5 prÓlogo · 2017-04-17 · la presente obra habla de encuentros y desencuentros. es con mi abuelo...

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colección

5PRÓLOGO

9Nubes esponjosas

46Raúl Muñoz González

48Catálogo editorial

© Raúl Muñoz González

© De esta ediciónCristina M. Ruiz Pérez· ÑAQUE Editora

© Diseño de portada, colección y editorialCristina Mª Ruiz Pérez

© Director de coleccionesFernando Bercebal

1ª Edición, 2015

ISBN 978-84-96765-83-2

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PRÓLOGO

La presente obra habla de encuentros y desencuentros. Es con mi abuelo con quien trato de encontrarme a lo largo del texto. Se trata de hallar de nuevo la ternura del momento mágico, de íntima conexión, cuando mi abuelo me explicaba experiencias de su juventud, tocaba la armónica y tarareaba el himno de riego. Permite la poesía una suerte de viaje astral. Viajo en el tiempo y acompaño a mi abuelo en sus tiempos de juventud, soy ese "amigo" al que se dirige en sus soliloquios.

Nace el texto de una soledad desgarradora; de largos soliloquios; del encuentro con voces poéticas que arrastran a una búsqueda, que toma la forma de un recorrido hacia atrás, una pérdida de identidad, un difuminarse y caer al vacío o deshacerse. Se entiende la identidad como vivencia desgarradora, a caballo entre lo que somos y lo que creemos ser. ¿Quién es ese o esa que cada mañana vemos en el espejo? Surge el texto de la necesidad de experimentación, síntesis entre poesía y teatro. La poesía es la voz que se pronuncia en un espacio-tiempo concreto, pero que permite los saltos en el tiempo. El teatro es la acción, la búsqueda y experimentación de las subjetividades.

Se cuestiona la razón lógica, que piensa de manera lineal y establece oposiciones irreconciliables: cielo-tierra, duro-tierno, amor-odio, claro-oscuro, sueño-vigilia, bueno-malo.

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Se restablece lo caótico, que opera en la naturaleza, para señalar las apariencias y máscaras con las que nos protegemos. Todo ello para hacer más evidente el desgarro y drama del ser.

Se presenta la lucha de las identidades en su contexto más dramático, el de la guerra. La guerra civil española fue una cruda expresión de esos conflictos. El conflicto de clases sociales, de explotación e injusticia social, y el fascismo, recorren la obra. Pero ésta no se detiene ahí, ni busca una solución en el plano político, sino que se vuelve hacia lo más primario de las emociones humanas. Aparece el simbolismo de la sangre que recorre toda la obra, lo cual remite a lo más primario de la filiación e identidad. Siendo algo tan común y universal, es también origen de la clasificación y distinción en las sociedades humanas. Familias, linajes, patrias, clases sociales, conforme se vuelve más compleja la clasificación se recrudece el drama humano por la existencia y reafirmación de la identidad.

Nada más lejos de la presente obra, que tratar de ofrecer soluciones a la inherente conflictividad de la existencia humana. No es la vida en sociedad más que el teatro, la dramatización del conflicto. Si consigue abrir interrogantes y poner en duda nuestra identidad, que a menudo damos por evidente; ya habrá cumplido su objetivo. A través de la duda nos adentramos en el vacío oscuro, primer e ineludible paso para en lo sucesivo hallar caminos y posibles soluciones.

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Nubes esponjosas

Raúl Muñoz González

Personajes

nicolás jornalero

inés sirvienta

matías padre de inés

luisa madre de inés

cayetano señorito, hermano mayor

antonio señorito, hermano menor

luna

raúl nieto

y otros personajes secundarios

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Con mucho cariño, para mi abuelo: Nicolás González Olivas.

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ACTO PRIMERO

ESCENA I

en unos campos frutales, de albaricoques y melocotoneros. es de noche. se escucha una música melancólica. aparece nicolás. conforme comienza el monólogo se silencia, poco a poco, la música.

nicolás (caminando).

¿Qué es poesía? Tú me preguntas, y yo me pliego en mi recuerdo. Hilvano entre mis dedos sueños e ilusiones. Acariciando mis recuerdos, suspiro por un beso, una canción, o aquello que pudo ser y no fue. (mirando sus manos) Mis trémulas manos sostienen el ovillo, con encanto y entusiasmo. Es tan frágil y delicado que, sin mesura, habré de alimentarlo. Entregarme a él con descaro, pero sin arrogancia, no vaya a ser que se espante y huya de mis manos; el recuerdo es tímido y delicado, como tal hay que tratarlo.

(recostándose en el tronco de un árbol) Sabes, amigo, cuando esto me preguntas me arrugo y hago viejo, ¡son ya tantos recuerdos! Y mi cáscara se va deshaciendo, unos ásperos dedos pelan mi sentimiento, que tirita y se emociona. Pues sí, amigo, aunque tú no lo creas, por áspera que nos resulte la vida, siempre prende la hoguera del sentimiento. ¿Qué seríamos sin ese fuego, sin ese aliento que alimenta nuestros sueños, que nos hace correr con ilusión, también tropezar y caernos? ¿Qué sería la vida sin desencuentros?

(sentándose en un peñasco) Estoy cansado, amigo, me hice viejo, sobre mí pesan los recuerdos. Mi rostro ya no me parece bello, mucho menos eterno. Parece que se difumina en pinceladas apagadas, sin color ni brillo.

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Amigo, poesía es la presencia sutil que prende en tu mirada, cuando tus ojos centellean y lucen hermosos. El fondo de tu mirada es un manso océano, donde se pierde mi vista. Eso es poesía, no reconocerme cierto...

se levanta y vuelve a caminar. comienza a amanecer y el sol aparece en el horizonte.

…Contemplo tus pasos sinceros y sé que alguna vez fue cierto. ¿Qué fue cierto? Yo no puedo saberlo y en la poesía me lamento. Se desvanece mi ansia de conocimiento. La cáscara cae y se abre la fruta madura, que se deshace en tu boca. Chorrea el jugo, el alimento que tanto aprecian las moscas. ¡Son tan molestas las moscas! Tan molestas como el tiempo, ese pasar de los años que se pega a tus huesos y no te abandona. Te recuerda que eres algo más viejo, que no eres eterno. En esos momentos, amigo, yo sé que despiertas del sueño y, con amargura, cierras los ojos, tratas de seguir durmiendo. Seguir soñando, no despertar, eso es poesía.

