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    6APRENDER A CAMINAR SOBRE ARENAS MOVEDIZAS

    Fueron necesarios ms de dos milenios desde que los sabios de laantigua Grecia inventaron el concepto de paid ea para que la idea deeducacin a lo largo de toda la vida pasara de ser un oxmoron (uncontrasentido) a convertirse en un pleonasmo (como mantequil lamantecosa o hierro metlico). Tan extraordinaria transformacinno se produjo hasta fecha reciente, en las lt imas dcadas, y por efec-to del ritmo radicalmente acelerado del cambio en el contexto socialen el que los principales agentes de la educacin -tanto los profeso-res como sus alumnos- tenan que actuar.En cuanto se dispara un proyectil desde un arma balstica, tanto sudireccin como la distancia que recorrer han sido ya decididas por laforma yla posicin del propio can y por la cantidad de plvora con-tenida en la municin disparada. Es posible, pues, calcular con unmargen de error escaso o nulo el lugar en el que aterrizar el obs o labala, y se puede, adems, elegir ese punto desplazando el can ocambiando la cantidad de plvora empleada. stas eran cualidadesque hacan de los proyectiles balsticos armas ideales para ser usadasen la guerra de posiciones, en la que los objetivos permanecan ente-rrados en sus trincheras o en sus bnkeres ylos obuses o lasbalas eran

    los nicos cuerpos en movimiento.Pero esas mismas cualidades los vuelven intiles cuando los objeti-vos, adems de ser invisibles para el artillero, empiezan a moverse, so-bre todo, sise mueven a mayor velocidad que la que pueden alcanzarlos proyectiles en vuelo (yan ms ineficaces, si el blanco se despla-za de manera errtica e impredecible, desbaratando todos los clcu-los preliminares de la trayectoria a seguir). En esas circunstancias, sehace preciso un misil inteligente capaz de cambiar de direccin a me-dio vuelo en funcin de las condiciones cambiantes detectar inmedia-tamente los movimientos del objetivo, averiguar (a partir de dichos

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    movimientos) todo lo que se pueda y se deba averiguar sobre la di-reccin y la velocidad ms recientes del blanco, y extrapolar -a par-tir de la informacin as recogida- el punto exacto en el que se cru-zarn ambas trayectorias. Estos proyectiles inteligentes no puedensuspender nunca la recogida y el procesamiento de informacin querealizan mientras se desplazan: su blanco nunca deja de moverse y devariar de direccin y de velocidad, por lo que siempre estn actuali-zando y corrigiendo el punto de encuentro previamente determinado.Podramos afirmar que los misiles inteligentes siguen una estrate-gia de racionalidad instrumental, aunque en una versin licuada yfluida (por as decido) de la misma, lo que significa que se renuncia alsupuesto de que el fin viene ya dado y permanece fijo e inmvil todoel tiempo y de que, por tanto, lo nico que hay que calcular y manejarson los medios. De hecho, los misiles que sean an ms inteligentes nose limitarn a un nico blanco preseleccionado, sino que escogernobjetivos sobre la marcha. Lo que los guiar sera, ms bien, la consi-deracin de qu es lo mximo que pueden conseguir dadas sus capa-cidades tcnicas ylcules de los blancos potenciales estn mejor equi-

    pados para alcanzar. Nos hallaramos entonces ante lo que podramosllamar un ejemplo de racionalidad instrumental a la inversa: los ob-jetivos se seleccionan mientras el misil est en el aire y lo que decidequ fin acaba siendo el elegido son los medios disponibles en cadamomento. En ese caso, la inteligencia del proyectil en vuelo y su efi-cacia se veran beneficiadas si su equipamiento tuviese un carctergeneralista o no comprometido, no centrado de antemano enninguna categora especfica de fines ni excesivamente ajustado al im-pacto en un tipo de blanco determinado.Los misiles inteligentes, a diferencia de sus anteriores parientesbalsticas, a p re nd en s ob re la m archa . Por lo tanto, lo que necesitan quese les suministre al principio es la capa ci dad de aprender, y de apren-der deprisa. Esto es obvio. Lo que ya resulta menos visible, sin em-bargo, aunque no menos crucial que la habil idad de aprender con ra-pidez, esla capacidad de olv idar alinstante lo que seha aprendido conanterioridad. Los proyectiles no seran inteligentes si no pudierancambiar de opinin o revocar sus decisiones previas sin dudadoun instante y sin lamentado en absoluto ... No deben sentir demasiadoapego por la informacin que adquieren y, bajo ningn concepto, de-ben acostumbrarse a comportarse en el sentido sugerido por esa in-

