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DIFERENCIAS LINGÜÍSTICO-DISCURSIVAS EN EL USO DE LOS MARCADORES CLARO Y POR SUPUESTO 1 PEDRO GRAS MANZANO UNIVERSITAT DE BARCELONA 1. Introducción Los marcadores del discurso constituyen actualmente una de las líneas de investigación más fructíferas en el ámbito de la lingüística, debido a que para su explicación no son sólo necesarios conocimientos de tipo gramatical, sino también de tipo semántico y a la pragmático 2 . El objetivo de esta comunicación es intentar establecer las diferencias que regulan el uso de dos unidades consideradas sinónimas: los marcadores evidenciales claro y por supuesto. El presupuesto de partida es que cada marcador posee una instrucción de procesamiento, una guía para la interpretación de los enunciados, distinta. Para llevar a cabo la descripción de claro y por supuesto, vamos a situar en primer lugar a estas unidades en el ámbito de los marcadores evidenciales; para ello, es necesario definir el concepto de evidencialidad y las características generales de las unidades consideradas evidenciales. A continuación, haremos un recorrido por los diferentes contextos en los que pueden aparecer claro y por supuesto, haciendo especial hincapié en aquellos contextos en los que la conmutación no es posible o bien lleva aparejada un cambio de significado. A partir de este recorrido, intentaremos establecer el significado de claro y por supuesto. Y, por último, expondremos las conclusiones a las que hemos llegado así como las líneas de investigación que abre este trabajo. 2. Conceptos básicos 2.1. La noción de evidencialidad No todos los autores consideran el mismo fenómeno bajo la noción de evidencialidad, si bien es posible establecer dos grandes interpretaciones: la evidencialidad en sentido estricto y la evidencialidad en sentido amplio 3 . La evidencialidad en sentido estricto (T.WILLET, 1988) se centra en torno a las fuentes de información o conocimiento que posee un determinado enunciado. Estas fuentes o evidencias pueden ser de dos tipos: directas e indirectas. Las evidencias directas son aquellas que proceden de la percepción sensible (vista, oído, etc.), como se observa en (1) 4 : (1) a. Juan bebe. b. He visto a Juan beber. Las evidencias indirectas pueden dividirse, a su vez, en dos tipos: aquellas que proceden de procesos inferenciales (2) y aquellas que proceden del discurso ajeno (3): (2) He visto muchas botellas de cerveza vacías en la habitación de Juan; me parece que Juan bebe. (3) Se dice que Juan bebe. La evidencialidad en sentido amplio no considera sólo las fuentes de las que procede el conocimiento contenido en el enunciado, sino también el grado de certidumbre de éste. La evidencialidad se integra, entonces, dentro de la modalidad epistémica (F.PALMER, 1986). 1 La idea de este trabajo parte de una sesión del curso de doctorado “Gramática e interacción”, que imparte la Dra. Estrella Montolío en la Universitat de Barcelona. Quisiera agradecer a la Dra. Carolina Figueras, a la Dra. Estrella Montolío y a la Dra. M. Rosa Vila sus comentarios a este estudio. De todos modos, cualquier error o imprecisión es de mi entera responsabilidad. 2 La obra coordinada por M. A. MARTÍN ZORRAQUINO y E. MONTOLÍO (1998) constituye una excelente introducción a los métodos de análisis en marcadores del discurso, que se llevan a cabo en la actualidad. 3 Una presentación general de los problemas en torno a la evidencialidad puede encontrarse en DENDALE y TASMOWSKi (2001) y las referencias que allí se citan. 4 El español no puede expresar la evidencialidad mediante procedimientos morfológicos, a diferencia de otras lenguas; de ahí que en los ejemplos la evidencialidad se manifieste mediante procedimientos léxicos. Ejemplos de evidencialidad en español pueden encontrarse en C. FIGUERAS (2001).

