En la sesión del 2 de febrero de 1856, José M aría S am per y Ma nu el A ncízarpresentaron ante la Cámara de Representantes un nuevo proyecto de Const i tución para la Federación Neogranadina, animados por el resultado de la consultade las cámaras provinciales. Propusieron entonces la erección de once estadosfederales: An tioqu ia, Boyacá, Calamar, Caldas, Cauca, Cun din am arca , G uan entá ,

Panamá, Santander, Tenerife y Tolima. El primer debate se dio el 5 de febrerosiguiente, s iendo apr ob ad o p or 37 votos co ntra 17. El segu ndo debate se abrió el13 de febrero, pero el representante Juan Antonio Calvo propuso la creación deun a com isión co njun ta del Sena do y la Cá m ara pa ra que se encargara de confeccionar el proyecto definit ivo de Consti tución federal , lo cual fue aprobado. ElSenado escogió para dicha comis ión a Mariano Ospina , Tomás Cipr iano deMosquera y Félix de Villa , mientras que la Cámara de Representantes escogió aVenancio Restrepo, Juan Antonio Pardo y Arcesio Escobar. Como Mosquera renu nc ió al encargo, fue reemp lazado po r el senad or Justo Aro sem ena. El represen

tante Pardo también renunció. El 7 de marzo siguiente esta comisión presentóante las dos Cámaras el nuevo proyecto de Confederación Colombiana, suscritopor Ospina, Villa, Arosemena, Restrepo y Escobar, el cual dividiría la Repúblicaen ocho estados soberanos: Panamá, Bajo Magdalena, Antioquia, Sur, Alto Magdalena, Cundinamarca, Boyacá y Guanentá. El 27 de marzo comenzó en el Senado el pr im er debate de este proyecto. El 17 de abril , cu an do ya el segu nd o debatehabía l legado al art ículo 64, un grupo de trece senadores, entre el los JustoArosemena, presentó un Proyecto de acto constitucional sobre  bases pa ra u na C onfederación Colombiana, que delegaba en una ley especial la designación de losestados soberanos e independientes que formarían el terr i torio de la República.El tercer debate del proyecto consti tutivo de la Confederación Colombiana seinició el 23 de abril, y fue aprobado y enviado a la Cámara.

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LA   ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN-

DE  LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA,  1848-1855

La Cá m ara inició el pr im er debate al proy ecto de Con stitución de la Co nfederación Colombiana con ocho estados soberanos el 29 de abril de 1856. Una vez

terminados allí los debates, se reunieron las dos cámaras para resolver las discordancias entre ellas; el texto definitivo del proyecto quedó aprobado el 4 de junio.Para los efectos del artículo 57 -in ci so 3 - fue pub lica do en la Gaceta Oficial No.1989 (14 jun io d e 1856). Este mis m o día fue a pro bad o el proyec to de erección delEstado Federal de Antioquia, sancionado por el Poder Ejecutivo como ley el 11 dejun io siguiente. La Asam blea Con stituyen te de dicho E stado fue conv ocada p ara el15 de septiembre siguiente, en Medellín. El proyecto de creación del Estado delTolima, que fue deb atido p or el Sena do de 1857, fue ne gado en la votación .

En el Senado de 1857 se dieron los nuevos debates del proyecto de Consti

tución para la Confederación Colombiana. El senador Ignacio Ospina propusoque se sup rim iera del proye cto la creación del Distri to federal y que se m an tuv iera el no m br e de la Con federación co m o "Granadina", en vez de l lamarla "C olo mbiana". Dados los tres debates reglamentarios, fue publicada en la Gaceta Oficialel proyecto q ue había resul tado de ellos: se l lamaría Con federación Ne o-G ran adina, y el territorio sería dividido en un distrito federal y "ocho o más estadossoberanos". De inmediato se pasó a debatir un proyecto de ley que creaba losestados que serían creados. El debate q ue se dio alreded or del nuevo n om br e de laRepública fue iniciado desde Panamá por el doctor Florentino González, quien

escribió desde esta ciudad al redactor de la Gaceta Oficial para proponer que seaprovechara la reforma const i tucional en ciernes para cambiar el nombre de laNueva Granada:

Mi país no debe continuar llevando el nombre que le dieron los conquistadoresque lo despob laron; debe cam biarlo por el del navegante que vino a buscarlo parainiciarlo en la civilización. Granada no tiene para nosotros ningún recuerdo grato; Colom bia simboliza para todos las glorias de la civilización, el hero ísmo de lalibertad, el sentimiento de la gratitud (GNG, No. 1190,23 de enero de 1851).

Prop uso entonces que la confederación que se estaba prop on ien do podríal levar el nombre de "Provincias Unidas de Colombia", símbolo de "la nueva República verdadera", porque acogería el sufragio universal y secreto, la libertad religiosa y de prensa, así como la completa separación de la Iglesia y el Estado.

El 13 de mayo de 1857 fue sancionada la ley que creó el Estado Federal deSantander, con el terri torio que tenían las provincias de Pamplona y Socorro. Laley del 15 de junio siguiente creó los Estados del Cauca, Cu nd ina m arc a, Boyacá,Bolívar y M agdalen a qu e, unid os a los t res que ya hab ían sido erigidos -P an am á,

An tioqu ia y Sa nta nd er- , reform ó la división polít ica de la República: el régime nfederal se había instaurado por el Congreso antes de que lograra aprobarse lanueva carta const i tucional . Durante el segundo semestre de 1857 se instalaronlas asam bleas const i tuyentes de los Estados de Cun din am arc a, Boyacá, Mag dalena, Bolívar, Cauca y Santander, en las que fueron no m br ad os sus respect ivos go-

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be rna do res provisionales: el general Joaquín París, Pedro Ferná ndez M adri d, JoséM aría Sojo , Juan An tonio Calvo, general Tomás Cip r iano de M osque ra y M anuel

Murillo Toro.El debate sobre el proyecto de la Co nstitu ción polít ica para la Confed era

c ión G ranadin a, presentado p or Florent ino G onzález, a la sazón pro cura dor genera l de la Nación, com enzó en el Senado el 4 de febrero de 1858. M ientr as t anto ,en la Cámara fue presentado el proyecto de acto legislativo que reformaría elartícu lo 57 de la Carta de 1853, tam bién salido de la plum a de do ctor González.Este acto legislativo concedía al Congreso la posibilidad de reformar la Constitución vigente "de la m ism a m an era que se adiciona o reforma un a simp le ley", consolo tres debates dados en sesión conjunta de las dos cámaras. Fue aprobado y

sancionado el 10 de febrero, con lo cual se dio curso legal al debate de la nuevaCarta polít ica.

La argumentación de Florentino González al proyecto de constitución federal come nzó con un a nueva determ inación del propó si to que habría tenido laemancipación de 1810:

Establecer en nuestra Patria un régimen político que, asegurando al individuo eluso y desarrollo de todas las facultades con que la naturaleza lo ha dotado paraproporcionarse la felicidad, diese por resultado la mejora de nuestra condición

social, con el incremento del bienestar individual (GO, No. 221 4,13 de febrero de1858).

Para e l lo , se requer ían unas ins t i tuciones que pudieran proporcionar"bienestar general, orden y paz". Ofreció entonces una representación históricade lo que había aco ntecido en la vida polít ica republican a: hasta ese m om en to sehabía experimentado el centralismo, por el cual un poder absorbía todas las faculta des d e los mie m br os de la socieda d política y dirigía sus acciones "p or reglam en tos pu blicados de ant em an o, o por m edio de agentes arbitrarios", con lo cualse l legaba al "despotismo". De spué s se había e xpe rim enta do el régim en represen tativo central que, influyendo sobre todos los negocios de los asociados, debía"ser inspi rad o en sus actos po r los m iem br os de la asociación". Pero los m ás "adelantados entre los amigos de la humanidad" habían ideado "el gobierno del individu o p or sí m ism o en una gran pa rte de los negocios que le atañen y la creaciónde entidades gubernamentales inspiradas siempre por los gobernados, y que solotengan poder para intervenir en los negocios que sean comunes al grupo de asociados al cual presiden". Según su representación, éste era el mejor régimen político, pues le dejaba al indi vidu o "el cam po abierto para hacer el uso qu e crea m ásconveniente de sus facultades naturales". La Legislatura de 1853, en cuya redacción también había entrado la pluma del doctor González, le había dado a laN ació n las bases par a el establecim iento de este sistema federal, pero en ese mo mento no se pudo adoptar el régimen federal por la acción "de las influenciasadversas al bien público que contrariaban la reforma", de tal suerte que la Carta

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LA  ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE  LAS POLÍTICAS DEL ESTADO UE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

de 1853 no ha bía sido más qu e "el me dio d e transición del central ism o establecido en 1843 al federal ismo reclamado por nuestros conciudadanos". Pero, en su

opinión, ya había l legado el momento de dejar atrás defini t ivamente el régimencentralista, que en su opinión era igual "al despotismo", para transitar al régimenfederal. Co n ello, se cam biaría el sistema de ed uca ción política del pu eb lo, fund ado en las instituciones, pues "los pueblos no apr end en la política en los libros, sinopracticándola", pues además "todos los pueblos necesitan de ser formados por unlegislador". El ejemplo de los Estados Unidos mostraba que "las instituciones forman las costumbres de los hombres, y que el mejor de los gobiernos es aquel que,dejand o a los individuos el cuid ado de atende r a tod os los negocios en que su p ro pio juicio pue de d ar la mejor dirección a sus acciones, solo conserva el pode r ind is

pensable para dirigir y manejar los negocios comunes de la sociedad". Siguiendoese mod elo, el proyecto d e la nueva c onstituc ión le daba al individuo un gob iernolocal capaz de atend er sus intereses com un es y a la Nació n u n go biern o qu e m an tu viera unida sus secciones y la representara en el exterior. Se trataba de una "descentralización" del gobierno granadino, para que "cada sección" estableciera un gobierno independiente que consultara sus intereses peculiares.

El doctor Manuel Muri l lo Toro reconoció que su proyecto const i tucionalhabía sido "calcado, en general, sobre la Constitución de los Estados Unidos delNorte". Las divergencias respecto de ésta empe zab an con la m an era de integrar el

Senado -cuatro senadores por estado-, para evi tar los inconvenientes vistos en laCámara de Representantes norteamericana, donde los representantes atendíanm ás a sus electores y part ido s q ue al interés gen eral de la U ni ón . En vez de ello, elSenado granadino tendría "la misión de dar las leyes sobre los negocios que sonde la competencia del Gobierno general", sin tener ninguna responsabil idad administrativa para estar al margen "de las influencias de demagogia".

Otra divergencia era la legislación civil y mercantil uniforme para toda laConfederación, pues en los Estados Unidos se había condescendido con legislaciones civiles peculiares en cada estado. Una más era la que le prohibía a la Con

federación tener ejérci to permanente, pues se le consideraba innecesario en loexterior y pel igroso en lo interior. Finalmente, la Corte Suprema de Just icia actuaría en la Nueva Granada para anular cualquier disposición legal dada por losestados que no fuese constitucional, haciendo efectivos los derechos y libertadesque la Const i tución garantiza a todos los granadinos. El mismo Muril lo Torocriticó la ley del 15 de ju ni o de 1857, tach án do la de "acto de stru cto r d e los víncu los que ligaban a las diferentes partes de que se componía la Nueva Granada",pues había creado unos estados independientes con plenas facultades para todo,sin dejarle al Gobierno general los medios para cumplir sus tareas.

El proyecto de la nuev a Con st i tució n par a la Co nfede ración Gr an adin aintegraría en un cuerpo de nación a los ocho estados que habían s ido creadospor las leyes del 27 de febrero de 1855 -P an am á -, 11 de junio de 1856 -A n ti o q u ia -y 15 de junio de 1857 -Bol ívar , Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena y

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Santander- . El Gobierno general se in tegrar ía por e l pres idente , e l Senado -cuatro miembros por es tado- y una Corte Suprema de Just ic ia . El texto def in i

t ivo fue aprobado el 22 de mayo de 1858, siendo sancionada por el presidenteOspina ese mismo día . Los ocho es tados exis tentes acordaron confederarse "aperp e tu i dad " pa ra fo rmar una nac ión soberana de c iudad anos que sólo requerían la edad mínima -21 años o estar casados- para ejercer el sufragio. El gobierno federal fue definido como "popular, representativo, alternativo, electivoy responsable" , confo rm e a la t radic ión gran adin a qu e se rem on tab a a la Cartade 1832. Los asuntos de competencia del gobierno federal eran las relacionesexter iores, la defensa nac iona l y la fuerza pú blica, el m an te ni m ie nt o del ord en yla paz en los estados que los perturbasen, el crédito público nacional, las rentas

federales, la moneda, las pesas y las medidas, la legislación marítima y comercial , el censo d e pob lac ión , los l ímites terri tor iales de los estado s y de la federación, las vías interoceánicas, la naturalización de extranjeros, la designación delos s ímbolos na cionales . Co m par t ía con los es tados t res asun tos: e l fom ento dela instrucción pública y de la apertura de caminos, y los correos. El Poder Legis la t ivo seguiría s iendo bicame ral : un Senado in te grad o po r t res senadores pores tado y una Cámara de Representantes compuesta por un representante porcada 60.000 habitantes. La Corte Suprema encabezaría el Poder ludicial , y elminis ter io públ ico ser ía competencia del procurador general . A todos los c iu

dadanos se les reconocerían sus derechos a la seguridad, la l ibertad, la igualdadant e las leyes, la pro pie da d, la l iber tad d e im pr en ta y de mov ilización , de ind us tria y trabajo , de ins truc ció n, de culto, de asociación. El pre side nte de la C onfede rac ió n sería elegido po r el voto directo y univers al de los ciu da da no s, al igualque los congresistas en cada estado.

LIBERTAD DE COMERCIO

Des de el m om en to de la agregación del Istm o al Estado de la Nuev a Gr anad a, suspolít icos fueron siempre los abanderados de la adopción de la polít ica de l ibrecambio por parte del Estado de la Nueva Granada. Esta polít ica incluía la franquicia ad uan era para sus puer tos , el l ibre tránsito de las merc ancías q ue los norteam erican os Dasaban de un o céano al otro v la supresió n del antigu o m on op oli odel tabaco. El proyecto de l iberar el comercio en los puertos del Istmo fue tempranamente expuesto por Mariano Arosemena en sus cartas de 1829 al generalJosé Do m ingo Espinar , quien se encon traba en G uayaqui l aco m pañ and o a l pres iden te Bolívar. Rec lamán dole su co m pro m iso con los intereses de su patria chica,le pedía "aprovechar este precioso tiempo que usted pasa al lado del Libertadorpa ra inclina r su án im o a la tier ra en que u sted vio po r pri m er a vez la luz", a favordel comercio libre, "sin el cual el Istmo no tendrá vitalidad". Además de "la libertad abso luta del comercio del Istm o y la ape rtura del camino", tend ría qu e ab ogarpor la creación de un tribunal de consulado capaz de dirimir los conflictos pornegocios de giro y de represen tar al "cuerp o del com ercio q ue se halla sin a m par o

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA,   1848-1855

ni p ro tecc ión" 4 . Organizada en Panamá la Sociedad de Amigos del País, en lasesión del pri m ero de diciemb re de 1834 fue presen tada po r M aria no Arosem ena,

Luis Lewis y Damián Remón una "Memoria sobre comercio". Además de identificar las principales me rcancías q ue se im po rta ba n de Jamaica, Santo Tom ás, Estados Unidos, Ecuador y Perú, así como de ofrecer una representación sobre lahistoria comercial del Istmo, argumentaron que el engrandecimiento de éste dependía de las gestiones que se hicieran en adelante ante la Legislatura Nacionalpara que Panamá fuese declarada "ciudad de libre comercio" y se protegiera elcom ercio de tránsito, m ient ras que la may oría de la vieja generación de gran adinos dejaba caer "la venda que les impide ver" el perfeccionamiento del sistemame rcantil con la eliminació n de las aduana s, los estancos y los resguardos, a los

que por tantos años habían estado habituados. La comunicación franca por elIstm o era el proye cto prin cipa l que lo elevaría a la grand eza, pues po r su posició ngeográfica estaba llam ado a ser el pu nt o de co ncen tració n co mercial de tres continentes (Arosem ena, 1971: 44-45 ).

Los tres representantes de la provinc ia de Pan am á -M igu el C hiari , José deObaldía y Mariano Arosemena- que acudieron en 1835 a la Cámara granadinapresen taron un proy ecto de ley que liberaría a los cantone s de Pana m á y Portobe lodel pago de los derechos del comercio in ternacional - im po rta ció n, exportación,toneladas, anclaje, alcabala, depósito- por un término de cuarenta años. En ese

m om en to obtu viero n e l apoyo de los represen tantes de las provincias del Cauca-T om ás C . de Mosq uera y José Vicente M art íne z-, Veraguas -Jo sé Ló pez -, Bogotá -Rafael María Vásquez- , Pamplona -Juan Clímaco Ordóñez- , Cartagena -An tonio del Real y Francisco Nu ñe z- , Antioquia -Fra ncisco O br eg ón - y Socorro-Migue l Sa tu rn ino Ur ibe- . E l sec re ta r io de Hac ienda de la Admin is t rac iónSantander, el doctor Francisco Soto, redujo a veinte años la liberación solicitadaen el decreto que finalmente fue sancionada por el presidente el 25 de mayo de1835.  Quedaban eliminadas las aduanas que existían en Panamá, Portobelo yChagres, y se crearía una nueva en Chorrera para el control del tráfico de los

can tone s que no fueron liberados -C ho rr er a, Nata, Los Santos y D ar ién -. Pero elsecretario Soto incluyó en el decreto una condición que aplazaba la efectividadde esta franquicia: sólo emp eza ría a corre r desde el día en qu e fuese e stablecida lacomunicación entre los dos océanos por un ferrocarril .

Decepcionado, Justo Arosemena diría diez años después que este "miserable artificio" legal había convertido el decreto m en cio na do en algo "ridículo d esde su nacimiento", y advirtió cierta propensión del Congreso granadino hacia"las medidas restrictivas en materia de tráfico mercantil", que ni siquiera el poderdel presidente Mosquera, un decisivo partidario de la l ibertad mercantil para el

4 L a s c a r t a s d e M a r i a n o A r o s e m e n a a l g e n e r a l E s p i n a r f u e r o n p u b l i c a d a s p o r A r g e

l i a T e l l o d e Ug a r t e  ( 1 9 7 1 :  1 0 - 2 3 ) .

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

Is tmo, lograba cambiar .  En su  op i n i ón ,  la  legislación mercanti l granadina  era"cada vez más  insoportable" (Porras, 1986: 140-141). Sin e m ba r go , la  de m a nda

p a n a m e ñ a  se abr ía paso poco  a poc o : la Legislatura  de  1839 aprobó  un  decre to- 3 1  de m a y o - que eximió por cua tro añ os del pago de los derechos de  i m por t a ción a las  producciones agrícolas  que  fuesen desembarcadas  en  Panamá prove nientes del Ecuador, Perú, M éxico y Cen troam érica . Los buq ues "de las nacionesa m i ga s " no  pagarían derecho alguno all í , y  Por tobelo ser ía puer to  de  depósi tolibre.

La acción más dec idida  a favor  del  libre comercio para los pue r tos del Istm o se em peñ ó desde 1847 po r el doctor F lorent ino González , no m br ad o secre tario de Hac ienda por el pres idente M osquera , quien por ello sería descrito por un

g r u p o  de pa na m e ños c om o "el gran financiero g ran ad in o, el Cob den sudamer i cano" 5 .  Este secretario empleó este año, y el siguiente,  las páginas de la  GacetaOficial  de la  N ue va G r a n a da pa r a d i f und i r e n t r e  los  g r a n a d i n o s  las  ideaslibrecambistas, haciendo publicar, por entreg as sucesivas, la t r aducc ión de textoscomple tos  de Fed erico Bastiat {Sofismas económicos. París, 1846; y el Discurso sobre las  doctrinas económicas. Marsella, 1847) y el discurso en favor  del l ibre cam b i o p r onunc i a do  por Alphonse  de  L a m a r t i ne - 1790- 1869- en la  r e un i ón de laSociedad  del Com erc io Libre organizada  en M arsella en  18476 . Informó ademássobre la celebración del Congreso de econom is tas pol í ticos organizado en Bruse

las, desde sept iembre de  1847, po r la Socied ad Belga para  la Libertad  de C om e r cio, cuyo p res idente , el señor C hitt i , había escri to en la  convocatoria:

Dios, en su  infinita bondad, ha variado los climas del mundo y asignado a cadalatitud el exclusivo cultivo de ciertas producc iones. Él lo ha d ispuesto de tal suerteque los habitante s de las diversas regiones del globo deriven un a ventaja del cambio de sus respectivas produ cciones, y que por medio de este cambio se establezcan relaciones de  amistad entre las diferentes naciones... El sistema protector esuna violación manifiesta de la ley divina, que constituye una sola familia de to dos

5 Richard Cobden -1805 -186 5- fue un economista inglés que lideró a los indus-¥ ~ \ ~ \ ~ ~  A ~  A , í ~ « - l ™ . , 4 - „ > -  „ . . ~ ^a  ~ . - . ™ « ; . v . , . - ^ „  m  lo T Ir,-,  ^ n t i - o  lo T a , .  C o r o i U n  , , T ,L l i a i C 3  *~í*~  Í V i a i l L l H . O l L . 1  V J U , - , L  U l g Q l l i J , ü l U l l  ^ 1 1 i d  i . l ¿ U ^ V ^ l l l l t l  iC l U t J  V J L L V t U V i a ,  U l l

grupo  de presión que, bajo  la bandera  del librecambio, pidió  la abolición  de lastarifas pro tectoras de la agricultura inglesa. Por esta posición, Co bden ha sido con siderado  el  representante  del  l iberal ismo económico  a  ul tranza, l lamado"manchesteriano".6 Libertad de comercio. La tradu cción fue publicada originalmente en el periódicoEl Liberal (1847) y reproducida, por orden de González, en la GNG , No. 935 (9 dediciembre de 1847). La versión original francesa apareció en el Memorial Bordelais(5 de septiembre de 1847). Federico Bastiat estuvo en la reunión de Marsella y fuebautizado por Lamartine como el "m isionero de la justicia, de la libertad y de lariqueza". La traducción de su Discurso sobre las doctrinas económicas fue publicadaen GNG, No. 943 (6 de enero de 1848).

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN I

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA,  1848-1855 I

los hom bres. Según él, cada nación, encerrándose den tro de los límites de sus fronteras y prohibiendo la introducción de ias producciones exóticas, se aisla de sus

semejan tes, perjudica a sus intereses y los trata como enem igos, en vez de pro curar conciliarse su afecto. Los países que se gobiernan con aquel sistema son, respecto de los demás, como cindadelas en estado de sitio, que rechazan a cuantospretenden aproximarse7.

Así habla ban "los grandes ec onom istas polít icos de Francia, Alem ania, Inglaterra e Italia" que se reunirían en Bruselas, entre los cuales se incluía a W. H.Polk, he rm an o del presidente de los Estados U nido s. Por ese entonc es, el doc torGonzález era el vocero más notorio de una corriente ideológica de la economía

polít ica que recorría el mundo con el nombre de l ibrecambismo.El 16 de marzo de 1847, al entregarle al secretario de la Cámara de Representan tes el proyecto de ley "sobre l ibertad y franquicia de los puer tos de Pa namá, Veraguas e islas de las Bocas del Toro para el comercio de importación, expo rtac ión y tránsito, supr im ien do los estancos de tabacos y aguard ientes existentes en dichas provincias", González expuso que la solicitud había sido formuladaorig inalm ente po r la Cám ara provincia l de Panam á y po r e l pres idente Mo squera ,pensando en "la importancia mercantil y polít ica que puede tener para este paísel Istmo de Panamá". Había sido Mosquera quien le había ordenado redactar el

proyecto de ley que en tregaba a los legisladores, pero G onzález m ism o hab ía sidollamado a la secretaría de Hacienda por el presidente en virtud del Programa demejoras del sistema económico y financiero q ue hab ía pu blic ado , pid ién do le q ue lopusiera en ejecución. Durante los primeros seis meses de su gestión, Gonzálezpreparó el grupo de proyectos de ley que entregó a la Cámara, pero cuando seprodujo el duro debate sobre el proyecto de ley que concedía l ibertad de comercio a los puertos del Istmo, con un resultado adverso en la votación del 9 demarzo de 1847, presentó su carta de renuncia al cargo ese mismo día. De inmediato, el pres idente Mosquera n om br ó en su reemplazo a l doctor An tonino Olano,

uno de los más enérgicos opositores al proyecto. Como era de esperarse, éste noaceptó la oferta. Se le ofreció entonces la Secretaría a Raimundo Santamaría, elo tro destacado oposi tor a l proyecto , quien ta mp oco aceptó . El pres idente no m bró de nuev o a Floren tino González en la secretaría de Ha ciend a, quie n manifestó su decisión de sacrificar "su amor propio" para volver a intentar, con la cooperación de los legisladores, "sacar a mi país del estado en que lo han puesto lasabs urd as leyes eco nóm icas y fiscales a que está sujeto" (GN G, No. 860,1 4 de m arzo de 1847).

7  Congreso de economistas. GNG, No. 933 (2 de diciembre de 1847). Los editoresde la Gaceta Oficial recibieron el periódico El Libre Cambio de París, donde pudieron leer los discursos pronunciados el 16 de septiembre de 1847 por los economistas que abrier on el Cong reso de Bruselas (GN G, No. 943 (6 de enero de 1848: 14).

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En una carta que envió al coronel Herrera -18 de junio de 1847- parainformarle sobre el resultado de su fallida gestión ante la Cámara de Represen

tantes , lam entó " inf in i tam ente" la no ap robación del proyecto , pero an unció quevolvería a la carga en la siguien te Legislatura, po r lo que re co m en da ba que enviaran en 1848 a José de Obaldía c om o senado r po r Pan am á, para tener m ás fuerzafavorable entre los legisladores. Un consuelo era que el Poder Ejecutivo iba a declarar francas las Bocas del Toro y San And rés, al ten or del artícu lo 25 de la ley delprimero de mayo de 1846. Otra buena noticia fue la de que este año el gobiernohabía firmado el con trat o con la C om pañ ía Ang lo-Francesa para la cons truccióndel Ferrocarril de Panamá. Agregó que ante la Legislatura de 1848 haría "el último esfuerzo por la franquicia, y la presentaré de manera que no me la podrán

rehusar. Para entonces, confío que el interés por el Istmo se habrá excitado bastan te en el m un do , pa ra qu e se reconozca su im po rtan cia, y no se trate esta cuestión co m o u na de tantas tr ivialidades, sino com o ella merece[. . . ] Espero que en elaño entrante me los llevaré a todos por delante, a fuerza de razón, energía y firmeza" (González, 1928: 317-318). En su opinión, las circunstancias serían másfavorables en 1848, pues no estarían presentes en el Congreso sus dos principalesoposi tores -San tam aría y O la no - , y la representación de los pan am eño s notablessobre la franquicia tendría un buen efecto sobre los demás.

Se refería a la solicitud de libertad de comercio para los puertos del Istmo

que había dirigido a los legisladores de 1848 un grupo de "habitantes de la provincia de Panamá", encabezados por Tomás Herrera, Mariano Arosemena, LuisLewis, M anue l José y José María H ur ta do 8 . Recordaban en ella el acalorado debate dado en el seno de la Cámara de Representante durante sus sesiones de 1847,que llegó incluso a precipitar la renuncia de Florentin o G onzález de su emp leo desecretario de Hacienda, así como el resultado adverso de la votación, en el quepo r la falta de u n voto se hab ía frus trado que las prov incia s de Veraguas y Pa na m áhub iesen obte nido los bienes del "com ercio l ibre". Pese a ese resultado, an unc iaban que no estaban dispuestos a dejar "apagar de un todo la antorcha que nos ha

de alumbrar el sendero por donde hemos de salir de la oscuridad tenebrosa demiseria en que yace este país, a la refulgente luz de la prosperidad que obtenidaslas franquicias comerciales har án renacer a Pan am á cual otro F énix de sus cenizas". C om o ya hab ían a pre nd ido que en Euro pa las palabra s "com ercio l ibre" eranel talism án q ue derrib aba los mo no pol ios de los ricos agricultores y disipab an la"soñada protección" de los pocos y opulentos manufactureros, estaban segurosque tarde o temprano vencería la opinión librecambista. Los puertos de las pro-

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 Solicitud de libertad de comercio en el Istmo, hecha a la Legislatura por variosvecinos de Panam á (GNG, No. 933,2 de d iciembre de 1847). Entre los firmantes seencontraban varios comerciantes franceses -Clemént Orillac, A. Chemisard, B.Feraud-, bien enterados de la difusión de la doctrina librecambista en Francia eInglaterra por Bastiat y Cobden.

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LA  ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

vincias del Istmo granadino eran el si t io más apropiado para establecer "un depósito de mercaderías donde puedan venir a surtir los habitantes de Paita y de

Guayaq uil , de Ce ntro A mérica y de México, de Pasto, de Barbacoas, de Tum aco,de Buenav entura, de Cali , de Popayán y de otros mil pu nto s de la Nueva Gra nad ay de otros países", siem pre y cua nd o les fuese conce dida la l ibertad de com erciosin ninguna restricción.

El pr incipal argumento que se oponía a la propuesta l ibrecambis ta deFlorentino González era el de que estimularía el contrabando y el fraude en lasadua nas. Replicaron a él los pa na m eñ os que era el sistema proteccion ista el quehabía hecho de cada hombre un contrabandista, pues estando los puertos delIstmo rodeados de puertos l ibres -Tumaco, Buenaventura y Punta Arenas en el

Pacífico, así como Bocas del Toro en el Atlántico-, cualquier persona podía salirde aquellos en un a cano a par a vender en éstos maíz, arroz o carne, volviendo conlicores y mercancías extranjeras sin impedimento alguno, "porque no hay guardacostas ni resguardos que lo impidan". Por ello, las rentas de la aduana en elIstmo eran casi nulas, y sus emplea dos obligados a pon erle trabas al comercio de120.000 habitantes. El comercio de tránsito era la actividad que hacía la riquezaen el Istmo, y por ello había que liberarlo de sus trabas. La libertad de comercioen los pu erto s de los cantones de Pan am á y Porto belo atraería hacia ellos capitales de todo el mundo, lo cual haría crecer el comercio y nacer la agricultura, "has

ta aho ra casi descon ocida entre nosotros".El nuevo proyecto de ley reorganizaba el comercio con las provincias de

Panamá y Veraguas, así como con los territorios de Bocas del Toro, San Andrés,Darién y Caquetá. Los buques que entraran a los puertos de las primeras quedarían exentos del pago de con tribu cion es p or ra zón de tonelaje, y sólo paga rían losgastos del visitador y de celadores. Las merca ncías i m po rtad as po r ellos no pagarían más que un derecho de importación, de acuerdo con su clasificación. Losaguardientes y l icores no pagar ían nada s i se descargaban con e l obje to dereexportarlos. En el terri torio del Darién se podían vender l ibremente las mer

cancías importadas legalmente por los puertos de Panamá y Veraguas. Sólo quedaba prohibido transitar por el Istmo el tabaco en hoja, los cigarros, el azúcar, elcafé,  el cacao y el algodón no producidos en la Nueva Granada. Corrigiendo losexcesos9  del proyecto que fue derrotado en las sesiones de la Cámara en 1847, elnuevo se acompañó de una exposición (GNG, No. 939,23 de diciembre de 1847)de las razones en su favor. La primera era la privilegiada posición del Istmo parael comercio internacional, "destinado por la Providencia para que las naciones

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 El proyecto original suprimía todos los impuestos de impo rtación o exportación,así como las propias aduanas y los estancos de tabacos y aguardientes. Las únicascontribuciones que q uedarían para los panam eños eran las de registro inmobiliario, correos, papel sellado, culto y pate nte de los almacenes (GNG , No. 866, 4 deabril de 1847).

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del un m ar hagan de él el depósito en que se vend an sus pro du cto s, o se cambienpor los de las naciones del otro mar". Si ello no había ocurrido aún era porque los

gobiernos granadinos se habían aferrado "a los miserables rendimientos de susaduana s", en vez de renunc iar a ellos para ganar m ás "con la prospe rida d que lafranquicia traería, no sólo a las provincias del Istmo, sino al resto de la República". Si el Istmo se tornaba un depósito franco de mercancías, servido por unalínea de vapores ingleses en cada océano aledaño, "en donde las naciones del Atlántico y del Pacífico p ue da n c am biar sus pro duc tos sin trabas ni em baraz os, lasope racio nes m ercantiles se ejecutarán con un a celeridad asombrosa". El segu ndoargumento era que los ingresos fiscales producidos por las aduanas del Istmoeran bajos, dados los puertos francos cercanos, lo cual había estimulado el con

trabando por éstos. No había entonces lugar a esperar mayores ingresos aduaneros del Istmo. En vez de ello, los ingresos futuros por los derechos impuestossobre las mercancías descargadas en el Istmo serían "una renta inmensamentema yor que la que hem os o bten ido de aquellas aduan as en los mejores años", puesen unos cuatro años las importaciones pasarían de 100.000 quintales de mercancías,  lo cual significaba un ingreso fiscal casi doble del mayor nivel obtenido porlas aduanas. En tercer lugar, podría esperarse un crecimiento de la agriculturagranadina de exportación -tabaco, café, cacao, azúcar y algodón- gracias al incre m en to com ercial en el Istm o, pues la Nue va Gra nad a pod ría proveer de tabaco

y azúcar a la naciones del Pacífico.Por su lado, el go be rna do r de Panam á, Tomás He rrera, ratif icó ante la Cá

m ar a d e dicha provincia q ue "el com ercio l ibre es la única esperanza de rem ediopara esta provincia, cuyos recursos escasean a medida que los años escasean...Sólo cua nd o el Istmo sea, com o está l lamad o a ser, el centr o del comerc io universal, dejará de hallarse bajo el peso de la miseria que le ab rum a" (G NG , No . 952 ,6de febrero de 1848). Relató que aunque la Cámara y todos los concejos municipales de la provincia lo habían solicitado al Congreso, y que el secretario de Hacienda había hecho grandes esfuerzos para conseguirlo en las sesiones de 1847,nada se había logrado. González le confió a este gobernador de Panamá, en unacarta del 21 de enero de 1848, que el nuev o proyecto era un a pildo ra d ora da paraqu e no sintieran r epug nanc ia los congresistas: "nad a he dicho de franquicia, aun que real y verdaderamente el proyecto la concede bien amplia, pues el derechoqu e se pagarán en las Ad uanas del Istm o es nominal".

Efectivamente, el Congreso de 1848 se "tragó la pildora dorada", convirt iendo en ley -5 de abr i l - el nuevo proyecto presentado po r González para "arreglar el comercio con las provincias de Panamá y Veraguas", de tal suerte que losbarcos mercantes quedaban autorizados para ingresar a los puertos de esas dosprovincias sin pagar derechos de tonelaje, y las mercancías extranjeras por allíimportadas -para consumo externo o reexportación- sólo pagar ían un impuestode cinco céntimos de real por cada libra granadina de peso. Las mercancías entránsito, de un océano al otro, no pagarían impuesto alguno en los puertos de

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE IAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

Pan am á y Chag res. Los aguardien tes y l icores im po rtad os p ara reexp ortació n nopagarían nada , pero los de con sum o en esas provincias sí lo harían confo rme a las

tarifas establecidas el 14 de ju nio de 1847. Sólo qu ed aba p ro hib id o el trán sito po rel Istmo de los tabacos, cigarros, azúcar, cacao, café y algodón no producidos enla Nueva Granada 1 0 . Pero Florentino González no pudo disfrutar de su triunfo,porque al entrar en conflicto con el secretario de Gobierno -Alejandro Osorio-respec to del asun to de la expu lsión d e los jesuitas, pu es éste se opu so a tal m ed idaen un debate dad o en la Cá m ara de Represen tantes, presen tó su dimisió n, irrevocable a m eno s q ue el presidente despidiera a su secretario de G obie rno . Su cálculo político, a favor de la expulsión de los jesuitas, no contó con el carácter delgeneral M osqu era, un hom br e que nun ca cedía ante chantajes de nadie, quien no

dudó en aceptarle de inmediato la renuncia.La ley de franquicias q ue sup rim ió, a par tir del prim ero de enero de 1850, la

renta de aduanas del Istmo, fue aprobada por la Legislatura de 1849 -2 de junio-.Esta ley fue con siderada po r un redacto r de El Pana m eño c om o "el sol que dará luzpar a siemp re a este país" (GO, No. 1281,22 de octu bre de  1851). Mariano Arosemena,inte nde nte general de Ha cienda en P anam á, info rm ó el 26 de febrero de 1849 sobrelos primeros efectos de la libertad de comercio concedida al Istmo: además de losmiles de norteamericanos que cruzaban por allí en dirección a California, otros sequedaban en Panamá para ocuparse en "diferentes empresas": hoteles y fondas,

casas comerciales, navegación marítima y fluvial. La adjudicación de la obra delferrocarril del Istmo a la firma A spinwall, Stephens & Cha unce y y la actividad desplegada permitían presagiar que "en poco tiempo las nuevas relaciones con la República Norte-A meric ana prod ucirán en el país un cam bio m uy favorable a la indus tria y al com ercio" (G O, No. 1035, 8 de abril de 1849).

En efecto, el decreto que aprobó el contrato para la construcción del Ferrocarril del Istmo fue sancionado por el presidente Mosquera el 8 de junio de1847; ya hab ia sido firmado el 10 de mayo an teri or p or el ap od er ad o d e la A dm inis t ración Mosquera -e l comerciante car tagenero Juan de Francisco Mart ín- y

Mateo Klein -apoderado de la Compañía de Panamá-. Pero a l año s iguiente e lgob ierno le pu so fin al con trato, pues la Com pa ñía no hab ía depo sitado la fianzaa que se había comprometido, por el impacto de la Revolución de 1848 y de lacrisis comercial europea de 1847 en los negocios franceses. Las gestiones del general Herrán, jefe de la Legación de la Nueva Granada en los Estados Unidos,fructificaron en la nuev a adjudicación de la obra a la Co m pa ñía Ang lo-Am erica-na del Ferrocarril de Panam á, según el con trato firmado en W ashin gton el 28 dediciembre de 1848 por dicho general con los señores William Henry Aspinwall ,John Lloyd Stephens y Henry Chauncey. Los empresarios se comprometieron

10 Ley del 5 de abril de 1848. (GNG , No. 971,13 de abril de 1848). En el mom ento dela sanción de esta ley era secretario de Hacienda losé Eusebio Caro.

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también a establecer un grupo de "emigrados honrados e indust r iosos, con susfamil ias, en el terri torio de Bocas del Toro"". El general Herrán le informó al

gobierno granadino, el 8 de enero de 1849, que este proyecto ferroviario era denecesidad urgente para los Estados Unidos, porque necesi taban "una vía fáci l ypronta de comunicación del Atlántico al Pacífico".

Du ran te la con m em ora ción del 29 aniversario de la indepe ndenc ia de Pana m á en su Casa mun icipa l, el 28 de novie mb re de 1850, el doc tor Justo Arose me napreguntó a los asistentes: "¿Cuál será la suerte definitiva del Istmo de Panamá?"Vaticinó entonce s q ue el Istm o, con la l ibertad de co merc io que emp ezaba a disfrutar, l legaría a ser "grande, rico y poderoso; servirá al tráfico del mundo por unferrocarril que acorte aún más la ya corta distancia entre los dos mares; ofrecerá

asilo y trabajo a todos los habitantes del globo, y si no es propiedad exclusiva deuna raza o de un pueblo, será el camino y la posada de todos los pueblos y detodas las razas" (GO, No. 1190, 23 de enero de 1851).

El primer secretario de Hacienda de la Administración López, el doctorManuel Muri l lo Toro, informó al Congreso de 1850 que la renta de aduanas era"la más productiva, la más segura y la más susceptible de mejora", por lo cual eraimposible que el Estado se desprendiera de el la en las condiciones de la deudaexterna y supresión de la renta q ue pro duc ía el m on op olio del tabaco. Era precisoentonces combat i r e l cont rabando, que le qui taba a la Hacienda Nacional una

suma igual a la recaudada por las aduanas. En los puertos del Istmo de Panamáhabían cesado las aduanas desde el primero de enero de 1850, una medida que"pro duc i rá y está prod ucie ndo ya t ranscendentales consecuencias en la prosp eri dad de aquel país, tan ventajos am ente si tuado p ara el com ercio" (GN G, No . 1108,21 de marzo de 1850). Bajo esta Administración del 7 de Marzo -1849-1853- lasi tuación del Istm o, en el que un v ert iginoso crec imiento de su act ividad com ercial se había desatado por el descubrimiento de las minas de oro de California,causa de un gigantesco desplazamiento de norteamericanos entre sus dos costasoceánicas, apareció en su "inm en sa im portancia". El presiden te López, que con o

cía las medidas tomadas por la Administración Mosquera para l iberar el t ráficocomercial por el Is tmo y atender las dem and as de la colonia nortea me ricana quese había establecido en Panamá, ofreció no estorbar "su rápido desenvolvimiento "  con una polí t ica "meticulosa o mezquina". La importancia del voto de loscongresistas de la provincia de Panamá en la sesión del 7 de marzo de 1849 así loaconsejaba, como también las preocupaciones que la posición estratégica del Istmo tenía en el comercio internacional .

Siguiendo la t radición impuesta por Florentino González en la anteriorAd m inistrac ión, la del preside nte López se dispu so a facil itar la pro spe rida d creciente de la ciudad de Panamá, centro de "la copiosa emigración", con una legis-

11  El con trato con Aspinwall, Stephens y Chauncey, firmado el 28 de diciembre de1848, fue publicado en la Gaceta Oficial No. 1059 (5 de julio 1849).

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LA   ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

lación liberal en su favor. Este apoyo se dirigió hacia la Compañía del Ferrocarrilde Panamá, instrumento de la esperanza de que el comercio contara "con esta

pro nta co mu nicación entre los dos océanos". La com unid ad n orteam ericana había solicitado la expedición de una legislación que institucionalizara el juicio porjurados en el Istmo, una demanda liberal que se estaba tramitando en el Congreso. Al term ina r su ma nd ato , el presiden te info rm ó al Con greso q ue en él se habíapodido corregir " la polít ica meticulosa y desacordada de otros t iempos", con locual había podido contribuir "a la portentosa metamorfosis que se opera en elpaís , do nd e h oy se fijan todas las mi rad as del Universo". Las leyes especiales quese había n d ad o par a aten der la especial si tuación del Istm o, dirigidas a ga rantizarla plena libertad mercantil , habían puesto en marcha un proceso progresivo que

anunciaba su extensión a otras provincias de la República.

JURADOS DE CONCIENCIA Y HÁBEAS CORPUS

El doc tor Justo Aro sem ena fue un juicioso com entaris ta de las cartas con stitucionales de las nacion es latinoa me rican as. De esta actividad no esca paron las Con sti tuciones granadinas de 1853 y 1858, ni la Carta federal colombiana de 1863,pese a que fue en la Convención de Rionegro uno de los más activos ponentes.Pero uno de los aspectos que más examinó de ellas fue el ordenamiento de lasinsti tuciones del Poder Judicial , pues estaba convencido de que "la administración de justicia es el fin del gobierno que han establecido los hombres; porque siellos vivieran en paz, el gobierno sería innecesario". La excelencia de "las leyessustantivas", y la rectitud y eficiencia de su aplicación por "las adjetivas", era algoque le parecía de la mayor im po rtan cia e interés para "el ho m br e social" . Prep aróun conjunto de nuevos códigos judiciales para la Nueva Granada, pues entendíaque no bastaba con reformar solamente e l Código Penal , s ino que deber íantrabajarse y "expedirse al mismo tiempo todos los códigos" para que guardaranentre sí "arm on ía y correspondencia". El paq uete de proyectos de nu evos códigosque hizo publicar en la imprenta bogotana de El Neogradino en 1853 incluía lossiguientes:

Proyecto de Código de minería. Bogotá, 1853.Proyecto de Código de enjuiciamiento en asun tos civiles. Bogotá, 1853.Proyecto de Código penal. Bogotá: Impre nta de El Neo granadin o, 1853.Proyecto de Código de leyes complementarias del Código Penal. Bogotá,1853.Proyecto de Código de organización judicial. Bogotá, 1853.Proyecto de Código Civil. Bogotá, 1853.

En 1855 había sostenido que la legislación civil de la Nueva Granada teníala m is m a base que las Leyes castellanas de Partid a, lo cual era un a abi erta co ntr adicción con la sociedad republicana moderna. Era preciso contar con un Código

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Civil moderno, fácil de entender y consultar por cualquier ciudadano, quien debería tenerlo en su mesa de noche junto a la Biblia. Con ello se democratizaría la

justicia y se haría posible u na "justicia popular". En c ua nto al Cód igo Penal granadino, que provenía de la Legislatura de 1837 y se había reformado en 1848,todav ía le parecía demasiad o severo y des pro po rcio nad o en las pena s que adjudicaba a los diversos deli tos, a l punto que el robo tenía más años de pena que elhomicidio. La persistencia de la pena de muerte le repugnaba, como a todos losliberales radicales de la Genera ción del 48, así com o el "ab om inab le" sis tema depresidio s. Por ello presentó ante la Co nven ción de Rion egro, el 20 de febrero de1863,  un proyecto de ley que intentaba fundar "el s is tema penal de la Unión Colombiana". Pero las dos innovaciones ins t ituc ionales que los diputado s pan am e

ño s l levaron al Co ngreso de la Nuev a Gra nad a fueron el jur ad o d e conciencia y elhábeas corpus .

La ado pció n de la idea de juzgar crim ina lm ent e a las person as po r ju rado sde conciencia fue presionada en el Is tmo por los comerciantes norteamericanosque a l l í se es tablec ieron para a tender e l t rá f ico t ransa t lánt ico que se habíaincr em enta do desde el descu br imien to de minas de oro en Cali fornia . Tra tánd ose de una insti tuc ión judicial prov enien te de la tradi ción n orte am erica na , fueronestos ciuda dan os quien es le solici taron al preside nte L ópez, en m arzo de 1850, laconcesión de esta insti tución l iberal para la provincia de Panamá. Argumentaron

entonces su necesidad por los continuos roces personales que se daban entre losvia jeros nor teamericanos y a lgunos c iudadanos panameños , or iginados en losmutuos prejuicios sociales que exist ían entre el los, así como los problemas dedesorden y criminalidad que eran frecuentes en los puertos del Is tmo.

Una junta genera l de los c iudadanos nor teamericanos avec indados tuvolugar en la plaza grande de la ciudad de Panamá, el 15 de marzo de 1850, paraconsiderar la manera de resolver los problemas del desorden y la criminalidadcrecientes po r efecto de la oleada de transe ún tes. Presidida po r James W. W hite ,A. J . Zachrisson, John Campbel, J . B. Moore y R. H. Elam, esta junta reprobó

públicamente todas las violaciones de la ley y del orden cometidas por ciudadanos nor teamericanos , expresando la de terminación de contr ibuir a la repres iónde toda per turbac ión de la paz públ ica . Fue acordado que la poblac ión nor te americana asentada apoyaría la acción de las autoridades panameñas, pues aunque algunas personas habían perturbado la tranquil idad pública ello no justif icaba que toda la población mencionada fuese agraviada "con los epítetos descorteses" y los "sent imientos imp rop ios" de los panam eño s , al pu nto que e l gobernado r M. M . Díaz se había referido en un to no odio so al cónsu l no rtea m eric an o enel puer to de Panamá, Amor B. Corwing Esg, en un documento públ ico. Propu

sieron entonces el establecimiento de "un sis tema de policía más perfecto, comprensiv o y vigilante" y de una ad m inistra ción de justicia "más perfecta y benéfica", capaz de ganarse la confianza pública y alejar la tentación de los particulares"a que se arroguen el derecho a sí mismos de deshacer sus propios agravios",

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LA ACCIÓN DE EOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE  LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

gara ntizan do las vidas y las prop iedad es. Se co m pr om etí an para ello a auxiliar alas autoridades locales, "de cualquier modo que tuvieren a bien de l lamarnos o

requiriesen nuestros servicios"1 2

.Fue no m br ad a una com is ión , com pues ta p or John L . Brown, A. B. Miller,

W illiam S. Safford, N . Miller y J. D. Frawell, para rep rese ntar ante el pre side nteLópez la situación de Panamá y las resoluciones de la Junta General de norteamericanos. Rela taron en es ta representación 1 3  los cambios in troducidos en1849 en la provin cia de Panam á po r e l t ránsi to de much as exped ic iones provenientes de los pu ert os a m eric ano s del Atlán tico que se dirigían ha cia California,ampliando de una manera inédi ta e l volumen de los negocios americanos es tablecidos en esa provincia . Esta s i tuación había producido una per turbación de

las re laciones sociales , a l pu nt o q ue a lgunos n orte am eric ano s h abían l legado aal terar e l orden públ ico , ante la impotencia de las autor idades locales . Pedíanpor e l lo , s in a tentar en nada co ntra la d ignid ad de un pueb lo so bera no, la concesión de una ad m inis t r ació n de jus t ic ia adecua da "a los sent im iento s y hábi tosde los c iudadanos americanos, que forman tan grande par te de su población":respeto del principio del hábeas corpus14  para los c iudadanos arres tados , l ibertad provis ional bajo ñ a m a, ju ic io por jurad os - l a m itad de e llos nor team eric anos y la otra mitad panameños-, disciplina y aseo de las cárceles, y arresto ejecutado por personas que no fuesen de la raza negra, para evitar la resistencia de

los nor teamer icanos a l p roced imien to .Esta petición fue promovida en el Congreso granadino por los l iberales

granadinos , l iderados por los representantes panameños, quienes consideraronque las instituciones del juicio por jurados y del hábeas corpus eran una realización de los principios de la l ibertad ciudadana y del autogobierno. Fueron asíincluidas en el proyecto de reforma de la organización del Poder Judicial y en laCarta const i tucional de 1853, com o derecho fundam ental garant izado -a r t . 5,literal  1 1 - .  Antes de ello, la Cámara provincial de Panamá ya había autorizado,po r la ley del 11 de ju ni o de 1850, el esta blec im iento del juicio p or ju ra do s en esa

provincia. En ese momento se encontraba en Panamá el ex presidente TomásCipriano de Mosquera, quien se ocupó de comentar esta ley en varias entregasdel periódico El Panameño, convencido de que esta experiencia sería el "ensayo

12 Parte expositiva de los acuerdos adoptados en junta general de los ciudadanosnorteam ericanos reunidos en la plaza grande de la ciudad de Panamá, 15 de marzo1850 (GNG , No. 1122, 19 de mayo de 1850).13 Representación de la comisión no rteam ericana al presidente López. Panam á, 20

de marzo de 1850 (GNG , No. 1122, 19 mayo 1850).14  El principio del hábeas corpus proviene de la tradición jurídica inglesa, lustoArosemena lo entendía en 1855 como la declaración de que "no se puede prender odetener a un hombre sino por motivo puramente criminal". Cfr. Estado federal dePanamá.

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pa ra p lantea r en la República la insti tu ción del Jura do" {El Pan am eño, No. 8 4,18de ag osto de 1850; El Pan am eño, 87, 8 de septiem bre de 1850). En el pri m er artí

culo se esforzó por demostrar que no era necesario tener la condición de granadino y de ciudadano para integrar los jurados, por lo cual era posible integrarextranjeros a ellos cuando el reo también lo fuese. El " jurado mixto", integradopor granadinos y extranjeros según sorteo, fue el tema del segundo artículo.

En 1851 se aprobó la ley nacional que estableció los jurados de conciencia-c in co vecinos que supieran leer y esc rib ir- para los delitos de hom icidio , rob o yhurto de mayor cuant ía -4 de junio   1851- ,  y se inhibió a la Cámara de Panamápara legis lar en la mater ia , argumentando que e l Congreso Nacional no podíadelegar esa función constitucional. Pero la ley del 11 de junio de 1850 ya había

autorizado a la Cámara provincial de Panamá para que organizara el sistema dejurados en su jurisdicción, y para todas las causas criminales. El doctor JustoArosemena se quejó de que dicha Cámara no hubiera aplicado dicha ley desde1850. Los liberales enten dían que con ello se reconocía "el im per io de la o pin ióny el derecho incontestable del pueblo para darse sus jueces o juzgar por sí mismo".  La ley del 29 de mayo de 1852 estableció definitivamente los juicios conjurados. Para ser jurado bastaba ser ciudadano y saber leer y escribir. En 1855Arosemena consideraba que el Código Penal granadino debería ser reelaboradopo r c om pleto para disipar toda huella de las Partidas castellanas y par a incluir el

juicio p or jura dos y el hábeas c orp us. Med iante la ley del 2 de novie m bre de 1859se orga nizó el m ás com pleto sistema de jur ad os en el Estado de Panam á: tr ibu nales de jurados de par tam entales com puestos p or s iete jueces , jura do extraordinario, procedim ientos y recursos. Sin embargo , el prim er balance del funciona mien tode los juicios por jurados que José de Obaldía ofreció a la Legislatura provincialde Panamá en 1860 no fue optimista; el descrédito de esta "bella institución" seestaba abriendo paso con los escándalos que daban absoluciones "del jurado queningún juez responsable se hubiera atrevido a impartir" . Para conjurar la impunidad en que estaban quedando los pequeños delitos -hurtos, estafas, heridas

leves- ,  habría que reducir la insti tución del jurado para los delitos graves, queco nta ban con am plia pub licidad, de jand o las causas por d elitos leves a los juecesdistri tales.

La insti tucionalización de los jur ad os de con ciencia y del hábeas c orpu s entoda s las provincias de la Nu eva G rana da era un a rup tu ra radical de las tradiciones legislativas españolas que se habían mantenido desde la independencia, pesea la incorporación de algunas innovaciones que no llegaron a la adopción denuevos cód igos c iv i le s , de comerc io o de miner ía . E l doc to r Arosemena yFlo rent ino González fueron los principales críticos de las insti tuciones judiciales

gra nad inas y los pro m oto res de un a reform a c om pleta de ellas. El pri m ero juzgaba que nada era tan urgente para la República como la mejora de la administración del Poder Judicial, pues la libertad y la seguridad serían "vanas y estérilespalabras" mientras los tr ibunales y juzgados no cumpliesen "religiosa y puntual-

JT?.

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LA   ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

m en te" con su función de adm inistr ar justicia. Au nqu e esta función pertenecía aun p od er i nde pen dien te del Ejecutivo, el preside nte López decía en su mensaje a

la Legislatura de 1850 que los agentes del Ministerio Público podían supervigilar"la responsabilidad de los jueces", para que la eficiencia y rapidez de la acciónjudicial se incre m entar a. C om o ello depe ndía de "las luces y pro bid ad de los jue ces", se había esforzado por n om br ar las perso nas m ás adecuada s en algunas plazas vacan tes de los Trib unale s, satisfaciendo así a "la op in ió n p ública y a m i c on ciencia".

El secretario de G obie rno expuso ante el Con greso de 1851 un cuad ro de lasituación judicial: durante los diez años comprendidos entre 1839 y 1849 se habían pr oce sad o 25.975 perso na s, de las cuales fueron absueltas 15.963, "lo q ue

equivale a decir que para castigar dos culpables se han perseguido tres inocentes".En su opinión, era preciso adoptar tres innovaciones para mejorar la administración de justicia: la insti tucionalización del juicio por jurados de conciencia, laredacción de un código civil, capaz de darle sencillez a la legislación, aclarandolos derechos y las obligaciones; y abolir las escribanías, para evitarle costos a lagente pobre e ign oran te. Hasta ento nces, los jueces y secretarios no tenían rentafija, pues dep end ía del cob ro d e los derech os procesales, es decir, de la ac um ulación de diligencias y autos. Esta "odiosa simonía judicial" alejaba a los pobres delos juzgados y confería gran poder al "odioso tinterillo y al injusto litigante, para

aterrar al conte ndo r, que no cue nta con los recursos necesarios para hacer frentea los gastos del pleito". Era prec iso qu e la justicia fuera gra tuita , lo cual su po nía laelimin ación de las costas procesales -her en cia co lon ial - y la asignación de rentasfijas a los em ple ado s judic iales.

En 1850, cuando Florentino González pasó por Panamá, fue informadosobre la necesidad de insti tuir tr ibunales de comercio para resolver las diferencias po r los giros merca ntiles y de dinero. Redactó entonc es u n pro yecto de ley ylo envió a la Legislatura, la cual fue san cio nad a en 1852. Pero al año siguien te sequiso derogar, "po rqu e el l im itado com ercio de las provincias in teriores no había

exigido en ellas sem ejante ley, ni dem os tra do su utilidad desp ués de acordada". Elrepresentante de Panamá en la Cámara tuvo que esforzarse mucho para impedirsu derogación, apoyándose en una carta de más de un centenar de comerciantesdel Istmo que le pedían la conservación de la ley, "sin alterarle un ápice".

El presid ente O ba nd o ad virtió la necesidad de reform ar el Cód igo Penal yla de con tar con u n C ódigo Civil. A un que estaba seguro de que se hab ían ado ptado las mejores instituciones políticas, sostenía que todavía la legislación civil ypenal adolecía de "vicios de siglos de barbarie" y de tantas confusiones, que sepres taba para mu y var iadas in terpre taciones . Se com pro m etió entonces a form ar

nuevos códigos nacionales, "en armonía con las insti tuciones adoptadas". En esemomento ya se es taba t ramitando un contra to con e l doctor Justo Arosemenapara la elabora ción de esos códigos. Un a advertencia especial del general O ba nd ofue la de que la abolición de la pen a de m ue rte qued aba supe ditada a la cons truc -

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L A ACCIÓN DE L OS L IBE RAL E S PANAME ÑOS E N L A DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA,   1 8 4 8 - 1 8 5 5

146 (19 de octu bre de 1851), se em pr en di ó u na c rítica de la Ley de 10 del o rde na miento castellano de Toro -recogida por la Novísima Recopilación de leyes de In

d i a s -  que había desheredado  a los hijos naturale s, pro po nie nd o su elimin aciónde la legislación rep ublican a po r "not oria m ent e injusta" y po r cho car "con el pr ogreso del siglo".

La defensa del derecho de propiedad, tan caro al l iberalismo, produjo  enlos liberales del siglo XIX un a p os tu ra adversa a la igualda d. Un ejem plo de ello esel tem a de los derec hos pa trim on iale s de los hijos natu ral es. La Asa mb lea Legislativa del Estado de Panamá aprobó, el 14 de octubre de 1859, un proyecto de leysobre hijos naturales. El gob erna dor José de Obaldía, un o de los más con not ado sliberales panameños, objetó este proyecto  y solic itó archivar lo , arg um ent and o

que el artículo 2o

  del proyecto establecía el principio de la igualdad de los hijosnaturales reconocidos con los hijos legítimos respecto de los bienes dejados enherencia por el padre. En su opinión, sancionar este principio sería descargarle"un golpe funesto" al ma tri m on io , origen de la familia, "base de la socied ad civil",afectando además profundamente "la moralidad pública". Siendo el hijo naturalel fruto de una unión castigada por la ley, reprobada por la moral y condenadapor la civilización, un proyecto que intentaba ponerlo al mismo nivel del "frutobend ecido de un a m or p uro , que la religión y la mor al santifican, o que la sociedad y la ley pro teg en y to m an bajo su am paro", era inacep table . La iguald ad de los

hijos naturales reconocidos y legítimos para los efectos civiles y de sucesión acabaría por darle derechos  a hijos esp urios, algo que para Ob aldía ten dría consecuencias funestas  y  provocaría escándalos para  la m ora lida d pública, dad o "elvicio del nacimiento" que había provocado "la mujer extraviada por la pasión, oarrastrada por una funesta inclinación", dando  a luz con escán dalo, "no el frutode su crim inal un ión , sino su pro pia falta, para colocar al hijo espu rio, con cebid oy nacido quizá burlando  la fe de sagradas p rom esas , en la cond ición de un hijonatural".

Finalizó diciendo que su postura no era una simple oposición   a la n ivela

ción social entre hijos legítimos y natu rales reco nocid os, ni un in tent o de quitarle a estos últim os  el  apoyo y el pa n de su  padre por ser frutos "desgraciados deuna un ión más o m en os lícita". N o se tra tab a de r edu cir a los hijos n atu rale s a lacon dición de huérfan os desvalidos, sin alim entos ni educació n. Su con sideraciónera  la  conveniencia social, la defensa  de la d ign idad  de la  familia basada  en elma t r imo n io , p o r  lo cual había q ue co ncederle  a  ésta unas prerrogativas que senegaban a toda unión ilícita. Por otra parte, sería preferible una ley sobre la libertad del padre para testar como quisiera, pues ello contribuiría a la mo ralizació nde los hijos y a es t imular su bu ena condu cta , perm it iend o a l progen i tor escoger

al m ás digno d e ocu par su pue sto al frente de una familia15

.

15  Objeciones hechas por el gobernador al proyecto de ley sobre hijos naturales.Panamá, 18 octubre 1859 (Gaceta del Estado de Panam á,No . 176,4 de mayo 1860).

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SUPRESIÓN DEL EIÉRCITO PERMANENTE

La ado pci ón del prin cipio de hábeas co rpus y, al m ism o tie m po, dejar subsistente

el ejército perm an en te le parecía al doc tor Justo Ar osem ena u n desc ono cim ientode la naturaleza de la reforma o de "la extensión de sus consecuencias" -Estadofederal de Panamá, 1855-. Esta posición, compartida por todos los congresistasistmeños con los radicales l iberales de otras provincias granadinas, jugó un importante papel en los sucesos que precipitaron el golpe de estado del 17 de abrilde 1854. En efecto, el pri m ero de marzo ante rior se había d ebatido en la C ám arade Representantes la determinación del pie de fuerza armada para el siguienteaño económico. El Poder Ejecutivo había presentado el proyecto de ley que lofijaba en 1.240 hombres. Durante la discusión, el representante panameño, To

más Herrera, propuso su reducción a 800 hombres de tropa. Pero tres representantes l iberales -Silva, Martínez Gómez y Ramón González- fueron más lejos,pid ien do que se redujera a sólo 600 hom bre s. Ese m ism o día, el sena dor p or Panamá, el doctor Arosemena, presentó ante el Senado el nuevo proyecto de leyfun dam enta l de la fuerza pú blica 1 6 , por el cual se establecían cue rpo s de policía ycuerp os subal ternos de t r ibunales y juzgados, qu eda ndo el e jérci to perm ane nte ,compuesto únicamente por conscr ip tos voluntar ios , l imitado exclusivamente ala prevención de desórdenes generales, según la organización que quisiera darleel Co ngres o. El presiden te distrib uiría los cuer pos m ilitares de tal m an era que en

tiempos de paz no hubiese ninguno acuartelado en Bogotá. El 4 de marzo sede ba tió en la C ám ar a el pro yect o del pie de fuerza, y después de un de bate d e seishoras fue negado. El presidente Obando se dirigió entonces a la Cámara parapedirle que al menos se dejara en mil hombres el pie de fuerza, pues de otramanera no podría cumplir su deber constitucional de garantizar la seguridadpública. Como la Cámara y el Senado no se ponían de acuerdo sobre el tamañoen el cual quedaría el ejército, se convocó una reunión conjunta para el 27 dem ar zo . Fue así com o se ap ro bó , el día siguien te, la ley que fijó el pie de fuerza dele jérc ito perm anen te en 800 hom bres de t ropa, enganch ados voluntar ia men te .

El presidente objetó esta ley y la devolvió al Con greso, arg um en tan do querequer ía un mín imo de mi l hombres pa ra poder cumpl i r mín imamente sus de beres constitucionales con la seauridad interior v exterior. En cambio, sancionóla ley modificada sobre comercio l ibre de armas y municiones -3 de abril de1854- ,  la cual sólo exceptuaba del derecho "de llevar armas y de instruirse en sumanejo" a los presos. En su sesión del 7 de abril siguiente, el Senado debatió lasobservacione s del presidente O ba nd o al proyecto de ley ya apr ob ad o y aceptó lapropuesta de elevar el pie de fuerza a mil hombres. Sin embargo, la comisiónform ada para el estudio de las observacione s presidenciales pro pu so que los ofi-

16 Proyecto de ley fundam ental de la fuerza púb lica (GO, No. 1697, 8 de marzo de1854:206).

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

cíales del Ejército fuesen limitados a un coronel, dos tenientes coroneles, cincosargentos mayores y 17 capitanes. El secretario de Hacienda intervino para pro

poner que se le dejaran al Ejército dos generales, dos coroneles, cuatro tenientescoroneles, och o sargentos mayores y veinte capitanes. Som etidas a votación , fueapro bada la pro pue sta de la comisión, con lo cual el Ejército apenas c ontaría conun coronel y 24 oficiales de rango inferior. El efecto inmediato de esta decisiónsobre la sue rte del genera l Meló era clara: se hab ía qu ed ad o sin em ple o, po rq ue elEjército ya no tendría generales. Su mejor opción política fue entonces el golpede estado, como en efecto ocurrió el 17 de abril. El doctor Justo Arosemena reconoc ió, duran te el año siguiente, que esta decisión del Congres o había sido una delas causales principales que det erm ina ron el m om en to del golpe del general Meló.

Después de la derrota militar del gobierno ilegítimo del general Meló, endiciembre de 1854, la Legislatura del año siguiente fijó el pie de fuerza en milhombres, tal como lo había pedido el depuesto presidente Obando. El doctorArosemena juzgó entonces que se trataba de una concesión al Poder Ejecutivo,pues la ado pció n del hábeas cor pus y de las reformas liberales debían acabar conel reclu tam iento forzado pa ra el Ejército, reemp lazán dolo por c uerp os de policíavoluntarios y asalariados.

LA AGENDA DEL VICEPRESIDENTE JOSÉ DE OBALDÍA

Apresado el presidente Obando por el golpe militar dado el 17 de abril de 1854por el general Meló, le corr esp ond ió al general Tomás H errera , quien ostentaba elcargo de designado a la presidencia, declararse en ejercicio del Poder Ejecutivolegítimo, una vez que pudo escapar hacia Tunja con algunas fuerzas leales. Perolas necesidades de la campaña militar le aconsejaron delegar esta función en elvicepresidente, José de Obaldía. Fue así como la resistencia legítima a la dictadura del general Meló de pen dió , en ese m om en to especial de la historia grana dina,de estos dos is tm eñ os. El do cto r O bald ía a sum ió, el 5 de agosto sigu iente, la jefatura del Go biern o en el exilio que se instaló en Ibagué. D ur an te la prim era semana de diciembre, cuando cayó la dictadura de Meló, al costo de la muerte delgeneral Herrera, pudo volver a Bogotá para ocupar el Palacio presidencial hastael 31 de marzo de 1855, cuando entregó el mando al vicepresidente electo, eldoctor Manuel María Mallar ino. Dado que los is tmeños tenían entonces unanutrida representación en el Congreso, pues al Senado asistían lusto Arosemena-P an am á- , Sant iago de la Guardia -A zu er o - y José de Fábrega -V erag uas - , y a laCám ara de Representantes José Ignacio Rosa -A zu er o- , Gil Colunje - P a n a m á - yDion isio Fació -V era gu as- , im po rta saber cuál fue la agenda del Poder Ejecutivoque apoyaron cuando su más alto cargo fue ocupado por un natural del Istmo.

Por lo pro nto , la agenda del Con greso incluyó la aproba ción definitiva delacto adicional a la Constitución de 1853 que hizo posible la creación del Estadofederal sober ano de Pan am á. Co m o ya se dijo al m enc ion ar la ado pció n del régim en federal, esta tarea fue cu lm ina da el 27 de febrero de 1855, cu an do el vicep re-

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

side nte O bald ía firmó el acto legislativo que realizó efectivam ente la vieja aspiración polít ica del Istmo.

Pero las innovaciones polít icas de la Administración Obaldía fueron máslejos.  El 15 de enero de 1855 fueron publicadas las 23 tareas del "Programa" quedicha Adminis t ración sometió "a la consideración del Pueblo Granadino" 1 7 . Laprimera propuesta fue la insti tucionalización de un "gran Partido Nacional Republican o", interesado en reu nir a "los m iem bro s sanos de los antigu os p arti do s"-Lib eral y Cons erva dor - , que se habían dis tanciado "menos p or la diferencia desus princi pio s políticos, que por circunstanc ias accidentales y personales". La pr ue ba de la lucha contra la dictadura del general Meló había unido a los liberales ylos conservadores "para salvar la Constitución y la libertad, la moral y la civiliza

ción". Esta propuesta, que revisaba la experiencia de "gobiernos de partido" quehab ían s ido las Adm inis t raciones López y O ban do, cuya argum entac ión fue obradel grupo de los 50 liberales del Congreso que había presionado la adopción dereformas desde 1849, fue acogida por la Administración Mallarino, que entre1855 y 1857 mantuvo la paridad de los dos partidos en los altos empleos delPoder Ejecutivo. Esta primera experiencia de un "frente nacional bipartidista",como se l lamaría en la Colombia de la segunda mitad del siglo XX, tuvo su impronta en la revisión de la política liberal que fue realizada por el doctor Obaldíay sus cua tro secretarios: los conservado res Pedro A. H err án y Pastor Osp ina, y los

liberales José M aría Plata y Ce rbele ón Pin zón . Los "pr inc ipio s de la política " de laAdministración Mallarino incluyeron la promesa de que el Poder Ejecutivo nopermitiría que sus agentes hicieran "distinción alguna entre los ciudadanos porsus denominaciones de partido", para lo cual l lamaría a los empleos públicos at odos ,  según "la medida de su moralidad e inteligencia"1 8 .

Cuando Obaldía ocupó de nuevo e l empleo de gobernador de Panamá,du ra nt e la crisis nacio nal de 1860 -1861, confirm ó su opi nió n sobre la bo nd ad delos gobiernos polít icamente mixtos. Al entregar el mando le confió a su sucesorque había llegado ya a la firme conclusión de que lo que más le convenía a la

Nueva Granada era gobernar dándole participación en los negocios públicos "ala inteligencia ho nr ad a, do nd e quiera qu e ella se enc uen tre"; es decir , ab and on arel prin cip io de "gobern ar c on u n partido". Este princip io sólo era aplicable en lasnaciones de avanzada civilización y riqueza, pues en ellos la oposición, excluidatemporalmente del poder, no era una amenaza para la seguridad pública. Pero enla Nueva Granada ello no era todavía posible: la escasez de personas ilustradas,rectas y experimentadas para el servicio de la máquina polít ica no permitían excluir a la minoría de oposición por razones partidistas, ya que ésta se sentía sin

17 Program a de la Adm inistración Obaldía (GO, No. 1.741, 15 de enero de 1855).18 Circular manifestando los principios que seguirá en su política la nueva Administración . Bogotá, 2 de abril de 1855 (GO, No. 1.773, 5 de abril de 1855).

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LA   ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE   LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

garan tía alguna y des am par ada , lo que u nid o a los abu sos de la may oría genera bades con tento y per m it ía abrir la pu er ta a la am bic ión de algún cau dil lo que inicia

ba un a gu erra civil . Los "m inisterios m ixtos " eran u n es cudo c on tra las explosiones revolucionarias. Su observación personal de la polí t ica granadina, como parte del gobierno nacional y fuera de él , le había permit ido revisar la doctrina de"gobernar con u n p art id o" que había co nocido desde su época de estudiante . Estadoct r ina había venido dando, desde "bien at rás , f rutos muy amargos y venenosos". Los ejemplos estaban a la vista: "sin suficiente espera y pre pa rac ión " se habían copiado inst i tuciones ajenas que estaban sal iendo muy caras: la l ibertad sim ultá ne a de los esclavos, la l ibertad absoluta de cul tos, el m at rim on io civil y eljuicio por jura do s. En ellas no se hab ían te nid o en cu enta "las desem ejanzas y au nlos contrastes que hay entre los países que se toman por modelo y aquellos queadoptan las inst i tuciones aludidas" 1 9 .

La agend a posi t iva de su Ad m inistra ción nacio nal de 1855 incluyó algun asnuevas tareas respecto de las l iberales que habían quedado pendientes de las dosAdministraciones anteriores. Eran éstas las siguientes:

Sostener los pod eres m unic ipales "en toda la extensión que se le ha conc edido", mediante la resolución legal de dudas a favor de su independencia.Reducir las 36 provincias existentes a un rango de siete a doce, lo que en la

práct ica era agruparlas en estados federales.Expedición de una nueva ley electoral para conjurar los fraudes y garantizar la pure za del sufragio u niversal , abste niénd ose los m iem br os del Pod erEjecutivo de influir en los resultados. Se trataba de reformar la ley de 1853sobre esa materia.So stener la separa ción de la Iglesia y el Es tado , es decir, la libertad de cultosy de conciencia.Seguir redu cien do el tam añ o del ejérci to per m an en te y reem plazar la Guardia Nacional con milicias provinciales, las que con el apoyo de las policías

municipales terminaran por abolir el ejérci to.Defender el do m inio em inen te de la Nueva G rana da sob re el Is tmo.

Bue na parte de esta agenda fue ejecutada po r la Ad m inistra ción M allarino-1 85 5- 18 57 -, adaptán dose al t ránsi to al régimen federal en to do el país . La tareade expedir una nueva ley de elecciones correspondió a la Administración Ospina- 1 8 5 7 - 1 8 6 1 - , que al ser percib ida c om o u na vu elta a los gob ierno s de par t ido y ala intervención part idista de un part ido en los estados se convirt ió en uno de losprincipales motivos para la separación del Estado del Cauca, con lo cual se puso

en marcha la guerra civi l de 1860-1861.

19 José de Obaldía: "Discurso de entrega del mand o de la gobernación del Estado dePanamá", 1  de octubre de 1860 (Gaceta del Estado de Panam á, No. 184,18 de octubre de 1860).

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

En cu anto a la insti tucionalización del hábeas c orpu s, un o de los diálogosen los que participó Carrasquilla con sus compañeros del jurado (un señorito de

botines de charol y guantes empolvados, un barbero, un viejo militar retirado yun r ico usurero) que juzgó al m enc iona do lad rón de la m arra na i lus tra m uy biensu desconocimiento;

Es necesario n o dejar impune el robo , que es el mayor de los delitos. Por miparte lo condeno al palo.Pues a mí, dijo el militar, lo que me parece es que ese pobre indio se vayapara su casa, que ya lleva dos años de friega en la cárcel.

La intr od ucc ión del m at ri m on io civil y el divorcio en las provinc ias and inasfue resistida por el clero y los católicos, quienes tacharon a las nuevas instituciones de inm orale s e i legítimas. La Ad min istració n O ba nd o se dispus o a m odificarla ley que lo había introducido, para lo cual fue creada la nueva figura jurídica dela "separa ción de cuerp os" adscrita a la indisolub ilidad del vínculo. La Ad min istración Mallarino logró hacerlo con la ley del 8 de abril de 1856, que suprimió eldivorcio y concedió efectos civiles al matrimonio católico. Al adoptarse el régimen federal quedaron los estados con capacidad para legislar particularmentesobre el matrimonio civil, y así pudieron verse las diferencias entre los estados

respecto a este tema: en Antioquia y Cauca no se concedió el divorcio y sólo fuereco noc ida la validez de los m atr im on io s católicos, m ientr as qu e en San tande r lavalidez de los m at rim on io s se fund ó en el civil .

En cu anto a la existencia del ejército p erm an en te, la ado pció n del ré gim enfederal con solidó la tende ncia l iberal que lo ma ntu vo en su nivel mín im o. El general López, encargado de la secretaría de Guerra durante la AdministraciónO bald ía, presentó ante la Legislatura de 1855 un inform e en el que trató de equilibrar los excesos del proyecto l iberal de sup rim ir el ejército pe rm an en te, un tem aque exigía una solución interm edia entre un p rinc ipio ab stracto y los intereses de

un a corp oración. Desde la teor ía , no se requer ía much a de mo stración para aprehe nd er la utilidad de la sup resió n del ejército: eco no m ía del gasto públic o y de lossacrificios del pueblo, porque todo reclutamiento era una violencia ejercida so-Kt*É» \ r \ c m á c n n n r p c T ^ r r » ri£»criÉ> l a r \ n r f * c i r \ i A A &] o n n i p r n A n o n n n o l c i o m f s v ^ » C PL^J. V . 1 C ÍL J 1 1 I t- lO L / C L / 1 V . J . i \ - A W ) V I V v J V l V 1 1 * l l ^ V V l J l W U U VJ.V-JL ¿ V / l ^ l V l l l \ J 1 1 U V 1 V 1 1 U 1 ) J l ^ l l l l / l V . J V .

requeriría una fuerza respetable y organizada, preparada para defender la patriade los ejércitos extranjeros y para restablecer cualquier perturbación del ordenpúblico en las provincias. Un gobierno sin fuerza a su disposición estaría expuesto a la humilla ción prove niente de los agentes de otros gobie rnos y a los aventureros que, para satisfacer su am bición o m ejorar su fortun a, prom ovie sen revolu

ciones. Una prue ba reciente de ello era la derrota del ejército constitucio nalistaen Zip aqu irá y Táquiza, origina da en su mala org anización y dirección. La fuerzapública, cualquiera que fuese su forma organizativa, debía tener un respetablepie de fuerza en toda s las provinc ias. En conclu sión, cada provincia debía con tarcon sus milicias organizadas y el gob ierno n acional con u n ejército pe rm an en te.

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LA   ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE  LAS POLÍTICAS DEL ESTAD O DE LA NUEVA GRANAD A,  1848-1855

Pero sólo a com ienzos del siglo XX, justa me nte co m o respu esta a la separa ción dePanamá que cristalizó finalmente el viejo proyecto del "cuarto estado colombia

no", fue cuan do los colom bian os mo dificaron, en especial du ra nte la Ad min istración Reyes, sus ideas respecto de la profesiona lización y de la necesida d del ejérci to permanente.

Finalme nte, digamos q ue la convicción de Ob aldía sobre la ut i lidad de con vocar a los mejores a los empleos del gobierno, sin distinción de su militanciapart idis ta , apenas fue experim entada bajo la Adm inist ración Mal lar ino. D ura ntela siguiente Administración, encabezada por Mariano Ospina, se renovó el espíri tu de gobierno de part ido, con los resul tados tan dramáticos que se vieron duran te la guer ra civil de 1 860 -186 1. La dis pu ta pa rtidis ta qu e siguió se situó en

cada uno de los nueve estados soberanos que se confederaron por la Carta de1863,  agudizándose desde el momento de la "Regeneración" de 1886, que cerrótodas las posibilidades legales al Partido Liberal, precipitándolo a la sangrientaguerra civil de los Mil Días, el escenario político que contribuyó a preparar laseparac ión de Pan am á. Para enton ces, ya nadie reco rdab a la amen aza que José deObaldía había pronunciado durante la guerra civi l de 1860, cuando advirt ió quesi ésta lograba derribar al gobierno legí t imo de la Confederación Granadina seabría la posibilidad de

que los Istmeños piensen seriamente lo que convenga hacer antes de abrazar unnuevo pacto de un ión po lítica, para no seguir presenciando ejemplos escandalosos de guerra civil, que pu eden algún día com prom eter su existencia, o detener elvuelo de sus adelantamientos en el caso menos favorable [...] En la hipótesis establecida, el mundo entero que ha comenzado a observarnos, después que las potencias comerciales han fijado sus ojos en nuestro privilegiado territorio, justificaría una medida que, sin sangre y sin perturbaciones que sacudiesen los fundamentos de nuestra sociedad, hiciese del Estado de Panamá lo que el dedo de laProvidencia ha trazado con caracteres indelebles22.

Esta advertencia, precisada en el mensaje que dirigió a la Asamblea Legislat iva de Panamá cuando abrió sus sesiones ordinarias de 1860, señaló resuel tamente hacia un nuevo dest ino polí t ico para el Istmo:

Si la suerte de las armas fuere adversa al régimen legal, quedando así despedazados los vínculos que nos unen a la Confederación Granadina, Panamá no quedaráuncido al yugo de la arbitrariedad revolucionaria, sino que d ispond rá de su po rvenir, en uso de su propia y, entonces, incuestionable soberanía, bajo la protecciónde tres grandes poderes: los Estados Unidos de América, la Inglaterra y la Francia.

22 Circu la r de M anu el Alemán a los p refec tos d epar tam enta les . Panam á, 4 de jun io

de 1860 (GO, No. 2.537, 23 de julio de 1860: 454).

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

Una simple declaratoria, una palabra de cualquiera de los gobiernos de esas naciones, bastaría para cruzar los planes de sangre y de venganza de los rebeldes

victoriosos23 .

BIBLIOGRAFÍA

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Arosemena Barrera , Mariano.  1971. "In de pe nd en cia del Istmo". En: La Estrella dePanamá (19 de noviembre 1859 a 7 de febrero de 1860). Reeditado en1959 por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad de

Panam á, con in trodu cción y notas de Rodrigo Miró .. 1949. "A pun tam ientos históricos con relación al Istm o de Pana m á  (1801-

1840)". En: Boletín O ficial del Estado Soberano de Pa na m á (po r e ntrega s,desde febrero de 1868 hasta comienz os de 1869, qu ed an do inco m pleto s).Reeditados completos y anotados, por Ernesto J. Castil lero, en Panamá:Ministerio de Educación.

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Casa editorial La Moderna.

23 José de Obaldía: "Mensaje a la Asamblea Legislativa en sus sesiones ord inarias de1860" (Gaceta Oficial de Panam á, No. 183, 6 de octubre de 1860).

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LA ACCIÓN DE LOS LIBERALES PANAMEÑOS EN LA DETERMINACIÓN

DE  LAS POLÍTICAS DEL ESTADO DE LA NUEVA GRANADA, 1 8 4 8 - 1 8 5 5

González, Florentino. Exposición de las razones que apoyan las disposiciones delproyecto de ley sobre el arreglo del comercio que se haga por el Istmo de

Panam á, 1847. GNG, 939 (23 diciembre 1847).La Crónica Oficial. Panamá, 1851.

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El departamento colombiano de Panamá a f ines del

siglo diecinueve e inicios de la vigésim a centu ria

Alfredo Figueroa

El dep artam ento de Panam á era uno de los nueve de parta me ntos de la Repúbl icade Colombia.

Población

Hacia 1898, la población del Istmo ascendía aproximadamente a 311.054 almas.Hoy por hoy, ésta se ha multiplicado diez veces y alcanza los tres millones deindividuos.

La población finisecular se repartía en las provincias de Panamá -77.857habi t an tes - , Los Santos -56 .900 habi t an tes - , Veraguas -47 .691 habi t an tes - ,Chi r iqu í -44 .695 hab i t an tes - , Colón -42 .547 h abi t a n tes - y Coclé -41 .364 habi t a n t e s - .  Los d i s t r i t os más poblados de l a p rovinc ia de Panamá eran : Panamá

-24 .159 habi t an tes - , Chorrera -7 .251 habi t an tes - y Em perado r -5 .740 hab i t ant e s - . Los distri tos más populosos de la provincia de Los Santos eran: Los Santos-7.231 habi tantes- , Las Tablas -6 .211 habi tantes- y Pesé -5.640 habi tantes- . Enla provincia de Veraguas los distri tos con más población eran: Santiago -11.423habi tantes- , Soná -6.018 habi tantes- y Cañazas -4.780 habi tantes- . Eran dis t r i tos más poblados de la provincia de Chiriquí: David -13.419 habitantes-, Dolega-5.79 1 ha bi ta nte s- y Alanje -5.2 41 h abi ta nte s- . Se perf ilaban com o los dis tr i tosmás do tado s de gentes en la provin cia de Colón : Co lón -1 3 .2 0 3 -, Bocas del Toro- 9 . 2 5 0 -  y Portobelo -4.965-. A t iempo que los de la Provincia de Coclé eran:

Penonom é -15 .20 0 - , La P i n tada -6 .4 93 -y A guadu lce -5 .3 79 - .

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EL  DEPARTAMENTO COLOMBIANO DE PANAMÁ A FINES DEL SIGLO DIECINUEVE

E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

G ra nde s e mpre s a s

La principal era el ferrocarril transístmico -establecido a partir de 1855- bajo

dominio pr ivado norteamericano. También destacaba la Nueva Compañía delCanal de Pan am á -fra nc es a- provista de oficinas all í. Asim ismo conviene m en cionar a la Empresa del Tranvía Eléctrico de Panamá -británica-, fundada en1892.

Existían, adem ás, algunas empresas de navegación de buques m eno res paratráfico local en el Pacífico entre Panamá y Chiriquí. La Darién Gold MiningCompany tenía servicio de vapor entre Panamá y Yaviza en el Darién.

Es tadí s t i ca escola r de l depar tamento (1897-1898)

El total de la m atrí cu la escolar ascendía a 6.592 discíp ulos . N o ob sta nte , sólo asistían a clases 4.006 alumnos de ambos sexos. Los maestros y maestras sin gradosuperab an a los educadores g raduado s.

F o m e n t o

D ura nte t od o el siglo XIX, se proyectó c onstru ir u n acu edu cto p ara la Ciu dad dePanamá.

Par t i cu la r idades de l a burgues ía loca lNo ta definitoria de la burgu esía del istm o central era su carácter ab ru m ad or am en temercant i l , débi lm ente industr ia l y tam bién subo rdina dam ente agrar io . Otro rasgo pron uncia dís im o, com o tend rem os la opo rtun ida d de ver , d ice de la re lacióncon la pre em ine nc ia de los extranje ros en el seno de la gra n burg ue sía finisecularde la zona de tránsito. En verdad los sectores autóctonos figuran casi siemprecomo segundones en los negocios respecto del predominio aplastante de los burgueses internacionales.

En cua nto a esta característica, es im po rta nt e señalar q ue, dur an te el siglo

XIX, se acentú a la hege mo nía de las burgue sías foráneas en Pan am á, harto ostensible en la etapa de la fiebre del oro de California -1849-1869- y con ocasión delauge del Canal Francés —1880-1888—. También se registra esa propensión en laspostr imerías del colonia je -1810-1820- cuando grandes negociantes a lógenosconcurren a Panamá a aprovechar la bonanza transitista anterior a la declaraciónde independencia de España.

Si la burgu esía m ercan til de la capital de Pana m á se manifiesta con b rillo alestampar las firmas de sus miembros en el acta de independencia de   1821, esto n oobsta para que, en décadas siguientes, se debilite frente a la pujanza de unos ele

m ento s burgue ses advenedizos q ue, al final del siglo, m ue stra n su ventaja eco nóm ica do nd e qu iera. Sin emba rgo, en la secesión de 1903, es ind ud able que sus unid ades aparecían como integrantes de la junta revolucionaria y se lucraron del poderpolítico y del prestigio social po r lo m en os hasta bien en trad o el siglo veinte.

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ALFREDO FIGUEROA

Con todo, en la coyuntura de la separación, de 1903, figura muy bien repre sen tada la burgu esía he brea sefardita, em igrada a Pan am á a par tir de la segun

da m itad del dec im ono no que apoya la desmem bración en la zona de t ránsi to einclus o en Nueva York po r co nd ucto de sus ba nq ue ros establecidos en la Babel deHi erro -Pi za y Lindo, po r e jem plo- . Esto prueba la s imil i tud de miras com part i da po r la burguesía nacio nal y la foránea respecto de su deseo de ver con stru ido elCanal de Panamá por los norteamericanos, esquema que cristalizaría de 1904 a1914.

Formulada esta salvedad, procederemos a examinar el poderío de las burguesías extranjeras en la ec on om ía de la zon a de trá ns ito a la luz de u n ab anico deact iv idades que de inm ediato vent i laremos.

Agencias de vapores

En este rubro prevalecen los burgueses alógenos frente al patriciado de la Ciudadde Pa na m á, que figura en la per son a d e Julio Arias, agente d e la Royal Mail S teamCompany. Entre los agentes no autóctonos pueden citarse dos hebreos: HenryEh rm an , apod erado de Wells , Fargo y Co mp añía y M. Fidanque e h i jos , representantes de "La Veloce", Compañía Italiana de Vapores. A su lado, aparecen tresciudadanos extranjeros que regentan otras compañías br i tánicas , nor teamericanas y españo las.

Agencias postales

Aqu í, la burgu esía de la Ciuda d de Pana m á pareciera d om ina r frente a los agentescolo m bian os y británic os a través de la repres entació n de agencias postales hispanoam ericana s del Perú -Jul io A rias- , de Guatemala -Bel isar io A ran go - , de Nicaragua, El Salvador y H on du ras -Fede r ico Boy d- .

Agencias de seguros marítimos

La gran burgu esía heb rea su pera, en este acápite, al patriciad o raigal en un 5 2% ,obteniendo és te sólo un  4 2 . 1 % .  En efecto, los judíos Piza, Ehrman y Madurodesplaza n a los Arias y a los Boyd e incluso al francés M áxim e H eu rte m atte . Loshebreos antedichos adminis t ran en Panamá unas agencias a lemanas , br i tánicas ,norteamericanas, i talianas, neozelandesas, a t iempo que sus rivales criollos manejan algunas de nacionalidad estadounidense, germánica e inglesa -entre ellosdestaca n los Boyd y los Aria s-.

Agencias de seguros de vida

Dos burg ueses he breos las m on op oliz an: E hrm an y Ascoli. Una de las agencias esneoyorquina.

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EL   DEPARTAMENTO COLOMBIANO DE PANAMÁ A FINES DEL SIGLO DIECINUEVE

E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

Agencias de seguros contra incendios

Prevalecen los burgueses judíos -Maduro— en u n 66,7% frente a un alemán - 1 6 ,7 % -

y un burgués ci tadino -1 6 ,7 % - apell idado Arias. Las com pañ ías son de origen germ ánic o e inglés.

Agencias de cambio de mon eda

Aquí escasean los subditos nacionales; do m ina n la escena burgueses hebre os - 3 3 , 3 % - ,a saber, los Piza y los Fidanque y unos extranjeros, sobre todo alemanes -Müller- yespañoles - Ca ne la, Salgueiro y A lvarez-.

Agencias variasImperan, en esta ocasión, los mercaderes hebreos por lo que reza al elíxir de cacao -B ra nd o n- , a las cajas fuertes -B ra n do n -, a las aguas de mesa -B ra n d e n -, a lwhisky -B ra n d on -, a la pólvora -B ra nd o n- , a las bicicletas -D e Lim a-, a las má quinas de coser -C ar do ze - , a los v inos -B ra nd on - , a los b i zcochos -B ra nd on - , alos p i anos -Ca rd oz e- y a la cerveza - B ra nd on - .

Los comerciantes panameños aparecen excepcionalmente en lo at inente ala cerveza -Lewis- y a la venta de l ibros -Remón-. El resto de quienes vendenproductos como cognac, el íxir de coca, revistas, máquinas de coser o medica

mentos son de cuna española, francesa y colombiana, más bien cartagenera -JoséNarciso Recuero- .

Casas que ejecutan negocios de banco

Predomina l a burgues ía hebrea -72 ,7%- encarnada por los Ascol i , Ehrman,Bra nd on, Luria , Fidan que, M ad ur o, Piza y Lindo respecto al pat r ic iad o ur ba no- 1 8 , 2 % - , a ctua nte a través de los De la Guardia , Qu elquejeu y de Ra m ón AriasFeraud . A su lado se yergue un francés: Má xim e He urte m at te .

Establecimientos prendarios

De las t res oficinas que exist ían, un panameño -Manuel Jaén- atesoraba una,frente a un español -José C an ela- y un cartagenero -L eó n M ont i l la- .

Casas de comisiones

En éstas se dis t inguen tanto p an am eño s -d e O barr io , Alfaro, A rce - com o c om is i on i s t a s y co r redo res co l om bi anos -Recue ro e H i ncap i é - , c a r t agene ros yant ioqueños .

Casas de comercio

De casi un centen ar de establecimientos comerciales, la ma yoría los ad m inis tranburgueses hebreos - 2 1 , 3 % -  co m o Ascoli H er m an os - "L a Vil le de París", almacén

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ALFREDO FIGUEROA

de novedades-, David Sasso, Daniel de Castro, Delvalle y Compañía -dedicado amercaderías generales y quincallería-, David de Castro, Emanuel Lyons y Com

pañía, ferretería y quincallería; Hermán H. Lunau, mercancías generales; IsaacBrandon Hermanos, mercaderías generales, vinos y l icores; I . H. Cardoze, almacén de noveda des; Luria y C om pañ ía, almac én de novedad es; M . Os orio, ferretería, quincallería, abarrotes; M ad uro e Hijos, almacé n de novedades; Mauricio Lindo,  novedades y mercancías generales; M. Fidanqu e H erm ano s, mercancías generales y novedades; M . D. He nríqu ez, alm acén de novedad es; M. D. Cardo ze, "LaDalia", almacén de novedades; Piza, Lindo y Compañía, mercancías generales,vino s y l icores; Piza y Piza y C om pañ ía, alm acén de novedade s, mercancías generales; S. H . A. de Lima, almac én de novedades; Sasso He rm an os, alm acén d e no

vedad es, y S. L. Toledano, alm acén de noveda des y me rcancías generales.Les s iguen sus hom ólogo s pa nam eño s -2 0 ,2 % -, c i tadinos y a veces o r iun

dos de grupo s do m ina nte s rurales com o: Agustín Arias Feraud, ferretería y quincallería; Alfredo O rillac, vin os, licores y conse rvas; A nt on io Bolívar Perigault, licores;  Arosemena Hermanos, ferretería, quincalla; Carlos Berguido, exportador;el veragüense Ernesto Fábrega, abarrotes, l icores, dueño del almacén "La manode D ios"; F. Arose me na y C om pañ ía, l icores, vino s, abarrotes; De la Guardia yQuelquejeu, ferretería, quincallería, l icores; H. Herrera, mercaderías generales;lu án N . Calvo, ferretería y quinca llería; J. J. Go nzález , som brer ería; J. J. de Icaza,

vinos y licores; J. Aristides Alfaro, almacé n de calzado; Leona de León de He rbruger,géneros; Manuel María Díaz, almacén de sombreros y calzado; María T. de laGuardia, mercancías generales; Nicolás Chiari, ferretería y quincallería; NicolásRemón, papelería y útiles de escritorio; Octavio A. Vallarino, dueño de la "LaEqu idad", tienda de licores, vin os, aba rrot es y café m ol id o; Pedro P erigault, ferretería, me rcancías generales, abarrotes; el mé dico c od esa no Santos J. Aguilera, dro gas,  perfumería, y V.  Alfaro, exportador.

Aparte de los com erciantes hebre os y pa na m eñ os , cabe añadir la presenciade sus colegas chinos  - 9 , 6 % -  como Chang Long y Compañía , seder ía ; Chong

Kee, sedería; H op Wo G ing, Kw on-on Wo y C om pa ñía , sedería; Kum Sing C ho ngH on g K ee, sedería; Po Yueng y Com pañ ía, sedería; Long Hing , Tuck- Wo- Hin g,sedería, y Yee Kee y Co m pañ ía, sedería.

El resto de los establecimien tos de com ercio lo copa una burgu esía extran jera de naturaleza europea -española, francesa, i taliana, alemana-, iberoamericana e inclusive colombiana. Entre los comerciantes españoles podríamos mencionar a Fernán dez y Com pañ ía, vinos españoles, mu eblería; I . Preciado, español deorigen cub ano , me dicinas , l ibrería, papelería; Miguel Am igó, mercan cías generales; Migu el Ferrer, alm acén de calzado. En lo que a tañe a los franceses, se perfila

rían : J. B. Nicolau y De ric, vino s franceses y licores; M . H eu rte m at te, alm acé n denov edad es, y la señora Garnier, mercería francesa.

A Italia la repre sen tan: Alfredo M en ott i, vin os, licores y conse rvas; Ar m iniBellino, miscelánea; Cerm elli He rm an os, drogas, perfum ería; Juan M azzola, aba-

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E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

rrotes;  José C. Monteverde, vinos italianos, licores; Nicolás Ardito, licores, abarrotes,  entre otros .

Entre los comerciantes a lemanes se podría m enci onar a los her m ano s Carlos y Osear M üller, prop ietarios de almacenes de noved ades, de joyería y óptica.Por último, figuran algunos comerciantes estadounidenses, latinoamericanos ycolombianos, sobre todo procedentes de Cartagena y de Antioquia.

Dignatarios de la Cámara de Comercio

Fun dad a en 1874, laboró hasta 1876, año de severa depresió n ec onóm ica. Se reorganizó la corporación en 1888, tiltimo año de auge de la etapa del Canal Francés.  Si ojeáramos la l ista de sus primeros dignatarios localizaríamos a su presiden te, el francés Jean-B aptiste Poyló; a su vicepres idente , el cart age ner o José Na rciso Recuero; a sus vocales José Agustín Ara ngo, hijo de cub ano y pa na m eñ a, y alos hebreo s Joshua Piza y H en ry E hrm an . Funge com o secretario de la entid ad elaristócrata rural urbanizado Francisco de la Guardia.

Luego de un receso iniciad o en 1876, añ o de guerra civil en Co lom bia y deconflictos entre los caucheros con los amerindios del Darién, la insti tución sereorganizó ho spe da nd o a setenta y dos com erciantes . La lista de sus presidentes ,de 1888 a 1896, revela que, a excepción de Adolfo de la Guardia y Alejandro VOri l lac , todos sus d ignatar ios fueron extranjeros: f ranceses como MáximeHe urtem atte , hebreos (E. L . Salmón, David H. Br and on) , colom bianos or iu ndo sde Cartagena de Indias (José Narciso Recuero).

Droguerías y boticas

Ap roxim adam ente el 94% pertenece a farmacéuticos extranjeros -ale m ane s, i talianos , franceses, españoles e incluso colo mb iano s de Cartag ena y de A nti oq uia -. Entre los pocos panam eño s aparece el méd ico co desa no, educado en Bogotá, doctorSantos Aguilera, prop ietario de la farmacia "La Esperanza", ubicad a e n la a rrabalera

Plaza de Santa Ana.

Fábricas

Se da un equilibrio entre pan am eñ os y extranjeros. Los subdito s foráneos m o n o polizan las de aguas gaseosas, cola y sodas -cu yo du eñ o es el alem án K óh pck e-,un a de baúles -d e l espa ñol S. V ida l-, la de choc olate y café m oli do , a vap or -d elespañol Gervasio García- , la de café molido y p iedra p icada -del español Manuel Pérez Ig les ias- , una de jabones y aguas de o lores -del español ManuelCaba l le ro López- , o t ra de jabones -de l cubano-españo l  Y. Prec iado - , a lgunas

de licores -regidas por el i taliano Carlos Carbone o el francés G. I . Marciacq- yuna de se l los de caucho -del doctor Charles H. Utter- . Entre tanto , c ier tos burgueses is tmeños animan fábr icas de baúles -como Baldomcro Méndez- , de cerveza -Enrique Lewis , secundado por su socio  Alsdorff-,  varias de l icores, de-

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ALFREDO FIGUEROA

nominadas a lambiques -como Domingo Díaz de Obaldía , Gerardo Lewis , Enr i que Lewis, Manuel María Icaza, Pedro Perigault , Carlos Charpentier y Joaquín

A pa r ic io- y una de ladr il los -d e Gabr ie l de Ob ar r io - , a t iem po qu e em presar iosde or igen colombiano -Uribe Hermanos- disponen de una fábr ica de jabones .

Hoteles

Ningún burgués autóc tono posee hote les en la Ciudad de Panamá. De los c incoexis tentes en las pos t r imer ías de l dec im on on o, presu mib leme nte cu a tro per te necen a europeos -de I tal ia , España, Francia y Estados Unidos-.

Casas de huéspedes y restaurantesMás panameños sue len adminis t ra r pens iones y res taurantes , aun cuando resa l ten algunos europeos en sus filas.

Fondas

De las nuev e fondas, s iete son regidas po r sub ditos chino s y sólo dos las ma nejanciudadanos del país .

Cantinas principales

El 6 1 %  de sus du eñ os es de origen extranjero -m á s bien i ta l iano, francés, españole iberoamericano—, aun c ua nd o existen prop ietario s locales y alguno s colo mb ianos.

Billares

Más de la mitad los poseen individuos de cuna extraña a l depar tamento dePa na m á .

Personal administrativo de la Compañía Nueva del Canal de PanamáSigno de prestigio consti tuía formar parte del funcionariado de la CompañíaNueva de l Canal de Pan am á - f ranc esa- . Entre sus mie mb ros en con tram os a varios pa na m eñ os y colom bian os. En su secretaría , al lado de los jefes galos, bri l landos is tmeños: Francisco Jiménez, de l inaje hispánico dieciochesco y Rodolfo deRou x, aris tócrata criollo, hijo de come rciante fo ráneo. El do ctor Francisco Ardilafigura co m o ab og ado de la ent ida d. Lab ora n, en la sección de correos y telégrafos,tres pa na m eñ os de los cuales dos pertenece n al patr ic iado -B ue na ve ntu ra de Albay Reina ldo Dutary- .

En el área de Dominio, de los s iete burócratas hay cuatro europeos, doscartageneros -el abogado Francisco de la Espriella y Mario Galindo- y un panameño -Henr ique Lewis- . Entre los empleados de l servic io de sanidad aparecenvarios médicos europeos y por lo menos un panameño facultat ivo, el doctor José

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E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

E. Calvo, jun to al mé dico colo mb iano Neira. El cu erp o d e contabil idad alberga amú lt iples franceses y a ciud ada nos colom bian os e istme ños de clase me dia y alta

-G ui l ler m o Paredes, Raúl Val lar ino, Ma nuel Paredes, po r e jem plo- . Por ú l t imo,el pa na m eñ o Ga bino Gutiérrez Lasso de la Vega trabaja en el desp acho de co ntabi l idad de material .

Ferrocarr i l de Pan am á

Otorgab a sum a no m bra dla estar asociado a la nó m ina de la Co mp añía del Ferrocarri l de Panamá, empresa privada norteamericana, establecida al l í a mediadosdel decimonono. Si ningún panameño o colombiano tenía la honra de aparecer

en la planilla de Nue va York,

 do nd e bri llaba el no m br e del abogado W ill iam NelsonCromwell , muy actuante en la venidera secesión y en los años posteriores de laprimera república, varios notables del Istmo son susceptibles de espigarse en sul ista de em plead os, co m o Pablo Ar ose me na de Alba, su abogad o en Pan am á, JoséAgustín Arango, agente especial, J. B. Ar ang o, secreta rio del age nte d e fletes, M. J.Diez, ayu dan te del cajero en P ana má , C. R. Zac hrisson Vallarino, exa m inad or dedo cu m en tos de em bar qu e en tránsi to y local, Adolfo Jiménez, Alejandro Rem ón,Arch ibaldo Boyd, Rodolfo Pérez, em plead os de los muelles, y Fabio A rosem ena ,almacenista.

Un hombre de leyes de la clase media -Francisco Ardila- insurge comojurisconsulto en la capital de Panamá de la célebre compañía. También son visibles algunos colo mb iano s m uy con ocidos c om o Miguel de la Espriella, cartage nero,abogado en Colón, M anue l Am ad or G uerrero, c i rujano e n la Ciudad de Pana má,y Luis Uribe, empleado de los muelles allí .

Evidentemen te, al lado de los funcionarios pa nam eño s y colom bianos acabados de ci tar , t rabajan muchos norteamericanos como el superintendente, suayudante, el cajero, unos capitanes, ingenieros, mecánicos, comisarios, secretarios,  telegrafistas, apuntadores y empleados de los muelles, entre otros; varios

estuvieron comprometidos de l leno en la separación del 3 de noviembre de 1903a guisa de conspiradores de la jornada.

Empresa del Tranvía Eléctrico de Panam á

A diferencia del Ferrocarri l de Panamá y de la Nueva Compañía del Canal , saturadas de unidades oriundas del país anfi t rión, la empresa bri tánica del t ranvíaeléctrico no contó en sus fi las de técnicos a miembros del patriciado panameño.

La Compañía de Luz Eléctrica de Panam á

Fu nda da en 1889 y registrada an te nota rio hacia 1893, ésta tenía en su pe rson aladministrat ivo, dos panameños de clase al ta, Joaquín Vallarino y ConstantinoArosemena, y al general Ramón Santodomingo Vila, nacido en la costa at lánt icacolombiana.

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ALFREDO FIGUEROA

Teléfonos

Administraba la empresa telefónica Ernesto Lefevre de la Ossa, perteneciente alpatriciado citadino.

Lotería de Panamá

Iniciada en 1882, esta concesión fue hecha a favor del ciud ada no cu ba no -n ort eamericano José Gabriel Duque. Contó, entre los miembros de su junta directiva,a colombianos, españoles, franceses y hebreos. Entre su personal administrativose distingue el notable Miguel Cucalón como subgerente y cajero.

Burgue sía local y algunas profesiones liberalesAbogados

De los 23 abogad os existentes en 18 98,17,4% perten ecen a la élite urb an a criolla,4,3% a los grupo s dom inan tes rurales, 26 ,1% a profesionales de Colo m bia y 52,2%a miembros de la clase media. En conclusión, 21,7% de los hombres de leyesformaban parte de la clase alta.

Llama la atención el crecido número de jurisconsultos colombianos quesuperan, en esta profesión, a las unidades de la cúspide criolla. Cabe agregar que,en los prim ero s años de anexión a Co lom bia, se registró una pre ocu pan te falta deabo gad os en el Istm o, pues su nú m er o no sobrepasab a el de cinco, y todo s formaban parte del patriciado criollo -Arosemena, Arce, Icaza, de Urriola-.

Ingenieros

De los cuatro ingenieros actuantes en la Ciudad de Panamá, la mitad dice tenerrelación co n la éli te ur ba na y m ient ras el 50 % estaría constitu ido por extranjeros.No se registran ingenieros que emanen de la clase media.

MédicosVeintidós médicos ejercerían su profesión en Panamá a fines del decimonono, adiferencia de lo que ocurr ió a inicios de la época de un ión a Co lom bia cua ndo losfacultativos no llegaban a cinco . De éstos, 13,6% pro ced en del patric iad o criollo y13,6%  de los grupos dominantes rurales. Sólo 4,5% emanaría de la clase mediafrente a 27,2% de la clase alta. 18,2% son de origen co lom bia no , 18,2% son e uro peos y hay 9,1% de extranjeros d e otro origen.

Como en el caso de los abogados, los facultativos colombianos abundanen unión de los europeos y galenos foráneos. A diferencia del reclutamiento de

los abo gado s -d e n tr o de los cuales más de la mita d es de clase me di a- , se percibe,entre los mé dicos, mayor conc entrac ión de galenos de clase alta.

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EL DEPARTAMENTO COLOMBIANO DE PANAMÁ A FINES DEL SIGLO DIECINUEVE

E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

Dentistas

De los seis odo ntólo gos m enc iona dos , el grueso es extranjero o colom biano , sal

vo un panameño apellidado Ardila.

Farmacéuticos

Veintiséis farm aceu tas se cue nta n en la C iud ad d e Pan am á finisecular. D e éstos, lamitad sería panameña, y los dos cuartos restantes se dividirían en europeos ycolombianos.

Cónsules

M últiples cónsules y vicecónsules -a pa rt e de los ex tran jero s- e m ana n de la clasealta pan am eña coetánea -Arias , Boyd, De la Ossa , A ra ng o- junto a m ercadereshebreos de la p laza -Ascol i , Levi-Maduro, Jesurún, F idanque, Eh rm an - .

Burguesía, clubes sociales y educación privada

Antes de terminar nuestras salvedades sobre la participación de la burguesía endistintos rubros económicos, urge aludir a su injerencia en varios clubes socialescapitalinos y en la administración de colegios privados de la cabecera departamental.

Club Internacional

Su junta directiva para 1898 revela el predominio de la burguesía criolla unida aelementos extranjeros y a la burguesía hebrea. Figuran como miembros rectorespersonas de las familias Arosemena, Arango, Jiménez, Vallarino, De la Ossa,Pacheco y Uribe en compañía de un burgués alemán y del comerciante judíosefardita Arturo Delvalle.

Club McCordAsociación de señoritas, casi en su totalidad discípulas de la educadora MaryMcCord, quien rigió los destinos del Colegio "La Esperanza", sus socias practicaban obras de caridad y se divertían con paseos y juegos de prendas. Se tratade una in s t i tució n c onfo rm ada po r doncel las del patr ic ia do y de un a c lase media alta asociada a ésta. No figuran damiselas hebreas. Aparte de los ranciosapellidos criollos dieciochescos, f iguran damas istmeñas de ancestro colombian o -S a n to d o m in g o , Re c u ero , Uc ró s, G a l in d o - .

Club MusicalEntidad femenina -de señoras y señoritas- reproduce rasgos similares al ClubM cCo rd, com o qu e sus integran tes proc eden de la clase alta urb an a y de una clase

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ALFREDO FIGUEROA

me dia alta asimilada a la prim era. A semejanza del Club M cCord, las damas deorigen cartagenero abundan -R ecuero, Ucrós, Araújo, Am ador-.

Otros clubes

Tanto el Club Panam á como el Club Progreso del Istmo no son sedes de la élite.En efecto, integran asociaciones de cariz popular. Muchos de sus apellidos em anan del Arrabal de Santa Ana -Dor ad o, Botello, Algandona, Escobar, Casis -. Porende, encarnan clubes de la clase trabajadora.

Sociedades diversas

Cu atro sociedades existían en la Ciudad de Panamá en las postrimerías del siglodiecinueve. Dos agrupaban a ciudadanos foráneos -españo les e italianos-. Unaaglutinaba a obreros y artesanos -la Sociedad de Artes U nidas -. Entre sus miembros se encuentran apellidos santaneros inconfundibles -Botello, Murillo-. Ensegunda instancia, emerge una Sociedad Protectora de Empleados "La Cooperativa", presidida por burgueses -E hr m an , De la Ossa y García de Pared es-.

Colegios y escuelas privados

Sum an cuatro planteles. El prim ero , Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, para

señoritas, fundado en 1895, lo dirigían unas hermanas misioneras del SagradoCorazón de Jesús. Componían su jun ta directiva miem bros de la burguesía criolla u rban a y cartagenera -H erre ra, Arias, Diez, Esp inosa -. El segundo, Colegio deSan José, fundado en 1896, lo regentaba la señorita M arina U crós. Esta institución prestigiosa duraría hasta la mitad de la vigésima centuria. El tercero, Colegiodel Istmo, fundado en 1898, ubicado en el Parque de Santa Ana, tenía comodignatarios a caballeros de la burguesía urbana y de Cartagena: Herrera, Arias,Arosemena, Recuero, De la Espriella. El cua rto, Instituto Torres, lo fundó y dirigió el educador colom biano Juan Agustín Torres.

Eran numerosas las escuelas primarias privadas urbanas. En síntesis, lamayoría de los planteles privados urbanos era regentada por burgueses criolloscitadinos asociados a familias notables de Cartagena.

CAPAS MEDIAS URBANAS

En varios libros evocamos la fragilidad de los estratos medios en el Panamá delsiglo diecinueve. Según un a socióloga fenecida -Georgina Jiménez de López-, ala sazón o se era rico o se era pobre. Se transitaba velozmente de la opulencia a la

miseria. Sin embargo, en la cúspide de la clase media se ubicarían los profesionales no pertenecientes a la élite -abogados , médicos, ingenieros, dentistas, farmacéu ticos -. Luego, se les sumarían los pequeños comerciantes y los pequeños pro pietarios urbanos. Aquí se impone considerar el peso apreciable de la pequeñaburguesía china. Además, añádase la burocracia pública y privada finisecular, los

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EL DEPARTAMENTO COLOMBIANO DE PANAMÁ A FINES DEL SIGLO DIECINUEVE

F. INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

empleados de los comercios y de las compañías, los periodistas, los impresores,los fotógrafos, los profesores y los técnicos.

CLASE TRABAJADORA Y ARTESANADO

En su seno se contaría una treintena de oficios, más bien manuales, entre loscuales destacarían los obreros, jornaleros, carpinteros, cocheros, fundidores, herreros, hojalateros, joyeros, lavanderas, modistas, pe luqueros, plateros, relojeros,sastres, som brereros, talabarteros, tintorero s, zapateros, albañiles, armeros, aguadores, boteros, ebanistas, carreteros, mecánicos, pintores de brocha gorda, panaderos, marmoleros, dulceros, pasteleros y toneleros.

CLASES SOCIALES AGRARIAS

En su cúspide habría que colocar a los latifundistas, grandes hacendados y propietarios, grandes ganaderos del interior del departam ento, junto a los gobernadores, alcaldes y la alta burocrac ia provincial, adem ás de los profesionales e industriales, mineros y agricultores importantes de provincias. Síguenles los grupos medios del interior como los medianos propietarios, hacendados, ganaderos,agricultores, comerciantes, junto a los miembros de las profesiones liberales deextracción pequeño burguesa, los maestros y la pequeña burocracia pública y

privada rural. En la base de la pirám ide se ubicarían los minifundistas, los pequeños agricultores, pescadores, artesanos y el campesinado rural, además del grupohum ano amerindio.

SITUACIÓN DE 1899 A 1903

Lo descrito hasta ahora sufrió agudas metamorfosis al estallar en octubre de 1899la Guerra de los Mil Días en Colombia y Panamá. La desolación, el horror y lamiseria se apoderan del en torno por espacio de más de tres años que provocan la

ruina de la burguesía urbana y de los grupos dominantes rurales que emigranhacia las ciudades terminales. Las diversas cam pañas de la Guerra de los Mil Díasarrasan el hinterland panameño cuyos frutos agrícolas y ganado vacuno y caballar casi desaparecen a lo largo de las sangrientas refriegas entre liberales y conservadores. Com o resultado, el país pierde su riqueza ganadera de 1899 a 1902 yle tomará cuarenta años reponer las reses sacrificadas.

Panamá queda en total bancarrota al declararse la paz del Wisconsin ennoviembre de 1902, tanto en la urbe como en el campo, cuya red telefónica ytelegráfica desaparece por completo. El Istmo inicia su penosa reconstrucción a

fines de 1902 en medio del caos económ ico, político, social y educativo . El analfabetismo frisaba el 90% y sus escuelas habían cerrado sus puertas durante tresaños.

La burguesía comercial criolla veía en la aprobación del Tratado Herrán-Hayla única salida a su penosísima situación, pues la posibilidad de construir un canal

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ALFREDO FIGUEROA

interoceánico por Panamá se vislumbraba como la solución a la miseria en que seencontraba el departamento. En agosto de 1903, el Tratado Herrán-Hay fue improbado

de manera unánime por el Senado colombiano. A partir de entonces, se percibiócomo respuesta la separación de Colombia que advino el 3 de noviem bre de 1903.El antiguo departam ento se transform a ese día en república mediatizada; en rigor,protectorado de los Estados Unidos de América. Pocos días después se firma elTratado Hay-Bunau Varilla cuyas ominosas consecuencias se borrarían el 31 dediciembre de 1999. Tocará a la República de Panamá luchar por su plena soberaníacasi un siglo.

La República de Panamá de 1903 hereda las estructuras económ icas y sociales del departamento colombiano del mismo nombre. La separación fue un

ardid urd ido po r m iembros de la burguesía comercial criolla -co nserv adora- dela zona de tránsito, aliada con el imperialismo norteamericano. También sobresalen los intereses franceses representados por Philippe Bunau-Varilla.

Tocará a la burguesía panam eña urbana , unida a sectores burgueses internacionales y a ciertos hacendados provinciales, dirigir el país en los inicios de larepública que ingresa a un período dom inado por el liberalismo a partir de 1912cuando asciende a la presidencia el doctor Belisario Porras, caudillo liberal de laGuerra de los Mil Días. Durante su hegemonía -1912-1924- comienzan adesdibujarse las estructuras departamentales colombianas y la república princi

pia a moldearse paulatinamente gracias al surgimiento de nuevas instituciones.Los códigos colombianos rigen hasta 1917. El canal, construido por los norteamericanos, se inaugura en 1914.

ASPECTOS VARIOS DE PANAMÁ EN EL SIGLO  DIECINUEVE

Economías

En el siglo diecinueve, el Istmo es un mosaico de econom ías débilmen te integradas y desarticuladas, com o sucede en las diversas planicies, colinas, llanuras, bre

ñas y selvas de Colombia. Ausencia de infraestructura terrestre obliga, al habitante rural, a comunicarse con las ciudades terminales mediante penoso cabotaje.En el ocaso de la centuria, vemos en Bocas del Toro y Colón surgir típicos enclaves, controlados por d capitai privado norteam ericano que iinancia y aumm istralas plantaciones bananeras. En el interior privan la agricultura de subsistencia yotras formas de producc ión que perm iten enviar el excedente a los pueblos vecinos y a la capital; la ganadería, una escuálida minería -si la comparamos con lacolombiana- y un tosco artesanado.

En las ciudades de la franja transís tmica cunde el com ercio y prevalece el

sector terciario y de servicios. Una empresa privada neoyorquina posee -desde1855- el ferrocarril que une a Colón, pue rto atlántico, con la cabecera de la Provincia de Panamá. Los polos más dinám icos, como se ve, están bajo la égida de laseconomías de enclave, dom inadas por la inversión y la tecnología estadounidenses las cuales superan el influjo británico que sufren tantos países de América.

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EL DEPARTAMENTO COLOMBIANO DE PANAMÁ A FINES DEL SIGLO DIECINUEVE

E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

Fenómenos de colonialismo interno someten las economías rurales al caprichode los dominantes c i tadinos . Panamá importa inf in idad de manufacturas y b ie

nes,  y fracasa en exportar un producto agrícola primordial -café, cacao, tabaco,añil o alg od ón - a las metró poli s. Más bien se integra el cen tro, desde 1855, com opasillo de tránsito que no se especializa en el cultivo de la tierra sino en el suminist ro de un a ventaja geográfica qu e acorta las distan cias qu e sepa ran al Atlá nticodel Pacífico.

Una economía tan abierta e hipertrofiada, a favor del sector terciario, condena a la clase dirig ente local a ser una am an ue ns e de diversos intereses foráneo sque la relegan a jugar un papel de segundona en la escala económica, pues lasgrandes fuentes de riqueza escapan a su do m inio . Cad a vez que de spu nta n ciclos

de bona nza, b ien a par t i r del Gold Rush -18 49 -1 86 9- cal i forniano, o durante losaños dorad os del canal francés - 18 80 -18 88 - , la burguesía in ternacion al , que ha bita en Coló n o Pa nam á, se beneficia, más que el patric iado raizal, de la c oyu ntura. A éste le quedan las migas de las etapas faustas. Cuando irrumpen años dedecadencia acentuada -por ejemplo, de 1869-1879-, quienes salieron bien opulentos, es decir, la mayoría de los mercaderes extranjeros, optan por emigrar consus den arios y surge la necesidad de incursion ar en nuev os rub ros inexp lotados -e lcaucho del Darién o las maderas de Veraguas y Chiriquí-.

Es sin tom átic o q ue, en los tristes años setenta , el arra bal d om in e en la esfe

ra política y yazga la burguesía de San Felipe en la más absurda crisis económicay humana. Ella, que confió en el federalismo como panacea, fue víctima de lavoracidad de los em presa rios extranjeros y la fogosa rebeldía de las masa s p op ulares.  Por otra parte, cabe recordar que, de 1824 a 1849, la decadencia económicadel Istm o debili tó profu nda m ent e sus grup os rectores y ahu yen tó a los capitalistas alógenos.

En resumen, un sistema mundial que pugna por especializarnos en las actividades transitistas, una dependencia cada vez más onerosa hacia los EstadosUnidos, materializada en tratados suscritos entre Washington y Bogotá, algunos

vigentes desde la primera mitad del decimonono, en virtud de los cuales a laincipiente potencia del Norte se le permite intervenir, es decir, ocupar la zona depaso cuando el orden público y el tráfico ferroviario resulten interrumpidos porr iñas o motines , un in ter ior depauperado y realmente a tomizado, un gobiernoen permanente bancarrota , una Colombia pobre y d ividida en gajos de economías normalmente precapi ta l is tas , una baja product iv idad, una explotación denuestro m ayor recurso geográf ico po r los centros hegemó nicos me tropo l i tanos ,nichos contrapuestos de economías tr ibales, ciánicas, feudales, capitalistas y deenclave: he aquí elementos dignos de la más escrupulosa atención que son sus

ceptibles de servirnos para la inteligencia de los aspectos económicos del diecinueve, a guisa de sum arísim a ojeada.

