61. educacion, de la heteronomia a la autonomia

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  • 8/3/2019 61. EDUCACION, DE LA HETERONOMIA A LA AUTONOMIA

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    REVISTA DE EDUCACION.UNIVERSIDAD CATOLICA SANTA FEPUBLICADO AGOSTO/ 2005

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    AUTONOMA O HETERONOMA: EDUCACIN Y MISIN DE LA ESCUELAPROF. DR. JORGE EDUARDO NORO

    [email protected]

    RESUMEN: La heteronoma y la autonoma son conceptos tradicionalmente asociados a losfundamentos ticos y morales, pero su funcionamiento es clave para definir asimismo latarea educativa. El pasaje de la heteronoma a la autonoma representa un compromisopara la educacin en general y particularmente para la educacin formal y escolarizada,como garanta no slo de la formacin moral sino tambin de la adquisicin y el uso de loscdigos y costumbres que hacen posible la convivencia en la sociedad.

    ABSTRACT: Heteronomy and autonomy are concepts traditionally associated to ethical andmoral foundations, but the way they function is crucial to define the educational work. Thepassage from heteronomy to autonomy is a commitment for education in general andspecifically for formal education, and school education; as a guarantee, not only of moral

    education, but also of the acquisition and use of the customs and conventions that make,living together in society, possible.

    FORMACIN MORAL EDUCACIN Y SOCIEDAD - AUTONOMA HETERONOMA ESCUELA

    1. LA EDUCACIN Y LOS MECANISMOS DE CONTROL:

    Aunque la educacin es fundamentalmente un proceso de desarrollo y de desenvolvimiento interior,y en definitiva es un proceso de autoconstruccin, poniendo en acto las potencialidades en cada ser

    humano, educar comporta y supone ms un proceso de influencias intencionales que se producenen el marco de las relaciones intersubjetivas. Si bien las relaciones y las influencias pueden servariadas y multiformes, y muchas de ellas representan una alternativa para estimular el crecimientoo despertar procesos latentes, la educacin es sobre todo la presencia intencional de los adultos anteel desarrollo de las jvenes generaciones. En cuanto tal la educacin habilita diversas presencias yacciones complementarias: padres con respecto a hijos, maestros con respecto a discpulos,preceptores con respecto a sujetos a su cuidado, ministros con respecto a sus feligreses. Esteesfuerzo deliberado por lograr que el otro produzca en s mismo los aprendizajes y el crecimientoque lo acerquen a un cierto ser o deber ser ideal, no anula, ni acota la presencia y el poder deleducando, pero potencia y privilegia el rol del educador.

    Los educadores aparecen como agentes subsidiarios pero necesarios en la construccin de lapersonalidad y de la subjetividad de los educandos en proceso de desarrollo. Se supone y se exige deellos que combinen la posesin de un deber ser ideal y la experiencia de un recorrido previo que los

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]
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    habilita para marcar el camino, urgir los crecimientos, indicar los procesos, crear las condiciones paralos aprendizajes que siempre dependen de la determinacin y el asentimiento de los educandos. Estapresencia de los educadores como accin externa y movilizadora reposa sobre una concepcinpedaggica y antropolgica que supone y exige los vnculos entre las personas, y habilita la

    posibilidad de que tales vnculos puedan influir en el otro, modelarlo, moldearlo, crearle condicionespropicias y hasta generarlo. La relacin educativa no slo se construye sobre la antropologa delencuentro y de la relacin1, sino sobre una concepcin que articula al mismo tiempo y en el mismoacto educativo la educabilidad del educando y la educatividad del educador, ambas como verdaderascategoras antropolgicas. Esta presencia activa y determinante del educador ha recibido diversosnombres, asignacin de grados e interpretaciones a lo largo de la historia, acentuando diversasdimensiones del hecho educativo.

    En esta relacin educativa que tambin refleja las prcticas educativas de la humanidad y de cadauna de las culturas, mas all de la transmisin espontnea o sistemtica, articulada o desordenada,crtica o disciplinada, creativa o repetitiva, de la cultura vigente, se opera la transferencia de recursos

    procedimentales e instrumentales que operan en la comunidad y, sobre todo, existe particularempeo en ordenar y controlar el obrar, la conducta individual y comn de cada uno de los miembrosde la sociedad. Se trata, en realidad, de imponer, en primer trmino una disciplina comn, unacategorizacin del obrar, una suscripcin en el tiempo del contrato social que aseguraresponsabilidades y derechos por parte de cada uno de los miembros firmantes del pacto envigencia. No queremos decir que solamente en eso radique el obrar correcto y recomendado - elbuen obrar o el obrar moral - sino destacar que el primer intento que hace una comunidad esasegurar la vida comn, marcando y distinguiendo las conductas deseables de las conductascensurables que facilitan o alteran la vida social. La educacin pudo haber tenido como primeramanifestacin este fin privativo y especfico: definir y transmitir el obrar necesario y vigente de unacomunidad. A este suelo nutricio de la vida en comn se le fueron sumando los recursos

    instrumentales para poder manejar y transformar la realidad circundante, al tiempo que seorganizaba la supervivencia, y finalmente la transmisin del patrimonio cultural.

