2011-08-07 nueva alcarria-el divan de los domingos

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Sus profundos ojos verdes perdidos en el infinito mientras recuerda sus años de la infancia delatan su facilidad para emocionarse y su extraordinaria fibra humana. Así es José Luis Matienzo, un hombre que desprende pasión en cualquier cosa que hace, ya sea en el ejercicio de sus labores cotidianas como subido a las tablas de un teatro, el incomparable marco en el que, por cierto, se desarrolla esta animada sesión de psique. Metidos en faena, Matienzo irrumpe con el hecho de ser el segundo de cinco hermanos, una cuestión que le obligó, para dife- renciarse del primero y el tercero, a ser un poco “más histriónico, locuelo y lanzadillo”, cualidades que, aunque sin saberlo en aquellos años, serían la semilla para llegar a ser el cultivado actor en el que se ha convertido. Pese a que le precedía una tradición rota en las artes es- cénicas –la única abuela que verda- deramente llegó a conocer, María Valdemoro, era la primera actriz del Teatro Apolo de Madrid–, nunca se sintió motivado por rela- cionarse y mucho menos dedicarse al género teatral. De hecho, por aquella época Matienzo reconoce que su ilusión, y por ende la de su madre, era la de “ser médico”, una profesión a la que se dedicaría tiempo después en cierta manera, aunque cambiando a los humanos por los animales. Su trabajo como veterinario sería compaginado por algunos años con un incipiente in- terés por el arte dramático, dándose en esta simbiosis una circunstancia curiosa que el actor recuerda con una sonrisa: “Me decían que era demasiado serio en el teatro para ser un actor y, sin embargo, en veterinaria era el bufón de la corte”, actitudes para las que aún hoy no ha conseguido dar con una expli- cación razonable. Sobre aquellos años recuerda muchas anécdotas, como su mar- cha desde Madrid a Brihuega para formalizar su destino de funcio- nario como veterinario, una tarea que compaginaría con la creación de un taller teatral en un colegio del municipio y que serí a a la postre el germen de su actual compañía profesional, Escarramán Teatro, con la que cosecha éxitos en terri- torio español, aunque aún más en el exterior. Ya se sabe que nadie es profeta en su tierra. T ambién recuerda como si fuer a ayer la drástica decisión que tomó como director técnico sanitario de cerrar en plenas Navidades el matadero en el que trabajaba ya de vuelta a Madrid como medida de presión para solucionar un problema que venía arrastrando la instalación. Su acción surtiría efecto en ese mismo día, donde el problemaquedaría definitivamen- te solventado, explica orgulloso de su hazaña Matienzo. Por aquel entonces, su trabajo en el matadero sería compagina- do con los ensayos de un Quijote en Alcázar de San Juan, una vida frenética que más bien pronto que tarde comenzaría a pasarle factura físicamente. Fue entonces cuando se vio obligado a tomar una determinación: la de seguir una cómoda vida dedicada a los ani- males o aventurarse en el siempre impredecible y sacrificado teatro, especialmente para la familia. La respuesta es sabida por todos, aunque parece sabedor de que la primera profesión siempre le es- tará esperando. Con la segunda se somete a una continua carrera de fondo “en la que no puedes dejar de correr ni un solo día porque te sales del circuito”, expresión con la que da pie a conocer más sobre la relación con otros compañeros del metal , a veces de compañerismo, otras, como en Castilla-La Man- cha, más cercana a una polémica; una polémica alimentada por las envidias ajenas y un tanto por los reproches sin pelos en la lengua del propio Matienzo a aquellas compañías que “han dejado de hacer cultura para hacer mercado”. Paradójicamente, el director teatral indica que en el tiempo en el que simultaneó el trabajo de veterina- rio y actor, descubrió su capacidad para “admitir una zancandilla de un compañero de teatro, porque te estás jugando el comer o no comer la temporada que viene; sin embargo, yo siempre he recibido más zancadillas siendo veterinario funcionario, con un sueldo estable, simplemente por los egos”. Un ‘animal’ del teatro Considerado por encima de todo como “gente de teatro”, Matien- zo siempre ha tenido claro que su teatro habría de ser humano, incluso en los duros tiempos del régimen franquista, donde hacía lo que se llamaba teatro alternativo. Éste profundizaba no sólo en las cuestiones políticas, también en el factor humano y social. Esta ten- dencia, mantenida por el director a lo largo de su carrera, se distancia no obstante de las nuevas y emer- gentes modas escénicas, como el musical, “espectáculos de fachada que, sin embargo, pierden por el camino el contacto humano”. Quizá por eso la filosofía que sigue y consigue Matienzo en sus puestas en escena es que el espectador deje a un lado sus valoraciones sobre si es un buen o mal actor para conseguir haber transmitido algo, un men- saje, una emoción, humanidad; algo que solo puede conseguir con el previo enamoramiento de sus personajes, ya sean con papeles grandes o pequeños, pero a los que pueda exprimir sus sentimientos con el fin de compartirlos con el patio de butacas. En este sentido, defiende que la función innata del actor, ya sea de teatro, cine y series de televisión, es siempre la de “hacer reír y llorar a la gente, a hacerle ver y profundizar en su vida aprovechando la ironía cómica, paralela a la realidad”. Sabedor y reconocedor de que los actores son “estrellas fugaces”, Matienzo inten- ta exprimir su tiempo al máximo. Prueba de ello es que la compañía tiene el calendario prácticamente cubierto hasta la primavera de 2012. Antes, sin embargo, de que vuelvan a recorrer Italia con una nueva versión de Lope de Vega, los castellano-manchegos tendrán oportunidad de disfrutar de su úl- tima función, Don Gil de las calzas verdes , una obra con la que Esca- rramán T eatro volve rá al panorama autonómico en este próximo otoño tras resarcir sus ya consabidas di- ferencias con la Red de T eatros de Castilla-La Mancha. “Me decían que era demasiado serio en el teatro para ser actor; en veterinaria era el bufón de la corte” El afamado actor y director de la compañía Escarramán Teatro regresará el próximo otoño a la ‘Red’ Su vuelta a los escenarios de Castilla-La Mancha, espe- rada por muchos, ‘temida’ por otros, es ya una realidad. José Luis Matienzo, el veterano actor y director de la compañía de origen briocense Escarramán Teatro, volve- rá tras años de ausencia a la Red de Teatros de Castilla- La Mancha para promocionar una de sus últimas obras: ‘Don Gil de las calzas verdes’. Antes, sin embargo, de que los teatros de Castilla-La Mancha suban su telón, José Luis Matienzo se somete a nuestra sesión de psique, don- de se enfrenta a sus recuerdos, nos revela sus pasiones, comparte sus pocos miedos y nos hace partícipes de sus próximos sueños. MAR GATO GUADALAJARA Aunque no es su habitual ‘hábitat’, Matienzo se siente en el patio de butacas del Buero Vallejo como pez en el agua. JOSÉ LUIS ALGARA Matienzo confesa que en su andadura ha recibido más zancadillas como veterinario que como actor EL DIVÁN DE LOS DOMINGOS HOY: JOSÉ LUIS MATIENZO Matienzo en la obra ‘Don Gil de las calzas verdes’. N.A. LOCAL 4 NUEVA ALCARRIA DOMINGO 07/08/2011

