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    EL ABISMO DE LA FALSA AUSTERIDAD EN LA UE.

    THE ABYSS OF THE FAKE AUSTERITY IN THE UE.

    Bueno Surez, CarlosDoctor en Economa Regional. Departamento de Economa Aplicada II.Grupo de Investigacin Clave Europa. Universidad de [email protected]

    Resumen

    Las soluciones sistmicas con las que se pretende hacer frente a la crisis en Europa

    estn, en realidad, agravando las verdaderas causas de la misma. Esto lleva a que

    los Estados y la Unin Europea en su conjunto no puedan encontrar el camino desalida a la crisis. Incluso Alemania, motor econmico de la Unin, se est ya viendo

    afectada por las recesiones de aquellos pases que conformaban gran parte de su

    mercado. El crecimiento econmico se ralentiza pero los fondos presupuestarios

    siguen orientados a salvaguardar la solvencia de la banca y el Euro en un claro

    proceso de socializacin de sus prdidas. Mientras tanto, desempleo, precariedad y

    pobreza empiezan a extenderse, desde los pases del sur, a lo largo y ancho de toda

    Europa.El capitalismo financiero impone, a travs de la Troika, polticas con las que se

    promueve el adelgazamiento de los Estados, y con ello, la disminucin de su

    capacidad redistribuidora; y la absoluta desregulacin de los mercados de trabajo.

    Pero esto est provocando una espiral deflacionaria empobrecedora de la que

    Europa ya no es capaz de salir. La conflictividad social y las dudas de que estos

    esfuerzos puedan ni tan siquiera recuperar una mnima solidez de su sistema

    financiero parecen indicar la direccin tomada por Europa. Camino hacia el abismo.

    Palabras Clave

    Crisis, Unin Europea, Euro, corporaciones financieras, trabajo pobre, empleo

    precario.

    Abstract

    The systemic solutions with which UE is intending to face the actual crisis in Europe,

    are really exacerbating the real causes of it. This situation leads to a current

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    mailto:[email protected]:[email protected]
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    condition where the Member States, and the European Union as a whole, cannot find

    an exit strategy from the crisis. Even Germany, consider the economic heartbeat of

    the UE, is being affected by the economic slowdown in those countries which formed

    most of its market.

    But, while the economic growth is slowing down the UE budgetary funds are focused

    on save and protect the solvency of the banking sector and the Euro, showing a clear

    socialization process to share their economic losses.

    Meanwhile, unemployment, job insecurity and poverty begin to spread from the

    southern countries, around the length and breadth of Europe.

    By means of the Troika, financial capitalism imposes policies which promote the

    "thinning" of the States, and thus, decreasing their redistributive capacity and the

    absolute deregulation of labor markets.

    But this situation is inducing a deflationary and impoverished spiral, which Europe is

    no longer able to get out. Social conflict and the serious misgivings about these

    efforts cannot even recover a minimum strength of its financial system, suggest that

    the direction taken by Europe is heading towards the abyss.

    Key Words

    Crisis, Europe Union, Euro, financial corporations, working poor, precarious

    employment.

    No sabemos lo que pasa, y eso es lo que pasa.

    Jos Ortega y Gasset

    Introduccin

    Europa se encuentra en la actualidad atrapada en una gran bola de nieve que rueda,

    de forma acelerada, hacia un profundo abismo. A la debilidad de su sistema

    financiero se le aade ahora el contagio hacia sus propios Estados. Algunos pases

    como Grecia, Italia o Portugal haban asumido niveles de endeudamiento pblico

    que se hicieron insostenibles en un escenario de restriccin del crdito, y otros,

    como Espaa, siguen pretendiendo socializar unas deudas privadas e incobrables

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    provenientes de la explosin de la mayor burbuja inmobiliaria de la historia. Estamos

    asistiendo al declive social y econmico de Europa con unas cada vez ms limitadas

    tasas de crecimiento en el norte y fuertes cadas del PIB en el sur. Economas que

    se ven abocadas a una deflacin interna an no reflejada por el alza de los precios

    derivados de un mayor gravamen fiscal al consumo y por el encarecimiento

    especulativo de los carburantes y algunas materias primas. La deflacin si se

    constata a travs de lo que se conoce como la inflacin subyacente. Estamos

    asistiendo, por tanto, a una crisis que presenta caractersticas muy semejantes a la

    que padeciera Japn, y de la cual todava no ha sido capaz de encontrar la salida

    adecuada. An a pesar de ello, el Euro como moneda sigue con toda su fortaleza en

    los mercados de divisas reflejando quizs una falsa realidad respecto a su solvencia.

    El establishment financiero, a travs de la llamada Troika, compuesta por el Fondo

    Monetario Internacional, la Comisin Europea, y el Banco Central Europeo, es quien

    dicta las estrategias polticas a aplicar; y con las que, supuestamente, la zona Euro

    debe ser capaz de salir fortalecida de su situacin de crisis. Sin embargo,

    trascurridos ya cinco aos desde que empezaran a vislumbrarse los primeros signos

    de recesin, las estrictas polticas de ajuste aplicadas sobre los pases del sur de

    Europa lejos de resolver sus problemas los han agravado (Navarro, V. 2013). Y es

    que, adems, stos empiezan a contagiar tambin a los del norte; de modo que la

    recesin ya amenaza con extenderse a todo el continente.

    Los antecedentes de la actual cris is Europea y global.

