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1 JUNIO 2015

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Revista de música

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  • 1JUNIO 2015

  • 32

    Esta excusa tiene la suya, nacida del vientre propio.

    Pongamos, la excusa de la excusa: unificar lenguajes. Mezclar la pretensin intelectual de una cursiva elegante con el grito catrtico del pogo ms enloquecido.

    Su vnculo ser el recodo de este camino, abrindose paso entre las calles de la mente, donde conviven, en dosis que suelen modificarse durante los minutos de los das, la adrenalina y el desconcierto, el temor y las esperanzas. All descansan las historias que vamos a intentar contar. Historias que no llevarn punto final, porque una vez provo-cado el arribo a la ltima palabra de cada una, pertenecern a quien las haga propias.

    Las historias, en 27, nunca terminan: nacen una y otra vez.

    Mirndose de frente y sin rencores, el dos y el siete se coquetean con fruicin, dibu-jados por trazos sutiles. De ese encuentro se desprende otro nmero, el definitivo y el que nos importa, ideal para cumplir con el protocolo de sumar otra excusa:

    27 sirve para explicar 27.

    Las excusas que elegimos nos conforman y nos identifican, aportan el impulso nece-sario para introducirnos en el romanticismo de intentar lo que parece difcil aunque en realidad lo sea y vuelven apuesta la ilusin originada en el caf de la esquina o en ese recital donde las cuerdas de un bajo galopan por los carriles de nuestras tensiones.

    Queda claro: no elegimos un nmero al voleo, hijo de azares inexactos. Elegimos 27, el altar inverosmil hasta donde escalaron algunos talentos inolvidables, el altar intrigan-te hasta donde llegaron glorias sagradas, que saltaron las fronteras del tiempo y ahora flotan en la terraza celestial de las eternidades.

    Ese altar escueto y exiguo en la aspiracin legendaria y eglatra de extendernos un poco ms all consolida la ltima excusa: lo que para algunas figuras preponderantes signific el eplogo, para nosotros es el prlogo.

    Desde 27, partimos hacia algn lugar.

    Hasta que el punto final nos separe.

    Editorial

    Bobby FloresGillespi

    Ignacio PortoRomn Ostrowski

    Sebastin SchachtelJuanchi BaleirnGustavo Salami

    Chapa MorataLeonardo Oyola

    Lo TrovatoPato

    Eduardo FabregatCarolina Miranda

    Demian RosalesCristian Maluini

    Franco SpinettaDiego BlancoNacho GerolaLupita Roln

    Dany JimnezPablo Colmegna

    Clemente CancelaAtilio Heidegger

    Ariel PratAndrea Prodan

    Litto Nebbia

    Colaboraron en este nmero:

    Toms Gorrini / Direccin General Cristian Maluini / Director Editorial y Literario

    Francisco Bertotti / Direccin de Arte , Diseo Grfico, Editorial y WebDaniel Stano / Direccin de Arte, Diseo Grfico y Editorial

    Gustavo Salami / Direccin y Produccin Fotogrfica

    Hacemos 27

    Bobby Flores, Gillespi, Ignacio Porto, Romn Ostrowski, Sebastin Schachtel, Juanchi Baleirn, Chapa Morata, Leonardo Oyola, Lo Trovato, Pato, Eduardo Fabregat, Carolina Miranda, Demian Rosales, Franco Spinetta,Maru Cian, Diego Blanco, Nacho Gerola, Lucila Roln, Dany Jimnez, Pablo Colmegna,

    Clemente Cancela, Atilio Heidegger II, Ariel Prat, Andrea Prodan y Litto Nebbia.

    Andrs Fuschetto, Nadia Di Gennaro, Guille Llamos, Lautaro Machaka, Mara Fabrizio, Germn Warszatska, ToPo-Maximiliano Petta.

    Porque hicieron algunos aportes imprescindibles y porque queremos y los queremos, le agradecemos especialmente a las siguientes personas:

    Hernn y el Pela Cirelli, Camila Cieravollo, Angie, Luca, Butti, Laura Marzoa, Nadia y Sol Di Gen-naro, Germn Amato, Joah, Juan Lombardero, Camila Haedo, Portugal y Mxico, nuestras familias y los

    27 de 27.

  • 54

    Prlogo Bobby Flores

    Lo bueno de los discos es que jams tienen su destino marcado. En una poca tuve miles y miles de discos en mi casa y cada vez que me mudaba llenaba canastos con discos, miles, y los tiraba en las nuevas bibliotecas como iban saliendo, sin acomodar-los. Todos me preguntaban cmo haca para encontrar los que necesitaba, entonces contestaba que aparecan solos siempre. Tambin se terminaban acomodando solos. Usaban mi mano para trasladarse, pero a veces me sorprendan apareciendo cuando ya los crea perdidos.

    Es que en mi casa siempre se respetaron los discos. Ya en la casa de mis viejos, los discos de pap no se tocaban. En la ma, mis hijos saben desde que nacen que esas cosas de su padre no se manipulan, con ellos no se juega ni nada.

    Pertenezco, por cronologa, a la generacin que lleg a todo escuchando discos de rock: al blues, al soul, a la literatura negra francesa, a Edgar Allan Poe, a la pintura de Kandinski y al hiperrealismo, a Roman Polansky y a Mel Brooks. En fin, a todo se llegaba desde el rock y al rock se llegaba desde los discos.

    Los cre indispensables para mi vida hasta una dcada atrs, cuando empec con la compu. Hoy s que nada es indispensable para siempre. Hasta eso me han enseado los discos.Ahora los miro y veo fragmentos de mi vida en cuadrados, los escucho y recuerdo hasta olores entre meldicos y armnicos, los presto y es como que te doy un pedazo de mi esqueleto.

    A Bob Marley lo enterraron con su Gibson roja, un pote de marihuana y una biblia abierta en el salmo 23, ese que dice El seor es mi pastor..., en el cajn. Mi primo, el gordo, est haciendo los arreglos para que en el suyo cambien la Gibson por el segundo de Barry White.

    Ya estoy pensando cul quisiera que pongan en el mo.

    Buenas tardes

    1- DISCOS Y DISCOS por Gillespi2- GUMBO por Ignacio Porto

    3- LOS DISCOS Y SUS VALORES por Romn Ostrowski4- CONFUSIN por Sebastin Schachtel

    5- LAS 27 DE JUANCHI BALEIRN por Cristian Maluini / Toms Gorrini LITTO NEBBIA por Guille Llamos

    6- EL ESPRITU QUE ME ACOMPAA por Gustavo Salami7- UNA LUZ EN LA OSCURIDAD por Chapa Morata

    8- AS QUE TE QUERS HACER EL FORAJIDO? por Leo Oyola9- EL RUEDA LIBRE BOB DYLAN por Lo Trovato

    10- ILUSTRACIN por Pato11- SBADO por Eduardo Fabregt

    12- LA DE LAS CHICAS PELIRROJAS por Caro Miranda 13- LAS PROFUNDIDADES DE UN OCANO LLENO DE AIRE por Demian Rosales

    14- NOBLEZA DEL TIEMPO por Cristian Maluini15- CANTO CON SIRENAS por Maru Cian

    16- LA MSICA por Franco Spinetta17- NIA DE VIETNAM por Diego Blanco

    18-NMADES por Nacho Gerola19- DEVOLVEME MIS DISCOS Y MI CORAZN por Lucila Roln

    20- LOS LINDOS PAJARITOS por Francisco Bertotti21- DE CHORROS, TRENES Y DESAYUNOS por Dany Jimnez

    22- MSICA SAGRADA por Hctor Yudchak23- EL LTIMO FREDDIE por Pablo Colmegna

    24- DISCOS SEXYS por Toms Gorrini25-YA NO EXISTEN LOS RAMONES por Atilio Heidegger II

    26- PARS BIEN VALE UNA MURGA por Ariel Prat27- LA GOTA EN EL OJO por Toms Gorrini / Cristian Maluini

    Sumario

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    Discos y discos Gillespi Ilustracin: Pato

    #1

    En este ejercicio de pensar en discos, recuerdo una docena que me formaron musical-mente. Empec a saber lo que me gustaba y lo que no. El primero que compr fue un vinilo de George Harrison: Electronic Sound, disco bastante experimental, ntegramente grabado con sintetizadores. La vieja disquera quedaba en la esquina de mi casa y ya era hora de tener mis propios discos para escuchar en el combinado de mi viejo. Creo que estaba terminando la es-cuela primaria, cuando entr al local y me dirig a las bateas de ofertas (no tena mucho dinero), all encontr discos de msica clsica, enganchados bailables, compilados de tangos y un disco de George Harrison! Debo reconocer que lo escuch algunas veces como fondo sonoro mientras ordenaba mi habitacin. Aquellos que lo escucharon saben a qu me refiero. Es altamente denso. Segn supe despus, Harrison lo grab fascinado por las posibilidades del sintetizador moog. El disco contiene las pruebas que realizaba probando cosas en el sintetizador: dos extensas improvisaciones, una en cada lado del vinilo. Los discos abren puertas imaginarias y Electronic Sound me ense que la msica no es slo aquella que se escucha en las radios. Existe una msica que no sigue los carriles comerciales o del gusto popular. Desconoca eso en mi adolescencia.Tal fue el inters por descubrir esa msica subterrnea no radial, que descubr a King Crimson, a Ravi Shankar y a la Mahavisnu Orchestra en ese camino. La revista Expreso Imaginario que coleccionaba mi primo Enrique result una fuente de informacin en pocas donde no existan las computadoras personales ni internet. La data recorra intrincados caminos de boca en boca y as uno se enteraba de que Ro-bert Fripp era un guitarrista revolucionario, que haca tal o cual cosa experimentando con pedales de efectos. Esa poca informacin, sumada a la escucha de los discos, nos iba formando una idea de cmo haban sido grabados o concebidos. Cuando tuve el disco Relayer del grupo Yes, me enfrent a una msica de mltiples capas sonoras. Los llamados teclados, rganos y sintetizadores que tocaba Rick Wake-man se combinaban dando texturas orquestalmente modernas. Chris Squire cumpla las veces de bajista, aunque con un sonido nasal y con presencia de frecuencias medias, algo as como una guitarra baja. Despus supe que era el sonido natural de los bajos Rickembacker tocados con pa. El grupo Yes fue una escuela de audicin de la msica para m: adems de volar con las canciones, trataba de entender cmo estaban tocadas. A esa altura ya me senta msico y, como un ejercicio profesional, escuchaba la msica para entender de qu se trataba. Otro disco que marc un camino fue Artaud, de Spinetta. Cantata de puentes amari-llos era una cancin tan de otro planeta que, la primera vez que la escuch, sent una agradable extraeza. La angustiante combinacin de la guitarra acstica y el timbre de voz de Spinetta me result una mezcla agridulce. Cantata es una cancin atpica, pasa por un sinfn de partes distintas pero pegadas. Un lindo viaje. Sin saberlo, ya haba emprendido un camino en un determinado tipo de msica. Por aquellos tiempos solan llamarla msica progresiva, imagino porque apuntaba a un

    Los discos abren puertas imagi-narias y Elec-tronic Sound me ense que la msica no es slo aquella que se escucha en las radios. Existe una msica que no sigue los ca-rriles comercia-les o del gusto popular.

