5.-hans werner tobler

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Hans Werner Tobler

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  • Capitulo 4

    ECONOM~A Y SOCIEDAD: CONTINUIDAD Y CAMBIO

    Si se contempla el desarrollo de la economia y la sociedad bajo el rbgimen de 10s sonorenses, puede observarse una peculiar rnezcla de continuidad y cambio en comparacibn con el Porfiriato. Fuera del sector agrario, que por su importancia clave para la sociedad mexicana sera tratado por separado en el siguiente capitulo, llama la atencion en primer lugar la marcada continuidad en las estructuras econbmicas. Esto es particular- mente cierto para el dominio inquebrantado del capital extranjero, que incluso se vio reforzado en algunos campos, pero tambiCn vale para la estructura de la economia mexicana en general, la estructura y orientacibn geografica del sector de exportaciones, etcetera. Si 10s nuevos dirigentes de la revoluci6n aspiraban a un cambio de situacibn econbmica -pbr ejemplo, mediante un mayor control nacional sobre la economia-, sus esfuerzos no tuvieron un txito rotundo. Tampoco se puede decir que en este period0 haya ocurrido un cambio duradero de las condiciones sociales de la masa de la poblaci6n a consecuencia de la revoluci6n.

    No obstante, esta imagen que enfatiza la continuidad es incompleta, ya que la nueva elite politica se distinguib, por lo menos en su estrategia de desarrollo econbmico, claramente de 10s Cientificos. Esto vale tambien para las relaciones entre el Estado y el movimiento obrero, que ya durante 10s aiios veinte anunciaban 10s elernentos corporativistas del sisterna

  • 530 Hans Werner Tobler

    resultaron tarnbitin cambios cualitativos en la economia, sobre todo en el Area de la estructura de propiedad.

    La unica redistribuci6n de propiedad considerable tuvo lugar en el Smbito de la propiedad agraria, y tambien esta fue relativamente lirnitada hasta 1935, corno se rnostrarii con mayor detalle en el siguiente capitulo. En 10s d e m b sectores de la econornia, en carnbio. nunca se discutid seriarnente una intervencidn en la estructura de propiedad existente. Si es que 10s intereses de la clase alta prerrevolucioniiria en Mexico fueron realrnente afectados, esto ocurrio s610 en el a g o . En lo que respecta a sus intereses en otras nrnas de la econornia fuen de la agricultura, rnuy probablemente consigui6 rnantener su posici6n en alto grado.

    Sin embargo, el problerna de corn0 la vieja oligarquia pudo sobrevivir rcon6rnicarnente a la revoluci6n ha sido alin rnuy poco investifado. No se puede drscartar del todo que estudios de mayor profundidad produzcan un cuadro rnis pertinentc de este desarrollo. Sobre todo. nose ha aclarado aun suticirnternente si. y en que medida. la vieja clase alta rnexicana fue suplantada rconornicarnrnte por la nurva burguesia revolucionaria o que importancia cabe dar a la fusivn de la virja clase supetior con la nueva. para la cual sin duda ya hubo indicios desde 10s aiios veinre.'-'

    A difrrencia de 10s carnbios provocados por la revoluci6n en la clase superior rnexicana, se puede tenrr una irnagen rn5s precisa d r la intluencia de la revolucion sobre la posicion dr capital y ernpresarios extnnjeros en la econornia rnexicana. En si las tendencis nacionalistas de la revolucion hacian espenr una disrninuci6n de la influencia econornica extnnjen en Mexico, rs decir. una creciente "rnexicanizacion" de la rconornia. No obstante. resulta de interes que iste no fuen el caso en absoluto. ya que en algunos sectores la influencia econ6rnica extnnjen incluso se inten- sitico hasta la em cardenista. Esto, por una parte, debido a la atluencia de capital extnnjero nuevo; por o tn . porque Ias grandes cornpaiiias extran- jeras (por ejernplo en la rninena) cornpraron la propiedad de 10s produc- [ores rnexicanos mas pequefios durante la re~oluci6n. '~ El predorninio incluso fortalecido de las e m p r e s s extnnjens en la econornia rnexicana no solo se manifest6 en 10s sectores tndicionales de inversi6n corno la rnineria y la explotaci6n petrolera, en 10s que seguia prevaleciendo el

    15 Cf m i s abajo. pp. 555-558. l 6 Solis. p. 96.

    Economia y sociedad: continuidad y carnbio 53 1

    capital estadunidense e inglCs.I7 La rnisrna tendencia se observa en el Lea ' de servicios publicos, en 10s que en 1926, por ejernplo, el 94 por ciento de las inversiones en la generacidn de electricidad era de origen extnnjero. y tarnbien de 10s seguros, el cornercio y la industria.I8

    El numero de cornpaiiias comerciales exuanjeras aumento fuertemente en 1916 en comparacion con 1910 [constato Butler G. Shenvell en 19291. El mayor increment0 se debe a1 es~ablecimiento de empresas estadunidenses, que tornan pme activa en casi todas 19s ramas comerciales. ESIDS ernpresas se hm hecho cargo de una importante parte del comercio con medicamentos y articulos dc fcrreteria, antes controlado por 10s alemanes. Lo mismo ha ocurrido con el CO- mercio de comestibles. antes dominado casi por cornpleto por 10s e~pafiolcs.'~

    Tambien en la industria tnnsformadora, 10s rxtnnjeros siguieron controlando 10s sectores rn6s irnportantes. En la industria textil, que tmdicionalrnente fue dominada por franceses y espaiioles, Shenvell esti- ma la participaci6n extranjen en un 98 por ciento. puesto que 10s cspa- iioles ya no podian ser considendos corno rnexicanos. corno habia sido el caso antes de la r e ~ o l u c i 6 n . ~ ~ Tmbien en la industria restante. drsdr las fSbricas de tabaco y las cemecerias hasta 10s talleres de fundici6n y Ias empresas constructoras, Shewell constato en 1936 una influencia decisi- va y a veces dorninante de 10s extnnjeros." Las grandes empresas estadunidenses. corno Du Pont. British-American Tobacco, International Match. Palrnolive, Ford y Simmons tuviemn a su vez un papel dorninante en las nuevas inversiones industriales de 10s aiios veinte fundando. en respuesta a 10s annceles proteccionistas levantados por Mexico. sucursa- les o rnaquiladons."

    I' Sobre la minena. v k Marvin D. Bernstein. T11e Me.ricnn rn~ning indrcsrr\.. 1890- 1950. Nuera York. 1964.1: sobre el perroleo. Merrill Rippy. Oil and rk Mexican Re~~oloriun. Leiden, 1972. Tmto en la mineria corno en la production petrolen. la pantcipacicin del capital e x m j e r o ascendia a m i s del90 por cienro.

    l8 Butler G. Shenuell. "Mexico's Capaciry to Pay. A G r n e d Analys~s of the Present International Economic Position of Mexico". Washington. 1929, manuscriro. 92 pp.. ejem- plar hectografiado del Bmco de MCxico. p. 42.

    l9 Shenvell. p. 47. ?O Idem.. pp. 45 y 16. " Idem.. pp. 36 y 17. 37 -- Sterren/Davis. p. 208; cJ asimismo JosC Luis Cecefta. ,P.rico en la cirbiro it~~periol.

    Lus empresus rransnocionales. Mexico. 1975. pp. 1 17 y ss.

  • Hans Werner Tobler

    Con base en las fuentes disponibies no se puede f i jx con exactitud el desarrollo cuantitativo del capital extnnjero y su pais de origen. pero a1 rnenos se pueden estirnar aproxirnadarnente sus tendencias. De acuerdo con 10s c5lculos hechos por Wornack, el total de inversiones extmnjeras aurnent6 de 3 100 rnillones de pesos en el aiio 191 1 a rnis dr 4 000 millones de pesos en 1929 y 7 480 rnillones en 1932, antes de reducirse a 3 570 rnillones de pesos en 1939. sobre todo a consecuencia de las nacionalizaciones efectuadas por Cdrdenas." Aunque el capital inglis logro sostenerse relativarnente bien hasta 10s aiios treinta, ya a partir del period0 entre las dos guerras rnundiales empez6 a perfilarse ese proceso de sustitucion de 10s intereses econdrnicos europeos por los estaduniden- ses. que continuan'a de rnanera acrecentada despuis de la Segunda Guerra hfundial.

