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El Nuevo Despertar7 August, 2013 | created using fivefilters.org
¡Guerra contra el
Terrorismo! Geoestrategia
del Nuevo Orden Mundial
Sionista
En 2001 estalló la III Guerra Mundial. Mientras sucedía, nadie
fuimos conscientes de ello. El día 11 de septiembre de 2001, un
grupo terrorista del Mossad israelí, con apoyo de los servicios de
inteligencia estadounidenses y de la agencia privada de
seguridad de los edificios, ejecutó la demolición controlada de las
Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, derribo
encubierto tras el señuelo del impacto en las torres de dos
aeroplanos Boeing 747 que fueron teledirigidos desde tierra. De
la noche à la mañana, ese atentado de falsa bandera cambió el
mundo.Y lo mismo que el hundimiento del Lusitania en 1915 y el
bombardeo de Pearl Harbor en 1941, el 11S permitió la entrada
de EEUU en una guerra de alcance mundial.
El atentado fue atribuido a un inaudito nuevo enemigo
ultrapoderoso, Al Qaeda, dirigido por un agente de la CIA
—Osama Bin Laden—, quien había organizado la resistencia
contra la ocupación soviética en Afganistán en los años 80. Bin
Laden era en 2001 un hombre moribundo, afectado de cáncer de
riñón a causa del cual falleció en diciembre de aquel mismo año
en un hospital de la CIA en El Cairo. Dejó varios vídeos grabados
y prestó así su último servicio al Nuevo Orden Mundial. Más
tarde, cuando fue necesaria una mayor aparición de Bin Laden
en los medios, fue suplantado por dudosos dobles —la especial
fisonomía de Bin Laden era irrepetible—, por lo cual dejó de ser
visto durante años. Osama murió oficialmente el 2 de mayo de
2011, en su supuesto refugio de Abbottabad, Pakistán. Nunca se
vio su cadáver. Fue absurdamente arrojado en alta mar desde un
navío norteamericano, para que nadie pudiera comprobar que su
segunda muerte fue una representación.
Tres meses antes del 11S, el magnate judío Larry Silverstein se
quedó con las Torres Gemelas, las aseguró contra atentados
terroristas y se ha forrado con el proyecto de reconstrucción de
otro judío, el arquitecto Daniel Libeskind. Así son los sionistas:
un buen plan geoestratégico para la implantación del Nuevo
Orden Mundial Sionista debe empezar por dar buenos beneficios
a los implicados. Todos recordamos a Silverstein ordenando por
via telefónica: “Pull it down!”, refiriéndose al edificio WTC 7, que
no fue impactado por ninguno de los aviones, pero cuyo
desplome forzado era perfecto para redondear su negocio
especulativo. La evidencia de que se trató de un derribo
controlado la certificaron cientos de arquitectos e ingenieros de
todo el mundo, los cuales analizaron meticulosamente los
cálculos y la estructura del edificio, comprobando que el impacto
de los aviones habría sido perfectamente asumido por la
magnifica estructura de acero preparada para resistir huracanes
de la máxima severidad; y que los incendios del combustible de
las aeronaves resultaron absolutamente inocuos para los
edificios, pues no se alcanzaron los 750 grados Celsius, como
evidenció la temperatura de color de las llamas. Pero la verdad
para el pueblo norteamericano, ese rebaño de focas enfermas de
obesidad mórbida y molicie intelectual, es lo que le cuentan la
FOX, la CNN, la NBC, la ABC y el resto de los medios sionistas,
que son un 96% del total, controlados todos por sólo seis familias
judías.
Después de una auténtica marea propagandística tras el
atentado, el Congreso de EEUU aprobó la Patriot Act, que
suspendió derechos fundamentales de la ciudadanía
norteamericana. Y la base militar de Guantánamo se preparó
para recibir a miles de prisioneros a los que torturar, como así
fue luego y sigue siendo aún hoy, pues en 2013, la III Guerra
Mundial aún está en sus prolegómenos.
EEUU se alzó en pie de guerra total “contra el terrorismo”
a finales de 2001. Las primeras acciones de la guerra se iniciaron
enseguida: EEUU invadió Afganistán so pretexto de que Osama
Bin Laden andaba oculto en alguna cueva perdida en el
Hindukush. En realidad, con la invasión cerraba el paso al
transvase de petróleo desde Irán a China, cuyo oleoducto estaba
en proyecto. Cuando los demócratas del Congreso expresaron
sus protestas ante la escalada de violencia guerrera del gobierno
Bush en octubre de 2001, recibieron unas cuantas cartas con
ántrax que fueron bálsamo de Fierabrás para sus síntomas
antipatrióticos. Después se supo que el ántrax provenía de los
United States Army Biological Warfare Laboratories de Fort
Detrick, en Maryland.
