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Uno le preguntó a Jesús:
Él les dijo:
“Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán” (…)
“ Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos” (Lc 12, 23-30)
Ya en algunos textos de los profetas se anuncia
una salvación que rompe las fronteras
de los pueblos para abrirse a horizontes
de universalidad.
( Is 66,18-21)
San Pablo recuerda que la persona puede llegar al conocimiento de Dios, gracias a su propia razón cuando lee adecuadamente la maravilla de la creación. (Rom 1,20)
El Papa Pablo VI en la exhortación “Evangelii Nuntiandi nº 80”
“Los hombres podrán salvarse por otros caminos,
gracias a la misericordia de Dios, si nosotros no les anunciamos el Evangelio;
pero ¿podremos nosotros salvarnos si por negligencia, por miedo, por vergüenza, o por ideas falsas omitimos
anunciarlo?”
También Jesús parece hacerle un quiebro a la pregunta de un curioso
que quería saber si son pocos los que se salvan.
Para el Maestro, la pregunta teórica es ociosa.Importa más la cuestión práctica:
“Esforzaos por entrar por la puerta estrecha”
La imagen de la puerta resulta evidente para todos.
Hoy vemos a muchos que no se acercan a ella,
por ignorancia o por falta de fe.
Pero es fácil adivinar la frustración de los que
pretenden entrar en el Reino de Dios y encuentran cerrada
la puerta.
Jesús alude a esas justificaciones a las que apelamos continuamente.
Ante la puerta cerrada algunos aducen falsos derechos:
“Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Nos creemos cristianos:
La respuesta del “amo de la casa” resuena con un eco dramático:
Para ser conocidos por el Señor no basta haberse acercado
superficialmente a los signos sociales que bordean las fronteras de la fe.
El relato concluye con una advertencia bien conocida:
“Los últimos serán primeros”
Los últimos eran los seguidores de Jesús procedentes del mundo pagano.
Eran mirados con desdén por los de origen judío.
Pero también en ellos había hecho maravillas el Señor.
“Los primeros serán los últimos”
Los primeros eran los hijos de Israel,
depositarios de la Ley de Moisés y guardianes de la Alianza.
Pero muchos de ellos se negaron a aceptar a Jesús
como Mesías.
Habrán de cuidar que esa fe se mantenga viva y dinámica para no quedar descalificados.
Los primeros son también los que se glorían de su pertenencia secular a la Iglesia.
Señor Jesús, te pedimos que nuestros pueblosno pierdan la fe de nuestros mayores y que,con la ayuda de tu gracia, conservemos la fe en tu palabra. Amén.