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Pit volorep udipsanis quunt dipsam asitatqui inctum velic toreperi accum vitempo sanimil ipsum qui voluptis AT IL MAGNAM FUGA. PA VELIA VOLESTEM MAGNAM FIRMA Cargo 2.XXX. X-X de mes de 2010 PLIEGO Obligación irrenunciable de todo bautizado es evangelizar, dar testimonio de Cristo en su ambiente concreto. El contexto actual, sin embargo, exige que se lleve a cabo con renovado impulso “en su ardor, en sus métodos y en su expresión”, como ya exhortara Juan Pablo II. Se trata de la Nueva Evangelización, un desafío al que también está llamado el mundo de la cultura y uno de sus pilares fundamentales: la Universidad. Coincidiendo con el inicio de curso, estas páginas nos invitan a reflexionar en clave pastoral sobre la necesaria colaboración de dos instituciones –Iglesia y Universidad– comprometidas con la causa humana. Dr. FRANCISCO BUENO PIMENTA Capellán de la ETS Ingenieros Agrónomos Universidad Politécnica de Madrid 2.771. 8-14 de octubre de 2011 UNIVERSIDAD Y NUEVA EVANGELIZACIÓN Análisis y propuestas pastorales

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PLIEGO

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obligación irrenunciable de todo bautizado es evangelizar, dar testimonio de Cristo en su ambiente concreto. el contexto actual, sin embargo, exige que se lleve a cabo con renovado impulso “en su ardor, en sus métodos y en su expresión”, como ya exhortara Juan Pablo II. se trata de la nueva evangelización, un desafío al que también está llamado el mundo de la cultura y uno de sus

pilares fundamentales: la universidad. Coincidiendo con el inicio de curso, estas páginas nos invitan a reflexionar en clave pastoral

sobre la necesaria colaboración de dos instituciones –iglesia y universidad– comprometidas con la causa humana.

Dr. FRAnCIsCo Bueno PIMentACapellán de la ets Ingenieros Agrónomos

universidad Politécnica de Madrid

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Análisis y propuestas pastorales

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Fe y cultura, al encuentrocentros de estudios superiores que se fueron implantando por todas las partes del viejo y nuevo mundo.

De igual modo, la investidura de doctores en la fiesta de santo tomas de Aquino, la celebración de los santos patrones de la facultades y escuelas o aspectos estéticos tales como la vestimenta académica o el canto del Veni Creator4 (que en nuestros días siguen formando parte esencial del ceremonial y protocolo universitario) ponen de manifiesto la estrecha vinculación con los orígenes. todo ello, pese a los esfuerzos de algunos por querer hacerlos desaparecer de la memoria colectiva o, sencillamente, intentar negarlos.

Ahora bien, la vinculación entre universidad e Iglesia no se puede reducir solo a los aspectos históricos, organizativos o estéticos señalados. Mantienen una relación mucho más profunda y dinámica. no exenta de tensiones, las cuales suelen resolverse cuando la razón, el bien y el sentido común hacen su aparición tras el conflicto.

en la actualidad, la acción pastoral de la Iglesia se presenta ante la comunidad universitaria –profesores, PAs (personal de administración/servicios) y alumnos– como un servicio. este quiere contribuir a las exigencias de todo verdadero pluralismo. no se puede ignorar que son muchas las personas de esta comunidad que reclaman que se les faciliten las legítimas ayudas para atender a sus necesidades religiosas (sacramentales, de formación teológica, etc.) en el lugar mismo donde desarrollan gran parte o toda su vida profesional.

Así, la universidad que oferta este servicio no solo expresa su capacidad de responder a las legítimas necesidades de sus miembros, sino que posibilita el libre ejercicio de derechos constitucionales (art. 16 de la Constitución Española & 1), de lo establecido en acuerdos internacionales (art. V del Concordato entre el Estado Español y la Santa Sede), del cumplimiento de leyes orgánicas del

estado (art. 2 de la Ley orgánica de libertad religiosa 1980) y de los estatutos o convenios que existen o pudieran establecerse.

Por otra parte, este servicio religioso, dentro del organigrama de la universidad, ha de situarse junto al resto de servicios que, con toda normalidad, se ofrecen a los integrantes de la institución, tales como actividades culturales, deportivas, lúdicas, tecnológicas, asesoramientos laborales, cursos de formación, comedores, transportes y todas las que están orientadas hacia el buen funcionamiento de la misma.

Finalmente, la experiencia demuestra que la leal colaboración entre la Iglesia y la universidad refuerza y cohesiona al conjunto de la sociedad. Ambas trabajan a favor de la causa del hombre. Por eso, la promoción de un sistema de valores que complete las carencias de un excesivo reduccionismo intelectual, el fomento de la solidaridad, del voluntariado y del trabajo por la justicia son tareas esenciales en las que solo un esfuerzo en común puede conseguir hacerlas llegar a su deseada realización.

