[2008] la mirada desde la sombra: eugenio daneri (1881-1970)

Copia de catalogo daneri.indd 1 16/05/2008 4:12:38

LA MIRADA DESDE LA SOMBRA EUGENIO DANERI 1881-1970

EUGENIO DANERI1881-1970

LA MIRADA DESDE LA SOMBRAEXPOSICIÓN Y CATÁLOGO

CuraduríaMaría Teresa ConstantinVíctor G. Fernández

AsistenciaNadina Maggi

Diseño de montajeXXXX

FotografíaFederico Lo BiancoDaniel MazaGabriel ReigXXXX

Corrección de textosVioleta Mazer

ProducciónPor el Museo Quinquela Martín:XXXX

Por Fundación OSDENora ArrecheaBetina Carbonari

Diseño gráficoOscar RodríguezGerencia de Comunicación yPublicidad OSDE

TransporteE.T.E. Transportes especiales

ImpresiónNF Gráfica SRL

AGRADECIMIENTOS

El Museo de Bellas Artes “Benito Quinquela Martín” y la Fundación OSDE agradecen la generosa colaboración de coleccionistas, directores y personal de muesos e institu-ciones que facilitaron las obras y documen-tos que han hecho posible esta muestra: XXXXXXXXXXXXXXXXX xxXXXXXxxxxxx xXxxXXx

GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTÓNOMADE BUENOS AIRESMinisterio de Educación Jefe de GobiernoMauricio Macri Vice Jefa de GobiernoGabriela Michetti Ministro de EducaciónMariano Narodowski Subsecretario de Inclusión Escolar yCoordinación PedagógicaWalter Bouzada Martínez Subsecretario de Gestión Económica yAdministración de RecursosAndrés Ibarra

MUSEO DE BELLAS ARTES DE LA BOCA DE ARTISTAS ARGENTINOS“BENITO QUINQUELA MARTÍN” DirectoraLic. María Sabato

FUNDACIÓN OSDEConsejo de Administración

PresidenteTomás Sánchez de Bustamante

SecretarioOmar Bagnoli

ProsecretarioHéctor Pérez

TesoreroCarlos Fernández

ProtesoreroAldo Dalchiele

VocalesGustavo AguirreLiliana CattáneoLuis FontanaDaniel Eduardo ForteJulio OlmedoJorge SaumellCiro Scotti


EUGENIO DANERI1881-1970

LA MIRADA DESDE LA SOMBRA


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El Proyecto Institucional del Museo de Bellas Artes “Benito Quinquela Martin”, realizado a

partir del año 2000, nos guía hacia la concreción, sin desvíos, de una “Producción de sentido”

evidenciada en sus publicaciones, sus investigaciones, debates abiertos, sus guiones para la

exhibición de la colección y sus muestras temporarias, donde exponemos (preocupados por

el devenir cultural) nuestro pensamiento sobre (entre otros temas) la cualidad y calidad de la

producción artística actual en nuestro país.

Enorme entonces fue nuestro agrado, cuando la Fundación OSDE propuso realizar una mues-

tra antológica de Eugenio Daneri, artista tan caro a nuestra Institución.

Pintor que como los grandes, transitó su vida artística sin altibajos, de manera continua, pa-

reja, con signos referenciados tan personales, únicos en esa atmósfera intimista, acentuada por

sus empastes grises-verdosos que acompañan espléndidamente sus temas. Fue Daneri, parte

del grupo de pintores de La Boca, y porque no decirlo, tal vez, el más dotado; grupo éste que en

la actualidad forma parte de lo mejor de nuestra pintura nacional.

Obtuvo en vida los premios más significativos a que un artista argentino puede aspirar: el

Gran Premio de Honor en el XXXV Salón Nacional de Artes Plásticas de 1945, El Premio Adqui-

sición en el XXV Salón de Artes de Santa Fé, y el Premio Palanza, ambos en 1948, o la Medalla

de Oro del Honorable Senado de la Nación en 1965, por citar solo algunos.

¡Cómo no alegrarnos, entonces, que en este año 2008, dentro del marco de la celebración

de los 70 años de la creación del Museo, se realizara esta extraordinaria Muestra, donde se

recordara, evidenciara al artista en un marco acorde a su excelencia.

Hubiera sido para nosotros, difícil, oneroso, concretar este proyecto solos, que lleva meses de

investigación, pesquisas, trabajo diario en equipo.

Deseo resaltar la labor de María Teresa Constantín y de todo el equipo de Imago Espacio de

Arte, su entusiasmo, su vigor, su honestidad, que ha dado como resultado esta Exposición.

Finalmente, un agradecimiento personal a Tomás Sánchez de Bustamante, un amigo. Siem-

pre supe, sin que lo explicitara, su disposición a apoyar nuestra gestión, nuestro esfuerzo, que

es colocar al Museo como referente incuestionable del Arte Argentino.

Muchas gracias.

Lic. María Sabato DirectoraMuseodeBellasArtesdeLaBocade

ArtistasArgentinos“BenitoQuinquelaMartín”


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La realización de la Exposición La mirada desde la sombra. Eugenio Daneri 1880-1970 es

motivo de especial satisfacción para la Fundación Osde. En efecto este proyecto expresa en la

práctica parte de los objetivos que nos hemos fijados: el interés por nuestra historia cultural,

y, a la vez, una voluntad de poner al alcance del público manifestaciones culturales como la

presente.

Un proyecto como este da cuenta además de una línea de trabajo de la Fundación, que nos

parece acertada: la cooperación y confluencia del esfuerzo público y la iniciativa privada.

A la vez, esta muestra encierra el trabajo y la colaboración entre muchas personas: el perso-

nal del Museo Quinquela Martín y nuestra gente, conformando un equipo único que fue capaz

de llevar adelante el proyecto cuyo resultado se ofrece en esta muestra y el catálogo.

Tomás Sánchez de BustamantePresidentedelaFundaciónOSDE


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LA MIRADA DESDE LA SOMBRA.EUGENIO DANERI, (1881- 1970)

“la vida de los hombres forma las raíces, sus obras son la consecuencia (…)como el vestido de un cuerpo, que lo esconde y lo revela a la vez” 1

La figura de Eugenio Daneri se impone como

una presencia insoslayable en la historia del

arte argentino. Su obra está representada en

el patrimonio de los principales museos del

país como así también en colecciones priva-

das, tanto en las más tradicionales y prestigio-

sas -aquellas que, con la sola incorporación

de un artista, asignan un valor de calidad con-

sagratorio al mismo- como en las iniciadas en

las últimas décadas que suelen, a la inversa,

construirse en sus comienzos sobre nombres

seguros, como el de Daneri. Ineludible en los

textos, integró casi todas las muestras y/o

envíos internacionales, organizados desde el

estado, que buscaban brindar un panorama

de la pintura argentina. Sus trabajos gozan, y

quizás sea este uno de sus rasgos distintivos,

de la austera admiración de muchos pintores

contemporáneos quienes suelen recorrer sus

esporádicas muestras con algo de callado pe-

regrinaje. Curiosamente ese mapa de su obra

no ha sido acompañado por estudios críticos

sustanciales, los textos que se ocupan de ella

son balbuceantes, rara vez han traspasado el

umbral de una aceptación inmóvil sin lograr

esbozar un lugar o un sentido preciso para

su obra.

Esta exposición reúne una selección ses-

gada de sus trabajos: aspira contribuir al

ejercicio de una mirada nueva sobre el artis-

ta. Una mirada que lo quite del lugar indes-

cifrablemente seguro, moviendo un relato

quieto de la historia de la pintura argentina,

para explorar los márgenes sinuosos de la

misma. En definitiva: se intenta presionar so-

bre lo pintado para que muestre aquello que

se nos oculta y revele nuevos sentidos.

Es desde ese ángulo que se realizó la selec-

ción de la obra exhibida y el montaje mismo

de la exposición. Se evitó la presentación por

géneros o cronológica - aunque se conser-

ven aspectos de ambas- poniendo el acento

en los autorretratos y figuras humanas para

dejar que el resto de su obra se re-valide mi-

rada desde ese eje. Tomar una decisión en

ese sentido significa situarse dentro de cier-

tos límites o propuestas, aquellas que ven en

la pintura algo más que pura contemplación

estética. Así, nos reconocemos deudores de

cierta forma de crítica, la ideológica, enten-

dida en el sentido en el que la define Tzvetan

Todorov, aquella que intenta rodear una obra

de las ideas religiosas, políticas, literarias y

formales en las que se gestó. Desde ese án-

gulo, las pinturas de Daneri se nos aparecen

como modos individuales, parciales e irre-

petibles, de un largo momento histórico sig-

nado, a nuestro entender, por una perpetua

desesperanza.

