editorial · 2019. 6. 4. · 3:5 (bover-cantera 4o. edición), la codicia es una forma de...

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  • Editorial

    Presidente Apóstol Dr. Sergio Enríquez

    DirectoraLicda. Paola Enríquez

    Coordinación editorialRafael Molina

    Diagramación y Artes Internos

    David Lima / Rafael Molina

    Corrección y RedacciónKarina Estrada

    Heidy de MolinaAntonella RecancojMadeline Recancoj

    Diseño de portada

    Alfredo Ríos

    Ministerios [email protected]

    Impreso enDinámica Gráfica S.A.

    [email protected]

    FotografíasLas fotografías interiores usadas en esta edición cuen-

    tan con la licencia respectiva www.freepick.esSusbcription ID: ag_78f171f6-bb4d-4cee-aa84-

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    EQUIPO DE TRABAJOLa bendición sobre Isacar era múltiple, sin embargo la más notoria se dividía en dos partes:

    1) Conocer los tiempos.

    2) Conocer lo que se habría de hacer en dichos tiempos.

    Al contextualizar ésta gran verdad no podemos dejar de referirnos a los 28 tiempos que aparecen

    en Eclesiastés, y aunque estos no son la totalidad de tiempos que marca el Señor en Su Palabra, bien nos dan el inicio de un mapeo que nos servirá de mucho para llegar a ser participantes espirituales de dicha tribu, de tal forma que en ese capítulo 3 podemos ver que los 28 tiempos son 14 períodos que se complementan dentro de sí, cual si fuera un matrimonio, por ejemplo: tiempo de nacer y tiempo de morir, es decir los dos ciclos completan un período y si no se juntan nunca se podrá tener el tiempo completo que el Señor quiere darnos. Por otro lado estos catorce períodos se dividen en dos grandes grupos: el primero es de siete que empiezan con algo positivo y el segundo grupo los que empiezan con algo aparentemente negativo. De aquí podemos entender varias cosas que la escritura dice, por ejemplo: “¡en todo tiempo sean blancas tus vestiduras!”, nos está especificando que si es tiempo de llorar, reír, sembrar, segar, o cualquiera de los 28 ¡conserva tus vestidos blancos!; o cuando se dice “¡en todo tiempo ama el amigo!”, nos está diciendo claramente que para discernir a los amigos tendremos que discernir primeramente los tiempos que estamos pasando pero esto también lo tendrá que discernir el amigo verdadero y su actitud hacia nosotros denotará si lo es o no.

    En ésta revista Rhema vamos a tratar de abordar cada tiempo para explicarlo y así cada uno sepa qué hacer en cada tiempo que le toque vivir, partiendo de la premisa que todos nosotros estamos viviendo en alguno de estos ciclos hermosos para perfeccionamiento de nuestras vidas y la gran importancia de comprenderlo nos llevará a alcanzar aquello para lo cual fuimos alcanzados.

    Sea pues esta revista de edificación para todos.

    Sergio Enríquez

    DESCARGARCómo

    De nuestra página web www.ebenezer.org.gt

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    Para ANDROID

    APOSTÓLICOConsejo “La vida cristiana no se puede llevar sin la

    llenura del Espíritu Santo.”

  • 3EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    Es importante distinguir el tiempo en que estamos viviendo y como miembros de la iglesia del Señor Jesucristo debemos avanzar en conocimiento para saber qué hacer, de tal manera que en este tiempo hay que comprender qué es lo que se tiene que hacer morir o qué es lo que debemos de matar, por eso Eclesiastés 3:3 nos indica que hay un “Tiempo de dar muerte” (BTA 2003). Recordar las palabras del apóstol Pablo es importante: que cada día muero (1 Corintios 15:31). Cuando se habla de morir no se debe considerar únicamente cuando el cuerpo se separa del alma y el espíritu regresa a Dios que lo dio; sino que debemos considerar las cosas a las cuales debemos dar muerte en nuestra propia vida para poder alcanzar el ser vivificados por Cristo. Él fue un claro ejemplo de morir, pues su muerte fue literal, Él dio su vida, fue muerto por nuestros pecados y por medio de su muerte pagó el precio de nuestra rebelión, dándonos vida junta-mente con Él. El morir voluntariamente trae bendiciones de vida.

    Nosotros estábamos muertos en nuestro delitos y pecados, pero cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón nos dio vida, porque el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús y sabiendo que hay una naturaleza vieja, un viejo hombre, al cual se debe dar muerte, se debe crucificar juntamente con Cristo para que sea destruido el cuerpo de pecado, para que no seamos esclavos del pecado, pues el pecado mata (Romanos 6:6). Por eso, conociendo nuestra antigua manera de vivir, nos debemos de despojar del viejo hombre el cual se corrompe por los deseos engañosos, de tal manera que se debe de desechar al viejo hombre con sus malos hábitos y la única forma es

    subiendo a la cruz, que significa morir, matar a nuestra vieja naturaleza, que es todo aquello que no va conforme a la voluntad de Dios, por eso Jesús le dijo a sus discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24).

    Cristo murió en el tiempo propicio, conforme a la voluntad del Padre y su muerte nos dio vida, por medio de Él podemos comprender que hay tiempo exacto para morir y si percibimos ese tiempo, sabremos qué es a lo que debemos dar muerte. Uno de los personajes de la Biblia que nos puede mostrar cuando hay que aprovechar el tiempo de dar muerte, es el dulce cantor de Israel, David, quien nos muestra claramente que mientras el pueblo de Israel no comprendía que era el tiempo de dar muerte a su adversario, el gigante Goliat, David sí sabia que era el tiempo de hacer morir a aquel que se presentaba para aterrorizar al pueblo de Dios (1 Samuel 17). El nombre Goliat de acuerdo al diccionario Hitchcock signi-fica: asqueroso, montón de basura (lo inmundo), esto era a lo que el pueblo de Dios no le podía dar muerte, pero David con la unción de Dios se levanta para dar muerte a Goliat y libra al pueblo de Israel de aquel paladín y hace que su pueblo se levante para destruir a los filisteos. Goliat se presentaba por la mañana y por la tarde a desafiar a los escuadrones de Israel, pero también por la mañana y la tarde se ofrecían las ofrendas continuas, de acuerdo a esto se puede decir que lo asqueroso, lo inmundo, hace perder la comunión con Dios y todo lo que nos separe de la comunión con el Señor debe de ser muerto.

    Siguiendo con la vida de David, vemos también que en el tiempo que los reyes salen a la batalla, David se queda en la casa del rey, en el tiempo que David tenía que batallar y dar muerte a Amón y según el diccionario Vila-Escuain Amón significa: el ser escondido, invisible y era el nombre de un dios egipcio, un dios escondido, es un germen de idolatría y era el tiempo de darle muerte; pero David al no ir a batallar contra la idolatría, se expuso de

    tal manera que cayó al codiciar la mujer de su prójimo, de acuerdo a Colosenses 3:5 (Bover-Cantera 4o. Edición), la codicia es una forma de idolatría. David en el “tiempo de dar muerte” en lugar de dar muerte a la codicia que estaba en su corazón, permitió que la codicia lo venciera a él y tomó a una mujer que era casada (Betsabé) que no le era permitido y aunque trató de ocultar su pecado, no lo pudo lograr y terminó enviando a matar a su prójimo (Urías), (2 Samuel 11). David sabía que era tiempo de ir a la batalla, tiempo de dar muerte a los adversarios, pero no hizo lo que tenía que hacer en ese tiempo y esto lo llevó a matar al que no tenía que matar, a su prójimo.

    Como hijos de Dios tenemos que distin-guir el tiempo que estamos viviendo, de tal manera que debemos pelear contra todo lo que se opone a la santidad, porque sin santidad nadie puede ver a Dios. Pero también es necesario tener el conocimiento de lo que debemos hacer, lo que debe hacerse en el tiempo de dar muerte es hacer morir al hombre viejo, al que no es conforme a la imagen de Dios, y tenemos que vestirnos del nuevo hombre el cual se va renovando por medio de un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de Cristo, para que cuando nos presentemos delante de Él, en el tribunal de Cristo, seamos aprobados y no tengamos nada de que avergonzarnos.

    Génesis 26:25 Nehemías 4:17-181 Crónicas 28:10Mateo 7:24

    Jeremías 1:10

    Por Abraham De La Cruz

    Citas biblicas para estudio

    Tiempo de matar

  • 4 EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    Cuando se habla de curar en Eclesiastés 3:3 se utiliza la palabra hebrea RAFÁ (H7495). Según el diccionario Strong es una raíz primaria que significa propia-mente remendar (con puntadas), y figurativamente quiere decir: curar arreglar, restaurar, sanar y sanear.

    Podemos decir que el tiempo de curar es un tiempo de sanidad y restauración en donde cosas que han estado arruinadas serán reparadas y lo que estaba roto será remendado.

    Llama la atención que la palabra rafá tiene dos significados muy parecidos “sanar y sanear”, de estos el más común es sanar, y se refiere a nuestra sanidad. Sin embargo, sanear según su definición; se refiere a la restauración de situaciones, lugares y cosas naturales y materiales. Veamos los significados:

    SANEAR

    Dar las condiciones necesarias de sanidad y seguridad a un terreno, un edificio u otro lugar. Hacer que la economía o los bienes de una persona dejen de producir pérdidas y den ganancias. Por ejemplo: sanear una empresa.

    Arreglar o remediar un daño o un problema. Hacer que una situación mejore.

    Entonces, el tiempo de curar comprende los aspectos de nuestra persona; es decir la sanidad o restauración de lo que somos, y abarca el saneamiento de lo que poseemos. Deseo resumir el tiempo de curar en dos cosas: “sanidad y sanea-miento”.

    SANIDAD

    “Ciertamente Él llevó nuestras enferme-dades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados.” (Isaías 53:4-5 LBLA).

    Cuando hablamos de sanidad es necesario recordar que nuestro ser integral está compuesto de espíritu, alma y cuerpo. Una sanidad integral es aquella que afecta lo espiritual, lo emocional y lo físico. Derivado de esto podemos decir que existen enfermedades espirituales, emocionales y corporales.

    Cristo llevó todas nuestras enferme-dades, y por sus heridas hemos sido sanados. Entonces, la sanidad integral es un beneficio que ya fue pagado por el Señor por medio de su muerte.

    Considerando que Dios todo lo hizo hermoso a su tiempo, y que señaló un tiempo para cada suceso; no siempre es tiempo de sanar. Es decir que aunque Dios tiene todo el poder para hacerlo, Él ha fijado un tiempo perfecto para sanarnos.