II. HACIA UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN

todos sabemos que la Iglesia, desde sus comienzos, ha tenido como tarea fundamental el anuncio del evangelio de Jesucristo. Así lo recuerda el apóstol san Pablo: “Predicar el evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. ¡Ay de mí si no predico el evangelio!” (1 Cor 9, 16).

La Iglesia nacerá precisamente de la acción evangelizadora del señor, de su ‘costado abierto en la cruz’, y del mandato dado a los once, tras la resurrección: “Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado. Yo estaré siempre con

I. INTRODUCCIÓN

La relación entre la universidad y la Iglesia es tan antigua como el origen de dicha institución académica. no es necesario hacer grandes esfuerzos argumentativos, en el contexto de la historia occidental, para demostrar que la génesis de la misma se halla, precisamente, en las escuelas monásticas, episcopales y cardenalicias que poblaron el extenso suelo europeo1. ni Grecia ni Roma conocieron nada similar2. Dichas escuelas fueron el auténtico germen de la fundación de las primeras universidades en el siglo XI, y de su definitiva constitución en el siglo XII. Baste recordar, dentro del ámbito hispano, la palentina, la salmantina o la alcalaína Complutense, regida por las famosas Constituciones del Cardenal Cisneros.

De la lectura detallada de las reglamentaciones y pragmáticas universitarias más antiguas que conservamos, podemos destacar la convivencia intelectual que entre profesores y alumnos acontecía cotidianamente en aquellos establecimientos del saber. ella propiciaba una auténtica comunicación de ideas, en el marco de fértiles debates interdisciplinares, que confluían, en último término, en el común esfuerzo por la búsqueda de la verdad.

Aún más, la universidad que hoy conocemos, con su gobierno general, facultades, cuerpo jerarquizado de profesores, grados docentes, títulos, programas de estudios y exámenes procede –como ha demostrado el historiador Lowrie Daly3– del esfuerzo eclesial por la sistematización de un riguroso proyecto intelectual orientado a la conservación, cultivo, desarrollo y extensión del conocimiento universal. un trabajo que en todo momento se vio alentado y sostenido por el constante apoyo de la santa sede, mediante la concesión de cédulas pontificas, destinadas a erigir y privilegiar los

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vosotros hasta la consumación del mundo” (Mt 28, 19-20).

san Agustín advertirá, con acierto, que el evangelizador habrá de mirar únicamente a Cristo, pues Él es el auténtico modelo: “Cristo se predica a sí mismo; ya hable la Cabeza, ya hablen los miembros, Cristo es el que habla”5.

el nuevo testamento enseña que evangelizar es ‘hablar de Cristo’ (Lc 2, 38 y Rom 10, 17), anunciar la Buena noticia del Reino de Dios (Lc 4, 43), predicar a Cristo-predicar el evangelio de Jesús (Hch 8, 5.35), dar a conocer a Cristo ‘misterio escondido’ de Dios (Col 1, 26) y distribuir la palabra de la Verdad (2 tim, 2, 15).

Al que desee saber cómo tiene que evangelizar solo le hace falta fijar la atención en pasajes bíblicos tales como el de la samaritana, las parábolas del hijo pródigo y del buen samaritano o el texto que narra el encuentro del resucitado con los de emaús. en ellos encontrará las más valiosas pautas pastorales para la predicación, comunicación del mensaje, relaciones humanas, actitudes, lenguaje y pedagogía al más puro estilo de Jesús de Nazaret.

La evangelización se presenta, pues, como obligación irrenunciable de todo bautizado que está llamado a dar testimonio de Cristo en su ambiente concreto: “es necesario redescubrir, cada vez más, la belleza de anunciar la Palabra para que llegue el Reino de Dios, predicado por Cristo mismo… todos

nos damos cuenta de la necesidad de que la luz de Cristo ilumine todos los ámbitos de la humanidad: la familia, la educación, la cultura, el trabajo, el tiempo libre y los otros sectores de la vida social”6.

esta tarea de llevar la luz de Cristo a nuestro mundo ha sido una de las grandes preocupaciones del Concilio Vaticano II y de los últimos papas. el beato Juan Pablo II, recogiendo el testigo de Pablo VI (que en 1975 había publicado la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, donde afirmaba que “evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar, desde dentro, renovar a la misma humanidad”7), apostó durante todo su pontificado por la urgente necesidad de una Nueva Evangelización.

Dada la importancia de esta cuestión, Juan Pablo II fue interrogado sobre el sentido de atribuir tan peculiar adjetivo a la evangelización; a sabiendas de que el contenido fundamental de la misma no puede cambiar nunca. su respuesta fue la de subrayar que ha de ser “nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”; pues “el momento en que estamos viviendo es más bien el de un formidable desafío a la nueva evangelización”8.

uno de los ejes centrales de este novedoso reto es el ámbito de la cultura,

pues esta abarca la realidad de cada persona y de cada sociedad. Por ello, el encuentro entre la fe y la cultura se impone del todo necesario. es sello de marca del cristianismo: “La fe y la cultura están intrínsecamente unidas, pues son manifestaciones de aquel desiderium naturale videndi Deum (deseo natural de ver a Dios) que está presente en todos los hombres. Cuando este matrimonio se separa, la humanidad tiende a replegarse y a encerrarse en sus propias capacidades creativas”9.

