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    Resumen

    Este artculo conecta el raciopoetismo zambraniano con la hermenutica anal-

    gica de Mauricio Beuchot. La ligazn se operativiza a travs de cuatro niveles: (1)anlisis del objeto hermenutico; (2) indagacin realizada desde una apertura hori-zontal del conocimiento, precedida por la crtica al modelo racionalista de la moder-nidad; (3) estudio de las posibilidades de profundizacin desde la categora desub-tilitas y (4) meditacin sobre la densidad hermenutica desde el concepto zambra-niano saber de la experiencia. Estos cuatro estadios permitirn ascender desde laacepcin textual de la hermenutica, contemplada al inicio del trabajo, a una pers-

    pectiva de la disciplina como proferir, en el sentido descrito por Ebeling.

    Palabras clave: Hermenutica analgica,subtilitas, raciopoetismo, saber de laexperiencia.

    Abstract

    This article links zambranian raciopoetismo to Beuchots analogic hermeneu-tics. This connection is implemented by means of four levels: (1) an analysis ofhermeneutic object; (2) an inquiry made from an horizontal opening of the knowl-edge and preceded by a critic to rational model created at modernity; (3) a study of

    possibilities of deepening from subtilitas and (4) a meditation on hermeneutic den-

    LOGOS. Anales del Seminario de MetafsicaVol. 47 (2014): 11-35

    ISSN: 1575-6866http://dx.doi.org/10.5209/rev_ASEM.2014.v47.45800

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    En qu sentido el raciopoetismo sirve comomodelo de comprensin intensiva de la

    hermenutica analgica?

    In what sense (meaning) ratiopoetism isuseful as a model of intensive understanding

    in analogic hermeneutics?

    Jos BARRIENTOS RASTROJO(Universidad de Sevilla)

    Recibido: 11/05/2013Aceptado: 14/11/2013

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    sity based on the zambranian concept saber de la experiencia. These four stageswill let us climb from a textual meaning of hermeneutics, issued at the beginning ofour work, to a discipline understood as utter (proferir) as it is described by

    Ebeling.

    Keywords: Analogic hermeneutics,subtilitas, raciopoetismo, experience know-ledge (saber de la experiencia).

    I. El objeto hermenutico en Mara Zambrano y Mauricio Beuchot y la

    exigencia de su estudio

    Mauricio Beuchot y Mara Zambrano1 comparten una aproximacin anloga2 ala filosofa: entender el acto reflexivo como la posibilidad de descifrado y/o com-

    prensin de entidades significativas.3 La reflexin zambraniana se identifica, enltima instancia, con el acto de descifrarel sentir originario, mientras que la obra

    beuchotiana nos abre a una hermenutica que, segn la definicin o descripcindada por Ricoeur, es la ciencia y el arte de la interpretacin de textos.4

    Esta primera aproximacin evidencia una sutil distancia entre los objetos de ladisciplina citados en cada autor: sentir originario frente a textos. La lejana, se

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    1 El mismo Mauricio Beuchot ha subrayado su cercana a Zambrano en diversas publicaciones y en

    conversaciones que hemos mantenido con l. As, explicaba en una entrevista publicada enEndoxa losiguiente: Alejandro Salcedo y Greta Rivara hablan de toda una racionalidad analgica, aledaa a lahermenutica analgica. Por cierto que viene a ser una racionalidad muy cercana a la que proponeMara Zambrano, es decir, tratando de conjuntar lo literal y lo simblico, lo cientfico y lo potico, lometonmico y lo metafrico. Como se ve, la analoga tiene una raigambre hispana y latinoamericanamuy fuerte (cf. Arenas-Dolz, F.: Hermenutica, analoga y retrica. Entrevista a Mauricio Beuchot,Endoxa, 20, 2005, p. 688). La referencia al mundo rfico-pitagrico en relacin al descenso a los nfe-ros dantesco glosado por Zambrano tambin es rescatado por Beuchot en su obraMetforas de nues-tra vida (cf. Beuchot, M.:Metforas de nuestra vida. Antropologa e interpretacin, Huelva, Hergu,2011, pp. 37-38).2 Usamos aqu el adjetivo anlogo en el sentido ms beuchotiano: una experiencia fontanal comn

    con derivaciones propias que no les hace abandonar nunca la comunidad primigenia.3 La filosofa y la hermenutica son necesidades bsicas en nuestro mundo segn Mauricio Beuchot,puesto que nos encontramos en un tiempo indigente, menesteroso de sentido (Beuchot, M.:Metforas de nuestra vida, op.cit., p. 98). El positivismo nos ha introducido en una existencia de refe-rencias planas y unvocas, donde se ha olvidado que la realidad est constituida tambin de smbolosque demandan ser comprendidos. El smbolo es un signo con, al menos, doble significado. Uno direc-to y otro escondido (Beuchot, M.: Hermenutica analgica, smbolo, mito y filosofa, Mxico DF,UNAM, p. 14). La propuesta analgico-icnoca de Beuchot es una inteleccin afn en ciertos puntosal saber evidencial y experiencial de Zambrano, pues permite desde sus circunvoluciones especficasrastrear esos fondos ocultados.4 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.: Hermenutica en la encrucijada. Analoga, retrica y filosofa,

    Barcelona, Anthropos, 2008, p. 21.

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    puede aseverar, es tan amplia que debera constatar la inconmensurabilidad entre losdos autores. Sin embargo, un mayor detenimiento en los significados quiebra elabismo. La hermenutica de Beuchot excede la de aquellos exgetas bblicos o la

    de los hermeneutas retricos renacentistas que reducan la interpretacin a la clari-ficacin de trminos.5

    Primero, el objeto interpretativo de nuestro pensador incluye textos hiperfrs-ticos, es decir mayores que la frase,6 amplindose la semntica de los menciona-dos textos.

    En segundo lugar, se trasciende una consideracin hermenutica afincada en unsubjetivismo de tipo schleiermachiano,7puesto que Beuchot apunta a objetos her-meneutizables que no siempre son seres conscientes y humanos. As, cuando la her-menutica acepta dentro de su acervo al acto psicoanaltico, empezamos a escapar

    de las limitaciones de la teora del sujeto moderno.En tercer lugar, una poca fundada en la ontologizacin de la hermenutica nopuede aceptar una perspectiva restrictiva del objeto hermenutico, es decir, la tex-tual, puesto que sera retroceder a hermenuticas previas a la poca de su ontologi-zacin en el siglo XX. Las dcadas desvirgadas hermenuticamente por Heideggery Gadamer, y a pesar de las crticas de Hirsh e Betti,8 demandan que los citadostextos den cabida a entidades que trasciendan lo escrito e incluso lo dicho.9 La

    Hermenutica en la encrucijada especifica que el texto puede ser escrito, oral,actuado, esculpido, etc.10 Por tanto, la herramienta beuchotiana se acomodatanto a la exgesis de una obra pictrica, de una accin tica, de una decisin pol-tica o al citado acto psicoanaltico.11

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    5 Cfr. Ferraris, M.: Historia de la hermenutica, trd. Jorge Prez de Tudela Velasco, Madrid, Akal,2000, pp. 30-36.6 Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica. Hacia un nuevo paradigma de interpretacin,Mxico DF, UNAM-taca, 2000, p. 15.7 Segn la interpretacin de Schleiermacher realizada por Wilhem Dilthey.8 Cfr. Ferraris, M.: Historia de la hermenutica, op.cit., pp. 323-332. Vase tambin Grodin, J.:Introduccin a la hermenutica filosfica, Barcelona, Herder, 1999, pp. 180-184.

    9 De hecho, Beuchot ha estudiado las vinculaciones entre Hermenutica y Ontologa en varias de susobras. Vase, por ejemplo, el captulo Hermenutica analgica y ontologa analgica enHermenutica en la encrucijada (pp. 101-114) o el captulo Ontologa y hermenuticas analgicasen el Tratado de hermenutica analgica (pp. 95-120).10 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F., Hermenutica en la encrucijada, op.cit, p. 61. A pesar de ello,Beuchot se une al metodologismo de Betti o Hirsh puesto que pretende ofrecer herramientas para ges-tar la interpretacin.11 Muestra de estas derivas se encuentran en diversas obras. La tica puede encontrarse en Beuchot,M.:tica, Torres asociados, Mxico DF, 2004 y en Beuchot M. Arenas-Dolz, F.:Hermenutica enla encrucijada, op.cit, pp. 121-132. La discusin sobre la poltica se clarifica en Beuchot, M.:FilosofaPoltica, Torres Asociados, Mxico DF, 2004, pp. 101-108. La indagacin en el psicoanlisis aparece

    en Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit, pp. 153-168.