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    progreso de la humanidad hacia algo superior y no tan berreta como la msica popular del momento, plagada de cantantes edulcorados con flores en la solapa del saco. La lista de discos se expandi inesperadamente. A 18 minutos del sol, de Spinetta, con su sonido ahora ms jazzstico, quizs influenciado por el guitarrista ingls John Mc Laughlin, me meti en los discos de jazz. Los discos ahora se multiplicaban, entre vinilos y casetes mis viejos me regalaron un radiograbador de casete. Mis primeros viajes en el tren Roca hacia Plaza Constitucin terminaban con la com-pra de casetes de oferta en las disqueras de la calle Corrientes. Exista una serie de casetes de jazz de Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Art Tatum, Max Roach, Charles Mingus y otros. Eran realmente baratos y sonaban horrible. Eran grabaciones en vivo, en pequeos clubes de jazz en los aos cincuenta. Quizs, grabaciones piratas que el sello editaba sin pagar derechos a nadie. Compr varios de esos y me met en el mundo del jazz. Por esos das, la guitarra era mi obsesin. Despus de mucho esfuerzo haba podido comprar una guitarra criolla en un viaje a Mar del Plata y sola tocar una hora al da.

    A la inicial formacin folclrica de barrio, le agregu el cancionero de rock argentino con temas de Sui Generis, Pastoral, Almendra y Moris. Posteriormente, conoc los acordes de Bossa Nova. Ah despegu a otros mundos. Eran los que sonaban en la msica que me gustaba. Pero esos casetes de jazz inocularon una extraa sustancia en mi espritu, cuando des-cubr que exista un instrumento an ms personal que la guitarra. Unos aos despus tuve una trompeta en mis manos y mi vida cambi.

    GumboIgnacio Porto

    #2

    Mis primeros viajes en el

    tren Roca hacia Plaza Constitu-

    cin terminaban con la compra de casetes de

    oferta en las disqueras de la calle Corrientes.

    Ilustracin: Andrs Fuschetto

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    El cartel en la puerta anunciaba, casi con desgano HOY, JAZZ, NO SE COBRA ENTRADA; Jackos tena una fachada como cualquier otro club de jazz de Saint Louis, una mezcla de bar y garito como la de tantos otros; la nica diferencia radicaba en la msica que all se tocaba.Todos los maestros del jazz, los exploradores del sonido, todos los que vivan respiran-do y pensando jazz, tocaban o pretendan tocar ah.Ilustres desconocidos se suben al escenario y sin mediar palabra, ejecutan su Arte con prodigalidad, para luego bajarse y, quiz, recibir como nica recompensa algn aplau-so perdido.Visto asi parece poco lo que se obtiene, pero para jugar en las Grandes Ligas, tenas que haberte templado en ese escenario. Los maestros iban a tocar, a escuchar y, de tan-to en tanto, tomaban algn msico bajo su ala; o los exploradores de nuevos sonidos probaban, frente a ese exigente pblico sus recientes descubrimientos. Si eras silencio-samente aprobado por la gente de Jackos, significaba que eras bueno de verdad.Haba reglas no escritas: si el bar estaba lleno, las mesas se compartan con extraos y, en caso de una mala actuacin, la seal para terminar de tocar no era dada por nada mas que el murmullo constante y creciente del pblico. Quiz la mejor de todas esas normas fuera que dentro del bar eran todos iguales; no haba famosos ni desconocidos, no existan las celebridades, por ms que algunas figuras del cine solan frecuentar el lugar. La nica diferencia era la de aquellos que estaban sobre el escenario y los que no. Bueno, tambin estaba Lennie.Lennie era la nica persona en el mundo entero que dentro de Jackos escapaba a esa diferenciacin maniquea de msicos y pblicos; ya que Lennie, un negro gigantesco y bonachn, era el dueo de Jackos.Cmo un negro, especialmente un negro como Lennie, se haba hecho dueo de un bar? Eso era un misterio: algunos decan que haba comprado el lugar al dueo ante-rior, luego de una asombrosa noche de juego; otros sostenan que el francs que haba sido el anterior propietario, se lo haba legado a Lennie como agradecimiento por tan-tos aos de leal servicio. Lo importante era que Lennie era el indiscutible dueo del bar.Yo era un nio en ese entonces, trabajaba de mandadero en una farmacia y con la plata que ganaba ayudaba a que mi madre mantuviese la casa. Ella trabajaba como mucama y mis hermanos y yo crecimos como crecan todos los chicos negros de la poca: entre el amor de una madre trabajadora y cuidndonos entre nosotros en la calle.Siempre que poda iba a Jackos a ver jazz: Lennie me dejaba entrar sin pagar, un poco porque me conoca de la farmacia y otro tanto porque le pareca simptico que un chico de 11 aos sintiera tanta pasin por la msica.Cuando poda ir era para mi el momento ms feliz; me acercaba a la entrada, saludaba a Lennie, y me escabulla a la puerta de atrs. l la abra y me deca Dale Horace, antes de que te vea la gente, yo me escabulla y me sentaba en algn rincn oscuro del saln, o a veces detrs de la barra cuando el lugar estaba repleto.Dos o tres veces por semana estaba por ah; mam me dejaba ir porque sala antes de la cena y le deca que Lennie me daba algo para zampar, cosa que no era cierta, pero no necesitaba comer cuando estaba all, el jazz haca que mis tripas dejaran de hacer ruido y no me importara nada mas.Ver a todos esos msicos tocar, hablar entre s, hacer chistes verdes o beber era para m como espiar a travs de la cerradura en un cuento de hadas.Nadie se meta conmigo, quiz porque era un nio ni siquiera digno de su atencin, o porque Lennie en alguna ocasin haba puesto sobre aviso a alguno de que no se metie-ra con su sobrino; de todos modos yo trataba de pasar lo mas desapercibido posible, quera ser invisible para no perturbar la magia del lugar.Era un deleite escuchar a Fat Charlie y su tro, a Winton The Cricket Saunders, o a

    Lobster Jhonson. Pero de todo ese panten de personalidades, haba un hroe que los superaba a todos; ese era Gumbo Jefferson, mi dolo. Cada vez que lo vea era como ver a Hrcules para los helenos; era el que todo lo poda, dueo de lo maravilloso. Verlo tocar era una experiencia religiosa, mas que ir a misa.Lo veneraba, trataba de copiarle sus frases y modismos, su forma de caminar, si haba algo en el mundo que yo quera era ser l.De todos los talentos que asistan al bar, el mayor de todos era el de Gumbo, quien opacaba a todos con su trompeta. De nombre Ralph Jefferson, lo apodaron Gumbo por comer casi sin excepcin esa comida de pobres.Si para ser msico se necesita tener swing -esa mezcla entre ritmo meloda y misterio que tienen algunas personas- Gumbo ERA el swing, era la encarnacin misma de la msica, como si su alma fuera el jazz puro. Cuando tocaba con otros, se acoplaba per-fectamente a lo que se estaba haciendo, aportando de a poco y convirtiendo lo regular en bueno y lo bello en extraordinario. Nadie entenda como era que, sin importar la calidad de la pieza, Gumbo la convirtiese en algo fuera de lo comn.Pero lo que llamaba la atencin de todos, ms que su talento sin igual, era que, a pesar de ser magnfico, jams hubiera podido trinfuar en la msica. Rara vez lo haban llama-do para sumarse a alguna banda conocida, pero espordicamente y por poco tiempo.Haba compositores que entre tragos y risas, le pedan que les arreglara las partituras,

  • 1312

    y l acceda con generosidad, mayormente mostrndole con su trompeta, ya que no lea msica.Msicos consagrados iban a verlo en Jackos para copiarle un fraseo o algn secreto, y l, aun sabindolo, y cuando alguno le preguntaba que opinaba respecto de eso, esbo-zaba una sonrisa pcara y deca: Tengo mucho ms de donde vino eso.Aos atrs, Gumbo haba logrado grabar sin xito un long play, de ttulo Las estrellas son promesas esta noche, un compendio de canciones dulzonas que intentaban su-marse a la moda del jazz romntico para seoras. Siempre cre que la falta de xito era porque a esas canciones les faltaba el alma que el trompetista pona en todo lo que tocaba. Despus de ese intento fallido, no recibi mas ofertas importantes.Una vez hablando con Lennie, le pregunt:-Por qu no es famoso Gumbo?, por qu no tiene una big band o toca en las radios?-Es un misterio -contest el-, quiz sea porque tiene la cara picada por la viruela, o porque como fracas con su disco nadie quiere apostar ms por l. Pero te digo lo que pienso yo, Horace; en el bar he visto una infinidad de tipos subirse y tocar, pero jams vi a ninguno ni la mitad de bueno que Ralph. Puede ser que lo empresarios no lo entiendan, o crean que lo que hace no se puede vender, o tal vez, tenga la maldicin de los genios.-Cul es esa maldicin? -Lennie me estaba abriendo los ojos al porqu de la miseria de mi hroe-.-Que a los genios no se los comprende en su tiempo. De cualquier manera, mientras Gumbo quiera tocar en este lugar, lo va a seguir haciendo.-As es!, hasta que todos se den cuenta!.Unos aos despus comenc a trabajar por las noches de mozo en Jackos. Lennie haba probado con chicas camareras, pero eso suscit algunos inconvenientes, as que deci-di que las mesas las sirviera un hombre, y como yo practicamente viva all, decidi darme el trabajo.De da segua trabajando en la farmacia, y en los ratos libres practicaba con una trom-peta que compr ahorrando de a centavos.En los ltimos aos Saint Louis haba crecido muchsimo, hasta convertirse en un puerto importante, sobre todo con el afluente de inmigrantes que lo haban invadido todo: en las calles haba blancos americanos hacindose pasar por franceses, irlande-ses tocando la gaita, negros bailando en grupo, o gitanos leyendo la fortuna; en poco tiempo, la ciudad se haba transformado en un mosaico variopinto.Jackos, por su parte, se haba convertido en la referencia del jazz de la ciudad, del jazz de negros, claro. Si bien los blancos haban incursionado e intentaban apropirselo, sin xito; recin estaban comenzado a tocarlo, convirtindolo en canciones melosas, dulzonas, sin swing. Y sa era la clave: no tenan swing. Para los representantes de las discogrficas era una moda, una oportunidad de hacer negocios; para sus msicos era una msica hermosa que intentaban emular; mientras que para nosotros, los negros, los marginados, el jazz era una forma de vida.Claro que los blancos hacan mucho ms dinero que los negros, principalmente por-que los que tenan dinero eran blancos que queran escuchar msica hecha por blancos para blancos.En las fiestas y conciertos tocaban todos blancos muy prolijitos, aunque a decir verdad, algunos de los nuestros haban comenzado a girar como segundos o terceros de alguna Big Band.Sin embargo, eso pasaba en las presentaciones con pblico, porque para las grabacio-nes, siempre buscaban msicos de los nuestros. Los empresarios no eran tontos, se haban apropiado, en cierta medida, de nuestros ritmos, pero haba algo que no haban podido replicar, el swing. Ese concepto de difcil explicacin, pero que era fcil de

