2. difusiÓn del arte barroco en europa. versalles
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2. DIFUSIÓN DEL ARTE BARROCO EN EUROPA
El arte barroco se empezó a extender por Europa ya a principios del siglo XVII, aunque según el área geográfica de implantación podemos observar claras diferencias.
•Así, mientras en la arquitectura de los Países Bajos encontramos construcciones unidas al modo de vida de la burguesía, en España la tipología arquitectónica se adaptará a los postulados contrarreformistas, con predominio de edificios religiosos, en tanto que en Alemania y en Austria se impondrá una tendencia clasicista combinada con una gran exuberancia decorativa.
•Por otro lado, en Francia el Barroco se desarrolló con planteamientos estilísticos opuestos a los de Italia, aunque en el fondo prevalecía la exaltación del poder, en este caso de la monarquía absolutista.
2.1. La arquitectura cortesana francesa
En Francia los monarcas se convirtieron en los principales clientes de la arquitectura, por lo que el arte fue palaciego antes que religioso, ya que los principales ejemplos fueron construcciones civiles impulsadas por los reyes y la nobleza.
•El palacio real se convirtió en símbolo y en reflejo del poder absoluto de los reyes, con grandes conjuntos organizados a lo largo de ejes constructivos de gran amplitud, en diferentes volúmenes, según el uso que se daba a los diferentes pabellones.
•A diferencia del palacio italiano o del español, que aparecen como edificios cerrados, el palacio francés se construye con una planta en U, quedando el patio abierto, separado del exterior simplemente por una verja.
Desde 1671, año en que se fundó la Real Academia de Arquitectura de Francia, surgida con el objetivo esencial de elaborar una doctrina global de la arquitectura que explicara su extraordinario desarrollo durante el reinado de Luis XIV (entre 1643 y 1715) y viniera a preservar su tradición, encontramos en Francia una actividad constructiva dirigida y reglada.
Las normas de la Academia imponían el respeto por la proporción, la simetría y los órdenes clásicos. Ello dio lugar a unas edificaciones bellas y útiles.
Una gran aportación de este arte cortesano será la arquitectura de jardines, que alcanza su momento de máximo esplendor. Así se despliegan grandes escenografías, en perfecto orden geométrico, que armonizaban con el medio natural, estableciendo la superioridad del orden racional sobre lo salvaje.
Los monarcas franceses apoyaron el desarrollo de planes urbanísticos. Por ejemplo, en París, en la primera mitad del siglo XVII se crearon las primeras plazas reales, articuladas alrededor de una estatua del soberano, y que forman parte de una vasta red de plazas en otras ciudades francesas, como Burdeos, Rennes o Montpellier.
Entre las plazas parisinas la primera fue la Plaza de los Vosgos, edificada por mandato de Enrique IV. Más adelante se construyeron otras, como la Plaza de las Victorias, o la Plaza de Vendôme, dentro del plan urbanístico del arquitecto Harduin-Mansart.
Jules Hardouin-Mansart (1646-1708)
Fue el arquitecto más destacado del barroco francés , autor de relevantes obras en la capital de Francia, como el conjunto de construcciones que conforman Los Inválidos, un hospital destinado a soldados veteranos incapacitados y sin recursos.
•En este complejo arquitectónico destaca la cúpula dorada que remata el templo o dôme, destinada a albergar el sepulcro de Luis XIV. Este tipo de iglesia, con planta centralizada que permite una perfecta visión de una gran cúpula, será característica de la arquitectura religiosa de este periodo en Francia.
Sin lugar a dudas, la obra más destacada de la arquitectura cortesana francesa fue la construcción del Palacio de Versalles, realizada en varias fases
Jules Hardouin-Mansart (1646-1708)
Fue el arquitecto más destacado del barroco francés , autor de relevantes obras en la capital de Francia, como el conjunto de construcciones que conforman Los Inválidos, un hospital destinado a soldados veteranos incapacitados y sin recursos.
•En este complejo arquitectónico destaca la cúpula dorada que remata el templo o dôme, destinada a albergar el sepulcro de Luis XIV. Este tipo de iglesia, con planta centralizada que permite una perfecta visión de una gran cúpula, será característica de la arquitectura religiosa de este periodo en Francia.
