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En el corazón y en la memoria de la ciudad para siempreEn el corazón y en la memoria de la ciudad para siempre”

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Page 1: AROVITE · 3 Donostia San Sebastián, ha sido la ciudad vasca más castigada por la violencia, terrorista. En ella 99 personas fueron asesi-nadas por la intransigencia y la sin razón

”En el corazón y en la memoria de la ciudadpara siempre”

”En el corazón y en la memoria de la ciudadpara siempre”

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Donostia San Sebastián, ha sido la ciudadvasca más castigada por la violencia,

terrorista. En ella 99 personas fueron asesi-nadas por la intransigencia y la sin razón.

Desde hace tiempo, la sociedad en su con-junto ha comprobado que la violencia no traeotra cosa que dolor y desestructuración; quesu uso nos retrotrae a los contravalores másindignos del ser humano. Por ello Euskadihoy asiste a un enorme deseo de paz que sepalpa en cada rincón del país.

La paz tiene que llegar y lo hará por que esel grito que este país está clamando desdehace ya mucho tiempo.Sin embargo, no pude haber una paz, nopuede construirse una nueva sociedad avan-zada, sin memoria, y esa memoria, lo consti-tuyen en esencia cada una de las víctimasque han dejado su vida en el camino hacia lapaz.

Por ello es esencial, a fin de consolidar estanueva sociedad para la convivencia , querecordemos y tengamos como referencia aquienes más han sufrido por la llegada deeste nuevo tiempo.

La ciudad de Donostia San Sebastián,

tomando el testigo de la paz, contribuye consus actos de homenaje anuales, con la con-cesión de la medalla de oro de la ciudad a lasvíctimas del terrorismo, etc a que todos,recordemos para siempre y agradezcamos lacontribución que las víctimas del terrorismohan hecho a este país y a la llegada de lapaz.

Hoy más que nunca su presencia se trans-forma en todo un canto a la paz y a la digni-dad, que como tal será siempre recordadopor todas las gentes de este país.

Ellas seguirán estando aquí, en el corazónde la ciudad de donde un día fueron obliga-das a marchar. En el jardín de la memoria, enel monolito en su recuerdo y en cada uno delos rincones que cada una de ellas solían fre-cuentar, porque ya han pasado a ser unaparte esencial de la ciudad , y así se las hareconocido porque son todo un ejemplo detolerancia y dignidad, verdaderos testigos ysímbolos eternos de la paz y de la no y noviolencia.

Maixabel Lasa(Directora de Atención a las Víctimas del

Terrorismo del Gobierno Vasco)

U N C A N T O A L A D I G N I D A D

PRÓLOGO

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Este libro pretende rendir un senti-do homenaje a todas aquellas

personas que han sido víctimas delterrorismo en Donostia-SanSebastián, que hoy quiere darse aconocer como “la ciudad de la paz”.Muchas de ellas llegaron a esta bellí-sima ciudad, acariciada por los vien-tos del Cantábrico, por muy diversosmotivos. Otras, en cambio, nuncahabían salido de ella. Pero todas sefueron silenciosamente, y la inmensa mayo-ría tuvo que hacerlo “por la puerta de atrás”.

Hoy la sociedad entera sabe que se hubieranmerecido el más grande de los homenajes,porque su vida les fue arrebatada y lo perdie-ron todo a cambio de nada.

Por ello, desde estas páginas queremosdedicarles el más sincero homenaje y elmayor agradecimiento, porque ellas tambiénnos recuerdan a nosotros, que su muerte hasido, ante todo, un canto a la dignidad huma-na, en medio de la barbarie que reinaba enaquellos años grises, donde el silencio, elmiedo y la falta de calor humano, impregna-ban cada rincón de San Sebastián en parti-cular y de Euskadi en general.

La sociedad entera estamos en deuda conellas, y sabemos que resulta del todo imposi-ble alcanzar una paz justa sin que las vícti-mas, verdaderos símbolos de la paz, seanmerecidamente recordadas por las genera-ciones venideras, porque con su muerte nosdieron una imborrable lección de paz y noshan hecho ver claramente el desasosiegoque causa en una sociedad la muerte violen-ta y deliberada de cualquiera de sus miem-bros.

Cuando esto ocurre, sus cimientos moralesse tambalean y una voz invisible, cuyo eco nocesa nunca de replicar, está diciendo a nues-tras conciencias que la vida y la dignidad detodo un pueblo ha quedado marcada por laviolencia: Se podría decir, como escribió el

Lehendakari, Juan José Ibarretxe con motivodel XIX aniversario del atentado de Hipercor,en la carta leída por la Directora de Atencióna las Víctimas del Gobierno Vasco, MaixabelLasa en Barcelona, el 19 de junio de 2006,que con cada atentado, “el horror y la ver-güenza recorrían como un escalofrío la espi-na dorsal del pueblo vasco”.

Por tanto, sólo un acto de desagravio yreconciliación sincero puede lograr restañarlas heridas. Esas heridas tan profundas quehan marcado la vida y permanecen en el inte-rior de cada uno de los familiares de las vícti-mas.

Esta publicación que hoy llega a tus manos,pretende constituir un pequeño bálsamo quealivie un poco, si cabe, esa pesada carga queles ha tocado llevar durante el resto de suexistencia a todas las víctimas, y sirva tam-bién para que se sientan aún más reconforta-das, queridas y siempre recordadas portodos los miembros de la sociedad vasca ydonostiarra; de esa ciudad de la que un díafueron obligados a irse sin tan siquiera poder-se despedir de sus seres más queridos.

Hoy, desde lo más profundo de la ciudad deDonostia, les decimos que les llevamos atodos en la memoria y en el corazón, parasiempre.

Kepa Pérez(Presidente de la Asociación para la

Defensa de la Dignidad Humana)

Edita: Asociación para la Defensa de la Dignidad Humana.

Diseño gráfico: Cristina Ruiz Fotografía: Iñigo Setién

Tirada: 900 ejemplares./ 1ª edición: Diciembre de 2006.

Depósito legal: BI-3344-05

“EN LA MEMORIA Y EN EL CORAZÓN”HOMENAJE-RECORDATORIO A LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA POLÍTICA

DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN

Autor: Kepa Pérez

VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN

PaZAYUNTAMIENTO DE SAN SEBASTIAN DONOSTIAKO UDALA

Dirección de Juventud, Educación, Cooperación y Derechos HumanosGazteria Hezkuntza Lankidetza eta Giza Eskubideen Zuzendaritza

A.D.D.H.Asociación para la Defensa de la Dignidad Humana

Giza Duntasunaren Aldeko Elkartea

INTRODUCCIÓN

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Alas siete y media de la tarde del mar-tes 29 de octubre de 1974, se regis-

traba en el barrio donostiarra deTrintxerpe, un duro enfrentamiento entrelas fuerzas de la Guardia Civil y variosmiembros de ETA.

En el transcurso del tiroteo resultó muer-to el sargento de la Guardia CivilJerónimo Vera García, que tenía 45años, era natural de Murcia y residía enSan Sebastián desde 1949.

Su esposa fue la primera personaque vio, desde la ventana de su

domicilio, el cuerpo de su marido tiradoen el suelo y empapado en sangre. Trasbajar a la calle permaneció abrazada aél hasta que una ambulancia lo trasladó

al hospital.

José Díaz tenía treinta años, era naturalde Taboada (Lugo) y tenía una hija dedos años.

A las siete y media de la tarde del día 29 de octubre de 1974, el guardia civil Jerónimo Vera García resultaba muerto en San Sebastián, durante

un enfrentamiento entablado con un comando de ETA.

JERÓNIMO VERA GARCÍA

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Donostia - San Sebastián, 29 de octubre de 1974 (Guardia civil)

El 29 de marzo de 1975, cuando el Subinspector de Policía José Díaz Linares salía de su domicilio de San Sebastián para dirigirse a su

trabajo, seis miembros de ETA armados con metralletas lo ametrallaron, provocando su muerte inmediata.

JOSÉ DÍAZ LINARESDonostia - San Sebastián, 29 de marzo de 1975 (Subinspector de policía)

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El guardia civil Higinio MartínDomínguez, que iba sentado en el

centro del vagón, frente a su compañeroRomán Madroñal Mariano, fue quien sedio cuenta de la presencia de dos perso-nas que le resultaban sospechosas, porlo que desenfundó su pistola y se acercóa ellos con el objeto de identificarlos, peroéstos, a su vez, retrocedieron, agachán-dose el primero y haciendo fuego sobre laguardia civil el oro individuo.

Como consecuencia de una de estasbalas, que se estrelló contra un cristal delvagón donde se encontraba, uno deestos trozos de vidrio se incrustó en unode los ojos de Higinio, momento queaprovecharon los agresores para pasaral vagón siguiente, ya que se encontra-ban en esos momentos, cercanos a laestación de Rekalde, donde les esperabaun automóvil en marcha.

Los dos guardias civiles, al sospecharque fueron a apearse del tren, cubrierondesde las puertas ambos lados del con-voy, resultando muerto el agente RománMadroñal Mariano, quien tuvo la desgra-cia de salir despedido del tren, todavía enmarcha.

Los terroristas aprovecharon la caída y laconmoción que causó, para huir en elautomóvil que les estaba esperando conel motor en marcha y las puertas abiertas.

El cadáver de Román fue trasladado alhospital militar donde se le practico laautopsia.

Román Madroñal Mariano estaba casadoy tenía cinco hijos (tres varones y doshijas), el mayor de once años. Era natu-ral de Algodonales (Cádiz) y llevaba des-tinado veinte años en la Comandancia dela Guardia Civil de San Sebastián.

A las siete de la mañana del 5 de junio de 1975, una pareja de la Guardia Civilque cubría la escolta del tren correo número 14 de los ferrocarriles

Vascongados, la cual efectuaba normalmente el recorrido San Sebastián-Bilbaoy que había salido de la estación de San Sebastián, constató la subida en el

apeadero de Añorga de dos personas que por su vestimenta (llevaban gabardi-nas en una mañana muy soleada) les infundieron sospechas.

ROMÁN MADROÑAL MARIANO

Donostia - San Sebastián, 5 de junio de 1975

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En el atentado resultaron muertostambién el chófer y tres policías de

su escolta, Alfredo García González, 29años; Luís Francisco Sanz Flores, 25años, Antonio Palomo Pérez, 24 años-,y el chófer del coche oficial del presi-dente, José María Elicegui.

Testimonios del atentado

«Acabábamos de empezar a comercuando oímos varios tiros; nos abalan-zamos a la ventana y vimos en la acera,al borde del coche, el cuerpo ensan-grentado de mi padre. Dos de mis her-manos bajaron inmediatamente a lacalle, mientras los demás atendíamos ami madre», declaró Juan María, hijomayor de Juan María de Araluce, horas

después de producirse el atentado quecostó la vida al presidente y sus cuatroacompañantes.

La capilla ardiente por los cuatro falleci-dos fue instalada en el salón del Tronode la Diputación, donde fue velada porsus familiares y altas autoridades deGipuzkoa.

Alfredo García (conductor), FranciscoSanz y Antonio Palomo (subinspectoresde policía), cuya capilla ardiente fue ins-talada en la sede del Gobierno Civil.José María Elicegui, el otro conductor,moriría a las once y veinte de la noche.

Tres horas y media después de produ-cirse el atentado, sendas llamadas anó-

A las dos y cuarto pasadas del 4 de octubre de 1976, un comando compuesto por tres miembros de ETA m asesinaba en San Sebastián al

presidente de la Diputación de Gipuzkoa, Juan María Araluce Villar de 59 añosy a sus cuatro acompañantes mediante la explosión de un coche bomba.

JUAN MARÍA ARALUCE VILLAR (Pte. Diputación de Gipuzkoa)ALFREDO GARCÍA GONZÁLEZ (Policía-Escolta)LUÍS FRANCISCO SANZ FLORES (Policía-Escolta)ANTONIO PALOMO PÉREZ (Policía escolta)JOSÉ MARÍA ELICEGUI DÍAZ (Chófer)

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Donostia - San Sebastián, 4 de octubre de 1976

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nimas a la emisora La Voz de Gipuzkoay al diario La Voz de España reivindica-ban para ETA-V Asamblea Militar el ase-sinato del presidente de la Diputación ytres personas de su escolta. A últimahora de la noche, ETA-V Asamblea loreivindicaba oficialmente desde Bayona(Francia).

El atentado se produjo entre las dos ycuarto y las dos y veinte de la tardecuando Juan María Araluce Villar regre-saba a su domicilio para almorzar trasuna jornada habitual de trabajo en laDiputación. El presidente se retrasó unpoco más de lo acostumbrado en sudespacho, debido a que, a última hora,había concedido una entrevista al perio-dista del Correo Español-El PuebloVasco, Fernando Pescador.

Menos de 800 metros separan el edificiode la Diputación, en la céntrica plaza deGipuzkoa, de su domicilio en la avenidade España número 9. Cuando el cocheoficial del presidente, un Seat 132 matrí-cula de San Sebastián 9623-E, ocupadopor él mismo y el chófer al que seguía elcoche de escolta, un R- 12 verde, matrí-cula SS-7228-E, en el que viajaban elconductor y dos subinspectores de poli-cía, aparcó frente a la puerta del domici-lio de Araluce, éste abrió la puerta paraapearse.

En ese momento, tres individuos jóve-nes que se encontraban bajo la marque-sina instalada al lado del portal del pre-sidente de la Diputación, aparentemen-te esperando el autobús -y que poste-riormente, varios testigos han reconoci-do que estuvieron merodeando en lazona y sentados en un banco cercano-dispararon al mismo tiempo sus metra-lletas sobre ambos coches. Por los cas-quillos encontrados, -noventa exacta-mente- se calcula que hicieron un cen-tenar de disparos.

El presidente de la Diputación quedómortalmente herido sobre la acera, consiete impactos de bala -uno en la pier-na y seis en el abdomen y el tórax-; y elconductor de su automóvil, José MaríaElicegui Díez, 25 años -que cumplíaeste cometido desde hacía pocosmeses, pues había sustituido al anteriorconductor, recientemente jubilado- reci-bió dos impactos de bala en la cabeza.José María moriría a las once y veinte dela noche, tras ser sometido a variastransfusiones de sangre.

En el otro automóvil, el chófer, GarcíaGonzález, 29 años, policía armada deservicio en el Parque Móvil, resultómuerto en el acto a causa de los impac-tos recibidos; el subinspector de policía,Luís Francisco Sanz Flores, 25 años,quedó gravísimamente herido, así como

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su compañero el también subinspectorAntonio Palomo, 24 años.

Los autores de los disparos salieroncorriendo hacia la calle Echaide esquinaa la misma avenida de España, dondeles esperaba un coche marca Simca1.200, de color blanco, matrícula deBilbao, cuyos primeros números eran180 conducido por otro individuo. Loscuatro jóvenes emprendieron velozhuida en el vehículo por la calle Echaide,y en dirección prohibida hacia la plazade Gipuzkoa.

Al escuchar los disparos, la mujer deJuan María Araluce, María TeresaLetamendia, y sus hijos que se hallabancomiendo, se asomaron a la ventana yde inmediato dos de los hijos bajaroncorriendo.

El segundo de ellos, al comprobar elestado de su padre y el de sus acompa-ñantes se puso al volante del propiocoche oficial ametrallado y condujo a supadre y al chófer a la residencia sanita-ria de la Seguridad Social NuestraSeñora de Aranzazu.

El presidente llegó con vida y fue intro-ducido de inmediato en un quirófanopara ser intervenido, pero falleció a las3.20, una hora después de cometido elatentado, en el curso de la operación. Elchófer moriría a las once y veinte de la

noche.

Los dos policías y el chófer de la escol-ta fueron trasladados posteriormente enambulancias al Hospital Provincial,donde ingresaron cadáveres.

El obispo de San Sebastián, monseñorJacinto Argaya se trasladó a la residen-cia sanitaria donde rezó un responsoante el cadáver. A las 6.30 fueron trasla-dados los restos del señor Araluce alpalacio provincial en cuyo salón delTrono se instaló la capilla ardiente.

Poco después los cuerpos de los trespolicías de escolta eran conducidos alGobierno Civil donde se instaló la capi-lla ardiente.

Numerosas personas acudieron durantetoda la tarde y a las ocho de la tarde, conel salón rebosante de personas, secelebró una misa de cuerpo presente.

El ambiente a media tarde en la capitaldonostiarra era de tensa expectación yen la propia avenida de España, dondese efectuó el atentado, numerosas per-sonas comentaban en corrillos el trágicosuceso. Poco después de las ocho de latarde, la policía efectuó un registroexhaustivo en el Barrio Viejo, desalojan-do a la gente de sus casas, así como alos espectadores de los cines del citadobarrio.

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Simultáneamente, se extremaron lasmedidas de vigilancia en las carreterasguipuzcoanas y en la zona fronterizapara tratar de localizar a los autores. Semontaron puestos de control en todaslas salidas de San Sebastián y en lafrontera de Irún fueron movilizadastodas las fuerzas, que establecieronseveros controles a aquellas personascon intención de cruzar a Francia.

Al día siguiente, 5 de octubre se celebróun funeral a las cinco y media de la tardeen la iglesia catedral del Buen Pastor porlas cinco víctimas, y a la misma hora secelebró el entierro de Juan MaríaAraluce en el cementerio de SanSebastián, tras una misa corpore insepulto en la capilla de San Ignacio.

Perfil de Juan María de Araluce

Juan María Araluce Villar había nacidohace 59 años en la localidad vizcaína deSanturtzi. Casado con María TeresaLatamendia tenía nueve hijos.

De origen vasco, desarrolló la mayorparte de su trabajo en Gipuzkoa. En1947 ganó por oposición la notaría deTolosa, ejerciendo últimamente enRentería y desde 1968 presidía laDiputación de Gipuzkoa.

Juan María Araluce, que durante la gue-rra civil combatió en las filas de los

requetés, fue elegido procurador enCortes por la Diputación guipuzcoanapoco después de acceder a su presi-dencia y posteriormente los procurado-res por la Administración Local le nom-braron para que les representase en elConsejo del Reino, en cuya ala conser-vadora se le encuadró a lo largo de losacontecimientos que el alto organismoha venido protagonizando.

Ejercía políticamente desde plataformasnetamente conservadoras: era vicepre-sidente del Grupo ParlamentarioRegionalista, cuyo liderazgo desempe-ñaba el ex-ministro López Rodó y uno delos promotores de Unión NacionalEspañola la asociación que tenía enFernández de la Mora a su principalimpulsor.

Pese a su militancia derechista, duranteel último pleno de la Diputación que pre-sidía ante el ministro de la Gobernaciónpronunció las siguientes palabras: «Notodo, señor ministro, es asunto de ordenpúblico, ni todo producto de unas jorna-das de tensión, cuya clarificación atodos nos interesa, sino también medi-das del Gobierno que marquen enhechos concretos el propósito de resta-blecer las estructuras tradicionales denuestro peculiar régimen político-admi-nistrativo, a la medida de los tiempos ylas necesidades que su funcionalidad aldía demandan».

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Uno de los disparos le alcanzó elcorazón, lo que le produjo la muer-

te instantánea. Su compañero de pare-ja, que se encontraba de vigilancia en elandén salió en defensa del mismo, ehizo tres disparos contra los agresores yconsiguió alcanzarlos. Después avisó alservicio policial del 091.

Los autores de la agresión se dieron a lafuga en un coche Simca-1.200 matrícu-la de Barcelona, el cual había sido sus-traído sobre las 16.30 horas en el barriodonostiarra de Gros de esta, bajo ame-naza con armas cortas al propietario,que permaneció secuestrado en la faldadel monte Ulía (donde fue abandona-do), hasta momentos antes de cometer-se el atentado en La estación de Amara.

El coche fue localizado hacia las 19.15por funcionarios de esta comisaría depolicía, abandonado en las cercanías delos cuarteles del barrio de Loyola.

En el lugar de los hechos fueron recibi-dos tres casquillos, con la inscripción F-M calibre 9 milímetros parabellum, muni-ción usada habitualmente en sus accio-nes por los comandos especiales de laorganización ETA-V asamblea, ramapolítico-militar.

Manuel Orceda de la Cruz, natural deUbeda (Jaén), había nacido el 27 demayo de 1953, estaba casado y teníauna hija.

A las siete menos veinte de la tarde del 18 de mayo de 1977, dos miembros de ETA asesinaban a tiros en la estación de Amara de San Sebastián, al agente de policía armada, Manuel Orceda de la

Cruz, al que dispararon cinco tiros.

MANUEL ORCEDA DE LA CRUZ

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Donostia - San Sebastián, 18 de mayo de 1977 Policía Armada

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Miguel estuvo en coma profundo y suestado se fue deteriorando progre-

sivamente, sin que los médicos de laresidencia sanitaria Nuestra señora deAranzazu pudieran evitar su muerte.

Los otros dos agente heridos de menorgravedad en el atentado fueron JoséAmado, que tenía una bala en el musloy Juan Jiménez Bermúdez.

Los autores del atentado realizaronnumerosos disparos contra el automóviloficial desde un muro de unos tresmetros de altura, que se encuentra juntoa la carretera que conduce al cuartel dereserva de la Guardia Civil en el barriode Intxaurrondo de San Sebastián. En ellugar del atentado se encontró gran can-

tidad de casquillos de bala tipo parabe-llum.

Los etarras huyeron a través del cemen-terio hacia la parte trasera, de fácilacceso a la autopista, desde donde sesupone emprenderían la huída en unvehículo que les esperaba.

Al funeral de Miguel Iñigo, celebrado enla capilla del hospital militar, asistieroncerca de un millar de personas, entre lascuales se encontraban gran número decompañeros de la víctima. Por primeravez en un acto de este tipo, pudo apre-ciarse a presencia de varios militarescon uniforme.

A las doce menos cuarto de la noche del martes 10 de mayo, miembros de ETAametrallaban en las cercanías del cementerio de Polloe en San Sebastián, a uncoche del servicio de vigilancia de la Guardia Civil -ocupado por cuatro núme-

ros-, hiriendo mortalmente a uno de ellos, Juan Antonio Marcos González ymuy gravemente a Miguel Iñigo Blanco, que fue trasladado al hospital de

San Sebastián con una bala en la cabeza. Dada la gravedad de sus heridas, Miguel Iñigo, de 24 años de edad,

fallecía seis días después, el 15 de mayo.

JUAN ANTONIO MARCOS GONZÁLEZMIGUEL IÑIGO BLANCO

Donostia - San Sebastián, 9 de mayo de 1978 Guardias civiles

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Unas horas después, a la 1,20 de lamadrugada otro comando de ETA

abrió fuego contra otros miembros de lapolicía que habían montado un control decarretera para intentar capturar a losautores de la muerte de Francisco Martín.

Los disparos hechos de un monte cerca-no a la capital donostiarra, aunque serealizaron desde bastante distancia, pro-vocaron la inmediata alarma de los poli-cías que se tiraron al suelo para prote-gerse de la agresión. Horas después,cuando amaneció, se inspeccionó lazona encontrándose cerca del lugardesde el que se realizaron los disparostres paquetes que contenían respectiva-mente un kilo de goma-2 cada uno ado-sados a una cantidad importante demetralla formada por tornillos que hubie-sen aumentado considerablemente supoder destructor.

Los explosivos, que estaban preparadospara ser lanzados directamente, a modode bomba de mano, hizo suponer que setrataba de una emboscada y que los dis-

paros sólo tenían por objetivo el haceracercarse al lugar a la policía.

Su cuerpo fue trasladado a Madrid

Los restos mortales del sargento de laPolicía Armada Francisco Martín fuerontrasladados al día siguiente, 28 de junio aMadrid, donde quedó instalada la capillaardiente en la Academia de la PolicíaArmada de Canillas. Esta misma maña-na, a primera hora, tuvo lugar, sin inci-dentes, el funeral por su alma.

Al él asistieron el subsecretario de OrdenPúblico, Julio Camuñas; el director gene-ral de Seguridad, Mariano Nicolás; elgeneral director de la Policía Armada,Timón de Lara, y numerosos jefes, oficia-les, policías y alumnos del citado cuerpo.No se registró la asistencia de ningúnmiembro del Gobierno, que a esa hora sehallaba reunido en Consejo de Ministrosextraordinario

Tras el entierro se procedió a inhumar sucuerpo en Madrid.

A las nueve de la noche del martes 27 de junio de 1978 ETA militarasesinaba a balazos, en el barrio de Bidebieta de San Sebastián, al

sargento de la Policía Armada Francisco Martín González.

FRANCISCO MARTÍN GONZÁLEZ

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Donostia - San Sebastián , 27 de junio de 1978 Sargento de la Policía Armada

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Los autores del atentado utilizaron uncoche R-8 que previamente habían

robado a punta de pistola en el barrio deAlza.

El coche fue aparcado a escasos metrosdel lugar del atentado, pero cuando losagresores trataron de darse a la fugaalgún fallo mecánico en el automóvil lesobligó a abandonarle previamente.Mientras que dos de ellos huían en unSeat 127, los otros dos robaron a puntade pistola un taxi en el que emprendie-ron una veloz huida. El taxi apareció enel barrio de Herrera y el Seat 127 fuelocalizado en las proximidades delbarrio San Marcos.

Hora y media después del suceso, loscuerpos sin vida de los dos guardias civi-les de los dos guardias civiles llegabanal hospital militar, situado a pocosmetros del lugar del suceso. A primerashoras de la tarde se les practicó laautopsia y fue instalada la capilla ardien-te en el cuartel que la Guardia Civil tiene

en el paseo de Heriz.

Al día siguiente, martes 26 de septiem-bre, se celebraron los funerales en laiglesia de San Sebastián mártir, en elbarrio del Antiguo.

El conductor del Land Rover, que resul-tó muerto, Lorenzo Soto Soto, tenía 24años, estaba soltero y era natural deLorca (Murcia). Había ingresado en elcuerpo el 1 de febrero de 1974

El otro guardia civil, José Zafra Regil,tenía 30 años, era natural de Puigcerdá(Gerona), estaba casado con una alave-sa y era padre de un niño de cuatroaños.

El lunes 25 de septiembre de 1978 un Land Rover de la Guardia Civil quecirculaba por San Sebastián era ametrallado, resultando muerto

su conductor, el guardia civil Lorenzo Soto Soto y José Zafra Regil.

JOSÉ ZAFRA REGIL

Donostia - San Sebastián, 25 de septiembre de 1978 Guardias civiles

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El atentado se produjo cuando tresjóvenes a cara descubierta penetra-

ban precipitadamente en el bar Urgull dela calle de los Reyes Católicos de SanSebastián y abrían fuego de pistola abocajarro contra ellos.

José María Serrais Llaseras tenía 56años de edad y era jefe de la comisaríade Rentaría. Estaba casado y teníacinco hijos; Gabriel Alonso Perejil, sub-comisario de la plantilla de SanSebastián, de 61 años, también estabacasado y tenía dos hijos, y Ángel CruzSalcines, tenía sesenta años y trabajabacomo policía municipal en Pasajes.

José María y Gabriel perdieron la vidacasi instantáneamente, mientras queÁngel ingresaba cadáver en la residen-cia Sanitaria Nuestra Señora deAranzazu, donde fue trasladado cuando

agonizaba. Momentos después, y yaininterrumpidamente durante toda la jor-nada, la capital donostiarra fue escena-rio de un espectacular despliegue poli-cial.

Las tres víctimas se encontraban alfondo de la barra del local, cuando pene-traron en el bar los tres agresores. Susconsumiciones, dos blancos y un tinto,quedaron sobre la barra casi intactas.Mientras que uno de los jóvenes arma-dos amenazaba a los tres camareros yal resto de los clientes -diez o doce per-sonas- los otros dos se dirigían directa-mente hacia las víctimas abriendo fuegocontra ellas.

Tras ordenar a los presentes, con la inti-midación de las armas, que se tiraran alsuelo, se dirigieron hacia los tres policí-as, a los que dispararon a quemarropa.

A las dos y veinte de la tarde del 6 de diciembre de 1978, en la víspera del referéndum de la constitución, ETA asesinaba a los policías nacionales

José María Serrais LLaseras, Gabriel Alonso Perejil y al guardia municipalÁngel Cruz Salcines en un céntrico bar de San Sebastián.

ÁNGEL CRUZ SALCINES (Policía Municipal)

GABRIEL ALONSO PEREJIL (Policía Municipal)

JOSÉ MARÍA SERRAIS (Policía Municipal)

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Donostia - San Sebastián, 6 de diciembre de 1978

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Uno de los miembros del CuerpoGeneral de Policía, herido en el suelo,consiguió levantarse y cuando tratabade ponerse: a cubierto dirigiéndosehacia la cocina del bar fue rematado. Sucompañero perdió la vida en el acto yquedó tendido en el suelo en medio deun gran charco de sangre.

El agente municipal fue recogido grave-mente herido y en el corto trayecto quesepara al lugar del suceso del centrosanitario perdió también la vida.

Tomaban el aperitivo

Una vez logrado el objetivo que se habí-an propuesto, los tres etarras armadoshuyeron precipitadamente a los gritosde Gora Euskadi, askatuta. En la fugautilizaron dos coches que tenían apar-cados en las proximidades de: la con-fluencia de la calle donde se encuentrael bar con la de Prim. Dos de los miem-bros del comando subieron a un Seat132, matrícula SS-3442-F, y el tercero lohizo en un Renault 7, de color granate,cuya matrícula no ha podido ser identifi-cada.

En el atentado terrorista participó otrocomando de apoyo integrado, probable-mente, por otras tres personas, dossituadas a los volantes de los coches enlos que emprendieron la huida, y una ter-

cera en plena calle cubriendo la fuga.

El comando conocía de antemano laprofesión de las víctimas y sus costum-bres cotidianas, entre las que figuraba lade tomar un aperitivo en el bar dondeperdieron la vida, situado cerca de lacomisaría de policía de la Cuesta deAldapeta, donde se encontraba tambiénel cuartel de la Policía Armada. En ellugar de los hechos se encontraronvarios casquillos de bala de calibrenueve milímetros parabellum y testigospresenciales aseguraron que comomínimo escucharon ocho detonaciones.

Los cuerpos sin vida de los dos miem-bros del Cuerpo General de Policía que-daron cubiertos en el suelo con mante-les de papel hasta las tres y media de latarde, hora en que el juez de guardiaordenó el levantamiento de los cadáve-res y su traslado al depósito judicial.

Horas más tarde quedó instalada lacapilla ardiente de los tres policías ase-sinados en el salón del trono delGobierno Civil de Gipuzkoa.

Al día siguiente, 7 de diciembre, se cele-braron los funerales por las víctimas.

Con toda rapidez y en cumplimiento delplan decretado por el Gobierno, conmotivo del referéndum constitucional,

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fueron alertadas todas las compañías dela Policía Armada y de la Guardia Civilque se encontraban en Gipuzkoa y seestablecieron estrictos controles.

Las salidas de la capital donostiarra fue-ron también bloqueadas por las FOP yen ocasiones se produjeron grandesatascos.

Reacciones tras el atentado

Pocas horas después de conocerse elatentado varios partidos políticos lo con-denaban y valoraban a la vez la situa-ción política por la que atravesabaEuskadi en la víspera del referéndumconstitucional.

Los juicios que hicieron algunos de lospartidos y centrales operantes en el PaísVasco sobre esta acción terrorista secentraban en el intento, que creenadvertir en ETA, de atemorizar a los tra-bajadores y al pueblo para que no acu-diesen a las urnas.

En la tarde del 5 de septiembre, laConsejería del Interior del ConsejoGeneral Vasco, cuyo titular era el socia-lista Txiki Benegas, difundió un comuni-cado para condenar el atentado, cuyotexto decía: «Las muertes de dos comi-sarios y un policía municipal registradashoy en San Sebastián, han venido a

unirse a la tan larga serie de fuerzas delorden víctimas de la violencia. Con lasvíctimas estará siempre nuestra solida-ridad y dolor compartido.

Quienes con una consulta democráticaen puertas apelan al atentado y el cri-men atacan directamente a dos princi-pios básicos de la soberanía popular: elderecho fundamental a la vida y la liber-tad de espíritu en el ejercicio del dere-cho al voto. En lugar de la democraciapretenden establecer como método deacción política, la fuerza de la violencia.

La Consejería del Interior llama a todo elpueblo vasco a rechazar la muerte, arespetar el derecho a la vida y a cons-truir pacíficamente el futuro de nuestropueblo».

Funeral en el Buen Pastor

Al día siguiente, 6 de diciembre, se cele-bró una misa funeral en la iglesia delBuen Pastor, de San Sebastián, por losdos policías nacionales.

En el templo estaba únicamente el fére-tro con los restos mortales de GabrielAlonso, subcomisario que estaba ads-crito a la comisaría de San Sebastián, yaque el cuerpo de José María Serraishabía sido trasladado a Madrid, dondefue inhumado.

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Un comando armado esperaba en loscéntricos jardines de Alderdi-Eder a

su víctima cuando éste se dirigía a cum-plir su trabajo cotidiano que consistía enrecibir y sellar los ejemplares de laspublicaciones locales en las oficinas deldepósito oficial de prensa.

Al día siguiente, al mediodía se cele-braba su funeral, oficiado en la parro-quia de la Sagrada Familia, de SanSebastián. A su finalización se produje-ron algunos momentos de tensión quese exteriorizaron en gritos de ArribaEspaña y Gobierno asesino, acalladosrápidamente a petición de la propia fami-lia.

El cuerpo sin vida de Diego FernándezMontes, cuyo ataúd estaba cubierto porla bandera de España, fue conducido enel furgón fúnebre a su localidad natal,Herencia, en Ciudad Real.

La víctima estaba casada y tenía nueve

hijos. Tras su retirada del Ejército, DiegoFernández estaba adscrito a los servi-cios del antiguo Ministerio deInformación y Turismo desde 1956.

La rama militar de ETA asumió en uncomunicado el asesinato a tiros deDiego Fernández.

En la madrugada del domingo 19 de diciembre de 1978, ETA asesinaba frentea la playa de la Concha, en San Sebastián, al Coronel de Infantería retirado

de 63 años, Diego Fernández Montes Rojas.

DIEGO FERNÁNDEZ MONTES

Donostia-San Sebastián, 19 de diciembre de 1978 Militar retirado (Coronel de Infantería)

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Varios desconocidos penetraron en elestablecimiento y efectuaron unos

disparos, al parecer con metralleta, quecausaron la muerte instantánea dePedro y heridas a su esposa, FilomenaGonzález, que sufrió ocho impactos de

bala y fue trasladada inmediatamente ala Cruz Roja. También resultó alcanzadauna hija del matrimonio, de siete años deedad, que fue asistida en la residenciasanitaria Nuestra Señora de Aranzazu.

El atentado ocurrió cuando José MaríaHerrera salía de su domicilio, en el

número 22 de la avenida de Madrid, y enel momento en que se disponía a sentar-se en el asiento trasero del turismo oficial,que venía a recogerle todas las mañanas,fue ametrallado por una de las tres perso-nas que integraban el comando armado.

Una bala en la cara, otra en el cuello y unatercera en el costado causaron heridasmortales al militar, que perdió la vida prác-ticamente en el acto. Más tarde fueronencontrados en el lugar del suceso nuevecasquillos de bala de calibre nueve milí-metros, parabellum, marca FN.

El 24 de diciembre de 1978, ETA asesinaba a tiros en el barrio de Roteta de San Sebastián, a Pedro Garrido Caro cuando se encontraba en el

interior de la tienda de comestibles de su propiedad.

PEDRO GARRIDO CARO

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Donostia - San Sebastián, 24 de diciembre de 1978 Comerciante

A las ocho y media de la mañana del día 2 de enero de 1979, ETAasesinaba a tiros al comandante del Ejército de Tierra, José María Herrera

Hernández, cuando se disponía a acomodarse en el automóvil oficial que leesperaba a la puerta de su domicilio en San Sebastián. Unos jóvenes le dispara-

ron una ráfaga de metralleta a corta distancia, alcanzándole tres proyectiles.

JOSÉ MARÍA HERRERA HERNÁNDEZ

Donostia-San Sebastián, 2 de enero de 1979 Militar (Comandante del Ejército de Tierra)

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La cristalera de la tienda de comestiblesFonseca, situada junto al domicilio delmilitar, presentaba tres impactos de bala,ninguna de las cuales alcanzó a las pocaspersonas que se encontraban en el inte-rior. En medio de un gran charco de san-gre fue recogido el cuerpo del comandan-te Herrera y trasladado a la residenciasanitaria Nuestra Señora de Aranzazu,desde donde más tarde fue conducido alas dependencias del Gobierno Militar,lugar en el que fue instalada la capillaardiente a las cuatro de la tarde.

Un capitán y un soldado resultaronilesos

Al parecer, los agresores sólo abrieronfuego de metralleta contra el comandantey respetaron la vida del soldado que con-ducía el turismo y de un capitán que,como todas las mañanas, se desplazabaen el coche en busca del José MaríaHerrera. El grupo armado, una vez cum-plido su objetivo, se dio a la fuga en unautomóvil que habían situado en las pro-ximidades y en el que esperaba al volan-te una cuarta persona.

Como es habitual en la técnica utilizadaen los atentados perpetrados por ETA m,los agresores habían robado horas antes,a punta de pistola, el coche utilizado parala acción armada. A las seis y media de lamañana, el propietario del Simca 1200 de

color rojo, matrícula SS-9964-G, fue sor-prendido en las proximidades del campode fútbol de Atocha por cuatro jóvenesque con las amenazas de sus armas leobligaron a dirigirse al barrio de Ayete,donde le abandonaron, no sin antesamordazarle y atarle a las rejas de unaventana.

Después de cometido el atentado, unavoz anónima comunicaba a la redacciónde Radio Popular de San Sebastián, ellugar donde se encontraba inmovilizadoel propietario del vehículo. Desplazado unequipo de la emisora comprobó que en elparaje indicado no había nadie en las cir-cunstancias que había explicado el anóni-mo informador. Los asaltantes ignorabanque momentos antes un transeúnte habíaliberado al afectado quien, en un estadode gran nerviosismo, fue a presentar lacorrespondiente denuncia en la comisaríade policía.

El gobernador civil de la provincia y auto-ridades militares consultadas en elGobierno Militar aseguraron que elcomandante José María HerreraHernández no tenía ninguna «misiónespecial en el País Vasco» y que sus fun-ciones se limitaban al cargo que ostenta-ba en la actualidad como ayudante delgobernador militar.

Golpe al Ejército

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Ambas fuentes interpretaron este atenta-do como un intento «de golpear directa-mente al Ejército en la persona de una víc-tima fácil de sorprender, con un golpeespectacular, que prácticamente, contoda la seguridad, no iba contra la perso-na con nombres y apellidos que habíaperdido la vida (José María), sino contra elEjército como institución». Este análisishecho sobre la acción terrorista enGipuzkoa se unía a las manifestacionesde la familia de la víctima, uno de cuyoshijos aseguró al gobernador civil que supadre no estaba vinculado a ninguna ide-ología ni partido y que nunca había ejerci-do actividad política alguna.

Una acción a la desesperada

El gobernador civil de Gipuzkoa, señorOyarzábal, manifestó que el atentado nole había sorprendido demasiado. «Elnúmero importante de detenciones practi-cadas en los últimos meses y el trasladode un número importante de presos a lacárcel de Soria -comentó- nos hacíanpensar en una acción espectacular». Porsu parte, el delegado del Gobierno enGipuzkoa opinó que a pesar «del éxitopolicial obtenido recientemente, sería unaingenuidad pensar que se está acabandocon la organización armada vasca, aun-que también es cierto que considero queestán actuando a la desesperada, comolo muestra este nuevo atentado».

Tenía 53 años y residía en San Sebastiándesde 1940

El comandante José María HerreraHernández tenía 53 años de edad y desde1940 residía en la capital donostiarra,donde era muy conocido en diversosambientes, y muy en especial en el depor-tivo, al ocupar desde hace varios años elcargo de presidente de la FederaciónGuipuzcoana de Voleibol. La víctima resi-dió durante la mayor parte de su vida enterritorio vasco, donde nació el 14 de juniode 1925 en la villa vizcaína de Basauri.Únicamente abandonó el País Vasco losaños en que permaneció estudiando en laAcademia Militar y cuando fue destinadopor un corto período de tiempo -dos años-al Grupo de Regulares de Melilla.

El comandante Herrera estaba preparan-do en los últimos días la organización dela Gala del Deporte, que se iba a celebraren fechas próximas. Su vinculación aldeporte no era puramente de representa-ción, ya que durante once años fue profe-sor de educación física en el colegio SanIgnacio que los jesuitas tienen en SanSebastián. En la actualidad colaborabatambién activamente con la DelegaciónNacional de Deportes y con el ConsejoSuperior.

José María Herrera estaba casado conMaría Teresa Esbid Melero y tenía un hijo

22 23

de treinta años de edad que ejercía la pro-fesión de ingeniero.

Reacciones tras el atentado

José María Benegas, consejero delInterior del Consejo General Vasco, yJosé Ramón Recalde, director del depar-tamento de Derechos Humanos de lamisma Consejería, visitaron tras el aten-tado, la capilla ardiente de José MaríaHerrera. Ambos fueron recibidos mástarde por el capitán general de la VIRegión Militar, general Sanjurjo, y elgobernador militar de Gipuzkoa, generalSmith. En un comunicado hecho públicohoras antes, la Consejería del Interiorcondenaba categóricamente «la actitudde quienes sustituyen la voluntad del pue-blo por la suya mediante la violencia, per-turbando cualquier transformación pro-gresista de la sociedad y dificultando laconvivencia democrática en el seno denuestro pueblo».

«La Consejería del Interior -decía elcomunicado- vuelve a llamar, una vezmás, al cese de la violencia en Euskadi,máxime cuando está en ciernes un nuevoproceso de consulta electoral en la que elpueblo vasco podrá expresar su voluntadlibremente por las opciones políticas queestime más adecuadas».

Otros partidos y organizaciones hicieron

públicos a lo largo de la jornada, comuni-cados denunciando la muerte del coman-dante José María Herrera y del cabo de laPolicía Armada Francisco Berlanga,muerto en Pamplona al hacerle explosiónun artefacto que pretendía desactivar.

Quizá fue el PCE el que, a través de doscomunicados, se mostró más duro a lahora de denunciar las acciones que hanprovocado dos víctimas. El comité provin-cial del PCE de Gipuzkoa achacó a ETA lapaternidad del atentado de SanSebastián: «ETA ha anunciado con esteasesinato cuáles siguen siendo sus pro-pósitos al iniciarse 1979. Hacer frente aesta amenaza es obligación del Estado,pero también de todas las fuerzas políti-cas que se reclaman democráticas».

«Cuando el crimen, la provocación y elterrorismo -decía el PCE guipuzcoano-tienen nombre concreto es irresponsabili-dad política el ignorarlo. Es el momentode que el Consejo General Vasco, deacuerdo con sus declaraciones, inicie unapolítica en profundidad con el objeto ine-quívoco de aislar el terrorismo de ETA».Concluyó el comunicado acusando a ETAy a los que denomina «sus acólitos» dechantaje físico y moral contra el pueblovasco.

El PCE de Euskadi, en otro comunicadoescueto, daba el pésame a los familiares

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del cabo de la Policía Armada dePamplona y «de todas las víctimas delterrorismo».

Por su parte, el PSOE de Euskadi, en otroescrito similar, transmitió también el pésa-me a familiares y compañeros de las víc-timas. «Cuando acaban de convocarselas elecciones generales y municipales;cuando las fuerzas políticas vascas másrepresentativas se han puesto de acuerdoen un proyecto de Estatuto de Autonomía,las acciones de los grupos terroristas sólopretenden impedir el establecimiento dela democracia y la autonomía».

Emotiva despedida

Pocas horas después del mortal atentadollegaba a la capital donostiarra el capitángeneral de la VI Región Militar, tenientegeneral Sanjurjo, para asistir al funeralpor el alma de José María Herrera, que secelebró al día siguiente, 3 de enero, a lasonce y media de la mañana en la parro-quia del Buen Pastor de la capital guipuz-coana.

La familia de la víctima rogó que ningúngrupo político capitalizase los actos fúne-bres y que los asistentes al funeral expre-saran su dolor en silencio, sin ningún tipode manifestación externa que tenga impli-caciones ideológicas. Y así fue.

Los actos fúnebres por el comandanteJosé María Herrera Hernández, se carac-terizaron por la serenidad de que hicierongala los asistentes y muy en especial porlas espectaculares medidas de seguridadque rodearon las ceremonias religiosas.

A las once y media de la mañana la cate-dral del Buen Pastor se encontraba yaabarrotada de fieles, entre los que figura-ban las máximas autoridades civiles ymilitares de la provincia junto al capitángeneral de la Sexta Región Militar, tenien-te general Sanjurjo.

No había terminado el funeral cuando lamujer de José María, indispuesta al pare-cer, besó la bandera que cubría el féretroy abandonó el templo.

En el exterior del recinto religioso, fuerzasdel Ejército de Tierra vigilaban, junto a ungran número de policías armados, losaccesos a la parroquia.

En varias ocasiones las personas que tra-taron de entrar en la iglesia fueron regis-tradas por la policía. Mientras tanto, unhelicóptero de la Guardia Civil permane-ció constantemente sobrevolando a bajaaltura la zona. Finalizado el funeral, elcadáver fue trasladado al cementerio dePolloe, donde fue inhumado.

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Al día siguiente, domingo 8 de abril, secelebraba por la tarde en San

Sebastián, el funeral por el alma de los trespolicías nacionales. Cuando terminópudieron escucharse numerosos gritos dede «Vivan las FOP».

Los tres policías, naturales de Murcia, fue-ron enterrados el lunes 9 de abril en su ciu-dad natal en medio de gritos de «Los vas-cos no os quieren, nosotros sí» y«Gobierno asesino».

Ese mismo día, un grupo de mujeres ymadres de policías destinados en el PaísVasco se manifestó pidiendo la salida desus familiares del País Vasco, y asegura-ron estar dispuestas a encerrarse en laiglesia del Carmen de la capital murciana siel Gobierno no acepta su petición.

A las cuatro de la tarde del día 11 de abril

se produjo una nueva manifestación delan-te de la comisaría de policía de Murcia, pro-tagonizada por mujeres y madres de poli-cías nacionales destinados en el PaísVasco.

Las manifestantes no sólo solicitaban quelos policías murcianos fuesen destinados aotro lugar, sino que exigían que los diecio-cho policías que acompañaron el pasadodomingo a los tres cadáveres de los policí-as asesinados en San Sebastián no vuel-van ya al País Vasco.

Anteriormente, el lunes 9 de abril, las mani-festantes habían conseguido entrevistarsecon el gobernador civil al final de uno de losentierros y amenazaron con encerrarse enla iglesia del Carmen de esta capital impi-diendo los desfiles procesionales en casode que sus reivindicaciones no fuesenaceptadas.

