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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina Programas de uso sustentable María Luisa Bolkovic y Daniel Ramadori (eds.)

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Manejo de Fauna Silvestre en la ArgentinaProgramas de uso sustentable

María Luisa Bolkovic y Daniel Ramadori (eds.)

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Manejo de Fauna Silvestreen la Argentina

Programas de uso sustentable

María Luisa Bolkovicy Daniel Ramadori (eds.)

Dirección de Fauna Silvestre

Secretaría de Ambiente y Desarrollo SustentableMinisterio de Salud y Ambiente - Argentina

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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable /María Luisa Bolkovic...[et al.].; edición literaria a cargo de: María LuisaBolkovic y Daniel Ramadoni - 1a ed. - Buenos Aires: Ministerio de Salud yAmbiente de la Nación, 2006.

176 p.; 28x20 cm.

ISBN 950-38-0022-6

1. Fauna Silvestre Argentina-Manejo. I. Bolkovic, María Luisa, ed. lit. II. Ramadoni, Daniel, ed. lit.CDD 333.954 16

Editores: María Luisa Bolkovic y Daniel Ramadori

Corrección: María Luisa Bolkovic, Daniel Ramadori y Carolina Tosi

Revisión textos inglés: S. Pietrokovsky

Diseño de tapa: Marta Biagioli

Ilustraciones: Marta Biagioli, en base a fotografías de: A. Novaro (paisano y zorros); J. Meriggi (loro); F. Moschione(loros); J. Navarro (ñandú); M. L. Bolkovic (yacaré - nutria - carpincho); G. Porini (iguana colorada); T. Waller (boacuriyú); J. Laker (vicuña).

Diagramación y producción gráfica: Pablo Casamajor - [email protected]

Se sugiere citar este libro como: Bolkovic, M. L. y D. Ramadori (eds.). 2006. "Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina.Programas de uso sustentable". Dirección de Fauna Silvestre, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, BuenosAires. 168 págs. + 8 ilust.

El contenido y la originalidad de los artículos de esta publicación es responsabilidad exclusiva de sus autores.Las opiniones expresadas no necesariamente reflejan las de los editores.

© 2006, Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.

ISBN-10: 950-38-0022-6ISBN-13: 978-950-38-0022-5

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723Impreso en la Argentina

Se terminaron de imprimir 2000 ejemplares de este libro en Gráfica Zapata,Manuel Ocampo 1751 Avellaneda, Pcia. de Buenos Aires en febrero de 2006.

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La convocatoria para divulgar los proyectos de uso sustentable de fauna silvestre que se llevan a cabo enla Argentina tuvo una inmediata acogida entre todos los participantes de este libro. Fue para nosotros unagran experiencia el intercambio fluido de correspondencia que se estableció con todos los autores, sinexcepción, durante la elaboración del mismo, por lo que expresamos a cada uno nuestro agradecimiento,valorando especialmente el entusiasmo y la dedicación brindados. La presentación de estos proyectosprocura que el trabajo de técnicos y científicos llegue al conocimiento de las administraciones de faunasilvestre, a organizaciones no gubernamentales, a estudiantes y profesionales relacionados con la temáticade la conservación y el manejo de fauna silvestre, así como al público general, educadores, sectores de laproducción y a todos los beneficiarios de los productos y servicios que brinda la fauna silvestre. Pretendeademás, acercar un nuevo enfoque que cuenta cada vez con más adeptos y evidencias a favor de que laconservación de la vida silvestre no se alcanza solo recluyendo a los ejemplares en zoológicos oestableciendo reservas (que cada día resultan más aisladas debido a las presiones que sufren los ambientesnaturales), sino que el uso sustentable se presenta como una alternativa apropiada de manejo integradopara la conservación.

Los proyectos presentados en este libro se encuentran en desarrollo y con ellos no se agota la variedad deexperiencias con los que se cuenta actualmente en el país. Este es un primer paso para reunir la diversidadde metodologías empleadas en el manejo de especies, que ya están mostrando efectos positivos sobre lafauna silvestre y sus ambientes y que además pretenden mejorar la calidad de vida de los pobladores.Propuestas como las aquí delineadas pueden servir como elementos para fortalecer el establecimiento deun marco teórico amplio para la conservación en el largo plazo.

De los programas presentados, varios involucran el uso de animales vivos. Otros, sin embargo, implican elsacrificio de una parte de la población para su uso comercial. Las consideraciones éticas que pudieransurgir sobre estas prácticas no pretenden ser ignoradas. Sin embargo, estamos convencidos de los cambiosambientales del último siglo han llevado a modificaciones y sustituciones de enormes superficies de hábitatde la mayor parte de estas especies, ocasionando pérdidas de animales en una escala mucho mayor, quedifícilmente puedan ser reparadas.

Por otro lado, queremos hacer una breve aclaración en cuanto al uso de los términos sustentable osostenible. El lector podrá percibir que a lo largo de los capítulos se los utiliza indistintamente. En nuestropaís el primero es de uso más corriente. No pretendimos establecer un debate en torno a este punto y,hasta donde hemos podido indagar, aún no se ha arribado a la conclusión de que uno sea el másapropiado. Por esta razón se los ha considerado como sinónimos.

Finalmente, queremos agradecer la oportunidad de haber participado de nexos activos en el proceso deelaboración del libro y nuevamente dejar explícita nuestra gratitud hacia los autores de los capítulos, a losresponsables de las fotografías que ilustran esta obra, por su generosidad y desinteresado aporte, a laspersonas que participaron en el diseño y corrección de los capítulos y, especialmente, a los proyectos dela Dirección de Fauna Silvestre (proyectos Elé, Nutria y Tupinambis) de la Secretaría de Ambiente yDesarrollo Sustentable que brindaron el apoyo económico, conformando así este libro otro fruto del usoracional de la fauna silvestre.

Los editores

Prefacio

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Con la publicación de este libro, la Secretaría deAmbiente y Desarrollo Sustentable, a través de laDirección de Fauna Silvestre, difunde diferentes ex-periencias relacionadas con el uso sustentable defauna silvestre en nuestro país. Muchas de ellas ha-cen al quehacer cotidiano de este organismo;otras, son presentadas ya que comparten nuestroscriterios de sustentabilidad.

Sin ninguna duda, esta obra sentará un preceden-te primordial en la materia y brindará la oportuni-dad de conocer un importante aspecto del trabajode esta Secretaría. Vaya mi más sincera felicitacióna los autores de los diferentes capítulos y a los edi-tores, con la certeza de que esta publicación rendi-rá sus frutos a través del aporte al conocimiento delmanejo de la fauna silvestre de nuestro país.

Dr. Atilio SavinoSecretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable

Estoy convencido que la presente obra representa-rá un aporte teórico-metodológico importante enmateria de manejo de fauna silvestre. Las experien-cias presentadas implican el trabajo arduo de mu-chas personas para quienes el uso sustentable de lafauna silvestre es una herramienta fundamental pa-ra la conservación de la biodiversidad.

Es oportuno destacar que a través de los diferentescapítulos se presentan ricas experiencias que res-ponden a la amplitud de nuestro territorio y su va-riedad en ambientes naturales.

El trabajo no solo tiene como objetivo la conserva-ción ambiental, sino está destinado también a me-jorar la calidad de vida de los habitantes rurales denumerosas zonas de nuestro país y a rescatar susancestrales prácticas de uso de los recursos natura-les, incorporando nuevos conocimientos e insertan-do a los pobladores en sistemas de comercializa-ción mas justos. De esta forma, se verifica que lasustentabilidad y la protección ambiental tienen uncomponente de generación de riqueza e inclusiónsocial tan necesaria para estos tiempos.

Dr. Homero Bibiloni Subsecretario de Recursos Naturales,

Normativa, Investigación y Relaciones Institucionales.

Presentación

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El desarrollo sustentable resulta la más importante propuesta política, económica, social y ambiental con-cebida en las últimas décadas, fundamentalmente porque globalizó la problemática ambiental y sus res-puestas, internalizó políticamente el ambiente como un instrumento de planificación al nivel de los gobier-nos, y demostró que la degradación social y la ambiental caminan juntas, siendo alternadamente causa yefecto; además presenta un valor espiritual y ético, a partir del holismo que la impulsa.

Este nuevo modelo de desarrollo se apoya en tres pilares interdependientes: el crecimiento económico, eldesarrollo social y la protección del ambiente. Sus tres objetivos generales y requisitos esenciales com-prenden la erradicación de la pobreza, la modificación de las modalidades insostenibles de producción yconsumo, así como la protección y ordenación de la base de recursos naturales del desarrollo económicoy social.

El objetivo mencionado en último término resalta la importancia fundamental que reviste el aprovecha-miento sustentable de la fauna silvestre, en tanto resulta un enfoque realista y efectivo para alcanzar losobjetivos de conservación de las especies y los ecosistemas naturales.

Es en este contexto que la Dirección de Fauna Silvestre desarrolla su “Programa Nacional de Manejo y UsoSustentable de Especies Silvestres”, en el cual se han incluido diferentes proyectos de uso sustentable deespecies autóctonas, tales como el loro hablador, iguanas, guanaco, coipo y carpincho.

Este libro, en el que se dan a conocer las valiosas experiencias acumuladas en el marco del mencionadoprograma, resulta un hecho trascendente en tanto sociabiliza conocimientos que posibilitarán extender lasexperiencias exitosas, estimulando la participación del sector privado y la sociedad civil, para promover in-versiones orientadas hacia la sustentabilidad.

Un aspecto digno de resaltar es la innovadora metodología empleada en el programa de manejo susten-table de especies silvestres basada en un “manejo adaptativo”, en tanto ofrece la posibilidad concreta dereconciliar dos aspectos hasta ahora contrapuestos: el respeto por los procesos ecológicos y el reconoci-miento de los impactos humanos en la mayor parte de los ecosistemas, reconciliando así a la biología dela conservación con el desarrollo sustentable.

Prólogo

Ing. Forestal Carlos Merenson

Director Nacional de Recursos Naturales y Conservación de la Biodiversidad

Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable

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Uso sustentable de fauna silvestreUna herramienta para la conservación

por Daniel Ramadori . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Proyecto Elé Para la conservación y el aprovechamiento sustentable del loro hablador (Amazona aestiva) en la Argentina

por Ricardo A. Banchs y Flavio N. Moschione . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

Proyecto CalasUna experiencia de manejo adaptativo para el aprovechamiento sustentable de psitácidos y como estrategia de conservación de sus hábitats en la Argentina

por Flavio N. Moschione y Ricardo A. Banchs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

Proyecto ÑandúManejo de Rhea americana y R. pennata en la Argentina

por Mónica B. Martella y Joaquín L. Navarro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

Proyecto YacaréCosecha de huevos para cría en granjas del género Caiman en la Argentina

por Alejandro Larriera y Alba Imhof . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51

Proyecto TupinambisUna propuesta para el manejo de Tupinambis rufescens y T. merianae en la Argentina

por Gustavo Marcelo Porini . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

Programa CuriyúPara la conservación y aprovechamiento sustentable de la boa curiyú (Eunectes notaeus) en la Argentina. Etapa experimental piloto 2002-2004, Formosa

por Patricio A. Micucci, Tomás Waller y Ernesto Alvarenga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

Proyecto NutriaEstudios ecológicos básicos para el manejo sustentable de Myocastor coypus en la Argentina

por Roberto Fabián Bó, Gustavo Marcelo Porini, María José Corriale y Santiago Manuel Arias . 93

Proyecto CarpinchoPropuesta para el uso sustentable del carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris) en la Argentina

por María Luisa Bolkovic, Rubén Darío Quintana, Daniel Ramadori, Marta Elisetch y Jorge Rabinovich . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

Manejo de vicuñas en la ArgentinaExperiencias en las provincias de Salta y Jujuy

por Bibiana Vilá y Gabriela Lichtenstein . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121

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Índice

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Conservación del guanaco en la ArgentinaPropuesta para un Plan Nacional de Manejo

por Percy Nugent (ed.), Ricardo Baldi, Pablo Carmanchahi, Daniel De Lamo, Mauricio Failla, Pablo Ferrando, Martín Funes, Silvia Puig, Sandra Rivero y Julieta von Thüngen . . . . . . . . . . . 137

El manejo de zorros en la ArgentinaCompatibilizando las interacciones entre la ganadería, la caza comercial y la conservación

por M. C. Funes, A. J. Novaro, O. B. Monsalvo, O. Pailacura, G. Sanchez Aldao, M. Pessino, R. Dosio, C. Chehébar, E. Ramilo, J. Bellati, S. Puig, F. Videla, N. Oporto, R. González del Solar, E. Castillo, E. García, N. Loekemeyer, F. Bugnest y G. Mateazzi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

Direcciones de los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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Introducción

El hombre a lo largo de toda su historia ha utilizadoa la fauna silvestre para cubrir necesidades de ali-mentación, vestimenta, con fines medicinales y, enmenor medida, para la construcción de refugios, re-creación, o como mascotas.

En América, y desde la conquista, son numerosos losejemplos donde la explotación de la fauna silvestrecon fines comerciales ha llevado a diezmar las pobla-ciones de diversas especies; en ciertos casos, hastasu exterminio. En nuestro país, varias especies fue-ron cazadas en forma indiscriminada y sus productosconsumidos localmente o en el exterior, fundamen-talmente durante el siglo XIX y la primera mitad delXX (Bertonatti y Corcuera, 2000). Como ejemplo,basta mencionar que millones de cueros de venadosde las pampas (Ozotoceros bezoarticus), zorros(Pseudalopex spp.), gatos silvestres (Fam. Felidae),coipos (Myocastor coypus), zorrinos (Conepatusspp.), vizcachas (Lagostomus maximus), lobitos derío (Lutra longicauda), guanacos (Lama guanicoe),vicuñas (Vicugna vicugna), lobos marinos (Otariaflavescens y Arctocephalus australis), iguanas(Tupinambis spp.), yacarés (Caiman spp.) y boas(Boa constrictor occidentalis y Eunectes notaeus),entre los más importantes, han sido acopiados yembarcados hacia Europa durante este período.Diversas especies de aves autóctonas tambiénfueron comercializadas en siglos pasados, comopor ejemplo los ñandúes (Rhea americana yPterocnemia pennata) y las garzas (Fam. Ardeidae)cuyas plumas eran vendidas en el viejo mundo, y lospingüinos (Spheniscus magellanicus), de los cualesse extraía aceite.

El primer antecedente de normativa legal pararestringir el uso de fauna silvestre data de cuando

el Brigadier Martín Rodríguez, gobernador de laprovincia de Buenos Aires, y Bernardino Rivadavia,ministro de Gobierno, firman un decreto el 22 denoviembre de 1821, en el cual se limitaba la cazade la nutria o coipo a cuatro meses al año (abril ajulio). Posteriormente, el 18 de marzo de 1834,Juan José Viamonte, gobernador de la provincia deBuenos Aires, firma un decreto que prohíbe la cazade la nutria por el término de dos años y, másadelante, el gobernador y capitán general de laprovincia de Buenos Aires, el coronel Juan Manuelde Rosas, mediante otro decreto firmado el 10 deenero de 1837, extiende esta prohibición por unaño más. Dicha medida se prorrogaría luego hasta1842 (Carman, 1973).

Otra medida proteccionista temprana fue la toma-da por Tomás Guido el 28 de octubre de 1829, me-diante la firma un decreto que prohíbe la “pesca deanfibios en las costas y pueblos de Patagones” enreferencia a los lobos marinos y pingüinos que erancapturados en esas costas (Registro Oficial de la Re-pública Argentina).

El 25 de julio de 1950 se promulga la primera LeyNacional de Caza y Protección de la Fauna (Ley13908), reglamentada por el Decreto N° 15501 de1953. Durante esta década, nuestro país era unode los más importantes exportadores de productosde la fauna silvestre del mundo.

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Daniel Ramadori

Uso sustentable de fauna silvestreUna herramienta para la conservación

Director de Fauna SilvestreSecretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable

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Desde entonces, y hasta fines de la década de1980, el comercio, tanto externo como interno, deproductos de la fauna silvestre disminuyó en algunamedida, pero también llegó a alcanzar volúmenesconsiderables. Entre los años 1976 y 1984, la Ar-gentina exportó en forma legal una gran cantidadde cueros de especies silvestres (Gruss y Waller,1988). Estos autores citan, entre las más importan-tes: 24.165.330 coipos, 11.668.722 iguanas,5.228.268 zorros, 520.905 felinos menores,207.773 boas y 145.482 yacarés. Según los mismosautores, estas cifras no contabilizan retazos, pro-ductos elaborados (cinturones, zapatos, tapados,etc.) ni el comercio ilegal, el cual seguramente du-plicaba estos valores. Cajal (1985) menciona quepara el período 1972-1981 se exportaron desdenuestro país 33 millones de cueros de mamíferos.

Otro ejemplo lo conforma la liebre europea (Lepuseuropaeus), que fue introducida por primera vez enla Argentina en 1888, a cinco leguas de la ciudadde Cañada de Gómez en la provincia de Santa Fe,en la Estancia “La Hansa” de la familia Tietjen. Pos-teriormente se llevaron ejemplares a Tandil y, en1930, a la provincia de Santa Cruz (Carman, 1998).A pesar de que en 1907 el Gobierno Nacional la de-claró plaga, hacía ya mucho tiempo que era la es-pecie de fauna silvestre más cazada comercialmen-te, y cuyas exportaciones (carne congelada)actualmente rondan los 20 a 30 millones de dóla-res anuales1.

El comercio de animales vivos, que incluyó histórica-mente a aves (loros y cotorras, flamencos, cóndo-res, halcones, cisnes, cardenales), reptiles (tortugasterrestres y acuáticas, boas, sapos, ranas, escuerzosy ofidios venenosos) y mamíferos (guanacos, arma-dillos, ciervos autóctonos), tenía como destino casiexclusivo el “mascotismo” (para mayor detalle ver laobra de Gruss y Waller anteriormente citada). El co-mercio de aves vivas tuvo su apogeo durante la dé-cada del ’80. En este período se exportaban de laArgentina un promedio anual de 121.000 ejempla-res de loros y cotorras (Fam. Psitacidae), que incluían19 especies (Goldfeder, 1991), de las cuales las demayor comercio eran, respectivamente, el loro ha-blador (Amazona aestiva), la cotorra de cabeza ne-gra o ñanday (Nandayus nenday), la cotorra de ca-ra roja (Aratinga mitrata), el calancate (Aratingaacuticaudata), la cotorra común (Miyopsitta

monachus), la catita serrana (Brotogeris versicolorus)y el loro choclero (Pionus maximiliani). Desde el año1986 rige la Resolución Nº 62 de la Secretaría deAgricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP)2, actual-mente en vigencia, que limitó la exportación de ani-males vivos solo a aquellos declarados plaga, tantoa nivel provincial como nacional, o los provenientesde operaciones de cría en cautiverio (criaderos).

Para tener una idea de la importancia del comerciode la fauna silvestre, pueden utilizarse los valoresFOB de exportación, declarados por los propios ex-portadores en los certificados de exportación y des-pachos aduaneros. Si bien estos valores pueden es-tar subestimados o sobreestimados, dependiendode que en el momento de la declaración existan re-tenciones o subsidios a las exportaciones, el análisiscomparativo con otros rubros puede dar una ideade la importancia de este comercio. Cabe destacarque en el año 1979 el total del volumen exportadode fauna silvestre sumó unos 173 millones de dóla-res, 2,6 % del total de exportaciones argentinaspara este año, y para el período 1977-1979 dichasexportaciones sumaron 346 millones de dólares (es-tadísticas de la DNFS, en Gruss y Waller, 1988).

El volumen de exportación de estos productos dis-minuyó en forma considerable entre fines de losaños ‘80 y principios de los años ‘90 debido a diver-sos factores. Entre los más importantes, podemoscitar: a) la disminución de la demanda internacionalde pieles y cueros, ya sea por la toma de concienciade la sociedad a partir de campañas públicas, comotambién por cambios en la moda, b) normativasmás restrictivas a nivel nacional que prohibieron, li-mitaron o reglamentaron la exportación y comerciointerno de fauna silvestre (Ley 22421), c) aumentode los controles sobre el comercio por parte de losorganismos de fiscalización, d) aumento de las re-gulaciones y control a nivel internacional por partede la Convención sobre el Comercio Internacionalde Especies de Fauna y Flora Silvestres –CITES– (Ley22344), que ha regulado de forma intensa el co-mercio internacional entre la mayoría de los paísesdel mundo.

Tanto a nivel nacional como internacional, el uso dela fauna resulta cada vez más restringido y la efi-ciencia de control es también creciente. No obstan-te, la mayoría de las poblaciones de especies de la

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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1 Datos estadísticos de la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación.2 En esos años, la ex Dirección Nacional de Fauna Silvestre (DNFS) formaba parte de la estructura de dicha Secretaría.

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fauna silvestre está en retracción, y la tasa de extin-ción global sigue en aumento. Esto es así porque,más que la extracción de ejemplares, el problemacrítico que afecta negativamente a la gran mayoríade especies de la fauna silvestre es la pérdida y mo-dificación de sus hábitats.

La normativa legal vigente de la cual disponen lasadministraciones de fauna silvestre en la Argentina(leyes y decretos) tiene como objeto de regulaciónexclusivamente a la fauna silvestre de manera aisla-da, y está orientada, casi en su totalidad, a limitaro prohibir la extracción de ejemplares del medio sil-vestre. Al no poseer una visión ecosistémica, estasherramientas no son suficientes para que los orga-nismos de aplicación puedan por sí mismos llevaradelante estrategias globales de conservación defauna silvestre.

No obstante lo mencionado en el párrafo anterior,hacia principios de los ‘90, desde las administracio-nes de fauna comienzan a plasmarse proyectos queno solo diseñan y ponen a prueba mecanismos deaprovechamiento sustentable de fauna silvestre si-no que también incorporan acciones concretas deconservación y protección de los hábitats. Inclusoestos conceptos se incorporan en aquellas normasde menor jerarquía (resoluciones y disposiciones)que hacen a su marco legal. Esto significa un cam-bio importante en la actitud de dichos organismos,pues, de sancionar normativas restrictivas y fiscali-zar su aplicación se pasa a generar políticas activaspara el aprovechamiento de la fauna silvestre y laconservación de su hábitat.

La DFS y el uso sustentable

Las acciones y alcances de la DFS respecto de estetema podrían resumirse en los siguientes puntos:

Acordar y consensuar con las autoridades pro-vinciales las políticas de conservación de faunasilvestre, incluido su aprovechamiento.

Regular el aprovechamiento de ejemplares yproductos a través del tránsito entre jurisdiccio-nes, la comercialización en jurisdicción federal,la exportación e importación.

Velar por el cumplimiento de los acuerdos inter-nacionales en materia de exportación e importa-ción.

Programa nacional de manejo y uso sustentable de especies silvestres

Este programa incluye diferentes proyectos de usosustentable de especies de la fauna autóctona, ba-sados en planes específicos de manejo, conjugandopara esto la gestión administrativa, comercial y losestudios biológicos correspondientes, con el fin defavorecer la conservación de las especies y su hábi-tat y, a la par, beneficiar a los pobladores locales(ver los capítulos Proyecto Elé, Proyecto Tupi-nambis, Proyecto Nutria, Proyecto Carpincho,Proyecto Curiyú, en este volumen).

Criterios de aprovechamiento de la DFS

La sustentabilidad del aprovechamiento de una es-pecie silvestre debe integrar los aspectos económi-co, ambiental y social.

Finalidad ambiental. Se refiere a llevar adelanteacciones tendientes a la conservación de especies ohábitats, tales como crear e implementar áreasnaturales protegidas, inducir a la conservación dehábitats para asegurar el recurso, incrementar lapoblación-recurso por subsidios de alimento oprotección, disminuir la extracción desalentando lacaptura ilegal y generar una percepción de valorpara una especie silvestre.

Finalidad social. Implica realizar acciones tendientesal mejoramiento de la calidad de vida de la socie-dad. Estas pueden ser, entre otras, favorecer unamejor distribución de beneficios en toda la cadenade producción y comercialización, evitar la degrada-ción ambiental y, por lo tanto, la pérdida de recur-sos para el futuro, y afianzar o recuperar pautas cul-turales del uso de fauna.

Finalidad económica. Se materializa a través de ac-ciones, tales como aumentar la renta de poblado-res locales sin aumentar la extracción del recurso(valor agregado), proteger las vías legales de co-mercialización, consolidar un esquema de produc-ción previsible y sostenido.

Aplicabilidad de los criterios

Existen distintos niveles en los que esta política deaprovechamiento sustentable puede llevarse a lapráctica. Esto depende de diferentes factores, porejemplo:

D. Ramadori - Uso sustentable de fauna silvestre. Una herramienta para la conservación

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La especie de que se trate. No siempre se cuentacon el mismo nivel de información de base para di-ferentes especies, por lo tanto, la generación de in-formación previa en cada proyecto es distinta, nosolo por las características propias de una u otra, si-no por los antecedentes existentes.

Historia de uso. La historia de uso de una especiecondiciona de forma considerable el desarrollo deun plan de manejo. Es muy distinto pensar el desa-rrollo de un plan de manejo para una especie cuyocomercio viene siendo importante desde hace mu-cho tiempo (ver Proyectos Carpincho, Nutria yTupinambis), que el desarrollo de pautas para elaprovechamiento de especies cuyo comercio estuvoprohibido y, a partir de la implementación de deter-minadas pautas de uso, se pretende volver a auto-rizar (ver Proyectos Curiyú, Elé y Yacaré).

En los casos en que una especie viene siendo utiliza-da, se registra una inercia de prácticas por parte delos diferentes actores. Estos, por diferentes razonesque hacen a su conveniencia, son reticentes a modi-ficar dichas prácticas. Muy a menudo las propias ad-ministraciones de fauna silvestre forman parte deesta inercia que dificulta la generación de nuevaspropuestas para el manejo de este tipo de especies.

En el caso de especies cuyo comercio estuvo prohi-bido por diferentes razones, la implementación deun plan de manejo es mucho mas sencillo, debido aque las pautas para su uso se fijan desde el comien-zo sin el condicionamiento de intereses ya estableci-dos que, como se mencionó anteriormente, dificul-tan a menudo la aplicación de algunas medidas.

Valor económico. El valor en el mercado de una espe-cie, como es obvio, condiciona el plantearse la posibi-lidad de realizar o no un proyecto de uso sustentable,teniendo en cuenta los “criterios de aprovechamientode la DFS” anteriormente mencionados. Esto implicaque la comercialización de una especie debe ser ren-table, además de poder financiar estudios biológicosa campo, medidas de control y fiscalización de su cap-tura y comercialización, adecuadas medidas de mane-jo y, fundamentalmente, generación de medidas deconservación a largo plazo.

Presentación del libro

El objetivo de este libro es dar a conocer proyectosde uso sustentable de especies de la fauna silvestreque se están desarrollando en la Argentina y que

poseen algún grado de relación con la DFS. Algunosde estos fueron pensados, diseñados y son llevadosadelante exclusivamente en este organismo. Otrosse realizan en forma conjunta con diferentes orga-nismos u organizaciones, mientras que algunos sonrealizados por otros organismos u organización sinrelación directa con la DFS, pero que se ajustan a losconceptos de sustentabilidad antes mencionados yal marco legal existente en nuestro país.

El nivel de desarrollo de cada uno es diferente. Al-gunos llevan años de desarrollo y otros recién estáncomenzando. Pero todos fueron incluidos ya queforman parte de una misma filosofía de gestión yde trabajo en general. Tanto los de desarrollo másantiguo como los de desarrollo más reciente tienenaspectos destacables que esperamos sirvan al plan-teo de inicio de otros proyectos sobre uso sustenta-ble de fauna silvestre en nuestro país.

En todos ellos subyacen los conceptos de manejoadaptativo y del principio precautorio como marcogeneral o principio rector. De ahí que no deben sertomados como proyectos o planes de manejo está-ticos o inmutables.

Para la concreción de cada uno de estos proyectosha sido necesario un importante proceso integradorde distintos intereses, en algunos casos tanto nacio-nales como internacionales, siempre con la conser-vación como horizonte.

Hoy en día, entendemos que la antinomia entre laconservación de la biodiversidad y el uso sustenta-ble de los recursos silvestres ha dejado de existir. LaDirección de Fauna Silvestre (DFS) de la Nación con-sidera el uso sustentable de la fauna silvestre comouna herramienta que, siendo bien utilizada, permi-te emprender acciones de conservación, tanto deespecies en particular como de sus respectivos am-bientes.

Quisiera, en nombre de la Dirección de Fauna Silves-tre, agradecer a todos los autores de este libro porsu entusiasmo e interés en la participación y sugran colaboración y paciencia a la hora del trabajo.A las autoridades de esta Secretaría de Ambiente yDesarrollo Sustentable por el apoyo brindado. Muyespecialmente a la Lic. María Luisa Bolkovic, coedi-tora de este libro, ya que gracias a su empeño,buen criterio y dedicación, ha sido posible concretaresta idea. Por último quisiera mencionar que losfondos necesarios para financiar esta publicaciónhan sido aportados por los Proyectos Elé, Tupinam-bis y Nutria de esta Dirección.

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D. Ramadori - Uso sustentable de fauna silvestre. Una herramienta para la conservación

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Proyecto Elé

Para la conservación y el aprovechamiento sustentable del loro hablador (Amazona aestiva) en la Argentina

Ricardo A. Banchs y Flavio N. Moschione

During the 80´s the Blue-fronted parrot (Amazona aestiva) was subjected to an intensive and sustainedextraction from the wild, mainly for the pet market, with almost no regulations to control this trade activity.Argentina established a zero-export quota in 1992 and, in 1994, prohibited within-country trade. However,these measures had little impact on the conservation of this parrot, while habitats continued their reduc-tion persistently. In developing countries like Argentina, ecosystem destruction is the result of environ-mental degradation or total replacement by traditional production systems in an attempt to counterbalancethe pressures of an ever-deepening economic crisis. Taking into account this situation, a model for the

Abstract

Durante la década de 1980, el loro hablador (Amazona aestiva) sufrió una extracción intensa y sostenida con el obje-tivo de ser vendido y utilizado como mascota, sin que existieran normas que regulasen la actividad. A partir de 1992,la Argentina estableció cupo cero de exportación y en 1994 se prohibió su comercio interno. Esta medida contribuyópoco a la conservación de la especie, a la vez que su hábitat siguió retrocediendo. En países en desarrollo como la Ar-gentina la mayor causa de destrucción de ecosistemas es su degradación o reemplazo total por sistemas productivostradicionales que buscan incrementar su rendimiento para compensar la cada vez más profunda crisis económica. Porello, se desarrolló un modelo de aprovechamiento sustentable para los loros habladores que sirviera como instrumen-to efectivo para la conservación de la especie y su hábitat y que, a su vez, redundara en beneficios significativos paralos habitantes locales e incrementara la superficie de hábitat bajo protección. Desde 1989, se realizaron estudios so-bre la biología y el comercio del loro hablador con el fin de obtener un diagnóstico. Cinco años después se puso enmarcha un plan experimental y hacia fines de 1997 se implementó oficialmente el "Proyecto Elé" que, actualmente, seocupa: de elaborar y difundir las normativas legales que regulan el comercio legal de A. aestiva; de controlar la extrac-ción, transporte y acopio de los ejemplares bajo manejo; de capacitar a los habitantes rurales que ofician de recolec-tores de pichones; de dar apoyo a los organismos encargados de controlar el comercio ilegal; de llevar adelante traba-jos de investigación sobre la biología y el hábitat de la especie para mejorar el manejo, y de gestionar la creación eimplementación de reservas naturales que protejan su hábitat. El Proyecto Elé comienza a demostrar que el aprove-chamiento de especies silvestres, junto con la implementación de áreas naturales protegidas, es una alternativa quepuede evitar la desaparición del ecosistema chaqueño en el mediano plazo.

Palabras clave: psitácidos, conservación, biodiversidad, aprovechamiento sustentable, comercio ilegal.

Resumen

Elé ProjectFor the conservation and sustainable use of the Blue-fronted parrot (Amazona aestiva) in Argentina

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Introducción

Los psitácidos constituyen uno de los grupos de avesmás amenazadas del mundo. Si bien son diversos losfactores implicados en su declinación global, la pér-dida de hábitat y la captura desmedida de individuospara ser vendidos como mascotas son consideradaslas causas más importantes (Wright et al., 2001). Enlos países en desarrollo, y en particular en la Argen-tina, la mayor causa de la destrucción de ecosiste-mas naturales es su degradación o total reemplazopor sistemas productivos tradicionales, como la ga-nadería y el cultivo (Cabrera, 1994). En la actualidad,en la Región Chaqueña Occidental de la Argentinaencontramos bosques muy deteriorados, con explo-taciones forestales y pastoriles en decadencia y unavance creciente de la frontera agropecuaria.

La población rural de esta región está formada prin-cipalmente por tres sectores. Los “pequeños pro-ductores criollos”, que manejan y habitan superfi-cies de tierra de escasa extensión y subsisten apartir de una ganadería con manejo elemental, dela venta de madera –principalmente el quebrachocolorado santiagueño, Schinopsis lorentzii–, y enmenor medida de la agricultura. Los “pobladoressin tierras”, mayormente también criollos, viven enterrenos fiscales o en el campo de sus patrones au-sentes y, en general, reciben por su trabajo algunaremuneración, autorización para habitar con su fa-milia, y/o producir en forma restringida algunos ca-britos o terneros. En tanto que los “pobladoresindígenas” de las etnias wichí, pilagá y toba habitanen tierras fiscales o propiedades comunitarias y em-plean los productos que el monte brinda, ya seacon fines alimentarios como económicos (Karlin etal., 1994; Arenas, 2003). Aborígenes y criollos se

empobrecen continuamente como consecuencia di-recta de la degradación del ecosistema (Barbarán ySaravia Toledo, 2000; Coirini y Karlin, 1992) y, enlos últimos años, se ha observado un aumento enla tendencia de estos pobladores a vender o aban-donar las tierras que habitan, presionados por la fal-ta de recursos o por no poseer títulos de propiedad.Esas tierras comienzan a ser compradas por media-nos y grandes productores para su conversión entierras agrícolas.

De manera complementaria a las actividades men-cionadas, el comercio de fauna silvestre ha sido his-tóricamente una actividad intensamente desarrolla-da por los pobladores rurales de la región comoforma de diversificar su producción, aunque ha teni-do un peso relativo en el ingreso debido a su carác-ter estacional y a la escasa retribución que en gene-ral brindaba (Barbarán y Saravia Toledo, 2000).

La especie y el uso sustentable

Durante la década de 1980, el loro hablador(Amazona aestiva), psitácido que habita los bosqueschaqueños, sufrió una extracción intensa y sostenidapara ser vendido y utilizado como mascota, sin queexistieran normas que regularan la actividad. Porentonces, la Argentina era el segundo exportadorde aves (exportando casi exclusivamente psitácidos)a nivel mundial. El 62% de los ejemplares tenía pordestino los EE.UU. y un 25% la Comunidad Econó-mica Europea (Goldfeder, 1991). Estas cifras alar-maron a entidades conservacionistas de los princi-pales países importadores de aves (como EE.UU.,Alemania, España, Francia y el Reino Unido) y, enparticular, a la Comisión Científica de la Comunidad

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sustainable use of this species was developed in order to act as an effective tool for the conservation ofthe species and its habitat, and to help to raise the profits of local people involved in the extraction, as wellas to increase the surface of protected areas. On the other hand, in order to achieve a diagnose of theBlue-fronted parrots situation in the wild, studies on their biology and trade were conducted since 1989. Anexperimental project begun five years later and the Elé Project was officially implemented by the end of1997. This project is currently concerned with: the elaboration and divulgation of rules regarding to thelegal trade of A. aestiva; the control, extraction, transport and stocking of birds under management; thetraining of rural inhabitants acting as chick collectors; the offer of assistance to national authorities respon-sible for preventing illegal trade; the promotion of biological and habitat studies to provide a basis for man-agement improvement, and the management for the creation and implementation of natural reserves. TheElé Project is now revealing that the sustainable use of wildlife, together with the implementation of natu-ral protected areas, is an effective alternative to avoid the disappearance of the Chaco ecosystem in themid-term.

Key words: psittacids, conservation, biodiversity, sustainable use, illegal trade.

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Económica Europea, la cual advirtió al gobierno ar-gentino que, si no modificaba tal situación, se ce-rraría la importación a los países miembro. Es asíque, en 1989, la entonces Dirección Nacional deFauna Silvestre (DNFS) decidió dos acciones: 1) fijarel cupo de exportación anual de A. aestiva en23.000 ejemplares –lo cual correspondía a la mitaddel promedio de exportación histórico–, y 2) pro-mover un estudio preliminar sobre la situación deesta especie y las características de su comercio.

Uno de los factores negativos indirectos asociados ala extracción no controlada de ejemplares ha sido ladestrucción sistemática de árboles con huecos lo su-ficientemente profundos que los loros utilizan paranidificar (Figura 1). Por otro lado, la comercializa-ción de la especie bajo este sistema tradicional tam-poco ha redituado beneficios económicos significa-tivos a los habitantes de la región (Moschione yBanchs, 1992).

En 1992, durante la VIII Conferencia de las PartesCITES realizada en Tokio (Japón), los EE.UU. propu-sieron pasar a A. aestiva al apéndice I de CITES, locual hubiera significado el cierre del comercio de es-ta especie a nivel internacional. Entonces, losEE.UU. retiraron la propuesta con la condición de fi-jar cupo cero de exportación (suspensión de expor-tación) hasta contar con un plan de manejo susten-table y de continuar con los estudios sobre laespecie. A partir de ese año, la Argentina estable-ció cupo cero de exportación y en 1994 se prohibióel comercio interno. Pero esta medida poco parecíacontribuir a la conservación de la especie pues lacontinuidad del comercio –ahora de manera ilegal–y la persistente degradación y pérdida de los ecosis-temas chaqueños pasaron a ser las causas profun-das de la retracción de esta y otras tantas especiesque lo habitan (Banchs y Moschione, 1995). En es-te cuadro de situación, el desafío fue implementary llevar adelante un modelo de aprovechamientosustentable para el loro hablador, siempre y cuandoesta acción sirviera como instrumento efectivo parala conservación de la especie y su hábitat (Stolesony Beissinger, 1997) y redundara en beneficios signi-ficativos para los habitantes locales. Tal objetivo nopuede ser alcanzado si el aprovechamiento de la es-pecie no se realiza bajo condiciones de sustentabili-dad ambiental, económica y social, las cuales se en-cuentran fuertemente relacionadas entre sí.

El desarrollo del proyecto consideró la sustentabili-dad ambiental en una escala regional y en el largoplazo y, por tanto, no debe estar limitada a que nodisminuyan las poblaciones de la especie: única-

mente la persistencia de grandes extensiones delhábitat puede asegurar que las poblaciones de laespecie no declinen en el largo plazo. Es por estemotivo que el proyecto tiene como metas generarreservas estrictas de hábitat y que se mantenga elmayor porcentaje posible de bosque en pie dentrode las tierras habilitadas para la colecta de ejempla-res pichones.

La sustentabilidad económica se consideró en dosdimensiones. Por una parte, el sistema comercial tie-ne que ser rentable para todos los niveles. Pero, siademás se pretende cumplir con la segunda metade sustentabilidad ambiental, los colectores de pi-chones de loro hablador deben obtener importan-tes beneficios, ya que los nidos de donde extraen losejemplares se encuentran dentro de sus propias tie-rras. Su renta debe ser suficientemente alta comopara que reduzcan actividades productivas de altoimpacto sobre el ecosistema chaqueño (principal-mente el uso forestal intensivo y el desmonte paracultivos). Por otra parte, deben internalizarse todoslos costos ambientales y administrativos implicadosen el mantenimiento del propio sistema. Debido aello, una de las metas del proyecto es que el apro-vechamiento comercial de esta especie debe nece-sariamente financiar los gastos de los costos decreación y mantenimiento de las reservas de hábi-tat, del control de las capturas, acopios y transpor-te de ejemplares, de la investigación científica paraoptimizar el manejo, de la capacitación de personaly de todas las gestiones que sean pertinentes.

Para alcanzar la sustentabilidad social se considera-ron diversas premisas: todas las actividades y meto-dologías utilizadas en el aprovechamiento de las es-pecies deben ser compatibles con la identidad

R. A. Banchs y F. N. Moschione - Proyecto Elé

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Figura 1. Árboles derribados para la colecta de pichonesde loro hablador. Método común antes de la implemen-tación del Proyecto Elé. (Foto: R. Banchs).

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cultural de los habitantes que la realizan. En estesentido, la colecta y captura de animales silvestreses una actividad que, en mayor o menor medida, hasido tradicionalmente llevada a cabo por todos losindígenas y criollos del Chaco, sectores que integranel nivel productor. En convergencia con la sustenta-bilidad económica, debe asegurarse que la rentabili-dad del aprovechamiento sea suficientemente altapara los habitantes locales. Una de las metas delproyecto ha sido negociar y establecer un precio mí-nimo para el eslabón primario de la cadena de co-mercio (indígenas y criollos colectores de pichones).De esta manera se asegura un mayor grado de cum-plimiento de las normas prefijadas, se induce a con-servar el ambiente de las especies aprovechadas asícomo se estimula la dedicación y especialización enel trabajo. Sin dudas, todo esto redunda en un au-mento en la eficiencia del aprovechamiento.

Desarrollo del Proyecto

Primera etapa

Entre fines de 1989 y el año 1992, la entoncesDNFS inició estudios sobre la biología y comerciodel loro hablador, que permitieron contar, al térmi-no de esa etapa, con un diagnóstico de la situación.Se mapeó el área de distribución de la especie apartir de registros visuales, citas bibliográficas y pie-les de museos, y se estimó abundancia en el rangonorte de su distribución en nuestro país mediantetransectas realizadas con un automóvil. Se obtuvie-ron parámetros preliminares de su biología repro-ductiva a través del seguimiento y caracterizaciónde nidos. A partir de documentación oficial (guíasde tránsito) se estimaron los volúmenes de ejempla-res guiados desde cada provincia y la estructura dela cadena de comercio. Se presenciaron colectas deejemplares pichones y capturas de ejemplares vola-dores para evaluar sus metodologías. Por medio deencuestas a recolectores de pichones se estimó elimpacto de la extracción sobre los árboles-nido y laganancia que representaba para dicho sector de lacadena comercial. Además, se calculó el volumende extracción no comercial a partir de encuestas apobladores del área de distribución.

Segunda etapa

Entre fines de 1994 y el año 1996, y con el fin deevaluar la posibilidad de aprovechar la especie demanera sustentable, se llevó adelante un proyecto

experimental de colecta y comercialización de pi-chones en comunidades indígenas de Salta y For-mosa, y de ejemplares adultos y juveniles en fincascitrícolas de Salta. Los fondos fueron gestionadospor la Secretaría CITES y administrados por la Fun-dación Vida Silvestre Argentina. En esta etapa detrabajo se evaluó y calificó el grado de cumplimien-to de una serie de pautas prefijadas que involucra-ban no solo los procesos implicados sino también asus actores. Finalmente, y como condición previa alinicio de un aprovechamiento a nivel nacional, se re-comendó acordar los criterios de manejo entre lasjurisdicciones involucradas, y se sugirieron pautasrelativas a temas como establecimiento de cupos,normas de extracción, creación de áreas naturalesprotegidas y control de comercio ilegal (Banchs yMoschione, 1997).

Tercera etapa.

A partir de los conocimientos y la experiencia obte-nidos durante las etapas anteriores, hacia fines de1997 se implementó oficialmente el “Proyecto Elé,para la conservación y aprovechamiento sustenta-ble del loro hablador en la Argentina”. En esta ter-cera etapa el proyecto, dependiente de la Direcciónde Fauna Silvestre de la Secretaría de Ambiente yDesarrollo Sustentable (DFS-SAyDS), con la adminis-tración de ArgenINTA, se ocupa de:

Elaborar y difundir las normativas legales que re-gulan el comercio de A. aestiva.

Controlar la extracción, transporte y acopio delos ejemplares bajo manejo.

Capacitar a los técnicos que realizarán los con-troles de colectas de pichones y capturas de vo-ladores.

Capacitar a los habitantes rurales que ofician derecolectores de pichones.

Dar apoyo a los organismos encargados de con-trolar el comercio ilegal.

Llevar adelante o financiar trabajos de investiga-ción sobre la biología y el hábitat de la especiepara mejorar el manejo.

Gestionar la creación e implementar reservasnaturales que protejan el hábitat de la especie.

Cada año se realizan talleres internos, así como conlas administraciones provinciales, donde se evalúanestas acciones y se discuten y proponen modifica-ciones y mejoras al sistema.

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Resultados y discusión

Los resultados de la primera etapa (Moschione yBanchs, 1992), completados luego con informaciónadicional recabada durante la segunda etapa(Banchs y Moschione, 1995), permitieron elaborarel siguiente diagnóstico:

El área de distribución actual de la especie en laArgentina (Figura 2) no sería inferior a 430.000km2.

La especie es abundante en gran parte de sudistribución, y se puede observar un incrementode las abundancias de SE a NW (Figura 3).

En la Argentina la especie se reproduce entre oc-tubre y marzo. El tiempo de incubación (28 días)y la permanencia de los pichones dentro del nido(entre 52 y 56 días) determinan que las parejasno tengan más de una nidada exitosa por tempo-rada; los nidos exitosos producen un promediode 2,3 pichones por año (Banchs et al., 2000).

La documentación oficial relevada indica queentre 1985 y 1989 se exportaron legalmente dela Argentina más de 210.000 ejemplares de A.aestiva (Goldfeder, 1991). El mercado internodurante este período fue estimado en unos14.600 ejemplares por año; existió, además, unuso local o folclórico (extracción sin fines comer-ciales), cuya demanda anual fue estimada a par-tir de encuestas en unos 4.800 ejemplares.

Las actividades de colecta de pichones se desa-rrollaron principalmente en el Chaco Occidentalentre los meses de noviembre a febrero, y lacaptura de voladores en los sectores planos de

los bosques pedemontanos de las Yungas du-rante meses de otoño, invierno y, eventualmen-te, primavera.

Una alta proporción de colectores (69%) derri-baba los árboles siempre o casi siempre para ex-traer los pichones (Figura 4).

En las cadenas de acopio participaban hasta cin-co intermediarios, lo cual, además de aumentarla mortalidad de los ejemplares por malas con-diciones sanitarias, determinaba una gananciapoco significativa para los pobladores ruralesque los recolectaban (en promedio, U$S 4).

Los resultados de la segunda etapa, de extraccióny comercialización experimental (Banchs y Moschio-ne, 1997), mostraron un alto acatamiento de las nor-mas exigidas por parte de los colectores de pichones

R. A. Banchs y F. N. Moschione - Proyecto Elé

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Figura 3. Abundancia de Amazona aestiva en la Argen-tina. Solo se realizaron conteos dentro de las cuadrículasmarcadas.

Figura 2. Distribución de Amazona aestiva en la Argen-tina.

Bolivia

Paraguay

Uruguay

Brasil

Chi

le

400 km

Figura 4. Proporción de encuestados que derribaban ár-boles-nido de Amazona aestiva para la extracción depichones.

pocas veces; 5

a veces; 22

casi siempre; 27

nunca; 0

siempre; 39

N = 89

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y en menor grado por parte de los exportadores yacopiadores. En este período se implementaron porprimera vez normas de manejo, tales como:

Cupos de extracción en áreas bajo propiedad.

Control de ejemplares y sus nidos mediante ani-llos-precinto y placas numeradas.

Creación de un “fondo para la conservación dela especie” que cubra las necesidades del pro-yecto en cuanto a control, investigación e imple-mentación de reservas.

Debido a que se detectaron ciertas deficiencias enla administración del recurso y falta de coordina-ción entre los organismos pertinentes, se recomen-dó, como condición indispensable para iniciar unplan oficial de aprovechamiento sustentable, quelas distintas jurisdicciones donde la especie está pre-sente discutieran y acordaran políticas y normas de

conservación y manejo. Esto finalmente se materia-lizó en un taller realizado en la ciudad de RoqueSáenz Peña (provincia del Chaco) en octubre de1997, al que concurrieron representantes de la ad-ministración nacional y de las administraciones delas nueve provincias que abarca el área de distribu-ción de la especie, las cuales firmaron la Carta deAcuerdo para la Conservación del Loro Hablador(Amazona aestiva) en la Argentina.

Hacia fines de 1997, y a partir de la mencionadaCarta de Acuerdo, comienza oficialmente la terce-ra etapa de extracción y comercio regulados a ni-vel nacional. Desde entonces, y dentro del marcodel Proyecto Elé, se lograron hasta el presente los si-guientes resultados:

Se alcanzó uniformidad en los criterios de con-servación y manejo del loro hablador entre lasnueve administraciones provinciales donde seencuentra distribuida la especie (Chaco, Córdo-ba, Corrientes, Formosa, Jujuy, Salta, Santiagodel Estero, Santa Fe y Tucumán). Estos criteriosse plasman en dos tipos de resoluciones de laSAyDS. Una, de periodicidad variable, establecelas normas de manejo1 como: períodos y moda-lidades de extracción de ejemplares, condicio-nes para transporte, acopio y exportación, yobligatoriedad de anillado. Otra, de periodici-dad anual2, establece los cupos máximos y pe-ríodos de cosecha, las condiciones que debencumplir los exportadores para ser habilitados ypara realizar la actividad.

Se logró tener capacidad de control efectiva so-bre las distintas etapas del sistema, especialmen-te en lo que se refiere al cumplimiento de los cu-pos y modalidades de extracción de ejemplares

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1 En la actualidad, rige la Resolución Nº 1351/99.2 La más reciente es la Resolución Nº 952/04.

Figura 5. Poblador de la etnia wichí recolectando pichónde loro hablador de un quebracho blanco en pie. (Foto:P. Flombaum).

Figura 6. Izquierda: las caladuras primero se tapan conel mismo material extraído. Derecha: cada árbol con nidode A. aestiva del cual se extraen pichones posee unaidentificación oficial. (Foto: Proyecto Elé).

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de las poblaciones silvestres. La campaña decontrol de colecta de pichones de diciem-bre/2004–enero/2005 involucró la presencia de63 técnicos con un esfuerzo total de 1.543 días-/hombre en el campo, repartidos en 52 días detrabajo continuo y movilizándose en 5 vehículos4x4, 6 motos y 23 bicicletas.

Se cambió totalmente la modalidad tradicionalde extracción de pichones, que es la actividadque involucra mayor cantidad de gente, esfuer-zo y costo. Durante ella se controla que:

Los árboles-nido no sean derribados (Figura 5).

Se les coloque una placa numerada que se en-trega previamente a los colectores (Figura 6).

En cada nido se deje al menos un pichón y nose colecten más de dos.

En las propiedades donde en el pasado era ha-bitual el volteo de árboles-nido, actualmente sesuministran sogas y arneses para realizar la co-lecta (Figura 7).

Los campesinos que recolectan pichones (crio-llos e indígenas) reciben actualmente una pagapor ejemplar equivalente a U$S 27,6. Esto signi-fica una renta siete veces mayor en términos ab-solutos, comparada con lo que obtenían porejemplar antes de que se implementara el pro-yecto. Esto se alcanzó como efecto de la reduc-ción de oferta, supresión de eslabones interme-diarios en la cadena comercial (Figura 8) y la

restricción de comercializar solo ejemplares ani-llados. Se trabajó hasta el presente en las pro-vincias de Salta, Chaco, Formosa y Santiago delEstero. Por ejemplo, para la temporada2004/05, se involucraron en total 784 poblado-res habilitados. Especialmente en la provinciadel Chaco, varias familias han utilizado la ganan-cia obtenida por la venta de pichones de A. aes-tiva para adquirir sus tierras. De esta forma, unaumento de la renta de los pobladores de la re-gión a partir del uso de los recursos silvestrescontribuye a frenar su éxodo y, consecuente-mente, limita la deforestación del bosque parala conversión en sistemas agrícolas.

Cada ejemplar, que ha sido recolectado bajo lasnormas especificadas, es identificado con unanillo-precinto numerado y su exportación seacompaña con un “certificado de origen” quelegitima su procedencia destinado al tenedordefinitivo del animal.

Los altos costos por ejemplar y las normas decontrol han reducido la mortalidad de manerasignificativa, que resultó en promedio menor del5% desde la cosecha hasta la exportación.

Se implementó el “Fondo para la conservacióndel loro hablador”, a partir de la obligatoriedadque tienen los exportadores de aportar un ca-

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Figura 8: Eslabones actuales de la cadena comer-cial.

Exportación

Acopiador

Capital de provincia

Buenos Aires

Exportador

Figura 7. Colector con arneses suministrados por elProyecto Elé. (Foto: Pablo Grilli).

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non por la exportación de cada ejemplar de es-ta especie. Dichos fondos cubren todas las nece-sidades del proyecto: control, investigación e im-plementación de nuevas áreas protegidas.

Con el fin de mejorar el manejo de la especie yasegurar su conservación, el fondo financia pro-yectos de investigación sobre biología y estadopoblacional de psitácidos. Entre otras acciones,se otorgan becas anuales a estudiantes o reciéngraduados y se ha elaborado un modelo bioló-gico de cosecha sustentable (Rabinovich, 2004)que en un futuro avanzará sobre aspectos so-cioeconómicos.

Se organizó una base de datos que se actualizapermanentemente con información sobre: colec-tores; extensión y estado de sus tierras; pichonescolectados en cada temporada; eficiencia; origeny destino de cada ejemplar, entre otros ítems.

Mediante una gestión especial del proyecto sehan creado tres nuevas reservas para proteger elhábitat de la especie, cuya implementación se fi-nancia con el mencionado fondo:

La Reserva Natural Provincial Loro Hablador,protege 30.750 hectáreas de bosque chaque-ño. Está ubicada a 35 km al sur de la localidadde Fuerte Esperanza, en la provincia del Chaco.

La Reserva Pintascayoc, está en proceso deimplementación, protege 13.000 ha de bos-que de transición y está ubicada a 20 km dela localidad de Aguas Blancas, en la provinciade Salta.

La Reserva Las Lancitas, creada recientementey cuya implementación se está planificando,protege 10.000 ha de bosque de transición yestá ubicada en cercanías del Paraje Villamon-te, departamento de Santa Bárbara, en la pro-vincia de Jujuy.

Al extenderse el proyecto, se habilitaron propie-dades para otorgar cupos de colecta legal de pi-chones en zonas donde existía previamente unsignificativo comercio ilegal. Es así que los habi-tantes de la zona, trabajando legalmente colec-tan un 50 % menos de loros pero ganan sustan-cialmente más. Aunque cada año se amplía lazona y el cupo de extracción legal, en la prácti-ca se extraen de la naturaleza cada vez menosejemplares.

La disponibilidad de recursos permite apoyareconómica y logísticamente a las administracio-nes provinciales en el control del comercio ile-gal. Además, se ha acondicionando un centro

para la recepción de los ejemplares decomisa-dos a los infractores en la provincia de Salta. Yase entregaron en adopción legal a particularesmás de ciento ochenta ejemplares decomisadospor la Gendarmería Nacional.

La experiencia obtenida con el loro hablador co-mienza a ser aplicada en el manejo de otros psi-tácidos que se comercializan por ser perjudicialespara la agricultura. Desde 2001 el Proyecto Calas(ProCalas) (Moschione y Banchs, página 27, estevolumen) ha unificado normas entre jurisdiccio-nes y comenzado el control de captura de ejem-plares de Aratinga acuticaudata, Aratinga mitra-ta, Nandayus nenday, Cyanoliseus patagonus,Myiopsitta monacha y Pionus maximiliani.

Estos resultados pueden considerarse auspiciosos sise tiene en cuenta que se han generado a partir deuna extracción de ejemplares significativamentemenor a la que ocurría, también legalmente, en ladécada del ´80 y principios de los ´90 (Figura 9).

Conclusiones

Los resultados obtenidos a partir de la implementa-ción del Proyecto Elé indican que, al menos en el ca-so A. aestiva, el aprovechamiento de especies silves-tres no solo puede realizarse de manera sustentablesino que, además, puede convertirse en una herra-mienta para conservar la biodiversidad. Sin embar-go, el aporte del proyecto a la conservación es toda-vía limitado a escala regional. En este sentido, debenconsiderarse dos temas importantes. Primero, que elritmo de sustitución del bosque por monocultivos seha acelerado en los últimos años y constituye un fac-tor que el sistema de aprovechamiento del loro ha-blador no puede modificar a esta escala. Aunque lamasa forestal del bosque chaqueño presenta todavíaconsiderable extensión y continuidad, va siendo con-finada a la porción centro-norte de nuestro país. Amediano plazo puede ocurrir una disminución tal delos recursos silvestres de la región que haga imposi-ble aprovecharlos de manera sustentable. Esto pue-de ser especialmente cierto para una especie absolu-tamente dependiente de los bosques chaqueñoscomo A. aestiva. En segundo lugar, la renta por uni-dad de área que los campesinos obtienen por colec-tar pichones de loro aún no es suficiente para evitarque realicen otras actividades económicas ambien-talmente no sustentables, como ganadería mal ma-nejada o venta de postes, carbón y rollizos de que-bracho sin cuotas fijas de extracción máximas.

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Para implementar un modelo de desarrollo susten-table en el Chaco Occidental que tenga en cuentatanto aspectos ambientales como sociales y cultura-les, la sola utilización de especies como A. aestivaes insuficiente. Resulta necesario desarrollar el usode un conjunto de especies silvestres, animales y ve-getales, en aquellas propiedades donde ya se traba-ja con el loro hablador. Los enfoques tradicionalesdel desarrollo rural contemplan, por lo general, dis-tintos instrumentos orientados a fortalecer a loscampesinos como productores agrarios (Craviotti,1999). En ocasiones, no incorporan consideracio-nes en torno al carácter pluriactivo de las unidadesproductivas. Asimismo, tienden a no incorporarconsideraciones sobre el empleo rural no agrope-cuario. Diversos organismos internacionales vincula-dos con la temática del desarrollo rural, plantean lanecesidad de generar trabajo rural no agrícola parasolucionar los problemas de pobreza de algunas ca-pas campesinas de América latina. Además, plan-tean que la pluriactividad tiende a disminuir el im-pacto sobre los ecosistemas a través de lapreocupación por la búsqueda de modelos de ex-plotación menos intensivos. En relación con el pri-mer punto, los modelos de desarrollo como el plan-teado deberán insertarse más bien tempranodentro de planes de uso de la tierra a escala regio-nal. Esto significa que el desarrollo de modelos pro-ductivos de una zona del país no debe impedir eldesarrollo de otros modelos productivos distintos,

aptos para ambientes y culturas de otras zonas ve-cinas. En tal caso, habría que impedir que el mode-lo productivo basado en extensos monocultivos dealto rendimiento no termine ahogando al sistemade vida de pequeños productores y comunidadesindígenas.

El Proyecto Elé surgió como una respuesta a la insu-ficiencia de las medidas de conservación de la bio-diversidad tradicionales que, en la mayoría de loscasos, solo contemplan medidas de protección deespecies o hábitats. Consideramos que la utilizaciónsustentable de la vida silvestre, combinada con laexistencia de áreas naturales protegidas, es una al-ternativa que podría evitar la degradación o elreemplazo total del bosque chaqueño y la culturade la gente que lo habita. Este proyecto está llevan-do esta idea a la práctica, y es en el “impenetrable”de la provincia del Chaco donde tiene mayor gradode avance. En esta provincia, en un área de aproxi-madamente 13.000 km2 (Figura 10) se ha habilita-do para colectar pichones de loro hablador en másde 300 pequeñas propiedades y es donde se imple-mentó una de las reservas para proteger su hábitat(Reserva del Loro Hablador). El bosque chaqueñooccidental reúne especiales condiciones para con-cretar este modelo, pues es la mayor masa forestalremanente de la Argentina (Montenegro et al.,2002), está habitado por una población que, aun-que de manera deficiente, utiliza tradicionalmente

R. A. Banchs y F. N. Moschione - Proyecto Elé

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Figura 9. Cantidad de ejemplares de Amazona aestiva comercializados antes y después del comienzo del Proyecto Elé.Las flechas indican el inicio del plan experimental de aprovechamiento y el comienzo oficial del plan a nivel nacional.

Ejemplares guiados desde las provincias desde 1983

80

70

60

50

40

30

20

10

0

Exportación

Mercado interno

Plan experimental

Plan oficial

‘83 ‘84 ‘85 ‘86 ‘87 ‘88 ‘89 ‘90 ‘91 ‘92/’95 ‘96 ‘97 ‘98 ‘99 ‘00 ‘01 ‘02 ‘03 ‘04 ‘05

Ejem

plar

es (

mile

s)

Año

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sus recursos silvestres sin expectativas de obtenerganancias ilimitadas. Además, en la región existendiversas organizaciones3 y proyectos en marcha

que coincidimos esencialmente en cuanto al mismoobjetivo: el desarrollo de las economías localesmanteniendo la riqueza ambiental y cultural.

Figura 10. Propiedadeshabilitadas para colecta de

pichones de Amazona aesti-va (círculos blancos) en el

oeste de la provincia del Cha-co y Parque Provincial Natural

Loro Hablador (área rayada dia-gonal). El área bajo manejo (quese asemeja a un triángulo) com-prende unos 13.000 km2 dentrodel “impenetrable” chaqueño.

Argentina

SALTA

EL CHACOTaco Pozo

Monte Quemado

Fuerte Esperanza

SANTIAGO DEL ESTERO

0 50 Km

N

3 Como APCD (Asociación para la Promoción de la Cultura y el Desarrollo), Endepa (Equipo Nacional de PastoralAborigen), Fundapaz (Fundación para el Desarrollo y Justicia en Paz), GESER (Grupo de Estudios sobre EcologíaReginal), Incupo (Instituto de Cultura Popular), Prohuerta (INTA), Silataj, entre otras.

Agradecimientos

A Victoria Lichtschein y Obdulio Menghi, quienes depositaron su confianza en nosotros y permitieron que el Proyectose pusiera en funcionamiento. A Daniel Ramadori que, en la actual etapa, renueva diariamente esa confianza. Al actualequipo de coordinadores: Isabel Barrios, Miguel González, Jorge Meriggi, Gustavo Aprile y Gabriel Boaglio, conquienes compartimos ideales y logros pero también todas las dificultades cotidianas.

A los colectores indígenas y criollos que cada año convierten en realidad el significado de la palabra sustentable. Atodas las autoridades provinciales que facilitan y apoyan nuestro trabajo dentro de sus respectivas jurisdicciones yespecialmente al Dr. Jorge Francia quien, en la Provincia del Chaco, hizo posible conjugar el aprovechamiento de laespecie con la protección de su hábitat. Y muy especialmente a todos los técnicos y voluntarios que han trabajado ytrabajan actualmente con nosotros pues han sido y son el corazón y el motor del Proyecto Elé.

Para más información sobre este proyecto consultar [www.medioambiente.gov.ar/ele]

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R. A. Banchs y F. N. Moschione - Proyecto Elé

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Proyecto CalasUna experiencia de manejo adaptativopara el aprovechamiento sustentable depsitácidos y como estrategia de conservación de sus hábitats en la Argentina

Flavio N. Moschione y Ricardo A. Banchs

In Argentina the trade of psittacids, mostly for export, has been developed for decades with no official planningby governmental agencies and without constituting a relevant economic resource for local inhabitants.Simultaneously, some of these commercial psittacids were regarded as harmful to agriculture, what led localauthorities to perform official control activities, while farmers carried out informal control practices. During the90`s, trade-restrictive measures were established and, simultaneously, studies were conducted to achieve

Abstract

El comercio de psitácidos en la Argentina, principalmente con destino a exportación, se desarrolló durante décadas sinla planificación de su uso por parte de los organismos jurisdiccionales de administración, y sin constituir un recurso eco-nómico relevante para pobladores locales. Simultáneamente, debido a que varias de las especies sometidas a comerciofueron catalogadas como perjudiciales para la agricultura, se generaron tanto programas de control formales desde dis-tintos organismos, como actividades informales practicadas por los lugareños. Durante la década pasada comenzarona tomarse medidas restrictivas al comercio, a desarrollarse estudios diagnósticos sobre las diferentes especies, y a ge-nerarse planes de manejo, no solo en cumplimiento de legislación interna y acuerdos internacionales, sino además ten-diendo a elaborar modelos de uso sustentable. Estos nuevos sistemas de aprovechamiento pretenden, además de con-servar las especies, generar beneficios sociales para los pobladores que cohabitan con ellas y conservar el hábitat. ElProyecto Calas aborda las especies de psitácidos susceptibles de comercialización –Aratinga mitrata, A. acuticaudata,Cyanoliseus patagonus, Nandayus nenday, Pionus maximiliani y Myiopsitta monacha–, de acuerdo con dos estrategiasde manejo. Una, a desarrollarse sobre ámbitos de producción agrícola, conduce a la reinterpretación del carácter deperjudicial de las especies para ser consideradas ahora como un recurso alternativo valioso. La otra, bajo condicionesde uso sustentable en propiedades de campesinos criollos o aborígenes chaqueños, resulta complementaria a otros pro-gramas en desarrollo y pretende derivar en aprovechamientos multiespecíficos. Los planes, ya en marcha en varias pro-vincias, procuran contribuir con esquemas de conservación de la biodiversidad y el paisaje, a través del manejo conser-vacionista de propiedades privadas, involucrando también la creación y mantenimiento de nuevas áreas protegidas enjurisdicción provincial. Desde los mismos se controlan la extracción, el transporte y las condiciones sanitarias, se esta-blecen cupos y períodos de colecta, además de llevarse a cabo estudios biológicos de los psitácidos involucrados.

Palabras clave: psitácidos, daño a cultivos, conservación, uso sustentable.

Resumen

Calas ProjectAn adaptative management experience for the sustainable use of psittacids and as a strategy fortheir habitat conservation in Argentina.

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Introducción

En la Argentina existe, en términos generales, pocainformación sobre gran parte de los recursos natu-rales como para establecer modelos de aprovecha-miento a través de los organismos pertinentes. Deeste modo, la utilización de muchos de ellos se rea-lizaba, en general, en forma no planificada (Gruss yWaller, 1988). Adicionalmente a estas carencias ydada la multiplicidad de dominios y jurisdiccionesintervinientes, existen problemas de coordinaciónentre las diversas administraciones, lo que agudizalas deficiencias en la planificación. La extracción ycomercialización de fauna silvestre presenta proble-mas de este tipo. Iniciándose en forma práctica-mente espontánea y obedeciendo a necesidades dela población local o a la visión oportunística de ne-gocio de algunos comerciantes, aún no ha podidoser debidamente planificada para muchas especies.Esta situación de incertidumbre lleva a que a veceslas primeras etapas de obtención y comercio se de-sarrollen o se interpreten parcialmente como clan-destinas (Wright et al., 2001), que la generación debeneficios para los habitantes locales sea escasa onula y que se desconozca además cómo contribu-yen a las economías regionales.

La extracción y comercio de psitácidos para ser uti-lizados como especies ornamentales o mascotastanto en mercado interno como en el de exporta-ción presenta varios de los problemas enunciadosanteriormente (Beissinger y Bucher, 1992; Bishei-mer, 2001; Collar y Juniper, 1992). Una notable ex-cepción la constituye el caso del loro hablador

(Amazona aestiva), especie que en la actualidad esaprovechada bajo un programa específico de usosustentable (ver Banchs y Moschione, página 15,este volumen).

