2.2.1.conquista-catàstrofedemogr

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www.medigraphic.org.mx Historia y filosofía de la medicina ANALES MEDICOS Vol. 55, Núm. 4 Oct. - Dic. 2010 pp. 217 - 223 * Dirección General. Biblioteca electrónica Medigraphic: Literatura Biomédica. Recibido para publicación: 08/02/11. Aceptado: 17/02/11. Correspondencia: Dr. José Rosales Jiménez [email protected] Como consecuencia del descubrimiento de Améri- ca y del establecimiento del comercio trasatlántico europeo el equilibrio sanitario de las poblaciones nativas se vio gravemente afectado. Las enferme- dades que portaban los blancos resultarían mucho más desastrosas que sus armas de fuego. Un hálito de muerte se respiraba y se extendía por todas las regiones por donde incursionaban. El origen de la hecatombe Hace 40 mil años, cuando arribaron los primeros pobladores al continente americano dejaron atrás la tierra asiática y con ésta a las endemias de esa pri- migenia región. La marcha de aquellos grupos nó- madas desembocaría en la gigantesca odisea de co- lonizar un continente entero en apenas 20 milenios y en la diversificación de una enorme variedad de culturas. Sin embargo, cuando aquellos grupos nó- madas quedaron finalmente aislados del Viejo Mun- La mayor catástrofe demográfica de la historia José Rosales-Jiménez* ABSTRACT The spread of several infecto-contagious diseases was one of the most important results from the interchange between the popula- tions from the New and the Old Continent. Wherever the conquer- ors arrived, they carried with them the scourge of epidemics. America’s inhabitants would face the hardest challenge of their entire history. The greatest demographic disaster of all time was about to happen. Key words: Smallpox, measles, influenza, malaria, syphilis, epidemic, pandemic, America. RESUMEN Uno de los resultados más impactantes e inmediatos del contacto entre las poblaciones del nuevo y el viejo continente fue la propa- gación de diversas enfermedades infectocontagiosas. A donde quiera que llegaron los europeos llevaron consigo el flagelo de las epidemias. Los habitantes de América enfrentarían la más dura prueba de toda su historia. Se avecinaba la mayor catástrofe demo- gráfica de todos los tiempos. Palabras clave: Viruela, sarampión, influenza, paludismo, sífilis, epidemia, pandemia, América. do, no sólo se rompió el lazo cultural que los ligaba con los grupos humanos de Asia, sino también el vínculo inmunológico. Este hecho tendría conse- cuencias dramáticamente insospechadas. No sabemos exactamente el momento en que los primeros asiáticos cruzaron el estrecho de Be- ring y llegaron a tierras de América. De cualquier manera, es seguro que esto debió de haber tenido lugar hace entre 40 mil y 30 mil años. También lo es que al continente americano no llegó un solo grupo de nómadas, sino muchos de ellos a lo largo de unos 25 milenios, mientras la última glaciación mantuvo abierto un puente entre los extremos noroeste de América y noreste de Asia. Independientemente de cuándo y cuántas bandas humanas migratorias arribaron a las tierras americanas, cada una de ellas no podía estar inte- grada por muchos individuos. No pudo haber sido de otra forma porque su sistema de vida, basado en la caza y la recolección, no permitía sostener y al mismo tiempo mantener agrupados en un solo clan a muchos sujetos. Como máximo, cada grupo nómada de aquellos recolectores-cazadores debió de integrarse apenas por unas decenas de miem- bros. Este hecho y el que quedaran aislados sería el sustrato que nutriría la debacle por venir. www.medigraphic.org.mx

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diversas enfermedades en el viejo y nuevo mundo

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    Historia y filosofa de la medicinaANALES

    MEDICOS

    Vol. 55, Nm. 4Oct. - Dic. 2010

    pp. 217 - 223

    * Direccin General. Biblioteca electrnica Medigraphic: Literatura Biomdica.

    Recibido para publicacin: 08/02/11. Aceptado: 17/02/11.