El sábado 7 de abril de 1979, ETA m asesinaba en San Sebastián al sargento de la policía Ginés Pujante García y a los cabos Miguel Orenes

Guillamont y Juan Bautista Peralta Montoya. ETA militar reivindicó dos díasdespués, el lunes 9 de abril, las muertes de los tres policías y la del propietario

del bar Mohicano de Pamplona, Pedro Fernández.

GINÉS PUJANTE GARCÍAMIGUEL ORENES GUILLAMONT

JUAN BAUTISTA PERALTA MONTOYA

Donostia - San Sebastián, 7 de abril de 1979 Policías Nacionales

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Francisco cayó herido de muerte alser tiroteado en el momento en que

se desplazaba con su Vespino desde elbarrio del Antiguo al de Inchaurrondo,donde iba a cumplir su jornada laboralen los nuevos edificios de viviendas quese estaban construyendo para laGuardia Civil.

Un comando armado, integrado por trespersonas que viajaban en un automóvil,interceptó, a las ocho de la mañana, almotociclista cuando circulaba por laavenida de Ametzagaña, del barriodonostiarra de Eguía. Segundos des-pués, se oían varios disparos y el cuer-po sin vida de Francisco Medina queda-ba tendido en mitad de la calzada, en ungran charco de sangre.

Una vez concluido el atentado, los agre-sores se dieron rápidamente a la fuga enel Seat 124, de color blanco, matricula-do en Navarra, que media hora anteshabían robado a punta de pistola a supropietario. Más tarde, en el lugar del

suceso, fuerzas de la Policía Nacionalencontraron cuatro casquillos de baladel calibre nueve milímetros, parabe-llum, marca FN.

Tres de las balas habían alcanzado elcuerpo del trabajador, que murió prácti-camente en el acto.

El automóvil utilizado por los terroristasfue localizado por la policía en el paseode Jai Alai, no muy lejano al lugar delatentado, y en el interior del vehículoencontraron una metralleta Stein condos cargadores.

Francisco Medina Albala había nacidohace 33 años en la localidad granadinade Almuñécar, estaba casado y teníados hijos. Hacía varios años se habíatrasladado a San Sebastián, dondehabía permanecido cierto tiempo enparo. En el momento de su asesinatotrabajaba como albañil en la construc-ción de viviendas para la Guardia Civil.

Hacia las ocho de la mañana del día 22 de junio de 1979, ETA m asesinaba en San Sebastián, al obrero de la construcción, Francisco Medina

Albala, de 33 años, afiliado a CCOO desde julio de 1977.

FRANCISCO MEDINA ALBALA

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Donostia - San Sebastián, 22 de junio de 1979 Albañil

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Alas tres y media de la madrugada deldía siguiente, domingo 29 de julio,

fallecía en la residencia sanitariaNuestra Señora de Aranzazu el brigadade la Guardia Civil Moisés CorderoLópez, de 46 años, casado y natural deHuelva. Su parte médico señalaba quepresentaba seis impactos de bala.También ese mismo día, por la tarde,fallecía en la misma residencia sanitariaAntonio Pastor, tras haberse sometido avarias intervenciones quirúrgicas ytransfusiones de sangre.

El automóvil Peugeot 404, empleado porlos etarras para efectuar el ametralla-miento al cuartel, fue encontrado al díasiguiente, domingo 29 de julio en elbarrio donostiarra de Alza. En su interioraparecieron varios casquillos Cetme y 9milímetros parabellum, marca FN. Elvehículo presentaba varios impactos debala en la parte izquierda del cristal tra-

sero.

El atentado fue reivindicado al díasiguiente 30 de julio por ETA militar, quese atribuye también la autoría del quecostó la vida a los policías nacionalesEmilio López de la Peña y Miguel ÁngelSaro Pérez, el pasado día 23, en Bilbao,y del tiroteo a una pareja de Tráfico enPamplona.

El entierro de Moisés Cordero se llevó acabo en el pueblo de Encinasola(Huelva), al día siguiente 30 de julio porla mañana. Moisés Cordero dejó treshijos, de veintiuno, diecinueve y onceaños de edad.

El cadáver de Antonio Pastor fue trasla-dado a Valencia, de donde era natural lavíctima. Previamente, se celebró en elhospital militar de San Sebastián unfuneral en sufragio de su alma.

A las once menos veinte de la mañana del sábado 28 de julio de 1979, ETA m ametrallaba el cuartel de la Guardia Civil de Herrera, en San Sebastián,

alcanzando a tres agentes. Dos de ellos, Moisés Cordero López y Antonio Pastor Martín, fallecieron a consecuencia de las heridas al día siguiente, mien-tras que el tercero que resultó herido, José Álvarez Hillos, logró salir adelante.

MOISÉS CORDERO LÓPEZANTONIO PASTOR MARTÍN

Donostia - San Sebastián, 28 de julio de 1979 Guardias civiles

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Encontrado muerto en San SebastiánAureliano Calvo

Doce horas después del atentado deZumarraga, hacia las once de la maña-na, era encontrado muerto en SanSebastián de varios disparos dentro deltaxi con el que trabajaba en sus horaslibres, el policía nacional AurelianoCalvo Valls, de 38 años de edad.

Traslado de los cadáveres

Al día siguiente, viernes 31 de agosto,los cadáveres de los dos policías nacio-nales asesinados fueron trasladados alos pueblos donde residían sus familias,tras el funeral de cuerpo presente cele-brado a primeras horas de la mañana enSan Sebastián.

Los taxistas donostiarras efectuaron unparo como protesta contra el atentadoque costó la vida al policía que en horaslibres trabajaba también como taxista.

A la ceremonia religiosa celebrada en

San Sebastián asistieron familiares delas dos víctimas, el gobernador civil,autoridades militares y compañeros delcuerpo de la Policía Nacional, terminadoel acto, el cadáver del policía José MaríaPérez Rodríguez fue trasladado al aero-puerto de Hondarribia, para ser trans-portado a Sevilla en un avión militar,mientras el del policía Aureliano Calvofue trasladado por carretera a la locali-dad de Quintana de Valdelucio (Burgos).

El avión con los restos mortales del poli-cía José María Pérez Rodríguez llegó aSevilla con retraso sobre la hora previs-ta, debido a las malas condiciones mete-orológicas del aeropuerto de SanSebastián. Sobre las cuatro menoscuarto de la tarde, la ambulancia queconducía el féretro salió por carretera endirección a la localidad sevillana de SanJuan de Aznalfarache, donde será efec-tuado el sepelio.

El jueves 30 de agosto de 1979, ETA asesinaba a dos policías nacionales, a José María Pérez Rodríguez, en la estación de Zumarraga y a Aureliano

Calvo Valls en San Sebastián.

AURELIANO CALVO VALLS

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Donostia - San Sebastián, 30 de agosto de 1979 Policía Nacional

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Sin incidentes destacables, salvo losprotagonizados al término del acto

por un centenar de personas de paisano,se celebró en la basílica Santa María, deSan Sebastián, el funeral de cuerpo pre-sente en memoria del gobernador militarde Gipuzkoa, general de brigada LorenzoGonzález Vallés.

El atentado tuvo lugar cuando el generalLorenzo González Vallés Sánchez saliódel Gobierno Militar con intención de acu-dir a misa, aproximadamente media horaantes del atentado. Acompañado de suesposa, Josefina Seco, se encaminóhacia el cercano paseo de La Concha,que bordea la playa del mismo nombre.Cuando había recorrido unos seiscientosmetros y se encontraba aproximadamen-te en mitad del mismo, a escasa distanciade las rampas de entrada y salida de lacitada playa zona conocida como LosRelojes-, Lorenzo se detuvo junto a labarandilla. Eran las doce menos cuartodel mediodía.

En ese momento un joven, al que acom-pañaba otro desconocido, se despegó de

aquél y se acercó rápidamente al matri-monio, y sin mediar palabra hizo a boca-jarro un disparo en la sien del gobernadormilitar en el momento en que éste se vol-vía, cayendo fulminado al suelo.

El proyectil le había salido por la frentecon restos de masa encefálica y abun-dante sangre. La muerte fue instantánea.

Las muchas personas que paseaban porLa Concha a la hora del atentado -era undomingo frío, pero soleado- no pudieroncasi percatarse del hecho por la rapidezcon que se produjo.

Aprovechando la primera reacción desorpresa y confusión, los dos jóveneshuyeron corriendo hasta la calle Urbieta,que va a desembocar en la plaza deZaragoza -frente al hotel Orly-, donde lesesperaba un tercer compañero a bordode un coche Seat 131 de color rojo, matrí-cula SS-9338-K, que sería encontradohora y cuarto después abandonado a dosmanzanas y media de distancia del lugardel atentado, concretamente en la calleMarina.

A las doce menos cuarto del mediodía del domingo 23 de septiembre de 1979, uncomando de ETA asesinaba en el paseo de La Concha de San Sebastián, de un tiro en

la sien, al gobernador militar de Gipuzkoa, Lorenzo González-Valdés Sánchez.

LORENZO GONZÁLEZ-VALLES

Donostia -San Sebastián, 23 de septiembre de 1979 Gobernador Militar de Gipuzkoa

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El vehículo había sido sustraído a puntade pistola a las nueve de la mañana deldomingo en la calle Secundino Esnaola,en el barrio de Gros, donde su propietariolo estaba limpiando. Dos jóvenes arma-dos le intimidaron y se llevaron el cochetras recomendarle que no denunciara elhecho hasta pasadas las dos y media dela tarde.

Dos jóvenes con anoraks

Los testigos no acertaron a definir conexactitud la personalidad de los agreso-res. Todos indicaban que únicamenteoyeron un disparo y vieron, al volverse, aun hombre en el suelo al que acompaña-ba una mujer.

Un testigo declaró que los dos descono-cidos eran jóvenes, vestían anoraksoscuros y pantalones vaqueros y que elque hizo el disparo era moreno y de com-plexión fuerte.

El cadáver del gobernador militar deGipuzkoa quedó tendido junto a la baran-dilla. La esposa de la víctima permanecióun rato abrazada al cadáver hasta quellegó uno de los hijos del matrimonio, elcuarto, que, tras las primeras escenas deemoción, comentó a los primeros infor-madores que llegaron: «Hace pocos díashablamos en familia del tema del terroris-mo. Mi padre comentó que ni la pena demuerte ni las venganzas o represalias

contra los terroristas resuelven nada».

Retirado una docena de metros del lugardel atentado, el cadáver de gobernadormilitar permaneció a la sombra de unostamarindos del paseo de La Concha,hasta que, a la una y media, el juez deguardia ordenó su levantamiento.

Fue trasladado primero al hospital military después se le condujo posteriormenteal Gobierno Militar, donde quedó instala-da la capilla ardiente en el salón delTrono.

Funeral en el Gobierno Militar

A las diez de la mañana del día siguiente,lunes 24 de septiembre, se celebraba enla capilla ardiente del Gobierno Militar deGipuzkoa una misa de carácter estricta-mente privado, que ofició un capelláncastrense. Asistieron únicamente la fami-lia y los más allegados a la misma.

A partir de esa hora llegaron al GobiernoMilitar de San Sebastián distintas autori-dades militares, como el teniente generalColoma Gallegos, el capitán general de laVI Región Militar, el general jefe delEstado Mayor de la región y el coronel dela Guardia Civil de la zona, en represen-tación del director general de la GuardiaCivil. Todos ellos se reunieron pasadaslas once menos cuarto con el ministro deDefensa, Agustín Rodríguez Sahagún,

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que había llegado a las diez de la maña-na.

Media hora antes de la celebración delfuneral -que estaba previsto para las docedel mediodía-, el Gobierno Militar apare-cía fuertemente acordonado por la PolicíaNacional y se observaba una estricta vigi-lancia, que no dejaba acceder a la zonasituada frente al Gobierno Militar más quea militares, familiares de la víctima yperiodistas.

Al mediodía, el féretro que contenía losrestos mortales del gobernador militar deGipuzkoa e iba cubierto con una banderaespañola, fue sacado a hombros de com-pañeros de armas de la víctima al exteriordel Gobierno Militar, donde le rindió hono-res militares una compañía con banda demúsica, que interpretó el himno nacionaly el de infantería.

El féretro fue introducido en un furgón.Detrás se formó la comitiva fúnebre, queencabezaban dos hijos de la víctima -unode ellos teniente de ingenieros-, el minis-tro de Defensa, el capitán general de la VIRegión Militar y el gobernador civil, jefes,oficiales y suboficiales de los tres ejérci-tos, Policía Nacional y Guardia Civil, y lacompañía y banda que le rindió honores.Dos hijas de la víctima, periodistas, sesituaron junto a la cabeza de la comitiva,aunque sin integrarse en ella.

El cortejo fúnebre, que abrían policías deTráfico en moto, tras girar a la izquierdapor el bulevar, recorrió luego toda la calleMayor -en pleno casco viejo donostiarra-, al final de la cual se encuentra situada labasílica de Santa María, donde se cele-bró el funeral.

En todas las calles paralelas y transver-sales a la calle Mayor se había montadoun importante dispositivo policial, quecerró el trayecto al público. Un policíasituado en un balcón bajo el reloj de laiglesia observaba desde lo alto con pris-máticos y un radioteléfono las incidenciasdel acto.

El templo aparecía abarrotado en sumayor parte por personal militar. La misafuneral, concelebrada por siete sacerdo-tes, fue oficiada por el capellán castrensedel batallón Colón, de Irún, quien en suhomilía dijo entre otras cosas: «La muer-te ha llamado otra vez a la puerta de lafamilia militar. Como toda muerte violentaa manos de asesinos a sueldo, ésta nosproduce un dolor y una rabia difícilmentecontenidos».

Pidió el celebrante en su homilía a losasistentes al funeral que rezaran porEspaña, que, dijo, «está enferma y ojaláno sea de muerte. A los males hay quebuscarles remedio y hemos de pedir quelos gobernantes tengan fuerza paraponer el medicamento, el remedio ade-

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cuado, porque si no será precisa una ope-ración quirúrgica. Debemos pedir quenuestros gobernantes tengan las manosfirmes para estirpar el tumor que padece-mos».

Concluida la ceremonia religiosa, el fére-tro fue conducido fuera del templo a hom-bros de compañeros de la víctima. Trasrecibir honores militares en un furgónfúnebre, los restos mortales del generalGonzález Vallés fueron conducidos alaeropuerto de Hondarribia, para, a bordode un avión del Ejército del Aire, en el quetambién viajaban su viuda y familiares,ser trasladados a La Coruña.

En las escaleras del templo las autorida-des civiles y militares se despidieron delministro de Defensa. «No tengo ningunadeclaración que hacer», dijo a los infor-madores, «estoy aquí sólo para compartirel dolor de la familia y del cuerpo militar».

Cuando el señor Rodríguez Sahagún ibaa introducirse en el coche, una señorasalió de entre los jefes militares y le incre-pó llamándole cobarde y rogándole quese marchara. Un comandante de laPolicía Nacional la mandó callar.Momentos antes una persona de paisanohabía dado los gritos de «¡Viva elEjército!» y «¡Viva España! », que fueronrespondidos unánimemente por un redu-cido número de personas, también depaisano, que habían logrado acercarse al

lugar. Oficiales militares contuvieron enalgún momento a personas que intenta-ban distorsionar el acto, que transcurrióde esta forma en una normalidad absolu-ta.

Manifestación

Cuando los asistentes al acto, la mayorparte militares, regresaban a pie hasta elGobierno Militar, al llegar al bulevar fue-ron recibidos con gritos de «Ejército alpoder», «ETA, asesina» y «Gobierno trai-dor», por un centenar de personas queeran contenidas por cordones policiales.

Este grupo, que portaba una banderaespañola, inició luego una manifestaciónpor la calle Hernani hasta llegar; en elpaseo de La Concha, al lugar donde cayómortalmente herido el gobernador militarde Gipuzkoa.

En un momento determinado y entre losgritos de «Muera ETA», un joven de trein-ta años situado a escasa distancia gritó“Gora Euskadi Askatuta”.

Este hecho sorprendió a los manifestan-tes, que no reaccionaron.Posteriormente, otro joven de unos dieci-nueve años se dirigió a los manifestantes,dando también los gritos «Gora EuskadiAskatuta» y «Gora ETA militar», que fue-ron respondidos por una docena de jóve-nes.

32 33

Los hechos sucedieron cuando unautomóvil camuflado de la Guardia

Civil abrió fuego al observar que perso-nas vestidas de paisano se dirigíanhacia ellos empuñando pistolas. Lahora en que ocurrió el suceso -dos ymedia de la madrugada- provocó quelos periódicos, que habían logradorecoger la noticia, aparecieran por lamañana en los quioscos con versionesen las que no se descartaba la posibili-dad de que se tratara de un nuevoatentado. Lo cierto es que el inspectorde policía muerto, Santos SampedroLozano, y su compañero herido desuma gravedad, Carlos MartínezManuel, fueron tiroteados por laGuardia Civil, que equivocó a los agen-tes no uniformados con posibles agre-sores. Ambos inspectores se encontra-ban de servicio en el barrio donostiarradel Antiguo, con la obligación de vigilarlos alrededores de la comandancia dela Guardia Civil, en la que se encontra-ba reunido el gobernador civil de la pro-vincia.

A las dos y media de la madrugada,cuando paseaban por la calle Brunet,

un coche estacionado con las lucesencendidas provocó las sospechas delos inspectores que se acercaron, com-probando que no había nadie en elinterior.

Fue en ese momento cuando vieron aescasos metros otro automóvil, tam-bién parado, con varias personas den-tro y decidieron desenfundar sus pisto-las y proceder a la identificación de losdesconocidos. Con las armas en unamano y las placas policiales en la otraavanzaron hacia el vehículo, cuyosocupantes -guardias civiles de paisanoque cumplían la misma función de vigi-lancia-, al observar a la pareja empu-ñando pistolas, no dudaron en abrirfuego contra ella.

El inspector Santos Sampedro cayóherido de muerte y su compañero,Carlos Martínez, fue ingresado en lapoliclínica de San Sebastián, donde elequipo médico que le atendió calificósu estado de muy grave.

En el transcurso de la acción tambiénresultó levemente herido uno de los

En la madrugada del domingo 30 de septiembre de 1979, la Guardia Civil mataba por error, al inspector de policía de San Sebastián, Santos Sampedro

Lozano y herían gravemente a otro.

SANTOS SAMPEDRO LOZANO

Donostia - San Sebastián, 30 de septiembre de 1979 Inspector de policía

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guardias civiles, Carlos Martínez León,que fue alcanzado por una bala en elcodo. El proyectil que hirió a este guar-dia civil no salió de las armas de losinspectores de policía, cuyos cargado-res estaban completos, por lo queparece seguro que fue alcanzado tam-bién por los disparos de sus propios

compañeros.El cadáver de Santos Sampedro fuetrasladado el domingo por la tarde,después de la celebración de un fune-ral en el Gobierno Civil de SanSebastián, a su pueblo natal de Villarde Barrio, en Orense, donde fue ente-rrado.

El taxi Seat 131 que fue robado en Bilbaoa punta de pistola y utilizado posterior-

mente para cometer el asesinato deEugenio Saracibar apareció abandonadoen Bilbao. Tras comprobar la policía que elvehículo no presentaba nada anormal, hasido devuelto a su propietario, Víctor Pérez

Rivero. Dos días después, el 22 de febrero,ETA (m) a través de un comunicado envia-do a diversos medios informativos vascos,se atribuía la autoría del atentado. En elmismo comunicado aconsejaba a los vas-cos, que en las próximas elecciones vota-sen a Herri Batasuna.

Un policía nacional HipólitoRodríguez, que viajaba junto a su

esposa, se abalanzó sobre uno, de losasaltantes, Francisco Javier Aranzeta

El miércoles 20 de febrero de 1980, ETA asesinaba en San Sebastián, al coronelde infantería retirado Eugenio Saracibar González de Durana.

EUGENIO SARACIBAR GLEZ. DE DURANA

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Donostia - San Sebastián, 20 de febrero de 1980 Militar (Coronel de Infantería)

Hacia las dos menos cuarto de la tarde del día 28 de abril de 1980, un comandode ETA m integrado por tres personas asesinaba al guardia civil Rufino MuñoaAlcalde en el interior de un autobús de línea San Sebastián-Fuenterrabía que

aquél había tomado en la capital guipuzcoana.

RUFINO MUÑOA ALCALDE

Donostia - San Sebastián, 28 de abril de 1980 Guardia civil

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Eguizabal, quien resultó muerto. El poli-cía nacional, resultó herido por disparosde los otros miembros del comando.

Rufino Muñoz había tomado en SanSebastián el autobús de la empresaInterbus para dirigirse a su domicilio deFuenterrabía, como hacía habitualmen-te al terminar el servicio en la coman-dancia del cuerpo, donde se encontra-ba destinado. En el alto deGaintxurizketa, situado en el términomunicipal de Oyarzun, entre Rentería yFuenterrabía, subieron al autobús treshombres. Poco después de reanudarsela marcha, los recién llegados sacarontres pistolas, con las que dispararon abocajarro sobre el guardia civil, que seencontraba en la parte delantera delvehículo, hablando con el conductor.Rufino Muñoz se desplomó, sangrandoen abundancia, y resultó muerto en elacto.

Los tres miembros del comando orde-naron entonces al conductor que para-se el autobús, y comenzaron a descen-der apresuradamente. Cuando lo esta-ba haciendo el último de ellos, HipólitoRodríguez, un policía nacional que via-jaba de paisano, fuera de servicio y encompañía de su esposa, se abalanzósobre el supuesto etarra desde losasientos traseros del autobús, forceje-ando con él para tratar de detenerle. Enla pelea con Francisco Javier Aranzetasegún fuentes oficiales, el policía nacio-nal, que iba desarmado, le aplicó unallave de judo sobre la muñeca de lamano derecha, en la que aún conserva-

ba la pistola. A consecuencia de estacircunstancia la pistola del presuntomilitante se disparó, destrozándole elcorazón.

El comando intentó llevarse del autobús Durante el forcejeo, los otros dos miem-bros del comando dispararon contra elpolicía nacional, que recibió cuatrobalazos, dos en el tórax, otro en lamuñeca izquierda y el cuarto en lacabeza, aunque este último sólo le pro-dujo una rozadura.

Los dos compañeros de FranciscoJavier Aranzeta trataron inicialmente derecoger su cuerpo para llevárselo con-sigo, pero desistieron al comprobar quepesaba excesivamente. El policíanacional Francisco Rodríguez se habíadejado caer sobre el cadáver del terro-rista, quedándose inmóvil. Los dosmiembros del comando debieron creerque estaba muerto y emprendieron lahuida en un automóvil Seat 124 decolor rojo.

El conductor del autobús, una vez res-tablecida relativamente la calma entrelos escasos viajeros, se dirigió al pues-to de la Cruz Roja de Errenteria, dondeatendieron al policía nacional herido,que fue internado más tarde en la resi-dencia sanitaria de la Seguridad SocialNuestra Señora de Aranzazu, en SanSebastián. La herida de mayor conside-ración fue el balazo de la muñecaizquierda, que rompió varios huesos.Francisco Javier Aranzeta, tenía 36años, había nacido en Elgueta

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(Gipuzkoa) y se había acogido en 1976al decreto de amnistía. Sin embargo,residía al otro lado de la frontera delBidasoa. Hacía un año que las autori-dades francesas le habían negado lacarta de refugiado político. En sus bol-sillos se encontraron un cargador depistola, con balas del calibre 9 milíme-tros parabellum, marca FN, y un docu-mento nacional de identidad y otro deconducir, ambos falsos, a nombre deJosé Manuel Pineda Gabiarain, de vein-ticuatro años, químico.

El guardia civil Rufino Muñoz Alcalde,de cuarenta años, era natural de

Fresno del Río (Burgos). Estaba casa-do y tenía tres hijos. La capilla ardientequedó instalada en el hospital militar deSan Sebastián, donde al día siguiente,29 de abril se celebró lugar el funeral,antes de que sus restos mortales fue-sen trasladados a su localidad natalpara recibir sepultura.

El presidente Suárez envió un telegra-ma de pésame a la familia del guardiacivil muerto, que fue condecorado atítulo póstumo. Al policía HipólitoRodríguez le fue concedida la medallade plata al mérito policial.

Hacia las seis de la tarde del jueves8 de mayo de 1980, en un paraje

de matorral próximo a la residencia deZorroaga, cerca de u n camino que con-duce al barrio donostiarra de Loyola,

fue hallado el cuerpo sin vida de lajoven de 16 años, María José Bravo delV, estudiante y residente en este barrio.

María José había salido el miércoles 7

El 8 de mayo de 1980, dos jóvenes pertenecientes al Batallón Vasco Españolasesinaron en el Zorroaga (Donostia-San Sebastián) a María José Bravo del

Valle, una joven de 16 años, cuando estaba en compañía de su novio, FranciscoJavier Rueda Alonso, también de 16 años.

MARÍA JOSÉ BRAVO DEL VALLE

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Donostia - San Sebastián, 8 de mayo de 1980 Estudiante

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de mayo, por la tarde de su domicilio encompañía de su novio, Francisco JavierRueda Alonso, de 16 años también, quetrabajaba en una pastelería de Loyola.Francisco Javier fue encontrado pocashoras después, hacia las siete y media,herido (con lesiones graves en la cabe-za), en las proximidades de este cami-no y trasladado al Hospital provincial.

Cronológicamente, el suceso comienzasobre las siete y media de la tarde delmiércoles 7 de mayo, cuando JoséMaría Casares, de 80 años, vecino yresidente del barrio donostiarra deZorroaga, encontró a Javier Rueda heri-do de gravedad en el sendero que con-duce desde los cuarteles de Loyola a laresidencia de Zorroaga.

“Estaba sangrando mucho -declaró elanciano-, iba doblado y parecía que seiba a caer al suelo. Iba caminando condificultad en dirección a Loyola. Le dijeque así no podía seguir y que viniese acurarse a la residencia. Yo le sujetabadel cinturón del pantalón, para que nocayese, aunque dejaba todo un rastrode sangre. Al llegar allí avisé a la her-mana Josefa para que le curase”.

Por su parte la hermana Josefa le hizolas primeras curas, procedió a limpiarle

un poco las heridas. sangraba por lanariz y los oídos y tenía un fuerte golpeen la cabeza. Le hizo un vendaje deurgencia y avisó a la superiora del cen-tro . La hermana Josefa le preguntó queera lo que había pasado y si venía solo.Javier Rueda respondió que se habíacaído y que “estaba con la chavala”. Ledijo que la chica no había venido, pueshabía cogido miedo.

Las hermanas dieron aviso al puesto desocorro y solicitaron una ambulancia,pero al no haber en éste ninguna dis-ponible en ese momento lo trasladó enel vehículo de la comunidad.

Javier dio el número de teléfono de sudomicilio para que avisasen a suspadres de que se encontraba herido.

Tras la cura de urgencia en Zorroagafue ingresado en el Hospital provincial.

Algunas personas de la residencia deZorroaga aseguraron haber visto porlas cercanías de la residencia, sobre lascinco y media de la tarde, a dos jóvenesque se dirigían hacia aquél sendero

Francisco Javier Rueda Alonso trabaja-ba en una pastelería del barrio de

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Loyola y en esos días se hallaba debaja al haber sufrido una quemadura enuna mano. Llegó consciente al hospitaly fue trasladado a la Unidad deVigilancia Intensiva.

Según el parte de los médicos que loatendieron, el joven sufría un fuertegolpe con fractura de temporal y hundi-miento craneal, además de una heridainciso-contusa en la frente y un hema-toma en el ojo, posiblemente a conse-cuencia de la misma herida, así comoalgunas raspaduras en la espalda ybrazos causadas por el ramaje. Su pro-nóstico era grave, se cayó o fue arras-trado por el monte por otra persona unavez inconsciente.

El joven al ser preguntado por la causade las heridas repetía “me he caído”.También declaró que había oído gritar asu novia asustada por su caída, peroque no recordaba otros detalles.

Al ser preguntadas, fuentes médicasdeclararon que Francisco Javier Bravopudo haber sufrido amnesia a causa deltraumatismo temporal que presentaba.

Buscan a María José durante lanoche

El padre de Francisco Javier, acudió alHospital provincial sobre las ocho de la

noche y tras interesarse por su hijoacudió a interponer una denuncia a lainspección de guardia de la policíaMunicipal.

Felipe Rueda Moreno denunció laslesiones inflingidas a su hijo y dio avisode la desaparición de la joven MaríaJosé Bravo. Varios efectivos de la poli-cía, donde fue interpuesta otra denun-cia de la desaparición de la joven, ras-trearon la zona de Zorroaga sin resulta-do. A primeras horas de la mañana del8 de mayo se reanudaron los trabajosde búsqueda de María José, que nodieron resultado hasta las seis de latarde.

Hallado el cadáver de María José

A esa hora, inspectores de la brigadade Policía Judicial localizaron el cadá-ver de María José. Su cuerpo se encon-traba entre la maleza en una ladera enel Alto de Zorroaga, entre la residenciade ancianos del mismo nombre y laHípica de Loyola.

María José estaba desnuda de cinturapara abajo con manchas de sangre ygraves heridas en la parte posterior dela cabeza, probablemente producidas alser golpeada con uno o varios objetoscontundentes.

También presentaba manchas de san-

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gre y arañazos en las piernas. No se leapreciaban más heridas en otras zonasdel cuerpo y, paradójicamente, no habíamanchas de sangre en el suelo en ellugar donde reposaba la cabeza de lamuchacha, lo que hizo suponer ala poli-cía, que la infortunada joven fue asesi-nada y posteriormente trasladada allugar donde fue hallada.

Según el parte médico, la herid debióser causada por alguna piedra u objetocontundente de gran tamaño. No pre-sentaba otras lesiones de golpes másque los rasguños en la espalda y bra-zos, lo que puede significar que o bien

Junto al cadáver, que estaba bocaabajo sobre la maleza, fueron halladoslos pantalones de la joven, unos vaque-ros de pana morada. Asimismo, en unlugar cercano fue encontrada una bolsade plástico con dos martillos y un des-tornillador en su interior. A este respec-to, los investigadores policiales descar-taron que tales herramientas fueran uti-lizadas para cometer el asesinato de lajoven, dado que las mismas no presen-taban manchas o rastros de sangre y siestaban muy oxidadas por la humedad..

La joven fue violada y después asesi-nada, y que su muerte tuvo lugar unas

veinte horas antes del hallazgo delcadáver.

Sobre las siete de la tarde el juez orde-nó el levantamiento del cadáver deMaría José, y éste fue trasladado encamilla monte arriba, hasta una ambu-lancia, siendo llevado al depósito delcementerio de Polloe.

El padre de María José Bravo era untaxista donostiarra muy apreciado porsus compañeros. La nota de dolor quese extendió por el barrio loyolatarra y laconsternación popular por el asesinato,afectó también a todo el gremio del taxi.

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El atentado se produjo cuando los trespolicías que prestaban servicio en

las oficinas de expedición del documentonacional de identidad (DNI) bajaron atomar café al bar Majusi. Las víctimas,que se encontraban, uniformadas, apo-yadas en la barra del establecimiento,fueron sorprendidas por un comandoarmado, que, sin mediar palabra, abriófuego de pistola contra los agentes. JoséMaría Rodríguez Fontana, que habíaconseguido desenfundar su pistola para-petado detrás de una caja de botellas, fueel primero en caer herido de muerte. Asus dos compañeros no les dio tiempo nide hacer el amago de sacar sus armasreglamentarias.

En el interior del bar se encontrabatambién un inspector de policía de pai-sano que, al parecer, no portaba pisto-la, por lo que se limitó a dar rápido avisode lo ocurrido a la comisaría de SanSebastián. No habían transcurrido sieteminutos del violento suceso cuando ellugar fue acordonado, ya que el barMajusi, situado en el barrio de AmaraBerri, se encontraba a menos de treintametros de las oficinas del DNI y a nomás de doscientos del gobierno civil,donde se hallaban las dependencias dela policía. Más tarde fueron recogidosen el interior del bar cinco casquillos debala calibre 9 milímetros parabellum.

Unos minutos antes de las nueve y media de la mañana del 15 de mayo de 1980, ETA asesinaba a tiros en San Sebastián a tres policías

nacionales cuando tomaban café en un bar de la ciudad. José ManuelRodríguez Fontana perdió la vida en el acto, Dionisio Villadangos Calvo

fallecía a los pocos minutos de ingresar en un centro sanitario y su compañero Jesús Holgado Sabio murió desangrado a las seis de la tarde,

después de ser sometido a una intervención quirúrgica en la residencia Nuestra Señora de Aranzazu.

DIONISIO VILLADANGOS CALVO JOSÉ MANUEL RODRÍGUEZ FONTANA

JESÚS HOLGADO SABIO

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Donostia - San Sebastián, 15 de mayo de 1980 Policías Nacionales

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Según la versión policial fueron dos per-sonas de edades que oscilaban entrelos veinticinco y treinta años los que dis-pararon contra los policías en el interiordel establecimiento, mientras que untercer miembro del comando esperabaal volante de un automóvil, en el quesegundos después emprenderían unaveloz huida.

Al día siguiente 16 de mayo, fueroncelebrados los funerales en el hospitalmiliar de San Sebastián, presididos porel delegado especial del Gobierno parael País Vasco, general José Sáenz deSantamaría. Hubo momentos de ten-sión, acentuados por las muestras dedolor de la madre de uno de los policíasmuertos, que repetía en voz alta el nom-

bre de su hijo.

La presencia del general Sáenz deSantamaría en San Sebastián provocóun espectacular dispositivo de seguri-dad.

Los féretros con los cadáveres deManuel Rodríguez Fontana, DionisioVillamangos Calvo y Jesús HolgadoSabio fueron trasladados después delfuneral, a sus localidades de origen enAlmería, Villasola (León) y Caletraca(Málaga).

Los tres policías nacionales eran solte-ros, los dos primeros tenían veinticuatroaños y el tercero veintisiete.

Pasadas las dos de la tarde del domingo 13 de julio ETA asesinaba a tiros enOrio a los guardias civiles Aurelio Navío Navío y Antonio Gómez Ramos yhería gravemente a otros tres, Francisco Villoria, Ramiro Fermeno y Jesús

Díaz. Durante el tiroteo fallecieron dos miembros del comando, Ignacio MaríaGabilondo y Carlos Lucio Fernández.

ANTONIO GÓMEZ RAMOS AURELIO NAVÍO NAVÍO

Donosia - San Sebastián, 13 de julio de 1980 Guardias civiles

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El atentado se produjo en las afueras dela villa guipuzcoana de Orio, donde ungrupo de jóvenes abrió fuego contratres automóviles, en los que viajabanocho miembros del Cuerpo Especial delas Unidades Antiterroristas Rurales(UAR). Los guardias civiles fueron sor-prendidos en el momento en que regre-saban del polvorín de Ala, en el quehabían permanecido de guardia duran-te veinticuatro horas hasta ser releva-dos por otros compañeros.

Antes de abrir fuego, el comando agre-sor detuvo la marcha de los vehículoslanzando tres granadas de fabricacióncasera que desconcertaron duranteunos segundos a los guardias civiles.La metralla de estas bombas alcanzó avarios miembros del cuerpo, mientrasque otros, ya fuera de los automóviles,respondieron con sus armas a la agre-sión.

Apostados a ambos lados de lacarretera

Los miembros del comando se encon-traban apostados a ambos lados de lacarretera y abrieron fuego cruzado con-tra los vehículos en un intenso tiroteoque fue escuchado por los guardias civi-les del relevo que permanecían vigilan-do el polvorín de la Unión de ExplosivosRío Tinto. Cuando éstos llegaron allugar, varios jóvenes integrantes del

comando huían a gran velocidad en unautomóvil. Tras el atentado se pudosaber que la arenilla que se introdujo enla metralleta de uno de los guardias civi-les, encasquillando el arma, impidió queéste abriera fuego contra el coche en elque se alejaban los agresores.

Los cuerpos sin vida de los dos guar-dias civiles y de otros dos miembros delcomando -que llevaban chalecos anti-balas- fueron trasladados en un princi-pio a la residencia sanitaria NuestraSeñora de Aranzazu, de San Sebastián,mientras que los heridos eran conduci-dos al hospital que la Cruz Roja tiene enesta ciudad. En este centro sanitarioingresaron con lesiones graves losguardias civiles Francisco Villoria,Ramiro Fermeno y Jesús Díaz, que porfortuna, fueron evolucionando favora-blemente de las múltiples heridas sufri-das.

Más tarde fue encontrado en el lugar delatentado un fusil Cetme, una escopetaRemington y tres granadas de mano depotencia limitada fabricadas con méto-dos rudimentarios.

Batida infructuosa

Durante toda la jornada del domingo,las fuerzas de la Guardia Civil rastrea-ron amplias zonas de Gipuzkoa en unaoperación en la que utilizaron varios

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helicópteros y perros policía. No obs-tante, fuentes oficiales señalaron quelas labores de investigación no habíanpermitido, de momento, localizar alresto de los miembros del comando,integrado por seis jóvenes. Los agreso-res utilizaron para la acción un Seat 131que habían robado a punta de pistola alas diez de la mañana en la localidad deLasarte-Oria. a Claudio Rivero, al queamenazaron de muerte si denunciaba elhecho antes de las cuatro de la tarde.Más tarde, el propietario del vehículofue detenido por la policía, que le acusade no haber prestado la colaboraciónnecesaria que podría haber puesto enalerta a las FOP.

Horas después del atentado llegaban aSan Sebastián el general Sáenz deSantamaría y el director general de laGuardia Civil, general AramburuTopete, que asistieron en compañía deotras autoridades civiles y militares a losfunerales que se celebraron al díasiguiente, lunes 14 de julio de 1980.

Tras los actos fúnebres, los cadáveresde Aurelio Navío Navío, de 34 años, yAntonio Gómez Ramos, de 22, fuerontrasladados a sus localidades de origenen Torbellogo (Guadalajara) y Villa deBos (Orense).

El militar asesinado se había incor-porado al Ejército, como voluntario,

el 18 de julio de 1936, y estaba en pose-sión de numerosas condecoraciones,

A las diez menos diez de la mañana del 13 de octubre de 1980, un comando de ETA asesinaba al teniente coronel de Ingenieros Lorenzo Motos, de 61

años, al ser alcanzado por los disparos de tres desconocidos, que abrieronfuego de metralleta desde la acera contra el automóvil que conducía por una

calle de San Sebastián.

LORENZO MOTOS RODRÍGUEZ

Donostia - San Sebastián, 13 de octubre de 1980 Militar (Teniente coronel)

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concedidas por méritos en campaña. Enel momento del atentado se encontrabadestinado en el Patronato de Huérfanosdel Gobierno Militar de Gipuzkoa.

Lorenzo Motos había salido de su domi-cilio, en un bloque de viviendas militaresde la avenida Sancho el Sabio, vestidode paisano, poco antes de las diez de lamañana. Tomó su automóvil, un Seat133 rojo, matrícula SS-8559-G, y se diri-gió hacia el paseo de Bizkaia, paraleloal río Urumea, para trasladarse a loscuarteles de Loyola, donde se encuen-tran las dependencias del Patronato deHuérfanos. Lorenzo Motos efectuabaeste recorrido a la misma hora, de modohabitual, a pesar de las recomendacio-nes policiales dirigidas a personas sus-ceptibles de ser escogidas como vícti-mas de atentados.

Cuando apenas había recorrido unosmetros, el automóvil se detuvo ante unsemáforo, en la confluencia de la aveni-da de Sancho el Sabio y la plaza deAlava. En ese momento, tres hombresjóvenes que se encontraban junto alposte del semáforo, dispararon ráfagasde metralletas contra el vehículo, yecharon a correr en dirección al puentede María Cristina.

Lorenzo Motos recibió tres balazos, uno

de los cuales le alcanzó de lleno y ledestrozó el cuello, provocándole heri-das mortales. Otros dos proyectiles sealojaron en el tórax. En el automóvil sepudieron contar más tarde hasta diecio-cho impactos de bala en la parte delan-tera del lado izquierdo.

El teniente coronel Motos quedó en elautomóvil desangrándose, rodeado decuriosos, hasta que acudió una ambu-lancia de la Asociación de Ayuda enCarretera (DYA), avisada por un testigode los hechos. Trasladado a la residen-cia sanitaria de la Seguridad SocialNuestra Señora de Aranzazu, ingresócadáver.

La policía sólo pudo hacerse con seiscasquillos de bala marca SF, de nuevemilímetros parabellum, debido a quealgunos curiosos los habían recogidopor su cuenta de la acera.

Los tres miembros del comando huye-ron a pie hasta un automóvil Seat 127blanco, que luego dejaron aparcadocerca de la estación de Renfe, a unosmil metros del lugar del atentado. Elvehículo fue localizado horas despuéspor la policía. Tenía placas de matrícu-las falsas y en su interior se encontraronlas de la matrícula verdadera. El auto-móvil había sido robado a punta de pis-

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tola a su propietario en la localidad gui-puzcoana de Andoain el día 6 de octu-bre.

A la una de la tarde quedó instalada lacapilla ardiente en el hospital militar,donde acudieron a lo largo de la tardeautoridades civiles y militares parahacer patente su condolencia.

Multitudinario funeral

Al día siguiente, 14 de octubre, se cele-braba el funeral en el templo parroquialde la Sagrada Familia, que se encontra-ba abarrotado de fieles. Entre los asis-tentes se encontraban numerosos com-pañeros de armas del militar asesinado.

Con anterioridad, a las doce de lamañana, se había celebrado en la capi-lla del hospital militar, donde estaba ins-talada la capilla ardiente, una misa pri-vada a la que asistieron la esposa deLorenzo Motos, sus hijos y algunos ami-gos y compañeros allegados.

Al funeral asistieron el delegado espe-cial del Gobierno en el País Vasco,general Sáenz de Santamaría; gober-nadores civil y militar, jefes de EstadoMayor de la VI Región Militar y de lazona marítima y numerosos jefes y ofi-ciales de uniforme. También se encon-

traban presentes el alcalde de la ciu-dad, Jesús María Alcain, y el diputadogeneral de Gipuzkoa, Xabier Aizarna,ambos del Partido Nacionalista Vasco,así como representaciones de otrasfuerzas políticas.

Estaba casado con una navarra

Lorenzo Motos nació en Valladolid el 27de enero de 1919. Se incorporó volun-tariamente a filas el 18 de julio de 1936y participó activamente en la campañade Sidi-lfni. Estaba en posesión de laCruz de Guerra, la Cruz del MéritoMilitar con distintivo rojo, varias meda-llas de campaña y varias cruces delMérito Militar con distintivo blanco.

Casado con una navarra, de Elizondo, ala que conoció mientras trabajaba enlabores de fortificación en el Pirineo, enlos años cuarenta, el matrimonio tuvosiete hijos, de los que falleció uno. Otrohijo de Lorenzo Motos fue jugador debaloncesto en el Askatuak, de SanSebastián, formaba parte de la plantilladel Calasancio, de Pamplona, y trabaja-ba como profesor de Biología en unaikastola .

EEnn eell ccoorraazzóónn ddee llaa cciiuuddaadd,, ppaarraa ssiieemmpprree

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José Manuel García Cordero, delega-do provincial de la Compañía

Telefónica Nacional de España (CTNE),fue secuestrado Los ComandosAutónomos Anticapitalistas, cuyosmiembros abandonaron, después deasesinarle, su cadáver en un monte pró-ximo al barrio donde residía.

Juan Manuel había salido de su domici-lio, en el número 3 de la avenida deAtegorrieta, del barrio donostiarra deGros, a las siete y media de la mañana,como cada día, para dirigirse a las ofici-nas de la Telefónica en Amara, dondedebía mantener una reunión con suscolaboradores más próximos. El retrasodel delegado provincial movió a éstos atelefonear a su domicilio, donde se lesinformó que había salido a la hora habi-tual.

Una llamada telefónica a la redacción deBilbao del diario Egin anunció, a las8.45, que el cadáver de Juan Manuel seencontraba en el monte Ulia.Efectivamente, la primera dotación poli-cial enviada al lugar localizó su automó-vil, un Seat 13 1, de color beis, matrícu-la SS-96444, aparcado en la avenida deNavarra, al pie del monte. La policía, connumerosos efectivos, rastreó la zona sindescubrir ninguna pista, mientras perso-nal especializado trataba de encontraren el automóvil algún indicio que permi-tiera descubrir circunstancias esclarece-doras.

La noticia de que aún no se había des-cubierto el cadáver, difundida sobre launa de la tarde por los servicios infor-mativos de ámbito vasco de varias emi-soras de radio, indujo a los autores delatentado a efectuar quince minutos des-

A las dos y media de la tarde del 23 de octubre de 1980, se encontraba en elmonte Ulía de San Sebastián, el cadáver del delegado de la Compañía

Telefónica en Gipuzkoa, Juan Manuel García Cordero.Los Comandos Autónomos Anticapitalistas, autores del asesinato, los

habían secuestrado unas horas antes, entre las siete y media y las ocho de la mañana, cuando salía de su domicilio para acudir al trabajo.

JUAN MANUEL GARCÍA CORDERO

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Donostia - San Sebastián, 23 de octubre de 1980 Delegado de la CompañíaTelefónica en Gipuzkoa

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pués una nueva llamada a la redacciónbilbaína de Egin, precisando el lugarexacto donde se encontraba el cuerposin vida de Juan Manuel GarcíaCordero.

Siguiendo estas indicaciones, la policíalocalizó el cadáver a las dos y media dela tarde, en un paraje rodeado de pinos,al final de un camino que parte de losrestaurantes que existen en la zona.

El directivo de la Telefónica había recibi-do un balazo en la sien. En el mismolugar se recogió un casquillo de bala de7,65 milímetros.

Juan Manuel García fue sorprendidopor los autores del atentado al abando-nar el portal de su domicilio y obligado asubir a su propio automóvil para dirigir-se a la avenida donde luego apareció elvehículo.

El delegado provincial de la Telefónicahabía nacido en San Sebastián, contaba53 años, estaba casado y tenía sietehijos. Había ingresado en la Telefónicahace treinta años, como operador técni-co, en Tolosa.

Compañeros y colaboradores destaca-ron su incesante dedicación al trabajo,que le permitió acceder desde el esca-

lón más bajo de la Compañía hasta ladelegación provincial.

Su funeral se celebró en la intimidad

Esa misma tarde, se celebró, en unaparroquia del barrio donostiarra deGros, el funeral por el delegado de laTelefónica en Guipúzcoa, Juan ManuelGarcía Cordero. El sepelio se celebró enla estricta intimidad en el cementerio deSan Sebastián.

Tres días después, el diario Egin hacíapúblico un comunicado en el que losComands Autónomos Anticapitalistasmanifestaban que "el delegado de laTelefónica, después de ser sometido aun minucioso y extenso interrogatorio, ydebido a su papel en las escuchas tele-fónicas, fue ejecutado".