    En realidad, no parece que se est, en esta ocasin, ante un ciclo recesivo ms, al

    que deber seguirle otro expansivo. La actual crisis, su virulencia, su expansin y la

    incapacidad de encontrar soluciones sistmicas a la misma, evidencia que estamos

    presenciando el final agnico del modelo de acumulacin imperante desde mediadosde los aos 70. Y es que en realidad, la actual crisis no tiene su origen en un modelo

    de crecimiento sustentado en la generacin de burbujas, (tecnolgicas, inmobiliarias,

    y ahora financieras) sostenidas sobre una laxa poltica monetaria de bajos tipos de

    inters, que favoreci un absoluto descontrol del crdito como elemento funcional al

    ya agnico sistema capitalista de los aos 90. Quizs se pueda afirmar que la

    financiarizacin del sistema es el acelerador desencadenante de la actual crisis,

    pero no su origen. Y es, en Europa, el lugar en el que precisamente se vislumbran

    las mayores quiebras derivadas de la crisis, donde el modelo social Keynesiano se

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    haba asentado, quizs de forma ms patente, a travs de la consolidacin de sus

    Estados de Bienestar.

    Efectivamente, el Keynesianismo se erigi como la salvacin temporal del

    capitalismo; si bien, las ansias de crecimiento de las economas que se sostienen enel mercado, en la demanda, y las, siempre presentes, exigencias egostas de

    acumulacin de las grandes corporaciones, llevaron este modelo a la quiebra en

    cuanto percibieron la cada generalizada de sus mrgenes. Las influencias

    neoclsicas imperaran en la Academia y en la poltica, impulsadas por Ronald

    Reagan y Margaret Thatcher en Amrica y Europa respectivamente. Vuelve, por

    tanto, la ortodoxia neoliberal que argumenta que debe ser el mercado quien asigne

    los recursos de forma ptima. Haba que disminuir los costes de produccin pararecuperar los beneficios. Se empieza entonces a conformar ese nuevo modelo de

    acumulacin post-keynesiano que se extendera, con sus ciclos correspondientes,

    hasta la actualidad. Asimismo, dicho modelo deba ser enmarcado en una nueva

    cultura social en la que imperase el individualismo y la competencia, algo que deba

    tener transcendencia en unas nuevas formas de concebir la participacin del Estado

    en determinados mbitos econmicos y sociales.

    El proceso de integracin europea inicia, por tanto, una andadura sin pausa hacia laimplantacin y extensin en el llamado viejo continente de un nuevo modelo

    productivo sobre el que sostener la economa capitalista.

    Las directrices impuestas desde el seno de la Unin Europea marcan la senda de

    los cambios que deban acometerse en:

    Las esferas poltico-institucionales; limitando las funciones de redistribucin de

    los Estados. Y frente a ello, los Estados asumen la funcin de acumulacin al

    servicio de los intereses del capital, esencialmente de las grandes

    corporaciones y de aquellas empresas que controlan el sistema financiero,

    trasladando determinados sectores productivos a la iniciativa privada, y

    mercantilizando incluso servicios pblicos de gran relevancia social.

    En la implantacin de nuevos modelos de organizacin productiva con los que

    se intensifica la globalizacin econmica, si bien desde la profundizacin de las

    diferencias en la divisin internacional del trabajo en la relacin centro-periferia.

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    La cada del muro de Berln, el final abrupto de la Perestroika, el desarrollo de las

    nuevas tecnologas de la comunicacin y la informacin, el creciente protagonismo

    de las inversiones financieras en el mundo, y la necesidad de encontrar una salida a

    la crisis de los aos 90, aceleraron el proceso de transformacin del modelo social

    basado en la consolidacin del Estado de Bienestar que imperaba en Europa.

    De este modo, las directrices sobre las que se diseaban y aplicaban las

    correspondientes polticas econmicas se presentaban sobre tres premisas

    fundamentales:

    Una menor presencia del Estado Social restringiendo su labor dinamizadora de

    la demanda agregada, as como sus capacidades para hacer frente a las

    desigualdades sociales.

    Una nueva ortodoxia macroeconmica restringiendo el papel protagnico de la

    Poltica Fiscal en favor de la Poltica Monetaria, (en manos del Banco Central

    Europeo, es decir, fuera del dominio de los Estados, y al servicios de los

    intereses financieros).

    Y un claro proceso de desregulacin de los mercados de trabajo.

    Europa impone una menor implicacin de los Estados en los procesos de

    negociacin colectiva, acabando con su rol compensador frente al poder del capital.

    De este modo, se va imponiendo la autorregulacin entre los agentes sociales. Se

    quiebra, as, el acuerdo social entre Estado, Patronales y Sindicatos, y se inicia un

    proceso continuo de reformas en las regulaciones laborales que diluyen, de forma

    progresiva, la capacidad compensadora de la intervencin estatal para promover

    frmulas de redistribucin de la riqueza. No cabe duda, de que el proceso de neo-

    regulacin de los sistemas de relaciones laborales acaba incidiendo en las

    relaciones de poder capital-trabajo y favoreciendo, con ello, la gestin empresarial

    de la fuerza de trabajo (Alos Moner, R. 2008). En definitiva, se desarrollara un

    nuevo modelo productivo en el que las condiciones de contratacin de la mano de

    obra ya no estaran estrictamente sujetas a un marco formal de regulacin jurdica

    de proteccin del factor trabajo, sino que empezaran a estar ms vinculadas a los

    ciclos de negocios. Se habla, entonces del modelo de produccin flexible, como

    frmula de adaptacin a demandas cambiantes. Pero lo cierto es que esto lleva a

    confirmar, que de forma progresiva, las exigencias de convergencia nominal europea

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    acrecentaran la desigualdad de poder existente a favor del capital en su sistema

    econmico y social.

    Para Castells, con la reestructuracin del trabajo se pretendan esencialmente lograr

    dos objetivos:

    En primer lugar, cambiar cualitativamente las relaciones de poder entre la

    direccin de las empresas y los trabajadores al amparo de organizaciones

    sindicales en favor de los intereses del capital. De hecho, refirindose a la

    mxima marxista que dice que el capitalismo organiza la clase obrera, apunta

    que precisamente, en la actualidad, el capitalismo desorganiza a la clase

    obrera.

