2008 catalogo vi a plata

216
LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Upload: pepe-rodriguez

Post on 04-Jul-2015

376 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Page 2: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 3: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATAUNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Museo Nacional de arte Romano, Mérida

21 de febrero al 13 de abril de 2008

ITINERANCIAS

Astorga. Museo RomanoAbril – junio de 2008

Santiponce, Sevilla. Monasterio de San Isidoro del CampoJulio – septiembre de 2008

Oviedo. Museo Arqueológico de AsturiasSeptiembre – noviembre de 2008

GaliciaDiciembre de 2008 – febrero de 2009

Page 4: 2008 Catalogo Vi a Plata

MINISTERIO DE CULTURA

MINISTRO DE CULTURA

César Antonio Molina

SUBSECRETARIA DE CULTURAMaría Dolores Carrión

DIRECTOR GENERAL DE COOPERACIÓN Y COMUNICACIÓN CULTURALCarlos Alberdi

Page 5: 2008 Catalogo Vi a Plata

Es un motivo de satisfacción presentar la exposición La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos,

que recorre una ruta que atraviesa cinco Comunidades Autónomas que, en el marco de un pro-

yecto organizado por el Ministerio de Cultura a través de la Sociedad Estatal de Conmemora-

ciones Culturales, se han coordinado para dar a conocer su vida y la de las culturas que por ella

transitaron. Dentro de la red romana de caminos establecida en tiempos de Augusto, la Vía de

la Plata ocupa un papel primordial en las primeras comunicaciones terrestres dentro de la Península Ibérica. Esta

calzada ha sido testigo y protagonista de la historia de nuestro territorio, y su recorrido espacial y temporal, desde

su génesis hasta nuestros días, ha sido un viaje marcado por su riqueza cultural y paisajística.

Contra lo que pudiera parecer, y a pesar de que durante sus distintas etapas la Vía de la Plata ha servido al

comercio, su nombre –utilizado como lo conocemos hoy a partir de la Edad Media- no deriva del intercambio

del metal, sino que es una variación etimológica del vocablo árabe balata, o bien de la etimología latina delapi-

data, haciendo ambos conceptos referencia a su construcción como camino de losas. Sobre este camino de losas

se han encontrado distintas culturas, cuyos restos, formas de vida, tecnología, e incluso estructuras sociales, se

ponen de relieve a través de materiales fundamentalmente arqueológicos, en esta exposición.

Se rescata así la historia de un camino surcado por puentes, auténticas obras de ingeniería en las que se mani-

festaba la superioridad tecnológica del Estado Romano; señalizado por miliarios, elementos que además de mar-

car el camino servían de propaganda para los distintos emperadores; y recorrido por varias culturas a lo largo de

tres mil años. Antes de la construcción de la Vía por parte de los romanos ya se conocen restos que hablan de un

camino transitado, y después, a partir del Renacimiento, abundan las menciones que la reconocen como ruta de co-

mercio entre Castilla y León y el sur de la península. Como señala el título de la exposición, una calzada, la Mérida-

Astorga, y mil caminos trazados por la historia que atraviesa de norte a sur el interior del oeste peninsular.

El Ministerio de Cultura quiere agradecer su labor a los equipos implicados en la organización de la mues-

tra, a las instituciones locales, y muy especialmente a las Comunidades Autónomas de Andalucía, Asturias,

Castilla y León, Extremadura, y Galicia. El trabajo que han llevado a cabo, junto a la Sociedad Estatal de Con-

memoraciones Culturales y la Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de

Cultura, ha dado lugar a esta excelente exposición que, sin duda, nos ayudará a conocer mejor nuestro pasado,

y en consecuencia nuestro presente.

César Antonio Molina MINISTRO DE CULTURA

Page 6: 2008 Catalogo Vi a Plata

JUNTA DE EXTREMADURA

PRESIDENTE DE LA JUNTA DE EXTREMADURAGuillermo Fernández Vara

VICEPRESIDENTA PRIMERO Y PORTAVOZMaría Dolores Pallero Espadero

Page 7: 2008 Catalogo Vi a Plata

Las actuales comunicaciones de la Comunidad Autónoma de Extremadura responden en gran parte

a aquellos primitivos caminos milenarios, entre los que se hallaba el bien conocido como de la Plata

de planteamiento romano ya, y así el sistema viario que usamos para nuestros desplazamientos co-

tidianos es en buena parte deudor de aquellos. Este hecho bastaría por sí mismo para mantener una

actitud de reverencia al pasado, si no fuera porque desde hace tiempo la Junta de Extremadura ha

mantenido el empeño en rescatar del olvido la Vía de la Plata a su paso por esta Comunidad Autónoma.

Las actuaciones que se han realizado han supuesto una revitalización de este camino y un modo de dar a co-

nocer el rico pasado regado a sus márgenes por todas las culturas sucesivas que se han servido de su tránsito. El

Proyecto Alba Plata iniciado en 1998 y finalizado en 2004 permitió realizar rahabilitaciones en un total de treinta

y dos espacios, yacimientos y edificios históricos dispuestos en un extenso arco cronológico que se iniciaba en la

lejana Edad del Hierro y alcanzaba los albores del siglo XX con la minería y el ferrocarril, como descendiente de

las comunicaciones romanas. Estas intervenciones han servido para complementar y unificar la lectura del patri-

monio cultural y natural de la vía y han contribuido al entendimiento definitivo de su trazado histórico.

En la actualidad ya está en marcha la ampliación de este proyecto mediante otras actuaciones en el patri-

monio histórico y cultural de nuestra región en el ámbito del camino, que favorecerán a la vez que su conser-

vación y estudio, su puesta en valor, y como consecuencia directa, una implicación directa en el desarrollo eco-

nómico y turístico a lo largo de este gran eje vertebrador del territorio que es la vía de la Plata. Se incluirán

nuevos trabajos en algunos de los puntos intervenidos en la fase anterior, como en la ciudad romana de Cá-

parra, en la que el camino romano de la Plata mantiene aún todo su esplendor a su paso por ella, después que

fuera rescatado por los arqueólogos y cuyo arco ha servido como marca de identidad al citado proyecto. Se

incorporarán proyectos nuevos de gran interés como la recuperación del magnífico dolmen de Lácara, uno

de los monumentos funerarios megalíticos de mayor belleza conservados en la Península Ibérica.

El Patrimonio Cultural constituye uno de los elementos que proporcionan la seña de identidad de la Co-

munidad Autónoma de Extremadura, razón por la cual posee un peso específico en su conservación y revita-

lización para mostrarla y que se convierta en una puerta de acceso al conocimiento de las realidades de ese

rico pasado monumental. Si a ello se le une la diversidad de espacios naturales por las que discurre la vía de

la Plata, Extremadura posee un potencial que estamos decididos a reforzar.

La Exposición La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos constituye un modo de dar a conocer no sólo esta

vía, sino una buena parte de los otros caminos que surcaron el occidente peninsular de Norte a Sur y que se

mantienen a través del tiempo. Su inauguración en Mérida, capital de la Comunidad Autónoma no hace sino

reforzar el papel que tuvo desde su fundación como capital de la Lusitania romana.

Guillermo Fernández Vara PRESIDENTE DE LA JUNTA DE EXTREMADURA

Page 8: 2008 Catalogo Vi a Plata

SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES

PRESIDENTEJosé García-Velasco

GERENTEIgnacio Ollero Borrero

DIRECTORA DE PROYECTOSCarlota Álvarez Basso

DIRECTORA DE ESTUDIOS Y PUBLICACIONESAmaya de Miguel Sanz

DIRECTORA DEL GABINETE DEL PRESIDENTELaura Manzano Baena

JEFA DE PRENSA Y COMUNICACIÓNRosa Valdelomar Martínez-Pardo

CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN

PRESIDENTEJosé García-Velasco

VOCALESConcepción Becerra BermejoRogelio Blanco MartínezFernando Escribano MoraJosé Aurelio García MartínJesús Manuel Gómez GarcíaJosé Ramón González GarcíaSixto Heredia HerreraJavier Lanza GarcíaJosé Luis Martín RodríguezAna Martínez de AguilarJosé Luis Pérez IriarteMercedes Reig GastónMaría Jesús Rodríguez de SanchoFrancisco Javier Sandomingo NúñezAlberto Valdivieso Cañas

SECRETARIOManuel Esteban Pacheco Manchado

CONSEJERÍA DE CULTURA Y TURISMO

CONSEJERA DE CULTURA Y TURISMOLeonor Flórez Rabazo

DIRECTORA GENERAL DE PATRIMONIO CULTURALEsperanza Díaz García

Page 9: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES CON LA COLABORA-

CIÓN DE LA CONSEJERÍA DE CULTURA Y TURISMO DE LA JUNTA DE EXTREMADURA

organiza la exposición La vía de la Plata. Una calzada y mil caminos, un proyecto de la Dirección

General de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de Cultura que tiene por ob-

jeto rememorar esta vía histórica que fue concebida por el gobierno romano para el control mi-

litar de la península, así como para el abastecimiento y la distribución de productos comerciales. Aunque la

calzada trazada enlazaba las poblaciones de Mérida (Augusta Emerita) y Astorga (Asturica), a esta ruta princi-

pal se unirían muchos territorios a través de una red de caminos secundarios, lo que la convirtió en un eje ver-

tebrador del occidente peninsular.

Para dar también cobertura tanto a los contactos comerciales o bélicos que se consideran anteriores a la cons-

trucción romana como a los posteriores, la muestra abarca un periodo de tres milenios de trayectos continuos.

Así, con una naturaleza eminentemente arqueológica, se traza el recorrido histórico y cultural de la ruta desde

la protohistoria hasta nuestros días, mediante una cuidada y exhaustiva selección de monedas, cerámica, ar-

mas, útiles de telar, estelas funerarias, orfebrería, miliardos, grabados, libros y fotografías que ilustran la vida

de este camino, haciendo especial hincapié en la época romana en que fue construido. A lo largo de estos tres

milenios las culturas que han transitado por la Península Ibérica han dejado su huella en los márgenes del ca-

mino, de tal manera que contemplar estas evidencias permite la lectura de una gran parte de nuestro pasado

y de las relaciones que surgieron entre diferentes culturas.

La vía de la Plata: una calzada y mil caminos se plantea como una muestra de carácter itinerante que una vez

expuesta en Mérida se establecerá en Astorga, Sevilla, Oviedo y Ourense, gracias a la colaboración de las ins-

tituciones locales y, sobre todo, de las diferentes Comunidades Autónomas que, junto a la Dirección General

de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de Cultura y la Sociedad Estatal de Conmemoracio-

nes Culturales, se han implicado muy activamente en este proyecto.

Page 10: 2008 Catalogo Vi a Plata

EXPOSICIÓN

ORGANIZA Y PRODUCE

Sociedad Estatal de Conmemoraciones CulturalesCOLABORAN

Junta de ExtremaduraJunta de Castilla y LeónJunta de AndalucíaPrincipado de AsturiasXunta de GaliciaPROYECTO

Dirección General de Cooperación y Comunicación CulturalCOMISARIO

Enrique Cerrillo Martín de CáceresVICE-COMISARIA

Ana Montalvo FríasCOORDINADOR

Miguel Pedrazo PoloDISEÑO DE LA EXPOSICIÓN

Diseño y ComunicaciónCOLABORADORES

Steven CachiaSebastián VargasMONTAJE

Pérez Escolano y AsociadosREGISTRO

ROA EstudioSEGUROS

StaiTRANSPORTES

Edict

FOTOGRAFÍAS

Archivo Fotográfico S.A. de Xestión do Plan Xacobeo. Xunta de GaliciaArchivo fotográfico del Servicio Municipal de Arqueología (Ayuntamiento de Lugo)Biblioteca Histórica de la Universitat de ValènciaBiblioteca Nacional, MadridCentro Nacional de Información Geográfica, MadridConjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de AndalucíaConsejería de Fomento. Junta de ExtremaduraConsorcio Museo Vostell Malpartida, Malpartida de CáceresCreativaarquitectosDepartamento de Documentación. Consorcio Ciudad Monumental de MéridaFotoasturias. Consejería de Cultura del Principado de AsturiasFundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular Ayuntamiento de Gijón.Oficina de Gestión Alba Plata. Consejería de Cultura y Turismo Junta de ExtremaduraParque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, GijónPatronato de Turismo de HuelvaPatronato de Turismo de MéridaVía XIX. Proyecto Vías Atlánticas. Interreg III A. Diputación Provincial de LugoAlicia Prada GallardoCeferino LópezFernando Gil SendinoJaime Aira GonzálezJulián BlascoManuel Durán FuentesMara HerreroNuria López PinelR. TolínVicente NovilloXurxo LobatoAUDIOVISUALES

Producción de Creativos Multimedia

Page 11: 2008 Catalogo Vi a Plata

CATÁLOGO

EDITA

Sociedad Estatal de Conmemoraciones CulturalesCOORDINADOR

Miguel Pedrazo PoloTEXTOS

Ana Montalvo FríasEnrique Cerrillo Martín de CáceresMartín Almagro GorbeaJosé Manuel Roldán HervásGonzalo Barrientos AlfagemeRamón Corzo SánchezManuel-Abilio Rabanal AlonsoAntonio Rodríguez Colmenero Carmen Fernández Ochoa Manuel Durán Fuentes Fermín Marín BarrigueteCORRECCIÓN DE TEXTOS

Luis MartínFOTOGRAFÍAS

Biblioteca NacionalConjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de AndalucíaConsejería de Cultura y Turismo. Junta de ExtremaduraEstudio mynt, ZamoraFotoasturias. Consejería de Cultura del Principado de AsturiasMuseo Arqueológico de Asturias, Oviedo Museo Arqueológico Nacional, MadridMuseo Arqueológico de SevillaMuseo de Cáceres Museo Nacional de Arte Romano, MéridaMuseo Nacional de Reproducciones Artísticas, MadridMuseo Provincial de LugoMuseo Romano de AstorgaMuseo de SalamancaMuseo de ZamoraOficina de Gestión Alba Plata. Consejería de Cultura y Turismo. Junta de Extremadura.Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres. Gijón Ceferino LópezFernando Gil SendinoImagen MASJaime Aira GonzálezManuel Durán FuentesMara HerreroNuria López PinelSantiago SantosVicente Novillo

DISEÑO

Martín Moreno y AltozanoFOTOMECÁNICA

CromotexIMPRESIÓN

TF Artes Gráficas

Los editores han hecho todo lo posible para identificar a los propietarios de los derechos inte-lectuales de las reproducciones recogidas en este catálogo. Se piden disculpas por cualquierposible error y omisión, que quedará automáticamente subsanado en siguientes reediciones.

© de la presente edición: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales© de los textos: sus autores© de las piezas: sus propietarios

ISBN-10: 84-96411-39-7ISBN-13: 978-84-96411-39-5D.L.: M-9478-2008

AGRADECIMIENTOS

La SECC quiere expresar su agradecimiento a aquellas instituciones que, consus préstamos, han hecho posible esta exposición, así como a aquellas quehan preferido quedar en el anonimato.

Ayuntamiento de Aliseda (Cáceres)Ayuntamiento de Astorga (León)Ayuntamiento de Carcaboso (Cáceres)Biblioteca Nacional, MadridConjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de AndalucíaFundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular. Ayuntamiento de Gijón.Junta de Extremadura. Consejería de Cultura y TurismoMuseo Arqueológico de Asturias, OviedoMuseo Arqueológico Nacional, MadridMuseo Arqueológico de Sevilla. Consejería de Cultura. Junta de AndalucíaMuseo de CáceresMuseo de los Caminos, AstorgaMuseo Nacional de Arte Romano, MéridaMuseo Provincial de Lugo. Diputación Provincial de LugoMuseo de Reproducciones ArtísticasMuseo Romano de AstorgaMuseo de SalamancaMuseo de ZamoraParque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, Gijón

La SECC quiere dejar constancia de su reconocimiento a aquellas instituciones y personas que han colaborado en esta exposición.

CEDEX-CEHOPU. Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y UrbanismoDiputación de HuelvaFundación Juanelo TurrianoObispado de AstorgaTurgaliciaTuriexAna Jiménez del MoralAgapito Gómez GonzálezAgustín Cabria RamosAlfonso SobradoAlicia Rodero RiazaÁngel SerranoAntonio TorrónBernardo Revuelta PolCelia RosónCarmen Orta Correa Covadonga Carreño GascónJesús Cao RivasJosé María Álvarez MartínezJosefina MolinaJuan Antonio Mascareñas Cid Juan Bosco Martínez Mora Juan Manuel Rodríguez Borreguero Juan M.ª Gómez GómezLuisa Ferrero FernándezMiguel Pérez CabezasMónica Cerrejón GarcíaMónica P. Martín DíazPablo León GasallaRaquel HuergoYolanda Santín López

FOTOGRAFÍA DE CAMISA

Miliario CCLIXFOTOGRAFÍA DE FRONTIS

Tramo de vía urbana en Caparra FOTOGRAFÍA FRENTE A ÍNDICE

Detalle de los restos de las Termas romanas de Campo Valdés (Cimadevilla, Gijón)

Page 12: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 13: 2008 Catalogo Vi a Plata

ÍNDICE

15. LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS. UNA INTRODUCCIÓNEnrique Cerrillo Martín de Cáceres y Ana Montalvo Frías

23. I La vía de la Plata

25. PAISAJES PARA UN CAMINOGonzalo Barrientos Alfageme

32. LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATAMartín Almagro-Gorbea

41. EL CAMINO DE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍA ROMANAJosé Manuel Roldán Hervás

49. LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUSEnrique Cerrillo Martín de Cáceres y Ana Montalvo Frías

58. LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICAManuel-Abilio Rabanal Alonso

70. LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATAJosé Manuel Roldán Hervás

80. PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATAManuel Durán Fuentes

92. LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATAFermín Marín Barriguete

105. II Otros caminos

107. LA VÍA 23 DEL ITINERARIO DE ANTONINO.

UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ Ramón Corzo Sánchez

116. EL TRAMO EXTREMEÑO DE LA VÍA 23Ana Montalvo Frías y Enrique Cerrillo Martín de Cáceres

122. LA VÍA ASTURICA-LUCUSAntonio Rodríguez Colmenero

127. EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATACarmen Fernández Ochoa

143. III Piezas en exposición

203. IV BIBLIOGRAFÍA

Page 14: 2008 Catalogo Vi a Plata

Fotograma aéreo de la vía-cañada ganadera al sur de Cáparra.

Page 15: 2008 Catalogo Vi a Plata

Los caminos no tienen fecha. Ni de comienzo ni definal. No se puede calcular su edad porque son tanantiguos como la misma especie humana. Los cami-nos los hizo el hombre para moverse por el mundo.Por eso tampoco tienen nombre, sólo el que el viajeroquiere darles: el del comienzo y el del final dondepiensa cumplir el trayecto. Desde que la necesidad dedesplazarse surgió en la especie humana existen loscaminos. Sólo eran tenues línea más o menos rectas,zigzagueantes e impresas en el paisaje a costa detransitar continuamente por ellas cuando parecía queése era el camino correcto entre dos puntos. Despla-zamientos para abastecimiento alimenticio, para ob-tener materias primas y usarlas dentro de cualquierade las amplias posibilidades que ofrecían cuando seles aplicaba una determinada técnica.

Cuando los grupos humanos observaron el valor delos desplazamientos y la necesidad de controlarlos sur-gió la necesidad de fijarlos. Hoy significará la declara-ción de impacto ambiental la ejecución de cualquiera delos caminos que se conocen de la época romana. Laeterna continuidad entre extracción y deposición de losarqueólogos estuvo presente en aquellos momentos.Extraer áridos, extraer elementos de construcción y so-lado para depositarlos ordenadamente y de modo li-neal para construir una superficie de circulación a tra-vés de ella. Construir para facilitar los desplazamientose impedir la pérdida de los mismos.

Entre unos caminos, los primeros, los que simple-mente dejaron una marca sobre la superficie terrestresusceptible de perderse en la primavera siguiente, y losconstruidos media mucha historia, la suficiente comopara ordenar territorialmente el paisaje administra-tivo. Los caminos de ahora ya no buscan los medios decirculación más fácil, sino que tratan de prestar servi-cio al mayor número de lugares: administrativos, decontrol fiscal, de control militar, de recursos naturales.Las desviaciones de los pasos naturales son conside-rables y no siempre lo hacen por donde sería lógicodesde el punto de vista de ahorro de energía o de su-

15

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES

Y ANA MONTALVO FRÍAS

LA VÍA DE LA PLATA UNA CALZADA Y MIL CAMINOS.UNA INTRODUCCIÓN

Page 16: 2008 Catalogo Vi a Plata

perficie de costes, sino por donde la racionalidad de laordenación del territorio obligaba.

A esta clase corresponde la red de caminos roma-nos, creada sin duda sobre las líneas de circulación an-teriores, pero con la adición de otras nuevas que con-tribuyen a contrastar lo expresado antes. La camineríahistórica constituye un ejemplo de ordenación territo-rial de la Península, de tal manera que la herencia de-jada sobre el paisaje es compartida por la red de ca-minos y carreteras actuales. Muchas de las másrecientes cabalgan sobre aquellos, o circulan en para-lelo, constituyendo una buena idea de la racionalidadde los trazados. Para ello fue preciso crear trincheras enlas que encajar los caminos y facilitar los pasos. Otras,circular no lejos de las fuentes de abastecimiento demateriales para construirlas. E igualmente fue precisovadear todos aquéllos ríos que se cruzaban en su tra-zado. Acaso los vados no se encuentren situados en loslugares más idóneos, pero sí en el que prestaban me-jor servicio a las comunicaciones. No se trata, como seha demostrado, de incapacidad en largos tendidos dearcos para sostener el camino, sino de ofrecer mayoresfacilidades a la circulación.

En todos los casos, los caminos, sea cual fuere lahuella dejada, ofrecen la constancia de la constantehumanización del paisaje, pero en los últimos se tratade un paisaje construido donde no está exenta la ide-ología del poder, que se manifiesta en los romanos enlos hitos pautados que ofrece la señalización delmismo, la indicación de las distancias y la omnipre-sencia del emperador de turno bajo cuyo mandato seejecutó o reparó.

De todas las vías descritas en el llamado Itinera-rio de Antonino, un conjunto de ellas sirvió paracrear un eje vertical que unió diversos puntos del oc-cidente de la Península Ibérica. Una parte del mismo,entre Augusta Emerita y Asturica, fue conocido tradi-cionalmente como Vía de la Plata.

El análisis de la obra en sí misma ofrece notablesdiferencias morfológicas en sus tramos. La imposibi-

lidad de un abastecimiento uniforme de materialespara crear la superficie de rodadura determina sumorfología, lo mismo que la topografía a través de laque circula o la geología. No obstante hubo tramos enlos que no existió una calzada propiamente dicha1. Almismo tiempo algunos de los trayectos consideradoscomo romanos acaso se deban a cualquiera de las re-facciones realizadas desde tiempos medievales hastael siglo XVIII, tal como se deriva del conocimiento dela documentación de esos siglos.

El uso mantenido de los antiguos caminos roma-nos a lo largo de la Edad Media, con las consiguien-tes modificaciones de trazado, permitió a los hombresdel Renacimiento recuperar el conocimiento de aqué-llos y la localización de las mansiones asociadas a loscaminos que puede asociarse a uno de los primerossíntomas de la recepción de la cultura clásica. Es poraquellos años cuando aparece el nombre de caminode la Plata para denominar a esta antigua vía ro-mana. Con él será conocido a pesar de que también seaplique a otros caminos situados por otras zonas pe-ninsulares. Éste, sin embargo se ha mantenido sobrelos demás, incluso ha servido como elemento de re-ferencia a otros caminos precolombinos de la zona in-caica, como señala Cieza de León:

Podrase comparar este camino a la calzada que los roma-

nos hicieron, que en España llamamos camino de la Plata.

El nombre, como se ha estudiado recientemente,no corresponde a plata en sentido estricto, pero esaversión latinizada fue la que se extendió incluso másallá de nuestras fronteras, como ocurre en el texto de Anville2:

Une grand voie, qui d’Emerita Augusta, ou de Mérida, ten-

doit à Salmantica, ou Salamanque, & que la beauté de son

pavé a fait appeler Via argentea, ou Camino de plata, sur

laquelle des colonnes milliaires encoré debout portent le

nom d’Adrien…

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS16

Page 17: 2008 Catalogo Vi a Plata

También es entonces cuando surge el interés porrealizar mediciones para fijar el valor de la milla ro-mana y su adecuación a la legua española3.

El interés por el estudio de la vía, de su trazado yde las obras de fábrica no cesó en los siglos siguien-tes, tanto desde el punto de vista histórico, como dela antigua geografía de la Península4.

En el siglo XVIII la Ilustración ofrece medidas con-servacionistas al margen de la misma utilidad prácticade camino. Se trata de mantener intacto el patrimonioviario, como sugiere el padre Martín Sarmiento5:

En el caso de se tropieze con algún oculto pedazo de

los caminos Romanos, pide este sitio particular aten-

ción. Notárase si la dirección de ese pedazo es de

Oriente a Poniente, o de Norte a Sur, o si sigue algún

rumbo intermedio. Si junto a ese pedazo se hallare

algún monumento escrito, téngase especial cuidado

con él, y que los trabajadores no le echen a perder. Y

apúntese en un papel la individual noticia. Si no se

hallare sino únicamente el pedazo de calzada, aun eso

tendrá utilidad visible para aclarar algo la geografía. Si

el sitio del pedazo o allí cerca se pone alguna señal

interina, y con la nota de la dirección del pedazo dicho,

ya se sabe algo que se ignoraba, y que jamás se podría

saber ya por los libros.

En los primeros años del siglo XIX las antigüedadescomenzarán a tener un tratamiento diferencial, ya queson considerados elementos sujetos a la conservación,que habrá surgido de ese afán que fue fomentadodesde la Real Academia de la Historia. Así la Real Cé-dula de 1803 sobre la conservación de antigüedades se-ñala qué deben entenderse por tales, entre los queaparecen los caminos junto a todas las demás6.

El uso del camino desde la Antigüedad y la EdadMedia, el nuevo sistema de ordenación territorial sur-gido entonces con nuevas fundaciones urbanas o des-aparición de otras y la pérdida de algunos de los puen-tes de la primitiva calzada, obligó a remodelar los

itinerarios. De hecho, el ejede la caminería de esaépoca y las siguientes si-gue siendo el mismo queel romano, con ligeras va-riaciones para conectarnuevas poblaciones. Lositinerarios de Villuga yMeneses7 muestran esaconstante, aunque connuevas rutas que surcanel territorio peninsular. Elmantenimiento del tra-zado se sigue manifestando a través de los sucesivos li-bros itinerarios de la Península en los siglos siguientescomo un camino necesario para conectar Castilla-Leóncon Andalucía a través de Extremadura8.

La creación de nuevos sistemas de comunicaciónde los siglos XIX y XX no hizo sino potenciar aún másel trazado primitivo fijado desde época romana. Poresos caminos circularon además, infinidad de viajerosespañoles y extranjeros que en ocasiones compartie-ron sus impresiones en la abundante literatura deviajes, en especial en los siglos XVIII y XIX. Siempreque lo hacen por el camino de la Plata, existe unamención a su notable antigüedad y a los restos queaún quedan en sus orillas.

El interés por el estudio de los caminos romanos semantuvo durante todos los siglos siguientes. A partirde 1971 la publicación de la tesis de Roldán Hervás9

supuso la apertura de nuevas posibilidades analíticasde las vías romanas peninsulares en otras áreas y unrenovado interés por las comunicaciones en áreas quese corresponden con las entidades administrativasbien sean provinciales o por comunidades autóno-mas, al tiempo que congresos y reuniones de carácterarqueológico o histórico han tenido como elementocentral de discusión y debate las comunicaciones ro-manas, proponiendo trazados alternativos a los con-siderados clásicos o nuevas alternativas a la posición

LA VÍA DE LA PLATA 17

Portada del Iter ab Emerita Asturicam,de J. M. Roldán Hervás.

Page 18: 2008 Catalogo Vi a Plata

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS18

Restos del puente de Alconétar.

Page 19: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA 19

Escudo con peregrino y veneras en la puerta de la parroquia de Santiago, Cáceres.

Page 20: 2008 Catalogo Vi a Plata

tradicional de las mansiones en función de los avan-ces de las nuevas técnicas arqueológicas aplicadas aeste fin10. Un poco antes se había iniciado la publica-ción de un boletín dedicado al estudio de la camine-ría histórica peninsular editado de un modo peculiar–acaso representando los modos de difusión escritosde la época en la que se publicaba, a ciclostil, quellevó a cabo G. Arias Bonet y que aún se mantiene porotros medios editoriales, denominada El Miliario Ex-travagante. Esa publicación sirvió para una puesta encomún de todos los interesados en este tipo de traba-jos de geografía histórica11.

Otro tanto puede indicarse respecto a las obras defábrica asociadas a la vía propiamente dicha, comoson los puentes y los miliarios. De los primeros exis-ten magníficas monografías y trabajos de conjunto,entre los que cabe citarse el de Durán12. Sobre los mi-liarios de la vía de la Plata es obligada la cita de la te-sis doctoral de C. Puerta de 199513.

Intentar incluir aquí toda la bibliografía generada ex-cedería con mucho los límites y fines de este catálogo.

En conclusión puede decirse que la geografía delas comunicaciones romanas peninsulares es una geo -grafía en permanente construcción.

El interés que representa en la actualidad un tipo deturismo que trata de combinar el conocimiento delpatrimonio natural con el cultural ha servido para quela caminería histórica cobre una nueva dimensión: lacompatibilidad del uso de los viejos caminos con el dis-frute de ambos elementos patrimoniales. En el caso dela vía de la Plata se ha comenzado a usar como en-tronque con el camino medieval que se dirigía a San-tiago de Compostela, por lo que se le ha considerado«como camino de Santiago».

A través de la exposición La Vía de la Plata. Una cal-zada y mil caminos, se trata de representar el tiempo,la historia, desde el primer milenio antes de Cristo,hasta la actualidad, ofreciendo especial atención a laépoca romana, pero sin olvidar que en los momentosposteriores se convirtió en un elemento de unión en-

tre las montañas leonesas y los pastizales de inviernode las dehesas de Extremadura.

Como es lógico, la vigencia de un antiguo caminoha tenido, como todos, múltiples funciones. Inicial-mente fue vehículo de acceso de la conquista romanaa ciertas zonas de la Península y del subsiguientecontrol del territorio. Pero a lo largo de la historia pos-terior también circularon tropas en uno u otro sentido.

Como todos los caminos, sirvió para que circularantodo tipo de productos comerciales. Productos de lujo,procedentes de un tráfico de larga distancia, de fuerade los territorios peninsulares. Pero también de pro-ductos agrarios cultivados en las áreas inmediatas almismo camino, o de cerámicas fabricadas no dema-siado lejos.

A través de ella se extendieron conceptos como elurbanismo romano, y no son pocas las ciudades unidaspor ella que poseen en común todos los elementos for-males que configuran ese concepto tan complicado quees el vivir en el entramado complejo que es la ciudad.

Y junto a las ciudades, porque no sería posible, loscampos dispuestos a abastecerlas de todo lo necesariospara el avituallamiento cotidiano. A la recíproca, loscampos, las villae romanas, constituyen el reflejo de loscomportamientos urbanos: urbs in rure.

También circularon ideas. La difusión de las religio-nes romana, cristiana, musulmana se produjo a travésde ella. La arqueología ha permitido conectar todosaquellos elementos materiales que corresponden a unmismo horizonte cronológico y cultural y a una relativauniformidad en el reparto y distribución de ellos.

Al eje principal, el central, el denominado de laPlata, entre Mérida y Astorga, se le añaden otras víasromanas a través de las cuales se podía mantener co-municada todo el occidente peninsular por el interiory su comunicación con el noroeste. No en vano am-bas ciudades romanas constituyeron nudos de lascomunicaciones en ese momento puesto que a ambasllegaban o partían un buen número de las menciona-das en el Itinerario de Antonino.

20 ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS

Page 21: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA 21

NOTAS

1 I. MORENO, Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva, Madrid, 2004.2 M. D’ANVILLE, Traité des Mesures Itinéraires anciennes et modernes, par… de l’Academie royale des Inscriptions & Belles-Lettres, & de celles des Sciences

de Pétesbourg, Secretaires de S. A. S. M. le Duc d’Orleans, Á Paris de l’Imprimerie Royale, 1769. Royale des Inscriptions & Belles-Lettres, & de celles desSciences de Pétesbourg, Secretaires de S. A. S. M. le Duc d’Orleans, Á Paris de l’Imprimerie Royale, 1769.

3 Aelii Antonii Nebrissenssis Grammatici atque Regii Historiographi Repetitio sexta de Mensuribus quam recitauit in Salamanticensi gymnasio. III idus Iunias.Anno MDX, Introducción, traducción y notas de Jenaro Costas Rodríguez, Salamanca, 1981, p. 4; G. de, SEPÚLVEDA, Joannis Genesii Sepulveda Cor-dubensis opera cum edita, tum enedita, Madrid, 1780, t. III, libro II, pp. 158-161.

4 L. J. VELÁZQUEZ, Observaciones del viaje de Extremadura y Andaluzia del Señor Velazquez con varios Cathalogos de Bibliothecas en que se hallan Librospertenecientes a la Historia de España. I. Provincia de Extremadura de Leon parte del reino de Leon, RAH 9-418-1.

5 M. SARMIENTO, «Apuntamientos para un Discurso sobre la necesidad que hay en España de unos buenos Caminos y del modo de dirigirlos,demarcarlos, construirlos, comunicarlos, medirlos, adornarlos, abastecerlos y conservarlos, por el M. R. P. Mtro Fr… Benedictino en su Monasteriode Madrid», Semanario Erudito que comprehende varias obras inéditas, críticas, morales, instructivas, políticas, históricas, satíricas, y jocosas de nuestros mejo-res autores antiguos, y modernos. Dalas a luz Don Antonio Valladares de Sotomayor, t. XX. Madrid, 1789, pp. 11-225, especialmente las pp. 35-37.

6 Real Cédula de S. M. y señores del Consejo, por la qual de aprueba y manda observar la Instrucción formada por la Real Academia de la Historiasobre el modo de recoger y conservar los monumentos antiguos descubiertos o que se descubran en el Reyno. Año 1803, cfr. J. MAIER ALLENDE,«II Centenario de la Real Cédula de 1803: la Real Academia de la Historia y el inicio de la legislación sobre el patrimonio arqueológico y monu-mental en España», Boletín de la Real Academia de la Historia, 200, 3, 2003, pp. 437-473.

7 Repertorio de todos los caminos de España hasta agora nunca visto en el qual allaran qualquier viaje que quiera andar muy provechoso para todos los caminan-tes. Compuesto por PERO JUAN VILLUGA valenciano. Año de MDXLVI. Con privilegio Imperial; Repertorio de Caminos ordenado por ALONSO DEMENESES Correo. Añadido el camino de Madrid a Roma. Con un Memorial de muchas cosas sucedidas en España. Y con el Repertorio de cuentas, conforme ala nueva prematica. Impresso con licencia en Alcalá de Henares. Fuera de la puerta de los Martyres. Año 1576.

8 J. I. URIOL SALCEDO, «Guía de caminos de Pedro Portón», Revista de Obras Públicas, 3430, 2003, p. 59-62; J. MATHIAS ESCRIBANO, Itinerarioespañol o Guia de Caminos para ir desde Madrid a todas las Ciudades, y Villas mas principales de España; y para ir de unas Ciudades a otras; y a algunas Cor-tes de Europa. Añadido y corregido en esta tercera Impresión, por… Se hallará en su Librería, frente de la Aduana, Calle de Athocha. Con privilegio, y las licen-cias necesarias. En Madrid: en la Imprenta de Miguel Escribano, Calle Angosta de San Bernardo, Año de 1767; A. DE LABORDE, Itinéraire descriptif delÉspagne, et tableau élémentaire des diferentes branches de l’administration et de l’índustrie de ce Royaume, par… t. I., París (2.ª), 1809, p. 358-359; S. LÓPEZ,Nueva guía de caminos para ir desde Madrid a todas las ciudades y villas más principales de España y Portugal por… 2.ª ed., nuevamente corr. y añadida,Madrid 1812; F. P. MELLADO, Guía del viagero en España. Comprende una noticia geográfica, estadística e histórica del reino; descripción de Madrid y de lasprincipales poblaciones de España; noticia de los caminos generales y transversales que conducen de un punto a otro, expresando la distancia de la corte a lascapitales y pueblos importantes y de éstos entre sí, con un cuadro estadístico de las provincias, partidos en que se dividen, número de pueblos, de vecinos y dealmas de que constan, y un apéndice que reúne todas las noticias relativas a comunicación, transporte, diligencias, mensagerías, carros, galeras, correos, aguasminerales, ferias, etc., por don… 2.ª edición, Madrid, en el Gabinete Literario, calle del Príncipe, n.º 25, 1843. Sobre las comunicaciones en España, cfr.S. MADRAZO, El sistema de transportes en España, 1750-1850, Madrid, 1984; J. I. URIOL SALCEDO, Historia de los caminos en España, Madrid, 1990.

9 J. M. ROLDÁN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971.10 J. A. ABÁSOLO ÁLVAREZ, «El conocimiento de las vías romanas. Un problema arqueológico», La red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990,

pp. 7 y ss.; ibídem, «El estudio de las vías romanas en Hispania», La ciudad en el mundo romano, Actas del XIV Congreso Internacional de ArqueologíaClásica, 1, Tarragona, 1994, pp. 57 y ss.; A. MAGALLON, ed., Simposio sobre la red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990; J. G., GORGES, E.CERRILLO y T. NOGALES, eds., V Mesa Redonda Internacional sobre Lusitania Romana: Las comunicaciones, Mérida, 2004; VV. AA., Nuevos elementosde Ingeniería romana, III Congreso de Obras Públicas Romanas, Astorga, León, 2006.

11 El Miliario Extravagante, 1963-2004; G. ARIAS BONET, Repertorio de Caminos de la Hispania Romana, 2.ª edición, 2004.12 M. DURÁN FUENTES, La construcción de puentes romanos en Hispania, 2.ª edición, Xunta de Galicia, Santiago, 2005.13 C. PUERTA TORRES, Los miliarios de la Vía de la Plata (tesis doctoral inédita), Madrid, 1995.

Page 22: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 23: 2008 Catalogo Vi a Plata

La vía de

la Plata

I

Page 24: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 25: 2008 Catalogo Vi a Plata

Entre la zona templada del norte y la zona subtro-pical, hay una franja que, convencionalmente, hacemoscorresponder con «lo mediterráneo». En la estructurafuncional de la atmósfera coincide, en superficie, con elespacio meridional al frente polar y, por tanto, con la al-ternancia de corrientes submeridianas, tanto del nortefrío como del cálido sur. Es ahí donde se encuentra lallave del equilibrio planetario, del intercambio energé-tico entre lo glacial y lo tórrido. Es el espacio de la di-versidad meteorológica, de la imprevisibilidad, de lairregularidad, de la excepcionalidad.

El mar sigue el dictado atmosférico y forma cir-cuitos constreñidos a las topografías litorales. En elAtlántico próximo, el Gulf-stream genera hacia el su-roeste la corriente fría de Canarias, que incorpora sufluido a la ecuatorial del norte, movilizada por los ali-sios. Es el circuito de latitud seguido por las carabe-las castellanas y que, seguramente, habían desveladolos exploradores anónimos al servicio de Sagres.

Entre los paralelos 30 y 45 se producen intercam-bios submeridianos de viento y de agua, de frío y decalor. Son hervideros de actividad biológica propi-ciados por el encuentro de individuos distintos, porla abundancia de oxígeno inherente a la movilidad ypor el alto contenido en materia orgánica arrastrada.Son los bancos de Terranova, de Gran Sol, de Ma-rruecos y Mauritania, del Caribe.

Este enriquecimiento ¿sucumbe, tal vez, sobre elcontinente? La rigidez de la litosfera ¿la abstrae de losmecanismos planetarios? De ningún modo. La at-mósfera gobierna el clima y la biogeografía posee unaintensa dependencia climática. En realidad, sus ex-cepciones vienen apenas matizadas por la topografíay la continentalidad. Los efectos planetarios sobre lalitosfera establecen unas coordenadas geográficas quenos permiten admirar la precisión de quien denomi-nara a este mundo como «mediterráneo».

Este Mare Nostrum es el vehículo de las culturasque lo circundan. Pronto se convierte en el centro, enel «medio» de las tierras, de los continentes, de los

25

GONZALO BARRIENTOS ALFAGEMEUNIVERSIDAD DE EXTREMADURA

PAISAJES PARA UN CAMINO

Page 26: 2008 Catalogo Vi a Plata

hombres, de las civilizaciones. El mar Mediterráneoes un recipiente de características extraordinaria-mente excepcionales. Una masa de agua de grandesdimensiones pero de muy escaso desarrollo latitudi-nal. Un fondo de saco con un reducido cuello de bo-tella que administra con usura sus relaciones de in-tercambio con el Atlántico. Gibraltar es una válvulaestrecha y poco profunda a través de la que penetranlas aguas del océano y del mar en un violento circuitode mezcla. El macizo continente africano, en su de-gradación subtropical sahariana, genera frecuentescélulas ciclónicas que se manifiestan en los habitua-les «levantes» fuertes del Estrecho.

El recipiente Mediterráneo es un mecanismocomplejo de rodillos ciclo y anticiclogenéticos, in-sertos en los dos grandes circuitos generales que lodividen en dos mitades, a oriente y occidente. YaUlises supo de la violencia del encuentro de ambos,cerca del cabo de las Sirtes, reclamado por las sirenas.Vientos y corrientes que serán vehículo de tribus y depueblos desplazados por ambas riveras. Incluso lageología parece conectar cósmicamente con la diná-mica de los fluidos al rematar su convulsión alpinaen bucles que articulan y facetan el mundo medite-rráneo desde los Cárpatos al Jura, las penínsulas me-ridionales, balcánica, itálica e ibérica, sin olvidar losarcos magrebíes del Rif y del Atlas.

Éste es el cierre periclinal del occidente, el «finis-terre» que conduce al mare tenebrossum. Cerrado elThetys, el hundimiento del mar de Alborán deja lascostas euroafricanas a menos de catorce kilómetros.Una distancia que se domina con la mirada y queatrae a quienes se contemplan desde uno y otro lado,generalmente bien relacionados, si no pertenecientesa idénticas estructuras políticas.

El paso de Gibraltar hacia el norte es una invitaciónal camino. En busca del estaño, en busca del cobre, enbusca de grano, en busca de pastizales, en busca decaza, en busca de supervivencia, en fin. ¿Cuál es el es-cenario natural de esa invitación? ¿Puede hablarse, tal

vez, de caminos sin caminantes? El paisaje geográficoes ese sistema que inserta al hombre en la naturalezacon la que se ineterpenetra.

El mar, vehículo de relaciones

A lo largo del cuaternario el mundo mediterráneose convierte en el mejor centro cultural, tecnológico yeconómico conocido. Desde el Indo hasta las Colum-nas de Hércules se desarrolla la agricultura, la gana-dería y se consolida el sedentarismo con el nacimientode la ciudad a lo largo de los últimos doce milenios.Estos procesos complejos se ven favorecidos por unconjunto de factores naturales propicios a la comuni-cación o permeabilidad de los territorios afectados.Entre estos factores destaca la presencia de caminosque invitan y facilitan su utilización por las socieda-des instaladas en sus ámbitos. El mar es, sin duda, elmás importante. La propia denominación que ha cul-minado hasta nosotros hace referencia a las tierrasque comunica. Un mar extenso en longitud, herederodel viejo Thetys, sometido a una elevada insolación y,por tanto, un almacenamiento de agua caliente apenascomunicado con el Atlántico por el umbral de Gi-braltar que regula el intercambio de aguas. Ese inter-cambio y la temperatura del agua generan una circu-lación ciclogenética pegada a sus orillas que constituyeun elemento fundamental para la navegación de ca-botaje, hacia occidente en su ribera septentrional y ha-cia oriente la meridional, a la vez que facilita su tra-vesía en los estrechos de Gibraltar y de Túnez.

La mitología, la historia, la literatura y la arqueo-logía son prolijas en informaciones sobre la intensa hu-manización favorecida por el mar. Así disponemos dedatos sobre los cambios climáticos que movilizan a lospueblos a través de los relatos védicos, el Gilgamesho el Génesis. Los peripla protagonizados por egipcios,fenicios, griegos, cartagineses y romanos ponen demanifiesto el prístino interés de la exploración y los in-tercambios. Las rutas de Ofir a Tarsis las encontramosdetalladas en el Libro de los Reyes: la flota de Hiram

GONZALO BARRIENTOS ALFAGEME26

Page 27: 2008 Catalogo Vi a Plata

iba una vez cada tres años en busca de oro, plata,marfil, monos y pavos. En esa línea se enmarcan lasdescripciones de los mercaderes-exploradores anti-guos cuyos textos se inscriben en la denominación ge-neral de «periégesis». Hecateo de Mileto (hacia el500 a.C.), Helanico de Mitilene (siglo V a.C.), Hannón,Himilcón, Necao, Eutímenes, Piteas o Nearco realizanexploraciones diversas con descripciones de los lito-rales y condiciones de navegación. Una navegacióncasi exclusivamente de cabotaje, cuya expresión lite-raria más lograda es el Ora marítima, de Marcus Fes-tus Avieno, a pesar del juicio demoledor que hace deella Menéndez y Pelayo.

Un hito en los circuitos mediterráneos:

las columnas de Hércules

En ese ámbito la presencia de Tarsis o Tartessos noes la menos importante. Se trata del cierre natural de lasvías marítimas donde confluyen, probablemente, losrecursos del transpaís peninsular junto a los proce-dentes del Magreb y del occidente africano. Un empo-rio nebuloso de riqueza que no pasa desapercibido alextremo oriental del Mediterráneo y, por tanto, un ob-jetivo comercial de primera magnitud. El progreso dela arqueología no hace sino corroborar la hipótesis deuna destacada intensidad de intercambios a lo anchode este mar interior. Es el extremo del mundo, la puertadel mar ignoto, donde abunda el oro y la plata. Perotambién la puerta del camino de las Casitérides. La evo-lución tecnológica hace del estaño un producto estra-tégico, imprescindible en la elaboración del bronce.

Y esa referencia está perfectamente delimitada porel lugar donde las corrientes marinas y los vientos ha-cen temeraria la frágil navegación perimediterránea.Un lugar cerrado por los promontorios inconfundiblesde Calpe y Abila (Gibraltar y Ceuta). Los más audacesexploradores como los marselleses del siglo VI, o Piteas(330) y Eratóstenes (230) se aventuran en la circumna-vegación de la Península, destacando la desemboca-dura del Anas. Algo ya reconocido en Ptolomeo, Poli-

bio, Varrón o Estrabón. Pero la expresión de Píndaro«Más allá de Gades todo es desconocido» se convertiráen un axioma para la cultura grecorromana práctica-mente hasta finales de la Edad Media.

Las llanuras litorales, heraldos

de atractivo agrario y mineral

Llegar a las columnas de Hércules y establecercontacto con tartesos y túrdulos implica el descubri-miento de una cultura refinada y ancestralmenteorientalizante. Las feraces campiñas litorales presa-gian un interior atractivo. Pero el comercio agrario secomplementa con notables aportaciones minerales ycon un mundo de relaciones más allá del finisterre ga-ditano: mundos atlántico y africano.

La técnica de factorías litorales seguida por feni-cios, griegos y cartagineses se apoyan en un traspaísaccesible por vías fluviales como el Betis o el Anas. Esla imagen de la Turdetania transmitida por Estrabóna partir de Posidonio: una fertilidad extraordinariamultiplicada por intensas relaciones comerciales apo-yadas en una flota numerosa. Entre los atractivosdestacan el trigo, el vino y el aceite, pero se comple-mentan con la sal, la cera, la miel, la cochinilla o lapez. Al mismo tiempo existe una tradición pesqueracuya base comercial son las salazones atuneras con latécnica de la almadraba. Las reminiscencias romanasen Chipiona o Baelo Claudia dan buena fe del interéspor el «garum» en la gastronomía romana.

Al interés por la feracidad agropecuaria se le unenlos atractivos mineros. De nuevo Estrabón afirmaque no existen oro, plata, cobre y hierro de mejor ca-lidad. No cabe duda de que el interés por los metalesconstituye uno de los factores culturales más desta-cados en la Antigüedad, tanto desde la perspectivasuntuaria como estratégica. No menciona Estrabón elestaño, probablemente porque su relato está muy ale-jado del esplendor del bronce, pero no cabe duda deque nos encontramos en un ambiente metalogénicodiversificado, rico y apetecible.

PAISAJES PARA UN CAMINO 27

Page 28: 2008 Catalogo Vi a Plata

El extremo occidental del mundo, pues, aparecedesde la más remota historia como un lugar estraté-gicamente atractivo, tanto por su significado político-estratégico, como económico. Es un destino frecuentepara las culturas orientales y sus flotas, pero al mismotiempo constituye el mejor puente entre los continen-tes europeo y africano. La penetración en el territoriopeninsular es sólo cuestión de tiempo en función delos intereses militares, económicos y de la capacidaddemográfica o la presión política.

El primer paisaje, superados los hitos litorales,son las pequeñas y feraces campiñas apoyadas enellos: Campo de Gibraltar, campiñas de Vejer y Bar-bate, de Conil y Chiclana, tierras del Condado. E in-mediatamente, las grandes llanuras del Guadalquiviry del Guadiana, donde las excelencias agrícolas al-canzan sus máximos exponentes. Las grandes vías deagua serán los ejes de penetración hacia el interior, es-pecialmente cuando son heraldos de riquezas mine-ras complementarias, como sucede en el Tinto y en elpropio Guadalquivir por el Almonte.

Es un paisaje adornado por un clima benigno, deveranos cálidos suavizados por el mar, de inviernostemplados y lluviosos, de primaveras y otoños agra-dables. Una climatología que sólo adquiere rigoreshacia el interior. La memoria de Columela o de Pom-ponio Mela está cargada de sus reminiscencias gadi-tanas y algecireñas. El paisaje de este fin del mundoes amable e invita a la instalación humana y a la pe-netración en un territorio prometedor. Este es el ori-gen de todos los caminos que se construyen en el me-dio oeste peninsular. Un camino abierto por lanaturaleza: los cambios estacionales, la alternancia depastizales para los herbívoros, las rutas de migra-ción para las aves.

Porque las campiñas turdetanas se cierran conmontañas de muy diverso rango: desde los riscosalpinos sudbéticos de la Sierra de las Nieves (enGrazalema), hasta los cíngulos modestos de laSierra Morena.

Los metales de Sierra Morena

¿De dónde llegan los cargamentos de metales quederrocha con tanta generosidad Argantonio? Es pre-ciso penetrar en el interior del territorio y descubrir lasfuentes de esos ríos teñidos. Cortar la tierra prometidapor los estuarios del Guadalquivir y del Guadiana paradescubrir el primer umbral, tal vez una de las regionesmetalíferas más ricas del planeta por su diversidad.Carbón de Bélmez, pez de Puertollano, azogue de Al-madén, plata de Guadalcanal, hierro del Andévalo, oro,cobre, hierro, plomo y plata de Riotinto y Tarsis.

La Sierra Morena es tan sólo la espina dorsal deTurdetania. Una espina dorsal fromada de vértebrasunidas por valles recónditos de largas primaveras. Esun primer destino, pero en su entraña reside un «plusultra», un traspaís que puede reproducir la feracidadde las campiñas béticas. Los caminos están marcadospor los ríos. El Guadiana penetra ortogonalmentemarcando en Alqueva los caminos de las planicies delas Vegas. El Tinto y el Odiel se clavan en las minasdel Andévalo. El Guadalquivir trepa por el Víar y elBembézar hasta la penillanura de la Campiña, tierrade Barros y la Serena.

A lo largo de los siglos las venas de Guadalcanal yde Riotinto han sido explotadas por todas las culturas.En el siglo de la revolución industrial el imperio bri-tánico requiere materias primas de todo el orbe y,desde el otro finisterre se interesa por las viejas rique-zas mediterráneas: el valor estratégico de las columnasde Hércules y el Mediterráneo occidental, con Me-norca y Gibraltar; los tesoros metálicos de la columnavertebral de la Turdetania. En veinte años llegan a ex-traerse más de dos millones y medio de toneladas decobre en una de las explotaciones a cielo abierto másespectaculares de los caminos hacia el norte.

Se abre el mundo del bosque mediterráneo sem-brado de cerros y collados, de quebradas, simas y va-lles. Del Ardila a los Pedroches reaparecen las feracesvegas, aunque de dimensiones reducidas. A la base deencina y alcornoque se le añade en las cumbres el roble

GONZALO BARRIENTOS ALFAGEME28

Page 29: 2008 Catalogo Vi a Plata

y el castaño, con un sotobosque de madroños, cistáceas,lentiscos y adelfas: un paisaje de inviernos verdes y flo-ridos, de nutritivos pastos, donde se adivina la que-rencia de los rumiantes acomodados a la alternancia es-tacional, preludio de Alcudia y la Serena.

Penillanuras y vegas mesopotámicas

Alomados glacis esteparios llevan las cumbres me-talíferas a las grandes llanadas bajoextremeñas, dondereina la vid y el olivo junto a la encina y el alcornoque:la Tierra de Barros, la Serena y las Vegas del Guadianaque cierran la Turdetania. El río es el primer límite, lafrontera septentrional, de caudal irregular, a veces vio-lento, a veces con fuertes estiajes. Los caminos conflu-yen en el vado central, donde se concentran las grandesmanadas y los rebaños para sus trasiegos estacionales.Allí los depósitos terciarios se ven interrumpidos porun marcado umbral batolítico que rompe el curso.

Los caminos del finisterre confluyen en Mérida desdeel Estrecho hasta el Guadiana. Un camino flanqueadopor relieves agrestes que atalayan cualquier movimientoque se produzca en las penillanuras. Desde Regina, lassierras de Hornachos, Alconera, Alange y San Serván vi-gilan el primitivo camino circunmediterráneo, jalonadopor Ilippa, Hornachuelos, Cancho Roano y tantos vesti-gios de un interés por el territorio tan antiguo como lahumanidad que lo transita.

Los atractivos no alcanzan las expectativas de laBética, pero el zócalo paleozoico sigue ofreciendo ya-cimientos minerales y excelentes perspectivas agrí-colas y ganaderas. Es el mundo lusitano de los caba-llos engendrados por el zéfiro, del vino y del aceite,de los rebaños de cerdos y de ovejas, de la caza. Y pordoquier la presencia del hierro y el plomo, el cobre yel azogue. Incluso las noticias de lejanas riquezas ba-sadas en el oro y el estaño. Al otro lado una suavependiente de alomados glacis suben hasta la diviso-ria con el Tajo. Son la fase más continua de las sierrascentrales extremeñas: Guadalupe, las Villuercas,Montánchez y San Pedro que conecta con San Ma-

mede. Una crestería de relieves silúricos residuales yde bloques alpinos desnivelados diseña un rosario depasos a los caminos que se abren desde el sur. Puertode Santa Cruz, Las Herrerías, el Zángano y San Vi-cente son los caminos de las ovejas, de las rutas, de losmegalitos que se instalan en sendas penillanuras. Losalcores de Trujillo y Cáceres dominan el intervalo en-tre las sierras y el Tajo, esa frontera, muralla invertidaque forma los Riveros, tan infranqueables como lasmás altas de las sierras. Puentes de Alcántara, Alco-nétar, Monfragüe y Almaraz conectan el racimo de ca-minos que se concentran en el que procede de Mé-rida. Frontera norte sur, pero también espaldas deCastilla y Portugal.

Las nuevas quimeras del oro:

del Sistema Central al macizo galaico-duriense

Más allá del Guadiana hay una violenta transfor-mación del paisaje. Los glacis y las rañas trepan ha-cia las sierras centrales extremeñas y abren el caminodel Tajo. La fertilidad agraria ha perdido toda inten-sidad para dar paso a una actividad predominante-mente ganadera, propia de lusitanos y vetones. Perose mantienen las expectativas metalíferas a través delos placeres auríferos del Tajo y los yacimientos deplata, plomo, estaño o hierro.

El camino queda perfectamente enmarcado en unacorrespondencia de vados y collados, de pasos obli-gados y de ciudades que los defienden, protegen o ex-plotan. Son los contrafuertes urbanos que controlanlos pasos del Sistema Central: Ciudad Rodrigo y Co-ria, Salamanca-Béjar y Plasencia, Avila y Arenas deSan Pedro-Oropesa. El camino circummediterráneo nopuede ser una excepción, de manera que la ruta pri-mate ha de encontrarse jalonada de asentamientos: elhombre ratifica así su adaptación a la naturaleza. Elvalor del camino más corto destaca sobre los flancos.Pasos excavados por los ríos y las fracturas tectónicas.El Alagón, como antes hicieran el Víar y el Bembézar,nace en plena meseta del Duero, cerca del Tormes

PAISAJES PARA UN CAMINO 29

Page 30: 2008 Catalogo Vi a Plata

medio, para precipitarse hacia el Tajo a través de unbloque hundido entre las sierras de Béjar y Gata. Otrospasos más elevados, de menos accesibilidad y más es-caso valor estratégico los encontramos en el valle delJerte, en el Puerto del Pico, hacia el este, y por occi-dente el Puerto Perales. Allí se esconden las Hurdes ylas Batuecas, cuna de leyendas y descuidadas de lasrutas al desaparecer el interés por el oro.

Pero ¿de dónde proceden la orfebrería de Torre-joncillo y Ceclavín, las leyendas de las tierras de Gra-nadilla de las arenas auríferas? Tal vez más al norte.En el ámbito de Astorga, ya en la ruta del Sil, se en-cuentran las Médulas, donde la tierra se desgranamiga a miga hasta desvelar el misterio de sus entra-ñas. El Pino del Oro en tierras de Aliste. Por la Sana-bria a La Canda y por el Bierzo a Piedrafita del Ce-breiro. El oro y el estaño se concentran en esteextremo del camino y su apertura noroccidental. Elpaisaje lunar de las Médulas cerca de las Cabreras yla oferta del estaño por Sanabria o el Bierzo hacia elotro Finisterre. Los pastizales de verano sembradosde carbón y de hierro de Asturias y Cantabria. Elmar, un mar que salva las columnas de Hércules, SanVicente y la Costa de la Muerte.

Las despensas del Duero

El Sistema Central rompe la meseta en dos hemis-ferios, dejando al norte las altiplanicies del Duero, porencima de los ochocientos metros. Es una submeseta or-lada de montañas que la conectan o la desconectan delmundo atlántico. Aquí se encuentran las depresionesarcillosas y los afloramientos del zócalo, los vados delos ríos y el violento encajamiento de los «arribes».Una ciudadela de matacanes que impiden la influenciadel mar y que introducen un indiscutible matiz de con-tinentalidad, ideal para los cereales de invierno.

Conjunto de plataformas que introducen maticesperceptibles en los gradientes termopluviométricos, a lavez que intervienen diferencialmente en el juego latitu-dinal del frente polar. La primera consecuencia es la no-

table diversidad bioclimática que, unida a los contras-tes litológicos, producirá desiguales paisajes geográficos.La diversidad se manifiesta en las fluctuaciones esta-cionales y en los ecosistemas que de ellas se derivan.

La submeseta del norte es el dominio de los in-viernos largos y los breves veranos, ambos rigurosos.Las lluvias escasas se localizan entre la primavera y elotoño, con algunas tormentas de verano y algunas ne-vadas de invierno. Las montañas circundantes multi-plican la habitabilidad del verano, contra el anecu-mene invernal impuesto por el frío y la nieve. Son unaexcelente reserva de agua para el verano de la llanura.

Cuando observamos el flanco de ciudades que ja-lonan el Duero desde Zamora a Soria (Toro, Castro-nuño, Tordesillas, Peñafiel, Aranda, San Esteban deGormaz), no podemos abstraernos a la presencia de unfrente urbano escrupulosamente diseñado. El Dueroparte la submeseta en dos mitades meridianas. Es unobstáculo de difícil travesía. Los caminos se acomodana los pasos naturales y allí se instala el hombre en unalínea estratégica de permanencia histórica. Al mismotiempo, el contacto de dos unidades litológicas sub-meridianas separan las tierras del zócalo de las de-presiones arcillosas. Un mundo ganadero y minero,frente a un mundo agrícola. El campo charro, los arri-bes, la tierra de Aliste o el Sayago, frente a la Armuña,el campo de Peñaranda, las tierras del Pan y del Vino,la Tierra de Campos. Ese contacto será el camino queaprovecha el puerto de Baños, el vado del Tormes enSalamanca, el del Duero en Zamora y que se abre a lospáramos leoneses y al camino de Astorga y de Galicia,al mundo cántabro astur, a la vía de Europa y hacia eloriente mediterráneo a través del Ebro.

Finisterres del norte

(Casitérides, astures y vías euromediterráneas)

El camino permanece en la Maragatería hacia elBierzo y el Cebrero, por el Canal de Castilla hacia lasBrañas y el Cantábrico, por las parameras del Esla y elOrbigo ha cia los puertos y las Asturias de Oviedo. En

GONZALO BARRIENTOS ALFAGEME30

Page 31: 2008 Catalogo Vi a Plata

Astorga, en León y en Carrión-Frómista se encuentranel Camino de Santiago, puerta y vehículo de Europa,cerrando el bucle mediterráneo occidental.

Desde una perspectiva paisajística son los territo-rios de la Iberia húmeda, del robledal y el hayedo, delos pastos de verano, de la dieta a base de mijo, maíz,patata, castaña y col. En el occidente se llega a los am-bientes de máxima nebulosidad, con temperaturassuaves y abundante humedad, en un tránsito gradualdesde el oriente orensano y lucense hasta las rías ymariñas. Fragas y carballeiras abrigan un sotobosquede brezos y tojos en suaves lomas entre ribeiros en-cajados donde se instala la escasa agricultura y hastaabrigados viñedos. La costa recortada de las ríasforma una sucesión de puertos resguardados del vio-lento finisterre, que invitan a la pesca, suavizadospor las brisas templadas arrastradas por la corrientedel Golfo que posibilita la presencia del naranjo y lacamelia. Un paisaje confundido a veces con las Casi-térides y, en todo caso, abierto al salto hacia Bretañay las islas británicas. Y en el centro, Santiago de Com-postela, donde Gelmírez trasladó el arzobispado deMérida y el tumbo de Santiago.

Los derrames de los montes cantábricos formanuna rampa ascendente por las tierras leonesas quevierten al Duero. La divisoria alcanza los dos milquinientos metros para llegar a Asturias a través delos tajos del Deva, Cares, Sella, Carrión o Pisuerga quecobijan los pasos de San Isidro, Pajares, San Glorio oPiedrasluengas. Tajos que dejan al descubierto una ri-queza mineral de talco, carbón, hierro, blenda, sal y

toda una galería que abarca desde el paleozoico delRañadoiro a los depósitos terciarios de las cuencas,pasando por los diapiros mesozoicos y los carbonífe-ros hulleros. Pero la epidermis se tapiza de ricos pas-tizales donde reside la ruta pasiega de los foramon-tanos, los parques brañiegos de Saja-Besaya, de losPicos de Europa, de Somiedo o de los Ancares.