    Correspondencia: Dr. Jos Rosales [email protected]

    Como consecuencia del descubrimiento de Amri-ca y del establecimiento del comercio trasatlnticoeuropeo el equilibrio sanitario de las poblacionesnativas se vio gravemente afectado. Las enferme-dades que portaban los blancos resultaran muchoms desastrosas que sus armas de fuego. Un hlitode muerte se respiraba y se extenda por todas lasregiones por donde incursionaban.

    El origen de la hecatombe

    Hace 40 mil aos, cuando arribaron los primerospobladores al continente americano dejaron atrs latierra asitica y con sta a las endemias de esa pri-migenia regin. La marcha de aquellos grupos n-madas desembocara en la gigantesca odisea de co-lonizar un continente entero en apenas 20 mileniosy en la diversificacin de una enorme variedad deculturas. Sin embargo, cuando aquellos grupos n-madas quedaron finalmente aislados del Viejo Mun-

    La mayor catstrofe demogrfica de la historia

    Jos Rosales-Jimnez*

    ABSTRACT

    The spread of several infecto-contagious diseases was one of themost important results from the interchange between the popula-tions from the New and the Old Continent. Wherever the conquer-ors arrived, they carried with them the scourge of epidemics.Americas inhabitants would face the hardest challenge of theirentire history. The greatest demographic disaster of all time wasabout to happen.

    Key words: Smallpox, measles, influenza, malaria,syphilis, epidemic, pandemic, America.

    RESUMEN

    Uno de los resultados ms impactantes e inmediatos del contactoentre las poblaciones del nuevo y el viejo continente fue la propa-gacin de diversas enfermedades infectocontagiosas. A dondequiera que llegaron los europeos llevaron consigo el flagelo de lasepidemias. Los habitantes de Amrica enfrentaran la ms duraprueba de toda su historia. Se avecinaba la mayor catstrofe demo-grfica de todos los tiempos.

    Palabras clave: Viruela, sarampin, influenza, paludismo,sfilis, epidemia, pandemia, Amrica.

    do, no slo se rompi el lazo cultural que los ligabacon los grupos humanos de Asia, sino tambin elvnculo inmunolgico. Este hecho tendra conse-cuencias dramticamente insospechadas.

    No sabemos exactamente el momento en quelos primeros asiticos cruzaron el estrecho de Be-ring y llegaron a tierras de Amrica. De cualquiermanera, es seguro que esto debi de haber tenidolugar hace entre 40 mil y 30 mil aos.

    Tambin lo es que al continente americano nolleg un solo grupo de nmadas, sino muchos deellos a lo largo de unos 25 milenios, mientras laltima glaciacin mantuvo abierto un puente entrelos extremos noroeste de Amrica y noreste deAsia. Independientemente de cundo y cuntasbandas humanas migratorias arribaron a las tierrasamericanas, cada una de ellas no poda estar inte-grada por muchos individuos. No pudo haber sidode otra forma porque su sistema de vida, basadoen la caza y la recoleccin, no permita sostener yal mismo tiempo mantener agrupados en un soloclan a muchos sujetos. Como mximo, cada gruponmada de aquellos recolectores-cazadores debide integrarse apenas por unas decenas de miem-bros. Este hecho y el que quedaran aislados serael sustrato que nutrira la debacle por venir.

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    Un virulento destino

    En la dinmica de las enfermedades infectoconta-giosas intervienen distintos factores que hacen po-sible su permanencia dentro de una poblacin (esdecir, como endemia). Entre ellos la virulencia ypatogenicidad del agente; la edad, estado fsico ynutricional, y susceptibilidad del hospedero. Enesa dinmica tambin es muy importante si el mi-croorganismo cuenta o no con reservorios. Si nolos tiene, para que la enfermedad se mantenga ac-tiva dentro de una poblacin hace falta un mnimoindispensable de individuos. Esta cantidad de suje-tos, que podemos llamar masa crtica, vara deacuerdo a las caractersticas patognicas del micro-organismo: vas de contagio, periodo de incuba-cin, tiempo de duracin de la fase de contagio;as como de la capacidad y tipo de respuesta inmu-nolgica (temporal o permanente) de la vctima.As las cosas, el sarampin (una virosis humanaque no tiene reservorios animales) para podermantener un curso endmico necesita de un indivi-duo susceptible cada 14 das (porque ste es eltiempo durante el cual mantiene su capacidad in-fectante). Pero esta situacin se da slo en condi-ciones ideales (para el virus, claro); en la prctica,ya que la infeccin genera en el hospedero inmu-nidad permanente, para que la enfermedad semantenga activa requiere de una masa crtica supe-