La problemática sobre las distintas especies de lorosy cotorras en la Argentina es adicionalmente com-pleja, ya que varias especies son consideradas per-judiciales para la producción agrícola a nivel local ogeneral (Dabbene, 1935; Bucher, 1984 y 1992). Es-tas especies visitan cultivos en forma sistemática uoportunística al menos en cierta época del año, yson percibidas como dañinas por los pobladores oproductores, independientemente de las pérdidasconcretas que puedan causar sobre la agricultura(Rodríguez y Zaccagnini, 1998). Siendo aún escasoslos estudios técnicos como para poder considerar lasituación poblacional de todas ellas, así como paraprecisar su impacto real sobre la producción agríco-la, esta misma condición es interpretada de mane-ra diversa y muchas veces contradictoria por los dis-tintos gobiernos provinciales y nacional, lo que lle-va a veces, aún bajo una misma jurisdicción, a laejecución de políticas antagónicas al respecto.

Los procesos de subsidio antrópico –a través del in-cremento artificial de la oferta alimentaria propor-cionada por los cultivos–, como los factores de im-pacto negativo generados también por la actividadhumana –especialmente en lo relacionado con ladestrucción de hábitat–, no resultan similares paratodas las especies e, incluso, para distintas pobla-ciones de una misma especie (González y Moschio-ne, 2004). Por ello es necesario desarrollar planesde manejo para cada conjunto de poblaciones, bus-cando en todos los casos no solo reducir el daño

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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knowledge on the situation of the species involved, together with the implementation of management planning.All these actions were carried out not only to comply with national legislation and international agreements, butalso for the development of sustainable use models. These novel resource management systems were generatedto improve species conservation and economic benefits for local people inhabiting in the same areas of thesespecies and to promote habitat preservation. Calas Project is focused on commercial target psittasids –Aratingamitrata, A. acuticaudata, Cyanoliseus patagonus, Nandayus nenday, Pionus maximiliani, and Myiopsittamonacha– in accordance with two management strategies. The first one, standing from an agricultural produc-tivity perspective, leads to reinterpret the harmful status of these species in order to consider them a valuablealternative resource. The second strategy, based on the sustainable use of these birds in lands of campesinos andindigenous people from the Chaco Region, is complementary to other programs developed in the country, and isfocused to achieve multipsecific use. These programmes, currently operating in many Argentine provinces, con-tribute to the conservation of biodiversity and landscape through the management in private lands and encour-age the creation and maintenance of new protected areas at a provincial scale. They are involved in controllingthe extraction, transport, and sanitary conditions of these species, in establishing quotas and capture seasons,and carrying out research involving psittacids.

Key words: psittacids, crop damage, conservation, sustainable use.

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sobre cultivos y la percepción negativa de los pobla-dores sobre los psitácidos involucrados, sino tam-bién proporcionar alternativas de conservación. Laposibilidad de generar beneficios económicos direc-tos para los habitantes locales e incluso para loseventuales afectados, a través de su extracción pa-ra comercialización, retroalimenta las posibilidadesde conservación de estas especies al ser reinterpre-tadas como recurso y valorizando los hábitats don-de se desarrollan. Todo este proceso debería ade-más realizarse de acuerdo con los requerimientoscomerciales en el ámbito internacional (Guix et al.,1997; Jorgenson y Thomsen, 1987; Thomsem yBrautigam, 1991), tomando como base la Conven-ción CITES, a fin de garantizar que el manejo se de-sarrolle dentro de las pautas básicas de un aprove-chamiento sustentable.

Las especies involucradas en este proyecto

El calancate, loro cabeza azul o de los palos(Aratinga acuticaudata) es la segunda especie deloros con más amplia distribución en la RepúblicaArgentina, solo superada por la cata (Myiopsittamonacha). En nuestro país se distribuye en áreas debosques de las Provincias fitogeográficas de Chacoy Espinal –en las provincias de Buenos Aires, LaPampa, Córdoba, La Rioja, Catamarca, Tucumán,Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Chaco, Formosa,Santa Fe y Corrientes–.

La cala cara roja (Aratinga mitrata), loro del cerro ocerreño –o como se lo denomina localmente en Ju-juy, loro barranquero– es un habitante típico de losambientes yungueños. Ocupa, tanto bosques comoselvas montanas y se extiende por zonas del ChacoSerrano y pedemonte, aunque siempre cercanas aambientes serranos. Se distribuye en áreas de bos-ques y matorrales serranos y montanos en las pro-vincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, y tam-bién en algunos sectores de La Rioja, las Sierras deGuasayán en Santiago del Estero y, ocasionalmen-te, en Córdoba.

El ñanday (Nandayus nenday) o loro cabeza negrahabita sabanas, bosques chaqueños abiertos y pal-mares en el este de Formosa y localmente en el no-reste del Chaco; raramente aparece en el norte deSanta Fe y de Corrientes, y en el sur de Misiones. Esparticularmente abundante en el entorno del vallede inundación del Río Paraguay.

El loro barranquero (Cyanoliseus patagonus) es unhabitante de estepas áridas bien distribuido en elsur y oeste argentino y ocupa llanuras, valles y se-

rranías; presenta dos subespecies en la Argentina(Darrieu, 1980), bien reconocibles por sus aprecia-bles diferencias cromáticas. La nominal se distribu-ye desde el centro del país hasta el sur de la provin-cia de Santa Cruz. En el pasado llegaba hasta el no-reste de la provincia de Buenos Aires e, incluso, En-tre Ríos; es todavía común en el sudoeste de la pri-mera y en Río Negro y La Pampa (Bucher y Rinaldi,1986). El loro oquecho o vallisto (C. p. andinus) al-canza por los contrafuertes andinos las provinciasdel noroeste argentino con excepción de Jujuy, y lle-ga hasta el centro de Mendoza y San Luis. En estasáreas suele ser considerada una tercera forma concarácter intergradal o subespecífico por algunos au-tores, C. p. conlara (Nores e Yzurieta, 1983).

El loro choclero (Pionus maximiliani), yuto, soey omaitaca habita bosques húmedos tanto en el nores-te como noroeste del país, y se encuentra especial-mente en áreas transicionales o de borde. En Jujuy,Salta, Tucumán y Catamarca vive en selvas húme-das montanas y, en forma particular, en selvas pe-demontanas, abarcando sectores húmedos delChaco y particularmente en áreas matizadas porcultivos. En el Chaco, Corrientes, Formosa, Misionesy norte de Santa Fe, frecuenta selvas y bosques hú-medos a orillas de ríos y arroyos.

La cata (Myiopsitta monacha), catita, cotorra o lo-ra es una especie netamente antropófila, claramen-te subsidiada por actividad agropecuaria. Su capa-cidad de construir nidos de palitos en árboles o es-tructuras elevadas, a diferencia de las demás espe-cies de loros que nidifican en huecos preexistenteso que ellos mismos pueden realizar pero dentro delsustrato de estructuras generalmente naturales, leha significado una enorme ventaja adaptativa, yaque puede colonizar rápidamente bosques natura-les o implantados en torno a áreas cultivadas, de lasque en gran medida suele alimentarse. Es la espe-cie de psitácido de mayor distribución en la Argen-tina; se encuentra principalmente en llanuras porcampos, bosques abiertos y áreas alteradas, desdeel Chubut hacia el Norte y abarca prácticamente losdos tercios de la superficie del país. Además, es unaespecie invasora que ha colonizado, fugada de cau-tiverio, diversos espacios, en general antrópicos, envarias naciones del viejo y del nuevo mundo.

En la ribera rioplatense de la provincia de BuenosAires y donde solo sería natural la distribución deM. monacha y la presencia esporádica invernal deC. patagonus, todas las especies antes considera-das cuentan también con poblaciones, originadaspor ejemplares liberados de cautiverio (Moschione,

F. N. Moschione y R. A. Banchs - Proyecto Calas

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1992). En el Parque Provincial Pereyra Iraola, porejemplo, todas resultan nidificantes con la aparenteexcepción de Cyanoliseus patagonus. Allí se obser-van bandadas notables, y se registra la presencia deotras siete especies de loros argentinos.

Aunque estas especies manifiestan diferencias nosolo en cuanto a su distribución sino también en lorelativo a sus abundancias y ecología (particular-mente en relación con restricciones de hábitat), elestado de conservación de todas ellas resulta acep-table a nivel nacional (Nores e Yzurieta, 1994). Sinembargo, todas estas especies, como miembros dela Familia Psittacidae, se hallan incluidas en el Apén-dice II de CITES.

Dado que en mayor o menor grado son especies dealguna manera subsidiadas por actividades de pro-ducción agrícola, algunas pueden sufrir persecucio-nes sistemáticas en ciertas zonas, lo que determinalocalmente tendencias alternativas de retracción oexpansión. Esto puede observarse particularmenteen C. patagonus (Litterini et al., 1998; Grilli, 2004;González y Moschione, 2004) donde poblaciones ni-dificantes, aun próximas, pueden hallarse en diferen-tes situaciones de expansión o en evidente retrac-ción. De este modo resulta evidente que el estatusde conservación debe referirse en términos de pobla-ciones y no de la especie en general, ya que especiescomo el mismo C. patagonus o A. acuticaudata

poseen, fuera de la Argentina, poblaciones conside-radas bajo amenaza: C. p. byroni en Chile y A. a.neoxena en Venezuela (Juniper y Parr, 1998).

De todas maneras, a pesar de resultar de algún mo-do subsidiadas por las actividades antrópicas, la su-pervivencia de tales especies, con la probable ex-cepción de Myiopsitta monacha, requiere asimismode la conservación de elementos particulares delpaisaje.

El comercio de psitácidos en la Argentina

La extracción de psitácidos para su utilización comomascota o como especie ornamental es un rasgoampliamente difundido en distintas regiones argen-tinas, particularmente en las zonas norte y centro.Este fenómeno cultural referido a la tenencia y co-mercio de loros y cotorras como mascotas está liga-do tanto a las diversas tradiciones originarias comoa las pautas culturales de algunos pueblos inmi-grantes, y genera demandas diferenciales para ca-da una de las especies y en los distintos ámbitos re-gionales.

Durante la década de 1980 se comercializaban le-galmente en la Argentina 19 especies nativas depsitácidos con destino a exportación (Figura 1). Delanálisis de las guías de tránsito emitidas entre 1985y 1989, surge que en dichos años se comercializó

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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Figura 1. Total ejemplares exportados por especie (años 1985/1989: tomado de Goldfeder, 1991). Referencias: 1)Amazona aestiva, 2) Nandayus nenday, 3) Aratinga mitrata, 4) Aratinga acuticaudata, 5) Myiopsitta monacha, 6)Brotogeris chiriri, 7) Pionus maximiliani, 8) Aratinga aurea, 9) Cyanoliseus patagonus, 10) Aratinga leucophthalma, 11)Pyrrhura frontalis, 12) Amazona tucumana, 13) Bolborhynchus aymara, 14) Forpus xanthopterygius, 15) Pyrrhuramolinae, 16) Primolius auricollis, 17) Bolborhynchus aurifrons, 18) Enicognathus ferrugineus, 19) Pionopsitta pileata.

250000

200000

150000

100000

50000

01 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19

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un promedio anual de 121.000 individuos (Goldfe-der, 1991). Si bien la especie más influyente en lascifras fue el loro hablador (Amazona aestiva), conuna proporción de entre el quinto y el tercio de lacifra total, otras cinco o seis especies representaronsiempre magnitudes de importancia.

Para entonces, las capturas y la comercializaciónposterior no eran desarrolladas bajo pautas comu-nes de uso ni planificación formal. Esto adquieremayor relevancia si se tiene en cuenta que todas lasespecies consideradas son compartidas por más deuna provincia. No existía información relativa a lasmodalidades, volúmenes reales y sitios de captura;incluso volúmenes importantes de algunas especiesprocederían de países limítrofes, como es el caso deN. nenday. Tampoco se realizaba el marcado indivi-dual ni el seguimiento de los ejemplares a lo largode la cadena de comercio, condiciones imprescindi-bles para garantizar su aprovechamiento bajo pau-tas de sustentabilidad. A esto se suma que el apro-vechamiento de dichas especies bajo tales condicio-nes no generaba recursos económicos mínimamen-te importantes para los habitantes locales. La ex-tracción tampoco se realizaba de manera que pu-diera ser interpretada como alternativa de control omanejo. Ante este panorama, resultaba evidente lanecesidad de obtener información sobre estos as-pectos de modo de planificar su aprovechamiento yexplorar las posibilidades de una mejor colocaciónen el mercado.

A partir de 1990 se impusieron distintas modalida-des para la cupificación de las especies, comenzan-do con una paulatina retracción en los volúmenesde comercio, al menos en lo que se refiere a expor-tación. Desde 1997, cuando se establecieron cuo-tas de extracción sobre la base de opiniones pro-porcionadas por una Mesa de Especialistas naciona-les, solo seis especies permanecieron habilitadas ba-jo condiciones generales para el comercio interpro-vincial o con destino a exportación.

Debido a que muchos psitácidos requieren de im-portantes extensiones de bosque para su conserva-ción y que, a su vez, suelen ser demandados comomascotas, se buscó generar modelos de conserva-ción basados en la valorización de estas especies yde sus hábitats por parte de los habitantes locales,pretendiendo que además generaran fondos adicio-nales para invertir en su protección (Moschione yBanchs, 2003). El desarrollo de un sistema de apro-vechamiento multiespecífico y participativo, com-plementario desde el punto de vista temporal ygeográfico, capaz de generar mecanismos y recur-

sos propios, puede resultar suficientemente establecomo para convertirse en una importante estrate-gia de conservación a nivel regional (Banchs y Mos-chione, 1999).

Desde 1997, se establecieron criterios de manejo ycupos máximos de extracción para las distintas es-pecies habilitadas, realizándose tras cada ejercicioanual, y en carácter de retroalimentación, los ajus-tes pertinentes.

Por ejemplo, para la temporada 2005, de acuerdocon lo establecido en la Resolución N° 952/04, loscupos de extracción fueron: A. acuticaudata, 7.500individuos; A. mitrata, 3.000; N. nenday, 3.000; C.patagonus, 7.500; P. maximiliani, 4.000 y M.monacha, 20.000. Como ya señalamos antes, laspoblaciones de A. aestiva están sujetas a un progra-ma específico de manejo.

Marco normativo

Dado que las especies de psitácidos consideradaspresentan distribuciones y dinámicas poblaciona-les que involucran distintas jurisdicciones políticas,para abordar un manejo satisfactorio de cada unade ellas se consideró necesario avanzar junto contodos los organismos administrativos provincialesinvolucrados (Moschione, 2000). Como vértice es-tratégico y en virtud de la función que ejerce la Ad-ministración Nacional en lo relativo al tránsito in-terjurisdiccional y exportación (Ley 22421) y a laaplicación de la Convención CITES (Ley 22344), aligual que en la exportación y el tráfico interprovin-cial de todas las especies argentinas de fauna sil-vestre de interés comercial, el Proyecto Calas (“Pro-Calas”) de la Dirección de Fauna Silvestre de la Se-cretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable(DFS-SAyDS), ejerce la coordinación formal delabordaje para el manejo de este grupo.

Puesta en marcha del Proyecto

Luego de la realización de una primera etapa detrabajos de campo, a partir del año 2002 y en vir-tud de avanzar en la implementación de alternati-vas de manejo conceptualmente similares y comple-mentarias al modelo establecido para el loro habla-dor, se formaliza “ProCalas: proyecto para el usosustentable de psitácidos como estrategia comple-mentaria y participativa de valorización de bosquesnativos en el Norte Argentino”. La entonces Secre-taría de Desarrollo Sustentable y Política Ambiental

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amplió los alcances del original fondo de fideicomi-so del Proyecto Elé para el estudio, manejo y con-servación del resto de los psitácidos de interés co-mercial, que además permitió la generación de losrecursos para retroalimentar el proyecto.

Estructuralmente, ProCalas está constituido porsubproyectos que abordan individualmente a cadauna de las especies en ámbitos territoriales defini-dos. Por sus características particulares, se defineun manejo conceptualmente diferencial para M.monacha, que se restringe para tal caso, al menosinicialmente, a tareas de control y supervisión de lacomercialización.

Las actividades del proyecto abarcan la recopilaciónde información sobre cada especie, el estableci-miento de criterios de manejo, asesoramiento parala toma de decisiones en otros ámbitos jurisdiccio-nales, la generación de planes de aprovechamientoy conservación de las distintas especies involucrán-dolas con estrategias de conservación de sus hábi-tats, y la certificación de los mecanismos de controlen todas las etapas del proceso de aprovechamien-to. Como mecanismo formal para habilitar el usocomercial de psitácidos, anualmente la SAyDS dictauna resolución específica que determina las espe-cies autorizadas, así como sus respectivos cupos yplazos de comercialización, las condiciones básicasde captura y manejo, las características que debenreunir los centros de acopio, los requisitos de ins-cripción de los exportadores, y también los arance-les o modalidades de obtención de recursos que po-sibiliten la realización de los controles, estudios yplanes de manejo.

ProCalas pretende desarrollar programas de carác-ter experimental bajo los preceptos del manejoadaptativo, diseñando y poniendo a prueba distin-tos modelos de extracción y estudiando el funciona-miento de los aspectos comerciales y económicos.Hasta el momento, para cada una de las especies,se desarrollaron dos etapas de trabajo, y la tercera–de consolidación– se encuentra en desarrollo.

Primera etapa (2001–2002). Diagnóstico de las especies

Para estudiar la distribución y tendencias poblacio-nales de las diferentes especies de psitácidos queabarca este proyecto, se volcaron registros de ob-servaciones actuales de campo, en una grilla conceldas de 10 minutos de latitud por 10 minutos delongitud. Estos registros fueron comparados con in-formación bibliográfica refiriéndolas a las mismas

celdas, a fin de poder evaluar eventuales retraccio-nes en la geonemia de las especies o extinciones depoblaciones locales. Por otro lado, se desarrollaronmuestreos de abundancias relativas, y se evaluarondistintas técnicas que permitieran determinar ten-dencias poblacionales y el establecimiento de unsistema de monitoreo.

En áreas de interés particular para cada una de lasespecies, definidas por una abundancia diferencialo por la existencia de conflictos entre los loros y loscultivos, se recabó información sobre abundancia,uso de hábitat, información básica sobre biología yestrategias de control de daño en cultivos. Comple-mentariamente, se recogieron datos sobre ecologíaalimentaria, por observación directa y observacióndel contenido de buches cuando se hallaron ejem-plares abatidos por los agricultores.

Para estudiar las modalidades de captura, acopio yestructura de los niveles de comercialización, y lasmodalidades y magnitudes de comercio actual y pa-sado, se llevaron a cabo entrevistas y encuestas a po-bladores, cazadores y a personas involucradas en losdistintos niveles en la cadena de comercialización.

Por otro lado, se analizaron las instancias adminis-trativas y el marco general normativo de las diferen-tes administraciones, lo que permitió proponer di-versas alternativas de manejo. Siguiendo este fin, serealizaron entrevistas informales, así como talleres yreuniones con las provincias, para lo que se recurrióespecialmente al marco del ECIF (Ente CoordinadorInterprovincial de Fauna). Para el desarrollo de talesalternativas se amplió el alcance de las ReunionesTécnicas del Proyecto Elé para el resto de los psitá-cidos aquí considerados.

Con el objetivo de conocer el papel que este recur-so puede jugar en las economías locales y regiona-les, se evaluaron distintas modalidades de participa-ción y generación de beneficios para los habitanteslocales en condiciones actuales y potenciales. Paraesto se efectuaron entrevistas a cazadores, acopia-dores y productores agropecuarios locales. En estemarco, también se identificaron y caracterizaron losconflictos entre las especies y los productores en va-riados ámbitos. En general, se identificaron caren-cias y vacíos de información.

Segunda etapa (2003–2004). Establecimiento de modelos de manejo

Se continuaron los trabajos de relevamiento de há-bitat y otros aspectos sobre biología y daños a culti-vos. Se formalizaron dos proyectos: “Evaluación de

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las poblaciones del loro barranquero (Cyanoliseuspatagonus patagonus) en la provincia de Buenos Ai-res, Argentina” (beca de estudio de la Comisión deInvestigaciones Científicas de Buenos Aires; becario:Pablo Grilli) y “Evaluación de poblaciones de psitáci-dos, daños sobre maíz y alternativas de mitigaciónde perjuicios en el sur del Valle de Lerma” (Secreta-ría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable deSalta; investigador: Miguel González).

Sobre la base de la información recabada en la pri-mera etapa se establecieron los principios, preceptosy reglas para la implementación de cada propuestade manejo individual por especie y zona. Se puso aprueba cada modelo y se verificó el cumplimiento delas normas y medidas de manejo propuestas. Ade-más, se continuó con el relevamiento de informaciónsobre técnicas de captura y comercialización, y se fis-calizaron las capturas a campo de todas las especies.Asimismo, con la finalidad de comprobar, por un la-do, la contribución del nuevo sistema de normas alestablecimiento de condiciones sociales de sustenta-bilidad, y por el otro, la factibilidad de comercializa-ción de las especies en condiciones mínimamentecompetitivas, se generaron reuniones de coordina-ción con acopiadores y exportadores.

Una serie de ejercicios de retroalimentación permi-tió determinar la funcionalidad de los controles,monitoreos y potencialidades de extender los mo-delos a otros espacios geográficos y grupos socia-les. Para esto se realizaron gestiones con institucio-nes oficiales incluyendo entrevistas con las autorida-des administrativas de las provincias de Buenos Ai-res, Catamarca, Chaco, Formosa, Jujuy, La Rioja,Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tucumán, yse realizaron tres talleres interprovinciales de eva-luación sobre las alternativas de conservación y usosustentable de psitácidos de interés comercial.

Tercera etapa (a partir del año 2005). Consolidación y seguimiento

Esta etapa, generada a partir de la reelaboración delas precedentes, propone incorporar los siguientestópicos:

- Realizar el marcado e individualización de losejemplares a ser comercializados, a fin de posibilitarel seguimiento en todas las etapas de manejo des-de las primeras instancias de la captura.

- Iniciar la complementación del manejo de estospsitácidos, con estrategias de aprovechamiento deotros recursos.

- Gestionar la protección de mayor superficie del há-bitat de las distintas especies, a través de la genera-

ción de nuevas áreas protegidas en jurisdicción pro-vincial –a implementar con fondos generados porlos modelos de uso sustentable–.

Resultados

Primera etapa

Respecto de eventuales variaciones en la geone-mia de las distintas especies con relación a épo-cas pasadas, no se pudieron constatar retraccio-nes. Solo para C. patagonus parecen haber de-saparecido algunas poblaciones que habrían ni-dificado en el sur de la Mesopotamia y la regiónrioplatense (Zelich, com. pers.). Por otro lado,incluso para esta última especie, se registraronnuevas localidades en áreas sin referencias anti-guas, aunque tal situación puede obedecer a laintensificación de los estudios y, no necesaria-mente, indicar ampliación de la distribución enmuchos de los casos.

Para casi todas las especies los requerimientos dehábitat resultaron relativamente poco específicos,comparados con otros psitácidos que habitan enambientes secundarios o degradados por activi-dad humana. Pero para la supervivencia a largoplazo de la mayor parte de estas especies, es ne-cesario que se conserven árboles, arbolitos o ba-rrancas, en una estructura de paisaje con man-chones de bosque o monte natural en una escalaterritorial amplia.

Se constató la ingesta de semillas, frutos tantoverdes como maduros, brotes, yemas florales y,ocasionalmente, hojas, corteza y agallas de granvariedad de especies vegetales nativas en casitodas las especies. Para A. acuticaudata se regis-tró la alimentación más diversa, con 63 ítems,mientras que para A. mitrata se detectaron 31 ypara C. patagonus, 29. Se ha constatado que to-das las especies consideradas por el proyectosuelen alimentarse de distintos cultivos cuandolos encuentran disponibles, especialmente enépoca invernal. Los mismos pueden ser ataca-dos ya sea por pequeños grupos o por banda-das muy numerosas, según la especie de que setrate o la región geográfica particular, aunqueveces lo hacen en grupos mixtos, de dos o tresespecies. Esta situación se maximiza en especialen ambientes continentales durante los mesesmás fríos y secos –de junio a septiembre–,cuando escasean notablemente los recursos ali-menticios en el medio natural. Hemos detectado

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la presencia de varias de estas especies en culti-vos de maíz, en particular, y también sobre sor-go, frutales (frutas de carozo, vid), soja, maní ygirasol e, incluso, en jardines peridomiciliarios.Fundamentalmente, frecuentan cultivos en piepero también se hacen presentes, luego de lacosecha, en los rastrojos.

Los perjuicios sobre los cultivos resultan diferen-ciales para las especies consideradas y en los dis-tintos ámbitos geográficos. Por ejemplo, en unextremo, A. mitrata suele causar daños impor-tantes en cultivos pequeños a medianos a nivelpuntual, y se llegan a observar pérdidas en mai-zales superiores al 90% en valles serranos. En elotro, A. acuticaudata no suele causar daños tanintensos, pero igualmente se la cataloga comoperjudicial por parte de los finqueros. En zonasganaderas del Chaco semiárido, muchos pobla-dores locales consideran a esta especie comomuy dañina pues preda existencias de forrajenatural, especialmente legumbres de algarroboy otras leguminosas, en su mayoría durante oto-ño e invierno.

En cuanto a la nidificación, A. acuticaudata, N.nenday y P. maximiliani lo hacen en forma indi-vidual no colonial en huecos de árboles u, oca-sionalmente, en barrancas de áreas serranas elprimero y, generalmente, en palmas secas el se-gundo. Para las dos primeras especies se obser-vó nidificación tanto en bosques chaqueños y deEspinal maduros como degradados por explota-ción forestal y ganadera, siempre y cuando con-servaran en parte la estructura del paisaje e, in-cluso, en árboles aislados del Monte; P. maxi-miliani parece ser más específico, ya que nidificasolo en bosques altos y húmedos, selváticos otransicionales. A. mitrata y C. patagonus nidifi-can en huecos que ellos mismos realizan o pro-fundizan en barrancas altas y verticales en los ce-rros, especialmente en sitios erosionados por losríos, aunque la primera también suele ocuparhuecos naturales en árboles. La nidificación esgeneralmente asociada, en pequeños grupos detres a doce parejas, hasta grandes colonias deunos 300 o 350 nidos en casos excepcionales;en valles salteños se registró nidificación asocia-da de ambas especies. Las colonias más numero-sas se observan en sustratos firmes y estables.

Recuentos mensuales de A. mitrata, A. acuti-caudata y C. patagonus en valles serranos permi-tieron establecer patrones de actividad, compa-raciones entre las especies, y prever los momen-tos de mayor riesgo de ataque a cultivo, factor

que estaría correlacionado con momentos de ri-gurosidad climática. El calancate, en su área dedistribución chaqueña, resulta una especie fran-camente común y mucho más abundante que elloro hablador, su lejano pariente.

El daño en cultivos, en especial en las plantacio-nes relativamente grandes y con vigilancia paraespantar loros, resultó en general bajo. Comoejemplo, en un establecimiento de La Viña (pro-vincia de Salta), pese a que el cultivo de maíz su-fría problemas de configuración importantes alpresentar un máximo efecto borde con la poten-cialidad de constituirse en un “comedero paraloros”, el impacto estaba solo concentrado enlos extremos y en áreas con posaderos, que ma-nifestaban, para todos los casos en dichos pun-tos, impactos menores al 25%, y siendo prácti-camente nulo en el resto del maizal. En muchasde las plantaciones se observaron problemas derendimiento vinculados a las técnicas de mane-jo de los cultivos y a condiciones de los suelos,que se consideraron comparativamente muchomás importantes que las pérdidas que pudieranatribuirse a los psitácidos. Se notó, además, pa-ra todas las especies y en un gran número de ca-sos, que solían descender a alimentarse en losrastrojos, sin que esto implicara, por ende, nin-gún impacto comercial.

Sobre la base de la información obtenida de lasupervisión de las capturas, acopio y alternativasde comercialización, se determinaron condicio-nes básicas de manejo y se redactó un sistemade normas para ser puesto a prueba. Como re-comendaciones principales en lo concerniente almanejo, se planteó la necesidad de que laseventuales autorizaciones de extracción deejemplares se realicen en carácter experimentaly con cupos conservadores definidos sobre de-terminación de áreas específicas de colecta, ygarantizando los controles y relevamientos deinformación in situ con la participación de técni-cos o pasantes. Como avance hacia programasde uso sustentable, se recomendó orientar lasexperiencias de extracción como modelos loca-les de aprovechamiento sustentable en propie-dades definidas y a cargo de lugareños.

Segunda etapa

Para el manejo de las especies habilitadas para elcomercio a nivel nacional se plantearon dos mode-los conceptuales de aprovechamiento.

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El primer modelo está relacionado con el impactoque las especies generarían sobre cultivos. La estra-tegia de captura en estos casos se desarrolla sobrelos mismos cultivos y pretende generar una nueva re-lación entre la especie y los agricultores, desalentan-do controles drásticos, disminuyendo el impacto porextracción de ejemplares, o posibilitando el resarci-miento por comercialización de un cupo de indivi-duos capturados sobre el cultivo. Dicha alternativa sedesarrolló para P. maximiliani, C. patagonus, A.mitrata y N. nenday como mitigación de impacto,principalmente, sobre cultivos de maíz, girasol, sor-go, maní y soja. Para llevar a cabo este tipo de mane-jo, entre otros aspectos, se exige: una nota del titu-lar del cultivo donde la especie presuntamente provo-que daños, efectuar la inspección y certificación detales aspectos, el monitoreo poblacional mediante re-cuentos y control in situ de la actividad por parte delos profesionales o técnicos correspondientes. La ex-periencia comenzó a ensayarse en Salta en 2002, ydos años después fue transferida en carácter de ex-perimental a las provincia de Jujuy y Formosa.

El otro modelo se relaciona con la modalidad deaprovechamiento sustentable por parte de pobla-dores tradicionales en hábitats naturales. Este mo-delo se desarrolla en propiedades definidas y seproyectó como estrategia de valorización de hábitatnatural vinculado a unidades de superficie y pobla-dores locales aborígenes y criollos. Asimismo, bus-ca la complementariedad estacional en la utiliza-ción de otros recursos alternativos y una conse-cuentemente más pareja distribución de beneficiosa lo largo del año. Esta alternativa se planteó paraA. acuticaudata en comunidades chaqueñas en lasprovincias de Chaco, Formosa y Salta con posibilida-des de extensión mediata a otras áreas. Se conce-de autorización de extracción de ejemplares adultospara áreas específicas de colecta bajo propiedad in-dividual o comunitaria, aprovechando la experien-cia y capacitación que poseen los criollos y aboríge-nes locales propietarios de tierras con el aprovecha-miento sustentable del loro hablador y, a la vez,constituyendo una fuente de ingresos en épocascomplementarias al de la cosecha de esa especie.Por lo tanto, la extracción se desarrolla con la mis-ma gente, en las mismas propiedades, pero a dife-rencia del loro hablador, que se cosecha principal-mente en verano, la extracción del calancate se rea-liza en época invernal. Para los controles y segui-mientos in situ, también se cuenta con la participa-ción de técnicos y pasantes del Proyecto Elé.

Considerando ambos modelos conceptuales, en latemporada del año 2005 se están desarrollando es-

tos trabajos en seis provincias, en donde intervie-nen doce acopiadores provinciales, y cada uno delos cuales involucra, a su vez, entre dos y siete ayu-dantes o cazadores (amén de los productores pri-marios –criollos y aborígenes–), y provee de ejem-plares a diez exportadores (y minoritariamente y,en algunos casos, al mercado interno). Cada provin-cia habilita entre dos y doce sitios de captura y, enpromedio, se comercializan entre el 40 y el 75% delcupo según cada especie, lo que responde, por unlado, a la demanda y, por otro, a las restriccionesimpuestas para cada caso antes de la habilitación ydurante la realización de las capturas.

Tercera etapa

El marcado de los animales fue iniciado a partir dela temporada 2005 y responde a la necesidad degenerar procesos de certificación como una mane-ra de disminuir la competencia con productos nocontributivos con la conservación de las especies,sus ambientes y sus entornos sociales, e incremen-tar los precios. También pretende diferenciar estosproductos de uso sustentable de otros de origen sil-vestre con manejo deficiente o de criadero, buscan-do su preferencia tanto en los mercados interno co-mo de exportación.

Se diseñaron y confeccionaron dos modelos deanillos-precinto metálicos y grabados con un códigoparticular, con el que se individualizan desde el año2005 todos los ejemplares de cada una de lasespecies en el momento de la captura, lo cualposibilita su seguimiento durante todos los pasosde acopio y comercialización.

Consideraciones finales

El desarrollo de planes de aprovechamiento de re-cursos que contribuyan a la conservación de losmismos ecosistemas donde se realizan resulta unaalternativa fundamental para el paradigma del “de-sarrollo sustentable”. En un momento donde laseconomías regionales se tornan inestables, obede-ciendo a procesos económicos globales, la posibili-dad de insertar en el mercado productos “ambien-talmente sanos”, como el que experiencias comoésta pretenden generar, pueden resultar una valio-sa alternativa para la supervivencia tanto del hábi-tat como de sus pobladores.

Respecto del Proyecto Elé este programa resultacomplementario y en cierto modo involucra la

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profundización de sus objetivos. Particularmente, elsubproyecto “Calancate” (de ProCalas) intentaconstituirse en un paso más para complementaruna alternativa de aprovechamiento basada en unsolo ítem y avanzar hacia un sistema de aprovecha-mientos multidiversos, condición indispensable si sepretende generar alternativas de valorización eco-nómica de los ecosistemas en pie.

Otra vinculación con el Proyecto Elé se plantea res-pecto de la contribución a la conservación de hábi-tats mediante el aporte de fondos obtenidos del co-mercio de las especies. Así, a través de ese proyectose han destinado en una primera etapa fondos para

la implementación de la Reserva Natural Las Lanci-tas, en la provincia de Jujuy, y del Parque ProvincialLaguna Pintascayoc, en la provincia de Salta. Estasáreas, más allá de la importancia para la conserva-ción de poblaciones del A. aestiva y A. acuticauda-ta, resultan también fundamentales para A. mitratay P. maximiliani, así como para otros psitácidos bajomanejo de protección, como el maracaná o parabacuello dorado (Primolius auricollis), el chiripepé de layunga (Pyrrhura molinae) y el loro alisero (Amazonatucumana). Se espera que el Fondo de Psitácidoscontinúe el aporte de recursos para estas reservas opara nuevas unidades, hábitats de importancia paraotras especies de loros y cotorras.

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Agradecimientos

A Victoria Lichtschein, Daniel Ramadori y Obdulio Menghi, quienes más allá de las administraciones a sucargo, confiaron en nosotros, nos aconsejaron y apoyaron en el trabajo de construir y poner en funciona-miento los proyectos. A Isabel Barrios, Miguel González, Pablo Grilli, Jorge Meriggi y Gabriel Boaglio, quese involucraron en el proyecto tanto personalmente como desde sus coordinaciones operativas y regiona-les, participando del diseño, apoyando las tareas y aportando sus valiosas perspectivas. A todos los técni-cos y voluntarios, que con su trabajo intenso e inteligente, pusieron a prueba las distintas alternativas yaportaron la información para mejorar los modelos de manejo. A los indios, criollos y pequeños producto-res que permanentemente nos brindan mucho más de lo poco que tienen y reciben. A los cazadores y aco-piadores que supieron salir desde las sombras de la informalidad y el oportunismo, transformando su ac-cionar en actitudes profesionales y responsables, comprometidas con la conservación. A las autoridadesprovinciales que entusiastas y cordiales manifestaron su avidez por identificar y solucionar problemas, asícomo desarrollar modelos activos de conservación fomentando la participación de los pobladores rurales.Y de modo muy especial, a los que se empeñan en hacernos las cosas difíciles, por darles a los pequeñoslogros el sabor de las grandes epopeyas, e impulsarnos sistemáticamente a crear y soñar como si fuése-mos chicos… o como si fuéramos grandes.

Se puede obtener más información sobre este proyecto en [www.medioambiente.gov.ar]

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Proyecto Ñandú

Manejo de

Rhea americana y

R. pennata en la Argentina

Mónica B. Martella y Joaquín L. Navarro

The Rhea Project comprises studies on the two rhea species present in Argentina (Rhea americana and R.pennata), both in the wild (in situ conservation) and in captivity (ex situ conservation). This chapter dealsspecifically with three topics included in this project: 1) abundance and spatial distribution in the wild; 2)reintroduction of rheas monitored by telemetry, and 3) applied research on production of captive-reared birds andtheir by-products. Results indicate that both species are mainly affected by anthropogenic factors, such as illegalhunting and loss of suitable habitat. Therefore, a decrease in the viability of wild populations is expected due tothe progressive conversion of natural grasslands into croplands and increasing desertification. The reintroductionof captive-reared rheas to the wild appears as a biologically and economically feasible tool to increase the size ofsmall populations. In regard to the sustainable use of these species, work has been mainly directed to improveknowledge on aspects relevant to captive-breeding, such as artificial incubation and intensive management ofchicks and adults. The commercial future of rhea farming, as an alternative agricultural activity, only depends onan appropriate organization and coordination among producers, and on the implementation of a nationwidestrategy. However, based on the precautory principle, it is not advisable to encourage the use of wild rheas andtheir by-products in the immediate future.

Key words: Rheas, conservation, reintroduction, captive breeding, sustainable use.

Abstract

El Proyecto Ñandú comprende estudios realizados con las dos especies de ñandúes presentes en la Argentina (Rheaamericana y R. pennata), tanto en vida silvestre (conservación in situ) como en cautiverio (conservación ex situ). Eneste capítulo se desarrollan tres temas abarcados por el proyecto: 1) abundancia y distribución espacial en vida silves-tre; 2) reintroducción de ñandúes monitoreados con radiotelemetría, y 3) investigación aplicada a la producción encautiverio de los animales y sus productos. Los resultados obtenidos señalan que ambas especies son afectadas prin-cipalmente por factores antrópicos como son la caza furtiva y la pérdida de hábitat adecuado. Por lo tanto, ante lacreciente transformación del pastizal natural en tierras de cultivo y el avance de la desertificación, es esperable unadisminución de la viabilidad de las poblaciones silvestres. La reintroducción a la vida silvestre de ejemplares criados encautiverio resultó ser una herramienta biológica y económicamente factible para incrementar el número de individuosen poblaciones pequeñas. En lo que respecta al uso de estas especies, se ha trabajado fundamentalmente para avan-zar en el conocimiento de aspectos relevantes para la cría en granjas, como son la incubación artificial y el manejointensivo de pichones y adultos. El futuro comercial de las granjas solo depende de una apropiada organización ycoordinación entre productores y de la puesta a punto de una estrategia nacional con respecto a esta actividad agro-pecuaria alternativa. Sin embargo, aplicando el principio de precaución, por el momento no sería recomendable im-pulsar el aprovechamiento directo de ñandúes silvestres y sus productos.

Palabras clave: ñandúes, conservación, reintroducción, cría en cautiverio, uso sustentable.

Resumen

Rhea ProjectManagement of Rhea americana and R. pennata in Argentina

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Introducción

Las especies

Los ñandúes son aves exclusivas de Sudamérica y, almismo tiempo, las de mayor tamaño en este conti-nente (93-140 cm de altura y 15-30 kg). Junto conlos avestruces de África, emúes de Australia, casua-rios de Nueva Guinea y kiwis de Nueva Zelanda for-man parte de un grupo de aves no voladoras, cono-cidas como ratites o corredoras. El ñandú común oñandú moro (Rhea americana) es uno de los verte-brados más conspicuos de la región pampeana ar-gentina. Existen cinco subespecies: R. a. americana,que se distribuye en el norte y este de Brasil; R. a.intermedia, que habita el sur de Brasil y Uruguay; R.a. nobilis, en el este de Paraguay; R. a. araneipes,en el este de Bolivia y sudeste de Brasil, y R. a.americana albescens, en la Argentina hasta el Río Ne-gro. El ñandú petiso o choique (Rhea [Pterocnemia]pennata) es el otro representante de la familia Rhei-dae y presenta tres subespecies distribuidas de la si-guiente manera: R. p. garleppi, en el sur de Perú,suroeste de Bolivia y noroeste de Argentina; R. p.tarapacensis, en el norte de Chile, y R. p. pennata,en el sur de Chile, centro-oeste y sur de Argentina(Blake, 1977; Del Hoyo et al., 1992).

Ambas especies de ñandú son omnívoras, peroprincipalmente herbívoras (Bruning, 1974; Boninoet al., 1986; Del Hoyo et al., 1992). El ñandú en losagroecosistemas es muy selectivo en su alimenta-ción –con preferencia por plantas dicotiledóneascultivadas y silvestres– (Martella et al., 1996; Perei-ra et al., 2003), mientras que el choique presentauna dieta de tipo generalista, compuesta funda-mentalmente por especies arbustivas y subarbusti-vas (Bonino et al., 1986; Camezzana, 1987).

Estas aves se reproducen entre agosto y enero, se-gún la región. Presentan un comportamiento repro-ductivo poco frecuente entre las aves. Por un lado,un número variable de hembras oviponen en un mis-mo nido, depositando huevos en varios nidos a lolargo de la estación reproductiva. En ambas especiesel macho toma una activa participación en la incuba-ción y cuidado de los pichones, y el sistema de apa-reamiento incluye poliginia y poliandria, con ciertogrado de promiscuidad (Bruning, 1974; Handford yMares, 1985; Balmford, 1992; Codenotti y Álvarez,1998; Fernández y Reboreda, 1998; 2003).

Explotación y comercio

La cría de las aves ratites como industria agropecua-ria tuvo sus inicios hace un siglo y medio en Sudá-

frica. Allí, la cría comercial del avestruz africano(Struthio camelus) primeramente estuvo orientadahacia la producción de plumas y, posteriormente,hacia la de cueros. Esta actividad ha perdurado,aunque con diversos matices y vaivenes, hasta la ac-tualidad. Si bien ese país hizo esfuerzos por res-guardar el “know how” y el acervo genético nece-sarios para dicha industria, hacia fines de la décadade 1980 y comienzos de los ‘90 la producción deaves ratites fue percibida como un negocio alta-mente redituable. Se originó entonces una rápida (yen ciertos casos desmedida) expansión de la cría co-mercial de avestruz, emú y, en menor grado, ñandúen otros países del mundo, como Estados Unidos,Canadá, Italia, España, Francia, Reino Unido, Bélgi-ca, Holanda, Polonia, Israel, Australia, Nueva Zelan-da, China, Corea, Zimbabue, Botswana y Namibia.Esta ola tuvo su apogeo, pero posteriormente la ac-tividad se retrajo en un grado y velocidad variablessegún el caso, hasta alcanzar un nivel de equilibrio.En la última década, la carne y la grasa de las espe-cies de ratites se sumaron como productos a losque apunta la producción comercial de estas aves.En el último quinquenio, se han faenado en Sudá-frica unos 300.000 avestruces al año, constituyen-do este país, por lejos, el principal abastecedor deproductos y subproductos de la especie.

La utilización de los ñandúes por parte del hombredata de antes de la llegada del europeo a Sudamé-rica, cuando los aborígenes los cazaban y los apro-vechaban de forma íntegra (carne, grasa, plumas ytendones). Posteriormente, en la época de la Colo-nia, los soldados, los colonos y los gauchos siguie-ron cazando ñandúes con fines de subsistencia. Enla Argentina, hasta mediados de la década de1980, se llevó a cabo la explotación comercial delas especies de ñandúes, en la que los productos(fundamentalmente pieles y plumas) provenían delas poblaciones silvestres. La cría comercial en gran-jas, en Sudamérica en general y en la Argentina enparticular, comenzó a posteriori del apogeo mun-dial de esta industria.

En la última década, países vecinos han permitido elingreso de avestruces (Brasil y Chile) y de emúes(Chile) para su cría en granjas. Argentina, en cam-bio, ha considerado el riesgo que implica la introduc-ción de especies exóticas y ha denegado las solicitu-des recibidas hasta la fecha, mediante la aplicaciónde una normativa específica (Resolución Nº 376/97).

Aspectos legales y estado actual

En la Argentina, los ñandúes fueron cazados sin res-tricciones hasta 1975 cuando se sancionó la Ley

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20961 que prohibió por diez años la caza del choi-que en la Patagonia y la comercialización de susproductos. En enero de 1986, por Resolución Nº 24de la ex Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pes-ca de la Nación (SAGyP), se prohibió el comercio enjurisdicción federal, el tránsito interprovincial y la ex-portación de ejemplares vivos o subproductos delñandú común. En marzo de 2000, por ResoluciónNº 283 de la actual Secretaría de Ambiente y Desa-rrollo Sustentable (SAyDS) de la Nación, se levantala prohibición para aquellos productos y subproduc-tos provenientes de la cría en cautiverio.

A raíz de una propuesta del gobierno argentino, apartir de junio de 1992 la subespecie de ñandú co-mún (R. a. albescens) fue incluida en el Apéndice IIde la Convención sobre el Comercio Internacionalde Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre(CITES)1, a la cual nuestro país adhiere a través dela Ley 22344. Por otro lado, R. pennata se halla in-cluida en el Apéndice I de CITES, salvo las poblacio-nes criadas en granjas habilitadas de la Argentina yChile, que fueron incorporadas en julio de 2000 alApéndice II por una propuesta presentada por elgobierno argentino en la Conferencia de las Partesde CITES realizada en Nairobi. Por lo tanto, losejemplares, productos y subproductos de las gran-jas pueden ser comercializados a condición de quelos animales provengan de una segunda genera-ción criada en cautiverio y de que existan planes demanejo tendientes a asegurar la persistencia de laspoblaciones silvestres. Las directrices de manejoque tienen que cumplir aquellos que lleven adelan-te actividades de cría de choiques fueron fijadas enjulio de 2001 por la Resolución Nº 951 de la SAyDS.

La prohibición existente en nuestro país sobre la ca-za, tránsito interprovincial, comercialización y ex-portación de ejemplares y productos de ñandú nofue suficiente para frenar la disminución de las po-blaciones silvestres. En la actualidad estas aves seencuentran incluidas en el Libro Rojo de la UICN, enla categoría de especies “Casi amenazadas2” (IUCN,2003). Las poblaciones naturales de ambas espe-cies se han fragmentado y reducido por diversosfactores derivados principalmente de las actividadesdel hombre (Bucher y Nores, 1988; Funes, 2000;Funes et al., 2000; Martella et al., 2000a, Novaro etal., 2000). Entre los más importantes pueden men-

cionarse la alteración, fragmentación y pérdida dehábitat, debida por lo general a la intensificación delas prácticas agrícolas y ganaderas, la división depropiedades, la caza y recolección desmedidas, y laapertura de caminos para la prospección y explota-ción minera y petrolera. Al aislamiento de las pobla-ciones se suma la incapacidad de vuelo del ñandú ylas barreras físicas (como caminos, rutas y alambra-dos) que disminuyen y/o impiden la dispersión delos individuos, lo que lleva al cruzamiento entre pa-rientes y la pérdida de variabilidad genética, yamencionada por Bouzat (2001).

Paradójicamente, teniendo en cuenta la importan-cia comercial de estas aves, se generó un acentua-do interés en su cría y explotación comercial en to-do el ámbito de su distribución. Esta situación con-tribuyó a que se iniciara un proyecto para elaborarun Plan de Manejo de las dos especies de ñandúes,destinado a profundizar en el conocimiento de suautoecología, asegurar la persistencia de poblacio-nes silvestres, y brindar las bases y el marco adecua-do para un aprovechamiento sustentable.

El Proyecto

En 1990, se inicia una serie de trabajos científicosen el Centro de Zoología Aplicada de la UniversidadNacional de Córdoba, orientados a la conservacióny manejo de las poblaciones silvestres de ñandúes.Un par de años después, los estudios también inclu-yeron aspectos relativos a la producción en cautive-rio. Las diversas líneas de investigación produjeronresultados que, además de mejorar el conocimien-to de la especie y sus poblaciones silvestres, dieronapoyo a la actividad de cría en granjas.

Las investigaciones y acciones dentro del menciona-do proyecto se abordan de forma interdisciplinariay modular, bajo la coordinación de los autores delpresente artículo. Los equipos de trabajo tienen, asu vez, un coordinador o responsable, y están inte-grados por biólogos, genetistas, veterinarios, agró-nomos, químicos, nutricionistas, economistas, asis-tentes y técnicos en diversas especialidades e, inclu-so, productores agropecuarios.

M. B. Martella y J. L. Navarro - Proyecto Ñandú

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1 Esto significa que los países en donde habita tal especie deben reglamentar estrictamente su comercio internacional, a fin de evi-tar una utilización incompatible con su supervivencia.

2 Es decir que en el futuro cercano es probable que se enfrenten a un riesgo alto de extinción en estado silvestre.

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Se llevan a cabo encuestas, trabajos de investiga-ción en el campo y en granjas comerciales y/o ex-perimentales, manejo de poblaciones silvestres,análisis de calidad de productos y subproductos, asícomo extensión y transferencia de conocimientos alsector técnico y productivo. Esto último compren-de, por un lado, el asesoramiento y asistencia técni-ca a productores, direcciones de fauna, ONG y fa-bricantes de incubadoras y de alimentos balancea-dos y, por otro, el dictado de cursos/talleres de ca-pacitación, participación en exposiciones rurales,provisión de ejemplares para formación de plante-les iniciales de granjas, elaboración/difusión de artí-culos, material técnico, de divulgación, videos y de-sarrollo y mantenimiento de un sitio en Internet[www.efn.uncor.edu/nandues].

El proyecto combina la realización de estudios eco-lógicos que se complementan entre sí, y que estánbasados en la ciencia de la Biología de la Conserva-ción. Comprende tanto estudios realizados con po-blaciones de ñandúes en cautiverio (conservaciónex situ), como en estado silvestre (conservación insitu; Fig.1). Las poblaciones criadas en cautiverioconstituyen un componente con gran influencia enel escenario de la conservación mundial (Pullin,2002), puesto que cumplen un papel muy significa-tivo como reservorio demográfico y genético. Estaestrategia, además, permite desarrollar estudioscientíficos con el fin de evaluar características pro-pias de la especie, variaciones individuales y pobla-cionales, y su respuesta frente a diversos factoresexternos y de manejo. Por otro lado, una fracciónde las aves producidas se destina para la reintroduc-

ción de ñandúes a fin de repoblar áreas donde es-tas especies han sufrido severas reducciones o handesaparecido. Además, resulta de particular interéscontar con datos sobre diversos aspectos de la eco-logía de las poblaciones silvestres, que posibilitenevaluar y pronosticar el resultado de las accionespropuestas (Fig. 1).

En este capítulo nos referiremos especialmente atres tópicos desarrollados dentro del proyecto: 1)abundancia y distribución espacial de las especiesen vida silvestre; 2) reintroducción de ñandúes y es-tudios con radiotelemetría, y 3) establecimiento ypuesta a punto de la cría en cautiverio para la pro-ducción de ñandúes.

Resultados de las investigaciones

Abundancia y distribución espacial de las poblaciones silvestres

Los cambios constantes producidos en el ambiente,tanto abióticos como bióticos, llevan a que las espe-cies experimenten variaciones a lo largo del tiempoen su distribución y abundancia (Pullin, 2002). Poresta razón, conocer el estado de las poblaciones sil-vestres es el primer paso a los fines de diseñar es-trategias de manejo y conservación. En tal sentido,se realizaron durante tres años, entre 1998 y 2000,recuentos aéreos de ñandúes a través de transectasde faja, en un relicto de pastizal natural y en un

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Figura 1: Líneas de investigación y acciones de manejo dentro del Proyecto Ñandú.

EcologíaDemografía

Comportamiento

Vida silvestre Cautiverio

ProducciónCosto/beneficio

Reintroducción de animales a la vida silvestre

Monitoreo

Formación deplanteles de cría

Fiscalización

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agroecosistema de la región central de la Argenti-na. La posición espacial de los individuos fue regis-trada con GPS, y luego volcada en un mapa de dis-tribución de densidades utilizando el Sistema de In-formación Geográfica (SIG) CAMRIS. Tal estudioevidenció que los ñandúes a escala regional sonmás abundantes y presentan una distribución espa-cial notoriamente más uniforme en el pastizal queen el agroecosistema (Bellis et al., 2004a). Además,otro estudio complementario (Giordano et al.,2004) mostró que las poblaciones en el pastizal semantienen estables a lo largo del tiempo. No ocu-rre lo mismo en el agroecosistema, en donde esmuy grande la variación observada en el número deñandúes, lo cual sugiere que ambientes con pasti-zales sustentan poblaciones núcleo y los agroecosis-temas actúan como áreas satélite.

En un primer momento, la abundancia de los choi-ques se estimó en cuatro provincias patagónicas; seobservó que la densidad de los mismos disminuía amedida que aumentaba la densidad humana (Nava-rro et al., 1999). Posteriormente, en un estudio másexhaustivo en el que se utilizaron imágenes satelita-les, sistemas de información geográfica (CAMRIS) yrecuentos terrestres, se monitorearon durante tresaños distintas zonas del ecotono Monte-Estepa deRío Negro con diferente disponibilidad de alimento.Esta investigación puso de manifiesto que la densi-dad de choiques es baja en el norte de la región Pa-tagónica y que aumenta en relación directa con ladisponibilidad de alimento. Por otro lado, el análisisespacial mostró que las poblaciones más abundan-tes de esta especie se concentran en lugares de al-ta productividad forrajera (mallines) y tienen unadistribución más uniforme en sitios con bajo impac-to ambiental, especialmente referido al sobrepasto-reo ovino y la caza furtiva (Bellis, 2004; L. Bellis,com. pers.).

Reintroducción de animales

Con la finalidad de estudiar si animales criados encautiverio pueden sobrevivir en vida silvestre, serealizaron experiencias de reintroducción de ñan-dúes al medio silvestre, entre los años 1998 y 2000.Para ello, se liberaron 19 ñandúes y 7 choiques enlas provincias de Córdoba y Río Negro, respectiva-mente. En ambos casos, se siguió el protocolo parareintroducción de especies silvestre elaborado porla IUCN (1998).

Los ejemplares utilizados fueron obtenidos por in-cubación artificial de huevos producidos por plante-les de granjas experimentales o comerciales, mante-

nidos de manera intensiva (en corrales) con una die-ta compuesta por alimento balanceado (para galli-nas ponedoras y/o ñandúes adultos) y alfalfa pica-da fresca o de fardos. Los pichones nacidos tam-bién fueron criados de forma intensiva en corrales,con un refugio nocturno durante los 3 primeros me-ses de vida, bajo una dieta compuesta fundamen-talmente por alimento balanceado de diferentes ti-pos (iniciador para pollos y/o específico para picho-nes de ñandúes) y alfalfa picada fresca o de fardos.En todos los casos, los ejemplares recibieron contro-les sanitarios periódicos.

Al cabo de aproximadamente 10 meses, un grupode ñandúes fue identificado con marcas individuales(pulseras visibles con binoculares o telescopio) y al-gunos ejemplares fueron provistos de un collar ex-pandible/autodesprendible con radiotransmisor. Do-ce ejemplares fueron trasladados a un corral situadoen una de las áreas de estudio, a los efectos de quetuvieran un período de adaptación previo, de cincomeses antes de su liberación (“liberación blanda”),mientras que los otros siete individuos fueron libera-dos directamente en otra área el mismo día del tras-lado (“liberación dura”). En la Patagonia, los choi-ques fueron liberados siguiendo igual procedimien-to que con los ñandúes. Todos los ejemplares fue-ron monitoreados por medio de radiotelemetría yobservación directa (Bellis et al., 2004c).

La supervivencia de los animales fue en generalmuy buena durante el tiempo en que se los moni-toreó, particularmente en el caso de los liberadosen una reserva privada y un establecimiento agro-pecuario, donde estaba vedada la entrada de caza-dores. Dentro de la reserva, incluso, se verificó laperfecta integración de los ñandúes liberados a gru-pos silvestres de la misma especie, con los queluego se habrían cruzado y producido descendencia(Navarro y Martella, 2004).

Mediante el SIG se ubicaron en un mapa digital lassucesivas localizaciones de los animales y pudieronestablecerse así las distancias recorridas, las áreasde acción de los individuos marcados y el uso queestos hacían de los diferentes tipos de hábitat pre-sentes en cada caso. Los ñandúes usaron selectiva-mente el pastizal y las pasturas y evitaron los culti-vos; su área de acción promedio (5,04 km2 ± 1,41)fue significativamente menor que la de los choiques(26,62 km2 ± 8,09). Por su parte, estos últimos usa-ron todos los hábitats disponibles dentro del ecoto-no Monte-Estepa patagónica (Martella et al., 2003;Bellis et al., 2004b; 2004c).

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Cría en granjas

A partir de la década de 1990 y hasta nuestros días,la producción de ñandúes se vuelca hacia los siste-mas de cría en granjas. Esta se lleva adelante ya seabajo un sistema intensivo en el cual los animalesson mantenidos en corrales de 1/5 a 1/10 de ha omenos, con una dieta basada en una ración de ali-mento balanceado (específico para ñandúes, o pa-ra pollos) y suplementada con alfalfa picada, o bienbajo un sistema semiextensivo con pastoreo directosobre alfalfa o trébol (con o sin suplemento de ali-mento balanceado) en predios mayores a 1 ha. Laincubación de los huevos se realiza mayoritariamen-te de manera artificial, aunque en forma frecuentese combina en alguna medida con la incubación na-tural. Los pichones generalmente son criados demanera intensiva hasta los 3 a 5 meses en corralesmás pequeños, con un habitáculo para el encierronocturno, donde disponen de una fuente de calor.También suele utilizarse en combinación con la an-terior, la cría natural semiextensiva bajo el cuidadode un macho adulto que puede ser el padre naturalo adoptivo de los pichones.

Investigaciones aplicadas a la producciónen granjas

Demografía. La media total de huevos producidospor estación para las hembras de ñandú en condicio-nes de cautiverio resultó ser más alta (40 huevos)que para las hembras de choique (18 huevos). Elñandú también muestra una mayor producción dehuevos en el sistema intensivo que en el semiintensi-vo (donde la media es de 24 huevos/estación). El éxi-to de eclosión es más alto en el sistema intensivo(media 60%) que en semiintensivo (45%), o que envida silvestre (30%), mientras que el choique mues-tra una tendencia opuesta (intensivo, 51%; vida sil-vestre, 60%). El número de pichones producidos porhembra, que sobrevive en el otoño, es más bajo queel de otras ratites: avestruz, 14 pichones; emú, 11;casuario, 9; ñandú, 8, y choique, 4 (Navarro y Mar-tella, 2002). Se comprobó que la supervivencia de pi-chones es superior en aquellos cuyas madres tienenmayor peso al comienzo de la estación reproductiva(Lábaque et al., 2004a).

Comportamiento. A partir de los estudios realiza-dos, se verificó que un macho adulto de ñandú queacaba de incubar con éxito es proclive a incorporara su camada todos los pichones que encuentraeventualmente en el campo y brindarles un cuidadoigual al del resto de los integrantes. En condiciones

de cautiverio, este comportamiento es aprovechadopara reemplazar parcial o totalmente la cría intensi-va, simplificando y abaratando costos e, incluso, pu-diendo obtener mejores resultados en supervivenciay crecimiento y, además, evitando la impronta("imprinting") del ser humano sobre los pichones,que puede originar problemas de manejo y de re-producción cuando maduren los animales (Lábaqueet al., 1999; Barri et al., 2005). También se observa-ron ciertas preferencias alimentarias de los picho-nes, que influyen en su tasa de crecimiento y debenser consideradas en el manejo de la granja (Vignoloet al., 2001a). Se determinó, además, que los hue-vos que siempre aparecen aislados (“guachos”),apenas se inicia la estación reproductiva en camposcon poblaciones silvestres, en realidad son fértiles ypueden ser recolectados e incubados con éxito, sinque disminuya el potencial reproductivo de la pobla-ción silvestre (Navarro et al., 1998).

También fue objeto de estudio la vocalización seme-jante a un silbido que emiten los pichones mientrasestán bajo el cuidado del macho adulto. En ambasespecies, las variables analizadas (particularmentelas frecuencias inicial y más baja, y la duración) mos-traron diferencias significativas tanto entre especiescomo entre individuos de la misma especie. Un aná-lisis discriminante usando estas tres variables permi-te identificar con el 100% de certeza a los pichonespor especie. Esto es de importancia práctica, ya queusando grabaciones de los gritos de pichones sepuede facilitar la tarea de identificación y fiscaliza-ción, especialmente en edades en que las dos espe-cies pueden ser confundidas debido a su semejantemorfología externa (Martella et al., 2000b).

Incubación. Se estableció que cuando los huevos deñandú se recogen a diario pueden ser almacenadoshasta un máximo de tres días a una temperaturaentre 10 y 18°C, sin que pierdan viabilidad o au-mente el riesgo de contaminación por microorga-nismos, mientras que los recogidos a intervalos ma-yores deben incubarse de inmediato (Lábaque etal., 2003b; 2004c). Se identificaron 14 especies debacterias y 4 de hongos que producen las contami-naciones más frecuentes en los huevos de ñandú(Lábaque et al., 2003b), y se comprobó que la in-fección por estos microorganismos es mucho mayoren los huevos que han sido recogidos muy sucios.Además se verificó que variaciones de temperaturapromedio de incubación, comprendidas al menosdentro del rango entre 35,9 y 36,4°C, no afectan elporcentaje de eclosión (Ferrari, 2004). Así, se con-tribuyó al diseño de una incubadora/nacedora defabricación nacional automática para 45 huevos de

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ñandú, que se constituyó a posteriori en el modelomás usado en granjas de ñandúes de la Argentinahasta la fecha. Se probó la eficiencia de esta incu-badora, al obtenerse éxitos de eclosión del 90%, in-dependientemente de la ubicación que tuviera elhuevo dentro del aparato (Amelotti, 2003).

Huevo. Se encontró que mayores concentracionesde ciertos ácidos grasos (particularmente ac. linolei-co y linolénico) en los lípidos de la yema de los hue-vos estarían relacionadas con una mayor probabili-dad de eclosión (Navarro et al., 2001; 2003). El por-centaje de yema, lípidos y de proteínas en yema yalbumen se relaciona de manera inversa con el pe-so de la hembra, mientras que a la edad de esta serelacionan directamente el porcentaje de albumene, inversamente, el porcentaje de proteínas en ye-ma (Lábaque et al., 2003a). La adición de porotode soja desactivado con calor húmedo (hervido) enla dieta de los reproductores mejora la tasa de eclo-sión de los huevos y el crecimiento de los pichonesque de ellos nacen (Dominino, 2002). Mientras queen el choique no se hallaron diferencias en la eclo-sión entre huevos de diferentes pesos (Lábaque etal., 2000), en el ñandú común se encontró que loshuevos de mayores dimensiones (especialmente losmás largos) tendrían más probabilidad de eclosio-nar y producirían pichones más pesados (segura-mente de mayor tamaño), con una probabilidad desupervivencia ligeramente mayor (Lábaque et al.,2004b). Se detectó que el diámetro del huevo es elcarácter más confiable para identificar la hembrade la cual procede, aunque su valor predictivo de-cae considerablemente al aumentar el número dehembras involucradas (Lábaque et al., 2000).

Productos. Se obtuvieron los rendimientos de pro-ducción cárnica para la especie –36 al 39% del pe-so corporal y alrededor del 64% del peso de la car-casa– (Sales et al. 1997a), la composición de la car-ne –que presenta bajo contenido en grasa y altocontenido en ácidos grasos insaturados– (Sales etal., 1999), y el pH y su caída hasta las 24 h poste-riores a la faena (Sales et al., 1998a). También conpaneles de expertos se comprobó el excelente valornutricional, calidad y grado de aceptación de la car-ne de choique en sus diversas preparaciones, encomparación con la carne bovina (Luengo et al.,2000). Finalmente, se probó y propuso el métodode faena apropiado para las dos especies de ñandú(Sales et al., 1997b), que no difiere sustancialmen-te del usado en el avestruz africano.

Manejo de planteles. Se obtuvieron las curvas decrecimiento para choiques (Navarro et al., 2000) y

para ñandúes de ambos sexos mantenidos en cau-tiverio, incluso bajo dietas diferentes (Bazzano etal., 2004, Navarro et al., 2005). Los ñandúes ma-chos alcanzan pesos finales mayores que las hem-bras (29 kg vs. 23 kg, respectivamente), aunque es-tas últimas crecen ligeramente más rápido. La ga-nancia máxima de peso se da a la edad de 115 díasen los machos y 118 días en las hembras (Navarroet al., 2005). Al compararse los parámetros repro-ductivos y los costos de producción de ñandúesmantenidos bajo sistemas intensivo y semiextensi-vo, se observó en este último sistema una mayorproporción de pichones vivos a los dos meses deedad con respecto al número de huevos incubados(Vignolo et al., 2001b). Además, los costos de pro-ducción por individuo (hasta una edad aproximadade 10 meses) también son menores (15% menos)en el sistema semiextensivo, fundamentalmente de-bido a los menores gastos en alimentación. Esta di-ferencia puede incluso aumentar, sobre todo a par-tir del cuarto año de funcionamiento, si los anima-les permanecen en la granja hasta una mayor edad(P. E. Vignolo, com. pers.). Por otro lado, se puso apunto una técnica molecular (mediante PCR) que,utilizando plumas, permite el sexado sin error deñandúes (Rossi Fraire y Martella, 2003). En cuantoa las causas de mayor mortalidad en granjas dechoique, se observó que la más importante era laimpactación del proventrículo (estómago muscu-lar), por ingesta excesiva de material fibroso indige-rible o de objetos extraños (Chang Reissig et al.,2001). Se identificaron los parásitos más frecuentesen choiques criados en granja (Chang Reissig,2000) y se estableció que los probióticos más co-múnmente empleados para la cría de pichones(Lactobacilus casei, L. acidophillus, Streptococcusfaecium y levadura de cerveza) no ejercían efectosbeneficiosos significativos en el crecimiento ni en lasupervivencia de los pichones de ñandú (Gri y Nava-rro, 2004). Finalmente, se está estudiando el usomás eficiente de antimicrobianos en el ñandú (DeLucas et al., 2005).

Medidas de manejo

Los estudios realizados señalan que las siguientesrecomendaciones de manejo pueden contribuirfavorablemente para mejorar las poblaciones sil-vestres y la productividad de los ñandúes en cau-tiverio:

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Vida silvestre

Requerimientos de hábitat de ambas especies.Si bien el ñandú puede vivir y criar en ambientesmodificados por el hombre como los agroecosis-temas, su hábitat óptimo resulta ser el pastizal.Por lo tanto, la viabilidad de las poblaciones enlos agroecosistemas dependerá de la cercanía ydel grado de interrelación que haya con las po-blaciones presentes en el pastizal. Por el contra-rio, la declinación en las poblaciones y las extin-ciones locales de ñandúes son altamente proba-bles en áreas donde la fragmentación del hábi-tat es muy grande y la agricultura es el principaluso de la tierra. En el caso del choique, que uti-liza todos los hábitats disponibles en el ecotonoMonte-Estepa, y prefiere lugares abiertos, conmayor cobertura y biomasa forrajera, una de lasmayores amenazas para sus poblaciones radicaen el deterioro ambiental producido por la deser-tificación, resultado del mal manejo de la tierra.