    Durante su ministerio terrenal, nuestro Señor Jesucristo sanó a mucha gente; pero no sanó a todos. Por ejemplo, cuando llegó al estanque de Bethesda habían muchos enfermos deseando ser sanados; sin embargo, solo sanó a un hombre que tenía 38 años de estar postrado. En ese momento era el tiempo señalado para sanar a aquel hombre, mas no era el tiempo para los demás. El libro de los Hechos en el capítulo 3 nos enseña cómo Dios usó al apóstol Pedro para sanar a un hombre cojo desde su nacimiento, un hombre que todos los días era llevado al templo. Eso significa que en los días de Jesús aquel hombre ya se sentaba en la entrada del templo. Sabemos que Jesús entró varias veces al templo, sin embargo no lo sanó ¿por

    qué? Porque no era su tiempo.

    Así que si tú estás enfermo y has orado al Señor quizás muchas veces y no has visto la respuesta, no significa que Dios no te oye o no desea sanarte; lo más probable sea que el Señor tiene un propósito por medio de la enfermedad y por eso la ha permitido. La sanidad vendrá a su tiempo.

    SANEAMIENTO

    “Y él salió al manantial de las aguas, echó sal en él, y dijo: Así dice el SEÑOR: “He purificado estas aguas; de allí no saldrá más muerte ni esterilidad.” (2 Reyes 2:21 LBLA).

    Cuando el profeta Eliseo llegó a Jericó le hablaron de la esterilidad de aquella tierra y de la enfermedad de las aguas. No sabemos cuánto tiempo llevaba aquella tierra enferma. Sin embargo, cuando llegó el tiempo de curar, el Señor utilizó a un profeta para sanear las aguas y la tierra.

    En este texto de la Escritura la palabra hebrea rafá fue traducida como “purificar”, esto quiere decir que las aguas estaban contaminadas con muerte y esterilidad.

    Como vimos en los significados de sanear, el término involucra la sanidad de lugares, bienes materiales, situaciones financieras, problemas de diferente índole, etc. Hay un tiempo para sanar la economía, y es muy importante reconocer ese tiempo:

    “Entonces él le dijo: ¿No iba contigo mi corazón, cuando el hombre se volvió de su carro para encontrarte? ¿Acaso es tiempo de aceptar dinero y de aceptar ropa, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?” (2 Reyes 5:26 LBLA).

    Recordemos que el término hebreo rafá además de curar significa restaurar, arreglar y remendar. Sé que hay hogares necesitados de restauración en sus distintas formas y deseo terminar recor-dando una promesa que Dios fijó para este tiempo diciendo:

    “He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del SEÑOR... Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres...” (Malaquías 3:5-6 LBLA).

    Este es tiempo de curar, tiempo de sanar, es tiempo de restauración.

    Por Hilmar Ochoa

    Citas biblicas para estudio

    2 Reyes 20:5Ezequiel 47:8Deuteronomio 32:39

    2 Crónicas 7:14Jeremías 17:14Jeremías 30:17

    Tiempo de Curar

  • 5EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    El tiempo de derribar es el séptimo de los veintiocho tiempos descritos en el libro de Eclesiastés, por medio de los cuales el Señor trabaja en la formación de nuestro carácter hasta que la imagen de Cristo sea formada en nosotros y alcancemos la exaltación. Sabiendo que en numerología bíblica el significado del número siete es la perfección espiritual, se puede decir que este tiempo es el que nos permitirá alcanzar dicha perfección, así como acceder al tiempo de edificar.

    A primera vista derribar parece ser algo negativo, sobre todo si lo vemos como un concepto opuesto a edificar (Proverbios 14:1), pero además de recordar que “para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien” (Romanos 8:28). Es importante considerar que este término se traduce de la raíz hebrea Pârats (H6555) cuyo significado es: Quebrantar, derribar o brotar (Dic. Word Study) teniendo una gran variedad de aplicaciones, tanto literal como figurativamente, tal como se describe a continuación.

    Quebrantar: Significa “cascar o hender algo, poniéndolo en un estado en el que se rompa más fácilmente” (DLE). Este concepto es aplicado por David cuando dijo que el Señor quebrantó al pueblo por no haber cumplido sus ordenanzas (1 Crónicas 15:13 – BTX). Esto significa que Dios va a quebrantar en nuestro corazón todo aquello que no sea agradable ante sus ojos y nos dará la oportunidad de examinar nuestros caminos y cumplir lo que Él ha establecido en su Palabra.

    Asimismo, este concepto se aplica cuando El Señor entregó a los filisteos en mano de David y él dijo: “Quebrantó Jehová a mis enemigos delante de mí…” (2 Samuel 5:20 – RV60), lo cual significa que el tiempo de derribar es un tiempo de victoria para el pueblo del Señor, en el sentido que

    Él va a quebrantar a los enemigos que nosotros no hemos podido derrotar y los entregará en nuestras manos, a fin de que alcancemos la perfección espiritual.

    Derribar: Este término significa arruinar o demoler; echar a tierra muros o edificios (DLE). Este concepto se aplica principalmente a aquellas cosas que no son agradables ante los ojos del Señor, como la idolatría (Éxodo 23:24). Esto quiere decir que este tiempo es una oportunidad que El Señor nos da para que examinemos nuestro corazón e identifi-quemos cualquier forma de idolatría que pueda haber en él, a fin de eliminarla por completo y guardar limpia nuestra fe (Apocalipsis 14:4 – BAF).

    Este mismo concepto se aplica a una casa que había sido contaminada con lepra (Levítico 14:45). La lepra es una enfer-medad que afecta principalmente la piel, por lo que en un sentido espiritual repre-senta la corrupción de la carne y el pecado. Sin embargo la lepra también destruye las terminaciones nerviosas provocando que una persona pierda el sentido del tacto y con él la sensibilidad, por lo que también representa la insensibilidad espiritual que debe ser eliminada de nuestro corazón.

    Brotar: En términos generales, este concepto se aplica a las plantas, tanto en el sentido de “nacer o salir a tierra” como en el sentido de “echar hojas o renuevos” (DLE). Sin embargo, en un sentido figura-tivo se refiere a la bendición extraordi-naria que Dios tiene preparada para cada uno de nosotros en este tiempo, la cual se manifiesta en diferentes facetas, en función de las diferentes formas como se puede traducir el término Pârats (H6555) en el Antiguo Testamento.

    Extenderse o Ensancharse (Génesis 28.14)Cuando El Señor se apareció a Jacob en Betel, lo bendijo diciéndole que se extendería hacia los cuatro extremos de la tierra y en su descendencia serían bendecidas todas las familias de la tierra. Esta bendición nos incluye a nosotros, por cuanto somos hijos de la promesa y por consiguiente somos esa descendencia por medio de la cual serán benditas las familias, de manera que este tiempo también conlleva un ensanchamiento en todo sentido.

    Enriquecer o Prosperar (Génesis 30:43)

    Este pasaje relata cómo El Señor prosperó a Jacob de manera sobrenatural, lo cual sucedió cuando Jacob decidió separarse de su suegro Labán y proveer para su propia casa. Dios había dado a Jacob la capacidad de producir riquezas, porque Labán tenía poco antes de que Jacob llegara y su ganado aumentó cuando Jacob llegó (Génesis 30:30) de manera que este tiempo también representa un tiempo de prosperidad sobrenatural para los hijos de Dios.

    Abrir brecha (Génesis 38:29)

    Aquí se describe el nacimiento de un varón que, a pesar de que su hermano gemelo había sacado una mano, se abrió paso y nació primero, de manera que la partera le dijo: “¡Qué brecha te has abierto!” y como consecuencia le pusieron por nombre Fares, que también se traduce del término Pârats (H6555). Fares no sólo obtuvo el derecho de la primogenitura sino también fue contado en la genealogía del Señor Jesucristo (Mat. 1.3).

    Hay otras formas de traducir el término Pârats (H6555) pero no podemos dejar de mencionar que este tiempo tiene una estrecha relación con el ministerio profé-tico a la manera de Jeremías, por cuanto a él le fue dada autoridad sobre las naciones para diferentes funciones, incluyendo derribar (Jermías 1:10). ¡Maranatha!

    Tiempo de DerribarPor Marco Vinicio Castillo

    Citas biblicas para estudio

    2 Crónicas 26:6 2 Corintios 10:5Isaías 54:3Éxodo 1:21 Samuel 3:1

    Proverbios 3:10

  • 6 EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    “Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de derribar, y tiempo de edificar;” (Eclesiastés 3:3 LBLA). El libro de Eclesiastés nos habla del tiempo de edificar, que se puede traducir como restaurar, construir o maestro. En este artículo veremos qué y cuándo hay que edificar para entender mejor este tiempo y saber lo que tenemos que hacer.

    Edificación de altares (el altar de Noé)

    “Y edificó Noé un altar al Señor, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocaustos en el altar” (Génesis 8:20 LBLA). El altar servía para ofrecer sacrificios a Dios, simbolizaba una forma de comunión con Él; Noé construye uno cuando sale del arca él y su familia después del diluvio para poblar nuevamente la tierra, esto significa un renuevo para la humanidad; Noé sabía que debía agradar a Dios para empezar esta nueva etapa; este altar representa su total confianza en Dios, si lo había librado de la destrucción también lo ayudaría en este nuevo tiempo.

    Los altares de Abraham

    Este hombre edificó varios altares, incluso antes de que su nombre fuera cambiado de Abram a Abraham. “Y el Señor se apareció a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Entonces él edificó allí un altar al Señor que se le había aparecido” (Génesis 12:7 LBLA). Este altar Abraham lo edifica después de recibir la orden de Dios de salir de su tierra, dejar su casa y su familia paterna a una tierra que él no sabía, solamente le dijo “se te dirá” y cuando él obedeció pudo edificar, Dios se convertía en su futuro y así pudo vivir como un peregrino en la tierra. Edificar este altar significa obedecer y depender absolutamente de Dios.

    “Entonces Abram mudó su tienda, y vino y habitó en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí un altar al Señor” (Génesis 13:18 LBLA). Éste altar lo edificó después de separarse de Lot, ya que había contiendas al ser prosperados por Dios. Vemos acá que el tiempo de edificar empieza al separarse de aquello que genera peleas o competencia. Lot puso sus ojos en Sodoma, una ciudad que no agradaba a Dios. Este altar signi-fica definición, no estar en unidad por sentimentalismo, sino agradar a Dios antes que a los hombres. Después de esta decisión, Abram fue engrandecido, recibió la promesa de su hijo y su nombre fue cambiado a Abraham.

    “Llegaron al lugar que Dios le había dicho y Abraham edificó allí el altar, arregló la leña, ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la leña” (Génesis 22:9 LBLA). Aquí Abraham edifica un altar, era tiempo de encontrarse nuevamente con Dios, solamente que la ofrenda que debía de ofrecer era su hijo Isaac, ahora ya no le pedía que dejara su tierra, ni que se separara de Lot, sino lo que más amaba; edificar ese altar significaba morir a sí mismo al confiar totalmente en que Dios proveería la ofrenda, que Dios de todos modos cumpliría la promesa de su descendencia. Es un tiempo de construir un altar donde confiemos totalmente en Dios.

