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Universidad de Salamanca
Doctorado Antropologa de Iberoamrica
Tesis Doctoral
Antropologa de la
participacin poltica:
estudio comparativo de las
formas de interaccin
poltica en municipios de
Espaa y Mxico
Por
D. Iigo Gonzlez de la Fuente
Dirigido por
Dr. D. ngel B. Espina Barrio
Universidad de Salamanca
Abril de 2008
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(Luz) A Pelayo.
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NDICE.
ndice de fotografas, cuadros, grficos y vietas..................................................Pg.8
Agradecimientos... 11
INTRODUCCIN.................................................................................................... 13
BLOQUE I.- CONOCIMIENTO LOCAL Y ANTROPOLOGA POLTICA... 31
1.- El conocimiento local.. 31
El conocimiento local: la etnografa multisituada pero localizada y la generalizacin a
travs de la comparacin de casos particulares, 33.
2.- Breve marco terico de la antropologa poltica.................................... 36
Los evolucionistas del s. XIX, 36.- Los boasianos: reaccin al evolucionismo, 38.- Los
funcionalistas britnicos, 39.- La transicin hacia el estudio de los procesos, 42.- Teora
de la toma de decisiones, 44.- Los neoevolucionistas, 45.- Teora procesual, 46.- Teora
de la accin, 48.- Otras vertientes del proceso. Teora del intercambio social. Teora
transaccionista. Teora del Juego. Facciones, 51.- Simbolismo poltico. La teora de la
representacin poltica, 54.- Los estructuralistas del pensamiento, 57.- La antropologa
poltica llega a las sociedades industriales, 58.- Los enfoques semitico y hermenutico,
61.- Participacin poltica y estructuras de poder: el modelo antropolgico de Roberto
Varela para la explicacin del comportamiento poltico, 63.- Conclusiones, 68.
BLOQUE II.- SOBRE LAS COMUNIDADES OBJETO DE ESTUDIO:
UN RECORRIDO POR LA HISTORIA POLTICO-ELECTORAL
RECIENTE DE ESPAA Y DE MXICO ................................................. 70
1.- El caso espaol: los municipios de Nava del Rey (Valladolid) y
Valle de Trpaga (Vizcaya) en la Espaa de las Autonomas....................... 73
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La organizacin territorial del estado, 74.- El sistema electoral, 76.- El sistema de
partidos, 77.- Cultura poltica, 80.
1.1.- Moros y cristianos en la Nava del Rey..................................... 82
El fenmeno sociocultural de partida: el voto permanente, 82.- La asuncin de una
perspectiva multidisciplinar, 89.- La adopcin del concepto de voto identitario, 103.-
Nava del Rey: cuando el participar es una opcin identitaria, 110.
1.2.- Los de aqu y los de fuera en Valle de Trpaga......................... 115
La exploracin de la periferia, 115.- La etnicidad como lnea de fractura en la periferia
vasca, 119.- Del voto identitario de clase al voto identitario tnico, 122.- Valle de
Trpaga: cuando lo identitario se vuelve cotidiano, 128.- Nava del Rey y Valle de
Trpaga: participacin poltico-electoral identitaria, 132.-
2.- El caso mexicano: los municipios de Xico (Veracruz) y Jiquilpan de
Jurez (Michoacn) en el Mxico de la Revolucin institucional................ 136
La organizacin territorial del estado, 137.- El sistema electoral, 137.- El sistema de
partidos, 139.- Cultura poltica, 140.
2.1.- Quin no tranza, no avanza.............................................................. 142
La ampliacin del concepto de voto identitario al de participacin poltica, 142.-
Quines participan: la construccin de categoras socioeconmicas, 155.- Cmo
participan: interacciones ticas y no-ticas, 162.- Las formas concretas de participacin
poltica en territorio mexicano, 164.- Participacin electoral: la emisin del voto, 167.-
Participacin en la campaa electoral: la asistencia a las juntas o mtines, 171.-
Participacin en organizaciones polticas: presentarse como (pre)candidato de un partido
poltico, 174.- Participacin-contacto: visitas y cartas a los representantes polticos o
funcionarios pblicos, 177.- Participacin-protesta: conato de toma de un ayuntamiento
por la fuerza, 178.- Contextos de participacin poltica en Mxico: una tipologa del
comportamiento poltico, 180.- Conclusiones, 192.