Tamaño del área. Como el área de acción de es-tas especies depende de la productividad delambiente, cuanto más productivo sea el am-biente menor tendrá que ser el tamaño delárea. Sobre la base de esto, si tenemos en cuen-ta la productividad primaria de las regiones enque habitan ambas especies, el choique necesi-taría aproximadamente un área al menos tresveces más grande que la del ñandú.

Control de la caza furtiva. Hay una relación di-recta entre presencia humana, existencia de ca-minos y caza furtiva. Por lo tanto, es recomen-dable un control estricto y sostenido de la cazafurtiva en los lugares donde todavía persistenpoblaciones de estas especies.

Cría en cautiverio

Proporción de sexos. Teniendo en cuenta el sis-tema de apareamiento promiscuo de estas es-pecies y la contribución únicamente de los ma-chos al cuidado parental, en lugares donde solola incubación natural es posible, una proporciónde sexos 1:1 contribuiría a una máxima produc-ción de huevos. Por otro lado, un mayor núme-ro de hembras es aconsejable en los sistemas decrianza donde hay disponibilidad de incubado-ras artificiales y cuando la población es baja.

Densidad de machos. Un corral no debería su-perar los 3 machos por ha.

Control de depredadores. Debe evitarse la en-trada de perros, gatos, zorros, comadrejas, la-gartos, serpientes, armadillos y falcónidos, o

procurar su exclusión por medios adecuados(por ejemplo, alambrados electrificados).

Remoción de objetos extraños. Dentro de loscorrales no deben existir objetos extraños o cor-tantes que pudiesen ocasionar mortalidad al seringeridos accidentalmente.

Características de bebederos y comederos. Losbebederos a los cuales acceden los pichones de-ben ser poco profundos. Lo mismo se aplica alos comederos, salvo que posean orificios parael drenaje del agua de lluvia.

Dieta. Complementar la dieta basada en forrajecon alimento balanceado para pollos, de buenacalidad y, eventualmente, con poroto de sojadesactivado con calor húmedo.

Sanidad. Análisis periódico de heces, para de-tectar en forma temprana parásitos y así reducirla mortalidad de los pichones.

Características del suelo. Las áreas para nidifica-ción deberían tener buen drenaje para evitarque los nidos se inunden.

Manipulación de la nidada e incubación artificial.Ambas pueden ser herramientas útiles en sitiosdonde es frecuente el abandono de nidos debidoa inundaciones o a la deserción de los machos.

Adopción de pichones. Este sistema de cría re-duce el esfuerzo y los costos en granjas o pro-gramas de crianza en cautiverio.

Presente y futuro de la producción y uso sustentable de ñandúes

Comercialización y mercados

Hasta 1986, la Argentina no solo abastecía al mer-cado interno, sino que también exportaba cantida-des importantes de plumas y cueros de ambas es-pecies de ñandú (Waller, 1991). Incluso en la déca-da del ´90 se exportaron pieles, recortes de cuero,plumas y prendas o artículos de marroquinería concueros de ñandúes, todos procedentes de existen-cias declaradas como previas a la prohibición deuso de poblaciones silvestres (Navarro, 2003). En-tonces, ¿por qué ahora existe esta demora de en-trada en los mercados, tanto interno como mun-dial? Hay una serie de factores interrelacionadosque moderan el desarrollo de la industria de losñandúes en nuestro país, a saber:

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1) Legislación vigente: existen disposiciones provin-ciales, nacionales e internacionales que regulanla actividades de cría, uso y comercialización deespecies silvestres y sus productos y subproduc-tos, cuyo objetivo (como en este caso) es asegu-rar la conservación del recurso en el largo plazo.En muchos ocasiones, estas disposiciones sondesconocidas o desatendidas, lo que originaproblemas subsecuentes.

2) Falta de incentivos e interés real por parte de losproductores y ausencia de apoyo oficial para co-locar productos o subproductos de ñandúes enel mercado.

3) Escepticismo: el escaso desarrollo de una indus-tria no convencional como esta generaba, hastahace poco, una posición de escepticismo, indife-rencia o desinterés por parte de algunos orga-nismos oficiales, así como de gran parte de lasinstituciones responsables de la formación y ca-pacitación de recursos humanos y del desarrollode investigaciones aplicadas.

4) Falta de estructuras para la comercialización: co-mo consecuencia de todo lo enunciado, hasta fi-nes de 2004 en la Argentina aún no había frigo-ríficos que estuvieran habilitados por el organis-mo nacional que entiende sobre la sanidad ani-mal (SENASA) para la faena y tránsito federal decarne de ñandú. Por consiguiente, la oferta deproductos era muy limitada y restringida a unospocos permisos precarios para satisfacer la even-tual demanda interna y no se progresaba en laformación de cadenas de comercialización y elestablecimiento de precios de mercado.

Si bien esta demora fue una traba para las poten-ciales operaciones de los productores locales, tam-bién llevó a que se percibiera el negocio en un mar-co de mayor seriedad y estabilidad comercial y sus-tentabilidad ambiental, y con una real vista al futu-ro como industria agropecuaria complementariabasada en el aprovechamiento de una especie sil-vestre nativa.

Últimamente, la Argentina parecería estar comen-zando a transitar una expansión y afianzamiento dela producción. Aunque todavía no se han exporta-do productos o subproductos, al menos en volúme-nes comerciales, se está trabajando en la habilita-ción de frigoríficos para faenar ñandúes de maneratal de abastecer a restaurantes y hoteles de zonasturísticas y cadenas de supermercados. En pocotiempo más se estaría iniciando una nueva etapa: lade maduración y estabilización. Esta fase compren-dería la faena en volúmenes comerciales, el comer-

cio propiamente dicho, precios de mercado en fun-ción de la oferta y la demanda, definición del sec-tor del mercado al cual se desea apuntar con cadaproducto, y selección de los planteles de las granjassobre la base de atributos deseables.

Es difícil predecir cuánto tiempo demorará el proce-so de maduración para las dos formas de uso del re-curso ñandú (granjas y vida silvestre), ya que el cre-cimiento armónico de la actividad depende tam-bién de modas, así como de factores económicos,ambientales, políticos y sociales.

GranjasEl número de granjas ha crecido sostenidamente,aunque a la fecha es todavía comparativamente ba-ja (aproximadamente 70, mientras que en Uruguayhabría más de 120 granjas de ñandú común). Inclu-so, los planteles en la Argentina son muy disparesen número y sensiblemente inferiores a los presen-tes en Uruguay: la gran mayoría de las granjas en laArgentina poseen entre poco menos de 10 y hasta30 ejemplares adultos, unas pocas superan los 50 ysolo un par posiblemente superen los 100. En cam-bio, el stock de ñandúes en granjas de Uruguay seestimaba en el año 2003 en casi 10.000 ejemplaresen total (de estos, unos 1.200 serían reproducto-res). El futuro de la actividad, entonces, depende deque se planifique y lleve a la práctica una estrategianacional de desarrollo, donde se fijen objetivos enun orden de prioridad y se cumplan sucesivamente.

Vida silvestre

La caza y la recolección de huevos de ambas espe-cies, pese a estar prohibidas, se realizan tradicional-mente por pobladores rurales con fines de subsis-tencia. Este tipo de uso tiene una frecuencia e in-tensidad variable según la región del país y, espe-cialmente, el establecimiento en particular. Por otrolado, en muchas provincias se otorgan permisos in-dividuales de extracción limitada y controlada dehuevos de ñandú (en campos con altas poblacio-nes) para su incubación artificial, a los efectos deconformar los planteles iniciales de las granjas.

¿Sería posible, entonces, permitir un aprovecha-miento comercial directo de ñandúes silvestres y susproductos? Si aplicamos el principio de precaución,podemos afirmar que esta estrategia no sería reco-mendable por el momento. Esto, basándonos sola-mente en razones de conservación de la biodiversi-dad e, incluso, dejando de lado cualquier considera-ción sobre la inferior calidad de la carne y otros pro-ductos que generalmente se obtienen de animales

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silvestres en comparación a los criados en granja(Sales et al., 1998b). Dado que la información cien-tífica para el manejo de ambas especies se ha con-seguido recientemente, aún no se han concretadomodelos que exploren los efectos de las posibles es-trategias de cosecha sobre las poblaciones naturalesde ñandúes. Una vez que se disponga de modelosrazonablemente confiables, deberían iniciarse pro-yectos piloto para poner a punto la implementaciónde la/s estrategia/s que eventualmente surgierancomo más apropiadas. Recién entonces se estaríaen condiciones de permitir una utilización comercialy sostenida en el tiempo de los ñandúes silvestres.

Consideraciones finales

Tanto la cría en cautiverio como la reintroducción ala vida silvestre de los ñandúes producidos en gran-jas resultaron ser biológica y económicamente fac-tibles, por lo cual deben ser consideradas herra-mientas potencialmente útiles para la conservaciónde las dos especies. No obstante, el impacto real en

el estado de conservación de estas aves dependerátambién de otros componentes que actúan de ma-nera conjunta, por ejemplo, factores legales y socia-les. En este caso en particular, para la reintroduc-ción de ejemplares no es suficiente disponer del há-bitat y área adecuados, sino que al mismo tiempodeben implementarse medidas de concientizaciónambiental y estrictos controles sobre la caza.

Las investigaciones científicas y técnicas realizadasdentro del Proyecto brindaron información confia-ble sobre las potencialidades, amenazas y limitacio-nes involucradas en el manejo de los ñandúes, locual resulta un paso fundamental a los efectos deevitar acciones u omisiones que constituyan desa-ciertos, a veces graves e incluso irreparables.

Hasta el momento, el presente proyecto es una evi-dencia más de cómo puede lograrse la producciónde información científica y la formulación de planesde acción orientados a la conservación, mediante eltrabajo conjunto de los distintos sectores (científicos,técnicos, políticos, productores y pobladores locales,ONG, etc.) involucrados en el manejo y uso susten-table de un recurso autóctono en Latinoamérica.

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Proyecto YacaréCosecha de huevos para cría en granjas

del género Caiman en la Argentina

Alejandro Larriera yAlba Imhof

One of the most realistic approaches for natural ecosystem conservation is the sustainable use of wild animalsand plants of commercial interest, since economic benefits may act as a stimulus for in situ conservation. Thisstatement has been clearly exemplified by the Caiman Project. It aims to achieve sustainable use of wetlands inNorthern Argentina by egg ranching of the two caiman species present in the country, Caiman latirostris and C.yacare. This initiative not only benefits ranch owners, but also involves local people usually working as cowhandsor freelance hunters. There are three ongoing projects in Argentina involving almost 800 people. The first onebegun in Santa Fe Province in 1990 with the "Caiman latirostris Experimental Ranching Program". As aconsequence, the Argentine population of this species was transferred from CITES Appendix I to II in 1977. ChacoProvince implemented a small-scale program later, and in 2001 Formosa Province initiated a large-scale program,both of which involved the two species. Wild release of C. latirostris yearlings was performed between 1991 and2004 as follows: 15,512 in Santa Fe, 1,735 in Chaco (since 1996) and 2,411 in Formosa (since 2003). Mean annualharvests for the provinces of Santa Fe, Chaco and Formosa are 10,000, 1,000 and 15,000 eggs, respectively. Atpresent, Corrientes Province is in the process of developing guidelines for the legal use of caimans by taking asreference the Santa Fe Program.

Key words: caiman, ranching program, wild release, sustainable use.

Abstract

El uso sustentable de fauna y flora de interés comercial, basado en los beneficios económicos como estímulo para laconservación in situ, es uno de los enfoques más realistas para la conservación de los ecosistemas naturales, y el Pro-yecto Yacaré es un claro ejemplo de que esto es posible. El mismo está orientado a la utilización sustentable de loshumedales del norte de la Argentina, mediante el rancheo de huevos de las dos especies de yacaré presentes en nues-tro país, Caiman latirostris y C. yacare. Estos emprendimientos, además de beneficiar a los propietarios de los estable-cimientos, involucran y benefician a los pobladores locales, usualmente mariscadores o peones de estancias ganade-ras. Hay tres proyectos en funcionamiento en la Argentina que involucran a unas 800 personas. El primero se inició enla provincia de Santa Fe en 1990, con el "Programa experimental de ranching de Caiman latirostris". A partir de este,en el año 1997 se transfiere la especie del Apéndice I al II de CITES. Más adelante la provincia del Chaco comienza unprograma a menor escala que trabaja con las dos especies y, en el año 2001, la provincia de Formosa inicia un pro-grama a gran escala, también sobre las dos especies. Desde 1991 hasta fines de 2004 se liberaron al medio 15.512juveniles de C. latirostris en Santa Fe, 1.735 en Chaco (desde 1996) y 2.411 en Formosa (desde 2003). La cosecha esen promedio de unos 10.000,1.000 y 15.000 huevos, respectivamente. Actualmente, la provincia de Corrientes estáiniciando el proceso para la utilización legal de sus yacarés, basado en el programa santafesino.

Palabras clave: yacarés, cría en granjas, liberación al medio silvestre, uso sustentable.

Resumen

Caiman ProjectEgg collection and ranching of Caiman spp. in Argentina

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Introducción

La valorización económica como alternativa

A pesar de la generalizada percepción en la opi-nión pública de que el retroceso numérico, real oaparente, de las especies de la fauna silvestre a ni-vel mundial reconoce la caza indiscriminada comouna de sus principales responsables, es un hechoque sus efectos son mínimos si se comparan conlos crecientes procesos de pérdida de hábitat. Lapoblación humana superó los 6.000 millones depersonas hacia fines del milenio y probablementese mantendrá en crecimiento constante hasta al-canzar los 12.000 millones en pocos años (UICN,1991). Lo preocupante es que al mismo ritmo seva a mantener el crecimiento de las necesidadespor alimento, abrigo y estructuras habitacionales,lo que requerirá más madera, más minerales ycombustibles fósiles y, por cierto, más tierras aptaspara cultivos intensivos. Ante estas necesidades,¿con qué argumento se pueden conservar a largoplazo los ecosistemas naturales? y, si la pérdida dehábitat se mantiene a este ritmo, ¿cuál será el des-tino de las especies que hoy nos preocupan?(UICN, 1991). Si bien la creación de reservas natu-rales o santuarios puede ser un paliativo al proble-ma, es muy difícil que esto solo se constituya enuna solución integral. La valorización de los ecosis-temas naturales en términos económicos y su in-corporación a los procesos productivos se presen-ta hoy como la herramienta más sólida deconservación de hábitat, ya que el sostenimientode dicha productividad resulta de interés general(Larriera e Imhof, 2000).

Una de las alternativas para valorizar los ecosiste-mas naturales es mediante la utilización sustentablede especies de la fauna silvestre de interés econó-mico, en la medida en que el beneficio comercialproducido actúe como estímulo para su conserva-ción. Por otra parte, la identificación de especiesclave para determinados ecosistemas permite desa-rrollar programas de conservación indirecta sobrelas otras especies asociadas en el mismo hábitat(UICN, 1991).

La “Estrategia Mundial para la Conservación”(UICN, 1980) recomienda en su punto 3°, y comoun aspecto prioritario, “…asegurar el carácter soste-nible de cualquier tipo de uso de especies o ecosis-temas”. En el documento “Cuidar la Tierra” (UICN,1991) se redefine la expresión “uso sostenible”, es-pecificando que se refiere exclusivamente a la “uti-

lización de recursos naturales renovables, cuandosu nivel de extracción no supera su capacidad de re-novación”. A pesar de los indiscutibles beneficiosteóricos de dicha práctica en lo que hace a la “valo-rización de los ecosistemas en términos económi-cos”, “estímulo para la conservación por parte delas comunidades locales” y “generación de divisasgenuinas para los países productores”, existen muypocas especies sobre las que el sistema se esté apli-cando actualmente. Excepción hecha por algunosprogramas sobre elefantes (Loxodonta africana) enÁfrica (Blanc et al., 2002), carpinchos (Hydrochaerishydrochaeris) en Venezuela (Herrera, 1999), cari-búes (Rangifer tarandus) en Canadá, canguros(Macropus sp.) en Australia, o el orden Crocodyliaque, sin lugar a dudas, es el que aporta la mayorcantidad de ejemplos exitosos de uso sostenible endiferentes lugares del mundo (Hutton y Webb,2002; Hutton et al., 2002). Esta tendencia sin du-das está en aumento, como se puede ver en variosejemplos de este volumen, en las recientes discusio-nes sobre el tema, y especialmente en la Conven-ción de las Partes sobre Diversidad Biológica realiza-da en Kuala Lumpur, en el año 2004, donde laUICN adoptó los principios de Uso Sustentable pa-ra la Conservación.

Los caimanes argentinos

De las 23 especies actuales del orden Crocodylia, 10se encuentran en Latinoamérica, incluidas en cua-tro géneros: Caiman, Crocodylus, Melanosuchus yPaleosuchus (Ross, 1998). Dos especies del géneroCaiman (Familia Alligatoridae) están presentes en laRepública Argentina: Caiman latirostris (vulgarmen-te conocido como yacaré overo o ñato) y Caimanyacare (yacaré negro), aunque en la región litoralhan existido otras especies en tiempos geológicos.Se ha reportado la presencia de C. latirostris desdeel Mioceno (entre 9.000 y 6.000 años atrás), quecohabitaba con C. yacare, C. lutescens y un repre-sentante de la familia Gavialidae, Gryphosuchusneogaeus (Medem, 1983; Piña y Argañaraz, 2000),familia que actualmente solo cuenta con una espe-cie (Gavialis gangeticus) en el sur de Asia –India,Nepal y Pakistán– (Ross, 1998).

Ambas especies se distribuyen en el centro-nortedel país, pero C. latirostris llega más al sur que C.yacare. Se ha registrado la existencia de C. yacareen el Chaco, Corrientes, Formosa y Santa Fe, mien-tras que el yacaré overo además llega a Entre Ríos,Misiones, Salta, Santiago del Estero y Jujuy (Ya-nosky, 1990; 1992; Larriera, 1993; Waller y Micucci,

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1993; Larriera e Imhof, 2000). La mayor distribuciónde C. latirostris dentro del país se debe a que estaespecie presenta una mayor tolerancia climática(Waller y Micucci, 1992).

Características de los caimanes argentinos

Las dos especies que habitan en la Argentina tienenen común que cuando nacen pesan unos 40 gra-mos y miden 22 centímetros. El tamaño de los adul-tos para los machos está en el orden de los 2,60 mde longitud y unos 80 kg de peso. Registros históri-cos citan animales de hasta 3,2 metros (Larriera ydel Barco, 1992; Piña et al., 1996). Su cuerpo com-primido en forma dorsoventral, la cola musculosa yafilada lateralmente, más una piel prácticamenteimpermeable y con manchas de camuflaje, lostransforman en nadadores muy bien adaptados alugares ricos en vegetación donde, gracias a susojos y narinas de ubicación dorsal, pueden pasarinadvetidos tanto para potenciales presas como pa-ra predadores (Medem, 1983).

La existencia de los caimanes está indefectiblemen-te asociada al agua, aunque a diferencia de la ma-yoría de los Crocodylia, no son fáciles de observaren los grandes espejos o cursos de aguas limpias. Elyacaré overo prefiere ambientes acuáticos, en gene-ral de poca profundidad y casi siempre fuertementevegetados, lugares que suelen ser de muy difícil ac-ceso para la mayoría de los predadores –incluido elser humano– y con una gran abundancia de alimen-to. Las poblaciones más interesantes de la especiese encuentran en los grandes esteros asociados a lasplanicies de inundación de los ríos de llanura, comoel río Paraná, el Uruguay y el Salado. Una fracciónde la población suele permanecer cerca de los cana-les o cavas de erosión hídrica dentro del bosque yalejados varios kilómetros de los espejos de aguaspermanentes. Por otro lado, el yacaré negro sueleestar asociado a cuerpos y cursos de aguas profun-das de más fácil acceso para el ser humano (Larrie-ra, 1995). Cuando estas especies habitan la mismaregión, se reparten el ambiente de tal forma que elyacaré negro resulta más visible. Es por esta razón,y por haber tenido una presión de caza mayor debi-do a la calidad de su piel, que siempre se ha repor-tado que las poblaciones de C. latirostris habían dis-minuido más que las de la otra especie. Sinembargo, en las provincias de Santa Fe y Formosase conocen poblaciones suficientemente abundan-tes como para permitir la explotación comercial (La-rriera, 1993; Larriera e Imhof, 2000; Siroski, 2003).

A raíz de que los yacarés dependen de la tempera-tura exterior para desarrollar sus actividades, en in-vierno su vida se limita a unos pocos movimientospara exponerse al sol o sumergirse. Cuando llega laprimavera y los primeros calores, comienzan a ali-mentarse hasta llegar al pico máximo de actividaden la temporada reproductiva. En este período seproducen algunas disputas territoriales hasta quecomienzan las cópulas. Los apareamientos se produ-cen siempre en el agua, luego de que el macho, trasuna persecución de duración variable, logra atrapary cubrir a la hembra. Una vez fecundadas, las hem-bras se alejan hacia lugares apartados, en algunoscasos a muchos kilómetros de los ambientes de re-sidencia habitual en aguas permanentes, incluso ala profundidad del bosque, para iniciar la construc-ción del nido (Yanosky, 1990). Estos montículos demateria vegetal, tierra, arena, ramas y deyeccionesactúan como incubadoras naturales, especie de silosque por el calor del sol y la fermentación producenuna temperatura interior casi uniforme durante todoel ciclo, que dura unos 70 días. Las posturas se pro-ducen entre principios de diciembre y mediados deenero y, dependiendo del lugar y el carácter de lahembra, pueden observarse actitudes de defensadel nido, que se manifiestan con marcada agresivi-dad para con cualquier intruso que se aproxime.Hasta el momento no se han detectado diferenciasentre nidos y/o huevos de ambas especies, por loque resulta imposible determinar de qué especie esla nidada, a menos que se observe la hembra en lascercanías, o los embriones se encuentren en avanza-do estado de desarrollo como para sacrificar uno ydeterminar la especie (Larriera, 1993).

Se estima que, en condiciones naturales, alfinalizar el período de incubación solo eclosionaentre el 30 y el 50% de los huevos puestos en latemporada. Esta elevada mortandad embrionariapuede deberse a factores ambientales directos,como las inundaciones o las sequías extremas,aunque también tienen gran influencia algunosindirectos, como la depredación de huevos que seproduce en años relativamente secos en los quehasta el 50% de los nidos en el bosque y el 80%de los nidos en albardones se transforman enalimento para otros animales. Es así que los reciénnacidos, con su pequeña masa corporal, quedanexpuestos a garzas, cigüeñas, zorros, iguanas,caranchos y toda clase de carnívoros del humedal.Por otra parte, las primeras heladas en laspoblaciones más sureñas sorprenden a lospichones con un peso inferior a los 70 g, por lo quesi no encuentran un lugar apto para refugiarse,

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difícilmente superen el primer invierno. Raramenteel 10% de los animales que nacen alcanza a cum-plir un año. Esto explica la estrategia reproductivade la especie que, como en el caso de la mayoríade los reptiles, produce una frágil pero abundantedescendencia, lo que garantiza que al menos unospocos lleguen al estado adulto (Larriera, 1991).

Estado poblacional

La situación de los yacarés, como para la mayoríade los cocodrilos, se encuentra en estado de recu-peración gracias a los controles internacionales y alestímulo brindado a los programas de utilizacióncomercial conservacionista o programas de usosostenible. Si bien C. latirostris en general aún estáincluido en el Apéndice I de CITES, en el año 1997la población argentina de la especie fue transferidaal Apéndice II, lo que habla a las claras de una fran-ca recuperación. Por otro lado, C. yacare se en-cuentra incluido en el Apéndice II de CITES en to-do su rango de distribución. A pesar de todo,persisten algunos aspectos preocupantes con res-pecto al futuro de ambas especies, que curiosa-mente no están relacionados con la caza furtiva nicon la utilización comercial, sino con la pérdida dehábitat, ya que continúa vigente la práctica porparte de algunos productores de secado de esterosmediante la canalización, a lo que se agrega en losúltimos años el desmonte masivo en favor del mo-nocultivo de soja, incluso en áreas marginales. Estaconducta, que ha producido la muerte de decenasde miles de animales en los últimos años, aún pa-rece lejos de revertirse.

Marco legal

Por tratarse de un país federal, cada provincia estáfacultada para definir su propia legislación, en lamedida en que esto no vulnere la Constitución Na-cional ni la legislación nacional específica a la quela provincia hubiese adherido. A pesar de ello, de-be quedar en claro que la legislación provincial so-lo tiene efecto dentro de los límites de las provin-cias, por lo que cualquier producción de yacarésque involucre tránsito federal (de una provincia aotra), o tenga por destino la exportación, se veráobligada al cumplimiento de la normativa vigente a

nivel nacional en el marco de la Leyes 22421 y22344 y las Resoluciones de la Secretaría de Am-biente y Desarrollo Sustentable (SAyDS) Nº 283/00y 03/04 para Caiman latirostris y Caiman yacarerespectivamente1. Las dos resoluciones establecenlos requisitos mínimos para el registro de las opera-ciones de cría en granjas rancheo, que se centranen la presentación de los estudios poblacionales enuna superficie no inferior al 40% del área de distri-bución de la especie, y por un período de tiempono inferior a dos años. A esto se agrega el cumpli-miento de la normativa nacional referente al Regis-tro Nacional de Criaderos (Resolución Nº 26/92 dela Dirección de Fauna Silvestre –DFS–) e internacio-nal sobre la identificación de los animales vivos enel criadero y la marcación de las pieles medianteprecintos aprobados.

Programas de manejo

Uno de los mayores desafíos que enfrenta la socie-dad para el manejo de los recursos naturales en ge-neral, y de fauna silvestre en particular, es el desa-rrollo de sistemas de uso sustentable que permitanel aprovechamiento económico de los recursos sinponer en riesgo su conservación para beneficio delas futuras generaciones.

Los sistemas productivos basados en la utilizaciónde la fauna silvestre pueden resumirse en tres gran-des categorías:

1. Caza. Es el sistema más elemental y antiguo. Im-plica la cosecha de animales del medio silvestre.

2. Manejo de rebaños. Se trata de un sistema me-dianamente intensivo. Implica cierto nivel de in-tervención para controlar la distribución espacialde los animales. La reproducción no está contro-lada por el ser humano. Se aplica mayormente agrandes herbívoros silvestres.

3. Sistema de encierre. La distribución espacial delos animales está rigurosamente controlada porbarreras físicas. Son sistemas intensivos con ma-yor intervención tecnológica que los anteriores.

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1 La normativa puede consultarse en el sitio de la SAyDS [http://www.medioambiente.gov.ar/mlegal/fauna_flora/menu_fauna_flora.asp].

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Dentro de esta última categoría, se encuentran,a su vez, dos sistemas:

a.Ciclo cerrado. Todas las etapas se dan dentrodel establecimiento. Son los tradicionales siste-mas de cría en cautiverio.

b. Rancheo, cría en granjas o ciclo abierto. Unade las etapas, generalmente la reproductiva,se cumple en los ambientes naturales, dondeanualmente se cosechan huevos o crías, queson luego trasladados al establecimiento parasu manejo en cautiverio.

Para las poblaciones de cocodrilos, el uso sustenta-ble se ha transformado en un componente rutina-rio de su conservación y manejo, aunque los funda-mentos teóricos de su indiscutible éxito aún no hansido explicados de manera clara. Dichos programasse han desarrollado sobre la base de ensayo y error,y operan básicamente por manejo adaptativo. Elhecho de que las poblaciones de cocodrilos perma-nezcan estables en el mediano y largo plazo, anteprogramas de cosecha comercial, es un indicadorclaro de que el enfoque es el apropiado (Hutton yWebb, 2002; Hutton et al., 2002), pero convienehacer un repaso de los fundamentos biológicos so-bre los que este éxito descansa.

Es un hecho que los cocodrilos tienen alta fecundi-dad y baja supervivencia de juveniles, aunque com-parados con otros reptiles parecerían estar eninferioridad de condiciones. Sin embargo la combi-nación de una serie de factores, como gran tama-ño, longevidad, ectotermia, conducta maternal, rá-pido aprendizaje y un complejo sistema social, lesha permitido usar de manera efectiva variados há-bitats tropicales y subtropicales y enfrentar tanto lavariabilidad natural como las perturbaciones huma-nas. En tal sentido, la relativa independencia entreel reclutamiento y el éxito reproductivo de los coco-drilos permite manejar sus poblaciones y cosechar-los de manera sostenible (Larriera, 1991).

Si bien en cada país y sobre cada especie puedenensayarse diferentes mecánicas de trabajo, las téc-nicas básicas de manejo sobre las poblaciones decocodrilos son tres (Micucci y Waller, 1995): 1) lacaza comercial de adultos o cropping, 2) la cría encautiverio con reproductores cautivos o farming, y3) la cosecha de huevos silvestres para cría en gran-jas o ranching.

Ya son muchos los países que manejan a sus coco-drilos sobre bases de sostenibilidad. Los ejemplosmás antiguos son los de los Estados Unidos conAlligator mississippiensis (Joanen et al., 1990), Aus-tralia y Nueva Guinea con Crocodylus porosus

(Genolagani y Wilmot, 1990; Webb et al., 1992),Zimbabue con Crocodylus niloticus (Hutton y Child,1989), Venezuela con Caiman crocodilus crocodilus(Quero de Pena, 1993), Colombia con Caimancrocodilus fuscus y, más recientemente, laArgentina con las dos especies presentes, y Ecuadorcon Melanosuchus niger. En un futuro cercano, enMéxico se planea la utilización de Crocodylusmoreletti y, en Cuba, Crocodylus rhombifer y C.acutus (Hutton y Webb, 2002).

La técnica de rancheo

Describimos la técnica de rancheo con mayor deta-lle por ser la más utilizada en la Argentina. Consis-te en la obtención temprana o tardía (según el sis-tema utilizado) de los huevos puestos por losanimales en la naturaleza para su incubación artifi-cial y crianza de los pichones en ambiente controla-do. Se basa en el ya mencionado hecho de que elfactor crítico para la supervivencia de los Crocodyliaes la gran mortalidad embrionaria y la depredacióndurante el primer año de vida, a lo que se sumanlas enfermedades del estrés por frío (debido a lo re-ducido de su masa corporal) en el primer invierno y,excepcionalmente, las inundaciones de los nidos.En tal sentido se puede citar a Mphande (1987):“…solo el 2% de los huevos en la naturaleza setransforma en adultos”; o a Smith y Webb (1985):“…las poblaciones de Crocodylus johnstoni podríanexplotarse en cosecha de huevos sin afectar su si-tuación en la naturaleza, repoblando con un 2,6%de los huevos cosechados, a los dos años de edad”;o a Ouboter y Nanoe (1984): “…para algunas nida-das, la mortalidad es del 100% en el primer año devida”; o finalmente a Hutton (1984): “…la mortali-dad de huevos y juveniles en la naturaleza puedeexceder el 95%”. Tomando como base lo antedichoy con la técnica de incubación artificial o terminal(según el caso) y crianza en ambiente controlado,se eliminan los mencionados factores de mortali-dad, y así se obtiene un número significativamentesuperior de individuos viables.

Las tasas de repoblamiento varían con los paísesque aplican este sistema, pero puede decirse que seencuentran entre un 5% y un 20%, aunque en Zim-babue y otros países africanos que están trabajan-do en la actualidad, los animales de repoblamientono son liberados, sino que se mantienen como deu-da de las estaciones de cría a la Naturaleza, ya quese considera que por el momento las poblacionesson lo suficientemente abundantes.

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La recolección de huevos puede efectuarse desdebotes de aire como, por ejemplo, en Zimbabue, endonde demostraron ser muy aptos para identificarlos lugares de nidificación. En ese caso, la recolec-ción se hace después de 50 días de desarrollo (re-colección tardía) para evitar la mortalidad embrio-naria que podría producirse en los primerosestadíos, aunque trabajos recientes indican que unacorrecta manipulación en recolección temprana yapodría impedirla. La temperatura de incubación va-ría entre 28° y 34°C y el éxito reproductivo es deentre un 80 y 90% de nacimientos. En Florida la re-colección de huevos también es tardía y la incuba-ción es similar, mientras que, en Australia, en la ma-yoría de los casos se hace recolección temprana yse recomienda el uso de helicópteros, pues con esesistema disminuyen los costos de recolección. En laArgentina (Larriera, 1995), en la provincia de SantaFe, el 40% de los huevos se cosecha a caballo, el10% a pie o desde pequeñas embarcaciones y el50% restante con helicópteros. Aproximadamenteel 80% de los huevos se cosecha durante su prime-ra semana de desarrollo embrionario. En Formosa,la gran mayoría de los huevos se cosecha a partir deequipos de marcadores de nidos/cosecheros, quegeneralmente se desplazan a pie en los ambientesseleccionados. La temperatura de incubación mediaes de 31,5°C, aunque se están realizando diversostrabajos con tres rangos de temperatura en el or-den de los 29°C, 31°C y 33°C, a fin de conocer susefectos sobre la determinación sexual y el creci-miento posterior de los animales (Larriera, 1991; Pi-ña et al., 2003).

Con respecto al alojamiento y la aclimatación de losanimales, hay una variedad de combinaciones encuanto al número de individuos y el diseño de loshabitáculos utilizados para la cría. Por ejemplo, enZimbabue los pichones son criados en grupos de 50en piletas de 3 x 3 m, a una temperatura fija de32°C y durante la temporada cálida son alojados enpiletones a la intemperie. En Tailandia los pichonesson alojados en grupos de 10 ó 15 en habitáculosde 30 x 40 x 50 cm y luego criados a muy altas den-sidades, pasando por cinco tanques de diferentestamaños en el proceso. En Nueva Guinea se alojanhasta 200 cocodrilos de dos a tres años en un habi-táculo de 2 x 25 m, y en Louisiana (USA) se utilizaun complicado sistema de cambios de habitáculosde seis medidas diferentes: se empieza con unos de60 x 60 cm hasta llegar a unos de 5,4 x 3,6 m, don-de las concentraciones iniciales son de 20 picho-nes/m2. En este último caso, la suplementación detemperatura se hace con gas e, incluso, en algunas

ocasiones se emplean piletones apilables de fibrade vidrio para optimizar el rendimiento del calor porunidad espacial. En Santa Fe y Formosa (Argentina)se los aloja en piletones de 4,5 x 5 m, con un siste-ma de calefacción por losa radiante, a una densi-dad media de 10 animales/m2 (Larriera, 1991).

La alimentación varía entre los diferentes sistemasde cría. En Zimbabue está formulada casi exclusiva-mente sobre la base de pescado fresco y carne deelefante. En este caso, respecto de la sanidad hanaparecido serios problemas de mortandad por in-fecciones bacterianas, aunque si se toman precau-ciones de higiene y manejo los riesgos se reducennotablemente. En Tailandia, una granja con 14.000ejemplares (mayoría de adultos) consume 4.000 kgde alimentos diariamente. En Louisiana, durante lasprimeras semanas el alimento se ofrece a los anima-les como un 5% del peso corporal por semana, pa-ra subir luego al 25% y bajar el último año al 10%.Se calcula que un animal de 1,6 m de longitud to-tal y 20 kg de peso, a los tres años de edad ha con-sumido unos 100 kg de alimentos, el 60% en el úl-timo año (Larriera, 1991). En Santa Fe y Formosa,se los alimenta seis veces por semana con un balan-ceado húmedo preparado en la estación, que des-cribiremos más adelante.

Programa de monitoreo y recuperación poblacional

Los programas desarrollados en nuestro país,pueden definirse como “autorrepoblamiento porranching, con monitoreo poblacional”. Básica-mente, se trata de en identificar poblaciones deyacaré overo y negro, evaluarlas con índices dedensidad relativa, y aplicar el sistema de cría engranjas, con reposición al medio silvestre deindividuos viables a los nueve meses de edad,monitoreando el impacto de la práctica sobre lapoblación en cuestión (Larriera, 1988; 1990; 1998).

Actualmente se está desarrollando el trabajo quefuera presentado en la X Reunión del Grupo de Es-pecialistas en Cocodrilos (CSG) de la UICN en Gai-nesville (1990), originalmente sólo en la provinciade Santa Fe y, luego, en Chaco Formosa y Corrien-tes. El primer informe de avance del programa fuepresentado en el Primer Encuentro Regional delCSG-UICN realizado en Santa Marta, Colombia(1991). El segundo informe de avance del programa

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fue presentado en la XI Reunión del GSG-UICN, lle-vada a cabo en Zimbabue (1992). El resumen de losprimeros cuatro años de trabajo se expuso en la XIIWorking Meeting en Pataya, Tailandia (1994). Lasconclusiones de los seis primeros años y los objeti-vos alcanzados se expusieron en la XIII WorkingMeeting en Santa Fe, Argentina (1996), y la transfe-rencia de la población de Caiman latirostris (en prin-cipio solo para la provincia de Santa Fe), del Apén-dice I al II de CITES, se produjo en la X Conferenciade las Partes (CITES) en Junio de 1997. En lasWorking Meetings del CSG de Singapur (1998) yCuba (2000), se presentaron los reportes de la eta-pa comercial santafesina. En las reuniones de Gai-nesville, USA (2002) y Darwin, Australia (2004), yase expusieron los informes preliminares de los pro-yectos de Chaco y Formosa. Y más recientemente(Santa Fe, 2005), se presentó un resumen de las ac-tividades en todas las operaciones de ranching, in-cluida la provincia de Corrientes.

El programa consta de tres líneas de trabajo bien di-ferenciadas que, sin embargo, deben armonizarperfectamente y que a grandes rasgos pueden or-denarse como:

a) Monitoreo para evaluar la tendenciapoblacional

Para monitorear las poblaciones en los puntos demuestreo seleccionados, se concretan conteos noc-turnos con linternas de alto poder desde canoas,lanchas, caballos e hidrodeslizadores, dependiendode las características del terreno. La información seregistra como animales/km lineal (cursos de agua)o por ha (lagunas, esteros y bañados). Se asienta,además la información relativa a temperatura delagua, temperatura del ambiente, dirección e inten-sidad del viento y luminosidad y, en los casos enque es posible, la clase de edad. En cada punto demuestreo se realizan conteos en la temporada cáli-da, y la información se analiza estadísticamente amedida que se va generando. Dado que los anima-les liberados están individualizados con una marcapor nido, a partir del segundo año de trabajo secontabilizan en el medio silvestre los ejemplares re-liberados. A toda esta información, se le agreganlos datos sobre colectas de huevos, que en el me-diano y largo plazo también son buenos indicado-res para evaluar la tendencia de la población (Larrie-ra, 1994).

b) Cosecha de huevos en la zonamonitoreada

Al concretar la primera visita para monitoreo en ca-da zona, se identifican los nidos en lo que llama-mos el “área de influencia de la zona monitorea-da”. Esto significa que los nidos deben encontrarseen el área en cuestión o lo suficientemente cercacomo para que la práctica impacte efectivamentesobre las poblaciones contadas. Al efectuar la se-gunda visita a la zona, se cosechan los huevos delos nidos marcados, identificándolos en el momen-to del levante con pinturas de colores y registrandola fecha, cantidad de huevos y geoposicionamientodel nido (para liberar a los pichones destinados pa-ra tal fin en la temporada siguiente). Los huevos asícosechados se alojan en recipientes plásticos portá-tiles y son protegidos de temperaturas extremas ymovimientos bruscos hasta su arribo a la estaciónde crianza (Larriera, 1991).

c) Incubación artificial, crianza y liberación

La incubación terminal de los huevos y crianza con-trolada de los pichones se concreta en las estacio-nes de rancheo de cada provincia. Estas cuentancon piletones de cemento y construcciones demampostería para elevadas densidades (entre 10 y12 pichones/m2). Se reciben los huevos cosechadosy se colocan en la sala de incubación a una tempe-ratura de entre 30° y 32° C y con una humedad del95% al 98%.

Al nacer, los animales de un mismo nido son mar-cados por el sistema de corte de verticilos caudales,e individualmente con microchips o caravanas me-tálicas numeradas. Luego, se alojan en habitáculosclimatizados con un gradiente térmico de entre 29°y 32° C, con la mitad de la superficie cubierta poragua. La alimentación se provee seis veces por se-mana ad libitum y consiste en un balanceado hú-medo de carne y vísceras bovinas o pescado de ríoo bien de desechos de peladeros de pollos en unaproporción de un 50%, donde el 50% restante esun alimento balanceado seco, hoy disponible en laArgentina a partir de nuestra formulación original.La cantidad a suministrar consiste en un 25% delpeso de los animales por semana, durante todo elperíodo de cría (Larriera, 1994).

En el mes de noviembre se devuelve a la naturalezaun porcentaje de los animales nacidos en ese año,que se determina en función de la situación de lapoblación a partir de la cual se cosechan los hue-vos. Se libera un número mayor de individuos en las

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áreas donde la densidad poblacional es relativamen-te más baja o en sitios de cosecha recientes, comomedida precautoria, hasta que se recabe la informa-ción poblacional del sitio. Para la liberación se respe-ta el origen de los nidos: cada año los individuos sonliberados en el mismo lugar que fueron recolecta-dos y, si por causa de sequías no hubiera agua, enel lugar más cercano a la postura. De todas formas,en la actualidad junto con investigadores de la Uni-versidad Nacional del Litoral se está estudiando siexisten diferencias genéticas en las poblaciones.

Resultados de los programas argentinos

A continuación, se exponen los resultados de loscuatro proyectos que se están llevando a cabo en laArgentina, y que no solo han sido registrados antela DFS de acuerdo con las Resoluciones Nº 283/00y 03/04 ya mencionadas, sino que además cum-

plen con la normativa internacional y las recomen-daciones del CSG/SSC-IUCN. En cada una de lasprovincias involucradas hay por el momento un es-tablecimiento dedicado a la actividad.

En la provincia de Santa Fe, el proyecto se inicióoperativamente en la Granja La Esmeralda del Mi-nisterio de la Producción en el año 1990, a partir deun convenio entre este Ministerio (por entoncesMAGIC) y el Instituto Nacional de Tecnología Agro-pecuaria (INTA), a efectos de generar la base tecno-lógica de trabajo (Larriera, 1991). En el año 1992 seincorpora la Mutual del Personal Civil de la Nación(MUPCN), que concreta las inversiones de riesgoque le dan escala al proyecto. Como contrapartidarecibe la prioridad de los derechos de explotacióncomercial de la especie en Santa Fe, a partir de laLey Provincial 11820.

En la Tabla 1 se muestra el progreso de las cosechasen esta provincia, en la que puede verificarse la evo-lución tanto en la cantidad de nidos cosechados co-mo en la de nidos identificados (total de cosecha-dos y no cosechados). El éxito de eclosión de lamayor parte de los años supera el 70% e, incluso,el 80% (Figura 1), cifra que sería mucho mayor si al

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Tabla 1. Evolución de cosechas de huevos, liberación de ejemplares y cría comercial de Caiman latirostris desde 1990 hasta 2004en la provincia de Santa Fe. (a) Nidos identificados, (b) Nidos cosechados, (c) Huevos cosechados. (*) De esta cifra, 2.600 ejempla-res se vendieron para la cría a la provincia de Formosa.

Año Nidos id. Nidos cos. Huevos Pichones Pichones Cría(a) (b) (c) nacidos liberados comercial

1990/91 14 10 372 237 205

1991/92 32 25 903 701 655

1992/93 33 24 926 589 541

1993/94 62 50 1.936 1.196 1.022

1994/95 71 60 2.211 1.646 1.451

1995/96 112 84 3.120 2.262 1.980

1996/97 123 97 3.572 2.394 2.072

1997/98 107 58 1.954 1.448 1.123 100

1998/99 128 70 2.347 1.902 1.521 333

1999/00 152 76 2.397 1.833 1.058 667

2000/01 143 73 2.227 1.526 670 830

2001/02 225 188 6.392 4.494 927 2.992

2002/03 304 228 7.560 5.638 915 4.524

2003/04 439 367 12.031 9.331 1.372 7.200 (*)

TOTAL 1.945 1.410 47.948 35.197 15.512 14.046

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momento de la cosecha se hubieran descartado loshuevos infértiles y los provenientes de nidos preda-dos o inundados. Pero como en Santa Fe las cose-chas se concretan cada año más temprano, estosriesgos disminuyen progresivamente.

En los primeros años del programa, cuando las co-sechas aún eran de un volumen bajo, se liberaba el100% de los animales que sobrevivían a la crianzaen cautiverio (más del 90%) y no se retenían anima-les para la cría comercial (Figura 1). A pesar de queel porcentaje de liberaciones fue bajando progresi-vamente desde 1998, hasta llegar a cerca de un15% hoy en día, la cantidad de ejemplares retorna-dos se mantiene en un promedio de unos 1.100 in-dividuos (con picos de más de 2.000), gracias a quelas cosechas son cada año más numerosas. La acti-vidad de cría comercial comenzó en la temporadade 1997-1998 y tuvo un crecimiento sostenido, di-rectamente relacionado con el incremento en lascosechas.

A valores constantes, los monitoreos muestran unamejora en la situación poblacional del orden del320%, ya que en los tres primeros años de trabajo(1990/92), la densidad media de yacarés era de 2,7individuos/km y en los tres últimos años

(2001/2003) esta cifra ascendió a 8,9 indivi-duos/km. A esto se agrega la reproducción com-probada de animales liberados, mediante recaptu-ras de hembras reproductivas en la naturalezaprovenientes de las liberaciones de los años 1991 a1995, de acuerdo con las marcas de los animales.

Anualmente, se mejoran las condiciones de crianzaintensiva, tanto de los individuos destinados a libe-ración, como de aquellos orientados a la produc-ción comercial. En las granjas, las faenas se realizancuando los animales alcanzan un peso promedio de4 kilos, lo que ocurre entre los 12 y los 24 meses deedad. De cualquier modo, los progresivos avancesen los métodos de crianza hacen que año a año seobtengan mayores pesos en menor tiempo. A ma-nera de ejemplo, mostramos los datos de edad, pe-so, incremento de peso diario y largo total (Tabla 2)tomando como base los datos recogidos en las fae-nas de 344 animales, durante los meses de abril ymayo de 2005 en la planta de procesamiento de ya-carés habilitada por la Dirección de Bromatologíade la Provincia en 1999, y por el SENASA en 2001en la ciudad de Santa Fe.

En la provincia del Chaco el proyecto se desarrolladesde el año 1996 en el Refugio de Vida Silvestre

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100%

75%

50%

25%

0%

15.000

10.000

5.000

090-91 91-92 92-93 93-94 94-95 95-96 96-97 97-98 98-99 99-00 00-01 01-02 02-03 03-04

temporada

Figura 1. Manejo de Caimán latirostris en Santa Fe. Se muestran las tendencias de cosechas, liberación ycría en porcentajes y valores absolutos.

Nº huevos cosechadosNº pichones liberadosNº pichones p/cría comercial

% eclosión% pichones liberados% pichones p/cría comercial

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“El Cachapé”, con el trabajo en conjunto de la Fun-dación Vida Silvestre Argentina a través de su áreade Refugios de Vida Silvestre, el propietario del Re-fugio y la Dirección de Fauna, Parques y Ecología delChaco (Prado et al., 2001; Prado, com. pers.). En es-te proyecto se incluyen las dos especies de yacarés.

Las cosechas de huevos y liberaciones realizadas,desde el año 1998 en adelante, se muestran en laTabla 3.

En la provincia de Formosa el proyecto se inicia conlos primeros relevamientos poblacionales en el año2001, para concretar las primeras cosechas en latemporada 2002/03. El trabajo se desarrolla en elParque Industrial de la ciudad de Formosa, en for-ma conjunta entre la Dirección de Fauna y Parquesdependiente del Ministerio de la Producción provin-cial y la firma “Caimanes de Formosa SRL”. En la Ta-bla 4 se muestran las cosechas de huevos y libera-ciones producidas desde 2002.

Finalmente, en la provincia de Corrientes, el traba-jo, que se inició a mediados del año 2004 con lasevaluaciones poblacionales y ambientales, las cons-trucciones para la crianza, y las primeras cosechasde la temporada 2004/05, se desarrolla en conve-nio con la Dirección de Recursos Naturales del Mi-nisterio de la Producción de la Provincia, y opera enla localidad de Puerto Valle bajo el nombre de “Ya-caré Porá”. En este primer año en la provincia se co-secharon 228 nidos de ambas especies, con un to-tal de 6.948 huevos.

El éxito alcanzado desde un inicio con respecto a lalocalización de nidos y cosecha de huevos en las úl-timas dos provincias se relaciona tanto con que laspoblaciones de yacarés son relativamente abundan-tes, como con la experiencia adquirida en la locali-zación de nidos en el transcurso de estos programasen la provincia de Santa Fe y con las inversiones rea-lizadas para la actividad. Seguramente los niveles de

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Tabla 2. Características de los ejemplares de C. latirostris faenados en Santa Fe durante los meses de abril y mayo de 2005.

Promedio Mínimo Máximo

Edad (días) 758 750 780

Peso (g) 4.279,94 2.400 9.700

Incremento peso diario (g) 5,5 3,2 12,7

Largo total (cm) 95,64 82 122

Tabla 4. Cosechas de huevos y liberaciones en la provincia de Formosa.

Año Huevos cosechados Pichones liberados

C. latirostris C. yacare Total C. latirostris C. yacare Total

2002/03 5.361 1.997 7.358 734 323 1.057

2003/04 7.689 8.229 15.918 531 823 1.354

TOTAL 13.050 10.226 23.276 1.265 1.146 2.411

Tabla 3. Cosechas de huevos, pichones liberados y animales en engorde en la provincia del Chaco.

Año Huevos cosechados Pichones liberados Animalesengorde

C. latirostris C. yacare Total C. latirostris C. yacare Total

1998 242 96 338 178 78 256 30 1999 457 201 658 195 93 288 194 2000 1.362 148 1.510 325 36 361 690 2001 574 306 880 103 61 164 498 2002 1.236 625 1.861 262 104 366 851 2003 848 475 1.323 147 85 232 524 2004 148 287 435 26 42 68 127

TOTAL 4.867 2.138 7.005 1.236 499 1.735 2.914

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cosecha en el Chaco alcanzarán valores equivalentescuando se completen las inversiones necesarias, yaque las poblaciones en general presentan buenasdensidades para esta actividad.

Conclusiones

Cuando en el año 1990 se iniciaron los trabajos enla provincia de Santa Fe, el yacaré overo estaba con-siderado en peligro de extinción, la mayor parte dela literatura no contemplaba a esta provincia en suárea de distribución y muy poco se sabía de su es-tado y situación real en todo el rango nacional. Pri-mero, la santafesina se transformó en la poblaciónmejor conocida de la especie en toda su área dedistribución, y luego se agregaron las de Chaco yFormosa. Se han hecho retornar a la naturaleza al-rededor de 17.000 juveniles producto del programade repoblamiento y, con la recategorización comoCITES II del yacaré overo, se permitió el aprovecha-miento comercial conservacionista de ambas espe-cies a nivel nacional e internacional, únicamentemediante la técnica de cosecha de huevos para críaen granjas, lo que quiere decir que no está permiti-da su caza y nadie puede cosechar huevos en la na-turaleza si no está incluido en alguno de los proyec-tos oficiales. En este momento en la Argentina,dentro de las cuatro provincias donde se están lle-vando a cabo estos proyectos, hay unos 50.000 ani-males en crianza bajo este sistema.

Hasta no hace mucho los yacarés eran en general di-fíciles de ver, tanto en la naturaleza como en los co-mercios, y hoy nos encontramos con estos animalesno solo a la vera de los caminos de nuestro país, sinoque tanto los cueros como su carne aparecen ofreci-dos en diferentes formas a escala nacional, lo queconstituye una excelente oportunidad para difundirlas ventajas del uso sustentable, a través del mensa-je: “Con la compra de este producto, usted favorecela conservación de los humedales argentinos”.

Los cueros provenientes de los animales nacidos apartir de la cosecha de huevos silvestres se comer-cializan bajo estrictos controles a nivel de zapateríasy marroquinerías finas en Buenos Aires y el interior.No obstante, en estos momentos una buena partede la producción se enfoca a la exportación a Euro-pa y Estados Unidos, debido a que los cueros del ya-caré overo son muy buscados en el mercado inter-nacional, ya que, si bien no alcanzan los estándaresde calidad de los cocodrilos clásicos, se diferencianclaramente del resto de los caimanes sudamerica-

nos. A esto se agrega que el cuero del yacaré negrohoy está siendo solicitado por el mercado america-no para la confección de botas tejanas.

La carne comenzó a comercializarse experimental-mente a nivel de restaurantes de la ciudad de San-ta Fe, pero dadas su amplia aceptación, la difusióndel producto a través de los medios nacionales y lahabilitación por parte del SENASA de la primeraplanta de procesamiento de carne de yacarés enSudamérica, ahora se está distribuyendo en lasgrandes ciudades del país. Este subproducto se co-mercializa en, prácticamente, todos los países quedesarrollan programas de manejo de cocodrilos. Esreconocido como un plato exótico, de suave textu-ra y fino sabor, a partir de una carne blanca con ba-jísimos niveles de colesterol.

Ante el sostenido crecimiento en los niveles de cose-cha a nivel nacional, vale preguntarse ¿cuál es el fu-turo de la actividad? De hecho, consideramos queaún se está lejos del máximo posible de cosecha y,en la medida en que exista mercado para los pro-ductos generados, va quedando cada vez más claroque a mayor producción, mayor efecto conservacio-nista. De cualquier modo, y observando lo queacontece en otros países que utilizan la técnica derancheo desde hace más tiempo, creemos que esimportante tener en cuenta que los criaderos con re-productores cautivos que se instalan para especiescon pieles de elevado valor no son una opción váli-da de manejo para nuestras especies. En tal sentido,corresponde aclarar que ya ha habido varios inten-tos de cría de yacarés en la Argentina, y todos fra-casaron por ineficientes desde el punto de vista eco-nómico, y por su nulo efecto conservacionista, yaque funcionan con total independencia de las pobla-ciones silvestres. Por otra parte, sí puede observarseque, en la mayoría de los casos, los programas derancheo evolucionan hacia la caza comercial comocomplemento de la actividad en las áreas en las queel estado poblacional alcanza la capacidad de cargadel ambiente. A pesar de ello, creemos que este mo-mento aún está lejos para Caiman latirostris (proba-blemente unos 6 u 8 años más), aunque no paraCaiman yacare, algunas de cuyas poblaciones ya po-drían cosecharse, al menos experimentalmente.

Existe una innumerable cantidad de indicadores quenos muestran la recuperación de las poblaciones sil-vestres de yacarés, como: el incremento verificadoen la densidad poblacional, la identificación de hem-bras reproductivas liberadas en el marco del proyec-to, la expansión de las áreas de nidificación, el au-mento en la cantidad de nidos cosechados y laobservación de yacarés en lugares donde desde

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hacía mucho tiempo habían desaparecido. De cual-quier modo, los principales indicadores de la susten-tabilidad y éxito del proyecto son el interés y compro-miso de los propietarios de tierras y pobladoreslocales en la conservación de estos animales. Talesemprendimientos, aparte de favorecer a los propie-tarios de los establecimientos, incluyen y beneficiana los pobladores locales, usualmente mariscadores opeones de estancias ganaderas. Actualmente, hayunas 800 personas involucradas en los proyectos enfuncionamiento. En general, las cosechas se realizanen ambientes que se encuentran dentro de los cam-pos agropecuarios, pero que no son utilizados, co-

mo por ejemplo esteros, albardones o montes. Enmuchos casos, mientras realizan sus tareas diarias,los gauchos van relevando nidos. El pago para losgauchos y pobladores rurales, en general, fuedurante 2004 de entre $ 15 y $ 20 por nido2, lo querepresenta un incentivo no solo para que no matena los adultos, sino para que los protejan, al igual quea las áreas de nidificación. Es así que, los yacarés, an-tes temidos, ignorados u odiados, han dejado de serun problema, para transformarse en un recurso y, ala vez, una especie “clave” para la conservación inte-gral de nuestros humedales.

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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2 La cifra es importante para los pobladores. Por ejemplo, hay gauchos que marcan entre 50 y 100 nidos, con lo que con un pocode dedicación en la temporada reciben el equivalente a entre 4 y 6 salarios mensuales.

Bibliografía

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Herrera, E. 1999. Comportamiento, conservación y manejo de fauna silvestre: el caso del capibara en Venezuela.Etología 7:41-46.

Agradecimientos

Este trabajo no hubiera sido posible sin el compromiso y la participación de muchísima gente, y establecer un listadode agradecimientos seguramente va producir algún tipo de injusticia u olvido involuntario, para todos los que pudieransentirse involucrados en esta situación, vayan las disculpas del caso. En la provincia de Formosa deseamos agradecera César Pérez por estar siempre “al pié del cañón”; a Ramón Candia y Juan Carlos Orozco de la Dirección de Fauna yParques, y a Eric Silberstein, sencillamente por creer y saber ver más allá. A Obdulio Menghi, Victoria Lichtschein,Tomás Waller y Patricio Micucci. En la Provincia de Corrientes, a Mauro Cardozo y Alberto Andueza, a todo el personalde la firma Garruchos, a Graciela Ciccia por la coordinación, y a Silvia Gold, Hugo Sigman, Sergio Trachter y AdriánKochen por apostar a la producción conservacionista. En la provincia del Chaco a Walter Prado, por toda la informaciónsobre el Proyecto de “El Cachapé”. En la provincia de Santa Fe a todos quienes alguna vez de una u otra manerapasaron por el Proyecto como: el “Edu” Mosso, Daniel Olivera, la “Bicha” Von Finck, Sandra Tourn, Ana Laura Costa,Paula Donayo, Nicolás Frutos, Marlin Medina, Emilce Gallo, Luciana Santucho, Federico Peralta, Leo Serrao y “Jupa”Montini. A quienes permanecen, como Pablo Siroski, Carlos Piña, Patricia Amavet, Virginia Parachú, Gisela Poleta,Melina Simoncini, Noelia Núñez, Josefina Iungman, Leandro Lucero, Ayelén Eberhardt y Guillermo Príncipe. A HéctorRaspo y Amadeo Mazuchini, nuestros eternos contactos en el campo. Especialmente a todos nuestros “Gauchos”,única pieza clave del Proyecto, que aunque si bien es imposible mencionar a todos, querríamos homenajearlos en losnombres de los históricos Noriega y Titilo, desde el principio y hasta hoy, siempre insuperables. A la Mutual delPersonal Civil de la Nación y al Ministerio de la Producción, por el apoyo y la confianza. A todos los propietarios decampos que participan en el proyecto y, entre estos, especialmente a “Panchito” Caminos y a Jorge Mario Capozzoloque abrieron sus tranqueras y corazones a nuestro equipo.

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A. Larriera y A. Imhof - Proyecto Yacaré

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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

64

Ranching de yacarés en la República Argentina. Arriba izq.: gaucho con nido; las otras tres fotos corres-ponden a la crianza controlada, incubadora y piletones. (Fotos: A. Larriera –arriba–; A. Imhoff –abajo–).

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1-2. Incubadoras artificiales para huevos de ñandú;

3-4. Pichones nacidos en cautiverio; 5-6. Ñandúes en corral (cautiverio);

7. Macho incubando huevos; 8. Ñandú (R. americana) adulto con collar; 9. Liberación de animales para posterior

seguimiento en el campo;10. Monitoreo por radiotracking de animales

liberados; 11. Ñandú como alimento de pobladores rurales

en provincia de Buenos Aires; 12. Subproductos de ñandú: cuero y cartera.

Autores: M. L. Bolkovic (7-12);

A. González (2-3-4-6); J. Navarro (1-5-8-9-10); G. Porini (11).

ÑANDÚES (Rhea spp.)

1

2 3

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Láminas

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1. Grupo de loros habladores (Amazonia aestiva); 2. Familia Pilagá con loro hablador; 3. Poblador con pichón de loro hablador; 4. Aratinga mitrata; 5. Cyanoliseus patagonus andinus; 6. Aratinga acuticaudata; 7. Cyanoliseus patagonus patagonus; 8. Nandayus nenday;9. Bandada de A. mitrata sobre cultivo de maíz;

10. Captura de A. mitrata en el marco de “Procalas”; 11-12. A. aestiva: daño en cultivo de cítricos;

13. Reserva Natural Provincial Las Lancitas, Jujuy.

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

LOROS Y CALAS

1

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7

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14. Pichones de A.aestiva en nido de hueco de árbol antes de ser recolectados;

15. Técnico con arneses; 16. Poblador aborigen a punto de extraer pichón de un nido;17. Técnicos con pichón de loro hablador; 18. Pichones de A.aestiva;19. Ejemplar de A.aestiva con anillo del Proyecto Elé; 20. Caja contenedora de loros para exportación en el

marco del P. Elé;21. Guardaparques del Parque Loro Hablador;22. Folletos/Certificados para exportación;23. Seccional de guardaparques de la Reserva Provincial

del Loro Hablador.

Autores fotos: J. I. Areta (1); R. Banchs (2); L. Bishels (21); G. Boaglio (8); R. Cinti (3); P. Flombaum (16),P. Grilli (18); M. González (19); J. Meriggi (7); F. Moschione (4-5-6-9-10-11-12-13-14-20);C. Schneider (15-23); P. Elé (17-22).

Láminas

15

16

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19

23

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22

14

20

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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

1. Iguana overa (Tupinambis merianae);

2. Iguana colorada (T. rufescens ); 3. Cazador de iguanas junto a

cueva en el Chaco; 4. Cueros estaqueados de iguanas

coloradas; 5. Acopiador midiendo cueros en

el marco del programa.

Autores fotos: M. L. Bolkovic (1); G. Porini.

1. Gaucho junto a nido con huevos de yacaré;

2. Colecta de huevos en nidos; 3. Eclosión de yacaré overo en estación de cría de

Santa Fe; 4. Liberación de pichones

al medio silvestre; 5. Yacaré negro (C. yacare).

6. Piletones de crianzacon yacarés overos (Caiman latirostris);

Autores fotos: Ingo Arndt (2-3-4);M. L. Bolkovic (5); A. Imhof (6); A. Larriera (1).

IGUANAS (Tupinambis spp.)

YACARÉS (Caiman spp.)

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3 4

5

1

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Láminas

1-2. Boa curiyú; 3-4. Cazador de boas curiyú en el Bañado La

Estrella (Formosa); 5. Cueros estaqueados con espinas de vinal;6. Precintado de cueros; 7. Trabajo de los técnicos en serpentario;8. Colocación de radiotransmisores para seguimiento

de boas.

Autores fotos: T. Waller (1-2-8); E. White (3-4-5-6-7)

1. Botas de boa curiyú (E. notaeus); 2-3. Calzado de yacaré (Caimán spp.);

4. Carteras de yacaré (Caimán spp.);5. Zapatos de iguanas (Tupinambis spp.).

Autora fotos: M. L. Bolkovic

BOA CURIYÚ(Eunectes notaeus)

1

2

3

4

5

6

7

8

1

2 3

4 5

Productos derivados de cueros de reptiles.

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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

1. Grupo familiar (prov. de San Juan); 2. Guanacos en corral antes

de ser esquilados; 3. Macho solitario (prov. de Mendoza);

4-5. Ejemplares durante la esquila; 6. Fibra obtenida de

un ejemplar esquilado; 7-8. Ejemplares esquilados; 9. Vista de la manga de captura.

Autores fotos: A. González (4-9);D. de Lamo (8); P. Ferrando (2-5-6-7); R. Ovejero (3); J. Santillán (1)

GUANACOS (Lama guanicoe)

VICUÑAS (Vicugna vicugna)

1 2

3

4

5 6

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2

3

4

1

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Láminas

1. Zorro gris chico (Pseudalopex griseus);

2. Zorro pata negra (Cerdocyon thous);

3. Zorro colorado (P. culpaeus);

4. Colocación de radiocollares en zorro colorado;

5. Establecimiento de estación odorífera en Parque Nacional Nahuel Huapi;

6. Cueros de ovejas depredadas por zorros;

7. Registro y medición de huellas de zorros en estaciones odoríferas;

8. Poblador rural con pieles de zorro colorado;

9. Cubrecama confeccionado con pieles de zorro.

Autores fotos: G. Boaglio (2); M. L. Bolkovic (9);

M. Funes (6); R. González del Solar (1); A. Novaro (3-5-7-8); S.Walker (4).

Vicuñas (página anterior)

1. Ejemplar de vicuña; 2-3. Arreo de vicuñas en silvestría;

4. Entrada al corral; 5. Grupo de niños con vicuña

en la Puna;6. Esquila.

Autores fotos: J. Lake (1-2-3-4); B. Vilá (6); H. Yacobaccio (5).

ZORROS

1 2

3

4

5

6

7

9

5

6

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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

1 y 2. Carpinchos (Hydrochaeris hydrochaeris); 3. Cazador con cueros; 4. Carne de carpincho procesada

en escabeche; 5. Aceite de carpincho para uso medicinal rural;

6 y 7. Calzado y marroquinería confeccionados con cueros de carpincho.

Autor fotos: M. L. Bolkovic

1. Nutria o coipo en su ambiente; 2. Paisano junto a caballo con cueros de nutria; 3. Cueros para ser procesados como pieles;4. Cazador con ejemplar de nutria y cuero; 5. Pieles de nutria teñidas.

Autor fotos: G. Porini.

NUTRIAS O COIPOS (Myocastor coypus)

CARPINCHOS (Hydrochaeris hydrochaeris)

1 2

3

4

6

1

2

3

4

5

75

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Proyecto TupinambisUna propuesta para el manejo de Tupinambis rufescens yT. merianae en la Argentina

Gustavo Marcelo Porini

Native people and Indians in Argentina hunt the two species of the genera Tupinambis (T. rufescens –Red tegu–and T. merianae –Black and White tegu–) for skins and for subsistence, and they also make use of fat for medicinalpurposes. Skins are tanned in the country and then exported for the manufacture of a variety of products. Thisactivity turned out to be one of the principal income sources for many local people during past decades. Despitethe commercial reduction in skin demand since the beginning of the 90´s, at present this activity is still one ofthe few economic alternatives for many people. The current management plan for Tupinmabis consists of variousinterconnected features: a) at a regional scale, restrictive measures were implemented; only skins of a minimumof 24 cm wide are allowed for commercialization and an annual quota of one million skins has been establishedfor extraction and export; b) indirect population monitoring is carried out on a periodic fashion in the whole rangeof the distribution of both species, based on skin measurements at intermediate stockpile stages;

Abstract

En la Argentina los pobladores criollos e indígenas cazan las dos especies de Tupinmabis (T. rufescens –iguana o la-garto colorado– y T. merianae –iguana o lagarto overo–) para la explotación del cuero y también para alimentación yutilización de la grasa con fines medicinales. El cuero se curte en el país y se exporta para la confección de una varie-dad de productos. En décadas pasadas esta actividad se transformó en la principal fuente de ingreso para muchos po-bladores locales y, a pesar de la merma comercial que tuvo la demanda de cueros desde principios de la década de1990, en la actualidad sigue siendo una de las pocas alternativas económicas para muchos pobladores. El Plan de Ma-nejo de Tupinmabis consta de varios componentes interrelacionados: a) se establecieron medidas administrativo-res-trictivas para regular el uso a escala regional, como un tamaño mínimo de los cueros de 24 cm de ancho y un cupoanual de extracción/exportación de un millón de cueros; b) se realizan monitoreos poblacionales indirectos en formaperiódica, basados en mediciones de los cueros en las cadenas intermedias de acopio, en toda el área de distribuciónde las especies; c) se implementó un programa de uso sustentable con pobladores locales, en áreas importantes so-cial y ambientalmente, consensuado con cazadores, dueños de las tierras y compradores de cueros, que se basa enque la adquisición de los cueros se realice en forma directa al cazador a un mejor precio que en las áreas que no es-tán integradas a esta modalidad; entonces a través de incentivos económicos se proponen alternativas más amigablesde control y de conservación ambiental, y d) se realiza el apoyo directo, con fondos del programa, para la implemen-tación o mantenimiento de áreas naturales protegidas.