Según los Comandos Autónomos, JuanManuel García Cordero "era el encarga-do de tener las listas de los teléfonoscontrolados, así como de mantener con-tactos con la Guardia Civil para el mejorfuncionamiento del control telefónico".El comunicado terminaba advirtiendoque esta "no pretende ser una acciónaislada, sino un aviso a todos los quecolaboran con la policía, tanto en con-troles telefónicos como postales".

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Los Comandos Autónomos habíanamenazado a todas las personas

vinculadas a la Telefónica, tras el asesi-nato del delegado de dicha compañía enSan Sebastián, Juan Manuel GarcíaCordero.

El atentado se produjo cuando JuanCarlos Fernández se encontraba tras labarra del establecimiento, hablando conuno de sus socios. Dos individuos enca-puchados penetraron en el local y sedirigieron hacia el dueño, al que dispa-raron varias veces. Seguidamente huye-ron a pie, se supone que en dirección aalgún coche que estaría esperándoles.

En el momento de producirse el atenta-do se encontraban en el bar media doce-na de personas, algunas de las cualesse marcharon inmediatamente. Amigosy clientes de la víctima manifestaron

después que aquella era una buena per-sona, muy trabajadora, y a quien no seconocían ideas políticas. Un camareroque presenció el atentado sufrió unafuerte crisis nerviosa, y fue necesarioadministrarle un calmante.

La policía recogió cinco casquillos debala, calibre 9 milímetros parabellum, enel lugar de los hechos. El cuerpo de JuanCarlos Fernández fue trasladado direc-tamente al depósito del cementeriomunicipal, y ni siquiera fue trasladadopreviamente a la residencia sanitaria, yaque falleció en el acto.

Juan Carlos Fernández Aspiazu, de 31años de edad, estaba casado y teníados hijos.

A las once de la noche del 29 de octubre, los Comandos AutónomosAnticaptalistas, asesinaban en San Sebastián a Juan Carlos Fernández

Aspiazu, jefe de relaciones públicas de la Compañía Telefónica y copropietario del bar Kopos, de San Sebastián. Dos individuos encapuchados, entraron a su local y le dispararon varios tiros.

Juan Carlos era también el encargado de las páginas amarillas de laCompañía Telefónica.

JUAN CARLOS FERNÁNDEZ ASPIAZU

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Donostia - San Sebastián, 29 de octubre 1980 Propietario de un bar

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El dirigente centrista había salido desu domicilio, en la zona de Lorea,

situada en las afueras de la ciudad, y seintrodujo en su automóvil, un Simca1200. Cuando apenas había intentadoarrancar el motor del vehículo, doshombres jóvenes, a cara descubierta,hicieron tres disparos y se dieron a lafuga hacia una carretera secundariapróxima, donde les esperaba un cocherobado poco antes, con un tercer indivi-duo al volante.

Según se pudo comprobar más tarde,Doval fue alcanzado por dos proyecti-les. Uno de ellos, con entrada en el ladoizquierdo del cuello, atravesó el paque-te vascular, causándole la muerte casien el acto. La bala quedó alojada en ellado derecho del tórax. Otro proyectil lealcanzó en el pecho, pero chocó con unbolígrafo que llevaba en el bolsillo y nollegó a provocar herida interna.

Avisada por unos vecinos, una ambu-lancia de la Asociación de Ayuda enCarretera (DYA) trasladó el cuerpo a laresidencia sanitaria de la SeguridadSocial Nuestra Señora de Aranzazu,donde se certificó su fallecimiento. Enel lugar fueron encontrados despuéstres casquillos de bala, de 9 milímetrosparabellum, marca FN.

Juan de Dios Doval había nacido enMadrid, hacía 37 años, aunque desdesu juventud residía en San Sebastián,donde se trasladó su padre, notario,por razones profesionales. Era doctoren Derecho y profesor adjunto de lafacultad de San Sebastián, actividadque simultaneaba con la dirección dealgunos asuntos en una gestoría admi-nistrativa que posee un hermano.Estaba casado y tenía dos hijos, decuatro y siete años.

A las nueve menos cinco de la mañana del jueves 31 de octubre de 1980,ETA m asesinaba a Juan de Dios Doval, miembro del comité

ejecutivo de Gipuzkoa de Unión de Centro Democrático (UCD). Dos desconocidos dispararon contra él cuando había cogido el coche para

dirigirse a su trabajo en la facultad de Derecho.

JUAN DE DIOS DOVAL DE MATEO

Donostia - San Sebastián, 31 de octubre de 1980 Político (Dirigente de UCD)

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Por deseo expresado con anterioridada su fallecimiento, Doval fue inhumadoal día siguiente, 1 de noviembre, des-pués de celebrarse el funeral por sualma, en la localidad de Ezcaray(Logroño).

Juan de Dios había ingresado en UCDhacía un año, aproximadamente. En laselecciones para el Parlamento Vascoocupó el segundo puesto de la candi-datura en Gipuzkoa, después delsecretario general de UCD vasca,Jaime Mayor Oreja.

Doval intuía un atentado

Juan de Dios Doval, por otra parte,estaba convencido de que sería esco-gido como víctima de un atentado,sobre todo después del asesinato de sucompañero Jaime Arrese, en Elgoibar,hacía una semana. Así lo había confia-do el día anterior de su asesinato, eljueves, 30 de octubre, a un estudiantede Derecho, con el que mantenía amis-tad, indicándole que había establecidoo pensaba establecer contraseñas parafranquear la entrada de su viviendasólo a personas conocidas.

Nada más tener noticias del asesinato,quedaron paralizadas las actividadesde la facultad de Derecho. La mayoríade los estudiantes que se encontraban

en las dependencias se reunieron enuna asamblea, en la que aprobaron uncomunicado manifestando «la másabsoluta repulsa y desprecio» por elatentado, y condenando el clima gene-ral de violencia, con expresa mención alas «detenciones indiscriminadas».

La junta de profesores realizó simultá-neamente otra reunión. A las once ymedia de la mañana, unos trescientosalumnos y profesores se dirigieron enmanifestación silenciosa desde lafacultad, a corta distancia del lugardonde cayó muerto Juan de Dios Doval,hasta la Diputación Foral de Gipuzkoa,donde hicieron entrega de un escrito deprotesta.

En la sede provincial de UCD, la noticiafue recibida con nerviosismo, conster-nación e indignación.

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El atentado se produjo cuando el auto-móvil de Manuel, un Seat 600 de la

Policía Municipal, sin señales externas, sedetuvo en la confluencia de las calles deEaso y de Urdaneta, cediendo el paso a losvehículos de la vía principal. Dos jóvenesque esperaban en aquel punto comenza-ron a disparar contra el automóvil con unapistola y una metralleta, e inmediatamentedespués subieron a un Seat 132 de colorgris metalizado, en el que les esperaba alvolante, un tercer individuo, dándose a lafuga.

El tiroteo contra Miguel Garciarena provo-có escenas de pánico entre los transeún-tes, muchos de ellos niños de corta edadque acudían a un colegio cercano. Policíasmunicipales que salieron de la inspecciónal escuchar los disparos pudieron observar

la huida del comando.

Miguel Garciarena fue trasladado al cuartode socorro, muy próximo al lugar del aten-tado, donde se comprobó que había falle-cido. Presentaba ocho impactos de bala:tres en la cabeza; cuatro, en el hemitórax,y otro más en el abdomen. En cuanto alconductor del automóvil, José AntonioDíaz, mecánico del Parque de la PolicíaMunicipal, fue trasladado al hospital deSan Sebastián después de que se le apli-cara una cura de urgencia en el antebrazoizquierdo, donde tiene una herida de balacon orificios de entrada y salida, y en lacabeza, en la que fue alcanzado superfi-cialmente por otro proyectil, a la altura delcráneo.

En el lugar de los hechos se recogieron

Minutos antes de las nueve de la mañana del jueves 27 de noviembre de 1980,dos miembros de ETA m asesinaban a jefe de la Policía Municipal de

San Sebastián, teniente coronel del Ejército en situación de retiro, MiguelGarciarena Baraibar, cuando se dirigía a la inspección del cuerpo para

incorporarse a su trabajo. También conductor del automóvil en que viajabaMiguel. José Antonio Díaz Montoya, sufrió heridas de consideración. El jefe

de la Policía Municipal donostiarra había anunciado en varias ocasiones que recibía amenazas de ETA, y llegó a abandonar el País Vasco durante

casi un año por este motivo.

MIGUEL GARCIARENA BARAIBAR

Donostia - San Sebastián, 27 de noviembre de 1980 Jefe de la Policía Municipalde San Sebastián

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cinco casquillos de bala, de 9 milímetrosparabellum, marca SF, munición habitual-mente empleada por ETA militar. En elasiento trasero del Seat 600 quedaron alo-jados una docena de proyectiles.

Los policías municipales de servicio enaquel momento se retiraron de la calle alconocer la noticia del atentado, concen-trándose en la inspección, donde celebra-ron una asamblea. A primera hora de latarde decidieron mantenerse en parodurante tres días en señal de duelo.

En una nota difundida por los representan-tes laborales de estos funcionarios se con-dena el asesinato de Miguel Garciarena,así como la agresión de que fue objeto elconductor, y se afirma que los policíasmunicipales, como tales, son apolíticos ytrabajadores al servicio del pueblo.

Los restantes funcionarios y empleadosmunicipales, en otra asamblea celebradaen el Ayuntamiento, aprobaron la suspen-sión de todos los servicios durante dosdías.

Por iniciativa del alcalde, Jesús MaríaAlcaín, del Partido Nacionalista Vasco, amediodía del mismo 27 de noviembre, sereunió un pleno extraordinario y urgente. Elpresidente, de la Corporación dio lectura aun comunicado de condena en el que sehacían seis propuestas concretas. Por suparte, el portavoz del grupo Herri Batasuna

recordó una moción presentada por sugrupo en una ocasión anterior sobre lascausas de la violencia, y anuncio que nocondenarían la lucha armada sin analizarsus motivaciones. Después de que losconcejales de HB hubieran abandonado elpleno, se acordó por unanimidad la conde-na del atentado.

La capilla ardiente con el cadáver deMiguel Garciarena fue instalada en el salónde plenos, del Ayuntamiento donostiarra,organizándose turnos de vela entre los cor-porativos. A las 13.30 horas la viuda del,fallecido colocó junto al féretro las conde-coraciones militares que poseía.

Miguel Garciarena, de 63 años, había naci-do en Ezcurra (Navarra), estaba casado ytenía un hijo. Voluntario en la guerra civil,era teniente coronel del Ejército, de laescala B, e inspector de policía en exce-dencia. Había sido jefe de la PolicíaArmada de San Sebastián hasta enero de1973, fecha en que se incorporó a laPolicía Municipal.

Según sus propias manifestaciones, habíarecibido en varias ocasiones amenazas deETA, por lo que en julio de 1979 solicitó laexcedencia, para reanudar sus actividadesnormales pasados doce meses.

El automóvil utilizado por el comandohabía sido robado a punta de pistola a pri-mera hora en la calle de Euskal Herria, en

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la parte vieja de San Sebastián, y su pro-pietario abandonado atado a un árbol enun lugar cercano al barrio de Igara, des-pués de que le despojaran de su docu-mento nacional de identidad y, le amena-zaran en caso de que diera aviso a la poli-cía antes de las nueve de la mañana.

Las principales autoridades asistieron al funeral

El funeral por el alma de Miguel Garciarenatuvo lugar al mediodía en la parroquia de laSagrada Familia, en el barrio de Amara yestuvo repleto de público, que se encon-traba repleta de público. Presidieron el actola viuda y otros familiares del jefe de laPolicía Municipal. Entre otras autoridades,se encontraban presentes el presidente delGobierno vasco, Carlos Garaikoetxea; eldelegado del Gobierno en Euskadi,Marcelino Oreja, el capitán general de la VIRegión Militar, los gobernadores civil y mili-tar; el alcalde de San Sebastián, JesúsMaría Alcaín, y el diputado general deGipuzkoa, Xabier Aizarna, ambos delPartido Nacionalista Vasco. Entre otrosdirigentes de partidos políticos pudo versea José María Benegas, secretario generaldel Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE). También asistió gran número demilitares uniformados.

El féretro con el cadáver fue introducido ahombros de policías municipales de diver-sas secciones, cubierto con la bandera

blanca y azul de San Sebastián. Parasumarse al duelo habían llegado expresa-mente delegaciones de las policías munici-pales de Burgos y Canarias.

La ceremonia religiosa fue concelebradapor un hermano del fallecido, capuchino, yotros veintiún sacerdotes. Durante la homi-lía, pronunciada en euskera y castellano,Joaquín Garciarena se refirió al sentidocristiano del dolor, diciendo que «el sufri-miento debe servir para construir unmundo nuevo», y citando unas palabras desan Francisco de Asís pidió a Dios quehaga de los hombres instrumentos de paz.Terminado el funeral, el párroco pidió porlos altavoces que, respetando el deseo dela familia, no se alterase el carácter pura-mente religioso del acto, ni siquiera alabandonar la iglesia.

El féretro fue introducido en un furgón, quelo trasladó hasta Vera de Bidasoa(Navarra), donde fue inhumano el cadáverde Miguel Garciarena en el panteón fami-liar.

En torno a la parroquia de la SagradaFamilia pudieron observarse medidasespeciales de seguridad.

Por otra parte, al día siguiente del atenta-do, el 28 de noviembre, continuó el paro,en señal de duelo y protesta por el asesi-nato, la totalidad de los funcionarios yempleados municipales.

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Vecinos que pudieron oír las detona-ciones dieron aviso a la policía,

indicando el punto en que se encontra-ba el cadáver.Leopoldo García era natural deMarbella (Málaga), estaba casado ytenía una hija. Había sido destinado alcuartel de la Policía Armada de SanSebastián en 1943 y se encontrabaretirado desde 1974.

Junto al cadáver se encontraron cuatrocasquillos de bala de 9 milímetrosparabellum, marca SF. Para la huida, elcomando, compuesto por tres perso-nas, utilizó un automóvil Ford Fiesta,de color marrón, matrícula SS-5744-N,que había robado a punta de pistola asu propietario sobre la una y media dela tarde, cuando se encontraba en laamplia explanada de aparcamiento deun hipermercado en Oiartzun.El propietario del vehículo fue encon-trado pasadas las seis de la tarde,siguiendo las indicaciones del portavozde ETA militar que reivindicó el atenta-do a través de una llamada telefónica

al diario Deia.

Se encontraba atado en la carretera deOiartzun a Astigarraga, a unos doscien-tos metros de un merendero conocidocomo Txiki-Erdi.

El cadáver de Leopoldo García fuetrasladado al depósito del cementeriode Polloe, en la capital guipuzcoana yel funeral por el alma del suboficial depolicía asesinado se celebró al díasiguiente, lunes 18 de enero.

El 17 de enero de 1981, ETA asesinaba en San Sebastián a Leopoldo GarcíaMartín, subteniente de la Policía nacional retirado de 63 años, tras dispararle

tres tiros a bocajarro en la cabeza, provocando su muerte instantánea.

LEOPOLDO GARCÍA MARTÍN

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Donostia- San Sebastián, 17 de enero de 1981 Subteniente retirado de la Policía Nacional

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El militar fue alcanzado en la cabezapor dos proyectiles, que penetraron

por la mandíbula y salieron por la parteposterior del cráneo, destrozándole lacabeza. Otra bala quedó alojada en elcuello. El teniente Rodríguez Fernándezfalleció en el acto y su cadáver quedó ten-dido sobre la escalera. Junto a la cabezapodía verse un charco de sangre y masaencefálica.

Aunque no hubo testigos presencialesdel asesinato, los vecinos del inmueblepudieron escuchar las detonaciones, casisimultáneas. La policía encontró en ellugar cuatro casquillos de bala, todos de9 milímetros parabellum, pero de dosmarcas distintas, SF y Geco, por lo quese dedujo que los agresores, fueron, almenos, dos.

Una vez perpetrado el atentado, se die-

ron a la fuga a pie hasta un automóvilSeat 124, estacionado en las proximida-des, en el que aguardaba al volante untercer individuo.

Oswaldo Rodríguez iba a cumplir sesen-ta años el 1 de junio. Había pasado a lasituación de retirado hacía algo menos deseis años, cuando se encontraba desti-nado en el cuartel general de la Brigadade Montaña número 61, con sede en elGobierno Militar de Gipuzkoa. Más tardepasó a prestar servicio como administra-tivo contratado en la DelegaciónProvincial del ISFAS, donde era respon-sable de cuestiones relacionadas con laasistencia sanitaria a huérfanos y viudasde militares.

El teniente de Infantería asesinado habíanacido en Rairiz, en la provincia de Lugo.Era viudo y tenía tres hijos. Destinado en

Entre las nueve y media y las diez de la mañana del 14 de abril de 1981, ETA m asesinaba a tiros en San Sebastián al teniente del ejército, ya retirado,Oswaldo Rodríguez Fernández, cuando acababa de entrar en el portal número

62 de la calle de Urbieta, para dirigirse a su trabajo, en el Instituto Social delas Fuerzas Armadas (ISFAS). En ese momento fue interceptado en el

descansillo anterior al primer piso por los miembros del comando, que le dispararon a pocos metros con pistolas y se dieron a la fuga.

OSWALDO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

Donostia - San Sebastián, 14 de abril de 1981 Militar (Teniente de infantería)

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San Sebastián desde marzo de 1974,residía en unos bloques de viviendas mili-tares del barrio de Loyola, en la capitalguipuzcoana.

Según manifestaciones de uno de sushijos, había tenido conocimiento hacealgunos meses de que su nombre figura-ba en una lista de posibles víctimasencontrada en poder de algún militantede ETA, aunque no dio mayor importan-cia a este hecho. Fuentes militares seña-laron que no tenían conocimiento de talextremo.

El vehículo utilizado para la huida delcomando que asesinó a OswaldoRodríguez había sido robado a primerahora de la mañana en el barrio de Gros,cuando su propietaria se dirigía al traba-jo. Ella misma, obligada a punta de pisto-la, hubo de conducir el vehículo con sussecuestradores a bordo hacia el monteIgueldo, donde quedó atada a un árbolhasta que fue liberada por la policía.

El ministro de Defensa, que se encontra-ba el día del atentado, 14 de abril, enNavarra visitando a las fuerzas militaresque desarrollan operaciones de control yvigilancia de fronteras en la provincia, setrasladó a San Sebastián en helicópteropara acudir a la capilla ardiente delteniente Rodríguez Fernández, quehabía quedado instalada en el GobiernoCivil a las tres de la tarde.

El ministro, que llegó a la capital guipuz-coana a media tarde, acompañado delcapitán general de la VI Región Militar,teniente general Luís Polanco Mejorada,asistió al rezo de un responso ante elcadáver y, más tarde, mantuvo una entre-vista con el gobernador civil de la provin-cia Pedro Arístegui.

Al término de la reunión Arístegui declaróque el pueblo vasco está harto y dijo que«al terrorismo sólo le queda el terror, queahora exacerba, con víctimas cada vezmás indiscriminadas».

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El atentado se produjo a las 23.05 horas,cuando una columna de seis furgonetasAvia de la Policía Nacional regresaba alos cuarteles del barrio donostiarra deLoyola para pernoctar.

Un artefacto del tipo hornillo, preparadopara concentrar la onda expansiva enuna dirección determinada, explosionódesde el lado derecho de la autovía queune los barrios donostiarras de Amara yLoyola, cuando pasaba a su altura la uni-dad al mando de Álvarez Merallo.

El estallido abrió un boquete en la chapade la carrocería y alcanzó de lleno al caboprimero, que ocupaba el asiento delante-ro, junto al conductor. El artefacto conte-nía una cantidad considerable de Goma2, ocho o diez kilos de tornillos y tuercasde gran tamaño, a modo de metralla, yfue accionado por un cebo eléctrico quealimentaban seis pilas, desde una distan-cia superior a los doscientos metros.

Resultaron heridos los policías naciona-les Julio Secade, José María Vilar,Fermín López y Vicente Chousa. El pri-mero fue trasladado a la residencia sani-taria Nuestra Señora de Aranzazu de laSeguridad Social, donde se informó quesufría lesiones de menor importancia.Los otros tres quedaron ingresados en elhospital provincial. Se apreciaron heridasde pronóstico reservado en dos casos, yde carácter leve en el tercero.

Esteban Álvarez Merallo estaba soltero,era natural de la provincia de León y per-tenecía a la Compañía de la ReservaGeneral con base en La Coruña, al igualque sus compañeros lesionados. El falle-cimiento del cabo primero de la PolicíaNacional se produjo a consecuencia delas heridas que le causó en todo el cuer-po la metralla.

La columna de vehículos policiales regre-saba al acuartelamiento de Loyola des-pués de haber participado en una ampliaoperación de despliegue de fuerzas enSan Sebastián y otras localidades deGipuzkoa durante la tarde del 5 de junio,destinada a evitar manifestaciones con-tra la extradición del miembro de ETA mTomás Linaza.

La furgoneta Avia que resultó alcanzadapor la explosión fue retirada de la víapública por una grúa. Nada más conocer-se el atentado, quedaron instalados enlas carreteras de la provincia rigurososcontroles policiales, mientras el GobiernoCivil de Gipuzkoa, Pedro Arístegui, man-tenía una reunión con los mandos de lasfuerzas del orden.

La capilla ardiente del cabo primero de laPolicía Nacional asesinado quedó insta-lada durante la madrugada en elGobierno Civil y al día siguiente 6 dejunio de celebró su funeral.

Minutos después de las once de la noche del 5 de junio de 1981, ETAasesinaba en San Sebastián al cabo primero de la policía nacional EstebanÁlvarez Merallo, de 33 años, al hacer explosión un potente artefacto al paso de la furgoneta en la que regresaba a su acuartelamiento. Esta furgoneta, formaba parte de un convoy compuesto por seis policías nacionales. Los

otros cuatro policías que integraban la dotación del vehículo sufrieron heridas de diversa consideración.

ESTEBAN ÁLVAREZ MERALLO

Donostia - San Sebastián, 5 de junio de 1981 Policía Nacional

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El primero fue víctima de varios dis-paros, cuando se trasladaba a

media tarde en automóvil hacia SanSebastián, y el segundo fue asesinadopor cuatro individuos, que le dispararonun tiro en la nuca, en pleno centro deSan Sebastián, acompañado del direc-tor general de la Guardia Civil, tenientegeneral Aramburu Topete.

José Fragoso tenía 31 años y habíaingresado en la Guardia Civil en 1975.Estaba destinado en los servicios fisca-les del puerto de Pasaia desde 1976. Elatentado se produjo cuando iba a subira su automóvil, un Seat 127 matrículaSS-3207-G, junto a su domicilio, situa-do en un bloque aislado del barrio deLarzábal. En las inmediaciones fueronencontrados tres casquillos de bala, de9 milímetros parabellum, municiónempleada habitualmente por la organi-zación terrorista ETA militar. El atentadoocurrió sobre las siete de la tarde.

El atentado contra Benjamín FernándezFernández, el guardia civil retirado, quetenía 61 años de edad, se produjo en laconfluencia de las calles de Treinta yuno de Agosto y Mayor, de SanSebastián, cuando Benjamín, acompa-

ñado de Paulo y de un tercer amigo,acababa de abandonar un bar de laplaza de Trinidad.

Según algunos vecinos que presencia-ron los hechos, dos individuos queestaban esperando en el lugar se apro-ximaron al grupo y dispararon cuatroveces, con una o dos pistolas.Inmediatamente se dieron a la fuga apie, en compañía de otros dos miem-bros del comando que se encontrabanapostados en las cercanías.

El guardia civil retirado cayó de brucessobre el suelo, frente a la iglesia deSanta María, alcanzado en la nuca porun proyectil que abrió un boquete degrandes dimensiones y perforó la masaencefálica. El fallecimiento se produjocasi instantáneamente.Según fuentes policiales, ninguna per-sona reconoció haber presenciado loshechos. En el escenario del atentado,los inspectores de la comisaría de SanSebastián recogieron un casquillo debala 9 milímetros Parabellum, marcaSF.En relación con los dos atentados, unanota oficial difundida por el MandoÚnico para la Lucha Contraterrorista a

El martes 16 de febrero de 1982 morían asesinados a manos de ETA el guardiacivil en activo, José Fragoso Martín, y otro retirado Benjamín Fernández, en

las localidades guipuzcoanas de Errenteria y San Sebastián, respectivamente.

BENJAMÍN FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ

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Donostia - San Sebastián, 16 de Febrero de 1982 Guardia civil

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última hora del día, informaba que “eranatribuibles a la organización terroristaETA militar”. La nota añadía que graciasa la colaboración ciudadana se ha teni-do conocimiento de que estos hechoshan sido realizados por personas jóve-nes, de las que se tienen abundantesdatos identificativos.La nota oficial precisa que el guardiacivil José Fragoso, de 31 años, eranatural de Larache (Marruecos).Por su parte, Benjamín Fernández eranatural de Puebla de Burón (Lugo) yestaba casado. En el momento delatentado trabajaba como vigilante enlas oficinas de una delegación ministe-rial cuyos servicios habían sido trasferi-dos al Gobierno Vasco.

“Descarada provocación”, según elGobierno Vasco

El Gobierno autónomo vasco condenólos dos atentados y denunció “la desca-rada provocación que buscan los auto-res de estos crímenes”. En una notahecha pública a última hora de la tardedel miércoles 16 de febrero, elGobierno vasco indicaba que ha cono-cido “con indignación y amargura” losdos atentados, “que han costado denuevos dos vidas humanas, causandodolor irreparables en los allegados delas víctimas y renovando en nuestrasociedad el azote de la violencia y laprovocación”.“El Gobierno Vasco”, añadía la nota, “altiempo que expresa su solidaridad conel dolor de los familiares de las vícti-mas, denuncia enérgicamente ante el

pueblo vasco la descarada provocaciónque buscan los autores de éstos críme-nes, en los que se pone de manifiestoun claro intento de hundir el procesodemocrático, en sus momentos másdelicados, y el desprecio absoluto a lavoluntad de nuestro pueblo acreditadaen las urnas”.

En un comunicado difundido a mediatarde, el Partido Socialista de Euskadi(PSE-PSOE) calificó a los autores delatentado de “vulgares asesinos que,alegando ser defensores del pueblovasco únicamente buscan la desestabi-lización de la democracia”. Por suparte, UCD manifestó que los atentadoscometidos en San Sebastián yErrenteria, son un nuevo elemento de la“marea de sangre que tanto repugna ala mayoría de los vascos”, y señaló quela violencia se dirige, en primer lugar,contra el País Vasco y sus ciudadanos.Por último, el Partido Comunista deEuskadi señaló en otro comunicado decondena que “las fuerzas políticas vas-cas, el Gobierno vasco y suParlamento, debemos contestar comose merece a quienes persisten en acti-vidades provocativas y terroristas”.

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El atentado se produjo en una zonamuy concurrida de la ciudad, y en

presencia de numerosos testigos,muchos de los cuales eran niños.

Enrique Cuesta había sucedido en elcargo a Juan Manuel García Cordero,que fue secuestrado y asesinado el 23de octubre de 1980 también por losComandos Autónomos, una rama sepa-rada de ETA.

Los dos individuos que efectuaron losdisparos aguardaban apostados junto ala esquina de la sucursal de la Caja deAhorros Provincial, situada en el núme-ro 22 de la Avenida Sancho el Sabio, enel barrio donostiarra de Amara. EnriqueCuesta abandonaba todos los días, a lastres de la tarde, la delegación de la

CTNE en la calle Sagrada Familia, aescasa distancia del lugar de loshechos, y se dirigía caminando hasta sudomicilio, en el número seis de la aveni-da citada.

Testigos presenciales manifestaron quelos dos agresores abordaron de frente aldelegado de la Telefónica y a su escolta,y comenzaron a disparar sus pistolas sinmediar palabra. Un proyectil alcanzó enel hemitórax derecho al policía AntonioGómez García, le perforó el pulmón ysalió por el occipital, arrastrando partede la masa encefálica. Otra bala, dispa-rada a quemarropa, destrozó el corazónde Enrique Cuesta.

Ambas víctimas cayeron al suelo fulmi-nadas, mientras los dos terroristas cru-

Pasadas las tres de la tarde del 26 de mayo de 1982, dos individuos muy jóvenes pertenecientes a los Comandos Autónomos Anticapitalistas,

asesinaban a tiros en San Sebastián al Delegado provincial de la Compañíatelefónica Nacional de España, Enrique Cuesta Jiménez y

herían gravísimamente al policía nacional Antonio Gómez García, que prestaba protección al primero. Antonio moriría cinco días más tarde,

el 31 de marzo.

ENRIQUE CUESTA JIMÉNEZANTONIO GÓMEZ GARCÍA

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Donostia - San Sebastián, 26 de marzo de 1982 Delegado de Compañía tele-fónica en San Sebastián y Policía Nacional

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zaban la avenida de Sancho el Sabiocorriendo, acompañados de un tercerindividuo, que había cubierto su retira-da. Una vez recorrida la calle Luca deTena, se dieron a la fuga en un automó-vil robado, que les aguardaba en elpaseo de Bizkaia.

El atentado fue perpetrado en presenciade gran número de personas, entre ellosmuchos niños, que esperaban el pasode autobuses escolares cuyas paradashabituales se encontraban cerca dellugar. En torno a los cuerpos agonizan-tes, caídos en la acera, frente a la sucur-sal de la Caja de Ahorros, y a solo unosmetros de la cafetería Rex, que solía fre-cuentar Enrique Cuesta, se formó uncorro de curiosos, mientras un transeún-te intentaba prestar auxilio a los heridos.

Se produjeron escenas de nerviosismo yataques de histeria entre algunos de lostestigos del atentado. El concejal socia-lista de San Sebastián, Carlos García,avisó desde un teléfono a la PolicíaMunicipal y requirió la presencia deambulancias.

La hija menor de Enrique Cuesta, decatorce años, que solía esperar cada díaa su padre en aquel mismo lugar, antesde tomar el autobús que la trasladaba alcolegio, llegó casi inmediatamente des-pués del tiroteo y pudo ver los dos cuer-

pos sangrando sobre el suelo. La jovensufrió una aguda crisis nerviosa y hubode ser trasladada a la residencia de laSeguridad Social Nuestra Señora deAranzazu.

La otra hija del delegado de laTelefónica, de 18 ó 19 años, que seencontraba en el domicilio familiar,ajena a lo sucedido, recibió una llamadatelefónica de un comunicante anónimo,que se limitó a decirle "han matado a tupadre", y colgó el aparato. La mucha-cha, presa de una enorme excitación,bajó a la calle cuando las ambulanciashabían recogido ya a los heridos.

Enrique Cuesta fue trasladado a la resi-dencia de la Seguridad Social dondeingresó cadáver, mientras que el policíanacional Antonio Gómez fue atendido enel hospital de la Cruz Roja. Allí se lesometió a una intervención quirúrgica deurgencia, que duró más de dos horas.Fuentes médicas, indicaban, al términode la operación, que su estado conti-nuaba siendo gravísimo y que se temíapor su vida. Efectivamente, Antoniomoría poco después.

En el lugar de los hechos se recogieroncasquillos de bala, de calibre nueve milí-metros, tipo parabellum, marca STE. Enla fachada de vidrio de la sucursal de laCaja de Ahorros provincial, junto a la que

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se perpetró el atentado, podían apre-ciarse dos orificios de bala.

Dos individuos muy jóvenes

El automóvil presumiblemente emplea-do por los terroristas en su huida, unSeat 850 de color blanco, matriculadoen Zamora y robado poco antes de con-sumarse el atentado, fue hallado por lapolicía junto a la estación de RENFE, aunos 1.500 metros del lugar de loshechos. En cuanto a los dos individuosque dispararon contra Enrique Cuesta yAntonio Gómez, todos los testimonioscoinciden en señalar que se trataba dedos chicos muy jóvenes.

Enrique Cuesta, de 54 años, era naturalde Logroño, a donde fueron trasladadosal día siguiente sus restos mortales.Estaba casado, tenía dos hijas, y habíaocupado la delegación provincial de laTelefónica en noviembre de 1980, pocosdías después de que ETA secuestrarana su antecesor, Juan Manuel GarcíaCordero, al que asesinaron de un dispa-ro en la nuca, en el monte Ulía, despuésde haberle interrogado. La citada orga-nización terrorista acusó a GarcíaCordero de ser responsable de las escu-chas telefónicas, en colaboración con lapolicía.

Cinco días más tarde, murió a tiros el

propietario del bar Kopos, de SanSebastián, Juan Carlos FernándezAzpiazu, quien trabajaba como respon-sable de publicidad de las páginas ama-rillas de la guía telefónica.

Antonio Gómez fallecía el 31 demarzo

Cinco días después del atentado, el 31de marzo de 1980, Antonio GómezGarcía, fallecía a media mañana en elhospital de la Cruz Roja de SanSebastián.

Había sido alcanzado por dos disparos,uno en el hombro y otro en la cabeza, conorificio de entrada y salida, que le produjoestallido craneal con pérdida de masaencefálica. Operado en la misma tarde delviernes 26 de mayo, durante dos horas, elherido había permanecido desde enton-ces en estado de coma profundo.

Antonio Gómez, de 24 años, estabacasado y tenía un hijo de pocos meses.Era natural de Bornos (Cádiz) y trabaja-ba habitualmente en el servicio de escol-tas. En ocasiones había acompañado apolíticos vascos. La protección que seacostumbraba a prestar a EnriqueCuesta, a la vista de lo ocurrido con suantecesor en el cargo, era de dos agen-tes, pero en el breve trayecto de la ofici-na a su domicilio a veces sólo le acom-

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pañaba uno.

Reacciones de condena

Las reacciones de condena no se hicie-ron esperar. El presidente delParlamento vasco, Juan José Pujana,nacionalista, abrió la sesión de la tardeen la Cámara de Vitoria con unas pala-bras repudiando el hecho, del que dijoque sólo pretende conducir a Euskadihacia el caos y provocar la interrupcióndel proceso democrático. UCD califica-ba de asesinos antivascos a los autoresdel atentado; también CC OO, centralsindical representada en el comité deempresa de la CNTE en Guipúzcoa,

difundió un comunicado de repulsa.

Militantes socialistas anunciaron quetrabajarían durante la noche para prepa-rar decenas de miles de octavillas, queal día siguiente fueron distribuidas portoda Gipuzkoa, en las que se reproducí-an unos versos de Bertold Bretch contrael nazismo con el siguiente texto:"Vinieron primero por los comunistas,yo, como no era comunista, no me preo-cupé. Vinieron después por los cristia-nos y yo, como no era cristiano, no sentíninguna inquietud. Más tarde, vinieronpor los judíos. A mí, como no era judío,no me importó. Hoy han venido por mí,pero ya era tarde".

El cadáver tenía las manos atadas a laespalda y fue localizado por unos

redactores del diario Egin, donde se

había recibido una llamada anónima deun comunicante que se identificó comomiembro de ETA, indicando la localiza-

El martes 30 de marzo de 1982, ETA asesinaba al jefe del DepartamentoTraumatología de la Residencia "Nuestra Señora de Aranzazu" de

San Sebastián, Ramiro Carasa Pérez, de 38 años.Ramiro apareció a las once de la noche con un tiro en la sién, en un monte

cercano a la carretera entre Urnieta y Andoain, cerca de un caserío.

RAMIRO CARASA PÉREZ

Donostia - San Sebastián, 30 de marzo de 1982 Jefe de Traumatología de laResidencia Sanitaria de San Sebastián.

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ción del cuerpo sin vida del médico ase-sinado. En el aviso a este periódico, seseñaló que el doctor Carasa Pérez habíasido "interrogado".

Un miembro de la redacción del periódi-co explicó que poco antes de las diez dela noche se recibió una llamada telefóni-ca y que se dio aviso de ella a la policía,al tiempo que se desplazaban al lugar unredactor y un fotógrafo. Los informado-res de Egin encontraron en el lugar indi-cado el cadáver, que estaba con lasmanos atadas a la espalda y un tiro en lasien, que le había causado la muerte deforma instantánea. Después, los dosredactores volvieron al periódico y reci-bieron una llamada de la policía, en laque se les solicitaba que indicasen ellugar exacto donde se encontraba eldoctor Carasa. Nuevamente un miembrode la redacción de Egin volvió al lugarcon la policía.

Pasadas las doce y cuarto de la noche,una ambulancia de DYA de Gipuzkoatrasladó el cadáver del doctor Carasahasta el cementerio de la localidad deUrnieta. Los miembros de este serviciotuvieron que subir hasta una zona eleva-da, al lugar donde, en un camino escon-dido, se encontraba atado el cadáver conlas manos atadas a la espalda, y des-pués lo bajaron en una camilla hasta laambulancia.

Dos traumatólogos de la residenciaNuestra Señora de Aranzazu, compañe-ros del doctor asesinado, se trasladaronhasta el lugar de los hechos y reconocie-ron el cadáver.

El doctor Carasa Pérez, soltero, naturalde Madrid, llevaba residiendo en SanSebastián desde 1975, cuando fue nom-brado para el cargo de jefe deTraumatología de la residencia sanitariade la Seguridad Social.

Vivía en el número 7 de la Gran Vía deSan Sebastián, en el barrio de Gros.Según testimonios de personas que tra-bajaban en la residencia médica, la últi-ma vez que se vió al doctor Carasahabía sido hacia las 15.50 horas del mar-tes 30 de marzo, cuando salía del citadocentro sanitario. Se cree que poco des-pués fue secuestrado por el comandoetarra que lo asesinó en el monte dondeapareció su cadáver.

Al recibirse la noticia de este atentado enel Parlamento Vasco que a esas horasestaba reunido en Vitoria, el lehendakariCarlos Garaikoetxea declaró a RNE queestaba "consternado" ante tan execrablehecho. Por su parte, Txiki Benegas, res-ponsable del Partido Socialista deEuskadi (PSOE) expresó "la más enérgi-ca condena en nombre propio y del par-tido". Jesús Viana, en nombre de UCD

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dijo que la noticia del asesinato del doc-tor Carasa le producía "un asco terrible yuna profunda pena"', y pidió una reac-ción popular masiva, "o si no será unaseñal de que no nos merecemos otracosa".

ETA secuestró y torturó al doctorRamiro Carasa antes de asesinarle

El cadáver de Ramiro Carasa, médicojefe del servicio de Traumatología de laresidencia de la Seguridad Social de SanSebastián, presentaba síntomas de quehaber sido torturado antes de que cincodisparos en la cabeza le causaran lamuerte. La organización terrorista, alresponsabilizarse de este asesinato,afirmó escuetamente que RamiroCarasa "había sido ejecutado despuésde interrogarle".

Al día siguiente de su asesinato, miérco-les 31 de marzo se registraron en todaEspaña numerosas reacciones de con-dena, entre las que cabe destacar lasprocedentes del estamento médico.

Ramiro Carasa, médico jefe del serviciode Traumatología de la residencia de laSeguridad Social Nuestra Señora deAranzazu, de San Sebastián, pudo sertorturado antes de que se produjera suasesinato, según informaron fuentesmédicas después de una observación

del cadáver. En contra de lo que sepensó en un principio, el cuerpo sin vidadel doctor Carasa presentaba cincobalazos y una fractura en la cabeza.

Fuentes policiales destacaron al díasiguiente de su asesinato, la rapidez yeficacia con que ETA militar decidió y eje-cutó el atentado terrorista. La víctimahabía llegado a San Sebastián, proce-dente de Madrid, el mismo martes 30 demarzo por la mañana, y tenía previstoregresar al día siguiente a la capital deEspaña.

Ramiro Carasa recibió un disparo enzona retroauricular izquierda (detrás dela oreja); otro en hombro izquierdo, conorificio de salida por encima de la fosasupraclavicular, y tres más en parrillacostal izquierda. El cadáver presentaba,asimismo, un hematoma de grandesdimensiones en la zona del ojo derecho,con fractura del hueso supraorbitario.

Esta última herida parece consecuenciade un fuerte culatazo. En el momento dedar aviso al periódico Egin sobre el lugardonde se encontraba el cadáver, elcomunicante, que se identificó comomiembro de ETA Militar, indicó que suvíctima "había sido ejecutada despuésde interrogarle".

El médico asesinado por ETA no negó su

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asistencia a ningún terrorista herido

Todo parece indicar que el comando queactuó contra el doctor Ramiro Carasaposeía una información muy precisa desus movimientos y logró secuestrarle enalgún punto del trayecto. En contra de lasinformaciones difundidas en la noche desu asesinato por fuentes policiales, queafirmaban que Ramiro se había negadoa atender a un herido de ETA, posterior-mente pudo confirmarse que RamiroCarasa nunca negó asistencia médica aun militante de ETA herido. La versión deque no había auxiliado a terroristas pro-cedía, al parecer, de una primera decla-ración de su novia en la comisaría deSan Sebastián.

Compañeros del médico asesinado pun-tualizaron la inexactitud de tales hechos.Una nota del Consejo General deColegios Médicos, ratificada más tardepor el colegio de San Sebastián, informóal día siguiente, miércoles 31 de marzoque Ramiro Carasa había atendido a unindividuo herido, presunto militante deETA, el día 22, horas después de que uncomando de la citada organización dieramuerte en Sestao (Bizkaia) a dos ins-pectores del Cuerpo Superior de Policíay a una mujer que les acompañaba en elalmuerzo, atentado en el que resultóherido uno de los agresores.

Más tarde, Carasa se presentó ante eljuez de guardia, al que dio cuenta de losucedido. Dicha afirmación contrasta,sin embargo, con las declaraciones rea-lizadas por el juez de guardia de SanSebastián, quien aseguró que en lafecha indicada no se recibió parte algunosobre heridos por arma de bala.

Tanto el Colegio de Médicos, como laSociedad Española de CirugíaOrtopédica difundió una breve nota en laque se insistía en considerar imposibleque el médico asesinado hubiera nega-do asistencia a ningún herido. Las dosactuaciones que se presumen del jefedel servicio de Traumatología de la resi-dencia sanitaria de San Sebastián res-ponden a sus obligaciones profesionalesy legales, según entiende el citadoConsejo superior de colegios de médi-cos. La atención al herido es un impera-tivo deontológico, cualquiera que sea lacausa de su lesión. La información a laautoridad judicial viene impuesta por elCódigo Penal, siempre que la heridahaya sido producida por arma, blanca ode fuego, y su falta o su retraso puedeser motivo de sanciones.

Por otra parte, fuentes policiales handestacado la eficacia y rapidez de la redinformativa con que cuenta ETA militar,que le ha permitido, en este caso, decidiry ejecutar el atentado en pocas horas.

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Ramiro Carasa, según las fuentes cita-das, había abandonado su domicilio deSan Sebastián hacía un par de semanaspara someterse a una operación en unamano en Madrid. Llegó a la capital gui-puzcoana el mismo martes, y pensabaregresar a Madrid al día siguiente, miér-coles.

En los mismos medios pudo apreciarsepreocupación y cierta extrañeza, al tenerconocimiento de que, presumiblemente,el comando que perpetró el atentado deSestao pudo trasladarse en el mismo díaa San Sebastián, que dista 120 kilóme-tros de esta localidad, para conseguirque se prestara atención médica al acti-vista herido.

Brillante trayectoria

Ramiro Carasa estaba soltero, aunquetenía novia en San Sebastián.Compañeros de trabajo y de estudioshan descrito como "brillante" su trayecto-ria humana y profesional.

Nacido en Liendro (Santander), hacía 38años que había ingresado como médicoresidente en La Paz, de Madrid, y pasó a,ser adjunto al término de los tres cursoscorrespondientes. Más tarde fue jefe clí-nico en la residencia Primero de Octubre,durante cuatro años, hasta que consiguiópor oposición la plaza de jefe de servicio,

en 1975, con el número uno, y pidió des-tino en la capital guipuzcoana. Manteníaintercambios científicos con médicos deFrancia, Inglaterra y Estados Unidos yhabía participado en reuniones académi-cas y congresos en los países citados.

Reacciones de condena

Entre las reacciones de protesta y denun-cia por el asesinato del doctor RamiroCarasa destaca la suspensión del plenoque debía haber celebrado al día siguien-te la diputación foral de Gipuzkoa.

El diputado general Xabier Aizarna, delPNV, abrió la sesión e indicó, a renglónseguido, que decidía levantarla hasta elpróximo miércoles, "como viva y profun-da expresión de duelo y condena ante lasacciones y muertes registradas última-mente en Gipuzkoa”. Aizarna se refirió alatentado de Urnieta y subrayó que "nocabe permanecer impasible ante estasincalificables muestras de desprecio dela vida, supremo valor humano". Tambiénel Parlamento vasco en su sesión del 31de marzo aprobó una proposición de con-dena, presentada por todos los grupos dela Cámara, del atentado que ha costadola vida de Ramiro Carasa.

La dirección, la junta facultativa y los tra-bajadores de la residencia sanitaria deSan Sebastián se manifestaron, en un

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comunicado aprobado durante la asam-blea convocada para tratar el caso deldoctor Esteban Muruetagoyena, "triste-mente sorprendidos e indignados por elasesinato de su compañero" y protesta-ron "ante tan abominable hecho, enforma alguna justificable".

La nota sale al paso, asimismo, de lainformación sobre una posible inasisten-cia médica a un paciente por parte deRamiro Carasa.

Una parte del personal de la residenciase sumó a la huelga de tres días, quecomenzó al día siguiente de su asesina-to, para protestar conjuntamente por lamuerte de los dos médicos, RamiroCarasa y Esteban Muruetagoyena, huel-ga que se ha extendió a numerosos cen-tros dependientes de la DirecciónProvincial de la Salud de Gipuzkoa.

También el Colegio de Médicos deGipuzkoa, que se encontraba reunidopara estudiar las detenciones de dosmédicos y el fallecimiento del doctorMuruetagoyena, calificó de "nefasto cri-men" el asesinato de Ramiro Carasa, ymanifestó su indignación por el hecho.

El martes 30 de marzo por la noche, losprincipales dirigentes políticos vascos,incluido el lehendakari CarlosGaraikoetxea, el secretario general del

Partido Socialista, José María Benegas,y el portavoz del partido centrista, JesúsMaría Viana, habían calificado con dure-za el atentado, desde el Parlamentovasco, en Vitoria, al tiempo que mostra-ban su preocupación por la escaladaterrorista de ETA.

Euskadiko Ezkerra, en un comunicado,puso de relieve que el atentado mortalcontra Ramiro Carasa demuestra "hastaqué punto la actividad de ETA puededegenerar en terror".

Enterado en Liendo

El funeral de cuerpo presente en memo-ria del médico asesinado, tuvo lugar elmiércoles 31 de marzo, a las 18 horas,en la iglesia de la Sagrada Familia, delbarrio donostiarra Amara. Tres horasdespués recibía sepultura en el panteónfamiliar del cementerio de Liendo, enCantabria.