Sin lugar a dudas, la obra más destacada de la arquitectura cortesana francesa fue la construcción del Palacio de Versalles, realizada en varias fases
Palacio de Versalles
-Fase inicial (1661-1668)
Ubicado en el municipio de Versalles, cerca de París, el primitivo château (castillo), comenzó la ampliación a partir de un pabellón de caza real de Luis XIII.
Su hijo Luis XIV comenzó la ampliación respetando su planta, pero enriqueciendo la construcción con decoración exterior y edificios anexos, añadiendo dos alas laterales y configurando así un patio. Esta ampliación, encargada al arquitecto Louis Le Vau (1612-1670), también incluía la construcción de diversos pabellones para invitados.
-Segunda fase (1668-1678)
A partir de 1668, con motivo de la celebración del Tratado de Aquisgrán, firmado ese mismo año entre los reyes de España y Francia, se inició una segunda fase de ampliación de las obras, pues Luis XIV decidió trasladarse a esta nueva residencia.
Iniciado el proyecto por Le Vau, fue continuado por su ayudante François de Orbay (1634-1697): se construye la fachada, según el modelo italiano, que empleaba sillares almohadillados y se dota al edificio de planta baja, piso noble de doble altura y ático.
-Tercera fase (1678-1692)
Será con Jules Hardouin-Mansart, a partir de 1679, coincidiendo con la celebración de un nuevo tratado de paz, el de Nimega, firmado un año antes entre los Países Bajos y Francia, cuando se acometa la fase final de construcción.
Mansart realizó la Capilla Real, en dos alturas, situada en el ala norte del palacio, y unió el conjunto principal con las alas laterales, consiguiendo aumentar significativamente el espacio y la capacidad del conjunto.
El palacio adquiere así el aspecto que aún conserva hoy, definitivamente convertido en modelo para otros recintos palaciegos europeos.
El edificio principal consta de tres pisos, que se extienden horizontalmente a lo largo de casi 700 metros. El nivel inferior está compuesto por un basamento almohadillado, y el superior por una galería rematada por una cornisa muy decorada. De esta manera el segundo piso constituye la zona cortesana, con amplios ventanales y una decoración clásica al exterior, que contrasta con la abundancia decorativa de las estancias reales.
Así ocurre, por ejemplo, con el Salón de los Espejos, una galería de 73 metros con amplios ventanales, miles de lámparas y 357 espejos, que aumentaban la luz recibida del exterior y que servía como escenario para el despliegue de poder de Luis XIV, el rey Sol.
• Los jardines de Versalles se disponían siguiendo un eje principal, de gran profundidad espacial, ordenados geométricamente y con terrazas horizontales y escalonadas que aumentan la sensación de perspectiva. En las terrazas,
• André Le Nôtre (1613-1700), diseñador de todo el conjunto paisajístico, dispuso fuentes, canales, cascadas y motivos escultóricos que servían de entretenimiento a la corte y simbolizaban la aplicación al paisaje de un plan racional y cartesiano, reflejo del pensamiento del gobernante. En un primer escalón se situaban los parterres, que representaban la naturaleza dominada por el hombre. Desde aquí se diseñó una amplia avenida para fuentes y un gran canal, con pequeños bosques laterales, en los que crecían algunos árboles. Al fondo crecía, libre ya de la intervención humana, el gran bosque.
La corte, antes de su traslado a Versalles, había residido en el palacio del Louvre, que desde el siglo XVI había sufrido importantes remodelaciones. En el siglo XVII la más importante fue la llevada a cabo por el arquitecto, físico y naturalista Claude Perrault (1613-1688), que diseñó una columnata, rematada en el centro por un frontón clásico, para la fachada oriental del Louvre.
2.2. LA PINTURA FLAMENCA EN EL BARROCO
En el desarrollo de la pintura en los Países Bajos influyeron factores económicos, políticos y religiosos.
•La separación fue total entre una zona católica y bajo dominio español, Flandes, y otra protestante y antiespañola, Holanda. Esta ruptura, que se había iniciado en 1568, con el inicio de la guerra entre los Países Bajos y el rey Felipe II, quedó patente en los ideales artísticos que se reflejan en la pintura, aunque los artistas procedían de la misma tradición pictórica flamenca.