Y es que el cristianismo tiene, en su raíz, tanto la pretensión de verdad como la capacidad intrínseca de diálogo con todas las culturas del mundo, desde el reconocimiento de la libertad del otro y desde la capacidad humanizadora de la fe: “el hombre vive una vida verdaderamente humana gracias a la cultura. Y el lazo fundamental del mensaje de Cristo y de la Iglesia con el hombre en su misma humanidad es creador de cultura en su íntimo fundamento. esto quiere decir que las conmociones culturales de nuestro tiempo nos invitan a volver a lo esencial y a encontrar nuevamente la preocupación fundamental, que es el hombre en todas sus dimensiones, políticas y sociales, ciertamente, pero también culturales, morales y espirituales. De ello depende, en efecto, el futuro mismo de la humanidad”10.

el papa Benedicto XVI, en íntima comunión con su antecesor en la cátedra de san Pedro, ha venido insistiendo en esta Nueva Evangelización. De ahí iniciativas como la convocatoria, para octubre de 2012, en Roma, de un sínodo General de obispos, que tratará monográficamente sobre esta cuestión (a los Lineamenta nos hemos referido en este mismo artículo) o la constitución del denominado Atrio de los Gentiles en distintas ciudades del mundo.

III. LA COMUNIDAD CRISTIANA UNIVERSITARIA AL SERVICIO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

en este contexto de Nueva Evangelización es en el que hemos de situar la presencia cristiana en la universidad del siglo XXI: “La Iglesia

1. “No es casualidad que fuera la Igle-sia quien promoviera la institución universitaria, pues la fe cristiana nos habla de Cristo como el Logos por quien todo fue hecho (cf. Jn 1, 3), en BENEDICTO XVI, Discurso a los jóvenes profesores universitarios.

San Lorenzo de El Escorial, agosto de 2011.

2. HOMER, C., The renaissance of the twelfth century. Cleveland, 1957, p. 369.

3. DAILY, L., The medieval university, 1200-1400. New York, 1961.

4. Himno litúrgico que invoca la presencia del Espíritu Santo, can-tado en lengua latina y con melodía gregoriana.

5. SAN AGUSTÍN, Comentario a los Salmos, 74, 4.

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entender dicha relación ha sido diversa a lo largo de la historia de la Iglesia. Prueba de ello es, por ejemplo, la postura de Tertuliano, que insistía en la paradoja de la fe respecto a la razón; o la de Clemente de Alejandría, que subrayaba los puntos de convergencia de la fe con la razón humana.

Pero no es momento ni ocasión para presentar detalladamente la extensa visión histórica de tan fecundo encuentro. Lo que es innegable es que la fe cristiana es un acto plenamente humano y libre y, por eso, puede ser ofrecida con pretensión de verdad a todos los hombres.

Pues bien, a la luz de las palabras del antiguo profesor de Bonn, descubrimos uno de los compromisos que los cristianos en la universidad debemos tener muy en cuenta en orden a la Nueva Evangelización: “Mantener despierta la sensibilidad por la verdad; invitando una y otra vez a la razón a buscar la verdad, a buscar el bien, a buscar a Dios; y, en este camino, estimularla a descubrir las útiles luces que han surgido a lo largo de la historia de la fe cristiana y a percibir así a Jesucristo como la Luz que ilumina la historia y ayuda a encontrar el camino hacia el futuro”15.

una tarea que nos convierte directamente en misioneros, y que nos compromete a dar testimonio del encuentro personal con Cristo, verdad que ilumina el camino de cada hombre. un testimonio que ha de conducir a la propuesta de actividades concretas que ayuden, especialmente a los jóvenes universitarios, a percibir el misterio más profundo que rodea al hombre y a la historia; algo desconocido para la mayoría de ellos.

este compromiso por mantener despierta la sensibilidad por la verdad tiene, además, una especial significación en el mundo post-postmoderno en el que vivimos. un pensamiento débil, que ha engendrado (desde finales de los años 70 del siglo pasado) una razón débil, unida a un compromiso ético aún más débil y relativista, no puede tener más salida que la formulación de una propuesta capaz de rescatar al ser humano del vaivén existencial que le define; cuya manifestación más patente es la de su constante oscilación entre la euforia y la depresión.

Por eso, la nueva síntesis cultural que está emergiendo en la actualidad ha de contar con la aportación de intelectuales capaces de proponer y de hacer renacer en el ámbito académico el eterno deseo del hombre por la búsqueda de Dios.