En el acto, al que asistieron varios cen-tenares de personas, se encontrabanpresentes entre otras autoridades, elministro de Sanidad y Seguridad Social,Manuel Núñez, el delegado delGobierno en el País Vasco, MarcelinoOreja, el viceconsejero de Sanidad delGobierno vasco y el presidente de laAsamblea Regional cántabra, Isaac AjaMuela.

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Todo sucedió cuando un equipo deartificieros de la Policía Nacional -

avisados por la Policía Municipal, quehabía recibido una comunicación telefó-nica anónima-, se disponía a desacti-var un artefacto explosivo, que habíasido colocado junto al comercioPortobello, ubicado en una estrechacalle del barrio donostiarra de Gros.

En ese momento, la bomba, que conte-nía un kilo de alto explosivo, estalló y laonda expansiva alcanzó tal dimensiónque, además de hacer saltar por losaires el cuerpo de Aniano Sutil Pelayo,que resultó descuartizado, hirió grave-mente el cabo Juan Manuel MartínezAguiriano. También ocasionó importan-tes desperfectos en la puerta delcomercio Portobelo y en los estableci-mientos colindantes, así como en variosvehículos estacionados en las inmedia-ciones del lugar del siniestro.

Aniano Sutil Pelayo murió en el acto,mientras que Juan Manuel MartínezAguiriano fue ingresado en la residen-

cia sanitaria de San Sebastián en esta-do grave. Sufrió un fuerte choque trau-mático, contusión craneofacial, amputa-ción traumática en el miembro inferiorizquierdo, heridas incisocontusas conpérdida de sustancia y abrasión de par-tes blandas en pierna derecha, extremi-dades superiores y rostro.

El equipo de artificieros consideró queel explosivo tenía tanta potencia que suexplosión a distancia, en una calle tanestrecha, podía ocasionar más daños alos establecimientos y viviendas de lasinmediaciones. Por esta razón, proce-dieron a desactivar el artefacto.

En este sentido, el delegado delGobierno en el País Vasco, RamónJáuregui, señaló que "los ciudadanosde San Sebastián, los de la calleCarquizano y adyacentes deben saberque Aniano Sutil Pelayo ha muerto yque Juan Manuel Martínez está grave-mente herido porque han arriesgado suvida a fin de que los ciudadanos y susbienes no se viesen afectados por las

El 27 de marzo de 1983, el policía nacional Aniano Sutil Pelayo fallecía enSan Sebastián al hacerle explosión una bomba colocada por ETA, que

intentaba desactivar junto a su compañero el cabo Juan Manuel MartínezAguiriano, que resultó herido de gravedad. El artefacto había sido colocado

por ETA m junto a un comercio del barrio donostiarra de Gros.

ANIANO SUTIL PELAYO

Donostia - San Sebastián, 27 de marzo de 1983 Policía Nacional

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bombas. Podían haberla hecho estallara distancia, pero no lo hicieron y per-dieron ellos." –comentó Ramón.Después de insistir en que la policía"necesita apoyo, comprensión y colabo-ración", el delegado del Gobierno hizoun llamamiento público a todos los ciu-

dadanos de San Sebastián para queacudiesen al funeral que se celebró aldía siguiente, 28 de marzo, a las 11. 30horas, en la iglesia del Buen Pastor dela capital donostiarra con una afluenciamoderada de público.

El atentado tuvo lugar dos más tardede que finalizara en el Gobierno

Civil de Gipuzkoa, el funeral por elguardia Juan Maldonado Moreno, ase-sinado el miércoles en Pasaia.

La furgoneta policial en la que viajabanlos agentes fue alcanzada de lleno porla metralla y la onda expansiva de unabomba que había sido colocada previa-mente en el interior de un coche esta-cionado en una de las márgenes del ríoUrumea, a pocos cientos de metros delparque móvil de la Policía Nacional enSan Sebastián.

El artefacto fue accionado a distancia,al paso del vehículo policial, por unapersona que podría estar situada en laotra margen del río o en una carreteraque discurre por encima del lugar,escenario en los últimos años de variosatentados terroristas llevados a cabode forma idéntica.

La fortísima explosión quemó lasramas de los árboles del paseo ylevantó en el aire los restos del cocheSeat 127, matrícula SA-8675-B, en elque se encontraba el artefacto explosi-vo, que contenía gruesos tornillos y

A las dos y veinte de la tarde del jueves 23 de junio de 1983, los ComandosAutónomos Anticapitalistas asesinaban en San Sebastián al policía nacional

Emilio Juan Casanova López y causaba heridas a otros seis agentes, mediante la explosión de un coche bomba al paso de la furgoneta policial

en la que viajaban.

EMILIO JUAN CASANOVA LÓPEZ

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Donostia - San Sebastián, 23 de junio de 1983 Policía Nacional

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tuercas a modo de metralla.

El coche-bomba había sido adquirido eldía anterior por los terroristas, segúnuna nota facilitada por el Gobierno Civilde Gipuzkoa. El lateral izquierdo delvehículo policial quedó acribillado, conorificios que en algunos casos alcanza-ban varios centímetros dediámetro.Técnicos de desactivación deexplosivos comentaron que la explo-sión habría elevado hasta los tres milgrados la temperatura del vehículo enel que se encontraba la bomba.

Emilio Juan Casanova López fue tras-ladado urgentemente al hospital de laCruz Roja, donde falleció poco des-pués, mientras que otros compañerosheridos eran trasladados a la residen-cia sanitaria de San Sebastián, y otrosdos más, al hospital Provincial. Un por-tavoz de la residencia sanitaria hizo unllamamiento público a primeras horasde la tarde solicitando sangre para lastransfusiones.

Controles y registros

Minutos después del atentado, efecti-vos de la Policía Nacional y de laGuardia Civil desarrollaron en SanSebastián una amplia operación concontroles, cacheos y, en algunoscasos, registros de viviendas. El tráficode amplias zonas de la ciudad quedócolapsado, mientras vehículos policia-les cruzaban las calles a toda veloci-dad haciendo sonar sus sirenas.

Cientos de ciudadanos fueron intercep-tados e identificados en una operaciónpolicial espectacular por su envergadu-ra y por la celeridad con que fue reali-zada.

Por segunda vez en el mismo día, elministro del Interior, José Barrionuevo,se trasladó al hospital de la Cruz Rojay, posteriormente, a la residencia sani-taria de San Sebastián. Uno de losheridos, José Antonio QuintanaCañuelo, tenía seccionada parcialmen-te la arteria yugular y su estado eragravísimo.

Los otros cinco -Jesús María DíezBarcia, Heliodoro Borrás Jesús,Antonio Gutiérrez Pizarro, Juan PlazaNavarro y Engracio Calabuch Noguerapadecían múltiples heridas, pero losmédicos no temían por sus vidas.Todos ellos lograron superar las heri-das.El policía nacional muerto, EmilioJuan Casanova López, era natural deAllora (Valencia).

Este mismo agente había estado pre-sente el día anterior en los funeralesque se celebraron a mediodía en elGobierno Civil por el guardia civil ase-sinado la víspera, Juan MaldonadoMoreno.

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Julián Alberdi era representante de lafirma de licores Gorostiaga y Goytisolo.

Había nacido en de Bergara (Gipuzkoa) yvivía en el número 20 del paseo de LosOlmos.

Su esposa, que se encontraba trabajandoen una panadería próxima al lugar del

atentado, sufrió un ataque de nervios, alconocer que su marido había sido asesi-nado.

Tras el atentado, amigos de la víctima ase-guraban que Juián Alberdi estaba afiliadoal Partido Nacionalista Vasco.

Los dos policías pertenecían a la com- pañía de reserva de Valencia, destinada

Sobre las siete y media de la tarde del 6 de septiembre de 1983, ETAasesinaba en el paseo de los Olmos de la urbanización donostiarra de

Bidebieta 1, a Julián Alberdi Igartua, de 49 años de edad, casado y sin hijoscuando se encontraba aparcando su vehículo. Dos individuos armados conrevólveres, que abrieron la puerta del conductor, forcejearon con éste y le

dispararon a bocajarro, causando su muerte en el acto.

JULIÁN ALBERDI IGARTUA

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Donostia - San Sebastián, 6 de septiembre de 1983 Representante de comercio

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en el País Vasco desde hacía dos sema-nas, y en el momento de ser atacadospaseaban a pie por el Bulevar donostia-rra, una zona céntrica de San Sebastián,cumplimentando un servicio rutinario devigilancia ciudadana.

Tras el atentado, los terroristas huyeroncon celeridad en un coche de la policíamunicipal de San Sebastián, haciendosonar la sirena del vehículo para salvarlos obstáculos del tráfico y burlar loscontroles policiales que cerraron minu-tos después la ciudad.

Previamente, el comando terroristahabía reducido a dos policías municipa-les que se desplazaron en su vehículo ala zona del tiro de pichón, en el monteUlía, atendiendo a una llamada recibidaen la inspección municipal, en la que seindicaba que un hombre desnudo seencontraba en ese lugar.

Los dos guardias municipales, que ibandesarmados, fueron encañonados,reducidos y atados a unos árboles, y acontinuación los terroristas se apodera-ron de los uniformes y del vehículo muni-cipal, un Seat 1430 blanco, matrículaSS-4699-C, que fue localizado tras elatentado en la calle de la Salud, en elbarrio de Amara. La policía encontró enel vehículo dos armas cortas, al parecer,las mismas utilizadas en el atentado.

Testigos del asesinato han manifestaronque los dos falsos agentes municipalesdescendieron del vehículo y se coloca-ron tras sus víctimas disparándolesdesde muy cerca a la cabeza.

Eduardo Navarro y Clemente Medina,cayeron fulminados sobre la acera,mientras sus asesinos huían, pistola enmano, hasta alcanzar el coche robado ala policía municipal.

Una de las balas rozó en un hombro a unvecino de San Sebastián, PresencioMartínez Lecumberri, y al menos trespersonas sufrieron crisis nerviosas ytuvieron que ser asistidas en centrossanitarios.

Un policía nacional, compañero de ser-vicio de las víctimas, salió en persecu-ción de los terroristas disparando suarma en dirección al coche de la policíamunicipal.

Desconcertados

Según testigos, varios policías más,miembros de la dotación de una furgo-neta aparcada junto a la puerta del mer-cado de La Brecha, a 30 metros del lugardel asesinato, aunque fuera del ángulode visión de ese punto, no reaccionaronhasta mucho más tarde, y cuando lohicieron, uno o dos minutos después,

A las doce menos cuarto de la mañana del 15 de diciembre de 1983, dosmiembros de ETA, disfrazados de policías municipales, asesinaban al policíanacional Eduardo Navarro y herían de gravedad a su compañero, ClementeMedina. Ambos agentes, que realizaban una patrulla a pie por las calles deSan Sebastián, fueron tiroteados por dos etarras que habían descendido deun vehículo de la Policía Municipal donostiarra, robado horas antes a miem-

bros de este cuerpo.

EDUARDO NAVARRO CAÑADAS

Donostia- San Sebastián, 15 de diciembre de 1983 Policía Nacional

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dieron muestras de sentirse sumamentedesconcertados.

El atentado se produjo a la puerta delcomercio Sederías de Oriente, cuyasempleadas intentaron evitar que los poli-cías se desangraran, taponando contoallas sus heridas.

Una de estas empleadas relató así elsuceso: "Oímos varios disparos, cuatroo cinco, y al mirar al ventanal vimos caera los policías que habían estado pase-ando por delante del comercio. Un hom-bre que tenía rasgada la gabardina y lacazadora en el hombro, porque le habíarozado una bala, vino a refugiarse en latienda, y también un matrimonio enplena crisis nerviosa. Al poco rato sali-mos a ver a los heridos, y era horrible".

"Uno de los heridos", prosigue la vende-dora, "pobrecito, sangraba por la boca,las orejas y los ojos, y no se movía, nodecía nada. El otro intentó levantarse,pero volvió a caerse; había ya un grancharco de sangre y nosotras trajimostoallas para cortar las hemorragias. Unode ellos se metía la mano en la boca,porque por lo visto la bala le había atra-vesado el paladar. Enseguida, llegó unchico joven que dijo que era médico, ynos ordenó que no moviéramos a uno delos heridos, al que parecía estar peor.Luego vinieron más policías, pero la

ambulancia no apareció hasta muchodespués".

Eduardo Navarro falleció poco despuésa consecuencia del balazo que recibióen la nuca, y su compañero fue ingresa-do en grave estado. La bala penetró ensu región cervical, y salió por la boca.

El charco de sangre que indicaba elpunto del atentado, fue cubierto conserrín poco después, y decenas de per-sonas se agolpaban en el lugar comen-tando las características de este atenta-do, perpetrado ante decenas de testigosy a pocos metros donde se sitúan lasparadas de autobuses urbanos.

El herido leve por la rozadura de unabala fue asistido en la Casa de Socorro,y posteriormente trasladado a su domi-cilio, al igual que las personas quesufrieron ataques de nervios a la vistadel aspecto de los heridos.

El funeral por el alma de Eduardo secelebró al día siguiente 16 de diciembreen la iglesia donostiarra del BuenPastor, con asistencia del ministro delInterior, José Barrionuevo.

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El senador, de 40 años de edad,casado y con cuatro hijos, llamó

repetidamente "cobardes" y "asesinos"a los criminales, mientras retrocedía,alcanzado por seis impactos hasta caermuerto en el interior de una de las habi-taciones de la casa.

El asesinato, primero del que era vícti-ma un parlamentario vasco, hombreclave del Partido Socialista de Euskadi,conmocionó extraordinariamente a lapoblación y a la clase política. Los actoselectorales previstos para el día de suasesinato, el 23 de febrero, incluidos losde Herri -Batasuna, fueron inmediata-mente suspendidos.

Ese mismo día en diversas llamadasrealizadas a varios medios de informa-ción vascos, el grupo Mendeku(Venganza) y los ComandosAutónomos Anticapitalistas reivindica-ron el asesinato, mientras ETA militar

desmentía su participación en el aten-tado.

El Partido Socialista de Euskadi,Euskadiko Ezkerra y los sindicatos UGTy CC OO convocaron para el díasiguiente, 24 de febrero una huelgageneral.

El funeral se celebró el 24 de febrero ala una de la tarde en la iglesia de SantaMaría, en San Sebastián, y el entierrose llevó a cabo a las cinco de la tarde enel cementerio donostiarra de Polloe.

La noticia de su asesinato fue transmiti-da a los informadores por el alcalde deSan Sebastián, Ramón Labayen, en eltranscurso de un almuerzo al que asis-tía el lehendakari Carlos Garaikoetxea.Rostros perplejos y expresiones amar-gas entre los parlamentarios nacionalis-tas y lágrimas en los ojos de los dirigen-tes y militantes socialistas que acudie-

A las cuatro menos diez de la tarde del 23 de febrero de 1984, los ComandosAutónomos anticapitalistas asesinaban a tiros, en la puerta de su domicilio, aEnrique Casas Vila, senador, parlamentario vasco, secretario de organizacióndel PSE-PSOE, candidato número uno por Gipuzkoa en las elecciones autonó-micas y miembro de la Junta de Seguridad de la Comunidad Autónoma Vasca.

ENRIQUE CASAS VILA

Donostia - San Sebastián, 23 de febrero de 1984 Político socialista

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ron inmediatamente al domicilio de lavíctima.

Minutos después del atentado, el lehen-dakari que telefoneó al presidente delGobierno, Felipe González y al secreta-rio general del PSE-PSOE, José MaríaBenegas, manifestó que su tristeza enesos momentos era equiparable a laque sintió con la pérdida de seres que-ridos. "Estoy hablando con el senti-miento y no con la razón; por eso nopuedo en estos momentos hablar de laselecciones o de las repercusiones polí-ticas de este asesinato. Estoy pensan-do en un compañero, un adversariopolítico, un hombre, una familia".

Iñaki Esnaola, abogado y parlamentariode Herri Batasuna manifestó que elatentado le horrorizaba en la medida enque la víctima era una persona políticaque desempeñaba una labor política."Ahora, -dijo Esnaola-, "el GAL tiene laexcusa para colocarnos en su punto demira". "Este atentado", añadió, "puedeefectivamente llevar a un enfrentamien-to civil". Esnaola especuló con la posibi-lidad de que el atentado fuera reivindi-cado "por alguna sigla extraña, tras laque se ocultaría una trama negra", obien por los Comandos AutónomosAnticapitalistas, de los que dijo "noaceptan la participación y están dis-puestos a desestabilizar cualquier tipo

de sistema". Esnaola descartó a ETAmilitar como autora del asesinato, "por-que eso supondría un salto cualitativoinmenso".

Les llamó asesinos y cobardesantes de caer muerto

Los compañeros de Enrique Casas nohicieron declaraciones tras el atentado.Sólo Carlos García Cañivano, concejaldel PSE-PSOE en el Ayuntamiento deSan Sebastián pudo pronunciar con voztrémula unas breves palabras ante losinformadores presentes en el domiciliodel senador asesinado.

El atentado se produjo a las 3.50 horas;dos individuos llamaron a la puerta deldirigente socialista, en la alameda de laAlondra, número 12, del barrio deBirebieta 2. Al parecer, el senador mirópor la mirilla de la puerta. En un primermomento se negó a abrirla a los dosjóvenes, que insistieron hasta conse-guir que les fuera franqueado el paso.

Los terroristas, uno de los cuales ves-tía una cazadora verde, descargaronsus armas contra el primer candidatosocialista por Gipuzkoa, que les gritó"asesinos y cobardes", antes de caermortalmente herido, con seis impactos,cuatro de ellos en el tórax, uno en elcuello y otro en el rostro. En ese

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momento se encontraban en la viviendaEnrique Casas y su hijo mayor Richard,de 17 años de edad, estudiante deCOU.

El servicio policial de protección de quedisponía el senador Casas para susdesplazamientos no se encontraba enel lugar del crimen. Al parecer teníanordenado acudir al domicilio de Casaspocos minutos antes de que fuera asalir.

Los asesinos huyeron en un Simca1.200, de color naranja, robado a puntade pistola, y posteriormente en un taxidel que se apoderaron igualmente,poco antes del atentado, en el barrio deAyete, muy cerca del lugar del crimen.

En un ambiente de extraordinaria emo-tividad el cuerpo de Enrique Casas fuerecibido en la Casa del Pueblo a las20.45 horas por varios centenares demilitantes socialistas, muchos de loscuales no pudieron contener las lágri-mas ante la presencia del cadáver. Ladecisión de instalar la capilla ardienteen la sede socialista y no en la diputa-ción provincial, como propuso la direc-ción del PSE-PSOE y el mismo AlfonsoGuerra, fue responsabilidad de lasbases socialistas, que no aceptaron queel cuerpo de su secretario provincialfuera expuesto en un lugar que no fuera

la Casa del Pueblo.

Llamamientos a la población

En un abierto clima de crispación, lasfuerzas políticas concurrentes a laselecciones hicieron llamamientos a lapoblación para que acuda masivamentea votar, como respuesta a los terroris-tas. Felipe González, que viajó a SanSebastián para rendir homenaje alsenador asesinado, pidió a los vascosque defiendan su libertad, "que no seolviden nunca que la libertad se pierdecuando se empieza a tener", y para ellosolicitó una concurrencia masiva a lasurnas "para decir no a la violencia y alterrorismo".

Fueron miles de militantes y simpati-zantes del PSOE, UGT y partidos y sin-dicatos de la izquierda vasca los quevisitaron hasta el mediodía del díasiguiente al asesinato, la capilla ardien-te de Enrique Casas, instalada en laCasa del Pueblo de San Sebastián.

A primera hora de la mañana, las esca-leras y pasillos de la misma que condu-cen hasta el féretro eran un reguero derosas rojas aplastadas y marchitas. Lanoche en vela se evidenciaba en el ros-tro y los ojos enrojecidos de los compa-ñeros del senador asesinado.

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Felipe González había llegado al aero-puerto de Hondarribia pasadas las11.30 horas, acompañado de miembrosde la ejecutiva federal del PSOE. Enmedio de fuertes medidas de seguridad,se dirigió directamente hasta la Casadel Pueblo de San Sebastián. Pese alfrío y la lluvia, varios miles de personasse habían congregado en el exterior dela misma para recibirle. El momento fueemocionante. Blandiendo los puños enalto, los asistentes prorrumpieron engritos de "Felipe, Felipe, Felipe","Justicia" y "Socialistas, respuesta alterrorismo", al tiempo que arrojabancientos de rosas al presidente. Tras visi-tar unos minutos la capilla ardiente ysaludar a los familiares de EnriqueCasas, el presidente hizo una declara-ción a los informadores.

Felipe González, el Gobierno vascoy numerosos dirigentes políticos

rindieron homenaje al Casas.

Hacia las 12.30 horas era sacado de laCasa del Pueblo el féretro con los res-tos del senador asesinado, que fue reci-bido con una lluvia de rosas, aplausos ygritos unánimes de "Viva el socialismo""ETA, asesina" y "ETA, traidores, matáistrabajadores", que se mezclaron conotros aislados, llenos de rabia, como"Muerte a los asesinos" o "Este paísse levanta con trabajo y no matando".

En medio de una enorme tensión y denervios entre los policías nacionales ylos escoltas para rescatar de entre lamuchedumbre a los dirigentes y meter-los en los coches, se constituyó la comi-tiva.

Tras un coche fúnebre con las coronasde flores, se situaron los militantes delPSOE y UGT que portaban a hombrosel ataúd con los restos de Casas,envuelto con la bandera española, laikurriña y las de UGT y el PSOE. A con-tinuación marchaban dos coches conlos familiares y los vehículos que ocu-paban Felipe González, Alfonso Guerray los demás dirigentes del partido.

Detrás se constituyó lo que puede con-siderarse una de las más importantesmanifestaciones conocidas en SanSebastián en los últimos años, si setiene en cuenta que eran miles las per-sonas que componían la comitiva y lassituadas a lo largo de todo el trayecto,en las aceras de las calles de MikelImaz, avenida de Zurriola y Boulevar, enlas que se había montado un importan-te dispositivo policial.

Manchas de rojo en los carteles de HB

Los silencios imponentes ante el paso

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del féretro se rompían metros despuéscon aplausos. Todos los carteles electo-rales de Herri Batasuna colocados enlas paredes de los edificios situados a lolargo del trayecto aparecían con enor-mes manchas de pintura roja-sangre,hechas por militantes socialistas arma-dos de palos. Se habían descolgado laspancartas de la coalición abertzale y enlas vallas publicitarias de la campañaelectoral aparecían pintadas de "racis-tas", "incendiarios" y "asesinos".

La presencia del féretro en el interior deltemplo, que estaba abarrotado de públi-co, fue recibida con aplausos. En losalrededores de la basílica, en el campa-nario de la misma y en los tejados de losedificios colindantes pudieron versetiradores de elite de la policía.

El acto religioso fue concelebrado porsiete sacerdotes. El párroco de la basí-lica manifestó en su homilía que todaslas palabras y las protestas, estándichas y hechas, pero todavía no se hainventado la palabra para calificar elasesinato de Casas. "Hay demasiadasangre de Caín entre nosotros", afirmó.

La salida del templo, organizada desdeel altar por jerarquías e instituciones,impidió que Carlos Garaikoetxea y otrasautoridades pudieran acercarse aFelipe González. Fraga, no obstante,

apartó a los servicios de orden para darel pésame a Felipe González.

Fuera de la basílica, con los ánimoscada vez más caldeados, miles demanifestantes que no habían podidoentrar en el mismo recibieron la salidadel ataúd con gritos de "Enrique, her-mano, no te olvidamos" "ETA, fascistas,matáis socialistas" y "Queremos la paz,luchamos por la paz".

Felipe González y los dirigentes delPSOE se situaron en la comitiva fúne-bre detrás del ataúd y, fuertemente pro-tegidos, recorrieron a pie el trayectohasta la Diputación de Gipuzkoa, dondeiba a instalarse la capilla ardiente deCasas hasta la hora del entierro.Detrás, mezcladas entre los manifes-tantes, se situaron las representacionesdel Gobierno autónomo vasco y delPNV, de Coalición Popular, deEuskadiko Ezkerra y PCE. En la puertade la diputación provincial, el presiden-te del Gobierno fue recibido con fuertesaplausos y gritos de "Felipe, Felipe,Felipe".

Carlos Garaikoetxea y los miembros delGobierno vasco llegaron al palacio através de los soportales laterales.Cuando Garaikoetxea se disponía aalcanzar la puerta arreciaron los gritosde "ETA, asesina”.

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Garaikoetxea llegó al salón donde esta-ba instalada la capilla ardiente cuandolo abandonaba Felipe González. Elsaludo entre ambos fue protocolario yduró unos segundos, en los que apenasse dirigieron algunas palabras. Minutosdespués, González y Guerra abandona-ron el palacio provincial, mientrasGaraikoetxea pasaba al salón, dondeuna escuadra de ertzainas velaba elataúd de Casas, para saludar con unabrazo a Ramón Rubial y a los familia-res del senador asesinado. A las cincode la tarde se realizó el entierro deCasas.

Compañeros del senador asesinado,entre ellos Txiki Benegas, llevaron ahombros el ataúd hasta el panteón fami-liar.

Reacciones tras el atentado

La campaña electoral del País Vascoquedó suspendida tras el atentado portodas las fuerzas políticas, que nadamás conocer la noticia del asesinatoperpetrado contra el senador socialista

decidieron anular los actos electoralesen señal de protesta. Las centrales sin-dicales mayoritarias -ELA, UGT y CCOO difundieron un llamamiento conjun-to a todos los trabajadores vascos pararealizar al día siguiente un paro genera-

lizado de 24 horas, mientras que elPartido Socialista de Euskadi dio porconcluida su campaña electoral.

En el palacio presidencial de AjuriaEnea ondearon la bandera española yla ikurriña a media asta. A última hora dela tarde del 23 de febrero, el Gobiernovasco celebraba una reunión en Vitoriacon carácter extraordinario. La mayoríade representantes de las fuerzas políti-cas vascas que se encontraban enBilbao siguiendo el desarrollo de lasactividades electorales de sus corres-pondientes partidos suspendieron suscompromisos para desplazarse hastaSan Sebastián a fin de presentar sucondolencia a los familiares de la vícti-ma y a sus compañeros de partido.

Por su parte Euskadiko Ezkerra y elPCE-EPK sustituyeron sus lemas elec-torales, emitidos habitualmente por lasemisoras de radio, por frases relaciona-das con el atentado. Mientras el PCE-EPK anunciaba que daba por terminadasu campaña electoral, EuskadikoEzkerra introducía una nueva cuña:"ETA pide el voto para Herri Batasuna yasesina a candidatos de otros partidos.Vota por Euskadi y por la libertad".

Por su parte, la Junta Electoral de lacomunidad autónoma, tras manifestarsu más enérgica repulsa "por tan con-

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denable hecho", comunicó que el pro-ceso electoral no se vería alterado trasel asesinato del político socialista.

Los Comandos Autónomos militaron en su día en ETA

Los Comandos AutónomosAnticapitalistas, (C.A.A ) formaban unaorganización que actuaba independien-temente de las dos ramas de ETA, aun-que sus miembros eran personas queen su día militaron en la organización. Aligual que ETA militar y ETA Político-mili-tar VIII Asamblea, los autónomos utili-zaban como campo de operaciones elterritorio francés, donde clandestina-mente residían sus dirigentes, y solíanemplear los mismos canales que ETA mpara reivindicar sus acciones.

Este grupo terrorista nació en1977 de lamano del militante de ETA BernardoAzpitarte Arruti, hoy día cumpliendocondena en la penitenciaría de Herrerade la Mancha, en Ciudad Real. Los pri-meros autónomos eran, en su mayoría,hombres que habían tenido problemascon ETA o que no se sujetaban a su dis-ciplina.

Así se constituían los C A A, compues-tos por miembros de los ComandosBerecis (autores del secuestro y poste-rior asesinato de Ángel Berazadi) y ex

militantes expulsados de las dos ramasde ETA, principalmente por irregularida-des económicas.

Los C A A se sitúan junto al sector deLAIA (Partido de los TrabajadoresPatriotas Revolucionarios) que rechazóla alternativa KAS, soporte que utilizaETA m para la lucha armada. En suconstitución se definieron como "asam-blearios, anticapitalistas, antipartidos yantisindicatos".

Aunque habían sufrido varias redadaspoliciales, especialmente en sus nivelesde infraestructura, información y apoyo,los principales miembros de los C A Aseguían en la clandestinidad, alimenta-dos económicamente por el rescate dealgunos de sus secuestros y por losbotines de atracos realizados.

La larga relación de acciones reivindi-cadas por los Comandos Autónomos nose sujetaba a ninguna línea de actua-ción concreta, como es el caso de ETAmilitar, y era indiscriminada. Desdealgunos sectores se decía que los autó-nomos hacen el trabajo sucio que ETAno es capaz de reivindicar públicamen-te.

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Un niño portugués de 14 años deedad, José Evangelista, también

resultó herido por la deflagración. Laonda expansiva despidió el vehículo delguardia civil a varios metros de distan-cia, envuelto en una columna de humo,y fuego. La explosión pulverizó los cris-tales de las viviendas de los alrededoresy ocasionó serios desperfectos en loscoches aparcados en las inmediacio-nes.

Ángel Zapatero, adscrito al ServicioFiscal de la Guardia Civil, murió instan-táneamente, y su cuerpo calcinado porlas llamas quedó atrapado en la estruc-tura de su coche, un Citroën GS blanco,convertido en un amasijo de chatarra.

El niño herido paseaba a varios metrosdel lugar donde se produjo la explosióny fue alcanzado en la pierna derecha porun neumático del coche objeto del aten-tado. Precisamente, el artefacto explosi-vo estaba adosado a la rueda delantera,

dispuesto para explotar en el momentoen que el guardia civil accionara el con-tacto.

Ángel Zapatero era natural de LaMudarra (Valladolid) y vivía en el barriode Larratxo de San Sebastián desdehace más de 10 años.

El cadáver tuvo que ser extraído por losbomberos que llegaron al lugar minutosdespués de la explosión, cuando elguardia civil y su coche formaban unatea. Anonadados por el impacto delestallido y horrorizados por el espectá-culo, vecinos del barrio de Larratxomanifestaban, tras el atentado, su indig-nación mientras cientos de curiosos,jóvenes y niños, principalmente, seagolpaba en los alrededores.

Juanjo Martínez, un niño vecino de esebarrio, que se encontraba en las proxi-midades del lugar del suceso, ofrecióespontáneamente un testimonio a los

A las siete y diez de la tarde del jueves 14 de junio de 1984, el guardia civilÁngel Zapatero Antolín, de 39 años de edad, casado y padre de dos niñas,adscrito al servicio fiscal, moría en el barrio de Larratxo de San Sebastián

destrozado por la explosión de una bomba colocada por ETA, que estalló en el momento en que accionaba la llave de contacto de su coche.

ÁNGEL ZAPATERO ANTOLÍN

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Donostia - San Sebastián, 14 de junio de 1984 Guardia civil

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informadores: "He visto cómo saltabanpor los aires la rueda y otras partes delcoche. Una rueda le ha pegado a unchico de aquí en el brazo y en la piernay luego un hombre lo ha cogido del sueloy se lo ha llevado. El coche estabaardiendo y había mucho humo".

El cuerpo de Ángel Zapatero, padre dedos niñas de 10 y 7 años de edad, fueextraído y depositado en el ataúd unahora después. Sus restos mortales fue-ron enterrados en el cementerio de SanSebastián, por expreso deseo de laviuda.

Barrionuevo presidió el funeral

El ministro del Interior, JoséBarrionuevo, presidió el funeral por elalma de Ángel Zapatero, que se celebróal día siguiente, viernes 15 de junio en laparroquia donostiarra de San Luís.

Con el ministro, que acompañaba a laviuda, se encontraba el teniente gene-ral, José Antonio Sáenz de Santa María.

Entre las autoridades presentes estabantambién los gobernadores civil y militarde Gipuzkoa, el viceconsejero delInterior del Gobierno vasco, Eli Galdós ylos parlamentarios vascos, TxikiBenegas y Jaime Mayor, así como elalcalde de San Sebastián, Ramón

Labayen.

El furgón fúnebre llegó a la iglesia a las18.30 horas, precedido por siete coro-nas de flores.

El féretro fue introducido a hombros delos compañeros del asesinado. Unacompañía de la Guardia Civil y unabanda de música rendían honores.

En la homilía, el párroco hizo un llama-miento a la paz, sin distinción de "pen-samientos u opciones políticas o nacio-nales" y reclamó el perdón, en vez de la"reacción natural de la venganza ante lamuerte".

A la salida del funeral, el ministro delInterior profirió los vivas a España, alpueblo vasco, a la Constitución, al Rey ya la Guardia Civil, que fueron coreadospor los asistentes. Posteriormente, elcadáver fue enterrado en el cementeriode Polloe, de San Sebastián, ciudaddonde residió la víctima 19 años de suvida.

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El policía nacional salía a esa hora desu domicilio, vestido de paisano, y,

cuando se encontraba a pocos metrosdel portal de su casa, fue abordado portres individuos -dos hombres y unamujer- que dispararon contra él. Losautores del atentado huyeron poco des-pués a pie.

Nada más conocerse el atentado, se per-sonó en el lugar del atentado el goberna-

dor civil de Gipuzkoa, Julen Elgorriaga,quien fue informado por los mandos poli-ciales del desarrollo de los hechos.

En la zona del atentado y en las carrete-ras próximas a la capital donostiarra seestablecieron fuertes controles policialespara intentar localizar a los autores delatentado. Máximo Antonio García habíanacido en Navarra en 1956 y estaba sol-tero.

Poco antes de la medianoche del día 12 de mayo de 1985, un comando de ETAasesinaba de tres disparos en la cabeza en el paseo de Larratxo de San Sebastián,

al policía nacional Máximo Antonio García Kreinle, de 29 años de edad.

MÁXIMO ANTONIO GARCÍA KREINLE

Donostia - San Sebastián, 12 de mayo de 1985 Policía Nacional

A última hora de la tarde del martes 22 de mayo de 1985 ETA m asesinaba a los policías nacionales Máximo Díaz Barderas y Francisco

Rivas López, cuando paseaban, vestidos de paisano y fuera de servicio, por una ladera del monte Ulía, en las proximidades de Pasajes de San Pedro,

a unos 10 kilómetros de San Sebastián. La policía encontró los cuerpos tumbados boca arriba a ambos lados del sendero y a la misma altura, frente

al mar. La perrilla de uno de los policías gemía recostada sobre el pecho de su dueño, y la mano del otro compañero descansaba, en una postura

forzada, cerca de un pequeño ramillete de margaritas, al lado de un casquillo 9 milímetros parabellum, marca SF.

FRANCISCO RIVAS LÓPEZMÁXIMO DÍAZ BARDERAS

Donostia- San Sebastián, 22 de mayo de 1985 Policías nacionales

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El comando terrorista abordó a susvíctimas en un paraje aislado y les

mató a bocajarro, de un tiro en la sien.Aparentemente, los policías no opusie-ron resistencia. Sus cuerpos no presen-taban más señales de violencia que unboquete negro de sangre coagulada enla sien. Tampoco hubo indicios de luchaen el lugar del atentado, un pequeñoclaro salpicado de zarzas y matorrales,por el que discurre el sendero que lasvíctimas recorrían frecuentemente encompañía de dos perros de caza.

Los cadáveres fueron localizados pasa-das las 10.00 horas del miércoles 23 demayo, tras una noche de intensos ras-treos en el monte Ulía y una vez que unautodenominado portavoz de ETA mindicara al diario Egin el punto exactodel atentado.

El paraje, denominado Monte Redondo,está situado cerca de un pinar, a unosdos kilómetros de Pasajes de SanPedro, y desde él se domina el faro deLa Plata y la bocana del puerto. Uno delos cadáveres llevaba sujeta una fundade pistola vacía, lo que permitió deducira la policía, que al menos uno de los dospolicías iba armado en el momento deser sorprendidos por el comando.

Máximo Díaz Barderas, natural dePedro Bernardo (Ávila), tenía 35 añosde edad y era padre de tres hijos: de

ocho, seis y tres años. Ingresó en laPolicía Nacional en 1973 y fue destina-do a San Sebastián hacía 11 años.

Francisco Rivas López, de 50 años,padre de una hija de 19, había nacido enTorremocho (Guadalajara) en 1935 y lle-vaba 26 años destinado en SanSebastián. Al igual que su compañerovivía con su familia en Pasajes de SanPedro, en una barriada de casas reser-vada a la Policía Nacional que estabaubicada en la ladera sur del monte Ulía.

Los dos amigos salieron de casa des-pués de comer, pasadas las dos de latarde, vestidos con prendas de monte -pantalones de pana camisa de cuadros,chaqueta de chándal, botas- acompaña-dos de sus perros con la intención de daruna vuelta y regresar al anochecer, a lahora de la cena. Pasadas las nueve dela noche del martes, sus familiarescomenzaron a inquietarse, y dos horasmás tarde avisaron a sus vecinos, alar-mados por el regreso a casa de uno delos dos perros. A primera hora de lamadrugada los compañeros y vecinosde Francisco Rivas y Máximo Díaz ini-ciaron la búsqueda rastreando zonas delmonte Ulía. Durante la noche, policías yguardias civiles, hasta superar el cente-nar, fueron sumándose a esta tarea, queno obtuvo resultado alguno. A las 9.30horas del día siguiente, un comunicanteque se identificó como portavoz de ETA

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m telefoneó al diario Egin para indicardónde se encontraban los cadáveres.

Todo hizo suponer que fue preparadominuciosamente. El comando conocía lacostumbre de los dos policías de apro-vechar las tardes de buen tiempo parasalir al monte y sacar a pasear a losperros y, probablemente, sabía tambiéncuál era su recorrido habitual.

Un mando de la Policía Nacional indicó,tras el atentado, que ETA no se arriesganunca en atentados que pueden resul-tarles comprometedores. "Se mantienensiempre a la espera, vigilan mucho, yjuegan sobre seguro".

Los dos cadáveres fueron trasladadosen helicóptero y llevados al GobiernoCivil donde se instaló la capilla ardiente.

Los terroristas, uno de los cuales ves-tía un mono azul y llevaba un gorrito

de playa, abordaron el coche policial congestos y andares descompuestos, simu-

lando formar parte de los miles de jóve-nes que la resaca de las fiestas sanfer-mineras devolvía esos días al resto delas capitales del País Vasco. Los guar-

Dos terroristas que llevaban anudado al cuello el pañuelo rojo típico de las fiestas de San Fermín, asesinaban a las ocho y cuarto de la mañana

del 9 de julio de 1985 en San Sebastián, a dos guardias civiles de paisano, encargados de la custodia de la delegación de Hacienda.

Los guardias Juan Merino Antúnez, de 21 años, casado, sin hijos, y Jesús Antonio Trujillo Comino, de 22, soltero, escuchaban música en el interior de un vehículo Seat 132, aparcado en la calle de Camino, en las

inmediaciones de la delegación de Hacienda, en el momento de ser simultáneamente tiroteados a quemarropa por ambos lados a través

de las ventanillas delanteras del coche.

JESÚS ANTONIO TRUJILLO COMINO JUAN MERINO ANTÚNEZ

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Donostia - San Sebastián, 9 de julio de 1985 Guardias civiles

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dias quedaron recostados uno sobre elotro y murieron inmediatamente des-pués, en silencio, mientras seguíansonando las canciones de José LuísPerales, que escuchaban en el momen-to del atentado.

Llevaban dos meses y 10 días destina-dos en San Sebastián, procedentes delColegio de Guardias Jóvenes deValdemoro (Madrid), y cubrían asidua-mente la vigilancia de la delegación deHacienda, edificio objeto de varios aten-tados y frecuentes avisos de bomba.

Fuentes oficiales señalaron tras el aten-tado, que en este tipo de servicios lasparejas de guardias tienen órdenes pre-cisas de no permanecer juntos en elinterior del coche cuando éste se hallaaparcado.

Varios vecinos indicaron que los guar-dias encargados de este servicio utilizanel punto en el que se produjo el atenta-do como lugar preferente, casi exclusi-vo, desde el que ejercer la vigilancia, yasea en el interior de los coches o biensentados en uno de los bancos del jar-dín que bordea un lateral del hotel MaríaCristina, frente a la delegación deHacienda.

Según los testigos, los asesinos huye-ron pistola en mano y se introdujeron en

una de los accesos peatonales del apar-camiento subterráneo de la calle deOquendo, a 20 metros escasos del lugardel atentado. Inmediatamente despuésde escucharse los cinco estampidos,dos policías nacionales, uno de ellosvestido de paisano, salieron de la dele-gación de Hacienda, metralleta enmano, echaron una rápida ojeada a lospolicías que agonizaban, ordenaron alos vecinos que avisaran a un médico yal 091 y penetraron en el aparcamientoa la búsqueda de los asesinos. Diezminutos más tarde una decena de poli-cías cerró los accesos del estaciona-miento subterráneo y registró sin resul-tados a los vehículos y a sus usuarios.

Escaleras de tres en tres

El testimonio de los testigos fue corro-borado por un ciudadano que se cruzócon los terroristas en las escalerillas delaparcamiento. "Bajaban las escalerasde tres en tres, eran jóvenes, uno deellos se quitaba algo de la cabeza y elotro llevaba una pistola grande; me gri-taron que me apartara y luego los vi atra-vesar a la carrera el primer piso del apar-camiento en dirección a la salida peato-nal más próxima al río".

Los empleados del aparcamiento nega-ron que vehículo alguno ocupado porjóvenes entre 20 y 25 años abandonara

EEnn eell ccoorraazzóónn ddee llaa cciiuuddaadd,, ppaarraa ssiieemmpprree

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el subterráneo en el breve intervalo detiempo -menos de dos minutos- quetranscurrió entre el tiroteo y la llegada delos primeros policías. La suma de estostestimonios abonó la tesis de que losasesinos penetraron en el aparcamientopor una entrada peatonal de la calle deOquendo y salieron por la que desem-boca, junto al río Urumea, en la calle dela República Argentina, donde los espe-raría un coche. La huida por el subterrá-neo impidió que los transeúntes siguie-ran visualmente la trayectoria delcomando y anotaran las característicasdel coche utilizado para esta acción.

A las diez de la mañana un individuotelefoneó a la DYA en nombre de ETAmilitar para indicar que habían abando-nado un Renault 7, matrícula SS-6013,en la zona de Cocheras, el garaje de losautobuses urbanos de San Sebastián.El propietario del coche, DomingoAlunda, fue encontrado atado y amorda-zado en el portamaletas.

Tras ser liberado, Domingo afirmó habersido abordado a punta de pistola enPasajes, cuando iba a trabajar, y haberpermanecido atado y amordazado en elportamaletas más de una hora.

Minutos después de las diez de la maña-na los cadáveres de Juan Merino yAntonio Trujillo fueron introducidos en

los féretros y trasladados al cementeriodonostiarra de Polloe para practicarlesla autopsia.

Los guardias tenían impactos en lacabeza, en el cuello y en el hombro,debido a la trayectoria descendenteseguida por las balas. La mano de unode los guardias descansaba sobre sumuslo derecho, cerca de la pistola regla-mentaria, que no llegó a utilizar. La poli-cía recogió dos casquillos de bala en laacera y al menos otros dos más en lacalzada.

Practicada la autopsia, los cadáveresfueron llevados al Gobierno Civil de laprovincia, a la espera del funeral, que sedesarrolló a las seis de la tarde en laiglesia de la Sagrada Familia, en elbarrio de Amara.

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El atentado se produjo frente al polide-portivo de Bidebieta, al hacer fuego

un comando de tres personas contra unafurgoneta de la Comandancia de Marinaque abandonaba un grupo de viviendasmilitares, dando muerte a los citados ehiriendo a otros dos soldados, Luís ÁngelCarvallo, cabo segundo, y ManuelSecundino Rodríguez Sanesteban, alfé-rez médico.

José Manuel Ibarzabal Luque, remero dela trainera Donostia, era un joven popularen San Sebastián, que simpatizaba conHerri Batasuna, según confirmó el diri-gente de la coalición Jon Idígoras, que serefirió al dolor que le producía "la muertede un compañero". El joven trató de huir

tras ser ametrallada la furgoneta que con-ducía, pero un miembro del comando leremató en el suelo.

Al parecer, uno de los fallecidos, el cabode radio Rafael Melchor García, de 26años, natural de Córdoba, repelió el ata-que usando varias veces su pistola antesde ser alcanzado mortalmente.

Paralelamente, el guardia civil del servi-cio fiscal de aduanas Isidoro Díez Reton,de 39, años fue alcanzado por ráfagas dearma automática al entrar en su coche,en el barrio de San Pedro, en Pasajes,cuando regresaba de un servicio en elpuerto. El guardia civil fue alcanzado pordos balazos mortales de necesidad.

A las ocho y veinte de la mañana del 25 de noviembre de 1985, ETA m asesinaba en San Sebastián a José Manuel Ibarzabal Luque, de 20 años, que hacía el servicio en la Armada, y a Rafael Melchor García,

de 26 años, cabo de radio.

RAFAEL MELCHOR GARCÍAJOSÉ MANUEL IBARZABAL LUQUE

Donostia - San Sebastián, 25 de noviembre de 1985 Soldados

EEnn eell ccoorraazzóónn ddee llaa cciiuuddaadd,, ppaarraa ssiieemmpprree

Pasadas las once de la noche del 13 de marzo de 1986, el inspector del CuerpoSuperior de Policía José Antonio Álvarez Díez, resultaba muerto en San Sebastián en eltranscurso de un tiroteo con tres miembros de un comando terrorista, uno de los cua-

les, que llevaba identificación falsa, falleció también en el intercambio de disparos.

JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ DÍEZ

Donostia - San Sebastián, 13 de marzo de 1986 Inspector de policía

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Fuentes policiales apuntaron la posibili-dad de que se tratara de miembros de laorganización terrorista ETA, que estarí-an preparando un artefacto explosivo.

Los hechos ocurrieron cuando el ins-pector fallecido, José Antonio Álvarez,se hallaba en compañía de otro policíaen un coche camuflado. Los inspecto-res seguían las evoluciones de tres per-sonas -entre ellos una mujer- dentro deun Citröen Visa, matrícula SS-6587-P,que se encontraba aparcado en elpaseo de Miraconcha.

José Antonio Álvarez se acercó al turis-mo aparcado para pedir la identificaciónde los sospechosos cuando, según tes-tigos, recibió dos disparos a bocajarro,uno de los cuales le atravesó el corazóny provocó su muerte instantánea. Sucompañero, que seguía sus evolucio-nes a cierta distancia, repelió la agre-sión con su arma reglamentaria y alcan-zó a unos de los presuntos terroristascon varios disparos que le alcanzaronen la cabeza y ocasionaron su muerte.Los otros dos supuestos terroristashuyeron a pie y llegaron hasta la playade La Concha. Allí les esperaba una lan-cha Zodiac sin luces en la que se dierona la fuga. Según testigos, la mujer bajóa la playa saltando desde la barandilla auna considerable altura, mientras quesu compañero descendió utilizando la

escalerilla. La Policía Nacional acordo-nó la zona y rastreó con lanchas labahía de la Concha.

