76469251 democracia y deuda michael hudson

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1 Democracia y Deuda Michael Hudson *Artículo aparecido en el Frankfurter Algemeine Zeitung, el 5 de diciembre de 2011. El Libro quinto de la Política de Aristóteles describe la eterna transición de las oligarquías, convertidas en aristocracias hereditarias, que a su vez acaban siendo derrocadas por tiranos o bien desarrollan rivalidades internas, cuando algunas familias deciden “atraer a la multitud a su bando”, dando paso a la democracia, de la cual surge una vez más una oligarquía, a la que le sigue la aristocracia, la democracia, y así sucesivamente a lo largo de la historia. La deuda, disfrazada de distintas maneras, ha sido siempre el principal conductor de estos cambios. La deuda polariza la riqueza creando una clase de acreedores, cuyo gobierno oligárquico se termina cuando los nuevos líderes ("tiranos" para Aristóteles), ganan el apoyo popular, cancelando las deudas y redistribuyendo la propiedad o adquiriendo su usufructo por el Estado. Desde el Renacimiento, sin embargo, los banqueros han cambiado su política de apoyo a las democracias. No es un reflejo de sus convicciones políticas igualitarias o liberales, sino más bien el deseo de asegurar al máximo sus préstamos. Como James Steuart explicó en 1767, los préstamos de la realeza se mantenían como asuntos privados en lugar de verdaderas deudas públicas [1]. Para que las deudas del soberano fueran vinculantes para toda la nación, los representantes electos tenían que aprobar los impuestos para costear los intereses. Al dar voz a los contribuyentes en el gobierno, las democracias holandesa y británica  proporcionaron a los acreedores una mayor seguridad de pago que la que tenían con reyes y príncipes, cuyas deudas morían con ellos. Pero las recientes protestas por la deuda en Islandia, Grecia y España sugieren que los acreedores están cambiando su apoyo a las democracias. Exigen austeridad fiscal e incluso la privatización a precios de saldo. Esto está convirtiendo las finanzas internacionales en un nuevo modo de hacer la guerra. Su objetivo es el mismo que la conquista militar en tiempos pasados: apropiarse de la tierra y los recursos minerales, de las infraestructuras públicas y beneficiarse de los impuestos. Como respuesta, las democracias exigen referéndums sobre si se debe pagar a los acreedores liquidando las propiedades públicas, aumentando los impuestos e imponiendo el desempleo, la caída de los salarios y la depresión económica. La alternativa es amortizar parcialmente las deudas o incluso anularlas, reafirmando el control regulatorio sobre el sector financiero.

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    Democracia y Deuda

    Michael Hudson

    *Artculo aparecido en el Frankfurter Algemeine Zeitung, el 5 de diciembre de 2011.

    El Libro quinto de la Poltica de Aristteles describe la eterna transicin de las

    oligarquas, convertidas en aristocracias hereditarias, que a su vez acaban siendo

    derrocadas por tiranos o bien desarrollan rivalidades internas, cuando algunas familias

    deciden atraer a la multitud a su bando, dando paso a la democracia, de la cual surge una vez ms una oligarqua, a la que le sigue la aristocracia, la democracia, y as

    sucesivamente a lo largo de la historia.

    La deuda, disfrazada de distintas maneras, ha sido siempre el principal conductor de

    estos cambios. La deuda polariza la riqueza creando una clase de acreedores, cuyo

    gobierno oligrquico se termina cuando los nuevos lderes ("tiranos" para Aristteles),

    ganan el apoyo popular, cancelando las deudas y redistribuyendo la propiedad o

    adquiriendo su usufructo por el Estado.

    Desde el Renacimiento, sin embargo, los banqueros han cambiado su poltica de apoyo

    a las democracias. No es un reflejo de sus convicciones polticas igualitarias o liberales,

    sino ms bien el deseo de asegurar al mximo sus prstamos. Como James Steuart

    explic en 1767, los prstamos de la realeza se mantenan como asuntos privados en

    lugar de verdaderas deudas pblicas [1]. Para que las deudas del soberano fueran

    vinculantes para toda la nacin, los representantes electos tenan que aprobar los

    impuestos para costear los intereses.

    Al dar voz a los contribuyentes en el gobierno, las democracias holandesa y britnica

    proporcionaron a los acreedores una mayor seguridad de pago que la que tenan con

    reyes y prncipes, cuyas deudas moran con ellos. Pero las recientes protestas por la

    deuda en Islandia, Grecia y Espaa sugieren que los acreedores estn cambiando su

    apoyo a las democracias. Exigen austeridad fiscal e incluso la privatizacin a precios de

    saldo.