En contraposic ión con much os espacios de Colom bia , dom inad os por c iudades provinciales poderosas, las cuales otorgaban una lógica al entorno que

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ALFREDO FIGUEROA

m anipu laban y competían con Bogotá, los burgos del interior, sumidos en man ifiesta pobreza, no llegaron a rivalizar, ni rem otam ente, con la Ciudad de Panam á,

que ejercía, respecto de esas aldehuelas, un imperialismo interno . No florecieron,pues,  tres o cuatro centros urbanos distintos de la capital, dotados de vigorosaindependencia y pujantes, com o acaeció en varias latitudes de América. Hubo, enefecto, relaciones bien desiguales entre la faja trans ístmica y el hinterland a m edida que agonizaba el siglo diecinueve, al com pás del desarrollo del capitalismo.

Demografía

A la luz de las investigaciones incoadas por el doctor Ornar Jaén Suárez, es patente el vacío demográfico de Panamá du ran te el siglo diecinueve. Si, utilizando unafrase clásica de Pierre Chaun u, se necesitan 45 habitantes p or k ilómetro cuadrado para que se roce con el nivel de civilización más grosero, el Istmo llega, amediados del diecinueve, a poseer un solo habitante como densidad, lo cual escifra de alarmante subdesarrollo. Además, las enfermedades endémicas tropicales (que no existen en las zonas templadas y frías de C olombia) y pésimas condiciones de higiene provocarán fortísima mo rtalidad , de suerte que el esfuerzo demográfico deberá ser intenso para que exista crecimiento natural. A diferenciadel siglo veinte, el diecinueve, como la colonia, fue el reino de una sociedadvaletudinaria y enferma. La enfermedad biológica y social ha sido estudiadacientíficamente y en filigrana po r el antedicho geógrafo en varias obras. La cruzada co ntra la mortalidad y la morbilidad debió ser heroica desde  1904. Es posibleque la esperanza de vida al nacer no sobrepasase los treinta años hasta esa fecha.

He aquí las densidades por k ilómetro cuad rado de Panamá en el siglo diecinueve: 1,2 en 1803; 1,6 en 1842; 1,8 en 1851; 2,8 en 1870; y 4,0 habitantes en1896. A despecho de cifras tan melancólicas, el siglo diecinueve fue la pasarelaque condujo de la penuria demográfica del XVII -densidades de 0,3 habitantespor kilómetro cuadrado en 1607; 0,4 en  1640; 0,5 en 169 1-y del XVIII-densidades de 0 ,7 en 1736; 1,0 en  1778, y de 1,1 en 17 90 -a la explosión dem ográfica delsiglo actual que nos transporta a un país con densidades de aproximadam ente 38habitantes por kilómetro cu adrado - en 200 0-, lo cual nos aproxima, lentamen te,a las de Enrona a fines de la Edad Media. Por tanto, claramente asistimos a undespegue poblacional que hace aumentar la suma de habitantes de 87.312 -en1803-a 311.054-en 1896-.

En 1803, postrimerías del coloniaje, las provincias de mayor importanciademográfica eran las de Panamá -18.441 habitantes-, seguida por Veraguas -18.126 hab itantes-, Los Santos -13.280 hab itantes -, Coclé -12.831 hab itantes -,Herrera -10.560 habitantes-, Chiriquí -9.664 habitantes-, Colón -2.923 habitan tes - y Darién -1.579 h abitantes-.

Hacia  1843, época de grave decadencia com ercial de las ciudades term inales, Veraguas, hecho insólito, supera a Panam á, ya que frisa los 29.184 habitantesfrente a las 19.994 almas de la segunda. Casi iguales a Panamá, figuran Coclé

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EL DEPARTAMENTO COLOMBIANO DE PANAMÁ A FINES DEL SIGLO DIECINUEVE

E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

-18.41 5 in div idu os - y Los Santos -1 8 .3 4 5 - las cuales , com o H errera -14.508 habi tantes- , mant ienen r i tmos de crecimiento apreciables que reproducen aún la

situación que se perfila desde la colonia. Chiriquí supera, por primera vez, aHerrera a l contar con 14.764 c iudad anos, en tanto que Colón -3 .2 57 ha bi t an tes -arroja me diocre n úm ero de seres y Darién se despuebla -1 .207 hab i tan tes- . Bocas del Toro aparece con sólo 595 individuos.

Por 1870, e l escenar io cambia bruscamente , pues Veraguas no impera anivel dem ográf ico . Pan am á, gracias a las mig racion es externas e in tern as pro pic i a d a s p o r l a c o n s t ru c c ió n d e l f e r ro c a r r i l t r a n s í s tmic o y a l Go ld Ru s hca l i fo rn iano , l l eva la de lan te ra -39 .610 hab i tan tes - sobre aqué l la -37 .210- .Ch i r iqu í luce com o la te rce ra p rov inc ia más pob lada -32 .440 a lm as- , us urpá n

do le su hegemonía a Coc lé -31 .888- y Los San tos -23 .225- que comienza adecaer en importancia . Colón, cuya economía disfru ta de esplendor , sa l ta deu n lu g a r b a l a d í - e n 1 8 4 3 - a u n p u e s to má s c o n s p i c u o -1 7 . 3 4 5 h a b i t a n t e s -que la co loca an tes que Her re ra -16 .730- . Mien t ras que la d i s tanc ia en t reDa r i é n  - 7 . 4 2 1 -  y Bocas del Toro -5 .250- se achica .

A fines de siglo, en 1896, la Provincia de Panamá sigue manteniendo elpr imer lugar -64.428 habi tantes- . Veraguas reconquis ta e l segundo escaño -47 .691- .  Chir iquí cont inúa s iendo la tercera -44.695- , como que acumula másis tmeños que C oclé -41 .36 4- . La quinta , C olón, se benef ic ia -3 3 .2 9 7- cada vez

más de las economías de servicios. Casi homologa a ésta, Los Santos -33.015-supera a Herrera - 23 .8 85 - . Darién -1 0. 32 9- s igue, por ú l t im a vez, más pobladaque Bocas del Toro -9.250-.

El cam bio no tor io , exper im entad o en e l dec im ono no, d ice relación con e lcrecim iento vertiginoso de las ciudades term inales . Así, la capital del Istmo pasade 5.000 indiv idu os en 1851 a 10.000 en 1852 y, luego , a 30.000 en 1885. C oló n de800 en 1851 a 8.000  en 1852 y a 15.000 en 1885. En consecuencia, si durante laprimera mitad del diecinueve, el crecimiento demográfico de las provincias delinterior fue sostenido en detrimento de la zona de tránsito, la tendencia será in

versa a partir de 1850, a favor de las ciudades terminales.

Política

La gran conquista del diecinueve radicó en la movilización efectiva de las masaspopulares y su gradual incorporación y participación en los asuntos de la cosapública. Anatema cien años antes, o en el albor de la decimonovena centuria, elpueblo conformado por los descendientes de los esclavos l ibertos y por segmentos de las poblac iones mestizas, hispan as y extranjeras afincadas, inicia a cam biarde voz. Es evidente que ta m añ a m uta ció n n o hubiese calado sin episódicos brotesde violencia y sangrientas asonadas . Creemos, honesta m ente , que el t um ultu osoperíod o federal -18 56 -1 88 6- fue el gran expe rime nto hacia la demo cracia t ron chado por Rafael Núñez, el regenerador.

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ALFREDO FIGUEROA

Qu ienes hem os disfrutado del diálogo vivif icante con perso nas nacidas envísperas de la resurrección del centralismo bogotano, tenemos cálidos test imo

nios de historia oral que nos indican el trauma que significó, para los panameñ o s ,  el cam bio de orie ntació n que vivimos de 1886 a 1903. En todo s nue strosinterlocutores brotó admiración por la cultura de la patr ia de Jorge Isaacs, cuyofallecimiento l loraron. Se sentían parte de la Colombia lúcida y celebraban elbri l lo y la chispa de sus inteligencias y nota bil idad es. Com pa rtía n m uch as de susman ifestaciones de civil ización. No ob stante , esas voces -y a si lenc iada s- coincidieron en estigmatizar la desidia con que Bogotá administraba los asuntos delI s tmo, e l f r acaso de l a un ión a l a Colombia opr imente y cen t ra l i zadora ,ul t ramontana , reacc ionar ia , que nos manejaba como colonia . Has ta hace poco,

sent i res semejantes manifes taban dep ar tam ento s com o los de l Ch ocó y Córd obaen lo relativo a la r igidez y miopía con que Bogotá venti laba sus problemas yrequer imientos .

H abie nd o con ocid o más de treinta años de sufragio po pu lar universal y deextremado autonomismo, Panamá tuvo que sopor tar la res t r icc ión de l voto, a lpro m ulg arse la Co nsti tu ción de 1886, y lam enta r la pérd ida de infinidad de derechos humanos fundamentales. Tornamos a la s i tuación anterior a 1850, al despachar Bogotá una serie de gobernadores, de empleados públicos y de mili tares, decuna extraña al departamento en que venían a ejercer sus funciones, adoptando,

frecuentemente, un tono altanero y despótico hacia los hijos del país .Es sug erente qu e, en la Colo m bia actual, se co nte m ple el federalism o de las

regiones como in s t ru m ento que prom uev a de verdad su autént ico desarrol lo . Talfórm ula la l levó a la práctica P ana m á hace 148 años y Co lom bia sigue p en san doen sus excelencias. De resto, el espectacular movimiento codificador, de signol ibera l , emprendido por e l doc tor Jus to Arosemena -1817-1896- , quien l iquida ,merced a su sanción los vestigios coloniales de la legislación hispánica, más detres décadas desp ués de la ind epe nd enc ia form al de 1821, es un a con quista pr ogresiva que se efectúa bajo el reinado del Estado Soberano de Panamá. Este es

ple nd or jurídic o excepcional se da en el seno de un a sociedad que n o va a aprovechar la lecc ión im par t id a po r e l dis t inguido pol ígrafo, enru m bán do se hac ia práct icas opuestas al sentido que sus gestores intelectuales ambicionaban. Paradojade un conglomerado, provisto de modernísimas disposiciones legales, a tono conla época, que se sume en la más absurda anarquía insti tucional y despilfarra lapromesa de un autonomismo ofrec ido en bandeja de pla ta .

Clases sociales

Un a estru ctura de estratif icación social piramid al, con base en extrem o an cha, vaa caracterizar al siglo diecinueve panameño. ínfima clase alta, fragilísima clasemedia y arrolladores sectores populares dan la tónica. En Ciudad de Panamá privan, dentro de los grupos pr ivi legiados , la burgues ía comerc ia l autóc tona -n u n ca la agraria , ni la ind us tr i al- y una burg uesía intern acion al he terócli ta , sensible-

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ALFREDO FIGUEROA

El enorm e peso del pueblo -quizás m ás del 90% del to tal - constituido porlos pescadores, los campesinos indigentes, los jornaleros , los artesanos, el prole

tariado y el lum pen p roletariado. En plurales ocasiones, tanto en la urbe como enel interior, las masas explotadas manifestarán su violencia e inconformidad enmovimientos sociales, dignos de porm enorizad o examen, que van de la revolución de castas -18 30-, dirigida por el general José Domingo Espinar, la efervescencia popular que acompaña a la finalización de los trabajos del ferrocarril- 1 8 5 6 - ,  las revueltas de los labriegos parvifundistas de Azu ero, el pe rm an en te bamboleo de los gobiernos federales, las huelgas proletarias cumplidasdurante el canal francés, hasta la unánime y multitudinaria explosión de laguerra de los Mil Días (1899-1902).

Educación

Co mp arado con el Panamá contem poráneo , el país del diecinueve no superó lacrisis educacionista heredada de la colonia. En efecto, los primeros cincuenta añosposteriores a la independencia de España se perdieron, grosso m odo , por lo querespecta a la instrucción pública. Operando un balance sumarísimo de los 320años del coloniaje hispano y su aporte a la superación cultural, diremos que laidea de educación fue sum am ente elitista, no enderezada a las masas y los niveles

de escolaridad ridículos. Este lastre no lo superará Panam á sino en la época republicana. Mientras que varias regiones de Colombia demostrarán capacidad  y voluntad de cambio, desde la primera mitad del siglo diecinueve -pienso en losactuales departame ntos de Cundinam arca y Antioquia, a guisa de casos interesante s-, el Istmo no va a distinguirse por su celo de sembrar, por toda su geografía, escuelitas primarias y colegios secundarios de nota. Esta carencia sirve paraexplicar rasgos de incultura contra los cuales tendrán que batallar varias generaciones de maestros en plena vigésima centuria.

Vencido, parcialmente, el analfabetismo, aún hoy apreciam os, tanto en las

ciudades como en la campiña, prejuicios coloniales contra las manifestaciones dela cultura superior y dejación hacia el libro que no sea texto obligado. Todo ellocor robora la idea de que persisten actitudes y pos turas de antiquísima data en la/~r\-r\A Ms ~t o A&i  T \ o r\ o m e* rt  *"\  n i l P /H£>rMOi"r\n h o n o r ci/H r* K o r r o n a c c i n n i p r o n a/~£>  l í n r p n _v,vyx±vj. LAV, LW-  VA^J.  u a j i u i i i v n u viuv . u v u i t i v n i i uu v . 1  J J U V LÍ V J H UV I U C I  j i u u i t i u n u v v .  u n  vv, i i

tenar de años. Por tanto, no es una novedad sustentar que desaprovechamos ydespilfarramos, alegremente, el siglo diecinueve du ran te el cual, en varias nac iones de nues tra América, inclusive en la mism a C olombia, a la que pertenecíamos,se fortalecieron, con musitada pujanza, las universidades y las escuelas de segunda enseñanza o liceos. Principiamos, por consiguiente, el siglo veinte con cifras

pavorosas de analfabetismo, cercanas, en la mayoría de las provincias, al 90%, ysuperiores, en otras, a ese guarismo. De ahí que hayam os espetado hasta la saciedad la especie de que nuestra vigésima centuria ha sido, en realidad, el siglo diecinueve que perd imos.

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E l ,  DEPARTAMENTO COLOMBIANO DE PANAMÁ A FINES DEL SIGLO DIECINUEVE

E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

Si l legamos tarde a la independencia de España   - 1 8 2 1 -  y muy tarde a laconst i tución del Estado nacional  - 1 9 0 3 - ,  lo m ism o es apl icable al prog reso edu

cat ivo. Al com ienzo d estacáb am os qu e en real idad los prim ero s cincu enta añosde unión a Colombia muy poco habían colaborado a morigerar nuest ra post ración pedagógica, y lo afirmábamos porque a part i r de 1870 se fundaron, en losEstados Unidos de Colombia, las primeras escuelas normales, regentadas por especial istas alemanes, y dest inadas a la formación de maestros de escuela primaria. Su duración fue efímera, a causa de la inestabilidad institucional y políticaque azotaba, con t inuam ente, a la her m ana nación.

En Panamá, ese período vio graduar a eximias figuras que prestarían suapoyo a la consolidación de la república y que, desde ya, vivieron com o apóstoles

de la educación elemental . Hombres como Nicolás Victoria Jaén, Ángel MaríaHe rrer a, Abel Bravo, Nicolás Pacheco y Melcho r Lasso de la Vega fueron pr od uc to de aquel lapso lumin oso , desg raciad am ente breve y sinco pad o. En resum en, seadvierte que el ideal rector que encen día las me ntes de los educ adore s m enc ion ados consist ió en dotar de instrucción básica al niño panameño. Ni pensar enesplendentes escuelas secundarias. Ni menos en universidades vistosísimas. Losplanes escolares, siempre rudimentarios, pretendían erradicar el analfabet ismome rced a cursos de lectura, gram ática, ari tmética, escri tura, caligrafía, mo ral , rel igión y alguna m ateria general .

A grand es pinceladas, he aquí el pa no ra m a lóbreg o, rúst ico, chato y subde -sarrol lado del desenv olvimiento de la educación en esta periferia de la C olom biadecimonónica. La minoría que disfrutaba del privi legio de viajar a Cartagena,Bogotá o Popayán, con objeto de perfeccionar los estudios que culminaban conel bachil lerato y el do cto rad o unive rsi tario en De recho , Medicina, Fi losofía, Teología o Letras, retornaba al Istmo a const i tuir menos del 1% de la población yprestar sus val iosos servicios en el ra m o de la mag istratur a, la judic atur a, los escasos bufetes, los raros h osp itales, la ens eñ anz a y el pu lpito . Por últi m o, a lo largodel siglo diecinueve , la pob lació n infantil escolarizable qu e acu día a las aulas n un ca

fue masiva. Así, la regla era no asistir a clases y la excepción: terminar el ciclopr imar io .

Religión

En el terreno de la rel igión, podríamos adelantar, a grandes rasgos, que rige elcatol icismo, tal com o fuera injertad o po r los colonizado res hispán icos, mezc ladocon el sincretismo animístico que resulta de la fusión de las civilizaciones africanas y aborígenes. Fen óm enos de t ranscu l turación, a cul turación y d ecul turación

acelerarán cierto fervor aún mil i tante y vivaz, en las poblaciones dominadas delIs tmo, las cuales adaptarán la fachada t ropical izada del cr i s t ianismo de laContrarreforma, que persist i rá, en éstas, más arraigado que en algunos núcleosrectores. Un a po rció n de los urb an os , a fines de siglo diecinueve -s eg ún el test i monio de varios viajeros- pract ica un agnost icismo y un escepticismo, defini t i -

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ALFREDO FIGUEROA

vam ent e inc om patibles co n la escatología y la subida d evoción q ue coloreaban alas regiones montañosas de Colombia, llenas de feligreses que siguieron confe

sándo se con frecuencia, asistiendo a misa y co m un ión diarias. Si adve rtimo s cierta laicización en algunas fracciones de los grup os do m ina nte s ur ban os, no extenderemos nuestras generalizaciones a los hacendados y ganaderos rurales, másvinc ulado s al pod er tem po ral de la Iglesia y sus jerarqu ías, ni a los sectores po pu lares de la cam piña y la ciudad. Éstos dem ostr ará n fidelidad a un a suerte de catolicismo sociológico de carbon ero, basado en la observancia de ciertos sac ram entos,  en el horror -relativo- al pecado mortal y venial, en plegarias, jaculatorias,proce siones , responsos, nove nas, rosarios y festividades cíclicas consag radas porel ritu al de la iglesia ro m an a.

Desde la primera mitad del siglo, Ciudad de Panamá experimentó el augede las ideas ma sónic as en el seno de su clase dirigente y la recepción del utilita rismo de Bentham, en el plano de la ética cotidiana. Sus más connotados voceroscritica ron la "ceguedad fanática" de la religión papista y fueron en de m on iad am en teanticlericales, a semejanza de los burgueses liberales, jacobinos y volterianos deldec im ono no. Abjuraban de la autor idad de Roma, pero creyeron en la Providencia. Para ellos, el catolicismo fue entendido como culto destinado a las mujeres, alas ancianas y a los niños. Algo de esta actitud impregna la mentalidad de nopo cos c itadi nos actuales. A diferencia de lo acaecido en el siglo diecioch o, la ur be

capitalina no fue generosa en vocaciones eclesiásticas. Dicha merma contrastacon la abundancia de novicios, frailes y monjas en el corazón de Colombia, cuyaiglesia fue infinitamente más rica y poderosa que la istmeña.

Desde la mitad de la centuria, cosa novedosa, excepcional, en el resto delcerradamente católico e intransigente país colombiano, el protestantismo y sussectas múltiple s, el jud aism o y varias religiones orientales inician su derr oter o enPanamá. Es ya la nota del cosmopolit ismo abierto que hoy nos signa. Tambiéncabe advertir que ingresan, al terr uñ o, nuevos elem entos de los ritos an cestralesafricanos , trasla dad os, aho ra, de las Antillas danesa s, francesas y britán icas , a tra

vés de las pob lacio nes o brer as que se alberg an a pa rtir del Gold Rush californ iano-1849-1869- y del canal f rancés -1880-1903- .

La desam ortizac ión de los bienes eclesiásticos, m edid a p rom ulg ada por elgeneral Tomás C iprian o de M osqu era, en 1861, dará el golpe de gracia al dom inio te m po ral de la Iglesia debili tan do el m on op oli o co lonial de cuatro siglos ostentado por tan omnímoda insti tución que se había convertido en un freno alavance del capitalismo. Más tarde, la reforma educativa l iberal aspirará a quebrantar, mediante el contenido laico de la instrucción, la hegemonía del clerosób rela s almas de la niñez y la juve ntud . En 1888, ap rob ado el Co nco rda to co n el

Vaticano, recobra la Iglesia gran parte de las atribuciones trasladadas al Estado.

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F INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

Relaciones con el resto de C olombia

Escasas fueron las relaciones econ óm icas y sociales con mu lt i tu d de de pa rta m en

tos colombianos, exceptuando los de las costas atlántica y pacífica. Por ello, verbigracia, en la m em or ia colect iva del pa na m eñ o actual no proliferan rem iniscen cias que lo vinculen con regiones c om o los Santand eres, Boyacá, Na riño , Tolima,Valledupar, los Llanos, Caldas, Huila y An tioqu ia, cuyos habita ntes se avecind aron ,a la sazón, en el Istmo. En desquite, referirnos al Chocó, l imítrofe con nuestroDarién, significa evocar una real idad más aprensible, y modular los nombres delas ciudades de Cartag ena, Barranq uil la y Santa Mar ta concita recuerd os sin d ud amás comunes por los nexos humanos y comerciales que nos l igaron siempre conlas t ierras costaneras. Incluso, desde la colonia, el Cauca mantuvo reciprocidadcon Panamá.

Es indu dab le qu e nue stro país, dividido po r la inex pug nable selva d arieni tadel resto de C olo m bia , fue, desde el pr inc ipio , el área má s exótica y alejada, co m orem ota, del Estado a qu e pertenecía. Si hubiese sido me diterrá neo , com o el Tolima,que dispone de fronteras con varios departamentos, la geografía le habría impuesto un dest ino de mayor comunión y convivial idad con las comarcas que loro de ab an . Pero ese no fue el caso, faltaron vías de co m un ica ció n eficaces en tre lospueb los grana dinos. A tal pu nto que se postula , con sobrad a razón, que Colo mbia fue un losange de naciones distintas hasta 1886.

Em pero , pese a las relat ivamen te poca s relaciones m an ten ida s, en el terreno polí t ico propiamente dicho, hubo al ianzas estrechas entre los diversos hombres públ icos y caudi llos pan am eño s y sus hom ólogo s colom bianos, l iberales oconservadores. Así , al azar, personalidades como Buenaventura Correoso y Rafael Aizp uru obed eciero n -d es de 18 60 - al pie de la letra los designios estratégicosy las órde nes táct icas rubrica das po r el general Tomás C iprian o d e Mo squ era . Y,m uc hís im o antes, el general José D om ing o Espinar fungió com o vocero de SimónBolívar en 1830; mientras que el círculo de Mariano Arosemena rindió plei tesíaa l i dear io de Franc i sco de Paula Santander . Ord inar i amente , a par t i r de lfederal ismo, los jefes civiles y mil i tares locales -pr ov isto s de hu es tes - entr ar on encont radicción con la guardia colombiana estacionada aquí . Sus dína mo s con dujeron, consuetudinariamente, las t ropas suyas hacia Cartagena, Barranquil la yBuenaventura cuando el Estado Soberano de Panamá decidía respaldar la polí t i ca adoptada por una serie de Estados a raíz de las guerras intest inas que ensangren taba n el terri to rio. Pana má pade ció, po r con siguiente, los efectos de las conflagraciones originadas en localidades situadas fuera de su jurisdicción.

Aspecto poco di fundido en nues t ro medio const i tuye la per m ane nte anar

quía del int er i or -C hir iqu í , Veraguas, Coclé y A zu er o- de 1856 a 1886. Pug naba nlos conservadores rurales por derrocar los gobiernos l iberales y populistas de laCiudad de Panamá. Las repet idas t ri fulcas y estrepi tosos motines, organizadospor los hacendados, presionaban al hombre fuerte de turno a tomar el buque oinvadir p or t ierra n uestra s provinc ias a fin de preserv ar el orde n p úblico y la paz

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ALFREDO FIGUEROA

social. De modo que la inestabilidad afectó tan to a la urbe como al agro con graveperjuicio para el adelanto y fomento del Istmo. Las bajas ocasionadas por las

refriegas en tre las huestes campesinas com andadas por los señores de la tierra y elejército federal autóctono, el saqueo crudelísimo e inmisericorde de las propiedades rústicas, la desenfrenada matanza del ganado vacuno, caballar y porcinopor las tropas de ambos bandos, la destrucción de los cultivos, el estado perennede caos e incertidum bre, im pidieron, ciertamente, un sostenido desarrollo de lacampiña y la ciudad. Adivino la dolorosa paradoja de un federalismo que notrajo consigo desenvolvimiento óptim o n i progreso sin paralelos, como lo presagiaba el esquema equilibrado de Justo Arosemena. La mayor pa rte del presupuesto se consagró al gasto militar. Y, finalm ente, ni caminos ni vistosas escuelas fue

ron edificados.A diferencia de otros Estados Soberanos, cuya clase dirigente desató el cre

cimiento integral de sus potencialidades e instituciones, acrisolándolas,vigorizando las industrias, impulsando la instrucción pública, elevando el nivelde vida, acend rando la cultura cívica de las masas, Panam á n o logró esos objetivos. Es evidente que, durante los años ulteriores -1886-1903-, signados por elférreo despotismo centralista, tampoco alcanzaría a avanzar con paso firme.Tam aña frustración económ ica, social y política, exacerbada por el desastre apocalíptico de la Guerra de los Mil Días, es la herencia ominosa de atraso que h ipo

teca el despertar de la república independiente en la tarde del 3 de noviembre de1903.

Medios de comunicación de masas

Entre los hitos más admirables de nuestro siglo diecinueve, destaca el florecimiento y fortalecimiento de los papeles periódicos . En efecto, la primera impren ta llegó a nues tras costas, procedente de Jamaica, en  1821, año en que se registrónuestra independencia de España. Testimonios de historia oral recogidos de seres

alumbrados de 1870 a 1888, en Ciudad de Panamá, con quienes el autor tuvo ladicha de conversar, a fines de la década del cincuen ta, arrojan luz sobre la m odavigente, a fines del decimo nono , de adquirir, co tidianamente, cuan to diario sevoceara en las calles de Panamá. Me refiero no sólo a la serie Estrella publicada entres lenguas —español, francés e inglés-, sino al cúmulo de volantes, listines,pasquines, hojas sueltas y tabloides que salían de las tipografías finiseculares. Prensade aguda crítica jocosa y chistosa, parcialmente elaborada en verso, dotada denovelones por entregas, llena de artículos esclarecedores y quejosos, de mordacessátiras, de cursis epitafios y acrósticos. Sin lugar a disputa, totalm ente opuesto a

lo que ocurre hoy en que prevalece lo audiovisual -radio, televisión, cine- sobrelo escrito, el medio de difusión ideológico más importante del siglo diecinuevefue el periódico. Éste gozó de incontrovertible prestigio y valencia. Raro era elaño en que no se fundara un vehículo de información por regla general de efímera resonancia. Resulta indudable que, a través de sus páginas, llegaron al lector las

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E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

enc ona das polémicas econ óm icas, polí t icas y sociales, adem ás de las d iscusionesrel igiosas que conmovieron su entorno y las querel las que irri taban y afl igían a

Colombia.Por tanto, es obligante recurrir a los diarios para entender a cabal idad la

historia de estos años, po r c ua nto allí dorm itan las aspiraciones, los debates, losproyectos y los juicios de los ho m bre s y mujeres que nos pre cedier on. Reco men dables para iniciar el análisis de la prensa panameña coetánea son los valientestrabajos que debemos al tesón de María T Recuero y Rodrigo Miró.

Aparte de los mass media impresos, las murmuraciones y habladurías jugaron, como en toda sociedad analfabeta t radicional , preindustrial y colonizadapor España, papel destacadísimo. Una historia de los rumores signa ese Panamá

abu rrido , pintoresco, caníbal, dicharachero y pleno de maledicencia . Co m o me dio informal, la oral idad faci l i tó el estal l ido de no pocos movimientos socialespo pu lare s en plazas, calles y cabildo s. A ún hoy, la institu ció n sigue en pie y agra da a los hab itantes del Istm o qu e la cult ivan con indisim ulada constan cia.

Si nos pusiéramos a contar los l ibros edi tados en Panamá durante el siglodiecinueve, tendríamos que concluir que fue sumamente pobre la cosecha bibl iográfica. Primero, por el analfabetismo casi total. Y, luego, por la poca necesidad.Fue, sin du da, el l ibro un objeto de lujo. Nu estros má s esclarecidos autores pu blicaron sus trabajos en Bogotá, Nueva York, Londres o París. Muy pocas fueron las

bibliotecas privadas. Este rasgo de incultura no lo obliterará el siglo veinte. Deahí procede la lucha por dotar a la república de una idónea Bibl ioteca Nacional ,aún en ciernes en las postrimerías del segundo milenio.

Las letras

Estertores del neoclasicismo, retórica y lágrimas del romanticismo, at isbos delreal ismo, expresiones del natura l ism o, destel los del m od er nis m o, jalon an el siglodiecinueve pa na m eñ o. A pesar del crecido nú m er o de analfabetos, bul le algo que

se está esfum and o en Pana má : la t raviesa poesía pop ular y otra cosa que n eu tral izó la televisión: la cand ente ora toria polí t ica en plazas y cam pos . Los m ode losl i terarios, que d om ina n el siglo, son colo mb iano s, españoles y franceses. El ensayo y la prosa, pre ña do s de esas influencias, lograron victorias dura de ras a t ravésde los cálamos de Mariano Arosemena -1794-1868-, Justo Arosemena —1817-1896- ,  José de Obald ía -1806-1889- , Manuel José Pérez -1837-1895- , PabloArosemena de Alba -1836-1920- , Manuel Tor ib io Gamboa -1840-1882- , Domingo Arosemena Quesada -1819-1886-, y el pr imer Bel i sar io Porras —1856-1942- , además de Nicolás Victoria Jaén -1 86 2- 19 50 -, Ra m ón M axim il iano Valdés

-18 67- 191 8- , Narc iso Garay Día z-1 87 6-1 95 2-y o t ros varones nac idos en e l ú l ti mo cuarto de la centuria. En el cuento, destacan Salomón Ponce Aguilera —1868-19 45 -y Darío Her rera -18 70 -19 14 -. En la novela, Gil Co lunje- 183 1-18 99- . En elteatro, Víctor de la Guardia y Ayala -17 72 -18 24 -, quien estrena en P en on om é, añode 1809, La polí tica del mund o, y José María Alem án - 18 30 -1 88 7- , au tor de Amor

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ALFREDO FIGUEROA

y suicidio. Engalánase el parnaso romántico con las creaciones de Amelia Denisde Icaza -1836-1911- , Gi l Co lun je -1831-1899- , Manue l José Pérez —1837-

1895- , José María Alemán -1 83 0- 18 87 - y el trágico Tomás M artín Feuillet -18 32 -1862- .

Se ha perdido algo que existía en el siglo diecinueve: la identificación delpu eb lo co n el poeta . Am elia Denis y Tomás M artí n Feuillet , po r ejem plo, fueronpersonajes adamadís imos por las masas que aprendían de memoria sus composiciones. En aquel tiempo, el oficio de escribir concedía prestigio, era un menester casi mágico para quienes nunca habían tocado, acariciado una pluma. Lasestrofas de nuestros vates -a lg un os ta n citados co m o losé Dolores Urriola, el autor del famoso Ovillejo satírico contra el general Tomás Cipriano de Mosquera-

las declamaban los domingos, en las sobremesas y tertulias, nuestros antepasados .  Sucede lo mismo con algunos versos del celebérrimo poema ti tulado "DelCanal", de José María Alemán, que muchos panameños tararean sin conocer suprocedencia exacta.

En el interior, sobre todo en Los Santos y Herrera, se cultivan, con unción,las ma nifestaciones l i terarias de signo hispánic o que a ún n o han sido obliteradas.La déc im a y la copla, cons truidas en formas distintas y con tem as qu e van de lomito lógico y religioso hasta lo burlesco y profan o, d ep ur an la maravillosa l i teratura ora l que crean los campesinos de Azuero . En todo Panamá, los grupos

bogotanizados estarán al tanto, durante el siglo, de las novedades l i terarias quesurjan en Santa Fe y en los cultos rin con es y veredas de la Col om bia lírica y altisonante , gramatical y punt i l losa , de los Caro , Cuervo, Marroquín , Arboleda,Pombo, Samper y Lleras.

SIGLO DIECINUEVE, PERSPECTIVAS FINISECULARES Y CAMBIOS DEL VEINTE

Posesión española hasta 1821, el Istm o de Pan am á, al indep endiz arse, se unirávol un taria m ent e a la República de Colom bia, la cual, a la sazón estaba integrada

po r las actuales repúblicas de Colo mb ia, Venezuela y el Ecuador, terri torio s queconfo rm aron, ju nto a Panam á, e l Virre inato de la Nueva Granada . Conviene adver t i r que Panamá formó par te de d icho virre inato durante , aproximadamente ,\ r\ c c p f p n t o -arií"»c i n í p n o r p c c\ \a i n n p n o n n p n r i o A Q E SD cl fí cl

En  1821, hab ida cuen ta de la situación especial de las guerras de inde pen dencia iberoamericanas y de su relativa debilidad, el Istmo de Panamá decideincorporarse al bloque colombiano por necesidades de protección militar, por elprestigio de Bolívar y por sus antiguos nexos administrativos con Santa Fe deBogotá. Existía otra alternativa: la anexión al Imperio Mexicano, de Agustín de

I turbide , fórmula adop tada por los países centroam ericanos, que no prosp eró enel caso pan am eñ o. En el acta de indepe nde ncia de 1 821, Pan am á precisó que seregiría por leyes especiales en atención a su economía mercantil. En ese artículosiempre se ha observado el germen del autonomismo del siglo diecinueve.

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E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

Recuérdese que la independencia de 1821 fue apurada por la burguesíacomercial en Pa nam á. Este proyecto considera ba que el país, por su posición geo

gráfica excepc ional y po r su trad ició n tra nsitista, debía con sagr arse a las actividades terciarias que habían sido su razón de ser durante gran parte del coloniaje. Seaprecia aq uí clara me nte la idea de edificar lo que se con oce c om o el país-feria, enrecuerdo de las fastuosas ferias de Portobelo de la etapa colonial.

Desde el principio de la anexión a Colombia, se dieron contradiccionesentre la legislación proteccionista de la meseta bogotana y el espíritu de laissezfaire del istmo central de Panamá. Estas fricciones explicarían la eclosión de lastem pran as ideas separatistas que anim an las "inde pend encias " de 1826,1830,183 1y 1840. A través de los artículos de las distintas actas independentistas, se puede

cap tar la desilus ión de la bur gue sía c om ercial de la zona de trá nsi to, la cual solicita "comercio libre" o "franquicias" generosas a Bogotá al t iempo que registra lafalta de nexos vigorosos con las eco nom ías de las regiones co lom biana s y en um era las causas geográficas, histór icas, eco nóm icas y políticas del sep ara tism o pa na meño.

Si del régimen colonial, luego de las extensas campañas libertarias, se pasaal pe ríod o repub licano , la idea de transfo rma rse incluso en pro tecto rad o bri tán ico va a mantenerse vivaz en las décadas subsiguientes por el fracaso de la GranColombia y luego las calamidades de los años posteriores -caudil l ismos mil i ta

res,  recesión com ercial y vigoroso central ism o de Bog otá- . Por el lo surge, desdem uy te m pr an o, el deseo de acceder al self govem men t, fórm ula que alcanzaráPan am á de 1856 a 1886 gracias a la imp lanta ción del régim en federal en C olom bia. El abanderado y más lúcido teórico del federal ismo panameño fue el doctorJusto Arosemena, autor de la obra t i tulada El Estado Federal de Panamá -1855-.

Esbocemos, para ordenar nuestras ideas, algunas característ icas de la presencia norteamericana en Panamá:

a) Desde el siglo dieciocho, hubo tímidas incursiones de navios de las trece

colonias -prov istos de víveres y utensi l ios v ari ad os -. Luego, en la prim eramita d del siglo diecinueve, esos nexos se inc rem en taro n.b) Sin embargo, es innegable que el comercio, hasta la segunda mitad delsiglo diecinueve, estuvo dominado por Jamaica -es decir, por Inglaterra-.c) Recuérdese que, desde Jamaica, Panamá importó la imprenta, la masoner ía y las ideas libe rtarias .d) Si, desde la época de los años 1830, se estableció un consulado norteamericano en Ciudad de Panamá, la presencia estadounidense se afianzaría po de ros am en te a pa rt i r del Tratado M allarino-Bidlack, de 1846, suscri

to ent re Colom bia -Rep úbl ica de la Nueva Gr an ad a- y los Estados Unidosde América. El t ratado surge por la inseguridad de Colombia de mantenersu soberanía en el Is tmo de Panam á, por el con t inuo separat i smo pan am eño y por el expansionismo bri tánico en Cent roamérica. Conviene recor-

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ALFREDO FIGUEROA

dar que, en varias ocasiones, Panamá se mantuvo separado, en la primeramitad del siglo diecinueve, por espacio de meses e inclusive por más de un

año .  Bogotá tuvo que brindar a cambio a Estados Unidos el derecho delibre paso a través del Is tmo de Pan am á. Por su parte , Estados Un idos asegur aría el trán sito exp edito a través del Istm o. En este tra tad o se estipula larazón de ser del intervencionismo norteamericano en Panamá, ya que faculta a Estado s Un ido s a inter ven ir y asegu rar el libre trán sito cada vez quese entorpezca éste . En vir tud de una cláusula específica de dicho tratado,que invocara Estados Unidos, se dieron muchas intervenciones durante lasegu nda m ita d del siglo diecin ueve , solicitadas, a veces, po r B ogotá o realizadas por Estados Unidos que aplicaban el Tratado Mallarino-Bidlack. A

es te pr im er t ra tado sucede el Clayton-Bulwer -1 8 5 0 - en que Estados Un idos e Ingla terra se com pro m eten a no dis frutar individ ualm ente de la pro piedad exclusiva de un canal por el Is tmo de Panamá. De modo que lainjerencia norteamericana en Panamá poseía un basamento legal , a saber,el Tratado M allarino-Bidlack.

e) A poco, el descubrimiento de minas de oro en California provocó, enPan am á, modificaciones ostensibles pues m arca el inicio de un a etapa l lam ad a "la California" o el "Go ld Rush" que co incide con la con strucció n delferrocarri l t ransístmico inaugurado en 1855. A la sazón, Panamá también

cambia sus es t ruc turas pol í t icas ya que , como adver t imos , ingresa a lfederalismo.

El ferrocarri l t ransístmico fue propiedad de una compañía privada estado un ide nse , la cual tuvo su ma influencia en la polí t ica pa na m eñ a posterior . H ub ofr icc iones entre és ta y e l gobierno colombiano. Inc luso la compañía es tuvoinvolucrada en la independencia de 1903. En ciertas épocas, disfrutó mayoresdividendos que compañía a lguna en e l mundo; sus ganancias fueron enormes .También, la presencia estadounidense aumentó a través de otras empresas eco

nómicas establecidas durante ese período, el uso del dólar paralelamente a lam on ed a co lomb iana, la posesió n de las t ierras de la C om pa ñía del Ferrocarri l enla zona de tránsito, los inmigrantes norteños que atraviesan el Is tmo o permanecen en él y la proliferación de costu mb res no rteam erica nas en Pan am á. Ad emás,se funda la Ciudad de Colón -denominada Aspinwal l por los es tadounidenses-como terminal at lántico de la vía férrea -esta urbe reemplaza a Portobelo comoc iudad por tua r ia en el Ca r ibe pa na m eñ o- .

De suerte que pod ría hab larse de un a presencia y de un a influencia fuertesde Estados Un idos en Pa nam á a par t ir del 1849. Éstas son bastantes te m pra na s, a

nivel la t ino am erican o, don de el influjo euro peo se m an tuv o vivaz hasta 1930.

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E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Se da, pues , tan to un a presencia com o un influjo y una injerencia nor team erica nas en Panamá aproximadamente más de medio siglo antes de la separación de1903,  por obra del fundamento legal contenido en el Tratado Mallarino-Bidlack- 1 8 4 6 - , del inicio de las m igra cion es susc itadas po r la fiebre de oro en California- 1 8 4 9 - , del fer rocarri l t rans ís tmico - 1 8 5 5 - y del desarrol lo económ ico y com ercial de Estados Unidos.

C om o hem os señalado con anterior idad , la cons trucción de un ferrocarril ,de un camino carretero o de un canal a través del Istmo de Panamá había sidouna idea obsedente de los negociantes pana m eño s du rante la pr im era m itad delsiglo diecinueve. En cierta forma, la inauguración del ferrocarril, en 1855, representó el cum plim ien to de un a utop ía: la de la feria com ercial que va a conc retarsedu ran te ese per íod o gracias a los año s dora do s de la California d ur an te los cualesla economía transístmica f loreció ampliamente. Después de treinta angustiososaño s de miseria , el país va a recob rar, en pa rte, el esp lend or d e an ta ño y las ciud ades de Panamá y Colón conocerán un apreciable intento de modernización. Esteesp lend or se percib irá, aun, en algunas regione s del agro que recib irán el benéficoinflujo de la bo nan za. Auge, com o siem pre en Pana m á, efímero, pero bienve nidodespués de tantas décadas de involución y de estancamiento.

Además, la segunda mitad del s ig lo d iec inueve ve surgi r e l s is temabipart idista colombiano consti tuido por el Part ido Conservador y el Part ido Liberal. En Panamá, serán conservadoras fracciones de las élites económicas y sociales -hacendados, grandes rentistas urbanos y rurales, la burocracia gubernam en tal finisecular, el clero y gran pa rte de la bur gue sía c ita di na - y serán liberaleslas masas populares, la pequeña burguesía, el cam pesinad o minifundista de Azueroy algunas unidades de la burguesía urbana. Panamá fue, más bien, un departamento de mayorías l iberales. Es innegable que el l iberalismo imperó en Panamáde 1856 a 1886 a lo largo délos go biernos del Estado Soberano de Pa na m á- 18 63 -

1886- .  Luego, se dio una serie de gobiernos conservadores -1886-1903-.En la República, el proy ecto liberal se fortaleció y cristalizó a par tir de las

adm inis t rac iones de Belisario Porras -1 91 2- 19 24 - con la formulación de nuevoscódigo s, creació n del Registro de la Pro pie dad , creación de los Archivos Na cion ales,  gran impulso dado a la educación pública y edificación de hospitales, construcción de una red vial aceptable que uniera la capital a ciertos puntos del hin-terland, inauguración de ferrocarri les provinciales -en Chiriquí , por ejemplo-.Es decir , Porras m aterial izó gran p arte del pro gra m a ideado po r los l iberales clásicos del siglo diecinueve en una época en que Colombia aún vivía bajo la hege

monía conservadora (1886-1930) .Respecto de los años de recesión o de inopia, después de la inde pen den cia

de España, éstos casi englob an m edi o siglo si su m am os la gran de presión eco nómica posin depe nden tista -18 24 -18 49 -, la recesión po sterior a la California—1869-1879- y la etapa de ban car rota ulterior al canal francés -18 8 9- 19 03 -. Ciclo enor-

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ALFREDO FIGUEROA

me el primero, de veinticinco años míseros, más corto el segundo -diez años- ymás prolongado el tercero -catorce años-. Mientras que las etapas prósperas l le

garían, con m uc ho , a escasos treinta años - a saber, los tres prim eros posteriores ala inde pen den cia de España en virtu d del trán sito de bienes y pers ona s au spiciado por las campañas independent is tas sudamericanas y la cont inuación de lague rra de inde pen den cia en el Ecuador, el Perú y Bolivia-, luego los veinte año sdel Gold R ush californiano y, por últim o, los och o año s felices engen drad os porel canal francés. Si hilamos más delgado, con el objeto de medir las tendenciasseculares, advertiríamos que, en el siglo diecinueve, hubo sesenta años de recesión y cuarenta de bona nza . Por end e, el balance, a escala econ óm ica, sería negativo.

En el plano de los trata do s interna cionale s, existe el Tratado Hay -Pauncefote- 1 9 0 1 -  por el que Inglaterra renuncia a su privilegio de construir el canal, elTra tado Her rán-Hay  - 1 9 0 3 - ,  rechazado a la unanimidad por e l Senado colombia no en 1903 pues lesionaba su soberan ía y el Hay-B unau-V arilla -d e diciem brede 19 03 - que t ransform a a Panam á en un protecto rado de Estados Unidos hasta1936.  Se crea una Zona del Canal -victoria de la idea del enclave situado en elseno del país, ésta pervive legalmente ha sta 197 9-. El Istm o cede a p erp etui dadparte de su territorio -la faja canalera-. Ello será definitivamente eliminado en1977 en virtud del Tratado Torrijos-Carter.

Existió un proceso de militarización de la Zona del Canal provocado porlas guerras mundiales y que se manifiesta a través de la instauración de unasbases militares all í y, luego, durante la Segunda Guerra Mundial, por cientos debases castrenses diseminadas en todo el país. Pronto la república se transformaen sede de los intereses no rtea m eric ano s en el hemisferio. Has ta hace poco, cundió la polémica de transformar las bases en centros antidrogas.

CONCLUSIÓN

A partir de 1903, se trastoca el desarrollo anterior panameño que había girado,en la zona de tránsito, en torno al ferrocarril. Bruscamente, se inicia la era delcanal. Paralelamente se crea, según d eclaram os, la Zona del Can al, terri t orio ad-m i n i Q t r a r l r í n n r u n a n B p r n a r l n r n o r t p a m p r i r ^ n n K Tarp u n p n r lc i v p mií=> r l n r a r á a l -

rede dor de un siglo. Se busca, con esto, que el ord en canalera no sea p ert urb ad o.Y,  en este enclave, surge una sociedad (denominada "zoneita") totalmente distinta a la panameña. Esta sociedad de la Zona del Canal influirá a la sociedadanfitriona a través de relaciones desigualitarias ya que la primera representa a lanueva m etróp oli m ien tras que la segunda pertene ce a la periferia del sistema ca

pitalista. También tendrá efectos deformantes en la naciente conciencia nacionalque recibirá influjos negativos que retardarán, en muchos casos, la eclosión deimperativos nacionales. En materia salarial, se establecerán relaciones de discriminación entre los emolumentos pagados a norteamericanos y los salarios de losantil lanos y los pana m eñ os -gold roll y silver roll- . Una conce pción de apartheid,

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EL   DEPARTAMENTO COLOMBIANO DE PANAMÁ A UNES DEL SIGLO DIECINUEVE

E INICIOS DE LA VIGÉSIMA CENTURIA

importada del Sur de Estados Unidos, regirá en la Zona del Canal y generaránuevas formas de discriminación racial en Panamá.

Entonces, es evidente que estamos ante una clara ruptura respecto de lasociedad panameña anterior y que se t rata de cambios i rreversibles que diferenciarán a la sociedad emergente respecto del Panamá decimonónico. La úl t imadécada del siglo diecinueve presencia momentos de desolación y bancarrota yaque se frust raron tanto el autonomismo pol í t ico como el progreso económicoinherente al fracasado proyecto canalero.

Es dable exam inar el año de 1898 com o un hi to en la historia his pa no am ericana. Honestamente, por lo que respecta a Panamá, la fecha marca una rupturaden tro de un a con tinuid ad . Hay que rem em or ar q ue 1898 es el año en que acaece

la guerra de Estados Un idos co ntra España la cual pierde sus úl t imas posesionesen el Caribe y en las Filipinas. Asimismo, 1898 significa la apoteosis de la hegemonía norteamericana en el Caribe. Recordemos que algunos héroes popularesde la independencia de Cuba la prepararon desde Panamá -como Maceo-. En1893,  José Mart í , apóstol de la independencia cubana, visi ta a Panamá "de pasopara las repúblicas de Centro América" según registra el periódico istmeño ElDeber.

En el caso de Panamá, opino que el año de 1898 significó una rupturadent ro de una cont inuidad. ¿Por qué una ruptura?

Porque señala el fin de la época de anexión a Colombia -1821-1903—.Porque coincide con la víspera de la Guerra de los Mil Días -1899-1902-,guerra civil que es el prólogo de la independencia de 1903.Porque el año 1898 está muy cerca de la t ransformación del departamento-terr i tor io de Colom bia en repúbl ica-p rotectorado mediat izada mu y dependiente de Estados Unidos de América  - 1 9 0 3 - ,Porque muy pronto después de 1898 se marca el final de los proyectosfranceses de constru cción de un canal interoceánico y se inicia la co nstru c

ción de la vía intermarina por los norteamericanos —1904-1914—.Porque el principio del siglo veinte presencia notables cambios demográficos en Pan am á gracias a la lucha con tra las enferm edade s end ém icas t r opicales y al saneamiento del país, impulsado por Norteamérica.Por el ingreso de nuevas oleadas poblacionales a Panamá procedentes deEuropa, Estados Unidos, Lat inoamérica y el Caribe con ocasión del comienzo de las obras canaleras.Por la proximidad con el advenimiento de una economía transi t ista quedescansa m ás en el canal interoceánico que en el ferrocarri l t ra nsístm ico.

Por el despegue de otro t iempo histórico dist into a la úl t ima década delsiglo diecinueve, es decir, por el t iempo del Panamá republicano.

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ALFREDO FIGUEROA

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El Is tmo de Panam á y C olom bia:

de pu en te na tur al a juego geopolít ico de la u n ió n

Gustavo Montañez

INTRODUCCIÓN

Sobre las circunstancias y factores q ue llevaron a la separación de Pan am á se ha n

real izado abundantes invest igaciones en e l mundo y en menor cant idad en Colombia y Panamá, pero desafortunadamente esas investigaciones no son ampliam ente conocidas y apenas se difunde n en los círculos académ icos m ás especializados. Eduardo Lemaitre (1971) se sorprendía de la abundancia de la investigación extranjera comparada con la colombiana e insinuaba una especie de inhibición del colo m bian o pa ra abo rda r de mo do sistemático el análisis de los hech os ycircunstancias que condujeron a esa am put ació n territorial de Colo mb ia, sucedidaen un o de los perío dos más trágicos y dolorosos de la historia del país.

Por fortuna, en años recientes hay signos de reactivación de la investiga

ción historiográfica colombiana sobre Panamá, previéndose que en los años venideros las nuev as generaciones p ue da n conoce r má s sobre esa nac ión y sus relaciones históricas con Colom bia. Record em os que en el m om en to de la pérd ida dePanam á la mayoría de los colombiano s apreciaban y hasta adm iraba n ese terr i tor io,  pero muy pocos lo conocían de manera directa o indirecta. Después de laseparación, de manera paradójica, la éli tes gobernantes del país estuvieron másinteresadas en pro m ov er el olvido de aquellos hechos . En cam bio del rescate y lainco rpo ració n del istm o pan am eñ o y su significación en la m em ori a colectiva delos colo m bian os, opta ron po r el si lencio y el fom ento sutil de una am nesia nac io

nal sobre este as un to. A pen as en el añ o 2003 se pu blic ó en C olo m bia la Geografíadel Estado de Pa na m á elaborad a po r Agu stín Codazzi co m o pa rte de la obra de laCo mi sión Corográfica l levada a cabo a m edia dos del siglo XIX (Universidad Nacional de Colo m bia. Red de Estudios de Espacio y Territorio, 2002.) D e otro lado ,hasta hace poco para la mayoría de pa na m eñ os su historia se iniciaba en 1903, sin

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I G U S T A V O M O N T A Ñ E Z

guardar memoria significativa de su pertenencia al Virreinato de la Nueva Grana da desde 1739 y a la República de la Nue va G ran ada desde 1821.

Al cum plirse u na ce nturia de la separac ión, calificada po r Óscar Terán c om oun "a traco ya nqu i" (Terán, 1976), la Unive rsidad N acional de Co lom bia, a travésde la Red de Estudios de Espacio y Terr itorio , decid ió no dejar pas ar la ocasió n dela conmemoración para reiniciar el rescate de nuestros vínculos históricos conPanamá. El propósito es animar el desarrollo de nuevas investigaciones e interpretaciones acerca de lo ocurrido hace una centuria e imaginar futuros posiblesde las relaciones entre los dos países. Trabajos recientes, como el de Araúz yPizzurno (1999), señalan caminos prometedores que contribuyen a esclarecer elpapel de ciertos elemento s, hecho s y actores en esa intrincad a e im bo rrab le pági

na de la historia común de los dos países.A la luz de la historia del tratam ien to del caso pa na m eñ o, no s orpr end e la

posición indiferente del gobierno nacional en relación con la conmemoración delos cien años del nefasto ac onte cim iento . Co m o suc edió hace cien años , aho ra elgobierno siguió manteniendo su actitud de avestruz, no musitó ni una palabraoficial sobre aquellos gravísimos hechos. Ese silencio vergonzante estaría confirmando con elocuencia una vez más la tesis según la cual la élite colombiana estuvo siempre interesada en echar al cuarto del olvido los acontecimientos de laseparación de Panamá. A lo largo del pasado siglo se puso en evidencia que los

intereses y vinculaciones comerciales de la clase política con el mercado de losEstados Unidos eran más importantes que una eventual apuesta por una dignareclam ación territorial , au n si ella se prolong ase a perpe tuid ad. La élite op tó porrenunciar al principio del mantenimiento de la unidad territorial y se doblegóante los potenciales beneficios individuales y de clase que co ntin uar ían obte nien do del acceso al atractivo merc ado no rtea m eric ano . La triste y lam entab le prue bade fuego que concluyó con la separación dejaría más clara que nunca la ausenciade unos mínimos rasgos nacionales en la clase polít ica gobernante de Colombia.A pen as cin co año s desp ués, en 1908, las iniciativas de la élite ap un ta ba n a llegar a

un arreglo con el gobierno estadounidense, intenciones obligadas a aplazarsedurante 13 años más, dado el enorme rechazo popular a tales pretensiones.

Co n el objetivo central de rescatar la m em ori a de Pan am á entre los colom bianos, este artículo se propone, en primer lugar, desarrollar una perspectivageopolít ica comprehensiva del contexto y de los principales factores que contribuy eron al desenlace de la separación de Pan am á. En segundo lugar, inten ta realizar una breve exploración de los efectos terri toriales más im po rtan tes derivadosde esa separación y de la construcción del canal.

CONTEXTO  Y FACTORES PRINCIPALES EN LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ

Un ex am en de las circunstancias q ue condu jeron a la separación de Panam á exige cons iderar el análisis de su contexto y de los factores m ás de term ina ntes . Au nque diversos trabajos han realizado esfuerzos con perspectivas semejantes, aquí

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EL   ISTMO DE PANAMÁ Y COLOMBIA:

DE  PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DE LA UNIÓN

se t rata de reunir varios elementos que estructuran una visión geopolí t ica de losucedido en aquel t iempo. Esta mirada resul ta clarificadora para la comprensión

del hecho en su contexto y complej idad.El contexto y el análisis de los factores se hará teniendo como referentes

centrales el legado de la natur aleza , el legado de la Colo nia, el legado de la Re pública, la disputa imperialista y la acción geopolítica a través del lenguaje de lasnegociaciones diplomáticas.

El legado de la naturale za: la condición ístmica del ter rito rio pa nam eñ o

Los sub con tinen tes de América del Sur y Am érica del No rte no tuv ieron un contacto directo sino desde hace apenas entre siete y cuatro millones de años, en elM iocen o superior, cu an do se forma el Istm o de Pan am á. Antes del Istm o, lo quehoy es el mar Caribe se comunicaba con el actual océano Pacífico de maneradirecta, a t ravés de un m ar de poca p rofu ndid ad, que cu bría el espacio que en laactualidad es ocupado por el Istmo (Lloyd, 1961).

Es apa ren tem ente du ran te finales del Jurásico y el Cretáceo q ue se prod uc euna intensa actividad volcánica que da origen a una cadena de islas, las cualesirían del ineando por emersión orogénica progresiva la actual configuración dePanamá y de buena parte de las serranías local izadas en el occidente de Colombia, incluyen do a Gorg ona y las serranías del Baudó y San Blas-Da rién. La im agen de entonces pudo ser la de un inmenso mar en medio del cual sobresal íanrelativamente alineadas una serie de islas conformadas por los picos más altos delas serranías que hoy conocemos como Baudó, Sal tos y Darién.

Más tarde , du ra nte varios miles de año s, todas estas islas fueron cubiertaspor los mares del Oligoceno y el Mioceno hace cerca de 26 mil lones de años ypermanecieron así hasta que al final del Mioceno, aproximadamente hace seismi l lones de años, ocurre un mo vim iento orogénico que elevó co nsiderablem ente las cad enas de islas preexistentes y las cordilleras an din as , sin que alcanz asen la

altitud actual. De hecho, el océano Atlántico y el Pacífico se conectaban a travésdel valle del bajo Atr ato y de las cuen cas del río Tuira en P an am á y del San Juan enColombia. Al final del Plioceno, hace cerca de 3 millones de años, sucedieronnuevos y fuertes movimientos orogénicos que levantaron el nivel de las islas,emergiendo serranías y t ierras bajas hasta conformar la conexión que hoy conocemos entre el Norte y el Sur de América: el Istmo de Panamá (Lloyd, 1961).

Una vez se form ó el Istmo , éste se conv irt ió en un in m en so p ue nte na tura lque comunicó América del Norte con Sudamérica, sirviendo de espacio de circulación de especies de fauna y flora entre el Norte y el Sur durante miles de años,

en un proceso interrumpido esporádicamente a t ravés de la historia geológicapor los ascensos inusi tados del mar en los períodos interglaciares, durante loscuales las partes más bajas quedaron sumergidas y las más al tas emergían comoislas. Diversos estudios indican que un a vez con solidad o el Istm o, el interc am biobiót ico a t ravés de este puente natural se faci l i tó notablemente, a tal punto que

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GUSTAVO M ONTAÑEZ

ciertos patro nes de biota con datación de siete millones de años o meno s revelanuna afinidad marcada entre Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Colombia

(Hernández et al., 2000). Por el Istmo llegaron a Suramérica la mayoría de losmamíferos grandes y numerosas especies de plantas. Numerosos roedores,primates, dentados, marsupiales, prociónidos y aves se desplazaron hacia el sur,pero otros también lo hicieron al norte, aprovechando el mismo istmo. Todoindica que el primer h om bre americano que entró a Suramérica lo hizo siguiendo la ruta de los grandes mamíferos herbívoros, durante el pleistoceno tardío(Molano et al , 1996). La porción del Istmo que corresponde a la Panamá de hoytiene una longitud aproximada de 800 km de costa en el mar Caribe y de 1.400km en el océano Pacífico.

Esa característica específica de Istmo, consecuencia de esa actividad geológicaque conformó la estrecha franja territoria l localizada entre el mar Caribe y el océano Pacífico, atrajo la atención y la codicia de olas sucesivas de conquistadores, p iratas, traficantes de esclavos, comerciantes coloniales y potencias extranjeras, todosellos extraños a este territorio pero interesados en el negocio y control del pasoentre los dos mares. La Panamá de la abundancia de peces, como era su significadoen lengua indígena, daría tránsito entre los dos mares, primero a los indígenas través de los cam inos que ellos construyeron; luego a los invasores españoles, quienespasarían por los caminos fangosos de la primera parte de la Colonia; enseguida al

comercio colonial que circularía por los caminos empedrados de mediados y finales de este período; después, se ensayaría una comunicación bimodal, utilizandouna combinación entre caminos empedrados y movilización fluvial por el ríoChagres; más tarde daría tránsito a los aventureros buscadores de oro venidos de lacosta oriental de los Estados Unidos en su ruta hacia California.

Pocos años después, llegarían los trabajadores que construirían el ferrocarril iniciado en 1850. Más adelante arribarían miríadas de trabajadores de muchas partes del Caribe y del m und o, contratados por la compañía francesa para laapertu ra del canal iniciada en 1882. Después del fracaso de esa empresa, una vez

se produce la separación, el Istmo sería escenario de nuevas oleadas de inmigrantes,apo rtan tes de fuerza de trabajo para construcción definitiva del canal, ya bajo latutela norteamericana entre 1903 y 1914.

El legado de la Colonia: comercio, control territo rial y disputa por el Istmo

Como se sabe, la primera y transitoria irrupción de las carabelas españolas alterritorio panameño se realizó en 1501. Doce años después, aparece el primerespaño l en descubrir el océano Pacífico e identificar el carácter de Istmo de estaporción de tierra. Es de suponer que el descubrimiento atribuido a Balboa hacía

parte del conocimiento com ún de los pueblos indígenas que habitaban ese territorio en aquel tiempo. El sorprendido con la cercanía de los mares fue VascoNúñez de Balboa, quien el día 25 de septiembre de  1513, veintiún años despuésde la llegada de Colón, guiado por los indígenas, subió a un sitio alto de una

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i GUSTAVO MONTAÑEZ

tanto a la competencia comercial como a la piratería en los mares y puertos delCaribe. De esta manera, para España, al igual que para Colombia después de la

inde pen den cia, el Istm o de Pan am á se convirtió de m ane ra sim ultánea en la grangolo sina y el gran d olo r de cabeza. La gran golosina p or lo que significaba co m opaso real y potencial de mercanc ías desde los terri torios occidentales de A méricahacia España. Dolor de cabeza, por la cantidad de atención y esfuerzos que elrégimen colonial tuvo que dedicar para conservar el paso por el Istmo y evitarque éste cayera en manos de otros imperios.

Dadas las circunstancias descritas, la Corona española dedicó esfuerzossignificativos a defende r sus pu er to s y cam ino s coloniales en el Istm o. Le pre ocu paba el ataque de las potenc ias enem igas, en especial de Inglaterra, desde do nd e

se pro m ov ió la p ira ter ía m arina para ap oderarse de los bienes y prod uctos t ranspo rta do s p or los barcos y galeones españoles. A finales del siglo XVI y du ran te elXVII fueron numerosas las irrupciones de piratas en el Istmo que ocasionaronataques, incendios y saqueos. Fueron famosos los ataques de Francis Drake en1595 y H en ry M orga n en 1671, entre m uc ho s otros .

Hubo también intentos de varios ingleses de establecer colonias permanentesen el territori o istm eño . A finales del siglo XVII el escocés W illiam P atterson se estableció con una colonia de compatriotas suyos muy cerca de Ada -aquel sitio quesirvió de base para la prepara ción de la expedición que llevaría a cabo Vasco Nú ñe z de

Balboa- con el nombre de Nueva Caledonia, con el fin de establecer una cabeza deplaya para avanzar posterio rm ente no sólo contra las mina s de Santa Cruz de Cana ydel Espíritu Santo, sino para intentar controlar el Istmo. Patterson fundó el pueblollam ado N uevo E dim bur go, el cual fue recu perad o p or los españoles en 1700 (Collin,1990). Los ingleses también hicieron repetidos intentos de entrar por el Atrato desdesus posesione s de la Mos quitia, Jamaica y San An drés y Providencia, por lo cual España d ecidió cerrar la navegación com ercial por el río Atrato y tapo nar po r este lado eldesarrollo del Nuevo Reino (Molano etal, 1996:12).

Desde aquella época se origina el mito del Tapón del Darién, con todos los

matices ideológicos y geopolít icos que hasta hoy tiene. España in tentó evitar du rante casi tres siglos, mediante el aislamiento deliberado de estos territorios, lapenetración por el Atrato de las avanzadas de Inglaterra, el principal enemigoim perial externo de la época, que tam bién buscab a acceso hacia el Perú. Al m ismo tiempo, España buscaba controlar el surgimiento de una ciudad o provinciacompetidora de Cartagena, como lo pudo ser Santafé de Antioquia, en cuyosalrededores se explotaban las minas de Buriticá, Arma, Nóvita y Tamaña {Ibid:12-13).

Pero las dispu tas colonialistas entre Inglaterra y España c on tinu aro n tanto

desde el pu nt o de vista militar com o com ercial en distintos terri torio s. En 1713,mediante el Tratado de Utrecht, España le permitió a Inglaterra enviar ciertonú m er o de barcos a las ferias de Po rtobelo y participar en el lucrativo com erciode esclavos. Sin emb argo , este acuerdo n o im pidió que el com ercio de con trab an

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EL   ISTMO DE PANAMÁ Y COLOMBIA:

DE  PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DE LA UNIÓN

do excediera las asignaciones legales, lo cual provocó represalias por parte deEspaña y la respuesta no se hizo esperar de parte de los ingleses. El almirante

inglés Vernon se tomó Portobelo en 1739 y permaneció allí en espera de la flotadel tesoro esp añol qu e vendría del Perú. Para evadir esta situació n, España orien tó a sus barcos a navegar a través del Cabo de Hornos. Este suceso fue de extraordinar ia importancia por cuanto a par t i r de entonces Panamá perder ía su puestocom o depósito de las sup era bu nd ant es riquezas del Nu evo M un do (Biesanz, 1993).España enton ces decidió anexar el terri torio p an am eñ o al Virre inato de la NuevaGranada a partir del mismo año de 1739.

Al parecer, en aquel t iempo los panameños no estuvieron muy conformescon el cam bio, entre otras raz ones , po rq ue para ellos era mu ch o más fácil l legar a

la capital pe rua na que a Bogotá. A estas difíciles circunstan cias de com unic aciónse agregaro n nuev as decisiones de la C oro na, com o la pérd ida de la con dició n d ePresidencia separada que había tenido este terri torio durante su pertenencia alPerú, o los cam bios en el sistema c om ercial español, que sup rim iero n el requisitolegal de que todas las me rcancías destinad as a Am érica del Sur occidental debíancruzar el Istmo, con lo cual se descontinuó el sistema de flotas entre Cádiz y Pan a m á , s i t u a c ió n q u e p ro p ic ió la n a v e g a c ió n e n t r e E s p a ñ a y l o s p u e r to ssura m eric ano s del Pacífico a través del Cabo de Ho rn os {Ibid).

Todo ello ocasionó el inicio de un período de decadencia de la actividadeconómica de Panamá que duraría hasta la mitad del siglo XIX -después de suanexión voluntar ia a Colombia como nación independiente en  1821- ,  cuando laeconomía se reactivaría con motivo de la demanda de tránsito a través del Istmopor parte de aventureros venidos de la Costa Oriental de los Estados Unidos enbusca de una ruta rápida hacia California, impulsados por la fiebre del oro(Bushnell, 1996).

El legado de la República: aislamiento, ferroc arril, tentativa s separatistasy guerras intestinas

Como se señaló antes , muchos panameños es tuvieron inconformes cuando laCorona española decidió anexar el terri torio panameño al Virreinato de la NuevaG rana da en 1739. Un a de las razon es para ello eran las dificultades de c om un icación. El viaje a la Nueva Granada desde Ciudad de Panamá implicaba cruzar lasmontañas panameñas hasta alcanzar el l i toral Caribe del Istmo, luego realizar lanavegación a contraviento para l legar a Cartagena, emprender entonces un viajede casi un mes, aguas arriba del r ío Magdalena, desembarcando en Honda, ydesde allí iniciar luego el ascenso por la cordillera para arribar a Bogotá 1 .

1  Según David B ushnell (1996), estos factores re lacion ados con las dif icultades decomunicación con la capital de la Nueva Granada serían incidentes en las tentat ivas separatis tas de los panameños después de su anexión voluntaria a aquella comonación independien te .

J3LL

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GUSTAVO MONTAÑEZ

Un a vez se ro m pe el do m inio españo l en Am érica, el istmo pierde aún mássu ya decadente importancia en el comercio marí t imo. Panamá se demora en

sumarse a la causa independentista, pero atraído por el sistema polí t ico republicano que se abría paso en toda Colombia, el pueblo de La Villa de los Santosproclamó la independencia de España el 10 de noviembre de 1821, declarándoseLibre Ciudad, bajo el auspicio y garant ía de Colombia (Junta Nacional delCin cue nte nar io, 1953: 58). En el acta de inde pen den cia de la local idad se exhortab a a los ayu ntam iento s d e la Capital de Pan am á , de la Provincia de Veraguas,Alange y Nata, entre otras, a seguir este ejemplo. Pocos días después, el 28 denoviembre de  1821, los líderes d e toda s las co rpo rac ion es civiles, militares y eclesiást icas, declararon la independencia de España, proclamaron su pertenencia alEstado Republ icano de Colombia y decidieron enviar un diputado al Congresode ese Estado {Ibid: 5-8). Esa noticia regocijó a Simón Bolívar, para quien el Istm o era el "centro del universo" y el em po rio del comercio.

No obstante la euforia inicial , pocos años después de la independencia dePan am á y de su incorp oració n v oluntaria a la Gran Colom bia en  1821,  comenzarían a sucederse esporádicos intentos y manifestaciones separat istas en diversaslocal idades y sectores sociales del Istmo, quienes argüían variadas razones paraenarbolar esa causa. En un acta de la reunión del Cabildo Pleno celebrado en la

ciudad de Panamá el 26 de septiembre de 1830, buscando un remedio para lasdolencias públicas se señala:

El origen de las desgracias de Colombia es sin duda la falta de un gobierno v igoroso que haciendo marcha r las instituciones, asegure la tranquilidad doméstica. Losaltos funcionarios de la nación aunque adornados de buenas cualidades para elmando, se hallan no obs tante sin el poder necesario para hacer el bien de la República. Ellos no han podido reunir las partes dislocadas, reintegrando la nacióncomo lo deseó el congreso constituyente; y examinando cada sección de diverso

modo, los negocios públicos se han confundido demasiado, ha tenido lugar laanarquía y se ha hecho de esta patria un caos espantoso {Ibid: 12-16).

En esta misma acta se resolvía que desde ese día Panamá se separaría deColombia, pero al mismo t iempo se l lamaba al Libertador Simón Bolívar paraque se encargara del gobierno const i tucional de la república como medida indispensable para volver a la Unión. La ambigüedad de esa acta denotaba el desconcierto general izado con el rumbo que seguía la Gran Colombia, pero al mismotiempo mantenía un halo de esperanza en la intervención de la persona del Li

bertador como remedio al pel igro de la desintegración.En ese estado de inestabi l idad e incert idumbre polí t ica, era apenas comprensible la continua preocupación de los panameños sobre cuál sería la mejorforma de relacionarse con la conflictiva nación en incubación. Esto explica porqué en medio de la disolución de la Gran Colombia, durante una reunión del

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EL   ISTMO DE PANAMÁ Y COLOMBIA:

DE  PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DE EA UNIÓN

Cab ildo Abierto, celebrada en la ciudad de Pana má el nuev e de junio de 1831, sedeclaró a Panamá terri torio de la Confederación Colombiana, pero se decidió

adoptar una administ ración propia.Sin embargo, las relaciones con Bogotá no parecieron tener una solución

estable y du rad era . Una dé cada m ás tarde, en 1840, la Provincia de Pa nam á declara term inad as las obligaciones que había con traído con la Co nst i tu ción Gra nad ina de 1832 y se erige en Estado s obe rano , incluyen do a su volun tad la provinciade Veraguas, y señalando que hacía el futuro el estado de Panamá no se obligaríacon otros principios que no fuesen los puramente federales. Proclamaba ademásque se mantenían en vigor la const i tución y las leyes de la Nueva Granada encuanto no se opusieran al pronunciamiento central del acta {Ibid: 25-29).

Al año siguiente, en m arz o de 1841 se pro clam a la den om ina da Ley fun dame ntal del Estado del Istm o, m edia nte la cual, adu cien do que las provincias d e laNueva Gra nada se habían pro nun ciad o expresamen te en cont ra del gobierno central , separánd ose de él, pro cla m an do la federación y rom pie nd o el pac to social de1832,  se decretaba que: "... Los cantones de las antiguas provincias de Panamá yVeraguas co m po nd rán un Estado indepe ndiente y sobera no que será cons t i tuidocom o tal po r la presen te conve nción bajo el no m br e de Estado del Istmo. Art . 2°.Si la organización que se diere la Nueva Granada fuese federal, y conveniente alos intereses de los pueblos del Istmo, éste formará un estado de la federación..."

{Ibid: 30-3 4). El do cu m en to agregaba qu e en nin gú n caso se inco rpo raría el Istmo a la República de la Nueva Granada bajo el sistema centralista. Definía también un as condicio nes pa ra la inco rpo ració n del Estado del Istm o a la federaciónque se creare.

Esta forma de relación polí t ica y terri torial , basta nte am bigu a, se m an ten dría hasta que el 27 de febrero de 1855, el m ism o añ o en que e ntró en funcionam iento el ferrocarril t ransístm ico, cuan do se pro du ce un acto adicional a la Co nstituc ión de la Nu eva G ran ad a, me dia nte el cual se crea el Estad o de Pan am á {Ibid:35-39) .  El documento de creación señalaba además los asuntos en que Panamá

dep end ería de la Nueva G ran ada , los que incluían lo relat ivo a relaciones exteriores, la organización y servicio del ejérci to p er m an en te y de la M arin a de G uerra,los com pro mis os del crédi to nacion al , la natur al ización de extranjeros, las rentasy gastos nacionales, el uso del pabellón y escudo de armas de la república, lorelativo a tierras baldías que se reserva la nación y la administración de pesos,pesas y medidas oficiales. Se dejaba consignado que todos los granadinos gozarían en el Estado de Panamá, de los derechos, garantías y beneficios que por laCo nst i tuc ión y las leyes del mism o Estado se con cedían a los nacid os en ese territor io .  Finalmente, se est ipulaba que en caso de adoptarse por la República una

reforma de la Const i tución en el sent ido federal , el Estado de Panamá quedaríaincluido en todas las disposiciones de la Confed eración , co n respec to a los neg ocios de la competencia general, con tal que ellas no restringieran las facultadesconced idas a dicho Estado p or ese acto const i tucio nal {Ibid: 40-4 2).

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GUSTAVO MONTAÑEZ

En mayo 24 del mismo año de 1855, se promulga una ley sobre la administración en el Estado de Panamá de los negocios que al l í se había reservado la

nación. Buscaba esta ley, de un lado, disminuir el peso sobre Panamá de algunas de las rentas nacionales, dejando en l ibertad a ese Estado para imponerlas on o ,  por su propia cuenta. Pero, de otro lado, esa ley establecía que no podríanhacerse inno vacione s de ning un a especie po r el gob ierno del Estado de Pa nam áen las est ipu lacion es del co ntr ato del ferroca rri l a través del Istmo , el cual qu edaría s iem pre bajo la exclusiva depen den cia del gob ierno d e la Nu eva Gra nad a{Ibid: 43- 50) . Era claro que pa rte del esp íri tu de esta ley era ar m on iza r el estatusde Estado soberano con el cumpl imiento de los acuerdos f i rmados ent re el gobierno nacional y la empresa del ferrocarr i l de Panamá, que ya había termina

do la obra y ahora se disponía a administ rar su funcionamiento. Termina esemovido año de 1855 con la proclamación el 17 de sept iembre de la Const i tución Polí t ica del Estado de Panamá como parte integrante de la República de laNueva Granada. Como se sabe, a este arreglo federal con Panamá le seguiríanot ros s imi lares con ot ro s terr i tor ios , de ta l m an era que cu an do en 1858 se expi dió un a nuev a Co nst i tuc ión Pol ít ica que le dio al país el no m br e de Confed eración Granadina, el sistema federal ya exist ía como tal .

Pese a los desarrollos descritos, las intenciones separatistas no cesan en elIstm o. El 21 de marzo de  1861, en la ciudad de Santiago de Veraguas, los ha bitan

tes del de pa rtam en to de Fábrega manifiestan su deseo de que el Estado de Panamá se separe de la Confederación Granadina y piden al c iudadano gobernadordel Estado que convoque a una legislatura extraordinaria para decidir sobre estacue st ión. El acta de la reun ión decía entre varios de sus c ons idera ndo s:

Que la presente guerra, como todas las que han tenido lugar en la Nueva Granada,unas veces por culpa de un partido, otras por otro, y acaso siempre por las exageraciones e intolerancia de todos, ha sido funesta para el Istmo, inquietando a sushabitantes con reclutam ientos y arrancando a los infelices de sus familias y de sus

trabajos para ir a perecer en tierras extrañas, por causas que no com prenden ni lesimportan nada [...] que dicho gobierno [el gobierno central de la Confederación]toma sin aprovechar los recursos naturales de que n uestro gobierno especial podría hacer mejor uso, puesto que ahora se consum en, o en guerras desastrosas, oen guarniciones innecesarias, o en pagar empleados nacionales que de nada nossirven {Ibid: 63-67).

Una manifestación similar ocurrió en la ciudad de David, capital del depa rta m en to de Ch iriquí el 31 de ma rzo de 1861, do nd e se expresó la op inión

mayoritaria de los habitantes en favor de los términos del acta de la reunión llevad a a cabo en la ciud ad de Santiago de Veraguas. En esa acta se decía en tre otrascosas:

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Unidos de América y los intereses privados que desde allá se agitaban, como severá más adelante.

Para terminar este acápite sobre el legado republicano de las relacionesentre Pan am á y Co lom bia, se debe anotar, adem ás, el papel juga do po r el imag inario colectivo construido alrededor del Canal de Panamá. Sin duda, ese imaginar io incidió en may or o me no r m edida , ju nt o con los dem ás factores, en el desenlace final. A través de la historia colonial y repu blic ana se lab ró el sueño colectivo de tener algún día un canal en el Istmo y esa utopía se reforzó a través deltiempo, hasta considerar su eventual logro como algo poco menos que una panacea, de donde brotarían la riqueza y el progreso para las élites locales y para elpueb lo panameño .

Entre los habita ntes de Panam á, ese im agina rio lum inos o hu nd e sus raícesen el período colonial, pero se refuerza y crece después de que Panamá se anexade manera voluntaria a Colombia. Bolívar mismo no escapó a ese sueño y susfantasías, y participó de m an era d irecta en la pro m oc ión del m ism o. En la fam osaCarta de Jamaica, en 1815, Bolívar consideraba a Panamá como el emporio delunivers o y agregaba: "sus canales aco rtarán las distancias del m un do , estrech aránlos vín cul os co nven cionale s entr e la Europ a, la Am érica y el Asia, y llevarán a estafeliz región los tributos de las cuatro partes del mundo. Quizá solo allí se podráfijar la capital de la tierra, como Constantino pretendió hacer de Bizancio la del

ant igu o Hem isferio" (Uribe, 1976: 380).Son conocidas otras expresiones en las que el Libertador se obnubilaba

con la ubicación y las posibilidades del Istm o de Pana m á, designa ndo ese territo rio co m o "centro del universo " y "gran em po rio come rcial del planeta".

Décadas m ás tarde , el paso de las oleadas de buscado res d e oro q ue se dirigían a California le darían nuevos bríos a esa idea. La construcción y funcionamiento del ferrocarril desde 1855 le daría visos de realidad al imaginario e intensificaría aun más esa obsesión.

Como consecuencia de esos sueños, mitad aspiraciones y mitad fantasías,

la construcción del canal era vista por los panameños como alcanzar la varitam ágica que todo lo resolvería. Todo lo que cond ujera a lograrlo era bue no en símismo, hacia esa utopía se movilizaba la dirigencia panameña y la convertía ensu ua nue ra. ¿se era su principa l reciam o ai goo ierno ue uogo ta, a quien ie solicitab an llegar pro nto a acuerd os con em presas y gobie rnos extranjeros con ese fin.

Preocupaba a los panameños que la dilación diera lugar a la construccióndel canal en otro país de Am érica C entral, com o e ran las noticias que se divulgaba n de sde los Estados Un idos . La con strucció n del ferrocarril había sido una p rim era respu esta del gob ierno c entral , pero ni para los pa na m eñ os ni para los nor

team erican os esa vía represe ntaba sus aspiraciones im perativas. Hoy es claro q uela ansiedad acumulada tras la obtención de la utopía condujo a una cadena detraspiés que terminar ía po r reducir el marg en de man iobr a pol í t ica de Co lombia ,con las consecuencias conocidas. De ello sacaría partido la ascendente potenciade América del Norte.

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EL   ISTMO DE PANAMÁ Y COLOMBIA:

DE  PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DE LA UNIÓN

Disputa imperialista: sobreacumulación capitalista e ideología expansionistade los Estados U nidos

Al com enz ar el siglo XIX, cu an do crecía el m ov im ien to inde pen den tista en las colonias españolas del Nuevo M un do , la Un ión Am ericana com enzab a a expand irsehacia el sur y oeste de sus territorios fundadores. Recordemos que a mediados delsiglo anterior, en 1750, el territorio con tinen tal de los Estados de la Unión estabaform ado po r las Trece Colo nias en el bo rde de la Costa Or iental, l imitan do al occidente con la Nueva Francia, la mayor pa rte inexplorada, y ocu pan do un a eno rm epor ción central del co ntin ente , incluyendo el Valle del Mississippi. M ás al oeste ysur de ese inm en so terr itorio se encon trab a el Virrein ato de Nuev a España . La granmayoría de esos territorios eran aún inexplorados por los invasores blancos.

En 1803, má s de 20 años despu és de su indepe nde ncia , la Un ión Am ericana ya había incorporado nuevos estados en la dirección Este-Oeste, a manera deun avance de juego de dominó. Acababa de comprar el total del terri torio de laNueva Francia, que entonces l levaba el nombre de Luisiana, y Texas entraba enl i t igio entre Estados Unidos y España. El resto, al Oeste, permanecía como elMéxico de España, es decir comprendía todo el terri torio de la Nueva España.

Ya en 1848, desp ués de un a gu erra de do s años , Méx ico cedía a Estados U nidos el territorio de Texas, California, Utha y Nuevo México. Ese mismo año uncarpintero qu e trabajaba en un aserradero en con tró pepitas de oro en un riachuelode California, con lo cual se iniciaría un a em igració n masiva hacia esos territorios.Pero dado lo penoso y peligroso que resultaba emprender la marcha desde la costaoriental de la U nió n Am erican a hacia el Oeste en busca del oro, reto qu e implicabaatravesar un inmenso y desconocido terri torio que aún no contaba con vías permanentes de comunicación, la mayoría de los aventureros buscadores del alucinante metal decidían viajar por el Océano Atlántico. Bordeaban el subcontinentesur am eric an o ha sta llegar al Pacífico a través del Cab o de Ho rn os en el extrem o surdel con tinen te y de allí se dirigían hacia el no rte ten ien do com o m eta San Franciscoy las localidades aledañas. La travesía de m ás de 15 mil millas náuticas po día du rarentre o cho meses y un año , pero era más seg ura. Saliendo el 17 de enero de 1848, elbu qu e Apollo repleto de busc ado res de oro llegó a San Francisco el 18 de s eptiem bre del m ism o añ o (National Géograph ie, sept iem bre de 2000). Sin embarg o, tantoel aumento de las oleadas de aventureros como la necesidad de acortar los tiemposde desplaz am iento llevó a que se bu sca ran atajos a través de varias rutas del I stm ocentroamericano. Una de ellas fue la del Istmo de Panamá.

El viaje hasta California a t ravés del Istmo de Panamá demoraba apenascuatro semanas, pero resul taba más caro por el t rasbordo y más riesgoso por losmosquitos y las plagas que transmit ían enfermedades intertropicales. En mediode la necesidad de hacer más rápido y cómodo el t ránsi to a t ravés del Istmo,Estados Unidos negocia con Colombia la construcción de un ferrocarri l cuyostrabajos se inicia ron en 1850 y con cluy eron en 1855. Esta vía un ió las dos costas através de una l ínea norte-sur entre Colón, local izado en el l i toral septentrional ,

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en la Bahía de Limón, y la Ciudad de Panamá, en la Bahía de Panamá, en la costameridional .

En adelante , los Estado s Unid os utiliza rían el ferrocarril de Pana m á pa ra elcomercio en ambas direcciones y se dedicarían, al mismo tiempo, a cerrar susfronteras internas entre el Este y el Oeste del subc ontin ente nor team erica no. Hacia1862, en me dio del avance y consolidación de la conquista del Oeste Am erican o,se produce la Guerra de Secesión en la Unión Americana, en la cual el Norte,industrial y moderno, se impone sobre el Sur, atrasado y con relaciones aúnesclavistas, pero rico y de gran auge mercantil.

El resultado de la guerr a generó u na m ayor estabilidad int ern a de la U nióny creó las condiciones para que durante varias décadas los norteamericanos des

plegaran grandes recursos a tender ferrocarriles en su enorme territorio, en medio de un impre sionante r i tm o de crecimiento económ ico que pron to les generaría un a so breac um ulació n de capital , y de m ane ra simu ltánea se intensificaría laorganización y lucha del creciente ejército de obreros. Concentrados en el interior de sus fronteras, los no rtea m eric ano s perm ane cier on así hasta la últ im a pa rte del siglo XIX. Ya pa ra 1890 se con su m ó el cierre de las fronteras de coloniz ación in terna y la mig ració n que seguía llegando a la antigua co lonia de Inglaterratuvo que concentrarse ya en las ciudades donde encontrarían trabajo como obreros de la nueva fase del capitalismo ind ustria l que estaba llegando a su m ad ure z

en Estados Unidos.En ese m ism o tiem po ya se pre para ba la expan sión de la U nió n A m ericana

fuera d e sus fronteras terri toriales. En efecto, M cCu llough (1977) mu estra có m oel interé s y la decisión de los Estado s Un ido s de con str uir un canal en el Istm o d ePan am á era prác ticam ente u n hech o má s de dos décadas antes de la iniciación desu construcción real. Una carta fechada el 10 de enero de 1870, que el secretariode la Mari na de los Estados Unid os dirigiera al co m an da nte Th om as O . Selfridge,le asignaba la misión de ponerse al mando de una expedición que debería haceral Istm o del Da rién, para dete rm ina r el si tio má s conveniente par a abrir un canal

desd e el océ ano Atlán tico hasta el océ ano Pacífico. Pocos días despué s Selfriedgezarpó con dest ino a Pana má al m an do de cerca de un centenar de hom bres , co mpleta m ente equ ipado s para realizar los trabajos de topografía e ingeniería que talem pre sa e nca rna ba. A esta expe dición seguiría n otra s seis m ás con el fin de logra rlos estudios técnicos necesarios para ejecutar la empresa. En esas circunstancias,no es sorprendente la iniciación de la construcción del canal apenas unos mesesdespués de la separación de Panamá.

Pero además de la contundencia de los hechos intervencionistas fuera desus fronteras en los últimos años del siglo XIX, los Estados Unidos ya incorpora

ban en su accionar expansionista el discurso ideológico elaborado por el capitánde la Ar m ada Alfred T. M aha n. M aha n declaraba en 1890:

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M ahan prop ugn aba por que la población de la Un ión Ame ricana se l ibrarade ataduras legales que le impedían a ese país alcanzar una "expansión natural,

necesaria e incontenible". En este sentido, insistía en romper las ataduras de losdogmas polít icos que bloqueaban a la nación "expandir su poderío y necesariainiciativa en los mares". Alegaba tam bié n que n o se pod ía d epe nde r de las sanciones del derech o inter nac iona l ni de la justicia de una causa para lograr un a justaconciliación de diferencias, cuando éstas entraban en conflicto con una fuertenecesidad polít ica de una de las partes y una comparativa debilidad de la otra.Plante aba, adem ás, que toda expan sión de un a poten cia civilizada significaba un avicto ria p ara la ley, el ord en y la justicia (M ah an , 1890: 28-3 2).

En América, Mahan proponía, primero, la conversión del Pacífico Orien

tal,  del Golfo de México y del mar Caribe en aguas exclusivas norteamericanas;seg un do , la tom a de las islas estratégicas e n esas aguas y, terce ro, la c ons truc ció nde un c anal en el Istm o de Cen troa m érica bajo el do m in io exclusivo de los Estados Unidos. Introduce el concepto de hemisferio Occidental, con el cual se amplía la Do ctr in a M on ro e a toda s las Am éricas y a las islas del Pacífico O rien tal y elAtlántico Occidental.

Sobre los escritos de Ma han , Rafael Uribe Uribe (Ghu l, 1991), quie n uno saños después de la separación de Panamá conociera esos documentos, señalaba:"sus l ibros son la Biblia de los ho m bre s de m ar, la guerra y del estado no rte am e

rica no . En su lectura se nu tr ió la m en te de Ro osevelt, que los cita con frecuencia".Más adelante Uribe Uribe agregaba:

... si los agentes diplomáticos y consulares de Colombia en Norteamérica, o nuestros conductores políticos, o nuestros llamados hombres ilustres hubiesen leídoese formidable escrito y llamado la atención sobre él y sobre los del mismo carácter que le sucedieron, nuestro país habría estado prevenido respecto de la fatalidad que lo amenazaba [...] Acusar de inicua la mu tilación de Panamá es, según laexpresión del capitán Mahan , como razonar sobre la moralidad de un terrem oto.

En síntesis, el caudillo liberal resume las ideas centrales de Mahan en lossiguientes aforismos: "1) hay razas y nacione s inc om peten tes; 2) no hay d erechosinalienables para las colectividades; y 3) existe de m an era necesaria en el m u nd oun perpetuo estado de equilibrio inestable, de codicia y de apetito, de agresivainq uie tud o de virtual agresión". A estos tres aforismos se pu ede n a diciona r otrosdos ,  derivados de los mismos escritor del capitán: 4) la fuerza crea el derecho y(5) sin poder marítimo no hay expansionismo. Concluía el dirigente l iberal deentonc es qu e "estos aforismos constituy en lo que pod ría l lamarse la polít ica positiva, realista, naturalista, hegeliana y darwinista de los anglosajones".

Para que no quedase n in gun a du da acerca de las pre tensiones nort eam ericanas de lograr para sí la cons trucció n y posesión de un canal interoceánico , M aha nexpresaba:

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EL ISTMO DE PANAMÁ Y COLOMBIA:

DE PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DE LA UNIÓN

Por tan to, el canal ístmico es parte del futuro de Estados Unidos, aunqu e no podamos separarlo de otros incidentes ineluctables de una política que depende de él,

y cuyos detalles no pueden ser previstos con exactitud. Pero el hecho de que lospasos precisos que de ahora en adelante puedan ser oportunos o necesarios nopuedan aún predecirse con certeza, no constituye una razón de menos sino unarazón de más para establecer un principio de acción que pueda servir como guíacuando surjan oportunidades. Partamos de la verdad fundamental, justificada porla historia, de que el control de los mares, especialmente a lo largo de las grandesrutas definidas por interés nacional o por comercio nacional, constituye el másimportante entre los elementos meramente materiales en el poderío y prosperidad de las naciones. Esto es así debido a que el mar es el gran medio mundial de

circulación (Mahan, 2000: 57-58).

Con ya tamaña fuerza económica y militar, y con el pertrecho ideológicode Mahan, la expansión abierta de los Estados Unidos sobre el Caribe se inicia en1895 con varias ofertas de comprarle a España la islas de Cuba y Puerto Rico.Ante las negativas hispánicas, el gobierno norteamericano se involucra en losprocesos independen t i s tas de la s i s la s , apoyando a los pa t r io tas cubanos yborinqueños, hasta que, f inalmente, logra un motivo para declararle la guerra aEspaña cuando el buque Maine, anclado frente a La Habana, es hundido con

cargas explosivas el 15 de febrero de 1898.En 1900, con el ascenso de The od or e R oosevelt a la pres idenc ia de los Estados Unidos, las intervenciones militares en el Caribe se intensificaron. Ya en esem om en to, Mah an (2000) , e l ideólogo del expansionism o, tenía razones más quesuficientes p ara sen tirse satisfecho, pu es sus anhelo s y sugeren cias par a el fortalecimiento de la armada norteamericana y para el proceso de expansión se ibancumpliendo de manera sistemática. La flota norteamericana, que en 1890 era lasexta del m un do , con 122 m il tonelad as, se había con vertido en la cuarta del planeta y ya en 1907 se conv ertiría en la segu nda , despu és de Ingla terra , con 611.000

tonela das. Todas las islas que él había cons iderad o com o "vitales" para los intere ses nortea m eric ano s en el Carib e y el Pacífico hab ían sido apropia das y se enc ontraban bajo la férrea administración del imperio estadounidense. Sin embargo,faltaba completar la jugada más importante en el ajedrez geopolít ico impulsadopo r el m aha nism o: construir un canal interoceánico en Nicaragua o Pan am á {Ibid).

Pero el ím pe tu expansio nista n o era sólo de los Estados Uni dos. El perío doen el que se desa rrollan estos acon tec im ien tos , ent re 1875 y 1914, es seña lado po rm uc ho s estudiosos com o un o de los má s agresivos en la historia de la hu m an id ad(Hobsbawm, 1986) . Eran también los t iempos de un inusi tado crecimiento in

dustrial en Europa y de la creación de nuevos estados all í . Algunos además seconvertían en potencias, com o Alem ania e Italia. Otros ya lo eran, co m o Inglaterra, Francia y Estados Un idos . Se exacerbaba lo que H obs baw n lla mó la época delos imperialismos nacionalistas, en disputa por nuevos territorios como fuentes

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de crecimiento económico nacional. Esa disputa interimperialista desencadenaría la primera guerra mundial. Por aquel mismo tiempo, en las últ imas décadas

del siglo XIX, Colombia pugnaba por encontrar una salida para la construccióndel Can al de Pana má en m edi o de este hostil am bien te de disputa interim perialista.

Lo que habría de o cur rir en 1903, con la separación de Pana m á y la invención del nuevo país, era en gran medida efecto de esa disputa imperialista. Bajouno de esos imperialismos, el estadounidense, se comandó, planeó y ejecutó lasepa ració n, con la especial diligencia del nuev o pres idente de esa nació n, T heo dor eRoosevelt, y la pres ión de intereses financieros priv ado s de Franc ia y de los Estados Unidos. Esa tarea fue facili tada por la ineptitud de los gobiernos colombianos par a ejercer sus funciones básicas, en med io de una p rolon gada y sangrienta

guerra interna entre los dos partidos tradicionales. A esto se agregó una cadenade desafortun adas negociaciones y la intervención de varios personajes oscuro s,extranjeros y nacionales, quienes tras intereses personales jugaban con una com binación de sutiles y burdas intrigas o manipulaciones.

Geopolítica imperialista en lenguaje diplomático

La inexperien cia e inge nuid ad de los gobiern os co lom biano s en el m anejo de losasuntos in ternacionales , jun to con un desmed ido grado de adm iración y rom an

ticismo alrededor de la democracia norteamericana, y las presiones de enormesintereses internacionales envueltos en el asunto del canal, llevaron al país a firm ar un a serie de acuerdos y t ra tado s sucesivos , que term ina ron confo rma ndoun a verdad era c adena de eslabones diplom áticos con la cual se estrangu ló el interés nacional y se redujo de manera progresiva la capacidad de maniobra de lossubsiguientes gobiernos.

En efecto, desde los prim eros años después de la inde pen den cia de España,el país tuvo que lidiar con los vientos y las amenazas de la política internacional,comandada por las potencias de ese t iempo. En las relaciones internacionales la

diplom acia l ibraba una verd adera g uerra sin arm as, que casi siemp re era el preludio del escalamiento de conflictos bélicos, o de despojos territoriales justificadosbajo unas negociaciones en condicio nes com plet am ente asimétricas. En esa esfera de la diplo m acia cada frase respiraba d ete rm ina dos intereses nacionales o particulares. La solidarid ad de un E stado co n relación a otro raras veces se ofrecía demanera gra tu i ta .

En ese contex to, a finales de 1823 el pres iden te de los Estados U nido s, JamesM on roe , en el mensaje dirigido al Con greso de esa nación p lanteó lo que en ade lante se conocería co m o la Do ctrin a M on roe . Ésta era la respuesta nor team eric a

na al proyecto de reconq uista de los terri torio s am erica nos q ue se insinu aba desde las pote ncia s de la Santa Alianza en 1823. El go bier no de los Estados Un ido scoincidía con la Corona británica en defender a Latinoamérica contra ese plan.Asu mía d e forma unilateral el papel de protec tor de los dem ás países del hemisferio,  con el lema "América para los americanos".

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GUSTAVO MONTAÑEZ

m a con N icaragua un t rata do en 1849, en el que senta ban las bases para la construc ción del canal a través de territo rio nicaragü ense. En ia práctica ese tratado se

cons tituiría en un m eca nis m o de presión co n el cual los Estados Unido s in tentarían conse guir m ejores co ndicio nes en otras localizaciones. Por aquel año, es oportu no r ecorda rlo, existía la op inió n bastante generalizada en muc ho s círculos no rteamericanos de que la vía aparentemente más indicada para la construcción delcanal era la de Nicaragua a través del río San Juan y del lago de Managua. Estacircunstancia sería un elemento que ejercería mucha presión sobre los panameños ,  entre quienes se generaba un apremio por lo que podría significar la construcción del canal en un territorio distinto al suyo.

Para tranquilizar la desconfianza y el recelo recíprocos sobre la posesión

de un futuro canal y evitar eventuales ventajas que uno de los dos pudiese alcanzar en su util ización y con trol, los Estados U nidos de América y la Gra n Bretañafirmaron el Tratado Clayton-B ulwer en 1850. Dec laraban que nin gu no de los dosobtendría n i sostendría jamás para s í mismo ningún predominio sobre e l canalque se construyera. Convinieron en que ni uno ni otro construiría ni mantendríafortificaciones que do m in ar an ese canal o estuvieran en sus inm edia cion es (Uribe,1931:  340). Causa perplejidad el que las dos potencias firmaran este tratado sintener en cuenta la soberanía de los países donde eventualmente se construiría elmenc ionado cana l4 . Era un acuerdo entre imperios, lo que dijeran u opinaran

quienes tenían la soberanía terri torial formal poco importaba.D ura nte el m ism o año de 1850 se firmó el con trato S tephens-Pa redes para

el establecim iento de la em presa "Pan am á Rail-Road Com pany", encargada de laconstrucción y manejo del ferrocarril . Con el contrato esa empresa se garantizóun a serie de exclusividades que a la pos tre incid irían en las futuras nego ciacion essobre el proyecto de canal. Los térm ino s del con trato le otor gab an a la C om pañ íadel Fer rocar ri l de Panam á -de o r igen no r tea m er ic ano - un so rp renden te m on opolio de las vías interoceánicas a través del Istmo c olom bian o. En virtu d del artículo 6 o  del contrato, se estipulaba;

Durante el tiempo que permanezca vigente el privilegio exclusivo que se concedea los empresarios para el establecimiento del camino de carriles de hierro de unoa otro océano, el Gobierno de la República se com prom ete a no hacer p or sí, niconceder a compañía alguna, por cualquier título que sea, la facultad de establecerningún otro camino de carriles de hierro en el Istmo de Panamá; y se estipulaigualmente, que mientras subsista el mencion ado privilegio, el Gob ierno Granadino no podrá emprender por sí, ni permitir que persona alguna emprenda, sin

4 M ediante este tratado , "Los gobiernos de los Estados Unidos y Gran Bretaña declaran que ni el uno ni el otro obtendrá ni sostendrá para sí ningún predom iniosobre dicho Canal..." (Castro M edina, 1968).

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EL   ISTMO DE PANAMÁ Y COEOMBIA:

acuerdo ni consentimiento de dicha compañía la apertura de ningún canal marítimo que com unique los dos océanos al través del expresado Istmo de Panam á.

Por este contrato, la otra compañía que vendría más adelante, la francesa"C om pañ ía U niversal del Canal de Panamá", se vería com pelida a adquirir p or eltriple de su valor cerca de 69.000 acciones de las 70.000 que constituían la sociedad ferrocarrilera, que sería la base para la empresa francesa en virtud de estefamoso art ículo 6o. Allí em pezar ía la ba nc arro ta de la emp resa francesa, si tuaciónque se acrecentaría po ste rior m en te con m uc ho s otros pro blem as financieros,adm inistrat ivos y técnicos.

Despu és de que iniciara el fun ciona mie nto del ferrocarril en 1855, la pre

sión de los panameños por la construcción del canal continuaba y el gobiernocentral adelantaba gest iones para conseguir probables financiadores internacionales .  En desarrol lo de este proceso, en 1878, se fi rma el Convenio Salgar-Bonaparte-Wyse, entre Colombia y Francia. Mediante ese contrato, el gobiernocolombiano concedía a la Sociedad Civi l Internacional "un privi legio exclusivopara la ejecución a t ravés de su terri torio y para la explotación de un canal m arít im o en tre los dos océ anos Atlánt ico y Pacífico". Las con dicion es e ran: un a du ración del privilegio extensiva a 99 años a partir de la fecha en que la navegaciónfuese abierta en todo o en parte para el servicio público. Se les daría a los conce

sionarios un plazo de dos años para const i tuir una empresa anónima universalque debería encargarse de la empresa y de la construcción del canal. Se fijó endoce años el plazo para terminar la obra.

Con este contra to fi rm ado, B onap arte-W yse se dirige a París a dar pa rte desu misión cum plida al general Tür r, quien le había e nc om en da do esta tarea. Pensaba Bonaparte-Wyse que la jugada culminaría exi tosamente s i Fernando deLesseps, inge nier o dire ctor de los trabajos del canal de Suez, acep taba la dire cciónde la construcción del nuevo canal . Con estos elementos en mente, la consecución de la financiación en Francia tendría la mayor garantía de ser conseguida.

Según Lemaitre:

Como se sabe, Lesseps no alcanzó a construir el canal dentro de los 12 años estipulados posteriores a la firma del tratado en 1878, por lo cual Bonaparte-Wysesolicitó y obtuvo prórro ga del contrato. En el docum ento la Co mpañía Universalya en quiebra se comprometía a traspasar sus activos a una Compañía Nueva, yésta a concluir los trabajos, 10 años después de su constitución, pero como para laformación de esta Comp añía Nueva se fijaba el térm ino peren torio del 28 de febrero de  1893, y esto no pudo llevarse a cabo, los franceses negociaron un nuevo

Convenio, en abril de 1893, el cual con la aprobación del Congreso, extendió eltérm ino para la formación de la Com pañía N ueva hasta octubre de 1894, con locual la concesión original para la excavación del canal debería extenderse hastaoctubre de 1904 (Lemaitre, 1971).

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GUSTAVO MONTAÑEZ

Se sabe que esta Compañía Nueva estaba destinada a venderle la excavación estancada a los norteamericanos. Por otro lado, el gobierno norteame ricano

seguía impulsando el proyecto a través de territorio nicaragüense, situación queocasionaba pánico entre los especuladores que se habían adueñado de las acdones de la compañía, quienes a su vez presionaban po r diversos m edios al gobierno colom biano. De ma nera simultánea la Compañía Nueva seguía ofreciendo enventa sus activos a los norteam ericanos. En m edio de esta situación, el gobiernocolombiano no encontraba la fórmula para negociar de manera digna para Colombia. Así pasó el tiem po hasta cuando estalló la guerra de los Mil Días, lideradaen el lado liberal por Rafael Uribe Uribe, y el gobierno de Sanclemente decidióconceder una nueva prorroga a la Compañía Nueva del Canal por seis años más

a cambio de un depósito de 5 millones de francos en oro francés. Pero el gobiernode Colombia no aseguraba la terminación del canal. Las discusiones en el Congreso se tornaron iracundas e inacabables.

Ya pa ra el año de 1900 se había consolidado la hegem onía de los EstadosUnidos en Am érica, al punto  que ese año  firmó con Gran Bretaña  el TratadoHay-Pauncefote, por med io del cual se derogaba el anterior de Clayton-Bulwer.En el nuevo tra tado, el Hay-Pauncefote, los británicos le reconocían a los EstadosUnidos la supremacía absoluta sobre el eventual canal. Dada la gran deb ilidad dela República de Colombia para ejercer su soberanía en el Istmo de Panamá, ese

tratado daba vía libre a los Estados Unidos para hacer lo que más le conviniera enrelación con el canal. Sin ningún rival al frente, tenían todo a su favor para actuaren el momento más apropiado.

Las negociaciones entre Colom bia y Estados Unidos se intensificaron y enenero de 1903 se firma el Tratado H errán-H ay entre los dos países, po r m edio delcual se acordaba la construcción de un canal interoceánico en el Istmo de Panamá. Autorizaba  a la  Compañía Nueva del  Canal para vender y traspasar  a losEstados Unidos sus derechos, privilegios, propiedades y concesiones, como tam bién el Ferrocarril de Panam á y todas las acciones o parte de ellas en dicha com

pañía. Pero en la sesión de ratificación, después de acalorados debates, el Congreso no aprobó dicho tratado.La no aprobación por parte del Congreso colombiano del tratado en los

r P r m í n r \C fi*"*-v-»o A o r  T-\/~\T-  a \ r t A h i a m n I Í I rvc  T7 c -h o/^ r \ c T Tf> iA r \ c f Mi c r \ í » n m o r r n < l l i n a A £*I L 1 1 1 1 1 1 1 U O l l J l l l i a U W O Í J \ J Í  V i .  tlV^L^AV-i- Í Í \ J  V L U J  Í J J I U U V J J  W X í 1 V4. \ J O)  p  U O V \~XX 1 1 1 U 1 V . 1 1 U k -i iJ .C l VJ.V-

las otras opciones que m uy probablem ente ya había estudiado el gobierno norte americano: la invención  de un nuevo país con quien  la negociación fuese másfácil y breve. Para ello no desdeñaría las circunstancias, pon dría a funcionar a sufavor los recursos que tenía a la ma no : el descontento panam eño , el interés de losespeculadores de la bolsa en lograr la venta de las acciones de la com pañía france

sa del canal a los Estados Unidos, el envío de barcos de guerra de la arm ada estadounidense a las costas panam eñas y las intrigas y manipulaciones de una seriede personajes listos a entrar en escena, como fue el caso del francés Bunau-Vari-11a, convertido a la postre en negociador y representante  de los intereses  de  lanaciente república ante el gobierno norteamericano.

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EL   ISTMO DE PANAMÁ  Y COLOMBIA:

DE PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DE LA UNIÓN

Así las cosas, las cartas d el juego estab an tod as ya en la mesa, el dese nlacepod ía tener form as dist intas pero ya la suerte estaba echada en m an os del gobier

no estadounidense. Sin embargo, el asunto seguiría una ruta más vergonzosa dela esperada, tanto para Colombia como para Panamá, país que asist ía maniatadoa su prop io nacim iento.

Al manif iesto de independencia l iderado por algunos cí rculos inf luyentes de Panamá el 3 de noviembre de 1903 y a la presencia de una flota de laarmada norteamericana enviada por el presidente Theodore Roosevel t paraimpedir el desembarco de tropas colombianas en el Istmo, le seguiría la t ristemente célebre fi rma del Tratado Hay-Bunau-Vari l la, entre Estados Unidos yPa nam á. Los térm ino s y alcances del m ism o, su carácter colonial i sta y despót i

co,  y la desvergüenza contenida, desenmascararon aun más la actuación delgob i e rno no r t eam er i cano .

Lo que siguió después fue, de un lado , m uc ha rabia co ntenid a en el pueb locolombiano y también en América Latina por varias décadas. Una nota del embajador del ministro angloamericano en Bogotá, señor lames T. Dubois, dirigidaal secretario de Estado, señor Knox, en 1912, era al respecto elocuente:

Hace nueve años que esta actitud amistosa entre Estados unidos  y Colombia cambio, de manera súbita e inesperada, cuando el presidente Roosevelt le negó a Co

lombia el derecho de desembarcar tropas en su propio suelo, para reprimir unarevolución y conservar su soberanía am enazada, garantizada por las estipulaciones de un Tratado internacional. Vino el rom pim iento desde entonces y ha seguido creciendo. Por impedir que Colombia conservase sus derechos soberanos enun territor io sobre el cual había ejercido dominio dura nte ochenta años, desapareció la amistad que a ella nos ligó por cerca de un siglo; se despertó la indignación de todos los colombianos y de millones de otros latinoam ericanos, indignación cada día más intensa y activa. La confianza y la fe en la justicia y en la equidadde los Estados Unidos, que por tanto tiempo se nos dispensó, se ha desvanecido

por completo. La influencia maléfica de esta situación ha penetrado la opiniónpública en todos los países latinoamericanos, situación esta que si no se tomanmedidas favorables, nos causará incalculables perjuicios en todo el HemisferioOccidental (Uribe, 1931: 160).

Mientras ese era el ambiente popular en Colombia y América Latina derechazo a la actuación del gobierno norteamericano, aun nueve años después dela separación, so rpre nde que apen as a cinco del despojo, a princ ipios de 1909, elgobierno c olom biano estuviese ya bus can do un acuerdo con los Estados Un idos

en uno s térm ino s que no se com pad ecía n con el papel decisivo de aquella nac iónen lo ocurrido. Si no hubiese sido por ese ambiente ant i imperial ista que hizofracasar aquella t riste iniciativa, la vergüen za n aciona l habría alcanzado tam añ ase imborrables proporciones. Sin embargo, la idea nunca fue abandonada por laclase política en el pod er, sucesivos gob iern os le ap os tar on en ad elan te a la figura

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GUSTAVO M ONTAÑEZ

de la indemnización, lo cual no era otra cosa que aceptar y ratificar los hechoscu m plid os . No ob stante , ese cam ino tam po co fue fácil , las fuerzas imperialistas

que desde aquellos albores parecen haber existido en los Estados Unidos, en especial en el par tido repub licano, no estaban dispuestas ni siquiera a ceder en esto.El mismo Roosevelt encabezaba la oposición contra esa posibilidad. Sólo en 1921se ap rob ó el nuev o trata do en el que a cam bio de un a ind em niza ción y de ciertasgabelas en el paso y uso del Canal, Colombia cedería todos sus derechos y reclam os so bre Pan am á y la vía interoceánica.

No hay pues razones para ufanarse entre quienes consideran aquel tratadoco m o u na gloria de la diplom acia colom biana . Por aquellos años ya el interés delos norteamericanos se concentraba en el petróleo que pudiese existir en Colom

bia. La indemnización por la pérdida de Panamá sería para ellos una especie deade lanto de su inversión inicial en el com ienzo de explotación petrole ra del país.La aceptación de esa indemnización por parte del gobierno colombiano seríaun a de las más indignas m ane ras de vender la entr ada de las em presas petrolerasnorteamericanas a l terr i tor io nacional .

EFE CTO S TERRITORIALES DE LA SEPARACIÓN DE PANA MÁ  Y DE LA CONSTRUCCIÓN DEL CANAL

LOS  efectos terri toriales de la separación de Pana m á y poste rior c onstru cción delcanal son múltiples y de diversa índole. A continuación sólo se examinarán demanera breve algunos de ellos.

Ni Colombia ni Panamá serían las mismas después de la separación, coneste golpe se había f ractu rado la un id ad n acio nal . En los año s siguientes a la separación se desper tó en Colombia un expl icable sent imiento ant inor teamericanoqu e sólo se iría a apa cigu ar a prin cip ios d e los año s vein te, cu an do la pro pia crisisecon óm ica m und ial le haría replantear al gobiern o de los Estados Unidos, al meno sde manera parcial, su política con América Latina. De allí salió lo que se llamó lapolít ica del Nuevo Trato.

Vistas hoy las cosas, la cons trucció n del canal por el Istm o centro am ericano correspondía a uno de los imperat ivos del imperia l ismo es tadounidense . Loparad ójico era que esa con struc ción represen taba, a su vez, la aspiración m áxim ade los nan am eño s, como nar te de una aspiración comercia l v de un imag inar iocolectivo cultivado y reforzado desde los mis m os ti em pos coloniales. Esa coincidencia en el objetivo prag m ático, la cons trucci ón del canal, au nq ue desde intereses sociales bien distintos, se convirtió en la má s de safortun ada de las circu nstan cias,  pues ella hizo que resultara relativamente fácil la ejecución de los planesgeopolít icos de los Estados U nidos .

La superficie del terri torio continental cedido por Colombia fue de unos75.000 km 2 , un poco m ás del tam año del hoy dep ar tam ento de Antioquia , equivalen te a cerca del 5% del país antes de la separa ción . Las áreas ma rin as q ue p asaron a Panamá fueron en cambio más de tres veces que el terri torio continentalpanameño, es decir cerca de 250.000 km 2 , según la Convención de las Naciones

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EL ISTMO DE PANAMÁ Y COLOMBIA:

DE PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DE LA UNION

Unidas sobre el Mar, de 1994, y la delimitación posterior de estas áreas entre losdos países. En ese territorio se incluye toda la diversidad biótica continental y

ma rina , tanto vegeta l com o animal , que en su conjunto conforma una im po rtan te dotación natural de potencialidad aún desconocida. Es muy probable que enese territorio marino, como sucede en el actual de Colombia, apenas cerca 60%de las especies marinas y submarinas estén clasificadas y se desconozcan sus posibilidades de m anejo y apro vec ham iento . Las características de Pan am á le otorgaban y le oto rga n u na especial abund anc ia de territorios l i torales, cerca de 800km en la costa Carib e y 1.400 en el Pacífico, pa ra u n tota l de 2.200 k m Co lom biaperdió el equivalente al 43% de la longitud de sus litorales existentes antes de laseparación.

Pero el valor más importante perdido en la separación fue la gente panameña, cuyo talento, diversidad cultural y potencialidad es incuantificable. La población aproximada en aquel momento pasaba los 350.000 habitantes y hoy llega am ás de 2'600.000. Cin cuen ta a ños antes de la separac ión, en 1851, Pa na m á era elEstado con mayor proporción de población mezclada, es decir de mestizos, mulatos y zam bos , los que en su con junto llegaban al 80,4% de la pobla ción de ese departamento. Además, los blancos eran el 10%, los indios el 5,8% y los negros el3,6%. Estos últimos au m entar ían ostensiblemente con los trabajos de construccióndel canal, primero con la empresa francesa y luego con la norteamericana.

La pobla ción del Istm o de Pan am á casi se duplica en el perí odo de 40 años,es decir , entre 1880 y 1920, t iem po tr ans cu rrid o de man era apro xim ada desde elinicio de la construcción del canal por la empresa francesa hasta la apertura de lanavegación comercial. Se pasó de 240.000 habitantes en 1880 a 470.000 en 1920.Este cambio cuantitativo estuvo acompañado de modificaciones cualitativas enla estructura y dinámica demográfica. La población adicional se concentró anteto do a lo largo de la línea del ferroc arril y en las ciudade s de Pa na m á y C oló n. Entotal, en la franja localizada a lado y lado del canal se ubicaron unos 100.000 delos recién llegados. En 1920 la población de Panamá ya llegaba a 60.000 habitan

tes y Colón alcanzaba los 26.000. Se estima que las obras de la parte del canaladelantada por los franceses requirió la traída de cerca de 60.000 trabajadores,aunque en ningún momento la planilla de pago excedió los 19.000, y que la importación de brazos por los nor teamericanos probablemente superó los 80.000,aunque oficialmente la Compañía del Canal trajo unos 45.000 extranjeros, sincon tar los millares de no rtea m eric ano s. En estas circunstancias, es apenas obvioimaginar cómo los movimientos demográficos temporales, cíclicos, estacionalesy de retor no constituy eron los principa les rasgos de la mo vilidad espacial dem ográfica de aquel período.

Con la separación se acentuó el imaginario de aislamiento entre los dosterritor ios, en especial con la región an din a de C olom bia. Pese al establecim ientodel l ibre comercio en Panamá, el nacimiento de una frontera entre los dos Estados territoriales redujo de man era sustancial las opo rtuni dad es recíprocas de com -

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GUSTAVO MONTAÑEZ

par tir la riqueza cultura l y polít ica de los dos territor ios. En este sentido, ya d uran te su pertenenc ia a Colo mb ia, algunas de las singularidades de Pan am á alcan

zaron a irradiarse al resto del territorio nacional, en especial a través de leyes quetuv iero n su origen en iniciativas de varios de los represe ntantes pa na m eñ os en elCongreso de la República durante el siglo XIX. Al respecto, Armando Martínezen un trabajo reciente señala cómo cinco reformas polít icas adoptadas a mediados del siglo XIX fueron im pulsa das p or los polít icos istmeñ os; la adopc ión delrég im en federal, la prop uesta l ibrecambista, la insti tucionalización de los jurado sde conciencia y la adopción del principio de hábeas corpus, la introducción delmatrimonio y el divorcio civil , la igualación de los hijos naturales reconocidosrespecto de los legítimos, y la reduc ción del ejército pe rm an en te 5 . Con la separa

ción, Co lom bia ya no ten dría esos vientos l iberales en lo econó mic o y en lo socialque sólo podían nacer de la particular formación social de territorio istmeño.

Du ra n te s u p e r t e n e n c i a a Co lo mb ia , P a n a má s i e mp re a b o g ó p o r e lfederalismo. Y se puede afirmar que el sistema federal adoptado en la segundam itad del siglo XIX fue un a am pliación a to do el país del querer de los pa na m eños ,  pero, como se sabe, al f inal del siglo XIX, aunque Panamá continuaba conestatus especial, similar al del Estado soberano del período federal, muy pocos enel resto de país insistían ya en esa forma de organización territorial en medio detantas guerras intestinas. La regeneración cercaba las aspiraciones panameñas.

Los años que siguieron a la separación vieron un proceso de fraccionam ien to de los terr i tor ios de los anter iores Estados soberanos, ahora dep ar tam entos.  Esa tendencia de partición fue una polít ica orientada a debili tar el poder deestas entidades territoriales subnacionales con el fin de evitar que se produjesennuevas y eventuales separaciones tipo Panamá. Se fraccionó a Bolívar, Cauca,Tolima, Magdalena y Santander. El nuevo esquema territorial que dominaría ser ía e l de los depar tam entos de tam año me diano y peq ueñ o. Las ent idades terr i toriales fuertes aparecían c om o un g ran peligro para la un ida d territorial nacion al,y lo mi sm o o curría co n cualquier iniciativa descentralizad ora. Pasarían casi cien

años pa ra re tomar un p roceso de descen t ra l izac ión , e s ta vez de ca rác te rmu nicipa lista, cont inu an do la tenden cia de evitar la fortaleza de los dep art am en tos y regiones.

U na vez sucede la sepa ració n y conc luida la con stru cció n del canal en 1914,se pu ed en identificar cie rtos efectos indirec tos del tráns ito p or el canal, los cualesact ua ron e n comb inació n con otros factores de orde n inte rno y externo. Es con ocida la modificación de la jerarquía urbana en el occidente del país, de manera

5 Véase el artículo de Arm ando M artínez "La acción de los liberales pana me ños enla determ inación de las políticas del Estado de la Nueva G ranada , 1848-1855", presente en este libro.

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EL   ISTMO DE PANAMÁ Y COLOMBIA: |

DE  PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DE LA UNIÓN

pa rticu lar en el Valle del Cauca 6. Esta etapa coin cide con el inc re m en to del cultivodel café en el país y de su exp orta ció n creciente. Este pr od uc to se estableció defi

ni t ivamente en las laderas de la cordi l lera central y encontró mayores ventajas com parat ivas de distancia para su tran sp ort e al Pu erto de Bu ena ven tura en elPacífico. Desde allí comenzó a ser embarcado ya no sólo con destino a la CostaOccide ntal de No rteam érica sino tamb ién , a través del Can al, hacia la Cos ta O riental de ese sub con tinen te y hacia E uropa.

El resul tado combinado de crecimiento de las exportaciones de café, laconstrucción del Ferrocarri l de Occidente y la apertura del Canal de Panamá,tuvo que ver m uc ho en el impu lso de un a nueva dinám ica urban o-reg ional , q ueprodujo cambios notables en la jerarquía regional y nacional de Cali y de otras

ciud ades d el Valle. Cali, qu e en 1870 ocu pa ba el pu esto 8 o  por su t amaño demográfico a nivel na cio na l, pas ó al pu est o 5 o en 1918, au m en tan do su tam añ o en 3,5veces, com o nin gu na otra de las ciudad es más gran des de ese m om en to en el país.El ri tmo de crecimiento de su primacía demográfica continuaría en las décadassubsiguientes, est imulado también por el creciente desarrol lo industrial . Ya en1938 Cali ocupaba el 4 o  lugar, con un crecimiento de 2,2 veces en el período yco ntin uó ascen diend o en jerarqu ía en tre 1938 y 1951. A final de este perío dollegó a ser la tercera ciudad del país en tamaño poblacional, después de crecer 2,7veces en ese lapso. Algo similar, au nq ue en m en or m agn itud , ocu rrió con la diná

mica demográfica y económica de Buenaventura una vez que se puso en funcionamiento el canal .