    Edificación de Jerusalén y sus murallas

    “Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifi-quemos. Así esforzaron sus manos para bien” (Nehemías 2:18 RVR). Nehemías comprendió que entraba a un tiempo de edificación y restauración, tuvo la necesidad por la ciudad de sus padres, hace un llamado a los nobles, los oficiales, los sacerdotes y éstos se levantan y empiezan la edificación de las murallas de la ciudad de Jerusalén (Salmos 122:7 RVA).

    Interesantemente Jerusalén estaba en Judá, significa que una de las cosas que se debe reedificar es la alabanza, y éste es ese tiempo en el que debemos aprender cuál es la alabanza y adoración agradable a Dios, recordemos que una de las interpretaciones de la palabra edificar en hebreo es maestro, los salmistas deben ser enseñados por ministros para poder atraer la presencia de Dios. Es el tiempo de edificar en Judá. Fueron edifi-cadas las murallas de Jerusalén y según Cantares 8:10 la amada se describe a sí misma como una muralla, lo que significa que también la Iglesia debe ser edificada.

    La edificación del cuerpo de Cristo

    “A fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12). Este tiempo empezó hace dos mil años, cuando el mismo Señor Jesucristo dio dones en forma de hombres, o sea apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, quienes son instrumentos de edificación de la Iglesia a través de su trabajo en la obra, quiere decir que al no recibir la bendición de estos ministerios estaríamos dejando pasar el tiempo de edificación, no conoceríamos el tiempo de nuestra visitación. Recordemos que el espíritu del anticristo quiere cambiar los tiempos, al desprestigiar o negar la existencia de esos ministerios se está dejando pasar el tiempo de edificación de la amada. Aprovechemos este tiempo para no alejarnos avergonzados de su presencia.

    Tiempo de

    EdificarPor Willy González

    Citas biblicas para estudio

    Génesis 26:25 Nehemías 4:17-181 Crónicas 28:10Mateo 7:24

    Jeremías 1:10

  • 7EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    “Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar” (Eclesiastés 3:4 LBLA). Cuando escuchamos que hay un tiempo de llorar podemos pensar que ésto implica pasar por pruebas y sufrimiento, pero no necesariamente es así, ya que podemos obtener beneficios al atravesar esta etapa; recordemos el principio bíblico que todo es bueno en su tiempo. En lo natural se ha descubierto que al llorar adecuadamente se segregan substan-cias que ayudan eficazmente a nuestro organismo. Veamos cómo podemos vivir el tiempo de llorar.

    El llanto y el luto

    Cuando hablamos de luto o duelo, enten-demos que es un proceso que se atraviesa ante una pérdida que podría ser la muerte de un ser querido, un fracaso sentimental, familiar, académico, laboral o económico, y tenemos la oportunidad de llorar ante dicho dolor. Quizá nos digan que seamos fuertes y que no exterioricemos nuestro dolor, pero recordemos que Jesús lloró (Juan 11:32-36 LBLA).

    La Palabra dice que hay consuelo para los que lloran, y para los que lloran en Sion (Isaías 61:1-3), es decir la Iglesia; vendrá un tiempo nuevo, entonces si pasamos por este tiempo es para ser consolados. Debemos comprender que el tiempo de llorar tiene un principio y un fin, si fuimos consolados y nos quitaron un manto de luto quiere decir que ese tiempo terminó, levantémonos, porque existe el riesgo de permanecer llorando lo cual puede llevarnos a la depresión, amargura y hasta la muerte. Cuando Moisés murió el pueblo hizo duelo y lloraron por él el tiempo necesario, pero luego siguieron su camino a Canaán.

    El llanto de Ana

    En el capítulo uno del primer libro de

    Samuel vemos la historia de Ana, madre de este profeta, quien llora dos veces: la primera cuando su rival le provoca amargura porque no podía tener hijos, su llanto era por amargura, contienda, tristeza y permanecía año tras año en ese estado, interesantemente se levanta en el tiempo de la ofrenda, va al templo y llora nuevamente, pero ahora para despo-jarse de la amargura y de la angustia, su tiempo de llorar se junta con el tiempo de ofrendar y da, se despoja de lo que más quería: su hijo, si Dios se lo concedía, lo daría y así fue, cabe mencionar que tuvo cinco hijos más, el tiempo de llorar sirvió para cambiar su vida completamente.

    El llanto de Ezequías

    En el segundo libro de Reyes vemos cómo el Señor envía a decir por medio de un profeta a este rey que iba a morir, entonces él lloró pidiendo una oportunidad más, derramando todo su ser en aquel llanto; lo impresionante es que se la dan. Este tiempo también se puede aprovechar para llegar ante el trono de la gracia y encontrar misericordia, no es tiempo de justificarse o encontrar culpables, sino de buscar otra oportunidad delante de Dios sabiendo que no la merecemos.

    El llanto de Ester

    Ester llora ante el rey, pero no para obtener un beneficio personal porque entendió que Dios le había permitido llegar a ese momento para salvar a su pueblo, ella llora por otros, esto se llama intercesión, una de las formas más sublimes de oración porque se logra llegar ante el Señor con el propósito de pedir por otros, olvidándonos de nuestras propias necesidades. Comprendemos ahora que podemos atravesar el tiempo de llorar para que alguien más sea bende-cido.

    El llanto de José

    Este hombre vivió la traición de sus hermanos lo que le provocó sufrimiento, pasó el tiempo, las cosas cambiaron y cuando pensó que había olvidado todo se reencuentra con sus hermanos, enfrentándose con su pasado, le llegó el tiempo de llorar pero éste fue para sanidad. Podemos arrastrar heridas del

    pasado que creemos olvidadas pero afectan nuestra vida, y Dios permite que nos enfrentemos a ellas para que no sean causa de amargura; la sanidad de José fue necesaria ya que debía ayudar a aquellos que lo traicionaron. José llora al perdonar a sus hermanos y los libera así de la culpa (Génesis 50:17). El tiempo de llorar puede traer perdón y sanidad al alma.

    Del tiempo de llorar al tiempo de reír

    Esta es una exhortación para aprove-char los beneficios del tiempo de llorar, algunos no lo supieron hacer como Dalila, Esaú y el mismo Israel porque lloraron para manipular una situación, Jacob también lloró y no quiso ser consolado perdiéndose el beneficio de este tiempo. Debemos reconocer cuál es el inicio o final del tiempo que estamos viviendo para poder llorar con los que lloran (Romanos 12:15), es decir, acompañar a otros que les ha tocado el tiempo de llorar, ser utilizados para consolar, para fortalecer, y aún para interceder, pero también que nuestra tristeza sea cambiada por manto de alabanza y podamos entrar al tiempo de reír y obtener la capacidad de reír con los que ríen, sin amargura y sin envidia. Que el Señor nos dé el discernimiento para saber el tiempo que estamos viviendo, cómo hacerlo y entender cuando dicho tiempo ha terminado. Si el tiempo de llorar ha terminado, empecemos a reír y a caminar en el tiempo de la alegría.

    Tiempo de LlorarPor Piedad de González

    Citas biblicas para estudio

    Lamentaciones 1:16

    Salmos 6:6-8

    Jeremías 13:17

    Joel 2:12-18

    Lucas 7:38

    Salmos 126:5, 6

  • 8 EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    La Biblia dice: “tiempo de llorar, y tiempo de reír” (Eclesiastés 3:4 LBLA). Podemos entender que ambos tiempos se comple-mentan entre sí y comprender que lo que antecede al tiempo de la risa es el tiempo del llanto; cuando pensamos en un tiempo de reír lo comparamos con gozo, alegría, regocijo etc., y ese tiempo en nuestra vida es bien recibido. Al estudiar la Biblia notamos que la palabra hebrea usada en en este versículo para “reír”, según el Diccionario Strong es la #7832 que significa: juego, risa, regocijo, desprecio, deporte y como burla. Este tiempo de reír en nuestras vida es ineludible; el tener regocijo, el jugar es agradable a nuestra alma, pero al ver que también es un tiempo de burla, podemos renunciar a eso.

    Hablaremos primero sobre el tiempo de burla, que quizá en alguna ocasión hemos vivido y puede ser que haya marcado negativamente nuestra alma y estemos quizá en cárceles de amargura producto de ese tiempo de burla. Vemos en la Palabra el caso del profeta Eliseo

    siervo de Dios a quien el Señor usaba poderosamente, mas Eliseo también fue víctima de burlas: “Después subió de allí a Betel; y mientras subía por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, y le decían: ¡Sube, calvo; sube, calvo! (2 Reyes 2:23 LBLA). Ser objeto de burla lo enfureció tanto que lo hizo blasfemar pues dice la Palabra que maldijo a estos jóvenes. Muchas veces quisiéramos acallar las voces de aquellos que se burlan de nuestra apariencia física, de nuestro nombre, de nuestra familia, etc.

    Otro ejemplo es Sansón: “Y sucedió que cuando estaban alegres, dijeron: Llamad a Sansón para que nos divierta. Llamaron, pues, a Sansón de la cárcel, y él los divertía. Y lo pusieron de pie entre las columnas.” (Jueces 16:25 LBLA). Esto es figura de la burla que podemos llegar a ser para otros en momentos de debilidad y en donde nuestra condición ha sido tan lamentable, que después de haber tenido todo, lo hayamos perdido y que los que anhelaban vernos fracasados, pues nos conocieron en tiempo de bonanza, se regocijen al vernos en tal condición de fracaso y debilitados en el espíritu; esto es una gran herida al alma que en el nombre de Jesús debemos sanar y como Sansón ser llenos por el Espíritu Santo y levantarnos de esa condición para que el nombre del Señor sea exaltado en nosotros y podamos vencer toda burla y menosprecio.

    El rey Saúl fue también afectado por las risas y cánticos burlones de las mujeres al regresar de aquella batalla: “Las mujeres cantaban mientras tocaban, y decían: Saúl ha matado a sus miles, y David a sus diez miles.” (1 Samuel 18:7 LBLA). Esto fue una humillación tan grande para Saúl que se enojó en gran manera y lo hizo entrar en una profunda amargura de alma y odio contra David, pues dice la Palabra que nunca más vio con buenos ojos a David (1 Samuel 18:9).

    Cuando hay una comparación entre hermanos por parte de los padres, esto causa odio entre hermanos y amargura que se puede acumular incluso toda la

    vida; debemos ser libres de eso también en nuestra alma. Quizá has sido objeto de burla y tu alma ha sido herida, y la risa para ti no es un sinónimo de felicidad pues la has conocido como burla y humillación; mas hoy el Señor quiere hacerte libre de eso y cambiar tu llanto en gozo, “Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.” (Lucas 6:21 LBLA).

    Debemos únicamente esperar en Jehová y tener la certeza de que en Él están todos tus tiempos, “En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.” (Salmo 31:15 RVR60). Y así después de un tiempo de llorar ahora viene para ti un tiempo glorioso y es el tiempo de reír.