    En resumen. a fines d r 10s aiios veintc y comienzos de lob treinta Sueron los cxtranjeros los que controlaron "lu activiJrtdes productivas del pais", en un grad0 no rnenor que antes de la revol~cidn.'~ En 1919 Stcrrett y Davis calcularon en 35 mil rl n6rnero de espaiioles; 30 mil estadunidenses r igual nurnero de chinos; y el d r 10s inglcses. alcmanes. Sranceses e italianos. en entre cinco mil y seis mil de cada nacionalidad. En su opinion estos extmjeros rnostraban poczi inclinaciones a "mrxicani~me". pues- to que "en alto grado [se aferraban] a su nacionaiidad, r incluso con respecto a sus hijos nacidos en Xlixico ...""

    Cudn poco la revoluci6n habia disminuido la Jrpendencia de la eco- nornia rnexicana frente a1 extnnjero, finalrncnte se rnostro tarnbitin en la orientaci6n geogrdfica del cornercio exterior rnexicano, que a1 igual que antaiio, quizd incluso rn5s que antes de la revolucion, se concentmba en Estados Unidos. blientras que alrededor dr 1900, entre el 50 y el 60 por ciento de las importaciones rnexicanas provenian de Estados Unidos, en

    23 Womack. p. 127. cuadro 2. Krauze/Mr\.er. Hitroria 10. DD. 289-291. orowrcionan . . . .

    cifras un poco diferentes. que sin embar50 tarnbien tienden a sefialar un c l m increment0 en Ias inversiones estadunidenses entre 1910 y 1929. Xlientns que. de ncuerdo con las indicaciones de Womack. el capital inglcs pudo sosrcnene muy cerca dcl estadunidense hasta comienzos dr 10s aaos Ireinla. Krauze/Meyer, en carnbio. presentan una distribuci6n mucho mis desigual del capital extranjem en 1929: Estados Unidos: 3 000 millones de pesos; lnglatem: 900 millones de pesos: Francia: 375 millonesde pesos: orros paises: 325 millones de pesos: p. 29 1 .

    ?'' Shenvell, p. 81. " SterretVDavis. p. 73.

    Econornia y sociedad: continuidad y cambio 533

    1930 esta proporci6n habia subido a er.tre el 60 y el 70 por ciento. .A1 rnisrno tiernpo, las exportaciones a Estados Unidos tanto antes de la revoluci6n corno durante 10s aiios veinte invariablemente correspondie- ron a entre el 70 y el 80 por ciento del total de las exportaciones rne~icanas. '~

    De esta rnanera. hasta la presidencia de Clirdenas las repercusiones directas de la revoluci6n sobre la econornia rnexicana. sobre todo con respecto a la influencia extranjera todavia dorninante. fueron rninirnas. Por o t n pane. jc6m0 carnbio entonces la situation social de la rnasa de la pobiacion? En lo que respecta a 10s carnpesinos, esta cuestion ser i tntada en el siguiente capitulo, tanto rnds porque con el inicio de 13 reforma agraria la politica del gobiemo 10s afecto directarnente. Si bien la Constituci6n de 19 17 prornetia mejoras sociales tambien a la poblacion no carnpesina. corno por ejemplo en el campo de las relaciones laboralrs. cn las obligaciones sociales de los ernprcsarios frente a sus trab~ijadorcs. en la irnposicion de un salano minimo. etci ten. estas disposlciones permanecieron tan generules y con frccuencia tan poco i.fecti\ns en 13 prictica que. en todo caso. no rcsultaba autorniticarnentc de ellas un general en el nivel de vida Je 10s obreros y los rrnpleados subalternos." Mis bien habria que espemr de las obsenaciones conternporrineas 1.' 10s indicadores econ6rnicos y sociales genenles la respuesta a la pregunta d r si la revolucion en efecto llevo tarnbiin a un carnbio del nivel de vida. Larnentablernente. 10s datos disponibles no proporcionaron una imagen confiable de 10s cambios ocumdos. cualesquiera que estos hayan sido. Ciertarnente Sterrett y Davis dedicsn algunas piginas de su informe a 13. cuestion del nivel de vida y constatan. partiendo de un nivel genenl rnuy bajo. al rnenos cienos indicios de avances gnduales en algunos sectores aislados. corno 10s que se dieron, por ejernplo, bajo la influencia del regreso de 10s erniprantes rnexicanos de Estados Unidos.'"in embargo.

    26 Womack. p. 128. ?' Acerca de las disposiciones correspondientes del articulo 123. ~f. el cap. 5 Je 13.

    segunda pane. pp. 355-359. Sobre todo en lo que se refiere a las condiciones salar~ales !. 3 la situaci6n labonl, en la ngicultun las disposiciones correspondientes caai no se llevaron a la prjctica. segun obsen.6, por ejemplo. Marjorie Clark. Asimismo. la jornada de echo hons s610 fue acatada en la minoria dc Ias empresas: cf. Clark. Organired LLlbor. p p 164. 226. Acerca de la introducci6n en 1933 de un salario minimo legal diferenciado por regiones. cf. L. Meyer. Hisroria 13. pp. 157- 159.

    SterreUDav~s. pp. 219-223.

  • 534 Hans Werner Tobler

    no se puede derivar de ahi una tendencia general en el periodo entre 1910 y 1930. Tambien 10s intentos posteriores de rnedir el desenvolvirniento del "nivel de pobrezs" han rendido resultados poco satisfactorios, debido al estado precario de 10s datos disponibles, al menos para el periodo anterior a la Segunda Guerra Mundial. Asi. por rjernplo, James Wilkie constata, en su trabajo sobre las finanzas del Estado y el cambio social en Mexico desde 191 0, una clara disminucion en el "indice de pobreza" ya para el periodo entre 1910 y 1930, pero puede basar su conclusion Gnicarnente en algunos indicios culturales. corno la tasa de analfabetismo y la difusion del idiorna espai i~l . '~ TambiCn la apreciaci6n dc la situacion socioeconomics. la distribution de 10s ingresos. etcttera, en diferentes capas de la poblaci6n. con base en 10s datos rnacroecondrnicos disponi- bles, resulta sumarnente problemfilca p a n este periodo, como enfatiza con razon Clark Reynolds. En todo caso este autor no encuentn casi

    --

    ninguna coincidencis entre las cunas de crecirniento scon6mico. 10s cambios estadisticos dei productopercupitu y la reduccion drl "indice de pobreza" supuesta por Wilkie.jo

    Aunque Strrrett y Davis veian cn el rnejommirnto genenl Jrl nivel de vida "un objetivo expiicito" del nuevo regimen y en g n n medida ajeno al viejo. de hrcho tuvieron poca imponancia 10s resultados efectivos de las

    r iniciativs del Estado en este carnpo. Si realmente hub0 carnbios notables : en el nivei de ipida de difrrentes grupos de la poblacidn. Gstos se drbieron

    -sobre todo durante la depresion. a comienzos de 10s afios treinn- principnlrnente a ciertos determinantes economicos como las fluctuacio- nes en la coyuntun. o a cambios estructurales dentro de y e n w 10s distintos sectores de produccion. pero no tanto a una politica social del Estado arnplia y consciente."

    Habrri que tener en cuenta estos rlementos de una continuidad funda-

    29 James W. Wilkic. The .Cfe.r~can Rn.ulurron: Federal Erpendirure ond Soctal Cllonge since 1910. California LP. Bc:keley. 1967, p. 258. Pan la fase hasta 1950. Wilkie dlocont6 con Ires indicadores tornados de 10s censos oficiales. cuyo valorexplicativo cs limitado: ma de analfabetistno. porcentr?)e de la pob1acid.n no hispanoparlmre y porcenraje de la poblaci6n radicah en comunid;tdcs con rnenos de 7 500 habitantes.

    30 Reynolds. pp. 43 -47. Idem.. p. 205. sefiala. por cjcmplo. 10s posibles efcc~os de la creciente panicipacion

    dt: capital extranjero en la industria d r extraccidn sobre la distribucidn ( m i s desigual) de 10s in&?rcsoso sobre la relaliva reduccion del ingreso run1 percapita en relac16n con el promedo nacional en el periodo entre 1910 y 1943: p. 74. cuadro 2.8.

    Econornia y sociedad: continuidad y csrnbio 535

    mental de la estructura de la economia mexicana y de las condiciones sociales fuera del agro. mismos que se sostuvieron aun despuis de la revolucion. cuando en 10s siguientes pirrafos se traten algunos carnbios en este campo. causados por la revolucion.