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    formacin. Toda la informacin que adquieren se vuelve anticuadamuy rpidamente y, sino se desecha de inmediato, puede resultar en-gaosa en vez de proporcionar orientacin fiable. Lo que nunca debeolvidar el cerebro de los proyectiles inteligentes es que el conoci-miento que adquieren es sumamente desechabl e , vlido slo hastanuevo aviso y til slo de forma temporal, y que para tener garantasde xito no se puede pasar por alto el momento en el que el conoci-miento adquirido deja de ser til y tiene que ser descartado, olvidadoy reemplazado.Los filsofos de la educacin de la era moderna slida concebana los maestros como lanzadores de proyectiles balsticas y les instruansobre cmo asegurarse de que sus productos se mantuvieran estric-tamente dentro de la trayectoria prediseada, determinada por el im-pulso original. No es de extraar, pues, que los proyectiles balsticosfuesen considerados, en las etapas iniciales de la era moderna, el prin-cipallogro de la invencin tecnolgica humana. Proporcionaban unservicio impecable a quien deseara conquistar y dominar el mundode entonces; como Hilaire Belloc proclam sin reparos, refirindose alos nativos africanos,

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    incluso, extenderse toda la vida. No es concebible ninguna otra formade educacin y/o aprendizaje; es impensable que se puedan formarpersonas o personalidades de otro modo que no sea por medio de unare-formacin continuada y eternamente inacabada.Leszek Kolakowski explica de modo ntido y conciso que la liber-tad que transforma cada paso en una eleccin (potencialmente Iatdi-ea) nos viene dada por nuestra propia humanidad y es el fundamento

    de dicha humanidad; dota de singularidad a nuestra existencia. 1 Perotambin se puede decir que en ninguna otra poca anterior se habasentido de manera tan acuciante la necesidad de hacer elecciones, dedecidir. Nunca antes habamos sido tan dolorosamente autoconscien-tes de nuestros actos de eleccin, realizados ahora en condiciones deuna penosa (aunque incurable) incertidumbre y bajo la amenaza cons-tante de quedamos atrs y de ser excluidos del juego sin posibilidadde regresar a l por no haber respondido a las nuevas demandas.Lo que separa la agona de la eleccin actual de las incomodidadesque siempre han acosado al hamo eligens, el hombre elector, es elhallazgo o la sospecha de que no existen reglas preestablecidas ni ob-jetivos aprobados universalmente que puedan seguirse de forma in-condicional, pase lo que pase, y que, de ese modo, descarguen a loselectores de toda responsabilidad por los efectos adversos de susdecisiones. Nada impide que los puntos de referencia y las directricesque hoy parecen fiables sean desacreditados y condenados maana (j ycon efectos retroactivos!) por engaosos o corrompidos. Hoy se de-senmascaran como fantasas de la imaginacin contable empresas quese suponan de una solidez incuestionable. Lo que en un momento esbueno para usted puede ser reclasificado como veneno en el si-guiente. Compromisos en apariencia firmes y acuerdos firmados consolemnidad pueden ser anulados de la noche a la maana. Y las pro-mesas -{) la mayora de ellas- parecen hacerse con el nico fin deser luego incumplidas o desmentidas, confiando en la brevedad dellapso de la memoria pblica. No parece haber ninguna isla estable ysegura entre tanta marea.

    1. Leszek Kolakowski, Freedom, Fame, Lying and Betrayal: Essays in EverydayLije, Penguin, 1999, pg. 98 (trad. cast.: Libertad, fortuna, mentira y traicin: ensayossobre la vida cotidiana, Barcelona, Paids, 2001).