Siguió la invasión de Irak bajo la hipótesis de que su otrora
aliado, Saddam Hussein —quien armado por EEUU combatió
contra el Irán post-Sha desde 1980 a 1988— poseía armas de
destrucción masiva que iba a emplear muy pronto. ¿Contra
quién? No contra EEUU, a 10.000 km de distancia, sino contra
Israel. Se demostró luego que no existían tales armas, que todo
era otra escandalosa mentira de la CIA, mal asesorada por el
Mossad. Pero el país donde se dice que Dios emplazó el Paraíso
terrenal fue arrasado, todas sus riquezas culturales, destruidas
o saqueadas, y aún hoy, más de una década después, no levanta
el país cabeza porque los atentados terroristas se suceden
a diario.
1
Para empujar a los aliados à la guerra por el petróleo, los
atentados de falsa bandera se repitieron el 11 de marzo de
2004 en Madrid y el 7 de julio de 2005 en Londres, todos ellos
ejecutados por la inteligencia del Mossad con soporte de
la OTAN.
Desde entonces, todos los países árabes o musulmanes
productores de petroleo, desde Libia hasta Siria, han sido
atacados por EEUU o por las fuerzas de la OTAN, excepto Irán
y los países aliados de EEUU, como Arabia Saudita. Muchas
veces, las provocaciones del estado fascista de Israel han servido
de pretexto para la invasión subsiguiente del Imperio. También
han sido atacados mediante atentados terroristas de falsa
bandera países como Noruega, por negarse a bombardear Libia.
La III Guerra Mundial está en marcha y es una guerra total. El
posicionamiento de Rusia y China es crucial. En cualquier
momento puede desencadenarse una guerra nuclear abierta.
Israel ha arrojado una bomba atómica táctica de baja potencia
sobre Damasco y ha amenazado con plantar un hongo nuclear
sobre Teheran en diversas ocasiones. Ya ha lanzado bombas
convencionales contra instalaciones nucleares iranas, y ha
preparado un operativo para bombardear la central de Natanz,
donde se hipotetiza que miles de centrifugadoras producen
uranio enriquecido, así como las instalaciones de Eshafan, y el
reactor de agua pesada de Arak.
A día de hoy, las fuerzas de la OTAN sostienen la guerra de Al
Qaeda contra el régimen sirio de Al Assad mediante armas
y pertrechos. Es decir, están apoyando y armando a su supuesto
enemigo, Al Qaeda, exactamente lo mismo que hicieron en Libia,
demostrando con ello el utilitarismo del concepto del terror
global y que Al Qaeda es, en realidad, una horda de mercenarios
pagados por Occidente para arrasar la parte del mundo
musulmán cuyo subsuelo es abundante en bolsas de crudo de
fácil extracción. Y con más saña cuando se trata de territorios
que Sión considera como propios del Gran Israel por derecho
divino.
Si las fuerzas de la OTAN no han bombardeado el territorio sirio
aún, como sí hicieron en Libia, es porque Rusia ha desplegado
allí docenas de sus misiles S-300. Siria es el escenario actual de
la guerra entre dos bloques: el Imperio Judío-Euroamericano y la
resistencia ruso-comunista à la que se añaden fuerzas tan
heterogéneas como Hezbolah —2000 de cuyos miembros se
unieron al ejército regular sirio para liberar Qusayr— o efectivos
del ejército irano. Rusia no necesita el petróleo de Oriente
Próximo, pero no puede tolerar la ocupación occidental en los
aledaños de sus fronteras. Ya EEUU mostró sus peores
intenciones armando al gobierno de Georgia en la crisis de
Osetia, e incluso combatiendo sobre el terreno hubo efectivos del
ejército regular norteamericano y británico, con muchas bajas
y prisioneros. Putin no bajará la guardia esta vez.
En la escalada de tensión es crucial el lanzamiento por parte de
Israel de una bomba de penetración de alta eficiencia, una
cabeza nuclear táctica de dos kilotones, a primeros de mayo de
2013 en las proximidades Damasco(*). El presidente Netanyahu
aludió al incalificable acto de guerra como a un “ataque
preventivo para la eliminación de armas de destrucción masiva”.
Otra vez el mismo subterfugio, que volvió a repetirse hace pocos
días cuando se mostraron terroristas de Al Qaeda bajo los efectos
de gas sarín, seguramente procedente de Turquía. Nueva ficción
como justificación de ataques ulteriores. Pero atacar Damasco
parece haberse vuelto contra ellos. La adhesión de Hezbollah à la
causa de Al Assad así lo prueba. Netanyahu parece creer que
puede atacar territorio árabe sin que los pueblos árabes de la
zona, incluso los enemigos del régimen sirio, no reacciones en
contra. ¿O es un gesto calculado para obligar a EEUU
a intervenir ante tales alianzas?