    En segundo lugar, aumentar la flexibilidad de la fuerza de trabajo a todos los

    niveles, a travs de la desregulacin, la movilidad sectorial y geogrfica,

    relacionando redes y subcontratando, y mediante una constante redefinicin de

    las condiciones de trabajo segn las estrategias e intereses de las empresas

    (Castells, M. 1999).

    El imperativo econmico hacia la consolidacin e incluso aumento del beneficio

    privado cobra un mayor predominio respecto de la integracin social y laboral. Todo

    esto trajo consigo una progresiva reduccin de la presin salarial as como el

    aumento del uso mercantil del trabajo. Las exigencias de equilibrio macroeconmico

    impuestas para la implantacin de la moneda nica acabaron con las espirales

    inflacionistas, en las que las subidas de precios generaban automticamente alzas

    en los salarios. Y es que tanto a travs de los nuevos modelos de organizacin,

    como a travs de los usos de la neo regulacin normativa de las relaciones

    laborales, se va conformando un marco que facilita la fragmentacin de la clase

    trabajadora y, con ello, la disminucin de la presin salarial. Todo ello como

    elemento funcional para la acumulacin y el crecimiento econmico de aquel

    periodo. De este modo, Europa en su conjunto, aunque ms agudizado en los

    pases del sur, va acrecentando los desequilibrios a favor de las rentas del capital

    frente a las rentas salariales.

    Del mismo modo, las polticas fiscales se orientan a favorecer la acumulacin de

    capital disminuyendo la progresividad de los gravmenes aplicados. Y todo ello,

    desde el errtico argumento de que dicha acumulacin favorecera el crecimiento

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    econmico de Europa a travs de la inversin, y por ende, la generacin de Empleo.

    Errtico, porque el actual capitalismo financiero provoca que los ahorros se orienten

    hacia inversiones puramente especulativas asociadas a los mercados burstiles,

    pero en absoluto productivas y generadoras de empleo.

    Asimismo, en el interior de Europa, mediante la asuncin de estrategias de

    outsourcing, se extrae una parte importante del proceso de produccin hacia

    empresas auxiliares que se ven sometidas a monopolios de demanda, y que slo

    bajo una estricta contencin de salarios pueden sostener su actividad. Tambin

    empiezan a surgir pequeos talleres, trabajos a domicilio, e incluso actividades

    productivas en el mbito de la economa sumergida como frmula competitiva con la

    que poder disponer de trabajo. Con todo ello, se disminuyen los costes deproduccin y se obtiene la flexibilidad requerida en los mercados de trabajo como

    frmula ms eficiente ante las oscilaciones de la demanda de sus productos (Lipietz,

    A. 1999). No obstante, no se puede afirmar que se est ante el final del modelo de

    organizacin fordista, dado que cuando la produccin exige una fuerte intensificacin

    y extensin de mano de obra, se facilitan los procesos de deslocalizacin hacia

    aquellos pases en los que se esclaviza el trabajo sin contemplaciones con salarios

    miserables, explotacin infantil, jornadas de hasta 16 horas, sin descansos

    semanales ni vacacionales, y condiciones nfimas de seguridad laboral.

    As pues, la mayor parte de las cadenas de produccin, esencialmente las ms

    intensivas en factor trabajo, son externalizadas y dispersadas, dando lugar a lo que

    en la actualidad se conoce como la fbrica difusa; que en definitiva se traduce en

    situaciones de precariedad en las relaciones laborales con un cada vez mayor

    debilitamiento del movimiento obrero. La fuerza organizativa que se pudiera derivar

    de dicho movimiento pierde, mediante estos procesos de reestructuracin

    organizacional, todas sus posibilidades de vertebracin social.

    Esto ha llevado a que en Europa, desde los primeros aos de la dcada de los

    ochenta hasta la actualidad, se haya ido deteriorando progresivamente el poder de

    negociacin de los trabajadores asalariados; al mismo tiempo que se acepta, de

    forma fatalista, la incertidumbre del mercado de trabajo como algo estructural y sin

    posibilidad de transformacin.

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    En definitiva, se conmina a la sustitucin de los antiguos sistemas de relaciones

    laborales por otros en los que la flexibilidad como concepto adquiere un creciente

    protagonismo. Se van generando as, en Europa, procesos de segmentacin laboral

    en los que se conforman, de modo funcional a los requerimientos de la acumulacin

    capitalista, nuevos espacios laborales ms flexibles que, no obstante, vienen a ser

    ms precarios en tanto que se caracterizan por la inseguridad e incertidumbre en el

    mantenimiento del empleo; unas retribuciones insuficientes para hacer frente a las

    necesidades de vida; la prdida progresiva de derechos sociales asociados al

    empleo; as como las cada vez mayores exigencias a la sobre-intensificacin laboral

    (Standing, G. 2011).

    La crisis, por tanto, es un fenmeno que viene gestndose y padecindose en losmercados de trabajo de Europa desde hace ya muchos aos. sta, asimismo, se ve

    agravada por las dinmicas especulativas que afectan a los bienes bsicos para la

    propia subsistencia de la fuerza de trabajo, debido a la desregulacin financiera y su

    progresivo protagonismo. No obstante, el modelo de economa de mercado

    imperante en Europa exiga el sostenimiento de la demanda. Y fue el crecimiento

    cuasi exponencial del crdito para la financiacin de dicha demanda, tanto pblica

    como privada, lo que sostuvo el crecimiento de Europa, e incluso con ello, la

    aceptacin social de las transformaciones impuestas por el proceso de integracin

    Europea. No obstante, cuando se extienden las dificultades derivadas de la

    precarizacin social y repuntan, aunque sea poco, los tipos de inters que gravan los

    crditos, la incidencia en la morosidad dinamita la confianza y expectativa de los

    mercados financieros, que restringen el crdito y por tanto merman la demanda que

    sobre ste se sostena. Es as como se quiebra definitivamente el actual modelo de

    acumulacin y se acelera y extiende el empobrecimiento productivo y social en

    Europa.