    En qu lugar deja todo lo anterior las perspectivas y las tareas dela educacin?Jacek Wojciechowski, director de una publicacin peridica pola-ca dedicada a la profesin acadmica, seala que hubo un tiempo enque un ttulo universitario serva de salvoconducto para la prcticade una profesin hasta la jubilacin, pero eso ya es historia. Hoy enda, uno ha de renovar constantemente sus conocimientos e, incluso,cambiar su profesin sino quiere ver reducidos a la nada sus esfuer-zos para ganarse la vida." Dicho de otro modo, el impetuoso creci-miento de los nuevos conocimientos y el no menos rpido enveje-cimiento de los viejos se unen para producir ignorancia humana agran escala de la que siempre estn reponiendo (o, quizs, incluso, in-crementando) las existencias.Wojciechowski advierte: donde haya un problema que las perso-nas se esfuercen por solucionar, el mercado acudir raudo al rescate.A un determinado precio, por supuesto. Pues, bien, en este caso, elproblema es la ignorancia de las propias personas (todo un golpe desuerte para los vendedores y de mala fortuna para los compradores).Para los administradores escolares ms hbiles, esto supone una opor-tunidad que no pueden dejar escapar de cosechar fondos adicionalesconfeccionando cursillos a medida sobre las habilidades ms solicita-das, aunque brillen por su ausencia los instructores dotados de las ha-bilidades necesarias para impartirlos. ste es un mercado dominadopor la oferta: los clientes potenciales no estn, por definicin, en si-tuacin de juzgar la calidad de los productos que se les ofrecen ni demostrarse exigentes sise atreven a juzgarla. Aqu se venden con facili-dad conocimientos intiles o de calidad inferior, en ocasiones, obso-letos, cuando no sencillamente engaosos, y cuantos ms se compran,menos probable resulta que los as engaados descubran el farol delos proveedores. Wojciechowski sugiere que los nicos cursos de edu-cacin continua que debera estar autorizada a ofrecer (yslo a ttuloexperimental) una institucin sin las credenciales adecuadas seran loscursos de odontologa ... a condicin de que los profesores se registra-sen luego como pacientes en las consultas de sus diplomados.Aprovecharse de la ignorancia y la credulidad humanas propor-ciona rditos rpidos y garantizados, y siempre habr buscadores de

    2. Jacek Wojciechowski, Studia podyplomowe, Forum Akademickie, 5,2004.

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    fortuna incapaces de resistirse a la llamada del dinero. Pero incluso sidejamos a un lado el indudable, generalizado y creciente peligro de lasprcticas deshonestas, la velocidad a la que las habilidades adquiridasse devalan ya la que semueven las exigencias de los mercados de tra-bajo hace que hasta los empresarios ms impecablemente honestosdel ramo contribuyan tambin su parte (aunque no sea deliberada-mente) al desagradable cmulo de repercusiones sociales de la nueva(y masiva) dependencia del conocimiento. Como recientemente co-mentaba Lisa Thomas, la comercializacin de la educacin para pro-fesionales en activo que tan indispensable resulta en la actualidad estprofundizando por doquier las divisiones sociales entre una lite la-boral altamente formada y preparada y el resto de la fuerza de traba-jo , as como entre la mano de obra cualificada y la no cualificada, conlo que se estn erigiendo nuevas barreras a la movilidad social queson muy difciles de superar y se est agrandando el volumen de de-sempleo y pobreza existente. Una vez establecidas, estas divisionestienden a perpetuarse y a reforzarse a s mismas.' En Estados Unidos,por ejemplo, slo el 19% de la poblacin con bajos ingresos que ne-cesita formacin profesional tiende a finalizar los cursos que empieza,mientras que ese porcentaje asciende hasta el 76% de probabilidadesen los grupos de mayor renta. En un pas relativamente pequeo comoFinlandia, se ha descubierto recientemente que alrededor de mediomilln de personas adultas empleadas necesitan formacin pero no sela pueden permitir . Cada vezresulta ms evidente que, sisigue su pro-pia lgica sin ninguna otra traba, el mercado de la enseanza, lejosde atenuar la desigualdad, la intensificar y multiplicar sus conse-cuencias yefectos secundarios sociales ms potencialmente catastrfi-cos. Para evitar ese desastre, se hace inevitable algn tipo de interven-cin poltica.As lo ha asumido la Comisin de las Comunidades Europeas y aslo ha confirmado en la comunicacin anteriormente mencionada (ti-tulada Hacer realidad un espacio europeo del aprendizaje perma-nente y publicada el 21 de noviembre de 2001), aunque, de todosmodos, no est nada claro que el principal motivo de preocupacinque ha inducido la iniciativa comunitaria hayan sido las consecuenciasso cia les de la comercializacin continuada de educacin complemen-