De igual modo, uno de los elementos vertebradotes e irrenunciables de la universidad tiene que ser el del establecimiento de un permanente foro de diálogo entre las distintas disciplinas científicas. ejercicio que, por otra parte, siempre ha caracterizado el trabajo intelectual. Así lo rememoraba el santo Padre en la sede de Ratisbona: “una vez al semestre había un día academicus, en el que los profesores de todas las facultades se presentaban antes los estudiantes de la universidad haciendo posible así una experiencia de universitas; es decir, la experiencia de que, pese a todas las especializaciones que a veces nos impiden comunicarnos entre nosotros, formamos un todo y trabajamos en el todo de la única razón con sus diferentes dimensiones, colaborando así también en la común responsabilidad respecto al recto uso de la razón”14.

el diálogo entre la fe y la razón (uno de los aspectos más destacados del magisterio pontificio de Benedicto XVI) halla, así, su enclave en el corazón mismo de la acción evangelizadora de los cristianos en la universidad del siglo XXI.

un diálogo que nunca ha dejado de estar presente, si bien la forma de

encuentra en el mundo universitario un lugar privilegiado para dialogar con las corrientes de espíritu y los estilos de pensamiento que marcarán la cultura del mañana. La esperanza cristiana se ha de poner delante de las nuevas aspiraciones de las conciencias y ha de animar los espíritus de los jóvenes universitarios que pronto estarán frente a tantas responsabilidades, para que la civilización del hombre se abra siempre más al evangelio”11.

una presencia que se hace cada día más exigente y, al tiempo, fascinante, “porque la fe está llamada, como en los siglos pasados, a prestar su insustituible servicio al conocimiento que, en la sociedad contemporánea, es el verdadero motor del desarrollo. Del conocimiento, enriquecido con la aportación de la fe, depende la capacidad de una sociedad para saber mirar al futuro con esperanza, superando las tentaciones de una visión puramente materialista de nuestra esencia y de la historia”12.

Dentro de este plan de acción existen, al menos, tres ámbitos universitarios que consideramos privilegiados a la hora de llevar adelante la apasionante misión evangelizadora: la docencia e investigación, las capellanías de las facultades, y los colegios mayores.

1. Docencia e investigaciónBenedicto XVI, en el texto del discurso

a la universidad romana de la sapienza –que, como es sabido por los medios de comunicación, no pudo ser pronunciado en 2008 debido a la oposición de un pequeño grupo de estudiantes y profesores laicistas radicales–, sitúa el sentido de esta institución en el afán de conocimiento propio del hombre. es decir, en ese querer saber qué es todo aquello que le rodea, y querer saberlo con verdad. Ya san Agustín enseñó que “aprendemos muchas cosas… consultando a la verdad de dentro que preside nuestra mente”13.

en efecto, la tarea fundamental de la universidad, su vocación específica, es la de trabajar en orden al desarrollo del conocimiento. Ahora bien, la complejidad y vastedad del saber que nuestro mundo globalizado tiene a su disposición, exige necesariamente del cultivo de cualidades morales y espirituales cada vez más elevadas.

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situación que se ve agravada por el creciente declive hacia el que se encamina el modelo de estado surgido de la sociedad de consumo y del bienestar. el posmoderno paraíso de los turboconsumidores ha sufrido el ciclón de una crisis político-económica cuya raíz última, para muchos analistas, se halla, precisamente, en la ausencia de un auténtico sistema firme de valores.

Como contrapartida, están surgiendo grupos de ciudadanos –mayoritariamente jóvenes– que, al menos en teoría, reivindican una regeneración ética del sistema. si bien, por otra parte, comienza a extenderse la sensación de cierta desorientación global a todos los niveles.

La recuperación de un conjunto de valores comúnmente compartidos se impone, cada día, como más necesaria. Los universitarios comienzan a percatarse de que la indiferencia generalizada y la cultura del tener que les ha caracterizado hasta el momento ha llegado a su fin. Más importante que adquirir conocimientos, cuya aplicación genere la egoísta apropiación de riqueza, es el aprender cómo ha de ordenarse en aras del bien común.

en este contexto, la propuesta cristiana tiene que ser presentada como alternativa positiva frente al decadente imperio del pensamiento único (impregnado de relativismo) y ante esta incierta fase por la que el mundo está atravesando. nada como el evangelio contiene tan claramente el principio de unidad de ser y actuar con sentido pleno, capaz de salvar al hombre actual de la anorexia vital que diariamente le consume.

tenemos una oportunidad histórica de primer nivel, y no podemos dejarla pasar ni por falsos temores, ni por tibieza, ni por las lógicas dificultades que siempre han acompañado a la tarea evangelizadora: “no tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. el señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su nombre en toda la tierra”16.

