2.2.4 pnud la libertad en el mundo diverso de hoy

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  • PERSPECTIVA GENERAL 1

    De qu manera se satisfarn las demandas de chiitasy kurdos respecto de una representacin justa en lanueva constitucin iraqu? Cules y cuntas de laslenguas que se hablan en Afganistn debera recono-cer la nueva constitucin como el idioma oficial del Es-tado? Cmo enfrentar el tribunal federal nigerianola ley Sharia (musulmana) que dispone castigar eladulterio con la muerte? Aprobar la legislatura fran-cesa la propuesta de prohibir el velo y otros smbolosreligiosos en las escuelas pblicas? Se resisten loshispanos de Estados Unidos a ser asimilados por la cul-tura estadounidense predominante? Se llegar a unacuerdo de paz para terminar con los enfrentamien-tos de Costa de Marfil? Finalizarn alguna vez las con-versaciones de paz para dar por terminado el conflictotamil-cingals en Sri Lanka? Estos son slo algunostitulares de los ltimos meses. Hacerle frente a la di-versidad cultural es uno de los principales desafos denuestro tiempo.

    Estas opciones, que tienen que ver con el reco-nocimiento y la acogida de diversas etnias, religiones,idiomas y valores y fueron, por mucho tiempo, consi-deradas amenazas para la armona social, constituyenun elemento ineludible del panorama poltico del sigloXXI. Los lderes y tericos polticos de todas las ten-dencias se han opuesto al reconocimiento explcito delas identidades culturales sean stas en funcin de laetnia, la religin, la lengua y la raza y el resultado msfrecuente de tal postura ha sido la represin de estasidentidades, a veces mediante el brutal recurso a po-lticas de Estado de persecucin religiosa y limpieza t-nica, pero tambin por medio de la exclusin cotidianay la discriminacin econmica, social y poltica.

    La novedad, hoy, es el surgimiento de la polticade la identidad. En contextos muy diferentes y demodos tambin diversos desde los pueblos indgenasde Amrica Latina, las minoras religiosas de Asia Me-ridional, las minoras tnicas de los Balcanes y frica,hasta los inmigrantes en Europa Occidental la gentevuelve a movilizarse en torno a antiguos resentimien-tos de carcter tnico, religioso, racial y cultural yexige el reconocimiento, la valoracin y la acogida desu identidad por parte de la sociedad en su conjunto.Como vctimas de la discriminacin y la marginaliza-cin de oportunidades sociales, econmicas y polti-cas, estas personas tambin exigen justicia social. Otra

    novedad de estos tiempos es la aparicin de movi-mientos coercitivos que amenazan la libertad cultural.En esta era de la globalizacin, tambin ha surgido,entre los individuos, las comunidades y los pases queperciben el desplazamiento de su cultura local, unanueva clase de exigencia y demanda poltica: la con-servacin de la diversidad en un mundo globalizado.

    Por qu surgen estos movimientos en la actuali-dad? No se trata de fenmenos aislados, sino msbien forman parte de un proceso histrico de cambiosocial, de lucha por la libertad cultural, del logro denuevas fronteras en el avance de las libertades huma-nas y de la democracia. Su aparicin est impulsada ydeterminada tanto por la expansin de la democracia,gracias a la cual los movimientos cuentan con ms es-pacio poltico para protestar, como por el avance dela globalizacin, que crea nuevas redes de alianzas y,a la vez, presenta nuevos desafos.

    La libertad cultural constituye una parte funda-mental del desarrollo humano puesto que, para viviruna vida plena, es importante poder elegir la identi-dad propia lo que uno es sin perder el respeto porlos dems o verse excluido de otras alternativas. Es ne-cesario que la gente cuente con la libertad para prac-ticar su religin en forma abierta, para hablar su lengua,para honrar su legado tnico o religioso sin temor alridculo, al castigo o a la restriccin de oportunidades.Es necesario que la gente cuente con la libertad de par-ticipar en la sociedad sin tener que desprenderse delos vnculos culturales que ha escogido. Se trata de unaidea simple pero profundamente desconcertante.

    Responder a estas demandas es un desafo ur-gente para los estados, pues de manejarse bien, elmayor reconocimiento de las identidades traer con-sigo una mayor diversidad cultural en la sociedad, loque enriquecer la vida de la gente. As tambin un granriesgo.

    De no abordar las luchas por la identidad cultu-ral o abordarlas en forma inadecuada, podran trans-formarse rpidamente en una de las fuentes msimportantes de inestabilidad al interior de los estadosy entre ellos, lo que podra, a su vez, desencadenar unconflicto cuya consecuencia sea el retroceso del desa-rrollo. La poltica de la identidad que polariza a los pue-blos y los grupos est marcando una fuerte divisinentre nosotros y ellos. La creciente desconfianza

    La libertad cultural en el mundo diverso de hoyPERSPECTIVA GENERAL

    La libertad cultural

    constituye una parte

    fundamental del

    desarrollo humano

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  • 2 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO 2004

    y el odio amenazan la paz, el desarrollo y la libertadde las personas. A continuacin, slo algunos ejemplosdel ao pasado: la violencia tnica que destruy cien-tos de hogares y mezquitas en Kosovo y Serbia; labomba activada por terroristas en un tren de Espaaque cobr la vida de casi 200 personas; el asesinato demiles de musulmanes y la expulsin de otros tantos de-bido a la violencia sectaria en Gujarat y en otras regionesde la India, un pas que se caracteriza por dar cabidaa distintas expresiones culturales; y la ola de crmenesmotivados por el odio contra inmigrantes de Noruegaque hizo aicos la confianza que los habitantes de estepas tenan en su compromiso inquebrantable con latolerancia.

    Los conflictos relacionados con la identidad tam-bin pueden originar polticas represivas y xenfobasque retardan el desarrollo humano y pueden fomen-tar un regreso al conservatismo y un rechazo al cam-bio, impidiendo con ello la afluencia de ideas y personasque traen valores cosmopolitas as como los conoci-mientos y las aptitudes que posibilitan el desarrollo.

    El desafo de hacerse cargo de la diversidad y res-petar las identidades culturales no es slo de algunosestados multitnicos pues casi ningn pas es com-pletamente homogneo. Los aproximadamente 200pases que hay en el mundo son hoy el hogar de 5.000grupos tnicos y dos tercios de estos pases cuentan conal menos una minora significativa: un grupo tnico oreligioso que constituye al menos el 10% de la pobla-cin.

    Al mismo tiempo, el ritmo de la migracin inter-nacional se ha acelerado, lo que, en algunos pases yciudades, ha causado efectos sorprendentes. Por ejem-plo, casi la mitad de los habitantes de Toronto nacie-ron fuera de Canad. Adems, en comparacin con losinmigrantes del siglo pasado, hoy son muchas ms laspersonas nacidas en el extranjero que mantienen es-trechos vnculos con sus pases de origen. De una u otraforma, hoy todos los pases son sociedades multicul-turales compuestas por grupos que se identifican segnsu etnia, religin o lengua unidos por lazos con su propia historia cultural, valores y modo de vida.

    La diversidad cultural ha llegado para quedarse,y crecer. Los estados deben encontrar formas de for-jar la unidad nacional en medio de esta diversidad. Elmundo, nunca antes tan interdependiente en el aspectoeconmico, no podr funcionar si la gente no respetala diversidad ni establece la unidad por medio de loslazos que comparten como seres humanos. En esta erade globalizacin, ni la comunidad internacional niningn Estado puede ignorar las demandas que sehacen en pos del reconocimiento cultural. Por otraparte, es probable que las confrontaciones con respectoa la cultura y la identidad vayan en aumento; la facili-dad para comunicarse y los viajes han achicado el

    mundo y cambiado el panorama de la diversidad cul-tural; asimismo, la diseminacin de la democracia, losderechos humanos y las nuevas redes globales hanproporcionado mayores medios para movilizarse entorno a una causa, insistir en una respuesta y obtenerla.