    Esta misin original qued registrada en la estructura misma del hecho educativo y marc unapreeminencia que nunca fue desplazada, sino siempre confirmada. La educacin, y de manerapreeminente la educacin escolarizada, se construy sobre el presupuesto explcito de prevenir ycontrolar desde diversos lugares sociales la conducta y la vida de los educandos 2. Esta funcindisciplinadora fue vista siempre como una necesidad solidaria que beneficiaba al sujeto encrecimiento y favoreca la estructura social. Ni el control, ni la disciplina son referida con un sentidopeyorativo o degradante; mas all de las diversas tematizaciones que han sabido realizar distintos

    1 BUBER Martn Tu y yo. Nueva Visin. Buenos Aires. 1994 LEVINAS Emmanuel (1987), De otro modo de ser oms all de la esencia. Sgueme. Salamanca. 1987 y Humanismo del otro hombre. Siglo XXI. Mxico. 1974 Alrespecto DUSSEL Enrique, en Para una tica de la liberacin latinoamericana (Siglo XXI. Buenos Aires. 1973)seala: Como distinto, el hijo [educando] es tabula rasa, y como tal nace indigente, menesteroso de todo loque ser su historia, su vida. Es en este tiempo primero del pro-creado, pero todava no plenariamente creadoren otros, en el que la Alteridad cumple lo que podramos llamar la funcin metafsica o tica de la pedagoga. Elnio (el menesteroso de cualquier grado de perfeccin) debe ser conducido de la mano hacia su propioproyecto. Este tiempo pedaggico en la vida de un hombre indica la continuidad de la historia humana pero, loque es mas todava, indica la alteridad metafsica y tica del ser mismo del hombre. I. p. 1372 Entre los antecedentes directos de la formacin de la escuela moderna debemos destacar la presencia de los

    Colegios que albergaban como internos o externos a los estudiantes de la universidad o a sus postulantes conel slo objeto de disciplinar sus hbitos, ofrecer garantas a las familias responsables y garantizar el orden en laciudad. Cfr. ARIES Philip., El nio y la vida familiar en el antiguo rgimen. Trad. Naty Garcia Guadilla. Taurus.Madrid. 1987 Segunda parte: captulo 2 y 5,

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    autores 3, se trata de formas culturales habilitadas para apropiarse de los nuevos sujetos sociales ylograr a travs de un mismo acto dos efectos asociados: los instrumentos de disciplina, orientacin ycontrol permiten mantener viva y enriquecer a la sociedad librndola de las eventuales amenazas, ylos sujetos - obedientes y disciplinados - pueden incorporarse como miembros activos, sujetos de

    derechos y obligaciones. Si, por el contrario, el pacto social se rompe, la sociedad se desarmara y losindividuos se transforman en un peligro mutuo. Pero si el pacto se mantiene vigente y los nuevosmiembros se resisten a disciplinarse y a someterse a vigilancia, obediencia y control, representan unpeligro permanente para la sociedad y se convierten en miembros inhbiles para poder incorporarseproductivamente en la comunidad.

    02. LA HETERONOMA NECESARIA Y PROVISORIA

    Esta trama de obediencia y disciplinamiento, sujecin y control, instala el tema de la heteronoma 4:Aunque el concepto de heteronoma (como el de autonoma) tiene resonancia netamente filosficas,

    particularmente modernas y kantianas,5

    queremos acentuar en este anlisis los caracteressociolgicos y educativos, en la medida en que el trmino designa la condicin del sujeto humano deregirse por una ley comn que mora y obra desde el exterior o por una legislacin que fuerza desdela letra y desde los controles que la sociedad y las estructuras ejercen. No obstante que al hablar deautonoma y heteronoma nos movemos en un territorio asociado a la formacin y al funcionamientode la moral, no queremos circunscribirnos a ella, sino que pretendemos incluirla en un concepto deobrar que se hace cargo tambin de la amplia gama de comportamientos personales y sociales,interiores y exteriores que caracterizan la vida de los seres humanos.

    La tarea de la educacin consiste en hacerse cargo del buen obrar que involucra las cuestionesmorales pero tambin compromete otras acciones que pueden no ser objeto de valoracin

    especfica. La relacin que todo hombre establece consigo mismo y con los dems en los diversoscontextos remite a una diversidad de conductas y comportamientos que pueden ser catalogadoscomo buenos o malos, convenientes o desaconsejados, prudentes o temerarios, adecuados oimprocedentes. La buena educacin signific principalmente desde los albores de la modernidad -ms que una cuestin moral una forma de insercin social. No es de extraar que los humanistas ylos fundadores de la escuela moderna pusieran particular empeo en consolidar la formacin moralde los alumnos (sostenida por los principios religiosos), pero tambin de crear en ellos hbitossaludables, adecuacin a las normas de civilidad y de urbanidad. 6

    Pretendemos apropiarnos de las categoras de anlisis de la formacin moral sin respetarrigurosamente sus lmites, proyectndonos hacia todas las formas del buen obrar. Las diversas

    actividades y relaciones humanas funcionan en el marco de las instituciones sociales, entendidas

    3 FOUCAULT Michel 1989), Vigilar y castigar. Trad. A. Garzn del Camino. Siglo XXI. ; Microfsica del poder.Trad. Julia Varela y Alvarez Ura. La Piqueta. Madrid. 1992 BENTHAM Jeremy, El panptico. La Piqueta. Madrid.1990; VARELA Julia ALVAREZ URIA Fernando (1991),Arqueologa de la escuela. La Piqueta. Madrid.4

    Etimolgicamente significa dependiente de otro, La heteronoma se produce cuando la voluntad no poseeen s misma la razn de obrar y ha de buscarla fuera de ella. Kant la atribuye a aquella moralidad nosuficientemente basada en la racionalidad humana, por el hecho de que no se determina a s misma, no seasume por slo el respeto a la ley moral. CORTS MORAT - MARTNEZ RIU. (1996) Diccionario de filosofa enCD-ROM. Herder. Barcelona.5

    Cfr. KANT Inamanuel, Fundamentacin de la metafsica de las costumbres. Trad. Manuel Garca Morente.Espasa Calpe. Madrid. 1967. P. 39, 72 y 101 - 1066

    Entre otros - (1) la obra de ERASMO de Rotterdam (1530), De civilitate forum puerilium libellus. Cfr. REVELJacques, Los usos de la civilidad, en ARIES DUBY, Historia de la vida privada. Trad. Ma. C. Martn Montero.Taurus. Madrid. 1995. V. p. 17; tambin (2) la de LA SALLE Juan Bautista de (1703), Reglas de Cortesa yurbanidad cristiana.