Así como el escrito de Victor Fernandez

aborda sustancialmente los postulados y los

recursos pictóricos sobre los que se asienta

la producción de Daneri, la cronología elabo-

rada por Silvia Chillemi para este catálogo,

nos parecía indispensable. Además de los da-

tos precisos que se señalan allí era necesario

que se pudieran dimensionar la importancia,

al menos de una selección, de los hechos -

históricos y/o artísticos - vivenciados por

el artista a lo largo de sus 89 años. Así, es

posible visualizar la sostenida actividad pro-

fesional que Daneri inicia públicamente con

María Teresa Constantin

1 Tzvetan Todorov, Critica de la Critica, Barcelona, Paidós, 2005

AUTORRETRATO, 1950Témpera sobre tabla47,5 x 33 cm



la obtención de una Medalla de Bronce2 en

la Exposición Internacional del Centenario en

1910, para persistir a lo largo de toda su vida

en la presentación, con asistencia casi per-

fecta, al Salón Nacional. De la misma manera

el artista se presentó regularmente en los di-

ferentes salones del interior del país, en am-

bos obtuvo casi todos los premios posibles,

confirmando la estrategia desarrollada por

ciertos artistas en la que la presentación en

los salones ese constituía como el paso nece-

sario y a veces único para la inserción en el

campo artístico.3

Para 1939 el artista es invitado a exponer

en la Asociación Amigos del Arte. Tenía 58

años y la muestra en Amigos - una sala que

por iniciativa de Alfredo Guttero hacia ya una

década que venía actuando en la renovación

del campo artístico porteño- ubicaba la obra

de Daneri en un ángulo diferente. De otra ex-

tracción social que los sectores aglutinados

entorno a Amigos, no beligerante, algo del

silencio recorrido del artista lo había puesto

como a pesar suyo en la mira de los sectores

que batallaban contra el academicismo. Para

esa muestra Julio E. Payro publica un texto

en la revista Sur en el que señala que la obra

de Daneri contrasta con la mediocridad rei-

nante. Del escrito se desprende que para el

crítico de lo moderno los paisajes y las figu-

ras de esa muestra mostraban no un acerca-

miento mimético a lo representado sino una

aproximación subjetiva al mismo.

En 1961, reforzando el reconocimiento de

la muestra en Amigos, el artista recibe lo que

quizás sea su verdadera e indiscutible consa-

gración: el homenaje, con motivo de sus 80

años, una gran muestra retrospectiva en el

Museo Nacional de Bellas Artes, auspiciada

por el Fondo Nacional de la Artes. Dirigido en

ese momento por Jorge Romero Brest, el ho-

menaje en el Museo presupone la aceptación

de su director y, por el lugar que ocupa Ro-

mero Brest en el campo artístico, su recono-

cimiento sitúa a Daneri lejos de la tradición y

la academia para ubicarlo en la más exquisita

y glamorosa contemporaneidad. Su tan ex-

tenso recorrido conduce a preguntarse, ade-

más, cómo su obra pudo atravesar inmune

las vicisitudes históricas y artísticas de casi

un siglo de guerras y revoluciones en uno

y otro campo. Es, quizás esa mirada desde

la sombra, la que observa desde los márge-

nes, velada de incertezas, y que imaginamos

presente en diferentes épocas, la que esta

muestra se propone presentar y la que posi-

blemente aseguró un gusto sostenido por la

obra del artista.

Aquel lejano origen de la carrera de Da-

neri, fijado en la Exposición Internacional de

1910, aparece frente a nosotros como un do-

ble punto de partida.

UN DOBLE Y MARCANTE PUNTO DE PARTIDA

I- El primero, es el que lo ubica en un con-

flictivo pasaje de siglo, señalado no en 1900

sino en Exposición, como culminación de un

proceso histórico. El artista tiene 29 años, po-

demos suponerlo con una personalidad for-

mada y conocimientos técnicos lo suficiente-

mente acabados como para ser merecedor de

la medalla que obtuvo. Alguien que esta atra-

vesando concientemente un momento clave

para la sociedad argentina. En efecto, como

plantea el historiador Luis Alberto Romero,

“El Centenario de la Revolución de Mayo fue

la ocasión que el país, alegre y confiado, tuvo

para celebrar sus logros recientes”.4 Alegría

y confianza que se asentaban en las profun-

das transformaciones de la economía y la so-

ciedad que, a lo largo de las últimas décadas

del siglo XIX y ese comienzo del XX, habían

2 Es curiosa la designación medalla de “bronce”, señalada por el propio artista en su currículo vitae y reiterada luego en diferentes artículos, porque en la exposición del centenario, luego de los 3 premios principales como premiación existe solamente una medalla de cobre y menciones. 3 Desde ese ángulo su figura se convertiría en un caso paradigmático para el estudio del comportamiento de los artistas frente a la institución salón.4 Luis Alberto Romero. Breve Historia Contemporánea de la Argentina. Fondo de Cultura Económica, Bs As, 1994.

CARMELA, 1944Témpera sobre tabla47,5 x 33 cm

RETRATO DE MI HERMANA, 1943Óleo sobre madera60 x 46 cm


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modificado al país y que serían refrendadas

más tarde, en 1916, con la llegada de Hipólito

Yrigoyen a la presidencia como un síntoma

más de las profundas alteraciones que esta-

ba sufriendo la sociedad argentina. Un perio-

do durante el cual el país, asegurado el con-

trol sobre el territorio indígena y asociado a

Gran Bretaña, había multiplicado su riqueza,

logrado casi 40.000 km de vías férreas y la

incorporación de territorios que aseguraron

la expansión de la agricultura y la ganadería.

Al calor de estos hechos y estrechamente im-

brincado con ellos se produce la recepción de

enormes contingentes de inmigrantes que se

irán integrando más o menos felizmente a la

sociedad argentina, entre ellos, la pareja de

italianos, padres de Eugenio Daneri. A la par,

se construía una imagen exitista del país, en

palabras de Romero, “elaborada a partir del

comportamiento de los triunfadores, e igno-

rando la de los fracasados”, desconociendo la

realidad de una sociedad escindida- entre el

interior y Buenos Aires, entre las clases crio-

llas tradicionales y los recién llegados, entre

ricos y pobres-, pero que perviviría durante

largo tiempo diseñando el comportamiento

de muchos.

Como es sabido, a la vez que la Argenti-

na parecía consolidar un camino irrefrenable

hacia la modernización y el progreso, la Pri-

mera Guerra Mundial, en 1914, y las tensiones

políticas y sociales a nivel internacional, per-

mitían vislumbrar el final del camino de pro-

greso. Son esos aspectos, los opacados por

la imagen del éxito, los silenciados por el dis-

curso de los triunfadores los que, a nuestro

entender, emergen como hilos en la textura

pictórica.

Mientras, la Exposición Internacional del

Centenario se constituía como la gran vidrie-

ra con la que el país pretendía afirmar, imbui-

do de evolucionismo, la superación de la bar-

barie para asegurar su reconocimiento entre

las naciones civilizadas. Sin embargo los fes-

tejos se organizaron bajo el estado de sitio

y los conflictos sociales.5 Tensiones que se

agudizarían en los años siguientes mostrando

una sociedad fracturada en cuyos intersticios,

además de la voz del estado, se desarrollaba

un campo de acción alternativo en el que tu-

vieron un peso significativo las colectividades

de inmigrantes, la iglesia y respuestas contes-

tatarias, sobre todo de los anarquistas. En el

terreno de las ideas, trabajos como los de Os-

car Terán6 han señalado, hacia 1890, el avance

de la cultura científica y el positivismo, con su

concepción de progreso indefinido.

5 Cfr Miguel Angel Muñoz, “Obertura: la Exposición Internacional del Centenario” en M. Penhos y D. Wechsler. Tras los pasos de la Norma. Salones Nacionales de Bellas Artes (1911-1989). Archivos del CAIA 2, Bs As, 1999.6 Véase entre otros Oscar Terán, Ideas en el Siglo. Intelectuales y culturas en el siglo XX latinoamericano, Bs As, 2004. Fundación OSDE – Siglo XXI

EL LIBRO DE MISA, 1950

Óleo47,5 x 33 cm



Mientras, en la percepción de Daneri,

aquellos años se instalaban de otra manera:

“yo escuché sonar, con miedo infantil, los ti-

ros de aquella revolución”7, dice refiriéndose

a la Revolución del 90. Así, con el pasaje de

siglo se produciría la emergencia del mo-

dernismo, entendido por algunos como una

reacción antipositivista que señalaba los

límites del cientificismo y el materialismo y

coincidente ciertamente con un sentimiento

de insatisfacción ante el presente, cuyos sín-

tomas eran seguramente imposibles de igno-

rar en la experiencia de vida no sólo en la jo-

ven Buenos Aires, como lo recordaba Daneri,

sino padecido ya en metrópolis como Paris.

Baste simplemente con recordar el proceso

de huida de su admirado Van Gogh y de Paul

Gauguin. El primero hacia Arlés, con El estu-

dio del Sur -donde invitó a Gauguin-, para

crear una fraternidad de artistas donde les

sería posible crear sin padecer las miserias

del mundo contemporáneo aportando con-

suelo a la sociedad desde el arte. El segun-

do, fracasado el proyecto de Arlés, partiendo

hacia el exotismo de las islas, intentando re-

cuperar allí la pureza original de un paraíso

perdido.

Este breve, y obligadamente simplificado, re-

corrido permite esbozar el marco en el cual

proponemos pensar la obra de Eugenio Da-

neri. Una obra elaborada en la contradicción

entre el, o los sucesivos, discursos triunfalis-

tas y la lucidez con que se percibía una rea-

lidad intensamente sombría y que le confir-

marían más tarde sucesos como el golpe de

Uriburu, por ejemplo.