Por ello, la presencia en las universidades públicas y privadas, la fundación de universidades católicas y el diseño de planes de estudios cuyos cimientos estén anclados

en una auténtica formación integral de la persona es una acertada línea de acción evangelizadora.

una idea en la que el magisterio lleva décadas insistiendo. La encontramos, por ejemplo, en el documento El laico católico, testigo de la fe en la escuela (1982): “La formación integral del hombre como finalidad de la educación incluye el desarrollo de todas las facultades humanas del educando, su preparación para la vida profesional, la formación de su sentido ético-social y su apertura a la transcendencia”17.

esta formación en valores es una tarea en la que los bautizados tenemos que involucrarnos con fuerza y tesón. en la actividad universitaria, con frecuencia, el miedo a que nuestras propuestas sean rechazadas nos paraliza. sin embargo, todos somos conscientes del bien general que supone todo proyecto educativo estructurado desde los principios del humanismo cristiano: “el horizonte que anima el trabajo universitario puede y debe ser la pasión auténtica por el hombre. solo en el servicio al hombre, la ciencia se desarrolla como un cultivo verdadero y custodia del universo (cf. Gn 2, 15)”18.

una concreción práctica de esta formulación de principios la encontramos en iniciativas como la de www.estudiarencatolico.com, donde un grupo de universidades católicas españolas se ha unido para tratar de explicar a sus alumnos la diferencia enriquecedora que en su formación

académica supone estudiar desde la perspectiva cristiana.

Por esa misma línea han discurrido las ponencias y conclusiones del Congreso de universidades Católicas, celebrado en Ávila el pasado mes de agosto, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2011. Allí se debatió sobre la identidad del modelo educativo católico, siguiendo las orientaciones del Papa en su Discurso a la Universidad católica del Sagrado Corazón: “La universidad católica está llamada a ser lugar en el que toman forma de excelencia la apertura al saber y la pasión por la verdad; esos intereses por la historia del hombre que caracterizan la auténtica espiritualidad cristiana”19.

Ahora bien, no faltan críticos que hablan del contenido vacuo que han ido adquiriendo, especialmente a lo largo de las tres últimas décadas, las expresiones formación en valores y formación integral. estos denuncian que han sido tan usadas en los idearios educativos que han terminado por convertirse más en un puro tópico que en una auténtica y eficaz hoja de ruta. Para justificar su postura, aluden a la realidad sociológica de miles de jóvenes que, tras pasar toda su vida académica en colegios y universidades católicas, afirman no haber percibido con claridad, ni mucho menos integrado, el sistema de valores cristianos.

sea o no esto realmente cierto, de lo que no cabe duda es de la enorme riqueza que supone una educación asentada en valores y con carácter integral: “es preciso que el espíritu humano desarrolle la capacidad de admiración, de intuición, de contemplación y llegue a ser capaz de formarse un juicio personal y de cultivar el sentido religioso, moral y social”20.

Por ello, quizá más que nunca, ha de realizarse un enorme esfuerzo creativo para que el contenido de la misma adquiera una honda significación; cuya fuente no puede ser otra que la del evangelio y la de la sabia tradición teológica de la Iglesia.

Desde otra posición aún más crítica, caracterizada por un indolente escepticismo, se insiste en la inoperancia práctica de cualquier tipo de acción evangelizadora en la universidad. tal postura revela, a

6. Orientaciones (Lineamenta) para el próximo Sínodo 2012 sobre la Nueva Evan-gelización, cap. I, nº 13.

7. PABLO VI, Evangelii nuntiandi, nº 18.

8. JUAN PABLO II, Veritatis splendor, nº 106.

9. BENEDICTO XVI, Discurso a la Univer-sidad católica del Sagrado Corazón en su 90º aniversario. Roma, mayo de 2011.

10. JUAN PABLO II, Carta al Pontificio Con-sejo de la Cultura, enero de 1989.

11. JUAN PABLO II, Ibid, enero de 1989.

12. BENEDICTO XVI, Discurso a los univer-sitarios europeos, julio de 2009.

13. SAN AGUSTÍN, El maestro, 11, 38.

14. BENEDICTO XVI, Discurso en la Univer-sidad de Ratisbona, septiembre de 2006.

15. BENEDICTO XVI, Discurso para la

Sapienza, Universidad de Roma, enero de 2008.

16. BENEDICTO XVI, Homilía en la Vigilia de Cuatro Vientos. Madrid, agosto de 2011.

17. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, El laico católi-

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de una supervivencia más allá de la muerte a la que nunca ha podido renunciar”23.

el seguimiento de Cristo siempre comporta “dar razón de la esperanza” (1 Pe, 3, 15), y quienes estamos en la universidad tenemos que ejercer lo que Benedicto XVI llama la caridad intelectual y la diakonia de la verdad24. es decir: el acto de amor del profesor para conducir a los alumnos a la verdad. Potenciando, así, la dignidad de todo proceso formativo, que reside en buscar, cuidar y fomentar la perfección y la alegría de los que han de ser educados. Para lograrlo, nada más eficaz que el testimonio de esperanza (nutrido con los sacramentos, la lectura de la sagrada escritura y la oración) del propio docente, que vive, en primera persona, la verdad que propone a los alumnos.

esta caridad intelectual reivindica la unidad esencial del conocimiento frente a la trágica ruptura que surge cuando la razón es apartada violentamente de la búsqueda de la verdad. tal caridad orienta a los universitarios hacia la profunda satisfacción de ejercer la libertad en íntima unión con la verdad, impulsando la relación entre la fe y los diversos aspectos de la vida. Así, una vez que se ha despertado en ellos la pasión por la plenitud y la unidad de la verdad, descubrirán que la cuestión sobre lo que pueden conocer les abre directamente a la gran aventura de lo que deben hacer. Por tanto, experimentarán en qué y en

evangelio no defrauda nunca. no solo se congregaron para conocer a otros cristianos del mundo, o para a ver al Papa, sino fundamentalmente para escuchar el anuncio del evangelio de Jesucristo predicado por el sucesor de san Pedro.