    percibir; o lo tenas, o no. Y Gumbo lo posea en cantidades exhorbitantes. Lo haban empezado a llamar como sesionista y le estaba yendo mejor, pero por algn tipo de maldicin gitana, continuaba en el anonimanto. Esas lauchas seguan viniendo a ver lo de todas partes para copiarle cosas, a m me parecan rateros que se quedaban con las monedas de un hombre rico.A esa altura ya hablaba con Gumbo con familiaridad, y en ocasiones me daba consejos con la trompeta, lo que haca que lo tuviera en el ms alto orden del corazn.Una noche, luego de una presentacin, le dije mientras le serva un whisky:- Ac tens Gumbo, cortesa de la casa. -le dije mientras le alcanzaba el vaso-. Ah estn mas de los que te vienen a copiar, no te molesta?.-Gracias Horace. La verdad que no, que me copien todo lo que quieran, yo tengo ms y ms, ellos se quedan slo con un pedacito muy chico de lo mo.- Pero... actan como si fueran suyas tus cosas! - Para m era como que le estuvieran robando de los propios bolsillos-.-Ja, ja, ja, ja -Gumbo nunca perda su aire afable- no te enojes as, si ni siquiera yo lo hago; dejalos que hagan lo que quieran, que me imiten, a mi no me molesta, sabs por qu?. Me qued un segundo, intu que la respuesta a uno de los misterios me estaba por ser revelada ah mismo. -Porque no pueden robar lo que no pueden poseer. No te diste cuenta que mis melodas, cuando las tocan otros suenan distinto?. Les falta fuerza, profundidad. Y era cierto, la pura verdad, las cosas que le intentaban copiar slo sonaban bien cuando las tocaba el propio Gumbo. -No tiene swing muchacho -y de un trago liquid el vaso- y aquellos que lo tienen, saben, muy en el fondo, que sa no es su msica, que es de otro. La msica de Gumbo slo puede tocarla Gumbo. -me plame el hombro y me dijo- Traeme otro de stos. Ah tena la confirmacin de mis suposiciones, nadie podra robarle a Gum-bo, por eso no le importaba, porque nadie tena eso dentro, era propiedad nica e inalienable de l. De tanto en tanto llevaba mi trompeta y l me correga cosas; siempre en el bar (nunca vea a Gumbo fuera de Jackos, como si fuera un fantasma condenado a habitar un solo lugar, como si no pudiese existir fuera de l). As era mi vida, asi fue pasando el tiempo; hasta que un da sucedi algo ines-perado. Un negro muy bien vestido entr acompaado de un blanco; si bien de tanto en tanto entraba algn blanco al bar, se notaba que eran msicos ya que venan con ropa humilde de calle; sin embargo este blanco tena una rectitud anormal en su andar, mas que msico, pareca contador o abogado. -Por qu vens aca?, no te das cuenta que pons en juego tu prestigio? -deca el contadorcito nervioso. - Quedate tranquilo; crec ac, es como mi casa -dijo el negro con desenfado-. El negro era Chester Goodman, a quien la disquera haba bautizado Chaz The Jazz Goodman; y l, sin ningn tipo de humildad que le pesara en los hombros, haba aceptado gustoso el apodo. Chester, como lo conocamos nosotros, era un trompetista aplicado y timo-rato que en varias oportunidades se haba presentado en el bar, con malos resultados. Pero el tiempo pas y se convirti en Chaz The Jazz, el primer negro en hacer discos con amorosas melodas azucaradas que las amas de casa amaban comprar; y el primer negro en participar en dos pelculas como el segundo de la estrella infantil de turno. Chester representaba todo lo que no ramos, o mejor dicho, todo lo que in-tentbamos no ser.

  • 1514

    Si bien todos los msicos deban tocar para vivir, haba en Chester uns sumi-sin callada pero manifiesta, una aceptacin de su condicin de inferior, que generaba rechazo. Nuestros msicos, luego de tocar el jazz diluido para los seores acaudalados, venan aqu a tocar lo que les dictaba su interior, a sacarse las ganas, a reivinidcarse. Chester, no; para l el jazz era una forma de ganarse la vida; no una forma de vivir. Haba llegado lejos, es cierto, pero pero a costa de haber agachado la cabeza ante un amo que jams lo aceptara como un par. Era un saltimbanqui que los entretena con su trompeta y sus morisquetas, con su saco blanco y sus dientes perlados. -Una ronda de lo que quieran para los msicos del escenario, invito yo -dijo cmodamente-, y un martini para m y mi amigo el seor Fischer. Hola Lennie, tanto tiempo!, veo que mantuviste el lugar, eso es bueno. -Hola Chester cmo ests?, se ve que bastante bien. Sabs que ac no servi-mos martinis. -Es cierto!, como pude olvidarlo! -dijo haciento un mohn entre la pena y la desilusin-. Es que hace bastante que no vena: traeme un scotch y otro para mi amigo.

    -Pero miren quin trabaja ahora ac!. El pequeo Horace!. Si que creciste chico!. Recuerdo cuando entrabas a escondidas y nos veas tocar a todos. Tom, esto es para vos -dijo mientras me daba un dlar de propina. Ese dlar consitua en s mismo una pequea fortuna, primero porque era lo que ganaba en dos noches en el bar, y segundo porque nadie daba propinas en Jackos. -Gracias Chester, pero no puedo aceptarlo. -Senta que aceptando ese dinero traicionaba mi forma de vivir-. -Ah...,Chester..., Si..., ahora me dicen de otro modo, pero los viejos amigos me pueden seguir llamando as. Vamos, aceptalo, de qu me sirve el dinero si no pue-do consentir a mis amiguitos?. -Mir que ahora toca la trompeta! -Un borracho metido lo haba gritado- -La trompeta, en serio?. Bueno, un da si quers pods audicionar para tocar en mi banda, te gustara eso!, eh?. El desprecio que senta por ese tipo bulla como bronce fundido; eran fatales su arrogancia, su altanera, su saco blanco y sus dientes perlados, todo en l me genera-ba rechazo. -Mir que est tomando clases con Gumbo! -Ese borracho mereca sufrir un castigo bblico- -Con Gumbo?. En serio? -dijo con la expresin de quien se mancha la cami-sa justo antes de entrar a la iglesia-. -Yo no lo llamara clases; ms bien charlamos y le digo lo que me parece -Gumbo haba aparecido de la nada, para salvarme de esa humillacin sdica a la que me estaban sometiendo. -Vamos Horace, aceptale el dlar, tu mam lo necesita y a l se le caen de los bolsillos. -Gumbo, Gumbo, Gumbo!. Mi viejo amigo Gumbo! -Cada vez que pro-nunciaba su nombre sonaba como si estuviese contando el remate de un chiste-. Tanto tiempo sin vernoseh!. Tengo que venir mas seguido, la verdad que entre una cosa y otra el tiempo pasa y uno ya no se ve tanto con los amigos. -Ser que estuviste ocupado -dijo Gumbo mientras volva a su lugar-. -Ocupado... es poco!. Me est yendo muy bien sabas?. Soy el msico de jazz mas prestigioso y mejor pago de la ciudad!. -Mejor pago, s....Bueno me voy a preparar que en un rato toco. -Pensar que este tipo era mi hroe -le dijo al cada vez mas nervioso y trans-pirado contador-. Era como mi maestro, yo quera ser l.Quin hubiera dicho que el alumno superara al maestro eh Gumbo?. -Ja, ja, ja, me alegro que tengas tan buen humor Chester -Gumbo pronunci su nombre como un insulto, el aire comenzaba a cargarse de una energa esttica, cada vez mas palpable-. Porque siempre sers Chester aqu, el tmido que no poda tocar jazz ni aunque la vida le fuera en ello. Nunca tuve alumnos Chester -cada vez que Gumbo pronunciaba ese nombre lo haca con la contundencia de quien martilla un clavo en una cruz-, as que eso no; y lo otro... tampoco. Adis. Esa ltima frase de Gumbo haba corporizado todo el desprecio que un hom-bre como l poda tener; haba hecho carne aquello que los dos, que todos, sabamos, pero nadie deca. Chester era buen msico, de eso no haba dudas, pero no tena swing, y en mas de una oportunidad se haban burlado de l por eso. Decir que un msico de jazz no tiene swing, es como decirle a un corredor que no es veloz; tiene piernas, pero no puede correr; era negarle aquello que era la condicin intrnseca del jazz. l lo saba, y lo corroa por dentro. Es cierto que varias veces haba tocado en Jackos sin xito, no era ni el prime-ro ni el ltimo en fallar en el bar; la diferencia radicaba en que los otros que haban

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    fallado; o bien haban desaparecido del mapa musical, o bien haban obtenido alguna que otra pequea victoria, como grabar algn simple, o tocar en una Big Band; o prin-cipalmente, si era el caso, el respeto de sus compaeros. Lo que converta la frase de Gumbo fuera un insulto era el hecho que, an con todos sus logros, con todo su xito, con todo su dinero Chester jams haba reci-bido el reconocimiento de sus pares. Si bien no le importaba no tocar en los bailes de negros, eso tambin era constante recordatorio de que no sos uno de nosotros. Ningn msico negro, ni de los que frecuentaban el bar ni ningn otro, le haba hecho jams un halago de ningn tipo. Gumbo volvi a su lugar, apur el vaso y se empez a preparar para subir al escenario. Cuando la banda estuvo casi lista, Chester, con una sonrisa de serpiente, le grit desde su mesa: -Eh, Gumbo!, me concederas el honor de tocar ahora con vos?, quizs este discpulo tenga una o dos cosas que ensearle a su antiguo maestro. Una de las innumerables reglas que regan en el bar sealaba que nunca se deba pedir a viva voz tocar con un msico en particular, como tampoco se poda re-chazar tal pedido. Eran reglas contradictorias, pero estbamos en un bar de jazz, no en la Corte de Justicia. Si bien todo el cuerpo de Gumbo destilaba odio, termin aceptando el desa-fo. -Como quieras Chester. La banda empez a tocar...Ninguno de los dos se apresur, se tomaron su tiempo, y finalmente, luego de unos compases Gumbo rompi el hielo. Comenz suavemente, como un arroyo de agua fresca y luego fue creciendo hasta convertirse en el torrente de un ro caudaloso: Gumbo tocaba con la mirada fija en un punto desconocido, mientras de su trompeta manaba msica como de una fuen-te. El instrumento emita melodas que eran como una noche en el circo, como una reunin de amigos, una sensacin como del abrazo de una madre al hijo; el olor del pasto cortado en el verano, el caramelo que te daban los domingos, era abrir un regalo de Navidad, el beso de una chica, era como jugo de fruta cuando se tiene sed. Gumbo evocaba sensasiones, recuerdo ntimos, era todo lo bello y hermoso que Dios hizo en el mundo. Lleg el turno de Chester, y sin titubear se meti en la msica de inmediato. Era fro y prolijo como un cirujano, con notas cortantes que dejaban fuera lo que no serva a la cancin, y lo que quedaba era justo lo que tena que quedar; era algo pareci-do a las carreras de autos, era ganar a los dados, era ropa nueva un sabado de baile, era la sonrisa del triunfo... Chester construa sueos, anhelos secretos, era todas las cosas que uno desea-ba en la vida; su msica era la promesa de algo mejor. Gumbo arremeti con una meloda aceitosa, pegajosa, densa como la melaza, que se te pegaba en los huesos. Evidentemente, cuando quera, haca bailar a los muer-tos. Chester se zambull nuevamente, tocaba algo electrizante como un rayo, rec-to y curvo a la vez, desafiaba a las leyes del universo mismo, mientras dejaba hipnotiza-do a todo el mundo. Por momentos, verlos tocar era como ver a un toro y un torero que constante-mente intercambiaban roles, se convertan en boxeadores que peleaban por el ttulo de Dempsey, bailarinas, aves en el cielo, eran dragones que escupan fuego, eran el mar y el firmamento. El tiempo pasaba y yo no poda creer lo que estaba escuchando. Me senta como una gota de lluvia en la tormenta. Lo que estaban haciendo era algo ms que

    msica, era algo... un intangible, inasible, era el pasado y el futuro, la promesa y la rea-lizacin; eran todas las historias juntas. En los aos que se haba ausentado, Chester se haba convertido en un msico formidable, con una presicin fra como la escarcha, con notas limpias y melodas pul-cras, era sorprendente verlo tocar; de todos modos, haba algo, algo pequesimo que faltaba, como si lo que tocara fuera una sombra de una forma que carece de volumen, era un detalle, pero estaba ah. Gumbo, por otra parte, tena la abundancia que solo se vea disminuida por su falta de instruccin formal. Y, sbitamente, luego de lo que fuera mas de una hora, la msica ces. Todos los msicos chorreaban sudor y jadaeaban, incluidos el baterista y contrabajistas. El resto de nosotros estbamos en un mutismo casi religioso, entre el asombro y la incredulidad. Nadie dijo nada, el silencio cubri todo como un manto. Chester salt al piso, recogi su abrigo y sin mediar palabra se fue del local. Gumbo junt sus cosas en silencio y se retir sin hablar con nadie. Chester nunca mas volvi al bar, continu haciendo discos exitosos y filman-do de tanto en tanto alguna pelcula. Gumbo regres luego de unas semanas y continu dndome consejos en el arte de la trompeta; pero jams volvi a hablar de esa noche. El tiempo pas y me alist en el ejrcito; pero nunca dej de practicar. En minutos voy a tocar por primera vez en un bar de New York, la verdad que estoy un poco nervioso. -Cmo te anuncio al pblico?-me pregunta el presentador- -Decime Jacko.