    El derrumbe de cinco mitos. Las polticas quereconocen las identidades culturales y favore-cen la diversidad no originan fragmentacin,conflictos, prcticas autoritarias ni reducen elritmo del desarrollo. Tales polticas son viablesy necesarias, puesto que lo que suele provocartensiones es la eliminacin de los grupos quese identifican culturalmente.

    En este Informe se exponen argumentos que propi-cian el respeto por la diversidad y la creacin de so-ciedades ms incluyentes mediante la adopcin depolticas que reconozcan en forma explcita las dife-rencias culturales, es decir, polticas multiculturales.Pero por qu se han eliminado o ignorado por tantotiempo muchas de las identidades culturales delmundo? Un motivo es que muchos consideran quepermitir el desarrollo de la diversidad puede ser be-neficioso en teora, pero en la prctica podra debi-litar el Estado, causar conflictos y retardar eldesarrollo. Segn esta perspectiva, la mejor manerade aproximarse a la diversidad es a travs de la asi-milacin en torno a un estndar nacional nico quepueda conducir a la eliminacin de las identidadesculturales. Sin embargo, en este Informe se sostieneque stas no son premisas, sino mitos y que adoptarun enfoque multicultural no slo es conveniente,sino tambin viable y necesario. Sin tal enfoque, losproblemas que el imaginario le adscribe a la diversi-dad pueden transformarse en profecas autocumpli-das.

    compiten con su compromiso con el Estado, demodo que existe una disyuntiva entre el recono-cimiento de la diversidad y la unificacin del Es-tado.

    No es as. Las personas pueden y de hecho tienenmltiples identidades complementarias: etnia, len-gua, religin y raza, al igual que ciudadana. La iden-tidad tampoco es una dinmica excluyente, pues noes necesario elegir entre la unidad del Estado y el re-conocimiento de las diferencias culturales.

    Para los individuos es importante tener sentido deidentidad y pertenencia a un grupo en que se com-

    En este Informe se

    exponen argumentos que

    propician el respeto por la

    diversidad y la creacin

    de sociedades ms

    incluyentes mediante la

    adopcin de polticas que

    reconozcan en forma

    explcita las diferencias

    culturales, es decir,

    polticas multiculturales

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    Mito 1. Las identidades tnicas de una persona

  • PERSPECTIVA GENERAL 3

    partan valores y otros vnculos culturales. Pero cadaindividuo se puede identificar con varios grupos dis-tintos. Las personas poseen una identidad de ciuda-dana (por ejemplo, ser francs), gnero (ser mujer),raza (ser originario de frica Occidental), lengua (ha-blar con fluidez tailands, chino e ingls), poltica(tener tendencias de izquierda) y religin (ser budista).

    La identidad tambin tiene una dimensin op-cional: dentro de estas agrupaciones, los individuospueden elegir qu prioridad asignarle a una con res-pecto a otra dependiendo de los cambios en las cir-cunstancias. Por ejemplo, es posible que losestadounidenses de origen mexicano alienten alequipo de ftbol mexicano, pero presten servicio enel Ejrcito de Estados Unidos; asimismo muchossudafricanos blancos decidieron luchar contra elapartheid. Segn los socilogos, los lmites de laidentidad de las personas separan el nosotros delellos, pero estos lmites son mviles y pueden de-saparecer para incorporar a grupos ms amplios depersonas.

    La formacin de la nacin ha sido un objetivocrucial del siglo XX, y la mayor parte de los estadoshan intentado crear naciones culturalmente homo-gneas con identidades singulares. A veces lo han lo-grado, aunque a costa de la represin y la persecucin.Si algo demostr la historia del siglo XX es que elintento de exterminar a los grupos culturales o eldeseo de eliminarlos provoca una pertinaz resisten-cia. En cambio, reconocer que existen diferentesidentidades culturales ha resuelto tensiones que pa-recan interminables. En consecuencia, por moti-vos prcticos y morales, es mucho mejor dar cabidaa los grupos culturales que tratar de eliminarlos o pre-tender que no existen.

    Los pases no estn obligados a elegir entre uni-dad nacional y diversidad cultural. Los estudios in-dican que ambas pueden coexistir y, de hecho, confrecuencia as lo hacen. En una encuesta aplicada alos ciudadanos belgas, stos respondieron en formaabrumadora que se sentan tanto belgas como fla-mencos o valones; de la misma manera, los ciuda-danos de Espaa respondieron que se sentan tantoespaoles como catalanes o vascos.

    Estos pases y otros se han esforzado por aco-ger diversas culturas. Tambin se han esforzado porcrear la unidad, fomentando el respeto por las iden-tidades y la confianza en las instituciones del Estado.Los estados se han mantenido unidos. Los inmi-grantes no necesitan abandonar el compromiso consus respectivas familias en sus pases de origencuando establecen lealtades con sus nuevos pases.Los temores de que al no asimilarse al pas deacogida, los inmigrantes podran fragmentar el pasno tienen fundamento. La asimilacin sin acceso a

    otras alternativas ya no es un modelo de integra-cin viable ni tampoco necesario.

    Diversidad y unidad del Estado no constituyenuna disyuntiva. Una forma de crear estados diversosy unificados es a travs de las polticas multicultu-rales.

    Mito 2. Los grupos tnicos tienden a entrar en con-flictos violentos entre s por choques de valores,de modo que se produce una disyuntiva entre res-petar la diversidad y mantener la paz

    No es as. Existe escasa informacin emprica queindique que las diferencias culturales y los choquesen torno a valores constituyan en s una causa de con-flictos violentos.

    Si bien es cierto que los conflictos violentos quehan estallado, particularmente desde el final de laGuerra Fra, no han sido tanto entre estados sinoentre los grupos tnicos que viven en ellos, las re-cientes investigaciones de los estudiosos sobre las cau-sas de este fenmeno coinciden ampliamente en quelas diferencias culturales en s no constituyen el fac-tor principal. Algunos incluso sostienen que la di-versidad cultural reduce el riesgo de conflicto en lamedida en que dificulta la movilizacin de los gru-pos afectados.

    Los estudios proporcionan varias explicacionespara estas guerras: desigualdades econmicas entrelos grupos, as como las luchas por el poder poltico,la tierra y otros activos econmicos. Por ejemplo, enFiji los indgenas fijianos iniciaron un golpe de es-tado contra el gobierno controlado por la India por-que teman confiscaciones de tierras y en Sri Lanka,la mayora cingalesa obtuvo el poder poltico, perola minora tamil tena acceso a ms recursos econ-micos, lo que desencaden dcadas de conflictocivil. Por otra parte, en Burundi y Rwanda, en dife-rentes momentos, los tutsi y los hutu fueron vctimasde exclusin en trminos de oportunidades econ-micas y participacin poltica.

    La identidad cultural efectivamente desempeaun papel en estos conflictos, pero no en cuantocausa, sino como elemento impulsor de la moviliza-cin poltica. Los dirigentes invocan una identidadnica, sus smbolos y su historia de resentimientospara reunir a las tropas. Ahora, la falta de reco-nocimiento cultural tambin puede desencadenarmovilizaciones violentas, como en el caso de Sud-frica, donde si bien es cierto la causa de fondo de losdisturbios de Soweto en 1976 fue la desigualdad, sudesencadenamiento se debi a los intentos por im-poner el afrikaans en las escuelas negras.