el propio Benedicto XVI no se cansaba de recordar que el centro de la gran fiesta de la fe allí vivida era Cristo. el inolvidable silencio, ante la presencia del sacramentado, no ha dejado indiferente ni a lo más críticos: “os invito, pues, a permanecer ahora en la adoración a Cristo, realmente presente en la eucaristía. A dialogar con Él, a poner ante Él vuestras preguntas y a escucharlo. Queridos amigos, yo rezo por vosotros con toda el alma. os suplico que recéis también por mí”22. Y la alegría que inundó las calles de Madrid se convirtió en el mejor testimonio de la novedad del corazón, cuando este ha sido vivificado por el amor evangélico.

el premio nobel del Literatura, Mario Vargas Llosa, analizando lo acontecido en la JMJ, ha declarado que “la cultura no ha podido reemplazar a la religión ni podrá hacerlo, salvo para pequeñas minorías, marginales al gran público… Por más que tantos brillantísimos intelectuales traten de convencernos de que el ateísmo es la única consecuencia lógica y racional del conocimiento y la experiencia acumuladas por la historia de la civilización, la idea de la extinción definitiva seguirá siendo intolerable para el ser humano, que seguirá encontrando en la fe aquella esperanza

nuestro juicio, una de las muchas caras de la agresiva secularización que venimos padeciendo: la engañosa, apática y cómoda posición de que nada puede hacerse.

Quienes defienden esta visión se aferran a los datos aportados por recientes estudios sociológicos que destacan el creciente desinterés, baja valoración o incluso rechazo de los jóvenes universitarios hacia el sistema de valores defendido por la Iglesia21.

Por el contrario, muchos de los que nos dedicamos a la docencia y pastoral universitaria constatamos, cada curso académico, cómo aumenta la demanda de los alumnos por aquel tipo de reflexión que plantea preguntas últimas sobre una realidad que exige, necesariamente, de respuestas últimas. La popularizada creencia de que la ciencia y la técnica son capaces de resolver, por sí solas, el siempre complejo problema de la existencia humana pierde cada vez más adeptos.

es más, la expulsión de Dios del mundo real ha limitado de tal forma las posibilidades del ser humano que impide a este encontrarse con la verdad de sí mismo. Desvelando la contradicción de que cuanto más poderoso parece y cuantos más medios tiene para conseguir el dominio sobre la materia, más cerrado se halla el horizonte de su destino.

en este contexto, la cosmovisión cristiana, presentada audazmente, lejos de generar rechazo entre los universitarios, parece volver a captar su atención e interés. sobre todo por el horizonte de esperanza plena que conlleva en sí misma, y que se encuentra ausente en otras propuestas vitales que han conocido.

De no ser así, ¿cómo explicar el fenómeno de lo vivido en la reciente JMJ 2011? el denominado campamento de la fe (dixit Matías Prats), el catholic youth pride (dixit Juan Rubio), o sencillamente la magna concentración de jóvenes cristianos en Madrid, durante el pasado agosto, ha puesto de manifiesto, una vez más, la vigencia y belleza del mensaje cristiano.

Los jóvenes reunidos en el aeródromo de Cuatro Vientos representaban la diversidad de las nuevas generaciones que van descubriendo que la verdad del

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quién pueden esperar; ofreciendo su contribución profesional-personal a la sociedad a la que pertenecen y generando esperanza para el resto de los conciudadanos.

el papa Benedicto XVI advierte que, con demasiada frecuencia, se piensa que “la misión de un profesor universitario sea hoy exclusivamente la de formar profesionales competentes y eficaces que satisfagan la demanda laboral en cada preciso momento… sin embargo, vosotros sentís, sin duda, el anhelo de algo más elevado que corresponda a todas las dimensiones que constituyen al hombre. sabemos que cuando la sola utilidad y el pragmatismo inmediato se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas: desde los abusos de una ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo de poder. en cambio, la genuina idea de universidad es precisamente lo que nos preserva de esa visión reduccionista y sesgada de lo humano”25.

Paradójicamente, esta pasión de plenitud parece ser más fuerte entre los hijos de aquellos padres que se sienten orgullosos de haber colaborado en la construcción de la denominada sociedad secularizada. Familias donde la transmisión de la fe ha sido completamente aniquilada. Y, sin embargo, debido a la acción permanente de la Gracia y al atractivo de los principios cristianos que nadie

les ha mostrado con anterioridad, estos universitarios acogen con gran gozo y novedad la belleza siempre antigua y siempre nueva del evangelio de Cristo.

2. Capellanías en las facultades y escuelas universitarias

La evangelización en la universidad tiene también otros dos ámbitos de germinación: las capellanías y los colegios mayores.