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Sus profundos ojos verdes perdidosen el infinito mientras recuerdasus años de la infancia delatan sufacilidad para emocionarse y suextraordinaria fibra humana. Asíes José Luis Matienzo, un hombreque desprende pasión en cualquiercosa que hace, ya sea en el ejerciciode sus labores cotidianas comosubido a las tablas de un teatro, elincomparable marco en el que, porcierto, se desarrolla esta animadasesión de psique.

Metidos en faena, Matienzoirrumpe con el hecho de ser elsegundo de cinco hermanos, unacuestión que le obligó, para dife-renciarse del primero y el tercero,a ser un poco “más histriónico,locuelo y lanzadillo”, cualidadesque, aunque sin saberlo en aquellos

años, serían la semilla para llegar aser el cultivado actor en el que se haconvertido. Pese a que le precedíauna tradición rota en las artes es-cénicas –la única abuela que verda-deramente llegó a conocer, MaríaValdemoro, era la primera actrizdel Teatro Apolo de Madrid–,nunca se sintió motivado por rela-cionarse y mucho menos dedicarseal género teatral. De hecho, poraquella época Matienzo reconoceque su ilusión, y por ende la desu madre, era la de “ser médico”,una profesión a la que se dedicaríatiempo después en cierta manera,aunque cambiando a los humanospor los animales. Su trabajo comoveterinario sería compaginado por

algunos años con un incipiente in-terés por el arte dramático, dándoseen esta simbiosis una circunstanciacuriosa que el actor recuerda conuna sonrisa: “Me decían que erademasiado serio en el teatro paraser un actor y, sin embargo, enveterinaria era el bufón de la corte”,actitudes para las que aún hoy noha conseguido dar con una expli-cación razonable.

Sobre aquellos años recuerdamuchas anécdotas, como su mar-cha desde Madrid a Brihuega paraformalizar su destino de funcio-nario como veterinario, una tareaque compaginaría con la creaciónde un taller teatral en un colegiodel municipio y que sería a la postreel germen de su actual compañíaprofesional, Escarramán Teatro,con la que cosecha éxitos en terri-torio español, aunque aún más enel exterior. Ya se sabe que nadie esprofeta en su tierra.

También recuerda como si fueraayer la drástica decisión que tomócomo director técnico sanitariode cerrar en plenas Navidades elmatadero en el que trabajaba yade vuelta a Madrid como medida

de presión para solucionar un

problema que venía arrastrandola instalación. Su acción surtiríaefecto en ese mismo día, donde elproblema quedaría definitivamen-te solventado, explica orgulloso desu hazaña Matienzo.