(señalando al sol y a los campos de fruta ) Amigo, el sol ya está apareciendo. ¿Sientes su caricia temprana y tímida? ¿Ves estos campos bañados en fruta; albaricoques y melocotones? ¿Te das cuenta de cuánto caminamos, cuántas noches, con o sin luna, por estos campos nos deslizamos? Con cierto encanto a la noche nos entregamos. ¡Y ya amaneció! Detengámonos a comer algo de fruta, no sé a ti, pero a mí el caminar me trajo el apetito.

arranca un melocotón y se sienta junto al árbol. en silencio come la pieza de fruta. vuelve a sonar la misma música melancólica.

ESCENA II

buhardilla de un cortijo andaluz, con un lecho de paja y una ventana. al lado de la ventana, quedan las escaleras.

nicolás está estirado en el lecho de paja. en el patio cose una moza, en silencio.

nicolás (levantándose poco a poco del lecho y estirándose)

¿Cuántas noches de estraperlo? ¡Tantas como mañanas! ¡Tantas como sangre generosa riega los valles! Amigo, el trabajo del jornalero es generoso, pero nos obligan a caminar con la cabeza baja por unos míseros centavos. Parece que tú, con tu limpia mirada, no ves la suciedad que se acumula en los cortijos. No te dejes deslumbrar por la blanca apariencia. Te diré que el hombre siempre viste sus mejores galas, mientras su corazón se pudre en la más absoluta vanidad. Se arrastra la vanidad por los rincones inaccesibles a tu limpia mirada.

La noche y sólo la noche puede ver la injusticia, el sufrimiento. Ya cuando duermen las pasiones, en la oscuridad de la noche, aparece el hombre desnudo, sin galas, sin dones; como su madre lo trajo al mundo. Y la noche se avergüenza, sí amigo, se avergüenza de dar cobijo a tan vanidosa criatura. Centellean las estrellas su pena. La noche se vuelve fría y oscura, ya sólo desea pasar con amargura. Es esa amargura la que palpita en nuestras venas, cuando sostenemos las pesadas garrafas de aceite del señorito. ¡Cuánto pesan las riquezas del señorito! ¿Cuántas noches? ¡Tantas como riquezas! Tantas como miradas marchitas, que erraron en el amor.

(en tono dulce) ¿Qué es el amor? Amigo, el amor es un errar continuo, que requiere de almas cándidas e inocentes, esas que con su limpia mirada nos

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estremecen; deshacen la cáscara y permiten que madure la fruta.

(en tono dramático) ¿Cuántas noches? ¡Cuántas veces me hice esa pregunta! Cuando mi vista se perdía en las miradas buscando paz y consuelo, cuando huyendo del espanto buscaba un abrazo. Y mis brazos quedaban huérfanos, como un campo sin agua y sin alimento. Sentía, entonces, la corteza dura y áspera que acunaba mi sueño marchito, ya sin aliento. Eso me preguntaba y ahora te contesto.

se oye una voz, muy fuerte y enfadada.

voz ¡No te demores que tienes faena!

nicolás ¿Oyes gritar al señorito? A eso me refería. Bajemos al patio, a ver qué faena nos espera. Amigo, hoy me levanté fatigado, tengo los huesos molidos, como si me hubieran dado una paliza.

(asomado a la ventana, señalando a la moza ) Mírala, mira a Inés, la tejedora. ¡Con qué suavidad se deslizan sus manos en la tela y retira las nubes. Con un hilillo celeste dibuja el cielo azul y limpio, fresco como su mirada, cálido como su piel blanca y esponjosa. Inés se deshace en la boca del hambriento de amor, del que anhela paz y consuelo en su trémulo corazón; anhelante de una caricia. ¡Enrédate en el claro hilo de Inés! (muy dulce) Con mimo mira al cielo y suspira, saborea las nubes de algodón. Las nubes del cielo sólo las puede comer Inés, sólo su boca sutil se presta a la suavidad de la vida.

¿Por qué suspira Inés? Amigo, suspira por las nubes incandescentes de fuego, cargadas del odio que vigila las tierras. ¿Sientes cómo se agita el cielo cuando el señorito ordena? Esos nubarrones son la tempestiva contienda de los hombres desnudos, acérrimos y despojados de dignidad. Si arde la obra de Inés en la cólera del hombre, ¿qué será de nosotros, del cielo que sostiene la vida?

El hombre y la mujer, necesitan palabras y nubes que arropen sus sueños, sino mueren de hambre y pena…

baja las escaleras y se acerca a inés.

... Hola Inés. ¿Cómo va la faena?

inés Ya ves, compañero, aquí cosiendo unos paños para la señorita. Haciendo remiendos, para poco más sirvo.

nicolás ¡Tu belleza alumbra el sueño de la vida!

inés ¡Qué cosas tienes! Siempre tan considerado y galán. Anda que decirme eso a mí, una bruta analfabeta.

nicolás (dirigiéndose al público)

La belleza es tan humilde como la bondad.

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ESCENA III

en una chopera junto al río. es de día, se escucha el trinar de los pájaros y el rumor del agua.

aparece nicolás.

nicolás (muy alegre)

¡Mira la chopera, vamos a tomar agua fresca! ¡Amigo, con qué majestuosidad se elevan los álamos! Sus puntas tocan al cielo, que se estremece y ofrece su alegría. ¿Sientes la alegría de esta tarde quieta y callada? Ya somos parte de un paisaje efímero, trazado al antojo del viento y acompasado por el trinar de los pájaros. El ruiseñor nos indica que el agua es limpia y fresca, que podemos tomarla. ¡Vamos a tomarla, no nos demoremos! Recuerda que el tiempo pasa, y los trazos del pintor son caprichosos; podría desvanecerse el encanto de su pincel.

(hundiendo sus manos en el agua) ¡Fíjate, amigo, con qué premura salta el agua sobre la roca y salpica la emoción del musgo! Verde, vivo y fresco, crece el musgo. Tan vivo como mi corazón sereno, que bombea su sosegada alegría. ¿Escuchas cómo palpita y canta mi corazón? Somos una melodía acompasada en el fluir del agua. El agua emplea el tono de voz más constante, sin prisa compone la más bella melodía. Y si queremos coger el agua, no podemos, ¡se escapa! El agua fluye hacia ningún lugar. ¡Ah, sí amigo! Te enseñaron que las cosas tienen que ir en una determinada dirección, ¿no es así? ¿Hacia dónde van tus sueños, las nubes y el mar? ¡Y qué importa, hay que sentir la melodía! (dirigiéndose al público) Lo bello sólo existe en nuestra efímera ilusión.

nicolás se retira de la escena. sólo se escucha el trinar de los pájaros y el murmullo del agua.

