25-03-15- gestión - ecosistemas sostenibles vs minería

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8 Miércoles 25 de marzo del 2015 GESTIÓN MINERA Planificación antes que un conflicto Ecosistemas sensibles versus megaproyectos Bajo la lupa M uchos de los conflictos socioambien- tales relacionados a la actividad mi- nera tienen su origen en el manejo del agua, ya sea por la provisión de agua (can- tidad) o por el vertimiento de efluentes en él (calidad). Como cualquier otra actividad productiva, la minería necesita agua para su desarrollo, ya sea para su campamento o para el proceso de producción o transporte del mineral (mi- neroducto). Por lo general, la provisión de agua para una mina proviene de una fuente superficial (río) o subterránea (acuífero), lo que genera que los otros usuarios del recurso perciban que puede verse afectado su actual o potencial uso, como el primario (utilización directa de la fuente para satisfacer necesida- des humanas primarias, como preparación de alimentos, consumo directo o aseo personal), poblacional (captación del agua debidamen- te tratada para satisfacer necesidades huma- nas básicas) o productivo (agrario, pecuario, agrícola, acuícola, etc.). Asimismo, respecto al vertimiento de los efluentes generados en la actividad minera, los otros usuarios del mismo recurso perci- ben que dichos efluentes, a pesar del sistema de tratamiento previo a su disposición final que están obligados a tener, van a perjudicar la calidad del agua de la fuente que usan pa- La especialista considera que los proyectos deben, en lo posible, utilizar fuentes que no use la población. Fabiola Capurro Responsable del Área Ambien- tal. Socia de Ferrero Abogados ra satisfacer sus necesidad básicas o desarro- llar sus actividades. Debido a que las percepciones sobre los perjuicios que podría ocasionar la actividad minera pueden ser difíciles de cambiar en la población del área de influencia de la mina, es recomendable, desde un principio, estu- diar como alternativa de provisión de agua una fuente distinta a la usada por la pobla- ción, como puede ser el agua desalinizada, es decir, aquella obtenida por el proceso de extracción de sales que se encuentran disuel- tas en el agua del mar. Esta opción puede ser económicamente más cara dentro de la estructura de costos de la construcción y operación de la mina, pero bien comunicada e informada a la po- blación podría evitar un conflicto social. Un ejemplo en el país es la planta desalini- zadora de Cerro Lindo de la minera Milpo y un ejemplo en Chile es la planta desalini- zadora que se está construyendo en la mina Escondida. Asimismo, para evitar el vertimiento de efluentes siempre es más conveniente optar por el reuso del agua para su mismo proce- so productivo o para su transporte, como es el caso de un mineroducto, o para el riego de áreas verdes. Todas estas opciones técnicas así sean las mejores alternativas posibles, solo podrán aportar a la prevención de un conflicto so- cioambiental si son transmitidas a la pobla- ción de manera adecuada y oportuna. La so- lución técnica tiene que ir de la mano de una buena gestión social. M uchos de los conflictos que la mine- ría ha enfrentado tienen como te- lón de fondo el tema del agua. Se- gún la Defensoría del Pueblo, los conflictos por el agua representan el 50% de los con- flictos mineros: las poblaciones perciben que la minería compite por el control de las fuen- tes de agua. Sin embargo, sobre este tema las empresas mineras tienen dos argumentos de peso: la minería en el Perú utiliza menos del 2% del agua disponible y, por otro lado, nos ubicamos entre los 20 países con mayor disponibilidad de recursos hídricos. En resumen, la minería es uno de los sectores productivos que menos agua utiliza y en el país el agua sobra. En todo caso, el debate está abierto sobre un tema clave. En primer lugar, para noso- tros, y a pesar de que en el Perú no contamos con información actualizada sobre caudales de ríos y en muchos casos se manejan datos de hace 20 años, lo cierto es que los prome- dios nacionales pueden distorsionar lo que pasa en territorios concretos. La minería sí compite en territorios y cuencas donde se ubican varios proyectos. Por ejemplo, en el 2013 se otorgaron 1,498 derechos de uso de agua para minería: 32% de las licencias para explotación fue otorga- do en la vertiente del Pacífico; 64 % en la ver- Considera que a los problemas de contaminación se les suma la desaparición de fuentes de agua. José de Echave Exviceministro de Gestión Ambiental tiente del Atlántico y 4% en la del Titicaca. Solo en la vertiente del Atlántico, el creci- miento de autorizaciones para minería en los últimos 15 años fue de 1,500%. Además, los derechos y licencias de agua se otorgan sin tomar en cuenta otros usos preexistentes. Aparte del tema del consumo, la difícil re- lación minería y recursos hídricos también se explica por los diferentes impactos que se generan. A los problemas de contaminación se les suma la desaparición de fuentes de agua. Por ejemplo, el desarrollo de varios me- gaproyectos ha significado la desaparición de varios ecosistemas, afectando el balance hídrico de los territorios. Como lo señala la Ley General del Ambiente, las cabeceras de cuencas son ecosistemas frági- les. Sin ir muy lejos, el controvertido proyecto Conga proponía afectar de manera irreversible todo un ecosistema de lagunas altoandinas: dos lagunas iban a ser secadas para explotar la zona mineralizada y las otras dos pretendían ser uti- lizadas como depósito de desmontes. La alternativa de las empresas ha sido la construcción de reservorios. En este tema tam- bién se abre un debate interesante sobre la ma- nera cómo bienes públicos -como un sistema de lagunas altoandinas- pretenden ser reem- plazados por bienes privados (reservorios), que son manejados por las propias empresas. Se necesita seguir trabajando para generar mayores equilibrios. Sobre agua y minería no está de más sugerir a las empresas mine- ras locales que revisen e implementen las re- comendaciones del Consejo Internacional de Minería y Metales. GETTY UN DEBATE POR EL USO DE AGUA

