32837032 enrique vila matas y otros monologo del cafe sport y otros

120

Upload: cristinabartleby

Post on 26-Oct-2015

81 views

Category:

Documents


8 download

TRANSCRIPT

Page 1: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 2: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 3: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

XII PREMIO UNEDDE NARRACIÓN BREVE

2001

Page 4: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

JURADO

Luis Mateo DíezRosa Regás

José Romera CastilloJuan González Álvaro

Francisco Gutiérrez Carbajo

Page 5: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

XII PREMIO UNEDDE NARRACIÓN BREVE

2001

MONÓLOGO DEL CAFÉ SPORTEnrique Vila-Matas

...y otros autores premiados

José Luis Muñoz de Baena SimónFrancisco García PérezArmando Ruiz ChocarroHelena Fidalgo Robleda

Prólogo de Francisco Gutiérrez Carbajo

UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

Page 6: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Para la ilustración de la cubierta seha utilizado un fragmento de la obra titulada

«Foro romano» (óleo sobre lienzo, 100 x 80 cm), de la pintora Françoise Menard

Todos los derechos reservados.Prohibida la reproducción total o parcialde este libro, por ningún procedimiento

electrónico o mecánico, sin el permiso por escritodel editor.

© UNIVERSIDAD NACIONALDE EDUCACIÓN A DISTANCIA - Madrid, 2002

Librería UNED: Bravo Murillo, 38 - 28015 MadridTels.: 91 398 75 60/73 73, e-mail: [email protected]

© Françoise Menard. Ilustración de cubiertaDiseño de cubierta: Dpto. de Dibujo de la UNED

ISBN: 84-362-4596-2Depósito legal: M. 3.390-2002

Primera edición: febrero de 2002

Impreso en España - Printed in SpainImprime: Impresos y Revistas, S. A. (IMPRESA)

Page 7: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

7

ÍNDICE

PrólogoFrancisco Gutiérrez Carbajo.................... 9

PRIMER PREMIO

Monólogo del Café SportEnrique Vila-Matas ................................ 25

ACCÉSIT

El ColeccionistaJosé Luis Muñoz de Baena Simón ........... 41

SELECCIONADOS PARA SU PUBLICACIÓN

El canguro rojoFrancisco García Pérez ........................... 57

Carretera perdidaArmando Ruiz Chocarro ......................... 73

Cuestión de competenciasHelena Fidalgo Robleda......................... 105

Page 8: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 9: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Prólogo

OS BUENOS escritores –como puedeinferirse de la lectura de El caminan-te y su sombra de Nietzsche– son

aquellos que aceptan los modelos de losgrandes creadores anteriores y luego sabensuperar o modificar estos modelos con gra-cia, de modo que se note al mismo tiempo lasujeción y la victoria. Este principio parecenseguir –con distintos procedimientos expre-sivos– los ganadores del XII Premio deNarración Breve de la Universidad Nacionalde Educación a Distancia. Cada uno de losrelatos se atiene en principio a un génerodeterminado, pero muy pronto se observaque saben trascender el código estético en elque inicialmente se habían instalado.

9

L

Page 10: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

El ganador, Enrique Vila-Matas, elige enel relato Monólogo del Café Sport la modali-dad metafictiva, de tanta potencialidad fabu-ladora en los escritores geniales como él. En-rique Vila-Matas (Barcelona, 1948) es autorde una importante obra narrativa que ha sidotraducida a doce idiomas, entre la que desta-can La asesina ilustrada (1997, 1999), Impos-tura (1984), Historia abreviada de la literatu-ra portátil (1985), Una casa para siempre(1988), Suicidios ejemplares (1988, 1991),Hijos sin hijos (1993), Lejos de Veracruz(1995), Extraña forma de vida (1997), Elviaje vertical (1999), premio Rómulo Gallegos2001, y Bartlebey y compañía (2000), premioCiudad de Barcelona 2001.

De Enrique Vila-Matas ha afirmado la crí-tica que «es uno de los fenómenos más curio-sos, originales y seductores de la narrativaespañola», que «ha logrado una completa

10

PRÓLOGO

Page 11: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

maestría. Una maestría que hace de él unautor insustituible». Se ha resaltado igual-mente su «imaginación extraordinaria» y su«prodigiosa capacidad de invención». Estasdotes, reconocidas en sus novelas, estánigualmente presentes en Recuerdos inventa-dos (1994) –una antología de sus mejoresrelatos– y en Monólogo del Café Sport, gana-dor del Premio de la UNED en su XII edi-ción. En esta última narración, el autor seacoge, como ya he señalado, a la modalidadmetafictiva. Casi al comienzo, conocemos queel narrador «tras publicar su peligrosa novelasobre el enigmático caso de los escritores querenuncian a escribir, había quedado atrapadoen las redes de su propia ficción».

Desde los estudios de William Gass –acu-ñador, según viene afirmándose, del términometaficción en 1970– los trabajos de JohnBarth, Margaret Rose, Linda Hutcheon,

11

PRÓLOGO

Page 12: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Patricia Waugh, Robert C. Spires, y de otrosinvestigadores hacen hincapié en determina-das estrategias discursivas utilizadas ya en elQuijote, de Cervantes, en Tristram Shandy, deLaurence Sterne, y en buenas partes de lasnovelas modernas. En fecha muy reciente sehan reeditado en español El cuento del tonel yLa batalla de los libros, de Jonathan Swift(1667-1745), en los que el autor –instaladoya en el universo metaliterario– concedetanta importancia a los paraloquios o paratex-tos como al propio texto. Los más rentablesdesde punto de vista estilístico de estos pro-cedimientos son magníficamente aprovecha-dos por Enrique Vila-Matas, y las referencias–por parte de las investigaciones– a la obrade Nietzsche como inspiradora de algunos deestos recursos– aparece explícitamente enMonólogo del Café Sport, cuando se habla dela literatura, de la muerte, y de la muerte de

12

PRÓLOGO

Page 13: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

la literatura. Al protagonista del relato, comoa Kafka, todo lo que no sea literatura le abu-rre, le cansa y le molesta.

En Monólogo del Café Sport los recursosmetafictivos y metaliterarios aparecen sus-tentados en una trama, que si en ocasionesresulta vecina del género policial, los meca-nismos discursivos se encargan pronto dedeconstruir para instalarnos en el puro uni-verso textual. Ello no quiere decir que al lec-tor se le prive del placer de disfrutar con unahistoria sabiamente construida y de acceder aun espacio perfectamente perfilado. No reve-laremos la historia ni el lugar donde se de-sarrolla. Sí puede asegurarse que el lector severá atrapado por el «placer del texto», por elenigma de la intriga y por las maravillas delescenario. En estos mismos espacios se haadentrado recientemente Enrique Vila-Matasen alguno de sus artículos periodísticos, y

13

PRÓLOGO

Page 14: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

análogas sabidurías constructivas ha mani-festado en narraciones anteriores. En todoslos casos, su escritura subraya el principioenunciado por el narrador del Monólogo delCafé Sport, según el cual, «uno no puede irnunca contra la imaginación».

De la atmósfera cinematográfica en la quese desenvuelve una buena parte de la historiade Monólogo del Café Sport participa igual-mente el relato El coleccionista, de José Luis Muñoz de Baena Simón (Madrid, 1959).Muñoz de Baena, profesor de Filosofía Jurí-dica, ha obtenido varios premios literarios yes un reconocido cinéfilo. El título del cuen-to que obtuvo el primer accésit en la XII edi-ción de los Premios de Narración Breve de laUNED podría remitirnos a la famosa películaEl coleccionista, de William Wyler, pero lahistoria del señor Freitas es mucho másmoderna y está abierta a múltiples y diversas

14

PRÓLOGO

Page 15: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

interpretaciones. Para explicar el sentido delos acontecimientos se anuncia ya, casi alcomienzo del relato, que se hace desaconse-jable «el recurso a la policía». Se trata, comoes obvio, de un guiño hermenéutico, que nonos permite, en ningún caso, obviar el códigoestético y estilístico de los grandes cultivado-res de la novela negra como Chandler,Hammett, Cain o Ross McDonald, del génerodetectivesco de Simenon, de las estructuraslaberínticas de El manuscrito encontrado enZaragoza, de Potocki, o del relato policial deJorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares.

Con todos estos referentes, y con unaprosa límpida, impecable, precisa, Muñoz deBaena logra desde el principio crear unasituación de suspense, en un relato en el quela aparente sencillez no puede disfrazar uncomplejo proceso de elaboración. El aparen-temente cartesianismo aparece enseguida

15

PRÓLOGO

Page 16: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

atravesado por una veta nietzscheana, no denihilismo y negatividad, sino de vitalidad yafirmación: «Los hombres más fríos se dejancegar por la pasión», afirma en un momentoel narrador. En seguida se plantea el proble-ma del ser y el parecer, aquel que ya embar-gaba a los filósofos griegos en la época delEdipo rey, de Sófocles. Este importante pro-blema gnoseológico –y no los aparentes des-pistes de un aficionado– es el que puede lle-var al «más minucioso de los criminales apasar por alto las relaciones evidentes».

En un bar, como en el relato de Vila-Matas, transcurre buena parte de la historiade El canguro rojo, de Francisco GarcíaPérez (Oviedo, 1953). Su autor, doctor enFilología con una tesis sobre Juan Benet, escatedrático de Lengua y Literatura de IES;fue fundador y director de la revista literariaJuan Canas; desde 1992 coordina el suple-

16

PRÓLOGO

Page 17: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

mento «Cultura», los jueves, en el diario ove-tense La Nueva España; ha sido PremioAtlántida y finalista del Premio Nacional deFomento a la Lectura. En 1998 vio la luz suensayo Una meditación sobre Juan Benet, yese mismo año se encargó de preparar ysacar a la luz una magnífica edición deHerrumbrosas lanzas, del autor de Volverás aRegión. Ha publicado libros de viajes, unaselección de sus artículos aparecidos en laprensa y ha colaborado como guionista oactor secundario en los filmes Despojos, Elllanero solitario y El vivo retrato.

En la acogedora atmósfera del café, creadapor el narrador de El canguro rojo, dice uno delos personajes: «Háblame con propiedad yhabla con propiedad al compatriota». El na-rrador –no sabemos si impelido por ese impe-rativo– se expresa con una propiedad real-mente encomiable. En El canguro rojo parece

17

PRÓLOGO

Page 18: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

tenerse en cuenta la tesis de Óscar Tacca,según la cual el relato es un juego de informa-ción, y el reto que se impone al escritor essaber administrar bien dicha información.

El narrador de El canguro rojo lleva acabo con gran tino esta tarea, y conocedor delas diversas prácticas discursivas dirige lahistoria con sorprendente habilidad.