    Austeridad en la Europa de los Mercados Algo compat ib le?

    La superacin de la crisis de los 90 que afect a Europa en pleno proceso de

    integracin bajo la imposicin de una moneda nica, y fundamentalmente, bajo la

    extensin de un modelo neoliberal ms profundo, se sostuvo, tal y como se afirmaba

    anteriormente, en la extensin del crdito, favorecido por el mantenimiento de bajos

    tipos de inters. No haba economista entonces que hablara de austeridad para

    Europa. Al contrario, los milagros econmicos se sucedan uno tras otro (Irlanda,

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    Espaa, Portugal, Chipre, e incluso Islandia (an estando fuera del Euro)), como

    paradigmas de una supuesta construccin europea equilibrada y convergente, pero

    que de facto ocultaba una realidad bien diferente.

    Lo cierto es que el sistema capitalista siempre trata de encontrar las frmulas quefavorezcan una mayor acumulacin de riqueza; pero stas no se basan

    precisamente en la implantacin de una sociedad austera basada en premisas de

    sostenibilidad econmica, social y medioambiental. Todo lo contrario, la continua

    exigencia del crecimiento econmico, observado a travs de los indicadores

    macroeconmicos correspondientes, se sustenta en el mantenimiento de un

    comportamiento consumista exacerbado, muy alejado de lo que debe ser entendido

    como modelo de austeridad. No obstante, Europa, a finales del siglo XX, esconsciente de que el sostenimiento de una demanda creciente slo es posible, ante

    la progresiva disminucin de las rentas salariales de los ciudadanos-consumidores

    respecto al encarecimiento de sus necesidades vitales bsicas, a travs de dos vas:

    1) Si se intensifica su esfuerzo y dedicacin hacia el trabajo (es por ello por lo que se

    intensifica el pluriempleo1, o deben incorporarse al mercado de trabajo todos los

    miembros de la unidad familiar, incluso los hijos, o prolongan sus horarios y jornadas

    semanales, o reducen sus das de descanso, o alargan su vida laboral); 2) si se

    extiende el crdito para, an endeudando a las familias, y por tanto

    empobrecindolas y sometindolas al poder financiero, sostener los niveles de

    demanda que exige el alcance de tasas de crecimiento del 2,5 o 3% del PIB. No

    parece haber, por tanto, posibilidad alguna de austeridad ante las exigencias del

    modelo de economa de mercado imperante, y menos an en pleno proceso de

    integracin neoliberal europea.

    Pero Qu cambia, respecto a la crisis de la dcada de los 90 en Europa, para que,

    ahora s, ya en el siglo XXI, la Troika exija fuertes ajustes econmicos, e imponga lo

    que viene a denominar la aplicacin de restrictivas polticas de austeridad? Qu ha

    cambiado para que incluso se contravengan las tradicionales enseanzas de los

    clsicos manuales de economa respecto al modo en el que el capitalismo

    1 Los datos de Eurostat muestran cmo entre los aos 2002 y 2012 el nmero de trabajadores

    pluriempleados en la Eurozona se increment en un 37% (Eurostat 2013). Muy llamativo el dato de

    Alemania, que en ese mismo periodo de tiempo incrementa el nmero de trabajadores en pluriempleoen un 133%.

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    instrumenta polticas anticclicas para hacer frente a sus crisis? Parece que, al

    mismo tiempo, todo y nada cambia.

    Todo, porque el nivel de endeudamiento alcanzado en los pases europeos, tanto

    pblico como privado, es absolutamente insostenible; todo, porque las solucionesindividualizadas por pases, combinando, a travs de sus respectivas soberanas,

    Poltica Monetaria y Poltica Fiscal, ha dejado de ser factible; todo, porque los

    conflictos de inters, y la heterognea afectacin de la crisis en la Europa integrada,

    ralentiza o inmoviliza decisiones que, adems, favorecen a algunos pases frente a

    otros; y todo porque no es el capitalismo industrial el que en la actualidad dicta las

    normas econmicas para Europa, sino el capitalismo financiero. Y nada, a su vez,

    porque nuevamente, el sistema imperante, busca soluciones a la crisis quefavorezcan el mantenimiento de la acumulacin de las grandes riquezas del mundo,

    an a costa de incrementar y extender el empobrecimiento. En ese sentido, nada

    nuevo.

    El qu, el por qu y el para qu de la austeridad en Europa

    A qu le llaman entonces austeridad en Europa? A nada nuevo, dado que las

    experiencias de las polticas neoliberales aplicadas en Amrica Latina, por

    imposicin del Fondo Monetario Internacional, demostraron su fracaso social yeconmico. No obstante, la falacia de la austeridad es que viene precedida, en

    Europa, por una cuantiosa inyeccin de dinero pblico a la Banca, a travs de

    mltiples instrumentos diseados para ello, para hacer frente a los problemas de

    solvencia y liquidez del sistema financiero. Se trataba, en definitiva, de evitar que

    una quiebra encadenada del mismo acabara con la solidez del Euro.

    Las ayudas aprobadas por la Comisin Europea en el periodo transcurrido entre el 1

    de octubre de 2008 y el 1 de octubre de 2012, e incluyendo las ayudas derecapitalizacin concedidas a Northern Rock en 2007, ascendieron a un total de

    5.058,9 millardos de Euros (5,06 billones) (el 40,3 % del PIB de la UE).

    Slo en 2008 se aprobaron ayudas para el sistema financiero

    equivalente al 27,7% del PIB de la UE, un total de 3.394 millardos de

    Euros (3,4 billones). La mayor parte para garantas sobre bonos o

    depsitos bancarios.

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    Pero a partir de 2009, las ayudas se dirigan fundamentalmente a la

    recapitalizacin bancaria y al rescate de activos.