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    Puestas as las cosas, Zambrano y Beuchot acotan un objeto hermenuticodonde se requiere tanto lo epistmico como lo ontolgico, esto es, tanto una meto-dologa de interpretacin como una comprensin metafsica del acto de compren-

    der. La hermenutica no slo es un modo de entender el mundo sino de hacermundo.12 Esta circunstancia pone de relieve la radical urgencia de posicionarnos enrelacin a la hermenutica, pues en ello no slo nos va el mundo sino la vida debi-do a nuestra condicin temporal (y secular). Cuando la hermenutica no excede lasfronteras de un cognitivismo desapasionado, esto es objetivo, y distanciado de laexistencia, es decir como pura epistemologa, funcionar como una herramienta sincapacidad para transformar la esencia del entorno. Ahora bien, cuando la hermenu-tica se alza con potencia de construccin ontolgica, el destino del propio sujeto seve comprometido gracias a los avances de esta rea de conocimiento.

    Retomando el tema de este epgrafe, la indagacin en la entraa hermenuticaes la clarificacin interpretativa de lasformas ontolgicas. El compromiso con unamodalidad interpretativa implica la avenencia con un modo de ser. La propuesta quese realizar en estas lneas parte de la teora trazada por Mauricio Beuchot, que secompara con la de Zambrano, la cual servir para completar las estructuras com-

    prensivas del mexicano desde una dimensin intensiva.

    II. Interpretar I: apertura horizontal

    II.1. La crtica al modelo unvoco y lgico-argumental

    Mauricio Beuchot suele incluir el univocismo, o la tendencia a aceptar unanica voz o interpretacin, dentro del positivismo moderno.13 Esta tendencia filo-sfica se describe con dos caractersticas, criticadas por nuestro autor. La primeraes la tendencia de la modernidad a afirmar una definicin en nmero singular de loscontenidos a pesar de que se parte de un mundo polifnico y coral:

    En su aspecto rudimentario, el positivismo adopt la forma cientificista del siglo XIX,

    en la que slo vala la interpretacin reduccionista cientificista de cualquier texto o

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    12 En el campo de la expertise Martnez Albniz llega a la misma conclusin: el experto no slo eva-la elementos ajenos a l sino que genera un mundo desde esa interpretacin: el experto no es msun develador de que las cosas estn socialmente construidas () sino un productor de fatiches(Martnez de Albniz, I.: La reconversin de Ssifo: identidad y expertise en Apodaka, E. Merino,L. Villareal, M. (eds.): Crisis y mutaciones de la expertise. Escenarios, polticas y prcticas delconocimiento experto, Zarautz, Ascide, 2012, p. 232).13 Cf. Beuchot, M.: Hermenutica analgica y crisis de la modernidad, Revista de la UNAM, 13,1998, pp. 567-568.

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    accin o evento; siempre una sola y nica interpretacin. Tena que ser unvoca con unsignificado unvoco y sin dejar ningn lugar a la ambigedad14

    De forma equivalente, se expresa Zambrano en Los bienaventurados: si, en lamodernidad, una teora no ofrece una visin clara, evidente y unvoca de la reali-dad se la degrada hasta cercenar su validez. Si una respuesta no ofrece estos carac-teres que la elevan a la categora de imperativo no es reconocida como tal y acaba

    o empieza por ser desechada simplemente.15

    Mara Zambrano incardina este absolutismo univocista en el poder que se ejer-ce para dilapidar la incertidumbreplurvoca de la vida y alcanzar un asidero y, porende, descanso existencial. Ms all del fluyo constante, en el que se incardina lamultiplicidad de las visiones del poeta, el cientfico consigue (y necesita) verdadesque lo protejan del caos (aleatorio) del mundo. La aceptacin de lo plurvoco secorresponde con un sujeto a la intemperie, lo cual le impide protegerse de los fen-menos naturales, con el consiguiente riesgo de perecer.

    Ante la inseguridad en que el griego se siente en medio del fluir incesante de las cosasnaturales, y para salvarse de ellas, acude al pensamiento, creyendo implcitamente ya(...) dos cosas: que exista aparte de la realidad fluidiza () otra realidad inmutable,

    permanente y absoluta, sustrada al tiempo y a toda relatividad16

    Arropado por esa realidad fija (y unvoca), el hombre se sinti seguro y cre

    el dogmatismo metafsico racionalista y absolutista.17No objetaremos nada a estabsqueda de amparo de un sujeto que busca su propia salvacin epistmica y exis-tencial. Segn la zambranianaPersona y democracia,

    Con ella [con la racionalidad unvoca], el hombre se libraba de la inseguridad de viviren un medio sujeto a cambio incesante, y de la angustia de sentirse husped de un lugardonde todo est sujeto a la imprevisible voluntad de los dioses que, a su vez, eran movi-dos por las mismas pasiones que los hombres. En lugar del movimiento incesante en quelas cosas naturales nacen y mueren (), se haba encontrado un orden racionalespon-tneo18

    La preocupacin ante esta aproximacin unvoca se asienta en el hecho de quese estn sembrando las semillas de una infidelidada la realidad (que es multvoca)

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    14 Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit, p. 46.15 Zambrano, M.:Los bienaventurados, Madrid, Siruela, 2004, p. 81.16 Zambrano, M.: Senderos. Los intelectuales en el drama de Espaa. La tumba de Antgona,Barcelona, Anthropos, 1989, p. 74.17 Ibid., p. 75.18 Zambrano, M.:Persona y democracia, Madrid, Siruela, 1996, p. 74. El contenido de los corchetes

    es nuestro.

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    con anhelo por acallar miedos. As, el racionalismo univocista (moderno) poliniza-r todo el pensamiento e impondr su univocismo radical como nica posibilidad.Entonces, se dictaminar sin derecho a rplica que la realidad es una. Se hace invia-

    ble la dualidad de visiones contradictorias y, en suma, la multivocidad.Aqu, alcanzamos el punto crtico del asunto: la hegemona de una modalidadparticularde verdad, la racionalista, es decir, la extensin sin ms de los princi-pios de la Razn a la realidad toda.19 He aqu la segunda crtica al modelo positi-vista: no slo es unvoco sino que impone como paradigma un modo racional espe-cfico, el lgico-argumental, que elimina el resto de las formas comprensivas. Lasconcepciones narrativas o poticas, y en general las artsticas, quedan obstruidas,

    pues ni siquiera adquieren carta de autonoma para entrar en el gora de la discu-sin, en la medida en que sus criterios de validez se alejan de los de la racionalidad

    imperial, absoluta de tipo cientfico y metodolgico.20

    Quizs, la racionalidad lgico-argumentativa debera haber derivado, en cohe-rencia, al aforismo siente del Tractatus wittgenteniano, a saber, mostrar silenciodelante de aquellos campos ajenos a las propias competencias. Por el contrario, sudecisin soberbia subyug la libertad humana y ha teido el destino de la Europamoderna con un dictatorial Nada entregado al azar; todo traspasado de orden,nmero y medida.21

    Aun se puede recrudecer el asunto: esta razn, en lugar de ir a aprehender la rea-lidad crea su propio sistema y teoras para, ms tarde, buscar la justificacin de susasertos. No slo clausura y acotan las formas de acceder a la realidad, sino quequiso transformar la verdad.22 Aqu, ubicamos la crtica de autores del siglo XXcomo Feyerabend,23 quienes aseveran que la altanera de la modernidad transformasu razn en un medio para crear teoras que slo son fieles a ideologas de quien lasostenta.24

    Beuchot subraya, tambin, este aspecto cuando anima a la recuperacin de larazn simblica: ms all de la razn tcnica hay que recuperar la razn simbli-ca, la cual tiene el efecto de recuperar el nexo con la realidad25.

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    19 Ibid., p. 111. Las cursivas son nuestras.

    20 La razn arquitectnica frente a la razn de la sierpe, en trminos de Zambrano.21 Zambrano, M.:La agona de Europa, Madrid, Trotta, 2000, p. 37.22 Zambrano, M.:La confesin: gnero literario, Madrid, Siruela, 1995, p. 1523 Cf. Feyerabend, P.: Contra el mtodo, tr. Eduardo Subirats Rggeberg, Barcelona, Planeta De-Agostini S. A., 1993.24 Esta misma crtica podra hacerse desde la sociologa del conocimiento. Por ejemplo, KarlMannheim, enIdeologa y utopa, explica cmo durante cierto periodo de tiempo la intelligentsia, ocapas del saber sirvieron como vasallos al poder (cf. Mannheim, K.:Ideologa y utopa, tr. SalvadorEchevarria, Fondo de Cultura Econmica, Madrid, 1997). Este es el sentido de toda la obra foucaul-tiana y sus arqueologas gnoseolgicas para desvelar la fuente autntica de la verdad.25 Beuchot, M.: Hermenutica analgica, smbolo, mito y filosofia, op.cit., p. 53. Las cursivas son

    nuestras.

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    A pesar de este intento de dictadura, la vida escapa constantemente de las con-creciones racionalistas y muestra de ello ser el auge en el siglo XX de las filosof-as vitalistas.26 La vida reclamar, por un lado, la recuperacin de la cordura de la

    razn mediante una mayor fidelidad de la comprensin a lo que es y, por otro, unareconsideracin de la razn que permita un cromatismo acorde a la polifona coralde la existencia. No se perseguir un relativismo sin orden ni concierto sino unaorquestacin de las bases de la racionalidad que asuma la legitimidad de todas lasnotas musicales. En esta marea, navegar el analogismo beuchotiano, que veremosms adelante.