Este anclaje permitiría entender su modo,

moderno, en tanto padecimiento, soledad y

zozobra del mundo. Una actitud ya evidencia-

da, por otros como Charles Baudelaire cuan-

do combatía la confusión entre progreso ma-

terial y espiritual8, un debate presente en la

sociedad argentina desde los años previos a

la Revolución del ’90. Ese modo de percibir

el mundo, en Daneri, hace posible imaginar

su distancia, por ejemplo, frente a la confia-

da y batalladora emergencia vanguardista de

Emilio Pettorutti y Xul Solar, en 1924, o frente

a las propuestas de los artistas abstractos,

cuando irrumpen en la escena artística en

1944 detrás de la publicación de la revista

Arturo, y desarrollan su militancia esperan-

zada en alcanzar un lenguaje universal. En

1961, cuando se realiza la muestra retrospec-

tiva en el Museo Nacional, en un articulo de

La Prensa9, se señala que su obra “parece

algo así como un sólido edificio que no ha

sido conmovido por las incontables variacio-

nes del gusto, que en nuestro siglo conoció

todos los extremos”. El articulista completa

su análisis remarcando que el conjunto “lle-

va un sello de época y de sensibilidad”. En

efecto, desde el abordaje que proponemos,

su obra daría cuenta de un quiebre intimo,

de una exploración del plano pictórico como

interrogante existencial, oscuro, amenazado

de urgencias.

II- El segundo punto de partida al que nos

referíamos más arriba, aparece también li-

gado a la Exposición del Centenario. En esa

ocasión, dijimos, el artista obtiene una me-

dalla por su obra Figura10. En efecto, es con

el tratamiento de la figura humana, con el

que el artista se presenta en la exposición

internacional. Sin embargo, al año siguien-

te, en 1911, cuando se realiza el Primer Salón

Nacional, Daneri presenta el óleo Rincón del

Bosque de Palermo. Estaban así inmediata-

mente planteados dos de los tres grandes te-

mas que tratará a lo largo de toda su carrera.

Cómo se produce ese rápido pasaje de la fi-

gura al paisaje? El artista no lo explicita pero

recordemos que una de las consecuencias de

7 “Eugenio Daneri o la pintura de siempre” entrevista de León Benarós. El Hogar, s/d, archivo Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín.8 Véase Marshall Berman. Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad, México, 1995, Siglo XXI.9 La Prensa, 28/9/196110 De la cual carecemos de datos.

FLORES, 1925Óleo sobre madera25 x 17 cm


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la Exposición del Centenario fue alimentar el

debate acerca del arte nacional11. El paisaje

fue, en la polémica, uno de los depositarios

del espíritu nacional, defendido entre otros

por sus más fieles representantes, los artis-

tas del Grupo Nexus. De la misma manera, en

1912, el critico Alfredo Chiavra Acosta (Ata-

laya) desde las páginas de Ideas señalaba:

“Recorriendo (…) las salas argentinas del

Centenario y los dos primeros salones anua-

les, hemos recibido la impresión de estar en

una casa de ventas europeas (…) pero nada

–o por lo menos anda bueno- que nos habla-

ra el lenguaje de nuestra vida”12. Influyó este

debate en la decisión de Daneri? El artista no

se manifestó públicamente pero lo cierto es

que la figura desaparece, salvo por algunas

esporádicas presentaciones13, al menos de su

más importante presentación pública, el Sa-

lón Nacional. Un espacio que “se convirtió en

un lugar de referencia a la hora de medir el

estado de la producción artística local. Esta

institución (…) aparece como la depositaría

de los valores artísticos instituidos y por lo

tanto como el espacio de consagración” al

decir de Diana Wechsler.14 Se trata por lo tan-

to de una ocasión que decidía el futuro de los

artistas y para la cual aquellos seleccionan

cuidadosamente la obra a enviar, en ningun

modo se trata de una decisión azaroza. Se-

gún el relato de Daneri, para el Salón “la fi-

gura estaba excluida casi del tema y, cuando

se la incluía en el paisaje, se fundía en éste

hasta casi desaparecer…”.15

Para esos años, el artista frecuenta a Mar-

tín Malharro, pintor comprometido con el

anarquismo quién, desde postulados ideo-

lógicos diferentes al Grupo Nexus, bregará

también por un arte nacional alcanzable en

un “frente a frente con la naturaleza de nues-

tro país”. En 1912 Atalaya, que como dijimos

promovía lo nacional en el arte, comentando

el Salón en el articulo ya citado dirá de Da-

neri: “tiende Daneri, con el empañado lente

de su visión, a desdibujar el detalle para con-

fundir el todo en una vibración sola. (…) dice

bien elocuentemente a lo que puede llegar

el autor de esa joya que se llama Laguna de

Palermo [la obra que el artista presenta en el

salón de 1912]”.

Diferentes vertientes posibles, entonces,

para abonar en el artista el tratamiento de

la temática del paisaje que mantendrá, con

mayor o menor intensidad, a lo largo de toda

su carrera, ganando diversos premios, hasta

obtener el Primer Premio del Salón Nacional,

en 1943, con El Puente. Para ser más exac-

tos, más que de paisajes en su obra se trata

de recortes, de rastros de la naturaleza en la

urbe: bosques de Palermo, avenidas, el Ria-

chuelo, cortes angulados de barcazas sobre

el agua (herederos de encuadres fotográfi-

cos), puentes, los suburbios, como si se trata-

ra de intentos para retener algo que se esca-

pa, paisajes móviles, donde el detalle parece

disgregarse.

Los títulos de las obras que presenta en los

diferentes salones dan cuenta de una natu-

raleza humanizada: Fin de otoño (1919); Cre-

púsculo (1920), Paisaje de Invierno y Últimos

rayos (1921) o Día gris (1928). Una representa-

ción de la naturaleza que se aleja del positivis-

mo para cargarse de emociones aproximán-

dose al simbolismo de Malharro y Van Gogh

de quién conservaba reproducciones y hasta

un retrato pegado en la pared del taller.

11 Cf. Miguel Muñoz, op. Cit pag.24 y ss, donde el autor analiza al arte nacional como un arte de temática nacional que se correspondería con los postulados del nacionalismo enunciados por Ricardo Rojas en La Restauración Nacionalista. Subraya además cómo los premios asignados en la Exposición del Centenario estaban dirigidos a reforzar estos aspectos.12 “Salón Nacional de Arte 1912” en Atalaya, Actuar desde el arte. El archivo Atalaya. Bs As, Fundación Espigas, 2004. anexo p.385.13 En 1912 presenta Retrato (del cual carecemos de referencias), en 1926 Figuras, en 1929 Autorretrato y en 1944 Carmela. 14 “Salones y contra-salones” en Tras los pasos de la Norma. Salones Nacionales de Bellas Artes (1911-1989). op. cit15 “Eugenio Daneri o la pintura de siempre” León Benarós. El Hogar, s/d, archivo Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín.

AUTORRETRATO, 1950

Témpera sobre tabla47,5 x 33 cm



LA PERDIDA DEL HIJO, 1945Óleo sobre tela100 x 86 cm


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La ya citada entrevista de León Benarós

- uno de los pocos documentos que recupera

la palabra del artista- permite acercarse al

modo en que era tratado el paisaje en aque-

llas primeras décadas y, frente a una obra

señalada por el crítico, Daneri declara: “Una

impresión de Palermo (…) Es de 1914, un año

posterior al cuadro de tonos violáceos que

ha llamado [antes] su atención. Los pintores

estábamos entonces en la corriente del im-

presionismo. De 1913 a 1915 el Salón Nacional

no acusaba más registro que violetas, azules,

amarillos…”. Más fauve que impresionista, la

materia diluida de aquellos primeros años, se

irá densificando con el paso del tiempo, en un

gesto nervioso y distanciado.

Más allá del peso que cobra el paisaje en

los envíos al salón, aquel primer gesto de

presentarse para el Centenario con una fi-

gura es, para nosotros significativo en cuan-

to iniciaba el género que cobraría, desde la

década del ´40 un peso fundamental en su

obra. En efecto es en la figura humana donde

parece expresarse más claramente su zozo-

bra frente a la época.

Una distancia abismal separa, en este sen-

tido, una de las primeras figuras conocidas

Mi Madre, de 1907, de las obras posteriores.

En esta, da cuenta de la maestría con que

muy tempranamente trabajó en la figura hu-

mana: trabajada en una materia lisa, la figura

de la madre es presentada en el centro de la

obra en una vertical que va de la luminosidad

del dintel de la puerta hacia el rostro y luego

a las manos. En el extremo opuesto podemos

situar a La pérdida del hijo, de 1945, la obra

con la cual el artista alcanza el Gran Premio

Adquisición del Salón Nacional, el máximo

galardón posible. Como en la primera, la fi-

gura se ubica en el centro de la obra, pero el

personaje carece de la mirada frontal – posi-

tivista, podríamos decir!- de la madre. Cabiz-

baja, la mirada perdida, el gesto corporal y el

sillón sobre el que descansa la figura condu-

cen, en sutiles diagonales, hacia la derecha

de la obra, dinamizando levemente el esta-

tismo generado por las verticales del fondo

y reforzado por la figura misma, las rayas de

la manta y las maderas del sillón. Identifica-

da generalmente como su madre, la modelo

es su hermana. Como señala un cronista, “la

modelo preferida es su hermana; su presen-

cia la adivinamos en muchos cuadros El libro

de misa y en muchas figuras. Estas variacio-

nes sobre un mismo tema – su hermana y sus

autorretratos- revelan el mundo cerrado, re-

coleto de Daneri. Pocas cosas más entran en

ese círculo familiar de paisajes y objetos”.16

Esa permanente insistencia de críticos e his-

toriadores en el mundo cerrado del artista,

ha impedido ver, a nuestro entender, detalles

significativos17 que dan otra dimensión a su

obra y la colocan mucho más inmersa en lo

social que lo que habitualmente se la consi-

dera. En efecto, en La pérdida…, a la derecha

de la imagen, casi

diríamos que bajo

el peso de ese de-

talle o a la altura de

los pensamientos

del personaje, se

percibe en el fondo

un cuadro con la

imagen recortada

de un soldado. Es

1945 y el detalle

nos parece revela-

dor: la obra, más

que a un dato inti-

mo señalaría las he-

ridas de la Segunda

Guerra Mundial. En

1937, Danerí fue

16 s/f. La Razón, 30/9/1961.17 Daneri fue, por ejemplo, uno de los 100 primeros asociados a la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos (SAAP), en 1925-26. Entre otros, estaban también Guttero, Falcini, Policastro, Riganelli, Pettorutti, Figari y Forner. Se evidencia así, pese a su aparente aislamiento, un interés en lo social que es habitualmente ignorado o silenciado. Agradecemos este dato a Alberto Giudici.