Por aquel entonces, su trabajoen el matadero sería compagina-do con los ensayos de un Quijoteen Alcázar de San Juan, una vidafrenética que más bien prontoque tarde comenzaría a pasarlefactura físicamente. Fue entoncescuando se vio obligado a tomar unadeterminación: la de seguir unacómoda vida dedicada a los ani-males o aventurarse en el siempreimpredecible y sacrificado teatro,especialmente para la familia. Larespuesta es sabida por todos,aunque parece sabedor de que laprimera profesión siempre le es-tará esperando. Con la segunda sesomete a una continua carrera defondo “en la que no puedes dejarde correr ni un solo día porque tesales del circuito”, expresión con laque da pie a conocer más sobre larelación con otros compañeros del 

metal , a veces de compañerismo,otras, como en Castilla-La Man-

cha, más cercana a una polémica;una polémica alimentada por lasenvidias ajenas y un tanto por losreproches sin pelos en la lenguadel propio Matienzo a aquellascompañías que “han dejado dehacer cultura para hacer mercado”.Paradójicamente, el director teatralindica que en el tiempo en el quesimultaneó el trabajo de veterina-

rio y actor, descubrió su capacidadpara “admitir una zancandilla deun compañero de teatro, porquete estás jugando el comer o nocomer la temporada que viene; sinembargo, yo siempre he recibidomás zancadillas siendo veterinariofuncionario, con un sueldo estable,simplemente por los egos”.

Un ‘animal’ del teatroConsiderado por encima de todocomo “gente de teatro”, Matien-zo siempre ha tenido claro quesu teatro habría de ser humano,incluso en los duros tiempos delrégimen franquista, donde hacía loque se llamaba teatro alternativo.Éste profundizaba no sólo en lascuestiones políticas, también en elfactor humano y social. Esta ten-dencia, mantenida por el directora lo largo de su carrera, se distanciano obstante de las nuevas y emer-gentes modas escénicas, como elmusical, “espectáculos de fachadaque, sin embargo, pierden porel camino el contacto humano”.Quizá por eso la filosofía que siguey consigue Matienzo en sus puestasen escena es que el espectador deje a

un lado sus valoraciones sobre si esun buen o mal actor para conseguirhaber transmitido algo, un men-saje, una emoción, humanidad;algo que solo puede conseguir conel previo enamoramiento de suspersonajes, ya sean con papelesgrandes o pequeños, pero a los quepueda exprimir sus sentimientoscon el fin de compartirlos con elpatio de butacas. En este sentido,defiende que la función innatadel actor, ya sea de teatro, cine y series de televisión, es siempre lade “hacer reír y llorar a la gente, ahacerle ver y profundizar en su vidaaprovechando la ironía cómica,paralela a la realidad”. Sabedor y 

reconocedor de que los actores son“estrellas fugaces”, Matienzo inten-ta exprimir su tiempo al máximo.Prueba de ello es que la compañíatiene el calendario prácticamentecubierto hasta la primavera de2012. Antes, sin embargo, de quevuelvan a recorrer Italia con unanueva versión de Lope de Vega,los castellano-manchegos tendránoportunidad de disfrutar de su úl-tima función, Don Gil de las calzas 

verdes , una obra con la que Esca-rramán Teatro volverá al panoramaautonómico en este próximo otoñotras resarcir sus ya consabidas di-ferencias con la Red de Teatros deCastilla-La Mancha.

“Me decían que era demasiado serio en el teatropara ser actor; en veterinaria era el bufón de la corte” El afamado actor y director de la compañía Escarramán Teatro regresará el próximo otoño a la ‘Red’

Su vuelta a los escenarios de Castilla-La Mancha, espe-rada por muchos, ‘temida’ por otros, es ya una realidad.José Luis Matienzo, el veterano actor y director de lacompañía de origen briocense Escarramán Teatro, volve-

rá tras años de ausencia a la Red de Teatros de Castilla-La Mancha para promocionar una de sus últimas obras:‘Don Gil de las calzas verdes’. Antes, sin embargo, de quelos teatros de Castilla-La Mancha suban su telón, José

Luis Matienzo se somete a nuestra sesión de psique, don-de se enfrenta a sus recuerdos, nos revela sus pasiones,comparte sus pocos miedos y nos hace partícipes de suspróximos sueños.

MAR GATO 

GUADALAJARA 

Aunque no es su habitual ‘hábitat’, Matienzo se siente en el patio de butacas del Buero Vallejo como pez en el agua. JOSÉ LUIS ALGARA

Matienzo confesa

que en su andadura ha

recibido más zancadillas

como veterinario

que como actor

EL DIVÁN DE LOS DOMINGOS HOY: JOSÉ LUIS MATIENZO 

Matienzo en la obra ‘Don Gil de las calzas verdes’. N.A.

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4 NUEVA ALCARRIA DOMINGO 07/08/2011