    II.2. Lo equvoco y lo potico

    Al otro lado de lo unvoco queda lo plurvoco, lo equvoco,27

    lo metafrico o,en general, la apertura sin restricciones. El Tratado de hermenutica analgica colo-ca la vocacin equvoca junto al relativismo, el subjetivismo y lo incardina en elromanticismo y la posmodernidad.28 Lo equvoco abre mundo frente a lo restringi-do de lo unvoco.29 sta observacin es idntica a lo potico en Mara Zambrano:

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    26 ste fue el descubrimiento de las filosofas vitalistas del siglo XX: La reaccin contra el positivis-mo se hace notar especialmente en tres grandes reas: en el de la filosofa, en el de la literatura y enel de la sociedad. En el rea de la filosofa, la reaccin contra el positivismo provoca una exaltacinde la vida y del vitalismo en todas sus manifestaciones (intuicionismo, irracionalismo, accin directa,

    elan vital, impulso sexual), de acuerdo con el mensaje nietzscheano (Abelln, J.L.: MaraZambrano. Una pensadora de nuestro tiempo, Barcelona, Anthropos, 2006, p. 87).27 La disquisicin entre lo unvoco y lo equvoco aparece en diversas partes de la obra beuchotiana.Adems de explicitarse en su Tratado de hermenutica, un resumen de su posicin se puede leerPerfiles esenciales de la hermenutica (Beuchot, M.:Perfiles esenciales de hermenutica, Mxico DF,Fondo de Cultura Econmica, 2008, pp.88 y ss). Por otra parte, una aplicacin al campo antropolgi-co puede encontrarse en M.Beuchot,Metforas de nuestra vida, op.cit., p.17 y ss.28 Cf. Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit.,pp. 39-45 y 47-51. De hecho, roman-ticismo y positivismo litigan como dos hermanos, dos hijos, gemelos pero enemigos () que son elromanticismo y el positivismo. El romanticismo se opone al cientificismo de la Ilustracin, y resucitael significado alegrico, pone muy de relieve los smbolos, estudia los mitos, se interesa por las reli-

    giones, por lo misterioso (Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.: Hermenutica en la encrucijada, op.cit., p.27).29 Sobre la consideracin de esta dualidad analgica puede consultarse la citada entrevista aparecidaenEndoxa en 2005. All, seala: la hermenutica analgica intenta superar la distensin que actual-mente se observa entre las que se pueden llamar hermenuticas unvocas (cientificistas) y hermenu-ticas equivocistas (relativistas). Las ltimas proliferan ahora, en esto que se denomina tardomoderni-dad o posmodernidad. Se trata de evitar la rigidez de las primeras y la excesiva apertura de las segun-das. Y tiene la ventaja de que en la analoga predomina la diferencia sobre la identidad; es decir, aun-que est a mitad de camino entre la univocidad y la equivocidad, participa ms de esta ltima que deaqulla. Esto le permite oscilar en difcil equilibrio entre el sentido literal y el alegrico (Arenas-Dolz, F.: Hermenutica, analoga y retrica. Entrevista a Mauricio Beuchot, op. cit., p. 685). Encuanto al anlisis de la posmodernidad, existe un completo estudio sobre la orientacin hermenutica

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    el poeta se fusiona con la realidad en lugar de aplicar una distancia objetiva unvo-ca con el mundo. Escucha y acepta cada uno de los matices de la realidad en el pro-

    pio lenguaje en que ste se gesta, al punto de que no impone una metodologa com-

    prensiva que coartara la inmediatez de ese conocimiento. Por ello, no se ejerceresistencia o violencia ante lo que circunda a la persona;30por el contrario, abre susbrazos intelectuales como un rbol y se opone a todo intento de limitacin.31

    Por ende, se da curso a la posibilidad de una razn que no pertenece a poderesfcticos consolidados sino que florece a partir del intento de ser sostenida por todosy dirigida hacia todos, es decir, amparada por todos los agentes del conocimiento ydestinada a cualquier objeto cognoscible.32 Esta razn, que excede el univocismolgico-argumental, funciona como una luz que restaura las oscuridades generadas

    por comprensiones restrictivas.

    Lo que sucede no puede ser debido solamente a la apasionada, sostenida, atencin, sinoa que la razn, por s misma, ilumina y abre los sentidos mismospara penetrar en ellos,lo que ha sido echado al olvido (). Por tanto, la razn, la mismsima razn, habra deiluminar y operar al modo de la luz, deslizndose por lugares y poros invisibles; y encuanto a las tinieblas, rodendolas, penetrando en ellas como la sierpe33

    Esta concepcin posee riesgos, puesto que el equivocismo, al carecer de crite-rios y al suponer apertura total, forja una perspectiva tan pragmticamente incon-sistente34 como la de la unvoca. En la medida en que lo plurvoco se autoafirma

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    beuchotiana y los autores de esta corriente titulado Posmodernidad, hermenutica y analoga (cf.Beuchot, M.: Posmodernidad, hermenutica y analoga, Mxico DF, Universidad Intercontinental-Miguel ngel Porra, 1996).30 Realidad muy diferente es la consideracin del concepto filosofa. Aunque poesa y filosofa irra-dian de un centro comn, la admiracin ante lo real, la filosofa slo nace despus de que el pensadoraplica una violencia respecto a la realidad (cf. Zambrano, M.: Espaa, sueo y verdad, Barcelona,Edhasa, 2002). Mauricio Beuchot tambin ha estudiado las vinculaciones entre filosofa y poesa en elcaptulo El entrecruce de filosofa y poesa dentro deMetforas de nuestra vida (cf. Beuchot, M.:Metforas de nuestra vida, op.cit.,pp. 71-89). Segn el filsofo mexicano, ambas disciplinas se cru-zan en un instante analgico (p. 78), si bien, avisa del peligro de que se toquen, puesto que para l

    no deben confundirse (p. 77).31 Sobre los hombros del poeta anidan tambin los pjaros; con los brazos abiertos ante la creacin,el poeta se abre a todas las cosas, se ofrece ntegramente sin ofrecer resistencia a nada, quedndosevaco quieto para que todas las figuras aniden en l; se convierte en simple lugar vaco donde lo quenecesita asentarse y vaga sin lugar, encuentre el suyo y se pose. Tal puede ser el smbolo del poeta(M. Zambrano:Pensamiento y poesa en la vida espaola, Madrid, Endymion, 1996, p. 48).32 En trminos zambranianos, la razn no est para que nadie la tenga, sino para que entre todos lasostengamos. Y slo as es no ya viviente, sino vital, simplemente vital (Zambrano, M.: Cartas de laPice (correspondencia con Agustn Andreu), Valencia, Pretextos-Universidad Politcnica deValencia, 2002, p. 169).33 Zambrano, M.:De la aurora, Madrid, Tabla Rasa, 2004, pp. 51-52. Las cursivas son nuestras.34

    Cf. Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit, p. 42. Esta inconsistencia pragmtica

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    como posibilidad preeminente, se hace deudora de la crtica al escepticismo: si todoes igual de vlido (puesto que la apertura impide cualquier negacin) cmo se legi-tima su postura sobre su rival?

    tem ms: la aceptacin igualatoria de todos los frentes disuelve la posibilidadde establecer jerarquas entre las diversas apuestas tericas o prcticas.

    II.3. Lo analgico y la razn potica

    Las salidas que afirman el cromatismo sin caer en el abismo del anythinggoes son el analogismo beuchotiano y la razn potica zambraniana.