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    #3

    Los discos y sus valores Romn Ostrowski

    En las siguientes lneas tratar de decir algo sobre los distintos significados y lugares que puede tener un disco en la vida de un msico. Hablo de los discos ajenos, los que otros artistas dejaron, y a los que un msico visita constantemente.

    En primer lugar, hay un significado fro y objetivo: el disco como material de estudio.Transcribir un solo, un arreglo, una meloda convierte a la msica grabada en msica escrita, y de ah en ms en material de anlisis, en bibliografa musical que (si bien volver a cobrar vida cuando quien la desgrabe la haga sonar nuevamente desde su lugar, desde su historia y desde su instrumento) tom ya una nueva identidad para convertirse en material formativo. Pienso, no sin cierta emocin, en la maana en que un gran maestro con quien tuve la suerte de toparme desparram sobre la mesa cuatro o cinco partituras borroneadas que resultaron ser la transcripcin del solo de For Django, de Joe Pass (el enorme guitarrista de Nueva Jersey). Yo era chico, todava no entenda bien de qu se trataba estudiar jazz, pero recuerdo el efecto que me produjo descubrir que eso que yo empe-zaba a escuchar en los discos poda tocarlo, imitarlo, intentar entenderlo y convertirlo (con suerte) en parte de lo que ambiciosamente podra llamar mi lenguaje musical. Y con ese solo se iniciaba una larga serie de transcripciones y horas de estudio, de alegras, frustraciones y sorpresas que siguen vigentes y que espero no me abandonen nunca. Apasionante tarea la de sentarse casi a olvidarse del mundo y reproducir un disco con el fin de transcribir un arreglo para algun grupo del que formamos parte. O transcribir un solo que nos volvi locos, ya sea para nosotros mismos o para un alum-no de esos en los que nos identificamos un poco, y sabemos lo disfrutar y lo recibir con la ilusin que tambin tuvimos nosotros.

    Hay un segundo atributo que poseen los discos: el valor sentimental.Me resulta imposible no asociar algunos lbumes a ciertos momentos de mi vida, casi como bandas de sonido de una poca. Y con cada poca, personas: grupos, colegas, maestros, alumnosDiscos que me hicieron conocer y que hice conocer; discos que a todo el mundo le gustaban y a m no; que a m me gustaban y al mundo no; que a m me gustaban y al mundo tambin.Vinicius de Moraes en La Fusa es el disco de mi adolescencia. Fingerpickin, de Wes Montgomery, simboliza el momento en que supe que definitivamente sera guitarrista de jazz. E.S.P, de Miles Davis, los aos del conservatorio y (ya que estamos) el descu-brimiento del quinteto que ms me conmovi en mi vida. Something More, de Buster Williams, se asocia al recuerdo de uno de los grupos ms queridos de los que form parte.

    Tambin me gustara resaltar una condicin que identifico en algunos (pocos) discos: su permanencia a travs de los aos.Escuchamos discos nuevos todo el tiempo y cada tanto aparece uno que nos gusta ms que el resto, y durante un tiempo volvemos frecuentemente a l. Lo repetimos para conocerlo, para entenderlo, para quererlo. Sin embargo, en algn momento quedar atrs, ser recuerdo musical de esa poca que cerramos (seguramente reemplazado por un nuevo lbum que luego, a su vez, sufrir el mismo irrevocable destino). Es que in-defectiblemente nuestra visin musical cambia con los aos, y por ende los discos que escuchamos y buscamos.

    Pero est esa estirpe de discos, los que desde su aparicin quedarn pegados a nosotros, y nos acompaarn siempre, inamovibles. Son los que atraviesan nuestras pocas y nuestra historia.

    Ph: Francisco Bertotti

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    Confusin Sebastin Schachtel

    Escena 1

    Ir a la casa de un amigo, charlar un rato, hurgar en los libros de su biblioteca, revisar sus discos; algunos que ya conozco son escrutados nuevamente como si quisiera ex-traer de sus tapas algo que se me escapa, los nuevos son comentados: Qu bueno que editaron los discos de Nick Drake, me compr los tres! Esta escena repetida por aos es ahora diferente: los libros permanecen y se multiplican, no as los discos, que fueron menguando en las casas hasta convertirse en molestias de plstico que no pueden ser reproducidas. Quedan pocas disqueras, no se venden ya reproductores de CD, las ltimas computadoras no tienen ranuras donde insertarlos, hace tiempo ya que las colecciones de CD fueron perdiendo lugar en las casas. Para revisar la msica nueva de un amigo habra que abrir su computadora, meterse en sus archivos, casi todos mp3 de dudoso audio. Eso s: horas y horas de msica bajada, mucha ms de la que uno puede escuchar. Se consiguen casi todos los catlogos, hay abundancia, msica de ms. Siguiendo las leyes del mercado, esa sobreabundancia de msica pareciera quitarle va-lor y precio, como el exceso de oferta a disposicin de cualquiera. Transformar al objeto en algo menos deseado y ms barato. Es mejor ahora? No s. El CD sigue siendo para m un buen objeto, mezcla de port-til y buen audio. Por otro lado, este momento es glorioso para los curiosos. YouTube es una biblioteca universal en donde se esconden maravillosos tesoros vedados a nosotros por aos. Es posible encontrar un recital de King Crimson del ao 74, los canales por separados de Space Oddity, de David Bowie; se puede escuchar por ejemplo el canal en donde estn reducidos la batera y el bajo, tambin el track de la voz de Bowie. Es posible gracias a Wikipedia saber que el mencionado Nick Drake tuvo una madre que

    #4

    Suelen ser pocos. En mi caso puedo nombrar For Django, de Joe Pass; Freedom in the Groove, de Joshua Redman; Speak No Evil, de Wayne Shorter; Vinicius de Moraes con Maria Creuza en La Fusa

    No s cul es el atributo que debe tener un material para formar parte de esta especie de elite. Busco patrones o factores comunes a los lbumes que nombr y no aparecen con facilidad. Son discos muy disimiles, no tan sencillos de asociar.Pero una respuesta posible es que deben mostrar algo de nosotros. Tienen que decir algo que a nosotros nos gustara decir, nos tienen que revelar algo que en algn punto intuamos y que en ellos aparece plasmado. La msica all presente es parte de nuestra esencia, de nuestra identidad y cuenta mu-cho de nosotros.Los discos que escuchamos, reescuchamos, a los que volvemos, hablan un poco de nuestra manera de entender la msica y el arte y, por qu no, de nuestra forma de ver el mundo.

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    cantaba, ir a YouTube y descubrir grabaciones de ella y que tena una voz hermosa. Eso y mucho, muchsimo ms. Escena 2 En la casa de mi infancia haba muchos discos, a mi viejo le gustaba el Jazz y a mi vieja la msica clsica, pero haba de todo: folclore, chanson, francesa, V. Parra, folck inglsDe los Beatles, dos: Rubber Soul y Revolver (qu bien que eligieron!). Nunca les pre-gunt quin los compr. Supongo que mi viejo, que tambin gustaba del rock and roll primigenio. Todava los tengo. Son ediciones argentinas con tapas dursimas, bien impresas y un audio excelente. Los nombres de los temas estn en espaol como era obligacin en esa poca, aunque esto daba lugar a traducciones absurdas y creativas. Los discos se rayaban frecuentemente.S de memoria los saltos de pa de Eleanor Rigby.Luego, en los ochenta, la calidad baj mucho. Algunos acetatos eran muy malos y al-gunas ediciones nacionales muy pobres, sin la mnima informacin.El olor de un disco importado nuevo era exquisito.

    Escena 3 Si te va bien en el colegio te regalo un disco de Los Beatles, me dijo mi pap. Aunque me iba regular, recibo Help, Let it be y, ms adelante, el lbum Blanco, importado con las cuatro fotos y el pster con las letras, la palabra The Beatles nombre original del disco en relieve, una maravilla. Claramente el arte de tapa ultra minimalista hecha por Richard Hamilton contrasta con un disco heterogneo y variado.Es mejor ahora? Puede ser.El arte de tapa se completa ahora con las pginas web e incluso con aplicaciones que usan los grupos para mostrar sus ideas no musicales. Escena 4 Recupero la bandeja de Discos, la mando a arreglar, le cambio la correa de goma y anda perfecta. Compro la pa nueva. Traigo todos mis discos, los de mis viejos y hasta los de mi abuela, que estaban guardados hace aos.Recupero discos que estaban olvidados, algunos de ellos no sern escuchados nunca ms, pero no los puedo tirar...Otros s los escucho, pero son pocos, siempre los mismos. El ritual de sacar el disco de la funda con cuidado, girarlo, soplarle el polvo y ponerlo en la bandeja, me produce un efecto maravilloso. Suena un poco melanclico, pero quiero a esos discos. Escena 5 Tenemos que grabar un disco nuevoEstoy cansado de tocar estos temasPensemos en un prximo discoQu disco te imagins? Hay algo anterior, esto es las ganas y necesidad que los msicos tenemos de agrupar nuestras ideas artsticas en una obra que la distinga de las anteriores, que tenga un nombre y una cualidad nica, arte de tapa y ttulo: EL lbum. Quizs esto vaya cam-biando, de hecho los usuarios consumidores trafican la msica con la libertad que los medios electrnicos permiten, se comparten folders con temas y discografas comple-

    tas. Los msicos eventualmente subimos temas a la red, pero por lo general son ade-lantos de una obra ms grande. El ejemplo de Radiohead con In Rainbows es claro, es una manera diferente de vender un lbum, es un movimiento que parece ms dirigido al marketing y a los periodistas que al consumidor.En general, un disco cierra un ciclo a la vez que abre otro. Ese movimiento es clave para la continuidad de un proyecto. Mostramos nuevas ideas y muchas veces es en las presentaciones posteriores a la grabacin donde la msica encuentra su sentido. Sigue siendo as a pesar de las mltiples posibilidades que da la red, y as ser hasta que los msicos no encuentren ms sentido en el lbum. Hace pocos das me regalaron el vinilo de Bjork, Biophilia Live, un objeto hermoso, disco triple ms DVD, ms tarjeta con cdigo para bajarse el disco en formato digital para la computadora o mp3 player. Una reunin de formatos que muestra un momen-to de transicin o la convivencia de estos. Es mejor ahora?S, es posible. Confusin, will be my epitaph.EpitaphKing Crimson

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    #5

    Las 27 de Juanchi BaleirnCristian Maluini / Toms Gorrini Ph (Polaroid): Gustavo Salami

    A un mes del estreno de 27 es inminente cerrar la reunin acordada con Juanchi Baleirn para intentar interpelarlo con los discos que marcaron su carrera y su vida. Aunque un mes parece tiempo suficiente, no lo es tanto. Los das se consumen entre cordiales negativas: shows, construcciones en la casa, ser padre. 27 no afloja, insiste; Baleirn se disculpa. Has-ta que llega el mensaje inesperado: Puedo el jueves. A dos das del lanzamiento, queda margen para ir a Saavedra, descubrir la decena de discos que el cantante de Los Pericos tiene en su estudio, escuchar soy muy beatlero como confesin inicial para justificar los muecos de John, Paul, George y Ringo, revolcarse en la silla, juntar las manos y recuperar el olor de la casa de los viejos a travs de los primeros discos que recuerda.