El camino

La visión geográfica del occidente peninsular nospermite valorar el camino como un instrumento alservicio del hombre. La configuración litológica y tec-tónica, la convivencia del zócalo paleozoico, profun-damente tectonizado, y las cubetas sedimentarias delterciario; la complementariedad y sucesión climáticacoincidente con el escalonamiento en latitud de losyacimientos minerales; la función canalizadora del Es-trecho sobre las relaciones climáticas, florísticas, fau-nísticas y culturales entre África y Europa; el papel dela Bética como puerta de las sucesivas civilizaciones,convirtiéndose en crisol y emblema de «lo hispano»(hispano-oriental, hispano-romano, hispano-godo, his-pano-musulmán o andalusí…). Todo un conjunto decircunstancias asociadas sin las que cualquier inter-pretación histórica o arqueológica carecería del arma-zón sustentante. Un paisaje de frontera permeable quereclama la comunicación y el movimiento. Un paisajeconvertido en una de las rutas más activas y eficacesdesde la Antigüedad y que debe reivindicar ese papelvertebrador del territorio que los tiempos actuales lehan hurtado cicateramente.

PAISAJES PARA UN CAMINO 31

Page 32: 2008 Catalogo Vi a Plata

Las comunicaciones constituyen un elemento esen-cial en la sociedad humana desde los más remotos tiem-pos de la Historia, pues, como el sistema nervioso o elsanguíneo en nuestro organismo, facilitan la difusión deideas y las relaciones entre grupos humanos asentadosen distintas áreas geográficas, por lo que resultan esen-ciales para el progreso humano, al hacer posibles loscontactos de todo tipo, comerciales, culturales y étnicos.

En consecuencia, el papel jugado por las vías decomunicación ha sido fundamental en la historia hu-mana desde la Prehistoria, ya que la mayor o menorproximidad cultural entre unas áreas y otras ha estadosiempre condicionada por la mayor o menor facilidadde comunicación entre dichas áreas geográficas.

Este hecho resulta muy evidente en la PenínsulaIbérica, cuyas comunicaciones siempre han estadodeterminadas por los marcados condicionamientosgeográficos que delimitan nuestros variados territo-rios. Ya hace años que se ha observado el papel quelas rutas naturales tuvieron para los desplazamientosde los animales desde el Paleolítico y, en consecuen-cia, de los hombres que los seguían para procurarseel alimento. Por ello, se ha supuesto que las rutas na-turales de los animales serían seguidas posterior-mente por los pastores con sus ganados, dando lugara la formación de las cañadas y vías ganaderas detrashumancia que han perdurado hasta nuestros días,para las que cabría suponer un remoto origen paleo-lítico. Estas vías ganaderas constituyen, como es biensabido, una red de comunicaciones que consolidó laMesta en época medieval14 y que constituye un autén -tico patrimonio histórico, ambiental y cultural sinparangón en toda Europa, cuyo origen probable-mente se remonta a épocas prerromanas15.

Las vías de comunicación prehistóricas basadas enlas vías naturales, aunque mal conocidas en su con-junto, constituyen un tema de creciente actualidad,pues añaden a su interés al documentar los primeroscontactos humanos el que, casi siempre, son el origende la vías romanas, que posteriormente siguieron sus

MARTÍN ALMAGRO-GORBEAUNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

LOS CAMINOS OCCIDENTALESDE LAPENÍNSULAIBÉRICAANTES DE LA VÍA DE LA PLATA

32

Page 33: 2008 Catalogo Vi a Plata

estratégicos trazados, que en algunos casos todavía si-guen vigentes hasta la actualidad. Este es el caso de lallamada «Vía de la Plata»,16 una de las vías prerroma-nas más importantes de la Península Ibérica y aquellacuyas raíces prehistóricas resultan mejor conocidas.

La Península Ibérica está situada como cierre delMediterráneo en el extremo occidental del mundo co-nocido antes del descubrimiento de América y cons-tituía un nudo de comunicaciones que unía el Medi-terráneo con el Atlántico y el final de Europa con elnorte de África. Esta gran potencialidad de contactostan estratégicos, que siempre han tenido singular im-portancia en la Historia, se realizaba sobre un terrenomuy variado y de comunicación muchas veces difí-ciles, a causa de montañas y ríos encajados. Bastacomparar la diferencia que existe entre cruzar la lla-nura europea desde el Atlántico a Rusia con la quepresenta atravesar la Península Ibérica en cualquierdirección para comprender la dificultad que, inclusopara pequeños desplazamientos, ofrecían los contac-tos entre regiones relativamente próximas de la anti-gua Hispania, nombre con el que en la Antigüedad seconocía a la Península Ibérica.

Nuestra Península, como punto de comunicaciónentre mares y tierras durante la Prehistoria, ofrecíatres vías esenciales de comunicación que la relacio-naban con el exterior al mismo tiempo que interrela-cionaban sus diversos territorios. Una, conocida comoVia Heraclea y que después pasó a ser denominada ViaAugusta, tras cruzar los Pirineos por su extremo orien-tal, proseguía por la costa hasta el sur de Valencia ydesde Játiva penetraba por el corredor de Montesapara cruzar la Meseta por tierras albaceteñas y al-canzar Andalucía por Cástulo, cerca de Linares, hastallegar –o empezar– en la ciudad de Cádiz, que era susalida al mar. Sabemos que por esta vía penetró en laPenínsula Ibérica el Neolítico en el V milenio a.C. y,desde entonces, es la vía por excelencia que une lastierras mediterráneas ibéricas, que constituyen casi lamitad de nuestros territorios y de sus gentes.

Otra gran vía, menos conocida pero igualmente degran importancia desde la Prehistoria, ofrece una dis-posición transversal, pues es la que, tras cruzar los Pi-rineos por el valle del Segre y del Ebro alcanzaba lasaltas tierras meseteñas de Soria, desde donde se di-rige por el norte del Sistema Central hacia sus pasosoccidentales, para, una vez cruzada esta cadena mon-tañosa, proseguir hasta alcanzar el suroeste de la Pe-nínsula y llegar al Atlántico. Por esta vía han pene-trado en España durante el III milenio a.C. gentes delVaso Campaniforme procedentes de Europa Centraly más de mil años después la cultura de los Camposde Urnas, probablemente traída por gentes celtas a fi-nes del II milenio a.C., por lo que esta vía, como la an-terior, desde entonces siempre ha jugado un impor-tante papel en las comunicaciones hispánicas,habiendo perdurado en la cañada ganadera que cruzade Soria a Portugal17.

La tercera gran vía de contactos entre las gentes dela Península Ibérica es la llamada Vía de la Plata. Delos tres ejes esenciales citados, éste es, probablemente,el de mayor personalidad, pues recorre tierras relati-vamente semejantes, al constituir el eje articulador detodas las tierras occidentales, desde Andalucía por elsur, cruzando Extremadura y la Meseta Occidental,hasta alcanzar Asturias y Galicia por el norte, que-dando también incluida en su red viaria la parteoriental del interior de Portugal. Por estas circuns-tancias, la Vía de la Plata debe considerarse el cordónumbilical de toda la Hispania silícea u occidental, lamás rica en metales y en ganado, cuyos desplaza-mientos explican su origen y su permanencia hastanuestros días, lo que hace que sea una de las grandesvías prehistóricas de comunicación de Europa, com-parable a la ruta Ródano-Rin que unía el Mediterrá-neo con el centro de Europa y el mar del Norte o la delDanubio, que constituye, junto a la propia llanura eu-ropea, el gran eje en sentido este-oeste.

En efecto, la que muchos siglos después se ha lla-mado Vía de la Plata ha sido el eje articulador por

LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA 33

Page 34: 2008 Catalogo Vi a Plata

donde circulaban ganados y metales, como oro y es-taño, tan preciados en Europa desde el inicio de lametalurgia, hace unos cinco mil años. Ya antes, poresta vía, se debían comunicar las poblaciones de eco-nomía pastoril megalíticas18, que fueron los primerosneolíticos en colonizar las tierras del occidente pe-ninsular, desde Huelva hasta Galicia, cuyos túmulosfunerarios en ocasiones jalonan las cañadas ganade-ras19. También por esa vía penetraría y se difundiría lametalurgia en el III milenio a.C., como indican los po-blados calcolíticos fortificados extendidos desde An-dalucía occidental y Extremadura hasta la MesetaNorte y el norte de Portugal. A partir de esas lejanasfechas, al aumentar los contactos en los movimientostrashumantes y para procurarse metal, el hombreempezó a marcar sus territorios en puntos estratégi-cos de las zonas de paso por medio de estelas20, que,a lo largo de la Edad del Bronce, en el II milenio a.C.,adquieren formas cada vez más antropomorfas, comola de Valdefuentes de Sangusín, en Salamanca, hastageneralizarse antes del 1000 a.C. las llamadas estelasextremeñas21, decoradas con la representación de losantepasados heroizados, con sus armas y otros atri-butos de los jefes guerreros que controlaban los te-rritorios y las comunicaciones.

Sin embargo, es a partir del llamado PeríodoOrientalizante, desde el siglo VIII a.C. en adelante,cuando los hallazgos arqueológicos permiten adver-tir cómo la Vía de la Plata se había convertido en lavía de comunicación de todo el occidente de Hispaniacomo hinterland minero-metalúrgico de Tartessos ycomo canal de salida de sus ricos productos hacia lasaltas culturas del Mediterráneo oriental. Por ella lle-garon nuevas técnicas, como el uso del hierro o deltorno de alfarero, por ella llegó la escritura y la capa-cidad de organizarse en poblaciones de tipo urbano.Siglos después, ésta sería la vía que, según una tra-dición recogida por Plinio (III, 13-14), siguió el pueblode los Celtici para llegar desde la Celtiberia hastaasentarse en tierras del oeste de Badajoz y del sur de

Portugal, y también por ella pudieron llegar hasta Sa-lamanca los ejércitos púnicos de Aníbal el 220 a.C. Po-cos años después, los romanos convirtieron esta Víade la Plata en el eje esencial de su estrategia para con-quistar las tierras del occidente de Hispania en sus du-ras luchas contra los lusitanos que han narrado loshistoriadores clásicos22 y que documenta el Bronce deAlcántara,23 excepcional testimonio de la rendición aRoma el año 104 a.C. de un castro lusitano situado juntoal Tajo. Posteriormente, desde el 80 a.C., por esta vía lu-charon Sertorio y el general romano Quinto CecilioMetelo, cuyo nombre ha quedado en las poblacionesde Medellín y Cáceres. Y al pacificar Hispania porAugusto, éste, con clara visión geopolítica, fundó lacolonia de Augusta Emerita en el paso de esta vía porel Guadiana24, convirtiendo esta colonia romana en elcentro de la provincia de Lusitania, como punto decontrol de todas las tierras del occidente a través de la Vía de la Plata y sus ramales y conexiones.

Esta perspectiva de larga duración, imprescindiblepara comprender el papel histórico de cualquier granvía de comunicación, permite valorar la importanciacultural de la Vía de la Plata a lo largo de su milena-ria existencia como elemento esencial del desa rrollodel occidente de la Península Ibérica, importancia queha seguido vigente a lo largo de la Historia desde susremotos orígenes hasta la actualidad, pues no con-viene olvidar que por ella también llegarían los bár-baros hasta Mérida y Andalucía occidental, por ellapenetró la invasión islámica y llegaron las tropas deAlmanzor hasta Santiago de Compostela y por ellaavanzó en sentido contrario la Reconquista, el Romá-nico y el Gótico, siendo también uno de los ejes ver-tebradores del Renacimiento, que constituye otro mo-mento estelar de la Vía de la Plata, justo cuandoempezó a recibir ese nombre en uno de sus tramos. Enefecto, por la Vía de la Plata viajaron grandes huma-nistas, como Nebrija o el Brocense, y los artistas queintrodujeron el Renacimiento por las tierras occiden-tales; por ella se desplazaría Colón en 1484 para dis-

MARTÍN ALMAGRO-GORBEA34

Page 35: 2008 Catalogo Vi a Plata

cutir sus planes de viajar a las Indias con los geógra-fos de Salamanca; por esta vía llegaban las nuevas con-cepciones del mundo que dieron origen a la Escuelade Salamanca, creadora del derecho de gentes, siendotodavía hoy, como en la Prehistoria y a lo largo de todala Historia de España, el cordón umbilical de todas lastierras del occidente de la Península Ibérica.

Es interesante tener en cuenta que el conceptoque tenemos de «vía» como un camino con un tra-zado preciso y con obras para facilitar el paso no esválido para la Prehistoria, pues no se puede confun-dir, como a veces ocurre, las construcciones con lapropia vía, que es el lugar por donde transitan cosas,gentes e ideas. Esta idea es esencial para comprendercómo funcionarían las vías de comunicación en tiem-pos prehistóricos, cuando se usaban caminos que notenían construcciones que facilitaran el paso. De estoscamino no se conserva su huella «material», salvo lascarriladas o huellas de carros que han dejado su im-pronta en la roca a la entrada de algunos castros de laEdad del Hierro. Sin embargo, la existencia de una víapuede reconocerse gracias a tres series de datos quese complementan y que han permitido reconocer elitinerario prerromano de la Vía de la Plata. El primeroson las vías naturales, que muchas veces ofrecen ra-males paralelos que sólo se concentran en determi-nados puertos y vados, vías todavía emplea das por laganadería trashumante con su red de veredas y ca-ñadas conser vadas a través de la organización econó-mica pecuaria de la Mesta a partir de la Edad Media,pero que seguían las antiguas vías de comunicacióndesde fechas prehistóricas. También ayuda a localizarlas vías prerromanas el que éstas han sido seguidas mu-chas veces por las romanas, que perfeccionaron conobras de ingeniería caminos anteriores, circunstanciaque explica la coincidencia, en ocasiones asombrosa,de las vías romanas con los caminos de la trashu -mancia y de ambos con los caminos naturales utiliza-dos desde época prehistórica. Finalmente, los yaci-mientos y hallazgos prehistóricos situados en el trazado

que ofrecen las vías romanas y las vías ganaderas y na-turales permiten datar su uso desde la Prehistoria y pre-cisar su recorrido. Un buen ejemplo en este sentidopueden ser las estelas de la Edad del Bronce o la ubi-cación de una población tartésica como la prerromanade Medellín, establecida para controlar el cruce delGuadiana de la Vía de la Plata en época orientalizante,setecientos años antes de la fundación de Mérida.

Gracias a estos métodos podemos conocer conbastante precisión por dónde iba la vía prerromana dela que surgió el iter ab Emerita Asturicam25 o vía ro-mana de Mérida a Astorga, uno de cuyos trazos prin-cipales acabaría por denominarse «Vía de la Plata» apartir de la Edad Moderna26.

El origen de esta vía prehistórica debe situarse enAndalucía occidental, pues el Guadiana ni en épocaromana ni tampoco ahora es inicio ni fin de trayecto,aunque Mérida se constituyera como centro de con-trol y organización de la parte central de su reco-rrido a partir de su fundación por Augusto. En estesentido, esta vía debió variar a lo largo del tiempo,pero en época tartésica, cuando alcanza su cristaliza-ción definitiva, puede considerarse que llegaría oarrancaría, según se considere, de la ciudad fenicia deGades (Cádiz), como punto de contacto con el Medi-terráneo, hecho que explica su vitalidad e importan-cia cultural. Desde esta colonia fenicia, bordeando porsu lado oriental el gran estuario o sinus Ligustinus queformaba el Betis o Guadalquivir, pasaría por Hispalis(Sevilla) y se dirigiría a cruzar Sierra Morena porMonestario, Cazalla de la Sierra o cualquier otro pasoválido. Superada esta dificultad, una de las mayoresen todo su recorrido, atravesaría la Tierra de Barrospara dirigirse a alguno de los vados del Guadiana, elmás importante de los cuales antes de la fundación deMérida era Medellín. Cruzado este río, que ha con-servado su nombre prerromano Anas, atravesaría lapenillanura cacereña y se adentraba en territorio delos Vettones para llegar al Tajo, que había que cruzarpor vados muy concretos dada su profundidad, como

LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA 35

Page 36: 2008 Catalogo Vi a Plata

el de Garrovillas, documentado desde época megalí-tica y en el Bronce Final, período al que correspondeuna bella espada de bronce hallada dentro del río enAlconétar27, aunque otro paso importante estaba si-tuado más al este, en Augustobriga, situada bajo el ac-tual pantano de Valdecañas28. El siguiente obstáculoa salvar era el Sistema Central, que se cruzaría por losdistintos puertos que ofrece y que permitía el accesoa la Meseta Norte, cuyo tránsito ya no ofrecía más di-ficultad que la de atravesar el Duero o Durius, otrorío, como el Tagus, de nombre prerromano, como el detantos cruzados por la vía.

Tras cruzar el Tormes por un vado controlado porun castro de la Edad del Hierro denominado Hel-mantica o Salmantica, del que deriva el nombre de Sa-lamanca, se adentraba en territorio de los Vacceos yse dirigía al Duero, río que cruzaría por Arbucala, si-tuada en las proximidades de Zamora, siguiendo portierras de los Astures para cruzar los Páramos, otrotérmino prerromano, desde los que podía proseguiren dirección norte y atravesar la cordillera cantábricapor puertos como Somiedo o Pajares hasta finalizaren Noriega, Campa Torres29, frente a Gijón, que era elprincipal puerto del Cantábrico, o proseguir por el lla-mado «camino portugués», documentado por milla-douros que confirman su origen ancestral y que, desdetierras zamoranas, bien por el importante nudo de co-municación que explica la fundación de Asturica Au-gusta, bien por tierras de Tras-os-Montes y orensanas,alcanzaría el Finisterre. Por ello, esta vía prerromanaque unía el Mediterráneo con el Cantábrico y el Atlán-tico con sus numerosos ramales, variantes y cone-xiones y que cruzaba una de las más importantes re-giones metalíferas de Europa ha sido siempre uno delos más importantes caminos de la Hispania prerro-mana, por no decir de la Europa prehistórica.

Es interesante conocer cómo se circulaba por laVía de la Plata en tiempos prerromanos, tanto en loque respecta a la tecnología del transporte como altiempo que exigirían los desplazamientos a lo largo

de la misma, aspecto apenas estudiado en la Penín-sula Ibérica. Sin embargo, el rico vocabulario de lalengua castellana ha conservado palabras específi-cas sobre las vías de comunicación de época prehis-tórica, que hoy todavía forman parte del vocabulariohabitual. Por ejemplo, trocha, vericueto, vereda y caminoson palabras prerromanas30, la última específicamentecelta, lo que indica su origen prehistórico y permitenconocer que ya entonces existían dichas estructurasviarias, antes de que Roma introdujera nuevos tér-minos de origen latino, de los que derivan las pala-bras castellanas senda y vía.

Estos medios de comunicación pueden ser clasifi-cados según su funcionalidad, desde las rutas pedes-tres simples, como las trochas en zonas escarpadas y lasveredas en las planas, a las que permiten el uso del ca-rro, como el camino carretero, ya atestiguado en épocaprerromana por la representación de carros en las es-telas del Bronce Final31 y por las rodadas conservadasen el acceso a castros de la Edad del Hierro del riberodel Tajo, como el de Castillejo de la Orden, cerca de Al-cántara32. Sin embargo, se desconoce la extensión quetendría la red de caminos carreteros antes de la II Edaddel Hierro, pues, probablemente, los carros sólo po-drían circular por zonas llanas como los valles delGuadalquivir y del Guadiana, la penillanura de Cáce-res o el valle del Duero y los páramos leoneses.

La aparición del carro supuso un importanteavance tecnológico, ya que la invención de la ruedaconstituye la mayor revolución de la historia deltransporte humano. Se sabe que rueda y carro fueroninventados en Mesopotamia en el IV milenio a.C. yque a fines de ese milenio ya aparecen por la Europaoriental y central, pero desconocemos cuándo se in-trodujo el carro y la rueda en la Península Ibérica. Lasestelas extremeñas documentan el uso de un carro dedos ruedas con radios originario del Mediterráneooriental a mediados del II milenio a.C., aunque losprimeros carros de este tipo no debieron circularhasta el Bronce Final a fines del mismo.33 Sin em-

MARTÍN ALMAGRO-GORBEA36

Page 37: 2008 Catalogo Vi a Plata

bargo, los carros de las estelas no parecen ser los pri-meros carros de Hispania. En la Península Ibéricaexiste otro tipo de carro que debió de ser introducidoantes y que se ha conservado hasta el siglo XX en am-plias áreas de todo el noroeste; este carro ancestral secaracteriza por conservar ruedas macizas, como ocu-rre en Irlanda hasta época de La Tène34, tipo anteriora la invención del carro de ruedas de radios en laEdad del Bronce, que debe relacionarse con el carromás primitivo que los indoeuropeos extendierondesde el occidente de Europa hasta la India a partirdel III milenio a.C.35.

Un nuevo avance en la técnica del transporte fue laequitación, técnica mucho más reciente que el carro,pues no se documenta en Europa central ni en el Me-diterráneo hasta el siglo VIII a.C., tras ser introducidapor los cimerios desde la estepa euroasiática. En laVía de la Plata uno de los más antiguos testimonios co-nocidos de un jinete en la Península Ibérica es el re-presentado en un anillo de oro del tesoro de Aliseda,fechado a fines del siglo VII a.C.36 , y restos de caballoaparecen en el oppidum de Medellín hacia el 600 a.C.37,lo que revela que la equitación, como tantas otras in-novaciones, llegaría a esas tierras del occidente a tra-vés de la Vía de la Plata desde los asentamientos feni-cios del golfo de Cádiz. A partir de esas fechas elcaballo se convirtió rápidamente en el elemento dedistinción de las elites guerreras38, como indican losmagníficos arreos aparecidos en el palacio de CanchoRoano, cerca de Zalamea de la Serena39. También los fe-nicios debieron introducir el burro40 y, por lógica, igual-mente el mulo, animales especializados en andar porterrenos abruptos, que, desde entonces, pasaron a serel medio de transporte por tantas zonas de topografíaenriscada habituales en la Península Ibérica, aunque suaparición por Extremadura parece algo posterior, puesno se documentan antes del siglo V a.C.41.

El conocimiento de las rutas de la Vía de la Plata enépoca prerromana y de los medios de transporte, a pie,en carro y en caballería, fuera ésta el caballo, el mulo

o el burro, permiten plantear qué esfuerzo hu mano yqué distancia real, no física, exigía desplazarse desdeun punto a otro a lo largo de este largo camino. Comoes lógico, no existen testimonios de época prehistóricasobre este aspecto, ni siquiera de época antigua, peroestos datos se pueden llegar a conocer si se tiene encuenta que los medios de transporte usados en la Pre-historia, el viaje a pie, el carro y las caballerías, son losmismos que se han utilizado desde entonces hasta laconstrucción del ferrocarril en el siglo XIX, pues inclusopor muchas zonas de la Vía de la Plata su empleo haseguido vigente hasta la segunda mitad del siglo XX.

En consecuencia, los relatos de viajeros conserva-dos desde la Edad Media al siglo XVIII permiten co-nocer la distancia real que existía en estos caminospara llegar de un punto a otro salvando las distanciasfísicas y, lo que era más importante, las dificultadesnaturales. Éstas dependían del medio de transporte ydel itinerario que se tomara, pero suelen coincidir a lolargo del tiempo, lo que indica que apenas varió ladistancia real a lo largo de la Historia, si bien el ritmode viaje debió ser algo más lento antes de la cons-trucción de las vías romanas, en especial por terre nosabruptos, donde no se podrían usar carros y en losque el ritmo de los desplazamientos se aproximaríanal de los pastores trashumantes.

Las noticias de los viajeros que recorrieron Españaen diversas épocas42 permiten conocer con cierta apro-ximación el tiempo que se necesitaba para recorrer laVía de la Plata. En el siglo XII, el famoso geógrafoárabe El Edrisí indica que de Córdoba a Badajoz o deBadajoz a Córdoba por la «Gran Calzada» requeríaseis días, con jornadas muy irregulares, desde 60 a 18kilómetros, empleándose casi la mitad del tiempo y elmayor esfuerzo en cruzar Sierra Morena, mientrasque el legado papal Camilo Borghese al volver de Ba-dajoz a Córdoba en siglo XVI empleó cinco días paraese trazado: un día y medio de Badajoz a Zafra; unode Zafra a Llerena y dos días y medio de Llerena aCórdoba. Hacia 1700, un viajero empleaba de Sevilla

LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA 37

Page 38: 2008 Catalogo Vi a Plata

a Castilblanco un día y otro al ir por Almadén de laPlata o por Santa Olalla a Monasterio; de aquí porFuentedecantos a Zafra un día, por Fuente del Maes-tre y Solana a Talavera la Real un día y de Talavera laReal a Badajoz medio día. Los itinerarios hacia elnorte son peor conocidos, pero el viaje desde el valledel Guadalquivir al Guadiana requería cuatro o cincodías y, según El Edrisí, del Guadiana al Tajo exigiríados jornadas más, fuera de Mérida a Alcántara o deMedellín a Trujillo, por lo que llegar desde el Tajo alnorte del Sistema Central debía suponer otros dos atres días de marcha.

En consecuencia, con recorridos de distancias fí-sicas muy irregulares, se podría alcanzar el Tajo desdeel golfo de Cádiz cruzando las llanuras del Guadianaen poco más de diez días, lo que no parece una dis-tancia considerable. Proseguir por la Meseta Norte sepuede extrapolar de los datos señalados, pues losmedios de transporte eran los mismos y el ambientegeográfico semejante. En consecuencia, recorrer todala Vía de la Plata desde el golfo de Cádiz hasta el Can-tábrico, sin detenerse, se podría realizar en menos deun mes, aunque dicho tiempo es un cálculo teóricoque variaría mucho en cada caso, según la época delaño, el medio de transporte y las circunstancias his-tóricas. De todas formas, aunque los largos despla-zamientos no debieron ser habituales antes de Roma,estos cálculos ayudan a comprender la relativa faci-lidad de relaciones entre las diversas zonas atravesa-das por la Vía de la Plata y los contactos que existiríanentre sus gentes, facilitados por la exogamia y las re-lacio nes ganaderas, comerciales y culturales que di-cha vía permitía desa rrollar por todas las regiones oc-cidentales de la Península Ibérica, regiones de lasque era el eje vertebrador y que se convirtieron en elhinterland metalúrgico del mundo tartésico del BajoGuadalquivir, cuya salida al Mediterráneo pasaron acontrolar los fenicios de Gades.

Además de los trazados, las técnicas de transportey el tiempo empleado en recorrer la vía, es de interés co-

nocer qué era lo que transitaba por la Vía de la Plata an-tes de los romanos. Es difícil hacer un resumen, pues ex-poner la prehistoria de una vía de tanta importancia exi-giría aludir a toda la Prehistoria de la Península Ibérica.Ya se ha hecho referencia a cómo por ella se desplaza-rían los cazadores paleolíticos, debió penetrar el Neolí-tico, el megalitismo y la metalurgia, se conformarían laselites del Vaso Campaniforme y de la Edad del Broncey por ella se desplazaron gentes como lusitanos, célti-cos, vettones, vacceos, astures y otros pueblos celtas,además de tartesios, túrdulos, púnicos y romanos.

No menos interesante es conocer qué mercancíasy objetos transitaban por la Vía de la Plata. Como víaganadera y metalúrgica por excelencia, en sentidode norte a sur, por ella se moverían ganados de vacas,ovejas y caballos, como los famosos asturcones43, y,sobre todo, metales tan valiosos como el oro y el es-taño44, este último esencial para producir bronce, ade-más de esclavos y de otras materias primas, entre lasque destacarían probablemente maderas y, quizás, eltrigo de los vacceos.

De sur a norte, por el contrario, se debe suponerque llegaría el cobre y la plata tartésicos y se habría in-troducido el hierro. Pero los objetos más destacados eraproductos suntuarios, como armas y carros de paraday joyas, adquiridas por las elites del Bronce Final, juntoa los metales citados y a otras materias y objetos delujo, entre los que cabe señalar el marfil desde épocacalcolítica, o los instrumentos y vajillas de banquete,que dichas elites incorporaron al adoptar costumbresmediterráneas, entre las que se encontraba el uso delvino como bebida en sus ritos y reuniones. Los objetosdel Periodo Orientalizante de los siglo VII y VI a.C., fe-nicios y tartesios, son los que, por su riqueza y es-plendor, han llamado más la atención sobre el papel co-mercial y el efecto de aculturación de la Vía de la Platapor todo el occidente de Hispania. Ricas joyas de oro yplata decoradas con repujado, granulado y filigrana,45

peines, muebles y otros objetos de marfil46, vasos debronce para el banquete y para servir y beber vino, per-

MARTÍN ALMAGRO-GORBEA38

Page 39: 2008 Catalogo Vi a Plata

fumes con sus vasos especializados e incluso las pri-meras figuras de dioses47, junto a vasos griegos48. Estospreciados objetos llegados por la Vía de la Plata eranadquiridos por las elites indígenas para resaltar supreeminencia y potenciar su autoridad a través de su redistribución a jefes subalternos y aliados. Estesistema de regalos y trueques e intercambios contro-lado por las elites conformaría una cadena de inter-cambios a larga distancia con otras elites que se ex-tendería a lo largo de toda la Vía de la Plata.

Junto a las personas, animales y objetos, por la Víade la Plata también circulaban ideas. Este hecho es fun-damental, pues explica cómo algunas ideas de orientealcanzaron la Meseta Septentrional antes y con más in-tensidad que el valle del Ebro, más próximo al Medite-rráneo. Por la Vía de la Plata debió de penetrar una co-lonización tartésica que explica el origen de centrosurbanos orientalizantes como Medellín49, seguramentepara controlar ese estratégico punto de la Vía de la Plataque siglos después los romanos trasladaron a EmeritaAugusta. Los ritos funerarios de las gentes de Medellín,50

el uso de la escritura tartésica51, los nombres tartésicosde las ciudades existentes hasta el Guadiana y el Tajo52,los antropónimos tartesios de esas zonas occidentales,alguno aparecido en áreas muy alejadas de la Bética53,el empleo de un lenguaje iconográfico, la tecnología delhierro y del torno de alfarero, nuevas creencias e ideo-logías. También el mismo origen ofrece la introduccióndel policultivo mediterráneo que ha perdurado hasta laactualidad y que se basa en cereal, vino y aceite, sistemade alimentación que, junto a la idea de redistribución y

ganancia, propició la aparición de las primeras comu-nidades plenamente urbanas, pues estas ideas origina-rias del Mediterráneo oriental llegaron a través de Tar-tessos a las tierras cruzadas por la Vía de la Plata.

Por ello, una vía es mucho más que un camino fí-sico, es algo esencial en la formación cultural y étnicade las gentes que habitan en los territorios unidos porella. Además, una vía de comunicación nunca acaba ensí misma, sino que necesariamente conecta con otroscaminos para conformar la red de comunicaciones hu-manas que, a semejanza del sistema nervioso, explicala capacidad casi infinita de cambio cultural en el hom-bre en el sentido más amplio de esta palabra.

Es en este sentido como se comprende la gran im-portancia que tuvo la Vía de la Plata en época prehistó-rica, desde el golfo de Cádiz hasta el Cantábrico y el Fi-nisterre atlántico. La importancia que de esta víaancestral explica su verdadero sentido histórico, que re-basa con mucho el de su etapa romana. Así lo eviden-cia su no menor importancia histórica en época medie-val o a partir del Renacimiento, cuando de nuevo, comoen la época prerromana, circularon por ella gentes quetrajeron las nuevas ideas y los nuevos gustos que aca-baron conformando el Nuevo Mundo, al que, no por ca-sualidad, se llegaba por mar prosiguiendo esta granvía de la aculturación del occidente de Hispania, pues,por algún motivo que todavía se nos escapa, quizásaludiendo al rico metal que llegaba de América, es pre-cisamente en esa época cuando una parte de ese pujantecamino ancestral, todavía hoy vigente, pasó a denomi-narse «Vía de la Plata».

LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA 39

Page 40: 2008 Catalogo Vi a Plata

MARTÍN ALMAGRO-GORBEA40

NOTAS

14 J. KLEIN, La Mesta: estudio de la historia económica española, 1273-1836, Madrid, Alianza Editorial, 1979; G. ANES y Á. GARCÍA SANZ (coords.), Mesta,trashumancia y vida pastoril, Madrid, Investigación y Progreso, 1994.

15 J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001.16 J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971; José María ROLDÁN, José Manuel ROLDÁN, «El camino de la plata: iter

o negotium», Necedad, sabiduría y verdad: el legado de Juan Cascalejo (Gerión Extra 3-4), Madrid, 2007, pp. 323-340.17 M.-C. GERBERT, «Une voie de transhumance méconnue: La cañada Soria-Portugal à l’époque des Rois Catholiques», en Javier GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los

rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001, pp. 21-36.18 E. GALÁN y A. M. MARTÍN BRAVO, «Megalitismo y zonas de paso en la cuenca extremeña del Tajo», Zephyrus 44-45, 1992, pp. 193-205. E. GALÁN y M. RUIZ

GÁLVEZ, «Rutas ganaderas, transterminancia y caminos antiguos. El caso del suroeste peninsular entre el Calcolítico y la Edad del Hierro», en J. GÓMEZ PAN-TOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, Casa de Velázquez, 2001, pp. 263-278.

19 E. GALÁN y A. M. MARTÍN BRAVO, «Megalitismo y zonas de paso en la cuenca extremeña del Tajo», Zephyrus 44-45, 1992, pp. 193-205.20 E. GALÁN y M. RUIZ GÁLVEZ, «Rutas ganaderas, transterminancia y caminos antiguos. El caso del suroeste peninsular entre el Calcolítico y la Edad del

Hierro», en J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión, cit., pp. 263-278.21 S. CELESTINO, Estelas de guerrero y estelas diademadas. La precolonización y formación del mundo tartésico, Barcelona, 2001.22 L. PÉREZ VILATEDA, Historia y Etnología de la Lusitania (Biblioteca Archaeologica Hispana 6), Madrid, Real Academia de la Historia, 2002.23 R. LÓPEZ MELERO, J. SALAS MARTÍN, S. GARCÍA JIMÉNEZ y J. L. SÁNCHEZ ABAL, «El Bronce de Alcántara. Una “deditio” del 104 a.C.», Gerión 2, 1984,

pp. 265-323. L. A. GARCÍA MORENO, Reflexiones de un historiador sobre el Bronce de Alcántara, Memorias del Seminario de Historia Antigua (Universidadde Alcalá), 1, 1987.

24 J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, El puente y el urbanismo de Augusta Emerita, Madrid, 1981.25 J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam, cit.26 J. M. ROLDÁN, El camino de la plata, cit., pp. 328 y ss., 340.27 M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final y el Período Orientalizante en Extremadura (Bibliotheca Praehistorica Hispana 14). Madrid, 1977, pp. 68 y ss., fig. 17.28 A. M. MARTÍN BRAVO, «Evidencias del comercio tartésico junto a puertos y vados de la cuenca del Tajo», Archivo Español de Arqueología, 71, 1998, pp. 37-52.29 J. L. MAYA GONZÁLEZ y F. CUESTA TORIBIO, El castro de Campa Torres. Período prerromano, Gijón, 2001.30 J. COROMINAS, Diccionario crítico etimológico de la Lengua Castellana, I (1954), II (1955), III (1956), IV (1957), Madrid, s.v.31 S. CELESTINO, Estelas de guerrero, cit., pp. 211 y ss.32 A. M. MARTÍN BRAVO, Los orígenes de la Lusitania: el I milenio a.C. en la Alta Extremadura (Biblioteca Archaeologica Hispana 2), Madrid, 1999, pp. 148.33 S. CELESTINO, Estelas de guerrero, cit., pp. 211 y ss.34 B. RAFTERY, Pagan Celtic Ireland. The Enigma of the Irish Iron Age, London, 1994, pp. 104 s., fig. 54.35 S. PIGGOTT, The Earliest European Weeled Transport, Londres, 1983.36 M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., p. 209, lám. 30,4.37 A. MORALES, «Los mamíferos de Medellín (Badajoz). Análisis arqueofaunístico camparado del Corte 2», Castros y oppida de Extremadura (Complutum

Extra 4), Madrid, 1994, p. 133.38 M. ALMAGRO-GORBEA, «Ideología ecuestre en la Hispania prerromana», Gladius 25, 2005, pp. 151-186.39 M. BLECH, «Elementos de atalaje de Cancho Roano», en S. CELESTINO (ed.), Cancho Roano IX. Los Materiales Arqueológicos II, Badajoz, 2003, pp. 159-192.40 A. VON DEN DRIESCH, Osteologische Untersuchungen auf der Iberischen Halbinsel, Studien über frühe Tierknochenfunde von der Iberischen Halbinsel 3,

Múnich, 1972, pp. 1-212.41 A. MORALES, Los mamíferos de Medellín, cit., p. 133.42 J. GARCÍA MERCADAL, Viajes de Extranjeros por España I, Valladolid, Consejería de Educación y Cultura, 1999 (1.ª ed. Madrid, 1952).43 I. SECO y J. DE LA VILLA, «Fuentes literarias antiguas sobre los caballos en Hispania», F. QUESADA y M. ZAMORA (eds.), El caballo en la antigua Iberia

(Biblioteca Archaeologica Hispana 19), Madrid, 2003, pp. 131 y ss.44 M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., pp. 6 y ss.45 M. TORRES, Tartessos (Biblioteca Archaeologica Hispana 14), Madrid, 2002, pp. 234 y ss.46 M. ALMAGRO-GORBEA, «Melqart-Heracles matando al Toro Celeste en una placa ebúrnea de Medellín», Archivo Español de Arqueología 75, 2002, pp. 59-73.47 J. JIMÉNEZ ÁVILA, La toréutica orientalizante en la Península Ibérica (Bibliotheca Archaeologica Hispana 16), Madrid, 2002.48 J. JIMÉNEZ ÁVILA y J. ORTEGA BLANCO, La cerámica griega en Extremadura (Cuadernos Emeritenses 28), Mérida, 2004.49 M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., pp. 287 y ss.; Martín Almagro-Gorbea, «El Período Orientalizante en Extremadura», Coloquio «La Cultura Tar-

tésica y Extremadura» (Cuadernos Emeritenses 2), Mérida, 1999, pp. 85-125; M. ALMAGRO-GORBEA y A. M. MARTÍN BRAVO, 1994: «Medellín 1991. Laladera norte del Cerro del Castillo», Castros y oppida de Extremadura (Complutum Extra 4), Madrid, 1994, pp. 77-127.

50 M. ALMAGRO-GORBEA, J. JIMÉNEZ ÁVILA, A. MEDEROS, M. TORRES y A. LORRIO, La Necrópolis de Medellín, I. La excavación y sus hallazgos (Biblio-teca Archaeologica Hispana 26), Madrid, 2006.

51 M. ALMAGRO-GORBEA, «Inscripciones y grafitos tartésicos de la necrópolis orientalizante de Medellín», Palaeohispanica 4, 2004, pp. 13-44. 52 M. TORRES, Tartessos, cit., pp. 323 y ss.53 M. TORRES, Tartessos, cit., pp. 320 y ss., fig. 13.5.

Page 41: 2008 Catalogo Vi a Plata

Bajo el dominio romano, Hispania contó por pri-mera vez con una red viaria, que puso en comunica-ción las distintas regiones de la Península. Nacida ydesarrollada al compás de la conquista, como im-prescindible instrumento militar, cumplió un papelvital en la romanización, es decir, en la transforma-ción de las heterogéneas y primitivas estructuras in-dígenas en una unidad política, económica, social ycultural bajo módulos romanos.

Con el establecimiento de una red viaria, los ro-manos trataron de facilitar el acceso a los centros deproducción de materias primas y abrir la comunicaciónmás directa posible de esos centros con las capitales ad-ministrativas de las provincias hispanas. Para este fin,el gobierno romano aprovechó las rutas naturales decomunicación existentes en el país, de época prehistó-rica, y, consciente de la importancia de las comunica-ciones en el sostenimiento de su compleja organización,buscó dotar estas vías de los elementos necesarios paraasegurar su eficacia y su rentabilidad.

En consecuencia, el progreso del tejido viario en laHispania romana fue paralelo al proceso de conquistay se acomodó al avance de las armas romanas por elterritorio peninsular. Este avance, por razones geo-históricas, comenzó desde el nordeste, donde se en-cuentran los restos de las más antiguas vías romanas,todavía de época republicana, y siguió a lo largo dela costa levantina para alcanzar el valle del Guadal-quivir, desde su cabecera, en los alrededores de Bai-lén, hasta su desembocadura, a través de las tierras deCórdoba, Sevilla y Cádiz. Muy pronto todo este pai-saje, dividido administrativamente en dos provin-cias, la Citerior y la Ulterior, contó con un instru-mento de comunicación continuo, en gran parte,construido sobre anteriores caminos –fundamental-mente la llamada via Heraklea–, que unía Cádiz conlos Pirineos orientales y al que, en las postrimerías dela conquista peninsular, Augusto proporcionó su defi -nitivo trazado, dándole incluso su propio nombre, la via Augusta.

41

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁSUNIVERSIDAD COMPLUTENSE

EL CAMINODE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍAROMANA

Page 42: 2008 Catalogo Vi a Plata

Desde las cabeceras mediterránea y bética, las ar-mas romanas iniciaron un lento avance, sin un plan sis-temático y, en gran medida, impuesto por las circuns-tancias, que, en cualquier caso llevó las fronterasprovinciales cada vez más lejos, de este a oeste y de sura norte. En consecuencia, fueron las tierras del oeste pe-ninsular las últimas en incluirse en la esfera de intere-ses romana, a lo largo de un lento proceso que, iniciadoen los últimos años del siglo III a.C., no quedó con-cluido hasta el último cuarto del siglo I a.C.

Una historia de las vías de comunicación queunieron en época romana el oeste peninsular, delAtlántico al Cantábrico, cruzando las tierras de un va-riopinto manojo de tribus indígenas –turdetanos ytúrdulos, lusitanos y vetones, vacceos, galaicos y as-tures—, es también la historia de la conquista de es-tos pueblos, complicada y sangrienta, en la que sóloa grandes rasgos pueden individualizarse los pro-gresivos hitos, que fueron añadiendo al dominio ro-mano, de sur a norte, las tierras encajadas en la me-sopotamia de los grandes ríos peninsulares, que, deeste a oeste, vierten sus aguas en el Atlántico54.

Sin duda, en este avance los ejércitos romanos hu-bieron de valerse de los caminos y sendas atempo-rales utilizados por los indígenas, cuya existenciaponen de manifiesto los intercambios culturales en-tre los pueblos citados, que documenta la arqueolo-gía. Sobre ellos hubo de pivotar el proceso general deavance hacia el norte, que fue modelando la cons-trucción de los distintos tramos que terminaríanuniendo las tierras del occidente peninsular a lolargo de un eje longitudinal norte-sur. Y fue precisa-mente este modo de avance, lento y progresivo, elresponsable de que tal eje, fundamental y necesario,quedara articulado en distintas vías individualiza-das, cuya unión, no obstante, ofreció un vehículounitario de comunicación para todo el territorio deloeste peninsular. La más larga de ellas, en el tramoacotado por la cordillera Cantábrica y el Guadiana,es la que nos va a ocupar a continuación. Se trata de

la conocida popularmente con el nombre de «Ca-mino de la Plata»55, sistematizada definitivamentepor Augus to, que, en un recorrido de casi quinientoskilómetros, ponía en comunicación la capital de lanueva provincia de Lusitania, Augusta Emerita, con As-turica, uno de los tres centros administrativos –con Lu-cus y Bracara– creados por el princeps tras la con-quista del noroeste peninsular.

Rastrear las etapas que fueron conformando lavía hasta su definitivo trazado no es empresa fácil,que, como ya se ha dicho, va de la mano de la propiaconquista del territorio. Para el siglo II a.C. sólo con-tamos con dos intervenciones romanas –la expediciónde L. Postumio Albino en 17956 y la campaña de Lú-culo de 151 a.C.57–, que muestran cómo la región vac-cea constituía el límite de la percepción romana en lazona, que adoptó la línea del Tajo como punto de re-ferencia. No es posible establecer con seguridad si losmovimientos del cónsul Servilio Cepión, en 139 a.C.,por tierras de los vetones, entre Tajo y Guadiana, ensu lucha contra Viriato, habrían podido significar laapertura de una parte del camino, del que hipotéti-camente el campamento de Castra Servilia, en el es-pacio de la ciudad de Cáceres, habría constituido unhito. De ser así, la carretera sólo se extendía entre am-bos ríos, viniendo del este por la orilla derecha delGuadiana a atravesar la sierra de Montánchez haciaCáceres, por donde se ubicaba el campamento, y deallí al norte, hasta el Tajo, por la orilla izquierda delrío Almonte, tal como más tarde iría la Calzada de laPlata. En consecuencia, puede suponerse que ya, en la segunda mitad el siglo II a.C., estaba establecidauna primera etapa de la calzada entre las cuencas delTajo y Guadiana, utilizada por las fuerzas romanaspara obtener el sometimiento de la zona, con episo-dios como el que, para el año 104 a.C., nos transmiteel famoso Bronce de Alcántara58. Más tarde, en el 90a.C., en esta misma ruta, se instauró otro punto deapoyo con la fundación de Castra Liciniana por LicinioCraso, el pacificador de Lusitania59.

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS42

Page 43: 2008 Catalogo Vi a Plata

Un terreno más sólido pisamos cuando, para losaños 80-79 a.C., las fuentes nos descubren los aconte-cimientos bélicos que tienen como escenario la Pe-nínsula y como protagonistas al caudillo popular sa-bino Q. Sertorio y a las fuerzas optimates enviadascontra él por el senado silano, al mando de Q. CecilioMetelo Pío60. El escenario que tuvieron en su comienzoestas luchas fue el de la Lusitania meridional, entre elTajo y el Guadiana, y, más hacia el norte, el territorioque se extiende hasta la barrera que forman las sierrasde Gata y Gredos. Para el movimiento de las tropas,su acuartelamiento y el problema de avituallarlas eranecesaria una vía militar suficientemente protegida,que recorrería una distancia de unos doscientos kiló-metros. Su existencia y su construcción está atesti-guada por tres lugares en dicha ruta que llevan elnombre o que fueron fundados por el general ro-mano: Metellinum (Medellín), Castra Caecilia (junto aCáceres) y, quizás, vicus Caecilius (Puerto de Béjar).Aún otro testimonio material prueba el paso de Me-telo y sus tropas por estas regiones utilizando la cal-zada que se llamaría más tarde «de la Plata». A unoscentenares de metros de la calzada al oeste, por las ori-llas del río Salor, se ha encontrado una respetable can-tidad de denarios de plata, todos ellos anteriores alaño 81 a.C., dejados indudablemente por las tropas deMetelo en su marcha a través de la región extremeña61.

Aunque contamos con escasos datos para testimo-niar las obra de César en la zona veinte años después,hasta ahora poco valorada, no cabe duda de sus efec-tos, en el contexto de una política urbanizadora y te-rritorial global de las tierras acotadas entre Tajo y Gua-diana, que tiene sus efectos palpables en la concesióndel estatuto colonial a Metellinum, la fundación deNorba Caesarina (Cáceres) o la propia organización delterritorio, que años después recibiría la deductio de ve-teranos de las guerras cántabras62. Puede suponersecon mucha verosimilitud que se debe a César la deci-sión de establecer, en los terrenos de Emerita, el caputviae de la Calzada de la Plata.

Pero todas las hipótesis avanzadas no implicanque, antes del establecimiento del lugar que ocupaEmerita, pueda hablarse de una organización de la víacomo tal, sino sólo del lento y dificultoso avance porel que luego sería su trayecto. El trazado definitivo se-ría en parte consecuencia del último episodio de con-quista de las armas romanas en la Península –lascampañas contra cántabros y astures– y de la volun-tad de Augusto, al crear la provincia de Lusitania, deunir la nueva capitalidad, Augusta Emerita, con las tie-rras recién conquistadas y en proceso de pacifica-ción, y subsiguiente explotación del noroeste penin-sular, que tenían en Asturica Augusta uno de suscentros principales de administración, como capitalde un nuevo conventus jurídico63.

Se ha puesto de relieve la organización de la Víade la Plata con la estancia en Lusitania de Agripa, enuna actividad que debe situarse entre el 16 y el 13 a.C.y que no se limitó al aspecto militar sino que incluyótambién una labor importante de organización terri-torial64. De los miliarios augústeos se desprende quela primera medición de la vía fue resultado directo dela acción de Agripa y representa la culminación delviejo intento de alcanzar el noroeste por el sur. El mo-mento corresponde al de la división de la Ulterior endos provincias, Bética y Lusitania, con Asturia y Ga-llaecia como territorios extremos de la nueva provin-cia, luego transferidos a la Citerior. En consecuencia,es posible que la vía haya sido concebida en principiocomo un eje comprendido enteramente en la provin-cia, que estructuraba su territorio de sur a norte. Eltrazado, no obstante, debía tener en cuenta la conso-lidación ya establecida por César, por lo menos en susegmento meridional, si tenemos en cuenta que la víapasaba por Castra Caecilia y no por Norba.

Con Augusto, pues, el camino estaba completado entoda su longitud. En su definitivo trazado, por tanto, acomienzos de la época imperial romana, la posterior-mente llamada Calzada de la Plata tenía sus puntos ex-tremos en Mérida y Astorga y progresaba desde Mérida,

EL CAMINO DE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍA ROMANA 43

Page 44: 2008 Catalogo Vi a Plata

a través de la provincia de Cáceres, pasando muy cercade la capital, llamada entonces Norba Caesarina, atrave-saba el Tajo por un hermoso puente, hoy derruido, juntoal de la actual carretera, y, por Baños de Montemayor yPuerto de Béjar, alcanzaba Salamanca. Desde aquí iba di-recta hacia el norte hasta el punto final, Astorga, a tra-vés de Zamora –donde estaba el cruce de caminos quellevaba en dirección nordeste a Caesaraugusta (Zara-goza)– y Benavente. Esta calzada principal, lógicamente,se prolongaba en un buen número de ramales, que te-jían una red secundaria: en dirección sur, Mérida estabaunida con Cádiz a través de Hispalis65. Otra calzada al-canzaba la ciudad, desde Córdoba, por Peñarroya, Cas-tuera y Medellín. Hacia el oeste, partían tres vías: unapor Badajoz a Évora y Setúbal hasta Lisboa; otra porSantarem y Abrantes, y una tercera que cruzaba el Tajopor el puente de Alcántara: se separaba de la Vía de laPlata, cerca de Norba (Cáceres), dirigiéndose a Caparapor Coria. Aún otra gran calzada llegaba a Toledo desdeMérida, pasando por Trujillo y Talavera de la Reina66.

Asturica Augusta, el punto final de la Vía de la Plata,era, a su vez, un importante nudo de comunicación.Dos rutas transpirenaicas conectaban la capital delconventus con la Galia, a través de La Junquera y Ron-cesvalles, respectivamente, con Legio VII (León) comoetapa intermedia cuando el asentamiento de la únicalegión establecida en territorio peninsular alcanzó ca-tegoría de núcleo urbano. Cuatro rutas la enlazabancon Bracara (Braga), incluyendo en uno de los trayec-tos también a la tercera capital de los conventus delnoroeste, Lucus (Lugo). Y, por último, la ciudad se co-nectaba también directamente con la capital de la pro-vincia, Tarraco (Tarragona) y, a través de dos rutas al-ternativas, con Zaragoza67.

Por otra parte, la comunicación entre los tres cen-tros administrativos de Asturica, Bracara y Lucus servíade punto de partida a dos vías paralelas, que, por lospuertos de Mesa y Pajares, penetraban hasta la caranorte de la cordillera cántabro-astur para coincidir enLucus Asturum, Lugo de Llanera, y alcanzar la costa

junto a Gijón, la antigua Gigia, en la Campa Torres, si-guiendo el valle del Aboño68. Que el objetivo de co-municar la costa con la llanura ya se había logrado enla propia época de Augusto, lo prueba la famosa ins-cripción de la Campa Torres de 9-10 d.C., consagradapor Cn. Calpurnio Pisón69, que puede interpretarsecomo fin de una vía de penetración que debió costargrandes esfuerzos a los conquistadores romanos. Estasvías o sus inmediatos alrededores debían estar prote-gidas por destacamentos o guarniciones militares, que,desgraciadamente, no han dejado huellas suficientespara asegurar su existencia, si no es de forma muy in-directa e hipotética. Así al menos podría interpretarseel fortín de las Murias de Beloño70, los topónimos Tu-dela y Priorio, quizás derivados de tutela y praetorium,respectivamente, o los ladrillos militares de Gijón71.

La calzada de la Plata en su origen tuvo un fineminentemente militar tanto en su recorrido sur comonorte. En la República sirvió como línea de movi-miento para dominar la zona comprendida entre Tajoy Guadiana, al oriente de la zona lusitana levantisca,en la época crítica de las luchas entre indígenas y ro-manos. Con Augusto, la región por donde se extiendeel tramo sur de la vía quedó definitivamente pacifi-cado, aunque no tan profundamente romanizadocomo la Bética. Por eso Augusto separó de la Hispa-nia Ulterior una nueva provincia, la Lusitania, a la quedio una nueva capitalidad: Emerita. La razón de estadivisión fue seguramente estratégica. En plena viru-lencia de la dura guerra contra cántabros y astures noera razonable mantener una misma administraciónpara la muy romanizada región del Betis y para elpaís recientemente conquistado y mucho menos ro-manizado, que se extendía al norte del Guadiana.Representaba una buena estrategia retirar las tropasde la parte meridional de la Ulterior, entregando sugobierno al Senado, y concentrar en el territorio re-ducido de la nueva provincia las fuerzas que debíanatacar por el suroeste y el oeste a los pueblos todavíaindependientes. Dos años después se creó Emerita

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS44

Page 45: 2008 Catalogo Vi a Plata

como capital de la nueva provincia, una ciudad arti-ficial y eminentemente administrativa, y, con ello, lasrutas que de todos los puntos de la nueva circuns-cripción iban a confluir en ella como cabeza72.

Con esto, la Vía de la Plata, sin dejar de tener en suscomienzos un carácter militar, ya que debía servir alejército en campaña de medio de comunicación con te-rritorios romanizados, tomó, al mismo tiempo, un ca-rácter administrativo, base del dominio romano. Los ha-bitantes de estas regiones contaron con una vía cómodapara acercarse a la capital a dirimir sus cuestiones; lamáquina del gobierno y administración de la provinciapodía extenderse, a la vez, desde la capital a cualquierpunto de la región con el mínimo de dificultades.

Esta división de Augusto no sería, sin embargo, ladefinitiva. Antes del final de su reinado los límites delas tres provincias fueron modificados. Para lo que nosconcierne, Lusitania, la nueva provincia a la que per-tenecía Gallaecia y Asturia, quedó reducida por el nortehasta el Duero, que separaba la Lusitania de la Gallae-cia, quedando ésta adscrita a la Hispania Citerior. Lafrontera interprovincial atravesaba el Tajo entre Toletum,ciudad de la Citerior, y Caesarobriga (Talavera de laReina), ciudad de la Lusitania, dejaba Ávila en la Cite-rior, Salmantica en Lusitania, y se encorvaba hacia elnoroeste, entre el Tormes y el Duero hasta la confluen-cia de ambos ríos. Desde este punto, el Duero servía defrontera hasta su desembocadura en el Atlántico73.

El que dos provincias distintas –Lusitania y Tarra-conense– compartieran el recorrido de la Vía de la Platapuede explicar las diferencias en las característicasconstructivas que se observan entre su tramo meridio-nal, de Mérida a Salamanca, y el septentrional, de la ciu-dad del Tormes a Astorga.

La Vía de la Plata fue planificada y construidapara permitir el tráfico rodado, lo que obligaba a pro-digar las obras de ingeniería –muros de contención,desmontes, terraplenes, trincheras, puentes, alcanta-rillas, canalizaciones…– para asegurar un recorrido rá-pido, cómodo y seguro, adaptado al tránsito de carros

y caballerías de carga y tiro. Pero estas característicasconstructivas se limitan al trayecto en territorio lusi-tano, es decir, al tramo que se extiende entre Emeritay Salmantica. En este trayecto, la calzada cumplía losrequisitos de una glarea strata, es decir, una vía em-pedrada, realizada con cantos rodados de pequeño ta-maño o guijarros, apisonados con un aglomerante,para conseguir una capa de rodadura adecuada altránsito de carruajes74. Su anchura era de unos seis me-tros, para permitir que dos vehículos pudieran cru-zarse sin dificultades. En ciertos tramos estaba pavi-mentada con varias capas de diferentes materiales,más gruesos los inferiores, sobre los que se iban su-perponiendo los más finos. En los tramos urbanos,como Mérida o Cáparra, incluso se atestiguan empe-drados con losas o lastras. En cambio, a partir de Sa-lamanca hasta Astorga la vía se confunde fácilmentecon el terreno y con los caminos de concentraciónparcelaria, al tratarse seguramente de una via terrena75.

El inapreciable testimonio de los miliarios, sor-prendentemente abundantes en número con respecto aotras vías de Hispania y el Imperio, constituyen, a par-tir de Augusto, la principal o casi única fuente de in-formación para conocer la evolución de la calzada. Losdos miliarios de Augusto, que corresponden a la cabezade la vía y a su término, en Mérida y Astorga, respecti-vamente, testimonian la unidad de su trazado. Aunqueya desde Tiberio, los miliarios hablan de intervencionespuntuales en los años 25, 45 y 50, es bajo Nerón cuandotiene lugar la primera intervención global sobre la víadesde Augusto. Se realizó entre los años 57 y 59 y debiótener una gran relevancia, puesto que se documenta através de un número relativamente alto de piezas mi-liarias. Pero, de ellas, adquiere especial importancia laque, con el numeral CCLIX, se halló prácticamente insitu en Milles de la Polvorosa, junto al Esla, puesto quees hasta hoy el primer y único testimonio miliario fe-haciente del carácter unitario de la vía hasta Asturica, yaque las millas indicadas corresponden exactamente a lasque distan de la cabeza de ruta Emerita76.

EL CAMINO DE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍA ROMANA 45

Page 46: 2008 Catalogo Vi a Plata

No conocemos ningún miliario de los Flavios, yaque los que se citan de Vespasiano y Tito son falsos. Sinembargo, se sabe que dedicaron una gran atención alas provincias del Imperio y el mismo Vespasiano dioel derecho itálico a los habitantes de Hispania. Si no esque han desaparecido estas muestras de la atención delos emperadores flavios a la zona occidental de la Pe-nínsula, podemos pensar que la restauración o las nue-vas obras que había llevado a cabo Nerón habían sidotan sólidas que no harían necesaria una nueva reformasólo en un plazo de quince o veinte años.

Una nueva intervención global sobre la calzada serealizó al comienzo del reinado de Trajano, en el año98, y además de gran envergadura, si tenemos encuenta que está documentada por veintitrés milia-rios. A ella pertenecen importantes obras de ingenie-ría, entre las que destacan los puentes de Alconétar yCáparra y quizás el de Salamanca. También el sucesorde Trajano, el emperador viajero Adriano, dejó suhuella sobre la calzada con miliarios fechados en el121, aunque, si tenemos en cuenta la reciente remo-delación de su antecesor, parecen responder más biena una intención propagandística. En todo caso, la cal-zada no volvió a contar con nuevas intervencioneshasta época severiana, a comienzos del siglo III. La dis-tinta distribución de los miliarios en el primer terciodel siglo III hace pensar en un nuevo sistema de man-tenimiento de la vía, puesto que ya no se documentanintervenciones globales, sino sólo reparaciones esca-lonadas, que son sobre todo frecuentes durante los rei-nados de Alejandro Severo y Maximino el Tracio. Dela segunda mitad de siglo aún contamos con inter-venciones locales en época de Decio (250) y de Probo(282), que continúan intermitentemente durante laTetrarquía, con miliarios que parecen responder a uninterés de propaganda dinástica, y en los reinados deConstantino y sus hijos, entre 324 y 326, con una in-tención similar. Los últimos emperadores que mani-fiestan algún interés por la calzada son el usurpadorDecencio, con un miliario en la región de Cáparra, y,

probablemente, Valentiano I o Valente, en un ejemplarfechado entre 354 y 367, el más tardío hasta la fecha.

No tenemos constancia fehaciente de la época enla que la calzada se arruina. Todavía en el siglo V,cuando las invasiones germánicas ponen fin al do-minio romano, se atestigua el tránsito por la vía, asícomo la vigencia de su señalización miliaria, si te-nemos en cuenta el testimonio de San Isidoro. Pode-mos imaginar que todavía el camino, aunque aban-donado, fue utilizado por los árabes en su expansiónpor el interior del oeste peninsular, y sólo la despo-blación, que convierte amplias zonas de la Meseta entierra de nadie como consecuencia de la reaccióncristiana y de la consolidación del reino de León,acaba con la vida de la calzada. Así parece despren-derse, al menos para su tránsito por las tierras de estereino, del testimonio del árabe Al-Idrisi, que en suobra geográfica se detiene en el Tajo cuando des-cribe los caminos del oeste peninsular77.

En cualquier caso, su primitivo trazado se conservóen gran parte hasta el siglo XVIII, como testimonianbuen número de documentos: los repertorios de cami-nos de Pedro Juan de Villuga y de Alonso de Meneses78,fechados respectivamente en 1546 y 1576, los manus-critos de Luis José de Velázquez, de mediados del XVIII79,y el Viage de España de Antonio Ponz80, publicado en elúltimo cuarto del siglo. Y al interés puramente científicoque ha llevado en los últimos tres siglos a eruditos e in-vestigadores a ocuparse de la calzada81, ha venido aunirse en los últimos cuarenta años el acicate del turismocultural, que, si ha contribuido a popularizar su cono-cimiento, también la ha trivializado, cuando no prosti-tuido por afanes de lucro82. No son muchos los restosmateriales que hoy perviven de la vieja vía romana. Sí,en cambio, una lección que no se debería olvidar: su pa-pel unificador e integrador por encima de trasnochadoso recién estrenados nacionalismos provincianos, quizásel más grave de los problemas que amenazan hoy la in-tegridad de una unidad política que ya existía hace dosmil años: Hispania.

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS46

Page 47: 2008 Catalogo Vi a Plata

EL CAMINO DE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍA ROMANA 47

NOTAS

54 J. M. ROLDÁN y F. WULFF, Citerior y Ulterior. Las provincias romanas de Hispania en la era republicana, Madrid, 2001.55 Sobre el nombre, vid. J. M. ROLDÁN, «El Camino de la Plata: iter o negotium», Homenaje Juan Cascajero. Gerión Extra, Madrid, 2007.56 Liv. 40, 17: eodem anno in Hispania L. Postumius et Ti. Sempronius propraetores comparaverunt ita inter se, ut in Vaccaeos per Lusitaniam iret Albinus… Vid.

FHA, III, 218; J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 118 y ss. 57 FHA, IV, 21 ss.; J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 155 y ss.58 El documento, único en su género, contiene las cláusulas de la rendición sin condiciones (deditio) de una comunidad lusitana o vetona, los Seanoc(enses),

diseminada por un área imprecisa de la zona de Alcántara, al general romano L. Cesio. Sobre la tabula, vid. Raquel López Melero et al., «El Bronce de Alcán-tara. Una deditio del 104 a.C.», Gerion, 2, 1984, pp. 265-323.

59 El Senado envió a la Ulterior en el 97 a.C., al cónsul P. Licinio Craso, que siguió dirigiendo la provincia en los años siguientes, en los que emprendió una seriede campañas, premiadas en el 93 con la concesión del triunfo. Una de ellas tuvo como escenario Bletisa, localizada en Ledesma (Salamanca), a cuyos habi-tantes el cónsul prohibió la celebración de sacrificios humanos. Los magros datos con los que contamos permiten suponer una voluntad romana de incorpo-rar los territorios al sur de la línea del Duero y fijar en este límite natural la frontera provincial. Vid. J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 189 y ss.