    Al hablar del tiempo de reír en su etapa como un regocijo, la Palabra dice que el hijo de la promesa a Abraham se llamó Isaac, que significa “se ríe”; quiere decir que cuando Dios nos da una promesa, nuestra alma y espíritu se regocija. Nuestra alegría no puede depender de las cosas materiales que tengamos, “Entonces Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en el SEÑOR, mi fortaleza en el SEÑOR se exalta; mi boca sin temor habla contra mis enemigos, por cuanto me regocijo en tu salvación.” (1 Samuel 2:1 LBLA), la salvación y el salir de la escla-vitud provocan para nuestra alma el estar en el tiempo de reír.

    En los tiempos del rey Asuero se levantó un enemigo del pueblo de Israel llamado Amán, quien hizo un decreto para que el 13 del mes de Adar se exterminara a todos los judíos, pero Dios ese día de burla lo transformó en un día de salvación, de victoria y de risa: “En cada provincia, en cada ciudad y en todo lugar adonde llegaba el mandato del rey y su decreto había alegría y gozo para los judíos, banquete y día festivo. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hicieron judíos, porque había caído sobre ellos el temor de los judíos.” (Ester 8:17 LBLA). En este año de renuevo está decretado que toda burla sea cancelada y en su lugar haya un tiempo de reír.

    Tiempo de ReírPor Ramiro Sagastume

    Citas biblicas para estudio

    Lamentaciones 3:24-26

    Salmo 31:15-17

    Salmo 16:11

    Salmo 20:5

    Salmo 51:8

    Salmo 51:12

  • 9EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    La Biblia dice “Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.” (Salmo 102:13 RVR60). Nos deja ver que existe un tiempo en el cual Dios extiende su misericordia, y sin lugar a dudas cuando estamos viviendo un tiempo de lamento, si no es por la misericordia del Señor no podremos salir de ese lamento.

    Ahora podemos entender que para todo existe un tiempo, leemos en la Biblia que hay “tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar;” (Eclesiastés 3:4 LBLA); la palabra usada en este texto, en la concordancia Stong es la #5594 que significa: endechar, duelo, lamentar. El concepto de endechar según el Diccionario RAE quiere decir: loor de los difuntos; honrar su memoria en los funerales, afligirse, entristecerse, lamentarse. Aunque éste sea un tiempo que no queremos vivir porque significa la separación de un ser querido en nuestra vida, es un tiempo que no podemos pasar por alto, hay muchas circunstancias que nos pueden llevar a pasar un tiempo de aflicción, de tristeza y de lamentarnos. Analicemos algunos ejemplos descritos en la Biblia en los cuales miraremos un luto o lamento por una persona que partió a la presencia del Señor y ejemplos de personas que se entristecieron por otras causas y de todas ellas, la miseri-cordia de Dios los ayudó a pasar y a salir del tiempo de lamento.

    “Cuando llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, hicieron allí duelo con una grande y dolorosa lamentación; y José guardó siete días de duelo por su padre.” (Génesis 50:10 LBLA). Esta porción de la Biblia habla de la muerte de Jacob, de cómo el tiempo de lamento llegó a su casa y su hijo José

    hizo un luto por siete días; por mucho dolor que nos pueda causar la partida del ser amado hay un tiempo corto de hacer duelo, no podemos dejar que el luto nos envuelva por toda una vida, lo cual nos puede conducir a un estado depresivo, de lo anterior definimos que si es válido el hacer luto y llorar, pero por un corto tiempo.

    Otro ejemplo es con Moisés, Dios le dijo al pueblo de Israel que lo lloraran por un corto tiempo: “Y los hijos de Israel lloraron a Moisés por treinta días en la llanura de Moab; así se cumplieron los días de llanto y duelo por Moisés.” (Deuteronomio 34:8 LBLA).

    En el libro de Rut vemos cómo una mujer que se llamaba Nohemí que significa: mi deleite, placentera, después que salieron hacia Moab, se le mueren su esposo y sus dos hijos: “Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos. Murieron también los dos, Mahlón y Quelión, y la mujer quedó privada de sus dos hijos y de su marido.” (Rut 1:3 y 5 LBLA). El tiempo de lamento llegó a su vida, el dolor de la pérdida, el luto de esta mujer la devastaron, de tal manera que creía que para ella ya no había futuro, no la dejó entender el trato de Dios a su vida y eso la amargó. “Y ella les dijo: No me llaméis Noemí, llamadme Mara, porque el trato del Todopoderoso me ha llenado de amargura.” (Rut 1:20 LBLA).

    Aunque el dolor sea grande y pensemos que no lo podemos soportar, que no podremos vivir sin esa persona que se ha ido, Dios es bueno, su misericordia es más grande que el luto y el lamento y nos deja una promesa: “a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:3 RVR60). Son tres cosas: gloria, gozo y alegría, que vienen a sustituir el luto, el lamento y la tristeza, y salir victoriosos; Dios tiene planes de bienestar para nosotros, y si le pedimos con fe, creyendo, Él lo hará.

    Otro significado del tiempo de lamento es la aflicción; llama la atención que cuando no esperamos las promesas de Dios y queremos darle una “ayudadita” eso puede traernos aflicción, como le sucedió a Abraham y a Sara que no supieron esperar el tiempo de Dios y hubo un fruto entre Abraham y Agar llamado Ismael, “El ángel del SEÑOR le dijo además: He aquí, has concebido y darás a luz un hijo; y le llamarás Ismael, porque el SEÑOR ha oído tu aflicción.” (Génesis 16:11 LBLA). Vemos cómo hasta nuestros tiempos, para Israel son una aflicción los descendientes de Ismael.

    La aflicción puede llegar a quitarnos las bendiciones de ser primogénitos en lo espiritual, como le sucedió en lo físico al primogénito de Jacob: “Y concibió Lea y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Rubén, pues dijo: Por cuanto el SEÑOR ha visto mi aflicción, sin duda ahora mi marido me amará. (Génesis 29:32 LBLA). La Biblia nos narra que al bendecir Jacob a sus hijos antes de morir, le dice a Rubén que ya no tendrá preeminencia como hijo primogénito (Génesis 49:3-4 LBLA). El tiempo de aflicción vendrá a nosotros pero hay una promesa que Dios nos ha dejado: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el SEÑOR.” (Salmo 34:19 LBLA). Tomados de la mano del Señor pasaremos el tiempo de lamentación.

    Tiempo de LamentarsePor Ana Julia Sagastume

    Citas biblicas para estudio

    Deuteronomio 16:3

    1 Samuel 1:11

    1 Samuel 26:24

    Salmo 22:24

    Salmo 31:7

    Salmo 119:143

  • 10 EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    El último tiempo descrito en Eclesiastés 3:4 es el de bailar según la Biblia de Las Américas, esto captura nuestra atención por dos puntos: 1) ¿Bailar? ¿Un cristiano puede bailar? 2) Este es un tiempo que complementa el de lamentarse, cerrando así un ciclo completo en nosotros.

    Abordemos primero el punto número dos. ¿Se ha lamentado usted alguna vez? Seguramente su respuesta es sí, todos hemos tenido episodios difíciles en nuestras vidas, por ejemplo, podemos lamentar el habernos alejado del Señor en algún momento de nuestra existencia, podemos lamentar la pérdida de un ser querido, o el haber abandonado una profesión, un negocio, o un sueño. Pero llega el tiempo cuando ese lamento se cierra, cuando acaba ese ciclo, con el tiempo de bailar.

    Es decir, este es un tiempo precioso de visitación del Señor enmarcado dentro del año del renuevo, donde empeza-remos a sentir una alegría indescriptible. En este año, se cerrará un ciclo de lamen-

    tarse, finalizará un período de dificultad, alcanzaremos la victoria sobre lo que nos entristecía, y vendrá sobre nuestras vidas gozo abundante. Será un gozo profundo, intenso, incomparable, ese gozo en el corazón indefectiblemente moverá nuestro cuerpo también. ¿Cómo lo hará?

    Para entenderlo, y a la vez responder la pregunta del primer párrafo de este artículo, debemos estudiar con mayor detenimiento lo que nos quiere enseñar la Biblia con la palabra “bailar”. Definitivamente, esto no significa que el cristiano puede ir a una fiesta del mundo para bailar, tampoco es una invitación para que sintonice música mundana en su casa y baile en privado, o que con sus amigos se disponga a bailar salsa, merengue, punta, o lo que haya apren-dido en el sistema babilónico, debemos profundizar sobre la raíz del significado de esta palabra.

    Bailar, en Eclesiastés 3:4, se tradujo de la palabra en hebreo “Raqad”, clasificada como la H7540 en el diccionario Strong. Según dicho libro, su significado es estampar, es decir, saltar frenéticamente de alegría, por eso se asocia con danzar, bailar, andar, saltar.

    El término que conocemos en la Iglesia de Cristo cuando celebramos a Dios en la alabanza es danzar, y esto es una expresión corporal que manifiesta lo que sucede en nuestro interior. Esa danza puede tomar muchas formas, según las diferentes palabras hebreas se pueden traducir como danzar: Raqad (danzar saltando frenéticamente, en un movimiento no estudiado o estruc-turado), Machol (danza en corros), Mecholah (danza practicada y sincroni-zada como una máquina), Karar (remoli-near), etc.

    Entonces, el tiempo de bailar, el tiempo de la danza Raqad, es una consecuencia de la condición en que está nuestro corazón, es producto de una alegría sin comparación. ¿Recuerda cuando usted era niño y corría brincando de alegría? ¿Recuerda un momento tan alegre en su vida, que empezó a celebrar saltando con mucha emoción? Ese es el tiempo de bailar. Se da cuando se han derrotado

    enemigos; se manifiesta cuando se ha alcanzado una promesa del Señor; se vive cuando nos transformamos en niños y nos olvidamos de los prejuicios de un adulto: el niño no está pensando si alguien lo va a ver o si le dará vergüenza, se olvida si la camisa se le arruga, si el zapato se desata, o si el pantalón se puede romper. Quien es como niño, disfruta el tiempo de bailar.

    Por ese motivo David fue criticado por Mical, cuando danzó de la forma “Raqad”, saltando frenéticamente de alegría. ¿El motivo? David estaba llevando el arca del pacto de vuelta a Jerusalén. Entonces, una de las maneras como se manifestará la danza Raqad en nosotros, es cuando recuperemos la presencia de Dios en nuestras vidas, cuando volvamos al primer amor, cuando nos encontremos nuevamente con el Señor. Y no es una coincidencia que en el pasaje que describe esta alegría de David, la palabra Raqad aparece por primera vez en la Biblia.

    Eso nos deja ver la genética, el origen, la información clave, de cómo inicia una danza Raqad en nosotros y a la vez, nos invita a reflexionar: ¿Hemos perdido la alegría? ¿Hemos tenido la libertad para danzar frenéticamente, sin ocuparnos del “qué dirán”? Si estamos más ocupados en lo que piensa la gente o en el sufri-miento que hemos vivido hasta ahora, es conveniente detenernos y analizar si nuestro amor hacia Dios ha menguado.