    Aunque la coexistencia de grupos culturalmentedistintos no constituye en s una causa del estallido

    Para los individuos es

    importante tener sentido

    de identidad y

    pertenencia a un grupo en

    que se compartan valores

    y otros vnculos

    culturales. Pero cada

    individuo se puede

    identificar con varios

    grupos distintos

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  • 4 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO 2004

    de conflictos violentos, resulta peligroso permitir queentre ellos se profundicen las desigualdades eco-nmicas y polticas o que se eliminen las diferenciasculturales, porque es muy fcil movilizar a los gru-pos culturales para protestar contra estas dispari-dades arguyendo su injusticia.

    No existe una disyuntiva entre la paz y el res-peto de la diversidad, pero se debe manejar la po-ltica de la identidad para impedir que sta conduzcaa la violencia.

    Mito 3. La libertad cultural exige defender lasprcticas tradicionales, de modo que podra haberuna disyuntiva entre reconocer la diversidad cul-tural y otras prioridades del desarrollo humano,como el progreso en el desarrollo, la democraciay los derechos humanos.

    No es as. La libertad cultural consiste en ampliar lasopciones individuales y no en preservar valores niprcticas como un fin en s con una lealtad ciega hacialas tradiciones.

    La cultura no es un conjunto esttico de valoresy prcticas. Se recrea constantemente en la medida enque las personas cuestionan, adaptan y redefinen susvalores y prcticas ante el cambio de la realidad y elintercambio de ideas.

    Algunos sostienen que el multiculturalismo comopoltica apunta a conservar culturas, e incluso prcti-cas, que violan los derechos humanos y que la gestinde los movimientos que propician el reconocimientocultural no es democrtica. Pero no se debe confun-dir la libertad cultural ni el respeto por la diversidadcon la defensa de la tradicin. La libertad cultural esque la gente pueda vivir y ser aquello que escoge y con-tar adems con la posibilidad adecuada de optar tam-bin por otras alternativas.

    Cultura, tradicin y autenticidad no sonsinnimos de libertad cultural. No existen razonesaceptables que permitan prcticas que nieguen a losindividuos la igualdad de oportunidades y violen susderechos humanos, como negar a las mujeres el mismoderecho a la educacin.

    Es posible que los grupos de intereses dirigidospor personas que se erigen como lderes no repre-senten las posiciones de los miembros en general.En efecto, es frecuente que los grupos estn domi-nados por personas con cierto inters en mantener elstatus quo sobre la base del argumento de la tradi-cin, quienes pueden terminar actuando como guar-dianes del tradicionalismo para inmovilizar susculturas. Aquellos que plantean demandas de acogidacultural tambin deberan guiarse por los principiosdemocrticos y los objetivos de libertad personal y de-rechos humanos. Un buen modelo lo constituye el

    pueblo sami de Finlandia, el cual, organizado en unparlamento con estructuras y procedimientos demo-crticos, disfruta de autonoma aunque forma partedel estado finlands.

    No existe una disyuntiva ineludible entre el res-peto por la diferencia cultural y los derechos huma-nos y el desarrollo. Pero el proceso de desarrollodebe incluir la participacin activa del pueblo en lalucha por los derechos humanos as como cambios enlos valores.

    Mito 4. Los pases tnicamente diversos son menoscapaces de desarrollarse, de modo que existe unadisyuntiva entre el respeto de la diversidad y la pro-mocin del desarrollo.

    No es as. No existen indicios de una relacin clara,positiva o negativa, entre la diversidad cultural y el de-sarrollo.

    Pese a ello, algunos sostienen que la diversidadha representado un obstculo para el desarrollo. Pero,aunque no se puede negar que muchas sociedades di-versas exhiben bajos niveles de ingreso y de desarrollohumano, no existen pruebas de que esto se relacionecon la diversidad cultural. Un estudio sostiene que ladiversidad sera responsable en parte de los defi-cientes resultados econmicos de frica, pero en re-alidad estos resultados se deben a decisiones polticasque favorecen ms ciertos intereses tnicos en des-medro de los nacionales y no a la diversidad en s. Ascomo algunos pases multitnicos se han estancado,otros realmente han prosperado. Por ejemplo Mala-sia, donde el 62% de la poblacin es malaya o de otroorigen indgena, el 30% chino y el 8% indio, ocupel dcimo lugar en trminos de crecimiento econmicomundial entre los aos 1970 y 1990, perodo duranteel cual tambin implement polticas de discrimina-cin positiva; luego est tambin Mauricio, un pascon una poblacin diversa de origen africano, indio,chino y europeo y donde el 50% es hind, el 30% cris-tiano y el 17% musulmn, que ocupa el lugar 64 delndice de Desarrollo Humano, el ms alto de los pa-ses de frica Subsahariana.

    Mito 5. Algunas culturas tienen ms posibilidadesde avanzar en materia de desarrollo que otras yalgunas culturas tienen valores democrticos in-herentes, mientras que otras no, de modo queexiste una disyuntiva entre acoger ciertas culturasy promover el desarrollo y la democracia

    Nuevamente una falacia. No existen pruebas prove-nientes de anlisis estadsticos o estudios histricos queindiquen una relacin causal entre cultura y progresoeconmico o democracia.

    La libertad cultural es que

    la gente pueda vivir y ser

    aquello que escoge

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    El determinismo cultural la idea de que la cul-tura de un grupo explica los resultados econmicos yel avance de la democracia como obstculo o facili-tador resulta sumamente atractivo desde la perspec-tiva del lego. Pero ni el anlisis economtrico ni lahistoria respaldan estas teoras.

    Se han propuesto muchas teoras de determi-nismo cultural, comenzando por la interpretacin querealiz Max Weber de la tica protestante como fac-tor clave tras el crecimiento exitoso de las economascapitalistas. Bastante convincentes en su explicacindel pasado, estas teoras han errado una y otra vez ensu prediccin del futuro. Cuando se promova la teo-ra de Weber en cuanto a la tica protestante, los pa-ses catlicos (Francia e Italia) crecan ms rpido quelas protestantes Gran Bretaa y Alemania, de modo quela teora se ampli ms all de los lmites del protes-tantismo bajo el epteto de cristiano u occidental.Cuando Japn, la Repblica de Corea, Tailandia yotros pases de Asia Oriental alcanzaron tasas de cre-cimiento rcord, se tuvo que desechar la nocin de quelos valores confucianos retardaban el crecimiento.

    Comprender las tradiciones culturales puede arro-jar luz sobre el comportamiento humano y la dinmicasocial que influyen en los resultados del desarrollo. Peroestos conocimientos no ofrecen una teora global dela cultura y el desarrollo. Por ejemplo, al explicar lastasas de crecimiento econmico, se concluye que la po-ltica econmica, la geografa y la carga de enfermedadesconstituyen importantes elementos de juicio. Sin em-bargo, se observa que la cultura, es decir, si una so-ciedad es hind o musulmana, es insignificante.

    Lo mismo es vlido con respecto a la democracia.Una nueva ola de determinismo cultural est comen-zando a predominar en algunos debates sobre polti-cas pblicas, el cual atribuye los fracasos de lademocratizacin en el mundo no occidental a rasgosculturales inherentes como la intolerancia y los valo-res autoritarios. A nivel global, algunos tericos hansostenido que durante el siglo XXI se presenciar unchoque de civilizaciones y que el futuro de los es-tados occidentales democrticos y tolerantes se veamenazado por los estados no occidentales con valo-res ms autoritarios. Existen motivos para mantenerseescptico al respecto. Por una parte, la teora exageralas diferencias entre lo que se considera una y otra ci-vilizacin, a la vez que ignora las similitudes entre ellas.

