COMPROMISO CON LA VISIÓN

Objetivos:1. Comprender la necesidad de asumir y cumplir el compromiso con Dios, a fin de

hacer realidad la visión que Dios ha dado a Su Iglesia 2. Reconocer que todo esfuerzo comprometido del verdadero discípulo de Cristo

rinde frutos en la realización del Reino de Dios. 3. Entender que por medio del compromiso se logra alcanzar la realización

personal como creyentes competentes y la realización como Cuerpo de Cristo.

Introducción: Una de las palabras más representativas de toda la Biblia es "Pacto". El pacto se respira a lo largo de todas las páginas de la Biblia, hubo un acuerdo de honor con Dios desde el principio. La palabra pacto en el Antiguo Testamento es Berith. Esta palabra es muy antigua, se dice que proviene del país de Acadia, pero que su uso se extiende a países tan milenarios como: Egipto y Asiria. Berith, literalmente significa "Poner grillos, encadenar". Precisamente, cuando pensamos en pacto, estamos aludiendo al compromiso al más alto nivel, Mt. 5:37 "Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede".

Los niños no pueden asumir pactos, el compromiso es un asunto de madurez, de fidelidad a la palabra pronunciada. De ahí que muchas veces en la Biblia se tome la palabra Pacto, como sinónimo de Palabra.

La iglesia como cuerpo de Cristo, sólo puede concretizarse en testimonio, cuando existe un compromiso serio de sus integrantes para con su Señor, la cual está expresada en cada página de la Biblia.

Adán estuvo de acuerdo con Dios en obedecer/e, su desobediencia traería la muerte. De ahí en adelante, vemos a Dios proveyendo animales para establecer un pacto o acuerdo con los hombres a fin de salvar/os del pecado y la muerte.

Abraham, el patriarca más representativo, fue participe de un pacto con Dios. Es la voluntad de Dios que sus hijos vivan dentro del pacto, es más, es la única forma valedera de seguimiento. No podemos seguir a Dios fuera de su pacto, es decir necesitamos estar comprometidos íntegramente con Dios. En la Biblia encontramos un desafío permanente a comprometemos en su visión; en Lc. 9:62 leemos: "Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios". Es ineludible concluir que para Jesús el compromiso nos hace aptos o competentes para hacer realidad el reino de Dios entre los hombres.

De la misma manera, personas que no se comprometen con la visión de Dios, en el crecimiento, consolidación y reproducción de su iglesia, quedan descalificados para ser parte del Reino de Dios. El poder transformador de Dios, con sus sorprendentes resultados sólo son una realidad en aquellos que han hecho un pacto de por vida con Jesucristo: Nuestro Señor y Dios.

A través de este tema se pretende crear conciencia, lograr y consolidar el compromiso de todos los líderes y miembros en general de la iglesia con relación al visión de Dios, la estrategia de trabajo a través de los grupos familiares, la misión, evangelizadora de la iglesia y la extensión del reino de Dios, a fin de ser eficaces,

eficientes en nuestra tarea específica que es nuestro servicio al Señor.

I DEFINICIÓN

El Compromiso con la Visión de Dios, de ser luz y sal de esta tierra con el fin de que todos sean salvos, puede resumirse en esta afirmación: Ser un cristiano comprometidos es haber llegado a la madurez de poner mi ser, bienes, aptitudes y tiempo a los pies de Señor, haciendo mía su visión para con la iglesia, a fin de alcanzar a todas las persona: con el poder transformador del Evangelio.

II. IMPORTANCIA

El asumir un compromiso o pacto con Cristo, es de suma trascendencia para la vida del cristiano y en consecuencia, también para el desarrollo de la visión que Dios ha dado é Su iglesia:

A. Permite la realización personal del Creyente, ya que al poner sus aptitudes al servicio de Dios, éstos se perfeccionan trayendo gozo y pleno desarrollo de las potencialidades del hijo de Dios. Siendo Dios dándonos el lugar que nos corresponda y la promoción en Su tiempo.

B. Hace realidad la Visión de la iglesia de Cristo. El cristiano necesita de todos los creyentes para su realización. El cambio en nuestra manera de pensar es necesario. Cuando pasamos de una autosuficiencia egoísta a depender. del Cuerpo de Cristo, crecemos en humildad y esto posibilita un verdadero trabajo de equipo con un espíritu corporativo, donde no se busca su propia gloria, sino, la gloria de Dios.