    rior a los 300 mil individuos y que posea un mni-mo constante de 40% de sujetos susceptibles. Tar-de o temprano, en cualquier grupo que tenga unacifra menor a la sealada y que est aislado decontagios externos, la enfermedad desaparecer.Resulta claro, entonces, porqu la enfermedad sa-rampionosa no aquejaba a las poblaciones ameri-canas. Cada banda nmada que cruz el estrechode Bering hacia Amrica ni remotamente estaba in-tegrada por un millar de miembros. Por esa razn,una vez aislados de los contactos asiticos, entreaquellos grupos de cazadores-recolectores el sa-rampin seguramente desapareci en cuando mu-cho el trmino de una generacin. A partir de esemomento y por varios miles de aos todos los ha-bitantes de Amrica se mantuvieron vrgenes a laenfermedad.

    Mucha gente, fuera del ambiente de las cienciasbiomdicas, errneamente supone que el saram-pin es una enfermedad benigna. Nada ms equi-vocado. La susceptibilidad humana a la infeccines universal, siendo una enfermedad sumamenteagresiva entre las poblaciones vrgenes. En 1951,por ejemplo, desembarc en Groenlandia un porta-dor de sarampin y la epidemia y la mortalidad nose hicieron esperar. El 99.9% de los habitantes sevieron afectados y la cifra de mortandad alcanzla exorbitante cifra de 1,800 por 100,000 habitan-tes. Por otra parte, la enfermedad resulta todavams severa en las poblaciones desnutridas porquelos miembros de sta tienen disminuida la inmuni-dad celular. Por si fuera poco el sarampin puedeconsiderarse como una enfermedad anergetizante(es decir, que consume y disminuye las defensasdel hospedero), lo cual condiciona una mayor sus-ceptibilidad a otras infecciones (superinfeccin).La aparicin de esta enfermedad por s sola hubie-ra bastado para ocasionar una enorme mortandadentre las poblaciones americanas.

    Pero por lo menos dos enfermedades ms con-tribuyeron a que la hecatombe alcanzara propor-ciones espeluznantes: la viruela y la influenza.La primera puede llegar a ocasionar una mor-tandad del 30 a 95% del total de individuos afec-tados, dependiendo de la forma de presentacinde la enfermedad (hemorrgica [o arrasadora],maligna y ordinaria; mortalidades de 95-100%,

    Figura 1. El aislamiento de los grupos humanos en Amrica setraducira en una ruptura con las endemias del Viejo Mundo. Esehecho, 40 mil aos despus sera la causa de la mayor debaclede la historia.

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    85-90% y 30%, respectivamente). El terrible sa-rampin comparado con la viruela resulta unainfeccin menor.