Sin en El canguro rojo, el narrador no essimple testigo, sino que interviene de formadecisiva en la historia, esta intervención esaún más significativa en Carretera perdida, deArmando Ruiz Chocarro. Ruiz Chocarro,natural de Cárcar (Navarra), se declara apa-sionado de la novela negra y de la narrativa deaventuras, ha sido galardonado en concur-sos literarios celebrados en Azagra, An-soain, Lerín, Torrero, Mendavia, Pamplona, yha recibido el Premio Gabriel Aresti deBilbao. Su relato Carretera perdida participa

18

PRÓLOGO

Page 19: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

de la variedad policíaca y de la de aventuras,aunque, como ya se anunciaba al comienzo denuestra introducción –y al igual que sucedecon el resto de los textos incluidos en estevolumen–, la narración no se deja encorsetaren un solo registro y lleva implícita la posibi-lidad de un desplazamiento permanente aotras modalidades constructivas. Compartetambién con el resto de los autores seleccio-nados la influencia del discurso fílmico, por loque no deben causar ninguna especie de sor-presa las comparaciones que se establecen enCarretera perdida con los actores del cinegore, las referencias a los pijamas de dibujosanimados de la Warner, al caballo herido deJohn Wayne en las laderas de Mount Valley, oa los trucos utilizados por Paul Newman en lapelícula El buscavidas, de Robert Rossen. EnMonólogo del Café Sport, de Vila-Matas, tam-bién se nos informaba que el personaje Felipe

19

PRÓLOGO

Page 20: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Tongoy –famoso en Francia por haber sabidointerpretar con éxito a un viejo siniestro–había alcanzado la notoriedad por su actua-ción como hombre-libélula en una película deFellini. Carretera perdida se presentó al con-curso con el pseudónimo de Atticus Finch, elpersonaje interpretado por Gregory Peck enMatar un ruiseñor, de Rober Mulligan, pelícu-la, a su vez, basada en una novela autobiográ-fica de Harper Lee.

Los referentes del discurso fílmico le llevana Ruiz Chocarro no sólo a entablar un diálogointertextual con personajes y mitos del séptimoarte sino también a aprovechar algunos de susprocedimientos. Sobresalen, entre éstos, elflash-back, el flash-forward, y otros recursosque nos manifiestan que el tiempo –en lamente de los personajes y en el universo tex-tual– no es lineal, uniforme y compacto, sinodiscontinuo, heterogéneo y fragmentado.

20

PRÓLOGO

Page 21: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Un cuidado tratamiento del tiempo –ytambién del espacio y del discurso narrativo–presenta el relato Cuestión de competencias,de Helena Fidalgo Robleda. Helena Fidalgoes licenciada en Filología Hispánica, editoray periodista. Colabora como columnista en eldiario El Mundo-La Crónica de León y hapublicado relatos y artículos en revistas cul-turales como Turia y Zurgai. Ha llevado acabo investigaciones sobre la escritura auto-biográfica, Mijail Bajtín, el teatro histórico,la comunicación a través del ordenador y lasestrategias textuales, la reconstrucción histó-rica y la ficción en la novela; y es una de lasmejores conocedoras de la obra de RamónCarnicer, autor al que sin duda va a contri-buir a situar en su verdadera –y hasta ahorano reconocida– dimensión.

Al igual que en Monólogo del Café Sport yen El canguro rojo, el narrador de Cuestión

21

PRÓLOGO

Page 22: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

de competencias elige como escenario un bar,pero en ese reducido espacio, los personajesse encargan de poner de manifiesto, como yaanunció Mijail Bajtín, y han ratificado JuliaKristeva, Gerard Genette y Tzvetan Todorov–investigadores seguramente bien conocidospor la autora– que su diálogo no encierrasolamente un valor discursivo sino que cons-tituye también uno de los más importanteselementos integradores de la trama. El dis-curso de Silvino va componiendo, así, unainteresante y sorprendente historia, mientrasen una mesa cuatro hombres, concentrados,taciturnos, juegan a las cartas, y Tomás elpropietario del local «pasa un trapo oscurosobre el viejo y deslucido mostrador trazandoamplios círculos con desgana». El escenario,construido y presentado por la voz narradora,se abre muy pronto a otros mundos posibles,que, en Cuestión de competencias, la palabra

22

PRÓLOGO

Page 23: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

de Silvino y de otros personajes se encargande proponer y diseñar. Como en el discursofílmico, el espacio se revela en toda su insis-tencia, cuando alcanza una perspectiva queno se limita a los bordes de lo visible, sinoque extiende su haz de luz a aquello que seentrevee, se anuncia o se imagina. La narra-ción en Cuestión de competencias alcanzaesta potencialidad compositiva, apoyada nosólo en una acertada presentación cinemato-gráfica del espacio, sino también en un ati-nado tratamiento del tiempo y en una ajusta-da utilización del lenguaje.

En resumen, los ganadores del XII Premiode Narración Breve de la UNED, conocenbien su oficio y están en posesión de unapoderosa capacidad fabuladora.

FRANCISCO GUTIÉRREZ CARBAJO

Decano de la Facultad de Filología

23

PRÓLOGO

Page 24: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 25: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

MONÓLOGO DEL CAFÉ SPORT

Enrique Vila-Matas

Page 26: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

BIOGRAFÍA

Nacido en Barcelona, en 1948, Enrique Vila-Matas tiene una amplia obra narrativa que hasido traducida a doce idiomas, siendo sus títulosmás destacados La asesina ilustrada (1977),Historia abreviada de la literatura portátil(1985), Suicidios ejemplares (1988), Hijos sinhijos (1993), Lejos de Veracruz (1995), Extrañaforma de vida (1997), El viaje vertical (1999),premio Rómulo Gallegos 2001, y Bartleby y com-pañía (2000), Premio Ciudad de Barcelona del2001.

Ha publicado también cuatro colecciones deensayos y artículos literarios: El viajero más lento(1992), El traje de los domingos (1995), Paraacabar con los números redondos (1997), y Desdela ciudad nerviosa (2000).

26

Page 27: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

VERÁ USTED, yo estaba enfermo deliteratura, lo mío era grave y alar-mante, leía el mundo como si fuera

la prolongación de un interminable texto lite-rario, estaba impregnado de literatura,hablaba en libro. No desdeñaba como carneliteraria prácticamente nada, es decir, estabacondenado a fijarme en todo: en las lágrimasde la viuda, pero también en sus piernasenloquecedoras, en la mosca que se posabaen la nariz de la carnicera, en la mágica luzque invade las ciudades en el instante final

27

Page 28: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

del atardecer. Era un fastidio porque no esque me interesara la literatura, no es que sin-tiera cierta atracción por ella, no, es que yoera literatura.

Estaba muy enfermo de literatura y paracolmo, en un intento de curarme un poco, notuve mejor idea que visitar a mi hijo Rodolfo,ágrafo trágico en Nantes. Fui con el propósi-to de viajar y airearme un poco, de tratar dehuir de mi enfermedad y, de paso, echarleuna mano a mi hijo, que llevaba una tempo-rada muy rara, pasaba por momentos delica-dos pues, tras publicar su peligrosa novelasobre el enigmático caso de los escritoresque renuncian a escribir, había quedadoatrapado en las redes de su propia ficción yse había convertido en un escritor que, pesea su compulsiva tendencia a la escritura,había quedado totalmente bloqueado, parali-zado, ágrafo trágico en Nantes.

28

ENRIQUE VILA-MATAS

Page 29: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Fui a verle con la intención de ayudarle,viajé a Nantes sin escuchar a su madre, queme había dicho que visitar precisamente alheredero de todas mis neurosis era lo menosindicado para intentar salir de mi enferme-dad. Rosa, mi mujer, tenía toda la razón. EnNantes no me encontré más que con otroenfermo de literatura. Y no sólo eso. Desde elprimer momento Rodolfito, que en el fondome ha odiado siempre, intentó contagiarmesus neurosis, y es más –tardé en saberlo peroen cuanto lo descubrí quedé aterrado–,intentó matarme de una sobredosis de litera-tura.

Regresé a mi casa de Barcelona antes deque Rodolfito cavara mi tumba. Y en los díasque siguieron me dediqué, con un grandísimopero sin duda efectivo esfuerzo, a no pensaren nada que me remitiera a la literatura. Veráusted, pasó entonces algo horrible. Comencé

29

MONÓLOGO DEL CAFÉ SPORT

Page 30: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

a pensar sólo en la muerte, me pasaba horasenteras pensando en ella. A eso me condujoeludir a la literatura. Incluso cuando dormíapensaba en la muerte. Lloraba en sueños yluego despertaba y le decía a Rosa que nohabía sido nada, de verdad, sólo un sueño oalgo parecido, no ha sido nada. Pero no era unsueño, no era una pesadilla, era una voz lúgu-bre, la Voz que hasta de noche me rondaba yme decía que iba a morir y que ya faltabapoco. Me despertaba de noche y, tras decirlea Rosa que no era nada, iba a la cocina abeber algo, cualquier cosa con alcohol, yhasta la cocina me seguía mi mujer que, encuanto me cazaba con una botella de algo; medecía que yo estaba fatal y que de aquellaforma no podía continuar y que quizás seríamejor que hiciéramos los dos algún viaje, aver si podía olvidarme de la muerte, aunquefuera a costa de volver a pensar en la litera-

30

ENRIQUE VILA-MATAS

Page 31: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

tura. Y un día ella apareció con dos billetespara las islas Azores.

Y aquí estoy yo ahora, ya ve usted, en laisla de Faial, en las Azores, en este encanta-dor Café Sport. Quisiera preguntarle si leinteresa la literatura, pero no voy a hacerlo.Tampoco voy a preguntarle por el hombremás feo del mundo, por el feo Tongoy, segu-ramente no le conoce. Sólo quiero que sepaque el feo Tongoy ayer me cambió la vida, eneste bar, en el Café Sport. Seguramenteusted no conoce a Tongoy, llegó a esta islacomo mi mujer y yo, el pasado viernes.Seguramente no ha hablado con él, pero qui-zás le haya visto, y si lo ha visto no creo quehaya podido olvidarlo, porque es el vivoretrato de Drácula, es el hombre más feo delmundo.

Tongoy es de origen chileno, pero tam-bién polaco. Es actor, vive en París desde

31

MONÓLOGO DEL CAFÉ SPORT

Page 32: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

hace medio siglo, procede de una familia dejudíos polacos que emigraron a Chile y seinstalaron en San Felipe, una pequeñapoblación de ese país. En realidad, él sellama Felipe Schulz, pero su nombre artísti-co es Felipe Tongoy. Últimamente se hahecho famoso en Francia por una película enla que interpreta a un siniestro viejo que sededica a raptar niños. Y en su momento,hace ya bastantes años, fue también algofamoso porque hizo de hombre-libélula enuna película de Fellini. Pero no, ya veo queusted no ha visto nunca a Tongoy, ni siquie-ra en el cine. Yo le vi ayer aquí, en este bar.Rosa se había quedado en el hotel y yo hiceuna escapada consentida y no sé cómo fueque entablé conversación con él. En escasosminutos se estableció entre los dos una rela-ción de gran confianza, de pronto era comosi nos conociéramos de toda la vida. Nos

32

ENRIQUE VILA-MATAS

Page 33: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

cogimos tan gran confianza que a los pocosminutos yo me atreví a preguntarle en quémomento de su vida había descubierto queera feo.