    DISCOS1-Al disco lo sacabas del sobre, lo olas, lo ponas y lo bancabas, le dabas chances. Te habas gastado mucha guita, los curtas y te entraba por repeticin. Tengo un montn de discos que para m son geniales, hasta los peores discos de cada banda. 2-La msica que escuchs en la adolescencia es tuya para siempre, es un viaje a ese momento. Esos discos uno los tiene en un altarcito, estn adentro de una cajita mgica. Prefiero no analizarlos.3-Los discos son fotos o clips de momentos.4-Con el tiempo me doy cuenta que lo que ms valora uno de esos discos no es cmo sonaban, es la cancin y la magia de lo que hay ah. 5-Me hubiese gustado hacer Revolver, el disco ms importante del rock, por lo que es en s, por lo que trascendi en el tiempo y por lo que fue en el momento. Los Beatles se metieron a hacer quilombo, tenan espalda.6-Vida y Confesiones de invierno, de Sui Generis, tambin me formaron, pero me los olvido.7-A una isla desierta me llevo Legend de Bob Marley, Revolver y A hard days night de

    los Beatles, Pet Sounds y Preaf Sprout.

    MSICA Y CULTURA8-No me engancho con el regreso del vinilo porque no vuelve nada, se acomoda en un rincn. Culturalmente las generaciones actuales escuchan la msica como el orto, en aparatitos chiquititos. Vos te rompes el culo grabando con instrumentos caros, en un estudio caro, con consolas caras, con ingenieros caros y lo terminan escuchando en un parlante de un dlar. 9-Antes la msica se escuchaba de otra manera, no era el equipo automtico, no haba YouTube, no haba nada. Era jugrsela, escuchar recomendaciones y leer crticas en revistas.10-Ponerse en la vereda de defender el vinilo de una forma muy cerrada o retrogada no tiene sentido, mut a otra cosa. Si no te adapts, te queds puteando en un rincn.11-El Indio (Solari) es un fenmeno, una cosa de locos, no hay nada igual en el mun-do. Mete ms gente que Los Redondos, aunque tambin va ms gente a los conciertos. En los ochenta, cuando te daban el diploma de rockero importante era porque habas hecho un obras: cuatro mil entradas.

    LOS PERICOS12-Pericos es como una familia, producimos entre todos. Por encima de todo est la banda, laburamos de una forma democrtica.

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    13-No s qu hubiese sido si vena un cantante o un manager externo. Te gustaba el Bahiano?, no importa, nosotros vamos por ac y para adelante.14-7 (primer disco sin el Bahiano) tiene metforas y no metforas que tienen que ver con la partida y la separacin. En ese momento fuimos un poco crudos, estbamos muy enojados. En los reportajes boquebamos mucho.15-A veces es delicado compartir amistad y trabajo porque una pisa a la otra. Es na-tural que haya diferencias pero nunca pas nada difcil, slo cuestiones normales de decisiones grupales.

    INFLUENCIAS16-Entre los setenta y los ochenta se hizo lo ms importante del rock, fue una camada tremenda. Haba una cosa demogrfica, una cantidad de bandas nuevas que marcaron tanto que no se repiti nunca ms. Lo que sucedi en esa poca fue fundacional. De los noventa para ac hubo mucho retro, sumado a grandes canciones, grandes artistas y grandes intrpretes. 17-En siete aos y medio los Beatles hicieron todo, tenan a los Stones en frente que acumulaban toda la mugre, se reventaban, tomaban cido, hacan quilombo, pero tambin son maravillosos. 18-A Paul (McCartney) lo vi en el 93 y llor, no me acuerdo nada. Me hubiese vuelto loco hablar con l. En esa poca tenamos la misma compaa discogrfica y Paul haba dejado discos firmados. Pas por una oficina y haba cinco o seis, dije me agarro uno,

    me lo afan, lo tengo por ah. Tena una firma genrica, no deca para Juanchi con cario.

    INDUSTRIA19-La industria se democratiz. En los ochenta haba cinco o seis estudios grandes, as que grababas con una compaa o no grababas. 20-Puede sonar antiptico el tema de tocar con sponsors, pero en algn punto sos-tienen al rock; el rock tambin entretiene. En los setenta y ochenta el rock era una colectora de tierra cascoteadora del mainstream. 21-La radio sigue siendo interesante, no la alter la televisin ni internet. Los libros siguen siendo fuertes. La msica se cay.22-En Spotify si suena una cancin tuya un manguito te va a venir, por lo menos es digno.

    EL PRODUCTOR23-Elijo bandas que me encanten en el sentido de encantamiento, no importa el g-nero. Hice punk rock, Attaque, Violadores, Ivn Noble, Ciro si tiene algo especial, me subo. Es mi segunda actividad, lo hago como un hobbie. Me gusta el desafo de de-cir mir, esta banda tiene potencial para que pegue un salto. El motivo de mi decisin est en el desafo de que lo mo va a potenciar lo que hay. 24-Hay bandas independientes que convocan mucha gente. Es muy meritorio lo que hacen con sus canciones, llegan lejos. Si bien estilsticamente no es lo que ms me gus-ta, flasheo que pase eso porque aparte sucede de boca en boca. 25-No soy fantico del audio exquisito. Lo que est bueno est bueno, no importa de dnde venga, ni en qu ao fue, ni si es un concepto retro o moderno y actual. Importa que me lleve a una emocin.

    RECITALES26-Me acuerdo de ver a Spinetta en Gesell, en el 82, tocando Los nios que viven en el cielo. Fue antes de la guerra, en febrero. Tremendo.27-AC/DC en River fue demoledor. Fui a ver qu onda y me cagaron a palos. La energa que generaron fue impresionante.

    Sbado 27 de junio, faltan cinco horas para el lanzamiento de la revista. En Palermo llueve. Presionadas por la vorgine de la cuenta regresiva, las palabras se atoran entre el gritito de una bebe del cuarto piso del edificio y alarmas de celulares. Hasta que, perdidas en el embudo confuso de cmo contar la historia, la historia se cuenta sola, como extrada de un libro fantstico. En un rato hay que ir a Crack Up a intentar explicar por qu, cua-tro horas antes, la razn que posterga la finalizacin definitiva de la primera edicin, se llama Juanchi Baleirn.

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    Durante 2005 festejamos el 40 aniversario de mi primer grupo de adolescencia: Los Ga-tos Salvajes. Sin duda que fue la experiencia piloto, la semilla de Los Gatos. Entonces nos presentamos por nuestra ciudad natal: Rosario. Y tambin por la Capital. De esas presen-taciones qued el registro de un CD doble en vivo y un DVD de las actuaciones. Tambin un hermoso libro con la historia de la banda, realizado por el historiador Mario Antone-lli, como el noble documental La Semilla. Nos llevamos la satisfaccin de volvernos a en-contrar con los mismos amigos integrantes de la adolescencia. Tocamos muy bien, sonamos brbaro y adems se nos uni como invitado Andrs Calamaro. Un par de aos despus nos metimos con el 40 aniversario de Los Gatos. Aqu tambin nos reunimos los integran-tes originales, exceptuando el divino Oscar Moro, batero que se nos fue antes. Nuevamente nos presentamos en Rosario para una plaza llena de gente, que qued registrado en un CD. Luego hicimos un Gran Rex que se convirti en un magnfico DVD, realizado con cinco cmaras con un sound espectacular. Aqu tambin disfrutamos la reunin. Volvimos a encontrarnos con Kay Galifi, el guitarrista original de la banda, que 32 aos atrs se cas y se qued en Brasil. Y esta vez tuvimos de invitado otro rosarino: Fito Pez.En este 2015, recordando que el 27 de junio de 1965 apareci el legendario LP de Los Gatos Salvajes, pens que deba celebrar este medio siglo de escribir canciones. Despus de todo, ese lbum incluye la mayora de las primeras canciones que escrib a mis 14 o 15 aos. Pues vamos a celebrarlo. Comenc a realizar una seleccin de mis composiciones, sin ningn orden cronolgico: solo compaginar la pura msica que se me vena a la cabeza. Casi como si me sentara al piano y empezara a tocar Rosemary (1969) y al terminar me dijeras hac Solo se trata de vivir (1978) y al terminar yo quisiera mostrarte y enganchar Est en tus manos (2000). De esta manera se fue confeccionando una real seleccin que no par hasta llegar a 55 cancio-nes, que se escucharn adems de igual manera en cada concierto que hagamos durante todo este 2015. Entonces arm la banda, que no es otra con la que grabo hace poco ms de dos aos. Le sum un bajista y necesitaba voces. Pero no exactamente un coro, sino voces que expresen para afuera los textos, los cambios armnicos que tienen las canciones. Da-niel Homer se ocupa de las guitarras. Insuperable en su tarea, siempre lleno de buen gusto y a tiempo con el mejor adorno para la cancin. Leopoldo Deza, compositor tucumano, es el flautista y tecladista. Lo conozco desde sus 20 aos, cuando produje su exquisito disco de fusin folklrica Mate de luna. Daniel Colombres, compaero de mil aventuras, es el batero. Dicen que es el mejor batero de rock. Pero toca de todo, slo hay que proponrselo. Gustavo Giannini, bajista oriundo de General Roca, es un gran msico y una gran per-sona, dedicado con gran vocacin a la msica. Los hermanos Nico y Tifa Corley, junto a Juanchi Granfaga, se encargan de las voces, percusiones, miscelneas de instrumentos. Se trata de Los reyes del falsete. Grandes amigos, con los que adems estamos grabando un disco con otro material seleccionado de los aos 50/60, a manera de continuar celebrando este Medio Siglo. Lgicamente que ellos no haban nacido cuando empez todo esto, pero qu bueno que lo podamos compartir, que lo disfruten, que lo vivan

    Gracias a toda la gente que nos ha seguido durante tanto tiempo. Gracias a Dios, a mi Familia, a mis Amigos, a la gente de Melopea. A todos, sin excepcin. A los que se han ido y a los que llegan.