60 F. GARCÍA MORÁ, Un episodio de la Hispania republicana: la guerra de Sertorio, Granada, 1992; íd., «Sertorio frente a Metelo (79-78 a.C.)», II Congreso Penin-sular de História Antiga, Coimbra, 1990, Coimbra, 1993, pp. 375-398; I. KÖNIG, «Q. Sertorius. Ein Kapitel des frühen römischen Bürgerkriegs», Klio, 82/2,2000, pp. 441-458.

61 C. CALLEJO, «Los denarios de Valdesalor», Zephyrus, 16, 1966, pp. 39 y ss.62 F. VITTINGHOFF, Römische Kolonisation und Bürgerrechtspolitik unter Caesar und Augustus, Wiesbaden, 1952; A. GARCÍA Y BELLIDO, «Las colonias roma-

nas de Hispania», Anuario de Historia del Derecho Español, 29, 1959, pp. 447-512; H. GALSTERER, Untersuchungen zum römischen Städtewesen auf der ibe-rischen Halbinsel, Berlín, 1971.

63 J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 335 y ss. 64 C. PUERTA, Los miliarios de la Vía de la Plata, tesis doctoral, Madrid, 1995.65 El recorrido de la vía lo recoge el Itinerario de Antonino, 431,8-432,8, en la descripción del trayecto desde la desembocadura del Guadiana hasta Mérida. Sobre

la vía, R. CORZO y M. TOSCANO, Las vías romanas de Andalucía, Sevilla, 1992.66 Sobre estas vías, J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, pp. 153 y ss.67 Un excelente estudio de las vías relacionadas con Astorga, en I. MORENO, «Vías romanas de Astorga», Nuevos elementos de ingeniería romana. III Congre-

so de las Obras Públicas Romanas, Astorga, 2006; http://traianus.rediris.es/astorga2006/01moreno.pdf 68 Sobre las dos vías, M. del D. N. ESTEFANÍA, «Aspecto económico de la penetración y colonización de Asturias», Emerita, 31, 1961, pp. 43 y ss.; F. JORDÁ,

«La cultura de los castros y la tardía romanización de Asturias», Actas del Coloquio Internacional sobre el Bimilenario de Lugo, Lugo, 1977, pp. 43 y ss. Vid.también C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, «Vías de comunicación en el solar del reino de Asturias durante la época romana», El reino de Asturias, I, Oviedo, 1972,pp. 107 y ss.; íd., «Una vía romana en Asturias. la vía de Mesa y Lutos», Ibíd., pp. 119 y ss.

69 C. FERNÁNDEZ OCHOA et al., «La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias): las antiguas excavaciones y el epígrafe del Calpurnio Pisón»,AEspA, 78, 2005, pp. 129-146.

70 F. JORDÁ, Las Murias de Beloño, Cenero-Gijón, Oviedo, 1957.71 F. L. FITA, BRAH, 46, 1904, pp. 807 y ss.72 J. M. ROLDÁN, «Las guerras cántabras y la fundación de Mérida», Militaria. Revista de Cultura Militar, Madrid, 2001, pp. 15 y ss.73 J. M. ROLDÁN, en Historia de España Menéndez Pidal II, 2: España romana, Madrid, 1982, pp. 83 y ss. 74 Sobre los aspectos constructivos de las vías romanas, vid. el reciente estudio de I. MORENO, Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva, Madrid, 2004.75 J. GIL MONTES, «Via delapidata. identificación de una carretera romana a través de la procedencia de los materiales», Elementos de Ingeniería romana, Libro de

Ponencias del Congreso Europeo «Las Obras Públicas Romanas», Tarragona, 2004. Para el autor, no obstante, la falta de una infraestructura viaria semejante a ladel tramo meridional se explica porque la calzada en gran parte discurre sobre un buen manto de gravas y arcillas arenosas, idóneas en sí mismas para el afir-mado. Sólo las obras de fábrica indispensables, como los puentes sobre el Duero, Esla y Órbigo, hoy arruinados, habrían conocido el trabajo de la piedra.

76 C. PUERTA, op. cit., pág. 514, n.º 188 del catálogo.77 AL-IDRISI, Dikru ál-ándalus / ta’lifu sarif ál-‘idris = Descripción de España / de Xerif Aledris, conocido por el Nubiense; con traducción y notas de don Josef

Antonio Conde, Madrid, 1799. Vid. edición fácsimil en http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=8633.78 P. J. DE VILLUGA, Repertorio de todos los caminos de España, 1546, Madrid, Reimpresiones Bibliográficas, 1951; A. DE MENESES, Repertorio de caminos orde-

nado por Alonso de Meneses, correo. Año 1576, Madrid, La Arcadia, 1946.79 Vid. transcripción de la descripción de la Vía de la Plata en J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam (El Camino de la Plata), Salamanca, 1971,

pp. 185 y ss.80 A. PONZ, Viage de España, Madrid, 1771, reedición, Madrid, Aguilar, 1988-1989, 5 vols.81 E. FLÓREZ, España Sagrada, Madrid, 1819, 51 vols.; A. DE LABORDE, Itinéraire descriptif de l’Espagne, 3.ª ed., París, Didot, 1827-1830, 6 vols.; íd., Voyage

pittoresque e historique de l’Espagne, París, 1806, 2 vols.; A. CEÁN BERMUDEZ, Sumario de las antigüedades romanas que hay en España, Madrid, 1832; J. DE

Page 48: 2008 Catalogo Vi a Plata

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS48

VIU, Extremadura. Colección de sus inscripciones y monumentos, Madrid, 1852, 2.ª ed.; V. PAREDES GUILLÉN, Origen del nombre de Extremadura, Plasen-cia, 1886; A. BLÁZQUEZ, «Vía romana de Mérida a Salamanca», BRAH, 61, 1912; A. BLÁZQUEZ y C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, «Exploraciones en las víasromanas de Botoa a Mérida, Mérida a Salamanca, Arriaca a Sigüenza, Arriaca a Titulcia, Segovia, Titulcia y Zaragoza al Verán», MJSEA, 24, Madrid, 1920; M.GÓMEZ MORENO, Catálogo Monumental de la provincia de Zamora, Madrid (1903-1905), 1927; J. R. MÉLIDA, Catálogo Monumental de España. provinciade Cáceres, Madrid, 1924; íd., Catálogo Monumental de España. provincia de Badajoz, Madrid (1907-1910), 1925; C. MORÁN BARDÓN, Reseña histórico-artís-tica de la Provincia de Salamanca, Acta Salmanticensia II, Salamanca, 1946; íd., La calzada romana «La Plata» en la Provincia de Salamanca, Madrid, 1949; íd.,«Antiguas vías de comunicación en Salamanca», Revista de Obras Públicas, 2828, 1953, pp. 603-615; F. WATTENBERG, La región vaccea. Indigenismo y roma-nización en el valle del Duero, Bibliotheca Praehistorica Hispana, II, Madrid, 1959; E. LOEWINSHON, «Una calzada y dos campamentos romanos del con-ventus Asturum», AEspA, 38, 1965, pp. 26-49; M. GÓMEZ MORENO, Catalogo Monumental de la provincia de Salamanca, Madrid, 1967; J. M. ROLDÁN, Iterab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971; L. CABALLERO, Alconétar en la vía romana de la Plata, Garrovillas (Cáceres), ExcavacionesArqueológicas en España, 70, 1973; J. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, «Un nuevo miliario de la Calzada de la Plata», Zephyrus, 28-29, 1978, pp. 325-331; R.GRANDE DEL BRÍO, «Dos nuevos miliarios de la Calzada de la Plata», Zephyrus, 30-31, 1980, pp. 252-253; E. CERRILLO, «Excavaciones en la villa romanade Santiago de Bencáliz (Cáceres)», NAH, 13, 1982, pp. 169-212; M. GARCÍA MORALES-R. GRANDE DEL BRÍO, «Los miliarios de Calzadilla de Mendigosen la Calzada de la Plata», Zephyrus, 34-35, 1982, pp. 207-212; S. DÍAZ LUIS, «Un nuevo miliario de la Calzada de la Plata», Zephyrus, 34-35, 1982, pp. 203-206; J. M. FERNÁNDEZ CORRALES, «Toponimia y arqueología en la provincia de Cáceres», Norba, 5, 1984, pp. 29-38; J. BARCO, Prospección de la Vía de laPlata desde Mérida hasta el límite de la provincia, Cáceres, 1985; J. M. FERNÁNDEZ CORRALES, Trazado de las vías romanas en Extremadura, Cáceres, 1988;R. GRANDE DEL BRÍO y L. BENITO, «El miliario número CLIX de la Calzada de la Plata (La Dueña de Abajo, Pedrosillo de los Aires, Salamanca)», Revistaprovincial de Estudios de Salamanca, 16-17, 1988, pp. 331-340; J. GIL MONTES, «Norba y la Vía de la Plata», El Miliario Extravagante, 16, 1988, pp. 14-17; íd.,«La red viaria extremeña», íd., 17, 1988, p. 9; A. GONZÁLEZ CORDERO, «Algunas notas sobre los miliarios de la Vía de la Plata en el tramo comprendidoentre ad Sorores y Castra Caecilia», El Miliario Extravagante, 27, 1990, pp. 17-19; S. HABA y V. RODRIGO, «La Vía de la Plata entre las mansiones de Rusti-ciana y Caecilius vicus: la calzada en relación con el asentamiento», en La red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990, pp. 241-252; J. M. BRAGADO,«Aproximación al estudio de la red viaria romana en la provincia de Zamora», Primer Congreso de Historia de Zamora, II, Zamora, 1990, pp. 379-408; E. LOE-WINSHON, «La Vía de la Plata: del río Esla (Astura) a Asturica Augusta», El Miliario Extravagante, 35, 1991, pp. 2-6; íd., «Unas correcciones respecto a la Víade la Plata», íd., 71, pp. 9 y ss.; C. Puerta, Los miliarios de la Vía de la Plata, tesis doctoral, Madrid, 1995; E. LOEWINSHON, «La Vía de la Plata en sus extre-mos septentrionales: Brigecio», Revista de estudios de Benavente y sus tierras, 5-6, 1995.

82 Fue el ministro de Franco Manuel Fraga quien en los años sesenta promocionó el Camino de la Plata en el marco de una serie de rutas más o menos dispara-tadas –de los Castillos, del Quijote, del Cid…–, que pretendían atraer a visitantes foráneos que aliviaran con su presencia nuestra maltrecha economía. Elnombre hizo fortuna –lo prueban las 138.000 entradas que se contabilizan en Internet– y se ha utilizado para bautizar líneas de ferrocarril, transportes de via-jeros por carretera, rutas de peregrinaje, sendas de ciclismo, alojamientos o incluso, lo que es menos explicable, bodegas e institutos de enseñanza secundaria.

Page 49: 2008 Catalogo Vi a Plata

El tramo de la vía XXIV, más conocida en su re-corrido inicial como Vía de la Plata y que recorre laactual Comunidad Autónoma de Extremadura cons-tituye uno de los mejor conocidos de este camino mi-lenario. Las menciones a él desde el siglo XVI son fre-cuentes, y los humanistas que transitan por él tienenconciencia de hacerlo por el que hacía siglos habíasido un camino a través de cual se introdujeron nopocas novedades de todo signo procedentes del Me-diterráneo. Pero todo camino histórico tuvo tambiénsus ligeras variaciones de trayecto a través deltiempo. Ello facilitó en muchas ocasiones que que-dara fosilizado y que ahora pueda ser analizado conmayor detenimiento.

Las morfologías que exhibe en el tramo de la ac-tual Extremadura son diversas y ello será preciso ex-plicarlo por la diversidad de los materiales con losque cuenta en sus proximidades para crear el firme yel enlosado. También sería preciso no olvidar que al-gunos de esos tramos fueron construidos o reparadosen diferentes épocas por los evergetas locales, lo cualpermitiría señalar esas diferencias en la construccióny no siempre debidas al proceso arqueológico.

En los 190 kilómetros aproximadamente que po-see en el tramo esta vía que recorre Extremadura seconocen más de 130 miliarios, algunos perdidos en laactualidad, pero con referencia documentada desde elsiglo XVI, y correspondiendo algunos de ellos a la se-rie de refacciones que se realizaron a lo largo deltiempo entre la época de Augusto hasta la segundamitad del siglo IV.

La vía XXIV con destino a Caesaraugusta arrancabade Augusta Emerita desde alguna puerta de la murallasituada en las proximidades del río Albarregas, el Ba-rraeca romano, cuyo hidrónimo original ha sido com-probado recientemente por medios epigráficos83. Cru-zaba dicho río –afluente del más caudaloso Guadiana,el Anae– por medio de un puente de cuatro arcos másotro de dimensiones menores, que acaso fuera coetá-neo de los otros que permitían el paso de este río y

49

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERESUNIVERSIDAD DE EXTREMADURA

ANA MONTALVO FRÍASJUNTA DE EXTREMADURA

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURADE AUGUSTA EMERITAA CAECILIUS VICUS

AUGUSTA EMERITAad Sorores

Castra CaeciliaTurmulos Rusticiana

Capara Caecilius Vicus

ASTURICA AUGUSTA

Page 50: 2008 Catalogo Vi a Plata

cuya cronología ha sido establecida en los momentosfundacionales de la ciudad. La necesidad de dar trán-sito a los diversos caminos que culminaban o partíande ella, así lo exigía84. La estampa de los viajeros e ilus-tradores de los siglos XVIII y XIX se ha convertido casien una postal en la que se representa el puente con lasruinas del acueducto conocido como de los Milagros apoca distancia de él, se mantiene rodeado de edificiosmodernos y siendo paso obligado del ferrocarril.

El primer tramo de la vía a su salida de Mérida ha-cia el norte coincide prácticamente con el comienzode la N-630, enfilando hacia el cementerio, en un tra-zado prácticamente rectilíneo por no existir proble-mas topográficos que se lo impidan. El paso por Valde los Hitos lo sugiere la presencia de miliarios quefueron localizados desde antiguo85.

A la altura del embalse de Proserpina, uno de losque abastecieron a la ciudad desde época temprana,gira al este, a través de Royanejo, topónimo acaso re-lacionado con la función que poseerá un poco des-pués como delimitador de los términos municipalesde Mirandilla y Carrascalejo. Desde allí se mantieneal este y paralela casi a la N-630, para desviarse unpoco más en esa dirección al norte de Aljucén, bus-cando un paso adecuado para vadear el río de esenombre por un inexistente puente en la actualidad,aunque sus exiguos restos se puedan reconocer to-davía en el lugar que ocupó86. Acaso la destrucción delmismo y la presencia de otras localidades más aloeste fue lo que obligó a que desde la Edad Media secrease una alternativa que obligaba a transitar más aloeste, pasando por esas localidades.

Un poco más al norte, a partir de la Raposera, escuando la vía y la carretera caminan prácticamente jun-tas, volviendo a servir de límites de las demarcacionesmunicipales, y así ambas cruzan el límite provincial en-tre Badajoz y Cáceres por el Valle de las Ventas y de laZarza en unas interminables rectas que culminan en elPuerto de las Herrerías. Es posible que desde esa zonaarrancase la vía XXV que comunicaba también Au-

gusta Emerita con Caesaraugusta a través de Toledo, si-guiendo prácticamente el mismo recorrido que luegoharán la N-V o la más reciente A5. Desde ese puntoesta última vía se dirigiría hacia el noreste por Trujillo,como sugiere el Anónimo de Ravena.

Pasado el puerto citado la vía describe un ligerocambio hacia el este, siguiendo prácticamente la mismadirección que la carretera actual, circulando por suorilla izquierda hasta llegar a Casas de Don Antonio,en que la atraviesa para colocarse a la orilla derecha ala altura del río Ayuela que cruzaba por un puente hoydesaparecido. En las inmediaciones de esa localidad sehallaría la mansio de ad Sorores, la primera del trayecto,que se situaba a 26 millas de Mérida. La situación deesta mansio no ha sido discutida, aunque con frecuen-cia se la ha situado unos kilómetros más al norte, ha-ciéndola coincidir con las ruinas de una villa, en la de-hesa de Santiago de Bencáliz87.

Roldán ya señaló el valor de los acusativos en ad delItinerario de Antonino, como puntos de empalme ha-cia otros lugares. Sobre el significado de sorores se hapensado en unas eminencias topográficas situadas enlas proximidades, o en elementos cultuales. Sin em-bargo, la existencia de un camino que arranca precisa-mente del punto en que estuvo situada la mansio quesigue el límite del término municipal de Cáceres y al-canza el poblado prerromano de origen vettón de Vi-llasviejas de Tamuja, compuesto por dos recintos debastante extensión, podría hacer pensar que ambosrecintos recibiesen tal denominación88.

Desde ad Sorores hacia el norte la vía circula a la de-recha de la 630, pasando delante de la dehesa citadade Bencáliz, en donde se encuentra el miliario que aúnconserva la cifra de la milla XXVIII y que hace pensarque se halla in situ, justo frente al acceso a la villa. Másadelante se ve obligada a cruzar el arroyo de San-tiago mediante un puentecillo de un solo arco que serehízo a finales del siglo XVIII. En las proximidades seha excavado un trecho de ella. Desde ad Sorores la víamarcha paralela a un batolito granítico, del que sin

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS50

Page 51: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS 51

Salida de la vía de Mérida. Grabado de Laborde.

Proximidades de la Mansio ad Sorores. Salida de la vía hacia Casar de Cáceres.

Page 52: 2008 Catalogo Vi a Plata

duda alguna se benefició para el abastecimiento dematerial para el solado y para la confección de milia-rios, algunos de los cuales, sin inscripción alguna, sehallaban desde hace años convertidos en pilas deabrevadero en la fuente de Bencáliz.

Poco después de haber cruzado el citado arroyo lavía se dirige hacia el oeste, no a mucha distancia de lacarretera, para dejar al este Aldea del Cano, localidadque desde la Edad Media era de paso obligado. Alnorte de ella existen algunas fortificaciones medievales,herederas sin duda de las antiguas villae que se inser-taban en un paisaje de penillanura con auténtica voca-ción agropecuaria. Tampoco están ausentes los dólme-nes, como los existentes en las Eras del Garabato. En esadirección se mantiene hasta el río Salor que circula deeste a oeste y que ha de cruzar por un puente origina-riamente romano, pero que fue objeto de numerosas re-paraciones en todas las épocas y con diseños de las mis-mas en el siglo XVIII, cuando se repara el camino,especialmente a la salida del mismo por el norte, comodemuestra la documentación del Archivo Municipal deCáceres. Las excavaciones realizadas recientemente enese punto no hicieron sino mostrar una de las últimasreparaciones, acaso la citada de 175089.

En las proximidades del puente, en Valdesalor, sehalló un lote de denarios romanos de plata que hacenpensar que ya a comienzos del siglo I a.C., ya existíatráfico por las inmediaciones, acaso correspondientea los movimientos de tropas romanas90.

Esa zona posee un control visual desde las alturassituadas al norte, especialmente desde el castillo delPuerto, una reducida edificación militar que permitíadivisar un antiguo camino que provenía desde Mete-llinum hacia Norba y pasaba no lejos de las citadas Vi-llasviejas de Tamuja, la posible Tanusia, emisora demonedas de plata y verdadero centro nodal antes dela presencia romana en la zona91.

Desde el Salor la vía continuaba hacia el nortepara traspasar una pequeña altura conocida comopuerto de las Camellas o del Trasquilón. En la casa de

ese nombre se colocaron en las dependencias agríco-las varios miliarios anepígrafes de la vía. Acaso ac-tuasen a modo de depósito de los mismos para ser re-puestos tras las consiguientes reparaciones del firme92.

Después del citado puerto mantiene la invariabledirección norte, para llegar al polígono de la CharcaMusia, una zona donde el camino es citado en la do-cumentación histórica como camino de Mérida, o ca-mino Real. A finales del siglo XVIII, e incluso a co-mienzos del XIX, aún era reconocible el empedradopeculiar poco antes de llegar a la ermita del EspírituSanto, zona considerada como necrópolis en donde seconcentran no pocas inscripciones funerarias de lashalladas en las proximidades de Cáceres, hasta dondellega por la Ronda de San Francisco. En esa zona secumplen las cuarenta y seis millas romanas quecuenta el itinerario desde Mérida, de las que veintecorresponden a la trecho desde ad Sorores.

La mención de éste para Cáceres es la de CastrisCaecilii, sin duda una derivación del ablativo plural deCastra Caecilia, un problema de historiografía local, delcual se deriva el actual nombre de Cáceres tras haberpasado por el árabe. El problema arranca de que allímismo se situó la Colonia Norbense Caesarina93.

No plantea problema alguno el acceso a la ciudad.El urbanismo actual mantiene fósiles las tramas delprimitivo, observándose cómo desde el puente deSan Francisco –cuya construcción data del siglo XIX–arrancan varios viales, de los que unos se adentraríanen el recinto murado y otros lo rodean. Otro tanto seobserva hacia el norte, cuando un haz de calles con-fluye en la zona conocida como las Eras de los Már-tires, por la ermita de tal advocación situada en dondehoy se halla la plaza de toros. Desde ese punto la víase dirigía hacia el norte a través de un collado entreel Cerro del Rollo y el del Teso, para descender haciael arroyo de Aguas Vivas y desde allí, aunque el ca-mino no se reconozca con claridad, hacia Casar de Cá-ceres. Durante todo ese trayecto se desvía ligera-mente hacia el oeste para buscar esa localidad.

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS52

Page 53: 2008 Catalogo Vi a Plata

Para algunos autores la vía originariamente circu-laría a algunas centenas de metros del actual casco ur-bano de Casar de Cáceres, aunque su disposición urba-nística de una calle que lo cruza en esa misma direccióngenera otras tantas paralelas entre sí y con ella, lo quehace pesar que circulara directamente bajo ella. A su sa-lida, junto a la ermita de Santiago, se dirige a buscar elVado de Alconétar y cruzar el Tajo. En ese trayecto deunos 16 kilómetros circula por una loma desde la cualse divisa el amplio paisaje circundante que en sus úl-timos tramos antes de descender al valle del Tajo es pa-ralelo al cauce del arroyo Villoluengo. En él se puedenobservar numerosos restos físicos de la vía, como losbordes de la misma realizados en granito de las in-mediaciones y numeroso miliarios, algunos de ellosanepígrafes, como su hubieran formado parte de otrodepósito de los mismos.

Antes de cruzar el Tajo debía hacerse primero eldel Almonte por un puente del que a fines del sigloXX aún se conservaba algún resto en las orillas94. Des-pués pasaba bajo la fortaleza medieval de Alconétary cruzaba el Tajo por un puente de casi trescientosmetros de longitud que ofrece ciertas peculiaridadessobre los modelos conocidos en otros de la mismaépoca. La presencia de ambos puentes fue determi-nante para la toponimia de la zona: Alconétar, cuyosignificado alude a «los puentes». La ruina de ambosdesde la Edad Media al menos, propició que la víaquedase alterada en su conjunto, pues el paso habíade hacerse obligatoriamente por medio de barcas,cuyo derecho cayó con el tiempo en la casa del duquede Frías. En esa zona, hoy anegada, se cumplían lasveinte millas que separaban la mansio de Castra Cae-cilia con la situada aquí, la de Turmulos, mansio que noha sido emplazada ante la falta de restos que permi-tan hacerlo con toda seguridad.

Inmediatamente de atravesar el Tajo se hallabauna villa rural romana, en cuyas inmediaciones se es-tableció en época tardoantigua una construcción cul-tual cristiana y un edificio funerario de la misma

época. Allí L. Caballero pudo excavar un fragmentode tramo de la vía, de la que había desaparecido lacapa superior de rodadura junto a una villa romanay a otros edificios de carácter cultual y funerario95.

La vía seguía paralela al río durante unos metros,hasta que sin más dilación se hace preciso ascender auna cota superior en las inmediaciones del cerro del Ga-rrote para alcanzar una cota a través de la cual llegar alas proximidades de Cañaveral, siguiendo ahora unadirección noreste tras un recorrido de 11 kilómetros.

Desde las proximidades de la estación de ferro-carril de Cañaveral la vía se dirige por el cauce delarroyo Pizarroso a cruzar el Puerto de los Castañospor donde lo siguen haciendo tanto la N-630 como laA-66. Pasado éste se desvía ligeramente al oeste deGrimaldo y de la 630, para pasar cerca del cerro delCabildo, que deja al oeste, y manteniendo la direcciónnoreste que adquirió tras pasar los Castaños. En esadirección cruza la carreta local que arranca en la N-630 y se dirige a Riolobos y no lejos de allí se vuelvena cumplir las veintidós millas que señala el Itinerarioentre Turmulos y Rusticiana, la mansio situada en la de-hesa de Larios. Luego asciende a poco más de dos ki-lómetros de distancia del curso del río Jerte, pasando

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS 53

Restos de la vía al norte del Casar de Cáceres antes de llegar a Alconétar.

Page 54: 2008 Catalogo Vi a Plata

a la altura de la villa murada medieval de Galisteo,donde cruzaría dicho río al oeste de Carcaboso por unpuente desaparecido desde antiguo.

En ese trayecto se conservan varios miliarios, algu-nos de los cuales se hallaban aún in situ en el siglo XVI

y sirvieron para que Ginés de Sepúlveda hiciera una va-loración de la milla romana. Un buen número de ellosse conservan reunidos en la misma localidad.

Desde la época medieval se abandonó ese tramoentre Galisteo y Carcaboso al este del Jerte, para atra-vesarlo a la altura de la primera localidad y circularpor la orilla contraria a la original96.

A partir del Jerte el trazado describe una serie decurvas hasta tomar prácticamente dirección hacia elnorte hasta Cuarto Real. Desde aquí inicia una in-mensa recta de más de ocho kilómetros en direcciónnoreste hasta su llegada a Cáparra. En ese despo-blado se vuelven a cumplir las veintidós millas que laseparan de la mansio anterior, Rusticiana.

Cáparra, Capara, fue una fundación romana de épocaaugustea como oppidum stipendiarium, aunque ese nom-bre acaso perteneciera a una población indígena anteriorsituada en sus inmediaciones. A fines del siglo I d.C. ad-quirió el estatuto municipal y se monumentalizó con

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS54

Vía en las proximidades de Alconétar al bajar el embalse, noviembre 2007.

Page 55: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS 55

Zona al sur de Cáparra junto a Ventaquemada. Proximidades de Galisteo.

Tetrapylon y zona central de Cáparra.

Page 56: 2008 Catalogo Vi a Plata

importantes edificios de carácter urbano97. El decumanusmaximus de la ciudad era el paso de la vía que sirvió depauta a todo el urbanismo posterior. Precisamente eneste tramo es donde mejor se ha conservado el pavi-mento, situado bajo más de un metro por debajo del ni-vel actual del suelo debido a modificaciones del caminoantiguo. La presencia de las losas del solado del camino,con su correspondiente desgaste por uso aparecen trasla excavación arqueológica delante del tretrapylon si-tuado en el centro de la antigua ciudad como si eltiempo no hubiera transcurrido.

Un miliario de Nerón hallado, reutilizado en losedificios posteriores, lleva la marca de las 110 millas,las que la separaban del punto de partida de la vía, esdecir, de Augusta Emerita.

La salida de la antigua ciudad se realizaba por lapuerta noreste y durante casi dos kilómetros el ca-mino se dirige hacia el este, para de nuevo retomar ladirección anterior, suroeste-noreste, que mantendrá alo largo de once kilómetros y medio, hasta que vuelvea encontrarse con la N-630 a la altura de Casas delMonte, junto a la villa romana de la Granjuela. Du-rante todo ese trayecto se conoce al camino con elnombre de El Lindón, alusión a la función que des-arrolla durante él, como linde o límite de antiguas ju-risdicciones de los reinos de León y Castilla, y tam-bién de los territorios diocesanos de Coria y Plasenciay de los diversos términos municipales que surgierondesde la Edad Media a ambos lados de su recorrido.

Desde ese punto, sin llegar a perder la citada direc-ción, alcanza Aldeanueva del Camino, que le debe talnombre a la antigua vía, y creando una profunda hue-lla en su desarrollo urbanístico al cruzarlo por el centroy obligando a construir un puente –muy remozado endiversas épocas– que cruzaba un arroyo local.

Al salir del casco urbano, la N-630 sigue práctica-mente el mismo trazado que la antigua vía, dejando aésta unas veces a la derecha, otras a la izquierda y otrasbajo el firme reciente. En esas condiciones deja Hervásal este y alcanza Baños de Montemayor –con bastante

posibilidad, Aquae Caperensis–, en donde ya desde épocaromana se puso en valor el carácter salutífero de lasaguas del manantial al que se ofrecieron numerosasofrendas votivas a las nymphae Caperensis98.

No lejos de aquí debe de encontrarse la mansio deCaecilius Vicus, justo a otras veintidós millas romanasde Capara, se inicia un brusco ascenso para saltar a lastierras de la Meseta. La vía original era visible hastahace una treintena de años en que fue cubierta por lo-sas modernas en un tramo de casi dos kilómetros. Enese punto se sitúa el límite administrativo de las pro-vincias de Cáceres y Salamanca y por consiguiente, de comunidades autónomas, justo cuando la vía ha dedescribir varias curvas para llegar a Puerto de Béjary continuar adelante.

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS56

Salida de Baños de Montemayor.

Page 57: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS 57

NOTAS

83 M.ª CANTO, F. PALMA y A. BEJARANO, «El mausoleo del Dintel de los Ríos de Mérida, Revve Anabaraecus y el culto de la confluencia», Madrider Mittei-lungen, 38, 1997, 247-294); A.M. BEJARANO OSORIO, El mausoleo del Dintel de los Ríos: los contextos funerarios tardíos en Augusta Emérita, Cuadernos Eme-ritenses 27, Mérida, 2004.

84 J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, El puente romano de Mérida, Monografías Emeritenses, 1, Badajoz, 1983.85 C. PUERTA TORRES, Los miliarios romanos de la Vía de la Plata, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1995.86 J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ y J. A. DÍAZ PINTADO, «El puente romano de Aljucén», Homenaje a Cánovas Pessini, Badajoz, 1985, p. 95; M. DURÁN FUEN-

TES, «Puentes históricos de la Vía de la Plata», en este mismo catálogo. 87 E. CERRILLO, «Excavaciones en la villa romana de Santiago de Bencáliz. Un asentamiento rural romano en la Vía de la Plata», Noticiario Arqueológico His-

pánico, 13, Madrid, 1982, p. 167.88 J. M. ROLDÁN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971; M. P. GARCÍA-BELLIDO, «Mansio ad Sorores en el iter ab Emerita

Asturicam», Archivo Español de Arqueología, 69, 1996, p. 281; J. M. ABASCAL PALAZÓN, «De nuevo sobre Ataecina y Turobriga. Exploraciones del año 1900 enLas Torrecillas (Alcuéscar, Cáceres)», Archivo Español de Arqueología, 69, 1996, p. 275; E. CERRILLO: «La Vía de la Plata en Extremadura: observaciones históri-cas y arqueológicas», V Mesa Redonda Internacional sobre Lusitania Romana: Las comunicaciones, J. G. GORGES, E. CERRILLO y T. NOGALES (eds.), Mérida,2004, pp. 177-194; íd., «Las mansiones en el tramo extremeño de la Vía de la Plata», Anas, 18, 2005, pp. 105-123.

89 Archivo Municipal de Cáceres, Libro de Acuerdos, 3 de septiembre de 1750.90 C. CALLEJO, «Los denarios de Valdesalor», Zephyrus, XVI, 1.965, pp. 39 y ss.91 A. ALONSO SÁNCHEZ, «El fortín romano del Castillo del Puerto, Cáceres. El control del territorio», Extremadura arqueológica, 2, 1991, pp. 417-430; EAD.,

Fortificaciones romanas en Extremadura: la defensa del territorio, Cáceres, 1988.92 A. GONZÁLEZ CORDERO, «Sobre los miliarios de la Vía de la Plata en el tramo comprendido entre “ad Sorores y Castra Caecilia”», El Miliario Extravagan-

te, 27, 1990, p. 17. 93 C. CALLEJO, Los orígenes de Cáceres (Arqueología, historia antigua y tradición de la ciudad), Cáceres, 1980.94 V. PAREDES GUILLÉN, Origen del nombre de Extremadura, el de los antiguos y modernos, de sus comarcas, ciudades, villas, pueblos y sus ríos; situación de

sus antiguas poblaciones y caminos, por Don… Arquitecto, Plasencia, Imprenta de José Hontiveros, 1886.95 L. CABALLERO ZOREDA, Alconétar en la vía romana de la Plata, Garrovillas, Cáceres, Excavaciones Arqueológicas en España, 70, Madrid, 1970.96 S. HABA QUIRÓS y V. RODRIGO LÓPEZ, «La Vía de la Plata entre las mansiones Rusticiana y Caecilius vicus: la calzada en relación con el asentamiento», La

red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990, pp. 241 y ss. 97 E. CERRILLO, «Capara, municipio romano», Sociedad y Cultura en Lusitania romana. Actas de la IV Mesa Redonda Internacional, J. G. GORGES y T. NOGA-

LES (eds.), Mérida, 2001, pp. 155-164.98 J. M. ROLDÁN HERVÁS, «Las lápidas votivas de Baños de Montemayor», Zephyrvs, XVI, 1965, p. 23.; S. HABA QUIRÓS y V. RODRIGO LÓPEZ, «El tema

del culto a las aguas y su continuidad en relación con las vías naturales de comunicación», I Coloquio Internacional de Religiones Prehistóricas de la Penínsu-la Ibérica, Salamanca-Cáceres mayo de 1987, Zephyrvs, XLIII, 1990, p. 271; E. Cerrillo, «El territorio de Cáparra», e. p.

Page 58: 2008 Catalogo Vi a Plata

Para el estudio de la Vía de la Plata se analizarán lasinformaciones, que poseemos desde los itinerarios an-tiguos (Itinerario de Antonino, Anónimo de Rávena,Tablas de barro de Astorga) hasta las modernas «guíasde caminos» del siglo XVI (Meneses, Villuga) y libros deviajeros en época medieval y en épocas más modernashasta la configuración actual de vías de comunicación.

Vía de la Plata: calzada romana

Desde el estudio de J. M. Roldán Hervás (1971)quedó perfectamente delimitado el trayecto de la cal-zada romana, que conocemos como Vía de la Plata.

Su trayecto unitario nos es conocido por el Anó-nimo de Rávena, del siglo VII probablemente, quienda una enumeración de ciudades siguiendo vías an-tiguas romanas.

Con anterioridad (siglo III) se escribe el Itinerariode Antonino, que recoge un mapa bastante completode la red de calzadas de la Hispania romana.

Otra fuente antigua importante para nuestro es-tudio es Claudio Ptolomeo, geógrafo del siglo II,quien nos proporciona las denominaciones de ciuda-des según los grados de longitud y latitud.

Si entrar en problemas de autenticidad, conside-ramos como otra fuente de información valiosa lasllamadas Tablas de Barro de Astorga, hoy en el Mu-seo Arqueológico de Oviedo.

La calzada romana Vía de la Plata parte de la ciudadde Mérida y llega hasta la ciudad de Astorga, con unospuntos intermedios referidos, aunque no en todos loscasos, cuyas distancias se establecen según las jornadasdel recorrido. En el Itinerario de Antonino reconocemosestos puntos intermedios con la denominación de man-siones (en plural), mansio (en singular). Muchas de estasmansiones están perfectamente identificadas en la ac-tualidad y además siguen siendo objeto de discusiónentre los estudiosos de estos temas.

Esta vía romana no está recogida como tal deforma completa. Sí hay dos vías que enlazan en Za-mora (Ocelo Duri) recogidas en el Itinerario de Anto-

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSOUNIVERSIDAD DE LEÓN

LA VÍA DE LA PLATA EL TRAMO DE CASTILLAY LEÓNDE CAECILIUS VICUSA ASTURICA

58

AUGUSTA EMERITA

Caecilius Vicus

ASTURICA AUGUSTA

ad Lippos SenticeSalmantica

SabariaOcelo Duri

VicoAquarioBrigeco

Bedunia

Page 59: 2008 Catalogo Vi a Plata

nino, según veremos a continuación: una de Méridaa Zaragoza y otra de Astorga a Zaragoza.

Las referencias del Itinerario de Antonino, ya ci-tado, son los siguientes:

Wess.433, 1 Item ab Emerita

2 Caesaraugustam m. p. DCXXXIIWess.

434, 1 Caelionicco m. p. XXII2 Ad Lippos m. p. XII3 Sentice m. p. XV4 Salmantice m. p. XXIIII5 Sibarim m. p. XXI6 Ocelo Duri m. p. XXI

Wess.439, 5 Item ab Asturica

6 Caesaraugustam m. p. CCCCXCVII sic:7 Bedunia m. p. XX8 Briceco m. p. XXXII9 Vico Aquario m. p. XXXII

10 Ocelo Duri m. p. XVIWess.

439,15 Item ab Asturica per Cantabria Caesaraugusta16 Item ab Asturica per Cantabria Caesaraugusta

440, 1 Brigeco

Otra fuente itineraria de gran importancia es el Anó-nimo de Rávena:pp IV-45

319 1 Brigicon

2 Preterion 340

3 Vico Aquarum

4 Ocelodurum

5 Comeniaca

6 Sebarium

7 Salmantica 345

8 Sentice

9 Appos

10 Coloricum

La tercera fuente para nuestro estudio, a pesar de quese habla a veces de falsificación, es la Tabla de Barro deAstorga, n.º III. Las Tablas de barro de Astorga, en nú-mero de cuatro, se encuentran hoy en el Museo Ar-queológico de Oviedo. El texto es el siguiente:

VIA ASTVRICA AD EMERITA AVGVSTA

BEDVUNIA VII MILIAS

VICO AQVUARIO X

OCELODVRI XI

SABARIAMV VIII

SALMANTICA X

SENTICE…

AD LIPPOS…

CAECILIO VICO…

59LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA

Tabla de Barro de Astorga, n.º III.

Page 60: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO60

Podemos contar con una cuarta fuente. Se trata dela Geografía de Claudio Ptolomeo, escritor del siglo II,quien nos proporciona algunos nombres de ciudades,fácilmente identificables en la calzada que estudia-mos según los nombres que aparecen en las otrasfuentes ya recogidas.

El autor citado se refiere a los distintos pueblosprerromanos y recoge la ubicación geográfica de al-gunos núcleos urbanos, según los grados de longitudy latitud. De esta manera cita las ciudades siguientes,que damos transcritas en la terminología latina:

Entre los vettones: Salmantica 8º 50’-41º 50’

Ocelum 8º 20’-41º 15’

Entre los astures: Brigecum 10º 00’-44º 50’

Bedunia 9º 50’-40º 25’

Asturica Augusta 9º 30’-44º

Otra fuente, del siglo XVI, que recogemos es el Re-pertorio de caminos de Alonso de Meneses, del año1576, publicado en Alcalá de Henares y que maneja-mos en su edición del año 1946 en Madrid.

En las páginas 29-30 se recoge el camino de Pla-sencia para Toro, donde se dice que hay leguas XXXVy M. Ya en la provincia de Salamanca actual se sitúanlos pueblos siguientes:

La Calzada (Calzada de Béjar), señalando desde Baños(Baños de Montemayor, Cáceres) la distancia de II

leguas, aproximadamente 10 kilómetros escasos, pues

la legua viene a equivaler a 4.800 m.

Valdehuentes a I legua de La Calzada. Hoy Valdefuen-

tes de Sangusín.

El Endrinal a II m leguas (dos leguas y media) de Val-

dehuentes. Hoy Endrinal.

Frades, hoy Frades de la Sierra, a I m (una legua y

media) de El Endrinal.

La calzada, hoy Calzadilla de Mendigos, a I m legua

(una legua y media) de Frades.

Las Siete Carreras a I legua (una legua) de La Calzada. En

las proximidades de San Pedro de Rozados.

Mesón Nuevo a I legua (una legua) de las Siete Carreras.

En las proximidades de Porquerizos.

Salamanca a III leguas (tres leguas) de Mesón Nuevo.

Repertorio de caminos de Alonso de Meneses.

Page 61: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 61

También en la página 30 recoge Alonso de Menesesotro camino de Plasencia para Salamanca, de leguasXXII y M en el que se recogen los siguientes pueblos:

La Calzada: II leguas (desde Baños).

Villa de Fuentes: I legua.

El Endrinal: II m leguas (dos leguas y media).

Frades: I m legua (una legua y media).

La Calzadilla: I m legua (una legua y media).

Siete Carreras: I legua.

El Mesón Nuevo: I legua.

Salamanca: III leguas.

Como puede comprobarse, este camino es coinci-dente con el anterior salvo en el nombre de La Cal-zadilla, que en el primero aparece como La Calzada.

En las páginas 34-35 aparece recogido un caminode Santiago para Alicante de CLXXVIII leguas, en elque se recogen varios pueblos de la provincia deLeón y que son los siguientes:

Astorga: II leguas (desde Palacios de Valduerna).

La Bañeza: II leguas.

La Torre: I legua. Hoy San Martín de Torres.

La Noria: I legua. Hoy la Nora.

La Puente Beizana: I legua. Hoy caserío de la Vizana en el

kilómetro 24 de Castrocalbón a la de Madrid-La Coruña.

Los Molinos: I legua. Se ubicaría en las proximidades de

Pobladura del Valle, en el margen izquierdo del río Órbigo.

Benavente: II leguas.

En la página 27 se recoge otro camino de Medina delCampo para Astorga, con XXV leguas, idéntico alanterior con el orden invertido.

En lo que respecta al tramo entre Plasencia a Sala-manca, hay coincidencia aunque con el orden invertido,entre nuestro autor y otra recopilación del año 1546(treinta años antes de Alonso de Meneses), cuyo autores Pedro Juan de Villuga, titulada Repertorio de todos loscaminos de España, libro publicado de nuevo en Madriden el año 1951 y cuya edición hemos consultado.

LAS MANSIONES VIARIAS

El término mansión lo utilizamos como equiva-lente del latín mansio y no con su significado actual.

Seguimos el orden inverso a la descripción que ha-remos después con la seguridad de que no se alterael producto final.Asturica Augusta: No hacemos referencia aquí por

considerarlo superfluo, ya que de todas las fuen-tes geográficas, epigráficas y literarias que recogendicha ciudad testimonian que no hay ningunaduda de su identificación con Astorga.

Bedunia: Esta mansión aparece citada en el Itinerariode Antonino, en la Tabla de Barro de Astorga n.ºIII y en la Geografía de Claudio Ptolomeo comociudad-capital de los bedunienses. El término «be-duniense» aparece también en algunas inscrip-ciones (Rabanal, 1982, pp. 123-132). La ubicacióncorresponde a San Martín de Torres (León).

Briceco: Esta denominación que da el Itinerario deAntonino se identifica con Brigicon del Anónimode Rávena, Brigecio de la citada Tabla de Barro deAstorga n.º III y Brigaecium (transcripción latina)de Claudio Ptolomeo. También es citada por el es-critor Floro (Epit. II, 33, 55) y en algunos epígrafes(Mañanes-Solana, 1985, p. 37, y J. M. Bragado,1991). Por razones de distancias miliarias, con-texto arqueológico, recorrido de la calzada, etc.,ubicamos esta mansión en la «Dehesa de Morales»en el término de Fuentes de Ropel. Para un estu-dio exhaustivo remitimos a las obras de Roldán ysobre todo a la tesis doctoral de Bragado Toranzorecogida en la bibliografía.

Preterion: Esta mansión sólo se cita en el Anónimo de Rá-vena. Sobre su ubicación todos los autores coincidenen un lugar en los términos de Bretó-Bretocino.La razón de que esta mansión no se recoja en el Iti-nerario de Antonino u otras fuentes puede concre-tarse en el hecho de que este lugar no tenía consi-deración de punto final de una jornada de viaje, sinosimplemente la de una «venta» de descanso, ya

Page 62: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO62

que las distancias entre Brigeco y Vico Aquario sonquizá excesivamente largas (XXXII millas).

Vico Aquario: El término vicus (aldea) nos testimoniala existencia de un núcleo urbano de no dema-siada importancia. Por otro lado, el segundo nom-bre pone de manifiesto la existencia muy probablede aguas termales.Esta mansión se cita en el Itinerario de Antonino,en el Anónimo de Rávena y en la Tabla de Barrode Astorga n.º III.Sobre su ubicación las investigaciones más re-cientes (Bragado, 1991) y algunos otros están deacuerdo en situarla en Castrotorafe, lugar quenos parece razonablemente probable, ya que coin-cide con las mediciones miliarias (XXXII millasdesde Brigeco y XVI millas hasta la mansio si-guiente: Ocelo Duri). Hoy está sumergida en el embalse del Esla.

Ocelo Duri: Mansión recogida en el itinerario de An-tonino, en el Anónimo de Rávena, en Ptolomeo yen la Tabla de Barro de Astorga n.º III. No hay nin-guna duda sobre su identificación con Zamora.Para más detalles pueden verse las obras de Rol-dán (1971 y 1975) y Bragado (1991).

Comeniaca: Está mansión sólo se recoge en el Anónimode Rávena, entre Ocelo Duri y Sabariam. Se ubica,y así lo creemos, en el término de Cabañas de Sa-yazo, en la zona denominada El Comín.

Sabariam: A una distancia de XXI millas de Ocelo Duriy a la misma de Salmantica se encuentra esta man-sión, recogida en el Itinerario de Antonino, en elAnónimo de Rávena, en Ptolomeo y en la Tabla deBarro de Astorga n.º III.La ubicación de la mansión corresponde al límiteactual entre las provincias de Zamora y Sala-manca, en el Cubo del Vino (Zamora) o más pro-bablemente en Izcala (Salamanca). Roldán (1971),Arias (1987) y Bragado (1991) recogen que la man-sión está fuera de la vía misma ya que se cita enacusativo y, además, las condiciones naturales de

Izcala, agua fundamentalmente, son las propicias,coincidiendo con las distancias miliarias.

Salmantica: Esta ciudad, identificada con seguridadcon Salamanca, es conocida desde el siglo III a.C.,según nos cuenta Polibio (III, 13,59 y 14,9) y TitoLivio (XXI, 5), además de otros autores. Todos re-cogen el nombre de la ciudad al referirse a la cam-paña de Aníbal del año 200 a.C.Se recoge en el Itinerario de Antonino, en el Anó-nimo de Rávena, en Ptolomeo, como ciudad ya vet-tona, y en la Tabla de Barro de Astorga n.º III. Tam-bién se cita en la recopilación de Meneses (1576).

Sentice: Entre Salamanca y Sentice, Meneses (1576)cita el Mesón Nuevo y Siete Carreras, cruce de va-rios caminos y la Calzada, topónimo muy signifi-cativo junto con Calzadilla de los Mendigos.Esta mansión se recoge en el Itinerario de Anto-nino, en el Anónimo de Rávena, en Ptolomeo y enla Tabla de Barro de Astorga n.º III. Dista XXIIIImillas de Salmantica. Probablemente se ubica en eltérmino de las Veguillas o bien de Pedrosillo de losAires (Roldán, 1975).

Ad Lippos: Entre esta mansión y la anterior, Sentice,Meneses (1576) cita dos puntos en el camino, Fra-des y Endrinal. Parece claro (Roldán, 1966 y 1971)que la denominación de está mansión hace refe-rencia a un lugar húmedo y próximo a la vía.Aparece recogida en el Itinerario de Antonino, en elAnónimo de Rávena, en Ptolomeo y en la Tabla deBarro de Astorga n.º III. Se ubica en Valdelacasa.

Caelionicco: A partir de la mansión recogida antes, AdLippos, Meneses (1576) cita Valdehuentes, hoy Val-defuentes, y la Calzada, correspondiente a Cal-zada de Béjar.Aparece esta mansión citada en el Itinerario de An-tonino, en el Anónimo de Rávena, en Ptolomeo y enla Tabla de Barro de Astorga n.º III. Se ubica en «laVega», en el término de Puerto de Béjar (Morán,1944, y Roldán, 1971 y 1975). Coincide casi en el lí-mite de las provincias de Salamanca y Cáceres.

Page 63: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 63

El origen del nombre Vía de la Plata

Figura entre las versiones imaginativas más o me-nos pintorescas, aunque de todo hay. Puede ser pla-teia, del griego, o el término latino lata, que significan«ancha» y «llana»; a veces se habla de «pública» (es-tatal) o sea de origen árabe (balata) con el significadode «enlosada», «pavimentada», «empedrada» u otrasacepciones similares.

Siendo Mérida (Emerita Augusta) capital de la pro-vincia Lusitania en época romana, Astorga (AsturicaAugusta) era capital de convento jurídico, distrito deadministración judicial y capital de las explotacionesauríferas de todo el noroeste hispánico.

La Vía de la Plata era camino de salida del oro (Mé-rida-puerto fluvial-río Guadiana, aunque había algunaotra salida por el Cantábrico y por el Mediterráneo(Tarragona, Tarraco romana, capital de la provincia Ta-rraconense en la que estaba integrada Astorga).

Parece que esta vía de comunicación ya estuvo fun-cionando como «vía del estaño» en época prerromana,para unir Andalucía (Tartessos), con el noroeste penin-sular. La calzada se construye a partir de Augusto y en-tra en pleno servicio de transporte en época de los em-peradores Flavios y luego de los Antoninos. La víatuvo continuidad mientras fue importante para Roma.

La última población extremeña en el recorridoMérida-Astorga es Baños de Montemayor. Esta villafue centro termal ya en época romana, que ha per-

durado a lo largo de la historia, ofreciendo sus valo-res de acogida y curativos.

A partir de este punto la Vía de la Plata busca la la-dera para suavizar la subida. Vamos a dejar la cuencadel Tajo para luego entrar en la del Duero. DejaremosExtremadura (Cáceres) para acceder a Castilla y León(Salamanca). En esa zona se conserva un buen tramode la calzada original y justo en el límite interprovin-cial (Cáceres-Salamanca) hay una preciosa alcantari-lla romana. En el paraje entre los término municipalesde Peñacaballero y Puerto de Béjar se sitúa la mansiónCaelionico, a 22 millas al norte de Cáparra. Una vez quehemos pisado tierra salmantina alcanzamos el pri-mer pueblo que es Puerto de Béjar. Todavía estamosen la jurisdicción eclesiástica antigua de Plasencia. Allado mismo del pueblo y por debajo de donde cruzade autovía, se ha excavado un tramo de la calzada quese conserva en perfecto estado. A partir de ahí em-prendemos el descenso.

Hacemos una parada en la Vía de la Plata, para re-correr, si se puede o se quiere, o al menos recordaralgo de la historia de Béjar. Fue núcleo prerromanoperteneciente a los vettones y donde también se cons-tatan elementos propios de origen romano.

La calzada-camino desciende ahora de forma rá-pida para cruzar el río Cuerpo de Hombre por elpuente llamado de la Magdalena o la Malena, de ori-gen romano, aunque el que se conserva es de facturamedieval. Hay al lado, en un pequeño corral, un mi-liario del que se puede pensar que marcaría la millaCXXXVI. Seguimos para entrar más adelante en elpueblo de Calzada de Béjar.

Llegamos ya a Valverde de la Valdecasa, a cuyaentrada nos recibe un indicador kilométrico romano,es decir un miliario, con el número de milla CXLIII.Al lado de Valdecasa tenemos situada la mansión AdLippos a 12 millas de la anterior mansión de Caelionico.

El camino nos acerca a Fuenterroble de Salvatie-rra. La calzada romana pasaba un poquito desviadadel pueblo.Miliario VI, in situ a la salida de Merida.

Page 64: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO64

Un tramo más y el camino-calzada llega al lugaren que ubicamos la mansión de Sentice; el lugar es laDehesa de Herreros, junto a la Sierra de la Dueña yestá a 15 millas de la anterior mansión Ad Lippos.Pronto llegamos a Frades de la Sierra, para seguir porel llano camino de San Pedro de Rozados.

Después de pasar por Calzadilla de los Mendigos,topónimo claro en relación con la vía, con una ermitapróxima donde se conservan unas columnas del pór-tico que debieron ser miliarios y más adelante hayotro miliario de época de Nerón que cita a la millaCLXVIII. Llegamos a Siete Carreras, pequeño po-blado constituido por unas ventas y que, como sunombre indica, es un cruce de caminos recogido en el

Repertorio de caminos de Alonso de Meneses. Tam-bién se recoge el topónimo de Cuatro Calzadas.

En buena armonía caminera afrontamos la en-trada por el gran puente romano a Salamanca. Por di-cho puente cruzamos el río Tormes. Estamos en la ciu-dad-mansión viaria de Salmantica, a 24 millas deSentice, a la que conquistará ya Aníbal el cartaginésjunto con Albocala (Toro-Zamora) en el año 220 a.C.El puente romano es del siglo I y tiene quince arcos,de los que unos cuantos han sido reconstruidos en va-rias ocasiones. En la salida del puente, ya para entraren la ciudad, hay un verraco, escultura de granitoperteneciente a la época prerromana y a la culturavettona-celta.

Baños de Montemayor.

Page 65: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 65

Pasado el puente llegamos a la ciudad por las ca-lles de Aníbal y Tentenecio.

La ciudad estuvo amurallada en épocas prerro-manas y romana; luego fue reconstruida en épocavisigoda y musulmana. Afortunadamente se conser-van muchos testimonios arqueológicos, entre otroscerca de cincuenta epígrafes romanos, y tenemos co-nocimiento de que fue sede episcopal en el siglo VI.

El camino hacia Zamora es propiamente la cal-zada romana. La vía nos lleva hasta el pueblo de Al-deaseca de la Armuña. Ahora el horizonte plano cam-bia caminos nuevos y casas novedosas. La vía quedabien plasmada en el pueblo siguiente, que es Caste-llanos de Villiquera. Cuatro kilómetros más y entra-

mos en Calzada de Valdunciel, cuyo topónimo ma-nifiesta la relación clara con la vía romana.

Ahí se encontraron varios miliarios rotos, segura-mente como consecuencia de reutilizaciones y ane-pígrafos que dan fe de la calzada. Hace unos cuantosaños todavía se conservaba la llamada Fuente Buena,probablemente romana y hoy ya desaparecida.

Unos pocos kilómetros más y pasamos la ribera deIzcala. En los terrenos de los Altillos parece verosímilla ubicación de la mansión Sibarim –Sabaria a 21 mi-llas de Helmantica-Salmantica (Salamanca)–.

Entramos enseguida en El Cubo de la Tierra delVino, cuya proliferación de bodegas justifica su de-nominación. Acabamos de entrar en la provincia de

El gran puente romano a Salamanca.

Page 66: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO66

Zamora y es un punto intermedio entre las capitalesde Salamanca y Zamora.

Pronto llegamos a Villanueva del Campeán. Si-guiendo por las proximidades de San Marcial, entra-mos en Morales del Vino.

Un corto trayecto nos acerca al padre Duero, quecruzamos por un puente a la derecha de los restos delque fuera el puente romano que da acceso a la ciudadde Zamora. Estamos en la Ocelum Duri del Itinerario deAntonio a 21 millas de Sibarim-Sabaria. El río Duerosiempre fue en la historia camino de contacto y conoci-miento, de cultura y de comercio, de unión y de convi-vencia. Pero también fue Zamora emplazamiento en-vidiado, codiciado y luchado, a veces en victorias o enderrotas. Por todo pasó la ciudad en el transcurso deltiempo. De «ojo del Duero» (Ocelum Duri) pasó a ser «labien cercada». En época prerromana Zamora fue vácceay más tarde romana, a pesar de la defensa de Viriato,pastor lusitano, símbolo, o casi mejor tópico, de la luchapor las libertades frente al conquistador romano.

Por la cuesta de la Morana tomamos rumbo nortepara llegar a Roales del Pan, a partir de cuya salidanos dirigimos a Montamarta.

Parece que unos kilómetros más adelante, en eltérmino de San Cebrián de Castro, en el llamado Tesodel Rey, de acuerdo con las distancias, se ubicaría lamansión de Vico Aquario, a 16 millas de Ocelum Duri,Zamora; de todas formas hay quien lo sitúa en las rui-nas de Castrotorafe.

Pasamos por los pueblos de Fontanillas de Castro yRiego del Camino, para llegar a la Granja de Moreruela.

Siguiendo la Vía de la Plata pasamos por Santo-venia, para llegar a Villaveza del Agua. Un trayectobreve nos separa de Barcial del Barco.

Pasados los pueblos de Castropepe y Castrogon-zalo llegamos al lugar en el que se ubica la mansio Bri-gaeco, llamado Fuentes de Ropel, en la Dehesa de Mo-rales. La vía cruza el río Esla para llegar a Benavente.

Después de pasar por Villabrázaro (zona de El Pe-ñón) y Maire de Castroponce, llegamos al cruce del

río Órbigo por el puente de la Vizana, probablementede origen romano, con varias reconstrucciones me-dievales y modernas, la última de las cuales significósu reconstrucción en el siglo XIX como consecuencia desu destrucción durante la Guerra de la Independencia.El puente marca el límite entre las provincias de Za-mora y León.

Después de cruzar el río Órbigo nos dirigimos alpueblo de Alija del Infantado. Parece que la calzadaromana no rodeaba por ahí, sino que seguía directahacia la Nora por el Camino Real antiguo.

En fin, seguimos nuestra vía en dirección a la Noradel Río, siguiendo el Camino Real y por Navianos y SanJuan de Torres para llegar a San Martín de Torres. Eneste último pueblo se ubica la mansión romana de Be-dunia a XX millas de Brigeco. En esa comarca tuvo suasentamiento la Cross IV Gallorum, cuerpo de infante-ría militar, según conocidos testimonios epigráficos.

Después de unos kilómetros alcanzamos la villade La Bañeza. Muy próximo a La Bañeza está el pue-blo de Palacios de la Valduerna y a continuación San-tiago de Valduerna, territorio por el que cruza la cal-zada romana.

Más adelante llegamos al cruce del río Turienzopor un puente de origen romano y reconstruido porúltima vez hace unos años; tiene cuatro arcos debuena factura, y es en esa zona donde se conservanindicios de la calzada romana. Seguimos por Celadade la Vega, una vez que pasamos cerca de Cuevas yentramos por la zona suroeste al lado del convento deSanta Clara en Astorga. Hemos llegado al final de lacalzada romana que partía de Mérida. Estamos en-trando en la ciudad de Asturica Augusta a XX millasde Bedunia (San Martín de Torres).

Astorga puede ser definida de muchas maneras, se-gún muy diversas razones y circunstancias. Quizá laidea más clara es la de encrucijada, cruce de caminos.No sólo son varias las calzadas romanas, sino tambiénel punto de confluencia de caminos de peregrinación yademás unión de cañadas y cordeles de trashumancia.

Page 67: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 67

La ciudad en las fuentes antiguas figura como lacapital de los amacos, pueblo integrado en el mundode los astures, que abarcaban casi toda la provincia deLeón, el principado de Asturias, buena parte de Za-mora y la parte más oriental de Orense y Lugo.Cuando el emperador Augusto y su yerno Agripacompletaron la conquista de Hispania con la victoriasobre los cántabros y astures, Astorga fue un empla-zamiento de gran importancia para todo el noroestehispánico. Desde aquí Roma vigilaba y explotaba el

oro, clave económica en la política general. Políticaadministrativa y control económico constituyen losdos pilares que fundamentan la acción del ImperioRomano. Fue emplazamiento de una legión romana,la X Gemina, y más tarde ciudad de gran empuje y dealto nivel de desarrollo durante los primeros siglosdel Imperio. Con las invasiones bárbaras de la pri-mera década del siglo V la ciudad pasó a integrarsebajo el poder suevo hasta que, en época de Teodorico,pasó a pertenecer al reino visigodo.

Puente de Valimbre en el río Turienzo.

Page 68: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO68

Cloacas, Astorga.

Page 69: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 69

Se han recuperado lugares importantes de épocaromana: murallas restauradas, puertas descubiertas,termas visibles, Ergástula-Museo, cloacas, plaza ro-mana, un número importante de epígrafes, etc. Hoyse pueden visitar estos restos romanos integrados, enlo que ya se conoce como la Ruta Romana. Ademássabemos que romana es la sede episcopal, una de lasprimeras diócesis de Hispania, todo lo cual testimoniala urbs magnifica referida por Plinio.

Plaza San Bartolo, Astorga.

Termas menores, Astorga.

Page 70: 2008 Catalogo Vi a Plata

70

Según un texto de Plutarco, Cayo Graco, el tribunorevolucionario de los años 123-122 a.C., pasa por habersido uno de los personajes que más ha contribuido enépoca republicana al desarrollo del sistema viario, unade las más evidentes señas de identidad romanas. Unalex Sempronia viaria habría fomentado el trazado denuevas vías, pavimentadas y provistas de obras de fá-brica para garantizar su durabilidad y la cómoda su-peración de obstáculos naturales, pero también de co-lumnas, erigidas de milla en milla, destinadas a indicaral viajero las distancias recorridas desde el punto departida. Se atribuye de ese modo a Graco la invenciónde los miliarios, el elemento material más característicode las calzadas romanas, que en época imperial tejeríanuna tupida red a lo largo y ancho del Imperio. En rea-lidad, Graco, al parecer, sólo transformó en regla ge-neral, mediante disposiciones legales, un uso más an-tiguo, puesto que se conocen en Italia una docena demiliarios anteriores al 123 a.C. Pero, aunque ya enépoca de César existiera una serie de caminos que en-lazaban Roma con todas las comunidades importantesde la península itálica, no fue hasta época imperialcuando se extendió esta red al conjunto del Imperio y,por tanto y en consecuencia, cuando se multiplicaronlos señalamientos viarios.

Hoy, los miliarios son las señas de identidad máscaracterizadas de las viejas vías romanas y constituyenuna fuente inagotable de información para el estu-dioso, una fuente que, como ocurre con otros docu-mentos epigráficos, se enriquece día a día con nuevoshallazgos. Notas manuscritas tomadas por eruditosdesde que el Renacimiento vuelve sus ojos hacia el pa-sado romano; descripciones de viajeros curiososcuando, a partir de la Ilustración, las «antigüedades»se convierten en objeto de coleccionismo y estudio; cui-dadosas reconstrucciones y lecturas con calcos y foto-grafías, una vez que se establecen las modernas técni-cas epigráficas, y los múltiples caminos –la reja delagricultor, la pica del arqueólogo, la búsqueda siste-mática, la casualidad…–, que han contribuido a que

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁSUNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

LOSMILIARIOS DE LA VÍA DELA PLATA

Page 71: 2008 Catalogo Vi a Plata

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 71

afloren nuevos ejemplares, han ido acumulando el nú-mero de estas singulares piezas epigráficas hasta la ci-fra actual de más de cinco millares, repartidos por to-das las antiguas provincias del Imperio Romano.

Hasta no hace mucho, esta masa de documentaciónse encontraba dispersa en los volúmenes, sistematiza-dos geográficamente, del Corpus Scriptionum Latina-rum, en una sección propia, la de viae publicae, pero elcreciente número de ejemplares y su publicación en mo-nografías y revistas dispersas aconsejaron a los miem-bros de la Academia de Ciencias de Berlín, responsablede la edición del CIL, ampliar el número de tomos te-máticos y dedicar uno nuevo, el XVII, específicamentea la recopilación de los miliarios. En esta tarea la Aca-demia ha contado con el Instituto de Historia Antiguay de Epigrafía de la Universidad de Berna, pero des-pués de dos décadas sólo han aparecido dos fascículos99,por lo que aún se está lejos de poder utilizar este mo-délico instrumento para trabajos sistemáticos. Bien escierto que se intenta paliar esta laguna, dado el crecienteinterés que el estudio de las vías despierta en el mundocientífico, con trabajos y recopilaciones dirigidos a ám-bitos geográficos más restringidos, de los que habríaque destacar los pioneros de G. Walser100.