Las capellanías de facultades y escuelas son el corazón palpitante de la pastoral universitaria. sus orígenes se hallan en la constitución misma de la universidad. todas las grandes universidades europeas cuentan con capillas, según una larga tradición. en el caso de españa, desde las reglamentaciones de Cisneros, pasando por el Real Decreto de Isabel II (1850) y llegando hasta el Concordato, encontramos regulada la presencia y función de la capilla universitaria.

en la actualidad, la capilla se constituye como una estructura pastoralmente idónea para llevar adelante el nuevo perfil de la evangelización en la universidad. una pastoral que pretende ser “la modalidad específica con que la Iglesia quiere entroncar, de manera eficaz, competente y respetuosa, con aquellos lugares donde se maduran las opciones de pensamiento, de las que dependerán muchos comportamientos personales y sociales de las generaciones futuras”26.

La capilla tiene que ser, ante todo, un lugar del espíritu. el espacio

donde detenerse, en medio de la ajetreada actividad universitaria, para encontrarse con Cristo, mediante la práctica de la vida sacramental, la meditación de la sagrada escritura y la oración.

un ámbito para que la vida cristiana, recibida en el Bautismo, crezca y se desarrolle sistemáticamente. el lugar abierto y acogedor donde todos los miembros de la comunidad universitaria puedan ser escuchados y reciban la propuesta del evangelio. un centro vital que promueva la renovación cristiana de la cultura mediante el diálogo honesto y respetuoso con todos, ofreciendo razones claras y bien fundadas de nuestra esperanza.

en líneas generales, el servicio sacramental, pastoral, formativo, cultural y de voluntariado que se ofrece a la comunidad universitaria, a través de la capilla, es normalmente bien acogido y valorado.

Por otra parte, la función principal del capellán universitario no es otra que la de ser testigo de Cristo desde el ministerio sacerdotal que se nos ha sido confiado. Y de igual forma, trabajar por mostrar que únicamente se comienza a ser cristiano gracias al “encuentro con un acontecimiento, con una Persona (Cristo), que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”27 para el conjunto de la existencia.

Los medios para alcanzar estos objetivos vienen estructurados a través de los planes pastorales diseñados desde las delegaciones de pastoral universitaria que existen en todas las diócesis del mundo. en concreto, para todos los lectores interesados en conocer el de la diócesis matritense, invito a consultar nuestra web: www.dpumadrid.es.

3. Colegios mayores universitariosLos colegios mayores son el tercero

de los ámbitos señalados. La fundación de estas instituciones se generalizó, en españa, a partir del siglo XVI. La razón de su aparición se debe a la íntima vinculación que, desde sus inicios, mantuvieron con la universidad. el primero de ellos, en 1405, fue el establecido en la ciudad del tormes, bajo la denominación y advocación de san Bartolomé. A este siguieron

co, testigo de la fe en la escuela, nº 17. Roma, 1982.

18. BENEDICTO XVI, Discurso a la Univer-sidad católica del Sagrado Corazón en su 90º aniversario. Roma, mayo de 2011.

19. BENEDICTO XVI, Discurso a la Univer-

sidad católica del Sagrado Corazón en su 90º aniversario. Roma, mayo de 2011.

20. CONCILIO VATICANO II, Gaudium et spes, n. 59.

21. Las últimas estadísticas señalan que solo el 51% de los jóvenes españoles

se confiesan católicos, de los cuales el 12% afirma ser católico practicante. La valoración social de la Iglesia es de 4.0, según aparece en el apartado de “confian-za ciudadana en los principales grupos sociales e instituciones de España” del IV Barómetro externo de opinión de C.G.A.E.

Metroscopia. Estudios sociales y de opi-nión. Madrid, septiembre de 2011, p. 9.

22. BENEDICTO XVI, Homilía en la Vigilia de Cuatro Vientos. Madrid, agosto de 2011.

23. VARGAS LLOSA, M., “La fiesta y la cruzada”, en El País (28 agosto 2011), p. 5.

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6. Mantener con las autoridades académicas contactos frecuentes, mostrando leal colaboración y siempre abiertos a la adecuada cooperación entre las partes.

7. Constitución de asociaciones de universitarios, profesores y PAs, con clara identidad cristiana.

8. establecimiento de programas de formación teológica para grupos de universitarios, profesores y PAs; proponiendo a las autoridades académicas algún tipo de reconocimiento a esta iniciativa.

9. Fundación de foros permanentes de debate y organización de jornadas/congresos que tengan como marco referencial el diálogo entre la fe y la razón.

10. Constitución de grupos de cooperación al desarrollo.

11. Fundación de coros que animen musicalmente las celebraciones litúrgicas y actos culturales.

12. Reuniones mensuales de los capellanes y agentes de pastoral como momento para crecer en comunión, trabajar en equipo, unificar esfuerzos y criterios, generar conciencia de Iglesia y saber aprender unos de otros, enriqueciéndonos mutuamente.