C. Trasciende aún en la sociedad. Cuando la sociedad vea el compromiso y la unidad de la iglesia, que con madurez se identifica con la salvación de la gente, entonces estarán sin excusa para creer en Cristo.

III. ALGUNAS EXIGENCIAS DE NUESTRO COMPROMISO CON DIOS

Veamos algunos términos tomados de Le. 9:57-58, en los que nuestro mismo Señor exige a todos aquellos que quieran seguirle:

A. EL COMPROMISO TIENE UN ALTO COSTO:

V. 57-58 "Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza".

Cuando hablamos de compromiso con la Visión de Dios, no pensemos que ello es un asunto de poco sacrificio. Pensemos en Abraham, al recibir la visión de Dios para su vida: Sería padre de multitudes. Esto sólo pudo cumplirse luego de un largo peregrinar por la tierra que Dios le había prometido dársela. Camino con fe, creyendo que Dios cumpliría todas sus promesas, aunque a veces dudaba sin embargo el pacto con Dios siempre estaría vigente en la medida de su esfuerzo y perseverancia. Dios no mira solo el resultado final, El siempre está interesado en el proceso.

El compromiso, es un proceso por el cual nuestra fe madura, una vida de compromiso

es aquello que valida un pacto. Las ansías de ver realizada la Visión de Dios nos mueve a ser santos, nos llama a buscar la perfección en lo que hacemos, nos llama a ser santos y asumimos el costo de manera gozosa, sabiendo que Dios siempre será fiel aunque a veces nosotros seamos infieles.

Leemos en 2 Ti. 2:11-13 "Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse asimismo".

B. EL COMPROMISO PRODUCE PRIORIDADES:

V. 59-60 "Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios".

El llamado que Dios nos hace para comprometemos íntegramente en el anuncio del Reino de Dios, nos debe generar un cambio radical en nuestro estilo de Vida. Se espera que todo creyente comprometido con el Crecimiento del Reino de Dios, establezca prioridades en su vida. El compromiso más que una reingeniería mental, demanda una reprogramación de nuestra agenda:

1. Valora adecuadamente el lugar de la Familia. Curiosamente el texto arriba indicado, no necesariamente debe entenderse que las palabras de Jesús indican un desentendimiento de su responsabilidad como hijo. Esta interpretación, trae confusión y pérdida en los hijos y esposos y esposas. Dios mismo ha dicho. Honra a tu padre y madre, para que ...

El crecimiento de la iglesia, debe darse desde el seno de la familia, no es la persona en su individualidad, la que asume la visión, sino todos aquellos que forman el núcleo de la iglesia: La familia. El hombre responde a un grupo íntimo, su familia.

2. Potencia su desarrollo biopsico social. En la Biblia se nos recuerda que somos templo del Espíritu, con ello dándonos a entender que todo lo que hagamos por desarrollar nuestra persona es agradable a los ojos de Dios. El cuidado personal, la disciplina en los estudios académicos y el lugar de influencia que ocupemos en la sociedad. Son situaciones estratégicas que adquieren relevancia en la evangelización y crecimiento de la Iglesia.

3. Desarrolla los dones espirituales. La inutilidad es el resultado del no involucramiento en el pacto responsable con Dios. En Mí. 20:27-30, las palabras de este siervo ocioso son una advertencia:

"Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes".

El no comprometerse con Dios, es rechazar lo bueno, en el cumplimiento de la

Misión, está nuestro pleno desarrollo como hijos de Dios, el rechazar ello, es caer en mal, la maldad es entonces un hecho consciente y deliberado, no es una falta de comprensión sino un deseo de rebeldía consciente, una acción deliberada por independizarse de la soberanía de Dios.

El adjetivo de inútil, expresa el desacierto del hombre en no haber cumplido con el llamado de Dios, de responder y co-responder a la gracia maravillosa de salvación de Cristo.

C. EL COMPROMISO CON DIOS EXIGE RUPTURA

V.61-62 "Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios".

El compromiso con Dios, nos demanda romper con prejuicios y formas equivocadas de comportamiento. El implantar la Visión en una iglesia cuesta "arrancar y plantar'. Es necesario quitar de nuestra mente, todo aquello que impida la evangelización integral de las personas. Las formas de evangelismo están cambiando, la metodología es variable, lo importante es leer la Biblia con el periódico en la mano. Necesitamos responder a nuestro tiempo ¿Qué es aquello que satisface las necesidades de la gente ¿Qué temas de la Biblia les es necesario oír, De tal manera que despierte en ellos su interés.