Pues mira, me dijo Tongoy, yo tenía unossiete años y fui de excursión con mi familia.Con nosotros iba Olga, una amiga de mimadre. Olga estaba embarazada y, en unmomento dado, tras una larga y extraña dis-cusión, acabó preguntándole a mi madre:«¿Tú crees que mi bebé sacará la leche demi sangre?». Al oír esto, le dije a Olga en milenguaje de niño: «¿Pero cómo puedes sertan tonta?». Ella entonces me miró con rabiay me dijo: «Dios mío, ¿cómo puedes ser tanmalo y tan feo?». Cuando volvimos a casa, lepregunté a mi madre si era verdad que yo erafeo. Me dijo: «Sólo en Chile». En ese precisoinstante me juré que algún día tendría elmundo a mis pies.

33

MONÓLOGO DEL CAFÉ SPORT

Page 34: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Tongoy es fantástico. Una vez, cuando erajoven, una chica se enamoró de él. Ella iba acomprar a una tienda que estaba situada enel mismo subterráneo donde él vivía. Nohabía luz. La chica llegó a perseguirle.Tongoy le explicó que su entusiasmo se debíaa un efecto de luz, que no había que ser tanliteraria en la vida y que si supiera que a élle gustaban los hombres se moriría. Así cortóde raíz el sentimiento que había nacido enella.

Tongoy piensa que esa chica era maravi-llosa, una gran persona, y que en general lashistorias de amor no son historias sexuales,son historias de ternura. Tongoy piensa que lagente no entiende eso, o no quiere entender-lo. Tongoy, ayer al atardecer, aquí mismodonde estamos usted y yo ahora hablando, mecambió la vida. Verá usted, cuando le oí decirque le había dicho a la chica que no había

34

ENRIQUE VILA-MATAS

Page 35: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

que ser tan literaria en la vida, me bebí de unsolo trago una ginebra y me atreví a contarlemi problema, le expliqué que, cuando logra-ba dejar de pensar en literatura, pensaba enla muerte, y viceversa. Le hablé de mi círcu-lo infernal. Tongoy, Drácula en el crepúsculo,me escuchó como me escucha usted ahora enestos momentos, con paciendia y compren-sión, hasta diría que con ternura.

Cuando terminé de hablar, Tongoy medijo, sin saber que iba a cambiarme la vida:«¡Pero esto es tremendo! ¿Cómo puedes vivirasí? En lugar de dar tantas vueltas a la muer-te y la literatura, deberías ser menos egocén-trico y preocuparte por la muerte de la litera-tura que, de seguir las cosas como van, estáal caer. Eso sí que debería quitarte el sueño.¿Acaso no has visto cómo están arrinconan-do a la verdadera literatura?».

La muerte de la literatura.

35

MONÓLOGO DEL CAFÉ SPORT

Page 36: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

No sé cómo fue que me vino a la memoriauna frase de Nietzsche, que yo siempre heleído de mil formas distintas, depende delsentido que en su momento quiera darle.Para mí es una frase comodín: «Algún díami nombre evocará el recuerdo de algo terri-ble, de una crisis como no hubo otra en latierra».

Verá usted, uno no puede ir contra su ima-ginación, y yo en ese momento, aquí en el CaféSport, hablando con el feo Tongoy, Drácula detodos mis espectáculos, imaginé que algún díami nombre sería evocado para recordar unacrisis terrible que la humanidad había supera-do gracias a mi heroica conducta cuando, qui-jote lanza en ristre, habría arremetido contratodos los enemigos de la literatura.

Y es más, tuve el más extraño pensa-miento que jamás ha tenido un loco en estemundo y me dijo que sería conveniente y

36

ENRIQUE VILA-MATAS

Page 37: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

necesario, tanto para el aumento de mihonra como para la buena salud de la repú-blica de las letras, convertirme en carne yhueso en la memoria de la literatura, en laliteratura misma, es decir, en esa actividadque a comienzos de este nuevo siglo viveamenazada de muerte, encarnarme pues enella e intentar preservarla de su posible de-saparición reviviéndola, por si acaso, en mipropia persona.

Nada le dije al feo Tongoy de estos pensa-mientos. Pero, eso sí, le agradecí en silencioque hubiera sabido reconducir el pequeñoespectro de mis obsesiones personales haciaun tema más amplio, el de la muerte de laliteratura. Le agradecí en silencio que mehubiera ayudado a ver que la lucha contra lamuerte de la literatura debía tener prioridadabsoluta sobre el combate contra mi propiomal, bien mirado tan pequeño.

37

MONÓLOGO DEL CAFÉ SPORT

Page 38: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Y aquí me tiene usted ahora, soy lamemoria de la literatura. Lichtenbergdecía que un hombre inteligente acostum-bra a decir primero en broma lo que des-pués repetirá seriamente. Lo que yo ayerimaginé medio en broma mientras hablabacon Tongoy, hoy ya ni lo imagino ni esbroma, lo digo seriamente, soy la memoriade la literatura y estoy en pie de guerra.Hace un rato, Rosa me ha dicho que meencuentra algo cambiado, no sabe lo acer-tada que está. Porque lo cierto es que se haproducido en mí un pequeño cambio, hetomado la medicina de Tongoy. He dejadoatrás mi mal y ahora soy la memoria de laliteratura, soy una historia ambulante y nopuedo ni quiero ser nada más que eso, por-que todo lo que no sea memoria de la lite-ratura me aburre y lo odio, me molesta oestorba.

38

ENRIQUE VILA-MATAS

Page 39: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

39

MONÓLOGO DEL CAFÉ SPORT

Sólo me apena algo, me entristezco si mepregunto a dónde va la literatura. ¿A dóndequiere usted que vaya? En realidad la literatu-ra va hacia sí misma, hacia su esencia que esla desaparición. Y eso me apena, claro, porquevuelvo a pensar en la muerte aquí y ahora, eneste triste atardecer, aquí en el Café Sport.

Page 40: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 41: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

EL COLECCIONISTA

José Luis Muñoz de Baena Simón

Page 42: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

BIOGRAFÍA

Nacido en Madrid en 1959. Doctor enDerecho y profesor titular en el Departamento deFilosofía Jurídica de la UNED, de cuya Facultadde Derecho es vicedecano desde 1998. Escriberelatos desde comienzos de los ochenta. Ha gana-do varios premios literarios, y textos suyos hansido leídos en sesiones de cuentacuentos y enprogramas radiofónicos. Actualmente concluyesu primera novela, Todos los gusanos del mundo.

Page 43: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

A NUEVA SECRETARIA de Freitas sehabía hecho cargo del envío a prime-ra hora. Del individuo que lo dejó,

apenas pudo aportar datos: un hombre alto yenjuto, de manos trémulas. Freitas contemplólargamente el paquete lleno de agujeros antesde rasgar el cartón que lo envolvía. Ante susojos atónitos, una mujer de poco más de vein-te centrímetros, desnuda, cayó sobre el cueroverde de la escribanía.

Rebuscó en la caja, tratando de lograralguna explicación. Además de dos juegos

43

L

Page 44: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

completos de ropa de muñeca, halló unamisiva escrita a máquina que rezaba así:

«Estimado señor:La gran estima y alta consideración de

que goza en esta comunidad hacen de ustedla persona idónea para recibir gratuitamen-te uno de nuestros productos. Sin dudahabrá oído hablar de ellos, aunque tenemospor norma guardar la máxima discreción ysustraer a la publicidad unos trabajos cuyafactura artesanal y espléndido acabadorehuyen la demanda masiva. Éste que hoyponemos en sus manos es, como todos losdemás, un pequeño prodigio destinado asatisfacer los caprichos más exigentes, lasfantasías más arrebatadas y –perdónenos laconfianza– los deseos más inconfesables.Disfrute con él, es un regalo. Usted se mere-ce algo así.

44

JOSÉ LUIS MUÑOZ DE BAENA SIMÓN

Page 45: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Si se interesa por nuestros productos,háganoslo saber. Sea discreto, no lo lamenta-rá. Atentamente,

D.».

Seguía un apartado de correos, queFreitas imaginó verdadero. Era cierto que losrumores sobre tan execrable comercio ha-bían llegado a sus oídos, si bien en unos tér-minos que hacían desaconsejable el recursoa la policía: se hablaba de complicidades enlas más altas esferas, de casos de corrupciónque implicaban a personas aparentementeirreprochables. Mirando a aquella criaturaindefensa, le acometió una violenta sensa-ción de desamparo: se supo solo, aprisionadopor la fuerza de su secreto.

Freitas no era un héroe. Decidió no com-plicar el asunto con una investigación poli-cial que, en el mejor de los casos, pondría en

45

EL COLECCIONISTA

Page 46: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

peligro su prestigio y el de la firma querepresentaba. Cuidaría de la mujer con todoel esmero que le fuera posible, con la dili-gencia de un padre solícito, proporcionándo-le cuanto pudiese necesitar. Después detodo, era responsable de ella.

Durante las semanas siguientes, la tareale resultó menos penosa de lo que imagina-ba. Modificó sus costumbres y adquirió elsaludable hábito de retirarse a horas tem-pranas; despidió a la criada, temiendo algu-na indiscreción; se deshizo del gato, un sia-més artero y (espanta decirlo) carnívoroimpenitente.

La criatura no hablaba ni parecía excesi-vamente interesada en cuanto le rodeaba,pero, por lo demás, resultaba una compañíainmejorable dentro de sus limitaciones.Freitas, hombre optimista y vital, aprendiópronto a valorar en su justa medida el lado

46

JOSÉ LUIS MUÑOZ DE BAENA SIMÓN

Page 47: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

positivo de una situación tan delicada: lamujer, de unos treinta años, poseía un rostroagraciado, aunque no bello, y unas formasaceptablemente seductoras. Su compañíaresultaba más interesante y menos molestaque la del gato. En suma, aquella súbitairrupción vino a alegrar su monótona existen-cia de solterón vocacional.

El mejor de los sueños puede transformar-se en pesadilla. A los dos meses, otra cajaagujereada apareció una mañana en su des-pacho. En el interior, además de un hombrecuarentón, de pelo entrecano y barriga inci-piente, había una nota:

«Estimado Freitas:Nos extraña no haber recibido noticias

suyas. Con el fin de decidirle a aceptar unaoferta tan tentadora, ponemos en sus manosotro de nuestros productos de forma igual-

47

EL COLECCIONISTA

Page 48: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

mente gratuita. Por desgracia, las leyes delmercado son implacables: bien lo sabe usted,que ha amasado su fortuna y su merecidoprestigio sometiéndose a ellas. Por tanto, elpróximo envío será contrareembolso de lacantidad que figura en el papel adjunto (unamiseria, teniendo en cuenta la calidad delproducto y los elevados costes de produc-ción). No deje escapar esta oportunidad deposeer una colección única, compuesta porpiezas rigurosamente irrepetibles. Formuleya su pedido. Al hacerlo, a la vez que aumen-ta su patrimonio, conseguirá de la forma máscómoda y discreta reducir el tamaño de susproblemas.