13. Favorecer la comunión entre los diferentes movimientos y realidades eclesiales presentes en las facultades y escuelas. De tal forma que, valorando la orientación carismática de cada uno, todos se sientan parte de la única Iglesia por la cual viven, trabajan y a la cual enriquecen. Así, se mostrará con mayor belleza el apasionante misterio de la Iglesia.

14. uso pastoral de las grandes ventajas que ofrecen las tecnologías de la información y comunicación (tIC). Por ejemplo: elaborar lista de correos electrónicos en lo que bien se podría llamar la agenda virtual de cristianos en la Universidad, el establecimiento de perfiles y grupos en redes sociales (Facebook, twitter…) o el uso de los medios publicitarios para dar a conocer los objetivos y actividades que se realizan a lo largo del curso.

15. Cuidar el orden, la limpieza y el decoro de la capilla, así como de otros espacios cedidos a la pastoral universitaria.

Por último, la enriquecedora colaboración entre colegios y capellanías está rehabilitando, en muchos campus, la puesta en marcha de toda una serie de actividades religiosas (celebraciones de Adviento, Cuaresma y Pascua, sacramento de la Confirmación, peregrinaciones a Guadalupe, Javier, santiago de Compostela…), culturales (exposiciones, debates, conferencias…) y sociales (grupos de cooperación al desarrollo, campos de trabajo, experiencia temporal en misiones, torneos deportivos solidarios…) que pretenden ser presencia pública de ese común sentir y actuar de los cristianos en la universidad.

IV. CUESTIONES PRÁCTICAS

La experiencia trasmitida por aquellos que llevan muchos años de su vida dedicados a la evangelización en la universidad nos demuestra el valor universal y la importancia pastoral de determinadas acciones y gestos. Proponemos los siguientes: 1. La organización por áreas de trabajo:• Celebraciones litúrgicas.• encuentros y peregrinaciones.• Voluntariado y solidaridad.• Actos culturales.• Comunicación e información.

2. La celebración estable, cuidada y digna de la sagrada liturgia. especial atención se ha de procurar en las eucaristías de inicio y clausura del curso, funerales, fiesta de los patronos, tiempos fuertes (Adviento, Cuaresma y Pascua), convocatoria anual del sacramento de la Confirmación. Fomento de la adoración/oración ante el sacramentado y de la celebración de alguna de las partes de la Liturgia de las Horas.

3. Atención pastoral personalizada (sacramento de la Reconciliación, acompañamiento espiritual, discernimiento vocacional, ayudas sociales inmediatas…).

4. Fomentar, a lo largo del curso académico, diversos encuentros de la comunidad universitaria con el pastor de la diócesis.

5. Acogida evangélica por parte del capellán y de los agentes de pastoral hacia todos los miembros de la comunidad universitaria.

el de Cuenca, el de san salvador y el Arzobispo en oviedo, el de santa Cruz en Valladolid y el de san Ildefonso en Alcalá de Henares.

estos colegios contaban con una normativa propia, tanto en su gobierno interior como en la administración de sus rentas, con un rector designado por los propios colegiales, que también elegían a los titulares de los demás cargos existentes en cada mayor.

Las constituciones por las que se regían permiten conocer cuáles eran las prioridades que perseguían: la formación de “doctos, espirituales y virtuosos” ciudadanos que con sus conocimientos lograran el desarrollo de “las leyes y demás saberes”. Y ello, sin olvidar la dimensión social, verdaderamente revolucionaria para la época: la promoción de jóvenes inteligentes, “virtuosos y aplicados” que por falta de recursos económicos no podían costearse la carrera por sí mismos, y que gracias a las becas de estos colegios podían acceder al mundo universitario. Logrando, así, que el acceso a la igualdad de oportunidades comenzara a ver su primera luz en la historia.

en la actualidad, son más de 150 colegios mayores los que configuran el mapa universitario español, con cerca de unos 17.000 colegiales a su cargo. La gran mayoría de ellos pertenecen a órdenes, congregaciones e instituciones de la Iglesia. son, por tanto, instrumentos valiosísimos para el desarrollo de la Nueva Evangelización. una preocupación que va creciendo dentro de los patronatos y direcciones que los rigen, pues estos centros son una extraordinaria plataforma para descubrir los múltiples carismas que se dan dentro de la Iglesia.

en este sentido, son muchos los colegios mayores que vienen realizando, desde hace años, un enorme esfuerzo por trabajar en esta línea evangelizadora. sus resultados son cada curso más positivos. sirva de ejemplo el notable número de colegiales que reciben el sacramento de la Confirmación, los que solicitan el Bautismo, los grupos estables de formación cristiana y de oración, o las acciones de voluntariado que existen en los mismos.

PL

IEG

O 24. BENEDICTO XVI, Discurso en la Universidad Católica de América. Was-hington, abril de 2008.

25. BENEDICTO XVI, Discurso a los jóvenes profesores universitarios. San Lorenzo de El Escorial, agosto de 2011.

26. JUAN PABLO II, Congreso europeo de capellanes universitarios. Roma, abril de 1998.

27. BENEDICTO XVI, Deus caritas est. Roma, diciembre de 2005.