El compromiso también demanda tener cierto grado de madurez mental, el hacemos niños nos impide crecer, los niños se engríen, buscan dulces, esto es mas o menos la condición de una iglesia que no se compromete, sólo alcanza oír palabras de consuelo, pero cierra sus oídos a términos como "Puntualidad", "Trabajo", "Diezmo", "Tiempo", y otros afines.

Pablo en Fil. 3: 12-16, nos hace de este aspecto su compromiso al decir:

"No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa".

IV. NIVELES DE COMPROMISO

El valor que uno atribuya a lo que cree y a lo que hace para promulgar lo que cree, es el compromiso.

La pequeña gran diferencia entre las personas exitosas y las que fracasan, es el compromiso. Solo cuando somos capaces de comprometernos con algo, eso va representar una verdadera meta en la vida. Nuestra incapacidad para establecer compromisos en la vida, es lo que puede impedir que nos desarrollemos plenamente.

Comprometernos con Dios, con sus intereses, con sus propósitos, es abrirnos a la posibilidad de desarrollarnos plenamente, no poder hacerlo o decidir no hacerlo, es propiciar que nuestro desarrollo se detenga.

En tal sentido, el verdadero discípulo, debe aspirar un crecimiento continuo de su compromiso con Dios permitiéndole obrar en su vida, hasta lograr su pleno desarrollo, así como lo manifiesta el apóstol Pablo en Ef. 4: 13 "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". Este crecimiento de su compromiso puede considerar los siguientes niveles:

A. Compromiso con la Iglesia.

Desde que Jesús reunió a doce apóstoles y un número indeterminado de discípulos en torno a su persona, seguir a Jesús es vivir integrado a la comunidad de los creyentes.

1. Su nivel corporativo

Es posible ser cristiano a solas. Una persona abandonada en una isla deshabitada sin duda podría seguir manteniendo una relación íntegra con Dios, claro, carecería de oportunidad de ejercer las virtudes concretas de la enseñanza de Jesús respecto al trato del prójimo. Podemos imaginar una situación misionera donde uno, por lo menos al principio, no tuviera hermanos en la fe. Ahí sí que se podrían ejercer las virtudes de la enseñanza de Jesús acerca del trato del prójimo, aunque uno seguiría privado del apoyo a todos los niveles emocional, espiritual, de estímulo a la fe y a las buenas obras, etc. que supone tener un grupo de cristianos con quienes orar, estudiar la Biblia y celebrar la Cena del Señor. Echándole imaginación, seguro que hay otras muchas situaciones donde se puede practicar el cristianismo a solas.

Pero serían siempre situaciones anómalas, extraordinarias, y ante todo indeseables como estilo de vida permanente.

Cuando los profetas exhortaban e invitaban a Israel a abandonar sus pecados e idolatrías, la promesa de restauración de la armonía entre Dios y ellos solía concluir con la frase «y me seréis por pueblo y yo os seré por Dios». No «me seréis por hijos» ni «me seréis por adoradores» ni «me seréis por individuos consagrados y santificados», sino «me seréis por pueblo.» Dios, desde siempre, ha reunido a sus escogidos en grupo: llámese pueblo, nación, congregación, comunidad, colectividad o iglesia.

Por eso todo aquel que aspire a ser un "verdadero discípulo de Cristo" (o sea un cristiano que crece, madura, progresa satisfactoriamente), está mínimamente capacitado para formar a otros cristianos que puedan seguir su ejemplo de fe, piedad y obras) naturalmente se integra con afecto en la iglesia. Así como no es normal que un estudiante deseoso de aprender falte a clase, así como no es normal que un deportista prefiera ver deportes en la tele antes que practicar él mismo el deporte, así como no es normal que un matemático se abstenga de hacer cuentas, tampoco es normal que un cristiano muestre poco interés por la iglesia.

2. Su nivel de asistencia

El verdadero discípulo asiste a las reuniones de su congregación. Asiste cuando tiene ganas, cuando está lleno de ilusión por ver qué es lo que sucederá hoy, lo que Dios hará hoy; cuando le apetece ver a los hermanos ya las hermanas, porque siente un profundo afecto fraternal y familiar por ellos, que le hace sentirse cómodo y a gusto con ellos.

Asiste cuando está desganado, desanimado, sin fe ni ilusión; y cuando por distintas vicisitudes de la vida recela de las personas que sabe que va a encontrar ahí. Asiste porque sabe que le hará bien aunque en absoluto no le apetezca ni ilusione. Asiste en esas circunstancias, porque sabe que también hace dos mil años, cualquier discípulo que quería estar cerca Jesús tenía que asumir que donde estaba Jesús también estaban los demás discípulos.