    La estrategia de desarrollo sonorense y la relacion entre el Estado y 10s sindicatos

    Al igual que 10s Cientificos prerrevol~cionarios. tambiCn 10s sonorenses. especialmente Caller y sus consejeros econornicos. dieron 1113 prioridad 3 un acelendo desarrollo econ6rnico del pais. De 13 rnisrna manen que 10s Cientificos. se apoyaron en un concept0 claro de desarrollo economi- CO, en una "verdadera teoria del ~recimiento".~' ~ s t a . sin embargo. se distinguia en dos elementos principalcs dc la esimtegia dr rnodrmizacibn econornica de 10s Cientificos. Es cierto que ~arnbiin 10s sonorenses. 3 pesar de lor matices populistas y mdicales de su politica. nunca cuestiu- naron el carictcr fundarnentalmente capitalista del orden econ6mico rne~icnno.'~ No obstante. a diferenciade los tecncjcratas rconvmicos bajo Porfirio Diaz. si aspirabm a incrementar el control nacional sobre la economia mexicans y adjudicaban un peso rnucho mayor a1 Estado como factor activo de desarrollo.

    El esfuerro por recupera la sobennia nacional en rl campo de la econornia no solo constituy6 la base 13, politica rnexicana en la controt'er-

    -'.

    sin petrolem, sino que c m c t e r i ~ o deinancn geneml las naiones econo- micas del rkgirnen sonorense. Segun &lanuel Cirmez Monn. uno de 10s

    wave arquitectos de esta politica. Mixico no debia volver a caer en "el = error de la generation pasada". que incondicionalmente hnbia nbieno 13s

    ?' J. bleycr. Hijrorio 11 . p. 2Y4. 33 En 1924 Callcs. que rn ese entonces atin renia la repuraciun tie ser en rcnliliad tin

    bolchevique. ).a habia dcclando en una entrevista con el penidico El Drmdcrara: "y ambic~ones individuales de la gente aqui son de dirnens~ones tan extraordinarias solo podrin ser satisfechas o disminuidas medianre el sistema social actual. que el P a d o Labonsta llama de capiralismo": rf. Roben H. Xlumy (comp.). .Me.rico bqiore the 'VorlL P~rhlic Doc~trnenrx and Addressex o/-Pltrrorco &liar Caller, Nueva 'fork. 1927. PP. 34 Y ss. VCanse asimismo las afirmaciones de Calles sobrc el cometldo de 10s sindlcalos Para 13 drfensa del orden ccon6mico capitalista. p. 491.

  • 558 Hans Werner Tobler

    aspiration a la hegernonia national. Si bien Carranza no cornprendi6 el alto valor de esta alianza para la estabilizaci6n politica a fines de la revolucibn. en 10s aiios veinte 10s sonorenses continuaron con gran resoluci6n el carnino ernprendido en 1915.

    Arriba ya se hizo mencion brevemente de la integracion politica de la C R o s l y su partido apndice, el PI-&!. en el regimen s o n o r e n ~ e . ~ ~ La proteccion otorgada por el Estado a este sindicato leal a1 rigimen provocb sobre todo una enorme expansi6n cuantitativa de la organizacion. ademds de proporcionar cargos intluyentes en el aparato estatal a un gran nlirnero de destacados funcionarios ~ i n d i c a l e s . ~ ~

    Ya hajo la presidencia de Obregcin rl nilmcro tie ;lfiliados a la CROM, - scgun sus propias indicaciones. habia subido de 50 mil cn 1910 a 1.2

    millones en el aiio 1921. En 1928. sn su ~pogeo. pretendia representar a dos millones de rniernbros. .\ pesar del hcchn de qur tstas ciiras parecen mu? exsgrndas. no puede ncgarse que la CRn\ l rxperimento un creci- miento estnordinano dunnte este pen~do.'~' ~ C u i l e s Sueron la5 causas dr ello?

    No cnbe duda de que este crecimirnto no se debij u la rnovilizaci6n espontcinea e independientr de 10s obreros mexicanos. b1Ll;is bien fue el resultado d r una organimcicin "desdr arriba" que la CROal pudo realizar en una posicidn surnarnrnte priL.ilrgiad3 gmcias a su rstrecho rntrelaza- miento con el apanto estatal.'l

    En primer lugar. la CRObl contaba con considerablrs recursos finan- cirros que no provenian de las conrribuciones voluntarias dr sus afilia- dos sino de fuentrs esratales secretas. las aportnciones de cienas crnpre- sas y sobre todo las cuotas obligarorias pagadas por Ios rmpieados del

    'Y C:: m ~ b a . i3p. 1 JL: la leicsr. pane. pp. ;24 ! \s: cap. 3 dc 12 tcrccra pane. pp. 5 15-520. " Siguc hiendo lundamcntal. Lon rcspccto J I dcsarrollo J c lus sindicaro.; cn lus ~ A O S

    ~ c i n l c !. a cornicnzos dc loc ireinla. cl l r ~ h a j ~ pioncro d r >ldrjoric R. Clark pt~blicado en 193. 0rrtrrii;cd h b o r iri . I lrrrro. i'c'asc aalml>rno sobrc todo Barry C J ~ . El rriurirnie~llo obrero. asi como 10s pasajcs respecllvos en losdisr~ntos tornos dr la tirzrurrrrde 1'1 Rt~~~ollrcidn .\lrric-unn.

    "' Carr. El rrlm~rniicnru. 11. p. 6 . 'I Cn alto funcionano del regimen sonorcnse. Francisco J. Ganiola. secrclaio del

    president.? Abelardo Rodrifuez, c s p r c d sin rodeos cstas circunstancias. Segul~ 61. a1 contn- ria dcl rnov~micnro obrcro eu13pc0 Jcsanolladu junto con la swicdad. el mcsicano era Un producto dcl Estadi>. "...la iucrra J c IJS c cn t r~ lcs ohrcras cn h1Gkicu ha cstndo slcrnpre en raztin dirccta dcl apoyo quc Ics ha prcstado o lss presla el pudsr pilblico ...". G~xiola . El PrrsiJc~rrrc RoJrisrre:, pp. 484. 487.

    Economia y sociedad: continuidad 5' cambio 539

    Estado en las ireas controladas por la c~oxl.'? Estos recursos conside- rabies permitieron a la CROM efectuar intensas --aunque superficia- les- actividades de propaganda y promocion a fin de atraer a nuevos miembros. La CROM asirnismo pudo reforzar su posici6n debido a que. por regla general, lograba imponer sus dernandas ante las ernpresas, con o sin huelgas. Esto no so10 se debio a1 hecho de que todos 10s involu- crados en 10s conflictos laborales estuvieran conscientes de que detris de la C R O ~ I se hallaba la mano protectors del Estado: fambiin se debi6 aque contaba con la fuerte representacibn de sus delegados en las juntas

    nalidad o de conciliaci6n y arbitraje rstaral que decidian sobre la le, ilegalidad J e las huc ips . Dssde est3 posicion la C R O \ ~ fur capaz de nefociar mejores condicionrs salarialcs y ilr rrabajo a1 rnenos p:ira algunos grupos privilegiados enire sus miernbros. aunque el grueso dr los obreros rnexicanos probablttmente solo obtuvo poco beneficio de la sindicalizac16n forzosa cn 10s aiios vrin~e."

    Por ultimo. la CROXl tarnbi2n debici su ascrnso a la lucha implacable conin 10s sindicatos rivales que se su~tra im a su control. Se trauba sobre todo de la Confrdenci6n General de Trahqo [ C G T ) fundada en 1921. de orientaci6n anurcosindicalista. y dr: las or_ranizaciones ca~olicas. c'omu- nistas o afiliadas a 10s I\LW estadunidsnsrs. asi como J r los grernios profesionales indrpendientes. corno 10s frrrocxrilrtros y 10s c.leclricihtns. Tamb~Cn en esta lucha intcrsindical. en la que concentro cad3 vez n ~ i s su octividad, la CROal resul16 beneticiada por el ;~pc.yo drl Ebtado. En cams en que no era capaz de impedir una hutlga d r iindica~os rivnles por su propia fucrza. por ejemplo rnediante esquiroles. tilies paros con frecuencia furron declsrados ilegales por el Estado ); sofocados. cuando e n nrcesa- rio. rnedi~nte tropas drl ej6rciro." A pesar dr todo. la ~ ~ 0 x 1 no consigui6 eliminar por cornplcto a sus rivales. Sin embargo. ahora fue concentrin- dose mis y mris en 10s conflictos intrrsindicales. mientns ~jue la lucha enfre el trabajo y el capi~ai cornenzo a pasar a segundo plano. "De hrcho el capital i.ornenta Mxjorie Clark- se encontro en una situation cad3 vrz rnejor en cornparaci6n con 10s primeros afios de la revoluci6n."" Par

    '2 Clark. p. 105: Can. I. pp. 180 y l Y 1 . Clark. I. p. IS I: 11. pp. 25-28: Cl~rk. pp. 1 IO !. I I )

