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HA Investigación

El rendimiento de maíz está determi-nado principalmente por el número final de granos logrados por unidad

de superficie, el cual es función de la tasa de crecimiento del cultivo alrededor del período de floración (Andrade et al., 1996). Por lo tanto, para alcanzar altos rendimien-tos, el maíz debe lograr un óptimo estado fisiológico en floración: cobertura total del suelo y alta eficiencia de conversión de radiación interceptada en biomasa. La adecuada disponibilidad de nutrientes, especialmente a partir del momento en que estos son requeridos en mayores can-tidades (aproximadamente con 5-6 hojas desarrolladas), asegura un buen crecimien-to foliar y una alta eficiencia de conversión de la radiación interceptada.

Los nutrientes disponibles generalmente limitan la producción, siendo necesario conocer los requerimientos del cultivo y la oferta del suelo para determinar las necesidades de fertilización. Una de las herramientas más confiables para evaluar

los niveles de nutrientes es el análisis de suelo. Para hacer un correcto muestreo de suelos, se deben seguir las ciertas re-comendaciones debido a la estratificación de nutrientes y materia orgánica que se da luego de algunos años de siembra directa.

Aspectos tales como profundidad, mo-mento, frecuencia de muestreo, etc., deben ser tenidos en cuenta, para una correcta estimación de disponibilidad de nutrientes.

Las necesidades nutricionales del cultivo se definen de acuerdo al nivel de rendi-miento a alcanzar. La Tabla 1 muestra el requerimiento (cantidad total de nutriente absorbida por el cultivo) y la extracción en grano de los nutrientes esenciales para producir una tonelada de grano.

»Nitrógeno

En general, los métodos de diagnóstico para la fertilización nitrogenada pretenden predecir la probabilidad de respuesta a partir de la disponibilidad de N en suelo

y/o en planta y el requerimiento previsto para un determinado nivel de rendimiento. De todos los métodos desarrollados y eva-luados, los más confiables incluyen el aná-lisis de suelo en pre-siembra y al estado de 5-6 hojas de desarrollo del cultivo.

»Disponibilidad de N en pre-siembra.

Esta metodología relaciona el N disponible a la siembra (N en el suelo hasta 60 cm de profundidad más el N del fertilizante) y el rendimiento del cultivo. Trabajos realiza-dos en el Norte de Buenos Aires, Sur de Santa Fe y Sudeste de Córdoba estiman que para rendimientos de 12.000 a 14.000 kg/ha, debe haber acumulado en el suelo entre 200 a 260 kg/ha de N (Fig. 1).

Es importante tener en cuenta que la res-puesta a la aplicación de N es significativa-mente afectada por la oferta de recursos durante el ciclo del cultivo (precipitaciones), por lo que estos niveles críticos o umbrales presentan variaciones para distintas zonas y condiciones de suelo y manejo.

� Tabla 1. Requerimientos y extracción en grano de nutrientes para producir una tonelada de grano de maíz (Ciampitti y García, 2007).Nutriente Requerimiento Indice de Cosecha Extracción

kg/ton kg/ton

Nitrógeno 22 0.66 14.5

Fósforo 4 0.75 3.0

Potasio 19 0.21 4.0

Calcio 3 0.07 0.2

Magnesio 3 0.28 0.8

Azufre 4 0.45 1.8

g/ton g/ton

Boro 20 0.25 5

Cloro 444 0.06 27

Cobre 13 0.29 4

Hierro 125 0.36 45

Manganeso 189 0.17 32

Molibdeno 1 0.63 1

Zinc 53 0.50 27

en el cultivo de maíz

la nutriciónManejo de

Por Agustín Bianchini (Okandú SA)

Dossier Fertilidad

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»Análisis de N al estado de 5-6 hojas desarrolladas.

La aplicación de la totalidad del N a la siembra implica un alto riesgo por la incer-tidumbre en la potencialidad de rendimien-to (problemas de implantación, competen-cia con factores bióticos, etc.) y riesgo de que una porción del N pueda perderse por lixiviación (en suelos francos a arenosos y con precipitaciones por encima de los 250 mm entre siembra y V6-V8). La evaluación de la disponibilidad de N en V6, se realiza entre 30 y 45 días después de la emer-gencia, por lo que el maíz ya tiene definido una porción importante de su desarrollo y potencialidad de rendimiento. Adicional-mente, a partir de este momento aumenta la tasa de absorción de N, reduciendo el riesgo de pérdidas. De acuerdo a trabajos realizados en la Región Pampeana central, el nivel crítico de N-NO3 en el suelo (a 30 cm de profundidad) es de 20 ppm, para un rendimiento potencial de 10.000 kg/ha (Bianchini y col, 2005).