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Diferencias Entre Claro y Por Supuesto

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DIFERENCIAS LINGÜÍSTICO-DISCURSIVAS EN EL USO DE LO S MARCADORES CLARO Y POR SUPUESTO 1

PEDRO GRAS MANZANO

UNIVERSITAT DE BARCELONA

1. Introducción Los marcadores del discurso constituyen actualmente una de las líneas de investigación más fructíferas en el ámbito de la lingüística, debido a que para su explicación no son sólo necesarios conocimientos de tipo gramatical, sino también de tipo semántico y a la pragmático2. El objetivo de esta comunicación es intentar establecer las diferencias que regulan el uso de dos unidades consideradas sinónimas: los marcadores evidenciales claro y por supuesto. El presupuesto de partida es que cada marcador posee una instrucción de procesamiento, una guía para la interpretación de los enunciados, distinta. Para llevar a cabo la descripción de claro y por supuesto, vamos a situar en primer lugar a estas unidades en el ámbito de los marcadores evidenciales; para ello, es necesario definir el concepto de evidencialidad y las características generales de las unidades consideradas evidenciales. A continuación, haremos un recorrido por los diferentes contextos en los que pueden aparecer claro y por supuesto, haciendo especial hincapié en aquellos contextos en los que la conmutación no es posible o bien lleva aparejada un cambio de significado. A partir de este recorrido, intentaremos establecer el significado de claro y por supuesto. Y, por último, expondremos las conclusiones a las que hemos llegado así como las líneas de investigación que abre este trabajo. 2. Conceptos básicos 2.1. La noción de evidencialidad No todos los autores consideran el mismo fenómeno bajo la noción de evidencialidad, si bien es posible establecer dos grandes interpretaciones: la evidencialidad en sentido estricto y la evidencialidad en sentido amplio3. La evidencialidad en sentido estricto (T.WILLET, 1988) se centra en torno a las fuentes de información o conocimiento que posee un determinado enunciado. Estas fuentes o evidencias pueden ser de dos tipos: directas e indirectas. Las evidencias directas son aquellas que proceden de la percepción sensible (vista, oído, etc.), como se observa en (1)4:

(1) a. Juan bebe. b. He visto a Juan beber.

Las evidencias indirectas pueden dividirse, a su vez, en dos tipos: aquellas que proceden de procesos inferenciales (2) y aquellas que proceden del discurso ajeno (3):

(2) He visto muchas botellas de cerveza vacías en la habitación de Juan; me parece que Juan bebe. (3) Se dice que Juan bebe.

La evidencialidad en sentido amplio no considera sólo las fuentes de las que procede el conocimiento contenido en el enunciado, sino también el grado de certidumbre de éste. La evidencialidad se integra, entonces, dentro de la modalidad epistémica (F.PALMER, 1986).

1 La idea de este trabajo parte de una sesión del curso de doctorado “Gramática e interacción”, que imparte la Dra. Estrella Montolío en la Universitat de Barcelona. Quisiera agradecer a la Dra. Carolina Figueras, a la Dra. Estrella Montolío y a la Dra. M. Rosa Vila sus comentarios a este estudio. De todos modos, cualquier error o imprecisión es de mi entera responsabilidad. 2 La obra coordinada por M. A. MARTÍN ZORRAQUINO y E. MONTOLÍO (1998) constituye una excelente introducción a los métodos de análisis en marcadores del discurso, que se llevan a cabo en la actualidad. 3 Una presentación general de los problemas en torno a la evidencialidad puede encontrarse en DENDALE y TASMOWSKi (2001) y las referencias que allí se citan. 4 El español no puede expresar la evidencialidad mediante procedimientos morfológicos, a diferencia de otras lenguas; de ahí que en los ejemplos la evidencialidad se manifieste mediante procedimientos léxicos. Ejemplos de evidencialidad en español pueden encontrarse en C. FIGUERAS (2001).