    La analoga consiste en evitar la tan temida unificacin o identificacin simplificadora,la monolitizacin del conocer, la entronizacin parmendea de la mismidad; pero tam-

    bin consiste en evitar la nociva equivocidad, la entronizacin heracltea de la diferen-cia, la coronacin del relativismo, que es otro monolitismo, slo que atomizado35

    La figura resultante se armoniza con el origen del dios al que se atribuye el ori-gen de la Hermenutica. Hermes se sola aparecer en el cruce de caminos, puntoen el cual no es del todo claro, pero tampoco del todo ambiguo, el sentido.36

    Asimismo, Hermes se identificaba con un semidios que conectaba a los hombrescon los dioses, es decir, traa una fuente comn (la palabra divina) a los diversoslenguajes humanos).37

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    se materializa a la hora de tomar una decisin en la vida poltica o tica. Si todo es igualmente vlido,qu hara privilegiar las razones de las Naciones Unidas sobre los desafueros de un Tercer Reich?35 Ibid., p. 43. SegnHermenutica en la encrucijada, nos ayudar a evitar y superar la intervencinunvoca (moderna y positivista) y la interpretacin equivocista (posmoderna y romntica) (Beuchot,M. Arenas-Dolz, F.: Hermenutica en la encrucijada, op.cit., p. 50). La tica de nuestro pensadorreincide en que una hermenutica analgica evitar la interpretacin univocista de los cientificismosy positivismos, al igual que la interpretacin equivocista de los relativismos y subjetivismos(Beuchot, M.:tica, op.cit., p. 43). Asimismo, una hermenutica analgica es simblica, puesto queel smbolo rene lo separado sin caer en una confusin sin jerarquas (cf. Beuchot, M. Metforas denuestra vida, op.cit., p. 37; Beuchot, M.Hermenutica analgica, smbolo, mito, op.cit, pp. 27-32)36

    Hermes, a quien tradicionalmente se ha hecho el creador de la hermenutica ya que tambin sele atribuye el origen del lenguaje y de la escritura, tena por costumbre aparecerse en los cruces delos caminos, en las encrucijadas, como dando a entender que la interpretacin se requera sobre tododonde se juntaban caminos extremos, que iban en sentidos contrarios. Se tocaban en los lmites, se cru-zaban en ese punto en el cual no es del todo claro, pero tampoco del todo ambiguo, el sentido. Y ahse da la analoga, pues sta es lo intermedio entre la univocidad clara y distinta y la equivocidad completamente relativa e irreductible. As, pues, una hermenutica analgica es la que trata de respon-der fielmente a la llamada de Hermes, de interpretar reconociendo que hay prdida de significado, perocon la suficiencia que nos permita una comprensin bastante del texto (Beuchot, M. Arenas-Dolz,F.:Hermenutica en la encrucijada, op.cit., p. 17).37 La palabra griega hermeneios se refiere al sacerdote del orculo de Delfos. Esta palabra, el verbo

    hermeneuin y el sustantivo hermeneia hacen referencia al dios mensajero de pies alados Hermes, de

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    La hermenutica analgica admite que pueda haber no una nica interpreta-cin vlida, sino un pequeo grupo de interpretaciones vlidas, segn jerarqua, que

    puedan ser medidas y controladas con arreglo al texto y al autor.38 Beuchot mues-

    tra ms adherencias a la diversidad, sin que esta apetencia obligue a descender a unaunivocidad a ultranza. Se conjuga una diversidad esencial con una univocidad demodo relativo o secundario.39

    Concretando: la hermenutica analgica reconoce una fuente unvoca y aseve-ra una pluralidad de interpretaciones, jerarquizndose las ltimas en funcin de lafidelidad a la fuente y al intrprete. Estos ltimos puntos, que no aparecan con cla-ridad en las primeras obras beuchotianas,40 conforman los criterios de regulacin yordenacin de las interpretaciones.

    As como en epistemologa o teora del conocimiento hablamos de grados de aproxima-cin a la realidad en las teoras, as tambin en hermenutica hablamos de grados deaproximacin al significado del texto. No hay slo una interpretacin vlida, sinovarias, pero no todas lo son; y aun entre estas varias, se ha de establecer una jerarquao grados de adecuacin al texto, ya seaporque se apresan slo algunos aspectos, ya sea

    porque hay interpretaciones ms completas o ms adecuadas. Unas pueden ser verda-deras pero muy incompletas; otras completas, pero muy falsas; otras, en cambio, pue-den tener elementos falsos, pero no en la totalidad, y otras que tengan pocos aciertos.Podr extraar que hablemos de grados de aproximacin. Pero dos interpretaciones pue-den ser verdaderas, slo que una ms completa que otra, ms rica, ms abarcadora, y,en ese sentido, ms verdadera41

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    cuyo nombre supuestamente se derivan (o viceversa?). Significativamente, se asocia con la funcinde convertir lo que est ms all de la comprensin humana en una forma que la inteligencia humanapueda captar (Palmer, R.: Qu es la hermenutica? Teora de la interpretacin en Schleiermacher,Dilthey, Heidegger y Gadamer, tr. Beatriz Domnguez Parra, Madrid, Arcolibros, 2002, p. 30).38 Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit, p. 11.39 En cambio, lo anlogo es lo que se predica o se dice de un conjunto de cosas en un sentido en parteidntico y en parte distinto, predominando la diversidad; es idntico segn algo, segn algn respec-to, y diverso de modo simple (simpliciter diversum et secundum quid idem); esto es, diverso de por sy principalmente, y slo es idntico o semejante de modo relativo o secundario (Beuchot, M.: Tratado

    de hermenutica analgica, op.cit.,p. 38)40 Los textos del Tratado de hermenutica analgica (1997) se mueven en la tesitura del siguiente,que nos deja con sed de una mayor concrecin metodolgica en torno a los criterios para dictaminarcmo evaluar y ordenar diferentes interpretaciones de un mismo texto o manifestacin hermeneutiza-ble: No se trata de sostener una nica interpretacin como vlida, sino varias, pero dentro de ciertolmite, y puede decirse que una entre ellas se acerca ms a la verdad, y, por supuesto, que otras se ale-jan de ella. Se trata de poder comparar interpretaciones como verdaderas o falsas, de modo que se eviteel equivocismo de los relativistas, que las ven a todas como vlidas y complementarias (Beuchot, M.:Tratado de hermenutica analgica, op.cit.,p.51) Estas lneas abren la cuestin de la materializacinde tamaa tarea.41 Beuchot, M., Arenas-Dolz, F.: Hermenutica en la encrucijada, op.cit., p. 73. Las cursivas son

    nuestras.

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    La fuerza interna de cada interpretacin depende de su riqueza de elementos yde su capacidad para contener y expresar los puntos bsicos del texto y la propiarealidad del intrprete, de la intentio lectoris.42 Siendo los criterios de evaluacin

    de los argumentos dentro de un contexto analgico () los mismos que en cual-quier contexto lgico, o de lo razonable; se tiene aqu la ventaja de que la analogi-cidad promueve y facilita la confluencia, buscando un trmino medio comn, en elcual los opuestos se acercan, y encuentran una mediacin.43

    Como intuir el estudioso de Zambrano, el espritu analgico es acorde, en elaspecto mediador, con la razn-potica. sta se yergue como un saber de reconci-liacin que intenta paliar extremismos.44

    Poesa y pensamiento se nos aparecen como dos formas insuficientes; y se nos antojandos mitades del hombre: el filsofo y el poeta. No se encuentra el hombre entero en lafilosofa; no se encuentra la totalidad de lo humano en la poesa. En la poesa, encon-tramos directamente al hombre concreto, individual. En la filosofa, al hombre en su his-toria universal, en su querer ser. La poesa es encuentro, don. Hallazgo por gracia. Lafilosofa busca, requerimiento guiado por un mtodo45

    A pesar de que el concepto razn potica se atribuye a Mara Zambrano,surge originariamente en el poeta Antonio Machado, amigo del padre de la filsofay alumno de su abuelo paterno. As, lo hace ver la filsofa malaguea:

    Para Machado la poesa es cosa de conciencia, esto es, de razn, de moral de ley. Y esaunidad moral, potica y filosfica arranca de su entereza humana. Poesa y razn secompletan y requieren una a otra. La poesa vendra a ser el pensamiento supremo porcaptar la realidad ntima de cada cosa, la realidad fluyente, movediza, la radical hete-rogeneidad de ser46

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    42 Entonces, quin determina el significado? El intrprete, la estructura del texto, o la intencin delautor? Ya los medievales hablaban de la intentio auctoris y de la intentio lectoris, y Umberto Eco hablade la intentio operis o intentio textus. Nosotros hablaramos, ms que de una intencin del texto, de laconjuncin o encuentro de la intencin del autor y de la intencin del lector. En parte se puede recu-perar la intencin del autor, y en parte ya est contaminada de la intencin del lector. Ciertamente la

    intencionalidad del lector se mete en la interpretacin; pero no a tal punto que se cambie totalmente yse pierda la intencionalidad del autor (Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit., p.56). LaHermenutica en la encrucijada coincide en que entre ambas se da una dialctica que tratade balancear las dos fuerzas (Cfr. Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.: Hermenutica en la encrucijada,op.cit.,p. 21)43 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.:Hermenutica en la encrucijada, op.cit.,p. 91.44 Maillard, Ch.:La creacin por la metfora. Introduccin a la razn-potica, Barcelona, Anthropos,1992, p. 28.45 Zambrano, M.:Filosofa y poesa, Madrid, Fondo de Cultura Econmica, 2001, p. 13.46 Zambrano, M.:Las palabras del regreso, Salamanca, Amaru ediciones, 1995, pp. 183-184. El textocitado de Machado se encuentra tambin en Zambrano, M.: Senderos, op.cit.,p. 68. Las cursivas son

    de la autora.