    Por otra parte, Occidente no detenta el monopoliode la democracia o la tolerancia y no existe una lneadivisoria histrica nica entre un Occidente tolerantey democrtico y un Oriente desptico. El pensamientode Platn y de Agustn no fue menos autoritario queel de Confucio y el de Kautilya. No slo en Europahubo defensores de la democracia sino tambin en otraspartes del mundo. Por ejemplo, Akbar, que predic

    la tolerancia religiosa en la India del siglo XVI, o el Prn-cipe Shotoku, quien en el Japn del siglo VII im-plant la constitucin (kempo) que insista en quelas decisiones sobre materias importantes no debenser tomadas por una sola persona, sino tratadas por va-rias. En frica y otras regiones, las nociones de tomade decisiones participativa sobre temas pblicos im-portantes han formado parte fundamental de muchastradiciones. Y las conclusiones ms recientes del Es-tudio Mundial de Valores indican que las personas delos pases musulmanes apoyan los valores democrti-cos tanto como aquellas de los pases no musulmanes.

    Un problema bsico de estas teoras es el supuestoimplcito de que la cultura es en gran medida fija e in-variable, lo que permite que el mundo se divida per-fectamente en civilizaciones o culturas. Esto ignorael hecho de que aunque existe una gran continuidaden los valores y tradiciones de las sociedades, las cul-turas tambin cambian y rara vez son homogneas. Casitodas las sociedades han sufrido cambios en los valo-res: por ejemplo, cambios en los valores con respectoal papel de la mujer y la igualdad de gnero duranteel siglo pasado. Adems, en todas partes se han pro-ducido cambios radicales en las prcticas sociales,tanto entre los catlicos de Chile como entre los mu-sulmanes de Bangladesh y los budistas de Tailandia.Tales cambios y tensiones dentro de las sociedades im-pulsan el cambio poltico e histrico, de modo que laforma en que las relaciones de poder afectan esa di-nmica es hoy materia primordial de la investigacinantropolgica. Paradjicamente, justo en el momentoen que los antroplogos descartan el concepto de cul-tura como fenmeno social claramente delimitado yfijo, surge un creciente inters desde la poltica con-vencional por descubrir los valores y rasgos esencia-les de un pueblo y su cultura.

    Las teoras del determinismo cultural merecenuna evaluacin crtica, puesto que sus implicanciasen materia de polticas son peligrosas. Pueden incitarapoyo a polticas nacionalistas que denigran u oprimena culturas consideradas inferiores y un obstculo parala unidad nacional, la democracia y el desarrollo. Talesataques a los valores culturales luego podran fomen-tar reacciones violentas que, a su vez, podran ali-mentar tensiones tanto dentro como entre las naciones.

    El desarrollo humano requiere ms que salud,educacin, un nivel de vida digno y libertadpoltica. El Estado debe reconocer y acoger lasidentidades culturales de los pueblos y laspersonas deben ser libres para expresar susidentidades sin ser discriminadas en otros as-pectos de sus vidas. En resumen: la libertad

    Una nueva ola de

    determinismo cultural

    est comenzando a

    predominar

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  • 6 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO 2004

    cultural es un derecho humano y un importanteaspecto del desarrollo humano y, por con-siguiente, digno de la accin y atencin del Es-tado.

    El desarrollo humano es el proceso por el cual se am-plan las opciones de la gente para que sta haga y sealo que valora en la vida. Los Informes sobre Desa-rrollo Humano anteriores se han concentrado en laexpansin de las oportunidades sociales, polticas yeconmicas que permiten ampliar estas opciones.Han explorado las formas en que las polticas decrecimiento equitativo, de expansin de las oportu-nidades sociales y la profundizacin de la democra-cia pueden mejorar estas opciones para toda la gente.

    Sin embargo, otra dimensin del desarrollo hu-mano, difcil de medir e incluso de definir, tambinreviste una importancia fundamental: la libertad cul-tural es clave para que las personas puedan vivir dela manera que desean. El progreso de la libertad cul-tural debe ser un aspecto primordial del desarrollohumano y esto requiere ir ms all de las oportuni-dades sociales, polticas y econmicas, puesto que stasno garantizan la libertad cultural.

    La libertad cultural implica permitir a las perso-nas la libertad de escoger sus identidades y de llevarla vida que valoran sin ser excluidas de otras alter-nativas que les son importantes (como las correspon-dientes a la educacin, la salud o las oportunidades deempleo). En la prctica, existen dos formas de exclu-sin cultural. En primer lugar, est la exclusin por elmodo de vida, segn la cual se niega el reconocimientoy la cabida al estilo de vida escogido por un grupo enparticular e insiste en que los individuos de una so-ciedad deben vivir exactamente como sus dems miem-bros. Entre los ejemplos, se incluyen la opresinreligiosa o la insistencia en que los inmigrantes aban-donen sus prcticas culturales y lengua materna. Ensegundo lugar, se encuentra la exclusin de la parti-cipacin, cuando las personas son discriminadas o su-fren una desventaja en cuanto a oportunidades sociales,polticas y econmicas debido a su identidad cultural.

    Ambos tipos de exclusin se dan en forma muymasiva a lo ancho y largo de todos los continentes, encada nivel de desarrollo, en las democracias y los es-tados autoritarios. La base de datos Minoras en Riesgo,un proyecto de investigacin que incluye problemasrelacionados con la exclusin cultural y que ha exa-minado la situacin de los grupos minoritarios a nivelmundial, estima que casi mil millones de personaspertenecen a grupos sujetos a algn tipo de exclusinpor el modo de vida o de participacin que no en-

    frentan otros grupos en el Estado; ello equivale a al-rededor de una de cada siete personas en el mundo.

    Por cierto, el espectro de las formas en que se cer-cena la libertad cultural es amplio. En un extremo, estla limpieza tnica y luego existen las restricciones for-males sobre la prctica de la religin, el uso de la len-gua materna y el ejercicio de la ciudadana. Pero conmayor frecuencia, la exclusin cultural surge de unasimple falta de reconocimiento o respeto por la culturay el patrimonio de la gente u, obviamente, de la ideade que algunas culturas son inferiores, primitivas o in-civilizadas. Tal exclusin puede reflejarse en polticasestatales, como por ejemplo, la ausencia de ciertas fes-tividades religiosas en los calendarios nacionales, la omi-sin o el menosprecio en los textos escolares de loslderes de las minoras de un pas junto al respaldo otor-gado a la literatura y otras artes que celebran los logrosde la cultura dominante.

    La exclusin por el modo de vida con frecuenciase superpone con la exclusin social, econmica y po-ltica debido a la discriminacin y desventaja en cuantoa empleo, vivienda, educacin y representacin pol-tica. Las castas de empleados, en Nepal, presentan unamortalidad de ms del 17% en nios menores de cincoaos, en comparacin con aproximadamente el 7% delas castas Newar y Brahmin. En Serbia y Montenegro,el 30% de los nios roman1 nunca ha asistido a la es-cuela primaria. Los latinoamericanos de ascendenciaeuropea con frecuencia se jactan de ignorar el color dela piel de sus connacionales e insisten en que lo mismoes vlido para sus estados. Pero en todo el continente,los grupos indgenas son ms pobres y tienen menosrepresentacin poltica que los no indgenas. Por ejem-plo, se calcula que en Mxico, el 81% del pueblo in-dgena percibe ingresos por debajo de la lnea depobreza, en comparacin con el 18% correspondientea la poblacin general.