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BLOQUE III.- SOBRE FORMAS DE PARTICIPACIN POLTICA
EN ESPAA Y MXICO....................................................................................... 196
1.- Los conceptos para el anlisis intercultural: distancia relativa y
distancia absoluta.......................................................... 198
Problemas de comparacin de los menos privilegiados, 201.
2.- Estudio comparativo de las formas de participacin poltica en
municipios de Espaa y Mxico................................................................... 210
2.1.- La participacin electoral: la emisin del voto.................................. 212
Mxico: el intercambio de emisiones de voto por prebendas, 212.- Espaa: el intercambio
de emisiones de voto por referentes identitarios, 224.
2.2.- La participacin en campaas: la asistencia a un mitin y
el recorrido casa por casa......................................................................... 233
Mxico: la gente que jala gente, 234.- Espaa: la gente que se molesta en ir a las
casas, 249.
2.3.- La participacin en organizaciones polticas: el asociacionismo...... 258
Mxico: sobre la (in)satisfaccin de los dirigentes y los beneficios de las bases, 260.-
Espaa: sobre el asociacionismo como marcador identitario, 274.
2.4.- La participacin-contacto: el acceso directo a
los representantes polticos........................................................... 287
Mxico: Eso no se vale Sr. Gobernador!, 288.- Espaa: el extremo de cercana, de
meterse en tu casa, 296.
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2.5.- La participacin-protesta: interacciones de respuesta a
decisiones ya tomadas........................................................... 300
Mxico: Protestan con burros en Xico, 301.- Espaa: soy ms del Olentzero, 316.
BLOQUE IV.- PARTICIPACIN PLENA, LIMITADA Y DIVIDIDA:
UNA PROPUESTA INTERCULTURAL PARA EL ANLISIS
DE LA PARTICIPACIN POLTICA....................... 322
1.- Primer ncleo de hiptesis sobre la influencia de las condiciones
socioeconmicas de los ciudadanos en la participacin poltica............. 323
La distancia relativa en la participacin poltica, 325.- La distancia absoluta en la
participacin poltica, 328.
2.- Segundo ncleo de hiptesis sobre la influencia de las condiciones
socioeconmicas en el clientelismo poltico........................... 333
La distancia relativa en el clientelismo poltico, 334.- La distancia absoluta en el
clientelismo poltico, 338.
3.- Tercer ncleo de hiptesis sobre la influencia de las condiciones
socioeconmicas en la identidad poltica........................... 342
4.- Una propuesta intercultural para el anlisis de la participacin
Poltica........................... 345
4.1.- La participacin plena..................................... 345
4.2.- La participacin limitada........................................ 349
4.3.- La participacin dividida........................................ 352
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BLOQUE V. CONCLUSIONES............................................................................. 354
BLOQUE VI. BIBLIOGRAFA............................................................................... 358
Publicaciones peridicas consultadas, 371.- Pginas Web consultadas, 371.
BLOQUE VII. ANEXOS.......................................................................................... 372
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ndice de fotografas, grficos, cuadros y vietas.
Fotografas.