    Esto est convirtiendo las finanzas internacionales en un nuevo modo de hacer la guerra.

    Su objetivo es el mismo que la conquista militar en tiempos pasados: apropiarse de la

    tierra y los recursos minerales, de las infraestructuras pblicas y beneficiarse de los

    impuestos. Como respuesta, las democracias exigen referndums sobre si se debe pagar

    a los acreedores liquidando las propiedades pblicas, aumentando los impuestos e

    imponiendo el desempleo, la cada de los salarios y la depresin econmica. La

    alternativa es amortizar parcialmente las deudas o incluso anularlas, reafirmando el

    control regulatorio sobre el sector financiero.

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    Los gobernantes de Oriente Prximo proclamaron la cancelacin de deudas para

    preservar el equilibrio econmico

    El cobro de intereses sobre los avances de los bienes o el dinero no fue pensado

    originalmente para enriquecerse. Aplicado por primera vez a principios del tercer

    milenio a.C. (como un acuerdo contractual entre los templos y palacios sumerios con los

    comerciantes y empresarios que normalmente trabajaban en la burocracia real), un

    inters del 20%, duplicando el capital prestado en cinco aos, se supone que

    aproximaba los beneficios que se obtendran del comercio a larga distancia, el

    arrendamiento de tierras u otras inversiones, como talleres, barcos o tabernas.

    Cuando esta prctica se generaliz entre los recaudadores de arrendamientos y rentas, la

    divina realeza protegi a los deudores agrarios. El Cdigo de Hammurabi (1750 a.C.) cancel sus deudas en tiempos de inundaciones o sequas. Todos los gobernantes de la

    dinasta babilnica iniciaron su primer ao en el trono cancelando las deudas agrarias,

    limpiando las deudas atrasadas y proclamando nula la deuda. Las obligaciones de los

    siervos, los derechos sobre la tierra o los cultivos y otras obligaciones, eran devueltas a

    los deudores para "restaurar el orden" de un ideal estado original de equilibrio. Esta

    prctica sobrevivi en el ao del Jubileo, mencionado en el captulo 25 del Levtico.

    La lgica era suficientemente clara. Las sociedades antiguas necesitaban fuerzas

    combatientes para defender sus tierras, y esto requera liberar a los ciudadanos

    endeudados de la esclavitud. Las leyes de Hammurabi protegan a los aurigas y a otros

    luchadores de ser reducidos a la servidumbre por deudas, e impedan que los acreedores

    tomasen las cosechas de los arrendatarios de las tierras pblicas reales y comunales, que

    eran los que proporcionaban mano de obra y soldados al palacio.

    En Egipto, el faran Bakenranef (720-715 a. C., "Bocchoris" en griego) proclam una

    amnista de la deuda y aboli la servidumbre de la deuda cuando se enfrenta a una

    amenaza militar de Etiopa. Segn Diodoro de Sicilia (libro I, 79, escrito en el 40-30

    a.C.), dictamin que si un deudor impugnaba el crdito, la deuda fuese anulada si el

    acreedor no poda respaldar su reclamacin mediante un contrato escrito. (Parece ser

    que los acreedores siempre han sido propensos a exagerar el tamao de la deuda). El

    faran consider que "los cuerpos de los ciudadanos deben pertenecer al Estado, a fin de

    que pueda recurrir a los servicios que como ciudadanos le deben, tanto en tiempo de

    guerra, como de paz. Porque pensaba que sera absurdo que un soldado fuera arrastrado

    a la crcel por el impago de un prstamo, y que la codicia de los particulares pudiera

    poner en peligro la seguridad de todos. "

    El hecho de que los principales acreedores del Cercano Oriente fueran el palacio, los

    templos y sus recaudadores hizo que fuera polticamente fcil cancelar las deudas.

    Siempre es fcil anular las deudas debidas a uno mismo. Incluso los emperadores

    romanos quemaron los registros de impuestos para evitar una crisis. Pero fue mucho

    ms difcil cancelar las deudas contradas con acreedores privados, cuando la prctica

    de cobrar intereses se propag hacia el oeste del Mediterrneo despus del 750 a.C. En

    lugar de permitir a las familias soportar la brecha entre sus ingresos y gastos, la deuda

    se convirti en la principal palanca para la expropiacin de tierras, enfrentando en las

    comunidades a las oligarquas de los acreedores con los clientes endeudados. En Jud,

    el profeta Isaas (5:8-9) denunci a los acreedores que "aaden una casa a otra y unen

    un campo a otro hasta que no queda espacio y vive solo en la tierra."