No lo piense más y rellene el casilleroadjunto. Siempre suyos,

D.».

48

JOSÉ LUIS MUÑOZ DE BAENA SIMÓN

Page 49: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Freitas se derrumbó sobre su sillón.Intentaba calibrar la magnitud del chantaje,prever las consecuencias de aquella trampa sinsalida. Por primera vez en muchos años, la san-gre fría le había abandonado. Imaginó su casallena de diminutas criaturas dóciles y silen-cionsas, de rostros familiares, contemplándolecon ojos inexpresivos. El pánico le llevó acometer una torpeza que pudo tener conse-cuencias fatales: al cerrar la caja, dejó fuerauno de los brazos del hombrecillo, que quedóaprisionado y crujió de forma inquietante. Porfortuna, la cosa no fue a mayores: lo comprobócuando aquella noche los dos seres comenza-ron a acariciarse de forma primitiva, aparente-mente ausente de calor y ternura, sobre la mesade su gabinete. Vencido por el pudor, asustadopor una voluptuosidad largo tiempo dormida,salió de la habitación. Allí, tras los cristales dela puerta, se percató por fin de la magnitud de

49

EL COLECCIONISTA

Page 50: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

su poder, su implicación activa y complacidaen aquella blasfema parodia del Edén.

Al día siguiente, más relajado, Freitascreyó tener claro el siguiente paso. Tomó lapluma (nunca la utilizaba, salvo en las oca-siones solemnes) y escribió una amable misi-va al apartado de correos, adjuntando untalón al portador. Meditó unos segundosantes de rellenar el casillero. Nadie podríadecir si el motivo de su duda fue moral o si,como es de imaginar, sólo la prudencia loretuvo. No era cuestión de errar el golpeescogiendo un nombre inadecuado.

A las dos semanas, llegó otra caja aguje-reada. La recibió con expectación, prontomudada en alborozo. El anciano calvo yenjuto que contenía, empresario de prestigioy viejo rival suyo, era uno de esos hombresque tienen la imprudencia de calcular mallas fuerzas de sus enemigos.

50

JOSÉ LUIS MUÑOZ DE BAENA SIMÓN

Page 51: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Lo dejó en el suelo de la cocina, con latapa de la caja abierta, atado con un delgadohilo de bramante. No olvidó depositar a sulado algo de comida. «Al fin y al cabo, es unser humano», se dijo. Pero no volvió a apagarla luz de la cocina.

La casa, privada durante muchos añosde calor humano, pareció revivir duranteunas pocas semanas. Pero no se hizo ilusio-nes: sabía que aquellos juegos de coleccio-nista, progresivamente privados de inocen-cia, le llevarían hasta la abyección másabsoluta.

El drama llegó de forma inesperada, conocasión de una reyerta pasional. Una noche,el hombre golpeó a la mujer y ésta gritó,despertando a Freitas. La confusión y el malhumor se trocaron en ira cuando contemplóla escena, bañada por la luz amarillenta delgabinete… Allí, en aquella apacible atmós-

51

EL COLECCIONISTA

Page 52: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

fera de placidez burguesa, desmembró alhomúnculo con ayuda de un abrecartas,ante la suplicante mirada de la mujer. Lohizo fríamente, sin repugnancia ni mira-mientos, como quien da rienda suelta a unaurgencia fisiológica: al terminar, acudió a lacocina para dedicarse al anciano. Despuésno fue ya capaz de detenerse y siguió conella. Las primeras luces del alba lo sorpren-dieron sentado frente a la chimenea, que-mando los últimos restos, esperando envano la amarga visita de la contrición.Nadie es capaz de sentirse Dios sin conver-tirse en un demonio.

D. continuó enviándole paquetes, a razónde uno cada mes. Los elevadísimos costesesquilmaron su patrimonio, pero eso no pare-cía importarle. Su nuevo y costoso vicio leobligó a adoptar continuas precauciones, queconvirtieron su casa en una fortaleza.

52

JOSÉ LUIS MUÑOZ DE BAENA SIMÓN

Page 53: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Freitas era un hombre lúcido: nunca seengañó con respecto al fin de aquella singu-lar aventura. Esa conciencia de la finitud desu relación comercial con D. lo alentaba adisfrutar con mayor ahínco de sus criaturas,en un desfile de bajezas cuyos pormenoresserían imposibles de imaginar.

Un viernes de julio, uno de esos días calu-rosos en que el trabajo se convierte en untormento, descubrió, mientras dictaba unacarta, que deseaba a su secretaria. Con másímpetu que cortesía, le solicitó una cita. Lainicial ambigüedad de la mujer le decidió amanifestar sus intenciones de forma quepodríamos considerar explícita. Ella, ofendi-da, lo abofeteó y se despidió, no sin escucharde labios de Freitas insultos irreproducibles.Esa noche, ciego de ira, optó por la peor delas venganzas: escribió el nombre de ella enel casillero del mes.

53

EL COLECCIONISTA

Page 54: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Los hombres más fríos se dejan cegar porla pasión; el más minucioso de los criminalespasa por alto relaciones evidentes. Freitasnunca sospechó la imaginable vinculaciónde la mujer con D., ni malició las conse-cuencias de una humillación como aquella.Una noche, de regreso a casa, dos hombres lointrodujeron en un coche y allí lo narcotiza-ron. Cuando despertó, en un lugar descono-cido, se sentía extrañamente incapaz de fijarsu pensamiento; por fortuna para él, algunosdetalles harto evidentes (la holgura de suropa, el tamaño de la silla, la desmesuradaaltura de la habitación) le ayudaron a com-prender que el proceso estaba en marcha.Oír la voz de la secretaria al otro lado de lapuerta y descubrir a su espalda la ventanainmensa, la silla junto a ella, fue todo uno.

Ni siquiera la abrió. Mientras descendía,con el cuerpo perlado de cristales y la boca

54

JOSÉ LUIS MUÑOZ DE BAENA SIMÓN

Page 55: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

55

EL COLECCIONISTA

llena de aire frío, pensó estúpidamente queel cielo estaba nublado y, sin embargo, él yano iba a ver llover.

Page 56: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 57: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

EL CANGURO ROJO

Francisco García Pérez

A Boni Pérez, que me contó la historia.

A Milo Rodríguez Cueto, que no la usó.

Page 58: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

BIOGRAFÍA

Francisco García Pérez (Oviedo, 1953) escatedrático de Lengua Castellana y Literatura enGijón.

Fundó la revista literaria Juan Canas y fueDirector General de Difusión Cultural delPrincipado de Asturias, traductor y jurado ennumerosos concursos literarios.

En la actualidad coordina el suplemento«Cultural», en el diario ovetense La Nueva Espa-ña. Ha sido Premio Atlántida y finalista delPremio Nacional de Fomento a la Lectura.

En 1981 publicó el libro de viajes Crónicas deEl Bierzo (Penthalon, Madrid). En 1998, vio laluz su ensayo Una meditación sobre Juan Benet(Alfaguara, Madrid), y en octubre, en la mismaeditorial, la versión definitiva en un solo volumende Herrumbrosas lanzas benetianas, edición quese encargó de preparar y prologar.

58

Page 59: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

EOR ES LO NUESTRO –dijo el único delos tres que no llevaba cazadora–.Acabamos de matar a un canguro

rojo.Yo había entrado en aquel bar de carretera

movido por urinarias urgencias: soy un profe-sor que no orina (con perdón) en cualquierparte, ni incluso en cualquier parte de aqueldesierto. Es más, soy de la idea de que un pro-fesor español y de español, debidamentecomisionado por la embajada de Canberra, nopuede dar un mal ejemplo renal a cualquier

59

P

Page 60: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

automovilista nativo deteniendo el cochedonde le pete para verter aguas en medio de ladesolación de la Australia profunda. Empero,y aunque se trate de un asunto de menor cuan-tía, también necesitaba un café que me des-pejase el sueño, antes de llegar a Deep Well,o como se llamase aquel sitio, donde debíapronunciar, al día siguiente, una conferenciasobre algunos aspectos sintácticos en la prosade la santa Teresa de Jesús.

–Háblame con propiedad y habla con pro-piedad al compatriota: al canguro rojo lomataste tú –corrigió el de la barba, que sí lle-vaba zamarra: una chupa marrón un puntoraída.

Quiero decir que lo que yo menos espera-ba encontrarme allí y en aquella noche era atres ciudadanos de Orense (o bien Ourense,mas dejémoslo así), con una aparente manse-dumbre en sus caras, producto de la perple-

60

FRANCISCO GARCÍA PÉREZ

Page 61: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

61

EL CANGURO ROJO

jidad y el cansancio, como supe después,cuando me relataron la historia del canguro.Trataré de explicarme. Hay españoles queviajan al más o menos cercano Ayers Rock, ala montaña de todas las postales preolímpi-cas australianas, por el purito ése del viajede novios. Parejas ecologistas, aventureroscon guía, gente extraña. Nunca tres señoresde Orense. Entré, como cuento, en el bar, conquizá excesivo apremio de micción. Tal fueasí que tropecé con una de las sillas, mal dis-puestas a la entrada, por mi interés encolumbrar, a un tiempo, los baños y la barradonde pedir el café. No caí de bruces por unanada y me cegó el inconsciente. De modoque, en lugar de recomponer la figura y ladignidad propias de un docente, me aver-güenza confesar que exclamé:

–¡La madre que me parió, casi me mato!

Page 62: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Me arrepentí al punto de mi exabrupto (yadije que soy profesor de castellano), perodesde una de las escasas mesas, el barbudolevantó ojos y voz a un tiempo al grito de«¡Joder, un compatriota!».

Así pues, me invitaron a sentarme conellos, y, al descubrir mi nacencia asturiana,allí crecieron un regocijo y una hermandadmomentáneos por los inevitables rencoresregionalistas:

–De hermandad, nada –terció el serio, alreferirme yo a ella–. Gallegos y asturianos,primos hermanos. Parentesco de segundoorden.

La historia del canguro rojo no tardó envenir a conversación. Porque el placer derecuperar lengua común en extraña tierralo veía yo ensombrecido por cierta actitudde mis nuevos conocidos que revelaba unainquina neta del barbón y del adusto hacia

62

FRANCISCO GARCÍA PÉREZ

Page 63: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

el alto, el único de los tres que desafiaba alfrío de aquella noche australiana de abrilen mangas de camisa. Al preguntarme pormi estadía en aquella alejada tierra, lesconté cómo el fracaso en mis oposiciones aprofesor de universidad me había llevado asolicitar plaza, donde fuese, al Ministeriode Asuntos Exteriores. Fracaso en mo-do alguno debido, aclaré enseguida, a midesconocimiento de los entresijos de lalengua hispana ni aun de su literatura, sinoa unos injustificados recelos estamentalesque bien supo subsanar el InstitutoCervantes llevándome de bolos un tiempopor Europa y enviándome más tarde a laAustralia en que nos encontrábamos acausa de un asunto que nunca se me per-mitió aclarar de modo cabal y en el que sehallaba implicada cierta casquivana alum-na austriaca.