1: La ARMH en el trmino municipal de Nava del ReyPg.86
2: Ofrenda floral en el Pinar de la Nava.. 95
3: Cirilo Moro Garca, nieto de Cirilo Moro Colodrn, recibiendo el bastn de mando
que le acredita como nuevo alcalde de Nava del Rey de manos de Germn Hernndez
Hernndez, autor de la resea periodstica Moros y cristianos. 110
4: Zonas alta e intermedia; la comunidad rural de Tonalacocon el nevado Cofre del Perote al fondo.. 143
5: La Cinega de Chapala a la altura del municipio de Cojumatln de Regules, Mich.. 145
6: Cruce xiqueo vigiladopor dos esquineros. Al fondo de la calle, una de tantas capillas... 147
7: Jornada de corte en el cafetal por parte de miembros de una misma familia...... 149
8: Guarache de un campesino xiqueo........ 159
9: Escenario de interacciones de campaa entre maestro y licenciado dirigentes,
y campesinos asistentes en una junta de campaa electoral del PRD xiqueo... 173
10: Escenario de protesta: conato de toma del ayuntamiento de Xico el 27 de abril de 2006.... 179
11: Casa de madera (no-pared): vivienda con los requisitos para recibir la ayuda
del programa construccin de casas para pobres ejecutado por el ayuntamiento de Xico... 203
12: Hasta tal extremo lleg a ser la polarizacin entre el PRD y el PRI la primera vez que stos
accedieron a la alcalda que, los vecinos de esta calle de Xico, a la hora de acondicionarla, no se
pusieron de acuerdo en el material, optando los pristas por la piedra y los perredistas
por el cemento..... 215
13: Todos tenemos necesidad pero no queremos a gente que slo venga cuando se regalan
despensas; tambin hay que llevar las gorras siempre que podamos para identificarnos como
pristas. 236
14: Vienen los del programa de oportunidades y empiezan a preguntar desde la iglesia hacia
arriba y se olvidan de los que vivimos en la periferia.... 238
15: Escenario de organizacin poltica: reunin de la ARMH de Valladolid..... 279
16: Escenario de organizacin poltica en Xico, Veracruz..... 284
17: Interaccin-contacto. El gobernador del estado de Veracruz, Fidel Herrera recibe de manos
de un ciudadano un obsequio.... 290
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18: Escenario de protesta. Los lderes privilegiados perredistas rompen las lminas que reciben
en sus casas el grueso de no-privilegiados componentes de la movilizacin... 305
19: Diario A-Z Xalapa, 28 de abril de 2006.... 307
Grficos.
1: Comparativa de voto al PSOE entre Nava del Rey, la provincia de Valladolid y
la C. A. de Castilla y Len. 87
2: Comparativa de participacin entre Nava del Rey, la provincia de Valladolid y
la C. A. de Castilla y Len. 913: La polarizacin del voto en Valle de Trpaga: PSE-EE-PSOE vs. PNV...... 122
Cuadros.
1: Retroalimentacin identitaria en contexto de elecciones municipales en Nava del Rey.. 105
2:Indicadores identitarios de los moros y los cristianos....
1133: Categoras tnicas histricas en el Valle de Trpaga.... 124
4: Indicadores identitarios de los de aqu y los de fuera.......... 129
5: Participacin identitaria en Nava del Rey y Valle de Trpaga 133
6: Indicadores de ciudadanos privilegiados y no-privilegiados... 161
7: Sobre lo que entendemos interculturalmente como comportamiento tico y no-tico.. 163
8: Sobre lo que entendemos como votos ticos y no-ticos....... 169
9: Clases de votos segn grado de privilegio de los ciudadanos y tica con la que son ejecutados.. 170
10: Clases de participacin de campaa segn grado de privilegio de los ciudadanos y
tica con la que son ejecutadas.......... 173
11: Sobre lo que entendemos como candidatos ticos y no-ticos.... 176
12: Clases de candidatos segn grado de privilegio de los ciudadanos y tica con la que actan 177
13: Clases de contactos segn grado de privilegio de los ciudadanos y tica con la que actan.. 178
14: Clases de protestas segn grado de privilegio de los ciudadanos y tica con la que actan... 180
15: Escenarios de participacin: relacin entre quines participan y cmo lo hacen........ 181
16: La distancia relativa de una interaccin de dos ciudadanos protagonizando roles....... 198
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17: La distancia absoluta en los escenarios polticos.......... 201
18: Operacionalizacin del ciudadano no-privilegiado.............. 206
19: Posibles interacciones relativas en un escenario de emisin de voto en Mxico......... 218
20: La distancia absoluta en un escenario local mexicano......... 22421: La distancia relativa a travs de un ejemplo de voto identitario en Espaa......... 229
22: La participacin electoral en Espaa y Mxico........... 232
23: Posibles interacciones relativas en el escenario de un mitin en Mxico............. 241
24: Posibles interacciones relativas en el escenario de un recorrido casa por casa en Mxico.. 243
25: La distancia relativa en los recorridos casa por casa en Espaa... 254
26: La participacin en campaa en Espaa y Mxico............. 256
27: Posibles interacciones relativas en el escenario de asociacionismo en Mxico.......... 268
28: Identificaciones tipo de los ciudadanos con las formas de participacin............. 270
29: La distancia relativa del asociacionismo en Espaa.... 283
30: El asociacionismo en Espaa y Mxico.............. 285
31: Posibles interacciones relativas en el escenario de participacin-contacto en Mxico....... 294
32: La distancia relativa de la participacin-contacto en Espaa...... 297
33: La participacin-contacto en Espaa y Mxico............... 299
34: Posibles interacciones relativas en el escenario de protesta en Mxico.......... 312
35: La distancia relativa de la participacin-protesta en Espaa....... 31936: La participacin-protesta en Espaa y Mxico............... 320
Vietas.