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    Machado considera indisociable filosofa y poesa. SuJuan de Mairena consi-dera que el autntico poeta o bien posee una metafsica a sus espaldas o queda redu-cido a un seorito que compone versos.47

    Las metforas que explicitan la naturaleza mediadora de la razn potica sonmltiples. En clave bblica, Zambrano asevera que en el principio era el logos. S,

    pero el logos se hizo carne y habit entre nosotros, lleno de gracia y de verdad.48De ah, la necesidad de que para alcanzar la verdad (la interpretacin ms vlida enel espritu beuchotiano) haya de dar a luz una modalidad de comprensin que inte-gre lo unvoco de la racionalidad lgico-argumental y la equivocidad potica. Esemaridaje constituye un centro del que mana como dos radios filosofa y poesa yque, en camino inverso, nos conducen a la razn potica.49

    La razn-potica se concreta en gneros como el ensayo filosfico, las guas olas autobiografas intelectuales, pues los contenidos de estos escritos tocan al suje-

    to individual sin abandonarse a un subjetivismo cuyo criterio de verdad se diluya enun sentimentalismo informe, pero tampoco queda en un objetivismo ajeno a la per-sona y a su vivencia-experiencia. Este conocimiento destila verdades que abrazanuna transcendencia tan vlidas para cada sujeto (puesto que narran experiencias vin-culadas con una comunidad de la que todo sujeto participa) como intransferibles ydependientes de la realidad vivida por cada persona.

    Zambrano precisa esta teora refirindose a la Gua de Miguel de Molinos, lasCoplas a la muerte de mi padre de Jorge Manrique, las Epstolas de Sneca o la

    Antgona de Sfocles. Todas ellas unen la concrecin de una vivencia espacio-tem-

    poral-personal con el descubrimiento de un elemento comn que trasciende lo indi-vidual como la muerte, la injusticia, el ascenso espiritual o la limitacin humana. Nique decir tiene que es posible aqu descender al analogismo beuchotiano: unamisma fuente entraada para una sinfona de interpretaciones.

    Desde la perspectiva poltica y social, la razn potica nos conduce a la demo-cracia. Esta forma de gobierno es la liberacin y disolucin de todo absolutis-mo,50 sin que se corra el peligro de una confusin equvoca, puesto que estamosen la unidad de la multiplicidad, del reconocimiento, por tanto, de todas las diver-sidades.51 A pesar del riesgo equvoco por la policroma de opiniones,Persona y

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    47 Todo poeta dice Juan de Mairena supone una metafsica; acaso cada poema debiera tener la suyaimplcita, claro est, nunca explcita y el poeta tiene el deber de exponerla por separado, en concep-tos claros. La posibilidad de hacerlo distingue al verdadero poeta del mero seorito que compone ver-sos (Antonio Machado citado en Zambrano, M.: Senderos, op.cit.,p. 64).48 Zambrano, M.:Filosofa y poesa, op.cit., p. 25.49 El pensamiento irradia del mismo centro que la poesa. Poda esto haber sucedido por separado,siendo poesa y filosofa as al modo de dos radios, de dos caminos que parten del mismo centro y sedirigen a un horizonte tan amplio y lejano que, aunque lo que se vislumbre sea un crculo, queden a lavista estos radios separados por una especie de vaco incalmable (Zambrano, M.: Espaa, sueo yverdad, op.cit.,p. 208).50 Zambrano, M.:Persona y democracia, op.cit., p. 202.

    51 Ibid, p. 204.

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    democracia defiende, con optimismo, que el orden de una sociedad democrticaest ms cerca del orden musical que del orden arquitectnico.52 No aparece elruido porque existe un orden que no es impuesto coercitivamente por una instanciasuperior sino que es construido solidariamente por todos. La sinfona democrticaslo es posible si permite escuchar cada una de las notas; la ausencia de slo una deellas quebrara la armona creada.

    Concluyamos: aunque en la obra de Zambrano no quedan tan claros los crite-rios para dirimir la jerarqua de cada opcin y para dar la pintura general cuando estrazada por varias manos (como en el caso de Beuchot), esta primera aproximacindescribe cmo ambos avivan la ampliacin del conocimiento desde una considera-cin horizontal. Por una parte, y ms all de la demarcacin univocista cientificis-ta, se crean nuevas vas de comprensin de la realidad que escapan al reduccionis-mo racionalista. Por otra parte, y trascendiendo la confusin inducida por una pro-

    liferacin descontrolada de interpretaciones, la analoga propone criterios de demar-cacin y jerarquizacin. Por consiguiente, los senderos abiertos por Zambrano sonconcretados de modo maestro por Beuchot.

    La comprensin se puede recorrer tambin en un sentido vertical. No slo setrata de disponer de ms contenidos sino de insights mejores y ms profundos. As,el actual desafo demanda apartar el velo de las verdades alcanzadas (sea esta unao cien) y alcanzar su entraa. La hermenutica al igual que la pragmtica-buscael nivel ms profundo de la significacin del texto, lo ms profundo y exhaustivoque se pueda. Trata de pasar las estructuras aparentes o superficiales, y llegar hasta

    las estructuras recnditas o profundas.53

    La herramienta de Beuchot ser lasubti-litas, Zambrano la completar con el saber de la experiencia o la experiencia de lavida.

    III. Interpretar II: apertura vertical.54 La subtilitas como descubrimiento

    modulador del argumento

    Un segundo envite con la analoga nos descubre que su misma entraa no esunvoca, esto es, dada y definida una vez para siempre, sino analgico-dinmica, es

    decir, equvoca en el sentido temporal sin perder un centro unvoco:

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    52 Ibid., p. 206.53 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.: Hermenutica en la encrucijada, op.cit., p.22. En esta direccin,Mara Zambrano entiende su proyecto filosfico como el proceso de descifrar el sentir originario(cf. Marset, J.C.:Mara Zambrano. I. Los aos de formacin, Sevilla, Fundacin Jos Manuel Lara,2004, p. 318; AA.VV.:Mara Zambrano. Premio Miguel de Cervantes, 1988, Barcelona, Anthropos-Ministerio de Cultura-Direccin General del Libro y Bibliotecas, 1989, p. 16 y 50 y Zambrano, M.:Filosofa y educacin, Mlaga, gora, 2007, p. 57).54 Beuchot hace referencia a los tipos de desarrollo, horizontal y vertical, en relacin con la promo-

    cin de la innovacin: Veamos el modo como se realiza la innovacin en hermenutica. Es conve-

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    La analoga no es un cmodo colocarse en un lugar intermedio, sino un oscilar activa-mente, de maneraprudencial, entre extremos, para encontrar la proporcin adecuada yconveniente55

    En consecuencia, la analoga requiere la accin de su propia etimologa paraactualizarse a lo largo del tiempo. Esta etimologa se cita as: ana, que es segny logos, que significa razn o proporcin, sera segn razn o, ms apropiada-mente, segn proporcin .56 La comprensin del texto requiere (1) un actopru-dencial, con lo cual se extrae a la hermenutica de un puro acto tcnico, y (2) unaconfluencia consensual, que introduce a esta disciplina en una consideracin cerca-na a la fusin de horizontes de Gadamer.

    Desde la perspectiva de lo prudencial, el Tratado de Hermenutica Analgicadefiende:

    Se ha estudiado la analoga entre la lgica y la prudencia en el sentido de que la lgica,dentro de su estructura discursiva y racional o razonable, tiene un aspecto intuitivo y

    prudencial muy fuerte. Eso hace que en la discusin en la que se busca la convergenciade las tradiciones intervenga un acto prudencial () que hace comprender y entender-se (y ese acto es de naturaleza analgica)57

    Desde lo consensual, la determinacin de la verdad de un texto no dependerade un acto solipsista sino que, siguiendo la citada tradicin gadameriana, requiere

    el consenso con el/los otro/s. Ciertamente, Beuchot no se adscribe totalmente a laletra del alemn, puesto que el segundo supera la conceptualizacin moderna desujeto con la categora de horizonte. Para Verdad y mtodo, el acto comprensivo noconsiste en el acceso de un sujeto a una realidad mediante un cribado intersubjeti-vo sino que estriba en la emergencia de un acontecimiento interpretativo donde losdos sujetos (intrprete e interpretado) o las dos entidades hermenuticas (sujeto yobjeto) quedan trascendidos por sus horizontes. El acto hermenutico, para

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    niente ver la interpretacin como formando poco a poco un hbito o virtud, con aumento interno yexterno. Dirase que el primero se hace con el espritu geomtrico, pues el primero es cualitativo y el

    segundo cuantitativo. Esto ltimo nos mueve a hacer muchos ejercicios interpretativos, y hasta expe-rimentos hermenuticos; en cambio, lo primero nos mueve a agudizar nuestra mente, como queran losbarrocos, o a darle sutileza, como queran los medievales. Todo ello para interpretar con propiedad.Podra hablarse aqu de un desarrollo sintagmtico o lineal, horizontal, y de otro paradigmtico, ver-tical, en profundidad. Suele privilegiarse demasiado al primero, pero hace falta resaltar tambin alsegundo (Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.:Hermenutica en la encrucijada, op.cit.,p.79. Las cursivasson nuestras).55 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.: Hermenutica en la encrucijada, op.cit., p. 86. Las cursivas sonnuestras. Se puede profundizar en la historia de la analoga a travs del siguiente artculo: Beuchot,M.: Sobre la analoga y la filosofa actual,Analoga, 1, 1996, pp. 61-76.56 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.:Hermenutica en la encrucijada, op.cit., p. 31.57

    Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit., p. 57.