En España, los miliarios conocidos, que superan lacifra de medio millar, están pendientes todavía de unestudio sistemático que, desde hace tres años, es ob-jeto de un amplio proyecto de investigación, finan-ciado por la CICYT101, del que soy investigador res-ponsable. Pero se cuenta con estudios parciales, escierto que de desigual valor102, y con las recopilacio-nes realizadas para los trabajos preliminares de lanueva edición del CIL II, así como con el Fichero Epi-gráfico de la Universidad Complutense de Madrid,responsable de la edición de Hispania Epigraphica.

Entre los conjuntos de miliarios hispanos, el co-rrespondiente a la Vía de la Plata puede considerarsepor varias razones de carácter excepcional. Y no en úl-timo lugar por el número de ejemplares conservadoso conocidos por noticias escritas. Hasta el momento,

el número de piezas contabilizadas es de 189, según elúltimo análisis pormenorizado de C. Puerta, obligadopunto de referencia para cualquier cuestión relativa alos miliarios de la Vía de la Plata y al que aquí nos he-mos de remitir de continuo103. Esta cifra puede consi-derarse elevada en relación con otros conjuntos terri-toriales. Si tenemos en cuenta que todos los miliariosde la provincia Tarraconense, recogidos por Lostal104,suman 283 ejemplares, y los aparecidos en la antiguaBética, 106, según el cómputo de Pierre Sillières105,queda manifiesto el valor de esta afirmación, todavíamás si se considera que, en el caso de la Vía de la Plata,se trata de un solo camino, frente a los múltiples de lasdos provincias referidas entre los que habría que dis-tribuir los miliarios contabilizados.

Pero no sólo por lo que respecta a Hispania. En re-lación a las otras provincias del Imperio Romano, la se-ñalización miliaria de la Vía de la Plata conservada esmuy superior a las mejores conocidas, como la víaAurelia, con sólo 49 ejemplares, o la Domitia, con 93, sitenemos en cuenta que su trayecto, entre la cabeza deruta, Emerita Augusta, y el final de su recorrido, As-turica Augusta, discurre a lo largo de 313 millas. Uncálculo aproximado permite suponer que a lo largo dela historia de la vía, teniendo en cuenta que el procesode colocación de miliarios fue acumulativo, es decir,se fueron añadiendo de forma sucesiva, incluso en unmismo punto, sin retirar los anteriores, la cantidadque debió juntarse al finalizar el Imperio estaría en-tre 1.800 y 2.400. En consecuencia se habrían conser-vado –es cierto, que en algunos casos, sólo a través detestimonios escritos– alrededor del 10% del total, unacifra completamente excepcional no sólo en Hispaniasino en el Imperio, donde no llegan, en las zonas me-jor documentadas, al 2% del conjunto.

La contabilización de estos 189 miliarios es, porotra parte, un buen instrumento para conocer el inte-rés suscitado por la vía desde que se convierte en ob-jeto de estudio y nos proporciona, por así decirlo, unacompleta historiografía de su conocimiento. De hecho,

Page 72: 2008 Catalogo Vi a Plata

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS72

Emperador al que corresponde

del

catá

logo

del

milia

rio

Aug

usto

Tibe

rioC

laud

ioN

erón

Vesp

asia

noTi

toTr

ajan

oA

dria

noSe

pt. S

ever

oC

arac

alla

Ale

j. Sev

ero

Max

imin

o I

? Gal

lieno

Dio

clec

iano

Max

imilia

noC

onst

antin

oVa

lent

eG

raci

ano

IV12345678910111213141516171819202122232425262728293031323334353637383940414243444546474849505152

del

catá

logo

del

milia

rio

Aug

usto

Tibe

rioC

laud

ioN

erón

Vesp

asia

noTi

toTr

ajan

oA

dria

noSe

pt. S

ever

oC

arac

alla

Ale

j. Sev

ero

Max

imin

o I

? Gal

lieno

Dio

clec

iano

Max

imilia

noC

onst

antin

oVa

lent

eG

raci

ano

–5354555657585960616263646566676869707172737475767778798081828384858687888990919293949596979899100101102103

LOCALIZADOS: 41 NO LOCALIZADOS: 52 FALSOS O SOPECHOSOS: 10

IVVI––XIIII, XVI, XVII––––––XXVIII?XXVIIIXXVIIXXVIII–––XXXVIII–XLIIILIILVIIXLIXLVIIII––––LXLXII––LXII–––LXXIILXXXILXXXVIIICICIICIICIIICIII–C...–

CX–CIX

Emperador al que corresponde

CXCXIIC...CXIII––––CXVICXVII–CX–CXVIII–CXX––CXXXICXXXVCXXXIV––CXXXVICXXXVI––..LVIICXXXVIICXXXIXC...––CXLIICXLIII–CXLIVCXLVIIICXLIXCLVII–CLIXCLXVCLXVICLXVIIICLXXII?II–––

2 1 2 4 1 1 19 13 3 3 2 1 1 1 1 1 1 145

Des

cono

cido

Des

cono

cido

CUADRO ESQUEMÁTICO DE MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA según J. M. Roldán.

Page 73: 2008 Catalogo Vi a Plata

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 73

este interés, en sus orígenes, no se cifró tanto en la pro-pia vía como en los miliarios que la jalonaban, comoprueban los más antiguos documentos conocidos, delsiglo XVI, contabilizados por E. Hübner en la primeraedición del tomo II del CIL, de autores como NicolásMamerano, Benito Ramberto, Florián Docampo, Am-brosio de Morales o Jerónimo de Zurita. Sólo, a partirdel siglo XVIII, al interés por la epigrafía se añade elsuscitado por la propia vía, que da lugar a las porme-norizadas descripciones de L. J. Velázquez, A. Ponz oA. Laborde106, y, ya en el XIX, a la de J. de Víu107, de laque Hübner tomó la mayor parte de los datos para ladescripción del camino y de los epígrafes miliarios enconcreto, incluidos en los dos volúmenes del tomo IIdel CIL. A los miliarios contabilizados en el CIL, re-dactado a caballo entre los siglos XIX y XX, vinieron aañadirse posteriormente nuevos ejemplares, dados aconocer dispersamente en diferentes medios, hasta elestudio que llevé a cabo en los últimos años de los se-senta, con una nueva recopilación de la epigrafía de lacalzada108. Nuevos hallazgos dejaron obsoleta la lista,que C. Puerta volvió a completar en 1995 en su tesisdoctoral, el último estudio de conjunto, hasta la cifrareferida de 189 ejemplares.

No obstante este elevado número de miliarios, espreciso tener en cuenta ciertas matizaciones para nodesvirtuar la imagen de conjunto, que, al mismotiempo, pueden proporcionar precisiones para entre-abrir algunos de los muchos problemas que presentala vía. En primer lugar, sorprende la práctica con-centración de todos los miliarios sólo en el primertramo de la vía, entre Mérida y los límites de la pro-vincia de Salamanca, en un trayecto de 192 millas, loque corresponde a algo menos de dos terceras partesde su recorrido total. Por supuesto, esto no significaque estén documentadas las señalizaciones de la ma-yoría de las millas de este trayecto, puesto que exis-ten, por un lado, numerosas repeticiones, esto es, mi-liarios con la misma indicación de distancia pero dedistintos emperadores; por otra, concentraciones de

grupos de miliarios de hasta nueve unidades en al-gunos casos, anepígrafos, lo que deja muchas de es-tas millas ayunas de señalización. Y esta característicanos enfrenta con el más grave de los problemas queplantea la vía: el de su propia entidad.

Precisamente, el que los miliarios se concentren enel primer tramo de la vía ha dado pie a negar su ca-rácter unitario entre Mérida y Astorga, aun refren-dado por la aparente falta de fuentes literarias anti-guas que lo documenten. En efecto, el llamadoItinerario de Antonino109, el repertorio viario máscompleto que nos queda de época imperial, no recogeel camino de modo unitario, aunque sí de forma com-pleta. En esta fuente del siglo III parecen documen-tarse en realidad dos vías distintas, que arrancan,respectivamente, de la capital de Lusitania, Emerita,con dirección norte, y de la capital del conventus astur,Asturica, con dirección sur, para juntarse en la man-sio Ocelo Duri y marchar desde aquí unificadas hastaCaesaraugusta110. Por tanto, la Vía de la Plata, en su to-tal extensión, de sur a norte, no tiene entidad propiaen esta fuente. Pero hay que tener en cuenta que el Iti-nerario no es tanto un elenco de calzadas (viae), es de-cir, de entidades físicas así consideradas, con una ca-beza de ruta y un término, como de rutas (itinera). Noes, por consiguiente, una descripción de la red de ca-minos, sino de rutas abiertas al viajero entre varios lu-gares, coincidentes quizá en gran parte con vías con-cretas, pero claramente diferentes de ellas. Larecopilación antoniniana no forma un documento ín-tegro, es decir, compuesto por un único autor/editor,que lo controló conforme a una lógica coherente.Cada lista, que pudo haber tenido una compleja his-toria de transmisión antes de llegar a ser incluida enla compilación, seguramente se formó sobre la base deuna serie de edictos imperiales, usuales a partir del si-glo III, que fijaban por anticipado la ruta que debía se-guir cada una de las expediciones armadas encarga-das de recaudar el impuesto de la annona o queservían para señalar el trayecto marcado a los bene-

Page 74: 2008 Catalogo Vi a Plata

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS74

ficiarios del cursus publicus, el servicio de postas ofi-cial modelado por Augusto y objeto constante deatención por parte de la administración central im-perial como base de comunicación entre el gobiernode Roma y las provincias. Cuando E. Saavedra, en sumeritorio discurso de ingreso en la Academia de laHistoria, ofreció en el apéndice de su publicación111

una edición de la parte hispana del Itinerario, numerólos distintos itinera, hasta un total de 34, considerán-dolos como caminos con entidad propia, numera-ción a la que desde entonces se le ha dado valor ca-nónico, hasta el punto de ser utilizada usualmentepara designar las correspondientes calzadas. Segúnello, la Vía de la Plata no pasaría de ser una cons-trucción ficticia a partir de dos calzadas distintas, lanúmero 24, de Emerita a Caesaraugusta, y la número26, de Asturica a Caesaraugusta, coincidentes en lamencionada mansio de Ocelo Duri, sin importar que,en ambos casos, las supuestas calzadas hubieran dedar en este punto un sorprendente giro de 90 gradospara continuar sus respectivos trayectos.

La primera fuente antigua que ofrece el recorridoen toda su extensión, de Mérida a Astorga, si dejamosde lado el peculiar y, a mi parecer, decididamentefalso, Itinerario de Barro112, es el Anónimo de Rá-vena113, bastante posterior al Itinerario y no, comoéste, una red de rutas con indicación de paradas in-termedias, sino una simple enumeración de ciudades,que, sin embargo, están indicadas siguiendo rutas fi-jas. Si pensamos que el Anónimo toma sus datos dela llamada Tabula Peutingeriana o mapa mundi deCastorius, el mapa antiguo más preciso de vías roma-nas que se conserva, la mención prueba que el caminoera considerado como una unidad en esta extensión,de Mérida a Astorga, por lo menos en el siglo IV.

Si bien, en el estudio que realicé en los años se-senta, consideré la entidad de la Vía de la Plata comovía o camino unitario entre Mérida y Astorga, ha sidoel testimonio de los miliarios el que ha proporcionadola prueba definitiva de este carácter y no de simple

iter tras el hallazgo en 1985 in situ, en el término deMilles de la Polvorosa (Zamora), de un miliario dearenisca, hoy conservado en el Museo Provincial deZamora, fechado en época de Nerón, con el numeralCCLIX, esto es, la distancia exacta desde el punto dehallazgo a la cabeza de ruta, Emerita114. La cuestiónqueda, pues, resuelta y los aparentes problemas queparecen estorbar el carácter unitario de la vía puedenser fácilmente explicados115.

La riqueza de miliarios de la vía y la circunstanciade hallarse un buen número de ellos todavía in situ hasido determinante a la hora de establecer no sólo lascorrespondientes mansiones de su recorrido y el pro-pio trayecto de la vía, sino incluso el valor métrico dela unidad de medición empleada, la milla romana.

En este punto, en concreto, a partir de un trabajo deA. Blázquez116, se consideraba que en Hispania habíande tenerse en cuenta cinco tipos de milla diferentes, sise querían adecuar los datos del Itinerario de Antoninoa las distancias reales de los trayectos conocidos de lascorrespondientes calzadas. Así, además de la tradi-cional de 1.481 metros, se contabilizaba para la vía deMérida a Salamanca otra de 1.393 metros. Una ter-cera, de 1.666, habría sido empleada con preferencia enla parte central de Hispania y, en algunos tramos de cal-zada del Pirineo a Lérida, una cuarta, de 1.250 metros.Por último, en vías como la de Ayamonte a Mérida porItálica o de Braga a Astorga por Chaves, habría existidouna quinta de unos 1.000 metros.

Esta conclusión de la plurivalencia de la milla ro-mana dio de inmediato lugar a críticas117, que tampocolograron alcanzar un acuerdo definitivo. En teoría, lasgrandes distancias eran medidas en Roma por miliapassuum, equivalente a 5.000 pies de 0,296 metros, loque suponía entre 1.475 y 1.485 metros. Pero ni si-quiera las mediciones realizadas previamente en víasbien señalizadas como la de la Plata parecían resolverel problema. Así, C. Morán118, que midió la distanciaentre dos miliarios consecutivos que permanecían insitu en la calzada, llegó a la conclusión de que se uti-

Page 75: 2008 Catalogo Vi a Plata

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 75

lizaba una milla de 1.468 metros. Pero, no obstante,las conclusiones que el mencionado investigador sacóde la medida de distancias parciales entre las man-siones consecutivas invalidaba por completo la exac-titud de este dato. Así, en el tramo de Caelionicco a lamansio ad Lippos, la milla tenía un valor de 1.513 me-tros; en el siguiente, hasta Sentice, de 1.940, hasta Sal-mantica, de 1.590, y hasta Sibarim, de 1.867 metros.

La contradicción era patente: o había que renun-ciar a una milla de valor fijo, en una calzada bien cui-dada y señalizada, o había que invalidar los datos delItinerario de Antonino, con supuestas corrupcionesde lectura en las sucesivas copias manuscritas. Una yotra alternativa parecía obedecer, no obstante, más ala inclinación de los estudiosos a acomodar las dis-tancias parciales obtenidas con la supuesta ubicaciónde unas mansiones, que se pretendía colocar en lu-gares preestablecidos.

Una medición de la Vía de la Plata en su totalidad,exenta de prejuicios y sólo apoyada en puntos absolu-tamente seguros, como los miliarios in situ119 y man-siones con certeza de ubicación, como Salmantica, Ca-para o Emerita, ofrecieron un resultado sorprendente120.En todos los casos, existía una relación fija, con una di-ferencia que en ningún caso llegaba a superar los milmetros, entre los datos del Itinerario y el valor de unamilla de 1.481,5 metros, es decir, de 5.000 pies romanos.De acuerdo con estos datos, el valor fijo de la milla yla exactitud de los datos del Itinerario, fue posible lle-gar a una satisfactoria ubicación de las correspon-dientes mansiones, que hallazgos arqueológicos pos-teriores vinieron a refrendar, como la mansio ad Sorores,en la Dehesa de Santiago Bencáliz; Castra Caecilia, en elcampamento romano de Cáceres el Viejo; Turmulos,en las proximidades del Cerro Garrote, al norte delTajo; Rusticiana, en la Fuente del Sapo; Caelionicco, en laFinca de la Vega, pasado Puerto de Béjar; la mansio adLippos, a la salida de Valcerde de Valdelacasa, o Sentice,en la finca La Dueña de Abajo, en el término de Pe-drosillo de los Aires.

Si el testimonio de los miliarios ha sido definitivopara fijar el valor de la milla, lo mismo que el recorridode la vía y sus correspondientes mansiones, todavíamás determinante es su contribución al conocimientode la propia historia del camino, en última instancia laúnica o casi única fuente de información sobre suevolución, al menos, desde su definitivo trazado enépoca de Augusto hasta su ruina, en un arco tempo-ral de casi cuatro siglos121. Desde los primeros miliariosdocumentados de la Vía de la Plata, fechados alrede-dor del año 12 a.C., hasta el último conocido, de Va-lentiniano I y Valente, erigido entre 354 y 367, el elencode piezas transmite las sucesivas intervenciones im-periales sobre el camino y, con ello, testimonia la con-tinua atención de la administración romana hacia unode los más fundamentales instrumento de imperioen las provincias de Hispania, la fluida comunicacióna través de todo el oeste peninsular, susceptible deprestar servicio a fines políticos, militares, adminis-trativos, comerciales e incluso ideológicos y culturales.

1

5

10

15

20

23

Aug

usto

Tib

erio

Cla

udio

Ner

ón

Traj

ano

Adr

iano

Sept

imio

Sev

ero

Car

acal

la

Ale

jand

ro S

ever

oM

axim

ino

Dec

io

Prob

o

Tret

arqu

ía

Con

stan

tinia

nos

Dec

enci

o

Vale

nte

DISTRIBUCIÓN DE LOS MILIARIOS ATRIBUIDOS, POR EMPERADORESsegún C. Puerta

Page 76: 2008 Catalogo Vi a Plata

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS76

Pero también, en un plano más general, el nú-mero y la distribución de los miliarios documentadosha permitido plantearse determinadas cuestiones so-bre los sistemas administrativos y técnicos utilizadosen época romana para la conservación de los caminos,esto es, sobre la cura viarum fuera de Italia, en el ám-bito provincial.

Por lo demás y por lo que respecta al conjunto mi-liario de la calzada en cuanto a sus características ma-teriales y técnicas, el análisis de los ejemplares conser-vados ha permitido obtener un buen número deprecisiones sobre esta importante vía de comunica-ción, señaladas por C. Puerta en su pormenorizado es-tudio, cuyas principales conclusiones podemos resumir.

En cuanto a las características físicas de las piezas,la gran mayoría de los ejemplares son de granito, siexceptuamos dos de arenisca, ambos pertenecientesal tramo norte de la vía. Esta diferencia de materialdescubre una primera evidencia: si tenemos en

cuenta la estructura geológica del conjunto del ca-mino –terrenos paleozoicos de estructura granítica enel tramo de Mérida a Salamanca frente a las formassedimentarias eocénicas del valle del Duero, dondeafloran distintos tipos de areniscas–, puede concluirseen la elaboración de los miliarios la exclusiva utili-zación de material local122. Un testimonio definitivo aeste respecto lo ofrece el conjunto de nueve piezasexistente en la milla LVI, en el tramo de vía com-prendido entre Castra Caecilia y el paso del Tajo, alnorte de la localidad de Casar de Cáceres. A sólounos pasos del punto de localización de los miliariosexiste un bloque de granito en el que pueden apre-ciarse dos huecos, con forma y dimensiones que co-rresponden claramente a la de los miliarios y que se-ñalan el lugar de extracción de dos de las nuevepiezas. C. Puerta supone que resultaba menos cos-toso, en todos los sentidos, desplazar a los lapidariimilla tras milla que elaborar piezas tan pesadas comolos miliarios en un centro y trasladarlas posterior-mente a sus respectivos lugares de emplazamiento.Por otra parte y con el testimonio de este «depósito»de la milla LVI –ejemplares de distintos emperadorescon textos incompletos–, puede suponerse la posibi-lidad de que la elaboración de las piezas respondiesea intervenciones en varias fases, fundamentalmente,una primera de canteros y lapidarii, que darían formaa la pieza, y una segunda, de los lapicidae o scriptores,para introducir el texto correspondiente. En todocaso, lo importante es que la ejecución de las piezasse llevó a cabo al pie de la vía, lo más cerca posible delpunto de implantación definitiva, con una organiza-ción del trabajo por parte de los talleres epigráficosque prefería desplazar a los operarios necesarios parala realización in situ de las piezas en lugar de elabo-rarlas en los talleres correspondientes y trasladarlasluego al punto concreto de la vía.

Por lo que hace a la tipología, la elaboración de losmiliarios responde al tipo canónico de bloques mo-nolíticos, compuestos por una base paralelepípeda so-Miliario de Carcaboso.

Page 77: 2008 Catalogo Vi a Plata

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 77

bre la que se asienta un cilindro o fuste, con alturasque oscilan entre los 73 y los 247 centímetros y diá-metros entre 30 y 63 centímetros. La pauta que siguenes muy homogénea, con una tipología estable, singrandes variaciones a lo largo del tiempo, aunque enlas dimensiones y proporciones de las piezas parecepoder deducirse una evolución, que, entre Adriano yla dinastía de los Severos, alcanza el grado máximo deesbeltez. No obstante, cabe distinguir dos tipos, co-rrespondientes respectivamente a época alto y bajoimperial, con una cesura que podría establecerse en-tre los años 235 y 250 y que parece relacionarse confactores tanto estéticos como técnicos. A partir de lamencionada fecha, las dimensiones se reducen y seproduce el abandono de la base paralelepípeda, asícomo una cierta tendencia a dar al fuste una formaprismática. Para C. Puerta, en el período altoimperial,la elaboración podría haber partido de la determina-ción de la base paralelepípeda, a partir de la cual sehabría dado forma al cilindro, una vez implantado elmiliario, de manera que el lado de la base vendría aser muy semejante al diámetro del fuste y la altura se-ría consecuencia de la profundidad del hueco cavadopara la sustentación. En cambio, en el Bajo Imperio,la obtención de la forma cilíndrica habría sido previa,lo que, unido a la reducción de las dimensiones de lapieza, parece sugerir un proceso obtenido con algúntipo de ayuda mecánica.

Pero son los textos inscritos en los miliarios losque proporcionan la información más valiosa y loque otorgan a las piezas el carácter de documento, in-sustituible e inapreciable, para la reconstrucción deltrazado y de la propia historia de las vías que jalonan.Las inscripciones sobre la superficie de las piezas exi-gía dos tipos de intervención: la primera, la redaccióny transmisión de los textos y, luego, su ejecución so-bre el soporte pétreo.

Del estudio de los ejemplares de la Vía de la Plata,C. Puerta ha deducido que el miliario se inscribíacuando ya se encontraba emplazado en su lugar, lo

que implicaba el desplazamiento del lapicida millapor milla, de forma equivalente a como lo hacían loslapidarii, los encargados de la colocación previa del mi-liario. No es claro si ambas operaciones tenían lugarsimultáneamente, llevadas a efecto por un mismoequipo. Pero, al parecer, las inscripciones no se efec-tuaban necesariamente en el mismo momento en quese colocaban las piezas, como muestra la abundanciade miliarios a lo largo de la calzada que no presentantexto alguno. Tampoco el texto se inscribía de unasola vez. Llama la atención la aparente disyunción delos textos correspondientes al numeral de las millas yal resto de la inscripción. Existen numerosos ejem-plares en que las piezas conservan o documentan unosolo de ambos elementos. Sobre todo, es a partir de Ti-berio cuando se documenta en la Vía de la Plata la au-sencia de numeral, cuya presencia o inexistencia semantiene sin razones aparentes durante toda la épocaimperial. La explicación más plausible sería suponer

Cla

udio

Ner

ón

Traj

ano

Adr

iano

Car

acal

la

Ale

j. Se

vero

Max

imin

o I

Con

stan

tinia

nos

Tetr

arqu

ía

Ane

pígr

afos

0

50

100

150

200

cm

VALORES MEDIOS DE LAS ALTURAS DE LOS MILIARIOS, POR EMPERADORES según C. Puerta

Page 78: 2008 Catalogo Vi a Plata

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS78

dos momentos en la inscripción de los miliarios, hi-pótesis que apoyarían tanto las claras diferencias deestilo de grafía y de elementos compositivos entre laexégesis imperial y el numeral miliario como la defi-ciente coordinación del espacio y del encuadre entreambos elementos. Cabe también la posibilidad, habidacuenta de la cantidad de miliarios altoimperiales sinel menor rastro de numeral, que, en algunos casos,una de las partes se inscribiera y la otra se pintara.

En otro orden de cosas, se comprueba la identidadde las caligrafías en piezas contiguas, que vienen a in-dicar probablemente que un mismo lapicida teníaasignado un tramo determinado de la vía. En cuantoa la longitud de estos tramos, con la precaución a queobliga la escasez de los ejemplos, podría establecerseen 20 ó 25 millas. En consecuencia, el ámbito de tra-bajo de cada taller abarcaría por término medio el es-pacio coincidente con los tramos entre dos mansionesconsecutivas, que condicionarían los modelos y eltrabajo. En la Vía de la Plata y en los casos de señali-zación completa puede, pues, suponerse que traba-jarían unos quince talleres, con dos o tres lapicidae di-ferentes en cada uno de ellos.

Finalmente, por lo que hace a los propios textos,la característica general es tanto su simplicidad comosu carácter homogéneo. Desde el punto de vista téc-nico, se constata que en la inmensa mayoría de la grancantidad de ejemplares con que cuenta la vía predo-mina la elaboración directa, sin preparación previadel soporte y sin gran atención al aspecto formal, si locomparamos con otras vías. El esquema de redac-ción sigue las pautas normales de este tipo de textos,aunque llama la atención la sobriedad compositiva,que, no obstante utilizar todos los conceptos propiosde las titulaturas imperiales, los expresa de la maneramás sencilla, renunciando a cualquier elemento de ca-rácter secundario. También por su parte, los nume-rales se exponen de la manera más sobria, sin refe-rencias topográficas, a excepción de un solo caso.

Estas son las principales conclusiones que puedenestablecerse del estudio de los miliarios de la vía. Unasconclusiones que inciden en aspectos propiamenteepigráficos, pero también topográficos, técnicos e his-tóricos y que pueden ayudar a comprender mejor lascaracterísticas y los avatares de una de las vías de co-municación más importantes de la España romana.

Page 79: 2008 Catalogo Vi a Plata

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 79

NOTAS

99 Miliaria Imperii Romani Pars II: Miliaria provinciarum Narbonensis Galliarum Germaniarum. Ed. Gerold Walser, 1986. LVI, 320 pp. Pars IV: Illyricum et pro-vinciae Europae Graecae Fasc. 1. Miliaria provinciarum Raetiae et Norici. Eds. Anne Kolb, Gerold Walser, Gerhard Winkler. 2005.

100 G. WALSER, Itinera Romana 1: Die römische Strassen in der Schweiz, Berna, 1967.101 HUM2004-00715/HIST: Itinera Hispana. La red viaria de la España romana. Base de datos. I: El Itinerario de Antonino; HUM2007-60861/HIST: Itinera His-

pana. La red viaria de la España romana. Base de Datos. II: El Ravennate y otras fuentes literarias. Fuentes epigráficas.102 J. M. SOLANA y L. SAGREDO, La red viaria romana en Hispania. Siglos I-IV d.C., Valladolid, 2006; A. RODRÍGUEZ COLMENERO, Miliarios e outras ins-

cricións viarias romanas do noroeste hispánico, Santiago de Compostela, 2004.103 C. PUERTA TORRES, Los miliarios de la Vía de la Plata, Madrid, 1995, tesis doctoral inédita, accesible en la red en la dirección http://www.ucm.es

/BUCM/tesis/ 19911996/H/0/ AH0026501.pdf.104 J. LOSTAL, Los miliarios de la provincia Tarraconense (conventos Tarraconense, Cesaraugustano, Cluniense y Cartaginense), Zaragoza, 1992.105 P. SILLIERES, Les voies de communication de l’Hispanie méridionale, París, 1990.106 L. J. DE VELÁZQUEZ, Observaciones… con motivo del viaje que hizo a Andalucía y observaciones sobre las antigüedades de Extremadura de León, manuscri-

to conservado en la Real Academia de la Historia, tomo 25; A. PONZ, Viage de España, Madrid, 1771, reedición, Madrid, Aguilar, 1988-1989, 5 vols.; A. DELABORDE, Itinéraire descriptif de l’Espagne, 3.ª ed., París, Didot, 1827-1830, 6 vols.; íd., Voyage pittoresque e historique de l’Espagne, París, 1806, 2 vols.

107 J. DE VIU, Extremadura. Colección de sus inscripciones y monumentos, Madrid, 1852, 2.ª ed.108 J. M. ROLDÁN, Iter ab emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, pp. 47 y ss. 109 Itinerarium Antonini Augusti. Además de las ediciones de Wesseling, 1735, y la de G. Parthey y M. Pidner, 1848, la de más fiable sigue siendo la de O.

CUNTZ, Itineraria Romana. Volumen Prius: Itinraria Antonini Augusti et Burdigalense, Leipzig, 1929 (reedición en la colección Teubner, Stuttgart, 1990). Elúltimo estudio global que conozco sobre el documento es de B. LÖHBERG: Das Itinerarium provinciarum Antonini Augusti. Ein Straßenverzeichnis desRömischen Reiches. 2 vols., Franke & Thimme, Berlín, 2006.

110 Itin. Anton. 433, 1-6: Item ab Emerita Caesaraugusta m. p. DCXXXII…; 439, 5-10: Item ab Asturica Caesaraugustam m. p. CCCCXCVII…111 Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la recepción pública de Don Eduardo Saavedra el día 28 de diciembre de 1862, 2.ª edición, Madrid, 1914.102 J. M. ROLDÁN, «Las tablas de barro de Astorga, ¿una falsificacion moderna?», Zephyrus, 23-24, 1972-1973, pp. 221-233.113 J. M. ROLDÁN, Itineraria hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península Ibérica, Valladolid-Granada, 1975.114 V. AGUADO SEISDEDOS, «El miliario del Priorato. Un miliario de Nerón, en la Vía de la Plata, en la región de Benavente», I Congreso Internacional Astor-

ga Romana, I, Astorga, 1986, pp. 271 y ss.115 Así, el propio apelativo «de la Plata», que sólo se usa en el tramo extremeño-salmantino o la distinta factura entre Mérida y Salamanca, donde el camino

cumple los requisitos de una glarea strata o calzada empedrada, frente al tramo de Salamanca a Astorga, en la que se confunde fácilmente con el terreno, altratarse seguramente de una via terrena. Vid. J. M. ROLDÁN, «El Camino de la Plata: Iter o negotium», Gerion, 2007, vol. extra, pp. 323 y ss. Sobre las razo-nes, J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, 179.

116 A. BLÁZQUEZ, «La milla romana», Boletín de la real Academia de la Historia, 34, 1899, pp. 25-52. Edición en la web:http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras /01604741547813813008813 /0138 69.pdf?incr=1.

117 Así, M. PUIG Y LARRA, «Valor métrico de la milla romana», Boletín de la Real Academia de la Historia, 33, 1898, que llegaba a la conclusión de un valorúnico para la milla en las calzadas españolas correspondiente a la llamada milla olímpica, de ocho estadios, equivalente a 1.538,16 metros.

118 C. MORÁN, La calzada romana «La Plata», en la provincia de Salamanca, Ministerio de Obras Públicas, Madrid, 1949.119 En concreto, los números IV, VI, LIIX, CX, CXXXIV, CXXXVII, CXXXIX, CXLII, CXLIII, CLXV, CLXVIII, CLXXXIII.120 J. M. ROLDÁN, «Sobre el valor métrico de la milla romana», Crónica del XI Congreso Nacional de Arqueología, Zaragoza, 1969, pp. 533 y ss.121 Sobre la historia de la vía, a partir de los miliarios, C. PUERTA, op. cit., passim. Vid. más arriba, «El Camino de la Plata: historia de una vía romana», en este

mismo catálogo. 122 Para C. PUERTA, op. cit., esta sería la razón de la práctica ausencia de miliarios en el tramo norte de la vía. El material utilizado en él, la piedra arenisca,

menos resistente a la erosión que el granito, habría facilitado en mayor grado su destrucción. Por mi parte, he tratado de explicar esta ausencia como conse-cuencia de la distinta circunscripción provincial de cada uno de los dos tramos: el meridional, perteneciente a la provincia de Lusitania, y el septentrional,adscrito a la Citerior. Vid. J. M. ROLDÁN, Iter ab emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971.

Page 80: 2008 Catalogo Vi a Plata

80

En estos últimos años se han publicado números li-bros, artículos de prensa, ponencias de congresos, etc.,sobre la Vía de la Plata, elaborados desde diferentesámbitos profesionales y con variados enfoques, a raízde los cuales se han producido ciertas discrepanciasque, sin duda, las más polémicas son las referentes a lainexistencia de la vía en determinados territorios y lasque se refieren a su trazado histórico. Quizá la más re-ciente es la que se ha producido sobre si la vía se reduceal tramo que se estableció en época romana entre Mé-rida y Salamanca, o si se extiende hasta Sevilla o Cádizpor el sur, y por el norte hasta Asturias y Galicia. Aun-que ya está aceptado que hubo un camino en épocaprerromana que ocupaba la misma o parecida traza yque unía las florecientes ciudades del sur peninsularcon los centros mineros del norte y noroeste, queda sinresolver si la ruta que posteriormente se ha llamado Víade la Plata llegaba a esos destinos. Sin duda que estacuestión se solucionará en el futuro con nuevos traba-jos realizados en los ámbitos de los estudios históricosy de la ingeniería.

Todos los puentes incluidos se localizan exclusi-vamente en el tramo de la vía que va desde Méridahasta Salamanca, ya que debido a la limitada exten-sión de este trabajo y a los importantes valores histó-ricos, monumentales y científicos de las obras elegidas –que no permiten reducir su estudio a unos breves pá-rrafos–, se ha renunciado a añadir otros puentes de losconservados en los distintos tramos de la Ruta de laPlata. Abarcan los períodos constructivos históricosmás importantes, aunque el mayor número de obrasson de época romana, cuatro de ellos –los puentes Al-barregas, Aljucén, Alconétar y Mayor de Salamanca–están en la vía Item ab Emerita Caesaraugustam, la n.º 24del Itinerario de Antonino según la numeración del in-geniero Eduardo Saavedra, y el quinto de los elegidos,el puente de Cáparra, está construido en un ramal dela vía y muy cercano a ella. Los erigidos en épocas pos-teriores son el espléndido puente medieval de SanAlbín en Béjar, el tramo moderno del siglo XVII del

MANUEL DURÁN FUENTESUNIVERSIDAD DE A CORUÑA

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DELA PLATA

Page 81: 2008 Catalogo Vi a Plata

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 81

Alzado aguas arriba del puente de Albarregas, en Mérida.

Page 82: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL DURÁN FUENTES82

puente Mayor de Salamanca, el de Aldeanueva del Ca-mino en Cáceres, construido en el siglo XVIII, y elpuente metálico Enrique Esteban de Salamanca, reali-zado a comienzos del siglo XX.

Si con dirección norte se inicia el recorrido por laVía de la Plata desde la ciudad romana de Emerita Au-gusta, la primera obra que se halla es el puente de Al-barregas, construido para salvar el cauce del río quele ha dado su nombre. Hoy se halla en el entramadourbano de Mérida y desde hace unos años es una obrade exclusivo uso peatonal después de haber servido,hasta hace pocos años, a la carretera Mérida-Cáceres.Su eje longitudinal coincide con el trazado del cardomaximus de Emerita.

Del puente se conservan varios grabados y dibu-jos, entre ellos los del viajero francés Alexandre de La-borde realizados en 1805, los del marino Manoel deVilhena Mozinho en 1794 y los confeccionados por elmaestro de obras Fernando Rodríguez, también a fi-nales del siglo XVIII.

Su tipología coincide con la de otros puentes ro-manos, como los españoles de Salamanca, Cáparra yLugo o los portugueses de Ponte Velha de Vila Formosay da Pedra, y se define por tener una arquería de bó-vedas de medio punto de luces iguales o muy simi-lares, pilas de espesores más o menos parejos y la cal-zada con rasante horizontal. La fábrica romana de

sillería granítica almohadillada –conservada funda-mentalmente en su parte baja– destaca de la sillería,también de granito, aplantillada y escuadrada de laparte superior recrecida durante las obras del bienio1863-1865, y ejecutadas para adaptar la rasante de sucalzada a la nueva carretera Mérida-Cáceres. Se ledotó de un nuevo pavimento adoquinado, aceras aambos lados y pretiles con albardillas y cornisas en subase, dispuestas sobre las antiguas romanas con mol-dura de talón que posiblemente fueron relabradas(Celestino Espinosa, 1878, 202).

Sus cuatro bóvedas de medio punto tienen aber-turas en el entorno de los 5,30 metros y una anchurade 7,00 metros que corresponde, desde un punto devista actual, a un verdadero puente de carretera quese ajustó a la amplitud que los ingenieros romanosdieron a sus vías de comunicación. En el estribo iz-quierdo dispone de dos pequeños desaguaderos, quequizá sean romanos.

Como detalles significativos de su fábrica desta-camos los agujeros que hay en las caras exteriores demuchos de sus sillares que permitían el encaje de laspuntas de las tenazas, el forceps romano, dispuestas alfinal de las maromas de las grúas o trípodes usadasdurante su construcción, y las muescas existentes enlos bordes superiores de muchos sillares que fueronrealizados para facilitar el uso de la palanca en su ma-nejo y colocación definitiva.

Si se prosigue hacia el norte, el siguiente puenteromano que se halla es el puente de Trajano sobre elrío Aljucén, en la provincia de Badajoz, o más bien losrestos del mismo, ya que prácticamente ha desapare-cido pues apenas queda una pequeña parte de la fá-brica de su estribo derecho y unos cuantos sillares,dovelas y cornisas sueltos por el cauce. Sin embargosabemos cómo era gracias a algunas descripciones deviajeros e historiadores, como Moreno de Vargas en elsiglo XVII que todavía lo vio en pie y arruinado enparte (Fernández Casado, 1980, s.p.) y a Ceán Ber-múdez que, a comienzos del XIX, lo menciona ya des-Restos del estribo derecho del puente de Trajano en el río Aljucén.

Page 83: 2008 Catalogo Vi a Plata

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 83

truido, pero sobre todo a los planos que del puentehizo el maestro de obras Fernando Rodríguez, dos deellos en 1796 en los que refleja su estado de conser-vación en aquellas fechas y la reconstrucción ideal desus alzados, y otros dos, muy parecidos a los ante-riores, dibujados en 1805 para incluir en el proyectode las obras de reparación que nunca se llevaron acabo (Cadiñanos, 2002, 34 y ss.).

Tuvo una composición simétrica con seis arcos demedio punto con luces crecientes de las orillas al cen-tro, que variaba entre los 3,40 metros de los extremosy los 7,60 metros de los centrales, y una rasante alo-mada. Su fábrica era de sillería almohadillada que to-davía hoy vemos en los escasos restos conservados. Laspilas tenían un espesor uniforme en torno a los 3,00metros. Disponía en sus alzados de dos líneas de cor-nisas molduradas de talón, una a nivel de los arran-ques de las bóvedas que en las pilas abrazaba todo sucontorno, y otra que recorría longitudinalmente los al-zados a ambos lados del puente, a nivel de la calzada.

Para aumentar la estabilidad de la fábrica de losestribos, y posiblemente también la de las pilas, susconstructores trabaron los sillares entre sí con grapasemplomadas posiblemente de madera con forma dedoble cola de milano, alojadas en los correspondien-tes huecos de sus lechos, todavía visibles en las esca-sas piezas conservadas. En estos restos del estribotambién se puede medir la importante anchura quetuvo el puente, 6,70 metros, muy parecida a la delpuente de Albarregas.

Las pilas disponían en sus frentes aguas arriba detajamares de planta triangular que llegaron hasta lamitad de los tímpanos, rematados, según los dibujosdel maestro Rodríguez, con sombreretes piramidalesque, sin duda, proceden de alguna reparación mo-derna detectable en los dos tipos de sillería dibujados,una almohadillada, la romana, y otra aplantillada sinresalte superficial de reconstrucciones posteriores.

Alcanzado el río Tajo, ya en la provincia de Cáce-res, se encuentran los restos del gran puente de Al-

conétar trasladados para que no quedaran sumergi-dos bajo las aguas del embalse de la presa de Alcán-tara II, construida a finales de los años sesenta del pa-sado siglo. Los técnicos romanos lo diseñaron con unasingular disposición constructiva que no tiene pa-rangón en ninguna de las obras conservadas del Im-perio Romano. Sobre sus amplias y decoradas pilasapoyaron unas bóvedas muy rebajadas, de luces mo-destas, muy poco frecuentes en su época. La singula-ridad de su diseño y la calidad de su construcción hanmotivado que haya sido atribuida, sin fundamento al-guno, al más conocido de los arquitectos de época ro-mana, Apolodoro de Damasco, constructor, en tiem-pos del emperador Trajano, de un gran puente,dotado de arcos de celosía de madera y pilas de si-llería, el de Turnu Severín sobre el río Danubio.

La datación de su construcción en una época tar-día del Imperio no puede basarse en la perfección téc-nica que supone el uso de bóvedas tan rebajadas,pues sólo hay que recordar la existencia de bóvedassimilares apoyadas en delgados pilares –con una ti-pología muy similar a los puentes realizados por el in-geniero francés Perronet en el siglo XVIII– en puentesde época tardo-republicana y de la primera épocadel Imperio construidos en Padova, la actual ciudaditaliana de Padua (Galliazzo, 1971).

Se mantuvo en servicio hasta la Reconquista,época en la que quizá se arruinó cuando el Tajo erafrontera entre árabes y cristianos (Prieto Vives, 1925,155 y ss.). Durante largos períodos de tiempo le sus-tituyó un paso de barcas que ya aparece citado en do-cumentos del siglo XIII. Hubo varios intentos vanosde reconstruirlo, como el de 1563 que iba a realizarsesegún un proyecto de Rodrigo Gil de Hontañón, el de1560 con los diseños del arquitecto Alonso de Cova-rrubias con la colaboración de Hernán Ruiz (Villalón,1989, 161), y los que se llevaron a cabo entre 1569 y1580 en tiempos del rey Felipe II (Prieto Vives, 1925,158). En el siglo XVIII hubo otras tentativas, igual-mente frustradas, como la de 1730, de la que no te-

Page 84: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL DURÁN FUENTES84

nemos más datos que una escueta mención de Pas-cual Madoz (1845), y la de 1761 del arquitecto militarJosé García Galiano, que realizó un proyecto de re-construcción que tampoco tuvo éxito. En 1770 ungrupo de arquitectos, con el afamado Marcos deVierna entre ellos, proyectan un nuevo puente, bas-tante caro para la época, que vuelve a fallar (Cadiña-nos, 2002, 103).

También al mencionado maestro de obras Fer-nando Rodríguez debemos dos planos, fechados enMérida en el mes de noviembre de 1797, uno con elestado ruinoso en el que se encontraba, sólo con losseis arcos más cercanos a la orilla derecha en pie y loscuerpos de las pilas apenas sobresaliendo del cauce,y otro con un hipotético alzado alomado con catorcearcos rebajados y semicirculares. El viajero Alexandrede Laborde también nos dejó sus grabados en losque se ve, en pie, un arco más que en la actualidad

(Fernández Casado, 1980, s.p.). Se desconoce el nú-mero de arcos que tuvo originalmente el puente; sunúmero varía entre los trece que proponen Madoz,José Viu, Mélida y Villalón y que dibujó el maestroRodríguez, a los dieciséis de Prieto Vives, los quincepropuestos por el profesor Galliazzo en su conocidaobra sobre los puentes romanos o sólo los once queplantea Roldán en su estudio sobre la Vía de la Plata.

De los restos conservados destaca el largo estriboderecho atravesado por dos desaguaderos de bóvedasrebajadas de 6,95 y 7,40 metros de luz y una rosca deun elevado espesor –1,20 metros– para sus modestasaberturas. Su anchura es similar a la de los dos puen-tes anteriores pues varía entre 6,60 y 6,80 metros. Lafábrica original de los muros de acompañamientos ylas cepas es de sillería granítica almohadillada apare-jada en seco, habitual en los puentes romanos, conagujeros en sus caras para facilitar el uso del ferrei for-

Restos trasladados del puente de Alconétar.

Page 85: 2008 Catalogo Vi a Plata

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 85

cipis. En la parte superior de las dos primeras pilas seven fábricas más modernas, que pueden proceder dela construcción de una torre medieval que tuvo elpuente y que dibujó Laborde, o de un vano levadizoque también se construyó en una época posterior(Prieto Vives, 1925, 150). Prácticamente toda la fábricade la tercera pila es romana, con tres hiladas de cor-nisas que le dan un aspecto más adornado y menos so-brio de la habitual decoración de los puentes romanospeninsulares. Todas ellas tienen una moldura de golasimilar a la de los puentes de Alcántara, Mérida, Al-barregas y Freixo. De la cuarta pila sólo queda partede su arranque, pero sabemos que tenía 4,80 metros deespesor y que estaba formada por sillería asentada ahueso sin grapas, con un grueso relleno de hormigóny con altos tajamares que subían más allá de los arran-ques sin alcanzar la calzada (Prieto Vives, 1925, 152).

Los paramentos aguas abajo de las pilas romanas

tienen una ligera curvatura que le añaden al puenteuna nueva singularidad, ya que esta característica sólola tiene otra obra romana construida sobre el río Tirsoen Fordongianus (Cerdeña), (Galliazzo, 1995, II, 170).

La rasante original pudo ser horizontal o con ligeradoble pendiente, desconociéndose cómo era en reali-dad. El maestro Rodríguez y los estudiosos Prieto yFernández Casado le atribuyen una rasante alomada.

Al pasar la mansión viaria que se hallaba en la an-tigua ciudad de Capera con su famoso arco viario te-trapylon y después de un corto recorrido por el ramalde la vía que partía hacia la Lusitania en este punto,se encuentra el puente de Cáparra construido sobre elrío Ambroz. Se amplió en 1955 para adaptarlo al trán-sito rodado del camino de servicio del embalse Ga-briel y Galán, trasladando, de modo poco riguroso, elparamento aguas abajo ya que, gracias a fotografíasantiguas, sabemos que los aparejos actuales son dife-rentes y más descuidado su aparejo a los antiguos ori-ginales (Fernández Casado, 1980, s.p.). La posiblemenor importancia del camino al que daba serviciotuvo reflejo en una anchura más reducida –5,50 me-tros– a la de los puentes anteriores.

Posiblemente el puente originalmente tuvo sólodos arcos frente a los cuatro que tiene en la actuali-dad, pues tanto el de la margen izquierda como el pa-rabólico de la derecha fueron construidos posterior-mente. Sería un puente simétrico de bóvedas de mediopunto de 8,90 metros de luz (unos 30 pies romanos) yrasante horizontal, quizá con rampas en sus estribos.La fábrica romana es de sillería de granito almohadi-llada sin anathyrosis de borde, aparejada en seco, conabundantes piezas colocadas a soga tanto en el tím-pano como en las bóvedas, con agujeros para las tena-zas de suspensión (forfices ferrei) y muescas de bordepara la palanca en algunas dovelas.

La pila central y los antiguos estribos, asentados enel estrato rocoso que aflora en el cauce, rematan suscuerpos de corta altura en una fila de cornisas de cha-flán inverso sobre la que apoyan los arranques de las

Curvatura del paramento aguas debajo de las pilas del puente de Alconétar.

Page 86: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL DURÁN FUENTES86

bóvedas; sólo se conservan bajo ellas, aunque origi-nalmente debieron abrazar la pila en todo su contorno.Esta última tiene un tajamar triangular, reconstruido enparte con sillares originales, y con remate horizontal,a la altura de los riñones, formado por un enlosado quesobresale ligeramente. El tímpano aguas abajo, total-mente reconstruido, está en el mismo plano que las bo-quillas y los paramentos de los muros.

El puente de Aldeanueva del Camino, obra depequeño tamaño que por su actual tipología y tipo dela fábrica la datamos en el siglo XVIII, procede de lareconstrucción de otro anterior realizada para man-tener el paso de la vía sobre la Garganta de la Buitrera,afluente al cercano del río Ambroz; hoy se halla inte-grado en el entramado urbano del pueblo del quetoma su nombre. Tiene una bóveda con directriz pa-rabólica o de tres centros, habitual de los puentes delsiglo XVIII, que permitía rebajar el pronunciado «lomode asno» que le proporcionaría el empleo de arcosapuntados o de medio punto al conectar a las cotasbajas de las orillas. A pesar de ello el alomado delpuente es pronunciado ya que la calle del pueblo, an-tiguo camino, no está muy levantada con respecto alcauce del arroyo. Para ajustarse a su trazado y a las lí-neas de corriente del arroyo la bóveda tiene un apre-ciable esviaje. La luz entre estribos es de 8,20 metrosy su anchura de 5,40 metros.

Recientemente ha sido restaurado con ampliosrejuntados de mortero que, desde nuestro punto devista, afectan negativamente a la estética de la obra.

En las afueras de la ciudad salmantina de Béjarestá el grandioso puente de San Albín, construidosobre el río Cuerpo de Hombre, y aunque no se hallaen la Vía de la Plata lo hemos elegido para represen-tar a los puentes medievales por su proximidad aella y por su destacado tamaño con respecto a otrasobras de esa época. No sólo es notoria la luz de suúnico arco apuntado, que alcanza 22,40 metros, sinotambién su extraordinaria anchura, de 7,70 metros,que lo deben convertir en uno de los puentes medie-

vales de mayor envergadura de España. Para dar es-tabilidad a esta gran bóveda sus constructores em-plearon unas dovelas de gran tamaño que superacon creces el metro de altura.

Históricamente se le ha considerado una obra del si-glo XIII, pero desde nuestro punto de vista su fábrica y lasescasas marcas de cantero que hemos visto, nos hacenpensar más en una obra del siglo XIV e incluso del XV.

En el intradós de la bóveda hay numerosas cho-rreras de sales calizas procedentes del hormigonadodel relleno entre tímpanos, realizado, posiblemente,durante las obras que, en el pasado siglo o en el an-terior, se hicieron para adaptar su rasante a la carre-tera por la que todavía hoy circula cómodamente enlos dos sentidos, gracias a su gran amplitud, un buennúmero de vehículos. Los recrecidos laterales de lostímpanos realizados en estas obras para eliminar elalomado del puente medieval, se aprecian en los al-zados y en la altura variable de los pretiles.

Fue conocido también por puente de Neguilla,pero perdió este nombre por el actual de San Albíndebido a que se encontraba cerca de la capilla de estesanto (VV.AA., 2005, 76).

Una vez que se llega a Salamanca, final del tra-yecto elegido, nos detenemos, en primer lugar en elPuente Nuevo llamado actualmente puente Enrique Es-teban, construido sobre el río Tormes entre los años1902 y 1903, para aliviar al puente romano del tránsitoal cual estaba sometido y dejarle sólo para al paso deganado, carros y de vehículos de peso superior a las 16toneladas. La acertada decisión de construirlo fue pos-terior a la que la Dirección General de Carreteras ma-nejó por aquellas fechas y que afortunadamente nollevó a cabo, pues suponía ensanchar el puente ro-mano. Fue el diputado salmantino don Enrique Estebanel que impidió tal desaguisado (VV.AA., 2005, 118).

Es una obra de bella ejecución que representamagníficamente la estética de los puentes metálicosde acero laminado y roblonado cuya construccióncomenzó en España en la segunda mitad del siglo

Page 87: 2008 Catalogo Vi a Plata

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 87

Tramo central del lado aguas abajo del puente de Cáparra.

Alzado aguas arriba del puente de Aldeanueva del Camino (Cáceres). Vista aguas arriba del puente medieval de San Albín en Béjar (Salamanca).

Page 88: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL DURÁN FUENTES88

XIX, con cierta abundancia de adornos en el alma delos perfiles de sus bóvedas, filigranas en sus baran-dillas y tímpanos calados muy ornamentados con ar-quillos lobulados y «dovela colgante» en el medio dedelgados pilarcillos dispuestos regularmente. El in-geniero autor del proyecto, Saturnino Zufiaurre, ex-presó en un artículo de la Revista de Obras Públicas

(1903) los motivos que le llevaron a diseñar estepuente urbano y encajarlo tan bien en un paraje delrío al pie de la catedral, con unas acertadas eleccionesde la directriz de los arcos biarticulados bajo la cal-zada –desechó los vanos rectos por no considerarlosoportunos en una ciudad como Salamanca–, de lostímpanos abiertos, del número y amplitud de las bó-

Alzado parcial aguas arriba del puente Enrique Esteban en Salamanca.

Page 89: 2008 Catalogo Vi a Plata

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 89

vedas (33,00 metros) y por supuesto del material, elacero en perfiles roblonados, que le permitieron trans-mitir a la posteridad esa imagen de ligereza, buen en-caje urbano y belleza.

El puente Romano o Mayor de Salamanca se en-cuentra aguas abajo del anterior, a unos escasos 400 me-tros, al pie de la antigua mansión Salmantica de la rutaEmerita-Ocelo Duri que formaba parte de la Vía de laPlata. Su historia es muy amplia, fue visitado y estu-diado por numerosos eruditos y viajeros que, desde elsiglo XV, dan testimonio de él en sus crónicas y relatos,como Gil González de Ávila, Bernardo Dorado (1766),Antonio Ponz (1779-1792), Juan Agustín Ceán Bermú-dez (1832), Celestino Espinosa (1878), Pascual Madoz(1845) y J. M. Quadrado (1884), entre otros.

El puente tiene dos tramos claramente diferencia-dos, la parte romana a la derecha de la gran pila cen-tral donde hubo una torre, el Castillete o Castillejo, conquince bóvedas y unos 200 metros de longitud, y laparte moderna a su izquierda con once arcos y 150 mde longitud. La parte romana, conservada en bastantebuen estado, tiene una disposición uniforme con bó-vedas de aberturas muy similares, entre 9,50 y 10,00metros, y pilares de espesores también muy parecidos,en el entorno de los 3,00 metros. Las bóvedas de me-dio punto tienen dovelas graníticas almohadilladascon anathyrosis en uno o dos de sus bordes, muchas deellas con un agujero circular para el encaje de las pin-zas de izado. Su anchura oscila entre 6,50 y 6,70 m,muy similar a la de los otros puentes de la vía.

El cuerpo de las pilas, muy aterrado, tiene una fá-brica de sillería granítica almohadillada sin anathyrosisaparejada en seco. En sus cortos paramentos se ven hi-ladas de sogas y tizones dispuestas de modo alterno –composición muy del gusto de los ingenieros romanos–y los mechinales de apoyo de las cimbras, cinco encada paramento interno, hoy en día tapados con pie-dras de color rojizo. En sus frentes aguas arriba dispo-nen de tajamares coronados por cornisas con moldurade talón que abrazaban todo el cuerpo de la pila, y que

estaban unidas con grapas de doble cola de milanoemplomadas (singularidad de las fábricas romanas).No tienen espolones y los tímpanos aguas arriba estánreforzados con una pilastra ligeramente empotrada,de sección rectangular, formada por hiladas de dospiezas colocadas alternativamente a soga y tizón. Su re-mate coincide con la segunda cornisa de chaflán inversodispuesta a nivel de la antigua calzada horizontal.

Sobre la cuestión del tamaño del puente romanono hay todavía una solución definitiva, pero pareceprobable que tuviese un mayor número de bóvedas.Quizá sea una prueba de esto la modulación y la an-chura de la arquería de la parte reconstruida en 1677que pudo aprovechar la cimentación romana. Estasobras se realizaron después de la famosa avenida deSan Policarpo, de 1626, que produjo la caída de unarco que arrastró tras de sí a los demás hasta la pilacentral, la cual, debido a su mayor tamaño, resistió yno se derrumbó (Fernández Casado, 1980, s.p.). Estaparte moderna está formada por once bóvedas dedirectriz semicircular y luces que varían entre los13,00 metros del primer arco pegado a esa pila centraly los escasos 6,00 metros del último arco de la margenizquierda. Los valores del resto de los arcos son si-milares a las luces de la parte romana.

Las pilas modernas, también de espesores simila-res a las romanas, tienen tajamares de buen tamañoque casi llegan con sus sombreretes piramidales es-calonados al nivel de la calzada. Los de la gran pilacentral son semiesféricos. Sólo una parte de las pilastienen espolones en sus paramentos aguas abajo.

La calzada está marcada en los alzados por unacornisa recta poco sobresaliente de los paramentos delos tímpanos, que discurre a todo lo largo del puentetangente a las claves de las bóvedas.

En la entrada de este tramo moderno hay unainscripción repartida en dos lápidas colocadas ensendos pilares dispuestos al comienzo de los pretiles,que documenta la reparación realizada en 1622 du-rante el reinado de Felipe IV.

Page 90: 2008 Catalogo Vi a Plata

MANUEL DURÁN FUENTES90

Vista aguas abajo del tramo romano del Puente Mayor de Salamanca.

Page 91: 2008 Catalogo Vi a Plata

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 91

Vista aguas abajo del tramo del siglo XVII del Puente Mayor de Salamanca.

Page 92: 2008 Catalogo Vi a Plata

92

Vertebrando el borde vertical del occidente pe-ninsular, la Vía de la Plata estuvo siempre vinculadaa la Mesta, cuya actividad pecuaria se superponía oentremezclaba con el flujo y reflujo humano, mer-cante o ideológico. Senda natural y eje de comunica-ción, se insertó en la Cañada o Partido de León, ade-más de conectarse en tramos meridionales con otrospartidos, como los de Soria y Segovia. Los rebañostrashumaban desde la cornisa cantábrica, pasabanpor las dehesas extremeñas y se desparramaban porlos pastizales de la cuenca del Guadalquivir123.

Cuando Alfonso X fundaba el Honrado Concejo dela Mesta en 1273 y agrupaba a la totalidad de los ga-nados y pastores en la Cabaña Real124, sólo continuabalas ancestrales125 prácticas trashumantes en busca depastos y configuraba una institución protectora bajo elmanto de la Corona. Era evidente, ya en los primerosmomentos, la existencia de una red viaria preestable-cida, convertida, en todo o en parte, en cañadas mes-teñas mediante una adaptación progresiva a los re-quisitos de la trashumancia, produciéndose una nuevahumanización del paisaje. Lo prueba, por un lado, laausencia de disposiciones fundacionales sobre aper-tura y amojonamiento de caminos exclusivos para loscabañiles y, por otro, la presencia de varios privilegiosrelativos a la prevalencia y conservación de los circui-tos medidos y acostumbrados. Sin embargo, había quegarantizar unas condiciones especiales de inmunidady jurisdicción para las manadas concejiles a su paso porrutas antiguas, como la Vía de la Plata, con un cons-tante trasiego de hombres, animales y mercancías, for-mas, en fin, de vida material, a las que se incorporabaahora la Mesta con el consiguiente conflicto de intere-ses. La solución se halló en la libertad de tránsito, im-plícita en las concesiones de Alfonso X, pero patente enel privilegio de Alfonso XI, titulado «que todos los ga-nados anden salvos y seguros por todo el Reino, guar-dando las cosas prohibidas; y si daño hicieren, le pa-guen por aprecio, sin pena alguna»126, y posterioresratificaciones del aparato jurídico127.

FERMÍN MARÍN BARRIGUETEUNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

LA RED DECAÑADASGANADERAS.LA MESTA Y LA VÍA DELA PLATA

1

1

1

2

2

2

3

3

3

4

4

4

5

5

6

6

7

7

8

8

7

LAS CAÑADAS REALES

1. LA VIZANA O LA PLATA 2. OCCIDENTAL LEONESA 3. ORIENTAL LEONESA 4. SEGOVIANA 5.ORIENTAL SORIANA6. OCCIDENTAL SORIANA 7. RIOJANA8. CONQUENSE

Page 93: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 93

Desde el punto de vista pastoril, y en contra de laconvicción habitual, las cañadas no eran rutas ininte-rrumpidas y delimitadas de principio a fin. La liber-tad de tránsito suponía que únicamente se señalizabael paso, la cañada cerrada, cuando se cruzaba por me-dio de alguno de los vedados previstos en las leyes, elresto se consideraban cañadas abiertas o lugares sinmarcas identificativas por donde deambulaban lasreses aprovechando pastos y aguas. Esta circunstanciasólo variaba en el momento que la cañada se sobre-ponía a itinerarios permanentes de uso múltiple, deltipo de la Vía de la Plata, convertida desde entoncesen Cañada de la Plata. En tal caso, aumentaba la ve-locidad de desplazamiento de las cabañas por las me-jores condiciones del suelo, la suave orografía y elmenor número de obstáculos naturales y humanos.Ahora bien, los pastores debían planificar a la perfec-ción las migraciones y salir de estos circuitos a abre-var, descansar y pastar cada día en sitios establecidoso hacia los herbajales de destino. En consecuencia, laCañada de la Plata estaba integrada en el sistema ca-ñadiego mesteño occidental, siendo su pilar central, alque llegaban, se agregaban o del que partían cientosde cañadas, veredas, cordeles, coladas, caminos o sen-das para acceder a pastos marginales, comunitarios oarrendados, además de los imprescindibles abreva-deros y descansaderos. Tronco y ramificaciones fun-damentales en la actividad pecuaria y agraria quecontribuyeron al diseño de paisajes, modos de explo-tación y comportamientos cotidianos.

En definitiva, el indisoluble binomio trashumancia-cañadas exigía prerrogativas propias otorgadas al Hon-rado Concejo de la Mesta y, a partir del siglo XIII, la Ca-ñada de la Plata pasó a disfrutar de jurisdicción128 yjueces privativos, llamados alcaldes mayores entrega-dores, comisionados por Alfonso X para defender yconservar los itinerarios y proteger a los pastores deagravios y malos tratos129. Los privilegios conminabana las autoridades a mantener abiertos y con la anchuralegal los trayectos ordinarios y a actuar contra los in-

fractores por medio de multas, arado de sembrados onuevas mediciones130. Asignaban la custodia y compe-tencias a esos magistrados, convirtiéndose en una desus funciones primordiales, y colocaban a los jueces lo-cales bajo su mando131. Puntualizaban la vigencia de lasprerrogativas de paso y pervivencia de cañadas bajocualquier circunstancia, incluso con pleitos pendien-tes, restricciones de ayuntamientos o suspensionesde tribunales132.

Nunca podremos despejar la incógnita relativa a lacalificación de la Cañada de la Plata como la vía pe-cuaria más antigua de la Península por carecer depruebas documentales. Pero sí afirmar que estamosante una de las columnas básicas primigenias de latrashumancia mesteña en zona de invernadero y deagostadero. Los hermanos del Honrado Concejo laconsideraban una ruta que garantizaba las marchas yla conclusión de las migraciones, siempre abierta parael tránsito y de incuestionable trazado. Dicha afirma-ción resulta muy importante porque la Mesta carecíade un mapa de cañadas propio y documentado en elmomento de su desaparición en 1836, por el que to-davía preguntaban sus miembros en las juntas de1780; de ahí la relevancia de la red de la Cañada de laPlata durante centurias. ¿Y las descripciones disponi-bles? Provienen de reconstrucciones fabricadas en elsiglo XIX en la mayoría de las ocasiones, cuya finalidadradicaba en recomponer trazados tradicionales con-servados, ya muy alejados de la realidad y significadoposeídos con la Cabaña Real. Esas descripciones ado-lecieron con frecuencia del rigor del testimonio escrito,se utilizaron costumbres y fuentes orales para darcontinuidad desde el principio al fin a los circuitos ob-jeto de interés, hubo confusiones importantes al ad-judicar la categoría de vías principales a tramos se-cundarios, no se corrigieron errores toponímicos y seincorporaron idénticas informaciones de diferenteprocedencia. El motivo de la falta del mapa se debióal uso de itinerarios antecedentes y a la apertura denuevas cañadas y caminos sólo en caso necesario en-

Page 94: 2008 Catalogo Vi a Plata

FERMÍN MARÍN BARRIGUETE94

tre términos acotados a los mesteños, casi siempre ce-rrados o modificados otra vez con el tiempo y el cre-ciente descontrol institucional.