3. Su nivel participativo

El verdadero discípulo, además de asistir a las reuniones, participa activamente en ellas. El apóstol escribió que el Espíritu Santo ha repartido dones entre todos los seguidores de Cristo. El cristiano «normal» no priva a su congregación de los dones que Dios ha dado a la comunidad en su persona, por indigno o marginal que se sienta.

El cristiano «normal» (aquel que crece, madura, progresa satisfactoriamente, está mínimamente capacitado para formar a otros cristianos que puedan seguir su ejemplo de fe, piedad y obras) se apunta voluntario cuando le ofrecen una oportunidad de servir, de apoyar, de aportar su tiempo, sus energías, sus conocimientos y habilidades, sus oraciones lo que sea a fin de aumentar la efectividad del testimonio y de la obra de la iglesia.

4. Su nivel de identidad con la misión y visión

El verdadero discípulo se esfuerza por concretar la misión y visión que Dios ha dado a la iglesia y para esto, se esfuerza por conocerla y grabarla en lo más profundo de su corazón. Sabe y asume su rol en el desarrollo de la misma, y se involucra de manera responsable en la tarea de ganar, consolidar y multiplicar que son fases de la estrategia que Dios ha provisto para el crecimiento de la iglesia.

5. Su nivel de comunión con los demás

El verdadero discípulo es lento para criticar a sus hermanos, rápido para alabar, bendecir y animarles. Procura siempre vivir en reconciliación con todo el mundo... y tanto más con sus hermanos y hermanas en la fe.

Cuando hay ofensas y malentendidos no deja de ser un amigo leal: procura con premura hacer las paces, siempre dispuesto a perdonar, a asumir y confesar su parte de la culpa.

A. Compromiso con la Vida Cristiana

Es muy fácil decir que amamos a Dios y que daríamos la vida por Él y que Él es lo más hermoso que hay en esta vida para nosotros y varios etcéteras más. Pero aunque esto sea fácil de decir, es nuestro compromiso con los propósitos de Dios en nuestra vida cristiana lo que revela el amor que decimos tenerle.

El verdadero discípulo en su compromiso con la vida cristiana procura su edificación y madurez espiritual, logrando evidenciar el fruto del Espíritu Santo en su propia vida así lo manifiesta el apóstol Pablo en Col. 2:6-7 "Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de

gracias".

B. Compromiso con el Servicio Cristiano

El liderazgo de la iglesia debe estar compuesto por gente de alto compromiso, esto debe ser así; pero ¿Es importante el nivel de compromiso del resto de la iglesia O Desde luego que sí, el nivel de compromiso de todos los miembros de la iglesia es una parte determinante en cuanto al alcance que esa iglesia llegue a tener en cuanto al cumplimiento de su misión y visión en la tierra. Pero cuando en una iglesia existe un alto nivel de compromiso, la atmósfera es diferente, todo mundo sabe y quiere hacer algo, se buscan oportunidades para servir, ayudar, para involucrarse y así el ambiente es agradable y la gente que nos rodea observa nuestro estilo de vida y somos un impacto muy positivo para ellos.

V. BENEFICIOS Y CONSECUENCIAS

El Compromiso, como un pacto de honor con Dios, permitirá que nuestros dones espirituales entren en el horno de la prueba, dándonos el Espíritu Santo testimonio de que somos hijos de Dios, y lo más importante, que somos útiles para el crecimiento de la iglesia.

El compromiso también permitirá que nos desarrollemos como personas, siendo útiles a otros que tienen las mismas debilidades y pruebas que nosotros. El comprometernos en el anuncio, la consolidación y la reproducción de nuevos creyentes traerá satisfacción y gozo permanente en nuestras vidas, haciendo familias vigorosamente estables y sanas en la mente y el espíritu.

Conclusión: El compromiso de todo verdadero discípulo seguirá siendo un compromiso irrenunciable hasta el día en que todos comparezcamos y estemos cara a cara con Jesucristo. Sólo así podemos comprender por qué es tan importante, necesario e imprescindible nuestro compromiso con Dios y Su Obra. Ignorarlo o ser indiferente ahora, es no valorar y corresponder al grande privilegio que Dios nos ha dado de ser amigos y colaboradores suyos. Estar comprometido con El y su Obra será siempre una bendición que redundará en nuestra vida, familia y servicio cristiano.