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  • 8 mircoles 25 de marzo del 2015 Gestinminera

    Planificacin antes que un conflicto

    Ecosistemas sensibles versus megaproyectos

    Bajo la lupa

    Muchos de los conflictos socioambien-tales relacionados a la actividad mi-nera tienen su origen en el manejo del agua, ya sea por la provisin de agua (can-tidad) o por el vertimiento de efluentes en l (calidad).

    Como cualquier otra actividad productiva, la minera necesita agua para su desarrollo, ya sea para su campamento o para el proceso de produccin o transporte del mineral (mi-neroducto). Por lo general, la provisin de agua para una mina proviene de una fuente superficial (ro) o subterrnea (acufero), lo que genera que los otros usuarios del recurso perciban que puede verse afectado su actual o potencial uso, como el primario (utilizacin directa de la fuente para satisfacer necesida-des humanas primarias, como preparacin de alimentos, consumo directo o aseo personal), poblacional (captacin del agua debidamen-te tratada para satisfacer necesidades huma-nas bsicas) o productivo (agrario, pecuario, agrcola, acucola, etc.).

    Asimismo, respecto al vertimiento de los efluentes generados en la actividad minera, los otros usuarios del mismo recurso perci-ben que dichos efluentes, a pesar del sistema de tratamiento previo a su disposicin final que estn obligados a tener, van a perjudicar la calidad del agua de la fuente que usan pa-

    La especialista considera que los proyectos deben, en lo posible, utilizar fuentes que no use la poblacin.

    Fabiola CapurroResponsable del rea Ambien-tal. Socia de Ferrero Abogados

    ra satisfacer sus necesidad bsicas o desarro-llar sus actividades.

    Debido a que las percepciones sobre los perjuicios que podra ocasionar la actividad minera pueden ser difciles de cambiar en la poblacin del rea de influencia de la mina, es recomendable, desde un principio, estu-diar como alternativa de provisin de agua una fuente distinta a la usada por la pobla-cin, como puede ser el agua desalinizada, es decir, aquella obtenida por el proceso de extraccin de sales que se encuentran disuel-tas en el agua del mar.