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(4) A: Pedro, queremos saber cómo se ha resol, se ha resuelto esto, porque tú me supongo que pensarías que el partido iba a tener muchísimas más dificultades. B: Sí, bueno, por supuesto que yo pensaba que el partido iba a ser mucho más difícil, pero hemos estado toda la semana trabajando a partir de la cantidad de errores que cometimos la semana pasada en el campo de Játiva. [Domingo Deporte, 02/04/89, TV2, CREA]

El marcador por supuesto en el enunciado de B señala la evidencia del miembro discursivo en el que se integra (“yo pensaba que el partido iba a ser mucho más difícil”), basándose en una evidencia de tipo inferencial: B afirma que esperaba que el partido fuese difícil ya que la semana anterior el equipo cometió muchos errores. El ejemplo de (4) muestra que entre las fuentes de conocimiento de un enunciado y su grado de certidumbre existe una relación muy estrecha. 2.2. Los marcadores evidenciales

La noción de marcador del discurso que manejaremos en este trabajo se corresponde con la expuesta en J.PORTOLÉS (1998: 48):

Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas invariables, no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación.

Podemos ilustrar estas características con un ejemplo: (5) A: Bueno, ¿te interesas por lo que sucede en España y en el mundo?

B: ¡Claro! ¿no me voy a interesar? Como buena española que soy, claro que me interesa y más con los problemas que tenemos en el país. [P2H4, 369. Tomado de C.FUENTES (1993)]

Con respecto a sus capacidades de modificación, claro es totalmente invariable (*clara, *muy claro, *clarísimo). Con respecto a su función sintáctica, no sólo no está integrado en una predicación oracional, sino que constituye un enunciado por sí mismo5. Y, con respecto su función en el discurso, claro relaciona el enunciado de B con el enunciado precedente: A afirma que p, B afirma p es evidente, A infiere ‘B está de acuerdo conmigo’.6

Siguiendo a M.A.MARTÍN ZORRAQUINO y J.PORTOLÉS (1999), llamamos marcadores evidenciales a las unidades en efecto, efectivamente, claro, por supuesto, desde luego y naturalmente. A excepción de las dos primeras, los marcadores evidenciales poseen la capacidad de tematizar el miembro que introducen mediante la conjunción que:

(4´) A: Pedro, queremos saber cómo se ha resol, se ha resuelto esto, porque tú me supongo que pensarías que el partido iba a tener muchísimas más dificultades. B: Sí, bueno, por supuesto / claro / desde luego / naturalmente / * en efecto / * efectivamente que yo pensaba que el partido iba a ser mucho más difícil, pero hemos estado toda la semana trabajando a partir de la cantidad de errores que cometimos la semana pasada en el campo de Játiva. Todas estas unidades pueden considerarse evidenciales en un sentido amplio 7, ya que

mediante ellas el hablante señala a un miembro del discurso como evidente en relación con un conocimiento contextual: ya se trate del contexto físico, del contexto lingüístico o del contexto mental8. 3. Análisis de claro y por supuesto

5 Se trata del uso de claro como interjección (J.PORTOLÉS, 1998: 67). Acerca de las propiedades gramaticales de los marcadores del discurso, puede consultarse M.A.MARTÍN ZORRAQUINO (1998), y sobre las propiedades gramaticales de los marcadores que nos ocupan, M.A.MARTÍN ZORRAQUINO (1991, 1994). 6 A diferencia de lo que sucede con otros marcadores, como pues o pero, los marcadores evidenciales poseen un significado léxico fácilmente recuperable; su significado no es sólo procesural. 7 En español, sólo puede hablarse de marcadores de evidencialidad en sentido estricto en el caso de por lo visto y al parecer, denominados por M.A.MARTÍN ZORRAQUINO y J.PORTOLÉS (1999) ‘orientativos sobre la fuente del mensaje’. 8 En una concepción cognitiva del contexto, como la propuesta por D.SPERBER y D.WILSON (1986), quedarían incluidas todas estas nociones de contexto.

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Para poder establecer con exactitud el lugar que los marcadores claro y por supuesto ocupan en el sistema lingüístico, no sólo es necesario encontrar aquellos casos en los que ambos pueden conmutarse, sino, como señala J.PORTOLÉS (1998), “también será útil hallar el contexto en el que un marcador supuestamente sinónimo de otro no puede reemplazarlo porque la intervención resultante sería si no agramatical, al menos pragmáticamente extraña.” Así, a continuación, tras hacer un breve sumario de aquellos contextos en los que ambos operadores pueden ser fácilmente conmutables, incidiremos en aquellos casos en los que la conmutación o bien produce un enunciado pragmáticamente extraño o bien modifica las inferencias que se pueden llevar a cabo. 3.1. Contextos en los que es posible la conmutación En primer lugar, ambos marcadores pueden ocupar un turno de respuesta a una intervención iniciativa, bien se trate de una pregunta total (5) o de una aseveración (6):

(5) A: Bueno, ¿te interesas por lo que sucede en España y en el mundo? B: ¡Claro! ¿no me voy a interesar? Como buena española que soy, claro que me interesa y más con los problemas que tenemos en el país.