Aú n no se ha indag ado sob re los efectos análogos que pu die ro n oc urr ir enlas ciudades y terri torio s de la costa Caribe, relacionado s con mig racion es al Istm o en la fase de co nstru cción del canal y en etapas po steriores. Sobre la d ime nsión e intensidad del comercio legal e ilegal en las dos costas colombianas y susrelaciones con Pana má , falta mu ch o p or ser invest igado. Tam bién sobre los asuntos relat ivos a la doble ciudadanía y muchos otros aspectos más que están a laespera de ser auscultados.

La separación de Panamá fue un hecho inequívoco que demostró el fracaso del Estado colombiano y de sus gobiernos en relación con la búsqueda dealternativas viables y dign as par a el as un to del canal. Fracasó el Estad o po rq ue enlos términos de su significación formal en aquella época, una de sus funcionesfundamentales era el mantenimiento de la unidad terri torial . Fracasaron los gobiernos previos y el de Marroquín, porque no tuvieron la capacidad para evi tarque ocurriese lo peor. Fracasaro n los legisladores de enton ces po rqu e cond ujeronun deba te con escaso sentido propo si t ivo, no c om pre nd iero n el desespero de ciertos sectores panameños por la terminación de la construcción del canal y no

supieron captar los elementos claves del contexto internacional en que las nego-

' Véase el artículo de Fabio Zam bra no que hace pa rte de este libro.

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GUSTAVO MONTAÑEZ

elaciones se desarrollaban. Fracasaron los panameños porque en lugar de independencia consiguieron ei canal que ellos siempre anhelaron, pero que no mane

jaron durante 96 años. Los beneficios económicos del canal sirvieron mayormentea un sector de la zona del canal, dejando marginada a la mayor parte del territorio del país.

Se fracasó también porque la separación no sirvió para cambiar las condiciones de vida de los habitantes marginados, localizados a lado y lado de la nuevafrontera entre los dos países. El estigma del Tapón del Darién los dejó a la deriva.Ese estigma de origen colonial es hoy reproducido con distintos ropajes o matices,sea como zona de contención de la fiebre affosa por parte del Departamento deAgricultura de los Estados Unidos o como terreno imposible para construir el paso

de la carretera panamericana o, con motivos aparentemente más plausibles, comoel establecimiento de parques naturales o territorios indígenas, patrocinados pororganismos internacionales para la defensa de la biodiversidad o de las culturasaborígenes. Todas esas inidativas han tenido un denom inador com ún: en ellas pocoo nada han contado los habitantes nativos de esas áreas. El resultado ha sido unamarginación perm anente, que no ha evitado la cada vez más incisiva depredaciónde los recursos de estas zonas en las que la colonización avanza sin detenerse.

Los panameños, con su separación de Colombia, se libraron de esas sangrientas y fratricidas guerras que tanto los ato rm entaron y contra las cuales deja

ron constancias en las actas de sus varios brotes separatistas duran te el siglo XIX,las mism as que fueron reiteradas en el manifiesto de  1903. A cambio, adelantarían durante casi una centuria una guerra pacífica, simbólica y mayormente silenciosa, aunque con algunos destellos cruentos, contra la ocupación del imperio. Su lucha rindió frutos al conseguir el retorno del canal en did em bre de 1999.

Pese a haber transcurrido 100 años con el canal funcionando, la marginaciónterritorial de la frontera colombo-panameña continúa en ambos lados. En Panamá, esa marginalidad territorial crece en la misma medida en que aumenta la distancia a la zona del canal. Situación semejante sucede en Colombia, donde la

marginalidad tiende a aumentar con la distancia al triángulo Bogotá-Cali-Medellín.Como resultado, la pobreza de los habitantes de la frontera es tan visible como laextraordinaria biodiversidad de la región. Riqueza biológica y pobreza humana sedan allí como arroz, pero sin él. Un contraste suficiente com o para conm over hastael más flemático eórico del desarrollo. Y una circunstancia que invita a crear espacios de debate en to rno a la prom oción de esfuerzos conjuntos para construir iniciativas acerca del destino de nuestros pueblos y territorios.

CONCLUSIONES

Hace una centuria el mundo conoció la invención de la nueva República de Panam á, nación hija de una acción de fuerza, violatoria de la soberanía nacional deColombia por pa rte del gobierno de los Estados Unidos de Am érica. Lo que pudoser un probable y legítimo parto estatal y territorial fue empañado para siempre

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EL ISTMO DE PANAMÁ Y COLOMBIA:

DE  PUENTE NATURAL A JUEGO GEOPOLÍTICO DÉ LA UNIÓN

por la intervención directa y flagrante del emergente imperial ismo estadounidense y de los muchos intereses privados internacionales que convergían en el

Is tmo. A part i r de entonces, y tamb ién de man era paradój ica, la nación pa na m eña se con struiría du ran te los úl t im os cien años m ed ian te el rechazo a la presen ciacot idiana del impe rio en su terr i tor io , e l m ism o q ue había prop iciado y pat roci na do la gestación de esa república c om o Estado se para do de Colom bia, con el finde conseguir ventajas unilaterales en la constru cció n y man ejo del canal . Esa co ndición de enclave habría de prolo nga rse d ur an te to do el siglo XX, hasta cu an do lamisma lucha de los panameños logró el retorno del canal , no sin ciertas condiciones todavía opro biosa s. Perm ane cen a ún abiertas pregu ntas sobre el futuro dePanamá, del canal y de sus relaciones con Colombia. Así mismo, continúa la in

qu ietud acerca de las polí t icas que ad op tará n en adelante los Estados Unid os c onrespecto a Panamá y su canal .

En la conmemoración de los cien años de la forzada separación y avizorando un escenario de posconfl icto armado en Colombia, parece cuest ión de simple dignidad his tórica que nuest ro s pueblos ensayen un a segunda op ortu nid ad ycomiencen a pensar que Colombia y Panamá pueden volver a ser un solo país enel futuro. Siempre con dificul tades, exi tosos reencuentros han ocurrido en elmundo. ¿Por qué tendríamos que descartar esa posibi l idad? En esa perspect iva,los ciudadanos de allá y de aquí tendrían la palabra. Sea cual fuere la decisión

final , sería ésta una manera democrát ica de cerrar ese capítulo de nuestra histor ia , que de ot ra manera atormentará s iempre la memoria y los sent imientos delos habitantes de los dos países.

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II PARTE

LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ

Y SUS CONSECUENCIAS INMEDIATAS

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i ARTURO GUZMÁN

grupo corresponden Lucas Caballero, Víctor Manuel Salazar, Manuel AntonioNoriega, Dom ingo De la Rosa y Dona ldo Velasco, entre otros1. Al último grupo

pertenecen principalmente Eusebio Antonio Morales, Belisario Po rras, Juan JoséMendoza Q. y Juan Arosemena Quinzana, para sólo citar algunos autores2.

En cuanto a la historiografía nacional panameña posterior a los m om entos liminares, ésta empieza a generar frutos, poco antes de promediar el siglopasado, con la narrativa de Rubén Darío Caries, y en adelante con las reflexionesde Ernesto Castillero Reyes, Diógenes De la Rosa, Jorge Con té Porras, H um ber toE. Ricord, Alvaro Menéndez Franco y un sinnúmero de aportes parciales3. Estebregar académico no ha sido en vano, ya que h o y -a cien años de su desapariciónfísica- el concepto que prefigura al legendario personaje nimba la lucha que li

bran los sectores populares organizados de Panamá, tales como el movimientoestud iantil, los sindicatos obreros y los profesionales de la educac ión.

1 Lucas Caballero es autor de Mem orias de la Guerra de los Mil Días. Víctor M . Salazarescribió Memorias de la G uerra. Manuel An tonio Noriega redactó Recuerdos históricos de mis campañas en Colombia y en el Istmo: 1867-1877; 1885-1886; 1900-1902.Domingo S. De la Rosa nos legó para la posteridad Recuerdos de la Guerra (1899 a1902); Cauca y Panamá. Donaldo Velasco publicó La Guerra en el Istmo.2  Eusebio Antonio Morales redactó el artículo "Prisión y proceso de VictorianoLorenzo. Mi testimonio". Aunque con me nor protag onism o, Belisario Porras escribió sus proezas y descargos en la obra Memorias de las campañas del Istmo 1900;Juan José Mendoza Quirós es autor de Mis memorias sobre el General VictorianoLorenzo 1900-1902 y Juan Arosemena Qu inzan a ofrece alguno s pasajes titulad os LaGuerra de los Mil Días.3 En 1950, Rubén Darío Carlos publica Honor y paz en el Istmo. Su investigación sepuede considerar, hasta ese mom ento , como la más completa biografía de la guerrade los Mil Días en Panamá. Ernesto C astillero Reyes inició en 1953 un alegato sobre

Victoriano Lorenzo, dond e el personaje no sale bien librado. Como con trapa rte, eneste sentido, el gran ensayista Diógenes de la Rosa escribe Victoriano Lorenzo, elcholo en armas (pu ntos de vista). Jorge Conté Porras se puede c onsiderar el historiador que más líneas le ha dedicado hasta ahora al cholo guerrillero. Su obra seencuentra dispersa en una multiplicidad de artículos en periódicos y boletines locales. Como ejemplo cito el trabajo "Victoriano Lorenzo, el guerrillero de las sie-pras". El tema del cholo guerrillero empezó a trillarse en los periódicos con grandespliegue a partir de 1966, cuando desde una prop uesta oficial se empezó a valorar al personaje. En la obra de H um ber to E. Ricord titulada Pa nam á en la Guerra delos Mil días, si bien obedece a una visión general del conflicto, llama la atención el

gran a porte del jurista en cuanto al análisis del juicio que se le siguió a VictorianoLorenzo. Recientemente -e n mayo de 190 3- apareció la contribución de H erbertG. Nelson A., titulada Victoriano Lorenzo en la Historia de Panamá. En realidad esteescrito constituye un panegírico del héroe codesano, en el que se interrelacionanhechos y percepciones cargadas de emotividad.

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VICTORIANO LORENZO, EPILOGO DE UÑA CONFRONTACIÓN POÜTICO-SOCIAL

Y PROEMIO DE UN DEVENIR DIPLOMÁTICO VERGONZOSO

La conmemoración oficial del centenario, con sus ribetes elitistas, t iene suexpresión contestataria popular en el aforismo filosófico que acuñó el cholo gue

rrillero de la serranía codesana que reza "la pelea es peleando".

VICTORIANO LORENZO Y LA CUESTIÓN SOCIAL

¿Qu ién es Vic toria no Lorenzo ? ¿Quién es esta figura históric a tan contro versialque en un m om en to es elevado al pedestal de la Patria y colocado en un nich o dedestel los cual oráculo de un po rvenir, y en otro es soter rado po r el pro pó si to má svil de una intel igencia calcinada por humores ideológicos de quinta esencia? 4

Esta son pregun tas que caben, ante un me dio frivolo y po co dad o a inm or

tal izar los afanes patrios como lo es nuestro Panamá; no obstante, la aureola decom batien te social del cholo guerri l lero aso ma lozan a en la mem ori a colectiva delas capas populares pan am eña s, cuand o tam bién se cum plen 100 años de su mart i rologio.

Motivos metodológicos me conducen a dedicarle unos párrafos biográficos a este insigne hijo d e la gleba pa na m eñ a, d en tro de la carga social qu e explicay da sentido a su existencia primaveral, sin que prescinda a ratos del obligantedato an ecdótico. Para lograr lo propu esto , m e de tend ré a anal izar las m uy escasascartas que generara Victoriano, desde la celda, con el propósi to de acercarme al

con ocim iento de su ser hu m an o, con sus virtud es y fragil idades, su ideario y concepción sodal de su pueblo 5 .Victoriano nace en la segunda mitad del siglo XIX en el caserío de El

Cacao, hoy jurisdicción del distri to de Capira, en la región Oeste de la provincia de Panamá. Fueron sus padres Rosa Lorenzo y María Pascuala Teolla, campesinos de una n o m uy lejana est i rpe indígena del gru po N gob e Buglé y que, envirtud del proceso de aculturación hispana que asimiló a este sector desde siglos anteriores, se les cal ifica de manera un tanto despect iva como "cholos"(Caries, 1966). Según un estudio reciente del pasado año 2000, relacionado con

las "raíces y cepas famil iares" del héroe, además de una hermana, se le identifi can t res hermanos.

4 La figura de Victoriano Lorenzo ha sido analizada desde la óptica h istórica, perotambién figura en el género ensayo, como tema en el parnaso panameño y conelegías novelescas. Tal es el caso de la novela didáctica del laureado escritor CarlosF. Changmarín, El guerrillero transparente (Victoriano Lorenzo).5 Nuestra historiografía ha destacado al personaje con m atices de héroe fulgurante,

corrien do el riesgo de ha ber descuida do el análisis de las pocas evidencias que dejóel guerrillero, en cuanto a la percepción que tenía del pueblo que representaba.Desde esta perspectiva m erecen considerarse las elucubraciones clásicas e impecables, por lo cadencioso de la prosa, de los autores Diógenes De la Rosa y AlvaroMenéndez Franco.

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VICTORIANO LORENZO, EPILOGO DE UNA CONFRONTACIÓN POLÍTICO-SOCIAL

Y PROEMIO DE UN DEVENIR DIPLOMÁTICO VERGONZOSO

concil iadores, pero sería un a apreciación imp roc ede nte si se t iene en cuenta queposiblemente el remedio del conflicto estaba en delimitar las jurisdicciones res

pect ivas de los distri tos de Capira y Penonomé. No obstante, ésta resul ta unavoluntad administrativa que dista de ser efectiva, por cuanto los resortes del aparato estatal en esta materia son frágiles, o los asuntos indígenas del derecho posit ivo no fueron priori tarios en la agenda del Estado colombiano, si exceptuamosla prom ulg ac ión de la Ley del 4 de jun io de 1870 relativa a la red ucc ión de ind iosy sus implementaciones de 1871 que procuran un terri torio para la etnia Dule olos l lamad os Cu nas (Turp ana, 1991: 4b)

No hay que desconocer que en el mundo doméstico istmeño de aquellosdías,  siendo presidente del Estado de Panamá Buenaventura Correoso, se pro

mulga la Ley 19 de 12 de octubre de 1868 relacionada con la creación de "Reservas o resguardos indígenas", cuyo propósi to es garantizar t ierras comunes a losindígenas . De paso se dictan d isposiciones sobre el régim en a dm inistrat ivo especial, que reconoce la tutela de la Iglesia Católica, como aquella que ordena que"los Go ber nad ores de Indígenas d ebe rán cu m plir por sí o po r med io de sus agentes las órden es legales de las auto rida des , que teng an p or objeto hacer com par ecer a los indígenas para prestar algún servicio público o acto para el que esténlegalmente obligados" (Conté Porras, 1996: 5).

En este ap arta do que se relaciona con as untos jurisdiccionales, resul ta im

perat ivo puntual izar que el di ferendo Capira-Penonomé hunde sus raíces en lainstitucionalidad de la citada figura colonial del siglo XVIII conocida como cabildo indígena, y que en el caso de la región de San Juan Bautista de Penonomécom pren día los terr i tor ios de Donoso , Capi ra y el Chagres. Co m o esta corporación at iende la custodia de las t ierras comunitarias -es decir, los l lamados resguardos- en común vínculo protector que dispensan las autoridades eclesiást i cas,  este conc epto log ró arraigo tradiciona l en Coclé. En tales circunstancias, noextraña q ue la impre cisión de la del imitación de estas circunsc ripcione s arrastra ra añejas dispu tas, co m o la que o curre entre las com un idad es de La Hu aca, Cirí y

el Cacao, y la pretensión que "reclama para sí la población de Capira" en 1878{Ibid)7.

Es prob able q ue el régim en so cio-po lí t ico-cultural que dicha figura significa y el peso institucional recobrado por la Iglesia durante el período de la Regeneración colombiana, retardaran aún más cualquier cambio en esta materia. Encuanto a la disputa que protagonizaron Victoriano y Pedro de Hoyos, como lasautoridades competentes no desl indaron oportunamente las di ferencias ent re

7

 El aporte de C onté Porras, sobre las autoridades tradicionales y la jurisdicción,cobra dimensiones racionales en las correspondencias de Victoriano Lorenzo, yaque con anterioridad no se le había encontrado una explicación lógica a la disputade man do de los "regidores" Victoriano Lorenzo y Pedro de Hoyos, como veremosmás adelante.

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ARTURO GUZMÁN

am bo s funciona rios, a la postre , los abuso s come tidos por el ci tado Hoyos te rm inaron en su desenlace fatal.

Victoriano debió permanecer encarcelado hasta los primeros meses de 1899,a pesar de haber alegado su legítima defensa y estar asistido por un abogado talentoso como Carlos A. Mendoza, que además de ser copart idario gozaba de unprest igio profesional nacional (Mendoza, 2003)8. Este prolon gado confinamiento, si bien tru nc a un a op or tu nid ad de potencial idad es que se observ an en el jovendirigente, le proporciona la oportunidad de biselar sus conocimientos y relacionarse con prestantes figuras del l iberal ismo panameño como Belisario Porras yCarlos A. Mendoza con los cuales su padre mantenía amistad previa.

A su salida del presidio, en julio de 1899, debió actuar como "gobernador

de indígenas" que es un cargo de una autoridad tradicional étnica, según lo hemo s demo st rado, y no s inó nim o de "rejidor" com o lo han confund ido hasta ahoralos estudiosos del procer codesano, porque esta responsabil idad es un componente muy propio de la estructura administrat iva heredada de la cul tura hispana,pero d ebid am ente a dap tado al me dio am erican o. Invest ido de este l iderazgo nato,actúa como vocero del depauperado grupo aborigen del "dis t r i to de Penonomé"que se siente asediado por los impuestos, los maltratos y carentes de garantíasfrente al ejercicio de los "alcaldes" y los "regidores", según lo den un cia m ed ian teun "m em oria l" que envía al despac ho del vicepresidente de la República (O ba nd o

Q ui n t e ro ,  2003:  9-11). Mas su gestión ante las autoridades de Bogotá no tieneefectos.

Ciertamente hay que reconocer que en un momento del largo confinam ien to en la cárcel que padeció Victorian o, en 1897 un a vocería similar la des empeñó un coterráneo l lamado Venancio Agraje Troya, quien informa al gobernador de Panamá, Ricardo Arango, sobre " las cont r ibuciones que nos obl igan apagar con la presencia violenta y amenazante de los miembros del ejército es elimpuesto personal , un peso con cincuenta centavos o de trabajo personal forzado,  y hasta cinco pesos por el impuesto de degüello de cada res vacuna, y dos

pesos de cerdo " (Co nté Porras, 2002; Caries, 1966)9. Semejante exacción onerosaque la nació n ind ígena de Coclé debía cancelar al fisco depa rtam enta l , se t radu cea través del vocero en un fatalismo grupal, al quedar al desnudo que ni el proyecto político estatal, otrora de los "radicales", con sus dogmas civilistas, de libertadindividual, y la convivencia del hombre como ser civilizado; ni el establecimiento

8  En esta obra se publica el conocido alegato de Eusebio A. Morales titulado "Mitestimo nio" (1903), el cual trata sobre la detención y las gestiones del Dr. Morales

contra el juicio de Lorenzo.J Todo parece indicar que este personaje llegó a ser el segundo "gobernador de losindios" de las montañas de Coclé, escogido en elección popu lar con base en la Ley89 de 1890, pero fue depuesto por el cura de Pen onom é p orque lo consideró "subversivo".

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VICTORIANO LORENZO, EPILOGÓ DE UNA CONFRONTACIÓN POLÍTICO-SOCIAL

Y PROEMIO DE UN DEVENIR DIPLOMÁTICO VERGONZOSO

de una administración central ista vigente para entonces, en la que se determinaque la soberanía residiría en la nación como un todo, habían permeado a esta

sociedad marginal. ¡Qué lejos está la aplicación del ideario de la República deCiu dad ano s con que soñaba Colom bia La igualdad es un conc epto etéreo, unelemen to usual de la retórica polí t ico-part idista de los ban dos en pu gna (Men dozay Stamato, 1996: 11-29)10 .

La denu ncia de una "raza indígena po bre de solemnidad, s iempre aba ndo nada, siempre desconocida, y a la que pocas veces se le quiere escuchar", es percepción y real idad de los propios afectados. Y como "sabemos -agrega el l íderVenancio- que el gobierno no t iene facultades para conceder a los indígenas todas las garan tías, com o a ntiguo s h abitante s de Colombia", solicita que les conce

da la posibi l idad de pagar los impuestos, como era costumbre, "trabajando en elmantenimiento de los caminos en buen estado" y que se pueda consumir carnede res o de cerdo en la co m un ida d, p or lo m eno s u na o dos veces en el año . Dichaspeticiones, según una carta de Victoriano Lorenzo con fecha de 7 de jul io de1899, tuviero n po r respuesta un a "resolución " qu e fue remit ida al seño r prefectode Coclé y de ese despacho "no se ha tenido conocimiento de el la hasta hoy"(O bando Q u i n t e ro , 2003:  11).

Retomando a nuestro personaje Lorenzo, un año después de su sal ida delpresidio, en junio de 1900 se incorpora con un grupo de cholos codesanos a la

guerra civil pol í t ico-part idis ta , de man era apa rentem ente ci rcunstancial, cuan doel caudil lo l iberal pan am eñ o, B elisario P orras, le encarga al gru po de 200 individuos que comanda, que t ransporte un parque de guerra desde San Carlos a lasinmediaciones del poblado de La Chorrera, que está a 35 ki lómetros de las goteras de la ciudad de Pana má , para el asal to final en jul io del m en cio na do año.

Sabido es que el ejército l iberal fue apa rato sam en te d err ota do en el Pu entede Calidonia. En este episodio trágico Victoriano no t iene part icipación alguna,dado que las armas y demás pert rechos encomendados a su persona quedaron ala espera de ser reclamados por los jefes liberales, pero esto no se dio. El jefe

indígena se devuelve con el val ioso ca rgam ento y lo atesora en la mo nt añ a, hastanueva orden (Sisnet t , 1972)".

Con ese lamentable suceso se cierra la primera campaña en el Istmo, lacual fue fugaz, pues sólo duró cinco meses. Pero, paradójicamente, este desastretamb ién com pro me te decididam ente a Victoriano en el nuevo ru m bo del con-

10 En cuanto al cambio del curso político administrativo del Istmo en estas calendas,merece consultarse la obra de Baltasar Isaza Calderón, titulada Historia de Panamá,

1821-1916. Carlos A. Mendoza y su generación.11 Manuel Octavio Sisnett. 1972. Belisario Porras o la vocación de la nacionalidad.Panamá: Imprenta Universitaria. Para una comprensión amplia sobre la primeracampaña de la guerra de los Mil días en el Istmo, merece la consulta de la hastaahora insuperable biografía del Dr. Porras, escrita por Manu el O. Sisnett.

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ARTURO GUZMÁN

flicto en los escenarios pana me ños , toda vez que desde oc tubre lidera las nuevasoperaciones m ediante la modalidad guerrillera, que a partir de entonces se gene

ran en la región codesana y parte de la veragüense. La lucha liberal armada mantiene hálito, sobre todo por el accionar de dos focos guerrilleros: el del coronelManuel Patino y el general Manuel Antonio Noriega en las regiones de C hepo yllanos de Coclé -entre noviembre de 1900 y mayo de  1901- y, sobre todo , el delcapitán Victoriano Lorenzo en los alrededores de Penonomé y la serranía, quedesde esta ciudad se prolonga hasta Veraguas, con su asiento en el sitio de LaNegrita12.

La incorporación inicial de Victoriano Lorenzo en la guerra de los Mil Días,la explica Porras en función de que fue un pacto en el que convergen dos motiva

ciones: el desplazamiento o alejamiento de los líderes liberales del poder político-condición que llama "descastados y filibusteros sin patria"- y la necesidad dereivindicaciones sociales de la cholada codesana, la cual caracteriza como "unaraza de proscritos en la Cordillera, a donde los arrinco na cada día más la codiciade la torp e autoridad de nuestra tierra" (Escarreola, 2002)13.

Para el caudillo azuerense Belisario Porras parecía que ambas situacionestenían algo de "desgracia común" y por ello, para incorporar al sector lideradopor Lorenzo a la contienda, aprovecha el malestar social de la situación excluyen-te en que secularmente han vivido y les promete "redimirlos del inicuo pago del

diezmo y de otras cargas". Promesas de una retórica demagógica o no en aquelm om en to , lo cierto es que uno de los actos adm inistrativos que llevó a cabo Porras, como presidente de la República de Panamá durante su primer período, fuepromulgar el Decreto 44 de 27 de junio de 1914, por medio del cual se crea lareserva indígena de Coclé (Conté-Porras, 2001: 9)

Quizás este acto marcó un hito inicial en la lucha reivindicativa, que alam paro del pen dón liberal, libraron los indios codesanos en los funestos años de1900-1902. Por lo demás, ni hablar, todo indica que todavía en  1953, después devarias administraciones liberales, "seguían vigentes el pago del diezmo para laiglesia, y otros gravámenes para el Estado"14 (Castillero, 1953).

12 Sobre la campañ a de Manuel Patino y M anuel A. Noriega, consúltese con p rovecho la mem oria "Recuerdos históricos de mis campañas en Colombia y en el Istm o[...],op. cit. Para el caso del con ocim iento de la guerra de los Mil Días en Veraguas y elaccionar de Victoriano Lorenzo, consúltese la obra de Sara J. De Troetsh tituladaSociedad ru ral y guerra civil: Veraguas en la Guerra de los Mil Días. (Edición Colegio

Panam eño de Historiadores. Panamá, 1998).13 Esta investigación abu nda en pasajes anecdó ticos de las batallas libradas p or losliberales dura nte el período de la segunda camp aña.14 Ernesto J. Castillero R. 1953. "La verdad sobre Vic toriano Lorenzo". Revista Siete,año l.Vol.  15, mayo 23 de 1953, p. 10.

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VICTORIANO LORENZO, EPILOGO DE UNA CONFRONTACIÓN POLÍTICO-SOCIAL

Y PROEMIO DE UN DEVENIR DIPLOMÁTICO VERGONZOSO

Sobre e l f enóm eno de l a gue r r i l l a codesana y su com ba t i v i dad , l ahis toriografía panameña ha procurado exal tar la en sumo, como si se t ra tara de

un hecho único en la América Latina de aquel momento. En real idad, dicha estrategia cundió por un t iempo en las l ides l iberales colombianas, como lo test i m on ian las incursio nes de Avelino Rosas, Tulio Varón y Ra m ón M arín . El excesoha l legado a retocar al pr op io Vic toriano Loren zo de u n a ura a rcan o y a cal ificarlo como el "primer guerrillero del siglo XX" -según reza un epitafio oficial en elsi tio do nd e se dobleg ó fulm inado po r las t res descargas ases ina s- o bien, com o seafirma en otro momento, "primer guerri l lero de América Latina". Quizás estecomportamiento se expl ique en función de nuest ro medio, que no exhibe ot rot rau ma t an pro longado, to rm entos o y al mism o t i emp o hero ico como l a guerra

de los Mil Días, que p rovo có un a san gría de cerca de 5.000  muertos, en un Panamá al que penosamente la poblaban 316.000 habitantes, de los cuales dos terciosvivían dispersos en la cam piña , y la capital depa rtam en tal alojaba ap enas a 25.000individuos aproximadamente. En el ot ro ext remo, la ponderación del mest izoguerrillero lo descalifica y reduce a despreciable. Su táctica es estigmatizada de"in hu m an a" y al gr up o s ub altern o de Victo riano se le ti lda de "facciosos".

El aguerrido combatiente indígena istmeño se mantuvo alzado en armasdesde octubre de 1900 hasta noviem bre de 1902, cua nd o lo sorpre nde la fi rma delTratado de Paz W isconsin. A raíz de las intenciones del cum plim iento de este acue rdobipart idista entre liberales y conservad ores, aup ado po r el gobiern o nor team ericano,  Victoriano es aprehendido el 29 de noviembre de 1902 en el poblado de SanCarlos, sin que apare ntem ente tenga conoc imien to de esta situación -si nos atenem os a lo qu e trasluce el testim on io de un pro tago nista d e calidad, sobre aque l incide nt e- , po r su cop art idario el general Benjamín He rrera y, med iante una sut il decisión sospechosa em ana da del ci tado Herrera , es t rasladado a la bahía de Pa nam á enel "Bogotá" y posteriormente entregado alas autoridades departamentales.15 Éstas,a su vez, lo ma nti en en recluido en la cárcel de las Bóvedas, sin que se definan lascausales de su detención por espacio de poco más de un mes, al cabo del cual esencausado p or del itos com unes qu e se supon en había comet ido personalm ente, obien por las t ropas bajo su m an do du ran te la guerra.

Lo interesante aquí es que durante este cautiverio, hasta su ejecución,Victoriano Lorenzo redactó tres cartas en las que deja t raslucir algunos rasgosmuy reveladores de su personalidad, del grupo social a que pertenece y retrataciertas circunstancias cot idianas administrat ivas de la región codesana indígena.Estos aspectos pasaremos a di lucidarlos, ya que han sido hasta ahora tocadostang enc ialm ente y en su may oría ign ora do s po r la historiografía oficiosa, tal vez

con propós i tos t endenciosos (Obando Quin tero ,  2003: 20-2 6).

15  Para mejor conocimiento sobre la detención de Victoriano Lorenzo, consúlteseMendoza (2003).

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AR TUR O GUZMÁN

En una carta dirigida a su "amigo", Don Juan de D. Rodríguez, que resideen el po bla do de La Trin idad , con fecha 10 de enero de 1903, luego de estar c ua

renta días detenido , le indica taxativ am ente, que está preso "entregado po r [ Benjam ín] He rrera al Gobierno". Esto equivale a identificar qu e su deten ción es consecuencia de una felonía cometida por quien fuera el director general del EjércitoUnido del Cauca y Panamá, el general Benjamín Herrera. Además, se revela endicha m isiva el op tim ism o qu e tiene de salir incó lum e, un a vez com parezca antelos tr ibu nale s ya que d ispon e de un ab ogad o, la ayuda de "m uc ho s copartidarios",y co m o person a q ue ha sido form ada en la fe cristiana, se rem ite a la volu ntad deDios .  Victor iano t ranspira hasta esos momentos ingenuidad o ignora la t ramaque se teje en contra suya.

Nueve días después, el 19 de enero de 1903, vuelve a dirigirle otra carta aRodríguez. Y aun qu e se ocupa po r un m om en to de ins tru ir lo para que custodieadecuadamente unas escopetas que le pertenecen -entre las que figuran tres queenvió desde San Carlos, probablemente, durante el incidente en que fue detenid o - ,  n o deja de l lamar la atenció n el interés inconfesado que m ue stra p or dichasarmas, cuando le aconseja que "no las tenga visible".

Lo m ed ula r de las líneas que siguen consiste en la facultad que se abro ga deordenar al citado Juan de D. Rodríguez que "nombre al señor Filomeno Sánchezde go ber nad or de indígenas", per o con sidera ndo que deberá ceñirse a un a especie

de decálogo de conducta, donde prive el respeto a las personas -según el texto,esto se logra tratando "bien a la gente"-, se aplique la justicia -es decir, "castigarcon justicia"-, sea un conciliador -que "procure la buena armonía con sus gobernados"- y que las relaciones entre los miembros de la comunidad se desenvuelvan cordiales y ausentes de intrigas, chismes, denuncias recíprocas, y cuiden desus con duc tas c ua nd o visiten los pueb los, evitan do em briagarse . La no ta expresa"que pro cur e qu e la indiad a se usa unos con otros , que no sean intrigantes, chism oso s, y que cua nd o salgan a los pueblos n o se em bor rac hen , ni se estén de nu nciando uno a otros cosas que no saben".

El l iderazgo comunitario del cholo guerril lero pareciera no haberse minado,  aun estando encarcelado, pues desde dicho confinamiento no deja de ordenar, tan to en lo relativo a sus prop iedad es privad as, com o en los asun tos públicos,ni que se le obvie una con sulta para luego de term ina r q ué hacerse. -A l respecto lacarta dice "que antes de dar un paso que lo consulten con Ud., [Juan de D.Ro dríguez ] que Ud. me lo avisará a m í par a que entonces p ued a fallar"-.

La tercera carta, con fecha de 4 de mar zo de 1903, que co nsid eram os com ola mejor articulada en cuanto a razonamientos que lindan con la existendalidaddel personaje, la dirige a los "Señores G obe rnad ores , Alcaldes Rejidores y C om i

sarios indígenas, de los Distri tos, Capira, Antón, Penonomé, la Pintada, Ola yDonoso". La prosa de esta correspondencia transmite una carga sentimental, quea ratos semeja u na despe dida. La mi sm a revela al antig uo "héroe de m on to ne ra s"-como lo calificó alguien alguna vez- como un reo que abrumado por la soledad,

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AR TUR O GUZMÁN

gue rra de los Mil Días, calificándola com o po lít ico-partid ista y nad a m ás. Así loconfirma cuando señala que la razón de participar en la contienda fue para "de

fender nuestro partido", y "la persecución de nuestros enemigos polít icos". Noobstante, y en párrafo seguido, el procer se desliza sobre concepciones socialesque puntualizan en las eternas pugnas clasistas que dan sentido a los movimientos reivindic ativos c on m ira s a la tra nsf orm aci ón de las realidad es, que es el verda der o ingredien te qu e explica la mística y el hero ísm o que en el torbellino de laguerra demostró la cholada codesana.

Así las cosas, Victoriano clarifica esta situación en sus percepciones escritas y dep on e la peregr ina tesis de un conservador con tem porá neo de aquel m om en to , D ona ldo Velasco, que ve en la movilización m on ton era un factor catalí t ico

in du cid o y no e spo ntá neo , capaz de corro er los cim ientos del edificio social elitistaqu e su ideología conse rvado ra sustenta y defiende. Al respecto señala que: "Unade las peores consecuencias de la expedición del doctor Porras, fue la de inculcaren los pacíficos y laboriosos h abitan tes del D ep arta m en to el espíritu de rebelióny de crueldad [.. .]". Apreciación por demás positivista, que nos remonta al recuerdo del título de la sugerente obra sociológica de Carlos Rangel Del buensalvaje al buen revolucionario.

Ya en las líneas finales de la carta que co m en tam os , inerm e an te el fatalismohacia donde parece discurrir su eclipsada libertad, Victoriano espeta una esperanza amarga de cambios venideros sin tiempos: "yá se llegará el dia en que lasaut orid ade s de esta Capital , com o las de tod a la República se convenc erán en q uelos pueblos hay gamonales que solos hancian y envidian todo para ellos y á lasombra de la Justicia abusan de la inocencia de los naturales vecinos de esos Distritos".  La garantía de la paz pactada entre los representantes conservadores yliberales no roza los derechos del hombre de la gleba indígena. Es una paz frágilporque es cosmética, pues responde a intereses exógenos y no apunta hacia laresoluc ión del pro ble m a social de las masas irrede ntas c ode san as y má s allá.

Por o tra pa r te , b ien pu do ser que Victor iano L orenzo sosegara su espír i tu con una comunicación recibida del vicepresidente de la República, José Manuel Marroquín, por entonces encargado del Poder Ejecutivo, con fecha 28 dem arz o de 1903, quien c om o respuesta de un "m em oria l" que le enviara e l 9 defebrero do nd e le solicita la l iber tad, le señala que si su delito es "c om ún " e nto nces queda bajo la jurisdicción ordinaria, o sea que su juicio sería de conocimiento del juez super ior . Todo parece indicar , no obstante , que desde ese momento e l sumario ins tru ido por d icho juez super ior es t ras ladado a l mando deSicard Briceño, quien raudo ordena los t rámites para completar e l expedientequ e se util izará en el proce so, que ya t iene ribetes de un futu ro consejo de guerra verbal, pero del cual no tiene certeza la op ini ón púb lica (Ricord, 1989) 16. De

16 La obra de Ricord agota el análisis del encau samien to militar que se llevó a cabocontra Victoriano Lorenzo y sus connotaciones político-sociales.

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VICTORIANO LORENZO, EPILOGÓ DE UNA CONFRONTACIÓN POLÍTICO-SOCIAL

Y PROEMIO DE UN DEVENIR DIPLOMÁTICO VERGONZOSO

es ta m an e ra se exh um a un p ro ced i m i en t o i n s t i t u i d o po r el gob i e rn o deM ar ro qu ín , De creto 212 del 18 de febrero de 1901, cuya finalidad hab ía sido

precisamente el exterminio de las guerr i l las en Colombia. En el departamentode Panamá se apl ica por única vez y extemporáneamente, según se t iene conocimiento, en el caso de Victoriano Lorenzo.

En otra carta fechada el 4 de mayo de 1903 -lam enta blem en te incompleta,en la actualidad es custod iada po r el Archivo Nacional de Pa na m á- , quizá la últimaque re dactara desde el "presidio de Panam á", y al parecer dirigida al go ber na do r deldep artam ento de Pana má -e n ese entonces el jur i sta Facundo M ut is D ur an -,Victoriano le suplica sobremanera que interceda para que el comandante general-es decir, el general Pedro Sicard Briceño, quien funge como comandante en jefe

del Ejército del Atlántico y del Pacífico en Panamá- proceda a trasladar las sumarias de su caso al juez superior, como había sido hasta el 30 de marzo. Tal tentativaparece un esfuerzo de sespera do, per o van o, de Victor iano p or su straer su situación,sup ues tam ente delictiva, de las garras del militarism o y que fuera trata do c om o unasu nto "político", o en tod o caso, "co m ún u ordinario".

El doctor Eusebio A. Morales, en su "Test imonio" sobre el juzgamiento yejecución del general Lorenzo, comenta que "de cuando en cuando circulaban[rum ores] sobre el juzg am iento mil i tar del detenido "; si esto es así, enton ces noextrañan los frágiles medios que utiliza el cholo para que el sumario se atienda

po r el ra m o civil , com o he m os dich o antes. Para enton ces, las medid as de segu ridad del reo son extrem as, y sus custodios lo m an tien en v irtua lme nte inmov il izado "al m ism o t ie m po [con] u na c adena, un gri llete y un a palan ca de hierro". Estasevidencias con firma n que el juicio es inm ine nte .

Para el 13 de mayo en la tarde, com enta rios qu eda do s de do m ini o l imitad oa unos pocos, o en otras palabras el manejo de información fi l t rada, barajan ladesignación de los miembros del consejo de guerra y el "fusi lamiento para latard e del 15". Para frasea ndo al lau rea do G abo , el epílogo d e la histo ria de un amu erte a nunc iada, rond aba y era cuest ión de horas y, agrego, pregon ada con ant icipación po r la prop ia víct ima 17  (Ferguson, 1973).

El consejo de guerra verbal se realizó el 14 de mayo y finalizó en horas de lam ad rug ad a del 15 cu an do se leyó la sentencia: "se cond ena al reo Victoriano Lorenz o a sufrir las siguientes p en as: la de mu er te [.. .]". A las oc ho de la ma ña na sepronunciaron las notificaciones de rigor sobre la ejecución que sería a las cincode la tarde en la Plaza de Chiriquí. En efecto, así fue.

Sobre las causas y t rascendencia de esta muerte retornaremos oportunamente al examinar los pormenores de la diplomacia norteamericana en el contexto de la guerra de los Mil Días en Panamá, que es el objeto del subtema que acont inuac ión abordo .

17 Para conocim iento del expediente de Victoriano L orenzo, consúltese la recopilación de los documentos por Ferguson (1973).

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AR TUR O GUZMÁN

LA  INSERCIÓN DEL ISTMO DE PA NAM A EN LOS PLANES IMPERIALISTAS NORTEAMERICANOS

Tras la proclamación enérgica de la teoría del "Destino Manifiesto" en 1881, Estados U nidos consolida su carácter de potencia im perial con la derro ta española de1898. Su inmensa gravitación económica y política en aquel período de expansión tiene en James G. Blaine el más ardiente impulso r de una concepción agresiva de gran influjo en las relaciones de este país con las restantes repúblicas delcontinente americano, al sur del Río Grande.

La formulación estratégica para la expansión im perial se cimen tó no sóloen el engrandecimiento comercial, sino también con implicaciones correlativasque conducirían a un sistema hemisférico basado en el intercambio pacífico, enla acción del arbitraje ante las dispu tas y la verificación de foros para ventilar losproblemas interamericanos. Fue éste el fugaz concepto de una política exteriorestadounidense de índole americana donde la paz, la amistad y la expansión comercial serían los pilares.

La última década del siglo XIX presenció un nuevo orden mundial, en elcual las potencias del m om ento, Francia, Alemania, Inglaterra y Rusia, desarrollan un gran movimiento de expansión colonial que tuvo por escenario el continente africano y ciertas regiones del sureste y extremo oriental asiático. A estaapetencia febril territorial se sumaron también Japón y los Estados Unidos.

En este interregno nuestra América -específicamente el mediterráneoamericano- es objeto de flagrantes actos de despojos políticos, no territorialescomo antes de prom ediar el siglo XIX, por parte del intervenc ionism o norte am ericano: se inmiscuye en la guerra de independencia de Cuba en 1898 y,subsecuen temente, ocupa la isla; igual suerte corre Puerto Rico al desconocerse laCarta Autonómica concedida por España en 1897 (Arauz, 1993).

Fue así como se materializó el profetice enunciado del presidente M onroe(1822) "Cuba y Puerto Rico son apéndices naturales de Estados Unidos". La Enmien da Platt y el Tratado de París -e nt re España y los Estados Un ido s- dieron atales actos figura legal. Pro nto sobrevendría la ignom inia p aname ña, m al llamada la "creación de Panamá". A partir de entonces, en la lógica de la diplomacianorteamericana, se plantea como política de Estado la construcción de un canalen Centroamérica, que haga posible una real articulación del vasto territorio dela Unión. Los pasos de los representantes de la Compañía Nueva del Canal, deinteresar al gobierno de William McKinley en este sentido para que opte por laruta panam eña, empiezan en firme el 2 de diciembre de 1898. Ex profeso, el Presidente manifiesta en su mensaje anual al Congreso la prioridad con que debeatenderse dicha iniciativa y así lo plasma diciendo: "La construcción de tal víamarítima es hoy más que nunca indispensable a la íntima y pron ta comunicaciónentre nuestras costas orientales y occidentales, exigida por la anexión de las islasHawai y po r la expansión futura de nuestra influencia y nuestro com erd o en elPacífico. Así como el control por este G obierno de esa vía m arítima ha venido aser hoy necesidad imperativa de nuestra vida nacional [...]".

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VICTORIANO LORENZO , EPILOGO DE UNA CONFRONTACIÓN POLÍTICO-SOCIAL

Y PROEMIO DE UN DEVENIR DIPLOMÁTICO VERGONZOSO

De manera que es en este contexto cuando cobran relevancia los negociospolít icos que se suscitan en el m edio pa na m eñ o, y en particula r los diferendos de

las facciones liberal y con serv ado ra. La últi m a con tien da fratricida finisecularque registran los anales colom biano s pro po rcio nó las cond iciones catalít icas quecondujeron, por un lado, a mediatizar el acto separatista de 1903 y, por otro, alestablecimiento del enclave canalero que se de nom ina ría "Z ona del Canal".

No cabe la menor duda que la guerra civil de los Mil Días constituyó unmotivo supremo de preocupación, tanto para e l gobierno de Colombia comopara el de Estados Unid os, altam ente interesad os en entabla r negociaciones sobrela posible construcción de un canal interoceánico en el Istmo de Panamá. Demomento, la diplomacia de la nación norteña había logrado progresos decisivos

en dirección a la efectiva comunicación intermarina: por un lado, la abrogacióndel Hay-P auncefote y, po r otr o, la pro m ulg ació n de la Ley Spo one r (Uribe, 1976).En consecuencia, la pacificación del país era el único ingrediente fallante. Sinemb argo, sobre este asunto , W ashington había agu ardado caute losamen te e l desarrollo de los acontecimientos en Panamá, donde la facción liberal manteníavigencia y se sostenía, luego del desenlace fatal del Puente de Calidonia, el 24 dejulio de 1900 -resultado equivalente para el l iberalismo istmeño a la derrota dePalonegro para el l iberalismo colombiano-, hasta la l legada de los refuerzoscaucanos de Benjamín Herrera, sobre todo gracias a la guerril la codesana enca

bezada por Victoriano Lorenzo. La aplicación con rigor de la cláusula XXXV delTratado Mallarino-Bidlack de 1846 resulta cuestión de t iempo.

Esta aparente falta de concreción de política exterior en esta materia, debeconducirnos a pensar en una act i tud oportunis ta de los nor teamericanos porapro vec har los vaivenes del conflicto fratricida18. Por ejemplo, cuando la expedición de Belisario Porras rompe hostil idades en marzo de 1900, con el desembarco en Punta Burica -en la provincia l imítrofe de Chiriquí con la república deCosta R ica-, los marines del acorazad o "Pennsilvania" atracan en Pedregal en u naactitud vigilante, aunque para nada entorpecen la operación liberal.

Otro incidente que también ilustra nuestro aserto es que, durante los cinco meses siguientes de desplazamiento de las tropas restauradoras por las sabanas del Pacífico -r eg ió n de las provincias centrales de Veraguas, Los Santos, H erreray Coclé- hasta el abortado asalto a la ciudad de Panamá, los revolucionarios nofueron interferidos por las fuerzas navales norteamericanas; salvo las consabidasadvertencias del cónsul norteamericano, Hezekiah A. Gudger. Éste fue enfáticoen afirmar que "su país no per m itiría hostil idades bélicas en las ciudades de Panamá y Colón, ni en la l ínea del Ferrocarril" . Un comportamiento similar de los

18 Consúltense los autores Humberto Ricord y Manuel O. Sisnett, los cuales estudian las campañas en el Istmo. De igual ma nera se recom ienda consultar la compilación de Conté-Porras (1986).

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AR TUR O GUZMÁN

gendarmes yankee se observa ante la toma de Colón por los generales Patino yBarrera; m ientras que, llegado otro momento, los acorazados "Tribune", "Machias"

y "M arietta" dem oran el desembarco en Colón de las tropas oficiales procedentesde Cartagena.

En el caso de la victoriosa invasión de Benjamín Herrera iniciada por elpu erto de Búcaro en Tonosí -al suroeste de la provincia de Los San tos - el 24 dediciembre de 1901, luego de su arrasador avance hasta Aguadulce -e n la prov incia de Coclé-, fue obstaculizada en los propósitos de propinar una derrota contun den te al conservadurismo en el poder, toda vez que se hizo paten te la garantíaestadounidense al libre y expedito tránsito a través de la línea ferrocarrilera, según lo estipulaba el citado Tratado Mallarino-Bidlack de 1846 (Escala, 2000:  13-

20). No debe perderse de vista que en la inteligencia de la representación colombiana en Washington ya rondab a la impresión del peligro inm inente de un m ovim ien to secesionista en Panamá, "ya sea espontáneamente o por sugerencias indirectas de intereses extranjeros" -se gú n expresa J. V. Concha, en una no ta de abrilde 1902-, que a la postre podría desencadenar en la ocupación inmediata delterritorio istmeño por Estados Unidos.

Las apetencias del coloso no rteño por la ruta istmeña fueron en ritm o ascendente, al extremo de ocurrírsele al presidente Roosevelt, en agosto de 1902, lacompra de la misma. "¿Por qué no podemos comprar el istmo de Panamá de

inm edia to, en vez de arrendarlo a Colombia?", se pregunta el sicario imperialista.Razonam ientos descom edidos como éstos no hacen dud ar de los malabares diplomáticos del capitalismo internacional por asegurarse el privilegio de la ruta(Beluche, 2003)19. Así, con la firma del Tratado de Wisconsin, el 21 de noviembrede 1902, Estados Unidos logra sortear el único factor que hacía impracticable lacolonización de una sección del territorio colombiano. La coartada para la captura , que conllevaría al vil asesinato de Victoriano Lorenzo, había sido elaborada.Fue éste el docum ento que, como un corsé, limitó los intereses del vigoroso liberalismo istmeño, que intuyó en la guerra de los tres años la posibilidad de las

autonom ías económica y política del dep artam ento . Para el gob ierno yanqui esteproceder político no se oponía a sus propósitos, pero lo cierto es que la conclusión y debate del Herrán-H ay era inminente y constituía la movida de una fichaclave en el juego de las negociaciones canaleras .

El obstáculo lo sería, eso sí, el caudillismo de Victoriano Lorenzo con sucapacidad de convocatoria y de lucha en el seno de la serranía central del Istmo;lo que aseguraría, como lo había dem ostrado en la guerra de los Mil Días, quizás,largos años de hostilidades sostenidas, dada la táctica m on tonera o de guerrillas

19 Esta obra, que se precia de ser una reevaluación del Acto Separatista de 1903,constituye u n alegato que sólo responsabiliza a los Estados Unidos. Dicho planteamiento ha vuelto a generar una com bustión de opiniones encontradas en Panamá.

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VICTORIANO LOREN ZO, EPÍLOGO DE UNA CONFRONTACIÓN POLÍTICO-SOCIAL

Y PROEMIO DE UN DEVENIR DIPLOMÁTICO VERGONZOSO

empleada para oponerse a sus opresores gubernam entales y, en última instancia,al grupo dominante rural codesano. Para el águila norteña había llegado la hora

de plantar sus garras en el territorio istmeño , y no sería concebible la presencia deun elemento perturb ado r, más aún , en las esferas de los grupos sociales m arginados del agro, como lo era Victoriano Lorenzo.

No cabe duda del tem ido peligro que significó la figura del cholo guerrillero, tanto para los intereses colombianos como para los norteame ricanos. Su reducción a prisión no bastó como una 'garantía de tranquilidad en el Departamento de Panamá'. Fue necesaria la desaparición física.

En estos momentos, cuando se cumplen cien años del vil asesinato delcholo guerrillero, esos mismos intereses foráneos vuelven a esgrimir, con el len

guaje contem poráneo , el argum ento de la "neutralidad" de la ruta, cual remedodel pálido precepto de la necesidad del "libre tránsito" por el Istmo de Panamá,como lo fue en el pasado siglo XIX. La viabilidad de dicha neutralidad no deja deser un factor distorsionador de la vida social y política de Panamá, puesto quenuestro país se encuentra sometido a un régimen de Derecho Internacional suigeneris, al pactar con los Estados Unidos el Tratado Concernien te a la Neutralidad Permanente y al Funcionamiento del Canal de Panamá (Vega Reyes, 2000:164-175).

Tautología histórica de un imperio. Ayer, Estados Unidos en comunión

con los intereses socio-políticos y económicos de los sectores conservadoresenquistados en el estamento militar colombiano, en la administración oficialistmeña y en el grupo élite de la región, coartó a la cholada c odesana las posibilidades de buscar nuevos senderos de justicia social, mediante el suplicio de sulíder Victoriano. Hoy, ese mism o pode r no rteam erican o incontrastable y la econom ía m undial, con sus dem andas geopolíticas y económ icas insaciables, asediaa los pueblos de la geografía codesana y del entorno limítrofe de la provincia dePanamá, con la proyectada ampliación del reservorio hídrico que garantizará laeficiencia de los tránsitos por el Canal de Panamá.

Los nuevos sacrificios, que para los campesinos, descendientes del grupoque liderara Victoriano L orenzo, implican la modificación del escenario bucólicocon sus modos de vida, son interpretados como una amenaza de desarticulaciónde su cultura. La lucha por sus derechos sociales en los actuales m om entos , se haredimensionado en el contexto de una organización amplia y popular, cuya arm aes la denuncia, con m iras a la solución pacífica del conflicto. No cabe duda que laimpronta rebelde de Victoriano, si bien constituye el icono m ayéutico que encamina las luchas populares en nues tro país, todavía es más evidente en la marcadaintensidad que nutre el espíritu combativo que exhibe, actualmente, este sector

marginado de Panamá.

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ARTURO GUZMÁN

REFLEXIONES A MANERA DE LECCIONES PARA EL PORVENIR

La conmemoración del Centenario de la República de Panamá resul ta propiciapara que, desde la perspect iva historiográfica, se reexaminen o ponderen los diversos enfoque s del acontecer social , econ óm ico, polí t ico y cul tura l del país.

Escrutar los pisos socio-culturales del pasado de la colectividad es tareaardua, pero necesaria. Const i tuye un ejercicio inapelable, que debe redundar enel fortalecimiento de la espiri tual idad nacional , como condición suprema que dasentido a la sociedad polí t icamente organizada. De esta manera, el conocimientoreal de los prohombres, que con su tesón procuraron forjar el complejo edificioalud ido, no deja m argen a posiciones ideológicas con pretens iones individualistas.Muy por el contrario, con el propósi to de encaminar nuestra labor intelectualhacia una sociedad más justa, urge dotarnos de una dosis de rubor, y reconocerque el objeto que som etem os a escrut inio t iene naturaleza h um an a. Qu e el accionar histórico de los individuos, por extraordinarios que sean o que parezcan,sólo tiene validez si califican de "paradigma", por la esencia social que lo nutre.Desde esta perspect iva, la figura de Victoriano Lorenzo cobra sentido y relevancia para los panameños. La Historia nos ha demostrado que, por encima de suarrojo y la templanza de carácter, al cholo codesano lo nimban otras virtudesdign as de ser destacadas . El liderazgo na tur al qu e bulle en su interio r, la incon formidad por los cambios superiores de la real idad ignorados por los gobiernos -como lo es la just icia social-, el carácter popular y hasta pudiéramos decir "demo crát ico", que se percibe en su conce pción de la vida, son otros tanto s atribu tos,que no deben ext raviarse de la agenda ciudadana panameña de hoy

Otro aspecto que revela nuestro estudio apunta hacia los riesgos incontrolables de violencia, a los cuales se expone la sociedad y todo gobierno nacionalque ignora o desconoce las necesidades básicas de las mayorías. Al respecto, unreciente estudio del Banco Mundial denominado Evitar la trampa del conflicto,refuerza este aserto cuando destaca que "la causa principal de las guerras civiles

es la pobreza".Resulta interesante señalar que el legado ideológico del l íder indígenacodesano, aun cuando no sea sistemático, permanece y t iene vigencia en un segmento importante de las clases obreras y campesinas panameñas, que se identifi can co n las si tuaciones opresivas que vivió la nac ión indo -m estiza a la que perteneció Victoriano Lorenzo, y que las hacen suya porque, sociológicamente habla nd o, dicho g rup o es una pieza raizal del com plicad o cu adr o étnico cul tural dePanamá.

Finalmente, en cuanto al significado que representa el márt ir indígena,

desde la óptica de la personalidad internacional panameña, no cabe duda queconst i tuye un eslabón del costo social que reclamó Estados Unidos para establecer el enclave canalera y fraguar con los sectores conservadores citadinos del Istm o y los intereses financieros de la fracasada co m pa ñía del Can al Franc és, la fundación de la República de Panamá.

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VICTORIANO LORENZO, EPILOGO DE UNA CONFRONTACIÓN POLÍTICO-SOCIAL

Y PROEMIO DE UN DEVENIR DIPLOMÁTICO VERGONZOSO

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Co stos fiscales pa ra B ogotá de la pé rd ida de Pa na m á

Carlos Edu ardo Valencia

ha separac ión de Pan am á ha sido un o de los hech os que más fuertem ente ma rcaron a los colom bian os y los lat inoam erican os de comien zos del siglo XX. La pér

dida del Istmo fue un capítulo más de las primeras acciones del imperial ismonorteamericano en el hemisferio y vino a sumarse a las invasiones y compra delos territorios mejicanos y a la guerra contra España que llevó a la salida de losibéricos del Caribe.

Fue tan dramática que la mayoría de t rabajos que han hecho los historiadores , aboga dos, diplom áticos, pol í ticos y hasta periodistas co lom bian os sobre elt ema se han dedicado a seña lar los móvi l es -en l a mayor í a de los casoscatalogándolos de injustos- por los que Panamá se independizó. A la vez que seesfuerzan por mostrar la grave lesión que sufrió Colombia ante la pérdida de su

territorio má s valioso.Sin embargo, por increíble que parezca, es mínimo, por no decir nulo, loqu e saben los colo m bia no s so bre cu án to les costó la salida del Istm o de su país. Sel imitan a decir que debió ser mucho y que con toda seguridad era mucho mayorlo que Pan am á le produ cía al gob ierno central que lo que la Nac ión les devolvía alos istmeños.

Claro que calcular cuánto es ese costo es una tarea compleja y que requiereun esfuerzo de invest igación importante. Por eso en estas páginas sólo asumiremo s un a pa rte de ese pro blem a: hab larem os so bre los costos fiscales de la separa

ción desde una perspect iva exclusivamente coyuntural : los diez años en torno aese 1903 en el que Panamá dejó de ser departamento.Somos conscientes que el problema t iene otras dimensiones, por ejemplo

la riqueza que el mercado panameño le generaba a las empresas colombianas, o

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

las ventajas que propiciab a Pan am á a los m erca dos mo net ario s fragm entadosque tenía Colombia en esos años, o, en una palabra, el aporte que hacía al PIB.

Pero como todos esos ámbitos desbordan las posibi l idades de es te ar t í c u l o ,  nos l imi ta remos a una de la s d imens iones re levan tes de l p rob lema: laf i sca l idad . Espec ia lmente , p re tendemos mos t ra r que en rea l idad Panamá, entérminos de la operación f iscal ordinar ia , es decir , recaudos de rentas , suplementos y remesas y los gastos y costos de sostenimiento de las obl igacionesnac iona les , p roduc ía mucho menos a la nac ión que lo que e l la l e apor taba .Que ese déficit provenía exclusivamente del gasto militar en la región, lo cuales cas i una paradoja s i se t iene en cuenta que a l momento de defender e lde pa r ta m en to , los "esfuerzos" mil i tares fueron casi m aco nd ian os, por l lamarlos

de a lguna manera , y no sent i rnos tan mal por las r id iculas acciones que see m p r e n d i e r o n .

Adem ás, que rem os decir qu e los costos reales que se asu m ieron estuvieronen dos niveles. Prim ero, con la inde pend encia , Bogotá dejó de percibir recursosfrescos qu e conseguía gracias al en de ud am ien to extern o en el qu e ponía a Panamá como garante, en el ámbito interno con los préstamos que le efectuaba laC om pa ñía del Ferrocarri l e indem nizaciones con la Co mp añía del Canal . Segundo, po rq ue en los años siguientes a la separación co nti nu ó pag and o la por ció n d ela deuda externa colombiana que le correspondía a Panamá.

Evidentemente, podría existir un tercer costo: el no percibir los recursosque generaría el canal cuando entrara en funcionamiento. Sin embargo, ese cálculo pertenece más al mundo de las hipótesis contrafactuales y demanda unainvestigación adiciona l que tam bién la historiografía está en m or a de hacer y quees de una gran imp ortanc ia .

EL PESO DE LOS MILITARES

Luego de estas aclaraciones, pasemos a discutir los problemas. Empecemos dejan do en claro que los últim os meses de Pan am á com o parte de Co lom bia fuerondifíciles en términos fiscales. Todo el año, las oficinas del Istmo enviaron desespera dos telegrama s a Bogotá bu sca ndo conseguir que se les realizaran giros, queen su opinión eran extremadamente necesarios, no solamente para cubrir losgastos, sino para ap aciguar los ánim os en m edio de las fuertes ten siones polít icasque se vivían en la región y que cada día empeoraban, entre otras cosas, por laprecaria condición económica del f isco nacional.

Para dem ostra rlo es suficiente citar uno de los m uc ho s telegramas qu e llegaron al Min isterio del Tesoro en 1903, proced entes de Pan am á, que p erm itenhacernos una idea de lo grave de la situación:

Panamá 12 (4 pm) Buenaventura 12 de junio de 1903Vicepresidente - MinistroBogotá

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COSTOS FISCALES PARA BOGOTÁ DE LA PÉRDIDA DE PANAMÁ

Situación fiscal muy alarmante. Convendría hacer giros.General H uertas (AGN, caja  23, carpeta: 97)

Como decimos, este es uno de los ejemplos de la gran cantidad de comunicaciones en el m ism o to no . Tono q ue no dejaba de ser dram ático, a pesar de lasremesas que enviaba la Pagaduría Central y que buscaban al iviar, en parte, lasi tuación. Por ejemplo, la siguiente comunicación que daba cuenta del pago desalarios atrasa dos:

Panam á 16 (10 y 5 am) Buenaventura 16 de octubre de 1903Ministro del Tesoro MendozaDoile gracias de nomb re poder judicial por esfuerzos su señoría para aliviar situación empleados ramo recibida primera remesaPresidente del TribunalGóm ez O. (AGN, caja 23, carpeta  3: 79)

Como veremos un poco más adelante, los giros económicos que hacía Bogotá eran impo rtante s . Sin em barg o, nu nc a lograron alcanzar para cu bri r e l a l tonivel de egresos de la caja p an am eñ a. La raz ón : el fuerte gasto militar e n la región.Según los datos de Patricia Pizz urno Gelos, el batal lón Co lom bia en Pan am á costaba $15.000 mensuales que sumándolos a los gastos generales de la misma uni

dad, terminaba significándole a la Hacienda Nacional unos $20.000 cada mes.Luego, e l mantenimiento subió aún más, cuando se incorporó el batal lón I deInfanter ía que impl icaba desembolsos mensuales adicionales por $7.421,20(Pizzurno, 1990:81).

Valores que, com o es cono cido, no se pag aba n c on tod a la regu laridad y qu ellevaban a qu e los militares tuvieran que enfrentar difíciles co ndicion es y po r end emantuvieran una fuerte tensión con la administración nacional. Así, 1903 fue especialm ente a ngu stiante d ebid o a la il iquidez de la caja. No h abía suficiente din eropa ra el pago de las tropas , ni para la cancelación de los salarios de los funcion arios

gub ern am enta les. A tal pu nt o llegó la crisis que el general Vásquez C obo se rebelócon tra el gob ierno civil, cu and o el gob erna do r Fac und o Mu tis no le per mit ió emplear algunos cruceros como embarcaciones en el comercio de cabotaje entre Pana má y Pedregal para procu rarse recursos p ara sufragar la nó m ina de la t ropa, q ueen promedio se adeudaba hacía seis meses (Arauz y Pizzurno, 1993: 238).

Esta si tuación de fuerte i l iquidez en Panamá, era bastante extraña a losojos de Bogotá, sobre todo si se tiene en cuenta las remesas que había girado enlos úl t imos meses. Por tal razón, y atendiendo a la obligación legal , el gobiernonac ional envió un a visi ta de aud itoría a la oficina d e la Ad min istració n De par ta

mental de Hacienda Nacional que se empezó a real izar el 25 de jul io de 1903 yqu e se exte ndió hasta el 8 de agosto (AGN , caja 3 , carp eta 2: 35 -43 ). Grac ias a ella,hemos conocido con algún detal le las operaciones fiscales del primer semestrede l ú l t imo año panameño como depar t amento co lombiano .

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

An tes de esta visita fiscal, hacía vario s año s que al Istm o no llegaban co m isiones de este tipo, pue s las urgencias de la guerra n o lo hab ían pe rm it ido . C uan

do los funcionarios comenzaron su indagación sobre el manejo de los recursospúblicos, lo primero que hal laron fue que el l ibro de diario (en el que se anotandiariamente las operaciones contables) tenía un atraso de 23 meses y la explicación q ue se les ofreció es que el con tado r ha bía m ue rto . Y los restantes em plead ostampoco habían podido actual izarlo ya que se enrolaron en las fi las del ejérci todel gobierno. Además, las cuentas de 1899, 1900 y el primer semestre de 1901estaban l istas para ser remit idas a Bogotá pero no se habían podido enviar por lafalta de mensajeros y la interrupción de los correos nacionales (AGN, caja 3, carpeta 2: 35).

Sea com o sea, los funcion arios visi tantes logra ron enc on trar algu nos detalles sobr e la situa ción fiscal en gen eral y el pes o qu e sob re ella recaía en cu an to algasto mil i tar en part icular. Lo pri m ero qu e hal laron fue que la si tuación era com plicada ya que en la guerra el general Carlos Albán había convertido la oficina deA d m i n i s t r a c i ó n D e p a r t a m e n t a l d e H a c i e n d a N a c i o n a l e n " i n t e n d e n c i a ypro vee dur ía d e los ejérci tos del Cauca y Pa nam á"(A GN , caja 3, carpe ta  2: 35 ). Sinembargo, esta razón no explicaba suficientemente la i l iquidez, pues las remesasde Bogotá y el fin de la guerra debían haber permit ido la recuperación de lasfinanzas.

Por lo me no s, tal era la pos tu ra con la qu e llegaban los visitado res y así se laexpresab an a los funcionarios pan am eño s. Textualmente decían:

Habiendo manifestado extrañeza el infrascrito secretario por la penuria en que seencuentra la caja de la oficina, no obstante haberse terminado la guerra y haberingresado á la oficina fuertes sum as de dinero p rovenientes de las rentas que cobraaquí la Nación, de las remesas que han venido de Bogotá y de los crecidos suplemen tos que ha hecho el Departam ento... (AGN, caja 3, carpeta 2: 36).

A es t a a f i rmación los func ionar ios depar t amenta l es que a t endían l aaud itoría se apr esu raba n a contestar qu e las dificul tades tenían po r causa los costos militares que seguían siendo tan altos como en la guerra, que allí el final deella no había llevado a la reducción de lo pagado a este rubro y que por ende lasi tuación se m ante nía c om o un p ar de año s atrás, cu an do el general Albán estabaa cargo.

Pero no se quedaban con esta respuesta en el aire. Pasaron a dar cincorazones y evidencias que sustentaban su afirmación. La primera es que en el depa rta m en to había m uc ho s, tal vez demas iados, generales, jefes y oficiales d e al ta

grad uac ión que por tener esos al tos grados tenían sueldos caros: "$800 .oo, $600.oo,$40 0.oo pesos de plata m en su ales " (AGN, caja 3, carp eta 2: 73) . Estos gastos erangrandes pero al menos eran sueldos que hacían parte de la operación y correspondían a los costos que la oficina debía asumir como rubro corriente.

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COSTOS FISCALES PARA BOGOTÁ DE LA PÉRDIDA DE PANAMÁ

Sin em barg o, all í no ter m ina ba el prob lem a; la segun da razó n qu e pre sentaban era que a estos gastos militares, que al menos eran corrientes, se les venían

a sum ar o tros irregu lares e ilegales, que co nsistían en que a lgun os oficiales de altagraduación, sobre todo generales, que estaban asignados a unidades de otros depar t am ento s , per iódica me nte se desplazaban hasta Panam á para cobrar sus sa larios y los viáticos cor respo ndie ntes a este viaje. El funcion ario no tuvo prob lem aen señalar con nombre propio algunos de los generales:".. . los generales B. Silva,Ayala, &a. y vienen aquí p erió dica m ente a cobrar sus sueldos, m ás los viáticos devenid a y regreso..." (AG N, caja 3, carp eta 2: 37).

Si ya los gastos regulares e irregulares de nómina eran una carga pesadapar a el de pa rta m en to, se les venían a agregar, com o tercer factor, el soste nim iento

de los buques Cartagena y Pinzón en los que se incluían el pago de salarios de latripu lació n, en la qu e de nuev o el alto nú m er o de jefes y oficiales de alta g radu ación se hacían presentes:

"... Más los gastos de agua, carbón y provisiones de boca que consumen dichosbuques en sus viajes frecuentes al puerto de Colón, que también paga por estaoficina..." (AGN, caja 3, carpeta 2: 37).

La cuarta razón que da ban los funciona rios eran los pagos a militares p ordeu das a trasad as y que según ellos "asciend e a fuerte s um a" (AG N, caja 3, carp eta2: 37). Por qu int o y últim o, agregaban "el crecido nú m er o de inválidos del ejército a quienes se les pag an sueldo s y rac ione s" (AG N, caja 3 , carp eta  2: 37) , a los quese les sumaban los vales por medio sueldo a los jefes y oficiales que estuvierondetenidos varios meses en Aguadulce y a los que el Decreto 153 de 1897 en elartículo 58 les garantizaba que d ura nte el t iem po de su retención se les cancelaríala m itad de su sueldo.

Estas cinco razones, que explican en alguna medida la iliquidez de la cajafiscal nacional en Panamá, son, en el peor de los casos, irregulares y en el sentidoestricto solamente la que concierne al pago de nóminas de unidades militares deotros d ep arta m ent os es i legal, debid o a que la ley pro hibía expre sam ente este t ipode pagos .

Sin embargo, la v is i ta encontró o tras razones que abier tamente erancorruptas y delictivas. La más grave de ellas consistía en el pago de "los valorespo r sueldos y raciones de militares pertenecie ntes á batallone s qu e ya no existen"(AGN , caja 3, carpeta 2: 37); otr a m en os grave, per o carente de la mí nim a ética,era el pago de viáticos y pasajes a militares que en realidad habían viajado ennavios del gobierno y por ende a quienes no les habían costado nada los desplazamientos que realizaron.

Por supuesto, los encargados de la oficina decían que todos los pagos losrealizaron cum plie ndo la ord en de la com and anc ia g eneral pero q ue a ellos, en sumomento, sí les habían parecido algo irregulares.

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CAREOS EDUARDO VALENCIA

Tabla 1Egresos del libro de la Caja de Panamá

Fuente: (AGN, caja 3, carpeta 2: 40)

Rubro

Servicio militar

Servicio de la marina

Servicio civil y gastos varios

Total

M o n t o

$562.566,00

$118.456,00

$227.678,70

$908.700,70

%

61,91%

13,04%

25,06%

100,00%

Si estas declaraciones, donde abiertamente se les adjudica a los gastos militares la grave situación de las finanzas nacionales en el departamento, las cruzamos con los datos del libro de caja para los primeros siete meses de 1903, quehe m os o rgan izado en la Tabla 1, lo que enc on tram os es que en efecto el granrubro de la composición de los egresos es el que se va en el gasto de guerra ydefensa.

Gráfico 1

Composición de egresos. Panamá 1903

Servicio civil ygastos varios

I r O/,.

marina13%

1  • ••-

^^^gfígÑmSjk Servicio militar62%

•• V/- .; .VcV, C .v . - C • : . : . : • • : . : • ,

Co mo lo mu estran la Tabla  1 y el Gráfico 1, casi el 6 2 % de los gastos p er tenecen al estam ento castrense y el 13% a los servicios de marin a; así, ún icam en te$227.678,70, correspondientes al 25%, son empleados en los gastos civiles . Essuficientem ente claro que el hue co q ue inten taba llenar las remesas que se enviabana Pa na m á estaba com pu esto casi exclusivamente p or los mili tares, ya fueran com o

pagos regulares, irregulares o delictivos.Los militares destinatarios de los fondos eran en su mayoría oficiales de

alto rango: siete generales, seis coroneles, un sargento mayor, tres capitanes, dostenien tes, s iete sargentos y ún icam ente dos soldad os; el total de la nóm ina m en -

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COSTOS FISCALES PARA BOGOTÁ DE LA PÉRDIDA DE PANAMÁ

sual era de $11.337,60. Sin em bar go , com o m uc ho s de estos militare s se desplazaban hasta Panamá para cobrar sus sueldos, ellos aprovechaban la ocasión para

exigir que se les cancelaran los mon tos corre spon dien tes a dos meses, con lo queotra infracción se cometía, pues el Decreto 1829 de diciembre de 1902 prohibíaese tipo de pagos.

EL  DESORDEN ADMINISTRATIVO Y LOS INGRESOS FISCALES

Adicional a estos gastos, también debemos sumar lo de vales pagados pero nolegalizados, es decir, cuyo soporte contable aún no se había tramitado. Ese era elcaso de la com pra y gastos de sostenim iento del crucero nacion al "Pinzó n" (AGN,caja 3 , carpe ta 2: 41 ). Ni siquiera era del tod o claro c uá nt o d ine ro le hacía falta alas oficinas nac ionale s en Pan am á pa ra po de r cu brir los costos que a través de ellase t ram itaban .

El problema del desorden era aún más grave que la falta de legalización devales y papeles. Negocios de má s cuantía, y en ese sentido má s im po rtan tes, tam bién estaban enredados contablemente y ya nadie sabía cómo eran las cuentas.Este era el caso de la habili taci ón del M uelle de la Boca que h abí a co sta do $200.000en oro americano y que canceló la administración del f isco pero que debía serreembolsado por la Compañía del Ferrocarril de Panamá. Sin embargo, sobre unnegocio de tanto valor los administradores no tenían claro cuánto dinero se había recuperado de la Compañía y cuánto faltaba por ser reintegrado. La razónpara tal desord en era que el general Carlos Albán re mitía c antidad es qu e no llegaban a cubrir la totalidad del negocio pero de las que al parecer no se teníansop orte s (AG N, caja 3, car peta 2: 41).

Otro negocio en las mismas condiciones de desgreño administrativo eranlas cuentas con el Banco N acional. La admin istració n tenía un vale por $500.000en billetes del Banco qu e hasta la fecha de la visita no ha bía sido c ancela do (AGN ,caja 3, carpeta 2: 41) ni se tenía claro cómo se iba a recuperar la plata de unestablecimiento en liquidación desde hacía varios años.

Como si con esto no fuera suficiente para tener claro que las oficinas nacionales en el departamento de Panamá vivían en un permanente déficit , a pesarde las remesas y suplementos que le enviaban de Bogotá y del mismo Panamá yde las rentas nacionales en la región, debemos agregarle dos nuevos problemas.El primero, un vale por $300.000 que había firmado el general Albán, dinero queem pleó pa ra su traslado h asta Riohacha y que, po r estar mu ert o, ya difícilmentelegalizaría. El segundo, otros $300.000 entregados al general Julio Giraldo de los"que tam bié n se ignora el pr od uc to" (AGN, caja 3 , carpe ta 2: 41).

Así las cosas, los gastos en las funcione s sociales de la Na ción en P an am á seveían en la más absoluta precariedad. En 1901 al hospital se le adeudaban $7.000y a su vez la insti tución, únicamente por las carnes consumidas, debía $14.000(Pizzurno, 1990: 92). Y la situación de los funcionarios de la administración fiscal era igual de precaria. En un memorando de 1898, el administrador pide que

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

se eleven los $10 mensuales que se destinan al pago del canon de arriendo delloca l y que se les asigne  15 para conseguir una oficina q ue cum pla co n los m íni

m os requerim ientos exigidos , pero

Si acaso V. S. estime inconveniente hacer el aumento que solicitó, me permitosuplicarle que siquiera entonces el gasto de $12,50 mensuales que actualmente sepagan por no ser de justicia que el excedente de $2,50 ó sea de $30,00 anua les salgadel bolsillo del admin istrado r... (AGN, caja 9, carpeta  3: 19).

Pago bastante alto para un funcionario al que no se le cancela su salariocon regularid ad y que, adem ás, debe cubrir con sus pro pios fondos los gastos del

Estado. Pero si se descuidaba también le tocaba llevar los muebles de la oficina,pue s el 23 de ma yo de 1903 en el incendio de Pa nam á, el m obiliario de la inspección del puerto se quemó y no había presupuesto para reponerlo (AGN, caja 9,carpeta 4: 38). Los muebles no eran gran cosa y sabemos esto porque para lamisma oficina en 1899 se levantó un inventario que aparece en la Tabla 2.

Tabla 2Inven tario de mu ebles, inspección del pu ert o y jefatura

del Resguardo Nacional de Panamá

Fuen te: (AGN, caja 3, carpeta  3: 6)

Cantidad

3

2

1

6

1

1

2

1

6

6

1

4

2

6

2

Muebles

Mesas chicas en m al estado

Escritorios en mal estado

Estante chico en mal estado

Sillas en mal estado

Silla gira toria

Reloj

Tanques chicos para agua

Falva en mal estado con sus enseres

Chumaceras de cobre

Porras en mal estado

Bandera en mal estado

Remos en mal estado

Velas, mayor y chiquita en m al estado

Cojines en mal estado

Cañas

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COSTOS FISCALES PARA BOGOTÁ DE LA PÉRDIDA DE PANAMÁ

Como es evidente, no se requería mucho dinero para reponer las pocassillas y mesas. Sin embargo, no se tenía, a pesar de no saber qué había pasado con

los $200.000 de o ro am ericano de la habilitación del muelle o con los $300.000entregados al general Albán. Por eso la solución era continuar pediendo giros,llámense remesas o suplementos, a las instancias respectivas. No había otra salida, porque las rentas no alcanzaban y otras fuentes de ingresos ya no estabandisponibles.

Los ingresos corrientes de la oficina nac ional en Panamá fueron tamb iénlevantados po r la visita de mediados de 1903 y aparecen en la Tabla 3. Lo prim eroque debemos decir de los datos es que las cuentas están descuadradas. Nosotroshemos trascrito el mon to total que aparece en el docum ento , $734.559,35, pero la

suma de cada uno de los rubros da $724.430,55, esto es, un descuadre de$10.128,80.

Tabla 3Ingresos del libro de caja. Panamá, enero a julio de 1903

Fuente: (AGN, caja 3, carpeta  2: 39)

R u b ro

SalinasPapel sel lado y t im bre nacion al

Telégrafos

Derechos consulares

Derechos de degüello

Derechos sobre minas

Mul tas impues tas por au tor idades nac iona les

Extracción de lastre de Panamá

Ingresos varios

Derech os de pesca de perlas

Depó sitos sobre ren tas de cigarri l los

Depósitos sobre rentas de tabaco

Remesas de otras oficinas

Remesas de la pag adu ría central

Suplementos depar tamenta les

Tota l

M o n t o $

17.938,3520.459,20

727,15

1.973 00

81.666,55

356,35

32,00

1.039 50

30.443,20

7.100 00

30.000,00

17.500,00

22.102,80

427.492,45

65.600,00

734.559,35

%

2,48%2,82%

0,10%

0,27%

11,27%

0,05%

0,00%

0,14%

4,20%

0,98%

4,14%

2,42%

3,05%

59 ,01%

9,06%

100,00%

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

El informe de la visita tam bién hacía claridad que se debía agregar la existencia en caja del prim ero de enero de 1903 que co rrespond ía a $5.134,75 más los

derechos de exportación que se habían pagado en oro pero de los cuales se habíaestado disponiendo y que por ende no estaban registrados pero que en pesos deplata correspondían  a $36.321,15. Por último , se sum aron los préstamos que sehabían conseguido del comercio local y que en los prime ros siete m eses del añollegaron a $131.000, lo que arroja un gran to tal, según los cálculos de los funcionarios, de $907.015,25.

En  el gráfico siguiente colocamos  las proporciones de cada uno de estosingresos, agrupándolos pa ra poder ver con claridad la importancia de cada un o.Del primero que debemos hacer una advertencia es de los derechos de exporta

ción que en la visita aparecen como pesos de plata mien tras los restantes están enpapel mo neda. Como es bien conocido, durante los años de la regeneración convivieron paralelamente tres tipos de moneda : pesos-oro, pesos-plata y papel moneda. Cada uno se empleaba en diferentes cuentas y generalmente, com o en estecaso, los pagos de exportación  se hacen en oro o  plata. Para poder realizar laconversión hemos empleado dos métodos. El primero es utilizando el total queda  la visita ($907.015,25) y a éste se le restan todos los rubros; la diferencia debecorresponder  con la equivalencia de los $36.321,15 de los derechos de exportación, en este caso son $51.584,70. La otra forma ha sido usando la corre sponden

cia, que propone losé An tonio Ocampo en los anexos de Colombia y la economíamundial (Ocampo, 1998: 402), de tasas de cambio de 1,873 y 1,503 entre pesos-oro y papel m oneda con pesos-plata, respectivamente. Por este m étodo, los derechos de exportación  son $45.353. En términos porcentuales, respecto al total deingresos, la diferencia entre uno y otro dato son 0,69%, es decir, com pletamenteirrelevante para nuestros fines.

Gráfico 2Ingresos más relevantes de Panamá en 1903.

pagaduría  cen

ted ios  de degüelle:

186

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COSTOS FISCALES  PARLA BOGOTÁ DE LA PÉRDIDA  DE PANAMÁ

Así las cosas, los derechos de exportación no eran una de las fuentes relevantes de la administración nacional en Panamá; su aporte era de un escaso 5%

al 6%; menor que el 9% que se conseguía a través de los derechos de degüello,una de las rentas nacionales en los departamentos más importantes de fines delsiglo XIX. Específicamente, en el Istmo entre 1897 y 1898 el aporte promediomensual fue de $7.396,69; aunque en agosto del 97 fue de $10.043,35 y en losúltimos meses del 98 estaba en $6.953,35, registrándose una caída importante.En cam bio, el pr om ed io me nsua l de 1903 es de $11.666,65. Sin em barg o, no po dem os afirmar que sea m ás alto, en tanto los alt ísimos índices inflacionarios com oconsecuencia de las emisiones de la guerra, así como los fuertes controles monetarios impuestos luego de ella, hacen que sean prácticamente incomparables las

dos cifras a pesar de tener sólo unos años de distancia.

Gráfica 3Co mp ortam iento de los ingresos declarados por degüello. Panam á,

agosto 1897-diciembre 1898

Fue nte: (AGN, caja 26, carpeta 1; caja  23, carpeta 2; caja 8, carpeta 2)'

aíiof.un)  --

Para confrontar los datos de ambas fechas preferimos hacerlo mediante supeso relativo en el tota l de ingreso s. Para los 17 meses d e finales del XIX, en p ro m edio la renta de degüello pa na m eñ a le significó a la Nación el 6,3% m ensu al, que esbajo,  si se comp ara con el 9% que arro jaron las cuen tas de 1903. Lo que no quieredecir que la renta haya caído o aumentado. Solamente quiere decir que su importancia en la estru ctura de los ingresos fue m ayor en  1903, pues com o lo mues tra elGráfico 4, ún icam ente en agosto de 1897 llegó a estar por encim a del 9%.

1 Los datos de noviembre de 1897 y agosto y septiemb re de 1898 fueron estimadosa partir de los saldos de los meses inm ediata me nte anteriores y posteriores.

187I

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

Para com prender ese alto peso relativo en los balances de agosto de 1897 yen  1903, debemos detenernos en las remesas nacionales. Ellas, en tan to eran una

de las fuentes más im portan tes de los ingresos en Panamá, determinaba n la relevancia relativa de los ingresos: cuando llegaban y eran abunda ntes, las otras fuentes perdían peso, y al con trario, cuando escaseaban, los otros ingresos eran los demayor preponderancia.

Gráfico 4Comportamiento porcentual de los ingresos por degüello

sobre el total de ingresos mensuales. Panamá, agosto 1897-diciembre 1898

Mes

Esta relación entre las transferencias desde Bogotá y las otras fuentes deingresos nacionales en el dep artam ento es lo que explica el com portam iento casiinverso que presentan los Gráficos 4 y 5. Cuando las rentas de degüello van ca

yendo desde agosto de 1897 hasta diciembre del mism o año, es porque las remesasde la pagaduría central van aumentando en esos mismos meses. El punto másalto de los giros bogotanos es ese didem bre con los $56.000 (Gráfico 6) que correspond ieron al 15,7% del total percibido p or los panam eños, m on to que precisamente se corresponde con el mes en que la renta de degüello fue, en términosrelativos, la más baja aunque en valor absoluto era apenas u n poco m enor de loque se registraría en los primeros meses de 1898.

Por el contrario, los primeros tres meses de 1898 el valor relativo deldegüello aumentó gracias a la caída de los envíos de recursos desde Bogotá, tal

y como se muestra en el Gráfico 6. Sin embargo, el bajo monto de los girosbogotanos fue gradualmente sustituido por las remesas que llegaban desdeBarranquilla.

¡188

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COSTOS FISCALES PARA BOGOTÁ  DE LA PÉRDIDA  DE PANAMÁ

Gráfico 5Com portam iento p orcentual de las remesas nacionales

sobre el ingreso total mensu al. Panam á, agosto 1897-diciembre 1898

p

18,0%

16.0%

14,0%

12,0%

10,0%

8,0% •

4,0%-

2 ,0 % '

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Gráfico 6Co mp ortam iento de las remesas nacionales. Panamá,

agosto 1897-diciembre 1898

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

Gráfico 7Co mp ortam iento de las remesas desde B arranquilla.

Panamá, agosto 1897-diciembre 1898

25-000,00

20.000,00

1  15,000,00

10,000.00 -

5,000,00 -

n

-

Mes

En  el  Gráfico  7 se aprecia  el  i m por t a n t e a um e n t o  en los  traslados entreene ro y mayo  de  1898, que si bien  no llegan  a ser los $56.000 transferidos desde

Bogotá  en  diciembre  de  1897, sí son mon tos re levantes . Para hacernos  una  ideade  la  dependenc ia  de los  recursos  de la  Nac ión  en  Pa na m á  con los  trasladosba r ranqui l l e ros ,  es suficiente  con mi ra r que el p r o m e d i o de lo  enviado desde laPagadur ía Centra l en este año y m e d i o es de $14.789, mien tras  el  barranqui l le roes  de  $16.650, esto  es un  poc o m e nos  de  $2.000.  La diferencia  es por el  casoa t íp ico  de ese  d i c i e m br e  que  elevó  el  p r o m e d i o n a c i o n a l ;  de lo  c on t r a r i o ,Barranqui l la contr ibuir ía  con a l rededor  de $5.000 más que Bo gotá.

Pero, además , el c o m p o r t a m i e n to de las remesas costeñas, a pesar del fluc-t ua n t e c om por t a m i e n t o  que t ienen, va a ganar  una  gran relevancia en la es t ruc

tura de ingreso s de la of ic ina n ad on al de la adminis t r ac ión panam eña . En el Gráfico 8 aparecen  los porcentajes  de estos giros y c ó m o de un  m ode s t o 4 , 3% quet ienen  al comienzo  del pe r íodo  se van  haciendo fuertes hasta llegar  al 31 ,9% ennov i e m br e de 1898. Por supuesto, hay un par de meses en que caen, pe ro sólo sondos casos.

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COSTOS FISCALES PARA BOGOTÁ DE LA PÉRDIDA DE PANAMÁ I

Gráfico 8Com portam iento porcen tual de las remesas de Barranqu illa sobre el ingreso

total me nsua l. Pan am á, agosto 1897-diciembre 1898

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Recapitulando, lo que hemos afirmado en los úl t imos párrafos es que laestru ctura de los ingresos de la oficina fiscal nacion al en Pa nam á d epe ndía estre

chamente de las remesas que les l legaran, mientras que su vinculación con lasrentas depa rtam enta les, incluyendo las t ransferencias qu e le hace el dep art am en to ,  es mínima. Para demostrarlo evidenciamos, primero, el bajo impacto de losderech os de ex porta ción en 1903 y, a juzgar po r los balances me nsua les de 1897 y1898, estos m on tos son m ínim os. Segundo, que los suplem entos dep artam entales en el primer semestre del año de la separación representaron sólo el 7,2%, yeso que los polí t icos panameños en esos meses hablaban de la cantidad de dineros que tenían que transferir. Aún má s, entre ago sto de 1897 y diciem bre de 1898,el de pa rta m en to en total sólo t rasladó $9.000, que se contab il izaron en los meses

de diciembre 97 y enero 98, mient ras que Bogotá envió más de $207.000 yBarranquil la más de $249.000 en el mismo período.

Tercero, y tal vez lo más sustancial, es que al tom ar la renta dep arta m enta lmás im por tante , la de degüello -a l final del períod o contable ac um ulaba  161,960,40contra los $60.400 recaudados p or los correos que aparecían en el segun do lu g ar -ycomparar su peso relativo en los ingresos contra el total -Bogotá + Barranquilla-de las remesas recibidas, se enc uen tra un a corre spo nde ncia casi perfecta, si el añ o ym edio se divide en tres perío dos y se asu m e el total de transferencias co m o variableinde pen dien te. En el Gráfico 9 aparece esta correlación.

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i CARLOS EDLARDO VALENCIA

Gráfico 9Correlación entre porcentajes normalizados de total remesas nacionales

y renta de degüello. Pan amá , agosto 1897-diciembre 1898

9

-2,50  -2 00 -1 50 I  -0 50 0 00 0.50

Porcentaje normalizado total remesas

Para hacer comparables  los porcentajes , hem os h echo  lo que la estad ístical lama normal izar . En el gráfico  se ve con claridad  que  existen tres intervalos: el

ante r ior  al cero  en las remesas, el que está ent re 0 y 0 5 y el super ior  al 0,5. Paraque  su interpre tac ión  sea más clara, he m os colocad o  los coeficientes  de correlac ión, ordenados para cada per íodo   en la  Tabla  4; c o m o  se ve en los  meses  deagosto a febrero y oc tubre a dic iembre , la relación  es muy estrecha, m ientr as queen  el inter me dio , esto es, ma rzo  a julio, no es tan  fuerte.

Tabla 4Correlación entre porcentajes normalizados del total de remesas y renta

de degüello. Pana má, agosto 1897-diciembre 1898.

Mesesagosto 1897-febrero  1898

marzo 1898-jul io 1898

octubre 1898-dic iembre 1898

í n d i c e de  corre laciones0 834

0 486

0 997

Así, es ba sta nte clara la depend encia de l com po rtam ient o de l peso re lat ivode  la  renta  de degüello  con los porcentajes  de  dinero t ransfer ido  a Pa na m á , es

decir, para  que la  oficina  del  I s tmo pueda mantene r  su  op e rac ión  en  aquellosaños eran indispensables  las  transferencias, sean  de la  Pagadur ía Centra l  o deBarranqui l la . Y este fenóm eno es tan to p ara 1897 y  1898 com o para 1903. En esteúlt i m o añ o, Bogotá enviaba $427.492,45, que  son casi el 50% de los ingreso s, esto

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

C om o se ve en el Gráfico  10 , la caja fluctúa fuerte me nte en un ra ngo basta nte amplio y sin que presente un ri tmo temporal evidente. Lo único que podemos

afirmar con cierta seguridad es que el monto que encontraron los visitadores en1903 no es un valor m uy d istinto al de los últim o añ os del siglo XIX, y en am bo scasos la liquidez es un p rob lem a serio al que se enfrentan los adm inistra dore s.

C om o la l iquidez tend ía a rangos bajos y fluctuantes y las remesas n acionales escasamente alcanzaban a cubrir el 76% de los gastos militares, se hacíanecesario que la administración del fisco recurriera a los agentes privados localespara conseguir los recursos fallantes; entonces, 1903 fue un año aún más duropara los intereses económicos nacionales en Panamá.

Como hemos dicho, la caja panameña vivía en un permanente desangre

de bid o a los cobros de los militares colo m biano s de tod as las regiones del país. Enese sentido, Panamá solamente actuaba como intermediario, pues la Nación rem itía sus fondos pero éstos luego se transferían a los otros de pa rtam ent os a través del pago de nóminas.

Sin embargo, en esta operación Panamá debía buscar unos recursos adicion ales pa ra el financiamiento de esas nó m in as . D ine ros que consegu ía a travésde los negocio s priva do s. Pero en 1903 gran p arte d e estas posibilidade s se cerraron. Los banqueros dejaron de prestar por los montos que se les adeudaban. Enun telegrama de mediados de año se deja constancia de su negativa:

Panamá 4(10 am) Buenaventura 4 junio de 1903Ministerio del TesoroBogotáRemesa treinta mil pesos no alcanza pagar banqueros y niégase prestar sinoautorizan giros cable no se sucederá aquí.Administrador (AGN, caja  23, carpeta  3: 96).

Si los banqueros cerraban sus puertas a la administración nacional, y esválido suponer que para que se dieran estas negativas los móviles iban desde

razones económicas hasta polít icas, la Compañía del Ferrocarril también guardaba la misma distancia:

Panamá 19 (5 pm) Buenaventura 19 mayo 1903Ministerio de GuerraBogotáCompañía Ferrocarril no da ni carbón ni agua porque no pagase de contadourge foro cable cincu enta mil pesos oro (AGN, caja  23, carpeta  3: 90).

C on las pue rtas cerradas en los banc os y en la Co m pañ ía del Ferrocarril , la

adm inis trac ión se hacía cada vez más difícil , pues la únic a m an era que le qued abaa la Nación de conseguir dineros en la región era a través de los suplementosdep artam enta les, es decir , los traslados de fondos del de pa rtam en to hacia el fisconacional en Panamá.

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COSTOS FISCALES PARA BOGOTÁ DE LA PÉRDIDA DE PANAMÁ

Pero este cam ino ta m po co fue m uy ex pedito en 1903 y la región se negabaa realizarlos, o a servir de fiador en las op era cion es n acion ales y así blo qu ea ba las

pocas opciones que le que dab an a la of icina par a cont inu ar o pera ndo . El pr im erode julio llegó un telegrama en el que se decía:

Vapores Bogotá D arién no pueden seguir Cauca. Falta carbón. Com pañía Ferrocarril exige pagarlo contado u orden gobernador suministro. Este niégala.Vásquez (AGN, caja  23, carpeta  3: 98).

Al siguiente día, 2 de jul io de 1903, el gobernador panameño contestó aeste telegram a del general Vás quez a través de un fuerte cable que d irigió a Bogotá, y en el que se queja ba de los su ple m en tos qu e debía realizar y qu e, co m o siem

pre ,  se em ple ab an en el pag o d e gastos militares . En el teleg ram a se lee:

Panamá 2, Buenaventura 2  julio 1903VicepresidenteBogotáY le suministrad o fondos dpn to sesenta mil pesos plata para gastos militares guarnición y comandancias flotilla atlántica pacífica. Situación insostenible. Públicoindignado por ingentes gastos que se hacen pesar sobre Departamento. Si no esposible poner orden y suprimir comandancias vereme obligado renunciar.Gobernado (AGN, caja  23 , carpeta  3: 100).

Así, si bien existían las posibilidades de conseguir recursos mediante elconcurso de las finanzas departamentales, esas opciones eran cada vez más remo tas pu es no existían las con dicione s para efectuarlas. La si tuación era tan grave como para que el gobernador se at reviera a formular un ul t imátum como elque acabamos de transcribir y amenazara con pasar su renuncia, a la vez queacababa de negar su apoyo para mediar en conseguir los dineros necesarios parala operación naval que denunciaba el general Vásquez.

EL MANEIO ECONÓMICO LUEGO DE LA SEPARACIÓN

Pero, además, no solam ente los problemas de la administración nacional en Panam á era n fiscales. Estos asu ntos cada vez ejercían u na ma yor p resión sobre la ya m uycomp licada tensión polí tica en el dep artam ento . Por supuesto, la precarieda d económ ica de Colo mb ia en Pan am á no fue un móv il para la separación de noviem bre,pue s la situación era similar en los restantes dep arta m en tos y, sin emb arg o, éstos nose sepa raro n. Pero la pobre za colo mb iana frente a los altos gastos en la región y laconsecuente presió n que ejercía para conseguir suplemen tos d epartam entales sí seem pleaba com o u na excusa política que justificara la secesión.

Al final, los ul t im átu m dejaron de ser una am ena za y efect ivamente el departamento de Panamá dejó de enviar los suplementos, ya no eran posibles, elde pa rtam ento se había conv ert ido en un a nueva República. Pero, po r paradój icoque parezca, esto no significó un alivio a la carga fiscal colombiana debido a los

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

gastos pa na m eñ os . Claro qu e con la separació n, la adm inistra ción nacion al en elIs tm o desapareció , pero C olom bia n o deseaba reconocer la independencia y de

bió cont inuar asumiendo los compromisos in ternacionales que su ant igua región había contraído o le correspondían.En 1905 , jo rge Holgu ín , a nombre de l gob ie rno de l genera l Reyes ,

renegociaba la deuda colombiana en Europa y dentro de ella mantenía la proporción de los em préstitos qu e corresp ond ían a la recién creada Nación, com o me canismo para no reconocer implíc i tamente su independencia .

En su carta del 18 de octubre de 1905 al consejo de bondholders, Holguínaf irmaba que:

En el mencionado convenio aprobado definitivamente, no se estipuló condiciónningun a sobre la parte de la deuda colombiana que debe pagar Panamá. Colombia se comprome tió a pagar el capital y los intereses de toda la deuda , llevando sudelicadeza y su previsión hasta el extremo de no aceptar el artículo 8 o que poníaen guarda sus derechos, porque no se creyera que tal estipulación implicaba elreconocimiento de la nueva república... (AGN, caja 1, carpeta 4: 29).

Colombia in tentaba mantener por lo menos su pre tensión formal paraque no se reconociera la separación panameña; a cambio, debía mantener susesfuerzos fiscales y con tinu ar pag and o el total de la deu da, incluyen do el porcen

taje qu e le corres pond ía a los istme ños.Claro qu e el gob ierno del general Reyes, co m o casi todo s los colo m bian os

in fo rm ad os de la époc a, sabía que las posib ilidade s reales y ciertas de rec up era r elant igu o d epa r tam ento eran com pletam ente inexis tentes . Por lo tanto , se in tentóf irmar un t ra ta do con Estados Unido s en e l que Pan am á asumía p ro po rd on al -m ent e la deuda colom biana co ntra ída antes del 3 de noviemb re de 1903. El m on to se fijó en 2.500.000 dólares que serían cancelados en 10 anualidades, cada unade US$250.000 y que ser ían asumid os, a nom bre de los pan am eño s, po r los norteamericanos desde 1908 (López Michelsen, 1989: 155).

Pero las tensiones polít icas en Bogotá y en general en toda C olom bia erantan fuertes com o para o bligar al gob ierno a no insistir más en ese trat ado y por elco ntr ari o negociar la deuda en térm ino s globales y no p or pro por cion es. Si no lohacía así, las críticas que recibiría serían fuertes.

El único móvil para mantener el compromiso por el total de la deuda noera sólo la polít ica inter na o la diplomac ia intern acio nal. También había u na justif icación e conó m ica de po r me dio . En una carta de uno s días después , el m ism olorge Holguín le comentaba a Rafael Reyes que:

... por consiguiente, no hay ninguna duda sobre el particular: lo que Colombiareciba de Panamá es para su Tesoro, puesto que nada tiene que dar á los tenedoresde la deuda un a vez que su gobierno se comp rom etió á pagarla toda y dio garan tíapara el pago de toda ella (AGN, caja 1, carpeta  4: 34).

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COSTOS FISCALES PARA BOGOTÁ DE LA PÉRDIDA DE PANAMÁ

Desde una perspectiva pura m en te eco nómica, man tene r el pago de la deuda no era un buen negocio. Se trataba casi de generar, indirectamente, un perío

do de gracia para los pa nam eño s -y por esta vía a los no rte am eric an os - que notendrían que pagar por un t iemp o la pro por ción de la deud a colom biana q ue lescorrespondía, mient ras que Colombia efectuaba esos desembolsos. Además, engeneral , adelantar pagos supone asumir los costos de la pérdida de control deldinero por el anticipo que se esté realizando.

Dicho esto, sin embargo, el gobierno colombiano aspiraba a sacar algúnprovecho de la si tuación, al intentar negociar después con Panamá directamente,y pro ba blem en te en esto tenía razón , ya que si perm it ía qu e los tened ores de losbo no s colom bian os neg ociaran p or su propia cuen ta, sería posible que los intere

ses de Colombia fueran perjudicados aún más.Pero más interesante es que la carta ent re el embajador en Europa y el

Presidente, al igual que el fracasado tratado, dejan ver con toda claridad queColombia era plenamente consciente que las posibi l idades de que el Is tmo retor na ra al país eran n ulas , y que p or lo tanto, al no po der consegui rse de inm ediato el dinero que pretendía compensar la pérdida, había que preparar la s i guiente fase del proceso de negociación y empezar a pensar en la indemnización que se podría consegui r unos años después, cuando el c l ima pol í t ico lopermi t i e ra .

En real idad, lo alarmante de la negociación económica colombiana respecto a la perd ida de P ana má con los intereses europ eos en los siguientes años ala separación, no fue con los poseedores de bonos de deuda sino con la Compañía del Ca nal y las 50.000 acciones qu e poseía la Na ción en ella. Para co m pr en de rla situación, volvemos a citar cartas entre Holguín y Reyes:

Conforme a esta modificación, que con toda posibilidad será ley de la república[francesa] la Antigua Compañía del Canal de Panamá quedará exonerada de laparte (60%) que le corresponde en los derechos de registro.

Quién debe pagar el 40% de diferencia? Evidentemente la Nueva Compañía delCanal. Pero como esta Compañía tiene en sus manos las 50.000 acciones (ó suequivalente en dinero) sobre las cuales puso hace tiem po embargo, es más probable que vuelva ahora á decir que el pago lo hará pero cargándolo en cuenta aColombia (AGN, caja 1, carpeta 4: 68).

Es decir, t ras de que Colombia había perdido un departamento de su territorio y que con él se iban las posibi l idades de enc on trar en algún m om en to recursos importantes para su economía, además, como hemos dicho, lo que en real i

dad perdió con la separación de 1903 fueron las fuentes de recursos frescos, loque sí supuso un fuerte golpe para el fisco nacional, que venía a sumarse a losproblem as con la Com pañ ía del Canal .

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CARLOS EDUARDO VALENCIA

Como es bien conocido, las negociaciones con las compañías -Antigua yN u ev a- siem pre fueron difíciles y el deso rden adm inistrativ o de las emp resas y del

Estado , la especulación financiera en las bolsas, las condicio nes tecnológicas de desarrollo de la con struc ción y hasta el contexto in salubre de la región, jug aro n paraque jamás fuera posible una relación armoniosa 2 . Como si esto fuera poco, venía asumársele la separación pa na m eña y con ello una m arañ a aú n peo r de problem as.Entre ellos, quién debía asumir los costos de los registros en Francia, donde, a suvez, los embates políticos en torno al tema eran fuertes y los intereses privadosjugab an insistentemente en los debates en el parlame nto.

C om o el Estado tenía la posición más déb il en esa tensió n, y co m o to do hilo serom pe p or la parte m ás delgada, al final sería Colo mb ia quien term inaría asum iendo

los costos, pues la Antigua C om pañ ía ya no existía y la Nueva sim pleme nte trasladabalos rub ros correspo ndientes al Estado colom biano . Así, al final term inó perd iend o: elterritorio panameño, la construcción del canal, las fuentes de recursos frescos, losintereses y el capital de la proporción de la deuda externa que le correspondía a lanueva República y hasta las acciones y los derecho s d e registro en Francia.

Recapitulando, hem os dich o: prim ero, que las rentas nacionales en Pan amá-d ere ch os de exp ortación , de degüello, depó sitos sobre cigarrillos y tabacos y o tr o s-no alcanzaba a cubrir ni el 30% de los gastos que Colombia asumía en la región.Segun do, que aunq ue su ene paradójico si se t iene en cuenta los hechos de nov iem

bre d e 1903, en lo que má s se gastaba dinero era en la defensa y prote cción delIstmo -si es que podemos llamar tan eufemísticamente al gasto militar-. Tercero,qu e gran parte de ese gasto era irregular y hasta frau dulen to. C uar to, que la fuenteprincipal de recursos en los últimos años para la oficina fiscal en Panamá eran losgiros nacionales y no los suplemento s d epartam entales y men os las rentas regionales. Qu int o, que en ese año las fuentes tradicionales de recursos en la zona: C om pañía del Ferrocarril, los bancos y el departamento, dejaron de entregar recursos, loqu e a su vez inc rem en tó la tensió n p olítica. Sexto, y últim o, que luego de la separación, Colombia continuó con los pagos por el total de la deuda sin excluir la pro

porción panameña y que las razones para ello fueron sobre todo políticas y de lanegociación económica asociada a ella.

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Pa na m á y sus efectos terr i toriales en C olom bia.

Siglos XIX y XX

F a b i o Za mbra no

L A  ADSCRIPCIÓN ADMINISTRATIVA DE PANAMÁ A SURAMÉRICA

La arquitectura territorial del continente definió al Istmo de Panamá como una

especie de "gozne", como un "espacio bisagra", encargado de comunicarmacroespacios distantes, sean éstos el Atlántico y el Pacífico, o el no rte y el sur delcon tinente. Estas vocaciones territoriales han marcado las dinámicas po líticas dela adm inistración de Panam á, desde el inicio de la constitución del imp erio español en América. Una de las paradojas históricas que encontram os al analizar lasdinámicas espaciales de Panamá es que mientras estuvo adscrita a la adm inistra ción política de la Nueva Granada, sus relaciones espaciales eran mínim as, mientras que, luego de su separación, sus efectos territoriales han sido profundos, com overemos en esta ponencia.

Estas vocaciones comunicadoras aparecen desde el momento mismo enque el inicio del pob lam iento del con tinente americano tuvo en el Istmo de Panamá su paso na tural de tránsito entre el norte y el sur del continente. Puente natural entre estos macroespacios, desde la Conquista m uestra u na función de comunicación que luego va a ser sistematizada po r el Estado español, que lo va a separar, en términos administrativos, de Centroamérica para adscribirlo a las unidades administrativas del sur, prim ero al Perú y luego al Nuevo Reino de G ranada ,dos posesiones españolas de ultramar que derivaban sus riquezas de los Andes.

Desde el momento en que Vasco Núñez de Balboa descubrió el océano

Pacífico, Panamá se convirtió en el gozne que une diversos macroespacios delimperio español. Su vocación de eje de com unicaciones entre la costa occidentalde Suramérica y el Caribe provocó que la geopolítica española im pusiera sus intereses y le asignara al Istmo funciones de com unicación entre los lugares pro ductores de recursos mineros, las mo ntañas andinas del Perú, y la metrópo li donde

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PANAMÁ   Y SUS EFECTOS TERRITORIALES EN COLO MBIA .

SIGLOS XIX Y XX

siones por la capitalidad. Si bien Santa Fe presen ta co m o atrib utos su centralida dy la alta den sida d dem ográfica de su territorio, otros espe raban que la expan sión

caribeña presionara por una nueva capital que fuera puerto. La gobernación dePanam á, el cabildo de Cartagena y el obispo de Caracas c om an dan estos interesesde cambiar la capital . Pero de nuevo la geopolít ica imperial terminó imponiéndose y confirmó a Santa Fe como capital del nuevo virreinato. Otra vez, las funciones de com unicación se im pon ían com o cr i ter io para mante ner en los Andesla capital administrativa de esta gobernación que tenía costas en el Caribe y en elPacífico, pues esta ciudad and ina, que se encon trab a a varios meses de los p uer tosmarítimos, aseguraba las comunicaciones terrestres entre Quito y Cartagena, asícom o con C aracas. Esto lo po de m os observar en los i t inerarios del correo a fina

les del siglo XVIII, do nd e se pue de observar la imp orta nci a de la Nueva Gr ana daen relacionar los circuitos del correo que provenían de los Andes del Sur con lafachada caribeña, y de all í conectar con el correo m arí tim o que salía de C artagen ahacia España.

En el nuevo virreinato se incluyeron las provincias que conformaban elPanamá español : Veraguas , Darién , Portobelo . Este v ir re inato incluía cuatromacroespacios: el Nuevo Reino, la Capitanía General de Venezuela, Quito y Panamá. Era evidente que los intereses españoles por conservar una unidad administrativa ten ían el sentido d e ma nte ne r la un ida d de la fachada ca ribeña, el cos

tado Pacíf ico y el corazón an dino. De nuevo e nco ntram os a Panam á cum pliend ola función de bisagra que unía estos espacios, pues ejercía como una especie decordón umbilical entre Lima y sus gigantescas riquezas de plata y su traslado aEspaña.

LOS EFECTOS DE LA CRISIS CARTAGENERA

D ur an te la Colon ia, al igual que du ra nt e el siglo XIX, la circulac ión de las pro vin cias del occidente de la Nueva Granada, como Pasto, Cauca y Antioquia, no sehacía por el Pacífico puesto que por las dificultades de transporte tenían quebusc ar el r ío Magd alena pa ra salir por el pu erto de Cartagen a. La fachada m arítima del Pacífico se encontraba cerrada, en razón a las dificultades de las comunicaciones entre el valle del r ío Cauca y el pu erto de Bu enav entura , pues el ca m inoque seguía el cañón del río Dagua no ofrecía condiciones seguras para el tránsitode me rcanc ías, y en invierno tam po co el de viajeros.

En razón de ello, los comerciantes de Quito, Pasto y Popayán tenían queutilizar el camino de Guanacas, que salía a La Plata, en la Provincia de Neiva, opor el camino del paso del Quindío, el más recurrido, para buscar el puerto deHonda y luego seguir la ruta del r ío Magdalena hacia Cartagena. La paradojageográfica era total , pues estas provincias se enc on trab an a pocos kiló m etros dela costa pacífica pero tenían que utilizar el Caribe distante.

A su vez, Ca rtag ena , plaza fuerte de España en el Ca ribe , pres taba diversosservicios urb an os, definidos según los intereses imp eriales españoles, siendo un o

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PANAMÁ  Y  SUS EFECTOS TERRITORIALES EN C OLOM BIA.

SIGLOS XIX  Y  XX

contacto con el Caribe, y se inició la sustitución de ese nombre por el del Atlántico. Este camb io de topo nim ia n os mu estr a la pérd ida de la m irad a sobre este mar,

y con ello se ejemplifica el encerramiento del país en los territorios andinos. Noes gratuito que las bonanzas exportadoras se presenten a grandes distancias delmar, como fue el caso del tabaco en Ambalema, la quina en las vertientes del sury el café en las cordilleras Oriental y Central. El desarrollo de las economíasexp ortad oras en los espacios andin os y la crisis de C artagena influyeron decisivam ent e en el cam bio de relaciones entre B ogotá y los terri tor ios costeros.

La crisis de Cartagena, así como este tipo de desarrollo, implicó la distensión de los lazos que d ur an te 300 año s de relacion es impe riales se ha bía n forjadoentre Cartagena y Panamá. Ésta es una de las razones para comprender que du

rante el siglo XIX el Istmo quede un tanto a la deriva de las relaciones con laNueva Granada, y más bajo las dinámicas internacionales, y con ello vaya perdiend o contacto con nu estro país . S in embargo, encon tram os grand es contras tesentre la suerte de los puertos de Panamá y la decadencia de Cartagena. Además,deb em os tener presen te que el con tacto en tre Pana m á y nues tra costa pacífica eracasi inexistente.

En efecto, co m o ya lo señal am os, el trá ns ito entre el valle del río Cau ca y lacosta pacífica era bastante difícil, como lo demuestra el testimonio del viajerofrancés Gas par Teod oro M ollien en 1823, qu ien bajó po r el río D agu a en un aza

roso via je en canoa y l legó a l puer to de Buenaventura , donde encontró unpoblamiento que no se compadecía con la importancia que debería tener el puerto.  Luego, al tratar de seguir su viaje a Panamá, encontró dificultades para hallartran spo rte, por la escasez del tráns ito m arí tim o p or esa ruta. Este viajero no s dejóel testimonio de la precariedad de este puerto:

Por fin, sin peligro, pero n o sin trabajo, llegamos a ese puerto de Buenaventura enque tantas ganas tenía de verme. (...) Por la importan cia y por la belleza de susituación, Buenaventura debería ser una ciudad considerable; un comercio activo

debería dar a nimación a su puerto; una población rica e industrial debería llenarsus calles, y numerosos barcos deberían entrar y salir sin cesar, pero sin embargono hay nada de eso. Una docena de chozas habitadas por negros y mulatos, uncuartel con una guardia de once soldados, tres piezas puestas en batería; la casa delGobernad or, lo m ismo que la de la Aduana, es de paja y de bambúes, situada en laislita de Cascajal, cubierta de hierbas, espinos, fango, serpientes y sapos: eso esBu enav entura ... Buenaventura, hoy por hoy, no es nada (Mollien, 1970: 37).

Sin embargo, las relaciones territoriales no se limitaban a las transaccionescomerciales, pues con la independencia se estableció otro t ipo de contacto y seconstruyeron nuevas redes, ahora políticas. En efecto, a pesar de la debilidad delcomercio de cabotaje entre el occidente colombiano y los puertos panameños, laRepública significó el establecimiento de otro tipo de relaciones. Desde la terceradéca da del siglo XIX, nue vos lazos se establec ieron ent re la élite residente en Ciu -

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PANAMÁ Y SUS EFECTOS TERRITORIALES EN COLOMBIA.

SIGLOS XIX  Y XX

a los partid os polít icos sirvió de ins tru m en to de control polít ico de estos grupos,a l p roporc ionar e lementos de iden t idad en sus t i tuc ión de los sen t imien tos

identitarios provenientes de un nacionalismo panameño que aún estaba en ciernes y l imita do a un a peq ueñ a éli te. Precisam ente esta funciona lidad de los partidos de consolidar redes de poder local es la que explica el papel que desempeñaun personaje como José de Obaldía, encargado de conectar las clientelas localescon las nacionales, cuyo centro estaba en Bogotá.

Cuatro actas de independencia se producen en la primera mitad del sigloXIX y las cuatro ratifican su pertenencia a la Nueva Granada. Éstas son las de1821,1830,1831 y 1840. No hay asomos de separatismo, entre otras razones porla profun da crisis po r la que atraviesa la eco nom ía pa na m eñ a du ran te este perío

do,  al igual que la neogranadina. Los que firman estas actas en su mayoría ocupan los cargos públicos de mayor importancia. No es gratuito que en estos momentos de penuria económica, el control del Estado se convierte en un refugioante las dificultades de otras fuentes de ingresos.

Los años posteriores a la Independencia  -1 8 2 1 - están hipotecados por una recesión económica que perdura, grosso modo, hasta 1849. La falta de franquiciascomerciales aumenta las dimensiones de la crisis. Muchas fortunas, de cuño colonial, se disipan. Los comerciantes urbano s disponen de poquísimos capitales, com

parados con los negociantes foráneos británicos, franceses, no rteamericanos, queresiden en el Istmo dond e son bienvenidos. Habida cuenta de los riesgos inheren tes al ejercicio del comercio, en una república ávida de proteccion ismo, los oligarcasurban os están impelidos a saturar, a más del comercio, los empleos buro cráticos.Reciben honora rios de Bogotá y pue den , así, asegurar el sustento de sus prolíficasfamilias. Esto no les ofusca en lo absoluto, ya que son los herederos de una trad ición burocrática colonial, aún vivaz (Figueroa, 1978: 166).

Para com pre nd er me jor esto, es necesario tene r presen te que esta éli te, ensu gran may oría, proviene de los descendientes de los militares y los buróc ratas .

"En la zona de tránsito, y m ás par ticu larm ent e en la capital , los em pleos bur ocr áticos, aureo lados de genui no prestigio, son codiciadísim os po r los criollos. Puesto que la agricultu ra agoniza y el desdén po r el trabajo m an ua l persiste, la bu ro cracia encarna una de las válvulas que les permite conservar, guardadas las propor cion es, el relativo fausto d e an ta ño " (Figueroa , 1978: 166). A su vez, esto forjónuevas relaciones con la Nueva Granada republicana y en especial con Bogotá,desde do nd e se m ane jaba n los no m br am ien to s de la may oría de los cargos públicos, como ya lo señalam os. Esto se pue de o bservar en la corre spon den cia de Fran cisco de Paula Santander, quien con trola hasta los no m br am ien tos m enor es, com o

el del portero del edificio de la gobernación en Chagres. Entre estos empleos seencuentran los proporcionados por los servicios aduaneros, los empleos postales, los em pleos de Ha ciend a, el Estanco del Tabaco, el m on op ol io del agu ardien te ,  empleos municipales y los de la gobernación.

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FABIO  ZAMBRANO

La masonería fue otra red que perm itió consolidar los lazos en estas décadas iniciales del siglo XIX. Se funda en ei Istmo al ritm o en que Santander la está

creando en los años veinte, y luego un panameño contribuye a refundarla enBogotá en 1849. Esta red vinculaba a los hombres públicos simpatizantes de laidea de la República y empeñados en la construcción de la opin ión pública. Además, las logias masónicas de Panam á y de Bogotá dependían del Gran Orien te deJamaica.

SENTIMIENTO NACIONAL E  INDEPENDENCIAS

A pesar de los varios punto s de encuentro, más asociados a las estructuras políticas que a las dinámicas económicas, los intereses comerciales istmeños tendíanhacia la divergencia con los que se expresaban en Bogotá, pues mientras la capitales proteccionista, la élite panam eña cifra sus esperanzas en el librecambio. Durante las primeras décadas republicanas la oligarquía panam eña va a solicitarle alpod er central el establecimiento de franquicias comerciales, peticiones que sondenegadas. La naciente república es proteccionista, condición que es contraria alos planes de los comerciantes panameños, además de centralista. Cuando se establece el librecambio, desde 1850, y luego el federalismo, hay otras fuerzas queactúan presionando hacia la divergencia entre los intereses panameños y losneogranadinos. Esto se inicia en el escenario de la diplomacia.

En efecto, como reacción a las amenazas del imperialismo inglés, el 12 dediciembre de 1846 se firma en Bogotá el tratado Mallarino-Bidlack, el primeroministro de Relaciones Exteriores de la Nueva Granada, y el segundo, encargadode negocios de Estados Unidos. En este tratado se ponía bajo la protección de losEstados Unidos la soberanía del Istmo. A cambio de ciertas ventajas de tráns ito,los Estados Unidos se comprometía a garantizar la soberanía de Colombia. Esevidente que con este tratado el gobierno de Colombia reconocía su impotenciapara defender esta porción del territo rio nacional, y de manera ingenua lo pusieron bajo la protección de la potencia más interesada en controlar la comunicación interoceánica. Como señalamos, entre las razones que motivaron a los gobernan tes granadinos para ratificar este tratado pesó la política inglesa de asegurar una vía intprrvrpánira nnr C.pntroamérica. nara lo cual bahía reconocido eni a i „ ^ „ , » „ „ „ „  — — r „ »  ^ , „ „ , J

1845 al rey de los Mosquitos, o misquito (Tirado, 1976: 43). Posterio rmente, en1848 se firmó en Washington un contrato entre una com pañía no rteamericana yel gobierno colombiano para la construcción de una ferrocarril en el Istmo dePanamá, con trato que fue ratificado en 1850, en el que se le concedió a la compañía el privilegio exclusivo de construir un ferrocarril, para lo cual los inversionistas

recibían de manera gratuita los terrenos necesarios para la vía, los puerto s, además de una concesión gratuita de 150.000 fanegadas de tierras baldías. El ferrocarril fue terminado en 1855 (Tirado, 1976: 45).

Razones geopolíticas llevaron a los Estados Unidos a definir estos interesesen Panamá. Primero, este accionar se encuentra dentro de los principios de la

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FABIO ZAMBRANO

EFECTOS DEL CANAL EN LAS DINÁMICAS TERRITORIALES COLOMBIANAS

En 1914 se dio ape rtu ra al canal intero ceán ico y con ello se pro du jero n cam bios

pro fun do s en las estructura s terri toriales colo mb ianas . Para com pre nd er el significado de estas transform acione s, es conveniente tener presente q ue están asociadas a la construcción del Ferrocarril del Pacífico, así como la consolidación delcultivo d el café en la cordillera C entra l.

La coincidencia del Canal de Pan am á, abierto en 1914, y la co nd us ió n delFe rroc arri l del Pacífico, iniciad o po r Francisco C isneros en 1878 hasta q ue el 1 deen ero de 1915 llega a Cali (Pa rdo, 1972: 398), va a gene rar u na gran fuerza po r lasconsecuencias en las comunicaciones del occidente colombiano y sus efectos territoriales. Se señala que en el lapso de dos años después de 1915 el volumen de

exportaciones aumentó en más del 100%, el número de pasajeros en 300% y elcarg am ento movil izado en 500%, a l t iem po q ue la carga de impo rtaciones sóloaumentó en 17% (Latorre, 1986; 41).

Al mismo tiempo, el puerto de Buenaventura que tenía en 1918-1919 el8,2% del volumen de comercio de los cuatro puertos principales: Barranquilla,Ca rtage na, Santa M arta y Bu enaven tura, en 1927-1930 pasó al 21 ,3%, y en 1943-1947 al 4 3 % .  Cabe destacar que antes de 1914 casi todo el café se exportaba porlos puertos del Caribe, mientras que en 1944 esta cifra se aproximaba al 60% delcafé que utilizaba el puerto de Buenaventura, al cual llegaban los sacos del grano

por el ferrocarril del Pacífico {Ibid: 41).El impacto en Colombia de la apertura de la vía interoceánica en Panamá

fue casi tan importante como la construcción de los ferrocarriles cafeteros. A suvez esto generó un fuerte impacto en la urbanización:

,. .contrario a la experiencia del resto de Latinoamérica, much os centros urban ossecundarios en Colombia crecían con tanta rapidez como Bogotá. El desarrollomás acelerado de las zonas occidentales del país, que se beneficiarán más de losferrocarriles y de la apertura del Canal de Panamá, constituye el factor que hizo de

la urban ización en Colombia tan d iferente de las de otros países de Latinoamérica(Mcgreevey, 1975:41).