    Entre 2008 y 2011, el importe global de las ayudas efectivamente utilizadas ascendi

    a 1.615,9 millardos de Euros (1,6 billones) (el 12,8 % del PIB de la UE).

    Un total de 1.084,8 millardos de Euros (1,1 billones) (el 8,6 % del PIB de

    la UE) para garantas sobre bonos o depsitos.

    Unos 322.100 millones de Euros (el 2,5 % del PIB de la UE) para

    recapitalizarla.

    Para el rescate de activos deteriorados, un total de 119.900 millones de

    Euros (el 0,9 % del PIB de la UE).

    y para garantizar liquidez, 89.000 millones de Euros (el 0,7 % del PIB de

    la UE).

    Desde el ao 2011, se utilizaron ayudas dirigidas al sector financiero que

    ascendieron a 714.700 millones EUR. Esto equivale al 5,7 % del PIB de la UE.

    Un total de 521.800 millones de Euros para garanta sobre bonos o

    depsitos.

    A lo que habra que aadir en nuevas garantas, 110.900 millones de

    Euros.

    Y para garantizar la liquidez se utilizaron 43.700 millones de Euros,

    debiendo aadir la cuanta de 6.500 millones de Euros para nueva

    liquidez.

    Finalmente, la recapitalizacin ha supuesto, desde 2011, ms de 31.700

    millones de Euros (Comisin Europea, 2012).

    Ante semejantes cantidades, no parece por tanto, que las ayudas orientadas a

    salvaguardar la estabilidad del sistema financiero y, en definitiva, sus dinmicas

    especulativas de negocio, se erijan bajo principios de austeridad. Y no slo eso, sino

    que adems, la no cuestionada decisin de acudir a sus rescates, para evitar un

    anunciado cataclismo financiero, y las desorbitadas cuantas que alcanzan, son el

    claro paradigma de los despropsitos de absoluto despilfarro que fueron incitados

    por la banca europea, extendiendo el endeudamiento generalizado. No obstante, en

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    la lgica capitalista, ni acumulacin, ni crecimiento, ni, por tanto, integracin europea

    bajo una nica moneda y cediendo la soberana monetaria al lobby financiero,

    hubiesen sido factibles sin semejante desatino.

    Primero el endeudamiento crediticio desmedido y, posteriormente, los rescates a labanca, son los que han puesto en peligro las cuentas pblicas de muchos de los

    Estados Miembros; sus dficits pblicos y sus niveles de endeudamiento. Pero

    adems, stas an se han visto todava ms mermadas como consecuencia de las

    dinmicas que los propios negocios financieros han llevado a cabo en los mercados

    de deuda, especulando con aquella a la que deban acudir los pases miembros,

    fundamentalmente los del sur de Europa; y todo ello favorecido por la

    incomprensible, o bien, interesada, inaccin del Banco Central Europeo para frenartajantemente las irrefrenables ansias de obtencin de ganancias especulativas.

    Y es entonces, cuando la Troika, establece e impone sus recetas de austeridad,

    esencialmente para garantizar que las ayudas europeas que se dirigen a los Estados

    Miembros sean ntegramente dirigidas a los rescates bancarios. Los rescates,

    empiezan a condicionar las polticas fiscales de los Estados miembros con

    exigencias de ajuste impuestas, cada vez ms estrictas, y que se imponen como

    condicin sine qua non para acceder a los sucesivos tramos de rescates bancarios.Los ajustes, no obstante, afectan directamente a las polticas fiscales de los Estados

    miembros, que por la va de la restriccin de los gastos pblicos y del incremento de

    la presin impositiva que mejore la recaudacin cada vez ms mermada de las arcas

    pblicas. Pero adems, la troika aprovecha las circunstancias para exigir reformas

    estructurales con las que precarizar an ms el empleo y reducir su coste; as como

    liberalizar nuevas reas de negocio (pensiones, universidades, salud).

    Sin embargo, las premuras por ajustar los dficits y los crecientes niveles de deuda

    pblica, unido a la amenaza de que incumplimientos en las hojas de ruta

    establecidas, conllevaran incertidumbres en los mercados de deuda y, con ello, a su

    encarecimiento, lleva a que, en prcticamente toda Europa, los estrictos ajustes

    presupuestarios afecten a la lnea de flotacin de los propios Estados, as como a la

    del conjunto de stos bajo la zona euro.

    La austeridad se traduce entonces en el adelgazamiento del Estado en su finalidad

    distribuidora y, por tanto, en la restriccin de derechos asociados al modelo de

    12

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    bienestar europeo, especficamente a quienes precisamente ms los necesitan

    (jvenes, desempleados, jubilados, inmigrantes) y, en trminos generales, al

    conjunto de la clase trabajadora.

    La crisis, por tanto, es gestionada en Europa, imponiendo tales ajustes, por quienesla agudizaron en su momento a travs de la extensin de la especulacin y el

    crdito. Pero es que adems observan en ella:

    Una nueva oportunidad para acabar definitivamente con el rol del Estado, por

    una parte, como compensador en la relacin capital trabajo, y por otra parte,

    como redistribuidor de renta en la bsqueda de una sociedad ms igualitaria y

    equilibrada social y econmicamente.

    Una nueva oportunidad para desregular, todava ms, el mercado de trabajo,

    an pensando que la precarizacin de las condiciones de empleo facilitar el

    ajuste por la va del coste salarial, resolviendo de este modo el creciente

    desempleo en Europa.

    Una nueva oportunidad para apropiarse de servicios bsicos para convertirlos

    en negocios. Servicios que, en Europa, siempre estuvieron al margen del

    mercado y se ofrecan con carcter universal como derechos inalienables

    asociados a la ciudadana, tales como la salud, la educacin, las pensiones, la

    atencin social, etc.

    Una nueva oportunidad para obtener bienes de capital por la va de la

    ejecucin de hipotecas, desahucios, liquidaciones privatizadoras, concursos de

    acreedores, embargos o ventas desesperadas a precios de saldo.