Con semejante situación, las fuentes sobre la acti-vidad pecuaria de la Cañada de la Plata adquieren no-table preeminencia. Las obras históricas, en especiallos libros de viajes, se limitan a referencias superfi-ciales relativas a su papel de gran eje de comunicacióndesde la Antigüedad, por ejemplo Pedro Esquivel oAmbrosio de Morales en el siglo XVI; por su parte, elfamoso viajero del setecientos Antonio Ponz sigue lamisma tónica en sus descripciones extremeñas, aun-que puntualiza más sobre la existencia de grandespastizales adehesados y arterias ganaderas133. Es el Ar-chivo de la Mesta, localizado en el Archivo HistóricoNacional, el que contiene fondos imprescindibles so-bre trashumancia por la Cañada de la Plata134. Desdeel primer momento, el Honrado Concejo inició la for-mación de un depósito documental, compuesto bási-camente por las sucesivas concesiones y decretos re-ales, que han dado lugar a la serie Privilegios, perotambién por los papeles generados en litigios, resi-dencias de oficios o juntas generales. La labor proce-sal, fundamental para conocer los desplazamientos delos rebaños por la Cañada de la Plata, queda implícitaen la serie Ejecutorias y Sentencias, organizada demanera alfabética por la localidad objeto del con-flicto y con un orden cronológico interno de los ex-pedientes desde las postrimerías del siglo XIV a me-diados del siglo XIX. Sólo recoge los veredictosfavorables a la Mesta sobre roturaciones de cañadasy pasos, acotamientos, multas, agravios y nuevos de-rechos. La serie Ordenanzas son copias de cartas,traslados, provisiones, memoriales o ejecutorias, lamayoría de carácter general y presentan una radio-grafía secular de las cuestiones más preocupantes yde los obstáculos encontrados en el ejercicio de lasprácticas trashumantes entre 1347 y 1830135. De la se-rie Libros, además de las recopilaciones legislativas,sobresalen, primero, las Relaciones de Alcaldes Entre-

gadores o informes depositados en las juntas semes-trales al final de sus mandatos. La estructura internaduplicaba las inspecciones de pasos y pastos del tér-mino, los resultados de los interrogatorios de testigosy las averiguaciones en el desarrollo de las causas du-rante el período de audiencia en los ayuntamientos se-leccionados. Describen, de 1514 a 1796, en cada cua-drilla la situación de las cañadas con explicación delcierre, traslado, roturación, estrechamiento, impuestos,agresiones, cotos o actitud de los municipios. Se-gundo, destacan los Apeos y Visitas de Cañadas sobrepesquisas y amojonamientos llevados a cabo por losalcaldes mayores entregadores y los pleitos relativosa vías pecuarias tratados en los tribunales, propor-cionando información sobre el comportamiento de loscampesinos y de los pastores locales entre 1505 y1836. Tercero, los Libros de Acuerdos donde se registranlos debates fiscales, los memoriales de los agentes decorte y chancillerías, la presentación de propuestasante problemas cruciales, como la red caminera, y losacuerdos alcanzados.

Como piedra angular de las cañadas del sistemadel Partido de León, la Cañada de la Plata se definepor una estructura específica, a modo de cauce reco-lector del agua de una cuenca fluvial para llevarla ala desembocadura, es decir, encamina cañada abajo ocañada arriba a los rebaños de diferentes proceden-cias hacia los invernaderos o agostaderos, drenandolos animales de las montañas o los llanos y condu-ciéndolos a mejores pastizales. Cientos de ramifica-ciones acanalaban los despliegues desde las praderasde las cabeceras hasta converger en la gran arteriaconductora. Por supuesto, no se puede conocer conexactitud, ni siquiera aproximadamente, la zona departida de la Cañada de la Plata, como no se puedeafirmar con seguridad el nacimiento de ninguna otraen los demás partidos de la Mesta. El motivo resultaincuestionable: la propia idiosincrasia trashumante yde sus circuitos migratorios, parte constitutiva delHonrado Concejo, radicaba en canalizar a los hatos y

Page 95: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 95

cabañas dispersos en dehesas, montes, riberas o pá-ramos, por medio de veredas, cordeles, coladas osendas, hacia las cañadas de los itinerarios. Esos de-rroteros secundarios de enlace, que en muchas oca-siones tampoco contaban con señalizaciones perma-nentes y tenían carácter improvisado y utilitario, seperdían en las marañas montuosas o en inmensos yabiertos herbajales adehesados, comunales y baldíosal carecer de cualquier tipo de control y deslinde pe-riódicos, desconociéndose el origen. Idénticas cir-cunstancias concurrían en el epílogo de la Cañada dela Plata en tierras andaluzas y se ignora, en conse-cuencia, el área de finalización. Aquí, la trashuman-cia obligaba al reparto de los rebaños agrupados en lacabecera por multitud de senderos y atajos alternati-vos y entrelazados para llegar a los pastos arrendadoso comunitarios y concluir la emigración a los inver-naderos. El ciclo se invertía meses después, cuandollegaba la época de retorno a las praderas veraniegas.

Al margen de discrepancias historiográficas sobrela cabecera, o cabeceras, de la red de cañadas gana-deras de la Plata y de confusiones o coincidencias conla Cañada Leonesa Occidental136, indudablementelos cabañas de varias comarcas, por ejemplo Las Bra-ñas, Babia, el Bierzo o el Cebrero, se congregaban entorno a la Cordillera Cantábrica y bajaban, entreotros lugares, desde los puertos de Leitariegos o Ven-tana. Pasadas Las Omañas, la cañada se introducía de lleno en la Maragatería y llegaba a Astorga, hito dela vía romana. Proseguía por San Juan de Torres,Alija del Infantado y Benavente. En la zona de Villa-franca, el eje pecuario conectaba con cabos proce-dentes de numerosos términos, como el Campo deAliste o Tierra de Campos. Ya en Zamora, descendíapor la Tierra del Vino a la Armuña y Salamanca hastala cuenca del Alagón y tocaba las Hurdes. Por Alde-anueva del Camino penetraba en el valle del Jerte,Plasencia, Torrejón el Rubio y Trujillo, seguía a lavega del Guadiana, Mérida, Tierra de Barros y la Se-rena. Uno de los ramales, hacia el oeste, ascendía por

la Sierra de Aracena a las marismas del Guadalquivir;por el este, se orientaba a Alcalá del Río y Sevilla.

Había que preservar la urdimbre de cañadas, que,salvo casos muy concretos de uso local, sólo se utili-zaban por manadas foráneas en los desplazamientostrashumantes, lo que suponía una interferencia ma-nifiesta en los asuntos agrarios de las villas y ciuda-des. El disfrute comunitario y privativo de pastos, lasdisposiciones normativas de las ordenanzas conceji-les, la jurisdicción de los oficios o las costumbresagrícolas quedaban supeditados a los contenidos delos privilegios y leyes de la Cabaña Real. Nada im-portaban otros intereses o intenciones, lo que supusode inmediato recelos, tensiones y conflictos entre loscomponentes de la sociedad rural y el Honrado Con-cejo de la Mesta. El único instrumento disponiblepor la institución eran los alcaldes mayores entrega-dores, que, en su calidad de jueces, recorrían los iti-nerarios, ayudados por un séquito de procuradores,fiscales o escribanos, para solventar los problemas in-terpuestos a pastores y rebaños mesteños, denuncia-dos convenientemente en las juntas semestrales e in-sertados en las comisiones del cargo. La primera faseconsistía en la apertura de audiencias para impartirjusticia en la comarca y la Cañada de la Plata contódurante siglos con múltiples tribunales a lo largo desu recorrido, síntoma de la trascendencia otorgadapor los hermanos. El establecimiento del juzgadocomportaba la previa aprobación de credenciales enel cabildo y la consiguiente acusación presentadapor el procurador del alcalde mayor entregador porhaber sembrado, ocupado, agraviado, negado el pasoo cobrado impuestos. Existían tres procedimientosclaves y simultáneos:

1) los agrimensores locales y cabañiles medían yamojonaban las cañadas o veredas en litigio con lafinalidad de delimitar competencias; 2) se iniciaban averiguaciones e interrogatorios atestigos para establecer trazados, comprobar licen-cias, dirimir actuaciones y localizar a los infractores;

Page 96: 2008 Catalogo Vi a Plata

FERMÍN MARÍN BARRIGUETE96

3) los delegados de la Mesta aportaban los docu-mentos legales y procesales, de signo general o par-ticular, para fundamentar las quejas, denuncias y re-clamaciones137. Por último, se celebraba el juicio, sepronunciaban las sentencias y se perfilaban las mul-tas y castigos, aunque ello no impidiese la futura vul-neración de la libertad de tránsito y de los privilegios,sobre todo porque una nueva visita podía tardar mu-chos años. Los Reyes Católicos consideraron a los al-caldes mayores entregadores una pieza clave de suprograma ganadero y quisieron estrechar los lazoscon la Corona al colocarlos, a partir de 1500, bajo la ju-risdicción del presidente de la Mesta, representantereal y miembro del Consejo de Castilla. A la vez, pro-movieron cambios jurídicos sustantivos que consoli-daron las funciones de esos magistrados y otorgabanal oficio plenas facultades en la totalidad de los casosy cuestiones relacionados con las prácticas trashu-mantes. Ahora más que nunca eran la imagen visibledel Honrado Concejo en el campo castellano138.

Durante los siglos bajomedievales, la actividad pe-cuaria en la red de cañadas de la Plata coexistió con le-ves problemas en el entorno agrario con sembrados, co-tos, jurisdicción municipal o intereses de los pastoreslocales. El precario equilibrio nunca se rompió a favorde una de las partes y no se llegó a generar una at-mósfera de tensión y enfrentamiento que desembo-cara en enemistades declaradas y conflictos abiertoshasta imposibilitar la trashumancia. La Mesta se en-contraba en una fase de formación y consolidación ins-titucional, todavía no estaba bien definida la estructuraadministrativa y no se habían perfeccionado fórmulasde coacción que obligasen al riguroso cumplimiento delos privilegios, concesiones reales, acuerdos y manda-tos. Fue un período donde ni siquiera se contaba congarantías de representatividad y los mismos ganaderosconculcaban con impunidad las prerrogativas. Antetal realidad, la Cabaña Real halló en la Vía de la Platacircuitos preestablecidos e inmejorables para los des-plazamientos y no tuvo reparos en adaptarse a unas cir-

cunstancias idóneas con la adopción de una políticaconciliadora y dialogante, cuyo único e irrenunciablepropósito se dirigía a la preservación de ese sistema via-rio. De ahí, que ante las primeras discrepancias sobremojones, trazados, usos comunitarios o cultivos se fir-maba una concordia tendente a dilucidar posiciones ya alcanzar acuerdos beneficiosos; así, la Mesta obteníael reconocimiento de las cañadas y de la libertad detránsito, imprescindible en tierras migratorias tan vita-les de acceso a pastos, mientras que la parte contrariarecibía el compromiso de doblegarse a ciertas condi-ciones particulares de paso o fiscales que transgredíanel aparato jurídico cabañil. Aunque este tipo de ave-nencias significaban renuncias flagrantes para los mes-teños, solían dar los resultados previstos en los asuntostratados y se imponía la armonía durante décadas139.

Al aprovecharse por el Honrado Concejo el anti-quísimo eje de comunicación de la Vía de la Plata,hubo de asumir que multitud de tramos de la red decañadas transcurrían por pastos comunales y términosabiertos y el paso de los rebaños quedaba restringidoa lo ancho de los caminos acostumbrados, incluso porlugares donde el diseño aparecía desdibujado por laausencia de mojones o linderos permanentes. En laBaja Edad Media, esta situación no se consideró de-terminante, pero sí provocó numerosos conflictos,hasta tal punto que las mediciones de los alcaldes ma-yores entregadores tuvieron desigual carácter segúnlas zonas afectadas: por un lado, revisaban los caminosprimigenios o marcados entre los cotos para acceder adehesas, montes, baldíos o ramales secundarios de co-nexión con otros municipios o herbajales; por otro, se-ñalaban nuevas cañadas por tierras libres, hecho queperjudicaba de manera manifiesta, para no incurrir endelitos cuando variaban los vedados concejiles o habíadudas en la clasificación de los terrazgos, confusionesargumentadas en los agravios a pastores y reses ycuando se discutía la jurisdicción de la Cabaña Real.Convenía hacer concesiones a cambio de tener asegu-radas rutas indiscutibles que, además, dieran opciones

Page 97: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 97

a los ganaderos de contratar otros arrendamientos ovariar los destinos según la calidad de los pastos y lascondiciones estacionales.

Ahora bien, ya a mediados del siglo XIV no falta-ron las voces de alarma por infracciones y abusosacontecidos en la Cañada de la Plata y se empezó adesconfiar de la efectividad de la protección real paraevitar los enfrentamientos que tanto condicionaban latrashumancia, pues suponían cierre de cañadas, des-aparición de mojones, pérdida de reses, prendas deanimales y hatos o interrupción de las marchas. Lasagresiones y el desconcierto iban parejos, ya que nose disponía de inmediato de recorridos alternativosuna vez programada la salida desde los invernaderoso los agostaderos; sólo incidentes extremos forzabanla modificación de los itinerarios habituales. Los con-cejos y labradores aprovechaban las ocasionales visi-tas de los alcaldes mayores entregadores y la falta deapeos recientes para cerrar, estrechar o gravar tramos,mucho más frecuentes en veredas secundarias o me-nos transitadas, es decir, pasajes a ciertos arrenda-mientos o praderas. Pronto se tuvo constancia en elcampo de una realidad: la jurisdicción de la Mesta seextendía hasta donde llegaban las cañadas y la Ca-ñada de la Plata abarcaba cientos de localidades y tér-minos. Esta creencia, alentó tres fórmulas restrictivas:en primer lugar, la fijación de nuevos derechos e im-posiciones, sobre todo los percibidos en estancos con-cretos, como portazgos, castillerías o pontazgos,transgresoras de los privilegios de paso y evidencia,según los cabildos y labradores, de la exclusiva vali-dez de los ordenamientos locales. En segundo lugar,las nuevas roturaciones, que constreñían o taponabancañadas, abrevaderos, ejidos, descansaderos, majadas,veredas o cordeles, y causaban pleitos por multas yatropellos. En tercer lugar, la gran amenaza contra latrashumancia estuvo en las penas y prendas tomadasa los rebaños en protesta por la libertad de tránsito ycon la pretensión de convertir el sitio o el municipioen una dehesa de uso privativo; guardas, campesinos

o pastores estantes castigaban a los mesteños porquenegaban las prerrogativas de paso y pasto y, en la ma-yoría de los casos, ni siquiera buscaban un motivo delestilo del daño causado en sembrados o praderas.

A finales del siglo XV había cundido la alarma porlos múltiples obstáculos interpuestos a las prácticastrashumantes y la Cabaña Real carecía de recursos yno hallaba respuestas a los conflictos y problemas.Pero la coyuntura varió con la llegada de los Reyes Ca-tólicos, convirtiéndose la institución en el centro de suprograma pecuario y la ganadería en el eje de las re-formas agrarias. La confirmación general de privile-gios, las recopilaciones de 1492140 y 1511, la presiden-cia o la promulgación de leyes específicas fueron sóloalgunas de las actuaciones que fortalecieron sobre-manera a la Mesta, decidida ahora a tomar solucionesdrásticas en las ocupaciones de cañadas. En la Cañadade la Plata aumentó el número de visitas de los alcal-des mayores entregadores, portadores de órdenes ri-gurosas, con el fin de controlar la escalada de rotura-ciones, extendidas hasta comunales, majadas oabrevaderos por cabildos141 y labradores; incluso senombraron jueces especiales para reconocimientos enalgunas zonas y que sirvieran de escarmiento a los in-fractores142. Aunque todavía se daba cabida a accionesconciliadoras si suponían ventajas claras en la pugnapor afirmar el armazón de itinerarios, rescatándose lastradicionales y útiles concordias, muy aconsejablesen las confrontaciones con las jurisdicciones especia-les de señoríos nobiliarios y eclesiásticos143. A la vez, losmagistrados recibieron el encargo de acabar con lasreincidencias por medio de la destrucción de los sem-brados, al tiempo de castigaban multas y anulaban losimpuestos disuasorios. Sin embargo, no sólo habíaque proteger los nuevos cultivos en las cañadas delpaso de las manadas foráneas, sino también debíanpreservarse los terrenos circundantes, comunales yconcejiles, fundamentales en los ciclos migratorios ysobre los que la Cabaña Real hacía prevalecer sus pri-vilegios. Se esgrimió el arma de las penas y prendas144

Page 98: 2008 Catalogo Vi a Plata

FERMÍN MARÍN BARRIGUETE98

para dejar esas tierras para explotación vecinal y mu-nicipal, hecho denunciado por los hermanos en las au-diencias145 de los alcaldes mayores entregadores y enlas juntas semestrales146: soportaban prendas de car-neros y ovejas y en hatos, pagaban dinero en con-cepto de permiso, eran maltratados en las resistenciasa los abusos, herían a los animales y hasta los dego-llaban, y detenían las marchas durante días, con elconsiguiente perjuicio. De ordinario, el canon esta-blecido podía ser en especie, una o varias cabezasmayores o menores, o en dinero, una cantidad por mi-llar de reses o hato. Las amonestaciones y sentenciasde restitución de los alcaldes mayores entregadores nosurtieron efecto y prosiguió la escalada de agravios enlas cañadas hacia los agostaderos e invernaderos.

Entre 1500 y 1575, aproximadamente, se vivió laetapa de mayor poder de la Mesta en el campo cas-tellano, fruto de la política proteccionista de los ReyesCatólicos y de la rebeldía institucional consecuenciade cambios sociológicos internos y de una fuerte re-acción frente al cuestionamiento general de su apa-rato jurídico y de las prácticas trashumantes. Fue lafase de consolidación del sistema viario cardinal yvolvió los ojos hacia las grandes arterias migratorias,como la Cañada de la Plata, en un afán conservador,cuando gran parte de los circuitos corrían peligro dedesaparición total o parcial y muchos otros habían ca-ído en el olvido. En este contexto, los alcaldes mayo-res entregadores del Partido de León comprobaronque la base legal y argumental de los pueblos y ciu-dades para discutir o refutar la libertad de tránsito enlos altercados a lo largo de la Cañada de la Plata re-sidía en las ordenanzas municipales. La supremacíade los códigos cabañiles se cimentaba en los benefi-cios de la ganadería y de la trashumancia para el biencomún y en el rango real de los privilegios y leyesfrente a las normativas locales, cuya finalidad radi-caba en la prohibición del libre paso y pasto de los fo-rasteros y en la defensa de la autonomía pecuaria. Loscabildos habían incluido cláusulas sobre animales,

guardas, prácticas comunales, mestas y disfrute depastizales y precisaban las tierras adehesadas, suaprovechamiento y las sanciones en las cinco cosasvedadas, olivares, montes, términos comunes, majadasy abrevaderos. Tras un fallo contrario a los interesesmunicipales, seguía la reincidencia, porque los dic-tados de la Mesta jamás anulaban o modificaban losestatutos capitulares, y menos en lo relativo a las ca-ñadas, al considerarse ámbitos separados. En el me-jor de los casos se conseguía una fingida calma, sóloalterada en momentos muy concretos, cuando losayuntamientos no mantenían una postura demasiadoagresiva y transigían con la presencia de los rebaños.Las escuetas alusiones a las cañadas se hacían para, enprimer lugar, delimitar la anchura y aclarar los sitiosde los trazados y, en segundo lugar, puntualizar eluso exclusivo vecinal de su red caminera. No cabíaduda, las ordenanzas acotaban el término en su to-talidad con la exclusión de la jurisdicción mesteña147,y favorecían la escalada de delitos en agostaderos einvernaderos: roturaciones, dehesas, alteración delprecio de las hierbas, nuevos derechos o agresiones148.Por ejemplo, la fijación de multas para impedir elpaso derivó con frecuencia en imposiciones regula-res149, tasadas con antelación y debidamente aceptadasy conocidas por los pastores a su llegada a los mu-nicipios por los que estaban obligados a transitar150. Ala cabeza de la oposición estaban los regidores, las lla-madas justicias, sordos a las órdenes de ser los ins-pectores para el mantenimiento de las cañadas y decolaboración con los alcalde mayores entregadores,valedores a ultranza de la normativa local, impulso-res de la multiplicación de las apelaciones contra lassentencias cabañiles y copartícipes desde hacíatiempo con las chancillerías en el entorpecimientode la labor de los agentes de corte y chancillerías condilaciones, veredictos negativos o absoluciones151.

El aparente respaldo monárquico de Felipe II nadasupuso para la Cabaña Real ante las necesidades de laReal Hacienda y los arbitrios conducentes a la venta de

Page 99: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 99

baldíos y a la satisfacción del Servicio de los Ocho Mi-llones de Ducados de 1591. Estas y otras disposicionesregias contravenían los privilegios y aprobaban lasmedidas adoptadas por los distintos componentes dela sociedad rural para pagar las cargas fiscales. La des-protección de la Corona y la adversa coyuntura agra-ria determinaron el inicio del declive de la trashu-mancia y de la Mesta, que se mantuvo hasta sudesaparición en 1836. En la teoría, la red de cañadasquedaba exenta de cualquier intervención para ga-rantizar los ciclos trashumantes, pero la práctica dis-taba bastante de los contenidos escritos, revelandoabiertamente el rechazo a las prerrogativas de paso. Enla Cañada de la Plata se comprobó esa realidad y so-portó un manto de dogmáticas exigencias, muchas sinlicencia real, para acotar, labrar, vender o arrendar losrecursos cañadiegos, que resquebrajaban la rotundidadde la libertad de tránsito152, desmentían los testimoniossobre los trazados tradicionales y cuestionados y con-firmaban la vigencia de los derechos e imposiciones aabonar por los rebaños en los desplazamientos. Du-rante décadas, los alcaldes mayores entregadores ca-recieron de instrumentos legales y procesales sufi-cientes para atajar los delitos y agravios, además depadecer las imputaciones por abusivos procedimien-tos en las audiencias y en las visitas de cañadas153.

Hacia 1600, el recurso de las concordias era másuna necesidad que una opción154. De hecho, la inob-servancia de los privilegios había trastocado anti-guos acuerdos y convenía volver a negociar nuevassituaciones en las rutas ganaderas principales. LaCañada de la Plata no fue una excepción: si las caña-das cerradas estaban roturadas155, sin deslindar, ha-bían cambiado de trazado o las habían cerrado, siproliferaban cotos, gravámenes, multas y malos tra-tos que aseguraban la conversión del municipio enuna dehesa156 y si el clima de oposición hacía presa-giar que los argumentos y pruebas presentados porlos alcaldes mayores entregadores iban a desaten-derse, agravando las condiciones para la trashu-

mancia con el aumento de los enfrentamientos, se en-tendía llegado el momento de la firma de un conve-nio. Unas veces, la Mesta quería recobrar la antiguacañada amojonada, ignorada por conveniencia, acambio de ceder veredas y caminos secundarios.Otras, aceptaba restricciones temporales en el pasopor los términos y reducía el número de días de per-manencia en majadas, comunales o abrevaderos, dis-minuyendo los períodos de descanso de los rebaños,básicos para culminar con éxito la migración y evitarla muerte o el agotamiento de los animales. En oca-siones, acordaba la apertura de cañadas deslindadaspara dejar libre de la presencia mesteña gran partedel distrito y eludir los obstáculos generadores deconflictos. Ahora bien, ciertamente, había que pactartres cuestiones: los derechos y penas a pagar por lospastores, confirmando algunos y eliminando los re-cientes y gravosos, aunque sin demasiada garantía157;la preeminencia de otras jurisdicciones, con la consi-guiente renuncia a su aparato jurídico, y a la aperturade audiencias por los alcaldes mayores entregado-res158; la obtención de permisos específicos en cadacaso para circular por los itinerarios. Transigir era laúnica forma de conservar las cañadas.

En la segunda mitad del siglo XVII se añoraba latrashumancia medieval por la Cañada de la Plata ha-cia los agostaderos e invernaderos, inserta en unmarco natural y contemplada como algo inherente alas estaciones. La obstinación de la Mesta, el envío dememoriales suplicatorios a la Corona con la espe-ranza de remedios, la publicación de medidas espe-cíficas, por ejemplo la Pragmática de 4 de marzo de1633, o la asunción del acotamiento de infinidad detérminos municipales, consiguieron, no sin dificultad,mantener abierta la red ganadera. Bien fue verdadque se logró, radicalmente, por dos motivos, nin-guno nuevo, que recobraron protagonismo en esta co-yuntura y perduraron hasta el siglo XIX: en primer lu-gar, la explotación pasteña de los agostaderosserranos e invernaderos extremeños y andaluces

Page 100: 2008 Catalogo Vi a Plata

FERMÍN MARÍN BARRIGUETE100

arrendados por cabañiles interesaba a instituciones yparticulares y las praderas y dehesas se convirtieronen un determinante económico comarcal y regional;en segundo lugar, esos sistemas agrarios sólo subsis-tían gracias a las cañadas casi inalterables que ase-guraban el acceso de los rebaños y que componían lacolumna vertebral de la Cañada de la Plata. Decenasde tributos y prendas se utilizaban para disuadir delpaso y disponer de autonomía en materia pecuaria;de lo contrario, ¿cómo iban a subir los precios de lashierbas y orientar en su beneficio el mercado de su-bastas?, ¿cómo iban a escoger a los arrendatarios máspudientes?, ¿cómo iban a rentabilizar esos terrenos?Junto a los habituales impuestos de servicio y mon-tazgo, asadura, borra, castillería, portazgo, pontazgoo barcaje de sobra conocidos, aunque ampliados ennúmero y cuantía159, estaban exacciones inusuales ynacientes, por ejemplo el verde o leña, penas de cer-canía, el pago de más del daño apreciado o el pasajepor cabeza o canon el millar o el hato. Los agentes decorte y chancillerías redoblaron sus esfuerzos y suscomisiones fueron cargadas de causas a seguir en lostribunales, bastantes ganadas dado el alto grado deconculcación de los privilegios en el entramado via-rio. Pero, no nos engañemos, las sentencias favorablesal Honrado Concejo no desembocaron, en la mayoríade las ocasiones, en una mejora sensible de las con-diciones de la trashumancia, pues conllevaban el en-rarecimiento de las relaciones agricultura-ganadería,la multiplicación de reincidencias, la aparición denuevos impedimentos y la progresiva pérdida de ju-risdicción. A pesar de las intenciones, la Mesta fraca-saba en la defensa de las cañadas, desapareciendo cir-cuitos consolidados a lo largo de siglos y sentandoprecedentes muy graves. En las últimas décadas delseiscientos, la decadencia se manifestó en la falta decontrol efectivo de las ocupaciones de vías pecuariasy en la negligente ejecución de apeos y amojona-mientos. Los alcaldes mayores entregadores se limi-taban a establecer sus audiencias en los mismos lu-

gares año tras año, llevaban escrito de antemano elsupuesto itinerario general, sin ninguna precisión, ysólo completaban el documento con el nombre delos apeadores160. Así, no cabía la posibilidad de des-cubrir infracciones, incomodar a los cabildos y la-bradores, ni proporcionar a los mesteños argumentosdocumentales para reclamar cañadas modificadas,estrechadas o cerradas. Esta conducta indolente de losmagistrados abanicó la resistencia de pueblos y ciu-dades a acudir a los llamamientos por el estableci-miento de audiencias; de hecho, la mayoría se decla-raban exentos, con o sin licencia, y declinaban laconvocatoria, que no tenía consecuencias directas.

Con el advenimiento de los Borbones, y hasta1759, se perpetuó la problemática situación de la tras-humancia por la Cañada de la Plata161. Sin embargo,la Mesta padeció los envites del ambiguo reformismoagrario de Carlos III, que puso los medios para la eje-cución de sus proyectos162. Las anquilosadas rutas ca-ñadiegas sirvieron de excusa desde el principio pararestringir, exclusivamente, el significado y jurisdic-ción de la Cabaña Real a las grandes arterias migra-torias entre las audiencias repetidas, facilitando unaquimérica impresión proteccionista cuando el obje-tivo era la inmovilización definitiva de la red gana-dera, sin otras alternativas de recuperación o expan-sión. Las pocas cabezas de partidos que admitíanaudiencias en la Cañada de la Plata eran Benavente,Villanueva de la Serena o Trujillo, exponentes delbloqueo a la libertad de tránsito tolerado por los her-manos. Una vez más existía en las mentes ilustradasuna separación entre prácticas trashumantes y Hon-rado Concejo: no discutían el paso de los rebaños,sino los privilegios mesteños. Campomanes, desde lapresidencia de la institución, llevó a cabo los deseosilustrados que partían de una idea preconcebida, pro-veniente de la leyenda negra relativa a la ruina de laagricultura por el aparato jurídico cabañil, de los da-ños causados por los alcaldes mayores entregadorescon sus tribunales: reducía a dos el número de jueces;

Page 101: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 101

excluía de las inspecciones a los pequeños municipioso sin cañadas reconocidas y alentaba la intervención delas justicias municipales en las cuestiones de paso; fijabalas audiencias en los mismos pueblos y ciudades y dis-minuía los días de actuación, legislaba su funciona-miento cada cuatro años y quedaban interrumpidas enlos meses de recolección; consideraba las roturacionescomo rozas para la mejora de los herbajales; destinabalos impuestos y derechos abonados por los mesteñosen las cañadas al mantenimiento de caminos y vías decomunicación163. Los Memoriales Ajustados de 1771 y1783 recogieron ese pensamiento con motivo del pleitoentre el Honrado Concejo y la provincia de Extrema-dura. Desacreditaban a los alcaldes mayores entrega-dores con reiteradas acusaciones de abusos de auto-ridad, de ahí que la simple intención de nuevasmediciones de pasos provocara aira das protestas yviolentos enfrentamientos, y, por ello, se contentaroncon asegurar la vigencia de los privilegios en las pocaszonas de influencia posibles. En torno a 1790, el númerode cañadas y veredas vigentes entre las audiencias fi-jas resultaba ridículo y con sólo esos itinerarios no eranfactibles las migraciones tradicionales. ¿Cuál era laelección? Utilizar antiguas cañadas sin la protección de

las leyes de la Mesta, ahora convertidas en caminos mu-nicipales, gestionados desde los cabildos con las orde-nanzas de la localidad. La agonía comenzó con la RealCédula de 29 de agosto de 1796 por la que se traspasa-ban las funciones de los alcaldes mayores entregadoresa los corregidores y alcaldes mayores ordinarios y desa -parecía el oficio164. Después, el declive continuó y la su-presión de la Cabaña Real era una cuestión de tiempo.Se suponía que nada había cambiado y la legislación ga-rantizaba el libre tránsito desde los agostaderos a los in-vernaderos, si bien ignoraba las cañadas cerradas desdehacía décadas, no aclaraba la proliferación de acota-mientos, callaba la oposición de los ayuntamientos y ve-cinos, omitía el desastre provocado con la desapariciónde los alcaldes mayores entregadores, ocultaba la exis-tencia de roturaciones y aranceles, encubría que losamojonamientos se habían reducido a simples datos in-ventados para rellenar los impresos o silenciaba el ol-vido de los prometidos reconocimientos voluntarios. Enpocas décadas, la Cañada de la Plata dejaría de existircomo parte del sistema viario de la Mesta y se prepa-raba para nuevos cambios en el siglo XIX, sin perder elrango distintivo de eje de comunicación característicodesde la Edad Antigua.

Page 102: 2008 Catalogo Vi a Plata

FERMÍN MARÍN BARRIGUETE102

NOTAS

123 Para cuestiones descriptivas del trazado, véase P. GARCÍA MARTÍN, «La Cañada Real de la Plata o de la Vizana», en P. GARCÍA MARTÍN (coord.), Cañadas,cordeles y veredas, Valladolid, 2000, 3.ª ed., págs. 59-89.

124 Quedaba compuesta por las mestas locales y se prohibían de forma explícita actuaciones particulares para solventar problemas concretos; Cuaderno de Leyesde Mesta de l731, Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla (BHMV), FOA, 4968, primera parte, privilegio XX, p. 49. La fundación suponía también la nece-sidad y el compromiso de los hermanos de cumplir los ordenamientos dictados por el Concejo de la Mesta para articular la actividad pecuaria, como se espe-cificaba en el privilegio otorgado por Alfonso X el 2 de septiembre de 1273, insertado en la confirmación de Vitoria de octubre de 1276 y en otras posteriores;Privilegios, AHN, A. de Mesta, leg. 235, tomo I, 1.º-8.º, leg. 236, tomo IV, n.º 3 y leg. 237, n.º 30 y 31.

125 Sobre la antigüedad de la trashumancia en la Península Ibérica véase L. V. ELÍAS PASTOR y F. NOVOA PORTELA (coords.), Un camino de ida y vuelta. Latrashumancia en España, Madrid, 2003; J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001;J. GRANDE (coord.), Jornadas de Trashumancia, Cañadas y Desarrollo rural, Logroño, 2001.

126 Cuaderno de Leyes de Mesta de 1731, primera parte, privilegio XXI, p. 53. Las cinco cosas vedadas eran panes, viñas, huertas, prados de guadaña y dehesasboyales. El daño causado sería tasado por hombres de reputada honradez de cualquiera de las aldeas, villas o ciudades afectadas, en aval de justicia, y nuncasufrirían pleitos o penas adicionales por tal motivo. Véase Libro de los privilegios y leyes del ilustre y muy honrado concejo de la Mesta […], 1563, BN,R/28658/6.

127 El 20 de marzo de 1454, Juan II revalidaba:[…] que todos sus ganados, e pastores, e rabadanes puedan ir libre, y seguramente a los extremos, e venir de ellos, e andar por todas las otras partes de mis Reinos,que quisieren, so mi seguro y amparo e defendimiento real. E que pudiesen pacer las yervas, e beber las aguas, guardando panes, e viñas, e dehesas acotadas auten-ticas. E que non fuese pedido, ni demandado, ni recibido de ellos, ni de sus pastores, e ganados, ni de alguno de ellos […] derecho alguno, salvo solamente por losserviciadores del servicio y montazgo, que a mi suelen pagar.Ibíd., privilegio LV, pág. 165. Los Reyes Católicos sancionaban esos contenidos en la Confirmación General de 1489, como se pone de manifiesto en F. MARÍNBARRIGUETE, «La configuración institucional del Honrado Concejo de la Mesta: Los Reyes Católicos y los privilegios ganaderos», en G. ANES ÁLVAREZ yA. GARCÍA SANZ (coords), Mesta, trashumancia y vida pastoril, Valladolid, 1994, págs. 67-89. Incluso, cuando se consideraba preciso, se publicaban provi-siones ratificadoras, por ejemplo, Sebastián de Quevedo, escribano de cámara del Consejo Real, refrendaba la provisión de 23 de agosto de 1586 para que losganados de la Cabaña Real gozaran de plena e incuestionable libertad de tránsito por Castilla; Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegio LV, capí-tulo III, pp. 172 y ss.

128 El resto de jurisdicciones vigentes en el campo castellano, como la eclesiástica o señorial, quedaban relegadas a un segundo plano y estaban incapacitadas enla expedición de licencias contraventoras para ocupar, labrar o estrechar las cañadas y vías migratorias; Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegiosXL-XLI, pp. 128 y ss. La jurisdicción mesteña se consideraba de carácter real, por ello, hasta las disposiciones emanadas de la Corona eximían de cumpli-miento a la Mesta cuando contrariaban sus privilegios. Así, por Real Cédula de 15 de mayo de 1590, los jueces de realengo para tierras baldías no podían ven-der las cañadas, ni estaban facultados para permitir su roturación; ibíd., privilegio LIX, capítulo III, pp. 197 y 198. Véase también Libro de las leyes, privilegiosy provisiones reales del Honrado Concejo general de la Mesta y Cabaña Real de estos reinos, 1595, Real Academia de la Historia (RAH), 14/1710.

129 Ibíd., privilegio VIII, p. 20. Tuvieron origen en los alcaldes de corral de las mestas locales. Oficio de designación real, pasó a ser representante de la Corona yuno de los cargos de gran trascendencia en el mundo agrario. Los Reyes Católicos lo otorgaron al conde de Buendía desde 1477 como recompensa a los ser-vicios prestados; Abecedario de provisiones sobre la Mesta que se encuentran en el Archivo de Simancas, AHN, A. Mesta, libro 267, fols. 72 v. y ss. Con juris-dicción y atribuciones ilimitadas en asuntos ganaderos, estaba obligado a defender las leyes, privilegios e intereses de la Mesta; J. KLEIN, La Mesta, Madrid,1979, p. 92. Los monarcas, en beneficio del sector pecuario, intervinieron para la mejor gestión del oficio en la Concordia de 11 de julio de 1499 entre el condede Buendía, don Juan de Acuña, y el Honrado Concejo de la Mesta. Una de las finalidades era el mantenimiento de la red de cañadas.

130 Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegio LIX, p. 195, se titula «que las cañadas esten abiertas, y las que se hubieren estrechado, se reduzcan almarco de las seis sogas, que hacen noventa varas». Véase Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Concejo de la Mesta general y Cabañareal de estos reinos, 1639, RAH, 5/1588 (1).

131 Cuaderno de Leyes de Mesta de 1731, segunda parte, título LII, pp. 256 y ss. También en Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Conce-jo de la Mesta general y Cabaña Real de estos reinos, 1681, BN, U/7259.

132 Ibíd., primera parte, privilegio LXI, pp. 205 y ss. Véase también Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Concejo general de la Mesta yCabaña Real de estos reinos, 1590, RAH, 14/7361.

133 A. DE MORALES, Viaje por orden del rey D. Felipe II a los reinos de Castilla, León, Galicia y Principado de Asturias, Valladolid, 2004. A. PONZ, Viaje de Espa-ña, Madrid, 1774-1794, BHMV, tomo 7, FLL 34591 y tomo 8 FLL 34577.

134 F. MARÍN BARRIGUETE, «Archivo de la Mesta: tipologías documentales y posibilidades de investigación (siglos XVI-XVIII)», en Cuadernos de HistoriaModerna, vol. 17, 1996, pp. 193-217.

135 Una parte fundamental de la documentación se centra en los delitos en cañadas y pasos. Así, la sobrecarta de Carlos I firmada el 7 de octubre de 1554 se dictópara que se cumpliese por los vecinos de Galisteo la provisión de 16 de enero de 1554, donde se elevaba la cuantía de las multas, en castigo por roturar lascañadas de la Vía de la Plata; Ordenanzas, AHN, A. de Mesta, leg. 241, n.º 49. Por otro lado, la provisión de 4 de octubre de 1794 mandaba, a petición de laMesta, que las justicias y jueces de los pueblos y términos guarden y observen los privilegios de libre paso y pasto; ibíd., leg. 254, n.º 24.

136 Resulta de gran interés la recopilación de artículos, donde se comprueban las divergentes opiniones, en P. GARCÍA MARTÍN y J. M. SÁNCHEZ BENITO(eds.), Contribución a la historia de la trashumancia en España, Madrid, 1996, 2.ª ed. Algunos autores sitúan el origen de la cañada en Cangas de Narcea ySomiedo. En especial, véanse R. AITKEN, «Rutas de trashumancia en la meseta castellana», en Estudios Geográficos, 1947, VIII, n.º 26, pp. 185-199, y J. DAN-

Page 103: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 103

TÍN CERECEDA, «Cañadas ganaderas españolas», en Congreso do mondo portugûes, Publicaçoes, Lisboa, 1940, XVIII, págs. 682-696, y en «Las cañadas gana-deras del Reino de León», en Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 1936, LXXVI, pp. 464-497.

137 Un buen ejemplo de la documentación transportada por los alcaldes mayores entregadores para avalar sus veredictos lo hallamos en Memorial de las escri-turas del Honrado Concejo de la Mesta general de estos reinos. Puestas por el orden del abc. Con una petición al principio del Fiscal del dicho Concejo […], 1579,BN, R/29154.

138 Como queda de manifiesto en Relaciones de alcaldes entregadores, AHN, A. de Mesta, libro 438. De ahí que pronto fueran el blanco de todas las críticas contrala Mesta y sus lesivos privilegios anacrónicos; J. KLEIN, op. cit., p. 100.

139 J. M. SÁNCHEZ BENITO, «Consolidación y práctica de la trashumancia en la Baja Edad Media castellana», en Itinerarios medievales e identidad hispánica.XXVII Semana de Estudios Medievales, Pamplona, 2001, pp. 257-292.

140 Esta recopilación fue máximo ejemplo de apoyo a la Mesta y base el pretendido papel protagonista en el campo; AHN, A. de Mesta, libro 338, fol. 185 v.141 Las roturaciones más extensas estuvieron protagonizadas por los concejos, como el de Usagre en 1511; Ejecutorias y Sentencias, AHN, A. de Mesta, leg. 215,

exp. 25. En 1515 continuaban los problemas para saber el trazado exacto de la cañada; ibíd., leg. 157, exp. 2. 142 En 1496 se obtuvo ejecutoria contra el concejo de Mérida porque había señalado cañada amojonada en algunos términos que eran cañada abierta, poniendo

serios obstáculos a la trashumancia; ibíd., leg. 125, exp. 2. Poco después fijaron registros, orientados a la creación de nuevos tributos. 143 En 1482 y 1484 se firmaron concordias con el conde de Osorno y con el concejo de Trujillo para amojonar sus cañadas y posibilitar la trashumancia de los reba-

ños que habían accedido por la Cañada de la Plata; ibíd., leg. 90, exp. 2 y leg. 212, exp. 11.144 De gran relevancia es el caso de Plasencia; Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Pleitos civiles, Pérez Alonso (f), caja 0673.0004. 145 Relaciones de alcaldes entregadores, libro 438.146 Acuerdos del Honrado Concejo de la Mesta, AHN, A. de Mesta, libro 500. 147 Ordenanzas del ganado ovino sobre trashumancia y permanencia en la villa y tierra 1515, Archivo Histórico Provincial de Zamora, Archivo Municipal de Bena-

vente, sig. 85-3.148 En 1551 se sancionaba al concejo de Mérida por entorpecer el tránsito de las manadas en las marchas por las cañadas y fijar mojones en múltiples tramos de

la red caminera; Ejecutorias y Sentencias, leg. 125, exp. 6. En 1553, la Mesta ganó el pleito por haber aumentado el canon de los gravámenes tradicionales depaso; ibíd., exp. 7. Por delitos semejantes se castigó al concejo de Santovenia (1505), Plasencia (1527), La Bañeza (1547) o Trujillo (1504 y 1564); ibíd., leg. 186,exp. 8, leg. 158, exp. 5, leg. 30, exp. 9, leg. 212, exps. 17 y 21.

149 En 1526, se ganaba ejecutoria contra el concejo de Casar de Cáceres por exigir nuevos derechos a los rebaños de la Mesta a su paso por las cañadas y términos;ibíd., leg. 57, exp. 1. Todavía en 1561 los ganaderos denunciaban las prendas tomadas en concepto de imposición; ibíd., exp. 2.

150 G. Lora Serrano (ed.), Ordenanzas municipales de la ciudad de Plasencia, Sevilla, 2005; J. CLEMENTE RAMOS, Ordenanzas de Galisteo: 1531, Cáceres, 2001.151 La Corona recriminaba a esos tribunales por tener una actitud parcial con la Mesta; Cuaderno de Leyes de Mesta de 1731, segunda parte, adición al título

XLVIII, capítulo I, pp. 252 y ss.152 Varios vecinos de Salamanca tuvieron que restituir los mojones de las cañadas en 1573, tras la sentencia de la Chancillería de Valladolid; Ejecutorias y Sen-

tencias, leg. 177, exp. 14. A la vez, en 1597 se obtuvo ejecutoria contra la Ciudad por dificultar la trashumancia en sus términos; ibíd., exp. 15. En 1582, el con-cejo de Plasencia había ocupado la cañada antigua y el de Trujillo era sancionado por roturaciones indiscriminadas; ibíd., leg. 158, exp. 12 y leg. 213, exp. 2.

153 En 1592 se obligaba al concejo de Béjar a respetar las comisiones de los alcaldes mayores entregadores para garantizar el paso de los rebaños por la Cañada dela Plata; Ejecutorias y Sentencias, leg. 32, exp. 16.

154 Como en Baños de Montemayor, donde se firmó una concordia en 1606 para garantizar el paso y controlar las roturaciones; ibíd., leg. 31, exp. 1.155 Numerosos vecinos habían labrado cañadas que atravesaban términos de Mérida en 1618; ibíd., leg. 126, exp. 4. 156 Se ganaron cuatro ejecutorias contra el concejo de Oliva de Plasencia en 1602 por impedir el paso por las cañadas con agravios y nuevos derechos; ibíd., leg.

144, exps. 8-11.157 La condesa de Miranda llevaba derechos a los rebaños trashumantes en términos de La Bañeza en 1604; ibíd., leg. 30, exp. 10. Por su parte, el concejo de Tru-

jillo tenía acotamientos en zonas de tránsito en 1637 y fijaba penas para hacer respetar la nueva dehesa; ibíd., leg. 213, exp. 9. También varios vecinos y guar-das del ayuntamiento de Benavente, en 1663, agredían a rebaños y pastores en el término para evitar el paso; ibíd., leg. 34, exp. 10.

158 Plasencia fue condenada, en 1619 y 1623, a respetar las sentencias de los alcaldes mayores entregadores, a los que negaba jurisdicción sobre las cañadas y latrashumancia; ibíd., leg. 159, exps. 6 y 7.

159 F. MARÍN BARRIGUETE, «Trashumancia y fiscalidad en Castilla: los conflictos de paso y el impuesto de castillería, siglos XVI-XVIII» en F. MARÍN BARRI-GUETE, A. CARRASCO MARTÍNEZ y E. MARTÍNEZ VEGA, Privilegio y desigualdad. Perspectivas de estudio en Historia Social de la España Moderna,Madrid, 2004, pp. 253-306, pp. 280 y ss.

160 Apeos y Visitas de Cañadas, AHN, A. de Mesta, libros 433-435. Relaciones de alcaldes entregadores, libros 494 y 495.161 Relaciones de alcaldes entregadores, libros 495-499 bis.162 F. MARÍN BARRIGUETE, «Los Ilustrados, la Mesta y la trashumancia», en Estructuras Agrarias y Reformismo Ilustrado en la España del siglo XVIII, Madrid,

1989, pp. 763-784.163 F. MARÍN BARRIGUETE, «La conflictividad rural en el siglo XVIII», en L.M. Enciso Recio (ed.), en El Dos de Mayo y sus precedentes, Madrid, l992, pp. 55-89.164 Ordenanzas, leg. 255, n.º 1.

Page 104: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 105: 2008 Catalogo Vi a Plata

OTROSCAMINOS

II

Page 106: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 107: 2008 Catalogo Vi a Plata

El origen de la Vía de la Plata está ligado esencial-mente a las inquietudes humanas desarrolladas en elinicio de la Edad de los Metales; ya desde el Paleolítico,la curiosidad había llevado al ser humano a convertirseen un «coleccionista» de piedras raras, atractivas porsu aspecto o difíciles de encontrar; de la observación delos metales nativos nacieron las primeras actividadesde metalurgia en frío, pero la mayor revolución en lasformas de comportamiento y vida de la humanidad seprodujo con el descubrimiento de la metalurgia defundición del cobre y el arsénico para obtener elbronce; parece que este proceso se puso en práctica si-multáneamente en Riotinto y en la península del Sinaíhace unos seis mil años165, y sería entonces cuando co-menzara también la formación de las rutas que conec-tasen las explotaciones mineras andaluzas y las delnorte hispano, que son la base de la Vía de la Plata.

La asociación histórica de esta comunicación,como ruta de tráfico metalúrgico, a los cambios en lastécnicas y las preferencias de la industria minera decada época, es la que explica la diversidad de cami-nos que pueden ser identificados, desde época tarté-sica hasta el final de la Antigüedad, dentro del reco-rrido andaluz de la Vía de la Plata. Siempre hallamado la atención que el discurrir de la vigésimotercera vía del Itinerario de Antonino, denominada abostio fluminis Anae Emeritam, es un trazado quebradoe irregular con varias alternativas en algunos sectores,debido a que la famosa guía de la caminería del Im-perio Romano hubo de incluir en ella varias rutas querepresentaran adecuadamente la red de comunica-ciones que enlazaba las comarcas occidentales de An-dalucía con Extremadura; es necesario poner en juegolos datos del Itinerario de Antonino y los de otrasfuentes viarias posteriores, como el llamado Anó-nimo de Rávena, para compararlos con la topografía,la toponimia y los vestigios arqueológicos hasta ob-tener de ellos una visión coherente.

La estructura originaria de las comunicaciones en-tre el valle del Guadalquivir y el del Guadiana tenía

107

RAMÓN CORZO SÁNCHEZUNIVERSIDAD DE SEVILLA

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO

UN CAMINOMILENARIOEN ELOCCIDENTEPENINSULAR EL TRAMOANDALUZ

AUGUSTA EMERITA

PerceianaContributa

CurigaMons Mariorum

ItalicaTucci

Ilipla

Onuba Aestuaria

Ad RubrasPraesidum

Anae

Ostium Fluminis

Page 108: 2008 Catalogo Vi a Plata

como elemento de articulación el paso de las sierrasmineras, pero la organización administrativa romanay el desarrollo urbano de las grandes capitales regio-nales, esto es, Hispalis y Emerita (Sevilla y Mérida),hizo que la ruta consolidada por el uso secular sea lade unión de ambas ciudades; el conjunto del sistemaofrece, en cualquier caso, un recorrido por todo tipo depaisajes, desde la desembocadura del Guadiana a lasierra de Riotinto, luego al estuario del Tinto y el Odiel,para atravesar la Tierra Llana de Huelva, remontar elAljarafe y enfrentarse a las diversas opciones de pasodesde el Guadalquivir hacia Sierra Morena.

El primer sector del camino descrito en la vía XXIIIdel Itinerario de Antonino se inicia en la salida al mardel río Guadiana, es decir, en Ayamonte, y se dirige aOnoba Aestuaria (Huelva) a través de las mansionesPraesidium y Ad Rubras. La distancia total que señalanlos textos es muy grande para un recorrido directo, yaque suman casi ciento veinte kilómetros y la separaciónreal es de menos de cincuenta, por lo que siempre se haconsiderado que la vía asciende por el Guadiana, bor-dea el Andévalo y desciende por el Odiel hasta Gibra-león. Las investigaciones más recientes166 han encon-trado datos suficientes para comprobar que cada unode los tres trayectos mencionados por el Itinerario per-tenece a una vía diferente.

La vía asciende primero desde Ayamonte (ostiumfluminis Anae) hacia Villablanca, y se aproxima denuevo al río para llegar a Sanlúcar de Guadiana, encuyo paraje de Huerta Torres se localizan los restos dePraesidium, un reducto militar que sirve de atalaya ydefensa a la zona. Hay aquí tramos empedrados quese han mantenido en aceptable estado e incluso un pe-queño puente de arco de sillería; la vía natural conti-nuaría hacia el norte, quizás tomando la Rivera delChanza como la frontera actual con Portugal, pero elItinerario se vuelve hacia el este en dirección a Tarsis.

El segundo fragmento de la vía, entre Sanlúcar deGuadiana y Tarsis (Ad Rubras), corresponde al caminoque penetraba en la cuenca minera. A lo largo de él se

registran los topónimos «Cabezo de la Plata», «Co-llado de la Plata» y «Cabezo Pico Plata», que proce-den, al igual que la denominación general de la «Víade la Plata», del árabe balat (enlosado); también aquíhay restos evidentes de una pavimentación que seríanecesaria para el trasiego de los carros cargados de mi-neral hasta el posible embarcadero de Praesidium.

La tercera parte del camino descrito en el Itinera-rio se puede completar con los datos del Anónimo deRávena. En éste se mencionan a partir de Huelva aUrion, Aruci, Fines y Seria; el Ad Rubras del Itinerariode Antonino y el Urion del Anónimo de Rávena sondos topónimos similares basados en el nombre anti-guo del río Odiel (Urius), que sirvió para dar lugar ala denominación Baeturia, que abarca el territorio en-tre los ríos Baetis y Urius; la forma Ad Rubras puede ha-berse formado por abreviación de Ad Ripae Urias (ha-cia las orillas del Urius) y debe referirse al pobladoprincipal de la zona minera de Tarsis, pero también ge-néricamente a la comarca y al río. La vía completa167 se

RAMÓN CORZO SÁNCHEZ108

Los Santos de Maimona

Guadalcanal

Cazalla dela SierraAlmadén de la Plata

Santiponce

SevillaGibraleón

Niebla

San Bartoloméde la Torre

Ayamonte

Sanlúcarde Guadiana

Tharsis

ArocheRosal dela Frontera

MonesterioEncinasola

Cantillana

Castilblancode los Arroyos

El Ronquillo

Alcalá del Río

EXTREMADURA

PORTUGAL

ANDALUCÍA

COMUNICACIONES ROMANAS EN EL OCCIDENTE DE ANDALUCÍA

Page 109: 2008 Catalogo Vi a Plata

recoge en el Anónimo de Rávena hasta Aroche (Aruci),en donde se cruza de nuevo con otra procedente dePortugal, que se inicia en Beja (Pax Iulia), pasa el Gua-diana por Serpa (también se llama Serpa en la actuali-dad, aunque el Anónimo de Rávena dice Seria) y cruzael Chanza en Fines, que debe estar hacia Rosal de laFrontera y tiene el sentido de límite, que sigue perpe-tuándose en la frontera hispanoportuguesa. En otrosector del Itinerario de Antonino figura también estavía entre Beja y Aroche, aunque por el error de colo-car a la ciudad portuguesa al final del trayecto hadado lugar a interpretaciones muy complicadas. Lavía del Odiel por Ad Rubras o Urion (Tarsis) y Aruci(Aroche), debía continuar hacia Encinasola y Fregenalde la Sierra, para unirse en Zafra o Los Santos deMaimona con la vía Sevilla-Mérida. De Encinasolaprocede una inscripción de Augusto, hoy trasladadaa la iglesia de Fregenal, que corresponde a la dedica-ción de un puente y permite fijar un punto intermediopara la vía desde Aroche hacia el Guadiana. Estasvías forman el entramado esencial de comunicacionesde la sierra minera onubense y sus enlaces con elcurso del Guadiana, aunque la ruta del Itinerario deAntonino obliga a un recorrido mucho más largo parallegar al valle del Guadalquivir y volverse desde aquíhacia el norte para encontrar la ruta de Mérida.

La vía se dirigía a Onoba Aestuaria (Huelva), pro-cedente de Ad Rubras y cruzaba el Odiel en Gibraleón,donde existen las ruinas de un vado, acondicionadocon pequeñas bóvedas para soportar un pavimentoenlosado168. Este pavimento es fruto de la conserva-ción medieval y moderna de la obra romana que hasido el único paso histórico del Odiel, ya que la an-chura del estuario impide la existencia de cualquiertipo de puente más al sur.

La descripción del Itinerario de Antonino prosiguedesde Onoba a Ilipla (Niebla), donde se encuentra elpuente sobre el Tinto. La distancia de treinta millasque se cita en e! Itinerario de Antonino es excesiva, yaque desde Niebla a Huelva o a Gibraleón sólo hay

unos veinticinco kilómetros. El trazado directo por Tri-gueros a Gibraleón parece el más probable, ya queevita la entrada en Huelva; es una ruta muy empleadaen la Edad Media, en la que se encuentra un puente debuena fábrica sobre el arroyo Candón, pero que tam-poco puede ser considerado romano. Cabe pensar queambos trazados se emplearon en época romana sinque en ninguno de los dos casos se efectuasen obras im-portantes, o se colocasen miliarios que señalen la prio-ridad de una de las opciones. La vía mencionada por elItinerario parece ser la que parte de la propia Huelva,y estas imprecisiones deben estar ocasionadas por eluso de tramos de distintas vías a los que el Itinerario deAntonino pretendió dar continuidad.

En Niebla se conserva un puente sobre el río Tintoque ha tenido un gran papel histórico. Debido a elloofrece un aspecto poco uniforme, en el que predo-mina el enfoscado reciente de todos los paramentos,con lo que se hace difícil diferenciar la fábrica primi-tiva. La cita del Itinerario lleva a pensar que el puenteexistía en época romana y que de entonces procede suestructura. Algunos arcos de sillería con traza de me-dio punto pueden ser parte de los originales, perootros, hechos de ladrillo y con sección apuntada, co-rresponden ciertamente a las reconstrucciones me-dievales. En la Edad Moderna se forraron los taja-mares y se realizaron varias restauraciones. El puentede Niebla reproduce aceptablemente el aspecto quedebía tener e! cruce del Tinto en época romana, con sularga arquería protegida por las rojas murallas en lasque se refleja, además, el color de las aguas del río;pero toda esta fisonomía corresponde a construccio-nes posteriores que han mantenido la imagen gene-ral de la Ilipla romana.

Desde Niebla la vía romana se dirigía a Tucci,forma en la que refleja el Itinerario el nombre de la an-tigua Tejada, que en otros casos figura como Itucci;esta ciudad corresponde al despoblado de Tejada laNueva, que aún conserva sus murallas medievales. Eltrazado de la vía es paralelo a la carretera actual hasta

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 109

Page 110: 2008 Catalogo Vi a Plata

La Palma del Condado; no se conocen puentes o mi-liarios y los indicios de algunas pavimentaciones fir-mes pueden corresponder a cualquier momento de sudilatado uso.

El siguiente tramo del Itinerario discurre entreTejada e Italica. La vía atraviesa el río Guadiamar porun vado en el que existen huellas de una obra simi-lar a la de Gibraleón; allí existe un extenso yacimientoibérico y romano que puede ser identificado con unade las tres ciudades mencionadas por Plinio en elcurso de este río: Olontigi, Laelia y Lastigi. En el Anó-nimo de Rávena se describe este sector de la vía ensentido contrario, desde Sevilla en dirección aHuelva, y se nombra como primera población a Tema;

aunque las correcciones de estos nombres puedenser muy aventuradas, parece que Tema puede proce-der de una mala lectura de Laelia, y que éste sería el nombre del yacimiento mencionado en el paso del Guadiamar.

La vía sube desde el Guadiamar hacia Albaida delAljarafe y Olivares. No ha podido localizarse nin-gún testimonio concreto de su paso, aunque el ca-mino histórico más frecuentado en esta zona es el quecontinúa por Salteras y Valencina para descender ha-cia Santiponce, llegar a Italica y tomar el camino deMérida por el que sigue el Itinerario. La distancia escoincidente, pero la consideración de esta vía comoun camino natural del Aljarafe y la importancia de Se-

RAMÓN CORZO SÁNCHEZ110

Puente sobre el río Tinto, Niebla.

Page 111: 2008 Catalogo Vi a Plata

villa hacen pensar que en época romana estaba tam-bién en uso una vía recta desde Valencina, con pasoen línea recta por Castilleja de Guzmán y Camas,para llegar a Sevilla por la zona de la Cartuja169.

La llegada a Sevilla de esta vía tendría que coin-cidir con la que comunicaba con Italica. El río en aque-lla época pasaba por las dos ciudades y entraba en Se-villa por el norte de la Alameda de Hércules; la víasería paralela a la margen derecha con el recorrido deseis millas (unos nueve kilómetros), que cita aislada-mente el Itinerario de Antonino en la vía número IX.Debe tenerse en cuenta que el cauce actual del río, quesepara a Triana de la Cartuja, es de formación re-ciente, y que las dos vías unidas llegarían sin necesi-dad de puentes hasta el paso antiguo del Baetis porel centro de la Sevilla actual, a lo largo de la PuertaReal y de la calle Alfonso XII, que es la prolongaciónrecta de la vía que desciende del Aljarafe por Casti-lleja de Guzmán. Si existió un puente en la entrada oc-cidental de Sevilla debe colocarse en el paso del ríopor la plaza de la Campana, y quizás el muro romanode sillería que se descubrió en los años cuarenta a lolargo de la acera de la calle Laraña sea parte de susobras de acceso.

El tramo siguiente de la vía XXIII del Itinerario deAntonino es el que discurre con una longitud de cua-renta y seis millas entre Italica y Mons Mariorum, equi-valente a casi setenta kilómetros, con los que se reco-rre toda extensión de la región andaluza hastaExtremadura; el Anónimo de Rávena, que describe lavía en sentido inverso, cita después de Curica (haciaMonesterio, Badajoz), a Hilipa e Italica, la primera delas cuales es Alcalá del Río, llamada en época ro-mana Ilipa Magna. De otra parte, no puede olvidarseque la vía con mayor sentido administrativo e histó-rico es la que debía partir desde Hispalis (Sevilla).Este trayecto es el que enlaza con la Vía de la Platadesde Mérida hacia el norte, pero su historia no co-rresponde a un solo trazado, sino a varias alternativasque terminarían por consolidarse en época medieval

en el camino descrito por el Itinerario de HernandoColón a comienzos del siglo XVI, que iba de Sevilla aLa Rinconada, Alcalá del Río, Castilblanco de losArroyos, Almadén de la Plata, Real de la Jara y Fuentede Cantos170.

El punto más importante del paso de la vía, quepermite interpretar sus transformaciones históricas,es la zona de Almadén de la Plata. El nombre antiguode Almadén de la Plata era Pagus Marmorarius, por susinmensas canteras de mármol, a las que se debe tam-bién el topónimo islámico al-maidin (mina o cantera)que se une aquí al característico balat o enlosado apli-cado a la vía. Por tanto, el Itinerario debía haber dichomejor Mons Marmorum, ya que si Mons Mariorum hu-biera derivado del famoso Mario que fue propietariode buena parte de Sierra Morena, y al que ésta debe sunombre, aparecería en la forma Montes Mariani (losmontes de Mario), como se ve en una inscripción de Se-villa, y no como Mons Mariorum (el monte de los Ma-rios), que no tiene ningún sentido histórico171. En cual-quier caso, el trayecto de sesenta y ocho kilómetrosentre Italica y Almadén de la Plata que consta en el Iti-nerario de Antonino sólo puede hacerse mediante unaruta que ascienda por la orilla del Guadalquivir hastaCantillana y se vuelva aquí hacia Almadén de la Plata,pero ésta es sólo una de las alternativas históricas quepueden documentarse.

Precisamente en el cauce antiguo del Guadalquivir,al pie de la parroquia de Cantillana, están las ruinas deun conjunto de construcciones que parecen corres-ponder al puerto romano y a un sistema de atraque delque se podían servir los barqueros para pasar de unaa otra orilla; puede decirse que este mismo paso debarcas de Cantillana es el que seguía en funciona-miento en el siglo XIX, cuando lo regentaba el quefuera luego célebre bandolero, Curro Jiménez. Desdela orilla izquierda parte hacia el sudoeste un caminorecto, interrumpido por la corta del meandro, que estábordeado por numerosos yacimientos romanos y queen Sevilla por Miraflores, donde se han señalado res-

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 111

Page 112: 2008 Catalogo Vi a Plata

tos de villas romanas a lo largo de una antigua vía. Pa-rece que éste sería el recorrido habitual para accederdesde Sevilla a la vía de Mérida, sin tener que dar elrodeo por ltalica y Alcalá del Río.