  • 3

    El poder de los acreedores y un crecimiento estable rara vez han ido de la mano. La

    mayora de las deudas personales en este perodo clsico fueron el producto de

    pequeas cantidades de dinero prestado a personas que vivan en el borde de la

    subsistencia y que no podan ganarse la vida. La confiscacin de tierras y bienes -y de la

    libertad personal- obligaron a los deudores a una servidumbre que se convirti en

    irreversible. En el siglo 7 a.C., "los tiranos" (lderes populares) surgieron para derrocar a

    la aristocracia en Corinto y en otras ricas ciudades griegas, ganando apoyos gracias a la

    cancelacin de las deudas. De un modo menos tirnico, Soln fund la democracia

    ateniense en el 594 a.C., prohibiendo la servidumbre por deudas.

    Pero las oligarquas reaparecieron y acudieron a Roma cuando los reyes de Esparta

    Agis, Clemenes y su sucesor Nabis trataron de cancelar sus deudas a finales del siglo

    III a.C. Todos ellos fueron asesinados y sus seguidores expulsados. Desde la

    antigedad, ha sido una poltica constante de la historia que los acreedores se opusieran

    tanto a la democracia popular, como al poder real, ambos capaces de limitar la conquista

    financiera de la sociedad; una conquista dirigida a asegurar los intereses, haciendo

    aumentar los crditos tanto como el supervit econmico lo hiciera posible.

    Cuando los hermanos Graco y sus seguidores trataron de reformar las leyes de crdito

    en el ao 133 a.C., la clase dominante del Senado actu con violencia, matndolos e

    inaugurando un siglo de Guerra Social, finalizada con el ascenso de Augusto como

    emperador en el ao 29 a.C.

    La oligarqua acreedora de Roma gana la guerra social, esclaviza a la poblacin y

    trae una Edad Oscura.

    Las cosas eran ms sangrientas en el extranjero. Aristteles no menciona la

    construccin del imperio como parte de su esquema poltico, pero la conquista

    extranjera siempre ha sido un factor importante en la imposicin de las deudas, y las

    deudas de guerra han sido el principal origen de la deuda pblica en los tiempos

    modernos. La carga ms severa impuesta en la antigedad fue la de Roma, cuyos

    recaudadores se extendieron por toda el Asia Menor, en las provincias ms prsperas.

    La proteccin de las leyes prcticamente desapareca cuando llegaban los recaudadores.

    Mitrdates de Ponto encabez tres revueltas populares, y las poblaciones de algunas

    ciudades, entre ellas feso, se levantaron y mataron 80.000 romanos en el ao 88 a.C.

    El ejrcito romano tom represalias, y Sula impuso un tributo de guerra de 20.000

    talentos en el 84 a.C. En el ao 70 a.C., los intereses haban multiplicado por seis esa

    cantidad.

    Los historiadores ms importantes de Roma, Tito Livio, Plutarco y Diodoro culparon de

    la cada de la Repblica a la intransigencia de los acreedores en la conduccin de la

    centenaria guerra social, desde 133 a 20 a.C., caracterizada por el asesinato poltico. Los

    lderes populistas buscaron seguidores prometiendo la cancelacin de la deuda (por

    ejemplo, la conspiracin de Catilina en el 63-62 a.C.). Fueron asesinados. Alrededor del

    siglo II d.C. aproximadamente una cuarta parte de la poblacin estaba sometida a

    esclavitud. En el siglo V la economa de Roma colaps, privada de dinero. La vida de

    subsistencia volvi al campo como una herencia de la Edad Oscura.

  • 4

    Los prestamistas encuentran una razn legal para apoyar la democracia

    parlamentaria

    La banca se recuper despus de que las cruzadas saquearan Bizancio e infundieran

    plata y oro para reajustar el comercio de Europa Occidental. La oposicin cristiana a la

    carga de intereses fue superada por la combinacin de unos prestamistas prestigiosos

    (los Caballeros Templarios y Hospitalarios, proveedores de crdito durante las

    Cruzadas) y sus principales clientes los reyes, en un primer momento para pagar a la

    Iglesia, pero cada vez ms para hacer la guerra. Pero las deudas reales empeoraron

    cuando los reyes murieron. Las familias Bardi y Peruzzi se declararon en quiebra en

    1345, cuando Eduardo III rechaz sus deudas de guerra. Las familias de banqueros

    perdieron an ms con los prstamos a los Habsburgo y los Borbones, dspotas en los

    tronos de Espaa, Austria y Francia.