El auge del occi dente a pa rtir de estos dos hech os se da de m an er a sim ultá nea al inicio de la crisis de Barranquilla. En efecto:

Desde finales de la década del treinta la ciudad hab ía visto deterio rar su situacióneconómica global llevando a una pérdida del dinamismo industrial en los añoscuarenta y cincuenta. El principal factor detrás de esta evolución fue la pérdida delliderazgo portu ario de Barranquilla com o resultado de la competencia de Buena

ventura. Ya para 1935 este último puerto se había convertido en el principal conducto para las exportaciones -si se usa como medida el núm ero de toneladas exportadas- [... ] En 1942 Buenaventura se había convertido en la principal entradapara las importaciones. Varios factores contribuyeron al desplazamiento de

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PANAMÁ Y SUS EFECTOS TERRITORIALES EN COLOMBIA.

SIGLOS XIX v XX

Barranquilla por Buenaventura como p rimer pue rto co lombiano. Uno de ellos esla prox imidad de esta última a las zonas productoras de café, el principal produ cto

de exportación. La apertura del Canal de Panamá en 1914 le dio un fuerte em pujón al puerto de Buenaventura pues le permitió el acceso a los mercados del estenorteamericano y Europa. Además, una serie de mejoras realizadas en los añosveinte y treinta en los muelles la dotó con la infraestruc tura necesaria. Por último ,la conexión en los años veinte de Cali con Popayán, Ibagué, Bogotá y Caldas através del Ferrocarril del Pacífico ayudó a que Buenaventura se consolidara dentro de una red nacional de transporte en la cual el papel del río Magdalena, y portanto Barranquilla, disminuyó significativamente (Meisel, 1993: 23).

El decl ive de Barranquil la como principal puerto colombiano provocó unfuerte es tan cam ien to in du strial, lo cual pr od ujo el cierre de fábricas. En tre 1938 y1951 la población de Barranquilla creció a una tasa por debajo de las de Cali,Medell ín y Bogotá, y posteriormente, entre 1951 y 1964, tuvo la menor tasa decrecimiento entre las diez ciudades principales del país (Meisel, 1993).

Es evidente qu e la pro xim idad de la ape rtur a del canal produ jo el aceleram ien to de las obra s del Fe rroca rril del Pacífico, el cual, una vez llega a Cali, cont inú a su expan sión hac ia el no rte del valle del río Cauca, busc an do las zonas pr oductoras de café en la cordillera Central. El café se vuelve la principal carga de

exportación, a la vez que el ferrocarril se convierte en la principal motivaciónpara expandir el cultivo del grano. La reciprocidad es total y a los pocos años lavert iente occide ntal de la cordil lera Centr al está con ectada con el pu er to del Pacífico y, gracias al cana l, con los mer cad os del Atlántico . "En 1917-1918 el Fe rrocarril del Pacífico llega a Pereira. En 1917 había transportado sólo  8.633  sacos decafé, en 1919, 76.470 y en 1921 ,218.29 2 sacos. [...] En los añ os veinte se co ntin úafebri lmente la construc ción de la línea ferroviaria hacia Manizales que se term inafinalmente en 1928 y un a ño despu és tambié n Arm en ia que da cone ctada al sistema del Pacífico con la línea hacia Nacederos" (Palacios, 1983: 338).

Los efectos que esto produce en la geografía cafetera son totales, pues estanuev a infraestruc tura de tran spo rte es la que asegura qu e estos terri tor ios, hastaah ora aislados de las dinám icas e xpo rtado ras, se conv iertan en los nuev os ejes deldesarro l lo eco nóm ico colo mb iano . Este es el caso de Caldas:

En los veinte años que van de 1910 a 1930, Caldas se convierte en el primer productor de café del país, desplazando y superando a los departamentos tradicionales lomismo que a Antioquia ... Sería irreal achacar al ferrocarril la causa de este desarrollo agropecuario. Este medio de comunicación llegó muy lentam ente a Caldas como

a todo el país. Las mercancías se transpor taban a lomo de muía o de buey hasta lospuertos del Cauca o del Magdalena, aunque naturalmente la integración de las regiones productoras, con el Ferrocarril del Pacífico, en los años veinte, y la construcción del cable aéreo de Manizales a M ariquita-H onda, activó la expansión cafetera,ganadera y agrícola iniciada decenios antes (Palacios, 1983: 320).

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FABIO ZAMBRANO

Los efectos que tienen el Ferrocarril del Pacífico y el puerto de Buenaventura son definit ivos en la conformación de una nueva terr i torial idad nacional.

Recordemos que la organizac ión de la inf raes t ruc tura de comunicac iones deColombia es predominantemente en sent ido Sur-Norte y que la única aper turalateral es la que comunica el corazón central con el puerto occidental. Sin estaapertura lateral no es posible pensar en la expansión cafetera, con las dimensiones qu e prese ntó en el de pa rta m en to de Caldas y no rte del Valle del C auca.

La ampliación del Ferrocarril del Pacífico sería decisiva para cambiar el diseño delos transpo rtes co lombianos. Duran te el siglo XIX el predom inio de las exportaciones estuvo en la costa Atlántica, secundada por Cucuta. Para 1932, Buenaventura en el Pacífico, es ya el principal puerto de exportación de café dando principio a una hegemon ía du radera que comenzó con la apertura del Canal de Panamáen 1914 y la consiguiente aceleración de la construcción de una red ferroviariaverdaderamente cafetera que enlazaría los más ricos distritos productores del occidente colombiano con ese puerto , historia que hace parte del segundo ciclo deexpansión de la caficultura colombiana.. .Entre 1910-1930 el ferrocarril se tornócrucial para acelerar la expansión cafetera en su segundo ciclo. Pero es evidenteque en todo el período de transición, 1903-1910, los costos de transporte tantoferroviarios como fluviales amenazaron seriamen te la existencia misma del sectorcafetero... (Palacios, 1983: 56)

ECONOMÍA CAFETERA Y PRIMACÍAS URBANAS

La consolidación de la economía cafetera en la cordillera Central fue definitivapara la construcc ión de una nu eva red urb an a, así co mo par a la definición de lasprim acías urb ana s. Por ejemplo, antes de que el café se conso lidara c om o el factor de terminante de l ordenamiento espac ia l colombiano, la red urbana más impo rta nt e de Colom bia se enc on trab a en la cordil lera Orie ntal , com o lo hab ía sidodurante cientos de años. Pero desde principios del siglo XX la geografía cafeteraha tran sfo rm ado la distr ib ució n espacial de las prim acías urb an as, pues desde laap ert ur a del Canal de Pan am á y de la construcc ión del Ferrocarri l del Pacífico, lared urbana más importante es la que se encuentra en la cordil lera Central .

Esta radicalidad del cambio de la distribución espacial se explica por dosfactores: la eco no m ía cafetera y la m igra ción an tio qu eñ a hacia el sur, y otro s ca m bios d esde com ienzos del XX, representad os en la industr ial ización y el desarrollo del sistema de tran sp or tes . En efecto, en el censo de 191 8,12 de los 30 m un ici pios más poblados son centros productores de café1. Así, cen tros cafeteros co m oAn des, Fred onia, Abejorral , Manizales, Aguad as, Líbano, Pereira , Calarcá, S onsó n,

1 Según el censo cafetero de 1927. Véase Diego M onsalve. Colombia cafetera, s.p.i.Hemos tomado como indicador el número de palos de café sembrados.

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PANAMÁ Y SUS EFECTOS TERRITORIALES EN COLOMBIA.

SIGLOS XIX Y XX

Santa Rosa de Cabal, entre otro s, aparecen entre los m uni cipio s m ás pobla dos deColombia. Cabe anotar que, de estos 12 municipios cafeteros sólo 3 de ellos apa

recían en 1870 de ntro de los 30 más po blado s, aspecto qu e nos per m ite resaltar ala econ om ía cafetera com o el factor clave en el po bla m ien to d ur an te este perío doy responsable del traslado de la red urb ana de la cordillera Orie ntal a la Ce ntral(Lato rre, 1986: 86).

Los ferrocarriles fueron en gran parte responsables de la organización delespacio en ese momento. El ascenso de Cali es un ejemplo claro, a la vez que delos municipios de Boyacá y Santander que desaparecen como pertenecientes alrango de los municipios más poblados, ninguno tenía conexión férrea. Esto también se observa en el caso de los puertos, puesto que los fluviales no surgieron y

to do el beneficio se dirigió a los centros de desarro llo co m un ica do s con el río po rferrocarril , a diferencia de los marítimos que sí crecen, incluyendo a Cali queempieza a funcionar como un "puerto seco" de la región cafetera de la cordilleraCentral.

Los efectos dem ográficos de la conso lidación ur ba na de la cordillera Cen tral continuaron en la primera mitad del siglo XX. Para el censo de 1938, loscam bio s en la dis trib uci ón espacial de la po bla ció n so n definitivos. En la cordillera Orienta l , más exactam ente en los depa r tam entos de Cund inam arca , Boyacá ySantander, vivía el 29,2% de la población nacional, cifra que era prácticamente la

mitad de la que vivía en esa región un siglo antes. Por contraste, en la cordilleraCen tral, en Antio quia y Caldas, vivía  23,5%,  es decir, más del doble que un sigloantes.  A su vez, la economía cafetera se consolidaba como el factor causal másim po rta nte de estos cam bios, puesto que 15 de los treinta m uni cipio s más p oblados eran pr odu ctor es de café. Por esto en el cua dro respectivo aparecen ciudade scom o M anizales, Ibagué, Pereira, Arm enia, Líba no, Calarcá, Santa Rosa de Cabal,Tuluá, Sevilla, Cha par ral y Ag uadas, las cuales, según el censo cafetero de 1932, seencontraban entre los centros con mayor número de palos de café sembrados, ytambién aparecen como los municipios de mayor crecimiento demográfico. Es

evidente que en el ordenamiento territorial la economía exportadora ya se haconvertido en el factor determinante.

Por supuesto que sin los camb ios en la infraes tructura de tran spo rtes quesignificaron el Canal de Panamá y el Ferrocarril del Pacífico, los cambios en laurbanización de la cordillera Central no habrían tenido la dinámica que presentar on . Sin acceso a los m erc ado s de E urop a y a la costa Este de los Estado s U nid os,no es posible pe nsa r en el auge tan espec tacular q ue tuvie ron estos cen tros cafeteros en el occidente col om bian o. Parad ójicam ente, el m om en to en el cual Pan am átiene una fuerte incidencia en las dinámicas territoriales colombianas es poste

rior a su separación.

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FABIO ZAMBRANO

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LA   BIOGRAFÍA UE LA NACIÓN PANAMEÑA

dos siglos de tradic ión jurisdiccio nal. Y cua ndo la jun ta Supre ma de Santafé supr im ió la Real Aud iencia en 1810, sus oidores y dos nuev os virreyes -B en ito Pérez

y Francisco Montalvo- establecieron su nueva sede justamente en Panamá, desdefebrero de 1812 hasta 1816. Las tradiciones provinciales indianas fueron muyfuertes precisamente porque estaban respaldadas por las independencias de lasjurisdiccione s de los gob ierno s provinciales, fuesen go berna cione s, cor regim iento so simples cabildos. Pero cuan do u na ciud ad había sido asiento de una audienciapretorial los sentimientos de preeminencia de sus vecinos permanecían intactos,celando con tra los intento s de sub ord inac ión de otras cabeceras de gobie rno p rovincial. Si los sangüeños y los vélenos no olvidaron sus preeminencias frente a lanueva jurisdicción del corregidor del Socorro, ni los gironeses frente a la del co

rregidor de Pamplona: ¿por qué habrían de olvidar sus "fueros y preeminencias"los pa na m eñ os frente a los presiden tes de la Nu eva Grana da? Si n o lo hicieron lospayaneses hasta finales del siglo XIX, con menos razones quienes habían sidove dn os de la sede de una real audiencia pretorial .

Efectivamente, el coronel Tomás Herrera recordó -en su alocución comopresidente del Estado Soberano del Istmo que fue proclamado en 1840- que elIstmo h abía sido en un a épo ca la sede de "un a capitanía general con audien cia ycancillería real, del m ism o m od o q ue Venezuela y Q uito , com o c om pru eb a la ley4 a  título 15 libro 2°de la Recopilación de Leyes de Indias", un antecedente que

justificaba la cons titució n del "pue blo istm eño " en Estado ind epe ndie nte y soberano.

LA  DECISIÓN DE 182 1

En 1821 había dejado de existir para siempre la entidad política conocida con elno m br e de Nuev o Reino de Gr anad a, de cuyo m om en to final había sido testigo elvecinda rio pa na m eñ o co m o sede de la Real Audiencia y del virrey m ient ras pu doejercer poder la Suprema junta de Santafé, convertida en Estado Soberano deCundinamarca, hasta que las tropas comandadas por el general Bolívar la subordin aro n al Co ngres o de las Provincias Un idas. Al nacer la nuev a entid ad históricarepub licana, organizad a bajo el no m br e de Colo m bia po r el pod erío de los ejércitos libertadores de los territorios de las antiguas audiencias de Caracas, Santafé yQuito, se puso en marcha el esfuerzo de construcción de una nueva nación deciudadanos al tenor de las decisiones del Congreso de Angostura.

El prestigio continental del general Bolívar y el poder del general José deFábrega decidieron a los istmeños en este momento a integrarse a esta opciónpolít ica, olvid and o su antig ua tra d id ó n a uto nóm ica. Pese a la relativa pob reza d esus campos, el Istmo también contaba con orgullosos grupos de comerciantesavezados en el tráfico hacia Guayaquil, del lado del Pacífico, o hacia los puertosmetropolitanos del lado del Atlántico.

El 10 de noviembre de 1821 el cabildo de la ciudad de Los Santos y susvecinos prestantes firmaron su independencia de España, "deseosos de vivir bajo

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

el sistema republicano que sigue todo Colombia". Titulándose Villa Libre Ciudad,proc lamó su independencia bajo el auspicio y garantía de Colom bia, a cuya soli

citud accedió gustosa. El coronel losé de Fábrega, gobernado r de la provincia dePanamá, invitó a las personas notables de esa dudad a una junta general pararesolver lo que se haría respecto de la invitación de Colombia. Ésta se realizó el 28de noviembre siguiente, y 31 personas notables de Panamá firmaron el acta de suindependencia del Gobierno español, declarando que "espontáneam ente y conforme al voto general de los pueblos de su comprensión", el territorio de las pro vincias del Istmo pertenecería en adelante "al Estado Republicano de Colom bia,a cuyo Congreso irá a representar opo rtuna m ente su diputado". Lo mism o declararía el vecindario de Santiago de Veraguas el prime ro de diciembre siguiente, y el

de Portobelo cuatro días después. Don losé de Fábrega, "coronel que fue de losEjércitos Españoles", fue declarado jefe superior del Istmo.

El 29 de noviem bre siguiente, el coronel Fábrega com unicó al Libertadoresta decisión, iniciada p or el vecindario de la villa de Los Santos, solicitando su"alta protección" y apoyo para formar una guarnición de 300 hombres. DesdePopayán, el primero de febrero de 1822, El Libertador contestó al coronel Fábregapara congratular a la provincia de Panam á por lo acontecido, y para nom brarlogobernador y com andante general de esa provincia:

Panamá, el centro del Universo, es regenerado por sí mismo, y libre por su propiavirtud. La acta de independencia de Panamá es el monumento más glorioso quepuede ofrecer a la historia ninguna provincia americana. Todo está allí consultado, justicia, generosidad, política e interés general (Lecuona, 1948).

El 9 de febrero de 1822, el vicepresidente Santander expidió el decreto queerigió el departam ento del Istmo, integrado por las provincias que habían pertenecido a la Comandancia General del Istmo, gobernado por un intendente. Elcoronel losé María Carreño fue puesto en este cargo, y el coronel Fábrega en el

empleo de gobernador de la provincia de Veraguas. En el ámbito judicial, losjuzgados del Istmo fueron incorporados a la jurisdicción del Tribunal del Cen trode Colom bia.

En la mem oria colectiva de los istmeños, el 28 de nov iem bre de 1821 fue lafecha de su "adhesión espontánea" a la nación colombiana, tal como fue recordado en el artículo 7 o del acta pana me ña del 9 de julio de 1831. La idea de la "adhesión espontánea y libre" de los istmeños a Colombia se ma ntuvo dura nte todo elsiglo XIX como una amenaza -la de que espontánea y libremente se podría anular - y como un orgullo provincial: la de que no se le debía la independencia de

España a nadie más que a sí mism os.El 2 de marzo de 1824 se plantó en la plaza principal de La Chorrera elÁrbol de la Libertad, en presencia del general José María Carreño, comandantegeneral e intendente del departam ento , y del cura párroco, José María Blanco. En

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LA   BIOGRAFÍA DE LA NACIÓN PANAMEÑA

el sermón que éste pronunció en la iglesia parroquial, recordó que "la adhesiónespontánea que hemos hecho a la República de Colombia" les imponía el deber

de respetar sus leyes, dado que sus autoridades habían prometido "proporcionara sus habita nte s las felicidades terrena s". Las vir tud es del general B olívar, "el pr im og én ito de la Libertad", lo hacían el m ejor m od elo de la sum isió n a las leyes y alas autoridades legítimas, a diferencia de otros guerreros que se complacían en"desolar los pueblos y sacrificar millares de víctimas por elevarse, asegurar sutiran ía y pe rp etu ar su desp otism o". La funció n de las aut ori da de s civiles era la de"allanar los caminos de la prosperidad terrena" y al obedecerlas, más por amorq u e p o r t e m o r , se fo r m a b a n " r e p u b l i c a n o s f ie le s e h i j o s v e r d a d e ro s d eColombia"1  (R icaurte , 1988). Tal era el sen tim ien to de adhe sión de los istm eño s a

la figura de El Libertador, esperanza del engrandecimiento de Colombia.

EL PRONUNCIAMIENTO DE 182 6

El 13 de septi em bre de 1826 se reu nie ron en Pan am á todas las auto ridad es p olít icas y militares del Istm o, "y un nú m er o infinito de ciud ada nos " para e xam inar "lasituación polít ica de la República con motivo de los pronunciamientos de losD epa rtam ent os de Guayaquil , Asuay y Qu ito, a consecue ncia del de Venezuela".Acordaron todos mantener e l v ínculo de unión con los pueblos de Colombia yllamar de regreso al Libertador Bolívar para que restableciera la unión. Pero advirtieron que cuando se reuniera la gran Convención Nacional, los diputados delIstmo harían conocer la opinión de que "el bienestar de este Departamento, y elgeneral de la República, exigen bajo cu alqu ier aspecto q ue se vea que el ter rito riodel Istmo sea un país hanseático".

LA DECISIÓN DE 1830-1832

En 1828, proc lam ada la dict adu ra del general Bolívar, se celebró en Popay án unaespecial reun ión de los generales que se co m pro m etie ron a derrib arla y a expul

sar de la Nueva G ran ada a sus ho m ólo go s venezolan os. Asistió a ella un destacado coron el istme ño, Tomás He rrera, u na figura central en el curso de los acontecimien tos posterio res. El tem a de la reun ión fue el destin o polít ico de los terr i torios colombianos una vez se cumpliera el objetivo militar acordado. Se dio pordescontado que de las tres antiguas audiencias saldrían tres estados nacionalesnuev os, con sólo resp etar el pri nc ipi o utip ossidetis. Pero, ¿cabría la pos ibilid ad deform ar u n cu art o e stado de cara al O cé an o Pacífico? Y, en tal caso, ¿cuál sería sucapital? Popayán, Panamá y Guayaquil aspiraban a serlo. El hecho es que estaopción polít ica, respaldada en tradiciones de autonomía polít ica relativa, marcó

la acción polít ica indep end ient e de payaneses, istme ños y guayaq uileños du ran te

1  "Discurso pronunciado por el presbítero José María Blanco en la iglesia de LaChorrera el 2 de marzo de 1824". Panamá. Por Diego Santiago González (1826).

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AR MAN DO MAR TÍNEZ C ÁR NIC A

el resto del siglo. Las libertades que concedía la organización federal satisfacían alos mo derad os, pero hom bres enérgicos y ambiciosos com o el general M osquera

y algunos de los Arosemena aspiraban a mayor independencia.Contrarrestar esa aspiración de mayor independencia exigía un trato cui

dadoso de los conductores del Estado de la Nueva G ranada y del Ecuador, los dosestados que efectivamente se constituyeron en 1831 como respuesta a la dictadura del general venezolano Rafael Urdaneta y que se incorporaron , respectivamente,a las provincias de Popayán, Pasto, Panamá, Veraguas y Guayaquil. Pero justamente en este año esas provincias se permitieron unas acciones políticas independientes como respuesta a la crisis política que dejó la disolución de Colombia. Pastusos y payaneses participaro n en la Convención constituyente del Ecua

dor, mientras que los diputados de las dos provincias istmeñas se decidieron aconstituir el Estado del Istmo. La opción de formación del cuarto estado fue experim entad a en ese m om ento por los istmeños, una im pron ta que la mayoría delos granad inos no valoró en todo su significado du ran te el siglo, con la excepciónde cu atro de sus más brillantes políticos: Francisco de Paula Santander y los generales nativos del Cauca José María Obando, José Hilario López y Tomás Ciprianode Mosquera.

La resolución de esta crisis de la Nueva Granada , la más grande del siglopo rqu e am enazó su sobrevivencia política, dependió de los tres militares que habían participado en la reunión de 1828: los generales Obando y López trajeron deregreso a las provincias del sur, mientras que el coronel Herrera comprometiótod o su prestigio en la disolución del cuarto estado del Istmo y la agregación desus provincias a la Convención neogranadina de 1832.

En P anamá, el personero del Com ún solicitó al cabildo, el 25 de septiembre de 1830, que ante la grave crisis política acaecida en Colombia se deberíaencargar al Libertador Bolívar el gobierno constitucional de la República, puesera la única persona capaz de restablecer el orden público turbado. Al día siguiente, un cabildo abierto examinó la separación de Qu ito y Guayaquil, acto degraves consecuencias para las relaciones mercantiles del Istmo pues aquellos loconsideraban extranjero "por razón de haber permanecido adictos a la NuevaGranada". Los asistentes acordaron pronunciarse por la separación de Panamárespecto del gobierno de Bogotá y encargar a El Libertador el gob ierno de la República, mo mento en el cual se reintegrarían a Colom bia. El general Espinar fuenombrado jefe civil y militar del Istmo. Este pronunciamiento fue interpretadopor el general Espinar com o "un m ovim iento reaccionario a favor de la admin istración de Bolívar", y no como una "revolución de castas", interpretación queluego le dio don José de Obaldía.

Con el propósito de someter al general Fábrega, gobernador de Veraguas,dejó Panamá en las manos del coronel venezolano Juan Eligió Alzuru. Pero éstelo despojó del m and o el 21 de marzo de 1831, prometiendo p oner fin a los abusoscom etidos por aquél. La llegada a Panam á del coronel Luis Urdaneta y del grupo

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LA BIOGRAFÍA DE LA NACIÓN PANAMEÑA

de militares venezolanos expulsados de Guayaquil presionó un cambio en la conducta de Alzuru, quien trazó un plan para la independencia absoluta de Colom

bia. El 8 de julio am otinó al pueb lo, reunió en sí el ma ndo político y m ilitar. Aldía siguiente, los panam eños se congregaron en la Casa Consistorial "para discutir en perfecta calma los intereses preciosos del país y asegurar las grandes ventajas que debe reportar el Istmo del nuevo pacto bajo el cual inten tan confederarseVenezuela, Nueva Granada y Ecuador, separados entre sí por los sucesos extraordinarios que han ten ido lugar en la República".

Considerando que el Istmo sufriría "graves daños" si fuese incorp orado alEstado de la Nueva Granada, acordaron erigirse en "territorio de la Confederación C olombiana" con administración propia, de tal m odo que "perteneciendo a

todas las secciones Ecuador, Venezuela y la Nueva Granada, ninguna disponga deél exclusivamente". Para ello, su territorio debería ser la residencia del Congresode los ministros plenipotenciarios de la Confederación Colombiana, y cada unade las secciones podría aprovecharse así comerdalmente del camino carreteroque la Cámara Departamental del Istmo había concedido a una compañía decapitalistas. Aunque Panamá conservaría provisionalmente la Constitución colombiana, así como sus armas y pabellón, tendría su propia Dieta, jefe superiormilitar el coronel Juan Eligió Alzuru y jefe superior civil el general José de Fábrega.Mariano Arosem ena y José de Obaldía habían logrado neutralizar el proyecto de

la independencia absoluta. La Dieta Constituyente fue convocada para el 15 deagosto de 1831, integrada por los diputados cantonales de las provincias de Panamá y Veraguas.

El camino hacia la constitución del cuarto estado colombiano se habíaabierto. Pero esta situación fue revertida po r el coronel Tomás Herrera, nom bra do c om andante general del Istmo por el gobierno g ranadino , y con la ayuda deObaldía y del coronel Francisco Picón, una vez que se supo que Alzuru habíatom ado el m and o civil para no posesionar a Fábrega y desterró a varios notablesdel Istmo. Mientras tanto, el general Flórez maquinaba la anexión del Istmo al

Ecuador. Derrotados militarmente A lzuru y Urdaneta, el mando civil de Panam ápasó a losé Vallarino y el mando militar siguió en Herrera, los actores principalesde la destrucción del proyecto del cuarto estado y de la anexión de las dos provincias del Istmo al naciente Estado de la Nueva Granada. En la representación histórica de los chiriqueños -a cta del 31 de marzo de  1861-,  fue la división militarmandada por el general Luque, estacionada en Panamá, la fuerza que revirtió elproceso de autonomía de 1831, unida a las "complicaciones políticas".

El coronel Herrera, Obaldía y Arosemena no olvidaron el proyecto del cuarto estado federal, como tampoco el general Obando olvidó el suyo, centrado en

Popayán. Pero estos proyectos fueron pospuestos en vista de la urgencia de fortalecer el Estado de la Nueva Granada contra las pretensiones del general Flórez.Desde Paita, un corresponsal anó nim o le advirtió al coronel Herrera sobre lo queanhelaban los guayaquileños partidarios de Flórez: "Que si Oband o les quitó por

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

la fuerza a Pasto y a los cho coes , ellos lo recob rará n a su tu rn o y con sus pre m ios ,pues que se tomarán el Cauca, el Is tmo y hasta los locos del Atrato para tener

pu erto s en el Atlántico" (Herrera: 1928). El general Ob an do no cesaba de advertirle al coronel Herrera sobre la ambición de Flórez respecto del Istmo y sobre lanecesidad de aplazar sus proyectos respecto de sus respectivos "cuartos estados"federales:

Acuérdese usted de mis op iniones sobre el Cauca, y lo que hablamos; po r hoy noes el tiem po, la Patria lo exije, y yo cedo hasta que llegue el día. Usted debe pensardel mismo mo do . Haga que vengan los dipu tados, aun que sea a firmar la Constitución , que estará muy buena. Escríbame sobre su mod o de pensar y concertemosla suerte de nuestra Patria.

La causa de la "Patria C om ún " que Ob an do pr op on ía a Herr era era, en esem om en to , la de la Nue va G rana da reintegrada , "fuerte y organizada". Co n el t iempo , calculaba Ob an do , po drí an hacer lo que conv enía a Popayán y al Is tm o "de unm o d o legal y sin hechos que lo dejan to do a disposición de las revoluciones".

LA  DECISIÓN DE  1840-1841

La guerra de los caudi l los supremos de las provinc ias -1840-1841- volvió aponer sobre la arena polí t ica la idea de los estados federales del Cauca y delIstmo. El coronel Herrera había sido desti tuido de la jefatura mili tar del Is tmo,e l 10 de mayo de 1839, por e l secre tar io de Guerra , genera l Tomás C. deMosquera, porque no quiso seguir al pie de la le tra las instrucciones recibidasal tenor de "los dictados de su conciencia". El 18 de noviembre de 1840 unaasamblea reunida en Panamá redac tó e l ac ta de independencia de l Is tmo comoestado "soberano, l ibre e independiente de la Nueva Granada", f irmada por 104pe rsonas . Her re ra ocupó la j e fa tura de l nuevo Es tado y Mar iano Arosemenaintegró el Consejo de Estado con Nicolás Orozco y Tadeo Pérez de Ochoa. Estavez se adoptó la opción de cons trucc ión de una nueva nac ión independiente de

la Nueva Granada .Por su parte , e l general Ob an do organ izó en Popay án, a f inales de abril de

1841, un Gobie rno au tón om o  nara las provincias del sur —Popayán, Buenaventura, Cauca, Chocó y Pasto- con tres secretarías de estado -Interior , Hacienda yGuerra- . Este gobierno fundó su propia Gaceta oficial , declaró a Tumaco puertofranco y dictó diversas medidas fiscales y militares.

La versión oficial sobre la separación del Istmo en 1840-1841 fue dada porel coro nel Tomás H errera al presid ente g ran ad ino reciente men te elegido, el general Pedro Alcántara Herrán, en una carta que dató en Panamá el 8 de julio de

1841 (Herrera, 1928: 411-417). Ante las noticias de los sucesos de la guerra quelos caudil los supremos de varias provincias adelantaban contra la Administración M árqu ez, los is tm eño s habían juzgado qu e se había roto el pacto fun dam ental de asociación política y que la Nueva Granada se había disociado. Ante la

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LA   BIOGRAFÍA DE IA NACIÓN PANAMEÑA

perspect iva de esa desaparición del gob ierno general , decidiero n re asum ir en sí lasoberanía. Por el lo, redactaron en una asamblea que se reunió en la ciudad de

Pa nam á un acta de pr on un cia m ien to en ese sentido , el 18 de no viem bre de 1840,acto que se repi t ió en los diez cantone s qu e integr aban las dos provincias de Panamá y Veraguas, y convocaron a una convención de diputados para el siguienteaño .  Las opcion es polí ticas que esa asamblea hab ía consid erad o fueron dos: "Indep end enc ia abso luta del Estado del Istm o, o unió n al resto de la Nuev a Gra nad abajo un gobierno de forma federal".

El pro nun ciam iento pa nam eñ o del 18 de noviembre de 1840 part ió de laconsideración de la erección de Cartagena en estado independiente y de la insurrección de las provincias de Pasto y Popayán, decidiendo cancelar las obligacio

nes que se habían contraído por la Const i tución de 1832. En consecuencia, lasprovincias de Pa nam á y Veraguas se er igieron en "Estado S oberan o" y anunciaron que solamente negociarían con las otras provincias de la Nueva Granadasobre la base de la adopdón de un régimen federal , dado que se mantenían envigor tanto su const i tución como sus leyes. Fue nombrado el coronel TomásHerrera como jefe superior del Estado y el doctor Carlos de Icaza como vicejefe.Un consejo de t res personas fue integrado con Mariano Arosemena, NicolásOrozco y Tadeo Pérez de Ochoa.

Co nfor me a lo conv enido, el pri m ero de marz o de 1841 abrió sus sesiones

en Panamá la Convención Const i tuyente del Estado, integrada por los diputadosde los cantones de las provincias de Panamá y Veraguas, presidida por José deObaldía y Mariano Arosemena. El 18 de marzo siguiente fue aprobada la Leyfun dam enta l del Estado del Istmo, "ind epe nd iente y soberano", m an ten ién do se ladisposición a seguir siendo par te de la Nue va G ran ada si ésta se dab a un a o rgan ización federal de estados, per o an un cia nd o qu e "en nin gú n caso se inco rpo rará elIstmo a la República de la Nueva Granada bajo el sistema central". Dos comisionad os negoc iarían la inco rpo rac ión del Estado del Istm o a la federación que formarían las demás provincias de la Nueva Granada. En una carta enviada a esta

Convención, el coronel Tomás Herrera -jefe superior del Estado del Istmo quesanc ionó esta ley fun dam enta l dos días des pu és-ju st i ficó este acto con un a crí t ica a la Carta C ons t i tucion al de 1832, respon sable -e n su o p in ió n - del no establecim ien to d el régim en federal, el único que nos conviene.

Co m o se sabe, los triunfos de los ejércitos co m an da do s po r el general P edroAlcántara He rrán en las provincias granadinas del interior qu ebr an taro n la voluntad d e los dirigentes de la prov incia d e C artagen a. El coron el Vicente Her rera llegóenton ces a un acu erdo con el coron el An selm o Pin eda y Ricardo d e la Parra, enviados con poderes especiales por el ministro granadino en Quito, el 31 de diciembre

de  1841, para la reincorpora ción del Istmo a la Nueva Gran ada a cambio del olvidode "todas las ocur rencias políticas" y del ofrecimiento de "todo s los ensanches m u nicipales que so n necesarios p ara cons ultar y fom enta r los intereses de las localidades". El coronel Herrer a se mo stró entonces confiado en que los "ensanches m un i-

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

cipales" prom etido s p or el Go biern o Nacional "despertarán la industria, activaránel com ercio , progresará n las luces" en el Istm o.

Pero los dirigentes de la Nueva Granada incumplieron todas las promesashech as al coronel He rrera, qu ien p erm ane ció en el exilio de Guayaquil hasta 1845.D ur an te es te t iem po p ud o e l coronel Herrera saber exactam ente con cuáles amigos podía contar en Bogotá: el coronel antioqueño Anselmo Pineda y el generalbogotano Joaquín María Barr iga . El coronel P ineda había comprometido su palabra en las negociaciones de reincorporación del Istmo en las que participó en1841, y po r ello se esforzó par a conseguir q ue el Co ngreso gra nad ino apr ob ara lalicencia para que Herrera regresara a Panamá y fuese reinscrito en la nóminamilitar. Según el preside nte H err án , el coron el Pined a fue "el pri m ero de los ami

gos"  de Herrera, porque "ha sentido los males de usted como si él mismo lossufriera, y ha hecho por usted cuanto ha estado a su alcance".

Así, desesperado por la inutil idad de todos los esfuerzos empeñados contra un Congreso do m ina do por los vencedores de la Gu erra de los Suprem os, enoctubre de 1844 el coronel Herrera se quejó de que el coronel Pineda no habíahecho todo lo que debía en su favor. En cambio, su amistad con el general Joaquín María Barriga, también compañero de armas, se afianzó cuando éste fue aPan am á com o gobernad or , a l comienzo de la Ad min is t ración M osquera . Al dejareste cargo, este general le recomendó al presidente que nombrara en su reempla

zo a Herrera, tal como efectivamente ocurrió. Actuando luego como secretariode Guerra de esta Administración, el general Barriga hizo cuanto pudo por lareinco rpora ción de aquel a la nó m in a militar. En 1847, cua nd o éste se en com pad rócon Pablo Arosemena, quien le solicitó que fuera el padrino de bautismo de unode sus hijos, fue Herrera quien lo representó en la ceremonia sacramental. En elt ie m po de los com icios presidenciales de 1848, el general Barriga recono ció queel coronel Herrera "ha sostenido siempre mi candidatura". Producida la eleccióndel 7 de marzo de 1849, éste fue quien le propuso al presidente López que nombra ra al coronel H errera com o su sucesor en la Secretaría de Guer ra y M arin a. Al

pro du cirs e este no m br am ie nt o, el general Barriga se alegró de ser sucedid o en unempleo, por segunda vez, por su amigo Herrera.

Las re laciones del coronel Herrera con e l general Tomás Cipr iano deMosquera fueron ambiguas, pues el primero no confiaba en el buen uso del poder q ue p racticó el segu ndo . En julio de 1838, cu an do este general era el secretario de G uerra de la A dm inistr ació n M árqu ez, se valió de los servicios del corone lHerrera para enlistar a los oficiales istmeños que podrían ser destinados a comisiones militares. Casi al final de la Guerra de los Supremos, el general Mosquerase esforzó p or seducirlo par a que el Istm o volviera a integrar la Nu eva G rana da -

carta del 28 noviembre  1841- ,  argumentando que conservaba "por e l Is tmo, porusted y muc hos amigo s q ue teng o en ese país, interés y aprecio". Le ofreció en ton ces su "valimiento" en favor del Istmo para "terminar las desgracias de la Patriaen aquel interesante país", y el m an do militar de Pan am á.

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L A B I O G R A F Í A D E L A N A C I Ó N P A N A M E Ñ A

La oposic ión del Congreso le impidió a l pres idente Herrán cumplir es tapromesa, obligando al general Mosquera a escribirle, en octubre de 1844, para

prometerle que si ganaba las elecciones presidenciales se encargaría de promover la obra del camino del Istmo. Efectivamente, fue durante la AdministraciónMosquera que el Congreso le devolvió a Herrera el cargo de coronel. Ya comopresidente , M osqu era le d i jo a H e rr e ra -9 de mayo de 18 45 - que quer ía a Panamá "com o a mi patr ia nata l y espero dar pruebas en m i Adm inis t ración" . C om oya se d i jo , es te pres idente nombró a Herrera gobernador de Panamá, en d ic iembre de 1845, en reemplazo del general Barr iga , prometiéndole en ese mome nto : "vamos , pues , mi quer id o am igo , a ocup arnos se r iamente en la p rosperidad del Istmo". Pese a todo, el presidente Mosquera no logró obtener el apoyo

del coronel H errera para que los represen tantes de Pan am á votar an en 1849 enfavor de la candidatura pres idencia l del doctor Cuervo, por las razones que semencionan enseguida. En 1850, cuando e l ex pres idente Mosquera es tableciósu res idencia temporalmente en Panamá, donde fue e lecto miembro de su Cámara Provincial, ya el coronel Herrera estaba en Bogotá como secretario deGuerra y Marina. Además del general Barriga, el coronel Herrera contó en laAdminis tración Mosquera con un vie jo amigo: e l doctor Florent ino González ,quien había sido su compañero de prisión en el casti l lo de Bocachica, en lostiempos de la dictadura de Bolívar.

Desde su regreso a Bogotá, el doctor González fue su confidente e informante de todo lo que sucedía en el Congreso. Al posesionarse en la secretaría deHac ienda, en octu bre de 1846, le anu nci ó que en la Legislatura de 1847 "hare m osalguna cosa decisiva por el Istmo, para que venga a ser lo que debe, en el mundoco m erc ial "-c art a del 18 nov iem bre 1846 -. Así fue com o du ran te los años 1847 y1848 gestionó en el Congreso dos proyectos importantes para el Istmo: la construcció n del ferrocarril, una obra que adjudicó inicialm ente a la Co m pa ñía Franco-Inglesa, y la franquicia adu ane ra p ara los pu erto s del Istmo .

Por otra parte, el coronel Herrera nunca pudo perdonar al general Pedro

Alcántara Herrán y al doctor Rufino Cuervo lo poco que hicieron por terminarsu exilio en Guayaquil. Inicialmente el general Herrán fue su amigo, y durante laAdminis t ración Márquez su informante sobre todos los asuntos que tuvieranque ver con el Istm o, par a "hacerle algú n bien a éste". En jun io d e 1838 le m a nd ósaludos a "mi señora Panch ita y las señoritas sus herman as". Ya pose sionad o en lapresidencia, le ofreció presionar al Congreso de 1842 con su renuncia para queno aprobara medida alguna contra el coronel Herrera, acusado entonces de rebelde y sospech oso de com plicidad con el general Ob an do . Au nqu e al f in el Con greso aprobó la ley del 31 de mayo de 1844 que le permitió regresar a Panamá,

tras lo cual el presidente Herrán le envió de inmediato el pasaporte correspondiente, no pudo escapar al resentimiento de Herrera.Cuando e l general Herrán terminó su mandato y marchó a los Estados

Unidos -octubre de 1847- como ministro de la Legación granadina, se puso a la

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

disposición de Herrera, quien no dio respuesta alguna a su ofrecimiento. Pero elblanco de todo su resentimiento fue el doctor Rufino Cuervo, quien actuando

como ministro de la Nueva Granada en el Ecuador había usado en 1841 su influencia personal para convencer a Herrera de hacer volver al Istmo a la NuevaGranada y le había enviado los comprom isarios, el coronel Pineda y Ricardo de laParra. En  1842, ya nom brad o secretario de Hacienda, prometió ayudar a la causade la amnistía del Istmo y de Herrera. Estando confiado en Guayaquil, Herreracreyó en las palabras de Cuervo , quien le aseguró en una carta del 7 de noviembrede 1842 que era el "abogado de usted" en Bogotá. Sin embargo, como Cuervonada p ud o hacer para cumplir su palabra ante la actitud revanchista del Congreso,  pronto Herrera pasó a una actitud resentida que no se apaciguó nunca, tal

como se probó en el debate electoral de 1848-1849, cuando Herrera se concertócon los doctores O baldía y Asprilla para vo tar contra  él, desestimando incluso laspresiones del general Mosquera.

LA  DECISIÓN DE  1855

Estando abierta la posibilidad legal para realizar su vieja aspiración, el gobernador Obaldía conjuró el pronunciamiento militar del 29 de septiembre de 1850,encabezado por el general José Domingo Espinar y el doc tor E. A. Teller, directordel periódico local Panamá Echo, encaminado a independizar la provincia dePanamá del Estado de la Nueva G ranada. Apresados los dos cabecillas, el cónsulde los Estados U nidos en Panamá, A. B. Cowiner, se apresuró a entregarle a estegobernador una carta firmada por 56 comerciantes norteamericanos establecidos, en la que se aseguraba que no ten ían nada que ver con la consp iración y queestaban listos a combatirla (Informe y documentos relativos a la conspiración del29 de octubre de 1850 en Panam á, 1850).

Actuando como gobernador de Panamá, el doctor Justo Arosemena pronun ció la alocución de la conm emo ración 29 de la independencia del Istmo. Expuso entonces las grandes perspectivas que se habían abierto a su provincia porla fiebre del oro en California y por la libertad de comercio que les había sidoconcedido a sus puertos por el Congreso grana dino. Miles de no rteamericanosrecorrían el Istmo en las dos direcciones, "derramando el oro que gustosos nosdan por nuestros opo rtuno s servicios, y nadie entre noso tros es tan inerte que noespecule en algún ramo de la industria". Ya no existía la mendicidad ni el ocio,pues todo era "animación, movimiento, júbilo y esperanza". El Istmo se estabahaciendo "g rande, rico y poderoso", ofreciendo asilo y trabajo "a todos los habitantes del globo", ofreciendo pro nto un ferrocarril pa ra acortar la distancia entrelos dos mares (Arosemena, 1850). La hora de su independencia federal se habíatornado ya urgente. Dos años después, llegó a Bogotá para ocupar la curul derepresen tante a la Cámara por esta provincia. Fue su opo rtunidad para gestionarel proyecto de conversión de las cuatro provincias del Istmo -Panamá, Azuero,Veraguas y Chiriquí- en un estado federal, presentado el 12 de mayo de 1852,

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LA BIOGRAFÍA DE LA NACIÓN PANAMEÑA

bajo la forma de un acto legislativo reformatorio de la Constitución (Proyecto deacto reformativo de la constitución, 1852).

Puesto en segu ndo d ebate en la Cá m ara de Rep resentantes, el secretario deRelaciones Exteriores propuso agregar un artículo que facultase para erigir , mediante leyes posteriores, otros estados en la Nuev a G rana da. La aspiración pan ameña había forzado así el paso hacia la adopción del régimen federal en todo elpaís ,  p legando a los pol í t icos conservadores que predominaban en Antioquia yBoyacá al proyecto. Una vez aprobada esta adición al acto legislativo proyectado,el representante Ponce propuso adicionar otro artículo que erigiera de inmediatoel Estado del Magdalena -integrado por las provincias de Cartagena, Santa Marta, Mompós, Sabanilla, Riohacha y Valledupar-, pero fue negado por 20 votos

contra 17 que estuvieron a favor. Debatido el proyecto original con la primeraadición, resultó a pro bad o e n las dos cám aras legislativas.La sanció n legal de la nue va C arta C onstitu cion al en   1853, según el proyecto

apr oba do do s años antes en el Co ngreso , detuvo te m po ralm en te el proceso legal dela ad op ció n d el acto legislativo que da ría existencia al Estado federal de Pa na m á. En1854 fue debatido de nuevo en el Congreso este acto, pero el golpe de estado delgeneral Meló detuv o el proceso legal cu an do ya había sido ap rob ado en el Senado eiba a pasar a la Cámara de Representantes. El doctor Justo Arosemena se preparóentonces para las sesiones de la Legislatura de 1855 con un opúsculo titulado El

Estado federal de Pan am á, que hizo pub licar en la Im pre nta de Echeverría H erm anos . Se trataba de una historia del Istmo desde la perspectiva de su esfuerzo de largoaliento por convertirse en un estado federal, cuya inten ción era la de neutra lizar lasmodificaciones que habían sido introducidas al proyecto original.

Una vez reinstalado el gob ierno constituc ional de la Nuev a G ran ada con laausencia del presidente Obando, quien debía afrontar el juicio de responsabilidad p or el golpe del general Meló, asu m ió la con duc ción del gob ierno nacion al elvicepresidente José de Ob aldía, qui en en el Co ngreso de la Nuev a G rana da habíarepre senta do p or varios años a la provincia de Pa nam á. En su mensaje al Co ngre

so de 1855 relató que los trabajos del Ferrocarril del Istmo estaban ya a punto deculminar, anunciando que una vez que estuviera en plena operación atraería unflujo de pasajeros, caudales y negocios de tal magnitud que sería necesario crear"una entidad territorial que comprenda el trayecto intermarino y las islas máscercanas" -l a isla de M anzanillo, don de se estaba funda ndo la ciudad de C ol ón -,administrada "por un magistrado de su propia elección", legislatura propia y losfuncionarios judiciales que fuesen necesarios. La perspectiva de apertura de uncanal interoceánico presionaba también en esa dirección, pero sin necesidad dereform ar la Co nstitu ción , ya que bastaría un simple acto legislativo que p resenta

ría al Congreso este año (Obaldía, 1855).Efectivamente, esta intención fue convertida en el acto legislativo adicio

nal a la Co nstitu ción -2 7 febrero 18 55 -, po r el cual fue creado p or fin el Estado"federal soberano" de Panamá. Este Estado dependería de la Nueva Granada en

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ARMANDO MARTÍNEZ CÁRNICA

los asu nto s de relaciones exteriores, ejército y m arin a, crédito na cional, na turalización de extranjeros, rentas y gastos nacionales, uso d e los símbolos nacionales,

t ierras baldías, pesos y m edid as oficiales. Todos los demás asunto s adm inistra tivos y legislativos perten ecía n al Estad o de Pana m á, al igual que el sistema d e ad uanas . Una asam blea constituy ente de 31 m iem bro s, elegidos po r las cuatr o p rovin cias, apro baría la cons titución de dicho estado y elegiría al presidente. El artículo12 de este acto legislativo facultaba a cualquie r ot ra po rci ón te rrito rial de la Nu eva G ran ad a a erigirse en estado federal me dia nte la apro baci ón de leyes expresamente dirigidas a tal fin. La ley del 24 de mayo siguiente precisó el tema de laadministración de los negocios de la nación en el Estado de Panamá: para esosnegoc ios, el Estado de la Nue va Gra nad a consideraría a Panam á com o p rovincia,

y para los asuntos mil i tares com o un dep ar tam ento . Las rentas de man um isió n ypapel sellado se convirtieron en estatales, y la nación le donó a este Estado lasfortalezas de Panamá, Chagres y Portobelo, así como cuatro casas que habíanservido de sede a las aduanas.

El 13 de m ayo de 1855, el vicep reside nte O bald ía con vocó la ap er tu ra d e laAsam blea c onstituyen te del Estado de Pan am á pa ra el 15 de julio siguiente, integrada por 31 miembros que representarían a las provincias de Panamá, Veraguasy Chiriquí, pues la provincia de Azuero había sido suprimida por el Congreso el9 de marzo anterior. El día indicado se reunió la mencionada Asamblea, eligien

do de in m edia to a Justo Aro sem ena com o jefe provisional del Poder Ejecutivo delEst ado . Efectivam ente, el 15 de julio de este añ o se instaló la Asa mb lea Co nst itu yente del Estado de Panam á con los dip uta dos de las provincias de Pan am á JustoArosemena, Bernardo Arce Mata , Barto lomé Calvo, Mariano Arosemena, JoséArosemena, Joaquín Aspril la, Fermín Jované, Tadeo Pérez Arosemena, José María Remón, Santiago Sandoval, Carlos Icaza Arosemena, Pablo Elias de Icaza yR am ón Vallarino; de Veraguas, Juan Bautista Am ador, Ma nue l María Aro sem ena,Eustacio y Luis Fábrega, José Fábrega B arrera, Dionis io Fació, Santiago de la Gu ardia, José del Carmen Peña, José Melquíades Pinilla, Juan Manuel Pino y José Ig

nacio Rosa; y de Chiriquí, José de Obaldía, Agustín Jované, Lorenzo Gallegos yJuan N. Venero. El doctor Justo Arosemena fue escogido como jefe superiorprovisorio del Estado. La primera Constitución polít ica de este Estado fue aprobada el 18 de septiembre siguiente.

LA REPRESENTACIÓN DE 18 61

Buenaventura Correoso expuso en 1886 su opinión acerca de que la guerra civilde 1860 fue el acon tecim iento que m arc ó la tregua de los dos partidos en el Istmo

y la institucionalización de la idea de que los males del Istmo provenían de "latenaz y maléfica influencia extraña" de Co lom bia. Desde enton ces, una cad ena deincidentes protagonizados por la Guardia Colombiana es tacionada en Panamá,sin que el Gobierno de Bogotá los castigase, se convirtió en una cadena de agravios que produ jo en los istm eño s "la convicción profu nda de ser Bogotá, cabeza

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I ARM AND O MARTÍNEZ CÁRNICA

Quizás fue el doctor Obaldía quien expuso en esta reunión la contradicción fundamental del Is tmo respecto de la Confederación Granadina:

Aún en la suposición de contar el Istmo con presidentes granadino s conocedoresde sus intereses y bien d ispuestos a favorecerlos, él estará siempre co ntra riado porla mayoría de los congresos, en fuerza de la singularidad de esos mismos intereses.Así que está en la naturaleza de las cosas que cuestiones vitales para el Istmo sepospongan en aquellos cuerpos a otras de carácter m uy secund ario que afecten alos estados del norte, del centro, etc., por la sencilla razón de que la diputaciónistmeña, siendo de núme ro muy reducido, no pu ede con trapesar la influencia dediputaciones unidas, de una vasta sección de territorio y de una población infini

tamente superior a la de este país (Ricaurte, 1988: 52).

Ha bía conciencia de qu e el Is tm o tenía uno s intereses s ingulares dist intosa los de los demás estados de la Confed eración, y de que su escaso po de r de re presentación en este Estado nacional les impedía "abrigar fundadas esperanzas deadelantamiento social y polí t ico del Estado de Panamá en tanto que él f igureun id o a la Nuev a Granada". La idea de la s ingu laridad del Is tmo respecto del restode estados federales fue levantad a aqu í explíci tamen te, vinc ulán dola adem ás a "lafrecuencia con que los part idos polí t icos de la nación apelan a las armas paradec idir las cuestiones qu e los dividen", causa de paralizac ión del com ercio y de lasindustr ias , "desconfianza en el interior , descrédito en el exterior , desmoralización, miseria", incremento de la deuda exterior , disminución de la inmigraciónde "extranjeros honrados y laboriosos". ¿Cómo evitar una invasión mili tar de laNueva Granada l legado el caso de la independencia? La respuesta dada fue unvaticinio de lo que vendría: solici tando "el protectorado conjunto de los gobierno s de E stados Un idos , de Inglaterra y de Francia", garan tía de qu e el Is tm o ja má ssería "teatro de guerra de cualquier especie".

Co ncluid as estas cons ideracion es, 124 vecinos de David firmaron el acta queestablecía su volu ntad de separar el Istm o de la Co nfederac ión G ran ad ina p ara qu ese organizara como "estado independiente", ojalá de manera pacífica, pero obtenien do u n pro tectorado conjun to de Estados Unido s, Inglaterra y Francia.

una vez tomaua uogoía por ci e jercito uei generai iviosquera, ivianueiMuril lo Toro fue enviado a Panamá para negociar con los is tmeños la consti tución d e los Estados Unido s de la Nueva G rana da. Fue así com o el 6 de septie mb rede 1861 se f irmó el Convenio de Colón por Muril lo y Santiago de la Guardia,gobernador del Estado federal de Panamá. En calidad de estado soberano, Panamá se incorporar ía a una nueva ent idad nac ional que se denominar ía Es tadosUnidos de la Nueva Granada, con las mismas condiciones establecidas en el tratado firmado en Cartagena, el 10 de septiembre de 1860, entre los plenipotenciarios del Cauca y Bolívar. Adicionalmente, Panamá pidió para sí e l derecho a laneutralidad en cualquier caso de "guerras intestinas, c iviles o de rebelión quesurjan en el resto de los Estados Un ido s" de la Nuev a Gra nad a, adicional al dere-

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LA BIOGRAFÍA DE LA NACIÓN PANAMEÑA

cho de neutralidad concedido al Istmo en el caso de guerras internacionales porel tratado firmado por los Estados Unidos con la Nueva Granada. Este derecho

eximía a los pa na m eñ os del pago de em préstitos forzosos en caso de guerra civil .Pero Panamá pidió además plena independencia de su Poder Judicial y de susfuncionarios, negándose admitir jurisdicción alguna de empleados nacionales ensu territorio.

LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA DE 18 55

En 1880 el Baró n de Lessepps dio en el Istm o la pri m era palada pa ra la ap ertu radel canal interoceánico. "Las halagadoras esperanzas de porvenir l isonjero" que

se le abrían a los istmeños les hizo olvidar la acción política, y las dos faccionesliberales se un iero n alred edor del presiden te Dá m aso Cervera. Pero dos años después, la pugna entre las candidaturas para la presidencia de este Estado -RafaelNú ñez y Pablo Aro sem en a- volvió a d iv idir a los is tmeñ os, sobre todo po rqu e e lelegido fue Núñez. La elección de 1884 complicó las cosas porque Nuñez apoyóal candidato Juan Manuel Lambert a sucederlo contra la candidatura de JustoArosemena, "el catón istmeño", produciéndose una tensión polít ica tal que huboque acordar una Convención para aliviarla y evitar la violencia, la cual eligió algeneral Ramón Santodomingo Vila . Buenaventura Correoso aconsejó neutra l i

dad en la guerra civil que había iniciado el general Ricardo Gaitán Obeso, unapolít ica tradicional de los istmeños. Pero el general Santodomingo envió tropasal Cauca y a Cartagena, con trar ian do la t radic ión. Los reclutamientos de is tmeño sy los empréstitos siguieron, provocando el malestar general. Pablo Arosemenafue encargado del Estado cuando el general Santodomingo tuvo que marchar aBarranquilla, pero una insurrección militar lo obligó a renunciar porque se negóa declarar la neu tralid ad del Istm o en la gue rra civil colo m bian a. El general C arlos A. G ón im a, nu evo jefe civil y militar del Estado S obe rano de Pan am á, dictó el26 de marzo de 1885 el decreto 3 que declaraba la neutralidad del Estado en la

guerra nacional. Pero se negó a negociar un armisticio con el general RafaelAizp uru, quie n lo de rro tó y se pu so al m an do del Estado . El deso rden hizo que lastropas norteamericanas desembarcaran para proteger la l ínea del ferrocarril ytomaran Panamá, capturando a Aizpuru y entregándolo a l cónsul nor teamericano. Mien tras ta nto, la escuadra del alm irante Jo uett ejercía el con trol jurisdicc ional de las aguas entre C olón y Ba rranquilla. La situación se resolvió cu an do entraron las tropas del Cauca en Colón y Panamá, quedando el Istmo bajo su com and ant e , el coronel Miguel Montoya , quien pu so en pr is ión a los colaboradoresde Aiz puru . La lección del general Co rreos o fue clara: la tradic ión de neu tralid ad

del Istmo tenía que ser respetada en el futuro, so pena de una nueva invasiónnorte am erican a, y la causa de todos los males del Is tmo tenía nom br e pro pio: losgabinetes bogotanos.

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ARMANDO  MARTÍNEZ  CÁRNICA

LA  REPRESENTACIÓN ISTMEÑA EN EL CON SEIO DE DELEGATARIOS -1 8 8 6

Invadido por las tropas norteamericanas y luego por las caucanas, a Panamá lefueron impuestos por Núñez sus representantes ante el Consejo de Delegatariosque firmó la carta de 1886 que ter m inó con los estados soberanos : M iguel A nto nio Caro -quien nunca conoció el Istmo- y Felipe R. Paúl. Interpretada esta representación como "degradante tutoría", los istmeños podían ahora compartir elsentimiento de agravio colectivo que les había infligido el gabinete de Bogotá.Este mismo año, el general Correoso repetía que "Panamá no puede ser regidopor leyes exactamente idénticas a las de las demás porciones de la República,porque la índole del país, por razón de hábitos y otras exigencias de situación, leimprimen condiciones muy especiales, de completa desarmonía". En su opinión,

Panamá requería "el prudente juicio de un gobierno propio, capaz de mantener aesa Babilonia de estos t iempos dentro de los l ímites sosegados de la unidad yconcordia".

La Con st i tución de 1886 som etió -ar t ícu lo 2 0 1 - a l dep ar tam ento de Panamá directamente al Gobierno Central de Bogotá, y lo puso bajo la administración de leyes especiales. Esta "degrada nte tutoría", com o la de no m in ó Co rreoso ,se mantuvo hasta 1892, cuando el Congreso aprobó la Ley 41 -3 de septiembre-que la derogó. La práctica de gobernar el departamento de Panamá con gobernadores no nativos del Istmo intentó revertir las tendencias desintegradoras. Pero

nunca se pensó en Bogotá que para ello hacía falta una representación históricacapaz de integrar a los istmeños en la nación colombiana, pues las medidas depolicía y control requerían un soporte en el imaginario de las nuevas generaciones de is tmeños que vinieron al mu nd o.

LA PROCLAMACIÓN DE 190 3

El 3 de novie mb re de 1903 se reun ió el Conce jo M unicipal de Pana m á para exam inar la declaración de indepe nde ncia del Istm o respecto de la "m etró pol i co lom bia

na" que ese día había realizado un gru po de person as de esa capital, "con el ben eplácito de los pueblos de su comprensión y de la ciudadanía". Después de un brevedebate, se resolvió acoger la prop osició n de proclam ar la inde pen den cia del gobier-

i „ „ , u ;  " „ u „ „ l . , ^ „ „ , <-„ ; „   A;  u i n 1„ ,„.,<-„ J „ i „  f „ i ; „ ; J „ J "11 U   C U i U i i i U i d i i U d U S U I U Ld i ü C Ü LC i i i U i S p C Ü S d U i C  p d i d  Ü C g d i  d i d  i l i C L d  U C i d  i C Ü C i U d U  .

Tam bién se acogió la pro pue sta de enviar un telegram a al presiden te de los EstadosUnid os, pues au nqu e la independen cia contaba con el decidido apoyo del Istmo,también debería contar con "la protección directa de los Estados Unidos".

Al día siguiente, reunido nuevamente este Concejo Municipal, se expusouna representación histórica sobre lo acontecido en el Istmo desde el 28 de no

viem bre de 182 1, fecha en la cual, "por su prop io e stímu lo y en espera de pro curarse los ampl ios beneficios del De rech o y de la Libertad", el Istm o se hab ía desligado de "los destinos de España y espontáneamente asoció su suerte a la de laGran República de Colombia". Esa unión no había producido "los bienes que deese acto se aguardaron", antes bien, el Istm o de Pan am á había sido ince sant em en-

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LA   BIOGRAFÍA DE LA NACIÓN PANAMEÑA

te agraviado en sus intereses materiales y mo rales po r los gob iernos colo m bian osde las épocas de la Federación y del Centralismo, agravios que "en vez de ser

atendidos y patriót icamente remediados por quienes debieran serlo, cada día seaum enta la cantidad y se agravan co n persistencia y cegued ad tales, que ha n desarraigado en los pueblos del Departamento de Panamá la incl inación que porpura voluntad tuvieron a Colombia" (Ricaurte, 1988: 64-65).

Colmada ya "la medida de las querellas y perdidas las esperanzas en el futuro",  había l legado el momento de "desatar unos vínculos que los retrasan encuanto t iende a la civi l ización, que ponen obstáculos insuperables al progreso yque,  en suma, les prod uce infelicidad, co nt rar ian do y haciend o com pletam entenug atorio s los fines de la sociedad polí t ica en que en traro n, m ovid os p or la nece

sidad de satisfacer la obligación de prosperar en el seno del Derecho respetado yde la Libertad asegurada". En con secuen cia, el Con cejo declaró su sepa ración deColom bia y la const i tución de una "República con gobierno indep endien te , democrát ico, representat ivo y responsable que propenda a la fel icidad de los nat ivos y de los demás h abitantes del terri tor io del Istm o" . Para com enza r el procesode funda ción de un a "nueva na ciona lidad, l ibre de pod eres ex traño s", fue co nst ituida una Junta provisional de Gobierno integrada por José Agust ín Arango, Federico Boyd y Tomás Arias. Con vocad a la pob lación de Pan am á a cabildo abiertopara sancionar este acuerdo, fue apro bad o por un an imid ad .

El mensaje que esta Junta provisional de Gobierno leyó, el 15 de enero de1904, ante la Con venc ión Nac ional Const i tuy ente, la reu nió n encarg ada de transformar el dep artam ento de Panam á en un a «repúbl ica inde pend iente , libre y soberana» con "la universal aprobación del país", es una representación históricaacerca de la biografía de la nac ión p an am eñ a. El cen tral ismo del régim en colom biano fue presentado aquí como el responsable de la separación del Istmo, sinque el federalismo fuese exculpado. Las "facilidades comerciales" del Istmo nohabían sido utilizadas bajo esos dos regímenes, de tal suerte que "el mal debíaconsistir en algo qu e se im po ní a sobre tod os esos sistemas y prevalecía sob re ellos

para desnatural izarnos, en algo que realmente hacía sent ir una influencia letal yentorpecedora". Ese mal era "la dependencia directa o indirecta de un poder extraño que jamás se puso en contacto con las necesidades del país o que las desatendió de modo voluntario, persistente y criminal".

UNA HISTORIA INMEDIATA DE LA NACIÓN PANAMEÑA

Ra m ón M axim il iano Valdés pub licó en 1903 el pr im er ensayo histórico sobre Laindependencia del Istmo de Panamá, sus antecedentes, sus causas y sus justificaciones. An ticipánd ose a todas las represen taciones h istóricas de este aco ntecim ientoque fu eron escritas dur an te el siglo XX, las clasificó en do s g rup os:

Las que lo atribuyen a unos cuantos especuladores interesados en las acciones de la empresa del canal , aduciendo que la voluntad popular era adversa a la separación.

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LA BIOGRAFÍA DE LA NACIÓN PANAMEÑA

El artículo 201 de la Carta de 1886 que sometió al depa rtame nto de Panamá directamente al Gobierno central y administrado "con arreglo a leyes

especiales". Esta disposición du ró hasta 1892, cuando el Congreso aprobóla Ley 41 - 3 de septiembre - que la derogó.

Esta representación histórica sobre la existencia de la nación panameña,expuesta justo en el mismo m om ento en que proclamó su existencia com o persona jurídica constituida por la libre voluntad de los istmeños, contrasta con lasprimeras historias de la nación granad ina, publicadas hacia 1850 -Joaqu ín Acostay José Anton io de P laza-, es decir, dos décadas después de la proclamación de suexistencia jurídica. Esa simultaneidad de la proclamación jurídica de la nación

panam eña y de la exposición histórica de su biografía previa, constituida po r unconjun to de experiencias históricas que habrían marcado el derro tero de su existencia independiente y separada de la nación colombiana, es el hecho que m arcala singularidad de la nación panameña de nuestros días.

ANEXO 1

CRONOLOGÍA BÁSICA DE  LA BIOGRAFÍA DE LA NACIÓN PANAMEÑA

10 de noviem bre de  1821: Acta de independencia de la villa de Los Santos.

28 de noviembre de  1821: Acta de independencia de Panamá y adhesión aColombia porque sus "glorias militares y grandes hombres le prometíanhonor, libertad y dicha".13 de septiembre de 1826: Acta de Panamá anunciando la intención deconvertir el Istmo en un país hanseático.9 de julio de 1831: Pronunciam iento de Panamá a favor de un cuarto estado de la Confederación Colombiana.18 de noviembre de 1840: Pronunciamiento de Panamá a favor de la "independencia absoluta del Estado del Istmo, o unión al resto de la Nueva

Granada bajo un gobierno de forma federal".18 de marzo de  1841: En asamblea constituyente se aprueba la Ley fundamental del Estado del Istmo, independien te y soberano, m anten iéndose ladisposición a seguir siendo parte de la Nueva Granada si ésta se daba unaorganización federal de estados, pero anunciando que "en ningún caso seincorporará el Istmo a la República de la Nueva Granada bajo el sistemacentral".27 de febrero de  1855: Acto legislativo adicional a la C ons titución, por elcual se crea el Estado federal soberano de Panam á.

21 de marzo de  1861: Acta del vecindario de Santiago de Veraguas a favorde la independencia respecto de la Confederación Granadina.31 de marzo de 1861: Acta del vecindario de David a favor de la independencia respecto de la Confederación Granadina.

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III  PARTE

PANAM Á EN EL CONTEXTO MUNDIAL

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RENÁN VEGA

eos incluyen los informes y opiniones que se envían desde Bogotá, sede de laLegación Francesa en Colombia, e incluso desde ia Embajada Francesa en Was

hington; en cuarto lugar, se encue ntran papeles varios, entre los que se destacanrecortes de prensa de Panamá y Estados Unidos, docum entos del Senado norteam erican o o escritos de P hilippe Bunau-Varilla y Teodoro Roosevelt.

En este artículo se presenta el pu nto de vista de los diplomáticos francesessobre la invención de Panamá. Por esta razón, nos apoyaremos prioritariamenteen la documentación generada por estos funcionarios, y sólo en determinadosm om ento s, cuando esa información es muy escasa y fragmentaria, recurrimos aotras fuentes para llenar las lagunas existentes o clarificar determinados hechos.

Para entender los acontecimientos de noviem bre de 1903, que cu lminaron

con la secesión de Panam á, se consideran cuatro aspectos: el nacim iento del imperialism o estadounidense; las perm anen tes agresiones a que fue som etido el Istmo de Panamá du ran te cerca de medio siglo por tropas de los Estados Unidos; lainvención de un nuevo país por la acción del gobierno de Teodoro Roosevelt; y,por ú ltim o, la conversión de la República de Panam á en una semicolonia despuésde 1903.

EL  NACIMIENTO DEL IMPERIALISMO ESTADOUNIDENSE

A finales del siglo XIX nació el imperialismo norteam erican o y su presentaciónpública se hizo, como cosa rara, librando una guerra contra España, ganada ráp idam ente y de la que se desprendió como botín la conquista de Cuba, Puerto Ricoy Filipinas. Esto fue claram ente percibido por los funcionarios de Francia instalados en el territorio de los Estados Unidos. Uno de éstos comentaba que desde1898 el "imperialismo se ha convertido en el credo de los republicanos. El senador Grosvenor, portavoz de McKinley, ha declarado que [... ] los Estados Unidosmantendrían todas las conquistas, con o sin el consentimiento de sus poblaciones.  El derecho de conquista parece haberse convertido para los herederos deW ashington en la base del derecho público"(Nouvelle Serie, 1898, Vol. 1: 56).

Los diplomáticos franceses describen con honda preocupación los pasosque va dando Estados Unidos para consolidar su dominio en América Latina yale'ar a los europeos de este con tinente. Como los más relevantes destacan lafirma del tratado Hay-Pauncefote y la derogación del tratado Clayton-Bulwer; elexpansionism o agresivo de Teodoro Roosevelt y su corolario a la Doctrina M onroe;y los sucesivos zarpazos de los Estados Unidos para dominar a su antojo a losterrito rios situados al sur del Río Bravo.

En cuanto a las condiciones diplomáticas e internacionales en las que emergeEstados U nidos como país imperialista, se destaca la debilidad relativa de las otraspotencias europeas en territorio am ericano, y particularm ente de Inglaterra, la únicaque duran te la segunda mitad del siglo XIX había estado en capacidad real de limitar las ambiciones de los Estados Unidos, como se había plasm ado en la firma deltrata do Clayton-Bulwer de 1850 entre los dos países. Mediante este acuerdo, surgi-

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ANTECEDENTES   Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACÓ YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

do como consecuencia de la adquisición de California por los Estados Unidos y suobjetivo de asegurar su libertad de pasaje por el Istmo centroamericano, las dos

partes se comprometieron a no excluirse mu tuam ente en caso de la construcciónde un cand por alguna de ellas ni a ejercer ninguna forma de colonización enCentroamérica. Dicho tratado fue abrogado en 1900, aunque en la práctica desde ladécada de 1880 las diversas administraciones de los Estados Unidos lo consideraron inexistente. El hecho de que no se hubiera derogado era visto como un incómodo obstáculo por los sectores imperidistas de Estados Unidos, po rque les impedía moverse a sus anchas por tierras y mares centroamericanos y asegurarse la construcción del canal en forma exclusiva.

Cuando la correlación de fuerzas internacionales en América Latina em

pezaba a ser desfavorable para Inglaterra, ésta reconoció el creciente poder de losEstados Unidos y les dejó las manos libres. Por eso, firmaron el tratado Hay-Pauncefote en  1901. En la deroga toria del tratado Clayton-Bulwer, y la firma deuno nuevo, jugó un papel de primer orden la guerra de los Boers que Inglaterralibraba en Sudáfrica. A cambio del tratado, Estados Unidos se comprometió ama ntener u na estricta neutralidad en dicho conflicto. Eso fue lo único que obtu vo Inglaterra, sin recibir nada más com o com pensación (Ibid., 1901, Vol. 11:140).Por lo demás, esta potencia europea nunca ocultó su interés en que sus primosterm inaran el canal, como lo expresó en oc tubre de 1901 Julián Pauncefote, em

bajador inglés en Estados Unidos {Ibid.,  1901, Vol 11: 122-124). Como consecuencia de ese tratado, Europa dejó en m anos de Estados Unidos la cuestión de lasoberanía de las repúblicas de Am érica C entral y Sudam érica. Éstas aho ra sólo selimitarían a contemplar "cómo la especie de protección que algunas veces hansolicitado a los Estados Unidos contra Europa, va a significar, nada menos, quearrancarles parte de su soberanía sobre sus propios territo rios" {Ibid., 1900-1901,Vol. 10: 4-9; 31-34), comentaba premonitoriamente un diplomático francés.

En Estados Unidos, los republicanos se convirtieron en los más beligerantes imperialistas desde William McKinley, pero su más belicoso exponente fue

Teodoro Roosevelt, considerado como "un caso representativo americano en elsentido más agudo de ese neologismo, una em anación y un resultado del 'jingoísmo imperialista", que corre el riesgo de convertirse hoy en la nueva carta del pueblo de los Estados Unidos". Roosevelt "com parte la tesis de la expansión -d el imperialismo como decimos-, fundándose en la misión superior que tienen lospueblos civilizados" de liberar a otros pueblos de "la barba rie que aún los mantiene encadenados" {Ibid.,  1901, Vol. 2: 82). Con estas consideraciones se hacíaalusión a las opiniones racistas del "héroe del gran garrote", par tidario entusiastade la supremacía blanca y del darwinismo social, quien en repetidas ocasiones

había hecho gala de su desprecio por los indios, negros y mestizos. Entre algunasde sus frases racistas más célebres, entonada en su "guerra eterna" y sin "falsosen timenta lism o" contra los "pieles rojas", se encuentra esta joya: "Yo no llego alpunto de creer que los únicos indios buenos sean los indios muertos, pero creo

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ANTECEDENTES  Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

para intervenir mili tarmente y ocupar los terri torios de los países de AméricaCen tral. Por ejemplo, el an un cio de una posible gue rra en tre Co sta Rica, El Salva

dor y Nicaragua en abril de 1900 sirvió para apostar estratégicamente barcos deguerra en el mar Caribe. Para el embajador de Francia en Washington, " la cuestión del canal de Nicaragua desempeña un papel en todo este asunto y no mesorprendería que la agitación revolucionaria en América Central fuera instigadapo r ciertos intereses am erica nos con la esperan za de forzar a intervenir a los Estado s U nid os y mete r sus na rices en el istm o" {Ibid., 1900, Vol. 10: 87) .

La perspectiva inmediata de construir un canal, del que sólo ellos fueranlos verdaderos poseedores y defensores, reforzó las ambiciones geopolít icas delos Estados Unidos en el mar de las Antil las, no siendo extraño que hubieran

creado una división naval y se incrementaran las intervenciones en la zona. Elincid ente de Venezuela en 1901 , cu an do el barc o de guerra El Re staura dor perm ane ció en el pu er to de La Gu aira hasta obligar al gob ierno ven ezolano a rendirle un homenaje de desagravio a la bandera de los Estados Unidos, era sólo unejemplo de la agresividad imperialista en el Caribe. En consecuencia, las sucesivas intervenciones de Estados Unidos en Panamá después de 1901 respondían asus intereses estratégicos de co ntro lar su pati o tra sero {Ibid., 1902, Vol. 15: 68 -72).

En octubre de 1902, cuando ya se estaba cocinando el rapto de Panamá,

desde Colón se informaba que se observaban barcos de guerra de los EstadosUnidos pero no había ninguno de Francia o Inglaterra, lo cual era resultado deltratado Hay-Pauncefote que le había dejado el terreno libre a los estadounidenses. A la pri m era ocasión, asegura ban con insistencia los diplo m áticos francesesradicado s en Panam á, los Estados U nidos se apr op iará n del terri tori o del Istm o ycon cluirán la con stru cció n del canal interoceán ico {Ibid., 1902, Vol. 15: 74-7 5), loque, por desgracia, sucedió .

Pan am á fue sólo otro eslabón en la interm inab le cade na de agresiones contra los países de América Central y el Caribe. Pero el voraz apetito yanqui no se

calmó con e l suculento bocado panameño, hasta e l punto que, en d ic iembre de1903,  en el Senado de ese país se presentó una proposición por medio de la cualse man ifestaba el interés de anexarse los terri to rios de Cuba, M éxico, Haití y has ta Canadá {Ibid.,  1903, Vol. 15:135-1 38). Luego de Pan am á siguió República D ominicana, donde los Estados Unidos impusieron onerosas condic iones para satisfacer a sus banqueros, l imitando la independencia económica y polít ica de esepequeño país: su principal fuente de riqueza empezó a ser administrada por losEstados Unidos que se comprometieron, en la medida en que e l los mismos lojuzgaran conveniente, a prestar ayuda al gobierno dominicano para "restaurar el

crédi to , m ante ner e l orden, mejorar el funcio nam iento de la adm inis t ració n c iv ily asegurar el progreso material y la prosperidad de la república". Este tipo dearreglo era m uc ho m ejor p ara los Estados Un idos y para su capital f inanciero,pues el mismo Roosevelt indicó que no estaba interesado en la anexión ni de

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RENÁN VEGA

Haití ni de República Dominicana ya que eso "aumentaría los privilegios de sushab itan tes y las responsa bilidades del gob ierno federal, sin au m en tar sensible

m en te sus beneficios"{Ibid., 1905, Vol. 15: 141-143).La emerge ncia del im perialis mo y anq ui, que en un breve lapso había dado

grandes pasos en la lucha por la repartición del mundo entre las grandes potencias,  no dejaba de sorprender a los diplomáticos franceses, uno de los cuales,reca pitul and o ese acelerado proceso de expansión, precisaba: "Pu erto R ico anexado ; C uba , la gran Antilla, som etida a la influencia d irecta de los Estados U nidos ;las islas Hawai y par te de Sam oa anexad as; los tr ibun ales de Londres recono cen,co m o n un ca an tes, tal y com o los am erican os lo desean, que sus fronteras se extien de n h asta Alaska; y aho ra el Istm o se convierte de hech o en americano"{Ibid. ,

1903 ,Vol .5 :65-73) .

ALGUNAS INTERVENCIONES ARMADAS DE ESTADOS UN ID OS EN PANAMÁ ANTES DE 190 3

La bruta l in tromisión de los Estados Unidos en Panamá en 1903, s implementefue el trágico cierre de un ciclo interminable de agresiones durante la segundam ita d del siglo XIX, qu e se hab ía iniciad o u n po co desp ués de la firma d el tra tad oMallar ino-Bidlak - 1 8 4 6 - entre los gobiernos de Colo mb ia y los Estados Unidos .

Desde el punto de vista jurídico, Colombia le proporcionó en bandeja deplata a los Estados Unidos las argucias suficientes para que éstos intervinierancu an do y com o q uisieran. En efecto, el tr iste m ente célebre artículo 35 de ese Tratado autor izaba a los Estados Unidos a mantener la neutra l idad del Is tmo y aimpedir que fuera suspendido el l ibre tránsito de uno a otro mar. Este tratado,decía un diplomático, "confiere a los Estados Unidos una situación privilegiadaen e l Is tm o de Panamá, y, po r qué n o decir, u n su per ior d erec ho de policía". Au torizaba en caso extremo a ocupar la línea del ferrocarril, incluyendo las estacionesde C oló n y Panam á, pero n o las ciudades. Tal diferencia n o era m uy plausible, yde hec ho secu ndaria, puesto qu e era m uy "difícil asignar una zona estrech am entede ter m ina da a las tropa s que d esciende n a t ierra" {Ibid., 1895, Vol. 1: 75) .

De la misma forma, la Convención firmada en 1865 entre Colombia y laC om pa ñí a del Ferrocarril , de propie dad d e ciud adan os de los Estados Unid os, lesr l in l i n a s i n r r p í n l p c n r p r r n a í i t i v a c fi p s t n s r n m p r r i í m t o c v a e n a n l i i p r n n r r , m r t cp

puede ver en sus apartes más significativos:

El gobierno de los Estados Un idos de Colombia concede a la compañía del Ferrocarril de Panamá la propiedad completa y a perpetuidad del ferrocarril que ella haconstruido que une las ciudades de Colón y Panamá. Esta propiedad comprendeno solamente el ferrocarril mism o, sino todas las dependencias que hoy posee la

compañía, útiles al tránsito, así como las que ella pueda establecer en el futuro,com o alm acenes, edificios y hoteles.Art. 9: el gobierno de Colombia cede a la compañía: 1) los terrenos de los cualestenga necesidad para el establecimiento de la línea [...]. 2) todos los terrenos de

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ANTECEDENTES   Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

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los que tenga necesidad para establecer puertos marítimos o fluviales [...], embarcaderos, y en fin para todas las necesidades del ferrocarril [.. .].

Art. 10: Son acordadas a la Com pañía y a título gratuito y a perpe tuidad 64.000hectáreas de tierras baldías en el Estado de Panam á [... ] y la Co mp añía tendrá lalibertad de escogerlas en el territorio continental donde lo juzgue conveniente{Con-espondance Politique des Consuls,  1865, Vol. 3: 26-27).

Cu and o en Panam á se conoció e l acuerdo se produ jo un gran descontentoentre los extranjeros no estadounidenses que all í residían, pues éste aumentabalas prerrogativas y el po de r de la co m pañ ía del ferrocarril . Era, según el Có nsu l deFrancia en Panamá, "una cesión pura y simple, apenas disimulada" {Ibid. , 1865,

Vol. 3: 26- 27 ).D ur an te tod a la segun da m itad del siglo XIX, los diferentes funciona riosfranceses, ubicados tanto en Bogotá como en Washington y Panamá, señalabanlas verdaderas intenciones de Estados Unidos con respecto al Istmo. Algunos deesos análisis eran de natu raleza geopolít ica y retra taba n m uy bien las intencion esde los Estados Unidos: apropiarse de Panamá para asegurarse los mercados delextremo or iente y dominar una ru ta comercia l que pudiera contrabalancear e lpoder que Inglaterra había adquirido con el control del Canal del Suez. Con esepropó si to en m ente , s iempre buscaban u n pre texto para in tervenir m il i tarm ente ,

con o sin el acuerdo del gobierno de Bogotá {Correspondance Politique, 1978, T.33 :171) .

La presencia de tropas de los Estados Unidos en el terri torio panameño sehizo cada vez más frecuente después de los sucesos de la "guerra de la sandía" en1856. Al respecto se pu ede n señalar, de acuerd o con la infor m ació n diplo m ática,entre o tros, los siguientes hech os:

Incend io de Colón du ran te la guerra civil de 1885 e interv enció n de los EstadosUnidos

C om o sucedía frecuentem ente en las guerras civiles que estallaban en C olom bia,la de 1885 llegó rápid am en te a Panam á. El 16 de m arzo , el general l iberal Aizpu ruatacó durante 24 horas la ciudad capital , aunque no pudo someterla {Ibid. , 1885,Vol. 4: 300). No se había alcanzad o a escuchar el pri m er disp aro en el Istm o y yade un barco de los Estados Un idos que se enc on trab a en la rada de Co lón descendiero n 75 ho m bre s para protege r el ferrocarril. En el m ism o instan te, en P ana m á,el cónsul de los Estados Unidos solicitó la protección de las propiedades de susconciudadanos, y del barco La Heroína desembarcaron otros 70 marines {Ibid. ,1885, Vol. 4: 300). Así, em peza ba la más p rolo nga da interv enció n arm ad a de los

Estados Unidos en terr i tor io pa na m eñ o du rant e e l s ig lo XIX.Las tropas l iberales, encabezadas por Pedro Prestan, un general mulato

originario de Jamaica pero nacido en Cartagena, atacaron por sorpresa el cuartely la Prefectura de la ciudad de Colón el día 15 de marzo. Después de algunos

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I R ENÁN VEGA

disparos, los revolucionarios a sum ieron el control de la ciudad y el prop io Prestan se proclamó jefe civil y militar. Ese mismo día, Prestan informó al cuerpo

consu lar que él era la nueva au toridad política de la ciudad, asegurándoles a losextranjeros que no serían molestados y que sus intereses y propiedades seríanrespetados {Ibid., 1885, Vol. 4: 555). Y, en efecto, cuando Prestan asumió el control de Co lón, "no les dem andó nada a sus habitantes y a los que quisieron surtirlo de armas y de vestidos, incluso de planchas para erigir las barricadas, se lespagó en efectivo" {Ibid., 1885, Vol. 4: 555). O sea que Prestan no tuvo un com portamiento especialmente hostil con los extranjeros en general ni con los residentesestadounidenses en particular.

Algunos días antes del incendio, a Colón había llegado un barco de los

Estados U nidos, que llevaba a bordo un cargamento de armas; "dicho cargamento , cuyo flete había sido cancelado, fue encargado por Prestan, en ese momentoun simple particular"; tan p ron to como dicho navio se encontró en la rada, Prestan exigió la entrega de las armas al señor Burt, cónsul de los Estados Unidos,quien se negó formalmente a entregárselas. Por esta razón ,  el jefe revolucionarioda la orden de conducirlo a prisión, e idéntica disposición fue tomada con respecto al señor Douv, agente de la compañía de vapores americana La Galena"{Ibid., 1885, Vol. 4: 555). Mien tras esto sucedía,"el comandante del navio de guerra am ericano daba la orden de desembarcar algunos cañones y desde las oficinas

de la compañía marítima le mando avisar a Prestan que si en un plazo de doshoras, a partir del momento de la notificación, no liberaba a los prisioneros, laciudad sería bombardeada" {Ibid., 1885, Vol. 4: 555). Ante la amenaza, Prestandecidió emplazar dos pequeños cañones frente al barco de guerra estadounidense, con la orden de hacer fuego cuando desem barcaran las tropas am ericanas y, asu vez, amenazó con fusilar a los prisioneros si era atacado. Inm ediata mente, "elcom anda nte del navio de guerra de los Estados Unidos da una contraorde n y losprisionero s, viendo que su situación se hacía más crítica, transigieron con el jeferevolucionario y le dieron su palabra de honor de entregarle las mencionadas

armas, tan pronto como fueran puestos en libertad" {Ibid., 1885, Vol. 4: 555)."Viéndose libres, los prisioneros se refugiaron inm ediatam ente en el barco

de guerra americano, mientras que Prestan fue a reclamar su cargamento de armas, como había sido acordado. Sin embargo , el señor B urt le respond ió con unrechazo categórico. El jefe revolucionario, viendo que él había sido engañado,notificó que si a la mañan a siguiente a las 8, no se le entregaba el envío, le pren dería fuego a la ciudad de Colón" {Ibid., 1885, Vol. 4: 555). Ahora bien, los estadounidenses no cumplieron la promesa hecha a Prestan y apenas el cónsul de losEstados Unidos estuvo en libertad envió un telegrama al general Gom ina, a Pana

má, solicitándole el envío inmediato de las tropas del gobierno para retomar laciudad y defender a los extranjeros. Además, puso a disposición de las fuerzas deGom ina un tren expreso y una gran can tidad de armas , de las mismas que previamente había com prado P restan a los Estados Unidos. Gom ina aceptó la sugeren-

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ANTECEDENTES  Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA i

cia de los norteamericanos y la mañana del 30 de marzo part ió hacia Colón, adonde l legó en la madrugada del día siguiente. Los revolucionarios, informados

de la llegada de las trop as del gobie rno , había n lev an tado los rieles de la vía férrea,lo que o bligó a estos úl t imo s a descender del t ren y a m arch ar a pie para com batira las fuerzas de P restan. La superio ridad de las t ropa s de G om ina era evidente ypr on to fue vencida la resistencia de los revoluciona rios, que retroc edier on hastaColón {Ibid.,  1885, Vol. 4: 555).

Cuando era claro que el combate principal tendría lugar en Colón, la navede guerra de los Estados Unid os La Galena dese mb arcó 100 marines, em plazó 2ametral ladoras y envió un contingente a proteger el consulado de su país. Segúnel cónsu l de Francia en Colón: "Apenas las t ropa s am erican as ha bían ocu pa do sus

posiciones, cuan do las t ropas del gobierno l legaron -s e pu ede d ed r q ue com pletame nte cub iertas por las de los am ericanos que, en un m om en to dado , se replegaron del lado del consulado de los Estados Unidos- y comenzaron el ataquesobre las barricadas de los revolucionarios" {Ibid.,  1885, Vol. 4: 555).

Los disparos de fusi l se mantuvieron durante cerca de media hora. Elcom bate fue m uy fiero, pero al final las t ropa s del go bier no se im pu sier on . C uan do éstas entraron a Colón, se produjo el incendio del puerto. A part i r de esemomento, tanto el gobierno de los Estados Unidos como el colombiano acusaron a Pedro Prestan y sus t ropas de ser los responsables del incendio de la ciu

dad. Sin em barg o, la corresp ond enc ia del cónsu l de Francia en C olón y el test im on io del com ercia nte francés Van Messen {Ibid. , 1885, Vol. 4: 364 -6-3 68 ), res idente en esa ciudad, muest ran que Prestan no fue el responsable de esoshech os puesto qu e, cua ndo ord enó el incen dio de la casa de gob ierno , de ma ne ra inmediata el fuego se propagó por toda la c iudad. Era sorprendente que elfuego se hubiera extendido de una forma tan rápida y más sorprendente aúnque los marines de los Estados Unidos no hicieran nada por impedir lo . "Colónha s ido dest ruido más bien por la deplorable negl igencia de los americanos ypor su indolencia ante la ruina que agobiaba a una población de t rabajadores"

{Ibid., 1885, Vol. 4:555).Luego del incen dio y la destru cción com pleta de C olón , las t ropa s estad o

unidenses se apoderaron de la ciudad. Éstas jugaron un rol importante en la medida en que aseguraron la victoria del gobierno en el Istmo, lo que implicaba laviolación del Tra tado de 1846, po rq ue aquéllas po día n interv enir exclusivamen tepara mantener la libre circulación del ferrocarril pero no actuar a favor de last ropas gubernamentales .

La interven ción de los marines se man ifestó, por e jemplo, en la captu ra dealgunos dirigentes de la rebel ión. El general hai t ian o Anto nio Pautricelle -a cu sa

do de haber part ic ipado en la dest rucción de Colón- fue hecho pris ionero porlos soldados e stado unide nses y con duc ido a bo rd o de El Galena. A esto se agregaque G eorge Davis, l lam ado C oco bolo , na tura l de St. Th om as , jefe del estado m ayor de Prestan, viénd ose p erd ido sol ici tó asilo y protec ción al co m an da nte de ese

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I RENÁN VEGA

mismo barco, "donde fue retenido com o prisionero y entregado a los vencedores" {Ibid., 1885, Vol. 4: 366).

La ejecución de los dos generales de la tropa de Prestan se produjo después de u n juicio sum ario y sin respetar las leyes existentes. En efecto, en todoslos Estados que conformaban los Estados Unidos de C olombia, entre ellos el dePanamá, la pena de muerte había sido derogada por la Constitución de 1863.En la práctica esas ejecuciones significaron la implanta ción de la pena capital,la cual fue legitimada como la sentencia más grave del derecho penal colombiano en la nueva C onstituc ión Política de 1886. En otros térm ino s, Estados Unidos jugó un papel de primer orden en la reimplantación legal de la pena dem uerte en Colombia, ¡la cual se puede considerar com o otra im portac ión made

in USAlAdemás, se puso en práctica u n ritual m acab ro, al típico estilo de las ejecu

ciones o de los linchamientos de negros en los Estados Unidos, para matar a losdos combatientes liberales -¡vaya casualidad que eran negros -, a plena luz deldía y ante la asistencia de toda la población de Co lón. Ese ritual fue prem editad opara provocar miedo entre la población negra del Istmo, como lo indicaba uninforme de prensa: "Un pánico singular se ha apoderado de la masa en el m omento de la ejecución [...] Muchos espectadores jamás hab ían visto una ejecución [... ] La escena era, pues, para ellos nueva y extraña, y nosotros esperamos

que la impresión prod ucida haya sido saludable".Morir ahorcado era una forma de ejecución importada de los Estados

Unidos, pues en Panamá nunca antes había sido aplicada. En segundo lugar, elritual público, incluyendo la presencia de la multitud en torno al sitio de ejecución, era también una forma "m uy civilizada" de producir pánico. En tercer lugar,los condenados eran hombres de raza negra, lo que indicaba los objetivos de talacción: mostrar a la población negra que vivía en Panamá -formada porinmigrantes de Jamaica, Haití, Martinica, Guadalupe y originarios del Istmo-que en adelante las nuevas au toridades, con la complacencia de los Estados Uni

dos, no tole rarían la influencia po lítica de los negros, muy beligerantes d uran te elperíodo radical.La intervención de los Estados Unidos no se limitó a la ciudad de Colón , a

pesar de que, cuando se produjo el desembarco en ese puerto, las autoridadesnorteam ericanas habían manifestado que sus acciones se limitarían a esa ciudadpara mantener el libre tránsito en el Istmo, defender las propiedades de los extranjeros y restablecer la normalidad del tráfico comercial, pero manteniendouna estricta neutralidad política. Sin embargo, en varias ocasiones las acciones delos Estados U nidos se inclinaron del lado del gob ierno de Rafael Núñez. Por ejem

plo, el 24 de abril, sin aviso previo, ocuparon militarm ente la capital del Estado,detuvieron al general Aizpuru -e l jefe de los insu rrec tos- que había entrado a esaciudad el 31 de marzo, el mismo día del incendio de Colón, aprovechando que elgeneral conservador Gomina había partido para combatir a Prestan. Los marines

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ANTECEDENTES  Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

de Estados Unidos bloq uearon a las tropas liberales en sus cuarteles, so pretextoque debían construir barricadas {Ibid., 1885, Vol. 4: 385).

Algunos días más tarde el capitán de la fragata Powhatan envió una cartaal general Ricardo Gaitán Obeso, comandante del ejército liberal, exigiéndole elarresto y condena de Prestan por "sus crímenes", pero sobre todo porque "hab íaosado insultar a los Estados Unidos" cuando había tom ado y amenazado de m uertea algunos ciudadanos de ese país. Adem ás, según ese oficial, la intervención de losEstados Unidos se justificaba por las enormes pérdidas económicas que habíansufrido sus conciudadanos.

Las presiones de Estados Unidos fueron muy eficaces, porque los liberales,que eran copartidarios de Prestan, lo abandonaron. En efecto, Felipe Pérez, el

principal jefe político de los liberales, afirmó que el "incendio de Colón habíasido causado po r individuos que no eran colom bianos" {Anales de Guerra, 1885,No. 45:1) . Por esto, "recibir en nuestro ejército a los autores del incendio de Colón [... ] no solam ente es aceptar la responsabilidad m oral de ese hecho sino tam bién la responsabilidad material, esta última representada por las reclamacionespecuniarias que, sin ninguna duda, serán millones de pesos" {Ibid., 1885, No. 45:1). Prestan, acusado por todos los bandos , fue aba ndo nado a merced de las tropasestadounidenses. Finalmente, fue detenido cerca de Barranquilla y conducidorápidamen te a Panamá, dond e fue juzgado y condenado a la pena de m uerte de

una manera completamente arbitraria por un consejo de guerra. El juicio fueuna simple formalidad, puesto que los cuatro testigos llamados a declarar erantodos extranjeros, y tres eran funcionarios de los Estados Unidos, con los cualesPrestan tuvo problemas po r la compra de las armas (Castillero Reyes, 1962:171).

Una vez más la tenebrosa mano de los Estados Unidos se encontraba traseste crimen, como lo comentaba un diplom ático francés: "Pedro P restan [...]acusado formalmente de haber prendido fuego a Colón [...] ha sido condenadoy luego ejecutado. Sus testigos [...] no han sido escuchados y, sin embargo , enColón incluso el comercio cree que el elemento americano a la cabeza del cual se

encuen tra el Sr. Burt, antiguo director del Ferrocarril, es el verdadero responsablede los acontecimientos de Colón" {Correspondance Politique des Consuls, 1885,Vol 34: 422).

Antes de ser ejecutado, Prestan negó su responsabilidad en el desastre deColón. Para él, "desgraciadam ente la suerte de n uestro ejército fue adversa aqu ícomo en otras partes [... ] De esta adversidad se han servido mis enemigos pe rsonales para hacer creer que yo soy un peligroso criminal" {Ibid., 1962: 172-173).Terminó señalando que "los americanos suponen que ha llegado la hora de apropiarse del istmo" e hizo un póster llamado para que "todo el país se oponga a la

intervención de los Estados Unidos para evitar la realización de sus prop ósitos"{Ibid., 1962: 161). Después de la ejecución de Prestan, las tropas estadounidensespermanecieron en suelo panam eño hasta mayo de 1885, cuando el gobierno conservador había ganado la guerra. Se retiraron tras haberle prestado un g ran servi-

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RENÁN VEGA

ció a los cipayos colombianos, algunos de los cuales, como el gobernador delCauca, llegaron a emplear en ese momento un tono genuflexo y anticomunista,

agradeciendo la ayuda prestada por las tropas de ocupación: "El gobierno de laUn ión, lo mismo que el del Cauca están m uy reconocidos del noble comp ortamien to que han tenido los miem bros de la Escuadra Americana al venir a un paísamigo a hacer respetar intereses seriamente amenazados por los comunistas queen nada escatiman el reposo público y el hono r nacional" (Ricaurte Soler, 1989:32). Al parecer, era la primera vez en la historia de Colombia que oficialmente seaplaudía la intervención de Estados Unidos a nom bre del anticomun ismo.

En 1892 en Colón durante una epidemia de cólera

En este año se desató una epidemia de cólera que afectó a algunos lugares deAmérica Central e induso se extendió hasta Nueva York, donde fue bautizadacomo cólera de Wall-Street, porque influyó en la caída del precio de las accionesbursátiles. Ante los peligros de que el cólera se propagara, el gobierno colombiano decidió cerrar el puerto de Colón. Esta medida sanitaria fue considerada porlos Estados U nidos com o un cierre intempestivo de la circulación por el Istmo ypara obligar al gobierno nacional a reabrir el pu erto envió, a fines de septiembre,al paquebote Colombia (¡ ) y el crucero Concorde, que habían sido requeridospor el director del Ferrocarril, con el pretexto de evitar posibles disturbios porparte de los obreros desempleados po r la parálisis del puerto.

A pesar de que existía cuarentena por la epidemia de cólera -cuarentenaque se hizo extensiva a varios países de América La tina- y que los puertos estabancerrado s a cualquier nave extranjera, los Estados Unidos im pusiero n sus propiascond iciones. El cierre del puerto era necesario por elementales m edidas de salubridad pública, pero Estados Unidos alegó que eso violaba el tratado de 1846, loque n o venía al caso pues en d icho tratado no se hablaba de medidas de sanidad.En El Porvenir de Cartagena del 9 de octubre de 1892 se decía al respecto: "Las

convenciones de sanidad internacionales son las que imponen a ese respecto obligaciones a los gobiernos que las firman. Amistad, navegación y comercio: nadade eso significa pasibilidad para dejarnos im po rtar el cólera, u obligación de facilitarles los medios de en trada, sin defendernos [... ] del único m odo como podemo s hacerlo: cerrando los puertos, es decir escogiendo entre males el menor, conde ná nd on os al aislamiento" {Correspondance Politique des Consuls, 1892, Vol. 5:206).

Colón en 1895

A raíz de la corta guerra civil que se presentó en el país durante ese año, comosiempre los funcionarios estadounidenses en territorio panameño se apresuraron a solicitar la presencia de barcos de guerra de su país. El 8 de marzo fueatacado Bocas de Toro y de El Atlanta descendieron los marines para proteger el

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ANTECEDENTES  Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAM Á.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

con sula do (Nou velle Serie, 1895, Vol. 1: 51). C om en ta nd o este he cho , el funcionar io francés de Colón resaltaba que la intervención barcos de guerra de los Esta

dos Unidos "no se debe atribuir [. . .  ]  exclusivamente a los eventos políticos delpaís;  los amer icano s se creen los amos del Istm o y quieren som eter a esta pequ eña r epúb lica; de ahí, las frecuentes visitas de sus barc os de gu err a [. .. ] para llegaral objetivo que persiguen, es decir , dominar por la intimidación y el terror"(Nouvelle Serie, 1895, Vol. 1; 158). C om o un hech o d igno de destacar, ya evidenciado du ra nte la gue rra civil de 1885, la interv enc ión d e Estados Un idos du ran tela corta gue rra civil de 1895 favoreció otr a vez al pa rtid o con serv ado r {Ibid., 1895,Vol. 1: 143).

Toma de Coló n en 1901Desde c uan do estalló la guerra de los Mil Días se vislum brab a la intervenció n delos Estados Unid os, ten ien do en cu ent a los anteced entes de 1885 y 1895, cu an doel gobierno de Bogotá había l lamado en su ayuda a tropas de Estados Unidospar a enfre ntar a los liberales insu rrec tos {Correspondance Com ercióle, 1899, Vol.9). En esta ocasión, por desgracia, tam bié n se cum plie ron estos vaticinios.Desde com ienzos d e 1901, ante los anu ncio s de un posible ataq ue liberal a Panamá, los Estados Unidos am enaz aron con desembarcar t rop as en el pue r to de C olón, pese a que, según el cónsul de Francia, no existían razones válidas para justificar dicha intervención. En realidad, los Estados Unidos aprovecharon hechos"sin mucha importancia en sí mismos", confiriéndoles una gravedad excesiva:

Quiero hablar de la visita y de la detención, el 5 de agosto, durante una mediahora, en la estación de Matachín -dej ado como otros lugares del istmo a disposición de los liberales, puesto que ellos han suprimido allí a las autoridades que nohan sido reemplazadas d esp ués - del tren qu e venía de Panamá y del arresto de 3 o4 funcionarios colombiano s, partidarios del gobierno y del soldado de policía encargado de la vigilancia de ese tren. Este incidente ha m otivado los telegramas de

los cónsules de Estados Unidos en Colón y Panamá, un reclamo del Superintendente de la Panamá Railroad, y el llamado a las fuerzas navales americanas paraasegurar el tránsito del Istmo, a pesar de todo poco comprometido [...]. El gobierno de Estados Unidos sólo busca un pretexto para justificar su injerencia enlos asuntos locales y asegurar su preponderancia con el fin de liquidar a su favor[...] la cuestión del cana l.. . {Nouvelle Serie, 1901, Vol. 3: 44-45).

Durante todo el mes de agosto en los periódicos de Estados Unidos se publicaron sensacionales reportajes sobre supu estos c om bates l ibrados a lo largo de

la l ínea férrea. Por eso, el co m an da nte del navio de guerra El M achias se so rpre ndió al enc ont rar la situación m uy tran qui la cu and o llegó a Co lón y hasta los m ismos extranjeros residentes en el puerto le demandaban con insistencia sobre lasrazones que lo habían llevado allí {Ibid.,  1901, Vol. 3: 69 c-6 9d) .

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RENÁN VEGA

El 20 de noviembre, de manera sorpresiva los liberales se tomaron Colón,tras haber librado un breve com bate. Aunque cortaron las líneas telegráficas, no

hub o desmanes y respetaron a los extranjeros. Inm ediatam ente, de El Machiasdesembarcaron 30 hombres que se apostaron en los depósitos de la PanamáRailroad so pretexto de proteger los intereses estadoun idenses y "asegurar el libretráns ito po r el Istm o" {Ibid., 1901, Vol. 3: 112-119). El 27 desembarcaron en Colón otros 400 marines en las estaciones de la Com pañía del Ferrocarril, pese a locual el tránsito fue interrumpido. Para restablecerlo, 200 soldados yanquis fueron embarcados en cada tren y adelante de la locomotora marchaba un vagónblind ado con cañones y revólveres. Ningún com batiente, ni del partido liberal nidel conservador, era adm itido en los vagones de la Panam á Railroad. El secretario

de Estado, John Hay, aseguró que Estados Unidos intervino por solicitud del gobierno colombiano.

El 24 de noviembre, Ignacio Foliaco, comandante en jefe de las FuerzasTerrestres y Marítimas del Atlántico -del gobierno-, en una carta al cónsul deFrancia, enviada desde el navio Próspero Pinzón, manifestaba que se disponía arestablecer la autoridad en Colón {Ibid., 1901, Vol. 3: 134-139). El 26 de noviembre llegó El Pinzón, lanzó algunos cañonazos, creó pánico y desembarcó 400 soldados.

Los com andantes de los barcos extranjeros, buscando im pedir u n com bate

en C olón , lograron un acuerdo entre liberales y conservadores, en el que se estipulab a: 1) El general de la Rosa sostuvo que si las tropas del gobierno resultabanvictoriosas en Gatun, él consideraba perdida su causa de defender a Colón y ladevolvería a las potencias extranjeras pero a condición de que éstas dieran asilo alos liberales en los barcos; 2) se le rendirían honores militares al general Albán -del go bierno - como vencedor. Efectivamente esto último fue lo que sucedió, y losliberales derrotados devolvieron sus armas y municiones. El acuerdo indicabaque, después de la rendición de los liberales, las tropas de Estados Unidos, Inglaterra y Francia -e s decir, las que se enco ntraban en los barco s- ocuparían la ciu

dad de Colón. Sin embargo, "el comandante Perry quiso op onerse a que los marinos ingleses y franceses fueran enviados a tierra ; él se sentía seguro que las fuerzas de los Estados Unidos eran suficientes para asumir la seguridad de Colón yque, además, todos los intereses eran americanos". Los ingleses estuvieron de acuerdo, mas no los franceses. Así,  el 29 han desem barcado tropas am ericanas y francesas, procediendo a rendirle los hono res militares acordados al general Albán".El primero de diciembre, "los marinos franceses regresan a sus barcos pero losamericanos se mantienen en Colón". La conducta del comandante Perry fue com entada en forma muy negativa y "los colombianos, no im por ta su opinión po

lítica, ven en la muy activa injerencia de los americanos en sus disensiones unaamenaza para su libertad" {Ibid., 1901, Vol. 3: 147-154).

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ANTECEDENTES   Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UN A RECONSTRUCCIÓN A PARTIR D E LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

Bocas del Toro, 1902Una vez más, durante la guerra de los Mil Días, los Estados Unidos ocuparon

militarmente a Panamá, entre el 19 y el 24 de abril, cuando marines de El Machiasdesem barcaron en Bocas del Toro. El hecho se originó en los éxitos m ilitares alcanzados por los liberales en la provincia de Chiriqui, a raíz de los cuales el gobernador de Panamá, perteneciente a las fuerzas conservadoras, pidió a los Estados Unidos que mantuvieran el libre tránsito por el ferrocarril. Por supuesto, losEstados Unidos no se hicieron de rogar y rápidam ente ocuparon Bocas del Toro.Esta intervención tenía un significado adicional, puesto que en la provincia deChiriqui una subsidiaria de la United Fruit Company controlaba la producciónde banano y era propietaria de tierras, vías férreas y embarcaciones. Aparte de

eso, la pequeña población de Bocas del Toro estaba habitada por inversionistas ycomerciantes alemanes, franceses, chinos e ingleses {Ibid., 1902, Vol. 4: 53-56).Todo esto indicaba que Estados Unidos tenía intereses económicos m uy especiales en la zona ocupada.

Colón, 1902En septiembre de ese mismo año, otra vez desem barcaron en Colón tropas de losEstados Unidos. En la mañana del 15 de septiembre llegó a Colón el cruceroCinc inatti. En la tarde el Com andante MacLean se dirigió a Panamá y determinóque los trenes deberían ir custodiados por marines de Estados Unidos. Cada treniba precedido de un vagón blindado , ocupado por 25 soldados bien armados. Elgobernador de Panamá, Víctor M. Salazar, se mostró en desacuerdo con la acción, como se lo comunicó al com andante de los Estados Unidos, quien le manifestó que él no venía a discutir nada sino a cumplir las órdenes emanadas de sugobierno y se opuso a que tropas del gobierno colombiano visitaran los trenes.Las medidas tomadas por el com andante del Cincinatti desde su llegada a Colón,"denotan una marcada intención de no desaprovechar ninguna ocasión para provocar un conflicto con el gobierno local". Una de las medidas más escandalosasfue la de negarse a trans porta r las tropas del gobierno local si iban a rm ado s. Estoviolaba abiertamente el acuerdo firmado entre el gobierno colombiano y laPanamá RailRoad, que en uno de sus artículos decía: "Como compensación desus exenciones, la compañía está obligada a transp orta r gratuitamente y sin queel gobierno tenga que pagar nada por fletes o por otro motivo cualquiera, lastropas, jefes y oficiales con sus equipajes, municiones, armamentos, vestidos ytodos los otros efectos similares que pertenecen o están destinados al gobierno dela República o del Estado de Panam á, así como a los empleados en servicio o enmisión". Comentando esta flagrante violación de los convenios establecidos por

parte de la compañía y de los Estados Unidos, el cónsul de Francia en Panamáopinab a que "esta intervención sólo es el prim er mojón colocado por el gobiernode Washington en vista de asegurarse la ocupadón definitiva del istmo por sustropas, con el pretexto de proteger el libre tránsito del ferrocarril y obtener un

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RENÁN VEGA

arreglo más favorable en lo concerniente a ciertas cuestiones todavía pendientesen lo relaciona do con la com pr a del canal de Pan am á" {Ibid. ,  1902, Vol. 4: 80-9 1).

Aunque el l ibre tránsito entre Panamá y Colón no se hubiera visto seriamente amenazado, la in tervención armada de los Estados Unidos se acentuabacada día m ás. El 22 de septiem bre llegó a Co lón el bu qu e Pa nthe r con 380 soldados , que fueron dese mb arcad os y acuarte lados en las estaciones del tren en Panam á y Co lón . Piquetes de solda dos, bien arm ado s, patrulla ban las calles de las dosciudades. La ocupación parecía estar proyectada para largo tiempo, puesto quelos oficiales buscaban lugares para alojarse junto con sus familias. El 21 de septiembre se produjo un incidente grave, porque cuando las tropas del crucero colombiano Cartagena arribaron a Colón, se les impidió usar el ferrocarril y se les

exigió qu e entreg aran sus arm as a los marines estadou nide nses , quienes las l levarían consigo y las devolverían al llegar al otro lado del ferrocarril. Esto resultabamás humillante todavía si se t iene en cuenta que "los soldados americanos circulan por las calles de Panamá con sables y revólveres en la cintura, sin que nadieose hacerles la menor observación". Mientras esto sucedía, la prensa de los Estados Unidos inventaba noticias fantasiosas sobre los supuestos desmanes cometidos por las tropas liberales a lo largo de la vía férrea, con el claro propósito dejustificar la permanencia de los marines (Nouvelle Serie, 1902, Vol. 4: 93-99). Laintervención se acentuó cuando los Estados Unidos determinaron que después

del 20 de octubre no t ran spo rtar ía n a los soldados del gobierno, n i s iquiera desarmados, para evitar enfrentamientos con los l iberales que dominaban los alrededores de la vía férrea {Ibid., 1902, Vol. 4: 102-108).

El extrem o de la introm isión se pres entó el 26 de octu bre, cu an do al l legara Panamá el cañonero Bogotá, que había sido comprado por el gobierno, un oficial del W isconsin fue a inq uirirlo p or izar la ba nd era colo m biana . ¡Que un b arcocolombiano, por tando e l pabel lón nacional y t ransi tando por aguas colombianas ,  sea detenido por un oficial de un barco extranjero que le pide explicaciones,no era m ás que un caso de piratería Este incide nte era un a más de las mú ltiples

humil lac iones sufr idas por los colombianos durante la ocupación yanqui , comoel que se presentó el 29 de octubre. Ese día la Panamá Railroad transportó envagones cerrados armas del gobierno. Cuando esas armas llegaron a Panamá, lossoldados se dirigieron a recogerlas, pero "fueron violentamente rechazados porlas tropas americanas y lanzados fuera a culatazos. El oficial que comandaba eldestacamento fue enviado a t ierra por e l puñetazo que le propinó un soldadoam eri ca no , boxead or de profesión". Lo má s pre oc up ant e, sin em bar go , era que enla ciudad circulaban insistentes rumores sobre la formación de un nuevo partidoque p edía la separación de Pan am á y el pro tec tora do de los Estados U nido s {Ibid,

1902,  Vol. 4: 120-124). Esos, precisamente, eran los frutos que querían cosechar,como pronto lo hicieron, los ocupantes. Desde este punto de vista, la larga ocupac ión de 1902 en Panamá fue como e l ensayo genera l de l p ro tec to radosemicolonial que se impuso durante todo el siglo XX, tras los sucesos del 3 denoviembre de 1903.

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ANTECEDENTES   Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

El 22 de noviembre de 1902, al otro día de la firma del acuerdo de paz entreliberales y conservadores en el Wisconsin, partieron los barcos y tropas de Esta

dos Unidos. Éstos sostenían que ya no era necesaria su presencia, pues las tropasdel gobierno pod ían garantizar la norm alidad y libre transito del ferrocarril. Sinembargo, para el cónsul de Francia en Panamá existían otras razones de fondopara explicar el retiro provisional de los marines: primero, la fiebre amarilla causó dos muertos entre las tropas de ocupación y se temía que la enfermedad sepropagara; segundo, en diversos países de Am érica Latina se empezaba a d enunciar la ocupación de Estados Unidos y éstos, temerosos que su comercio se pudiera ver afectado, prefirieron partir {Ibid., 1902, Vol. 4: 135-141).

El acuerdo de paz, agrega el mencionado funcionario, entre liberales y con

servadores se firmó ante la inminencia de solucionar la cuestión del canal y laentrega de un a cantidad im por tante de dinero al gobierno colombiano. Ante eso,los liberales consideraron más político renunciar al enfrentamiento armado yparticipar en el repar to del botín . Así mismo, la ocupación de los Estados Unidos,que se prolongó durante más de dos meses, y su prohibición de transpo rtar tropas,  armas y alimentos por el ferrocarril, sólo podía entenderse como parte deuna política "encaminada a tom ar posesión con ardides respaldados en la fuerza"que han "violado el derecho de gentes, el derecho de soberanía y el derecho deprop iedad " {Ibid., 1902, Vol. 4: 142-145).

Para concluir este apartado, presentamos a manera de síntesis la tabla 1que resume las intervenciones a rmadas de Estados Unidos en Panam á entre 1856y 1902.

Los ESTADOS UNIDOS INVENTAN UN PAÍS

La idea de convertir a Panamá en u na nueva república, en realidad un protectorado po r completo dependien te de Washington, se gestó, por supuesto, en los Estados U nidos. En los bochornosos hechos, únicos en la historia latinoamericana, ycon pocos parangones universales -sólo comparables a la reciente desmembración

de Yugoslavia-, participaron dos protagonistas principales: de una parte, el gobierno de los Estados Unidos en estrecha alianza con el aventurero francés PhilippeBunau Varilla, el principal accionista de la Compañía Francesa del Canal, el cualconcibió la idea de "independencia", aportó los recursos económ icos y logísticosnecesarios, y elaboró el plan que se desarrollaría a la perfección después del 3 denoviembre de  1903; de otra parte , esa idea fue secundada por las élites locales dePanamá, obnubiladas con un gran bo tín que suponían se iban a embolsillar comoresultado de su postración ante los Estados Unidos y al rom per los vínculos connuestro país.

Los escenarios principales donde se desarrolló la tragicomedia que agregóuna estrella más a la balcanizada América Central se encontraban en EstadosUnidos y Panam á. En ese saínete, Bogotá fue un escenario secundario, por la sencilla razón que desde el momento en que los Estados Unidos ya habían decidido

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RENÁN VEGA

Tabla 1In te rvenc iones de Es tados Unidos en Panamá, 1850-1902

1850: El 22 de mayo, a raíz de un tum ulto en el que mu rieron dos norteamericanos,  intervino un buque de guerra de Inglaterra, a petición del cónsul de ese país,para reprimir el tum ulto.1856: Del 19 al 22 de septiembre para proteger los intereses norteamericanos durante una insurrección.1860: Del 27 de septiembre al 8 de octubre, para proteger los intereses norteamericanos durante una revolución,1861:  (mayo) Luego del estallido de una guerra civil en Colombia, el gobernadordel Istmo solicita, tras consultas con los cónsules de Estados Unidos, Inglaterra y

Francia, protección para mantener el orden. Estados Unidos es el único país queresponde afirmativamente a esta solicitud.1862:  (junio) Colombia solicita ayuda a Estados Unidos a fin de sofocar los desórdenes interiores y los norteam ericanos envían fuerzas navales y terrestres.1865:  El 9 de marzo de 1865 un destacamento de los Estados Unidos ocupa laciudad de Panamá en momentos en se quería derrocar al presidente del EstadoSoberano de Panamá.1868: El 7 de abril, para proteger los viajeros y las valijas en virtud de la ausenciade tropas locales debido a la muerte del presidente de Colombia.1873: Del 7 al 22 de mayo y del 23 de septiembre al 9 de o ctubre, pa ra proteger laspropiedades norteamericanas a causa de hostilidades motivadas por la posesiónde un nuevo gobierno en Panamá.1885: De enero a mayo, a causa de la guerra civil y del incendio de Colón.1891: A raíz de una epidemia de cólera el gobierno de Colombia se vio obligado acerrar el puerto de Colón. El gobierno de Estados Unidos, contraviniendo lasnormas de sanidad más elementales, obliga a reabrir el puerto, utilizando comomedida intimidatoria uno de sus barcos de guerra.1895: El 8 y el 9 de marzo , duran te una revolución.1901: Del 20 de noviembre al 4 de diciembre, para mantener en servicio el ferrocarril.1902: Del 16 al 23 de abril, durante una guerra civil para pro teger las prop iedadesnorteamericanas.1902: Del 17 de septiembre al 18 de noviembre, para impedir el transporte de tro

pas -tanto del gobierno como de los revolucionarios- por el ferrocarril.

l-uente: Correspondance Politique Genérale, Vois. 22, 25 y 26; Correspondance Califique des consuls,Vols. 3,4 y 6; Selser, 19841.

1 Se conservan los términos em pleados por Estados Unidos para justificar las intervenciones.

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ANTECEDENTES  Y  CONSECUENCIAS DEL ATRAÍA) YANQUI TN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE IOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA |

construir el canal por la vía de Panamá, para nada importaba lo que opinaran"las despreciables criaturi l las de Bogotá" -como Roosevelt l lamaba a los gober

nantes colombianos-. Que éstas aceptaran o rechazaran las propuestas de losEstados Un idos, lo m ism o da ba, ya que ellos no se iban a detener ante na da parallevar a cabo sus plane s. Por estas circun stan cias, este parágraf o se va a con cen traren los eventos que se desa rrol laron en Estados Unid os y en Pan am á.

A finales de 1899 se inscribió en New Jersey la Co m pa ñía No rteam erica nadel Canal de Panamá con un capital inicial de 30 millones de dólares. En su consejo direct ivo se encontraba Will iam Cromwdl, un hábil abogado que era accionista de la Co m pañ ía del Ferrocarri l de Pa na m á y que en 1894 se había convert i do también en representante legal de la Compañía Nueva del Canal . A part i r de

este momento se comenzó a urdi r una turbia maniobra ent re especuladores yleguleyos franceses y estadounidenses cuyo fin último era traspasar, si era el casodesconociendo al gobierno colombiano, la concesión a manos de los EstadosUnidos para que terminara y explotara a su favor el canal por la vía de Panamá.Algunos periódicos de la Un ión Americana com entar on esta not icia , a nun cian doque el gobierno de los Estados Unidos mediante compra o por cualquier mediose haría al ferrocarril y el canal francés (Nouvelle Serie, 1899, Vol. 9: 243-245).Esta compañía, fundada el 27 de diciembre de 1899, reunía 65 personajes delmundo de los negocios de Nueva York. "El grupo dispone de mucho dinero y de

m uc ha influencia so bre los pod eres públicos". Reco nocien do tal pode r, el em bajado r de Francia en los Estados Un idos recon ocía qu e su país ya no p od ría t erm inar el canal y qu e la única p osibi l idad de salvar algo era "am eric aniz and o" la o bra{Ibid., 1900, Vol. 10).

Y esa "americanización" se estaba desarrol lando en forma acelerada, puesla Comisión ístmica del Canal , nombrada por el Senado de los Estados Unidos,viajó a París y dialogó largam ente con los represe ntantes de la Nueva Co m pañ ía-fr an ce sa - del Cana l . De ese diálogo, dicha Com isión q ue dó conv encida que paralos Estados Unidos era mucho más rentable y práct ico lograr la cesión de las

obras real izadas por los franceses; induso, las dos partes estaban dispuestas anegociar la cesión de la com pañ ía a los Estados U nido s con ind epe nde ncia de losacuerdos a los que pudiera l legar este país con el gobierno de Colombia. ParaWalker, presidente de la Comisión ístmica, estaba claro que el objetivo de losEstados Unid os era lograr "la pro pied ad com pleta y el con trol co m pleto" del canal {Ibid.,  1901, Vol. 1 1: 78- 81) .

En real idad, cuan do los repres entan tes de la C om pa ñía Francesa del Canalnotaron que la idea de Nicaragua ganaba adeptos en el Senado de los EstadosUnidos, bajaron sus pretensiones económicas iniciales, que los l levaron a tasar

sus activos, de 100 mil lones de d ólares, a cuare nta mil lones de dólares. La Co misión de Walker aceptó la propuesta y anunció las condiciones esenciales que seimpondrían al gobierno colombiano: ceder su soberanía aceptando el t raspasodirecto de la Compañía Francesa a los Estados Unidos y aceptar a cambio un

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millón quinientos mil dólares anuales. Tales exigencias eran tan desventajosaspara Colom bia, que ei embajador de Francia en Estados Unidos com entó en for

ma lacónica: "Es dud oso que estas condiciones sean aceptadas" (Ibid.,  1902, Vol.12:8).

Ya desde los prim eros meses de  1901, Philippe Bunau-Varilla libraba, du rante varias semanas, una campaña para convencer al gobierno y al Senado norteamericanos de la conveniencia de escoger la vía de Panamá. Como parte de esacampaña publicó un folleto titulado Nicaragua or Panamá, que reunía una seriede conferencias p ronu nciadas en distintos lugares del país (Bunau-Varilla, 1901).La finalidad era convencerlos de com prar la Compañía Francesa del Canal, paralo cual contaba con el apoyo activo del abogado William Nelson Cromwdl, el

mismo que era accionista de la Compañía del Ferrocarril de Panamá y que teníacontactos muy estrechos con el gobierno de los Estados Unidos y con círculos delcapital financiero.