De otra parte, se conocen cinco miliarios de este sis-tema de comunicaciones, de los que tres correspondena Adriano, y son verdaderas piezas monumentales en lasque se aprecia el sentido pleno que en época romana te-nía este sistema de señalización de las vías. Uno de ellosestuvo empotrado en los muros del castillo de Guillena,desde donde se llevó en 1908 al Museo ArqueológicoProvincial de Sevilla y conserva algo menos de un ter-cio de la parte superior; los otros dos están completos yhan sido encontrados en el teatro de Italica, uno casual-mente en 1942, y el otro en las excavaciones sistemáticasdel verano de 1990, lo que permite darles un contexto ar-queológico muy preciso172. Son fustes cilíndricos de másde dos metros de alto, moldurados en los extremos y conuna cartela en la parte superior que contiene la inscrip-ción HADRIANVS AVGUSTVS FECIT; sobre la cartelaestá el número de millas: XXV y XXVI en los de Italica,y posiblemente XXI en el de Guillena, que está roto enla segunda X, pero que debía tener otra delante paraque la cifra estuviera centrada con el eje de la cartela.

Aquí no se trata del tipo de miliario honorífico, enel que aparecen todos los nombres y titulaciones delemperador, ni tampoco el que normalmente conme-mora las obras viarias de reparación. Los miliarios deAdriano indican sencillamente que el emperador«hizo» la vía y contienen sólo el nombre personal y elapelativo imperial, que permitía a todos los habitantesde zona saber que ésta era una obra de su paisano elemperador, nacido quizás en Roma pero siempre cons-ciente y orgulloso de que su progenie estaba en la Ita-lica bética. Frente a otros miliarios en los que los go-bernadores no desperdiciaban la oportunidad de dejargrabados en piedra los nombres del emperador y detodos sus divinos antecesores, junto con el número deveces que habían desempeñado las dignidades impe-riales, esta forma de reducir todo el rótulo al simple

nombre del emperador en una obra monumental pudoser dictado por el propio Adriano cuya mentalidad he-lenizada era más admiradora de la personalidad indi-vidual que de los títulos administrativos.

La progresión de las cifras de los tres miliarios in-dica que el origen de la nueva vía estaba en algúnpunto de la antigua ruta hacia Extremadura, a unoscuarenta kilómetros de Italica, desde donde se trazóeste ramal para llegar a la ciudad natal de Adriano. Elmiliario hallado en 1990 en el teatro de Italica, corres-pondiente a la milla XXVI, está precisamente en la fa-chada del pórtico que se dispone sobre una calzada co-nocida de antiguo y rodeada por una necrópolisexcavada en 1903. Por la documentación estratigráficade la excavación, puede deducirse que estaba caídojunto a su posición original, al menos desde el siglo IVde nuestra era, lo que ofrece un dato muy exacto so-bre la medición de la vía y aclara definitivamente queel otro miliario, aparecido en una casa cercana en1942, que ofrece la cifra de XXV millas, está fuera desu posición original y debió encontrarse primitiva-mente algo alejado de la ciudad, al norte del anfitea-tro. La vía adrianea debe considerarse como una víade nueva construcción por el empleo del verbo fecit enlos miliarios, ya que las restauraciones o reparacionesde vías anteriores se expresan con la forma refecit ytendría su miliario XXI hacia el cortijo del Esparragal,desde donde se trasladaría un fragmento al castillo deGuillena como material de construcción.

En el vértice de unión de los términos municipalesde Guillena, El Garrobo, el Castillo de las Guardas y ElRonquillo, en el paso de la carretera de Extremadura so-bre la Ribera de Huelva, se conservan los restos de unpuente que debe corresponder a esta misma obra de lavía de Adriano. Era una obra imponente de 140 metrosde largo, con trece arcos apoyados en pilas de tajama-res aguzados hacia la corriente y de once metros de al-tura sobre el nivel de las aguas. El puente de la carre-tera moderna, construido hacia 1750, reproduce suforma y aprovecha, además, gran parte de sus sillares

RAMÓN CORZO SÁNCHEZ112

Page 113: 2008 Catalogo Vi a Plata

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 113

Miliario Adriano XXV. Miliario Adriano XXVI.

Page 114: 2008 Catalogo Vi a Plata

de piedra, de manera que del puente romano sólo seadvierten los frogones de hormigón descarnados, al-gunos aún en su sitio y otros despedazados en el lechodel río. Las fuentes históricas aseguran que este paso noexistía ya en el momento de la invasión islámica y quesu restitución se hizo en el siglo XVIII173. Por su técnicaconstructiva, no hay duda de la similitud con el aparejodel cercano anfiteatro de Italica, lo que permite incluirloen la misma vía de los miliarios de Adriano y en elmismo programa de favores del emperador hacia suciudad natal. Desde el puente, la vía sigue por la orillaizquierda en dirección noreste, hacia el palacio de Par-ladé, cruza la ribera del Cala por la zona en la que hoyse encuentra su embalse y llega en el cortijo de DécimaPrimera a unirse con el camino de Castilblanco de losArroyos a Almadén de la Plata.

Otro puente de aspecto semejante era el que aúnse veía en la misma ribera en el siglo XVIII, dentro deltérmino de La Algaba y que describe en su contesta-ción a la encuesta topográfica de don Tomás López,el párroco de La Algaba Pedro Alvar: «Y para facili-tación del paso y comercio que había de esta corte yrecrea por impedirlo las corrientes de dicha Guerba,erigieron en ella un puente de calicanto, obra de aqueltiempo, e igual al anfiteatro dicho, en que de ella sóloha quedado sus formidables vestigios que existieronen la misma canal que llevan en el día de sus aguas».Se mantiene aún el recuerdo de este puente, dinami-tado hace años, que estaba al noroeste de La Algaba,cerca de Torre de la Reina y de Guillena.

Puede deducirse que Adriano decidió mejorar elsistema de viario de Italica mediante una vía que sal-var el difícil paso de la Ribera de Huelva y acortarala distancia con Mérida para enlazar con la antiguavía procedente de Cantillana hacia el cortijo de Dé-cima Primera, de Castilblanco de los Arroyos, desdedonde se cuentan las distancias señalizadas en los mi-liarios monumentales. De otra parte, promovió tam-bién la construcción de un puente más meridional enla misma Ribera de Huelva en la vía que recorría las

márgenes del Guadalquivir y pasaba por Ilipa (Alcaládel Río) para llegar a Naeua (Cantillana).

La obra de Adriano en la vía de Mérida fue, quizás,tan efímera como el resto de sus construcciones enItalica; era una empresa cuyo costoso mantenimientosólo podía ser garantizado por un emperador, y queofrecía apariencias más formidables que aprovecha-mientos prácticos. El puente de la Ribera de Huelva de-bió romperse en alguna avenida antes del fin de la An-tigüedad y no volvió a restituirse hasta el siglo XVIII.

En el Bajo Imperio tomaría mayor auge la vía ribe-reña del Guadalquivir, entre Italica y Cantillana, a laque pertenecen otros dos miliarios. Uno de ellos es unacolumna honorífica con dedicación a Galerio encon-trada en 1738 en Alcalá del Río; otra columna parecidase encontró en Cantillana y tiene dos inscripciones, unadedicada a Constantino II y otra a Constante.

El camino más tardío, que aparece en el Anónimode Rávena, no incluye ya a Mons Marmorum entre susmansiones, pero sí a Ilipa (Alcalá del Río) antes de Ita-lica. Al oeste de Guillena se conserva el topónimo «Ca-mino de la Plata», aplicado al que conduce a Casti-blanco de los Arroyos y desde allí a Almadén de laPlata. Se trata, por tanto, de una ruta intermedia entrela más antigua que partía desde Cantillana hacia Mé-rida y la nueva vía de Adriano. Estos indicios marcanel proceso de transformación que culminaría en el ca-mino medieval, reconocido hoy como el utilizado porlos peregrinos a Santiago, que es el que desemboca enlas tierras extremeñas por Monasterio y conserva envarios lugares el topónimo Plata como testimonio desu unión con la más famosa de todas las rutas que hanllevado este nombre en la geografía española.

Resta por mencionar otra vía del Itinerario de An-tonino que vinculaba el valle del Guadalquivir y el delGuadiana; es la vía X, titulada, precisamente, de Hispalisa Emerita, que como ocurre en la XXIII, aprovecha el tra-zado de varias vías distintas, una de Sevilla a Astigi(Écija), que es la famosa Via Augusta, y otra desde allíhasta unirse con la ya descrita en los alrededores de Za-

RAMÓN CORZO SÁNCHEZ114

Page 115: 2008 Catalogo Vi a Plata

fra a través de Regina (Casas de Reina, Badajoz). Ésta,al igual que la de Córdoba a Mérida, es testimonio dela intensa ordenación territorial realizada en la épocaimperial romana, que tuvo, entre otros objetivos, la fi-nalidad de enlazar las capitales provinciales y de los

distritos judiciales a través de una red viaria que arti-culaba las comarcas, marcaba las líneas maestras de losrepartos agrícolas y ha servido como fundamento a laorganización catastral que aún subsiste en buena partede ambas regiones.

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 115

NOTAS

165 M. A. HUNT ORTIZ, Prehistoric Mining and Metallurgy in South West Iberian Peninsula, Oxford, 2003.166 F. GÓMEZ TOSCANO, «Ab ostio fluminis Anae… Los inicios de la vía romana en el entorno de Ayamonte (Huelva)», VII Jornadas de Historia de Ayamonte,

Ayamonte, 2004, pp. 43 y ss.167 R. CORZO SÁNCHEZ y M. TOSCANO SAN GIL, Las vías romanas de Andalucía, Sevilla, 1992, pp. 166 y ss.168 F. HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, «El paso del Odiel por la vía romana de Ayamonte a Mérida», AEspA, XXXI, 1958, pp. 128 y ss.169 R. CORZO y M. TOSCANO, op. cit., p. 170.170 H. COLÓN, Descripción y cosmografía de España, Sevilla, 1988, I, pp. 195-197.171 R. CORZO y M. TOSCANO, op. cit., p. 177.172 R. CORZO y M. TOSCANO SAN GIL, Italica. Excavaciones en el teatro (1990), Sevilla, 2001, pp. 63 y ss.173 F. HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, «Estudios de Geografía histórica española, XII. Ragwal y el itinerario de Musa de Algeciras a Mérida», Al-Andalus, XXVI, 1961,

pp. 43 y ss.

Page 116: 2008 Catalogo Vi a Plata

Augusta Emerita será un gran nudo central de co-municaciones en el occidente peninsular, desde dondepartirán o llegarán un total de nueve calzadas principa-les. Una de ellas, la Vía de la Plata tendrá continuidad ha-cia el sur mediante un camino que uniría la capital dela Lusitania con la Bética a través de Italica, formandode este modo el gran eje viario que articula el actual te-rritorio extremeño de norte a sur o de sur a norte.

Esta calzada viene recogida en el Itinerario de An-tonino, y es designada por Saavedra en su ordenaciónde la vías del Itinerario como la vía XXIII, el Item abOstio Fluminis Anae Emeritam Usque que uniría la des-embocadura del río Ana (Guadiana) en Ayamonte(Huelva), con la capital de la Lusitania, Augusta Eme-rita, a través de Italica (la actual Santiponce) reco-rriendo por su sector occidental las provincias roma-nas de la Bética y la Lusitania. En realidad serían dosrutas individualizadas y diferentes, una que uniríaEmerita e Hispalis y otro camino que enlazaría la des-embocadura del Guadiana con Italica donde empal-maría con el primero174.

El Itinerario relaciona las mansiones que se sitúanen el trayecto de sur a norte en la actual Extremadura:Curica, Contributa Iulia Ugultunianum, Perceiana y fi-nalmente Augusta Emerita. A éstas habría que añadiruna quinta mansio no recogida en el Itinerario pero síen el Anónimo de Rávena, Lacunis, situada probable-mente en Fuente de Cantos. A este tramo le corres-ponderían un total de 114 millas de la vía XXIII175.

El reconocimiento de la traza romana original deeste camino en la Extremadura bético-lusitana es di-fícil de resolver, especialmente desde Monesteriohasta Los Santos de Maimona-Villafranca de los Ba-rros. La evidente ausencia de estructuras físicas hastallegar a la zona mencionada, la práctica inexistenciade los más característicos elementos asociados a lavías romanas, las labores de roturación en un espacioeminentemente agrícola junto a la sucesiva ocupaciónhistórica de los caminos, hacen especialmente difi-cultoso identificar su trazado, que coincide en su ma-

ANA MONTALVO FRÍAS JUNTA DE EXTREMADURA

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA

EL TRAMOEXTREMEÑO DE LA VÍA XXIII

116

Page 117: 2008 Catalogo Vi a Plata

yor parte con vías pecuarias. Una aportación intere-sante que pudiera ayudar a entender este problema,es la apreciación de Sillières176, que atendiendo a losfotogramas aéreos de Villafranca de los Barros-LosSantos de Maimona, observa cómo puede existir uncambio de fábrica que obedecería a razones de ca-rácter político-administrativo, a un cambio de fron-tera entre la Bética y la Lusitania, cuyo límite que sesituaría en esta zona y que justificaría los cambios enel sistema constructivo de la red viaria.

En su recorrido177 la vía XXIII del Itinerario deAntonino, procedente de Andalucía y una vez pasadoel Real de la Jara, tiene su continuidad en Extrema-dura desde el sur por el término municipal de Mo-

EL TRAMO EXTREMEÑO DE LA VÍA XXIII 117

EMERITA AUGUSTA

GADES

OSTIO FLANAEOSSONOBA

ESURI

PAX IULIA

HISPALISITALICA

SALACIA

OLISIPPO

TOLETUM

Extremadura

CORDUBA

CASTULO

MALACA

LEGIO VII GEMASTURICA AUGUSTA

LUCUS AUGUSTI

BRACARA AUGUSTA

TURIASSO

CAESARAUGUSTA

TARRACO

NARBO

BENEARNUM

TITULCIA

LAMINIUM

CARTHAGO SPARTARIA

Red viaria hispana según el Itinerario de AntoninoITEM AB EMERITA CAESARAUGUSTAMITEM AB OSTIO FLUMINIS ANAE EMERITAM USQUE

RECORRIDO DE LA VÍA XXIII EN EL SUROESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA Y SU CONEXIÓN CON LA VÍA XXIV

CURICA

Extremadura

ITEM AB EMERITA CAESARAUGUSTAMITEM AB OSTIO FLUMINIS ANAE EMERITAM USQUE

MANSIO ROMANA

CONTRIBUTA

PERCEIANA

EMERITA AUGUSTA

AD SORORES

CASTRA CAECILIA

RUSTICIANA

CAPARA

CAELI ONICCO

RECORRIDO DE LA VÍA XXIII EN EXTREMADURA

Entrada de la vía XXIII en el sur de Extremadura, en el término municipal de Monesterio.

Page 118: 2008 Catalogo Vi a Plata

nesterio, donde entraría cruzando el arroyo de la Ví-bora, que actúa como elemento delimitador entre lascomunidades autónomas de Andalucía y Extrema-dura a la vez que separa las provincias de Sevilla yBadajoz. Pasado este arroyo, al pie del camino y a suderecha, la vía deja las ruinas del castillo de las Torresy continúa entre cercas por un paisaje adehesado, atra-vesando algún regato de agua por el cordel de la Platapara llegar hasta las proximidades de la Venta del Cu-lebrín178. Desde este punto, y tras ser atravesada por lacarretera EX-103, la vía asciende siguiendo práctica-mente el trazado de la carretera N-630 de Gijón-Se-villa, en un recorrido en el que cruzaría por tierras deLa Matrera, La Nava y Hoya Vaquera para despuéssobrepasar el Puerto de la Cruz, justo antes de llegara la localidad de Monesterio, lugar donde tradicio-nalmente se viene localizando con cierta unanimidadla mansio Curica179, la primera mansio de la vía XXIIIdel Itinerario de Antonino en Extremadura.

Sale de Monasterio, abandonando rápidamente laN-630 con la que atraviesa el pueblo, y toma direcciónhacia el oeste, identificándose con la Vereda de laPlata. Cruza el arroyo de la Dehesa para continuar suavance dejando a la derecha el cortijo del Chaparraldel Hospital, La Caballera, El Cerrillo, Cerro Tambory el vértice geodésico del alto de la Caballera. Juntoal Chaparral del Hospital se puede ver desde el ca-mino un dolmen que deja al descubierto algunos desus ortostatos.

Continúa identificándose con la Vereda de la Plataen el término municipal de Fuente de Cantos. Pasadoel cortijo Mejías, es cruzada por la Cañada Real Leo-nesa. Continúa su recorrido paralelo al río Bodión de-jando al este el cortijo de la Huerta de Sevilla, Huertade Sevilla, Las Matanzas y el cortijo Los Navarros.Desde este punto y hasta abandonar el límite del tér-mino, la calzada discurrirá por las tierras de Las Ca-rolinas, La Amarilla, el Cerro de los Lagartos, La Quin-tería, la Dehesa de la Pajarera, La Molineta, dondecruzará el río Bodión y finalmente La Argamasa.

En este tramo, en las inmediaciones de la vía y al este,a unos dos kilómetros en línea recta, se sitúa el pobladoindígena romanizado de los Castillejos 2, emplazado enel límite oriental de los célticos en la Baeturia, y que con-serva vestigios de su poblamiento desde finales del si-glo IV o principios del siglos III a.C hasta el siglo I d.C.Algunos autores han querido identificar Lacunis, mansiorecogida en el Anónimo de Rávena, situada entre Curica(Monesterio) y Contributa (Medina de las Torres), coneste yacimiento, sin embargo su identificación se mueveaún en el campo de las hipótesis.

La vía continuará hacia el norte para adentrarse enel término de Medina de las Torres, prolongándosecomo vereda por un paisaje de olivos a través de losparajes de los Llanos del Campillo, el Palacio y el To-millar, donde es atravesada por la Cañada Real de laPuebla. A partir de el Tomillar se detectan dos posi-bles trazados, uno que conectaría con la dehesa delCastillejo y otro, el camino medieval, que discurriríaa través de las localidades de Medina de las Torres,Zafra y Los Santos de Maimona, y que se identificacon la Vereda de la Plata.

Respecto al primer trazado, es difícil identificar latraza de la vía romana, que iría por razones topográ-ficas probablemente por las Eserías, la dehesa delCastillejo, situada al este de la localidad de Medina delas Torres, el Puntal, el Presidio, el Chaparral y laDehesa, para dejar al oeste del cortijo del Álamo unavez sobrepasado la población de Puebla de SanchoPérez que quedará al oeste de la vía. Continuará en suavance por La Cortapisa, cruzando la sierra de losOlivos y la sierra de los Santos por un paso natural,para llegar a las Capellanías. Una vez sobrepasadoLos Santos de Maimona, en su trayecto irá a coincidircon el camino medieval180.

En la mencionada dehesa del Castillejo, situada ala derecha del trazado de la vía, se ubicaría teórica-mente Contributa Iulia Ugultunianum, mansio de loca-lización incierta, situada entre Lacunis (Fuente de Can-tos) y Perceiana (Villafranca de los Barros). Es muy

ANA MONTALVO FRÍAS Y ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES118

Page 119: 2008 Catalogo Vi a Plata

EL TRAMO EXTREMEÑO DE LA VÍA XXIII 119

Línea recta de la calzada romana en el término municipal de Almendralejo. Agger de la calzada al sur de Augusta Emerita.

Poblado de los Castillejos 2.

Page 120: 2008 Catalogo Vi a Plata

posible que puedan ser identificados con esta mansiolos importantes restos arqueológicos localizados eneste paraje, entre los arroyos Palancares y Castillejos,en el yacimiento romano denominado Los Cercos. Apartir de Contributa sale un ramal de esta vía, la víaX según el Itinerario de Antonino hacia Astigi e Hispa-lis181. El camino saldría por la Dehesilla para entrar enel término municipal de Villafranca de los Barros.

El segundo trazado propuesto seguiría desde elTomillar, con la Vereda de la Plata, dejando el trazadopropuesto anteriormente a su derecha, para conti-nuar hacia la localidad de Medina de las Torres. Se di-rige así el camino hacia Puebla de Sancho Pérez portierras de la Dehesilla, dejando la población a su de-recha para continuar hacia Zafra. La vía que, teóri-camente atravesaría por el sector oriental el núcleo ur-bano, saldría por el camino de Zafra a Los Santos deMaimona, a través de Huerta Plata. Sobrepasada lasierra de los Santos la vía entraría en Los Santos deMaimona por su lado occidental. A la salida de la po-blación, la calzada, situada al oeste de la N-630, de-jaría a su izquierda el cerro Villalba, el Monte, el Ro-meral y San Jorge.

Una vez superada la Dehesilla y el cerro de SanJorge, a su izquierda, y poco antes del kilómetro 51 dela línea del ferrocarril, el camino romano y la Veredade la Plata descritos se unen de nuevo para continuarhacia el norte y entrar en el término municipal de Vi-llafranca de los Barros.

La primera propuesta se identificaría con el tra-zado romano, mientras que la segunda es una va-riante histórica que se generará posiblemente a par-tir de la Edad Media con la ocupación de una formadefinitiva de estas tierras mediante la creación denúcleos de población en el siglo XIII, producto de lareconquista y repoblación cristiana de estas tierras dela Baja Extremadura, lo que conlleva posiblemente undesvío del antiguo camino romano ante la necesidadde establecerse una comunicación viaria entre estosnuevos centros urbanos.

Desde su entrada en este término por las Bodegas,la vía se sitúa a la izquierda y paralela a la carretera N-630. De este modo pasa por la Peregrina, la Zarcita, elArtesón, los Varales, la Solana, las Garbanceras y la Ca-ñería, para perderse bajo la carretera en un trayecto decasi dos kilómetros para situarse después a la derechade la N-630 y, paralela al arroyo Bonhabal a través delas Vegas, llegará a la dehesa de Villargordo por dondeabandona el término municipal. Se conservan restos fí-sicos del camino en el Artesón y en la Cañería.

En este término, tal vez podría ubicarse la mansioPerceiana182, situada según el Itinerario de Antoninoentre Contributa (Medina de las Torres) y AugustaEmerita (Mérida), sin embargo su localización no estáaún resuelta y no existe unanimidad sobre la misma.

La vía continúa hacia su destino, Augusta Emerita,por El Pilón, ya en el término municipal de Almen-dralejo donde se la reconoce con el topónimo de Cal-zada Romana. Se caracteriza el camino por su trazadorectilíneo en un paisaje completamente llano de olivosy viñas, coincidiendo en la actualidad su trazado conuna moderna pista agrícola. En su recorrido deja a suizquierda la población de Almendralejo, la carreteraN-630 y el ferrocarril, que discurren paralelos entre sí.A su derecha y paralelo a la vía, se sitúa el camino dela Reyerta. La Calzada Romana discurre por el tér-mino de Almendralejo por tierras de la Dehesa deArriba, El Rozo y Taldarroba.

En su avance hacia el sur el camino entrará en eltérmino municipal de Torremejía como cordel de la

ANA MONTALVO FRÍAS Y ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES120

Entrada de la calzada romana en Augusta Emerita por el puente romanosobre el río Guadiana.

Page 121: 2008 Catalogo Vi a Plata

Calzada Romana en un recorrido de algo más decinco kilómetros, situándose en todo momento al estede la N-630, pasando por Plantonar, para luego pro-seguir bajo el viaducto del tren, cruzar el arroyo delTripero y dirigirse a la actual núcleo de poblacióndonde da nombre a una de sus calles, la «calle de laVía de la Plata». Una vez que abandona el pueblo, porel Conejal y el Quicio, proseguirá hacia Augusta Eme-rita atravesando el Puerto de Sevilla.

A partir del Puerto de Sevilla el camino se con-funde durante un trayecto con la N-630 transcu-rriendo por tierras de Dehesa de Aretio, Berrocal,Longueras. Después de Quince Fanegas será atrave-sada por la colada la Dehesilla. A partir de este punto,

en la venta de las Palomeras, la calzada se separará dela carretera nacional ligeramente hacia el este, paraatravesar la Dehesilla y los Veneros.

En este tramo, antes de llegar a las naves de CE-

PANSA, la calzada, que discurre por un campo pe-dregoso entre viñas y olivos, presenta un fuerte aggercon un característico perfil alomado. Es en esta zonaal sur de Mérida donde el profesor Sillières realizóunos sondeos en los años ochenta en los que muestralos perfiles estratigráficos de la calzada romana183.

Desde este punto la calzada se enfila hacia la úl-tima mansio, realizando un giro hacia la derecha paraentrar en Augusta Emerita por el puente romano sobreel río Guadiana.

EL TRAMO EXTREMEÑO DE LA VÍA XXIII 121

Notas

174 J. M. ROLDÁN HERVÁS, Itineraria Hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península Ibérica, Valladolid-Granada, 1973, p. 79.175 B. DE GRIÑÓ, La Vía de la Plata, 1997.176 P. SILLIÈRES, «Centuariation et voie romaine au Sud de Mérida: contribution a la délimitation de la Bétique et de la Lusitanie», Mel. Casa de Velázquez,

XVIII, 1982, pp. 437 y ss.177 En la descripción de este camino seguiremos básicamente el recorrido propuesto en la Orden del 19 de noviembre de 1997 por la que se incoa expediente

para la declaración de la Vía de la Plata, a su paso por la CAE, como BIC con categoría de sitio histórico y se concreta su delimitación (DOE, 2 de diciembrede 1997) y los resultados de las prospecciones realizadas en la calzada en el tramo sur (Mérida-Monesterio).

178 Este trayecto es el propuesto por las asociaciones de los Amigos de la Vía de la Plata de Zafra y Cáceres, en Alegaciones a la declaración de BIC, 1997, aten-diendo a cuestiones orográficas, arqueológicas e históricas. Otra propuesta es la recogida por J. M. FERNÁNDEZ CORRALES, El trazado de las vías roma-nas en Extremadura, Cáceres 1987, pp. 43, en la que la calzada pasaría por Rivera del Cala, y entraría en el término municipal de Monesterio coincidiendoen su trayecto con la carretera Gijón-Sevilla.

179 G. ARIAS BONET, «Santa Eulalia de Mérida y la divisoria Bética-Lusitana», El Miliario Extravagante, 13, París, 1967, p. 367.180 Trazado propuesto por las asociaciones de los Amigos de la Vía de la Plata de Zafra y Cáceres, en Alegaciones a la declaración de BIC, 1997.181 Un interesante estudio sobre la identificación de Contributa y su posible conexión con la vía X (Item ab Hispalis Emeritam) es el recogido en: R. RODRÍGUEZ

BORDALLO y A.M. RÍOS GRANA, «Contributa Iulia Ugultunianum», V Congreso de Estudios Extremeños, Badajoz 1976, pp.177 y ss.182 J. M. ROLDAN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971, p. 81.183 P. SILLIÈRES, Les voies de communication de l’Hispanie méridionale, París, 1990.

Page 122: 2008 Catalogo Vi a Plata

La brevedad de la que es preciso dotar al texto quesigue impide cualquier tipo de disquisición teórica so-bre cuestiones generales que sería preciso tener encuenta antes de abordar el tema que se nos ha asig-nado. Es por ello que trataremos de esbozar sola-mente aspectos estrictamente imprescindibles para lacomprensión de nuestro relato, dejando para mejorocasión otras aportaciones que, de ser tenidas encuenta, harían de imposible observación las limita-ciones de espacio que se nos han recomendado.

Pese a la marcha del vial que el Itinerario de Anto-nino describe bajo el título Item ab Emerita Cesarau-gusta, número XXIV de la ordenación de Saavedra,desde Emerita en dirección a Astorga, recorriendo lasconocidas mansiones de la denominada Vía de la Platahasta Oceloduri, sería imposible establecer la necesariaconexión de este camino con Asturica sólo con los da-tos ofrecidos por aquella fuente viaria, ya que des-pués de Oceloduri tuerce decididamente hacia conoci-das capitales del noreste hispánico. Algo parecidosucede, en relación con este mismo asunto, en el Anó-nimo de Rávena, si bien esta vez la desviación, en estecaso hacia Ossaron, se produce en una mansión poste-rior, Brigeco concretamente.

En realidad, la primera fuente antigua que pre-tende mencionar una vía existente entre Asturica yEmerita, enumerando para ello todas sus mansiones,es la tablilla tercera del denominado Itinerario de Ba-rro, representando el hecho uno de los argumentos demás peso para la defensa de su autenticidad. Sin em-bargo, el argumento arqueológico-epigráfico defini-tivo de la prolongación de esta ruta al norte de la líneadel Duero lo constituye el recientemente aparecido mi-liario de Nerón de Milles de la Polvorosa (Zamora),que marca la milla 259, indudablemente desde Eme-rita, hacia una ciudad que, atendiendo a las distanciasrelativas, no puede ser otra más que Asturica.

Poco importa la polémica de si este camino histó-rico se llama Vía de la Plata o de otra manera. Lo im-portante es que constituyó durante la época romana

ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENEROUNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

LA VÍAASTURICA -LUCUS

122

ASTURICA AUGUSTA

Interamnium FlaviumUtarisBergido

Ponte NevieTimalinoLUCUS

Page 123: 2008 Catalogo Vi a Plata

una de las vías oficiales del imperio, debiéndose res-tringir exclusivamente su ámbito al tramo existente en-tre Emerita y Asturica. A partir de ambas poblacionespodrá cada cual prolongar lo que quiera, pero se tra-tará ya de vías a las que será preciso dar otro nombre,como diáfanamente señala el Itinerario de Antonino.

Y este es el caso de la vía desde Asturica a LucusAugusti, XIX del Itinerario de Antonino, que nos co-rresponde tratar aquí.

En realidad, la llamada vía XIX del Itinerario deAntonino tiene su origen en Bracara y su punto finalen Asturica, marchando a partir de Lucus por un tra-zado común con la vía XX, denominada con poco me-recimiento per loca maritima. Cabe añadir, además, quela presente ruta es de construcción augustea y la másantigua del noroeste peninsular, después de la XVII,deduciéndose de sus miliarios que fue inaugurada enel año 11 de la era, unos quince años después de sumentada compañera.

El recorrido de esta ruta se establece, a grandes ras-gos, desde Bracara hasta Turoqua (Pontevedra) por lafranja atlántica interior, y desde esta mansión hasta Iriapor la banda litoral. En cuanto al tramo Iria-Lucus so-mos de la opinión de que se encajaría por el valle delUlla de tener en cuenta, tanto los miliarios de Calígulade Vedra y San Román de Retorta como el de Caraca-lla de Monterroso.

En todo caso, lo que ahora hace a nuestro propó-sito es describir brevemente su trazado entre Lucus yAsturica, como prolongación natural que es de la Víade la Plata hacia Galicia.

Contrariamente a lo que habían establecido todoslos autores que nos precedieron, nuestro trazado si-gue un decurso distinto de los que hasta la fecha sehan avanzado. Los dos problemas fundamentales enla dirección de su tránsito serían por cuál de los puer-tos traspasaría los montes del Caurel y cuál podrá ha-ber sido su derrota a partir de Bergidum, en dondeconfluía con la Via Nova, con la cual, según casi todoslos autores, seguiría un trazado común hasta Asturica.

En cuanto a la primera de las cuestiones, hemosllegado a la conclusión de que nuestra vía no pasabapor Piedrafita del Cebreiro, como afirma la generali-dad de los tratadistas del tema, pese a que es el puertoahora preferido en el establecimiento de las modernascomunicaciones, sino por otro paralelo, más orientaly próximo, situado a más baja cota, el de O Comeal.

En realidad, el nuevo trazado nos ha venido im-puesto, en primer lugar, por la alineación de los mi-liarios con anterioridad conocidos, como es el caso delos dos de Arxemil, uno de ellos dedicado a Adrianoy otro anepígrafe, o los nuevamente por nosotrosdescubiertos de Coeo, Tórdea y Pontes de Gatín, to-dos ellos sin inscripción. Cierto que el miliario dedi-cado a Caro de Franqueán, también por nosotrosdado a conocer en su día, nos plantea problemas sipretendiéramos integrarlo en la alineación sugerida.Sin embargo, a la hora de querer atribuirlo a otra vía,que supuestamente se dirigiría hacia el sur, por Ba-ralla, las condiciones topográficas, netamente adver-sas, no permiten suponer dicha ruta, por lo que noqueda otro remedio que pensar en la existencia deuna variante meridional de la misma vía, con bifur-cación y confluencia en Arxemil y Mirandela, res-pectivamete. El relieve de la zona aconseja esta posi-bilidad, y ya no constituye un hecho insólito, por loque hemos investigado, que tales variantes puedandarse en las vías romanas del noroeste hispánico.

Por otra parte, la condición de miliario originarioque posee el cilindro existente sobre el actual puentede Pontes de Gatín, viaducto sucesor, sin duda al-guna, de otro inicialmente romano y hoy día remo-delado para soporte de una inscripción viaria detiempos de Carlos III, viene a constituir un indicio deque la vía se encajaba por el valle del río Cervantes,por lo menos hasta la aldea de O Fabal. A partir deaquí el ascenso hasta O Comeal, por donde necesa-riamente hay que llevarla, atendiendo a los vestigiosestructurales conservados, el trazado de la ruta nos esdesconocido ya que podría ascender directamente, o

LA VÍA ASTURICA-LUCUS 123

Page 124: 2008 Catalogo Vi a Plata

por O Pontorrón, con condicionantes topográficoscasi imposibles de superar, o dando la vuelta porPonte Doiras, lo que, pese a ajustarse a unas mejorescondiciones topográficas, no cuenta con indicio al-guno estructural o epigráfico que pudiera avalar estaposibilidad. En todo caso, y pese a estas limitacionesde conocimiento, la vía tenía que buscar necesaria-mente el portillo de O Comeal, como a continuaciónvamos a decir.

Establecidas las premisas precedentes, sobre todode naturaleza epigráfica, pasamos a confirmar el tra-zado propuesto con un breve estudio de los vestigiosestructurales originarios de la ruta, que aparecen enforma de lomos y explanadas de diversa longitud envarios lugares de la misma. El primero de los aggereso lomos detectados lo fue en las inmediaciones de laermita de Nosa Señora das Virtudes, en Adai (OCorgo), en donde, cuando se procedió a reconocer lavía, la fortuna hizo que nos encontrásemos casual-mente con don José Manuel Pol Herbón, quien nosmostró un sector de unos doscientos metros de loque tradicionalmente era considerado como vía ro-mana y él recordaba todavía, cuando era niño, atra-vesando el campo de la fiesta. Efectivamente, se tratade un lomo de más de un metro de elevación y unosdiez de anchura, que es observable en dirección SE-NW durante un recorrido de unos 300 metros, conti-nuando, en sentido opuesto, y una vez rebasado elcampo de la fiesta, por espacio de otros 500 metros,que son seccionados transversalmente por la carreteraque va de Adai a Campelo.

Otro pequeño sector de agger de unos 100 metrosde longitud fue descubierto también por los que sus-criben en O Cumeal, ya en la frontera misma con laprovincia de León. Ello vino a confirmar el decursorevolucionario, con respecto a trazados anteriores,que en su día habíamos atribuido ya a la vía, ne-gando su paso por Pedrafita do Cebreiro y encaján-dolo por la cuenca del río Cervantes y posteriormentedel Cancelada, a la vez que la ligazón lógica con las

explanadas de dicha vía también por nosotros detec-tadas en los términos de las aldeas leonesas de ABraña, Resinde y Ruitelán. Otros hitos intermediosfundamentales han sido las dos explanadas, de nomenos de 300 metros de longitud por 10 de anchuracada una de ellas, tajadas en la ladera oriental de lacuenca del río Regueiro da Aira, entre la aldea de Ou-selle y el gran viaducto sobre el Navia de la autovíadel noroeste.

Trascendental ha resultado, por otra parte, el des-cubrimiento de, inicialmente, un posible agger deunos doscientos metros de esta misma vía, al sur deAbelleira, al lado del viejo camino que comunica estaaldea con A Barrosa, a través de O Carballal, cuya na-turaleza viaria romana ha sido confirmada en los úl-timos tiempos mediante una oportuna, a la vez queinoportuna, arada profunda para roturar un prado, lacual ha puesto al descubierto, destruyéndola, enparte, la glarea strata del pavimento de dicha ruta. Ydecimos que ha resultado trascendental porque, poruna parte, conduce la vía a través de la cómoda to-pografía del portillo de O Carballal y, por otra, nospermite insertar en este decurso la inscripción a los la-res viales de Papín, en donde creemos que se producela reducción de la mansión de Timalino. Por otraparte, en los últimos tiempos, y ayudados por la pre-ciosa información suministrada por el teniente al-calde del ayuntamiento de O Corgo, hemos podidodescubrir nuevos y extensos sectores de la vía a tra-vés de los términos de Adai, Arxemil hasta el límitecon el de Coeo, sectores que aparecen topográfica-mente fijados por nosotros mismos en el mapa me-diante GPS, y nos permiten reconstruir su auténticotrazado y dirección en este sector.

Finalmente, una prospección pormenorizada delterreno e informadores tan veraces como don ManuelLópez Gómez, vecino de Campelo, en donde todavíaes conocido este trazado como Via Romana, nos hapermitido determinar, entre el Monte da Lomba (Cam-pelo) y Chavín extensos sectores de agger y otros ele-

ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO124

Page 125: 2008 Catalogo Vi a Plata

mentos de la caja de la vía, que se pormenorizan enel plano adjunto.

En síntesis, y en lo que se refiere al tramo de víadesde Lugo hasta O Comeal, saldría de Lugo nuestravía por el paraje de A Tolda, continuando por Contu-riz, Viador, Coeo y término nororiental de Arxemil,torciendo después hacia la ermita de As Virtudes,Lombo de Campelo, noreste de Chavín, Tórdea, Mi-randa, Mirandela, Laurentín, Furís de Abaixo, Pe-reira, Abelleira, A Barrosa, Val, Condomiña, O Cerei-xal, Ouselle, Pontes de Gatín, O Fabal, Vilanova, Pontede Doiras, carretera de O Portelo hasta el desvío paraSan Miguel, Xestoso y O Comeal, prosiguiendo, ya enla provincia de León, por La Braña y Resinde, endonde también hemos descubierto importantísimosrestos originarios, hasta Ruitelán, en cuyas cercaníasse situaría la mansión de Uttaris. Cabe decir, además,que es dado situar en este tramo dos de las mansionesde la vía, además de las de Lucus Augusti mismo. Des-pués de muchos cálculos y reducciones hemos lle-gado a la conclusión de que la mansión de Timalino co-rrespondería a las inmediaciones de Papín en dondefue localizada precisamente un ara dedicada a los La-res Viales. En cuanto a la de Ponte Nevie, habrá que co-locarla, por definición, en las orillas del Navia, y nin-gún candidato más sólido en las orillas de estacorriente fluvial que Pontes de Gatín.

En lo que atañe al tramo existente entre Ruitelány Asturica, cabe subdistinguir el sector que va desdela primera de las poblaciones hasta Bergidum (Caca-belos) y el que se extiende desde Bergidum hasta As-turica. En el primero de ellos no se contabiliza milia-rio alguno, salvo el bastante problemático de Pieros,ya en las cercanías de Cacabelos. Por otra parte, y enflagrante contraste con lo que sucede en el tramo an-terior, entre O Comeal y Ruitelán, los vestigios es-tructurales son igualmente casi inexistentes, hechobastante explicable si se tiene en cuenta la estrechezdel pasillo del río Valcarce por el que se han ido en-cajando, muy próximas entre sí, las comunicaciones

de todos los tiempos entre el norte de Galicia y la me-seta, destruyendo las posteriores a las anteriores. Porotra parte, sobre el sector Bergidum (Cacabelos)-As-turica conviene hacer unas matizaciones previas yaque se presentan problemas de bulto. Todos los tra-tadistas han conducido hasta ahora la vía XIX desdeCacabelos hasta Venta de Albares, población situadadespués y no lejos de Bembibre, ya en el Bierzo Alto,a través de Congosto, en donde se sitúa un miliario deNerón, Las Murielas, de donde proceden otros tresanepígrafes, y San Román de Bembibre, al que seatribuye el honor de haber sido la mansión de Inter-amniim Flavium, prosiguiendo después por Bembi-bre mismo hasta Venta de Albares. El problema seplantea precisamente en este punto, puesto que du-damos de si la ruta se adentraría por la cuenca del ríoTremor hasta Torre, Montalegre y Manzanal o sidesde Venta de Albares se dirigiría hacia Cerezal deTremor, para ascender después hasta Brañuelas yproseguir por Culebros y Otero de Escarpizo hastaAsturica. Precisamente en Culebros ha aparecido re-cientemente un miliario fragmentado de un empera-dor del Bajo Imperio todavía sin identificar y en Oterode Escarpizo hemos dado a conocer otro de Mag-nencio que apareció en el porche de la iglesia parro-quial haciendo de apoyo a una de las pilastras de ma-dera en las que se sustenta el techo.

Todo depende de por dónde se lleve la Via Novadel Itinerario de Antonino que, por definición con res-pecto a la vía XIX, más antigua, y habida cuenta deque existen ya varios miliarios en el Bierzo que pre-gonan esta condición, no puede ser llevada por idén-tico trazado que su predecesora. En resumen, y dandocomo muy probable que la Via Nova prosiga desdeCacabelos hasta Asturica por Toreno, Noceda, SanJusto de Cabanillas, Quintana de Fuseros y Folgosode la Ribera, nuestras dudas se plantean en torno a sien este último punto o proximidades se cruzaríanlos decursos de ambas sendas, con lo cual la Via Novasería la que avanzaría por Torre, Montalegre, Man-

LA VÍA ASTURICA-LUCUS 125

Page 126: 2008 Catalogo Vi a Plata

zanal y Brimeda, hasta Asturica, y la XIX la que as-cendería hasta Brañuelas, entrando en Astorga porOtero de Escarpizo. De los miliarios existentes, asícomo de sus respectivos lugares de aparición, pocopodemos deducir en orden a despejar todas estas in-cógnitas. En cualquier caso, y como vestigios estruc-turales atribuibles al ámbito del Bierzo, podemos se-ñalar un fragmento genuino de explanada romana enla cima del puerto de Manzanal, en el caso de seguirla dirección de Torre, o de los restos de un agger bas-tante prolongado en la subida a Brañuelas, desde Ce-rezal de Tremor, y en Brañuelas mismo, una vez re-basada la aldea hacia el este. Faltaría por añadir algomás acerca de las mansiones de este tramo, despuésde Ponte Nevie.

La primera de ellas es la de Utaris, que, aten-diendo al valor de la milla que atribuimos a estetramo, habría que identificar con el Castro das Co-roas, en Vega de Valcarce. Efectivamente, la presenciade un castro importante en este lugar constituye porsí mismo un candidato idóneo para tal atribución.Pero es que, además, el número de millas que el Iti-nerario de Antonino atribuye a este tramo interman-sionario parece coincidir con este mismo punto yaque, siguiendo la derrota del trazado somero antes ex-puesto, entre Pontes de Gatín y el Castro das Coroasexisten treinta kilómetros lo que, reducido a millas,nos daría las XX que marca el Itinerario de Antonino,con un valor muy cercano a los 1.480 metros, esto esla milla de ocho estadios.

En cuanto a la mansión de Bergidum, se hallaría a16 millas al este de la anterior, coincidiendo su ubica-ción con el entorno de Cacabelos, en donde se han des-cubierto importantes vestigios romanos, sobre todo en

la zona del cementerio, en plena llanura. Sin embargo,el nombre lo toma la mansión del imponente oppidumde Castroventosa, de donde proceden importanteshallazgos romanos. Este gran poblado de altura mues-tra todavía un imponente recinto murado de épocatardorromana. La mansión de Interamnium Flavium,sin embargo, resulta para nosotros todavía un tantomisteriosa. En primer lugar, se trata de una mansiónque, al igual que Bergidum, figura como común a dosvías, la XVIII y la XIX, un hecho difícil de conciliar,salvo que las dos siguiesen, en un tramo concreto,idéntico trazado. Ahora bien, la Via Nova, que delatancomo tal los miliarios y que comparte con la XIX talesmansiones, es definida por la leyenda de algunos ci-lindros aparecidos en el valle del Bierzo como via novafacta ab Asturica Bracaram en los miliarios del valle delBierzo, con lo cual dicho trazado común parece que-dar invalidado. La solución sería que ambas vías,puesto que recorrerían valles paralelos, se cruzasen enVenta de Albares, después de Bembibre, con lo que elproblema quedaría resuelto. Sin embargo, la ausenciade restos romanos de cierta importancia en el lugar in-valida cualquier intento de hacer coincidir este puntocon Intermanium Flavium, un núcleo ciertamente pro-mocionado jurídicamente si se tiene en cuenta el epí-teto. La solución sería retrotraer la mansión a San Ro-mán de Retorta, donde parece haber existido vestigiosromanos de cierta consideración, pero tal ubicación es-taría lejos de solucionar algunos de los problemas an-tes apuntados. Como puede observarse, y pese a unaintensa investigación, tanto propia como ajena, losproblemas que afectan a esta ruta son todavía nume-rosos y resultaría pretensioso tratar de solucionarlosen tan corto espacio.

ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO126

Page 127: 2008 Catalogo Vi a Plata

INTRODUCCIÓN

La presencia de Roma supuso el comienzo de unanueva etapa en la historia de Asturias, cuya impor-tancia ha ido saliendo a la luz en las últimas décadas.El incremento de las investigaciones arqueológicasimpulsadas tanto por el mantenimiento de proyectosde excavación consolidados (Proyecto Gijón de Ex-cavaciones Arqueológicas, Proyecto de las cuencasdel Navia-Eo…) como por el control arqueológicoderivado de la aplicación de las leyes de protección dePatrimonio Histórico, han supuesto un notableavance en la obtención de nueva información sobreeste período histórico.

La evidencia de los datos arqueológicos ha obli-gado a cambiar radicalmente el pesimista discursohistórico sobre la escasa romanización de Asturias ya formular los rasgos de la romanización regional enun contexto de normalización historiográfica (Fer-nández Ochoa y Morillo, 2002). El proceso romani-zador de Asturias debe entenderse siempre a partirde la diversidad geográfica y de la adecuación tem-poral tal y como se percibe en el conjunto de Hispa-nia (Bendala, 1987 y 2006; Keay, 1996). Hoy en día, nose puede sostener que la presencia romana haya su-puesto para este región un mero paréntesis entre dos«mitos-motores»: el glorioso pasado indígena, o sea,celta y la fundamental creación del reino asturiano(Fernández Ochoa y Morillo, 2007). Este plantea-miento, presente aún en algunas obras generales, hapodido justificarse hasta la década de los ochentapor la escasez y sesgada interpretación de las fuentesescritas y, sobre todo, por la penuria de excavacionesen yacimientos asturianos pertenecientes, específica-mente, a la época romana. Pero, en la actualidad, ca-rece de sentido mantener una visión reduccionista deesta etapa histórica amparada en determinados inte-reses ideológicos e incluso sentimentales que todavíapretenden preservar la «pureza» de esta tierra y susgentes frente a cualquier ingerencia o dominaciónajena que pudiera afectar a las «esencias» del ser as-

127

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOAUNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID

EL RAMALTRANS -MONTANO DE LA VÍA DELA PLATA

Page 128: 2008 Catalogo Vi a Plata

tur. El «factor astur-romano» constituye, hoy en día,un fundamental elemento en la configuración del de-venir histórico de esta región.

En el contexto, por lo tanto, de una visión reno-vada sobre la presencia romana en Asturias, las víasde comunicación adquieren, como es habitual en elmundo romano, el carácter de ejes principales de ar-ticulación del territorio, sirviendo, además, de ele-mentos imprescindibles en los procesos de organiza-ción territorial y de vehículo para la difusión de losnuevos presupuestos socio-culturales.

Con la llegada de Roma a las tierras del noroeste,durante el reinado del emperador Augusto, se esbo-zaron los primeros trazados viarios que serán pro-gresivamente estructurados en tiempos de la dinastíajulio-claudia y plenamente consolidados a partir delgobierno de los emperadores flavios como ponen derelieve los datos epigráficos y las fuentes literarias(Roldán, 1975; Rabanal, 1988; Esteban, 1990; Naviero,1991; Iglesias y Muñiz, 1992).

En la región asturiana, la única fuente textual querecoge el trazado de una vía romana es el Anónimode Rávena (Ravennate), una fuente tardía datada enel siglo VII, que ofrece información viaria y geográficade los últimos siglos del Imperio. Según este texto,existía una ruta desde Asturica Augusta (Astorga)hasta Lucus Augusti (Lugo) a través del territorio as-tur transmontano. J. M. González fue el primero queprestó atención a este camino (Gonzalez, 1956), sibien J. Somoza ya había dado por supuesta la comu-nicación entre León y Gijón basándose en la mismafuente itineraria (Somoza, 1908, 278).

El Ravennate transmite, efectivamente, un eje via-rio sur-norte que desde Asturica Augusta se dirigía ha-cia la capital lucense a través de Legio y el territoriotransmontano. Traspasada la Cordillera Cantábrica, elRavennate sitúa las estaciones de Memoriana y LucoAstorum, asimilable esta última con la civitas de Lu-cus Asturum citada por Ptolomeo, que actuaría comocentro nodal de las comunicaciones transmontanas y

que se localiza en las inmediaciones de Lugo de Lla-nera (Cid et alii, 1991; Fernández Ochoa, García Díazy Zarzalejos, 2001). A partir de Lucus Asturum, estamisma ruta toma una dirección transversal y gira ha-cia el centro occidental de la región para adentrarse enlos territorios mineros occidentales pasando por Pas-sicin184, Amneni, Lugisonis y Ponte Albei, mansionesaún no identificadas, hasta alcanzar los límites de laprovincia de Lugo en la zona de Fonsagrada, caminode Lucus Augusti (Fernández Ochoa y Morillo, 2002a).

En cuanto a las fuentes epigráficas, disponemosde noticias sobre la existencia de algún miliario perono se conserva ningún ejemplar. E. Tuñón reseña en1852 el hallazgo de un miliario de Numeriano enLugo de Llanera del que existe una copia en la Co-misión Provincial de Monumentos (ERA n.º 63). Tam-bién se alude al hallazgo de un posible miliario en Co-rao (Cangas de Onís) (ERA n.º 84).

Por lo que respecta a los testimonios arqueológi-cos, el conocimiento de la red viaria de Asturias enépoca romana todavía requiere una actualización ba-sada en el progreso experimentado por los métodosprospectivos y fotográficos que permita obtener lamáxima precisión en los trazados antiguos y su per-duración a lo largo de los siglos. No obstante, el per-fil del entramado viario que definimos inicialmentehace ya unos años (Fernández Ochoa, 1982 y 1995)puede mantenerse a grandes rasgos a la hora de se-ñalar los principales caminos que Roma trazó o uti-lizó en nuestra región. Indicaremos, en cada caso, losavances de la investigación en las rutas que vamos atratar en los apartados siguientes.

Los pasos a través de la Cordillera Cantábrica

En distintos períodos de la historia de Asturias, laCordillera Cantábrica ha actuado como una gran ba-rrera, a menudo intransitable, que ha favorecido elaislamiento de la región e incluso la llegada retarda-taria de algunos fenómenos culturales. Sin embargo,este parapeto natural ha servido también de acicate

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA128

Page 129: 2008 Catalogo Vi a Plata

en el esfuerzo secular por abrir el difícil tránsito en-tre Asturias y León (o Castilla, como solía escribir Jo-vellanos) y afianzar los vínculos entre las gentes queocupaban ambos lados del gran macizo asturiano quese extiende a lo largo de 250 kilómetros desde PeñaLabra hasta la sierra del Caurel.

Los testimonios arqueológicos y toponímicos deépoca romana refrendan el posible paso de la Cordi-llera Cantábrica por algunos de los puertos centrales(La Carisa, Pajares, La Cubilla, Vegarada, San Isidro)o centro-occidentales (Puerto Ventana, La Mesa, So-miedo, Leitariegos) que, finalmente, a través de di-versos ramales, enlazaban con el ya citado vicus via-rius de Lucus Asturum (Lugo de Llanera). Los pasosde la zona oriental (Pontón, Ventaniella, Tarna) hansido menos explorados aunque se considera posible-mente de época romana la llamada «Senda del Arce-diano» en Pontón y la ruta que ascendía desde Riañoa los puertos de Aliva y, siguiendo el cauce del ríoDuje, llegaba hasta Sotres para alcanzar, finalmente,las tierras de Cangas de Onís.

Los caminos que atravesaban la Cordillera Can-tábrica en el sector astur, seguían el curso de los ríosbuscando los pasos naturales185 con la excepción de lasvías de La Carisa y de La Mesa186, que transitan por lascumbres evitando las zonas de valle. Estas dos vías,a tenor de las investigaciones recientes, se perfilancomo los dos trazados romanos más antiguos rela-cionados, al menos en el caso de La Carisa, con la pri-mera presencia militar romana en Asturias.

El primer trayecto del ramal transmontano: el paso del sector central de la Cordillera Cantábrica

Según las fuentes itinerarias, una de las vías quepartía de Astorga en dirección a León pasaba por Bal-sata (Vallata en el Itinerario de Antonino), girando ha-cia el norte en la mansio de Interamnum, de difícil iden-tificación en la actualidad187. Esta ruta que hemosdenominado genéricamente «el ramal transmontanode la Ruta de la Plata»188 ponía en comunicación las tie-

rras leonesas con la región central asturiana. Se ha do-cumentado una vía que siguiendo la ribera izquierdadel río Bernesga llegaba hasta los pasos centrales de laCordillera Cantábrica (Rabanal, 1988). La identifica-ción concreta de su trazado, al penetrar en Asturias,todavía no ha sido resuelta satisfactoriamente por-que los testimonios arqueológicos plantean varias po-sibilidades que analizaremos a continuación.

La existencia de un camino romano que se aden-traba en Asturias por el puerto de La Carisa no ofrece,actualmente, ninguna duda. Esta vía se conoce tam-bién como «camino real»189 y se dirige al centro del te-rritorio transmontano a través de las máximas eleva-ciones de la cordal entre los concejos de Lena y Allerpara descender al valle en Carabanzo. En esta cordaly por encima de Parana, a una altura de 1.728 metros,se sitúa un yacimiento denominado «Castichu de laCarisa» o Monte Curriechu, catalogado y descrito ensu día por J. M. González

Según las referencias decimonónicas de Solís y Ca-bal, en dicho yacimiento se localizaron un casco romanoy una punta de lanza. Además, conocemos vagas noti-cias sobre hallazgos de monedas de Augusto y Tiberioen ambas vertientes de la cordal. Aunque estos vesti-gios arqueológicos y toponímicos eran conocidos desdehace años (Fernández Ochoa, 1982, pp. 50-53 y 204), lasrecientes excavaciones de J. Camino, Y. Viniegra y R. Es-trada (Camino et alii, 2005; Camino et alii, 2006) han per-mitido identificar el viejo castro del Monte Curriechucon un asentamiento de carácter militar asociado a la es-trategia augustea de dominio de los territorios trans-montanos, consistente en el avance sobre las máximaselevaciones de las cordales que penetran profunda-mente en el territorio enemigo, tal y como se ha puestode relieve también en la vecina Cantabria (Peralta,1999). En consecuencia, la vía de La Carisa tendría uncarácter estratégico e inequívocamente militar. El cam-pamento, instalado en sus inmediaciones, permitiría elpaso de la cordillera a los ejércitos romanos durante eldesarrollo del Bellum Asturum y, sin duda, en los años

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 129

Page 130: 2008 Catalogo Vi a Plata

inmediatos con el incremento de las acciones romanasencaminadas al control total del territorio.

En cuanto a las características de la vía de La Ca-risa, se trata de un camino de herradura de unos tresmetros de ancho cuya conservación es muy desigual.

Algunas partes del trazado se encuentran enmas-caradas por las alteraciones sufridas por esta travesíaa lo largo de los siglos que, sin embargo, mantuvo sunombre fosilizado en una designación de gran reso-nancia histórica vinculada al legado augusteo PublioCarisio. Los investigadores que estudian el campa-mento romano han realizado una exploración de suposible trazado (Camino et alii, 2005, pp. 143-151)desde tierras leonesas, donde discurre a media laderapor la margen derecha del río de Camplongo para ele-varse hasta alcanzar las crestas de la Cordillera ydesembocar en Carabanzo, donde la ruta desciende alvalle y en cuyas inmediaciones se une con los cami-nos procedentes de la zona de Pajares y del puerto deSan Isidro en dirección a Ujo (Mieres)190.

Pero la elección de La Carisa, uno de los pasos másdifíciles de la cordillera astur que permanece granparte del año nevado, induce a pensar que Roma hubode planificar otros entradas más asequibles para acce-der a esta parte central del territorio. En su día propu-simos como posibilidad la existencia de un ramal des-cendente desde las cumbres de La Carisa al valle entreNavidiello y Parana. De este modo tratábamos de ex-plicar la presencia de yacimientos y topónimos roma-nos situados en la ruta que transcurre en paralelo conLa Carisa pero a una cota inferior y que, por Campo-manes y Lena, también confluye en Ujo. Según otrosautores (Camino et alii, 2005, p. 149), este camino del va-lle podría proceder bien del puerto de Pajares o delpaso de la Cubilla, camino real secundario que sigue elvalle del Huerna por la ladera occidental del cordal deLas Llanas y llega hasta Campomanes. La Cubilla y Pa-jares son, sin lugar a dudas, los pasos mejor situados enlínea recta con respecto a los núcleos romanos de As-torga y León. Ambos fueron utilizados en el Medievo

pero no disponemos de datos seguros sobre su utili-zación en época romana191. Cabe pensar, a modo de hi-pótesis, que la vía de La Carisa, una vez pacificado elterritorio, cedería el protagonismo a la calzada quediscurre por el valle del Pajares y del Lena (Camino,2005, pág. 117). Se trata de una proposición no com-probada que las excavaciones en curso en el Monte Cu-rriechu o futuras prospecciones de todo este sector en-tre la montaña y el valle, deberán esclarecer192.

El camino antiguo del valle entre el puente de losFierros y Campomanes presenta dos posibles trayec-tos. El camino tradicional continuaba por La Frechay Cornellana mientras que existe otro trazado que dis-curre a una cota más elevada entre Fresnedo y Heríasen dirección a Campomanes y que se conoce tambiéncomo «camín de peregrinos» (Pisa, 2000, pág. 322). Al-gunos autores consideran este ramal más antiguoque el de La Frecha y le atribuyen un posible origenromano, propuesta que debemos valorar teniendoen cuenta que también enlaza directamente con el ca-mino que desciende de Parana. La travesía, que pro-veniente Herías llega a Campomanes, recibe el signi-ficativo nombre de «camino de los moros».

Desde Campomanes la ruta avanza en dirección aVega del Ciego, en cuyas cercanías se conserva el to-pónimo Memorana, nombre que J. M. González asimilóa Memoriana, la primera estación viaria de la regióntransmontana citada por el Ravennate y que ha sido ad-mitido mayoritariamente. Sin embargo, en este lugar nose tiene noticias de restos arqueológicos identificablescon ninguna estación viaria aunque en sus entornos seencuentra la villa romana de Vega del Ciego, excavadapor M. Jorge Aragoneses en 1951 y que se hallaba enfuncionamiento a fines del siglo I d.C., aunque sus res-tos arquitectónicos monumentales (triclinium con mo-saico, pasillo absidado, etc.) corresponden a la épocatardía (Jorge Aragoneses, 1954). Desde Memorana la víase dirige a Ujo.

En resumen, en el estado actual de la información,el ramal transmontano de la Ruta de la Plata proce-

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA130

Page 131: 2008 Catalogo Vi a Plata

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 131

Excavaciones en el Monte Curriechu, agosto de 2007.

© F

. Gil

Send

ino

La vía de La Carisa desde el yacimiento del Homón de Faro. Las flechas seña-lan los restos del trazado antiguo en relación con la pista actual.

© F

. Gil

Send

ino

Vista general del yacimiento romano del Monte Curriechu, Lena.

© F

OTO

AST

UR

IAS.

Con

seje

ría

de C

ultu

ra d

el P

rinc

ipad

o de

Ast

uria

s

Page 132: 2008 Catalogo Vi a Plata

dente de Asturica Augusta ofrece tres posibilidades decirculación entre los pasos de la cordillera y el vallecentral del territorio: la vía de La Carisa que pasa porlas cumbres de la cordal hasta Carabanzo y Ujo, el ra-mal que también penetra por La Carisa pero des-ciende al valle en Navidiello-Parana-Puente de losFierros para tomar la dirección de Ujo y, finalmente,el itinerario que cruza la cordillera a un nivel inferiorprocedente de los puertos de Pajares o la Cubilla.

El trayecto por el valle central entre Ujo

y Lucus Asturum

Todos los caminos que descienden de las cumbrescantábricas, como ya se ha señalado, confluían en Ujo y,a partir de este núcleo, el ramal transmontano de la Rutade la Plata coincidía, en su trayectoria, con la principalruta histórica que conduce a las inmediaciones deOviedo para dirigirse después a la costa gijonesa193.

Los restos romanos de Ujo se circunscriben al área dela iglesia de Santa Eulalia y al entorno de la estación deRENFE donde, a comienzos del siglo pasado, se locali-zaron casualmente cuatro inscripciones con una claravinculación militar, tres de las cuales se custodian en el

Museo Arqueológico de Asturias (ERA n.º 8, 9 y 22).Junto con estos relevantes testimonios epigráficos, se en-contraron también restos de muros y materiales de cons-trucción. Hasta Ujo llegaba también la ruta procedentedel puerto de San Isidro, lo que permite suponer que enUjo o sus cercanías se desarrolló una estación viaria decierta entidad, posiblemente un pequeño vicus viarius enla confluencia de los principales caminos de acceso a laregión central asturiana. El topónimo de origen romanose interpreta como la fijación y evolución de ustium = en-trada/salida (Bobes, 1961, p. 35), aludiendo probable-mente a su carácter de llave en las comunicaciones ha-cia la cuenca central de Asturias. Desgraciadamentenunca se ha practicado excavaciones en esta población.

Hasta llegar a la civitas de Lucus Asturum, el Ra-vennate no ofrece referencias sobre ninguna otra esta-ción viaria. Desde Ujo la ruta seguía hasta Mieres delCamino, villa que recibe este apelativo desde antiguo.En Mieres se conoce un castro, el Castiello de Bustie-llo, donde se reconocieron restos de tégulas y monedasromanas, una de las cuales pertenecía de Tiberio segúndio a conocer J. M. González (González, 1976, p. 128)194.Una breve referencia de principios de siglo mencionala aparición de restos romanos en el foso cuprífero deOrtiguera, en Mieres, entre los que destaca una lu-cerna bajoimperial (Morillo, 1999, pp. 25 y 153-154).

El trazado de la calzada entre Mieres y la depresiónovetense coincide en su mayor parte con la antigua ca-rretera que pasaba el alto del Padrún y por la Corredo-ria, dejando a su izquierda la actual ciudad de Oviedo, sedirigía a Lugones. Las trazas de este recorrido constan enun plano expuesto en las vitrinas del Museo Provincialde Asturias elaborado por don Manuel Álvarez, un ve-cino de Mieres. Según el citado informe, desde el Padrúnla vía describe una gran curva por el valle de San Fre-choso, donde aún se conservaban restos de empedradohace unos años y, por Sopeña, llega a Olloniego. Entre elPedrún y Olloniego la calzada recibe el nombre de «ca-rril de los moros». El cruce del río Nalón en Olloniego sepracticaba por un puente considerado tradicionalmente

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA132

Asturias

RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATAOTRAS VÍAS DE COMUNICACIÓN ROMANAS

Gijón/Noega

Lucus Asturum

Flavionavia?