    Estas oportunidades antisociales, impropias de lo que debe ser un modelo de

    integracin para Europa, persiguen, no obstante, un claro objetivo: ponernuevamente, la economa productiva y a la clase trabajadora al servicio de la

    apropiacin de excedentes para el sector financiero; y con ello, que ste pueda

    encontrar nuevas burbujas especulativas e inciertas con las que satisfacer el

    egosmo exacerbado de las grandes riquezas. As pues, quizs no sea la austeridad

    el trmino adecuado que rige las actuales polticas de la Unin Europea, sino, una

    vez ms, habra que referirse a la apropiacin.

    13

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    Hacia el abismo econmico y social en Europa

    No obstante, las consecuencias econmicas estn siendo desastrosas, tanto en el

    mbito de la economa productiva, lo que viene a denominarse ahora como la

    economa real, frente a la financiera, como en el mbito social. Parece lgico que

    esto ocurra en tanto que Europa, a travs de las medidas aplicadas, profundiza y

    agrava an ms los factores causales de la actual crisis sistmica; la minoracin del

    Estado como redistribuidor de rentas y la precarizacin de las condiciones laborales.

    De este modo, la actividad productiva no sostiene sus mercados, como

    consecuencia de la lgica cada de la demanda agregada. As pues, quienes

    sostenan la demanda, ahora la autodestruyen en tanto que ya no tienen capacidad

    de mantener el crdito que la impulsaba; pero, asimismo, acaban con cualquier

    expectativa de solucin futura en tanto que se consolida la incertidumbre y los

    escasos niveles de renta, en el actual modelo econmico, entre la clase trabajadora,

    que se eriga a su vez en la clase consumidora. En este sentido, precariedad y

    desempleo se descubre que no son antagnicos, sino, todo lo contrario, van

    indisolublemente asociados. La precariedad social incide claramente en la crisis del

    mercado de bienes y servicios, y esto afecta entonces a la destruccin de empleo en

    el mercado de trabajo.

    No obstante, quienes rigen los designios de Europa, argumentan que el sistema

    financiero, cuando logre apropiarse definitivamente de todo cuanto necesite para

    recuperar su solvencia y liquidez, se supone que dotar nuevamente de crdito, para

    que, al igual que se hiciera en la dcada de los 90, sostener la recuperacin

    econmica. Esto implica cambiar todo para que nada cambie. Nuevamente, una

    futura burbuja crediticia pretende ser la solucin, no dndose cuenta los tecncratas

    de la Troika, probablemente por falta de perspectiva histrica, de que sta fue

    precisamente la que aceler la propia crisis europea.

    Tras el impacto de la crisis en 2009, las economas ms fuertes de Europa

    mostraron en 2010 y 2011 que sostenan sus crecimientos econmicos. No

    obstante, la inmediata aplicacin de las polticas de ajuste en los pases del sur de

    Europa se hizo notar de inmediato en stos, agravando an ms su situacin de

    crisis, pero a medio plazo, tambin los motores de la economa europea empiezan a

    verse afectados por la parlisis de los primeros.

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    Grfico 1. Tasas de variacin interanual del PIB a precios de mercado en

    Alemania y Francia (2008-2013).

    -6

    -4

    -2

    0

    2

    4

    6

    2008 2009 2010 2011 2012 2013

    Zona euro (17 pases) Alemania Francia

    Fuente: Eurostat 2013.

    Ha llegado el momento en el que se ralentiza el crecimiento econmico incluso en la

    propia Alemania, que se haba erigido en el motor de la Eurozona. Lgicamente, la

    disminucin de sus exportaciones hacia el sur de Europa le est afectando.

    Las tasas de crecimiento negativas del PIB de los pases del sur de Europa estn ya

    incidiendo en los volmenes de ventas de pases como Alemania o Francia

    minorando, de este modo, sus trayectorias de crecimiento.

    Grfico 2. Tasas de variacin interanual del PIB a precios de mercado en

    Espaa, Portugal, Grecia + Ir landa (2008-2013).

    -8

    -6

    -4

    -2

    0

    2

    2008 2009 2010 2011 2012 2013

    Zone euro (17 pays) Grce Espagne Irlanda Portugal

    Fuente: Eurostat 2013.

    El capitalismo financiero, No obstante, parece que ha percibido que, a travs de sus

    inversiones exclusivamente especulativas, puede generar riqueza (aunque sea

    virtual) de forma absolutamente independiente a lo que acontezca en la economa

    15

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    productiva. Esto est suponiendo un cambio trascendental en el modelo econmico

    y social de Europa y del mundo, que no obstante, como consecuencia del

    incremento de las desigualdades, favorece la recuperacin de la conciencia de clase

    por parte de los trabajadores, y acelera los conflictos sociales frente al capitalismo

    financiero. Los cambios que se observan en algunos pases de Amrica Latina

    (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay) muestran precisamente el

    regreso de estas sociedades del abismo al que Europa, sin embargo, parece estar

    dirigindose.

    El desempleo est alcanzando, en algunos pases de Europa, niveles insostenibles

    desde el punto de vista social. En aquellos que tradicionalmente han presentado

    tasas de desempleo prcticamente friccional, como Alemania, todava se mantienenen bajos niveles, si bien es de esperar, que derivado de sus menores crecimientos,

    surjan repuntes que empiecen tambin a generar inquietud social. Asimismo, los

    jvenes cualificados en el sur de Europa empiezan a aventurarse a emigrar a estos

    pases (Alemania, Austria, Blgica), que, no obstante, aprovechan la llegada de

    tales contingentes de mano de obra y, por tanto, los incrementos que conllevan en

    sus tasas de actividad, para presionar a la baja los niveles retributivos de la clase

    trabajadora. Cierto es que, en primera instancia, las organizaciones productivas

    aprovechan la funcionalidad de la disposicin de un amplio ejercito de reserva para

    empeorar las condiciones laborales, pero a largo plazo, tal y como se apunt

    anteriormente, esto tambin afecta en estos pases a la cada de su propia demanda

    y, por tanto a la de sus propio Producto Interior Bruto. El proceso de deflacin

    interna ya no ser, por tanto, un fenmeno slo achacable a los pases del sur de

    Europa, sino que empieza a llegar tambin a los del norte.