(5´) A: Bueno, ¿te interesas por lo que sucede en España y en el mundo? B: ¡Por supuesto! ¿no me voy a interesar? Como buena española que soy, claro que me interesa y más con los problemas que tenemos en el país.

(6) G: Yo ya por ejemplo por podría conducir. E: Claro / tú estás con un güisqui. [A.BRIZ (coord..) (1995)]

(6´)G: Yo ya por ejemplo por podría conducir. E: Por supuesto / tú estás con un güisqui.

En muchos casos el marcador va seguido de un enunciado que justifica la evidencia del miembro discursivo anterior (‘es evidente que me intereso por lo que sucede en España y en el mundo porque soy buena española y, además, porque tenemos muchos problemas en el país’; ‘Es evidente que no podrías conducir porque te has tomado un güisqui’). Pese a que la conmutación sea posible, algunos autores coinciden en señalar a por supuesto como respuesta más enfática que claro (M.A.MARTÍN ZORRAQUINO, 1991, 1994; C.FUENTES, 1993a, 1993b; M.A.MARTÍN ZORRAQUINO y J.PORTOLÉS, 1999), característica que habrá que tener en cuenta a la hora de establecer el significado de ambas unidades.

En contextos como los que se observan en (5) y (6) claro y por supuesto pueden llevar a cabo estrategias de cortesía positiva (P.BROWN y S.LEVINSON, 1987; H.HAVERKATE, 1994), es decir, estrategias destinadas a proteger la imagen positiva del interlocutor; concretamente, muestran acuerdo con el interlocutor. Algunos autores hablan entonces de casos de claro y por supuesto como marcadores de acuerdo (M.A.MARTÍN ZORRAQUINO, 1991, 1994; S.PONS, 1998; M.A.MARTÍN ZORRAQUINO Y J.PORTOLÉS, 1999; L.RUIZ GURILLO, 1999). Si bien claro y por supuesto no poseen un significado de acuerdo —a diferencia de unidades como de acuerdo (L.RUIZ GURILLO, 1999)—, mediante la afirmación de la evidencia y, por lo tanto, de la certeza del enunciado de su interlocutor, muestran estar de acuerdo con él. Sin embargo, existen casos en los que claro y por supuesto atentan contra la imagen positiva del interlocutor y son, entonces, marcadores de ‘descortesía’:

(7) A: Tus padres se han ido ¿no? B: mm C: [(RISAS)] A: [por eso ] digo que te has preparao tú el bocata. B: claro / ¿¡iba a hacerme yo una tortilla nano!? [¡qué cojones!] [A.BRIZ (coord.) (1995)]

En esta muestra de conversación espontánea, el hablante B usa claro para indicar a su interlocutor, A, la no relevancia de su intervención.9 Posiblemente, esta interpretación contraria a la cortesía esté motivada por la conjunción de factores entonativos y contextuales, como la presencia de la interrogación retórica.

9 Ejemplos como (7) pueden conducirnos a pensar que, pese a que normalmente la categoría pragmática del acuerdo desencadene procesos de cortesía positiva, no se puede hablar de una relación de necesidad entre acuerdo y cortesía.

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En segundo lugar, ambos marcadores pueden aparecer como respuesta a una pregunta orientada, como sucede en (8):

(8) A: ¿En cuanto a la disciplina externa considera que hay más o menos? B: Menos, por supuesto. [C3H2, 270. Tomado de C.FUENTES (1993)]

(8´)A: ¿En cuanto a la disciplina externa considera que hay más o menos? B: Menos, claro.