63

EL CANGURO ROJO

Page 64: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

–De modo que te han dado la boleta aus-traliana –resumió el malhumorado.

–Peor es lo nuestro –fue entonces cuandolo dijo–. Acabamos de matar a un cangurorojo.

Les pedí pormenores, al entender que setrataba de personas atribuladas por haberdisminuido la población de fauna autóctona.Bien es sabido que la verbalización acallanegruras de conciencia.

–Para fauna estamos –rió el barbiespeso–.Por mí que le den por el rasca a la fauna deeste sitio y a toda la fauna, salvedad hechadel percebe. Cuéntaselo al profesor.

Y allí, al calor del café (mío) y a la acidezde las cervezas (orensanas), allí tan lejos detodo, conocí que estaba conversando con tresgeólogos a los que cierta melancolía gallegay unas perspectivas laborales inciertas leshabían hecho aceptar una contrata en la zona

64

FRANCISCO GARCÍA PÉREZ

Page 65: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

de Meerenie y de Palm Valley para prepararuna memoria sobre yacimientos, que intere-saba a una conocida empresa multinacionalcon sorprendentes ramificaciones en la zonade Arosa.

–Volvíamos hoy de ver terrenos. Se estabahaciendo de noche y yo, la verdad –dijo elespigado– iba conduciendo y creo que corríaun poco.

–Ibas a toda hostia –precisó el grave.–Yo le advertí que nos íbamos a salir del

camino –continuó el barbas.–Bien, pues yo iba ciego con la neblina,

con el anochecer, con el cansancio, y bastan-te tuve para mí al ver frente al otro lado delparabrisas a aquel bicho enorme, o, mejor, alos ojos de aquel bicho enorme. Era un can-guro, un canguro rojo, aislado de su grupo,porque también les gusta a esos cabronesandar a su aire. Y, sí, le di de frente.

65

EL CANGURO ROJO

Page 66: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

–Caramba –traté de animar–. Pero fue unaccidente. Además, ya no son especie tanprotegida: un millón al año se sacrifican.

–Y eso qué coño tendrá que ver –se contrarióel narrador–. Bueno, nos bajamos del jeep y ahíestaba el animal, frito, inmóvil del topetazo.

–Muerto –susurré con el debido respeto–.Debió de ser una impresión.

–De eso ya hablaremos –me cortó el gra-vedoso–. Lo que le tiene a usted que contares lo de la foto.

–Una bobada, fue una bobada que se meocurrió –reconoció el geólogo mocetón–.Pensé que no era mala idea sacarle una foto:un canguro rojo tieso no se ve a diario.

–Eso –se burló el barbado–. Llegaríamos aOrense y diríamos a los amigos: «Mira, mira elcanguro que nos hemos trincado en Australia».

–Ya confesé que fue una bobada. Pero¿qué me decís de lo vuestro? –y pidió el que

66

FRANCISCO GARCÍA PÉREZ

Page 67: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

a todas luces querían culpar sus compañerosotra ronda y la cuenta.

–Estos dos benditos que usted ve aquí,profesor, dijeron que cómo le íbamos a sacaruna foto a un canguro rojo ahí tirado, quefoto, sí, pero que entre ellos dos lo alzarían,lo sujetarían por la cintura, se pasarían sobrelos hombros las patas delanteras y así tendría-mos foto grupal con canguro al anochecer.

–¡Dios bendito! ¿Están ustedes idos?–Mire, malo ser geólogo en estos tiempos:

pero ser geólogo gallego en Australia... Enalgo hay que dar para alegrarse la vida, ¿meva comprendiendo? –explicó el nada risueño.

–Pues dieron estos dos en componer la esce-na, y yo, la Virgen me perdone, me partía de larisa atisbando por el visor de la cámara aquí alos amigos levantando la cabeza de aquellosdos metros de fiera, para que pareciera vivo,sujetando los setenta kilos de peso muerto. Así

67

EL CANGURO ROJO

Page 68: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

que eché el resto, quité mi cazadora, una chupade cuero negro de verdad, y les propuse a estosque se la vistiésemos al jodido canguro para, yade hacer la gracia, hacerla del todo.

–Sin duda me toman ustedes el pelo. ¿Meestán queriendo decir, aquí en este bar, quehace unas horas ustedes estaban vistiéndoleuna cazadora a un canguro muerto para sacar-se una foto de conjunto y enseñarla en Orense?

–Exactamente.–Eso.–Así es.–Bien, agradezco la invitación de que he

sido objeto, pero debo confesar que he teni-do un dudoso gusto en conocerlos. No estoypara bromas y debo proseguir mi viaje.Mañana he de hablar en público sobre lasanta reformadora, y…

Me detuvo, ya camino hacia la puerta, lavoz del langaruto:

68

FRANCISCO GARCÍA PÉREZ

Page 69: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

–Pues se queda usted sin saber lo bueno.–Déjalo, si no se quiere enterar… Le

aguardará una santa austriaca –apuntilló,con evidente mal gusto, el malhumorado.

–¿Enterar? ¿Enterarme de la burla de queestoy siendo objeto?

–Señor catedrático… –reconvino el fotó-grafo de la cazadora.

–¡Profesor! –sostuve con la dignidad quehabía perdido al entrar en aquel local y alasistir al relato de tan demencial historia.

–Pues que sea enhorabuena –continuó–.Atienda, coño, que así se lo podrá contar alas alumnas alemanas.

–Pero, ¿qué dice, hombre de Dios?–Le digo que estaban estos dos carcajeán-

dose y sujetando al canguro, ya con mi caza-dora puesta, con esos bracitos asomándole porlas mangas; yo, muerto de la risa por el cuadroque veía. Así que abrevié: «Cuento tres, y dis-

69

EL CANGURO ROJO

Page 70: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

paro». Conté, uno, dos, tres… y disparé elflash. Entonces, el canguro del diablo debióde despertarse de su conmoción al ver elrelámpago de luz. Porque no se había muerto,el muy traidor, estaba sólo adormilado por eltrastazo, que resisten lo suyo los canguros. Y,en un instante, braceó, se agitó todo, graznó, olo que hagan los canguros, y brinco va y saltoviene, la empredió a correr a toda leche connosotros tres detrás, persiguiéndolo.

–¿Con la cazadora puesta? ¿Un cangurorojo huyendo despavorido y perseguido por eldesierto de Australia con una cazadora pues-ta? ¿Eso me cuentan?

–Con una chupa de cuero negro y con unavelocidad que no había dios que le alcanza-ra. Con los cheques y mis papeles en el bol-sillo interior. ¿Cree que hemos parado aquípara contarle historias al primer asturianoque pasease, profesor?

70

FRANCISCO GARCÍA PÉREZ

Page 71: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

A la tarde siguiente, en la Asociación por laAmistad de los Pueblos de Deep Well, ante unmuy escaso público que me miraba con atentaexpresión, o acaso con la perplejidad que de-bió de componer el canguro ante el fogonazo;ante aquella selecta audiencia que escuchabacon aspecto de culta delectación, aun nosabiendo una palabra de castellano, mis preci-siones sobre el implemento y el aditamiento enSanta Teresa, hube de detenerme varias vecespara beber agua a lingotazos (perdóneseme laexpresión) pues no podía apartar de mi mente,las últimas palabras del geólogo narratario:

–Así que ya lo sabe. Si ve por ahí a uncanguro con una chupa negra dando brincos,no cuente nuestra historia. Apueste conquien vaya con usted a que ese canguro es deOrense. Atrápenlo, mire la documentación ycobre lo apostado. Y envíeme los papeles aGalicia, ande.

71

EL CANGURO ROJO

Page 72: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 73: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

CARRETERA PERDIDA

Armando Ruiz Chocarro

Page 74: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

BIOGRAFÍA

Armando Ruiz Chocarro nació en Navarra en1964. Estudió Magisterio en Logroño y comezó aescribir, influido por la novela negra de los añoscuarenta y cincuenta, género por el que sienteauténtica pasión.

Sus relatos han sido premiados en diversasocasiones (Azagra, Ansoain, Lerín, Pamplona…).

74

Page 75: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

75

ACE UN BUEN RATO que no me encuen-tro con un coche por esta carreteraperdida. Puede que estuviese cam-

biando la cinta del casete y al llegar al cruce noviera la señal «Carretera cortada, va usted alinfierno Ja, Ja, Ja». Para animarme, me imagi-no en un Cadillac del 54 cruzando el mediooeste americano surcado de eternas rectas alfinal de las cuales, sobre un rasante, el sol dora-do se difumina. Puedo oír la música de WillyNelson salir desde el bar de un motel paracamioneros. Arpas de boca, bajos y todo eso.

H

Page 76: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Un volantazo que hace derrapar el culo demi furgoneta, me saca de mis ya habitualesdivagaciones. Paro en medio de la carreterapara respirar hondo y de paso pegarle untrago al termo de carajillo humeante queviaja como copiloto. Un tasador de segurosdiría que mi situación no es desesperada,mala sí, aunque se resistiría a poner en suinforme «desguace». Estos tipos, insensiblescomo un trozo de pedernal, no se conmove-rían por más que les dijera que estoy a másde cien kilómetros de mi casa la víspera deNavidad transitando por un puerto de prime-ra categoría con placas de hielo de una cuar-ta, que mi furgoneta no tiene cadenas, que lacalefacción está estropeada, que falta pocopara que sea de noche y sobre todo que ape-nas me quedan un par de tragos de carajillo.Sin contar, esto ya es una minucia, que nollegaré a tiempo de entregar la pieza para

76

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 77: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

77

CARRETERA PERDIDA

reparar el único horno de un puebluchoenclavado en medio de los Pirineos, lo quesupondrá mi despido. Uno más, y van…siete. Creo.

Algo se posa con suavidad sobre la lunade la furgoneta. Rezo, sí, querida mami rezo,para que aquello no sea lo que parece: unmaldito copo de nieve. Mientras dictamino silo es o no, otro «algo» gemelo se posa a unoscentímetros y luego otro y otro más, todosblancos y esponjosos. A este fenómeno enmetereología le llaman nevar, aunque si lohace a ese ritmo, mi limpia parabrisas chi-rriante y con la goma abombada podrá malque bien hacer honor a su nombre, el proble-ma será cuando caigan una docena de coposa la vez. Trago de carajillo. No todo son malasnoticias en el fuerte del Álamo, al menos séque con este tiempo no estará la policía paracontroles de alcoholemia.

Page 78: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Empiezo a estar harto de tanta haya, tantoabeto, montañas, carreteras retorcidas ynieve, me importa un pito el paisaje, si quie-ro ver bellos paisajes ya me compraré unatarjeta-postal. Para colmo ahora mi furgonetaestá profundamente enamorada de los quita-miedos a los que se arrima con un descarovergonzante. Llevo una media por kilómetroque me asegura estar en mi destino dentro deuna semana, cuando mi jefe le ha prometidoal panadero entregarle la pieza antes de lasocho de la tarde de hoy.