Sin embargo, para un rendimiento poten-cial de 8.000 y 12.000 kg/ha, Sainz Rozas y col. (2000) encontraron un nivel crítico de 16 y 24 ppm respectivamente (Fig. 2). Si las condiciones climáticas entre siembra y V6 fueron de temperaturas por debajo de la media o precipitaciones excesivas, los valores de los umbrales se deben reducir en un 20%. Finalmente, la dosis de N a aplicar es de 10 kg N/ha por cada ppm por debajo del umbral.

Una buena estrategia de manejo de N es aplicar un 50% del N a la siembra y poste-riormente re-fertilizar con la dosis requerida en V6-V8. Si la altura de la maquinaria lo permite, esta aplicación puede demorarse hasta el estado V10-V12.

Las pérdidas de N por volatilización de-penden del contenido de agua del suelo y de la temperatura, las mayores pérdidas ocurren con contenidos de humedad cercanos a capacidad de campo y tem-peraturas de 25oC o superiores (durante los meses de primavera-verano). Por lo tanto, cuando existen estas condiciones, las alternativas son incorporar el fertilizan-te, usar fuentes con menores riesgos de pérdidas, o agregar aditivos que reducen las mismas (inhibidores de ureasa, por ejemplo).

»Maíz tardío

El maíz tardío se siembra en una época del año en que las precipitaciones y tem-peratura son mayores que para el maíz de primera, lo que genera un mayor aporte de N del suelo a través del proceso de mineralización de la materia orgánica. Para estas condiciones de cultivo en el Centro de Santa Fe, Fontanetto y col. (2010a), encontraron que para obtener 12.000 kg/ha de maíz son necesarios tener acumu-lados a la siembra alrededor de 140 kg/ha de N (Fig. 3). En estado fenológico V6-V8, el nivel crítico de N-NO3 resultó ser de 20 a 22 ppm para un rendimiento objetivo de 12.000 kg/ha.

Rendimiento = 5567 + 35.8 N - 0.035 N 2

R 2 = 0.5674000

6000

8000

10000

12000

14000

0 100 200 300 400

N siembra, 0-60 cm + N fertilizante (kg/ha)

Ren

dim

ient

o (k

g/h

a)

AAPRESID-Profertil 2001 INTA C. Gomez 2000

INTA C. Gomez 2001 AAPRESID-INPOFOS 2000#

CREA 2000 CREA 2002

10

15

20

25

30

6000 8000 10000 12000 14000 16000

Rendimiento máximo (kg ha-1)

CC

de

N-N

O3-

(mg

kg

-1)

CM 1994/95

CM 1995/96

CM 1996/97

CM 1997/98

Exp. 2 1997/98

NCC= -0.05 + 0.002GYr2= 0.92

� Figura 1. Nitrógeno disponible a la siembra y rendimiento de maíz (Recopilación de varias redes de ensayos).

� Figura 2. Concentración crítica de N-NO3 del suelo (0-30 cm) en V6 y rendimiento máximo.

Investigación HA

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“El punto de partida para un buen plan de fertilización es

el diagnóstico”

Dossier Fertilidad

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»Fósforo

La respuesta del maíz a la aplicación de fósforo (P) depende no sólo del nivel de P disponible en el suelo, sino también de factores del suelo, del cultivo y del manejo del fertilizante. Entre los factores del suelo, se encuentran el contenido de materia orgánica, el pH, la temperatura y la textura; mientras que entre los factores del cultivo están el nivel de rendimiento y los requeri-mientos del cultivo.

El diagnóstico de la fertilización fosfatada está basado en el análisis de muestras de suelo del horizonte superficial (20 cm) utili-zando un extractante adaptado a los sue-los del área en evaluación, que en el caso de la Región Pampeana, es el Bray 1. De acuerdo a diversos trabajos realizados en la Región Pampeana, el nivel crítico de P (disponibilidad de P por encima de la cual la probabilidad de respuesta es baja) en el suelo para maíz es 14 – 18 ppm.