    Sin embargo, la exclusin por el modo de vida yaquella de participacin no siempre se superponen. Porejemplo, las personas de ascendencia china del SudesteAsitico son econmicamente dominantes, aunqueen trminos culturales han sido vctimas de exclusindebido a la restriccin de la cantidad de escuelas enchino, la prohibicin de publicaciones en chino y, anivel social, la presin de la que son objeto para queadopten nombres locales. Pero la exclusin por elmodo de vida refuerza cada vez ms la exclusin deotras oportunidades. Esto sucede en particular en elcaso de la lengua. Muchos grupos, especialmente lasgrandes minoras como los kurdos de Turqua y lospueblos indgenas de Guatemala son excluidas de laparticipacin poltica y las oportunidades econmicasporque el Estado no otorga un reconocimiento oficial

    derecho humano y un

    importante aspecto del

    desarrollo humano y, por

    consiguiente, digno de la

    accin y atencin del

    Estado

    1 Pueblo Roman, antiguamente denominado gitano, trmino en desuso por considerarse peyorativo (N.T.).

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    La libertad cultural es un

  • PERSPECTIVA GENERAL 7

    a su lengua en las escuelas, en los tribunales de justi-cia y en otros mbitos oficiales. A esto se debe que losgrupos luchen tan arduamente para que su idioma seareconocido y utilizado en la instruccin as como enlos procesos polticos y legales.

    Nada de lo que aqu planteamos es utpico. Nosiempre es fcil implantar polticas multicul-turales, y stas podran adems requerir ciertasconcesiones. Pero muchos pases estn lo-grando elaborar polticas multiculturales paraabordar la exclusin cultural y propiciar las li-bertades culturales.

    La libertad no se produce por casualidad, al igual quela salud, la educacin y la igualdad de gnero. Fo-mentarla debera ser una preocupacin bsica de losgobiernos, incluso ante la ausencia de polticas expl-citas de persecucin o discriminacin.

    Algunos sostienen que garantizar los derechos ci-viles y polticos de los individuos como la libertad deculto, de expresin y asociacin basta para permitirlesla prctica de su religin, el uso de su lengua maternay liberarse de la discriminacin en el empleo, la ense-anza y muchos otros tipos de exclusin. Sostienen quela exclusin cultural es un subproducto de las exclu-siones econmicas y polticas y que una vez que stassean resueltas, la exclusin cultural desaparecer pors sola.

    Esto no ha sucedido. Por ejemplo, muchos pasesricos y democrticos declaran tratar a todos los ciu-dadanos de la misma forma, aunque albergan a mi-noras que carecen de una representacin polticaadecuada y sufren una carga diaria de hostilidad y di-ficultad para acceder a los servicios pblicos.

    Para expandir las libertades culturales, se requie-ren polticas explcitas que aborden las negaciones dela libertad cultural, vale decir, polticas multicultura-les. Para hacerlo, los estados deben reconocer las di-ferencias culturales en sus constituciones, leyes einstituciones. Adems necesitan formular polticasque garanticen que los grupos mayoritarios o domi-nantes no ignorarn ni anularn los intereses de gru-pos especficos, sean stos minoras o bien mayorashistricamente marginadas. Y deben hacerlo de ma-nera que no contradigan los objetivos y estrategias deldesarrollo humano, como la consolidacin de la de-mocracia, la creacin de un Estado capaz y la garan-ta de la igualdad de oportunidades para todos losciudadanos. Esto no es fcil, pero existen muchosejemplos de pases en el mundo entero que han adop-tado enfoques innovadores para manejar la diversidad

    cultural. Este Informe se centra especialmente encinco reas fundamentales en materia de polticas p-blicas: la participacin poltica, la religin, el acceso ala justicia, la lengua y el acceso a oportunidades so-cioeconmicas.

    Polticas para garantizar la participacin poltica

    Muchos grupos histricamente marginados an estnexcluidos del verdadero poder poltico y con bastantefrecuencia se sienten alejados del Estado. En algunoscasos, la exclusin se debe a una falta de democraciao a la negacin de los derechos polticos. De ser steel caso, la democratizacin sera un primer paso esen-cial. Sin embargo, se requiere algo ms, porque auncuando en una democracia los miembros de las mi-noras cuentan con los mismos derechos polticos quelos dems, es posible que estn constantemente sub-representados o pierdan las votaciones y, en conse-cuencia, perciban al gobierno central como ajeno yopresor. No es de sorprender, entonces, que muchasminoras se resistan a los regimenes ajenos u opreso-res e intenten obtener ms poder poltico. Por ello, unaconcepcin multicultural de la democracia sueleser imprescindible.

    Existen varios modelos emergentes de democra-cia multicultural que ofrecen mecanismos eficacespara que grupos culturalmente diversos compartan elpoder. Estos tipos de disposiciones para compartir elpoder son decisivos para garantizar los derechos de losdistintos grupos culturales y minoras y evitar las vio-laciones debidas ya sea a la imposicin de la mayorao al predominio de la elite poltica gobernante.

    La subrepresentacin crnica de los maores deNueva Zelandia fue abordada por medio de reformaselectorales. Con la introduccin de la representacinproporcional en lugar de la frmula el ganador se llevatodo, la representacin maor se elev del 3% en1993 al 16% en las elecciones de 2002, lo que coincidecon su proporcin en la poblacin total. Igualmente,el establecimiento de escaos reservados y cuotas hasido decisivo para garantizar la participacin de las tri-bus con disposiciones legislativas especiales en la Indiay la representacin de las minoras tnicas en el par-lamento croata.

    Los acuerdos federales tambin son un importanteenfoque para compartir el poder. La mayora de losdoce de pases con diversidad tnica y una larga his-toria democrtica cuenta con acuerdos federales asi-mtricos en los cuales no todas las subunidades delestado federal poseen los mismos poderes. Este acuerdoresponde con mayor flexibilidad a las necesidades delos diferentes grupos. Por ejemplo, en Malasia los te-rritorios de Sabah y Sarawak tienen un estatus espe-cial, al igual que los vascos y 14 otras comunidades

    Existen varios modelos

    emergentes de

    democracia multicultural

    que ofrecen mecanismos

    eficaces para que grupos

    culturalmente diversos

    compartan el poder

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    autnomas de Espaa, con autonoma en reas comola educacin, la lengua y la cultura.

    Algunos pueblos indgenas, como los inuit de Ca-nad tambin han negociado la obtencin de territo-rios con gobierno autnomo. La leccin es que talesacuerdos para compartir el poder en general han re-sultado fundamentales para resolver las tensiones enpases enfrentados histricamente a movimientos se-paratistas, como Espaa. Si se implementan con lasuficiente anticipacin, cuando aumentan las tensio-nes, pueden prevenir los conflictos violentos.

    Polticas para garantizar la libertad religiosa

    Muchas minoras religiosas sufren de diversas formasde exclusin, a veces, debido a la eliminacin explcitade la libertad de culto o a la discriminacin contra esegrupo en particular: un problema especialmente comnen los pases no seculares, en los cuales el Estado de-fiende una religin establecida.

    Pero en otros casos, la exclusin podra ser menosdirecta y a menudo no intencional, como cuando el ca-lendario oficial no reconoce la festividad religiosa deuna minora. La India no slo celebra oficialmente 5festividades hindes, sino tambin 4 musulmanas, 2cristianas, 1 budista, 1 jainista y 1 sij, en reconoci-miento de la diversidad de la poblacin. Francia ce-lebra 11 festividades nacionales, de las cuales 5 noson religiosas, y de las 6 festividades religiosas, todascelebran hitos del calendario cristiano, aunque el 7%de la poblacin es musulmana y el 1%, juda. De ma-nera similar, los cdigos de vestuario en las institucionespblicas podran entrar en conflicto con el atuendo re-ligioso de una minora. O las normas del Estado acercadel matrimonio y la herencia podran diferir de las delos cdigos religiosos. O bien los reglamentos de ur-banizacin podra contravenir las prcticas funerariasde una minora.

    Estos tipos de conflictos pueden surgir incluso enestados seculares con fuertes instituciones democr-ticas que protegen los derechos civiles y polticos.Dada la profunda importancia de la religin para lasidentidades de los pueblos, no es sorprendente que amenudo las minoras religiosas se movilicen para pro-testar contra estas exclusiones. Algunas prcticas re-ligiosas no son difciles de acoger, pero con frecuenciaplantean elecciones y concesiones complejas. Franciaest lidiando con el dilema de si el uso del velo en lasescuelas pblicas viola o no los principios de secula-rismo y de los valores democrticos de igualdad de g-nero que la educacin estatal intenta impartir. Nigeriaenfrenta dificultades con respecto a si debe mantenerla sentencia de un tribunal de la Sharia en un caso deadulterio.