ESCENA IV

en un campo de olivares. es de noche y hay luna llena, muy luminosa.

nicolás camina con las garrafas de aceite.

nicolás Amigo, que noche más húmeda. ¡Pesan las garrafas del señorito! Paremos a escuchar a la noche, a ver qué nos tiene que decir…

deja las garrafas y se sienta en un peñasco, dirige su mirada a la luna.

¿Oyes el silencio? Es el mismo silencio que guarda el necesitado, cuando, encogiendo sus entrañas, trabaja las tierras del señorito y transporta su aceite. Resignación y necesidad, pero la noche dice algo más, escucha con atención…

se queda un rato callado, se escuchan grillos y un búho.

…La noche nos habla de sueños y sonrisas cómplices. De pasos acompasados, que se hunden en las entrañas y alimentan la generosidad de la tierra agradecida. La noche vio caer, cual lluvia de estrellas, lágrimas de sangre y sudor. Ella, sólo ella, vio abrazarse a hombres y mujeres, que se crecían en su dolor y dibujaban amaneceres.

(levantándose y extendiendo sus brazos) ¡Oh qué cálida brisa, qué soplo de ilusión nace de la noche y se trenza en los olivos, con gracia y finura! Así sea, amigo, nunca más caminaremos solos. Los jornaleros somos una gran familia, siempre nos acompañará la noche y su cantar.

desaparece nicolás de la escena.

luna (cantando y cayendo a la tierra).

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Ayer me crecía,

rudas manos me desfloraban;

hoy me siento contenta y llena,

para Andalucía soy su flor preñada…

… Un cielo de bebés lleno

y preñado de anhelo,

capullito de amor,

de granos cubierto

y bañado en sudor.

¡Que se abra mi flor,

que se rompa mi cielo,

y caigan, como granizo,

la avena y el centeno!

queda la redonda y plateada luna tendida en la tierra, se derrama sangre hasta formar un gran charco. comienza a caer del cielo la avena y el centeno. se escucha cantar a los grillos y al búho.

ESCENA V

en la buhardilla del cortijo (pasaje onírico).nicolás está tumbado sobre el lecho de paja y contempla a inés, que pinta un cuadro.

nicolás (muy dulce)

Suavemente acaricia el lienzo con su pincel de seda. Su silueta brilla y coquetea con la sombra, me parece una esponjosa tonalidad de claros y oscuros. Inés es la vida, con sus luces y sus sombras. Sus manos son suspiros. Sus pinceladas son besos y caricias, que tratan de plasmar la eternidad en su lienzo. Su pintura es la mermelada untada sobre mi alma, que se emociona y deshace en asombro. Los sabores de Inés recorren mi cuerpo. (dando vueltas en el lecho) Noto como la aspereza se ablanda con cada una de sus pinceladas. Estoy atrapado en un lienzo cálido. Los suspiros de Inés flamean las volutas, que imprimen esperanza en mi corazón. Mis sueños crecen conforme mi cuerpo se torna más esponjoso, más sublime. Siento el abrazo de la humanidad.

inés (con mucha dulzura, mirándolo y sonriendo)

Duerme mi niño, duerme tu sueño.

sopla una brisa y se levanta el polvo. centellean luces de distintos colores.

nicolás Ahora sí, amigo, ya caigo al vacío de los cristales azabaches de Inés. La brisa entra por la ventana, se arremolina en el vacío. Veo como salpica el polvo y se avienta la ilusión. Cada pestañeo de Inés, es un relámpago que alumbra mi sueño.

se levanta un fuerte viento huracanado. nicolás queda profundamente dormido. inés corre para abrazarlo, pero sus pies quedan clavados al suelo. con desesperación extiende sus brazos.

inés (grita, llorando) ¡Despierta mi niño, despierta a la vida!

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ESCENA VI

en un campo de olivares.es de día. nicolás corre tras una perdiz.

nicolás ¡Corre, amigo, corre que ya casi la tienes!

la perdiz escapa y nicolás se sienta en un peñasco, a la sombra de un olivo.

...¡Vaya por dios, me cago en la mar salá! ¿Qué haremos, amigo? Llevamos ya cuatro días sin tomar bocado decente, no más hemos comido que tubérculos y, con mucha suerte, algunas papas. Vienen largas noches de estraperlo, si queremos ganar algunas perras y llenar nuestras barrigas.

¿Cómo escapó la perdiz? ¡Si las perdices no vuelan alto! Pero, ¿por qué no vuelan alto las perdices? Buena pregunta, amigo, y difícil de responder. (levantándose y señalando el horizonte) ¿Ves el dorado manto de cielo que se posa sobre los campos? ¿Ves cómo el sol baja hacia la tierra? El afán del sol es hundirse en la tierra, desaparecer. ¡Todo está en la tierra! ¡No hay cielo! En realidad, no hay ni tierra ni cielo. Todo es desvanecimiento, eso es amigo. Nosotros mismos, nos deshacemos y difuminamos en el paisaje, igual que la boca de Inés. Su boca de esponja no es aprehensible al tacto, al igual que las nubes, nace en bocanada de aire y muere en un suspiro. Sin embargo, no es nada, amigo. ¡Que no te engañen los sentidos!

(extendiendo sus brazos) ¡Y la ilusión, oh amigo, mueve montañas! Hace subir y bajar al sol, anima a la dulce Inés a tejer y pintar sus cuadros. Y ya sabes, buen amigo, que sin pincel no hay luz ni sombra; día y noche. No hay brillo, como el de tus ojos cuando me miras. La ilusión muere en cada hálito de Inés, y en un suspiro vuelve a nacer para volver a morir, así en un círculo sin fin. Igual que el sueño y la vigilia. ¿Cómo sabes que ahora estás

despierto y no soñando? No me cansaré de repetirlo, no nos dejemos llevar por las apariencias, por lo que creemos cierto. La vida es poesía, no hay nada cierto; todo es caer al vacío. ¡Difuminarse en los cuadros y telares de Inés! En esta ocasión, la perdiz se difuminó más rápido.