    Esta opcin puede ser econmicamente ms cara dentro de la estructura de costos de la construccin y operacin de la mina, pero bien comunicada e informada a la po-blacin podra evitar un conflicto social. Un ejemplo en el pas es la planta desalini-zadora de Cerro Lindo de la minera Milpo y un ejemplo en Chile es la planta desalini-zadora que se est construyendo en la mina Escondida.

    Asimismo, para evitar el vertimiento de efluentes siempre es ms conveniente optar por el reuso del agua para su mismo proce-so productivo o para su transporte, como es el caso de un mineroducto, o para el riego de reas verdes.

    Todas estas opciones tcnicas as sean las mejores alternativas posibles, solo podrn aportar a la prevencin de un conflicto so-cioambiental si son transmitidas a la pobla-cin de manera adecuada y oportuna. La so-lucin tcnica tiene que ir de la mano de una buena gestin social.

    Muchos de los conflictos que la mine-ra ha enfrentado tienen como te-ln de fondo el tema del agua. Se-gn la Defensora del Pueblo, los conflictos por el agua representan el 50% de los con-flictos mineros: las poblaciones perciben que la minera compite por el control de las fuen-tes de agua.

    Sin embargo, sobre este tema las empresas mineras tienen dos argumentos de peso: la minera en el Per utiliza menos del 2% del agua disponible y, por otro lado, nos ubicamos entre los 20 pases con mayor disponibilidad de recursos hdricos. En resumen, la minera es uno de los sectores productivos que menos agua utiliza y en el pas el agua sobra.

    En todo caso, el debate est abierto sobre un tema clave. En primer lugar, para noso-tros, y a pesar de que en el Per no contamos con informacin actualizada sobre caudales de ros y en muchos casos se manejan datos de hace 20 aos, lo cierto es que los prome-dios nacionales pueden distorsionar lo que pasa en territorios concretos. La minera s compite en territorios y cuencas donde se ubican varios proyectos.

    Por ejemplo, en el 2013 se otorgaron 1,498 derechos de uso de agua para minera: 32% de las licencias para explotacin fue otorga-do en la vertiente del Pacfico; 64 % en la ver-

    Considera que a los problemas de contaminacin se les suma la desaparicin de fuentes de agua.

    Jos de Echave Exviceministro de Gestin Ambiental

    tiente del Atlntico y 4% en la del Titicaca. Solo en la vertiente del Atlntico, el creci-miento de autorizaciones para minera en los ltimos 15 aos fue de 1,500%. Adems, los derechos y licencias de agua se otorgan sin tomar en cuenta otros usos preexistentes.

    Aparte del tema del consumo, la difcil re-lacin minera y recursos hdricos tambin se explica por los diferentes impactos que se generan. A los problemas de contaminacin se les suma la desaparicin de fuentes de agua. Por ejemplo, el desarrollo de varios me-gaproyectos ha significado la desaparicin de varios ecosistemas, afectando el balance hdrico de los territorios.

    Como lo seala la Ley General del Ambiente, las cabeceras de cuencas son ecosistemas frgi-les. Sin ir muy lejos, el controvertido proyecto Conga propona afectar de manera irreversible todo un ecosistema de lagunas altoandinas: dos lagunas iban a ser secadas para explotar la zona mineralizada y las otras dos pretendan ser uti-lizadas como depsito de desmontes.

    La alternativa de las empresas ha sido la construccin de reservorios. En este tema tam-bin se abre un debate interesante sobre la ma-nera cmo bienes pblicos -como un sistema de lagunas altoandinas- pretenden ser reem-plazados por bienes privados (reservorios), que son manejados por las propias empresas.

    Se necesita seguir trabajando para generar mayores equilibrios. Sobre agua y minera no est de ms sugerir a las empresas mine-ras locales que revisen e implementen las re-comendaciones del Consejo Internacional de Minera y Metales.

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