•En este apartado trataremos la pintura flamenca, mientras que en el siguiente veremos la holandesa.
En Flandes destaca el círculo artístico de Bruselas, que se desarrolló a partir de la primera corte del archiduque Alberto y su esposa, la infanta Isabel Clara Eugenia en la ciudad de Amberes:
•la demanda de una burguesía enriquecida por el comercio se hacía cada vez mayor, se abrieron talleres estables para poder atender a la clientela.
•Pronto la fama de los pintores flamencos hizo que estos se desplazaran por las cortes europeas e incluso, como es el caso de Van Dyck (quien pasa primero por Italia y luego se establecería en Inglaterra) se instalaran definitivamente en ellas.
Como características podemos señalar:
-Se multiplican los temas religiosos en grandes lienzos, de altar o en trípticos, insistiendo mucho en aspectos que los protestantes rechazaban, tales como las vidas de santos y la representación de los sacramentos.
-Los temas mitológicos también abundan, eran encargos de la Corte para adornar sus palacios.
-El retrato tiene un carácter aparatoso y solemne, refleja la posición social del representado.
-En cuanto a la técnica, en términos generales se huye del naturalismo, buscando las fuentes de inspiración en el clasicismo, aunque con planteamientos estéticos del Barroco. Así las pinceladas son de factura suelta, con predominio del color sobre el dibujo, y las composiciones complejas, con abundancia de diagonales y líneas curvas.
En un contexto generalizado de abundancia de encargos y gran producción pictórica, se hizo fundamental el trabajo de los talleres de los grandes pintores. Estos estaban perfectamente organizados y especializados en detalles. El maestro realizaba varios bocetos en grisalla (composición a modo de boceto en la que predomina el gris, el blanco y el negro, trasmite sensación de bajorrelieve, acentuando los claroscuros) y se elegía uno para que los oficiales lo trasladasen al lienzo, dándole la escala adecuada y las primeras capas de pintura. Finalmente, el maestro, corregía y acababa la obra.
LOS PRINCIPALES MAESTROS FLAMENCOS SON: RUBENS, VAN DYCK Y JORDAENS.
Peter Paul Rubens (1577-1640)
Es la figura más destacada de la pintura flamenca.
•En su obra se reúne la tradición de la pintura italiana con las tendencias más significativas de la pintura barroca. Sus cuadros recogen por un lado en influjo de Miguel Ángel en la tensión y en la monumentalidad de sus personajes, y, por otro, la gama de colores cálidos de los maestros venecianos.
•A todo ello añade composiciones dispuestas en grandes escenografías sobre un esquema diagonal, con curvas, contracurvas y escorzos que producen una sensación de movimiento prolongado más allá del límite espacial del soporte pictórico.
•Los cuerpos masculinos son musculosos y los femeninos aparecen con formas gruesas y sensuales.
•Las pinturas de Rubens, caracterizadas por una pincelada suelta, poseen gran vitalidad y dinamismo; en ellas la luz ambiental envuelve la escena difuminando las formas.
La producción pictórica de Rubens es muy abundante, ya que contó con un prolífico taller que le permitía continuar con la ejecución de las obras mientras él desarrollaba otras funciones, pues, aparte de los viajes profesionales y de estudio, el artista debió llevar a cabo tareas diplomáticas que lo obligaban a continuos desplazamientos.
En sus cuadros religiosos, Rubens representó los ideales de la Contrarreforma, componiendo alegorías y apoteosis, como la serie de Los milagros de San Ignacio (1617-1621) para la iglesia de los jesuitas en Amberes.
También podemos destacar sus versiones del Triunfo de la Eucaristía (el titulado Triunfo de la Eucaristía sobre la Idolatría –1625-1626– se encuentra en el Museo del Prado). Como cuadros de devoción son relevantes los relacionados con la Pasión de Cristo, como La elevación de la cruz (1610) o El descendimiento de la cruz (1611-1614), ambos en la Catedral de Amberes, concebidos como trípticos, siguiendo la tradición flamenca.