En septiembre de 1901, Carlos Martínez Silva, que había sido ministro colombiano ante el gobierno de Washington, le comentó a Antonio José Uribe lascondiciones que Estados Unidos le impondría a nuestro país en caso de firmarun tratado: Colombia debía ceder la administración y la propiedad; se deberíaconceder a cada lado del canal una banda de terreno de seis millas; Colombiaconservaba sobre los territorios el derecho de soberanía; se cedían la isla de Taboga

y otros islotes situados en la rada de Para. La negociación se estaba desarrollandoen secreto, pero Antonio José Uribe le reveló esas exigencias al minis tro de Francia en Bogotá. Cuando éste se enteró de la magnitud de las pretensiones de losEstados Unidos, comentó que, en plena guerra civil, enfrentaba un gran d ilema:si respond e favorablemente sería acusado de traición y si no acepta es posible quelos Estados Unidos "se apoderen por la fuerza de Panam á y sin com pensación deninguna clase" (Nouvelle Serie, 1901, Vol.  11: 116-121).

En noviembre de 1901 se hizo pública la versión preliminar del tratadoentre Estados Unidos y Colombia. Su texto asombró al representante francés en

Colombia para quien era difícil pensar que un gobierno conservador o liberalestuviera dispuesto a aceptar tales condiciones "porque firmar tal protocolo seríafirmar su propia condena" {Ibid., 1901, Vol 11: 131-133). A finales de  1901, en elSenado de los Estados Unidos diversas comisiones se pronunciaron favorablemente po r la construcción del canal por la vía de Nicaragua {Ibid.,  1901, Vol.  11:193-201). Al conocer esta noticia el aventurero francés Philippe Bunau-Varilla seapresuró a regresar a los Estados Unidos y reanudó su campaña tendiente a convencer a los congresistas que la mejor opción era la de Panamá. El lobby se m antuvo durante varios meses, pues un año después cuando, en una decisiva sesión

del Senado, nuevam ente se ventiló ese tema, Philippe Bunau-Varilla depositó unaestampilla emitida po r el gob ierno de Nicaragua en la que aparecía como atractivo natural del país el volcán Momotombo coronado por un penacho de humo,junto con la siguiente inscripción: "TESTIMONIO OFICIAL DE LA ACTIVI-

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ANTECEDENTES  Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

DAD VOLCÁNICA EN EL ITSMO DE NICARAGUA. Debido a un terremotoque siguió a una erupción del volcán -que puede verse humeando en el fondo-,

el muelle y la locom otora - q ue pueden verse en el frente - fueron sumergidos enel lago, junto con una gran cantidad de sacos de café, el 24 de marzo de 1902 a la1 y 55 p.m". Esta m entira -p ue s ese volcán, com o le señaló José Santos Zelaya,presidente de Nicaragua, no había presentado una erupción desde hacia muchosaños-  influyó para que el Senado de los Estados Unidos desistiera de la idea deconstru ir el canal por Nicaragua y para que , finalmente, aprobara la Ley Spoonerpor medio de la cual facultaba a Roosevelt para ade lantar las gestiones necesariasa fin de negociar con el gobierno colom biano el traspaso del canal, y reconocíaun pago de 40 millones de dólares a la C ompañía Francesa del Canal. Dicha ley

fijaba un plazo para resolver los acuerdos con Co lombia, y, en caso de no lograrlo, recom endaba construir el canal por la vía de Nicaragua.

A fines de marzo de 1903 se realizaron elecciones en Panam á para escogerlos representantes al congreso. Estas elecciones eran cruciales puesto que los representantes del Istmo debían ir a Bogotá a discutir el tratado Herrán-Hay. Elúnico de los elegidos que defendía abiertamente la soberanía de Colombia y senegaba de plano a considerar el texto del tratado propuesto era Osear Terán, quehabía sido elegido por unos 300 colombianos. Al resto de los habitantes, en sumayoría extranjeros, sólo les preocupaban "las ventajas y beneficios de todo tipo

[... ] que han encontrado en los tratados de concesión actuales del Canal y delFerrocarril" {Ibid., 1901, Vol. 11: 23-25). Este es un dato interesante, porq ue ponede presente que quienes querían la aprobación a toda costa del tratado Herrán-Hay, sin importar su carácter entreguista y antinacional, no eran precisamentelos panam eños sino quienes formaban esas oligarquías de arrabal que se habíanlucrado a sus anchas con las obras de transporte en Panamá, primero con el ferrocarril y luego con los prim eros trabajos para constru ir el canal en las últimasdécadas del siglo XIX.

Confidencialmente, Tomas Herrán, representante colombiano ante el gobierno de los Estados Unidos, pensaba que en Bogotá no sería aprobado el tratado que él mismo había ayudado a redactar, debido a la existencia de un fuertesentimiento antinorteamericano en virtud de las recientes medidas autoritariasdel almirante Casey, al final de la guerra civil en Panam á. Incluso, Herrán señalóque el Senado colombiano pensaba denunciar el tra tad o de 1846 {Ibid., 1903, Vol.11: 35). lun to con el texto del tratado, Mr. Beaupre, ministro de los Estados Unidos, le notificaba al gobierno de Bogotá, a manera de ultimátum , que las auto ridades de su país no tolerarían que al tratado se le modificara ni una sola coma yque debía ser ratificado tal y como había sido aprobado por el Senado de losEstados Unidos {Ibid., 1903, Vol. 12: 29). Pese a estas inauditas presiones, el tratado fue rechazado unánimemente por el Senado Colombiano en agosto de 1903{Ibid.,  1903, Vol. 11: 50). Teniendo en cuenta los hechos recientes de Venezuela,en los que primero intervinieron los Estados Unidos obligando a su gobierno a

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rendirle homenaje a uno de sus barcos y luego el bloqueo internacional al queAlemania lo sometió, la negativa de Colombia traía muy malos augurios para el

país {Ibid.,  1903, Vol. 12: 26- 29 )2 .Una semana más tarde, Manuel Amador Guerrero, quien luego fue el pri

mer presidente de Panamá, viajo a Estados Unidos a fin de adelantar los planespara separarse de los "ba ndi dos de Bogotá" -c o m o Roosevelt calificaba a las autor idades colombianas- y crear un protectorado yanqui en e l Is tmo. Regresó e l27 de octubre t ras haber obtenido una respuesta favorable del gobierno deRoo sevelt, en cuyas altas esferas se hab ía fraguad o la idea de "inv enta rse" un nu evo país para evitar los inconvenientes colocados por el Senado colombiano alrechazar el Tratado Herrán-Hay. A cambio, Philippe Bunau-Varilla, el francés

que participaba activamente en la conspiración, se comprometió a pagarles 100mil dólares , s iempre y cuan do lo no m bra ran min is t ro p lenipotenciar io de la república que se gestaba. Como anticipo de su contribución a la "revolución" quese avecinaba, los Estados Unidos enviaron a su cañonera Nashville a sondear elterreno de sus nuevos dominios , que permaneció fondeada en Colón s in mayorexplicación entre el 8 y el 17 de octubre de 1903. Su capitán solamente atinó adecir qu e perm anec ería allí hasta nueva or den . Ac ertada me nte, el cónsu l de Franciaen C ol ón ma nifestó que el Nashville hab ía ido a ult im ar los detalles par a la "revolución del 3 de nov iem bre " (Hebry, 1903: 23-24 ).

Durante este mismo período los "proceres" lograron el apoyo del generalHu ertas , com and ante de la guarnic ión y del general Varón, coma ndan te del crucero 21 de No viem bre. El m ovi m ien to se pro gr am ó p ara el día en que se avistaraen las costas panameñas El Boston, un barco de guerra de los Estados Unidos,que efectivamen te l legó el 3 de noviem bre, y desde ese m om en to se pu so en ma rcha el plan fraguado por el gobierno de Teodoro Roosevelt. El día anterior, ellun es 2, ya había regres ado a Co lón en las ho ras de la tar de el ca ño ne ro Nashville,el mismo que había estado espiando unas semanas antes.

El día 3, a pri m era ho ra l legó a Co lón el barco colo m bian o C artagena conel bata llón Tiradores, com an dad o po r los generales Tovar y Am aya, lo que p arecía ser un obstáculo a la revolución. Tovar cometió el error de embarcarse con suestado ma yor en C olón en el tren de las 8 de la mañ an a, dejan do en esa ciudad algrueso de las tropas p ara q ue viajaran en el tren de la tard e. Los altos ad mi nistra dores de la Compañía del Ferrocarril , al enterarse de la presencia de tropas colombianas, que podrían echar a perder los planes de separación de los cualesestaban avisados, hicieron todo tipo de maniobras dilatorias para impedir que latro pa se em barca ra hacia la capital del depa rtam en to. Al finalizar la tarde , cono ciendo ya el éxito del movimiento independentista en la ciudad de Panamá, la

C om pa ñí a del Ferrocarril recibió la ord en del gob ierno de los Estados Unid os de

: Sobre el caso de Alemania, véase H erwig y León Helguera (1977: 77-117).

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ANTECEDENTES   Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI FN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DT TOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DT FRANCIA i

im ped ir la mo vilización de las tropas colom bianas po r vía férrea. El coronel Torres, que se enc ontra ba al frente de las tropas colom biana s, exigió a la co mp añía

del ferrocarril un tren para dirigirse a Panamá, o de lo contrario consideraría aEstados Unidos, al impedir que cumpliera con sus funciones, como enemigo delpaís.  Inmediatamente, el comandante del Nashville desembarcó a los marines delos que disp onía y repartió arm as a los funcionarios de la Com pa ñía del Ferrocarril.  Mientras tanto, en la capital, en las horas de la tarde Tovar fue hecho prisionero por el general Huertas y escuchó por primera vez los gritos "Viva el Istmo","Viva Panamá independiente".

El 3 de noviem bre el Concejo Mu nicipal de Pana m á en una sesión ex traordinaria aprobó una proposición en la que se afirmaba que en "vista del movi

miento espontáneo de los pueblos del Istmo [. . . ] declarando su independenciade la m etróp ol i colom biana y deseando es tablecer un gobierno p ropio , indepe ndiente y l ibre, acepta y sostiene dicho m ovim iento " 3 . A las 8 de la noc he , la m ulti tud reunida en la Plaza de la Catedral aprobó la independencia y el ConcejoMunicipal convocó a todas las instancias administrativas y militares para el díasiguiente con el f in de proclamar oficialmente la nueva república. De manerainmediata se les dio uniforme y munición a unos 500 hombres y fueron detenidas todas las personas consideradas como hostiles al movimiento, incluyendo algobernador José Obaldía, quien no se oponía a la independencia, pero daba la

imp resión de no estar al tan to de la conspiració n q ue se había fraguado. El caño nero Bogotá, del gobierno colombiano, que se encontraba en el puerto, disparótres obuses que no causaron mayores dañ os; solamen te, el últ im o de ellos alcanzóel barr io chino, donde mató a un chino que dormía p lácidamente en su cama.Esta fue la única p érdid a hu m an a, junt o con la de un b urr o, en la "épica" jor na daindependent is ta de Panamá. ¡Un chino y un burro , pues , son los márt i res del"mito fundador de la nación panameña"

El 4 de novie m bre a las tres de la tarde se congregó la m ult itud en la Plaza dela Catedral don de fue proclam ada la indepen dencia y se constituyó un Go bierno

Provisional com pue sto po r Agustín Arango, conse rvad or histórico ; Federico Boyd,liberd, y Tomás Arias, conservador nacionalista, todos participantes activos desdehacía varias semanas en la conspiración que se había fraguado en Washington, ypor lo tanto fervientes partidarios de la "americanización" del Istmo. Los colombian os residentes en Pana m á deberían firmar el acta de indepe nde ncia o de lo contrario serían expulsados del suelo panam eño . "Para mí, sin ningu na dud a -d ice elcónsul de Francia en Panamá-, el plan del movimiento ha sido elaborado en losEstados Unidos y los jefes que se encuentran en las manos del gobierno de Washington no son m ás que instrum ento s, la mayor p arte inconscientes, pero algunos

' Not ic ia de prensa , s in da tos , Colombie , Po l i t ique In te r iu re , Nouvel le Ser ie ,

Independance de Pa na má , (Vol. 5 , nov iem bre de 1 903-enero de 1904: 52).

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RENÁN VEGA

conscientes y partidarios de la anexión en breve plazo de la República de Panam á ala A mérica del N orte" (Nouvelle Serie, 1903, Vol. 5:43-51 y 16-39). Esas dudas, para

los que todavía las tienen4

, quedan disipadas d saber que Philippe Bunau Varilla,impaciente d saber por cable que tropas colombianas estaban por llegar d Istmo,habló con el subsecretario de Estado Loomis, quien envió un increíble cablegramad cónsul de Estados Unidos en P anamá, Mr. Ehrman, el 3 de noviembre a las tresde la tarde, en el que decía: "Recibida noticia de una sublevación en el Istmo, mantenga d Departamento pronta y completamente informado". A lo cual Ehrmanrespondió: "Levantamiento aún no ha ocurrido, dicen que será en la noche"5, comoefectivamente sucedió, pues, como hemos visto, la "independencia" se proclam ó alas ocho de la noche de ese nefasto día.

El 6 de noviembre de 1903, a las 6:45 p.m ., la Junta de G obierno no m bró aPhilippe Bunau-Varilla com o Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante el gobierno de los Estados Unidos, dirigiéndole un telegrama al HotelWaldorf Asteria "con plenos poderes para ajustar negociaciones de carácter po lítico y fiscal" (Bunau Varilla, 1913). Este telegrama había sido redactado por elmism o aventurero francés en Nueva York semanas antes del mo vim iento separatista. La recepción del telegrama constituía el pu nto final de la "revolución": "El 6de noviem bre a las 6:45 p.m. term inó la revolución [... ] de conformidad con elprograma preciso que ya le había dado a Amador y el que se había llevado del

cuarto 1162 del Waldorf-Asteria a las 9:30 de la mañana del 20 de octubre, 17días y algunos horas hab ían sido necesarias" {Ibid., 1913). Según las propias palabras de Bunau-Varilla, esa habitación del hotel neoyorquino "merece ser considerada como la cuna de la República de Panamá". ¡Bonito el escenario, por loauténticamente panameño, donde se configuró la nueva República

El 6 de noviembre de 1903 se informaba desde Washington que, sin formu lar todavía ningun a demanda expresa de reconocimiento,  el nuevo gobiernoha ratificado su existencia afirmando que estaba en capacidad de asumir todas lascargas y responsabilidades que incumben a una potencia -sic, del embajador fran

cés- independiente". El gobierno federal veía con mucho placer "la formación deun estado de pequeña d imensión y sin ninguna potencia con el cual ha previstoarreglar a su agrado y en su beneficio todo lo que concierne al canal. El uso delferrocarril ha sido prohibido por el com andante de las fuerzas am ericanas en lasaguas de Panamá a las tropas revolucionarias y a las del gobierno colombiano.

4 Todavía hay quienes sostienen, con respecto al papel de Estados Unidos en los

sucesos de Panamá en noviembre de 1903, que "no está claro hasta qué punto losEstados Unidos estaban involucrados en esta intriga". ¡Qué candidez , por decir lome nos (Farnw orth y McKenney, 1986: 31).5 Citado en Gregorio Selser, "Roosevelt inventa un país: Panamá", Diplomacia, garrote y dólares en América Latina (1962: 3322).

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ANTECEDENTES Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

Esta prohibición ha sido formulada por orden del gobierno federal" (NouvelleSerie,  1903, Vol. 5: 7).

Ese mismo día , de una manera absolutamente descarada, e l gobierno deEstados Unid os envió a las auto rida des de Bogotá un mensaje que form a pa rte dela historia universal del cinismo y de la infamia, en el que decía:

Habiendo el pueblo de Panamá, mediante un mo vimiento aparentem ente un ánime, roto sus vínculos políticos con la República de Co lombia y reasumido su independencia, y habiendo adoptado el gobierno propio bajo forma republicana,con el cual ha entrado en relaciones el gobierno de los Estados U nidos, el Presidente, de acuerdo con los lazos de amistad y que por tan largo tiempo y tan feliz

mente han existido entre las respectivas naciones, encarece de la mane ra más vivaa los gobiernos de Colombia y de Panam á el arreglo pacífico y equitativo de todaslas cuestiones pendien tes entre ellos. El gobierno de los Estados U nidos sostieneque está obligado no sólo por las estipulaciones de los tratados sino también porel interés de la civilización a velar porque el tráfico pacífico del mu nd o a través delistmo de Panamá no se vuelva a perturbar, como lo ha sido hasta hoy, por unasucesión constante de guerras civiles (Bunau-Varilla, 1913).

El 7 de noviembre, desde Washington se señalaba que, en vista de que las

tropas colombianas, ante la presión ejercida por fuerzas mil i tares de los EstadosUn idos , se ha bía n re t i rado de Coló n, el gob ierno federal de este úl t im o país hab íadecidido reconocer la República de Panamá. Sólo había que esperar que ese hecho fuera c um pl ido form alme nte y ya se hab ían d ado di rect r ices a todo s los cónsules de Estados Unido s par a qu e real izaran los t rám ites c once rnientes a las relaciones con la nuev a Repú blica (N ouvelle Serie,  1903, Vol. 5: 8).

Ese mismo día, Bunau-Vari l la publicó el texto de las credenciales otorgadas por el gob ierno d e Pana má , con las que ade lantaría tod as las gest iones eco nó mica s y financieras atin en tes al Tra tado d el Ca nal {Ibid., 1903, Vol. 5 :42) , e inm e

diatamente se reunió con Hay, al que manifestó:Yo m e con gratulo, señor, de que mi p rime ra obligación oficial sea requerir respetuosam ente de usted que lleve a su excelencia el Presidente de Estados Unidos , ennom bre del pueblo de Panam á, la expresión de su agradec imiento hacia su gobierno, con qu ien se siente muy obligado.Al extender espo ntáneam ente su ma no generosa hacia su última recién nacida, lamadre de las naciones am ericanas prosigue en su noble misión com o la liberadoray educadora de pueblos.Al extender sus alas protectora s sobre el territorio de nuestra República, el águilaamericana la ha santificado. Y la ha rescatado de la barbarie de las guerras civiles,innecesarias y ruinosas, para consagrarla d destino que le asignó la providencia: alservicio de la humanidad y al progreso de la civilización (Bunau-Varilla, 1913).

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R I Ñ A N V E G A

El 7 de nov iem bre, Hay, secretario de Estado de los Estados U nidos , publicó en la prensa de su país una nota justificando los eventos de Panamá. Allí afir

maba que la actitud de su país "está no solamente en perfecta conformidad conlos principios de la justicia y de la igualdad [una vil mentira] y con los mejoresprecedentes de la polít ica internacional de los Estados Unidos [lo que era totalm ent e cierto] sino que es, adem ás, la única l ínea de condu cta q ue pue de ser adop tada en razón de los derechos y deberes que se desprenden del tratado de 1846".Agregaba que los Estados Unidos impedirían por todos los medios la l legada detropas colombianas al Istmo. Elogia abiertamente a los "revolucionarios" de Panamá señalando que ellos "se pusieron en acción con un talento de organizaciónefectivo y secreto, del cual no se podría encontrar analogía entre los pueblos de

sangre septentrional (sic); ellos prepararon con anticipación toda la maquinariade la revolu ción y br us ca m en te, en un solo día, sin disp arar un ti ro de fusil, lograron su independencia". Al mismo tiempo, Hay dirigió dos telegramas: uno alConsulado General Americano en Panamá y e l o tro a l minis t ro de Estados Unidos en C olom bia. En el pri m ero ord enab a a su cónsul establecer relaciones con elnue vo gob ierno . El telegrama dirigido a su represe ntante en Bogotá, es el texto deun cinismo sin parangón arriba citado.

El 7 de noviembre se informa desde Colón que el movimiento separatistaha sido exitoso y que no se ha de rra m ad o ni una sola gota de sangre, po rqu e tuv o

la "bu ena for tuna de enco ntrar en tre los am ericanos del nor te un a cooperaciónque a lguno s califican de interve nció n efectiva y otros del comien zo de una intervención abierta mal disfrazada":

Las instrucciones precisas dadas al cónsul ame ricano de Colón, Mr. Malmros y alcomandante del Washville, M. Tlubbara, eran "impedir por todos los medios laefusión de sangre en el istmo"; el estud io de los hechos obliga a completar la fórmula que precede como sigue: "impedir la efusión de sangre de istmeños por loscolombianos en detr imento si es necesario de estos últimos po r si ellos quisieran

atacar al otro"; los colombianos solos podrían comb atir a los rebeldes para som eterlos; de donde se desprende que los Estados Unidos pura y simplemente hanprohibido a Colombia toda tentativa de reprimir la insurrección y seguidamentehan contribuid o de la man era más eficaz a la realización del nuevo estado de cosas(Nouvelle Serie, 1903, Vol. 5: 12).

El 10 de noviembre partió hacia Estados Unidos una comisión compuestapor Federico Boyd, Manuel Amador Guerrero y Pablo Arosemena en el vaporC iud ad de Washing ton para establecer el modas vivendi de la nueva república. Supresencia en Estados Unidos fue prácticamente inútil en vista de que PhilippeBunau Varilla y John Hay adelantaban por su cuenta todo lo concerniente a lae laboración del t ra tado canalera . Los com isionados se convir t ieron en m ario netas fáciles de manejar en territorio de Estados Unidos, donde el imperialismorápidamente se encargó de mostrar les que Panamá había nacido como un pro-

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ANTECEDENTES  Y  CONSECUENCIAS DET ATRACO YANQUI FN PANAMÁ.

UN A RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

tectorado semicolonial sujeto a sus intereses y que los "proceres" ni siquiera ibana tener el plato de lentejas -los 100 mil dó lares- prom etidos por Bunau-Varilla.

Ese mism o día llegaron a las aguas panameñas El Manblehead y El Concord,dos buques de guerra de la marina de los Estados Unidos. Inmediatamente ElConcord partió hacia Barranquilla para mostrar al gobierno colombiano que losEstados Unidos se "opondrían a todo envío de tropas que fueran enviadas pormar a atacar a Panamá". Se enviaron los prisioneros políticos colombianos fuerade Panamá y los generales Castro y Tovar eran mantenidos como rehenes hastaque los habitantes de Panam á que vivieran en Bogotá regresaran a su ciudad natal {Ibid., 1903, Vol. 5: 79).

El 12 de noviembre, Teodoro Roosevelt en un almuerzo privado le mani

festó al embajador de Francia en Washington su disposición para recibir al "francés que representaba a la República de Panamá" y se mostró muy complacidocon el curso de los acontecimientos. Enfatizó en que , de haber sido ind ispensable, habría empleado "todos los medios de coerción necesarios, indu so la guerra,[...] para obtener de Colombia la ejecución del tratado tal y como había sidofirmado y la realización del canal por los Estados Unidos" (Ibid., 1903, Vol. 5: 12).

El 13 de noviembre en Colón se congregaron varios buques de guerra delos Estados U nidos con el fin de impedir la llegada de tropas colombianas. Incluso, los policías del nuevo gobierno fueron desarm ados y se les obligó a entrar a

Colón, desde donde luego partieron sin armas. Sin ningun a formalidad y sin permiso previo, los com andantes yanquis de la marina que se encontraban en Panamá requisaban todos los barcos que circundaban el lugar {Ibid., 1903, Vol. 5: 83).¡Una típica acción de piratería internacional a la que los Estados Unidos se acostum braro n desde entonces y que un siglo después no han olvidado

El 16 de noviem bre, menos de dos semanas después de la secesión, EstadosUnidos reconoció la República de Panamá y en seguida lo hicieron las diversaspotencias de la época. ¡Qué rapidez diplom ática tan extraord inaria, digna de resaltar si recordamos que Estados Unidos se demoró casi 60 años para reconocer

al Haití independiente, pues sólo lo hizo en  1862 Al otro día, a las 8 de la m añana, en ciudad de Panam á fue saludado el pabellón de la nueva República -e l cual,entre paréntesis, había sido confeccionado en Estados Unidos por la esposa deBunau-Varilla quien, para el efecto, tom ó como "modelo" al de los Estados Unidos,  "sólo que el color blanco fue sustituido por el amarillo y en lugar de lasestrellas distribuidas sobre el plano azul había dos soles amarillos unidos por unabanda del mismo color que representaba a los dos continentes" (Bunau-Varilla,1913)- por 4 navios de guerra de los Estados Unidos en Panamá y po r 5 en Colón(Nouvelle Serie, 1903, Vol. 5: 91). El 17 de noviembre Bunau-Varilla le manifestó

al embajador de Francia que esa misma tarde sería firmado el tratado con losEstados Unidos. En líneas generales, el texto del tratado era el mismo Herrán-Hay pero con ventajas adicionales para los Estados Unidos: el territo rio del canalserá cedido a perpetuidad y la República de Panamá no podrá ejercer ningún

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RENÁN VEGA

acto de sob eran ía. Tras las gara ntías d ada s a Franc ia en esa conv ersació n, este paísdecidió reconocer a la nueva república {Ibid.,  1903, Vol. 5: 92).

Bunau-V arilla reda ctó dos versiones del trata do , apoy ándo se en el Herr án-Hay, con el objetivo de convencer r ápi dam ent e al Senado d e los Estados U nidos.Para él , se debe rían defender el prin cipi o de la neu tralid ad de la vía interoceánica;t ra tamiento igual para todas las banderas ; indemnización igual para Panamá yColom bia ; y la p ro t ecdó n de Panamá po r las tropas de los Estados Un idos. Bu nau-Varilla, sin embar go, pen só qu e con tod o esto Pan am á ya ganab a dem asiado . Poreso,  según sus propias palabras:

En vía de compensación, decidí extender completamente la soberanía que se le

atribuía a los Estados Unidos en la zona del canal por el tratad o Herrá n-Ha y [... ]Así, pues, para evitar en el Senado cualqu ier posible debate, decidí dar una concesión de soberanía en bloque. La fórmula que me pareció mejor fue otorgar a losEstados Unidos en la zona del canal todos los derechos, poderes y autorid ad loscuales ejercerán y poseerán los Estados Unidos como si fueran los soberanos delterritorio; en la entera exclusión del ejercicio por la República de Panamá de dichos derechos soberanos, poderes y autoridad (Bunau-Varilla, 1913).

En la noche del 17 de noviembre, Bunau-Varilla se reunió con Hay y lede m an dó cuál versión del tra tad o le gustaba m ás, a lo cual este últ im o resp ond ió:"El qu e m e parece mejor ada pta do es el que vuestra excelencia ha pre pa rad o. Ensu texto no hem os en con trado que sea necesar ia la m en or m odif icación a no serpor una insignificante cuestión de terminología en un solo punto: en el artículoII , en lugar de las palabra s concede a per pet uid ad, he m os preferido que diga concede a los Estados Unid os a pe rpe tuid ad el uso, o cu p ad ó n y contro l" {Ibid. , 1913).Bunau-Varilla en principio había pensado que Hay lo rechazaría, y por eso nollevaba consigo su sello personal. Pero Hay aceptó y para rubricar el tratado leofreció la sortija que llevaba puesta y el escudo de armas de la familia. Sin titubear, Bunau-Varilla firmó, pues con eso sentía que recuperaba una parte importante de sus inversiones en la Compañía Francesa del Canal. Para nada le importaba ser el repre senta nte de la nueva rep ública y estar hipo tecán dola indefinidam en te, noro ue al f in y al cabo a sus dirigentes los consid eraba com o un os simplestí teres de los Estados Uni dos , y com o tales los m ane jó du ran te las pocas sem anasque neces itó para ru brica r y luego hacer aprob ar el leo nin o trat ad o po r el gobierno cipayo de Panamá.

Una simple mirada a los aspectos centrales dei nuevo tratado demostrabaque este era todavía más vergonzoso que el Herrán-Hay, el mismo que había rechaz ado el Senado de Col om bia. Las principales diferencias se pres entan de m anera esquemática en la Tabla 2.

El 2 de diciem bre de 1903 fue aprob ado en Pa nam á el trata do Ha y-B una u-Varilla, violan do las má s elementales n orm as del derecho intern acion al y del sentido c om ún : estaba escrito en inglés, sin que existiera nin gu na versión en español

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ANTECEDENTES  Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

-hasta donde se sabe, la lengua de los panameños, ¡a no ser que, por la "ayudadesinteresada" de los Estados Unidos, hubieran apren dido p or generación espon

tánea el ingles -; cuando se les mostró a los delegados del gobierno provisionalde Panamá que habían ido a Washington supuestamente a mejorar el tratado,Manuel Am ador Guerrero y Alfredo Boyd, éstos ni siquiera lo pudieron leer y sinembargo le sugirieron a su gobierno que lo aprobara; fue enviado en una formaacelerada a Panam á a través de la valija diplomática de los Estados Unidos y enforma peren toria, con la amenaza que los Estados Unidos le quitarían su protección militar si era el caso, para que la nueva república fuera atacado p or Colombia, se les obligó a firmarlo, sin que los miemb ros del gobierno si quiera se tom aran la molestia de leerlo (Castillero Pimentel, 1999: 17-54). Este "tratado", una

verdadera aberración jurídica, fue calificado por Jorge E. Boyd, hijo de un o de los"proceres" de la independencia, como un "tratado humillante y desventajoso, ventainfame, terrible pacto, sacrificio y concesión adicional a los estipulados con Colombia, la sentencia de muerte de esta infeliz nación" (Castillero Reyes, 1930:317)6.

Junto con el texto del tratado, y antes de que se comenzara a aplicar, cienmarines bien armados desembarcaron en Panamá. "Los istmeños no dejan desorprenderse por esta toma desde antes de entrar en vigor el tratado que hastaahora sólo conocen algunos iniciados y del cual solamente se han publicado d-

gunos fragmentos hábilmente escogidos" (Nouvelle Serie, 1903, Vol. 5: 175-176).El 20 desem barcaron otros 500 marines en Colón que se esparcieron po r diferentes punto s de la república (Nouvelle Serie, 1903, Vol. 5:185-189). ¡Era el comienzo de una "cortísima" ocupación de un siglo

Por supuesto, para que la acción de los Estados Unidos se llevara a buentérmino debía contar con la complicidad de importantes sectores de las élitespanam eñas, como ha sido demo strado históricamente a través de múltiples documentos e investigaciones. Para estas élites era claro que, separados de Bogotá,pod rían vender el Istmo po r un plato de lentejas y convertirse en un protec tora

do yanqui. Este térm ino salió a relucir años después, en 1927, cuando se desencadenó un escándalo en Panamá a raíz de un artículo de Philippe Bunau-Varillapublicado en Le Fígaro de París, donde manifestaba que el tratado firmado en1903 apu ntaba a establecer un protectorado. Esta afirmación levantó un a polvareda seudonacionalista, que para nada se había manifestado entre la oligarquíade arrabal panam eña y sus voceros cuand o en 1903 se arrodillaron ante los Estados Unidos, que condujo a la Asamblea N acional de Panamá a aprobar u na m oción por la cu d se entregaba  el nombre de este sujeto al escarnio de los panameños

6 Jorge E. Boyd, "Refutación al l ibro d e Bunau-V aril la 'Pa nam á: la creació n, la des

trucción, la resurrección" (Panamá, 27 de noviembre de 1913)" , publicado en E.Casti l lero Reyes (1930: 317).

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; RENÁN VEGA

Tabla 2Esquema comp arativo de los tratad os

Fuente: Nouvelle Sene, 1902, Vol. 12: 21-22 y 57-58; Ernesto Castillero, 1999: 44-45

Tratado Herran-Hay

Concesión por períodos renovables de 100 años.

Zona de 10 kilómetros de ancho.

Se ceden, sin estar incluidas en la zona, el uso yocupación de las estratégicas islas de Naos,Perico, Flamenco y Culebra.

Expropiación de tierras y propiedades para elcanal, sin limitación en lo que respecta al avalúode los valores, de acuerdo con las reglas generales de la ley colom biana para su aplicación.

Jurisdicción sanitaria y de policía en la zona porparte de una comisión mixta de ambas naciones.

Jurisdicción judicial en la zona del canal portribunales mixtos colombo-estadounidenses.

Acueducto gratuito ai cabo de 50 años, sin otracondición que el pago de una renta de aguarazonable durante ese período.

Concesión de agua fuera de la zona, pero dentrodel límite de 15 millas del canal.

Los derechos y privilegios co nced idos noafectarán la soberanía nacional de Colombia.

Tratado Hay-Bunau-Varilla

Concesión a perpetuidad.

Zon a de 10 millas de ancho.

Se ceden, como parte de la zona, a perpetuidad,el uso, ocupación y control de las islas Naos,Penc o, Flamenco y Culebra.

Expropiación de tierras y propiedades para elcanal, avaluadas con base en los valores de 1903.

Jurisdicción sanitaria ejercida exclusivamentepor los Estados Unidos.

Jur is d icc i ón po l ic iva y jud ic ia l e je rc idaexclusivamente por los Estados Unidos.

Acueducto cedido al cabo de 50 años mediantepago en ese período de su costo, más un 2% deinterés.

Concesión ilimitada de tierras y aguas auxiliaresden tro de la jurisdicción de la repúb lica.

Los derechos y privilegios concedidos limitan lasoberanía de Panamá.

y a la execración de la posteridad". Bunau-Varilla, en un artículo enviado a unperiódico p ana me ño, respondió señalando que un protectora do, según el d iccionario Larousse, se "originaba en la necesidad en la que se encontraban los débilesde obtener un apoyo contra los fuertes".

Es exactamente esa la situación -ag re ga - en la cual se encuentra Panamá despuésde la Revolución del 3 de no viembre de  1903. La población del istmo de Panam ádonde había sido declarada la independencia era de 75.000 habitantes (sic). Ellaera amenazada por un país, Colombia, cuya población era de cerca de 5 millonesde habitan tes, es decir 67 veces superior a la suya. La república que nació el 3 denoviembre de 1903 no había incluso vivido una semana sin esta protección de

Estados Unidos, sin ese "protectorado" que yo he obtenido para ella y que ahora esconsiderado com o una desgracia y una hu millación. [... ] Sin mis esfuerzos y sinmis penas (sic) la revolución del 3 de noviembre de 1903 no habría estallado y

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ANTECEDENTES  Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI LN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE TOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA ¡

Panam á, pobre y en ruin as, estaría todavía bajo el yugo colom biano. Su lugar bri llante en el mundo Panamá nos lo debe (Langlais, 1927: 68-69).

Bunau-Varilla era cínico y engrandecía su labor, puesto que en realidadhabía sido un instrumento eficaz del gobierno de Roosevelt , pero no mentía encua nto a la actitud de los "proceres pan am eños" , pues en la discusión salió a relucir una carta, que se encontraba en los Archivos Nacionales de Panamá, escritapor Manuel Amador Guerrero y d ir ig ida a Wil l iam Cromwdl con e l seudónimode "Smith" en la que uno de los "padres fundadores" de la república de Panamápreguntaba: "¿Cuáles serían las condiciones necesarias para que el gobierno deEstados Unidos reconociese la independencia de Panamá como un protectora

do?".  A lo cual, el abogado estadounidense William Cromwdl le respondió: "Elgobierno reconoce la independencia cuando se haya establecido un gobierno defacto".

El espíritu entreguista y servil de Man uel A m ad or Gu errero, pr im er p residente de Panamá, quedo evidenciado cuando al recibir a Mr. Magon, jefe de laZona del Canal, manifestó su felicidad por la perfecta armonía que se había establecido entre e l mejor producto de la raza española -Panamá- y e l mejor produc to de la raza anglosajona -E sta do s U ni d o s- (Nouvelle Serie, 1901, Vol. 11:76). M ás o men os eso mis m o hab ía insin uad o R oosevelt en 1905, al señalar que el

único camino que le quedaba a los pueblos más retrógrados era aceptar la tutelade los Estados Unidos, si es que querían impedir que la "civilizada América" losdestruyera a sangre y fuego:

Debemos tener en cuenta, en particular, que emprendiendo la construcción delCanal de Panamá, necesariamente hemos asumido la tarea de vigilar a las dosorillas del mar; lo que significa que tenemos un interés especial en mantener elorden en las costas y en las islas del mar caribe. Creo firmemente que con un pocode asistencia sabia y generosa, podem os hacer progresar los pueblos más retróg rados de esas islas y costas hacia la ruta del orden y la libertad [.. .]. Si nos negam osa dar esta asistencia, el resultado será malo para ellos y para nosotro s y, al final, nosobligará a sufrir una humillación o a derramar sangre {Ibid., 1901, Vol 11: 78).

A ojos de Roosevelt , enton ces, las éli tes pa nam eñ as al aceptar la pa x am ericana se habrían portado de manera muy civilizada, como lo menos malo de la"raza española", a la que ta nto desp reciab a. Porq ue , co m o se lo ma nifestó en enero de 1904 al embajador de Francia, en tanto las repúblicas sudamericanas "sedesarrol len pacíf icamente y cumplan con sus compromisos no t ienen nada quetem er" (Ibid. ,  1901, Vol. 15: 140 ).

Años después, cuando tanto en Colombia como en los Estados Unidos sediscut ían los términos del Tratado Urrut ia-Thompson, e l propio Roosevel t indignado por la discusión de la cláusula del sincero pesar con la que se pretendíainiciar el texto de dicho tratado, reconoció que Panamá era su creación. Por el

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I RENÁN VEGA

cin ism o de estas afirmaciones y por su imp ort an cia sobre los eventos de 1903, esbueno citarlas in extenso:

Hablar de Colombia como u n po der responsable con el cual debía tratarse com oestuvimos obligados a hacerlo con Holanda, Bélgica, o Dinamarca, es sencillamente absurdo. La analogía hay que establecerla con un grupo de bandidossicilianos o calabreses; con Vüla y Carranza en estos mo mentos [... ] Yo hice todolo que pude para indu cirlos a proceder rectam ente. No habiéndolo logrado, determiné, sin toma rlos en c uenta, lo que era pertin ente hacer, con arreglo al deber quepesaba sobre m í. El pueb lo de Panamá estaba un ido en el deseo de tener el canal yde expulsar al gobierno de C olombia. Si no se hubiera sublevado, yo me propon ía

recome ndar al Congreso la toma de posesión del istmo por la fuerza de las armas.Había escrito ya el mensaje de u n bo rrad or a ese efecto. Cuando los pana meños sesublevaron, hice uso inmediato de la Marina para impedir que los bandidos quehabían trata do de detenerno s, emplearan meses de fútil derram amiento de sangreen la conquista del istmo o en el intento de realizarla, en perjuicio, en últimotérmino, del Istmo, de nosotros y del mundo. No consulte a Hay, ni a Root ni anadie, sobre lo que yo hacía, porque un Consejo de guerra no pelea, e intentéresolver el asunto de una vez por todas (Ibid.,  1914, Vol. 17: 88)7.

Como colofón a la humillación sufrida por Colombia en noviembre de1903,  el 20 de septiembre de 1904 llegaron a Cartagena barcos de guerra de losEstados Unidos , que perm anec ieron hasta comienzos de octubre , para pedir reparaciones por los insultos hechos durante la fiesta del 4 de julio d escudo delco ns ul ad o de Estado s U nid os en esa ciuda d {Ibid., 1896, Vol. 8: 26- 27) .

PANAM Á DESPUÉS DE 19 03 : UNA SEMICOLONIA DE LOS ESTADOS UN ID OS

El análisis de la situación de Panamá no puede limitarse a los antecedentes yaco ntec im iento s de nov iem bre de 1903, sino que debe considerar las consecuen

cias inm edia tas del zarpaz o imperialista. Cierta inform ació n de los Archivos Diplomáticos permite describir algunos aspectos de la injerencia posterior de losEstados Unidos.

La Asamblea Constituyente que se instaló en Panamá para dotar al nuevopaís de un a Con st i tución ado ptó en enero de 1904 una e nm ienda presentada porManuel Amador Guerrero , por entonces miembro de la Junta Provis ional deGobierno y que luego sería el primer presidente de la nueva república. Dichaenmienda, calcada de la tr istemente célebre Enmienda Platt impuesta a la naciente República de Cuba sólo dos años antes, decía textualmente; "El gobierno

Washington Post, mayo 8 de 1914. Una copia del artícu lo d onde Roosevelt da estasopin ione s aparece en Nouvelle Serie (1914, Vol. 17: 88).

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ANTECEDENTES   Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

de los Estados Unidos de Norteamérica tiene el derecho de intervenir en cualquier asunto de la república cuando se trate de restablecer la paz pública y el

orden constitucional perturbados. Esta facultad la tienen los Estados Unidos envirtud del tratad o, por el cual han asum ido la obligación de proteger la independencia y la soberanía de esta república" (Selser, 1962: 350). Este "patriótico" textose convirtió en el artículo 136 de la Constitución de Panam á y, duran te el sigloXX, en repetidas ocasiones fue invocado tan to por los Estados Unidos com o po rlos incondicionales subditos semicoloniales del gob ierno pan am eño pa ra acallardistintas voces de protesta de la población del Istmo. ¡Con esta enmienda las élitespanam eñas daban una m uestra fehaciente de su nacion dism o y de la defensa dela soberanía de la república recién engendrada

Era apenas obvio que contando con el Tratado Hay-Bunau-Varilla y estaenm ienda constitucional -d os aberraciones jurídicas de talla m un di al - los Estados Unidos no iban a desaprovechar las ocasiones que se le presentaran en elfuturo inm ediato para interven ir una y otra vez en Panam á, o, para ser más concretos, en el territorio que formalmente era presentado como independiente,puesto que la zona del canal se convirtió en un enclave imperialista.

Tras su separación de Colombia y su hipoteca con su peligroso amo delnorte, para Panam á aum entaron los problemas de dependencia, como se puso depresente ya en 1904, cuando a raíz de contradicciones en el seno del ejército y

amenazas de golpe de Estado, los Estados Unidos aprovecharon para abolirlo yreemplazarlo por un cuerpo de policía (Farnworth y Mckenney, 1986: 82).

La zona del canal se convirtió en un enclave de los Estados Unidos, sujetoa sus propias leyes y a su jurisdicción y vedado por completo a los panameños.Uno de los primeros pasos consistió en la expropiación de tierras tan to privadascomo públicas. Las primeras eran pagadas muy por debajo de su valor y las segundas ni se pagaban, puesto que, amparándose en uno de los artículos del Tratado Hay-Bunau Varilla, el gobierno de Estados Unidos tenía la potestad de tomar todas las tierras que considerara necesarias sin ningún tipo de indemniza

ción. Al respecto, el gobernado r de la Zona del Canal sostenía en 1915 que "nadapodrá restringir el derecho de los Estados Unidos de apoderarse de cudquiertierra necesaria para el canal". La usurpación de terrenos en la isla de Tabogá seconv irtió en u no de los casos más notab les de "expropiaciones legales". Esa isla de570 hectáreas, habitada por 3.000 personas, de tierras fértiles, era una especie debalneario de la población local. El 14 de noviembre de 1918, el coronel Harding,gobernador de la Zona del Canal, dio a conocer al Presidente de la República sureivindicación de tomar 470 hectáreas para la defensa del canal, al mism o tiem poque un funcionario catastral de los Estados Unidos encuestaba a los habitantes

con el fin de preparar la inmediata ocupación de las tierras. Las protestas delgobierno panameño recibieron esta olímpica respuesta del coronel Harding: "Siel gobierno de Panamá se ha resignado, de acuerdo con el tratado de 1903, aaceptar la destrucción de numerosas importantes poblaciones, tales como

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Gorgona, Gatun, Limón, etc., lo ha hecho considerando que la entrega de esossitios era una ofrenda generosa, consentida para la causa del progreso del mu n

do" (Simonin,  1918, Vol. 87: 11).A partir de 1908, Estados Unidos decidió importar toda la carne que se

consum ía en la Zona del Canal, lo que golpeó directam ente a la econom ía panameña, pues la ganadería era de las pocas actividades que hasta ese momento sedesarrollaban en Panamá, porque absolutam ente todos los géneros industriales ycomerciales venían de Estados Unidos o de otros países (Nouvelle Serie, 1901,Vol. 11: 148-149). El 8 de febrero de ese mism o año el secretario de Guerra de losEstados Unidos ordenó que todos los trabajadores extranjeros empleados en labores de oficina fueran reemplazados por trabajadores de Estados Unidos. Se

determinó que ningún extranjero podría ocupar cargos con un salario superior a1.500 dólares anuales, se disminuyeron los salarios entre 25 y 40% y se estipulóque los comisariatos eran para uso exclusivo de los ciudadanos estadounidenses.Así, se acentuaba la barrera entre Panam á y la Zona del Canal {Ibid., 1901, Vol. 11:153-154). Pero dentro de la misma zona no podía dejar de faltar la discriminación racial entre los mism os estadounidenses, lo que se expresaba gráficamenteen la existencia de dos tipos de vagones para pasajeros: de prim era clase para losblancos y de segunda clase para los negros {Ibid.,  1906, Vol 12: 104). En 1912 sediseñó una política encam inada a erradicar a todos los panam eños y colombia

nos que trabajaran en la Zona del Canal, y se dispuso mantener alejados a losmiles de funcionarios estadounidenses de Panamá. El racismo hacia los que erande más baja estatura, mal educados y con una "gran prop orción de sangre negra"era evidente (Farnworth y McKenney, 1986: 76).

En el comportamiento de las autoridades de Estados Unidos no faltabantam poco las actitudes m oralistas con respecto a sus "subditos" neocoloniales. Porejemplo, en  1919, por orden del alto man do de la zona, se prohibió que los soldados estadounidenses fueran a las ciudades de Panamá o de Colón, lo que ocasionaba problem as al comercio local, cuyos ingresos provenían de las compras que

hicieran los estadounidenses. El puritanism o de los comandantes militares pro hibía a los soldados consumir alcohol y tener contactos con los habitan tes panameños. Ante el estricto control moral, los soldados estadounidenses se sublevaron en diciembre de 1918 en Colón, cuando unos 400 de ellos incumplieron lasórdenes m arciales y, doblegando a los centinelas, entraron en la ciudad. Luego deembriagarse se presentaron riñas y disturbios. A raíz de esto, un general de losEstados Unidos calificó a Panamá y a Colón com o "la Sodoma y la Gom orra de laAm érica Cen tral" (Simonin, 1918, Vol 87: 16).

La dependencia semicolonial de Panamá era más evidente en los momen

tos de intervención armada de las tropas de Estados Unidos, que fueron muyfrecuentes véase Tabla 3 - en las prim eras décadas del siglo XX. Muy rápidam ente, recordemos algunas de esas intervenciones.

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ANTECEDENTES   Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE TOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

T a b la 3

O c u p a c i o n e s y a g r e s i o n e s d e l a s f u e r z a s a r m a d a s d e l o s E s t a d o s U n i d o s

e n el t e r r i t o r i o d e l a R e p ú b h c a d e P a n a m á , 1 9 0 4 - 1 9 2 6Fuen te: Correspondance Diplomatique; Casti l lero, 1999.

1906:  Duran te las e lecc iones , Amador Guerre ro so l ic i ta a Es tados Unidos 300infantes de m arin a has ta la línea divisoria del canal.1908:  Estados Unidos interviene durante las elecciones para controlar el ordenpúblico.1912: Las elecciones se desarrollan con presencia de tropas de los Estados Unidos.1915:  El 13 y 14 de febrer o, en ple no c arn ava l , un gru po de sol da dosnorteam ericano s intentó quitarle la corneta a un n iño . Intervino la policía local y se

inició una lucha encarnizada entre unos 100 soldados de Estados Unidos y lapoblac ión panameña . Resu l ta ron her idos 18 so ldados yanquis y mur ie ron unpolicía y dos civiles panameños. Posteriormente, el gobierno de Estados Unidossolicitó una indemnización de 40.000 dólares por sus heridos.1915:  El Viernes Santo, 2 de abril, después de un partido de béisbol se produjo, unenfrentamiento entre policías panameños y soldados de los Estados Unidos. Estossaquearon y des t ruyeron la c iudad de Colón . Hubo pro longados in te rcambios dedisparos. Resultaron heridos 7 policías panameños y muchos civiles , mientras que,de l lado nor tea me r ica no , m ur ió un cabo y var ios so ldados fueron her id os . E lgobierno de los Estados Unido s pidió una indem nización de 20.000 dólares.1918:  El 20 de jul io el presidente Ciro Urriola pospuso las elecciones parad ip u ta d o s y c o n c e j a l e s. E s t a d o s U n i d o s c o n s id e ró in c o n s t i t u c io n a l d i c h asuspensión y presionó para que se l levaran a cabo las elecciones. Como el gobiernode Panamá se negó , los Es tados Unidos dec id ie ron ocupar mi l i ta rmente lasciudades de Panam á y de Coló n.1918:  Ocupación de la provincia de Chiriqui s in ninguna just if icación. Ante laspro tes tas de l gobierno panameño, los Es tados Unidos respondieron que hab íanin te rven ido para mantener e l o rden y pro teger a sus c iudadanos . Las t ropaspermanecieron hasta el 16 de agosto de 1920.1921:  Con motivo de la guerra con Costa Rica, Estados Unidos desembarcó tropasen suelo panameño en febrero y meses más tarde obligó al gobierno de Panamá aacatar el fallo White.1925:  Ante una huelga de inquil inos, el gobierno solici tó la intervención de los

Estados Unidos "para evitar el derramamiento de sangre y poner f in al movimientosubvers ivo" . E l 12 de oc tubre desembarcaron 600 mar ines b ien a rmados quedispersaron con bayonetas a las gentes que protestaban, matando a dos personas.Se man tuvier on hasta el 23 de octubre.1926:  Proclamación de la República de Tule por los indios Cunas de San Blas,inst igada por el aventurero estadounidense Richard Marsh. El ministro de EstadosUnidos y oficiales de El Cleveland protegieron a los insurrectos y facil i taron suhuida y dieron acogida a su paisano.

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RENÁN VEGA

J

En 1912, con motivo de las elecciones, fue solicitada una "intervenciónamigable" de Estados Unidos para vigilar los comicios. La Comisión Electoral,

com puesta por el ministro de Estados Unidos, el ingeniero en jefe del canal y elcomandante del Regimiento de Ingeniería de la zona, preparó un reglamentoelectoral y expidió un decreto en el que colocaba bajo su m ando a la policía. Elpresidente Pablo Arosemena no estuvo de acuerdo con el reglamento, pero Washington presionó para que firmara el decreto respectivo, concediéndole un perentorio plazo de 24 horas para aceptarlo y, en caso de rechazarlo, se le sugirióque renunciara a su cargo. Ante semejante disyuntiva, Arosemena firmó el decreto en forma inmediata (Nouvelle Serie,  1911, Vol. 2: 74). Pero, como siempresucede en casos de intervención extranjera, la ocupación no pasó sin problem as,

puesto que el 4 de julio, día de fiesta en Estados Unidos, los soldados acantonadosen la zona se fueron de juerga a la ciudad y luego de estar ebrios recorrieron lascalles. En tre algunos de ellos estalló una riña y la policía panam eña se vio obligada a intervenir. Un soldado estadounidense m urió y varios más resultaron heridos. La reacción de la policía tenía que ver, además, con el comportam iento de lossoldados gringos durante las elecciones, a quienes uno de los bandos políticosacusó de estar parcializados {Ibid., 1911, Vol. 2: 85), como lo aseguró el mism ogobierno panam eño:  Es cierto que el gobierno solicitó la intervención, pero únicay exclusivamente con el objeto de asegurar que las elecciones fueran puras y lega

les, y de eso a lo que se está haciendo en algunas pa rtes, hay enorme diferencia,pues bien puede decirse que el gobierno de la República ha dejado de existir enmu chos distritos" {Ibid., 1911, Vol. 2: 88-93). En 1918, otra vez duran te las elecciones, intervin ieron las tropas de los Estados Unidos , ocupando las ciudades dePanam á y Colón. La policía panam eña fue desarmada y reemplazada po r patru llas que circulaban por las calles, armadas de fusiles y bayonetas. Luego de laselecciones del 30 de junio, las tropas se retiraron a sus cuarteles en la zona delcanal, pero dg unos contingentes permanecieron en Chiriqui hasta 1920 (Simonni,1918, Vol. 91:10-14).

Pero no sólo hubo intervenciones electordes; también se presentaron otrasde diversa índole, como la del 21 de agosto de  1921, cuando Estados Unidos enviótropas pa ra obligar a Panamá a devolver territorios en litigio a Costa Rica. La negativa panam eña se había originado en su rechazo al fallo a rb itrd del presidente de laCorte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, White, designado por ambos países para resolver el litigio, que era favorable a Costa Rica. Ante la negativa de aceptarsu decisión, Costa Rica procedió por sus propios medios invadiendo Pueblo Nuevode Coto en el litoral Pacífico, parte del territorio en disputa, el 21 de febrero de1921. A raíz de esto sonaron tambores de guerra entre los dos países, y ambos supo

nían que contaban con el apoyo de los Estados Unidos. En este mes, cuando sepresentaron los primeros disturbios, tropas de los Estados Unidos ocuparon la ciudad de Panamá. Panamá logró expulsar de Pueblo Nuevo de Coto a los ocupantescostarricenses y se produjeron dg un os enfrentamientos entre los dos países. Esta-

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ANTECEDENTES  Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PA NAM Á.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

dos Unidos determinó que Panamá debería ajustarse d fallo White y le señaló algobierno de Panamá que no estaban obligados a proteger lo que éste considerara su

territorio sino lo que Estados Unidos dispusiera como t d , en una du sión favorablea Costa Rica, y lo puso contra la pared: o cumple el fdlo o "los Estados Unidos laobligan a cum plirlo, bien empleando el gobierno de Estados Unidos m edidas coercitivas o bien autorizando la invasión po r la República de Costa Rica" (CastilleroPimentel, 1999: 138). Ante la reticencia de Panam á, el gobierno de Estados Unidosenvió tropas y un acorazado cerca a la zona del litigo y obligó po r la fuerza a queaceptara su decisión. Com o quien  dice, el gobierno norteamericano le hizo a Panamá con respecto a Costa Rica lo mismo que en 1903 le había hecho a Colombia conrespecto a Panamá. Ante la acción unila terd , el secretario de Estado, Hughes, afir

mó que los Estados Unidos habían actuado "movidos por una sincera amistad",animados por el deseo de hacer "completa justicia" y con la convicción profunda deque la más segura salvaguardia de la independencia e integridad ter rito rid descansan en la "observación led de las obligaciones internacionales" (Castillero, 1962:164). Antes de este hecho , el presidente de Panam á, Belisario Porras, había dicho:el conflicto ha quedado resuelto por la fuerza. Panam á protesta ante el mund o por

el acto de fuerza que se ha llevado a cabo contra ella". Panamá resolvió abandonar lazona de Coto antes de que entraran las tropas de Costa Rica, respddadas por losEstados Unidos {Ibid., 1962: 162). ¡El imperialism o le aplicaba a las élites paname

ñas la misma medicina que en 1903 le había aplicado a Colombia, sólo que en elmom ento de la secesión el remedio fue bendecido por esas élites como milagrosoEn octubre de 1925 se presentó una protesta de los inquilinos contra el

alto costo de los alquileres de las viviendas. El 10 de octubre, un mitin pacíficollevado a cabo por la Liga de Inquilinos fue reprimido a sangre y fuego por lapolicía pan am eña , como resultado del cual fueron asesinados a mansalva cuatroinquilinos y heridos otros qu ince. La impo pularidad del gobierno de la ciudad dePanamá hacía temer nuevas protestas, razón por la cual, y nuevamente apelandoal famoso artículo 136 de la Constitución Nadonal, el 12 de octubre las tropas

estadounidenses se tomaron la ciudad, desarmaron y sustituyeron a la policíalocal, implan taron la ley seca y decidieron juzgar su mariam ente a quienes alteraran el orden. Ese mismo día una m ultitud enardecida, tanto p or los muertos del10 como por la ocupación, se enfrentó a los soldados que estaban allanando lasede de la Liga de Inquilinos. Las tropas yanqu is la reprim ieron a bayoneta limpiay a culatazos, m atando a dos perso nasy dejando num erosos heridos. Los extranjeros que habían participado en las protestas o que simpatizaban con los inquilinos fueron depo rtados. Las tropas de ocupación perm anecieron hasta el 23 deoctubre, dejando tras de sí muerte y desolación (Cuevas, 1976: 31-75; Neuville,

1925,Vol.91:58).En 1931 se produjo un golpe de Estado que derrocó al presidente FlorencioArosemena, quien fue reemplazado por H arm odio Arias. El golpe fue preparadode com ún acuerdo con la Embajada de Estados Unidos. El hech o se originó en la

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insolvencia económica que impedía pagar los intereses de la deuda de Panamácon el National City Bank, ante io cual, Estados Unidos exigió el nom bra mien to

de un recaudador nacional de finanzas, que debía ser estadounidense. Como elgobierno se negó, Estados Unidos optó por derrocarlo. ¡Como cosa rara, pese alestruendo producido por las balas el día del golpe y a la cercanía de las tropasestadounidenses, éstas no intervinieron para defender el gobierno existente yma ntener el orden público Como para que quedara claro el sentido del golpe, elnuevo presidente no tomaba ninguna decisión sin consultar a Mr. Davis, el ministro de Estados Unidos (Langlais, 1931, Vol. 91:  144-147).

Por desgracia para la población panameña, las tribulaciones ocasionadaspo r la injerencia de los Estados Unidos se mantuvieron du ran te todo el siglo XX,

tanto en la Zona del Canal como en el resto del territorio del Istmo. En la zonafuncionó du ran te varias décadas la tristemente célebre Escuela de las Am éricas,esa "fábrica de dictadores" latinoamericanos, expertos en torturas, asesinatos ydesapariciones, que tanto dolor y sufrimiento le han producido al continentedesde 1960. En el resto del territorio son dignos de destacar por su brutalidad doshechos: la masacre de estudiantes en enero de 19648, en la que fueron asesinadospor las balas de las tropas de Estados Unidos 25 jóvenes panameños y heridosmás de 300, y la invasión de diciembre de 1989, cuando, debido a los bombardeosindiscriminados de las tropas yanquis, m urieron unas 7.000 personas, cifra sensi

blem ente superior a los muertos de los atentados del 11 de septiembre en NuevaYork, pero que no fue noticia m undial, porque al mism o tiem po, al otro lado delAtlántico, en Europa oriental otros hechos servían para tapar el genocidio al queera sometido el pueblo de Ciudad de Panamá por aquellos que se a uto pro da m ancomo los campeones de la libertad y de los derechos h um ano s.

ANEXOS   DOCUMENTALES

ANEXO 1INFORME DEL CÓNSUL DE FRANCIA EN LA CIUDAD DE PANAMÁ SOBRE LOS ACONTECIMIENTOS

DE NOVIEMBRE DE  1903

Panam á, 8 de noviembre de 1903Proclamación de la República de Panamá[... ] Su excelencia no ignora el descontento p roduc ido en Panam á por el rechazodel Congreso , reun ido en Bogotá, de reconocer el tratado Herrán-Hay relativo alcanal y el progreso que había tomado la idea separatista latente después de muchos años. El m odo de proceder del gobierno supremo con respecto al Departa-

8 Aunque los archivos diplomáticos del períod o 1964-1970 ya se pued en consultar,sin embargo, no se sabe por qué razones la información de Panamá de este períodono está a disposición del púb lico.

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ANTECEDENTES Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ,

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mentó de Panamá después del tratado de Paz firmado a bordo del Wisconsin el21 de noviembre de 1902 y en particular dos hechos -1) la ejecución del indio

Victoriano Lorenzo, contra ria a la palabra dada y a pesar de la protesta de toda lapoblación; 2) la revocatoria del Gobernador M utis Duran después de la insubordinación del General Vásquez C obo - habían llevado la exasperación al extremo.

El Doctor Am ador Guerrero viajó a los Estados Unidos el 24 de agosto de1903 para ganar a la causa del separatismo al gobierno de Washington; regresó el27 de octubre, teniendo la seguridad de la neutra lidad benevolente de ese gobierno. Durante este período, los jefes no perm anecie ron inactivos; habían obtenidoel apoyo del General Huertas, Comandante de la Guarnición, y del Generd Varón, Comandante del Crucero "21 de Noviembre", ex "Padilla". La noticia de la

próxim a llegada al Istmo de una nu trida tropa (6.000 hom bres) ha apresurado elmo vim iento que había sido fijado para el mom ento en que llegara, a esta Rada, elnavio de guerra am ericano "Boston". Los panameño s contaban con el apoyo m or dde ese navio.

El 3, a primera hora , aquí se sabe de la llegada a Colón del navio de guerracolom biano "Cartagena", llevando a bordo al Batallón "Tiradores" y a los generales luán B. Tovar y Amaya, el primero de los cuales venía a tomar el com ando delas tropas del Istmo . Esta llegada inesperada produjo, en princip io, consternaciónentre los conjurados, pero p ron to, al darse cuenta que su plan era conocido y que

serían víctimas de represalias sangrientas, decidieron actuar inmediatamente.El General Tovar com etió el error de em barcarse con su Estado Mayor en

Colón en el tren de las 8 de la mañana, para llegar aquí a las  11, dejando en esaciudad sus trop as, las cuales debían venir en el tren de la tarde; fue recibido en laestación por el gobernador Obaldía.

El Batallón "Colombia", bien a rm ado , con ban da de música, y com andadopor el General Hu ertas, recibió hono res militares.

Esa tarde a las 4 y 50 minu tos aprox imadam ente, el General Tovar acom pañado de su Estado Mayor se trasladó al barrio Chiriqui con el fin de hacerse

reconocer por las tropas, reunidas en el interior del cuartel. Mientras aquél arengaba a sus tropas, el General H uertas, advertido por una señal que el antiguo jeferevolucionario Domingo Díaz, a la cabeza de muchos partidarios, se encontrabaen la entrada del bar rio, avanzó hacia Tovar, colocándole la m ano en la espalda ydiciéndole: "General, usted es mi prisionero". El grupo formado por el EstadoMayor fue inmediatam ente rodeado p or un a treintena de soldados que les apuntaban con los fusiles, y no tuvo posibilidades de oponer la menor resistencia. LosGenerales prisioneros fueron conduc idos a la Prefectura de Policía con una escolta de soldados con bayonetas y seguidos de unas 500 personas; ellos fueronenviados al Comandante de Policía, Fernand o Arango, quien los encarceló.

Duran te el trayecto, de uno s 800 metros, en las calles de la d ud ad sin interrupción se escucharon los gritos "Viva el Istmo", "Viva Panamá independiente",pero ningún insulto fue proferido contra los prisioneros, ningún grito de odio.

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RENÁN VEGA

Mientras esto sucedía en el barrio Chiriqui, el pueblo reunido en la Plazade la Catedral se declaraba independiente de Colombia y el Concejo Municipal,

en un a ses ión organizada a las 8 de la noche, aprobaba p or u nan im idad la pro po sición de reunir a todas las corporaciones públicas, civiles, militares y eclesiásticas,  al día siguiente a las tres de la tarde, con el fin de proclamar oficialmente lanueva república de Panamá.

M ucho s c iu dad ano s se congreg aron en los cuar te les , en don de les fueronentre gad os fusiles y mu nicio nes . Un cue rpo de voluntar ios de cerca de 500 ho m bres fue pos ter io rm ent e o rganizad o, vest ido y acuar te lad o para reforzar la guarnic ión; d iversas personas , reconocidas como host i les a l movimiento separat ista, entre otros el General Castro, Luis M. Tovar, los magistrados Florentino

Goenaga y J. Navia fueron det eni do s en las calles o en sus dom icilios . El Go bernador Obaldía , cuyos sent imientos son, s in embargo, b ien conocidos de la población, pero que no es taba a l tanto de la conspiración, ha s ido igualmentedetenido. Todas esas personas fueron t ra tadas con e l más grande respeto . ( . . . )En ese m om en to se pro duc e el único incide nte d iscord ante : la cañ one ra "Bogotá" , cuya t r ipulación no había podido ser desembarcada avanzó [ . . .  ]  con la intención evidente de bombardear la c iudad (eran las 10 y media de la noche);fue detec tada p or un ce nt inela que dio la a larm a y un ca ñon azo , enviad o d esdet ierra , le advir t ió que su m ov im ien to hab ía s ido desc ubier to ; la t r ipu lació n res

po nd ió con un ob ús que es ta lló en una casa s i tuada n o le jos del bar r io , c ausando daños mater ia les importantes pero , fe l izmente , no hir ió a nadie ; un segundo estalló en el tech o de la cated ral y sólo rom pi ó alg uno s tejas. U n tercero (un abala de 6 l ibras) tuvo un resultado más lamentable, cayo en el barrio chino ydespués de haber atravesado una casa mató en su cama a un chino inofensivoque no tenía nada que ver con e l movimiento .

El "Bog otá" ha lanz ado otras 4 balas y en seguida ha pa rtido hacia alta m ar;en el momento en que escribo es imposible saber hacia qué lugar se ha dirigido;la creencia generalizada es que pa rtió hacia Bu enave ntura.

[...  ]  El 4 a las 3 de la tarde el pueblo se reunió en la Plaza de la Catedralpar a firmar el Acta de Inde pen den cia, un gran entusia sm o reinaba, fueron pr onunciados muchos d iscursos , un Gobierno Provis ional ha s ido formado, compuesto por 3 miembros de opiniones polít icas diferentes: Agustín Arango, conserv ado r histórico; Federico Boyd, liberal, y Tomas Arias, co nservad or.

En la noc he, gran retreta al r i tm o de la música de los bo m be ros y del Batallón "Colombia". 300 personas acompañaban el cortejo a los gritos de "Viva laRepública de Panamá". La bandera de la nueva república era izada en todos losedificios públicos y en muchas casas particulares. [. . .  ] La tro pa efusiva se presen

tó an te el General H uer tas, lo sentó en u na sil la y lo llevó en ho m br os , en vueltoen la ban der a de la república de Panam á, fue paseado triu nfalm ente po r las prin cipales calles de la ciudad al co m pás de la m úsica . Esta manife stació n se pro lon góhasta bien tarde de la noche y confieso, yo que con ozco desde hace m uc ho s años

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ANTECEDENTES   Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ,

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

a la población de Panamá, que estoy sorprend ido de la calma y la dignidad que hamostrado en esta ocasión.

Un ministerio ha sido formado para ocuparse de los diferentes asuntos dela República [... ]

Mientras que estos hechos se desarrollaban pacíficamente en Panamá, enColón han estado a punto de producirse serios desórdenes, debido al reembarquedel Batallón Tiradores, que había llegado a las 3 de la mañana . El señor BonHenry,que estaba sobre el terreno, y con el cual no pude tener comunicación por larup tura del cable de la Com pañía del Canal, dará información directam ente a suexcelencia. Toda efusión de sangre ha sido evitada luego de la actitud tom ada porlos navios americanos.

El Batallón "Tiradores" ha sido em barcado en el vapor Or inoco de la RoyalMail Co. con destino a Barranquilla. Los Generales Juan B. Tovar, Amaya, Luis M.Tovar y 3 otros oficiales habían sido introducidos en un tren especial para devolverlos a Colón y ser embarcados en el mism o vapor, pero en camino fue anun ciada la noticia de la partida del Orinoco y esos prisioneros han sido devueltos aquí,esperando una ocasión de reenviarlos a Colombia. El nuevo gobierno, según sedice, ha pagado a la Royal Mail Co. 8.000 dólares oro americano por el transportede las tropas.

Los colombianos residentes en Panamá deberán firmar el Acta de Inde

pendencia, bajo pena de ser encarcelados o de abandonar el territo rio de la nuevarepública dentro de 48 horas.

Nos hemos enterado de la llegada a Colón, el 5, del General PompilioGutiérrez que venía a posesionarse com o G obernador del antiguo Dep artam ento de Panamá. El Sr. Gutiérrez estaba acom pañado de 15 empleados y de 2  secretarias; llegó, dicen, en un barco destinado especialmente a este efecto y regresócuando se enteró del movimiento.

Ayer al mediodía, llegó a esta rada el crucero americano de tercera clase"Boston". El Vicecónsul General de Estados Unidos que se dirigió inmediatam ente a bordo fue saludado. El 21 de Nov iembre" creyendo que el "Boston" saludabaa tierra ha respondido con una salva de 21 cañonazos; pero el comandante hahecho saber que no podía saludar al nuevo pabellón: el gobierno de los EstadosUnidos n o lo ha reconocido. Es cierto, sin em bargo, que el "Boston" se opon drá atodo desembarco de tropas que vengan de Colombia.

Los Cónsules de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, han recibido instrucciones que les prescriben de guardar la neutralidad más absoluta.

El Go bierno provisional tiene la intención de respetar todas las leyes y loscom prom isos adqu iridos con las naciones y los particulares (...)

Sé, de otra parte , que ellos quieren conservar en vigor hasta su expiraciónlos mo nopolios acordados por Bogotá en el Departam ento de Panamá.

Los municip ios de los Distritos del Emperador, de Colón y de Arraiján yahan enviado su adhesión f...  ]

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I RENÁN VEGA

El cable entre Pa nam á y Bu enav entura ha sido co rtado el 3 de los c orrientes y será reestablecido solamente mañana [.. . ¡

A últim o m om en to m e entero, por u na fuente segura, de la partida po r barco el 10 de los corrientes de un a com isión, compuesta p or el Do ctor Am ado r G uerrero,  el señor F. Boyd, uno de los miembros del gobierno provisional, y de PabloArosemena como abogado consejero, que se dirige a Washington para discutir lasbases de un tratado con el gobierno de la república de los Estados Unidos.

A mí no m e cabe ning una duda , que el p lan del m ovim iento ha s ido e labora do en los Estados Unid os y los jefes qu e se enc uen tra n en las m an os del gobierno de Washington no son más que ins trumentos , la mayor par te inconscientes ,pero algunos conscientes y partidarios de la anexión a corto plazo del terri torio

de la República de Pa nam á a la Am érica del N orte .Firma: Ernest Gey.Fue nte: Colombie, Politique interieur, Nouvelle Serie, Inde pend ance de Panamá, Vol. 5, noviembre de 1903- enero de 1904, pp. 43-51.

ANEXO 2

INFORME DEL CÓNSUL DE FRANCIA EN C OL ÓN SOBRE LOS ACONTECIMIENTOS DE NOVIEMBRE

DE  1903

Insurrección en Colón. Colombianos, i tsmeños y americanos del 2 a l 7 de noviembre de 1903.

Preámbulos

Hacia m edia dos de octu bre, los emisarios enviados po r los jefes del pa rtid o separatista regresaron a Panamá con informaciones satisfactorias de las diversas regiones del Istmo y también de los Estados Unidos; el movimiento fue decididopara comienzos de noviembre.

La cañ on era de Estados U nid os "Nashv ille" llegó a Co lón en las ho ras d e latarde del lunes 2 de n oviem bre.

3 de no viem bre. Llegada del "Cartagena", de Gen eral Tovar y del Batallón"Tirado res". Inm ovilización de este últim o

El m arte s 3 , para gra n sorpresa de mu cho s, y sobre tod o de los afiliados al mov imiento separatista, entró a Colón el crucero colombiano "Cartagena", que llevaba un os 430 soldados del Batallón "Tiradores" com and ado s por el General Amaya.El Gen eral Tovar, lefe Militar del D ep art am en to de Panam á, se enc ont raba igual

mente a bordo y venía a tomar posesión de su cargo.Este último partió para Pan am á en el prim er tren co n Amaya y 3 oficialesdel Estado Mayor. Dejó en el mando al Coronel Torres, del Batallón "Tiradores",con la misión de ir a Panamá lo más pronto posible.

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ANTECEDENTES  Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

Pero la compañía norteamericana del Ferrocarril, perfectamente enteradade los acontecim ientos, viendo que la llegada inesperada de los refuerzos colom

bianos venía a contrariar sensiblemente el movimiento, comprometiendo quizássu éxito, con diversos pretextos retardó notablemente las disposiciones de embarque de las tropas por el ferrocarril  y, en la noche, cuando se tuvo la certitudque la sublevación había triunfado en Panamá y que el Gobernador civil Obaldíay el Gobernador (sic) militar Tovar estaban detenidos, una orden emanada delgobierno de los Estados Unidos le prohibió a la Panamá Railroad todo transpo rtede tropas por el ferrocarril.

El coronel Torres había sido llamado persona lmen te desde Panam á, con elfin de captura rlo a su llegada; así, las tropas de Colón se encon trarían desam pa

radas, pero las instrucciones de Washington, seguidas al pie de la letra, no perm itieron a la Panamá Railroad prestarse a la maniobra. Torres se mantuvo, entonces, a la cabeza de su batallón.

4 de noviembre. Actitud agresiva de Torres hacia los extranjeros. Pánico. Partidadel "Cartagena". Las tropas colombianas y americanas con las armas listas

En Colón du ran te la noche del 3, muy pocas personas fueron informadas de losacon tedm ientos de Panamá. El Cónsul de los Estados Unidos, Mr, M almros, conquien m antengo estrechas relaciones, a las 7 de la noche vino a inform arm e sobreel asun to. Solamente hasta la mañ ana siguiente, 4 de noviem bre, Torres, lo mismo que la gente, pud o darse cuenta de la situación. Con un a actitud amenazan te,partió inmediatamente y le manifestó al Superintendente de la Panamá Railroadque si no le suministraba un tren para transportar sus tropas a Panamá antes delas 2 de la tarde, se encontraría impedido por los americanos para cumplir sudeber y se sentiría autorizado para considerarlos como sus enemigos; en consecuencia, incendiaría la ciudad y masacraría a los extranjeros. Mr. Sholer le respondió, limitándose a invocar las órdenes que había recibido de Washington.

Enseguida, el com andante de la "Nashville" desembarcó a todos los am ericanos de los que pudo disponer, más o menos unos 25, y los instaló rápidamenteen el hall de las mercancías de la Panamá Railroad; fusiles y cartuchos fueroninmediatamente enviados a tierra y distribuidos a los empleados del ferrocarril.La "Nashville" se ubicó lo más cerca que pudo de tierra. La alarma cundió en laciudad. Todas las familias se refugiaron  a bordo de los navios que se encontrabanen la muelle. En ausencia de cualquier navio francés, el cónsul británico me ofreció asilo a bord o del paquebote "El Orinoco" de la Royal Mail Stearn Packet Co.

Fui a preguntarle al comandante de la "Nashville", por [insinuación] de micolega de los Estados Unidos, si podía asegurar la protección del terraplén deColón donde se encontraba la gran mayoría de inmuebles que pertenecen a laCompañía del Canal de Panamá; el Comandante Iltubbord me expresó su pesar,diciendo encontrarse apenas en capacidad de proteger las propiedades de laPanamá Railroad  1... 1

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RENÁN VEGA

El "Cartagena" vino al muelle en la mañan a para tom ar agua dulce, pero lefue negada por la Panamá Railroad que había exigido el pago por adelantado; el

"Cartagena" vuelve a fondearse y se observó al capitán leffries, del crucero  21 deNoviembre", pasado al nuevo gobierno y anclado en Panamá, que acababa dellegar a Colón con la intención de apoderarse del "Cartagena", el cual habría sidociertamente capturado si todavía se encontrara en el muelle, pero hab ía partid o alas dos de la tarde hacia la ciudad de Cartagena a buscar refuerzos.

A las 3, Torres vino a tom ar posesión con sus tropas, desplegadas a lo largode Front Street, la principal calle de Colón, hasta la estación del ferrocarril, a lacual hizo rodear por sus hombres; estos últimos con las armas preparadas se encontraban frente a frente con los marines americanos a 10 pasos de distancia,

igualmente con las armas listas. El momento era crítico, un grito o un gesto podían ser la señal de la masacre. Torres conm inó al Com and ante Ilubbard pa ra queembarcara inmediatamente sus marines, diciendo que él era el único jefe militardel lugar.

Negociaciones. ArmisticioSe iniciaron , entonces, las negociaciones: los emisarios del gobierno provisionalde Panam á que habían establecido su cuartel general en las oficinas del ferrocarril, notificaron a Torres sobre la proclam ación de la República hecha en la víspera en P anamá, así com o sobre la captura del Go bernador civil Obaldía, del Gobe rna do r (sic) militar Tovar, de los miem bros del Tribunal Superior, y de la adhesión de las fuerzas militares y navales de Panamá al movimiento separatista. ElCoronel colombiano se enfureció y declaró que se negaba a creer en esos informes; se le ofreció la posibilidad de telegrafiar o telefonear a Panamá; él reclamaba, decía, órdenes verbales y escritas firmadas po r su jefe legal Tovar. Com o consecuencia fue decidido el envío de una com isión a Panam á, en un tren especial alas 5 de la tarde, que llevaba un mensaje de Torres a Tovar. Adem ás, circulaba el

rum or que Torres había prevenido a Tovar que se negaría a obedecerlo si aquél leordenaba rendirse.

Llegada de navio francés E Calvados

En ese momento fue avistado "El Calvados", carguero de la Compañía GeneralTrasatlántica que venía de Cartagena.

El Comandante de la "Nashville" y el Cónsul de los Estados Unidos meinformaron que el gobierno de Washington quería evitar toda efusión de sangreen el Istmo y que , en consecuencia, la "Nashville" se opondría al desembarco de

cualquier tropa colombiana que se pudiera encon trar a bo rdo de "El Calvados" yen caso de resistencia, el navio sería volado. Sólo hasta después de tener la seguridad que "El Calvados" no traía ningún soldado pudo venir a estacionarse en elMuelle (...)

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ANTECEDENTES Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ,

UÑA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

5 de noviembre. Llegada de El lenny" y de Pompilio Gutiérrez. Noticias alarmantesAl día siguiente jueves 5 entró el carguero austríaco "El lenny" proveniente de

Cartagena. Traía a Pompilio Gutiérrez, nombrado Gobernador Civil del Departamento de Panamá, quien venía a posesionarse de su cargo; puesto al corrientede los acontecimientos, declaró que permanecería a bo rdo y esperaría.

Pero, al mism o tiem po, "El lenny" trajo la noticia, com unicada inmediatamente a todos los interesados [... ] que u n navio alemán de la antigua Atlas Line,debería llegar inmediatamente de Cartagena, con cañones y con 1.200 soldadoscolombianos. Uno se preguntaba si la pequeña cañonera "Nashville" bastaría paracum plir su tarea.

Algunos instantes más tarde se supo, por un telegrama enviado desde Pa

namá, que en la respuesta escrita de Tovar a Torres se le decía que este últimodebería luchar para mantenerse como el amo de Colón y esperar los refuerzosque no deberían tarda r en llegar.

La emoción fue grande aqu í; se sabía que los soldados hab ían pasado toda lanoche bebiendo y se encontraban muy excitados. Un gran pánico se apoderó detoda la ciudad. Los navios en el muelle, un francés, un inglés, un americano, unde m án y un austríaco, fueron asediados por las familias que buscaban refugio.

Organización de la defensa por parte de los barcos de la Panamá Railroad

Sin perder un ins tante el FreightHouse fue transfo rmado en una verdadera fortaleza bajo la activa e inteligente dirección del Mayor Black, del cuerpo de ingenieros de los Estados Unidos, lefe de la Misión Técnica Americana estacionada enlas obras de la Culebra, que había acudido a Colón desde la víspera.

Por un feliz azar, habían muchas centenas de pacas de algodón que sirvieron de maravillas; verdaderos parape tos fortificados fueron instalados alrededory a uno s 25 metro s de las dos puertas de salida; en el centro fueron erigidas dosfortificaciones llenas de cañones y revólveres, desembarcados de la "Nashville";

igualmente, en todas las entradas de los edificios del Ferrocarril y hasta sobre elcam panario fueron colocadas pacas de algodón, como fortificaciones acondicionadas; marinos y voluntarios -empleados de la Panamá Railroad en su mayorpar te - pertrechados de rifles y de gran cantidad de mun ición, fueron colocadosen todas las fortificaciones; 2 puestos de ambulancia fueron igualmente instalados y los bomberos fueron puestos en alerta; en fin, fueron reun idos víveres paraasegurarle al menos dos días de subsistencia a las personas, aproximadamenteuna centena, reunidas en los edificios del ferrocarril: marinos de la "Nashville",pe rso nd armad o de la Panamá Railroad, emisarios del gobierno de P anamá y loscónsules de Estados U nidos, Ing laterra, Alemania y el suscrito.

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RENÁN VEGA

Expectativa. Las armas listasCuan do debía llegar el tren de Panam á con la respuesta de Tovar, a las  11, todo

estaba listo. El tren se había retardado un cuarto de hora y ya se pensaba quehabía sido detenido por las fuerzas de Torres, que se encontraban fuera de laciudad; un jinete había sido enviado en busca de noticias cuando el tren entrópor fin en la estación. La respuesta de Tovar a Torres era la anunciada por eltelegrama de la mañana: éste debería, por todos los medios, asegurar su autoridad en Colón y esperar refuerzos para marchar sobre Panamá. ¿Torres iría a ejecutar sus amenazas de la víspera?

Todo el m un do se dirigió a su puesto de com bate. La consigna en FreightHouse era de "no disparar sin orden y, en ningún caso, disparar primero". Un

pequeño puesto de marinos americanos fue dispuesto en una calle adjunta paravigilar la posible llegada por una vía lateral de Torres y de sus hom bres , situadosen el extremo opuesto de la ciudad.

Se dirigían también miradas ansiosas mar adentro buscando la silueta del"Dixie", transporte de los Estados Unidos, que podía llegar ese mismo día con450 marines y tam bién la silueta del vapor alemán de la Atlas Line.

El Prefecto Cuadros. El Gobernador Gutiérrez

Algunos momentos antes [... ] percibí al Gobernador Cuadros, Prefecto de Colón, disimulándose en medio de un grupo a la sombra de un barco. Fui a dond e ély me informó que había ido a "El lenny" a ver al Gobernado r  P. Gutiérrez, peroque a su regreso a tierra hab ía sido detenido por centinelas americanos y no había regresado a su casa; solicitó mi intervención en su favor, creyéndose prisionero . Le aseguré que el Co mandante de la "Nashville" no podía tener ninguna instrucción en ese sentido y le acom pañé hasta su casa; los mism os centinelas, queya me conocían, no se opusieron de ninguna forma a su recorrido conmigo. M.Cuadros, un tanto conmovido y completamente desanimado, me preguntó en

qué irían las negociaciones, lamentándose de haber sido abandonado por el Jefede la Policía que había adherido al movimiento separatista y haber sido dejadocompletamente de lado por el coronel Torres. Yo le respond í que esperábamosconvencer a este último para que renunciara a sus propósitos de incendiar y uemasacrar, los cuales no respondían a ningún deber militar ni a ninguna causaefectiva.

El Sr. Cuadros m e preguntó si en caso de destrucción de la ciudad, pod ríarefugiarse a bordo de "El Calvados". Sabiendo que los istmeños no querían lamuerte de nadie y que los peligros vendrían del lado colombiano, le prometí

ayudarle a salvar su vida si se encontraba en peligro; él me agradeció muyefusivamente. Me dijo, en fin, que Gutiérrez deseaba pasar de "El Jenny" a "ElOrinoco", el cual debería partir ese mismo día para Cartagena y solicitó de miparte el apoyo que el mismo había recibido pa ra asegurar, sin dificultades, el tras-

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ANTECEDENTES   Y  CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANAMÁ.

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA

bordo del Gobernador Gutiérrez; yo prometí mi colaboración [... ] pero él meagradeció diciéndom e que prefería esperar.

Nuevas negociaciones. Rendición

[... ] Los emisarios del gobierno de Panamá, Meléndez, Martínez, el Comandantedel Nashville y los cónsules [de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y el suscrito]nos reun imos en la oficina del Superintendente de la Panamá Railroad. Meléndez yMartínez se declararon dispuestos a hacer ofertas d coronel de las fuerzas colombianas y este último fue invitado a una conferencia. Él no respondió inmediatamente; el "fuerte" de Freight House que había pod ido examinar de lejos, había sinduda excitado su desconfianza y sus aprehensiones; una hora más tarde llegó, acompañado de un piquete de soldados y de una corneta. Los dos emisarios se encerraron con él y discutieron una m edia hora. Cuando ellos se separaron , fuimos informados que Torres cedía y se embarcaba, a expensas del gobierno de Panamá, consus tropas, sus armas y sus municiones esa misma tarde para Cartagena; sólo restaba llenar dgunos documentos con las formdidades establecidas, autorizando unhecho que nosotros comprend imos entonces y que hoy es de dominio público: eldesembolso en las manos de Torres de una suma de ocho mil dólares oro.

Reunión del Concejo Municipal. Adhesión a la República de PanamáPoco después, muchos miembros del Concejo Municipal del Distrito se reunieron y votaron la adhesión de la ciudad de Colón al nuevo gob ierno.

Embarque de las tropas colombianas. Retorno ofensivo. Situación crítica. Partidadefinitiva

El público sólo se enteró de la rendición a las 5 de la tarde, cuando las tropascolombianas se presenta ron en el muelle de "El Orinoco" de la Royal Mail Co.,pero no estaba descartado el peligro: se supo, en efecto, que las tropas, que seenco ntraban ya en el muelle, se negaban a embarcarse y querían regresar a tierra.

Inm ediatamente el Mayor Black estableció un nuevo ba luarte con las pacasde algodón y los vagones, en la entrada del muelle de la Royal Mail, con fusiles ycañones preparados.

Eran entonces las seis y la noche ya había caído. Si los soldados colom bianos pre tendían forzar el paso, una verdadera m asacre se hubiera prod ucid o. Pordescuido se hizo un disparo, felizmente sin herir a nadie, lo que produjo de nuevo el pánico. Fue en ese mom ento cuan do la situación se torn ó más grave. [... ]

Una delegación fue enviada para hablar con Torres y nosotros perm anecimos en la oficina del Superintend ente.

Torres dijo que había sido insultado por sus hom bres que lo habían acusado de haberse vendido y que éstos se negaban a dejar sus armas a bordo y partirsin el General Tovar y el G en erd Amaya, entonces prisioneros en Panamá.

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RENÁN VEGA

De cidim os solicitar a Pana má la l ibertad de estos dos generales para h acerlos venir a Colón en un tren especial esa misma noche, con la condición de que

el los se comprometieran a embarcarse inmediatamente en "El Orinoco" . Pero ,como respuesta al mensaje telefónico enviado a este efecto a Panamá, Tovar yAmaya se negaban, si eran puestos en libertad, a embarcarse para Cartagena. Enconsecuencia, se les mantuvo prisioneros en Panamá. La situación se hacía muycrítica.

El cónsul de los Estados Unidos se dirigió al muelle en el que estaban lossoldados colombianos para exhortarlos; su tentativa fracasó y pudo ser funestacomo me lo contó e l mismo: e l Gobernador Pompil io Gutiérrez que venía dellegar de "El Jenny" a "El Orinoco", interpeló a mi colega injuriando al gobierno

de los Estados Unidos, a causa de su actitud que él edificaba de parcial, en losacontecimientos actuales. Mr. Malmros no creyó conveniente discutir sobre elterreno y se retiró [. . . ]

Fue decid ido q ue se usaría la int im ida ció n: u n cerco con to da s las de la ley,es tablecido en torno a l muel le del Orinoco, hacía imposible toda sa l ida; la"Nash ville" se colocó frente al mue lle de "El O rin oc o" para q ue los soldados colombianos quedaran a boca de jarro de las piezas de arti l lería de la cañonera.

Algunos instantes más tarde fue advertido el esperado "Dixie", qué llegabaa tod o vap or, interca m bia ndo señales con la "Nashville".

En ese preciso mo m en to , y se ignora todavía luego de qué c ircunstancias -au nq ue se cree, sin em barg o, que fue desp ués de un a entrevista entre u n em isariode Pan am á y el Go bern ado r G utiér rez- G utiérrez tom ó el m an do sobre Torres ylos soldados colombianos decidieron embarcarse; un cuar to de hora más tarde ,"El Ori no co " partí a pa ra Cartag ena. Ya eran casi las 8 de la noc he .

La calma

Todo el mundo se sentía diviado, cualquier peligro había desaparecido. El co

mandante Hubbard y e l Mayor Black fueron par t icularmente e logiados por suexcelente organización de la defensa. Cada uno pudo regresar a su hogar. En esem om ent o , env ié a l Dep ar tam ento mi p r imer cab legrama:

"Tropas colombianas devueltas y embarcadas esta noche, después de laboriosasnegociaciones. Ninguna efusión de sangre. Cañonera "Nashville" y transporte"Dixie" con 450 marin os americanos".

6 de nov iem bre. El nuevo pa bellón es izado. Proclam ación po r el Prefecto

Al otr o día, 6 de nov iem bre, a las diez de la m añ an a [ .. .] el pabe llón de la Rep ública fue entonces izado en la prefectura de la propia mano del Mayor Black.Muchos oficiales y marinos americanos estaban presentes.

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ANTECEDENTES  Y CONSECUENCIAS DEL ATRACO YANQUI EN PANA MÁ . Ii

UNA RECONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LOS ARCHIVOS DIPLOMÁTICOS DE FRANCIA I

Mr Malmros, Cónsul de los Estados Unidos [ . . . ] me encargó de decir ensu nom bre , que nue stra presencia en estas circunstancias solo implicaba un a c ons

tatación de hechos y no el reconocimiento de las nuevas autoridades por nuestros respectivos gobiernos [.. . ]

Expedí inmediatamente al Departamento mi segundo telegrama: "PabellónRepública Panamá izado oficialmente esta mañana a las diez. Completa tranquilidad".

Protección de la costa atlántica po r la m arin a de los Estados U nidos

Por fin, en la no ch e del 6 llegó "El Atlanta", cruce ro de seg und a clase de la M ar in ade los Estados U nidos.Algunas ho ras m ás tarde la "Nashville" partía hacia Porto Belo, a pa trullar

la costa este, luego "El Atla nta" hacia B ocas del Pozo par a pa tru llar la costa oeste,dejando al "Dixie" en la rada de Colón; los 3 barcos t ienen por misión impedirpor todos los medios el desembarco de tropas colombianas en la costa atlánticade la República de Panamá. Desde ese momento, ésta se encuentra, gracias alapoyo y a la protec ción de los Estados Un idos, al abrigo de to do acto de reiv indicación po r la fuerza o de cu dq ui er represalia de par te de Colo m bia y, en general,

de cualquier peligro externo que pudiera venir por el Atlántico. En el interior,reinan el orden y la tranquilidad.Expedí , entonces , es ta m añ an a d D epa rtam ento m i te legrama No. 4 ( . . . ) :

Recibí la siguiente dec laración de mi colega de los Estados U nidos: "El presiden teRoosevelt se opone a que la sangre sea der ram ada en la región de Panamá".El lunes en la noche llegó a Colón la cañon era de los Estados U nidos 'Nashville'.Al otro día, en la maña na, c uand o el "Cartagena', crucero colom biano , dejó a sustropas en tierra, la compañía americana Panamá Raildroad se esforzó en retardar los dispositivos de embarque para Panamá; dejó partir solamente al GeneralTovar y a su Estado Mayor, los cuales fueron detenidos en Pan amá en h oras deldía. En la noche, cuando aquí llegó la noticia del movimiento separatista dePanam á, el ferrocarril recibió órdene s de Washington de imped ir cualquier transporte de tropas.Al día siguiente, miércoles, cuando llegó el carguero de la Compañía GeneralTrasatlántica que venía de Cartagena, el coman dante de la "Nashville" me informóque él se opondría al desembarco de tropas colombianas que pudieran venir enese navio, y si éste se resistía sería h un did o.Durante las jornadas de miércoles y jueves las fuerzas colombianas quedaronimpactadas al ver los trabajos de fortificación, hechos en tierra por los americanos, y renunc iaron a esperar los refuerzos que el "Cartagena" debería traer.

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RENÁN VEGA

Durante todo el curso de la negociación, los emisarios enviados de Panamá establecieron su cuartel general en la estación del ferrocarril; el teléfono, el telégrafo y

las locomotoras fueron colocadas a su entera disposición.El jueves en la noche, cuand o los soldados co lombiano s qu e ya se habían rendido[vendido se asegura] se enco ntrab an a lo largo de los navios y declaraban que n ose embarcarían, los oficiales americanos construyeron nuevas barricadas, guarnecidas con cañones [... ] y la "Nashville" se hizo p resente p ara imped ir que los soldado s dejaran el muelle y retornaran a tierra.El viernes en la mañ ana , ayer, el Mayor Black en persona fue el que izó los coloresde la nueva República en la Prefectura.La última noche, en fin, la "Nashville" partió en dirección de Porto Belo, con el

objetivo de prevenir cualquier llegada de soldados colombianos. [... ]"El Atlanta", crucero de la Marina de los Estados Unidos acaba de entrar en elpuerto. Da la impresión que todo desorden parece descartado en la zona de influencia del canal.Es necesario reconocer que, gracias a los americanos que se encontraban acá cuandoel com andante de las tropas colom bianas an unció que iba a incendiar la ciudad ya masacrar a todos los que en su opinión eran responsables de los acontecimientos, se apaciguó el enorm e pánico que reinó duran te dos días [...] .Firma: Bon H enry.

Fuente: Colombie, Politique interieur, Nouvelle Serie, Independance de Panamá,Vol. 5, novie mb re de 1903- enero de 1904: 16-39.

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A N T E C E D E N T E S Y C O N S T I C E N C Í A S D E L A T R A C O Y A N Q U I E N P A N A M Á .

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Pa na m á y los orígene s sociales

del imper ia l ismo no r team ericano

Char les B ergquis t

Primero quiero agradecer a la Universidad Nacional de Colombia, part icularmente al Departamento de Historia, y al Profesor Heracl io Bonil la, organizador

de este evento, por d arm e la op or tun ida d de part ic ipar en este im po rtan te ciclode conferencias sobre el centenario de la separación de Panamá de Colombia.

La separación de Pana má cam bió fun dam entalm ente la his toria de los t respaíses involu crad os, y no sólo tuvo efectos directos y de co rto plazo en estos pa íses sino q ue los afectó en for ma ind irec ta y a largo plaz o. El objeto de este escritoes examinar uno de los efectos más indirectos y de más largo plazo en uno deestos países: se t rata de exp lorar có m o los estad oun iden ses , en par t icula r los histor iadores, han entendido los eventos que condujeron a la separadón de Panamá , espec ialmen te la gue rra de 1898 entre los Estados Un idos y Españ a. Ad em ás,

anal izar cómo los his toriadores estadounidenses han entendido las consecuencias de esa guerra y la separación de Panamá, eventos que marcan el inicio delimperial i smo norteamericano. Como el imperial i smo estadounidense define, engran par te, la historia m un dia l del siglo XX, y está mu y con n os otro s ho y en día,indagar sobre los orígenes y consecuencias del fenómeno, creo, es un proyectocolect ivo de mucha importancia .

Esta exposición inicia t ratando de dist inguir esta época imperial ista, iniciada en 1898, de la expansión anterior que presentó el país, para luego resumirbrevemente un ensayo sobre el tema que escribí en 1994 y que fue publicado en

una revista -Innovar— de esta universidad -la ci ta aparece en la bibl iografía-. Elensayo se centra en un a discus ión crí t ica de un l ibro, nu nc a tra du cid o al espa ñol ,que para mí es el más importante que hasta ahora se ha escri to sobre el tema delos orígenes del impe rial i smo n orte am erica no : The New Empire -E l nuevo im perio—,  escri to por un his toriador diplomát ico norteamericano, Wal ter LaFeber, y

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C H I A R I I a B E R G Q U I S I

publicado en 1963. Finalmente, analizo la recepción que tuvo el libro de LaFeber,particularmente entre los historiadores sociales de izquierda en los Estados Uni

dos .  Esta parte del artículo resalta la importancia que tiene la separación de Panamá en el inicio del imperialismo norteamericano y sugiere cómo, a través delsiglo XX, el imperialismo va socavando las posibilidades democráticas del país.Concluyo sosteniendo que el efecto antidemocrático más insidioso del imperial ismo norteamericano puede haber ocurr ido en e l p lano del entendimiento h istórico de los estad oun idens es. Por eso, la historia escrita sobre el im peria lism o enlos países objeto del imperialismo, como ha ocurrido a lo largo de este ciclo deconferencias sobre la separación de Panamá, puede ser aún más importante de loque generalmente se considera, sobre todo para los ciudadanos e historiadores

estadounidenses .

I

Como se sabe, las colonias inglesas de Norteamérica empezaron a expandirse aexpensas de los indígenas desde el momento en que los ingleses pisaron tierraamericana, y después de ganar la independencia de Inglaterra la nueva repúblicade los Estados Unidos cont inuó su expansión hacia e l oes te . Logró comprarLo uisia na d e Francia en 1803 desp ués de que la exitosa revo lució n de los esclavos

en Haití destrozara las pretensiones imperiales de Napoleón en el Nuevo Mundo;ese solo acto dobló el territorio del país. Luego despojó a México de casi la mitadde su territorio después de la guerra entre 1846 y 1848, para finalmente completar su marcha al Pacífico a expensas de los proyectos territoriales británicos yrusos, y en 1868 com pró Alaska a este últ im o pa ís. Esa era la situación cu an do en1898 Estados Unid os in terv ino en la lucha por la independ encia en Cub a declarando la guerra contra España. Como consecuencia de esa guerra Estados Unidos c onq uistó p osesiones im po rtan tes de ultra m ar, entre ellas las islas pob lada s eimportantes de Cuba y las Filipinas. El control de estas islas fue visto como clave

par a la defensa de un futuro canal sobre el Istm o cen troa m eric ano y com o ayudapara asegurar el dominio sobre las rutas marítimas que, una vez construido elcanal, acorta rían dra m átic am en te la distancia en tre los centros industriales y agrícolas del entonces principal país industrializado del mundo, y los recursos naturales y los consumidores de los países no industrializados de la costa Pacífica deAm érica L atina y Asia, en especial la China - d o n d e residía un a c uarta p arte de lah u m a n i d a d - .

Hay ciertos hilos comunes que caracterizan toda esa historia de expansióndesd e la época c olonial h asta el fin del siglo XIX: la nat ura lez a y ev en tua lm en te el

d in am ism o de la econ om ía norteam erican a, el crecimiento dem ográf ico del paísgracias en parte a la inmigración europea, y la creencia en su superioridad religiosa, cultural y racial , compartida por la mayoría de norteamericanos -la certidumbre de que pr imero e l cont inente y luego e l mundo entero se benef ic iar íande la expansión y dom inio del ho m bre pro tes tante anglo -sajón- .

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PANAMÁ Y TOS ORÍGENES SOCIALES DEL IMPERIAI ISMO NORTEAMERICANO

Dentro de toda esta historia de expansión, sin embargo, tanto los contemporáneos como los historiadores que escriben después, reconocen que la guerra

con España en 1898 ma rca u na n ueva etapa, una época dist inta. Todos, sin dist inciones ideológicas ni políticas, reconocen que 1898 inicia una época imperialistaen la polí t ica exterior del país -la palabra se usa l ibremente entre los contemporáneo s y aú n hoy tod os los textos colegiales y universi tarios n om b ra n el per íod oinmediatamente después de 1898 por ese nombre, imperial i s ta- . Resul ta , s inem barg o, qu e para la mayo ría de estos historiado res el pe ríod o reco noc ido com oimperial ista fue corto. Ya para los t iempos de la Primera Guerra Mundial -y deahí en adelante- la palabra imperial ista, usada para describir la polí t ica exteriordel país, prá ct icam ente d esaparece del léxico de los ciud ada nos no rtea m eric ano s,

y los textos sobre la historia del país no vuelven a hablar de ello.

II

Empezando los años sesenta, sin embargo, nace una importante escuela de historia diplom ática en los Estados U nidos , cono cida com o la Escuela Wiscon sin, queinsiste en la vocación ex pansio nista e impe rial de los Estados U nido s. El historiador más destacado de esta escuela, inicialmente radicado en la Universidad deWisconsin, es Walter LaFeber, actualmente el decano de los historiadores diplomát icos no rteam erican os. En su primer y más im po rtan te l ibro, The New Empire,pub licado en 1963, dem ues tra qu e la gue rra de 1898 marca el inicio de lo quel lama un "nuevo imperio" norteamericano, un imperio dis t into a los imperiosant iguos clásicos com o el rom an o, dis tinto a los imperios c onte m porá neo s m an tenidos por las viejas potencias europeas -como Francia y Gran Bretaña-, y dist into también a los imperios que aspiran tener las nuevas potencias europeas yasiáticas, Alem ania y Japó n.

Este "nuevo imperio," según LaFeber, no consiste en la expansión e incorporación de terri torios nuevos como habían hecho los imperial istas clásicos y el

mismo Estados Unidos en su expansión a t ravés del continente durante el sigloXIX. Cons iste, en ca mb io, en el con trol pol í t ico informa l no de colonias sino denaciones independientes controladas a base del poderío económico y mil i tar. Esesta dase de imperio norteamericano el que van a conocer primero los paíseslat ino am erica nos despu és de 1898, y que con el correr del siglo XX va in co rpo rando progresivamente más y más partes del mundo. Es un imperio mantenidopo r el l ibre com ercio, el po de río eco nóm ico y financiero y, cu an do es necesario,po r el enfr entam iento mil i tar; es un im per io que debe ser espec ialmente familiara todos nosotros hoy, dadas las dramáticas iniciat ivas norteamericanas de fo

mentar el l ibre comercio y las reformas neoliberales en Latinoamérica y en elmundo, y la proyección de su poderío mil i tar alrededor del globo después de losataques del 11 de septiembre de 2001.

D en tro de este m arc o lo que m ás disting ue el l ibro de LaFeber es su énfasisen los orígenes sociales de este nuevo imperio, pues muestra cómo el temor a la

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CHARLES BERGQUIST

movilización de las clases populares en los Estados Unidos a través del últimocuarto del siglo XIX, impulsa a la clase dirigente a la expansión de ultramar en

1898. Su examen minucioso de la mentalidad de los hombres de negocios, lospolíticos y los intelectuales -incluyen do al historiador más famoso de los EstadosUnido s, Frederick Jackson Tu rner - establece sin titubeos que la motivación fundam enta l de esa clase dirigente fue el tem or a la movilización dem ocrática de lostrabajadores urbanos y rurales, el temor a que estas fuerzas democráticas cambiaran de manera fundamental el sistema económico, social y político del país,acabando con su dom inio social y su hegemonía cu ltural.

Es cierto que en el libro de LaFeber la dase trabajadora no aparece d irectame nte; como historiador diplomático, no se concentra en los trabajadores ni en

sus organizaciones laborales y políticas. Tampoco enfoca las nuevas formas delcapitalismo de la época -los trusts, por ejemplo- ni las nuevas y revolucionariasformas de organizar el proceso de trabajo conocidas en la historia laboral comoel taylorismo. Estas nuevas formas del capitalismo son respuestas a las organizaciones, ideas y tácticas cada vez más eficaces de los trabajadores industriales enlas últim as décadas del siglo. Pero LaFeber sí muestra en su libro la evolución deun a gran crisis económica y social que parte de la gran d epresión del siglo XIX-q ue empieza en  1873- y se torna muy d ramática du rante la severa depresión de1893 a 1897. Estos 25 años de crisis económica periódica, deflación general y

movilización social radical, desemboca a mediados de los años noventa en unaserie de huelgas nacionales de mineros y ferroviarios que paralizan sectores vitales de la econom ía nacional.

Ahora bien, en el contexto del surgimiento de un tercer partido, el Populista, con base electoral entre los trabajadores rurales del sur y del oeste, y queamenaza la hegemonía de los dos partidos tradicionales, el Dem ócrata y el Republicano, se cristaliza en las men tes de los líderes de la clase dirigente un consensosobre la necesidad de la expansión hacia el exterior para conq uistar nuevos mercados y de esta m anera resolver la crisis económ ica y social - n o piensan nun ca en

la otra solución, una redis tribución del ingreso nacional para estimular el consum o - .  Estos mercados no iban a encontrarse en Europa, donde la competenciacon otros países industrializados era dura , sino en América Latina y en Asia, sobre to do en la China con sus millones de potenciales consum idores. He aquí laimportancia del futuro canal sobre el Istmo am ericano ; el canal iba a ser fundamenta l para esta estrategia comercial y para conseguirlo y defenderlo eran vitaleslas islas ganadas de España en 1898.

Esta es en breve la tesis del libro de LaFeber, que rompe completamentecon la historiografía vigente norteamericana sobre la guerra de 1898. Antes deeste libro la explicación de la guerra de 1898 insistía en que ésta fue un accidenteque hu biera podido evitarse de no haber sido por la temeridad y falta de liderazgodel presidente norteamericano William McKinley, quien dejó a la opinión pública, enardecida por una prensa amarilla irresponsable, llevar al país a la guerra. Es

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PANAMÁ Y LOS ORÍGENES SOCIALES DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO

decir que, según la historiografía tradicional, la culpa de la guerra que inicia lafase imperialista del país la tiene el pueblo norteamericano y no sus dirigentes.

Para colmo, esta explicación tradicional enfatizaba además que los hombres denegocios norteam ericanos se opusieron a la guerra, una posición desarrollada enel influyente libro Los expansionistas de 1898, del his toriador Julius W Pra tt.

LaFeber revela que todo esto es una big  lie, una gran men tira. Dem uestra,como hemos visto, que la guerra de 1898 es la expresión política y diplomática dela industrialización del país y del ahondam iento de un a crisis económ ica y socialcoligada a esta industria lización. M uestra que McKinley, lejos de ser débil, trab ajaba estrechamente con la nueva e influyente Asociación Nacional de Manufactureros, y que además, en vísperas de la guerra, representantes de algunas de las

corporaciones más importantes apoyaron la decisión de movilizarse, en partepor razones estratégicas y comerciales y en parte po rque tem ían que la constanteincertidumbre sobre una guerra pudiera sofocar la incipiente recuperación económ ica del país después de cuatro años de depresión. Otros estudios, particularmente los de Philip Foner, muestran que también oficiales del gobierno norteamericano temían a la radicalización de la guerra en Cuba. Les asustaba el gradode destrucción y las expropiaciones que tuvieron lugar, y veían con malos ojosque el liderazgo de las fuerzas independentistas iba quedándose más y más enmanos de gente de color. Pensaban que estas tendencias podían resultar en una

nación independiente con un gobierno no favorable a los intereses de los propietarios en Cuba, ni a los intereses estratégicos de los Estados U nidos en general.El libro de LaFeber nos enseña además a apreciar la centralidad del "futu

ro" canal po r el istmo de las Am éricas en la visión de esa clase dirigente , y por lotan to la importancia de futuras bases militares en Cuba, Puerto Rico y las Filipinas pa ra proteger el canal. Además de acortar la distancia para el comercio entrela parte este y medio-oeste de los Estados Unidos -sede de la mayor parte de suindustria y de su agricultura de exportación- y la costa pacífica de Sur yCentroamérica -y la costa pacífica norteamericana misma- y además, por su

puesto, de acortar dramáticamente la distancia entre los Estados Unidos y losmercados de Asia, el canal también facilitaría el desarrollo de la armada navalnor team ericana, evitando la necesidad de constru ir y mantener dos flotas, una enel Atlántico y o tra en el Pacífico. Apenas cinco años después de terminar la guerracon España, los Estados Unidos habían resuelto exactamente dónde construiríanel canal y en qué con didones; y apoyaron la separación de la provincia de Panamá de Colombia para lograr sus fines, y un poco más de diez años después, elcanal por Panamá sería una realidad. Estas transacciones son ilustradas en lascaricaturas racistas de la época reproducidas a continuación.

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(MIARLES BERGQUIST

Mr.M-

They Would Like to Get In("The islands of San Andrés and Providence want to join thePanamá republic." -News item)Imagen 1. Tomado de W. L. Evans, Cleveland Leader, ca. 1904

- San Andrés : Recuérdame, Panamá.- Providencia: A mí también, Panamá.

10 millones de dólares para derechos del canal

Comentario: El los también quieren entrar a formar parte de la nueva Repúbl ica

de Panam á (según recientes ar tículos de prensa) .

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P A N A M Á Y L O S O R Í G E N E S S O C I A L E S D E L IM P E R I A L I S M O N O R T E A M E R I C A N O

The Philippines: "What yer got?"

Cuba: "Pie."The Philippines: "Where'd yer git it?"Cuba: "Mah Únele Sam gin it to m e; any maybe ef you was halfway decent he ' gin you some".Imagen 2. Tomada de R. C. Bowman. Minneapolis Tribune, 1901.

- Filipinas: ¿Qué tienes?- Cuba: Torta.

- Filipinas: ¿Dónde la conseguiste?- Cuba: Mi tío Sam me la dio y tal vez si tú te portas de manera medio decente teda una también.

Finalmente, LaFeber ayuda a interpretar el debate en los Estados Unidosdespués de la guerra de 1898 entre los llamados "imperialistas", quienes p roponían ocupar como colonias tradicionales las nuevas tierras ganadas en la guerra,y los llamados "antimperialistas", quienes se oponía n a esta idea. Am bos bandos ,demuestra LaFeber, perseguían la misma meta: usar los nuevos territorios paraaumentar el comercio exterior de los Estados Unidos. Pero los antimperialistastemían que la incorporación de territorios densam ente poblados con gente atrasada de otra cultura y color fuera una amenaza para las instituciones dem ocrá ticas nacionales. No querían senadores de color de estos territorios legislando undía sobre los intereses de las mayorías blancas del país. Al fin  hubo un compromi-

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CHARLES BERGQUIST

so entre los dos bandos en la cuestión de Cuba, que quedó como protectorado,pero para el caso de las Filipinas, donde la ocupación norteamericana encontró

una resistencia armada fuerte, tuvieron que ser sometidas como colonia.

Imagen 3. El gráfico, dibujado por J. Campbell Tory, fue publicado en elperiódico The New York Bee el 28 de mayo de 1898. El presidente WilliamMcKinley contempla cómo tratar a las nuevas dependencias ad quiridasen la guerra con España. Frente a él aparecen las figuras represe ntand oa Cuba , las Filipinas y, de pie , Puerto Rico. En la caja de jabón se lee lapregunta "¿Lo has probad o?"

A la larga, sin em bargo, la posición de los "antimperialistas" predom inó.Dado su poderío económico después de 1898 -ya era la primera nación industrial en el m un do -, el país optó por un "nuevo imperio" y a través del siglo XXpudo aprovechar este sistema -que entre sus muchas ventajas liberaba a la metrópoli de los costos de la administración directa de sus dependenc ias- para aumenta r su influencia en los países que lograron independizarse de sus viejos am oscoloniales europeos.

III

A pesar de estos aportes tan importantes a una interpretación más acertada y másdemocrática de los orígenes del imperialismo norteamericano, LaFeber deja delado en su libro un comentario sobre las futuras implicaciones del nuevo imperialismo para el país. Esto se debe en parte , creo, al ambiente de guerra fría y de

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PANAMÁ Y LOS ORÍGENES SOCIALES DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO

macartismo en que escribió el libro. En el prefacio de una nueva edición de sulibro, que salió en 1998 marcan do el centenario de la guerra de  1898, y a 35 años

de la publicación de su prim era edición, LaFeber alude a esta circunstancia. Describe el temor que sintió cuando, asumiendo su posición como profesor principiante en la Universidad de Cornell, se encontró una noche en un banquete sentado al lado de un abogado socio de una de las firmas más importantes del país.El abogado era también director de la junta de gobernadores de la universidad,cuerpo en que reposa la máxima autoridad de esa institución. Cuando el abogado le preg untó sobre qué trabajaba, LaFeber confiesa que tuvo una visión de unacarrera muy corta en Cornell; lo que no cuenta, pero sabe de sobra porque después escribió un libro célebre -Inevitable Revolutions- sobre el rol histórico de

los Estados Unidos en precipitar la crisis centroamericana en los años 1970 y1980, es que la firma que dirigía el abogado es la misma en que fue socio JohnFoster Dulles, quien redactaba los contratos entre la United Fruit y los dictadoresguatemaltecos en los años treinta y que después de la Segunda Guerra Mundial,fuera uno de los arquitectos principales de la guerra fría. Como secretario deEstado en 1954 Dulles dirigió, junto con su hermano Alien, jefe de la CIA, laintervención que tumbó el gobierno democrático de Guatemala e instdó en elpoder al régimen contrarrevolucionario militar.

En su prefacio de 1998, LaFeber cuenta, sin embargo, que supo manejar la

conversación con el abogado y que no le fue md; sin embargo, la anécdota sirvepara recordarnos el clima intelectud y político represivo en que escribió y publicósu libro. Dado este contexto, es redm ente impresionante el alcance y vdor de lainterpretación del imperialismo norteam ericano que logra avanzar en el libro, y elno insistir demasiado en el legado antidemocrático del impe ridism o seguramenteexplica en pa rte el éxito que ha obtenido a lo largo de su carrera académica.

Es difícil, en cambio, entender la incapacidad de los historiadores socialesy laborales norteamericanos, radicales unos, marxistas otros, que escriben después de LaFeber en un ambiente intelectud y político mucho más pluralista y

democrático, de tomar en cuenta el imperialismo en sus estudios. No integrancabalmente la tesis de LaFeber en sus estudios y no analizan el impacto del imperialismo después de 1898 en la historia social y laboral del país. En el artículopublicado en Innovar, y de manera más extensa en un libro que publiqué en Londres en 1996, traté de en tender este fenómeno. En buena parte la naturaleza delproblem a se expresa muy bien en una carta que me escribió el más destacado delos historiadores y quien m ás ha trabajado el movimiento obrero norteamericano del siglo XX, David Brody, dos de cuyos más impor tantes libros se citan en labibliografía. Me permito leerles una parte extensa de esta carta porque ofrece un

vistazo, por supuesto muy raro, de la mentalidad de uno de los mejores historiadores laborales norteamericanos. Brody está comentando sobre un ensayo queescribí en inglés similar al artículo que publiqué aquí en Colombia en 1994,

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i CHARLES BERGQUIST

Apreciado Charles:Le agradezco el envío de su ensayo que acabo de leer con mucho interés. Es una

crítica estimulante de LaFeber et al , como todo lo que hace para sacarnos de nuestroparroq uianism o nacional y hacernos ver lo que hacemos desde otra perspectiva.Creo,  sin embargo, que su crítica de los historiadores sociales y laborales comoMontgomery y Goodwyn, etc. -véan se las páginas 83 y 84 de mi artículo en españ o l- tiene una respuesta obvia. Me parece que todos nosotro s creemos que LaFebertiene razón y que las movilizaciones agrarias y laborales la década de 1890 sí precipitaron el expansionismo ansioso que conduce a la guerra de 1898 con España.Tal vez LaFeber no enfatiza esto lo suficiente, pero sí lo dice y ofrece suficienteevidencia de esta posición para convencernos. Para el texto universitario que aca

bam os de publica r junto a otros autores, America's History [este texto, que se citaen la bibliografía, es muy usado en las universidades norteamericanas; ya está ensu quinta edición], volví a leer el libro de LaFeber y adopté su argumento en elcapítulo sobre el imperialismo, pero como ocurre en todos los otros textos queusted cita -véanse las páginas 82 y 83 del artículo en Inno var- n o digo nada sobreimperialismo en el capítulo que escribí sobre el mo vimien to obrero. El problemapara los historiadores laborales, no im porta su ideología -salvo , por supuesto, losmarxistas-leninistas no reconstruidos como Philip Foner-, es que la influenciaparece operar en una sola dirección: la lucha de clases tal vez conduce al im perialismo, pero n o vemos cóm o el imperialismo afecta a su turn o la lucha de clases. Enconsecuencia, los orígenes sociales del imperialismo norteamericano se convierten en una especie de nota de pie de página para noso tros. Claro que al lado suyo,en Latinoamérica, el impacto del imperialismo nortea mericano es claro y no consiste en una nota de pie de página. Ahora bien, esta omisión de parte nuestrapuede indicar una conciencia falsa, aunque yo no admitiría esto hasta que se demuestre cómo y en qué grado el imperialismo norteamericano sí tenía una influencia significativa sobre la historia laboral de esta época. Y esto, a su vez, tieneque ver con uno de los problemas con que LaFeber tiene que lidiar. El hecho quelos expansionistas creían que los mercados de u ltram ar eran vitales para la estabi

lidad social en los Estados Unidos no quiere decir que esto era objetivamente laverdad y LaFeber tiene que admitir esto. Su estud io se basa en las percepciones delas élites y sus consecuencias. La vaguedad de las realidades subyacentes explica engran parte, creo, el silencio de los historiadores no rteame ricanos sobre el imp erialismo. Si nosotros no vemos su impacto, ¿cómo podemos escribir sobre ello? Yono creo que es suficiente criticarnos por ignorar el imperialismo o, más precisamen te, por segregado de la historia laboral. Hay que mo strarn os po r qué esto nosirve. De todos mo dos, Ud. apreciará cómo su ensayo me m ovió los huesos...

Con este comentario revelador, Brody acepta el argumento que venía haciendo e n mi ensayo sobre los orígenes sociales del imp erialism o nort eam erica no -d e hecho lo hace suy o- , pero al mis mo t ie mp o descar ta su imp ortancia porque no explica cómo el imperialismo afecta al movimiento obrero. Se podría

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PANAMÁ Y LOS ORÍGENES SOCIALES DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO |

escribir mu ch o sob re cóm o el com entario de Brody revela la hege mo nía del pensam ient o l iberal en la historiografía n orte am eric ana . Su carta dem uestr a cu an difí

cil es para los historiadores, aun entre los que muestran simpatías hacia la izquierda como Brody, reconocer que el progresivo declive de la democracia y delim pulso reformista en el m ov im ien to obrero y en el país entero du ran te las décadas siguientes, t iene sus raíces en el imp erialism o. Creo qu e para desocultar tod oesto,  y comprender las implicaciones de la actitud de historiadores como Brody,todavía falta mucho; para iniciar una discusión anoto los siguientes puntos: enprimer lugar, suponiendo, como lo hace Brody, que el imperialismo no tuvieraningún efecto sobre el movimiento laboral y social doméstico, me parece irresponsable no reconocer el rol que ese movimiento jugó en llevar a la clase dirigen

te al consens o sobre la necesidad de la expansión para conservar su posició n privilegiada en el país. Digo esto porque, como admite Brody, esta interpretacióncon cuerd a con su propia visión de la verdad h istórica y no contarla a sus lectoresequivale a pro m ov er u na falsedad.

En segundo lugar, me parece fundamental reconocer el papel del movimiento obrero en impulsar el imperialismo porque envuelve una ironía clavepara entender la siguiente historia del país; y dado el rol importante que juegaEstados Unid os en el m u n do después de 1898, esta ironía tam bié n afecta la histo ria universal. Resulta qu e la mis m a lucha dem ocrátic a de ntr o del país va a resul

tar en el lanzamiento de una fuerza netamente antidemocrática hacia el exterior,un a fuerza que , a través del siglo XX, las m ás de las veces, va a confr onta r y deb ili tar las fuerzas dem ocrátic as ta nto en el m un do com o en el inter ior de los Estados Unidos. Entender los términos de esta gran ironía me parece fundamental,pues s in es ta comprensión los nor teamericanos no pueden conocerse a s í mism os ni pu ed en e nten der cabalm ente la natura leza del sistema social en que viven.

Para com pre nd er esta ironía hay que m ost rar la falsedad de la idea de queel imperialismo no afectó en nada al movimiento obrero después de 1898, puesen realidad esa influencia fue grande y a la larga socavó la vocación democrática

del país. La influencia del imperialismo sobre el movimiento obrero parte delefecto económico que tuvo la victoria en la guerra con España en 1898 y la separación de Panam á de Colom bia c inco años después . Am bos acon tedm iento s convencieron a la clase dirigente de que el futuro económico del país iba a ser brillante; la victoria rápida en la guerra, y las nuevas posesiones territoriales adquiridas con ella, convencieron a la élite de que el canal que tanto añoraban paraexpandir el comercio y el poderío militar del país ya no era un sueño sino unarealidad alcanzable. El optimismo que resultó, capturado en la descripción de laguerra que se hizo pop ula r en los Estados Un idos - a splendid little war (una guerrita

es pl én di da )- hizo que los capitalistas se to rn ara n, en la frase célebre de Wall Street,bullish on Am erica (crecientes en Am érica ). Su op tim ism o im puls ó un a époc a deinversiones de capital en la economía nadond y en el exterior de gran escala -elCanal de Panamá en sí era la obra de ingeniería más grande, más costosa y más

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CHARLES BERGQUIST

impresionan te hasta entonces vista en el m undo-. El crecimiento económ ico espectacular que resultó de estas inversiones d uró décadas e hizo olvidar los tiem

pos difíciles de los 25 años que precedieron a la guerra . Véase la Tabla 1.

Tabla 1Inversiones directas estadounidenses en el exterior, 1919 y 1929

en millones de dólaresFuente: Tomado de WiUdns, 1974: 55.