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ESCENA VII

en un espeso bosque de pinos. noche muy oscura, no se ve luna, ni estrellas.

nicolás camina con las garrafas de aceite a cuestas.

nicolás (muy fatigado)

Ya llevamos cuatro noches caminando con las garrafas de aceite a cuestas. ¡Cuánto pesan las garrafas! ¡Cuánto pesa la noche! ¡Qué tiritera de frío! Y, sin embargo, hace un calor de mil demonios. Necesito la presencia de mi amigo, lo noto distante…

deja en el suelo las garrafas y palpa alrededor suyo, tratando de encontrar algo.

¡Qué terrible noche de oscuridad! No veo nada a mi alrededor, la noche está encapotada. ¿Dónde andará mi amigo?

sigue caminando, tropieza y cae al suelo. queda arrodillado y llorando, descorazonado. al cabo de un rato se vuelve a levantar, busca un pequeño claro del bosque y se sienta junto a un pino.

… ¡Menos mal que te encontré! Amigo, no me des estos sustos. Anda a mi paso, no te apresures. Tenías que haberme visto llorar como un niño, cuando tropecé con un peñasco y caí al suelo. ¡Cuánto te echaba de menos! Unas fauces me tragaban en silencio, una helada me empapaba y la tristeza calaba mis huesos. Mi voz, cual tempano de hielo, en vano te llamaba. Supe, entonces, que había de morir. Amigo, no quería morir solo, sin estrechar tu mano y escuchar tu voz por última vez…

se escuchan truenos, se acerca una tormenta.

…(limpiándose la cara con un pañuelo) La noche es densa y abigarrada, ¿lo notas en tus huesos? No, no es humedad, no es lo mismo. Nuestros cuerpos pesan más. Sólo veo la noche en tus ojos, todo está negro.

Pero, amigo, ¿te das cuenta que estás llorando? (alargando su pañuelo) Ven amigo, acércate, toma mi pañuelo…

se levanta y declama a la oscura noche.

… Pena negra,

negra pena,

lloro esta noche de pena.

Blanda noche,

y dura pena que sembraste podredumbre a tu paso;

pasaste por mi alma en pena.

¡Rabia, rabia, y versos, versos ante tal afrenta!

A la noche ablandaste con tu dureza,

miserable pena que me amordazas,

que te clavas en mis entrañas,

blandas como la noche,

indefensas frente a tu afilada espada;

quejumbrosa, culposa y visceral,

capaz de rajar con un solo golpe certero mis tripas.

¡Rabia, rabia, y versos, versos para envilecer tu espada!

Acerada es la noche en la dura pena,

ni siquiera las estrellas, la luna, o alguna nube me acompañan,

frente a ti no más puedo hacer que aceptar tu afrenta,

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batirme en duelo aunque me cueste la vida,

y no desfallecer en el verso; ¡jamás desfallecer!

¡Rabia, rabia, y versos, versos para librar batalla!

comienza a llover con fuerza.

… Amigo, ¿qué es este aguacero? ¡Menudo chaparrón está cayendo! (cubriéndose la cabeza y corriendo de un lado a otro) ¡Llueve a cántaros, llora la noche su pena!

¡Pongámonos a salvo, o brotará el oro triste de la sangre!

ACTO SEGUNDO

ESCENA I

en una casa rural, una sala pequeña con una mesa en el centro, al lado la cocina, y al fondo la chimenea. paredes blancas, encaladas. cuelgan, en las paredes, cacharros de cocina y algunos aperos de labranza.

matías y luisa están sentados alrededor de la mesa.

matías (golpeando la mesa)

¡Maldita sea mi estampa! Ni una carta, ni siquiera una carta. Si mi Inés supiera escribir y nosotros leer…

luisa (en tono conciliador)

No te sulfures, Matías, no te hagas mala sangre, la niña estará bien.

matías (alzando el puño)

¡Me hierve la sangre cada vez que pienso en ella! Con ocho añitos tuvimos que enviarla a que sirviera en ese maldito cortijo de Jaén. Todo por mi mala suerte, el bendito calvario de ser pobre, de no tener más que mierda en las tripas. Dime, mujer, ¿para qué sirvo yo? Un hombre que no puede cuidar de su hija, su niñita. ¡Ay, mi Inés!

luisa (buscando la mano de su marido)

Tranquilo, ya vendrán vientos mejores. Las últimas navidades vimos a la niña, tampoco tenía mal aspecto, parece que la cuidan bien.

matías (apartando bruscamente la mano, muy enfadado)

¿Bien, con esas bestias sedientas de sangre? No me hagas hablar mujer, no me hagas hablar…

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luisa (muy preocupada)

¿Qué pasa Matías, qué me ocultas? Mira que mi sangre prende tanto o más que la tuya, que soy hembra, y como buena hembra parí a mi niña con mi sangre.

matías (levantándose)

¡Calla mujer! No seas una cualquiera. ¿Desde cuándo habla así una dama?

luisa (levantándose y agarrándolo por la solapa)

¡Qué dama, mira que me enveneno! Yo nada tengo que ver con las damiselas de la alta alcurnia, de manos finas y finas costumbres. Soy mujer honrada, maciza como un terruño de tierra fértil. La sangre bulle en mi interior, es la vida. ¡Es mi niña, me oyes, mi niña! ¡Y por mi niña mato como una loba en celo!

matías (la sujeta con fuerza y la sienta bruscamente en la silla)

¡Esta bien mujer, vale ya, tranquilízate! Todo está bien.

luisa (mirándolo fijamente)

Algo me ocultas, no me quedo tranquila.

se levanta matías, coge la chaqueta y su zurrón, y sale de la casa. queda en escena solo luisa, que se levanta y camina lentamente. se arrodilla frente al público y se santigua.

ESCENA II

en la calle de un pueblo andaluz, de casas blancas con paredes encaladas. de los balcones cuelgan macetas de geranios (pasaje onírico).

es de día. en el centro de la calle, hay gente vestida de gala, sosteniendo una sábana blanca, donde cae granizo de color púrpura. alrededor hay gente desnuda y borracha, bebiendo jarras de sangría. en la parte del escenario, mirando al público, hay una mujer con barba; degollando una cabra y llenando palanganas de sangre. la gente acude a las palanganas a mojarse la cara. al otro lado del escenario, también mirando al público, hay un pintor con rabo, pintando un cuadro. su cuerpo está lleno de enormes granos y tiene cara de sapo. se escucha todo el rato un zumbido de avispas. hay gente asomada a los balcones, lanzando cubos de sangría. otros abajo, chapotean.