EL CANDIL, 1950

Óleo sobre madera48,5 x 20,4 cm



uno de los artistas cuya obra formó parte del

envío argentino a la Exposición Internacional

de Paris, la exposición en que el enfrenta-

miento político del mundo se escenificó en

los pabellones nacionales: la Unión Soviética,

con la hoz y el martillo enfrentando a la gran

águila del nazismo del pabellón alemán y, en-

tre ambas, el pequeño pabellón de la Republi-

ca Española, albergando, entre otras obras,

el Guernica de Pablo Picasso. Si bien no viajó

a Paris, difícilmente el artista hubiera podido

permanecer ajeno a los ecos de la Exposición

y de los acontecimientos que anunciaban

uno de los más negros períodos del siglo XX.

Solo que su manera de intervención era otra:

valiéndose de sus recursos plásticos, auste-

ro, de un ascetismo casi jansenista.

En otras figuras, La bebedora, Incontinen-

cia, Obrera descansando, aparecería algo

del miserabilismo propio de los anarquistas,

recordemos que Daneri fue docente de los

Artistas del pueblo18 y mantuvo vínculos es-

trechos con los artistas de La Boca, cercanos

unos y otros a aquella corriente del pensa-

miento obrero. Para ellos, el trabajo no san-

tifica ni conduce al progreso redentor, es al-

coholismo, condena, impotencia que arrastra

al sacrificio. De la misma manera, durante

los gobiernos del Presidente Perón, en obras

como Los Jubilados, Humildes y hermanos

o Humilde Bienestar, estamos a enorme dis-

tancia de cualquier glorificación o afirma-

ción de la clase obrera, se trata siempre de

pasar silencioso de una vida en los limites

del sacrificio.

Un subnucleo capital dentro de la figura

humana lo constituyen sus autorretratos. Se

trata de una amplia serie, un único retrato en

proceso emprendido por el artista desde la

década del 20. Observados de conjunto, los

autorretratos, se presentan como una línea

continua en la que su mirada parece seña-

lar su pasaje por el mundo. Desde la juvenil

vitalidad de los primeros años, pasando por

la madura auto-afirmación, irrefutable, del

oficio de pintor, hasta la silenciosa decaden-

cia del jubilado. Señala Jean- Luc Nancy que,

“El rostro puede surgir de la sombra (…) en

todos los casos, lo que se juega es visible-

mente la relación de un cerco con una aber-

tura, de una órbita con un agujero. Algo gira

alrededor de la mirada (…)”.19 Es esa mirada

la que establece el vínculo con el espectador,

primero él mismo en la soledad del estudio,

contemplándose en un espejo, luego con los

otros. En íntimo diálogo.

La enorme carga subjetiva de sus retratos

se acentúa en la densidad de la materia. Así,

el autorretrato de 1955, pliega cada trazo en

la curva de una ojera o la huella de una arru-

ga y, mitad en sombras, pugna - gracias a la

materia, al acto de pintar- por salir de ella.

Es entonces desde la figura, la propia y

la ajena, que el artista establece sus lazos

con el mundo, pensar y pensarse por la obra

plástica. En torno a lo vivido giran paisajes y

naturalezas muertas, el último gran género

de su producción. En La Costura, la figura de

mirada pedida, parece presentar una ofrenda

centrada en el paño blanco que contiene las

manos, las hacedoras del trabajo. En Cocina

casera, la obra del Museo Quinquela, la ofren-

da es la presentación lacónica del alimento.

Puerros, apios, remolachas, nabizas, al lado

del cajón contenedor de las frutas, el color

de la vida emergiendo de la oscuridad. La

certeza de lo frugal. En los trabajos con figu-

ras, como hemos visto, la naturaleza muerta

ocupa un lugar acotado pero central desde el

punto de vista compositivo o simbólico.

La nota de un periódico da cuenta de una

obra que atesoraba el artista: “El más con-

18 Acerca de los postulados anarquistas véase, entre otros, Miguel A. Muñoz en catálogo Los artistas del pueblo. 1920-1930. Fundación OSDE, 2008 19 Jean- Luc Nancy, La mirada del retrato, Bs. As, 2006, Amorrortu, p.1820 La Razón, 30/9/1961. Por la descripción de la obra podríamos afirmar que se trata de la NM de la Colección Newman, presente en esta exposición.

FIGURA, 1950Óleo sobre cartón71 x 45 cm


12 13

movedor de esos “recuerdos” pletóricos es

un hermoso cuadro (…), reproducido en el

catálogo hasta con sus marco, el cual está

totalmente incorporado al ámbito del mismo,

una pava, un mate y su bombilla enhiesta,

un pote claro y la cucharita. Está fechado en

1910 y aún “le pertenece” (…)”.20 Es decir que,

si bien no suele presentar este tipo de obras

en el salón, es un género que Daneri, practica

desde las primeras décadas. A veces, la NM

se disimula en un retrato como en La herma-

na con Magnolia, otras veces cobra indepen-

dencia y resulta como en este caso en una

serie de pinturas de magnolias, “una magnifi-

ca magnolia, aquella de la flor lunar, blanca y

como desmayada en marfiles”, como descri-

be Benarós en la ya citada entrevista, la mis-

ma en la que reconoce a Van Gogh y a Cezan-

ne como sus artistas preferidos. De Cezanne

dirá que es el “verdadero padre, en muchos

aspectos de la pintura de hoy”, un notable re-

conocimiento, en efecto, que lo liga con quién

estuvo en la base del arte de las vanguardias

y uno de cuyos géneros preferidos es justa-

mente la Naturaleza Muerta. De él tomará el

gesto de develar los objetos por el trazo del

pincel, depositando generoso la materia pic-

tórica. El gesto en que la pasta forma pétalos

o fruta dibujando por color y empaste.

Ejercicio preferido de los pintores, la N. M.

es, como sabemos, un genero que se desa-

rrolla en países reformados, una pintura lai-

ca, que oculta detrás de su simplicidad, un

alto contenido simbólico. Si tomamos nota de

los objetos representados por Daneri: frutas,

hortalizas, pan, vino y apenas unos pocos

objetos de cocina pareciera que nos encon-

tramos en presencia de una suerte de misa

laica. El pan y el vino, el racimo de vid, la

comida humilde, la interioridad del trabajo,

las manos de la labor.

Si Van Gogh fue a predicar en las minas,

para luego, desencantado, apostar al arte, el

de Daneri es un leve sermón susurrado desde

la austeridad. Un predicamento callado des-

de los tonos bajos de su pintura.

EUGENIO DANERI, 1950



12 13

EUGENIO DANERI, Ó EL AUSTERO ENCANTO DE LO INMANENTE

Víctor G. Fernández

“Lento en el alba, un joven que han gas-

tado la larga reflexión y las avaras vigilias

considera ensimismado los insomnes bra-

seros y alquitaras…”

Jorge Luis Borges

La imagen de un alquimista ofrecida por el

poeta en estos versos, puede ser una opor-

tuna aproximación a la figura de Santiago

Eugenio Daneri, artista a quien como pocos

otros, es dable imaginar igualmente ensimis-

mado en análoga búsqueda: la de hacer visi-

ble un alma secreta oculta en seres y objetos

simples, cotidianos y no pocas veces olvida-

dos o desechados.

Ubicaba Aristóteles a la virtud en el justo

punto que media entre exceso y defecto, y

a ese punto parece orientado el trabajo de

despojar seres y cosas de atributos super-

ficiales, en el cual Daneri hallaba esa justa

medida que lo constituyó (ya entre sus con-

temporáneos) en un clásico.

Justa medida, que rige las íntimas relacio-

nes estructurales de los elementos represen-

tados en un intento por develar su carácter

esencial, y que evoca lo apuntado por H. Tai-

ne en su Filosofía del Arte al decir:

“... Primero creímos que el fin del arte era

imitar la apariencia sensible. Después, se-

parando la imitación material de la imita-

ción inteligente, hemos hallado que su as-

piración al reproducir la apariencia sensible

es mostrar la relación de las partes. Por fin,

notando que las relaciones pueden y de-

ben ser alteradas para elevar el arte hasta

su cúspide, hemos concluido que si se estu-

dia la relación de las partes es para hacer

dominar en tal relación un carácter esen-

cial... Fijémonos en estas palabras, porque

ese carácter esencial es lo que los filósofos

llaman la esencia de las cosas, y por tal

motivo dicen que el arte tiene por objeto

manifestar la esencia de las cosas...”