    Litto Nebbia Tigre Mayo de 2015Litto Nebbia Guille Llamos

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    EL ESPRITU QUE ME ACOMPAA Gustavo Salami

    #6

    Fotografa: Gustavo Salami

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    No recuerdo qu edad tena cuando mi abuela muri, creo que doce o trece aos, pero gran parte de su personalidad qued instalada en m. Mi abuelo muri unos aos antes, justo cuando estaba a punto de cumplir seis, y de l tengo algunos recuerdos. Recuerdos alegres y gestos de amor.No recuerdo haber llorado cuando ellos murieron. No sent ni viv su ausencia como un sufrimiento ni como algo trgico. Siempre mantuve viva su esencia y as fue que crec.Cuando vi a Sig Ragga por primera vez, sin haber escuchado una sola cancin previa-mente, sent una conexin muy fuerte en ese show que viv en compaa de algunos amigos (y gracias a ellos) y que gnero en m una energa increble.Al otro da del show, ya en mi casa, busqu el disco en mi computadora y cuando lo escuch por primera vez e investigu un poco desde dnde vena y la carga emocional que traa, me di cuenta que el disco tena algo de mis abuelos. Sin antes haber escucha-do esta banda, sin siquiera saber de ellos, esa energa lleg a m como una fuente de luz, de claridad. Me emocion. Llor. Y comprend de dnde viene ese amor que siento por el universo y esa sensibilidad que encuentro naturalmente en la noche.Cuando pens en un disco importante que haya marcado diferentes momentos de mi vida se vinieron varios a mi mente. Busqu en mi adolescencia, una etapa rebelde acompaada por el punk rock, pens en los discos que me unieron a muchos de mis amigos que hoy me siguen acompaando, pens en aquellos discos que al parecer slo me gustan a mi o me hacen sentir algo especial cuando los escucho y que pareciera no sucederle a nadie ms, pero nunca haba exteriorizado esta idea de que mis abuelos podan estar vivos en una cancin o en un disco que adems me hicieron conocer mis amigos casi por casualidad (casualidad?) y que a ellos los emociona tanto como a m y lo reconocen como un todo. Poder compartir eso con ellos, poder sentir en silencio o en un abrazo que estamos sintiendo lo mismo y poder asociarlo con mis abuelos y tras-ladarlo a un espacio infinito, me hicieron ver hacia atrs y entender parte del recorrido de mi vida. Me hizo ver y profundizar el sentido de mi bsqueda y me hizo sentir que todos, as como lo hace la muerte por el resto de nuestras vidas, tenemos un espritu que nos acompaa Informacin sobre el disco:Aquelarre es un disco que me hace pensar en que la gente que se muere y con la cual tenemos una gran conexin, se transforma en espritus que nos acompaan a lo largo de nuestras vidas.Y, sobre todo, descubr esa energa en el tema nmero cuatro del disco: Pensando.Pensando es una cancin que empezaron a componer para el primer disco de la banda. Estuvo guardada durante algn tiempo y la retomaron en el 2012, antes de la grabacin de Aquelarre. Tiene una carga emocional muy fuerte para sus integrantes porque habla de la prdida de los padres de dos de los integrantes del grupo. Estos padres fueron muy importantes en la historia artstica de Sig Ragga. La cancin est cargada de esa tristeza pero tambin evoca otras sensaciones que fueron viviendo con el paso del tiempo. Hay un ocaso, una transicin, como un puente a otra dimensin. Un amanecer donde se siente la presencia de ellos. Aquel misterio de la transformacin de la energa impulsa a los msicos y a quien logra conectarse con su obra a repensar cmo leemos la muerte

    Al otro da del show, ya en mi

    casa, busqu el disco en mi

    computadora y cuando lo escu-ch por primera vez e investigu

    un poco desde dnde vena y la

    carga emocional que traa, me di

    cuenta que el disco tena algo de mis abuelos.

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    #7

    Una luz en la oscuridadChapa Morata

    Era el ao 90 con todo lo que eso significaba para los argentinos y para una familia de clase media baja como la ma. Tena diez u once aos y la curiosidad por la msica haba empezado a movilizarme. Por ese entonces, el living de mi casa era como un san-tuario para mis hermanos mayores, que en la oscuridad y con una sola luz iluminando el ambiente pasaban horas y horas all. Los espiaba desde mi cuarto y recuerdo ver esa luz y de dnde provena, para m era como un Dios, un Dios iluminado que regalaba esperanza. Ese Dios era un tocadiscos Grundig, de los aos setenta, con una bandeja en la que sonaban los discos que mis hermanos hacan girar. Sonaba Charly, Los Twist, Calamaro me volva loco con esos sonidos. El living era como un espacio sagrado en mi casa. Mis hermanos, que tendran 16 o 17 aos, se haban apoderado de ese espacio de magia, de ese rincn de donde salan grandiosas canciones y siempre, pero siempre, que quera acercarme con mi hermano ms chico, estaban ah y no dejaban que nos acerquemos por miedo a que rallemos los discos o rompamos la magia de ese santuario.Lo que mis hermanos no saban, era que cuando ellos no estaban me acercaba con mu-cho cuidado al living, conectaba el tocadiscos y haca girar esos discos tan misteriosos para m, pasaba horas all descubriendo sonidos y estaba atento a cuando ellos llegaban para guardar rpidamente los discos y dejar todo tal como lo haban dejado ellos.Nunca me voy a olvidar del da que estaba en mi habitacin y de repente empez a llegar una msica que no poda distinguir, o clasificar, no saba si era rock, si era jazz o tango, a esa altura yo ya tena muy incorporada la msica y crea que poda distinguir esos sonidos. Recuerdo a mi hermana cantando a los gritos encima del disco y esta fra-se y esto no deja de ser una cancin, desde el alma, por supuesto estoy hablando del tema siete del disco Tercer Mundo, de Fito Pez. Carabelas nada, que curiosamente en la versin en CD llevaba el nmero ocho, porque vena con un bonus track. Cuando

    Mi hermana llev a su amiga al living para mostrarle el tocadiscos y hacerlo girar con su magia. Entonces la escucho pegar un grito muy fuerte: Martii-in, vos estuviste jugando con los discos?

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    escuch ese disco automticamente me vol la cabeza, no poda creer que en el rock entraran tantos colores y armonas. Desde ese da y ms que nunca, esperaba ansioso estar a solas con aquel tocadiscos y como un ladrn profesional entraba al living y buscaba Tercer mundo para escucharlo una y otra vez, adems de seguir descubriendo todo lo que tena a mi alrededor.A medida que pasaba el tiempo me relajaba ms y ms y cada vez prestaba menos aten-cin al regreso de mis hermanos a casa.Un da, mientras clandestinamente escuchaba ese disco, no o llegar el auto de mi viejo a tiempo, que con sus ltimos ronroneos frenaba en la puerta de mi casa. Rpidamente espe por la ventana y vi que haba llegado con mi hermana y una amiga, entonces corr hacia el tocadiscos e intent ordenar todo de la mejor manera, pero no encontraba la tapa del disco de Fito y termin guardando Tercer Mundo en la primera tapa que vi, que result ser Signos, de Soda Stereo, otro disco que escuchaba sin parar por aquellos das. As fue que termin escondiendo Signos debajo de un almohadn y me escond en mi habitacin.Mi hermana llev a su amiga al living para mostrarle el tocadiscos y hacerlo girar con su magia. Entonces la escucho pegar un grito muy fuerte: Martiiin, vos estuviste jugando con los discos?, obviamente en la caja de Tercer Mundo no haba nada y en la de Signos estaba el de Fito, as que despus de escuchar una catarata de gritos e insultos tpicos de un hermano mayor y en el momento en que pens que ya no podra escuchar ms esos discos, mi hermana sonri como asintiendo y comprend que les encantaba que a m me gustasen los discos que ellos escuchaban. As fue que recib permiso para estar all y me dieron la bienvenida al santuario, para que a partir de ese momento, pudiera disfrutar libremente de todas esas bellas canciones y jugar a mi antojo con el Dios Grundig y todos los dioses que habitaban aquellos discos.Tercer Mundo fue un disco de quiebre para Fito y tambin lo fue para m y para mucha gente de mi generacin. Es un disco que contiene historias pesadas como El chico de la tapa o Yo te am en Nicaragua, pasando por Carabelas nada, que retrata a la ciudad de Buenos Aires a la perfeccin y La luz de la maana y sus calles, la aventura de dos gatos en Bode y Evelyn y el himno del disco: Y dale alegra a mi corazn, con las voces de David Lebn y el Flaco Spinetta, retratada en el sobre interno con la foto del Diego levantando la copa en el 86, mucha emocin y energa, los colores de Latinoamrica con sus luces y sombras, imgenes onricas en la cancin que le da nombre al disco. En definitiva, puedo decir que Tercer Mundo es mucho ms que un disco para m. En l estn esos recuerdos invaluables de los comienzos, el descubrimiento de la vida, mis hermanos, la luz del tocadiscos en la oscuridad y una msica con emocin y corazn, como los buenos discos tienen que tener.Bienvenidos a mi mundo, el tercer mundo.

    #8

    As que te quers hacer el forajido?

    Leonardo Oyola

    Y dale alegra a mi corazn,

    con las voces de David Lebn y el

    Flaco Spinetta, retratada en el

    sobre interno con la foto del

    Diego levantan-do la copa en el 86, mucha emo-cin y energa, los colores de Latinoamrica

    con sus luces y sombras, imge-

    nes onricas en la cancin que

    le da nombre al disco.

    Ilustracin: Daniel Stano

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    Y que a John lo mataron el da

    que terminaste primer grado y que pasaste a

    segundo. Que tu mam se enter por la tele y que

    llor. Cmo llor tu mam!

    Amn de las pelculas de los dos Juanes, de esos westerns nicos en su especie que supieron hacer Ford y Wayne, de los spaghettis de Leone y Clint o del Kevin Costner que danza con lobos y que firma con sangre y plvora un pacto de justicia; el far west para vos siempre va a ser la ele que forma el camino que recorras una y otra vez de Casanova a Morn. Y de ah, y en el Sarmiento, todas las estaciones hasta Moreno. En cada una de esas ciudades, en cada uno de esos pueblos del Oeste, tens por lo menos una ancdota. S, s. No te hagas el otro. Porque cuando evocs, a la hora de escribir, tus historias siempre fueron gestadas all. As no recuerdes bien la noche o siesta en la que empez el coqueteo con lo que vas a contar. As te hayas olvidado la verdadera razn por la que arranc el tiroteo.Le escuchaste a esos primos tuyos, que tanto admirabas y que solamente en edad eran cinco minutos ms grandes que vos, que usaban botas tejanas porque aquel que se las calza no corre: se para, hace frente. Te gust pensar en eso. Y mucho. La idea de pisar fuerte. Como la imagen de esa publicidad de las botas JR en San Justo. La misma en la marquesina del local en donde estaba esa zapatera y la misma en cada una de sus bolsas: unas tejanas aplastando una serpiente de cascabel todava viva con los colmillos y la maldad afuera ms la impotencia del bicho de no poderse mover para escaparse o intentar hincar esos dientes tan filosos como ponzoosos. Tuviste solo dos pares de botas en tu vida. Ninguna de las dos las compraste en JR. Las primeras fueron de un marrn ms bien tirando anaranjado. De ese tan familiar color naranja propio de los ladrillos huecos. Te encantaba lustrarlas con pomada Cobra, neutra. Hacerlas brillar. Y, al amanecer, volver de bailar en patios o en lozas que se esta-ban haciendo, ah en donde se improvisaban las jodas en tu barrio; con las tejanas cu-biertas de polvo. Del polvillo que sacaban literalmente de los contrapisos pateando ro-canrol. Pateando rock de pasillo. Te duraron mucho ese par... o no? Poco, si lo penss con tu edad actual. Pero en ese momento te acompaaron bastante. Cuando los tacos, las suelas y el zapatero dijeron basta; en un viaje al Paraguay encontraste a tus nuevas compaeras en el Mercado Cuatro de Asuncin. Costaron sus buenos guaranes. Ne-gras azabaches. Con dibujos en hilo blanco y punteras de plata. Ni bien te las calzaste te supiste el Patrick Swayse del Barrio Los Pinos. Y le fuiste infiel a tu lugar yendo un par de veces al SEM de Moreno (la sigla era por Sonido, xito & Msica?) a bailar lento americano, a jugarla de visitante demostrando tu dirty dancing. Pero no haba caso. Una y otra vez necesitaste volver al pago, volver al Yesi, volver al Jesse James.En casete, tu banda tus primos, cundo no?- te hicieron escuchar la cancin con la que saban arrancar la joda en el boliche. Ms que un error en la traduccin era un cambio adrede para alentar an ms la pertenencia de toda La Matanza ah adentro: en das en los que los temas extranjeros se presentaban en nuestro idioma, el disc joc-key la anunciaba como La chica del Yesi mientras Rick Springfield se pona a contarles de un amigo y de la novia de este amigo. Nunca estuviste en el Jesse James cuando sonaba esa cancin. Pero lo anhelaste tanto que penss que as fue. Y ms de una vez. Tu himno, sin embargo, te hace ms justicia ahora. Y no solo por lo que te toc en su momento. Sino por lo que te vino despus. Puede que el ttulo sea ms directo. Para nada metafrico. Una sentencia y un piropo. Puede que el como se llamaban ya se em-pezaran a pronunciar en la radio y entre los oyentes en el ingls de su idioma original. Para cuando vos y tus tejanas entraban pisando fuerte en Repblica de Portugal 3172; la bienvenida, la noche y la joda te la daba Cher y su Como Jesse James.Dios!Esa mujer te estaba diciendo/les estaba diciendo: forajido/forajidos. Honey, are you lookin for some trouble tonight? Well, all right Y a vos te haca sonrer y hasta guiarle un ojo. A Cher.Al cielo de Isidro Casanova.