Palabras clave: manejo, Tupinambis spp., lagarto overo, lagarto colorado, monitoreo, pobladores locales, hábitat.

Resumen

Tupinambis ProjectA proposal for management of Tupinambis rufescens and T. merianae in Argentina.

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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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Introducción

Aspectos generales

Las iguanas del género Tupinambis son tradicional-mente cazadas por los pueblos indígenas y criollosde América del Sur con fines de subsistencia y co-merciales. En la actualidad, las dos especies presen-tes en la Argentina, la iguana overa o lagarto overo(Tupinambis merianae –antiguamente denominadaT. teguixin; Avila-Pires, 1995–) y la iguana coloradao lagarto colorado (Tupinambis rufescens) se explo-tan comercialmente por su cuero, que se curte enel país y se exporta para la posterior confección deuna gran variedad de productos –en su mayoría re-lacionados con la industria del calzado y marroqui-nería–. La presión de caza que ambas especies hansufrido históricamente ha llevado a que desde elaño 1977 fueran incluidas en el Apéndice II de laConvención para el Comercio Internacional de Espe-cies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES)y consideradas dentro de la categoría de “comerciosignificativo”.

Los pobladores de vastas zonas de la Argentina uti-lizan la carne para alimentación y la grasa para fi-nes medicinales, mientras que el cuero es vendidoa acopiadores. En décadas pasadas, esto último sig-nificaba una importante fuente de ingreso y, a pe-sar de la merma en la demanda comercial reciente,la captura de iguanas actualmente sigue siendouna de las pocas alternativas económicas para lospobladores indígenas y criollos comprendidos den-tro del área de distribución de ambas especies.

El Proyecto Tupinambis, que se describe a continua-ción, pretende contribuir al manejo sustentable deambas especies y de su hábitat, con la intención deque su uso se traduzca en forma efectiva en una al-ternativa socioeconómica beneficiosa y duradera.

Breve descripción de la especie y su captura

Los lagartos del género Tupinambis son poiqui-lotermos, como todos los reptiles. T. merianae y T.rufescens, presentan hábitos cavícolas, sonparticularmente activos en los meses de primaveray verano (desde octubre hasta marzo) e hibernanen los meses restantes. El período de cortejo ycópula se extiende desde octubre hasta noviembre;el pico de nidificación se produce en diciembre, ylas crías nacen en el mes de febrero. Presentan unaalta tasa reproductiva (25-36 huevos promedio porhembra por temporada) y un crecimiento corporallogístico (Quintana, 1991). La supervivencia y lareproducción están determinadas por el tamañocorporal. Existe una alta mortalidad durante losprimeros años, así como una relativamente altalongevidad, y llegan a vivir unos 10 a 15 años encondiciones de cautiverio. Los tamaños mínimosreproductivos son de 32 cm para los machos y 34,9cm para las hembras (Fitzgerald et al., 1993).

A pesar de las diferencias generales en la coloración–rojiza en T. rufescens y negruzca en T. merianae–,el carácter que mejor diferencia a ambas especies,particularmente cuando se observan los cueros, esla presencia de una escama posmental en T.rufescens y dos en T. merianae (Cei, 1993). Poseenun dimorfismo sexual bastante marcado: los ma-chos son de mayor tamaño corporal, de un colormás intenso y presentan botones sexuales a amboslados de la cloaca –diferencia también observableen los cueros crudos y curtidos–.

Las relaciones lineales positivas entre el tamaño cor-poral y estimadores de la edad y el tamaño del ani-mal y el tamaño del cuero crudo (Fitzgerald, 1990;Quintana, 1992; Protomastro et al., 1992b) nospermiten utilizar las medidas de los cueros para rea-lizar comparaciones poblacionales temporales y es-paciales.

c) a sustainable use program with local people was implemented in areas of social and environmental importance,reaching a consensus with hunters, landowners and skin purchasers; this program is based on the acquisition ofskins directly to the hunter, at a higher price than the ones paid in areas that are not integrated to this plan; inthis way, economic incentives result in friendly alternatives of control and environmental conservation, and d) theimplementation and maintenance of natural protected areas is directly achieved with funds generated by theTupinambis Program.

Key words: management, Tupinambis spp, Red tegu, Black and White tegu, monitoring, local people, habitat.

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El inicio de la caza de Tupinambis coincide con elcomienzo de la actividad de los lagartos en sep-tiembre y continúa hasta marzo, cuando es míni-ma. La cacería se suele realizar por senderos o cla-ros, donde la posibilidad de captura se incrementaal aumentar la longitud del recorrido. La captura selleva a cabo luego de la detección de los ejemplarescon la ayuda de perros y su seguimiento hasta lascuevas o huecos donde las iguanas suelen escon-derse al verse perseguidas. El cazador cava un hoyopara extraer el animal, lo mata en el lugar, y lotransporta hasta su morada para procesar el mate-rial –cuereado y eviscerado–.

La capturabilidad suele ser baja –de 0 a 3 ejempla-res por día, por cazador (obs. pers.)–, ya que sola-mente una pequeña proporción de la población seencuentra activa simultáneamente (menos del 12%en diciembre, el mes de mayor actividad –Chani,1990; Fitzgerald, 1990–) y, por lo tanto, plausiblede captura. También las capturas varían según lascondiciones climáticas. Es bien conocido por los po-bladores que las iguanas salen principalmente des-pués de las lluvias y cuando las temperaturas sonelevadas.

Para la población rural, la caza de Tupinambis con-tribuye significativamente a la economía familiar.Alrededor de la mitad de las familias que cazaniguanas consume la carne o la utiliza como alimen-to para sus perros de caza. La grasa de Tupinambises muy apreciada por sus usos medicinales (Pessina,1986; 1987; 1992; Gordillo y Porini 2001). El siste-ma de explotación de Tupinambis es informal, y secaracteriza por un gran número de cazadores oca-sionales y pocos profesionales que se dedican exclu-sivamente a su caza. Se calcula que en el Paraguay,el cazador típico vende un promedio de 15 cueros/año (Norman, 1987). En la Argentina varía según lazona y la situación socioeconómica, pudiendo lle-gar a cientos de cueros por temporada por cazador.La cantidad de personas que se beneficia directa-mente de la caza de Tupinambis es difícil de calcu-lar, pero aún estimaciones crudas con una cosechaanual baja de alrededor de 500.000 cueros (vermás adelante) y un promedio de 70 cueros por tem-porada por cazador (Donadío, 1990 y Porini, obs.pers.) demuestran que más de 7.000 personas es-tán involucradas en la caza. En el sistema tradicio-nal de comercialización de cueros de iguana en laArgentina, la gran mayoría de estos pasan por va-rios niveles de intermediarios antes de llegar a lascurtiembres, donde son curtidos y preparados parala exportación.

Bajo esta modalidad, el precio de los cueros se es-tablece de acuerdo con una escala comercial rela-cionada con su tamaño: los cueros crudos de másde 30 cm de ancho son la referencia para el preciobase. Por los cueros de 25 a 30 cm se paga la mi-tad del precio base y para los menores, entre 20 y25 cm (ahora de 24 a 25 cm –ver más adelante–)una cuarta parte. El precio de los cueros con orifi-cios o dañados se ubica en una categoría inferior ala que pertenecería si estuviera entero.

Plan de manejo

En 1988, fue creada la Comisión Tupinambis, quereúne a los directores de fauna nacional y provincia-les, empresarios y científicos. A través de ella sebusca llegar a acuerdos con el fin de ordenar el co-mercio de cueros, estableciendo tasas o impuestosuniformes, cupos y demás aspectos administrativosy técnicos, es decir, un manejo unificado del comer-cio de estas especies en el país. Desde el comienzo,

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Cazador con cueros de Tupinambis rufescens en laprovincia del Chaco. (Foto: Gustavo Porini).

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fue acompañada por una serie de estudios básicosde la especie (ver Fitzgerald et al., 1991). Se con-tinúa, entonces, el Proyecto Tupinambis que gene-ra una serie de medidas administrativas de carácterprecautorio, algunas de las cuales se han descarta-do por su falta de operatividad y/o control práctico.En general, las medidas actuales constituyen instru-mentos de restricciones al uso del recurso, relacio-nadas con la captura y comercialización, y afectandirecta o indirectamente a las poblaciones natura-les de ambas especies.

El plan de manejo actual para las iguanas de la Ar-gentina consta de varios componentes interrelacio-nados, donde:

se ajustan las pautas para el “sistema tradicio-nal” de comercialización;

se continúan los estudios y monitoreos poblacio-nes de ambas especies;

se incorpora una nueva modalidad de uso –verPrograma de Uso Sustentable local– en áreasseleccionadas, que sustituye el modelo tradicio-nal,

y se incorpora un componente directo de con-servación de los hábitats.

1- Medidas administrativas de conservación

A escala nacional se establecieron medidas o pau-tas que deben cumplir los diferentes actores involu-crados en la cadena de comercialización de los cue-ros de iguana y los organismos gubernamentalesvinculados con el manejo y control. Entre las medi-das se cuenta con:

(a) Establecimiento de un cupo máximo de exporta-ción. De esta forma se limita la extracción preventi-va de mayores cantidades de ejemplares según lodeterminen las tendencias del mercado. En 1993,se estableció un cupo máximo de exportación deun millón de cueros. Esta cantidad estuvo relaciona-da con la media histórica de 1,5 millones de cuerosde los 10 años anteriores y con un planteo conser-vativo y precautorio. Los cupos de exportación, enprimera instancia, fueron distribuidos por empresaen forma proporcional a su historia de exportación,pero después, debido a la baja demanda, se esta-bleció un sistema menos regulado que permitía alas empresas exportar según sus posibilidades co-merciales (Resoluciones 516/93, 216/96 y1437/00). Por otra parte, a través de la ComisiónTupinambis se logra que la sumatoria de los cupos

provinciales coincida con el tope máximo de expor-tación, evitando así que las capturas superen el cu-po establecido.

(b) Unificación de aforos (impuestos y tasas provin-ciales). Esta medida, consensuada entre las provin-cias a través de la Comisión Tupinambis, tiende aevitar el traslado de cueros y certificación fuera dela jurisdicción de caza en busca de beneficios eco-nómicos.

(c) Establecimiento de temporada de caza unifica-da. Se fijó desde diciembre a marzo para todas lasprovincias. Se limita la caza de ejemplares solamen-te a este período, a fin de concentrar la captura deejemplares y brindarles alguna protección en épo-ca prerreproductiva. Con respecto a la temporadade caza, esta restricción es difícil de implementaren términos prácticos. Los cazadores intentan cap-turar las iguanas de mayor tamaño apenas salen desu hibernación –que generalmente son los ma-chos– de manera de obtener un mayor beneficio.

(d) Límite del tamaño de los cueros. El crecimientopoblacional de estas especies es muy sensible al re-clutamiento de juveniles y subadultos. Mientras lasupervivencia de adultos se mantenga por encimade un valor umbral (threshold), cambios pequeñosen la supervivencia de juveniles y subadultos resul-tan en cambios muy importantes en la tasa de cre-cimiento poblacional. Por ello, una de las medidasadministrativas más importantes que se implemen-tó a partir del año 1990 fue la restricción del tama-ño comercial del cuero. Se estableció un mínimo de24 cm de ancho del cuero en estado crudo y 20 cmcuando se encuentra curtido. La diferencia entre eltamaño de los cueros se debe al estiramiento al queson sometidos cuando están crudos y a su posteriorreducción cuando se los curte. Este aumento en eltamaño permitido derivó en una menor cantidadde ejemplares juveniles en las capturas (que a suvez representan escaso rendimiento económico), locual condujo tanto a una optimización de la cazacomo a un aumento de la supervivencia en estasclases etáreas. Tal restricción está ampliamente di-vulgada y aplicada en las comunidades locales (Gor-dillo y Porini, 2001; ver Programa de Uso Sustenta-ble local), y la difusión se realizó a través de un pro-grama de educación ambiental dirigido a los caza-dores por medio de las radios locales, a partir de uncuento relatado por un conocido costumbrista ar-gentino, de afiches y de la proyección de videos.

(e) Financiamiento del proyecto. Se estableció queel financiamiento del proyecto sea realizado a

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través del sector industrial que se beneficia directa-mente de la explotación de Tupinambis. Este modode financiar programas de conservación reconoceno solo el rol del Estado como rector de las medi-das, sino la obligación de los usuarios interesados,principales beneficiarios de la explotación del recur-so, a invertir en su conservación; así se libera al Es-tado de tener que subsidiar una actividad económi-ca privada.

2- Monitoreo de las poblaciones naturalesbajo captura

En todo plan de manejo, un componente funda-mental lo constituye el seguimiento periódico delestado de las poblaciones silvestres, a los efectos deevaluar si la explotación del recurso se está realizan-do de manera sustentable, lo cual implica no poneren peligro a las especies.

Los estudios de las poblaciones naturales de lagar-tos resultan dificultosos de llevar a cabo con los mé-todos usualmente empleados para reptiles, debidoa la baja capturabilidad de estas especies con distin-tos tipos de trampas, lo que dificulta la realizaciónde análisis estadísticos posteriores (Fitzgerald et al.,1994). Los métodos que consideran el esfuerzo decaptura suelen registrar una alta variabilidad indivi-dual de los cazadores y resultan muy poco repeti-bles (Donadío, 1990). Entonces, los monitoreos im-plementados en este programa son de carácter in-directo y consisten en un control periódico del esta-do de las poblaciones, mediante un relevamientode cueros en las cadenas intermedias de acopio, entoda el área de distribución de las especies.

El valor de los datos de cosechas es ampliamentereconocido y utilizado con fines de manejo enotras especies que presentan dificultades similares(Caughley, 1977). Los datos así obtenidos se refie-ren a algún parámetro de la población capturabley explotada, que a su vez brinda información sobresu estructura, y permite hacer predicciones sobresu evolución y, por lo tanto, establecer pautas demanejo.

El método de caza que se utiliza con estas especiesno selecciona a los individuos por su tamaño (ex-ceptuando los que están por debajo del mínimo ta-maño permitido). Por lo tanto, las variaciones en lasdiferentes clases de tamaños estarían reflejandofluctuaciones en la estructura de esa población. Lacacería tiende a desviar la estructura de edades detal forma que: a) se incremente la proporción de ju-

veniles, y b) entre los animales adultos, la distribu-ción se desvíe hacia animales de categorías de me-nor edad (Robinson y Bodmer, 1999).

Los parámetros seleccionados a medir durante losmonitoreos de ambas especies fueron establecidosen los inicios del proyecto (Lichtschein y Porini,1993) y son los siguientes:

Largo hocico-cloaca (LHC). Esta medida repre-senta un índice del tamaño del animal vivo.

Ancho. Esta medida está asociada a las pautascomerciales.

Sexo. Dado que las diferencias en los índices decrecimiento de machos y hembras son significa-tivas, resulta fundamental determinar el sexopara posteriores comparaciones.

Este programa propone que los cueros utilizados enlos monitoreos sean obtenidos en el nivel de caza-dores y/o acopiadores primarios; se define a esteúltimo como toda persona que compra los cuerosexclusivamente a cazadores. Este nivel de la cadenade comercialización permite obtener datos locales,así como también información más fidedigna de laspoblaciones de ambas especies, ya que algunos as-pectos se van enmascarando a medida que avanzael proceso de industrialización y la cadena de co-mercialización, por lo que cierta información sobrelos animales (como origen y tamaño real) resultaimposible de conocer en los niveles mayores. Enton-ces, para los fines buscados, es conveniente tomarlos datos de monitoreo en niveles lo más cercanosposible a la actividad de captura y lo más alejadosposible de la actividad que se pretende regular, co-mo forma de minimizar posibles maniobras quetiendan a “dirigir” los resultados.

Se recomienda que los muestreos se desarrollen du-rante el mes de enero a fin de concentrar la tempo-rada de campo. De esta manera se logra tener ma-yor seguridad de que los cueros sean de la tempo-rada que se evalúa y que los ejemplares hayan sidocapturados recientemente. Dado que los cazadoresbuscan vender sus cueros para las fiestas de fin deaño y así conseguir dinero efectivo o mercadería, sedisminuye la probabilidad de que los datos obteni-dos sean de cueros acumulados en los primeros me-ses de la temporada o del año anterior.

El muestreo es realizado por técnicos de cada pro-vincia, dependientes de los organismos oficialesde administración de fauna silvestre, ya que sonestos los que tienen facultades para realizar ins-pecciones.

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Los datos se analizan por especie y sexo. Se presen-tan aquí los datos discriminados por provincia. Enestudios más detallados se incorporarán datos deotras variables ambientales, regiones geográficas,tipo de acopio, etc. De cada grupo de datos se ob-tuvo la media de LHC para los datos normales onormalizados. Mediante un ANOVA se compararonlos LHC entre temporadas, utilizando las medias deLHC de cada provincia, con un nivel de significaciónde 0,5. En las figuras 1 y 2 se representa la mediade LHC de hembras y machos para las iguanas ove-ra y colorada, respectivamente, a lo largo de las su-cesivas temporadas de caza. Para cada año se mi-dieron entre 2.000 y 5.000 cueros por especie, entres a nueve provincias por temporada. Para T.rufescens las medias de los valores medios de LHCfueron de 341,54 mm en machos y 315,28 mm enhembras. No se encontraron diferencias significati-vas globales entre las medias de las temporadasconsideradas para machos y hembras (p<0.07 yp<0.28, respectivamente, para machos y hembras).En T. merianae las medias fueron de 347,74 mmpara machos y de 318,58 mm en hembras, y tam-poco resultaron significativas las diferencias entretemporadas (p<0,12 y p<0,18, respectivamente).Esto estaría indicando un estado “estable” de laspoblaciones silvestres en el período analizado paraambas especies.

De forma similar a lo realizado con los datos nacio-nales, se ha trabajado con el conjunto de datos decada una de las provincias por separado. Se puedeobservar la misma tendencia observada a nivel na-

cional, al considerar las medias en cada provincia(Figura 3). De esta forma se puede detectar si latendencia en cada una coincide con la tendencianacional y de lo contrario se estudian las causas(mayor presión local, aislamiento poblacional, esto-casticidad de las poblaciones naturales, problemasen el muestreo, etc.) para incorporar correccionesal plan de manejo, adaptándolo a las diferencias, lo-cales pero manteniendo la integración a un nivelnacional.

Según Trachter (com. publ.1), la presión de caza delas iguanas se relaciona con el precio pagado por elcuero crudo a los cazadores, por lo tanto, si el mer-cado internacional se encuentra deprimido o haypoca demanda, el precio disminuye y la presión decaza también; el comercio interno constituye unporcentaje poco significativo, entre el 1 y el 5 % delas exportaciones. Entonces, esta presión está con-trolada por la demanda externa y por la cantidadde cueros autorizados para la exportación durantecada temporada.

La caza comercial para las dos especies mostró unadisminución con respecto a los valores históricosdesde las primeras temporadas luego de entrar envigencia el cupo de un millón de cueros, estableci-do a partir de la temporada 1993/94, con una ten-dencia a estabilizarse a partir de entonces, segúnsurge de analizar los datos de las exportaciones (Fi-gura 4).

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Tupinambis rufescens

Figura 1. Medias generales de LHC entre las temporadasde 1992/93 a 2003/04 para Tupinambis rufescens en to-da su distribución en la Argentina.

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Tupinambis merianae

Figura 2. Medias generales de LHC entre las temporadasde 1992/93 a 2003/04 para Tupinambis merianae en to-da su distribución en la Argentina.

1 Conceptos vertidos por el Sr. Sergio Trachter (presidente de la Cámara de Industrialización y Curtido de Reptiles) en el III Congre-so de Producción, Industrialización y Comercialización de la Fauna. FACIF. Buenos Aires, 1 al 4 de noviembre de 1988.

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Figura 3. Medias generales de LHC (largo hocico-cloaca) entre las tempo-radas de 1992/93 a 2003/04 para cada una de las provincias en donde serealizaron los monitoreos de (a) Tupinambis rufescens y (b) T. merianae.Las barras más claras pertenecen a machos y las negras a hembras.

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T.r + T.m

T.r.

T.m.

Exportaciones en cueros de Tupinambis spp.

Temporadas

cuer

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en m

illon

es)

Figura 4. Cantidad de cueros de Tupinambis spp. exportados de la Argentina entre los años 1972 y 2004. La flecha indicael año en que se fijó el cupo de exportación de cueros (en un millón de unidades) para las dos especies en conjunto.

(a)

(b)

Jujuy (T. rufescens) Salta (T. rufescens) Formosa (T. rufescens)

Chaco (T. rufescens) Catamarca (T. rufescens) La Rioja (T. rufescens)

Tucumán (T. rufescens) Sgo. del Estero (T. rufescens) Córdoba (T. rufescens)

Formosa (T. merianae) Chaco (T. merianae) Santa Fe (T. merianae)

Córdoba (T. merianae)

Buenos Aires (T. merianae)

Corrientes (T. merianae) Entre Ríos (T. merianae)

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3- Programa de Uso Sustentable local

Para la población rural, la caza de iguanas contribu-ye significativamente a la economía familiar. Bajo elsistema tradicional, la caza no tiene inserción enlos sistemas productivos locales, ya que los cazado-res realizan sus recorridos generalmente en cam-pos privados (y si son propios, minifundios), fisca-les o en procesos de adjudicación, ejecutando unasimple extracción de carácter oportunista. Esta si-tuación presenta problemas a mediano plazo (Pori-ni, 2000): a) los dueños de los campos pueden rea-lizar alteraciones parciales o radicales de sus cam-pos, con la consecuente pérdida de hábitat para lasespecies; b) es dificultoso adjudicar cupos de cap-tura por unidad de superficie, y c) el beneficio eco-nómico primario se distribuye entre un alto núme-ro de personas, que además se encuentran disper-sas geográficamente, por lo que la repercusión so-cial de esta actividad resulta difusa y, en conse-cuencia, baja.

Una nueva propuesta, alternativa del modelo tradi-cional, consiste en un programa coordinado conjun-tamente entre los cazadores, los dueños de la tie-rra, los exportadores y las autoridades de adminis-tración de fauna competentes, que se basa en quela adquisición de los cueros de iguana se realice di-rectamente al cazador. Para ello se coordina con loscazadores y la empresa exportadora un circuito yun cronograma de compra de los cueros. Este tieneque contemplar una alta periodicidad de compra(establecida y convenida concretamente entre losacopiadores locales y cazadores), ya que los caza-dores necesitan vender los cueros en forma rápida

en relación con su condición socioeconómica. Bajoeste sistema, el precio pagado al cazador se incre-menta debido a la supresión de intermediarios de lacadena comercial.

Este nuevo esquema de trabajo se limita a áreas se-leccionadas bajo una serie de criterios propuestosen la Reunión de la Comisión Tupinambis del año2000 (Porini, 2000):

Priorizar áreas en las que se pueda combinar es-te programa con el de aprovechamiento susten-table de otras especies de fauna y flora, comopor ejemplo zonas de extracción de loro habla-dor (Amazona aestiva).

Que las áreas cuenten con ambientes naturalesde importancia para su conservación, o que setraten de zonas vecinas a reservas nacionales oprovinciales (por ejemplo, zonas aledañas al Par-que Nacional Copo).

Se recomienda, además, que se implemente enáreas con terrenos comunales (aborígenes) o enterrenos privados (minifundios), donde el bene-ficio económico resulte de importancia social ypermita brindar opciones productivas alternati-vas al poblador. De esta manera, se optará porresguardar los hábitats naturales en lugar de in-corporar prácticas no sustentables que degra-den el ambiente.

La cantidad y tamaño de las áreas se irá incremen-tando en la medida de las posibilidades de trabajoconcreto con las poblaciones locales y la generaciónde propuestas a partir de organizaciones interme-dias, tendiendo a delegar la organización en siste-mas autogestionados a nivel local.

Esta nueva modalidad permite, además, aseguraruna demanda sostenida de cueros de los pobladoreslocales involucrados en el programa y una fluida in-teracción de estos con los administradores de fauna.

Mediante un consenso anual entre las provincias ylos exportadores, reglamentado por resolucionesanuales, los exportadores tienen la obligación deadquirir un porcentaje de los cueros a exportar enlas zonas seleccionadas que incorporaron dicha mo-dalidad de manejo.

Resultados del programa local

Como consecuencia de una gran disminución de lademanda internacional de los cueros de iguana apartir de los inicios de la década de 1990, que se

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Medición de cueros de Tupinambis rufescens durante eltrabajo junto con la población local en la provincia delChaco. (Foto: Gustavo Porini).

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acentuó hacia el final de esta, el precio ofertado ypagado en los años 1998/99 rondaba los $ 1,5 a $2 para los cueros de 30 cm de ancho. El importe re-sultante, la mayor parte de las veces, suele ser inter-cambiado por mercadería, pero dado que esta sue-le ofrecerse a un valor superior al del mercado, elprecio del cuero resulta entonces muchas veces me-nor e insignificante para el cazador. Bajo la nuevamodalidad, el precio del cuero pagado por el expor-tador durante las dos primeras temporadas resultóde $ 5 y fue elevado en las siguientes temporadasa $ 7 para el cuero de referencia. En todos los ca-sos el pago se realiza únicamente en efectivo, y elpersonal de la Dirección de Fauna Silvestre (DFS)nacional y/o personal de las direcciones de faunaprovinciales son los encargados de verificar el pagoy realizar las mediciones a los cueros.

Este programa se comenzó a llevar a cabo con laiguana colorada en la región del Chaco, donde seencuentran las condiciones especificadas anterior-mente en cuanto a los criterios definidos para lasáreas susceptibles para su implementación.

En la provincia del Chaco este esquema de trabajose inició en la temporada 1999/2000, en la zona deTaco Pozo como ciudad cabecera, y de allí hacia elNorte en los puestos ubicados en el “Impenetrable”chaqueño. La cantidad de puestos desde que co-menzó el programa se incrementó anualmente, de20 puestos de criollos en los inicios a 60 puestos enla última temporada (2004/05). Se compraron di-rectamente a los cazadores 150 cueros en la prime-ra temporada de implementación del proyecto, conun aumento progresivo hasta llegar a los 2.000 cue-ros para la temporada de 2003/04.

En la provincia de Formosa, el proyecto se estable-ció en forma incipiente durante las temporadas2003/04 y 2004/05 en la Reserva MAB-Teuquito yen comunidades aborígenes de la provincia, en laszonas cercanas a las ciudades de Ingenio Juárez yLas Lomitas. Entre las principales comunidades seencuentran: Tres Palmitas, Campo Bandera, Campodel Cielo, El Simbolar y el Peligro. Se comenzó conuna compra de 25 cueros en la primera temporada,y se llegaron a comprar 154 cueros en la últimatemporada.

En la provincia de Santiago del Estero el proyectotuvo sus comienzos en la temporada 1999/2000 enla zona de los parajes Colombia y el Hormiguero, enel NE de la provincia, al oeste del PN Copo, inte-rrumpiéndose por razones gubernamentales de laprovincia y se reinició nuevamente en la temporada2004/05. Por lo tanto, en la única campaña realiza-

da en la temporada 1999/2000, los cazadores ven-dieron 40 cueros en forma directa en el mes de di-ciembre.

En la provincia de Salta se comenzó a implementaresta modalidad en la temporada 2000/01, en lascomunidades criollas de Los Blancos (a través de laCasa del Campesino –ONG local–) y Morillo, y lascomunidades aborígenes y criollas de Pozo Los Bal-des y El Chañar. En total los pobladores vendieronentre 50 y 350 cueros al año en esta provincia.

Si bien este método de comercialización dirigida enzonas seleccionadas proporciona un beneficio eco-nómico directo a los pobladores, existe un beneficioindirecto relacionado con la conservación del hábi-tat. Muchos de los cazadores involucrados en la ca-za de iguanas se dedican a la extracción de made-ra de los bosques para ser vendida para poste y/orollizo o para la elaboración de carbón. Estas activi-dades son en parte interrumpidas durante la tem-porada de caza de iguanas. En los últimos años elvalor promedio de un poste equivalía a un cuero deiguana –pagado en el marco de este proyecto–, porlo que algunos pobladores eligen sustituir temporal-mente la actividad extractiva de madera argumen-tando que “…la iguana es ahora y se va, en cambioel árbol no se mueve...”. Este aspecto del proyectopropone contribuir a mejorar la calidad de vida delos pobladores locales, dar valor a las actividadestradicionales como la caza de iguanas, y aportarelementos para la preservación de los bosques cha-queños.

En el área de distribución de T. merianae no se en-contraron zonas que reunieran las condiciones pro-puestas, por lo que se deberán generar otras alter-nativas para lograr involucrar a los pobladores loca-les en una modalidad de manejo sustentable y be-neficiosa desde el punto de vista socioeconómico yambiental.

4- Apoyo directo a la conservación del hábitat

El programa explicado anteriormente cubre un soloaspecto de conservación de los hábitats propuestospor el Proyecto de Uso Sustentable local. Si bien es-te método de comercialización dirigida en zonas se-leccionadas brinda un beneficio económico directoa los pobladores no alcanza por sí solo para conser-var hábitats de la región chaqueña. El ProyectoTupinambis trata de dar un paso más en la conser-vación, brindando apoyo técnico y económico direc-to para las áreas naturales provinciales protegidas.

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En el caso de la región Chaqueña, la importancia dela conservación de los ambientes, especialmente losbosques, adquirió mayor urgencia al incrementarseel grado de desmonte en la región producto de la ex-pansión de la frontera agropecuaria. Por esta razón,una de las zonas elegidas para el programa de apo-yo directo de conservación de hábitats es la ReservaProvincial Fuerte Esperanza, en la provincia del Cha-co, que no contaba con personal de control, y pormedio del proyecto ya se ha incorporado un guarda-parque rentado. Por otra parte, en conjunto con laFundación Félix de Azara, está en marcha un progra-ma de estudio integral –socioeconómico y biológi-co– que permitirá elevar una propuesta de manejo aser consensuada a través de reuniones con las auto-ridades provinciales y los pobladores locales.

Finalmente, la provincia de Santiago del Estero hadeclarado varias zonas como áreas naturales (Leyprovincial 6381/97), pero que aún permanecen sindesignación de territorio para la implementación deáreas protegidas. En esta provincia el proyecto, enconjunto con la Dirección de Recursos Naturales, laUniversidad Nacional de Santiago del Estero y elProyecto Nutria (de la DFS, ver este volumen pág.93), desarrolla los lineamientos y puesta en marchade un plan de trabajo para hacer efectiva dicha im-plementación.

Conclusiones

El Proyecto Tupinambis mostró ser una herramientaeficaz para la gestión y manejo integral del recurso

iguana a nivel nacional que estableció pautas pre-ventivas y conservativas de su uso –como tamañosmínimos de captura y cupos–. En su marco se ge-neró una metodología para el monitoreo del esta-do de las poblaciones (mediciones de los cueros), yse puso especial énfasis en generar mecanismos pa-ra contribuir a la mejora de la calidad de vida de lospobladores involucrados y a la conservación de losambientes naturales. Podemos afirmar, en esta pri-mera instancia, que el manejo sustentable, así co-mo la contribución al mejoramiento de la situaciónsocioeconómica de los pobladores y la conserva-ción de hábitats, son actividades compatibles.

Uno de los objetivos en el mediano plazo es el deaumentar la participación de cueros a exportar conlos provenientes del Programa de Uso Sustentablelocal. El Proyecto Tupinambis debe superar la etapade organización centralizada desde la DFS para con-tinuar con actividades más autónomas gestionadastanto por los pobladores involucrados en la activi-dad como por las provincias respectivas.

Cabe destacar que los fondos derivados de la utili-zación comercial de este recurso son los que vuel-ven, mediante el proyecto, a mantener en funciona-miento el mismo proyecto en su conjunto, a las co-munidades humanas involucradas, a través de losbeneficios tanto económicos como ambientales, y ala implementación de acciones directas para la con-servación de los hábitats naturales.

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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Agradecimientos

A cazadores, acopiadores, curtidores y exportadores, con quienes aprendí los aspectos sociales que hacen a la activi-dad con las iguanas. A los técnicos provinciales, con quienes en forma conjunta realizamos los monitoreos y verifica-ción de compras a la población local. A Roberto Bo, por el apoyo científico y personal. A M. Luisa Bolkovic, por ayu-darme a que este capítulo se concrete. A mi familia, quienes con su amor y tolerancia me ayudaron a paliar los sinsa-bores del proyecto.

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Programa Curiyú

Para la conservación y aprovechamiento sustentable de la boa curiyú (Eunectes notaeus) en la Argentina

Etapa experimental piloto 2002-2004, Formosa

Patricio A. Micucci, Tomás Waller y Ernesto Alvarenga

The experimental pilot program (EPP) of the "Program for the conservation and sustainable use of the yellowanaconda (Eunectes notaeus) in Argentina" was carried out in the Formosa Province between 2002 and 2004.The EPP was designed to increase knowledge on the reproduction and natural history of this species and toestablish experimental management rules and control criteria. It also involved the analysis of resource exploitationfrom ecological and economic standpoints. During the three-year period, 16,517 skins were obtained with a meanlength of 2.6 m, and constant CPUE and yield values. These represent the first records of abundance andsustainability indicators for this little-known species that, although intensively exploited over the past decades, ithas been recently unhunted or under low hunting pressure. In this chapter we summarize the bases and criteriafor a management plan and for the conservation of the yellow anaconda resulting from an adaptive managementapproach.

Key words: adaptive management, Eunectes notaeus, Formosa province, sustainable use, Yellow Anaconda.

Abstract

Entre los años 2002 y 2004 se llevó a cabo en la provincia de Formosa la etapa experimental piloto (EEP) del "Progra-ma para la conservación y el aprovechamiento sustentable de la boa curiyú (Eunectes notaeus) en la Argentina". LaEEP tuvo como objetivos profundizar los estudios de biología reproductiva e historia natural de la boa curiyú, estable-cer pautas experimentales de manejo y fiscalización, así como analizar las características ecológicas y económicas dela producción. En los tres años se obtuvieron un total de 16.517 cueros con una media de 2,6 m de longitud, y valo-res de CPUE y rendimiento constantes. De esta manera, comenzaron los registros y mediciones de indicadores deabundancia y sustentabilidad de una especie con un gran vacío previo de información, y para una población con nin-guna o muy baja presión de caza reciente, pero que había sido intensamente explotada décadas atrás. En este capí-tulo presentaremos las bases y criterios para un plan de manejo y conservación de la especie, en acuerdo con los cri-terios de una administración adaptable.

Palabras clave: administración adaptable, curiyú, Eunectes notaeus, Formosa, manejo sustentable.

Resumen

Yellow anaconda ProgramFor the conservation and sustainable use of the yellow anaconda in ArgentinaExperimental pilot program 2002-2004, Formosa

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Introducción

La especie

La boa curiyú o anaconda amarilla (Eunectesnotaeus Cope, 1862) es una de las cuatro especiesdel género Eunectes (integrado además por E.murinus, E. deschauenseei y E. beniensis) y uno delos tres géneros de boídeos de la Argentina (juntoa Boa y Epicrates) (Waller y Micucci, 1993; Dirksen,2002). Llega a medir 4 m, y su peso alcanza los 30kg. Su piel se considera valiosa tanto por sus esca-mas y diseño como por su tamaño. Su distribuciónocupa unos 400.000 km2, y abarca la cuenca me-dia del río Paraná y el río Paraguay, desde el este deBolivia y sur de Brasil, a través del Paraguay, hastalos 31° S aproximadamente, en Argentina, dondese extiende por 120.000 km2. Es decir, más de untercio de su distribución implica suelo argentino (Fi-gura 1). Se trata de una especie acuática, toleranteen sus requerimientos de hábitat y generalista ensus hábitos alimentarios. Manifiesta un importantedimorfismo sexual secundario; los machos adultosson notablemente más pequeños que las hembras.Es una especie vivípara y de crecimiento somáticorelativamente rápido. En nuestro país la especieocupa los humedales (lagunas, esteros, bañados,cañadas y valles de inundación) de Formosa, Chaco,Corrientes, norte de Santa Fe, norte de Entre Ríos ysur de Misiones, aunque está principalmente aso-ciada a la región del Chaco Húmedo u Oriental.

En Formosa, donde se lleva a cabo el Programa Cu-riyú, es una especie común, tanto o más que sucompetidora, la culebra acuática o ñacaniná(Hydrodynastes gigas), con una alta probabilidadde hallazgos en rutas entre mediados de septiem-bre y fines de febrero, que responderían funda-mentalmente a la dispersión de machos en perío-dos de reproducción y a la búsqueda activa de ali-mento propia de machos y hembras jóvenes, ra-zón que explicaría que en su mayoría se trate deejemplares menores de 160 cm LHC (longitudhocico-cloaca; obs. pers.). En esta provincia, la boacuriyú se distribuye en los humedales asociados alos afluentes del río Paraguay hasta casi el límitecon Salta, a través del bañado La Estrella –que seorigina en los derrames del río Pilcomayo–, perono se la encuentra en el Río Bermejo y sus adya-cencias. Se obtuvieron ejemplares en la comuni-dad toba de Vaca Perdida (23º 29’ 39’’S / 61º 38’52’’ W) como punto occidental extremo confirma-do, y evidencia fotográfica (Ing. H. Zambón, sub-secretario de Recursos Naturales de la provincia deFormosa, año 2001) y oral de pobladores de la lo-

calidad de María Cristina, en el vértice noroeste dela provincia, sobre el río Pilcomayo.

En términos generales, son escasos los estudios di-rigidos a la conservación o el manejo de grandesserpientes afectadas por el comercio (Scott y Sei-gel, 1992; Dodd, 1993), aunque merece destacarseaquellos llevados a cabo por Shine et al. (1995;1998; 1999) con las pitones del Sudeste asiático.Sin embargo, exceptuando las investigaciones enca-radas por el gobierno de Venezuela, junto con laSecretaría CITES y la Wildlife Conservation Society–WCS– (Rivas y Muñoz, 1992), se puede afirmarque no existen antecedentes de estudios biológicosdestinados específicamente a la conservación delgénero Eunectes y, en particular, relativos a la boacuriyú.

Contexto histórico del uso de la boa curiyú

Durante más de cuarenta años, desde mediados dela década de 1940 hasta fines de los ´80, la boa cu-riyú fue explotada en la Argentina para aprovecharsu piel. Entre 10.000 y 60.000 unidades se exporta-ron anualmente con destino principal primero a Es-tados Unidos y luego a Europa (Waller y Micucci,

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Figura 1. Mapa de distribución (sombreado) de la boacuriyú (Eunectes notaeus).

Brasil

Paraguay

Bolivia

Argentina

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1993), hasta el agotamiento definitivo de las exis-tencias en 1999. Durante ese lapso, la administra-ción del cuero de curiyúes ha transitado cuatro pe-ríodos históricos a lo largo de un proceso del caosal orden, un proceso de maduración (Figura 2).

El primer período, o período de la “caza irrestricta”,tiene orígenes difusos; aunque no existen registrosclaros, es muy probable que se ubique a fines de ladécada de 1930 y comienzos de 1940. Este perío-do se caracterizó por la nulidad de restricciones pa-ra la captura y la falta de registros que hubieranpermitido cuantificar el volumen de la actividad demanera confiable. Finaliza en 1950 cuando se pro-mulga la primera Ley Nacional de Protección de laFauna Silvestre (Ley 13908) que, entre otras, prohí-be la caza de esta especie. Sin embargo, el preciodel cuero conserva su valor en el campo, mientrasque la Argentina declara importaciones desde otrospaíses o, eventualmente, alguna provincia “blan-quea” existencias, dando lugar al segundo período:el de “blanqueo y reexportaciones”. Este se extien-de hasta mediados de 1987 e involucra importan-tes aportes normativos, sin que se logre detener lacaza de manera efectiva. En 1980, la Argentina ra-tifica la Convención sobre el Comercio Internacionalde Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres(CITES, Ley 22344), que incluye en su Apéndice II ala boa curiyú, pero entra en vigor recién a partir demarzo de 1981; en ese mismo año se promulga laLey 22421 (Ley Nacional de Protección y Conserva-ción de la Fauna) que reglamenta la aplicación delApéndice II para las especies CITES y en 1986 seprohíbe la caza, el tránsito interprovincial y el co-mercio en jurisdicción federal mediante una resolu-ción de la Secretaría de Agricultura, Ganadería yPesca (Res. Nº 24; SAGyP). En el año 1991 la SAGyPdicta la Res. Nº 53, que prohíbe la importación deesta y otras especies, y se origina así un período de“transición”, donde la caza comienza a detenerse yse eliminan los mecanismos fraudulentos. Los rema-nentes llegan a cero con la aplicación de una Reso-lución de la Secretaría de Recursos Naturales y Am-biente Humano (Res. Nº 333/96; SRNyAH), que eli-mina las existencias obrantes desde 1986, y tanto lacaza como el acopio ilegal se detienen definitiva-mente. Finalmente, a partir del año 2001 comienzael período de la “administración”, sobre la base decriterios científicos y un ordenamiento más efectivoy confiable.

Para que el cambio pudiera concretarse, no solo fuenecesaria la evolución del marco normativo y admi-nistrativo, sino también una comprensión por partede los sectores industriales de la necesidad de obrar

acorde con nuevas pautas de desarrollo incorporan-do las recientes filosofías de utilización de los recur-sos naturales renovables (Robinson y Redford,1997). Ante este nuevo escenario, fue posible pen-sar en una verdadera y justa administración de un re-curso valioso. Se desarrolló entonces la estructuranormativa y técnica necesaria para llevar a cabo unplan de conservación y administración sustentablede la boa curiyú basado en elementos sociales, eco-nómicos y biológicos. Para ello, durante el segundosemestre del año 2001 y tras una pausa real de cin-co años en la actividad de caza comercial, se realizóen la provincia de Formosa una investigación prelimi-nar o “Estudio de prefactibilidad”, a fin de evaluar elestado de las poblaciones de esta especie. Como re-sultado, se redactó un proyecto de investigación pa-ra ser ejecutado entre los años 2002 y 2004, que sepresentó ante las autoridades administrativas de lasprovincias poseedoras del recurso (Formosa, Corrien-tes y Chaco), junto con una Carta de Intención. Larespuesta favorable de la provincia de Formosa dioorigen al “Programa para la conservación y aprove-chamiento sustentable de la boa curiyú (Eunectes

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Figura 2. Períodos históricos en la administración de laboa curiyú en la Argentina.

1930

1935

1940

1945

1950

1955

1960

1965

1970

1975

1980

1985

1990

1995

20002001200120032004

Años

Primera Ley Nacionalde Protección deFauna. Ley 13980

Período de laCAZA IRRESTRICTA

Período delBLANQUEO y lasREEXPORTACIONES

Período de TRANSICIÓN:Liquidación de existen-cias y detención definiti-va de la caza

Período de laADMINISTRACIÓN

Ratificación de CITES(Ap. II: Ley 22344);

Ley 22421

Res. 24/86

Res. 53/91

Res. 333/96

PrefactibilidadZafra IZafra IIZafra III

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notaeus) en la Argentina”. De manera paralela, a co-mienzos del año 2002, en la Secretaría de Ambientey Desarrollo Sustentable (SAyDS) se trabajaba en loque finalmente conformó la Resolución Nº 58/02, lacual estableció un reglamento para la creación defondos de investigación y manejo de especies silves-tres, que regula la participación del sector privado eneste tipo de programas. Posteriormente, la Disposi-ción Nº 02/02 de la Dirección de Fauna Silvestre dela Nación (DFS) convocó a los interesados en partici-par en el financiamiento del programa y en la even-tual distribución de beneficios, dándose de esta ma-nera inicio formal al mismo. Se estableció entoncesuna etapa experimental piloto de aprovechamientocomercial (EEP) partiendo de un esquema mesuradoy con un gran margen de seguridad. A tal efecto, aprincipios de julio de 2002, la Dirección de Fauna yParques (DFyP) de la provincia de Formosa introdujoel marco legal en la provincia, emitiendo la Disposi-ción Nº 104, y en años posteriores, las DisposicionesNº 44/03 y 47/04 que regularon y reglamentaron lazafra experimental en la provincia, así como pauta-ron la temporada, la forma de cuereado y el tamañomínimo permitido. Finalmente, la SAyDS, emitió laResolución Nº 1057/02, que normalizó no solo laEEP y el destino del producto en el ámbito nacional,sino también su exportación.

La EEP se planificó con una duración de tres años,durante los cuales se buscó medir el impacto que laactividad extractiva pudiera ejercer sobre las pobla-ciones de boas curiyú, y obtener un modelo de co-secha y seguimiento para las administraciones invo-lucradas. Este modelo se construyó sobre seis ele-mentos esenciales:

Las características propias de la especie.

Una estrategia “paso a paso” en un entorno deadministración adaptable.

El conocimiento y dominio de los márgenes deseguridad.

El establecimiento de pautas móviles y flexibles.

La adopción de un sistema fuerte de seguimien-to y control aplicado al curso de la cosecha.

El monitoreo constante de los indicadores desustentabilidad.

Resumiendo, el camino que ha seguido el aprove-chamiento de la boa curiyú en la Argentina tiene uncomienzo oscuro, con beneficio para pocas perso-nas, sin aportar nada al conocimiento de la especieni su entorno, sin saber siquiera los volúmenes rea-les involucrados, y esquivando durante más de cua-renta años cualquier forma de regulación. Comien-

za luego un período de ordenamiento que terminacon la actividad a escala significativa, donde el rolfundamental lo cumplen las normas provinciales,nacionales e internacionales amparadas por admi-nistraciones más efectivas. Finalmente quedó alla-nado el camino para que, con un comienzo planifi-cado y en un escenario saneado, fuera posible con-tinuar con un uso justo y controlado.

Enfoque teórico y su aplicación

La administración adaptable

A lo largo de este capítulo, presentaremos un mo-delo de manejo para una especie (y un suborden)que no registraba tales antecedentes. Nuestro enfo-que ha tomado sus elementos de Holling (1978),quien acuñó el concepto de adaptive managemento administración adaptable. Tratando de buscaranuencia y bosquejar las mejores opciones de sus-tentabilidad biológica y económica, es que se co-menzó por mantener reuniones con los administra-dores, industriales y científicos. En la Tabla 1 se pue-den observar los principales actores involucrados yel rol que cumplen dentro de esta administración.Cabe destacar que, al determinar que existía ungran vacío en la información y que nos movíamosen un sistema natural complejo, se acordó la nece-sidad de ser cautos y avanzar paulatinamente.

Para que un plan de manejo se adecue a ese enfo-que, es necesario que las prescripciones:

se basen en el mejor conocimiento científico dis-ponible al momento de realizar la intervención;

constituyan propuestas nuevas que ofrezcanmejores expectativas que las ofrecidas por otrosplanes de administración para alcanzar la sus-tentabilidad en el uso del recurso;

sean aplicadas con precaución y entendimientode la complejidad de los sistemas ecológicos in-tervenidos;

puedan ser modificadas a través de un procesosistemático de monitoreo y experimentación.

En particular, una administración adaptable se basaen el sentido común y el aprendizaje por experien-cia, recurriendo a la experimentación, la vigilancia yla adaptación de las prácticas en función de los co-nocimientos adquiridos. Tanto los objetivos comolas formas de manejo pueden cambiar. Se trata de

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Tabla 1. Lista de actores y sus roles en la administración actual del recurso.

Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable (Nación)Convocatoria en el orden nacional a empresarios exportadores interesados en participar del Programa. Con-trol y supervisión de cada etapa y fundamentalmente aquellas referidas al tránsito interprovincial y la expor-tación. Marco normativo nacional, permisos CITES. Selección y custodia de caravanas CITES. Promoción delprograma.

Ministerio de la Producción. Dirección de Fauna y Parques (DFyP). Inspectores de Fauna (provincia de Formosa)Establecimiento de los requisitos que deben reunir los empresarios, acopiadores y cazadores, y extensión de laautorización correspondiente. Control y supervisión de cada etapa del programa en el orden provincial. Tareasde fiscalización y reglamentación de cada zafra. Facilitación y promoción de actividades propuestas en el ordenlocal. Custodia de los precintos de campo. Administración general de la documentación generada por la activi-dad. Otorgamiento de permisos y guías de tránsito. Promoción del programa.

Fundación BiodiversidadEjecución técnica del programa. Garantiza el cumplimiento de todas las etapas del programa, la evaluación einvestigación de las poblaciones de boa curiyú, la supervisión del cumplimiento de pautas y normas vigentesdurante la caza y acopio, el diseño de cada zafra y análisis poszafra, la extensión científica, difusión académi-ca, promoción de investigaciones, formación de capacidades locales, compra de precintos de campo y carava-nas CITES.

Industriales o inversoresSon convocados mediante la Res. Nº 58/02. Conforman un grupo cerrado que se renueva cada tres años.Tienen derechos especificados y exclusivos en cuanto a retribuciones y penalizaciones sobre el producto dela zafra.

Agentes de comprasEs elegido por el grupo de industriales. Se trata de la única persona en la provincia autorizada a comprar cue-ros de curiyú a los acopiadores (supervisado por un inspector de fauna). Administra el dinero para las com-pras y es responsable por la calidad (clasificación) y legalidad de los cueros adquiridos.

AcopiadoresSon inscriptos por la DFyP en función del esfuerzo de captura que deba aplicarse cada año. Se les asigna unárea de compra exclusiva (polígono de compra). Inscriben a los cazadores a los que les compran los cueros ysolamente pueden vendérselos al agente de compras mayorista. Transmiten las pautas de cuereado y las me-didas reglamentarias.

CazadoresSon convocados e inscriptos por el acopiador a quien deben venderle los cueros de manera exclusiva. El pro-grama no establece límites a la cantidad de cazadores que deseen ingresar a la actividad (el control se ejercesobre la cantidad de acopiadores).

un proceso iterativo basado en seis pasos esencia-les: 1) individualización del problema, 2) diseño deun modelo de trabajo, 3) implementación del mo-delo, 4) monitoreo, 5) evaluación y 6) ajuste. En laTabla 2 se resumen los tópicos y actividades realiza-das en relación con estos seis pasos, que discutire-mos a continuación.

Modelo de cosecha y seguimiento

El manejo de fauna silvestre basado en un uso sus-tentable implica varios modelos de recolección, queestán relacionados con la disponibilidad de recursoseconómicos de las administraciones involucradas einformación y características propias de las especies

objeto. Las opciones aplicadas de manera más ge-neral son tres (Begon et al., 1988): la cosecha concuota fija, con escape regulado o con esfuerzo re-gulado. Una simplificación común a la tres es con-siderar invariables las condiciones de contexto (am-bientales, socioeconómicas y politicoadministrati-vas), para lo cual se deben establecer tolerancias yfactores de seguridad, junto con un seguimientocontinuo.

La cosecha con cuota fija se basa en un númeroconstante de individuos obtenidos durante un deter-minado período. Para establecer la cuota o cupo,existen formas empíricas y analíticas. Las agenciascon escasos recursos económicos y técnicos se hanbasado históricamente en la aplicación de cuotas

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Tabla 2. Pasos esenciales en la administración adaptable (primera columna) y su aplicación en el Proyecto Curiyú (segunda columna)

1) Individualizacióndel problema

2) Diseño de unesquema de trabajo

3) Implementacióndel modelo

4) Monitoreo.Indicadores desustentabilidad opuntos de con-trol

5) Evaluación ycomunicación delos resultados

6) Ajuste a cortoplazo

Estudio de la situación. De este se desprende la “necesidad de acción”:1.a - Antecedentes de caza ilegal y dificultad para controlarla (frontera seca y am-

plia en Formosa).1.b - Precio del cuero (altos valores en los mercados internacionales).1.c - Situación socioeconómica (necesidades sociales significativas).

Evaluación del conocimiento disponible. Refleja la “posibilidad de acción”. 1.d - Se basa en el reconocimiento de las certezas, obtenidas a partir de informa-

ción previa o recopilada durante los estudios de prefactibilidad (Micucci et al.,2002): estructura de tamaños; proporción de sexos; madurez sexual; fenolo-gía reproductiva; dieta; distribución; abundancia local; disponibilidad del re-curso.

1.e - Inclusión de elementos de incertidumbre. Refleja la “necesidad de investigarpara ajustar el modelo y modificar objetivos a mediano y largo plazo”:estocasticidad ambiental; estocasticidad demográfica; flujo génico (tasa devariabilidad); frecuencia reproductiva; tasa de crecimiento (relación talla-edad); plasticidad elevada; mecanismos compensadores; resiliencia.

1.f - Evaluación de antecedentes concretos (no existían para esta especie).

2.a - Conformación de un grupo empresario y un agente de compras único.2.b - Inscripción de acopiadores en forma progresiva (“paso a paso”).2.c - Registro individual de cada cazador (planilla de esfuerzo).2.d - Establecimiento de pautas (cabeza, espolones, medida, temporada).2.e - Investigación: biología reproductiva; uso del hábitat (radio-seguimiento); ge-

nética de la población; relación predador-presa; relación talla-edad; funciona-miento del ecosistema (análisis de fluctuaciones y dinámica general).

3.a - Estudio de pre-factibilidad.3.b - Resolución Nº 58/02 SAyDS.3.c - Disposición Nº 02/02 SAyDS.3.d - Etapa experimental piloto (EEP).3.e - Disposición DFyP Formosa Nº 104/02, Disposición DFyP Formosa Nº 44/03 y

Disposición DFyP Formosa Nº 47/04.3.f. - Resolución 1057/02 SAyDS.

Análisis posterior a la zafra. Reflejan la “necesidad de registrar y analizar” para ajustarel modelo y modificar objetivos a corto y mediano plazo:

4.a - Estructura de tamaños de cueros y seguimiento de las medias (µ) y la varian-za (durante la zafra, en y entre zonas).

4.b - Análisis de la CPUE/rendimientos (intra e interanual en cada zona, y global).4.c - Análisis de la estructura de sexos y tamaños de la muestra biológica (anima-

les vivos).4.d - Contraste zafra / oferta natural.

5.a - Presentación en talleres con debate de todos los integrantes (comunicación yaprendizaje común), simposios y congresos (evaluación académica).

5.b - Redacción de informes.5.c - Publicaciones.

Aplicación de las recomendaciones vertidas en los informes técnicos.

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empíricas fundamentadas en la prueba y el error,por ejemplo, en el establecimiento de una cuotaproporcional a una captura histórica. Esta opción esen muchos casos inconveniente, debido a los ries-gos que conlleva y a los numerosos fracasos a losque ha conducido. La aplicación de un cupo basadoen técnicas de análisis de datos requiere del conoci-miento de la curva de reclutamiento y la determina-ción de su máximo. Para ello es necesario contarcon datos costosos de obtener o que demandanmucho tiempo, por ejemplo, el tamaño de la pobla-ción o sus tasas de reclutamiento. Normalmente, co-mo tales curvas suelen estimarse, se alejan peligro-samente de la realidad. Un cupo fijo basado en erro-res importantes de estimación (densidad o máximo)puede conducir rápidamente a la extinción biológi-ca o económica de la actividad. Obviamente, estemétodo no implica que la cuota sea invariable añotras año o que no se puedan corregir los parámetrosde referencia. No obstante, en la práctica es y ha si-do la única reglamentación que, enmarcada en unsistema administrativo funcional y bajo parámetroscientíficos adecuados, ha logrado mantener un ren-dimiento físico máximo, evitando el ingreso de pro-ducto desde otros países de manera ilegal o no con-trolada. Pero cuando no se basa en parámetros bio-lógicos reales se minimiza el rendimiento o se correel riesgo de sobreexplotación. En ambos casos se al-tera la función de costos y se afecta el mercado.

La cosecha con escape regulado no procura mante-ner constante la producción sino el número de indi-viduos que son conservados o no capturados. Aun-que se trata de un método muy seguro debido a susensibilidad ante los cambios de densidad, su des-ventaja principal consiste en que la producción (ylos beneficios) es muy difícil de prever, y esta llegaa detenerse por completo cuando el tamaño de lapoblación es inferior al número previsto que debequedar fuera de la cosecha. Por otro lado, esta al-ternativa exige que el esfuerzo deba ser modifica-do, aumentado o reducido sistemáticamente antesde cada zafra, con los consiguientes trastornos so-cioeconómicos. Al mismo tiempo las evaluacionespoblacionales deben llevarse a cabo previendo lasalteraciones administrativas que puedan surgir delos ajustes en producción y esfuerzo.

La tercera alternativa, aplicada actualmente en elPrograma Curiyú, regula el esfuerzo destinado paraobtener una determinada producción. Este métodose basa en la expresión:

C = F x q x N (1)

donde C (captura) y N (tamaño de la población) seencuentran relacionadas por el F (esfuerzo –medidocomo cazadores por tiempo en actividad–) y q (coe-ficiente de capturabilidad). El punto fundamental eneste procedimiento consiste en llevar un registro lomás preciso posible del esfuerzo aplicado y monito-rear adecuadamente la relación entre este y la cap-tura. Así, se administra un esfuerzo que debe con-ducir a una producción sostenible. La mecánica con-siste en que, una vez establecida la relación entre Cy F (como CPUE = captura por unidad de esfuerzo)para una zona y temporada determinada, F se trata-rá de mantener constante entre ciertos niveles deaceptación mientras la CPUE no varíe sustancial-mente. Las ventajas comparativas con respecto aotros métodos radican en que, por un lado, se de-bería subestimar considerablemente F para llevar ala población a un punto de sobreexplotación y, porel otro, la obtención de los datos críticos es factible(por medio de censos de cazadores, encuestas, li-cencias o registros totales de captura) y no excesiva-mente cara. Además, en especies de fauna silvestredonde un censo activo de población es imposible,de acuerdo con la expresión (1), CPUE es un buenestimador de N asumiendo una q constante.

Pero, para poder aplicar esta expresión de maneramás o menos confiable, deberán tenerse en cuentaalgunas consideraciones en relación con el uso dela CPUE. Por ejemplo, cuando se comparan zonasecológicamente muy diferentes, es necesario estan-darizar el valor de CPUE a fin de evitar situacionesparticulares de la unidad de esfuerzo escogida. Ennuestro caso, donde la unidad de esfuerzo está da-da por el cazador y el tiempo que dedica a la acti-vidad, es obvio que no todas las personas tienen lamisma habilidad para cazar ni se desplazan de lamisma forma. Por lo tanto, en primer lugar hemosclasificado a los cazadores en dos categorías: “dedi-cados” y “ocasionales”. La diferencia radica en lacapacidad de captura, pues los cazadores ocasiona-les son los menos eficientes. De esta manera, al mo-mento de realizar cálculos de densidad de boas cu-riyú en una zona dada, los valores de CPUE prove-nientes de cazadores ocasionales podrán ser ajusta-dos con los de cazadores dedicados, quienes refle-jan mejor la tendencia de la abundancia.

Por otro lado, y de acuerdo con Hilborn y Walters(1992), se deben cumplir ciertos supuestos paraque la relación entre el CPUE, F y N quede determi-nada por el patrón espacial del recurso:

La búsqueda del recurso debe ser aleatoria. Enel caso de la captura de curiyú este supuesto secumple.

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No debe existir interacción entre los cazadores.Se cumple, en principio, entre los cazadores de-dicados, quienes tienen definidas sus zonas decaza.

El esfuerzo debe estar distribuido en formaaleatoria sobre la población. Si bien los cazado-res dedicados reconocen las zonas más propi-cias, dado que la boa curiyú se distribuye en for-ma aleatoria en el área, el esfuerzo se aplica dela misma manera.

Por último, sobre la base de las siguientes caracte-rísticas, consideramos que la metodología de captu-ra de curiyúes permite una buena correlación entreCPUE y abundancia:

Normalmente, la búsqueda de especímenes noes muy eficiente y no existen hasta el momentoformas conocidas para aumentar esa eficiencia.Al mismo tiempo no hemos observado que losejemplares se agrupen conformando áreas demayor abundancia, donde los cazadores con-centren su esfuerzo.

Las salidas de caza son relativamente cortas yno superan nunca los dos días (más del 95% delos cazadores va y vuelve en el día); así se evitala aplicación prolongada del esfuerzo de cazaen una zona particular o muy extensa. Sin em-bargo también es cierto que existen zonas, yasea por la facilidad de acceso o porque los caza-dores conocen las vías de acceso y los caminosinternos donde acuden permanentemente, conindependencia de la cantidad de curiyúes quepuedan obtener allí.

A partir de la medida mínima los cazadores cap-turan lo que encuentran, y no se puede decirque alguna fracción de la población sea más omenos vulnerable a la actividad (Micucci yWaller, 2004).

La proporción de cazadores muy hábiles es bajay se ubica alrededor del 30% de la población to-tal de cazadores.

Esquema recurso-usuario

La gestión de fauna silvestre se apoya necesaria-mente en regulaciones y normas, como la tempo-rada de zafra, el tamaño mínimo de los ejempla-

res y las artes de caza, que deben ser cumplidaspor los usuarios. La cadena de comercializaciónen la que se basa el Programa Curiyú consta detres eslabones legales (ya que se contempla la po-sibilidad de un eslabón intermedio ilegal): el caza-dor que solamente le puede vender al acopiador,y este, al comprador mayorista representante delos exportadores1. Es prácticamente imposible,anticipar todas las estrategias que dichos actorespuedan implementar a fin de maximizar el bene-ficio personal, sin embargo, en este tipo de pro-gramas normalmente el punto más difícil consisteen el control a los cazadores. La idea, entonces,radicó en diseñar un mecanismo de ordenaciónque se “autorregule”, relajando a los organismosde fiscalización. Generalmente estas autorregula-ciones son del tipo “efecto dominó”, altamenteefectivas si el trabajo de fiscalización es llevado acabo por gente eficiente y honrada. Consisten enenfocar el peso de la fiscalización en un solo pun-to de concentración; por ejemplo, delegar en losexportadores el cumplimiento de las normas vi-gentes, y estos a su vez que encarguen a los aco-piadores la regulación de la actividad de los caza-dores. En caso de que un cazador logre colocarun cuero fuera de medida, se le confisca al expor-tador, quien la próxima vez buscará que su com-prador sea más minucioso con ese acopiador y asísucesivamente. Para ello es necesario conocer elorigen de los cueros, que en un esquema así plan-teado preocupa mucho al exportador y tambiénal acopiador, y por otro lado proporciona un be-neficio indirecto a los fines científicos, ya que pre-senta una excelente oportunidad de obtención dedatos con procedencia confiable.

En este sentido, el programa ha considerado que:

Debe conocerse el número exacto de cueros co-mercializados.

Tiene que saberse con precisión el origen de loscueros.

Las compras (exportador-acopiador) deben serfiscalizadas por representantes de todos los sec-tores integrantes del programa (investigadores,autoridades y exportadores).

Inicialmente tienen que ser fiscalizadas las ope-raciones entre acopiadores y cazadores, a fin decomprender ciertos parámetros productivos ysocioeconómicos.

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1 Disposiciones de la provincia de Formosa Nº 104/02, 44/03 y 47/04.

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Condiciones de contexto

Por regla general, la decisión de administrar un re-curso se toma a largo plazo, aunque resulta más omenos prolongado en función del objetivo al que sedestina. En este sentido la planificación consideraun contexto sobre la base de situaciones presenteso datos históricos y probabilísticos que encierran unalto contenido aleatorio. Básicamente se trata detres elementos:

Las condiciones ambientales. Éstas generalmen-te tienen impacto importante sobre la presenciay distribución de las especies. Las climáticas, porejemplo, pueden afectar directamente la inten-sidad y el esfuerzo de captura. Las planificacio-nes suelen basarse en patrones históricos y/oprobabilísticos, que muchas veces difieren de larealidad.

Las condiciones socioeconómicas. Cambiosaleatorios o imprevistos en los precios del mer-cado pueden generar a su vez cambios en el es-fuerzo aplicado. En un mismo sentido, modifica-ciones en los niveles de bienestar de las comuni-dades en relación con el recurso (tal como losplanes de ayuda social) pueden afectar la inten-sidad de caza y generar confusión o conclusio-nes erróneas en un análisis de causas.

Las condiciones politicoadministrativas. Loscambios políticos traen aparejados, la mayoríade las veces, cambios en los objetivos de las ges-tiones así como reemplazos de administradores.

Considerando estas condiciones como una impor-tante fuente de incertidumbre, en el Programa Cu-riyú se ha pretendido: 1) que el plan de trabajo sealo suficientemente flexible como para garantizar suadaptación a circunstancias cambiantes, 2) buscar ycompatibilizar el precio adecuado del recurso tantocon acopiadores como con exportadores y revisaresta variable en cada zafra, 3) que el método sea losuficientemente práctico y no atente contra la eco-nomía del programa, 4) generar capacidades y for-mar técnicos en el ámbito provincial.

Modelo administrativo

A fin de poner en práctica las consideraciones an-tes expresadas, se diseñó un plan para la adminis-tración basado en cuatro puntos estructurales:

1) Nucleamiento del sector empresario

Los empresarios interesados en participar del pro-grama y avalados por la Resolución Nº 58/02 y laDisposición Nº 02/02 se asociaron en un grupo em-presario y nombraron a dos representantes comointerlocutores entre su sector y el resto de los ac-tuantes –DFS de la SAyDS, DFyP de Formosa y Fun-dación Biodiversidad (a cargo de la administración yejecución del programa)–, de manera tal de facilitarla comunicación y la puesta en práctica de medi-das. Al mismo tiempo designaron a una sola perso-na y un ayudante como únicos responsables de lasactividades de compra en la provincia, y fue condi-ción necesaria la presencia de todos los sectores delprograma al momento de la compra a los acopiado-res. La Provincia determinó un depósito oficial paraacumular los cueros durante la zafra hasta su finali-zación, momento en el cual se procede a la distri-bución proporcional entre los integrantes del grupoempresario. De esta manera quedaron ordenadas ylimitadas las actividades de clasificación, adquisi-ción, transporte, acopio y distribución de cueros.

2) Registro de acopiadores, registro de cazadores y fiscalización

El trabajo con los acopiadores implicó un cambio ensus costumbres tradicionales, y debieron ajustarse alas nuevas reglas del juego diseñadas, justamente,para evitar el desorden característico de las décadasde caza irrestricta. Al comienzo de cada zafra semantuvo una reunión individual con cada acopia-dor, instruyéndolo en las nuevas prácticas, requisi-tos y modalidades de la próxima zafra. Se analiza-ron los resultados de la zafra anterior y, si corres-pondía, se le informaba sobre las situaciones quedeberían ser mejoradas al siguiente año. Esta mecá-nica propia del Programa Curiyú se denomina desa-rrollo de acopiadores. Los acopiadores fueron ins-criptos solo si cumplían una serie de requisitos, en-tre los cuales se destacaron: presentar una lista decazadores no inferior a cinco personas, demostrarcierta solvencia económica para evitar atrasos pro-longados en los pagos a los cazadores y proveer alprograma al menos diez animales vivos. Con esto seprocuró tener control local sobre la caza, y poderconocer los orígenes, técnicas, esfuerzos y existen-cias de manera instantánea.