–Esté tranquilo –le oí decir por teléfono–,que esta noche de Nochebuena, su horno vaa poder asar toda la carne del valle. Palabrade un profesional.

Y la verdad sea dicha, mi jefe aparte debuen hombre es un profesional en toda regla.Hace una semana me dio dinero para poner apunto la furgoneta, aquello incluía arreglar

78

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 79: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

limpiaparabrisas, calefacción, y la comprade unas cadenas. Ese mismo día recibí lavisita de mi casera y la monserga del dicho-so alquiler, con la casualidad añadida de queme sorprendió con una chica.

–No ponga esa cara de extrañeza señora,le dije que le iba a pagar y aquí lo tiene.

Le di el dinero de la revisión por no quedarmal delante de la chica y aún me sobró parallevarla a cenar. Un amigo que trabajaba enlas oficinas de un taller y del que me aprove-chaba a menudo por una mierda de favor quele hice en mis buenos tiempos, me extendióuna factura falsa que justificaba los gastos. Almenos debí comprar las cadenas con el dine-ro de la cena, todo me salió mal aquella nocheespecialmente el ligue. Una remilgada.

Estoy parado junto a la cuneta, dubitativo.Sigo adelante o me quedo, me quedo o por el

79

CARRETERA PERDIDA

Page 80: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

contrario sigo adelante. El empleo me hacemucha falta, pero no a costa de jugarme lavida. Es lo que quería oír para convencerme.Claudico, que le den por el culo al panaderode los cojones. Me levanto las solapas de lapelliza y recuesto el asiento para echarmeuna cabezada. Me tomo una pastilla para dor-mir, dos no, que me pueden hacer daño con elalcohol. Mañana me encontrarán los de tráfi-co, me darán una taza de café caliente y meremolcarán hasta el pueblo. El plan es buenoa medias, imagino a sus habitantes, que nopudieron cenar el asado de Nochebuena,levantándose sin pan del día, lo que teniendoen cuenta cómo se las gastan por estos lares,me induce a pensar que semejante afrentadebe tener una víctima: el panadero o yo. Elolor de la sangre les calmará.

Oigo un ruido. Es un coche, algo que noveo desde las cuatro de la tarde. Tardo en

80

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 81: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

reaccionar, estoy un poco atontado, tal vezsea la pastilla, el alcohol, o las dos cosas a lavez. Al salir de la furgoneta piso el hielo y mecaigo de morros, unos focos me deslumbran,intento levantarme pero caigo porque lacabeza me pesa un quintal, está descompen-sada con respecto al resto de mi cuerpo,desde el suelo hago gestos torpes con lasmanos una de las cuales tiene agarrada eltermo de carajillo. El vehículo, una rancheraSantana, acelera pasando de largo.

–¡Ójala te mates, cabrón! –le grito en unarrebato de cólera.

¡Ole el espíritu navideño! ¿Acaso ver a untipo con toda pinta de borracho saliendo deuna furgoneta vieja en una carretera perdidaes motivo para no parar? Puede que sí, sólome faltaba la motosierra y la careta de cuero.

Ya no nieva. Estoy temblando, muerto defrío, si me quedo aquí toda la noche corro el

81

CARRETERA PERDIDA

Page 82: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

riesgo más que probable de congelación,primero un dedo del pie negro, luego lapierna y por último mis verguenzas engan-grenadas, ¡Que venga la muerte! Deboseguir mi ruta suicida. La ranchera ha deja-do unas estrías que me pueden ayudar.Arranco la furgoneta y coloco las ruedassobre las estrías. Agarra. Me siento eufóri-co, pongo una cinta de Cat Stevens y losdos cantamos a dúo Moon shadow. En elcasete sí que me gasté una pasta gansa, esun Pioner punto azul.

Faltan apenas unos kilómetros para elpueblo cuando en una curva me doy cuentaque las estrías desaparecen bruscamente. Lafurgoneta toca nieve virgen y hace un inno-vador movimiento de patinaje artístico quepor su alto riesgo el jurado puntuaría con undiez. Fin de trayecto.

82

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 83: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Las huellas de la ranchera han pisoteadoun quitamiedos y van directas al vacío. Lanoche tiene una claridad extraña que predi-ce alguna fatalidad, no me gusta, no me gustanada en absoluto este ambiente malsano. Aunos metros veo al Santana incrustado entredos abetos. Apelo a la conciencia cívica olvi-dando el vértigo y sobre todo el feo gesto quetuvo su dueño conmigo y desciendo hasta loque queda del todoterreno. En su interior nohay nadie, toco la bocina varias veces.Vuelvo a insistir, por fin oigo una voz casiagónica proveniente de un peñasco con laforma de espigón.

–¡¡¡Socorro, ayuda!!!Desde mi posición distingo a un hombre

aferrado a unas raíces secas que han traspa-sado el espigón, el resto de su cuerpo sebalancea sobre el barranco como un cerdo enel gancho del matadero. Llegar hasta él es

83

CARRETERA PERDIDA

Page 84: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

imposible, en cambio una soga facilitaríaenormemente el rescate. ¿Pero dónde habráuna soga? A buen seguro que un ahorcadome prestaba gustoso la suya.

–¿Puede aguantar? –le grito con demasia-da fuerza teniendo en cuenta la poca distan-cia que nos separa– no tengo con qué ayu-darle, necesito ir al pueblo a buscar cuerdas.

–Escuche –dice casi en un susurro guar-dando las pocas fuerzas que le deben restar–.Apenas si podré aguantar unos minutos. Enmi coche hay unas cadenas de repuesto. Porfavor, dese prisa.

Claro que me la doy. El maletero estácerrado, al coger las llaves del volanteencuentro una cartera abierta, a un lado sucarnet de identidad, al otro un fajo de bille-tes de los que no te dan cambios en un super-mercado. De repente, siento cómo algo abra-sa mi estómago, o las pastillas que tomo

84

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 85: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

están caducadas o se me ha vuelto a abrir laúlcera. Una vez se lo dije a mi médico:«Créame doctor, cuando algo me impresionade verdad, se me abre la úlcera». El tíoincompetente sonrió, conozco esas sonrisastranquilizadoras como si uno fuese un inter-no del manicomio con permiso de fin desemana. Me recomendó una dieta a base deverduras que me hizo añorar los tiempos delaceite de ricino que contaba mi padre, inclu-so los años de la cartilla de racionamiento yel pan negro que contaba mi abuelo.

Pues eso, viendo aquella cartera sobre elasiento del conductor, es tal mi impresión quea punto está mi estómago de sangrar como unactor de cine gore. Durante unos instantes nosé si me hallo por fin ante ese fenómenoextraño que se les aparece a ciertas personasy al que llaman SUERTE. No, no es el dineroque hay en la cartera y que debe equivaler a

85

CARRETERA PERDIDA

Page 86: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

un año de mi sueldo lo que me deja perplejo,es la estadística. Según el tratado más básicode estadística, al levantarme hoy viernes a lassiete de la mañana, tenía una posibilidadcontra cuatrocientas treinta y dos mil dos-cientas tres, de encontrarme con la personacuyo nombre aparece en el carnet de identi-dad, incluso suponía más probable encontrarla pareja de mi calcetín negro con rombosrojos en mi vieja bolsa de la colada.

–Pedro Iribarren Muñoz –leo en voz altapara verificar la información–. ¡Quien lo ibaa decir! Nos volvemos a encontrar y ahora lasituación es distinta, muy distinta.

Miro al cielo y guiño un ojo de complici-dad. Para que luego digan que no existe.

No puedo creer que lo tenga a unosmetros, a sólo unos pasos de distancia. Hanpasado unos cuantos años (concretamente

86

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 87: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

ocho menos dos meses) pero raro es el día queno maldigo el nombre de Pedro Iribarren.

–¡¡¡Tuuu!!! –cada noche le señalo imagi-nariamente con el dedo frente al espejomientras me cepillo los dientes antes deacostarme–. –Tú fuiste el culpable de midesgracia y pagarás por ello.

A veces hasta consigo asustarme con laimagen que me devuelve el espejo: pelo enma-rañado, mirada depravada y boca entreabiertapor la que se escurre la pasta dentífrica que enmi imaginación no es otra cosa que los espu-marajos de un maníaco homicida con un pija-ma de los dibujos animados de la Warner.

Desde luego que mis motivos tengo paraestar resentido. Todo empezó con la finaliza-ción de los contratos laborales en una impor-tante empresa. Desde la sede central notifica-ron que sólo renovarían un solo contrato y ladirección regional propuso a tres candidatos:

87

CARRETERA PERDIDA

Page 88: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Sandoval, un experto en macroeconomía conmenos apoyos que la presidenta de la ligapro-castidad; Merche Lacunza, que aparte denueva era un auténtico callo; y por último yo.Las apuestas estaban mil a uno a favor mío.Todos creían que yo sería el elegido, no habíamás que pasar una pequeña formalidad, unaentrevista con Pedro Iribarren, jefe de perso-nal. Sin aquella formalidad mi vida hubiesesido bien distinta, de la misma manera quesin una fulana como Dalila, el buenazo deSansón hubiera seguido partiendo la crisma alos filisteos hasta su jubilación por artritis.

–Es un tío muy majo –me dijo una com-pañera que lo conocía– siempre preguntasobre contabilidad y finanzas. Nunca sobremacroeconomía, lo odia.

Pobre Sandoval.Me preparé a conciencia sin dejar cabos

sueltos, moví los hilos que tuve que mover y

88

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 89: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

llamé a las puertas que tuve que llamar.También, ¿porqué no? estudié. No queríasorpresas.

El día de la entrevista me presenté en lasoficinas luciendo una sonrisa que se me salíadel rostro, estrenaba traje y por primera vez enmi vida llevaba corbata. En el vestíbulo encon-tré a Sandoval repasando unos apuntes junto auna morena guapetona a rabiar. ¡Y parecíatonto Sandoval! Menuda novia tenía.

–Suerte –mascullé–. ¿No ha venido Mer-che?

La guapetona levantó unos ojos idénticosa los de una pantera asesina.

–Soy yo –respondió toda seria.¡Cacho puta! No te saldrás con la tuya, ese

truco ya lo utilizaba Paul Newman en El bus-cavidas y acabó como acabó. El cuello de micamisa, de pronto, me apretaba una barbari-dad.

89

CARRETERA PERDIDA

Page 90: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Una secretaria dijo mi nombre y me acom-pañó hasta un despacho amplio, enmoqueta-do en color crema, muebles clásicos de ma-dera y media docena de cuadros impresionis-tas. De frente, una cristalera con una exce-lente vista panorámica de la ciudad.

–Me llamo Pedro Iribarren –me saludó untipo amable de ademanes estudiados y unamedia barba casi cana que le daba un airecircunspecto.