    Y a la que fuera ese sbado la ms linda del baile.

    Sabas poco de bandas. Solo nombres. De grupos y de canciones. Te faltaba vivir una vida para que llegara la discografa completa de Springsteen y de Neil Young. De los Heartbreakers tenas en esa poca, solo en singular y encima tampoco era de ellos, el Rompecorazn que interpretaba Johnny Rivers; todava uno de tus temas favoritos. Mucha Creedence, mucho Rolling y Micol. Y de los Beatles ms que su msica el nico dato que retenas era que se haban separado cuando Lennon se enamor de Yoko Ono. Y que a John lo mataron el da que terminaste primer grado y que pasaste a segundo. Que tu mam se enter por la tele y que llor. Cmo llor tu mam! Cuando tu pap esa tarde volvi del laburo, se le notaba que tambin estaba triste. No se dijeron nada, se abrazaron y ella volvi a llorar. Lo que te dola y an te duele -ms cuando las causaste vos- ver lgrimas en esos ojos tan bonitos que tiene tu vieja. Queras aprender. De msica. O ms bien chusmear? Como esas vecinas cuchichean-do en las veredas. O esos vecinos hacindose los boludos mientras paran la oreja: los denominados huevos de heladera porque siempre estn parados en la puerta. Curio-sidad y punto. Por eso en el secundario le pedas prestadas en los recreos esas revistas que compraban tus compaeras. La Pelo y la 2/20 Rocks. Ah leste una vez de Cher. Mucho antes de que la escucharas pasada la medianoche y ms cerca de la una de la maana en el Yesi. Leste sobre Cher sin todava conocerla. Y en esas pginas la presen-taban como la Yoko Ono de los Bon Jovi. Que ella estaba en pareja con el guitarrista de la banda, Richie Sambora. Y que desde que se haban flechado haba fricciones entre l y el cantante, Jon Bon Jovi. Y que New Jersey podra ser el ltimo disco de la banda. Que Sambora estaba metindole todas las pilas al disco de su chica y a su primer lbum solista: Forastero en esta ciudad. Y que Bon Jovi, la voz de Bon Jovi, andaba laburando en la banda de sonido de una pelcula: Llamarada de gloria. Viste con tu pap y tu hermano en VHS Llamarada de gloria. Porque era una de pis-toleros. Y porque a los Oyola siempre les gustaron las de pistoleros. A tu viejo mucho no le convencieron estos muchachos Ser porque no la vieron en el cine haban cerrado recientemente sus puertas el Sele en Camino de Cintura y las tres salas en el centro de Morn y las dos de Ramos Meja- y l mucha paciencia no le tena a la video-casetera. Habr sido por eso. O porque tu viejo ya era por lo menos quince aos mayor que los protagonistas. Y envejecer no le caba ni ah. Habr sido por eso. Pero para el Freduli y para vos la banda del Billy The Kid de esta pelcula eran ROCK. Y eran us-tedes. Y eran de all y de otra poca pero tambin eran ese ahora y Casanova. Emilio Estevez y Lou Diamond Phillips? Bien matanceros, carajo. Kiefer Sutherland? Por ser rubio, no tanto. Pero por sus cdigos, absolutamente. Y Christian Slater? Cono-cieron a muchos Christians Slaters en Los Pinos. Como a bastantes Balthazars Gettys: pendejos demasiados jvenes para morir. O ese otro personaje, el de Alan Ruck, que durante toda la historia quiere un apodo. Y que le explican que tiene que ganrselo. Y que cuando finalmente lo bautizan lo rechaza para conservar su nombre y apellido de siempre. Porque fue demasiado alto el costo que tuvo y que tuvieron que pagar por ese apodo.Si.Bon Jovi, la banda, aparentemente se separaba. Jon Bon Bovi, el cantante del grupo, haca un temazo para una pelcula que ac iban a titular como el nombre de su cancin. Mientras Richie Sambora, el guitarrista de Bon Jovi, le compona para su mujer una de las marchas de Casanova. Pero antes antes haban hecho juntos New Jersey.Y mucho ms tambin.All en tu barrio haba un botellero que a su caballo le haba puesto de nombre Bon Jovi. Porque deca que el equino tena mal carcter y que a veces a mitad del recorrido

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    Y a vos te haca sonrer y hasta

    guiarle un ojo.A Cher.

    Al cielo de Isidro Casanova.Y a la que fuera

    ese sbado la ms linda

    del baile.

    se empacaba y no quera caminar. Y eso que l era muy carioso y agradecido con su caballo. Y que ms que considerarlo un compaero de trabajo lo trataba como si fuera familia. Que el animal era un presumido. Y que por esa actitud se llamaba Bon Jovi: porque cuando se quedaba firme en la calle sin avanzar, el botellero se bajaba del carro y riendas en mano lo retaba como si fuera un locutor frente a un micrfono de una FM anunciando un puesto de un ranking.Bon JoviHaces quedar mal al amor. Haces quedar mal al amor. Como se conoci ac a You give love a bad name. Cuantos aos lo tuviste de ringtone? Esa es otra historia, no?Bon Jovi.Haces quedar mal al amor.Ustedes lo escuchaban y se cagaban de la risa. Hoy te acords de esa escena, de las veces que la viste repetirse o de cmo todos en la cuadra lo saludan a ese botellero y a ese caballo -eh, Bon Yoviii!- y tambin te sonres. Como cuando te acords de esa chica que tanto te gustaba y que jugaba al hockey y que no tena nada que ver con vos. Y que as y todo coincidieron. Y que hasta terminaron escuchando New Jersey. De los dos lados del casete. Te gustaba de antes Bon Jovi. Tanto como ella. Pero no queras admitirlo en vos alta. Te daba vergenza. Pensabas que te iban a cargar tu hermano, tus primos y el barrio. Que eso no era rock. Que esa banda era para maricones. Que el look que usaban era de putos etc., etc., etc. Que se vayan todos a cagar! Eso pensabas en silencio. Jams te animaste a gritarlo. Vos queras tener el pelo largo con esos cortes prolijamente des-prolijos, teirte la melena coqueteando con el rubio a lo Kiefer Sutherland. Tener un tatuaje con la calavera de un toro y hasta el del logo de Superman. Flecos en camperas y en camisas. Cinturones de hebillas gruesas. Y usar las tejanas por encima del jean y no cubiertas por las botamangas. Too much para Isidro Casanova en esa poca, Leto. Los nicos que te hubieran soldadeado iban a ser el botellero y su caballo. Por ah. La piba que jugaba al hockey, seguro. Ella si que era fan. Y estaba enamorada. Y lo saba todo el mundo. Lo saba todo SU mundo. Se iba de su casa y les peda a sus viejos y hasta a su abuela seria, muy seria: Si llama Jon Bon le dicen que ya vuelvo. Y ya nunca ms le dijo a los suyos hasta luego, nos vemos o cuidate. Siempre se despidi con su ya sabs: si llama Jon Bon. Ests seguro de que lo seguir haciendo an hoy. Lo que no sabs a ciencia cierta es si se acordar de vos como vos te acords de ella. Sobre todo de esa siesta en la que son la voz de Cher con el Como Jesse James que le escribieron Sambora y Jon Bon. Ella estaba acostada sobre tu pecho. Quisiste que siguiera as por lo menos lo que duraba completo el New Jersey de Bon Jovi con sus doce canciones. No hace mucho y ya con las primeras canas de tu barba te pusiste los pantalones y te compraste una muy linda edicin en CD de ese disco. Ya sin el lado A ni el lado B que imponan los vinilos y los casetes. Todos los hits en la primera parte. Todos los temas que an te interpelan en la segunda. Los que son John Wayne con lentejuelas, Clint Eastwood sin tanto polvo, Kevin Costner iluminado por una bola de espejos Los que son la banda del Billy The Kid de Emilio Estevez. Lee la lectora lser, aprets play en la tecla del grabador, cae la pa en el primer surco del lado B y sos todos los Leonar-do Oyola que fuiste en estos 27 aos y en esa docena de canciones. Sabs que el viento ms salvaje es el que trae el fro de un corazn que est solo de noche. Sabs que si te vas a hacer el vaquero tens que mantenerte andando y cabalgar. Sabs que si te quers hacer el pistolero te tens que aferrar a las que sean tus armas y hacerles creer al resto del mundo que sos el mejor. Sabs que si te quers hacer el forajido No, el forajido no te hacs. Forajido se nace. Y vos sos del Barrio Los Pinos. Sos criado en La Matanza. En el oeste. Hincha del Brown y habitu del Yesi. Sos de los que patearon rocanrol en

    el Jesse James. Vos sos forajido. Vos sos de Casanova, carajo. Y te gusta Bon Jovi, puto. Bien que te gusta. A las personas que ms ams en esta vida le dedics Voy a estar ah por vos. Literal-mente. Porque vivis y mors por ellas. Porque le robaras el sol a los cielos para regalr-selos. Porque vas a estar ah por ellas, ellos, tu hijo y hasta por tu gato: this five words I swear to you Ill-Be-There-For-You.Hasta por tu gato, Gato.Dios mo!Te gusta Bon Jovi. Vos, orgulloso hijo de Isidro Casanova.Te gusta Bon Jovi.Te gustaba ayer.Te va a seguir gustando maana.Que se yo.No te hagas tanto drama. No es la muerte de nadie. Si hasta al Marshall Raylan Givens de Justified le gusta. Le gusta Bon Jovi y Tom Petty & The Heartbreakers. Como a vos. Los menciona, y hasta los cita, ms de una vez. En un episodio el U.S. Marshall habla detalladamente del video de Voy a morir cuando est muerto. Eso s: Raylan usa las tejanas por debajo de las botamangas del jean. Y anda con dos bellezas, con dos flores: Winona y Ava. Pero ms linda es la piba que jugaba al hockey. La que si llama Jon Bon cuando ella no est para atender el telfono hay que avisarle al petiso que ella va a volver.Mierda que te gustaba la piba que jugaba al hockey!Mierda que te gust Justified!EhTe gusta Bon Jovi, Leonardo.Y New Jersey an hoy te parece un discazo.Bueno. Nada. Eso.

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    Cuntos caminos debe un hombre caminarantes de que lo llames un hombre?Cuantos mares una paloma blanca debe navegarantes de que duerma en la arena?Cunto tiempo deben volar las balas de canantes de que sean prohibidas para siempre?La respuesta, mi amigo, est soplando en el viento,la respuesta est soplando en el viento.

    Somos los que sufren, los que caminamos el camino de la incertidumbre y de la pre-gunta, los que padecemos la resaca del amor y el desencuentro.

    No sabemos qu nos depara el destino, porque nos arriesgamos y nos atrevemos a ca-minar ms all de la hegemona de la lgica y de la razn, de lo tangible y lo seguro.En qu momento nos ensearon a creer que sabemos quines somos?