Un problema habitual en cualquier plan de manejobasado en cueros es la captura realizada fuera detemporada y la acumulación ilegal del stock para suposterior comercialización. En este sentido, se imple-

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mentó una serie de pautas –específicas y variables–que son exigidas para la preparación del producto.Estas se diseñaron de manera tal que, de ser necesa-rio, cada año cambien, y se evite así el acopio previoa la temporada permitida (ver Figura 3 y Tabla 3).

Las pautas para operar legalmente fueron transmi-tidas a los cazadores a través de los acopiadores, asaber:

Presencia o ausencia de la cabeza en el cuero.Resultó fundamental al comienzo del programa,ya que evitó la introducción de cueros obtenidosen años anteriores. Anualmente, previene elacopio previo o posterior a la temporada regla-mentaria ya que esta pauta puede ser cambia-da. En tal sentido, en años sucesivos puede exi-girse la cabeza, pero cuereada, o directamentesin cabeza, dado que el caso de un cuereadoposterior al secado es imposible, y el de un cor-te reciente de cabeza resulta evidente.

Presencia de los espolones en el cuero. Actuóde la misma forma que la pauta anterior, evitan-do los ingresos extemporáneos. Las diferentesmodalidades exigibles de año en año son: losdos espolones del lado derecho, los dos del la-do izquierdo o uno de cada lado.

Provisión de animales vivos. La exigencia de ani-males vivos se fundamentó en el hecho que losanimales no son fáciles de trasladar desde pun-tos muy distantes y necesariamente exige el tra-bajo con cazadores, obligando a los acopiadoresa trabajar a nivel local. De esta manera se tuvo

control sobre el área de extracción permitiendoefectuar registros localizados de esfuerzo y aná-lisis de impacto. La aplicación de esta pauta noes necesaria todos los años, debido a que nor-malmente se establecen vínculos sólidos entrelos cazadores eficientes y los acopiadores. Sinembargo, dada la importancia de conservar estetipo de control (Figura 3) para un plan de mane-jo, es recomendable aplicarla de vez en cuandoy de manera aleatoria en los diferentes centrosde acopio. Por otro lado, una encuesta anualpermitió verificar y comprobar in situ, las relacio-nes comerciales entre el acopiador y el cazador.

Longitud del cuero hocico-cloaca (LHC). El míni-mo exigido era de 230 cm.

Ancho del cuero en el medio cuerpo. El mínimoera de 23 cm.

Las dos primeras pautas se pueden combinar de di-ferentes maneras (Tabla 3) permitiendo un máximode combinaciones de nueve años distintos y seisaños como mínimo, aceptando la dificultad deacordar de manera general con los cazadores el la-do derecho o izquierdo para dejar los espolones.

Los cueros que cumplían con las pautas para cadaaño fueron precintados en el centro de acopio demanera individual por integrantes del equipo de tra-bajo del Programa Curiyú. De esta forma, se garan-tizó la identificación de cada cuero antes del trans-porte desde su origen a la curtiembre. En el mo-mento del precintado se requirió de la presencia

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1) Control de la temporada de zafra•Inclusión/exclusión de la cabeza en el cuero•Ubicación de los espolones en el cuero

2) Control del área de extracción•10% de la captura como animal vivo

3) Control sobre el esfuerzo de captura•Inscripción personalizada de acopiadores•Planillas de esfuerzo

4) Control sobre los tamaños permitidos•Fiscalización in situ durante la compra del

mayorista al acopiador

Pautas

Fiscalización

Compra controlada

Figura 3. Diagrama de flujo que muestra la alineación en importancia de objetivos que sigue el Programa para la orde-nación fiscal.

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simultánea de todos los sectores (Provincia, equipotécnico y exportadores). Se confeccionó un libro deentradas o inventario en el depósito fiscal, donde seasentaron los ingresos de los fardos, detallandocantidad de cueros, origen, precintos, medidas delargo y ancho, y sexo. Antes de la distribución entrelos beneficiarios se reprecintaron todos los cueroscon los precintos definitivos CITES y en presencia detodos los sectores integrantes.

3) Limitaciones a la caza comercial

Se reguló el número de acopiadores y cazadores in-corporándolos al programa en forma progresiva(“paso a paso”). Además, se limitó el esfuerzo enintensidad y superficie, bajando la presión sobre laspoblaciones sujetas a caza –sumideros– y garanti-zando la permanencia de poblaciones intactas–fuentes–. Al mismo tiempo, a lo largo del progra-ma se fue acotando la temporada de cosecha a unlapso entre el 1 de junio y el 31 de agosto, evitan-do afectar la población en momentos críticos de suciclo de vida (cortejo, cópula, gravidez y parto). Seestableció, también, el tamaño mínimo para loscueros indicado más arriba (230 cm LHC, equivalen-te a 200 cm LHC en el animal vivo), sobre la basede los siguientes criterios:

Biológicos. No se incluyeron hembras inmaduras,ya que de acuerdo con los datos obtenidos en es-te programa, la madurez fisiológica tiene lugarentre los 145 y 170 cm LHC (medidas correspon-dientes al animal vivo). Se condujo la presión decaza hacia la fracción mejor representada natu-ralmente, según los estudios previos de estructu-ra de tamaños, y que garantice la sustentabilidadde la extracción en el largo plazo.

Históricos. Históricamente se capturaban indivi-duos a partir de los 120 cm (es decir cuero de130 cm) con una proporción de ejemplares in-

maduros (machos y hembras) cercana al 40%.La suba de la medida mínima conlleva así un ca-rácter cautelar.

Económicos. Los cueros de mayor tamaño son ala vez más anchos y por lo tanto tienen un me-jor precio en los mercados internacionales, locual eleva el valor del recurso. Por lo tanto, au-menta el ingreso del cazador, que centra suatención en la fracción más valiosa.

4) Reuniones y organización de talleres

Esta EEP comenzó con reuniones que contaron conla presencia de los sectores operativos del progra-ma a fin de ajustarlo a las necesidades de cada uno,o por lo menos conocer su postura. Se trata de unade las premisas de la administración adaptable, quefacilita a futuro la comunicación entre los actores.Dicha comunicación no debería interrumpirse a lolargo del proceso, ya que alimenta el modelo per-manentemente.

Por otro lado, entre el 27 y 28 de noviembre de2002, se llevó a cabo en la provincia de Formosa el“Primer Taller nacional sobre la conservación y elaprovechamiento de la boa curiyú (Eunectesnotaeus) en la Argentina”, con representantes delas administraciones nacional y provinciales (Formo-sa y Chaco), integrantes de la Fundación Biodiversi-dad y equipo técnico del programa, integrantes delgrupo empresario, fuerzas de seguridad provincial,representantes del ámbito académico, periodistas yorganizaciones intermedias. Durante el taller se ex-pusieron los resultados parciales obtenidos hastaese momento y se realizó una mesa de debate don-de todos los participantes pudieron expresar su opi-nión. Los talleres o reuniones de trabajo son de fun-damental importancia para homogeneizar el gradode información entre los integrantes del programa.Al mismo tiempo, se busca que le llegue al públicogeneral la información adecuada, para evitar que lamanipulen y modifiquen ciertos sectores fanáticos.

Criterios para decisionesde manejo

El esquema presentado en la Tabla 4 ilustra cómoutilizar los indicadores de sustentabilidad –media delos cueros, CPUE y captura total– con los datos re-gistrados durante los monitoreos y que generarán lainformación de ajuste, siguiendo la premisa “hay

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Tabla 3. Ejemplo de posibles combinaciones de las pautaspara el marcado de los cueros de boas. Los números roma-nos corresponderían a diferentes años, en los que se puedecombinar una pauta para cada una de las tres alternativas demanipulación de los espolones y de cabeza; en este caso sonposibles nueve combinaciones.

Cabeza Entera Cuereada Sin cabeza

Espolón

Lado derecho I IV VII

Lado izquierdo II V VIII

A cada lado III VI IX

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que observar los síntomas y atacar las causas”. Paracada conjunto de indicadores o “síntomas” asocia-dos, existe un “estado de salud” del sistema bajomanejo y que denominamos “situación”. En la co-lumna “decisión de manejo” se propone el criterioque debería seguir quien toma decisiones (en nues-tra analogía es el médico): aumentar (↑ ), mantener(=) o disminuir (↓ ) la presión de caza. Cuanto mayorsea la diferencia (de un año al otro) y cuanto mayorsea el grado en que la variación de estos indicado-res se ajuste a una pauta lógica (por ejemplo, en re-lación con el esfuerzo aplicado), tanto más clara se-rá la “señal” y, por lo tanto, el criterio a seguir. Lacolumna “esfuerzo” indica que los cambios en losindicadores desde una situación de subexplotaciónhacia una de sobreexplotación deberían explicarsepor un aumento creciente del esfuerzo de captura.En otras palabras, el esfuerzo es un conjunto decausas (resume el número de cazadores, una super-ficie afectada y un tiempo de perturbación). Supon-gamos que nos encontramos entre el año A y el añoB en una situación de explotación óptima y entre elaño B y el C en una situación de explotación no eco-nómica, pero en lugar de aumentar como indica lalógica de nuestro modelo, el esfuerzo se redujo (su-ponemos que podemos medir y descomponer el es-fuerzo de una manera confiable). Buscaremos en-tonces las causas fuera del diseño de manejo en símismo (causas externas), que pueden ser entreotras: bioecológicas (mortandad masiva de ejempla-res de gran tamaño por causas naturales, emigra-ción del área de estudio), ambientales (seca pronun-ciada o temperaturas inusitadas) o estructurales (loscazadores en actividad son los menos expertos,error en la toma de datos). Independientemente delorigen de los síntomas, es decir de cuáles sean lascausas que están actuando, deberá aplicarse la re-gla de decisión correspondiente.

Es importante observar que las causas externas (in-migración o incorporación de cazadores muy exper-tos, por ejemplo) pueden actuar en ambos senti-dos, es decir, aumentando o disminuyendo los valo-res de los indicadores de sustentabilidad. Es por es-to que debemos considerar la posibilidad de come-ter errores “de apreciación”. Los errores que pue-den producirse al asumir las decisiones se encuen-tran indicados en una columna aparte. Un error deTipo I conduce a limitaciones innecesarias de las ac-tividades comerciales, mientras que uno de Tipo IIpuede resultar en la continuación de actividadesque dañen el recurso (Anderson, 1998).

Un sistema basado en el concepto de administra-ción adaptable genera un aprendizaje a partir delas mediciones que resultan de las decisiones adop-tadas. Esto no implica necesariamente un mecanis-mo de “prueba y error”, o acciones a ciegas; másbien, un diseño adecuado y estructurado sobre labase de hipótesis corroborables y que contemplanla probabilidad o al menos la posibilidad de come-ter errores y sus consecuencias.

La media (µ) no ocupa la primera subcolumna arbi-trariamente. Si los cambios son pequeños, la señalresultará escasa y será la varianza de la poblaciónde tamaños de cueros un estadístico útil que ayudea definir el criterio de manejo. En efecto, una va-rianza baja (o constante) le daría mayor precisión ala muestra, amplificando la señal. Por el contrario,una alta varianza (o en aumento) supone la aplica-ción inmediata de una medida cautelar o precauto-ria, tal como mantener o reducir la presión de caza.En este sentido, las situaciones 2 y 3 parecen ser lasmás conflictivas porque la extracción se encontraríaen los alrededores del Rendimiento Máximo Soste-nible (RMS) (Ricker,1971; Gómez Larrañeta, 1972;Seijo et al., 1997).

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Tabla 4. Interpretación de los indicadores de sustentabilidad (puntos de control) con un esfuerzo creciente.µ= media de la longitud hocico-cloaca de los cueros; CPUE = captura por unidad de esfuerzo; Y = captura total obtenida, ya seaen una zafra o en una zona; Esfuerzo = cantidad de cazadores multiplicado por el tiempo en actividad.

µ

= / ↑

= / ↓

CPUE

= / ↑

= / ↓

Y

= / ↓

= / ↑

Subexplotación

Explotación óptima

Explotaciónno económica

Sobreexplotación

↑ Presiónde caza

= Presiónde caza

= Presiónde caza

↓ Presiónde caza

Tipo II

Tipo I

Tipo II

Tipo I

Indicadores de producción Decisiónde manejo

Esfuerzo ErrorSituación

1

2

3

4

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Ahora bien, ¿cómo podemos implementar una de-cisión tomada? De acuerdo con los resultados obte-nidos en los dos primeros años de este programa,se llegó a la conclusión de que la capturabilidad2 alo largo del año en esta especie se distribuye de for-ma aproximadamente normal, con un pico en elmes de julio (Figura 4). Esta distribución, marcaríauna “veda natural” para los meses más cálidos. Poresta razón, una modificación drástica aplicada a laduración (por ejemplo, un mes en lugar de tres) oal momento del año en que se autoriza la zafra (porejemplo, durante el otoño) puede reducir enorme-mente la vulnerabilidad de las poblaciones, y provo-car un cambio instantáneo de variables e indicado-res. Si esta medida es mantenida durante las tem-poradas necesarias se podrá reestablecer el equili-brio poblacional, siempre y cuando haya sido aplica-da oportunamente (equivale a una pausa modera-da en la actividad extractiva). Es posible conseguirun cambio menos radical por medio de alguna delas siguientes modalidades: a) modificando el tama-ño permitido, que conlleva una adecuación del ca-zador y el acomodamiento de los tiempos de reclu-tamiento en la población –si bien se trata, en teo-ría, de ciclos rápidos, se debe esperar el ingreso dela cohorte nueva–, o b) regulando el esfuerzo y li-mitando la inscripción de nuevos centros de acopio,con resultados a largo plazo que dependen básica-

mente del tiempo que le lleve a la población encon-trar un nuevo punto de equilibrio. Es evidente que,ante la necesidad de bajar la presión de caza, unacombinación de estas dos modalidades dará losmejores resultados. Por el contrario, un incrementoen la presión se consigue con la incorporación denuevas zonas y centros de acopio y una extensiónen la duración de la zafra. Para el final de la EEP haquedado limitada entre los meses de junio y agos-to, con diez días de plazo al agente de compras pa-ra retirar las existencias del campo.

Los datos procedentes de muestreos biológicos, ta-les como los de la estructura de tamaños de la ofer-ta natural y la proporción de sexos, permiten detec-tar fenómenos acotados, tales como un agotamien-to local y temporal inmediatamente después de lazafra. Conforman importantes “luces amarillas”,que ayudarán a tomar decisiones, principalmenteen las situaciones 2 y 3 de la Tabla 3. Pero el obje-tivo principal de la obtención de tales datos apuntaa resolver algunos atributos fundamentales desdeel punto de vista del manejo de fauna, como el cre-cimiento somático (y la relación talla-edad) o losmecanismos compensadores. Estos últimos en par-ticular son base esencial de la sustentabilidad en unsistema de cosecha. Se trata justamente de aque-llos que de alguna manera “compensan” la extrac-ción o la mortalidad natural. Se pueden manifestarde diversas formas como: crecimiento corporal másrápido, madurez temprana, un aumento en la fe-cundidad, aumento en la proporción reproductiva,o disminución en la mortalidad por causas de com-petencia intraespecífica. Conocerlos amplía los már-genes de seguridad con que se maneja el recurso ypermite extender el aprovechamiento de una mane-ra cuidadosa.

Finalmente, consideramos que el establecimiento deuna zafra en el momento justo y con la duraciónadecuada, un esfuerzo regulado, una fiscalizaciónestricta, un monitoreo constante de la actividad yun conocimiento profundo de los parámetros bioe-cológicos apuntan al logro de un manejo sostenible.Por ejemplo entre las zafras de los años 2002 y2003 surgieron entre otras recomendaciones: la mo-dificación de la temporada de zafra (tendiendo aacotarla en el tiempo), modificar la medida de an-cho, y ajustes sobre la metodología de acceso al re-curso por parte de los acopiadores con la incorpora-ción de los polígonos de compra (áreas donde unacopiador puede comprar libremente y cuyos límites

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2 Capturabilidad: vulnerabilidad + disponibilidad (Micucci et al., 2003).

60%

40%

20%

0%a m j

mesesj a s o n

Figura 4. Marcha mensual del rendimiento (Y% = por-centaje mensual de la captura) de boas curiyú en la pro-vincia de Formosa, para las zafras de los años 2002 a2004. Estos datos, que exceden los meses de zafra co-mercial, incluyen también muestreos biológicos (mayo-octubre) y reflejan el retraso usual en el retiro de las pie-les a los acopiadores (septiembre).

2002

2003

2004

Y%

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se establecen en función de las posibilidades del aco-piador y la productividad de la zona). Durante la za-fra del año 2004, se modificó el sistema de preciosdel cuero que originalmente consideraba tres valoresdistintos para tres fracciones de tamaño. Se observóque esta metodología propiciaba el estiramiento delos cueros a fin de colocarlos en los segmentos demayor valor, y se unificó el precio tomando un valorpromedio (Micucci y Waller, 2004). Como resultadode tales medidas, los estiramientos se redujeron sig-nificativamente sin que el rendimiento ni la media delos cueros se vieran afectados; por el contrario, lamedia presentó una tendencia creciente (Tabla 5).

Conclusiones

Cotejando los costos y los beneficios

Comparando con los cerca de 20.000 cueros anua-les que históricamente produjo la provincia de For-mosa3, de la zafra del año 2002 se obtuvieron5.817 unidades; la zafra 2003 resultó en 5.382 uni-dades, y la zafra 2004 en 5.379 como consecuen-cia de las restricciones en el tamaño, la administra-ción de un esfuerzo de captura y el control de unatemporada de cosecha, establecidos en el marcodel Programa.

En cada año se beneficiaron más de 350 familias delinterior formoseño, y el grupo empresario invirtióuna cifra anual superior a los $ 90.000 solamente encompra de cueros. Los centros de acopio, ubicadosen el área misma de caza, debieron cumplir con cier-tos requisitos para ser incorporados, tales como elaporte de un número determinado de ejemplares vi-vos (independientemente de la pautas para la zafradel año), que fluctuó en torno al 10% del total de lazafra. De casi todos estos cueros, se registró la zonade procedencia así como el acopiador que los com-pró, el cazador que los obtuvo (en qué lugar preciso

y en qué fecha cazó, cuánto tiempo aproximado in-virtió en cazar, dónde estaba en ese momento laboa y en qué horario la encontró). Finalmente, seprecintó y midió la totalidad de los cueros en el cen-tro de acopio y a veces en el lugar exacto de captu-ra de donde los integrantes del programa retiraronlos ejemplares. Por otro lado, dos proyectos de inves-tigación, uno sobre genética de poblaciones y el otrosobre relaciones predador-presa, que involucran ainstituciones nacionales e internacionales, han sidogenerados por el Programa Curiyú.

En este contexto, comenzamos a responder ciertaspreguntas fundamentales, a contrastar supuestos,a observar qué funciona, qué no y por qué, y a pro-poner cambios de una forma organizada. De algu-na manera, la boa curiyú se empezó a convertir enel centro de atención de administradores provincia-les, nacionales e internacionales, inspectores defauna, fuerzas de seguridad, organizaciones inter-medias y diferentes disciplinas científicas; vemos es-to como parte de los beneficios.

Sin embargo, todavía resta transitar un cierto tre-cho para darnos cuenta de si se han cometido erro-res. Es la inevitable consecuencia de ejecutar unmodelo que se basa en la experimentación y ajustede diferentes alternativas. Cada cambio de marchapuede implicar pérdida de dinero y tiempo, la inter-pretación de resultados puede contener erroressubjetivos o “vulnerar los intereses propios”. Aquíradica la importancia de incluir nuestras prácticasen un contexto precautorio.

El problema básico consiste en asegurar, en la medi-da de lo posible, que la perturbación producida seareversible. Pero carentes de teoría, no sabríamos có-mo orientar nuestros objetivos y dónde enfocar labúsqueda de los datos importantes. Contamos deantemano con un conjunto de antecedentes y traba-jos de campo elementales –propios y de otros inves-tigadores– para la especie, o especies afines desde

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Tabla 5. Estadísticos descriptivos de las poblaciones de cueros para las tres zafras. En todos los casos se han corregido, para losanálisis, los valores brutos (cueros deformados) mediante LHC (c) = LHC + (ancho x 10) / 2; Los valores de r del ajuste de los va-lores corregidos con la ecuación vs. los observados fueron: r = 0,90 (2002), r = 0,90 (2003) y r = 0,92 (2004).

Año N Media (±DS) Mediana Moda Rango (mín. - máx.)

2002 5665 256,07 (±33,7) 250 230 321,5 (151 - 472,5)

2003 5382 254,83(±34,36) 247,5 230 217,5 (185 - 402,5)

2004 5379 258,92(±31,74) 250 230 202,5 (205 - 407,5)

3 Datos aportados por representantes del sector industrial del curtido de reptiles.

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un punto de vista del metabolismo del ecosistema,que nos permiten inferir que la boa curiyú reúne va-rias características propias y externas que la convier-ten en potencialmente utilizable y “manejable”: po-tente evidencia de una alta plasticidad ecológica,gran resistencia a eventos pasados de caza, una po-blación dominada por individuos reproductores, unadistribución amplia y continua, hábitos crípticos enun ambiente de difícil requisa y gran valor comercial.Manteniendo una rigurosa vigilancia sobre aquellospuntos que hemos seleccionado como indicadoresde sustentabilidad e incorporando progresivamentenuevos elementos de control (análisis de la estructu-ra poblacional, variabilidad genética o relacionestróficas), pero fundamentalmente avanzando “pasoa paso”, a partir de la aplicación de pautas y políti-cas flexibles, será posible ver los efectos y magnitudde la perturbación, aun para poder cambiar el cur-so de nuestras prácticas.

La perspectiva futura del Programa

La necesidad de anteponer medidas de control, a laluz de la historia, la posibilidad de estimular su con-servación ubicándola en un escenario visible y la ap-titud de la especie como productora de cueros, sonlas principales consideraciones para decidir su usoracional. Su condición de especie críptica, adaptadaa zonas de difícil acceso y requisa, así como sus ci-clos fisiológicos le otorgan protección natural. El usosostenido, en coherencia con criterios precautorios,es la única forma de utilización desarrollada actual-

mente en los países donde existe un patrón tradicio-nal de uso o cuando la especie conlleva una historiade explotación desordenada. La utilización de la boadebe ser encausada progresivamente, sobre la basede un sistema de aprovechamiento racional (cose-cha sostenida) mediante la continuación de un plande manejo y monitoreo permanente.

Los resultados obtenidos en estos tres primerosaños de zafra pueden considerarse alentadores eindicativos de que la boa curiyú podría ser adminis-trada de manera sustentable. Debemos observar,no obstante, dos situaciones fundamentales parafortalecer tal aseveración: la calidad y cantidad deinformación disponible, y la implementación de unmodelo de seguimiento cuidadoso y riguroso. Sibien es admisible considerar a la especie como eco-lógicamente “plástica” o flexible, se desconocenaún con profundidad ciertos parámetros importan-tes tales como la relación tamaño-edad o su tasa in-trínseca de crecimiento. En un mismo sentido, tresaños de seguimiento no pueden considerarse sufi-cientes para arribar a pautas de manejo definitivas,habida cuenta de la estrecha relación existente en-tre la administración sostenible de un recurso suje-to a un uso consuntivo, y las condiciones ambienta-les, socioeconómicas y politicoadministrativas en lascuales se desarrolla el programa. Es necesario parala continuación del Programa Curiyú el registro denuevos datos que permitan aumentar la confiabili-dad del modelo propuesto y, aún más fundamen-tal, el seguimiento de aquellas variables indicadorasde sustentabilidad.

P. A. Micucci, T. Waller y E. Alvarenga - Programa Curiyú

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Pcia. de Formosa7 ZONAS

CENTROS DE ACOPIO17

CAZADORES450

CAPTURA100%

ESPECÍMENES VIVOS12 %

CUEROS88%

INVESTIGACIÓNBIOLÓGICA

7%CUEROS DEL PROGRAMA

(PRECINTO DE CAMPO)

82%

CUEROS CON VALOR COMERCIAL

4%

EXPORTACIÓN(PRECINTO DE EXPORTACIÓN)

7 EMPRESAS 86%

CONFISCACIÓN(DESTRUCCIÓN) 6%

BIOTERIO(REPRODUCCIÓN

EN CAUTIVERIO)

5%

LIBERADOS7%

DE LA CAPTURA

TOTAL

CUEROS PARAENSAYOS TÉCNICOS

3%

Anexo 1 Diagrama de flujo de losespecímenes capturadosdurante la etapa experimentalpiloto (EEP) del Proyecto Curiyú

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Proyecto Nutria

Estudios ecológicos básicos para el manejo sustentable de Myocastor coypusen la Argentina

Roberto Fabián Bó, Gustavo Marcelo Porini, María José Corriale y Santiago Manuel Arias

The coypu (Myocastor coypus) is a representative species of Argentinean wetlands and constitutes the mainwildlife resource of the country. However, management decisions concerning this species have historically beenbased on flimsy grounds. The objectives of the Nutria Project are to generate bioecological information on thecoypu and to develop methodologies for assessing its current situation, proposing measures for the sustainablemanagement of this resource and its natural environment, as long as it pretends to contribute with theimprovement of local residents´ life quality. The latter, together with agents from several provinces, are involvedin the evaluation of population density and other parameters, habitat suitability and hunting pressure. Theproposed methodologies turned out to be practical and precise. The coypu selects freshwater marshes with awater depth of 10-65 cm and patches with tall emergent herbaceous plants, being of main importance therelative spatial distribution of suitable cover-types. Density varied from 0.10 to 4.97 individuals/ha among areas

Abstract

El coipo o falsa nutria (Myocastor coypus) es una especie representativa de los grandes sistemas de humedales y elprincipal recurso de fauna silvestre de Argentina pero, históricamente, las decisiones tendientes a su manejo han teni-do bases endebles. Los objetivos del Proyecto Nutria son generar información bioecológica y desarrollar metodologíaspara evaluar la situación del coipo, proponiendo medidas para manejar sustentablemente a la especie y su entorno na-tural y contribuyendo a mejorar la calidad de vida de los pobladores locales. Con la participación de estos y de repre-sentantes de organismos técnicos de varias provincias se realizan estimaciones de densidad y otros parámetros pobla-cionales, y se evalúa la aptitud de hábitat y la presión de caza. Se observó que las metodologías de evaluación pro-puestas resultaron prácticas y precisas. Los coipos seleccionaban ambientes de bajo con 10-65 cm de agua y parchesde herbáceas altas, siendo determinante la disposición relativa de ambientes aptos. La densidad varió entre 0,10 y 4,97individuos/ha entre zonas y temporadas con y sin caza, con predominio de jóvenes (79%) y hembras preñadas (69%)en las capturas. Además, se estaría sobrecazando en el 40% de los 25 sitios estudiados. Se propone integrar la infor-mación generada en un modelo aplicando una metodología de evaluación basada en la asociación positiva (logística)detectada entre la aptitud de hábitat y la densidad y estabilidad poblacional. Se proponen algunos cambios en las mo-dalidades y en la duración de la temporada de caza y se discuten los factores clave para implementar exitosamente unplan de manejo del coipo, considerando la particular situación ambiental y socioeconómica de la Argentina.

Palabras clave: coipo, uso sustentable, modelos, estudios bioecológicos.

Resumen

Coypu ProjectEcological research for the sustainable management of Myocastor coypus in Argentina

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Introducción

La especie y su uso

El coipo (Myocastor coypus), también llamado quiyáo falsa nutria, es un roedor relativamente grande(en promedio pesa unos 5 kg), de hábitos anfibios ynativo de los grandes sistemas de humedales del SEde América del Sur (Parera, 2002). Su naturalezaherbívora, su tasa reproductiva relativamente alta,su tolerancia a un amplio rango de condiciones cli-máticas e hidrológicas y sus elevadas capacidadesde dispersión y colonización hacen que sea una delas especies más representativas e históricamentemás abundantes de la fauna silvestre de Argentina(Bó et al., en prensa), en particular la subespecie M.c. bonariensis, que habita las cuencas de nuestrosgrandes ríos (Paraguay, Paraná, Uruguay y Río de laPlata) y los sistemas lagunares pampeanos.

Su interacción con el hombre es muy antigua. Gua-raníes, chaná-timbués y querandíes, entre otros, uti-lizaban su carne como alimento y su piel para con-feccionar vestimentas. Posteriormente, los criollos in-tensificaron su aprovechamiento también con finesde subsistencia, pero incentivados por la demandacomercial de sus pieles. La venta de éstas es y ha si-do muy importante para nuestro país. Por ejemplo,hasta 1997 se exportaban, en promedio, cerca de5.000.000 de pieles anuales (Bó, 1999). Desde hacevarias décadas, el número de ejemplares capturados,la importante cantidad de personas involucradas enlos distintos eslabones del circuito comercial (comocazadores, acopiadores, curtidores, peleteros y ex-portadores) y el volumen de dinero movilizado deter-minan que el coipo sea el principal recurso de faunasilvestre del país (Bertonatti y Corcuera, 2000).

Sin embargo, hasta épocas relativamente recientes,eran escasas y dispersas las investigaciones científi-cas llevadas a cabo sobre el coipo en su medio na-tural y original. Además, hasta 1998, la caza se rea-lizaba sin cupo de ejemplares y durante una tempo-

rada oficial (otoño-invierno) fijada no con criteriosecológicos, sino netamente comerciales, pues enesa época –la relativamente más fría del año– la fel-pa de la piel es más espesa y tiene, por lo tanto,mayor valor (Porini et al., 2002b).

Objetivos del proyecto

La necesidad de reforzar los conocimientos sobreaspectos bioecológicos de la especie, a fin de pro-poner pautas de manejo con una base sólida, llevóa que desde el año 2001 profesionales y técnicosde la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación(DFS) y de las direcciones de fauna de las provinciasde Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes ymás recientemente de Chaco y Formosa (y próxima-mente de Santiago del Estero, Córdoba y Río Ne-gro), junto con investigadores de la Facultad deCiencias Exactas y Naturales de la Universidad deBuenos Aires (FCEyN-UBA), iniciaran el denominadoProyecto Nutria (Bó y Porini, 2001). En el presentetrabajo se resumen las actividades y avances de lostres primeros años del proyecto (primera etapa),donde los objetivos básicos fueron:

Generar información bioecológica básica sobreM. coypus.

Proponer y probar metodologías para la adecua-da obtención de dicha información.

Evaluar el estado de situación de las poblacio-nes silvestres y de su hábitat en las principalesáreas “nutrieras” de la Argentina.

Formular recomendaciones para el manejo sus-tentable de la especie.

Sobre la base del conocimiento generado se ha ini-ciado un plan de acción que, a partir de medidas re-lativamente simples y concretas, pretende contri-buir no solo al manejo sustentable de la especie yde los humedales que habita, sino también al mejo-ramiento de la calidad de vida de las comunidades

and between open and closed hunting seasons. There was dominance of young (79%) and pregnant females(69%) in the captures. Over-hunting is likely to take place in 40% of the 25 study sites. We propose to incorporatethe available information into a model by applying an evaluation method based on the positive association(logistic) detected between habitat suitability and population density and the former and population stability. Wesuggest some shifts to the current hunting methods and to the extent of the hunting season. We also examinethe key factors contributing to the successful implementation of a management plan for the coypu, in the contextof the particular environmental and socioeconomic situation of Argentina.

Key words: coypu, sustainable use, models, biological research

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humanas de nuestro país que tradicionalmente hanutilizado el recurso coipo.

Se espera que este proyecto, además, contribuya aque las medidas administrativas que se tomen conrelación al recurso nutria cuenten con un adecuadosustento científico, con herramientas precisas –rea-listas en cuanto a sus posibilidades efectivas de im-plementación– y que permitan la generación de in-formación a escalas acordes con la toma de decisio-nes por parte de los usuarios y de los organismosoficiales de gestión.

Resultados de la primera etapa

Durante los tres primeros años de ejecución del pro-yecto se trabajó en 20 áreas piloto (AP, Figura 1) es-pecialmente seleccionadas por los representantesde los organismos técnicos provinciales anterior-mente señalados. En ellas se realizaron estudios deanálisis y evaluación del hábitat a distintas escalas,se estimaron parámetros poblacionales básicos y seevaluaron las modalidades e intensidad de las acti-vidades de caza. Además, se aplicaron modelos pa-ra evaluar la sostenibilidad de la caza y determinarla condición física y el estado sanitario de los indivi-duos. Los estudios fueron realizados en épocas con-trastantes desde el punto de vista climático-hidroló-gico y de la actividad nutriera (dentro y fuera de latemporada de caza autorizada). Dichos estudios secomplementaron con trabajos realizados en cincositios correspondientes a zonas urbanas y periurba-nas también ubicados dentro del área de distribu-ción natural del coipo (Figura 1). Además, se desa-rrollaron y probaron diferentes metodologías decaptura e inmovilización química, así como de esti-mación de edad y densidad. Por último, se propusoun modelo que, a partir de la información genera-da en los puntos anteriores, permita evaluar las re-laciones aptitud de hábitat/abundancia y estabili-dad poblacional de M. coypus.

a) Análisis y evaluación de la aptitud de hábitat a distintas escalas

Se realizaron estudios de caracterización del hábitatde M. coypus y se analizó el patrón de uso/selec-ción de recursos que la especie realiza a escala ma-cro (a nivel de tipo, cantidad o tamaño y disposi-ción espacial relativa de los diferentes ambientesque constituyen el paisaje típico de las AP) y micro(considerando variables tales como el porcentaje de

cobertura de las especies vegetales dominantes y laprofundidad y permanencia del agua, entre otras).

Asumiendo una relación directa entre la aptitud dehábitat y su intensidad de uso, se aplicaron meto-dologías de evaluación de uso vs. disponibilidad derecursos (Manly et al., 1993). Para ello se utilizó co-mo medida de uso la presencia y abundancia designos o indicios de actividad de la especie (nidos,áreas de alimentación y sendas; Figura 2), que fue-ron relevados mediante transectas dispuestas a lolargo de los gradientes de inundabilidad caracterís-ticos de los sistemas de humedales que conformanlas AP. Los signos mencionados, una vez corrobora-da su adecuada detectabilidad, permitieron evaluarno solo la intensidad de uso de los diferentes am-

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Figura 1. Ubicación de las áreas piloto (AP) de la prime-ra etapa del Proyecto Nutria.

Figura 2. Integrantes del equipo técnico de la provinciade Entre Ríos analizando signos de presencia de nutrias.En este caso, nido sobre vegetación flotante. (Foto: G.Porini)

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bientes (o sus componentes), sino también estable-cer si lo hacían con fines de refugio-reproducción,alimentación y/o desplazamiento, respectivamente(Bó y Porini, 2001).

De los estudios realizados en esta etapa se despren-de que el coipo utilizaría para cubrir todos sus reque-rimientos de hábitat, a nivel macro, solo los ambien-tes ubicados en las porciones relativamente más ba-jas del gradiente topográfico característico de lasgrandes cuencas fluviolacustres de nuestro país, bási-camente lagunas y esteros, y en menor medida cur-sos de agua de bajo orden. Dentro de estos, el coiposeleccionaría sectores con vegetación arraigada de al-to porte y cobertura relativamente alta (preferente-mente distribuida en manchones), rodeados porplantas acuáticas de bajo porte (en porcentajes varia-bles), alta permanencia del agua y con profundida-des medianas (M) de 35 cm (rango1 10-65 cm). Dichopatrón de uso se relacionaría, a nivel micro, con losmejores recursos materiales y condiciones que, entérminos de refugio-reproducción, brindan los man-chones de herbáceas altas arraigadas (cobertura del70%), donde construyen sus “nidos” (básicamentede junco –Schoenoplectus californicus–) y las exten-sas praderas de plantas acuáticas medianas y bajasdonde se alimentan, principalmente de saeta(Sagittaria montevidensis), camalotes (Eichhorniaspp.) y camalotillos (Limnobium spp.). Tales ambien-tes les brindarían una mayor protección ante preda-dores (incluyendo al hombre) y facilitarían sus despla-zamientos, considerando los hábitos eminentementenadadores de esta especie (Bó y Porini, 2001). Porotro lado, cuando la vegetación acuática resulta es-casa, pueden alimentarse de pastos tiernos de medialoma (como Luziola peruviana y Cynodon spp., entreotras; Bó y Porini, 2001) aunque sin alejarse muchodel agua. En estos ambientes, el coipo puede ser con-siderado una especie “de borde” que utiliza básica-mente una franja no superior a los 4 m de ancho (M= 2,5 m, rango 2-4 m) entre los manchones de vege-tación arraigada de alto porte y los de vegetaciónacuática baja para satisfacer sus requerimientos dehábitat (Bó y Porini, 2001; Porini et al., 2002a). Porlo tanto, para evaluar si un área es más o menos ap-ta para la especie, además de considerar la estabili-dad y la profundidad del agua y el tipo y tamaño (ocantidad) de vegetación arraigada y flotante, debetenerse en cuenta, particularmente, la disposición es-pacial relativa de dichos componentes.

b) Estimación de parámetros poblacionales

La densidad de coipos para las diferentes áreas estu-diadas se estimó tanto de manera indirecta como di-recta, a través de metodologías basadas en el análi-sis de signos o indicios y por medio de capturas conremoción, respectivamente (más adelante se señalandetalles de las distintas metodologías empleadas).

Considerando todas las AP en forma conjunta, ladensidad media de coipos estimada para los am-bientes efectivamente usados fue de 1,67 ind./ha,aunque se observó una importante variación entredistintos tipos de ambientes y, fundamentalmente,entre las temporadas con y sin caza, en las que lasmedias fueron de 0,10 y 4,97 ind./ha, respectiva-mente (Bó y Porini, 2003). En áreas testigo sin ac-tividad de caza actual, este valor asciende a 9,75ind./ha (Bó, en prep.).

A partir de los animales capturados, se estimaronvarios parámetros poblacionales básicos. La propor-ción de sexos resultó de 1:1 en el 91% de las áreaspiloto, con predominancia de individuos sexualmen-te maduros (89,7%). Al inicio de las actividades decaza, el porcentaje de hembras preñadas fue de69% (rango 43-94%). Por otro lado, se registrarondos momentos del año en los que se producían “pi-cos” de parición: a mediados de otoño y a media-dos de primavera, hecho que coincide con el inicioy el final de la temporada de caza autorizada en lasprincipales provincias “nutrieras” del país, lo cualcontribuye a una importante pérdida de producciónpotencial de la especie. El tamaño de camada me-diano sería de poco más de cinco individuos (M =5,4; rango 4-7) y la productividad bruta (número to-tal de fetos/número total de hembras maduras) de3,6 (Bó y Porini, 2003; Nazar Anchorena, 2004).

Las tasas de incremento poblacional resultaron rela-tivamente altas en la mayoría de los casos estudia-dos –valor medio de 1,05±0,26; rango 0,5-1,39–(Nazar Anchorena, 2004), y semejantes a las seña-ladas por Robinson y Redford (1991) como las típi-cas de mamíferos medianos.

En relación con la estructura de edades, durante latemporada de caza autorizada, en el 64% de las AP(donde la caza es relativamente intensa y persisten-te), predominaron individuos de corta edad (jóve-nes y subadultos, 79% en promedio). Para estimareste parámetro se probaron y desarrollaron diferen-tes metodologías basadas en el análisis de variablescomo el peso seco del cristalino, dimensiones cor-

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1 Rango = amplitud; en todos los casos nos referimos al cuartil inferior y al superior.

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porales, caracteres morfométricos del cráneo yerupción dental (ver más adelante).

Considerando conjuntamente todas las AP, la edadpromedio de los animales fue de 1,1 años y muy ra-ramente se observaron individuos mayores a los 3años, valores muy inferiores a los 6,3 años de longe-vidad potencial estimados para la especie por Gos-ling y Baker (1981). Además, la edad promedio delas hembras preñadas más jóvenes fue de 8 meses,y la de las más longevas, de 20 meses (Porini et al.,2002a; Bó y Porini, 2003; Nazar Anchorena, 2004).

c) Modalidades e intensidad de lasactividades de caza

De muestreos de campo y entrevistas a informantesclave (Bó et al., 2002), surgió que los nutrieros con-centran sus actividades de caza en invierno (80%).No obstante, al menos el 50% inicia sus actividadesen otoño y un 40% las prolonga hasta avanzada laprimavera. Por otro lado, al menos un 10% conti-núa cazando fuera de la temporada autorizada. El100% lo hace en ambientes de bajo tipo “estero”(como los descriptos anteriormente), y un 10% lohace también en arroyos vegetados y/o en lagunascon bordes de pendiente relativamente alta (Bó yPorini, 2003).

El tamaño mediano de las áreas de caza individua-les resultó ser de 30 ha (rango 15-45 ha, con máxi-mos absolutos levemente superiores a las 100 ha), yla permanencia de los cazadores fue del orden delos 15 días (rango 3-25 días). El número promediode trampas-cepo utilizado diariamente por cada ca-zador fue de 15 (rango 5-40); su eficiencia media re-sultó del 40% y la mínima del 15%. Cerca del 9%también cazaba con perros y escopeta. Nuestros re-sultados muestran que las dos modalidades mencio-nadas no serían selectivas ni para sexos ni para gru-pos de edad, pese al empeño que la mayoría de loscazadores dicen poner al colocar sus trampas-cepoa profundidades que, idealmente, implicarían solo lacaptura de individuos adultos (Bó y Porini, 2003).

Respecto de la dedicación a la actividad, el 80% delos nutrieros lo hace en forma semiexclusiva y per-sistente, es decir que, si bien realiza otras tareas ru-rales durante la temporada autorizada se dedica ex-clusivamente a la caza de nutrias año tras año. Prác-ticamente, el 50% de estas personas lo hace conuna intensidad alta y llega a cazar más de 1.000ejemplares por año. El 50% restante captura, enpromedio, cerca de 400 individuos por año (Bó yPorini, 2003).

d) Aplicación de modelos para evaluar lasostenibilidad de la caza

A partir de la evaluación de la información señaladaen el punto anterior y utilizando algunos de los pa-rámetros poblacionales estimados en este proyecto,se aplicaron tres modelos para evaluar la sostenibili-dad de la caza (además de considerar particular-mente la estructura de edades). En primer lugar seconsideró el Modelo de Susceptibilidad –MSU– quetiene en cuenta dos aspectos básicos que influiríanen la susceptibilidad de las poblaciones a la declina-ción en su tamaño: la longevidad y el tiempo gene-racional (Pimm, 1991). Estos dos parámetros fueronestimados como la edad de la hembra preñada másvieja y más joven respectivamente. Por otro lado, seusó el Modelo de Cosecha –MCO– (Bodmer, 1994),que analiza, específicamente, la proporción de laproducción que es cosechada, utilizando como esti-mador de la producción a la productividad repro-ductiva anual multiplicada por la densidad de hem-bras en cada sitio de caza. Finalmente, se aplicó elModelo de Reclutamiento del Stock –MRS– (Bod-mer et al., 1997) que considera las relaciones entrela tasa de reclutamiento y el tamaño poblacional,asumiendo que podría obtenerse un rendimientomáximo sostenido de coipos cosechando hasta un60% de sus poblaciones (Bó y Porini, 2003), siempreque estas se encuentren cercanas a la capacidad decarga (K). En este caso, K fue estimado como ladensidad poblacional media observada en sitios sinactividad de caza (Bodmer et al., 1997).

Los resultados obtenidos a partir de la aplicación deestos tres modelos mostraron un panorama varia-ble. Pese a lo señalado en cuanto a la estructura deedades analizada y su probable relación con las ac-tividades de caza relativamente intensas y persisten-tes, las poblaciones de coipo serían, por el MSU (ylas tasas intrínsecas de crecimiento estimadas), po-co susceptibles a las extinciones locales. No obstan-te, se estaría observando una leve tendencia al de-crecimiento (o a un menor incremento) de sus ta-maños (Nazar Anchorena, 2004), relacionada contiempos de generación relativamente mayores a losmencionados por otros autores (Kinler et al., 1987).

Por otro lado, a partir del análisis simultáneo de losresultados de MCO y MRS, tal como sugiere Bod-mer (com. pers.) en su Modelo de Cosecha Unifica-do, surgiría que, en al menos un 40% de las áreasnutrieras del país, se estaría produciendo sobreca-za. Sin embargo, en algunos de estos casos, dichasobrecaza sería “encubierta” por efectos “compen-satorios” relacionados con la todavía elevada oferta

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de hábitat existente en la mayor parte de las áreasnutrieras, sumados a las elevadas capacidades re-productivas, dispersivas y de colonización propiasde la especie (Bó et al., en prensa).

No obstante, debe tenerse en cuenta que, de apa-recer algún factor natural o antrópico no contem-plado hasta el presente –como enfermedades, mo-dificaciones en el régimen hidrológico provocadaspor inundaciones (Bó y Malvárez, 1999), sequías“extraordinarias” y/o la implementación de obrasde infraestructura para el manejo del agua (Bó yQuintana, 1999)–, los factores compensatoriosmencionados podrían dejar de actuar, con conse-cuencias negativas, o al menos inciertas, para la es-pecie y las comunidades humanas que viven de ella.

e) Evaluaciones de la condición física y elestado sanitario de los individuos

Para describir la condición física o estado general delos individuos de las distintas áreas estudiadas, secalculó el índice de condición propuesto por Bailey(1968), que también fuera utilizado por Willner etal. (1979) para M. coypus. El mismo se basa en larelación existente entre el peso y el tamaño corpo-ral de los individuos y puede tomar valores de 0 a10. Se observó que, en casi todas las áreas nutrierasdel país, pese a la eventual compensación numéricaque podría producirse de un año a otro, la condi-ción física de los individuos estaría deteriorada. Estopuede estar estrechamente relacionado con lo ex-puesto en el punto anterior, en lo referido a la so-brecaza detectada por los modelos de sustentabili-dad. El valor mediano del índice de condición resul-tó relativamente bajo (M = 3,61; rango 2,34-5,59),si se lo compara, por ejemplo, con los valores en unsitio donde el coipo no sufre presión de caza (vermás adelante). Por otro lado, los valores más bajosobservados correspondieron a los sitios que cuentancon las mayores intensidades históricas de presiónde caza (Bó y Porini, 2003; Corriale, 2004).

En relación con el estado sanitario, se realizaronanálisis de materia fecal y vísceras (hígado e intesti-no) de la mayor parte de los individuos capturados.Al igual que lo señalado en algunos trabajos ante-riores (Moggia, 1981; Colantoni, 1993), se observóla presencia de una fauna helmíntica particularmen-te diversa, entre la que se destacan los digeneos delgénero Hippocrepis, Athesia y Taxorchis y algunasespecies de cestodes, todavía en etapa de identifi-cación. Por otro lado, resulta importante, la ausen-cia de Fasciola hepática en todos los animales exa-minados (Galvani, com. pers.).

f) Análisis del la situación del coipo enhumedales periurbanos sin actividadnutriera actual

Como un importante complemento de las activida-des que vienen desarrollándose en las principalesáreas nutrieras de la Argentina, se analizó la situa-ción del coipo en la Reserva de Biosfera Laguna Ocadel Río Paraguay, ubicada en la provincia de Formo-sa (Bó et al., 2004), con metodologías similares alas mencionadas para las AP de zonas nutrieras.Evaluar la situación pasada y actual del coipo en di-cha reserva resultaba útil por tratarse de un áreaprotegida que contempla la presencia humana ypor su particular ubicación lindante con una ciudadde elevada densidad poblacional (Formosa), insertaen el valle de inundación del río Paraguay (CMA,2001). Este último es considerado un área típica, deacuerdo con los clásicos mapas de distribución na-tural de la especie, aunque llamativamente en la ac-tualidad es poco importante en términos de la acti-vidad nutriera (Arias et al., en prensa).

Los resultados obtenidos, tanto a través de entrevis-tas como de estudios de campo, señalaron que elcoipo se encontraba prácticamente ausente en lareserva (M = 0 individuos/ha; rango 0-1,47 ind/ha.;Bó et al., 2004). Si bien la oferta de hábitat resulta-ría adecuada (aunque relativamente menor que lade otros humedales del país en aspectos relaciona-dos con el nivel y estabilidad del agua y la cobertu-ra y variedad de la vegetación), la marcada ausen-cia de la especie sería la resultante de una históricasobreexplotación vinculada con las economías mar-ginales de gran parte de sus habitantes y la falta decontroles adecuados. En la actualidad, a esto se lesumaría, el avance de la frontera urbana, la acciónde depredadores naturales como el yacaré (Caimanspp.), prácticamente ausentes en la mayor parte delas áreas nutrieras del país, y el efecto de las gran-des inundaciones (Arias et al., en prensa). Por todolo expresado, en este caso particular, se recomendóllevar a cabo un plan de reforzamiento poblacional(UICN, 1998), que podría contribuir a la recupera-ción del coipo en el área, siguiendo (y haciendocumplir) los lineamientos del Programa MAB (UNES-CO-MAB, 1996), a la par de brindar una alternativaproductiva para los pobladores.

g) Estudio de una población de coipos enun humedal urbano artificial

En el marco de este proyecto también se llevaron acabo estudios de hábitat y poblacionales en áreas

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de laguna (y sus alrededores) del Campo de Golf dela Ciudad de Buenos Aires –CGCBA– (Corriale,2004). En nuestro país eran prácticamente desco-nocidos los efectos de la actividad del coipo en am-bientes artificiales de este tipo.

Se observó que la intensidad de uso de estos hume-dales artificiales para la construcción de refugios(predominantemente cuevas) se hallaba en particu-lar condicionada por los valores de pendiente (M =75º; rango 47-85º) y altura de sus orillas (X= 61,2cm; rango 19-114 cm), hecho que también fue ob-servado en áreas naturales (Sierra de Soriano,1963). Las distancias de los desplazamientos fueradel agua (M = 13 m y valores máximos de 108 m)eran mayores a los sugeridos por otros autores(Doncaster y Micol, 1989; Guichón, 2003) y realiza-dos con fines de alimentación. Esto último provoca-ba numerosos claros en la vegetación (valores me-dios de 1,1 m2 de superficie y máximos de 19 m2)con los consiguientes perjuicios en el parque circun-dante (Corriale et al., en prensa). En cuanto a los pa-rámetros poblacionales, los índices de condición (X=5,18; rango 4,69-6,63) fueron relativamente altos,al igual que las densidades (X=3,44 ind./ha; rango0,65-6,03 ind./ha) que se alcanzaron en un períodorelativamente corto (inferior a los dos años). Los va-lores de estos parámetros, junto con la proporciónde sexos (1:1) y la estructura de edades observados(6,2% de adultos), indicarían también adecuadasperspectivas de crecimiento poblacional (Corriale,2004). Se considera que la ausencia de vegetaciónhigrófila en los cuerpos de agua, la presencia de re-cursos alimenticios fuera de ellos en forma continua(pese a su relativamente menor calidad), las condi-ciones de tranquilidad en las horas de mayor activi-dad de los coipos (Palomares et al., 1994), así comola ausencia de caza y de depredadores naturales, fa-vorecerían el comportamiento como “plaga” del coi-po en este tipo de humedales (Corriale, 2004).

Para este sistema urbano, las medidas de manejopropuestas están basadas en campañas periódicasde reducción de los números poblacionales y en laintroducción de mejoras diferenciales en el hábitat.Se trata, por ejemplo, de favorecer el crecimientode vegetación acuática en las lagunas, para que losanimales satisfagan todos sus requisitos de vidadentro de ellas, lo cual disminuye la presión sobreel pasto sembrado fuera de estos. Así, tales medi-das permitirían contribuir a una convivencia armóni-ca entre las actividades humanas y la presencia delcoipo en este particular tipo de ambiente (Corrialeet al., 2004).

h) Desarrollo y prueba de metodologíaspara captura e inmovilización química,estimación de edad y densidad

En los humedales artificiales del CGCBA se realiza-ron, además, ensayos de captura viva. Para ello seconfeccionaron trampas-jaula del tipo Tomahawkde 75 x 35 x 35 cm, y se pusieron a prueba su efi-ciencia, eficacia y selectividad. Se definió eficiencia,como el número de animales capturados en fun-ción del número de trampas colocadas; eficacia, co-mo el número de trampas con dispositivos “dispara-dos” por el ingreso de coipos, sobre el total detrampas disparadas, y selectividad, como el núme-ro de coipos (animales “blanco”) capturados en re-lación con el número total de otros animales captu-rados mediante las trampas. Los resultados obteni-dos fueron satisfactorios, ya que el 98% de los indi-viduos capturados mediante las trampas menciona-das no sufrió ningún tipo de lesión. La eficacia delas trampas fue del 93% y la selectividad, del 97%.Por otro lado, si bien la eficiencia de captura fue re-lativamente baja (20%), resultó superior a la obte-nida por otros autores (Doncaster y Micol, 1989;Guichón, 2003). También se evaluó la preferenciade los coipos por distintos tipos de cebos (papa, za-nahoria y repollo). Con relación a los cebos utiliza-dos, no se encontraron diferencias significativas en-tre los distintos tipos. Sin embargo, se recomiendael uso de zanahorias por su mayor aceptabilidadcon respecto a la papa y su relativamente bajo cos-to con referencia al repollo (Corriale, 2004).

En cuanto a la inmovilización química de los indivi-duos, se evaluó el efecto de diferentes combinacio-nes de drogas a distintas concentraciones con finesde sedación y anestesia (Corriale, 2004). Las dosisrecomendables de clorhidrato de ketamina y de ma-leato de acepromazina, para la sedación, fueron de0,96 mg/kg y 0,048 mg/kg, respectivamente, y lasde clorhidrato de ketamina y clorhidrato de xilazina,para el eventual anestesiado de los animales, de 4mg/kg y 0,5 mg/kg, respectivamente. Esta últimafue semejante a la sugerida por Bó et al. (1994) ysería la más recomendable por permitir una ade-cuada manipulación (Figura 3), sin alterar sustan-cialmente ningún parámetro fisiológico y aseguran-do una adecuada y relativamente rápida recupera-ción de los animales (Corriale, 2004).

Para la estimación de la edad se evaluaron variadasmetodologías basadas en el análisis de: peso secodel cristalino, largo del pie, largo de la cola (Pascualde Vaccari, 2001), peso (Norris, 1967; Crespo,1974) y largo total de los individuos (Colantoni,1993). Se propusieron otras dos metodologías

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basadas en la medición de diferentes caracteresmorfométricos craneales y en la erupción de losdientes de la serie yugal (Nazar Anchorena, 2004).De las evaluaciones de las distintas metodologíaspropuestas surgió que, si bien la basada en el pesoseco del cristalino sería la más precisa (Pascual deVaccari, 2002), las que se basan en la determinacióndel peso corporal y en la medición de tres caracte-res morfométricos craneales (longitud basal, longi-tud craneana total y longitud mandibular total) se-rían las más recomendables teniendo en cuenta surelativamente alta precisión, simpleza y facilidad deimplementación en condiciones de campo (NazarAnchorena, 2004; Corriale, 2004). Los caracteresmorfométricos craneales anteriormente menciona-dos constituirían, además, una herramienta útil pa-ra evaluar a posteriori el efecto ejercido en las pobla-ciones explotadas mediante el estudio de los osariosque suelen hallarse en los campamentos de los nu-trieros una vez finalizada la temporada de caza.

Finalmente, para las estimaciones indirectas de den-sidad poblacional de M. coypus, se desarrollaron di-ferentes metodologías. Una de ellas es el método dela disposición relativa de signos –MDRS– (Bó, 1996),cuya utilización se propone para ambientes tipo “es-tero”. Se basa en el análisis de las características es-tructurales y la disposición espacial relativa de tres ti-pos de signos de presencia de coipo: nidos, áreas dealimentación y sendas. Por otro lado, para ambien-tes de arroyo y/o laguna con márgenes o bordes dependientes elevadas se probaron otros tres métodos:uno basado en el análisis de los sistemas de cuevas(MASC), que considera el tamaño y la disposición re-lativa de las entradas hipogeas; otro que consideralas heces, y el tercero a ambos tipos de signos enconjunto (Corriale, 2004). En todos los casos, las me-

todologías fueron probadas en condiciones de cam-po y se evaluó su precisión mediante la comparaciónde sus resultados con los obtenidos a través de unmétodo directo que implicaba la realización de cap-turas con remoción (MCR), basadas en la probabili-dad de captura (Zippin, 1958). En relación con elMDRS, los resultados obtenidos señalarían que éstetiene una precisión relativamente elevada al compa-rarlo con el MCR (r = 0,77, p<0,05) (Bó y Porini,2003). En cuanto a las metodologías desarrolladaspara ambientes de arroyo y/o lagunas con pendien-tes elevadas, de los tres métodos propuestos, elMASC sería el más adecuado por su relativamentemayor facilidad de aplicación y, fundamentalmente,por su elevada precisión al comparar sus resultadoscon los obtenidos por el MCR (r = 0,96, p<0,01) (Co-rriale, 2004). En consecuencia, tanto el MDRS comoel MASC serían, según sea el tipo de ambiente pre-dominante, los más recomendables para realizar es-timaciones periódicas de densidad de M. coypus sinnecesidad de capturar individuos y alterando en for-ma mínima su hábitat.

i) Modelo y metodología de evaluaciónde las relaciones aptitud de hábitat-abundancia y estabilidad poblacional

Por último, a partir de los resultados obtenidos has-ta el presente, se propuso un modelo descriptivo-predictivo y una metodología de evaluación asocia-da que, alimentada con gran parte de la informa-ción señalada en los puntos anteriores, permitieraevaluar la aptitud del hábitat para la nutria (median-te un índice de adecuabilidad de hábitat –IAH– dedesarrollo propio) con la abundancia y estabilidadde sus poblaciones, incorporando, incluso, el efectode la presión de caza (Bó y Porini, 2001).

En cuanto al modelo y la metodología de evalua-ción desarrollados, si bien se encuentran todavía enetapa experimental, las pruebas realizadas en unárea piloto durante tres años, resultarían alentado-ras al señalar una asociación positiva (con ajuste aun modelo logístico) entre las variables anterior-mente señaladas. Esto implicaría que, altos valoresde IAH se corresponderían con densidades relativa-mente altas y estables (o sea, con menores coefi-cientes de variación a lo largo del tiempo). Se pre-tende que tales valores permitan predecir, a partirde la estimación de los IAH, las densidades de coi-po en las diferentes áreas nutrieras del país (y a dis-tintas escalas o niveles de detalle), teniendo encuenta, incluso, distintos valores posibles de capaci-dad de carga, los que estarían íntimamente relacio-nados con la intensidad de caza.

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Figura 3. Mediante mediciones en gabinete (en estecaso en ECAS –Estación de Cría de Animales Silvestres dela provincia de Buenos Aires–) se analiza la condición físi-ca de los individuos capturados. (Foto: M. Corriale).

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RecomendacionesDe acuerdo con el diagnóstico realizado sobre la si-tuación de las poblaciones de coipos en las AP es-tudiadas –apartados a) hasta e)–, surgió la necesi-dad de efectuar recomendaciones en cuanto al re-planteo de algunas de las modalidades de caza y delas medidas actuales de manejo, ya que éstas se en-contrarían afectando negativamente a las poblacio-nes de coipo.

En este sentido se propuso:

i) Acortar la temporada de caza permitida y con-centrarla solo en los meses de invierno, a fin deevitar las enormes pérdidas de productividadpotencial ocasionada por la caza, teniendo encuenta las épocas estimadas para los picos deparición de la especie.

ii) Vedar la caza con perros, pues no sería selecti-va por grupos etarios.

iii) Aumentar el tamaño de cuero permitido de 65 a70 cm (largo total del cuero no curtido) y noaceptar, como se venía realizando en épocas re-cientes, ningún porcentaje de cueros por debajode dicho tamaño. Este último punto intenta fo-mentar que los cazadores pongan su mayor es-mero en la captura de individuos adultos, evitan-do colocar sus trampas-cepo en las cuevas, nidoso caminos secos, donde atraparían tanto adultoscomo crías, y a profundidades inferiores a 15cm, para que las crías e individuos jóvenes pasennadando por encima de éstas sin ser atrapados(Bó y Porini, 2003; Nazar Anchorena, 2004).

Conclusiones y consideraciones finales

En la primera etapa del Proyecto Nutria, hemos co-menzado a generar información bioecológica sólidaa fin de describir y comparar la respuesta de las po-blaciones de M. coypus ante las cambiantes condi-ciones de su medio y la presión humana, en térmi-nos de su abundancia y condición fisiológica, incor-porando su variabilidad en el espacio y en el tiempo.

En relación con las metodologías desarrolladas y/oprobadas, varias de ellas serían relativamente preci-sas, fáciles de implementar y tendrían un adecuadocarácter predictivo; por otra parte, su uso práctica-mente no alteraría las poblaciones y el entorno na-tural de la especie. Tanto la información bioecológi-ca generada como las metodologías enunciadas

pueden aplicarse a escalas ecológicas (espaciales ytemporales) relacionadas con lo que por lo comúnse requiere para la toma de decisiones por parte delos administradores y organismos de gestión de lafauna silvestre.

Si bien aún resulta necesario realizar una mayorprofundización de los temas anteriormente mencio-nados (incorporando otros nuevos) y un mayor ajus-te de las metodologías expuestas, creemos que es-to no debería ser un impedimento para formular re-comendaciones de manejo, al menos de carácterprovisorio (y precautorio), mientras se avanza en elnecesario conocimiento. Algunas de las metodolo-gías mencionadas, como las de estimación de edady densidad poblacional, ya están siendo implemen-tadas, y parte de la información generada se ha tra-ducido en medidas concretas, como las sugeridasprecedentemente en cuanto a las modalidades ytemporada de caza autorizadas, así como las pro-puestas de reforzamiento o de control poblacionalen algunos humedales urbanos y periurbanos.

Un aspecto destacable es que en este proyecto re-presentantes de organismos de investigación y degestión, tanto nacionales como provinciales, esta-mos trabajando en forma integrada, y a su vez fa-vorecemos la formación y el entrenamiento de in-vestigadores y técnicos en las referidas temáticas.Además, contamos con la inestimable colaboraciónde representantes de las comunidades locales, quie-nes plantean sus intereses y puntos de vista y brin-dan sus amplios conocimientos de campo, general-mente desaprovechados por gran parte de la comu-nidad técnico-científica.

Perspectivas futuras

En la segunda parte del proyecto pretendemos de-sarrollar y aplicar el modelo predictivo anteriormen-te mencionado en todas las AP, a fin de evaluar elestado de las poblaciones e incorporar el conceptointegrador de capacidad de carga. Este permitiríaexpresar los resultados obtenidos en términos co-mo el de cosecha sostenible, que podrían traducir-se efectivamente en medidas políticoadministrati-vas adecuadamente sustentadas.

El desafío es muy importante. En primer lugar, porlas limitaciones en términos de apoyo político y me-dios económicos para realizar este tipo de proyec-tos en la Argentina y en el resto de Latinoamérica.Por otro lado, porque muchas veces la confiabilidadde los modelos comúnmente utilizados en proble-máticas como la aquí expuesta es baja, en parte,porque los organismos relacionados con la ciencia y

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el manejo funcionan como esferas separadas. Laciencia requiere altos niveles de confianza y preci-sión y sus estándares por lo general resultan pocoaplicables a las decisiones de manejo, sobre todo,cuando la información de base es escasa y/o pocodifundida, las escalas espaciales son relativamentegrandes y las temporales cortas. Conscientes de es-tas dificultades, en el Proyecto Nutria seguiremosintentando reducir las limitaciones señaladas.

En cuanto a las nuevas temáticas a incorporar, con-sideramos muy importante estudiar el posible efec-to sinérgico o compensatorio que tendrían, con res-pecto a la presión de caza diferencial, los movimien-tos dispersivos o migratorios de estos animales (porejemplo, a través de modelos fuente-sumidero; No-varo et al., 2000). Tales movimientos ocurrirían eníntima relación con eventos extremos de inunda-ción y sequía que, cada vez con mayor frecuencia,experimentan extensas zonas del país.

De manera análoga, resulta fundamental analizarcómo las oscilaciones en la oferta y la demanda anivel comercial pueden potenciar y/o compensarlos riesgos de disminución de las poblaciones decoipo. Dicho análisis debería formar parte de unprograma de estudios socioeconómicos mucho másamplio en el que no pueden faltar los relacionadoscon la valoración económica del recurso y con lafactibilidad económica y social de su explotación.Teniendo en cuenta la situación de extrema pobre-

za de muchos habitantes de nuestro país, se debe-ría tender a la generación de una alternativa laboralreal basada en el manejo sustentable del Myocastorcoypus y, como tal, a garantizar una distribuciónmás equitativa de los ingresos generados por su ex-plotación entre los distintos agentes que formanparte del circuito comercial.

En un futuro cercano se pretende avanzar en la di-fusión, reglamentación y adecuada coordinación dela legislación relacionada con el uso de esta especiey de la fauna en general (a nivel provincial, regionaly nacional) en sus distintas modalidades (subsisten-cia, comercial y deportiva; Bucher, 2002).

Por último, esperamos que cada vez más se favorez-ca la realización (y continuidad) de proyectos de in-vestigación y manejo de especies de fauna silvestrecomo el aquí presentado, por ejemplo, a través deuna mayor reinversión de los recursos generadospor el uso de ella. De esta forma, se contaría conmás medios y personal idóneo para que las necesa-rias tareas de investigación, monitoreo y control le-gal sean realmente efectivas y suficientes. Tal comosostienen Toribio y Sorouco de Madrazo (2001), siprocedemos así estaremos contribuyendo al benefi-cio de nuestras comunidades rurales, conservandosu medio ambiente y sus recursos básicos, valori-zando sus tradiciones y modos de vida y brindándo-les una base económica más diversa y estable.

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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AgradecimientosQueremos agradecer a las autoridades y personal de las siguientes instituciones: Dirección de Fauna Silvestre de laSecretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (SAyDS); Laboratorio de Ecología Regional, Dto. de Ecología,Genética y Evolución, FCEyN, UBA, Direcciones de Fauna Silvestre de las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe,Corrientes, Chaco, Formosa, Córdoba, Santiago del Estero y Río Negro; Comité MAB Argentino, Oficina Regional deCiencia y Tecnología de la UNESCO para América Latina y el Caribe; Unidad Coordinadora de Administración de Proyectos(Formosa), Estación de Cría de Animales Silvestres (Buenos Aires), Laboratorios de Vertebrados y de Ecología de Parásitosy Vectores (FCEyN, UBA), Federación Argentina para la Comercialización e Industrialización de la Fauna y Campo de Golfde la Ciudad de Buenos Aires. En particular, a los siguientes investigadores y técnicos por su activa participación en elproyecto: Sofía Nazar Anchorena, Alfredo Vilches, Miguel Busatto, Roque Fernández, José Osinalde, Federico Prongué,Liliana Moggia, Juan C. Rozatti, Roque Quiani, Elia M. Pascual de Vaccari, Guillermo Cao, María L. Sanz, Ovidio Eclesias,Livio A. Navarro, Juan Verdún, Franco del Rosso, Abel Vázquez, Natalia Ceresoli; Virginia Rodríguez, Jorgelina Echeverría,Laura Sybut, Alejandra V. Volpedo, Gerónimo Galvani y Florencia Kleinman.