Tal y como sucedía con los ejemplos (5) y (6), también en este caso es posible observar una diferencia de énfasis. En tercer lugar, ambos marcadores pueden aparecer con un matiz concesivo (M.A.MARTÍN ZORRAQUINO, 1991, 1994; C.FUENTES, 1993a, 1993b; S.PONS, 1998; M.A.MARTÍN ZORRAQUINO Y J.PORTOLÉS, 1999):

(9) Y luego, pues, por supuesto, la cabeza, o sea lo lo. Eso es lo más importante, ¿no? eso es lo más importante, o sea, que la mente clara, para mí. Claro que en el momento de poner el pie en el suelo, pues, a veces me resulta difícil, ¿no?. [Estadio Dos, 06/10/96, TV2, CREA]

(9´) Y luego, pues, por supuesto, la cabeza, o sea lo lo. Eso es lo más importante, ¿no? eso es lo más importante, o sea, que la mente clara, para mí. Por supuesto que en el momento de poner el pie en el suelo, pues, a veces me resulta difícil, ¿no? En los ejemplos señalados, claro que o por supuesto que introducen un miembro

discursivo (“en el momento de poner el pie en el suelo a veces me resulta difícil”) que se opone a un argumento anterior (“lo importante es tener la mente clara”). Una prueba a favor de que claro y por supuesto no desencadenan la interpretación concesiva la encontramos en los siguientes ejemplos:

(10) Y luego, pues, por supuesto, la cabeza, o sea lo lo. Eso es lo más importante, ¿no? eso es lo más importante, o sea, que la mente clara, para mí. Aunque, claro (*que) en el momento de poner el pie en el suelo, pues, a veces me resulta difícil, ¿no?

(10´)Y luego, pues, por supuesto, la cabeza, o sea lo lo. Eso es lo más importante, ¿no? eso es lo más importante, o sea, que la mente clara, para mí. Aunque, por supuesto (*que) en el momento de poner el pie en el suelo, pues, a veces me resulta difícil, ¿no?

En las intervenciones (10) y (10’) se observa que si desaparece la conjunción que10, no existe ningún tipo de dificultad para actualizar el marcador concesivo aunque. Por último, tanto claro como por supuesto pueden destacar un miembro dentro de una serie:

(11)En Barcelona hay cinco fechas señaladas por el calendario, la Diada, la Mercé, Sant Jordi, el lunes de Pascua y, por supuesto, el día de Barça-Madrid. [Domingo Deporte, 02/04/89, TV2, CREA]

(11´)En Barcelona hay cinco fechas señaladas por el calendario, la Diada, la Mercé, Sant Jordi, el lunes de Pascua y, claro, el día de Barça-Madrid.

El hablante señala mediante los marcadores la evidencia de uno de los miembros de la serie, de acuerdo, en este caso, con su conocimiento del mundo. Pese a que ambos marcadores son aceptables, por supuesto suele aparecer en este contexto con más frecuencia. 3.2. Contextos en los que no es posible la conmutación Si ya en los ejemplos anteriores, era posible percibir que la conmutación de claro y por supuesto no era aséptica, los casos que se analizan a continuación conducen a la conclusión de que claro y por supuesto poseen significados distintos. Observemos el ejemplo siguiente:

(12)J: Sí// y eh que sobran muchos yo que fumo / ee- de disfrutar pocos / lo otro eh nervios / ¿sabes? C: ya yaa J: si es que noo / te pones nervioso y en seguida vas por ahí llevo tres duros sueltos un paquete / y ((uno de estos)) ¿sabes? / ni lo disfrutas ((es)) / ee- el de la comida después el almuerzo pero lo otro está / [de sobra ¡coño!] C: [(claro)] // mm J: pero llevo nervio y / PIMBA / a agarrar ((agarrar)) [Briz (coord..) (1995: 169)]

10 J.PORTOLÉS (1995, 1998) señala la imposibilidad de combinar conjunciones frente a la posibilidad de combinar adverbios y conjunciones.