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    vienen del exterior, le son impuestos o le son dados por las figuras parentales de la socializacinprimaria y la relacin en la que el nio construye esa primera conciencia moral es una relacin deautoridad, de presin, de una particular asimetra que subordina a los educandos con respecto a loseducadores. Los mandatos heternomos constituyen un sistema de reglas que se conocen y se

    respetan, y que se basan en la vigencia de las costumbres y en la relevancia de la autoridad.10

    La heteronoma se vincula en la prctica (aunque no sea un vnculo necesario) con la disciplina, lavigilancia y el control. Si el educador ha plantado las reglas, la ley, el orden, las costumbres y laconducta deseable en el educando, su funcin se prologa como un buen sembrador que sabe cuidarsu cultivo y por lo tanto lo riega con oportunas miradas, lo protege con prudente consejos yadvertencias, lo abona con una actitud preventiva. No es algo que espontneamente brote delinterior, si no que es un cultivo que surge del humus de la propia tierra y el proceso formativosupone que a la inteleccin de lo bueno y aconsejable se le debe sumar el esfuerzo de voluntad paraconvertirlo en prctica frecuente y en hbitos. El educador se esfuerza por mantener una vigilanciaatenta para que las palabras se transformen en acciones, sabiendo que existe un contrato implcito y

    que el educando no podr resistirse si l con su presencia preventiva o admonitoria - se encargade sealar siempre la conducta y las respuestas deseables. La mirada del educador y las miradasemanadas de su autoridad, operan de refuerzo permanente de los mensajes. 11

    La heteronoma - primer formato de la educacin y el primer estadio en el proceso de formacinmoral - se ha mantenido como tal a lo largo del tiempo, tambin entre los discursos de quienessuponen o exigen su sustitucin por diversas formas de autonoma 12. Porque aun cuando se logrepostular en la autonoma un estadio superior, existe un primer momento - mas o menos prolongado- en el que se requiere una presencia heternoma que siembre en el interior de cada uno la vigenciade las reglas, y la necesidad de autodeterminar el juicio y el obrar, a travs de un movimientoliberador que no emerge espontneamente desde lo profundo de cada sujeto, sino que es el

    resultado del esfuerzo heternomo del educador. La heteronoma es un proceso necesario, pero setrata slo de un camino: no debera prolongarse mas all de lo necesario sin dejar de creardefiniciones educativas y estratgicas para alcanzar la meta deseada, y que puede sintetizarse en unmensajes como ste: Ahora que has descubiertos las normas que rigen tu obrar y que las hasdepositado en tu interior, debes velar por ti mismo para su efectivo cumplimiento y debes crear lascondiciones para ejercer el juicio moral y la vigencia de los principios, sumando a lo dado tus propiasconstrucciones racionales. La autonoma tiene una valiosa resonancia educativa a partir de suetimologa13 porque remite a la condicin de una persona o de un grupo que puede determinar la ley

    10 Ministerio de Educacin Nacional de Colombia. Grupo de Investigacin Pedaggica. Lineamientos

    Curriculares para el rea de tica y Valores Humanos. Orientaciones para la Formulacin de los Currculos enConstitucin Poltica y Democracia.http://www.campus-oei.org/valores/boletin6d.htm. 11 Histricamente hay numerosos ejemplos de esta doble presencia discursiva y vigilante: Calvino en Ginebrasumaba, a la insistencia de la predicacin, la presencia de oficiales de control que recorran la ciudad paracertificar la realizacin de los actos morales y religiosos. Por su parte una figura educativa innovadora como(Juan Bosco: 1815 1888), retomando la tradicin recibida, no dudaba en sumarle a la claridad de los mensajesla presencia preventiva y vigilante de los educadores.12 Del griego que vive segn su propia ley o se gobierna por su propia ley. El concepto se emplea sobre todoen sociologa (poltica) y en tica. Para Kant, el imperativo categrico es tanto expresin de autonoma comode libertad y moralidad. En cuanto coinciden libertad y responsabilidad, la autonoma es la raz de la moralidady su condicin necesaria, de modo que las acciones morales no son imputables a un sujeto que no seaautnomo, es decir, libre o responsable. CORTS MORAT - MARTNEZ RIU Diccionario de filosofa en CD-

    ROM. 1996. Herder. Barcelona13LALANDE Andr, Vocabulario tcnico y crftico de la filosofa. Trad. Luis Alfonso. El Ateneo. Buenos Aires.

    1967. P. 96; ABBAGNANO Nicola, Diccionario de filosofia. Trad. Alfredo Galletti. Fondo de Cultura Econmica..Mxico. 1980. P.116

    http://www.campus-oei.org/valores/boletin6d.htmhttp://www.campus-oei.org/valores/boletin6d.htmhttp://www.campus-oei.org/valores/boletin6d.htm
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    a la que se somete., la libertad del sujeto que por el esfuerzo de su propia reflexin se da a s mismolos principios de la accin.

    Consideramos, finalmente, que existen varios interrogantes asociados a este carcter casi natural y

    necesario de la heteronoma: qu efectos produce sobre las conductas reales y cul es el valor delas mismas?, los mandatos heternomos, tienen posibilidades de extenderse a las zonas masprofundas de nuestras decisiones?, quin produce este necesario desarrollo en el juicio moralcuando no existen referencias familiares o sociales confiables, permanentes y slidos?

    La heteronoma produce, sobre todo, un control externo de las conductas que suele depositarsesobre la apariencia o el fenmeno. El ser y el hacer funcionan y responden a las estrategias devigilancia y examen. Las buenas conductas son respuestas reflejas que parecen regirse por unamirada protectora y fiscalizadora. En la medida en que la heteronoma se sobrelleva como un caminoprogresivo hacia la autonoma, crece el valor de las respuestas porque se renuncia a la supervisin yal dictado externo para convertir a cada sujeto en parte del ejrcito de control. Las conductas que se

    rigen por patrones heternomos no surgen del propio convencimiento sino de la imposicin y elvalor de las acciones es tanto ms relativo cuantos ms mecanismos operan en su registro yobservacin.