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ESCENA III

en el cortijo, en una amplia habitación. en las paredes cuelgan muchos cuadros de familiares. hay amplios ventanales que dan a los campos. al fondo, una cama grande, con un crucifijo colgado en la cabecera.

antonio está estirado en la cama, duerme profundamente.

se escucha un fuerte grito, que viene de otro lugar de la casa.

¡Antonio, levanta gandul, voy pa las tierras!

el corazón de antonio da un vuelco tras escuchar el grito. se incorpora y queda sentado en la cama, mirando hacia la ventana.

antonio ¡Qué sueño más horroroso! ¿Qué he de hacer con mi vida? Estoy envuelto en una barahúnda tenebrosa, apenas si me atrevo a soñar, estando como estoy en un mundo tan pequeño y estrecho. Lobos sedientos corren, corren, corren… ¿Me alcanzarán? ¿Me arrancarán de un bocado de mi sueño frustrado? ¿Me fulminarán como el rayo fulmina, sin compasión, al árbol muerto e inútil? ¿Puedo escapar a otro lugar, me están permitidos otros sueños? Yo intento soñar con otra cosa, pero no puedo…

(se levanta y camina hacia el público) Me persiguen unos ojos de color púrpura y huyo. Sin embargo, sé que habré de mirarlos fijamente, creo que es para lo único que estoy aquí, no encuentro otro sentido. Y de eso sí que puedo estar seguro.

ESCENA IV

antonio ya está vestido. entra inés con el desayuno.

inés Le traigo su desayuno, señorito.

antonio (arreglándose frente al espejo, mirando de reojo a inés)

Gracias por todo, muy amable.

inés ¿Quiere que haga la cama ahora?

antonio No, no se preocupe, no tiene que ser ahora.

inés A su hermano le gusta que la haga, estando él presente. Dice que disfruta viéndome desplegar las sábanas, que se siente como un toro antes de embestir.

antonio (turbado y enfadado)

¡Yo no soy mi hermano! Nada tengo que ver con un toro. Aunque bueno, no sé yo a estas alturas qué soy…

la muchacha parece no escucharlo y retira las sábanas de la cama. antonio mira de reojo las pantorrillas de la moza.

¡Por el amor de dios, no me oíste! ¡Deja en paz la cama!

inés (dejándolo todo y retirándose apresurada).

Sí, sí, mi amo, ya me retiro.

antonio (cogiéndola por los brazos)

¡Ah no, eso sí que no! No me digas eso, aún quiero seguir siendo un hombre. ¿Qué soy yo? Dime Inés, ¿qué ves tú?

inés (ruborizada y apartando la mirada).

No sé… usted es el señorito Antonio. ¿Qué más puedo decirle?

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antonio ¿Qué más puede decirme?.. Se lo diré yo. Yo no soy ni el amo, ni un señorito, ni tan siquiera un hombre, mucho menos un niño. Yo soy un mal sueño. Y todas las calaveras que ves colgar de las paredes, velan mi sueño, de noche y de día. Porque, sabes Inés, ahora también estoy soñando. (muy enfadado) ¡Jamás despertaré de este maldito sueño! ¡Maldigo mi sangre podrida y esos ojos, esos ojos que me miran!

inés (abrazándolo)

¡No diga eso, por el amor de dios! Usted es un buen hombre, no como…

antonio No como… ¿ Quién? Dígalo Inés…

inés (sujetándole la cara)

Shhh… despierta mi niño (acerca su boca para besarlo).

antonio (sale corriendo y llorando de la habitación).

¡No puedo, no puedo, amarga la sangre, ay, cómo quema mi alma!

ESCENA V

es noche de luna muy menguante. por unos campos embarrados, se dirige matías a la taberna del pueblo.

matías (camina por el barrizal y canta)

Lo lay lo lay lo lo lay lo…

... lay lo lo lay lo lay lo la... (bis).

... La lluvias ya vienen las lluvias

y seguíos los barrizales,

y seguíos los barrizales,

más seguías son las penas

que yo tengo que contarte...

Lo lay lo lay lo lo lay lo…

... lay lo lo lay lo lay lo la… (*)

(*) estrofa de la canción (tango) “seguias vienen las lluvias”. autor e interprete “el turronero” (cantaor de cante flamenco).

se detiene, apoya sus manos en un árbol y agacha la cabeza.

… Se me hace un nudo en la garganta, cuando pienso que llevo años y años sin trabajar, sólo me emplean los señoritos en alguna que otra faena. Si no fuese por la solidaridad de otros jornaleros, estaría perdido. ¡Ay, que se parte, se parte mi alma! Maldigo el día que tuve que enviar a Inés a servir. Mira lo que dicen las malas lenguas, los rumores corren como un reguero. Y cuando el río suena, agua lleva. ¡Quema, ay, queman mis entrañas! ¡Cayetano, esa asquerosa sanguijuela, abusando de mi niña, mi Inés! No quiero ni pensarlo, porque si lo pienso…

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vuelve a andar, muy excitado. tropieza y cae al fango. queda sollozando, estirado en el suelo.

… Es un abusón, un abusón…

se vuelve a levantar, con mucha rabia. saca una navaja y la blande en el aire, mirando fijamente a la luna.

¡Óyeme, luna afilada, óyeme.

Serás mi navaja de plata,

será la vida segada,

su sangre derramada;

serás mi afilada guadaña!

ESCENA VI

en la entrada del cortijo, alrededor los campos de olivares.

suena el himno de riego. luego se escucha un bando del gobierno del frente popular, donde se llama a defender la república frente a la sublevación fascista.

hay una docena de jornaleros en fila, entre ellos nicolás; frente a ellos cayetano y antonio.

cayetano (a su hermano).

¡Ya te enseñaré yo a tratar a esta gentuza, blando, que eres un blando! Esta gente no entiende los buenos modales, son burros de carga. Ya deberías saberlo, parece mentira que lleves mi sangre, hermano, la misma sangre que padre, que en paz descanse.

