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RONDA DEL SOMONTANO
49. CONTRAPORTADA del BIENESTAR
Confort de la espalda, entre el suelo y la pared
RS.-‐ Al parecer el 80% de la población mundial sufre dolores de espalda alguna vez en su vida. ¿Tan generalizada es esta dolencia? EB.-‐ Creo que este dato de la OMS podría generalizarse aún más ya que la inmensa mayoría de la población lo padece alguna vez, aunque no todos de forma aguda. Los dolores de espalda son consecuencia directa de la compresión ejercida por la presión gravitatoria de la tierra sobre la postura bípeda y sentada de los seres humanos, proceso que no ha sido compensado ni restaurado en la mayoría de los casos. RS.-‐ ¿Por qué este olvido tan generalizado y sistemático cuando este dolor es generador de tanto sufrimiento y bajas laborales? EB.-‐ La revolución higiénica y médica del siglo XIX supuso un avance sin parangón en la evolución humana, sin embargo hipotecó el sentido de la responsabilidad de cada ser humano sobre la gestión de su propio bienestar, cediendo este poder a la medicina, cuando ésta ha sido diseñada, programada y preparada para ayudar a curar enfermedades pero no para prevenirlas, y ni mucho menos, para ejercer la docencia social sobre la salud y el bienestar. Este aspecto de la educación sigue estando en manos de las familias y, en menor medida, en los sistemas educativos. RS.-‐ ¿Cómo convencer a las personas de que son ellas exclusivamente las responsables de su dolor de espalda y que son ellas, casi exclusivamente, los únicos que pueden solventar este problema para el resto de sus vidas? EB.-‐ Es una disyuntiva muy difícil de solventar. Las personas en la sociedad actual quieren soluciones rápidas y eficaces: unas pastillas, un jarabe, una intervención quirúrgica..., para seguir comportándose del mismo modo a como lo hacen actualmente. Se resisten a aceptar que el dolor de espalda es autogenerado y que ellos son los únicos que
lo pueden solventar si deciden modificar sus hábitos de vida, algo muy difícil y a lo que se resisten. ¿Cómo si no puede explicarse que existan soluciones tan baratas y sencillas de aplicar y no lo hagan? RS.-‐ ¿Podría explicar alguna forma de lograrlo? EB.-‐ Por supuesto. La espalda necesita recuperar el bienestar y confort perdido cada día por la acumulación de tensiones y rigideces generadas por el estilo de vida adoptado (actitudes, hábitos, hipertensión, desajustes posturales, exceso de sedentarismo o exceso de ejercicio) a lo que hay que sumar la presión gravitatoria soportada durante los dos tercios del día. A veces el dolor se manifiesta por tensión en la zona cervical, otras en la zona dorsal y mayoritariamente en la zona lumbar. En todos los casos lo más recomendable, por constituir un remedio bueno, bonito y barato es bajar al suelo y tumbarse en decúbito supino (boca arriba) sobre una alfombra, una manta o una moqueta y explorar la espalda en contacto con el suelo para ir detectando los diferentes puntos y zonas de dolor y malestar. Cuando el dolor se presenta en la zona lumbar bastará con elevar las piernas, doblarlas sobre el abdomen o apoyarlas sobre una silla o un sofá e ir desplazándose con suma atención y lentitud. Cuando sea la zona dorsal la afectada habrá que llevar el peso y la presión sobre la zona, para esto basta con ponerse una cuña debajo del sacro para elevar las piernas de manera cómoda o también apoyar los pies en una pared próxima para ayudar a elevar la pelvis. Si es la zona cervical la sometida a dolor y malestar convendrá probar con colocar una cuña debajo de la cabeza, con suma delicadeza, para poder masajearse la parte posterior del cuello con una y otra mano a la vez que se va experimentando realizar suaves rotaciones de cabeza a uno y otro lado. En todos los casos es cada persona la que mediante su exploración motriz, realizada con suma atención y lentitud, la que le proporcionará la restauración de la zona para recuperar el bienestar perdido. Aunque es importante recordar siempre que la mejor terapia es siempre un buen entrenamiento cotidiano, aunque ya no duela. ¡Más vale prevenir que curar, sobre todo, como en este caso, en el que la prevención resulta tan gratificante!
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