1: Interaccin no-tica entre privilegiados (nivel federal).... 184
2: Qu opciones de participacin tienen los no-privilegiados? Aceptamos tarjetas de crdito 1893: Caricatura protagonizada por una dirigente prista a nivel federal y el presidente del IFE... 262
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Agradecimientos.
Son tres los grupos de personas a los que quiero expresar mi ms sincera gratitud
por acompaarme a lo largo del recorrido de la presente tesis doctoral: los acadmicos,
los informantes, y los que siempre han estado y estn junto a m.
Sin duda, siendo yo el principal responsable de todos las virtudes y deficiencias
que puedan encontrarse en este texto, ellas son fruto del aprovechamiento por mi parte
de todo un contexto de oportunidades brindado en clave de oportuna reciprocidad por
mi director ngel B. Espina Barrio. Trabajar junto a l, amen de acercarme a la
disciplina antropolgica, me ha permitido conocer al resto de personas a las que quieroreconocer su aportacin a la tesis: Alfonso Gmez Hernndez, director de mi primera
redaccin antropolgica; Hernn Salas Quintanal, tutor de mis investigaciones en
Mxico; Juan Carlos Ochoa Abaurre, artfice de mis primeros pasos como docente, y
por extensin, Francisco J. Blzquez y Txema Uribe, con los cuales pude mantener
fluidos debates sobre poltica en tierras navarras; Juan Andrs Blanco Rodrguez,
quien confi en mi para seguir caminando, y como no, los colegas zamoranos
Emiliano Gonzlez Dez y Eufemio Lorenzo Sanz; Maria Joo Simes, siempredispuesta a aportar la visin sociolgica al texto; Mercedes Cano Herrera, un apoyo
constate desde Valladolid; Miguel Carrera Troyano, el aporte latinoamericanista; y Jos
Antonio Fernndez de Rota y Monter, inspirador de arduas reflexiones sobre
antropologa y poltica.
Reflexiones generadas tambin a partir de cuatro investigaciones de campo, las
cuales tuvieron unos protagonistas clave que me abrieron el acceso al resto deinformantes. Colaborador en mi investigacin pero sobre todo amigo, Jos Manuel
Rodrguez es la persona sin la que no se puede entender la Nava del Rey que describo
en estas pginas. Lo mismo puedo decir de Claudio I. Hernndez Palacios para el
municipio de Xico, aunque en este caso sera injusto no incluir a su madre Chonita y su
esposa Adriana como autnticos soportes de mi perodo en Mxico. Aunque ms cortas,
mis estancias en Valle de Trpaga y Jiquilpan de Jurez deben especial mencin a
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Begoa Saiz y Mitxel Elices por el lado vizcano, y a los colegas Guillermo Paleta y
Mario Constantino por el lado michoacano.
Finalmente, familia y amigos han llevado el peso de mis presencias y ausencias.
Por supuesto, agradezco su apoyo incondicional a mis padres Flix y Loli, hermana
Mnica, abuelos Pelayo y Angelines, primos Rubn y Nuria, y tos Alfonso, Asn y
Toms, destacando con su permiso la figura de mi ta Marian, luchadora infatigable
quien ha sido para mi espejo en el cual siempre reflejarme. Igualmente, esperando no
olvidar a ninguno, stos son los amigos que sustentan emocionalmente mis esfuerzos
tanto en Espaa como en Mxico: Fernando O. Esteban, Jos M. Molas y familia-,
Daniel Erro y familia-, Sergio Ruprez y dems amigos del DF-, Alondra Durn ehija-, Velebita Koricancic, Jess Rivera, Susana Schmidt, Gerardo A. Zrate, Herminio
Silvn, Alberto Marn, Patxi Orruo, Jos A. Hoya, Iigo Snchez, Asier Llaguno,
Alberto Iglesias, Sergio Fernndez, Sergio Ruiz, Fernando Dez, Zigor Larreategi, Iaki
Gmez, Ruth Chacn, Jos L. Morn, Aser Jimnez, Cndido Senz de Santa Mara,
Susana Garca, Jos M. Sogo, J. lvaro Garca, Carmen R. Rodrguez, Vctor M.