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En el intercambio de (12) el marcador claro funciona como marcador de control del contacto11, al igual que ya yaa o la vocalización mm. Se trata en los tres casos de señales de retroalimentación que indican al interlocutor que puede seguir ocupando el turno de habla. La conmutación de claro por por supuesto en (12) conduciría a establecer una relación más estrecha entre la intervención de C y J, y dificultaría la función de retroalimentación que lleva a cabo claro. Dificultades similares se producen en los ejemplos de (13) y (14):

(13)Pero, no sé, es que nos llevan a todas partes como a borregos. O sea, es llegas a COU y ya te están mentalizando porque selectividad selectividad. Y tal. Y te vienen a dar charlas al colegio porque, claro / # por supuesto, en matemáticas piden esto y en si vais por letras o piden esto y en historia vais a estudiar esto. [Entrevista CSC003, hombre, 22 años, fragmentos no transcritos en el corpus para el estudio del español, CREA]

(14)Si, porque a mí a veces me habían venido venía la Guardia Civil y decía: bueno, a ver, carnet de artista, y claro, los palmeros no tenían carnet de artista, entonces yo fui al sindicato y hablé con ellos y dije: estos señores necesitan un carnet, ¿y qué son?, pues percusionistas que tocan las palmas. [La vida según... Peret, 06/11/96, TV2, CREA]

(14´)Si, porque a mí a veces me habían venido venía la Guardia Civil y decía: bueno, a ver, carnet de artista, y por supuesto, los palmeros no tenían carnet de artista, entonces yo fui al sindicato y hablé con ellos y dije: estos señores necesitan un carnet, ¿y qué son?, pues percusionistas que tocan las palmas. [La vida según... Peret, 06/11/96, TV2, CREA]

En la intervención (13), claro refuerza la oración causal “porque en mates te piden esto” indicando que se trata de un hecho no extraño, no incongruente con las expectativas que hablante y oyente comparten sobre el mundo: es esperable que en cada asignatura se dé alguna exigencia, que el hablante no especifica. Sin embargo, la relación que expresa por supuesto es mucho más estrecha: la aparición del marcador presupone la existencia de una relación de necesidad entre “cursar una asignatura” y “someterse a unos requisitos específicos”. El uso de la forma inespecífica esto resulta incompatible con los requisitos que impone por supuesto. En (14), en cambio, las dos versiones resultan pragmáticamente adecuadas, aunque reciben interpretaciones distintas. El uso de claro en (14) comunica que es un hecho esperable —y, por lo tanto, no contrario a las expectativas de hablante y oyente— que los palmeros no tuvieran carné de artista. De (14’), sin embargo, interpretamos que “ser palmero” implica necesariamente “no tener carné de artista”. 4. El significado de claro y por supuesto Tal y como se ha ido mostrando, claro y por supuesto tienen significados cercanos pero no idénticos. La diferencia esencial radica en la relación epistemológica que establecen entre los miembros que relacionan. La función de ambas unidades es la de señalar la evidencia y, así, la certeza de un miembro discursivo de su interlocutor, como sucedía en (6), que reproducimos a continuación:

(6) G: Yo ya por ejemplo por podría conducir. E: Claro / tú estás con un güisqui. [A.BRIZ (coord..) (1995)]

(6´)G: Yo ya por ejemplo por podría conducir. E: Por supuesto / tú estás con un güisqui.

o de un enunciado del mismo hablante, como se acaba de ver en (13) y (14).12 A diferencia de por supuesto, claro no presupone una relación de necesidad preexistente entre los miembros que conecta; de ahí, que sea posible encontrar a claro en todos los contextos en los que aparecería por supuesto, y no viceversa. Ello no implica que haya casos en los que

11 BRIZ (1998: 224-230) define los marcadores de control del contacto, y señala que una de sus funciones es la de “reformar o justificar los razonamientos de los hablantes ante su (s) interlocutor (es), sean argumentos o conclusiones; bien como retardados en la comunicación; como llamadas de atención para mantener o comprobar el contacto; o como fórmulas exhortativas y apelativas que implican activamente al interlocutor.” 12 Pese a que se trate de un enunciado del mismo hablante, algunos autores (C.FUENTES, 1993a, 1993b; S.PONS, 1998; L.RUIZ GURILLO, 1999) han señalado el carácter polifónico de estas unidades.