Apego a los datos ofrecidos por la aparien-

cia sensible, análisis preciso de la estructura

de cada elemento y del conjunto pictórico

como medios para alcanzar lo esencial; Tai-

ne pareciera describir aquí, el modo en que

algunas décadas mas tarde, Daneri encara

su labor creativa, recordando como dato

anecdótico, pero no menor, su preferencia

por retratar modelos eludiendo poses fijas

procurando en cambio observarlos en mo-

vimientos, diálogos y situaciones, con el fin,

según sus propias palabras, de sorprenderlos

en su espíritu.

Evocar a Taine, en fin, tal vez también re-

sulte pertinente si recordamos que sus ideas

se hacían sentir en el ambiente cultural del

París de fines del S. XIX, del que se nutrieron,

entre otros, Sívori y Schiaffino, quienes junto

a Della Valle y Giúdice influyeron en nuestro

pintor durante sus años de formación en la

Sociedad Estímulo de Bellas Artes.

Sustentado en un amplio dominio del len-

guaje y los recursos de la pintura, así como

en la ética ejemplar que signó su carrera, Da-

neri supo recibir las principales distinciones y

premios entonces posibles de obtener a nivel

nacional, alcanzando un generalizado y respe-

tuoso reconocimiento por parte de público y

crítica especializada, y siendo en otro orden,

considerado como una de las figuras desco-

llantes entre los artistas que durante la prime-

AUTORRETRATO, 1950Lápiz sobre papel25,5 x 19,5 cm



ra mitad del S. XX dieran forma a un muy par-

ticular ambiente cultural que desde el barrio

de La Boca se proyectara al país y al mundo.

Una suerte de “vulgata” o ecléctico corpus

teórico virtual, cuya investigación y desarro-

llo excederían los límites de estas líneas, pa-

rece haber cobrado forma en aquel contexto

y orientado la actividad de la mayoría de los

maestros boquenses. Especie de canon táci-

tamente consensuado y nunca formalizado,

construido por un ecléctico cúmulo de nocio-

nes que aparentan proceder de una síntesis

entre concepciones académicas naturalistas

finiseculares, y otras soluciones figurativas

mayormente provenientes de experiencias im-

presionistas y postimpresonistas, y que sub-

yaciendo a una rica diversidad, vincula a los

pintores de la Boca en cuestiones que mas allá

de la frecuente elección de temas comunes,

se extiende hacia aspectos de estilo, oficio y

a una marcada comunión en el modo de con-

cebir el arte, tanto en lo referido a sus meca-

nismos de producción como en las estrategias

elegidas para su circulación y legitimación.

Podríamos aventurar que la obra de Dane-

ri constituye una de las más eficaces cristali-

zaciones de los ideales de ese canon virtual,

a partir de una serie de características que

otra vez nos remiten a su permanente afán

de equilibrio, entendido como uno de los

principales atributos inherentes al alma se-

creta de las cosas:

La realidad objetiva será reinterpretada, mo-

dificada, forzada, pero nunca se apartará de

lo reconocible.

La síntesis se impondrá en las formas, pero

éstas jamás perderán riqueza y variedad.

La predominancia de ejes ortogonales,

sabiamente articulados con ritmos sinuosos,

resultarán en composiciones que serán siem-

pre construcciones sólidas y al mismo tiem-

po elegantes.

La estructura cromática de las obras, cons-

truida sobre la base de bajas saturaciones,

se caracterizará por un predominio de tonos

grises y tierras, que sin embargo ofrecen una

sorprendente riqueza cromática.

La materia, densa y evidente, colocará a la

textura en un rango de elemento plástico tan

jerarquizado como la forma y el color, pero

esa enfática utilización de la materia, estará

tan distante de excesos sentimentales como

de obviedades en la descripción del volumen.

Una contenida, pero evidente sensuali-

dad en la materia y el color tiende a fundir

las formas con su entorno, pero los objetos

nunca pierden su sólida estructura: siempre

advertiremos al gran dibujante sustentando

al maestro pintor.

Las elecciones temáticas distarán tanto de

EL ZAPATERO, 1957Óleo sobre cartón64 x 60 cm


12 13

la denuncia social como de la indiferencia. Y

cuando el tema abordado sea la figura huma-

na, ésta será captada en la profundidad de

su carácter, pero siempre lejos de extremos

como la inexpresividad o el sentimentalismo.

De su personal interpretación de las en-

señanzas de los grandes maestros de fines

del S. XIX (principalmente Cézanne y su ad-

mirado Van Gogh), no tomará Daneri la acti-

tud de profundo cuestionamiento y ruptura

de los discursos canónicos (que sí en cambio

tomarán los vanguardistas modernos), sino

un modo de abordar la realidad que, por en-

cima de la captación de un instante objetivo,

propondrá el registro de un instante subje-

tivo. Toda vez que nuestro artista se aparta

de lo minuciosamente descriptivo, las formas

devienen “pretexto” para el desarrollo de

una pintura, pero no serán deformadas a la

manera de los expresionistas, en función de

apremiantes subjetividades, sino antes bien

escudriñadas en procura de develar sus ínti-

mas esencias.

Es llamativa la obstinada persistencia en

una concepción del arte, en búsquedas temá-

ticas, y en recursos técnicos y estilísticos, a

través de décadas en las cuales los campos

social y artístico experimentaron vertigino-

sos y no pocas veces radicales cambios. Esta

actitud distanciada de las corrientes que

caracterizaron buena parte del desarrollo de

los principales movimientos artísticos de pri-

mera mitad del S. XX, no supone necesaria-

mente indiferencia o desconocimiento, sino

una concepción de arte y vida radicalmente

diferente, que intenta privilegiar lo inmanen-

te que puede ocultarse detrás de lo contin-

gente, y la solidez de la tradición por sobre lo

que podía ser considerado moda pasajera.

En el caso de nuestro pintor, esta recu-

rrencia estilística no significa tampoco una

renuncia a la aventura creativa, ni el deca-

dente refugio que puede ofrecer la seguridad

en una receta exitosa. Podríamos compren-

derlo como entusiasmo siempre renovado a

partir del hallazgo de algo considerado esen-

cial y que se constituye en motor inagotable

de nuevas aventuras estéticas.

Es sobre este modo de concebir el acto

creativo que arraigan sus obras, así como las

de muchos de sus contemporáneos.

Concepción de arte y vida que a través del

tiempo ha sabido encarnarse en artistas cu-

yas producciones nos ayudan a evitar la tenta-

ción de comprender la historia del arte de un

modo demasiado llano o lineal, y nos permiten

renovar la experiencia de hallarnos, como en

ésta exposición antológica de Eugenio Daneri,

en diálogo directo con aquello de atemporal

que distingue a lo trascendente.

AUTORRETRATO, 1950



OBRAS


1312

RINCÓN DEL BOSQUE DE PALERMO, 1911/1912

Óleo sobre tela60 x 57 cm



PAISAJE SUBURBANO, 1922Óleo sobre cartón26 x 14 cm


1312

BARCAS EN EL RIACHUELO, 1935

Óleo sobre madera terciada53 x 62 cm



CASA JARDÍN O LA CASONA, 1937Óleo sobre madera terciada85,5 x 93,4 cm


1312

CASA VIEJA DE LA BOCA, 1939




DÍA GRIS EN EL RIACHUELOO RIACHUELO DE BARRACAS, 1940Óleo sobre madera terciada79 x 85,5 cm


1312

EN LAS AFUERAS, 1943

Óleo sobre tabla65 x 76,5 cm



VIEJO MUELLE, 1943Óleo sobre tela60 x 70 cm


1312

MARINA, 1953

Óleo sobre tela49 x 58,5 cm



RIACHUELO EN BARRACAS, 1954Óleo sobre madera30 x 42 cm


1312

VIVIENDAS, 1957




ATARDECER, s/dÓleo sobre madera14 x 22 cm


1312

CREPÚSCULO EN EL RIACHUELO, s/d

Óleo sobre madera39 x 53 cm



PUENTE SAAVEDRA, s/dÓleo sobre madera68 x 84 cm


1312

MI MADRE, 1907




RETRATO DE MI HERMANA, 1943Óleo sobre madera60 x 46 cm


1312

BODEGÓN, 1957Óleo sobre tela

60 x 70 cm

SIN TÍTULO, 1958

Óleo sobre cartón39 x 47,5 cm



LA BEBEDORA, 1953Óleo sobre cartón60 x 50 cm


AUTORRETRATO, 1946

Óleo sobre telaMedida?