Memoriuna

CIVITATESPRINCIPALES YACIMIENTOS ROMANOS

MAPA GENERAL DE LAS PRINCIPALES VÍAS ROMANAS DE ASTURIAS

Page 133: 2008 Catalogo Vi a Plata

como de origen romano pero sometido a numerosas res-tauraciones desde el Medievo y prácticamente recons-truido desde sus fundamentos en el siglo XVIII. DesdeOlloniego a Oviedo, la ruta se denomina «antiguo ca-mino de Castilla» (Fernández Ochoa, 1982, p. 51). Elpunto más estratégico de este recorrido lo constituye elPicu Llanza (San Martín de Pereda, Soto de Ribera),identificado por J. González como un castro en el que sehallaron en superficie materiales prerromanos, junto conmonedas de época romana. Este importante yacimiento,que controla perfectamente el paso del camino antiguo,nunca ha sido objeto de excavaciones sistemáticas.

La ruta atravesaba Oviedo por San Lázaro, LaFoncalada hasta la Corredoria195. Cruzaba los ríos Noray Noreña por los «puentes viejos» de Lugones y LosBlimales, respectivamente, para dirigirse a Lugo deLlanera pasando cerca de la villa romana de MonteLes Muries (Paredes, Lugones). Recientemente, a unos400 metros al este de los restos anteriores, un controlarqueológico de urgencia ha revelado la existencia deuna necrópolis tardorromana de cierta envergadura,cuya cronología corresponde a los siglos IV y V (Re-quejo Pagés, 2000 y 2007).

A escasa distancia, la ruta alcanza la llanada deLugo de Llanera. La identidad de dicho enclave con lapolis ptolemaica de Lucus Asturum se acepta normal-mente, así como su identificación con la mansio deLuco Astorum, estación viaria recogida en el Raven-nate. La referencia a distintos hallazgos romanos en lascampas lucenses en torno a Lugo de Llanera ha sidoun hecho reiterado en la historiografía asturiana desdeel siglo XVIII como se ha detallado en numerosas oca-siones (Fernández Ochoa, 1982; Escortell, 1988). Perola realización de excavaciones sistemáticas no se ha lle-vado a cabo hasta fechas muy recientes en la finca «LaCatañera» donde se ubicaba la vieja iglesia de SantaMaría y donde se conservan, bajo un potente nivel denecrópolis de época medieval y moderna, los restos de una edificación romana fundada en época flavia(Cid et alii, 1991; Fernández Ochoa et alii, 2001). Tam-

bién se han localizado restos de unas posibles termasen la finca «La Castellana», lugar que aún se encuen-tra pendiente de una intervención sistemática (Fer-nández Ochoa et alii, 2001, p. 135).

Los testimonios romanos dispersos en el entornode Lugo de Llanera deben interpretarse como perte-necientes a un vicus viarius, es decir, una aglomeraciónde tipo secundario compuesta por varias construccio-nes separadas o formando pequeños grupos con es-pacios intermedios sin ocupar, que conforman un cen-tro agrupado pero internamente disperso, al estilo delos vici de configuración plurinuclear documentadosen regiones septentrionales francesas y belgas quecuentan siempre con edificios termales. Son centros or-ganizados en función de la vía que suele atravesarlosotorgándoles una determinada coherencia espacial.

Entre las funciones propias del carácter de centroregional que hubo de tener Lucus Asturum, se en-cuentran las artesanales, como pone de manifiesto eldescubrimiento de una posible officina epigráfica,avalada por la aparición de una lápida inacabadacuyo titulus no se llegó a grabar (Fernández Ochoa etalii, 2001, p. 109), así como el reciente descubrimientode un complejo alfarero de época romana constituidopor varios hornos destinados a la elaboración de ma-teriales de construcción (Requejo, 2007).

Gracias a las excavaciones arqueológicas desarro-lladas durante los últimos años, el vicus viarius de Lu-cus Asturum se va perfilando como piedra angular delas comunicaciones de la Asturia Transmontana. En esteenclave, el ramal septentrional de la Ruta de la Plataque venimos definiendo, conecta con la principal víatransversal del territorio transmontano. Hacia el oeste,la ruta se dirige a Lucus Augusti atravesando los cotosauríferos del occidente astur tal y como aparece refle-jado en el Ravennate. Hacia el oriente, atravesando elrío Nora por el puente de Colloto, recientemente res-taurado (Rodríguez Otero, 1994; Menéndez Granda,1999), la ruta se dirige hacia la zona de Cangas deOnís. Este carácter de nudo de comunicaciones de Lu-

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 133

Page 134: 2008 Catalogo Vi a Plata

cus Asturum queda reforzado además por el hallazgode una inscripción romana dedicada a los Lares Vialesencontrada durante la primera campaña de excava-ciones en los cimientos de un edificio relacionado conla destruida iglesia de Santa María (Cid et alii, 1991).

El ramal transmontano entre Lucus Asturum

y la costa de Gijón

Desde Lugo de Llanera, según confirman los res-tos arqueológicos y la toponimia de origen romano,la ruta continuaba en dirección norte hasta llegar alcastro de Campa Torres y a la ciudad de Gijón. Esteúltimo tramo de la ruta, entre Lucus Asturum y lacosta, es quizá uno de los mejor documentados de-bido al hallazgo de numerosos establecimientos ro-manos en las proximidades de la vía y, también, a losestudios prospectivos realizados en el marco del Pro-yecto «Arqueología e Historia de la Ruta de la Plataen el Concejo de Gijón» impulsado por el Ayunta-miento de Gijón en los últimos años (FernándezOchoa et alii, 2004 y 2005).

El camino real que comunicaba León con Gijón amediados del siglo XVIII entraba en el concejo de Gi-jón por La Rodriguera (Pisa, 2000, pp. 85-86), lugardonde el viario se dividía en tres rutas principales: elcamino del Monte Curiel, el camino de La Carrial y elcamino de Veranes196. De los tres itinerarios (Pisa,2000, p. 72), podemos considerar el camino de Vera-nes como el más antiguo, amparando nuestra pro-puesta en diversos argumentos complementarios. Elprimero es de carácter histórico-arqueológico, puestoque es el único camino al que se asocian una serie deyacimientos ya desde época prehistórica, como sonlos restos de túmulos descritos en su día por Jovella-nos, y sobre todo, por tratarse de una vía surcada deenclaves de época romana. El segundo argumento esde índole funcional y se refiere a las características fí-sicas del trazado que discurre por las cordales, evi-tando los desniveles y optando, siempre que es posi-ble, por la mayor rectitud. Finalmente, las fuentes de

época moderna y medieval ofrecen numerosas refe-rencias acerca de su antigüedad en comparación conlas citas contenidas en los restantes viarios que con-ducen a Gijón a partir de la Baja Edad Media.

Desde La Rodriguera, la vía continúa por la laderasuroeste del Picu La Carrila, topónimo de claras refe-rencias camineras, cortando la carretera local de Peña-ferruz y, por la falda noreste de la Peña Verdiciu, des-ciende hacia el collado de La Teyera197. Aquí cruza laactual AS-II, la carretera de Castilla del siglo XVIII, y as-ciende con rumbo noroeste hacia el lugar de Picún. A lasalida del caserío gira al norte y se dirige a la localidadde Veranes, faldeando por la ladera oriental del cordalhomónimo buscando los sucesivos collados de la sierra.

Al oriente de la vía, a unos 300 metros a vuelo depájaro de Veranes de Abajo, se sitúa el yacimiento ro-mano-medieval de Veranes. La villa romana de Vera-nes se levanta sobre una suave ladera orientada al surlocalizada a unos 800 metros de la vía romana. El asen-tamiento ocupa una posición privilegiada desde elpunto de vista topográfico, protegido de los vientos delnorte y dominando un espacio visual amplio. En 1997se iniciaron, bajo nuestra dirección, las investigacionesarqueológicas en Veranes. Desde entonces se han rea-

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA134

Noega / Campa Torres

Noega / Gijón

Veranes

TRAZADO GENERAL DEL RAMAL TRANSMONTANO DE LA RUTA DE LA PLATA EN EL CONCEJO DE GIJÓN

Page 135: 2008 Catalogo Vi a Plata

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 135

Vista general de la villa romana de Veranes.

Torre medieval de Trubia (siglo XIV).

© R

. Tol

ín

Page 136: 2008 Catalogo Vi a Plata

lizado nueve campañas arqueológicas que han permi-tido recuperar una gran parte de la pars urbana de la vi-lla que ha sido recientemente musealizada198.

En Veranes de Abajo inicia el descenso al lugar deTrubia describiendo un suave zigzag. En Trubia se con-servan dos torres: la primera y más antigua, de épocabajomedieval, es la denominada Torrexón o Turroxón;la segunda, conocida como de los Álvarez de las Astu-rias, fue levantada en los siglos XVI-XVII. Enfrente deesta última, y separadas por el camino, se encuentrala capilla de la Virgen de la O y que algunos autoresremontan al siglo XV (Bonet, 1967, p. 47). Al oriente deTrubia, en dirección a Beloño, se localizan otros dosyacimientos arqueológicos: la necrópolis de lajas de laCuesta de San Sebastián, a escasos 300 metros de la víaprincipal, y algo más alejada, a unos 450 metros en lí-nea recta, la villa romana de Las Murias de Beloño, ex-cavada en la década de 1950 (Jordá, 1957).

Desde Trubia, el camino se dirige a La Cruciada,intersección de caminos en la cual se separan de laruta principal varios ramales secundarios. Uno deellos conduce a Sotiello, donde se emplaza la abadíade San Juan de Cenero, erigida en el siglo XIII. DesdeLa Cruciada, otro itinerario continúa por el denomi-nado «camino de Ballalante». En los primeros 300metros, aproximadamente, limita al sureste con lasantiguas tierras de labor de los Pedregales199.

La instalación de las factorías de la antiguaUNINSA, que acarreó la desaparición de los núcleosde población de Somonte y Fresno, y la construcción,después, de la autopista A-I, que seccionó la conti-nuidad del camino, son las causas de que el caminoesté destruido y desaparezca en Somonte, aproxima-damente, a un kilómetro de La Cruciada.

A través de algunas referencias de época moderna,es posible reconstruir su trazado. El itinerario des-cendía haciendo un leve recodo, denominado el Re-voltón, hacia la vega del río Pinzales. Por ésta, y trasdejar Somonte al oeste, se dirigía al lugar de Fresno,según manifiesta Marcos de Vierna en 1752. En la

vega de Somonte se documenta en 1453 el paso de un«camino antiguo». En Fresno, el camino cruzaba el ríoPinzales por un puente documentado en el siglo XVI

(Rendueles Llanos, 1867, p. 201), e incluido en el úl-timo tercio del siglo XVIII entre los construidos depiedra y «precisos para el tránsito de a pie, carros y ca-ballerías» (Merinero y Barrientos, 1992, p. 135). A con-tinuación ascendía hasta Lloreda desde donde se di-rigía al «Coto de Anatahoyo» y a la ciudad de Gijón.En este tramo se debía situar la «carrera antigua» quese menciona con ocasión de la delimitación de los tér-minos del coto de Natahollo y la parroquia de SanJuan de Tremañes, realizada en 1436 (Sanz Fuentes,1993, p. 582). El camino entraba en Gijón por el oestetras cruzar el río Cuti o Natahoyo200.

Efectivamente, el ramal transmontano de la Rutade la Plata terminaba en la costa gijonesa pero elpunto de llegada pensado en origen no creemos quefuera la ciudad de Gijón, como indica el viario deépoca moderna, sino el castro de la Campa Torres, po-siblemente la antigua Noega de las fuentes a dondedebía de llegar la primitiva ruta a través de Veriña,zona completamente alterada y destruida por las ci-tadas instalaciones industriales de UNINSA. Consi-deramos el castro de la Campa Torres, la statio finalde esta importante vía de penetración en las fases ini-ciales de la conquista. El lugar presenta un perfilmuy adecuado para acoger temporalmente efectivosmilitares en los momentos inmediatamente posterio-res a la penetración en el territorio (Fernández Ochoa,2007)201. Este hecho nos sugiere claramente un tér-mino ante quem para el tendido de la vía, ya que sa-bemos que la ciudad romana de Gijón, asentada enCimadevilla, es una fundación de la época flavia. Enun momento impreciso, sin duda en relación directacon el traslado del centro de gravedad desde laCampa Torres hacia Gijón a finales del siglo I, se de-bió de crear un nuevo ramal de la vía que, desde Tre-mañes y Lloreda, se dirigiría directamente hacia Ci-madevilla, tal y como hemos señalado anteriormente.

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA136

Page 137: 2008 Catalogo Vi a Plata

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 137

Vista aérea del castro de Campa Torres (Gijón).

© D

pto.

Mus

eos.

F. M

. C. y

E. P

. Gijó

n

Page 138: 2008 Catalogo Vi a Plata

Por otra parte, si los materiales arqueológicos ava-lan la antigüedad y relevancia inicial del viejo castroastur de Campa Torres, estudios de toponimia, car-tografía y topografía del área occidental de la bahía deGijón (Fernández Ochoa, et alii, 2003) sugieren su re-lación con el puerto primitivo. En efecto, la ensenadadel Musel y el Muselín, una de las zonas mejor res-guardada y con el mayor calado de la rada de Gijón,constituyen el espacio costero más adecuado parainstalar un puerto con capacidad para fondear navesde mayor porte, como eran los barcos comerciales ro-manos. Frente a la ensenada que conforman el Mu-selín y el Musel, se localiza un camino antiguo queponía en relación el Muselín/Musel con el asenta-miento romano de Jove que actuaba como nudo decomunicaciones entre esta importante zona portuariay la Campa Torres. La denominación de «La Cruz deJove» que ostenta esta parroquia podría interpretarsecomo una evocación del carácter de cruce de caminosque tuvo este lugar. En la toponimia del entorno, sedenomina «camino de la Campa» al que comunicabael Muselín y Arnao con la Campa Torres y «caminoviejo del Musel» al que bordeaba las estribaciones deeste castro hasta la zona de Les Cabañes. En la carto-grafía anterior a las obras del Musel, todos estos ca-minos confluyen en un trazado principal que se dirigea Jove. Por otra parte, las comunicaciones entre Jovey Cimadevilla estaban aseguradas por medio de unavía que atravesaba el actual barrio de La Calzada. Se-gún consta en la documentación municipal (A. M. G.,Expediente del año 1880)202, existió también otro ca-mino, llamado «camino de la costa», que iba desdeJove a la punta de la Coroña y el Natahoyo, y desdeaquí enlazaría con Cimadevilla.

En cuanto a las características físicas, el trazado dela vía más antigua entre Lugo de Llanera y Gijón,como ya se ha señalado, opta por las zonas elevadasbuscando los collados, sin grandes desniveles, comoes el caso de las últimas estribaciones de La Rodri-guera o del cordal de Veranes, y rehúye las zonas de

valle y vega. Únicamente desciende y cruza el ríoPinzales en Fresno, obligado por la topografía del te-rreno, para ascender de nuevo hacia la rasa costera enLloreda. Es decir, soslaya los problemas que planteael paso de la prolífica red hidrográfica cantábrica, ylas dificultades consiguientes (inundaciones, cons-trucción de puentes, etc.). De aquí derivan otras dosnotas distintivas: la escasez de construcciones aso-ciadas al vial (puentes, empedrados, alcantarillas,etc.), y el gusto por el trazado rectilíneo, que única-mente se ve alterado por suaves zigzagueos como porejemplo en los descensos a Trubia y al río Pinzales(Fernández Ochoa et alii, 2005).

Esta adaptación al relieve es la causante de que enplanta describa un arco, desde su entrada en el concejode Gijón por La Rodriguera, que se abre hacia el oeste,para cerrarse desde Veranes de Abajo a medida queavanza en dirección a la costa. De los 11 kilómetros delongitud, desde su entrada en el concejo hasta elpuente de Fresno, 1,6 corresponden a tramos desapa-recidos, y un kilómetro escaso a segmentos que con-servan su morfología caminera antigua. El resto delvial ha sido suplantado por carreteras locales y pistasterreras aptas para el tránsito de vehículos. Las ca-racterísticas que presentan los escasos segmentos contraza caminera, es la de un camino de piso terrero, enel cual los empedrados, si los hubo, no se conservan.La caja observable, que oscila entre 1,5 y 3 metros deancho, está excavada cuando se trata de terrenos en la-dera, presentando, en estos casos, un talud lateral.

A MODO DE REFLEXIÓN FINAL

No hace falta insistir en la importancia de la Rutade la Plata como el principal trazado viario del occi-dente hispano, un camino originado en época pre-rromana y consolidado tras la penetración de Romaen Hispania y al que los estudiosos del conocido Iti-nerario de Antonino le han adjudicado el nombre de«vía XXIV» aunque popularmente se la conoce como«Vía de la Plata» (Roldán, 1972).

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA138

Page 139: 2008 Catalogo Vi a Plata

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 139

Termas romanas de Campo Valdés (Cimadevilla, Gijón).

© D

pto.

Mus

eos.

F. M

. C. y

E. P

. Gijó

n

Page 140: 2008 Catalogo Vi a Plata

Desde las inmediaciones de Astorga y León, estaruta se prolongaba, tomando un rumbo norte, en di-rección a las cumbres de la Cordillera Cantábricahasta alcanzar la costa a través de los valles de la re-gión central asturiana. Este trazado que hemos de-nominado «ramal transmontano de la Ruta de laPlata» se convierte en el fundamental eje que articuladel poblamiento del sector central del territorio a lolargo de su historia.

El estado actual de la investigación no nos permiteestablecer con total seguridad la cronología del primertramo viario de la ruta que penetraba desde León porel río Bernesga hacia las cumbres centrales de la Trans-montana en tiempos romanos. No obstante, perececlaro que la calzada romana más antigua se corres-ponde con la vía de La Carisa, ya que tenemos cons-tancia fehaciente de su utilización (o creación) desde losprimeros momentos de la presencia de los ejércitos ro-manos en Asturias. Los trazados provenientes delpuerto de Pajares o de la Cubilla se consolidarían mástardíamente, siempre dentro de un marco cronológicocomprendido entre el final del reinado de Augusto y elúltimo tercio del primer siglo de la Era203.

El transito concreto de esta vía desde Ujo hastaLugo de Llanera presenta grandes dificultades de talmodo que únicamente podemos avalar su uso a travésde los testimonios que nos deparan los numerosos ya-cimientos romanos ubicados en sus proximidadesjunto con la certeza de que fue la ruta aprovechada

desde los momentos más antiguos del Medievo. Des-graciadamente, los datos sobre la caminería antigua dela zona son fragmentarios ya que el camino sufrió nu-merosas alteraciones. Si embargo, esta constante acti-vidad nos permite certificar el sentido y la importan-cia del trayecto a la vez que nos impide definir conprecisión los elementos arqueológicos distintivos de suatribución concreta al período romano, salvo en los tra-mos señalados líneas arriba.

El recorrido final, entre Llanera y Gijón, tambiénpresenta dificultades interpretativas, pero creemos queel estudio conjunto de las fuentes textuales y las pros-pecciones y excavaciones practicadas en el concejo gijo-nés, garantizan la elección de un trazado concreto y el re-frendo de su antigüedad ya desde tiempos prerromanos.

Cabe recordar, por último, que este ramal trans-montano aseguraba la relación entre la costa y el inte-rior del territorio astur, siendo la salida natural al mardesde la capital conventual. La ciudad romana de Gi-jón se convirtió, a partir de época flavia, en la nueva es-tación final de la Ruta de la Plata y en el punto de in-terconexión de dicha vía con la ruta marítima delCantábrico, especialmente activada a partir de época ju-lio-claudia204. Los restos constructivos exhumados, asícomo su registro arqueológico material, avalan el ca-rácter de puerto comercial de Gijón que centralizaba losintercambios marítimo-terrestres en la región duranteel período romano (Fernández Ochoa, 2003; FernándezOchoa y Morillo, 2002; Fernández Ochoa et alii, 2003).

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA140

Notas

184 Hemos sugerido la identificación de Passicin con el establecimiento romano de las Murias de Doriga (Salas) en el valle del Narcea recientemente descubier-to (Fernández Ochoa y Morillo, 2002, 391). Sobre este yacimiento, R. Estrada propone su clasificación como mutatio (Estrada, 2007,326), cuestión todavía pen-diente de resolución en función de las excavaciones en curso. En todo caso, su ubicación en el área pésica, a poco más de una jornada de distancia de LucusAsturum, aboga por esta identificación (Camino, 2005, 119).

185 A título de ejemplo, desde Lancia (Villasavariego) ascendía una vía secundaria hasta Vegas del Condado donde se bifurcaba la ruta. Un camino tomaba ladirección de Boñar y por el valle del Porma llegaba hasta el puerto de San Isidro. En la vertiente asturiana seguía aproximadamente el cauce del río San Isi-dro, afluente del Aller, hasta Collanzo. El otro camino transcurría paralelo al río Curueño por La Vecilla hasta el puerto de Vegarada donde pasaba a Asturiassiguiendo el cauce del río Aller. Ambos confluían en Collanzo y desde aquí avanzaban hasta Cabañaquinta y Ujo. En el puerto de Leitariegos confluían doscaminos procedentes de la provincia leonesa. Uno partía del Bierzo y, por el cauce del río Sil, ascendía desde Villablino hasta el citado puerto. El otro venía dela ribera del Órbigo y, por Las Omañas, llegaba también a la zona de Villablino. Desde Leitariegos, la vía seguía el cauce del río Naviego por Bimeda, Ponti-ciella y Limés hasta Cangas del Narcea y Tineo (Fernández Ochoa, 1982 y 1995; Rabanal, 1988).

Page 141: 2008 Catalogo Vi a Plata

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 141

186 Una de las vías mejor documentadas es la que recorriendo las cuencas del Órbigo y el Luna llegaba a Asturias por el puerto de la Mesa. El camino penetra-ba por las brañas de Saliencia y, por Piedra Jueves y Dolia, desembocaba en el concejo de Grado y con un ramal se prolongaba hasta la costa (García Díaz,1989). Excavaciones recientes, aún no publicadas, en la zona conocida como «El Muro», confirman la romanidad del camino.

187 Uno de los problemas principales que plantean las conexiones viarias entre la paramera leonesa y el territorio transmontano es la identificación de la mansioInteramnium y su relación espacial con el campamento legionario de León, así como el silencio de la fuente itineraria respecto a dicho campamento, quedebía encontrarse en sus cercanías y controlando directamente la principal vía de acceso hacia el interior de la cordillera. Las anomalías del trazado viarioen el entorno de la capital leonesa son por ahora insolubles (Fernández Ochoa y Morillo, 1999, p. 91).

188 Emplearemos el término «ruta» con un uso genérico que marca una dirección o sentido reservando la palabra «vía» para hacer referencia al trazado concre-to de un camino o a sus características físicas.

189 Hemos recogido esta denominación en la encuesta realizada in situ. P. Pisa afirma que no ha encontrado datos que permitan considerar esta vía como Cami-no Real (Pisa, 2000, 56).

190 En la actualidad, el trayecto de La Carisa es una importante ruta de senderismo de unos 42 kilómetros de recorrido. Partes del trazado antiguo se han fosili-zado a un lado u otro de la actual pista terrera. Una aproximación a diversos aspectos históricos y naturales de la vía ha sido publicada por la Vocalía de Sen-derismo de la Federación Asturiana de Montaña en el año 2003.

191 El puerto de La Cubilla también se conoce como «camín francés» y se mantuvo en funcionamiento a lo largo de los años como una alternativa para accedera Asturias. Su conexión con la ruta principal de León a Asturias se realizaba en Villanueva del Camino (Pisa, 2000, pp. 329-330). Además de las obras clásicassobre las peregrinaciones a Compostela, véase: J. I. RUÍZ DE LA PEÑA (coord.), Las peregrinaciones a Santiago de Compostela y San Salvador de Oviedo en laEdad Media, Oviedo, 1993. Para los detalles concretos del tramo transitable entre Pajares y Ujo: El camino de Santiago por Asturias. Topoguía 1. Ruta del Inte-rior. Consejería de Cultura, Oviedo, 1993. En general, es imprescindible la consulta de la obra de P. Pisa donde se recogen los caminos principales y secun-darios de la zona (Pisa, 2000, pp. 323-330).

192 La cronología de partida del campamento se sitúa en los años 26-22 a.C. pero aún desconocemos si este enclave se mantuvo ocupado en fechas posteriores alas guerras, una vez finalizada la conquista y pacificación del territorio, lo que avalaría el uso de esta vía bien de forma continua o intermitente.

193 Vid. la descripción del «Camino Real de Castilla» en Pisa, 2000, págs. 297-334. Para los datos arqueológicos seguimos nuestras publicaciones anteriores (Fer-nández Ochoa, 1982 y Fernández Ochoa y Morillo, 2002).

194 El Castiellu de Bustiellu, también denominado de Lladreu, se localiza en una altura destacada sobre el valle del Caudal, en su orilla derecha, y prácticamen-te encima de la población de Mieres. Su emplazamiento aprovecha un cerro cónico en forma de espolón de unos 356 metros de elevación absoluta. El encla-ve cuenta con un gran dominio visual de la cuenca media del Caudal, particularmente de la vega de Mieres, que constituye su zona de expansión natural.Sobre las afecciones sufridas por este castro en la actualidad, véase: Fanjul y Menéndez Bueyes, 2004, pp. 87-88.

195 El recuerdo de la ruta se mantiene en la denominación del barrio ovetense de La Carisa. 196 En la descripción seguimos, con algún matiz, nuestras publicaciones de 2004 y 2005. El estudio documental y prospectivo de la vía fue realizado por J. A. Ron en

el marco de un convenio firmado entre el Ayuntamiento de Gijón y la Universidad de Oviedo en octubre del año 2000 (Fernández Ochoa et alii, 2004 y 2005). 197 El cerro donde se emplaza la fortificación medieval del Picu Alba (Peñaferruz) (Gutiérrez González, 2003) sobresale en el paisaje y es visible hasta el collado

de La Teyera, no superando los 1.500 metros de distancia en línea recta. 198 Durante esta última década hemos publicado aspectos parciales de la investigación que incluyen el balance historiográfico, el desarrollo metodológico de las

excavaciones y los resultados preliminares de la excavación arqueológica. Véase FERNÁNDEZ OCHOA, GIL SENDINO et alii, 1998; FERNÁNDEZ OCHOAy GIL SENDINO, 1999; FERNÁNDEZ OCHOA, GIL SENDINO et alii, 2003; FERNÁNDEZ OCHOA, GIL SENDINO y OREJAS, 2004; FERNÁNDEZOCHOA y GIL SENDINO, 2007; 2007a y 2007b.

199 Este segmento del vial podría identificarse con el documentado en 1453: «Item más un pedregal que labra Suer Ferrandiz de Trubia, sobre el hero del cami-no» (Martínez Vega, 1991, p. 401).

200 Así lo atestigua la ilustración de «La billa de Xixón» realizada en 1635 dentro del proyecto de fortificación del cerro de Santa Catalina del capitán Fernandode Valdés, en la cual el «Camino y entrada que biene de Obiedo» se emplazaba al oeste del río Cuti sobre el que se representa un puente. A principios delsiglo XVII se documenta el camino y puente de Natahoyo (Rendueles Llanos, 1867, 279).

201 El castro de Campa Torres es el asentamiento donde se atestigua un horizonte romano más antiguo y completo con ejemplares de terra sigillata itálica fecha-da en el período tardoaugusteo. El establecimiento de los romanos en este castro gijonés supuso una total modificación de la estructura del asentamiento pre-rromano que inicia una nueva etapa adaptándose a las necesidades de los recién llegados. La llanada interior de La Campa será ahora la nueva zona deocupación dotada de casas de planta angular, aljibes y una ordenación espacial con un cierto regusto militar, que probablemente aflorará con mayor eviden-cia cuando esta zona del castro se excave más ampliamente.

202 VARELA AENLLE (2003), Aproximación al estudio toponímico de las parroquias de Jove/Xove, Poago/Puau, Fresno, San Andrés de los Tacones, y Serín(Gijón/Xixón), informe inédito.

203 Evidentemente, la utilización de uno u otro camino no es excluyente. Como hemos dicho anteriormente (Vid. nota 9), esta propuesta se encuentra sujeta alavance de las investigaciones arqueológicas en la zona.

204 La ruta cantábrica constituye otro importante eje vertebrador del territorio de la Asturia Transmontana. Hace algunos años nos ocupamos de este temaampliamente (Fernández Ochoa y Morillo, 1994; 1994; 1995). La existencia de una vía terrestre que correría en paralelo a la costa astur, la denominada «Vía deAgrippa», plantea graves problemas de aceptación, tanto por las dificultades orográficas que supondría su trazado, como por la carencia de documentaciónarqueológica (Fernández Ochoa y Morillo, 1994, pp. 182-188). Algunos autores han querido reconocer esta vía en una ruta citada en el Ravennate, la víaAugusta Bracaria-Ossaron (307, 10-308, 17), que bordearía el litoral atlántico y cantábrico hasta Ossaron (Irún) en el límite con la Aquitania. Esta ruta recogeuna serie de estaciones, cuyo carácter viario no está claro ya que el hilo conductor, más que una vía propiamente dicha, parece ser la línea costera, donde seubicaban una serie de enclaves costeros o próximos a la costa. Los investigadores suelen situar en el litoral astur las stationes de Castra Manuaria, Arragi-na, Saramon y Morodon, que no se pueden identificar sobre el terreno con ningún asentamiento concreto (Fernández Ochoa y Morillo, 2002).

Page 142: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 143: 2008 Catalogo Vi a Plata

PIEZAS EN EXPOSI-CIÓN

III

Page 144: 2008 Catalogo Vi a Plata

144 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Escultura. Toba.Almadén de la Plata, Sevilla.Bronce Final-Edad del Hierro.Altura máxima 85 cm. Anchura máxima 61 cm.Grosor medio de 18 cm.MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA

La estela presenta en su cara frontal dosfiguras antropomórficas de similaresproporciones. La cara trasera seencuentra sin trabajar. El personaje de la izquierda apareceadornado con atributos de guerrero(casco con cuernos y espada), mientrasque la figura de la derecha serepresenta diademada. La presencia deambos tipos en una misma estela,figura con atributos de guerrero y

figura no guerrera, hace realmentesingular a esta pieza. Entre las interpretaciones ofrecidas para esta estela no se descarta queconmemorara edificios funerariosanteriores. Por otra parte, su hallazgojunto a una vía de paso podría apoyarla tesis de que puedan ser elementos que tengan una función delimitadoradel territorio de distintas comunidades humanas.

ESTELA DE GUERRERO

Page 145: 2008 Catalogo Vi a Plata

145

MILIARIO

Epigrafía. Mármol. Réplica en resina.Siglo II. Época de Adriano.196 x 58 x 52 cm.ORIGINAL:

MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA

REPLICA: CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE ITÁLICA

CONSEJERÍA DE CULTURA

Pieza reproducida de uno de los dosmiliarios conocidos de las proximidadesde Itálica que llevan una breve texto deinscripción muy cuidada dentro de unacartela moldurada, con la milla en lazona superior y en el interior de aquéllael nombre del emperador, en amboscasos Adriano:

XXVI

HADRIANVS

AVG(ustus)

FECIT.

Milla XXVI.

Adriano, Augusto, la hizo (la vía).

Acaso se trate de una reparación en estaépoca de la vía ab Ostio fluminis AnaeEmerita en las proximidades de Itálica,la patria de Trajano y Adriano.

145

Page 146: 2008 Catalogo Vi a Plata

146 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Orfebrería (reproducción en resina).Siglos III-II a.C.MUSEO DE ZAMORA

1. ARRACADA

Oro. Altura 3,3 cm. Anchura 2,3 cm.

2. BULLA-COLGANTE

Oro. Altura 2,1 cm. Anchura 2 cm. Grosor máximo 13 cm.

3. FÍBULA

Plata y oro. Diámetro 6,1 x alto 3,6 x ancho 8,2 cm.

4. TORQUES

Plata. Diámetro máximo 14,5 cm. Grosor 1,5 cm.

1 2 3

TESORO DE ARRABALDE

Page 147: 2008 Catalogo Vi a Plata

147147

5. BRAZALETE

Longitud máxima 15 cm x anchuracinta 1-1,4 cm.

6. VASIJA

Plata. Diámetro boca 12,5 cm. Alto 13 cm.

Se exponen seis de las piezas másrepresentativas de dos hallazgosproducidos en una zona habitada delcastro de las Labradas, en Arrabalde(Zamora). Casi todas la piezascorresponden a elementos de atuendorealizadas en oro y plata. La diversidadde tradiciones técnicas y culturales

convierte estos hallazgos en uninteresante conjunto donde se dan cita loibérico, lo céltico y la orfebrería castreña.Su realización es más antigua que lafecha asignada a las ocultaciones, mástardía, coincidiendo con el último cuartodel siglo I a.C., momento en que existióuna gran inestabilidad en toda la zona.

4 5 6

Page 148: 2008 Catalogo Vi a Plata

148 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

VASO DE PAREDES FINAS

Cerámica. Siglo I d.C.Altura 11 cm; diámetro 9 cm; grosor 0,2 cm.MUSEO DE ZAMORA

Cubilete ovoide de paredes finas del taller de Melgar de Tera (Zamora),presenta decoración en el cuerpo a base de líneas verticales yestrangulamiento por defecto decocción al final del galbo, así como otrosdefectos antes de la cocción.

VASO DE PAREDES FINAS

Cerámica. Siglo I d.C.Altura 24 cm; diámetro 19 cm; grosor 0,4 cm.MUSEO DE ZAMORA

Cubilete de paredes finas de gran alturaprocedente del taller de Melgar de Tera(Zamora), decorado con tres líneasparalelas de hojas oblicuas. Ofrece defectos en la decoración y huella del tratamiento superficial por el espatulado. Como todos los vasos de esta seriecorresponde a los vasa potoria,destinados a beber. Este taller, situadono lejos de la Vía de la Plata, debió deabastecer de esta vajilla a las zonassituadas en el tramo norte.

Page 149: 2008 Catalogo Vi a Plata

149149

Page 150: 2008 Catalogo Vi a Plata

150 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Escultura. Relieve en mármol.De Pozoantiguo (Zamora).Siglo VII d.C.60 x 40 x 8 cm.MUSEO DE ZAMORA

Placa decorada para situarse en elinterior de los templos cristianos deépoca visigoda. Son varias las hipótesissobre su función, pero revela en este caso ladifusión de los modelos decorativos y técnicas del taller emeritense.

PLACA NICHO

Page 151: 2008 Catalogo Vi a Plata

151151

Cerámica. De Cuarto de las Monjas (Villamayor, Salamanca).Siglos IV-V d.C.Diámetro 29,5 cm. Altura 3,5 cm.

MUSEO DE SALAMANCA

La morfología de las cerámicas sigillatasfue modificándose con el tiempo,ofreciendo formas nuevas, realizadas entalleres locales para satisfacer lademanda de estos productos, pero conunos mercados de radio más local quelas antiguas producciones a las quetratan de imitar en calidad.

TERRA SIGILLATA HISPÁNICA TARDÍA

Page 152: 2008 Catalogo Vi a Plata

152 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

PEDESTAL CON EPÍGRAFE DEL ORDO SALMANTICENSIS AL EMPERADOR CARACALLA

Epigrafía. Mármol.198 a 217 d.C.23,8 x 15 x 52 cm.MUSEO DE SALAMANCA

La mención al Ordo Salmanticensisconstituye una prueba del carácterurbano de Salmantica, por la existenciade un senado local que la regía y de laextensión del carácter ciudadano a lasentidades existentes con anterioridad.

IMP(eratori) CAES(ari) M(arco) AVR(elio) ANTO

NINO AVG(usto) F(ilio) L(ucii) SEP(timio) SEVE

RI. ORDO

SALMANTIC(ensis).

(El Ordo Salmanticensis dedicó este monumento al emperador Marco Aurelio Augusto, hijo de Lucio Septimio Severo.)

Page 153: 2008 Catalogo Vi a Plata

153

CANCEL

Escultura. Relieve en mármol.Siglo VII d.C.De Salvatierra de Tormes (Salamanca).90 x 36 x 9 cm.

MUSEO DE SALAMANCA

Pieza del mobiliario litúrgico de unaconstrucción cultual cristiana querepresenta pavos reales en torno acanceles decorados, idénticos a losgenerados en esa misma época por eltaller emeritense. La situación a escasadistancia de la vía, convierte a ésta en unvehiculo de difusión de ideas y artes.

153

Page 154: 2008 Catalogo Vi a Plata

154 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

MILIARIO

Epigrafía. Granito. Membibre de la Sierra (Salamanca).Época de Nerón.155 x 52 cm. MUSEO DE SALAMANCA

Fragmento de un miliario conservadoen la puerta de la iglesia de Membibrede la Sierra, a donde fueron trasladadosdesde la Vía de la Plata. Posee lainscripción correspondiente a la milla158 desde Mérida.

NERO CLAVDIVS [CAESAR]

AVG(ustus) GERM(anicus)PONT(ifex) M[AX](imus) [TRIB(unicia] [POT(estate)] V

CO(n)S(ul) III IMP [(erator) [III] [P. P.] CLIIX.

(Nerón, Claudio César, Augusto, Germánico, Pontífice Máximo, tribunicia potestad V, Cónsul, III, Imperator, III, Padre de la Patria. (milla) CLIIX) 58-59 d. C.

Page 155: 2008 Catalogo Vi a Plata

155155

Escultura. Mármol de Carrara. Primeros años siglo I d.C. Altura máxima 39 cm. Anchura 28 cm. Grosor 24 cm.

MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Bajo la época de Augusto se realizó eldiseño de la red viaria de Hispania y seejecutó una buena parte del mismo.Precisamente la Vía de la Plataarrancaba de Augusta Emerita, unaciudad fundada por él, que conserva su

nombre como otras tantas de la época.La cabeza formaba parte de unaescultura de tamaño mayor que elnatural, destinada a figurar en un centrode culto dinástico, que presidía en elperistilo del teatro.

AUGUSTO VELADO

Page 156: 2008 Catalogo Vi a Plata

156 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Epigrafía. Mármol blanco.Finales siglo I d.C.58 x 78 x 7,5 cm.MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Inscripción funeraria de un soldadoromano fallecido a edad avanzada:

TI(berius) CLAUDIUS FRONTO

PAP(iria) [tribu] VETER(anus)EQ(ues) ALA(e) TAV

RIANA PRODECURIO

SIGNIFER AERORUM XXXV

ANNOR(um) LXXX SIBI ET SVIS

(Tiberio Claudio Fronto, de la tribu Papiria, veterano, jinete en el ala tauriana, prodecurión, portaenseña, con 35 años de servicios y 80 de edad, para sí y los suyos hizo este monumento.)

LÁPIDA T. CLAUDIUS FRONTO

Page 157: 2008 Catalogo Vi a Plata

157157

Escultura. Relieve en mármol.Siglos VI - VII d.C.Altura 55 cm. Anchura 46 cm.Profundidad 7 cm.

MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Placa de proporción rectangulardecorada con roseta de seis pétalosinscrita en un círculo, que forma parte de la zona superior de un cimacio.La decoración geométrica que ofrece es propia del momento tardoantiguo al que pertenece.

PLACA DECORADA CON ROSETA

Page 158: 2008 Catalogo Vi a Plata

158 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Cerámica.Siglo I a.C. / Siglo I d.C.Altura 6,7 cm. Diámetro base 5,7 cm. Diámetro boca 12,5 cm.

MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

En el fondo posee sello de GAVIVS – GA

[…] y restos de un grafito en la parteexterior. Las importaciones de estascerámicas, novedosas en un principio,fueron generalizándose a lo largo delperíodo romano y adquiriendo una

demanda mayor que llevó a la creaciónde diversos talleres peninsulares y a unaimitación de las formas iniciales. Lasvías de comunicación permitieron sureparto y el abastecimiento de estosproductos inicialmente de lujo.

TERRA SIGILLATA ITÁLICA

Page 159: 2008 Catalogo Vi a Plata

159159

VASO DE PAREDES FINAS

Cerámica. Siglo I d.C.Altura 7,8 cm. Diámetro base 3,1 cm. Diámetro boca 6,5 cm.

MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Taller de Mérida decorado conincisiones a buril. Forma Mayet L.

Page 160: 2008 Catalogo Vi a Plata

160 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Cerámica. 2.ª mitad del siglo I d.C.Altura 7 cm. Diámetro fondo 4 cm. MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Vaso de paredes finas, con aplicacionesde mamelones. Forma Mayet XLIII. Tallerde Mérida. Se denominan así a todos losvasos de reducido grosor de sus paredes.El taller de Mérida poseyó un amplioreparto comercial en las áreas situadas enLusitania y Betica, por lo que la Vía de la Plata constituyó el modo de abastecer de estos productos a las mismas.

VASO DE PAREDES FINAS

Page 161: 2008 Catalogo Vi a Plata

161161

LUCERNA CON UN NAVÍO

Cerámica.Siglo I d.C.Altura 2,52 cm. Diámetro 8,3 cm. Longitud máxima 11 cm.

MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Page 162: 2008 Catalogo Vi a Plata

162 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

TERRA SIGILLATA HISPÁNICA

Cerámica.Siglo II d.C.Altura 5,7 cm. Diámetro 12,4 cm.

MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Cuenco decorado. Forma Dragendorff 37. Los diversostalleres de cerámicas sigillatasconocidos en Hispania diversificaron suproducción hacia las zonas urbanas y rurales.

Page 163: 2008 Catalogo Vi a Plata

163163

CUENCO DE VIDRIO

Vidrio.Siglo II d.C.Altura 4,3 cm. Diámetro base 4,1 cm. Diámetro boca 8,7 cm.

MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Hallado en ambiente funerario. El vidrio constituyó inicialmente unproducto exótico procedente del tráficocomercial de larga distancia distribuidoa través de los caminos.

Page 164: 2008 Catalogo Vi a Plata

Lote de seis monedasSiglos I-IV d.C.MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA.A. V. J. / M.-R. S. L.

1. SESTERCIO, ORICALCO, CALÍGULA

Diámetro, 35 mm. Peso 31,23 gr. 39-40 d. C.Anverso: Calígula (cabeza laureada aizquierda) C CAESAR DIVI AUG PRON

AUG PM TR P III PP.

Reverso: Emperador (de pie a izquierdasobre un estrado, arengando a cincosoldados que llevan insignias militares.Detrás del emperador silla curul)ADLOCUT COH.

2. ÁUREO, ORO, NERÓN.

Diámetro 18,5 mm. Peso 7,53 gr. 62-63 d. C.Anverso: Nerón (cabeza a derecha)NERO CAESAR AVG IMP PONTIF MAX TR

P VIIII COS IIII P P.

Reverso: Virtus (de pie a izquierda, conparazonium y lanza. Su pie derechosobre una coraza EX SC.

3. ÁUREO. ORO. ADRIANO.

Diámetro 20 mm. Peso 7,25 gr. 119-122 d. C.Anverso: Adriano (busto laureado, vestido y con coraza derecha) IMP CAESAR

TRAIAN HADRIANVS AVG.

MONEDAS ORO Y BRONCE

164 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

1 2 31 2 3

Page 165: 2008 Catalogo Vi a Plata

165

Reverso: Marte (de frente con lanza yescudo) PM TR P COS III.

4. ÁUREO. ORO. PROBO.

Diámetro 20 mm. Peso 5,32 gr. 276-282 d. C.Anverso: Probo (busto laureado, vestidoy con coraza a derecha) IMP C M AVR

PROBUS AVG.

Reverso: (sentada a izquierda, con cetroy con la mano izquierda apoyada en sucabeza) SECURITAS SAECULI.

5. ÁUREO. ORO. MAXIMIANO.

Diámetro 21 mm. Peso 5,35 gr.306-308 d. C.Anverso: Maximiano Hercúleo (cabezalaureada de Maximiano a derecha)MAXIMIANVS AVGVSTVS.

Reverso: Jupiter de pie a izquierda, conhaz de rayos y cetro: IOVI CORSERVATORI

NKYXC. En exergo, S M N.

6. SÓLIDO. ORO. ARCADIO.

Diámetro 20 mm. Peso 4,38 gr.403-408 d. C.Anverso: Arcadio (busto de frente condiadema de perlas, casco, manto, lanzaen su mano derecha y en su manoizquierda escudo con representación dejinete alanceando a enemigo caído.) DN ARCADIUS PF AUG.

Reverso: Victoria sentada sobre unacoraza a derecha y escribiendo en unescudo. NOVA SPES REIPUBLICAE. Enexergo, CONOB. En escudo, XX/ XXX.

Lugar de producción: Constantinopolis (Thracia).

165

4 5 64 5 6

Page 166: 2008 Catalogo Vi a Plata

166 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Hierro. Siglos I-IV.23 x 9 x 6 cm.MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Instrumento relacionado con el trabajoagrícola de las áreas rurales. La creaciónde centros de producción agraria en losterritorios rurales constituyó el modomás seguro de abastecimiento deaquéllas y una extensión de loscomportamientos romanos.

AZADA

Page 167: 2008 Catalogo Vi a Plata

167

Hierro. Siglos I-IV.31 x 5 cm anchura máxima.MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Espiga y arranque de una hoja de hozde hierro. Este instrumental estárelacionado con las labores agrarias delas villae extendidas por los territoriospróximos a las ciudades y conectados aellas por las vías de comunicación ycaminos de menor entidad.

167

FRAGMENTO DE HOZ

Page 168: 2008 Catalogo Vi a Plata

168 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

4 piezas. Cerámica (reproducción en resina).14 x 12 cm c. u. MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS

TABULA I

[VIA] L(egione) VII GEMINA AD PORTVMBLE(n)dIVMTHAMA VII MILIASAMAIA XVIIIVILLEGIA VLEGIO I[III]OCTA[V]IOLCA VIVLOBRIGA X ARACILLVM VP[OR]TVS BLEN[DIVM][C(AIO LEP(IDO) M.] II VIR

TABULA II

VIA [LV]CO AVGVTI AD IRIA(m)PONTE MARTIAE XIBREV[I]S XIIIASECONIA XIIRIA X[X]VIA LVO AV[GC]STI A[D DACTIONVM]AQV[AE QVINTIAE ---]DACTIONVM XC(aio) LEP(ido) MII VIR

ITINERARIO EN BARRO

Page 169: 2008 Catalogo Vi a Plata

169169

Las conocidas como tablillas de barro deAstorga fueron halladas en la región deAstorga a fines del siglo XIX. Todas ellas están firmadas por el dumviro

Lepido. Reproducen varios tramos de lared viaria de Hispania romana. La que posee valor para la Vía de laPlata es la tabula III donde se describen

las mansiones de ella entre Astorga y Mérida, pero en sentidoinverso a como lo hace el Itinerario de Antonino.

TABULA III

VIA ASTVRICA AD EMERITA(m) AVGVS[TAM] BE[D]VNIA VII MILIAS BRIGECIO X VICO AQVARIO XOCEDOLVRI XISABARIAM VIIISAL[MANTICA - - -] SEN[TICA - - - AD] L[IPPOS - - -] CA[ECILIO VICO - - -]CA[PA]RA [- - -] RU[STICIAN[A - - - TURMU]LVS X [CAST]RIS CAECI[LIIS - - -AD S]ORORES [- - - EME]RITA XII [C(aio) LEP(ido) M ] IIVIR

TABULA IV

[VI]A ASTUVRICA BRACARAARGENTIOLVM V MIL<L>IASPETAVO[IVM] VIIIVI[NIATIA---]COM[PLEVT]ICA XIIROB[ORE]TVM XIIAD AQVAS XVAQVIS ORIGINIS VIISALA[C]IA XBRACARA XII[C] LEP(pido) M II VIR

Page 170: 2008 Catalogo Vi a Plata

170 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

ESTELA FUNERARIA DE GAIO SULPICIO URSULO

Epigrafía. Piedra caliza. Ujo (Mieres, Asturias).83 x 40 x 24 cm.MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS

La inscripción es una memoriadedicada por Gaio Sulpicio Africano en la que expone el cursus honorummilitar de su padre, Gaio SulpicioUrsulo, que alcanzó el cargo de praefectoSymmachiari astures, una unidad quemantenía el tipo de guerra indígena, yluchó con los ejércitos romanos en laDacia durante la época de Trajano.

G(aio) SULPI[cio] URSULO

PRAEF(ecto) SYMMACHI

ARIORUM ASTURUM

BELLI DACICI [centurioni] LEG(ionis) MINERVIAE P(iae) F(idelis)[centurioni] COH(ortis) XII URBANAE [centurioni] COH(ortis) IIII PRAETORIAE P(rimo)P(ilo) LEG(ionis) XIIX PRAEF(ecto)LEG(ionis) III AUG(ustae) G(aius) SULP(icius) AFR(icanus)POS(uit)

(Gaio Sulpicio Ursulo, praefecto de los symmachiari astures en las guerras de Dacia, centuriónde la Legión I Minerva Pia Fidelis; centurión de la cohorte XII Urbana;centurión de la cohorte IV Praetoria;primopilo de la legión XVIII; praefecto dela Legión III Augusta. Gaio SulpicioAfricano dedicó este monumento).

Page 171: 2008 Catalogo Vi a Plata

171171

Epigrafía. Caliza. Ujo (Mieres, Asturias).Romana Altoimperial.49 x 26 x 20 cm.

MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS

Inscripción votiva de Lucius Severus,un soldado de la legión VII Gemina.

I. O. M.

LUCIVS

CORONA S

EVERVS M

ILES LEG(ionis) VII

GEM(in)AE (centuria) VE

TTI ET OCTA

VIA PROCVLA

V(otum) S(olverunt) L(ibentes) M(erito)

Lucio Corona Severo, legionario de la legión Septima Gemina en la centuria de Vetito y Octavia Prócula, cumplieron de buen grado el voto a Júpiter óptimo Máximo.

ARA DE LUCIO CORONA SEVERO

Page 172: 2008 Catalogo Vi a Plata

172 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

CRISOL

Arcilla.Prerromana.0,21 x 0,37 x 0,6 cm. PARQUE ARQUEOLÓGICO-NATURAL

DE LA CAMPA TORRES, GIJÓN

Recipiente destinado a la fundición demetales de forma ovalada y base plana,con pico para verter el metal.Constituye un elemento representativode la actividad minera en los momentosprevios a la romanización.

LINGOTE

Metal, bronce.Prerromano.0,36 x 0,8 x 0,2 cm. PARQUE ARQUEOLÓGICO-NATURAL

DE LA CAMPA TORRES, GIJÓN

Muestra de la actividad metalúrgica es este lingote de bronce, de pequeñasdimensiones. Fue hallado en lasexcavaciones del castro de la CampaTorres, y al parecer se hallaba yaamortizado y destinado a ser refundido junto a otros dos decaracterísticas similares.

Page 173: 2008 Catalogo Vi a Plata

173173

Piedra arenisca.Prerromano.30 x 21 x 24 cm. PARQUE ARQUEOLÓGICO-NATURAL

DE LA CAMPA TORRES, GIJÓN

Las excavaciones realizadas en laCampa Torres han proporcionado restos de actividades metalúrgicasrelacionadas con la fabricación deadornos. Este hallazgo corresponde alfragmento de un molde de fundiciónrealizado sobre piedra arenisca.

MOLDE DE FUNDICIÓN

Page 174: 2008 Catalogo Vi a Plata

174 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

LUCERNA MILITAR

Cerámica.Siglo I a.C.7,15 x 4,2 x 2,7 cm.MUSEO DE CÁCERES

Lucerna perteneciente al tipo de las decrisol, hallada durante las excavacionesrealizadas por Adolf Schulten en elcampamento romano de Cáceres el Viejo, perteneciente, junto a otrassimilares, al ajuar propio del ejército.

Cerámica.Siglo I a.C.Altura 77,5 cm. Diámetro máx. 37 cm. Boca 14,5 cm. MUSEO DE CÁCERES

Ánfora hallada en las excavaciones de A. Schulten de 1928 de la forma Beltrán85. Posee un cuello corto de embudo, asasde hombros al cuellos y cuerpo ovoide. El engobe es amarillento-blancuzco ysobre los hombros posee un grafito I. D.

ÁNFORA

Page 175: 2008 Catalogo Vi a Plata

175175

FALCATA

Hierro.Siglo I a.C. 59,2 x 4,8 cm. MUSEO DE CÁCERES

Hallada de modo fortuito en 1912 conanterioridad a las excavaciones deSchulten en Cáceres el Viejo, acaso elCastra Caecilia de las guerrassertorianas, mantenido luego en lamansio situada cerca de Norba (Cáceres).Se trata de una hoja de hierro curvada,que inicia con empuñadura. Ejemplo dearmamento tradicionalmente usado porlas tropas prerromanas de Hispania.

Page 176: 2008 Catalogo Vi a Plata

176 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Page 177: 2008 Catalogo Vi a Plata

177

Lote de 160 monedas de plata. Se exponen 14.Siglo I a.C.MUSEO DE CÁCERES

Denarios republicanos hallados de modofortuito en las cercanías de la Vía de laPlata junto al puente de ella que cruza elrío Salor, al sur de Cáceres. Todo el tesorillo se fecha con

anterioridad al año 81 a.C. Su presenciaen la zona es preciso relacionarla con losproblemas bélicos del momento y con el uso del camino antes de lacreación de la vía.

177

NUMISMÁTICA. TESORILLO DE VALDESALOR (CÁCERES)

Page 178: 2008 Catalogo Vi a Plata

ARRACADA DEL TESORO DE ALISEDA (CÁCERES)

Orfebrería (reproducción).I Edad del Hierro. Siglos VII-VI a.C.Diámetro 7 cm.ORIGINAL:

MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL. MADRID

REPRODUCCIÓN: CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL

TESORO DE ALISEDA, ALISEDA (CÁCERES). CONSEJERÍA

DE CULTURA Y TURISMO. JUNTA DE EXTREMADURA

Arracada fusiforme ejecutada con unfino granulado. Pertenece a un conjuntode joyería de 354 piezas de épocaorientalizante. La importancia del conjunto radica en laconjugación de temas y produccionesindígenas y foráneas.

Mientras que las formas de la arracadason indígenas, en la ornamentación se combinan elementos de procedenciaclaramente oriental, como la flor de loto,junto a las trompetillas, de aportaciónpeninsular.

178178

Page 179: 2008 Catalogo Vi a Plata

179179

MILIARIO CII. ADRIANO

Epigrafía. Granito (reproducción).245 x 58 cm. CONSEJERÍA DE CULTURA Y TURISMO.

JUNTA DE EXTREMADURA. CARCABOSO (CÁCERES).

IMP(erator) CAESAR

DIVI TRAIANI PAR

THICI FILIUS DIVI NER

VAE NEPOS TRAIA

NVS HADRIANVS

AVG(ustus) PONT(ifex) MAX(imus)TRIB(unicia) POT(estate) V.

CO(n)S(ul)III. RESTITVIT

CII

(El emperador César Trajano Adriano,Augusto, hijo del divino Trajano, nieto deldivino Nerva, Pontífice Máximo,Tribunica potestad V, cónsul III, restituyo(la vía). Milla CII).

Este miliario procede de lasinmediaciones de Carcaboso, en dondese halla. Es uno de los más conocidos de la vía, pues lo vieron todos aquellosviajeros que transitaron por ella.Corresponde al año 121, cuandoAdriano recibió la tribunicia potestaspor quinta vez, y corresponde a una delas refacciones de la vía llevadas a cabopor Adriano, como se indica en lapenúltima línea. Sobre este y otromiliario realizó Ginés de Sepúlvedamediciones para averiguar el valorexacto de la milla romana.

Page 180: 2008 Catalogo Vi a Plata

Orfebrería áurea tartésica(reproducción en resina).Siglos VII-VI a.CMUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID

El conjunto del Carambolo (Camas,Sevilla), al cual pertenecen estas trespiezas, está compuesto por 21 elementosocultos en una estructura oval, dondeaparecieron junto a huesos de animales ycerámicas «tipo carambolo», lo que hizo que se asociaran a un ritual o a unespacio de culto. Se caracterizan estasjoyas por combinar una tecnología mixta,una de importación con otra de carácter tradicional. Una de las interpretaciones aceptadaspara estos objetos es que fueranelementos de prestigio destinados al atuendo de altos dignatarios políticoso sacerdotes.

BRAZALETE.

Altura 11 cm. Diámetro 12 cm. Grosor 5 mm.

Brazalete formado por dos planchascilíndricas unidas por sus extremosmediante un remache. Presenta unasuperficie exterior decorada consemiesferas y rosetas.

PECTORAL.

15,5 cm x 10,2 cm.

Pectoral con forma de «galápagos» oantiguos lingotes de metal. Lleva unadecoración con semiesferas, rosetasencapsuladas y filetes con pinchos.

COLLAR.

Longitud 28 cm.

Collar con dos ramas de cadenas y sietecolgantes con sellos signatarios.

180 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

TESORO DEL CARAMBOLO

Page 181: 2008 Catalogo Vi a Plata

181181

Page 182: 2008 Catalogo Vi a Plata

182 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

VERRACO

Escultura. Granito.II Edad del Hierro. Vettones.Altura 92 cm. Longitud 147 cm.Anchura 40 cm.MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID

Escultura zoomorfa que representa a un toro. Procede de Segovia. Seconserva entera a excepción de la partedelantera de la cabeza. Su área de dispersión se sitúa entre losríos Tormes, Duero y Tajo. El significado de estas piezas aún esdiscutida. Son producciones realizadaspor poblaciones que habitan en castrosfortificados y cuya economía está muyvinculada a la ganadería. Esto hacepensar que su significación pueda estarrelacionada con los pastos y que acasopudieran ser hitos que marquen losprimeros caminos ganaderos.

Page 183: 2008 Catalogo Vi a Plata

183183

Page 184: 2008 Catalogo Vi a Plata

184 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Epigrafía. Mármol. Siglo I-comienzos del II d.C. 42 x 70 x 10 cm (fragmentada en dos partes).MUSEO ROMANO DE ASTORGA

Inscripción funeraria de Memmio queofrece un interesante cursus honorumecuestre y ocupó cargos de sacerdote deRoma y Augusto en Lucus Augusti; fuetambién flamen de la provincia Citeriorde Hispania, aparte de tribuno de lalegión I Italica.

[.M] EMM[I]VS

ANIE(n)S(is) BARBARVS

SACERDOS ROMAE. XX G ET AVG

ADLVCVM AVG

[F]LAMEN PROVINCIAE HISPA

NIAE CITERIO[R]IS

TRIB(ibunus). MIL(ilitum)LEG(ionis). I. ITAL[i]AE. N(norum)LVIIII. H(ic). S(itus). E(st).

INSCRIPCIÓN FUNERARIA DE MEMMIUS

Page 185: 2008 Catalogo Vi a Plata

185

PLACA DE MARTE TILENO

Chapa de plata con letras de oro(reproducción).Siglos I-III d.C.7,5 x 4,5 cm.

MUSEO ROMANO DE ASTORGA

Pequeña pieza de plata que portainscripción dedicada a Marte con el sobrenombre de Tileno, acaso unsincretismo indígena. Fue hallado en el complejo romanorural de Los Villares situado en lamisma Vía de la Plata.

185

Page 186: 2008 Catalogo Vi a Plata

186 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Siglos I-IV d.C.MUSEO ROMANO DE ASTORGA

Conjunto de instrumentos de carácterdoméstico o artesanal destinados a la actividad de elaboración ytratamiento de tejidos que fueronhallados en el mismo casco urbano de Asturica Augusta

PESAS DE TELAR O PONDERA

Arcilla / Barro cocido.1. 86 x 53 x 48 mm.2. 97 x 50 x 48 mm.3. 95 x 58 x 52 mm.

CONJUNTO DE INSTRUMENTOS

1 2 3

Page 187: 2008 Catalogo Vi a Plata

187187

4. PESA PARA EL HUSO O FUSAYOLA

42 x 27 mm.

5. INSTRUMENTO HILAR

Hueso decorado.Placa triangular lado 3 cm x grosor 1 cm.

6. PUNZÓN PARA SEPARAR HILOS

Hueso.115 mm (largo).

7. DEDAL

Bronce.Dedal: 16 x 25 mm.

8. FÍBULA

Bronce.Diámetro 19 mm.Broche con abrazadera a modo deimperdible utilizado para sujetar lasvestiduras. Las fíbulas reciben sunombre según sus formas, en este casose trata de una fíbula en omega.

9. LOTE DE AGUJAS

Hueso.Algunas de ellas en pleno proceso deelaboración. Se trata de instrumentosfrecuentes en ambientes romanosdestinados a diversos usos, entre los quese destacan principalmente el de tocadofemenino.

5 8

4 6

7

9

Page 188: 2008 Catalogo Vi a Plata

188 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

MATERIAL DE CONSTRUCCIÓN.LADRILLOS

Cerámica.Siglos I-IV d.C.20 x 20 cm 20 x 11,5 x 5,5 cm 17 x 11,5 cm Diámetro 22 cm x grosor 5,5 cm.MUSEO ROMANO DE ASTORGA

Lote de cuatro ladrillos procedentes dedistintos puntos de Asturica Augusta.Uno de ellos posee una marca: LEG(io).VII. G(emina). F(elix), unidad militarsituada en León y que dio nombre a esaciudad. Otros dos llevan marcas de una caliga y otro de un perro. El circular procede de las TermasMayores de esta ciudad.

Page 189: 2008 Catalogo Vi a Plata

189

Epigrafía. Granito. Monte de Tagarreiros, Cervo. 55 x 34 x 17 cm.

MUSEO PROVINCIAL DE LUGO

EXCMA. DIPUTACIÓN DE LUGO

L(aribus) V(ialibus) EX V(oto)P(osuit)AV(itus?) S(ua) P(ecunia)

Avito? erigió este altar a los lares viales asus expensas por un voto.

Representa el culto a estas deidades queofrecían protección a los caminantes.Las inscripciones que aluden a ellas sonfrecuentes, dentro de Hispania dentrodel conventus lucense donde seencuentra la mayoría de ellas.

189

INSCRIPCIÓN DE LOS LARES VIALES

Page 190: 2008 Catalogo Vi a Plata

190 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

TORQUES DE BURELA

Orfebrería (reproducción). Chao do Castro (Burela, Lugo).Siglos II a.C.-I d.C.Longitud 59,5 cm. Diámetro 21,3 cm. Remates 7 x 6,5 cm. Peso 1.812 gr.MUSEO PROVINCIAL DE LUGO

EXCMA. DIPUTACIÓN DE LUGO

Torques áureo castreño perteneciente altipo asturgalaico. Está compuesto poruna varilla de sección circular decoradacon alambres enrollados en los dostercios extremos y decoración defiligrana en el tercio central. Losremates, sin decorar, presentan unacombinación de un tronco de cono yuna escocia.Elemento que parece estar asociado apersonajes masculinos de elevadoestatus social, se concibe como unsímbolo de poder. Por su exageradopeso, podría tener una finalidad decarácter votivo.

Page 191: 2008 Catalogo Vi a Plata

191

Epigrafía. Piedra. San Román de Retorta (Lugo).Época de Caligula.255 x 60 cm.

MUSEO DE LOS CAMINOS. ASTORGA

C(aius) CAESAR DIVI

AUG(usti) PRONEPOS

AUGVSTVS PONT(ifex) MAX(imus) TRIB(unicia) POT(estate) IIICO(n)S(ul) III P(ater) · P(atriae)

(César Augusto Caio, bisnieto del divinoAugusto, pontífice máximo, con la cuartatribunicia potestad y el tercer consulado, padre de la patria).

