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  • Ressenyes Papers 2014, 99/3 409

    La aparicin del ensayo Ciencias sociales y naturaleza humana: Una invitacin a otra sociologa y sus aplicaciones prcticas es una buena noticia por varias razones. Por un lado, porque sintetiza, de manera lcida y hasta cierto punto novedosa, los principales loci de la sociologa acad-mica, pero, y es lo importante, porque sugiere la reconceptualizacin de esos mismos temas desde otra perspectiva: la naturalista. El volumen tiene, pues, dos caras: sirve como manual acadmico para la asignatura de Sociologa Aplicada, del grado de Administracin y Direccin de Empresas, Econmicas y Turismo, de la UNED, y, por otro lado, pretende aportar una slida base al desarrollo del debate sobre los lmites de la explicacin sociolgica y la naturaleza humana. Con un estilo plagado tanto de referencias acadmicas como de cultura popular, es de agradecer el intento de reorganizar los temas bsicos de la sociologa (economa y antropologa), sin repetir mecnica-mente los esquemas tpicos de los prin-cipales textos acadmicos.

    El trabajo de los hermanos Castro Nogueira y Julin Morales tiene la inten-cin de ser combativo. No obstante, consi-gue mostrar cmo esa visin naturalista de la sociologa no es ajena a la propia tradi-cin sociolgica, a travs de outsiders como Gabriel Tarde o Vilfredo Pareto, y en el corazn mismo de la reflexin sociolgica. Si prestamos atencin, el ejemplo del suici-dio de Durkheim no supone una negacin total de las influencias biopsicosociales. Se admiten unas tasas de suicidio digamos estndares que dependen de la salud psi-cofsica de los individuos, a las que se aa-den los aspectos sociales como la anomia.

    En la primera parte, los autores repa-san la historia de la sociologa, donde se

    comprueba que el esfuerzo de Durkheim de convertirla en una disciplina acad-mica respetable la encamin a un calle-jn donde omnia cultura ex cultura. Los fenmenos sociolgicos, entendi-dos como cosas, implican que deben ser explicados desde la sociologa, desde otros fenmenos sociales, desechando el recurso a factores psicolgicos o bio-lgicos. Esta tradicin se ha mantenido independientemente del enfoque y de la ideologa poltica. Ha servido tanto de fundamento a la sociologa funcionalista de Parsons, como al habitus de Bourdieu. Por lo tanto, hay que poner bajo sospe-cha el individualismo metodolgico, la teora del actor racional o la tradicin self-reliance de Emerson. Rechazar, por supuesto, el funcionalismo entendido como escolstica, lo que Cosmides y Tooby denominan modelo estndar de las ciencias sociales.

    La crtica a este planteamiento se hace poniendo en cuestin la base misma: lo social se da por hecho, no es necesario explicarlo, surge, emerge de la simple agregacin de individuos. Cmo reen-samblar entonces lo social? Luis y Miguel ngel Castro Nogueira y Julin Morales proponen partir de la radical experiencia de lo biopsicosocial (BPS) en la persona. De ah la preocupacin por la naturale-za humana. Sin comprender sta, no es posible explicar por qu y cmo lo social se in-corpora (se hace cuerpo) en cada individuo.

    El debate sobre la naturaleza humana ha venido marcado por la incomprensin mutua, en parte debido al reduccionismo del que han hecho gala los representan-tes ms mediticos de cada postura. Las crticas, las merecidas crticas al progra-ma de la sociobiologa (Edward Osborne

    Castro Nogueira, Luis; Castro Nogueira, Miguel ngel y Morales Navarro, Julin (2013) Ciencias sociales y naturaleza humana. Una invitacin a otra sociologa y sus aplicaciones prcticas Madrid: Tecnos. 758 p.ISBN 978-84-309-5762-0

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    Wilson y Desmond Morris) sealaban precisamente este reduccionismo escols-tico. Ya sabemos que todo proviene de la biologa, as que cada minsculo detalle, desde el sombrero hasta los rascacielos, tiene su correlato biolgico y evolutivo. El peligro de la naturaleza humana fue, y sigue siendo, la justificacin biolgica de nuestros modos de vida (como en el caso de Steven Pinker). Por otra parte, muchos de los que, desde la psicologa (antropologa, economa, poltica), nie-gan la existencia de una naturaleza huma-na esencial esconden unas ideas ms que frreas sobre sta. Tienen una imagen no explcita de los seres humanos como seres egostas (hobbesianos), actores raciona-les, etctera. Por el contrario, nada hay probablemente, sostienen nuestros auto-res, en el hombre contemporneo desde un punto de vista psicobiolgico que le haya convertido, a lo largo de los ltimos diez mil aos, en un ser tendencialmente autoritario, jerrquico y explotador de sus congneres. Tenemos, empero, que ser biolgicamente honestos.