    La viruela al igual que el sarampin carece dereservorios animales;* el virus puede permanecerviable hasta por 18 meses en las costras de los in-fectados y, bajo ciertas condiciones especiales detemperatura y humedad, durante seis semanas enobjetos contaminados. La viruela no es una infec-cin tan contagiosa; sin embargo, una vez que seadquiere es sumamente grave. Al igual que el sa-rampin, para mantener un curso endmico requie-re de una masa crtica de varios miles de habitan-tes. Justamente, por razones similares a las aduci-das para la enfermedad sarampionosa, la viruelano exista entre las poblaciones de la Amrica pre-colombina. Aunque se ha discutido mucho, porcondiciones equiparables es posible que la influen-za tampoco se encontrara entre las enfermedadesde los americanos autctonos. La influenza es unavirosis que por s misma puede ser causa de unagran mortandad. Ante todo este panorama, resultaevidente que el equilibrio sanitario de los pueblosde Amrica sera radical e inevitablemente trastor-nado. Hacia 1492 una fatal tormenta se cerna so-bre las tierras americanas. La muerte encontrarano un campo, sino un continente entero para blan-dir su azadn. Por horriblemente increble quepueda parecer, en slo 50 aos la mortandad en al-gunas regiones alcanz cifras tan descomunalescomo el 98% de las poblaciones. Decenas y dece-nas de millones de aborgenes sucumbieron anteaquellos males para los que no tenan ninguna de-fensa. El destino de las poblaciones americanas leshaba conseguido una cita con los apocalpticos ji-netes de la peste y la muerte. Ese encuentro habasido pactado haca 40 mil aos.

    El hlito mortal

    Casi inmediatamente despus del descubrimientode Amrica, aparecen las primeras epidemias de

    viruela y sarampin entre las poblaciones de las is-las caribeas: Una tras otra sufran las consecuen-cias de las devastadoras enfermedades.

    La isla de La Espaola prcticamente perdi atoda su poblacin nativa. Otras, como Cuba, Ja-maica y Puerto Rico, tambin fueron terriblementediezmadas. Aunque en la hecatombe caribea elprincipal papel lo jugaron las epidemias, el inhu-mano trato que sufran los explotados aborgenescontribuy en buena medida a su desaparicin. Dehecho el debilitamiento y la desnutricin resultan-tes del maltrato fueron factores que abonaron anms el campo de las epidemias. Los nativos ha-ban resultado sumamente susceptibles a las enfer-medades transmitidas por va respiratoria (inclui-das, desde luego, el sarampin, la viruela y la in-fluenza). Por esa razn se deca que el hlito de losespaoles mataba al indio. El despoblamiento delas islas antillanas fue tan enorme, que los espao-les se vieron forzados a importar mano de obra deotras regiones. Primero de la regin del Darin (enPanam) y despus directamente del frica.

    Esa necesidad fue precisamente lo que guiara alas primeras exploraciones espaolas hacia lamasa continental.

    Para 1517 los estragos de las epidemias en lasislas caribeas haban hecho sucumbir casi total-mente a la poblacin lugarea. As, ante la amena-za de quedarse sin su esclavizada mano de obra,los emprendedores colonos constantemente orga-nizaban expediciones para reclutar nuevos trabaja-dores para su empresa esclavista. Fue en ese aocuando el conquistador y gobernador de Cuba,Diego Velzquez de Cullar, organiz una expedi-cin que sera guiada por Francisco Hernndez deCrdoba. El rumbo de este periplo llevara directa-mente a este espaol a descubrir las costas deMxico. Un ao despus, el 18 de noviembre, otrahistrica expedicin parta de la isla de Cuba rum-bo a los nuevos territorios recin descubiertos.sta era comandada por Hernn Corts. Tres aosdespus, el 13 de agosto de 1521, consumaba laenorme epopeya de conquistar al gran imperiomexica, el mayor y ms poderoso estado de Meso-amrica. Indiscutiblemente esa hazaa fue posiblegracias al genio militar desplegado por el conquis-tador de Mxico. Tambin, desde luego, porque a

    * El que la viruela no tenga reservorios animales y gracias a lasintensas campaas de vacunacin mundial fue posible que en1977 (fecha en que se registr el ltimo caso ocurrido en for-ma natural) se considerara erradicada del planeta.

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    sus escasas huestes se sumaron como aliados milesde nativos que sufran la opresin de los mexicas.Sus filas fueron nutridas especialmente por los ha-bitantes del seoro de Tlaxcala.