    Si esto nos ha sucedido, este es un buen año para anhelar e ir en pos de la presencia de Dios. Que nada nos detenga para buscarlo a Él. Propongamos en nuestro corazón ser como el que busca a su persona amada sin importar el clima, la hora o la distancia. Y así, que en este año del renuevo el volver a enamorarnos de Dios, el regresar al primer amor, cierre el ciclo de lamentarse; que en nuestros hogares, prevalezca el gozo del Señor y que en el tiempo de bailar, seamos libres para danzar como niños. Roguemos juntos a Dios para tener un corazón como el de David, que buscó, encontró y se regocijó en la presencia de Dios. ¡Que ese sea el motivo de la alegría perenne en nuestro corazón!

    Tiempo de BailarPor Sergio Licardie

    1 Crónicas 15:29Job 21:11Salmos 42:5Salmos 16:11

    Citas biblicas para estudio

    Salmos 23:5Salmos 21:6

  • 11EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    Hemos comprendido que uno de los atributos que la iglesia debe alcanzar antes de su exaltación es el de conocer el tiempo que está viviendo y cómo actuar en medio de éste; concepto basado en los hijos que Jacob tuvo con Lea (Génesis 35:23), ya que esta mujer representa a la iglesia mientras que Raquel al pueblo literal de Israel, desde su primogénito Rubén que tipifica nuestra oportunidad de evolucionar como hijos de Dios y la bendición de una verdadera paternidad.

    Siguiendo con las características de cada uno de los nombres de los siguientes hijos de Lea en el orden que fueron naciendo hasta llegar al último: Zabulón que representa según su nombre la exaltación de los que iniciaron como hijos, el hermano que antecede a Zabulón tiene por nombre Isacar, al cual la palabra de Dios le asigna el atributo de conocer los tiempos y saber qué hacer en medio de ellos (1 Crónicas 12:32), con base a esto tenemos que entender que debemos analizar los tiempos que nos corresponde vivir para poder actuar como Dios quiere que lo hagamos, estos están descritos en su mayoría en el libro de Eclesiastés capítulo 3, donde se describen 28 tiempos en parejas de 14, la pareja número siete se encuentra en el versículo 5 de este capítulo: “tiempo de lanzar piedras y tiempo de recoger piedras…”

    Entendiendo el tiempo de lanzar piedras

    Para poder dar a entender la importancia de conocer el tiempo descrito como de lanzar piedras, tomaremos el ejemplo del Rey David, un rey guerrero a quien no se le permitió construir el templo de Dios porque había derramado mucha sangre (1 Crónicas 28:3), es decir, mató a varios

    de sus enemigos a espada; si vemos el inicio de su historia en un tiempo mato osos y leones con sus manos desnudas (1 Samuel 17:34-35), pero también está escrito que para vencer a Goliat tomó cinco piedras lisas y una de ellas la usó en su honda para lanzarla y derrotarlo; David comprendió que no era el tiempo de vencer con las manos desnudas, ni con espada, ni con lanza, era el tiempo preciso de vencer lanzando con su honda una piedra ya que la batalla era del Señor, según el mismo David lo declara (1 Samuel 17:47), entendió el tiempo y qué hacer en él y venció.

    Del último versículo citado en el párrafo anterior podemos también comprender que el tiempo de lanzar piedras está íntimamente relacionado con dejar que sea Dios el que pelee la batalla, “así que el ángel me explicó: —Dios le está mandando un mensaje a Zorobabel, y es el siguiente: Zorobabel, no hace falta que seas poderoso, ni necesitas un gran ejército; lo único que necesitas es mi Espíritu. Yo soy el Dios todopoderoso, y te aseguro que así es” (Zacarías 4:6 TLA). El tiempo de lanzar piedras es el tiempo de dejar de confiar en nuestras propias fuerzas, en nuestras posesiones, en nuestra posición, en la fuerza humana y depender absolutamente de Dios para enfrentar a nuestros adversarios con la confianza que saldremos victoriosos en Dios quien nos dará esta victoria por medio de su Espíritu Santo.

    Jueces 9 relata la historia de Abimelec hijo de Gedeón y una mujer de Siquem, quien mató a sus hermanos para poder quedarse con el gobierno de la región que ellos controlaban, Dios permitió que Abimelec muriera a manos de una mujer, quien para matarlo le lanzó una piedra de molino desde la muralla de la ciudad de Tebes cuando éste quiso destruir la ciudad. El tiempo de lanzar piedras está relacionado con destruir en nosotros la codicia que puede llegar a impulsarnos a usurpar la autoridad delegada, llegando para ello a matar aún a los propios hermanos.

    En 2 Reyes capítulo 3, Dios les da la victoria a los reyes de Israel y Judá

    contra el país de Moab, antes de darles la victoria ellos lo consultan por medio del profeta Eliseo quien les anticipa su victoria pero también les da instrucciones de parte de Dios acerca de lo que deben hacer después de ganar la batalla y en el versículo 19, les ordena que dañen la tierra fértil de Moab con piedras, instrucción que cumplen en 2 Reyes 3:25 “Destruyeron las ciudades, y cada uno arrojó su piedra en toda parcela de tierra buena, y las llenaron.” Dios quería asegurarse que la tierra de Moab no diera más fruto y para ello la volvería estéril arrojándole piedras; Moab, producto del incesto de la hija mayor de Lot con su padre, al escapar de Sodoma, tipifica el fruto del pecado por haberse contaminado con costumbres sodomitas. El tiempo de arrojar piedras es el tiempo de impedir que los pecados que se cometieron por contaminación al vivir en un lugar como Sodoma (el mundo) sigan dando frutos en nuestra vida, es el tiempo de hacer morir las costumbres y contaminaciones del mundo.

    Uno de los reyes de Moab contrato a Balaam el profeta caído para maldecir a Israel y como no pudo hacerlo le enseño a Balaac como contaminar al pueblo de Dios para que acarreara sobre sí mismo maldición. El tiempo de lanzar piedras es el tiempo de volver estéril las palabras de los falsos profetas que con sus enseñanzas contaminan al pueblo.

    Tiempo delanzar piedrasPor Juan Luis Elías

    Josué 10:111 Samuel 172 Reyes 3

    Génesis 35Eclesiastés 3

    Citas biblicas para estudio

  • 12 EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    La iglesia de nuestro Señor Jesucristo es un casa espiritual, edificada con piedras vivas para un sacerdocio santo, cuya piedra angular es Cristo (1 Pedro 2:5-6); por lo tanto entendemos que las piedras vivas, somos todos los que hemos aceptado al Señor como nuestro salvador, los que a su vez somos constituidos reyes y sacerdotes (Apocalípsis 1:6).

    Cuando la biblia dice, que hay tiempos de recoger piedras (Eclesiastés 3:5), se refiere al tiempo que principia con la evangelización y conversión de las personas y termina cuando el cristiano está listo para ser lanzado y cumplir con el propósito de Dios, algunos serán ministros primarios, ancianos, diáconos y ayudas, sirviendo de diversas formas: evangelizando, enseñando, discipulando, etc.

    Este tiempo implica formación para el hijo de Dios. Se dice que las piedras empleadas en la construcción del templo de Salomón provenían del Líbano

    (Jamieson, Fausset y Brown comentario exegético y explicativo de la Biblia), estas eran blancas y hermosas, pero requerían trabajo porque eran duras y además tenían que dar la medida, dicha tarea fue encargada a los cortadores de piedra (KJV), para que estos las cortaran y las prepararan (1 Reyes 5:17-18).

    ¿Cuál es la medida? La piedra angular, los cortadores son los ministros y la herramienta para trabajar es la ministra-ción, predicación, discipulado, bautizo, etc., por medio de los cuales la iglesia es edificada. Recoger piedras implica ser obediente, el Señor le ordenó al pueblo de Israel que antes de entrar a Canaán deberían recoger doce piedras del Río Jordán, note que hay una instrucción y un tiempo específico para dicha acción (Josué 4:3).

    ¿Cuándo se recogen piedras? Cuando el final de la prueba ha llegado, porque estas piedras se convierten en un recor-datorio, en testimonio de la obra de Dios y por lo tanto, son un medio para nunca olvidar quién nos ha sostenido, socorrido y provisto durante el tiempo que hemos permanecido en prueba; y por si fuera poco, también nos ha permitido entrar en su reposo (Hebreos 4:10).

    Pasar por alto este tiempo, pone en grave riesgo la vida de un cristiano, porque olvidar las misericordias y bendiciones de Dios, puede conducirnos a la soberbia y al orgullo, como Nabucodonosor, quien se atribuyó a sí mismo la gloria por el reino que poseía, olvidándose que fue el Señor quien se lo dio (Daniel 4:30), por eso recoger piedras es igual a recoger gratitud, testificando con ello las buenas nuevas de Dios.

    El profeta Elías también recogió doce piedras, conforme al número de las tribus de Israel, las cuales fueron utilizadas para edificar un altar (1 Reyes 18:31-32), coincidentemente cuando habría de terminar una prueba, lo cual requería el arrepentimiento del pueblo de Dios, así: altar de piedras, arrepentimiento, sacri-ficio y fuego de Dios, provocaron que los sacerdotes de Baal y Asera fueran muertos en el acto.

    Por tal razón y sin lugar a dudas, juntar piedras para edificar altar al Señor,

    es un tiempo precioso y necesario, si pensamos que al hablar de piedras vivas nos refirimos a nuestras propias vidas, podemos concluir que cada uno de nosotros nos convertimos en recep-tores de la bendición de Dios, cuando sabemos discenir los tiempos y cuando sabemos qué es lo debemos de hacer (1 Crónicas 12:32).

    David recogió piedras antes de entrar en batalla, y se presentó delante del gigante Goliat armado con su honda y provisto de piedras, las que llevaba en su saco de pastor; dice la palabra que el recogió cinco piedras lisas del arroyo y con una de ellas fue que derribó a su enemigo, asestándole un golpe mortal en la frente, note usted que fue previo a la batalla, lo cual denota preparación y diligencia (1 Samuel 17:40).

    Este ejemplo merece dos explicaciones: la primera, que se relaciona con la función de estratega del ministerio apostólico, al respecto el Apóstol Pablo escribe: “porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Corintios 10:4). En el original no dice contienda sino estrategia; lo cual signi-fica que es función apostólica asegurar que la congregación obtenga las cinco ministraciones: apostólica, profética, evangelística, pastoral y magistral; por lo tanto, el apóstol recoge piedras. Ahora bien, las congregaciones y las ovejas también deben recoger piedras. ¿Cómo lo hacen? reconociendo y aceptando la ministración quíntuple, porque sólo mediante la enseñanza, ministración y revelación sabremos qué piedra utilizar en cada batalla que se presente.