EuropaCanadá y TerranovaMéxicoCu ba y las AntillasCentroamér icaSuraméricaOtros

Total

Total LatinoaméricaPartes de Latinoamérica

1919

694814644567112665259

3765

198852.8%

1929

1340165070910262511720725

7428

370649.9%

Este período de expansión interna y externa de la economía norteam ericana afectó de muchas maneras al movimiento obrero n orteam ericano. Al principio la mayoría de los sindicatos expresaron su oposición al imperialismo, perouna vez entendieron que se trataba de un nuevo imperio -e s decir que no iba aresultar en la adquisición de nuevas tierras con personas dispuestas a trabajar por

menos de lo que ya ganaban los trabajadores nor team ericanos, pero que sí resultaría en nuevos mercados para la producción no rteam erica na- la mayoría de lossindicatos dejaron de oponerse a la política exterior del gobierno. Pero, por otrolado, la expansión tremenda de la prod ucción inte rna de estos años estimuló unainm igración masiva de trabajadores a los centros industriales, muchos de ellos depaíses poco desarrollados del sur y del este de Europa. Las divisiones cu lturales yreligiosas de la clase obrera norteamericana, fomentadas por esta inmigración,son temas predilectos de los historiadores laborales norteamericanos para explicar la debilidad progresiva del movimiento obrero del país. También lo son las

consecuencias de la otra m igración paralela a la internac ional, la de trabajadoresempobrecidos del sur de la nación donde el legado de la esclavitud había retardado el desarrollo, y don de las tensiones raciales entre blancos y negros militabanen co ntra de una so lidaridad. La llegada de estos trabajadores al no rte industrial

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PANAMÁ Y LOS ORÍGENES SOCIALES DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO

también debilitaba la organización sindical. El mism o efecto cultural y racial tuvouna tercera fuente migratoria proveniente de México.

Los historiadores labordes norteamericanos no sólo no reconocen los vínculos entre el racismo, la inmigración y la expansión extraordinaria de la econom ía-precipitada p or el optimismo y las inversiones generadas por la guerra de 1898-;tampoco reconocen los vínculos entre el racismo doméstico, que tanto critican, ylas percepciones norteamericanas de la gente de color en los países de ultramardonde Estados Unidos iba expandiendo su influencia e invirtiendo su capitd . Estosvínculos se sugieren en las caricaturas políticas editoriales de la época, fenómenoestudiado por el historiador latinoamericanista, el norteam ericano John Johnson.He reproduc ido algunas de ellas que tratan los asuntos discutidos aquí -l a guerrade 1898 y la separación de Panamá de las imágenes 3 y 1 respectivam ente- paramostrar este vínculo entre el racismo, que va socavando la vocación democráticainterna del país, y el racismo como base cen trd del imperialismo en el exterior. Losactores latinoam ericanos aparecen en estas caricaturas con el vestuario y el hablarexagerado de los niños negros empobrecidos ru rd es del sur de los Estados Unidos.Revelan que para sus redactores y sus consumidores blancos en el norte y el oestedel país, latinoam ericanos, filipinos y negros sureños norteamericanos constituyenun mismo problema: son niños retardados y primitivos necesitados de higiene,cultura, disciplina y desarrollo. -He traducido al español las conversaciones de lagente de color en estas caricaturas. Sin embargo, su significado completo se encuentra en el dialecto estereotipado de los negros del sur de los Estados Unidos-.

Los años siguientes a la guerra con España fueron de mucha prosperidadeconómica para los Estados Unidos. En el período comprendido entre 1898 y1929 la econom ía del país creció en un porcentaje anual de 3.7 -u n a tasa de crecimiento impresionante, sobre todo teniendo en cuenta el nivel de inversión decapital en el exterior, especidm ente en La tinoam érica-. D urante los primeros 11años después de la guerra de 1898 el crecimien to económ ico anual prom edio fuede aproxim adamente ¡5.2 por ciento El capitalismo funcionaba tan bien en esaépoca que los que criticaban el sistema -sobre todo los socialistas y los anarquistasdel movimiento obrero- eran considerados por muchos, dentro del movimientoobrero y sobre todo fuera de él, como locos, gente que quería matar la gallina queponía los huevos de oro. Los disidentes eran considerados por muchos como"no-am ericano s" -un -am eri can-, y sus esfuerzos por organizar sindicatos y ganar mejores condiciones laborales por medio de la huelga fueron mal vistos porla mayoría de los ciudadanos, y reprimidos sin piedad por los patro nos y el gobierno mismo. La represión fue especialmente marcada y eficaz después de la

Revolución Rusa, y durante la década de los años veinte centenares de líderessindicales radicales fueron expulsados del país anualm ente .Esto sólo empezó a cambiar después de 1929 cuando ese gran período de

expansión de la economía norteamericana cesó y la Gran Depresión de ese siglohizo que mu chos volvieran a cuestionar a los capitalistas y su sistema. Entonces

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PANAMÁ Y EOS ORÍGENES SOCIALES DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO

Pero con el corre r del siglo XX las cosas resu ltaro n u n po co má s com plicadas .  En Colombia, en parte por el choque de la pérdida de Panamá, se resuelven

las diferencias entre su clase dirigente, y po r lo men os du ran te la prim era mita ddel siglo m antie ne la paz y el país experim enta un desarrol lo capital ista imp resio nante gradas al crecimiento de su economía cafetera, est imulada en parte por elcanal construido en Panamá. Panamá, por su parte, sufre fundamentales cambios económicos, demográficos, socides y polít icos -u n o s m ás posit ivos que o tr os -gracias a la construcción y operación del canal. Pero a lo largo del siglo lograhacerse más independiente de la tutela norteamericana, posesionarse del canal yexpulsar las bases mil i tares norteamericanas -la invasión brutal de los EstadosUnidos en 1989 det iene este proceso pero no lo anula-.

La suerte de los Estados Un idos d ur an te las prim era s d écadas del siglo XXse ha discutido en algún detalle en esta charla, sobre todo en términos del crecimiento espectacular de su economía y el decl ive en el poder de su movimientoobrero. Estas dos tendencias se relacionan entre sí y se explican en parte por elimp erial ism o; sin emb argo , es en los estudios de estos fenóm eno s hecho s por loshistoriado res n orte am eric ano s, incluso los de izquierda, que se vislum bra el efecto ant idem ocrá t ico más insidioso del imperial ism o en el país: el negar o ig nora rcómo el imperial ismo impacta la historia interna nacional . A pesar de todos loslogros concep tuales y metodo lógicos de los historiadore s sociales y laborales del

país -lo gr os q ue no he destacad o en esta charla, per o que reco nozco e n el art ículodistrib uido a uste des -, el los desc artan el im pac to del imp erial ism o y esto los con duce,  como he intentado most rar , a dis torsionar de manera fundamental la historia que escriben. En otras palabras, una de las bajas internas más graves delimperial ismo en el país ha sido el conocimiento mismo, el conocimiento de símismo.

Marx entendía que los oprimidos ven las cosas más claramente que susopresores. No porque son más intel igentes o porque son superiores moral oét icam ente, sino po rqu e es de su interés en tend er b ien el sistema social en que se

encuentran. En cambio sus opresores, para sentirse bien con el los mismos, t ienden a mistificar la opresión que practican y, lo que es peor, a engañarse sobre lanaturaleza del sistema social en que viven. En este sentido, vital para un futuromás democrát ico, creo que las consecuencias de la separación de Panamá hansido más posit ivas para los colombiano s y los panam eño s que para los norte am ericanos. En un mundo más equi tat ivo y democrát ico, los la t inoamericanos quese dedican a la historia tendrían mejores oportunidades y recursos para invest igar no sólo su propia historia sino la historia norteamericana, y tendrían mayores oportunidades de enseñar a los his toriadores norteamericanos a apreciar lo

que no quieren ver en su propia historia. Tarde o temprano l legaremos al lá.

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ClIARI  T S B E R G Q U I S I

BI BL I O G RA F Í A

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El Istmo de Panamá en la geopolítica

de los Estados U nido s a com ienzosdel siglo XX: canal y d om ina ció n

Patricia Pizzurno

ESTADOS UN ID OS : EL SURGIMIENTO DEL IMPERIO Y LA NECESIDAD DE UN CANAL

Entre finales del siglo XIX y comienzos de la pasada centuria, una serie de facto

res tanto externos como internos coincidieron para que Estados Unidos se convirt iera en una potencia imperial ista. En primer lugar, debemos tener en cuentaque, desde la sexta décad a del siglo XIX, surgió e n el con texto in terna cion al unnue vo brote de impe rial ism o p or parte de las poten cias euro pea s en África y A sia,a cuya cabeza estaban la Gra n Bretaña, Francia, Alem ania, Rusia e Ital ia; en tan toque en Asia el Japón tam bié n en tró en la repa rt ición de los despojos coloniales enel Lejano O riente , luego de derr ota r a la Ch ina en 1895. El objetivo fun dam enta lde estas naciones era el abastecimiento de nuevos mercados con sus productosma nufa cturad os y la obtención de materias primas . Esta expansión capitali s ta

estuvo acom pañ ada de la adquisición de terr i tor ios invocand o necesidades est ratégico-mil i tares y hasta humanitarias en virtud de la misión civi l izadora y la denominada "carga de l hombre b lanco" a t ravés de l Des t ino Mani f i es to y de ldarwinismo social . Además, las potencias imperial istas ejercieron el dominiopolí t ico de los Estados sometidos por medio de gobiernos t í teres. Por supuesto,las rival idades entre estas poten cias ta m bié n estuviero n a la orden del día, po r locual fue necesario delimitar las esferas de influencia.

En el ámbito interno, cabe recordar que el extraordinario desarrol lo agrícola e indu strial alcanza do po r los Estados Unid os d ur an te la Gu erra Civil —1861-1 8 6 5 -  que, desde entonces, mantuvo un nivel de producción sostenido, se reflejóen el aumento sustancial del comercio exterior. Para tener una idea aproximadavale la pen a m en cio na r q ue m ien tras en 1865 éste fue de 404 mil lones de dó lares,para 1890 alcanzó la cifra de 1.635 millones. Pero lo interesante es que las exportaciones de ar t ículos manufacturados fueron proporcionalmente mayores que

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I PATRICIA PIZZURNO

las de los prod uc tos agrícolas, lo que provo có que casi todo s los presiden tes, práct ica m en te sin excepciones, desde Ulyses Gr ant hasta Will iam M e Kinley, se pre

oc up ara n por ad optar m edidas tendientes a la conquista de nuevos merca dos enel ám bi to mu ndia l con el prop ósi to de increm entar o , a l me nos , ma nten er el r it mo de producc ión .

Otr os factores que influyeron p ara que Estados Un idos en trar a en la carrera imperialista fueron la finalización de la conquista del Oeste, que actuó comoun acicate para el expansionismo en ul tramar, así como la depresión económicaqu e aqu ejó a la nación en la octava décad a de la pasada ce nturia, que a rrojó excedentes de producción y l levó a prestar atención a los mercados del Pacífico y deAmérica Latina.

Tam bién existía un im po rtan te m ovim iento ideológico que preconizaba elex pan sion ism o y el imp erial is mo de los Estados Un idos. Polí ticos, mil i tares, intel ec tua les y has t a re l ig iosos esgr imieron argumentos o enunciaron nuevoslineamientos para establecer las directrices de la política exterior de la nación. Eneste sent ido se destacaro n el alm irante Alfred T hayer M ah an , los senad ores H enr yCa bo t L odge y Albert Beveridge, así com o los secretarios d e Estado James G. Blainey Richard Olney, el historiador John Fiske, el ministro congregacionista JosiahStrong y el propio Theodore Roosevelt .

Mahan, en su conocida obra La influencia  del pode r m arítimo en la H istoria

1660-1783,  publicada en 1890, afirmó que Estados Unidos necesitaba una granmarina para proteger su comercio al que consideraba un elemento decisivo para eldesarrol lo imperial . En su opin ión, exist ía una ma rcada and og ía en m uch os aspectos entre el m ar C aribe y el m ar M edite rrán eo y dicha similitud sería aún má s estrecha cuando el cand se inaugurara. Mahan abogó para que su nación asumiera elcontrol absoluto sobre el proyectado cand que transformaría el mar Caribe en la"gran vía del mu ndo", así com o para q ue do m inar a estratégicamente las rutas ma rítimas que accedían d Istmo y el territorio adyacente a la vía interoceánica. Elcanal representaba además un impulso para poblar con europeos la deshabitada

costa Oeste de Estados Un idos . Estas ideas eran aco rdes con el auge qu e había recibido la tecnología naval en los Estados Unidos desde la década de los ochenta. Lainfluencia de las ideas de Ma ha n se dejó sentir con fuerza hasta la Prim era Gu erraM u n d id por lo meno s, y cam bió radicalmen te la polí tica defensiva de la nación, dtiempo que le imprimió un nuevo giro a la política exterior.

Por su parte, el historiador John Fiske en su obra Ideas políticas estadounidenses, publicad a en 1885, im bu ida por el dar w inism o social , resal tó la su perio ridad de las inst i tuciones y de los pueblos anglosajones que, a su juicio, estabandest inados "a dominar el Globo". En tanto que el reverendo Strong revivió elcarácter religioso y de predestinación divina del Destino Manifiesto de los Estados Unidos enunciado por James Polk en 1845. Predi jo que la c ivi l izaciónanglosajona im po nd ría sus características en "Méx ico, en las Am éricas C entral ydel Sur, en las islas lejanas y en otros lugares".

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EL ISTMO DE PANAMÁ TN LA GEOPOLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS

A CO M I E N Z O S  D EI . SIGLO  X X : CANAL  Y D O M I N A CI Ó N

Hacia  la octava décad a  del siglo XIX, el secretario  de  Estado James Blainefue otro de los defensores de la Doct r ina Mo nroe y del expans ioni smo de Estados

Unidos. Sus planteam ientos sobre la neut ral idad  del canal que los franceses a del an taban  en Panam á y que él consideraba  que debía gara ntizar  en  forma exclusiva  su  país,  lo  llevaron  a  mantener ásperas discrepancias  con los  gobiernos  de

Bogotá y Londres. Su polémica  con  Lord Grandvil le por la vigencia  del  TratadoClayton-Bulwer y que heredó  su  sucesor Freylinghusen, mantuvo act ivos al De

pa r t am en t o  de Estado y al Foreign Office de 1881 a 1886. Blaine tam bié n es considerado  uno de los  propul sores  del  Panam er i can i sm o  que  buscaba  un  acercamiento  de  Estados Unidos hacia  las  naciones la t inoamericanas,  a  través de la

concertación  de  t ra tados  de  reciprocidad comercial  y el  arreglo pacífico  de las

controversias polí t icas interamericanas. Todo el lo bajo  la  supremacía  de  Washington, acorde con los l ineam ientos de la Do ct r ina M onroe .

A comienzos de m arzo de 1895 el senador H enry Cabot Lodge defendió la

política de neut ral idad y la Doct r ina Monro e como  los dos principios establecidos por estadistas previsores en lo tocante a las relaciones de los Estad os Un idos".M ás aún, afirmó  sin  t i tubeos:

... Desde el Río Grande hasta el océano Ártico debe haber una sola bandera y un

solo país. Ni la raza ni el clima pro hiben esta expansión y cualquier consideración

referente al crecimiento y bienestar nacional así lo exige.

A renglón seguido añadía:

En aras de nuestro comercio y desarrollo más pleno debemos construir el Canalde Nicaragua, y para protegerlo y en bien de nuestra supremacía comercial en el

Pacífico, debem os contro lar las islas Hawaianas y mantener nuestra influencia en

Samoa. Inglaterra ha plagado las Indias Occidentales de potentes plazas, las  cualesson una amenaza permanente para nuestro litoral asiático. Entre estas islas debemos tener por lo menos una estación naval fuerte y cuando se construya el Canal

de Nicaragua, la  isla de  Cuba, todavía escasamente poblada  y de  fertilidad casiilimitada, será para nosotros una necesidad. El comercio sigue a la bandera y de

bemos tener una flota  tan potente como para proteger a los norteamericanos en

cada parte  del globo y tan  poderosa como para defender nuestras costas de la

posibilidad de un  ataque devastador.

Defensores  a  u l t ranza  de la  Doct r ina Monroe resu l t a ron  el  presidenteGrover Cleveland,  su  secretario  de  Estado Richard Olney y el  propio TheodoreRoosevelt quienes a  finales de  1895, a raíz del  conflicto limítrofe entre Venezuela

y la Gran B retaña en la  Guayana, esgrimieron este documento como polí t ica oficial de los Estados Unido s que el resto del  mundo debía acatar.

En su obra El ideario am ericano, pub licada  en oc tubre  de  1897, The odoreRoosevelt insistió en la vigencia de la Doct r ina Monro e como un princ ipio activo

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PATRICIA PIZZURNC

de la polí t ica exterior de la nación. Por lo tanto, Estados Unidos debía impedir" toda usurpación europea en terr i tor io americano". Consideraba, a l igual que

Alfred M ah an , que era imp rescind ible para el fortalecimiento de la nac ión poseeruna gran marina gracias a la cual "probablemente no nos veremos nunca obligados a combat i r para defender la Doct r ina Monroe, pero s i no disponemos detales elementos puede ocurrir que nos sea impuesta la guerra". Soñaba con unapoderosa marina de guerra norteamericana l iderando ambos mares y con uncanal estadounidense en medio.

Dentro de esta línea de pensamiento imperialista, la isla de Cuba, frente alas costas de la Florida, ocupaba un lugar principalísimo en la geopolítica de lanación. Ello explica por qué las guerras de independencia que emprendieron los

patriotas cubanos durante las úl t imas cuatro décadas del siglo XIX no pasarondesapercibidas en Washington. No o bstante , el gobierno estadou nidens e sólo intervino mil i tarmente cuando el confl icto se agudizó y puso en pel igro las cuantiosas inversiones estadounidenses en la "perla de las Antillas". Antes de adoptaresta m ed ida, los presiden tes Cleveland y Me Kinley habían inte nta do inú ti lme ntecom prar le Cuba al gobierno español .

En 1898 el pretexto para la intervención norteamericana en la guerra deindependencia de la isla fue el estallido del acorazado "Maine", estacionado en labahía de La Habana a mediados de febrero. La guerra hispano-cubano-norte-americana que se extendió entre los meses de junio y agosto terminó con lameteórica victoria de Washington y fue el detonante de la desintegración del yacolapsado imperio español . A part i r de entonces Estados Unidos surgió comouna potencia imperial ista, después que le adquirió a Madrid los despojos de suspose siones imperiales en tre las que se con taba n las islas de Puer to Rico, Gu am ylas Fi l ipinas, al t iem po que se ap od eró de C uba. Prec isame nte en esta isla estableció un régimen mil i tar que sólo permit ió que los cubanos asumieran el gobiernocivil en  1901, merced a la imposició n de la En m iend a Plat t. La guerra de m os tró laut i l idad que tendría un atajo marí t imo por Centroamérica, sobre todo a raíz delviaje del barco de guerra Ore gon de San Francisco a Cuba, que de m or ó 67 días enl legar bo rde an do el Cabo de H orn os.

El ingreso de lleno de Cu ba y Puerto Rico en la geopolítica estad oun idens edel Carib e, así co mo la inco rpo ració n de G ua m y las Filipinas en su estrategia delPacífico oriental, estranguló por ambos mares al Istmo centroamericano, transformándolo en el primer desvelo de Washington, habida cuenta de la necesidad decon trolar un canal interoceánico . Esta estrecha franja de tierra desp oblad a, pobre yatra sad a se conv irtió en la clave del equilib rio com ercial, militar y naval de los Estados Unidos, y sobre ella recayó la eno rm e res pons abilidad, a cor to plazo, del futurode sus comu nicac ione s m arítim as y, a largo plazo, del progre so m ism o de la nación .Es evidente que n inguna de las repúblicas cen tro ni sudam ericana s estaba prep arada par a enfrentar este extraordinario reto, y me nos aún Colom bia, embarca da en lamás larga y devastadora guerra civil del siglo XIX. De manera que el más grande

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EL  ISTMO DE PANAMÁ EN LA GEOPOLÍTICA DE EOS ESTADOS UNIDOS |

A COMIENZOS DEL SIGLO XX; CANAL Y DOMINACIÓN

negocio internaciond de su agenda política desde la independencia de España laenc on tró, al desp unta r la nuev a cen turia, atada de pies y m an os, debilitada, desm o

ralizada en lo inte rno , desprestigiada e n el exterior y al bo rde de la b anc arrot a.Entretanto, en Estados Unidos la construcción de un canal que era consi

derado la puerta de entrada al Pacífico, cobraba cada vez más fuerza al comprender que el futuro de la pro du cció n naciona l y las necesidades estratégico-m ilita-res dependían de comunicaciones rápidas y económicas. Sin olvidar, claro está,que el canal representaría un pasillo, un corredor interno que le permitiría unirsus costas con facilidad.

Para entonces, el comercio exterior de la nación era el segundo en volum en en el m un do , inmed iatam ente después del br i tánico , y para nadie era ya un

secreto que la suprem acía, en cu anto a la pro duc ción y al com ercio exterior, dependía fundamentalmente de las comunicaciones. Por esta razón era necesariodisminuir los costos de transporte y reducir las distancias, lo que únicamente selograría con la constru cción de un canal a través de Cen troam érica . La distanciaentre las costas de los Estados U nid os era de 13.400 millas náutic as p or la ruta delEstrecho de Magal lanes y los vapores demoraban aproximadamente 60 días encom ple tar la travesía de Nueva York o Filadelfia hasta S an Francisco, en tan to quelos veleros tardaban el doble de tiempo. El canal ístmico recortaba esta distanciaen m ás del 60% y reducía el t ie m po de la travesía y los costos en la mis m a pro po r

ción. El canal aho rra m ás de 8.000 millas ma rina s de navegación y se tradu ce eneconomía de t iempo, combustible, salarios, etc.Sin embargo, eso no era todo. Gracias al canal, las repúblicas del Pacífico

centro y sudamericano caerían bajo la órbita económica de Estados Unidos y alargo plazo bajo su esfera de influencia política. Estas naciones representabancasi 3.300.000 millas cuadradas de superficie territorial, con una población deaproximadamente 32 mil lones y medio de habi tantes , en comparación con laspoc o m ás de 3.500.000 m illas cuad rada s de extensión de los Estados Unid os y los76.300.000 habitantes que poseía en 1900. Era indudable que la conquista de es

tos mercados, controlados por Europa, significaba un importante incentivo parala producción norteña. Para entonces las transacciones inglesas superaban a lasestado uniden ses en una p rop orc ión de 3 a 1, tan to p or el lado del Pacífico com opo r el del Atlá ntico. Cálculos d e la época i nd ican qu e tan sólo la sexta par te de lasexportac iones de la Am érica del Sur se dirigían a los me rcad os de Estados U nidosy que la quinta parte de sus importaciones provenía de esta nación. Como esnatu ral, W ashing ton busc aba a toda costa revertir esta desventajosa situación frenteal comercio británico, para lo cual era necesaria la construcción de un canalinteroceánico, gradas al cual Nueva York estaría casi 3.000 millas más próximo

de los puer tos s uda m erica nos de Guay aquil , El Callao y Valparaíso, qu e Liverpoolen Inglaterra.La Cá m ara de Co m ercio y Navegación de Filadelfia, en un informe prepa

rado para la Co m isión del Canal ístm ico a inicios del siglo pasado, cons ignó: "El

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I PATRICIA PIZZURNO

Canal ayudará a los com erciantes de Filadelfia a competir m ás eficazmente conlas naciones europeas, las cuales ahora están en posición de dominarnos en el

Extremo Oriente por razón de que el flete es más económico por la vía del Canalde Suez...". Las organizaciones comerciales de Cleveland, Cincinnatti, Indianápolis,Chicago y San Luis dem ostraron que existían im portan tes relaciones entre la partecentral de los Estados Unidos y las naciones del Pacífico que se beneficiarían grandemente con la construcción del canal. Hacia allí se exportaban ferrocarriles,material de minería, herramientas y ma quinaria agrícola. De manera que el comercio exterior, las comunicaciones entre las costas de la nación y las poderosasrazones estratégico-militares aparecían estrechamente vinculados al imperialismo y al gran negocio del canal a inicios del siglo XX.

Entre 1890 y 1900 el valor de las exportaciones de Estados Unidos a Japón,China y la Rusia asiática, que hasta entonces n o había superado los 20 m illonesde dólares , alcanzó la cifra récord de 70. Entretanto, las exportaciones a Australia,Hawai y las Filipinas pasaron de 16 a 43 millones. Ello dem uestra que las exportaciones estadounidenses crederon un 200% en apenas una década, pese al elevado costo de los fletes y a las largas distancias.

El extraord inario desarrollo de la industria estadounidense que se esperaba alcanzar gracias a la apertu ra del canal, llevó a Washington a concebir la obracomo de utilidad pública internacional y, por lo tanto, a no intentar obtener ga

nancias directas de la vía interoceánica. Por esta razón, los peajes se calcularon enforma extremadamente conservadora. Mientras que los franceses habían propuesto en 1890 el cobro de 12,50 francos por tonelada, Estados Unidos redujoesta tarifa a 5 francos, es decir, a menos de la m itad.

Pese a la combinación propicia de los com ponentes estratégico-militares ycomerciales que impulsaban la construcción del canal, existían a ún a finales delsiglo XIX dos poderosos obstáculos que entorpecían la política canalera de lanación: por una parte, el Tratado Clayton-Bulwer firmado con Gran Bretaña en1850 y que le impedía la construcción de una vía interoceánica por Centroam érica

en forma exclusiva, y por la otra, el hecho de que todavía no se sabía, a cienciacierta, cuál era la m ejor ruta. El camino comenzó a allanarse en 1901 cuando sefirmó el segundo Tratado Hay-Paucenfote que liberó a Estados Unidos de loscompromisos adquiridos medio siglo atrás y le dejó las manos libres para construir un canal. En cuanto al segundo obstáculo para la construcción de la vía,debemos tener en cuenta que en 1872 la primera Comisión del Canal ístmiconombrada por el gobierno de Washington recom endó la ruta de Nicaragua comola que presentaba mayores ventajas para la construcción de una vía. Sin em bargo,el intento francés por cons truir u n canal en Panam á le dio un nuevo giro al pro

blema, en virtud de lo cual se nom bró en 1899 la segunda Comisión del Canalístmico, también conocida como Comisión Walker, que debía estudiar, una vezmás, las rutas de Nicaragua y Panamá y elevar sus recom endaciones al Presidente.

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Ei ISTMO DE PANAMÁ EN LA GEOPOLÍTICA DE LOS ESTADOS UNID OS

A COM IENZOS DEL SIGLO XX: CAÑAL Y DOMINACIÓN

Despu és de la quiebra de la Com pañ ía Universal del Can al de Pan am á pre sidida por el conde Ferdinand de Lesseps, se const i tuyó en 1894 la Compañía

Nueva del Canal también financiada por inversionistas franceses. Esta empresanació condenada al fracaso por la falta de capital y con el aparente propósito desalvar la concesión para vendérsela a Estados Unidos. No fue extraño entoncesque en 1900 el director general Maurice Hutin le ofreciera al presidente WilliamMe Kinley la opció n de com pra de las acdo ne s. Por instrucc iones de Me Kinley, laComisión Walker verificó la legalidad de los títulos de concesión después de locual le solicitó a la Compañía que fijara un precio de venta. No sin grandes vacilaciones, la junta directiva estableció dicho precio en 109 millones de dólares,mientras la Comisión Walker lo había calculado en apenas 40.

De manera que el informe prel iminar de esta Comisión, presentado el 30de noviem bre de 1900, un a vez más rec om end ó la const ruc ción de un canal porNicaragua, si bien dejó constancia que un canal por Panamá costaría 58 mil lonesm en os , siemp re y cua nd o la emp resa francesa se aviniera a vend er en 40 mil lones,y requeriría la mitad del tiempo para realizar el tránsito. Estas y otras ventajas,com o la geografía, fueron las qu e se em pe ñó en m axim izar Ph il ippe Bun au-Varil la, ex ingeniero de la Compañía Universal y accionista de la Compañía Nueva,quien se propuso, en combinación con Wil l iam Nelson Cromwdl , imponer laruta panameña en Estados Unidos.

Entretanto, en el Senado de Estados Unidos se l levaba adelante la batal lade las rutas cuando un grupo de congresistas, al frente de los cuales estaba JohnTyler Morgan, intentaba imponer la ruta nicaragüense, mientras otro sector, encabezado po r Marcus Alonzo Ha nna , pugna ba p or Pan amá. A comienzos de 1902,cuan do se apro bó la ley H ep bu rn que recom enda ba la const rucción de un canalpor N icaragua , el t riunfo de los part ida rios de esta ruta p arecía casi seguro, peroen junio la si tuación dio un giro radical cuando la Compañía Nueva accedió avende r su concesión en Pa nam á en 40 millones de dólares y el Presidente Roosevelt,sin pérdida de t iempo, maniobró para que se aprobara la ley Spooner. Esta ley

autoriz aba al presiden te de los Estados Un idos a com pra r el t í tulo canalero d e losfranceses y a firmar, en un plazo perentorio, un tratado con Bogotá para la apertura de un canal en suelo panameño.

El gobierno colombiano se mantuvo atento mientras se real izaban estasjugadas. En 1901 reabrió su Legación en Washington, que había permanecidocerrada desde el estall ido de la guerr a de los Mil Días en 1899 y n om b ró a C arlosMart ínez Si lva como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario con elpropósi to de convencer al gobierno estadounidense de las ventajas de la ruta panameña sobre la nicaragüense y de suscribir un tratado para la apertura de un

canal . De este modo, principiaron las negociaciones entre ambas naciones que,con desigual suerte, se exten diero n hasta 1903. Tanto M art íne z Silva com o susucesor José Vicente Concha, quien ocupó la Legación a lo largo de 1902, chocaron, po r u na parte , contra la indecisión, la debil idad y las vacilaciones del presi-

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PATRICIA PIZZURNO

dente José Manuel Marroquín y de sus ministros y, por la otra, con la intransigencia del Departamento de Estado. Además, las agendas de ambas naciones pa

recían irreconcil iables. Aspectos co mo la neutral ida d del canal, las co mp ensa ciones económicas que recibiría Colombia por la construcdón de la vía en su territor io ,  así como la cesión de la soberanía colombiana sobre la franja canalera oZona del Canal, resultaban difíciles de armonizar y, finalmente, condujeron alfracaso de las negociaciones y al fatal desenlace de la separación de Panamá.

Las presiones del Departamento de Estado dieron como resul tado la fi rma, en enero de 1903, del ma lhad ado Tratado Herr án-H ay para la con st rucciónde un canal por terri torio panameño, suscri to por el secretario de la LegaciónTomás Herrán, en representadón del gobierno de Colombia, y el secretario de

Estado John Hay, por el gobierno de Estados Unidos. Pero el documento querecibió la aprobación casi unánime de los notables de la ruta de tránsito del Istm o de Pan am á, que cifraban las esperanzas de su prop ia existencia com o com erciantes en la cons truc ción de la vía, recibió un a fría acogida en Bog otá que con elpaso de los días se convirt ió en general reprobación. Entretanto, en Washington,los senado res pa rt idario s de la ruta de Nicarag ua fustigaron el t ra tad o y le introdujeron un s innúmero de enmiendas que no prosperaron pues a úl t imo momento las presiones ejercidas por Roosevelt sobre el Congreso condujeron a suratificación sin reformas.

A part i r de entonces Wash ington se empe ñó en que el t ratad o corriera similar suer te en el Con greso c olom bian o. Para ello recurrió a m éto do s poco ortod oxo scomo las amenazas que el ministro estadounidense en Bogotá, Arthur Beaupré, leshizo llegar a los senadores colo mb iano s a través del ministro de Relaciones Ex teriores Luis Carlos Rico y que surtieron el efecto inverso al esperado. Los congresistas,encabezados por Miguel Antonio Caro y el panameño Juan Bautista Pérez y Soto,se negaron por unanimidad a ratificar el Tratado Herrán-Hay en su forma originalel 12 de agosto de 1903 y nombraron una comisión para que redactara un documento más ventajoso para Colombia. Lo cierto es que el tratado ni siquiera habíacontado con la fi rma del presidente Marroquín cuando lo presentó al Congresopar a su co nsiderac ión. Para el Legislativo co lom bian o, en el que no h abía ni un solosenador liberal, el documento pese a reconocer en su artículo IV la soberanía deColombia sobre las seis millas de ancho de la franja canalera, en verdad la violabapues establecía un arre nda m iento po r cien años prorrogables por pe ríodos de igualduración "a la exclusiva y absoluta opción de Estados Unidos" sobre dicho territorio,  así como también al implantar tres tipos de tribunales de justicia dentro dedicha zon a: estadounidenses, colom bianos y mixtos.

Otros artículos conflictivos fueron el XIII y el XXII en los que se hablabade la responsa bil idad de la protección y segurida d del canal en forma con tradictoria. Igualmente, las compensaciones económicas que recibiría Colombia resultaron inaceptables , de manera que los senadores recomendaron que el gobiernoreal izara arreglos por separado con la Compañía del Ferrocarri l de Panamá y la

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El  ISTMO  DI  PANAMÁ  TN IA  GTÓPOI inc DE IOS  ESTADOS UNIDOS  i

A COMIENZOS  DEI  SIGI O X X :  CANÁI  Y  DOMINACIÓN

Compañía Nueva para el t raspaso de los derechos de concesión a los EstadosUn idos antes de que se negociara u n nu evo tra tado . Hay quienes sost ienen que la

idea era ganar t iempo para que caducara la úl t ima prórroga otorgada a los franceses en 1904 y así venderle los derechos directamente a Estados Unidos.

Pocas semanas m ás tarde M arroq uín comet ió ot ro error de cálculo: no m bró al senador José D. de Obaldía , un notable panameño, como gobernador deldepar t amento .

Co m o sabem os, el rechazo del pacto canalera puso en func iona mie nto unat r ilogía de intereses enco nt rado s panam eño-fra nco- estadou niden ses, cuyo objet ivo era la construcción de un canal por Panamá y para lo cual se adoptó la dedsión de separar el Istmo de Colombia. Como indicó Marroquín en su Mensaje de

1904:  "El Tratado Herrán-Hay era el hi lo que unía el istmo de Panamá con elresto de la nació n y el Senado lo rom pió . El Senado colo mb iano rom pió ese vínculo el 12 de agosto de 1903: al votar la no consideración del tratado votó laseparación del istmo de Panamá del terri torio patrio. . ." . Es indudable que Washington tuvo una act iva part icipación antes, durante y después de los hechosacaecidos los días 3, 4 y 5 de nov iem bre d e 1903, qu e con dujer on al na cim ientode la República de Panamá en condición de cuasiprotectorado de Estados Unidos,  pero también es cierto que otros factores coadyuvaron para que los panameños ado ptara n la decisión de cortar los vínculos que los habían m an tenid o uni

dos a Colombia por más de ocho décadas.

COLOMBIA  Y EL ISTMO DE PANAMÁ EN LA ENCRUCIIADA DEL NUEVO SIGLO

La noticia de la separación de Panamá se conoció en Bogotá recién el 6 de noviembre gracias al cónsul colombiano en Ecuador, pues el cable submarino quecom unic aba Bue naven tura con la capital del Istmo estaba fuera d e servicio. Co m oes natural , la noticia provocó conmoción, indignación y hasta sorpresa, pese aque los t res negociadores que se sucedieron en Washington entre 1901 y 1903,Carlos Ma rt ínez Silva, José Vicente Con ch a y Tomás H errá n, así com o el m ism oPhil ippe Bunau-Vari l la, habían alertado hasta la saciedad al gobierno colombiano sobre este fatídico desenlace. Pese a estas advertencias, no pocos senadorespen sab an con cando r, en agosto de 1903, cu an do v otaron el rechazo del t ratado,qu e aú n era posible sen tar u na vez más en la mesa de negociaciones al secretariode Estado John Hay para que tomara en consideración sus observaciones.

Independientemente del indiscutible interés de los Estados Unidos en elIstmo de Panamá, una vez que Theodore Roosevelt se convenció que ésta era lamejor ruta, así como de su part icipación en la separación al enviar barcos de

guerra para impedir el desembarco de las t ropas colombianas, en violación de lopac tado e n el art ículo 35 del Tratado Ma llarino-Bidlack, o tras circunstancias influyeron grandemente para que esta sección de la República se separara en 1903.

Si nos rem ontam os a  1821,  veremos que ya entonc es varios factores c onspiraban contra la unión. Tanto la geografía como la economía, la cul tura y la

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PATRICIA PIZZURNO

m ism a id iosincras ia de la población se em peñ ab an en separar a Pana má del restode la República, pero sobre todo de Bogotá desde donde emanaba la legislación

que regía los destinos de la nación. Sin olvidar, claro está, que el grupo de comerciantes que llevó adelante la ind epe nde ncia de España y votó la inc orp ora ción delIstm o a la República de Colom bia en 1821, tenía un p royecto de país que contem plab a t ransform ar a Pan am á en un terr i tor io hanseát ico bajo la protección delas principales potencias marítimas de la época, con una vía interoceánica comoeje central, al que Bogotá le prestó escasa atención. Los intentos separatistas de1830,1831,1840 y de 1861 y los 30 años de federalismo entre 1855 y 1885 fueronel resultado lógico de las contradicciones polít icas y económicas entre Panamá yla capital , así como la postergación del permanente anhelo por neutralizar el te

rri torio para convertirlo en un emporio comercial. En todos ellos, sin excepción,se mencionan como causas importantes de la separación la falta de relacionescomerciales con el resto de la República, así como las difíciles comunicacionescon B og otá. Eso sin ten er en cu ent a qu e en el resto del país se vivía u na situa ciónsimilar q ue se tradu jo en las tem pra na s secesiones de Ecua dor y Venezuela en1830 y en los fallidos intentos del Cauca, Boyacá, Antioquia y Bolívar.

Las diferencias entre Panamá y Bogotá, lejos de disminuir, se exacerbaronsobre todo a partir de la fiebre del oro que llevó a la construcción del ferrocarriltransístmico entre 1850 y 1855, cuando Panamá acogió a gran cantidad de ex

tranjeros que ope raro n u n cam bio decisivo en la m enta lidad de los notables, quienes hasta entonces habían fun cionado com o un gru po endog ám ico, a l que O rnarJaén Suárez definió como "La República de los Primos". Los habitantes de la rutade t ráns i to del Is tmo de Panam á, como tod os los pueblos m arí t im os, poseían unamental idad abier ta a los cambios , as í como una tendencia natura l a incorporarnuev os patr one s cultura les, en tanto qu e Bogotá, enclavada en un valle an din o, a2.600 m etro s de altura, estrang ulada po r la geografía y con unas com unic acion espor lo demás arduas, asimilaba con dificultad las transformaciones a las que lospanameños eran tan procl ives .

El cosmopoli t ismo panameño, considerado en Bogotá "de pésimo gusto" ,se vio adem ás es tim ulad o p or el hech o qu e la prin cipal actividad d e los patriciosde la ruta de tránsito era el comercio, en tanto que en la capital de la República laclase alta seguía apegada en buena medida a los modelos de vida coloniales quem arca ban la tónica de una sociedad ul t ra m on tana , cerrada y es tra t if icada quepermanecía atada al latifundio, al ejército, a la iglesia y sobre todo al "noble" yluc rativ o ejercicio de la política. Al igual que el inglés, el pa na m eñ o e ra un pu eb lode ten de ros . Por eso, tan to en la indepe nde ncia de 1821 co m o en la separac ión de1903 el arm a util izada por los conjurado s fue el dine ro qu e sirvió, en am bas opo r

tun ida de s, para sob orn ar a las trop as. Y com o si todas estas diferencias fueranpoc as, los terri torio s co steños del Carib e, es decir, Pana m á, Bolívar y M agdalena ,eran conocidos co m o los "Estados negros" por la gran prop orció n de pob laciónde color y las mezclas raciales allí imperantes, frente a una minoría blanca que enel caso del Istmo no superaba el 22%.

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ET   ISTMO DE PANAMÁ EN LA GEOPOLÍTICA DE TOS ESTADOS UNIDOS

A COMIENZ OS DEL SIGLO XX: CANAL Y DOMINAC IÓN

Las condiciones existentes en Colombia a comienzos del siglo XX fueronun acicate importante que contribuyó a la desunión. Para entonces el atraso del

país era extraordinar io , al pu nto que antes de la desme mb ración, con poco másde  1.100.000  km2  de extensión territorial, apenas poseía 650 km de vías férreas,de las cuales 80 estaban en territor io pa na m eñ o y no tenían n ing ún im pac to en elresto del país. Au nqu e el proyecto de cons truir ferrocarriles y mejora r el sistemade comunicaciones figuraba en los programas de gobierno de ambos partidospolíticos influenciados por las ideas positivistas, lo cierto es que la pobreza deltesoro na cional y la falta de crédito en el extranjero hab ían po sterga do el pro greso. Ad em ás, las guerras en tre l iberales y conse rvado res y la pe rm an en te actividadpolít ica consumían los escasos fondos de la nación, la riqueza particular y las

mejores energías.Sin duda el deficiente sistema de vías de comunicación era una de las claves

para comprender el atraso. Llegar a Bogotá desde Panamá podía ser una aventurade consecu encias imp redecibles pues la travesía se hacía po r el Atlántico, en naviosingleses o estadou nide nses dad o qu e la República carecía de un sistema d e navegación de cabotaje. Desd e la ciudad de Pa nam á sobre el Pacífico se llegaba a Coló n entren en men os de cuatro horas. Allí se abord aba u n vapor rum bo a Cartagena desdedon de, por el r ío Magdalena, la colum na vertebral de las com unicaciones nacion ales, se arribaba a H on da . A lom o de m uías m onta ñer as se l legaba al alt iplano bog o

tano bajo las peores condiciones imaginables, bordeando precipicios que producían vértigo, con un sol abrasador o bajo una lluvia tenaz y persistente. El largotrayecto hasta la capital andina demoraba cinco o seis semanas y recordaba las penosas condiciones que habían imperado en el Istmo de Panamá para el tránsitotransís tmic o antes de la inaug ura ció n de la vía férrea en 1855.

Estas difíciles com unic acion es ya hab ían sido den unc iada s a m edia dos delsiglo po r Justo Aro sem ena, sin que cincue nta año s más tarde se hub iesen pro du cido mejoras sustanciales. Los resultados eran unas relaciones administrativasirregulares y unas transacciones comerciales inexistentes entre ambas secciones,

m áxim e si ten em os en cue nta que la bar rera infran queab le de la selva del Da riénimpe día y aún imp ide las comunicacion es terres tres. Lo único q ue Co lom bia exportaba a Panamá con la velocidad de la luz eran las revoluciones y las guerrasciviles. En realidad, la economía que Eduardo Nieto Arteta define como de "archipiélago de islas" y que caracterizó a Co lom bia du ran te to do el siglo XIX, im pidió integrar los mercados nacionales con las zonas productoras a causa precisam en te de la escasez de vías de com uni caci ón. Esta situación explica el aislamiento,  así como los proyectos separatistas, unionistas o anexionistas a otros terri torios, de los que no se vio exenta casi ni ng un a sección de Co lom bia.

Pero había más. Colombia tenía una economía agrar ia , carente de industrias y con un aparato productivo que descansaba casi por completo en la exportación de café y en menor medida de la quina, el añil y el tabaco, que se habíavisto desarticu lado du ran te la gue rra de los Mil Días. Poseía casi cua tro m illones

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PATRICIA PIZZURNO

de habitantes, con una densidad de población de apenas un poco más de 3 habitantes por km 2, con una tasa de crecimiento demográfico que no superaba el

1,5% a nu al , con más del 80% de su población dispersa po r el cam po y ubica da depreferencia en las al t iplanicies de Boyacá, Cun din am arc a y Pasto, lo que un ido ala falta de vías de comunicación convertía a la República en una tierra de caudillos y de caciques regionales.

La fatal herencia de la guerra de los Mil Días con más de cien mil muertosde un a pob lación de casi cua tro mil lones y un a des trucc ión de la riqueza públicacalculada en 25 mil lones de pesos oro vino a ensombrecer aún más el oscuropanorama. A el lo se agregaba la deuda que la nación mantenía con Inglaterradesde los días de la independencia, calculada en tres millones de libras y que en

aquellas circunstancias resul taba impagable. Con un presupuesto nacional nosuperior a los seis y medio mil lones de pesos, de los cuales cuatro ya estabancomprometidos para el pago de los sueldos atrasados del ejérci to, la policía, losjueces y los maestros , era evidente q ue la nación languidecía y se encam inab a sinpausa s hacia la ba nca rrota . Poco antes de la separación , hacía un año que el personal judicial de Pan am á n o deve ngaba sus habe res y varios meses que las t ropa sde guarnición en el departamento no cobraban.

En medio de este estado de deterioro económico y moral , lo único queColombia podía ofrecerle al Istmo de Panamá en 1903 era la ratificación del Tra

tado H err án -H ay pa ra que el Can al se con struyera po r su terri tor io, y fue precisam en te lo que le negó. Au nque P anam á no at ravesaba su mejor m om en to despuésde tres años de guerra, que había mermado su riqueza agropecuaria y frenado elgiro comercial , aún const i tuía para Colombia una fuente de rentas permanentesque, según Salomón Ponce Aguilera , representaba ap roxim adam ente un m i l lón yme dio de pesos en m on ed a de plata colom biana p or bienio. El gobierno de Bogotá recibía del Ferrocarri l de Panamá una anualidad de 250.000 pesos oro, de loscuales sólo el 10% revertía a las arcas pa na m eñ as. Así mism o, percibía cantidad esadicionales de la decena de compañías navieras que operaban en nuestro suelopo r los derec hos de conces ión, tonelaje, t ran sp ort e y adua nas . Sin olvidar que losfranceses le habían pa gado a Co lomb ia po r la concesión del canal y sus pr órro gasuna cifra cercana a los 15 millones de francos.

Más grave, sin em bar go, qu e el hech o de que Pan am á n o obtuv iera beneficios de su co nd ición de Istm o y de su privilegiada situ ació n geo gráfica, pese a serla riqueza potencial más grande de la República, fue la propuesta de ciertos sectores de la prensa colom biana c uan do reco me nda ron cederle una parte del terr i torio panameño a los Estados Unidos a cambio de cien mil lones de dólares. Enenero de 1899 El Sumapaz de Fusagasugá publicó que antes que una potenciaextranjera se tom ara el canal sin beneficio alguno par a Co lom bia, se debía cederlo a los Estados Unidos por un período de 99 años a cambio de cien mil lones dedólares que se utilizarían de la siguiente manera: 20 para el pago de la deudaexterna; otros 30 para recoger el papel moneda que circulaba en el país y los 50

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E l I S T M O D E P A N A M Á E N LA G E O P O L Í T I C A D E T O S E S T A D O S U N I D O S

A COM IE NZ O S DE I SIGLO X X : CANAL Y DOM INA CIÓN

restantes para la construcción de un ferrocarri l que uniera Puerto Colombia conBog otá. Otras pub licacion es co m o La Revista Blanca, El Au tonom ista y El Heraldo

de la Costa también propusieron soluciones similares.Detengámonos aquí por un momento y pensemos s i hubiese s ido posible

que ,  en lugar de Panamá, se hubiese sugerido la cesión, por no decir la venta, delCauca o de An tioqu ia al mejor postor. Me atrevo a asegurar q ue no. Pero Pa nam áera otra cosa. Era un apéndice en el mapa sudamericano, al l í comenzaba otrareal idad geográfica, co m o señaló Justo Aro sem ena 50 años antes. Ade más era un at ierra lejana, un terri torio desconocido y levantisco siempre dispuesto a la separación y, sobre tod o, era la mayo r riqueza p otenc ial de la República. En m i op inión , el lo demu estra a las claras que nu estr o terri to rio era percibido p or algunos

sectores com o un cue rpo e xtrañ o al ente naciona l y su pérd ida n o se sentía co m ola desm em brac ión de la República. No existía un verdadero sent im iento de u ni dad nacio nal , de arraigo ni de pertene ncia, en un os ni en otros . Pru eba de ello esque ya en 1849 el dip utad o R om ualdo Liévano había propu esto po r prim era vezla venta del Istmo a Estados U nidos a camb io de la cancelación de la deu da externa, más diez mil lones de dólares para construir ferrocarri les. Es más, durante lague rra de los Mil Días el agente de la rev oluc ión en Estados U nid os, A nto nio JoséRestrepo, declaró que si los liberales se alzaban con la victoria le venderían elcanal francés a aquella nación en 1904.

En 1899 la respuesta de los pa na m eñ os no se hizo esperar y personajes dela tal la de C arlos A. M end oza, F rancisco Ardila, Pablo Arosem ena, Luis De Rou xy León A. Soto, reaccionaron en forma airada. Fue precisamente Ardila quienentonces escribió: "Nosotros no somos parias para que se nos venda, y cuandoque ram os am os para que nos gobiernen, nos los dare mo s nosot ros m ismos". Porsu parte, el futuro presidente Carlos A. Mendoza expresó que las intenciones deColombia de "vendernos cual si fuéramos esclavos" debil i taba "el amor a la patria", y consideraba que era mejor separarse de Colombia. En tanto que Luis DeRoux en su "Memorial de agravios que los panameños t ienen contra el gobierno

y en general con tra los dem ás colom bianos", despu és de en um era r los mo tivos deinsat i sfacción acumulados por los panameños, destacaba que Colombia habíaabandonado el Istmo a su propia suerte y ahora planeaba "con insaciable sed demil lones [ . . . ] vendernos como a colonos" . Entonces, Colombia los acusó deanexionistas.

Otro aspecto a tener en c uen ta es que al des pu ntar el siglo XX, aprox ima dam ente el 75 % de la pob lación colom biana, a l igual que la pa nam eñ a, era anal fabeta, lo que c onst i tuía otro o bstáculo im po rta nte para el desarrol lo y el pro gre so del país. Como diría años más tarde Rafael Uribe Uribe: "Sin escuadra, sin

ejérci to suficiente, sin comercio, sin industrias, sin presupuesto, sin poblaciónproporcionada al terri torio y sin diplomacia, hemos carecido de todos los elementos que hacen tomar en cuenta la voz y el voto de un país en el conciertouniversal". Esta fue, en líneas generales, la Co lom bia que n ego ció el tra tad o cana lero

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con Estados Unidos entre 1901 y 1903, sin olvidar, claro está, el estado de guerrageneralizado que existía en el país, así como las pugnas políticas internas entre

conservadores históricos y nacionalistas, que jugaron un papel importante en laserie de torpezas diplom áticas que se cometieron durante los meses previos a laseparac ión. Lo más sorp rendente es que esta nación atrasada, débil y sometida auna serie de circunstancias adversas, que entabló negociaciones tan desigualescon una de las potencias más poderosas de la Tierra, rechazara el tratado canaleroque significaba el equilibrio militar, naval y el desarrollo industrial, agrícola ycomercial de aquella nación en el apogeo de su imperialismo y de su política delbig stick, además de ser el único nexo de unión que le quedaba con el Istmo.

Definitivamente, sobre cualquier consideración razonable y sobre el más

elemental sentido comú n, imperó una absoluta miopía y candor políticos, azuzados por las rivalidades internas entre las diferentes facciones conservadoras, asícomo por la actitud vacilante de un Presidente ilegítimo surgido del golpe deEstado del 31 de julio de 1900 y, por supuesto, por el gobierno de W ashington.Como señala Raimundo Rivas, los senadores colombianos creyeron que el problema giraba en torno al Capitolio de Bogotá y no de la Casa Blanca. Tampocopod em os descartar el hecho de que la larga serie de desaciertos diplomáticos cometidos p or Estados Unidos fuera intencional, a fin de forzar el repud io del tratado y quedar con las manos libres y la conciencia tranquila para negociar direc

tamente con los notables panameños, quienes, al borde de la histeria colectiva,serían unos negociadores más dóciles, como en efecto se dem ostró .

Mientras Bogotá se negaba a calibrar la real envergadura del problema, enel Istmo de Panamá los notables establecieron su línea de acción desde antes delrechazo del tratado por parte del Congreso colombiano. El sentir del grupo domin ante quedó plasmado en un revelador docum ento que es la carta que RicardoArias le dirigió a su com patriota y decidido adversario del pacto canalero, el senad or Juan Bautista Pérez y Soto. En la misma, le manifestaba que a su juicio "elTratado H errán-Hay n o es deshonra para la nación; es, por el contrario, la únicasolución posible...". Consideraba que en d icho docum ento se reconocía expresamente la soberanía de Colom bia sobre la Zona del Canal y, además, gracias a losbeneficios derivados de la construcción la nación lograría progresar, desarrollarse y conquistar la estabilidad política que tan to anhelaba. Y agregaba "Con canalColombia vendrá a ocupar el primer puesto en la dirección de los asuntos internacionales de Sur América [...], para el Istmo es cuestión de vida o m uerte . Paralos que nos queda alguna energía antes de bajar a la tumba, el dilema se resuelveasí: ó Canal ó Emigración". En su opinión , atacar el tratad o era tanto como opo nerse a la construcción del canal y estaba convencido de que, si era rechazado,"detrás de esa negativa no vemos sino la ruina del Istmo y su pérdida para Colombia; n o por emancipación, sino por desaparición del mismo...".

Aunque esta era, en general, la posición del grupo conservador, así com o lade algunos liberales que meses después llevaron adelante la separación, otros, sin

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bien d e y para la hu m an ida d, y co m o se cons truía pa ra servir los mejores intereses del mundo, ninguna nación tenía derecho a entorpecer este negocio ni a exi

gir grand es sumas c om o com pensac ión. Adem ás de este argum ento b asado en elderecho de "dominio eminente" o de expropiación, Washington también echómano del célebre Memorándum Moore elaborado por John Basset t , un catedrát ico de la Universidad de Columbia. Este jurista planteaba que en el art ículo 35del Trata do M allarino-Bidlack estaba implíci ta la obligación de Colom bia de permit ir a los Estados Unidos construir el canal . Enfat izaba que: "puesto que pormás de cincuenta años los Estados Unidos han asegurado a Colombia su soberanía sobre el Is tmo según el m ut uo propó si to declarado de ma nten er u n t ránsi tofranco y exped ito en dicho Istmo , los Estados Un idos están en posició n de exigir

que les sea permit ido construir el gran medio de comunicación que el t ratadopro picia c om o un a finalidad principal". En su op inió n, si Co lom bia rechaz aba elTratado Herrán-Hay estaba entorpeciendo la construcción del canal , obstaculiza nd o el l ibre trán sito y po r lo tan to viola nd o el Tra tado de 1846. Estas fueron lasargucias legales que respalda ron la maq uin aria imperial ista qu e movía a los Estados Unidos a principios del siglo pasado para construir un canal en Panamá ytransformar al mar Caribe en un mar interior, en un mare nostrum. Pero en real idad no hubo necesidad de hacer uso de el las porque la separación del Istmozanjó el problema.

Un a vez opera da la secesión, el gob ierno estad oun iden se se vio obligado abrindar un s innúmero de expl icaciones, tanto en el ámbi to interno como en elintern acio nal . Para am ort ig uar las crí ticas, el D ep arta m en to d e Estado inten tó enlos días y semanas posteriores a la desmembración que Colombia aceptara loshechos cumplidos y reconociera a la nueva república. Pero esto no resul tó tareafáci l , pues nadie en Bogotá estaba dispuesto a consentir la separación del Istmo.D en tro de este contexto los repres entan tes de todos los par t ido s y facciones polít icas le ofrecieron su apoyo al anc iano Presiden te, m ientr as nadie tenía m uy claroqué se debía hacer. Incluso se formó la Integridad Colombiana, un movimientocuyo propósi to era organizar la recuperación del terri torio escindido. Primeropo r la vía diplomát ica y después por las arma s ingresando a terr i tor io pa na m eñ oa través de la selva del Darién, Colombia se opuso a los designios de la poderosanación del norte e intentó por todos los medios a su alcance restaurar la unidadde la nación. Washington también trató, por todos los medios a su alcance, deminimizar o negar su part icipación en la separación, insist iendo en su interpretación unilateral del Tratado Ma llarino-Bidlack que lo obligaba a evi tar las acciones bélicas sobre la ruta del ferrocarril . En realidad eran argumentos pueriles yfácilmente rebatibles.

Cuando el 7 de diciembre de 1903, el presidente Roosevelt l levó a consideración del Senado la Convención del Canal ístmico, firmada el 18 de noviembrepor el secretario de Estado John Hay y el Ministro Plenipotenciario y EnviadoExtraordinario de la República de Panamá, el ingeniero francés Phil ippe Bunau-

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EL   ISTMO DE PANAMÁ EN LA GEOPOLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS

A COMIENZOS DEL SIGLO XX: CANAL Y DOMINACIÓN

Varil la, expresó que Colombia fue incapaz de mantener el orden en el Istmo dePa nam á desde 1846, pese a lo cual se negó a apr oba r el Tratado He rrá n- Ha y que

garantizaba la paz permanente de ese terri torio. Sin embargo, al t iempo que rechazó enérgicamente la acusación de que funcionarios de su gobierno hubiesencolaborado en la revolución panameña, se vio obligado a tolerar las crí t icas yacusaciones vert idas por el senador John Tyler Morgan quien sin dejarse impresionar p or los arg um ento s del Presidente, man ifestó: "En no viem bre de 1902 destruíamos al ejérci to l iberal en Panamá para mantener a Marroquín en el poderhasta que fuese ratificado el Tratado [...] y en noviembre de 1903 incurríamos enla fal ta de destruir a Marroquín y a Colombia con el propósi to de obtener unaconcesión del canal en el Istmo de Panamá".

Morgan no fue el único que dejó oír su voz contra el gobierno pues, poresos mismos días, The New York Times condenó el "acto de sórdida conquista"del mandatario, en tanto que The World acusó al Presidente de haber defendidotan irracionalmente los intereses de la Compañía Nueva del Canal francés porque algunos de sus amigos y parientes eran accionistas de esta empresa. Estoscargos fueron objeto de una larga demanda contra joseph Puli tzer, que se resolvió en 1908 a favor del ex presidente de Estados Unidos.

Pero hubo más. El 22 de marzo de 1904 el Senado le solicitó al presidenteRoosevelt que informara si, durante la vigencia del tratado de 1846, las tropas

habían sido utilizadas en la línea de tránsito: 1) a petición de Colombia o 2) porpro pia iniciativa de los Estados Unido s. La respuesta, pre par ada por el secretariode Estado adjunto Francis B. Loo mis, dem os tró que en los 55 año s de vigencia delpac to las fuerzas estado unide nses fueron em plead as siete veces y solam ente una ,en septiembre de 1902 durante la guerra de los Mil Días, desembarcaron poriniciativa de los Estados Unidos, previa notificación al gobierno de Bogotá.

En este sentido, en las sesiones de diciembre de este año , el sena dor Ca rm ackdestacó que:

... hemos protegido el tránsito m uchas veces. Pero nunca an tes fue hecho el reclamo de que nosotros teníamos el derecho de excluir a Colombia de sus propiosdom inios. Nunca antes fue hecho el reclamo de que noso tros teníamos el derechobajo el tratado de 1846 de apoyar una insurrección en contra de la autoridad deColom bia. Usted no tiene que leer el tratado de 1846 para saber que no contienetan absurda provisión. Ninguna nación sobre la Tierra ha renunciado jamás alderecho de proteger su propio suelo y la integridad de su propio dom inio con suspropias tropas o cedido a otro gobierno el derecho de impedir o suprimir unainsurrección en contra de su autoridad. Nada de esto se puede encontrar en el

tratado de 1846.

Pese a ello, Roosevelt se m an tuv o firme. En su autob iografía pub licad a año sdespué s consign ó: "Nadie relacion ado co n el gob ierno de los Estados Unido s tuvopart icipación en preparar, inci tar o alentar la revolución excepto por los infor-

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PATRICIA PIZZURNO

mes de nuestros oficiales militares y navales, los cuales envié al Congreso. Nadierelacionado con el gobierno tuvo conocimiento previo acerca de la revolución

propuesta excepto lo que estaba accesible a cualquier persona que leyera los periódico s y se m an tuv iera al tan to de cues t iones y asun tos de actual idad". Sin em bargo, sabemos que esta era una verdad a medias pues el cónsul de los EstadosUn idos en Pan am á, H. A. Gudger, part icipó en las reun iones clandest inas realizadas por los conjurados panameños. Es más, en su Mensaje al Congreso el 7 dediciembre de 1903, el Presidente manifestó: "Cuando se hizo evidente que lasesperanzas de conseguir e l t ra tad o estaban perdidas, el pueb lo p an am eñ o se levantó l i teralmente como un solo hombre. Ni un panameño hizo un solo disparoen favor del gobierno colombiano [...] El deber de los Estados Unidos en estas

circun stancias, era eviden te [...] los Estados Unid os ad virt ió que no se perm it iríael desembarco de fuerza expedicionaria alguna, cuyo arribo significara caos ydestrucción en la l ínea del ferrocarri l y del propuesto canal , y que como consecuen cia inevitable inter rum pie ra el t ránsito". Des pués de enum era r los 53 disturbios acaecidos en el Istmo de Panamá entre 1850 y 1902, concluía que "la experiencia de casi medio siglo (sic) ha demostrado que Colombia fue completamente inca paz de preservar el or de n en el Istm o. Solamen te la act iva interven ción delos Estados Unidos la había capaci tado para conservar algo así como una semblanza de soberanía". Agregó que, pese a que Colombia recurría permanente

mente a Estados Unidos para asegurar la paz en la ruta de t ránsi to, había sidoincap az d e retribuirle rat i ficando el t rata do canalero. Y aña dió:

Bajo tales circunstancias el gobierno de los Estados Unidos habría sido culpablede desatino y debilidad, anotándose [...] un crimen contra la nación si hubieseactuado de otra forma, tal como lo hizo cuando se realizó la revolución del 3 denoviembre último.Esta gran empresa de la construcción del canal no puede detenerse para complacer los caprichos, o por respetar la impotencia gube rnam ental, o la más siniestra y

perjudicial de las peculiaridades políticas de personas quienes, viviendo lejos, ycontra los deseos de los verdaderos hab itantes del Istmo, afirman una irreal supremacía sobre el territorio. La posesión de un territorio repleto de tales capacidadesnaturales como las del Istmo, conlleva sus obligaciones con la humanidad.

Pero en 1911 en la Universidad de Berkeley, haciendo gala de una notablefatuidad, Roosevelt presentó otra versión de lo acontecido. Entonces destacó:". . .el Canal de Panamá no se hubiese iniciado si yo no me hubiera encargado deello". Agregó q ue de hab er seguido los canales regulares, el Co ngre so a ún estaría

discutiendo sobre el tema y la vía interoceánica comenzaría a construirse dentrode 50 año s: "En co nsecu encia, m e to m é el Istm o, inicié el canal y luego dejé qu e elCongreso debatiera no sobre el canal sino sobre mí". Es evidente que sin la certeza de ut i l izar el Istmo panameño para la construcción de un canal , Estados Unidos no hubiera intervenido en nuest ro terr i tor io y s in intervención estadouni-

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ET ISTMO DE PANAMÁ EN IA GEOPOLÍTICA DE TOS ESTADOS UNIDOS

A CO M I E N Z O S  DEL  SIGLO  X X : CANAL  Y  DOMINACIÓN

dense  la  sola voluntad  y  disposición  de los proceres  no  habría alcanzado paraacometer la secesión tal como que dó dem ost rado desde el prim er intento separa

tista de 1830.Para Leander T. Chamber l a in , el  movimiento separat i s ta  fue un  levanta

miento en un  solo punto, con m e n o s de un  décimo (1/10) de la poblac ión de la

provincia de Panamá; sin ning ún com ité revolucionario repres entand o a los otroscinco distritos  de la  provincia;  sin  haberse formulado nin gu na declaración  de

protesta  o  queja alguna, sin congreso, sin ejército, sin m ar i na , sin corte de just i cia,  sin  estabilidad financiera, evidentemente incapaz  de  resistir  el  pode r  de la

madre pat r ia ; no  obstante  es adm i t ida en la  gran he rm anda d  de  naciones..." Si

milar si tuación  se presentó en 1821 con ocasión de la  independencia  de  España.

Es indudable  que  a u n q u e  el  Senado  fue el  colect ivo estadounidense  quemás largamente discut ió  la  separación  de  Panam á ,  sus  críticas fueron  más un

ejercicio de oratoria que un sincero inten to de e n m e n d a r los errores, y muy pron tolos senad ores, después de descargar sus dardos cont ra el Presidente , aceptaron los

hechos cumpl idos convencidos que no era posible  dar  marcha atrás. Esta fue la

act i tud del combat ivo M organ quien, aunq ue inicialmente desapro bó la posiciónadoptada por su go bier no , findmente  en las sesiones del 11 de diciembre de 1903,

expresó respecto  a la  República  de  Panamá: "Estados Unidos  la ha  creado y es

responsable por ella y le debe su  presente existencia y cont inu idad a las  autorida

des norteamericanas".Sin em bargo, convencido que ya era  tarde para devolverle  el I s tmo a Co

lombia pues para entonces más de dieciséis nacione s habían reco noc ido a la nue va república, el 21 de  enero  de 1904 M organ p ropuso  su  anexión  a los  EstadosUnido s. A su juicio el Tratado H ay-Bu nau-V ari l la establecía el "acto más  perfectode anexión" al p o n e r a Panamá bajo  la jurisdicción del Congreso nor t eam er icanoy, por en de, "anexado a los Estados Unidos". Pero  fue más lejos aún al  proponera u m e n t a r  la  Zona  del  Canal  y "darle  la  parte  más baja  de la Zona , de la que no

ha rem os uso a Colombia y resolver ciertos proble m as fronterizos  con Costa Rica

cediéndole  la parte en disputa , y podr í am os dar le más que eso, con ventaja, a noser que interfiriera con las cabec eras de los ríos que son t r ibutar ios del río Chagres".Por úl t imo, indicó:  La  soberanía  de los  Estados Unidos  por el  t ra t ado  es tan

perfecta  y exclusiva co m o lo es en  Puerto Rico y Nuevo México  [...]  T o m a m o s la

jurisdicción de t ierras, aguas, del pueblo y de todas sus pertenencias  [...] Se puededecir sin reserva que, no  i m por t a lo que diga el tra t ado , i n ten tamo s gobernar las

ciudades  de  Panam á  y  Colón  -que no  estaban incluidas  en el  d o c u m e n t o -,  y

luego todo  el país. Así que  com o gobe rnam os  la  Zona  del Canal , en la  pr imeraocasión  que haya necesidad, gob ernare mo s  la República  de Panam á en la  misma

forma". Finalmente señaló que era  recomendable anexar todo el terr i tor io por sil legado el caso se decidía cons truir  el canal por  otra ruta y además de esa manerase evitaba que  Panamá pudiera uni rse a otra Federación  o  regresar al dom i n i o de

Colombia.

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PATRICIA PIZZURNO

Por lo demá s, huelga decir q ue estos pu nto s de vista reflejan la posición conoc ida c om o la Leyenda Negra en torno a la separación de P anam á de C olombia, la

cud le atribuye d gobierno de Theodore Roosevelt la creación o invención de laRepú blica de Pan am á. Sin descon ocer la activa y decisiva particip ación de EstadosUnidos en la jornada novembrina, sin la cud es más que probable que la mismahub iese fracasado co m o los con atos anteriore s, la sola presencia de Estados U nidoses insuficiente para explicar los hechos y resulta una interpretación simplista quedesc ono ce la situación real de la república en 1903, así co mo el proyec to de país delos notab les de la ruta d e tráns ito con un a vía interoceá nica c om o eje cen trd , esbozado desde antes de la segunda década del siglo XIX, cuando aún Estados Unidosera poco más de aquellas trece colonias que se independizaron de Inglaterra cin

cuen ta años antes y ni rem otam ente soñaba con construir y do m ina r un canal porCentroamé rica. Igud me nte, debem os tener en cuenta el anhelo perm anen te de lospa na m eñ os p or separarse de la tutela de Colom bia co mo se pus o de manifiesto enlos cuatr o m ovim iento s secesionistas que j d o n ar o n el siglo XIX, así com o el EstadoSo ber ano Federal entre 1855 y 1885 que fue el ex per im ento político má s extra ordinario de esta centuria, aunque no siempre el más feliz.

Así las cosas, la aspiración de autonomía estaba estrechamente vinculadacon la construcción de una ruta intermarina terrestre, acuát ica o mixta, tantoco m o co n la conq uista de la neu tral ida d qu e m an tuv iera al Istm o por fuera de las

permanentes luchas entre l iberales y conservadores para así l legar a convert i rloen un emporio del comercio mundial .

Mi tesis es que la separación de 1903 fue el resultado de una coincidenciade intereses, unos más poderosos y urgentes que ot ros, panameño-franco-estadounidenses que confluyó en virtud de las intrigas de Cromwdl y Bunau-Vari l lay cuyo resul tado fue el surgimiento de la República de Panamá, el sueño, juntocon la const rucción del canal , más largam ente acariciado po r el gru po do m inan te .  El canal fue la causa y también la consecuencia de la separación pues en élconve rgían estos t riples intereses. Sin dud a, la adm inistra ción de Roosevelt s up o

sacar partido de este estado de cosas con su peculiar estilo, y condenó a la nuevarepúb lica a un c uasipr otectora do po r los art ículos I y VII del Tratado Ha y-B una u-Varilla firmado el 18 de noviembre.

Igualmente, no podemos olvidar que Colombia hizo cuanto estaba a sualcance para perder el Istmo y lanzar al grupo de impacientes comerciantes enbraz os d e Estados Unid os y de los agentes de la Co m pa ñía Nuev a. Por eso, el 21de noviembre, apenas 18 días después de la separación, cuando fracasadas lasgest iones diplomáticas Colombia se aprestaba a reconquistar el Istmo por las arma s ,  Santander Galofre en un ar t ículo t i tulado "Cómo gobernamos a Panamá",

pu bli ca do en El Relator, escribía:

Someter a Panamá pacíficamente o por medio de las armas no es resolver el pro blema. Una cosa es reprimir un alzamiento y otra es matar una revolución.  Y esrevolución lo que hay en el Istmo. La idea separatista ha tenido allí muchos años

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EL ISTMO DE PANAMÁ EN LA GEOPOLÍTICA DE LOS ESTADOS UÑIDOS

A COMIENZOS DEL SIGLO XX: CAÑAL Y DOMINACIÓN

de incubac ión, de desarrollo y na tura lme nte ha fructificado [...] ¿Nos hem os preocupado acaso por cultivar, por desarrollar en ellos el am or a Colombia y el senti

miento de adhesión a la patria? ¿Tuvimos en cuenta que la independencia delIstmo en 1821 fue conquistada sin auxilio de nuestras armas y que así como seincorporaron a nosotros pu dieron incorporarse a otra nación? ¿Qué no hay entrenoso tros y ellos el vínculo p or las cam pañas libertadoras?Cuan do el Istmo en 1821 selló su independencia de España y se incorporó espontáneamente a la Gran Colombia abrigaba sin duda la convicción de que nosotrosno anularíam os sus derechos y su libertad com o pueb lo y que respetaríamos siempre la integridad de su gobierno prop io [...] De dueños y señores del territorio losconvertimos en parias en suelo nativo. Brusca e inespe radam ente les arrebatamo s

sus derechos y suprimimos todas sus libertades. Los despojamos de la facultadmás preciosa de un pueblo libre: la de elegir a sus manda tarios, sus legisladores,sus jueces.Restringimos para ellos el sufragio; falsificamos el cóm puto de los votos e hicimosprevalecer sobre la voluntad popu lar la de una soldadesca m ercenaria y la de untren de em pleados ajenos p or completo a los intereses del departa me nto. Les quitamos el derecho a legislar, y como compensación les pusimos bajo el yugo dehierro de leyes de excepciones [...] En las ciudades verdaderamente cosmopolitasdel Istmo no fundam os escuelas nacionales en don de ap rendieran los niños nues

tra religión, nuestro idioma, nues tra historia y a amar a la patria [...] Desde diciembre de 1884 hasta octubre de 1903, presidentes, gobernadores, secretarios,prefectos, alcaldes, regidores, jefes m ilitares, oficiales, soldados, jefes e inspectoresy ayudantes de policía, la policía mism a, capitanes y médicos de pue rtos, magistrado s, jueces de categoría diversa, fiscales, odo bajaba de las altiplanicies andinaso de o tras regiones de la República para im pon er en el Istmo la voluntad de la leyo el capr icho del más fuerte, para traficar con la justicia o especular con el tesoro yaquel tren de empleados, semejante a un pulpo de múltiples tentáculos, chupabael sudor y la sangre de un pueblo oprimido y devoraba lo que en definitiva sólo los

panameños tenían derecho para devorar.Hicimos del istmo una verdadera Intendencia Militar. Y cuando aquel pueblo detrescientos cincuenta mil almas tenía hombres de reputación continental comoJusto Arosemena, notabilidades de primer orden y de popularidad como GilColunje, talentos e ilustraciones como Ardila, insignes diplomáticos como Hu rtado y celebridades científicas de notoriedad europea como Sosa, los dejamos a unlado, los relegamos al olvido en lugar de llevarlos al solio del Istm o para calmar lased infinita de equidad y de justicia y satisfacer las aspiraciones legítimas de todoslos panam eños [...] El resultado de todos estos errores lo estamos hoy palpando ...

En términos s imi lares se había expresado un día antes el panameño resi dente en Bogotá y enemigo declarado de la separación Salomón Ponce Aguilera,en carta dirigida al Ejecutivo.

Y eso fue lo que en buena medida sucedió.

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PATRICIA PIZZURNO

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IV PARTE

EL PROBLEMA DE LA SEPARACIÓN

PANAMEÑA EN EL ANÁLISIS

HISTORIOGRÁFICO

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La separación pa na m eñ a de C olomb ia

a la luz de la histo riog rafía

Thomas Fischer

A princ ipios d e novie m bre de 1903 el am bien te entre las éli tes en C iud ad de Panamá era tenso, por no decir cargado de suspenso: corrían rumores sobre la in

minente separación del departamento homónimo. El 12 de agosto el Senado enBogotá había rechaz ado, po r 24 votos en c on tra y nin gu no a favor, la rat ificacióndel contrato bi lateral Herrán-Hay, que ya había sido rat i ficado por el Senadoestadounidense el 17 de marzo del mismo año. Este acuerdo permit iría a EE.UU.asumir el derecho de construir y mantener el Canal por el Istmo entre Colón yPanamá. De hecho, uno de los representantes de Panamá, Juan B. Pérez Soto,había apoyado tal proyecto mientras otro senador, José Domingo de Obaldía, enmuestra de desacuerdo con los caballeros reunidos en Bogotá, no asist ió a la reunión. Sin embargo, la crí t ica de Obaldía fue discreta por lo que posteriormente

fue recompensado con el puesto de gobernador del departamento i s tmeño, asumiendo su cargo el 20 de septiembre.

En espera de posibles motines en el Istmo, el gobierno colombiano envióel Batal lón Tiradores, compuesto por unos 500 soldados, desde Barranquil la aCiudad de Panamá en busca de reforzar el Batallón Colombia, en la lealtad decuyo jefe, el general Esteban Huertas, ya no se confiaba. El 3 de noviembre, o seaun día después de la l legada de los solados colombianos a Colón, empezaron enCiu dad de Pana m á los pr im ero s mo vim ien tos de separa ción. Juan B. Tovar, elcomandante del Batal lón Tiradores, pudo observar estos acontecimientos desde

el cuartel de policía donde le había remit ido Huertas, lo cual permit ió que losseparat istas actuaran sin restricción. De hecho, Tovar se había quedado sin t ropas ya que, sin querer, se había sepa rado de sus soldados. Goz an do de su privi legio de viajar en primera clase a la capital del departamento, no se dio cuenta deque sus soldado s se hab ían qu ed ad o atrás en Colón . Así, Tovar no pu do perca tar-

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THOMAS FISCHER

se de que el Pa na m á Railroad no h abía su m inis trad o los vagones suficientes paratran spo rtar a los soldados, por u na orden de su super in tend ente . Para com pletar

la m ala suerte de Tovar, el general H uertas se había co nvertido m ien tras t an to endisidente. Huertas ordenó entonces a sus hombres unirse a la causa separatista,después de haber mantenido varias conversaciones con el separatista ManuelAmador Guerrero , quien t rabajaba como médico en la Panamá Rai l road. Comoacto preventivo, los separatistas detuvieron al gobernador de Panamá, pues nosabían cómo se comportar ía és te . Mientras tanto , e l comandante del buque deguerra estadounidense Nashville, que había l legado a Colón el 2 de noviembre,ordenó el desembarque de sus 150 soldados encargados de mantener el orden yevitar que el Tiradores, sin cabecilla, se trasladara a Panamá.

Simultáneamente , e l 3 de noviembre un grupo de individuos reunidos enel cen tro de Ciud ad de Pan am á procla m ó la indep enden cia . Al d ía s iguiente continuó la reunión del Concejo Municipal para legalizar los acontecimientos y encomendar a una Junta de Gobierno Provis ional la adminis t ración t ransi tor ia .Dicha junta estaba integrada por José A. Arango, Federico Boyd y Tomás Arias.Así, tras pocas horas, la separación de Panamá había concluido. Los cronistasregis t raron solamente dos v íc timas: un c hino y un b urr o q ue mu riero n a ra íz delcaño nazo del crucero Bogotá, posicion ado en la bahía d e Panam á. Con todo , mientras que los colo m bian os carecían de un plan co nvinc ente para defender sus inte

reses, la coordinación de los separatistas funcionó a la perfección. El 6 de noviembre la prensa in ternacional h izo públ ico e l reconocimiento de la independencia de Panam á po r par te de EE.UU. En aquel m om en to ni siquiera la poblac ión de los pueblos rem otos del ex dep ar tam ento is tme ño se había enterad o deles tablecimiento de un nuevo país 1 .

Así las cosas, el 13 de febrero de 1904 se aprobó la Constitución de Panam á, en la cual se conc edía a EE.UU . el dere cho de inte rve nci ón . El 18 de febrero seratificó la C onv enció n del Canal con EE .UU., a través de la cual el gob iern o de laRepública de Panamá aceptaba la división geográfica del país y cedía "para siem

pre"  a EE.UU. el derecho de construir y mantener el canal y los derechos en laZo na del Cana l. En otras palab ras, lo que había rechazad o el Co ngres o colom biano p or raz ones de dignida d nac ional, por falta de definición de la sober anía te rritorial sob re tod o el país y po r la insuficiencia del pago p or los dere cho s, acab aro nhaciénd olo quienes habían prom ov ido la secesión del dep ar ta m ento is tm eño. Deesta ma ne ra o btuv iero n la garantía de que se cons truiría el Can al, así com o algunas ventajas económ icas que resul taron de d icha construcción , pero a cam bio derenunciar a la entera soberanía nacional.

A mi modo de ver, no existe ningún estudio crítico sobre cómo la proclamaciónde la Independe ncia fue acogida en las provincias.

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LA  SEPARACIÓN PANAMEÑA DE COLOMBIA

A LA LUZ DE LA HISTORIOGRAFÍA

Ahora bien, aunque existe un vasto consenso acerca de estos acontecimientos, hay que constatar que el papel y la motivación de los actores involucrados en

la separación han sido analizados por las distintas corrientes historiográficas demanera muy diferente. Incluso se pueden reportar perspectivas y enfoques quevan mucho más allá de los acontecimientos que acabo de relatar, incluyendo ensu análisis estructuras económicas y políticas así como intereses de las potenciasextranjeras. A continuación quiero centrarme en esta temática, enfocándome enlas cuatro tesis más importantes que se encuentran en la literatura bibliográfica.

LA TESIS DE LA AUTONOMÍA

Una primera tesis parte de la afirmación que el Istmo panameño estaba predeterminado, por razones geográficas, a ser una región de tránsito. Esta tendencia prevalece en los análisis de la historia nacional de Panamá, tratando de legitimar laseparación desde un principio. No obstante, hay autores extranjeros que puntualizan la predeterminación de esta región, como el alemán Friedrich von Krosigk,quien cree en la necesidad de una "misión de tránsito" debida a la particular situación de Panamá (Krosigk, 1999). Según Krosigk, el transporte de personas yde mercancías a través del Istmo, así como los servicios relacionados con éste,fueron la base de los ingresos de la población que se estableció en esta zona. Noobstante, el juego de poderes e intereses comerciales internacionales impidió alos dirigentes locales asumir el control entero sobre el desarrollo de la región2.Las inalcanzadas aspiraciones de más autonomía fueron, según Krosigk y otrosdefensores de esta tesis, el factor primordial de los acontecimientos del año 1903.

En este orden de ideas, desde que la Audiencia de Panamá aprobara la asociación -de libre voluntad- con Gran Colombia en  18213, los esfuerzos para aumentar la autonomía se desarrollaron en el marco del concepto de Estado-Naciónde Colombia. En este contexto, las autoridades de Panamá recurrieron a una grancantidad de solicitudes y pleitos en contra del poder que se concentraba en Bogotá

y que, desde el punto de vista panameño, se percibía como centralista

1

. Inclusohubo intentos de separación en 1826, 1830, 1831, 1840-41 y 1860 aunque, como

: Además, hay que tomar en consideración las peleas internas de estos grupos, queimpidieron la concertación de todas las fuerzas.

Respecto a lo que en el discurso nacionalista de Panamá se llama "primera independencia" de Panamá, véase Castillero Calvo (1983; 314-327).4

 Cabe señalar que no solamente las autoridades de Panamá sino también gruposregionales, sociales o étnicos se dirigeron a los políticos en Bogotá para defendersus intereses. Así, por ejemplo, una delegación de indígenas del Darién trató dedefender su propia autonomía en contra del proyecto de construir el Canal por elDarién.

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THOMAS FIS< HER

señala el autor revisionista de Panamá Olmeto Beluche, no siempre se podían tom ar e n serio dadas las l íneas divisorias entre la mism a población pa na m eñ a 5 .

La historiografía oficialista de Panamá después de la separación, lideradapor autores como José Agustín Arango, Federico Boyd, Tomás Arias, Carlos C.A rose m ena , Nican or A. de Ob arr io, Eusebio A. M orales, R am ón M . Valdés, PabloA rose m ena , Rodolfo A guilera, En riqu e J. Arce y Juan B. Sosa, se l imitó may orm ent e a resumir las quejas panam eña s y a ordenar las cron ológicam ente conforme al criterio de una visión teleológica. Según esta corriente, la " independencia"era inevitable y -en cab eza da por los héroes de la nació n, esa van gua rdia q ue pretendía representar la conciencia y la predeterminación de la "nación" de Panamá- tenía precisamente que suceder en la hora cero del 3 de noviembre de   19036.

En Panamá, af i rma Carlos Manuel Gasteazoro , prevaleció durante mucho t iempo "la necesidad de hacer conocer a las nuevas generaciones las líneas de fuerzaque a travesaban todo n uestro proceso his tór ico , m uc ho m ás nutr ido y largo qu eel de casi todas las repúblicas h isp an oam eric ana s" (Gasteazoro, 1983: 280). En laRepública de Panam á el of ic ial ismo s igue per pet uan do este cuento . P regu ntan doa Eulibiades Chérigo, el supervisor nacional de Geografía e Historia de Educad ó n M edia Académica, cóm o se enseña hoy en día la separación de Panam á, d ioa conocer : "C om o u n cue nto: en e l m om en to en que los l ibera les y conservadoresestab an trenza dos en la guerra de los Mil Días, los istm eño s dijeron: "No va mo s a

ser más colombianos, vamos a ser panameños". Pero no se transmite una idea deC ol om bi a negativa. De lo qu e se ha bla ba era del sue ño de Bolívar, de un conflictode fronteras . Hoy hablam os del pr incipio de auto deter m inació n de los pueblos . Ysent imos hacia Colombia una gran hermandad" (Cel is Albán, 2003) .

Eusebio A. Morales , des ignado min is t ro de G obiern o de la pr im era A dm inistración panameña, a pesar de ser oriundo de Cartagena, fue el autor de unvib ran te "ma nifiesto" divulgado p or la Junta provision al. En este do cu m en to sostuvo que "el Istmo de Panamá fue gobernado por la República de Colombia conel criterio estrecho que en épocas ya remotas aplicaban a sus colonias las nacio

nes europea s: el pue blo y el terr i tori o istm eño eran u na fuente de recursos fiscales, y na da más". A ñadió que "las rentas nacionales recaud adas en el Istm o hanpro du cid o a Colom bia cu ant iosas sumas, y en camb io para Pana m á ni se ha em -

'" [. .. ] un repaso ciudadoso de los hechos que rodearon a cada una de esas coyunturas muestra que, más que un proceso de conformación nacional diferenciado deColombia, estos movimientos expresaron conflictos políticos (liberales vs. conservadores), económicos (librecambismo vs. proteccionismo) y administrativos

(federalismo vs. cen tralism o)" (Beluche, 2003b).' Véase Gibbs/Ríos (1970: 6-80) Una filosofía alternativa de historia hub iera sido elenfoque de Koselleck, quien sostiene que en el proceso de la historia m ode rna haydiferentes opciones disponibles y ello es precisamente el criterio que diferencia lahistoria m ode rna de la historia n atural o teleológica (Koselleck, 1979: 143).

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L A S E P A R A C I Ó N P A N A M E Ñ A D E C O L O M B I A

A LA LCZ DE LA HISTORIOGRAFÍA

picado la más ínfima parte de aquellos caudales en propender su prosperidad"(M orales, 1 928:46 ). Sin em barg o, a mi m o do de ver, las cosas no so n tan sencil las.

Este autor no menciona el hecho de que los impuestos provenían de la renta delferrocarri l y del t ránsi to o imp orta ció n de mercanc ías7 , o sea qu e eran pa gad os engran parte por empresas ext ranjeras . Tampoco menciona el cont rabando con elresto de Colom bia, del que se aprove charon tanto ext ranjeros c om o p an am eñ os.Este contrabando se estableció gracias al estatus privi legiado de puertos l ibres.Además, los panameños gozaron de la ventaja del dólar como moneda casi oficial, cuya circulación estaba prohibida en el resto del país. Esto supuso más estabi l idad y favoreció alguno s negocios (Fischer: 245-2 50). En resu me n, un detal lado balance input -output no hubiera brindado resul tados tan negat ivos para Pa

namá como pre tendieron a lgunos panameños .Otra crí t ica, menos fuerte que la de la explotación económica, incriminaal "régimen opresor" de Colombia por su legi t imación del l iberal ismo histórico:la llamada Regeneración desde los años 1880. El protagonista más destacado deeste período fue, irónicamente, el representante de la costa Caribe par excellence,Rafael Núñez  (Connif,  1992: 51). Así, poc o desp ués del térm ino de una guerracivil en tre la facción radica l del liberalism o c olo m bia no y las fuerzas co nse rva do ras -g ue rra que afectó bas tante al entonces Estado de Pa na m á- , se pro mu lgó en1886 una nueva Const i tución que debi l i tó considerablemente las est ructuras

federal istas con struida s a pa rt i r de 1858. Pan am á fue degra dad o, jun to a los otroses t ados , a un depar t amento 8 , el Presidente de la República nombró a part i r deentonces al gobern ador 9  y este últ im o a los alcaldes y ún ica m en te los concejales ylos representantes departamentales fueron elegidos directamente por el pueblo.Adem ás, los pa na m eñ os se habían que dad o sin fuerza m i li tar . Las gua rnicionescolomb ianas encargadas de man tene r el ord en públ ico en Ciudad de Pan am á, asícomo los marines estadounidenses, eran vistos con frecuencia como símbolos deocupadores extranjeros. De ahí que un dist inguido polí t ico de Panamá, el jurisconsulto Pablo Arosemena estableciera que "los panameños eran en su t ierra ape

nas sem i-d ud ad an os " (Arosemena, 1903). Arosem ena, quería vincular este cri terio prim or dia lm en te a los l iberales, principa les víct imas de los inten tos de m an ipulación de elecciones por parte de la coal ición conservadora nacionalista en elpoder.

Sin embargo, también esta tesis ha sido cuest ionada. Alex Pérez-Veneroins i s t e en que a l menos e l segundo gobernador , e l panameño Ricardo Arango-1 89 3- 18 98 -, favoreció el ingreso de varios i s tme ños en la adm inist ración y ade-

7

 Aparte de estas rentas, se crearon otras para el Estado cen tral, tales com o los mo nopolio s del agu ardiente, de los fósforos y del tabaco .8 Véanse los detalles respecto a la historia constitucional de Panamá en Goytía (1987).9  En consecuencia, entre 1886 y 1903 solamente José Agustín Arango y Obaldíafueron representantes panameños.

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THOMAS FISCHFB

más logró incentivar la recuperación económica (Venero, 1978: 117). AlfredoFigueroa N avarro ha señalado que los dirigentes polít icos pa na m eñ os y su apara

to adm inist rativ o n o fueron m uy exitosos du ra nt e la época federalista: "Las bajasocasionadas por las refriegas entre las huestes campesinas comandadas por losseñores de tierra y el ejército federal autóctono, el saqueo cruel e inmisericordede las pro pied ade s rústicas, la desenfrenada m atan za del ganado va cun o, caballary po rci no por las trop as de am bos ban do s, la destru cción de los cultivos, el ban doler ismo, e l es tado permanente de caos e incer t idumbre, en f in , impidieron,ciertamente, un sostenido desarrollo de la campiña y la ciudad" (Figueroa Navarro,  1985: 7). A pesar de que este autor considere la situación de tránsito y el"férreo despotismo centralista" como suficiente legitimación para la separación

de Panam á, tambié n añade , en la t radic ión de José M art í , que un Pana má soberano precisaba legitimarse para que las contradicciones internas desaparecieran.Según este argumento, la entera emancipación todavía no ha concluido.

Los defensores de la tesis de la nece sidad d e au to no m ía sub raya n do s eventos circunstanciales que favorecieron la separac ión. El prim er ac ontec imie nto fuela condena del l íder indígena Victoriano Lorenzo, que desempeñó un papel importante durante la guerra de los Mil Días entre las fuerzas conservadoras y lasliberales (Conté-Porras, 1988: 127-147; Major, 1993: 37). A partir de 1902, losliberales c onc ent raro n sus actividades cada vez m ás en el Istm o, a causa del signi

ficado estratégico de este terri torio -se podían proveer de armas y municionesfác ilm en te- y de la fuerza del l iberalismo local, que sin emba rgo n o pu do alcanzar una victoria militar contra las tropas nacionales y estadounidenses. Despuésdel alto al fuego y de la proclam ació n de la am nistía, un a corte m ilitar co nd enó am ue rte a Lorenzo por asalto de cuadril la de m alhech ores. Patricia Pizzurn o G elósseña la que en e l I s tmo es te compor tamien to se pe rc ib ió como un ac to derevanc hism o y arbi t rar iedad conservador-centra l is ta (Pizzurno, 1990: 193-196) .Finalizada la guerra de los Mil Días, tanto los l iberales colombianos como losseparat is tas panameños reclamaron a l cholo Lorenzo como márt i r .

El segundo y más decisivo acontecimiento fue el rechazo del TratadoH err án -H ay po r par t e del Senado colom biano. Una par te im po rtan te de las é li tespa na m eñ as se sintió frustrada en todos sus esfuerzos para aprove char las op or tunidades que ofrecería la construcción del canal. Este sector empezó entonces apen sar q ue su sueño de un centro d e servicios de tránsito se dejaría realizar m ásfácilmente como república que cooperara directamente con EE.UU. En las palabras del men cion ado Eusebio Morales , es to sonaba así : "El pueblo pa na m eñ o a lver el rechazo del Senado colombiano consideró que era lesivo a sus interesesnacion ales y cimientos de progreso, op tó po r consid erar q ue había llegado la hora

de romper sus lazos polít icos con la República de Colombia y proclama su separación del Gobierno de Bogotá el 3 de noviembre" (Morales, 1928; 88). Y también en el coro del himno nacional de Panamá se establece la separación y lafundación de la República como un acto heroico general:

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LA SEPARACIÓN PANAMEÑA DI : COLOMBIA

A LA TEZ DF LA H ISTORIO GRAF ÍA

Alcanzamos por fin la victoriaEn el campo feliz de la unión:

Con ardiente fulgores de gloriaSe ilumina la nueva nación 10 .

Esto,  no obstante, es una construcción nacionalista del pasado que no encaja con los hechos reconstruidos por la historiografía crí t ica. En primer lugar,cabe recordar que el separat i smo pa na m eñ o se l imi tó a un a peq ueñ a ol igarquía,princip alme nte blanca y conservad ora, ent re los que se cuen tan M anue l Am ado rGuerrero, Federico Boyd, José Agust ín Arango, Tomás y Ricardo Arias, NicanorA. de O barr io , Manuel Espinosa B. y Carlos Con stant in o Arose mena. La princi

pal motivación de esta "vanguardia" eran intereses y esperanzas de beneficioscome rciales. Al fin y al cabo, el sepa rat ism o pa na m eñ o tenía rasgos de ch auvinismo de algunos ricos, parecido al del separat ismo actual del norte de Ital ia. "Nohu bo m ovil ización del pue blo; los l íderes del m ov imie nto de inde pen den cia opr imieron tal movimiento por miedo a sus eventuales rasgos revolucionarios", diceel his toriador alemán Holger Meding - lamentablemente s in profundizar su arg u m e n to - (M eding, 2002: 87) . Por ot ra parte , el estadou nidense Waldo Heinrichpuntua li za , cont ra r i amente - s in dar tamp oco pruebas d ocu me nta les - que al pueblo pan am eñ o n o le imp orta ba si pertenecía a una repúbl ica soberana o al Estado

de Colombia; las masas priorizaban aspectos sodales y étnicos (Heinrich, 1992:251)" .En segundo lugar , cabe recordar que el l iberal i smo panameño, l iderado

po r Belisario Porras, rechazó al princ ipio la separa ción c on argu m en tos de dign idad patriót ica, es decir, que la misma él i te no actuó en consenso 12 . Michael L.Conniff afirma que, aun sin la doble intervención de tropas estadounidenses durante la guerra de los Mil Días, la separación se hubiera logrado igualmente yaque la victoria liberal hubiera sido inevitable  (Connif,  1992: 61). Esta asercióntambién carece de fundamento documental . Bien al contrario, la real idad es que

los liberales aceptaron la oferta de un alto al fuego cuando creyeron que unatercera intervención de los marines llevaría a una separación "a la USA" (Fischer,1998: 100-106; Delpar, 1999: 76). En ese mo m en to surgió u n sector de ntr o de lasélites que dejó de confiar en la Panamá Railroad, en la Compagnie Nouvelle duCan al de Pa na m á, fundad a en 1894, y en los bu qu es de guerra e stado unid ens es, yque deseaba más autonomía dent ro del marco inst i tucional del Estado de Colombia. De ahí la crí t ica del pol í t ico panameño Óscar Terán, quien denunció la

10 El autor del him no nacional fue Jerónim o d la Ossa.11 Ya Josef Opatrny  (1981: 83 yss.) lam entaba en su reseña sobre la historiografía dela separación de Panamá la falta de investigación sobre la participación del pueblo.

2  Véase el desarrollo del pensamiento de Porras entre 1902 y 1904 en Gibbs C./Ríos (1970: 61-80).

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THOMAS FISCHER

separación como obra de influencias económicas y polít icas externas a favor deestas élites (Gibbs/Ríos, 1970: 69-79).

En tercer lugar , es importante mencionar que la separación como td norespondió a un acto heroico de revolucionarios decididos a sacrificarse por susidedes. En efecto, si se compara la "segunda independencia" de Panamá con laind epe nd enc ia de las colonias american as de España, destaca el hec ho de que éstano se alcanzó tras una guer ra de los patrio tas co ntra los opreso res, tal com o suc edió e n el caso de la "pr im era independ encia". En el caso de la separa ción de P anamá no hubo confrontación militar dado que los EE.UU., que ayudaron a los separat is tas , no la permit ie ron. De ahí que, mie ntras que en la ban dera de C olom bia se co nm em or a la pé rd ida de vidas en las filas de los pa trio tas con el color rojo

(Brackhaus Enziklopádie, 1972: 162), en Panamá eso no es posible, puesto que,fuera del chino y del burro mencionados, no se vertió ninguna gota de sangre,como nos recuerda José Agustín Arango 13. El rojo de la bandera panameña tieneotro significado: el del partido liberal.

Para terminar este capítulo hay que evaluar los logros de los separatistas.Aqu í cabe señalar que la gran "victoria" —contra C ol om bi a- ind icada en el hi m nonacional fue un logro bastante dudoso. Si realmente los separatistas actuaronconforme a su vocación de construir una nación capaz de optimizar las ventajasque br ind aba e l Is tmo , pon er e l t ránsi to en man os de un pode r externo no parece

ser la solución más lógica. A fin de alcanzar la soberanía estatd, entregaron laautorización para la construcción del canal, su manejo y la soberanía en la Zonadel Canal" a EE.UU. Los panameños no cayeron en la cuenta de que su secesiónreduc iría su capacidad de negociación con los EE.UU . A consecuenc ia de ello, lasfuturas generaciones tendrían que luchar casi 100 años por la "tercera independencia".

TESIS DEL IMPERIALISMO ESTADOUNIDENSE

M ientra s la tesis de la auto no m ía se centra en la actuación de los indep end entista s,la segu nda tesis, la del imp erialism o estado unidense , cuestiona fund am entalm enteel marco de acción de éstos, alegando que el verdadero centro de gravitación seen co ntr ab a en Wash ington . Esta interp retac ión considera la funda ción de la P„e-pública de Panamá como consecuencia de la expansión imperialista de EE.UU.en el C ari be y en el espac io del Pacífico. De m od o p are cido a la tesis de la au to no mía, la tesis del imperialismo estadounidense se basa en un cierto determinismo,si bien -a diferencia del primer concepto analít ico- la separación ya no es produc to de la "nación pana m eña " en construcción s ino más bien del expansionism o

geopolít ico y económico inmanente al desarrollo capitalista de EE.UU. Esta tendencia se observa en algunas obras de la escuela radical de EE.UU. -Thomas

1 Véase, por ejemplo, Arango (1922: 22)

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LA SEPARACIÓN PANAMEÑA DE COLOMBIA

A LA LUZ DE LA HISTORIOGRAFÍA

Shoonover y de ma nera más m at izada Wal ter LaFeber- . Schoonover hace hincapié en qu e, a más tarda r d ur an te la guerra en tre EE.UU. y España de 1898, cuya

consecue ncia decisiva fue la interve nción mil i tar en Cub a, se alcanzó u n conse nso en los c í rcu los po l í t i cos y económicos de EE.UU. sobre l a neces idadgeoestratégica de construir un canal entre el Atlántico y el Pacífico 14.

En julio de 1902 el Con greso de EE.UU. expidió la Ley Spo one r auto rizan do al gobierno de EE.UU. a negociar con el gobierno de Colombia la construcción de un canal entre Ciudad de Panamá y Colón. En aquel entonces se sabíaque el canal interoceá nico se cons truiría p or P ana m á y que el du eñ o sería EE.UU.Gran Bretaña había aprobado, en el Tratado Hay-Pauncefote de noviembre de1901, dejar la const rucción y el ma nten imie nto de un canal en man os estado uni

denses bajo la condición que éste se m antu vier a a bierto al com ercio m un dia l . Losdefensores de la tesis imperial ista sost ienen que, una vez tomada en Washingtonla decisión de construir el canal entre Ciudad de Panamá y Colón, también lospolí t icos norteamericanos dictaron las condiciones bajo las cuales se efectuaríaesta gran obra. Para ello imaginaron al menos tres posibles escenarios: el legalista, a t ravés de un con trato bi lateral con C olom bia; el anexion ista, y la separa ciónde Panamá por medio de un movimiento secesionista cont rolado desde Washing ton. Cu an do en Bogotá el Co ngres o rechazó la ratificación del Tratado H errá n-Hay, Washington se decidió por la úl t ima opción. Los estadounidenses conside

raron que la creación de un a repúb lica débil y dep end iente de EE.UU. les perm it i ría con trolar mejor el desarrol lo del proyec to.

La pieza central de la argu m en tació n de Scho onov er y LaFeber es la actu ación poco trasparente del presidente Theodore Roosevelt15 . Si bien Roosevelt insist ió en sus memorias, publicadas en 1913, en que su "actuación más importante" en el ám bito de asun tos exteriores dura nte su cargo com o Preside nte se vinc uló a la construcción del Canal de Panamá (Roosevelt, 1985: 526), evitó presentarpruebas que podrían comprometerlo como principal responsable de la separación de Panamá {Ibid.: 536-538). Sin embargo, si ya no se ocultaba el interés de

EE.UU. en disponer de una comunicación interoceánica, una vez consumada lasecesión surgieron muchas dudas sobre la legal idad de la actuación norteamericana en este proceso. Recordamos que las autoridades estadounidenses estabanenteradas de los ademanes de separación de Panamá y que soldados estadouni-

11  Para participar en esta guerra, el buque de guerra Oregon tenía que bordear elCap Hoorn, lo que tardaba 68 días. Ya  antes de esta guerra, el almirante Alfred T.Mahan argum entó que EE.UU. necesitaría intensificar sus esfuerzos para la cons

trucción de nuevas flotas. La construcción del Canal de Panamá jugó en sus consideraciones un papel central (Krosigk, 1999: 139 y ss.).15 En ello se revelan paralelos sorprendentes con la guerra EE.UU.-España de 1898.Los analistas de este conflicto también especulan sobre los verdaderos objetivos dela actuación de William Me Kinley.

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THOMAS FISCHER

denses impidieron en terr i tor io colom biano el t rans por te de t ropas colombianasa la capital del departamento istmeño. Estas acciones inquietaron no solamente

en Am érica Latina y Eu ropa sino tam bién en EE.UU., do nd e el Con greso orga nizó un hearing en 1913 (Meding, 2002: 69 y ss).

Sea como fuera, el mensaje que Roosevelt quería comunicar al mundo eraque la República de Panamá fue obra de hombres astutos y hábiles que lucharonhonestamente por la independencia. Esta lucha, según Roosevelt , l iberó a los panameños del est rangulamiento dest ruct ivo del decadente Estado de Colombia,gob erna do entonces por un Presidente de "pod er absoluto e i rresponsable" cercadel "m u nd o civi l izado" y un Co ngres o de "m uñ eco s"; es decir, po r un sistema queac tu aba co nform e a "un a mo ra l id ad de ba nd ido s" (Roosevel t , 1985; 539)

Pu ntu a l i zó : "Every func t iona l c ons idera t io n of in t e m at io na l mo ra l i ty andexpediency, of duty to the Pa nam á peo ple, and of sat isfaction of ou r ow n nat iona linterests and honor, bade us take immediate act ion" 16  {Ibid.: 538). Schonooverdescarta que la ayuda brindada por EE.UU. se l imitara al apoyo de la poblaciónistm eña que anhelab a la libertad: "T he que stion, simply put, is wh ethe r Colom bia'salleged misconduct -in refusing to perfect a treaty granting the United States theright to build at the ist h m u s- freed  U.S. decisión makers from moral responsabilityfor Colombia 's loss of sovereignty over Panamá and just i f ied high-handedbehaviour on the part of  U.S. officials"17  (Scho onov er, 1991: 97 y ss). Sch oon ove r

insiste en que el rechazo del Tratado He rrá n-H ay p or el Senad o de Colom bia fueun acto legal; así que n o se pod ía alegar que el dere cho de intervenc ión resp ondiera a exigencias del Derecho Internacional o del deber moral {Ibid.: 98).Schoonover comprueba que John Basset t Moore, profesor de Derecho Internacional en la Columbia Universi ty , escribió un Memorándum para Francis B.Loo mis just ificando la toma de la Zo na del Canal po r EE.UU.18  Su papel de policía po r t radic ión y po r el Der echo Internacion al19  en la región istm eña y el hec hoque el Estado de EE.UU. no fuera una empresa privada, no les obligaba a respetarlas leyes locales en caso de conflicto: "The United States [...  ]  can take care of thefuture"20  {Ibid.: 100 y ss).

'"Todas las consideraciones funcionales de moralidad internacional y de conveniencia, de deber para con el pueb lo de Panam á y de satisfacción de nuestros pro pios intereses nacionales y nuestro honor, nos impulsaron a tomar acción inmediata.17 El asun to, en térm inos simples, es si la alegada falta de co nducta de Colom bia -a lnegarse a perfeccionar un tratado que garantizara a los Estados Unidos el derechode construir en el Itsm o- liberó a los gobernantes estadounidenses de responsabi

lidad moral ante la pérdida de la soberanía colombiana sobre Panam á y justificó uncom portam iento despótico por parte de los oficiales norteam ericanos.18 Ya E duardo Lemaitre había explotado este docu men to (Lemaitre, 1993:463-467).19 Se refería al Tratado Bidlack-M allarino.20  Los Estados Unidos [...] pueden encargarse del futuro.

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LA  SEPARACIÓN  PANAMEÑA  in:  COLOMBIA

A  LA LL'Z DE LA  HISTORIOGRAFÍA

En su justificación del papel que su administración tuvo en el proceso deseparación panameña, Roosevelt incorporó la afirmación de Moore de la exis

tenda de una ley por encima de las otras leyes: la representada por EE.UU. -porejemplo en cua nto a las l ibertades y los derechos de gentes o al m an ten im ien to devías para el beneficio de todos-. Sin embargo, en 1934 E. Tylor Parks criticó laafirmación de Roosevelt de una m isión civi l izadora de EE.UU. po r ser un a co nstrucc ión ex post factum. Tal polí tica nu nca hub iera exist ido frente a C olom bia(Tylor Parcks, 1968: 426; LaFeber, 1989: 28).

Por lo tanto, puede afirmarse que Schoonover da evidencia del rol activode EE.UU. en la separac ión de Pan am á. Creo que po de m os a ceptar su tesis, co mpartida por Walter LaFeber, de que el coloso del norte tiene la más alta responsa

bilidad en este episodio de la historia de Panamá. También queda claro que estePresidente era enton ces m uy c onsciente de lo que hacía y de lo que debería habe rhecho -pero no lo hizo- según el Derecho Internacional . Desde la invasión deCuba, Estados Unidos se consolidó como potencia mundial dispuesta a hacervaler sus intereses fuera de su territorio nacional, empleando incluso su fuerzamilitar si era necesa rio. Por esa razó n, Schoo nov er y LaFeber hacen ta n po ca referencia al papel de los separatistas.

Cabe destacar e l argumento elaborado por Schoonover, quien sost ieneque la adm inist ra ción Roosevelt hizo todo lo posible para o cul tar su papel act ivo en la separación de Colombia: a saber, la sugerencia de separación a lospa na m eñ os , el apoyo logíst ico y la ayuda m i li tar . Tamp oco se sabe mu ch o sobrelas presiones ejercidas durante el proceso de elaboración de la Const i tución y elTratado del Canal . ¿Cómo se expl ica este comportamiento? Por una parte , enWashington todavía no se consideraba la Doct r ina Monroe como fuente sufi ciente de legi t imación para interveni r , ya que en ningún momento hubo pel i gro inminente de intervención europea. El secretar io de Estado, John Hay, había l legado anticipadamente a un acuerdo por contrato con el Foreign Office enLo ndre s y la Compa gnie Nouvelle. Por otra p arte , el go bie rno de W ash ingto n nopodía recurr i r a l Tratado Bidlack-Mal lar ino de 1846, dado que éste impedíaacciones que afectaran a la soberanía de Colombia 21 . Fin alm en te, se just i ficó laac tuac ión nor t eamer icana presen tándola como una mis ión humani t a r i a , comoya había sucedido en el caso cubano, aunque esta vez se l levara a cabo sin ocupación. Esta úl t ima observación es importante dado que, desde la invasión enCuba , gran p arte de la op inió n p úbl ica de EE.UU. se manifestaba con t ra la ocu pación de terr i tor ios , presentada como un acto al t ruis ta para emancipar "colonias",  cuando de hecho se t ra t aba de hacer va le r in t e reses económicos y

21 Este tratado garantizaba a EE.UU. el libre tránsito por el Istmo. Para m anten er elorden y la seguridad, se concedió a EE.UU. el derecho de intervenc ión. A cambio,EE.UU. se comprometió a garantizar la soberanía de Colombia.

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i THOMAS FISCHER

geoestra tégicos22 . A diferencia de los separatistas panameños y de los capitalistas extranjeros, EE.UU. no insistió tanto en el estatus "colonial" de Panamá,

s ino que acuñó la fórmula del es tado anárquico gobernado por "bandidos" .Supuestamente , esos pol í t icos impedían t rabajar por e l b ien del "mundo c iv i l i z a d o "  a los c iudadanos honestos y progresis tas .

En fases posteriores, esta legitimación también fue adoptada en una versión m odificada de la D oct rina M on roe -Roosevelt Corollary de 19 04 - para justificar la invasión de Nicaragua (1911-1925, 1926-1933), Haití (1915-1934) y laRepública Dominicana (1916-1934) (Dent, 1999: 140-142; 283-288). Es irónicoque ,  en el caso de Cuba, la invasión de la isla contribuyera a debilitar a un movimiento de patriotas insurgentes, mientras que la no ocupación en Panamá llevó a

consol idar un movimiento separat is ta muy pequeño.

LA TESIS BUNAU-VARILLA  Y DEL CAPITAL INTERNACIONAL

A diferencia de las tesis de la auto no m ía y del im peria l ism o es tad oun iden se , latercera in te rpre ta ción despol i t iza el proceso de separació n. Los autores qu e defienden este enfo que n o hac en hincap ié ni en la ob ra de un m ov im ien to separa t is ta , n i en la pres ión del pode roso gob ierno de EE.UU., s ino en la ac tu acióny la influencia de algunos agentes del mundo de los negocios. Estas personali

dades se destacaron, por una parte, por su efectivo lobbying frente a la clasepol í t ica y los medios masivos de Washington para a lcanzar la opción de Panamá, y por o tra , por la ayuda que br indaron a los separat is tas panameños tantocon informaciones pr iv i legiadas como a t ravés de la corrupción de funcionar ios colombianos. El punto de par t ida de es ta in terpre tación son, como en e lcaso de la tes is del imperia l ismo, las memorias de uno de los protagonis tasdirectamente in teresados en la separación: Phi l ippe Bunau-Vari l la , a l to ingeniero francés de la Compañía de Lesseps que fracasó en 1889. La obra de estepersonaje fue publ icada en inglés después de la Pr imera Guerra Mundial , en

1920, enc ajan do la sep arac ión de Pa na m á en la larga historia del conflicto ent reE u ro p a - l i d e r a d a p o r A le m a n ia - y Amé r i c a - l i d e r a d a p o r E E . UU . - (B u n a u -Varilla, 1920: 81 y ss).

La épica narrativ a The Path between the Seas, escrita po r D avid M cCu Ilough ,sigue la tradición de Bunau-Varilla. Este autor recalca la obsesión del personajefrancés por la construcción del canal, por medio del cual quería demostrar almundo hasta qué punto e l hombre es taba dest inado a gobernar sobre la naturaleza. Desc ribe a Bunau-Varilla con atri bu tos bien vistos po r los lectores en EE.UU.:"practical, person able, exceptionally intell igent" (M cCullogh, 1977: 277). Según

M cC uIloug h, Bunau-Varilla estaba pre ocu pa do po r los derecho s de la Compagnie

' Acerca de la crítica en EE.UU., véase Meding (2002: 86 y ss.

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L Á  SEPARACIÓN PANAMEÑA DE COLOMBIA

A LA LUZ DE LA HISTORIOGRAFÍA

Nouvelle y po r tal m otivo favoreció al "canal estado unid ense ". Este h o m b re estabapredestinado a dirigir la gran obra, dada su larga estancia en el Istmo. A este

hec ho se debe la confianza que , tan to el directo rio y los accionistas de la CompagnieNouvelle com o los interesado s en EE.UU., depo si taro n en él.

Así las cosas, este estadista pudo convertirse en el "verdadero padre" de lasepara ción de Pan am á gracias a sus bu en os contac tos con las éli tes del país; a suscon ocim ientos técnicos; a sus vínculos con el m un do de los negocios, sobre todocon el Crédit Lyonnais en París; y a sus relaciones externas, que llegaron hasta lapren sa esta dou niden se y hasta Hay, Loom is, M oo re y Roosevelt. En sus conversaciones con Roosevelt y Hay se había d ad o cu enta de q ue el gob ierno de W ashington favorecía la secesión de Panamá. Además, notó que en Washington ya no se

quería esperar m uch o t iemp o 23 . Bunau-V ari l la era entonces u no de los pocos personajes que sabía cómo se pensaba en Washington, pudiendo así sacar la conclusión sobre cuán do sería el m om en to adecuado de la separación y com unicán dosecon ot ras p ersonal idades im por tante s . Se contactó con los separat is tas , cuyo em isario, Man uel Am ad or Gu errero , ni siquiera tenía el gusto de ser recibido po r losal tos funcionarios en Washington.

Cha rles D. Am eringe r, Gustave Angu izola y Ernesto Jesús Castillero Reyes,qu ienes es tud iaron t ambién a es t e personaje , son mucho más c r í t i cos queMcCuIlough (Ameringer, 1963: 346-363; Anguizola, 1980: 203 y ss; Castillero

Reyes, 1998). Estos autores deconstruyen la imagen de "intermediario honesto"del ingen iero francés que , de hech o, prestó sus servicios prin cipa lm ente a la compañía francesa y a EE.UU. Es más: cuest ionan la honest idad de Bunau-Vari l laquien sacrificó, para lograr su objetivo de entrar en la historia y ser conocido entod o el m un do , las necesidades de los pa na m eñ os y aún más las de los colomb ianos.  En otras palabras, era un traidor. Además, corrompió con dinero a mil i taresy funcionarios colombianos 21 . Según esta interpretación, Bunau-Varilla sí influyó bastante en el proceso de separación. No obstante, sus logros se basaban enuna moral idad dudosa y en el bajo arte de las intrigas. Su part icipación en la

elaboración del contrato del canal después de la separación absorbió la val iosaenergía de varias generac iones diplom áticas p an am eñ as hasta la revisión de 1975.

Ahora bien, no solamente hay que subrayar que s í hubo argumentos "objet ivos" que favorecieron la opc ión de Panam á -lo s pu erto s ul tram arin os en Panamá y Colón, las condiciones sismográficas, el ferrocarri l , los t rabajos hechospor la Compañía de Lesseps, etc.- sino también que la historia crí t ica no puedecon tentarse con el análisis de la actuación de un a sola person a. James M. Skinnerha probado en su texto, poco tomado en consideración pero basado en un estu-

21  Washington quería empezar con la construcción del canal entre las eleccionespara el Congreso y la constitución del nuevo Parlamento (LaFeber, 1978: 27).24  Es de anotar que sobre el origen y el uso preciso del dinero no se sabe nadaconcreto.

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; THOMAS FISCHER

dio intensivo de fuentes de varios archivos, que Bunau-Vari l la en ningún mom en to pu do actuar ind ep en die nte me nte . Los financistas y el big business de París

estaba n cada vez m ás pre oc up ado s po r el exp ansio nism o a lemán en África y Asia.Para afrontar este peligro estaban dispuestos a desarrollar una estrategia globalmás al lá de los nacionalismos en auge. En el caso de Panamá, por ejemplo, sehicieron valer de interm edia rios co m o Bunau-V ari lla: "In this l ight , the eagernessof Third Republic poli t icians and financiéis to accommodate Washington andWall Street becomes understandable, as does the increasing cordial i ty betweenDelcassé [el Canciller de Francia] a nd T he od or e Roosevelt"25  (Skinner, 1989:149).

Cabe señalar que la Compagnie Nouvelle había contratado en 1896 los servicios del abogado neoyorquino Will iam N. Cromwdl. Este hábil cerebro debería

em pe ña rse en convencer a la clase polí t ica de EE.UU. de comp rarle a la co mp añíafrancesa sus derechos y sus propiedades. El lector de este estudio y otros másrecientes puede darse cuenta que Bunau-Vari l la fue un "número" relat ivamentepequeño en el juego de la red de los financistas y políticos que optaron por laseparación de Panamá. El revisionista panameño Olmedo Díaz Alega que la separación de Panamá fue "parte de un plan maestro dest inado a lograr que elgobierno de Estados Unidos le pagara una fortuna a un sindicato secreto de prom otor es no rteam erican os y franceses a cambio de los derechos de const ruccióndel Canal de Panamá". Este au tor puntu al iza:

En 1900, un grupo de inversionistas liderado por William Nelson Cromwell,fundador de la prestigiosa firma neoyo rquina de abogados Sullivan & Crom well,y por el banq uero J. P. Morgan, crearon un sindicato de financistas y políticos deWall Street con el fin de comprar las acciones de la quebrada Compañía delCanal de Panamá, fundada por el constructor del Canal de Suez, Ferdinand deLesseps. La empresa francesa poseía el derecho de construcción del Canal dePanamá; pero fracasó miserablemente en la tarea luego de haber gastado 250millones de dólares en el intento. El sindicato incluía al cuñado del presidente

Roosevelt y hermano del futuro presidente William Taft. Los mencionados empresarios invirtieron cerca de 3,5 millones de dólares y com pra ron aprox imadamente dos tercios de la empresa que estaba en manos de pequeños accionistasdiseminados por toda Europa. Luego los inversionistas pasaron los tres añossiguientes persu adien do a Estados Unidos de que com prara los activos sin valorpor 40 millones de dólares, el pago de los cuales les revertiría luego (Díaz Espino, 2003 a y b ; Beluche, 2003a).

22 En este sentido, es entend ible la avidez de los políticos y financistas de la TerceraRepública de posesionar a Washington y a Wall Street, así como la cordialidad creciente entr e D elcaseé [el canciller de Francia] y Theodo re Roosevelt.

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L A  S E P A R A C I Ó N P A N A M E Ñ A D T C O L O M B I A

A LA LTV. DF LA HISTORIOGRAFÍA

L A   TESIS DE LA DEBILIDAD DEL ESTADO COLOMBIANO Y DE LA FALTA DE PROFESIONALISMO

PO R  PARTE DE LOS POLÍTICOS COLOMBIANOS

La cuarta y última tesis se refiere a la debilidad del Estado colombiano, lo que dening una m anera quiere decir que fuera go bern ado por band idos com o p retendíaRoosevelt. Esta perspectiva, desarrollada en su versión m ás conv incente p or Edu ardo Lem aitre en su opu s m ag nu s Pa na m á y su separación de Colombia, y que tam bién a mí me parece convincente (Fischer, 1998: 73-108), relata la perspectiva deColombia. Este punto de vista se puede resumir, de acuerdo con un comentarioqu e salió a la luz en El Espectador en el añ o 1904, de la siguien te m an era :

El aislamiento en que viven las unas secciones en relación con las otras , la falta de

vías públicas nacionales, la inaccesibilidad a ciertas regiones am ortigua las palpitaciones del alma nacional y es propicio para fomentar el regionalismo y elgam onalism o, es decir, fuerzas centrífugas de oligarquías locales que favorecen ladesintegración, un "estado ap arte" y finalmente el separatismo  {El Espectador, 18febrero de 1904).

Esta interpretación parte de la observación que, a lo largo de todo el sigloXIX, el poder central en Colombia no logró integrar de manera convincente lazona del Istmo al territorio nacional y establecer así el monopolio estatal. Esto se

mostró de manera manifiesta durante las diferentes guerras civi les, los intentosde secesión y también en la falta de disciplina a la hora de cancelar todos losimpuestos que se hubieran debido pagar. Cabe señalar que no solamente el Estado nacion al no logró establecer la heg em onía sino que tam po co se creó un a iden t idad nacional fuerte26 . En otras palabras, la nacionalización colombiana fue débil 27 .  Esta constelación favoreció el auge de identidades "aparte" y de "fuerzascentrífugas", tal com o se leía en el m en cio na do com enta rio pub licado en El Espectador. Pero, a diferencia de los defensores de la tesis de autonomía, que sostienen la cohesión reg ional y el estatus cuasicolonial , el siguiente hec ho arg um en ta

ría en este sentido: al Estado colombiano y a las élites les faltó la capacidad yquizás también la voluntad de coordinar la dinámica económica, social y étnicaen el Istmo a través de instituciones efectivas. Y las "oliga rqu ías" en el Istm o, q ue

26 He explorado este argu me nto de manera general en mi ensayo "Colombia - Estado débil sin territorialidad entera. Una visión histórica", por publicar.27 Borja Riquer y Permanyer entiende por nacionalización [en el caso español] "aquelcomplejo proceso social por el cual diferentes colectivos acaban aceptando, de for

ma m ás o menos explícita, una 'nueva conciencia' de pertenencia a una comunidaddefinida ya como 'nación'. Este proceso implicaba tanto una evidente integraciónpolítica, cultural, lingüística e ideológica, como la identificación con las nuevasinstituciones liberales, con sus signos y sus símb olos, así com o con el discurso histórico justificador de todo ello" {  Riquer y Permanyei: 1994: 98).