    Es imprescindible asumir esta posi-bilidad como primer paso para poder repensar honestamente la socialidad genuinamente humana, una naturaleza social que incluye, nos guste o no, un modo de estar en el mundo por des-contado, part time, coextensivo con el gnero humano acomodado a formas de conducta nada comprometidas con los ideales ilustrados de progreso, racio-nalidad, autonoma o moralidad. (Luis Castro Nogueira et al., 2013: 315-316)

    El ser humano no es la tabula rasa que imagin Locke. Sera ms bien un cua-derno pautado, de superficie preparada para que otros seres humanos puedan escribir con facilidad. Y esas pautas son aprovechadas por las diferentes culturas. Eso es una parte del proceso de escritu-ra. Debemos, entonces, incluir el texto a copiar (cultura) y la mano que escribe, esto es, el proceso socializador, que, ade-ms, puede escribir, borrar, emborronar o incluso doblar, arrugar o romper la pgi-

    na. Aqu entra el aprendizaje assessor. No se trata de la sociedad entendida como un novelista omnisciente que domina el presente, el pasado y el destino de sus componentes, sino que slo es posible la interaccin macro a nivel micro, cuando el placer y el disgusto ante la relacin con los otros permiten escribir y corregir la plana y, al final, el lpiz rojo del maestro aprueba o suspende.

    La propuesta de los hermanos Castro Nogueira y Julin Morales se ubica en el mbito de ciertos programas de investiga-cin naturalista, como la teora de la coe-volucin gen-cultura (Boyd y Richerson) y la psicologa evolucionista (Cosmides y Tooby). En nuestro pas, Laureano Cas-tro y Miguel ngel Toro, bilogos evo-lutivos, han ido desarrollando conceptos clave como el aprendizaje assessor, que configurara el llamado Homo suadens. ste, junto con otras categoras analti-cas, como socius, animus, corpus, habitus/fluxus, ya haba sido desarrollado en obras anteriores de los autores, por ejemplo: Metodologa de las Ciencias Sociales (Luis Castro Nogueira et al., 2005) o Quin teme a la naturaleza humana? (Luis Cas-tro Nogueira et al., 2008). Mecanismos biopsicosociales como pero no slo la imitacin configuran lo que los autores llaman socialidad originaria. El programa de investigacin naturalista considera la cultura humana como un fenmeno sin-gular que debe ser percibido, sin embar-go, como parte de nuestra biologa y no como una ruptura cualitativa, porque la arquitectura mental de nuestra especie tiene que posibilitar su desarrollo, tanto en su aspecto filogentico como en el funcionamiento ontogentico. Segn este paradigma, la cultura tiene una finalidad adaptativa.

    La hiptesis del aprendizaje assessor es uno de estos mecanismos psicobiolgicos que han contribuido al proceso filogen-tico de nuestra especie. En este aprendi-zaje, el placer (o displacer) proviene de la aprobacin o reprobacin de la conducta en contextos microsociales de aprendiza-

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    je y cooperacin. Nuestra arquitectura mental es sensible a las cargas emociona-les que los dems nos muestran. A partir de ellas, se crean vnculos de esa sociali-dad originaria y que construyen intimi-dades compartidas, burbujas (en la termi-nologa de Sloterdijk, 1998), impliegues y plikas. Esta socialidad originaria es la que define los valores de lo Verdadero, lo Bueno y lo Bello. Nuestro deseo es el deseo del otro, que contagia, o mejor, inmuniza (de nuevo Sloterdijk, 2012), creando una atmsfera de bienestar en la cultura. Los mecanismos de aprendizaje suadens (de suadeo, aconsejar) configu-ran al ser humano como ser social, lo cual explica no slo da por sentado su carcter social.

    As, los binarismos clsicos holismo/individualismo, estructura/accin, agen-te/actor, cuantitativo/cualitativo, hecho/proceso, produccin/reproduccin o con-ducta/discurso deben ser negados. Antes de confrontar las teoras del conflicto o el consenso, hay que aceptar que aquello que se percibe como regularidad, orden y reproduccin puede ser explicado sin necesidad de hipostasiar la cultura o la estructura social con los caracteres de la sustancia. Hay que restablecer nuestra representacin del vnculo social, no atribuirle poderes mgicos que configu-ren conciencias individuales. Los auto-res consideran que partir del individuo como origen no es real: la exploracin de la naturaleza humana implica un ser pro-yectado en sus relaciones sociales (Luis Castro Nogueira et al., 2013: 232-233).