    Somos los que preguntan, los que soamos que soamos, los que volvemos a volver, los que desenterramos lo que ha muerto.

    Nos encontramos repitiendo historias, regresando a lugares, hurgando en los teatros, acariciando los nombres tallados en un rbol.

    De repente sentimos entre la piel y la carne, la sensacin de no pertenecer a ningn lugar, de ser una hoja flotando en el viento, la cual se tambalea en el aire sin rumbo, sin direccin, sin destino, y anda a veces volando, a veces arrastrndose, a veces dando tumbos, como una rueda, como una rueda atada a nada.

    Lo Trovato

    #9

    El rueda libre Bob Dylan Despertamos por las noches, entre el sueo y la muerte, entre la mente y el alma, y anhelamos la libertad que hay en la otra orilla de los dias.De todo esto nos habla Bob Dylan, en este disco que a la vez es un libro sobre la vida y sobre la muerte, sobre el destino y sobre el amor.

    El Rueda Libre nos habla del tiempo, del destino, de viajes e historias, de pasados amo-res, de guerras, y de muchas cosas ms.

    Nos dice que a pesar de todo lo que pensemos en las cosas, de todas las preguntas que nos hagamos, y todos los sueos que tengamos, nadie de nosotros sabe qu nos depara la ruta, qu nos planea la vida, los caminos son millones, las respuestas soplan en el viento.

    Por eso no lo pensemos dos veces, no nos preocupemos en vano, porque al final del viaje, todo va a estar bien.

    Por favor, fjate si su pelo sigue estando largo,si se estira y cae entre sus senos,por favor mira por m, si su pelo sigue estando largopor qu esa es la manera en que yo la recuerdo

  • 4746

    #11

    Sbado Eduardo Fabregat

    -Yo podra comer pizza todos los das.Marco dice eso y Martn y yo nos miramos como sabiendo que vamos a intentar dis-cutir el asunto pero no demasiado, porque Marco es as, terminante y definitivo, y no servir de mucho tratar de demostrarle que no hay ser humano exento de aburrirse co-miendo pizza. Su convencimiento embiste contra cualquier argumento, y eso se aplica tanto a la gastronoma como a la msica.Estamos en La Va, y lo que importa es otra cosa. La pizzera de Caracas y Yerbal es la lgica parada posterior a la ceremonia de cada sbado a la maana: ir a Disquera 43, a Alex, a Cesar Po, a ver qu lleg y para qu nos alcanzan los mangos pacientemente juntados en la semana. Esperamos ansiosos el final de la semana para sacarnos de en-cima la molesta carpeta de secundaria la carpeta de secundaria forrada con fotos de la Pelo y la Expreso, la carpeta que hace que los preceptores nos miren torcido pero sobre todo porque llega el sbado a la maana y nos encontramos en Caracas y Riva-davia para iniciar la gira. Y porque lo que resulte inalcanzable en las disqueras puede ser hallado en la segunda estacin, el domingo en Parque Rivadavia: all donde el clavo inesperado de un sbado puede llegar a canjearse por algo valioso. O al menos valioso para nosotros.Parpadeamos al sol, entonces, flexionando los dedos por acto reflejo, calentndolos para el ejercicio de moverlos sobre la batea, prestidigitacin sin conejos pero con ma-gia. En Alex tienen por costumbre colgar cerca de la entrada los cinco o seis discos ms importantes que llegaron esa semana; al entrar competimos a ver quin aguanta ms tiempo la tentacin, nos coordinamos para levantar la vista al mismo tiempo y que las exclamaciones hagan el resto. Queremos todo, o casi todo. Sabemos que el mejor trabajo del mundo sera atender una disquera.Compramos discos importados. Es raro: por obra y gracia del ministro orejudo, mu-chas veces el disco importado sale lo mismo o ms barato que el nacional. Tenemos

    A nosotros nos gusta decir rock argentino, lo de nacionales muy de los milicos, Reorganizacin Nacional y toda esa mierda.

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    todo Black Sabbath importado, y Van Halen y Led Zeppelin, y King Crimson, y Queen y Kiss. En el colegio hay boludos que dicen que tens que ser de Queen o ser de Kiss: por eso Marco, Martn y yo somos tan amigos y por eso nos miran raro, porque ya tenemos equipo de ftbol y no necesitamos ponerle camiseta a Brian May. El disco importado, adems, huele rico. Nos pegamos codazos cuando mi vieja sale con eso de que le dijeron que los discos de esos pintarrajeados vienen sellados porque adentro traen droga. Si nos viera abrir el Double Platinum o A night at the Opera o Master of reality y aspirar profundamente con expresin soadora llamara a la polica. Lo que s traen los discos de Kiss son unos folletos y formularios para comprar merchandising, y nos da bronca todo lo que no podemos comprar porque and a enviar unos dlares a una P.O.Box para que te manden la remera de la Kiss Army. Ningn otro grupo mete esas publicidades en sus discos. Un sbado, en la mesa de La Va promet que me iba a comprar el bajo hacha de Gene Simmons.Entonces: llegamos a la disquera, ah al lado del Cine Flores, y cuando alzamos la vista identificamos inmediatamente lo que hay de nuevo, y cunto va a rendirnos lo que llevamos en el bolsillo. En una buena semana nos podemos ir con dos o tres, una semana floja puede significar solo uno y alguno de oferta (aunque en la batea de ofertas solo encontramos a Linda Ronstadt o cosas peores, como uno de esos compilados 17 Top Hits de temas conocidos regrabados por algn don nadie: solo de vez en cuando sucede el milagro de encontrar algo que valga la pena). Cuando la semana es mala yo prefiero no ir, o pasar directamente al domingo y confiar en la mstica del parque.Ahora le dedicamos ms tiempo a la batea Rock Nacional, que antes era un par de estantes esculidos pero desde la guerra fue ganando cada vez ms espacio. Nos hace gracia que en eso de Rock convivan Riff, Spinetta, Manal y Ser pero tambin Mari-lina Ross, Piero y Vivencia: quiz nos pasamos de trogloditas, pero a veces le decimos a Alex (porque el dueo, claro, se llama Alejandro) que tendra que poner dos bateas distintas, una que diga Rock Nacional y otra de Blandura nacional, Hippies apes-tando a pachuli o algo as. Alex dice que es una suerte que los sbados a la maana haya tanta gente as no tiene que escuchar nuestras boludeces.Igual este sbado yo ya s qu es lo que me voy a llevar, y que est en la batea de rock argentino. A nosotros nos gusta decir rock argentino, lo de nacional es muy de los milicos, Reorganizacin Nacional y toda esa mierda. Y ah, entre las canciones depre-sivas de Baglietto y el primero de Suter, tan cerca del de Tantor como del de Mnica Posse, est el disco que deseo hace rato, el disco que Marco y Martn ya tienen pero que en mi caso tuvo que esperar porque primero me compr Los nios que escriben en el cielo y Alma de diamante, y dos semanas atrs tena la plata pero estaba agotado, y la semana pasada fue uno de esos sbados horribles sin discos nuevos. Imposible no ver la tapa violeta y azul que ahora tengo en las manos, protegida por un plstico, y se la llevo a Alex para que saque de su estantera mgica, all atrs, el sobre naranja que estoy deseando estudiar en la mesa de La Va, tirado en la cama, en el silln frente al Winco que algn da cambiar por una Lenco con estroboscopio como la de Marco.-Esto solo, nene? pregunta Alex, y yo respondo esto solo, Alex, con Kamikaze tengo para todo el fin de semana, sin saber an que con Kamikaze voy a tener para toda la vida.Martn se compra Diver Down de Van Halen y No llores por m, Argentina de Ser. Marco pregunta por el nuevo de Riff pero todava no lleg, y se lleva solamente Mob Rules de Sabbath porque quiere comprar un par de piratas en el parque. Salimos con nuestras bolsas amarillas con el logo rojo y negro, evitamos el Pumper por si anda cerca la barra del Negro, ponemos un par de monedas en la va del tren para ampliar la coleccin de medallas deformes y vamos a la pizzera, donde el to de Martn trabaja de encargado y siempre invita el almuerzo.

    -Yo podra comer pizza todos los das dice, repite, Marco, y finalmente lo entendemos. Porque no se trata de la pizza ni de La Va sino de todo lo dems, de la belleza de ese momento eterno en nuestras vidas, de saber que podramos hacer eso todos los das pero a la vez no poder evitar la melancola de que ir el sbado juntos a comprar discos no ser todos los das ni para siempre. Que dos aos ms tarde Marco se que-dar dormido para siempre escuchando 1984 de Van Halen, y los que quedamos ac levantaremos la vista y ya no habr discos nuevos colgados, ni estaremos juntos para celebrarlo

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    Ya lo saba, mis domingos consistan en esas cosas. El olor a cuero del asiento del Taunus; las luces del tnel del Libertador que pasaban muy rpido por encima de mi cabeza; los patos chuecos del lago; el pegote en los dedos que dejaban las medialunas; la sonrisa gigante de mi abuela que esperaba de brazos abiertos al borde de la puerta; el silln del living arrastrado hasta la cabecera de la mesa, mi rompecabezas a medio hacer, el miedo secreto al incinerador, las salidas en bici por las veredas levantadas de la calle Amenbar y clsica tristeza de saber que al otro da tena que vestirme con ese delantal feo a cuadritos para ir a la escuela. Todo esto ocurra en mi vida los domingos de mi infancia. Y claro, como todo recuerdo especial en s conlleva un instante an ms vvido, ms determinante, donde se exprime la razn para llegar al sentir y tirar desde ah todo por la borda.Hasta dira en este caso: todo-por-fuera-de-esa-mal-crianza-tpica-de-abuelos-de-cla-se-media-que-ven-en-los-domingos-la-gran-oportunidad-de-despliegue-incondicio-nal-de-amor-con-sus nietos-lejos-de-sus-padres. Fuera y dentro de este molde exista un ritual que nos tena a m y a mi abuelo de pro-tagonistas. Y que con el correr de los das para m se transform en ese instante clave de iniciacin personal. Ese donde plant mi primera sospecha espiritual, o donde quizs intu el no ser, o sea experiment el salirme de m para ser parte de esa alguna otra cosa ms grande. Para no dar ms vueltas. Confieso ese instante o ese bautismo fueron sin dudas los bailes de rock and roll experimentados con mi abuelo todos los domingos de mi infancia.

    Ah, creo, empez todo. Tena alrededor de 4 aos (iba al jardn), mi nocin del tiem-po era precaria. No conoca el concepto de horas ni relojes sino que para m todo se precipitaba cuando mi abuelo paterno Juan Carlos Miranda, un seor panzn de bi-gotes finos y ojos brillosos, se arrodillaba ante un mueble y extraa de ah una coleccin enorme de vinilos (la cuestin era tan simple y maravillosa como esa).In situ, mi fascinacin silenciosa comenzaba en las tapas. Las miraba sin tocar. Para-da sobre una silla que me acercaban a la mesa para presenciar la seleccin, vea pasar imgenes de todo tipo. Tapas coloridas, tapas con negros sonriendo, tapas con bande-ras o con mujeres que les colgaban frutas, tapas de hombres con guitarras, tapas con personas que usaban el mismo traje, tapas con ilustraciones o tapas que no entenda muy bien que eran pero las recuerdo hermosas y vibrantes. Y tambin estaba la tapa que ms esperaba ver: la de las chicas pelirrojas. Esa tapa y ese vinilo de siete pulgadas albergaban para m el puntapi inicial del goce. En la voz de Bill Halley y Sus Cometas y en el primer tema del lado A (Were Gonna) Rock Around the C