    Pero, en la guerra contra Tenochtitln, no slocont con el apoyo de los tlaxcaltecas. No, a laempresa blica de Corts se agreg un inesperadoy temible protagonista: la viruela. Durante los 18meses que precedieron a la cada de la ciudad deTenochtitln sucumbieron ms de 250 mil mexi-cas. La gran mayora como resultado del hambre yla epidemia que cundi durante el sitio de la capi-tal del imperio. El mismo Cuitlhuac, el empera-dor que sucedi a Moctezuma II, sucumbi delmal durante el asedio. Una vez consumada la con-quista, Hernn Corts dispuso medidas para crearun comercio tipo europeo. Impuls las actividadesde la agricultura y la ganadera. Con ello tratabade sentar las bases que hicieran atractiva la inmi-gracin de las tierras recin conquistadas, que aho-ra eran conocidas como la Nueva Espaa. Pronto,desde luego, llegaron inmigrantes ibricos que,ms que colonizar, buscaban conseguir gloria yfortuna. Con los nuevos colonos llegaran tambinenormes tribulaciones para la poblacin aborigen.

    Es comn suponer que la crueldad y la opresinde los espaoles sobre los indios fue la causa prin-cipal de la casi desaparicin de las culturas de laAmrica precolombina. Sin embargo, en bien de lasimetra histrica y en honor de la verdad, debe-mos sealar que slo es cierto en parte. En la his-toria del mundo muchos pueblos han sido someti-dos con muchsima ms crueldad; y la violenciaextrema, aunque ha sido causa de holocaustos,nunca lo ha sido de debacles demogrficas y cul-turales. Las fechoras de los conquistadores ibri-cos no hubieran sido un mal suficiente para llevara las poblaciones al grado de exterminio que al-canzaron. Adems, slo algunos espaoles fueronespectacularmente crueles en su opresin hacia losaborgenes. Y, por otra parte, lo que menos hubie-ran deseado los conquistadores habra sido que-darse sin la fuente de mano de obra que manabade los pueblos sometidos. No, en la colosal heca-tombe de las poblaciones nativas de Amrica, losmayores hados funestos estuvieron personificadospor un flagelo distinto: las pandemias.

    La gran hecatombre

    La dispersin de la primera gran enfermedad porla masa continental de Amrica se inicia precisa-mente con el arribo de Narvez a Mxico, cuan-do uno de sus soldados afectado de viruela inicia(sin saberlo ni proponrselo) el contagio y la pro-pagacin entre la poblacin aborigen. En 1531desembarca en Veracruz un marino espaol queviene acompaado no slo de sueos de riquezay poder, sino de un mal que resultar catastrficopara los indios: el sarampin. Esta enfermedad r-pidamente se extiende por la costa oriental deMxico, de ah a la cuenca del Anhuac y final-mente a la costa pacfica. En un abrir y cerrar deojos se desata la pesadilla. Los horrores de la vi-ruela y del sarampin cobran millones de vcti-mas en unos cuantos aos.

    Aunque no existen registros exactos, se ha esti-mado que antes de la conquista la poblacin abo-rigen de la Nueva Espaa quiz haya llegado aunos 25 millones. Pero el efecto acumulativo delas epidemias hizo que descendiera a unos 17 mi-llones en 1532. Para 1548 apenas llegaba a unosseis millones. Y para 1579 la cifra haba dismi-nuido a la increble cantidad de dos millones. El92% del total de la poblacin india haba sucum-bido! Las regiones costeras de Mxico, tanto delPacfico como del Golfo, quedaron prcticamentedeshabitadas. El Valle de Mxico perdi ms del80% de sus nativos. Mientras tanto, en el Per sevivan horrores similares o, si cabe imaginarlo,an peores.

    Como consecuencia de las epidemias, en el va-lle de Rimac (donde se encuentra la actual ciudadde Lima) la mortandad alcanz la terrorfica cifrade 95%. En la regin costera del antiguo imperioinca la situacin fue mucho ms trgica, al gradoque desaparecieron poblaciones enteras. Unos cienaos despus an haba pruebas que testificabanaquel pavoroso desastre. En 1685, mientras efec-tuaba un viaje de la ciudad de Lima a la de Paita,el marqus de Varinas describi:

    Observa uno a breves intervalos montones decalaveras y huesos de estos desdichados, quehorrorizan a quienes viajan por el camino.