Agradecemos también la inestimable colaboración de los pobladores, personal y propietarios de establecimientos ruralesde Chascomús, Gral. Lavalle, Gral. Madariaga y Bragado (Buenos Aires); Islas del Ibicuy, Gualeguay, Victoria y Diamante(Entre Ríos); Vera, Garay y San Justo (Santa Fe); Esquina y Mercedes (Corrientes); Formosa (Formosa); San Fernando(Chaco) y San Justo (Córdoba).

El presente proyecto forma parte de un Convenio de Cooperación entre la SAyDS de Argentina y la FCEyN de la UBA yse financia a través de la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación por medio de los aportes realizados por el sectorexportador a un fondo de conservación administrado por la Fundación ArgenINTA.

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Proyecto Carpincho

Propuesta para el uso sustentable del carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris) en la Argentina

María Luisa Bolkovic, Rubén Darío Quintana, Daniel Ramadori, Marta Elisetch y Jorge Rabinovich

Although the capybara (Hydrochaeris hydrochaeris) is a wild species with high commercial value in Argentina andone of the most conspicuous mammals of the country’s Northeastern wetlands, there is still little informationabout the ecology and biology of this species in the wild. However, this should not constitute an obstacle formanagement planning in order to assure a sustainable use of capybara’s natural populations. In this chapter we

Abstract

A pesar de que el carpincho (Hydrochaeris hydrochaeris) es una especie silvestre de gran importancia desde el puntode vista comercial y uno de los mamíferos más llamativos de los humedales del noreste argentino, paradójicamente secuenta con muy poca información sobre su biología y ecología en el medio silvestre en nuestro país. Esta deficienciano debería ser un impedimento para que se comiencen a gestionar planes de manejo sustentables que aseguren lapersistencia de sus poblaciones en el medio natural. En este capítulo presentamos el estado de conocimiento sobre elcarpincho, y una serie de propuestas orientadas al manejo sustentable para la normalización de su aprovechamientoa escala regional en la Argentina. Se establece la necesidad de contar con un relevamiento de las existencias de ejem-plares silvestres y de cueros, de fortalecer los mecanismos de control, de establecer un cupo provisorio por provinciay un sistema de identificación de cueros en su lugar de origen. Las acciones futuras contemplan el ensayo dos moda-lidades de manejo: la de extracciones en establecimientos agropecuarios por un lado, y la de orientar el uso actualcon la incorporación de medidas correctivas, por otro. A la par, se completarán los conocimientos específicos sobre di-versos aspectos de la ecología de esta especie.

Palabras clave: carpincho, cuero, comercio interno, exportación, planes de manejo.

Resumen

Capybara ProjectProposal for the sustainable use of capybaras (Hydrochaeris hydrochaeris) in Argentina.

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Introducción

En las últimas décadas los cambios en los usos de latierra en la Argentina, como en gran parte del pla-neta, han llevado a una profunda modificación delos ecosistemas naturales y a la pérdida de hábitatpara muchas especies silvestres, lo que constituyeuna de las principales amenazas para su conserva-ción. Los humedales, muchos de los cuales formanparte del hábitat del carpincho (Hydrochaeris hydro-chaeris), no son ajenos a esta tendencia de modifi-cación. En la actualidad, extensas áreas de estosambientes han sido drenadas o reemplazadas porcultivos, principalmente arrozales o forestaciones.Ante tal situación, una alternativa de conservaciónde estos ecosistemas consiste en el aprovechamien-to sustentable de la fauna silvestre, como lo anali-zan Zacagnini et al. (2002), que como actividad ren-table puede resultar en un incentivo para la preser-vación de los ambientes naturales, beneficiando in-directamente a especies que, compartiendo el mis-mo hábitat, no tienen valor comercial. Entre loscomponentes de la fauna argentina, el carpincho sepresenta como una especie emblemática que, a pe-sar de ser muy utilizada en toda su área de distribu-ción y ser uno de los mamíferos más llamativos delos humedales del noreste argentino, en muchos as-pectos relacionados con su biología y ecología aúnha sido escasamente estudiada en el medio silvestreen nuestro país. Sin embargo, la actual falta de in-formación sobre parámetros específicos de las po-blaciones argentinas de carpinchos no debería serun impedimento para comenzar a gestionar planesde manejo que contemplen la utilización de la espe-cie y que aseguren la persistencia de sus poblacio-nes en el medio natural. A continuación, se presen-ta el estado actual del manejo de esta especie en laArgentina y se plantean propuestas para la normali-zación de su uso sobre la base de los resultados delas acciones llevadas a cabo en el marco del Proyec-to Carpincho (ver sección “El Proyecto”), que tuvouna fase inicial desde fines del año 2002 hasta me-

diados de 2003, y cuya segunda etapa está progra-mada para comenzar en breve.

La especie y su utilización

El carpincho, que posee una amplia historia de usotanto en nuestro país como en toda su área de dis-tribución –que abarca desde Panamá hasta el surde la provincia de Buenos Aires, en la Argentina–,está presente en todos los países sudamericanos aexcepción de Chile (Figura 1). Diversas culturas yautilizaban esta especie de forma integral, previa-mente a la llegada de los europeos, constituyendo,incluso hasta nuestros días, una importante fuenteproteica para poblaciones nativas y criollas (Ojasti,1991; Quintana et al., 1992; Barbarán, 2000; Gon-zález, 2001; Arenas, 2003).

Figura 1. Distribución del carpincho (Hydrochaeris hydro-chaeris) en Sudamérica (fuente: Ojasti, 1991).

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present the state of knowledge of this species and a proposal for its sustainable use at a regional scale. We emphasizethe need of carrying out an evaluation of stocks of skins and of wild animals, to strengthen control mechanisms, toestablish provisional quotas at the Provincial level and to establish a system for the identification of hides at their placeof origin. Future actions are based upon the implementation of two management practices: harvests on privateestablishments and a reorientation of current use through the inclusion of corrective measures. At the same time,specific knowledge will be completed on ecological and biological aspects of this species in the wild.

Key words: capybara, population management, domestic trade, exports, management planning.

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Se trata de un roedor herbívoro anfibio, cuyo adul-to pesa alrededor de 55 kg y es de hábitos apaci-bles y gregarios. Conforma grupos sociales de entretres y diez individuos, aunque ese número puedeser mayor, de acuerdo con las condiciones del hábi-tat, estación del año y densidad poblacional (Ojas-ti, 1973; Herrera y Macdonald, 1987; Quintana yRabinovich, 1993). Se caracterizan por tener tres re-querimientos indispensables para su supervivencia:(a) la disponibilidad de ambientes acuáticos –elagua es fundamental para satisfacer distintos requi-sitos de vida, como reproducción, termorregulacióny protección–, (b) la presencia de áreas de forrajeoen las cercanías y (c) áreas secas para descanso ypara abrigo de crías (Ojasti y Sosa Burgos, 1985;Quintana, 1999). Estos requerimientos sumados ala variedad de tipos climáticos presentes en nuestropaís determinan áreas con diferente aptitud poten-cial para su establecimiento (Figura 2).

Antiguamente las poblaciones de carpinchos solíanser tan abundantes que en los relatos de los prime-ros naturalistas, como los del padre Paucke (1767)o de Félix de Azara (1802), se los cita en la mayorparte de los humedales asociados a los ríos y lagu-nas, tanto de la cuenca del Plata como de otros sis-temas hídricos de la Argentina. En la recopilaciónantropológica de M. Palermo (CEAL, 1983) se seña-la que en esos tiempos se utilizaban las especies sil-vestres a través de sistemas basados en principiosmíticos o religiosos que imponían límites a la cace-ría, y así se evitaba la sobreexplotación del recurso.A tal fin, cada pueblo tenía una serie de fábulas yleyendas con alto significado religioso pero también“conservacionista”. Con la llegada de los españoleseste modelo “sustentable” de relación presa-caza-dor queda reemplazado por un modelo de sobreex-plotación. En un principio, continúa Palermo, delcarpincho solo se consumían los juveniles (el saborde la carne del adulto no les resultaba atractiva alos nuevos pobladores), pero las intromisiones enlos sembrados, el incipiente uso dado al cuero y suposterior valorización comercial incentivaron su ca-cería, dando lugar a la aparición de un nuevo espe-cialista: el “carpinchero”. Este, a diferencia de loque ocurre en la ética indígena, no mata para ali-mentarse (aunque no desprecia buena parte de lacarne), sino que trata de obtener la mayor cantidadde cueros para vender o intercambiar por mercan-cías básicas a un acopiador. Ya para la década de1880 se señala, en esta misma recopilación, que el

número de cazadores era elevado y que, entre1886 y 1889, se despacharon oficialmente porpuertos entrerrianos 12.100 cueros, a los que ha-bría que sumar todos aquellos traficados por otrasvías (contrabando, salida por otros puertos, etc.),usados localmente, o sin utilizar.

En la actualidad el principal subproducto utilizadoen la Argentina es el cuero, lo cual hace que se di-ferencie de otros países latinoamericanos que ex-plotan en forma comercial al carpincho, como Ve-nezuela, Colombia y Brasil, que utilizan principal-mente la carne (González Jiménez, 1995; Nogueira-Filho, 1996; Giraldo Hernández y Ramírez Perilla,2001). Sin embargo, en los últimos años algunospaíses del norte de Sudamérica mostraron un ma-yor interés por su aprovechamiento1. Aún así, en es-tos países existe todavía una limitante que es la fal-ta de experiencia y tecnología para la manufacturade este subproducto. Por el contrario, la Argentina,que posee una gran tradición en la elaboración deproductos con cueros de animales domésticos, pro-duce artículos con cuero de carpincho reconocidosinternacionalmente por su calidad.

M. L. Bolkovic, R. Quintana, D. Ramadori, M. Elisetch y J. Rabinovich - Proyecto Carpincho

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1 Por ejemplo, en 2001 Venezuela exportó 6.720 cueros correspondientes al aprovechamiento legal (González Jiménez, 2005).

Figura 2. Mapa de aptitud potencial de hábitat para elcarpincho en la Argentina (fuente: Adámoli et al., 1988).

ÓptimaMuy buenaBuenaRegularC/limitaciones marcadas

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En nuestro país el comercio de subproductos decarpincho difiere, a su vez, en dos aspectos con res-pecto al de otros animales silvestres, lo que dificul-ta en gran medida su control y fiscalización. Poruna parte, los artículos fabricados a partir de suscueros abarcan un rango de rubros mucho más di-verso (como vestimenta, calzado, talabartería, ma-rroquinería y artesanías) comparado con artículosobtenidos a partir de subproductos de otras espe-cies. Por otra parte, a pesar de que existe una de-manda externa de cueros crudos o curtidos –y enmenor medida de artículos manufacturados– decarpincho, el mercado interno es su principal desti-no de comercialización. Esto requiere de un mayoresfuerzo para el control, debido a la complejidaddel sistema conformado por una vasta red comer-cial que incluye numerosos actores (ver “Análisis delcircuito comercial…”). El mercado externo, por elcontrario, es relativamente más fácil de fiscalizar,pues requiere de menos puntos de inspección.

Desde el punto de vista conceptual, la Unión Inter-nacional para la Conservación de la Naturaleza–UICN– (Ojasti, 2000) define el uso sustentable deuna especie como “… un uso que no reduce el fu-turo uso potencial, ni perjudica la viabilidad a largoplazo de la especie utilizada o de otras especies yque es compatible con el mantenimiento a largoplazo de la viabilidad del ecosistema que sostiene odepende de la especie utilizada…”. El uso que sedio históricamente al carpincho en nuestro país, engeneral, no fue planificado hacia un uso sustenta-ble en el sentido de la definición anterior. Por ejem-plo, un informe reciente para la zona de la Reservade Iberá, en la provincia de Corrientes, señala quesolo de esa área se calcula una extracción de másde 45.000 carpinchos anuales (Fraga, 2003)2. A lafalta de utilización con planes de manejo sosteni-bles, se suma que en años recientes la demanda deproductos de carpincho ha sufrido un incrementonotorio, tanto por aumento del mercado interno,como por la reactivación del turismo extranjero des-de principios del año 2002. Dichos factores, suma-dos al complejo y caótico sistema de comercializa-ción y fiscalización existente, llevaron a la necesidadde desarrollar un plan que contemplara accionescoordinadas en conjunto con las provincias quecuentan con poblaciones de esta especie, a fin deencauzar su uso hacia una modalidad ordenada ysustentable.

Marco legal

En la Argentina el carpincho se encuentra ampara-do por la Ley 22421 del año 1981 que, con su De-creto Reglamentario Nº 666/97 y una serie de reso-luciones específicas, norma sobre distintos aspectosdel aprovechamiento y conservación de las especiesde la fauna silvestre.

Por una parte, el carpincho no está incluido en losapéndices de la Convención sobre el Comercio In-tencional de Especies Amenazadas de Fauna y Flo-ra Silvestre (CITES) a la que la Argentina adhieredesde el año 1980, mediante la Ley 22344. A nivelnacional su estatus de conservación, según la Reso-lución 1030/04, es de “no amenazada”. Esta últimacategorización se basó en el trabajo realizado por laSociedad Argentina para el Estudio de los Mamífe-ros –SAREM– (Reca et al., 1996), aunque en Díaz yOjeda (2000) se clasifica al carpincho como “poten-cialmente vulnerable”. La Resolución 62/86, porotra parte, establece una prohibición para el tránsi-to de animales vivos, entre ellos, H. hydrochaeris,con excepción de aquellos que provengan de la críaen cautiverio. Las operaciones de esta última activi-dad están reguladas por la Resolución 26/92, lacual, además, crea el Registro Nacional de Criade-ros de Fauna Silvestre. En lo que respecta a los as-pectos sanitarios, la Ley 22421 otorga las compe-tencias sobre el control sanitario de la fauna silves-tre al SENASA (Servicio Nacional de Sanidad yCalidad Agroalimentaria).

Por otro lado, cada provincia cuenta con sus pro-pias leyes que reglamentan aspectos relacionadoscon el uso y conservación de la fauna silvestre. Conrespecto al carpincho la normativa varía notable-mente entre jurisdicciones. Por ejemplo, en EntreRíos, Buenos Aires y Santa Fe la caza está prohibi-da, mientras que en Formosa, Chaco y Corrientesestá permitida, aunque con restricciones. Así, en laprovincia de Formosa está permitida para cazado-res de subsistencia (Disposiciones 110/98 y 056/03de la Dirección de Fauna y Parques), donde se habi-lita la caza del carpincho para consumo a los pobla-dores de condición humilde y se concede la posibi-lidad de venta de sus cueros. Tal condición es regu-lada por un cupo otorgado de acuerdo con el tama-ño del grupo familiar. En la provincia del Chaco exis-te una época de caza válida tanto para la caza co-mercial como la deportiva, generalmente entre

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2 Esta provincia solo autoriza la caza por daño, y hasta mediados de 2005 se habían vendido solo unos 700 precintos (Fuente: Dir.Fauna Corrientes.).

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mayo y agosto, con un cupo por cazador que se re-glamenta cada año y un tamaño mínimo de 60 cmde largo para los cueros (J. Francia, Director deFauna de Chaco; com. pers.) En la provincia de Co-rrientes solo se autoriza la caza de carpinchos enaquellas situaciones en que se compruebe que sunúmero es excesivo y que ocasione daños a cultivosy/o pasturas. El permiso lo otorga la Dirección deFauna provincial, que dispone el porcentaje de ani-males a cazar, previa pericia para evaluar el núme-ro de animales en un establecimiento. En tales ca-sos, los cueros obtenidos se pueden comercializarobservando las disposiciones vigentes.

Además de las diferencias en cuanto a las prohibi-ciones, la amplia variación del valor de las tasas fis-cales aplicadas en cada jurisdicción motiva el tránsi-to ilegal de productos (principalmente cueros) entredistintas provincias, a fin de trasladarlos hacia don-de las condiciones sean más favorables. La necesi-dad de poner fin a tal situación llevó a legalizar lasexistencias en algunos casos, como por ejemplo enla provincia de Entre Ríos, que mediante la Resolu-ción Provincial Nº 250/02, permitió entre los años2002 y 2003 un “blanqueo” de los cueros existen-tes en su territorio; sin embargo estas políticas pue-den tener efectos inciertos, ya que finalmente pue-den incentivar el tránsito de cueros ilegales de unaprovincia a otra.

El Proyecto

A mediados del año 2002 la Secretaría de Ambien-te y Desarrollo Sustentable (SAyDS), a través de laex Dirección de Fauna y Flora Silvestre (DFyFS), co-mienza la gestión para la elaboración del ProyectoCarpincho. Este proyecto se formalizó en el marcode la Resolución Nº 58/02, la cual establece un re-glamento para la creación de fondos de investiga-ción y manejo de especies silvestres y regula la par-ticipación del sector privado en este tipo de iniciati-vas. Luego, mediante la Disposición Nº 01/02 de lamisma Dirección, se convocó a los interesados enparticipar del proyecto. Se realizaron reuniones conintegrantes del sector comercial de artículos deriva-dos del cuero y se acordó sobre la necesidad de lle-var a cabo este proyecto y de implementar una fór-mula de patrocinio para su financiamiento. Por otraparte, se firmó un Acta Acuerdo entre la Nación ylos directores de Fauna de las provincias de EntreRíos, Santa Fe, Chaco, Formosa y Corrientes con el

objeto de apoyar su realización. Paralelamente, sellevaron a cabo reuniones de carácter técnico conbiólogos, veterinarios y otros profesionales relacio-nados con esta especie.

La primera etapa del proyecto tuvo por objeto co-menzar a normalizar la situación comercial del car-pincho a la par de dar inicio a una serie de investi-gaciones. Esta etapa se estructuró en tres puntosprincipales: aspectos de gestión, estudios ecológi-cos y análisis del sistema socioeconómico. Se explo-raron metodologías de evaluación poblacional acor-des con la ecología particular de la especie y se rea-lizó un análisis preliminar de la gestión del recurso,particularmente en lo relacionado con el circuito co-mercial y administrativo de los cueros. Una segun-da etapa contempla afianzar la evaluación del re-curso a escala regional con el inicio, en áreas moda-les a ser acordadas con las provincias, de la realiza-ción de estudios ecológicos básicos y de una “faseexperimental de manejo” de la especie.

PRIMERA ETAPA

Análisis del circuito comercial de cueros decarpincho en la Argentina

Los circuitos comerciales, relacionados con el co-mercio interno y externo, pueden esquematizarseen las siguientes fases (Figura 3):

1) Extracción. Esta fase comprende principalmentea cazadores de subsistencia, cazadores organizadosy, en menor medida, establecimientos agropecua-rios. Las modalidades y la finalidad de la extracciónvarían entre dichos grupos. Muchos cazadores desubsistencia practican la caza del carpincho y otrasespecies de la fauna silvestre, y obtienen efectivo omercaderías por la venta o canje de los cueros, ade-más de la carne para consumo. Individualmente, es-te tipo de cazadores no aporta gran cantidad decueros al sistema comercial, pero sumando el nú-mero de personas que practican este tipo de caza,el aporte puede llegar a ser significativo. Como ge-neralmente viven en lugares aislados, son visitadospor acopiadores que recorren la zona y que son losque suelen fijar los precios de los cueros al cazador.Los cazadores organizados nuclean a personas quese dedican tanto exclusiva como temporalmente a lacaza de carpinchos, donde una parte sustancial desus ingresos proviene de la venta de los cueros y enmenor medida de la carne. Estos cazadores también

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combinan la caza de este roedor con la de otras es-pecies, como, por ejemplo, la nutria (Myocastorcoypus) o la iguana (Tupinambis merianae), siem-pre dependiendo del lugar y la época del año. En al-gunos casos, trabajan directamente para acopiado-res regionales, con los cuales tienen cierto compro-miso de exclusividad.

Las extracciones en los establecimientos agropecua-rios, como las autorizadas en la provincia de Co-rrientes, suelen tener un doble propósito: por un la-do disminuir los números poblacionales de carpin-chos, que cuando son elevados pueden considerar-se perjudiciales para las actividades productivas y,por otro, generar ciertos ingresos por la venta decarne y cueros. La carne generalmente se comercia-liza en poblados donde los animales se transportanya faenados e, idealmente, con previa aprobaciónpor parte de las autoridades bromatológicas muni-

cipales. En estos casos la carne suele ser vendida acarnicerías locales o directamente al público; loscueros, vendidos a un acopiador regional o direc-tamente a comerciantes y, por tratarse, de cuerosautorizados por la provincia para su venta, en gene-ral tienen un valor mayor que si se tratara de cue-ros de origen ilegal (Quintana, 1996).

Finalmente, la cantidad de cueros que aportan loscriaderos comerciales, establecidos recientementeen nuestro país, no es suficientemente significativacomo para ser considerada en este esquema.

2) Acopio. Constituye la fase de los intermediarios.Como primer acopiador se considera a las personasque poseen algún tipo de comercio al que suelenacudir los cazadores para vender sus cueros o cam-biarlos por mercadería. Generalmente, son almace-nes de campo de ramos generales o lancheros

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Figura 3. Diagrama de flujo de la comercialización de cueros de carpinchos en la Argentina.

Cazadores desubsistencia

Primer acopiador Acopiador regional

Comerciantes

Fabricantes

Exportadores

ExportaciónVentas por mayor o menor

Curtiembres

Cazadores organizados

Extraccionesde estancias

Fase de extracción

Fase de acopio

Fase de distribucióny manufactura

Fase de comercialización

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propietarios de lanchas-almacén en la zona de islasdel río Paraná. El acopiador regional incluye a losgrandes receptores de cueros del sistema, situadosen pueblos importantes o ciudades. A ellos acudenno solo cazadores, sino también los pequeños aco-piadores. Estas personas se dedican al acopio decueros en general y poseen medios para recorrerextensas zonas y efectivo o mercancías para realizarlas compras.

3) Distribución y manufactura. Esta fase incluye a:(i) las curtiembres que reciben los cueros para su tra-tamiento; (ii) los fabricantes, de muy amplia expe-riencia en la elaboración de gran cantidad de artícu-los, y (iii) los comerciantes, que conforman un con-junto muy heterogéneo. Sin duda, esta es la fasemás complicada del esquema de uso del carpinchoya que es donde interviene la mayor cantidad de ac-tores, donde se lleva a cabo una gran circulación delos cueros crudos y/o curtidos, donde generalmentese obtiene la documentación respectiva a nivel pro-vincial y donde se debe realizar la acreditación y es-tampillado a nivel nacional. Existe también un im-portante número de posibles relaciones comercialesentre los diferentes actores de esta fase, lo que ha-ce que el esquema sea aún más complejo.

4) Comercialización. La venta de artículos de car-pincho se realiza en todo el territorio argentino,más allá del área de distribución de la especie. Seelaboran distintas calidades de productos, destina-dos a diferentes tipos de consumidores. Existen des-de la venta ambulante, pequeños negocios ostands en comercios de otros rubros (como estacio-nes de servicio), o locales en aeropuertos, hoteles ycentros turísticos, hasta grandes cadenas comercia-les con varias sucursales en jurisdicción federal y elinterior del país. También se lleva a cabo la venta alpor mayor que involucra principalmente a fabrican-tes y también a algunos comercios que combinanesta actividad con la venta al público. Por otro lado,los exportadores pueden poseer curtiembres pro-pias o comprar directamente a productores como,por ejemplo, a establecimientos agropecuarios. Elporcentaje destinado a las exportaciones, ya sea co-mo cueros crudos, curtidos o productos manufactu-rados, se destina principalmente a países de laUnión Europea.

Circuito administrativo

El circuito administrativo se inicia con la autoriza-ción (variable según la provincia) de la caza de car-pinchos. De realizarse el tránsito interprovincial de

productos, los acopiadores, establecimientos, cur-tiembres o comerciantes, previamente inscriptos enla jurisdicción de origen, deben solicitar las guías detránsito a las autoridades provinciales, sobre la ba-se de las tenencias registradas por ellos en dicha ju-risdicción. Estos productos tienen que ser registra-dos a su vez en la jurisdicción destino para que, encaso de ser necesario su traslado, pueda ser emiti-da una nueva guía de tránsito. Dicho mecanismopermite verificar el origen de los cueros o sus sub-productos. Para que los cueros o sus productos ter-minados puedan ser acreditados en jurisdicción fe-deral, los usuarios, previamente inscriptos como co-merciantes o como exportadores (o ambos), en laDirección de Fauna Silvestre de la Nación (DFS), de-ben presentar la respectiva Guía Única de Tránsito.Para la comercialización de productos en el merca-do interno –en jurisdicción federal– se requiere quelos productos ya acreditados sean identificados conestampillas adquiridas en la DFS o estén detalladosen una declaración jurada donde consten las con-fecciones a realizar con los cueros acreditados. Enel caso de solicitudes de exportación, la DFS otorga-rá permisos a las empresas o personas jurídicas quetengan debidamente registrados dichos productos.Los usuarios, además, pueden solicitar transferen-cias entre firmas inscriptas o solicitar guías de trán-sito con destino a otras jurisdicciones.

Estadísticas del comercio del carpincho

La cantidad de estampillas vendidas debería con-formar un indicador de la magnitud del comerciointerno en jurisdicción federal y reflejar el uso quese hace de esta especie. Sin embargo, esta variablehasta el comienzo del proyecto no podía ser eva-luada con tal indicador, debido a los escasos con-troles existentes. Un punto importante del Proyec-to, entonces, fue el de establecer un sistema másestricto de fiscalización a través de la regulariza-ción de la tenencia y comercialización de mercade-rías, lo que derivó en un incremento notable de laventa de estampillas y de inscripción de comercios.Esto fue una consecuencia del mayor número deinspecciones que condujeron al decomiso de im-portantes cantidades de productos ofrecidos enpuntos de venta que no cumplían con los requisitosnecesarios (Figura 4). Actualmente, ya se cuentacon una base de datos que va tendiendo a ser másrealista acerca de los verdaderos volúmenes de pro-ductos comercializados a partir del cuero de carpin-cho. La adquisición de estampillas en 2002 duplicóa la de los años anteriores, mientras que en los

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años 2003 y 2004 la venta de estampillas se quin-tuplicó con respecto a la de 2002 (Figura 5). Cabedestacar que, por otro lado, a partir del año 2002se registró un aumento en la demanda interna deproductos de carpincho, debido, principalmente, auna mayor afluencia de turismo extranjero al país.Por lo tanto, la venta de estampillas conformará unindicador cada vez más confiable de la magnituddel comercio siempre que los controles se manten-gan.

Con respecto al comercio exterior, las exportacio-nes de cueros realizadas por firmas exportadorasdel sector entre los años 1997 y 2004 fluctuaronnotablemente (Figura 6). Es llamativa la gran dife-

rencia en el número piezas exportadas entre el año2000 y los años siguientes. Esto se debe principal-mente a las condiciones relacionadas con los incen-tivos para las exportaciones por medio de reinte-gros, los que se redujeron luego de la devaluaciónde la moneda argentina en el año 2001.

Metodologías para la evaluación depoblaciones silvestres

Tradicionalmente, la mayor parte de los relevamien-tos poblacionales de carpinchos se ha realizado pormedio de conteos visuales directos, como en los

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Figura 5. Registros de ventas de estampillas para la iden-tificación de confecciones o artículos realizados con cue-ros de carpinchos a la venta en jurisdicción federal, paralos años 1999 a 2004 (Fuente: DFS).

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Figura 6. Registros de exportaciones de cueros (miles deunidades) de carpincho entre los años 1997 y 2004.(Fuente: DFS).

Figura 4. Productos elaborados con cuero de carpincho decomisados por no cumplir con normas legales de comer-cialización para jurisdicción federal (izq.). Vista del depósito de la Dirección Nacional de Fauna (der.). (Fotos: M. L.Bolkovic).

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ambientes abiertos de las sabanas inundables o“llanos” venezolanos o del Pantanal brasileño(Ojasti, 1973; Alho et al., 1987a; Ramírez-Perilla,2005). Sin embargo, la evaluación del tamaño po-blacional en ambientes con vegetación más cerra-da o en sitios con caza es compleja, pues los indi-viduos suelen tornarse huidizos y realizar la mayorparte de sus actividades en horarios nocturnos.Esto es común en la Argentina, donde gran partede los hábitats del carpincho presentan una estruc-tura de la vegetación más compleja que la de losllanos venezolanos y suelen estar sometidos a unaalta presión de cacería. Debido a ello, los conteosdirectos son posibles solo en grandes estableci-mientos agropecuarios con ambientes abiertos ypoblaciones protegidas, como suele suceder en es-tancias de la provincia de Corrientes.

Por tal razón se ensayaron métodos indirectos pa-ra estimar densidades poblacionales basados en elconteo de signos, particularmente heces. Para con-vertir la densidad de heces en densidad de indivi-duos es necesario conocer la tasa de deposición(defecación) de los carpinchos y la tasa de descom-posición de las heces. Dado que la descomposiciónsuele ser bastante rápida en el medio natural, nohabría mayores riesgos de sobreestimación por re-gistro de heces viejas y, por otra parte, un observa-dor puede entrenarse rápidamente para conocerlas heces de las últimas 24 horas bajo diferentes si-tuaciones climáticas. La tasa de defecación diaria(TDD) se estimó en tres sitios (Bolkovic et al.,2003): en el Zoológico de la ciudad de La Plata, enun criadero de la provincia de Entre Ríos (Estableci-miento El Curupí, en las cercanías de VillaParanacito) y en una estancia de la provincia de Co-rrientes donde los carpinchos presentaban muybuen estado de conservación (Ea. Santa Bárbara,Departamento de Concepción). Las tasas variaronnotablemente entre los sitios: la del criadero fue laque presentó mayor valor, con un promedio de 6,6heces/día, mientras que en el zoológico el prome-dio fue de 3,2 heces/día y en la laguna de Corrien-tes de 4,4 heces/día. A pesar de que las tres áreasno eran próximas entre sí, estimamos que la dife-rencia principal se debió a la ausencia (en EntreRíos) o a la presencia (en el zoológico y en la estan-cia de Corrientes) de cuerpos de agua en el sitio deestudio. Por lo tanto, los valores mas altos (criade-ro) podrían relacionarse con una TDD bruta, mien-tras que en los otros dos sitios parte de las hecesse habrían perdido en los cuerpos de agua, siendoesta tasa (que podríamos llamar TDD ecológica)más adecuada a los fines de muestreo, ya que las

evaluaciones de densidades se realizan sobre laporción de tierra que utilizan los carpinchos y no enel agua. Es necesario conocer la superficie que de-be considerarse para los relevamientos de heces, yaque aún no se conoce el área de acción de los car-pinchos para diferentes hábitats de la Argentina.Por consiguiente, para la segunda etapa de esteproyecto se plantea la realización de estudios espe-cíficos que permitan generar datos sobre el tama-ño del área de acción y el uso del espacio.

Por otro lado, se realizó un relevamiento de la si-tuación del carpincho en la Reserva de Biosfera La-guna Oca del Río Paraguay, en la provincia de For-mosa. Allí las áreas de alimentación no son exten-sas praderas cercanas a los cuerpos de agua comoocurría en Corrientes, y el patrón de paisaje estárepresentado por un alto número de elementos deconformación lineal (bordes de lagunas, espiras demeandros). En este caso, resultó mas efectivo re-gistrar las heces a lo largo de las orillas de los cuer-pos de agua y expresar los resultados como un ín-dice de abundancia relativa (IAR) (Bolkovic et al.,2004). Así, se logró estimar la abundancia de loscarpinchos y conocer la situación general de estaespecie en la reserva. En más de 12.000 m de ori-llas examinados minuciosamente, se pudo detectarla presencia de carpinchos a través de signos de ac-tividad, aunque en números muy bajos y con unarelación inversa entre el IAR y la distancia a la ciu-dad de Formosa –cuyos barrios más humildes lin-dan con el sector norte de dicha reserva–. En estemismo recorrido solo se pudo observar en formadirecta dos ejemplares sumamente huidizos y nu-merosos signos de actividad de cazadores (botes,trampas, miradores y cartuchos de escopeta). Pormedio de entrevistas a los pobladores de la reser-va se corroboró el uso actual y la disminución delas poblaciones en el tiempo y en relación conáreas más alejadas de los centros poblados. A pe-sar de esta bajísima abundancia de carpinchos, ca-be destacar que la Reserva se encuentra incluidadentro de una región clasificada como potencial-mente “óptima” para la presencia de la especie(Adámoli, 1988). Esto muestra que la presión decaza representa un factor negativo importante so-bre las poblaciones silvestres de los carpinchos, si-tuación que se repite en otras localidades del país(Quintana, 1996).

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Lineamientos de un plan de manejo para laArgentina

Modelos de uso de carpincho

Según Parra (1987)3, el carpincho ya se encontrabaen un “estado de actividad pastoril organizada”4 enAmérica antes de la llegada de los españoles. En laactualidad el grado de domesticación de la especievaría según la región y se puede decir que ya supe-ró ampliamente ese estadio, con experiencias exito-sas de reproducción fuera del ámbito silvestre. Lautilización del carpincho puede realizarse por me-dio de modalidades que abarcan desde el uso direc-to de las poblaciones silvestres (in situ) hasta la críaintensiva en cautiverio (ex situ), con toda una gamade situaciones intermedias.

Con respecto a la utilización directa de poblacionessilvestres de carpinchos, el país que cuenta con ma-yor experiencia es Venezuela, con un programa ofi-cial desarrollado durante más de 40 años. En los es-tablecimientos habilitados para la zafra se autorizala extracción anual de un porcentaje fijo del total deanimales censados –30% en los inicios del progra-ma y recientemente del 20% o menos–. Los propie-tarios suelen realizar muy poco manejo de las po-blaciones, generalmente relacionado con el mejora-miento del hábitat (como la construcción reservo-rios de agua), aunque no siempre sean específicospara el carpincho. A pesar de haber gozado de cier-to éxito, este programa solo es aplicable en grandesestablecimientos ganaderos de los llanos, pero norepresenta una solución a la caza de subsistencia, ala caza comercial ilegal, y para el manejo de la es-pecie en otras ecorregiones diferentes de los llanos,donde la misma está presente. En los últimos añosse registraron caídas de la producción bajo este ti-po de manejo, relacionado con una sobreexplota-ción del recurso y esto aparentemente se corres-pondería con una falta de inversión en la capacita-ción de quienes deben llevar a cabo los controles(González Jiménez, 2005). Sin embargo, este pro-grama tuvo el mérito de haber aportado gran par-te de lo que actualmente se conoce sobre la biolo-gía del carpincho, a través de los estudios realiza-dos en dicho marco.

En varios países latinoamericanos se realizaron expe-riencias de cría semiextensiva (Ojasti, 1978; Ojasti ySosa Burgos, 1985; Alho, 1986), y aunque es un sis-tema que podría ser adecuado bajo ciertas condicio-nes, se puso en duda su factibilidad económica(Ojasti, 1991). Si bien son varias las ventajas de te-ner los animales dentro de clausuras (restricción desus movimientos, exclusión de depredadores terres-tres y de otros herbívoros, protección contra caceríafurtiva y facilitación de captura para transferencia ocontrol sanitario), estas pueden resultar costosas da-do su gran tamaño (aproximadamente 5 ha) y a lasbajas densidades que soportan, que suelen ser me-nores que las sustentadas en condiciones de liber-tad, aún en ausencia de ganado doméstico. Dichosistema generalmente debe ser subsidiado con unaprovisión adicional de forraje, sobre todo en épocasde escasez, o se debe considerar una carga animaltan baja para evitar el sobrepastoreo que lo puedevolver económicamente no viable. Por ejemplo, Ojas-ti y Sosa Burgos (1985) compararon experimental-mente clausuras con diferentes densidades y obser-varon que en aquellas superiores a los tres carpin-chos/ha hubo un agotamiento del forraje, una dismi-nución de la tasa de natalidad y un aumento en lamortalidad en menos de tres años. Un resultado si-milar se obtuvo en el Pantanal cuando las densida-des eran superiores a los 4,3 carpinchos/ha (Alho etal., 1987b). En Venezuela hubo otras propuestas ofi-ciales de uso semiextensivo comunitario (GonzálezJiménez, 1995), pero en ese caso fallaron por razo-nes económicas relacionadas con las tasas de interésde los créditos contraídos para las instalaciones. Sinembargo, en Brasil donde la caza comercial se hallaprohibida, esta modalidad, ahora extendida en va-rios estados del país, resultó exitosa por lo menosdesde el punto de vista comercial, aunque tambiéncon importantes consideraciones favorables por lapreservación de los hábitats. A diferencia de los ca-sos anteriores, el éxito de estas experiencias radicaen que gran parte de la inversión se realiza para elmarketing del principal subproducto utilizado –lacarne–, lo que hace que el rédito obtenido justifiquetoda inversión llevada a cabo en la etapa de cría. Enestos casos, se efectúa el aprovechamiento práctica-mente íntegro del animal y entonces no resulta ne-cesario el sacrificio de grandes volúmenes para obte-ner una buena renta (Bezerra da Silva Neto, 2005).

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3 Citado en González Jiménez (1995).4 Que incluye, según el mismo autor, la formación de rebaños, tolerancia a la presencia del hombre, captura de crías y cría en cauti-

verio, pero no se llegó a la reproducción en condiciones de cautiverio ni a ningún tipo de selección por medio de la eliminaciónde animales indeseables, ni control del ciclo de vida del animal.

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En cuanto al sistema de producción intensivo, losanimales están confinados en corrales de manerasimilar a los utilizados en la producción de cerdos yse les provee de forraje, agua y sombra. Existen ex-periencias en Brasil (Alho, 1986; Lavorenti, 1989;Nogueira Filho, 1996; Hosken, 1999), Venezuela(Parra et al., 1978), Colombia (Giraldo Hernández yRamírez Perilla, 2001) y Argentina (Cueto, 1999; Ál-varez, 2002; Alekote, 2003). En nuestro país loscriaderos comenzaron su fase experimental en laEstación INTA Delta juntamente con investigadoresde la UBA y del CONICET en 1991. Para fines de ladécada de 1990 el programa fue abandonado ofi-cialmente, pero quedó en funcionamiento una seriede criaderos que se habían comenzado a imple-mentar bajo este proyecto y que actualmente estánnucleados en la Asociación Argentina de Criadoresde Carpinchos. Dichos criaderos apuestan a colocarla carne como producto principal, valorizando asíeste subproducto que hasta el presente no había si-do considerado comercialmente en nuestro país. Elénfasis en la comercialización de la carne se consi-dera la mejor posibilidad para los criaderos, ya quees difícil que los precios de los cueros obtenidos poreste sistema de producción puedan competir conlos obtenidos del medio silvestre. Hasta el presente,las referidas experiencias fueron realizadas a escalacomercial acotada y se discute aún la factibilidadeconómica de este tipo de emprendimiento.

Posibilidades de manejo de carpinchos en la Argentina

En nuestro país existe una serie de condicionesapropiadas que hacen que el carpincho constituyauna de las especies nativas con mayor potencial demanejo en el medio silvestre. Por un lado, a pesardel uso intenso que se hace de este roedor en lamayor parte de su área de distribución, aún se ob-servan poblaciones importantes, lo que señala quees una especie con una probable alta resilienciafrente a la presión de caza. Sin embargo, su situa-ción debe ser estudiada en particular en los diferen-tes hábitats en los que se lo encuentra, para esta-blecer la sustentabilidad de la actividad en el media-no y largo plazo. Por otra parte, ya existe un impor-tante mercado interno y externo para el cuero y unmercado potencial para la comercialización de lacarne, debido a que la Argentina es un país dondelas carnes rojas son ampliamente consumidas. Porlo tanto, las modalidades de explotación del recur-so pueden presentar variaciones según las distintasregiones del país, en función de sus condiciones

ecológicas y socioeconómicas. Una primera aproxi-mación para cada una de ellas la constituyen las si-guientes alternativas:

Un plan de manejo extensivo de carpinchos, ba-sado en la cosecha de las poblaciones silvestres,similar al aplicado en Venezuela, podría llevarsea cabo en grandes establecimientos agropecua-rios con buena proporción de hábitats abiertos,tal como los existentes en varias zonas de la pro-vincia de Corrientes. Esto podría enmarcarsedentro de un esquema de manejo integral dehumedales y su fauna asociada, juntamente conactividades poco convencionales, como el eco-turismo –cuyo desarrollo en los últimos años es-tá adquiriendo una gran relevancia en esa pro-vincia–. En una primera instancia, se proponeque el uso de poblaciones silvestres se realicepor medio de una regla que contemple la posi-bilidad de extraer todo el excedente por encimade una densidad umbral de animales en un de-terminado establecimiento agropecuario. Estapuede calcularse ya sea empíricamente o pormedio de modelos matemáticos, según la dispo-nibilidad de información sobre los parámetrospoblacionales de la especie en la región de inte-rés (Rabinovich et al., 2003).

Una modalidad semiextensiva podría desarro-llarse en aquellos sitios en que los carpinchos es-tén protegidos de la cacería furtiva y que, sinembargo, no se encuentren en predios tan ex-tensos como en el caso anterior. Se trata de es-tablecer planteles de animales mansos, que pue-dan ser fácilmente capturables en el momentode la zafra. Para esto se necesita evaluar la ca-pacidad de carga de las áreas destinadas a estosroedores y, de ser necesario, realizar mejoras enlas condiciones del hábitat, para luego estable-cer la cuota de extracción en el momento enque los animales alcancen altas densidades.

En regiones donde los establecimientos son máspequeños, como ocurre en algunas zonas deEntre Ríos, y donde los carpinchos son más es-casos o los hábitats resultan menos accesibles,la cría en cautividad parecería ser la opción másacertada. Cada productor deberá evaluar su fac-tibilidad económica (costos vs. beneficios).

Por otra parte, en la Argentina es necesario elestudio de alternativas para áreas como la eco-rregión de Islas y Delta del Río Paraná, en don-de los carpinchos aún parecen ser abundantes,pero la complejidad del hábitat y de la dinámica

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hídrica de la región hace que la implementaciónde cualquiera de los modelos de manejo antesmencionados resulte económica y administrati-vamente poco viable. El manejo podría contem-plar la caza directa –que de hecho ocurre en laactualidad–, incorporando la venta de los cue-ros en el mercado legal y fiscalizando esta acti-vidad por medio del establecimiento de cuotaspor cazador (o eventualmente acopiadores queregistren cazadores en su organización).

Finalmente, la cría de pequeños planteles paraaprovechamiento a escala doméstica podría seruna alternativa para algunas comunidades loca-les, que podrían tener un doble beneficio al pro-ducir carne a muy bajo costo para consumo pro-pio y cueros para la venta. Esta alternativa qui-zás requiera del subsidio de planes sociales parainiciar su desarrollo.

Recomendaciones de la primera etapa del proyecto

De esta primera etapa surgen recomendacionesque se relacionan con acciones tendientes a regula-rizar el manejo del recurso en lo inmediato y a ge-nerar y fortalecer el conocimiento sobre la bioeco-logía de la especie, a saber:

Aspectos de gestión:

Lograr un consenso con las administracionesprovinciales para la implementación de mecanis-mos que permitan conocer las existencias realesde los cueros por jurisdicción, así como ordenarla actividad comercial bajo un protocolo unifica-do para todas las provincias involucradas.

Implementación de un cupo provisorio por cadaprovincia, en el cual la cantidad estipulada pue-de ir modificándose a medida que se vaya ins-taurando la modalidad de extracciones adecua-da por región.

La implementación obligatoria de una guía úni-ca de tránsito para el tráfico interjurisdiccionalde los subproductos de carpincho.

La implementación de un sistema de controlmediante identificación de los cueros en el lugarde origen.

El desarrollo de un sistema informático de ges-tión, con la finalidad de fortalecer los controlestanto de los organismos relacionados con el ma-

nejo del recurso –a nivel nacional y provincial–como de los organismos de seguridad.

Aspectos bieocológios:

Una evaluación del estado de las poblaciones decarpinchos a nivel nacional.

Un relevamiento a escala regional de los hábi-tats aptos para esta especie en cuanto a su cali-dad, cantidad y disponibilidad.

La realización de estudios de campo a fin de cu-brir los principales vacíos de información sobreeste roedor en la Argentina (por ejemplo, el es-tudio para diferentes ambientes del uso del es-pacio, de la capacidad de carga, de las preferen-cias en la dieta, del estado sanitario, de la con-dición física y de otros parámetros pobla-cionales como tasas de fecundidad y productivi-dad).

Aspectos socioeconómicos:

La implementación de acciones que conduzcana fomentar el uso integral del carpincho paraaprovechar los subproductos –carne y aceite–que en la actualidad son, en gran medida, dese-chados.

El desarrollo de mecanismos tendientes a la im-plementación de sistemas de aprovechamientomultiespecíficos, ya sea en relación con otras es-pecies silvestres como nutrias (Myocastor coy-pus) o yacarés (Caiman spp.), o como comple-mento de actividades agropecuarias tradiciona-les que ya se estén llevando a cabo y sean com-patibles con la conservación de los humedales.En particular, para aquellas situaciones en dondeel carpincho produzca daños a cultivos o pas-turas, el aprovechamiento sustentable con elmonitoreo de las poblaciones serviría para lograruna disminución real del daño y de los costos decontrol. La percepción de la especie como dañi-na cambiaría, en cierto grado, por la de un recur-so económico adicional.

Aspectos de financiamiento del proyecto:

Creación de un fondo de conservación, similaral de los proyectos de manejo de otras especiessilvestres como por ejemplo el loro hablador(Amazona aestiva), nutrias (M. coypus) e igua-nas (Tupinambis spp.).

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SEGUNDA ETAPA

En función de lo anterior, la segunda etapa del Pro-yecto contempla encarar especialmente los aspec-tos de gestión incluidos en las recomendaciones an-teriores y profundizar el análisis a escala regional dela situación actual del carpincho, englobando as-pectos tanto socioeconómicos como bioecológicosy llevando a cabo ensayos de manejo tendientes aregularizar el uso que actualmente se hace de estaespecie.

En primer lugar, en cuanto a los relevamientos yestudios de base, se consideran dos aproximacio-nes complementarias:

(a) Para cuantificar las cosechas actuales en las dis-tintas subregiones se contempla relevar en formaparticular el uso dado al carpincho y las distintasmodalidades de obtención. La cuantificación se lo-grará cruzando aquella información obtenida de losdiferentes eslabones de la cadena comercial a travésde abordajes en forma directa (encuestas y/o entre-vistas) o indirecta (con estimaciones por medio deindicadores como el estampillado, compra de pre-cintos, etc.), con los datos provenientes de las admi-nistraciones de fauna nacional y provinciales.

(b) La segunda aproximación implica el desarrollode un SIG y modelos de aptitud de hábitat poten-cial para la evaluación de abundancias de las pobla-ciones silvestres de carpinchos considerando las ca-racterísticas particulares de cada ecorregión. Com-plementariamente se contempla la realización deestudios a escala local, a fin de estimar parámetrospoblacionales del carpincho y el análisis del uso delespacio y patrones de actividad.

En segundo lugar, con la información de base ge-nerada a partir de los puntos anteriores, se conside-ra la posibilidad de iniciar una fase experimental demanejo de poblaciones silvestres, en principio bajodos modalidades:

(1) La primera incluye ensayos de cosechas pilotoen establecimientos, que deberán ser seleccionadossobre la base de las siguientes características: (a)contar con altas densidades poblacionales de car-pinchos; (b) poseer una importante superficie dehábitat adecuado para esta especie en cuanto a ca-lidad y disponibilidad, y (c) que exista un interés realpor parte de los propietarios en llevar a cabo estaactividad, que se manifieste en desarrollar la in-fraestructura apropiada y, si fuera necesario, enapoyar prácticas de mejoramiento del hábitat.

(2) Por otro lado, dado que el carpincho experimen-

ta en la actualidad extracciones considerables peroposee una importante capacidad de recuperaciónde sus poblaciones, la segunda modalidad estarádirigida a ir orientando el uso actual ya existente,pero con la incorporación de medidas correctivas. Elanálisis de indicadores (por ejemplo, poca variaciónen el tamaño de los cueros entre diferentes años decosecha, un equilibrio en el tamaño poblacionaldentro de los rangos previstos bajo condiciones deextracción, la estabilidad de los grupos sociales, lano distorsión de la pirámide de edades, o el nivel deesfuerzo de los cazadores para lograr el mismo ren-dimiento de la cosecha), permitirá definir si el nivelde uso dado a esas poblaciones es sustentable. Secomenzará con una unidad administrativa dada adefinir (por ejemplo, una provincia o una regióndentro de una provincia), con la finalidad de esta-blecer el esfuerzo de cosecha óptimo a aplicar paralograr el mantenimiento de las poblaciones de car-pinchos a largo plazo. Esto necesariamente implica-rá conocer las existencias de cueros en dicha juris-dicción, implementar el seguimiento de su origen,un registro de los diferentes actores involucradosen la cadena de comercialización y la modificación,de ser necesaria, del marco legal en dicha jurisdic-ción.

Conclusión

El carpincho muestra un amplio potencial biológicopara ser manejado en el medio natural. Esta carac-terística, sumada al hecho de su importancia co-mercial actual como producto de la fauna silvestre,lo coloca en una situación que requiere estableceruna estrategia común de gestión que incluya tantoa la Nación como a todas las provincias con pobla-ciones de esta especie. Así se podrá plantear unapolítica coherente de explotación, fiscalización y co-mercialización de los productos tanto en el mercadointerno como externo. En dicho contexto, desde es-te proyecto se plantea continuar con actividades en-caradas a diferentes niveles. Así se posibilitará no so-lo la implementación de un plan de uso sustentablepara la especie, sino que, a su vez, se podrán llevara cabo acciones que tiendan a la conservación delos humedales. Esto redundará, además, en un be-neficio para otras especies asociadas a los hábitatsdel carpincho y para las comunidades humanasrelacionadas con su explotación. Se plantea que laactividad desarrollada bajo un sistema reguladocontribuirá a mejorar las condiciones de los

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eslabones primarios de la cadena comercial,actualmente los menos favorecidos. En cuanto a lastendencias actuales de comercialización, el hechode tener que controlar un mercado interno en granparte complejo y escurridizo constituye unaimportante dificultad, pero al mismo tiempo suordenamiento permitirá una mejor gestión delrecurso. A pesar de esta dificultad, el desafío loconstituye, entonces, mantener un mercadointerno activo, que es el principal responsable deincorporar un valor agregado al recurso a través de

la manufactura y la venta de productos decarpincho. En cuanto al mercado externo, seríadeseable que se revirtiera la tendencia actual deexportación principalmente de cueros crudos o solocurtidos. Finalmente, es necesario que de cadaanimal extraído del medio se maximice el usointegral del mismo, lo cual requerirá de un esfuerzoadicional de investigación y promoción de lautilización de los otros dos subproductos (carne ygrasa) que en la actualidad son poco aprovechadosen nuestro país.

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Manejo de vicuñas en la ArgentinaExperiencias en las provincias

de Salta y Jujuy

Bibiana Vilá y Gabriela Lichtenstein

In this work, we present two alternatives for vicuna management currently undertaken in Argentina: a ranchingsystem promoted by INTA in Salta and Jujuy Provinces, and a recent wild management experience carried out inCieneguillas in Jujuy Province. In the first place, they are described in terms of biological and socio-economicaspects from a comparative perspective. Then, we discuss the impact of both management types on vicuna con-servation.

Key words: vicuna, captive breeding, wild management, Argentinean Puna, Salta, Jujuy.

Abstract

En este trabajo se presentan dos alternativas de manejo de vicuñas actualmente vigentes en la Argentina: el sistemade criadero fomentado por el INTA en las provincias de Jujuy y Salta, y la experiencia reciente de manejo en silvestríarealizada en Cieneguillas, en la provincia de Jujuy. En primer lugar, se describen en función de aspectos biológicos ysocioeconómicos con una perspectiva comparativa. Luego, se analiza el impacto de estas dos modalidades de mane-jo sobre la conservación de las vicuñas.

Palabras clave: vicuñas, uso en cautiverio, uso en silvestría, Puna argentina, Salta, Jujuy.

Resumen

Vicuna management in ArgentinaExperiences in Salta and Jujuy Provinces

Introducción

El manejo de fauna es un tema netamente ambien-tal y no exclusivamente biológico como se lo sueletratar, entendiendo al “ambiente” como una com-pleja trama de interacciones biofísicas y sociocultu-rales. Las problemáticas ambientales tienen unacomplejidad intrínseca que indica que deben serabordadas con un nuevo estilo de ciencia. Se laspodría definir como situaciones en las que: 1) exis-ten riesgos e incertidumbre; 2) hay diversos intere-

ses y valores en juego, y 3) las decisiones son urgen-tes (Funtowicz et al., 1998). Las metas de la inves-tigación ambiental ya no están exclusivamenteorientadas por la “curiosidad”, sino también inclu-yen demandas de la sociedad no científica, y se ba-san principalmente en paradigmas orientados porproblemas. Las situaciones de manejo de faunacumplen con los enunciados anteriores, por lo tan-to se necesita ciencia de calidad, pero además quela evaluación para la toma de decisiones sea realiza-da no solo por expertos, sino por una comunidadde pares extendida que incluye a los pobladores

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locales, ya que muchas veces distintas formas deconocimiento (por ejemplo, la indígena o religiosa)son relevantes para un diálogo exploratorio ten-diente a resolver un problema (Funtowicz et al.,1998).

En este trabajo se reúnen dos líneas de investiga-ción llevadas a cabo por sendas autoras, una deellas referida al análisis del manejo de vicuñas(Vicugna vicugna) en cautiverio y la otra al uso ensilvestría; por ello, parte de la información puedetambién leerse en los trabajos específicos. Los da-tos de los criaderos aquí presentados correspon-den al período 2001-2003, mientras que la infor-mación sobre Cieneguillas se refiere a los años2001-2005. El objetivo de este capítulo es ofrecer,a través de una visión comparativa y crítica, unadescripción de los dos tipos de manejo que coexis-ten en nuestro país.

La vicuña

Las vicuñas son un excelente modelo para el mane-jo sustentable, ya que poseen características bioló-gicas que permiten su captura, manipulación, esqui-la e inmediata liberación. Si esta intervención serealiza con un criterio adecuado de bienestar ani-mal, las consecuencias negativas para las vicuñaspueden ser minimizadas notablemente.

Este camélido silvestre posee una de las fibras másfinas del mundo (alrededor de 12,5 micrones) ymás cotizada en el mercado internacional (U$S 300a 650/kg), cuyo único competidor en finura es la fi-bra obtenida del chiru (Pantholops hodgosonii) queostenta 10-12 micrones (Schaller, 1998). La vicuña,junto con los otros camélidos sudamericanos, esuna especie adaptada a la Puna y ofrece las siguien-tes ventajas sobre las especies introducidas:

Es “pastoreadora de bajo impacto ambiental”,con adaptaciones fisiológicas, anatómicas y con-ductuales, que le permiten un buen aprovecha-miento de las pasturas de la estepa nativa y noejerce un impacto por pisoteo sobre los suelos.

Habita en zonas marginales, donde otro tipo deganado tiene problemas de disponibilidad depastura; es tolerante a condiciones climáticasextremas.

No requiere tratamientos sanitarios ni alimenta-ción suplementaria, dada su condición de ani-mal silvestre.

Pastorea en campos con presencia de camélidosdomésticos y otro tipo de ganado, sin generar

excesivos solapamientos alimentarios ni agresio-nes interespecíficas.

Historia del uso

La vicuña ha sido utilizada por los habitantes andi-nos desde tiempos prehistóricos (Bonavia, 1996;Yacobaccio, 2003). En épocas del incanato, la téc-nica de captura se denominaba chaku y fue exten-samente aplicada. Cada tres o cuatro años se cap-turaban los animales, se esquilaba la mayoría y lue-go se los liberaba (Custred, 1979). Se calcula que ala llegada de los españoles había 2 millones de vicu-ñas en Perú (Wheeler y Hoces, 1997).

Luego de la conquista, la caza no controlada conarmas de fuego provocó una disminución drásticade las poblaciones de vicuñas (Yacobaccio et al., enprensa) y la especie quedó en peligro de extinción,situación mantenida hasta mediados del siglo XX.En la década de 1960, la población mundial se cal-culaba en unos 10.000 animales según Hofman etal. (1983), y unos 6.000 de acuerdo con Nowak(1991). Tal situación fue revertida gracias a intensosesfuerzos internacionales, nacionales y regionalesde conservación.

En 1969, Bolivia y Perú firmaron el Convenio sobreConservación de la Vicuña y de este modo toda lacomercialización referida a la vicuña fue prohibida.A dicho convenio, posteriormente adhirieron Chile yla Argentina, y se crearon reservas y parques nacio-nales en el área de distribución de esta especie. Ta-les medidas se vieron reforzadas con la prohibiciónde la comercialización dentro de los Estados Unidosde América, donde la especie fue listada en el ESA(Endangered Species Act) en junio de 1970, y por laaplicación de la prohibición de la comercializacióninternacional de la fibra por la Convención sobre elComercio Internacional de Especies Amenazadas deFauna y Flora Silvestres (CITES) en el año 1975.

Tras una primera etapa de protección absoluta, seentendió la importancia de involucrar a las comuni-dades locales en la conservación de las vicuñas. Di-chas comunidades estaban mostrando no solo de-sinterés, sino hasta cierta animosidad, por conside-rarlas competidoras de su ganado doméstico poragua y pasturas. Así es como se buscó modificarcomportamientos y prácticas de los pobladores lo-cales mediante la aplicación de incentivos económi-cos y sociales. Se llegó entonces a la firma de unconvenio donde se promovía el aprovechamientoeconómico de la especie “en beneficio de los pobla-dores andinos” (Convenio para la Conservación yManejo de la Vicuña, artículo 1, 1979).

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Los países andinos han desarrollado distintas moda-lidades de manejo de acuerdo con sus particularida-des, tales como: organización social, idiosincrasia,sistemas de producción, sistema de tenencia de latierra y recursos naturales, y legislación (Lichtens-tein y Vilá, 2003). En el caso de Perú y Bolivia, losplanes de manejo fueron diseñados inicialmente pa-ra que comunidades territoriales hicieran uso de lasvicuñas que se encontraran en sus tierras comuna-les mediante capturas temporales seguidas de su li-beración. Desde 1995, en Perú también se utilizanmódulos de cautiverio1, mientras que en Bolivia eluso de vicuñas es exclusivamente en silvestría. EnChile existe un sistema mixto de manejo, cuyos prin-cipales beneficiarios son pobladores de origen ay-mara, que combina el manejo en silvestría con ma-nejo en grandes corrales. En el caso de la Argenti-na, donde las estructuras comunales asociadas a lapropiedad de la tierra están muy poco difundidas ylos núcleos de producción económica son las unida-des domésticas, se diseñó un sistema de manejo encautiverio llevado a cabo por pequeños producto-res. Un modelo alternativo surgió a partir de la ini-ciativa asociativa en la provincia de Jujuy, que sedescribe en este texto.

Marco legal argentino

El marco legal referente a la vicuña está constituidopor normas internacionales, nacionales y provin-ciales. En lo que concierne al comercio internacionalde la especie, la Argentina ratificó la Convención CI-TES (Ley 22344) con la Dirección Nacional de Fau-na y Flora Silvestres como autoridad de aplicación.Se ratificaron también el Convenio para la Conser-vación y Manejo de la Vicuña (Ley 23582) y el Con-venio sobre la Diversidad Biológica (Ley 24375). Anivel nacional, la Ley 22421, de Protección y Con-servación de la Fauna Silvestre, regula el tránsito in-terprovincial, comercialización en jurisdicción fede-ral, exportación e importación de animales vivos,productos y subproductos de la fauna silvestre. Sibien la fauna silvestre es considerada res nullius (sindueño) por el Código Civil, la Constitución Nacionalotorga a las provincias el dominio originario de susrecursos naturales. Por ende, las cinco provinciasque cuentan con poblaciones de vicuñas (Jujuy, Sal-ta, Catamarca, La Rioja y San Juan) manejan el re-curso dentro de sus territorios en forma autónoma,de acuerdo con su legislación.

En 1997, la Argentina presenta una propuesta a laConvención CITES para el pasaje del Apéndice I alApéndice II de las poblaciones de vicuñas de la pro-vincia de Jujuy y de los ejemplares en cautiverio decriaderos fundados con vicuñas procedentes delInstituto Nacional de Tecnología Agropecuaria(INTA), con el exclusivo propósito de permitir la co-mercialización de fibra de esta especie provenientede la esquila en vivo. Dicha propuesta fue aproba-da en la Conferencia de las Partes realizada en eseaño en Harare, Zimbabue. En el año 2002, una pro-puesta similar fue aprobada en Santiago de Chilepara las poblaciones de vicuñas de la provincia deCatamarca. El resto de las poblaciones de vicuñasde Argentina continúa en Apéndice I.

El sistema de criaderos

En 1965, el INTA comenzó un programa de manejode vicuñas en su Campo Experimental de Altura deAbra Pampa, Jujuy, con un plantel de 16 animales(Rebuffi, 1998). Para fines de 2002, se estimabaque había 1.700 animales en producción (INTA AbraPampa, 2002). Para el año 2004, el sistema de cria-deros estaba integrado por 15 criaderos localizadosen las provincias de Salta y Jujuy (Lichtenstein,2004). Si bien el total de criaderos habilitados du-rante el período de estudio fue de 26 (5 en la pro-vincia de Salta y 21 en la provincia de Jujuy), 3 (el11,5%) fueron clausurados por alta mortandad devicuñas, y 7 (el 27%) fueron cerrados por voluntadde sus dueños, quienes adujeron alta predación, fal-ta de agua o pasturas (Lichtenstein, 2004). Pese aque se habilitaron alrededor de dos criaderos poraño, como otros tantos cerraron, el número se man-tuvo estable (Valbuena, 2002; DFS, 2002).

En este sistema, la Cooperadora del INTA Abra Pam-pa cede a los productores, en calidad de préstamo,entre 12 y 36 vicuñas y se compromete a brindar asis-tencia técnica (INTA Abra Pampa, 2002). Por su par-te, el criador debe brindar la atención necesaria a losanimales (agua y alimento) y asistencia veterinaria.También tiene que restituir la totalidad de los anima-les recibidos del INTA (en crías de 6 meses a 2 añosde edad), en un plazo de entre 7 y 12 años (INTAAbra Pampa, 1999). Además, el productor se com-promete a intercambiar reproductores macho padresdel plantel con otros criaderos y/o con el INTA a fin

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1 Un análisis comparativo de estas dos situaciones ha sido publicado por Lichtenstein et al. (2002).

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de mitigar la endogamia2. El INTA requiere que elproductor construya un cerco –con una divisoria conel fin de apartar a los capones–, un bebedero y unsector con piso de cemento para realizar la esquila.Estos cercos son mucho más costosos que los tradi-cionales de 5 hilos de alambre. La dimensión de loscorrales es en promedio de 10 has, pero varía entre8 y 48 has, aunque algunos productores tienen co-rrales de 3/4 de ha (G.L., obs. pers.).

El INTA ha definido tres categorías de productores:pequeños –reciben 10 hembras, 2 machos y 12 ca-pones–, medianos –reciben 15 hembras, 3 machosy 18 capones– y empresariales –reciben 100 anima-les– (INTA Abra Pampa, 2002). En la práctica noexisten productores empresariales, pero sí una cuar-ta categoría de productores que son quienes reci-bieron solo 12 vicuñas: 2 hembras y 10 machos, osolo 12 capones. De los 26 criaderos abiertos,30,77% (N = 8) comenzó con 12 vicuñas; 53,85%(N = 14), con 24 vicuñas y 15,38% (N = 4), con 36animales. Algunos planteles luego fueron amplia-dos mediante la cesión de más ejemplares, aunqueno existió buena información de carácter público alrespecto. Las vicuñas que mueren durante el primeraño son restituidas por el INTA.

Si el productor no cuenta con capital para comprarla infraestructura, el INTA lo contacta con una em-presa privada exportadora de fibra, que financia losmateriales para construir el corral. Al momento depactar el préstamo3, el importe se traduce a kilogra-mos de vellón4 (INTA Abra Pampa, 2002). El pro-ductor asume el compromiso de entregar el 50%del vellón obtenido en cada esquila como parte depago hasta cancelar la deuda, pudiendo vender elotro 50% de la fibra a la misma empresa o nego-ciarla por separado. Usualmente el resto de lo pro-ducido es vendido a la misma empresa en el mo-mento de la esquila para contar con dinero en efec-tivo. Los dueños de los criaderos entrevistados con-sideraron que los volúmenes de fibra producidoseran muy bajos como para atraer a otras empresas,y preferían no arriesgar la posibilidad de tener uncomprador “seguro” pese a ser menos redituable

que los otros. El 77% (N = 20) de los criaderos ha-bilitados pidió financiamiento a la empresa exporta-dora de fibra, probablemente debido a la dificultadde conseguir fuentes alternativas de crédito (Lich-tenstein, 2004).

¿Quiénes son los beneficiarios?

De acuerdo con el INTA, los principales beneficia-rios del uso de vicuñas en criaderos serían “peque-ños productores de origen coya” de escasos ingre-sos (INTA Informa, 2002; INTA Abra Pampa, 2002).Sin embargo, la mayoría de los productores son enrealidad personas con cierta influencia y jerarquíadentro de sus comunidades (como profesionales oempleados municipales) que claramente no tienenuna economía de subsistencia. De los 15 criaderosen funcionamiento al momento de realizar el estu-dio, el 87,5% (N = 13) no era artesano, lo que im-pedía que pudieran dar valor agregado a la fibra, ysu única opción era vender fibra bruta a la empre-sa compradora.

Algunas consideraciones sobre la rentabilidad

La rentabilidad de los criaderos está relacionada conla producción de fibra, el costo del corral, los gastosoperativos, el número de vicuñas otorgado y las con-diciones estipuladas en la Carta Acuerdo con el INTA.

El estudio de la rentabilidad anual, llevado a cabocon cifras proporcionadas por el INTA y los produc-tores, y vigente hasta el año 2001 mientras regía laLey de Convertibilidad, indicaba que los costosanuales excedían los ingresos, con excepción del ca-so de los criaderos, donde no hacía falta suplemen-tar con alimento, agua, ni pagar a un puestero (Mc-Neill y Lichtenstein, 2003). Aun en el mejor de losescenarios, la rentabilidad era baja ($ 290 anuales),y disminuía si se incluían el costo del suplemento dealimento (pérdida de $ 782 anuales) y el pago alpuestero (pérdida de $ 3.782 anuales)5. Tomandoen cuenta estos resultados, es imposible concordar

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2 El efecto de este manejo es relativo, dado que todas las vicuñas provienen del mismo plantel original de 16 animales.3 Los préstamos en el año 2001 oscilaban entre los $ 2.800 y $ 3.600 –donde, por la Ley de Convertibilidad, un peso ($) argentino

equivalía a un dólar (U$S) estadounidense–.4 Por ejemplo, en el año 2001 el precio del kg de vellón se cotizaba en $ 250.5 La rentabilidad debe haber aumentado a partir de la devaluación, ya que el precio del dólar se triplicó y el valor de los corrales,

sueldos e insumos no se incrementó en el mismo orden. Este nuevo escenario es favorable para el exportador de fibra y para losproductores. Sin embargo es importante recalcar que el sistema fue diseñado en un escenario de economía estable en el que ha-bía un muy pequeño margen de ganancia para los productores.