(a los jornaleros) ¡Atender atajo de zánganos! Poco le queda de vida a vuestra borrachera de gloria y poder. La noble España, partirá con su espada de plata esa miserable basura que se llama gobierno del pueblo. (exaltándose y quitándose la correa) ¡Delincuentes, zánganos y pendencieros, eso es lo que sois, rojos de mierda!

(al hermano) No me pongas esa cara, que pareces una nenaza. ¿Qué tienes, sangre, o horchata en las venas? ( dirigiéndose de nuevo a los jornaleros ) Se puede saber, ¿quién de vosotros, ratas miserables, osó no obedecer las ordenes de mi hermano Antonio, aquí presente?

antonio (a cayetano, en voz baja)

Déjalo, ya vale, no importa.

cayetano (con furia y riendo a carcajadas, da un empujón a antonio, que cae de culo)

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¡Aparta maricona! ¡Me cago en mi estampa, no eres hombre ni eres na, sólo eres la deshonra de nuestro linaje! Ya me encargo yo de esto, como lo haría padre.

(acercándose a los jornaleros y agitando la correa) ¡Me cago en dios y en la puta virgen! ¡O sale, ahora mismo, el gusano que osó desobedecer, o me lío a correazos con todos!

nicolás (dando un paso al frente).

Aquí estoy. Deje en paz a dios y a la virgen, que nada tienen que ver con su sangre, ni la sangre de los de su ralea.

cayetano (lanzándose al cuello de nicolás).

¡Hijo de puta, te mato!

forcejean. cayetano cae al suelo. nicolás huye y se oculta en los campos. los jornaleros permanecen quietos, y antonio aún sigue tendido en el suelo. cayetano se levanta y entra corriendo al cortijo. sale con una escopeta.

cayetano (lanza varios tiros al aire y grita, encolerizado).

¡Ganaremos esta guerra, por mi sangre que la ganaremos!

ACTO TERCERO

ESCENA I

pasaje simbólico, que trata de representar la violencia de los bombardeos.

en una amplia habitación, con las paredes de un blanco muy intenso, sin muebles de ningún tipo.

van entrando hombres y mujeres, poco a poco, vestidos de luto. se arrodillan frente al público, y, de espaldas a la pared, rezan. quedan en silencio…

… suena un ruido ensordecedor de sirenas. con mucha furia y pánico, se quitan y arrancan los trajes. ya desnudos, furiosamente, estampan globos de sangre contra la blanca pared. queda toda la habitación manchada. salen todos de la habitación…

y sigue sonando el ruido de las sirenas.

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ESCENA II

en un campo de olivares. es de noche, luce una media luna. se escuchan los grillos cantar.

nicolás está de pie y se dirige al público. conforme comienza a hablar, se silencia el canto de los grillos.

nicolás Mi amigo se perdió, se apagó la voz de la luna,

dos mitades, una tan lejos de la otra, ahora vagan a la deriva.

Dos torrentes se perdieron en el cruce de sus aguas,

cada una de las manos sostiene un puñal,

con ansia se busca una España que se desangra,

camino de la mar fluye su poesía, aunque el poeta ya no canta.

La sangre queda manchada en la deshonra,

y el poeta, ya sin voz, canta hasta su última gota.

¡Que se partió, que se partió en dos, la luna en su dolor!

junta un montón de arena, clava en la arena una pequeña cruz de madera. luego coloca velas alrededor de la cruz, en círculo.

… (dirigiéndose a la luna)

Dos caminos cruzan el alma del niño,

que ahora descansa en paz.

Allí donde se encuentren los que andan perdidos,

nacerán las palabras, trenzándose a los besos,

y volverá la sangre a la mar.

Ahora, junto a Inés, descansa en paz.

Duerme mi niño, duerme, ya despertaras;

yo buscaré mi voz en el destierro,

y junto a la luna velaré tu sueño.

El sueño de una España que se partió

en dos despertares, que ahora se apuñalan,

quizás porque nunca quisieron despertar…

… (dirigiéndose de nuevo al público) No dejéis nunca de soñar, algún día habréis de despertar.

nicolás desaparece de la escena y se escucha cantar a los grillos.

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ESCENA III

en la sala de estar del cortijo. hay una mesa en el centro, al fondo las habitaciones. amplios ventanales que dan a los campos. de las paredes, cuelgan muchos cuadros familiares.

cayetano y antonio, están sentados alrededor de la mesa, tomando coñac.

cayetano (con cara de preocupación).

¡Maldita escoria, malditos rojos! Parece que han salido algunas milicias de Granada, vienen hacia Jaén. El sargento de la guardia civil, dice que ya vienen tropas de los nacionales, pero no me fio. ¡Nuestras tierras no están seguras! ¡Nosotros tampoco, hermano! ( zarandeando a Antonio ) ¡Pero dime, hermano, dime algo!

antonio (muy nervioso)

Sólo deseo que acabe pronto esta borrachera de sangre, que embrutece mi sino. ¡Lo que haya de ser que sea!

cayetano (muy enfadado)

¡Maldita mujerzuela! Acaso, ¿no crees que hay que aplastar a esos rojos de mierda!

antonio (muy turbado)

Eso es lo que piensas tú, que eres un…

cayetano (cogiéndolo de la solapa)

¿Qué soy, hermano, qué soy?

antonio (tartamudeando)

Un des… un despo… déspota…

cayetano (lo levanta de la solapa y lo estampa contra la pared)

¡Maricona de mierda! ¡tú no eres sangre de mi sangre!

(poniéndole un puñal en el cuello) ¡Por respeto a madre y padre, que no te apuñalo! ¡Ganas no me faltan!

vuelve cayetano a sentarse, antonio queda arrimado a la pared, temblando de miedo.

cayetano (en voz alta sin mirarlo)

O estás con nosotros, o eres un rojo de mierda. Acaso, hermanito, ¿tienes amigos en los sindicatos? Tú siempre fuiste muy amable con los jornaleros. Te faltó mano dura con ellos. También eres muy cortés con la ramera de la sirvienta, que ya sabemos que es hija de un rojo de mierda…

…(gritando muy fuerte, se retira hacia el fondo del pasillo y entra en una de las habitaciones) ¡Me cago en mi estampa, me cago en mi estampa!

antonio se queda sentado alrededor de la mesa, está muy asustado y le tiemblan las manos. se le cae la copa y derrama el coñac.

antonio (amorrado con la cabeza sobre la mesa y sollozando)

¡Que acabe, por dios, que acabe ya esta pesadilla! ¿Cuándo despertaré? Sólo veo sangre, sangre a mi alrededor, y ruido, mucho ruido. Tengo un panal de avispas en mi boca. ¡Por dios santo, si tuviera ahora mismo un puñal, me lo clavaba!

se escuchan fuertes gritos que vienen de una de las habitaciones.

cayetano ¡Ven aquí ramera, te voy a dar lo tuyo!

inés ¡Por lo que más quiera, señorito, déjeme!

se escuchan fuertes ruidos, de muebles y jarros que caen al suelo. sale inés de la habitación, corriendo medio desnuda. sale detrás cayetano .