    44 Clark, pp. 98 y ss.. 1 13- 1 14: Cam. I. pp. I S-I y SS. Clark. p. 109.

  • Hans Werner Tobler

    consiguiente. la politica sindical defendida por la CRoM estuvo relaciona- da cada vez en mayor rnedida con una clara disminucion en su militancia sindicalista, sobre todo bajo la presidencia de Ca l l e~ . '~

    Bajo Calles. 10s lideres de la CROM y del PLM alcanzaron el apogeo de su influencia politica. Calles se habfa apoyado hertemente en e s m orgmiza- ciones durante su campafia electoral, perfilindose sobre todo como candi- &to del movirniento obrero. EI nombmiento del lider de la CROM. Luis Momnes. para el importante cargo de s e c r e ~ o de Indusuia, Cornecio y Tnbajo reforzo, sobre todo en el extmjero, la irnpresion de que en Mexico "el proleuriado se fonalece cada vez rnis y se hace mris independiente y, actualmente, bajo la presidencia de Calles, ya domina en el Estado ..."j7

    Sin embargo, no se puede hablx de una mayor independencia del "proletariado" bajo Calles. Por el contrario, conforme fucron entrelain-

    i dose en creciente medida las burocracias del sindicato y Jel Estado, se f concreto cada vez mis una politica sindical rspecifica. dentro de cuyo 1 marco la autkntica representacirin dc 10s afiliados fue austituida pmgresi- / vamente por el control ejercidu sobre istor mediante el :lpara[o sindical.

    De esta manerd. la CROM se convinib en un factor importante dr: estabili- I zaci6n politica y social del sissma. h n ~ o Callcs como lor dirigcnter de 13 CROM fueron acerc5ndose paulatinamente a1 concepto drl Estado corporautrista. El Estado iue comprendido como entihd autdnoms por encima dr Is c lues sociaies. que debia crear el marco institutional pim conciliar 10s intereses drl capital y del traba~o.'~ Segrin Calles. 10s empre- sarios tenian el deber de reconocer al tnbajo "como pane integnl de la clctividad productiva" y adrnitir de esta manera tambiGn su Jerecho a la proteccicin social prescrita por el articulo i 33. mientns que 10s sindicatos, por su pane. d c b i ~ n intrgranc en el orden economicocapitali~t~ ~ i g e n t e . ~ ~

    Cf. Ernest Gmcning. .ile.ifco and irs Iterfroge, pp. 376 y 377. '' Cir. p r A. Shulgovski. .\It:.riro t.n Id crtcncc.ijndo. p. -17. ""~jros conccpros tarnbicn rnarcaron de rnancra tcmlnanrc el pcnsamicnro de Ohreg6n:

    r K Sarcix, Bassol>. Npenson~ierfropoliriro ,ie.ili,ctro Obre~dn. pp. 108 1: ss. .AIkno J. Pan1 !arnbiCn rxpreso ilanmentc estc pensamien~o cuando +on rciercncla 3 13s ~nicialiva~ eslaralcs romadas por 61 pan 13 organizdcion del comcrcio y 13 industrla- puso CnPsis en la nccesidad dc organtzar a 10s obreros. A este respccto 13 Secretaria de Comrrcio a su cargo rcnia 12 tare3 de "resolver los confliclos enrre elcap~tal y el trabajo y soht-e todo. [...I prevenir tales conflicros cmrdinando equitarir.arncnre 10s dos principales iclcrores dc 13 producci6n": A.J. Pani. Apimrcs ntcrobiogrrifico~. I. p. 263.

    4Y El Dcmdcmra. 20 de sep~icmbre dc 1913. en Murray. .$fkriro, pp. 6 y ss.

    Econornia y sociedad: continuidad y cambio 54 1

    Esta concepci6n del papel sindicaiista, compartida tambikn por 10s diri- genres de la CROM. fue expuesta por Caller en noviembre de 1927 en una entrevista con el New York Times:

    No qoiero en absoluto intemmpir el desmollo economico pacific0 de MCxico o entrometeme en cl sistema econdrnico actuai. No obsunte, deb0 subrayar + que considero a 10s sindicatos totlllmente imprescindibles para rste si~tema capiulista. porque cumplen con una doblc funci6n. Par una parte constituyen un contnpeso a1 creciente podcr del capital y cn caso de un ataque contra 10s capitalism, 10s sindicatos sirven como barri~ada.~~

    Seglin las ideas de Calles y 10s dingentes de la CROM, la funcion de 10s sindicatos iba miis a116 de la mera estabilizaci6n del sistema. Asimisrno debbn cumplir con un pupel importante en ese desarrollo econ6mico encauzado por el Estado, cuyo concepto se rsboz6 m S amba. Un desta- cad0 funcion3slo de 13 CROM dio las consignas correspondientes en 197-5:

    kluy lejos dc quc 10s obrcros pongan cortapisas y obstdculos a 13 lmplc'rncn- taci6n dc nucvas industrix 5' a la invenidn de clrpitales, tanto rxtranjcros corn0 nacionales. es~;in deseosos dc rnanifcstar una vez m;is su voluntad )i mejor cooperici6n por conseguir en el rnenor ~icmpo posiblr la rcconstruccirin dtl pa i~ .~ '

    La fuerte disminucion drl numsro de huelgs bajo 21 gobiemo d r Cailes. que se redujeron de 125 en 1934 a 15 en 1917. fur otro indicio Je una octitud de la CROM cada vez rn5s favorable a 10s ernpresarios."

    NO obstmte. al igual que la esmtegia sonorense de desmollo en general, el papel asignado por ella a 10s s~ndicatos todaria no pudo manifestme plcnarnente durante 10s 5 0 s veinte y a comienzos de 10s . . . treinta. No fue sino has12 despuis de 1940, en el curso de 13 ripIda industrialization del pais, cuando 1s reiaciones sindicales panicclxes de Mexico, es decir, la integration corporativista de 10s sindicatos en el

    50 Entrcvisra dcl 17 dc noviernhrc de 1927. en Mumy. Ale.rico. pp. 19-1 )' ss. 51 Cam. 11. pp. 42 y 13. TarnbiSn Grucning obsen.6. duranre la manlfestacibn dc'l 10. Jc

    mayo dr 1925. la drsaparici6n de 10s antiguos s lo~nns de la lucha de clases. Habian sustiruidos por dcrnandas corno ";Fsbriquernos y consurnarnos m i s prduclos rncxtr;lnos!"; Crucnin~. p. 376.

    ' 2 C' Clark. p. 119.

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  • 546 Hans Werner Tobler Economia y sociedad: continuidad y cambio 517

    d r 10s nuevos lideres revolucionarios. Muy pronto se elevaron a posicio- nes irnponantes. creindose de este modo la base de manque para sus carreras rconomicas. El ascenso econ6mico y social de los dirigentes revolucionarios fue favorecido por el caricter particular de la rev0luci6~ sonorense que. seglin se seiialo arriba. constituyo mis bien una secesibn organizada "desde arriba" y "neutral" desde el punto de vista social, que una autentica rebelidn popular. Este hecho irnpidid sobre todo que surgie- ra una legitirnidad revolucionaria social qur hubiese desacreditado 13. posterior srparacion de 10s dirigentes revolucionrtrios de su base y su rripida transformacidn en una nueva clase alta.

    Bajo estas circunstancias. ya lfesde 10s aiios de la gurrra civil surgio una nueva clase rtlta de origen rcvolucionario. El caso rnis caracteristico parece haber sido rl ascenso de la nueva Glite revolucionaria a la capa de los terratrnientes. un prwesoque por cieno reflejd la rnarcada continuidad de los patroncs prerrevolucionarios de niovilidad social.": Los lideres revolucionarius del none disponian de multiples vias Jr acctso a la clase dc lo3 hacencl:~doh. cntrc las que al principio la "inrcn~cnci6n" Jc l u h tincas por los distintos movirnientos revolucionarios fur la niis irnportante. En el prrjnirno capitulo csra pricrica srri drscrira con mayc~rdctallr."' En rodo cabc). el antiguo gencni revolucionario convrnido en tiaczndaclo trs el cjernplo rnis tipico Jr 1.1 carrcra dc muchos lideres revolucionarios ma- yore?; o mcnorcs que sc convin~eron de jrfes de tropas rebeldzs en micrnbros J r la Clitc social.

    Sin tniburgo. cabr dudar uue si rste grupo ds nruhacendado.; "rr\.olu- cionario\" puede caliticarse .a colno una nurva "burgucsia". Ehte r2rrnino es m i \ bien aplicablz a ciquel grupo de Iu nueva Glite rr\.oluc~onaric~ que. durantc lo\ aiios velnrc y a cornicnzos dc los trcinta. prtrrtleiarni.nte a la con~olidacidn J e su podrr pvlilico tambirn ernpezti ;I arnpliur y 3 clivtrr- siticar en crrcirnte rnedida sus actividadrs econ6rnicas.