    Si la heteronoma abandona el territorio de las conductas observables para internarse en lasactitudes, convicciones y respuestas que moran en el interior, surgen los interrogantes. Cmo seinstala la vigilancia y la mirada en ese mbito? Cmo operan? Cierto discurso heternomo hasabido construir la arquitectura de las miradas como dispositivos ms profundos y ms vigilantes,que pueden llegar a la profundidad de los pensamientos, a la intimidad de la conciencia, al secretode las convicciones. En los contextos religiosos, frecuentemente asociados a las propuestasheternomas, la presencia omnipotente y omnipresente de Dios opera como una mirada universal

    que no reconoce barrera y que vence cualquier clausura material o mental. Algo similar ha producidoel concepto de conciencia moral como una propiedad primitiva o derivada - del espritu humanoque permite generar juicios normativos sobre el valor de cualquier tipo de actos individuales. Peroms all de estos presupuestos la heteronoma cede ante esta imposibilidad. El deber ser que seproclama puede exigirse en el mbito del fenmeno, pero se torna noumnico a la hora dedeterminar el interior de cada sujeto.

    Preocupa, adems, comprobar el alto grado de compromiso formativo que tiene para todos lossujetos en desarrollo la presencia de adultos significativos, especialmente la presencia de unaestructura familiar que habilita la figura de los padres y de las autoridades derivadas. Sin ellos,envueltos en una ausencia creciente, o desdibujados por la confusin de sus mensajes y lacontradiccin de sus acciones, el sujeto en desarrollo crece envuelto en desorientacin, anomia,arbitrariedad y desborde. Si la significatividad, la autoridad y el respeto desaparecen, si en lugar denutrir y hacer crecer, los adultos desaparecen o confunden, no hay posibilidad de crear lascondiciones para un discurso regulativo propio, sino que se reproduce el desconcierto y se construye con una falsa autonoma envuelta en descontrol una personalidad ingobernable y anrquica. Estaheteronoma preliminar es esencial para el desarrollo posterior y las causas sociales que hansometido a una profunda crisis las tramas institucionales se convierten en una verdadera amenazapara la supervivencia social. Por la carencia de referencias firmes, no emerge el sentido de las leyes,los cdigos, las costumbres, los usos sociales y las normas morales. De alguna manera al necesarioproceso evolutivo de construccin de la norma se le asocia la contingencia de las estructuras sociales.Frente a ello la educacin como mandato social - ha crecido y debe mantenerse como unapropuesta heternoma, generosa en prescripciones y advertencias, en leyes y preceptos, en palabrasy en miradas, en observacin y admonicin que se presentan a travs de mensajes redundantes yque se sostienen con presencia educativa. Se trata de trabajar en una recuperacin de laheteronoma en el marco de una asociacin entre la formacin del obrar y el desarrollo psicolgico,

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    como un paso necesario hacia la autonoma que es la etapa definitiva de la vida adulta, de estamanera no se desarticula pero tampoco se hiperboliza de una manera arbitraria e inadecuada.

    03. LA HETERONOMA Y LA CONSTRUCCION DE LA AUTONOMA

    El problema fundamental es el paso de una moral heternoma a una moral autnoma, de un controlexterno de las conductas a un autocontrol, de la recepcin pasiva de un cdigo elaborado a unproceso de asentimiento, construccin conjunta y fundamentacin de los criterios del obrar. Laautonoma moral (el paso de una hetero-regulacin a la auto-regulacin).hace referencia al ltimoestadio en la evolucin del juicio moral, en el cual el individuo juzga segn unos principios ticosuniversales que surgen desde su interior, disponindose a generar un estatuto voluntario, con totalconciencia de los principios, de los actos y de sus consecuencias. En esta etapa, los adultos nodesaparecen sino que modifican su presencia y su funcin, facilitando el proceso progresivo deautorregulacin, ya que la conciencia autnoma ajena a todo subjetivismo o relativismo - se

    construye en un proceso largo y complejo, y en dilogo, conflicto, negociacin y contradiccin con laconciencia, el sentido del deber y de la obligacin propios de la heteronoma.

    Si el desarrollo de la autonoma presupone una etapa heternoma, cabe preguntarse qu ocurre ocmo se produce la constitucin de la persona moral y la regulacin de las acciones en general,cuando el nio crece en una especie de anomia y vive un vaco de la funcin socializadora de lafamilia y la escuela, transformando a la calle, a los pares y los medios masivos de comunicacin enformadores de los cdigos de convivencia y de supervivencia, asumiendo criterios absolutamentesubjetivos, arbitrarios, pragmticos y negociables. Si todo sujeto humano se mueve entre una fuerteheteronoma, y la posibilidad de construir espacios de autonoma, es necesario enfatizar que lasprcticas educativas ayuden a crear las condiciones que le permitan a cada uno hacerse cargo de s

    mismo y avanzar en la bsqueda de caminos para llevar a cabo su idea de vida buena, en direccin asu realizacin personal. Las prcticas educativas suponen el pleno funcionamiento las institucionesresponsables, y la estructura escolar que fiel a sus orgenes transforma la universalidad, laobligacin y la equidad en un verdadero rescate del sujeto socialmente ms expuesto y transforma lalabor de las escuelas en verdaderos talleres constructores de personalidades responsables yautnomas.