    3. Vasewww.staffs.ac.uk/journal/volume6(l)editor.htm.

    taria. El motivo que predomina y reaparece a lo largo del documentoes la sospecha de que la educacin continua administrada por el mer-cado no est suministrando todo lo que la economa necesita enrealidad, y de que ello pueda afectar adversamente a la eficiencia y lacompetitividad de la Unin Europea y de sus Estados miembros.A los autores del documento les preocupa el hecho de que la lle-gada de la sociedad del conocimiento presagie enormes riesgosadems de beneficios potenciales; sta amenaza con provocar mayo-res desigualdades y aumentar la exclusin social, porque slo el60,3% de la poblacin de la UE con edades comprendidas entre los25 y los 64 aos ha completado un nivel de estudios equivalente almenos a la educacin secundaria, mientras que 150 millones de habi-tantes de la Unin no alcanzan ese nivel educativo bsico y se venconfrontados a un riesgo importante de marginalizacin. Pero, des-de suprimera pgina, el documento habla de lanecesidad de extenderla educacin/aprendizaje permanente para adquirir condicionescompetitivas ventajosas que dependen cada vez ms de la inversinen capital humano, y de que el conocimiento y las aptitudes se con-viertan en un poderoso motor del crecimiento econmico. Segn laComisin, la importancia y la necesidad del aprendizaje a lo largo detoda la vida radican en supapel como fomentador de una fuerza de tra-bajo cualificada, formada y adaptable. La tarea de conseguir unospases ms abiertos, tolerantes y democrticos caracterizados poruna mayor participacin cvica, un mayor bienestar y un descenso dela criminalidad slo se introduce en un segundo plano en el argu-mento general y en forma de efecto secundario: se espera que sea unaconsecuencia natural derivada del hecho de que, gracias a las mejorasen formacin, logren acceder al mercado de trabajo ms personasque, hasta ahora, haban estado insuficientemente preparadas.El documento tiene todos los visos de un tpico producto decomit en el que se renen preocupaciones e intereses cuyo hete-rogneo origen y cuyas relaciones potencialmente contradictoriasslo pueden ocultarse tras una concienzuda y meticulosa labor deredaccin. Per~, aun as, el principal motivo de preocupacin y a r-gumentum crucisen torno al que gira el resto del texto se nos muestraclaramente una y otra vez. Viviane Reding comisaria europea de Edu-. , y Cultura afirmaba '1' di h C ., ,caclOn ,.', en un pro ogo a 1C a omurucacion1 Proposlto de esta es . . ducati 1que e ajustar nuestros SIstemase ucativos a as

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    exigencias de la economa y de la sociedad del conocimiento, mien-tras que en el informe de Cedefop/Eurydice publicado un ao mstarde, se puede leer que la deteccin de las aptitudes requeridas porel mercado de trabajo debe convertirse en un aspecto sumamentesignificativo del currculo ofertado. Segn sealaba Kenneth Wainen un documento preparado con motivo de la conferencia sobre elproceso de consultas nacionales sobre aprendizaje permanente cele-brada en Malta en 2001, la comunicacin de la Comisin podra dar aentender que lo que nicamente sevalora es esa forma de aprendiza-je, el profesional, para fines relacionados con la economa y el merca-do laboral. En esa misma lnea, Carmel Borg yPeter Mayo concluyensu exhaustivo anlisis del mensaje contenido en el Memorando sobreel aprendizaje permanente (elaborado por la Comisin Europea en2000 y previo a la propia comunicacin de 2001) sealando que losmensajes del memorando deberan ser interpretados considerando eltrasfondo econmico particular que supone la definicin "mercantil"del concepto de viabilidad social. Los cambios educativos se vinculanas de forma creciente al discurso de la eficiencia, la competitividad, larentabilidad y la rendicin de cuentas, y el objetivo declarado de losmismos es el de inculcar en lafuerza de trabajo las virtudes de lafle-xibilidad y lamovilidad, as como habilidades bsicas y relacionadascon su desempeo laboral."Todas estas aprensiones estn sobradamente justificadas. Es fcilhallar una notable afinidad entre el enfoque adoptado por la Comi-sin Europea y las intenciones y las peticiones explcitamente declara-das por determinados autores que escriben de manera abierta en nom-bre (y a favor) del punto de vista de la direccin empresarial. Estosltimos siguen casi al pie de la letra un patrn argumental ejernplifi-cado por todo un compendio de obras del pensamiento empresarial(enormemente popular e influyente), segn el cual, la finalidad de laeducacin es desarrollar a los empleados para que mejoren su actualdesempeo en sus puestos de trabajo, as como prepararlos para el de-sempeo de otros puestos que puedan ocupar en el futuro, y los fi-nes concretos de ese desarrollo tienen que venir siempre determina-dos previamente por la identificacin de las habilidades o aptitudes