    El propio Obregcjn sin Juda puedr ser considerado conio prntvtipo de esta nueva 2lite rrvolucionaria que pronto ascendid ;I la cl;~ss alta. Corno ranchero mediano y durfio de una rxplotaci6n agricolu de unas l51!

    f>2 C!: Gchra\t) .\hi Hcrn~~ldcz . LI I I I I I I ~ I ~ ~ ~ I ~ I ~ I ~ ~ I ~ / ~ ! I ~ ~ ~ ~ . p, 503. \c)l~rc la l>o\tcrlor c:irrera swlal J c IUS ~nilirarcs porfiri\las ~ ~ ~ I o r i o s o s c n I X7h: "Tcrrnina \tis &.Is. .I iincs dcl portiri:llo. aicjado r~~lalnlcnts dc 13 politic3 !. casi b i n podcr polirico. pcro corn0 gr:in hacrnd:tdo."

    h' Cf. ~l ' a jo . a lp. 5 dc !a lcrccr pane. pp. 5 5 0 y i s . : csrs proccso cs rr:l~:tdt) .I i n ~ l d ~ L'n H.W. Tuhlcr. "LA.; parado!as".

    hect3reas. Obreg6n se adhirio a la revolucidn sonorense en 1912. Su brillanre camera militar no solo lo coloco a Ia cabeza de 10s ejCrcitos revolucionarios mis importantes, sino que bajo Carranza incluso lo llevo al cargo de secrerario de Guerra. Dur~nte la presidcncia de Carranza. Obregon se rrtiro ternporalmente d r la politica activa y comenzo a aprovechar su nueva posicidn de poder politico y militar para prornover con toda energia sus negocios paniculares. Su rspectaculur ascenso econdrnico ocumd, cuando Jrspuis dr 19 17- 19 15 consi~uio penetrar en 10s dorninios dr los circulos empresarialcs y cornerciales ya establecidos del noroeste dc hfisico. suplantdndolos sn un comercio dr por si reducido debido a la crisis ec0n6mica.~

    Trtl corno in for mar:^ el c6nsul estadunidrnse rn Sogales. Obregdn trabrtjaba

    corno corrcdor en un ncgocio quc sc 0cup3ba sohrc :oJo i o n 13 i o s ~ c h a d~ ~ ' a rbanzo . pcrn t;~lnbiC;n con 13 c.xpnT(acii)n tic ;;111ado :I E \ l a d ~ s C n ~ d o s . Po*;c'L~ la cvncc\ion d r i gohiemu Ldcral par3 c ~ r n ~ r c i r r l i z a r CSIOS productos. por 10 quc guza d c c i c n 3 r ~ b a j a e n 11)s I I ~ ~ U C S I O S d c cxport;lc16n. con 1;1 L ~ U C nocucnlan 1,)s c ~ p o r t a d o r c s normrrlcs ... Cuando 0brc;i)n vino aqui ~lc.;dc la ciudad clr: JitLxico sdlo Jisponia d c rncdios tinancrcros rclar ivamcn~c ~nsignilicanrcs. No obstantc. la ~iltlrna cosecha d c garbanzo lc produjo una hucna utilidad net:). cuyo tnonto ,e ~ J I c u I ~ e n genera1 en aproxirtl;~J;l~ncn(i's ?O mil dtilarcs cstadu-

    : nrdenscs.'"

    La posicidn priviisgiada J e Obrcsdn. sin embargo, no se lirnitaba unicarncnte a la rcbaja en los irnpuestos dc csportacidn. scg6n se aprccia en otro i n t o n e drl cdnsul estaduniJense en Guayrnas. drl 1 1 de cnero Jr 19 IS. acerca de 10s detalles Jel rtpoyo brindado por el Ehraclo a la actisidad comercirtl de Obregbn. El general trtnibirj-n ~ontaba con una concesibn federal que

    " .bi. el ctjnsul ~ ' s t adun~dun~c en G u a ~ r n a ~ ~nivrmti 21 5 J c icbrcro d r 1913: "Lo> corncrsranlcs y dsrnis c i \ ~ l c > c3rin desconri.nros. ~Jc rn i s . porquc un :ran nuincro dc zcncraics y uoronc1r.s sc ha mcrldu en di\crs;l> r3rn;lr dc ncgwtos. \upl;lnr;lnJo a lob cni- prcsarios c~tabiccidos en un corncrcio Jc por si r:ducidu. Obrcglin. por cjcniplo. controia c.1 corncrew dc gxbanzo con su carnanll;~ Jc o~ic~ales ..." ; s..\\v. 51 326. r. 57. Shl.102119~c). r\

    i continuacibn me h.~w rn mi cnsayo "Rcvolurion.;~~ncriIc ais 'hu\incssmcn"'. pp. 100-207. 11niorme drl 15 dc cncro dc 1'92s. \ .A\\. X I 274. r. 63. SI2.WI21668.

  • 548 Hans Werner Tobler

    lo autorizaba a c o b r x 50 cenrs por costal d r garbanzo cultivado en la pane sur d e Sonora. Gracias a un arrcglo con Ias autoridades del Esrado, totalmente injusto para 10s o u o s cornpradores, obtuvo una _canancia quc se calcula entre 60 mil y I00 mil pesos. Xctualrnente se dedica a prcpnrar la cornercializaci~jn de la siguicnrc cosccha en la rnisrna iorma ..."

    Por u l t i m o , ObregGn tarnbitin Iogro asegurarse condic iones preferen- ciales e n e l m e r c a d o Je ventas de Es tados Unidos. grac ias a sus buenas re lac iones c o n 10s mi s a l tos func ionar ios de gobierno e n aque l pais. Asi e n 191 8, p o r e j e m p l o , u n a i n t e x e n c i 6 n d c l secrerar io de Es tado Lansing le p e r m i t i o in t roduc i r a MCxico e n o r o y p la ta p a n e de la s u m a de 2.3 rni l lones de dolxes producida p o r la exportation de garbanzo . pese a que s e g u n u n i n f o r m c del Federal Resene Board a1 D c p a r t a m c n t o Jc Estado, Jc l 12 cie j u l i o de 19 15. "el B o a r d norrnalrnrnlc n o au tor i ra r ia la salida de o r o o Je cii\,isrts c s t a d u n i d e n s c s c n rclacicin c o n la impor tac i6n de r a r b a n ~ o " . ~ '

    .A p e s a r dr l m o n o p o l i o cstablrcido cn el c o m e r c i o con garbanzo. estas r m p r c s a s de Obregon n o parecen h n b e r t c n i d o u n ti.xitocornercia1 rotundo, a J U Z _ C ; ~ ~ p o r 1as g n n d e s J c u d a s q u r s e d i c r o n a c o n o c r r d r s p u e s de su muerte.'" El h e c h o Je q u r O b r e g o n d r todos modos p u d i e r ~ cons t ru i r un pequei io i m p e r i o e c o n o m i c o e n 10s atios veinre. e n opini t in de m u c h o s

    '* N .\w. \t 1-4. r. h2. S 12.00/2 1690. b7 Cf. cl"5lcmnr~ndum" Jc Ohrcycin dcl I h dc ahr~l dc I9 I X a1 Dcpan;~mcn~o d; Ltado.

    u\\v. KG 59. 612.119/146?. y la can2 dcl Fcdcral Rcscnc Board Jcl 22 dc J I I ~ I O di: 1918 a1 Dcpanarncnto Jc Ehtado. A U . . RG 59. h12.1 1911 91 6.