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    ESTE DOCUMENTO ES ELABORADO POR MEDIGRA-PHIC

    El mismo marqus de Varinas estim que, delos dos millones de indios que en otro tiempo habi-taban la regin costera de Paita, apenas sobrevi-van uno 20 mil. La mortandad, pues, haba llega-do a la sobrecogedora cifra de 99% del total de lapoblacin.

    Lo mismo en Mxico que en Per la tremendacatstrofe slo requiri de un poco ms de 50 aospara consumarse. Durante el curso de las terriblespandemias de viruela y sarampin, y de otras en-fermedades que se sumaran a stas, Amrica per-di no menos de 50 millones de habitantes. Encomparacin, la peste bubnica que asol aEuropa durante el siglo XIV cobr unos 25 millo-nes de vidas, lo cual tampoco deja de ser aterra-

    dor. En trminos proporcionales tambin podemosevaluar la magnitud de una y otra debacles: la pes-te alcanz una mortandad de 33% entre las pobla-ciones europeas, mientras que las pandemias sufri-das en los territorios conquistados por los espao-les en el Nuevo Mundo costaron la vida a ms del90% de los habitantes nativos.

    Nunca antes ni despus la historia del mundo haregistrado una catstrofe demogrfica de tan des-comunal magnitud.

    Otros parsitosse agregan al festn

    Pero por increble que parezca lo anterior, las co-sas no terminaron ah. An haban de llegar nue-vos flagelos de una letalidad extrema al continenteamericano: lepra, difteria, peste bubnica y tifus,las cuales provenan directamente del congestio-nado mundo Mediterrneo. Tambin arribaron lafiebre amarilla y la malaria, pero stas venan conel inhumano cargamento de las bodegas de los bu-ques negreros provenientes de frica. Pero estasenfermedades por lo menos parecan no tener pre-juicios raciales. Lo mismo afectaban a espaoles,que a indios, mestizos o negros.

    Respecto a estos males, sin embargo, se ha dis-cutido mucho sobre si ya existan o no en Amricaa la llegada de los europeos. No es fcil dilucidarla cuestin, pero en general se acepta que son en-fermedades importadas al Nuevo Mundo. De cual-quier manera tambin participaron del macabrofestn que diezm a las poblaciones autctonas deAmrica. La viruela, el sarampin y las condicio-nes en que eran mantenidos haban sangrado y de-bilitado tanto a los nativos, que ya prcticamenteera un terreno frtil para cualquier infeccin. To-das adquirieron caractersticas endmico-epidmi-cas y su conjuncin fue la causa de la enorme tra-gedia demogrfica.

    Nunca antes ni despus una poblacin haba en-frentado al mismo tiempo tantas epidemias de en-fermedades tan letales. Cada nombre de ellas, vi-ruela, peste, influenza, sarampin, malaria, etcte-ra, evoca por s mismo una tragedia en la historiahumana. Y ahora las poblaciones nativas de los te-rritorios conquistados por los europeos en Amrica

    Figura 3. Imagen de un cementerio saqueado cerca del valle deRimac en Per.

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    deban enfrentarlas a todas en condiciones total-mente desventajosas: sin contar con ninguna de-fensa inmunolgica; vrgenes de contactos pre-vios; sufriendo guerras, asedio y opresin; y conuna calidad de vida disminuida. Pero lo ms pas-moso de todo no es la exorbitante magnitud queesas terribles pandemias alcanzaron ni la espeluz-nante mortandad que ocasionaron. No, lo verdade-ramente increble es que hubieran quedado sobre-vivientes. De hecho, en algunos sitios, no quedninguno. Tal fue el caso de los habitantes origina-les de las islas del Caribe. La extincin de la po-blacin nativa de las Antillas fue total: en 1540 noquedaba ni un solo sobreviviente. Los cuatro apo-calpticos jinetes: guerra, hambre, peste y muerte,sometieron a Amrica a la ms dura prueba conce-bible. Despus de enfrentarlos y del enorme tribu-to pagado, resulta casi milagroso ya no slo el quequedaran sobrevivientes, sino el que las poblacio-nes nativas que no desaparecieron se recuperaranal grado de manifestar la suficiente fuerza paracrear nuevas naciones.