Marcos, Javier Domnguez y Jess Belver; y a los compaeros del Doctorado de
Antropologa de Iberoamrica M. Isabel Martnez, Diana C. Florido, Gaby Montes deOca, Laura Fernndez, Marcela M. Snchez, Luis E. San Juan y Pedro E. Zimmermann.
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INTRODUCCIN.
Muchas veces se resalta a la hora de prologar ciertas publicaciones que las
mismas son el resultado de las experiencias vitales del autor. Creemos que la tesis
doctoral que el lector tiene ahora en su mano es justamente la culminacin en forma de
punto y seguido- de un largo recorrido acadmico con inicio en la Universidad del Pas
Vasco (UPV-EHU), estacin actual la Universidad de Salamanca (USAL), y paradas en
el Colegio Luis Espinal Camps de Bolivia, la Universidad Nacional Autnoma de
Mxico (UNAM), la Universidad Nacional de Educacin a Distancia (UNED) y laportuguesa Universidad de la Beira Interior (UBI). No se interprete la enumeracin de
tales lugares como un ejercicio de exposicin curricular. Pretendemos sin embargo
sealar los hitos personales que hacen del presente texto una obra singular en una triple
dimensin: la interdisciplinariedad Antropologa, Ciencias Polticas, Sociologa e
Historia-, la interculturalidad dentro del rea geogrfica iberoamericana Espaa,
Mxico, Bolivia y Portugal1- y la eleccin de la poltica como eje analtico central.
No cabe duda que lo que hoy presentamos como antropologa de la participacin
poltica tiene su fuente primaria en los estudios de grado en ciencias polticas cursados
en la universidad pblica vasca. Una posterior estancia de ao y medio en la ciudad
boliviana de El Alto de La Paz hizo que reenfocramos nuestras inquietudes
intelectuales hacia el mbito latinoamericano a travs de dos centros de la institucin
acadmica salmantina. El carcter multidisciplinar del Instituto Interuniversitario
Iberoamericano supuso el paso necesario para encontrar en la antropologa el marcodisciplinar terico y metodolgico idneo a nuestros intereses personales. Este
afortunado encuentro sigue vivo gracias al programa de doctorado de antropologa de
Iberoamrica, a partir del cual hemos aprendido a combinar con relativa fluidez
conceptos politolgicos, sociolgicos y etnolgicos, y el mtodo etnogrfico
1Siguiendo a A. B. Espina, hablamos de interculturalidad para dejar claro que propugnamos un espaciocompartido de dilogo y de comunicacin que no entrae la supremaca de unas culturas sobre otras o una
concurrencia de muchas culturas viviendo prximas pero aisladas en especies de guetos subculturales(2006: 14).
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caracterstico de la antropologa. Sendos periodos de investigacin en la UNAM clave
en la eleccin de Mxico como rea geogrfica objeto de estudio-, la UNED
fundamental en nuestra perspectiva analtica- y el Centro de Estudios Sociales de la UBI
el imprescindible aporte europesta- completan una formacin interdisciplinaria,
intercultural iberoamericana y poltica que pasamos a presentar brevemente.
Aspiramos en esta obra, dentro del marco terico de la antropologa poltica, a
estudiar comparativamente las modalidades de participacin poltico-electoral de los
ciudadanos como actores fundamentales en un sistema poltico democrtico. Para ello,
programamos una etnografa multisituada estudiando los fenmenos socioculturales
no en un solo lugar, sino en varios- pero localizada el conocimiento del investigadorsiempre empieza por lo local (J. A. Fernndez de Rota, 2007: 538)-. Concretamente,
trabajaremos sobre ciudadanos espaoles y ciudadanos mexicanos pertenecientes a
cuatro municipios dos por cada pas- seleccionados por el autor en funcin de los
intereses de la investigacin. Tan ambicioso plan lo hemos estructurado en tres grandes
bloques temticos, a saber:
1.- Una breve disertacin sobre metodologa y teora antropolgicas. 2.- Una descripcin de cada uno de los cuatro trabajos de campo realizados
con cierta autonoma unos de otros- por el autor.