    Ohreci,n :it narcccr tcnia dcudas cum:lmcntc alr;is 31 monr. corno nor c~crnnlc~ con la . * ,

    compaiia c-omcrcial chtadun~dcnsc W R. G ~ C C S: CO. y -\cg~in socpcchas ctpres3das rcpcrldas vcccs cn lor tniormcs consuiares cstailun~dcnscs- asimismo con h;lnco\ Je aquel pais: (.j: SAW. \ I 274. r. 04. SI2.(X) Sonow I . En c\tc ~niormc rambien sc lncnclona "que csistc una JcuJa dc .~prox~madamcntc doc rnilloncs dc pesos con lo\ b:lncoc cstatalcs rncsicanns: exfa cant~Jad \ e n Lfebcnnrada p r clloh". Dc acilcrd~ con kin 111iorme de S c h ~ ~ n i c l d . dci 21 Jc cx-tubrc de 192b. el "monopollo [de Obrcgljn] ~obrc comcrcio Incxlcano Jc garbanzo nc le p r d u ~ o las fananc~as ehpcradas dcbldo a1 .iulncntu dc 10s dcrccho5 dc 1mpc~nac16n cspaiioics cobrc el sarbanzo ! porquc Ohrcglin rcluvo hui grandes esistcncias a prccios dernaslado altos": YAW. \ I 274. r. 84. 8 12,00128017 Dlvcrioc ~nformes consularcs csradunidcnses csrahlcccn una rclacicin dirccta cntrc Ias a\piracioncs tic Obrcgon a una regunda prcsldcncia y sus clcvados dcudas.\'Sasc. por cjcmplo. cl informc dc Sheffield dcl 31 dc mayo de 1927. en el quc rcprducc una convcrsacion de Obrczlin con un rcprescnrantr dc la compaiia Wells Fargo. dc acucrdo con la cuai Obrcg6n hahia dcclarado "que sifnificaria su ruina financicn si ai~uicn sc convinien cn prcsidcnte quc no cs~u\~iese hien dispucsto hacia r'l y su pulitica": Y.A\V. 51 171. r. 86. S 17.00/28452.

    I Econornia y sociedad: continuidad y carnbio

    o b s e r v a d o r e s c o n t e m p o r b n e o s n o se debio tan to a g e n u i n a s c a p a c i d a d e s I ernpresariales del s o n o r e n s e , sino rnbs b i e n a s u l ib re aprovecharn ien to de I . mul t ip les recursos e s~a t a l e s .~~

    Los negocios de O b r e g o n p r o n t o impus ie ron su s e l l o en toda la region. I como l o h a c e c o n s t a r en 1928 u n i n f o r m e consular e s t a d u n i d e n s e de

    Cuaymas acerca de 10s "efectos d c l ases ina to de O b r e g o n sobre la s i tuac ion econornica del sur de Sonora":

    El extmordinario dcsarrollo cconornico del vallc yaqui y mayo durante la uittma d2cada. sobre todo 10s ultirnos dos afios. he dcbe cn alto grddo no s d o a la gran cncrgia. el cspiritu cmprcndcdor y ias ideas pro;rcsistas del diiunto general Obrcgcin, sino tnrnbiGn 3 su prcs~igio. aumcnt.iJo cn iorrna dccisiva por su intlucncia polittc;~. Esta influcncia luvo corno rcsul~ados prclgramas cspecialcc d c fomcnto por parrc del yohicrno fcdcral iq:ic J c otro modo posiblcmcntc no zc huhicscn iornado cn conhidcraiitjn~. conlo c r n b a r p anualcs .;ohre !;I cxponaci[in d c z;lrb:~nzo hasla I2 vcnra Jr. io.5 \ i y o s \obr2nrcs: la invcrsitin ~ l c alrcdzdor J c cinco rnilloncs dc pesos en o h r ~ 3 J c :impliacttjn dcl pucno dc Y ~ ~ v : ~ r o s : 13 cornpra J c instaiactuncs d c rlcgo \ I I C T T ~ cn c1 \.;111' dc los \-aqui\. y proyc.cto\ p;lra la ;itnpliac.ltin dc !as instalactones dc irrtgac.ion en el vallc dc. 10s yaquis y los mayos. L!na de 12s nlcjorcs mucsrras dc Ic)s l'rutoi quc dio el podcr dcl f c n c r ~ l Obrcg5n es la i iudad d c Cajcrnc. En 1926 csc pueblo era poco rnis quc una pradera c!esicna. !-lo!. Cl?)crne cucnra con una pobl:icion dc m i s dc sets mil hahitnntcs. una ccrrc J c industrias rcia[ivamcntc irnponnntrs. cornpaiiias d e vcntas y rnolinoh. !. cs un CCnKO Jc Jibuibucidn. corncrcializac~tin y h:lncario. Navojo:~ ~c ha transl'ormado J c un perczoho pohlacho agricol;~ en un ccntro clc cons~dcrablc imponancia.-'

    " La m~!.ori~ dc h ~ s ~niormcs consularcs c . \ t ad~~~l~J~ .nhc \ ctpresa J I I ~ ~ S ;on rcclh.cto a )J ~cricdad cmprc~ar~al de Ohregtin. \ : t3 .~ . por ejcrnplo. el inlorme Jcl chnsul i.stndun~dcn\c :.n .\lazatlin. dcl lj dc~ulio dc 1020. >ohre una convcrxacicin conlidcnc1a1 con el :~hcrnador dc Sinaloa. ;ikjandrLI Vcga: "Un hccho quc i~ dc rnaniticslo \cz con rn3yor ~.Iar~d;ld cs el aiin dc Ohrcg61i dc ~ l ~ n e r o c ~ntlucnc~a ... Es sabldo quc su POJcr Ic pcrn~itc ~ o n s t n ~ i r nurncrosos c~stillos en el :~irc. en C I c,itltzo por convcnlr\;il en el rnonarc3 industrial dcl litoral wbtc. Si en t k c t o ilc~aran 3 reaIiz3r\c wd05 Ins pro!cctos ,11)unc1;1Jos por el. csto cquivaldria 3 13 rcalizac~ljn dc lo impoi~ble. si L . ucnc en cucnta 5u rcducid~ hate tinanelera. A U ~ncapacldad pan obrcncr crcditos normales y cu carencia zcncral JL. hdb~lida- dcs emprcs~r~alcs. Cucnta. sln emhargo. con una influcncia politlea c.ttraordinari;t. si no c4 quc absoluta. sobre el cobicrno nicxlcano. Con ircc~~cncia cs calificado Jc rcy: y Csicmc. Sunon. es considcrada coma su scdc. Sljlo csto cxpliea su csito": S A \ \ . \I 174. r. $4. S 12.00/27850.

    '0 lnformc dcl 21 de julio dc 1928. SAW. >I 274. r. 9.). Yl2.nO Sonordl.

  • 352 Hans Werner Tobler El Congreso Constituyente de QuerCtaro 353

    rurales, tenia conceptos mis bien provincianos y pertenecia a la genera- ci6n de entre 30 y 40 aiios de edad.6

    De acuerdo con Smith, menos del 12 por ciento de 10s diputados procedia de las clases medias bajas, mientras que el 85 por cicr~to perte- necia a la clase media (aunque definida en tCrminos muy amplios) y por lo menos m6s de la mitad contaba con una educaci6n acadkmica.

    Para una sociedad en la que la rnayoria de los adultos no sabia leer ni escribir. la delegaci6n carra~~cism era apenas representativa. Esta Clite era despropor- cionadarnente culta y, para su contexto y sin pertenecer, en prornedio, a laclase alta, era desproporcionadamente privilegiada tambikn, en su condici6n econ6- mica.'

    Asi 10s diputados representaban precisamente aquella nueva Clite revo- lucionaria que en su mayor parte se habia reclutado de la clase media y que ahora asumia la herencia politica de las capas dirigentes porfiristas, de la que sin embargo se distinguia clararnente desde el punto de vista social.

    Bajo estas circunstancias, es decir, la manipulaci6n e irnprovisacidn en la designacidn y eleccidn de 10s diputados, su falta de arraigo en agrupacio- nes sociales y politicas yaexistentes y su homogeneidad social relativamente alta, la r6pida polarizaci6n del Constituyente no fue tanto resultado de diferencias politicas fundamentales. Mucho mbs relevantes fueron las ri\'a- lidades por el poder politico surgidas en el seno del grupo dirigente consti- tucionalista asi como, en parte, las aversiones person ale^.^

    6 Niemeyer, pp. 40-42. Smith, pp. 364-366. La rivalidad entre Obreg6n y Carranza se manifest6 pdblicamente, por ejemplo, en 13

    controversia acerca de la elegibilidad de aquellos diputados cercanos a Carranza que como parlamentarios habrian perrnanecido en sus cargos bajo Huena. Mientras que Obregdn lec negaba la elegibilidad. Carranza insistia en la validez de su elecci6n. La controverri3 encontr6 una fuerte resonancia en 10s debates del Constituyente; cJ DdCC, vol. I. pp. 49. 198-237. 860-862; 920-924. Son reveladoras de 10s efectos de esta controversia en el transcurso de las plfiticas, las declaraciones del presidente del Congreso en la scsi6n drl 16 de diciembre de 1916, en las que hace referencia a 10s comentarios criticos de Ohreg611 hnci~ 61 y sus correligionarios: "...si he notado una cosa. seiiores: que muchas de las personas quc eran tnis amigos a n t s de las declaraciones del general Obreg6n, desde ese momcnlo u olvidaron de la amistad y creyeron que yo era un hombre que no merecia estar en el Confrezc porque hahia sido un coharde; esos hombres si rnerecen mi desprecio, porque no rienen convicciones sino que sigucn a un hombre porque creen que pueden obtener alguna coss". DdCC, vol. I. p. 74 1.