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por supuesto sea preferible a claro, cuando la relación entre los miembros que se vinculan es de implicación (por ejemplo, en (7) o en (11)).13 La instrucción de procesamiento de claro puede volverse aún más leve hasta llegar a constituirse en una mera señal de retroalimentación. Su significado básico es el mismo —señalar que el miembro discursivo al que se refiere no viola las expectativas sobre el mundo del hablante14—, pero muestra un estado de gramaticalización más avanzado que en su uso como fórmula de respuesta. Otro aspecto que diferencia a claro y por supuesto es el registro: mientras que claro puede aparecer tanto en registros formales como en informales —pese a que sea uno de los marcadores característicos del español coloquial—, por supuesto está mucho más presente en registros formales15. Esto puede deberse al diferente significado de ambos marcadores: la instrucción general que transmite claro facilita su uso, mientras que por supuesto queda especializado en contextos más concretos. Y, por último, claro presenta un proceso de gramaticalización más avanzado y complejo que el de por supuesto: claro evoluciona desde un adjetivo de percepción sensible hasta una partícula con valor modal-evidencial; en cambio, por supuesto ya posee en su origen el significado de percepción intelectual. 5. Conclusiones

Este trabajo partía de la hipótesis de que cada marcador del discurso posee un significado propio que lo individualiza frente a otros marcadores de significado próximo. Tras caracterizar a grandes rasgos la categoría de los marcadores evidenciales, hemos procedido a establecer los contextos en los que aparecen claro y por supuesto, notando que, pese a que la conmutación sea posible, las inferencias que se llevan a cabo son, en mayor o menor medida, distintas.

A partir de los casos propuestos, se ha intentado establecer un significado para estos marcadores que intente dar cuenta de los diferentes efectos de sentido que presentan (J.PORTOLÉS, 1998). Y, por último, se han señalado que las diferencias no son tan sólo discursivas, sino que deben estar relacionadas con el diferente proceso de gramaticalización de

13 L.RUIZ GURILLO (1999), desde la Teoría de la Argumentación de J.C.ASCOMBRE y O.DUCROT (1984), explica el comportamiento discursivo de por supuesto señalando que éste convoca topoi intrínsecos, hecho que justifica aportando una serie de pruebas gramaticales. 14 Cuando el enunciado al que se refiere viola abiertamente las expectativas del hablante, claro resulta evidentemente irónico. P. e.: (i) A: Está bien, está bien. El Obispo de Canterbury se reafirma en sus polémicas declaraciones a la

bebecé. Según él, no es pecado pegar a los niños siempre y cuando no se hagan cardenales. B: Claro, claro. [A vivir que son dos días, 02/11/96, Cadena SER, CREA]

15 En el corpus de A.BRIZ (coord.) (1995), hemos llamado un solo caso de por supuesto: (i) B: se los has puesto tú a alguien ¿no?

A: tampoco// se los han puesto/// yo no le he puesto a nadie los cuernos B: has colaborado activamente A: por supuesto [(RISAS)=] B: [(RISAS)] A: =pero yo lo hacía sin- sin conocimiento B: de causa y de efecto [p. 70, la cursiva es nuestra]

Este ejemplo procede de una conversación entre amigos, un caso de conversación coloquial prototípica; el registro que se aprecia en todo momento es el coloquial hasta la segunda intervención de B en la que se aprecia un cambio hacia un registro más elaborado: fonética (colaborado vs colaborao), selección léxica (colaborado activamente), fraseología (sin conocimiento de causa). Este cambio de registro —claramente irónico— explica la aparición de por supuesto. C.FUENTES (1993a, 1993b), que trabaja con un corpus dividido en tres niveles sociolingüísticos, señala, por una parte, un aumento de por supuesto en los niveles medio y culto, frente al popular; y, por otra, un mayor número de casos en los niveles culto y medio en los que por supuesto relaciona enunciados del mismo hablante.

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ambos marcadores, y determinan el nivel de lengua en el que se inscriben. Sólo un análisis diacrónico, en la línea de la Teoría de la Gramaticalización, podrá ofrecer respuestas satisfactorias a las preguntas planteadas.