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con la afirmación sobre la importancia de la inci-dencia de la venta de fibra de vicuña en los ingre-sos anuales de los pequeños productores de la Pu-na (INTA Abra Pampa, 2002) y supuestos beneficia-rios del proyecto. Esto era percibido por varios due-ños de criaderos, que coincidieron en que era nece-sario un plantel de al menos 120 animales para queel emprendimiento fuera rentable (Lichtenstein,2004). La rentabilidad podría aumentar al obtenermás ingresos por la venta de la fibra. Pero dada ladeuda contraída con la empresa que financiaba loscercos, los productores debían entregar entre el 50y 100% de su producción a dicha empresa, a unprecio estipulado de antemano y menor al que sepaga la fibra a nivel internacional. La baja o nularentabilidad probablemente desincentiva a peque-ños productores con economía de subsistencia aparticipar en estos emprendimientos. Por otro lado,es poco probable que, en una economía con estra-tegias de aversión al riesgo y diversificación de acti-vidades productivas (Browman,1987), se reempla-cen las especies domésticas por vicuñas (como sesugiere en los objetivos de este proyecto) a menosque estas provean un marcado beneficio.

La situación se agrava si se recuerda que los produc-tores se comprometieron a devolver al INTA el totalde los animales que les fueran cedidos en un perío-do de 7 a 12 años. Las poblaciones de vicuñas delos criaderos están presentando un crecimientomuy bajo, e incluso negativo, debido a la baja tasade reproducción y alta predación de crías y adultospor parte de zorros, pumas y perros (DFS, 2002). Siel crecimiento de las poblaciones de los criaderoscontinúa con esta tendencia y se llevan a cabo lasdevoluciones, los productores habrán trabajado por7-10 años solo para pagar la infraestructura y al ca-bo de ese período se quedarán con pocas o ningu-na vicuña. Este resultado coincide con estudios an-teriores (Puló de Ortiz, 1998).

Actitudes de los dueños de criaderos haciala conservación

Los grandes riesgos para la conservación de la vicu-ña en la Argentina son la caza furtiva, el deteriorodel hábitat y la competencia con el ganado domés-tico por pasturas (FWS, 2002). Si el manejo en cau-tiverio tuviera algún impacto positivo hacia la con-servación de las vicuñas silvestres –como se mani-

fiesta en el pedido de cambio de Apéndice CITESde la República Argentina–, habría que esperar queeste se viera reflejado en una disminución de la pre-sión por caza furtiva, en un reemplazo de especiesdomésticas por vicuñas –o mayor tolerancia a lapresencia de vicuñas en campos privados–, así co-mo en un cambio en la percepción sobre el animalen estado silvestre –que dejaría de ser consideradodañino– y en el cuidado del hábitat para aumentarlas tierras de pastoreo disponibles.

Estas condiciones parecen no cumplirse: en ningúnmomento los productores manifestaron que el po-seer un criadero haya influido favorablemente sobresus actitudes hacia los animales que están afuerade los cercos: “¿Para qué vamos a cuidar a las vicu-ñas de afuera, si no nos dan nada?”. Por el contra-rio, todos los productores coinciden en que les gus-taría ampliar sus planteles para tener más rentabili-dad6. Aquellos que tienen vicuñas silvestres en suscampos esperan obtener un permiso para podercapturarlas y armar nuevos cercos. Otros producto-res proponen hacer rodeos para capturar vicuñassilvestres que se encuentran en tierras fiscales. Estopermitiría realizar control sanitario7 y tener más vi-cuñas disponibles para los criaderos.

Los pobladores en cuyos campos hay vicuñas silves-tres, con y sin criadero, no demostraron diferenciasrespecto de su percepción de las vicuñas como ani-mal “dañino” ya que coinciden en señalar que: a)rompen alambrados; b) se enferman y contagian alas llamas y ovejas, y c) comen los mejores pastos(Renaudeau d’Arc y Lichtenstein, 2003). Muchas deestas afirmaciones no concuerdan con datos objeti-vos de observaciones de dicha especie (B.V., obs.pers. y trabajos en curso) y muestran que, pese ahaberse implementado este tipo de manejo, conti-núa una percepción negativa hacia las vicuñas.

De las entrevistas a los dueños de los criaderos sedesprende que ellos tienen una mentalidad “pro-ductivista” y no “conservacionista”. Algunos hastadefinen su actividad como “ganadería intensiva devicuñas”. Esto se manifiesta en la forma de manejodel recurso: en algunos criaderos se castra a los ma-chos suponiendo que esta práctica mejorará el ren-dimiento de fibra, o se suministran hormonas paraprolongar el período de estro de las hembras. Se lle-van adelante prácticas características de la ganade-ría tradicional, como rotación entre corrales y el

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6 Fuente: entrevistas y el artículo “Criadores piden más rodeos para la esquila de vicuñas”. Diario El Tribuno, dic. 2001.7 Se suele acusar a la vicuña de contagiar sarna al ganado doméstico.

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suplemento con maíz y alfalfa. El pasar por alto quese está trabajando con un animal silvestre y frágillleva a que se produzca mucha mortandad de ani-males, tanto por mal manejo (por ejemplo, falta depasturas, esquila en época inadecuada), como porpredación en los corrales (DFS, 2002). Un hechoque se repite es que la alta predación de crías yadultos por parte de pumas y zorros conduce a quealgunos de los dueños de los criaderos salgan a ca-zarlos, con consecuencias negativas para la conser-vación de estos carnívoros.

Efecto sobre la caza furtiva

Una de las justificaciones del manejo en cautiveriose basa en que este tendría el potencial de dismi-nuir la presión de la caza furtiva al cubrir la deman-da local de fibra para artesanías. Lamentablemente,esto parece no cumplirse. Si tomamos en cuentaque en el año 2001 se pagaba entre $ 10 y $ 15por cuero de vicuña cazada (G.L., obs. pers.), resul-taba más económico procesar fibra de origen ilegalque fibra procedente de un criadero. Por lo tanto,en la medida en que no se instrumenten eficientesmecanismos de control y campañas de educaciónambiental, seguirán existiendo incentivos para ven-der prendas realizadas con fibra ilegal. De acuerdocon estadísticas presentadas por Gendarmería Na-cional, la caza furtiva de esta especie está aumen-tando notablemente en la especie (GendarmeríaNacional, inédito). Si bien existe una multiplicidadde factores que genera esta situación (Barbarán, enprensa), incluida la devaluación que triplicó el pre-cio de la fibra, lo cierto es que la caza furtiva no hadisminuido a raíz de la presencia de los criaderos.

Manejo de vicuñas en silvestría

Proyecto Cieneguillas

Cieneguillas es un pueblo de la provincia de Jujuyde unos 200 habitantes, donde se realizan activida-des tanto administrativas como sanitarias, educati-vas, comerciales, religiosas y festivas. Se halla ubica-do en la llanura de piedemonte, en el sector noro-riental de la cuenca de la Laguna de Pozuelos, auna altura de 3.700 msnm (Cendrero et al., 1993).Se trata de un área donde el pastoreo es intensivo,con ganado de llamas, ovinos y con presencia de vi-cuñas silvestres. El pueblo se ubica en un cruce decaminos, algunos de los cuales tienen su origen en

tiempos prehispánicos. El área de investigación ymanejo corresponde a campos privados de la Aso-ciación de Productores “Los Pioneros de Cienegui-llas”.

En el año 2000, los miembros de la Asociación secontactaron con especialistas para iniciar una seriede estudios que determinaran la potencialidad delárea para el uso de las vicuñas (Vilá, 2001). Al seresta la primera experiencia de captura y esquila ensilvestría, se puso énfasis en la obtención de datosque permitieran su evaluación tanto desde el aspec-to productivo como desde las esferas científicas.Cronológicamente las etapas se pueden resumir en:

Años 2000-2001: la Asociación Los Pioneros deCienguillas financia dos viajes a la zona a los res-ponsables del proyecto y ofrece facilidades de in-fraestructura para el inicio de investigacionescientíficas de las poblaciones de vicuñas delárea. Se articula el proyecto sobre Manejo deCamélidos Silvestres (MACS) y se presenta a laconvocatoria del 5º Marco de Cooperación Inter-nacional de la Unión Europea (INCO-UE). MACS-Arg. decide priorizar el trabajo en Cieneguillas.Los pobladores locales de Cieneguillas remarcanlas externalidades que les producen las vicuñas yel lucro cesante por tenerlas pastoreando en suscampos y piden asesoramiento para solucionarel “problema” de las vicuñas (Vilá, 2001).

Se trabaja con la comunidad para cambiar el con-cepto de “problema” por el de “oportunidad”, ya fines de 2001 el proyecto MACS es aprobadopor la UE. Se firman cartas de colaboración entreel proyecto MACS y la Dirección de Medio Am-biente y Recursos Naturales (DPMAyRN) de laprovincia de Jujuy, el grupo de Ecología Regio-nal (PER) del Instituto de Biología de Altura(INBIAL) y la Asociación Los Pioneros.

En el año 2002, se inicia el trabajo de investiga-ción de “pre-manejo” en función de la realiza-ción de una tesis doctoral relacionada con losefectos del manejo sobre la etoecología de la es-pecie (un año antes de la primera captura).

Se trabaja en el asesoramiento a la comunidadescolar para la denominación de la Escuela 29de Cieneguillas (que no tenía nombre) como“Escuela Puna Argentina” y se comienza allí eltrabajo en educación ambiental.

Se inicia la investigación tendiente a la presenta-ción del Plan de Manejo de Vicuñas en Cienegui-llas, realizado en forma conjunta entre MACS-Arg. y la Asociación Los Pioneros de Cienegui-

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llas. Más adelante se decide trabajar en conjun-to con el equipo MACS-Chile, que tiene experien-cia en captura en silvestría y, especialmente, enla temática relacionada con bienestar animal.

Reconociendo el valor de la conservación reali-zada, se presenta una solicitud, con documen-tos respaldatorios, a la Honorable Cámara de Di-putados de la Nación para la declaración de Cie-neguillas como Pueblo Protector de las Vicuñas(Orden del día 481, 05/06/02, aprobado porexp. 3072-D-02).

En septiembre de 2002, los integrantes deMACS-Arg., MACS-Chile y Los Pioneros de Cie-neguillas, en conjunto, realizan un recorrido porla zona y discuten sobre los posibles lugares deemplazamiento del corral y mangas de captura.Se lleva a cabo la discusión sobre borrador delPlan de Manejo.

Se elabora el Plan de Manejo y se presenta a lasautoridades de la DPMAyRN. Luego, es autoriza-do mediante la Resolución Nº 038/03 de esa re-partición.

Desde septiembre de 2002 a mayo de 2003, setoman y ejecutan todas las decisiones acerca delemplazamiento, materiales y construcción delcorral, mangas y redes.

En mayo de 2003, se realiza un curso de capa-citación en arreo y captura de vicuñas. Se llevaa cabo la primera captura de vicuñas (sin esqui-la) y se realizan observaciones para investigar elefecto de la captura en los animales.

En noviembre de 2003, se hace la primera cap-tura con esquila y posterior liberación de vicuñassilvestres en la Argentina.

Luego, se continúan las investigaciones con elestudio del efecto de la captura y esquila en losanimales por medio del análisis de laboratoriode las muestras obtenidas en el período de ma-nipulación de la población silvestre.

Noviembre de 2004. Se realiza la segunda seriede capturas y esquilas de vicuñas en un campode Cieneguillas no utilizado en el año 2003 y enun nuevo sitio, el campo de la señora María Do-mínguez ubicado 8 km al sur de Cieneguillas, enPasajes.

Año 2005. Continúan investigaciones y ennoviembre se realizaron nuevas capturas conesquila en dos sitios en Cieneguillas (campos deNicolás Maidana y de Benito Martínez).

Resultados de la primera etapa

A continuación resumimos la información obtenidaa partir de este proyecto, que permitió realizar unanálisis de factibilidad de utilización de la vicuña ydonde la investigación previa constituyó la base pa-ra la redacción del Plan de Manejo de Vicuñas Sil-vestres en Cieneguillas.

Biología, ecología y comportamiento

En primer lugar, se estimó el número de animalesfactible de utilización y la densidad, factores que,sumados a la topografía del terreno, permitierondefinir la posibilidad de la captura de las vicuñas delárea. Se iniciaron censos anuales para determinartendencias y evaluar si el manejo generaba emigra-ción. Se describieron las comunidades vegetalesprincipales y su uso por las vicuñas. En el censo rea-lizado en la zona, previo a las capturas (2002), secontabilizaron unas 980 vicuñas en 10.700 ha, loque representa un poco más de 9 vicuñas/km2. Es-te número se consideró adecuado para la planifica-ción de capturas en silvestría. Mientras que el cen-so realizado en el año 2004 (luego de la primera in-tervención de las poblaciones para la esquila) indi-có también que esta densidad se mantenía estable.Los datos de dicho censo fueron utilizados para ladecisión del armado de facilidades de captura endos áreas diferentes para el año 2004.

En segundo lugar, en cuanto a los rasgos físicos delambiente, se caracterizaron la topografía, los sue-los, la geomorfología, las fuentes de agua, las ve-gas y los pastizales –como recurso para la vicuña–y se analizó la situación de la tenencia de la tierra.Asimismo, se analizaron variables climáticas paraestimar los mejores momentos para la realizaciónde capturas y esquilas.

Además, los estudios comportamentales de vicuñasincluyeron observaciones sobre ritmos diarios de ac-tividad, comportamiento diferencial de machos yhembras, presencia de tropas de solteros, recambiode machos territoriales y la interacción con anima-les domésticos.

Luego de terminadas las operaciones de captura, serealizaron registros del reagrupamiento de los gru-pos familiares y del regreso, o no, al área de origen.

Estudio de impacto ambiental

En la redacción del Plan de Manejo, se incorporó undetallado análisis de impacto de la actividad. La me-todología incluyó la identificación de los efectos(Dalmeier et al., 2000) que se derivan del manejo

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en silvestría por medio de la metodología de “listade chequeo”, complementada con la identificacióny cuantificación de los impactos a través de matri-ces de causa-efecto. En la lista de chequeo se iden-tificaron los factores ambientales susceptibles desufrir impactos, como también aquellas accionesdel proyecto que pudieran afectar al ambiente. Enlos casos que existía un impacto, este fue calificadoy se analizaron su signo e intensidad. La valoracióncualitativa de los impactos se realizó con una matrizde Leopold modificada, donde cada casilla de crucerepresenta el efecto que la acción impactante pro-vocará sobre cada factor ambiental impactado (lasmatrices se presentan en el Plan). Como en el pro-yecto se llevan a cabo actividades susceptibles deejercer un impacto, tanto negativo como positivosobre los distintos factores, este análisis permitióplanificar de antemano acciones para mitigar losefectos negativos de la actividad.

Diseño e instalación de corrales y mangas

Sobre la base de los datos obtenidos se diseñó uncorral con subdivisiones internas y un sistema quepermitía el desplazamiento de los animales (Figura1). En él se delimitaron una “zona de entrada”, se-guida por un “subcorral de premanipulación” contecho de tela de cáñamo y revestido de madera ter-ciada, que impedía a los animales visualizar hacia elexterior, un “área central de manipulación” y un“corral de preliberación”, también revestido en telade cáñamo, donde se reúne a los individuos antesde ser liberados, y así se evita alterar la conforma-ción grupal que poseían al momento de la captura.

La manga de acceso al corral constaba de dos bra-zos –uno de 800 m y el otro de 1000 m de longi-tud–, abiertos en un ángulo de 30º aproximadamen-te, que formaban un extenso cono de captura. Parasu construcción se utilizaron postes de 2 metros dealtura sobre los que iban montadas redes de polieti-leno de malla cuadrada, tejidas especialmente paraeste fin. Las redes eran de color negro, con trata-miento UV y constaban de tramos de 100 metros delargo por 2 metros de altura. En los últimos 500 me-tros previos a la entrada del corral, se reforzó la ten-sión de las redes por medio de sogas –una central,una superior y una inferior–. En el interior del conode captura se colocaron dos redes adicionales en for-ma transversal a la dirección de acceso. Inicialmenteestas redes permanecían enterradas en el suelo, yeran levantadas a medida que los animales pasabanpor el sitio donde habían sido emplazadas, para deesa forma cerrarles el paso y evitar su retroceso.

Para la primera captura, en mayo de 2003, se habíaestablecido toda la infraestructura y, para la captu-ra de noviembre de ese mismo año, se realizaronlas modificaciones necesarias. Para las capturas delaño 2004, dos corrales se montaron en dos camposdiferentes; las redes fueron el único elemento co-mún que se transportó de una manga de captura ala otra. Sobre la base de la infraestructura montadapara llevar a cabo las capturas de 2003 (donde secompraron todos los implementos), se realizaronlas estimaciones de los costos y se registraron todoslos datos de construcción del corral, la manga decaptura, infraestructura en general, movilidad, alo-jamiento y comida; el resultado del costo total fuede $ 33.360, de los cuales $ 23.000 correspondie-ron a infraestructura (Vila et al., 2004).

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Zona de entrada al corral

Zona de premanipulación

Zona de manipulación y esquila

Zona de preliberaciónRedes

transversales

Manga

Figura 1: Esquema de corral (adaptado de Bonacic y Macdonald, 2001) y manga de captura.

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Captura y manipulación de animales

Para las capturas se trabajó sobre la base de la in-formación compilada (Bonacic et al., 2001) de ex-periencias de reducción de mortalidad y estrés decaptura en ungulados silvestres y vicuñas, realiza-das con metodologías de manipulación con están-dares estrictos de bienestar animal y gracias a la co-laboración de un colega referente en estos temas(Dr. Bonacic).

Se trabajó con un equipo formado por miembrosdel Grupo Cieneguillas del MACS-Arg. (10 investiga-dores), investigadores del MACS-Chile, miembrosde la Asociación Los Pioneros de Cieneguillas (18personas), pobladores locales y profesionales deapoyo (director y técnicos de la DPMAyRN). Ade-más, se contó con la colaboración de motoristas delescuadrón “La Quiaca” de Gendarmería Nacional,la Comunidad Aborigen de Tafna y la Cooperativade la Cuenca del Río Grande de San Juan. Así, du-rante las capturas con esquila, llegaron a participarmás de 100 personas en el campo.

Para los arreos del año 2003 se utilizaron dos técni-cas diferentes, dependiendo de la ubicación de losanimales a capturar: a) con motos y gente; b) congente exclusivamente. En ambos métodos, luego deque las vicuñas alcanzaran cierto punto en el conode captura, se procedió a aumentar la presión solocon “líneas de gente”, que estuvieron conformadasprincipalmente por pobladores que sostenían sogascon cintas de colores y arreaban a los animales quecaminaban por delante hacia el corral. Las distintaslíneas se mantenían comunicadas por las personasde los extremos, quienes llevaban aparatos interco-municadores. El comportamiento de las vicuñascuando se acercaban al corral y se veían atrapadasera la típica carrera errática (respuesta antipredato-ria), por lo tanto el levantamiento de las redes trans-versales de la manga contribuía a asegurar la captu-ra. Por otra parte, el arreo con motos se realizó demodo tal que estas “presionaban” desde una distan-cia de 20 a 30 m a los grupos, sin embestirlos niapurarlos, para evitar su fragmentación, puesto queel objetivo era conducir y no correr al grupo hacia lamanga. Las condiciones en 2004 y 2005 fueronapropiadas para evitar el uso de motos, por lo queen esos años se decidió trabajar exclusivamente conpersonas para las capturas. Las motos permiten elarreo de animales más distantes, pero en esta oca-sión no fue necesario, dada la alta densidad local

que presentaban las poblaciones. La cantidad depersonas involucradas en los tres años fue similar.

Durante las experiencias de captura se realizaronobservaciones sobre la técnica de mantenimientode los animales, previa a la manipulación individualy sobre los tiempos de manipulación, sujeción, tomade muestras y esquila. Una vez capturada, la vicuñapasaba inmediatamente al corral de premanipula-ción, donde dos personas ingresaban, la sujetabany le colocaban un capuchón de género para anularsu visión, pero dejando los orificios nasales y el ho-cico descubiertos. La sujeción se realizaba tomandola cabeza de manera tal que no pudiera sacudir elcuello, y evitando tomarla de las orejas y la cola. Sela trasladaba luego hacia la zona de manipulación,donde comenzaba la obtención de datos y mues-tras, el marcado individual y la esquila8. En 2003 y2004 se tomaron muestras de todos los animalescapturados para estudiar parámetros fisiológicos,sanitarios, morfométricos y etarios; de las vicuñasesquiladas se tomaron muestras para análisis lani-métricos. Cabe destacar que la mortalidad duranteestas experiencias fue muy baja (1/435 animales, loque determina un porcentaje de 0,2%) y, además,las lastimaduras que se registraron resultaron ser le-ves. Finalmente, previo a la liberación, todos los ani-males fueron marcados con collares y caravanas.

Esquila, rendimiento y comercialización dela fibra

En mayo de 2003 se capturaron 43 animales en undía y medio de trabajo, mientras que en noviembrede ese mismo año se realizaron 8 arreos exitosos en4 días de trabajo, en los que se capturaron 114 ani-males. En las capturas de 2004 la eficiencia fue ma-yor, ya que con solo un intento de captura por díala cantidad de vicuñas atrapadas era la suficientepara el trabajo de todo el día (Tabla 1).

El tiempo de manipulación por animal fue disminu-yendo (Tabla 1) a medida que se fue desarrollandodestreza a partir de la práctica. En 2005, cuando nose realizaron mediciones, el promedio fue de 5 mi-nutos/animal.

La comercialización de la fibra se autorizó por Reso-lución Nº 146/2003 de la DPMAyRN y se otorgó ala Asociación “Los Pioneros de Cieneguillas” lapropiedad del 80% de la fibra obtenida, mientrasque el 20% restante se consignó al “Fondo de

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8 El detalle de los resultados obtenidos a partir de los animales capturados se presentan en otros trabajos (Vilá et al., en prensa).

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Protección y Fomento de la Fauna Silvestre”, exis-tente en el marco de la Ley Provincial 3014/73 y suDecreto Reglamentario Nº 5096, para ser destinadoal manejo, investigación y protección de la vicuña.Para la venta de la fibra, la Asociación debe llamara licitación pública, y la DRMAyRN actuará en esecaso como veedora.

Aspectos económicos, sociales y culturales del sistema

Se realizaron estudios sobre la economía regional ylas posibilidades de utilización de la vicuña a esa es-cala. Se comenzó a caracterizar la población huma-na del área en cuanto a aspectos socioculturales yeducativos, y se detectaron los potenciales benefi-ciarios del uso del recurso vicuña. Además, se estu-dió la percepción sobre el animal, tanto de los adul-tos como de los niños de la escuela, y la relacióncon prácticas míticas. Durante las capturas se iden-tificaron los actores sociales involucrados, ya seainstituciones y/o personas individuales y se observóel tipo de compromiso de los pobladores localescon la actividad, el protagonismo en las acciones ylos diferentes roles en función del género, edad yjerarquía en las organizaciones locales. Por otro la-do, se registraron las acciones de la cosmovisión an-

dina (por ejemplo, pedido a la Pachamama) y la or-ganización local para la manutención de los partici-pantes de la actividad. Finalmente, se procedió arealizar una compilación de material histórico sobreel uso de la vicuña en la zona durante el pasado,para revalorizar la información sobre si fueron utili-zadas, y cómo y cuándo se las usaba.

Beneficio vs. costos de infraestructura

Si se toma como precio de fibra el promedio de losprecios de las últimas compras internacionales (U$S360/kg)9 y se asume un cambio como el vigente des-de el año 2002, de U$S 1 por cada $ 3, se necesitanunos 22 kilos de fibra para cubrir los gastos de in-fraestructura. Con nuestra media de esquila parcial(220g/animal), esto significaría un total de 100 vicu-ñas esquiladas. Si se realiza este mismo cálculo perosuponiendo que se descerda la fibra, y que se puedellegar a comercializar a U$S 650/kg, la cantidad devicuñas a esquilarse que “pagarían” estos costos dis-minuye a poco más de 54 (ya que habría que incor-porar el costo del descerdado y la disminución de vo-lumen de la fibra luego del proceso). Un tema impor-tante al considerar la infraestructura es que el ele-mento más costoso, que son las redes, aporta el76% de la inversión. Sin embargo, dado que estaspueden ser transportables de un lugar de captura aotro, como fue realizado en los años 2004 y 2005,podrían ser compartidas por diversas comunidades.

Discusión

Comparación entre los dos sistemas de manejo

Los modelos presentados en este trabajo difieren ensu génesis. Mientras que en el caso de Cieneguillas,el manejo se originó a partir de un pedido de la co-munidad (“bottom-up”), en el caso de los criaderosdel INTA, la iniciativa provino de una institución es-tatal y fue implementada por los pobladores, quie-nes tuvieron escasa participación en las decisiones(“top-down”). También difieren en fuentes de finan-ciación, actores intervinientes y potencial impactoeconómico y social. Estas diferencias redundarían,en un muy distinto impacto, sobre la conservaciónde las vicuñas. El número de beneficiarios potencia-les es mucho mayor en Cieneguillas, donde entre es-tos se encuentran los miembros de la Asociación y

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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9 Este valor medio estaba depreciado debido al bajo costo de compra a los criaderos, que debería ser más alto.

Fecha N N Tiempo Fibra vic/gr. esq. (min) (g)

6/11 21 19 18 4.659

7/11 9 7 22 1.837

9 8 22 1.608

5 3 19 581

8/11 2 2 23 320

11 9 18 2.194

14 11 6 2.018

9/11 43 16 9 3.086

18/11 82 63 8 14.684

19/11 77 61 8 11.732

9 5 11 1.076

18/11 108 82 5 16.125

19/11 45 35 5 7.200

14,9 (a)

435 321 67.1205 (b)

Tabla 1. Resultados de las esquilas de los años 2003 a 2005en Cieneguillas, Jujuy. N vic/gr. = Nº de vicuñas por grupo; Nesq. = Nº de vicuñas esquiladas; Tiempo (min.) = tiempo demanipulación (en minutos) (a) promedio 2003 y 2004, (b)

promedio 2005; Fibra (g) = gramos de fibra total obtenida.

2003

2004

2005

TOTAL

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de la comunidad, así como jornaleros de comunida-des vecinas. En el caso de los criaderos, los benefi-ciarios potenciales son solo los dueños de los criade-ros. En el caso de Cieneguillas se le puede dar valoragregado a la fibra a nivel local (descerdado, artesa-nías), mientras que para los criaderos, dado que suspropietarios no son artesanos y que tienen una deu-da por saldar, solo venden fibra en bruto.

El manejo en silvestría, por otro lado, fomenta lasactitudes positivas hacia la conservación del recur-so (cuanto más densa la población y habituados losanimales, mejor capturabilidad), mientras que en elmanejo en cautiverio no existe relación entre el ma-nejo y la conservación de la especie. Un resumende otros puntos importantes a considerar sobre labase de las experiencias expuestas puede observar-se en la Tabla 2.

¿Puede la experiencia de “Los Pioneros”ser extrapolada a otras áreas?

La iniciativa de Cieneguillas tuvo elementos claveque la ayudaron a ser exitosa: 1) capital social: unaasociación muy organizada y con mucha experien-cia de trabajo conjunto en acopio de fibra de llama;2) asistencia técnica, donde la capacitación corriópor cuenta de especialistas en el tema; 3) apoyo fi-nanciero: para la infraestructura inicial (proyectoMACS); 4) inversión: por parte de Los Pioneros enlas capturas del 2004 y 2005; 5) alta densidad devicuñas, y 6) topografía adecuada.

Si bien es cierto que en algunos casos puede ser di-fícil reunir todos estos elementos, consideramosque la experiencia podría ser extrapolable a otrascooperativas o comunidades. Un tema a considerares que, si bien se transfirió en propiedad toda la

B. Vilá y G. Lichtenstein - Manejo de vicuñas en Argentina

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Silvestría

Alteración temporaria durante la captura

No se modifican los mecanismos

No

Bajo, al no afectar mecanismos de SN y SX

Neutro

Agudo y corto

Respuesta antipredatoria en la capturaReordenamiento de grupos poscap-tura

Se necesita densidad mínima de vicuñas

Media/baja. Puede disminuir depen-diendo del número de vicuñas captu-radas en sucesivas capturas

Alto

Alto, las densidades poblacionales deben ser altas

Se basa en mantener áreas de hábitat natural

Cautiverio

Alteración permanente

Ambas se modifican. Reducción deelección de pareja de apareamiento

Sí. Generalmente, castración y separa-ción de machos. En algunos casos, se-lección direccional para finura de fibra

Muy alto, especialmente cuando hayselección de machos

Alto, por aislamiento de poblaciones

Sostenido

Pérdida de respuesta antipredatoriaAmansamientoMayor agresión entre machos ente-ros (sin castrar)

Facilitada por límites físicos

Alta, es un manejo intensivo

Bajo

Negativo

Nula

Variable

Dispersión y uso del hábitat

Selección natural (SN) y se-xual (SX)

Selección artificial

Riesgos de alteraciones ge-néticas

Impacto genético

Estrés.

Comportamiento

Capturabilidad

Inversión/vicuña a esquilar

Número de beneficiarios po-tenciales

Valor de conservación de laespecie

Contribución para la conser-vación del hábitat

Tabla 2. Comparación del manejo en cautiverio y en silvestría de vicuñas, en cuanto a las dimensiones biológica, socioeconómicay de conservación, según las experiencias realizadas en la Argentina.

Dimensión

Biológica

Socio-Económica

Conservación

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infraestructura plantada al piso (corral y postes delas mangas), los elementos de infraestructura movi-bles (redes y herramientas) que conforman el gastomayor son propiedad del Proyecto MACS, por loque armando un cronograma de capturas, como seexpuso anteriormente, pueden ser compartidos pordiversas comunidades.

Modalidades de manejo y sustentabilidad

La modalidad de cautiverio ha sido cuestionada poracadémicos (Vilá, 2002; Sarno et al., 2003) que se-ñalan las irreversibles consecuencias biológicas deeste manejo. Agencias internacionales, como el Ser-vicio de Caza y Pesca de Estados Unidos (FWS,2002) y TRAFFIC (2002), expresaron sus dudas so-bre la efectividad de dicho sistema como una herra-mienta de conservación para las poblaciones de vi-cuñas silvestres, principalmente teniendo en cuentaconsideraciones biológicas. En la propuesta de re-clasificación de poblaciones de vicuñas de la Argen-tina, Chile y Perú, FWS propuso una serie de indica-dores objetivos para evaluar el impacto de la cría encautiverio sobre la conservación de las poblacionesde vicuñas silvestres: 1) reducción de la caza furtivaen áreas con criaderos; 2) mejoramiento de la cali-dad del hábitat por remoción de ganado domésti-co; 3) disminución de ganado doméstico en las in-mediaciones de poblaciones cautivas; 4) inversiónde fondos generados por la venta de fibra de cria-deros para la conservación de vicuñas silvestres.

De acuerdo con los resultados obtenidos en esta in-vestigación, ninguno de los puntos mencionadosestá siendo satisfecho, ya que los principales resul-tados demuestran que los criaderos no serían ren-tables, por lo menos en el corto o mediano térmi-no, que no promueven actitudes positivas hacia laconservación de vicuñas silvestres, ni disminuyen lacaza furtiva. La mayoría de los beneficiarios del sis-tema no son pequeños productores con restriccio-nes económicas, y el programa está haciendo“ganadería de una especie silvestre”, que no es si-nónimo de uso sustentable.

El término “uso sustentable” puede ser tan poco es-pecífico que ha sido utilizado para describir cual-quier actividad económica basada en la explotaciónde algún recurso renovable. Sin embargo, el uso por

sí solo no es una herramienta de conservación (Mil-ner-Gulland y Mace, 1998). Cuando la potencial oreal explotación de una especie se superpone conpolíticas de conservación, el uso dentro de su tasade renovación es el único posible, y esto es susten-table desde la perspectiva biológica (Robinson,2001). Sin embargo, para un adecuado manejo dela fauna silvestre, el aspecto exclusivamente biológi-co no es suficiente y resulta imprescindible una vi-sión ecosistémica y sociocultural, que considere alas interrelaciones activas y pasivas que pertenecenal ámbito de “lo ambiental” (Mace y Hudson, 1991).

El manejo sustentable del ambiente plantea la nece-sidad de normar los procesos económicos y tecno-lógicos que, sujetos a la lógica del mercado, han de-gradado tanto el ambiente como la calidad de vidahumana. Esta conciencia ambiental introduce nue-vos principios valorativos y estrategias de manejopara reorientar el proceso de desarrollo y conserva-ción. Los datos científicos interdisciplinarios resultanclaves para poder determinar qué manejos son real-mente sustentables, cuáles simplemente racionaleso de producción económica, y cuáles no se sostie-nen ni desde los aspectos biológicos ni sociales(Lichtenstein et al., 2002; Lichtenstein y Vilá, 2003).

No creemos que sea cierto que cualquier tipo de usopromueva actitudes positivas hacia la conservaciónde un recurso natural. ¿Por qué un productor dueñode un corral con 24 vicuñas que quiere maximizar susganancias colaboraría con la conservación de los ani-males que están fuera de su corral? Se podría postu-lar que, para conservar poblaciones silvestres, no essuficiente con que un número pequeño de poblado-res se beneficie del manejo en cautiverio, sino que senecesita que un importante número de pobladoreslocales tenga incentivos económicos derivados deluso en silvestría. Sin embargo, la utilización en silves-tría está condicionada, ya que depende de factoresespecíficos como la densidad local, topografía y lahabituación de los animales a la presencia humana.Es imprescindible para este manejo una planificacióndetallada de las actividades previas y sobre todo delas responsabilidades y liderazgos en las distintasetapas y procesos. Y es fundamental trabajar bajo es-trictas normas de bienestar animal10.

Paradójicamente, una de las fibras más codiciadaspara la producción textil de alta calidad no es pro-

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10 N. de los E.: en la Argentina, poco después de la primera de las experiencias expuestas, se han realizado otras experiencias de cap-tura en silvestría, donde se pudo observar que al no tomarse en cuenta todos los estándares relacionados con garantizar el bie-nestar animal, el éxito puede resultar dudoso (ver por ejemplo, UICN, 2004). Sin embargo, en las últimas capturas esta situaciónpudo comenzar a revertirse (Fra et al., 2005).

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ducto de la manipulación humana sobre la natura-leza, sino de la naturaleza misma. La vicuña al sersilvestre se halla bajo los procesos de selección na-tural y sexual (Darwin, 1859). Las poblaciones ensilvestría de la especie están sometidas a presionesde selección natural (enfermedades, parásitos, ac-ceso a los recursos, predación) y a presiones de se-lección sexual (presencia y hostigamiento de lastropas de solteros) para la reproducción. El manejoen silvestría de alguna manera opera generandouna presión de selección de origen antrópico y esparte de nuestras técnicas hacer lo necesario paraque sea de la menor intensidad posible. En algunosmanejos de vicuñas, se realizan aplicaciones de an-tibióticos, vitaminas y antiparasitarios como mane-jo sanitario típico de rodeo. Uno de los postuladosdel marco de la Medicina de la Conservación con elque se trabajó en Cieneguillas es el de la manuten-ción de las fortalezas propias de una población sil-vestre. Por ello, no se interfirió con los mecanismosde resistencia a enfermedades de los animales: nose medicó preventivamente ni se dieron suplemen-tos con vitaminas de ningún tipo. El objetivo pre-meditado de esta no-intervención es que las pobla-ciones de vicuñas mantengan su resistencia naturala patógenos y esta siga siendo una característicasometida a la selección, lo que nos brinda una po-blación saludable y resistente. En el momento de laesquila existe una situación de compromiso entremaximizar la producción económica y contemplarel bienestar de los animales: la esquila realizadafue parcial (lomo y flancos) y se les dejó a los ani-males pelaje en el cuello y en la zona anterior,áreas importantes para la termorregulación.

ConclusionesLa misma fibra de vicuña que puso en riesgo de ex-tinción a la especie tiene el potencial de recuperar-

la y fomentar el desarrollo local a través del uso sos-tenible con esquila de vicuñas silvestres, donde laspropias vicuñas “pagan” su conservación e inicianuna especie de retroalimentación positiva del tiposituación “ganar-ganar” (win-win según Arzamen-dia et al., en prensa). Si los pobladores locales con-servan vicuñas en sus campos de pastoreo se bene-fician de su uso y las vicuñas se beneficiarán conmayor disponibilidad de espacio (pasturas y cam-pos) y menor intolerancia. Esta situación dependeen forma esencial del tipo de manejo y cuidadosque se tengan con la especie (Vilá et al., 2004).

Creemos erróneo, y hasta peligroso, que se tratede convencer a las comunidades andinas de quelas vicuñas son una especie de animal “salvador”debido al altísimo valor de su fibra. Dadas las con-diciones de Puna seca y salada de la Argentina (su-mamente diferentes a la Puna húmeda peruanacon densidades de hasta 25 vicuñas por km2), pen-sar en la utilización de las vicuñas como única alter-nativa sería un error. La utilización silvestre de estaespecie debe encararse como una actividad com-plementaria a las otras desplegadas por las comu-nidades. Cuando las vicuñas están tranquilas y noson corridas por la gente o sus perros, logran habi-tuarse a la presencia humana y sus animales do-mésticos, lo cual facilita su captura. Creemos, en-tonces, que la base de este manejo consiste en quelas comunidades respeten y conserven las vicuñas,así como que exista un marco legal adecuado parasu utilización. Solo de esta manera se logrará unafusión que incluya el ambiente y los valores huma-nos como una manera de lograr una visión integra-da y por lo tanto poder ser optimistas acerca de larelación de las vicuñas y los pobladores puneñosque conviven con ellas.

B. Vilá y G. Lichtenstein - Manejo de vicuñas en Argentina

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Agradecimientos

B. Vilá quiere agradecer a Los Pioneros de Cieneguillas, a la comunidad que trabajó en las capturas y a los in-vestigadores del MACS-Arg. (Yanina Arzamendia, Hugo Yacobaccio, Hugo Lamas, Gisela Marcoppido, JorgeBaldo, Ana Wawrzyk, Mariela Borgnia, Viviana Parreño y Marcelo Morales) y MACS-Chile (Cristian Bonacic). Alas instituciones jujeñas que la apoyaron: DPMAyRN (Sandra Romero y Juan Pablo Villafañe) y Escuadrón “LaQuiaca” de Gendarmería. G. Lichtenstein agradece a Yanina Arzamendia, Hugo Lamas, la Dirección de FaunaSilvestre (Alejandro González, Daniel Ramadori) y sus colegas del WP2 (MACS), Desmond McNeill, Kristi AnneStolen y Nadine Renaudeau D’ Arc, por la colaboración en distintas etapas de la investigación. Este trabajo hasido realizado con fondos del Proyecto “Utilización Económica Sustentable de Camélidos Silvestres Sudameri-canos: Estrategias para el mejoramiento de la productividad rural en las comunidades pastoriles de Latinoamé-rica” (MACS). 5to. programa INCO-DEV, Unión Europea DG Research. ICA4-CT-2001-10044 y CONICET.

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B. Vilá y G. Lichtenstein - Manejo de vicuñas en Argentina

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Entrada de vicuñas al corral de manipulación (izquierda) para la esquila (derecha) durante las capturas en silvestría.(Fotos: Izq., Jerry Laker; Der., Bibiana Vilá).

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Conservación del guanaco en la ArgentinaPropuesta para un plan

nacional de manejo

Percy Nugent (ed.), Ricardo Baldi, Pablo Carmanchahi, Daniel De Lamo, Mauricio Failla, Pablo Ferrando,Martín Funes, Silvia Puig,Sandra Rivero y Julieta von Thüngen

Although the guanaco (Lama guanicoe) is the most abundant wild ungulate in arid environments of SouthAmerica, it has been experiencing a steady population decline since European colonization. The main causes ofpopulation declines are related to habitat disturbance, competition with introduced ovine livestock, poaching orlegal hunting, and the lack of protection and management programmes to ensure its conservation. We presentthe proposal for a management plan for the guanaco in Argentina, jointly developed among national agencies,organisms from the provinces with populations of this species, research centers and diverse NGO. A long processof debate and consensus-building was carried out to establish the bases for a plan orientated to ensure the con-servation of the species and the sustainable use of this resource. We summarize biological information leading toidentify the main hazards for the guanaco and the guidelines for the elaboration of a management plan.

Key words: Guanaco, conservation status, sustainable use, management strategies.

Abstract

El guanaco (Lama guanicoe) es el ungulado silvestre más abundante de ambientes áridos de Sudamérica. Sin embar-go, sus poblaciones declinaron continuamente desde la colonización europea. Las causas de esta declinación se rela-cionan con la alteración del hábitat, la competencia con el ganado ovino introducido, la caza indiscriminada –legal eilegal– y la falta de planes de protección y manejo que aseguren su conservación. Se presenta una propuesta del plande manejo del guanaco para la Argentina que se está elaborando con la participación de organismos nacionales, lasprovincias que cuentan con este recurso, centros de investigación y diversas ONG. Es el resultado de un largo proce-so de debate y de construcción de consensos para establecer las bases de un plan que asegure la conservación de laespecie y permitan su uso de manera sustentable. Se resumen las bases biológicas que permiten identificar las ame-nazas para la especie y los lineamientos para la elaboración del plan de manejo.

Palabras clave: guanaco, conservación, uso sustentable, estrategias de manejo.

Resumen

Conservation of the guanaco in ArgentinaGuidelines for a national management plan

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Introducción

El guanaco (Lama guanicoe) es uno de los grandesherbívoros de Sudamérica y el mayor de los caméli-dos silvestres del continente. Esta especie manifies-ta una serie de adaptaciones anatómicas y fisiológi-cas que le permiten sobrevivir en condiciones extre-mas (Raedeke, 1978; Franklin 1983; Puig, 1995a;De Lamo, 1997; De Lamo et al., 1998). Debido a suadaptabilidad a distintas condiciones, y especial-mente por su forma de alimentación, el guanacoocupa hábitats con marcadas diferencias en estruc-tura vegetal, relieve, clima y presencia de activida-des humanas. Pese a ello las poblaciones de guana-cos en la Argentina disminuyeron continuamentedesde la colonización europea hasta nuestros días.Los principales factores vinculados con esta declina-ción se relacionan con la alteración del hábitat, lacompetencia por introducción de ganado ovino, lacaza indiscriminada –legal e ilegal– y la carencia deplanes de protección y manejo que aseguren suconservación.

La falta de conciencia respecto del valor de este re-curso natural llevó a la crisis del sistema comercialque obtenía beneficios a partir de sus productos ysubproductos. Sin políticas y normas que atendie-ran la raíz del problema, la situación desembocó enla recomendación del Comité Permanente de laConvención sobre el Comercio Internacional de Es-pecies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CI-TES) para suspender las importaciones de produc-tos de guanaco provenientes de la Argentina. Aconsecuencia de esta decisión, la Autoridad Nacio-nal competente en el control y protección de la fau-na silvestre resolvió la prohibición de exportacioneshasta su nueva regulación.

Ese fue el disparador de una serie de acciones parainvolucrar a todos los sectores que tuvieran respon-sabilidad sobre la protección del recurso e interéspor conservarlo o beneficiarse con su uso. Dichasacciones se concretaron a través de talleres o en-cuentros sectoriales o regionales, con el fin de eva-luar la situación del guanaco en la Argentina, y es-tablecer un plan de manejo de la especie para suexplotación comercial que garantizase su conserva-ción.

Historia de uso de la especie

Históricamente, el guanaco fue un recurso de cru-cial importancia en la economía de los cazadoresaborígenes patagónicos (Casamiquela, 1983), queno se limitó a constituir una fuente de aprovisiona-miento de carne. Además, las pieles eran utilizadascomo cubierta de toldos, abrigos, lazos y correas; lalana para el tejido; los tendones para fabricar hilos,y los huesos para construir diversos instrumentos(Musters, 1871; Moreno, 1879; Mengoni, 1995).

A partir de la colonización europea en la Argentinase produce la introducción del ganado doméstico, yla construcción de alambrados, caminos y otras víasde comunicación que ayudaron a la retracción delas poblaciones de guanacos.

En la Patagonia la producción ganadera básica es,desde su origen, del tipo extensivo y particularmen-te orientado hacia la cría de ovinos (Barbería,1995). Igualmente, el guanaco constituyó un recur-so alternativo para el poblador rural a partir de lacaptura de chulengos1 y de la caza de adultos (DeLamo, 1999). Por un lado, los cueros de chulengoseran utilizados para la confección de quillangos2 y,por el otro, la carne de los adultos era utilizada pa-ra la alimentación de los perros pastores, mientrasque los cueros se utilizaban para la fabricación arte-sanal de tientos y lazos. Según los primeros regis-tros oficiales, en la década de 1950 y hasta media-dos de los ´70, la exportación de pieles de guana-co desde la Argentina promediaba los 70.000 ejem-plares por año (García Fernández, 1993).

La caza legal de chulengos para la exportación depieles se constituyó en una actividad económica im-portante. Entre 1972 y 1979, se exportaron legal-mente 443.655 pieles de chulengo, es decir un pro-medio de 63.000, con máximos de 86.000 pielesexportadas durante 1979, que representaron unasuma de 3,6 millones de dólares (Ojeda y Mares,1982). La actividad continuó durante toda la déca-da siguiente. En la provincia del Chubut se otorga-ron, entre 1984 y 1994, más de 118.000 cupos decaza de guanacos. El cupo anual de chulengosusualmente superaba al de adultos, y variaba entre1.500 y 16.000 animales para toda la provincia se-gún la temporada (Ribeiro y Lizurume, 1995). Porotro lado, entre 1988 y 1993 se autorizaron guías

1 Denominación local para la cría del guanaco, generalmente usada hasta cumplir el primer año de vida, aunque puede extendersehasta la madurez reproductiva.

2 Manta de pieles cosidas de guanaco, preferentemente de chulengos, usada a modo de capa.

Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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P. Nugent (ed.), R. Baldi, P. Carmanchahi, D. De Lamo, M. Failla, P. Ferrando, M. Funes, S. Puig, S. Rivero y J. von Thüngen - Conservación del guanaco en la Argentina

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de tránsito interprovincial por 25.767 cueros dechulengos y 10.949 cueros de adultos desde Chu-but (Ribeiro y Lizurume, 1995). El criterio para otor-gar cupos de caza se basó tradicionalmente en ladeclaración de abundancia suministrada por losdueños y encargados de los establecimientos agro-pecuarios, quienes, considerando al guanaco uncompetidor del ganado ovino por las pasturas, so-lían sobreestimar el número para obtener cuposmás numerosos (Baldi et al., 1997).

A partir de la recomendación de CITES en el año1993, que propuso la suspensión de las importacio-nes de guanaco desde la Argentina, se llegó a laprohibición de las exportaciones por la AutoridadAmbiental Nacional y al colapso de la actividad co-mercial. En la actualidad, las Resoluciones N°220/98 de la ex Secretaría de Recursos Naturales yDesarrollo Sustentable de la Nación (SRNyDS) y laN° 82/03 de la Secretaría de Ambiente y DesarrolloSustentable de la Nación (SAyDS) establecen direc-trices de manejo que regulan las actividades de ex-portación, tránsito interprovincial y comercializa-ción en jurisdicción federal de productos y subpro-ductos de guanaco. Estas normas legales solo per-miten el uso de la fibra de guanaco proveniente deanimales vivos. En el ámbito de las distintas provin-cias existe legislación específica que regula diversos

aspectos de la conservación y aprovechamiento delguanaco, pero la actividad comercial tiene aún unaescala reducida y su desarrollo requiere de la imple-mentación de un plan de manejo que coordine lasacciones de regulación para asegurar la conserva-ción de la especie en todas las jurisdicciones.

Conservación del guanaco en la Argentina.

Estado de conocimiento

Distribución y abundancia

El guanaco fue el ungulado de más amplia distribu-ción en el sur del continente desde el Pleistoceno(entre 20 y 10 mil años atrás) hasta la introduccióndel ganado doméstico (Franklin, 1982) y, aunque ladeclinación de sus poblaciones continúa, todavía esel camélido más numeroso y ampliamente distribui-do del continente (Redford y Eisenberg, 1992; Fran-klin et al., 1997). Su distribución actual se extiendedesde el norte del Perú hasta Tierra del Fuego (Figu-ra 1), en altitudes que van desde el nivel del mar

Figura 1- Izquierda: Distribución del guanaco en América del Sur (modificado de Franklin et al., 1997). Derecha:Evaluación de densidades de guanaco (individuos por km2) en Patagonia; mapa: De Lamo (2004); datos de densi-dades: Amaya et al. (2001); zonificación: en base a del Valle et al. (1995).

HistóricaActual

Distribución del guanaco

0,14

0,5

0,57

0,69

2,66

0,77

0,85

0,88

2,08

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hasta los 4.500 metros en los Andes (Cunazza etal., 1995; Wheeler, 1995).

La población original –antes de la conquista euro-pea– fue estimada entre 30 y 50 millones de indivi-duos (Raedeke, 1979), pero durante el período decolonización habría disminuido drásticamente(Franklin y Fritz, 1991). Se estima que a fines del si-glo XIX la población total de guanacos estaba en elorden de los 7 millones de individuos (Cabrera y Ye-pes, 1960; Torres, 1985). Hoy, la Unión Internacio-nal para la Conservación de la Naturaleza (UICN) es-tima que la población total no superaría los600.000 individuos. Un relevamiento aéreo realiza-do en el año 2000 estimó una población mínima de402.000 animales para la Patagonia continental, enlas provincias del Neuquén, Río Negro, Chubut ySanta Cruz (Amaya et al., 2001).

Actualmente, la especie ocupa solo el 40% de sudistribución original (Figura 1) y está fragmentadaen poblaciones pequeñas y relativamente aisladas(Puig, 1992; Puig, 1995b; Franklin et al., 1997). Sibien el guanaco no se encuentra amenazado de ex-tinción a nivel continental, una serie de poblacionestiene riesgo de desaparición a nivel local e inclusoregional (Cunazza et al., 1995). En la Argentina, laabundancia de guanacos es mayor en las zonasprotegidas –por ejemplo las Reservas La Payunia enla provincia de Mendoza (Candia et al., 1993; Puiget al., 2003) y Auca Mahuida en la provincia deNeuquén (Radovani et al., 2004)–, en zonas pocohabitadas y de difícil acceso y en ambientes de ba-ja productividad donde no se desarrolla la actividadganadera (Figura 2). A pesar de que existen regis-tros de poblaciones pequeñas de alta densidad enáreas protegidas de la provincia del Chubut, las po-blaciones con densidades ecológicamente funciona-les son excepcionales y se hallan separadas porgrandes extensiones sin guanacos o con densida-des muy bajas (Baldi et al., 1997; Baldi et al., 2001;Saba et al., 2004).

Factores que afectan las tendencias poblacionales

Estructura social. La estructura social tiene conse-cuencias importantes en la dinámica poblacional(Wilson, 1975) y debe considerarse en el diseño deestrategias de manejo y conservación (Dobson yPoole, 1998), sobre todo en los animales altamen-te sociales como el guanaco. El guanaco es una es-pecie poligínica por defensa de recursos. Los gru-pos familiares constituyen harenes, formados porhembras y crías controlados por un macho adulto

territorial. También existen grupos de machos so-cialmente excluidos temporalmente de la reproduc-ción y, por otro lado, machos solitarios que desa-fían a los machos territoriales por el control de losharenes (Franklin, 1983; Puig y Videla, 1995), aun-que en alguno de estos grupos suele encontrarsehasta un 15% de hembras (Saba y de Lamo, 1990).

En los animales que tienden a agruparse, los proce-sos de densodependencia inversa, conocidos comoefecto Allee, aumentan la probabilidad de extincióna densidades bajas (Courchamp et al., 1999), parti-cularmente si un tamaño de grupo mínimo es nece-sario para reproducirse exitosamente (Dobson y Poo-le, 1998) o para sobrevivir a los depredadores (Cour-champ et al., 1999; Clutton-Brock et al., 1989).

Hay evidencias de que el tamaño medio de los gru-pos familiares de guanacos se mantiene en pobla-ciones de densidades tanto altas como bajas (Baldiet al., 2004; Saba et al., 2004). Por otra parte, losprimeros resultados obtenidos por radiotelemetríasobre el área de acción de los grupos de cría hanmostrado que estos ocupan territorios acotados, deentre 2 y 9 km2, estables en el tiempo y en el espa-cio (Burgi, 2005). Por lo tanto, es de esperar que laalta territorialidad de los grupos de cría y la tenden-cia a mantener un número mínimo de individuospor grupo afecten a la dinámica de las poblacioneslocales y a su probabilidad de persistencia bajo dis-tintos grados de disturbio, ya que a medida que dis-minuye la densidad de individuos habrá una menordensidad de agrupaciones, o una mayor separaciónespacial entre núcleos poblacionales.

La estructura social está influenciada por variablesecológicas, tales como la dispersión de alimento ypresencia de depredadores (como el puma –Pumaconcolor– y el zorro –Pseudalopex culpaeus–), y porfactores propios de la especie, por ejemplo, tamañocorporal y sistema de apareamiento (Jarman, 1974).Las características del guanaco, de tamaño corporaly selectividad intermedia del alimento (Baldi et al.,2004), permiten presuponer que tanto el tamañocomo la densidad de sus agrupaciones están afecta-das por la heterogeneidad espacial de pastos y ar-bustos disponibles en el ambiente, por la presenciade competidores y por el riesgo de depredación.

Interacciones interespecíficas. A) Competenciapor el alimento. El guanaco, como herbívorogeneralista de selectividad intermedia, es capaz deconsumir la mayoría de las especies de plantasdisponibles, tanto pastos como especies leñosas,principalmente arbustos (Puig, 1995a; Puig et al.,

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P. Nugent (ed.), R. Baldi, P. Carmanchahi, D. De Lamo, M. Failla, P. Ferrando, M. Funes, S. Puig, S. Rivero y J. von Thüngen - Conservación del guanaco en la Argentina

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2001; Baldi et al., 2004). El ovino doméstico, elprincipal ungulado introducido para ganadería en elrango de distribución del guanaco, es tambiéngeneralista de selectividad intermedia. Estudiosllevados a cabo en la Patagonia han mostrado queguanacos y ovinos se solapan significativamente ensus preferencias dietarias –un 83% en Patagoniaseptentrional– (Puig et al., 2001). Aunque gua-nacos y ovinos son capaces de consumir alrededorde 100 especies de plantas, el 80% de sus dietasestá compuesto por solo 17 especies y los pastosde los géneros Poa y Stipa componen hasta el 40%de sus dietas en el este y el centro de la Patagonia(Amaya, 1985; Baldi, 1999; Baldi et al., 2004).

B) Depredación. La depredación por pumas se hadescripto para poblaciones de guanacos de alta den-sidad en Chile (Wilson, 1984; Bank et al., 2002) y laArgentina (Cajal y López, 1986). En la Argentina, ensitios donde el guanaco es raro (<5 individuos/km2)los pumas lo consumen ocasionalmente como presasecundaria, pero la incidencia puede llegar al 40%de la mortalidad total (Fernández et al., 2004). Re-cientemente, el puma ha recolonizado gran parte desu rango de distribución original en Patagonia, y su

efecto sobre las poblaciones de guanacos puede sersignificativo y tender a incrementarse en el futurocercano (Novaro y Walker, 2005). Por ejemplo, en va-rios sitios de Neuquén, donde se removió el ganadoovino, las densidades de guanacos no se incremen-taron como se hubiera esperado. Coincidentemente,el puma ha recolonizado esos sitios durante los últi-mos 15 años. Entonces, es posible que las poblacio-nes de guanacos en condiciones de baja densidad yen presencia de pumas estén limitadas por dichosdepredadores.

Estado del hábitat. La Patagonia árida y semiári-da, que alberga cerca del 80% de la población to-tal de guanacos de la Argentina, comprende unárea de alrededor de 600.000 km2 y es el único pas-tizal-arbustal templado de Sudamérica. Actualmen-te se estima que el 30% de la región se encuentrabajo desertificación severa (del Valle, 1998). La in-troducción masiva de ganado a fines del siglo XIXresultó en un proceso extendido de sobrepastoreodebido al exceso de carga animal, que agrava elproceso de desertificación (Figuras 2 y 3) y puedenllevar a cambios irreversibles cuando esta es severa(Bisigato y Bertiller, 1997).

0 - 1,5

1,6 - 5

5,1 - 8,8

8,9 - 18,8

18,9 - 31

0 300 600

Figura 2. Distribución de ganado ovino en Patago-nia.

N

Estado leveEstado medioEstado medio a graveEstado graveEstado muy grave

Cuerpos de aguaBosque densoHielos continentalesDepósitos costeros T.F.

Figura 3. Mapa de desertificación en Patagonia.Fuente: del Valle et al., 1997.

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Cualquier elemento que produzca fraccionamientodel hábitat condiciona la estructura social y, por lotanto, la viabilidad de esa población (de Lamo y delValle, 1999; de Lamo et al., 1999). Otro factor de al-teración del hábitat en Patagonia es la disposición delos alambrados que dividen los diferentes estableci-mientos ganaderos o unidades de manejo. Estosalambrados, de entre 1 y 1,20 metros de altura pa-ra evitar el paso de ganado, ocasionan la muerte deguanacos que quedan atrapados al intentar saltarpor sobre ellos. Ocasionalmente se trata de adultoso juveniles del año, pero principalmente son las crías.En el NE de Chubut, se observó que entre el 15 y el20% de los chulengos nacidos mueren por quedarenganchados en los alambrados (Baldi et al., 2004).Aun cuando se liberen, existe la probabilidad de mo-rir en los días subsiguientes debido al proceso cono-cido como miopatía de captura, consecuencia del es-trés producido durante el evento.

Aunque localizadas regionalmente, las actividadesde prospección y explotación petrolera son tambiénagentes importantes de degradación del hábitat,no solo por la reducción drástica de la cobertura ve-getal, sino porque facilitan el acceso a cazadoresfurtivos. En Auca Mahuida, al norte de Neuquén, seobservó que la densidad de picadas petroleras afec-ta la abundancia de guanacos y su estructura social(Radovani, et al., 2004).

Plan Nacional de Manejo

La propuesta acabada de un plan nacional de ma-nejo del guanaco para la Argentina se encuentra ensu etapa final de elaboración, faltando acordar lavía normativa por la que se formalizará su imple-mentación. Es el resultado de un largo proceso dedebates y de construcción de consensos para esta-blecer las bases de un plan que asegure la conser-vación de la especie y, a su vez, permita su explota-ción comercial.

Las autoridades competentes de la Nación, las Pro-vincias con este recurso, los centros de investiga-ción y diversas ONG participaron en distintas instan-cias para definir metodologías para las evaluacionespoblacionales, sistemas de marcado y acordar con-tenidos mínimos de los planes de manejo. Este pro-ceso permitió establecer, en el año 2003, las nue-vas regulaciones que rigen en jurisdicción federalpara animales vivos, productos y subproductos deguanaco.

Con la misma metodología participativa se realiza-ron en el año 2004 dos talleres de trabajo para iden-tificar las amenazas para la especie, definir los obje-tivos y acordar los lineamientos definitivos de unplan de manejo que deberán suscribir y llevar ade-lante las autoridades competentes en cada jurisdic-ción. En este plan se proponen el marco metodoló-gico, los lineamientos y los instrumentos operativospara coordinar todas las acciones a escala nacional,provincial y local que aseguren la conservación de laespecie y permitan su uso de manera sustentable.

Antecedentes

El 12 de agosto de 1978, a pedido de la Repúblicadel Perú, el guanaco fue incluido en el Apéndice IIde la Convención CITES, por lo cual puede ser apro-vechado y comercializado con restricciones y regu-laciones. Aun cuando la explotación de la especieera intensa y su comercio importante, la Argentinaratificó el Tratado CITES en 1981.

A raíz de la exportación de volúmenes elevados decueros de guanacos desde la Argentina, incluyendochulengos, en 1992, el Comité de Fauna de CITESle requirió a este país que comunicara “las basesbiológicas que utiliza para proceder a la explotaciónde esa especie así como los procedimientos de con-trol de sus exportaciones”. La autoridad administra-tiva CITES de la Argentina, luego de consultar a lasprovincias involucradas, no pudo proveer esa infor-mación y en consecuencia en la 29ª Reunión del Co-mité Permanente de CITES (marzo de 1993) se re-comendó la suspensión de las importaciones deguanaco provenientes de la Argentina hasta que sepresentara un plan de manejo apropiado.

A su vez, el Comité Permanente aprobó una pro-puesta de proyecto de estudio para evaluar la situa-ción del guanaco en nuestro país y establecer unplan de manejo de la especie para su explotacióncomercial, presentada por la Autoridad Administra-tiva CITES de la Argentina. En julio de 1995 se pro-puso un proyecto de investigación que fue aproba-do por CITES en consulta con el Comité de Fauna(CITES S-045).

Posteriormente, en la región patagónica se realiza-ron distintas actividades bajo la convocatoria delConsejo Asesor Regional Patagónico de la Fauna Sil-vestre (CARPFS), tendientes a coordinar tareas y cri-terios para el diseño del plan. Así, se concretó laReunión Patagónica para el Manejo de las Poblacio-nes de Guanacos (15-16/08/1996) en PuertoMadryn, provincia del Chubut. De la reunión surgió

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una serie de acuerdos sobre coordinación de activi-dades de las administraciones provinciales y aspec-tos técnicos a considerar en la elaboración definiti-va del plan de manejo. Al año siguiente, en coinci-dencia con el Taller sobre Especies Exóticas (10-11/04/1997), en Bariloche, se avanzó en los acuer-dos sobre modos de trabajo y armonización de lalegislación en las provincias.

Al entrar en vigencia la Resolución Nº 220/98 de laex SRNyDS, se produjo un receso en las actividadesregionales, hasta el año 2000, en que se realizóuna reunión de autoridades en Allen, Río Negro(28-29/8/2000). Allí, se acordó realizar un Foro Téc-nico en el marco del CARPFS para definir metodolo-gías, sistemas de marcado y contenidos mínimos delos planes de manejo en establecimientos de cría. El18/11/2000, en Puerto Madryn, se lograron acuer-dos y se realizaron recomendaciones específicas pa-ra las evaluaciones poblacionales, que se reflejaronen el Anexo I de la Resolución Nº 82/03. Al mismotiempo, en Chubut se emitió una Disposición(52/00 DFyFS) que creó el Registro de Evaluadoresen el ámbito provincial.

En el año 2002 (12 y 13 de octubre) se realizó enTrelew el Taller sobre la Fibra del Guanaco, y a sutérmino se llevó a cabo una reunión técnica, en laque se informó de todos los avances en tipos demanejo, y se acordó redactar una norma que reem-place a la Resolución Nº 220/98. El 4/12/2002 secontinuó la reunión en Buenos Aires, en donde seaunaron criterios para la elaboración definitiva dedicha norma.

Finalmente en el año 2004, a instancias de la Direc-ción de Fauna Silvestre de la Nación (DFS-SAyDS) yde la autoridad de aplicación de la provincia de RíoNegro, con el apoyo financiero del Consejo Federalde Inversiones (CFI), se realizó una gran convocato-ria para que especialistas científicos, técnicos y au-toridades provinciales y nacionales trabajaran en laformulación y redacción definitiva de un plan demanejo que abarcara los distintos aspectos de laprotección, conservación y manejo del guanaco. Eneste marco se efectuaron dos talleres, el primero enBuenos Aires (julio de 2004) y otro en Trelew, pro-vincia del Chubut (noviembre de 2004). En ambosse debatieron los fundamentos técnicos y se anali-zaron los aspectos normativos que debería incluir elplan de manejo. Se eligió una comisión redactora,con representantes de los distintos sectores, quequedó encargada de elaborar un documento don-de se recogieran las conclusiones de las comisionesde trabajo durante los talleres.

Propuestas para el planEl valor económico de las especies de la fauna sil-vestre puede constituir tanto un riesgo como unaoportunidad para su conservación. Es un riesgo por-que suele provocar procesos de depredación y ex-terminio con el objetivo de obtener ganancias eco-nómicas, particularmente cuando los mecanismosde control son deficientes. Es una oportunidad por-que, al ser una alternativa productiva, su uso sus-tentable puede generar un estímulo económico pa-ra su conservación. Con este recaudo el trabajo lle-vado adelante para delinear un plan de manejoconcluyó en una detallada propuesta donde se arti-culan acciones para la conservación del recurso,que incluyen desde la protección estricta, hasta eluso de la especie dentro de los principios del desa-rrollo sustentable. En el caso del guanaco esta in-tención es más compleja de implementar por cuan-to existe una percepción negativa de su relacióncon la producción ganadera, ya que se lo consideraun competidor para el ganado ovino.

La transferencia al sector productivo de una meto-dología de uso adecuada de guanacos silvestrespermitiría la utilización sustentable y propendería alcuidado de la especie, cambiando esa percepciónnegativa para convertirse en uno de los argumen-tos de su conservación.

El documento de base del plan fue presentado enel Taller de Rawson (noviembre de 2004), donde seplantearon ajustes a la propuesta y se acordó la for-ma en la que las autoridades llevarían adelante suimplementación. Aquí se vuelcan, a modo de sínte-sis, los principales contenidos referidos a los objeti-vos propuestos, el diagnóstico de los factores queamenazan la conservación de la especie, las líneasde acción recomendadas y las prácticas de uso quese proponen para el manejo.

Objetivos del plan

La formulación de los objetivos de la propuesta deplan de manejo para el guanaco en la Argentina es-tá basada en la necesidad de asegurar los mecanis-mos de conservación para que la especie siga cum-pliendo sus roles tanto biológicos, como económi-cos y culturales. En estos términos quedaron plan-teados como objetivos:

a) Propender al mantenimiento de poblaciones,sus hábitats y la diversidad biológica, minimizan-do los impactos sobre la especie y los ecosiste-mas que habita.

b) Posibilitar la recuperación de la especie en den-sidades ecológicamente funcionales.

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c) Mantener la conectividad de sus poblaciones,tendiente a garantizar la diversidad genética alo largo del rango de distribución de la especie.

d) Fomentar la diversificación productiva rural yuna distribución equitativa de beneficios a partirdel manejo sustentable de la especie.

Factores que afectan la conservación delas poblaciones silvestres

La consideración de los distintos factores que afec-tan las poblaciones de guanacos permitirá articularlas distintas iniciativas de manejo en políticas de con-servación comunes a cada región y, finalmente, a ni-vel nacional. La situación de las áreas protegidas, elgrado de degradación de los ecosistemas en cadaecorregión y los usos de la tierra que en estos se ha-gan condicionarán la evolución de cada emprendi-miento de manejo. Un diagnóstico adecuado de zo-nas con distintas amenazas permitirá una mejor pla-nificación de las acciones de manejo y todas en suconjunto sustentarán la conservación de la especie.Las principales amenazas detectadas fueron:

Amenazas directas

a) La degradación y fragmentación del hábitat queocupa la especie.

b) La caza furtiva o ilegal, las actividades de comer-cio ilegal y la extracción no planificada con fineseconómicos, sea para reducir la carga de un pre-dio o para iniciar planteles de cría, todas presio-nes tendientes a reducir el stock.

c) Las interacciones interespecíficas, tanto las com-petitivas con otros herbívoros nativos, o introduci-dos, como la depredación natural por carnívoros.

d) Las catástrofes naturales de origen climático(nevadas, heladas, sequías), como las de origenvolcánico o sísmico.

e) Fenómenos relacionados con el cambio climáti-co (aridización, desertificación, etc.).