    Lo importante desde el punto de vista del desa-

    rrollo humano es ampliar las libertades de las perso-nas y los derechos humanos as como reconocer la igual-dad. Es probable que los estados seculares ydemocrticos logren estos objetivos all donde el Es-tado da una cabida razonable a las prcticas religiosas,donde todas las religiones tienen la misma relacin conel Estado y all donde ste protege los derechos hu-manos.

    Polticas para el pluralismo legal

    En muchas sociedades multiculturales los indgenas ylas personas que pertenecen a otros grupos culturaleshan presionado para obtener el reconocimiento desus sistemas legales tradicionales y acceder as a la jus-ticia. Por ejemplo, los mayas en Guatemala sufrieronsiglos de opresin y el sistema legal del Estado se con-virti en parte de ella. Las comunidades perdieron laconfianza en el sistema del estado de derecho porqueno garantizaba la justicia ni estaba integrado a la so-ciedad ni a sus valores.

    Varios pases, como Guatemala, la India y Sud-frica estn diseando enfoques para abordar el plu-ralismo legal, reconociendo de diversas maneras elpapel de las normas e instituciones judiciales de las co-munidades. Las demandas por pluralismo legal en-frentan la oposicin de aquellos que temen ladebilitacin del principio de un sistema legal unificadoo la adopcin de prcticas tradicionales contrarias a lademocracia y a los derechos humanos. Lo cierto es quelos conflictos estn ah: por ejemplo, Sudfrica est li-diando con el conflicto entre el derecho de las muje-res a una herencia en virtud de la constitucin delEstado y la negacin de esta prerrogativa segn el de-recho consuetudinario. En este mbito, la sociedadesdeben enfrentar disyuntivas verdaderamente com-plejas pero el pluralismo legal no exige la adopcin sis-temtica de todas las prcticas tradicionales. La culturaevoluciona y la libertad cultural no es una defensamaquinal ni irreflexiva de la tradicin.

    Polticas en torno a la lengua

    El uso de la lengua nativa suele ser el tema ms im-pugnado en los estados multiculturales. Algunos pa-ses han tratado de eliminar las lenguas de los pueblos,calificando su uso de subversivo. Pero la fuente msfrecuente de exclusin generalizada incluso en de-mocracias bien establecidas es la poltica monolinge.La eleccin de la lengua oficial aquella utilizada enla escolarizacin, en los debates legislativos y la parti-cipacin cvica, y en el comercio establece los obst-culos y ventajas que enfrentaran los individuos en lavida poltica, social, econmica y cultural. En Malawi,la constitucin exige que todos los parlamentarios ha-

    Los acuerdos para

    compartir el poder en

    general han resultado

    fundamentales para

    resolver las tensiones

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    blen y lean en ingls. El ingls y el afrikaans an sonlas lenguas de facto utilizadas en los tribunales de Su-dfrica, aunque ahora se han reconocido oficialmenteotros nueve idiomas. Reconocer una lengua implica msque su mera utilizacin. Simboliza el respeto por laspersonas que la hablan, su cultura y su inclusin totalen la sociedad.

    El Estado puede mostrarse ciego ante la religin,pero no puede quedarse mudo ante la lengua. Para ex-perimentar una sensacin de pertenencia, los ciuda-danos necesitan comunicarse y la eleccin de unalengua oficial simboliza la identidad nacional. Poresto, muchos estados se resisten a reconocer mltipleslenguas aun cuando defiendan las libertades civiles ypolticas.

    Muchos pases estn encontrando formas decompatibilizar los objetivos de unidad y diversidadadoptando dos o tres lenguas, reconociendo unalengua nacional de unificacin, al igual que varias lo-cales. En muchos pases colonizados, esto ha signi-ficado reconocer la lengua de gobierno (como inglso francs), aquella nacional de uso ms generali-zado y una lengua materna en niveles locales. Tan-zana ha promovido el uso del kiswahili junto con elingls tanto en las escuelas como en el gobierno.Por dcadas, la India ha practicado la frmula delas tres lenguas, a los nios se les ensea en la len-gua oficial de su estado (por ejemplo, en bengal enBengala Occidental) y tambin se les ensean las doslenguas oficiales del pas, el hindi y el ingls.

    Polticas socioeconmicas

    Las injusticias y desigualdades socioeconmicas enlos resultados en materia de ingreso, educacin ysalud constituyen las caractersticas determinantes demuchas sociedades multitnicas con grupos margi-nales: los negros en Sudfrica y los pueblos indge-nas de Guatemala y Canad. Estas exclusionesreflejan las antiguas races histricas de conquista ycolonizacin, al igual que arraigadas estructuras je-rrquicas, como los sistemas de castas.

    Las polticas econmicas y sociales que pro-mueven la equidad son clave para abordar estas de-sigualdades. Corregir los sesgos en el gasto pblicoal igual que dirigir los servicios bsicos a las perso-nas con ndices inferiores en salud y educacin po-dra ser til, pero no suficiente. Se necesitan polticasmulticulturales que reconozcan las diferencias queexisten entre los grupos para abordar aquellas in-justicias histricamente arraigadas y afianzadas en elaspecto social. Por ejemplo, simplemente gastar msen educacin para los nios de los grupos indgenasno sera suficiente, puesto que seguirn siendo des-favorecidos si todas las escuelas ensean slo en la

    lengua oficial. Aqu, la educacin bilinge podra serde utilidad. Las demandas por tierra, tales como lasdemandas de pueblos indgenas por tierras con re-cursos minerales o por la tierra poblada por los co-lonizadores blancos en el sur de frica, no se puedenresolver con polticas que extienden las oportuni-dades socioeconmicas.

    La experiencia de la India, Malasia, Sudfrica y Es-tados Unidos demuestra que las medidas de discri-minacin positiva pueden reducir las desigualdadesentre los grupos. En Malasia la relacin del ingreso pro-medio entre las poblaciones china y malaya dismi-nuy de 2,3 en 1970 a 1,7 en 1990. En Estados Unidos,la proporcin de abogados negros aument del 1,2%al 5,1% del total, y la proporcin de mdicos negros,del 1,2% al 5,6%. En la India, la distribucin de los em-pleos gubernamentales, el ingreso a la educacin su-perior y a los escaos legislativos para las castas ytribus beneficiadas por disposiciones legales especia-les ha permitido a los miembros de estos grupos salirde la pobreza e ingresar a la clase media.

    Ninguna de estas polticas carece de complejida-des, pero la experiencia de muchos pases indica quelas soluciones son posibles. Se puede cuestionar laeducacin bilinge por ser ineficaz, pero ello se debeal escaso apoyo que recibe para garantizar su calidad.Asimismo, los programas de discriminacin positivapodran refutarse por crear fuentes permanentes de de-sigualdad o por transformarse en una fuente de trficode influencias, pero su gestin es mejorable. Estas me-didas son formas de responder a las demandas de in-clusin cultural. Y tambin es necesario reconocerque en el mundo actual, ha aumentado la cantidad demovimientos en pro de la dominacin cultural que bus-can eliminar la diversidad.

    Los movimientos en pro de la dominacin cul-tural amenazan la libertad cultural. Combatir-los con medidas ilegales y antidemocrticasviola los derechos humanos y no elimina elproblema. Darles cabida de manera democrticaes un modo ms eficaz de exponer las agendasintolerantes de tales movimientos y socavar suatractivo.