    La ruta de los colonizadores

    La aparicin de la lepra en Amrica ha sido un as-pecto muy polemizado. Los que sostienen que yaprevaleca en el Nuevo Mundo antes de la llegadade los europeos apoyan su tesis en el hecho deque Moctezuma, al lado de su palacio, tena unhospital llamado Netlatiloyan, donde, suponen,alojaba a enfermos de lepra. Pero la afirmacin pa-rece no tener validez. En las Cartas de Relacinque el conquistador Corts envi al emperadorCarlos V se expone una serie de pormenores sobrelos indgenas de la Nueva Espaa, pero ningunosobre la descripcin de las deformaciones que sue-len tener algunos enfermos de lepra. A su vez, ensu obra Historia Verdadera de la Conquista de laNueva Espaa, Bernal Daz del Castillo detallaampliamente el aspecto fsico de quienes eranaquejados por el vitligo (o mal del pinto); sin em-bargo, en ninguna parte hace referencia a las con-tracturas de los dedos, las deformaciones de lasmanos, la facies con ndulos o a otros sntomasclsicos que afectan a los enfermos de lepra. Porotra parte, en el caso de Mxico, hasta hace algn

    tiempo se podan distinguir claramente tres focosde incidencia de lepra. El primero, el ms antiguo,corresponde al peninsular (ubicado en los actualesestados de Campeche y Yucatn). El segundo es elnoroccidental, el cual abarca todos los estados cos-teros desde Sonora hasta Oaxaca y una buena par-te de los del centro (Guanajuato, Quertaro, Mi-choacn, Morelos, parte de Puebla y el Distrito Fe-deral). El tercero incluye el sur de los estados deTamaulipas, Nuevo Len y Coahuila. El segundofoco de lepra es el ms importante. Su alta inciden-cia parece obedecer a razones histricas. Cuandolos espaoles iniciaron la conquista y colonizacinde las regiones del norte de la Nueva Espaa sedesplazaron exactamente por los territorios de losestados antes mencionados. Por la misma rutaavanzaron tambin los misioneros cristianos. As,siguiendo la costa del Pacfico, al tiempo que fun-daban misiones en cada uno de aquellos estados,diseminaban la cruel enfermedad. El que el focopeninsular sea el ms antiguo parece deberse a quefue esa zona a la que primero arribaron los ibri-cos. Aparentemente la lepra fue uno ms de los te-rribles males surgidos de la caja de Pandora quelos europeos abrieron en el continente americano.

    De Amrica para el mundo

    Pero no todo fue recibir. Amrica tambin contribu-y a la nueva distribucin cosmopolita de las pato-logas. Y si bien las que aport no fueron causa dedesastres demogrficos, tampoco fueron peritas endulce. El caso ms destacado fue la sfilis. Esta en-fermedad venrea al parecer tuvo su origen en lameseta andina y de ah se haba extendido a todoslos sitios de avanzada a los que los incas se habanextendido y aun a sitios todava ms lejanos, comolas islas del Caribe. Es casi seguro que en esa zonafue donde los espaoles la adquirieron. De hecho sedice que el primer europeo que la padeci y muride ella (en 1943) fue Martn Alonso Pinzn, coman-dante de la carabela La Pinta, una de las tres na-ves del histrico viaje efectuado por Coln.