    Este compromiso educativo supone una presencia liberadora por parte de los educadores porquecon frecuencia el adulto trabaja con la heteronoma, pero se aprovecha de ella paras mantener alnio en la obediencia. El problema no es que inicialmente el nio obedezca, sino que el adulto quieramantenerlo obediente y sumiso, cerrndole los caminos hacia una moral autnoma. Es la escuela la

    que tiene la particular funcin de crear el puente entre esos dos tipos de moral, como facilitadora deexperiencias, de vivencias, de estrategias, que les permitan al nio y al joven avanzar, en el procesode construccin de una conducta autnoma. 14

    Heteronoma y autonoma representan no slo dos formas de ordenamiento de los cdigos delobrar, sino tambin dos forma diversas (y a veces antagnicas) de ordenar la sociedad y organizar laeducacin. La evolucin y progreso de una comunidad se mide tambin por esta capacidad deautorregulacin que acompaa a la autonoma, as como la calidad de una propuesta educativadebera medirse por la disposicin existente para pasar de un universo de control y coaccin a uncrecimiento progresivo de variadas formas de autonoma. Esto no se cumple solamente en lasrelaciones que se establece entre los adultos y los jvenes, sino tambin en las formas deorganizacin del gobierno y del poder, y en los procedimientos concretos de organizacin de lasinstituciones educativas y escolares, donde deben primar relaciones de cooperacin, justicia,

    14 Ministerio de Educacin Nacional de Colombia. Grupo de Investigacin Pedaggica. Idem.

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    reciprocidad, consenso y construccin comn. Si el fin de la educacin es desarrollar personalidadesautnomas, capaces de establecer relaciones de cooperacin, es posible ponerlas en marcha conuna sociedad autoritaria o instituciones basadas en el temor, la obediencia ciega e irracional, lainhabilitacin del dilogo y las relaciones absolutamente jerrquicas? Esta minora de edad se

    traducir en los mensajes educativos que terminarn reproduciendo reforzando los mensajesexplcitos y los ocultos. Si la capacidad de juicio moral o discernimiento en seres adultos, es condicinfacilitadora de la ocurrencia de la reflexin, y una reflexin tal que no est restringida a una elite deintelectuales o intervencin arbitraria del poder, se hace necesario pensar su gestacin en elmomento de la formacin del juicio moral. Es por eso que debe florecer la reflexin, a travs de ladiscusin crtica, asociada a las diversas formas de comprensin y de anlisis en el proceso mismo deformacin escolar.

    La estructura de la educacin formal escolarizada parece ajustarse ms a los requerimientos de laheteronoma porque la relacin asimtrica entre el educador y los educandos genera unordenamiento mas rgido del espacio y del tiempo, una planificacin racional de los mensajes y de las

    presencias educativas, y la vigencia de un reglamento institucional que rige para todos los miembrosdel sistema. Por el contrario los procesos de construccin y consolidacin de la autonoma exigenotro tipo de actividad educativa porque no se trata de actos, consignas, recetas, resultados, sino deprocesos, desarrollos, desenvolvimientos que responden a ritmos propios y diferenciados, rompencon los tiempos impuestos, florecen en diversos lugares, no permiten someterse a esquema denormalizacin y homogeneizacin.

    04. LA AUTONOMA COMO CONDICION E IDEAL DE LA VIDA ADULTA.

    El concepto de adultez es un concepto amplio que se presta a diversas interpretaciones. Javier

    Garrido

    15

    seala, citando una frase de Freud, que el hombre adulto es el que ama y trabaja enlibertad. Ser adulto implica definir un proyecto de vida, trabajado a travs de un proceso depersonalizacin y madurado a travs del paso de la heteronoma a la autonoma. Toda educacinconsiste, fundamentalmente, en acompaar la transformacin de las jvenes generaciones en elcamino hacia la adultez. Se trata de un proceso de maduracin progresiva que permite a travs deuna serie de aprendizajes existenciales llegar a un estadio socialmente reconocido como definitivo.La adultez es un proceso de conquista personal y social, de reconocimiento exterior y deconstruccin interior que presupone y exige la educacin. En este sentido el autor remarca que elhombre es una bipolaridad misteriosa de ser en si y no disponer de s. Tiene que emerger de loindiferenciado a-personal (pulsiones, tendencias, miedos) para constituirse en un yo autnomo. Es uncamino largo hasta que, equipado bio-psquicamente y con una cosmovisin, se entrena en actos de

    libertad. Tiene la sensacin de ser adulto cuando puede decidir la vida globalmente desde s.

    16

    Elproblema mayor puede residir en la percepcin que muchos adultos tienen consciente yinconscientemente del propio trayecto que los deposit en el umbral de la adultez consideradocomo una produccin ajena, extraa, y que como tal no constituye un plan propio con el querealmente pueda identificarse: sino algo impuesto desde afuera, una acumulacin de materiales queno lograr fraguar porque no responden a la propia historia y a la propia identidad. En talescircunstancias, esta construccin heternoma puede construir la ficcin de una adultez, pero norepresenta un pasaporte a la autonoma. Lo que los dems estamparon en uno mismo tienedemasiadas marcas exteriores para convertirse en autenticas huellas que permitan una verdaderavida adulta.

    15GARRIDO Javier (1989), Adulto y cristiano. Crisis de realismo y madurez cristiana. Sal Trrea. Santander.

    1989. P. 916 Idem, p. 56

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    Ser adulto no es el resultado automtico de la acumulacin de los aos. Ser adulto es una decisin,una determinacin que cada uno define. En algn momento se produce la iluminacin interior17 y allse ve con claridad la necesidad de hacer el salto, de volverse adulto. El problema surge si los pasosprevios que condujeron a ese acontecimiento antropolgico son genuinos o son extraos. Si a la

    decisin de construir slo se le suma la recoleccin de materiales valiosos para la vida de los otrospero no debidamente procesados para convertirlos en propios, el paso a la adultez se volverpeligroso, provisional, trabajoso, amenazador, inestable. Es verdad que para algunos ese salto no seproduce espontneamente, sino que surge como llamado exterior: alguien convoca, urge, despierta,sobresalta. Son esos saltos hacia la madurez pueden provenir de presencias o de encuentrossignificativos, conversaciones claves, acontecimientos felices o traumticos, hechos inesperados.Para ello, no hay una receta, una hoja de ruta de valor universal, sino propuesta y sugerencias paraconstruir el propio camino. Es ms fcil utilizar las sendas o los trazados definidos por otros, pero sonms vulnerables los resultados: cuesta mucho abrir rutas en terrenos pantanosos, en paisajesselvticos, cruzando ros o montaas, pero ese camino propio que se ir acomodando con los aos representa un reaseguro existencial.