    Las personas que dirigen los movimientos por ladominacin cultural creen en su propia superioridadcultural y tratan de imponer su ideologa sobre otras,tanto dentro como fuera de su comunidad. No todosesos movimientos son violentos. Algunos coaccionana otros mediante campaas polticas, amenazas yhostilidad. Los ms extremistas tambin utilizan

    Se necesitan polticas

    multiculturales que

    reconozcan las diferencias

    que existen entre los

    grupos para abordar

    aquellas injusticias

    histricamente arraigadas

    y afianzadas en el aspecto

    social

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    medios violentos como ataques motivados por elodio, expulsiones, limpiezas tnicas y genocidio.Como fuerza poltica, la intolerancia amenaza con so-brepasar los procesos polticos en pases del mundoentero. Los movimientos por la dominacin cultu-ral adoptan diferentes formas: partidos polticos,milicias, grupos violentos, redes internacionales e in-cluso la del Estado. Es ingenuo presumir que las so-ciedades democrticas son inmunes a la intoleranciay el odio.

    Con frecuencia las causas subyacentes de la apa-ricin de movimientos por la dominacin cultural in-cluyen la existencia de dirigentes manipuladores,pobreza y desigualdad, estados dbiles e ineficaces,intervenciones polticas externas y vnculos con la dis-pora. Estos factores tambin pueden inspirar movi-mientos nacionalistas, como aquellos que propicianla autonoma o la separacin. Pero los movimientospor la autonoma nacional no son lo mismo que losmovimientos por la dominacin cultural. Por unaparte, estos ltimos tienden a surgir del grupo ma-yoritario que ya controla el Estado, como los parti-dos de extrema derecha en muchos pases europeos.En cambio, muchos movimientos de autonoma na-cional pueden ser bastante liberales puesto que re-conocen la importancia de dar cabida a la diversidaddentro de un territorio autnomo y slo buscan elmismo respeto y reconocimiento que otras nacio-nes. Lo que distingue a los movimientos por la do-minacin cultural es la afirmacin de su superioridadcultural, por una parte, y su intolerancia, por otra. Elblanco de su ataque es la libertad y la diversidad.

    La pregunta es cmo lidiar con ellos? A menudolos estados han tratado de enfrentarse a estos movi-mientos con mtodos represivos y antidemocrticos:proscripcin de los partidos, detenciones extrajudi-ciales y juicios, legislacin que viola los derechosfundamentales e incluso la fuerza y la tortura indis-criminadas. Con frecuencia estas medidas suprimenlos procesos y las demandas polticas legtimas, lo quedesencadena reacciones mucho ms extremas.Cuando en 1991, el Frente Islmico de Salvacin(FIS) gan la primera vuelta de las elecciones en Ar-gelia, los militares intervinieron y proscribieron el par-tido. El resultado: una guerra civil que cost ms de100.000 vidas e impuls el desarrollo de grupos in-tolerantes y violentos.

    Contrariamente a tal fracaso, el cambio hacia lademocracia es una alternativa que da resultados. Per-mitir que los partidos de extrema derecha compitanen las elecciones puede tambin obligarlos a mode-rar sus posiciones, como en el caso del Partido de laLibertad (FP) de Austria y el Partido de Justicia yDesarrollo de Marruecos. La competencia electoralexpone otros atractivos de los dems grupos (el Par-

    tido del Progreso de Dinamarca). Adems, la acogidademocrtica proporciona a los estados la legitimidadpara perseguir los crmenes motivados por el odio,reformar los planes de estudios de las escuelas reli-giosas (Indonesia y Malasia) y experimentar con ini-ciativas comunitarias para el mejoramiento de lasrelaciones (Mozambique y Rwanda).

    El mantenimiento de una sociedad liberal dependedel respeto por el estado de derecho, de la atencin quese le presta a las demandas polticas y la proteccin delos derechos humanos fundamentales, incluso los deaquellos considerados despreciables. La intoleranciaconstituye un verdadero desafo para la libertad cultural;por ello, el medio para enfrentarla debe ser legtimo.

    La globalizacin puede amenazar las identidadesnacionales y locales. La solucin no es regresaral conservatismo ni al nacionalismo aislacionista,sino disear polticas multiculturales que pro-muevan la diversidad y el pluralismo.

    Hasta ahora la atencin se ha centrado en la forma enque los estados deben manejar la diversidad dentro desus fronteras. Pero en una era de globalizacin, los es-tados tambin enfrentan desafos fuera de sus fronte-ras, producto de movimientos internacionales de ideas,capital, bienes y personas.

    En esta poca de globalizacin, ampliar la liber-tad cultural implica nuevos desafos y dilemas. Los con-tactos entre la gente, sus valores, ideas y formas de vidase han multiplicado y profundizado de modos sin pre-cedentes. Para muchos, esta nueva diversidad es emo-cionante, incluso habilitadora. Para otros, es inquietantee inhabilitadora. Muchos temen que la globalizacinsignifique la prdida de sus valores y formas de vida:una amenaza para la identidad local y nacional. Unareaccin extrema es cerrarse a las influencias extran-jeras, un enfoque que no slo es xenfobo y conser-vador, sino tambin, regresivo, puesto que reduce enlugar de ampliar las libertades y las opciones.

    Este Informe respalda un enfoque alternativo querespeta y promueve la diversidad manteniendo, almismo tiempo, la apertura de los pases a los flujos decapital, bienes y personas. Esto exige polticas que re-flejen el objetivo de la libertad cultural, vale decir,que reconozcan y respeten explcitamente la diferen-cia cultural y a la vez aborden los desequilibrios en elpoder econmico y poltico que originan la prdida delas culturas e identidades.

    Estas alternativas se estn diseando y debatiendoen tres reas extremadamente polmicas: Las protestas de los pueblos indgenas contra las

    El mantenimiento de una

    sociedad liberal depende

    del respeto por el estado

    de derecho, de la atencin

    que se le presta a las

    demandas polticas y la

    proteccin de los derechos

    humanos fundamentales,

    incluso los de aquellos

    considerados

    despreciables

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    inversiones en sectores extractivos y la malversa-cin del conocimiento tradicional, las cuales ame-nazan su sustento.

    La demanda de los pases de que los bienes cul-turales (principalmente, el cine y los productos au-diovisuales) no reciban el trato de cualquier otrobien del comercio internacional, puesto que las importaciones de los bienes culturales pueden de-bilitar las industrias culturales nacionales.

    La demanda de los inmigrantes de que sus formasde vida obtengan cabida en la sociedad a la queinmigran as como su demanda por respeto hacialas mltiples identidades que poseen tanto en lacomunidad local como en su pas de origen. Perolas comunidades locales exigen que los inmi-grantes se asimilen y, de lo contrario, no se per-mita su ingreso al pas, puesto que temen la divisinde sus sociedades as como el debilitamiento delos valores e identidad nacionales.

    Cmo se pueden acoger estas demandas? Cmorespetar la diversidad y abordar las asimetras?

    Los pueblos indgenas, las industrias extractivas ylos conocimientos tradicionales

    Las inversiones que ignoran los derechos que tienenlos pueblos indgenas a la tierra y su importancia cul-tural as como su valor como recurso econmico ine-vitablemente suscitarn oposicin. Lo mismo sucedercon el patentamiento de los conocimientos tradicionalesen las mismas condiciones. Existen tres principiosclave: reconocer los derechos de los pueblos indge-nas al conocimiento y la tierra, garantizar que los gru-pos indgenas tengan participacin (mediante laobtencin de su consentimiento previo e informado)y elaborar estrategias para compartir los beneficios.