191

MILIARIO

Page 192: 2008 Catalogo Vi a Plata

192 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

LIBRO. FACSÍMIL

24 x 17 x 2 cm.BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID

Repertorio de todos los caminos de España,hasta agora nunca visto en el qual allaracualquier viaje que quiera andar muyprovechoso para todos los caminantes.Compuesto por Pero Juan Villugavalenciano. Año de MDXLVI. Con privilegio Imperial. En el colofón:Fue impresso este Repertorio de caminos en Medina del Campo por Pedro de Castroimpresor de libros a costa de Juan deEspinosa, mercader de libros. Año de Mil y quinientos cuarenta y seys años.(Edición 1950)

Se trata de un listado de los caminosmás frecuentados en la época, uniendociudades y santuarios de peregrinación.En definitiva, repite los trazados de lasantiguas vías romanas. Para la Vía de laPlata son interesantes los itinerariosdescritos entre otros los de Toro aPlasencia, de Salamanca a Plasencia yde Plasencia a Alburquerque.

Page 193: 2008 Catalogo Vi a Plata

193193

LIBRO. FACSÍMIL

24,7 x 17,5 x 1,7 cm.BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID

Repertorio de caminos, Ordenado por Alonso de Meneses Corre. Añadido elCamino de Madrid a Roma, Con unMemorial1 de muchas cosas sucedidas enEspaña. Y con el Repertorio de cuentas,conforme a la nueva prematica. Impreso conlicencia en Alcalá de Henares, por SebastiánMartinez. Fuera de la Puerta de losMartyres. Año 1576. (Edición 1946)

Como en el caso anterior, mantiene lasrutas más importantes del momento porsu interés político, comercial o religioso,con expresión de las distancias en leguasentre cada uno de los lugares dentro delitinerario. Muchos de ellos correspondena las antiguas mansiones romanas, o sonlugares nuevos que han nacido en susproximidades.

Page 194: 2008 Catalogo Vi a Plata

194 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

LIBRO. FACSÍMIL

15 x 23 x 4 cm. BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID

Descripción y Cosmografía de España porFernando Colón. Manuscrito de laBiblioteca Colombina. Edición Facsímil de la Sociedad Geográfica. Imprenta delPatronato de Huérfanos de laAdministración Militar, Madrid, 1908.(Padilla Libros, Sevilla, 1988).

Se trata de las notas destinadas a crearuna descripción geográfica de España.Pese a lo repetitivo que resultan, ofrecedatos de interés al describir aquelloscaminos por los que transita,especialmente el de la Plata, que élconsidera antiguo y jalonado de miliarios.

Page 195: 2008 Catalogo Vi a Plata

195195

Bronce (original plata sobredorada).Almendralejo (Badajoz).338 d.C. Diámetro 74 cm. Peso 15.344,7 gr de 996 milésimas. MUSEO NACIONAL DE REPRODUCCIONES ARTÍSTICAS

(ORIGINAL EN LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA)

Hallado en 1847 en las proximidades deAlmendralejo. Ofrece una visión enmajestad enmarcada en un ambientearquitectónico, donde Teodosio I en elcentro ofrece un libro a un funcionario. A ambos lados, en espacios másreducidos aparecen Valentiniano II y

Arcadio. Rodea el conjunto personajesmilitares. Todo ello se asienta sobreTellus que ofrece sus frutos al emperador,y se rodea con la inscripción: D [ominus]N [oster] THEDOSIVS PERPET [uus] OB

DIEM FELICISSIMVS X.

DISCO DE TEODOSIO

Page 196: 2008 Catalogo Vi a Plata

196 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

Grabado.Alejandro de Laborde, Voyage pittoresque e historique del’Espagne, París, 1806.72 x 61 cm. MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Representa la salida de la Vía de la Platade Mérida hacia el norte, a través del puente construido con ese fin sobre el arroyo Albarregas.Al fondo aparece el acueducto conocidocomo de los Milagros, y a la derecha, las primeras construcciones urbanas de la ciudad.

SALIDA DE LA VÍA A TRAVÉS DEL PUENTE SOBRE EL ALBARREGAS

Page 197: 2008 Catalogo Vi a Plata

197197

Grabado.Alejandro de Laborde, Voyage pittoresque e historique de l’Espagne, París, 1806.72 x 61 cm.

MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Constituye una de las vistas deltetrapylon más conocidas por lafidelidad del dibujo, encajado en unpaisaje agreste de ruinas que anuncia losgrabados románticos del siglo XIX. El autor enfatizó el carácter caminero dela ruina situando una pareja decaminantes a punto de pasar bajo él.

CÁPARRA

Page 198: 2008 Catalogo Vi a Plata

198 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

TEMPLO DE DIANA

Grabado.Alejandro de Laborde, Voyagepittoresque e historique de l’Espagne,París, 1806.72 x 61 cm. MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

El llamado tradicionalmente templo deDiana –en realidad se trata de untemplo dedicado al culto imperial–constituía en época romana uno de loscentros neurálgicos de la ciudad, en elcentro del foro municipal. Convertido

en vivienda privada de carácter singularha sido recuperado junto con suentorno. Esta vista de Laborde seconvertiría con el tiempo en una de laspostales de las antigüedades romanasemeritenses.

Page 199: 2008 Catalogo Vi a Plata

199199

Grabado.Alejandro de Laborde, Voyage pittoresquee historique de l’Espagne, París, 1806.72 x 61 cm. MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Las vistas que ofrece Laborde delpaisaje del Tajo en Alconétarrepresentan dos puntos de vista delvado con las ruinas del puente y de lavilla del mismo nombre de la que

destaca la torre del siglo XV. En eldibujo del puente sitúa un fragmento demiliario reproducido por todos losanticuarios que transitaron por allí.

PUENTE DE ALCONÉTAR

Page 200: 2008 Catalogo Vi a Plata

200 LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS

COROBATE

El corobate consistía en un instrumentotopográfico que unido a la gromapermitía realizar nivelaciones del terrenoantes de comenzar la construcción decualquier obra. En el caso de las víasfacilitaba el conocimiento de las

pendientes en aquellos terrenos detopografía más complicada. Ladescripción que hace Vitrubio de esteinstrumento es complicada para sucorrecta reconstrucción. Se trataba deuna especie de mesa que contenía una

ranura central en donde se echaba unapequeña cantidad de agua. De lasesquinas pendían otras tantas plomadas.Cuando el agua no salía de ese espacio ylas plomadas se hallaban verticales, sehabía conseguido.

Page 201: 2008 Catalogo Vi a Plata

201201

GROMA

Los arquitectos ingenieros, los gromaticiromanos, utilizaron este instrumentodestinado a crear trazados tantolongitudinales rectos comoperpendiculares, tanto para laconstrucción de vías como para la ordenación urbanística como para la creación de centuriaciones en las inmediaciones de las ciudades.La groma constaba de un eje verticaldestinado a ser clavado en el puntoelegido. En la parte superior llevaba unremate horizontal en forma de cruz quepodía ser orientado. De cada uno de los brazos pendía una plomada quepermitían determinar, cuando todaseran perpendiculares al eje vertical, queel alineamiento era correcto respecto aun jalón situado en el punto elegido. La utilización de la groma se hallatambién íntimamente ligada a los ritosfundacionales de las ciudades y losespacios limítrofes.

Page 202: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 203: 2008 Catalogo Vi a Plata

BIBLIO-GRAFÍA

IV

Page 204: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 205: 2008 Catalogo Vi a Plata

ABASCAL PALAZÓN, J. M., «De nuevo so-bre Ataecina y Turobriga. Exploracionesdel año 1900 en Las Torrecillas» (Alcués-car, Cáceres), Archivo Español de Arqueolo-gía, 69, 1996, p. 275.

ABÁSOLO, J. A., «Comentario a la lectura delmiliario de Milles de la Polvorosa». PrimerCongreso de Historia de Zamora, II, 1990.

— «El conocimiento de las vías romanas. Unproblema arqueológico», La red viaria en laHispania romana, Zaragoza, 1990, pp. 7 y ss.

— «El estudio de las vías romanas en Hispa-nia», La ciudad en el mundo romano, Actas delXIV Congreso Internacional de ArqueologíaClásica, 1, Tarragona, 1994, pp. 57 y ss.

AGUADO SEISDEDOS, V., «El miliario delPriorato. Un miliario de Nerón, en la Víade la Plata, en la región de Benavente», I Congreso Internacional Astorga Romana, I,Astorga, 1986, pp. 271 y ss.

AGUADO, V., «Comentarios sobre la redviaria zamorana en la región de Bena-vente». Actas del primer Congreso de Histo-ria de Zamora, ICHZa, II. Prehistoria y An-tigüedad. Zamora, 1990.

AL-IDRISI, Dikru ál-ándalus / ta’lifu sarif ál-’idris = Descripcion de España / de Xerif Ale-dris, conocido por el Nubiense; con traducciony notas de don Josef Antonio Conde, Ma-drid, 1799. Vid. edición fácsimil en http://www. cervantesvirtual. com/FichaObra.html?Ref=8633.

ALMAGRO-GORBEA, M., El Bronce Final yel Período Orientalizante en Extremadura,Bibliotheca Praehistorica Hispana 14, Ma-drid, 1977.

— «El Período Orientalizante en Extrema-dura», Coloquio La Cultura Tartésica y Ex-tremadura, Cuadernos Emeritenses 2 Mé-rida, 1990, pp. 85-125.

— «Melqart-Heracles matando al Toro Ce-leste en una placa ebúrnea de Medellín»,Archivo Español de Arqueología 75, 2002,pp. 59-73.

— «Inscripciones y grafitos tartésicos de lanecrópolis orientalizante de Medellín»,Palaeohispanica 4, 2004, pp. 13-44.

— «Ideología ecuestre en la Hispania pre-rromana», Gladius 25, 2005, pp. 151-186.

ALMAGRO-GORBEA, M., JIMÉNEZ ÁVILA,J., MEDEROS, A., TORRES, M., y LORRIO,

A., La Necrópolis de Medellín, I. La excavacióny sus hallazgos, Biblioteca Archaeologica His-pana 26, Madrid, 2006.

ALMAGRO-GORBEA, M., y MARTÍN BRA -VO, A. M., «Medellín 1991. La laderanorte del Cerro del Castillo», Castros yoppida de Extremadura, Complutum Extra 4,Madrid, 1994, pp. 77-127.

ALONSO, J. M., y RODRÍGUEZ, J. L., La Víade la Plata, León, 2004.

ALONSO SÁNCHEZ, A., «El fortín romanodel Castillo del Puerto, Cáceres. El controldel territorio», Extremadura arqueológica, 2,1991, pp. 417-430.

— Fortificaciones romanas en Extremadura: ladefensa del territorio, Cáceres, 1988.

ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. M., El puente ro-mano de Mérida, Monografías Emeritenses, 1,Badajoz, 1983.

ÁLAVAREZ MARTÍNEZ, J. M., y DÍAZ PIN-TADO, J. A., «El puente romano de Aljucén»,Homenaje a Cánovas Pesini, Badajoz, 1985.

ÁLVAREZ, J. M., SALINAS, M., LOEWIN-SOHN, E., y BLÁZQUEZ, C., Vía de la Plata,Astorga, 2000.

ANES ÁLVAREZ, G., y GARCÍA SANZ, A.(coords.), Mesta, trashumancia y vida pas-toril, Madrid, 1994.

ANVILLE, M. de, Traité des Mesures Itinérai-res anciennes et modernes, par… de l’Acade-mie royale des Inscriptions & Belles-Lettres,& de celles des Sciences de Pétesbourg, Se-cretaires de S. A. S. M. le Duc d’Orleans, ÁParis de l’Imprimerie Royale, 1769.royale desInscriptions & Belles-Lettres, & de celles desSciences de Pétesbourg, Secretaires de S. A. S.M. le Duc d’Orleans, Á Paris de l’Imprime-rie Royale, 1769.

ARANDA PÉREZ, F. J. (coord.), El mundorural en la España Moderna, Cuenca, 2004.

ARBAIZA BLANCO-SOLER, S., y HERASCASAS, C., «Fernando Rodríguez y su es-tudio arqueológico de las ruinas romanasde Mérida y sus alrededores (1794-1797)»,Boletín de la Real Academia de Bellas Artes deSan Fernando, n.º 87, Madrid, 1988.

ARENAS DE PABLO, J. J., Caminos en elaire. Los puentes, tomos I y II, ColecciónCiencias, Humanidades e Ingeniería delColegio de Ingenieros de Caminos, Ma-drid, 2002.

ARENILLAS PARRA, M., RABANAL ALON -SO, M. A., y VELEZ GONZÁLEZ, J., «La calzada romana del Puerto de Vega-rada (León)». Revista de Obras Públicas,Madrid, 1978.

ARIAS BONET, G., «Santa Eulalia de Mériday la divisoria Bética-Lusitana», El MiliarioExtravagante, 13, París, 1967, p. 367.

ARIAS, G., «Sobre el miliario de la Sierra dela Encima de la Lastra», El Miliario Extra-vagante, 8, 192, 1965.

— Repertorio de Caminos de la Hispania ro-mana, 1987 (2.ª edición 2004).

BARCO, J., Prospección de la Vía de la Platadesde Mérida hasta el límite de la provincia,Cáceres, 1985.

BARRIENTOS ALFAGEME, G., «Introduc-ción geográfica a la Historia de Extrema-dura», en Historia de Extremadura, Bada-joz, 1985.

— Geografía de Extremadura, Badajoz, 1990.BEJARANO OSORIO, A. M., El mausoleo del

Dintel de los Ríos: los contextos funerariostardíos en Augusta Emerita, Cuadernos Eme-ritenses, 27, Mérida, 2004.

BELLOSILLO, M., Castilla marinera, Madrid,1988.

BENDALA, M., «La cultura en la Hispaniaromano-republicana. Cuestiones genera-les» en Historia General de España y Amé-rica, vol. I, 2, Madrid, 1987, pp. 569-594.

— «Hispania y la “romanización”. Una me-táfora: ¿crema o menestra de verduras?»,Zephyrus, 59, 2006, pp. 289-292.

De BLAS, M. A., y VILLA, A. (eds.), Coloquiosde Arqueología en la cuenca del Navia: For-mación y desarrollo de la cultura castreña,Navia, 2002.

BLÁZQUEZ, A., «Exploraciones en las víasromanas de Bergido a Asturica y de Ca-taluña a Valencia y Jaén», Memorias de laJunta Superior de Excavaciones y Antigüe-dades, n.º 69, Madrid, 1925.

— «Nuevos estudios sobre el Itinerario deAntonino», Boletín de la Real Academia de laHistoria, XXI, 1892.

— «La milla romana», Boletín de la Real Aca-demia de la Historia, 34, 1899, pp. 25-52.

— «Vías romanas del valle del Duero». Me-morias de la Junta Superior de Excavacionesy Antigüedades, 9, 1917.

Bibliografia 205

Page 206: 2008 Catalogo Vi a Plata

— «Vía de Braga a Astorga por la provinciade Orense», Boletín de la Real Academia dela Historia, LXXII, 1918.

— «Vía romana de Carrión a Astorga y deMérida a Toledo y excavaciones practica-das en Lancia», Memorias de la Junta Supe-rior de Excavaciones y Antigüedades, 29, 1920.

— «Cuatro téseras militares», Boletín de laReal Academia de la Historia, LXXVII, 1920.

— «Vía romana de Mérida a Salamanca», Bole-tín de la Real Academia de la Historia, 61, 1912.

BLÁZQUEZ Y DELGADO AGUILERA, A.,y BLÁZQUEZ JIMÉNEZ, A., «Vías de Si-güenza a Zaragoza, del Bierzo a Lugo,de Lugo a Betanzos, de Betanzos a Pa-drón, de Tuy a Padrón y de Padrón aLugo», Memorias de la Junta Superior deExcavaciones y Antigüedades, 52, 1921-1922.

— «Exploraciones en las vías romanas de Ber-gido a Asturica y de Cataluña a Valencia yJaén», Memorias de la Junta Superior de Ex-cavaciones y Antigüedades, 69, 1923-1924.

BLÁZQUEZ, A., y SÁNCHEZ ALBORNOZ,C., Exploraciones en las vías romanas deBotoa a Mérida, Mérida a Salamanca,Arriaca a Sigüenza, Arriaca a Titulcia, Se-govia Titulcia y Zaragoza al Bearn, Me-morias de la Junta Superior de Excavacionesy Antigüedades, 24, Madrid, 1920.

BLÁZQUEZ, C., La circulación monetaria entorno a la Vía de la Plata desde su inicio hastafines del reinado de Commodo, Salamanca(tesis doctoral inédita), 1993.

BLÁZQUEZ, J. M., y ALVAR, J. (eds.), La ro-manización en Occidente, Madrid, 1996.

BLECH, M., «Elementos de atalaje de Can-cho Roano», en Sebastián Celestino (ed.),Cancho Roano IX. Los Materiales Arqueoló-gicos II, Badajoz, 2003, pp. 159-192.

BOBES, C., «Toponimia romana de Astu-rias», Emerita 29, 1961, pp. 1-52.

BONET, J. A., Biografía de la villa y puerto deGijón, Gijón, 1967.

BRAGADO, J. M., «Aproximación al estudiode la red viaria romana en la provincia deZamora», Primer Congreso de Historia deZamora, II, Zamora, 1990, pp. 379-408.

BRAUDEL, F., El Mediterráneo. El espacio y lahistoria, México, 1989.

BIRK, A., «La Edad Media en la construcción decaminos», Investigación y Progreso 11, 1935.

BUENO HERNÁNDEZ, F., Historia de lasObras Públicas en la provincia de Salamanca,Salamanca, 2002.

CABALLERO, L., Alconétar en la vía romanade la Plata, Garrovillas (Cáceres), Excava-ciones Arqueológicas en España, 70, 1971.

CADIÑANOS BERDECI, I., Puentes de Ex-tremadura, Badajoz, 2002.

CAMINO, J., Asturias romana, Prehistoria eHistoria Antigua, Historia de Asturias,Oviedo, 2005, pp. 15-148.

CAMINO, J., VINIEGRA, Y., y ESTRADA,R., La Carisa: astures y romanos frente afrente, Oviedo, 2005.

— «La Carisa: un teatro del bellum Asturi-cum», en A. MORILLO (ed.), Arqueologíamilitar romana en Hispania. Producción yabastecimiento en el ámbito militar, León,2006, pp. 567-580.

CALLEJO, C., «Los denarios de Valdesalor»,Zephyrus, XVI, 1966, pp. 39 y ss.

— Los orígenes de Cáceres (Arqueología, Histo-ria Antigua y tradición de la Ciudad), Cáce-res, 1980.

CANO GARCÍA, G. (dir.), Geografía de An-dalucía, I, Cádiz, 1990.

CANTO DE GREGORIO, A. M.ª, La arqueo-logía española en la época de Carlos IV y Go-doy. Los dibujos de Mérida de don Manuel deVillena Mociño 1791-1794, Madrid, 2001.

CANTO, A. M.ª, PALMA, F., y BEJARANO,A., «El mausoleo del Dintel de los Ríos deMérida, Revve Anabaraecus y el culto dela confluencia», Madrider Mitteilungen 38,1997, 247-294.

CARRETERA VAQUERO, S., «Petavonium.Historia de dos campamentos romanos»,Revista de Arqueología, n.º 125, Madrid,pp. 30-39.

— «El cuadrante noroeste peninsular enépoca romana: los efectivos militares ysus establecimientos», Brigecio, n.º 3, Be-navente, pp. 47-73, 1993.

CARRETERO VAQUERO, S., y ROMEROCARNICERO, M.ª V., «Los Campamentosromanos de Petavonium (Rosinos de Vi-driales, Zamora)», II Congreso de ArqueologíaPeninsular, Valladolid (Monografía) 1996.

CEÁN BERMUDEZ, A., Sumario de las anti-güedades romanas que hay en España, Ma-drid, 1832.

CELESTINO, S. (ed.), El palacio-santuario deCancho Roano V-VI-VII. Los sectores oeste,sur y este, Madrid.

— Cancho Roano, Badajoz, 2001.— Estelas de guerrero y estelas diademadas. La

precolonización y formación del mundo tar-tésico, Barcelona, 2001.

CELESTINO, S., y JIMÉNEZ ÁVILA, J., El pa-lacio-santuario de Cancho Roano IV. El sectornorte, Badajoz.

CELESTINO DE ESPINOSA, P., «Reseña devarios puentes construidos en Españadesde la antigüedad hasta principios delsiglo XIX», Revista de Obras Públicas, XXVIy XXVII, Madrid, 1878-79.

CERRILLO, E., «Excavaciones en la villa ro-mana de Santiago de Bencáliz. Un asen-tamiento rural romano en la Vía de laPlata», Noticiario Arqueológico Hispánico,13, Madrid, 1982, p. 167.

— «La Vía de la Plata en Extremadura: ob-servaciones históricas y arqueológicas», VMesa Redonda Internacional sobre LusitaniaRomana: Las comunicaciones, J. G. GOR-GES, E. CERRILLO y T. NOGALES (eds.),Mérida, 2004, pp. 177-194.

— «Las mansiones en el tramo extremeño de laVía de la Plata», Anas, 18, 2005, pp. 105-123.

— «Capara, municipio romano», Sociedad yCultura en Lusitania romana. Actas de la IVMesa Redonda Internacional, J. G. GOR-GES, y T. NOGALES (eds.), Mérida, 2001,pp. 155-164.

CHARLESWORTH, M., Trade routes and com-merce in roman Spain. Hildesheim, 1961.

CHEVALIER, R., Les Voies romaines, París, 1972.CID, R., FERNÁNDEZ OCHOA, C., GAR-

CÍA DÍAZ, P., y PEDREGAL, A., Asenta-miento romano y necrópolis medieval en Lugode Llanera (Principado de Asturias), Lugo deLlanera, 1991.

CLEMENTE RAMOS, J., Ordenanzas de Ga-listeo, 1531, Cáceres, 2001.

COHEN ANSELEM, A., «La minería anda-luza», en Geografía de Andalucía, V, Ga-briel Cano García (dir); Ediciones Tartes-sos, Cádiz, V.

COLAS, L., «La voie romaine de Bordeaux à As-torga», Revue des Etudes Anciennes, XIV, 1912.

COLÓN, H., Descripción y Cosmografía de Es-paña, Sevilla, 1988, I, pp. 195-197.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS206

Page 207: 2008 Catalogo Vi a Plata

COROMINAS, J., Diccionario crítico etimoló-gico de la Lengua Castellana, I (1954), II(1955), III (1956), IV (1957), Madrid,1954-1957.

CORZO, R., y TOSCANO SAN GIL, M., Ita-lica. Excavaciones en el teatro (1990), Sevilla,2001, pp. 63 y ss.

CORZO, R., y TOSCANO SAN GIL, M., Lasvías romanas de Andalucía, Sevilla, 1992,pp. 166 y ss.

CUNTZ, O., Itineraria Romana. Volumen Prius:Itinraria Antonini Augusti et Burdigalense,Leipzig, 1929 (reedición en la colecciónTeubner, Stuttgart, 1990).

DANTÍN CERECEDA, J., «La Península Ibé-rica», en Nueva Geografía Universal, III, Er-nesto Garnger, Juan Dantín Cereceda yJuan Izquierdo Croselles, Espasa Calpe,Madrid, 1929.

DIAGO HERNANDO, M., Mesta y trashuman-cia en Castilla, siglos XIII-XIX, Madrid, 2002.

DÍAZ LUIS, S., «Un nuevo miliario de laCalzada de la Plata», Zephyrus, 34-35,1982, pp. 203-206.

VON DEN DRIESCH, A., Osteologische Un-tersuchungen auf der Iberischen Halbinsel,Studien über frühe Tierknochenfunde vonder Iberischen Halbinsel 3, Múnich, 1972,pp. 1-212.

DURÁN FUENTES, M., La construcción depuentes romanos en Hispania, 2.ª edición,corregida y aumentada, Xunta de Galicia,Santiago, 2005.

ELÍAS PASTOR, L. V., y NOVOA PORTELA,F. (coords.), Un camino de ida y vuelta. Latrashumancia en España, Madrid, 2003.

ESCAGES, I., «Geografía histórica de las co-munidades: las carreteras españolas ac-tuales y las calzadas romanas», Boletín dela Real Sociedad Geográfica, 83, 1947.

ESTEBAN DELGADO, M., El país vasco-atlán-tico en época romana, Cuadernos Universita-rios Mundaiz, n.º 6, San Sebastián, 1990.

ESTEFANÍA, M.ª D. N., «Vías romanas deGalicia», Zephyrus XI, 1960.

— «Aspecto económico de la penetración ycolonización de Asturias», Emerita, 31,1961, pp. 43 y ss.

FANJUL PERAZA, A., y MENÉNDEZ BUE-YES, L. R., El complejo castreño de los astu-res transmontanos, Salamanca, 2004.

FERNÁNDEZ CASADO, C., Historia delpuente en España (Puentes romanos), Ma-drid, 1980.

FERNÁNDEZ CASTRO, M.ª C., Villas roma-nas en España, Madrid, 1982.

FERNÁNDEZ-CHICARRO DE DIOS, C.,Laudes Hispaniae (Alabanzas de España),C.S.I.C., Madrid, 1948.

FERNÁNDEZ CONDE, F. J., La iglesia de As-turias en la Baja Edad Media, Oviedo, 1987.

FERNÁNDEZ CORRALES, J. M., El trazadode las vías romanas en Extremadura, Cáce-res, 1987.

— «Toponimia y arqueología en la provinciade Cáceres», Norba, 5, 1984, pp. 29-38.

FERNÁNDEZ OCHOA, C., Asturias en laépoca romana, Madrid, 1982.

FERNÁNDEZ OCHOA, C., «Astures y Roma.La configuración del territorio» en Astures.Pueblos y culturas en las fronteras del ImperioRomano, Gijón, 1995, pp. 99-112.

— El lenguaje de las piedras. La recuperacióndel Patrimonio Arqueológico de Gijón, Gi-jón, 2003.

FERNÁNDEZ OCHOA, C. (ed.), Gijón, puertoromano. Navegación y comercio en el Cantá-brico durante la Antigüedad, Gijón, 2003.

FERNÁNDEZ OCHOA, C., y GIL SEN-DINO, F., «Excavaciones arqueológicasen el yacimiento romano y medieval deVeranes (Cenero). Campañas de 1997 y1998», Excavaciones Arqueológicas en As-turias, 4, 1999, pp. 175-186.

— «La villa romana del Torrexón de Veranes(Gijón). Nuevos datos sobre la transición alMedievo en Asturias desde una perspec-tiva arqueológica», Excavaciones Arqueoló-gicas en Asturias, 5, 2007, pp. 149-162.

— «La etapa final de Roma en Hispania: lavilla romana de Veranes (Gijón, Astu-rias)», J. Fernández-Tresguerres (coord.),Astures y romanos: nuevas perspectivas,Oviedo, 2007, pp. 133-148.

— «Veranes. Yacimiento romano-medievalde Veranes», L. Arias (coord.), Enciclope-dia del Prerromanico en Asturias, vol. II,Aguilar de Campoo, 2007, pp. 645-659.

FERNÁNDEZ OCHOA, C., y MORILLO,A., De Brigantium a Oiasso. Una aproxima-ción al estudio de los enclaves marítimos can-tábricos en época romana, Madrid, 1994.

— «Implantación romana y tráfico marítimoen la costa asturiana», Boletín Asociación deAmigos de la Arqueología, 35 (Homenaje deH. Schubart), 1995, pp. 251-262.

— La tierra de los astures. Nuevas perspectivassobre la implantación romana en la antiguaAsturias, Gijón, 1999.

— «Romanización y asimilación cultural enel norte peninsular. Algunas reflexionessobre un topos historiográfico desde unaperspectiva arqueológica», en M. A. deBLAS y A. VILLA (eds.), Coloquios de Ar-queología en la cuenca del Navia: Formacióny desarrollo de la cultura castreña, Navia,2002, pp. 261-277.

— «La configuración del territorio en la As-turia Transmonatana», XII Cursos Mono-gráficos sobre el Patrimonio Histórico, Rei-nosa-Santander, 2002, pp. 381-399.

— «Ciudades y aglomeraciones secundariasen el norte y noroeste peninsular», enL’Aquitaine et l’Hispanie septentrionale à l’é-poque juio-claudienne. Organisation et ex-plotation des espaces provinciaux, Suppl. 13,Saintes, 2005, pp. 157-167.

— «Astures y romanos. Claves para una in-terpretación historiográfica de la romani-zación de Asturias» en J. Fernández-Tres-guerres (coord.), Astures y Romanos. Nuevasperspectivas, Oviedo, 2007, pp. 9-26.

FERNÁNDEZ OCHOA, C., GARCÍA DÍAZ,P., y ZARZALEJOS, M., Excavaciones ar-queológicas en Santa María de Lugo de Lla-nera (Asturias), Oviedo, 2001.

FERNÁNDEZ OCHOA, GIL SENDINO, yOREJAS, A., «La villa romana de Veranes.El complejo rural tardorromano y pro-puesta de estudio del territorio», ArchivoEspañol de Arqueología, 77, 2004, pp. 197-219.

FERNÁNDEZ OCHOA, C., GIL SENDINOet alii, «Métodos topocartográficos para ladocumentación de mosaicos in situ. Apli-caciones en la villa tardorromana de Ve-ranes», Arqueología de la Arquitectura, 2,2003, pp. 123-130.

FERNÁNDEZ OCHOA, C., et alii, «Gijón,enclave marítimo en la ruta comercialatlántica. Evidencias arqueológicas e hi-pótesis sobre fondeaderos y lugares deatraque en la Antigüedad» en FERNÁN-DEZ OCHOA, C. (ed.), Gijón, puerto ro-

Bibliografia 207

Page 208: 2008 Catalogo Vi a Plata

mano. Navegación y comercio en el Cantá-brico durante la Antigüedad, Gijón, 2003,pp. 97-117.

— «Estudio y proyecto de recuperación delramal transmontano de la Ruta de la Plataen el concejo de Gijón (Asturias)», VII jor-nadas andaluzas de difusión del PatrimonioHistórico, Huelva, 2004, pp. 173-186.

— «La Torre de Augusto en la Campa Torres(Gijón, Asturias): las antiguas excavacio-nes y el epígrafe del Calpurnio Pisón»,Archivo Español de Arqueología, 78, 2005,pp. 129-146.

— «El proyecto Ruta de la Plata en el concejode Gijón», Roman Military Archaeology inEuropa, Segovia, 2005, pp. 103-115.

FERRER SIERRA, S., y RODRÍGUEZ COL-MENERO, A., «La via nova romana(XVIII del I. de A.). Bases de partida parasu investigación», Larouco III, 2002.

FERNÁNDEZ-TRESGUERRES, J. (coord.),Astures y romanos: nuevas perspectivas,Oviedo, 2007, pp. 95-132.

FITA, P. F., «Miliario romano de Almázcara»,Boletín de la Real Academia de la Historia, V,5, 1884.

FITA, F., Boletín de la Real Academia de la His-toria, 46, 1904, pp. 807 y ss.

FLÓREZ, E., España Sagrada, Madrid, 1819,51 vols.

FRAILE CUÉLLAR, J. M., Puentes singularesde la provincia de Salamanca, Coord. BO-NILLA HERNÁNDEZ, J. A. RODRÍ-GUEZ MARTÍN, Salamanca, 2002.

GALÁN, E., y MARTÍN BRAVO, A. M., «Me-galitismo y zonas de paso en la cuenca ex-tremeña del Tajo», Zephyrus 44-45, 1992,pp. 193-205.

GALÁN, E., y RUIZ GÁLVEZ, M., «Rutasganaderas, transterminancia y caminosantiguos. El caso del Suroeste peninsularentre el Calcolítico y la Edad del Hie-rro», en GÓMEZ PANTOJA, J. (ed.), Losrebaños de Gerión. Pastores y trashumanciaen Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001,pp. 263-278.

GALLIAZZO, V., «I ponti romani di Padovaromana», Padova, Milán, 1971.

— «I ponti romani II». Catalogue General, Ve-necia, 1994.

— «l ponti romani I», Venecia, 1995.

GALSTERER, H., Untersuchungen zum rö-mischen Städtewesen auf der iberischen Hal-binsel, Berlín, 1971.

GARCÍA Y BELLIDO, A., «Las colonias ro-manas de Hispania», Anuario de Historiadel Derecho Español, 29, 1959, pp. 447-512.

— «El llamado Itinerario de Barro», Boletín dela Real Academia de la Historia, CLXXII,pp. 547-563, 1975.

GARCÍA-BELLIDO, M. P., «Mansio ad Sororesen el iter ab Emerita Asturicam», Archivo Es-pañol de Arqueología, 69, 1996, p. 281.

GARCÍA DÍAZ, P., «La vía de la Mesa en sutramo costero. Nuevas aportaciones», BI-DEA, 128, 1989, pp. 610-648.

GARCÍA MARTÍN, P. (coord.), Cañadas, cor-deles y veredas, Valladolid, 2000, 3.ª ed.

— Por los caminos de la trashumancia, Valla-dolid, 1994.

GARCÍA MARTÍN, P., y SÁNCHEZ BE-NITO, J. M. (ed.), Contribución a la historiade la trashumancia en España, 1996, 2.ª ed.

GARCÍA MERCADAL, J., Viajes de Extranje-ros por España, vol. I, Madrid, 1952.

GARCÍA MORÁ, F., Un episodio de la Hispa-nia republicana: la guerra de Sertorio, Gra-nada, 1992.

— «Sertorio frente a Metelo (79-78 a.C.)», IICongreso Peninsular de História Antiga,Coimbra, 1990, Coimbra, 1993, pp. 375-398.

GARCÍA MORALES, M., y GRANDE DELBRÍO, R., «Los miliarios de Calzadilla deMendigos en la Calzada de la Plata»,Zephyrus, 34-35, 1982, pp. 207-212.

GARCÍA MORENO, Luis A., «Reflexionesde un historiador sobre el Bronce de Al-cántara», Memorias del Seminario de Histo-ria Antigua I, 1987.

GAYANGOS, P., DELGADO, A., y OLO-ZAGA, S., «Sobre los trabajos de Fr. PedroCid y del Sr D. Ramón Barros Silvelo paraestudiar el segundo camino de Braga aAstorga», Boletín de la Real Academia de laHistoria, VIII, 1877.

GERBERT, M. C., «Une voie de transhu-mance méconnue: La cañada Soria-Por-tugal à l’époque des Rois Catholiques»,en Javier GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los re-baños de Gerión. Pastores y trashumancia enIberia antigua y medieval, Madrid, 2001,pp. 21-36.

— La ganadería medieval en la Península Ibérica,Barcelona, 2003.

GIL MONTES, J., «Via delapidata. identifi-cación de una carretera romana a travésde la procedencia de los materiales», Ele-mentos de Ingeniería romana, Libro de Po-nencias del Congreso Europeo «Las ObrasPúblicas Romanas», Tarragona, 2004.

— «Norba y la Vía de la Plata», El MiliarioExtravagante, 16, 1988, pp. 14-17.

— «La red viaria extremeña», El Miliario Ex-travagante, 17, 1988, p. 9;

GÓMEZ MORENO, M., «Nuevo miliario delBierzo», Boletín de la comisión de Monu-mentos de Orense, III, 1906.

— Catálogo monumental de España. Provinciade Zamora, Madrid, 1927 (edición facsí-mil, 1980, León).

— Catálogo monumental de la provincia de León,León, 1979 (edición facsímil del año 1925).

— Catálogo monumental de España. Salamanca,Madrid (edición de 1967), 1956.

— Catalogación arqueológica de España. Pro-vincia de León, León, 1925.

GÓMEZ PANTOJA, Javier (ed.), Los rebañosde Gerión. Pastores y trashumancia en Iberiaantigua y medieval, Madrid, 2001.

GÓMEZ TOSCANO, F., «Ab ostio fluminisAnae… Los inicios de la vía romana en elentorno de Ayamonte (Huelva)», VII Jor-nadas de Historia de Ayamonte, Ayamonte,2004, pp. 43 y ss.

GONZALEZ, J. M., «Mansiones en el trayectode vía romana Lucus Asturum- Lucus Au-gusti», Archivum VI, 1956, pp. 287-295.

— Miscelánea Histórica Asturiana, Oviedo, 1976. GONZÁLEZ CORDERO, A., «Algunas no-

tas sobre los miliarios de la Vía de la Plataen el tramo comprendido entre ad Soro-res y Castra Caecilia», El Miliario Extra-vagante, 27, 1990, pp. 17-19.

GORGES, J. G. y NOGALES, T. (eds.), So-ciedad y cultura en Lusitania romana, Actasde la IV Mesa Redonda Internacional, Mé-rida, 2001.

GORGES, J. G., CERRILLO, E. y NOGALES,T. (eds.), V Mesa Redonda Internacional so-bre Lusitania Romana: Las comunicaciones,Mérida, 2004.

GRANDE, J. (coord.), Jornadas de Trashumancia,Cañadas y Desarrollo rural, Logroño, 2001.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS208

Page 209: 2008 Catalogo Vi a Plata

GRANDE DEL BRÍO, R., «Dos nuevos mi-liarios de la Calzada de la Plata», Zephy-rus, 30-31, 1980, pp. 252-253.

GRANDE DEL BRÍO, R., y BENITO, L., «El mi-liario número CLIX de la Calzada de laPlata (La Dueña de Abajo, Pedrosillo de losAires, Salamanca)», Revista Provincial de Es-tudios de Salamanca, 16-17, 1988, pp. 331-340.

DE GRIÑÓ, B., La Vía de la Plata, 1997.GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, J. A., Peñaferruz

(Gijón). El castillo de Curial y su entorno, Gi-jón, 2003.

IGLESIAS GIL, J. M., y MUÑIZ CASTRO, J.A., Las comunicaciones en la Cantabria ro-mana, Santander, 1992.

HABA QUIRÓS, S., y RODRIGO LÓPEZ, V.,«La Vía de la Plata entre las mansionesRusticiana y Caecilius vicus: la calzada enrelación con el asentamiento», La red via-ria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990,pp. 241 y ss.

— «El tema del culto a las aguas y su conti-nuidad en relación con las vías naturalesde comunicación», I Coloquio Internacionalde Religiones Prehistóricas de la PenínsulaIbérica, Salamanca-Cáceres, mayo de 1987,Zephyrvs, XLIII, 1990, p. 271.

HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, F., «El paso delOdiel por la vía romana de Ayamonte aMérida», Archivo Español de Arqueología,XXXI, 1958, pp. 128 y ss.

HUNT ORTIZ, M. A., Prehistoric Mining andMetallurgy in South West Iberian Peninsula,Oxford, 2003.

JIMÉNEZ, M.; MENÉNDEZ, L., y PRIETO,M., «El Puente Romano de Salamanca enlas Crónicas, las fuentes históricas y lahistoriografía», Revista de Estudios Sala-manca, n.º 44, Salamanca, 2000.

JIMÉNEZ ÁVILA, J., La toréutica orientali-zante en la Península Ibérica, Bibliotheca Ar-chaeologica Hispana, 16, Madrid, 2002.

JIMÉNEZ ÁVILA, J., y ORTEGA BLANCO,J., La cerámica griega en Extremadura, Cua-dernos Emeritenses, 28, Mérida, 2004.

JORDÁ, F., Las Murias de Beloño, Cenero-Gi-jón, Oviedo, 1957.

— «La cultura de los castros y la tardía ro-manización de Asturias», Actas del Colo-quio Internacional sobre el Bimilenario deLugo, Lugo, 1977, pp. 43 y ss.

JORGE ARAGONESES, M., «El mosaico ro-mano de Vega del Ciego», BIDEA, 21,1954, pp. 245-256.

KEAY, S., «La romanización en el Sur y en elLevante de España hasta época de Au-gusto», J. M. BLÁZQUEZ y J. ALVAR(eds.), La romanización en Occidente, Ma-drid, 1996, pp. 147-178.

KLEIN, J., La Mesta: estudio de la historia eco-nómica española, 1273-1836, Madrid, 1979.

KOLB, A., WALSER, G., y WINKLER, G. (eds.),Miliaria Imperii Romani Pars II: Miliariaprovinciarum NarbonensisGalliarum Ger-maniarum, Ed. Gerold Walser, 1986. ParsIV: Illyricum et provinciae Europae Grae-cae Fasc. 1. Miliaria provinciarum Raetiaeet Norici, 2005.

KÖNIG, I., «Q. Sertorius. Ein Kapitel desfrühen römischen Bürgerkriegs», Klio,82/2, 2000, pp. 441-458.

LABORDE, A. de, Itinéraire descriptif de l’Es-pagne, 3.ª ed., París, Didot, 1827-1830, 6 vols.

— Voyage pittoresque e historique de l’Espagne,París, 1806, 2 vols.

LOEWINSHON, E., «La Vía de la Plata: delrío Esla (Astura) a Asturica Augusta», ElMiliario Extravagante, 35, 1991, pp. 2-6.

— «Unas correcciones respecto a la “Vía dela Plata”», El Miliario Extravagante, 71, pp. 9 y ss.

— «La Vía de la Plata en sus extremos sep-tentrionales: Brigecio», Revista de Estudiosde Benavente y sus tierras, 5-6, 1995.

— «Una calzada y dos campamentos roma-nos del conventus Asturum», Archivo Es-pañol de Arqueología, 38, 1965, pp. 26-49.

— «Una calzada y dos campamentos roma-nos del Conventus Asturum», Archivo Es-pañol de Arqueología, vol. XXXVIII, Ma-drid, 1965, pp. 26-49.

LÖHBERG, B., Das Itinerarium provinciarumAntonini Augusti. Ein Straßenverzeichnisdes Römischen Reiches. 2 vols., Franke &Thimme, Berlín, 2006.

LOMAS SALMONTE, F. J., Asturias prerromanay altoimperial, Sevilla, 1975 (2.ª ed. 1989).

LÓPEZ, S., Nueva guía de caminos para ir desdeMadrid a todas las ciudades y villas más prin-cipales de España y Portugal por… 2.ª ed.,nuevamente corr. y añadida, Madrid, 1812.

LÓPEZ MELERO, R., SALAS MARTÍN, J.,GARCÍA JIMÉNEZ, S., y SÁNCHEZABAL, J. L., «El Bronce de Alcántara. Una“deditio” del 104 a.C.», Gerión, 2, 1984,pp. 265-323.

LORA SERRANO, G. (ed.), Ordenanzas muni-cipales de la ciudad de Plasencia, Sevilla, 2005.

LOSTAL, J., Los miliarios de la Provincia Ta-rraconense (conventos Tarraconense, Cesa-raugustano, Cluniense y Cartaginense), Za-ragoza, 1992.

MADRAZO, S., El sistema de transportes enEspaña, 1750-1850, Madrid, 1984.

MAGALLÓN, A. (ed.), Simposio sobre la redviaria en la Hispania romana, Zaragoza,1990; J-G.,

MAIER ALLENDE, J., «II Centenario de laReal Cédula de 1803: la Real Academia dela Historia y el inicio de la legislación so-bre el patrimonio arqueológico y monu-mental en España», Boletín de la Real Aca-demia de la Historia, 200, 3, 2003, pp. 437-473

MALUQUER, J., Carta Arqueológica de Es-paña, Salamanca, 1956.

MANGAS, J., y SOLANA, J. M., Historia deCastilla y León, 2: Romanización y germani-zación de la Meseta norte, Valladolid, 1985.

MAÑANES PÉREZ, T., y SOLANA SAINZ,J. M.ª, «Vías y ciudades en la Meseta Sep-tentrional», Hispania Antiqua, vol. VII, Va-lladolid, 1977, pp. 379-389.

— Ciudades y vías romanas en la cuenca delDuero (Castilla-León), Valladolid, 1985.

MAÑANES, T., «Contribución a la carta ar-queológica de la provincia de León». Leóny su Historia, IV, León, 1977.

MAÑANES PÉREZ, T., El Bierzo Prerromanoy Romano, León, 1981.

MARCHENA GÓMEZ, M., «La imagen ge-ográfica de Andalucía», en Geografía deAndalucía, I, Gabriel Cano García (dir.),Cádiz, 1990.

MARÍN BARRIGUETE, F., «Los Reyes Ca-tólicos y el Honrado Concejo de la Mesta.Una desmitificación necesaria», en Cua-dernos de Historia Moderna, vol. 13, 1992,pp. 109-141.

— «Trashumancia y fiscalidad en Castilla:los conflictos de paso y el impuesto decastillería, siglos XVI-XVIII» en MARÍNBARRIGUETE, F., CARRASCO MARTÍ-

Bibliografia 209

Page 210: 2008 Catalogo Vi a Plata

NEZ, A., y MARTÍNEZ VEGA, E., Privi-legio y desigualdad. Perspectivas de estudio enHistoria Social de la España Moderna, Ma-drid, 2004, pp. 253-306.

— «Archivo de la Mesta: tipologías docu-mentales y posibilidades de investigación(siglos XVI-XVIII)», en Cuadernos de Histo-ria Moderna, vol. 17, 1996, pp. 193-217.

— La Mesta en los siglos XVI y XVII: rotura-ciones de pastos, cañadas, arrendamientos eimpedimentos de paso y pasto, Madrid, 1987.

MARTÍN CASAS, J. (coord.), Las vías pecua-rias del Reino de España: un patrimonio na-tural y cultural europeo, Madrid, 2003.

MARTÍN BRAVO, A. M., «Evidencias delcomercio tartésico junto a puertos y va-dos de la cuenca del Tajo», Archivo Espa-ñol de Arqueología, 71, 1998, pp. 37-52.

— Los orígenes de la Lusitania: el I milenio a.C.en la Alta Extremadura, Biblioteca Archaeo-logica Hispana, 2, Madrid, 1999.

MARTÍN VALLS, R., y DELIBES, G., «Sobrelos campamentos de Petavonium». StudiaArchelogica, 36, Valladolid, 1975.

MARTÍNEZ VEGA, A., El monasterio de SantaMaría de la Vega. Colección Diplomática I,Oviedo, 1991.

— El monasterio de Santa María de la Vega deOviedo, Historia y Fuentes (siglos XII-XIX),vol. II, Oviedo, 1994.

MATHIAS ESCRIBANO, J., Itinerario espa-ñol o Guía de Caminos para ir desde Madrida todas las Ciudades, y Villas más principalesde España; y para ir de unas Ciudades a otras;y a algunas Cortes de Europa. Añadido y co-rregido en esta tercera Impresión, por … Sehallará en su Librería, frente de la Aduana,Calle de Athocha. Con privilegio, y las licen-cias necesarias. En Madrid: en la Imprenta deMiguel Escribano, Calle Angosta de San Ber-nardo, Año de 1767.

MAYA GONZÁLEZ, J. L., y CUESTA TORI-BIO, F., El castro de Campa Torres. Períodoprerromano, Gijón, 2001.

MÉLIDA, J. M., Catálogo Monumental de Es-paña, provincia de Cáceres, Madrid, 1924.

— Catálogo Monumental de España, provinciade Badajoz, Madrid (1907-1910), 1925.

MELLADO, F. P., Guía del viagero en España.Comprende una noticia geográfica, estadísticae histórica del reino; descripción de Madrid y

de las principales poblaciones de España; no-ticia de los caminos generales y transversalesque conducen de un punto a otro, expresandola distancia de la corte a las capitales y pueblosimportantes y de éstos entre sí, con un cuadroestadístico de las provincias, partidos en que sedividen, número de pueblos, de vecinos y de al-mas de que constan, y un apéndice que reúnetodas las noticias relativas a comunicación,trasnporte, diligencias, mensagerias, carros,galeras, correos, aguas minerales, ferias, etc,etc., por don… 2.ª edición, Madrid, en el Ga-binete Literario, calle del Príncipe, n. 25, 1843.Sobre las comunicaciones en España.

MELÓN JIMÉNEZ, M. A., RODRÍGUEZGRAJERA, A., y PÉREZ DÍAZ, A. (co-ords.), Extremadura y la trashumancia, si-glos XVI-XX, Mérida, 1999.

MENESES, A. de, Repertorio de caminos, Ma-drid, 1976 (facsímil de la edición de 1576).

MERINERO, M. J. y BARRIENTOS, G., As-turias según los asturianos del último sete-cientos (Respuestas al Interrogatorio de To-más López), Oviedo, 1992.

MORÁN, C., Reseña histórico-artística de laprovincia de Salamanca, Valladolid, 1946.

— «Excursiones arqueológicas por tierras deLeón», Archivos Leoneses, VI, 1949.

— La calzada romana de la Plata en la provinciade Salamanca, Madrid, 1949.

MORÁN BARDÓN, C., Reseña histórico-ar-tística de la provincia de Salamanca, ActaSalmanticensia II, Salamanca, 1946.

— La calzada romana «La Plata» en la provinciade Salamanca, Madrid, 1949.

— «Antiguas vías de comunicación en Sala-manca», Revista de Obras Públicas, 2828,1953, pp. 603-615.

MORENO, I., Vías romanas. Ingeniería y téc-nica constructiva, Madrid, 2004.

— «Vías romanas de Astorga», Nuevos ele-mentos de Ingeniería romana, III Congreso deObras Públicas Romanas, Astorga, 2006,pp. 23-65; http://traianus. rediris. es/astorga2006/01moreno.pdf.

MORILLO, A., «Lucernas romanas en la re-gión septentrional de la Península Ibé-rica. Contribución al conocimiento de laimplantación romana en Hispania», Mo-nographies d’Instrumentum, 8, Montag-nac, 1999.

— (ed.), Arqueología militar romana en Hispa-nia. Producción y abastecimiento en el ámbitomilitar, León, 2006.

MORALES, A., «Los mamíferos de Mede-llín (Badajoz). Análisis arqueofaunísticocamparado del Corte 2», Castros y oppidade Extremadura, Complutum, Extra 4, Ma-drid, 1994, pp. 129-141.

NAVEIRO, J., «El comercio antiguo en elNoroeste peninsular», Monografías urxen-tes do Museo 5, A Coruña, 1991.

NEBRISSENSSIS, AELII ANTONII Gramma-tici atque Regii Historiographi Repetitio sextade Mensuribus quam recitauit in Salamanti-censi gymnasio. III idus Iunias. Anno MDX,Introducción, traducción y notas de JenaroCostas Rodríguez, Salamanca, 1981, p. 4.

NIETO, G., «Los hallazgos de Becilla de Val-deraduey y el trazado de la vía romanade Asturica a Clunia», Revista de Archivos,Bibliotecas y Museos, LXIII. 2, pp. 690 y ss.

— Obras públicas en la Hispania romana, Mi-nisterio de Cultura, Madrid, 1980.

PAREDES GUILLÉN, V., Origen del nombre deExtremadura, el de los antiguos y modernos,de sus comarcas, ciudades, villas, pueblos ysus ríos; situación de sus antiguas poblacionesy caminos, por Don... Arquitecto, Plasencia,Imprenta de José Hontiveros, 1886.

PARTHEY, G., y PIDNER, M., ItinerariumAntonini Augusti et Hierosolymitanum ex li-bris manuscriptis, Berolini, 1848,

— Ravennatis Anonymi Cosmograohia et Guido-nis Geographica, ex libris manu scriptis edide-runt M. Pinder et G. Parthey, Berolini, 1860.

PASTOR MUÑOZ, M., Los astures durante elImperio romano (Contribución a su historiasocial y económica, Oviedo, 1977.

PERALTA, E., «Los castros cántabros y loscampamentos romanos de Toranzo y deIguña. Prospecciones y sondeos (1996-1997)», Las guerras cántabras, Santander,1999, pp. 201-276.

PÉREZ VILATEDA, L., Historia y Etnología dela Lusitania, Biblioteca Archaeologica His-pana, 6, Madrid, 2002.

PEREIRA IGLESIAS, J. L., Cáceres y su tierraen el siglo XVI. Economía y Sociedad, Cáce-res, 1990.

PIGGOTT, S., The Earliest European WeeledTransport, Londres, 1983.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS210

Page 211: 2008 Catalogo Vi a Plata

PINHEIRO, J. M., Estudio de Estrada militar ro-mana de Braga a Astorga en que sâo determi-nadas as estaçôes da referida vía, Porto, 1896.

PISA MENÉNDEZ, P., Caminos Reales de As-turias. Zona Central, Oviedo, 2000.

PONZ, P., Viage de España, Madrid, 1771, ree-dición Madrid, Aguilar, 1988-1989, 5 vols.

PUERTA TORRES, C., Los Miliarios de la Vía dela Plata, Madrid, 1995, tesis doctoral inédita.

PUIG Y LARRA, M., «Valor métrico de la mi-lla romana», Boletín de la Real Academia dela Historia, 33, 1898,

QUESADA, F., y ZAMORA, M. (eds.), El ca-ballo en la antigua Iberia, Biblioteca Archaeo-logica Hispana 19, Madrid, 2003, 125-140.

RABANAL ALONSO, M. A., «Vías romanas(mineras) y de Administración en el“Conventus Asturum”» I Congreso Inter-nacional Astorga romana, vol. I, Astorga,1986, pp. 75-91.

— Vías romanas de la provincia de León, León,1988.

— La romanización de León, Madrid (S.A. Hu-llera Vasco-Leonesa), 1990.

— «Asturica Augusta», Dialoghi di Archeologhia,3.ª serie, n.º 1-2, Roma, 1992, pp. 307-310.

— «Enlaces varios romanos entre España(Zamora) y Portugal», Hispania Antiqua,vol. XVI, Valladolid, 1992, pp. 165-170.

— (coord.), El camino de Santiago en León. Pre-cedentes romanos y época medieval, León, 1992.

— «La Vía de la Plata en León y la vía deLeón a Asturias: de calzadas romanas aCaminos de peregrinación a Santiago»,Tierras de León, n.º 91-92, León, 1993 (se-parata sin paginación).

— «La Vía de la Plata en León, Zamora y Sa-lamanca: de calzada romana a camino deperegrinación a Santiago», Studia Zamo-rensia, segunda etapa, vol. I, Zamora,1994, pp. 201-215.

— La gran obra de los Caminos de Santiago. IterStellarum, Vía de la Plata, vols. VII y VIII,ed. Hércules, A Coruña, 2004.

RABANAL ALONSO, M. A., y GARCÍAMARTÍNEZ, S. M.ª, «La red viaria en elNoroseste hispanorromano: su impor-tancia y significado», Hispania Antiqua,Vol. XX, Valladolid, 1996, pp. 271-294.

RACIONERO, L., El Mediterráneo y los bár-baros del norte, Barcelona, 1986.

RAFTERY, B., Pagan Celtic Ireland. The Enigmaof the Irish Iron Age, Londres, 1994.

RENDUELES LLANOS, E., Historia de la vi-lla de Gijón, desde los tiempos más remotoshasta nuestros días, Gijón, 1867.

REQUEJO PAGÉS, O., «Noticia sobre el yaci-miento tardorromano de Paredes (Siero).Primera necrópolis romana de Asturias»,De Oriente a Occidente. Homenaje al Dr. Emi-lio Olavarri, Oviedo, 2000, pp. 305-319.

— «Hallazgos romanos en la zona centralde Asturias: necrópolis de Paredes yhornos de Cayés» en J. FERNÁNDEZ-TRESGUERRES (coord.), Astures y ro-manos: nuevas perspectivas, Oviedo, 2007,pp. 95-132.

RODRÍGUEZ, J., «Las vías militares romanasen la actual provincia de León», Legio VIIGemina, León, 1970.

RODRÍGUEZ BORDALLO, R., y RÍOSGRANA, A. M., «Contributa Iulia Ugul-tunianum», V Congreso de Estudios Extre-meños, Badajoz 1976, pp. 177 y ss.

RODRÍGUEZ COLMENERO, A., FERRERSIERRA, S., y ÁLVAREZ ASOREY, R., Mi-lairios e outras inscións viarias do NoroesteHispánico, Santiago de Compostela, 2004.

RODRIGUEZ FERNÁNDEZ, J., «Las víasmilitares romanas en la actual provinciade León», Legio VII, Gemina, León, 1970.

RODRÍGUEZ GRAJERA, A., La Alta Extre-madura en el siglo XVII. Evolución, demogra-fía y estructuras agrarias, Salamanca, 1990.

RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, J., «Un nuevomiliario de la Calzada de la Plata», Zephy-rus, 28-29, 1978, pp. 325-331.

RODRÍGUEZ PASCUAL, M., La trashuman-cia, León, 2001.

ROLDÁN HERVÁS, J. M., «Las lápidas voti-vas de Baños de Montemayor», Zephyrvs,XVI, 1965, p. 23.

— «Sobre los acusativos en “ad” en el Itine-rario de Antonino», Zephyrus, XVII, 1966.

— «Sobre el valor métrico de la milla ro-mana», Crónica del XI Congreso Nacional deArqueología, Zaragoza, 1969, pp. 533 y ss.

— «Fuentes antiguas sobre los Astures I.Fuentes literarias». Zephyrus, XXI-XXII,1970-1971.

— Iter ab Emerita Asturicam. El camino de laPlata, Salamanca, 1971.

— «Las tablas de barro de Astorga, ¿una fal-sificación moderna?», Zephyrus, vol. XXIII-XXIV, pp. 221-232, 1972-1973.

— Hispania y el ejército romano. Contribución ala Historia social de la España antigua, Sala-manca, 1974.

— Itineraria Hispana. Fuentes antiguas para elestudio de las vías romanas en la PenínsulaIbérica, Valladolid-Granada, 1975.

— en Historia de España Menéndez Pidal II, 2:España romana, Madrid, 1982, pp. 83 y ss.

— «Las guerras cántabras y la fundación deMérida», Militaria. Revista de Cultura Mi-litar, Madrid, 2001, pp. 15 y ss.

— «El camino de la plata: iter o negotium»Necedad, sabiduría y verdad: el legado deJuan Cascalejo, Gerión Extra 3-4, Madrid,2007, pp. 323-340.

ROLDÁN, J. M., y WULFF, F., Citerior y Ul-terior. Las provincias romanas de Hispania enla era republicana, Madrid, 2001.

RUIZ MARTÍN, F., y GARCÍA SANZ, A.(eds.), Mesta, trashumancia y lana en la Es-paña Moderna, Barcelona, 1998.

SAAVEDRA, E., Discursos leídos ante la RealAcademia de la Historia en la recepción pú-blica de Don… el día 28 de diciembre de 1862,2.ª edición, Madrid, 1914.

SÁNCHEZ ALBORNOZ, C., «Vías de comu-nicación en el solar del reino de Asturiasdurante la época romana», pp. 107 y ss.

— «Una vía romana en Asturias. La vía deMesa y Lutos», El reino de Asturias, I,Oviedo, 1972, pp. 119 y ss.

— «Itinerario de la conquista de España porlos musulmanes», Orígenes del reino de As-turias, Oviedo, 1972.

SÁNCHEZ BENITO, J. M., «Consolidación ypráctica de la trashumancia en la BajaEdad Media castellana», en Itinerarios me-dievales e identidad hispánica, XXVII Se-mana de Estudios Medievales, Pamplona,2001, pp. 257-292.

SANZ FUENTES, M. J., «Nueva aportacióna la colección documental de la catedralde Oviedo», Bridea 14, Oviedo, 1993, pp. 561-584.

SARMIENTO, M., «Apuntamientos para unDiscurso sobre la necesidad que hay enEspaña de unos buenos Caminos y delmodo de dirigirlos, demarcarlos, cons-

Bibliografia 211

Page 212: 2008 Catalogo Vi a Plata

truirlos, comunicarlos, medirlos, ador-narlos, abastecerlos y conservarlos, por elM. R. P. Mtro Fr… Benedictino en su Mo-nasterio de Madrid», Semanario Eruditoque comprehende varias obras inéditas, críti-cas, morales, instructivas, políticas, históricas,satíricas, y jocosas de nuestros mejores auto-res antiguos, y modernos. Dalas a luz DonAntonio Valladares de Sotomayor, t. XX, Ma-drid, 1789,

SCHULTEN, A., Geografía y etnografía anti-guas de la península Ibérica; vol. II, Madrid,1953, pp. 195-348.

SCHULTEN, A., Los Cántabros y los Astures ysu guerra con Roma, Madrid, 1962.

SECO, I., y DE LA VILLA, J., «Fuentes literariasantiguas sobre los caballos en Hispania», F.Quesada y M. Zamora (eds.), El caballo en laantigua Iberia, Biblioteca Archaeologica His-pana, 19, Madrid, 2003, pp. 125-140.

SEPÚLVEDA, G. de, Joannis Genesii SepulvedaCordubensis opera cum edita, tum enedita,Madrid, 1780, t. III, libro II, pp. 158-161.

SILLIÈRES, P., «Centuariation et voie ro-maine au Sud de Mérida: contribution ala délimitation de la Bétique et de la Lu-sitanie», Melanges de la Casa de Velázquez,XVIII, 1982, pp. 437 y ss.

— Les voies de communication de l’Hispanieméridionale, París, 1990.

SOLANA, J. M., y SAGREDO, L., La red via-ria romana en Hispania. Siglos I-IV d.C., Va-lladolid, 2006.

SOMOZA, J., Gijón en la Historia General deAsturias, 2 vol., Oviedo, 1908.

TARACENA AGUIRRE, B., «Las vías roma-nas en España», III Congreso Arqueológicodel Sudeste Español, Murcia, 1947.

TORRES, M., «Tartessos», Biblioteca Archaeo-logica Hispana, 14, Madrid, 2002.

ULBERT, G., Cáceres el Viejo. Ein spätrepubli-kanischen Legionslager in Spanisch-Extre-madura, Madrider Beiträge, 11, Mainz amRhein, 1984.

URIOL SALCEDO, J. I., Historia de los cami-nos en España, Madrid, 1990.

— «Guía de caminos de Pedro Portón», Re-vista de Obras Públicas, 3430, 2003, pp. 59-62.

VELÁZQUEZ, L. J., Observaciones del viajede Extremadura y Andaluzia del SeñorVelazquez con varios Cathalogos de Bi-bliothecas en que se hallan Libros perte-necientes a la Historia de España. I. Pro-vincia de Extremadura de Leon parte delreino de Leon, RAH 9-418-1.

VILLALÓN, M.ª C., «Un proyecto de res-tauración del puente romano de Alconé-tar en el siglo XVII», Norba-Arte, IX, 1989.

VILLUGA, J., Repertorio de todos los caminos deEspaña, Medina del Campo, 1546 (ed. deMadrid, 1951).

VITTINGHOFF, F., Römische Kolonisation undBürgerrechtspolitik unter Caesar und Au-gustus, Wiesbaden, 1952.

VIU, J. de, Extremadura. Colección de sus inscrip-ciones y monumentos, Madrid, 1852, 2.ª ed.

VV.AA., Estructuras Agrarias y ReformismoIlustrado en la España del siglo XVIII, Ma-drid, 1989.

— Historia de Zamora, tomo I: De los orígenes alfinal del Medievo, 1995.

— Nuevos elementos de Ingeniería romana, IIICongreso de Obras Públicas Romanas, As-torga, 2006.

WALSER, G., Itinera Romana 1: Die römischeStrassen in der Schweiz, Berna, 1967.

WASSELING, P., Vetera Romanorum ItinerariaSive Antonini Augusti Itinerarium Petro Wes-selingio, qui & suas addit adnotationes. Ameste-laedami: Apud J. Wetstenium & G. Smith, 1735.

WATTENBERG, F., La región vaccea. Indigenismoy romanización en el valle del Duero, Biblio-theca Praehistorica Hispana, II, Madrid, 1959.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS212

Page 213: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 214: 2008 Catalogo Vi a Plata
Page 215: 2008 Catalogo Vi a Plata

Se acabó de imprimir el 20 de febrero

de 2008

Page 216: 2008 Catalogo Vi a Plata