    Lo cual nos lleva a preguntarnos ¿Qué pasará si no contamos con la piedra adecuada para la batalla que se presenta? Pues, en definitiva, estaremos en desven-taja respecto de nuestros enemigos, lo cual no deja de ser una irresponsabilidad, si teniendo conocimiento de esta verdad limitamos la bendición y el perfecciona-miento espiritual según la palabra del Señor (Efesios 4:11-14).

    Este es un tiempo de recoger vidas, testi-monios, agradecimientos, obediencia y armas en el Señor.

    Tiempo de recoger piedrasPor Fernando Álvarez

    1 Corintios 3:9Efesios 2:21Mateo 3:9Efesios 2:20Salmos 132:12Mateo 10:41

    Citas biblicas para estudio

  • 13EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    “Tiempo de lanzar piedras, y tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de rechazar el abrazo;” (Eclesiastés 3:5 LBLA).

    Siguiendo el orden en que se mencionan los tiempos de Eclesiastés 3, curio-samente, el tiempo de abrazar es el número 15, y este número en la Biblia se puede interpretar como: plenitud de misericordia. Si observamos el signifi-cado de ‘plenitud’, podemos decir que el abrazo viene siendo la acción con la que la manifestación de amor, compro-miso y cuidado, entre otros, alcanza su momento de máxima perfección.

    Veamos algunas de las manifestaciones de la acción de abrazar:

    Amor, búsqueda, ansiedad por el amado

    “Y he aquí que Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y le adoraron” (Mateo 28:9 LBLA).

    Al leer el relato de Mateo 28:9, vemos que esas mujeres, que amaban inten-samente al Señor Jesús, no encuentran otra manifestación más genuina de amor y de ansiedad por el amado, que abrazar sus pies y adorarle. El hecho de abrazar sus pies, era la manera más sublime para expresarle el reconoci-miento de señorío y la intensa necesidad de no volver a perderlo. El abrazo en ese momento también viene siendo una parte importante de la adoración al Señor. Si tomamos esta base, podemos concluir que el tiempo de abrazar es el tiempo en el cual debemos manifestarle al Señor nuestro ardiente deseo de su presencia, de la necesidad imperante de recibir su amor y de expresarle a Él que estamos bien dispuestos a aferrarnos a Él y ¡no soltarlo! Algo notable es que el Señor estaba pronto a subir a su trono en exaltación, por lo que es relacionable, en nuestro tiempo, con el rapto de la

    amada. El ‘abrazarlo’ con todas nuestras fuerzas, le demostrará a Él nuestro anhelo de poder ser uno con Él en su venida y estar con Él por la eternidad.

    Amores, seguridad

    “Esté su izquierda bajo mi cabeza y su derecha me abrace” (Cantares 2:6 LBLA).

    Cuando leemos Cantares 2, desde el verso 4 al 6, podemos notar la manera en que el amado toma a la amada y la lleva con Él, metiéndola en un lugar especial en donde ambos podrán tener comunión, en donde ella tendrá seguridad, sustento y bienestar. Vemos en los versos 4 y 5, que Él pone sobre ella una marca de amor y en medio del banquete, vienen a memoria los recuerdos de las cosas pasadas que sustentan el alma de ambos, y también las memorias recientes que traen ánimo al corazón. Sin duda alguna, todos necesitamos cosas que nos hagan sentir seguros, amados y que tengan cuidado de nosotros, pero no hay cosa que mejor lo demuestre como un abrazo. Si vamos al verso 6 del mismo capítulo, podemos ver que el sello de todas las manifestaciones de amor y cuidado que el amado está expresando a la amada, se da por medio de un abrazo, que en este caso es la manifestación más poderosa de la expresión del amor, por sobre las cosas materiales e incluso las palabras que puedan ser usadas para expresar el amor o la seguridad que se quiere transmitir.

    Responsabilidad y cuidado del ungido de Dios

    Si seguimos en la misma línea de pensa-mientos que surgen de Cantares 2, podemos ver que abrazar, lo podemos relacionar con la palabra ‘rodear’. “Los levitas rodearán al rey, cada uno con sus armas en la mano; y cualquiera que entre en la casa será muerto. Estaréis con el rey cuando entre y cuando salga.” (2 Crónicas 23:7 LBLA).

    En el contexto del verso de 2 Crónicas en su capítulo 23, podemos ver la historia de Joás y la manera en la que su tía Josabet, lo salva de ser exterminado por la mano de su abuela Atalía. Luego de escapar de la muerte y en el tiempo de Dios, Joás es proclamado rey en sucesión

    de su padre Ocosías, para seguir en la línea de sucesores de David, al ser proclamado y corriendo aún peligro, el sacerdote Joiada convoca a los levitas y a Judá para que, bien organizados, ellos rodearan al nuevo rey y lo protegieran de la maldad de su abuela. La relación que este relato tiene con ‘abrazar’ es que, todos los hombres que estaban al servicio de Dios en el templo, debían tener la certeza plena en su corazón de que el reconocimiento de ese hombre como rey, venía de la plena voluntad de Dios para la bendición del pueblo y para liberarlos de las ataduras y mortandad que provocaba Atalía y que tenían el compromiso pleno de defender al ungido de Jehová, incluso tomando una espada para darle protección al siervo que estaba siendo levantado. Los siervos y siervas de Dios que estamos en las diferentes congregaciones, debemos ‘abrazar’ a nuestra cobertura, a las personas que Dios puso para nuestro cuidado y dirección, y debemos tomar el compromiso de cuidarlos y colaborar con ellos en la obra de Dios en todo tiempo, pero más aún, en los tiempos en los que la situación se pueda tornar difícil.

    El tiempo de abrazar es para dar amor, seguridad y expresar compromiso, pero también puede manifestar amistad, agradecimiento, afecto o incluso, recon-ciliación, por lo que debemos pedirle al Señor que nos indique en nuestro corazón el tiempo de abrazar.

    Tiempo de abrazarPor Hari Chacón

    Citas biblicas para estudio

    Juan 10:37-38 LBLA

    Proverbios 17:17 LBLA

    Génesis 33:4 LBLA

  • 14 EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    “Tiempo de lanzar piedras, y tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de rechazar el abrazo” (Eclesiastés 3:5 LBLA).

    En esta revista hay un tema sobre el tiempo de abrazar, en definitiva, ambos temas se complementan. Tal vez usted, o por lo menos así lo creo para mí, piense que es más fácil abrazar que rechazar un abrazo, o bien, piense que rechazar un abrazo tenga una connotación negativa que nos hace difícil comprender cual pueda ser ese tiempo. Pero, como siempre, la Biblia nos expone consejos e instrucciones más allá de nuestra forma de pensar.

    Creo que a nuestra mente vienen recuerdos de abrazos desagradables que hubiese sido mejor no recibirlos, ya sea por lo que pasó antes o después de ese abrazo, lo cierto es que las emociones que experimentamos al rechazar un abrazo (darlo o recibirlo), quedan gravadas con mayor facilidad que los buenos abrazos. Claramente, la Biblia no contiene error en este sentido, si ella indica que hay tiempo para ambas cosas, entonces

    debemos esforzarnos en entender lo que significa. Según las referencias de Strong, se trata de abrazar y rechazar el abrazo, literalmente. Veamos ahora el concepto a través de otras versiones (versos tomados de e-Sword®), para comprender juntos que el concepto de rechazar el abrazo puede tener una connotación de negación que no necesariamente es negativa.

    “Un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse;” (BAD 1989).

    “Y Moisés despidió a su suegro, y éste se fue a su tierra.” (Éxodo 18:27).

    Este podría ser un tema en sí mismo. La Biblia es muy clara en este consejo, hay un tiempo de alejarse o despedirse de la casa paternal, es decir de la casa de nuestros padres en el caso de aquellos que hemos iniciado una familia. Aplica en el sentido literal pero también aplica en otros sentidos como la crianza de los hijos, la fe, la economía del hogar, las costumbres y los patrones de pecado.

    “Entonces Josué despidió al pueblo, cada uno a su heredad.” (Josué 24:28).

    Desde el verso 14, Josué llama al pueblo a temer al Señor, les lanza un reto acerca del servicio y les recuerda la grandeza de Dios y luego les despidió a sus casas. Estos versos nos indican que los ministros nos enseñan y mandan a hacer las cosas pero que la responsabilidad seguirá siendo nuestra. Este tiempo de una despedida es a la vez una invitación a HACER lo que hemos oído.

    “Un momento para abrazarse, y un momento para separarse.” (DHH).

    “¿No está toda la tierra delante de ti? Te ruego que te separes de mí: si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si a la derecha, yo iré a la izquierda.” (Génesis 13:9).

    Todos hemos oído sobre Abram y Lot, y de cómo se separaron, podemos ver que la aplicación de esta enseñanza es también amplia; Por ejemplo, hay un tiempo para separarse de los socios que no nos llevan a bendición. No podemos poner los aspectos económicos sobre lo más importante, agradar a Dios en todo lo que hacemos y decimos; es decir, ser íntegros frente a Dios. Lo mismo aplica con amistades, si éstas no nos llevan a ser íntegros entonces debemos separarnos de ellas.

    “Entonces dijo así el SEÑOR: Si vuelves, yo te restauraré, en mi presencia estarás; si apartas lo precioso de lo vil, serás mi portavoz. Que se vuelvan ellos a ti, pero tú no te vuelvas a ellos” (Jeremías 15:19 LBLA).

    Lo que leemos en Jeremías es una separa-ción. No puedo dejar de preguntarle, ¿cuántas veces usted se esfuerza en separar lo precioso de lo vil? Cuando lo logre, Dios pondrá sus palabras en su boca y si la Biblia dice que de la abundancia del corazón habla la boca, entonces entendemos que, si busca esa separación, Dios abundará en su corazón y, si es así, seguramente hablará buenas cosas, tomará buenas decisiones, bendecirá con sus palabras y tantas cosas más.

    “Tiempo de abrazar, y tiempo de abste-nerse de abrazar” (RV1960).

    “¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena?” (Proverbios 5:20 BAD).

    La pregunta es ¿por qué no se abstuvo? Veamos juntos el escenario, ¿es qué acaso no sabía que eso era malo? o ¿No le importó que fuera pecado? Y si fue así, ¿Qué habría en su mente y corazón para tomar esa decisión? ¿Se da cuenta que rechazar este abrazo requiere la disposición para no pecar? Mas allá de la situación de tipo sexual, vea que hay tiempos para no acercarse al pecado o las cosas que nos alejan de Dios.

    “tiempo de abrazar y tiempo de dejar de abrazar;” (RVA).

    “El necio se cruza de brazos, y acaba muriéndose de hambre” (Eclesiastés 4:5 BAD).