    La afeccin de las restrictivas polticas de ajuste en Espaa y Grecia, en trminos de

    empleo, ha sido socialmente demoledora, debiendo destacar asimismo que el

    creciente desempleo se debe esencialmente a la destruccin de puestos de trabajo,

    dado que sus tasas de actividad han permanecido prcticamente constantes en este

    periodo de crisis, siendo los niveles de ocupacin los que disminuan.

    16

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    Grfico 3. Evolucin de las tasas de desempleo en los pases del sur de

    Europa + Irlanda sometidos a las polticas de ajuste (2008-2013).

    Irlanda

    Portugal

    Grecia

    Grecia

    Espaa

    Espaa

    Irlanda

    Portugal

    0

    5

    10

    15

    20

    25

    30

    2008 2009 2010 2011 2012 2013 (*)

    (*) Los datos del ao 2013 corresponden al mes de marzo.

    Fuente: Eurostat 2013.

    La prolongacin de esta situacin agrava an ms los problemas econmicos y

    sociales del desempleo en estas economas.

    De hecho, el desempleo de larga duracin (ms de 12 meses en situacin de

    desempleo) en Portugal alcanza en 2012 al 7,7% de la poblacin activa, esto

    es dos puntos ms que la tasa de desempleo total de Alemania, yprcticamente la mitad de la tasa de desempleo total portuguesa.

    Pero es que la tasa de desempleo de larga duracin en Grecia llega a ser casi

    el doble que la de Portugal, situndose en 2012 en el 14,4%.

    La tasa de desempleo de larga duracin en Espaa se situaba en el 2% en el

    ao 2008, y alcanza tras cuatro aos de desquiciados ajustes, el 11,1%. Esto

    prcticamente supone que uno de cada dos desempleados en Espaa, lo es ya

    de larga duracin.

    Del mismo modo, las tasas de desempleo de larga duracin en Irlanda han

    pasado del 1,7% del ao 2008 al 9,1% de 2012.

    Irlanda parece haber podido contener la escalada ascendente de sus tasas de

    desempleo totales, si bien, se agrava la situacin que afecta a sus desempleados de

    larga duracin.

    La afeccin del desempleo entre los jvenes crece y se extiende en los pases delsur de Europa de forma preocupante, anticipando la prdida de una generacin en la

    17

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    que un volumen importante podra no encontrar nunca un empleo suficientemente

    digno como para permitir su emancipacin.

    En Espaa por ejemplo la tasa de desempleo de los menores de 25 aos se

    sita en el 53% en el ao 2012, cuando antes de la crisis, ao 2007, esteratio se situaba en el 18,2%.

    En Grecia la tasa se sita en el 55,3% para el ao 2012; y en Portugal en el

    37,7%.

    Esta preocupacin ha surgido en el seno de la Comisin Europea instrumentando

    planes especficos de empleo para jvenes con una dotacin de 6.000 millones de

    euros para toda la Unin. Lo que equivale al 0,12% del total ofrecido en el periodo

    2008-2012 para salvar a la banca. Esto es una clara muestra de la decidida apuesta

    por la socializacin de las prdidas del sistema financiero en Europa. Tras recortar

    recursos orientados a la distribucin de rentas y la generacin de empleo productivo,

    para luego, tras el agravamiento de los problemas sociales derivados de tales

    acciones, ofrecer cantidades financieras nimias que poco podrn resolver en el

    actual contexto.

    Lo cierto es que las polticas de ajuste estn incrementando los riesgos de pobreza o

    de exclusin social en el conjunto de la Unin Europea. De modo que, en 2011,

    prcticamente la cuarta parte de la poblacin europea se encontraba ya en riesgo de

    pobreza o de exclusin social. Esto es, casi 120 millones de ciudadanos europeos

    se enfrentan, de forma directa, en la actualidad, a tales riesgos.

    En Espaa este riesgo afectaba en 2008 al 22,9% de la poblacin, y sin

    embargo, la ltima referencia de 2012 indica que ahora se ven afectados el

    27%.

    En Grecia, este mismo ratio muestra que dicho riesgo afecta ya al 31% de

    la poblacin. Prcticamente uno de cada tres ciudadanos griegos.

    Otros pases con elevados riesgos de pobreza son Bulgaria (afectando a

    uno de cada dos de sus ciudadanos), Rumana, Letonia, Lituania y Hungra.

    Alemania, an erigindose como el paradigma econmico de la Unin

    Europea, presenta unas tasas de riesgo algo menores, pero stas no son

    en absoluto despreciables. De hecho, uno de cada cinco alemanes se

    18

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    enfrenta a este riesgo, lo que supone que ms de 16 millones de sus

    habitantes lo padezcan.

    Desempleo y pobreza muestran una lgica correlacin; no obstante, la precarizacin

    de las condiciones de trabajo dieron origen a lo que se conoce como el fenmenodel Working poor en la sociedad europea a partir de los aos 80 2. No obstante, la

    profundizacin en los procesos de desregulacin de los mercados de trabajo, como

    salida neoliberal y sistmica a la actual crisis, empieza a extender este fenmeno.