    4. Carmel Borg y Peter Mayo, Diluted wine in new bottles: the key messages ofthe Memorandum, LLinE: Li/elong Learning in Europe, 1,2004, pgs. 15-23.

    requeridas y la gestin activa del aprendizaje de los empleados para elfuturo a largo plazo en relacin con unas estrategias corporativas yempresariales explcitas." Raili Moilanen revel, tras analizar el con-tenido de las ponencias remitidas a la IIIConferencia Internacionalsobre Investigacin en Trabajo y Aprendizaje (representativa del pun-to de vista de los ernpleadores), que aprendizaje y desarrollo parecenser importantes para las organizaciones fundamentalmente por moti-vos de eficacia y competitividad, y q ue el punto de vista del ser hu-mano como tal no parece tener importancia." Difcilmente se podaesperar otra cosa...Permtanme aadir que, si el enfoque de los autores de la Comu-nicacin y del Memorando puede parecerles dudoso ya de por s aaquellas personas preocupadas por las consecuencias ticas y socialesde la prioridad otorgada (sin cuestionamiento alguno) a las considera-ciones de carcter econmico (que, en ltima instancia, son conside-raciones de rentabilidad), ya que, como bien sealan Borg y Mayo, altiempo que las empresas incrementan su capacidad de generacin debeneficios, se agudizan las desigualdades socioeconmicas y la asi-metra de las relaciones de poder correspondientes, ese mismo enfo-que tampoco se antoja demasiado slido cuando se analiza en trmi-nos purar.nente pragmticos.Los llamamientos sistemticos a que el desarrollo de recursos hu-manos basado en ladeteccin de las aptitudes requeridas por el mer-cado de trabajo ejerza un papel director en la materia han sido innu-merables en el pasado y hasta el momento presente. Sin embargo (ycon una regularidad igualmente montona), los gestores de recursoshumanos se han visto una y otra vez incapaces de prever lo que el

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    toda prediccin cientfica de las tendencias sociales, pero, en un casocomo ste, en el que estn en juego las perspectivas de vida de muchaspersonas, las apreciaciones errneas resultan excepcionalmente per-judiciales. Supeditar las iniciativas personales de autoafirmacin y desuperacin propia a las supuestas necesidades futuras de unos merca-dos voltiles y caticos (que, sipor algo se caracterizan, es por ser im-predecibles y, por tanto, por la imposibilidad de elaborar pronsticosfiables sobre ellos) no puede acarrear ms que un elevado nivel de su-frimiento humano en forma de frustracin, esperanzas truncadas y vi-das desperdiciadas. Toda esa especie de clculos sobre las fuentes deenerga humana se atribuyen a smismos una autoridad que no po-seen, hacen promesas que no pueden mantener y, por consiguiente,asumen responsabilidades que son incapaces de soportar.se es, probablemente, elmotivo por elque los programas de edu-cacin permanente suelen acabar siendo reformulados -de maneraimperceptible y sin explicacin explcita alguna- como exhortacio-nes al aprendizaje a lo largo de toda la vida, con lo que podramosdecir que se subsidiariza en las vctimas de los sumamente fluidos yvolubles mercados laborales la responsabilidad tanto de la selec-cin y adquisicin de habilidades como de las consecuencias de unaeleccin equivocada. Borg y Mayo dan precisamente en el blancocuando concluyen que, en esta estricta poca neoliberal, la nocindel aprendizaje autodirigido se presta a un discurso que permite queelEstado abdique de sus responsabilidades como proveedor de la edu-cacin de calidad a la que todo ciudadano tiene derecho en una socie-dad democrtica. Permtanme sealar que sa no es la primera ni laltima funcin que el Estado estara encantado de apartar del mbitode la poltica y, por consiguiente, de sus responsabilidades. Djenmeque aada, tambin, que el cambio de nfasis de la educacin alaprendizaje est en plena sintona con otra tendencia, habitual en-tre los gestores contemporneos: la inclinacin a subsidiarizar supropia responsabil idad en los hombros de sus empleados a todos losefectos (sobre todo, los negativos); en especial, la responsabilidad porno estar a la altura del desafo planteado.