    Las verdaderas determinaciones de la vida adulta pertenecen al mbito moral y al territorio de lalibertad. Slo aquellas acciones que el hombre pone con pleno dominio y se muestra como agentetotal, son las acciones libres, cuya autora no comparte con ningn agente extrao. La autonoma enla conducta humana significa que la autoridad en virtud de la cual el hombre decide obrar o no obrar,obrar de de una manera o de otra, es l mismo. Por eso la autonoma no slo es una categoradistinta de la heteronoma, sino que es el modo segn el cual debe obrar el hombre. En la evolucinde la persona, la etapa postrera en que se consuma su perfeccin como agente moral es aquella enque se pone a s mismo en manos de su propio albedroseala E. G. ESTEBANEZ. 18

    Lo que importa en la educacin no es lograr la exterioridad de las conductas, sino sembrar razones y

    motivaciones del obrar, convicciones que acompaen el crecimiento interior de la persona. Elitinerario formativo apunta al gobierno de uno mismo, la conquista de uno mismo, la autoconcienciay el autogobierno. Cada hombre debe lograr disponer de s para poder optar. Educar y educarse esun camino de conquista del verdadero sentido de la libertad. La disciplina interior es el dominioautnomo que le permite a cada uno asumir progresivamente y con serena responsabilidad lasconvicciones interiores y la capacidad de libre adhesin. Toda educacin debe desembocar en laauto-disciplina, en el auto-control, interiorizando y depurando las intenciones y las motivaciones ymejorando la calidad de los ideales. Para los educadores, la disciplina exterior es un medioimprescindible en los inicios del proceso evolutivo, pero el punto de llegada del itinerario educativoes lograr mantener una presencia de escucha y ayuda acompaando los procesos definitivos de laconstruccin de la autonoma. Los pasos definitivos son liberadores que no estn desprovistos deriesgos; el educador se constituye en alguien que camino detrs y a cierta distancia para garantizarel crecimiento definitivo. En este nivel, y bajo esta visin de la educacin, la autonoma crece comodisposicin interior que debe ser asumida progresivamente desplazando las imposiciones exterioresy optando por los mandados que encuentra en la propia estructura. A cada educando lo gua lafidelidad a s mismo que no representa ningn tipo de arbitrariedad o relativismo, sino que la fuerzade la obligacin surge en el interior del propio sujeto que descubre en s mismo las normas queordenan - con criterio universal - su obrar.

    La nueva configuracin del itinerario existencial que ha impuesto la cultura contempornea hapermitido debilitar los rituales y los tiempos en que las nuevas generaciones deben elegir y aceptarel paso a la adultez. En el pasado, ser adulto era una condicin esperada, un bien anhelado, y comotal la misma sociedad a travs de sus instituciones facilitaba los pasos protocolares que imponan una

    17SAN AGUSTIN, Del maestro. Trad. De Manuel Martnez. B.A.C. Madrid. 1963. Cap. XII. P. 559.

    18 Citado por BRUNERO Mara Alicia, La moral de los cristianos no es un yugo. Didascalia. Rosario. 1998. P. 86

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    posicin y una visin responsable de la propia existencia y de la sociedad. El matrimonio, la llegadade los hijos, el primer trabajo, el servicio a la patria, la ciudadana, no slo representabanacontecimientos de la vida sino que se transformaban en diversos pasaportes para la vida adulta: apartir de ellos la juventud era dejada atrs y, relativizando los aos, los hombres y las mujeres

    funcionaban como adultos: daban cuenta de sus actos, se ajustaban al manejo del espacio y deltiempo, respondan y se hacan cargo de otros, planificaban sus actividades, se jugaban ms por lasseguridades que por situaciones riesgosas. En la actualidad, la sociedad tiende a eternizar la juventudy trata de facilitar los medios para no asumir el paso necesario hacia la adultez, estadio que no seconsidera valioso o necesario y que sustituye con diversos sucedneos: ser padres pero sin capacidadpara responder pos los hijos, trabajar pero disponer libremente del tiempo y de los recursos, formarpareja pero no comprometer la vida definitivamente con nadie, unirse en matrimonio pero huir decualquier proyecto de paternidad. El ser adulto es un peso que compromete, y lejos de ser elejercicio de una autonoma libre y responsable, juega con un simulacro de independencia queconstruye cdigos y proyectos segn las exigencias de las circunstancias y los dictados de laconveniencia. La educacin debe proyectarse mucho ms all de la estructura escolar asumiendo

    como formacin permanente cada una de las etapas y crisis de la existencia humana. Podemos hacernuestra las palabras de Kant:

    La minora de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin ladireccin de otro. Uno mismo es culpable de esta minora de edad, cuando la causa de ellano yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisin y nimo para servirsecon independencia de l, sin la conduccin de otro. () Es tan cmodo ser menor de edad!() Sapere aude! Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento!19

    05.EL DEBATE DE NUESTROS DAS. PROPUESTAS.En las actuales circunstancias, el tema de la heteronoma y de la autonoma en educacin representaun verdadero desafo porque en la sociedad se han instalados diversos nichos de des-control, deimposibilidad de someter a vigilancia y enmienda variadas formas de comportamientos individuales ysociales. No se trata de los problemas escolares de disciplina, sino de verdaderos desbordes queponen en riesgos a las personas y a los bienes, a los propios responsables y a terceros. No aludimossolamente episodios aislados, sino a una continuidad de hechos en un nmero y frecuenciapreocupante. La observacin del carcter de estos hechos permite concluir que se muevenpendularmente desde situaciones absolutamente privadas hasta prcticas pblicas y compartidas,

    19

    KANT Inmanuel. Filosofia de la historia. Nova. Buenos Aires. 1962P.58. Mas all de la comodidad quedenuncia con respecto a esta voluntaria sujecin, Kant no deja de sealar que la mayora de los hombres hasido preparada para mantenerse a las rdenes de quienes pueden decidir por ellos, garantizando un alto gradode seguridad.