    Las dos alas que pronto se formaron en el Congreso comprendian, por una parte, a 10s "jacobinos", es decir una mayon'a de 10s delegados cercanos a Obregcin, y, por otra, a 10s liberales, casi todos intimos colaboradores de C a r r a n ~ a . ~ El lider de 10s liberales, que a1 principio se concentraron por completo en el proyecto constitucional de Carranza, era el secretario de Instrucci6n P~iblica FClix F. Palavicini; de esta fracci6n era tambiCn e! presidente del Congreso, Luis M. Rojas. El principal representante de 10s jacobinos era el general Francisco J. Mirgica,Io quien presidia la influyente Primera Comisidn de Constituci6n.

    El principal motivo de controversia entre jacobinos y liberales (o "rnoderados") era la cuesti6n acerca de las funciones del Estado y las ~tribuciones del gobierno central. Mientras que 10s jacobinos aspiraban a un Estado fuerte como "institucibn socioeconbmica" (Smith), per0 a una reduccibn del poder politico del gobierno central y especialmente del presidente, 10s liberales quenan un regimen presidential fuerte y a la vez un Estado con poderes limitados de intervenci6n econ6mica y social."

    Estas concepciones diferentes se mostraron por prirnera vez en el de- hate sobre el aniculo 3, que si bien tuvo por tema la posici6n del Estado

    La distinci6n entre "liberales" carrancistas y "jacobinos" obregonistas, por cierto muy p~oblernitica en el contexto de la "cultura politica" mexicana, fue establecida, entre otros. pr el presidente del Congreso, Rojas, en su discurso del 16 de diciembre de 1916. H~stbricamente, 10s liberales representados por 61 encamarian "los principios conquistados pr 10s pueblos de habla inglesa" y se apoyarian en la Constituci6n de 1857, rnientras que lor jacobinos 'marian "corno modelo la culta y heroica Francia, que nos ha dado tambien l~benad y hermosos modelos que imitar [!r: DdCC, vol. I, p. 784.

    lo Mfigica sin duda fue uno de 10s primeros y mis destacados representantes de 10s oficiales progresistas en 10s ejercitos del constitucionalisrno. Nacido en Michoacan, 0 sea. inel altiplano central, procedia de una iamilia de maestros ruralescuya tradici6n profesional umbih el hubiera tenido que continuar. Sin embargo, de joven trabaj6 como impresor y priudista, colabor6 con el periMico antiporfirisla Rcgeneracidn y se adhiri6 a 10s reyistas Utes de parlicipar activamente en el levantamiento maderista. Como joven capitin pertene- ~ i b a 10s soldados de la primera hora del ejercito constitucionalista de Carranza, tomando prte, bajoel mando del general Lucio Blanco, en la campaiia contra Huerta. Seglin reconoce umbien Pastor Roauix, Mligica desempe86 un papel dirigente en el Constituyente: GPnesis, ? 2.18. No obstante. en su posterior carrera politica su radicalism0 choc6 con la politica wial mucho mis conservadora de 10s sonorenses. loque parecih poner fin a su carrera. Per0 :,lo fue ~610 temporal. Durante la presidencia de Lizam Cardenas, Mligica volvi6 a ocupar nuttamenre por algunos a5os una posici6n clave en la politica nacional conlo miembro tn~inenle del gobierno. Para la biografia de Mligica cf. Amando de Maria y Campos. Viigirn, crrjnica biogrrifica, Mexico. 1939.

    " Smith, "La politica", p. 372.

  • frente a la edlrcacidn, sobre todo --conlo despuis tambier1 1.1 articulo 130- gird en torno a la relaci6n ent1.e lglesia y Estado. Pese n clue anlh:~~ alas del Constituyente sostenian una position en lo general anticlerical. el proyecto de Carranza se atenia a la lihcrtiid educativa y prescribia el laicism0 s61o para las escuelas p6blicas. Los jacobinos, en cambio, trcs

    ,I o sobre largos y agitados debates impusieron un mayor control del Ect, d el sistema de enseiianza, que en especial eliminaba toda influencia ecle- si6stica en la educaci6n primaria. De forrna similar el proyecto de Carran- za para el articulo 130, que en lo esencial habia adoptado las disposiciones anticlericales de la Constituci6n liberal de 1857 (sobre todo la separaci6n entre Iglesia y Estado), fue radicalizado considerablemente por 10s jaco- binos.12

    Mientras 10s articulos anticlericales se encontraban del todo dentro de la tradici6n constitutional mexicana desde el movin~iento de la Reforma a rnediados del siglo xrx, 10s articulos 123 y 27, reformados completa- mente por el Congreso y que reglarnentaban el carnpo de las relaciones laborales y la cuesti6n de la tenencia de la tierra y las riquezas drl subsuelo, darian un perfil totalmente nuevo a la Con~tituci6n.'~

    El articulo 3 incluido finalmente en la Constituci6n de 1917 decia lo siguiente: "La ensefianza es libre: pero seri laica la que se dC en 10s cstablecimientos oficiales de educaci6n. lo misnio que la enseRanza primaria. elemental y superior que se imparta en 10s estableci- mientos particulares. Ninguna corporaci6n religiosa, ni ministro de algun culto. podrin establecer o dirigir escuclas dc instrucci6n primaria. Las escuclas primarias particulares s61v podrin establecerse sujetandose a la vigilancia oficial. En 10s establecimientos oficiales se impartira gratuitamente la enseiianza primaria." El extenso articulo 130 impone una sene d: severas restricciones a la lglesia cat6lica; declara el matrimonio como contrato civil. e\i:: a 10s sacerdotes la nacionalidad mexicana, les prohibe la critica de "las leyes fundan~enlali.. del pais, de las autoridades en particular. o en general del Gobierno" y les niega el voto acliw y pnsivo. La construcci6n de nuevas iglesiasestaba sujera a la autorizacibn por la Secret;mc dc Cohernaci6n. A las legislaruras de los estados se les permitia unicamente dclerminar 1.1 numero mlximo de sacerdotes en sus estados. Se prohibia cualquicr agrupaci6n politii. "cuyo titulo renga alguna palabra o indicaci6n cualquiera que la relacione con alpunr confesi6n rcligiosa". Ademis, la lglesia estaba sujeta a Ins disposiciones rcstricti~a~ J:! pdrrafo 11 del articulo 27. que le prohibia poseer bienes raices o hipotecas levantadas sobrr ellos y nacionalizaba 10s demls bienes inmuebles de la Iglesia, como 10s p:~lncios episcop3. les. los seminaries, etcetera. El texto de la Constituci6n de 1917 puede encon~rarse. p: eje~nplo, en el DdCC. vol. 11, pp. 1 18 1 - 1270.

    l 3 La redaccidn dc estos dos articulos fue confiada a una comisi6n reonid2 Ttlerd d:: Congreso y enc;\hezada por el Secretario de Fo~nento y Agricultura de Camnz;i. P3\1(': Rouaix. Relatos detallados sobre las sesiones de esta comisi6n de redaccihn sc cncuentrJ- en Roauix. GP,wsis. Sobre los dehates pliblicos del Constituyente acerca (lr 10s articuli~~ 5

    El Congrcso Con

  • 556 Hans Werner Tobler

    No es el prop6sit0, aqui, ilustrar con rn9s carreras sernejantes la formaci6n de una nueva burguesia a partir del circulo de la elite revolu- cionaria, sus familiares y protegidos, etcetera. La lista de ejernplos perti- nentes fhcilmente podria a l a r g a r ~ e . ~ ~ Para finalizar mis bien se tratara de integrar este proces'o en el marco m9s arnplio del desarrollo econdmico y social de Mexico. A este respecto llaman la atencidn, en primer lugar, algunas caracten'sticas comunes con las repercusiones sociales de ante- ,, riores carnbios politicos radicales. De rnanera similar a los porfiristas

    victoriosos de fines del siglo xrx, la nueva elite revolucionaria llevd a 2 cab0 su ascenso econdmico y social sobre todo a travCs de la toma del poder politico y la utilizacidn del aparato estatal. Tambien en su caso (corno en el de la burguesia revolucionaria de 10s Cientificos) no fue tanto la burguesia la que cred a1 Estado sino el Estado el que cred a la b u r g ~ e s i a . ~ ~ Asimisrno, en lo que se refiere a sus ambiciones sociales y estilo de vida, la burguesia revolucionaria continud 10s patrones ya esta- blecidos por la Clite porfirista. Esto se mostrd claramente en el hecho de que --corn0 ya se m e n c i o n 6 el ingreso a la clase de 10s hacendados fue para muchos generales revolucionarios el principal indicio de pertenencia a la clase alta. Ademis se revela en la circunstancia en que -algo similar a las dtcadas que siguieron a la toma de poder porfirista- tambiin despuCs de la revoluci6n de 1910, a1 menos en la segunda generacibn. tuvo lugar una creciente fusi6n entre la "vieja" y la "nueva" clase alta.