    Ciertas empresas y gobiernos nacionales han to-mado algunas iniciativas, aunque todava limitadas, paratrabajar con las comunidades indgenas en la planifi-cacin de nuevas inversiones. En Per, el gobierno ylas empresas han aprendido las lecciones de enfren-tamientos anteriores y han incorporado, desde 2001,a las comunidades indgenas en la toma de decisionesde la mina de cobre y zinc de Antamina. En PapuaNueva Guinea, las inversiones en proyectos de desa-rrollo comunitario acompaan las actividades extrac-tivas. En Norteamrica y Australia, la colaboracinentre compaas mineras y pueblos indgenas han sig-nificado beneficios monetarios y preservado, al mismotiempo, los estilos de vida.

    Muchos gobiernos nacionales estn tomando me-didas para reconocer el conocimiento tradicional. Ban-gladesh reconoce los derechos comunitarios a losrecursos biolgicos y el saber tradicional asociado. Elinforme sobre ejecucin de proyecto de Laos docu-

    menta el conocimiento en su Centro de Recursos enMedicina Tradicional. Sudfrica ha prometido com-partir con los san bosquimanos las ganancias que re-porten los frmacos elaborados sobre la base de susaber. Los pases ya han encontrado formas de utili-zar los sistemas existentes de derechos de propiedadintelectual para proteger el conocimiento tradicional.En Kazajstn, se utilizan diseos industriales para pro-teger las alfombras y tocados. Las indicaciones geo-grficas protegen el licor y el t de Venezuela y Vietnam.En Australia y Canad, se utilizan derechos de autory marcas registradas para el arte tradicional.

    Reconocer la diversidad significa dar cabida a lasdiferentes nociones de derechos de propiedad ascomo a la importancia cultural del conocimiento y lasformas de arte en los regmenes globales. Para esto esnecesaria la accin internacional. Si los estndares ac-tuales de propiedad intelectual no pueden dar cabidaal conocimiento tradicional o a sus atributos de pro-piedad grupal, las reglas se debern modificar. Es pre-ciso retirar los prstamos a pases y compaasdestinados a proyectos que adquieran propiedadesde forma indebida o que no compensen a las comu-nidades.

    Los bienes culturales

    Se deben proteger los bienes culturales en el comer-cio internacional para salvaguardar la diversidad cul-tural en el mundo? Las pelculas y las produccionesaudiovisuales son productos culturales? Aqu, dos sonlos principios clave: reconocer el papel que desempe-an los bienes culturales al nutrir la creatividad y la di-versidad y reconocer la situacin de desventaja en quese encuentran las pequeas industrias flmicas y au-diovisuales en los mercados globales.

    La diversidad de bienes culturales tiene su propiovalor porque aumenta las opciones del consumidor yenriquece la experiencia cultural de la gente. Pero losbienes culturales tambin se benefician de las econo-mas de escala. En consecuencia, los productos de losgrandes productores tienden a desplazar a los pro-ductos de los pequeos productores, especialmente enlos pases ms pobres.

    Cmo se puede promover la diversidad? Crearbarreras al comercio no es la respuesta, puesto que elloreduce las opciones. Sera ms til para la diversidadapoyar las industrias culturales, en lugar de aplicar aran-celes. Argentina, Brasil y Francia han experimentadocon xito con subsidios a la produccin y exoneracionesfiscales temporales para las industrias culturales, sin de-tener los flujos de productos culturales desde el ex-tranjero hacia los mercados locales. Hungra destinael 6% de los ingresos de la televisin a la promocinde pelculas nacionales. Egipto utiliza sociedades entre

    Este Informe respalda un

    enfoque que respeta y

    promueve la diversidad

    manteniendo, al mismo

    tiempo, la apertura de los

    pases a los flujos de

    capital, bienes y personas

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  • 12 INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO 2004

    el sector pblico y el privado para financiar la infra-estructura de la produccin cinematogrfica.

    La inmigracin

    Se deben asimilar los inmigrantes o se deben reconocersus culturas? Los principios clave en este tema sontres: respetar la diversidad, reconocer las mltiplesidentidades y crear lazos comunes de pertenencia a lacomunidad local. Ningn pas ha progresado graciasal cierre de sus fronteras. La inmigracin internacionalbrinda aptitudes, mano de obra e ideas, y enriquece lavida de la gente. As como no se puede defender el tra-dicionalismo y las prcticas religiosas que violan los de-rechos humanos, la asimilacin forzada no puedeconstituir una solucin viable.

    Las identidades no son excluyentes. Consideremosel siguiente testimonio de un malayo en Noruega: Amenudo me preguntan cunto tiempo he vividoaqu; 20 aos`, digo yo. Con frecuencia la obser-vacin que sigue es Ah, ya es casi un noruego!Aqu el supuesto es que soy menos malayo, ya quelo comn es considerar que la identidad es una di-nmica en la que se pierde por un lado lo que segana por el otro, como si al sumar ms de una iden-tidad le restsemos a la otra. En cierta forma seconsidera a la identidad como una caja cuadradade un tamao fijo.

    En la mayora de las polticas que aplican los pa-ses del mundo, predominan dos enfoques frente a lainmigracin: la diferenciacin (los inmigrantes man-tienen sus identidades, pero no se integran al resto dela sociedad) y la asimilacin (sin la opcin de mante-ner la antigua identidad). Sin embargo, se estn intro-duciendo nuevos enfoques multiculturales quereconocen las identidades mltiples. Esto supone noslo promover la tolerancia y la comprensin cultural,sino tambin dar cabida especfica a las prcticas reli-giosas, la vestimenta y otros aspectos de la vida cotidiana.Tambin incluye reconocer que los inmigrantes care-cen de influencia y viven en la inseguridad ante la ex-plotacin y entregar apoyo a la integracin, por mediode la enseanza de la lengua del pas de destino y ser-vicios de bsqueda de empleo.

    Los pases estn extendiendo los derechos a laparticipacin cvica a los no ciudadanos: denizenship

    (o condicin de ciudadana para extranjeros) (Blgica,Suecia). Y ahora ms de 30 pases aceptan la doble ciu-dadana. Para reducir los malentendidos y prejuicios,la Oficina del Comisionado del Senado de Berln parala Integracin y la Migracin financia organizacionesde inmigrantes, utiliza campaas de informacin p-blica y ofrece asesoras legales en 12 idiomas para ayu-dar en los empleos y enfrentar la discriminacin.

    Pero estas polticas son cuestionadas. La educacinbilinge en Estados Unidos y el uso del velo en Fran-cia son temas conflictivos. Algunos temen que desafenalgunos de los valores ms fundamentales de la socie-dad, como el compromiso de adoptar la cultura esta-dounidense o los principios franceses de secularismoe igualdad de gnero.

    * * *

    Extender las libertades culturales es un objetivo im-portante para el desarrollo humano, el cual necesitaatencin urgente en el siglo XXI. Todas las personasdesean contar con la libertad de ser quienes son. Todaslas personas desean contar con la libertad de expre-sar su identidad como miembros de un grupo quecomparte compromisos y valores, sean stos la nacio-nalidad, la etnia, la lengua o la religin o bien se tratede la familia, la profesin o una vocacin.

    La globalizacin est impulsando cada vez ms in-teracciones entre los habitantes del planeta. Estemundo necesita un mayor respeto por la diversidad yun compromiso ms firme con la unidad. Los indivi-duos deben liberarse de las identidades rgidas si de-sean formar parte de sociedades diversas y defenderlos valores cosmopolitas de la tolerancia y el respetopor los derechos humanos universales. Este Informeproporciona una base para analizar la forma en que lospases pueden permitir que esto suceda. Si algo nos haenseado la breve historia del siglo XXI es que eva-dir estas interrogantes no es una alternativa viable.

    Los individuos deben

    liberarse de las

    identidades rgidas si

    desean formar parte de

    sociedades diversas y

    defender los valores

    cosmopolitas de la

    tolerancia y el respeto por

    los derechos humanos

    universales

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