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THOMAS FISCHER

des arro l laron su region alismo a raíz de la desa tenció n po r parte el Estado colo mbiano, carecían de la misma capacidad.

Este regionalismo era débil , defectuoso y se l imitaba a la zona de trá nsi to.No era má s fuerte qu e los sent imie ntos de iden tidad en algunas partes de la costaCa ribe qu e iba a separarse en 187528 . Se definió a t ravés del pr ed om inio extranjero y el en cu entr o o -s i se q ui er e- el cho que de diferentes c ul turas: la de la m od ernid ad y la de la t rad ición criol la, ade má s de las cul tura s sub alternas de los mes t izos, los ne gro s de las islas antilla na s y los ch ino s. Lejos de ser un crisol de raz as, lazon a de Pan am á fue mu lt iétnica sin definirse com o tal , con un sector " m od er no "y transnacional y otros t radicionales. La gran obra hubiera consist ido entonces,como lo expone Krosigk, en la t ransición de la "si tuación de tránsi to" hacia una

"m isión de tránsito".Ricaurte Soler, quien adopta un enfoque materidista, part iendo de la obra

de Justo Arosemena, sostiene que la conformación de una burguesía liberal a mediados del siglo XIX que consagró la propiedad como prindpio directriz no eracapaz de construir, a base de la autonomía federd, una nación que integrara lasd i fe ren tes cor r i en tes y neces idades de l a poblac ión (Soler , 1954: 81-95) .Adicionalmente, Krosigk concluye que a lo largo del siglo XX el resultado de lasituación específica de Panamá sería la creación de un nacionalismo con rasgosm uy fue r t e s de r ac i sm o , "un na c i o na l i sm o qu e t i ene su o r i ge n en el

ant iam erican ismo am biguo y en la diferenciación racista acerca de la inmigrac iónantilla na, q ue era vin cu lada a los gringos del no rt e" (Krosigk, 1995: 108 y ss).

La debil idad del Estado colo m bian o y la fal ta de capac idad p ara crear un anación colombiana, así como la debil idad del regionalismo panameño, fueronnotables en un momento de la his toria global en que no solamente en Europasino también en América Latina se hicieron grandes esfuerzos para proporcionarfund am ento s cul turales a las naciones imag inadas y de ta l ma ner a " hom oge nei -zar" la población (Quijada, 2000: 15-55). Cuando finalizó la guerra de los MilDías , tanto en Colombia com o en particular en el dep artam ento de Panamá, d ond e

se hab ía pre senciad o la úl t ima etapa de la guerra, el concepto nacion al había fracas ado (Fisher, 1998; 108). Fue en este con texto d e desgaste del sistem a político yeconómico cuando en Panamá se sint ió un "sentimiento de autosuficiencia, alque se añadía un cierto relajamiento del sent ido de Patria grande" (Lemaitre,1993:  40 1; Randa ll , 1992: 78-88; Fisher, 1998: 73-108 ). Igua lmen te, juga ron unpapel importante la Ley Spooner, los cálculos electorales de Roosevelt, las negociaciones por el Tratado y las maquinaciones de Bunau-Vari l la y Cromwell paradefender los intereses de la Compagnie Nouvelle.

28 Acerca de las tendencias separatistas de la Costa Caribe, véase Park (1985: 75-105).

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LA  SEPARACIÓN PANAMEÑA DE COLOMBIA

A LA LUZ DE LA HISTORIOGRAFÍA

La clase política de Bogotá, en su mayoría conservadora, no com prend ióque, una vez acabada la guerra y tras la expedición de la Ley Spooner, el marco de

acción se había cerrado . Com o lo demuestra muy claramente Lem aitre en su análisis de los debates en el Senado colom biano, el rechazo de un proyecto de tratadoque había negociado un enviado especial de Colombia con el secretario de Estado de EE.UU. fue un lujo que no se podía permitir. La no ratificación respondióal ultim átum de Hay percibido com o acto imperialista. Fue un reflejo de orgullonacional puesto que llevaba la cesión de la jurisdicción en la Zona del Canal po rcien años prorrogables y una recompensación simbólica -10 millones de abono y250.000 dólares anuales-. También influyeron discrepancias en la misma coalición gubernam ental: el Presidente no lo defendió enérgicam ente. Dadas sus con

secuencias para C olombia, esta decisión no puede calificarse como arraigada enuna profunda responsabilidad nacional; fue, en fin, poco profesional.

CONCLUSIÓN

En esta ponencia he expuesto los puntos fuertes y los puntos débiles de cuatrointentos historiográficos distintos de interpretar la separación de Panamá deColombia: el anhelo de más autonom ía y la emancipación del estatus cuasicolonid,la implementación de la hegemonía de EE.UU. en el Caribe, las intrigas de Bunau-Varilla y los intereses del mu nd o de negocios internaciona l, así como la anom iadel Estado colombiano. Creo haber demostrado que se requiere una interpretación pluricausal. La clase política de Colombia no actuó con un consenso profundo en el crucial año de 1903, no tenía estrategia con tundente acerca del desarrollo del Istmo y m enos aun acerca de las negociaciones con los EE.UU. En consecuencia, en Washington ganó cada vez más terren o la idea de que un a soluciónnegociada era imposible. Fue entonces cuan do opta ron, de acuerdo con los intereses financieros y la Compagnie Nouvelle así com o con los separatistas de Panamá, por la secesión. La pequeña República de Panamá nació en un lapso de tiem

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Estudio historiográfico sobre las interpretaciones

en to rn o a la separación de Pana m á de Co lomb iaen 1903

Celestino Andrés Araúz

Las características especiales del surgimiento de la República de Panamá el 3 denoviembre de  1903, es decir su separación definitiva de Colombia en la que estuvieron presentes diversos intereses, hicieron que rápidamente aparecieran dosposiciones contrapuestas respecto a este controversial suceso. En particular secuestiona, por parte de Colombia y otros países de América Latina principalmente, la participación del gobierno de Estados Unidos en el movimiento separatista, en virtud de su manifiesta intención de construir, controlar y defender uncanal interoceánico por el Istmo de Panam á, tal como se estableció en el TratadoHay-Bunau-Varilla del 18 de noviembre de 1903, de conformidad con los intereses económicos, estratégico-militares y geopolíticos de la nación del norte que ala sazón iniciaba su carrera imperialista bajo las directrices del presidente Theodore

Roosevelt, el secretario de Estado John Hay y otras figuras prominentes que esgrimían la política del big stick estadounidense.

L A  "LEYEN DA BLA NCA " O VERSIÓN FAVORABLE A LA ACTUACIÓN D E LOS PROCERES

La denominada "leyenda blanca", o versión dorada sobre el 3 de noviembre de1903, está rep resentada inicialmente por los escritos de los principales partícipesdel suceso, los llamados proceres, quienes plantean que para llevar adelante lasecesión arriesgaron sus vidas, sus fortunas y su posición social a fin de librar alIstmo del yugo colombiano. Aunque algunos de ellos mencionan la participación

del gobierno de Estados Unidos, en realidad se concentran en su actuación personal. Se destacan, entre otros, José Agustín Arango, Manuel A mador Guerrero,Tomás Arias y Nicanor A. de Obar rio, de filiación conservadora, sin que nos olvidemos del general Esteban Hu ertas y algunos liberales com o Federico Boyd, Carlos Constantino Arosemena y Guillermo Andreve. Es de rigor señalar que estas

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C i I E S T IN O A Ñ O R E S A R A C Z

vers iones deben ser complementadas con otros documentos de la época paradeterminar su exact i tud .

Importa recordar que José Agustín Arango Remón, que nació en la ciudadde Panamá el 29 de febrero de 1841 y falleció en 1909, se dedicó a actividadescomerciales y era abogado de profesión. Laboró como "agente especial" en laCompañía del Ferrocarr i l de Panamá, empresa es tadounidense cuyos funcionarios principales tuvieron una activa participación en los contactos iniciales quelos conjurado s d ir ig idos po r Arango es tablecieron en Estados Unidos , par t icularmente con el abogado de esta empresa y asesor legal de la Nueva Compañía delCan al f rancés , Wil l iam Nelson C romw ell , as í com o tam bién du rant e los acontedmientos que se desarrollaron el 3 de noviembre de 1903 y en los días inmediatamente poster iores .

En marzo de ese año, Arango fue elegido senador por el departamento dePanamá ante el Congreso Nacional, pero como él mismo confiesa en su escritoti tulado: "Datos para la historia de la Independencia del Istmo proclamada el 3de nov iem bre de  1903",  rehusó asistir "porque tenía completa convicción de queel Tratado Herrán-Hay para la apertura del canal, sería rechazado y entonces noveía sino un medio, nuestra separación de Colombia para salvar al Istmo".

Fue así com o, en jun io d e  1903, Arango com enzó a reunirse inform alm ente con miembros de su familia, particularmente con sus hijos Ricardo, Manuel,Belisario y José Agu stín, y con su yer no S am uel Lewis, Raúl O rillac y Ernesto TLefevre. También formó parte de este círculo de conspiradores que militaban enel pa rtid o conservador, el libera l Carlos Con stant ino A rosemena y p oster iorm ente ,cu an do el 12 de agosto el Co ngreso colo m bian o rechazó el trat ado , Ara ngo encabezó una junta separatista o patriótica a la que ingresaron otros partidarios delconservatismo como Tomás y Ricardo Arias, Manuel Espinosa Batista, NicanorArturo de Obarrio y el l iberal Federico Boyd.

Según la vers ión de Ara ngo, una de las pr im eras m edida s de los conjurados fue ponerse en contacto con el agente de fletes de la Compañía del Ferrocarril de P ana m á, J. R. Beers, a qu ien aquél le expu so qu e el m otiv o de la en trevista "era manifestarle la practicabilidad de l levar a cabo la separación del Istmo,quedando as í Panamá en apt i tud de celebrar con e l gobierno americano untra tado análogo a l rechazado por e l Congreso colombiano para la aper tura deCanal". Agrega qu e le aseguró a Beers que po drí an con tar "con el apoyo un án im edel país" y que él -Arango- se pondría al frente del movimiento separatista,

junto con otros hombres de prestigio, sin el menor temor de fracaso, pero quepara asegurar no el éxito del movimiento que era evidente, sino la estabilidad denuestra independ encia, se hacía preciso que un hom bre de las condiciones de él,

que contaba con buenas conexiones en su patria, emprendiera viaje a EstadosUnidos para pulsar con su habitual pruden cia y discreción, la opinión allí relativamente al apoyo que pudiéramos esperar después de hecho el movimiento y proclamada la independencia.

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E S T U D I O H I S T O R I O G R Á F I C O S O B R E LA S I N T E R P R E T A C I O N E S E N T O R N O Í

A LA SEPARACIÓN DE  P Á N A M Á  DE COLOMBIA EN 1 9 03

En otras palabras, Beers debía valerse "de personas de al ta posición   e i n fluencia" para asegurarse que  el gob ierno e stad oun iden se "no prestaría auxil io

alguno a Colom bia para re incorp orar el Is tmo a esa repúb lica; y qu e, por el cont rar io ,  pudiéramos contar con  la decidida protección  de Estados Unido s, en elsent ido de reconocer nuest ra ind epend encia un a vez persu adido aquel Go biernode que era un movimiento unánime de los pueblos del Istmo".

No está demás advertir que los críticos de estas versiones subjetivas de lospart ícipes del m ovim iento secesionista, afirman que fue W illiam Nelson Cr om w dlel que tomó la iniciat iva de separar al Istmo para que el gobierno presidido porTheodore Roosevel t negociara di rectamente con los panameños  el t ra tad o delcanal . Para el lo Cromwell dio instrucciones  a Beers y a otros al tos funcionarios

de la Empresa del Ferrocarri l establecida en Panamá a fin de que fom enta ran lasideas separat istas entre los istmeños.Como quiera que fuese,  al d ed r de Arang o, Beers cum pl ió  la "delicada

misión" que se le enc om end ó en Estados Unidos y retor nó a Pana má provisto declaves e instrucciones de las personas que coadyuvarían a los planes secesionistas,entre quienes estaba Cromwell . Pero Arango prefirió omit ir el nombre del influyente abogad o n eoy orqu ino y se l imi tó a me ncion arlo com o "la respetable perso na que abrió el camino a las espe ranz as de los cons pirado res".

En su relato, Arango también da detal les sobre cómo se fue ampliando la

jun ta separat ista al inc or po rar al m ov im ien to a otra s figuras relevantes del part i do l iberal en el Istm o, part ic ular m ente a Carlos A. M end oza, Euseb io A. Mo rales,al general Do m ing o D íaz y su her m an o P edro A. Díaz, entre o tros. Indica, asimism o,  cómo se logró el apoyo del general Esteban Huertas. Se ocupa, igualmente,del viaje que efectuó Manuel Amador Guerrero  a  Estados Unidos  a  finales deagosto de 1903 a ul t ima r los detalles del m ov im ien to secesionista co n Crom well ,quien le ret i ró su apoyo cuando el ministro de Colombia en Washington, TomásHerrán, enterado del complot separat i s ta ,  le im pu tó "cier ta responsabi l idad enlos aco ntecim ientos que se cum pliera n, lo cual de tal m od o influyó desfavorable

m en t e  en el án im o del respetable caballero con quien n ues tro rep resen tante seentendía que lo eludió desde entonces en diferentes ocasiones y se ope ró en suconducta un cambio notable , penosamente observado por Amador Guerrero" .

Arango descr ibe como Amador Guerrero ,  a t ravés del ba nq ue ro jud íoJoshua Lindo, se pus o en com unic ació n con Phil ippe Bunau-V ari l la con quie n, aldecir de Arang o, "después de varias entrevistas acord aron el plan q ue deb ían ado ptar y qu e daría po r res ul tado la satisfacción de nue stro anh elo . . ." . No obs tante, seabst iene de mencionar las condiciones exigidas por Bunau-Vari l la para apoyar alos conspi radores,  es decir  su no mb ram iento como Enviado Ext raord inar io y

Minist ro Plenipotenciar io de la nueva república con capa cidad pa ra negociar yfirmar un nuevo tratado del canal y los 100.000 dólares que ofreció para los gastos que ocasionaría el mo vim iento separati s ta , part icu larm ente para so born ar alco m an da nte y a los oficiales del batal lón Co lom bia.

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; CELESTINO ANDRÉS ARACZ

Mientras tanto, Arango continuó con los planes separatistas en el Istmo,agasajó al capitán Beers, para lo cual invitó "a varios amigos que no estaban al

cor rien te de la misión que aquel caballero llevó a los Estados U nidos, pero todossimpatizaban con cualquier plan que favoreciera la independenda del Istmo".Entre éstos mencionó a H. G. Prescott, superintendente de la Com pañía del Ferroc arril "quien sí conocía nuestro proyecto y fue poderoso auxiliar para su realización". Arango tam bién con tó con el respaldo del superin tendente general de laempresa, coronel J. R. Shaler, de quien asegura: "De m uch o nos sirvió su simpatíapor el movim iento separatista, pues fueron muy valiosos sus servicios", com o fuedilatar la entrega de carbón a los buques de guerra colom bianos Padilla y Bogotáque se dirigían a Buenaventura a transp ortar tropas al Istmo y asimismo dispuso

que sólo los generales Juan B. Tovar, Ram ón Amaya y otros oficiales que arribaron a Colón para sofocar cualquier intentona y reemplazar a Esteban Huertas,fuesen trasladados en el ferrocarril a la ciudad de Panamá donde este último ordenó su arresto el 3 de nov iembre, dando así inicio a la secesión.

A continuación, Arango se ocupa de los acontecimientos del día 4 cuando,según sus propias palabras, mediante cabildo abierto celebrado en el parque Catedral "se procedió a regularizar tan trascendental acon tecimiento proclama ndoen forma regular nuestra s epa ració n..." y muy por encima del 5, en Colón, queno relata porque considera que podían hacerlo con más propiedad otras perso

nas que conocieran en todos sus detalles ese acontecimiento. Advierte que al hacer público su escrito, era su propósito "abrir el camino para que otros de miscom pañeros en la pasada labor, o aquellos que más tarde tamb ién tom aron parteen los sucesos que se cum plieron con anterio ridad al glorioso 3 de noviembre de1903, sum inistren detalles que haya omitido , o reseñen circunstancias que hayanpasado inadvertidas, contribuyendo ellos así a facilitar la tarea del H istoriador".

El apologético escrito de Arango está fechado el 28 de noviembre de 1905,pero es preciso recordar que quince días después de la secesión definitiva, es decir el18 de noviembre de 1903, Ramón Maximiliano Valdés, que no participó en la mis

ma, pero sí su padre Ram ón Valdés López, a quien Arango le encomendó divulgarla noticia de la separación en el interior del país, dio a conocer el escrito La independencia del Istmo de Panam á, sus antecedentes, sus causas y su justificación.

Ramón Maximiliano Valdés nació en la ciudad de Penonomé el 13 de octubre de 1867 y murió en la ciudad de Panamá el 3 de junio de 1918, cuandoocupaba el cargo de Presidente de la República. Abogado de profesión, du ran te elperíodo de unión a Colombia fue alcalde de Colón, representante al Congreso ysecretario de Educación. Desde muy tem pra no se dedicó a escribir y publicó dosperiódicos: El Estímulo y La Palabra. Miem bro im porta nte del Partido Liberal,

du ran te la administración presidencial de José Domingo de Obaldía se desempeñó como secretario de Gobierno. Entre sus obras, cabe destacar la Geografía delIstmo de Panamá -1 89 8 - y el escrito que ahora nos ocupa, que tam bién se publicó en inglés y francés.

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ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO SOBRE LAS INTERPRETACIONES EN TORNO

A LA SEPARACIÓN DE P.ANAMÁ DE COLOMBIA EN 1 9 0 3

Para justificar la secesión de no vie m br e de 1903, Valdés se rem on ta a losmovimientos separat istas de 1830 y 1840, al establecimiento del Estado Federal

en 1855 y a la circular de José de Oba ldía del 4 de jun io de 1860 en la qu e afirm óque para asegurar su bienestar, al Istmo no le quedaba otro camino que emanciparse para s iempre de la Confederación Gran adina . Recordó el pro nun ciam ientode los notables de Veraguas en el que "los pueblos se ocuparon con ardor enprep arar e l mo vim iento q ue había de dar al Is tmo vida autó no m a bajo el protectorado de los Estados Unidos de Norteamérica, de Francia y de Inglaterra, queencontraron just i ficado el intento". No obstante, indica que "no fal taron panameños tan discretos como optimistas que confiando en la visión y la cordura delos conductores de la República, apagaron el ardor de los rebeldes con el frío de

los consejos".Valdés tam bié n repro dujo el texto del conve nio de C olón , suscri to el 6 de

septiembre de 1861 entre el comisionado del gobierno de los Estados Unidos deNueva Granada, Manuel Muri l lo Toro, con el gobernador de Panamá, Sant iagode la Guardia, mediante el cual el Estado Soberano de Panamá se incorporaba aaquella ent idad bajo ciertas condiciones, entre éstas que el terri torio del Istmo,sus habitantes y gobierno serían reconocidos como perfectamente neutrales enlas guerr as civiles o de rebe lión qu e surg iera n en el resto de los Estados Un ido s dela Nueva Granada, en los mismos términos que el ar t ículo 35 del Tratado

Mallarino-Bidlack celebrado entre la Nueva Granada y los Estados Unidos delNorte .

Tras insertar otros documentos acerca de la difícil situación política delIstm o en los año s del Estado F ederal , cu and o los golpes de cuartel es tuvieron a laor de n del día, Valdés asevera que de 1863 a 1885 "el esp íritu se para tista del Istm ono tuvo revelaciones ostensibles". Cri t ica fuerteme nte a la Rege neración enca bezada po r Rafael Nú ñe z, la Co ns titu ció n d e 1886 y la Ley 41 del 6 de nov iem bre de1892 mediante la cual e l departamento de Panamá quedó comprendido en lalegislación ge neral d e la Repú blica. Se refiere, asim ism o, al fracaso del canal fran

cés y al rechazo del Tratado Herrán-Hay por el Congreso colombiano que

contra toda juiciosa expectativa, desconociendo los inmensos beneficios que eltratado reportaría a la República, sin m iramien tos a los grandes intereses de Estados Unidos de Norte América y de Francia, inspirado por un o rgullo miope y unaarcaica noción de patriotismo , pronu ncia un veto, indignado y enfático, que fueun desafío insensato a la civilización y al progreso del orbe.

Al decir de Valdés: "Esta negativa repercutió en los ámbitos del territorio

ís tmico co mo el anu ncio pavoroso de inm inen te catacli smo", má xim e cu and o sesabía que la ruta de Nicaragua contaba en Estados Unidos "con osados y ardientes part idarios" a quienes la act i tud del Congreso colombiano les al lanaba el cam i n o .  También, con la decisión del cuerpo de legisladores, "apareció cercana la

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i CELESTINO AN DRÉS ARATV.

elección de Presidente de la República, se oyeron voces siniestras, precursoras deuna nueva contienda armada," recordando la guerra de los Mil Días.

Por ello, según Valdés, "la ho ra había son ad o. El pue blo del Istmo , d espuésde pad ece r un a agonía de och enta años, recibía de sus am os la sentencia de m ue rte".  Renació "el ansia de libertad, largo tiempo contenida y silenciosa...".

M ás adela nte, Valdés le sale al pas o a los de trac tore s del mo vi m ien to separatista en los siguientes términos: "la suspicacia y la maldad acusarán acaso a losEstados Unidos del No rte de haber p rom ov ido la insurrección en el Is tmo; perosemejante cargo, inexacto y vi l , no alcanzará a manchar la gloria inmaculada deesta hora blanca, de esta hora santa en que las naciones del mundo saludan conalbor ozo el adv enim iento d e la nueva República y alaban el pavo roso valor cívicode sus fundadores". De allí que asevera que "semejante acto y el m od o com o se hacumplido, excluyen toda idea de intervención extraña".

Ocho años después del movimiento secesionista, es decir el 3 de noviembre d e 1 911 , Federico Boyd dio a con oce r sus pu nt o s de vista sobr e el suceso enun artículo que tituló Exposición histórica acerca de los motivos que causaron laseparación de Panamá de la República de Colombia en 1903. Boyd nació en Panam á en 1851 y m ur ió en Nuev a York en 1924. Tenía 52 año s cu and o se con virt ió enuno de los proceres panameños que encabezó la secesión y fue miembro de la

Junta Provisional de Gobierno que dirigió los dest inos de la nueva república entre el 4 de noviembre de 1903 y el 20 de febrero de 1904. Al momento de la separación, era un próspero hombre de negocios que incluso fungía como cónsul deEcuador y Holanda y mil i taba en el Part ido Liberal .

En su "Exposición histórica" Boyd com ienza resal tando la imp orta ncia quepara el Istmo de Panamá representaba la construcción del canal interoceánico, ysu gest ión, junto con "un grupo de panameños notables", en Cartagena y Bogotáante el presidente Rafael Nú ñez y el Congreso colom biano, para obten er pró rro ga a favor de la Compañía Universal del Canal Interoceánico presidida por

Ferd inand de Lesseps. Igualmen te recuerda qu e " los pan am eño s hicieron rep et i das gest iones ante las naciones europeas -part icularmente Inglaterra- a f in decons eguir que alguna de el las, sep ara dam ente , o todas ellas en conjun to tom ar ana su carg o las existencias de la referida e m pre sa y llevaran a cabo el canal".

Al fracasar estas diligencias, al decir de Boyd, "los panameños volvieronsus m ira da s a la G ran Rep ública del Nor te en la espera nza d e log rar co n ella eléxi to a que aspiraban, y establecieron con este objeto constante propaganda enlos pe riód ico s locales y en los extranjeros". Esta tarea era difícil de realizar po rq ue"las simp atías del pue blo am erica no h abían estado siem pre del lado del canal por

Nicaragua...". Pero la guerra entre Estados Unidos y España en 1898 puso en evidencia la necesidad de construir el canal interoceánico, y si bien el gobierno deTheodore Roosevelt celebró negociaciones con Colombia para la concertacióndel Tratado Herrán-Hay, éste no prosperó por la act i tud del Congreso en Bogotá.

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ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO SOBRE IAS INTERPREI U IONES EN TORNO

A LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ DE COLOMBIA EN 1903

Según Boyd: "... la pasión lo dominaba allí todo, pues acababa de pasar ladevastadora guerra civi l de t res años y sólo se preocupaban los colombianos delos prove chos que en esa negociación que rían o bten er de los Estados Unid os paralos Estados del Centro, así como habían alcanzado cuantiosos beneficios por elcontrato y prórrogas de la Compañía francesa". Así las cosas, afirma Boyd que:

El estado de desesperación para los panameños llegaba a su colmo, viendo quese alejaba tal vez para siempre el único medio que tenían de salir del estado devergonzoso a traso, de miseria y desgracia en que se enc ontraba n sus pueb los sinpoder sub ir a la altura que la naturaleza le tenía señalado a su privilegiado te rritorio por su posición topográfica, y viendo que ya el Gobierno como el pueblo

americanos, enojados por el brusco rechazo del tratado Herrán-Hay, se preparaban para ad optar la vía de Nicaragua, puesto que el Gob ierno y habitantes deesa república sí les brind aban toda clase de facilidades y se afanaban por atraerlos,  un puñado de esos panameños: Amador Guerrero, José Agustín Arango,Ricardo y Tomás Arias, Manuel Espinosa B., C. C. Arosemena, Nicanor A. deObarrio y yo, resolvimos arriesgarlo todo : vidas, familia, fortuna y posición so cial en bien de nuestros con ciudadanos y nos lanzam os a la dificilísima obra deseparar a Panamá de Colom bia, si el tratado Herrán -Hay era finalmente rechazado por el Congreso de Bogotá.

Seguidamente Boyd detal la cómo se l levó a cabo el plan separat ista, peroen ninguna parte de su exposición menciona la part ic ipación de los funcionar ios estadounidenses de la Compañía del Ferrocarr i l de Panamá ni a Wil l iamNelson Crom wel l . Al referi rse a la misión de A m ad or Gu errer o en Estados Unidos, a su fracaso inicial y a su entrev ista con Ph il ippe Bu nau- Var i l la, se l imita adecir que: "Este señor simpatizó en el acto con nuestra justa causa y se brindó aayudar al l í en la ardua tarea, reanimó al doctor Amador Guerrero y ofreciót rabajar por medio de un al to personaje en Washington hasta obtener las s im

pat ías que buscábamos".Según Boyd, los panameños por sí mismos, "con mucho sigi lo y secreto",

l levaron a cabo la separación el 3 de noviembre de 1903, que tenían previstoefectuar el día 4, pero tuvie ron que a delan tar an te "la l legada a Colón de un cuerpo m ilitar de 400 hom br es qu e venía a ree mp laza r el qu e estaba a la plaza". En suspalabras:

Pocas horas antes de que estallara el movimiento y que redujéramos a prisión a losjefes de las tropas recién llegadas, jefes colombianos que se habían adelantado a

venir de Colón, corrió como por electricidad la noticia por toda la población ytodos los habitantes sin distinción de partidos ni de razas y prescindiendo de anteriores divisiones políticas, todos como un solo hom bre, con una sola voluntad ydom inados por un solo sentimien to, acudieron a los cuarteles a prestar sus servi-

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CELESTINO ANDRÉS ARAÚZ

cios a tan santa y noble causa. Hasta los extranjeros residentes en la ciudad, todos,todos nos brindaron su ayuda y simpatía.

Asevera que tan pro nto como se organizó el gob ierno de facto, se dirigieron notas oficides al superintend ente de la Com pañía de Ferrocarril de Panamá"participándole el mo vimiento que acababa de tener lugar y comunicándole quedesde ese mo m ento asum íamos las obligaciones y derechos contenidos en el contrato celebrado entre Colombia y la Com pañía y que estábamos dispuestos a darle las garan tías y protección que en virtud de ese contrato requirieran para el libretránsito".

En su opinión, la presencia de naves estadounidenses en Colón, el mismo

día que ocurrió el movim iento secesionista, era para darle "estricto cum plimiento al tra tad o celebrado con Colom bia en 1846", es decir para proteger el tráns itopor el Istmo e impedir que en los puertos terminales y en la vía intermarina seefectuaran combates sangrientos que paralizaran dicho tránsito. Esa misión noera nueva pues había sido desem peñada repetidas veces por buques estadounidenses durante el período de unión a Colombia. Por eso: "No era, pues, nadaextra ño n i nuevo que el Gobierno americano cum pliera en esa fecha igual misiónadvirtiéndoselo así a los presentes com batientes".

En otra parte de su escrito, Boyd indica en mayúsculas cerradas que la

independencia la llevaron a cabo los panameños: "ÚNICAMENTE CON SUSPROPIOS RECURSOS, CON SUS PROPIOS ELEMENTOS, SIN AYUDA MA-

• \ n rn  A r~*j

DA Y PREPARADA EXCLUSIVAMENTE POR SUS HIJOS CON TRES O CUATRO MESES DE ANTICIPACIÓN , CON ADMIRABLE RESERVA, PRECISIÓNY CORDURA".

Después de ocuparse de lo relacionado con el reconocimiento de la nuevarepública por parte de Estados Unidos y otras naciones del continente americanoy de Europa, Boyd alude a la reacción en Bogotá con motivo del movimiento

secesionista. También explica "el derecho muy legítimo y las poderosísimas razones que tuvieron los istmeños para -au nqu e con pe na- separarse de la sociedadde los otros departamentos que componen la República de Colombia". En estesentido, recuerda la independencia de Panamá de España en 1821, los movimientos separatistas de 1830 y 1840, los efectos negativos de las guerras civiles, la pocarepresen tación política del Istmo en el Congreso, los limitados recursos que quedaban de las rentas para beneficiar a Panamá, donde con los fondos nacionalesno se construyó n inguna obra m aterial im portan te. Es más, las cuantiosas sum asque pagaban la Com pañía del Ferrocarril y del Canal francés po r sus privilegios,

pasaban directam ente a las arcas nacionales "y sólo las migajas del festín se dedicaban a los panameños o su territorio".

Por ello dice que, "al efectuarse la separación en  1903", 82 años después,todo estaba lo mismo que en tiempo del coloniaje...". También com para los evi-

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E S T U D I O H I S T O R I O G R Á F I C O S O B R E L A S I N T E R P R E T A C I O N E S E N T O R N O

A  I A SEPARACIÓN DE P A Ñ A M A  DE COLOMBIA EN 1 9 0 3

dentes progresos logrados en los ocho años de vida republicana con el atraso q ueimperaba duran te el período de la unión a Colombia.

Concluye su "Exposición" afirmando que no se debía achacar a extraños oculpar a Estados Unidos o a Theodore Roosevelt de lo ocu rrido en Panam á, porque la prin cipd responsable de la secesión era únicamente Colom bia, pues en vezde atender "las legítimas aspiraciones que hum ilde y constantem ente manifestaban los panam eño s, los trataba como a miserables colonos del siglo XVIII".

Con el título Documentos históricos. Memorias sobre la emancipación dePanamá, Manuel Amador Guerrero escribió su versión inconclusa, poco añosdespués del movimiento separatista en  1903. Am ador nació en Turbaco el 30 dejun io de 1833 y falleció en la ciudad de Panam á en 1909. Estudió m edicina en la

Universidad de C artagena y emigró al Istmo en 1855, poco después de obtener sutítulo. En Panam á se casó con María de la Ossa y de esta m anera se vinculó con elpatriciado local. Trabajó para la Com pañía del Ferrocarril y ocupó diversos cargos públicos, entre éstos, representante de la provincia de Veraguas ante el Congreso colombiano, primer designado y presidente del Estado Soberano de Panamá. En 1903 formó par te de la jun ta revolucionaria y viajó a Estados Unidos enagosto para ultimar detalles sobre la secesión con William Nelson Cromwell. Endiciembre de ese año fue elegido represen tante a la Asamblea Nacional Constituyente y el 20 de febrero del año siguiente fue nombrado prim er Presidente de la

República, cargo que desempeñó hasta octubre de 1908.En la primera parte de sus mem orias, Am ador Guerrero relata cómo José

Agustín Arango lo puso en conoc imien to del complot secesionista y que el capitán J. R. Beers iba a  partir hacia Estados Unidos licenciado con el encargo dehablar sobre el mo vimiento separatista que se tram aba con los "amigos de NuevaYork", cuya misión duraría sólo unas pocas semanas. Describe su viaje a EstadosUnidos a finales de agosto de  1903, provisto de claves para com unicarse con losotros conspiradores  en Panamá, y su primera entrevista con William NelsonCromwell a quien le entregó un a carta de Arango. Señala que el abogado neoyor

quino ofreció ayudar cuand o el Tratado Herrán-Hay fuese "absolutam ente negado", pese a que él -A m ado r G ue rre ro- intentó vanam ente convencerlo de que noabrigara esperanza alguna en este sentido.

Después de las dos prim eras entrevistas satisfactorias con Cromwell, no tóque "se excusaba de tra tar el asu nto" y sólo por insistencia suya lo recibió. SegúnAm ador: "le manifesté que veía con pena que él había cam biado de rum bo y quepor consiguiente yo haría igual cosa. Me despedí de él y no tuve noticias suyassino algunas semanas después del 3 de noviembre en Nueva York". Afirma que,atemorizado por las amenazas del ministro de C olombia Tomás Herrán , Cromwell

tomó ru mb o a Europa.Mientras esperaba los resultados de una carta que escribió al secretario de

Estado John Hay, por intermedio del banquero judío Joshua J. L indo, Am ador sepuso en comunicación con Philippe Bunau-Varilla a quien encontró en su pri-

JÉLL

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CELESTINO ANDRÉS ARAUZ

mera conferencia "tan animado" que le dio un memorándum de lo que en senecesitaba Panamá para proclamar y sostener la independencia. Dos días des

pués, en otra en trevista, el ingeniero francés le hizo saber a Am ador que no habíaconseguido "los recursos pecuniarios" solicitados por éste, pero que "sí tenía recursos ofrecidos que aseguraban el éxito del asunto una vez que hubiésem os dadoel golpe en Colón y Panamá". Sostiene que se opuso enérgicam ente a que el m ovim iento separatista se limitara a la zona de tránsito y que después "de otros tresdías de conferencia todo quedó arreglado a mi satisfacción y yo avisé a mis am igos anunciándoles mi próximo viaje y dándoles las seguridades completas deltriunfo de nuestro proyecto".

Amador no entra en detalles sobre la cantidad de dinero que le pidió a

Bunau-Varilla, pero sabemos que fueron 6 millones de dólares que al francés lepareciero n una suma exorb itante y le ofreció en cambio 100.000 dólares para losgastos que ocasionara el movim iento independentista, así como obtener el respaldo del gobierno estadoun idense. Tampoco menciona las condiciones exigidaspor B unau-Varilla para apoyar la consp iración, esto es que se le nom bra ra Enviado Extraordina rio y M inistro Plenipotenciario de la nueva república con facultad para negociar y firmar el Tratado del Canal con el gobierno de Estados Unidos. Pasa por alto, así mismo, que el ingeniero francés redactó una proclama deindependencia, confeccionó una b ande ra para la joven república y prop uso que

el movim iento secesionista tendría que llevarse a efecto a más tardar el 3 de noviembre de 1903.

En cambio, Am ador G uerrero se limita a decir: "Listo todo para m i partidapara Panamá el 20 de octub re tuve una larga discusión con B. V sobre ciertacondición que él quería exigirme y concluyó con que no tocáramos el pu nto sinomás tarde". Es decir, el nom bram iento como Enviado Extraordinario y MinistroPlenipotenciario. Y añade: "llegué a Colón y a Panamá el 27 de octubre y misamigos muy satisfechos me dieron cita para explicarles el plan. Verificada la citacundió la desconfianza entre ellos, con raras excepciones, pues creían que yo lesmostraría algún tratado secreto con un soberano y que nada nos quedaba quehacer sino fundar nuestra República".

No dice que a los otros conspiradores no les gustó en absoluto la idea deBunau-Varilla de independizar inicialmente a la ciudades de Panamá y Colóncon la zona de tránsito, y que rechazaron asimismo la pro da m a de ind ependencia y la bandera hechas po r el ingeniero francés. Dudaron también de las pro m esas de éste de lograr el apoyo del gobierno estadounidense .

Por su parte, Tomás Arias, otro de los integrantes del patriciado que participó en la secesión de Panamá de Colombia, dio su versión años después delsuceso en Motivos que determinaron mi intervención en el movimiento separatistade 1903. Arias nació el 29 de diciembre de 1856 y murió en 1932. Hom bre desólida fortuna y de profundas convicciones conservadoras, durante el períodocolom biano ocupó diferentes cargos en el gob ierno. Fue diputado a la Asamblea

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ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO SOBRE TAS INTERPRETACIONES EN TORNO

A LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ DE COLOM BIA EN 1 9 0 3

de Panamá, recaudador fiscal , administrador de Hacienda y secretario de Gobiern o del dep artam ento , y en varias ocasiones se dese mp eñó com o senad or por

Panamá ante el Congreso colombiano. Fue uno de los integrantes de la luntaRevolucionaria y miembro de la Junta Provisional de Gobierno del 4 de noviembre de 1903 al 23 de febrero del año siguiente. Ejerció diversos cargos públicosdurante las t res primeras décadas de la república.

En su escri to, Arias menciona los puestos prominentes que ocupó en laspostrimerías de la unión a Colombia, al punto que él mismo indica que "era yoquizás el pa na m eñ o m ás y mejor relaciona do en toda la república". Advierte quequizás por eso ninguno de los conjurados, que eran todos amigos suyos, lo pusoal tanto de la conspiración pues pensaron que no los apoyaría. No obstante, Ma

nuel Amador Guerrero sí le habló del plan separat ista con el que no estuvo deacu erdo al prin cipio p or qu e pen só qu e los enem igos polí t icos, es decir los liberales,  resul tarían beneficiados.

Al decir de Arias:

Mucho pensé el asun to por las graves consecuencias que traería consigo al llevarse a efecto, pero considerando yo que el movim iento tenía el apoyo de todo s misamigos personales, que contaba con el consentimiento casi unánime del pueblopanameño; que el elemento extranjero radicado aquí simpatizaba con él; que la

mala voluntad contra el Gobierno surgía por todas partes, extremada con el rechazo por parte de Colombia del Tratado Herrán-Hay; que era muy probable unmovimiento armado encabezado por los enemigos del Gobierno quizás con elapoyo de un elemento extraño, y por estas razones era preferible que los conservadores tomáram os la iniciativa para evitar que lo hicieran nu estros enem igos políticos; y por últim o, que si el movimiento fracasaba yo sufriría tanto com o ellos sinhaber tomado parte en él, como si hubiera sido uno de los conjurados, decidíaceptar la invitación que me hizo el docto r Am ador y tom é parte activa en todo lorelacionado con su desarrollo y desde ese día asumí toda la responsab ilidad que el

delicado asunto requería, asistiendo a todas las reuniones que celebraban y prestando todo el contingente de mi entusiasm o m uy decidido para conseguir el éxito.

Sin ent rar en porm eno res sobre la conspi ración ni e l papel dese mp eña doen el movimiento separat ista por Phil ippe Bunau-Vari l la y el gobierno de Estados Unidos, Arias expresa: "muchos fueron los días que pasamos los conjuradosen conferencias y confidencias, dedicados exclusivamente a desarrol lar el planque nos habíam os p ropuesto, y me di tan do las consecuencias que podía t raer co nsigo el fracaso para todos los que estábamos comprometidos. Por fin el movi

miento separatista se llevó a efecto, mediante los esfuerzos de todos los que en élintervinieron, Panamá entró en el rol de las naciones autónomas".

Detal les que se circunscrib en a lo ocu rrid o el día de la secesión b rin da n, amediados de la tercera década del s iglo XX, el l iberal Carlos Constant ino

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I CELESTINO ANDRÉS ARAÚZ

Arosemena -1869-1946- y el conservador Nicanor Arturo de Obarrio   -1873-1941- en el escrito titula do Datos históricos acerca de algunos de los movimientos

iniciales de la independencia, relatados por los proceres Carlos ConstantinoArosemena y Nicanor Arturo de Obarrio, presen tado por Octavio Méndez P ereira.En 1921 se conoció públicamente la versión del general Esteban Huertas

sobre lo acontecido el 3 de noviembre de 1903 y los días inm ediatame nte posteriores hasta la desintegración del ejército al año siguiente. En efecto, en aquellafecha, su hijo Esteban Huertas Ponce publicó Recuerdos históricos del general Esteban H uertas, obra que n o tuvo gran divulgación pues al parecer el gobierno dePanamá la mandó recoger, según afirma el historiador colombiano EduardoLem aitre. Posteriorm ente, en 1959, salió a la luz otra edición con el título Memo

rias y bosquejo biográfico del general Esteban Huertas. Procer de la Gesta del 3 denoviembre de 1903.

Cabe recordar que Esteban Huertas nació en Umbita, departamento deBoyacá, en 1876 y falleció en Panamá en  1945. A finales de 1902 fue nom bra docom andante del batallón Colombia de guarnición en Panam á. El 3 de noviembre,Hu ertas cumplió un papel destacado al tom ar prisioneros a los generales Juan B.Tovar y Ramón Amaya, que vinieron de Colom bia a sustituirlo en el m and o, locual, sin duda, fue la acción decisiva para el triunfo del m ovimie nto separatista.Hasta finales de 1904, cuando fue eliminado el ejército de la República de Pana

má, el general Hu ertas fue su com andan te. Recibió reconocim ientos y generosascompensaciones por parte del gobierno presidido po r Manuel Am ador Guerreropo r su apoyo a la secesión. En noviem bre de 1904 se trasladó a su finca en "Quebrada Caballero" cerca de Aguadulce y Pocrí, y se alejó de las actividades políticas,después de su fallido intento de golpe de Estado contra Amador Guerrero, enconnivencia con algunos liberales.

Los pu nto s de vista de Esteban Hu ertas difieren en algunos aspectos con laversión dada por los otros protagonistas de la secesión de Panamá en 1903, enparticular de Manuel Amador Guerrero, si bien todos callan lo referente a los

sobo rnos que recibieron el propio general y otros oficiales colombianos para darlesu respaldo a los conspiradores. No está de más señalar que en Colombia a Huertas se lo considera un "traidor".

En los Recuerdos históricos se relatan algunos antecedentes de la secesiónen los que participó Huertas, y su papel decisivo en el movim iento separatista, yse intercalan los diálogos que sostuvo con Manuel Am ador Guerrero cuando enlos momentos críticos éste fue a pedirle su apoyo al complot, por segunda vez, el2 de noviembre: "No vacile, general, en ayudarnos", dice que le suplicó AmadorGuerrero y como el militar le contestó que lo dejase pensar, aquél le agregó: "Si

nos acom paña, el mo vimien to tendrá lugar el 28 de nov iembre. Habrá disfraces y[... ]  muchas diversiones, y podremos llevar a efecto nuestros deseos. Siemprecontamos con usted". En la segunda edición el hijo del general pone en boca deéste las siguientes palabras:

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ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO SOBRE  LAS  INTERPRETACIONES  EN  TORNO

A  TA  SEPARACIÓN  DE  P Á N Á M DE   C O L O M B I A  E N 1 9 0 3

Yo presentía que tarde o tem prano el Istmo de Panam á tenía que buscar su Independencia de Colombia. Habían sucedido hechos de tanta trascendencia que m an

tenían sum amente descontentos y heridos a los panam eños [...]. Además, el Gobierno Central, que quedaba muy distante, no se preocupaba ni por la salud de lospanam eños ni por el progreso material y cultural del Istmo de Panam á, que continuam ente sufría los estragos, la destrucción y la mu erte que les causaban tantolas epidem ias como las guerras civiles.

Y aña de: "Estaba seguro de que el pue blo pa na m eñ o pelearía por su Indepen den cia y que yo tendría que inte rvenir y ser actor en esos hec hos , ya que misrelaciones sociales en Pan am á ad on de hab ía llegado m uy joven, do nd e había for

mado mi hogar y donde tenía un hi jo, me colocaban en una si tuación del icadaque habría de resolver con valor y decisión al lado de quienes tenían la razón, elderecho y la justicia".

Aun que n o se lo decía a nadie , pensaba que no d ebían los pan am eño s "bu scar para su inde pen den cia el apoyo de otra n ació n ni de otro pue blo. Y lo pensaba así, porque tenía la seguridad de que después de realizada, los auxiliares ocob rado res le cob rarían intereses mu y altos a la nue va Rep ública que tend ría qu epagar a t ravés de muchísimas generaciones".

Pese a que la "leyenda blanca" o "dorada", de exaltación a los principales

prota gon istas de la secesión de no viem bre de 1903, recibió por varias décadas elrespaldo incondicional de la historiografía nacional y enfrentó a los detractoresdel movimiento separat ista, esta si tuación empezó a cambiar en los años treinta.A la sazón, intelectuales de la clase media que militan en partidos de izquierda,como Diógenes de la Rosa, cuest ionaron los planteamientos esgrimidos tantopor los defensores de la denominada "leyenda blanca" como por los detractoresdel movimiento separat ista. Esta act i tud se incrementó especialmente a raíz delos t rágicos sucesos del 9,10 y 11 de ene ro de 1964, cu an do el ejérci to esta do un idense reprimió a estudiantes y ot ros sectores del pueblo panameño que preten

dían enarbolar la enseña patria en la entonces denominada Zona del Canal , conel resul tado de 21 muertos y más de cuatrocientos heridos, motivo por el cualPanamá rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos el 9 de enero, quesólo se rea nu da ro n el 3 de abri l . Se culpó no sólo a Phil ippe Bunau -Vari l la, sinotambién a los proceres por el nefasto Tratado del Canal del 18 de noviembre de1903.

En mar zo de 1969, enfurecidos man ifestantes d errib aro n los bu stos de JoséAgustín Arango y Tomás Arias, y pintaron de rojo otras esculturas erigidas enhonor a los proceres de 1903 en la Plaza de la Independencia. A mediados de

agosto del mismo año, la Academia Panameña de la Historia emit ió una resolución de desagravio a éstos, reprobó "por innoble el hecho bochornoso" y exal tó"por pa t r iota y digna de reconoc imien to nacional la actuación d e los fundadoresde la República".

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i Cl i ENTINO ANDRÉS ARAUZ

LA "LEYENDA N EGR A" O LAS CRÍTICAS ADVERSAS AL SURGIMIENTO DE LA REPÚBLICA

DE  PANAMÁ

Esta corr iente de opinión sost iene que e l movimiento separat is ta de Panamádel 3 de noviembre de 1903 y el surgimiento de la nueva república se debenprimordia lmente a la in tervención directa de Estados Unidos a f in de celebraru n n u e v o t r a t a d o d e l c a n a l p a r a c o n s t ru i r , c o n t ro l a r y d e fe n d e r la r u t ainteroceánica en forma exclusiva. Asimismo, exalta las actividades solapadas deWil l iam Nelson Cromwell y Phi l ippe Bunau-Vari l la en e l complot que culminaría en la secesión definitiva. En resumen, para esta posición, la República dePanamá es una creación del imperia l ismo yanqui , máxime cuando en e l ar t ículo I del Tratado Hay-Bunau-Vari l la del 18 de noviembre de ese mismo año,

Es tados Unidos asumió e l compromiso de ga ran t iza r y man tener la independe nci a d e la Re pública de Pa na m á, y en el VII se le facultó p ar a inte rve nir en lasc iuda des de Pan am á y Co lón y sus áreas adyacentes a fin de m an ten er e l ord enpúb l ico .

Sustentaron es tos puntos de v is ta , in ic ia lmente , a lgunos panameños queno estaba n de acu erdo con la secesión, co m o B elisario Po rras, Juan Bautista Pérezy Soto y Osear Terán. Tam bién c oadyu varon a la difusión de la den om ina da "leyenda negra" sobre la secesión de Panamá en 1903, los discursos, cartas y otrosescritos de Philippe Bunau-Varilla, exaltando su participación en los hechos que

llevaron al surgimiento de la nueva república, sobre todo en su obra Panamá: Lacreación, la destrucción, la resurrección. Publicada originalmente en francés en1913 y al año siguiente traducida al inglés.

Belisario Porra s no sólo se opu so al Tratado H errán -Ha y, al que cons iderócomo una "venta del Istmo", sino también a la secesión de Panamá del 3 de novie m bre de 1903. Porras n ació en los Santos en 1856 y m ur ió el 28 de agosto de1942 en la ciudad de Panamá. En 1881 obtuvo el t í tulo de doctor en Derecho yCiencias Polít icas en Colombia. De regreso a Panamá trabajó como abogado dela Compañía Universal del Canal Interoceánico, ocupó varios cargos judiciales

durante la vigencia del Estado soberano y desde muy joven se vinculó al PartidoLiberal. También practicó el periodismo y entre 1899 y 1902 participó activam en te e n la guerra de los Mil Días. Tras incorp orar se a la vida pública en Pan am áa raíz de la secesión qu e no a ceptó en u n prin cipio , de sem pe ñó varios cargos en elmunicipio y como minis t ro en Washington, hasta ocupar la Pres idencia de laRepública en tres ocasiones -1912-1916, 1918-1920 y 1920-1924-.

En una carta sin destinatario, fechada en San Salvador, en abril de 1904,Po rras explica las razones q ue lo l levaron a no aceptar el m ov im ien to separatista.Indica que no había sido nunca partidario "de las repúblicas pequeñas" y que elm ovi m ient o de secesión de Panam á para formar una repúbl ica independ iente dela de Colombia era, en su opinión, "un hecho artif icial contrario a los principiosque garantizarían la estabilidad del nuevo Estado". También señala su temor deque e l Par t ido Conservador , respaldado por Estados Unidos , in tentara perpe-

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CELESTINO ANDRÉS ARAÚZ

En Pan amá, lo que se iba que dan do en el tintero. III Connivencias, asevera:La falsedad mortal para nosotros era el hacer el reclamo, tan neciam ente hecho,

por las estipulaciones del Tratado de 1846, en la contingencia de que el Gobiernocolombiano fuera enteramente incapaz de reprimir el movimiento de secesión allí.No tiene nombre semejante dislate. En el Istmo no había propiamente enemigoscon quienes combatir, ni aún después del 3 de noviembre; quitárase la fuerza armad a extraña y el respeto al Go bierno Am ericano, y ya se vería ese Gob ierno ind ependiente desaparecer co mo el hu mo, por reacción de los mismos o de la mayorparte de los que se habían prestado a la comedia del separatismo. No se explicacómo funcionario alguno colombiano ha po dido aceptar esa contingencia de nuestra incapacidad para someter a los sublevados del Istmo con nuestros exclusivos

recursos.

Tan virulenta como la prosa de Pérez y Soto, es la de Óscar Terán, quenació en Panamá el 22 de julio de 1860 y murió en 1936. Abogado, escritor ehisto riado r, fue un o de los fundad ores del Ateneo de Pana m á en 1906. Fue m iem bro d e la Cáma ra de Representantes de Colom bia . Cri t icó dura m en te e l TratadoHe rrán -H ay y se opu so a l m ovim iento separat is ta . Nu nca re nunc ió a la d ud ad a-nía colo m bian a y de regreso a Pan am á no aceptó ni ng ún cargo en el gob ierno y seded icó al ejercicio de la abogacía y al pe riod ism o. Publicó en P ana m á, en su pro

pia imprenta, la revista Motivos Colombianos. Entre sus obras se destacan Escritosy discursos y su polémico libro Del Tratado Herrán-Hay al Tratado Hay-Bunau-Varilla. Panamá. Historia crítica del atraco yanqui mal llamado en Colombia lapérd ida de Pa nam á y en Pa nam á nuestra independencia de Colombia, que inicial-mente apareció en dos tomos en 1935 y 1936. Cuatro décadas después, en 1976,lo pub licó Carlos Valencia Editores.

En el prefacio de este libro indica:

Historiase aqu í, en efecto, un caso de expansión geográfica y política de los Esta

dos Unidos anglosajones llevada a cabo den tro del patrim onio territorial de unanación hispano -ame ricana com parativamente in erme y sin otra fuerza ni defensaque los del derecho; y ello por los medios m ás ilícitos, inmo rales y reprobados quepuedan imaginarse. El cohecho, el engaño, la perfidia, la fe púnica, la instigaciónal prevaricato, a la traición, en una palabra, todas las formas posibles del m aquiavelismo clásico qued aron allí ejemplarizadas y como p atentadas bajo el rótulo deYanquilandia...

Por ende, Terán, me diante un a vasta doc um enta ción que maneja m uy hábi lmente pero de manera parc ia l izada, le res ta importancia a los movimientos

separatista s de Pan am á en el siglo XIX a los que califica com o sim ples " pr on un ciam ien tos" y descon oce la existencia del Estado Fe de rd de P ana m á —1855-1885—.Exalta, en cambio, la intervención estadounidense en el Istmo durante la guerrade los Mil Días -18 99 -19 02 - , aunq ue advier te que el Tratado M allar ino-Bidlack

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ESTUDIÓ HISTORIOGRÁFICO SOBRE LAS INTERPRETACIONES EN TORNO

A LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ DE COLOM BIA EN 1903

de 1846 no lo facultaba para ello. Resalta, asimismo, el significado del Tratado delWisconsin "que puso fin a la contienda en Panamá con el objetivo de allanar el

cam ino a Estados Unidos para la construcción de un canal interoceánico".Destaca la "extorsión y trata" de la Compañía del Ferrocarril que vendiósus acciones a la Compañía Universal del Canal de Panamá por el triple del valororiginal y explica cóm o, al liquidarse esta última, la Nueva C om pañía francesadel Canal obtuvo prórrogas del gobierno colombiano de manera irregular.

Terán critica el proceso de negociaciones y el contenido del Tratado Herrán-Hay, particularmente por las maniobras de la Nueva Compañía del Canal y suabogado William Nelson Cromwell, al que considera como una ficha del imperialismo norteamericano y que de alguna manera movió los hilos para ia desig

naciones de José Domingo de Obaldía como gobernador del Istmo y el generalEsteban Huertas com o comandante del batallón Colombia en este departam ento.Señala que el rechazo del mencionado Tratado fue la causa fundam ental del movimiento separatista de Panamá para concertar con Estados Unidos otro documento similar, como lo fue la Convención del Canal ístmico o Tratado Hay-Bunau-Varilla del 18 de noviembre de 1903.

Según Terán, el verdadero artífice de la sucesión de Panamá fue WilliamNelson Cromwell, pues Philippe Bunau-Varilla era un simple "mandadero" deaquél. Denuncia que a los conspiradores panameños, a los que llama "reptiles",

sólo los movió el interés personal, que corrió mucho dinero en sobornos y queparticularmente Am ador Guerrero se convirtió en un hom bre rico. En definitiva,lo que ocurrió el 3 de noviemb re de 1903 fue que C olombia se convirtió en víctima de un despojo o atraco por parte de Estados Unidos que apoyó a la nuevarepública en lo que él califica como un acto de guerra.

Abonan la leyenda negra los escritos de Philippe B unau-Varilla y las declaraciones de Theodore Roosevelt. El primero, en un discurso que pronu nció, comoMinistro Plenipotenciario de la República de Panam á en el Club Quill de NuevaYork, el 15 de noviem bre de 1903, afirmó:

... Puedo atestiguar mejor que nadie que los Estados Unidos no han fomentado larevolución en el Istmo de Panamá, pero cuando la revolución que todo el mundopreveía estalló, su línea de conducta ya estaba trazada. La República consistía alprincipio propiamente hablando del territorio que se extiende desde Panamá hasta Colón siguiendo las líneas del ferrocarril y del Canal [...] .

Tan pronto como la República obtuvo el control de toda la línea, teníaderecho a la protección de los Estados Unidos". De lo contrario, el tratado de

1846 "habría sido por prim era vez desatendido voluntaria y engañosamente". Incluso en su obra Panamá. La creación, la destrucción, la resurrección (1913), elingeniero francés asevera que él fue el artífice principal de la nueva República dePanamá y de la elaboración del tratado del 18 de noviembre de  1903, "adaptadode tal modo a las exigencias americanas que no pudiera ser objeto de la menor

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CELESTINO ANDRÉS AKAL Z

crítica de par te del Senado". Por su pa rte, Roosevelt , en el conocido d iscurso que

p r o n u n c i ó el 23 de ma rz o de  1911 en la U nivers idad de  Berkeley, California, dijo

entre o tras cosas: "Afortunadamente ,  la  crisis vino  en un  m o m e n t o  en que yopodía actuar  sin i m p e d i m e n t o . Por lo tan to , me t o m é el I s tmo , comencé el  canaly luego no dejé que el Cong reso discut iera sobre él, sino sobre mí .

Estas jactanciosas declaraciones  de  Roosevelt im pulsar on  a la Cá ma ra  de

Representantes , a instancias  del d iputad o H enry T. Rayne, a designar  una  comisión para  que  investigara  los  hechos acaecidos el 3 de n o v ie mb re  de  1903. Perocomo bien observa Eduardo Lemaitre, esta investigación tenía  un  claro carácterpolít ico, dirigida contra  la  candidatura pres idencia l  de  Roosevelt. De allí que la

voluminosa obra resultante, t i tulada Story  of P a n a má ,  hay que  manejar la  con

s u m o c u id ad o y no dar por cierto cu an to allí afirma", en tan to que el h is tor iadorestadounidense Gers t le Mack, en su  b ien documentada obra La  tierra dividida,sostiene que d icho inform e "añadió muy poc o valor a lo que era del  conoc imiento público". No  obstante, cabe recordar  que mu c h o s de los d o c u m e n t o s  de Storyof Pa na m á fueron u til izados com o testimo nios fehacientes por Óscar Terán y hoy

día se  siguen esgrimiendo.Lo mism o ocur re con el l ibro de Earl Hard ing  The Untold Story of Pa na m á

(1959); Harding era un  per iodis ta  del diario  The World de Nueva York, que por

ins trucciones de  foseph Pulitzer viajó a W ashing ton, Pa nam á, Bogotá y París ju n

to con Hen ry Hal l para recoger tes t im onios que d e mo s t r a r a n  la par t ic ipación deTheodore Roosevel t en el  movimiento separat is ta  en c o n tu b e rn io con un  g rupode financistas  de Nueva York encabeza dos  por Wil l iam N elson Cromw ell  e integ rado además por John P. M org an, C harles P. Taff, h e r m a n o  del ex secretario de

Gue rra Will iam H . Taff, Douglas Robinson, cuñado de Roosevelt e incluso Philipp eBunau-Varilla, los cuales especularo n con las acciones de la Nueva Com pañía del

Canal francés vendiéndolas al gobierno de los Estados U nidos por 40 mil lones de

dólares.Esta es la tesis cen tral del reciente libro de Ovid io D íaz Espino El país crea

do por  Wall Street.  La  historia  no  contada  de P a n a má ,  que  incur re  en  muchoserrores  y  omisiones h is tór icos como  son,  entre o tros , el af i rmar  que el  TratadoMallar ino-Bidlack de 1846 se hizo para c onstru ir  el ferrocarril  en P a n a má y desconocer  el  pape l desempeñado  por  Carlos Martínez Silva en las  negociacionespara el Tratado del Canal entre Colom bia y Estados Un idos en  1901, y p ar t icularm e n t e su c o n o c id o M e m o rá n d u m s o b re la cuest ión  del Canal ís tmico , del 25 de

jun io  de ese año, en el que predijo que si es te pacto contractu al  no  prosperaba,Panamá, donde s iempre había exis t ido un  ge rmen de descon ten to , se iba a separa r de Colombia con el apoyo de la nación  del nor te .

Cie r tamente  cs muy  nu t r ida  la  bibliografía  que  a tr ibuye  al  gob ie rno  deTheodore Roosevel t  la "creación" de la República  de  P a n a má  y cuest iona la ac

tuac ión de los cabecillas del m ovim iento secesionis ta del 3 de n o v ie mb re de 1903

y la  rápida aprobación que le d ieron  al  Tratado Hay-Bunau-Varilla. Basta men-

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ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO SOBRE LAS INTERPRETACIONES EN TORNO

\ LA SF.PARAÍ ION DT PANAMÁ DE CÓTOMBIA EN 1903

cionar al l ibro de Ernesto Castillero Pimentel Panamá y los Estados Unidos, cuyaprimera edición es de 1953. Cri t ica a los que denomina "panegiristas del 3 de

no viem bre y de sus actores". Indica que "com o consecu encia de lo anterior, o sea,de la creación y aceptación irresponsable de una si tuación lamentable y desventajosa, la República de Panamá, así fundada, iba a ser objeto, como lo ha sido enefecto, de las más duras críticas y del escarnio internacional y su pueblo, el másinco m pren dido de América, iba a ser mediat izado, hum il lado y explotado, inocente víct ima propiciatoria del bo ch orn os o m aridaje efectuado ese día entre nu estra torp e e igno ran ton a ol igarquía ci tadina y los intereses imperial istas de París yWashington". De allí que no duda en afirmar que la verdadera fecha de la independencia de Panamá es el 28 de noviembre de 1821.

Ejemplos sobresal ientes de la interp retac ión negativa sobre el mo vim ientoseparat ista de 1903 en la bibl iografía ex tranjera son, entre mu ch as o tras, las obrasde Pierre Chaunu Historia de la América Latina (1964), quien sost iene que "laprotec ción del canal sirvió com o pretexto de intervenc ión. La pe qu eñ a Repúblicafue creada en 1903 por las necesidades de tal causa, luego de una revuelta contraColombia, hábi lmente maquinada". Simi lares puntos de vis ta expone JacquesLambert en América Latina. Estructuras sociales e instituciones políticas (1964).En su opinión, Panamá "es un Estado artificial creado en 1903 a expensas deColombia, con el único objeto de facilitar a los Estados Unidos la concesión del

Canal que el Senado colombiano le había negado.. ." . Por su parte, el historiadorestad oun iden se H ub ert H errin g, en su conocida o bra Evolución Histórica de América Latina desde los comienzos hasta la actualidad (1972), afirma: "La Repúblicade Panam á es un a an oma l ía ent re las naciones. Inde pen diente y soberana con laplena panopl ia de un gob ierno l ibre . Panam á esta dom inad a pol í tica y econó micamente por el canal bajo el control americano. Por más sinceramente que losEstados Unidos puedan garantizar sus dignidades y privi legios a este diminutoEstado, subsiste el hecho de que Panamá sólo existe por el canal. El resultado esun Estado indefinido, dist into de cualquier otro del mundo".

Silvia Núñ ez G arcía y Gu il lermo Ze rm eñ o Padilla, com piladore s de la ob raen diez volú m ene s titu lad a EUA. Doc um entos de su historia política, en el to m o III(Inst i tuto M ora, M éxico, D. F, 1988), se refieren a la "Inve nción de Pa nam á y laconstrucción del canal" e indican:

Los Estados Unidos explotaron [... ] el sentimiento separatista de parte de la po blación del Istmo e inventaron la insurrección panam eña apoyando su proceso deindependencia -3 de noviembre de   1903—. Apresuradam ente, los norteamericanos impusieron al nuevo gobierno de Panamá un tratado que concedía "a perpe

tuidad" una faja del territorio p aname ño a los Estados Unidos -1 8 de noviembrede 1903- por el cual la soberanía del nuevo país quedó permanentemente en entredicho. Curiosamente, sin explicación aparente, los Estados Unidos dieron unpago a Colombia, en  1921, de 25 millones de dólares.

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CELESTINO ANDRÉS ARAUZ

En realidad, ese pago fue para que Colombia reconociera a la RepúblicaPanamá en virtud del Tratado Urrutia-Thompson de 1914.

Por estas mismas fechas, es decir en 1964, el escritor argentino GregorioSelser publicó su libro El rapto de Panam á. De cómo los Estados Unidos se apropiaron del canal, y pocos años después, en 1971, el periodista e historiador colombiano Ed uardo Lemaitre en su polémica obra Panam á y su separación de Colombia,si bien vierte duras críticas contra los cabecillas de ésta y "la actitud rampante"del gobierno de Estados Unidos, advierte al mismo tiempo: "pero la verdad histórica es que ni aquellos ni éste se habrían atrevido a ponerse en m ovim iento si laferocidad de las luchas políticas no hubiesen enceguecido a los colom bianos detodos los partidos, hasta el punto de ofrecerles en bandeja de plata lo que ellos

apenas consideraban como remota posibilidad".

LA POS ICIÓ N ECLÉCTICA O EL EQUILIBRIO ENTRE LAS INTERPRETACIONES EXTREMAS

A cien años del movimiento separatista del 3 de noviembre de 1903, sería ilusonegar u olvidar el papel decisivo que el intervencionism o de Estados Unidos desem peñ ó en el surgimiento de la República de Panam á, así como también desconocer el cabildeo tras bastidores de William Nelson Cromwell y Philippe Bunau-Varilla. No obstante, tampoco se deben olvidar otros factores que coadyuvaronsignificativamente a la secesión y que suelen pasarse po r alto, sobre todo por losdetrac tores del suceso novem brino . En otras palabras, es preciso tomar en cuen tano sólo los elementos coyunturales: el centralismo colom biano , los intereses de laNueva Compañía del Canal francés y los objetivos del imperialismo estadounidense, sino tam bién causas estructurales, por ejemplo las diferencias históricas ygeográficas entre Panamá y Colombia, al igual que el permanente anhelo autonom ista y separatista de un grupo de notables panam eños desde inicios del sigloXIX pa ra sacarle provecho a la privilegiada posición geográfica del Istmo con laconstrucción de una ruta interoceánica.

Sin duda, Pablo Arosemena fue el prim ero que expuso esta posición en suescrito La secesión de Panamá y sus causas (1915). Arosemena nació en Panam á el24 de septiembre de 1836 y falleció el 19 de agosto de 1920. Estudió en Bogotádonde recibió el título de doctor en derecho. Desempeñó varios cargos públicos:representante a las Asambleas Legislativas entre 1858 y 1885; senador de la República; secretario de Hacienda y Tesoro, del Interior y de Relaciones Exteriores,ministro en Ecuador, Bolivia, Perú y Chile. En 1880 fue elegido tercer designadodel Poder Ejecutivo de los Estados Unidos de Co lombia. También fue P residentedel Estado soberano de Panam á. A raíz del movimiento separatista del 3 de no

viembre de 1903, fue elegido presidente de la Convención Nacional Constituyente.  Igualmente ocupó cargos diplomáticos en la nueva república y fue primerdesignado encargado del Poder Ejecutivo de 1910 a 1912.

En su escrito sobre la secesión, Arosemena resalta cuatro causas, a saber:prim era , la geografía, que vincula estrictam ente con el afán auton om ista y sepa-

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ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO SOBRE LAS INTERPRETACIONES EN TORNO

A LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ DE COLOMB IA EN 1903

rat ista de los istmeños , re sd tan do las figuras de Tomás H errera y Justo Aro semen a;segunda, la Regeneración de Rafael Núñez que suprimió el Estado Federd; terce

ra, la conducta mil i tar de los jefes mil i tares de ambos part idos, con respecto alelemento istmeño en la guerra de los Mil Días (1899-1902), y cuarta, el rechazodel Tratado Herrán-Hay por parte del gobierno colombiano.

Diógen es De la Rosa, qu e nació en Pa nam á en 1904 y m ur ió e n esta m ism aciudad en 1998, fue u n co mb ativo polí t ico mil i tante del part id o socialista y repu tad o ensayista que se de sem peñ ó co m o dipu tad o en la Asam blea Naciona l , asesorpresidencial , diplomático y negociador de tratados con Estados Unidos. En eldiscurso t i tulado "El 3 de noviembre de  1903",  que pronuncia el noviembre de1930,  sostiene:

Dos afirmaciones prejuzgan el concepto y la interpretación del movimiento de1903. La una, que denominaríamos colombiana, describe la secesión de Panamácomo obra exclusiva del oro saxoamericano (sic) que com pró a todos los istmeñosa la manera de un enorm e lote de esclavos. Es la idea que dom ina y dirige el libroLa Feria del crimen de Alexander S. Bacon. La otra, que diríamos panameña opatriótica, es la que presenta ese hecho como resultado también exclusivo del sentimiento nacionalista del pueblo panameño que en un instante de indignación sealzó, con raro unanim ismo , para forjar una co rporeidad política propia y autóno

ma. Este es el concepto que motiva los relatos y escritos que todos los años , en estaocasión, leemos en num erosas publicaciones. Es necesario decir que am bos criterios están descalificados por unilaterales y exagerados. La verdad histórica diceotra cosa.

De la Rosa ci ta las causas enunciadas por Pablo Arosemena y añade otraque , según él, era la qu e alejaban "con tem or y vergüenza insistentes tod os los qu eescriben sobre este tema". En definitiva, señala que tres factores convergieron aproducir la secesión de Panamá: uno, la geografía; otro, "los males, las dificulta

des,  los t ropiezos que const i tuyeron la historia del Istmo durante sus adhesivapolí t ica a Colombia. El úl t imo, la expansión del poder de los Estados Unidoshacia el sur y hacia el Pacífico".

Car los Manuel Gas teazoro -1923-1989- , des t acado h i s tor i ador panameño que tras obtener el doctorado en la prest igiosa Universidad Nacional Mayorde San Ma rcos, en Lima, intro du jo los m od er no s mé tod os de invest igación his tórica en nuestro país a mediados del siglo pasado y publicó un plural número deartículos y libros, en su ensayo El 3 de noviembre de 1903 y nosotros (1952), despu és de exa min ar los diferentes p un tos de vista sobre este suceso, expresa:

"... podemos ver que en el nadmiento de la República intervinieron dos grandescausas, unas que podríamos calificar com o perm anen tes, y que son los fenómenosgeográficos y los históricos, y otras como causas inmediatas que son los hechospolíticos, económ icos, internacionales y personales [...] un idos todos estos aspee-

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CELESTINO ANDRÉS ARAÚZ

tos, valorándoles y dándoles actualidad, es como mejor podemos comprender elhondo significado del 3 de noviembre de 1903".

Y añade :

Teniendo esta amplia visión de todo el devenir panameño, veremos que en estemo m ento [...] no es posible contem plarlo como el triunfo de unos cuantos aventureros audaces. Es indudable que en nuestra separación algunos proceres cometieron sus pecados, y pusieron de manifiesto sus vicios y defectos. ¿Quién ha dedudar que el canal corrompió a mucha gente en Panamá y que el dólar tomódesde 1903 un sitio reverente en nuestra sociedad? Pero esto no es todo . Por deba

jo de todas estas manifestaciones reales hay algo más profun do, más hon do que elmism o concep to del Estado y el provecho personal. Está la idea de la naciona lidadpanameña.

Discípulos del doc tor G asteazoro, com o Ricau rte Soler en La independencia de Pa na m á de Colombia. Sobre el problem a n aciona l His pan oam erican o (1979 );Ma ría Josefa de Meléndez La separación de Pa na m á de Colombia (1975); Arm an do Muñoz Pinzón Grandeza y desventura del 3 de noviembre de 1903 (1975);Ro lan do H ern án de z 1903 en la historiografía de la República (estudios, tendenciasy valoración (1 977), y qu ien e sto escribe, al igual que otro s histo riad ore s e intelectuales estudiosos del pasado como Patricia Pizzurno, Alberto Osorio, Carlos A.Mendoza y Humberto Ricord, han abordado el tema desde dis t intos ángulos,me dian te la posición ecléctica, tom an do en consideración la his toria pan am eñadel siglo XIX.

Por úl t imo, merece mención especial la historiografía estadounidense entorno al canal interoceánico, incluyendo por supuesto el apoyo del gobierno deTheodore Roosevelt al movimiento separat ista del 3 de noviembre de 1903 y elcontroversial Tratado Hay-Bunau-Vari l la. Algunos historiadores como Will iamD. M cC ain son irónicos al valorar la secesión en estos térm ino s:

En la noche del 3 de noviembre, el cañonero colombiano Bogotá hizo variosdisparos sobre la ciudad de Panamá. Un pacífico y candido chino, Wong KonYee, nativo de Hong Sang, China, fue la única víctima de la guerra de independencia de Panamá. La explosión de una granada extinguió su vida mientras cenaba tranquilamente en su casa, convirtiéndolo en el único mártir de la libertadde los panam eños. Los otros participantes del mem orable suceso tienen sus mo num entos y sus panegíricos, pero Wong Kong Yee retorna al polvo sin lamentaciones, en una tumba anónima, olvidado en los anales de los héroes de Panamá.

Por su pa r t e , D av i d M cCuI l ough , pa ra f r a seando a l s enador She l byMcCullon, se refiere a "una revolución extraordinaria" en Panamá y asevera quela nueva república surgió como un acto de precipi tud del imperial ismo norteamericano encarnado en Theodore Roosevel t .

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ESTUDIO HISTORIOGRÁFICO SOBRE  LAS  INTERPRETACIONES  EN  TORNO I

A  TA SEPARACIÓN  DE  P N M DE  C O L O M B I A  E N 1 9 0 3

Más conciliadoras y objetivas resultan las obras de Gerstle Mack, Miles P.Duval Jr., M ichael Conniff y del historiador b ritánico John Major, pues m ues tran

los distintos intereses que convergieron en la secesión del 3 de noviembre, asícomo también las causas permanentes o estructurales y las inmediatas o coyunturales presentes en este acontecimiento, que es como debem os analizarlo.

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V PARTE

LOS IMAGINARIOS

DE LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

nam á hasta bien adentro del territorio colombiano franqueando zonas selváticasdesprovistas de todo control. Éste fue, sin duda, en aquella área un antecedente

histórico im portan te para el auge contemp oráneo del narcotráfico, com o se subraya en los escritos de M ario Arango y Jorge Child (1984: 179-186).Varias características de Urabá y el Darién han con tribuid o a ello: la exis

tencia de costas desguarnecidas de con trol o confiadas a solitarios funcionarios,lo cual, hasta fines de los años ochenta, posibilitó embarques con destino finalEstados Unidos haciendo escala en pequeños puertos paname ños; la presencia degrandes barcos cargueros para el transp orte de banan o y de barcos de pesca que,al menos en los prim eros años del tráfico de psicotrópicos, fueron utilizados subreptic iam ente en ese negocio; la existencia de pistas de aterrizaje, ante la falta de

carreteras para suplir necesidades de las nacientes aldeas en m edio de la selva; lalejanía de M edellín, capital depa rtamental, y aun más de la capital de la república;el carácter relativamente reciente de la colonización, que no ha podido todavíacompactar redes de cohesión y constricción social, mu cho menos en torno a lalegalidad vigente.

Algunos de esos rasgos despertaron igualm ente el interés hacia la zona departe de las organizaciones armadas de naturaleza política, que veían la posibilidad de aprovecharlos para el tráfico de armas y hasta para el ingreso de combatientes provenientes de las guerrillas centroamericanas. No por azar, en 1970, la

IV Conferencia de las FARC consideró estratégico fundar allí un Frente, el V, quemuy rápidamente crecería y daría lugar a otros que existen hoy; así mismo elEPL, a poco tiempo de su nacim iento en los Llanos del Tigre del vecino departamento de Córdoba, hizo varios intentos de implantarse hasta que lo logró en losaños ochenta.

Geográficamente el territorio al cual me refiero comprende once municipios del departamento de Antioquia, que conforman la zona de Urabá propiamente dicha1, y dos m unicipios del depa rtam ento del Chocó, a saber Acandí yUnguía, limítrofes por un lado con la república de Panamá, y por el otro con el

golfo y la zona de Urabá.Ahora bien, no puede reducirse una zona a la presencia de actores armados o al ejercicio de actividades como el tráfico de armas o de droga, por máslucrativas que sean; la mayoría de quienes allí habitan no son guerrilleros niparam ilitares ni están dedicados al tráfico ni al cultivo de psicotrópicos  y, en cambio, uno s son los nativos kunas y emberá-katíos, y los más, silentes protagonistasde las últimas gestas co lonizadoras. Los itinerarios de estas poblaciones es justamente lo que me propong o rastrear desde mediados de la década de 1950 hasta

1  Turbo, Apartado, Garepa, Chigorodó, Mutatá, San Pedro de Urabá, Necoclí,Arboletes, San Juan de U rabá, Mur ind ó y Vigía del Fuerte .

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C O L O N I Z A C I Ó N Y V I O L E N C I A E N LA F R O N T E R A C O N P A N A M Á :

O R A B A v EI D A R I É N DE 1 9 5 0 A 1 9 9 0

fines de la década de 1980: los múltiples y dispares caminos que ellos han seguido,  un mar de huellas de muchas formas y sentidos.

Veo a estas poblaciones com o u n m osaico d e actores con lógicas de accióndiferentes, que es preciso desentrañar: actores sociales, que es necesario comprender en las estrategias cotidianas y banales que se juegan unos frente a losotros p ara alcanz ar las me tas qu e los ha n llevado ha sta allá y pa ra sobrev ivir en elpeligro. El peligro es no solamente el de las balas, ya que las tierras de colonización en sí mism as son sentidas com o t ierras incógnitas que gua rda n sus m isteriosy sus leyendas.

De acuerdo con el anterior objetivo, el ensayo se divide en cuatro partes:- Procedencias etnoculturales y diferenciación social de los inmigrantes

colonizad ores, y m irada s recíprocas e ntre el los y sobre el los.- Formas de organización en la desorganización.- La significación del Estado.- La relación entre la violencia organizada (actores armados organizados)

y la violencia difusa.

PROCEDENCIAS ETNOCULTURALES, DIFERENCIACIÓN SOCIAL Y MIRADAS RECÍPROCAS

Urabá y el Da rién, co m o las otras t ierras de colonización de Colom bia, al bo rd e ono de las fronteras, son una confluencia de migraciones de muy dist intas regiones del país, con procesos etnoculturales de const i tución bastante diversos.

Au nq ue la mig ración hacia la zona co me nzó e n el siglo XIX, especialmen tedesde la costa Atlánt ica, el incremento mayor de inmigrantes se dio desde losaños cincuenta, con la apertura de la carretera de Medell ín al puerto de Turbo yla s iembra de banano en la franja que hoy corresponde a los municipios deAp artado, Garepa, cent ro de Turbo y nor te de C higorod ó.

En la heterogeneidad que ha caracterizado a esta reciente migración, sobresalen tres grandes conjuntos etnoculturales: los andinos, provenientes de los

dep artam ento s de la cordil lera de los Andes, cuyo mayor nú m ero corresp onde alos paisas u origin arios de Antioqu ia; los costeños, entre quien es pr ed om ina n losde la zona del Sinú, en el dep arta m en to de Córd oba ; y los negros afrocolomb ianos,del departamento del Chocó y de dos municipios de Antioquia l imítrofes con elChocó.

Las grandes diferencias y los prejuicios con los cuales se perciben los unosy los otros ha n dificul tado entre ellos la con strucc ión de una iden tidad, y esto a suvez ha hecho difícil moldear una conciencia de región y ha favorecido la fragme ntac ión y la atom ización social . Los paisas, po r ejem plo, dicen que los neg ros

son perezosos y muy servi les y sumisos, const i tuyendo lo segundo una ventajapara explotar económicamente; que los cordobeses son desordenados, promiscuos y arreligiosos, "sin dios ni ley".

La distancia y desconfianza con la cual se ha n m ira do estos t res co nglo me rados l lega a extremo s q ue p od rían calificarse de racism o. Sin em bar go, este des-

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

conocimiento mutu o permanece en el plano de las representaciones y las prác ticas individuales, contribuyendo a la fragmentación y a la desidentidad, sin pasar

al plano de la acción intencional colectiva. No se formaron partidos paisas ochocoano s, quizá porque todos al llegar han querido rom per con los nexos anteriores de sus lugares de procedencia para hacer sus vidas nuevas, con la pretensión -imp osible por lo de m ás - de partir de cero. Ni mucho menos se desarrollaron luchas entre negros y blancos, ni las guerrillas com o tde s h an sido guerrillasde paisas o de costeños o de negros chocoanos. Por eso, tam bién, no ha existidooficialmente el racismo.

Desde fuera, la zona en su conjunto era vista como "incivilizada" pero muyatractiva; viajaban allá, como se va en general a las zonas de colonización, a apro

vechar las condiciones de tierra de nadie, que también son de ausenciainstitucional, unos para conseguir dinero y reinvertir en sus lugares de origen,otros para conseguir tierra en los baldíos y, a través de la tierra, dinero también.

Esa tierra de nadie que es la de colonización, jurídicamente de nadie porser o baldíos o reservas forestales - que se pod ían violar en cuanto nadie las vigilab a-, instituc ionalm ente de nadie porque ni el min isterio del trabajo ni los jueces habían llegado allá, es considerada una tierra de exclusión y a la vez de refugio; así es vista por los inmigrantes que llegan huyendo de la pobreza o de unaanterior violencia, o de la justicia -los prófugos y sindicados de delitos-, para

aprovechar su "segunda oportunidad".Las notas negativas de zona de exclusión eran precisamente las que, por

otro lado , le otorgaban las ventajas comparativas, tanto para la actividad económica com o para la actividad política y militar: facilidades para el con trabando yel narcotráfico, facilidades para la industria bananera por la ausencia de con troles estatales y por la ilusión patronal, prontamente puesta en entredicho, de ausencia de organización sindical. Pero, claro, esa imagen de la zona se mantien e enla medida en que cada uno busca sacar la máxim a tajada de su vecino.

Lo interesante es que llega gente de todas las clases sociales. Uno no creeríaque el clásico burgués, empresario de Medellín, también estuviera interesado eninvertir allá; puede que no llegue en persona, pero llegan sus capitales y sus gerentes y administradores, para fundar fincas bananeras, con la mano de obra delos negros chocoanos, de los cordobeses y de los antioqu eños pobres , muchos delos cuales aspiraban -y muchas veces lo lograron- a ser más tarde empresariospaisas como el patrón.

La movilidad geográfica va a la par con la movilidad social; realmente nose puede decir que el estigma de clase marq ue a esos inmigran tes para impedirlessu ilusión. Varios de ellos, en efecto, consiguieron dinero, si no morían por laviolencia de las cantinas y las riñas y si les perdonaban la vida las organizacionesarmadas de derecha y de izquierda que más tarde se formarían.

De hecho, entre los grandes empresarios bananeros de hoy, junto a losempresarios de Medellín -los Echavarría, por ejemplo, impulsores de la industria

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COLO NIZA CIÓN Y VIOLENCIA EN I A FRONTERA CON PANAM Á:

URABÁ Y EI  DARIÉN DT  1950  A  1990 I

texti l en los años ve inte -, po de m os hal lar otros emp resar ios que l legaron a Ura báen los años sesenta com o jorna leros y se iniciaron en los negocios inde pen dien tes

como pangueros o buhoneros en los años setenta; hoy superan en capitales y envolumen de exportaciones a los Echavarría y han sido influyentes tanto en lajunta di rect iva del gremio de prod ucto res de ba na no Augura c om o en la de accionistas de la principal de las compañías exportadoras, Unibán.

Valga decir que los procesos de con cen tració n en la act ividad ban an er a nohan girado en torno a la configuración de grandes extensiones de t ierra sino entorn o al cont rol econó mico de varias unidade s prod uct ivas po r vía de sociedadesl imitadas o por acciones. Así , aunque el tamaño mayor promedio de las fincasbananeras es de 130 hectáreas, con muy raras excepciones 2 , algunas sociedades

sobresalen por c ontro lar g rup os de 10 a 15 y hasta má s fincas, no nec esar iam entecontiguas.

Esto por no hablar de los fuertes procesos de concentración de propiedaden manos de ant iguos traficantes de cocaína de la organización de Medell ín, esdecir de nuevos ricos de extracción popular, quienes han actuado a t ravés deterceros com pr an do t ierras ganad eras en las franjas costeras de Urabá y el D arié n 3 ,sobre todo d ur an te las décadas de 1980 y 1990. En un o de los cuatro mu nic ipiosrelacionados con este t ipo de com pras - t r es en U rabá y uno en el Darién, Acandí ,en límites con P an am á- , una sola firma, cuyo accionista prin cipal es de los referi

dos t raficantes, co m pr ó 48 pred ios de ta m añ o c onsidera ble entre 1981 y 1989: 12sólo en 1981 y 16 sólo en 1985.

2 La excepción más conocida es la del predio de 5.542 hectáreas adquirido en 1963por la compañía holandesa Coldesa S.A. para siem bra de palma africana  y, en menor extensión, de banano; excepción también en el sentido de que su propietarioera una firma extranjera. Esa empresa atravesó por m uchas situaciones conflictivasen el orden laboral, que se expresaron en acciones de violencia. En circunstanciasmuy difíciles p ara la emp resa, agravadas por una peste que afectó la palm a, Coldesa

vende a Expobán, una firma de colomb ianos, 1.189 h ectáreas en  1979,  de las cuales570 estaban en plena producción de banano , y aban donó el resto de la hacienda,dand o pie a las toma s por parte de los mu chos trabajadores que qued aron cesantes.Para hallar nuevos casos de inversión directa de capital extranjero en la actividadbana nera de Urabá habrá que esperar la década de 1990 en la cual la CR . Agrícolade Colombia, compañía constituida con capital colombiano, panam eño y estadounidense con sede en Cincinnati (Ohio), compra un buen número de predios alprincipal de los grupos bananeros. (Oficina de Registro de Instrumentos Públicosde Turbo: Folios de matrículas inmobiliarias Nos. 034-0023316 a 034-0023327).Entrevistas con dirigentes del Sindicato de Trabajadores de la Exp ortadora de Ba

nano (Sintraexpoban), muy conocedores de esta historia.5 Para llegar a esta conclusión revisamos los archivos no tariales de la región y los dela Oficina de Registro de Instru mento s Públicos de Turbo, cotejando este materialdocu mental con entrevistas in situ para descifrar  las  identidades en las  compraventas realizadas a través de sociedades o de testaferros, o con n om bres ficticios.

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

La movilidad social a la que me he referido como oportunidades individuales para pasar de un estrato a otro -vista particularmente como paso a un

estrato superior aunque también existe movilidad en sentido descendente- conoce unas tranqueras que no son estrictamente de tipo socioeconómico, sinoque se refieren más a las procedencias e tnoculturales. Me refiero una vez más a labrecha entre los grandes conglom erados de la migración: los and inos, los negrosafrocolombianos del Chocó y los costeños o m ulatos de la Costa Atlántica.

Así, es fácil conocer casos de paisas o antioqueños pobres que se hayanconvertido en ricos y pudientes, es más difícil hallar esos casos entre inm igrantescordobeses -qu e hacen parte de los costeños- y es prácticamente imposible hallarlos entre negros del Chocó.

Estas fracturas de índole etnoculturd no son las únicas, pero cuentan dealguna m anera entre la multiplicidad de factores que contribuyen a la fragmentación de la sociedad colombiana; las he mencionado aquí porque casi siempre seom iten en los manidos esquemas que sólo reconocen divisiones de clases sociales.

Ahora bien, ¿cómo construir, con ese cuadro, una conciencia de iden tidadcolectiva? Si a esa atom ización social y a la desidentidad se sum a la débil significación de lo estatal, ¿cómo esperar que los diferendos y las cuentas pendientes nose arreglen por la fuerza, incluso con el recurso del homicidio?

En un libro publicado hace dos años sobre la violencia en el conjunto de

municip ios colombianos (Cubides, Olaya y Ortiz, 1998), hallamos la afirmaciónde que allí donde están asociadas las variables alta tasa de homicidio indiscriminad o y presencia de organizaciones guerrilleras o param ilitares, el homicidio eraya frecuente desde antes de la llegada, o mejor, del protagonism o de los actoresviolentos organizados. Este enunciado se cumple en Urabá, donde el homicidiono apareció con las organizaciones armadas, aunque éstas tam poco lo dism inuyeron y más bien lo aum entaron.

Pero otra constatación para Urabá, posiblemente más interesante que laanterior, es que al menos una buena p arte de los homicidios eran com etidos por

funcionarios locales; en la época temprana de la actual colonización -años cincuenta y sesen ta- eran los que mayor acceso tenían a armas de fuego. Más inesperado aun, en la mayor parte de los homicidios registrados a cargo de funcionarios,  las víctimas fueron colegas suyos, es decir otros funcionarios: alcaldes quemataban al secretario y viceversa, inspectores a alcaldes y alcaldes a inspectores,jueces a inspectores y viceversa. Por lo tan to, ese hom icidio en el cual está inmerso el personal del Estado no puede explicarse en la lógica binaria  de: Estado contra ciudadanos o, si se definiera a esos pobres funcionarios como personal orgánico de la oligarquía citadina, en la antinom ia oligarquía-pueblo. Es más bien la

invasión de una sociedad atomizada que impregna el mismo Estado en sus terminales de Urabá, en donde el propio Estado queda atrapado en el piélago.

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C O L O N I Z A C I Ó N V V I O L E N C I A T N I A F R O N T E R A C O N P A N A M Á :

U R A B Á I TI D A R I É N D I 1 9 5 0 \ 1 9 9 0

LAS EXPRESIONES ORGANIZATIVAS EN MEDIO DE LA DESORGANIZACIÓN

Para efecto del análisis, conv iene disting uir tres tipos de exp resiones organizativas:

los caciques; los pa rt ido s, nut rid os po r el caciquism o a un qu e no redu cidos a él; ylos sindicatos, expresión más moderna que las otras dos.

Los caciques

Qu ien viaja río Atrato ade ntro , a los caseríos má s rem otos de U rabá y el Darién ,donde las señales de "civi l ización" se pierden en el horizonte de manglares, nodeja de sorpr ende rse de que, au n en las chagras más inhós pitas e incom unic ada s,ad on de ape nas llegan las botellas d e agu ard ien te y las de cerveza o gaseosa de losvarios consorcios, también funcionan act iva y eficientemente las redes de interme diarios locales que l lam am os caciques, l iberales o conse rvado res.

Caseríos donde nunca jamás ha pisado t ierra un juez, un tecnócrata, unmé dico, a veces ni siquiera un policía, com o pa ra p alpar alguna d e las instituciones,son, en camb io, visitados po r el jefe mu nicip al del directorio de u no y otro pa rtido ;cartas van y vienen, a m en ud o, entre él y los olvidados a ldeano s, pidien do, sea d g u -na ayuda para las minúsculas tareas que las juntas de "acción com un al" em pren deno bien uno de los últimos puestos de la burocracia del municipio.

La "Acción Comunal", inst i tución impulsada en Colombia a part i r de laLey 19 de 1958, como parte del andamiaje del régimen político del Frente Nacional, ha sido el principal lugar de promoción local y de distribución de favores delcacique en la vereda o en el caserío.

A nivel de la jurisdicción del m un icipio , m ínim a un ida d ad min istrat iva enla cual están circunscritos los caseríos y las veredas, la institución de implante delos caciques es la de los concejos m un icip ales , qu e son a la vez la prim er a ins titución de eslabón entre los mun icipio s, con sus mú lt iples necesidades , y el Estado.Ahora bien, ese primer nexo institucional de articulación de la política y el Estado,  se halla mediado por la competencia electoral y por el tejemaneje de los part idos y de las facciones int rapart idis tas , con todos sus rasgos maquinales ymaquinantes .

Los caciques, por un a p arte, resp on de n a las necesidades de sus local idadesen aquellas exigencias que desbordan la exigua capacidad de las familias del vecinda rio, haciéndo lo p or vía privada, del propio peculio o el de sus com pad res, ypor vía del Estado, precisamente a través de la cadena ascendente de políticos delrespect ivo pa rt ido , con u n gran acento de favor person al en la distribució n de losfondos públicos -empleos, centros de salud, escuelas-. Por otra parte, en el anverso de la medalla, gracias a esta cadena de eslabones, el voto inducido en laspoblacion es p or los caciques, se t ransf orm a en el acto con st i tut ivo y legi t imador,según las reglas formales de la democracia, de un personal polí t ico que, empezan do en el Presidente de la República y ter m ina nd o en los concejales m un icip ales,  agencia el proyecto global de producción y organización del país, que es elproyecto de las oligarquías citadinas. Como quien dice, la oligarquía del país ha

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

a n d a d o su legalidad y su legitimid ad, en última instancia, en el sufragio universalgracias al caciquismo.

Lo anterior es una realidad suficientemente conocida en Colombia. Sinembargo, l lamo la atención sobre el hecho de que haya operado y continúe operando de manera tan cabal en zonas, como las de Urabá y el Darién, todavía enproce so de colonización, alejadas de los centros o rgánicos del Estado, vistas desde éstos con mira da discrim inante y excluyente, y sobre todo don de lo i ns ti tu do ndse percibe, o casi inexistente o extremadamente débil e ineficiente, donde unacultura de la racionalidad insti tucional es prácticamente nula.

Inclusive en fundaciones promovidas por colonos inmigrantes que, en losavatares de La Violencia de los años cincuenta, habían llegado a separarse de los

dos partidos centenarios y que, dada su adscripción a terceros partidos, se supone que cuestionaban el régimen vigente y la forma tradidonal de la polít ica, larealpolitik del diario acontecer de sus veredas y caseríos los sumió en los mismosprocedimientos , es t ra tegias y componendas descr i tos como caciquismo.

M ás aun, resul ta de sum o in terés consta tar que esos rasgos com prend idosaquí d ent ro de la den om inac ión de caciquismo, s iguen vivos en me dio de la proliferación de justicia privada y del au m en to de violencia, e incluso en m edio de lap resenc ia de o rgan izac iones de v io lenc ia como las guer r i l l a s y los g rupospara m ilitares, a la so m bra de los cuales pelecha u na violencia m ás difusa relacio

nad a con las pug nas inter nas en las redes de los caciques.

Los pa rtidos

El caciquismo que podría ser, por qué no, un sistema de organización local porfuera de los partidos, en todos los lugares de Colombia se da necesariamentedentro de los par t idos marcando profundamente su funcionamiento y su naturaleza: particularmente, pero no exclusivamente, de los dos partidos mayorita-rios que provienen del siglo XIX, el liberal y el conservador.

En los municipios tanto de Urabá como del Darién el Partido Conservador ha s ido s iempre percept ib lemente minori tar io , los votos se han repar t idoent re las varias corrientes del Part ido Liberal y los m ov im ient os definidos co m ode rechaz o al régim en p re do m ina nte que, com o se sabe, entr e 1958 y 1974 fue elsistema bipartidista del Frente Nacional: me refiero al Movimiento Revolucionar io Liberal -M R L -, la Alianza Nacional Popular -A n a p o - , fundada por e l generaly ex presidente de facto Gustavo Rojas Pinilla, y los m ov im ien tos alentad os p or elPartido Comunista -Unión Nacional de Oposición, UNO, Frente Democrático yUnión Patriótica, UP, sucesivamente- y por el Partido Comunista Marxista-Leni-

nis ta PC-ML -Frente Popular- ,Entre partidos y facciones se tejen también componendas de aritméticaelectoral que, vistas fuera de la coyuntura eleccionaria, podrían parecer ilógicas;eso hace que, por e jemplo, en a lgún momento en Apartado la facción másof ic ia l i s ta y t rad ic ion a l de l Par t ido L ibera l hub iese pac tad o con la UN O ,

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COLONIZACIÓN Y VIOLENCIA EN LA FRONTERA CON PANAMÁ:

URABÁ Y EI DARIÉN DE 1950 A 1990

procomunista, con el único propósi to de asestarles golpes a las otras facciones.Años después se encontrarían arduamente enfrentados los dos pactantes y, en

cambio, la proc om unista Unió n Pat r iót ica habría conce dido cargos y prebend asal Frente Popular para castigar al oficialismo liberal, no obstante ser el FrentePopular el movimiento proclive a su archienemigo visceral, el EPL o guerrilla delPC-ML.

Las pugnas entre las facciones de un mismo part ido, en el caso que nosocupa dentro del Part ido Liberal , mayori tario, han sido part icularmente intensasen los m un icipio s de la zona; a tal pu nt o q ue, en 1990, en C higo rod ó u na facciónliberal, la de los seguidores de Federico Estrada Vélez, o federiquistas, culpó a lafacción oficialista, encabezada por Bernardo Guerra Serna, del asesinato del al

calde federiquista: prob able m ente sin razón , pue sto que , má s vero símilm ente, lasFARC lo habrían ul t imado en retal iación por muertes anteriores de seguidoressuyos causadas, en jurisdicció n del mu nic ipio , po r el Ejérci to. Todos los m un icipios de la zona, aun sin l legar a los extremo s del ho mic idio, m an tuv iero n, a t ravésde la década de los ochenta, enfrentamientos y forcejeos permanentes entre lasdiversas facciones liberales, de m o d o q ue las carta s, oficios, de nu nc ias y quejas deese lit igio llenan una considerable proporción del volumen de folios en los fondos del Archivo de la Gobernación de Antioquia, consultado.

El oficialismo liberal, o guerrerismo, era en la zona la agrupación que más

se veía amenazada por ia expansión de los movimientos procomunistas , y susdirigentes locales no escat imaron esfuerzos para contenerla, incluso acudiendo alas au tor ida de s al m ás alto nivel, bajo la retór ica de la defensa d el pa rtid o, cu an dode lo que en verdad se trataba era de la defensa de un feudo grupista electoral.

De esta forma se instru me ntal izab a en minúscu las localidades, con un granprag ma t ismo, el discurso planetar io an t icom unista que, desde los años cincuenta, fue producido desde dist intos centros internacionales de poder y que al l í setraducía en una versión más de las seculares pugnas part idistas de un mundodividido en dos -am igo s y enem igo s- en los imag inarios de las gentes , más aunde ntr o del régimen del Frente Nac ional qu e, en principio , pre tend ía excluir de lainst i tucionalidad polí t ica a las agrupaciones dist intas a los part idos Liberal yConservador.

Si se realiza el extraño ejercicio de comparar las curvas de las estadísticaselectorales con las curvas de las tasas anuales de homicidio -por 100.000 habit a n t e s - ,  se hal lan algunas constataciones sugerentes que, por sí mismas, claroestá, no pueden todavía convert i rse en hipótesis. Entre el las, que los municipiosdel Urabá ant ioqueño en los cuales se dio el mayor incremento estadíst ico delhomicidio en la década de los ochenta, incremento de tasas, recuérdese, mayorque el del conjunto del de par tam en to de Ant ioquia y obvia me nte m uc ho mayorque el de Colombia, coinciden con los municipios que, casi durante el mismolapso,  aumentaron de manera insól i ta la votación por la Unión Patriót ica, sinhaber s ido muy importante la votación procomunista de la época precedente,

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C A R E O S M I G T F I O R T I Z

salvo en uno de e l los . Los municipios a los que me ref iero son Apartado,Chigorodó, Turbo, Mutatá y Garepa. De ellos, la salvedad a la cual aludo, con

prec ede ntes p roc om un istas desde los años setenta, es M utatá. Los años en los queel caudal de votos de la UP fue m ás copioso fueron cierta me nte los de las pr im eras elecciones de alcaldes -1988 y 1990- ' .

Ahora bien, la simple coincidencia anterior no significa que todos los homicidios hubiesen sido perpetrados contra la UP para impedirle crecer, ni quetodos hubiesen sido perpetrados por las FARC o las Milicias Bolivarianas de loscascos urbanos para favorecer la votación por la UP. Pero sí tal vez que dichosmóviles juntos explicarían en buena parte el incremento de homicidio; a esosresortes habría que agregar en Turbo los del contrabando marítimo de drogas y

el empleo de jóvenes sicarios para arreglos de cuentas entre particulares. Si escierto q ue los gran des cam bios electorales de los 80 se da n en tor no de dos electora dos pr incipales , los obreros ban aneros -s ind ical izados, que arras tran consigo a los capataces y administradores de fincas ya que son un tipo de personalm uy c er ca no - y los pob lado res d e barr ios de invasión, enton ces esos sectores vana hallarse más relacionados que otros con la proliferación del homicidio.

Los sindicatos de obreros b anan eros

Los sindicatos de los obre ros ba nan ero s o los comités de m ovilización de las tomas de t ierra son las expresiones organizativas ap aren tem ente m ás cercanas a lasinsti tucio nes clásicas estudia das p or los sociólogos. U no p odr ía pon erse a leer lasactas de las juntas directivas de los sindicatos o sus periódicos mensuales, y encontraría pliegos de peticiones, huelgas, evolución del salario real, número deafiliaciones, coordinación con otros sindicatos a nivel nacional a través de lascentrales sindicales: es decir, todos los elementos necesarios para explicar esasorganizaciones como expresión de la lucha de clases.

D ura nte los pr im eros veint idós años del negocio bana ner o en Urabá, esto

es ,  de 1963 hasta 1984, el índice de obreros sindicalizados fue bastante bajo. Enesto incidieron, sin duda, tres importantes factores: a) el precio del salario porencima del prom edio rura l de la nación y del depar t am ento de An tioquia , de bidoa la escasez de mano de obra con la cual se inició la siembra del banano; b) lastradiciones culturales de los inmigrantes que constituían la mano de obra, tradiciones que los hacían muy poco proclives a organizarse en sindicatos; c) sobretodo, la aversión, y a veces franca hostilidad hacia los sindicatos, por parte de losemp resar ios y de sus ad min is t radores .

1 Antes los alcaldes no eran resultado de justas electorales sino que eran nombrados por el gobernador del departam ento, que a su vez era no mb rado por el Presidente de la República.

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COLONIZACIÓN   Y  VIOLENCIA FN LA FRONTERA CON PANAMÁ:

ORABA-, EI DARIÉN DE 19 5 0 A 1990

En los años sesenta y setenta, dada la bajísima sindicalización, los obrerosque se atrevieron a impulsar la actividad sindical fueron fácilmente estigmatiza

dos;  se hacía equivaler el calificativo de sindicalista al de subversivo, en un momento en que la guerri l la no era aún actor con protagonismo en la zona ni todavía estaba en condiciones de utilizar los sindicatos para su estrategia político-militar.

Al principio se despedía del t rabajo a quien en una finca promoviera laactividad sindical: en sólo dos años, 1974 y 1975, hubo 543 despidos por estacausa en seis fincas (Botero, López y Sierra, 1979: 67). Por esto las reuniones sehacían clandest inamente; cuando la afi l iación sindical amenazaba crecer, se recurría en tonces a méto do s más int im idan tes co n ayuda de la fuerza p ública y, en

no p oco s casos, se pe rp etr ó el asesinato de los sindicalistas con los eviden tes efectos de amedrantamiento y desafi l iación.

La situación se revertiría tota lm ente desde los últimos meses de 1984 y primeros de 1985. Un indicador impresionante de esta reversión lo constituye el núme ro de afiliaciones s indic des, que pasa ab ru pta m en te, en Sintagro, de 147 a 4.500entre agosto de 1984 y febrero de 1985. En el resto de los año s och en ta la afiliacióna S i n t ag ro s i gue c rec i en do y, au nq ue n o en t a le s m ag n i t ud es , co n t i n úaincrementándose también en los otros sindicatos, hasta el punto de que en 1987Fernando Botero estima que el 87% del total de hectáreas destinadas al cultivo

bananero estaban cubiertas por la sindicdizadón obrera (Botero, 1990: 169). Enese añ o, los cálculos de Botero basad os en el estudio de Ma rgarita Ram írez y Ricardo H en ao, arrojan las cifras de 6.730 ob reros adscritos a Sintagro  - 5 4 , 8 %  del totalde trabajadores bananeros-, 1.685 a Sintrabanano -13,7% de los t rabajadores-,2.026 a los otros sindicatos - 1 6 , 5 % -  y sólo 1.842 -el 15%- sin sindicalizar.

El segundo sindicato en crecimiento después de 1984 fue Sintrabanano,nacido en 1964 bajo orientación de dirigentes pertenecientes al Part ido Comunista. El co m en tad o res urgim iento de los sindicatos a par t i r de 1984 está in du da blemente relacionado con los cambios acontecidos en la polí t ica nacional y con

los propios cambios de las organizaciones guerri l leras y su fortalecimiento alamparo de los acuerdos fi rmados con el gobierno.

Al lado del indicador de las afiliaciones sindicales hay que destacar también, en la época, la fuerza que a dqu ieren los sindicatos, otrora pe qu eñ os y vulnerables, par a para r la prod ucc ión , presenta r pl iegos de convenciones colectivasy obte ner las dem an das de los pliegos. Baste saber que de tan sólo dos con venciones que se ha bía n firmado en 1983, y trece en 1984, se pas ó sú bita m en te a 154con ven cione s en 1985, añ o en el cual 91,8 % de las fincas ba na ne ra s las firmaron(M art ín, 1986: 72).

Lo pr im er o q ue los ob rero s vencie ron fue el m ied o, y en ello fue decisivo elpod er arm ad o de las dos orga nizaciones guerri l leras, el EPL y las FARC, que sesabía estaban detrás de los dos mayores sindicatos , Sintagro y Sin trab ana no , respect ivamente.

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

A primera vista los sucesos de Urabá, incluidos los frecuentes hom icidios,parecerían prestarse para una interpretación clasista de la más pura ortodoxia:

movilizaciones colectivas cada vez más crecientes, huelgas obreras, éxito de lasnegociaciones y mucha violencia interpuesta, de parte y parte.

Sin embargo, un análisis más cuidadoso nos revelará el carácter instrumental de la relación entre organizaciones armadas y sindicatos obreros, en undoble sentido:

- En cuanto los sindicatos son vistos por las guerrillas como mam paras ypuntales po líticos para el control de terrtorios y poblaciones, control que asu turno deviene dete rm inante de las acciones e iniciativas sindicales. Hasta en términos financieros las guerrillas imponen sus porcentajes de participación a los recaudos de los sindicatos. Más de un dirigente sindical deSintagro fue u ltimado por el EPL a raíz de diferendos sobre el derecho dela guerrilla a exigir al sindicato privilegiar la cuota del mov imien to arm ado en las negociaciones de los pliegos de las fincas; el último de estos ho micidios fue el de un revisor fiscal de Sintagro en 1989, asesinato que elEPL hizo aparecer como ejecutado por la derecha.

- En cuanto los sindicalizados utilizan la amenaza de la guerrilla que losprotege para obtener de los administradores, ya no sólo reivindicaciones

colectivas como las contempladas en los pliegos sindicales, sino igualmente privilegios personales -permisos, dotaciones particulares no contem-p i ct \ ja o c u l ar , c c i i v ^ i i c u j i i c a , t i c . — .

Muchas veces la fecha y duración de las huelgas obreras y de los paroscívicos y marchas de protesta fueron determ inadas por razones estratégicas de lasorganizaciones guerrilleras más que de los sindicatos o del movimiento obrero.Unos ejemplos, entre varios, pue den ser el "paro cívico nac ional" del 19 de jun iode 1985, del cual el EPL y su partido, el PC-ML, se responsabilizan en Urabápúblicamente, y especialmente la participación, duran te cuarenta y cinco días, en

el paro cívico nacional o "huelga general" que empezó en octubre de 1988, cesede actividades que los dirigentes del PC-ML y del EPL concibieron bajo elpa rám etro de una "huelga política nacional", insurreccional en el sentido formulado por Lenin.

Con una du ración tan larga, resultados propord on alm ente magros y graves consecuencias com o la privación del salario po r el tiempo que du ró la huelga,los obreros sintieron esta vez más que otras el predominio de lo político-militarsobre sus reivindicaciones laborales, percepción que dio lugar a un buen núm erode desafiliaciones sindicales.

Otro aspecto de la relación entre organizaciones a rmadas y sindicatos fueel flujo de obreros hacia las filas de com batien tes, lo cual sirvió tam bién al Ejército y a los empresarios pa ra criminalizar las más inermes acciones e iniciativas delos sindicatos proclives a los partidos de izquierda. No obstante, el hecho de más

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COLO NIZAC IÓN Y VIOLENCIA EN LA FRONTERA CON PANAM Á:

URABA  Y EL DARIÉN DE 1950 A 1990

graves consecuencias para los obreros sindicalizados fue la guerra desatada, porsindicatos interpuestos, entre las dos organizaciones guerri l leras que se disputa

ban en Urabá el favor sindical y con él el control de territorios. Esta cruenta guerra produjo su mayor número de víct imas entre 1985 y 1986, y parte tambiéndurante 1987.

Lo cierto es que los sindicalistas y los obreros inermes de Sintagro y deSin trab ana no tuviero n qu e pagar con la amenaz a a sus vidas el forcejeo entre lasFARC y el EPL. El 13 de junio de 1986 fueron asesinados varios dirigentes deSintagro por un piquete armado de las FARC (Mart ín, 1987: 72; Botero, 1990:169).

Como en los infortunados tiempos de la vieja Violencia entre liberales y

conse rvado res, en los años oc hen ta en Urab á existía una im aginaria l ínea divisoria entre las FARC y el EPL, a lado y lado de la cual se dis tribu ían geog ráficam entelas fincas de su influencia si nd icd . El cor reg im iento de Cu rru lao m arc aba la fatídical ínea entre el no rte y el sur, así co mo el corre gim iento de Nueva An tioqu ia ma rcaba la frontera oriente-occidente entre los campesinos cul t ivadores simpatizantes de las organizaciones políticas auspiciadas por las dos guerrillas. Fue ese unfactor más para acrecentar la violencia en aquellas dos poblaciones.

La guerr a en tre las guerrillas por el con trol de los sindicatos p ud o am ainar sesolam ente en los t res úl t imos añ os de la década de los och enta po r la conv ergen

cia de tres factores: la incidenc ia de la Coordin adora Na cion al Guerrillera sob re elenfre ntam iento local , la creación de un a cen tral obrera, la CUT, que recogía ta ntolos sindicatos procl ives al Par t ido Co m un ista com o los orien tado s por el PC-M L,y la supresión gubernamental de las dos personerías jur ídicas de Sintagro ySintrabanano que obligó a dirigentes de uno y de otro sindicato a buscar unaestrategia común para no perder a sus sindical izados, resuci tando entre ambosuna pequeña agremiación l lamada Sintrainagro en la cual se fusionaron.

En síntesis, en los sindicatos estamos frente a un fenómeno, sin duda, deorganización, exi toso en algunos indicadores; pero al t iempo atravesado por la

desorganización y por la imposibi l idad de la autonomía como clase o como grupo social. En un cruce de discursos clasistas y prácticas derivadas de la fragmentación; en una mezcla de acciones colectivas y de múltiples intereses individualese individualistas; en el l ímite del rebusq ue y de la m ism a corr up ción .

LA SIGNIFICACIÓN DEL ESTADO

Aquí me refiero al Estado que específicamente se construye en esas condicionesdadas de sociedad que son, digamos, su nicho ecológico. Entendiendo por Estado, en la referencia occidental histórica que co m pa rt im os , el con junto de ins t i tuciones -lo s tres pod er es -, su discurso, su norm ativid ad - q u e es escri ta -, su legit imación y su fuerza.

El tema de la precarieda d del Estado en las zonas co lomb ianas de c olonización debe ser exa min ado en dos plano s con com itantes: el plan o fáct ico -las p rác-

i ? i c

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("ARLOS MIGUEL ORTIZ

ticas, los hechos, mu ch os de los cuales son cu antificab les- y el plano de las representaciones, con sus circui tos simbólicos.

Au nq ue el dato fáct ico y la repres entación no siemp re se corres pon den , síexiste un a relación entre am bo s. Así pues , con recue rdos cargados de e mo tividad ,de la gue rra d e los Mil Días y de La Violencia d e los año s cincu enta, el po blad orl lega a las t ierras promisorias de Urabá y el Darién atraído, aun con mínima información, por la disponibi l idad de baldíos, por la propaganda oficial que est i m ula ba las colonizaciones en el pa ís 5 , y sobre todo po r las oportu nida des l igadasa la agroindustria bananera. Pronto la ineficiencia del Estado en la deficitariacons t rucc ión de v ías para e l mercadeo de l a economía campes ina , en losinexistentes o pésim os servicios públicos de los mun icipio s, en la inop eran cia de

cara a los roces y conflictos de las fincas ban an er as , y en la ino cu ida d, s obre tod o,de la adm inistra ción de just icia, acarrea la frustración y el des enca nto de los po bladores, y un gran malestar, desconfianza y descrédito hacia todo lo que seainst i tucional y provenga del Estado.

En ese caldo de cul t ivo lanzan su discurso -armado- las organizacionesguerri l leras. La gente, desengañada, acompaña a las guerri l las y a los part idosconexos con ellas, en sus invectivas contra el Estado, así no se identifique conaquél los en mu chos ot ros pu ntos de una agenda de intenciones - o pre tens ion es-revolucionarias.

Nuev os actores polí t icos, com o la guerri l la de los año s sesenta-se tenta, seenc arga n en tonces de est imular la react ivación de un ima ginario secular, que contiene significantes de intensa valoración negativa como el uniforme de policía ode mil i tar, símbo los de los gobierno s qu e, u n o tras otro , los ha n s um ido a el los enel abandono y que sólo se hacen presentes en forma agresiva detrás de los odiados uni formes.

Como resultado de todo eso, la referencia al Estado se torna negativa y laeficacia de todas sus acciones qued a en entre dich o. En esta si tuación, o bv iam ente , los dato s factuales de ineficiencia inst i tuciona l son inm ed iata m en te percibidospor la gente, particularmente sensibilizada, e incluso las mejoras efectivas que elEstado logre t ramitar no van a modificar casi en nada la opinión en contra, predo m in an te en los hab itantes; es decir, el ord en re pre sen tad on al c obra un a fuerzay au ton om ía tales que ya no será mo dificado po r los cam bios en el ord en fáctico.

Es lo que en Urabá y el Darién se menciona como que "el Estado l legótard e" y no p rop iam en te que el Estado esté ause nte. En efecto, de 1984 en ad elante las inversiones estatales, por lo menos en Urabá, han sido copiosas, las máscuant iosas, por zonas, en el departamento de Ant ioquia; naturalmente, comohasta ese momento en Urabá casi no se había hecho inversión alguna, la acome-

5  Hacemos referencia particularmente al Instituto Colombiano de Reforma Agra-iia -I n co ra - y a la Caja de Crédito Agrario.

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COLONIZACIÓN Y VIOLENCIA EN LA FRONTERA CON PANAMÁ:

URABÁ Y EL DARIÉN DE  1950  A  1990

tida no significó una m ejor posición de la zona en el contexto del dep artam entoni mucho menos de la nación 6.

A m enudo se habla, para referirse a distintos aspectos de la situación an teriorm ente descrita, de un vacío del Estado. El vacío, más que deno tar un a ausencia física -existe un número de funcionarios de la adm inistración municipa l semejante al de otras zonas, y el personal de las instituciones nacionales de fuerzaarmada, -el pie de fuerza, ha ido en a um en to -7 , alude a la ausencia, la casi inexistencia en el menú de significaciones de los habitantes, no sólo del Estado comoinstitucionalidad y codificación de princip ios, norm as y proced imientos que losinterpela, sino del derecho positivo como referente cultural en las relacionesinterpersondes, de la participación ciudadana en la construcción de proyectos

comunes de cualquier índole que no pasen por la vía armada.Ahora bien , al ser inexistente o ex trema dam ente débil la referencia significativa del Estado y del derecho, por lo menos en dos funciones necesarias para laspoblaciones, a saber la de castigo justiciero y la de seguridad, ellas recurren -según sus tradiciones , sus imaginarios y la reiteración de sus prác tica s- o a mecanismos de la propia cultura, de verbalizadón y de iconizadó n, totémicas o religiosas, de la violencia, o a la justicia y la defensa por la propia m ano , o siendo estodifícil especialmente cuando existen actores organizados v iolentos que pueden asu vez cobrarles sus actos, recurren entonces a la mediación de esos mismos acto

res organizados, del signo ideológico que sean. Las guerrillas y los paramilitares,entonces, entran a ejercer de este modo fundones que, de otra manera, seríanpropias del Estado.

La opinión generalizada de quienes vivieron como colonos los momentosprimigenios de la implantación de los pequeños grupos arm ados que luego cons-

6 Véase, por ejemplo, los cuadros comparativos de 1983 y 1986, con relación a ladensidad vial de las diferentes zonas de Antioquia; en ambos años Urabá ocupa el

último lugar (Cfr. B otero, 1990: 123). En los municipios del Darién el balance esaun m ás precario: las vías prácticam ente no existen allí, el transpo rte se hace por elrío Atrato y a lomo de caballo; el departamento del Chocó, al cual pertenecen,ocupa los últimos lugares del país en c uan to a densidad vial y, en general, a servicios públicos, así como a necesidades básicas insatisfechas - N B I - de la población.

A veces puede inclusive existir exceso de funcionarios, den tro de la irracionalidadque,  frente  a lo esperado en el Estado modern o (Cfr. Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo), co mp ortan las clientelas. Com o, por ejemplo, constataba en Arboletes el auditor regional en carta enviada al visitador adm inistrativode la Go bernación del Dep artam ento de Antioquia en 1980; a saber, que existía unadm inistrador de la planta eléctrica después de años de no funcionar la planta, queel mu nicipio pagaba cinco gua rdianes de la cárcel con bueno s sueldos sin existir unsolo recluso en ella (carta enviada po r el aud itor regional al visitador adm inistrativo de la Gobernación de Antioquia, Arboletes, 4 de febrero de 1980.  Archivo de laGobernación de Antioquia, Sección Gobierno, Caja No.  347).

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

tituirían el V Frente de las FARC, es que fueron funcionales y eficientes en laprotección que ofrecían. La reiteración de oferta y aceptación de esos servicios,

un ida a los otros aspectos descritos, fueron poniendo a las instituciones estatalesfuera de lugar, por lo menos con respecto a las funciones de seguridad y de restitución justiciera. Ello no obsta para que los habitantes, por medio de sus juntasde Acción C om unal, y los miem bros de las células comunistas y hasta de las nacientes guerrillas, no hiciesen recurrentes alusiones al Estado en un sentido utilitarista, solamente como proveedor de bienes necesarios o como financiador deobras.

Si a todo ello se añade el discurso de los partidos com unistas y de sus guerrillas conexas, sobre el carácter clasista opresor del Estado, sobre la catadura

represiva del régimen del Frente Nacional8

, al cual llegaron a definir com o dictadura civil, y la imperiosa necesidad de luchar contra él para restablecer valores dejusticia, libertad, dignidad, ya entenderemos la cadena de significantes que enesos habitantes se fue consolidando en los años sesenta y setenta. Si hub iera queencapsular en una frase todo ese conjunto de símbolos, ésta sería: el Estado esnues tro enemigo y, como personificación más perceptible del Estado, el gobierno-cua lquie r go bie rno - es nuestro enemigo. Los partidos, en cambio, tanto los calificados de derecha com o de izquierda, siguieron siendo avistados com o los canales de una necesaria intermediación.

Al mism o tiem po y sin perjuicio de lo anterior, se continú a invocando alEstado como dispensador de fondos, tanto más en los años ochenta y noventacuando los gobiernos departamental y nacional, a través del Plan Nacional deRehabilitación -P N R - tom aron más en serio el asunto de la inversión en Urabá,esto es, a partir de 1984.

Sin embargo, ni la demanda ni la oferta de inversión cambian en nada larepresentación -negativa- que del Estado habían ido forjando los habitantes.Tampoco tend rá por qué cambiar cuando, a pa rtir especialmente de 1994, el grupo param ilitar de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá -A C C U - vaya

desalojando a la guerrilla de los territorios del norte y del sur de Urabá; antesbien, los paramilitares confirman la percepción de la ineficiencia del Estado y, aligual que la guerrilla, lo siguen sustituyendo en la defensa de la población -de lano relacionada con la guerrilla y los partidos de izquierda-, y en el reequilibriojusticiero por vía de la retaliación en vez de la justicia y del derecho.

El orden fáctico y el representacional se refuerzan pero no siempre coinciden; hay que dar cuenta también del desfase entre ellos. Así, en un determ inado

8 Régimen de gestión compartida y/o alternancia de los dos partidos históricos deColombia, el liberal y el conservador, que se habían enfrentado acremente en laViolencia de los años cincuenta. Este régimen fue aprobado como reforma constitucional me diante el plebiscito de 1957 y su vigencia se extendió hasta 1974.