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    Gadamer, no surge de un consenso intersubjetivo58 que ayuda a un cribado condu-cente a la verdad sino de la fusin de dos horizontes, donde no es preciso un criba-do conceptual sino un reconocimiento de una verdad abierta inserta en las dos tra-

    diciones puestas en juego y a la que pertenecemos, es decir, gracias a la fusin dedos horizontes.En este tejido conceptual, Beuchot respeta la supremaca del dilogo en el acto

    hermenutico, pero, consideramos, muestra ms adhesin a la modernidad (puesadmite los sujetos) que el propio Gadamer. A pesar de que el filsofo mexicanoseala como objeto hermenutico a un dado que se comparte,59 donde relampa-guean los ecos gadamerianos, no olvida la importancia de la argumentacin (reali-zada por un sujeto). La misma hermenutica est vinculada con la argumentacin() en el sentido de que tenemos que comprender de nuestra interpretacin.60

    Si Beuchot diese por finalizado su camino con esta hermenutica mediada porla creacin de la interpretacin desde la prudencia temporal y el consenso, habrarecorrido un loable camino que abrira fronteras innovadoras sobresalientes. Sinembargo, consigue completar su ptica gracias al conceptosubtilitas, que progresi-vamente ha ido concretando en sus trabajos ms recientes.

    La sutileza era vista como un trasponer el sentido superficial y tener acceso al sentidoprofundo e inclusive al oculto. O como encontrar varios sentidos cuando pareca haberslo uno () Sobre todo consista en hallar el sentido autntico, que est vinculado a laintencin del autor, la cual est plasmada en el texto que l produjo. Se trata de captar

    lo que el autor quiso decir. Es la intencin del autor o la intencin del texto frente a lamera intencin del lector, pues en la interpretacin convergen tres cosas: el texto (conel significado que encierra y vehicula), el autor y el lector61

    El mtodo de la hermenutica es la subtilitas.62 sta entra en liza, a veces,con el citado consenso si ste aparece desnudo y sin apelacin a otras herramientas

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    58 Cuando se dice que la comunidad o las comunidades ayudan a determinar esa adecuacin con laverdad de la traduccin o de la interpretacin se alude a la intersubjetividad. El nico medio que tene-mos de cribar la objetividad alcanzable y evitar lo ms que se pueda la mera subjetividad es la inter-subjetividad, en el dilogo y la discusin con los dems de la misma comunidad o con los pertenecien-tes a otras comunidades (Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit., p. 58).59 En el dilogo encuentra Gadamer que se da la autntica interpretacin, porque en cada interven-cin dialgica se va corrigiendo y perfilando el sentido. No hay principios apodcticos sino un suelocomn, algo dado y que se comparte (Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit., p.92).60 Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit., p. 87. Las cursivas son nuestras.61 Ibid, p. 16.62

    Ibid, p. 25.

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    Al interpretar analgicamente, hemos de buscar, entre las diversas interpretaciones quese han dado, no una extrapolada y excntrica, dentro de las mismas interpretaciones

    posibles, sino, dentro del margen de las interpretaciones que adems son vlidas, la quelos otros no han visto y que viene al caso, y que, adems, completa y enriquece a las ya

    existentes. No es, pues, un acto caprichoso de innovacin, sino un acto riguroso de inte-leccin, pero abierta, slo que no completamente, pues se obliga a no salir de las inter-

    pretaciones posibles y vlidas63

    La subtilitas hunde sus races en la filosofa de Duns Escoto, denominado elDoctor Sutil. Su arte sutil consista en encontrar siempre una posibilidad endonde los otros no la vean.64

    Beuchot concreta lasubtilitas en la clsica triparticin de sintaxis, semntica ypragmtica, que se corresponden con la implicacin, la explicacin y la aplicacin,

    respectivamente.65 Unas se encuentran ms cerca del texto y otras del sujeto o delas aplicaciones en la realidad del lector.66

    ***

    Richard Palmer ha explicado una triple escisin de la hermenutica basada enun artculo clsico de la disciplina elaborado por Ebeling. Las tres categorizacionesson la hermenutica como expresar, como afirmar y como traducir. Aluden a sunaturaleza inter-mediaria desde los universos desconocidos (o interpretables) a

    otros conocidos (e interpretados): la hermenutica explicara o traducira los conte-nidos oscuros (del texto o del autor) al circuito familiar del lector.

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    63 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.:Hermenutica en la encrucijada, op.cit.,p. 62-63.64 Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit.,p.23.65 Ibid., p. 25.66 El primer momento tocara a lasintaxis, que corresponde a lasubtilitas implicandi y no a lasub-tilitas explicandi. En ese primer paso, se va al significado textual, intratextual e incluso al intertextual(). Vendr la subtilitas explicandi, correspondiendo a la semntica. Aqu se va al significado del

    texto mismo, pero no ya como sentido sino como referencia, es decir en su relacin con los objetos, ypor ello es donde se descubre cul es el mundo del texto, esto es, se ve cul es su referente, real o ima-ginario. Y finalmente se va a lasubtilitas applicandi, correspondiente a la pragmtica (lo ms propia-mente hermenutico) en la que se toma en cuenta la intencionalidad del hablante, escritor o autor deltexto y se lo acaba de insertar en su contexto histrico-cultural. Esto coincide adems con tres tiposde verdad que se daran en el texto: una verdad sintctica como pura coherencia, que puede ser tantointratextual (interior al texto) como intertextual (con otros textos relacionados); una verdad semnti-ca, como correspondencia con la realidad (presente o pasada) o con algn mundo posible (futuro oimaginario) a que el texto alude, y una verdad pragmtica, como convencin entre los intrpretes (einclusive con el autor) acerca de lo que se ha argumentado y persuadido de la interpretacin, a pesarde que contenga elementos extratextuales (subjetivos o colectivos) (Beuchot, M.: Tratado de herme-

    nutica analgica, op.cit.,pp. 24-25).

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    La hermenutica como proclamacin no se consigue exponer, siempre, con talclaridad. Exigira un traslado ontolgico del sujeto para que al proclamar, proferiro recitar el texto se actualice una comprensin especfica y vital del mismo. La

    comprensin del credo bblico sera ms comprensible (o al menos diferente) parael creyente que para el fillogo latino que se dirigiese a l con metodologas de an-lisis textual. Sus localizaciones ontolgicas67 determinan sus actos comprensivos.

    Su funcin no consiste slo en explicar sino tambin en proclamar. El pastor, comoHermes y como el sacerdote en Delfos, trae noticias profticas desde lo divino. En sudecir o proclamacin, l es como Hermes, un mediador entre Dios y el hombre.Incluso el mero hecho de decir, afirmar o proclamar es un importante acto de interpre-tacin68

    Nos detenemos en esta acepcin porque profundiza en la consideracin verticalde la hermenutica a la que estamos dedicando este epgrafe. La hermenutica noconsiste slo en una herramienta para traernos (objetivamente) el texto a nuestrarbita. Su misin consiste, adems, en transportarnos al universo del texto. Estedesplazamiento no debera hacerse exclusivamente desde esquemas personalesespecficos (como el anlisis racional); por el contrario, se trata de que dejemos queel cosmos propio del objeto interpretable se nos abra desde la metodologa acordea su esencia idiosincrtica.

    En elIn de Platn, aparecen dos sujetos: el rapsoda y el poeta. El rapsoda es

    mero copiadorde los poetas por lo que no entra en la sintona creadora inherente alpoeta, el poeta puede conectarse con la idea trayndola a la vida, esto es, traducin-dola hermenuticamente, en tanto en cuanto canta su poema pico.69 El poeta es unen-thusiasta, es decir, queda arrobado por fuerzas divinas (y dionisacas), el rapso-da es mero transmisor de una imagen ya dada, esto es, un fraude puesto que noconecta con la fuente originaria sino con uno de sus transmisores.

    Este tramado argumental conduce a una paulatina trascendencia de la palabracomo artefacto creado para transmitir un contenido. La palabra, dentro de la herme-nutica como proclamacin, guarece en su interior una esencia que no es deudora

    del intrprete. Esta hermenutica no exige la aplicacin de metodologas para com-prender qu dice un texto sino que exhorta a un modo de acceso que restaure lapotencia que la palabra tuvo en su origen. En el sentido ms heideggeriano, se

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    67 Esta relocalizacin es la que habra de gestarse tambin con la escucha del smbolo en la concep-cin beuchotiana: Se requiere que el smbolo nos hable, ms que el que nosotros le hablemos. El sm-bolo es como un templo, hay que ir a l con cierta disposicin: si no, no habla, no dice nada (Beuchot,M.: Teora de hermenutica analgica, op.cit.,p. 32.68 Palmer, R.: Qu es la hermenutica?,op.cit.,p. 32.69 Cf. Platn,In, 534a y ss.