Amenazas indirectas

a) La debilidad institucional en el control de activi-dades ilegales, sean locales o generalizadas,que agrava el efecto de otros factores.

b) La ausencia previa de planes de manejo, auncuando sea localmente, afecta la efectividad deun sistema integral de protección.

c) La estructura de tenencia de tierra, por cuantoafecta e interfiere en la conexión de las pobla-ciones y la ocupación efectiva del hábitat.

d) La falta de áreas protegidas en la proporción yubicación necesaria para el estado de conserva-ción de la especie.

e) La percepción negativa de productores ganade-ros que no incorporan la especie como una al-ternativa de producción.

Las acciones previstas en el plan

La evaluación de acciones de manejo del guanacodebe partir de un enfoque integral, considerandono solo los intereses que favorezcan el desarrollo lo-cal y de las personas, sino también las amenazas di-rectas e indirectas que condicionan la dinámica delas poblaciones de interés de la especie. Dichas ac-ciones deben insertarse en las políticas y programasde manejo implementados a nivel regional y nacio-nal para asegurar la conservación del guanaco y darreal sustentabilidad a las iniciativas de manejo.

Líneas de acción generales

a) Desarrollo de capacidad técnica para evaluar elestado de conservación del recurso, establecerlas pautas de manejo y evaluar la sustentabili-dad de las prácticas de aprovechamiento de laespecie.

b) Fortalecimiento de las instituciones para dar im-pulso a planes de manejo provinciales, promo-viendo el accionar coordinado entre jurisdiccio-nes en la evaluación de proyectos productivos yde conservación, y homologando los instrumen-tos de diagnóstico y de fiscalización y la resolu-ción de conflictos interjurisdiccionales.

c) Promoción de las prácticas de manejo medianteacciones de educación, difusión y capacitaciónsobre la sustentabilidad desde el punto de vistaecológico, económico y sociocultural.

Acciones específicas

a) Producción y disponibilidad de la informaciónnecesaria para la gestión del recurso.

b) Evaluación de la sustentabilidad del uso de la es-pecie desde el punto de vista ecológico, econó-mico y sociocultural, considerando las amenazasdirectas e indirectas.

c) Promoción del manejo del guanaco a través deposibles prácticas sustentables de uso de la es-pecie.

d) Generación de un sistema de gestión y legal ar-mónico que garantice la conservación y uso sus-tentable de la especie.

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e) Fortalecimiento de las áreas naturales protegi-das existentes y creación de nuevas áreas.

f) Estimulación de la participación comunitaria enla conservación de la especie.

Definición de las modalidades de uso

La identificación de las prácticas y modos de pro-ducción que se proponen para el plan de manejo sebasan en una serie de principios que pretenden ase-gurar la perpetuación de la especie, su bienestar yel rol ecológico dentro de un ambiente natural y hu-mano equilibrado, para beneficio de la sociedad ac-tual y de las generaciones futuras.

Las modalidades de uso propuestas cumplen con elmarco legal que la Nación sancionó, mediante Re-solución Nº 82/03 de la SAyDS, en la cual se esta-blecen las directrices de manejo compatibles con laconservación del guanaco, que fueron consensua-das con las provincias del área de distribución de laespecie. Estas modalidades consideran solo las po-sibilidades relacionadas con el uso sustentable apartir de la obtención de fibra proveniente de la es-quila de animales vivos.

Enmarcadas en los principios antes mencionados, lasprácticas productivas sustentables (PPS) que se pro-ponen están basadas en el uso en vivo de la especie,considerando su distribución actual, abundancia ylas experiencias conocidas de aprovechamiento, porlo que se prevén dos modalidades de uso:

a) la modalidad de manejo en silvestría, medianteel método de encierre, esquila y liberación deguanacos silvestres;

b) la modalidad de cría en cautiverio, para la esqui-la en vivo de ejemplares.

La actividad de cría en cautividad (criaderos) vienedesarrollándose en Patagonia desde la década de1980. Primero se experimentó con técnicas intensi-vas en pequeños predios para luego realizarse encondiciones extensivas. Se usan técnicas que seaproximan al manejo de los animales domésticos, enpotreros tradicionalmente utilizados para ovejas. Lascrías son amamantadas artificialmente con mamade-

ras y ya se experimentó con la reproducción estacio-nada de hembras primerizas. La esquila de animalesde criadero se ha realizado sin inconvenientes.

Se han instalado diferentes tipos de criaderos (in-tensivos y extensivos) en las provincias de Río Ne-gro, Chubut y Santa Cruz, con planteles generadosa partir de chulengos extraídos del medio silvestre.En el año 2001 estos criaderos reunían unos 1.200guanacos (Amaya et al., 2001). Esta cifra hoy se haduplicado o triplicado en relación con un mayor in-terés de los productores y una reactivación de todala actividad agropecuaria vinculada con mejoresprecios y oportunidades de exportación. Sin embar-go, los criaderos con planteles numerosos aún sonpocos (son raros los que tienen más de 100 anima-les), y los adultos nacidos en cautiverio (de tres asiete años de edad) escasos.

La esquila de animales silvestres se ha iniciado demodo experimental, para evaluar tanto su rentabili-dad como el impacto sobre las poblaciones de gua-nacos. Centros de investigación, organismos técni-cos y productores, con la fiscalización de autorida-des de fauna, han realizado distintas experienciasde esquila que no han presentado mayores incon-venientes para los animales y representan valiososaportes para ajustar las técnicas de manejo de gua-nacos en silvestría (Montes et al., en prensa). Noobstante, aún restan responder numerosas pregun-tas referidas a los efectos de este tipo de manejo enpoblaciones silvestres en el mediano y largo plazosobre su mortalidad, reproducción y organizaciónsocial. Los volúmenes y calidad de fibra obtenidos(Tabla 1) permitieron evaluar márgenes de rentabi-lidad que, en primera instancia, son muy alentado-res y ventajosos para tal actividad.

Los planes de gestión en cada territorio o jurisdic-ción provincial deberían considerar las ventajas ydesventajas (Tabla 2) que cada una de estas moda-lidades de uso manifiestan, de acuerdo con los ob-jetivos buscados y el estado de conservación quepresenten las poblaciones locales y sus hábitats. Eltipo de intervención que se adopte debería inte-grarse en una planificación regional que asegure laprotección de la especie y su rol en el ambiente.

Fibra por Ingreso bruto Costo Beneficio netoindividuo (kg) por individuo individual por individuo

Oveja 3,2 $ 32 $ 2,3 $ 29,5

Guanaco 0,4 $ 96 -180 $ 60 $ 36 - 120

Tabla 1. Rendimiento de fibra de guanacos en experiencias de encierre y esquila (año 2002) de animales silvestres. Fuente: Cen-tro de Ecología Aplicada del Neuquén, Ministerio de la Producción y Turismo de Neuquén.

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Conclusiones

La posibilidad de transferir parte de los beneficiosdel aprovechamiento de la fibra de guanaco hacia elfinanciamiento de investigaciones, tareas de fiscali-zación y fortalecimiento de áreas protegidas para laespecie es parte de una estrategia posible para inte-grar en el plan pautas de manejo sustentable y deconservación. Existen como antecedentes en el paísexperiencias exitosas de manejo para otras especies.

Alentar el aprovechamiento sustentable de anima-

les vivos es, como punto de partida, un reasegurode que con el impulso de actividades productivasno se favorecerá la reducción de las poblaciones deguanacos.

En un escenario futuro y ante las distintas realida-des regionales y provinciales, se podrán plantearotras alternativas de uso, las cuales deberán ser ex-plicitadas con su fundamentación técnica y los me-canismos específicos de evaluación de sustentabili-dad, considerados en el marco de la visión y los ob-jetivos del plan de manejo de la especie.

Aspectos comparados Cría en cautiverio Captura y esquila de guanacos silvestres

Aspectos Rol ecológico - Pérdida del rol Mantiene rol ecológico ambientales Valoración del recurso Desvalorización de poblaciones Incrementa valoración de la

silvestres especie

Conocimiento Contribuye al conocimiento (biología de Contribuye al conocimientode la especie la especie) y su valoración económica de poblaciones silvestres

de la especie

Conservación No aporta al manejo de poblaciones Conservación de poblacionessilvestres silvestres

Fiscalización Facilita fiscalización del comercio de Requiere de un esfuerzo deproductos. Exige control de planteles fiscalización importante de las iniciales y su evolución temporal experiencias

Manejo Manejo controlado de plantel Problemas de manejo en arreos numerosos

Riesgo sanitario Puede incrementar la transmisión Riesgo en campos con de enfermedades por hacinamiento rodeo mixto

Bienestar animal Problemas de comportamiento Mantiene varibilidad genética, y selección genética adversa. pero puede ocasionar estrés Estrés aumentado por cautiverio en encierros

Aspectos Producción anual Programada Variable económicos

Inversión inicial Elevada inversión inicial Inversión inicial relativamente baja

Amortización Calculada Variable

Mantenimiento Costo variable de acuerdo con la Costos vinculados con el unidad de manejo (principal mantenimiento del hábitatinfraestructura)

Mano de obra Promueve fuentes laborales Demanda personal y equipos permanentes temporarios

Certificación (potencial) Como “producto de la fauna silvestre” Como “uso sustentable de la fauna”

Calidad productos Potencial pérdida de calidad de fibra Buena calidad de fibra

Normativa Existe marco legal que reglamente Empiezan a fijarse normas enactividad en algunas provincias algunas provincias patagónicas

Innovación productiva Actividad alternativa y complementaria Actividad complementaria

Tabla 2. Comparación de ventajas y desventajas de dos prácticas de uso de guanacos consideradas inicialmente en el plan de manejo.

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Por último cabe destacar la importancia que ha te-nido en este proceso, el trabajo conjunto de todoslos actores involucrados en el manejo del guanaco,tanto del sector privado, del sector público y del

ambiente académico. Un trabajo de consenso resul-ta fundamental a la hora de generar las bases parael uso sustentable.

AgradecimientosEste trabajo fue posible gracias al compromiso y participación de muchísima gente: Adriana Guillén (Depto. Fauna yAmbiente Natural, Tierra del Fuego), Alejandro González (Dirección de Fauna Silvestre. Nación), Alejandro Travaini(UNPA/CONICET), Andrés Novaro (CEAN CONICET-WCS), Carolina Marull (WCS), Christian Alcala (Municipalidad deMalargüe), Daniel Ramadori (Director de Fauna Silvestre de la Nación), Facundo Martínez (Dirección de RecursosNaturales Renovables Santa Cruz), Fernando Videla Gemaver (IADIZA, CONICET y GECS-UICN), Gabriel Vidal Castro(SAGPyA, Dirección de Ganadería), Gabriela Lichtenstein (INAPL/CONICET), Guillermo Vila Melo (FundaciónBiodiversidad), Gustavo Solá (Dirección de Recursos Naturales, Mendoza), Marcia Flores (Dirección Fauna y FloraSilvestre Chubut), Margarita Suárez (Dirección de Fauna La Rioja), Maria Cristina Cosma (SENASA, Dirección Nacionalde Sanidad Animal), Omar Al Kaddour (Senado de la Nación), Ramón Conde (Ministerio de Producción de Río Negro),Roberto Espósito (Ministerio de Producción de Río Negro), Sergio Pena (Dirección General de Agricultura, Ganadería yFauna Chubut), Valeria Vera (Ministerio de Producción y Turismo Neuquén). Especialmente queremos agradecer a lagente de la Dirección de Fauna de Río Negro, de la Dirección Fauna y Flora Silvestre Chubut y de la Dirección de FaunaSilvestre de la Nación, por el enorme trabajo en la organización de las reuniones de trabajo. Queremos dejarconstancia, además, que este trabajo no hubiera sido posible sin el financiamiento y ayuda del Consejo Federal deInversiones, a quienes agradecemos enormemente su colaboración.

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El manejo de zorros en la Argentina

Compatibilizando las interacciones entre la ganadería, la caza comercial y la conservación

M. C. Funes, A. J. Novaro, O. B. Monsalvo, O. Pailacura, G. Sanchez Aldao, M. Pessino,R. Dosio, C. Chehébar, E. Ramilo, J. Bellati, S. Puig, F. Videla, N. Oporto, R. Gonzálezdel Solar, E. Castillo, E. García, N. Loekemeyer, F. Bugnest y G. Mateazzi

Las tres especies de zorro del género Pseudalopex son intensamente cazadas en el centro y sur de la Argentina porsu piel y, además, para reducir la depredación sobre el ganado. Algo similar ocurre con el zorro de monte o zorro pa-ta negra (Cerdocyon thous) en el norte del país, aunque la demanda por su piel es menor. Pese a la intensa caza, nose han implementado planes integrales de manejo para estos zorros en ninguna provincia o región de la Argentina.Como antecedente vinculado con la formulación de un plan de manejo, a fines de la década de 1980 y principios delos ’90 se inició un monitoreo regional de zorros en diversas jurisdicciones de las zonas centro y sur del país por me-dio del método de estaciones odoríferas que permite estimar densidades relativas de carnívoros y analizar sus tenden-cias poblacionales. Las jurisdicciones realizaron el monitoreo durante 3 a 15 años según el caso. El análisis de tenden-cias mostró que las abundancias fueron crecientes y significativas solo para el zorro colorado en ambientes de estepay ecotono estepa-bosque en Neuquén. En este trabajo, se analizan, por un lado, los conflictos con actividades produc-tivas y los sistemas de control de daño al ganado utilizados en Argentina, incluyendo los ensayos con métodos no le-tales y letales selectivos y, por el otro, cuestiones referidas al comercio de productos y subproductos de zorros. Final-mente, se presenta una propuesta para la elaboración de un plan de manejo de zorros en la Argentina, cuyas accio-nes deberían ir dirigidas a: 1) caza sustentable de zorros; 2) reducción de la depredación sobre el ganado; 3) conser-vación de las poblaciones y ecosistemas; 4) mejora de mecanismos de comercio de pieles; 5) adecuación del marco le-gal nacional y provincial, y 6) capacitación, extensión y difusión.

Palabras clave: zorros, monitoreo, conflictos con ganadería, caza comercial, estaciones odoríferas, plan de manejo.

Resumen

The three fox species of genus Pseudalopex are heavily hunted in central and southern Argentina for their pelt,and to reduce livestock predation as well. The crab-eating fox (Cerdocyon thous) is also hunted in the NorthernArgentina, although there is less demand for its pelt. Despite the high levels of hunting, no integrated manage-ment plans have been implemented in any province or region of Argentina. During the late 80’s and early 90’s, aregional fox-monitoring program was started in many sites throughout Central and Southern Argentina to provide

Abstract

Fox management in Argentina

Integrating conservation, commercial hunting, and resolution of conflicts with livestock

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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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Introducción

Los carnívoros han mantenido a lo largo de la histo-ria una relación mayoritariamente conflictiva con elhombre. En gran medida ello responde a los hábi-tos predatorios de estos animales, a una dieta de al-to nivel proteico y áreas de acción generalmente ex-tensas que los exponen a una competencia recu-rrente con el ser humano, quien en cierta forma tie-ne las mismas demandas (Treves y Karanth, 2003).Tal conflicto ancestral, si bien es más evidente enlos carnívoros de mayor tamaño, también se mani-fiesta en especies de tamaño mediano y pequeño.Paradójicamente, muchas de dichas especies meno-res han provisto a la sociedad de importantes bene-ficios económicos a través de la comercialización eindustrialización de pieles (Ojeda y Mares, 1982;García Fernández, 1991). Tal es el caso en la Argen-tina de las tres especies del género Pseudalopex(zorro colorado, P. culpaeus; zorro gris chico, P.griseus; y zorro gris pampeano, P. gymnocercus)que son intensamente cazadas por el valor de supiel (Novaro, 1995) y también para reducir la depre-dación sobre el ganado y otros animales domésti-cos (Bellati y von Thüngen, 1988; 1990). Adicional-mente, el zorro de monte o zorro pata negra(Cerdocyon thous) es cazado en el norte de Argen-tina por las mismas razones, aunque la demanda porsu piel es menor (ver sección “Caza y comercio…”).El zorro vinagre (Speothos venaticus) es la quinta es-pecie de zorro presente en el país, con una distribu-ción marginal en la provincia de Misiones y una pielde escasa importancia en el circuito comercial.

Pese al elevado volumen de caza que, con ciertasfluctuaciones, han soportado en los últimos 80-90años las tres especies del género Pseudalopex, no

se han implementado hasta el presente planes inte-grales de manejo para estos zorros en ninguna pro-vincia o región del país. Una consecuencia habitualde dicha carencia la constituyen las contradiccionesentre las acciones de manejo de jurisdicciones veci-nas o entre distintos sectores de la población rural,debido a que algunos consideran a los zorros comouna plaga y otros como un importante recurso na-tural. Por otra parte, tanto las administraciones na-cionales como la Secretaría del Convenio CITES hanreclamado en los últimos años la elaboración de unplan de manejo de las poblaciones de zorros ennuestro país. Es necesario entonces formular unplan regional de manejo que incorpore no solo lainformación de campo sobre estas especies, sinotambién los requerimientos de los sectores huma-nos involucrados en su manejo o que interactúanactivamente con ellas.

En términos generales, los fines del plan de mane-jo deberían ser: integrar objetivos del uso sustenta-ble de las poblaciones de zorros, del control de ladepredación sobre el ganado, y de la conservaciónde las poblaciones y los ecosistemas de los que sonparte. En este capítulo presentaremos anteceden-tes pertinentes al futuro plan, así como propuestasespecíficas para avanzar en la elaboración de estaherramienta de manejo.

Antecedentes

1 - Monitoreo de las especies

Hasta fines de la década de 1980 solo se hicieronmonitoreos anuales de densidad de zorros en sitios

background information for the formulation of a management plan. The scent-station method, which allows theestimation of the relative density of carnivores and the analysis of population trends, was employed for this pur-pose. Monitoring was carried out for 3 to 15 years, depending upon the administrative unit considered. The analy-sis showed a significant increasing trend in abundance only for culpeo fox populations in steppe and ecotonesteppe-forest habitats of the Province of Neuquén. We analyze the livestock-predator conflict, and the controlmethods employed in Argentina to reduce livestock damage, including some pilot studies involving non-lethal andselective lethal methods. We also review issues related to the marketing of fox products and by-products. Finally,we propose some guidelines for designing a management plan in Argentina that should include: 1) sustainablehunting of foxes; 2) reduction on livestock predation; 3) conservation of fox populations and their ecosystems; 4)improvement of marketing mechanisms for fox pelts; 5) adjustment of the legal framework at provincial andnational levels; and 6) training, extension, and communication.

Key words: Foxes, monitoring, livestock-predator conflict, commercial hunting, scent-stations, management plan.

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del oeste de Río Negro (von Thüngen, 1991) y surde Neuquén (Novaro et al., 2000a). A comienzosde los ’90 se iniciaron programas sistemáticos demonitoreo de poblaciones de zorros en las regionescentro y sur de la Argentina. La propuesta surgió enforma consensuada en 1991, en la Tercera ReuniónPatagónica sobre Manejo de Poblaciones de Zorros(Funes y Novaro, 1991). Los muestreos, realizadospor diversos organismos de investigación y manejode la región y sus resultados más relevantes, fueronresumidos por Novaro et al. (1996). Estos organis-mos incluían a las Direcciones de Fauna provincia-les, la entonces Dirección Nacional de Fauna Silves-tre (DNFS), la Administración de Parques Naciona-les (APN), el Instituto Nacional de Tecnología Agro-pecuaria (INTA), centros de investigación regionalesy universidades. Los monitoreos fueron realizadosen 22 sitios de 10 jurisdicciones (Figura 1, Tabla 1):7 provincias (Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut,Río Negro, Neuquén, La Pampa y Mendoza) y 3 par-ques nacionales (PN Tierra del Fuego, PN NahuelHuapi y PN Lihué Calel). Debido a limitaciones pre-supuestarias u operativas, los muestreos anuales seinterrumpieron a mediados de los años ’90 en lamayor parte de los sitios, salvo en la provincia deMendoza donde se continuaron hasta 1997, en laprovincia de La Pampa y los PN Nahuel Huapi y Tie-rra del Fuego hasta 1998, y en Neuquén donde losmonitoreos aún no se han interrumpido. En la ma-yoría de las áreas muestreadas se obtuvieron esti-maciones de tendencias poblacionales para diferen-tes períodos, lo cual constituye un caso inédito pa-ra la Argentina en el caso de especies de la faunasilvestre.

Método utilizado para el monitoreo

La baja densidad y el comportamiento de la mayo-ría de los carnívoros, como los zorros, dificultan quela estimación de sus abundancias pueda realizarsea la vez con precisión, bajo sesgo y a un costo razo-nable. Por estas razones, es conveniente utilizar mé-todos basados en índices de densidad relativa (IDR)a partir de signos, frecuentemente huellas y heces(Sargeant et al., 1998). En nuestro caso, hemos uti-lizado el método de estaciones odoríferas (Rough-ton y Sweeny, 1982), cuyas ventajas principalesson: su aplicabilidad en áreas extensas, su facilidadpara ser usado por personal técnico con nivel inter-medio de capacitación y su relativo bajo costo. Susprincipales desventajas radican en que el método

posee escasa resolución espacial y temporal (no sir-ve para áreas pequeñas y períodos cortos) y su ba-ja potencia (se necesitan grandes muestras para de-tectar cambios de tamaño poblacional) (Minser,1984; Sargeant et al., 1998). El esfuerzo de mues-treo en cada jurisdicción fue variable, y dependió dela disponibilidad de caminos y capacidad operativade vehículos y personal (Tabla 1).

Las estaciones se instalaron a lo largo de caminossecundarios (no pavimentados y poco transitados) ysendas internas de campos, intentándose mues-trear en forma homogénea la mayor parte de cadaárea. En cada estación, ubicada en forma alternadaa derecha e izquierda entre 1,5 y 10 m de la sendao camino, se removieron las piedras y la vegetaciónen una circunferencia de 1,5 m de diámetro, se ali-só el suelo y, cuando fue necesario, se depositó are-na fina para mejorar la identificación de huellas.Cinco estaciones separadas 0,4 km entre sí consti-tuyeron una línea, que se considera la unidad mues-tral independiente. La separación entre líneas fuede al menos 1,3 km, para lograr la mayor indepen-dencia posible entre unidades muestrales (Rough-ton y Sweeny, 1982; Novaro et al., 2000a). Comoatrayente se utilizó una mezcla de ácidos grasos1 (1

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Áreas muestreadas

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Figura 1. Ubicación de las áreas muestreadas durante elmonitoreo regional de zorros en la zona centro y sur dela Argentina para la estimación de densidades relativasy tendencias poblacionales (ver referencia numérica delos sitios en Tabla 1).

1 FAS, U.S. Department of Agriculture, Pocatello Supply Depot, Idaho, EE.UU.

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cm3), presentada en un disco de yeso saturado apo-yado en el centro de cada estación (Roughton,1982; Roughton y Sweeny, 1982). Las estacionesfueron revisadas por la mañana y se consideraronno operables cuando su superficie se hallaba des-truida por heladas, viento, lluvia, pisoteo por gana-do, o cubiertas por nieve.

En las zonas de simpatría de zorro colorado y zorrogris chico, la pertenencia de la huella a una u otraespecie se asignó en base a las medidas de largo yancho de la huella, así como a la separación entrepisadas.

Los ambientes en donde se instalaron las estacionesse clasificaron como: bosque andino-patagónico dela Provincia fitogeográfica Subantártica; estepa her-báceo-arbustiva de la Provincia fitogeográfica Pata-gónica; ecotono entre los dos anteriores; estepa ar-bustiva, jarillal, algarrobal, pastizal serrano y arbus-tal halófilo de la Provincia fitogeográfica del Monte;y caldenal y pastizal psamófilo de la Provincia fito-geográfica del Espinal (Tabla 1). En casi todas las ju-risdicciones los datos fueron analizados por separa-do para cada sitio, salvo en dos jurisdicciones en lasque se agruparon datos de más de un sitio para elanálisis de tendencias. Ese fue el caso de la provin-cia de La Pampa, en donde los cuatro sitios demuestreo para el zorro gris pampeano por fuera delParque Nacional Lihué Calel se agruparon por pro-vincia fitogeográfica: Espinal (dos sitios: ambos enla estancia San Eduardo) y Monte (dos sitios: SantaIsabel y estancia Ventrencó). En Neuquén, para elzorro colorado, los seis sitios de muestreo (estan-cias) fueron agrupados por similitudes de vegeta-ción y precipitación correspondientes a la estepa pa-tagónica (cuatro estancias: Catan Lil, La Papay, LosRemolinos y La Horqueta) y al ecotono estepa-bos-que (dos estancias: Cerro de los Pinos y Collún Co).En esa misma provincia, pero para el zorro gris chi-co, solo se agruparon para la estepa las estanciasCatan Lil y La Horqueta, en donde la especie se ha-llaba presente de manera habitual (Tabla 1).

Se estimaron los IDR basados en la proporción de lí-neas, en las que se detectó al menos una visita pa-ra P. griseus, P. culpaeus y/o P. gymnocercus (índi-ce de líneas –Sargeant et al., 1998–). El índice de lí-neas presenta algunas ventajas con respecto al ín-dice de estaciones (basado en la proporción de es-taciones visitadas), ya que evita en mayor grado elproblema de las múltiples visitas a distintas estacio-nes de una línea por parte de un mismo individuo.Además posee una distribución binomial, en con-traste con el índice de estaciones que no sigue una

distribución en particular (Sargeant et al., 1998).Para determinar si los índices de líneas exhibían unatendencia creciente o decreciente sostenida paracada especie, se usó una regresión lineal que com-paró el orden del ranking de los valores de los índi-ces de líneas con el ordenamiento temporal de losmuestreos (Sargeant et al., 1998). Los datos para laprovincia del Chubut no son presentados ya que elmuestreo se realizó solamente en 1994.

Resultados de los monitoreos

Las especies de zorros detectadas en las estacionesodoríferas variaron según la jurisdicción y el am-biente, y reflejaron su distribución geográfica cono-cida. En Mendoza se registró al zorro gris chico. LaPampa fue la única jurisdicción en la que se detec-tó al zorro gris pampeano. En la zona este de RíoNegro se registró únicamente al zorro gris chico,mientras que hacia el centro y oeste de la provinciahubo registros de esa especie junto al zorro colora-do, que fue la especie más común. En los sectoresmuestreados del oeste del Parque Nacional NahuelHuapi, solo se observaron huellas de zorro colora-do. En Neuquén, el zorro colorado se detectó en to-dos los sitios, tanto de la estepa como del ecotono,mientras que el zorro gris chico estuvo presente so-lo en la zona más oriental de la estepa. En SantaCruz se detectaron ambas especies de zorros. Porúltimo, en Tierra del Fuego, en la zona boscosa porfuera del parque nacional, se registró tanto al zorrocolorado nativo como al introducido zorro gris chi-co. Mientras que en el Parque Nacional Tierra delFuego solo se detectó a la subespecie de zorro co-lorado fueguino.

Los resultados de los índices de líneas presentaronamplias variaciones entre sitios en un mismo año,así como entre años para un mismo sitio (Tablas 2y 3). El zorro colorado mostró un rango de índicesentre diferentes sitios de 0 a 83% en 1995 (Tablas2 y 3), mientras que dentro de un mismo sitio elmayor rango observado entre índices de líneas fueen el sector de río Tristén-Rancho Hambre en Tierradel Fuego y en la región de estepa de Neuquén (Ta-blas 2 y 3), con diferencias de hasta 50% entreaños. El zorro gris chico tuvo densidades relativasque fluctuaron entre 11% y 100% entre diferentessitios durante 1994 (Tabla 2). En un mismo sitio, lamayor variación entre años fue observada en la zo-na de estepa de Neuquén, con una diferencia decasi 60% (Tabla 3). Por último, para el zorro grispampeano la mayor variación entre sitios se obser-vó en 1992 (entre 62,5% a 94,1%) y, para un

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M. C. Funes et al. - El manejo de zorros en la Argentina

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mismo sitio, entre años, el mayor rango fue de ca-si 21% en el Parque Nacional Lihué Calel (Tabla 2).

Estrictamente, el análisis de tendencias necesita almenos de tres valores a lo largo del tiempo para po-der evaluarse. Los análisis para el zorro colorado endos sitios de Santa Cruz, un sitio de Tierra del Fue-go, los Parques Nacionales Tierra del Fuego y Na-huel Huapi y un sitio de Río Negro no mostrarontendencias significativas (Tabla 2). En cambio sí sedetectaron tendencias crecientes para el zorro colo-rado en Neuquén, tanto en la estepa como en elecotono (Tabla 3). Para el zorro gris chico y para elzorro gris pampeano, en ninguno de los casos ana-lizados se detectaron tendencias significativas deaumento o disminución de las poblaciones (Tabla 2).

Consideraciones sobre los monitoreos

Los datos del monitoreo poblacional analizados pa-ra las tres especies de zorros en muy pocos casosmostraron una tendencia creciente o decrecientesignificativa. Ello obedece mayoritariamente a seriestemporales cortas (tres años en algunos casos) ytambién a tamaños de muestra (por ejemplo, canti-dad de líneas de estaciones odoríferas) reducidos,que pueden sufrir amplias variaciones entre años.Respecto del zorro colorado en Neuquén, tanto enzona de estepa como de ecotono estepa-bosque,fueron los únicos casos en que se detectó una ten-dencia creciente significativa. Ambas curvas mostra-ron un patrón muy similar, si bien los valores de losíndices en el ecotono estuvieron, generalmente,por encima de los de la estepa (Tabla 3). En este ca-so se da la combinación de una serie temporal ex-tensa (15 años) con un número relativamente im-portante de líneas (promedio de 29 líneas para laestepa y 18 líneas para el ecotono), con lo cual seincrementa la posibilidad de detectar una tendenciaen los índices, si es que realmente existe. Contraria-mente, en la zona de estepa de Neuquén el zorrogris no mostró una tendencia clara, con una granfluctuación de sus índices (Tabla 3), posiblementepor una baja respuesta a las estaciones odoríferas yuna cantidad de líneas de estaciones odoríferas quequizás haya sido insuficiente, si bien no era baja(promedio de 11 líneas). En los casos de series tem-porales de extensión intermedia (5-7 años), no sedetectaron tendencias porque los índices mostra-ron escasa variación a lo largo del tiempo, tal comoocurrió con el zorro gris en Telteca, el zorro grispampeano en el Espinal y Monte, y el zorro colora-do en el Parque Nacional Nahuel Huapi (Tabla 2).Más allá de no haberse detectado una tendencia

declinante significativa y de tratarse de una mues-tra pequeña, resulta preocupante la ausencia de re-gistros del zorro colorado fueguino en las estacio-nes realizadas en Tierra del Fuego en 1995 (últimoaño del muestreo en ese sector), por fuera del Par-que Nacional (Tabla 2). Por último, cabe destacarque los datos de los monitoreos efectuados en dis-tintas jurisdicciones pueden servir como base paraestablecer los esfuerzos de muestreo necesarios pa-ra detectar ciertas magnitudes de cambio en los ín-dices, bajo diferentes esquemas de muestreo, usan-do programas que permitan desarrollar pruebas depotencia, tales como el MONITOR (Gibbs, 1995), yasí poder optimizar los recursos disponibles para es-te tipo de monitoreos. Tal enfoque ya ha sido em-pleado para el zorro colorado y el zorro gris con es-taciones de cebado, recuento de signos en cuadrí-culas y estaciones odoríferas en dos áreas naturalesprotegidas del sur de Patagonia (Travaini et al.,2003; Pía y Novaro, 2005).

2 - Conflictos con actividades productivas

Los cánidos y el hombre

Los cánidos en general han recibido una atencióndesmedida si consideramos el número de especiesy su abundancia, principalmente por la frecuencia yel éxito con que entran en conflicto con intereseshumanos, pues compiten como depredadores deanimales domésticos y de fauna silvestre de valor ci-negético (Sillero-Zubiri et al., 2004; Sillero-Zubiri ySwitzer, 2004). El resultado de ese conflicto ha sidoque muchas especies de cánidos tengan una largahistoria de persecución por el hombre, en ciertasocasiones con un alto grado de coordinación e, in-cluso, con subsidio por parte de gobiernos a distin-tos niveles. Las tres especies de zorros del géneroPseudalopex no son la excepción a ese patrón. Sinembargo, han mostrado una notable resiliencia a laintensa presión de caza a la que han sido someti-das, tanto con fines comerciales como de erradica-ción (Sillero-Zubiri et al., 2004; Novaro et al., 2005).

Históricamente, el control de zorros en la Argentinase caracterizó por falencias ecológicas, logísticas yeconómicas. Falencias ecológicas, porque no seevaluaron los efectos demográficos en las poblacio-nes sujetas a control ni los impactos sobre especiesno blanco; logísticas, pues rara vez se cuantificó elesfuerzo operativo (privado y/o estatal) volcado alcontrol, para cotejarlo con los supuestos resultadosbuscados; y económicas, ya que no se realizaronanálisis de costos y beneficios referidos al esfuerzo

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invertido en todo concepto y la disminución del da-ño logrado, traducido en términos monetarios parael sector productivo afectado. La falta de análisiseconómicos también es común en países con ma-yor capacidad económica y operativa. En los Esta-dos Unidos, por ejemplo, se encontró una correla-ción positiva entre el stock de ovejas y los esfuerzosde control en distintas regiones, lo que daría evi-dencia indirecta de efectos positivos del control so-bre esa industria. Sin embargo, un 87% de la varia-ción en el modelo de correlación fue explicado porvariaciones en los costos de producción y en los va-lores de mercado, que relativizó la correlación halla-da (Berger, 2004).

Tampoco son habituales las evaluaciones referidas ala percepción y actitudes de los productores conrespecto a los depredadores con los que interac-túan, algo crucial para medir la factibilidad de mé-todos de control que deberán ser adoptados porese sector. Travaini et al. (2000) realizaron encues-tas en Santa Cruz y hallaron que el 95% de los pro-ductores identificó al zorro colorado como preda-dor del ganado, mientras que un 40% también con-sideró al zorro gris chico en esa categoría. Por otraparte, un 92% opinó que es necesario controlar laspoblaciones de zorro colorado; el 68% ha efectua-do algún tipo de control en sus campos, y el 56%entiende que sus esfuerzos han arrojado resultadospositivos para su actividad.

En Río Negro, datos de una encuesta ganaderamostraron que, de 159 productores ovinos encues-tados, el 65,4% declaró tener zorro colorado en sucampo. De ese grupo el 78% opinó que las pobla-ciones están en aumento y un 52% manifestó tenerdepredación por esta especie. Por otro lado, en el30,5% de las respuestas consideraron que la causade mortalidad más importante para sus majadasfue la atribuible a los depredadores en su conjunto,adjudicándole al zorro colorado casi el 84% de esasmuertes (Bellati, 1992a).

Datos de encuestas en Neuquén a pequeños produc-tores de ganado menor de la zona centro y sur, ma-yormente ocupantes de tierras fiscales (majadas pro-medio de 81 ovinos y 221 caprinos, en campos de200-7.000 hectáreas) indican que estos perciben adistintos depredadores como responsables principa-les de los daños sufridos. De 19 encuestados, un63% responsabilizó al zorro colorado, e igual por-centaje señaló al zorro gris. Un 31% responsabilizóa ambas especies de zorros de daños a majadas,mientras que un 26% culpabilizó al perro doméstico.La pérdida anual promedio atribuida a los zorros fue

de un 24% de los ovinos (± 6% ES) y de un 13% delos caprinos (± 2% ES), con el mayor daño concen-trado en las categorías de edad iniciales. El 74% delos encuestados expresó practicar alguna forma decontrol en sus campos, por ejemplo, el uso de perrosresultó ser el método más común. Otra serie de da-tos procede de la comunidad mapuche de Chiuquili-huín, cercana a Junín de los Andes, que consta de 12familias con majadas promedio de 41 ovinos y 61 ca-prinos en campos de 600 hectáreas como máximo ydonde sólo habita el zorro colorado. El 100% de losproductores reportó daño por zorro colorado y el90% practicaba algún método de control; la técnicamás empleada fue la de trampas-cepo. La pérdidaanual promedio estimada fue de 24% y 21% de losovinos y caprinos, respectivamente. Todos los pro-ductores manifestaron interés en desarrollar ensayosde control de zorro colorado en sus campos. Existeademás información de mortalidad de corderos dehasta 60 días de edad del oeste de Río Negro, en losque la depredación por zorro colorado fue la princi-pal causa, con el 43% de los casos (Bellati y vonThüngen, 1988).

Los factores que determinan el esfuerzo diferencialde control del sector productivo a lo largo del tiem-po son variados e involucran aspectos económicos,productivos, poblacionales (densidad de poblaciónrural) y hasta emocionales. En Australia, por ejem-plo, se ha estudiado que la variación en el stock ovi-no en una región suele ser un buen indicador delesfuerzo relativo de control, porque exhibe la cerca-na interconexión entre la cantidad de cabezas deganado, el área total destinada a la ganadería ovi-na, el valor de mercado de los productos ovinos y elsubsiguiente esfuerzo de control de los productorespara reducir sus pérdidas por depredación (Allen ySparkes, 2001). La producción ovina en la Patago-nia tuvo su pico en la década de 1950 cuando elstock alcanzó unos 22 millones de cabezas, lo cualprobablemente coincidió con una de las épocas demayor intensidad de control de zorros. En este mar-co, es importante tener en cuenta la Ley Nacional25422 para la Recuperación de la Ganadería Ovina,del año 2001, por sus potenciales efectos que pue-de tener en el control de carnívoros nativos silves-tres. Las actividades comprendidas en el régimeninstituido por esa ley incluyen la recomposición delas majadas ovinas, la mejora de la productividad yla intensificación racional de las explotaciones, en-tre otras. Asimismo, contempla que la autoridad deaplicación puede destinar hasta un 15% de los re-cursos del fondo fiduciario de la ley a ciertas accio-nes de apoyo general a la ganadería ovina, tales

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como el sustento a los gobiernos provinciales en lasmedidas de control de las especies de animales sil-vestres depredadoras de la ganadería ovina. Si lapotencial intensificación del control de depredado-res que puede derivarse de la instrumentación de laley no se acompaña de un monitoreo integral(ecológico, económico y logístico), es casi inevitableque se repitan los errores del pasado.

Otro importante factor en el nivel de depredaciónque los zorros pueden ejercer sobre el ganado loconstituye la densidad de presas silvestres, especial-mente las que más biomasa aportan en la dieta deestos. Debido a las fluctuaciones en la densidad deliebre europea (Lepus europaeus), presa principaldel zorro colorado en la Patagonia (Novaro et al.,2000b, 2004), el impacto sobre el ganado menorpuede incrementarse durante las declinaciones dela liebre. Datos preliminares parecen confirmar estapredicción ya que, como se mencionó anteriormen-te, en Neuquén las pérdidas anuales de caprinos yovinos en zonas fiscales y en una comunidad mapu-che oscilan entre 13 y 24%, respectivamente. Estossuelen ser sitios con campos degradados y bajasdensidades de presas silvestres (incluyendo liebres).Sin embargo, en campos privados extensos, conmejor condición de pastizales y mayores densida-des de liebres, las pérdidas suelen ser del 5-10% enpromedio. Es importante tener en cuenta que la in-tensidad de los esfuerzos de control suele ser simi-lar en campos con ganado menor, ya sea que setrate de tierras fiscales o de estancias privadas. Porotro lado, la depredación estimada sobre ovinos enuna de las estancias del sur neuquino se incremen-tó de un promedio anual del 10% a un 40% (G.Aleniah, com. pers.) luego de una marcada declina-ción de liebres en 1995–96 (Novaro y Funes, datosno publ.). Las implicancias de estas conclusionesson que los esfuerzos de control de depredación(tanto por control de zorros y/o protección del ga-nado) deben restringirse temporal y espacialmentea las áreas y momentos más proclives a experimen-tar una depredación de magnitud, y no ser aplica-dos indiscriminadamente como suele hacerse engeneral en la Patagonia (Novaro et al., 2004).

Sistemas de control utilizados en la Argentina

Los sistemas que han tenido un mayor uso a escalaespacial y temporal en la Argentina lamentablemen-te se incluyen dentro de los no selectivos y, proba-blemente, han sido responsables de la mayor remo-ción de zorros. El primer método son los cebos tóxi-

cos o venenos, que durante varias décadas estuvie-ron simbolizados por el sulfato de estricnina (Godoy,1963) y que puede señalarse, además, como el res-ponsable por la muerte de miles de individuos deotras especies no blanco. El hecho de que no existainformación publicada sobre la magnitud de lascampañas de control usando estricnina en la Argen-tina puede obedecer, en parte, a que la mayoría delas tareas era desarrollada por los mismos producto-res sin intervención oficial y, en tiempos más recien-tes, a la prohibición legal para el uso de esos tóxi-cos, lo cual limita la obtención de información cuan-tificable. Una forma indirecta para percibir la ampliadifusión del método está dada por encuestas enSanta Cruz, en las que el 87% de los productoresmanifestó conocer el veneno como método de con-trol; el 59% lo consideró como el más eficiente, aun-que a su vez el más caro según el 32% de los entre-vistados. Ese mismo porcentaje de productores eli-gió al veneno como método preferencial de controlentre 12 posibles (Travaini et al., 2000). En los últi-mos años, la estricnina, prohibida por ley en 1992,se ha visto reemplazada parcialmente por otros tó-xicos basados en carbofuranos, de fácil obtenciónen los comercios, bajo costo y sencillez de uso (Tra-vaini, com. pers.). Esos tóxicos tienen el agravanteque son considerados entre los más peligrosos paralas aves (Iolster y Krapovickas, 1999).

El segundo método de mayor difusión es el sistemade recompensas o pago de estímulos contra entre-ga de alguna parte del animal. Estrictamente, el sis-tema puede permitir variadas formas de caza, aun-que en general se privilegian aquellas que permitenla recuperación del cadáver, necesario para el cobrode la recompensa. Las trampas cepo, las armas defuego y los perros fueron los métodos más utiliza-dos en Australia, en contraposición con los cebostóxicos que dificultan el hallazgo de depredadoresmuertos (Allen y Sparkes, 2001). En la Argentina,los primeros registros históricos de pagos de recom-pensa oficial contra depredadores, incluyendo zo-rros, datan de 1912 y 1914 en las provincias de Ca-tamarca y La Rioja (Godoy, 1963). Campañas decontrol contra el zorro gris pampeano fueron desa-rrolladas en las provincias de La Pampa, Buenos Ai-res y San Luis entre 1949 y comienzos de los ‘70,cuyo resultado fue la cosecha de 361.560 indivi-duos a través de diversos métodos (Godoy, 1963;M. Pessino y R. Sosa, datos no publ.). En el caso delzorro colorado, las campañas oficiales de lucha enese mismo período eliminaron un total de 55.206ejemplares en las provincias del Chubut, Río Negro,Tierra del Fuego y Santa Cruz, aunque en el caso de

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esta última, el subtotal (16.932) incluye zorros gri-ses en una proporción no precisada (Godoy, 1963).En épocas más recientes, el sistema de recompen-sas fue nuevamente instaurado en 2001 en la pro-vincia de La Pampa, mientras que en las provinciasdel Chubut y Río Negro los organismos oficiales ga-naderos, en combinación con las asociaciones deproductores, pagaron $10-25 2 (dólares en ese mo-mento) entre 1996 y 2001, cuyo resultado fue laeliminación de 19.400 y 30.000 zorros colorados,respectivamente (Lucherini et al., 2004; Novaro etal., 2004). Desde hace varias décadas que se reco-noce la poca efectividad del sistema de recompen-sas como solución al problema de la depredación ylas pérdidas económicas asociadas (Godoy, 1963).Pese a ello, y en forma recurrente, observamos lareaparición de esos sistemas avalados por organis-mos oficiales y financiados mayoritariamente poralgún tipo de gravamen derivado de la actividadproductiva que busca protegerse. La ineficacia dedichos métodos de control de cánidos ha sido de-mostrada también en otros continentes, con fuer-tes recomendaciones para su suspensión. Sin em-bargo, se los sigue utilizando, posiblemente poruna combinación entre la percepción del riesgo dedepredación y la recompensa social y psicológicadel premio-estímulo, que sobrepasa sus fallas prác-ticas y económicas (Allen y Sparkes, 2001). En la Ar-gentina, ello se suma a que representa una de lasmedidas más fáciles de tomar por los gobiernos ensus intentos de apaciguar las presiones políticasque reciben de los sectores productivos afectados.

Ensayos de control con métodos letales selectivos y métodos no letales

Durante los últimos 15 años, varias institucionesrealizaron ensayos de control con el objeto de expe-rimentar distintas metodologías letales selectivas yno letales empleadas en otros países para el controlde cánidos, y evaluar su factibilidad y eficiencia. EnSanta Cruz, a fines de los ’80, el Consejo AgrarioProvincial realizó ensayos de control de zorro colo-rado empleando sulfato de estricnina en cápsulasde disgregación lenta, colocadas en cebos colgadosde una varilla a 80 cm del suelo. Si bien el métodono podía discriminar entre individuos de la pobla-ción con hábitos depredatorios o no, se intentó re-ducir al máximo la mortalidad de las especies noblanco de aves y mamíferos, característica del usoindiscriminado de la estricnina (Díaz, 1991).

Entre los métodos letales selectivos, a comienzos delos ’90 el INTA también inició ensayos con el collarprotector de ganado (Connolly, 1990) en una estan-cia de Neuquén y otra de Río Negro. Estos dispositi-vos, consistentes en un collar de goma lleno conuna solución de agua y el tóxico fluoroacetato desodio (1080), se colocaban en el cuello de lanarespara que cuando el zorro mordiera al animal se pro-dujera la ingesta del tóxico y, por ende, la muertedel predador (Bellati, 1998). En la estancia Los Re-molinos (Neuquén), con un daño anual promediode 11% de la majada, luego de dos años de uso deeste método y la muerte de 59 zorros colorados de-bida a los collares, el daño se redujo aproximada-mente a la mitad (Anz, 1992). En la estancia LomaBlanca (Río Negro), se logró una disminución en laspérdidas de 600 a 15 lanares tras un año de uso de100 collares protectores (Bellati, 1992b). Otro méto-do letal probado por INTA en 1997 fue el eyector decianuro o M-44, que resultó ser efectivo para el con-trol del daño, aunque quedaron pendientes pruebasde mayor envergadura (Bellati, 1997). La misma ins-titución puso a punto y promocionó un sistema decobertizo, asociado a pastoreo rotativo intensivo, enel que las ovejas madres pastoreaban solas mientraslos corderos permanecían protegidos. Este sistemafue altamente efectivo para aumentar las tasas desupervivencia de los corderos en los primeros mesesde edad (Giraudo, com. pers.).

Como método preventivo, el INTA realizó pruebascon perros pastores a comienzos de la década del’90 en establecimientos ovejeros de Río Negro yNeuquén, empleando ejemplares adiestrados de laraza maremma. Si bien el método no logró una am-plia difusión, mostró eficacia en la protección decorderos en sistemas de pastoreo rotativo-intensivo(von Thüngen, 1998). En la Reserva la Payunia(Mendoza), durante 2001, la Dirección de RecursosNaturales Renovables inició una novedosa experien-cia con perros pastores, inicialmente de la raza bor-der collie y posteriormente con los mismos perrosde los pobladores rurales (puesteros). A la semanade vida, los perros comenzaron a ser amamantadospor cabras, lo cual establece un profundo vínculoentre el perro y la majada (J. Fernández, Direcciónde Recursos Naturales Renovables de Mendoza,com. pers.). Los resultados logrados hasta ahorapor los seis puesteros de la Reserva y área de in-fluencia que han adoptado esta metodología pare-cen promisorios, ya que se ha logrado una marcadareducción del daño tanto por zorro colorado como

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2 En ese momento $1 (un peso) equivalía a U$S 1 (un dólar estadounidense).

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por puma. La provincia del Neuquén está exploran-do estos métodos con el objeto de iniciar próxima-mente pruebas piloto en algunas de sus áreas natu-rales protegidas y zonas circundantes.

3- Caza y comercio de productos y subproductos de zorros

Los números de zorros cazados legalmente con fi-nes de control reportados en la sección anterior sonde una magnitud considerable. Sin embargo, y des-de una perspectiva histórica, las cifras son muchomenores a las de los zorros cazados con fines co-merciales. En el decenio 1941-50 se exportaron3.500 zorros colorados, 233.295 zorros grises y1.358.239 zorros sin especificar, y en el decenio1951-60 se exportaron 110.474 zorros sin especifi-car (Godoy, 1963). Es muy factible que, dentro delos zorros sin especificar, una buena parte fueranzorros gris pampeano y en menor medida zorros demonte. La brusca caída de más de un orden demagnitud entre ambos decenios refleja principal-mente cambios en la demanda de pieles de aquellaépoca (Godoy, 1963). Hacia la década del ’70 sevuelve a incrementar la exportación de pieles de zo-rro, pero con diferente proporción: durante el perío-do 1976-80 se exportaron más de 3.600.000 pielesde zorro gris contra solo unas 32.000 de zorro co-lorado, por valor de unos U$S 80 millones, cifra quedeclinó marcadamente a partir de ese año (Fujita yCalvo, 1982; Mares y Ojeda, 1984). Durante el de-cenio 1981-90 se exportaron alrededor de 550.000pieles de zorro gris y 16.500 pieles de zorro colora-do (aunque se carece de datos para 1986), con unatendencia declinante dentro de la década que seprolongó a comienzos de los ’90 (Gruss y Waller,1988; García Fernández, 1991). Esta declinaciónpuede haber resultado de una combinación de fac-tores tales como una menor demanda de pieles delmercado externo, la relación peso-dólar imperantedurante la vigencia de la Ley de Convertibilidad quedificultaba la exportación de productos, un aumen-to en el control gubernamental en la obtención ycomercialización de productos de la fauna y tal vezuna disminución de la densidad de las especies enalgunos sitios de fácil acceso para la caza (Novaro yFunes, 1994; Johnson, 2004). Actualmente, se per-cibe un resurgimiento en la demanda de pieles dezorros, lo que empieza a reflejarse gradualmenteen las exportaciones. Por ejemplo, durante el perío-do 2000-2003 se exportaron 30.263, 43.375,131.121 y 188.997 cueros crudos y/o curtidos dezorro gris cada año (A. González, Dirección de Fau-na Silvestre de la Nación, com. pers.).

Una cuestión central referida al comercio y exporta-ción de pieles de zorro está vinculada a la Resolu-ción Nº 793/87 de la Nación, la cual prohíbe la ex-portación, el tráfico interprovincial y la comercializa-ción en jurisdicción federal de productos y subpro-ductos del zorro gris pampeano y del zorro de mon-te. Por otra parte, se conoce que una gran propor-ción de las exportaciones que han sido y son decla-radas como zorro gris chico está conformada ade-más por pieles del zorro gris pampeano en primerlugar y, en menor medida, por el zorro de monte(García Fernández, 1991). Si bien las cuatro espe-cies de zorros (las tres del género Pseudalopex yCerdocyon thous) están incluidas en el Apéndice IIde CITES, la prohibición del comercio interno y ex-terno de dos de las especies oscurece el proceso yaumenta artificialmente las cifras de exportacióndel zorro gris patagónico, lo cual dificulta su ade-cuado manejo integral desde la perspectiva biológi-ca. Un hecho que grafica este problema está dadoen que de las casi 190.000 pieles de zorro gris ex-portadas en 2003, un 34% proviene de jurisdiccio-nes en donde se halla presente el zorro gris pam-peano pero no el zorro gris chico (A. González, Di-rección de Fauna Silvestre de la Nación, com. pers.).

Un factor adicional que dificulta el manejo de loszorros grises es la falta de definición sobre la situa-ción taxonómica del zorro gris chico y el zorro grispampeano. Zunino et al. (1995) estudiaron medi-das craneanas y caracteres del pelaje de ambos yconcluyeron que son la misma especie. Sin embar-go, la legislación las reconoce como especies dife-rentes basándose en estudios taxonómicos anterio-res y, en particular la legislación nacional menciona-da más arriba, les asigna categorías de manejo to-talmente contrastantes. Dos estudios que se en-cuentran actualmente en marcha utilizan genéticamolecular e intentan aportar información sobre suscaracterísticas filogenéticas para ayudar a resolvereste interrogante (A. Iriarte y S. Walker, com. pers.).

Propuesta para un plan de manejo de zorros en la argentina

Programa de monitoreo

Como una actividad fundamental para la obtenciónde datos biológicos que den sustento al plan de ma-nejo, se propone retomar un programa de monito-reo basado en el método de estaciones odoríferasen la zona centro y sur del país, con base en los

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antecedentes ya presentados. Cabe destacar que larelación entre el índice de estaciones odoríferas y ladensidad poblacional de zorros colorados en el surde Neuquén fue calibrada durante un estudio re-ciente (Novaro et al., 2000a). Esta calibración signi-fica que los índices de visita de zorro colorado a lasestaciones odoríferas pueden reflejar adecuada-mente los cambios que se producen en las densida-des poblacionales de esta especie en áreas de este-pa. Por lo tanto, durante los primeros años del pro-grama de monitoreo será fundamental intentar ca-libraciones del índice de respuesta para las otras es-pecies de zorros y en otros ambientes, como elMonte, el Espinal o el Bosque Andino-patagónico.Debido a las limitaciones que ya se mencionaronpara el método de estaciones odoríferas, propone-mos comenzar el programa de monitoreo con esta-ciones odoríferas y, simultáneamente, durante losprimeros años de implementación, poner a pruebaotros métodos de estimación. Por ejemplo, seráconveniente intentar la calibración del índice basa-do en el conteo de heces en transectas, que ha de-mostrado ser de utilidad para otros carnívoros(Knowlton, 1984; Gese, 2001), o en cuadrículas, talcomo ha sido usado para el zorro gris y colorado enSanta Cruz (Travaini et al., 2003).

Las nuevas áreas a muestrear en las distintas juris-dicciones serán seleccionadas al azar en diferentesestratos ambientales de cada jurisdicción y conside-rando factores como accesibilidad y representativi-dad de condiciones de manejo. La continuación dealgunos de los muestreos iniciados en la década del’90 en la zona centro y sur del país tendría la ven-taja de permitir contar rápidamente con informa-ción de tendencias poblacionales de zorros a me-diano plazo (10-15 años). Información de tenden-cias poblacionales a esta escala temporal resulta degran utilidad para mamíferos relativamente longe-vos como los zorros, cuyas poblaciones pueden ex-perimentar retardos en su dinámica, lo que implicaque las consecuencias de disturbios (por ejemplo,intensa caza y falta de alimento) demoren variosaños en expresarse.

Para el monitoreo de tendencias poblacionales en laregión centro y sur de la Argentina, el muestreo de-berá realizarse en diversas áreas de cada provincia,cuyo número tendría que determinarse en funcióndel tamaño de la zona de caza en cada una. Es re-comendable que al menos una de las áreas demuestreo en cada provincia esté sometida a escasao nula presión de caza, para que los datos de estasirvan como control. El monitoreo de tendencias enjurisdicciones de parques nacionales y otras áreas

protegidas, tal como ya se desarrolló, cumplirá tam-bién la función de control. Estos datos de controlpodrán ser comparados con las tendencias pobla-cionales de las otras áreas, sometidas a mayor pre-sión de caza, para evaluar el efecto relativo de esta.

El tamaño muestral para cada área podrá decidirseen función de la sensibilidad deseada en la detec-ción de tendencias poblacionales (por ejemplo:¿qué porcentaje de cambio de densidad desea po-der detectarse y con qué nivel de confianza?) y losrecursos con los que se cuente. El número de líneas,de estaciones odoríferas en cada línea y de nochesde operación podrá ser mayor en función de los fac-tores antes mencionados.

Una vez elegidas las áreas de muestreo, se deberáhacer una evaluación del diseño para lo cual podránusarse los datos preliminares presentados (en casode ser coincidentes con las áreas relevadas en el pa-sado), o bien datos iniciales de muestreos piloto aobtenerse en áreas nuevas. El diseño incluye el nú-mero mínimo de líneas a instalar por sitio y la fre-cuencia de muestreo más apropiada. La frecuenciade muestreo a su vez incluye optar entre instalar lasestaciones durante una noche o más en cada perío-do, y realizar el muestreo una o más veces al año.Ello puede hacerse, como ya se mencionó, por me-dio de un análisis de potencia con programas comoel MONITOR (Gibbs, 1995).

Pese a la necesidad de ajuste del diseño, a modoorientativo, se sugiere el siguiente esquema. Comomínimo, en cada área a muestrear se deberán ope-rar durante un día y una noche de 15 a 30 líneas(unidades muestrales) de 5 estaciones cada una(Roughton y Sweeny, 1982; Novaro et al., 2000a).Este número de líneas deberá ser lo más cercanoposible a 30, en función de los recursos y la dispo-nibilidad de caminos. Cada área podrá estar, a suvez, constituida por tres sitios de muestreo cerca-nos, en cada uno de los cuales se intentará instalarunas 10 líneas con un total de 50 estaciones odorí-feras cada uno. Estas 50 estaciones pueden ser ins-taladas en un día de trabajo por dos-tres operariossin inconvenientes (si el estado de los caminos y elclima lo permiten), y serán revisadas o leídas al díasiguiente. Las líneas de estaciones de una mismaárea pueden ser analizadas en forma conjunta, talcomo se hizo en el caso de La Pampa y Neuquéncon los datos existentes.

Los muestreos se realizarán durante el otoño de ca-da año (marzo-abril), antes del inicio de la tempora-da de caza –que frecuentemente se establece entremayo y julio– y con el fin de evitar el clima adversodel invierno. Será necesaria la utilización de un

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vehículo y de, al menos, dos personas (preferente-mente tres) para la instalación. Los resultados se ex-presarán como el porcentaje de líneas con huellasde zorros con respecto al total de líneas instaladasy operables. Para detectar tendencias se usarán téc-nicas de regresión lineal comparando el orden delranking de los valores de los índices de líneas con elordenamiento temporal de los muestreos (Sargeantet al., 1998). Los resultados serán utilizados paraevaluar las tendencias temporales en las densidadesrelativas de zorros y estimar las tasas de incremen-to poblacional. Se analizarán los cambios que seproduzcan en las poblaciones con relación a la pre-sión de caza, las densidades de presas (que tam-bién pueden ser afectadas por cacería, como ocu-rre con la liebre europea) y variables ambientales,por ejemplo, precipitaciones y temperaturas, quepueden afectar la productividad de presas y la mor-talidad de zorros.

Componentes básicos que debería incluirel plan de manejo de zorros

Los conflictos de intereses y los diversos factoresque afectan la presión de caza sobre los zorros ha-cen evidente la necesidad de contar con medidasintegrales de manejo de las poblaciones (Novaro yFunes, 2000). Dichas medidas deberán estar basa-das en los resultados del programa de monitoreopropuesto, en el conocimiento existente sobre labiología de las poblaciones y en las necesidades delos distintos sectores económicos y sociales involu-crados. La mayor parte de esta información y nece-sidades han sido analizadas en distintos talleres so-bre manejo de poblaciones de zorros que se han lle-vado a cabo en la Patagonia en los últimos años. Entales talleres se realizaron exhaustivas discusionessobre los aspectos que debería contemplar un plande manejo integral (Funes y Novaro, 1991; Novaroy Funes, 2000; Rivera et al., 2002).

Para atender las distintas necesidades, las medidasde manejo deberían incluir los siguientes aspectosprincipales:1) Caza sustentable de zorros. Tomando como ba-

se los datos de campo a obtenerse del progra-ma de monitoreo de tendencias poblacionales,los números de zorros cazados anualmente enlos distintos sitios, los datos existentes sobredensidades poblacionales y distintos modelosde caza, se podrán estimar cupos de capturaque puedan ser alcanzados en las diferentes re-giones. Estas estimaciones deberán ser ajusta-das a medida que se disponga de nueva infor-

mación proveniente de aquellos estudios que to-davía se encuentran en ejecución y a partir de lainformación que vaya proporcionando el moni-toreo. En este punto resulta crucial mejorar la in-formación acerca de la procedencia de los zo-rros cazados comercialmente con el objeto de irelaborando un mapa de presión de caza a esca-la regional.

2) Reducción de la depredación sobre el ganado.La información obtenida en los distintos estu-dios acerca de la dieta y las presas de los zorrosy sobre daño al ganado será utilizada para rea-lizar recomendaciones vinculadas al manejo dela depredación sobre ganado con un enfoqueregional. Esta información deberá ser integradacon resultados de encuestas que se realizan pe-riódicamente a productores en relación con susestrategias para combatir la depredación por zo-rros y su evaluación del daño efectuado por de-predadores. Siempre que sea posible, deberápromoverse la utilización y evaluación integralde métodos preventivos y letales selectivos decontrol de depredadores.

3) Conservación de las poblaciones y ecosistemas.El aprovechamiento de los zorros y otras espe-cies nativas de fauna silvestre tiene lugar en uncontexto caracterizado por la degradación pro-gresiva y extensiva del hábitat, al menos en lamayor parte de la región oeste y sur del país, de-bido al sobrepastoreo por el ganado. Una de lasconsecuencias de esta degradación del hábitates la dramática reducción en las densidades delas presas nativas utilizadas por zorros y otroscarnívoros. Por lo tanto, el uso sustentable delos zorros está íntimamente relacionado con laconservación de los ecosistemas áridos y semiá-ridos del oeste y sur de Argentina. Por ende, co-mo parte del plan de manejo de zorros, deberánhacerse recomendaciones a los organismos quecorresponda para la conservación de estos eco-sistemas. El programa de monitoreo de las po-blaciones de zorros permitirá asimismo detectartempranamente situaciones de declinación po-blacional, e implementar medidas de manejotendientes a la conservación del recurso e indi-rectamente del ecosistema del que forma parte.

4) Mejora de mecanismos de comercio de pieles.Deberán realizarse rondas de consulta con loscomerciantes y curtidores de pieles, los cazado-res de zorros y los organismos provinciales y na-cionales de fauna, a fin de promover acuerdos yacciones que permitan generar mejoras en losmecanismos de comercialización y fiscalización.

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5) Adecuación del marco legal nacional y provin-cial. El plan deberá identificar y proponer pautasde modificación en la normativa que resultecontradictoria o inconveniente para su puestaen marcha. En el caso de las provincias, normasrelativamente consensuadas pueden evitar asi-metrías en el manejo y el comercio de las espe-cies de zorros, que suelen generar situacionesde tráfico ilegal de productos de la fauna entrejurisdicciones vecinas.

6) Capacitación, extensión y difusión. Es funda-mental diseñar una estrategia de capacitacióndirigida a los pobladores rurales y productoresen cuanto al uso de diferentes métodos de con-trol. También es crucial elaborar una estrategiade comunicación acerca del plan de manejo ysus acciones, destinada a los distintos sectoresde la sociedad, tanto para los que se encuen-tren directamente involucrados por el plan co-mo para aquellos que no lo estén.

El plan de manejo deberá comenzar a ser elabora-do simultáneamente con el inicio del programa demonitoreo. Para ser efectivo, tendrá que ser con-sensuado entre las agencias de fauna provinciales,la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación, repre-sentantes de organismos oficiales de ganadería yde distintos grupos de interés e investigadores. Losgrupos de interés deberían incluir representantesde usuarios del recurso peletero como cazadores,comerciantes y curtidores, de productores ganade-ros y de ONG conservacionistas. El plan de manejode zorros tendrá que explicitar los mecanismos pe-riódicos de actualización a medida que se generene incorporen nuevos datos de campo y que hayanueva información relacionada con la demanda depieles o cualquier otro factor económico o social deimportancia. Asimismo, deberá proponer un siste-ma de consulta regular a los distintos sectores, demanera que el consenso alcanzado en la toma dedecisiones perdure en el tiempo.

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Agradecimientos

Durante los años en que se desarrolló el monitoreo en las distintas jurisdicciones, fueron incontables las personas quecolaboraron de diversas maneras para permitir su realización. En primer lugar, agradecemos a los propietarios,administradores, encargados y personal de los establecimientos rurales donde realizamos este trabajo por sucolaboración y predisposición. En forma muy especial a todos los que participaron colaborando en la ejecución de lastareas de campo en las distintas jurisdicciones: Tierra del Fuego: E. Fabbro, H. Vargas, C. Cubas, C. Fermani, S. Ucha,Guardaparque A. Yacianci; P. N. Tierra del Fuego: J. Talabera, Guardaparques A. Mior, P. Kunzle, A. Yacianci, P. Rossoy M. Hileman; Santa Cruz: C. Albrieu, J. Robles, C. Beyer, D. Díaz, J. Heupel, F. Sequeiros, C. Hermoso, J. Moreno, H.Rocha y L. Castañón; Río Negro: R. Cardón; Neuquén: C. Rambeaud, S. Walker, E. Donadío, M. B. Bongiorno, J.Sanguinetti, C. Sambruno, M. Rosauer, W. Cruces, E. Güentián, A. del Prado, M. Monteverde, M. E. Estanga, R.Palacios, M. Hertel, N. Radovani, F. Valenzuela, J. Calfuqueo y G. Almeira; P. N. Nahuel Huapi: O. Herrera, V. Cid, C.Duprez, W. Delgado, G. Iglesias, R. Navarro, A. Puente, G. Amico, Guardaparques D. Núñez, A. Arzubiaga, J. Mariatti,C. Martínez y S. Aguado; La Pampa: M. Turnes, B. Schwab, E. Viniegra, M. Paturlane, J. Emaudi y A. Sosa; P. N. LihuéCalel: R. Milne, P. Colavino, M. Romero y A. de Romero; Mendoza: M. Cona. A Lorena Rivas y Susan Walker por laelaboración del mapa de este capítulo.

Aportes financieros fueron recibidos de las siguientes fuentes: Wildlife Conservation Society, Lincoln Park Zoo ScottNeotropic Fund, Cámara Industrial de Peletería, American Society of Mammalogists, Sigma-Xi, y la Secretaría deAgricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación. Las distintas instituciones a las que pertenecíamos en elmomento de realizarse este trabajo proveyeron el apoyo logístico y material para poder cumplir adecuadamente conlos trabajos en el terreno.

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Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable

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Page 168: s385925d490d3a601.jimcontent.com · 2020. 6. 2. · Manejo de Fauna Silvestre en la Argentina. Programas de uso sustentable / María Luisa Bolkovic...[et al.].; edición literaria

Debido a la actividad humana, muchos ejemplares de la vida silvestre están corriendo serios riesgos de extinción de manera cada vez más acelerada.

Son diversos los factores involucrados, pero la alteración y destrucción de sus hábitats

figuran entre las principales causantes de estas pérdidas.

¿Pueden las especies beneficiosas para el ser humano, usadas de forma sustentable, presentarse como una alternativa para su propia conservación y las de sus hábitats?

¿Y para la protección de otras especies que no poseen valor comercial?

En este libro podemos encontrar ejemplos y proyectos que plantean que esto es posible. Pero, sin dudas, la continuidad en el tiempo de los mismos brindará evidencias

para sostener o refutar estas hipótesis.

Confiamos en que el ser humano seguirá generando alternativas de desarrollo compatibles con la conservación de la vida silvestre,

como las que proponen los trabajos presentados aquí.

Dirección de Fauna Silvestre

Secretaría de Ambientey Desarrollo SustentableMinisterio de Salud y Ambiente - Argentina

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