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COLONIZACIÓN   Y  VIOLENCIA TN TA FRONTERA CON PANAMÁ:

URABÁ V TI DARIÉN DE 1950 A 1990

m om en to del proceso, cuan do la image n negativa del Estado ya se ha introyectad oen la percepción de uno s co lonos qu e se las han visto solos, desp rotegidos frente

a una t ierra nue va l lena de atract ivos pero tam bién de penu rias, ya no valen cu ant iosas inversiones para cambiar una imagen. Menos cuando una guerri l la ha sabido aprovechar esas condiciones para forjar la imagen de un Estado opresor.

La historia del Estado en las condiciones de la zona de U rabá q ue he venidodescribiendo, lo marca, ent re ot ros, con t res rasgos muy importantes: 1) ladientelizadón, que se refiere a las redes de caciques y a los partidos en los cualesaquéllos se ins erta n d Estad o. 2) La priva tización de lo pú blico , ya qu e los caciquesconsiguen del Estado las partidas veredales y los empleos, acentuando el carácterperso nal de esa lógica de func iona mie nto; fácilmente se traspa san los límites de la

corrupción, cuya frontera con lo permit ido es corrediza y sólo depende de lanorm atividad cam biante. 3) La van daliza dón de los funcionarios o perm eabil idadde éstos a delinquir, o sea a burlar las reglas del juego del propio Estado: rasgo que,más allá de consideraciones de tipo moral, ha de ser visto, en el caso de Urabá,com o una mod alidad de funcionam iento, que ha tenido un efecto m uy im por tantesobre la repre sentac ión del Estado en las men tes de los hab itantes.

L OS AC T OR E S OR GANIZ ADOS DE VIOL E NC IA

Para terminar, resta hacer referencia a los actores organizados de violencia; losmás visibles en la zona h an sido las varias guerri l las - e n u n m om en to dad o estuvieron presentes t re s- y los grup os par amil i tares, de los cuales el más pro tago nice ,pe ro n o el ún ico , es el de las Autodefensas Ca mp esinas de Córdoba y Urabá, fund adas por Fidel y Carlos Castaño.

Es prec iso incluir en tre los actores org aniz ado s a los func iona rios del Estado que violan los derechos humanos, no porque exista un plan malévolo del Estado en su conjunto -planes tan central izados han podido exist i r en regímenesde naturaleza autori tar ia- , s ino porque el personal del Estado que del inque deesta mane ra, part icu larm ente el personal arm ado , ha aprovechad o ventajas com parat ivas provenientes de su pertenencia a una organización, en este caso a loscuerpos arm ado s del Estado.

Las primeras organizaciones armadas que se hicieron sentir en Urabá fueron las guerri l leras, en los años setenta. La policía era extremadamente débil yestaba envuelta en todo ese cuadro de atomización aquí descri to, con la propensión a de linq uir y a hace r cruces c on los delin cue ntes . El Ejército ap arece des pué sde la guerrilla, cua nd o ésta ya ha ec ha do raíces en varias veredas, y sólo allí do nd elos empresarios pueden hacer valer sus contactos polí t icos frente a las autorida

des centrales; por eso hace aparición esencialmente en la franja de las fincasbananeras. El protagonismo de los grupos paramil i tares es de los años ochenta,como respuesta de algunos empresarios y polí t icos en connivencia con mandosmil i tares de la zona , ante el bu m er án de la guerri lla y las l imitaciones tan to técnicas como legales del Ejérdto para contenerla.

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

Las FARC

La histo ria de esta guerril la en la zona, com o en m uch as otras zonas de coloniza

c ión, se remo nta a los tem pra no s años sesenta , cuan do hic ieron presencia gruposde autodefensa ligados al llamado trabajo de masas y al desarrollo de las primerascélulas del Partido Comunista en las veredas y las pequeñas aglomeraciones decolo nos . Veredas de Chi go rod ó, del actual Ap arta do y del norte de Turb o fueronlos pr imer os núcleos .

Hasta ese momento la presencia de guerril las no era desconocida en lazona; el MRL había tenido las suyas, en un medio en el cual la votación por esadisidencia liberal del oficialismo fue copiosa. Y antes, en los años cincuenta, habían existido guerrillas liberales de resistencia al gobierno conservador y al gobierno de facto del general Rojas Pinilla, con quien varias de ellas pactaron ladesmovilización a cambio de la amnistía.

En los años sesenta, las autodefensas del Partido Comunista como tales,más allá del trabajo polít ico, tuvieron principalmente dos t ipos de tareas: " limpieza " y finanzas. En los trabajos de "limpieza", el blan co fueron los delatore s, loscuatreros y ladrones y, si fuera exacta la versión de algunos responsables de laépoca, ajusticiamiento de administradores represivos con los trabajadores 9 .

En todos ellos las autodefensas procedían bajo dirección del Partido Comunista, en una época en la cud, a diferencia de hoy, el partido tenía mayorascendencia y control sobre las formas armadas de organización.

Por aquel t iempo la acción polít ica legal en zonas rurales apartadas delpaís, como Urabá, se hallaba bastante entremezclada con las actividades armadas;  en esos confines era difícil distinguir entre los activistas del partido y losintegrantes de autodefensas. Esto traía una consecuencia, que quizá hoy no secumpla de la misma manera en las FARC y que quizá no se cumplió en otrasguerrillas presentes en la zona: me refiero a la existencia de bases de apoyo -concientizadas, en vocabulario de la gu err il la - que, a través del a do ctri nam ien to,llegaban a compartir una representación de la vida polít ica e incluso de los problem as pro pios de la vida de cam pesin os, unas pau tas de acción, un os códigos dec o mp o r t a mie n to . E l r e c lu t a mie n to t a mb ié n r e s u l t a b a d e e s o s p ro c e s o s d eado ctr in am ient o y no, com o poste r iorm ente , de la in t imidac ión o de la ofer ta deun salario. Urabá y el Da rién fueron una bu en a área de reclu tam iento : en oc tub rede 1969 salió de esa zona un contingente de 17 muchachos, todos de extraccióncampesina , con dest ino a la organización nacional . En ese momento e l númerode efectivos en todo el país había descendido, no pasaba de 120.

Fue entonces cuando se reunió la IV Conferencia de las FARC, en 1970,

que tr azó directrices de crecimien to, de fortalecimien to ideológico y polít ico, de

' Entrevistas realizadas con personas que en los anos rastreados tuvieron mando enla organización de las FARC en Urabá.

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COLONIZACIÓN  Y  VIOLENCIA EN LA FRONTERA CON PANAMÁ: I

URABÁ  Y EL DARIÉN DE 1950 A 1990

atracción del campesinado -antes de eso la organización había exper imentadomu chos casos de com porta m iento s ban dole r i les- y de t rabajo mil itar, par t icular

mente con la táctica de guerrillas móviles, o sea la táctica de perpetrar ataquesrelámpago, huir y volver a golpear.Para la segunda fase de las FARC en la zona, es decir, la etapa de la presen

cia pr op ia m en te g uerrillera, la IV Con ferencia es la fecha pre cur sor a: allí se pla nteó la creación del V Frente, hoy el más importante y beligerante de los más decinco que op eran entre Urab á, el Da rién, el bajo y med io Atra to y el Sinú.

La direc triz traz ad a por la conferencia se con cret ó finalmente en  1973, cuando en el caserío de San fosé de Apartado se constituyó el primer núcleo del VFrente, com pue sto po r cu atro pe rsona s, de las cuales tres foráneas, enviadas po r

el Secretariado central de la organización: el comandante, un joven oriundo deVillarrica, de par tam en to del Tolima, con tres años de experiencia guerril lera, un ode Cundinamarca y un costeño oriundo del Magdalena. Meses después el núcleose había am pliado a doce homb res , de los cuales solamente cuatro re du tad os dela propia zona. Esta dimensión nacional, mediada por una organización de cobe rtu ra su prarre gion al, con sus recursos hu m an os , bélicos, f inancieros y tácticos,es un a de las no tor ias d iferencias en tre el frente y las ante riore s autodefensas, quehabían estado más condicionadas a los simples requerimientos veredales y másdependientes de la dirigencia local del Partido Comunista.

No es casual la ubicación geográfica del núcleo fundador del V Frente: elco r reg imien to de San losé de Apar tado se as ien ta , e fec t ivamente , en la sestribaciones del pied em on te d e la cordillera de Abibe, a continu ació n de las t ierras planas que en esos años estaban cubriéndose aceleradamente de sembradosbananeros, con desplazamiento progresivo de los colonos originarios precisamente hacia el piedemonte. Como dije en las primeras páginas, esos procesos decon centra ción y de vertiginosa diferenciación social, en los que interv ienen m úl tiples factores —dificultades viales y financieras, dificultades técnicas- no estuvieron exentos de violencia.

M ilitantes del V Frente de la época es tima n qu e los campe sinos desplazados y frecuentemente amenazados fueron la base de apoyo fundamental para lanacie nte guerrilla; en este sen tido, la presen cia guerrille ra en San fosé de A pa rta doestá basta nte l igada a fenóm enos de polit ización bajo las orienta ciones del sistema de ideas del Partido Comunista, y a procesos de organización local como losáe jun tas de acción co mun al o co operativas.

Desde San José de Apartado el V Frente diseñó su estrategia de desplazamiento en varias direcciones: hacia el Sinú, remontando la serranía de Abibe;hacia San fosé de M ula tos, en juris dic ció n de Tu rbo , a lo largo de la cuen ca del río

Mu latos, pob lada de colonos cultivadores; hacia el sur, hasta Cau cheras y P orroso-jusrisdicción de Mutatá-; en todas estas zonas buscaron apoyarse en la existenda previa de grupos de autodefensa y células del Partido Comunista, al igual quelo hicieron en San fosé de Apartado.

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COLONIZACIÓN Y1  VIOLENCIA EN LA FRONTERA CON PANAMÁ: |

URABÁ Y EL DARIÉN DE 1950  A  1990 I

Córdoba, Urabá en el departam ento de Antioquia y el Darién en el departam entodel Chocó.

La creación de este grupo armado en el país fue decisión del Tercer Plenodel PC-ML, disidencia del Partido C omunista de Colombia -P C C - surgida en tre1964 y 1965 al calor de las intensas confrontaciones internacionales entre el Partido Comunista de la URSS y el Partido Com unista Chino y al calor del triunfode la Revolución Cubana, que despertó singular simpatía en los jóvenes comunistas disidentes.

En los años sesenta, apenas se conocieron en la zona grupúsculos arm adosdel EPL que merod earon por algunas veredas; al parecer eran m inúsculos gruposque, distantes de sus mandos acampados en el Sinú, dejaron la impresión de in

disciplina y provocaron la reacción de los colonos en su contra; de cierta manerase vieron apoyados en este rechazo por las autodefensas veredales del PartidoComunista.

Es, empero, sobre todo después de 1979 que la actividad del EPL se intensifica allí, en buena medida a partir del mu tuo enfrentamiento entre el EPL y lasFARC al cual me referí antes; esta sería la segunda época del EPL en Urabá y elDarién.

Hay que entender que los objetivos políticos de las dos principales organizaciones armadas presentes en esos territor ios, y hasta cierto punto sus métodos

de lucha, obedecían de manera bastante rígida a los discursos revolucionarios producidos desde los centros internacionales de los grandes bloques de influenciapolítica, C hina y la URSS. Aquí encontram os un fenómeno semejante al acaecidoen el interior del Ejército regular, con relación a otro centro de poder y de pro ducción de discursos: Estados Unidos y la Junta Interam ericana de Defensa. Efectivamente, tanto en el Ejército regular como en las dos aludidas organizacionesguerrilleras se hicieron sobre el terreno de confrontación importantes innovaciones de tipo táctico, que tuvieron un sabor marcadamente criollo; pero en elmom ento de definir la macroestrategia y la política, tanto el Ejército regular como

las guerrillas se supeditaron a las teorías y pautas supremas de cen tros extranjeros de poder.

En el caso del EPL el dogmatismo, que aproximadamente hasta 1980 seexpresó en la fidelidad a las concepciones políticas y estratégicas de Mao Tse-Tung, tiene indu dablemente relación con la índole social de los dirigentes y de lamilitancia. Los dirigentes máximos, así como gran parte de los dirigentes m edios,provenían del ám bito universitario de Medellín en los años sesenta y de instituciones públicas de secundaria de características sem ejantes. Muchos de ellos pertenecían a familias muy católicas y conservadoras, militantes en los años cin

cuenta, que en la universidad habían evolucionado hacia el marxismo10 .

1 E n t r e v i s t a s c o n e x d i r i g e n t e s d e l E P L .

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

La ruptura con el maoísmo acaecida hada 1980, todavía dentro de unagram ática de dogm a, les perm it ió am pliar un poco m ás el hor izon te de una con

cepción estrecha de la guerra popular prolongada, de modo que empezaron a valorar la relación con sectores distintos del cam pes inad o clásico den tro de las po blaciones civiles en sus zonas de trashumancia.

Esto confluyó con los cambios acaecidos en el país respecto a la políticaoficial de tratamiento del hecho guerril lero, bajo la orientadón del presidenteBelisario Beta ncur. Me refiero a las conse cuenc ias de los acu erd os firmados ent reel gobierno y varias organizaciones guerrilleras en 1984: con las FARC el 28 dem arz o en La Uribe -M e ta -, con el PC -M L y el EPL el 23 de agosto en El H ob o -Huila- y el mismo día, pero en lugares distintos, con el M19 y con el grupo

Autodefensa Obrera -ADO-.En efecto, con el propósito de abrir el espectro institucional para hacer

posible la participación de las guerrillas como actores políticos con el fin de irdesactivando su poder de desestabilización y de inducción de violencia, el gobierno de Betancur facili tó a los grupos guerril leros espacios de proselit ismo ymovilización y promulgó disposiciones que limitaban la actuación de la fuerzapública contra elfos, después de un período de fuerte represión como había sidoel gobierno precedente, de Julio César Turbay Ayala. La oferta del presidenteBetancur hizo bien al PC-ML y al EPL dada la nueva orientación que habían

optado desde 1980.Así pues, aprovecharon los escenarios abierto por el diálogo Estado-gue

rrillas y, a partir de 1985, año del XII Congres o, se pro pu sier on conso lidar agrupaciones polít icas más amplias y pluriclasistas como el Frente Popular, aunquesiempre de manera coordinada con la ofensiva militar, también en ascenso; através del Frente, en alianzas con otros pa rtido s o med iant e relaciones personalescon candidatos de éstos, l levaron personas de sus simpatías a cargos públicosmunicipales e induso consiguieron un escaño nacional en el Congreso; así pues,ya año s antes de lo que sería su inco rpo raci ón a los m éto do s insti tucio nales de la

polít ica sin armas, el EPL había abandonado su vieja posición abstencionista deprincipio y había ensayado, con cierta recompensa, vías electorales.

Como se sabe, el cese-al-fuego pactado se rompió; pero tanto durante latregua com o desp ués de ella, el PC -M L y el EPL amp liaro n su radio p olít ico: enUrabá y el Darién, a través de la participación en marchas campesinas y paroscívicos que congregaban a diversos sectores sociales, a través de las tomas de tierra llamadas por ellos recuperaciones, y a través de la penetración sindical enSintagro.

Sobre la incidencia en los sindicatos y la utilización de ellos dentro de unacadena de mutuas transacciones que beneficiaban a unos y otros, ya se habló enel acáp ite Los sindicatos de obreros banan eros. El otro ba stió n de la moviliz ació n ycaptac ión de adeptos fue el de las tom as de t ierra, impuls adas desde 1982, a par tirdel núcleo m atriz qu e es la tom a de la hacienda Coldesa, el 24 de diciem bre: tom a

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COLONIZACIÓN   Y  VIOLENCIA EN LA FRONTERA CON PANAMÁ:

URABA  Y EL DARIÉN DE 1950 A 1990

de mucha significación para la nueva estrategia del PC-ML y el EPL, ya que sereal iza sobre predios que no eran baldíos sino que habían estado explotados de

manera agroindustrial hasta su reciente decadencia; en segundo lugar, en esaemp resa se había c onst i tuido el sindicato Sintagro que el PC -M L relanzaría desde 1984 como cabeza de punta de su gran acometida sindical; en tercer lugar,buena parte de los ocupantes iniciales de la toma eran obreros bananeros quehabían quedado cesantes en la disolución de Coldesa y obreros procedentes decuarenta y seis f incas bananeras cont iguas, según los censos del gremio debananeros Augura; finalmente, los ocupantes o recuperadores recibieron apoyologíst ico -viandas, implementos- de los obreros de fincas vecinas.

La toma de Coldesa, protagonizada por unas 600 famil ias dirigidas por el

PC-M L y respaldadas mi l i tarm ente p or el EPL, indujo rápida me nte ot ras tom asde tierra en los años 1983 y 1984. A los obreros bananeros se unieron en esastomas muchas fami l ias provenientes del departamento de Córdoba que habíantenido que dejar sus parcelas y no encontraban en Urabá y el Darién otro mediode subs istecia. Se habla de un as veintisiete tom as , en u n total d e diez y siete veredas, cuyo al to nú m er o de part icip antes hizo qu e el tam añ o de las parcelas apenasalcanzara el pr om ed io de 2,5 hectáreas.

Dentro del inventario de tomas dirigidas por el PC-ML y el EPL en estaprimera mitad de los años ochenta, se registra la de Punta Coquitos -unas 188

hectáreas-, protagonizada en su mayor parte por inmigrantes sin t ierra originar ios del mu nicipio de Valencia -C ór do b a- ; Pu nta C oqui tos fue precisame nte escenario de una sórdida masacre en marzo de 1988, mes en el cual se perpetrarontam bién las masacres d e las hacien das La Neg ra y H on du ra s, en un sector d on deel m ism o a ño se había a dela ntad o u na to m a o recuperación; dos años atrás el EPLhabía realizado allí un ataque, el 21 de diciembre de 1986.

Despué s de las ocupac iones rurales y hasta la entrega de sus arm as, el PC -ML y el EPL gu ard aro n estrechas relaciones con la pob lación de parcelarios qu esiemp re los consideró el apoyo decisivo en su movil ización y la arm ad ur a d e pr o

tección frente al Ejérci to y a los gru pos de cho que , arm ad os - p a re c e - por algunospropietarios.

Puede considerarse el período de mayor crecimiento del EPL, no sólo enesa zon a sino en gene ral, el qu e va de la Seg unda Con ferenc ia de 1983 a la TerceraCon ferencia de 1985 y de la Tercera a la C ua rta, en   1991. Hacia fines de la dé cadade los oc he nta el EPL con tab a en el país con 2.000 com ba tien tes y con 18 Frentes,obviamente de diferente tamaño y alcance, aglut inados en 7 bloques o estadosm ayores , en l o s depa r t am en t os de C órdoba , A n t i oqu i a , C hocó , B o l í va r ,Santand eres, Risaralda, Valle y P utum ayo .

El grado máximo de captación, en la zona, de la población civi l para elproyecto de guerra, se alcanzó en la forma organizat iva impulsada por el EPLdesde 1985, a saber: las guerrillas locales. En esa mo da lid ad los guerrillero s do tande arm am en to a la mayoría de habi tantes varones de un a determ inada población

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

donde antes han permanecido un tiempo en el cual han impuesto primero sucon trol y después ganado ia confianza de los habitantes; una vez más invocan el

principio de la autodefensa, pero, más allá de él, logran en los civiles un nivelmilitar bastante aceptable, como para enfrentar al Ejército.

Para la contraparte, tal estrategia generó como respuesta la criminalizaciónde la población civil, con las consecuencias que bien puede imaginarse. Así, huboarduos combates entre Ejército regular y población en armas en algunos de loscaseríos en los que se hab ían organizado guerrillas locales, en ciertos mom entoscon utilización, incluso, de bom barderos por parte del Ejército; otros caseríos deaquéllos fueron blanco de masacre de grupos pa ramilitares, como el caso de Pueblo Bello -municipio de Turbo- el 15 de enero de 1990, donde se sindica a Los

Pangueros, grupo organizado por el hacendado de Córdoba Fidel Castaño, dehaber ultimado, simultáneam ente, a cuarenta y dos personas inermes.

Entre 1989 y 1990 se puede decir que el EPL tuvo poder militar relativo enUrabá, el Darién y Córdoba; en 1989 el Frente "Bernardo Franco" controló lacarretera de Turbo a San Pedro de Urabá por lo menos durante cuatro mesesconsecutivos; de noviembre de 1989 a febrero de 1990, aproximadamente, controlaron un largo tram o de la carretera de Turbo a Necoclí. El 20 de enero de 1990el EPL realizó un vasto operativo en Mutatá, que dejó varios policías m uertos ylos restantes se rindieron.

Sin embargo , desde los prim eros meses de 1990 el EPL y el PC-ML se sintieron muy acosados por el Ejército y los grupos paramilitares, particularmentelos dirigidos po r Fidel Castaño . La especificidad de ataque de estos cuerpos irregulares, que contaban inicialmente con apoyo de algunos m andos locales del Ejército11, fue la masacre y desapariciones de población civil vinculada o simpatizante del EPL, en núm eros escalofriantes de veinte, treinta, cuarenta víctimas. Esohizo pensar seriam ente al EPL sobre los costos de la guerra, en momentos en quetam bién le suscitaban reflexión los acontecimientos internacionales con relacióna la gue rra fría y la crisis de los modelos com unistas, y en que la propia dinámica

del EPL -de sde 1980 y más aun desde 1985 - lo había conducido a revalorizar ladim ens ión política y a autocensurarse prácticas como la extorsión y el secuestro.

Así fue que la organización guerrillera aceptó iniciar negociaciones con elgobierno de Virgilio Barco en 1990, proceso que culm inó en los actos de dejaciónde armas en varios punto s geográficos del país, entre ellos Pueblo Nuevo - m u n icipio de Necoclí, U rabá - el Io de marzo de 199112.

11 Por implicación en las masacres de 1988, perpetradas en U rabá por paramilitares

del Magdalena Medio, fueron responsabilizados en 1992 por la Procuraduría General de la Nación tres militares del Batallón Voltígeros, acan tonad o en Garepa: elcoronel jefe de "inteligencia", un capitán y un sargento.12  El proceso de diálogo culminó efectivamente en los actos de desmovilización,pero en Urabá y el Darién sobrevivió varios años un grupo disidente que no quiso

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

ac os tum br ad o los hab itantes po r la fuerza de las circunstancias. Esta visión de lapresencia estatal para la zona como esencialmente presencia del Ejército fue com

partida, al menos hasta mediados de los años ochentas, por la mayoría de dirigentes de las tres ramas del poder público 14  y por la mayor parte de empresariosbo gota no s y medel l inenses .

Ah ora bien, el Ejército, au nq ue co m batía o perseguía a los gru pos arm ad osinsu rgen tes, convergía con éstos en la aclimatación del am bien te militarista, opue sto , por los rasgos señalados, a la preserva ción de una dem ocra cia q ue, en su retórica o a lo mejor en sus intenc iones últim as, el m ism o Ejército invocaba c om o larazó n d e ser de sus actuac iones.

En tal proceso, se pueden distinguir cinco etapas de la acción del Ejército

en la zona, marcadas por los siguientes hechos:

Instalación de la base militar de La Map orita , en los años sesenta, y progre sivo control de la franja bananera.

- Desig nación de alcaldes militares para los tres m unic ipio s ban ane ros yMutatá, en 1976.

- Restricc iones institu cion ales a la act ua ció n del Ejército po r efecto de lapolítica nacional de paz sellada mediante los acuerdos de 1984.

- Cr eac ión de la jefatu ra M ilita r del Urabá An tioqueño, en 1988.

D i s o lu c ió n d e la J e f a tu ra M i l i t a r e n 1 9 9 0 , y a h o n d a m ie n to d e l adesinstitucion alización de la actividad m ilitar contrag uerrillera, con la avanzada del fenómeno paramilitar.

Aunque en las etapas indicadas alternan los momentos de intensificacióny los de disten sión de la presencia visible del Ejército y de sus atrib uci one s oficialmente conferidas, no obstante, el hecho de haberse desarrollado subterráneam ente u n proceso s imultáneo de desinst itucional ización que a lcanza el máx im oen la últ im a eta pa hace q ue, má s allá de las varia cion es, se delinee un crescendo de

la militar ización , ente ndi da en la forma en que ha sido aquí descrita. La militarizaci ón, pue s, en c ua nt o al Ejército co nci ern e sería el res ult ado a la vez de las intervenciones amparadas en la juridicidad y de las formas clandestinas, fuera de ocon tra la ley, pre ten did am en te justificadas por las circunstanc ias de la guerra sucia adelantada por los insurgentes.

Ya desde los t i empos de la v ie ja base de La Mapor i ta , cuando e lpro tag on ism o de las organizacione s g uerril leras era aún bajo en la zona y ellas se

1 ' En cuan to a la rama judicial se refiere, que uno creería m ás alejada de esta concepción, un documento ilustrativo es la sentencia de la Corte Suprema de Justiciasobre la exequibilidad del decreto legislativo No. 678 de 1988 por el cual se creó laJefatura Militar del Urabá Antioqueño.

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COLONIZACIÓN Y VIOLENCIA EN LA FRONTERA CON PANAMÁ :

URA BAYE I DARIÉN DE 19 50 A 1990

l imitaban a actuar en veredas alejadas del corredor bananero y de los centrosurb ano s, se di fundieron rum ore s sobre la impl icación de personal mi l i tar en des

apariciones y asesinato de dirigentes sindicales -la mayoría pertenecientes a lospart idos t radicionales- .

En la época de los alcaldes mil i tares, juzgada muy disímilmente por lospolíticos locales según como les fuera en el reparto y en las componendas con losmil i tares, prosiguieron las detenciones arbi trarias, los al lanamientos sin ordenprevia y bajo pretexto de simple sospecha, el acoso a dirigentes medios sindicaleso cooperativos y, finalmente, en algunas ocasiones, la desaparición y el asesinato.

Recuérdese, además, que en el gob ierno del presidente Turbay Ayala -19 78 -1 9 8 2 -  el Ejército contó con una serie de facultades conferidas por el Estatuto de

Seguridad, algunas de las cuales tornaban jurídicas acciones que, fuera de esanormat ividad de excepción, hubieran infr ingido en materia grave los propiosderechos reconocidos por la Const i tución de 1886.

A partir de 1984 la intensidad de la ofensiva militar descendió perceptiblemente en la zona, cuando, de manera paradójica, crecía de modo nunca vistoantes la acometida de las organizaciones guerrilleras, en especial el EPL, antes ydespués de los acuerdos firmados en 1984 con el Gobierno, los cuales les sirvieron a los insurgentes de mampara.

Los hech os p rota go niz ado s p or el EPL y las FARC, referidos ante s, así com o

la contra rrépl ica de los grupo s p aram il i tares, l levaron al presiden te Virgi lio Barco -1 98 6 -1 99 0- a crear, m ed ian te facultades conferidas p or el Estado de Si t io, laJefatura Militar del Urabá Antioqueño; el acto jurídico de creación fue el decretolegislativo 678 del 14 de abril de 1988.

Con la creación de esta jurisdicción particular y la declaración oficial dedoce municipios ant ioqueños como zona de emergencia y escenario de operaciones mil itares -a rt íc ulo I o del dec re to- , l lega al culm en de su expresión jurídica elproceso que, incubado desde los años sesenta, al imentado por la actuación tantode las organizaciones guerri l leras como del Ejérci to, puede l lamarse proceso de

mil i tarización de la sociedad en Ura bá y el Darién .Efectivamente, con la puesta en marcha de la Jefatura Militar se consagra,

dentro de la normatividad vigente y en virtud del Estado de Sitio, la cesación osuspe nsión del Estado de derecho en ese terri torio , y del régim en de de mo racia uorgan ización pro piam en te civil de la pobla cón , al erigir, bajo la obligatoried ad dela norma, los siguientes principios que, según el concepto fiscal del Procuradorde entonces, eran contrarios a la Const i tución: la supresión de la diferencia eindependencia de los t res clásicos poderes públicos, poniendo a las autoridadesciviles y los jueces bajo el mando del Jefe Militar; la inviolabilidad del debido

proceso y del derecho de defensa, al conferir a la autoridad mil i tar poderes parahacer allanamientos sin orden judicial y sin presencia de los jueces; la libertad deexpresión y de reunión, al fijar el requisito de los permisos previos del Jefe Militar; la l ibertad de movil ización, con la exigencia a todo s los obreros b an ane ros de

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CARLOS MIGUEL ORTIZ

portar un carné expedido por la Jefatura Militar15. Esta última medida fue la quema yores pro testas gen eró; varias marcha s y paros se orig inaro n en la exigencia de

los sindicatos de des m on tar lo que se l lam ó la carnetización.Es inconcebible cómo la Corte Suprema de Justicia no acogió el sesudo

con cep to desfavorable del Pro cur ado r y, po r encim a de él, con una arg um ent ac ión que deja la sospecha de arreglos pol í t icos con e l gobierno, declaró laexequibilidad del decreto 678.

Más allá de los visos favorables a la militarización que contiene el decreto,no logró tampoco resolver ninguno de los problemas para los cuales se propuso:du ra nt e los do s año s largos de existencia d e la Jefatura M ilitar, el EPL y las FARChicieron gala de acrecentar su ofensiva, y se estructuraron también los grupos

paramilitares de los hermanos Fidel y Carlos Castaño Gil. Las expresiones devandal ización del Estado no fueron co ntenidas por lo que se supo ndr ía u n control disciplin ado desde el centro del Estado a través del Ejército; al m en os continuaron los actos delictivos del personal de policía y, en el propio Ejército, lasviolacione s de derecho s hum an os en los operativo s relacionad os con las tareas de"inteligencia". Finalm ente, las curvas de ho m icid io y las de secuestro no m ost raro n d escenso s co nsid erab les, si de lo que se tra tab a era de restablecer el or de n y laseguridad de los ciudadanos y de garantizar la primera de las protecciones confiadas a cualquier gobierno, la de la misma vida.

Buena parte de las violaciones de los derechos humanos provienen de lanecesidad de mostrar resultados de "inteligencia" en circunstancias en que esafunción se revela desprovista de los recursos humanos suficientemente calificados y de los recursos técnicos necesarios, frente a un enemigo como las guerrillas,d tamente exper imentado, b ien equipado y muchas veces favorecido por s impatías partis anas . En tonces constituye n en blanco a los civiles sospechosos de ten ercone xion es con los gru pos arm ad os o de servirles de apoyo logístico para la resistencia o para la ofensiva y resultan, de este m od o, com bin ánd ose : una decisión demando militar, con fines digamos técnicos, de búsqueda de información, o con

fines polít icos de escarmiento, y procedimientos en los cuales los agentes queejecutan la decisión aprovechan las laxitudes para obtener gratificaciones de lucro económico o de satisfacción psíquica que, en ocasiones, pueden sobrepasarlas previsiones del mando.

De lo examinado se desprende que la desinsti tucionalización ha estadopre sen te a lo largo de las d n c o etapas del Ejército en la zona , y qu e las m edi da s deexcepció n dictadas po r el Ejecutivo al am pa ro del artículo 121 de la C ons tituci ón

15 Concep to fiscal 1331 del Procu rador G eneral de la Nación ren dido ante la CorteSuprema de Justicia el 9 de mayo de   1988, en el cual solicita a esta Corporación quedeclare que el Decreto cuya constitucionalidad se revisa en esta oportunidad, esinexequihle.

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COLONIZA CIÓN Y VIOLENCIA EN LA FRONTERA CON PANAMÁ :

URABÁ Y EL DARIÉ N DE 1950 A 1990

de 1886 fueron la manera de hacerlas com patibles, al menos form almen te, con elorden jurídico del país. Pero también se desprende que en los momentos en los

cuales las medidas de excepción se han suprimido para recuperar el funcionamiento normal del régimen constitucional, la desinstitucionalización se ha manifestado en fenómenos más desconectados aun de la juridicidad, el másarquetípico de los cuales es el de los grupos paramilitares.

Los grupos paramilitares

Precisamente cuand o los acuerdos de cese-al-fuego del presidente Betancur conlas guerrillas pusieron restricciones al trabajo contraguerrillero del Ejército y laProcuraduría adquiría perfil en su labor de vigilancia de la fuerza pública 16 , sefueron consolidando en el país los grupos de autodefensa y los grupos param ilitares.El Magdalena Medio, y particularmente el municipio de Puerto Boyacá, se convirtieron desde entonces en el centro de irradiac ión de esta nueva forma de organización armada irregular. Las tres primeras masacres de Urabá de la magnitudde treinta, cuarenta víctimas, acaecidas en las fincas Honduras y La Negra el 4 demarzo de 1988 y en Punta Coquitos en el mismo mes, fueron ejecutadas porparamilitares del Magdalena Medio.

Sin em bargo, la autoría principa l de las referidas masacres no debe soslayar la presencia de otros factores muy interesantes para el análisis, como son:

-  La vinculación formal d proceso, por parte de la Fiscalía, de un negociantepudiente de la costa Atlántica, amigo personal de propietarios de Urabá,quien fue capturado en la ciudad costeña de Santa Marta el 21 de noviembre de 1989.

- Los rumores generdizados sobre participación de un conocido administrador de confianza de un grupo bananero quien, después de los hechos, huyóde Urabá y se refugió en un depa rtamento de la Amazonia colombiana.

- Los estrechos vínculos de este adm inistrador con el batallón Voltígeros del

Ejército y la participación, según la Procuraduría, de tres militares de dicho bata llón: un coronel que a la sazón fungía de jefe de "inteligencia", uncapitán y un sargento {El Tiempo, 1992, octu bre 4: 18A).

Después de 1989, en el país los nexos orgánicos entre esos grupos y losmandos del Ejército en los batallones y las brigadas fueron cediendo paso a unamayor autonomía hasta el punto de llegar los paramilitares, aunque en contadoscasos, a ser requeridos por las autor idades judiciales, a raíz de los decretos 813,814 y 815 del 19 de abril de 1989, dictados por el presidente Virgilio Barco, en los

cuales se les quitaba piso legal y se ordenaba perseguirlos.

16 Me refiero a los tiemp os del procurador Carlos Jiménez G ómez y a los procuradores que le sucedieron (Cfr. Jiménez Góm ez, 1986).

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: GARIO S MIGUE I ORTIZ

Ya las ma sacres o cu rri da s en 1989 y 1990, esto es, las ma sacres de S antam aríay Gilgal, en el Darién fronterizo con Panamá, y la de los secuestrados de Pueblo

Bello en Urab á, fueron obra de grup os de la prop ia zona cono cidos desde en ton ces por su independencia organizativa y financiera: el grupo de Los Pangueroscon asiento en el sur de Córdoba y el de Los Táñelas con asiento en el Dariénchocoano, en sendas fincas de los hacendados ganaderos Fidel y Carlos CastañoGil, sus organ izador es y jefes. Estos grup os p aram ilitares fueron los que má s violentamente golpearon a los simpatizantes del PC-ML y del EPL, entre 1989 y1990.

En los año s nov ent a, más allá de los límite s cro noló gico s de este estu dio , seha pr ese ncia do el crec im ient o de las Autodefensas Ca mp esinas de Córdoba y Urabá

(AC CU ) y la cuota de sangre de cam pesinos y de dirigentes locales que ese crecimiento ha cobrado. Las ACCU cuentan hoy con veinte frentes, con derivacionese n M e ta y S a n ta n d e re s y c o n n e x o s d e c o o rd in a c ió n h a c i a o t ro s g ru p o sparamilitares de los Llanos Orientales, del Magdalena Medio, del Putumayo, deN ari ño y Cauca, a través de la organ ización nacio nal l lam ada Autodefensas Un idas de Colombia (AUC), constituida en la Segunda Conferencia Nacional deAu todefen sas realizada en algú n lugar de Ur abá e n abril de 1997 {El Tiempo, 1997,abril 20: 23A).

Las AUC han ganado considerable terreno en los municipios urabaenses

de Turbo y Ap artado, e incluso en Mutatá , o tro bast ión emb lemático del Par t idoComunista, así como en la zona del Darién. Han ocasionado los masivos desplazamien tos de campes inos en 1997 que a l te ra ron súb i tamente e l censo de lcorregim iento de Pavarandó, los sangrientos enfrentamientos de M ur ind ó en 1998{El Tiempo , 1998, ju nio 11: 3A) y el cop ioso rec lut am ien to d e jóvene s en ba rrio sde A pa rta do otror a con trolado s ente ram ent e po r las Milicias Bolivarianas proclivesa las FARC {El Tiempo, 1998, m arz o 24: 10A).

Como fruto de lo anterior, la década de 1990 y la actual han significadomás sangre en Urabá y el Darién. Las FARC no se someten a perder terri torios

qu e antes c on tro lab an y las AUC n o cesan en su estrategia de con finar a las FARC.En medio de ese fuego cruzado, los indígenas y los campesinos siguen huyendopara salvar la vida a costa de perder el escaso patrimonio que ha significado eltrabajo de toda la vida. El Ejército, cu an do n o ha interv enid o de m an er a sectariaen contra , ha s ido un espectador mu do , desb ordad o por la guerra que p rotagon izan actores muy poderosos, más fuertes que él .

CONCLUSIÓN

Los actores armados organizados han obrado bajo el telón de fondo de una grandebilidad de organización civil de los habitantes. La fragmentación social haceparte del cuadro de toda la sociedad colombiana, pero se ha acentuado ademásen Urabá y el Darién por sus rasgos específicos de zonas de colonización: elnomadismo de los habitantes, sus diversidades etnoculturales sin integrar, los

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COLONIZACIÓN  Y  VIOLENCIA EN LA FRONTERA I ON PANAMÁ:

URABAY EI DARIÉN DÉ 1950 \ 1990

imag inarios d e las violencias anteriores, t rans mit id os en los relatos de los padresy de los ab uelos.

Así, aunque la cadena de homicidios se da finalmente en el marco de unenfre ntam iento a mu erte de tales actores, y tal vez no exist iría en la mism a intensidad sin su presencia, no quiere decir que haya comenzado con el los ni que todos los homicidios obedezcan a planes controlados de uno cualquiera de dichosactores; sino que el enfrentamiento a muerte crea las condiciones y el pretextopara hacer valer, por la fuerza, todo género d e pretension es atom izadas y dispersas,  que resul tan entonces mezcladas de modo confuso con las reivindicacionescolectivas, políticas o sindicales; dich o en o tras pa labr as, un p ulu lar d e rebusque através del recurso de la muerte y a la sombra de la violencia política y de sus

actores contrincantes.La presencia de esos actores es amb ivalente: prom uev en de alguna m an era

formas de organización y de sol idaridad bajo su férula, pero impiden cualquierbrote de organización cuando es civi l y autónoma; atacan al Estado pero ejercenhasta cierto pu nt o funciones que son de índole estatal com o las de policía y just i cia; pretenden disminuir los homicidios banales pero aumentan los asesinatosselectivos y, con el t iempo, los homicidios en general como efectos de las querellas de poder y del rebusque pelechado al abrigo de sus causas, sean éstas revolucionarias -las guerri l las- o conservat izanles -los paramil i tares-; arraigan en las

poblaciones por sus ofertas de seguridad pero terminan pract icando del i tos queexasp eran a las pob lacion es y auspician la necesidad de arm arse co ntra ellos, igualmente por vía de justicia privada; gestan el vacío de un gran silencio gracias alcual se impone, con hechos y sin palabras, su fuerza letal.

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El rapto de Panamá en la caricatura polít ica

colombiana, 1903-1930

Luz Ángela N ún ez

Colombia es pobre pero honrada mujer con familia. Y como espobre y humilde y hasta com placiente, el Tío Sam la ha pretend idoy no sólo ha sucedido q ue la ha intranqu ilizado con su pasión, sinoque al lado de ella y aprovechando debilidades de algunos nietossuyos,  consiguió seducir a una su hija morenita y ardiente,  [sic],que es nada menos que la desgraciada Panam á a quien -c om o sucede siem pre- ha ab andona do a la desesperación después de disfrutar sus dones y de engañarla m iserablemente. El Tío Sam es elTenorio de América.

(Fragmento del texto que acompaña la caricatura titulada «Mutilación Nacional». Zig-Zag, octubre 3 de 1909J

El objetivo de este ensayo es hacer una reconstrucc ión del imaginario desarrolla

do a través de la caricatura impresa sobre la "separación de Panamá", desentrañando sobre todo el universo simbólico a que recurren los dibujantes para narrar o hacer valoraciones sobre ese acontecimiento. Para llevar a cabo este propósito, hicimos una revisión de periódicos y revistas de la época como ElMosquetero, Mefistófeles, Zig-Zag, El Moscardón, Bogotá Cómico, Semana Cómica,Fantoches y otras publicaciones que pese a su riqueza gráfica han sido poco estudiadas hasta el momento. Para la lectura de las caricaturas nos apoyamos en laliteratura especializada sobre símbolos e imaginarios colectivos y sobre caricatura política.

El rapto de Panamá trascendió el mo me nto histórico y pervivió en la pluma de los caricaturistas como elemento esencial para entender otros acontecimientos de nuestro país, por lo menos durante los treinta p rimeros años del sigloXX. Paralelam ente a los acontecimientos y a la versión oficial que se fue tejiendosobre los sucesos de Panamá, encontramos en las caricaturas de la época una

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:  Luz ANGELA NUNTZ

relec tura d e los hech os cargada de una gran cantid ad de elem entos sim bólicos, loque nos permitió establecer una clara reladón entre los símbolos y el debate po

lítico que se desarrollaba.C om o dice M aurice Ag ulhon, la historia cultural ha perm itido ver con nue

vos ojos la vida cotidiana, la cultura pop ular, las m entalid ades , etc., pero esta curio sidad po r la "historia en peq ue ño" ha rebotad o hacia la historia polít ica ayu dánd onos a analizar de me jor m an era los aspectos visuales del pod er qu e n ecesa riam entelo acom pañ an, bien sea de m ane ra intencional o casual, puesto que:

Un poder económico, efectivamente, no está sólo compuesto por hombres queinstauran y ma niob ran ciertas instituciones, que se identifican con ciertas ideas y

proceden a ciertas acciones. Su finalidad es hacerse reconocer, identificar y, si esposible, apreciar gracias a todo un sistema de signos y de emblemas, de los cualeslos principales son aquellos que llaman la atención visual (Agulhon 1994: 247).

Eric Hobsbawm, que en diferentes trabajos ha estudiado los ri tuales y lastradiciones obreras en general, también ha dedicado trabajos a la iconografía ys im bolism o obreros (Ho bsbaw m , 1979, 1987; Ho bsba wm y Ranger, 2002) , bajola pre m isa, com part ida po r no sotr os, que si bien las imág enes no reflejan única ydirectamente la rea l idad, fueron pensadas para que tuvieran repercusión en un

púb lico am plio y, po r ta nto , " la experiencia que de la realidad tiene ese públicodetermina el grado en que [las imágenes] puedan divergir de esa experiencia"(Hobsbawm, 1987: 118). Por lo tanto, los signos, símbolos y representacionespresente s en las caricaturas po lít icas son útiles para estud iar la cultura , la m ent al idad y las re laciones de pod er de un de term ina do per íod o his tór ico porq ue fueron pensadas para que las viera el público en general y, por lo tanto, parte de suéxi to radicaba en que incorporaran experiencias compart idas por ese públ ico yno sólo por quien elaboraba el dibujo.

Los símbolos tienen también la función de servir de guía para las relaciones

entre las personas y las clases socides p orq ue identifican y jerarq uizan a sus representados, y dan seguridad, claridad y confirmación a las personas c om unes y corrientesen la medida que muestran de forma clara y sencilla situaciones políticas que en lassociedad es m od ern as pu ed en llegar a ser m uy difíciles de enten der  (Korff,  1993:110).

El peso tan gran de qu e la violencia t iene en Co lom bia nos ha hec ho perd erde vista la variedad de formas y matices que pue de ad op tar la confron tación po lí tica. H em os creído que la violencia ha sido la únic a form a, diferente d e las elecciones o el debate parl am ent ario , en que ha derivado la lucha polít ica en n uestropaís,  pero e l panorama es mucho más complejo de lo que suponemos, como lo

evidencian los pocos es tudios h is tór icos que hemo s enc ont rado sobre la apropiación -crea ción de símbolos e im aginar ios polít icos po r parte de los sectores pop ulares (Ag uilera y Vega, 1998; Vega, 20 02) .

Tanto el Estado como las subculturas sociales generan y comparten imaginario s a través de los cuales se identifican, se diferencian, gen eran cohesión y tam -

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EL RAPTO DE PA NA MÁ EN LA CARICATUR A PO LÍTICA

COLOMBIANA, 1903-1930

bien luch an. Esta co ntienda que se desarrolla en el cam po de los símb olos y la cultura t iene repercusiones en si tuaciones materides, porque ambas conforman una

única realidad (G utiérrez y Ro me ro, 199 5:21). No es posible enten der los símboloscomo una construcción aislada de la redidad, sino que ellos se inscriben en uncontexto sociohistórico concreto y, por lo tanto , pa ra su lectura se debe entab lar u ndiálogo per m ane nte con estos dos ám bitos.

Co m o el objeto de nu estro anál isis se restringe a la caricatura, considera mos pert inente avanzar un poco en su definición. Etimológicamente, es una palabra d e orig en latin o deriva da del verb o carleare, qu e significa cargar. Se refiere auna gráfica graciosa o ridicula que hace burla de una situación o un personaje. Seconsidera que su trabajo de elaboradón plást ica no alcanza los cánones del gran

arte, aun qu e ev iden tem ente subyace en el la una creación estét ica. Lo característ ico de la caricatura es mostrar los defectos de quien es objeto de la burla, suspuntos más vulnerables, lo desconocido o lo que no se podría decir a t ravés deotras form as del lenguaje, por qu e sería vulgar e inaceptable socialmen te.

En su vertiente política, t iene además otras características específicas:

Es una reflexión vinculada a problemas concretos e inmediatos, respecto a loscuales pretende funcionar de dos maneras: como pedagogía (gracias a ella se aprende lo que sucede en el mundo) y como aguijón de las conciencias.

Pretende la efectividad entendida como la reacción inmediata y orientada del receptor, al que permite por una parte desfogar la rabia y así vengarse del poder ypor otra tomar una posición (Magú y Sefchovich, 2000: 38).

La caricatura es también una impugnación, porque la r i sa que provocahace que el personaje caricaturizado sea mirado con menosprecio y que se lepierda el respeto y hasta el miedo. Tiene un gran impacto y buena aceptaciónsocial en toda s las clases sociales por qu e n o obliga a la raciona lizació n de la im agen y sólo requiere uno s pocos p un tos de referencia simbólicos y factuales com pa rt ido s para ser en tend ida (Fern ánde z, 1974: XII).

La caricatura en su vertiente política ha sido una importante arma de luchapara quienes no detentan el poder 1 . La conciencia de ser menos que el adversariohace que la batalla se de en el campo de la burla, la ironía, los trucos inteligentes,espacio donde se tiene mayor posibilidad de ganar. El triunfo radica en desenmascarar los defectos de su enem igo, en dejarlo e xpue sto a la burla pú blica y, tamb ién,en preparar el terreno, lo que se ha llamado opinión pública, para librar la batallapolí tica en otros camp os m ás ortodoxo s (Fernández, 1974: X V I- XVII).

1 Esta afirmación no qu iere decir que el grupo que detenta el poder no pueda haceruso de la caricatura como arma política. En el período estudiado, por ejemplo, elsemanario conservador Moscardón (1909) utilizó ampliamente la caricatura paraatacar a los liberales.

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I Luz ANGELA NUÑEZ

LA   CARICATURA POLÍTICA EN COLOMBIA

D ur an te el siglo XIX, en nu estr o país la pro du cci ón y difusión de caricaturas fue

lenta e irregular. Si bien desde la época de la Gr an C olo m bia se en cu en tra n caricaturas, que suscitaron fuertes enfrentamientos entre facciones polít icas, en sumayoría fueron aguafuertes o grabados en madera que circularon de mano enm an o en tre red ucidos sectores de la élite criolla. Sólo en la década de 1850 em pezaron a aparecer car icaturas en per iódicos y revis tas como El Duende y LosM atachin es Ilustrados. Luego vinieron publicac iones com o El Mochuelo, El Fígaro,  El Zancudo, El Mago, El Clarín, El Proyectil y Mefistófeles, todas de muy cortadu rac ió n a causa de la censura d e los gobiern os de la Regeneración que no pu die ron soportar los dardos de la crít ica (Helguera, 1989: 116-131).

Después de la guerra de los Mil Días, una mayor estabilidad polít ica y lal legada al país de im pren tas m ás mod erna s perm it ieron una verdadera proli feración de publicaciones periódicas, algunas de las cuales se acompañaban de caricatu ras. Si bien los periód icos y revistas colo m bian os no a lcanza ron altos t irajes,com o o cur rió en otros países de Am érica Latina, la varie dad de tí tulos y la dispersión geográfica son impresionantes.

Per iód icos co mo Z ig-Zag -19 09 -19 10 - , El Ban ano -1 9 09 - , El Moscardón-1909- , Don Qui jo te -1909- o Sansón Car rasco -1911-1913- h ic ie ron uso p re ferente de la car icatura para regis t rar e l acontecer pol í t ico nacional y tambiénel tema del ant i imperia l ismo que ya había s ido t rabajado durante e l pr imerlustro del siglo XX. Luego vendría la tr i logía conformada por Bogotá Cómico -1917-19 19- , La Semana Cómica -19 20 -1 92 5- y Fan toches -19 26 -1 93 2- , pub l i caciones que a lcanzaron una difus ión mucho mayor que sus predecesoras ysignificaron la consolidación definitiva del género de la caricatura en nuestropa ís . En Cromos -d esd e 19 17 -y E l Gráfico -1 91 0- 1 94 1 - regu la rm ente se ed i ta ba n ca r icatura s , pero és tas no tenían la bel igerancia po l í t ica que caracter izaba alas que a parecían en las o tras revis tas m enc ion ad as .

Las posibilidades de la caricatura como fuente histórica no han sido explotadas en toda su magnitud en nuestro país. Si bien han aparecido algunascompilaciones de la obra de los caricaturistas más destacados, como la l ideradapor el Banco de la República, su contextualización histórica g ene ralm ente es bastante l imita da. La que m ás avanza en este sentid o es la del m aestr o G erm án Colmenares sobre Ricardo Rendón (Colmenares: 1984). Cuando el objetivo centralno es desarrollar una historia de la caricatura, el uso que los historiadores dan aeste recur so gráfico suele ser de elem ento ilustrativo o de m ostra tivo de lo que searg um en ta en el texto, pero sólo en mu y contad as ocasiones se traspasa el um br alque separa la descripción del análisis.

" E L RAPTO DE PAN AM Á" EN LA CARICATURA POLÍTICA

Desde el año de 1898 los caricaturistas colombianos venían siguiendo la pista alas acciones de los Estados Unidos y percibieron desde muy temprano que el

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El RAPTO DE PANAMÁ EN LA CARICATURA POLÍTICA

COLOMBIANA,  1903-1930

apo yo de este país a la In de pe nd en cia de Cuba , Pu erto Rico y Filipinas significabala estocada final al decadente Imperio Español y la consolidación definitiva del

interve ncion ismo estad oun iden se en el resto de Am érica {El Due nde, 1898: may o15;  El Mago, 1898: mayo 1; Mefistófeles, 1898: mayo 15). En esta perspectiva, losintereses estadounidenses en el Istmo eran seguidos con suma atención y aundesde antes que se desenc adenara n los hechos que cu lmin aron con la " indepe ndencia de Panamá", la opinión publica fue puesta sobre aviso respecto al futuroque le esperaba a este depa rtam ento colom biano  {El  Du ende, 1898: sept iem bre 3;El M ago, 1898: m ayo 28 ).

Imagen  1. Mefistófeles, mayo 15 de 1898

El registro de los hechos no fue sólo coyuntural, sino que a lo largo de lassiguientes t res décadas se mantuvo como uno de los puntos centrales de la re

flexión política, ejemplo de los vicios del gobierno y punto de referencia paracomprender ot ras acciones tanto del gobierno colombiano como de los EstadosUnidos. Durante la década de 1910 se siguió de cerca el proceso de discusión delt ratado Urrut ia-Thompson, presentándose un punto álgido en 1913, a l cumpl i r-

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Luz ANGELA NUNTZ

se diez años de la separación2. En la década de 1920 los caricaturistas se enfilaroncon tra la indem nización de los 25 millones de dólares, la política petrolera que,

se conside raba, tamb ién ponía en peligro la soberanía e  integridad nacional, y lasinvasiones estadounidenses a diferentes países de América Latina, como continuación de las tropelías que el Tío Sam había iniciado en Cuba, Puerto Rico yPanamá.

A través de la caricatura encontra mos dos lecturas sobre los acontecimientos: un a que pone énfasis en la venta del Istmo hecha po r la élite política criolla yotra q ue m uestra la mutilación del territorio como consecuencia del imperialismo estadounidense. Aunque estas dos versiones se complementan y coexistendurante el período estudiado, en los años más cercanos a los acontecimientos es

más fuerte la primera interpretación, pero luego se desarrolla mu cho más la quehace énfasis en el papel jugado por el imperialismo.

Im age n 2 . E l Mo sque te ro , nov iem bre 29 de 1903

; Véanse, por ejemplo, los editoriales y las caricaturas publicadas en El Domingo.agosto 24 y octubre 12 de 1913.

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El. RAPTO DE PANAMÁ EN LA CARICATURA POLÍTICA

COLOMBIANA,  1903-1930

En un prim er mo m en to, la " indepe nden cia de Pan am á" es mo st rada com opr od uc to de un negoc io en tre la éli te polí tica criol la y el Tío S am. A un qu e es clara

la idea del imp er ial ism o {Mefistófeles,l903: ag osto 2 3; Mefistófeles, 1904: ener o31),  esta interp retació n destaca sobre todo la t raición d e la éli te pan am eñ a y delgobierno colom biano q ue venden su soberanía por una s mo ned as. Es interesantedestacar qu e, au nq ue se hace alusión a la Doc trina M on ro e y a la fuerza crecientede los Estados Unidos {Mefistófeles, 1904: marzo 18), se pone en un plano deigualdad a los personajes que intervienen en la transacción financiera, e inclusoalguna insinúa que la iniciativa fue del lado colombiano {El Mosquetero, 1903:noviem bre 2 9). Ob serva ndo más deten idam ente, vemos que esa igualdad es sólosupu esta, por qu e si bien en co ntra m os un T ío Sam de rodil las, en sus talones bri

llan filosas espuelas y lo resguarda la fuerza de las cañoneras que apenas se asom a n e n el dib ujo {Mefistófeles, 1903 : ag osto 16).

Imagen  3. Mefistófeles, agosto 16 de 1903

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Luz  ANGELA NUÑEZ

El presidente José Manuel Marroquín  es  caricaturizado como una  figuramasculina indecisa entre  la  indefensa Panamá  o el dinero ofrecido por el Tío

Sam, y  también como  una figura femenina,  una sirvienta con el delantal de laRegeneración, que ofrece en bandeja pedacitos del territor io nacional. Se queríadifundir la idea que en este episodio no sólo intervino la dirigencia po lítica panameña, sino que el Gobierno Nacional también tenía culpa por su codicia y losmalos manejos económicos hechos durante la R egeneración.

C O N T R A T O M A T R I M O N I A L

MEFISTÓFELES

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iw y |mr Imbflr,—llevo eatnCCO apuD -itniietiLu Oo las ju gad a» fean, y vien -o  CUII  risa meflstofÉlica,—mrfstoféUMunió uno la pé ne nl a nb tierna ,—aeran libro, luinut aiio' y milena rio 4 lar-/,, los nombr es de 1"» emp ede rni ó »Oí^l'ircn, de los j u j u r e s ompederiii-ÍIÜ,  tle lus malos Jugadores y du los ja;a.iuc« uuo, »oos ti del paño, da la smía», .le los palos y du los ret roc eso s,lidcron fortuna y modraro'n oou per-iiicio del dueña del Esta blec imie nto:

Ali I y con quien so metier on los am-IICTIKOÍ,  lo« Inoautu-i. Iiw solmrblos, losuaia/eÍM jugadores : I Con KI Puebl ol;

Imagen 4. Mefistófeles, agosto 13 de 1903

Eanamá es objeto de una  transacción comercial que se hace a espaldas dela nación y sin que el pueblo intervenga en ningún m omento; por el contrario,éste es siempre víctima de los acon tecimien tos. Este pun to se opone claram ente a

la histo ria oficial de los acontecimientos (Castillero y Arce, 1948;  Castillero, 1948),ya que no encontramos en las gráficas mención alguna de los antecedentes ni delsentimiento separatista del pueblo pana me ño, aspectos que algunos historiad ores presentan como causas de la creación del nuevo país (Alfaro, 1999: 37-38).

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ET  RAPTO DE PANAMÁ  EN LA CARICATURA POLÍTICA

COLOMBIANA, 1903-1930

X T Ñ T I D E i i F E l s r . r ) E l i l N r O I A -   - D E )  F J ± l s r A . l > Z L A .

AGENTES  V SU8GRIPT0RIS"  Suplic amos a lus «[«adores ile  M E F I S T Ó -

FSLKG que pnvíeu ni diner o teciiuiUdo. Por

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QtrüB, 8ÍU pat jl li ci oi le lfc*|»ll>lÍtmiMTu, La líiupretj. ucei'9'l» dt- (im-iLO puedo es perar imlcUuidai iinu

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Imagen 5. Mefistófeles, marzo 18 de 1904

La élite regional es representada con la figura  de "El  traidor panameño", unnegro que hace alusión directa al general Huertas, pero que muestra tam bién elracismo presente en la época, pues la figura del negro es usada en sentido peyorativo. Esta es una representación totalmente negativa de Panamá, caracterizándolacon la codicia, el entreguismo, la cobardía y la traición.

Con  el paso del  tiempo esta imagen negativa se mantiene, Colombia nollora al negro panameñ o, ni lamenta su pérdida; al contrario, lo designa a travésde térm inos negativos y se alegra que sea víctima de los Estados Unidos, porque

es lo único que se merece después de haber traicionado la patria, com o expresaclaramente el verso que acompaña una caricatura sobre el tema:

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Luz ANGELA NÚÑE Z

El Tío Sam que es un bribó nal panameño villanocada vez que hay ocasiónse da la satisfacción

Mas ellos esto quisierony más n o han de merecerquienes jamás entendierondel honor y que lo vendieron

Im ag en 6. Bogo tá Cóm ico, ju l io 6 de 1918

En contraposición a este personaje se desarrollará la imagen de "la peq ue

ña P anamá" o "la hija raptada", símbolo de la debilidad, la ingenuidad y la indefensión. Sobre esta doble caracterización del Istmo volveremos m ás adelante .

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EL  RAPTO DE PANAMÁ EN LA CARICATURA POLÍTICA

COLOMBIANA,  1903-1930

I m a g e n 7 . E l D o m i n g o , d i c i e m b r e 7 d e 1 9 1 3

Desde el año de 1909, el acento en la interpretación de los sucesos de Panamá pasa de la traición criolla a la mutilación del territorio nacional hecha por elimperialismo estadounidense3, representado por el Tío Sam. El servilismo y lacodicia de algunos gobernantes locales y la pérdida de Panamá como productode una venta o un negocio, seguirán siendo recordados para establecer un símilcon otras situaciones, algunas muy relacionadas, como la famosa indem nización

de los 25 millones de dólares, o la política petrolera, o para prevenir al pueblosobre la consecuencias que podía traer para la soberanía nacional el entreguismode algunos políticos nacionales.

La pérdida de Panamá es entendida ahora com o un a m utilación o un ultraje hecho a Colombia por el imperialismo estadounidense, se amplía la visióndoméstica y se  la mira dentro del contexto de la política que estaba desarrollandoel Tío Sam en toda América Latina, e incluso se trata de articular respuestaspropositivas invocando a la unión de todos los países latinoamericanos.

3 Enc ontr amo s car ica turas que represen tan la mut i lac ión nac iona l en : Moscardón,nov iem bre 7 de 1909; Zig-Zag, octub re 3 de 1909; El Dom ingo, diciem bre 7 de 1913;Bogotá Cómico, febrero 2 de 1918; y Semana Cómica, marzo 29 de 1924.

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Luz ANGELA NÚÑ EZ

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Im ag en 8. Bog otá C ómico, ago sto 21 de 1920

SÍMBOLOS Y POLÍTICA

La representación de la mutilación de Colombia está acompañada de una ricasimbología derivada de la trad ición cívica liberal del siglo XIX. Los orígenes m ásrecientes de estas ideas, símbolos y percepciones los encontram os en la Revolución Francesa y en el proceso de consolidación nacional del ese país. íviarianne, lafigura femenina que representa la República Francesa, es retomada por muchosde los países latinoamericanos, entre ellos Colombia4. Vale la pena resaltar que

4 Sobre el surgim iento de Marian ne com o símbolo nacional francés, véase Agulhon

(1994:24 7-278), especialmente el capítulo titulado «Políticas, imágenes y símbolosen la Francia postrevolucionaria». La forma com o se recepcionó la idea de Mariann een Chile se encuen tra en el artículo de Isabel Cruz de Am enabar, «Diosas atribu ladas,  alegorías cívicas, caricatura y política en Chile durante el siglo XIX» (1997:127-171).

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El RAPTO DE PANAMÁ EN LA CARICATURA POLÍTICA

COLOMBIANA,  1903-1930

Marianne tiene a su vez orígenes m ás remotos en la diosa griega y romana de lalibertad. El proceso revo lucionario la despojó del cetro y el bone te que original

mente la acompañaban y le colocó, en cambio, un gorro frigio, símbolo de larevolución francesa.

La adopción de una representación de este tipo para nuestro país fue tardía por las dificultades enfrentadas para la consolidación del Estado-nación durante el siglo XIX, pero logró una amplia difusión y reconocim iento en las tresprimeras décadas del siglo XX.  Marianne perd ió su nomb re para ser "Colombia",no se le asignó un nombre emblemático sino que el nombre de nuestro país, degénero neutro en español, encajó perfectamente en esta mujer joven de largoscabellos, vestida de túnica y en la mayoría de los  casos tocada con gorro frigio. En

Colombia no hubo un simple calco de la figura de la República sino que se lecontextualizó en el proceso histórico que vivía el país.

Imagen 9. Semana Cómica, octubre 13 de 1923

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Luz ÁNGELA NUÑEZ

Esta diosa cívica inspiradora, no es una mujer real, es un símbolo de lasmejores virtudes legadas por la revolución francesa y ei liberalismo -forma de

gob ierno republicano, libertad, igualdad, justicia y sob eranía-, representa la unidad y la dignidad de la patria y por ser mujer debe ser defendida por el pueb lo -figura m asculina-. Sólo las mujeres reales simbolizan sufrimiento o resistencia,com o lo ilustra caram ente la figura de Juana de Arco en F rancia, quien, dicho seade paso, trató de ser impuesta como símbolo nacional por los sectores más conservadores de ese país, para hacerle una clara oposición a M arianne de trad iciónliberal, y se proyecta hasta el día de hoy como emblema del Frente Nacional,pa rtido político de la extrema derecha francesa.

Nuestra representación de la República no logra resolver esa tensión entreel simbolism o y el realismo, es perseguida, mu tilada, ultrajada, representa el sufrimiento  y la impotencia de la patria ante el avance del imperialismo estadounidense. Pero como tamb ién es símbolo, diosa cívica, no puede defenderse o hacerse respetar por sí mism a po rque ella no representa la fuerza ni la valentía, que sonvirtudes masculinas. Tiene capacidad de convocatoria, de guiar al pueblo, perono tiene capacidad de acción por sí mism a. El guardián defensor de la repúblicaes el pueblo, pero en el caso colombiano éste es represen tado dorm ido o como unsimple espectador.

Imagen 10. Bogotá Cómico, septiembre 21 de 1918

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E L  R A P T O D E P A N A M Á E N LA C A R I C A T U R A P O L Í T I C A i

COLOMBIANA, 1903-1930

Colombia no sólo tiene que sufrir la mutilación de un brazo o la pérdida deuna hija, las dos formas más comunes de representar la pérdida de Panamá, sino

que el imperialismo la ultraja y horroriza en otros m om entos, con el robo del petróleo colom biano por la Tropical Oil Company, la humillación de los 25 millonesde dólares, los préstamos a cambio de favores y la masacre de las bananeras.

P u eb l o a l t i v o , p r e p a r ad o p o rq u e e l y an q u i d i s f r azad od eb es e s t a r n o ch e y d í a , q u i e r e h ace r l e o t ro a t en t ad o

a n u es t r a s o b e ran í a .

Imagen 11. Bogotá Cómica, junio 21 de 1924

Una variación en la representación de la República la encontramos en unacaricatura aparecida en la revista Fantoches, donde en cambio de la mujer de túnicay gorro frigio, aparece una campesina de falda oscura, blusa blanca de arandelas,sombrero y trenzas {Fantoches, 1928: noviembre  17). Es aventurado tratar de profundizar sobre esta representación de la Nación porque fue la única que encontramos en este período. Su inspiración puede estar en los cuadros costumbristas queya tenían larga tradición en el país o un tipo de arte realista y popular difundido porlos muralistas. De lo que no cabe duda es que no busca las raíces de la república enla tradición europea sino que las prosigue en lo que se considera propio, autóctono,pese a que esta figura continúe siendo un estereotipo.

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i Luz  ÁNGELA NÚÑEZ

ÜR HI3XÜRÍH 5E REPITE

Hace t i empos que un l adr ón

que hor r i b l es cr í menes f r agua

encont r ó a nues t r a naci óny de un mons t r uos o t i r ón

la despojó de la enagua.

Como un cons uel o decí s

vi la a iodos loa demás

en su terr ible agonlar—Ya pasó es ia felonía

per o no pas ar á más

Hoy ha l lsga lo otraf l ladrón v en iorma i: cn t oda des f achat ezquiere explotar su esc,• aband onar l a des nud ;

••:'  ' ' ' ' t r ^ ' ^ i mY la poore, con afán,

mientras en l lanto se bai la,adi vi na .que i o es t ánlos hi los del alacránayudando en cs i a hazaña.

Imagen 12. Fantoches, noviembre 3 de 1928

Esta caricatura, que analiza la situación interna y externa del país, criticaácidamente a la clase gobernante, que por estar imbuida en sus vicios y excesosdeja a la pobre Colombia a merced de los Estados Un idos. La zona petrolera delCa tatu rnbo , región dei país que ie interesaba al Tío Sam por la riqueza p etroleraque allí se encon traba, es simbolizada por una niña, la hija que le quieren arrebatar a Colombia como otrora lo hicieran con la pequeñ a Panamá.

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ET  RAPTO DE PANAM Á EN LA CARICATURA PO LÍTICA

COLOMBIANA,  1903-1930

EN EL PAÍS DE L1LIPUT

Imagen  13.  Fantoches, nov iem bre 17 de 1928

La figura de la "pequeña hija" alude a la relación que tiene u na porc ión delterritorio con su madre , es decir con Colombia. Le  pertenece, es hija de Colom biay por su corta edad no tiene m adurez ni soberanía, pero es muy ingenua e inde

fensa, por lo que debe estar al lado de su p rogen itora que la cuida y gobierna. Porlas características femeninas que se le asignan al país, Colom bia como representación simbólica no puede defender activamente a sus hijas, pero el gobierno y elpueblo, depositarios del poder y la fuerza, no cumplen con su deber. Por esto elcuadro se completa con una madre que llora amargamente la pérdida de la pequeña Panamá y teme que ocurra lo mismo con otras hijas suyas como"Catatum bo", "Arauca" o "Cauca".

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Luz ANGELA NÚNEZ

Im agen 14 . Sem ana Cóm ica , may o 17 de 1924

El Tío Sam, representación de los Estados Unidos, en un prim er mom entono fue una imagen creada por el Estado al estilo de Marianne5. En este país, los

símbolos sobre los que se construyó la nacionalidad fueron la Constitución, labandera y la imagen de los presidentes electos (Hobsbaw m y Ranger, 2002: 290);sin em bargo, este personaje llegó a ser emblemático de esa nación y muchas décadas después de su creación llegó a ser reconocido por el gobierno estadounidense.

s En los Estados Unidos, sin embargo , existe una representación femenina del país.Su nom bre es Columbia, y aunque su apariencia no s recuerda a M arianne, toma su

nombre del navegante italiano Cristóbal Colón. Si bien este personaje no tiene elmismo reconocimiento internacional que el Tío Sam, el gobierno norteamericanola presenta como uno de los símbolos nacionales al igual que a la Estatua de laLibertad, (http/usinfo.state. gov/español/simbol)

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L T y . A N A , L E A N U Ñ E Z

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Imagen  15. La Política Cómica, Cu ba (1906)

En Cuba, po r ese enton ces todavía colonia españo la, la caricatura tuv o unimportante desarrollo y registró la decadencia del imperio español y las oscurasinten cion es de los Estados U nido s desde la década de 1870. Sin em barg o, la crít ica al imperio español no podía ser muy amplia en la isla de Cuba debido a lacensura de prensa; por eso, fue en las publicaciones de los cubanos exiliados,s o b re t o d o e n l a c iu d a d d e Nu e v a Yo rk , d o n d e s e d e s a r ro l l ó l a l u c h aindependentista y se registró agudamente la intervención de los Estados Unidosen la gu err a {Gráfica Política del 98 ,19 98 : 22) . Tal fue la profu sión e im po rta nc iade estas caricaturas que en el año de 1898 se public ó en Ch icago u n ál bu m titulado Cartoons ofthe war of 1898 with Spain from Leading Foreign and AmericanPapers, donde se compilan caricaturas de la guerra con España provenientes dediferen tes ciudad es de Esta dos U nido s {Gráfica Política del 98, 1998: 28).

No podemos asegurar que éstos hayan sido los únicos caminos que siguióel Tío Sam para darse a conocer en el continente, pero lo que sí es cierto es quecomo estaban muy asociados con el episodio que marcó su ascenso como paísimp erialista, casi todo s los países resp ond iero n al un íso no p ara repre sentar gráficamente la independencia de Cuba y la intervención estadounidense en este pe-

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EL RAPTO  DE PANAMÁ EN LA CARICATURA POLÍTICA

COLOMBIANA,  1903-1930

ríodo 8. Pese a que la comunicación y el intercambio cultural entre los países deAmérica Latina no eran muy fluidos por ese entonces, aquellos coincidían en

representar a los Estados Unidos con la figura del Tío Sam que le arrebata las islasal viejo imperio español.A partir de este momento, el Tío Sam amplía su referente simbólico para

significar, por lo menos en América Latina, el imperialismo estadounidense. Lascaricaturas lo muestran como un personaje siniestro, maquiavélico, que tienesiempre funestas intenciones en los escenarios donde aparece. Algunas veces traeconsigo una bolsa de dinero, con el cual compra y soborna a los gobernantes de lanación; por eso los caricaturistas dicen que no tiene conciencia ni ho nor. En otrasoportunidades, la bolsa le sirve para meter allí su botín y lo hacer ver como un

vulgar ladró n. Es un personaje soberbio que gusta de la adulación y se complacehum illando a los países de América Latina. No siempre aparece en prim er plano,algunas veces es una sombra o el titiritero que m aneja a su an tojo a la clase política de acuerdo con sus conveniencias.

Un bocado peligroso

El yanqui siempre h a Intentadocon voracidad crecienteengullirse este  bocado;mas   siempre le ha  resultado

muy callente.

E L  A C A P A R A D O R M U N D I A L

ü í ,  THQEBH inüDEnRiaDE> Od rin a Mon.oe ayer M M hoy el Tio San, nos llega Y tal

Im age n 16 . Fan toc hes , may o 10 de 1924 Im age n 17 . Fan to ches , en ero 28 de 1928

8  Sabemos que sobre este episodio se dibujaron caricaturas, por lo menos, en Esta

dos U nidos , Cuba , M éxico , Venezue la , Argent ina y C olom bia .

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i LUZ ÁNGELA NUNEZ

Haciendo uso de un recurso simbólico de carácter jerárquico, su estaturageneralmente es desproporcionada respecto a las representaciones de los demás

países, y au nq ue t iene u na ve st imenta t ípica: som bre ro de cop a, sacoleva y pan talón de rayas, su fisonomía es tan característica que puede cambiar fácilmente deves tido sin p erd er sus rasgos esenciales. Alto, delgad o, cabello ru bio , nar iz agu ileña y barba de chivo, puede vestirse de cazador o hasta de sacerdote sin dejar deser el Tío Sam {Fantoches, 1927: enero 8; Fantoches, 1928: noviembre 17) queacecha, maquina, roba, ultraja, y un largo etcétera.

Cuba sería el inicio de las tropelías del Tío Sam por toda América, luegoseguirían Panamá  - 1 9 0 3 - ,  República Dominicana -1916-1924—, Haití -1915-1934-,Nicaragua -1912-1925, 1926-1934-, México -1914 y 1916-, Cuba -1898-1902,

1906,  1912-y Puerto Rico que desde 1898 sufre un proceso de colonización queaún no termina. Los caricaturistas dan cuenta de estos episodios bien como denuncia o bien como una forma de alertar al pueblo colombiano sobre los pel igros a los que está expuesta la nación por la amenaza constante del Tío Sam.

Al igual que en el caso de Cuba, las intervenciones estadounidense en terr i tor io m exicano dieron lugar a gran variedad de caricaturas que fueron publ i cadas a la par de los acontecimientos en periódicos y revista de ese país, comouna de las muchas formas ut i l izadas por los mexicanos para expresar su rechazoa las acciones imperial istas. En otros lugares la censura const i tuyó una puerta

infranqueable, por lo que no podemos asegurar o negar con certeza sobre la publicación de este tipo de caricaturas en otros países.

P a K aEn Nicaragua al llegartoda elección, el sin parejército americanole  VÜ  sellando la manoal que acaba de votar.

A   L L  « v a   M   a sY aqui, muy próximamente,

si Dios n.) remedia el caso,

vendrá también esa gentea hacer gobierno aparentev a hacernos marcar el paso.

Y al que a elecciones concurray al amo no favorezca,

un herrete se susurrale pondrán, como a una burra,donde mejor les parezca.

Im ag en 18. Fantoches^ m ayo 18 de 1929

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El RAPTO DE PAN AM Á EN LA CARICATUR A PO LÍTICA

COLOMBIANA, 1903-1930,

Ima gen 19 . La Época , sep t iem bre 16 de 1912

Ima gen 20 . Fan to ches , ener o 8 de 1927

En este contexto histórico, la caricatura política amplía su función de denuncia, burla, oposición, de sacar lo oculto a la luz pública, etc., y empieza a ser

proposi t iva en el sent ido de decirle a la opinión pública que para l ibrarse de lasgarras del imperial ismo es necesario impulsar la unión de todos los países deAmérica Latina contra el coloso del norte.

Aunque la pérdida de Panamá sigue gravitando en el imaginario nacional ,ya existe un a plena co nciencia qu e éste no fue un episodio aislado sino parte de laestrategia del Tío Sam para lograr apoderarse del continente entero. En este sent ido, es m uy revelado ra un a carica tura apare cida en el periód ico La Época, don deel Tío Sam adopta la fisonomía de América, desde Alaska hasta la Patagonia yfuma un habano que representa a la isla de Cuba; como para que no quede duda,la leyenda que acompaña la caricatura dice: "De esta manera es como el viejoSam aspira a redondear su silueta" {La Época, 1912: septiembre 16).

América Lat ina, también representada a menudo como una mujer con túnica y go rro frigio, perso nificac ión su pr em a de todas las diosas cívicas qu e enc ar-

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Luz ANGELA NUÑ EZ

nan a países de la región, ha sido raptada por el Tío Sam 9, o desde su lecho deenferma observa como le son robadas joyas y pertenencias: Costa Rica, Santo

Dom ingo , Nicaragua, México y Cuba.

I m a g e n   21 . El Dom ingo, oc tub re 12 de 1913

América Latina, sin embargo, no siempre es presentada como una mujerindefensa o enferma; por el contrario, en algunas ocasiones pareciera que lograacummar la tuerza dispersa en cada una ue ias naciones para convertirse en iaencarnación de la fuerza y la dignidad latinoamericana. Esta personificación alcanza la estatura del Tío Sam, siempre más alto que los países, y por lo tantopuede oponerse a que sea agredido alguno de sus miembros. Esta diosa cívicadebe m antener los valores de libertad, igualdad y soberanía, que no puede ma ntener en su encarnación de república por ser demasiado pequeña y débil.

' El Domingo, octubre 12 de 1913. Esta caricatura titulada «El crimen de 3 de noviembre» muestra que Estados Unidos toma a América Latina por el brazo -querepresenta a Pan am á- y con este gesto la somete comp letamente.

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EL  RAPTO  DE PANAMÁ EN LA  CARICATURA POLÍTICA

COLOMBIANA,  1903-1930

Imagen 22.  Bogotá Cómico, diciembre 13 de 1919

H O R A   DE  T I N I E B L A SUn crimen má*' Tu vieja y corro mpida Blanca nuestra bandera, hoy la empur pun

concie ncia supo ono eran inocentes el escaríala da esta sangr e herman a.

Y loa maia. te Decisión suicida, Sacoo , Van íell i , de U masa oscura

porq ue esas v.das cosi arán tu vida pasar on, por tu infamia   J M I I  ~ "

y las de otros que han sido omnipotente •  los santo s Crist os del mañana

Imagen 23. Fantoches, agosto 27 de 1927

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Luz ANGELA NI ÑE Z

El pueblo que , como v imos anterio rmente, a nivel local es mostrado dormid o o como una figura harapienta que observa los acontecim ientos sin interve

nir, a nivel internacional es visto en forma positiva. Los pobres del mu ndo arrinconan al Tío Sam para hacerle pagar la ejecución de los anarquistas Sacco yVanzetti. Apartándose de la generalidad, el personaje estadounidense es dibujadomucho más pequeño que el pueblo y su rostro refleja miedo ante el avance delotrora dominado. También se exalta, y se pide imitar por todos los pueblos deAm érica Latina, la actuación del General Sandino y el pueblo nicaragüense en sulucha activa contra el imperialismo10 .

El mensaje dado a través de la caricatura es claro: o América Latina se unecon tra los Estados Unidos, o se debe a resignar a la esclavitud y la humillación

bajo el dom inio imperial de esa nación.

En N cafag ua, S ¡r

D r o m m a q i - h ' ( á

u d o h a i m a g i n a d o• SL¡ bandera,

u b r e d e n o d a d oj c l n a u n f o d i d o

Para pedemos l ib ra rne ivenc iones y a fanes

sie escud lo sin pareb éramt s ador ta r

M'X 'co  R M a g a l l a n e s .

Im age n 24 . Fantoche s , ene ro 14 de 1928

" La lucha de sarrollada p or Augusto C. Sandino en defensa de la soberanía nicaragüense despertó simpatía y solidaridad en el pueblo colombiano, como lo señalaRenán Vega (2002:214-221).

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El RAPTO DE PANAMÁ TN  I A CARICATURA POI ETICA

COLOMBIANA,  1903-1930

B l L B I O G R A F Í A

Mefistófeles, Bogotá, 1897-1899, 1903-1904.El Due nde, Bogo tá, 1898.El Mago, 1897-18 98.El Mosquetero, Bogotá, 1903Zig-Zag, Bogotá, 1909-1910El Moscardón, Bogotá, 1909.Don Quijote, Bogotá, 1909.La Época, Bogotá, 1912.El Domingo, Bogotá, 1912-1916.Bogotá C ómico, Bog otá, 1917-191 9.La Semana Cómica, Bogotá, 1920-1925.Fantoches, Bogotá, 1926-1932.Gráfica Política del 98, CubaAguilera, Mario y Ren án Vega. 1998. Ideal democrático y revuelta popu lar. Bog otá:

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Luz ANHELA NÚÑEZ

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Pa na m á en la m em oria colectiva del pue blo

co lom bia no en el siglo XX1

Mary Luz Herre ra

I N T R O D U C C I Ó N

La memo ria colectiva incorpora el conjunto de conocimien tos, imágenes menta

les, sensaciones e incluso sentimien tos que hacen parte de u n saber o experienciacomún en un grupo humano. Es preciso señalar que esta categorización no implica la uniform idad de todos estos elementos; por el contrario , presenta diferentes tintes o matices que construyen una imagen de la realidad. Es una construcción histórica, el resultado de un proceso erigido a través del tiempo, que se perfecciona y cambia continuamente. La memoria colectiva permite tener una baseque sostiene la realidad actual, en la medida que guarda y explica nuestros orígenes y pasado. Por tan to, es susceptible que su cimiento este influido por el interésde hacer sobresalir algunos hechos de ese pasado y ocultar otros para no perder

coherencia ni contradec ir la realidad actual.Este escrito tiene el objetivo de señalar cuáles son los principales conocimientos e ideas que conforman la mem oria colectiva de los colombianos acerca dePanamá. La idea inicial es que la información con la cual las personas se forman unconcepto acerca de Panamá y la posterior separación con Colombia, proviene engran parte por la formación escolar que recibieron. A partir de un sondeo realizado

1 A m is padres, herma nos, com pañeros de estudio: Patricia, Camilo, Isabel, Johanay Juan Manuel, seres con los que siempre cuento. A los profesores Jaime Bonilla,Vera Weiler, M auricio Archila, Berna rdo Tovar y Luis Carlos T rujillo. A los organizadores de este evento, por p rom ove r la investigación de temas tan pertinen tes parala Historia, especialmente el profesor Heraclio Bonilla. A las personas que amablemente colaboraron con el diligenciamiento de las encuestas, parte fundamental delestudio. Y a ti Yeins, por creer en mí.

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MAPA LUZ HERRI RA

a 50 personas residentes en Bogotá 2 , se pudo encontrar que una fuente de estaformación es la educación básica. El otro canal importante lo constituyen los me

dios de com unica ción; sin em barg o, han sido excluidos del prese nte estudio debid oa que no dedican mayor interés a la difusión de conocimientos acerca de Panamá,ad em ás q ue el acceso a este tipo de fuentes es mu y com plicado.

A partir de este supuesto, la fuente principal de consulta la constituyen lostextos escolares de edu cación básica prima ria y secun daria edi tados e ntre 1910 y1989. La causa por la cual se dete rm ina u n espacio de t iem po t an extenso es debido a que durante el proceso de selección de fuentes se logró establecer que enlapsos cortos la variación de los con tenido s de los textos es m ínim a; incluso e n latota lida d de libros co nsu ltad os la pa rte referente a la historia colonial y las pr im e

ras cuatro quin tas partes del siglo XIX, no pre senta m ayo r divergencia. El pu nt odo nd e se prese ntan versiones diferentes del hecho histórico y en el que hay m ayoraten ción por parte de los autore s, es el relacionado con la constru cción del canaly la posterior separación de Colombia. Esto permite entonces vislumbrar unatendencia de la imagen de los colombianos acerca de Panamá, que está centradaen el canal y en la separación. Lo anterior será de m os trad o p or m edio de la ut il i zación de la metodología de encuestas a colombianos de diferentes regiones delpaís residentes en Bogotá.

PAN AM Á EN LOS TEXTOS ESCOLARES PARA EDUCACIÓN BÁSICA PRIMARIA Y  SECUNDARIA

ENTRE LAS DÉCADAS DE 1 9 1 0 Y 1 9 8 0

"No nos engañemos: la imagen que tenemos de otros pueblos, yhasta de no sotros mism os, está asociada a la historia tal como senos contó cuando éramos niños. Ella deja su huella entre nosotrospara toda la existencia".Marc Ferro. Cómo se cuenta la historia a los niños en el inundoentero.

El contenido que se puede encontrar en los textos escolares para la enseñanza secu nd ari a y prim aria se refiere a hechos coyu nturales en los cuales se realiza tan sólom en ció n d e Panam á. El texto de Jesús María H en ao y Ge rardo Arr ubla tiene variasediciones a lo largo de casi ocho décadas, en las cuales amplía la extensión de loscontenidos; sin embargo, acerca de Panamá no realiza mayor modificación.

Los textos t ienen característ icas comunes en los contenidos: la primeraestá relacionada al reducido espacio que se le dedicó al estudio de Panamá encad a u n o de ellos; en la Tabla 1 se pu ed e ver qu e el por cen taje m ás alto de s uper -

:  Realizada en tre el 10 de mayo y el 4 de junio en la ciudad de Bogo tá. El objetivoera establecer cuál representaba la fuente más apropiada para desarrollar el estudio. Las opciones: textos escolares, televisión, prensa, rad io, Intern et.

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MARY LUZ HERRERA

pertenencia al país por primera vez en un texto:  El prim er ferrocarril que se construyó en nuestro país fue el Ferrocarril de Panam á, el cual se debió a una necesi

dad de tránsito entre los pu ertos pan am eño s" (Barrios, 1975: 87). La extensióndel escrito es de casi una página y se incluye una gráfica que lo com plem enta -véase Imagen 2-. Este texto se interesa en señalar los hechos que representanavance o "progreso" para Colombia: "En el año de 1855 se inauguró el serviciodel Ferrocarril de Panamá, con lo cual el gobierno de Colombia obtuvo notablesutilidades económicas" (Barrios, 1975: 87).

En algunos textos es reiterativa la relación de hechos que deno tan prog reso técnico, político y económ ico. A causa de esto, se recurre a Panamá para m ostrar el avance de C olombia duran te el siglo XIX, con la anexión de territorio s, la

construcción del ferrocarril y los inicios de las obras del canal. Otro elementoque es pre dominante en los textos es la exaltación de la élite dirigente, la nar ración de sus logros militares y políticos. Se señala que, duran te la ConfederaciónGra nadina , el Estado de P anamá adquiere autono mía administrativa: "se confederan a perpetuidad , forman una nación soberana, libre e independ iente bajo ladenominación de Confederación Granadina" (Henao y Arrubla, 1916: 493).

Uno de los puntos qu e más se enfatiza, es el relacionado con la adm inistración de los diferentes gobernantes, principalmente sus logros políticos y económicos:  1 . Du rante la adm inistración M allarino se había dado u n golpe mortal al

sistema centralista, con la creación de los estados de Antioquia y Panamá"3. Laimportancia de esta mención es señalar el cambio político que produjo el presidente, y Panam á es sólo un referente (Herm ano s Maristas, 1940: 205). En ia constituc ión de los Estados Unidos de Colom bia, "las principales modificaciones introducidas fueron: 1. Los siguientes Estados formarían los Estados Unidos deCo lom bia: Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, M agdalena, Panamá, Santander y Tolima..." (Barrios, 1975: 93). Estas características se presen tanno sólo con respecto al departamento o Estado de Panamá, pues en general lasdemás regiones del país tienen participación nominal en el transcurso de los he

chos. Así, el enfoque de los textos escolares durante el siglo XX, por lo menoshasta la década de los años ochenta, se centra, principalmente, en presentar lanarración de los principales hechos políticos del centro administrativo del país.

Durante la última mitad del siglo XIX, el tema de estudio se limita a lasnegociaciones para la construcción del canal y al posterior proceso de separación. Luis Barrios plantea que la causa principal de la separación es la no aprobación del Tratado He rrán-H ay;"... en el cual se establecían los térm inos del convenio,  bastante favorables a las dos partes. Desgraciadamente, las circunstanciaspolíticas que el país vivía en esa época, hicieron que el mencionado tratado no

fuera aprobado por el Congreso de Colombia, lo cual provocó la indignación de

Historia de Colombia: 142)

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PANAMÁ EN LA MEMORIA COLECTIVA DEL PUEBLO

COLOMBIANO EN EL SIGLO X X

Estados Unidos" 4 . Se podría decir, entonces, que Barrios asigna la responsabilidad de la pérd ida, en gran p arte, a la actuac ión del Con greso. Igua lmen te, el autor

otorga u n pap el activo y decisivo a la pob lación del de pa rta m en to d e Pan am á y ala gua rnició n de Colom bia, las cuales se levantan con tra el gob ierno central , conel est ímulo de Estados Unid os. Por lo tanto, en este proceso la motiv ació n prin cipal viene de la pob lación p an am eñ a y, en conjunc ión con los intereses n or tea m ericanos, la responsabilidad se le adjudica a las élites dirigentes que se niegan afirmar un tratado bastante favorable para Colombia.

Como contraste, el texto de Arrubla y Henao explica el suceso de formamuy dist inta:

Separación de Colombia y Panamá . En el gobierno de M arroquín ocurre un hechonunca bien deplorado; el 3 de noviembre estalla una revolución en Panamá, porparte de un cuerpo de la guardia; la revolución no tenía a su favor la opinión deldepartamento, otras fuerzas que llegaron se rindieron por el vapor de guerraNashville que impidió restablecer el orden. Diez días después el gobierno estadounidense reconoce la soberanía de Panam á, y a fin de año declara que no perm itirá la ocupación del territorio pana meño por las tropas colom bianas. Se presentaqueja a secretario de Estado de la Un ión Am ericana: Panamá se ha independizado,ha organizado su gobierno, ha conseguido que algunas potencias la reconozcan,

antes del tiempo acostumbrado, su soberanía ha usurpado derechos que no lecorresponden en ningún caso, porque el gobierno de los Estados Unidos lo haquerido; invocando y poniendo en práctica el derecho del más fuerte, nos ha quitado por conquista incruenta, pero siempre por conquista, la parte más importante del territorio nacional (Henao , Arrubla, 1916: 523).

En este or de n d e ideas , es pre cisa me nte en el suceso de la sep arac ión de losdos países en el cual se presentan posiciones divergentes. En primer lugar, entérminos de la responsabil idad o culpabil idad por la separación o pérdida de

Panamá, una de las posiciones predominantes

5

  es que la total responsabil idaddel suceso es ocasionada por la intervención de Estados Unidos, en la figura deTeodoro Roosevelt , con consecuencias negativas para Panamá: "En vista del rechazo a esta pro pu esta , los Estados Un idos inv itaron a algunas per son as de P anamá a que declararan su independencia de Colombia, ofreciendo respaldarlos

4 Historia de Colombia: 114.5 En la Tabla 2 se puede ver que es la tendencia marcada, ya que en todo s los textos el

proceso de separación cuenta con la actuación no sólo de Colombia y Panamá; Estados Unidos aparece como parte fundamental en el desarrollo de los hechos, en algunos textos como colaborador de Panamá para su independencia, en otros como responsable de la pérdida del departam ento, con el cual después elaborarían un tratadototalmen te negativo para los intereses pan ameños.

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MAR \ L L / HERRERA

militarmente. A cambio de esta ayuda militar, los panameños debían ceder lazon a del canal a los Estados U nid os " (Góm ez de Baruffol, 1989: 59). En efecto, en

el texto Ciencias Sociales 5 se dedica un capítulo a este tema ya que se reseña laim po rta nci a de Pana m á par a el tran spo rte y el com ercio. Tam bién, el inicio de lacon struc ción po r par te de Lesseps, y su pos terior fracaso, com o conse cuencia lasnegociaciones con Estados Unidos, y la posterior separación de Colombia, debido a que se niega la pro pu esta de venta de la franja de t ierra po r la que pasaría elcana l 6 : "Esta propuesta no fue aceptada por el Congreso de la República ya queen ella no se respetaba la soberanía nacional" (Gómez, 1989: 59). Para Henao yArru bla es incluso un pro blem a qu e involucra la pérdida m oral del país :

Grande enseñanza encierra esta página de ayer. Quisiéramos volverla, por el dolorque nos causa; estremece y comunica el hielo, el paso que domina nuestro ser,como cu ando con paso inseguro se contempla desde la orilla la negrura del abismo; pero no , la Historia es maestra soberana y los pueblos tienen vida m uy larga.El crimen de Panamá ha aum entad o el núm ero de crímenes de los siglos, y se alzaallá entre las aguas del Mar de Balboa" (Henao y Arrubla, 1916: 524).

En este sentido es importante cuestionarse por las consecuencias que esteproceso ha generado en la población colombiana, porque no representa entoncessólo una p érdida polít ica y económ ica, sino incluso de orden m oral y sentim ental.

¿Q U É QUEDÓ EN LA MEMORIA COLECTIVA?

En este contex to, la preg un ta m ás indicad a p od ría ser: ¿quedó algo? La sensaciónde pérdida generada provocó una negación de los hechos que se ve reflejada enlos textos escolares. Por un a pa rte, éstos no d edican ma yor co nsider ación al temade Panamá, además de que las referencias son limitadas e ignoran aspectos diferentes a la constru cción del canal y el proc eso d e sepa ración . Así, está presen te lasensació n de arrebato d e algo que era pro pio d esde siemp re, po r parte de un país

déspota.En resum en, mi p lan team iento es que es to es lo que qu edó , precisamen te ,en la m em or ia de los colo m bian os. Para susten tarlo m e apoyé en un tipo de inda gación directa a la población, por medio de la uti l ización del método de ia encuesta. Para tal f in seleccioné una muestra, estratif icada por nivel de educación,de 96 casos. Un o de los objetivos de la encuesta era establecer qué con ocim ientostenían las personas acerca de Panamá, es decir , que vestigios guardaban en sum em oria . Adicion almen te , m e in teresó establecer cuál era la image n qu e se m an-

'' Es fundam ental tener en cuenta que formalmen te Estados Unidos no cuestiona lanegativa a "vender" la zona del canal; lo que reclama es el no mantener el tratadofirmado por Herrán.

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PANAMÁ EN LA MEMORIA COLECTIVA DEL PUEBLO

COLOMBIANO EN EL SIGLO X X

tenía en la actualidad, es decir, qué tipo de sensaciones, de sentimientos y deopiniones se conservan sobre el Istmo. En resumen, todas las preguntas fueron

orientadas a establecer la respuesta a estos dos fines. Ahora, si bien la muestra estomada en la ciudad de Bogotá, se procuró que los encuestados fueran provenientes de las diferentes regiones del país para no perder representatividad y seincluyó un 3% de universitarios y profesionales de Ciencias Humanas para nodeformar los resultados de la encuesta.

Los resultados señalan que un considerable porcentaje considera no tenersuficiente info rm ación acerca de Pan am á, alrededor del 40 % de los encuestad os,y el 47% afirma no tener ningún conocimiento en cuanto a diferentes aspectos,com o geográficos, políticos, culturales . Tan sólo un 1 1 % cree que tiene suficien

tes conocim iento s de Pana má , y un 1% afirma saber bastan te del país.Sin em barg o, en confron tación con las respuestas de control, hecha s en losnum erales 8 al 14, los porcentajes t i end en a cambiar. Co m o u na m ues tra de ello,un 11 % del conso lidado total afirma tener suficientes co noc imie ntos, pero con frontados con las respuestas de control el porcentaje tan sólo llega al 2,5%. Porejemplo, se señala que Panamá nunca ha pertenecido al terri torio colombiano yque su fecha de independencia es 1858. Un 4% desconocía que Panamá era depar tam ento de Colomb ia . Si b ien 18 personas af i rmaron tener conocim ientossuficientes o extensos acerca de la cultura y costumbres de Panamá, sólo un 2%

resp ond ió señ aland o que en Pan am á la mú sica característica es la cha m peta , y un1,02% señaló que era un país con tradición caribe, siendo el principal r i tmomusical la cum bia. También se incluyó que el Istm o ma nte nía un a alta diversidadétnica y reservas indígenas. Un 4 8% u bica co m o prin cipal referente al canal, un2 0%  dice que es un país estable eco nóm icam ente , por los pu erto s y el com ercio, yotro 10% afirma que hay m uc ha pob reza. Finalmen te, un 37% dice no saber nad a.

En cuanto a la relación con el terri torio de Colombia se indica, con un3 0 % ,  que Panamá hizo parte de un mismo país con Colombia hasta que EstadosUn idos inte rvin o y los separó . En un 2 5 % se señala que Estados Unido s arreb ató

o rob ó a Pan am á. En cuanto a los resultados de dicha separación, un 2 0% destacaque fue negativa debido a que Panamá era el terri torio más valioso del país. Lapersistencia de la presencia de Estados Unidos en la relación Colombia-Panamáes fuerte ya que , de los que re spo ndi ero n esta pregun ta, el 60% m enc ion a al primero como responsable o interventor del proceso. Sin embargo, además de lapresencia del país del norte, el 15% de la encuesta muestra que el ser países limítrofes nos relaciona, al igual que las tradiciones y la cultura. Como resultado, enuna de las encuestas se señala que "Panamá tiene una moneda diferente, pero lacultu ra y las costum bres son las m ism as, la gente es la m is m a" ' .

Encuesta No. 62.

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MARY LUZ HERRERA

En cuanto a las motivaciones de la separación, un 4% de las personas señala que la causa fue la guerra de los Mil Días y un 10% que fue el olvido y desaten

ción al departamento. Un 67% ve a Estados Unidos como artífice de la separación: "a Panamá se lo robaron los gringos"8. Sólo un 2% señala que fue p or iniciativa propia de los panameños que se llevó a cabo el proceso de separación,mientras que otra de las causas reseñadas, con una opinión del 20%, es que Colombia vendió Panamá a Estados Unidos. Finalmente, un 4% señala no saber quePanamá era departamento de Colombia.

En resum en, se pod ría decir que la imagen de Panam á, en la men te de loscolombianos, está llena de imaginarios. Ahora bien, en cuanto a la informacióngeneral del vecino país es claro que sólo se tiene conocim iento parcial de algunos

de sus aspectos; se señalan principalmente sus características geográficas, la presencia del canal, el manejo del dólar com o m oneda oficial, la prosperidad económica. Pero en otros aspectos, como la cultura, las tradiciones, la música, las características sociales, se tienen ideas especulativas, es decir se imaginan o suponen que son similares a nosotros.

En cuanto a las sensaciones o sentimientos que genera la palabra Panam á,es algo más com plicado de determinar. Sin embargo, se puede ver que algunos delos encuestados lo señalan com o un territor io que se perdió, y especialmente hayun dibujo en una de las encuestas -véase Imagen 3-, en que hay un árbol que

simboliza a Colombia, del cual brota sangre, y en el piso muestra una rama quesimboliza a Panam á. Las hojas del árbol son el signo pesos, es decir, el progresoeconómico que se perdió. En otro de los dibujos aparece ei canal y al lado lafigura del Tío Sam señalándole el rum bo . El canal es la representación más recurrente con la cual identifican a Panamá. Un 30% no ten ía idea de qué dibujar.

Teniendo en cuenta estos resultados, se puede afirmar que la memoria colectiva acerca de Panamá tiene una reducida base de información; en la parte de laencuesta acerca de preguntas puntuales tales como fecha de independencia, o información de actualidad, los resultados son absolutos; sólo el 10% señaló que había

sido a comienzos del siglo XX y de ellos el 3% señalo el año, otros ubicaron elacontecimiento en 1950, en el siglo XVI. Uno de los encuestados afirma que elúltimo acontecimiento del que tuvo noticia fue acerca del nom bram iento de Violeta Chamorro en el poder -esto indica también un alto grado de desinformación-.

Como cierre, en las encuestas tan sólo un 3% afirma que Colombia tienelazos de herm and ad con Panam á. Se puede afirmar entonces que a Panam á se leve como un cuerpo alejado a Colombia, acerca del cual se tiene un a serie de imaginarios y supuestos; su menc ión ocasiona en las personas indiferencia o desánimo po r su pérdida. Se hace necesario entonces p rofundizar el estudio acerca de

este tem a para establecer si ésta es la tendencia general de todo el país. Sin em bargo, este trabajo es un p un to de inicio para la indagación de la p roblemática.

Encuesta No. 5.

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PANAMÁ TN LA MEMORIA COLECTIVA DEL PUEBLO

C O L O M B I A N O E N E L  SIGLO  X X

ANEXOS

Tabla 1Ca ntidad de páginas dedicadas al estudio de Pan am á en los textos escolares

Texto

Henao, lesús María y Gerardo Arrubla. 1916. Historiade Colombia para la enseñanza secundaria. 2 a  edición.Bogotá: Escuela Tipográfica Salesiana.

Hermanos Maris tas . 1940. His tor ia de Colombia .Bogotá: Editorial Lumen Christi.

He nao , Je sús Mar ía y Ge ra rdo A r rub la . 1958 .Compendio de la historia de Colombia. Bogotá:Editorial Vo luntad.

Barrios, Luis A. 1975. Historia de Colombia. 8 a  edición.Bogotá; Editorial Cultural.

Gómez de Baruffol, Fanny. 1989. Ciencias Sociales 5.Bogotá: Editorial S antillana.

Historia de Colombia. Barcelona: Cromotipia de ElAmigo, s. f.

% Sobre la superficietotal

1,90%

0,69%

0,33%

2,77%

3,60%

0,05%

N o .  de páginas

544

288

226

167

111

147

449

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MARY  LUZ HERRERA

Tabla 2Temas referentes a Panamá tratados en textos de enseñanza primaria y secundaria

Fundación de Panamá

Texto

Henao, Jesús María y

Gerardo Arrubla. 1916.

Historia de Colombia para la

enseñanza secundaria. 2a

edición. Bogotá: Escuela

Tipográfica Salesiana.

Contenido general

"Pedra rias: Suplicio de Balboa Panam á". Pedrarias se

traslada a la costa del Mar del Sur y allí fundó a Panamá,

nuevo centro de su gobierno a donde se trasladó los

obispos y los vecinos principales de Santa María de la

Antigua.

1521 comenzó a prosperar y recibió título de ciudad.

1533 se establece Tribunal de Justicia Audiencia, "el

primero que existió en nuestro país".

Extensión*

1,40%

Congreso de Cucuta, 1821

Texto

Henao, Jesús María y

Gerardo Arrubla. 1916.

Historia de Colombia para la

enseñanza secundaria.

Bogotá: Escuela Tipográfica

Salesiana.

Hermanos Maristas. 1940,Historia de Colombia.

Bogotá: Editorial Lumen

Christi.

Henao, Jesús María y

Gerardo Arrubla. 1958.

Compendio de la historia de

Colombia. Bogotá: Editorial

Voluntad.

Barrios, Luis A. 1975.

Historia de Colombia. 8a

edición. Bogotá: Editorial

Cultural.

Gómez de Baruffoi, Fanny.

1989. Ciencias Sociales 5.

Bogotá: Editorial Santillana,

Contenido General

Al mes de la clausura del congreso de Cucuta, el istmo de

Panamá proclamó su independencia de España y su

incorporación a Colombia. El movimiento fue pacífico, se

dispone la fundación de las provincias de Panamá y

Veraguas.

"y en noviembre Panamá proclamó su independencia y se

unió a Colombia".

Bien pronto quedó integrado el territorio de la República.

El Istmo de Panamá, libre de españoles, se unió a

Colombia.

La República de Colombia está integrada por Panamá.

"La Gran Colombia quedó conformada por Venezuela,

Ecuador y la Nueva Granada". Se omite a panamá.

Extensión*

0,06%

0,03%

0,04%

0,08%

0,00%

Nueva Gra nada , 1831. Separació n de la Gran Colo mbia

Texto

Henao Jesús María y Gerardo

Arrubla. 1916, Historia de

Colombia para ia enseñanza

secundaria. Bogotá: EscuelaTipográfica Salesiana.

Contenido general

Separación de Venezuela y Quito. Urdaneta obró de

acuerdo por un decreto, restableció las garantías

individuales consagradas en la constitución y la mandó a

observar como pedía la junta y convocó un congreso para

que estuvieran represent ados los diferentes dep artam ento s

incluido Panamá.

Extensión*

0,06%

Extensión con respecto a ¡a totalidad del libro

450

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PAN AM Á EN LA MEM ORIA C OLECTIVA DEL PUEBLO

C O L O M B I A N O E N E L S I G LO X X

C o n t i n u a c i ó n t a b l a 2

Nueva Gra nada , 1831. Separación de la Gran Colom bia

Texto

Hermanos Mar i s t as . 1940,His tor ia de Colombia. 5 a

edición. Bogotá: Edi tor ialLumen Chr i s t i .

He nao , J esús Mar í a yGerardo Ar rubla . Compendiode ¡a Historia de Colombia.Bogotá: Edi tor ial Voluntad,1958

Gómez de Baruffol , Fanny.1989. Ciencias Sociales 5.Bogotá: Edi tor ial Sant i l lana,

C on t en i do gene r a l

Todo e l paí s que hoy es Nueva Granada, formó en esanación cinco depar tamentos: El Is tmo, [ . . . ] cuyas capi talesfueron r espect ivamente Panamá . . .

"En octubre de 1831 se reunió la asamblea, en Bogotá, yacordó que l as provincias del cent ro de l a Gra n Colom biaformaran un es t ado con e l nombre de Nueva Granada;esas provincias componían los depar t amentos l l amadosBoyacá, Cauca, Cundinamarca , e l I s tmo y Magdalena"

Venezo lanos y ecuator i anos ins i s ti eron en s eparar se yformar naciones indepen dientes Se omi te la s i tuación dePanamá en e l proceso.

Extens ión*

0 ,03%

0,04%

0,00%

Escudo 1834

T ex t o C on t en i do gene r a l Extens ión*

Hen ao, J esús Mar í a yGerardo Arrubla. 1916.His tor ia de Colombia para laenseñanza secundar ia.Bogotá: Escuela Tipográf icaSalesiana.

Descr ibe el Escudo Nacional : la Repúbl ica tuvo escudo en1834. Escudo de armas d ividido en t r es : granada, mon eda sgranos ro jos , cornucopia de oro , f ru tos . En medio gor ro dela libertad. Y en la inferior el istmo de color azul, los dos

mares ondeados de p l a t a .

0,03%

Cons t rucción del Fer rocar r i l

Texto

Barrios, Luis A. 1975.His tor ia de Colombia. 8 a

edición. Bogotá: Edi tor ialCul tura l .

C on t en i do gene r a l

Su importancia obedece a la necesidad de t ránsi to por laf iebre del oro; t rae notables ut i l idades económicas .

Extens ión*

0,40%

Admini s t r ac ión Mal l ar ino 1855-57

Texto

His tor ia de Colombia.Barcelona: Cromot ip i a de ElAmigo, s. f .

Hermanos Mar i s t as . 1940.His tor ia de Colombia. 5 a

edición. Bogotá; Edi tor ialLumen Chr i s t i .

C on t en i do gene r a l

"Durante l a admini s t r ac ión Mal l ar ino se había dado ungolpe mortal al s is tema central is ta, con la creación de ioses t ados de Ant ioquia y Panamá" .

Creación del es t ado de Panamá durante e l gobierno deMal l ar ino.

Extens ión*

0,02%

0,02%

C onf ede r ac i ón G r anad i na

T ex t o C on t en i do gene r a l

Henao, Jesús María yGera rdo Ar rubla . 1916.His tor ia de Colombia para laenseñanza secundar ia.Bogotá; Escuela Tipográf icaSalesiana.

1858. Cons t i t ución f edera l ; se confederan a perp etuidad ,forman una nación soberana, l i br e e i ndependiente bajo l adenom i nac i ón de C onf ede r ac i ón G r anad i na .

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MARY  LUZ HERRERA

Continuación  tabla 2

Confederación Granadina

Texto

Barrios, Luis A. 1975.

Historia de Colombia. 8a

edición. Bogotá: Editorial

Cultural.

Contenido general

Se confo rman estados con constit uciones p ropias, entre

ellos Panamá.

Extensión*

0,35%

1858

Texto

Henao, Jesús María y

Gerardo Arrubla. 1916.

Historia de Colombia para la

enseñanza secundaria.Bogotá: Escuela Tipográfica

Salesiana.

Contenido general

El presidente se abstiene de vender las reservas del

ferrocarril de Panam á, es decir, los derec hos futuro s s obre

el ferrocarril.

Extensión*

0,02%

Estados Unidos de Colombia

Texto

Barrios, Luis A. Historia de

Colombia. 8a  edición. Bogotá:

Editorial C ultura l. 1975

Henao, lesús María y

Gerardo Arrubla. 1916.

Historia de Colombia para la

enseñanza secundaria.

Bogotá: Escuela Tipográfica

Salesiana.

Contenido general

Se confo rman estados como unidad admini strativa, en tre

ellos Panamá. Con soberanía plena, libertad de prensa.

Se conforman los Estados Unidos de Colombia, del cual

hace parte Panamá.

Extensión*

0,30%

0,06%

Canal de Panamá

Texto

Hermanos Maristas. 1940.

Historia de Colombia. 5a

edición. Bogotá: Editorial

Lumen Christi.

Barrios, Luis A. Historia de

Colombia. 8

a

  Edición.Bogotá: Editorial

Cultural.1975

Contenido general

Negociación canal. Senado niega tratado Hay-Herrán

porque no tiene firma del presidente y ya está aprobado

por el Congreso n orteamericano .

1835 se firman los contratos iniciales. 1878 se aprueba

convenio, en 1880 inicia construcción Lesseps, el mismo

del canal del Suez. Se suspende construcción por pérdidas

económicas y "sólo años más tarde, como lo veremos

posteriormente, los Estados Unidos llevaron a cabo la

apertura del canal".

Extensión*

0 , 0 1 %

0,39%

Separación de Panamá

Texto

Henao, Jesús María y

Gerardo Arrubla. 1916.

Historia de Colombia para la

enseñanza secundaria.Bogotá: Escuela Tipográfica

Salesiana.

Contenido general

Separación de Colombia y Panamá. En el gobierno de

Marr oqu ín ocur re un hecho nunca bien deplo rado, 3 de

noviembre estalla una revolución en Panamá, por parte de

un cuerpo de la guardia; la revolución no tenía a su favor

la opinión del departamento, otras fuerzas que llegaron se

rindieron por ei vapor de guerra Nashville que impidiórestablecer el orden. Diez días después cl gobierno de

Estados Unidos reconoce soberanía de Panamá, y a fin de

año declara que no permitirá la ocupación del territorio

panam eño por las tropas colombianas.

Extensión*

0,16%

452

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MARY LUZ HERRERA

IMÁGENES

r-mvm. ^ ^ % o

V_ Verw^Mla,*^,

Imagen 1. Mapa de la Gra n C olom bia (Gómez de Baruffol, 1989: 33)

Imagen 2. Ferrocarril de Panamá Barrios, 1975: 87)

454

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PANAMÁ EN LA MEMORIA COLECTIVA DEL PUEBLO

COLOMBIANO EN EL SIGLO X X

Imagen 3. Dibujo de la encuesta 32

Imagen 4 . Dibujo d e la encu esta 15

V F k h O lQ\+vco

A2uLImagen 5. Dibujo d e la encuesta 76

455

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MARY LUZ HERRERA

Imagen 6. Dibujo de la encue sta 23

Os i -OO

I __ OS Loo

Imagen 7. Dibujo de la encuesta 12

Imagen 8. Dibujo de la encuesta 81

456

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PANAMÁ EN LA MEMORIA COLECTIVA DEL PUEBLO

COLOMBIANO EN EL SIGLO X X

(m-JthW^

Imagen 9. Dibujo de la encuesta 36

v~ y-

Imagen  10. Dibujo de la encuesta 49

457

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MARY LUZ HERRERA

BIBLIOGRAFÍA

Aguilera, Miguel. 1951. La enseñanza de la historia en Colombia. México: Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Editorial Cultura.

Barrios, Luis A. 1975. Historia de Colombia. 8a edición. Bogotá: Edición Cultural.Escobar Rodríguez, Carmen. 1984. Historia en la enseñanza y la enseñanza de la

historia en Colombia sigloXIX. Bogotá: Fundac ión Universitaria Autón oma de Colombia.

Gómez de Baruffol, Fanny. 1989. Ciencias Sociales 5. Bogotá: Editorial Santillana.Henao , Jesús María y G erardo Arrub la. 1958. Compendio de la historia de Colom

bia. Bogotá: Editorial V oluntad.. 1984. Historia de Colombia, tom o II. Bogotá: Editorial Plaza & Janes.. 1916. Historia de Colombia para la enseñanza secundaria. Obra lau

reada con medalla de oro y diplom a en el concu rso nacional que se abriópara celebrar el Primer Centenario de la Independenc ia. 2a edición. Bogotá; Escuela Tipográfica Salesiana.

Hermanos Maristas. 1940. Historia de Colombia, 5 a  edición. Bogotá: EditorialLumen Christi.

. Historia de Colombia: evolución de la nacionalidad. Bogotá: EditorialNorma.

Historia de Colombia. Barcelona: Cromotipia de El Amigo, s. f.Padua, Jorge. 1989. Técnicas de investigación aplicadas a las ciencias sociales. México:

Fondo de Cultura Económica.

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LOS UTORES

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H e r a c l i o B o n i l l a

Profesor asociado del Departamento de His tor ia de la Univers idad Nacional de

Colo mb ia. Docto r en His tor ia Econó mica p or la Univers idad de París , 1970 y doc tor en Antropología por la Univers idad de San Marcos , 1977. Ha enseñado como

profesor vis i tante en varias univers idades de América Lat ina, Europa y Estados

Unidos . Coordinador de la Comis ión de His tor ia Económica del Consejo Lat ino

americano de Ciencias Sociales (CLACSO), con sede en Buenos Aires, entre los

año s 1984 y 1990. Tam bién ha s ido no m br ad o co m o Fel low de la John Simón

Guggenheim en 1985 y del Insti tute for Advanced Study de Princeton en 1997. Es

auto r de num ero sos l ibros y ar tículos dentr o de los que se des taca n Gua no y Bur

guesía en el Perú (1974) y, más recientemente, Metáfora y Realidad de la Indepen

dencia del Perú (200 1).

M a r t a H e r r e r a

Profesora del Departamento de Geografía de la Univers idad Nacional de Colom

bia. Poli tóloga de la Universidad de los Andes, Máster en Historia por la Universi

dad Nacional de Colombia. Ph. D. en Geografía por la Universidad de Syracuse

donde recibió la calificación with dist inction. Sus publicaciones más destacadas

son Poder local: pob lamie nto y ordenam iento terri torial en la Nueva Gr ana da . Siglo

XVIII {1996) y Ordenar para controlar (2002).

A r m a n d o M a r t í n e z C á r n i c a

Profesor t i tular de la Universidad Industrial de Santander. Es el director del Pro

gram a de Maestr ía en His tor ia de la UIS. Ha pu bl icad o u na Colección de his tor ias

de los poblamientos de los municipios santandereanos (1994-1997), Ident i f ica

ción délo s proyectos políticos que dieron origen al Nu evo R eino de Gra na da (1992 ) y,

rec ien tem en te, El legado polí tico de la Patria Boba (19 98) . Dirige el An uario de

Historia Regional y de las Fronteras.

A l f r e d o F i g u e r o a

Profesor regular de sociología de la Universidad de Panamá. Es investigador delIns t i tuto de Estudios Nacionales de la Univers idad de Panamá y edi tor de las re

vistas; Scientis, desde 1992, y Societas, desde 1999. Doctor en sociología de la Uni

vers idad de París , 1976. Entre sus obras más importantes se des tacan Dominio y

sociedad en el Pa na m á colombiano, 1821-1903 (197 8) y, rec ien tem ent e. Los ciencias

sociales en Panamá en vísperas del tercer milenio (1998) y La sociología en Panamá

en el siglo XX (20 03 ).

G u s t a v o M o n t a ñ e z

Profesor asociado del Departamento de Geografía de la Univers idad Nacional deColombia. Hasta e l 2003 se desempeñó como Vicerrector general de es ta ins t i tu

ción. Geógrafo de profesión, Ph. D., con posgrados en Métodos Estadísticos Apli

cados a las Ciencias Humanas y en Sistemas de Información Geográfica. Entre sus

obras más recientes se encuentran Espacio y terri torios: Razón, pasión e imagina-

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I.OS UTORES

rios (2001) y Estudio prospectivo de las relaciones de Santafé de Bogotá conCundinamarca (1995).

Ar tu ro GuzmánProfesor de la Universidad de Panamá y director de la Escuela de Historia en laExtensión Universitaria de la Chorrera. Magíster en Historia de la Universidad dePanamá, 2001. Ha seguido de cerca la historia de Victoriano Lorenzo y del canalde Panamá durante el siglo XVIII. Sus publicaciones más destacadas son La trataesclavista en el Istmo de Panam á duran te el siglo XVIII (1983) y su coautoría en 75años de relaciones entre Panam á y los Estados Unidos (1989).

Carlos Eduardo ValenciaHis toriado r de la Universidad N acional de Colombia. Su tesis Alma en boca y huesos en costal. Una aproximación a los contrastes socioeconómicos de la esclavitud.Santafé, Mariquita y Mompox 1610-1660 (2002) fue laureada y publicada por elInstituto Colombiano de Antropología e H istoria. Actualmente es docente de economía para estudiantes de educación secundaria.

F a b io Z a mb ra n oProfesor titular de la Universidad Nacional de Colombia y docente del departam en to de Historia de la Universidad de los Andes. Investigador de historia urbana

y procesos de ocupación del territorio . Autor de varios temas sobre historia y urbanismo.

Renán VegaProfesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional, Docto r en Estud ios Políticos de la Universidad Vincen nes-Saint-De nis. Es autor de varios trabajos de historia de Colombia sobre temas relacionados con la política y la violencia, entre losque se destacan El Caos Planetario (1999) y El 9 de abril, la violencia y las grandespotencias (2000).

Charles Bergquis tProfesor de la Universidad de Washington. Este historiador norteamericano hasido director del Programa de Estudios Latinoamericanos y el Cen tro para Estudios Laborales de la Universidad de Washington en Seattle. Ha sido becario, endos oportunidades, del Programa Fulbright Colombia y ha enseñando en variasopo rtun idad es en la Universidad Nacional de Colombia, en la que ha sido designad o co mo Profesor Hono rario. Sus obras más nom brada s son Café y conflicto enColombia (1978), Los trabajadores en la historia de América Latina. Estudios comparat ivo s de Chile, Argentina, Venezuela y Colombia (1988).

Pa t r ic ia P izzurnoUruguaya de nacimien to, se desempeña como catedrática de la Historia de Panamá y América en la Universidad de Panamá. Fue directora del Archivo Nacional

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LOS AUTORES

de Panamá (1991-1994) e investigadora de la Oficina de Relaciones entre Panam áy los Estados U nidos (1982-1991). Entre sus publicaciones encontramo s Antece

dentes, hechos y consecuencias sobre la guerra de los Mil Días en Panamá: 1899-1902{1990), La separación de Panamá de Colombia y ei surgimiento de la República (1995)y, más recientemente, en coautoría, Historia de las relaciones entre Panamá y losEstados Unidos. Una historia del Canal de Pan am á: 1501-1903 (1999).

Tho ma s FischerHistoriador suizo, actualmente es profesor de la Cátedra de Ciencias Internacionales (España, Portugal, Francia, Italia y América Latina) en la Universidad deEarlangen-Nürnberg, Alemania.

Celestino And rés Ara úzDoctor en Filosofía y Letras con especialidad en Historia de América por la Universidad de Valladolid (España). Profesor titular de la Universidad de Panamá.Fue Vicerrector de Investigación y Postgrado de esta Universidad (1991-1994),director del Departam ento de Historia e investigador del Cen tro de Investigaciones de la Facultad de Hum anidades. Entre sus obras más recientes se cuentan Panam á y sus relaciones internacionales (1994), El Panam á colombiano (1821-1903)(1993) y Las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos. Historia del canalinteroceánico del Siglo XVI a 1903 (1999) en coau toría.

Carlos Miguel Ort izProfesor titular y actual Decano de la Facultad de Ciencias H um anas de la Universidad Nacional de Colombia. Doctor en sociología de L'École des Hautes Étudesen Sciences Sociales de París. Es autor de varias publicaciones sobre el tema de laviolencia en Colombia en el siglo XX; se destacan Violence en Colombia: racineshistoriques et sociales (1990), Urabá: tras las huellas de los inmigrantes 1955-1990(1998) y La Violencia y el municipio colombiano 1980-1997 (1998).

Luz Ángela N úñ ezLicenciada en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional. Se ha desem peñado como docente de secundaria en las áreas de C iencias Sociales y Economía (2000-2003). Acreedora del segundo puesto en el Concurso N acional Panamáen la Memoria Colectiva del Pueblo Colombiano en el siglo XX, que convocó esteciclo de conferencias para estudiantes universitarios y de posgrado.

M ary Luz HerreraEstudiante del Departam ento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Es editora general de la Revista Erística para estudiantes y ha participado com opon ente en varios congresos estudiantiles en América Latina. La ponencia que sepublica en este libro es ganadora del prim er p rem io en el Concurso N adon al Panam á en la Memoria Colectiva del Pueblo Colombiano en el siglo XX.

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8/13/2019 79701696 Colombia y Panama La Metamorfosis de La Nacion en El Siglo XX Bonilla Montanez UN

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