    La convergencia continuada de las dos grandes tendencias gene-rales e irresistibles que configuran tanto las relaciones de poder comola estrategia de dominacin caractersticas de los actuales tiempos mo-

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    demos lquidos hace que las posibilidades de que el retorcido y err-tico itinerario de los acontecimientos del mercado se enderece y, conello, de que los clculos sobre recursos humanos puedan serms rea-listas, sean, cuando menos, escasas y, muy probablemente, nulas. Enun contexto moderno lquido, la incertidumbre fabricada es el ins-trumento de dominacin primordial y la poltica de precarizacin (porutilizar el trmino de Pierre Bourdieu), por la que se entiende aquellaserie de tcticas y maniobras que acaban provocando que los sujetosse vuelvan ms inseguros y vulnerables y, por tanto, menos predeci-bles y controlables, se est convirtiendo a pasos agigantados en el n-cleo duro de dicha estrategia de dominacin. Hacer planes para unavida no concuerda para nada con la dinmica del mercado, por lo quecuando la poltica estatal se rinde a la funcin orientadora de la eco-noma (entendida como el libre juego de las fuerzas del mercado), elequilibrio de poder entre planificacin y mercado se acaba decantan-do decisivamente por el segundo.Esto no augura nada bueno en cuanto al empoderamiento delos ciudadanos que la propia Comisin Europea menciona como ob-jetivo principal del aprendizaje permanente. Segn el consenso gene-ralizado, el empoderamiento (trmino de uso habitual en los deba-tes actuales y perfectamente intercambiable con el de capacitacin)se consigue cuando las personas adquieren la capacidad de controlar(o, cuando menos, de influir significativamente en) las fuerzas perso-nales, polticas, econmicas y sociales que, de otro modo, zarandearancontinuamente su trayectoria vital; dicho de otro modo, estar em-poderado significa ser c ap az d e e le gir y d e a ctua r d e m ane ra e fe ctivac on fo rm e a la s e le cc io ne s r ea liz ad a s, lo que, a su vez, supone la capa ci-d ad d e in fluir e n la a m plitu d d e o pc io ne s d is po nib le s y e n l os c on te x to sso cia le s e n los que se e lige n y s e m a te ri ali za n ta le s o pc io ne s. Para que elempoderamiento sea de verdad, es necesario adquirir no slo lashabilidades exigidas para jugar a un juego diseado por otros, sinotambin los poderes o las competencias que permiten influir en los ob-jetivos, las apuestas y las reglas del juego: es decir, no slo las habili-dades personales, sino tambin las competencias so ciales.El empoderamiento exige la construccin y la reconstruccin delos vnculos interhumanos, as como la voluntad y la capacidad de im-plicarse con ~asdems personas en un esfuerzo continuo por convertirla convivencia humana en un entorno hospitalario y acogedor, propi-

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    cio para la cooperacin mutuamente enriquecedora entre hombres y/omujeres que luchan por adquirir mayor autoestima, por desarrollar supotencial y por hacer un uso adecuado de sus capacidades. En defini-tiva, una de las cuestiones ms decisivas que est en juego con la edu-cacin permanente orientada al ernpoderamiento es la de la recons-truccin de un esp acio p blico (cada ve z ms desierto en la a ct ua li d ad ) enel que los hombres y las mujeres puedan participar en una traslacincontinua entre lo individual y lo colectivo, entre los intereses, los dere-chos y los deberes de ndole privada y los de ndole comunal.Ala luz de los procesos de fragmentacin y segmentacin, yde lacreciente diversidad individual y social, escribe Dominique SimoneRychen, el fortalecimiento de la cohesin social y el desarrollo de unsentido de conciencia y responsabilidad social se han convertido enobjetivos sociales y polticos importanteso.i En nuestro lugar de tra-bajo, en nuestro vecindario y en la calle nos mezclamos a diario conotras personas que, como seala Rychen, no hablan necesariamentenuestro idioma (entendido en sentido literal o metafrico) ni com-parten una misma memoria o historia. En tales circunstancias, lasaptitudes que ms necesitamos para dar a esa esfera pblica una opor-tunidad razonable de recuperacin son las relacionadas con la inte-raccin con otras personas: dialogar, negociar, comprenderse mutua-mente y gestionar o resolver los conflictos que inevitablemente surgenen todo ejemplo de vida compartida.