La dosis de P recomendada depende de la disponibilidad de dicho nutriente en el suelo, del rendimiento objetivo, de la re-lación de precios grano/fertilizante y del criterio de recomendación del técnico. Respecto a este último aspecto, debe tenerse en cuenta que existen dos criterios de recomendación: el de suficiencia, y el de reconstrucción y mantenimiento (Fig. 4).

El criterio de suficiencia consiste en aplicar el nivel de nutriente estrictamente necesa-rio para satisfacer las necesidades inme-diatas, solamente con niveles de nutrientes por debajo del umbral crítico. El uso de este criterio brinda una alta probabilidad de respuesta y beneficio económico. Está asociado a estrategias de arrendamiento de corto plazo y baja inversión en capital, sin embargo, cuando se lo utiliza durante varias campañas, contribuye a reducir sig-nificativamente el nivel de P del suelo, limi-

tando el potencial productivo del mismo.

El criterio de reconstrucción y manteni-miento, consiste en aplicar la cantidad de nutriente extraída por el cultivo, más cierta cantidad para elevar el nivel de nutriente del suelo hasta el óptimo, si el mismo está por debajo. La probabilidad de respuesta y beneficio económico del uso de este crite-rio depende del nivel de P del suelo, sien-do mayor cuando el mismo está debajo del óptimo. Está asociado a estrategias de arrendamiento a largo plazo o propietarios de la tierra y requiere mayor inversión en capital. La mayor ventaja es que al mante-ner el nivel de P en el óptimo, se mantiene la capacidad productiva del suelo y en campañas en las que la relación grano/fertilizante no es favorable, el productor podría llegar aplicar fertilizante P sin limitar el rendimiento del cultivo.

Este criterio permite además manejar el P para la secuencia de cultivos que forman parte de la rotación, con una mirada en el mediano plazo, lo que contribuye a que los sistemas sean más sustentables.

La aplicación del fertilizante fosfatado debe realizarse a la siembra o antes de la misma para que el P esté disponible para el culti-vo desde la emergencia. La reducida mo-vilidad del P requiere de la aplicación loca-lizada del mismo, especialmente cuando la disponibilidad de dicho nutriente es baja. Sin embargo, en ensayos realizados bajo siembra directa se han encontrado resul-tados similares para aplicaciones al voleo anticipadas y aplicaciones en bandas a la siembra (Bianchini y col., 2005b) en suelos de bajo contenido de P disponible y en siembras tempranas.

»Azufre

Los sistemas de producción asociados a la extracción de nutrientes y la falta de

reposición de los mismos, contribuyeron al deterioro de los suelos. Uno de los nu-trientes que se vio afectado fue el S. Es así que se observa respuesta a la aplicación de este nutriente en la mayor parte de la Región Pampeana.

La determinación de laboratorio usada actualmente no es una herramienta con-fiable de diagnóstico para la fertilización azufrada, por lo tanto las recomendacio-nes se basan en caracterizar ambientes con alta probabilidad de respuesta. Debido a que este elemento está muy asociado a la materia orgánica, los ambientes con deficiencia de este nutriente son aquellos que han tenido varios años de labranza, en monocultivo de soja, y suelos areno-sos. También, se observan respuestas a S cuando se optimiza la fertilización con N y P, ya que se genera una deficiencia induci-da de este nutriente.

Las mayores respuestas al agregado de S se informaron en la zona norte de Buenos Aires, sur de Córdoba y toda la provincia de Santa Fe, con incrementos respecto al testigo sin S de 250 a 900 kg/ha (Fonta-netto y col., 2008). De acuerdo a diversos trabajos de investigación, la dosis óptima de S para maximizar el rendimiento del cultivo es de 10-12 kg/ha. Con respecto al manejo del fertilizante azufrado, como se trata de un nutriente con residualidad (2-3 años), su aplicación puede realizarse pensando en la secuencia de cultivos que forman parte de la rotación (al igual que el P).

»Cinc

El Cinc (Zn) es un nutriente que también redujo significativamente su disponibilidad en los suelos de la Región Pampeana, por lo que debe ser considerado en los planteos productivos basados en el cultivo de maíz. El uso de fertilizantes P en ban-

� Figura 3. Nitrógeno disponible a la siembra y rendimiento del cultivo de maíz de segunda.En maíz de segunda sobre trigo, cuando el rastrojo toma contacto con el suelo, se produ-cen una gran inmovilización de N debido a la alta relación C/N del mismo. Por lo tanto, es necesario incrementar las dosis de N aplica-das. Además, en esta situación, la forma de aplicación es de capital importancia, debién-dose optar por aquellas que permitan incor-porar el fertilizante N por debajo de la capa de rastrojos y en contacto directo con el suelo. Esto permitirá reducir los riesgos de pérdidas de N y que las raíces del cultivo de maíz ab-sorban el N aplicado.