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cayetano ¡Ven aquí zorra, no huyas!

inés (lanzándose a los brazos de antonio).

¡Socorro, señorito, ayúdeme!

cayetano saca un puñal y se abalanza sobre antonio. forcejean y el puñal se clava en el vientre de cayetano, que cae al suelo.

cayetano (desangrándose)

¡Aquí está la sangre, toda la sangre del más soberano de los linajes!

inés y antonio salen cogidos de la mano.

antonio ¡Maldita sea la sangre! ¡Huyamos, huyamos de este horror!

inés ¡Sí mi niño, marchemos lejos, mi amor!

ESCENA IV

en una choza de pastores, en medio del monte.

es de noche, antonio e inés están sentados sobre el pajar. hay una pequeña fogata encendida.

inés Aquí estaremos a salvo, fuera corre la sangre de los hombres brutos.

antonio Tan brutos como yo.

inés (cogiéndole las manos)

Tú no, mi niño, tú no.

antonio (apartando sus manos)

¿Cómo que yo no? Maté a mi propio hermano, sólo deseo morir.

inés Fue un accidente, Antonio. Tu hermano no era un hombre.

antonio ¿Y yo, qué soy yo?

inés Tú eres blando como las nubes. Como buen hombre, eres un niño. Eres mi niño. Ven aquí, (abrazándolo) duérmete mi niño, duérmete en mis brazos.

antonio (abrazándola con fuerza)

Inés, mi amor, bésame, bésame que quiero morir, para siempre morir en tu boca de algodón.

se besan y quedan estirados sobre el lecho, abrazados. todo queda en silencio, solo se escucha el canto de los grillos.

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ESCENA V

en la choza de pastores. ya amaneció. inés y antonio siguen durmiendo, abrazados, sobre el lecho de paja. entra un miliciano (matías) en la choza.

matías (muy exaltado)

¡Maldita sanguijuela, quita las manos de mi niña! ¡Te mataré como a un perro!

mirando fijamente a antonio, carga el fusil y apunta.

antonio Esos ojos, esos son los ojos, ya llegó mi hora. ¡Que así sea, acabe ya mi tormento! ¡Que corra la última gota de sangre, que termine ya mi linaje!

inés (grita y se abalanza sobre el padre)

¡No padre, no!

suena un disparo. matías cae al suelo de rodillas, queda a un lado su fusil.

antonio (abalanzándose sobre el fusil y gritando).

¡Esa bala era para mí, sólo para mí! ¡que corra, que corra la sangre, yo maldigo hasta la última gota de mi linaje!(antonio introduce el cañón en su boca)

vuelve a sonar otro disparo. llega el resto de la milicia y contemplan la escena. yacen muertos, inés y antonio. matías, arrodillado, llora desconsoladamente. los milicianos lanzan sus fusiles al suelo. todo es silencio.

ESCENA VI

una feria, con un puesto donde venden nubes de algodón. es de noche, luce la luna llena.

pasean por la feria muchos niños, de la mano de sus abuelos. todos llevan nubes de algodón. después, poco a poco, van saliendo de escena.

aparece nicolás, que ahora es un anciano, paseando con su nieto. se detiene en el puesto y compra una nube de algodón.

nicolás (entregando una nube de algodón al nieto)

Sabes, amigo, los hombres brutos y desnudos podrán matarse entre sí, pero siempre habrán nubes esponjosas para las bocas sedientas de amor. Y lo sé con toda seguridad, porque después de años y años de destierro, caminando en soledad, sin voz y sin poesía, otra vez encontré mi voz amiga.

raúl (mordiendo una nube de algodón)

¿Y qué fue de Inés, abuelo?

nicolás Inés, la hermosa moza que yo conocí, creo que murió. Pero su amor no, su amor jamás murió. El amor no entiende de patrias, razas, clases, ni linajes. El amor no se paga con monedas. Está en el mar, donde descansan todas las sangres. Pasa sin hacer ruido, amigo. Igual que pasan las nubes, los buenos hombres y las buenas mujeres; que se conforman con un cielo limpio, con juntar sus bocas y destinos.

raúl ¿Y tu amigo, cómo lo volviste a encontrar?

nicolás (abrazando a su nieto, rompe a llorar)

Hijo mío, tú eres mi amigo. Eres la poesía que me acompañó en aquellos tiempos de brutalidad, la que

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germinó y se convirtió en un hermoso niño. (besando al nieto) ¡Gracias, hijo mío, gracias por ser mi voz!

…(mirando a la luna y extendiendo sus brazos) ¡Ay, mi niño, por fin despertó mi niño!

¡Oh luna, luna, gracias

por alumbrar la poesía!

se quedan sentados frente al público, sonriendo. vuelve a sonar la melodía del inicio de la obra.