    Veamos este abrazo como una señal de auto aprobación o bien de complacencia. Se describe a una persona que, acomo-dada e indiferente, simplemente se muere de hambre. El capítulo 4 describe varias cosas que el autor denomina vanidad, como cosas vacías. Hoy es tiempo de no abrazar las cosas vacías, de huir de la vanidad del mundo, de darle la espalda a las cosas sin sustancia.

    Mi oración es que, al leer esta enseñanza, su corazón sea iluminado y reciba la instrucción y la determinación para hacer lo que agrada a Dios. Bendiciones.

    Por Raymundo Rodríguez

    Tiempo de rechazar el abrazo

    Citas biblicas para estudio

    Proverbios 4:8

    Lamentaciones 4:1-5

  • 15EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    “Tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido; tiempo de guardar, y tiempo de desechar”. (Eclesiastés 3:6)

    El libro de Eclesiastés nos muestra diferentes tiempos, dentro de los cuales aparece el tiempo de buscar, esto significa que existe un tiempo para intentar encontrar algo o a alguien. La Biblia nos enseña cuáles son esas cosas que debemos buscar, cómo hacerlo y las bendiciones que traerá a nuestra vida. Analicemos los siguientes pasajes bíblicos:

    Buscar a Dios (Jeremías 29:3):

    Nos ha tocado la bendición de vivir en un tiempo maravilloso, en donde tenemos la libertad de buscar a Dios (Hechos 15:15-18). En ocasiones escuchamos decir a algunas personas que buscan a Dios pero no lo encuentran; sin embargo, en Jeremías 29:3. Dios nos promete que si lo buscamos lo encontraremos; ya que esto forma parte del plan que Él tiene para nosotros. Podemos observar que esta búsqueda debe estar acompañada de ciertas actitudes, las cuales nos permitirán encontrarlo. Dentro de ellas, podemos mencionar que la debemos realizar con “todo nuestro corazón”; también nuestras emociones y sentimientos deben volcarse por completo, poniendo de nuestra parte y dándole la importancia debida. Debe realizarse en todo tiempo y con intensidad, es decir, con todas nuestras fuerzas y sin escatimar absolutamente nada (Salmo 63:1). Nunca debemos darnos por vencidos en la búsqueda de Dios, ya que Él nunca abandona a los que le buscan (Salmo 9:10).

    Buscar su rostro (Salmo 27:8):

    Este Salmo nos lleva a un nivel mayor de la búsqueda de Dios, ya que nos invita a encontrarnos cara a cara con Él. En Números 6:24-26 vemos que la bendición

    sacerdotal contiene el encontrarnos con el rostro de Dios, trayendo como bendición sobre nuestras vidas misericordia y paz. Isaías 6:1 relata que el rey Uzías miró al Señor; Job 42:5 muestra que el mismo Job podía ver con sus ojos a Dios y ya no solo oírlo; Éxodo 33:11 nos dice que Dios hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. Uno de los anhelos de nuestra vida debe ser tener un corazón limpio, para poder llegar a ver a nuestro Dios (Mateo 5:8). Este es un tiempo para limpiar nuestro corazón y despojarnos de todas aquellas cosas que no son agradables a Dios; es el momento de buscar la paz con todos perdonando y pidiendo perdón, buscar la santidad apartándonos de todo pecado y cambiando nuestra manera de caminar.

    Buscar habitar en su casa (Salmo 27:4):

    Este versículo hermoso muestra que la pe-tición del rey David era una: poder habitar en su templo todos los días. La actitud del salmista no consistía solamente en pedir-lo, sino que se proponía buscarlo. Este versículo me lleva a recordar el pasaje de Hebreos 10:25, en donde muestra que al-gunos toman como costumbre el no con-gregarse; pero el escritor de esta epístola nos exhorta para que esto no nos suceda, pues conoce los tiempos que estamos viviendo. Hoy es tiempo de tomar como una forma de vida el habitar en la casa del Señor, para contemplar su hermosura, meditar y buscarlo en oración.

    Buscar hacer el bien (Amos 5:14)

    A lo largo del capítulo 5, Dios está llaman-do al pueblo al arrepentimiento y a que lo busquen; y dentro de las cosas que se deben buscar, se encuentra hacer el bien. En toda la Escritura, vemos varios versícu-los en donde se nos recuerda que debe-mos hacer el bien; dichos versos siempre están acompañados de acciones que nos permiten cumplir con este requerimiento que viene de parte de Dios. En Hebreos 13:16, se nos recuerda que no debemos olvidarnos de hacer el bien y ayudar a los que no tienen. Una forma de hacer el bien es compartir con el que tiene necesidad. El Salmo 34:14 dice que debemos hacer

    el bien y apartarnos del mal, esto signifi-ca cuidar nuestra propia conducta. No unirnos en un yugo desigual, sino que al contrario, conducirnos como es digno del llamamiento que hemos recibido, e invo-car al Señor para permanecer unidos a Él.

    Buscar las cosas de arriba (Colosenses 3:1-2):

    Esto se relaciona directamente, con dejar de ocuparnos de todas las cosas terrenal-es que pueden llegar a desviar nuestra atención. Es por ello que debemos erradi-car toda desobediencia en nuestra vida y fijar nuestra mirada en Cristo, quien nos ha dado una nueva vida.

    Dentro de las cosas que debemos buscar, se encuentra el reino de Dios y su justi-cia y sus preceptos, entre otros. Leyendo y estudiando la Biblia, podemos llegar a encontrar cómo buscar estas cosas, para que las bendiciones de los que buscan se cumplan en nuestra vida.

    Por último, quiero meditar brevemente en el versículo de Isaías 65:1, el cual nos muestra que en un tiempo Dios se dejó encontrar por los que no le buscaban. Esto conmueve mi corazón y me llena de esperanza, ya que si Él permitió que aun sin buscarlo lo encontraran, cuánto más lo hará con aquellos que lo buscan con todo su ser.

    Tiempo de BuscarPor Julio Lacán

    Citas biblicas para estudio

    Salmos 105:4 Mateo 6:33Salmos 63:1 Salmos 119:2

    Hebreos 11:6Oseas 10:12

  • 16 EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    “Tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido”. (Eclesiastés 3:6 LBLA).

    Cuando hablamos de tiempo de dar por perdido y lo conjugamos con el tiempo de buscar, podemos entender que antes de dar por perdida alguna cosa o persona, es porque primero la buscamos; pero sucedió algo que nos hizo desistir de seguir haciéndolo y decidimos darla por perdida; ya sea porque nos dimos cuenta que no podíamos recuperarla, o porque no valía la pena seguir buscándola, porque perdió valor ante nuestros ojos.

    Un ejemplo de esto, lo tenemos en la vida de Saulo de Tarso. Antes de convertirse al evangelio, tenía como un tesoro su religión judaica; el celo por sus costumbres religiosas, su abolengo como hebreo de hebreos, y su buena fama de irreprensible en cuanto a la justicia que provenía por guardar la ley. Todo eso le otorgó mucho poder para perseguir a los cristianos, creyendo firmemente que con eso agradaba a Dios; hasta que El Señor le salió al encuentro, y se le reveló como Jesús a quien él perseguía. Esto cambió

    radicalmente su vida, su concepto sobre Jesús y sus seguidores, ya que se convirtió en uno de ellos; llegando a ser el apóstol Pablo. Cuando entendió que Jesucristo era el Mesías que ellos esperaban y más que eso, era Dios mismo, entonces aquel tesoro que apreciaba, lo tuvo por basura: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. (Filipenses 3:8 RV60).

    Como humanos, siempre tratamos de vivir nuestra vida para alcanzar nuestras propias metas y sueños. Tenemos un concepto de lo que es vivir la vida, hasta que nos encontramos con nuestro Salvador; entonces nos damos cuenta de que ya no somos nuestros (1 Corintios 6:19), sino que le pertenecemos a aquel que dio su vida por nosotros; y quien nos salvó por su gracia del infierno y de la muerte. Pero si después de haber sido iluminados, persistimos en querer vivir nuestra vida para nosotros mismos, entonces la perderemos, tal como el mismo Señor lo dijo:

    “El que haya encontrado su vida, la perderá; y el que haya perdido su vida por mi causa, la encontrará”. (Mateo 10:39 CST).

    Perder nuestra vida se puede traducir en entregar nuestra voluntad, nuestros derechos, nuestros gustos, nuestros deseos, con tal de darle paso a la voluntad de Dios. Hay que dar por perdida nuestra vida, para encontrar la verdadera vida que el Señor nos da en Cristo.

    La definición de la palabra perder, según el Diccionario Strong es: “perderse; por implicación perecer (causativo destruir): acabar, alejar, arruinar, corromper, derribar, desaparecer, desbaratar, desfa-llecer, deshacer, destrucción, destruir, desvanecer, esparcir, exterminar, faltar, fenecer, hacer perecer, huida, infortunio, morir, perder, perdido, perecer, privar, raer”.

    Estas acepciones de la palabra perder, nos recuerdan la orden que el Señor le dio a Josué, de destruir completamente Jericó y no tomar nada del botín; orden que Acán desobedeció, y con ello turbó a todo

    su pueblo; como consecuencia murió él y toda su casa. También nos recuerda la orden dada a Saúl de destruir por completo a los amalecitas; orden que Saúl también desobedeció, perdonando la vida de su rey y la de los animales más gordos y grandes. Por lo cual, Dios lo desechó como rey de Israel; y vemos que terminó apostatando.

    Cuando Lot y su familia salieron de Sodoma, para escapar de la destrucción; la mujer de Lot no pudo dar por perdido lo que había dejado en ese lugar, por eso volteó a ver y se convirtió en estatua de sal (Génesis 19:24-26). El Señor dice que nos acordemos de ella (Lucas 17:32), para no cometer el mismo error; porque las cosas viejas que no agradan al Señor, hay que darlas por perdidas.

    “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”. (Isaías 43:18-19).

    Muchas veces nos aferramos a lo que Dios quiere quitarnos, por eso Él permite que se levanten tormentas, tal como sucedió con la embarcación donde Pablo navegaba para llegar a Roma (Hechos 27:18-19; 38). Al final, para salvar sus vidas tuvieron que arrojar toda la carga al mar, incluy-endo aquellas cosas que consideraban valiosas; pero el Señor los llevó a puerto seguro. Permitió que Pablo fuera usado con el don de sanidad para curar a todos los enfermos del lugar, comenzando por el padre del principal de la isla (Hechos 28:8-10).

    No es fácil despojarnos de nuestra voluntad, y por ello muchas veces cometemos errores que ya no podemos arreglar, pero debemos hacer lo que Pablo hizo: “Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante” (Filipenses 3:13 CEE 2011).

    Hay un premio que Dios quiere darles a aquellos que dan por perdida su vida por causa de Él, corramos de tal manera que lo alcancemos. ¡El Señor viene pronto!

    Por Louisette Moscoso

    Citas biblicas para estudio

    Filipenses 3:5-8

    Hechos 9:1-6

    Josué 7:19-26

    1 Samuel 15:15-35

    Tiempo de dar por Perdido

  • 17EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    “Tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido; tiempo de guardar, y tiempo de desechar” (Eclesiastés 3:6 LBLA).