Investigación HA

3838

y = 5501.9Ln(x) - 15052R2 = 0.7773

0

2000

4000

6000

8000

10000

12000

14000

16000

0 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200 220

N disponible (suelo + fertilizante) en kg/ha

Ren

dim

ient

o e

n g

rano

s (k

g/h

a)

Dossier Fertilidad

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da favorece la ocurrencia de deficiencias. Además, primaveras frías o excesivamente húmedas en suelos arenosos, y suelos con pH alejado de la neutralidad son ambien-tes de alta probabilidad de respuesta.

El diagnóstico de manejo de Zn está basa-do en el análisis de muestras de suelo del horizonte superficial (20 cm). Los trabajos de investigación realizados en la Región Pampeana muestran que el nivel crítico de Zn en el suelo para maíz es 0.9 a 1 ppm. Trabajos realizados en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires en 2009/10 muestran que la dosis de Zn a aplicar para maximizar el rendimiento de maíz es de 1 - 1.5 kg/ha de Zn (Fig. 6).

Con al manejo de la fertilización la apli-cación con tratamiento de semillas no alcanza a proveer la cantidad de nutriente que necesita el cultivo. La aplicación foliar requiere una labor adicional y suficiente expansión hasta llegar al estado de V6-V7, por lo que en algunas situaciones no es conveniente. La recomendación de ma-nejo más apropiada para la mayor parte de las situaciones productivas es aplicar el Zn a la siembra junto con el P y S, para proveerle al cultivo el nutriente desde los estadios iniciales de crecimiento.

»Otros nutrientes

La intensificación de la agricultura ha re-sultado en la disminución de los niveles de bases (Ca, Mg, y K) y pH en algunos suelos, especialmente en el Norte de la Región Pampeana. En esta región se han observado respuestas significativas a la aplicación de enmiendas calcáreas (Ca) y/o dolomíticas (Ca + Mg) (Fontanetto y col., 2010b). Adicionalmente, en algunos suelos arenosos del Sur de Córdoba, Oes-te de Buenos Aires y Este de La Pampa se han observado deficiencias y buenas res-puestas al agregado de micronutrientes, como zinc.

»Comentarios Finales

El cultivo de maíz es uno de los que más responden a la aplicación de tecnologías como la elección del híbrido, la densidad, y la oferta de agua y nutrientes. La fer-tilización es una herramienta clave para proveer los nutrientes necesarios al cultivo. El punto de partida para un buen plan de fertilización es el diagnóstico, en el que se definen los nutrientes y dosis a aplicar, a partir del rendimiento objetivo y de la oferta de los mismos. Luego, sigue el manejo de la fertilización que consiste en definir la fuente, forma y momento de aplicación del fertilizante. Para que el negocio productivo sea sustentable es esencial mantener la fertilidad del suelo, que es el capital de mayor valor que tiene el productor agrope-cuario.

Bibliografía y referencias disponibles en www.horizonteadigital.com

Nivel de P en el Suelo (Bray -1 o Mehlich-3, ppm)

Ren

dim

ient

o r

elat

ivo

(%)

100

50

Muy bajo Bajo Óptimo Alto Muy alto

9179 9682 9973 9774 9699

0

2000

4000

6000

8000

10000

Testigo P25 V P25 I P50 V P50 I

Ren

dim

ient

o (k

g/h

a)

1152211968 12078

12500 1231212665

5000

7000

9000

11000

13000

NP NPS NPS+Zn 0.5

NPS+Zn 1

NPS+Zn 1.5

NPS+Zn 2

Ren

dim

ient

o (k

g/h

a)

Investigación HA

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� Figura 4. Criterios de recomendación de manejo de P.

� Figura 5. Rendimiento promedio de maíz con dos métodos de aplicación de P en 6 sitios de la Región Pampeana. V= voleo anticipado, I= Incorporado a la siembra.

� Figura 5. Rendimiento promedio de maíz de 6 sitios en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires en la campaña 2019/10. Convenio Mosaic-IPNI.

Dossier Fertilidad