    De este modo, el trabajo asalariado, e incluso el mercantilizado, se muestran

    claramente ineficaces para proteger a los ocupados de la pobreza (Latta, M. y Pea,

    R. 2004).

    Asimismo, otro fenmeno asociado a la pobreza, que, no obstante, empezar avisualizarse por su extensin en los prximos aos, est asociado al acceso a las

    prestaciones de jubilacin. La imposibilidad de cotizacin regular como

    consecuencia de la inestabilidad laboral, unida a las escasas cuantas cotizables

    derivadas de los procesos de deflacin salarial, ya empiezan a cuestionar la

    viabilidad presente y futura de los sistemas de pensiones de jubilacin. Las reformas

    acometidas que implican la prolongacin de la vida laboral, unida a las exigencias de

    cotizacin por periodos ms prolongados, auguran una profundizacin y extensinde la pobreza para una gran parte de los activos europeos que en la actualidad se

    ven sometidos a una continua incertidumbre laboral y que difcilmente pueden

    satisfacer sus coberturas mnimas (Navarro, V. y Torres, J. 2013).

    En definitiva, el incierto modelo econmico y social que se nos propone en Europa

    enciende todas las alarmas presentes y futuras. Pero los Estados individualmente y

    conjuntamente, a medida que la gran bola de nieve por la que se ven arrastrados

    avanza hacia el abismo, se ven cada vez ms incapacitados para revertir lacreciente gravedad socioeconmica que va adquiriendo la crisis. Sus sistemas

    fiscales orientados a la obtencin de ingresos recaudatorios directos de las rentas

    del trabajo y de los beneficios de las empresas productivas; e indirectos, gravando el

    consumo, se ven cada vez ms mermados, an a pesar del intento de incrementar

    2Los estudios de Meldialdea y lvarez ponen de manifiesto, ya en 2005, un fenmeno muy curioso

    para algunos de los pases ms avanzados de la Unin Europea. As por ejemplo en Austria y en

    Luxemburgo, ms del 45% de los ciudadanos catalogados como pobres, estn trabajando a tiempocompleto (Meldialdea, B. y lvarez, N: 2005).

    19

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    los tipos impositivos. Los niveles recaudatorios de los Estados se ven, por lgica,

    limitados por: 1) la disminucin de las rentas salariales; 2) y por la cada de la

    ocupacin debido a la destruccin de puestos de trabajo; as por tanto, 3) por el

    creciente desempleo; tambin 4) por la consecuente minoracin de la demanda por

    esos tres motivos; y con ello, 5) por la minoracin de ventas por parte de las

    empresas; 6) sus consecuentes menores mrgenes; 7) cierres; y vuelta al

    origenUna rueda sin fin que lleva a que los pases de la Unin se vean incapaces

    de resolver sus dficits y que dependan cada vez ms de los mercados de deuda3; y

    se vean, con todo ello, cada vez ms imposibilitados para resolver el agravamiento

    de los problemas sociales de sus ciudadanos.

    Una rueda sin fin que lleva, asimismo, a que los propios mercados financierosobserven cmo, en Europa, sus propios niveles de morosidad se incrementan. Y es

    que, tanto los Estados como las empresas y los ciudadanos, en la va

    empobrecedora en la que se han situado, no alcanzan a poner fin a sus niveles de

    endeudamiento. Nada nuevo que la historia pasada no nos ensee.

    Una rueda sin fin que lleva, por tanto, a Europa, arrastrada por el ciego egosmo

    capitalista, directamente hacia el abismo

    Conclusiones

    La austeridad debe ser entendida como algo absolutamente necesario en el marco

    de un modelo econmico que pretende ser sostenible social y

    medioambientalmente. La austeridad es precisamente la esencia fundamental para

    la estabilidad y la sostenibilidad. No obstante, sta debe ser asumida socialmente

    garantizando derechos esenciales de la ciudadana. Esto pasa por implantar una

    progresividad fiscal que otorgue un mayor protagonismo a los Estados en su funcin

    redistribuidora. Exige asimismo, poner fin a las dinmicas especulativas del sistema

    3 La capacidad recaudatoria de Espaa ha pasado de ser del 41,1% del PIB en el ao 2007 a un

    36,4% en el ao 2012, an a pesar de haber incrementado todos los tipos impositivos. Espaa es

    asimismo uno de los pases de Europa que presenta menor capacidad recaudatoria por parte del

    Estado de toda la Unin Europea. Los pases ms avanzados socialmente de Europa son los que

    precisamente tienen unas mayores capacidades recaudatorias de sus Estados, y no por ello sus

    empresas dejan de ser competitivas. As, por ejemplo Dinamarca tiene una capacidad recaudatoria

    del 55,5% de su PIB, diez puntos ms que Alemania. Finlandia un 53,7%; y Suecia un 51,3%.(Eurostat 2013).

    20

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    financiero que empobrecen a millones de personas al tiempo que enriquece a muy

    pocas, y todo ello sin requerimiento de actividad productiva alguna. Exige, en

    definitiva, un mayor reparto de la renta y del empleo sosteniendo las economas en

    modelos que persigan la igualdad de oportunidades y la equidad frente a la

    apropiacin y la acumulacin; y el trabajo productivo frente a la especulacin.

    En Europa, sin embargo, lo que est ocurriendo no es precisamente eso, sino todo

    lo contrario. Los recursos econmicos garantes del sostenimiento de la actividad

    productiva y del acceso a servicios esenciales para la ciudadana (educacin, salud,

    atencin social, vivienda, etc.) estn siendo desviados directamente a los quebrados

    balances del sistema financiero; van directamente, por tanto, a solventar los excesos

    de la economa especulativa, con objeto de impulsar la recuperacin de susentidades, sin importar el alcance del coste econmico y social, para reiniciar nuevas

    burbujas con las que las grandes riquezas puedan recuperar la senda de sus

    ganancias.

    Europa, de este modo, se aleja de lo que debe ser la austeridad como garante social

    de equidad, para acercarse al abismo de la desigualdad y la pobreza ahondando en

    las bases esenciales del capitalismo ms destructivo. Quizs algn da la gran bola

    de nieve llegar a su final sin que quede rastro de ella,Referencias Bibliogrficas

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