1312



BANANAS Y CHIANTI, 1960Óleo sobre cartón entelado40 x 50 cm


1312

DAMAJUANA CON VERDURAS, 1961

Óleo sobre cartón56 x 46 cm

BOTELLA VERDE, 1961

Óleo sobre hardboard36 x 30 cm



LA MADRE, 1951Óleo sobre madera44 x 38 cm


1312

MI HERMANA, 1951Óleo sobre madera

55 x 46 cm



LA COSTURERA, 1952Óleo sobre tela76 x 111 cm


1312

INCONTINENCIA, 1953




LA HORA DEL MATE, 1953Óleo sobre tela84 x 64 cm


1312

EL MATE (NATURALEZA MUERTA), 1910


MI HERMANA, 1956Óleo sobre madera

70, 5 x 60 cm


1312

COCINA CASERA, 1956Óleo sobre tela130 x 100 cm

NATURALEZA MUERTA CON POLLO, 1949




NATURALEZA MUERTA, 1951Óleo sobre cartón35 x 49 cm


1312

JARRA, 1952




NATURALEZA MUERTA, 1953Óleo sobre tela42 x 55 cm

NATURALEZA MUERTA, 1956Óleo sobre tela48 x 58 cm


1312

NATURALEZA MUERTA, 1957


NATURALEZA MUERTA, 1958




MORTERO, 1959Óleo sobre cartón46,5 x 40 cm


1312

CHOCLOS Y JARRÓN, 1960




SIN TÍTULO, 1960Óleo sobre cartón36 x 51 cm


1312

BERENJENAS CON JARRÓN, 1961




FIGURA, s/dÓleo sobre tela50 x 40 cm


1312

MI MADRE, s/dÓleo sobre tela

64 x 49, 5 cm

JARRÓN CON ROSAS TÉ, 1957


HORTENSIAS, 1957

Óleo sobre tabla49 x 36 cm



MUJER CON MAGNOLIA, s/dÓleo sobre madera94 x 71 cm


1312

SIN TÍTULO, s/d

Óleo sobre maderaMedida?

SIN TÍTULO, 1961


SIN TÍTULO, 1959Óleo sobre cartón

53 x 41 cm

MAGNOLIAS, año?

Técnica?Medida?



AUTORRETRATO, 1944Óleo sobre tela54 x 50 cm


1312

AUTORRETRATO, 1946

Óleo sobre telaMedida?



AUTORRETRATO, 1946Óleo sobre madera50 x 48 cm


1312

EL JUBILADO (AUTORRETRATO), 1950




AUTORRETRATO, 1953Óleo sobre madera terciada52,5 x 39 cm


1312

AUTORRETRATO, 1953




AUTORRETRATO, 1955Óleo sobre tabla50 x 40 cm


1312

AUTORRETRATO, 1958




AUTORRETRATO, 1958Óleo sobre tela85 x 64,7 cm


1312

AUTORRETRATO, 1960




AUTORRETRATO, s/dÓleo sobre madera35,7 x 28 cm


1312

AUTORRETRATO, s/d




EUGENIO DANERI, 1958Mixta sobre papel, 64 x 50 cm(Antonio Berni)


12 13

en el que participaron De la Cárcova, Sívori,

Giudice, Pio Collivadino, Correa Morales, Irur-

tia y Dresco. De la Cárcova obtiene el “Gran

Premio” por Sin pan y sin trabajo e Irurtia por

Las pecadoras.

Daneri finaliza sus estudios, un año antes

de oficializarse la SEBA al crearse la Aca-

demia Nacional de Bellas Artes (30 de abril

de 1905). Durante su etapa de estudiante

obtiene “Premio clase del natural” y “Pri-

meros Premios de estatua y de torso”.

Ejerció la docencia como Profesor de Dibujo

en las escuelas dependientes del Consejo

Nacional de Educación y fue Profesor de

Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Ar-

tes Prilidiano Pueyrredón.

1910Se inaugura en Buenos Aires la Exposición

Internacional del Centenario de la Revolu-

ción de Mayo.Daneri obtiene la Medalla de

Bronce por su obra Figura.

1911Se organiza el Primer Salón Nacional, pro-

movido por la Comisión Nacional de Bellas

Artes. Daneri participará hasta 1961 obte-

niendo distinciones en nueve oportunida-

des. Su primer envío será el óleo Rincóndel

bosquedePalermo, que fue adquirido por

la Comisión Nacional de Bellas Artes.

1881El 25 de julio de 1881 nace en Buenos Aires

Santiago Eugenio Daneri. Sería el tercero

de cinco hijos de los italianos José Daneri

y Rosa Rossi. Su infancia transcurre en un

caserón de la calle Junín, entre Charcas y

Paraguay, hasta que su familia se traslada

al barrio de Barracas.

1895Se crea el Museo Nacional de Bellas Artes.

Director: Eduardo Schiaffino.

1899Daneri se inscribe en la Sociedad Estímulo

de Bellas Artes (SEBA) con el desagrado de

parte de su familia, según relata un familiar.

La SEBA funciona en el antiguo edificio del

Bon Marché que hoy ocupan las Galerías

Pacífico.

Daneri estudia bajo la guía de Eduardo Sívo-

ri, Ernesto De la Cárcova, Reinaldo Giudice,

Ángel Della Valle y Carlos Ripamonti y oca-

sionalmente Cesáreo Bernardo de Quirós.

Entre sus compañeros recordará a Miguel

Carlos Victorica, Bermúdez y Pedro Zonza

Briano. Sus artistas preferidos serán Van

Gogh, Cezanne y Gutiérrez Solana.

1904Eduardo Schiaffino organiza un envío oficial

a la Exposición Internacional de Saint Louis

El 17 de agosto fallece Martín Malharro, a

quien frecuentaba en esos años.

1912Daneri envía al II Salón Nacional las obras

Retrato y UnalagunadePalermo.

1913Premio Estímulo en el III° Salón Nacional de

Bellas Artes con la obra Crepúsculosobrela

AvenidaVértiz.

1914Primera Guerra Mundial.

Salón de los Rechazados convocado por el

grupo Artistas del Pueblo.

1915Premio Estímulo del Salón Nacional por la

obra Barcasabandonadas.

1916Daneri participa en el Salón Nacional con los

óleos Barraca y Barcas. Se domicilia en el

barrio de Palermo, en la calle Berutti 3124.

1917En Rusia triunfa la Revolución bolchevique.

Envía al VII Salón Nacional las pinturas

Álamos y Findeotoño.

CRONOLOGÍA1

Silvia V. Chillemi

1 Para la elaboración de esta cronología se consultaron los archivos de: Museo Nacional de Bellas Artes, Biblioteca Nacional, Museo Quinquela Martín, Museo Sívori, Fundación Espigas, Museo de Bahía Blanca y Biblioteca del Congreso Nacional.



Daneri participa del Salón Nacional con las

obras Díagris(Riachuelo) y Figuras.

1927Envía al Salón Nacional los óleos Al mar-

gen del Riachuelo de Barracas, Rivera de

Barracas(Barracas) y Esperandopaso(Ba-

rracas).

1928Envía al Salón Nacional Día Gris (Puente

Pueyrredón) y RiachuelodeBarracas.

1929Por iniciativa de Alfredo Guttero se organiza

el Nuevo Salón.

Daneri envía un Autorretrato al Salón Nacio-

nal junto con las obras Barcascarboneras y

Grupodelanchas.

1930Crisis económica mundial.

Primer golpe de estado contra un presidente

constitucional. Uriburu Presidente.

Exposición del Novecento Italiano en Amigos

del Arte. Texto de Margherita Sarfatti.

Envía al Salón Nacional las obras Díagris,

Caídadelatarde, y Puenteviejo; las dos úl-

timas adquiridas por la Comisión Nacional

de Bellas Artes.

1931“Segundo Premio de Pintura” en el XXI

Salón Nacional de Bellas Artes por su óleo

Palermo.

1932El Partido Nacionalsocialista gana las elec-

ciones en Alemania.

Antonio Berni expone en Amigos del Arte

pinturas y collages surrealistas;

Guttero, junto a Forner, Domínguez Neira y

Bigatti funda el Taller Libre.

Salón de Arte del cincuentenario en la Plata.

1933 Berni, Spilimbergo, Castagnino, Lázaro y Da-

vid Alfaro Siqueiros realizan el mural Ejerci-

cio Plástico en la casa de Natalio Botana.

Daneri participa del Salón Nacional con los

óleos AlrededoresdelaPlazaSanMartín y

MotivodelaBoca.

1934Envía al Salón Nacional ConjuntodeBarcas

y Caserío(Saavedra).

1936Estalla la guerra civil española. Mussolini y

Hitler apoyan a Franco.

“Segundo Premio” en la Exposición Feria

de Arte y Comercio de Buenos Aires con su

obra CaseríodeSaavedra.

Presenta en el Salón Nacional las obras

BarriodelaBoca y Paisaje.

1937Tercer Premio Comisión Nacional de Cultura

del Salón Nacional por la obra Casajardín.

También envía Laferia.

Participa del 5° Salón de Arte de La Plata

con la obra Motivo de la Boca.

Forma parte del envío del Pabellón Argen-

tino de la Exposición Internacional de París

obteniendo Diploma de Honor.

Realiza su segunda muestra individual en la

Galería Maddy.

1938Se inaugura oficialmente el Museo Sívori.

Daneri participa del Salón Nacional con dos

obras Paisaje y Laquinta.

Envía al Primer Salón de Arte de Tandil la

obra PaisajedeSaavedra.

1918Salón de la Sociedad Nacional de Artistas

“sin jurados y sin premios”.

Daneri participa del VII Salón Nacional con

el óleo Paisaje.

1920Exponen los Artistas del Pueblo.

Daneri realiza su primera muestra indivi-

dual en el viejo salón del Retiro de la Comi-

sión Nacional de Bellas Artes, situado en la

Plaza San Martín.

Envía al Salón Nacional la obra Crepúsculo.

1921Participa del Salón Nacional con los óleos

Paisajedeinvierno y Últimosrayos.

1922Mussolini asume el poder en Italia.

Daneri envía al Salón Nacional las obras

Elpuente y Otoño.

1924Se funda la Asociación Amigos del Arte.

Pettoruti expone en la Galería Witcomb,

Primer Salón Libre.