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    empieza a reclamar una palabra como acontecimiento o como casa del ser. La pala-bra es la que abre mundo. En palabras de Palmer:

    La palabra debe dejar de ser palabra (es decir, visual y conceptual) y convertirse en unacontecimiento. El ser de una obra literaria es un acontecimiento de palabras quetiene lugar en forma de interpretacin oral70

    Esta nueva tonalidad se evidencia con claridad en la poesa. El poeta busca unapalabra apropiada a cada instante, por lo que no sirven los sinnimos. Cada pala-bra posee una mdula particular conectada a cada realidad que se desea expresar. Siel poeta es el que encuentra esa palabra, el hermeneuta es el encargado de restaurarese sentido al explicar el sentido de la misma, pero tambin al proclamarla.

    La traduccin y la explicacin son dos modos de exponer los significados ocul-

    tos, o borrados por el paso del tiempo, del origen de la palabra. La hermenuticaanalgica en su sentido horizontal y en su apertura a travs de lasubtilitas contri-

    buye a este fin demostrativo. Sin embargo, no ser necesaria una profundizacinhermenutica (o una sntesis superadora) dedicada a incidir en el mero carcter mos-trativo del texto, en dejarlo desnudo, en las puras carnes, o mejor en atraernos aesas carnes para hacerlas tangibles? Dedicaremos a este asunto el siguiente epgra-fe; lo que aqu nos ocupa es dilucidar las limitaciones de la hermenutica analgi-ca para completar esta tarea.

    El apartado anterior subray que la funcin de la subtilitas era complementar

    las visiones profundas de una interpretacin, sin negarla apertura horizontal quetrascendera el reduccionismo racional o lgico-argumental. De hecho, la misma

    subtilitas no es pura intuicin, como seala laHermenutica en la encrucijada.

    Se aprende a interpretar con sutileza, y se aprende a argumentar con rigor y habilidad.Usando los trminos de Pascal, diramos que lo primero se hace con esprit de finesse, ylo segundo con esprit gometrique. Hay que reunir los dos espritus en uno que llama-ramos de sutileza71

    El acto hermenutico beuchotiano abreva en ambos espritus, razn e intuicin,en obras precedentes.

    Una hermenutica analgica preserva una parte del univocismo de la hermenuticapositivista, una parte pequea, segn la cual la interpretacin requiere de la inteligenciarazonadora y explicativa; pero preponderantemente, requiere de la empata de la raznintuitiva, esto es, de lo que los medievales llamaron por ejemplo, santo Toms de

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    70 Palmer, R.: Qu es la hermenutica?, op.cit.,p. 36. Por supuesto, para que esto sea posible, comohemos indicado, es preciso ese traslado esencial del sujeto que proclama la palabra.

    71 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.:Hermenutica en la encrucijada, op.cit.,p. 81.

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    Aquino el conocimiento por inteleccin y el conocimiento por connaturalidad (ademsde la razn). En cierta manera, hemos de recordar lo que nos leg Aristteles: que elconocimiento (y la interpretacin se da en el rejuego de la inteleccin, el razonamientoy el sentimiento. Conjunta la intuicin y la argumentacin72

    La limitacin de esta perspectiva, aun valorando muy positivamente la amplia-cin horizontal y profundizadora de Beuchot respecto a la soberbia moderna, es queno posee (en su actual trazado) la posibilidad de indagar en las densidades o inten-

    sidades de la palabra. Probablemente, para penetrar en esta acepcin, se pueda rea-lizar por dos caminos: ampliar la teora o resituar la definicin de la hermenutica

    beuchotiana (esta ltima tarea, obviamente, la dejamos al autor). Si la hermenuti-ca es un proceso de traduccin y explicacin de textos, el acto de cantarlos, esdecir, entender que ser un profeta de los mismos como medio para comprenderlos

    escapa de la consideracin beuchotiana de hermenutica. El poeta no sera un her-meneuta, ni tampoco el agente de un recital potico. S lo sera el crtico potico oel profesor de literatura en tanto en cuanto expliquen el contenido de los versos. Eldesafo es animar a ver como hermeneutas al cantante, al pintor, al msico, al poetao a quien se enfurece en las actualizaciones de sus funciones.

    IV. Interpretar III: apertura y densidad intensiva

    IV.1. Ubicando al saber de la experiencia

    Retomemos el punto en que nos encontramos: la hermenutica analgica y lazambraniana han gestado una crtica al reduccionismo cientificista de la moderni-dad. Su salida se ha dirigido en tres direcciones.

    La primera ha aumentado el espectro de fenmenos a los que dirigir la miraday ha vuelto a legitimar el nmero de disciplinas capaces de llevar a trmino estatarea. As ha gestado una apertura horizontal de la verdad y/o de las interpretacio-nes de los objetos hermeneutizables.

    La segunda ha incidido en los medios paraprofundizaren el contenido de cadauno de los entes de comprensin mediante lasubtilitas, que restaura el valor de laintuicin, mediante el rescate de la visin directa de contenidos que, a veces, noaparecen en la superficie. Esta argumentacinprofundizadora se puede hacer desdela instancia zambraniana tambin. Por ejemplo, la pensadora malaguea aclara quelas notas del ttulo de su obraNotas de un mtodo no son anotaciones, sino notasen sentido musical,73 esto es, el contenido del libro no reside en las palabras sino

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    72 Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit.,p. 60.73

    Zambrano, M.:Notas de un mtodo, Madrid, Editorial Mondadori, 1989, p. 12.

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    en la meloda y el ritmo inscrito en ellas, pues solamente en la meloda puedehaber revelacin.74 Comprender esta obra requiere pues un acto ms de visinintuitiva o de intuicin auditiva que de comprensin crtica. Asimismo, El pensa-

    miento vivo de Sneca alinea el conocer del sabio en un mapa, gestado a lo largo demltiples experiencias y que ha requerido (rinde al final) una agudeza anloga a labeuchotiana:

    Es una cuestin de odo, una virtud musical la del sabio; es una actividad incesante quepercibe, y es un continuo acorde. Es, en suma, un arte. La moral se ha resuelto en est-tica y como toda esttica tiene algo de incomunicable75

    La tercera huda del cientificismo, la presente, quiere alcanzar una verdad quetrascienda la inteligibilidad, la comprensin argumental y explicativa, con la inves-

    tigacin de las dimensiones vivenciales y experienciales de los conceptos. Con ello,el sujeto no slo va a intentar captar argumental o intuitivamente sino que se va afusionar con ella y en este acto desvelar un nuevo modelo comprensivo. Su cono-cimiento no ser vehiculado por la dicotoma moderna sujeto-objeto sino que, rom-

    piendo tal distancia, la persona se transforma en un mero portavoz o altavoz de larealidad: se convierte en un profeta de lo que le rodea y del ser en general. Esafusin permite una comprensin desde dentro de la experiencia, del texto o del suje-to y, por medio de ello, se percibe la densidado intensidaddel contenido. La com-

    prensin se nos antoja como una vivencia desde el propio objeto.

    La estructura que nos ayuda a entender esto es el saber de la experiencia.

    IV.2. Vida, verdad y saber

    La confesin: gnero literario76 reincide en la crtica a la modernidad. Deacuerdo con Mara Zambrano, en la poca inaugurada con Descartes, el divorcioentre la vida y la verdad filosfica fue ahondndose y fue desapareciendo hasta elrastro de este gnero de amor que haba ido a anidar en la mstica.77 El pensamien-to filosfico y el cientfico generaron sus propias teoras ajenas a la propia vida y se

    convirtieron en abstracciones no ligadas con o nacidas de la vida. Como vimos, sepropone como gnero literario que lucha contra esto textos como las Confesionesde Agustn de Hipona, las de Rousseau o la Gua de Miguel de Molinos.

    Estas obras no se vincula con informaciones desinstaladas de la existencia sinoque su carcter bio-grfico ayuda a ganar evidencias transformadoras de la vida. De

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    74 dem.75 Zambrano, M.:El pensamiento vivo de Sneca, Madrid, Ctedra, 1992, p. 45.76 Cf. Zambrano, M.:La confesin: gnero literario, op.cit.

    77 Ibid., p. 15.

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    hecho, el protagonista de una confesin o una gua es una transformacin debida ala captacin de un tipo de esas evidencias. La evidencia sintetiza un instante enque la verdad de la mente y de la vida se tocan.78 De hecho, es bastante pobre en

    contenido intelectual, pero implica una profunda transformacin en el sujeto.79

    Consecuentemente, se distinguen de otras verdades que rpidamente se olvidan por-que no marcaron constitutivamente al individuo.80

    Un ejemplo aparece cuando una mujer, despus de haber dado a luz, exclamaahora s qu significa ser madre!. Otra iluminacin evidencial es la de aquel quedescubre el significado de la libertad, cuando, a sus sesenta aos, ve, por primeravez, el mar. Tambin, habra una evidencia en el hijo sobreprotegido que ha deenfrentarse a su propia vida despus de la muerte de su madre.