No sabía el porqué pero intuía que algoiba mal. Me miraba directamente a los ojos ala vez que hundía los dedos por entre labarba moviéndolos como si debajo de aque-llos pelos blancos habitara una colonia depiojos rabiosos.

–Ejem... Macroeconomía –dijo con la con-vicción de que esa palabra iba a dolerme másque una patada en los huevos– ...qué mecuentas sobre macroeconomía.

90

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 91: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Le dije una mierda, cuatro cosas genera-les y tan básicas como si para hablar de losReyes Católicos uno afirmase que eran unrey y una reina que se casaron, que eranespañoles y a pesar de ser católicos, se mon-taban tanto él sobre ella que viceversa.

–¡Hombre! Algo más podrás decirme. ¿No?¿No era ése el tipo que odiaba la macroe-

conomía? ¿Le había recomendado el médicodesayunarse con cosas desagradables? ¿Erayo víctima de una conspiración extraterrestredestinada a colocar a su congénere Sandovalen mi puesto? ¿Eran en esos momentos lascuatro de la mañana y estaba teniendo unadesagradable pesadilla? Todas esas pregun-tas me venían a la cabeza desplazando a unrincón polvoriento mis vagos conocimientosde macroeconomía.

–Venga muchacho, esfuérzate –me dijo yyo le vi disfrutar con la situación.

91

CARRETERA PERDIDA

Page 92: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

La entrevista no daba para mucho más.Había visto mil veces a John Wayne matar asu caballo herido en las laderas de MountValley para evitar verle sufrir, por lo que yomismo puse fin a esa vana agonía levantán-dome para irme.

–Un consejo muchacho, todo en esta vidase debe lograr por sí mismo, con méritos pro-pios sin esperar ayudas externas.

Bajé la cabeza. Ese hombre se habíaenterado de mis contactos y no estaba dis-puesto a dejarse influenciar. Salí de laentrevista cabizbajo, había perdido unempleo pero en cambio había ganado unalección de la vida. Estos duros correctivossuelen ser beneficiosos a largo plazo. Mecrucé con Merche, se había quitado el abri-go para mostrar un vestido negro que tapa-ba lo justo para que el guarda jurado no ladetuviese por inmoralidad. Rencillas apar-

92

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 93: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

te, toda la carne que vi era de primerísimacalidad.

–Si crees que eso te va a dar el puesto–pensé– estás equivocada. Tras de esa puer-ta hay un hombre íntegro.

Una semana más tarde me llamaron a casapara decirme que no había sido el elegido.

–Sandoval me figuro –y me sentí un pocoridículo al contestar algo tan obvio.

–¡Pues no! La señorita Merche Lacunza esdesde hoy nuestra compañera.

Claro, los méritos. Y yo en mi ingenuidadque creía que se refería a otra cosa.

Sí, hay unas cadenas en el maletero. Bajodeslizándome por la pendiente hasta llegar alpeñasco. Me acerco con decisión, con latemeridad que da una buena ración de adre-nalina y llego a sólo tres metros del hombre.Un resbalón sería fatal. Mientras ato la cade-

93

CARRETERA PERDIDA

Page 94: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

na a un abeto, oigo la voz del hombre que meapremia.

–Vamos, dese prisa, ya no aguanto más.Joder con el cagaprisas. Estoy a punto de

lanzarle la cadena salvadora, pero el instintome hace concederme unos segundos.

–Calma, amigo –mi voz suena rara–. ¿Noeras tú el que hablaba de que todo se debesolucionar por uno mismo sin recurrir a ayu-das externas? ¡Venga, demuéstralo!

Hay un silencio tan frío que la nieve pare-ce un tizón incandescente.

–¿Quién eres?Me deslizo bocabajo como si tirarme

antes que él al vacío, para que viese lo fácilque es, fuera la solución. Ahora puedo versu rostro distorsionado por la angustia y élpuede ver el mío que dudo mucho que leconforte. Ya ha tenido bastante, se lo hehecho pasar mal, pero por fidelidad a las

94

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 95: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

oscuras noches en que me convertía enResentido Man, me prorrogo unos segundosmás mi vendetta.

–Soy tu peor pesadilla –digo imitando lavoz de la niña de El exorcista.

Ahora no tengo pasta dentífrica lo que noimpide que me note babear una espumillapegajosa por mi barbilla. Pedro Iribarren memira como si pensara que aquello va enserio. ¡No hombre no! Es una broma, un ino-cente ajuste de cuentas. Entre pensarlo yhacerlo hay un abismo... como éste. ¡Basta!A pesar de todo soy un hombre de bien. Quéte creías, ¿qué te iba a dejar caer? ¡Porfavor!... Si soy incapaz de ver cómo mi cuña-da mata el pavo por Navidad. Se acabó, tomala cade...

¡Mierda! Oigo un crujido que resuena entodo el valle, la raíz se acaba de romper yPedro Iribarren alarga la mano derecha bus-

95

CARRETERA PERDIDA

Page 96: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

cando la cadena que le he prometido. Peroallí donde debía estar, no hay nada. Le veocaer, hasta que la oscuridad del barranco selo traga como la ballena a Jonás. Un loboaúlla arriba en la sierra, en un documentaldijeron que el invierno era su época de celo.Es curioso, con el frío que hace.

Que yo piense que lo sucedido es un des-afortunado accidente, no quiere decir que locrean el resto de los mortales. Para evitar for-mularios engorrosos me paso diez minutos lim-piando con un paño las huellas dactilares en elcoche y, tal como vi en una película de pione-ros de Alaska, barriendo con un puño de ramasde pino mis pisadas en la nieve. Como hacetiempo que aprendí a sacar partido incluso delas desgracias, me llevo las cadenas por nece-sitarlas y de forma inexplicable dejo el dinero,que si bien también lo necesito, antepongo

96

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 97: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

aquello que perdí en el verano del 86 y que sellama dignidad. Después de colocar las cade-nas y rezar un Padrenuestro por el difunto, mealejo de allí como alma que lleva el diablo.

Son aproximadamente las ocho cuandollego al pueblo, no hay meta pero me sientocomo Indurain después de salvar una etapa dealta montaña. No me da tiempo de preguntarpor la panadería porque un individuo con undelantal blanco y un rostro sonrosado y acha-tado como un buldog algo idiota, se me acercarogándome que sea quién quiere que sea.

–Sí señor, aquí tiene la pieza para suhorno. Ya le dijimos que éramos unos profe-sionales.

Me besa en la frente, a pesar del frío sudacomo un esquimal en una sauna. Loco decontento se pierde por una de las callejuelasde la plaza no sin antes decirme que me tienereservada una habitación en Casa Puri. La

97

CARRETERA PERDIDA

Page 98: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

cena también corre de su cuenta, me reco-mienda corzo asado.

Escucho las cinco de la mañana, estoy enuna cama de la pensión con cinco kilos decorzo en mi estómago aderezados con un parde pastillas para dormir y mi cuerpo estábañado en sudor. He sufrido pesadillas, lamás reiterativa aquella en la que PedroIribarren con la ropa hecha jirones entra porla ventana, tiene la cabeza abierta en canal yarrastra una pierna de la que sobresale unatibia astillada.

–Vengo a por la cadena que te llevaste–me dice cubriéndose el occipital para tapo-nar un chorro de sangre negra.

Al margen de las pesadillas, empiezo a pre-ocuparme por si alguien oculto tras una rocame vio, si perdí algún objeto que me identifi-case o si no limpié todas mis huellas. Soy eldiscípulo torpe de la escuela de Ray Milland

98

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 99: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

en Crimen perfecto y tengo la más que probablesensación de que me van a coger. Puede quedentro de un rato golpeen a la puerta de la pen-sión y Puri, en camisón con un candil en lamano entre en mi habitación. «Es la policía»,murmura. Al principio siento alivio de que ladueña de la pensión no venga con propósitoslascivos, luego me entra el canguelo del culpa-ble. Un inspector con cara de pocos amigos meespera en el vestíbulo, lleva una cuidada peri-lla y fuma con desesperación al tiempo quetoma notas por todo; lo que digo y lo que nodigo. El fulano es un tipo hábil que a base depreguntas va tejiendo una telaraña en la quecada vez me enmaraño más, está tan enfadadoque pienso que este caso le ha fastidiado lasvacaciones con la querida y la ha tomado con-migo. Decididamente hubiese pasado mejorrato con Puri, a falta de otros encantos le sobraexperiencia.

99

CARRETERA PERDIDA

Page 100: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

–¿Conocía a la víctima?–No.–¡Miente! Maldita sea, miente como un be-

llaco. ¡Si lo sabré yo! ¿Es que no me conoce?Con la misma vehemencia con la que

aspira el humo del cigarrillo, se arranca laperilla y el peluquín, entonces reconozco aSandoval el macroeconomista. Me agarra delcuello furioso por no haber contado con élpara cargarnos al hijo de la gran puta que sevendió por un apresurado revolcón en lamoqueta color crema bajo los paisajes impre-sionistas de Monet.

Oigo las dos de la madrugada en el reloj dela torre. Abajo unos chiquillos cantan villan-cicos y los muelles de la habitación de al ladollevan una hora y veinticinco minutos rechi-nando a un ritmo más que aceptable. Todo elmundo está alegre. ¡Es Navidad! En mi camahay tanta agua que puedo morir ahogado o por

100

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 101: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

corte de digestión, aún así me invade unrepentino y placentero sueño que no me dejaoír la repetición de las campanadas de latorre. ¿Será el dulce beso de la muerte?

Sobreviví a todo aquello como lo he hechotantas otras veces.

Ahora miro el calendario con satisfac-ción. Es la hoja del mes de mayo y tiene ensu día quince, un círculo hecho con bolígra-fo rojo. Quiere decir que hoy bato mi récordde estancia en un trabajo, ocho meses y die-cinueve días y para celebrarlo me estoyplanteando no ir a trabajar. A mí si me tien-den la mano me tomo el brazo, no se mepuede dar confianza, algo que mi jefe, apesar de ser un tío muy enrollado, ya estáempezando a sospechar. Le he presentado latercera factura de la revisión de la furgonetay no entiende cómo todavía siguen chirrian-

101

CARRETERA PERDIDA

Page 102: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

do los frenos. «Al menos has comprado lascadenas», me dice el bendito. Mi casera estáeufórica porque sólo le debo cuatro meses dealquiler, y es que las caseras de hoy en díaya no son lo que eran. Tampoco tengo des-contenta a Luchy, mi chica actual, ejecutivade Telefónica y amante de la comida vegeta-riana, cree que soy corredor de bolsa lo queconsidero una mentira baja en calorías, yaque antes de que descubra el engaño sehabrá cansado de mí y no quiero destrozarlesu ego revelándole que ha estado haciendoel amor dos veces por semana con un repar-tidor de piezas para hornos. La vida siguepues como siempre, casi todas las nochescuando voy a casa tengo algo en la nevera.Eso, créanlo, ya es algo.