Daneri seleccionado en el Salón Nacional

con la obra PuentePueyrredón.

1925Salón de los Independientes.

Envía al Salón Nacional las obras Riachuelo

deBarracas, Paisajedeotoño y Barcas. Esta

última fue adquirida por la Comisión Nacio-

nal de Bellas Artes.

1926Se funda el Ateneo de la Boca.

Salón de Artistas Modernos.


12 13

1939Franco triunfa en España, finaliza la guerra

civil.

Alemania invade Polonia y comienza la 2da.

Guerra Mundial.

Segundo Premio Municipalidad de la Ciu-

dad de Buenos Aires del Salón Nacional.

Envía Casas de Vicente López y Barrio de

laBoca.

Participa del 7° Salón de Arte de La Plata

con la obra Una calle de la Boca.

Expone en la Asociación Amigos del Arte.

Participa de las Exposiciones Internaciona-

les de Viña del Mar, y Nueva York.

1940Se funda la Agrupación de Gente de Arte y

Letras Impulso.

Daneri envía al XXX Salón Nacional las

obras DíagrisenelRiachuelo y Barracas.

1941Primer Premio Adquisición de la Comisión

Nacional de Cultura del Salón Nacional de

Bellas Artes por Riachuelo. También envía

Añoranza.

El 10 de julio de ese año inaugura una mues-

tra en la Agrupación de Gente de Arte y Le-

tras Impulso.

1942Envía al XXXII Salón Nacional de Bellas Ar-

tes las obras Elpuente y Paisajedeagua.

Se organiza el 1° Salón Nacional de Arte de

Mar del Plata al cual envía la obra Paisaje

(Palermo), reproducida en 1970 en estam-

pilla.

1943Italia capitula ante los aliados.

Golpe de estado. El general Pedro Pablo Ra-

mírez nuevo Presidente y el Coronel Perón

Secretario de Trabajo y Previsión.

Primer Premio Adquisición Nicolás de Ave-

llaneda en el Salón de Rosario.

Participa del XX Salón de Santa Fe con la

obra PaisajedelRiachuelo, adquirida por la

Comisión Nacional de Buenos Aires.

Primer Premio en el XXXIII Salón Nacional

de Bellas Artes por ElPuente. También envía

AlmargendelRiachuelo. El artista se muda

a Malabia 2157. En esa casa situada a tres

cuadras del Botánico instala su taller: dos

habitaciones a las que se accede a través

de una antigua y deteriorada escalera me-

tálica. En el hall: un dibujo de Spilimbergo,

un pequeño paisaje de Walter de Navazio,

un yeso de Tenti, y en el patio: profusión de

helechos, enredaderas, filodendros, laurel

rosa, un peral y la varias veces representa-

da magnolia blanca.

1944Farrel reemplaza a Ramírez. Perón: Vicepre-

sidente y Ministro de guerra.

Spilimbergo, Castagnino, Urruchúa, Colmeiro

y Berni crean el Taller de Arte Mural.

Se publica el único número de la revista Ar-

turo.

Daneri participa del Salón Nacional con las

obras Carmela y CrepúsculoenelRiachuelo.

1945Termina la 2da. Guerra Mundial.

El 17 de octubre se organiza una gran movili-

zación peronista.

Primer Premio Adquisición en el Salón Mu-

nicipal de Otoño de Artes Plásticas de Bue-

nos Aires (actual Salón Manuel Belgrano)

por la obra Composición.

Gran Premio Adquisición en el XXXV Salón

Nacional de Bellas Artes por la obra Lapér-

didadelhijo, con elogiosos comentarios de

la crítica.

1946Primera Presidencia de Perón.

Primera exposición del Movimiento Madí.

Manifiesto Madí

Primera exposición de la Asociación Arte

Concreto Invención. Manifiesto Invencionista.

Daneri figura entre los siete artistas argen-

tinos de la Generación del Centenario en el

XXIII Salón Provincial de Artes Plásticas de

Santa Fe.

Participa del Salón Nacional con la obra

Laplegaria.

1947Raúl Lozza da a conocer el Manifiesto Per-

ceptista.

Daneri envía al Salón Nacional Barcasenel

Riachuelo.

1948A los 67 años Eugenio Daneri recibe el Pre-

mio Palanza otorgado por la Academia Na-

cional de Bellas Artes por las obras Ellibro

demisa, Ladamajuana, Elpintor, Naturale-

zamuerta, Naturalezamuertay Motivodel

Riachuelo.

Premio Adquisición en el XXV Salón de Be-

llas Artes de Santa Fe por la obra Obrera

descansando.

Premio Adquisición en el Salón de Bellas

Artes de Rosario por la obra Naturaleza

muerta.

Envía al Salón Nacional las obras Barcaen

reposo y Lainmigrante.

1949Se inaugura la sede del Instituto de Arte Mo-

derno en Buenos Aires.



Daneri participa del Salón Nacional con la

obra PaisajedeSanFernando.

Medalla de Plata en la Exposición Interna-

cional de Bellas Artes de Bruselas.

Expone en la Galería Levia y Antique.

1959Participa del Salón Nacional con la obra

Composición.

1960El Instituto Di Tella organiza Primer Premio

Pintores Argentinos.

Primera Exposición Internacional de Arte

Moderno del Museo de Arte Moderno.

1961Exposición de los neofigurativos Deira, De

la Vega, Macció y Noé.

Antonio Berni inaugura la monumental expo-

sición Juanito Laguna.

Eugenio Daneri envía al Salón Nacional la

obra Tardebrumorosaenel río. Según las

crónicas periodísticas su obra se expuso en

una sala especial que reunió a los exposito-

res sobrevivientes del año 1911. También re-

cibió una plaqueta de la Asociación Amigos

del Salón Nacional por pertenecer al grupo

de los artistas plásticos que más asidua-

mente expusieron en la importante muestra

durante los 50 años de vida.

El 23 de septiembre, con motivo del 80 ani-

versario de su nacimiento, se monta una

Gran Muestra Retrospectiva en el Museo

Nacional de Bellas Artes, organizada por su

director Jorge Romero Brest, María Rosa L.

De Moretón, Miguel Angel Moretón e Hilda

Usurralde y el auspicio del Fondo Nacional

de las Artes. Asistieron su esposa, Amelia

Morello de Daneri y sus hijas Nélida e Hil-

da. La exhibición de 108 óleos, con catálogo

prologado por Miguel Ángel Moretón, fue

inaugurada por el Director del museo.

1954Participa del Salón Nacional con la obra Re-

trato.

Es designado Jurado del Salón Nacional.

Expone en la Galería Serra durante el mes

de junio.

Forma parte del envío que se realiza con

motivo de la X° Conferencia Interamericana

en Caracas.

1955Levantamiento contra Perón. El general Lo-

nardi, Presidente provisional, será luego re-

emplazado por Pedro Eugenio Aramburu.

Romero Brest es designado interventor del

MNBA.

En la Galería Van Riel se exponen obras

pertenecientes a la Colección Arena. Son

29 óleos de Daneri y su paleta de viaje

junto con obras del recientemente fallecido

Victorica, Spilimbergo y Soldi.

1956Se crea el Museo de Arte Moderno, dirigido

por Rafael Squirru.

Participa del Salón Nacional con la obra

Figuraconbufanda.

Expone en la Galería Pizarro.

1957Envía al Salón Nacional la obra

Viviendasobreras.

1958Arturo Frondizi es electo Presidente.

Se crea el Fondo Nacional de las Artes.

Romero Brest es nombrado Director del Mu-

seo Nacional de Bellas Artes.

Daneri participa del Salón Nacional con la

obra Amor al trabajo.

1950Primer Premio Adquisición en el Salón de

La Rioja.

Primer Premio Adquisición en el Salón de

Arte de Bahía Blanca por la obra Autorre-

trato.

Premio Adquisición Ministerio de Educación

y Justicia en el IX Salón de Arte de Mar del

Plata.

Segundo Premio en el Salón Sanmartiniano.

1951Participa del Salón Nacional con la obra Los

jubilados.

Forma parte del envío a la 1° Bienal Hispa-

noamericana de Madrid.

El 25 de julio la asociación Amigos del Li-

bro organiza en el Salón Kraft la Muestra

homenaje en su Septuagésimo Aniversario

y en celebración de sus Bodas de Oro con

la pintura.

1952Perón asume la segunda Presidencia. El 26

de julio fallece Evita.

Envía al Salón Nacional la obra Lacostura.

Gran Premio de Honor en el Salón de Bellas

Artes de Santa Fe.

Expone en la Sociedad Hebraica Argentina.

1953Gran Premio de Honor Eva Perón en el XII

Salón de Arte de Mar del Plata por la obra

Incontinencia.

Participa del Salón Nacional con la obra Hu-

mildesyhermanos.


12 13

Expone 40 obras en la Ronald Lambert

Gallery.

1967Participa de una colectiva en la Galería Ha-

chette junto con Berni, Presas, Basaldúa y

Mónaco.

1968Jorge Glusberg Director del Centro de Es-

tudios de Arte y comunicación (CEAC), que

luego será el Centro de Arte y Comunicación

(CAYC)

En la CGTA de Rosario (y luego en Buenos

Aires) se organiza la muestra colectiva Tucu-

mán Arde.

1970Onganía es reemplazado por el general Ro-

berto M. Levingston.

Cierre definitivo del Centro de Artes Visuales

del Instituto Di Tella.