    Las cosas cambiaron con la democracia holandesa, que trataba de ganar y asegurar su

    libertad respecto a la Espaa de los Austrias. El hecho de que su parlamento contrajera

    permanentemente deuda pblica en nombre del Estado, permiti a los Pases Bajos

    emplear mercenarios en una poca en la que el dinero y el crdito eran el nervio de la

    guerra. El acceso al crdito fue, en consecuencia, su arma ms poderosa en la lucha por su libertad, seala Ehrenberg: "Cualquiera que diera crdito a un prncipe saba que el reembolso de la deuda dependa slo del deudor, de su capacidad y voluntad de pagar.

    El caso fue muy diferente para las ciudades, que tenan poder como los seores, pero

    que tambin eran empresas, asociaciones de personas que mantenan un vnculo comn.

    De acuerdo con la ley generalmente aceptada, cada burgus se haca responsable de las

    deudas de la ciudad, con su persona y su propiedad. [2]

    El logro financiero del gobierno parlamentario fue establecer que las deudas no eran

    meramente las obligaciones personales de los prncipes, sino que eran verdaderamente

    pblicas y vinculantes, independientemente de quien ocupara el trono. Esta es la razn

    por la que las dos primeras naciones democrticas, los Pases Bajos y Gran Bretaa

    despus de la revolucin de 1688, desarrollaran el mercado de capitales ms activo y se

    convirtieran en las principales potencias militares. Lo irnico es que fue la necesidad de

    financiar la guerra lo que promovi la democracia, formando una trinidad simbitica

    entre la guerra, el crdito y la democracia parlamentaria en una poca en la que el

    dinero segua siendo el pilar de la guerra.

    En ese momento, la posicin legal del rey como prestatario fue confusa, y todava era ms dudoso si los acreedores tenan algn recurso en su contra en caso incumplimiento [3]. Cuando ms depticas eran Espaa, Austria y Francia, mayor era la dificultad que

    tenan para financiar sus aventuras militares. A finales del siglo XVIII, Austria, "sin

    crdito y, en consecuencia, sin mucha deuda", se convirti en el pas menos solvente y

    peor armado de Europa (como seala Steuart 1767:373), totalmente dependiente de los

    subsidios y garantas de prstamos britnicos en tiempos de las guerras napolenicas.

  • 5

    Las finanzas se acomodan a la democracia, pero luego promocionan la oligarqua

    Si bien las reformas democrticas del siglo XIX redujeron el poder de control de la

    aristocracia terrateniente sobre los parlamentos, los banqueros se movieron

    flexiblemente para lograr una relacin beneficiosa con casi todas las formas de

    gobierno. En Francia, seguidores de Saint-Simon promovieron la idea de que los bancos

    actuasen como fondos mutuos, ampliando el crdito oponindose a la participacin del

    capital en las ganancias. El Estado alemn hizo una alianza con la gran banca y la

    industria pesada. Marx escribi con optimismo acerca de cmo el socialismo convertira

    las finanzas parasitarias en productivas. En los Estados Unidos, la regulacin de los

    servicios pblicos estuvo acompaada de la garanta de rentabilidad. En China, Sun-

    Yat-Sen escribi en 1922: Tengo la intencin de convertir todas las industrias nacionales de China en un gran trust, propiedad del pueblo chino, y financiado con el

    capital internacional para el beneficio mutuo" [4].

    La I Guerra Mundial vio cmo los Estados Unidos sustituan a Gran Bretaa como el

    pas acreedor ms importante, y al final de la II Guerra Mundial haba acumulado un 80

    por ciento del oro mundial. Su diplomacia dio forma al FMI y al Banco Mundial como

    orientadores de las lneas de crdito que financiaran los vnculos comerciales,

    principalmente con los Estados Unidos. Los prstamos para financiar el comercio y los

    dficits comerciales estaban sujetos a "condicionantes", que dejaron la planificacin

    econmica en manos de las oligarquas y las dictaduras militares. La respuesta

    democrtica a los planes de austeridad para exprimir el servicio de la deuda fue incapaz

    de ir ms all de los disturbios del FMI, hasta que Argentina rechaza su deuda externa.