En el interior del coche utilizado por losterroristas, que había sido robado conanterioridad a un veterinario de la loca-lidad guipuzcoana de Azkoitia, fueronencontrados 15 kilos de goma-2. Elexplosivo estaba colocado en el interiorde dos ollas metálicas, en las que lospresuntos terroristas habían introducidogran cantidad de tornillos de gruesocalibre, a modo de metralla.

A medianoche concluyó la operación dedesactivación de los explosivos, a cargode especialistas de la Policía Nacional.Los agentes encontraron también en losalrededores del coche una pistola delcalibre 9 milímetros parabellum.

José Antonio Álvarez Díez, de 27 años,casado y con un hijo, era natural deLeón.

El juez Javier de la Hoz ordenó el levan-tamiento de los cadáveres, separadospor apenas cuatro metros de distancia,poco después de la una de la madruga-da.

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Enrique Moreno fue condenado amuerte en el régimen franquista por

haber querido pasar en dos ocasionesdurante la guerra civil del bando nacionalal republicano. El PNV condenó "con todaenergía" el asesinato e insistió en la víade la negociación y el diálogo frente alterrorismo.

Personas que conocían al fallecido coin-cidieron en señalar que no se sabía quetuviera vinculación política alguna en laactualidad. María Moreno, una de sushermanas, indicó que su muerte se hadebido a un error: "Ahora dirán que sehan equivocado, después de que le hanmatado". Su hermano Joaquín, de 67años de edad coincidió en que era unaequivocación.

Efectivamente, no estaban equivocadossus familiares, uno días después ETAemitía un comunicado en el que admitíaque se había equivocado de objetivo.

María Moreno Arguilera, que reside en lamisma calle donde se produjo el atenta-do, había pasado cinco minutos antes porel lugar del hecho y vio a dos jóvenesque, según sus palabras, le dieron "malaespina". "Uno de ellos era bajito, y el otro,más alto y con gafas oscuras. Estabanapostados en la tienda de bisutería".

María Moreno Arguilera se encontraba yaen su casa cuando una vecina le dio lanoticia del atentado. "Sin saber quién era,bajé a la calle y estuve mirando. Como lacalle estaba acordonada, pregunté a unpolicía si sabía el nombre de la personaque estaba tendida en el suelo. Cuandome dijo que se apellidaba Moreno, penséque era uno de mis hermanos. Salté elcordón y le vi allí, en un gran charco desangre".

Enrique Moreno Arguilera estaba casadoy era padre de tres hijos. Vivía en el barriode Intxaurrondo. Había trabajado comodependiente de una tienda de zapatos,

A las tres menos cuarto de la tarde del 2 de mayo de 1986, dos miembros de ETA asesinaban en la calle Moraza de San Sebastián a

Enrique Moreno Arguilera, jubilado, de 71 años, a quien dispararon untiro en la nuca cuando se dirigía al bar Esnaola a jugar una partida de

cartas con varios amigos.

ENRIQUE MORENO ARGUILERA

Donostia - San Sebastián, 2 de mayo de 1986 Jubilado asesinado “por error”

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de cobrador de autobuses de la compa-ñía de tranvías de San Sebastián y, antesde jubilarse, había sido viajante decomercio. Había nacido en Pamplona.

El atentado fue cometido por dos jóvenesque, tras realizar un disparo en la nuca asu víctima, huyeron a pie. El cadáver deEnrique Moreno quedó tendido en elpaso de cebra en medio de un gran char-co de sangre. De complexión fuerte, ves-tía pantalón azul marino, chaqueta gris yzapatos marrones.

Pasadas las 15.30, el juez ordenó ellevantamiento del cadáver, que fue intro-ducido en el féretro y trasladado en unfurgón funerario. Una brigada de bombe-ros de San Sebastián limpió con unamanguera los restos de sangre que habí-

an quedado en el asfalto. En el lugar delos hechos, la policía recogió dos casqui-llos de bala del calibre 9 milímetros SSparabellum.

Los funerales por Enrique Moreno secelebraron al día siguiente, 3 de mayo porla mañana.

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) con-denó "con toda energía" el asesinato y,en el correspondiente comunicado, seña-ló que "este nuevo hecho de sangre vienea crispar aún más la situación social ypolítica de Euskadi. El PNV añadió que"la vía de la negociación y del diálogo sedebe consolidar para terminar con la vio-lencia". Todos los demás partidos políti-cos vascos, excepto Herri Batasuna, con-denaron igualmente el asesinato.

A las diez y media de la mañana del 25 de octubre de 1986, ETA asesinaba algeneral de brigada Rafael Garrido Gil, gobernador militar de Gipuzkoa, a suesposa, Daniela Velasco de Vidaurrieta y a uno de sus hijos, Daniel Garrido,en un atentado cometido en el centro de San Sebastián por dos individuos

que, desde una moto, colocaron una bomba sobre el techo del vehículo en elque viajaban el general y sus familiares.

RAFAEL GARRIDO GIL Militar (Gobernador militar de Gipuzkoa)

DANIELA VELASCO Mujer del Gobernador militar

DANIEL GARRIDO VELASCO Hijo del Gobernador militar

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Donostia - San Sebastián, 25 de octubre de 1986

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El número de heridos se elevó a 14,algunos de ellos de gravedad, en la

misma acción terrorista, cuya autoríaasumió ETA en un comunicado dirigido adiversos medios de comunicación vascosesa misma tarde.

El atentado se produjo cuando el cochedel gobernador militar se encontrabaparado en un semáforo. El general RafaelGarrido, de 59 años, viajaba sin la escol-ta policial que tenía asignada porque"quería disfrutar de cierta libertad demovimiento", según fuentes oficiales.

El gobernador y sus familiares habíanabandonado el edificio del Gobierno mili-tar en su vehículo oficial, un Peugeot 505matrícula SS-2431-W con blindaje salvoen el techo, pocos minutos antes de las10.30. Conducía el vehículo el soldadoNorberto Jesús Ferrer Lozario, de 20años. Cuando el coche: había avanzadopocos metros, se detuvo ante un semáfo-ro en rojo en la esquina del Bulevar deSan Sebastián con la calle de Legazpi.En ese momento, mientras el coche esta-ba parado en espera de reanudar la mar-cha, dos jóvenes con casco que viajabanen una moto de gran cilindrada se colo-caron a la derecha y paralelos al vehícu-lo oficial del general.

Los jóvenes depositaron sobre el techodel coche una bolsa que contenía dos

kilos de Goma 2, y huyeron a gran veloci-dad. Segundos más tarde, el paquetehizo explosión. El vehículo quedó total-mente destrozado por la detonación yconvertido en un amasijo de chatarra. Enun radio de unos 40 metros quedaronesparcidos los cristales de viviendas y,establecimientos próximos al suceso quefueron rotos por la onda expansiva. Lamoto, una Kawasaki matriculada enBarcelona, según fuentes policiales, fuelocalizada por la noche en un aparca-miento de San Sebastián.

El matrimonio Garrido falleció en el acto.El general y su esposa quedaron destro-zados por la explosión. Mientras, losotros dos ocupantes del vehículo erantrasladados rápidamente a la residenciasanitaria Nuestra Señora de Aranzazu. Eljoven Daniel Garrido, de 16 años, murió alos pocos minutos de ser ingresado endicho centro, mientras que el conductorquedó hospitalizado en estado grave.

Durante casi dos horas se difundió equi-vocadamente la noticia de que el con-ductor del vehículo, Norberto JesúsFerrer había muerto. En realidad presen-taba shock traumático, contusión, heri-das diversas por objetos punzantes yquemaduras de segundo grado, según elparte médico emitido por la ciudad sani-taria Nuestra Señora de Aranzazu.

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Entre las primeras personas que acudie-ron al lugar del atentado estaba el hijomayor del matrimonio, Fernando Garrido,el montañero que recientemente habíabatido el récord de estancia en solitarioen alta montaña tras permanecer 61 díasen la cima de Aconcagua.

Algunos de los testigos que se encontra-ban en el lugar de los hechos en elmomento del atentado eran incapaces deexplicar lo que habían sentido. "Hay quevivirlo", decían. "La escena", indicó unode los comerciantes de la zona, "no se lapuede imaginar nadie si no lo ve".

Tras los momentos de confusión quesiguieron a la acción terrorista, la gentefue acercándose poco a poco hasta ellugar. Desde un establecimiento de telassituado frente al sitio del atentado, sesacaron metros de tela blanca para pro-ceder a los primeros auxilios de los heri-dos, que se dispersaban por las proximi-dades del lugar. Mientras, otro de losempleados fue llamando a las ambulan-cias.

La cajera del citado, establecimiento indi-có: "Sentí como si la tierra se abriese,contuve la respiración y por mi mentepasó la idea de que la ciudad se caía;algunos se tiraron al suelo y otros caye-ron por efecto o de la onda expansiva"."Poco después", añadió, "salí a auxiliar aun niño pequeño que tenía una herida en

un brazo. Una señora entró pidiendoauxilio y tela blanca. Entonces se encar-garon de hacer torniquetes a algunos delos heridos que se encontraban, tiradossobre el suelo".

“En una marisquería que se encontrabasituada a menos de dos metros de dondese produjo la explosión, las dependientaspudieron observar cómo una moto gran-de se paraba al lado del coche y dejabaalgo encima. Instantes después", indica-ron, "caímos al suelo". Una hora mástarde estas personas eran incapaces derelatar lo que habían sentido. "Sólo sé",dijo una de ellas, "que después de caer-nos salimos corriendo a la calle y sobre laacera se encontraba una señora a la queacabábamos de vender marisco y unajoven con un gran boquete en la espal-da".

"Esto no se puede soportar"

Las sirenas se oían por toda la ciudad ylas ambulancias llegaron a los pocos ins-tantes al lugar de los hechos. En menosde diez minutos todos los heridos habíansido evacuados y la zona quedó acordo-nada. La gente mostraba pánico en susrostros y añadía exclamaciones de indig-nación: "Ya está bien", "esto no se puedesoportar, van a acabar con todos noso-tros".

En el lugar donde se produjo el atentado

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fueron cargados en cuatro camiones loscristales de toda la zona que habían sidodestrozados. Inmediatamente se esta-bleció en el lugar del atentado un fuertecordón policial.

El juez de guardia ordenó a mediodía ellevantamiento del cadáver del goberna-dor militar de Gipuzkoa, que, sacado delautomóvil, quedó sobre el césped,cubierto con un paño verde. La explosiónhabía seccionado su cabeza. El cadáverde su esposa, Daniela Velasco, no pudoser extraído del automóvil, que fue levan-tado y trasladado por una grúa.

A las 12.30 horas efectivos policialeslevantaban el cordón de seguridad quese había establecido tras la acción terro-rista.

14 personas resultaron heridas

Salvo el conductor del vehículo oficial, elresto de los 14 heridos eran transeúntesque paseaban por el Bulevar donostiarraen el momento de la explosión. En esta-do gravísimo se encontraba la ciudadanaportuguesa María José TeixeiraGoncalves, de 35 años, que tuvo que serintervenida quirúrgicamente durantecinco horas y precisó una transfusión de17 litros de sangre.

Sin embargo, a pesar de todos los esfuer-zos por salvar su vida fallecería dieciséis

días después, el 11 de noviembre.

También resultaron heridos graves: PilarCalahorra, María Mendiola, JuanaAlonso, Julio Bilbao, y su hijo de dosaños, Ander; el chofer del vehículo,Norberto Jesús Ferrer; y Margarita Goñi.En estado leve se encontraban JuanCarlos Lorenzo, Reyes Barragán, ArgiIriarte, María Dolores Cortázar y MaríaAsunción Ramírez. Juan Dornaletetxeefue dado de alta a media mañana.

Capilla ardiente

La capilla ardiente por la familia Garridoquedó instalada en el Gobierno Militar deSan Sebastián, a menos de 500 metrosdel lugar donde se produjo el atentado.

Los féretros que contenían los restos delos tres fallecidos se encontraban cubier-tos por la bandera nacional y junto a elloshabían sido depositadas alrededor de 40coronas de flores.

El ministro de Defensa, Narcís Serra, visi-tó al atardecer la capilla ardiente.

Serra llegó a la capital guipuzcoana a pri-mera hora de la tarde acompañado por elJefe del Estado Mayor del Ejército,teniente general José María Sáenz deTejada.

Tras expresar su pésame a los familiares

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que se encontraban en la capilla, el minis-tro, en una improvisada conferencia deprensa, indicó que es necesario reaccio-nar con firmeza ante este tipo de actos yque "no se puede negociar con alguienque es capaz de matar de esta manera".Serra afirmó que el general Garrido eraun amigo de los vascos y que pidió expre-samente ser destinado a San Sebastián.

El lehendakari José Antonio Ardanzatambién visitó la capilla ardiente. Ardanzadio el pésame a los familiares de las víc-timas y permaneció durante unos minu-tos en silencio ante los féretros. El lehen-dakari intercambió unas palabras conNarcís Serra, con quien coincidió en elGobierno Militar, y se negó a hacer decla-raciones a la Prensa.

Los funerales por las víctimas se oficia-ron al día siguiente, 26 de octubre, a lasonce de la mañana en la basílica deSanta María de San Sebastián.

El general Garrido, su esposa y su hijofueron enterados en la tarde de esemismo día, en el cementerio de Jaca(Huesca) por deseo expreso de sus fami-liares.

Reacciones tras el atentado

La organización terrorista ETA militar rei-vindicaba a última hora del día, medianteun comunicado dirigido a diversos

medios de comunicación, el atentadocontra el general Rafael Garrido y sufamilia, En él, lamentaba la muerte de lamujer y el hijo del general Garrido y laexistencia de heridos civiles. La organi-zación terrorista también advertía queseguirá sus acciones mientras no se pro-dujese una negociación política basadaen la Alternativa KAS.

El atentado fue perpetrado el día en quese conmemoraba el séptimo aniversariode la aprobación del Estatuto deAutonomía del País Vasco y un día des-pués de que el Gobierno aprobase unaamplia reorganización del Ministerio delInterior.

El titular de este departamento, JoséBarrionuevo, mantuvo una reunión conlos nuevos altos cargos del ministerio ycon los relevados, en la que se analizó laúltima acción de ETA militar.

Felipe González, presidente delGobierno, calificó el atentado de "res-puesta absolutamente fulminante al lla-mamiento a la paz efectuado por los obis-pos", y aseguró que no se puede nego-ciar con los terroristas.

Manuel Fraga, presidente de AP, acusó alGobierno, al Ministerio del Interior y a"ciertas fuerzas políticas vascas" de teneruna "responsabilidad grave en lo queestá pasando".

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María Teixeira estaba casada, tenía35 años y residía en San

Sebastián. Había abandonado díasatrás la unidad de cuidados intensivos ,pero su muerte sobrevino por la apari-ción, de forma inesperada, de unaembolia pulmonar seguida de paro car-

diaco.Dos días después, ETA militar se haatribuía en un comunicado los últimosatentados terroristas cometidos en elPaís Vasco. En el comunicado, los milislamentaban “profundamente” el falleci-miento de María Teixeira Goncalves.

El atentado se produjo en pleno cen-tro de San Sebastián. El vehículo

donde se hallaba el artefacto, al pare-cer un Ford Scort matrícula SS-0056-Z,se encontraba aparcado en la parte

izquierda de la carretera e hizo explo-sión al paso de una furgoneta Avia delCuerpo Nacional de Policía, al seraccionado con mando a distanciadesde la orilla del río contraria al lugar

La ciudadana portuguesa María Teixeira Goncalves, que había resultado herida el 25 de octubre en San Sebastián, en el atentado que costó la vida

al gobernador militar de Gipuzkoa, a su esposa y a uno de sus hijos, fallecía al mediodía del 11 de noviembre en la residencia sanitaria de esta ciudad.

MARÍA TEIXEIRA GONCALVES

Donostia - San Sebastián, 11 de noviembre de 1986 Ciudadana a la que leexplotó una bomba

A las tres y media de la tarde del 27 de septiembre de 1987, el policía nacionalWenceslao Maya Vázquez era asesinado por ETA y otros cuatro policías másresultaban más heridos de gravedad y dos civiles leves, a causa de la explo-

sión de un coche-bomba ocurrida en San Sebastián, cuando la furgoneta en laque viajaban los cinco agentes se dirigía a cubrir un servicio en el Gobierno

Militar.

WENCESLAO MAYA VÁZQUEZ

Donostia - San Sebastián, 27 de septiembre de 1987 Policía Nacional

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donde se encontraba el coche bomba.

A causa de la onda expansiva resultómuerto prácticamente en el acto elmiembro del Cuerpo Nacional dePolicía Wenceslao Maya Vázquez, de31 años, casado y con dos hijos y natu-ral de Badajoz. Los otros cuatro policí-as que viajaban en el furgón fueroningresados en distintos centros hospita-larios, con heridas de pronóstico grave.

En la residencia sanitaria de NuestraSeñora de Aranzazu fue internado elsargento Miguel Hernández Herrera;con traumatismo craneal y heridas endiferentes partes del cuerpo. Los otros tres fueron trasladados alhospital de la Cruz Roja: Isidro GallegoGarcía, de 28 años, con choque trau-mático y quemaduras de primero ysegundo grado en brazo, cara y piernaizquierda; Miguel Ángel RodríguezPozuelo, de 25 años, presentaba heri-das en los brazos principalmente, yManuel Marudi, de 28, con heridas enpiernas y cara.

En el mismo centro sanitario fueronatendidas de erosiones leves dos muje-res de nacionalidad canadiense que seencontraban paseando por las inmedia-ciones del lugar en el momento de pro-ducirse la explosión. Ambas fuerondadas de alta posteriormente.

Varios automóviles que se encontrabanaparcados en las proximidades dellugar resultaron afectados por la onda

expansiva, así como un autobús en elque viajaba un grupo de turistas cana-dienses que realiza una ruta porEuropa.

Asombro de los turistas que pasabanpor allíEl grupo de turistas se encontrabapaseando por el centro de la ciudadcuando tuvo lugar la explosión. Los ros-tros de los turistas reflejaban el asom-bro que les había producido un hechode similares características, y se pre-guntaban: "¿Qué objetivos se pretendeal colocar una bomba en el centro de laciudad?".

El atentado se produjo a menos deveinticuatro horas horas de haberseclausurado la 35ª edición del FestivalInternacional de Cine de SanSebastián, en un escenario donde cir-cularon numerosas personas, ya que ellugar donde se colocó el coche bombase encontraba cerca del teatro VictoriaEugenia y del hotel María Cristina. El director de este hotel, JuanDomenech, describió como "espectácu-lo dantesco" la escena que se produjotras la explosión. "Lo que he vivido estatarde", señaló Domenech, "es una tra-gedia humana que será difícil de olvi-dar".

Xabier Albistur, “así no hay quenegociar”

El alcalde de la ciudad, Xabier Albistur,manifestó: "Así no hay que negociar. A

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nadie ha sorprendido que se produjeseeste atentado, la tranquilidad que se havivido durante los días del festival sabí-amos que presagiaba algo". Albistur recordó que dado el lugar, elcentro de la ciudad, y la hora, un domin-go a las tres y media de la tarde,"sepodía haber producido una verdaderamasacre".

El furgón policial se dirigía hacia el

Gobierno Militar de Gipuzkoa, ya que aesa hora quedaban todavía grupos depersonas produciendo alteraciones deorden público.

Éstas se habían iniciado a mediodía del27 de septiembre ante el intento decelebración del Gudari Eguna, concen-tración que fue impedida por el gober-nador civil de Gipuzkoa, José RamónGoñi Tirapu.

Al parecer los autores del atentadopretendían secuestrar al presidente

de SAPA, Joaquín Aperribay, vicepresi-dente de la Real Sociedad de Fútbol yamigo personal del dirigente de HBIñaki Esnaola.

Gregorio Caño, padre de tres hijos,murió por resistirse a colaborar en laacción que pretendía el comando. Gregorio Caño fue asesinado en lacalle Zubieta de San Sebastián, a laaltura del edificio, lindante con el paseode la Concha, en el que residía

Joaquín Aperribay.

Como cada mañana, Gregorio Cañoestacionó el coche Opel Senator de laempresa junto al portal del número 22,y se mantuvo a la espera de que el pro-pietario de SAPA bajara de su casa. Nohubo testimonios que permitieronconocer las secuencias del momentodel asesinato, pero una persona afirmóque después de escuchar las detona-ciones vio alejarse a la carrera a unjoven que vestía prendas deportivas ya un segundo individuo que, sin dete-

A las siete menos cuarto de la mañana del jueves 29 de junio de 1989, ETAasesinaba en San Sebastián a un trabajador empleado como chófer en laempresa de fabricación de armamento Sociedad Anónima Placencia de

las Armas (SAPA), de Andoain, llamado Gregorio Caño García.

GREGORIO CAÑO GARCÍA

Donostia - San Sebastián, 29 de junio de 1989 Chófer

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nerse un momento, guardó una pistolaen un bolsillo de su traje beige.

Cinco impactos de bala

Gregorio Caño, de 49 años, natural deVilla Mañón (León), quedó tendido enla carretera, boca arriba. Tenía cincoimpactos de bala, tres en el abdomen,uno en el pecho, cerca del corazón, yotro en un muslo. Murió a la puerta delhospital, en la ambulancia que lo tras-ladaba. En el lugar del asesinato, cercade una mancha de sangre situada juntoa la rueda trasera del coche, la policíaencontró un casquillo SF, 9 milímetrosparabellum.

Un hermano de la víctima confirmó queGregorio llevaba más de 20 años tra-bajando de chófer en SAPA, y dijo queel asesinato de su hermano es unabsurdo y que todas las palabras decondena están escritas desde hacemucho tiempo. Joaquín Aperribay, quese hizo con la presidencia de SAPAhacía cuatro o cinco años, se negó ahacer comentario alguno y ni siquierainformó del suceso a los trabajadoresde su empresa, que, tras el atentadosecundaron una jornada de paro enprotesta por el asesinato. Por una vez, el sindicato LAB, vincula-do a Herri Batasuna, se sumó al restode las centrales para condenar enduros términos la muerte de este traba-jador. Al parecer, el presidente deSAPA se disponía a abandonar el PaísVasco en compañía de su familia.

Joseba Egibar, portavoz del PartidoNacionalista Vasco (PNV), declaró queel asesinato es "la tarjeta de verano deaquellos que discurren con el amonalen las manos", y dijo que ETA se estáconvirtiendo en una organización inmo-vilista y retrógada, cada vez más aisla-da de la sociedad vasca. RafaelLarreina, de la ejecutiva de EuskoAlkartasuna (EA), animó a los ciudada-nos a exteriorizar su protesta contraestos atentados.

Unos días más tardes enviaba uncomunicado al diario Egin, en el queexplicaba que el objetivo de su acción,el lunes 19 de julio, no era GregorioCaño, Joaquín Aperribay, propietariode la empresa SAPA y vicepresidentede la Real Sociedad. Los terroristas,que decían lamentar la muerte deGregorio Caño, no aclararon las cir-cunstancias que precedieron al asesi-nato.

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José Ángel Álvarez, de 31 años y padrede una niña, pertenecía desde hacía

tiempo al servicio de escoltas que se pres-ta a personas amenazadas por ETA, aun-que últimamente no tenía asignado unservicio específico.

El asesino, un joven vestido con un chán-dal azul, sorprendió al policía junto al mer-cado de la Bretxa. Fuentes policiales indi-caron, tras el atentado, que el asesino,probablemente un activista liberado (asueldo) del comando Donostia de ETA,debió actuar después de que la víctimafuese señalada previamente por un cola-borador de ese mismo grupo. Las mismasfuentes consideraron que el autor del dis-paro huyó con sus cómplices en algúncoche estacionado en las cercanías dellugar del crimen.José Ángel Álvarez fue alcanzado de unúnico disparo efectuado desde atrás y sumuerte se produjo de forma instantánea,según señalaron varios testigos.

El policía cayó de bruces sobre la acera,

con la cara ladeada. La bala, un proyectilSF, le atravesó la cabeza, siguiendo unatrayectoria desde el maxilar derechohasta la boca, mortal de necesidad.

Algunos policías subrayaron que el autordel disparo tenía que ser alguien experi-mentado.

El cadáver de José Ángel Álvarez perma-neció cubierto con una sábana hasta queel juez ordenó su levantamiento, a unmetro escaso de un cartel de las gestoraspro amnistía, que fue rasgado por loscompañeros de la víctima, en el que sereclamaba solidaridad con los presos deETA. José Ángel no tenía asignado últi-mamente, un servicio específico, perotiempo atrás había escoltado al diputadoguipuzcoano del PSE-PSOE ÁngelGarcía Ronda.

El Ayuntamiento de San Sebastián convocópara el día siguiente de su asesinato, unamanifestación de condena, que fue expresa-da por todos los grupos políticos, salvo HB.

EEnn eell ccoorraazzóónn ddee llaa cciiuuddaadd,, ppaarraa ssiieemmpprree

A las dos y diez de la tarde del 6 de octubre de 1989, ETA asesinaba en San Sebastián,de un disparo en la cabeza al Policía Nacional José Ángel Álvarez Suárez, mientras

paseaba, desarmado y fuera de servicio, por el Casco Viejo de la ciudad.

JOSÉ ÁNGEL ÁLVAREZ SUÁREZ

Donostia - San Sebastián, 6 de octubre de 1989 Policía Nacional

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El atentado se produjo en la calle deJulio Urquijo, del barrio donostiarra

de Bidebieta, cerca del inmueble en elque residía el militar desde hacía variosaños. Los dos jóvenes, de entre 20 y 25años, efectuaron varios disparos contraAureliano Rodríguez, uno de los cuales lealcanzó en la cara, lo que le produjo pér-dida de masa encefálica.

Desde la medianoche el militar herido fueintervenido quirúrgicamente en la resi-dencia sanitaria Nuestra Señora deAranzazu, donde fue trasladado en esta-do muy grave por miembros de Detente yAyuda (DYA).

Según fuentes del Gobierno Civil deGipuzkoa, en el lugar del atentado seencontraron dos casquillos de bala. Elmiedo impedía a los vecinos de AurelianoRodríguez comentar cualquier aspectosobre el atentado. "Tenemos miedo.Estamos hechos polvo", indicó una de lasvecinas, familiar de un militar. Los tres pri-meros bloques de la calle en la que se

produjo el atentado eran viviendas de ofi-ciales de la Marina.

Los dos autores del atentado, según eltestimonio de algunos vecinos, portabansendas pistolas y efectuaron al menosdos disparos contra el militar de formasimultánea.

Aureliano Rodríguez, fallecía días des-pués en la residencia Nuestra Señora deAranzazu, como consecuencia de lasgraves heridas sufridas, de las que no sepudo recuperar.

Precauciones

El comandante de Marina de Pasajes,Antonio Valera González, no quiso hacercomentarios sobre el atentado terrorista,ya que indicó que se encontraba a laespera de noticias sobre el estado desalud de Aureliano Rodríguez. Por suparte, un suboficial calificó de "desgra-ciados" a los autores del atentado y seña-ló: "A pesar de las precauciones que se

A las once menos cuarto de la noche del día 1 de marzo de 1990, el tenientede navío retirado Aureliano Rodríguez, de 65 años, resultaba herido de

gravedad en San Sebastián en un atentado terrorista que, según testigos de los hechos, fue cometido por dos jóvenes que huyeron a pie.

AURELIANO RODRÍGUEZ ARENAS

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Donostia - San Sebastián , 1 de marzo de 1990 Militar, Teniente de navío retiradopueden tomar, cuando quieren ir a poralguien van y de eso somos conscientes".

En el domicilio de Aureliano, una hija deéste, emocionada, se negaba a efectuarcualquier manifestación sobre lo ocurridoa su padre.

A consecuencia del atentado el CuerpoNacional de Policía estableció controlesen diversos puntos de la capital guipuz-coana. Autoridades de la Marina de SanSebastián se desplazaron, nada másconocer la noticia del atentado, hasta eldomicilio del herido, lugar que permane-ció acordonado por la policía durante almenos una hora.

Hacía cinco años que, a escasos metrosde donde se produjo el atentado contraAureliano, la organización terrorista ETAmilitar ametralló a los ocupantes de unvehículo dedicado al transporte de oficia-

les de Marina. Dos personas fallecieronen esa acción terrorista.

Sobre las once de la noche, práctica-mente a la misma hora en la que se pro-ducía el atentado, Iñaki Esnaola, miem-bro de la Mesa Nacional de HerriBatasuna, declaraba en el circuito regio-nal en el País Vasco de la cadena SER,con relación a los últimos atentados concartas y paquetes bombas, que a su jui-cio ETA piensa que con estas accionespuede facilitar la negociación.

"En estos momentos es una mala etapapara iniciar conversaciones, no correnbuenos tiempos y, seguramente, ETAestá intentando con estas acciones, queestá realizando en los últimos tiempos,forzarlas", añadió Esnaola, que agregóposteriormente: "Me importan más lasconversaciones que los resultados quede ahí puedan salir".

A las ocho menos cuarto de la noche del 13 de marzo de 1990, el funcionario de prisiones Ángel Jesús Mota Castillo resultaba herido

de gravedad, en San Sebastián, al recibir un tiro en la cabeza, cuando se encontraba con una de sus hijas, de pocos meses, en sus brazos.

El atentado, cometido por dos jóvenes, tuvo lugar en la calle Matía, en el momento en que su esposa estaba bajando la persiana de la tienda

de fotografía propiedad de la familia de ésta.

ÁNGEL JESÚS MOTA IGLESIAS

Donostia- San Sebastián, 13 de marzo de 1990 Funcionario de prisiones

EEnn eell ccoorraazzóónn ddee llaa cciiuuddaadd,, ppaarraa ssiieemmpprree

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Los autores del atentado efectuaron undisparo a bocajarro, que alcanzó aÁngel Jesús en la cabeza. A últimashoras de la noche, y tras ser operado enel hospital de la Cruz Roja, que se hallaa escasos metros de donde tuvo lugareste atentado, su estado clínico fue cali-ficado de suma gravedad, presentandoorificio de entrada y salida, pérdida demasa encefálica y afectación del huesotemporal. Ángel quedó coma profundo,falleciendo días después.

Ángel Jesús, de 31 años de edad, natu-ral de Zamora, casado y padre de dosniñas de corta edad, trabajaba desdehacía años como administrativo en laprisión de Martutene.

En el lugar de los hechos, la policía reco-gió un casquillo de bala 9 milímetros SF.Se desconoce si la huida de los terroris-tas se produjo a pie o en moto.

En el hospital de la Cruz Roja, junto a losfamiliares de Ángel Jesús Mota, seencontraban el director de la prisión deMartutene y compañeros del funcionarioherido.

ETA había comunicado recientementeen un comunicado publicado en el diarioEgin que los funcionarios de Interior yJusticia eran objetivo de acciones arma-das.

Como consecuencia del rebote deuno de los proyectiles disparados,

resultó herido Marcos Espiga, de 19

años de edad, natural de Logroño, cuan-do pasaba casualmente por el lugar.Marcos se hallaba cumpliendo el servi-

A las once de la noche del 6 de abril de 1990, ETA asesinaba a tiros en San Sebastián, a Miguel Paredes García, de 33 años de edad, y a su mujer,

Elena María Moreno Jiménez, de 30 años, ciudadanos naturales deSan Sebastián. Ambos resultaron muertos prácticamente en el acto, a

la salida del bar Txiki, situado en la parte vieja donostiarra.

MIGUEL PAREDES GARCÍAELENA MARÍA MORENO JIMÉNEZ

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Donostia - San Sebastián, 6 de abril de 1990 Ciudadanos

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cio militar en la Marina.

El proyectil le produjo heridas en el glú-teo y en la mano, y fue trasladado al hos-pital de la Cruz Roja, donde a primerashoras del día siguiente 7 de abril eraintervenido quirúrgicamente.

Los hechos, según un portavoz delGobierno Civil de Gipuzkoa, tuvieronlugar cuando Miguel Paredes y ElenaMaría se encontraban a menos de 10metros de la puerta del bar en el quehabían estado con anterioridad, cuando,según algunos testigos, fueron tirotea-dos por una persona que posteriormen-te se dio a la fuga a pie. Dada la hora, lacalle en la que se produjeron estos ase-

sinatos estaba llena de gente.

En las inmediaciones la policía encontródos casquillos de bala, uno SF y otro FN,nueve milímetros parabellum, municiónque utiliza la organización terroristaETA. Los disparos fueron realizados porla espalda y a escasa distancia.

Miguel Paredes, según fuentes oficiales,tenía antecedentes penales, vinculán-dosele con el tráfico de droga en SanSebastián. La juez de guardia se perso-nó en el lugar de los hechos para proce-der al levantamiento de los cadávereshora y media después de haberse come-tido los asesinatos.

José Lasanta Martínez se encontrabapaseando por las proximidades de su

domicilio cuando se le acercó una per-sona de entre 20 y 25 años de edad,según las declaraciones de un testigo, y

efectuó un disparo en la cabeza. El ase-sino, que vestía ropa oscura y gafas desol, salió corriendo del lugar hacia lacalle Zubieta, mientras en el suelo que-daba tendido con vida José Lasanta.

Poco antes de las once de la mañana del 13 de junio de 1990 eraasesinado, en el Paseo de La Concha de San Sebastián, el coronel de Infantería

retirado José Lasanta Martínez, de 74 años. Un etarra le disparó un tiro en lacabeza.El militar fue trasladado al hospital de la Cruz Roja donde murió una

hora después.

JOSÉ LASANTA MARTÍNEZ

Donostia - San Sebastián, 13 de junio de 1990 Militar retirado (Coronel de Infantería)

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Éste presentaba un orificio de entradapor el ojo y otro de salida por la nuca,con pérdida de masa encefálica, partede la cual quedó esparcida en el suelo.

Los servicios de la Cruz Roja intentaronreanimarlo en el mismo lugar de loshechos, ya que presentaba parada car-diorespiratoria. Inmediatamente fuetrasladado al hospital de la Cruz Roja,donde falleció en torno al mediodía. Lapolicía recogió a escasos metros dedonde fue disparado un casquillo 9 milí-metros parabellum del año 1974.

El disparo pudo ser oído por algunas delas personas que a esas horas seencontraban en la playa de la Concha."Oí un ruido seco y pensé que era unpetardo", comentaba una señora que seencontraba tomando el sol. Otro de lostestigos indicó: "Estaba charlando conotra persona cuando oí un ruido.Entonces ví que un joven salía corrien-do hacia la calle de Zubieta y que unseñor mayor caía al suelo, por lo que fuia llamar a la DYA y a la Cruz Roja".

José Lasanta Martínez era natural deCienfuegos (Cuba), estaba soltero yhabía ingresado en el Ejército en 1936.Llevaba jubilado 10 años, y antes habíaestado destinado en el regimiento deInfantería Sicilia, de Loyola. El militarfallecido era una persona muy conocida

en San Sebastián, ya que llevaba variosaños residiendo en la ciudad. El coronelLasanta había sido juez instructor delJuzgado número dos del antiguoTribunal Militar especializado en delitosde terrorismos.

Reacciones tras el atentado

José María Gurrutxaga, gobernador civilde Gipuzkoa, que atribuyó el atentado ala "la banda criminal ETA", pidió la cola-boración de los ciudadanos para conse-guir que los autores de estos asesinatos"estén donde deben estar, que es en lacárcel". Gurrutxaga agregó que nocaben dudas sobre quiénes son los res-ponsables de este tipo de actos, ya que"en Euskadi, en estas condiciones decobardía y miseria, tan sólo mata ETA".

Los partidos políticos del Ayuntamientode San Sebastián, excepto HerriBatasuna (HB), condenaron el atentadoterrorista y pidieron la participación delos donostiarras en los actos de conde-na y denuncia que se convocaron paralas próximas horas. En un comunicadorecordaron que no se puede olvidar aaquellos que con su silencio o apoyo ali-mentan la violencia.

La ejecutiva del PSE-PSOE cree que laopinión pública vasca debe reaccionarante la violencia que ejerce de manera

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permanente ETA. El portavoz de estepartido, Odón Elorza, indicó que estanueva acción terrorista "supone la inten-sificación de ETA de sus labores típicasde precampaña". Se refería así a lassiguientes elecciones autonómicas, quese iban a celebrar en otoño en el PaísVasco.

Un portavoz de Eusko Alkartasunarecordó a la organización terrorista quela mayoría absoluta de la poblaciónvasca ha rechazado en múltiples oca-siones las acciones violentas, y advirtióque los ciudadanos jamás aceptaráncomo sumisión el imperio de las armas.

Para Xabier Gurrutxaga, de Euskadiko

Ezkerra, atentados como el de JoséLasanta, contra un anciano, obligan aque el objetivo de la paz se antepongaante cualquier cosa para la sociedad,sobre todo, añadió, ante una violenciaque limita la convivencia y el progreso.Este partido pidió que la respuesta delos donostiarras sea activa ante estanueva acción terrorista.

El Partido Popular, por su parte, consi-deró que "esta villanía de la organiza-ción terrorista ETA debe permanecer enla memoria cuando en las próximaselecciones autonómicas se presentenaquellos partidos que no condenan laviolencia criminal o permiten que existanalcaldías de Herri Batasuna".

El atentado tuvo lugar en la confluen-cia de la calle de la Escolta Real y el

paseo de los Mikeletes, en el barrio delAntiguo de la capital donostiarra.

Ignacio Urrutia, de 74 años, que habíaabandonado su domicilio, en el número22 de Escolta Real, momentos antes,fue abordado por dos individuos que

Poco antes de las diez de la mañana del día 28 de junio de 1990, dos miembros de un comando de ETA asesinaban en San Sebastián a Ignacio

Urrutia Bilbao, capitán del Ejército, al asestarle un tiro en la nuca que le produjo la muerte instantánea.

IGNACIO URRUTIA BILBAO

Donostia -San Sebastián 28 de junio de 1990 Militar retirado (Capitán)

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realizaron un disparo y posteriormentesalieron corriendo a pie por el paseo delos Mikeletes. Los asesinos pudieron servistos por numerosos vecinos de la zonaque a esas horas se encontraban en lacalle. Al parecer, huyeron por el paseode Pío Baroja, cercano al lugar de loshechos.

Minutos después de quedar tendido enel suelo el cuerpo sin vida de IgnacioUrrutia, acudieron al lugar una hija y elmarido de ésta. Visiblemente emociona-da se hacía preguntas que no podíanobtener respuesta: "¿Por qué han mata-do a mi padre?"...

Una persona que se encontraba a 30metros de donde fue asesinado el capi-tán retirado pudo observar cómo dospersonas salían huyendo a gran veloci-dad: "No pude hacer nada porque lleva-ban una pistola en la mano y pensé quepodían matarme a mí también", señaló.

Los vecinos de esa zona encontrarontras el atentado, unas notas en las quese les pedía que, en el caso de quehubiesen sido testigos de los hechos oconocieran algún dato relacionado conel atentado, llamasen a un número deteléfono indicado en el papel.

El gobernador civil de Gipuzkoa, JoséMaría Gurrutxaga calificó de "canallada

y cobardía" esta acción terrorista, y pidióla colaboración a los ciudadanos paradetener a los asesinos.

La noticia del asesinato de IgnacioUrrutia fue acogida con estupor por losvecinos del barrio del Antiguo, dado queel militar era muy conocido en el mismo.Su familia regentaba una administraciónde lotería en la calle de Matía.

En el lugar donde fue asesinado el capi-tán retirado, la policía encontró un cas-quillo de 9 milímetros parabellum delaño 1974, la misma munición hallada enel atentado que costó la vida a JoséLasanta Martínez, militar que había sidoasesinado hacía unas semanas, el 13 dejunio), en el paseo de la Concha de SanSebastián. Todos los indicios, apuntan aque los autores de este asesinato fue-sen miembros del comando Donosti deETA militar, quien posteriormente reivin-dicó el atentado.

Ignacio Urrutia estaba casado y erapadre de dos hijas. Nació el 31 de juliode 1915 en Bilbao e ingresó en elEjército en 1938. La mayor parte de sucarrera militar estuvo destinado en SanSebastián, en la Compañía deIngeniería y Armamento deConstrucción (CIAC), donde desempe-ñaba el cargo de especialista en cons-trucción y electricidad.

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La capilla ardiente fue instalada en elGobierno Militar de Gipuzkoa y los fune-rales se celebraron a las doce de lamañana del día siguiente en la iglesia deSan Sebastián Mártir, en el barriodonostiarra del Antiguo.

Comunicado del Ayuntamiento

Todos los partidos políticos delAyuntamiento de San Sebastián, excep-to Herri Batasuna, suscribieron uncomunicado en el que afirmaban que enSan Sebastián sobran los asesinos y los

que les apoyan, pretendiendo convertiren héroes a profesionales del tiro en lanuca de ancianos indefensos.

Los responsables municipales, quemanifestaron el deseo de los donostia-rras de vivir en paz, realizaron un llama-miento a todos los ciudadanos para queasistieran a todas las concentracionesque se convocaron en protesta "tantopor este asesinato como por las actitu-des violentas, agresivas e irracionalesde quienes quieren falsear la historia y lavoluntad popular".

Dos personas se acercaron a VicenteLópez Jiménez cuando caminaba

por la calle de Cemorrilla, en el barriodonostiarra de Gros, a escasos metros desu domicilio. Los dos activistas dispararontres veces contra Vicente, quien recibiódos disparos en la cabeza y un tercero en

el estómago, falleciendo prácticamenteen el acto.

Poco después del asesinato, la central dela DYA (Detente y Ayuda, Asociación deAyuda en Carretera) en San Sebastiánrecibió una llamada telefónica con voz de

Poco después de la una y media de la madrugada del 13 de diciembre de1990, ETA asesinaba en San Sebastián a Vicente López Jiménez, un vendedorde periódicos de 52 años al que la organización terrorista había acusado deser confidente de la policía, hecho que negaron tanto el Gobierno Civil de

Gipuzkoa, como familiares de la víctima.

VICENTE LÓPEZ JIMÉNEZ

Donostia - San Sebastián, 13 de diciembre de 1990 Vendedor de prensa

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hombre que, hablando en nombre de laorganización terrorista ETA, dijo: "Hemosmatado a un chivato de la policía". Unaspecto que parece entrar en contradic-ción con lo que Vicente López solía decir,según algunos vecinos, ya que asegura-ba que pertenecía a la coalición HerriBatasuna.

Familiares de la víctima, enterados de sumuerte por la radio, rechazaron las acu-saciones de "confidente" que se habíanvertido sobre Vicente López. Uno de sushermanos no ocultó su extrañeza con res-pecto a este tema y dijo: "Mi hermanoestaba metido en asuntos de HerriBatasuna. Pondría la mano en el fuegoporque mi hermano no era confidente". Enla zona en la que residía le considerabancomo un hombre próximo a HerriBatasuna.

HB no reconoce su militancia

En esa formación política no reconocierona Vicente López corno militante. Sin

embargo, aseguraron que éste solía par-ticipar en manifestaciones convocadaspor Herri Batasuna y que con frecuenciaacudía al Herriko Taberna de su barrio,añadiendo que en círculos abertzales sele consideraba "un chivato y se tenía cui-dado al hablar cerca de él".

Vicente López regentaba un quiosco deperiódicos en la calle de Amézketa, en elbarrio de Amara. En el lugar en el que fueasesinado la policía recogió tres casqui-llos de bala nueve milímetros parabelum.

Esta acción terrorista, según la policía,presentaba similares características a lascometidas a lo largo del año 1990 por elcomando Donosti, especializado, entreotros atentados, en asesinar a militaresjubilados.

La última víctima de este grupo fue elcapitán del Ejército Ignacio Urrutia Bilbao,quien fue asesinado el 28 de junio, en elbarrio del Antiguo, de San Sebastián.

La acción terrorista tuvo lugar en laconfluencia de la calle de Echaide y el

paseo de los Fueros, en el centro de lacapital donostiarra. El coronel LuísGarcía Lozano había abandonado cincominutos antes del atentado el edificio delGobierno Militar. En el trayecto hasta laresidencia de oficiales en Loyola, a la queacudía a almorzar, el conductor del vehí-culo tuvo que detenerse ante un semáfo-ro en rojo. Fue precisamente en ese ins-tante cuando dos individuos atacaron elcoche por el lado derecho, lugar que ocu-paba el gobernador en funciones, y conun subfusil, que acercaron a la ventanilla,realizaron hasta un total de 15 disparos,que en su mayoría alcanzaron al militaren la cabeza. Los autores del asesinatohuyeron a pie, según testigos presencia-les, por las calles próximas a la zona. Lapolicía recogió 15 casquillos de balanueve milímetros parabellum SF y FN enel interior del vehículo, un Opel Corsa decolor azul, matrícula SS-1134-Z, y en lacarretera.

El conductor, Jacinto RomatezAguirrezabalaga, resultó ileso, aunquetuvo que ser atendido de la crisis nervio-sa que sufrió como consecuencia delatentado. Romatez es natural de Zumaia(Gipuzkoa) y llevaba cinco meses cum-pliendo el servicio militar.

En la zona donde se produjo la acciónterrorista los vecinos pudieron oír, segúnindicaron, tres ráfagas de disparos. Este

sonido les llevó a afirmar, antes de ver almilitar recostado sin vida sobre el asien-to, que lo que acababa de ocurrir habíasido un atentado.

Luís García estaba casado y erapadre de 5 hijos

El coronel Luís García Lozano era natu-ral de Certina (Zaragoza), tenía 56 años,estaba casado y era padre de cinco hijos.Una de sus hijas se acercó hasta el lugardel suceso, visiblemente afectada, y per-maneció allí durante escasos minutos.

Luís García Lozano había llegado a SanSebastián hacía cinco años. En la actua-lidad era el segundo jefe del GobiernoMilitar de Gipuzkoa y ocupaba la jefaturaen ausencia del titular, el general de bri-gada Juan Elgueta Seguera. El coronelasesinado era también presidente de laReal Sociedad Hípica Deportivo Militarde San Sebastián.

Luís García Lozano no utilizaba escolta yse desplazaba diariamente y por los mis-mos trayectos tanto a la residencia de ofi-ciales como a su domicilio.

El lugar en el se encontraban apostadoslos terroristas en espera del paso de suvíctima es una calle en la que viajando enautomóvil es casi obligado detenerse,debido al semáforo que se encuentra auna treintena de metros del lugar en quese produjo el atentado.

A las tres y media de la tarde del 2 de enero de 1991, el gobernador militar deGipuzkoa en funciones, el coronel Luís García Lozano, de 56 años, era asesinado

en San Sebastián por un comando de ETA al ser alcanzado por 15 disparos realiza-dos con una metralleta. Luís moría en el acto, mientras que el conductor del auto-móvil en el que viajaba, el soldado Jacinto Romatez Aguirrezabalaga, resultó ileso,

aunque tuvo que ser atendido por una crisis nerviosa.