    Permtanme reafirmar lo que ya se afirm al principio: para ser dealguna utilidad, en el contexto moderno lquido, la educacin y elaprendizaje deben ser continuos y, de hecho, permanentes o prolon-gados a lo largo de toda la vida. Confo en que ahora podamos apre-ciar que una de las razones (quizs la decisiva) por la que debe sercontinua y permanente estriba en la naturaleza de la tarea a l a que nosenfrentamos dentro del camino compartido hacia el empoderamien-to, una tarea que es exactamente igual que como debera ser la edu-cacin: continua, permanente, que dura toda la vida.As es, en realidad, cmo debera ser la educacin para que loshombres y las mujeres del mundo moderno lquido puedan perseguir

    7. Dominique Simone Rychen, Lifelong learning - but learning for what?,LLinE, 1,2004, pgs. 26-33.

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    sus metas vitales con un mnimo de recursos y confianza en s mismos,y puedan tener esperanzas de alcanzadas. Pero existe otra razn, men-cionada menos a menudo, aunque ms poderosa que la anterior: no setrata de adaptar las aptitudes humanas al ritmo acelerado de los cam-bios del mundo, sino de hacer que ese mundo tan rpidamentecambiante resulte ms acogedor para la humanidad. sa es una tareaque tambin precisa de una educacin continua a lo largo de toda lavida. Henry A. Giroux y Susan Searls Giroux nos recordaban recien-temente que:

    la democracia est en peligro porque los individuos sonincapaces detraducir sus sufrimientosprivados en unas preocupaciones y una ac-cincolectivaampliamentecompartidascon otraspersonas.Al tiempoque las grandes empresasmultinacionalescondicionandemaneracre-ciente los contenidos de los medios de comunicacinmayoritariosy,con ello, privatizan el espacio pblico, el compromiso cvicoparececada vez ms impotente y los valores pblicos se vuelven invisibles.Hoy, para muchas personas que han renunciado a incrementar el al-cance de sus derechos y libertades y a expandir, con ello, el radio deaccinde la democracia sustantiva, la ciudadana ha quedado reduci-da al actode comprar yvender productos de mercado (entre los que seincluyenlos propios candidatos electorales)."El consumidor es un enemigo del ciudadano ... En toda la zonadesarrollada y opulenta del planeta abundan las seales de que lagente le est dando la espalda a la polt ica: seales de una crecienteapata y desinters por la marcha del proceso poltico. Pero la polticademocrtica no puede sobrevivir mucho tiempo si perdura la pasivi-dad que resulta del desconocimiento y la indiferencia de los ciudada-

    nos ante las cuestiones polticas. Las libertades de los ciudadanos noson propiedades adquiridas para siempre; no se trata de pertenenciasque se encuentran seguras en cuanto se guardan en cajas fuertes pri-vadas. Estn plantadas y arraigadas en el sustrato sociopoltico y steha de ser fertilizado a diario; si no reciben los cuidados debidos datras da (en forma de acciones informadas a cargo de un pblico en-tendido y comprometido), acaban secndose y desintegrndose. Ni8. Henry A..Giroux y Susan Searls Giroux, Take back higher education: to-ward a democratJc commons, Tikkun, noviembre-diciembre de 2003.