Rubens Tríptico del Descendimiento, Catedral de Amberes
• Composición en diagonal a partir del cuerpo de Cristo, que destaca por su color y su blandura
• Rico colorido
• Abigarramiento
• Pinceladas largas y sueltas, muy cargadas de pigmento
• Teatralidad
• Expresión en los rostros y en las manos de los personajes
Adoración de los Magos
La producción de obras mitológicas es otra de las vertientes creativas de Rubens, también muy abundante, dentro de la corriente clasicista e inspirada en Las metamorfosis de Ovidio. En estas obras de carácter mitológico Rubens propone una imagen de gran vitalidad y optimismo, con abundancia de personajes en movimiento, desnudos femeninos y una extraordinaria maestría en el tratamiento de la luz, el color y la representación del paisaje. Como ejemplos de ello están el Rapto de las hijas de Leucipo (h. 1616) en el que el exagerado retorcimiento y los fuertes escorzos producen una composición en espiral.
Las Tres Gracias (1636-1639), en la que las tres mujeres enlazadas generan una composición cerrada aunque sus brazos crean un movimiento diagonal; o El jardín del amor (h. 1630), donde aparece retratado el pintor con su segunda mujer, Elena Fourment.
En El juicio de Paris (1639) – que, como las tres obras anteriores, se encuentra en el Museo del Prado– se representa al príncipe troyano, indeciso, ante la manzana de oro que le ofrece Hermes para que elija a la más bella entre las diosas pretendientes: Atenea, Afrodita y Hera, acompañada con un pavo real. Cupido corona con flores a Afrodita, elección que desencadenaría, en la interpretación mitológica, la guerra de Troya.
En los retratos Rubens exalta la condición social y el poder del retratado, según el modelo veneciano, plasmando fielmente la calidad de los ropajes o recurriendo a una alegoría. En ellos también es importante la captación de los rasgos psicológicos del personaje representado. Entre sus mejores obras destacamos el de María de Médicis (h.1622), el retrato ecuestre del Duque de Lerma (1603), ambos en el Museo del Prado, o el de Enrique IV de Francia recibiendo el retrato de María de Medici (1622-1625), hoy en el Museo del Louvre.
Triple retrato de Carlos I
Es junto a Rubens el pintor más destacado de la escuela flamenca. Tras pasar su juventud en Amberes viajó a Italia, donde copió algunas de las grandes obras del Renacimiento italiano, en especial las de Tiziano. Desde 1631 se afincó en Inglaterra , donde trabajó al servicio de Carlos I, para el que hizo numerosos retratos, y de la aristocracia inglesa, a los que capta en un tipo de obras que saben reflejar el refinamiento y la elegancia de los personajes representados, captando las texturas con gran fidelidad y mostrando al retratado con una gran elegancia y porte aristocrático.
Tales serán los casos del Triple retrato de Carlos I (1635), Carlos I de caza (1635), Carlos I a caballo (1637); o el autorretrato Sir Endymion Porter y Anton van Dick (h. 1635, en el Museo del Prado), en el que el pintor se representa junto a quien fue su protector.
Anton van Dyck (1599-1641)
Sir Endymion Porter y Anton van Dick
Carlos I de caza
Jacob Jordaens (1593-1678)
Su obra estuvo fuertemente influida por el estilo de Rubens, lo que se pone de manifiesto en composiciones dinámicas y coloristas aunque, en este caso, hay un mayor interés por la representación de motivos populares, a veces tratados con gran sentido del humor. Así lo apreciamos en las diferentes versiones que realiza del tema El rey bebe en alusión a una tradición flamenca según la cual se elegía al rey de una velada a quien encontrara un haba introducida en un pastel. Con una corona de papel, el “rey” asignaba a los asistentes diferentes cargos de la corte.
2.3. LA PINTURA BARROCA EN HOLANDA
El arte barroco holandés se desarrolló ligado íntimamente a la construcción de una república protestante separada de los territorios de la corona española. En ella la burguesía se convirtió en cliente casi exclusivo de encargos que debían reflejar un modo de pensamiento propio y también opuesto a las líneas marcadas por la Contrarreforma católica.