    Actualmente, el Banco Central Europeo (BCE) y la burocracia de la UE imponen en

    Europa una austeridad similar. Aparentemente, los gobiernos socialdemcratas se han

    dirigido a salvar a los bancos en lugar de reactivar el crecimiento econmico y el

    empleo. Las prdidas de las especulaciones y los prstamos bancarios fallidos son

    asumidas por las cuentas pblicas, mientras que el gasto pblico se reduce

    proporcionalmente, liquidando incluso las infraestructuras. La respuesta de los

    contribuyentes atrapados en la deuda resultante ha sido organizar protestas populares,

    empezando por las de Islandia y Letonia en enero de 2009, y las manifestaciones ms

    numerosas de Grecia y Espaa este otoo, para protestar por la negativa de sus

    gobiernos a celebrar un referndum sobre estos rescates fatdicos de los tenedores de

    bonos extranjeros.

    La planificacin pasa de los representantes elegidos a los banqueros.

    Todas las economas se planifican. Esta ha sido tradicionalmente la funcin del

    gobierno. Renunciar a este papel, bajo el lema de "mercados libres", deja la

    planificacin en manos de los bancos. An ms, el privilegio de planificar la creacin y

    asignacin de crdito est ahora ms centralizado que cuando era responsabilidad de los

    dirigentes pblicos electos. Y para empeorar las cosas, el horizonte temporal financiero

    es de corto plazo, con medidas relmpago, que terminan liquidando los activos. En

    bsqueda de sus propias ganancias, los bancos tienden a destruir la economa. El

    excedente econmico termina siendo consumido por los intereses y otros gastos

    financieros, sin dejar ingresos para nuevas inversiones de capital o para el gasto social

    bsico.

  • 6

    Esta es la razn por la que renunciar a la poltica de control a favor de una clase de

    acreedores pocas veces ha ido de la mano del crecimiento econmico y el aumento del

    nivel de vida. La tendencia de las deudas a crecer ms rpido que la capacidad de pago

    de la poblacin ha sido una constante bsica en toda la historia documentada. Las

    deudas se acumulan exponencialmente, absorbiendo el excedente y reduciendo a gran

    parte de la poblacin al nivel equivalente de la servidumbre por deudas. Para restablecer

    el equilibrio econmico, el antiguo grito para la cancelacin de la deuda busc lo que en

    la edad de bronce del Medio Oriente se logr por orden real: cancelar el crecimiento

    excesivo de las deudas.

    En la actualidad, las democracias han instado a un Estado fuerte a gravar los ingresos y

    la riqueza de los rentistas, y cuando fuera necesario, a amortizar la deuda. Esto es ms

    fcil cuando el propio Estado crea el dinero y el crdito. Es menos fcil cuando los

    bancos traducen sus ganancias en poder poltico. Cuando los bancos pueden auto-

    regularse y disponen de poder de veto sobre los reguladores gubernamentales, la

    economa se distorsiona permitiendo que los acreedores se dediquen a las apuestas

    especulativas y a los fraudes descarados que han marcado la ltima dcada. La cada del

    Imperio Romano demuestra lo que ocurre cuando no se ponen lmites a las demandas de

    los acreedores. En estas condiciones, la alternativa a la planificacin gubernamental y la

    regulacin del sector financiero se convierte en un camino a la servidumbre por deudas.

    Las finanzas frente al gobierno; la oligarqua frente a la democracia.

    La democracia consiste en subordinar la dinmica financiera al equilibrio econmico y

    al crecimiento, gravando los ingresos de los rentistas y mantenimiento los monopolios

    bsicos en el dominio pblico. Suprimir impuestos o privatizar las rentas pblicas deja

    estos ingresos en manos de los bancos, que los capitalizan en ms prstamos.

    Financiados por apalancamientos de deuda, la subida de los precios de los activos

    incrementa la riqueza de los rentistas, mientras que endeuda la economa a largo plazo.

    La economa se contrae, cayendo en un valor patrimonial negativo.

    El sector financiero ha ganado suficiente influencia como para usar esas emergencias

    como una oportunidad para convencer a los gobiernos que de que la economa se

    derrumbar si no se salvan a los bancos. En la prctica esto significa la consolidacin de su control sobre la poltica, que utilizan aumentando la concentracin econmica. El

    modelo bsico es lo que ocurri en la antigua Roma, pasando de la democracia a la

    oligarqua. De hecho, dar prioridad a los banqueros y dejar la planificacin econmica

    al dictado de la UE, el BCE y el FMI amenaza con despojar a la nacin-estado de la

    facultad de acuar o imprimir dinero y recaudar impuestos.