3.- Una comparacin sistemtica entre las formas de participacin poltica
encontradas en tales municipios de Espaa y Mxico.
El primer bloque temtico supone por un lado una explicitacin de nuestra
asuncin de la comparacin intercultural como herramienta fundamental de trabajo; ypor otro lado, trata de presentar un breve pero riguroso repaso de la historia particular de
lo poltico tal y como lo han entendido los principales representantes de la rama
antropolgica, e igualmente ha de contener un sucinto balance del actual estado de la
disciplina. No queremos dejar de apuntar que la nuestra no ser una mera exposicin de
autores y sus ttulos ya reconocidos mayoritaria y propiamente como antroplogos
polticos, sino que sealaremos a aquellos autores que mayormente han influido con sus
contribuciones en la tesis.
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Tras esta imprescindible toma de contacto con la disciplina, pasaremos a describir
en un segundo bloque temtico los aspectos singulares de cada municipio objeto de
estudio, por supuesto sin perder la visin global de la investigacin. Con ello
trataremos, aparte de la pertinente localizacin geogrfica de cada comunidad, llamar la
atencin sobre la evolucin conceptual y epistemolgica que el autor ha tenido durante
los meses de estada de municipio a municipio, y de pas a pas. Intentaremos ir dejando
ver cmo hemos llegado a la conveniencia de replantear desde el inicial fenmeno de la
fidelidad del voto previsto tanto para los municipios espaoles como los mexicanos-
hasta el ms amplio concepto de participacin poltica, el cual aparece en el transcurso
de la propia investigacin etnogrfica como puntal necesario para la comparacin
intercultural de las cuatro localidades.
Los trabajos de campo se desarrollan en Espaa y despus en Mxico de la
siguiente manera: nuestro primer municipio es Nava del Rey, perteneciente a la
provincia de Valladolid y a la Comunidad Autnoma de Castilla y Len, en el cual
investigamos durante y entre las campaas de las elecciones municipales de 25 de mayo
de 2003 y europeas de 13 de junio de 2004; la estancia en Valle de Trpaga (provincia
de Vizcaya; C. A. del Pas Vasco) gira en torno a las autonmicas vascas de 17 de abrilde 2005; y finalmente, se vive desde octubre de 2005 la ltima campaa a la presidencia
de la repblica de Mxico de 2 de julio de 2006 a caballo entre los municipios de Xico
en la zona cafetalera de Coatepec del estado de Veracruz, y de Jiquilpan de Jurez,
ubicado en la regin michoacana de la Cinaga de Chapala.
El primer foco de inters de la investigacin, estamos comentando, corresponde a
la forma de participacin poltica ms extendida entre la poblacin de las sociedadesdemocrticas, la participacin electoral, y ms concretamente, a la bsqueda desde la
antropologa de los factores que hacen que una gran parte de electores espaoles y
mexicanos- voten por el mismo partido poltico eleccin tras eleccin. Buscamos por
tanto a todos aquellos ciudadanos que la ciencia poltica considera el suelo electoral de
los partidos o, por decirlo de otra manera, a los no-indecisos cuyo voto se considera
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poco decisivo para el resultado final2. En esta tesitura, se elige Nava del Rey por ser
uno de los escasos municipios del estado espaol en los que vence una misma fuerza
poltica en todo tipo de contienda electoral desde el inicio del actual perodo
democrtico hasta hoy en da. Se acua para la ocasin el concepto de voto identitario
llegando, como veremos, a un acercamiento notable de la realidad poltica del municipio
en trminos de relacin entre participacin poltico-electoral y adscripcin ideolgica.
Posteriormente, planteamos un segundo municipio con el objetivo de seguir
explorando las posibilidades de explicar y comprender los resultados electorales, amn
de las otras formas de participacin poltica (asistencia a mtines, militancia en partidos,
formar parte de una candidatura, dirigirse personalmente al alcalde, manifestarse, etc.),como representaciones identitarias en comunidades locales: seleccionamos el Valle de
Trpaga en Euskadi pensando en aadir a nuestro anlisis nuevas categoras sobre
comportamientos polticos asociados a la pertenencia del ciudadano a determinados
bloques de identidad, categoras que en el caso vasco son de tipo etnonacionalitario (I.