La pintura barroca holandesa tiene las siguientes características:
•Es una pintura que no se centra en los temas religiosos y cuando lo hace abandona los cuadros de altar en favor de pequeños formatos, de temas inspirados en el Antiguo Testamento, para ser contemplados y sobre los que meditar en el ámbito de la burguesía. Lo más importante son los temas que en otro tiempo habían sido secundarios: escenas costumbristas de interior, representación de animales, paisajes y bodegones.
•Los temas mitológicos apenas se pintan, y cuando lo hacen tienen una intención moralizante.
•Los retratos rehúyen el carácter cortesano de la pintura flamenca para ofrecer cuadros de pequeñas dimensiones, en un tono de intimidad y realismo. Tan solo las corporaciones municipales o instituciones benéficas encargaron retratos en grupo o doelen.
EL PINTOR MÁS DESTACADO DE LA PINTURA BARROCA HOLANDESA FUE REMBRANDT. TAMBIÉN SON IMPORTANTES HALS Y VERMEER.
Rembrandt van Rijn (1606-1669)
Profundo conocedor de la iconografía clásica, Rembrandt abarcó todos los campos de la pintura: retrato, paisaje, interior, mitología, dibujo y grabado.
•Siempre mostró una gran preocupación por el tratamiento de la luz. Partiendo de una primera influencia del tenebrismo, sin llegar a los extremos de Caravaggio (la diferencia de la luz tenebrista y la de Rembrandt es que la primera es una luz dirigida desde fuera del cuadro que ilumina a los personajes, mientras que la de Rembrandt es una luz que emiten los personajes, como si fuesen lámparas), el autor envuelve las composiciones con una luz dorada que crean ambientes cargados de misterio.
•Este uso de la luz determina también el uso de una pincelada muy suelta, con gran dominio del color.
Fue también un extraordinario dibujante; se conservan más de mil dibujos salidos de sus manos, destinados al aprendizaje en el taller, y agrupados en distintas series de temas. Como grabador, convertido en editor de sus propias estampas, combinó las diferentes técnicas conocidas (desde el grabado a buril hasta el aguafuerte), concibiendo el grabado como un medio de aproximación al gran público.
En la obra de Rembrandt podemos observar una evolución en diferentes etapas: una primera, hasta 1642; una segunda etapa desde 1642 a 1656 y una tercera etapa desde esa fecha hasta su muerte.
Hasta 1642, Rembrandt había sido un pintor de éxito, casado con Saskia, a la que retrata sola o acompañada por él mismo. Sin embargo ese año supuso un punto de inflexión debido a la muerte de su mujer. En esa época ya cultivaba todos los temas: a parte de los autorretratos, conservamos obras maestras como El rapto de Ganímedes, de tema mitológico, o La lección de anatomía del doctor Tulp.
La lección de anatomía del doctor Tulp
Esta obra representa al doctor Tulp en una autopsia pública realizada en Ámsterdam ante sus discípulos; Rembrandt concibe la composición como una diagonal que recorre el cuadro desde el libro hasta el oyente del ángulo superior izquierda. Esta línea de movimiento se compensa con la forma piramidal de los asistentes a la lección, lo que da equilibrio al conjunto. Los rostros de los personajes son retratos realistas e individualizados, iluminados por una fuerte luz que parece que emana del cadáver.
Desde 1642 murió su esposa y se acentuó la ruina económica del pintor. De ese año es Ronda de Noche o Ronda nocturna, que se ha convertido en su obra más representativa. Se trata del retrato de una tropa de hombres armados en diferentes actitudes, que son captadas en un momento preciso. En esta obra podemos destacar varios aspectos relevantes. La composición nos muestra un tratamiento novedoso de los retratos en grupo: los personajes, en vez de aparecer estáticos y dispuestos horizontalmente o de forma escalonada, lo hacen con gran dinamismo, en varios grupos que realizan acciones diferentes. Esta sensación se refuerza con líneas diagonales, marcadas por la posición de las lanzas y estandartes. Por otro lado, es destacable el tratamiento de la luz, próximo al tenebrismo y con efectos de claroscuro que crean fuertes contrastes y sensación de profundidad, en una atmósfera de zonas iluminadas, tonos dorados y sombras. En este cuadro hay un claro predominio del color, ejecutado con pincelada suelta, sobre el dibujo.