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    todas ellas catalogarlas no slo como mero desorden o expresiones de mal gusto, sino comoverdaderas agresiones y violencia practicadas en la propia persona y en la persona de los otro. 20

    En el pasado era posible una demarcacin ntida que facilitaba el reconocimiento de una delgada

    lnea que separaba tipos de conductas y tipos de sujetos y de ciudadanos, permitiendo que lasidentificaciones personales y las opciones morales pudieran realizarse con relativa comodidad ycerteza, Los mensajes heternomos impuestos reflejaban discursivamente una estructura de lo realque los oyentes podan claramente comprobar en el ordenamiento de la sociedad; los preceptosescolares reproducan con una simetra admirable los formatos de la sociedad. El pasaje de laheteronoma a la autonoma era un trnsito progresivo y natural porque se trataba simplemente demantener vigentes (silenciando los dictados externos) la fidelidad a la estructura original. Laadquisicin de la autonoma no era sino la incorporacin del discurso establecido que comenzaba afuncionar como conviccin personal y lenguaje propio, ya que en la medida en que los sujetos seconvertan en emisores de los discursos sociales (como padres, educadores, funcionarios,autoridades, ministros) se reforzaban las convicciones y obraban con un respaldo interior que les

    permita ajustar la propia conducta, reconocer las culpas, sancionar las conducta ajenas, proponer oaceptar la conversin y los cambios.

    . Esta heteronoma necesaria no desacreditaba ni relativizaba el papel de las normas y las leyes, sinoque creca y se desarrollaba al calor de la confianza depositada en la autoridad y en el valor de losmensajes. Escuchar, entender, adherir, aceptar y aplicar eran procesos naturalizados en el esquemade la educacin escolarizada y justificacin de su presencia. En realidad, fue la confianza en laposibilidad de la escuela de transformar la educacin en un buen camino de disciplinamiento y deadquisicin de las pautas de comportamiento lo que le otorg entidad a la nueva institucinmoderna. No podemos silenciar el necesario y valioso aporte que prestaban en la confirmacin ydefensa de los mensajes otras instituciones, especialmente la familia que anticipaba - con un criterio

    y una metodologa anlogas - los mensajes, los legitimaba a lo largo del periodo escolar y losconfirmaba al concluirlo. El poder poltico y, sobre todo, los referentes religiosos cerraban el crculodel refuerzo y de la redundancia que permita confiar en la validez de los preceptos y en la necesidadde su acatamiento y empleo.

    Esa estructura formativa que articulaba el funcionamiento de una escuela significativa con lasrestantes instituciones sociales ha entrado en crisis. Uno de los sntomas mas evidentes de esta crisises la emergencia creciente de situaciones de descontrol y anarqua que recorren las venas lassociedades de nuestro tiempo. La crisis somete a revisin los conceptos y usos de la heteronoma yde la autonoma en los procesos de formacin, para certificar si son homologables los procesos deadquisicin de las pautas que permiten ordenar el obrar personal y las conductas sociales. No setrata de cuestionar el valor de la heteronoma como un camino previo hacia la autonoma, sino desometer a revisin las metodologas de transmisin. Si se ha instalado en la sociedad y en lasinstituciones un clima de incertidumbre y sospecha, de interrogante profundo y de desconfianza, losdiscursos y las formulaciones ceden ante esta cosmovisin de la inseguridad y de la duda.

    La sociedad de nuestro tiempo ha exagerado los controles pero ha relativizado la disciplina y lavigilancia, depositando en cada sujeto una arbitraria y anrquica capacidad de manejo. Se hadesplazado la sociedad disciplinaria, sustituyndola por la sociedad del control (DELEUZE Gilles,)21 y

    20Aludimos a los desbordes en el campo de la sexualidad, los diversos tipos de adicciones a las mas variadas

    sustancias, el uso desenfrenado del alcohol y el juego, el descontrol en la velocidad de los vehculos, lautilizacin irracional de armas de todo tipo, la negacin de los espacios pblicos y el deliberado descuido por

    las personas, la negligencia en las mltiples versiones de agresiones fsica y discriminacin, la invasin depropiedades, los mas variados casos de corrupcin y de engao, el ejercicio de la justicia violencia personal.21

    DELEUZE Giles, Post-scriptum sobre la sociedad de control, en Conversaciones (1972 1990). Trad. J.L.Pardo. .Pretextos. Valencia.

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    la educacin de las escuelas creci asociada a la sociedad de la vigilancia. Esta sociedad panptica noslo estableca arquitectnicamente miradas universales, sino que las instalaba en todos los sitios atravs de las miradas cruzadas o las presencias simblicas. Sembraba autonoma pero la protega conla mirada de una disciplinada vigilancia social. El sujeto de nuestros das tiene ms posibilidades de

    hacer de su vida, de sus relaciones, de sus opciones lo que realmente quiere. El control identifica,reconoce pasos, sabe dnde ubicarnos, efecta el recuento de los recorridos, pero facilita laapertura, las variedad de opciones y la libertad. La escuela y la educacin no han permanecidoajenas a esta situacin: lo que en ella se predica y se propone no es ya objeto de veneracin yreconocimiento, sino de cuestionamiento y debate. Lo que denominamos discurso heternomo no esun discurso cannicamente instalado en el mbito escolar, sino una presencia que exigepermanentemente defensa y fundamentacin, al tiempo que requiere un proceso creciente dedecodificacin. A su vez, los sujetos que aprenden y se educan no crecen protegidos por laredundancia de los discursos, sino que sobreviven invadidos por mensajes multiformes,contradictorios y confusos. Muerta la redundancia se ha instalado la entropa, y el discurso de laeducacin debe hacerse lugar para poder ser considerado.