    La Biblia dice que hay tiempo para cada cosa, y que todo es hermoso en el tiempo apropiado (Eclesiastés 3:1,11). Israel no logró conocer y entender el tiempo de su visitación, al no reconocer y recibir al Señor Jesucristo; por lo que en su lugar recibirán un tiempo de destrucción (Lucas 19:44; Juan 1:11); es por ello, que nosotros debemos de conocer y entender los tiempos, para saber qué debemos hacer en cada uno de ellos. Tal es el caso del tiempo de guardar, el cual se desarrolla en este artículo.

    TIEMPOLa palabra “tiempo” se traduce del hebreo “H6256 et”, que también se puede traducir como: ahora, cuando, día, estación, a su tiempo. Según el diccionario Wordstudy, se utiliza más a menudo para expresar el momento en que ocurre algún evento; puede referirse a la duración de un tiempo, sea pasado, presente o futuro; también se utiliza para describir el momento apropiado en que ciertas cosas ocurrieron.

    GUARDAR

    La palabra “guardar” se traduce del hebreo “H8104 shamár”, que también se puede traducir como: cercar alrededor, proteger, cuidar, atesorar, observar, pastor. Según el diccionario Wordstudy, es un verbo que significa: vigilar, guardar, preservar, proteger, tener cuidado, vigilar cuidadosamente, estar en guardia.De los anteriores conceptos, se puede decir que el tiempo de guardar; se refiere al momento apropiado, en donde las cosas que desea el Señor deben ser protegidas, cuidadas, atesoradas, y vigiladas cuidadosamente.

    ¿Qué se debe guardar?

    LA BOCA, LA LENGUA Y EL ALMA

    “El que guarda su boca y su lengua, guarda su alma de angustias” (Proverbios 21:23 LBLA).

    Guardar la boca implica guardar el corazón, ya que de lo que abunda el corazón habla la boca (Lucas 6:45). Al guardar la boca, estaremos guardando el alma de contaminación, ya que no es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre (alma), sino lo que sale del corazón. Por eso el Señor Jesucristo dijo que del corazón salen trece cosas: los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez (Marcos 7:18-23).

    Cuando se guarda la boca debe guardarse la lengua. El apóstol Santiago enfatizó la necesidad de cuidar la lengua; él comparó la perfección de un hombre con la capacidad de guardar la boca. Dijo que la lengua aunque es un miembro muy pequeño, es capaz de incendiar un gran bosque; ya que esta puede ser encen-dida por el mismo infierno, y con ello cambiarle el rumbo a la misma existencia (Santiago 3:1-12). Un ejemplo de ello, es el caso de la serpiente (satanás), quien con su lengua sedujo a Eva y a Adán para pecar. Al caer ellos se cambió el rumbo de la existencia; ya que ellos habían sido creados para vivir en el huerto, pero el pecado los movió a vivir en la tierra que había sido maldecida por el Señor (Génesis 3:1-23; 2 Corintios 11:3).

    David entendió la necesidad de tener un corazón limpio, libre de toda contami-nación, para poder guardar su boca y en consecuencia guardar su alma; para así presentarse delante del Señor de forma agradable (Salmos 51:10).

    LOS MANDAMIENTOS DEL SEÑOR“Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi enseñanza como la niña de tus ojos” (Proverbios 7:2 LBLA).El término mandamientos se traduce del hebreo “H4687 mistvá”, que también se puede traducir como: mandato, estatuto, ley, mensaje, orden, palabra, precepto. Según el diccionario Vine, el plural de esta palabra denota una recopilación de leyes impartidas por revelación del Señor, en ese sentido son la palabra de Dios.

    La primera vez que aparece esta palabra se refiere a Abrahám, quien es bende-

    cido por El Señor con una descendencia innumerable porque obedeció y guardó sus ordenanzas, mandamientos, estatutos y leyes (Génesis 26:5).

    El Señor le dijo al pueblo de Israel que procurara cumplir (guardar) todos los mandamientos que les ordenó, para que con ello vivieran, se multiplicaran y poseyeran la tierra prometida; la forma como iban a ser probados para ver si guardarían o no los mandamientos del Señor, fue ser llevados al desierto, para ser humillados (Deuteronomio 8:1-2). El incumplimiento de estos manda-mientos representaba el rompimiento del pacto, una transgresión, que conduciría a la apostasía; tal como fue el caso de Acab, rey de Israel, quien seducido por Jezabel, su mujer, abandonó los mandamientos del Señor (Números 15:31; 2 Crónicas 24:20; 1 Reyes 18:18).

    EL DÍA DE REPOSO

    “Guardarás el día de reposo para santi-ficarlo, como el SEÑOR tu Dios lo ha mandado” (Deuteronomio 5:12).

    Guardar el día de reposo no se trata de guardar un día específico de la semana, sino que es un tiempo continuo y perma-nente, es hoy, un presente continuo; es abstenerse de hacer nuestra propia voluntad, de hablar palabras ociosas; es morir a nosotros con tal de agradar al Señor (Éxodo 20:8; Hebreos 4:7, 7:12; Isaías 58:13).

    Tiempo de guardarPor Oswaldo Gutierrez

    Salmo 18:21Salmo 39:1Proverbios 2:20Proverbios 7:1 Proverbios 8:32Eclesiastés 8:2

    Citas biblicas para estudio

  • 18 EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    “Tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar” (Eclesiastés 3:6 RV1960).

    Por la palabra de Dios, entendemos que a Él le pertenecen el tiempo y las sazones (Hechos 1:7); así que nadie puede tratar de ganar, ahorrar o detener el tiempo. Muchas personas creen que remem-brando los tiempos antiguos pueden volver a vivirlos, cuando lo único que se logra es acumular sentimientos que después se vuelven un lastre que carga sus vidas; sin embargo, el mismo tiempo muestra que no será igual lo presente a lo pasado.

    Vemos a la luz de la palabra, que Dios anhela que sepamos cuál es el tiempo que estamos viviendo. Un ejemplo es cuando el Señor le reveló a Abraham el tiempo de la destrucción de Sodoma; ahí reconoció que era tiempo de interceder por Lot y su familia (Génesis 18:22). Es necesario entonces que velemos y oremos a Dios, para que nos revele cuál es el tiempo que

    estamos viviendo, ya que no sabemos cuándo será el tiempo de su regreso (Marcos 13:33).

    En el libro de Eclesiastés, capítulo tres, se describe que el Señor dejó estable-cido un tiempo para todo. Vemos los tiempos divididos en parejas de acción, por ejemplo: tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar; tiempo de guardar y de desechar; en este artículo estudiaremos el tiempo de desechar.

    En términos seculares, se entiende la palabra ”desechar” como: arrojar algo, apartar de sí (un temor, un pesar, una idea, una sospecha), dejar por inútil algo determinando que no sirve. Puede ser que se tengan ciertos conceptos en la mente que no sirvan ya de nada, y sea inútil estarlos guardando.

    El tiempo de desechar, es un tiempo muy importante en la vida de una persona ya que es una oportunidad de dejar lo pasado y seguir adelante. Existen casos en los que a las personas les gusta mucho algunas cosas, y por ello las acumulan; por ejemplo, las mujeres que les gustan los zapatos, o los hombres que colec-cionan carros. Se ha determinado que las personas que no desechan pueden llegar a caer en el Síndrome de Acumulación Compulsiva, el cual les hace acumular artículos de manera excesiva; a tal punto que llenan sus casas y las convierten en lugares imposibles de habitar, por la cantidad de objetos que poseen, llegando incluso a vivir en situaciones insalubres al no poder limpiar. Se estima que, de cincuenta adultos, uno padece este síndrome. En el aspecto físico, realmente no es una cantidad considerable de afectados; pero cuando lo trasladamos a lo espiritual, vemos en la Biblia ejemplos de personas que al no desechar de su vida las cosas pasadas, se frustraron y se amargaron. Tal fue el caso de Jacob, cuando se presentó delante de Faraón y él le preguntó: ¿Cuántos años tienes?, Jacob le respondió: Ciento treinta años pocos y malos. Dando a entender que había vivido y acumulado en su vida, cosas que solo le hicieron recordar lo malo y no las cosas buenas que había vivido (Génesis 47:9). Sin embargo, Dios le dio la oportunidad

    de vivir diecisiete años más, dándole la oportunidad de desechar todo mal recuerdo y reconocer que Dios había sido muy bueno con él (Génesis 47:9).

    Otro caso es el de Nohemí, cuando regresó de Moab con sus nueras, a quienes les expresó su amargura por el tiempo que le había tocado vivir (hambre, escases, la muerte de su esposo y de sus hijos); tiempo que consideró que el trato de Dios la había amargado (Rut 1:20). Por no desechar lo que no le servía, no notaba que todo aquello que había vivido era la antesala de un futuro que le traería muchas bendiciones; pues regresó a Belén. Belén significa la casa del pan, (Beit Lekjem H1004 y H3899); , figura de la abundancia de palabra de Dios. También recibió consuelo para su alma por medio del nacimiento de su nieto Obed; y lo más precioso es que llegó a ser contada entre las generaciones de nuestro Señor Jesús (Rut 4:15, 16, 17; Mateo 1:5).

    Otro ejemplo es el profeta Eliseo, el cual discernió que el tiempo de su preparación había llegado; entonces desechó de su camino todo aquello que lo hacía volver. Tuvo la oportunidad de vivir una etapa de mucha bendición, en la formación que tuvo con el profeta Elías (1 Reyes 19:20).

    El Señor Jesús nos muestra en su palabra que nadie puede remendar un vestido viejo, o nadie puede echar vino nuevo en vasijas viejas; porque ambas cosas se echaran a perder (Lucas 5:36); enseñándonos así que debemos retener solo lo bueno y desechar lo malo. Por lo tanto, comprendemos que debemos de ser transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento; para desechar lo inútil y para saber cuál es la voluntad de Dios, la cual es buena, agradable y perfecta. (Romanos 12:2).

    Debemos conocer qué cosas debemos de desechar, tales como los yugos, y las cargas que no son del Señor (Salmos 2:3; 55:22). La palabra del Señor nos muestra, que nosotros fuimos rescatados de la vana manera de vivir que heredamos de nuestros padres (1 Pedro 1:18); entonces debemos de vivir sabiendo que aun las cosas heredadas, congénitas y ancestrales, ya no forman parte de nuestras vidas.

    Por Rita de Gutiérrez

    Tiempo de desechar

    Citas biblicas para estudio

    Jonás 1:4-5

    Isaísas 7:15-16

    Filipenses 3:13

    Santiago 1:21

    1 Pedro 2:1

  • 19EDICIÓN 111 | JUNIO 2019

    En Eclesiastés 3:1-8 hay veintiocho tiempos descritos en la Biblia, en catorc