    Sin embargo, hub0 tambiCn grandes diferencias entre la burguesia de privada..'. Su criterio, su convicci6n revolucionaria. jse contradice acaso con esta actividad de hombre de empresa? .... precisamente confinn6 en su actividad de hombre de empresa en el rkgimen de iniciativa privada que tenemos aquel ideal revolucionario que lo llev6 a combatir a Diaz y a Huerta en favor de la libertad de trabajo y de 10s derechos obreros. Y as:, d e igual modo. han actuado otros revolucionarios. con la misma idea de contribuir acrear nuevas fuentes de riqueza, de produccidn y de consumo ..."

    87 Las carreras empresariales de algunos prominentes sonorenses aqui dercritos sin dud3 fueron tipicas de todo ese proceso. VCase por ejemplo, la serie de articulos de Francisco Naranjo "Los millonarios de la revoluci6n". en Diario de Yucatrin, septiembre de 1948. St encuentra variado material sobre este tema tambiin en 10s informes consulares estadunidsn- ses. N o puede pasarse por alto que estos con frecuencia fueron tendenciosos y por lo tanlo probablemente incluyeron a menudo infomaciones falsas. No obstante, sin duda expreun de manera m9s o menos acertada el modo de acumulaci6n privada de capit:~l de esca nuc\a burguesia. Una impresionante elaboration literaria del tema la proporcio~~;~ ('arlos Fuen~er. La rnltene de Artemio Cruz, Mexico, 1964.

    ge Cf. Rodolfo Stavenhagen, "Reflexiones sobre el proceso politico actual". en "El sistema mexicano". Nueva Poliiica. 1/2. 1976, pp. 15-22; aqui: p. 19.

    Econornia y sociedad: continuidad y carnbio 5.57

    10s Cientificos y la revolucionaria. Las diferencias entre las estrategias econdmicas de las elites prerrevolucionarias y posrevolucionarias, que fueron descritas en el apartado anterior, concordaron con patrones distin- tos en la "acumulaci6n de capital" privada. Mientras que en 10s Cientificos el ascenso econcimico se basa sobre todo en su actuaci6n como mediado- res entre el capital extranjero y el Estado rnexicano y como socios de empresas extranjeras, la burguesia revolucionaria, en cambio. se apoya directamente en el Estado mexicano y saca beneficio de las organizacio- ! I nes crediticias del Estado reciin creadas, de la an~pliacidn de la infraes- ic tnlctura del Estado, etcetera. Es dificil juzgar en quC rnedida estas carac- 3 teristicas especificas de 10s Cientificos y de la burguesia revolucionaria coincidieron, asimismo, con una diferencia en las actividades econGrnicas del sector privado. Por una parte, la burguesia revolucionaria se ocupo en 10s sectores "tradicionales" de la agricultura, 10s negocios financieros, el cornercio al por mayor, la especulaci6n en bienes inmuebles, etcetera; por otra, hombres como Obregbn, Shenz y Alrnazin tanibien participaron en creciente medida en 10s sectores "modernos" de la empresa agricola, la industria transformadora, etcetera. Sin embargo, el estado actual de la investigacidn no permite alin determinar si la burguesia revolucionaria, ademis de sus formas comunes de acumulacidn de capital, tambikn se caracteriz6 por una cornunidad en las actividades econ61nicas.~~

    Por liltimo, tambiCn resulta dificil determinar la importancia economi- ca de la burguesia revolucionaria. A pesar de las considerables dirnensio-? nes de algunas ernpresas en su posesidn, no deber5 exagerarse su peso ! dentro de la econornia mexicana en general, que seguia dorninada por el '- i capital extranjero. Incluso la clase alta prerrevolucionaria pudo sostener i en gran rnedida su posici6n en el comercio, la banca y la industria.'" Asi, ! la nueva burguesia revolucionaria no desplaz6 a la vieja clase alta de sus

    89 A diferencia de las bucnas investigaciones ernpiricas sobrc la burguesia de 10s Cientificos y 10s interesantes estudios recientes sobre la Clite politics. con respccto al Mexico posrevolucionnrio alin no existen investigaciones sisterniticas sobre las elites econcirnicnr y sociales. Por lo tanto, siguen pendientes niuchas cuestiones rcferentes a1 papel cconhmico de la burgucsia revolucionaria, su entrelazamicnto econ6mico con la viejn clase altn y el capital extranjero, etcetera. Es de suponerse que esta circllnstancia se dehi6, y no cn ultirno ttrmino, a la evidente delicadcza pulitica de estc terna.

    C/. Jean Meyer. Historia 11, p. 300, para quien los exponentes de la hurguesia rcvolucionaria fueron insignilicantes en cuanto a su influencia econ6nlica frente a las "verdaderas fortunas financieras. mercantiles. industriales".

  • 558 Hans Werner Tobler

    dominios tradicionales, sin0 que mQs bien se le incorpord como nuei.0 segmento, a1 principio privilegiado por su posicidn politica. Desde el punto de vista social, el proceso de fusidn entre'la vieja y la nueva clasr alta en todo caso parece haberse concluido en gran medida desde fines de 10s aiios veinte y con toda certeza desde la Segunda Guerra Mundial. En ello, a1 igual que durante el Porfiriato, "la alianza matrimonial [repre- sentaba] el rnCtodo m6s seguro para cimentar la fusidn" entre la vieja y la nueva Clite.9'

    Capitulo 5

    CAMBIO Y CONTINUIDAD EN LA SOCIEDAD AGRARIA: REFORMA Y CONFLICTOS EN EL AGRO

    Si bien 10s detalles de este proceso todavia requieren de mayor inves- tigacidn, no cabe duda de que la circunstancia de que 10s lideres po1itico.c en creciente medida tambiin fueran empresarios particulares influy6 er sus nociones del orden econdmico y social. Este hecho se manifestan'a sobre todo en la politica agraria del Estado, que s ed descrita con mayor detalle en el siguiente capitulo.

    La cuestidn acerca de 10s cambios provocados en la sociedad agraria por la revolucidn reviste una impdrtancia fundamental en el context0 del presente estudio. Tan solo el hecho de que en estas dCcadas todavia m8s de dos tercios de la poblaci6n econ6rnicamente activa estaban ocupados en la agricultura, y Mtxico de esta manera continuaba siendo una tipica nacidn agraria, da una importancia central a1 desarrollo en el agro. No obs- tante, tarnbitn la circunstancia de que en in~esti~aciones m b antiguas con frecuencia se haya caracterizado globalmente a la Revoluci6n Mexi- cans como levantamiento campesino y revoluci6n agraria, hace necesario un exarnen m6s detenido de tales cuestiones para comprender de manera m6s diferenciada el caricter de esta revolucidn. Por esa raz6n tambi6n se dedica un espacio relativamente amplio a 10s pasajes sobre la situacidn agraria en el Porfiriato y a1 problema de la partici~acidn campesina en las guerras revolucionarias entre 1910 y 1920. Como trasfondo para el desarrollo agrario durante las postrimen'as de la revoluci6n recordare- mos brevemente, por lo tanto, las conclusiones principales de aquellos

    9' Meyer, Hisroria 11, P. 300. Ah: mismo, pp. 291-303, se encue~~tran tnn~bien a l ~ u n J < capitu1os.l indicaciones sobre el entrelazamiento social y econ6mico de la elite ,c.;r,lucionaria 1: vieja clase alta, 10s empresarios extranjeros y la burguesia de o r i ~ ~ . ~ ~ curopeo, q,,c Como clave importante para la comprensiXn de l a intensidad de 10s "mcxicanizaba" lentamente. Sobre el proceso de fusi6n de l a wnueva7*y la -vieja,, ,.last 31:1 vkase asimismo JosC E. Iturriaga, La estnrctura social y c u ~ t u r ~ l de MP.riro, M C ~ ~ ~ ~ , 195 1, p. 81. 1 Cf. aarriba 10s caps. 3 de la primera pane, y 3 y 4 de la segunda pane.