Santiago Eugenio Daneri fallece el 29 de ju-

nio de 1970.

Asisten a la Recoleta algunos artistas y ami-

gos personales, entre ellos el crítico Eduar-

do Baliari, los pintores Leopoldo Presas,

Raúl Russo, Carlos Alonso, Norberto Berdía,

Julio Verdie y el escultor Luis Falcini.

En nombre de sus colegas habló Juan Car-

los Castagnino, quien afirmó que “su pureza

iba a ser un ejemplo para las generaciones

venideras”.

1962Golpe de estado contra el Presidente.

Se instaura en el Di Tella el Primer Premio

Internacional.

Daneri participa del envío a la Exposición

Internacional de Viña del Mar.

1963Arturo Illia Presidente constitucional.

Expone en la Galería Jahabas.

1964Emilio Renart realiza la muestra Integralismo

Bio-cosmos exhibida en el Di Tella.

Expone en la Galería Jahabas.

1965En el LIV Salón Nacional obtiene Medalla

de Oro del Honorable Senado de la Nación

por su obra La costura. Integraron el jurado

los señores Raúl Soldi, Gatón Jarry, Mario

Dario Grandi, Raúl Russo, Leopoldo Presas,

Adolfo de Ferrari y Onofrio Pacenza.

Expone como Invitado de Honor en el Museo

Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de

Rodríguez de Santa Fe. Se exhiben 45 óleos

y un dibujo, pertenecientes a la colección

Neuman, Luis León de los Santos, MNBA y

Museo Provincial de Santa Fe. Catálogo pro-

logado por Córdova Iturburu.

Exposición Homenaje en la Galería Rubio.

Se exhiben 20 obras de la Colección Are-

nas, exposición que se repite varios meses

después en el Teatro El Círculo de Rosario.

Exposición homenaje en la Galería Proar

donde se exhiben dibujos de Spilimbergo

junto a 15 óleos de Daneri.

1966Golpe de Estado. El general Onganía asume

la Presidencia



PALETA DE ARTISTA, 195815 x 24 cm


12 13

ANTONIO BERNI

EugenioDaneri, 1958Mixta sobre papel, 64 x 50 cmColección Francisco Traba

EUGENIO DANERI

AUTORRETRATOS

Autorretrato, 1944Óleo sobre tela, 54 x 50 cmColección particular

Autorretrato, 1946Óleo sobre tela, Medida?Museo Provincial de Bellas Artes“Rosa Galisteo de Rodríguez”

Autorretrato, 1946Óleo sobre madera, 50 x 48 cmColección Mauricio Isaac Neuman

Eljubilado(Autorretrato), 1950Óleo sobre madera terciada, 34 x 24 cmColección Sanguis Artis

Autorretrato, 1950Lápiz sobre papel, 25,5 x 19,5 cmColección Sanguis Artis

Autorretrato, 1953Óleo sobre madera terciada, 52,5 x 39 cmColección particular

Autorretrato, 1953Óleo sobre madera, 70 x 50 cmColección particular

Autorretrato, 1955Óleo sobre tabla, 50 x 40 cmColección Sanguis Artis

Autorretrato, 1958Óleo sobre tela, 70 x 50 cmColección Blaquier

Autorretrato, 1958Óleo sobre tela, 85 x 64,7 cmColección particular

Autorretrato, 1960Óleo sobre tela, 60 x 45 cmColección Sanguis Artis

Autorretrato, s/dÓleo sobre madera, 35,7 x 28 cmColección particular

Autorretrato, s/dÓleo sobre madera, 45 x 32 cmColección particular

FIGURAS

Mimadre, 1907Óleo sobre tela, 150 x 99 cmColección Sanguis Artis

Retratodemihermana, 1943Óleo sobre madera, 60 x 46 cmColección Mauricio Neuman

Lapérdidadelhijo, 1945Óleo sobre tela, 100 x 85 cmMuseo Nacional de Bellas Artes

Obreradescansando, 1946Óleo sobre tela, Medida?Museo Provincial de Bellas Artes“Rosa Galisteo de Rodríguez”

Figura, 1950Óleo sobre cartón, 71 x 45 cmColección particular

Lamadre, 1951Óleo sobre madera, 44 x 38 cmColección particular

Mihermana, 1951Óleo sobre madera, 55 x 46 cmColección particular

Lacosturera, 1952Óleo sobre tela, 76 x 111 cmColección particular

Incontinencia, 1953Óleo sobre tela, 89 x 69 cmMuseo de Bellas Artes“Emilio Petorutti”. La Plata

Labebedora, 1953Óleo sobre cartón, 60 x 50 cmColección Sanguis Artis

Lahoradelmate, 1953Óleo sobre tela, 84 x 64 cmColección particular

Cocinacasera, 1956Óleo sobre tela, 130 x 100 cmMuseo de Bellas Artes de la Boca “Benito Quinquela Martín”

Mihermana, 1956Óleo sobre madera, 70,5 x 60 cmColección particular

Elzapatero, 1957Óleo sobre cartón, 64 x 60 cmColección Sanguis Artis

Figura, s/dÓleo sobre tela, 50 x 40 cmColección Sanguis Artis

Mimadre, s/dÓleo sobre tela, 64 x 49,5 cmColección particular

Mujerconmagnolia, s/dÓleo sobre madera, 94 x 71 cmColección Mauricio Neuman

NATURALEZAS MUERTAS

Elmate(Naturalezamuerta), 1910Óleo sobre cartón, 35 x 34 cmColección Mauricio Neuman

Flores, 1925Óleo sobre madera, 25 x 17 cmColección Mauricio Neuman

Naturalezamuertaconpollo, 1949Óleo sobre cartón, 36 x 48 cmColección Sanguis Artis

Elcandil, 1950Óleo sobre madera, 48,5 x 20,4 cmColección Sanguis Artis

LISTADOS DE OBRAS



Botellaverde, 1961Óleo sobre hardboard, 36 x 30 cmColección Vera Gerchunoff

Damajuanaconverduras, 1961Óleo sobre cartón, 56 x 46 cm Colección Mauricio Neuman

Sintítulo, 1961Óleo sobre cartón, 49 x 35 cmColección Mauricio Neuman

Magnolias, año?Técnica?, Medida?Colección Mauricio Neuman

Sintítulo, s/dÓleo sobre madera, Medida?Fundación Alón

PAISAJES

RincóndelbosquedePalermo, 1911/1912Óleo sobre tela, 60 x 57 cmMuseo Nacional de Bellas Artes

Paisajesuburbano, 1922Óleo sobre cartón, 26 x 14 cmColección particular

BarcasenelRiachuelo, 1935Óleo sobre madera terciada, 53 x 62 cmColección Blaquier

CasajardínoLacasona, 1937Óleo sobre madera terciada, 85,5 x 93,4 cmColección Blaquier

CasaviejadeLaBoca, 1939Óleo sobre madera terciada, 69 x 74 cmColección Blaquier

DíagrisenelRiachuelooRiachuelodeBarracas, 1940Óleo sobre madera terciada, 79 x 85,5 cmColección Blaquier

Enlasafueras, 1943Óleo sobre tabla, 65 x 76,5 cmColección Sanguis Artis

Viejomuelle, 1943Óleo sobre tela, 60 x 70 cmColección Sanguis Artis

Marina, 1953Óleo sobre tela, 49 x 58,5 cmColección particular

RiachueloenBarracas, 1954Óleo sobre madera, 30 x 42 cmColección particular

Viviendas, 1957Óleo sobre tela, 80 x 110 cmColección particular

Atardecer, s/dÓleo sobre madera, 14 x 22 cmColección Mauricio Neuman

CrepúsculoenelRiachuelo, s/dÓleo sobre madera, 39 x 53 cmColección Mauricio Neuman

PuenteSaavedra, s/dÓleo sobre madera, 68 x 84 cmColección Mauricio Neuman

Naturalezamuerta, 1951Óleo sobre cartón, 35 x 49 cmColección Francisco Traba

Jarra, 1952Óleo sobre tela, 50 x 40 cmColección Sanguis Artis

Naturalezamuerta, 1953Óleo sobre tela, 42 x 55 cmColección Sanguis Artis

Naturalezamuerta, 1956Óleo sobre tela, 48 x 58 cmColección particular

Bodegón, 1957Óleo sobre tela, 60 x 70 cmColección Sanguis Artis

Hortensias, 1957Óleo sobre tabla, 49 x 36 cmColección Sanguis Artis

Jarrónconrosasté, 1957Óleo sobre cartón, 59 x 50 cmColección Mauricio Neuman

Naturalezamuerta, 1957Óleo sobre tela, 60 x 80 cmColección particular

Naturalezamuerta, 1958Óleo sobre tela, 60 x 80 cm Colección particular

Paletadeartista, 195815 x 24 cmColección Mauricio Neuman

Sintítulo, 1958Óleo sobre cartón, 39 x 47,5 cmColección Mauricio Neuman

Mortero, 1959Óleo sobre cartón, 46,5 x 40 cmColección Mauricio Neuman


BananasyChianti, 1960Óleo sobre cartón entelado, 40 x 50 cmColección Sanguis Artis

Choclosyjarrón, 1960Óleo sobre cartón, 34 x 46 cmColección Mauricio Neuman


Berenjenasconjarrón, 1961Óleo sobre cartón, 31 x 41 cmColección Mauricio Neuman


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[2008] la mirada desde la sombra: eugenio daneri (1881-1970)

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