    El conflicto resultante est contraponiendo los intereses financieros con la

    autodeterminacin nacional. La idea de un banco central independiente, planteada como

    el sello distintivo de la democracia, es un eufemismo para ceder al sector financiero la decisin poltica ms importante: la capacidad de crear dinero y crdito. En lugar de

    dejar la eleccin poltica a referndums populares, el rescate de los bancos organizado

    por la Unin Europea y el BCE representa en estos momentos la categora ms grande

    de la creciente deuda nacional. Las deudas de los bancos privados asumidas en los

    balances del estado en Irlanda y Grecia se han convertido en obligaciones de los

  • 7

    contribuyentes. Lo mismo es cierto en Estados Unidos, para los 13 billones de dlares

    asumidos desde septiembre de 2008 (incluyendo 5.3 billones, de las hipotecas fallidas

    de Fannie Mae y Freddie Mac incluidas en el balance del gobierno, y los 2 billones de

    dlares del intercambio de dinero por basura de la Reserva Federal).

    Esto est siendo dictado por poderes financieros decorosamente presentados como

    tecncratas. Designados por los grupos de presin de los acreedores, su funcin es

    calcular cunto desempleo y depresin se necesita para exprimir un excedente con el

    que pagar a los acreedores. Lo que hace que este clculo sea contraproducente es el

    hecho de que la contraccin econmica -deflacin de la deuda- hace an ms impagable

    la carga de la deuda.

    Ni los bancos ni las autoridades pblicas (ni las principales corrientes acadmicas, para

    el caso) calcularon la capacidad real de la economa para pagar -es decir, para pagar sin

    contraer la economa. A travs de sus medios de comunicacin y centros de

    investigacin, convencieron a la poblacin de que la manera ms rpida de hacerse rico

    era pedir dinero prestado para comprar bienes races, acciones y bonos, que aumentaban

    sus precios -inflados por el crdito bancario- y revertir los impuestos progresivos sobre

    la riqueza del siglo pasado.

    Para decirlo claramente, el resultado ha sido la economa basura. Su objetivo es

    deshabilitar los controles y el equilibrio pblicos, dejando la capacidad de planificar a

    las altas finanzas, afirmando que son ms eficientes que la regulacin pblica. La

    planificacin pblica y los impuestos del gobierno son acusados de ser el camino de servidumbre, como si el libre mercado controlado por los banqueros, dando mrgenes de maniobra para actuar imprudentemente, no estuviera programado por

    intereses oligrquicos, no democrticos. A los gobiernos se les pide rescatar unas

    deudas, que ya no provienen del gasto en defensa de los pases en guerra como en

    tiempos pasados, sino que pretenden beneficiar a la capa ms rica de la poblacin,

    cargando sus prdidas a los contribuyentes.

    El fracaso para considerar los deseos de los votantes deja la deuda nacional resultante en

    un terreno polticamente inestable, e incluso legalmente delicado. Deudas impuestas por

    decreto, por los gobiernos o por entidades financieras extranjeras frente a la fuerte

    oposicin popular, pueden ser tan endebles como las de los Habsburgo y los otros

    dspotas de pocas pasadas. Carecen de validacin popular, pueden morir con el

    rgimen que las contrajo. Los nuevos gobiernos deberan actuar democrticamente,

    subordinando los sectores bancario y financiero para servir a la economa, y no al revs.

    Por lo menos, podran perseguir su pago reintroduciendo la imposicin progresiva sobre

    la riqueza y los ingresos, inclinando la carga fiscal sobre las rentas de la riqueza y la

    propiedad. La re-regulacin de la banca y la oferta de una opcin de servicios pblicos

    bancarios y crediticios, podra renovar un programa socialdemcrata bien encaminado

    hace un siglo.

    Islandia y Argentina son los ejemplos ms recientes, pero se puede mirar hacia atrs a la

    moratoria de deudas de los aliados y las reparaciones de guerra alemanas en 1931. Las

    matemticas bsicas son tan vlidas como los principios polticos: Las deudas que no

    pueden pagarse, no se pagarn.

  • 8

    Notas:

    [1] James Steuart, Principles of Political Oeconomy (1767).

    [2] Richard Ehrenberg, Capital and Finance in the Age of the Renaissance (1928).

    [3] Charles Wilson, Englands Apprenticeship: 1603-1763 (London: 1965).

    [4] Sun Yat-Sen, The International Development of China (1922).