LUÍS GARCÍA LOZANO

Donostia - San Sebastián, 2 de enero 1991 Militar (Coronel)

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La capilla ardiente del coronel asesinadofue instalada a el mismo día del atentado,por la noche, en la sede del GobiernoMilitar.

Desde el 17 de noviembre de 1989 en

que fue ametrallado en Madrid el coroneldel Ejército de Tierra José MartínezMoreno, de 51 años, era la primera vezque la organización terrorista ETA asesi-naba a un militar en activo.

El atentado terrorista se produjo en lasproximidades del campo de fútbol

Metigosetegui. Los guardias civiles LuísAragó Guillén, José Carlos Casillas,Miguel Ángel García y Pedro SamuelMartín habían estado comiendo juntos enun bar cercano al lugar en el que se pro-dujo el atentado. Los cuatro agentes, quevestían de paisano, se encontraban fuerade servicio en el momento en que suce-dieron los hechos.

Una vez acabada la comida se dirigieronhacia el cuartel que la Guardia Civil tieneen el barrio de Intxaurrondo.

Cuando el vehículo, un Ford Escort decolor blanco matrícula M-9741-JY, pro-piedad de uno de los agentes, se encon-traba entre el cementerio de Polloe y elcampo de fútbol, una bomba que se halla-ba adosada a una de las farolas de lazona fue accionada a distancia por uncomando etarra. La explosión desplazóal coche unos 30 metros, según testigospresenciales.

El cabo primero Luís Aragó Guillén, de 28años y natural de Zaragoza, fallecía prác-ticamente en el acto al quedar atrapadoentre los hierros del coche. Los otros tres

Poco antes de las cuatro de la tarde del sábado, 16 de marzo, ETAasesinaba al guardia civil Luís Arago Guillén y hería a otras cinco personas

en el barrio de Eguía de San Sebastián, al hacer estallar una bomba accionada a distancia en el momento en que pasaba por el lugar un vehículoocupado por cuatro agentes de la Guardia Civil. Los autores de este atentado

formaban parte de uno de los grupos del comando Donosti de ETA.

LUÍS ARAGO GUILLÉN

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Donostia - San Sebastián, 16 de marzo de 1991 Guardia civil

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agentes, José Carlos Casillas, de 21años y natural de Segovia; Miguel ÁngelGarcía, de 23 años y de Algeciras, yPedro Samuel Martín, de 26 años y natu-ral de San Sebastián fueron trasladadosal hospital de Aranzazu, donde ingresa-ron con heridas de diversa considera-ción. A este centro también fueron lleva-dos Víctor Montes Cental, de 66 años, ysu nieto Diego, de 10 años, quienesresultaron heridos de carácter leve al seralcanzados por la onda expansiva mien-tras paseaban por el lugar. El pequeñoacababa de jugar un partido de fútbol.

La bomba, compuesta por unos ochokilogramos de explosivo y metralla, habíasido colocada, según indicaron testigos

del hecho, por dos personas jóvenespocos minutos antes de la explosión. Muyprobablemente, los autores del atentadovigilaron a los guardias civiles en el lugaren que los agentes estuvieron almorzan-do, y esperaron en las cercanías al pasodel vehículo. Según señalaron algunostestigos, la explosión se pudo oír en unradio muy amplio.

Tanto fuentes de la ejecutiva del PNVcomo el secretario general de los socia-listas vascos, Ramón Jáuregui, coincidie-ron en señalar tras el atentado, que la vio-lencia es el sistema que emplea ETApara"cerrar filas" en su entorno e "impedir lalibre discusión" en el seno de HB..

Éste era el segundo atentado terroristaque sufría la familia Villamudria, des-

trozada tras esta acción de ETA. El prime-

ro había sucedido hacía dos meses y diezdías, el 5 de febrero de 1991. Poco antesde las ocho de la mañana, el policía Jesús

A primera hora de la mañana del 15 de abril de 1991, la joven María del CoroVillamudria, de 17 años, fallecía en San Sebastián en un atentado perpetrado

por ETA que estaba dirigido contra su padre, el agente del Cuerpo Nacional dePolicía Jesús Villamudria Lara. Jesús y sus otros tres hijos, Josune, Luís y

Leire, tuvieron que ser internados en el hospital de Gipuzkoa en estado gravecomo consecuencia de las heridas que les provocó la explosión de

una bomba-lapa colocada en los bajos de su automóvil, un Renault 25.

Mª DEL CORO VILLAMUDRIA SÁNCHEZ

Donostia - San Sebastián, 15 de abril de 1991 Joven de 19 años hija de un policía

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Villamudria y sus cuatro hijos se disponíana realizar en automóvil el recorrido queefectuaban todos los días para trasladar-se hasta los colegios donde recibían claselos niños. El comando que cometió el aten-tado sabía que los escolares efectuabandiariamente el mismo recorrido.

Tres de ellos, Josune, de 17 años, Luís, de15, y Leire, de 12, se encontraban en elinterior del vehículo mientras que el padrey la gemela de la primera, Coro, estabanpróximos a la parte delantera del vehículo,lugar en el que estaba el explosivo, com-puesto por tres kilos de amosal. El arte-facto estalló cuando el policía cerró elmaletero del automóvil, de donde habíaextraído un paraguas para protegerse dela lluvia y un periódico sobre el que iba aarrodillarse para inspeccionar si el cochetenía algún artefacto. El sistema emplea-do para accionar el artefacto era el de pén-dulo, que hacía mucho tiempo que ETA noutilizaba.

En los minutos que siguieron a la explo-sión se sucedieron en torno a las víctimasescenas de horror. La madre, LuisaSánchez, se encontraba en el momentode la explosión en el balcón de la casa,despidiendo a su familia. En medio de unacrisis nerviosa, bajó a la calle, donde entresollozos, decía: "¿Por qué les han hechoesto?".

Numerosos escolares de la zona se apro-

ximaron hasta el lugar de los hechos inte-rrumpiendo sus clases, tras el estruendoque se escuchó en el barrio y sin poderocultar el horror que les produjo ver loscuerpos de los cuatro hermanos y supadre sobre el asfalto y entre el amasijo dehierros del coche. El joven LuísVillamudria salió despedido 15 metros delsitio donde se encontraba el vehículo.

Segundo atentado en menos de un año

La familia Villamudria residía hasta el 5 defebrero de 1991 en el número 4 de la ave-nida de Ulía, inmueble en el que ETA colo-có una bomba con 10 kilogramos de amo-sal. Los vecinos, agentes de policía, y susfamilias tuvieron que ser desalojados deledificio y trasladarse a otras viviendas.

Jesús Villamudria, de 46 años y natural deArlanzón (Burgos), llevaba 21 años desti-nado en el País Vasco. Después del ante-rior atentado, había solicitado destino aotra provincia y se encontraba a la esperade que Interior le asignase fecha de tras-lado.

Coro Villamudria cursaba tercero de BUPen el instituto de Bidebieta, próximo allugar en el que residía anteriormente,mientras que su hermana gemela,Josune se encontraba en primero. Tras elatentado se suspendieron las clases enel centro y se mantuvieron reunionestanto por parte de los alumnos como del

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profesorado.

Estos últimos decidieron no impartir clasestampoco al día siguiente, 16 de abril trascondenar el atentado. Los otros dos her-manos, Luís y Leire, asistían a los colegiosde los Maristas de Champagnat yEucarístico San José, respectivamente.

La capilla ardiente por Coro Villamudriaquedó instalada por la tarde en elGobierno Civil de Gipuzkoa y los funeralesse celebraron al día siguiente en la iglesiade la Sagrada Familia.

La joven, según sus familiares, deseabaser policía como su padre y había com-prado ya los apuntes para prepararse elexamen de ingreso a la academia de poli-cía. Por ello, las honras fúnebres se cele-braron como si la joven fuera agente depolicía.

Con el atentado de Coro, ETA había cau-sado la muerte, de 14 niños y jóvenes yheridas de diversa consideración a nume-rosos menores en diferentes atentadoscometidos desde 1968.

Reacciones tras el atentado“Siento vergüenza y ganas de llorar”

"Siento vergüenza y ganas de llorar",comentó emocionado el lehendakari, JoséAntonio Ardanza, quien criticó duramente

el doble lenguaje de ETA al pedir la nego-ciación poniendo cadáveres de niños enci-ma de la mesa. El presidente del Gobiernovasco mostró su perplejidad por estar"escuchando en todo momento mensajesde negociación".

Ardanza añadió que el único mensaje quese puede dirigir a ETAes que deje de aten-tar y matar, y a partir de ahí estará dis-puesto a dialogar.

HB exigía al Gobierno que adoptara “losgestos requeridos" por ETA para reem-prender las "conversaciones políticas", altiempo que lamentaba" la muerte de lajoven.

El delegado del Gobierno en el PaísVasco, José Antonio Aguiriano, que habla-ba hacía unos días de una posible amnis-tía para los presos de ETA con delitos desangre, ("con el cese definitivo de la vio-lencia todo es posible", decía), expresabatras el atentado su indignación e indicabaque "nunca podrá haber amnistía para losautores de un atentado" como el de Coro.

ETA señala que Coro Villamudria“quería ser policía”

La organización terrorista ETA asumíadías después, en un comunicado publica-do en el diario Egin, siete atentados y enconcreto el asesinato de Coro Villamudria.Los terroristas afirman que no querían

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matar a la joven, sino a su padre, JesúsVillamudria. Con el lenguaje exculpatorioque la organización terrorista utiliza traslos atentados que despiertan mayorrechazo social, ETA dice que el policía

debe considerarse responsable de lamuerte de su hija, porque "se sirvió de sufamilia como de un escudo". El comunica-do de ETA añadía que "Coro Villamudriaquería ser policía".

El atentado tuvo lugar cuando los dosagentes se encontraban cenando en

el bar restaurante El Puente, en la calle delRío Deba, del barrio de Eguía. Ambos esta-ban sentados en la parte derecha del esta-blecimiento en el momento en el que dospersonas con el rostro enmascaradocomenzaron a disparar desde el exteriordel bar después de haber roto con las cula-tas de sus armas los cristales de la venta-na del establecimiento.

Las balas alcanzaron a los guardias civilespor la espalda. Los agentes cayeron fulmi-nados sobre la mesa en la que estabancenando. El resto de las personas que seencontraban en el bar, frecuentado poragentes de la Guardia Civil, no sufrió nin-guna herida.

En los balcones de los edificios colindan-tes, numerosos vecinos se encontrabanasomados a las ventanas, a las que seacercaron tras oír los ruidos primero, y lasnoticias de la radio después.

Los guardias civiles asesinados estabanasignados a la vigilancia de edificios públi-cos. Tanto Eduardo Sobrino, de 33 años ynatural de Pontevedra, como Juan CarlosTrujillo, de 25, nacido en Ciudad real, solí-an ir a menudo a comer al establecimientoen el que fueron asesinados. El primero lle-vaba 12 años destinado en Gipuzkoa y elsegundo, seis.

La bandera de San Sebastián ondeó al díasiguiente a media asta en el balcón delAyuntamiento donostiarra, según un

Minutos antes de las doce de la noche del día 23 de octubre de 1991 eranasesinados a tiros en un bar de San Sebastián, los guardias civiles Eduardo

Sobrino González y Juan Carlos Trujillo García.

EDUARDO SOBRINO GONZÁLEZJUAN CARLOS TRUJILLO GARCÍA

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Donostia -San Sebastián, 23 de octubre de 1991 Guardias civiles

bando que había promulgado por el alcal-de Odón Elorza, el día 18 de octubre.

Tras los atentados de ETA en Madrid deldía 17 de octubre, el alcalde dispuso quela bandera ondeara a media asta "comodemostración ante el resto de España yEuropa de nuestra oposición frontal alterrorismo de ETA y a cualquier acto de

violencia".

En el mismo barrio en el que fueron asesi-nados Eduardo Sobrino y Juan CarlosTrujillo, ETA había cometido el pasado 16de marzo de ese mismo año 1991, otroatentado en el que resultó muerto el guar-dia civil Luís Aragó.

El atentado se produjo cuando en el inte-rior del club Chaplin se encontraban

José Javier Arritegui y cuatro mujeres, tresde ellas extranjeras. Dos jóvenes, de eda-des comprendidas entre los 20 y 25 años,empujaron la puerta de acceso al local y seintrodujeron en el mismo efectuando seisdisparos contra José Javier, actualmenteresponsable del club. La muerte se produjode forma instantánea. Los autores de losdisparos salieron corriendo del estableci-miento y bajaron por unas escaleras hastael lugar en el que tenían estacionado elautomóvil. El vehículo había sido robado alas siete y media de la tarde en Hernani yfue encontrado por la policía a las 23.30 a

un kilómetro del lugar del los hechos. JoséJavier Arritegui Aramburu regentaba el clubChaplin desde hacía quince días.

El anterior propietario, amigo de la víctima,había sido acusado por informadores de laorganización etarra de traficar con drogas.El nombre de esa persona figuraba en unospapeles que se incautaron al comandoDonosti que la Guardia Civil había desarti-culado el pasado mes de agosto de1991.En el club Chaplin tan sólo se encon-traba una de las testigos cuando aparecióla Guardia Civil. Las otras mujeres abando-naron el local al carecer de documentaciónpara residir en España.

A las diez y media de la noche del día 26 de noviembre de 1991, un comandode ETA asesinaba a tiros a José Javier Urritegui Aramburu, de 24 años, vecino

de la localidad guipuzcoana de Lasarte-Oria, en el club Chaplin, una barraamericana del barrio Larratxo de San Sebastián. Los autores del atentado, dos

jóvenes, según una de las testigos, huyeron del lugar en un vehículo.

JOSÉ JAVIER URRITEGUI ARAMBURU

Donostia-San Sebastián, 26 de noviembre de 1991 Ciudadano, dueño de un club nocturno

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El agente del Cuerpo Nacional dePolicía estaba jugando a las cartas

en el bar 19 del barrio de Eguía cuandoun encapuchado entró en el local y, sinmediar palabra, le disparó a bocajarroen la cabeza. El agente, de 40 años,murió en el acto. El asesino escapó a pieaprovechando la confusión de los com-pañeros del policía.

El asesinato de Ricardo se produjo en elcitado bar 19, situado en el mismonúmero de la calle de Eguía, en el barriode Eguía de San Sebastián. Este esta-blecimiento se encontraba muy cercadel bar El Puente, en el que en octubrede 1991 ETA asesinó a balazos a dosguardias civiles. El agente vestía de pai-sano y nada pudo hacer para repeler laagresión, que le causó la muerte en elacto. Las ambulancias y los numerososefectivos policiales que se acercaron allugar de los hechos no pudieron hacernada por salvar la vida de la víctima.

Soltero, de 38 años

Ricardo González, de 38 años, soltero ynatural de Cerezal de Sanabria(Zamora), era un asiduo del local. Elagente, que estaba fuera de servicio, lle-vaba destinado en San Sebastián 11años.

La capilla ardiente quedó instalada en elGobierno Civil de San Sebastián, adon-de acudieron los padres del fallecido,que se desplazaron desde Zamora.

Por la tarde se celebró el funeral en laiglesia de la Sagrada Familia de SanSebastián y al día siguiente fue trasla-dado el cuerpo del agente su localidadnatal, Cerezal de Sanabria, donde reci-bió sepultura.

La Unión Federal de Policía pidió, trassu asesinato la cadena perpetua paralos autores de delitos de terrorismo, y

A la una y veinte minutos de la madrugada del 14 de septiembre de 1992, ETAasesinaba de un solo tiro en la cabeza en un bar de San Sebastián, al policía

nacional Ricardo González Colino, apenas unas horas antes de la reunión de la Mesa del Pacto de Ajuria Enea.

RICARDO GONZÁLEZ COLINO

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Donostia - San Sebastián, 14 de septiembre de 1992 Policía Nacional

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Euskal Ezkerra (EuE), ausente de laMesa de Ajuria Enea, exigió a ETA quesilencie las armas para que el PaísVasco "no se convierta en un pequeñoSarajevo".

Este atentado era el cuarto que ETAcometía desde que ofreciera, el 10 dejulio de 1992, una supuesta tregua acambio de negociación con el Gobierno.

Poco antes del asesinato, el presidentedel PNV, Xabier Arzalluz, había afirmadoen la localidad de Laguardia (Álava) que"cuanto más cerca perciben algunos elfinal de ETA" se hace cada vez "más difí-cil llegar a acuerdos entre los partidospolíticos".

Unas horas después del asesinatose iba a reunir la Mesa de Ajuria

Enea.

La anunciada ausencia de EuskoAlkartasuna y las críticas de PP, UA y EEhabían enrrarecido el ambiente previo ala reunión. La ruptura de la estrategia deaislamiento de Herri Batasuna tras lasconversaciones PNV-HB y el acuerdopara variar el trazado oficial de la auto-vía de Leizarán son sólo la punta del ice-berg de las contradicciones y actitudespartidistas que han presidido los últimospasos del Pacto. Todos los partidos vas-cos e incluso algunos líderes nacionales

han cruzado declaraciones enfrentadasen las últimas semanas. PabloMosquera, secretario general de UnidadAlavesa (UA), confirmó a última hora lapresencia de su partido. Mosquera haexigido que la Mesa de Ajuria Eneareconstruya el espacio común del blo-que democrático a través de una "reela-boración del pacto, deteniéndose espe-cialmente en el punto 10" (relativo al ais-lamiento de los violentos). Mosqueraconsideró necesario remarcar de nuevola línea de separación entre "los demó-cratas y los no demócratas".

José María Aznar, presidente del PP,advirtió en Asturias que quién quieranegociar con ETA o con HB no debe bus-car el "paraguas" de Ajuria Enea. "El PPno va a abrir ese paraguas".

El secretario general del PSE-PSOE deBizkaia, Nicolás Redondo Terreros, afir-mó que es "imprescindible" que los par-tidos ratifiquen el Pacto de Ajuria Eneaen un momento "tan importante" debidoal debilitamiento de ETA.

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José Antonio Santamaría, no vio aljoven que le disparó a bocajarro, cau-

sándole la muerte en el acto.

Había sido copropietario de la discotecaKu de Ibiza y era dueño del bar Basque

de la capital donostiarra.

Simpatizantes de HB lanzaron botellas alos policías que acudieron a Gaztelupetras el atentado.

El martes 19 de enero de 1993, ETA asesinaba en San Sebastián al empresario hostelero y ex-jugador de la Real Sociedad, José Antonio

Santamaría, de 47 años, disparándole un tiro en la nuca cuando cenaba en la sociedad gastronómica Gaztelupe, en la víspera del

día de San Sebastián, patrón de la ciudad.

JOSÉ ANTONIO SANTAMARÍA VAQUERIZA

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Donostia - San Sebastián, 19 de enero de 1993 Empresario hostelero y ex-jugador de la Real Sociedad

Era el segundo atentado cometido entres días, en un momento en el que

la banda terrorista estaba dividida por eldebate interno sobre una posible tregua.Este asesinato, perpetrado cuando la

ciudad trataba de recobrarse del atenta-do del martes 19 de enero, en plenanoche de San Sebastián, contra el exjugador de la Real Sociedad JoséAntonio Santamaría, provocó la repulsa

A las ocho menos veinte de la mañana del viernes 22 de enero de 1993 miembros de ETA asesinaban, de dos tiros en la cabeza a escasa distancia,

al funcionario de prisiones José Ramón Domínguez Burillo, cuando se dirigíaa su trabajo, en la cárcel del barrio donostiarra de Martutene.

JOSÉ RAMÓN DOMÍNGUEZ BURILLO

Donostia - San Sebastián, 22 de enero de 1993 Funcionario de la prisión de Martutene

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de partidos y organizaciones.

El fallecido, nacido en Burgos hace 35años, estaba soltero, era licenciado enpsicología y formaba parte del equipo deeducadores de la prisión. Desempeñabatareas de animador cultural y de asis-tencia a los reclusos con problemas.José Ramón fue abatido cuando se diri-gía a su trabajo, a las 7.40, frente al por-tal de su domicilio, en la plaza del Pilar,del mismo barrio de Martutene.

Dos individuos le salieron al paso y ledispararon a quemarropa dos tiros, efec-tuados según los vecinos, con un inter-valo de dos o tres segundos. Al escucharlas detonaciones, algunos vecinos seasomaron a la calle, pero, debido a laoscuridad reinante a esa hora y al obs-táculo visual de los coches aparcados,no llegaron a detectar la presencia en laacera de enfrente de un cuerpo caído.Alcanzado por dos disparos mortales denecesidad, José Ramón Domínguezpermaneció desangrándose duranteunos veinte minutos, hasta que fue des-cubierto por un niño de 10 años que ibaa la escuela.

Los vecinos que acudieron en su auxilioencontraron a la víctima encharcada ensangre. Entonces, algunos recordaronque inmediatamente después de escu-char las detonaciones vieron correr ados individuos -uno de ellos con pelo

corto por delante y largo por detrás- ves-tidos con cazadoras y que se separaronal llegar a una callejuela cercana.

La policía recogió en el lugar dos cas-quillos 9 milímetros marca SBP, lamisma munición utilizada , el martes 19de enero, en el asesinato de JoséAntonio Santamaría y en atentados per-petrados tiempo atrás en Barcelona.José Ramón Domínguez ingresó cadá-ver a las 9 de la mañana en el hospitalde la Cruz Roja de San Sebastián trasfracasar los intentos de reanimaciónrealizados en la unidad médica despla-zada al lugar.

Una bala le atravesó la cabeza a la altu-ra de las sienes, y la otra penetró pordetrás de una oreja y salió por el cuello.

En el lugar del suceso, GregorioOrdóñez, concejal del PP delAyuntamiento de San Sebastián,comentó con amargura que las propues-tas de reinserción o de negociación conETA "cargan las pistolas" de la bandaarmada. Señaló que la única alternativa“es encarcelar a todos los terroristas yque lo demás, a la vista de la actitud deETA, es seguir haciendo el ridículo".

Según Jaime Hernández, director de laprisión de Martutene, el asesinado era"un hombre de temperamento bona-chón", que desde que llegó a San

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Sebastián, en mayo de 1985, se mostrósiempre preocupado por mejorar la vidade los reclusos. Negó que la víctimahubiera tenido altercado alguno o ame-nazas, y dijo que el asesinato habíaconsternado no sólo a sus compañeros,sino también a parte de los 280 presosde esa cárcel, 13 de los cuales sonmiembros de ETA.

Nada más conocer el crimen, las reclu-sas de Martutene organizaron unacolecta para enviar una corona de floresal funeral del funcionario, que se celebróa mediodía de día siguiente, sábado 23de enero, en la parroquia de la SagradaFamilia de Burgos.

El atentado se produjo cuando losagentes, que viajaban en el vehículo

de Emilio Castillo, esperaban junto a unsemáforo en rojo en la avenida deAtegorrieta.

Se dirigían al cuartel de la Guardia Civilde Intxaurrondo, donde residían. En esemomento, dos jóvenes, uno rubio y otromoreno, según los testigos del crimen, seacercaron hasta el automóvil y realizaronal menos seis disparos.

Mientras los agresores huían, el conduc-tor, Emilio Castillo, salió del coche esgri-miendo su pistola y cayó desplomado.

Su compañero intentó pasar a la partetrasera para coger su arma, pero fuealcanzado por las balas. El agente, traspercatarse de sus heridas, pidió a gritosque lo sacaran del vehículo.

"¡Sáquenme, sáquenme!"

A las dos de la tarde del 18 de marzo de 1993, ETA asesinaba en SanSebastián al guardia civil Emilio Castillo López de la Franca, de 31 años

y hería gravemente a su compañero Victoriano Álvarez Álvarez, de 22.Los dos terroristas que efectuaron los disparos, habían esperado

durante más de 20 minutos, sentados en un jardín, a que llegara el coche en el que viajaban los agentes.

EMILIO CASTILLO LÓPEZ DE LA FRANCA

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Donostia - San Sebastián, 18 de marzo de 1993 Guardia civil

A las dos de la tarde del 2 de junio de 1993, ETA asesinaba de un tiro en lacabeza al heroinómano y supuesto traficante de drogas, Ángel María González

Sabino. Lo hacía en San Sebastián, a la puerta de una vivienda en la que,media hora antes, se había inyectado su última dosis.

ÁNGEL MARÍA GONZÁLEZ SABINO Donostia - San Sebastián, 2 de junio de 1993 Ciudadano

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"Me acerqué y, mientras abría la puerta,oí que me pedía que le sacase delcoche", indicaba una de las personas quese aproximó al automóvil. "No creo quese me olviden nunca las palabras desga-rradoras de ese hombre cuando decía:'¡Sáquenme, sáquenme de aquí antes deque me muera!", comentó este testigo.

El vehículo, con el motor en marcha, sedesplazó sin control unos metros hastaque un vecino se introdujo en él y lo paró.

Emilio Castillo era de Ciudad Real, esta-ba casado y era padre de una niña de dosaños. Él y su compañero Victoriano Álva-rez, natural de Benbibre (León), llevabanaño y medio en Gipuzkoa, asignados alServicio Fiscal del puerto de Pasajes.

Los asesinos habían estado sentados enla hierba de un pequeño jardín, cerca delsemáforo, durante 20 minutos, según

relataron unos jóvenes.

Pasado ese tiempo y al observar el vehí-culo de los agentes, con matrícula deCiudad Real, se levantaron y se acerca-ron hasta el coche. Tras realizar variosdisparos "con un arma muy grande",según un joven, huyeron a pie por unacalle paralela a la avenida de Ategorrieta,que tiene un solo sentido para los auto-móviles.

Al día siguiente 19 de marzo, a las docede la mañana se celebró el funeral por elalma de Emilio en el Gobierno Civil deSan Sebastián, en donde había sido ins-talada la capilla ardiente a lo largo de latarde del día anterior.

Este atentado se producía unas horasdespués del comienzo en París del juiciocontra el dirigente etarra FranciscoMúgica Garmendia, Pakito.

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El atentado, según fuentes presen-ciales, tuvo lugar en el décimo piso

del número 29 de la calle de SerapioMúgica de La Paz, un barrio del extra-rradio donostiarra poblado de grandesbloques de viviendas.

A esa hora, el asesino llamó a la puertade su víctima, la letra D, y le disparó unúnico tiro en la cabeza cuando éste lefranqueaba la entrada. Ángel MaríaGonzález, de 29 años, natural de SanSebastián, casado, cayó hacia atrás y,herido de muerte, quedó recostado enposición fetal dentro del diminuto vestí-bulo de su modesta vivienda.

Los médicos del servicio de asistenciaDetente y Ayuda (DYA), que acudieronen su auxilio sólo pudieron certificar sumuerte y atender a Maite, la horrorizadacompañera de Ángel María González,testigo del crimen. Sentada en el suelo,fuera de sí, envuelta en lágrimas, lajoven, que no aparentaba más allá delos 23 ó 24 años, repetía a quien quisie-ra oirle que Ángel María González eratoxicómano y que no debía nada anadie, que no tenía problemas connadie, que no podía haber sido un ajus-te de cuentas.

Amigos de la víctima, apuntaron a mediatarde que Ángel González se inyectó laque sería su última dosis sólo media

hora antes de caer asesinado.

Las características del atentado, y lafama de traficante que envolvía a la víc-tima hicieron sospechar a la policía queel asesinato era obra de ETA. Cerca dellugar en el que reposaba el cuerpo iner-te del heroinómano, los agentes encon-traron un único casquillo de 9 milímetrosmarca SBP.

Fuentes de la Policía Municipal de SanSebastián apuntaron extraoficialmente,que el fallecido era conocido en elambientes de la droga con el sobrenom-bre de El Coco y que estuvo encarcela-do en siete ocasiones por tráfico deheroína en pequeña escala y robo.

Jóvenes del barrio corroboraron esteextremo, aunque precisaron que, comotantos otros drogadictos, ÁngelGonzález "trapicheaba para sacarse losuyo y salir adelante". Varios vecinos,agrupados tras el atentado en el portalnúmero 29, indicaron, igualmente, quela víctima tenía fama en el barrio dededicarse al tráfico de heroína.

La Plataforma Cívica por la Paz-PakeaOrain (Paz Ahora), señaló tras el atenta-do que "ETA nos ha querido decir quesigue existiendo y que no se le ha olvi-dado seguir matando".

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La víctima de 42 años, y vecino deSan Sebastián recibió un único

impacto de bala en la nuca cuando seencontraba jugando una partida de car-tas con unos amigos en la sociedad gas-tronómica «La unión artesana», segúnrelataron testigos presenciales.

A pesar de la gravedad de la herida pro-vocada por el disparo, las asistenciassanitarias desplazadas a la sociedadintentaron su reanimación, dado quepudieron comprobar que todavía mante-nía alguna constante vital, pero JoséManuel Olarte Urrezti falleció pocoantes de las dos de la madrugada en elhospital Nuestra Señora de Aranzazu.

El atentado, según informó la PolicíaAutónoma Vasca, se produjo poco antesde la una de la madrugada, cuando unhombre de baja estatura y de unos 30 ó35 años, que al parecer no llevaba elrostro cubierto, se acercó por la espaldaa José Manuel Olarte, alias «Plomos»,

un empresario a quien el equipo deinvestigación del periódico Egin habíaacusado de ser confidente de la GuardiaCivil en Gipuzkoa, y le disparó un tiro enla cabeza.

Tras cometer el atentado el autor huyódel lugar, al parecer, en compañía deuna chica.

Según la policía autonómica el autor delasesinato, cuya forma de actuar fue muysimilar a la del atentado que costó lavida el 19 de enero de 1993 al ex juga-dor de la Real Sociedad y empresariohotelero, José Antonio Santamaría, utili-zó un arma con cañón largo.

La sociedad gastronómica «La uniónartesana», donde se cometió el atenta-do, se encuentra a unos 300 metros deotra sociedad donde ETA mató al ex fut-bolista José Antonio Santamaría, yambas se encuentran en la parte viejade la capital donostiarra.

En la madrugada del jueves 27 de julio de 1994, el empresario guipuzcoano José Manuel Olarte Urrezti fallecía en el hospital Nuestra

Señora de Aranzazu, de San Sebastián, donde fue trasladado tras resultar herido de extrema gravedad en un atentado perpetrado por la

banda terrorista ETA en la capital donostiarra.

JOSÉ MANUEL OLARTE URREZTI

Donostia - San Sebastián, 27 de julio de 1994 Empresario

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José Manuel Olarte Urrezti apareciócitado en el libro «La red Galindo», queescribió el jefe del equipo de investiga-ción del periódico Egin, Pepe Rey, sobrelas redes del narcotráfico en la provinciade Gipuzkoa.

Según los datos facilitados en dicholibro, Olarte estaba en paradero desco-nocido tras el atentado que costó la vidaal ex jugador de la Real Sociedad yhabía sido investigado ya a raíz de la

desaparición de una parte del alijo deuna tonelada de cocaína aprehendidoen Irún en el mes de mayo de 1988.

Pepe Rey, que citaba en su informeinvestigaciones realizadas por agentesanticorrupción de la Guardia Civil, seña-laba en su libro que Olarte «valiéndosede su condición de confidente de altosvuelos, operaba en droga y tenía esta-blecidos sólidos contactos, incluso conColombia».

María San Gil declaraba tras el atenta-do: "Ví que pasaba la mano por enci-

ma de Enrique Villar y apoyaba una pistolasobre la cabeza de Gregorio", recuerdaMaría San Gil, quien creyó que todo erauna broma. "Lo siguiente fue un ruido secoy ví que un borbotón de sangre le salió a

Gregorio por el pómulo izquierdo.Entonces supe que no era una broma". Elasesino le atravesó la cabeza de un solodisparo. María San Gil salió dando gritostras el terrorista, pero no pudo alcanzarle.Ordóñez, de 36 años, había renunciado ala escolta, pese a haber sufrido amenazas

A las tres y media de la tarde del jueves de 23 de enero de 1995, ETAasesinaba en San Sebastián al Teniente de alcalde del Partido Popular de lacapital guipuzcoana, Gregorio Ordóñez Fenollar. Un encapuchado se acercó

por detrás y disparó contra él, mientras almorzaba en el bar La Cepa de partevieja donostiarra con María San Gil, entonces secretaria del Grupo Popular, y

otros dos colaboradores.

GREGORIO ORDÓÑEZ FENOLLAR

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Donostia - San Sebastián, 23 de enero de 1995 Concejal del PP y Teniente dealcalde del Ayto. de San Sebastián

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y dos intentos de atentado. Su madre,Consuelo Fenollar, comentó en algunaocasión que su hijo decía la verdad sintapujos "y por eso algún día le van a matar".

Gregorio se encontraba almorzando sobrelas 15.30 en el bar La Cepa, cuando unapersona con el rostro oculto se acercó, secolocó en posición diagonal, hizo un solodisparo y salió huyendo. El concejal estabaacompañado de los dos secretarios delgrupo del PP, María San Gil y EnriqueVillar, y una funcionaria del Ayuntamiento.

María San Gil recordaba: "Se armó unenorme revuelo, y una persona que habíaestado hablando con nosotros, un médicode Palma, se acercó hasta Gregorio". "Sinpensarlo, salí corriendo detrás de la perso-na que había disparado, insultándole. A laaltura de la máquina del tabaco me paré.Cuando me volví, Gregorio estaba muer-to", añadió con ojos llorosos. Los intentosdel médico por reanimarle fueron infruc-tuosos, y la víctima ya había fallecido cuan-do llegaron los servicios de asistencia sani-taria al local, en la calle 31 de Agosto.

En el local había muy pocas personas

Uno de los clientes del bar vio cómo "el quedisparó casi tropieza en el suelo en suhuida, porque estaba mojado y se le veíamuy nervioso". "Pero, si me lo ponendelante, sería incapaz de identificarlo, por-

que llevaba una capucha roja sobre lacabeza", añade. Nadie en el bar se extra-ñó de que llevara cubierta la cabeza, yaque estaba lloviendo.

A los pocos minutos, María San Gil, con laque Gregorio compartía clases de euskeraen el Ayuntamiento, se dirigió con otraspersonas a casa de la viuda de Ordóñez,Ana Iríbar. Los Familiares de María San Gilcreyeron al principio que a ella también lahabían matado.

El cuerpo de Gregorio Ordóñez estaba yacubierto con un mantel cuando llegó laErtzaintza. En el local había muy pocaspersonas en el momento de producirse elasesinato, según la policía autonómica, ala que avisó uno de los empleados.Ninguno de los empleados fue capaz derelatar lo sucedido. La policía recogió unsolo casquillo de bala del calibre 9 milíme-tros parabellum.

El asesino fue descrito por los testigoscomo una persona de unos 30 años, fuer-te y de 1,70 metros de altura.

Gregorio Ordóñez había nació en Caracas,estaba casado y tenía un hijo de año ymedio. El asesinato del edil, cuyo carismahabía conseguido situar a su partido comoprimera fuerza de la ciudad, produjo unagran conmoción.

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Gregorio Ordóñez no solía ir a casa paracomer. Era frecuente verle por los bares dela Parte Vieja donostiarra, próxima alAyuntamiento, tomando unos pinchos o unbocadillo. Poco antes de su asesinato, porla mañana había participado en un progra-ma de radio en el que estuvo hablandosobre los GAL y después estuvo trabajan-do en el Ayuntamiento hasta las tres, cuan-do se dirigió a La Cepa para comer.

"He oído un ruido seco, pero todavía soyincapaz de creerme que ese sonido hayasido el de un disparo", indicó una de lasempleadas de un establecimiento próximo.La consternación y la indignación era pal-pable entre los vecinos. "Yo soy naciona-lista y no estaba de acuerdo con muchasde las cosas que decía Ordóñez, pero nose puede matar a nadie por sus ideas",señaló una vecina.

Reacciones tras el atentado

El socialista Fernando Múgica Herzogcomparó la muerte del concejal del PP conla del senador socialista Enrique Casas,asesinado hacía 12 años por losComandos Autónomos Anticapitalistas:"Tengo la misma sensación de asco yrepugnancia que sentí aquel día cuandoesa cuadrilla de asesinos que puebla estepaís mató a Enrique Casas".

Todos los concejales del Ayuntamiento

donostiarra, excepto los de HB, acompaña-ron bajo una incesante lluvia al féretro conlos restos mortales de Gregorio Ordóñezdesde el bar La Cepa hasta la casa consis-torial. La junta de portavoces municipalesaseguró tras el atentado que Ordóñez hasido asesinado por "sus profundas convic-ciones y firmeza democrática".

La bandera de San Sebastián ondeó amedia asta y con crespón negro en elAyuntamiento donostiarra, que declarótres días de luto oficial. Todos los partidosconvocaron a los ciudadanos a un paro decinco minutos para el mediodía del díasiguiente, viernes 24 de enero, y pidierona todos los ayuntamientos vascos quesecundaran esa medida de repulsa por elatentado. HB se excluyó de todos estosactos y manifestaciones.

La capilla ardiente con los restos mortalesfue instalada en el salón de plenos delAyuntamiento donostiarra entre aplausosal féretro y gritos de "ETA asesina". La cor-poración pidió a los vecinos que se con-centraran a las 18.30 del día siguiente, vie-nes 24 de enero, en los jardines de Alderdi-Eder (junto al Ayuntamiento), para ir enmanifestación hasta el lugar donde secelebraron los funerales. Miles de perso-nas se concentraron silenciosamente mos-trando su solidaridad.

El Parlamento vasco también convocó

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para el día siguiente un pleno extraordina-rio en el que se cubrió con un crespónnegro el escaño de Gregorio asesinado yse guardó un minuto de silencio.

EL AYUNTAMIENTO DE SAN SEBASTIÁN DESCUBRE UNA

PLACA EN SU MEMORIA

Con motivo del décimo aniversario de suasesinato, el 25 de enero de 2005 elAyuntamiento donostiarra recordaba aGregorio descubriendo una placa en sumemoria en un lugar preferente del interiordel Consistorio. Todos los corporativos par-ticiparon en el acto de descubrimiento delrótulo. La placa está situada junto al salónde recepciones, en la zona noble del edifi-cio municipal.

El recordatorio fue descubierto por el alcal-de Odón Elorza que destacó “con estepequeño homenaje, el Ayuntamientodesea que el edil del PP esté también en lapiedra, además de en nuestra cabeza y ennuestro corazón”.

La instalación de la placa fue acordada amediados de enero de 2005, después deque la viuda de Gregorio, Ana Iríbar, queparticipó en los actos de homenaje enmemoria de su marido, solicitase unrecuerdo para él.

La portavoz del PP en el Ayuntamiento y

presidenta del Partido Popular enGipuzkoa, María José Usandizaga, mani-festó que el homenaje de la corporación“resultó especialmente conmovedor” yagregó que “han tenido que pasar diezaños para que San Sebastián hiciera unreconocimiento a quien fue su primerteniente de alcalde, asesinado por atrever-se a pensar y decir lo que nadie se atrevíaa decir en aquél momento”. Por su parte, elconcejal del PNV, Román Sodupe, recalcóque tanto los pueblos como las personas“deben avanzar en el perdón, pero no enun perdón basado en el olvido” . Asimismomanifestó que con el asesinato deGregorio, “mataron la voluntad política deun colectivo importante de esta ciudad”. Larepresentante de EA, Jaione Arratibel, des-tacó que el edil asesinado fue “un hombrehonesto, que trabajó por la ciudad”, mien-tras que Dukiñe Arrizabalaga de (IU-EB)subrayó que el homenaje del consistorioera un acto “merecido”.

EL AYUNTAMIENTO DE MADRID DEDI-CA UNOS JARDINES A ORDÓÑEZ

El 27 de enero de 2005, el Ayuntamiento deMadrid rindió homenaje a GregorioOrdóñez, otorgándole el nombre de unosjardines situados en la calle Príncipe deVergara. En la zona verde ya existía un robleen recuerdo a Gregorio. El acto estuvo pre-sidido por el alcalde de Madrid, Alberto RuizGallardón.

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la calle Sierra de Aralar. Según explicóJáuregui, uno de los individuos descen-dió del turismo y cruzó la carretera parasituarse detrás del brigada y dispararleun tiro en la nuca.

Sin embargo, un testigo presencial delos hechos declaró a la Policía habervisto a dos personas siguiendo al militar.Según el citado testigo, uno de los indi-viduos se situó inmediatamente detrásdel brigada y le disparó un tiro en lanuca. Las dos personas salieron corrien-do hacia el vehículo estacionado al otrolado de la calzada, donde esperaba untercer individuo. El turismo abandonó ellugar a toda velocidad, pero «sin estrépi-to», en dirección al barrio de Eguía.

El cuerpo sin vida del militar quedó ten-dido en la acera a la altura del número52 de la citada calle. Tras escuchar ladetonación, varios vecinos, que seencontraban en un bar cercano al lugarde los hechos, salieron a la calle y corrie-ron junto al cuerpo del militar con laintención de socorrerle.

Al ver el gran charco de sangre querodeaba el cadáver, los vecinos pensa-ron que «se había clavado algo que lle-vaba en el bolso de deportes sobre elque había caído». Una de estas perso-nas, sin embargo, se percató de que lasangre provenía de un orificio en la siendel militar.

Cubierto con una sábana

Cubierto con una sábana, el cuerpo del

militar asesinado permaneció tendido enla calle por espacio de más de doshoras, hasta que el juez titular delJuzgado de Instrucción número 1 de SanSebastián, Fernando Andreu, ordenó sulevantamiento. El cadáver fue conducidoal Instituto Anatómico del cementerio dePolloe, donde los forenses le practicaránla autopsia.

La zona donde permanecía el cadáverfue rápidamente acordonada por efecti-vos de la Ertzaintza. Varios agentes deeste cuerpo rastrearon con linternas losvehículos estacionados en las inmedia-ciones de donde se produjo el atentadocon la intención, según indicó un ertzai-na, de encontrar el proyectil con el quese realizó el disparo.

Mariano de Juan Santamaría llevaba 18años destinado en el País Vasco, yhabía pasado al menos los 10 últimostrabajando en el Centro deReclutamiento del cuartel de Loyola. Elbrigada era una persona «conocida eintegrada en el barrio», según relataronvarios vecinos y conocidos del militar.Las citadas personas recordaron que

De Juan participaba en los torneos demus organizados en Loyola durante lasfiestas del barrio. Destacaron, asimismo,la afición al deporte del militar fallecido,que pertenecía a la FederaciónGipuzcoana de Hokey sobre patines.

Reacciones al atentado

En el momento de su muerte, el brigada

El gobernador civil de Gipuzkoa, JuanMaría Jáuregui, señaló, en el lugar

de los hechos, que el asesinato del mili-tar «tiene el mismo estilo del tiro en lanuca» empleado por ETA en los atenta-dos contra el teniente de alcalde delAyuntamiento donostiarra, GregorioOrdóñez, y contra el suboficial de laGuardia Municipal, Alfonso Morcillo.Jáuregui explicó que en el asesinato delbrigada participaron tres personas queviajaban en el mismo vehículo, un FiatTipo de color blanco con matrícula falsa.

Uno de los individuos descendió delcoche, se situó tras el militar y le disparóun tiro en la nuca. El asesino regresó deinmediato al automóvil, desde donde lasotras dos personas le prestaban cober-tura, para huir del lugar en dirección albarrio de Eguía.

Zona acordonada

El vehículo empleado para asesinar aMariano de Juan, un Fiat Tipo de colorblanco y con matrícula falsa correspon-

diente a un Opel Corsa, fue localizadoposteriormente por la Ertzaintza en elPaseo del Urumea, a varios kilómetrosdel lugar de los hechos. La zona fue acor-donada mientras efectivos de la Unidadde Desactivación del citado cuerpo revi-saban el turismo, en previsión de quepudiera contener una bomba trampa. Sinembargo, tras colocar un cebo y abrir elturismo a distancia, los técnicos compro-baron la ausencia de explosivos en elinterior del vehículo.

Según relató el gobernador civil, el briga-da Mariano de Juan Santamaría habíasalido del cuartel militar de Loyola sobrelas dos y media de la tarde, tras acabar sujornada laboral en el Centro deReclutamiento. Mariano de Juan, casadoy con dos hijos de corta edad, vivía con sufamilia en un bloque de casas militaressituado en las cercanías del acuartela-miento, razón por la que el brigada regre-saba todos los días andando a su casa.El coche en el que viajaban las tres per-sonas que participaron en el atentado sedetuvo frente a la parada del autobús en

A las dos y media de la tarde del lunes 10 de abril de 1995, el brigada del Ejército de Tierra Mariano de Juan Santamaría era asesinado en

San Sebastián por un individuo que le disparó un tiro en la nuca cuandoel militar volvía caminando a su casa desde el acuartelamiento de Loyola.Junto al cuerpo del fallecido se encontró un casquillo de bala S-F nueve

milímetros parabellum.

MARIANO DE JUAN SANTAMARÍA

Donostia-San Sebastián, 10 de abril de 1995 Militar (Brigada del Ejército de Tierra)

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se encontraba desarmado y vestía unchándal y zapatillas deportivas. El lugardonde cayó abatido podía verse desdeel acuartelamiento militar donde trabaja-ba. Si bien el disparo pudo oírse desdeel cuartel, ningún militar allí destinadoconsiguió ver lo sucedido, según expli-caron fuentes del Gobierno Civil.

Todos los partidos políticos vascos, conexcepción de Herri Batasuna (HB), con-denaron ese mismo día el asesinato delbrigada Mariano de Juan Santamaría. ElPNV interpretó el hecho como unademostración del bloque ETA-KAS, «deque no están por la labor de la paz».Inaxio Oliveri, entonces secretario gene-ral de Eusko Alkartasuna (EA), pidió res-ponsabilidades políticas a HB por elapoyo que presta a ETA y ha hecho unllamamiento a la formación radical «paraque ejerza su influencia en ETA pararesolver esta situación».

La Comisión Ejecutiva de los socialistasvascos pidió en un comunicado a las for-

maciones nacionalistas que le digan aETA «que no asumen ni quieren ningunode sus objetivos, que defiende con lamuerte» y señaló que por encima de laspolémicas con los nacionalistas sobre laautodeterminación «sobresale la vozrotunda y contundente del terrorismo».

El Partido Popular por su parte, reclamó«unidad y firmeza» en la lucha contraETA y sus cómplices y reiteró que «cual-quier intento de aproximación a los vio-lentos es inútil. No puede haber tregua alos terroristas y sí reafirmación en lalucha policial, en la acción de la Justiciay en el cumplimiento íntegro de las con-denas que les impongan los jueces»

El portavoz de IU en el ParlamentoVasco, Javier Madrazo, se preguntó siHerri Batasuna «arrojará cal viva en elescaño de aquellos hombres y mujeresde KAS que, a todas luces, muchos mar-can y aplauden la línea de actuación deETA».

Enrique, que según informó elGobierno Civil de Gipuzkoa, per-

maneció cuatro meses y once díasentre la frontera de la vida y la muerte,

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estaba casado y tenía dos hijos.