El título por el que se conoce a esta obra no responde a la realidad, puesto que la acción corresponde al mediodía, momento en el que la compañía de la Milicia Cívica de Ámsterdam sale apresuradamente de su cuartel para realizar unos ejercicios de entrenamiento –algunas fuentes señalan que los soldados acudían a efectuar unas prácticas de tiro–. En ese momento el capitán Cocq, en el centro de la composición, da la orden de marcha al alférez y sus hombres avanzan desde un segundo plano hacia delante, ejecutando apresuradamente rutinas de instrucción. El nombre de La ronda de noche se dio en el siglo XIX, debido a la suciedad del cuadro. La obra no recibió buenas críticas en su día, debido al novedoso tratamiento del retrato en grupo y a que algunos de los rostros no son captados de una forma nítida. Además hay aspectos de la obra que no están claros, como la presencia de una niña con un gallo muerto, en alusión al apellido del capitán.
RembrandtLa ronda de noche
¿Qué posibles influencias puede tener?
¿Qué uso hace de la pincelada?
¿Cómo utiliza el color?
¿Qué impresión suscita?
Los últimos años de la vida de Rembrandt constituyen la fase más personal de su producción. En esta última pintó un último retrato corporativo y una de sus obras maestras, Los síndicos de los pañeros (1662). El cuadro constituye tanto una galería de retratos, de los representantes del gremio de los pañeros de Ámsterdam, que le hicieron el encargo de la obra, como un estudio de los gestos de aquellos que parecen haber sido sorprendidos por la visita de un extraño. El punto de vista bajo se debe a que esta obra estuvo colgada, a cierta altura, en la sala de reuniones del gremio.
En sus últimas obras, como La novia judía (1666), que, al igual que la anterior, está en el Rijksmuseum de Ámsterdam, acentúa la libertad en la pincelada, con una factura cada vez más suelta que, sin embargo, consigue plasmar las diferentes calidades y sentimientos.
En El retorno del hijo pródigo (1668, en el Museo de L’Ermitage, de San Petersburgo) se representa el episodio bíblico tal y como Rembrandt trataba los cuadros de temática religiosa, abordándolo desde un punto de vista íntimo y alejado de los excesos teatrales de la Contrarreforma católica.
Con una gran carga simbólica, representa el momento bíblico del perdón del padre hacia el hijo, que permanece arrodillado, vestido pobremente.
Sobre ambos, y sobre el hermano mayor, que permanece quieto y erguido, se proyecta un foco de luz, que deja el resto de la composición en penumbra.
Franz Hals (1580-1666)
Autor de muchos de retratos realizados en Haarlem, entre ellos Las regentes del asilo de ancianos de Haarlem (1664, en el Museo Franz Hals de Haarlem) y otros de personajes de las calles, como La zíngara (h. 1630, Museo del Louvre), con pincelada casi abocetada.
La obra de Hals se caracteriza por la naturalidad en los gestos y expresiones y por la perfecta integración de las figuras en el ambiente.
La Gitanilla
•Es un espléndido retratista de la generación a la que pertenece y cronista de la vitalidad y la alegría.
•Sin embargo, donde este pintor consigue definir plenamente su estilo es en las escenas de género, retratos de tipos humildes que pululaban por las calles de Haarlem y que serán sus modelos en múltiples ocasiones.
•También se le debe la cristalización del retrato de grupo, típicamente holandés que reúne a los miembros de una corporación, no limitándose a yuxtaponer personajes sino a captar el espíritu de grupo y de la comunidad a la que representan.
Johannes Vermeer de Delft (1632-1675) fue pintor de escenas interiores. Tenía una pincelada fina y detallista, que reflejaba escenas de la vida burguesa. La luz suave que envuelve las figuras proporcionan una atmósfera serena e intimista en la que, aparentemente, los personajes han sido sorprendidos mientras realizaban una actividad cotidiana. Ejemplos característicos de la producción de Vermeer son Dama bebiendo con un caballero (h. 1660-1661), La lechera , El geógrafo o el retrato de La joven de la perla (1665).