Quedan aún pendientes cuestiones como qué tipo de marcadores son claro y por supuesto —relacionan enunciados (conectores) o sólo actúan en el ámbito del enunciado (operadores)— y que relación de significado mantienen con el resto de los marcadores evidenciales. Bibliografía ASCOMBRE, JEAN CLAUDE y DUCROT, OSWALD, La argumentación en la lengua, Madrid, Gredos, 1983-1994. BRIZ GÓMEZ, ANTONIO, El español coloquial en la conversación. Esbozo de pragmagramática, Barcelona, Ariel, 1998. BRIZ GÓMEZ, ANTONIO (coord..) y VAL.ES.CO., La conversación coloquial (Materiales para su estudio), Valencia, Anejo XVI de la revista Cuadernos de Filología, 1995. BROWN, PENÉLOPE y LEVINSON, STEPHEN C., Politeness. Some universals in language usage, Cambridge, Cambridge University Press, 1987. DENDAL, PATRICK y TASMOWSKI, LILIANE , “Introduction: Evidentiality and related notions”, Journal of Pragmatics, 33, 2001, p. 339-348. FIGUERAS SOLANILLA , CAROLINA, “Modalidad y género discursivo: la diligencia policial como tipo de texto específico”, en GOTTI, M. y DOCENA, M. (eds.), Modality in Specialized Texts, Peter Lang, Bern, 2001, p. 261-287. FUENTES RODRÍGUEZ, CATALINA , “Claro: modalización y conexión”, en CARBONERO, P. y FUENTES, C. (ed.), Sociolingüística andaluza 8, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1993, p. 99-126. FUENTES RODRÍGUEZ, CATALINA , “Desde luego. Por supuesto. Naturalmente”, en CARBONERO, P. Y FUENTES, C. (ed.), Sociolingüística andaluza 8, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1993, p. 127-160. HAVERKATE, HENK, La cortesía verbal. Estudio pragmalingüístico, Madrid, Gredos, 1994. MARTÍN ZORRAQUINO, M. ANTONIA, “Algunas observaciones sobre ‘claro’ como operador pragmático en español actual”, en Actes du Xxe Congrés International de Linguistique et de Philologie Romanes, Zurich, 1991, p. 467-478. MARTÍN ZORRAQUINO, M. ANTONIA, “Sintaxis, semántica y pragmática de algunos adverbios oracionales asertivos en español actual”, en DEMONTE, V., Gramática del español, México, El Colegio de México, 1994, p. 557-590. MARTÍN ZORRAQUINO, M. ANTONIA, “Los marcadores del discurso desde el punto de vista gramatical”, en MARTÍN ZORRAQUINO, M.A. y MONTOLÍO DURÁN, E. (coords.), Los marcadores del discurso: Teoría y análisis, Madrid, Arco Libros, 1998. MARTÍN ZORRAQUINO, M. ANTONIA y MONTOLÍO DURÁN, ESTRELLA (coords.), Los marcadores del discurso: Teoría y análisis, Madrid, Arco Libros, 1998. MARTÍN ZORRAQUINO, M. ANTONIA y PORTOLÉS, JOSÉ, “Los marcadores del discurso”, en BOSQUE, I. y DEMONTE, V. (dirs.), Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, 1999, p. 4051-4213. PALMER, FRANK R., Mood and modality, Cambridge, Cambridge University Press, 1986. PONS BORDERÍA, SALVADOR , Conexión y conectores. Estudio de su relación en el registro informal de la lengua, Valencia, Universitat de Valencia. PORTOLÉS, JOSÉ, Los marcadores del discurso, Barcelona, Ariel, 1998. RUIZ GURILLO, LEONOR, “Por supuesto, estamos de acuerdo: un análisis argumentativo de los operadores de refuerzo”, Oralia, vol. 2, 1989, p. 241-261. SPERBER, DAN y WILSON, DEIRDRE, La relevancia, Madrid, Visor, 1986-1994. WILLET, THOMAS, “A crosslinguistic survey of the gramaticalización of evidentiality, en Studies in Language, 12, 1988, p. 51-97.