Ayer recordé los hechos del día deNochebuena. Al principio me preocupó elque no tuviese remordimientos, que durmie-

102

ARMANDO RUIZ CHOCARRO

Page 103: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

ra a pierna suelta sin falta de pastillas comono lo hacía desde que vivía en la casa de mispadres como un marajá. «Soy un hombre sinconciencia», me decía a mí mismo. A las dossemanas me autoconvencí de que nadie quecarezca de conciencia podría conmoversecon la matanza de focas en el ártico, viendoperecer a los pelícanos por una marea negrao por la caza indiscriminada de las ballenas.Y yo me conmuevo. Vaya si lo hago, por lamuerte del último ejemplar de bucardo ibéri-co, incluso llegué a lloriquear de pura rabia.

Me enteré que Pedro Iribarren era creyen-te y ofrecí tres misas por su alma. Ya sé queno es mucho pero me siento más tranquilo.De todas formas sigo sin tener claro si aque-lla noche pude hacer más de lo que hice.

Y no me refiero a llevarme el dinero.

103

CARRETERA PERDIDA

Page 104: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 105: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

CUESTIÓN DE COMPETENCIAS

Helena Fidalgo Robleda

Page 106: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

BIOGRAFÍA

Helena Fidalgo Robleda nació en Ponferrada.Es licenciada en Filología Hispánica, editora yperiodista. Ha publicado relatos y artículos enrevistas culturales como Turia, Zurgai, etc.Columnista en el diario El Mundo-La Crónica deLeón. Ha trabajado también como profesora deEnseñanza Media e impartido conferencias sobreliteratura y cine. En la actualidad prepara sutesis doctoral sobre la obra de Ramón Carnicer.

106

Page 107: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

107

ERO, ¿qué pasó aquel día, Silvino?Cuéntanos, hombre, un buen cazadorcomo tú, que no perdía ocasión de

salir al monte... Y ahora en cambio...Mientras habla, Tomás pasa un trapo

oscuro sobre el viejo y deslucido mostradortrazando amplios círculos con desgana; dejaen suspenso la frase y mira a Silvino con ojosmaliciosos.

Silvino está acodado en la barra del redu-cido local, uno de tantos entre los numerososbares y tabernas del pueblo; tiene delante una

P

Page 108: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

taza de café de la que toma de vez en cuandopequeños sorbos con expresión ausente.Parece distraído, ignora las palabras deTomás, como si no le hubiera oído, y le pide lapequeña botella de orujo. Tomás insiste.

–Venga, a qué tanto misterio, ¿o es quetuvisteis un encuentro con las ánimas?

Hay poca gente en el local; en torno a unamesa cercana cuatro hombres juegan a las car-tas, concentrados, taciturnos, ajenos al menosen apariencia a las preguntas del dueño delbar. Silvino ha echado un poco de aguardienteen la taza y se lo toma de un trago. Tomás dejael sucio trapo junto a las copas y vasos sin fre-gar, se apoya en el mostrador y le mira pacien-te, esperando que comience a contar la histo-ria. Silvino se sirve otra ración de orujo.

–¡Qué ánimas ni qué...! Era bien realaquello. Lo que pasa es que no quiero hablarde ese tema... No debo contarlo.

108

HELENA FIDALGO ROBLEDA

Page 109: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

¡Vaya tontería! –le replica Tomás, tratan-do de incitarle a la confidencia–, pero simedio pueblo lo sabe. Parece que ahí laGuardia Civil no anduvo muy fina, o vosotrosos callasteis el asunto, o...

–Claro, hombre. Ya sabes que la gentehabla demasiado sin tener ni idea. ¿Cómofue exactamente?

Los jugadores de cartas van abandonandosu apatía. La conversación se anima, algunose gira en la silla y mira con atención a losdos hombres, otro protesta, pero tambiénmira. Dentro del bar hace frío, casi más fríoque en la calle. En el exterior llueve intensa-mente; ha llovido durante todo el día. Es unade esas tardes de otoño, de temperaturaintermedia y cielo oscuro, de aire húmedo yluz atrapada, tan frecuentes en esta tierra deagua. Las hojas doradas de los árboles, lasvides rojizas, los tejados de pizarra como

109

CUESTIÓN DE COMPETENCIAS

Page 110: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

espejos, todo lavado y acicalado, brillandosuave con sus mejores colores, es sensual ytriste. Silvino mira a Tomás y luego a los delas cartas, suspira con aire melancólico y,finalmente, comienza a contar.

–Íbamos Julián y yo, como tantas veces, yya debíamos de llevar andando una mediahora. Casi sin cruzar palabra, porque la cues-ta no es como para cansarse hablando.

Habían quedado citados a las seis y media,de modo que subían prácticamente a oscuras,con decisión, pero sin demasiada prisa.Gracias a que había luna y el cielo estaba des-pejado, se veía algo. Llevaban la escopeta alhombro y cuatro perros correteando nerviososa su alrededor. Los perros olfateaban y busca-ban, corrían un poco y volvían sin alejarsemucho. Era el día en que se abría la mediaveda, el primer día. A Julián y a Silvino no lespreocupaba demasiado el resultado de la jor-

110

HELENA FIDALGO ROBLEDA

Page 111: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

nada, se trataba de sacar a los perros, de vercómo estaba el monte, un poco para tantear.Cuando se toparon con él ya comenzaba a ama-necer. La experiencia fue desagradable, desdeluego, pero no tanto como resultaría serlo des-pués. ¡Quién se lo iba a imaginar!

Tomás mueve la cabeza arriba y abajo y lesirve otro poco de aguardiente. Los jugadoresde cartas le escuchan ahora con atención.Afuera sigue lloviendo y ya se ha hecho caside noche. Entra un niño del pueblo a com-prar una chocolatina, el dueño del bar se lada deprisa y vuelve a su puesto.

Los perros se acercaron ladrando y poreso dice que lo vieron, estaba en la cuneta,semioculto por los arbustos, tieso y mojado,con la aguja aún clavada en el brazo. Leimpresionó un poco verlo allí tirado, con sucamisa de cuadros azules y rojos, con los ojoshundidos y la boca entreabierta. ya debía de

111

CUESTIÓN DE COMPETENCIAS

Page 112: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

llevar unas cuantas horas muerto. Volvieronal pueblo rápidamente, sin apenas levantarla vista de la carretera negruzca, tirando delos perros y algo fastidiados al tener que darpor perdido el primer día de caza.

–Pero, qué se le iba a hacer, había que darcuenta del suceso.

Tomás asiente en silencio, los de las car-tas también permanecen callados. Nadie seatreve a hacer un comentario, no vaya a serque se rompa el encanto y Silvino dé porconcluida la charla.

Al salir del Ayuntamiento, cada uno se fuea su casa, sin ganas de hablar, ni de comer nide nada. No resulta muy grato tropezarse depronto con un muerto. Así quedó la cosa ycasi lo olvidaron. Las autoridades se encarga-rían de resolver el problema. Al fin y al cabo,todo era normal dentro de lo que cabe. Malasuerte que les tocase a ellos encontrarse con

112

HELENA FIDALGO ROBLEDA

Page 113: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

lo que no andaban buscando. Todos esos chi-cos que van por ahí con la mirada ansiosa y laobsesión continua de meterse algo. No esextraño que de vez en cuando alguno acabeasí. Pero la segunda vez...

La segunda vez fue diferente. Silvino ase-gura que el alcalde se puso de muy malhumor y que al principio no les creía. «Si esuna broma, os mato», decía. Pero cómo ibana estarle gastando una broma semejante, conla muerte no se juega. Además, era imposiblefingir tan bien la preocupación y la alarma.Julián y Silvino estaban pálidos, tremenda-mente asustados. Ahora sí, era como si hu-bieran visto un fantasma. Ni siquiera estabanmuy seguros de que no se tratase de una apa-rición. No parecía posible descubrir almismo muerto dos veces; sin embargo, lacamisa de cuadros, y la cara flaca y oscura...Era él, sin duda.

113

CUESTIÓN DE COMPETENCIAS

Page 114: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Silvino afirma que estuvo durante muchotiempo inquieto y malhumorado; todo lesobresaltaba. Luego se le fue pasando. Perocuando planeó volver a salir de caza comen-zaron las pesadillas.

–Yo soñaba que estaba en el monte, dispa-raba y cuando acudía a recoger la pieza meencontraba allí con el chico, cada vez másseco, más pegado a la tierra. Me acercaba, y élentonces abría los ojos y me miraba con cara depena. En ese momento me despertaba. Desdeentonces no he vuelto de caza, ni por esa zonani por ninguna otra. No es para menos.

Ha dejado de llover. Una mujer calzadacon unas gruesas galochas y envuelta en unaespecie de impermeable gris se asoma por lapuerta del bar, mira a los presentes, comobuscando a alguien que al parecer no estáallí. Hace un gesto de contrariedad y se mar-cha sin decir nada.

114

HELENA FIDALGO ROBLEDA

Page 115: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Silvino ha interrumpido su relato. Agachala cabeza con el semblante apesadumbrado,como si le pesara el recuerdo. Mientras seoye cada vez más lejano el ruido de las galo-chas. Tomás le sirve despacio otra copa deaguardiente. A ver si al final se van a quedarsin saber qué pasó realmente.

–Entonces, ¿qué os dijo el alcalde? –lepregunta, tratando de no aparentar demasia-do interés.

–Qué nos iba a decir. El alcalde nos pidióque no contáramos nada. Qué necesidadhabía de montar un escándalo. El pobre cha-val no tenía familia, no tenía a nadie quefuera a reclamarlo y, por otra parte, ya estabamuerto cuando lo vimos la primera vez.Quién podía salir beneficiado con sacar todoaquello a relucir, la prensa, nada más, yalgún que otro enredahistorias. Tenía razón,así que decidimos callarnos.

115

CUESTIÓN DE COMPETENCIAS

Page 116: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

Silvino dice que cuando el alcalde se con-venció de que no mentían, de que el muertoseguía allí, en la misma cuneta donde lohabían hallado hacía ya quince días, llamóotra vez al cuartel de la Guardia Civil y alfinal se aclaró lo ocurrido. Todo había sidouna simple cuestión de competencias: lazona no correspondía a su jurisdicción, de-bían pasar el aviso al cuartel de Monzones.Pero, claro, quien tenía que comunicarlo nolo hizo, se le fue el santo al cielo. Quizáshabía un importante partido de fútbol esedía, o recibió otra llamada; puede que en esemomento estuviera hablando con su novia yse olvidara de todo, o qué sé yo. Da igual, elmuerto nunca se iba a quejar por una peque-ña negligencia burocrática, un lamentable einvoluntario descuido.

116

HELENA FIDALGO ROBLEDA

Page 117: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 118: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros
Page 119: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros

ESTE LIBRO SE TERMINÓDE IMPRIMIR EN ELMES DE FEBRERO

DE 2002.

MADRID

Page 120: 32837032 Enrique Vila Matas y Otros Monologo Del Cafe Sport y Otros