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    las habilidades tcnicas son las nicas que necesitan una renovacincontinua, ni slo la educacin centrada en el trabajo debe ser perma-nente. Ambas cosas (renovacin y permanencia) son tambin necesa-rias (y con mayor urgencia, si cabe) en la educacin en ciudadana.La mayora de personas estaran hoy prestas a admitir que necesi-tan refrescar sus conocimientos profesionales y absorber nueva infor-macin tcnica para no quedarse atrs y no ser arrojadas por la bor-da del acelerado navo del progreso tecnolgico. Pero se echa enfalta esa misma sensacin de urgencia cuando se plantea la necesidadde ponerse al da de la precipitada corriente de acontecimientos pol-ticos y de las reglas rpidamente cambiantes del juego poltico. Losautores anteriormente citados han recopilado algunos resultados deencuestas que atestiguan un rpido ensanchamiento de la brecha quesepara la opinin pblica de los hechos y datos centrales de la vida po-ltica:

    Poco despus de la invasin de Irak, el New York Times publicuna encuesta que indicaba que el 42% de la poblacin estadounidensecrea que Sadam Husein era responsable directo de los atentados del11de septiembre contra elWorld Trade Center y el Pentgono. La CBSpublic tambin un sondeo segn el cual el 55% de los estadouniden-ses crean que Sadam Husein prestaba apoyo directo a la organizacinterrorista Al Qaeda, Segn otro sondeo, de Knight RidderlPrincetonResearch, el 44% de los encuestados dijeron que crean que "lamayorparte" o "algunos" de quienes secuestraron aquellos aviones el 11 deseptiembre de 2001 eran ciudadanos iraquies. Una mayora de esta-dounidenses crean ya por entonces que Sadam Husein dispona de ar-mas de destruccin masiva, que stas haban sido ya encontradas, queestaba a punto defabricar una bomba nuclear y que, tarde o temprano,la lanzara sobre la desprevenida poblacin estadounidense. Ningunade aquellas afirmaciones tena fundamento real alguno, puesto que noexista ni la ms remota prueba que confirmara tales suposiciones. Enun sondeo realizado por el Washington Post cuando se acercaba la fe-cha que marcaba el segundo aniversario de la tragedia del 11 de sep-tiembre, el 70% de los estadounidenses continuaba pensando que Irakhaba tenido una intervencin directa en la planificacin de los ataques.

    Entre tal panorama de ignorancia, no es difcil que nos sintamosperdidos y desventurados; de hecho, an ms fcil resulta que este-

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    mos realmente perdidos y sumidos en el infortunio sin que ni siquieranos demos cuenta. Como Pierre Bourdieu remarc en un memorablecomentario, la persona que no tiene control sobre el presente no seplantea siquiera controlar el futuro. Pues, bien, la mayora de esta-dounidenses apenas deben de tener una visin vaga y borrosa de loque les depara el momento actual. sta es una sospecha que se ve am-pliamente confirmada por algunos observadores particularmente inci-sivos y perspicaces. Muchos estadounidenses, seala Brian Knowl-ton, del International Herald Tribune, manifestaron que el vaivnde los recientes niveles de alerta (de peligro mximo a moderado y, denuevo, a mxima alerta) ha hecho que se sientan indecisos sobre la ur-gencia (y el miedo) con el que deben reaccionar en cada rnornentos.La ignorancia provoca la parlisis de la voluntad. La persona des-conoce lo que le espera y no tiene modo alguno de calcular los riesgos.Para las autoridades, impacientes por librarse de las constriccionesque una democracia ms prspera y fuerte impuso en su momento so-bre sus dirigentes, esa impotencia del electorado producida por la ig-norancia, la incredulidad generalizada en la eficacia del disenso fren-te al poder y la escasa disposicin a implicarse polticamente, sonfuentes de capital poltico muy necesitadas y bien recibidas: la domi-nacin a travs de una ignorancia y una incertidumbre deliberada-mente cultivadas resulta ms fiable y barata que un gobierno fun-damentado sobre un debate exhaustivo de los hechos y un esfuerzoprolongado de acuerdo sobre la verdad y sobre las formas menosarriesgadas de proceder. La ignorancia poltica se perpeta a s mismay, junto con la inactividad, constituye un material excelente con el quetrenzar la cuerda que tan til les resulta a quienes desean ahogar la vozde la democracia o atada de pies y manos.Necesitamos la educacin permanente para tener opciones entrelas que elegir. Pero la necesitamos an ms para rescatar las condicio-nes que hacen que esa eleccin est a nuestro alcance y dentro denuestras posibilidades.

    9 Vase Hot-cold-hor- terro 1 1 f . . 1 H. . r a ert e t Arnerica uncertam, lnternationa e-r a id T r ib une, 5 de agosto de 2004.