No es la primera vez que se utilizan bombas nucleares tácticas
de potencia variable en la zona: en la Primera Guerra del Golfo,
los norteamericanos arrojaron una bomba nuclear de 5 kilotones
entre Basora y la frontera de Irak. Insistimos en que el
bombardeo de las instalaciones cerca de Damasco fue un ataque
nuclear, por más que los medios no lo mencionen. El duro ataque
fue una represalia por el hundimiento de un submarino israelí
con equipamiento nuclear, de construcción alemana, por las
cargas de profundidad arrojadas desde una lancha de la patrulla
naval Siria.
La desfachatez de EEUU e Israel no tiene límites. Están ambos
dispuestos para la guerra, empujados por la ruina económica del
imperio del dólar provocada por el Sanedrín Financiero
Internacional de Londres. Mientras tanto, Moscú y Pekín
compran todo el oro posible en los mercados internacionales,
haciendo caso omiso de las manipulaciones de su precio por los
banksters londinenses. Saben de su importancia capital en la
posguerra, una vez todas las monedas fiduciarias pierdan su
valor simbólico.
El único freno a toda esta locura sería que el propio gobierno de
Obama se asustara ante una escalada de tensión que no
esperaba: Rusia ha asumido que la guerra mundial es inevitable,
lleva un decenio construyendo refugios nucleares y está
presentando batalla: ha desplegado no solo decenas de silos de
misiles de crucero S-300 en territorio sirio, sino que ha llevado
a sus fronteras decenas de miles de efectivos, varias divisiones
acorazadas y ha desplazado submarinos, varios destructores y un
portaaviones à la costa siria, así como varios submarinos
nucleares al Hemisferio Sur. Pero la política de apaciguamiento
de Obama a Israel no ha funcionado. Hace un año, Obama ofreció
garantías al lobby judío más poderoso de Estados Unidos de que
Irán no dispondría de armas nucleares. Pero eso ya lo sabía Sión.
Y no es lo que le importa. Quiere llevar adelante el proyecto del
Gran Israel a cualquier precio, y ofrece al necio Goliath yankee el
petróleo barato de la zona. Y el necio Goliat acaba de desplegar
2
hoy mismo una división de marines en la frontera entre Siria
y Jordania. Mintras, Rusia se dispone a desplegar “apaciguadoras
fuerzas de interposición” en la frontera entre Siria e Israel.
¿Están locos los sionistas? Por ahora parece que estén perdiendo
la batalla de Siria. Pero los judíos siempre han creído que, bajo la
protección de su dios, Jehová, la victoria es para los osados y que
el fin justifica los medios: la mentira permanente, la guerra, la
estafa, el genocidio, la manipulación mediática, lo que sea. Todo
merece la pena por hacer realidad ese Gran Israel que abarcará
desde el Tigris à la península Arábiga, toda Siria, media Irak,
toda Jordania, una parte de Kuwait que le dará salida al Golfo
Pérsico y una parte de Egipto que llega hasta El Cairo. Es decir,
todo el escenario bíblico recorrido por el pueblo de Israel, desde
la morada de Adán y Eva al Éxodo de Egipto cruzando el Mar
Rojo con término en Jerusalén. ¿Es eso producto de una
enajenación mental colectiva o algo perfectamente posible?
La economía de guerra se impone en el mundo. Así se explica la
intencionada y absolutamente evitable crisis económica
provocada por el Sanedrín Financiero Internacional como
elemento previo para forzar la guerra. Los acomodados son
siempre pacifistas. Los arruinados, carne de cañón. Las armas
están listas. Los cadáveres de esta III Guerra Mundial los
pondremos nosotros, las poblaciones del mundo entero. Si los
halcones estadounidenses imponen su criterio al de Obama, cosa
más que probable, dada la influencia que en ellos tienen los
lobbies judíos norteamericanos y que el 70% de los funcionarios
que rodean a Obama son judíos sionistas, vamos a morir igual
que las chinches pulverizadas con Zyklon B. Y el caso es que,
dada la atención que el mundo presta a todos estos hechos, no
nos vamos ni a enterar, moriremos mientras vemos cualquier
programa basura en la televisión. No se perderá demasiado con
ello, excepto los muchísimos muertos de la Raza Superior,
quienes, esta vez sí, acudirán puntuales a su particular
Holocausto —”sacrificio a Jehová de cuerpos de víctimas
incinerados hasta su consunción total”— en el territorio del
actual Israel. Es lo que tienen algunas grandes mentiras
universales: que tarde o temprano se vuelven realidad.
Fuente: acratas.net
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~ por elnuevodespertar en 01/07/2013.
Escrito en The Illuminati & Nuevo Orden Mundial
Etiquetas: fraude, Illuminati, Israel, Nuevo Orden Mundial, NWO,
sionismo, USA
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