Al día siguiente, sábado 21 de octubrese instaló la capilla ardiente en elGobierno Civil y el domingo 22 deoctubre se celebró el funeral por sualma.Enrique Nieto había recibido un tiro enla cabeza, disparado por un etarra,cuando salía de su casa de la calleSancho El Sabio, en San Sebastián,para dirigirse a su trabajo en elGobierno civil.

Tras producirse el atentado, el funcio-nario policial fue intervenido por elequipo de neurocirugía del hospitalNuestra Señora de Aranzazu de SanSebastián. Enrique Nieto había sidotrasladado al centro hospitalario ensituación de coma, aunque mantenía

sus constantes hemodinámicas y res-piración espontánea y regular, y le fueapreciada una «herida por arma defuego con orificio de entrada y salida anivel occipital», con pérdida de masaencefálica.

Enrique Nieto, natural de Infiesto(Asturias), tenía 46 años, ingresó en elCuerpo Nacional de Policía en 1972, ytuvo como destinos Madrid y Oviedo,antes de llegar a Gipuzkoa en 1985,donde comenzó a trabajar en laComisaría de Pasajes. En 1990 asu-mió el cargo de inspector jefe de laBrigada de Policía Judicial del CuerpoNacional de Policía en San Sebastiány, a principios de este año se hizocargo también de la jefatura de laUnidad Territorial Antiterrorista en estaprovincia.

En plena precampaña electoral y unaño después del asesinato del por-

tavoz del PP vasco, Gregorio Ordóñez,el atentado conmocionó a los vascos yllevó la desolación a la militancia socia-

lista. Hermano de Enrique Múgica, exministro de Justicia, el fallecido sabíaque estaba en el punto de mira de ETA,pero hacía año y medio había decidióprescindir de los escoltas. Su hijo José

A las 22,45 horas del viernes 20 de octubre de 1995 fallecía en el hospitalNuestra señora de Aranzazu, el jefe de la Brigada de la Policía Judicial de San

Sebastián, Enrique Nieto, donde estaba ingresado desde que fue herido degravedad en un atentado perpetrado por ETA el 8 de junio de 1995.

ENRIQUE NIETO VIYELLA

Donostia - San Sebastián, 20 de octubre de 1995 Brigada de la Policía Judicial

A la una y media de la tarde del martes 6 de febrero de 1996, ETAasesinaba en San Sebastián, de un tiro en la nuca, al abogado Fernando

Múgica Herzog de 62 años, militante histórico del PSOE y una de las personas más influyentes del socialismo vasco.

FERNANDO MÚGICA HERZOG

Donostia - San Sebastián, 6 de febrero de 1996 Abogado socialista

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María, que presenció el crimen, fueencañonado por los terroristas.

El consejero vasco de Interior, JuanMaría Atutxa, declaró a Onda Cero quelos presuntos etarras José AntonioOlarra, de 28 anos, y Valentín Lasarte,de 32, participaron en el atentado. Susfotografías estaban en los carteles yfolletos que acababa de distribuir elMinisterio de Justicia e Interior endemanda de colaboración ciudadanapara detenerlos.

Los terroristas siguieron los pasos aMúgica desde las 13.30 cuando saliódel despacho jurídico que compartíacon sus tres hijos en la calle de Prim.Se dirigía a un aparcamiento situado aquinientos metros, mientras por la otraacera caminaba su hijo José María y laesposa de éste, Isabel.

Dos individuos embozados, en un díade lluvia, granizo y viento, alcanzaron aFernando la altura del número 13 de lacalle de San Martín. Uno de ellos loabatió de un disparo a bocajarro. Al oírel estruendo, José María gritó: "Es mipadre". Cruzó la calle e intentó arrojar-se contra los terroristas, que lo encaño-naron para zafarse de él.

Múgica cayó fulminado junto al edificioen el que tenía su despacho Juan MaríaBandrés. Cayó de bruces con el rostrodestrozado, irreconocible, hasta elpunto de que algunos transeúntes cre-yeron que la víctima era Bandrés.

Los asesinos huyeron, pero José Maríasalió tras ellos y los vio montar en unCorsa con el motor en marcha. El vehí-

culo, ocupado por un hombre al volantey una mujer, partió a gran velocidad trasrecoger a los asesinos, pero la reaccióndel hijo puso a la Ertzaintza tras la pistadel comando.

Fernando Múgica parecía seguir convida, aunque su pulso era muy débil y laherida era mortal. La bala le atravesó lacabeza desde la nuca hasta el ojoizquierdo. Trasladado a la ResidenciaSanitaria, falleció poco después, aun-que los médicos intentaron reanimarledurante media hora.

Rostros desolados de donostiarras,políticos descompuestos por el llanto,abogados, jueces, amigos y familiaresdesconsolados que se bebían sus lágri-mas en silencio acudieron al lugar en elque un gran charco de sangre dabaconstancia de la última obra de ETA.

La esposa, Mapi Heras Iturrioz, conocióel asesinato por la radio cuando estabaen Pamplona. Ella misma se dirigió ensu coche hasta el hospital, adonde llegócuando su marido ya había muerto.

Poco antes de ser asesinado, FernandoMúgica había entrado en un bar del queera cliente asiduo. Abonó el desayunode su secretaria y tomó una consumi-ción. Al despedirse, en un gesto teatralmuy típico de él, tendió la mano alcamarero y le dijo que era la última vezque le veía como cliente: "El médico meha dicho que tengo que cuidarme con elalcohol; así que, de ahora en adelante,sólo vendré para coger la lotería".

La capilla ardiente fue instalada en lacasa del pueblo de San Sebastián

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Tras el asesinato, los socialistas seagruparon en la Casa del Pueblo, endonde fue instalada la capilla ardiente.Con el rostro crispado y la mirada per-dida, sus comentarios pasaban de larabia a la fatalidad. A la sede acudie-ron, además de políticos, Ana Iríbar yConsuelo Ordóñez, viuda y hermanade Gregorio Ordóñez. Los Reyesenviaron un telegrama de solidaridadcon la familia que ha sufrido este"cobarde atentado".

Su hijo, José María Múgica, testigo delasesinato, declaró a la Cadena SERque "el tiempo acabará diciendo queesto es un horror, un horror absoluta-mente gratuito".

Convocados por el Ayuntamiento, unmillar de ciudadanos se dieron cita a las19.30 de la tarde-noche, en el lugar delcrimen, entre ellos Enrique Múgica, her-mano del asesinado y candidato alCongreso por Gipuzkoa, y TxikiBenegas. Los asistentes sembraron deflores el lugar.

Media hora después, a las ocho, milesde personas se congregaron en la plazadel, Buen Pastor, en la concentraciónque diariamente allí se celebraba por laliberación de José María. Aldaya,secuestrado por ETA, al igual que elfuncionario de Prisiones, José AntonioOrtega. A ella también acudió el minis-tro de Justicia e Interior, Juan AlbertoBelloch, quien posteriormente se trasla-dó a la capilla ardiente, donde declaró:"La solidaridad de los gestos ya nobasta. Hay que colaborar con laErtzaintza y las fuerzas de seguridad

para acabar con esta gente". "Han lle-gado a tal grado de crueldad que hanperdido su condición de personas",añadió.

El entierro fue celebrado por el rito judíoal día siguiente, miércoles 7 de febrero,a las cinco de la tarde en SanSebastián. Dos horas y media después,una manifestación salió de la Casa delPueblo hacia la iglesia de la SagradaFamilia, en donde se celebró el funeral,con la asistencia de Felipe González. ElPSOE y el PP suspendieron sus actoselectorales.

El Ayuntamiento donostiarra dedica unaplaca a la memoria de Fernando Múgica

Con motivo del X aniversario del asesi-nato de Fernando Múgica, el 6 defebrero de 2006, el Ayuntamiento deDonostia-San Sebastián descubrió unaplaza en su memoria en el consistorio.

El recuerdo de Fernando MúgicaHerzog, 'Poto', permanecerá parasiempre en el Ayuntamiento de su ciu-dad, San Sebastián. El nombre del diri-gente socialista asesinado por ETA yaestaba escrito en la historia delConsistorio porque formó parte en1978 de la gestora municipal que luegodio paso a la primera corporación ele-gida en democracia. Pero desde el 6 defebrero de 2006, fecha en la que secumplían diez años de su asesinato enel centro de la ciudad, una placa con sunombre mantendrá viva la llama de sumemoria en el vestíbulo delAyuntamiento.

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Su viuda, Mari Carmen Heras, fue laencargada de descubrir la placa, acom-pañada por sus tres hijos, Rubén, JoséMaría y Fernando, el alcalde donostia-rra, Odón Elorza, y concejales delresto de partidos municipales, entreotros representantes políticos. En laplaca reza la inscripción, en euskera ycastellano, 'En el décimo aniversariode su asesinato por ETA. En la memo-ria del concejal socialista FernandoMúgica Herzog'.

El abogado socialista es el tercer exedil de San Sebastián muerto en aten-tado que tiene una placa de homenaje.Los anteriores fueron GregorioOrdóñez, concejal del PP asesinadopor ETA en 1995, y Tomás Alba, edil deHerri Batasuna asesinado por elBatallón Vasco Español en 1979. Lacolocación de estas placas fue acorda-da en 2004 por la Comisión deDerechos Humanos del Ayuntamiento.

Rubén Múgica fue quien tomó la pala-bra en nombre de la familia. Aprovechósu presencia en el Ayuntamiento parahacer una defensa de la «implacable»aplicación de la Ley de Partidos quedejó fuera de ésta y otras institucionesa la ilegalizada Batasuna. «Dentro dequince meses seremos nuevamentellamados a las urnas en unas eleccio-nes municipales. Allá cada cual con laresponsabilidad que deba asumir paraque ni ETA, ni Batasuna, ni quien quie-ra sustituir a Batasuna pretenda volvera las instituciones», señaló. RubénMúgica reivindicó el derecho de las víc-timas del terrorismo «a estar en el cen-tro del debate político» y expresó suoposición ante quienes reclaman la«reconciliación», ya que, a su juicio, lapiden «los que no tienen con quiénreconciliarse porque nunca han sidoofendidos».

El presunto autor del disparo, elmiembro legal de ETA Fernando

Elejalde Tapia, fue detenido minutosdespués del atentado por miembros de

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la Policía Nacional. Otros dos terroris-tas lograron huir.

Francisco Javier Gómez Eloseguihabía salido de su domicilio, para diri-girse a su trabajo. Cuando apenashabía recorrido cien metros, en la inter-sección entre las calles José MaríaSoroa y Berminghan, dos individuos,una chica y un chico, se acercaron a él.El chico, encapuchado y con gafas, dis-paró al psicólogo un tiro mortal en lacabeza, tras lo cual los terroristas salie-ron huyendo.

Justo en la acera de enfrente, en el barSoroa, se encontraban tres policíasnacionales de paisano. Una agente sehallaba en el baño y sus compañerosestaban tomando café cuando vieronpasar a una persona encapuchada.Salieron del establecimiento y, antesde que pudieran reaccionar, vieroncómo disparaban a Gómez Elosegui.Inmediatamente dieron el alto a losterroristas y echaron a correr tras ellos,mientras el psicólogo yacía malheridoen el suelo.

Cruce de disparos

Durante la persecución por variascalles de Gros, se produjo un «crucede disparos» entre los policías nacio-nales y la chica y el chico del comandoterrorista, según informaron desde elGobierno Civil de Gipuzkoa. No huboque lamentar heridos, aunque algunade las balas impactó en un vehículoestacionado en las inmediaciones delatentado.

Uno de los policías nacionales se ava-lanzó sobre Fernando Elejalde Tapiaen la calle José Arana y, tras un fuerteforcejeo, en el que el terrorista cayó alsuelo, logró reducirlo. En el momentode su detención, Elejalde Tapia portabauna pistola de fabricación belga marcaFN cargada con balas nueve milíme-tros parabellum, así como otro carga-dor en un bolsillo. La policía pudo com-probar más tarde que esta arma es lamisma que la utilizada en el asesinatode Eugenio Olaciregi.

Por el contrario, la chica, IrantzuGallastegi Sodupe, logró huir, al pare-cer en compañía de un tercer miembrode ETA, identificado como XabierGarcía Gaztelu. Estas dos personasformaban parte del comando Donosti,del que en abril de 1996 fueron deteni-dos varios integrantes, entre ellosValentín Lasarte.

Mientras tanto, Francisco JavierGómez Elosegui permanecía tendidoen el suelo, todavía con vida, aunqueinconsciente. Nada más producirse elatentado, una vecina bajó a la calle«descalza y en camisón» para intentarsocorrer a la víctima, según explicó lacamarera del bar Soroa. Poco despuésllegaba al lugar una ambulancia medi-calizada. Los sanitarios practicaronmaniobras de reanimación al heridoantes de trasladarlo al hospital NuestraSeñora de Aranzazu, donde ingresócadáver a las nueve menos cuarto dela mañana.

Según el parte médico facilitado por elcentro sanitario, Gómez Elosegui presen-

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Poco antes de las ocho de la mañana del martes 11 de marzo de 1997, ETAasesinaba de un tiro en la nuca en San Sebastián a Francisco Javier Gómez

Elosegui, psicólogo de la cárcel de Martutene y afiliado al sindicato ELA/STV. La víctima, de 37 años de edad, estaba casado y tenía

una hija de dos años.

FCO JAVIER GÓMEZ ELOSEGUI

Donostia - San Sebastián, 11 de marzo de 1997 Psicólogo de la prisión de Martutene

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taba una herida por arma de fuego conorificio de entrada en la zona occipitalderecha y salida en la malar izquierda.

Horas después del atentado, la herma-na de la camarera que presenció elsuceso recordaba lo ocurrido y explica-ba que el psicólogo de la prisión deMartutene salía por las mañanas de sucasa, compraba el periódico en unalibrería de la calle Berminghan y, sitenía tiempo, entraba al bar Soroa asaludar a un amigo dentista que desa-yuna habitualmente en este estableci-miento. El 11 de marzo no fue unaexcepción, por lo que el hombre pudover cómo mataban a Francisco JavierGómez, sin poder hacer otra cosa quellamar a una ambulancia. «Era una per-sona de lo más normal. Estaba encan-tada con su hija», comentaba impresio-nada esta mujer.

Una persona "muy simpática y amable"

Francisco Javier Gómez llevaba ape-nas seis meses viviendo en el número17 de la calle José María Soroa, peroera una persona estimada entre elvecindario. «Era un chico simpático yamable. Hubiéramos llegado a teneramistad, porque era un hombre muysimpático», comentaba una vecina.

La esposa de Gómez Elosegui, Maríadel Carmen Merino, se enteró del aten-tado por boca de sus compañeros detrabajo en el Ayuntamiento de SanSebastián. El concejal socialista LuisFelipe Hernández la acompañó al hos-

pital Nuestra Señora de Aranzazu,donde un hermano médico le notificó lamuerte de su marido.

El fallecido, además de ejercer comoúnico psicólogo de la cárcel deMartutene, era co-responsable delcurso de formación de becarios delcuerpo técnico y ayudantes de institu-ciones penitenciarias impartido por elInstituto de Criminología de SanSebastián.

«Era un formador de funcionarios deprisiones y un transformador del mediopenitenciario. Estaba muy volcado enla reinserción de los presos». Conestas palabras definió a GómezElosegui la directora de DerechosHumanos del departamento deJusticia, María Jesús Conde, quieninsistió en el talante «superdemocráti-co», «progresista» y «humano» delfallecido.

No en vano, el psicólogo de Martutenefue el cerebro de ELA que participó enla redacción del documento sobre elacercamiento de los presos que estesindicato y LAB presentaron ante lacomisión de Derechos Humanos delParlamento vasco en diciembre de1996, según fuentes sindicales.

Asistía a los afectados por la violencia

Además de su labor como psicólogo de laprisión de Martutene, Francisco JavierGómez Elosegi formaba parte de AVAPSI,la Asociación Vasca de PsicoterapiasDinámica y Sistemática, en la que, juntocon otros siete profesionales, ofrecía asis-

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tencia a los afectados por la violencia enEuskadi.

Esta asociación, que se presentaba públi-camente como un «Servicio de AtenciónPsicológica y Preventiva a Afectados porla Violencia Político Ideológica», es elresultado del empeño de este grupo deprofesionales, entre los que se encontrabael parlamentario vasco de IU, JuantxoDomínguez, que formó este servicio conel que ayudar a los afectados por el dolorpsíquico provocado por el clima de violen-cia.

Esta asociación se define a sí mismacomo grupo apolítico, abierto a todo tipode personas o colectivos y consiguió

financiarse con la ayuda de la ComisiónEuropea, unos fondos que evidencian suno vinculación a institución o colectivovasco alguno, con los que se permitenofrecer un servicio gratuito para quien lademanda de dinero pueda resultar un obs-táculo.

Este colectivo pretende conseguir que lasituación de Euskadi resulte lo menostraumática posible y su origen se encuen-tra en la percepción de una pérdida de lacalidad de vida en la sociedad vascacomo consecuencia de la presencia dela violencia.

El atentado tuvo lugar en la calleSierra de Aralar del barrio donostia-

rra de Loyola, cuando Ramón DíazGarcía, de 51 años de edad, casado ypadre de dos hijos, una chica de 24 y unchico de 17 años, cogió su coche, unFord Orion de color blanco, para dirigirse

a su trabajo en la Comandancia de mari-na de san Sebastián, después de tomarcafé en un bar con unos amigos, comohacía todos los días.

Tras salir del bar Etxarri se encontró conque otro coche obstaculizaba su salida.

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A las ocho menos veinte de la mañana del viernes 26 de enero de 2001, ETA asesinaba mediante la explosión de una bomba lapa en los bajos de

su automóvil, al cocinero de la comandancia de marina de Donostia-San Sebastián, Ramón Díaz García.

RAMÓN DÍAZ GARCÍA

Donostia - San Sebastián, 26 de enero de 2001 Cocinero de la Comandancia de Marina de San Sebastián

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Era el de otro cliente del establecimiento-conocido del fallecido- que apuraba sucafé para irse. En el momento en quequedó libre la parte trasera del coche,Ramón Díaz, afiliado a ComisionesObreras, se montó en el vehículo, accio-nó el contacto, dio marcha atrás y almeter la primera para tomar la direcciónhacia San Sebastián, la bomba colocadabajo el vehículo explotó.

Según precisó el departamento deInterior del Gobierno vasco, la bombalapa era un artefacto compuesto porentre dos y cuatro kilos de dinamita. Lasmismas fuentes indicaron que el cuerpode la víctima salió despedido por eltecho del coche y cayó al asfalto.

La fuerte explosión, que se escuchó entodo el barrio de Loyola, zonas próximasy hasta en barrios a tres kilómetros dedistancia, causó heridas de carácter levea tres personas que se encontraban enel lugar, que fueron trasladadas por losservicios sanitarios al hospital NuestraSeñora de Aranzazu de San Sebastián.

Los heridos leves fueron un joven de 16años, U.T.B., quien presentaba perfora-ción del tímpano del oído derecho; unhombre de 40, R.A.V, que sufrió múlti-ples erosiones de carácter leve; y unvarón de 59 años, E.R.G., a quien se lediagnosticó «hipoacusia con afectacióntimpánica por onda expansiva».

Fuentes del hospital de Aranzazu indica-ron que todos ellos fueron abandonando

el centro sanitario a lo largo de la tardede viernes. La explosión también causódaños en dos coches que circulaban porlas inmediaciones.

El lugar del atentado, próximo al acuar-telamiento militar de Loyola y a unapequeña zona de juegos infantiles juntoal río Urumea, está a escasos 70 metrosde la vivienda del fallecido, ubicada en elsegundo piso del número 8 de la calleSierra de Urbasa.

Testigo presencial

Un testigo presencial que compartió sucafé con el último que tomó RamónDíaz, no podía creerse lo que habíapasado. «Ramón se estaba tomando uncafé como hacía todos los días en el barEtxarri. Da la casualidad de que el díaanterior había podido aparcar su cochefrente al bar para poder salir rápido al díasiguiente hacia el trabajo», comentóJosé Luís, compañero del fallecido en lasociedad Loyolatarra.

«En el bar había 10 personas. A estahora el establecimiento es muy frecuen-tado por repartidores y operarios de losdistintos gremios que se toman algoantes del trabajo».

«Cuando Ramón terminó e iba hacia sucoche le dije en broma: 'Ramón, andavete a dar el café con leche a los solda-ditos'. Se metió en el vehículo, echómarcha atrás y se escuchó la explosión.Una chica que estaba sentada en la pri-

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mera mesa del bar gritó: '¡Ramón!', ytodos salimos a la calle y nos dimoscuenta del desastre».

Según este testigo, la onda expansiva«tiró al suelo a Jesús, camarero del bar,que se golpeó contra la parte de atrás dela barra en la cabeza y en la muñecaderecha. A ninguno de nosotros, másque a Jesús, nos afectó la onda expan-siva».

Dos furgones de grandes dimensionesaparcados en segunda fila hicieron depantalla y evitaron que los destrozos fue-ran muy superiores y que algunas de laspersonas que transitaban por las cerca-nías en ese momento perdieran la vida.La onda expansiva afectó sobre todo ados comercios, una farmacia y una dro-guería. Otro testigo precisó que el falle-cido acudía únicamente unas horas porla mañana para preparar la comida en laComandancia de Marina, aunque tam-bién tenía otros empleos, ya que en latemporada de sidrerías trabajaba en unade ellas.

Los servicios sanitarios y las patrullas dela Ertzaintza y policía municipal que sedesplazaron al lugar encontraron elcuerpo ya sin vida de Ramón Díaz tendi-do en el suelo, por lo que evacuaron pri-mero a dos heridos leves, y una horamás tarde a un tercero, de 59 años.

Ese mismo día, la madre de JuanIgnacio Lago, que resultó mutilado porETA el 10 de enero de 1991, señaló que

Ramón Díaz, había salvado a su hijo alatornillarle una pierna, y subrayó: «Hoyle ha tocado a él».

Varios concejales de San Sebastián,representantes del PP con su presidentaen Gipuzkoa, María San Gil, a la cabeza,del Partido Socialista y el portavoz delGobierno vasco, Josu Jon Imaz, fueronlas primeras autoridades en acudir allugar.

El cuerpo del cocinero de laComandancia de Marina de SanSebastián, Ramón Díaz, fue trasladadoal Instituto Anatómico Forense delcementerio de Polloe de San Sebastián,después de que el juez decretara ellevantamiento del cadáver.

El velatorio quedó instalado en elTanatorio Donostialdea del barrio deRekalde. En estas instalaciones perma-neció el cadáver de Ramón Díaz Garcíahasta las onde y media de la mañana deldía siguiente, sábado 27 de enero, enque fue trasladado al cementerio de lacercana localidad de Hernani, donderecibió sepultura.

Por la tarde, a las siete horas, se celebróel funeral, oficiado por el obispo de SanSebastián, Juan María Uriarte, en laparroquia del Sagrado Corazón delbarrio donostiarra de Loyola, en el queresidía el fallecido.

«Comando Donosti»

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El departamento vasco de Interior atri-buyo el atentado al comando Donosti deETA. El artefacto estaba «muy bienhecho», a diferencia de lo que ocurrió enlos últimos atentados frustrados pordiversos fallos en los artefactos, informa-ron fuentes de la investigación. La dina-mita, tipo Tytadine, era de la que ETahabía robado en Francia durante la tre-gua.

Las mismas fuentes indicaron que los

etarras del comando Donosti han busca-do en esta ocasión un «objetivo fácil»tras los «fracasos» de las últimas accio-nes. A este mismo comando se le atribu-yó también el último atentado frustrado,perpetrado el miércoles 24 de enero enla localidad navarra de Zizur Mayor, alcolocar también una bomba lapa bajo elvehículo del subteniente del EjércitoJosé Díaz Pareja, que resultó ileso alfallar el mecanismo de activación delartefacto.

Con este atentado indiscriminado,ETA volvía a fallar en su objetivo,

pero segó la vida de dos trabajadores.Uno de los asesinados, Josu LeonetAzkune, de 31 años, era residente enTolosa, estaba casado y tenía una hija

de nueve meses. Era hermano de laalcaldesa de Beizama, Idoia Leonet, delPNV, quien horas después del atenta-do, emitió un comunicado para des-mentir las noticias que relacionaban asu hermano con Euskal Herritarrok. La

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otra víctima mortal es José AngelSantos Laranga, de 40 años, casado ycon un hijo de 11 meses, que residía enAndoain. Este pertenecía a la compañíaBeysa, subcontratada por Elektra.

Además, dos de los tres trabajadoresheridos en el atentado, empleados tam-bién de Elektra, ingresaron en estadomuy grave en la UCI. Se trataba de IgorLarrea, de 28 años, que sufrió quema-duras de tercer grado en cara, abdo-men y extremidades inferiores, múlti-ples heridas de metralla y afectación devía aérea, por lo que precisó intubación.Tras ser intervenido quirúrgicamente,quedó ingresado en la UCI.

El segundo operario fue José IgnacioUrrestarazu Urkiola, de 31 años, quientambién tuvo que ser intervenido quirúr-gicamente. Según el parte médico, a suingreso presentaba pérdida de sustan-cia en rodilla derecha y tobillo izquierdo,arrancamiento del maleolo interno, múl-tiples heridas por metralla y quemadu-ras de segundo grado. Su estado eramuy grave.

El tercero fue Ignacio Urdangarin, de 38años y residente en Hernani. En elmomento de la explosión se dirigía a sutrabajo, en un pequeño taller de chapade Martutene y sufrió heridas pormetralla. Su pronóstico era menosgrave.

En el momento en que tuvo lugar elatentado, Iñaki Dubrueil llegó, comotodos los días, en el tren de cercaníasde Renfe Irún-Zumarraga, junto a su

escolta. Salió de la estación para cruzarla carretera y dirigirse al centro ocupa-cional Sartu, donde imparte clases ajóvenes en paro. Cercanos a él, cami-naban trabajadores de otras empresasque acudían también a sus puestos detrabajo.

Pocos metros más adelante, cuando eledil socialista llegó a la altura del cochebomba, los terroristas lo explosionaroncon un mando a distancia. Tras la fuer-te deflagración, que alcanzó de lleno aJosé Angel Santos Larrañaga y JosuLeonet Azkune, los heridos fueron aten-didos inicialmente con mantas queaportó el personal responsable delCentro de Acogida de MenoresExtranjeros que la Cruz Roja tiene enMartutene. Esta instalación está situadafrente al lugar donde los terroristasaparcaron el coche bomba. Uno de losmenores asistidos en este centro llegóa sofocar el fuego que quemaba a algu-nos de los heridos.

Según indicó una vecina, el comandodebió de aparcar el coche bomba por lanoche, dado que a última hora del miér-coles 21 de febrero, no se encontrabaen el lugar.

Otro testigo del atentado explicó que labomba explotó cuando él iba a coger sucoche, y, al acercarse, observó a variaspersonas tumbadas en el suelo y unvehículo en llamas, momento en el quevio la llegada de la policía, entre ellosagentes que se encontraban en la cár-cel de Martutene, a unos 500 metrosdel lugar.

EEnn eell ccoorraazzóónn ddee llaa cciiuuddaadd,, ppaarraa ssiieemmpprree

A las 8 de la mañana del jueves 22 de febrero de 2001, ETA hacía estallar en el barrio donostiarra de Martutene, un coche bomba con casi seis kilos deexplosivos al paso del concejal del Partido Socialista de Ordizia, IgnacioDubreuil, que sufrió quemaduras y heridas múltiples por metralla, pero

causó la muerte de dos trabajadores de la empresa Elektra, Josu Leonet y José Ángel Santos Laranga, así como heridas de diversa consideración a otras

cuatro. Trasladadas todas ellas, de forma inmediata, al hospital de Aranzazu,de San Sebastián, nada pudieron hacer por salvar la vida de Santos y Leonet.

Este, hermano de la alcaldesa del PNV de Beizama era, según aseguró el propio líder de EH, Arnaldo Otegi, «probablemente» simpatizante de la

izquierda abertzale. Sin embargo, su familia negó esta aseveración.

JOSU LEONET AZKUNE JOSÉ ÁNGEL SANTOS LARANGA

Donostia-San Sebastián, 22 de febrero de 2001 Trabajadores que les explotó una bomba

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Al parecer, Oleaga advirtió la presen-cia de la pareja de terroristas e

intentó escapar en dirección a la partedelantera del coche. Pero los disparosfrustraron su huida, y su cuerpo quedótendido en un pequeño jardín situadofrente a su automóvil.

El asesinato provocó una reacción decondena y unidad entre los partidoscomo ya no se recordaba. «Ha llegadola hora de dar una respuesta contun-dente a ETA», dijo Juan José Ibarretxe.

Dos armas fueron las utilizadas por losterroristas para cometer el atentado,según informó esa misma noche fuen-tes de la Consejería de Interior delGobierno vasco.Dichas fuentes explicaron que los pri-meros análisis de balística habíandeterminado que los asesinos deOleaga efectuaron cuatro disparos conuna de las armas y tres con la otra. Yagregaron que se descartaba, portanto, que fuera una sola persona la

que había disparado contra la víctima.

Santiago Oleaga, casado y con doshijos, «un bonachón», como le califica-ban algunos conocidos, no llevabaescolta, no estaba amenazado y no seconsideraba objetivo de ETA. Llevaba25 años vinculado al diario guipuzcoa-no, y, según el vicepresidente del perió-dico, Vicente Zaragüeta, «era un hom-bre muy cordial que no se metía en polí-tica y sólo se dedicaba a la administra-ción y a la gestión financiera».

El cuerpo ya sin vida de SantiagoOleaga fue descubierto por un trabaja-dor del servicio de limpieza de laFundación Matía. De inmediato se diri-gió al lugar personal sanitario, queintentó reanimarle, sin conseguirlo. Fueun médico del centro sanitario la prime-ra persona que intentó atender al direc-tor financiero de El Diario Vasco, aun-que sólo pudo comprobar que habíafallecido, y ni siquiera le practicó ejerci-cios de reanimación.

Poco después de las ocho y media de la mañana del jueves 24 de mayo de2001, cuando Santiago Oleaga, director financiero del Diario Vasco, se dirigía

en su vehículo a la Fundación Matía de San Sebastián, en el barrio de ElAntiguo, donde acudía desde hacía un mes para realizar ejercicios de rehabi-litación por una periartritis que sufría en un hombro, y se bajó de su coche,

tras estacionarlo en el aparcamiento del centro hospitalario, fue tiroteado porla espalda por dos miembros de ETA, siendo alcanzado por siete disparos.

SANTIAGO OLEAGA ELEJABARRIETA

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Donostia - San Sebastián, 24 de mayo de 2001 Director financiero del Diario Vasco

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Según un responsable de este centrosanitario, que no quiso identificarse, elempleado de la limpieza del hospitalque se encontraba en el exterior deledificio fue alertado por un hombre,quien le dijo que en el aparcamiento delcentro «había una persona a la que lehabían pegado varios tiros y que estabamuerta».

Este empleado avisó inmediatamente alpersonal del hospital, por lo que unmédico y el citado responsable del cen-tro sanitario acudieron a intentar soco-rrer a la víctima. «Fuimos pensandoque íbamos a ayudar, pero el médicocomprobó enseguida, al tomarle elpulso, que era cadáver, por lo que nointentó siquiera hacer maniobras dereanimación», relató.

El médico y el responsable del hospitalpensaron inmediatamente que se trata-ba de un atentado, ya que pudieronapreciar con claridad «que tenía dosorificios, uno de ellos en la nuca».

Los asesinos se dieron a la fuga en unRenault 5, con matrícula de SanSebastián doblada. Una hora mástarde, el coche fue explosionado en elbarrio de Aiete, cerca del hospital SanJuan de Dios, que se encuentra a dosminutos del lugar del atentado, sin quese produjeran heridos.

La explosión fue provocada por unabomba que contenía medio kilo deexplosivos, posiblemente dinamita, y unrecipiente con disolvente para que se

incendiara tras la deflagración.

El objetivo de los terroristas era borrarcualquier evidencia que posibilitara sudetención, según la Ertzaintza, quesospechó que los asesinos huyeron dellugar en un tercer coche. El robo deeste vehículo se produjo en el barriodonostiarra de Egia y fue denunciadopor su propietario a la policía el domin-go 20 de mayo.

El levantamiento del cadáver, ordenadopor el juez de guardia, se realizó a las10.50 horas, y el cuerpo fue trasladadoal tanatorio de Polloe, en SanSebastián. En el Instituto AnatómicoForense se pudo certificar la localiza-ción de los siete impactos de bala en elcuerpo.

En un principio, los investigadoresmanejaron dos hipótesis. La primera,que pudo ser un único terrorista el queperpetró el asesinato, ya que algunostestigos llegaron a describir a laErtzaintza a un único individuo joven,con aspecto atlético, con una estaturade 1,75 metros y que vestía un pantalónoscuro y una cazadora también oscura.La segunda hipótesis, posteriormenteconfirmada por la Ertzaintza y laConsejería de Interior, partía del inusualnúmero de impactos de bala que pre-sentaba el cadáver, lo que hizo pensarque fueran al menos dos personas lasque asesinaron a Santiago Oleaga. Losanálisis de los siete casquillos por ellaboratorio de balística determinaronque fueron disparados por dos pistolas.

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ETA sólo realizó más disparos paraasesinar al concejal del PP deZumarraga, Manuel Indiano, el 29 deagosto del pasado año, que recibió 13tiros.

El cuerpo de Santiago Oleaga llegó al

tanatorio de Zorroaga (San Sebastián)a las 19.30 horas, donde quedó instala-do su velatorio, en la intimidad de susfamiliares y amigos. Sus restos fueronincinerado al día siguiente, viernes 25de mayo, en el crematorio del Tanatoriode Polloe.

La detonación se produjo en el interiorde un vehículo Opel Corsa -que no

sufrió desperfecto alguno- que circulabaa las 10.40 horas por la calle deAldamar, una céntrica vía de la capitalguipuzcoana. Un hermano del pequeñoJokin Galarraga, Peio, de cuatro años,sufrió heridas leves, mientras que lamadre y una tía de los niños resultaronilesas.La explosión fue de escasa potencia,pero causó la muerte a FranciscaAraunzetamurgil, tras seccionarle lacarótida algunos restos del coche dejuguete. El pequeño Jokin, operadodurante ocho horas, perdió sus dos ojos,parte de masa encefálica y se encuentraen estado muy grave.De acuerdo con los datos aportados por

la investigación, la explosión se produjodespués de que explotara un pequeñocoche eléctrico, que contenía en su inte-rior un cilindro metálico con pólvora. Eljuguete, del tamaño de un teléfonomóvil, «habría sido manipulado deposi-tando en su interior un recipiente metáli-co con pólvora dispuesta para activarsey provocar una pequeña explosión en elmomento en que se encendiera su inte-rruptor».Otras fuentes policiales señalaron quepodría tratarse de un juguete trampaque contenía entre 10 y 15 gramos depólvora.Fuentes próximas al Gobierno vascoaseguraron que una de las principaleshipótesis para los responsables policia-les es que se tratara de un «aviso» de

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los jóvenes radicales contra algo o con-tra alguien, simulando con el juguete uncoche bomba, que finalmente tuvo con-secuencias más graves de las que sepreveía.La deflagración, que mató casi instantá-neamente a la mujer de 62 años, nocausó ningún tipo de destrozo en elcoche que circulaba a la altura delnúmero 22 de la céntrica calle donostia-rra. Ni siquiera rompió las lunas de laparte trasera del vehículo donde viaja-ban los tres heridos.

Juguetes abandonados

La versión definitiva de los hechos seconfirmó al día siguiente, una vez que laErtzaintza ratificara que se habíanencontrado restos de explosivo en elinterior del vehículo. Esos datos deste-rraron una primera hipótesis, que consi-deró probable la explosión del depósitode combustible que, en primera instan-cia, parecía contener el citado coche dejuguete.De acuerdo con la reconstrucción de loshechos facilitada por los responsablesde la investigación, la conductora delvehículo, y tía de los dos niños, trabaja-ba en el bar «Txioka», situado en la calleNarrica de San Sebastián, a apenas 200metros del lugar en el que se produjo laexplosión y ubicado en el centro de laParte Vieja de la capital guipuzcoana.Según parece, este juguete y un pelu-che con forma de jirafa aparecieronabandonados el sábado 18 de agosto enlos servicios del citado bar, donde per-manecieron custodiados durante dos

días por la mujer que atiende el local, sinque nadie los reclamara.La empleada optó por regalar los jugue-tes a sus dos sobrinos, por lo que loscinco familiares se desplazaron el mar-tes por la mañana hasta el bar pararecogerlos. Una vez instalados en elinterior del vehículo, se produjo la explo-sión, que mató casi instantáneamente aFrancisca Araunzetamurgil.El estallido, calificado como un «ruidosordo» por algunos de los vecinos quese encontraban en ese momento en lasinmediaciones del número 22 de la calleAldamar, apenas alertó a los viandantes,dada su escasa intensidad. No así losgritos de la conductora, que salió, ins-tantes después, de su vehículo pidiendoauxilio con su sobrino «ensangrentado einerte» en sus brazos, según señalarona este periódico testigos presencialesdel acontecimiento.El niño fue trasladado al Hospital de SanSebastián por Fernando Postigo, fotó-grafo de El Diario Vasco, que se encon-traba tomando un café a cinco metrosdel lugar donde se produjo la explosión.Su hermano Peio, que sufrió diversasheridas de carácter leve en manos,hemitórax y pabellón auricular izquierdo,fue atendido en el Hospital Donostia y,más tarde, dado de alta.El cuerpo de Francisca Araunzetamurgilpermaneció en el interior del Opel Corsados horas más, hasta que cerca de las13.30 horas se produjo el levantamientodel cadáver. Minutos después, el cocheen el que viajaba la familia fue transpor-tado a las dependencias policiales pararealizar los análisis.

EEnn eell ccoorraazzóónn ddee llaa cciiuuddaadd,, ppaarraa ssiieemmpprree

El martes 21 de agosto de 2001, un extraño atentado provocaba la muerte de la mujer Francisca Araunzetamurgil y causaba heridas muy

graves a su nieto Jokin, de sólo 16 meses, al explotar un cochecito trampa de juguete, que contenía varios gramos de pólvora.

FRANCISCA ARAUNZETAMURGIL

Donostia - San Sebastián, 21 de agosto de 2001 Ciudadana

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HOMENAJES RENDIDOS POR EL

AYUNTAMIENTO

DE LA CIUDAD DE DDOONNOOSSTTIIAA--SSAANN SSEEBBAASSTTIIÁÁNN

AA LAS VVÍÍCCTTIIMMAASS DDEELL TTEERRRROORRIISSMMOO

El 30 de enero de 2003, el Ayuntamiento de Donostia San Sebastián concedía la medalla de

oro, a título póstumo, a todas las víctimas del terrorismo. Lo hacía en uno de los actos más

entrañables que se han celebrado en la historia de la ciudad en el palacio del Kursaal.

Un mes y ocho días antes,s antes, el 23 de diciembre de 2002 había celebrado, en los jardines

de Alderdi Eder, un acto en memoria de las víctimas del terrorismo.

Desde entonces todos los años, en una fecha tan entrañable como es la víspera de Nochebuena,

el consistorio lleva a cabo un acto en memoria de todas las víctimas del terrorismo.

23 de diciembre de 2002

Con motivo de la llegada de laNavidad, unas fechas muy duras

para las familias que han perdido un serquerido como consecuencia de la violen-cia terrorista, el Ayuntamiento de DonostiaSan Sebastián celebró el día 23 dediciembre de 2002 -víspera de nochebue-na- el primer acto de apoyo y solidaridad

hacia las víctimas del terrorismo en los jar-dines de Aldedi Eder. Un acto que habíasido convocado el 5 de octubre durante lareunión mantenida por el alcalde SanSebastián, Odón Elorza, con el ForoMunicipal de Víctimas del Terrorismo deSan Sebastián, que se constituyó el 16 deagosto de 2002.

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SAN SEBASTIÁN RECUERDA A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

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El inicio de una gran reconciliación

El 30 de enero de 2003, fecha en elque se conmemora en todo el

mundo el asesinato de Gandhi, en 1948,el Ayuntamiento donostiarra entregaba,en un acto abierto al público que comen-zaba a las 19,30 horas en el Kursaal, 76réplicas de la medalla de oro de la ciu-dad a las víctimas del terrorismo donos-tiarras. (Otras 17 fueron enviadas a

quienes no pudieron acudir).

El homenaje comenzó con la lectura,por parte del Alcalde, Odón Elorza, de ladeclaración del Consistorio donostiarra.“Es hora de reconocer los errores come-tidos ante las víctimas del fanatismo y lamás absoluta de las injusticias”, afirmóel alcalde, quien asumió su parte deculpa en un discurso con el que preten-dió paliar “la soledad, la angustia y la

LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO RECIBEN LA MEDALLA DE ORO DEL

AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN

30 de enero de 2003

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incomprensiónque ha acompa-ñado durantetantos años alas personashomenajeadas”.

“Quizá paramuchas vícti-mas nuestrasolidaridad, y lamía en especial,llega tarde. Nohemos sabidoestar junto aquienes más lonecesitaban enmuchas ocasio-nes. Por ello este acto sirve para mos-trarles nuestro profundo respeto y reco-nocimiento”, expuso Odón.

Seguidamente pidió a los asistentes quese pusieran de pie para guardar dosminutos de silencio. De inmediato reso-nó en el auditorio un rumor intenso perobreve. Todas las víctimas y ciudadanosanónimos que acudieron al acto sepusieron de pie casi a la vez. Los asien-tos en los que estaban apoyados se ple-garon con un ruido uniforme que en esemomento pareció convertirse en la vozde centenares de personas que sabenque no están solas. Esa voz se transfor-mó súbitamente en el más absolutosilencio durante dos minutos y después,

en una atronadora salva de aplausos.

Muchas de las víctimas de la bandaterrorista coincidieron en destacar ladolorosa espera que han padecidohasta recibir algo de calor humano porparte de las instituciones que presen-ciaron la muerte de sus allegados. “Unaciudad tan victimizada como SanSebastián no podía aguardar más paratendernos una mano. Sólo espero quellegue el día en que un acto como estepueda celebrarse en todos los pueblosde Euskadi”, afirmó una de las víctimas,viuda de un policía municipal asesinadopor ETA.

Este homenaje marcó el inicio de una

HHoommeennaajjeess rreennddiiddoossddooss

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reconciliación que, tal como pretendió elForo Municipal de Víctimas delConsistorio donostiarra al organizar elacto, “ayudará a cerrar muchas heridasabiertas”. Fernando e Ignacio Garrido,hijos del ex gobernador militar deGipuzkoa Rafael Garrido Gil, asesinadopor ETA en 1986, comentaban que esteera un homenaje pendiente en SanSebastián. “Hemos sentido el calor demucha gente que nos ha apoyadodurante todo este tiempo fuera de aquí,pero nunca, hasta ahora, en SanSebastián. Realmente lo necesitába-mos”, afirmó Ignacio.

Han pasado más de 16 años desdeaquel 25 de octubre en el que el generalGarrido vio cómo dos miembros de ETA

que circulaban enmoto por elBoulevard de SanSebastián deposi-taban sobre sucoche una bolsa dedeportes queescondía unabomba que acaba-ba con su vida, lade su esposaDaniela Velasco ysu hijo DanielGarrido. Días des-pués también falle-ció una ciudadanaportuguesa, María

Teresa Texeira, una de las afectadasmás graves de un atentado que provocódecenas de heridos.

Tras este episodio, los hermanosGarrido se vieron obligados a “tragarse”su dolor y huir de Donostia-SanSebastián con la cabeza baja. Tal comorecordaron durante el homenaje, lejosde oír disculpas y pésames, tuvieronque soportar el peso del silencio y algu-nos comentarios malintencionados. Erala radiografía social del ambiente que serespiraba en San Sebastián hace ape-nas dos décadas. Una radiografía quedifiere considerablemente de la actual.

También la viuda y las tres hijas de JuanManuel García, delegado de Telefónica

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asesinado en 1980, recuerdan queaquel año “fue la época dura, cuandoETA mató a más personas”. Y tambiénrecuerdan que se sintieron solas. “Hansido muchos años de olvido”, comenta-ban durante el homenaje, aunque dealguna manera les consolaba saber que“había gente que lo había pasado peor”.Era un mal año, pero ya se empezaba avislumbrar una esperanza, un atisbo decambio social. “Mis hijas eran universi-tarias y se organizaron las primerasmanifestaciones estudiantiles de pro-testa” -comenta la viuda de JuanManuel-. “El funeral por mi marido fuemultitudinario”.

Prolongada ovación

Entre las personas congregadasen el Centro Kursaal de SanSebastián se encontraban losfamiliares y amigos de numero-sas víctimas mortales de ETA,como Patxi Arratibel, EnriqueCuesta, Ramón Díaz García,María Erauncetamurgil,Francisco Javier GómezElósegui, Juan Priede, JoséIgnacio Iruretagoiena, FroilánElespe, Juan María Jáuregui,Gregorio Ordoñez o SantiagoOleaga. También acudieron pararecibir en primera persona estadistinción el empresario Julio

Iglesias Zamora secuestrado durantevarios meses por la banda terrorista; o elperiodista Gorka Landaburu, mutiladodesde que recibió un paquete bomba deETA en su casa; así como Javier Correa,José Antonio Díaz, Juan de Dios Tobal,Iñaki Irigoyen o Diego Montes, supervi-vientes, como los dos citados, de diver-sos actos terroristas.

El homenaje, que se organizó con elrespaldo de todos los grupos políticosdel Ayuntamiento donostiarra, exceptoSozialista Abertzaleak, contó con la pre-sencia de numerosos representantes dePSE-EE, PP, PNV, EA e IU.

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La entonces portavoz del PP delAyuntamiento donostiarra, María SanGil, destacó su alegría por que en estaocasión se había logrado “sentar atodos los grupos en una misma mesacomo muestra de consenso”. “Este actoha servido -comentó- para resarcir ladeuda pendiente de ésta y anteriorescorporaciones donostiarras con las víc-timas del terrorismo”. San Gil deseó que“en el futuro no haya más motivos parahacer actos como éste”.

La entrega de la Medalla de oro a lasvíctimas supuso para EA-PNV “expre-sar un compromiso activo y solidariocon las víctimas”. “Se ha dado -comen-tó el edil nacionalista Enrique Arana-, un

primer paso en elañorado objetivode una paz quedebemos cons-truir entre todos,sin dejar de ladoa quienes hansufrido el zarpa-zo del terroris-mo”.

El socialistaR a m ó nEtxezarreta pidióa los ciudadanosque “no deleguensus sentimientos”entre las institu-

ciones o los partidos políticos. “Quecada cual pierda el pudor y muestre sussentimientos con independencia de laposición política de la víctima”, solicitó.