    Su difusin por el Viejo Mundo al parecer seinici en Pars en 1495, sugirindose que fue pro-pagada por Francia y otros pases como resultadode la intensa vida (sexual, desde luego) de los mer-

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    cenarios del ejrcito de Carlos III de Francia. Conuna extraordinaria velocidad, rpidamente adoptun curso endmico-epidmico. En aquel mismoao de 1495 se encontraba ya en Alemania y Sui-za. Al ao siguiente en Holanda y Grecia. En 1497arriba a las Islas Britnicas y dos aos despus aHungra y Rusia. En 1503 se le registra en China yen 1569 en el archipilago japons. En apenas 70aos haba sido cubierto todo el Viejo Continente.En esa fantstica diseminacin todos intervinieron,pobres y ricos, nobles y plebeyos, laicos y religio-sos. Algunos personajes clebres que la padecie-ron fueron el emperador Carlos V, los reyes Fran-cisco I y Carlos IX de Francia, Benvenuto CellinimCarlos de Lorraine, y muchos otros ms, incluyen-do prncipes y magnates de la Iglesia Catlica.

    Por paradjico que pueda parecernos, en un ini-cio se consider como signo de distincin padecerla enfermedad. Sin duda porque resaltaba credibi-lidad a las escaramuzas sexuales de los varonesque la padecan. Tambin en parte, debi debersea que las manifestaciones de las etapas primaria ysecundaria son relativamente benignas y a queaparentemente sanaban espontneamente. Sinembargo, la enfermedad en realidad entraba enuna fase de latencia (de 2 a 20 aos), despus dela cual por lo menos 40 de cada 100 infectados de-sarrollaran las severas lesiones de la sfilis tarda,que lo mismo podan afectar el sistema cardiovas-cular que el nervioso. As, cuando los europeosempezaron a visualizar lo que haban adquiridonadie quiso ya jactarse de portar tan exquisita en-fermedad. Adems, tambin result evidente quelas mujeres que padecan sfilis la transmitan a sushijos. Con esta enfermedad venrea no haba nadade qu presumir y s mucho de lo cual avergon-zarse. De hecho, las naciones de Europa trataronde achacar la paternidad de la terrible sfilis al co-rrespondiente pas enemigo. Los franceses, porejemplo le llamaron mal espaol. Y, en pago asus atenciones, los hispanos la denominaron malde las galias o mal francs. La verdad es quelos europeos la adquirieron en Amrica y ya en elviejo continente se propag por el resto del mun-do, lo cual indica (por si algn ingenuo imaginabalo contrario) que la libertad sexual y la promiscui-dad no son fenmenos exclusivos de nuestra po-

    ca. No fue sino hasta mediados del siglo pasado,con el advenimiento de la antibioticoterapia, cuan-do el curso endmico-epidmico de la sfilis pudoser controlado. Durante ms de 400 aos este malvenreo surgido en Amrica hizo estragos en laspoblaciones del mundo.

    Por sus alcances, adems de la sfilis, slo otromal nacido en Amrica y llevado a todo el mundopodra compararse con los que llegaron a ella. Setrata nada menos que del tabaquismo. Inocente-mente fue introducido en Europa y de ah llevadoa todos los rincones del planeta. Pasado el tiempo,ya con un impresionante respaldo de intereses eco-nmicos, tal vez llegue (si no es que ya lo hizo) acobrar tantas vctimas en el mundo como lo hicie-ran el sarampin y la viruela en Amrica.

    Por ltimo destaquemos que nadie, que sea me-dianamente inteligente y que est libre de pasionesraciales, puede imputar a un pueblo, a una nacino a un continente, los estragos causados por enfer-medades que han existido en forma natural en elmundo. Las enfermedades de la humanidad nacie-ron con la especie misma y le han acompaado yflagelado desde la noche de los tiempos. Por mile-nios las poblaciones aisladas del mundo habanmantenido un delicado equilibrio con las enferme-dades parasitarias locales, pero ms tarde o mstemprano haba de ser roto. As, el que los pueblosde la Amrica precolombina sufrieran la mayor ca-tstrofe demogrfica de todas las pocas, era slocuestin de tiempo. Y esa espeluznante historia sefragu no en el siglo XVI con la expansin euro-pea en Amrica, sino hace 40 mil aos cuandouna eventualidad biolgica marc el destino sani-tario de los descendientes de aquellos grupos n-madas que cruzaron de Asia a tierras americanas.

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