    Lo social no se reduce a lo sociol-gico, dicen nuestros autores (dem: 526). Los grandes conceptos de la sociologa, desde la estratificacin social hasta la cul-tura o la propia formacin y delimitacin acadmica de la sociologa, y, muy espe-cialmente, los procesos de socializacin, son (re)interpretados aadiendo el punto de vista naturalista; invitando a repen-sar estos tpicos de investigacin, enri-queciendo y corrigiendo algunas de sus inconsistencias. La religin y las grandes

    teoras metafsicas tienen un componente social in-corporado a travs de las viven-cias y de las experiencias compartidas mediante una suerte de antropotcnicas de vida en comn (Sloterdijk, 2012).

    El aspecto ms importante del volumen lo constituyen las anotaciones naturalis-tas, como denominan los autores a las aportaciones que el enfoque naturalista puede realizar al modelo estndar. Cali-fican como walking dead aquellos cabos sueltos que la teora sociolgica aceptada no puede soslayar, de una manera similar a como la teora econmica neoclsica ms extrema (des)califica los fallos del mer-cado como efectos colaterales sin inte-rs para la teora. Los fallos de la teora sociolgica estndar son los alienados; los sujetos con su habitus a medio hacer, los individuos resistentes a los poderes y a las estructuras sociales; los denominados cometas sin hilo que andan a su aire; las colonias de algas y los sinneontes (los que respiran juntos creando pregnantes atmsferas de aire acondicionado/conta-minado). Por ejemplo, resulta sorprenden-te cmo la teora de la alienacin (en todas sus versiones) puede calificar de traidores a su propio ser a millones de individuos y/o a clases sociales enteras: Las formas alienadas de ser han resultado molestas y esquivas al teorizar sociolgico, mostrn-dose como categoras residuales que slo se armonizan con el ncleo duro del pro-grama de forma negativa []. Su multifa-ctica presencia, su incesante intervencin como cajn de sastre en el que recluir y estigmatizar todo aquello que se sale del guin, nos sita ante la necesidad de reconsiderar su sentido (Luis Castro Nogueira et al., 2013: 315).

    De una forma parecida, aparece la per-plejidad ante los cnicos nativos descritos por Malinowski o los obreros catlicos votantes de derechas. El habitus de Bou-rdieu se desborda si es que pretendemos entender el ser humano como una espon-ja pasiva que lo adopta sin tener en cuen-ta las mltiples formas de subjetivacin. Los intentos de una nueva generacin de

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    historiadores, por ejemplo, de la Guerra Civil espaola, constatan que las lealta-des de clase se superponen a las lealtades familiares, a los fervores religiosos o a las preferencias vividas por cada uno de los integrantes de cada bando. Despus de teorizar sobre el bosque, conviene anali-zar cada uno de los rboles.

    La propuesta naturalista tiene tambin el propsito de ensamblar lo microsocio-lgico y lo macrosociolgico, intentando superar el fcil recurso a la explicacin emergentista. De lo macro a lo micro, los grandes entes, las clases sociales, el Esta-do, la religin se viven en propia piel a nivel micro: del Ejrcito, la experiencia la tiene uno por la vieja mili obligatoria, pero tambin sentimos su peso por sus gastos, por las implicaciones que com-portan y por los recortes que nos afectan.

    En resumen, aunque no se compar-tan todos los extremos de esta audaz propuesta, tenemos un texto completo, polidrico y desafiante, que pretende no slo resumir, sino tambin hacer tam-balear aquellos aspectos de la sociologa acadmica que cmodamente se nos han incrustado en la teora y en la prctica,

    gracias a una heurstica naturalista que parte de la conciencia de la animalidad propiamente humana.

    Referencias bibliogrficas

    Castro Nogueira, Luis; Castro Nogueira, Miguel ngel y Morales, Julin (2005). Metodologa de las Cien-cias Sociales. Madrid: Tecnos.

    Castro Nogueira, Luis; Castro Nogueira, Miguel ngel y Castro Nogueira, Laureano (2008). Quin teme a la naturaleza humana? Madrid: Tecnos.

    Sloterdijk, Peter (1998). Burbujas. Madrid: Siruela.

    (2012). Has de cambiar tu vida. Valen-cia: Pre-textos.

    Francisco Javier Gallego DueasGrupo Compostela de Estudios

    sobre Imaginarios [email protected]

    http://dx.doi.org/10.5565/rev/papers.2077