TELÓN

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Nací en Barcelona en el 1976. De madre andaluza y padre castellano. Con gran sensibilidad por la problemática social, estudié Integración social. Actualmente trabajo como cuidador, ayudando a personas con trastornos mentales. También continuo mi formación en Antropología Social.Soy un aficionado a la escritura, ahora hace un año que escribo de manera más asidua. Lo que más he escrito es poesía, también algunos relatos. Esta obra es mi primera incursión en el teatro.Habitualmente publico en el foro de poesía Alaire, y en mi blog:www.mequedalapalabrablog.wordpress.com

Raúl Muñoz González

'Nubes esponjosas'

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escritor

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CATÁLOGO EDITORIAL · LITERATURA DRAMÁTICA

GRAN FORMATORecopilaciones de textos

J. Brossa Teatro BrossaJ. Brossa Posteatro

Erik Leyton et al Marqués de Bradomín 2003J. Busto et al Marqués de Bradomín 2002

P. Campos et al Marqués de Bradomín 2001G. M. Morales et al Marqués de Bradomín 2000

LIBRETOS DE MANOTexto completo y fichas técnicas de la obra en cartel

Ñaque o de piojos y actores J. S. Sinisterra

Cada persona es un mundo A. Cremades

Ecos y Silencios Premios Bradomín

Zona Cero Varios

Extinción I. Ramírez de Haro

El día de autos J. Busto

Chamaco A. González Melo

(No son todos ruiseñores) Y. Pallín

Titus Andronicus F. Urdiales

Calderón, ¿Enamorado? J. M. Ruano

Calderón, los clásicos y el flamenco Varios

La fuerza lastimosa Y. Pallín

El mayor hechizo, amor F. Urdiales

Dos amigos de Verona C. Marchena

El Alcalde de Zalamea Calderón de la Barca

AUTORESEdiciones especiales de autores especiales

Tres monólogs y variaciones J. Sanchis Sinisterra

Más Teatro Casi Completo

Himmelweg J. MayorgaCon estudio literario y documentación escénica

La calle del infierno A. OnettiCon cinco piezas más

Deja el amor de lado J. Sanchis SinisterraI Vol. del Teatro Casi Completo

OBRASTextos inéditos selectos

J. Sanchis Sinisterra Sueños y visiones del Rey Ricardo IIIQué pasó la noche anterior a la batalla

J.M. Corredoira Diferencias sobre la muerteTres diferencias

A. Travieso Hamlet está dormidoEl tiempo. El caos interior

B.Ortiz de Gondra El barbero de PicassoExilio y amistad

J. Alonso de Santos Un hombre de suerteUn actor retirado cumpliendo una promesa

J. Sanchis Sinisterra Flechas del ángel del olvidoMayra, Veronica, Margarita, Celia... X

F. Cabal Tejas Verdes7 mujeres. Una mujer. 7 historias. Una historia

P. Pedrero Beso a besoBesos de mujer. Los cuentas ellas solas o en pareja.

I. Amestoy De Jerusalén a JericóPaula. ¿Dónde está la normalidad?

J. Mira Asalto de camaPremio Tricicle de teatro de Humor

J. Alonso de Santos Yo ClaudioClau-Clau-Claudio. Todo el mundo se ríe de ti.

J. Mayorga HamelinErase una vez una bella ciudad llamada...

J. Mayorga El chico de la última filaUna historia de profesores y alumnos

S. Belbel ForasterosSiempre piensan en sus familiares, los vivos y los muertos

J. Sánchis Sinisterra Teatro menorVacio. Pervertimento. Mísero prospero. Otras poquedades...

A. Álamo Cantando bajo las balasEl primer acto franquista después de la guerra contado por...

L. Cunillé Aquel aire infinitoUn Ulises contemporáneo frente a frente a Electra, Fedra, Medea y Antígona

R. Mendizábal Crímenes horrendosEl exceso procura aquí una carcajada amarga

A.Onetti Madre CaballoUna realidad social, tragedia para muchos andaluces

J.R. Fernández, L.M. González y A. Solo 30º de fríoConocí a un hombre desmedido. El creyó mover el mundo con sus manos

J. Mayorga La tortuga de DarwinLa memoria de Harriet es un tesoro. Harriet es... la tortuga de Darwin

D. Facal La pesadilla de KeplerYo flotaba en el espacio. El universo seguía las leyes de Kepler

B. Ortiz de Gondra Miguel de MolinaEl final del cantaor de copla

D. Facal Obras incompletas (2003-2008)Morfología de la soledad. Kellogg’s Politik. Madrid laberinto XXI

Ron Lalá Mundo y finalUn libro disco de un espectáculo musical hilarante

J. Mayorga Teatro para minutos28 piezas breves pero íntegras

M. Muñoz Hidalgo DesbandadaObra multilingüe sobre el poeta Miguel Hernández, y dos textos más

F. J. López Cuando fuimos dosUna pareja. Lo difícil que es ser uno cuando se es dos

B. Ortiz de Gondra Duda RazonableUn drama policiaco sin policías

T. Motos Sylvia, leona de DiosMás allá de los límites del convencionalismo

LITERATURALa obra se acompaña de un anexo práctico

Cuando llega la noche M. Muñoz HidalgoIsabel I de Castilla

El saber y la renuncia M. Muñoz HidalgoLa vida de los Santos patronos europeos Cirilo y Metodio

Orikata C. ContrerasLos pliegos del ávida en un locutorio

Huellas en la piel Y. Marini y A. CremadesLa vida deja huellas difíciles de borrar

Quinta avenida esquina con qué Paul M. ViejoPoesía hecha teatro

Edouard de Morón T. LorenteUn cuento para adultos contra la guerra

Medicarte I. LópezUna sala de espera y seis consultas

QuiXotada LégolasEl Quijote filtrado en clave de clown

Sainetes medicinales J. Cedena5 sainetes que no curan pero ayudan

Como Cervantes J. ArandaObra de teatro con estudio de personajes

Más Teatro Canalla F. Martín IniestaCinco piezas con un lenguaje muy particular

Estrellas y Luceros en su Nochebuena M. MuñozAuto de Navidad de Alfonso X el Sabio

Que Dios nos pille confesados VariosNarraciones bíblicas representables

Cuando los paisajes de Cartier-Bresson J.P.PeyróObra de teatro con notas de gestión teatral

La única muerte de Marta Cincinnati A. BallesterObra de teatro con notas para ir al teatro

Pinocho C. BaldwinObra de teatro con cuaderno pedagógico

Naufragar en Internet J. CamposObra de teatro con ejercicios didácticos

Solo Goya A. PalermObra de teatro con cartas autógrafas y un juego

Pasarela Edumoda K. VíoObra de teatro con guía didáctico-cómica

El Hacha A. MorcilloObra de teatro con juego de rol para la paz

La Saturna D. MirasObra de teatro con estudio dramatúrgico

Dos Pastiches de Juventud F. NievaDos obras de teatro con figurines a color

Cosima. C. BaldwinObra de teatro con cuaderno pedagógico

El Cascabel al Gato L. OrtizObra de teatro con reflexiones para la escena

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