    Se suman adems otros aspectos: (1) La comprensin y consideracin interior de los mensajes, nosignifica acatamiento: El paso de la inteligencia a la voluntad, del mensaje a la prctica, de loprescripto a lo hecho no forma parte de la fuerza del mensaje heternomo sino de la determinacinespecfica de cada sujeto. (2) Se discute el valor de autoridad y el poder referencial de quienpronuncian los discursos y se relativiza el valor de aquello que se puede conseguir con ello. (3) Losmensajes de la escuela deben ser legitimados y refrendados por una sociedad y una estructurafamiliar que se reserva el derecho de juicio: si los criterios emitidos no coinciden con sus propioscriterios, los adultos sumarn argumentos para que el educando se defienda y resista; (4) Se hainstalado una escisin entre las formulaciones y las prcticas, generando estrategias de justificacin(ajena a toda culpa o conversin) de las faltas, de la excepcin, de la irregularidad; (5)El mundo, la

    realidad, la sociedad, el juego de los intereses se manejan con otra lgica y la posibilidad detransferencia de los principios educativos escolares son nfimos. De alguna manera la educacintermina siendo una pasin intil, en la medida en que la funcin propedutica de la escuela chocacontra una estructura social que responde a otros cdigos y a otros principios; (6) La sociedadapuesta mucho ms al marco de vigencia de la ley y de lo legal por sobre los principios ticos ycriterios morales. Nadie est obligado a dar cuenta de lo que no se legisla, de lo que no se prohbe.Las responsabilidades morales se diluyen y hay una interioridad inapresable y ajena a cualquierintento de invasin. No slo eso: lo legal exige pruebas, certezas, seguridades y no pide al culpableconversin o reconocimiento, sino por el contrario habilita defensa, simulacin, negacin, silencio;en la sociedad del control nadie reconoce los hechos, todos son inocentes, nadie debe declarar en sucontra, no se puede forzar la interioridad de las acciones.

    En este contexto surge la propuesta de revisin crtica del concepto de heteronoma y autonoma,porque se trata de recuperar la capacidad de incidir en la acciones y de operar en el mundo real,convirtiendo a la educacin y a la escuela en un renovado instrumento de disciplinamiento y control.La funcin heternoma de la educacin debe emplearse en crear las condiciones para ejercer laautonoma. El sujeto en crecimiento debe subjetivar no tanto las normas de comportamiento o lasreglas de funcionamiento que siempre operarn como ajenas, externas, impuesta y en ciertamedida arbitrarias sino los criterios que rigen desde el interior a la hora de decidir qu es lo que sedebe hacer. La autonoma no relativiza el valor del obrar, ni lo deja depositado en una espontaneidadsubjetiva y descontrolada. Confa la responsabilidad en la propia capacidad de juzgar, y alimenta laformacin del juicio para crear las condiciones de su ejercicio pleno. Nadie puede disponersanamente de su autonoma sin principios que guen su funcionamiento y de tales principios debeocuparse la educacin. Acorde al desarrollo de las diversas edades, la normativa deja de ser la que la

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    escuela impone para convertirse en lo que cada sujeto descubre que debe hacerse porque la mximaque gua su obrarse adecua a principios que pueden tener validez universal.

    Este paso no representa la eleccin de un camino ms complejo que involucra plenamente a cada

    sujeto: pretende facilitar la construccin, en cada uno, de los fundamentos para el buen obrar. No setrata de grabar consignas, repetir leyes, aplicar reglas, sino de sembrar convicciones. Lasconvicciones se alimentan de certezas que tienen un efecto expansivo, operan como verdades yfuerzan el obrar. De alguna manera la autonoma y las convicciones operan como categoraskantiana22 que moldean los diversos hechos que la escuela y, sobre todo, la vida puede presentarnos.No se produce ningn vaco, ningn hiato entre la escuela y la vida, porque tanto para la escuelacomo para la vida es necesario disponer de los mismos instrumentos y trabajar hechos anlogos,aunque vigentes en cada uno de los territorios.

    El hombre es la nica criatura que ha de ser educada. Entendiendo por educacin loscuidados, la disciplina y la instruccin, juntamente con la educacin. () La disciplina

    convierte la animalidad en humanidad. () El gnero humano debe sacar poco o poco des mismo, por su propio esfuerzo, todas las disposiciones naturales de la humanidad. Ladisciplina somete al hombre a las leyes de la humanidad y comienza a hacerle sentir sucoaccin. Pero esto ha de realizarse temprano. () nicamente por la educacin elhombre puede llegar a ser hombre. No es, sino lo que la educacin le hace ser. () La

    primera poca del alumno es aquella en que ha de mostrar sumisin y obediencia pasiva;la otra, es aquella en que ya se le deja hacer uso de su reflexin y de su libertad, perosometidas a leyes(KANT)23

    PROF. JORGE EDUARDO NORO

    Instituto Superior de formacin docente 127. San Nicols. Provincia de Buenos AiresUniversidad Tecnolgica Nacional. Facultad Regional San Nicols. Departamento de Post grado

    [email protected]

    22 Cfr. TORRETI Roberto, Kant. Charcas. Buenos Aires. 1980. Segunda parte. P. 225 y ss.23

    KANT Inmanuel: Sobre Pedagoga, En Kant, Pestalozzi y Goethe. Trad. Lorenzo Luzuriagahttp://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras

    mailto:[email protected]:[email protected]://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObrashttp://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObrashttp://cervantesvirtual.com/servlet/SirveObrasmailto:[email protected]