Finalmente, el alcalde de Donostia-San Sebastián, Odón Elorza, recordóque la fecha elegida para el acto coinci-día con el aniversario de la muerte deMahatma Ghandi y destacó la necesi-dad de rescatar valores como “la liber-tad, la conciliación, la justicia y la tole-rancia” que defendía el líder pacifistahindú. “Hoy estamos aquí para dejarclaro que no nos sentimos derrotadossino que, al contrario, tenemos másesperanzas que nunca para ganar lapaz y la libertad”, concluyó el alcalde.

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Por segundo año consecutivo, el 23de diciembre, con motivo de la

Navidad, el Ayuntamiento donostiarrarealizó en los jardines de Alderdi Eder unacto en memoria de las víctimas delterrorismo, donde se colocó una pancar-ta con el lema “Una llama por el recuer-do. Una llamada a la paz”.En el acto, al que acudieron unas 250personas, se encontraban Amaya Guridi,viuda el director financiero de El DiarioVasco, Santiago Oleaga; Mari PazArtolazabal, viuda del columnista delMundo José Luis López de Lacalle; MariCarmen Merino, viuda del Psicólogo de

Martutene, Javier Gómez Elósegui, asícomo Maixabel Lasa, directora de laDirección de Víctimas del Terrorismo yviuda del ex-gobernador civil deGipuzkoa, Juan María Jauregui, yBárbara Duhrkop, viuda de EnriqueCasas.También estuvo presente el portavoz delGobierno vasco. Josu Jon Imaz, el dipu-tado general de Gipuzkoa, Joxe JuanGonzález de Txabarri y el alcalde deDonostia-San Sebastián, Odón Elorza.Margarita García, hija de José ManuelGarcía Cordero, delegado de telefónicade Gipuzkoa, asesinado por ETA hace 23

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EL AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN RECUERDA POR SEGUNDO AÑO A LAS VÍCTIMAS

DEL TERRORISMO

23-diciembre-2003

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en su manifiesto- cómo se trun-caba nuestra vida por un fana-tismo violento utilizado a favorde la falsa liberación del pueblovasco, Desde el “algo habráhecho” de los que amparaban ojustificaban el terrorismo hastala cruel indiferencia de aquellosque miraban hacia otro lado pormiedo o cobardía”.Con estas palabras, el ForoMunicipal de Víctimas ponía enevidencia la situación que muchas fami-lias padecieron en aquellos años en losque el silencio que crecía a su alrededorengordaba de forma cruel su sufrimien-to. “Abandono social e institucional.Víctimas condenadas al olvido, perso-nas que perdimos demasiado en unacarrera que sólo conduce hacia la nada.No hay que sucumbir al olvido. Olvidar alas víctimas es matarlas de nuevo”,comentaban los homenajeados.El alcalde Odón Elorza, tomó la palabradespués de Margarita para decir que“queremos que éste sea un momento dereivindicación y compromiso en defensade la vida y en favor de la convivenciapacífica y el respeto a los derechoshumanos”, y a su vez insistió en la“denuncia, repulsa y exigencia del cesepara siempre de la violencia de ETA”.Odón Elorza dejó claro que “a pesar deldolor es necesario más que nunca” con-tinuar trabajando para “construir juntos

el gran proyecto de hacer de nuestra ciu-dad un espacio para la cultura de lapaz”. Tras animar a la participación “decada uno de nosotros en el camino haciala libertad”, Odón Elorza lanzó un men-saje positivo para el futuro.“Debemos y podemos soñar con esefuturo en paz. Vamos a recuperare laesperanza”, concluyó el alcalde.

Protagonistas de la paz, no víctimas de ella

Las víctimas, a través de la voz deMargarita, reconocieron que “es dema-siado difícil perdonar cuando nadie pideperdón, pero, a pesar de todo, quere-mos creer en el futuro con mayúsculas eimaginar una Euskadi en paz, despre-ciando la violencia y defendiendo elderecho a la vida y a la libertad”.“No podemos resignarnos. Las víctimasqueremos ser protagonistas de la paz,

años y portavoz del Foro Municipal deVíctimas del Terrorismo, leyó un mani-fiesto durante el acto en el que decíaque las víctimas “hemos tenido quesufrir no sólo la pérdida de un ser queri-do o la agresión a su dignidad y su inte-gridad, sino la marginación y el rechazosocial”.Margarita, que acudió al acto junto a sumadre y el resto de sus allegados, semostraba reconfortada porque el actocontribuía a “recobrar la memoria” de losasesinados.“Hemos vivido unos años terribles por elmutismo que se hacía cerca de noso-tros”, lamentaba. “Ahora podemoshablar de nuestros sentimientos y, ade-más, el acercamiento de la sociedad escada día más patente”.

Noche fría, pero solidaria

En una noche fría, pero solidaria, ilumi-

nada por las llamas de decenas de velasque arropaban a las víctimas, los donos-tiarras que se acercaron hasta la terrazadel Ayuntamiento, en el corazón de laConcha, volvieron a dar su apoyo huma-no a los damnificados por el terrorismo.Así, la corporación de la capital guipuz-coana convocaba por segundo año con-secutivo y en vísperas de unas fechastan entrañables y llenas de recuerdos,como son las Navidades, un homenajede apoyo público a este colectivo, que elpasado 30 de enero de 2003 recibía laMedalla de Oro de la Ciudad, una de lasmás castigadas por la violencia terroris-ta, con cerca de 146 familiares de vícti-mas.En su intervención pública, la represen-tante de las víctimas evocó también los“más de treinta años que han transcurri-do sufriendo los avatares del horrorterrorista”. “Miles de personas hemos visto-exponía

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pero no víctimas de ella. No habrá paz ylibertad sin memoria y sin dignidad. Yaunque tengamos que administrar ensolitario nuestra infinita tristeza, siempreagradeceremos un abrazo sincero”,finalizó Margarita.Después, el alcalde de San Sebastián,Odón Elorza, intervino en euskera y encastellano en nombre de la corporación,agradeciendo a todos por su asistencia.El acto finalizó con cinco minutos desilencio en recuerdo de las víctimas y enfavor de la paz.Una vez finalizado el acto, el portavozdel Gobierno vasco, Josu Jon Imaz,insistió en la necesidad de recordar a losdamnificados por la violencia terroristatodo el año y no sólo con motivo de las

fiestas navideñas. “Es preciso tener pre-sentes a las personas que fueron arran-cadas de nuestro pueblo por la violenciay el terrorismo irracional de ETA”.El portavoz del PNV en el Consistoriodonostiarra, Román Sodupe, recalcóque “una sociedad no se puede construiren base a la convivencia, la libertad y elrespeto si no tenemos en cuenta a losque sufren”. La representante de EB-IU,Dukiñe Arrizabalaga, se felicitó por laconcurrencia de todos los partidosdemocráticos aunque, en su opinión, “loideal habría sido que acudiese tambiénBatasuna”. El edil del PP Ramón Gómezconsideró que este tipo de actos “debe-rían ser permanentes y no sólo anua-les”.

El Ayuntamiento deD o n o s t i a - S a n

Sebastián, a través de suComisión especial deDerechos Humanos y elForo de Víctimas delTerrorismo, realizó el jue-ves 23 de diciembre de2004 a las 19 horas, unacto de homenaje atodas las víctimas delterrorismo (tanto a laspersonas asesinadas porETA, como a los falleci-dos en los atentados ocu-rridos en madrid el pasa-do 11 de marzo).

La concentración, a las que acudieronunas 200 personas, tuvo lugar en laterraza del consistorio que colinda conlos jardines de Alderdi Eder.

Bajo el lema “Una llama por el recuerdo.Una llamada a la paz”, el acto de home-naje pretendió expresar el apoyo moral yla solidaridad de la ciudadanía y de lasinstituciones a las víctimas del terrorismo

y la violencia.

La concentración, que se celebró por ter-cer año consecutivo, dedicó en esta oca-sión, un recuerdo “especial a los falleci-dos en el brutal atentado perpetrado enmarzo en Madrid” e hizo llegar el cariñode los donostiarras a todas las personasque han sido objeto de actos terroristasen San Sebastián y en otros lugares deEuskadi y de España.

EL AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN RECUERDAPOR TERCER AÑO, A TODAS LAS

VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

23 de diciembre de 2004

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viva de todas esas personas asesinadaspor el terrorismo que en estas fechas tanseñaladas ya no están junto a nosotros.

Voluntarios de Gesto por la pazrepartieron velas e insignias

Durante el acto, voluntarios de Gestopor la paz, repartieron entre los asisten-tes insignias con el emblema de la jor-nada y una vela que simbolizaba “lallama del recuerdo y el apoyo moralhacia muchas familias”.

Instantes antes del homenaje, laCorporación municipal se reunió en elsalón de plenos del Ayuntamientodonostiarra con familiares y víctimas delterrorismo y de la violencia de persecu-ción. Al acto, entre otros acudieron todoslos grupos del consistorio, el DiputadoGeneral de Gipuzkoa, Juan Fernándezde Txabarri, la Directora de Atención alas Víctimas del Terrorismo del Gobiernovasco, Maixabel Lasa y el entoncesDirector de Derechos Humanos, TxemaUrkijo.

Al inicio del acto, un familiar de una per-sona asesinada por ETA dio lectura a undocumento en recuerdo a las víctimas ypor la paz. Seguidamente, el alcalde deDonostia-San Sebastián, Odón Elorza,hizo pública una declaración institucio-nal en favor de losderechos humanos yen reconocimientode aquellos quepadecen la violen-cia,que finalizabacon las siguientespalabras: “La pazestá más cerca.Nuestro silencio hoyes un gesto de paz yuna contribuciónpara desarmar a losviolentos. Porque las

llamas queestán hoye n c e n d i d a squieren iluminarun futuro distin-to, en paz”.Después seguardaron 5minutos desilencio mien-tras se podía oíruna evocadoramúsica queestaba claman-do en favor de la

dignidad, los derechos humanos y lapaz. Todo ello en una noche fría, víspe-ra de Nochebuena, a la luz de un árbolde Navidad que se había instalado en laterraza del consistorio y una gran llamade fuego que reivindicaba la memoria

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decir en aquélmomento”. Por suparte, el concejal delPNV RománSodupe recalcó quetanto los puebloscomo las personas“deben avanzar enel perdón, pero noen un perdón basa-do en el olvido”.Asimismo, manifes-tó que con el asesi-nato de Ordóñez“mataron la voluntad política de uncolectivo importante de esta ciudad”. Larepresentante de EA Jaione Arratibel,destacó que el edil asesinado fue “un

hombre honesto, que trabajó por la ciu-dad”, mientras Dukiñe Aguirrezabalaga(EB) subrayó que el homenaje delConsistorio era un acto “merecido” .

El Ayuntamiento donostia-rra recuerda desde el

pasado 25 de enero aGregorio Ordóñez, concejaldel PP asesinado por ETA,con una placa en su memoriacolocada en un lugar prefe-rente.Todos los corporativosparticiparon en el acto dedescubrimiento del rótulo,diez años después del cri-men que costó la vida al queentonces era teniente dealcalde del consistorio.

La placa, en euskera y castellano, estásituada junto al salón de recepciones, enla zona noble del edificio municipal. Elrecordatorio fue descubierto por el alcal-de, Odón Elorza, que destacó que lapieza ha sido situada en uno de los luga-res “más emblemáticos” de la CasaConsistorial. El primer edil recalcó que,con este pequeño homenaje, elAyuntamiento desea que el edil del PPesté “también en la piedra”, además de“en nuestra cabeza y en nuestro cora-zón”.

La instalación de la placa fue acordada

a mediados de enero por unanimidad,después de que la viuda de Ordóñez,Ana Iríbar, que participó en los actos dehomenaje en memoria de su marido,solicitase un recuerdo para él. La porta-voz del PP en el Ayuntamiento y presi-denta del partido en Gipuzkoa, MaríaJosé Usandizaga, manifestó que elhomenaje de la Corporación le resultó“especialmente conmovedor” y agregóque “han tenido que pasar diez añospara que San Sebastián hiciera un reco-nocimiento a quien fue su primer tenien-te alcalde, asesinado por atreverse apensar y decir lo que nadie se atrevía a

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EL AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA DESCUBRE UNA PLACA ENMEMORIA DE GREGORIO ORDÓÑEZ

25 de enero de 2005

El 27 de enero de 2005, elAyuntamiento de Madrid

rindió homenaje a GregorioOrdóñez, otorgándole elnombre de unos jardinessituados en la calle Príncipede Vergara. En la zona verdeya existía un roble en recuerdo aGregorio.

El acto estuvo presidido por el alcalde deMadrid, Alberto Ruiz Gallardón.

EL AYUNTAMIENTODE MADRID DEDICAUNOS JARDINES A

GREGORIO ORDÓÑEZ

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El 28 de septiembre de 2005, ElAyuntamiento de Donostia-San

Sebastián rindió homenaje al concejalde HB Tomas Alba Irazusta, y descubrióuna placa en su memoria en el vestíbu-lo del consistorio donostiarra.

Al acto acudieron familiares del edil, excorporativos del Ayuntamiento de SanSebastián y representantes de todos losgrupos políticos municipales, excepto elPartido Popular, que considero “inopor-tuno” el homenaje.

Tomás Alba Irazusta era concejal de lacoalición abertzale Herri Batasuna delayuntamiento donostiarra, cuando fueasesinado en la madrugada del 28 deseptiembre de 1979 en Astigarraga pormiembros del Batallón Vasco Español.

Aquel día Tomás se dirigía a su cochehacia las dos y diez de la madrugadadespués de haber cenado en compañíade tres amigos en la sidrería La Mina deAstigarraga. En el momento en que seaproximaba a su vehículo, un Renault-8de color blanco que estaba aparcado ala altura del número 6 de la calle

Mártires de la Tradición, un miembro delBatallón Vasco Español le dispararórepetidas veces. Instantes después ypor el instinto de conservación, retroce-dió unos pasos y seguidamente, al tor-cérsele el tobillo, cayo a la carretera.Poco después, los propios amigos quehabían cenado con el concejal se perso-naron junto a Tomás.

Según declararon posteriormente, lacalle estaba completamente oscura y noobservaron ni una sombra que les hicie-ra sospechar quién podría haber sido elautor de la agresión.

Éste, probablemente, una vez cometidoel atentado corrió calle abajo, donde leesperaba un coche. A escasos cienmetros del lugar del atentado, se encon-traba la carretera que conducía al centrode San Sebastián y a Hernani.

Tomás Alba fue recogido por una ambu-lancia municipal que lo trasladó a laResidencia Sanitaria. La ambulanciatardó 35 minutos en llegar a la residen-cia por encontrarse la carretera inter-ceptada por un autobús accidentado.

Cuando el conce-jal de HerriBatasuna ingresa-ba en la sala deurgencias, a lastres de la mañana,era ya cadáver,según manifestó elmédico de guar-dia. Tomás pre-sentaba seisimpactos de postay también su vehí-culo resultó alcan-zado por los dispa-ros.

A pesar de las con-tradicciones sobreel tipo de munición que le causó la muer-te, se supo con exactitud que se tratabade postas disparadas con escopeta.

A primeras horas de la mañana del 29 deseptiembre, funcionarios de la policíarecogían del lugar de los hechos doscartuchos del 12.

Tomás Alba, tenía 42 años en el momen-to del atentado y dejó una hija de 13años de edad. Paralelamente a su cargopolítico, era agente de seguros con resi-dencia en San Sebastián, de donde eranatural.

Durante la década de los sesenta estu-vo residiendo en Eibar, localidad a la quellegó como profesor de Educación Físicay de Formación Política. Muy vinculadoal deporte, fue entrenador de diversosclubs, presidente del JuventudDeportivo Arrate y vicepresidente de laFederación Guipuzcoana deBalonmano.

Tomás se presentó a concejal comoindependiente por Astigarraga y poste-rior mente pasó a formar parte de HerriBatasuna, después de salir elegido enlos comicios del 3 de abril de 1979.

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EL AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA DESCUBRE UNA PLACA ENMEMORIA DE TOMÁS ALBA IRAZUSTA

28 de septiembre de 2005

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lizar una jornadade luto en señal deduelo, por lo que laactividad laboralen la CasaConsistorial quedóparalizada desdela una de la tardedel viernes 28hasta las ocho dela mañana dellunes 1 de octubre.

A las 11 de lamañana del vier-nes, y durante eltranscurso del pleno, el entonces alcal-de de San Sebastián, Jesús MaríaAlkain, se reunió unos minutos con losmedios informativos a los que, entreotras cosas, dijo refiriéndose al atenta-do. “Ante esta escalada de violencia quepadecemos pido a Dios que concluya yque nos lleve al camino para obtener lapaz y el pan”. Y añadió “Cualesquieraque sean los móviles de este hecho esuna afrenta que se hace al pueblodonostiarra al atacar de manera tan des-piadada a uno de sus representanteselegido democráticamente. Una vezmás tengo que reiterar que cese estaviolencia que compromete el futuro denuestro pueblo y el de Euskadi. Que losresponsables de estas situacionesescuchen este llamamiento del alcalde

porque ya es hora de decir basta”.

Capilla ardiente

A las 12 del mediodía y en un furgón fúne-bre, llegaba frente a la puerta principal delAyuntamiento de San Sebastián el féretrocon los restos mortales de Tomás Alba.Poco después era instalada la capillaardiente en la sala de plenos. El féretro,cubierto con una ikurriña y la bandera deSan Sebastián, fue velado durante unosminutos por el propio alcalde.

Los funerales fueron celebrados elsábado 29 de septiembre de 1979 a launa de la tarde en la iglesia parroquialde San Vicente. Hoy un placa recuerdasu figura en el que fue su consistorio.

A finales de julio de 1979 y durante eltranscurso de un pleno, Tomás Alba,junto con Jon Alcorta, ambos concejalesde HB, dieron su voto favorable a laconstrucción del campo de fútbol deZubieta. Ello supuso una sorpresa, yaque los otros cuatro concejales de HBvotaron en contra. Siguiendo los acuer-dos tomados previamente por la coali-ción, que no tardó en reaccionar y comu-nicó a Tomás Alba y a Jon Alcorta quehabían sido dimitidos de sus cargos.Ambos concejales continuaron en ellos,argumentando que solamente podíanser dimitidos por los comités de apoyoque les habían elegido. Para ratificar supostura, Tomás, a pesar de que HerriBatasuna nombró dos nuevos conceja-

les, siguió acudiendo a su trabajo en elAyuntamiento.

A principios de septiembre (de 1979),HB tuvo intención de presentar en unPleno una moción para exigir el cese deestos concejales, pero decidió retirarla aúltima hora.

Pleno extraordinario

A las diez y media del viernes 28 de sep-tiembre se celebró un pleno extraordina-rio en el Ayuntamiento donostiarra con elúnico tema de la muerte de Tomás. Eneste pleno, además de tratarse de losdetalles para la celebración de los fune-rales y la capilla ardiente, se acordó rea-

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Por cuarto año consecutivo, elAyuntamiento de Donostia-San

Sebastián, rindió homenaje, en la víspe-ra de Nochebuena de 2005, a todas lasvíctimas del Terrorismo en la terraza delconsistorio, junto a los jardines deAlderdi Eder. Un acto reivindicativo enfavor del a memoria de los asesinados yde apoyo institucional hacia ellas.

Más de un centenar de personas acu-dieron al acto bajo el lema “Una llamapor el recuerdo.Una llama por la paz” yportaron velas encendidas en señal demantener viva la memoria y el calorhumano y social hacia el colectivo deciudadanos que han sufrido la violencia.

Este año fue una víctima de la kaleborroka la encargada de leer el mani-fiesto: María Molinos, que perdió a sumarido, Ángel Portugal, el 13 de febrerode 1997.

Ángel era chófer de la compañía delTranvía de San Sebastián y murió de uninfarto tras ser incendiado el autobús

que conducía. En su discurso, Maríaafirmó que la ausencia de su marido y delos asesinados por ETA “se nos hacetodavía más dura en estas fechas entra-ñables en la que nos reunimos las fami-lias y los amigos”.

Su intervención fue breve pero muy sumensaje muy profundo. María denuncióque durante muchos años las víctimas“hemos tenido que soportar, en silencioy con resignación, el olvido, el abando-no, la falta de apoyo de las instituciones,y la indiferencia y el rechazo de la socie-dad”.

La llama de la memoria de las víctimasprendía en el pebetero situado junto alestrado. María hizo un llamamiento a lospresentes a que ese fuego no se apaguey se recuerde “a las víctimas de la vio-lencia sin sentido porque nos han arre-batado la vida.Nos han truncado nues-tras ilusiones, nuestros proyectos, nues-tra alegría...”. Molinos finalizó su emoti-va intervención con un agradecimiento alos presentes y una petición de apoyo

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“que nos ayude a recuperar la esperan-za en un futuro en paz, en libertad y enjusticia”.

“Una llama por el recuerdo, unallama por la paz”

La concentración silenciosa reunió enuna noche fría a familiares de asesina-dos,encabezados por la Directora deAtención a las Víctimas del GobiernoVasco, Maixabel Lasa. Junto a ella acu-dieron Amaya Guridi,viuda del directorfinanciero del Diario Vasco, SantiagoOleaga; Tomasi Pelaez,, viuda del edilsocialista de Lasarte, Froilán Elespe,acompañada de su hijo Josu;PilarGorostegui, viuda del cocinero civil de laComandancia de san sebastián Ramón

Díaz, y Bárbara Dürkhop, viuda delsenador socialista Enrique Casas.

La movilización impulsada por el ForoMunicipal de Víctimas del Terrorismo,contó con una amplia representaciónpolítica liderada por el alcalde de SanSebastián, Odón Elorza, y el diputadogeneral de Gipuzkoa, Joxe JoanGonzález de Txabarri. En representa-ción del Gobierno Vasco estuvo su por-tavoz, Miren Azkarate. También asistie-ron el presidente del PSE-EE, JesúsEguiguren, el líder de los socialistas gui-puzcoanos, Miguel Buen, y la presiden-ta del PP de Gipuzkoa, María JoséUsandizaga. También estuvieron pre-sentes los ediles de todos los grupos delAyuntamiento donostiarra, así como el

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EL AYUNTAMIENTO DE SAN SEBASTIÁN REALIZA SUIV HOMENAJE ANUAL A LAS VÍCTIMAS DEL

TERRORISMO EN LA VÍSPERA DE NOCHEBUENA

23 de diciembre de 2005

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Ararteko, Iñigo Lamarca. Sobre la fachada de la casaconsistorial,tenuemente ilumi-nada, se proyectaron citas yemblemas relativos a la paz, losderechos humanos y la necesi-dad de mantener viva la memo-ria, acompañados por músicaclásica.

“LLegarán tiempos deesperanza”

Odón Elorza, tras una breveintroducción en euskera en laque aseguró que “llegarán tiem-pos de esperanza”, exigió a ETAque deje las armas “para permi-tir que se abra un proceso depaz para este país y sus gen-tes”. No obstante defendió elpapel en este escenario de losdamnificados por la violencia yprecisó que este proceso de pazsiempre debe hacerse “desde lamemoria, el recuerdo y la digni-dad de las víctimas”.

Tras quince minutos en silencio,bajo los sones de la melodía “Elcanto de los pájaros”, los concentradoscerraron el acto con aplausos. Miembrosde Gesto por la Paz fueron los encarga-dos de repartir las velas y los emblemasde la concentración.

Al concluir la movilización, Maixabellasa hizo un llamamiento solicitando queestas concentraciones de solidaridad enNavidad “se extiendan al resto de ciuda-des de Euskal Herria”.

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Con motivo del Xaniversario del

asesinato deFernando Múgica, elAyuntamiento deD o n o s t i a - S a nSebastián descu-brió una placa en sumemoria en el vestí-bulo del consistorio.

El recuerdo deFernando MúgicaHerzog, 'Poto', per-manecerá parasiempre en elAyuntamiento de suciudad, SanSebastián. El nombre del dirigentesocialista asesinado por ETA ya estabaescrito en la historia del Consistorio por-que formó parte en 1978 de la gestoramunicipal que luego dio paso a la prime-ra corporación elegida en democracia.Pero desde el 6 de febrero de 2006,fecha en la que se cumplían diez añosde su asesinato a manos de ETA en elcentro de la ciudad, una placa con su

nombre mantendrá viva la llama de sumemoria en el vestíbulo delAyuntamiento.

Su viuda, Mari Carmen Heras, fue laencargada de descubrir la placa, acom-pañada por sus tres hijos, Rubén, JoséMaría y Fernando, el alcalde donostia-rra, Odón Elorza, y concejales del restode partidos municipales, entre otros

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EL AYUNTAMIENTO DONOSTIARRADEDICA UNA PLACA A LA MEMORIA DE

FERNANDO MÚGICA

6 de febrero de 2006

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representantes políticos. En la placareza la inscripción, en euskera y caste-llano, 'En el décimo aniversario de suasesinato por ETA. En la memoria delconcejal socialista Fernando MúgicaHerzog'.

El abogado socialista es el tercer ex edilde San Sebastián muerto en atentadoque tiene una placa de homenaje. Losanteriores fueron Gregorio Ordóñez,concejal del PP asesinado por ETA en1995, y Tomás Alba, edil de HerriBatasuna asesinado por el BatallónVasco Español en 1979. La colocaciónde estas placas fue acordada en 2004

por la Comisión de Derechos Humanosdel Ayuntamiento.

Rubén Múgica tomó la palabra en nom-bre de la familia y aprovechó su presen-cia en el Ayuntamiento para hacer unadefensa de la «implacable» aplicaciónde la Ley de Partidos que dejó fuera deésta y otras instituciones a la ilegalizadaBatasuna. «Dentro de quince mesesseremos nuevamente llamados a lasurnas en unas elecciones municipales.Allá cada cual con la responsabilidadque deba asumir para que ni ETA, niBatasuna, ni quien quiera sustituir aBatasuna pretenda volver a las institu-

ciones», señaló.Rubén Múgica, quetambién reivindicóel derecho de lasvíctimas del terro-rismo «a estar en elcentro del debatepolítico» y expresósu oposición antequienes reclamanla «reconciliación»,ya que, a su juicio,la piden «los que notienen con quiénreconciliarse por-que nunca han sidoofendidos».

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ElAyuntamiento

de Donostia-SanSebastián rindehomenaje aAlfonso Morcillo ydescubre unaplaca en su memo-ria.

El viernes 15 dediciembre de 2006,Caty Romero,viuda del sargentode la GuardiaMunicipal de SanSebastián AlfonsoMorcillo, vio cum-plido uno de susmayores deseos,el lograr que se preserve la memoria desu marido, asesinado por ETA.

El Ayuntamiento de San Sebastián, lerendía homenaje descubriendo una placaque preservará su memoria para siem-pre.

Durante el acto, Caty aseguró que su

marido murió hace 12 años «víctima deETA, que lo asesinó, y de «una sociedadque estaba enferma porque miraba haciaotro lado cada vez que había un nuevoasesinato». Romero pronunció estaspalabras durante un acto de homenajeque el Ayuntamiento de San Sebastiánrindió al agente. Junto a la viuda, estu-vieron presentes la madre del policía

EL AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN RINDEHOMENAJE A ALFONSO MORCILLO

15 de diciembre de 2006

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local y los hijos de su primer matrimonio.

Minutos antes de descubrir una placa enmemoria de Morcillo , su viuda recordóque ETA mató «vilmente» a su marido«extendiendo el terror». El impacto deeste atentado, comentó Romero, provocóque «algunos callaran» al temerse«durante años que pudiera ocurrirles lomismo». «El miedo -dijo- selló algunasbocas, pero a mí ya nadie podía hacermemás daño. Yo ya no tenía nada que per-der. Con su asesinato perdí las ilusiones,me condenaron a un futuro incierto ydoloroso».

Vibrante intervención

En su vibrante intervención, recordó quepasado un tiempo dejó de «lamentar sumala suerte», secó sus lágrimas y deci-dió «reivindicar la memoria de Alfonso deforma activa, dignificando su nombre y elde muchas víctimas que lo fueron tantode sus asesinos como de una sociedadque estaba enferma porque miraba haciaotro lado cada vez que había un nuevoasesinato». Emocionada, explicó que,tras el crimen, prometió en la capillaardiente, «ante su cuerpo fallecido», quelucharía por la «reivindicación perma-nente de su memoria» y por «darle voz».«Prometí luchar hasta el final de mis díasy le pedí a Dios que me dejara vivir hasta

que sus asesinos fueran sentenciados ycondenados», algo que ocurrió el pasa-do 6 de septiembre, cuando la AudienciaNacional impuso a Francisco JavierGarcía Gaztelu, 'Txapote', 29 años decárcel por este asesinato.

Cati Romero afirmó sentirse agradecidapor el homenaje recibido por su marido,aunque recordó que éste «tenía quehaber llegado hace dos años». Dehecho, el año pasado Romero mantuvouna dura polémica con el alcalde, OdónElorza, porque el prometido acto derecuerdo no se había celebrado. Laviuda llegó a asegurar en una carta queel apoyo del Ayuntamiento de SanSebastián a las víctimas del terrorismoera «pura farsa».

El propio alcalde pidió disculpas públi-cas a la familia por el retraso y recono-ció «no podía correr más tiempo» antesde agasajar a esta víctima. Además,destacó la «gran profesionalidad» delguardia asesinado. Al homenaje en lamemoria de Alfonso morcillo tambiénasistieron la directora de Atención a lasVíctimas del terrorismo del GobiernoVasco, Maixabel Lasa; la presidenta dela Audiencia de San Sebastián, MaríaVictoria Cinto; el catedrático AntonioBeristain y concejales de la corporacióndonostiarra.

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Por quinto año consecutivo, elAyuntamiento de Donostia-San

Sebastián, fiel a su compromiso con lamemoria de las víctimas del terrorismo,llevó a cabo el 20 de diciembre de 2006el V acto en su recuerdo y homenaje.En una fría tarde-noche de diciembre,

cuando las agujas del reloj marcabanlas 18,30 horas, se encendían las velasdel recuerdo por todos los ausentes, enla vísperas de una fecha tan entrañablecomo es la Navidad. Estas pequeñasluces de la memoria acompañaban a lagran llama que prendía en el pebetero

EL AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN RINDE SU V HOMENAJE ANUAL

A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

20 de diciembre de 2006

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todos los grupos políticos.

“Espero que me llegue el regalode una Euskadi en paz”

Este año, Amaia Guridi, laviuda del director financie-ro del Diario Vasco,Santiago Oleaga, asesina-do por ETA el 24 de mayode 2001, fue la encargadade leer el manifiesto.Amaia, tras agradece atodos por su asistencia,afirmó que “aunque pasael tiempo y todo pareceindicar que llega una nor-malidad a nuestras vidas,no es tal, pues la ausenciasigue, y ese vacío taninmenso no desaparece,ni en nosotras ni en nues-tros seres queridos”.Amaia continuó deseandoun futuro en paz y libertad.“Quiero ver un día en elque sepamos todos convi-vir, respetando todos ycada uno de los derechoshumanos y en especial elderecho a la vida. Confíoen que esto sea así en unfuturo próximo, pues comoalguna vez he manifesta-

do, ya no caben más víctimas en mivida y espero no tener que conocer auna nueva”.También pidió a los partidos políticos

situado en el estrado.La concentración silenciosa reunió amás de un un centenar de personasbajo el lema “Una llamada por el recuer-do, una llama por la paz” en la terrazadel Ayuntamiento, junto a los jardinesde Alderdi Eder, encabezados porMaixabel Lasa, directora de Atención alas Víctimas del gobierno Vasco.La concentración estuvo organizada, unaño más, por el pleno de la corporación

donostiarra a través de su ComisiónEspecial de Derechos Humanos y elForo de Víctimas, en solidaridad conlas víctimas del terrorismo, y contó conel respaldo de una amplia representa-ción política liderada por el alcaldeOdón Elorza. También estuvieron pre-sente, entre otros, el secretario generaldel PSE de Gipuzkoa, Miguel Buen y elcoordinador de EB en este territorio,Antton Karrera. así como concejales de

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valentía, sinolvidar, recor-dando a nues-tros seres que-ridos, familiaresy amigos a losque les arreba-taron la vida yla libertad conla que hoy, másque nuca,soñamos”.Elorza recordóque estamosa t r a v e s a n d omomentos difí-ciles, llenos deincertidumbre,pero que es necesario recuperar la ilu-sión y la esperanza. “Por ello -afirmó- elempeño de este ayuntamiento con laComisión Especial de DerechosHumanos y el Foro Municipal deVíctimas de unir nuestras fuerzas pararehacer nuestro marco de convivenciaciudadana, para fortalecer la dimensiónhumana en nuestras relaciones y traba-jar a favor de la educación para la paz yla defensa de los Derechos Humanos”.Sin memoria no hay futuro, aseguróOdón que añadió “cuántas veces lasinstituciones y la sociedad vasca hanfingido no ver y han dado la espalda atanto sufrimiento. Por ello, una vezmás, desde este Ayuntamiento, desde

esta ciudad, volvemos a reafirmar nues-tro compromiso político, ético, moral ysobre todo humano, de apoyo, recono-cimiento, solidaridad y cariño hacia lasvíctimas del terrorismo y la violencia”.El alcalde finalizó su discurso diciendoque “en estas fechas tan emotivas,arropados por el árbol de las ilusiones,en silencio, recordando a los ausentes,extendemos nuestros brazos y nuestrocorazón, con ternura, con respeto atodas las personas que han sufrido ysufren las consecuencias de la violen-cia. Con la luz de estas velas por elrecuerdo, juntos hacemos un llama-miento en defensa de la democracia,lalibertad y un futuro próximo en paz”.

“que tanto usan la palabra reconcilia-ción con referencia a las víctimas, quese reconcilien entre ellos, y que sumenesfuerzos para llevar a buen puerto elproceso de paz” para finalizar diciendoque “el otro día leí que a una víctima delterrorismo le van a regalar una Euskadien paz. Pues yo también me uno a esapetición y espero que me llegue eseregalo”.

“Debemos darle una nueva oportunidad a la paz”

La intervención de Amaia Guridi fue

precedida por la del Alcalde que apos-tó por dar una nueva oportunidad a lapaz. “Debemos darle una nueva oportu-nidad a la paz. A pesar de las descon-fianzas, de los momentos de tristeza ydesesperanzas provocados por tantosaños de sufrimiento y pérdidas, el mejorhomenaje que podemos ofrecer a nues-tros seres queridos es aferrarnos ydefender lo que a todos los demócratasnos une, sin recelos, sin matices, el res-peto a la vida y a la libertad”. “Tenemosderecho a la paz, y para conseguirlohay que superar barreras y dificultades,hay que empeñarse con decisión y con

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Alas 16,00 horas del mar-tes 30 de enero de 2007,

coincidiendo con el DíaMundial de la Paz y con elcuarto aniversario de la entre-ga de la Medalla de Oro de laciudad a las víctimas delterrorismo, que se concedióen esta misma fecha en el año2003 en el Palacio Kursaal, elAyuntamiento de Donostia-San Sebastián inaugurabafrente a la fachada principaldel Consistorio, en los jardines deAlderdi Eder, una escultura denominada"Oroimena-Memoria" en recuerdo a lasvíctimas del terrorismo y la violencia .

La escultura de bronce, que mide 4metros de altura y pesa 1.500 kilos,quiere expresar el compromiso delAyuntamiento de Donostia-SanSebastián por mantener el recuerdo, lasolidaridad y el reconocimiento de lasvíctimas del terrorismo y la violencia.

El Foro Municipal de Víctimas delTerrorismo y todos los grupos políticosmunicipales representados en la

Comisión Especial de DerechosHumanos eligieron por unanimidad lapropuesta del artista donostiarra AitorMendizabal, tras la celebración de unconcurso de ideas.

El alcalde de Donostia, Odón Elorza, y laCorporación municipal realizaron díasatrás un llamamiento a toda la ciudada-nía a participar en este entrañable acto.

El monumento es una gran columna sur-cada por unas hendiduras que simboli-zan las heridas provocadas por la vio-lencia en la sociedad vasca. Al pie de lapieza escultórica se ha colocado una

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placa con el lema “La ciudadde San Sebastián en homena-je a las víctimas del terrorismoy la violencia”, en euskera ycastellano.

El autor de la escultura la defi-ne como “un monolito triangu-lar porque el triángulo, elnúmero 3, simboliza la unidadde todas las sensibilidades ytrata de cerrar la enorme heri-da abierta en la sociedadvasca”. Según las propias palabras deAitor Mendizabal, el monolito se aseme-ja a un árbol triangular mochado, “comola víctima a la que quitaron todas lasposibilidades que da una vida”.

El alcalde Odón Elorza, junto con diver-sos representantes del Foro Municipalde Víctimas del Terrorismo y de todoslos grupos políticos del Ayuntamiento deDonostia, fueron las personas encarga-das de descubrir este símbolo de la soli-daridad, apoyo y cercanía de la ciuda-danía donostiarra hacia las personasque han sufrido la sinrazón de la violen-cia terrorista.

Tras unas breves palabras del alcalde yde las personas integrantes del ForoLocal de Víctimas del Terrorismo, serepartieron rosas blancas entre la ciuda-danía asistente, para que las colocara

junto a la escultura como gesto de res-paldo y recuerdo a las víctimas. El actoestuvo acompañado por un cuarteto ins-trumental de la Escuela Municipal deMúsica y Danza de Donostia.

Esta iniciativa en homenaje a las vícti-mas del terrorismo contó con el apoyode la Dirección General de Justicia,Libertad y Seguridad de la ComisiónEuropea, dentro de un programa pilotodenominado Víctimas de ActosTerroristas.

El Ayuntamiento de Donostia recibió, portercer año consecutivo, una subvenciónde este organismo europeo para contri-buir al desarrollo del ProgramaMunicipal de “Reconocimiento, apoyo ysolidaridad con las víctimas delTerrorismo y la Violencia dePersecución”.

EEnn eell ccoorraazzóónn ddee llaa cciiuuddaadd,, ppaarraa ssiieemmpprree

EL AYUNTAMIENTODONOSTIARRA INAUGURA UNMONOLITO EN RECUERDO DE LAS

VÍCTIMAS DEL TERRORISMO

30 de enero de 2007

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PRÓLOGO ........................................................................................................5

Año 1974

29-Octubre-1974 - Jerónimo Vera García........................................................6

Año 1975

29-Marzo-1975 - José Díaz Linares .................................................................605-Junio-1975 - Román Madroñal Mariano .....................................................6

Año 1976

04-Octubre-1976 - Juan María Araluce Villar...................................................804-Octubre-1976 - Alfredo García González ...................................................804-Octubre-1976 - Luis Francisco Sanz Flores ...............................................804-Octubre-1976 - Antonio Palomo Pérez.......................................................804-Octubre-1976 - José María Elicegui Díaz...................................................8

Año 1977

18-Mayo-1977 - Manuel Orceda de la Cruz ...................................................12

Año 1978

09-Mayo-1978 - Juan Antonio Marcos González ...........................................1309-Mayo-1978 - Miguel Iñigo Blanco..............................................................1327-Junio-1978 - Francisco Martín González..................................................1425-Septiembre-1978 - José Zafra Regil.........................................................156-Septiembre-1978 - Ángel Cruz Salcines ....................................................166-Septiembre-1978 - Gabriel Alonso Pererjil .................................................166-Septiembre-1978 - José María Serrais.......................................................1619-Septiembre-1978 - Diego Fernández Montes .........................................1924-Septiembre-1978 - Pedro Garrido Caro ...................................................20

Año 1979

02-Enero-1979 - José María Herrera Hernández...........................................2007-Abril-1979 - Ginés Pujante García............................................................2507-Abril-1979 - MIguel Orenés Guillamont ....................................................2507-Abril-1979 - Juan Bautista Peralta Montoya .............................................2522-Junio-1979 - Francisco Medina Albala......................................................2628-Julio-1979 - Moisés Cordero López..........................................................2728-Julio-1979 - Antonio Pastor Martín ...........................................................2730-Agosto-1979 - Aureliano Calvo Valls ........................................................2823-Septiembre-1979 - Lorenzo González Valles ...........................................2830-Septiembre-1979 - Santos San Pedro Lozano.........................................33

Año 1980

20-Febrero-1980 - Eugenio Saracibar González de Durana .........................3428-Abril-1980 - Rufino Muñoa Alcalde ...........................................................3408-Mayo-1980 - María José Bravo del Valle ..................................................3615-Mayo-1980 - Dionisio Villadangos Calvo...................................................4015-Mayo-1980 - José Manuel Rodríguez Fontana .........................................4015-Mayo-1980 - Jesús Holgado Sabio ...........................................................4013-Julio-1980 - Antonio Gómez Ramos.........................................................4113-Julio-1980 - Aurelio Navío Navío ..............................................................4113-Octubre-1980 - Lorenzo Motos Rodríguez ...............................................4323-Octubre-1980 - Juan Manuel García Cordero ..........................................4629-Octubre-1980 - Juan Carlos Fernández Aspiazu......................................4831-Octubre-1980 - Juan de Dios Doval de Mateo .........................................4927-Noviembre-1980 - Miguel Garciarena Baraaibar......................................51

Año 1981

17-Enero-1981 - Leopoldo García Martín ......................................................5414-Abril-1981 - Oswaldo Rodríguez Fernández ............................................5505-Junio-1981 - Esteban Álvarez Merallo......................................................58

Año 1982

16-Febrero-1982 - Benjamín Fernández Fernández .....................................5826-Marzo-1982 - Enrique Cuesta Jiménez ....................................................6026-Marzo-1982 - Antonio Gómez García ......................................................6030-Marzo-1982 - Ramiro Carasa Pérez ........................................................63

Año 1982

27-Marzo-1983 - Aniano Sutil Perayo ...........................................................6923-Junio-1983 - Emilio Juan Casanova López .............................................7006-Septiembre-1983 - Julián Alberdi Igartua ................................................7215-Diciembre-1983 - Eduardo Navarro Cañadas .........................................72

Año 1984

23-Febrero-1984 - Enique Casas Vila............................................................7514-Junio-1984 - Ángel Zapatero Antolín ........................................................82

Año 1985

12-Mayo-1985 - Máximo Antonio García Kreinle............................................8422-Mayo-1985 - Francisco Rivas López.........................................................8422-Mayo-1985 - Máximo Díaz Barderas.........................................................8409-Julio-1985 - Jesús Antonio Trujillo ............................................................8609-Julio-1985 - Juan Merino Antúnez ............................................................86

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ÍNDICE ÍNDICE

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25-Noviembre-1985 - Rafael Melchor García................................................8925-Noviembre-1985 - José Manuel Ibarzabal Luque.....................................89

Año 1986

13-03-1986 - José Antonio Álvarez Díez ........................................................8902-05-1986 - Enrique Moreno Arguilera..........................................................9125-10-1986 - Rafael Garrido Gil......................................................................9225-10-1986 - Daniela Velasco.........................................................................9225-10-1986 - Daniel Garrido Velasco..............................................................9211-11-1986 - María Texeira Gonclaves ...........................................................97

Año 1987

27-09-1987 - Wenceslao Maya Vázquez........................................................97

Año 1989

29-06-1989 - Gregorio Caño García ...............................................................9906-10-1989 - José Ángel Álvarez Suárez .....................................................101

Año 1990

01-03-1990 - Aureliano Rodríguez Arenas....................................................10213-03-1990 - Ángel Jesús Mota Iglesias.......................................................10306-04-1990 - Miguel Paredes García............................................................10406-04-1990 - Elena María Moreno Jiménez .................................................10413-06-1990 - José Lasanta Martínez ............................................................10528-06-1990 - Ignacio Urrutia Bilbao ..............................................................10713-12-1990 - Vicente López Jiménez ...........................................................109

Año 1991

02-01-1991 - Luis García Lozano..................................................................11016-03-1991 - Luis Arago Guillén....................................................................11215-04-1991 - Mªdel Coro Villamurdia Sánchez .............................................11323-10-1991 - Eduardo Sobrino González......................................................11623-10-1991 - Juan Carlos Trujillo García ......................................................11626-11-1991 - José Javier Urritegui Aramburu ...............................................117

Año 1992

14-09-1992 - Ricardo González Colino .........................................................118

Año 1993

19-01-1993 - José Antonio Santamaría Vaqueriza .......................................12022-01-1993 - José Ramón Domínguez Burillo..............................................12018-03-1993 - Emilio Castillo López de la Franca..........................................12202-06-1993 - Ángel María González Sabino.................................................123

Año 1994

27-07-1994 - José Manuel Olarte Urrezti......................................................125

Año 1995

23-01-1995 - Gregorio Ordóñez Fenollar......................................................12610-04-1995 - Mariano de Juan Santamaría ..................................................13020-10-1995 - Enrique Nieto Viyella ...............................................................132

Año 1996

06-02-1996 - Fernando Múgica Herzog........................................................133

Año 1997

11-03-1997 - Francisco Javier Gómez Elosegui ...........................................136

Año 2001

06-01-2001 - Ramón Díaz García.................................................................13922-02-2001 - Josu Leonet Azkune ................................................................14222-02-2001 - José Ángel Santos Laranga ....................................................14224-05-2001 - Santiago Oleaga Elejabarrieta ................................................14421-08-2001 - Francisca Araunzetamurgil ......................................................146

HOMENAJES RENDIDOS POR EL AYUNTAMIENTO DE DONOSTIA SAN SEBASTIÁN A LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO .....14823-12-2002 - San sebastián recuerda a las víctimas del terrorismo ............14930-01-2003 - Las víctimas del terrorismo reciben la medalla de oro del Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián..............................................15023-12-2003 - El Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián recuerda a las víctimas del terrorismo .........................................................................15523-12-2004 - El Ayuntamiento de Donostia San Sebastián recuerda a todas las víctimas del terrorismo ...............................................................15925-01-2005 - El Ayuntamiento de Donostia descubre una placa en memoria de Gregorio Ordóñez .....................................................................16228-09-2005 - El Ayuntamiento de Donostia descubre una placa en memoria de Tomás Alba Irazusta..................................................................16423-12-2005 - El Ayuntamiento de San Sebastián realiza su IV Homenaje anual a las víctimas del terrorismo ...............................................................16806-02-2005 - El Ayuntamiento donostiarra dedica una placa a la memoria de Fernando Múgica ......................................................................17115-12-2006 - El Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián rinde homenaje a Alfonso Morcillo ........................................................................17320-12-2006 - El Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián rinde su V Homenaje anual a las víctimas del terrorismo ..........................................17520-12-2006 - El Ayuntamiento donostiarra inaugura un monolito en recuerdo a las víctimas víctimas del terrorismo............................................180ÍÍNNDDIICCEE.......................................................................................................182

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ÍNDICE ÍNDICE

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A.D.D.H.Asociación para la Defensa de la Dignidad Humana

Giza Duintasunaren Aldeko Elkartea

PaZAYUNTAMIENTO DE SAN SEBASTIÁN-DONOSTIAKO UDALA

Dirección de Juventud y Educación Cooperación y Derechos HumanosGazteria Hezkuntza Lankidetza eta Giza Eskubideen Zuzendaritza