    En todas esas circunstancias, se presencia el destilado de verdades, que podran

    concretarse en mximas vitales, que provocan cambios de rumbos existenciales,puesto que parten de experiencias nodales para la persona.81

    Una descripcin fenomenolgica anloga al despertar evidencial se encuentraen el Tratado de hermenutica analgica:

    Como una luz que se prende porque se ha atinado a pulsar el botn que enciende. Comouna sinapsis. Es cuando se ilumina nuestra capacidad de comprender, cuando las vocesque resuenan cobran sentido. Es cuando se siente una extraa comunin con losdems82

    Nuestro inters respecto a este tipo de saber se cifra en su exigencia de convi-vencia entre saber y vida, a cmo apremian a una fusin con la realidad. Esta fusinslo es posible porque, como hemos indicado, la verdad surge de una experiencia,de la vivencia de un saber deudor de una circunstancia padecida.83 As, la madre

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    78 Ibid., p. 67.79 Cf. Ibid.,p. 69.80 Una evidencia puede rescatar de una crisis existencial, puesto que la comprensin que lleva asocia-da depende de una mudanza de la posicin de su agente en el mundo. Ahora bien, una evidencia tam-bin podra ser el principio de una desesperacin que condujese a la perdicin. Por ejemplo, la eviden-

    cia surgida de la muerte de una persona muy querida que nos sume en la consternacin. En cualquiercaso, otra evidencia podra extraer de ella.81 Hemos estudiado el concepto de experiencia recientemente en varios artculos. Remitimos a dos delos ltimos: La fisiologa del saber de la experiencia y los frutos de su posesin (Barrientos Rastrojo,J.: La fisiologa del saber de la experiencia y los frutos de su posesin, Themata, 44, 2011. pp. 79-96) y El rostro de la experiencia desde la marea orteguiana y zambraniana (Barrientos Rastrojo, J.:El rostro de la experiencia desde la marea orteguiana y zambraniana, Endoxa, 25, 2010, pp. 279-314).82 Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit.,p. 191.83 Entiendo por experiencia el saber trgicoque Zeus haba de aprender padeciendo. Segn SantoToms, la mstica no es el conocimiento experimental de Dios? Pues en eso estamos queramos o no

    quedamos. Y una servidora aade siempre: pasivamente, y padeciendo activamente

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    entiende su ser madre slo despus de dar a luz; este conocimiento dista muchode la explicacin de un libro o de una compaera que le describiese la experiencia.Ser imprescindible que el adulto vea el mar para que comprenda qu es la libertad,

    porque esa experiencia es intransferible y, por ende, el conocimiento resultanteexige una sntesis en la que el sujeto entra en contacto con la vida. He aqu una dis-tincin radical entre un conocimiento informativo y lo que Zambrano cataloga comosaber.84 Ahora bien, esto tambin habilita a la madre para decirle a su hija: slocomprenders lo que es ser madre cuando tengas tus propios hijos. tem ms: su

    proclamacin soy madre dista de la que pudiera hacer su hija adolescente.Pero, acaso no encontramos este abrazo vida-concepto en nuestro filsofo

    mexicano? Ciertamente, lo hay: el eje para la reconciliacin entre los planos concep-tuales y existenciales lo dara el smbolo. ste recoge y manifiesta el impulso de lavida, y por ello, si se lo toma en cuenta, puede inyectar a la filosofa esa vida que lefalta.85 Por ello, tendra mucho sentido realizar un cotejo entre una hermenuticaanalgico-simblica y una razn experiencial basada en el saber evidencial.86

    En suma, no se trata de comprenderun elemento externo para disertar sobre lsino desumirse en l paraproclamarlo, para hablar desde l.87 En ese interior, sedescubre la verdad o la comprensin en su intensidadmxima.

    IV.3. Saber de la experiencia

    En estas atalayas, encontramos a un Beuchot que propone el aprendizaje de lahermenutica ms como un taller de investigacin que como un aula de filosofa,88

    es decir, ms como una actividad que genere un hbito que como un conjunto de

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    (Zambrano, M.: Cartas de la Pice, op.cit., p. 80. Cursivas de la autora). El conocimiento trgico secita en El sueo creador como ese que se adquiere padeciendo el conflicto hasta apurarlo(Zambrano, M.:El sueo creado, Madrid: Turner, 1986, p. 79).84 Zambrano distingue de forma bastante categrica entre lo que llama conocimiento, que es elresultado de un mtodo, y saber, como algo que nace de una pasin, es decir, de un padecer la ver-dad de la vida antes de que se presente, de haberla concebido como todo lo que se concibe antes deque nazca (Maillard, Ch.:La creacin por la metfora, op.cit.,p. 48).

    85 Beuchot, M.: Tratado de hermenutica analgica, op.cit., p. 194. tem ms: el smbolo crea unaidentidad cultural, vincula con el grupo y da sentido de pertenencia (Beuchot, M.:Hermenutica ana-lgica, smbolo, mito y filosofa, op.cit., p. 13), el smbolo congregaba a la gente, la haca reconocer-se, la reuna (lo opuesto alsymbolo es el diabolo, que es desunin, desencuentro y desvaro) (p. 47,las cursivas son del autor).86 Precisamente, a ello, estamos dedicando nuestra investigacin ms actual.87 Se podra intentar pensar ms all de lo ya escrito por Beuchot a partir de su defensa de que se pien-se con todo el hombre (Beuchot, M.: Las caras del smbolo. El icono y el dolo, Madrid, Caparrseditores, 1999, p.15).88 Cf. Beuchot, M.: La creatividad hermenutica. Respuesta a Ral Alcal, en Beuchot, M. VelascoGmez, A.: Interpretacin dilogo y creatividad. Quintas jornadas de hermenutica, Mxico DF,

    UNAM, 2003, p. 32.

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    lecciones memorizadas y sin implicacin existencial. El acto hermenutico, al serms que una aplicacin de tcnicas, esto es, al incluir la necesidad de aprender la

    subtilitas, requiere un aprendizaje (para modelar la visin) que excede a lo tcnico.

    Al taller entramos como aprendices para trabajar con un maestro para aprender de l yde los dems alumnos el arte del que se trata. As se adquiere el arte de la interpreta-cin. Puede que alguien sea buen hermeneuta de manera innata, como hay tambin bue-nos poetas o buenos oradores por naturaleza; pero el estudio los har mejorar. Y muchoms el estudio compartido, dentro de una comunidad hermenutica o escuela, dentro deuna tradicin89

    Este emplazamiento coincide con el proceso a sufrir por el aprendiz para desa-rrollar una intuicin hermenutica maestra, que vemos a continuacin.

    La primera parada de este recorrido sera la opacidad de aquello que se quiereentender. Despus de luchar contra la confusin de buscar respuesta para escapar delo desapacible de no tener claridad sobre su tema, cuando ha llegado a un punto enque ni lamentarse puede y su sentir aparece desvalido,90 se naufraga. El naufragioimplica la renuncia a seguir luchando a seguir nadando para evitar hundirse.Entonces, slo queda la espera humilde de una luz que nos descubra una clave paraemerger. En ella, nuestra nica labor es la de aceptar lo que viene. Entonces, la com-

    prensin aparece. En sntesis, el sendero del aprendiz incluye cuatro instancias bsi-cas: opacidad, naufragio, espera humilde y visin evidencial. Todas ellas ayudan a

    una nueva comprensin. Esa comprensin depende del padecimiento de experien-cias y de su aceptacin. Gracias al mismo, se abren nuevas densidades en los con-tenidos que antes eran visibles pero no comprensibles.

    Notas de un mtodo deduce otra escala para alcanzar esas verdades esenciales.Se repite el esquema aunque la pisada final del peregrinaje es ms transparente: per-derse, encontrarse y entender el camino.91 Esa comprensin final es la que, despus,se concretar en mximas o verdades vivenciales que dirigen al propio sujeto y sealzan como destellos de sabidura que se proponen a otros.

    Estos entramados exigen que el conocimiento de la verdad o de la interpretacin

    de un texto nos ponga en contacto con l. Siguiendo a Gadamer, Richard Palmerrealiza una reprobacin a los crticos de arte que se restringen a analizar conceptual-mente obras de arte sin entablar un dilogo que los traslade a la propia obra. 92

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    89 Beuchot, M. Arenas-Dolz, F.:Hermenutica en la encrucijada, op.cit., p. 80.90 Zambrano, M.:Notas de un mtodo, op.cit., p.21.91 Ibid, pp. 51-53. La inspiracin de las etapas parte del fragmento citado aunque la autora no especi-fica directamente las fases.92

    Cf. R. Palmer, Qu es la hermenutica?, op.cit.,pp. 273 y ss.

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    Jos Barrientos RastrojoUniversidad de Sevilla

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