Moreno, 1999: 161). Hasta ese momento, siendo los elementos que comparar del mismo
lado del Atlntico, se incide en la interpretacin de las formas de participacin poltico-
electoral como marcadores de los valores identitarios latentes en las comunidades objetode estudio.
Mas cuando nos trasladamos a territorio mexicano con la decidida intencin de
continuar estableciendo parmetros comparativos de las distintas formas de
participacin poltico-electoral y su relacin con la identidad, fuera sta de clase, tnica
o sujeta a determinadas ideologas, se hace necesaria una revisin de los planteamientos
apriorsticos. El municipio previamente seleccionado responde al nombre de Xico:destacamos en l ser uno de los primeros ayuntamientos de todo Mxico donde triunfa
una opcin poltica diferente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual
gobernaba hegemnicamente en gran parte del territorio mexicano desde hace varias
2 Esta bsqueda la hicimos pensando en que una de las mayores peculiaridades del sistema polticomexicano era el voto constante al Partido Revolucionario Institucional y, por tanto, interculturalmente
hablando, considerbamos oportuno comparar los municipios mexicanos con municipios espaoles quetuvieran tal caracterstica de continuidad de un mismo partido poltico en el poder municipal.
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dcadas en todos los niveles institucionales3. El mero contacto con la realidad xiquea
avisa entonces de un ms que posible replanteamiento del fenmeno objeto de estudio
que venamos teniendo en las localidades espaolas: la participacin electoral estable
explicada a partir de su reconocimiento como representacin identitaria no nos sirve
para Mxico.
La apreciacin la corroboramos con el paso de las semanas y la estancia en
nuevos municipios como Jiquilpan de Jurez, cuna del cardenismo y, por ende, del
Partido de la Revolucin Democrtica (PRD)4. La palpable5 y notable presencia de
prcticas clientelares en ambos municipios mexicanos nos lleva por un lado al estudio
sistemtico de toda la gama de formas de participacin poltica descritas por las cienciassociales y no slo de la electoral; por otro lado, a la consabida utilizacin de la
identidad, se aade la exploracin de los niveles socioeconmicos de la poblacin,
sustancialmente dispares a ambos lados del Atlntico.
En definitiva, el presente trabajo plantea la necesidad de anlisis comparativos
interculturales entre pases de desigual nivel de riqueza, anlisis que a nuestro entender
propician nuevos planteamientos tericos que inciden sobre factores que pasan a ser depresuntamente propiciatorios cuando de sociedades occidentales se trata, a
marcadamente influyentes cuando la comparacin se realiza entre democracias con
sustanciales diferencias en la distribucin de la renta entre su poblacin. Esto es,
queremos reflexionar sobre la relativa importancia de referentes polticos identitarios
cuando de contextos poco favorecidos socioeconmicamente se trata. Tales reflexiones
por tanto tendrn en cuenta que dentro de cada sociedad existe desigualdad econmica y
3Una vez centrados en Mxico, teniendo presente la gran cantidad de obras referentes a las dcadas degobierno del PRI incluidas entre ellas algunas que tratan en exclusiva los municipios objeto de nuestrainvestigacin-, se decide apostar por localidades pioneras en convertir al partido hegemnico en partidode oposicin. De esta forma, una vez conocidas las circunstancias de la larga permanencia del PRI en elpoder (autoritarismo, paternalismo, clientelismo poltico), nos interesa indagar la posible presencia devalores identitarios reactivadores de comportamientos polticos diferentes a los conducentes al votocautivo para el PRI.4 Jiquilpan de Jurez es el lugar de nacimiento del general Lzaro Crdenas del Ro (1895-1970),gobernador de Michoacn y presidente de la Repblica entre 1934 y 1940; su hijo Cuauhtmoc CrdenasSolrzano uno de los fundadores del PRD tras las elecciones presidenciales de 1988- y su nieto LzaroCrdenas Batel son igualmente gobernadores de Michoacn en los perodos de 1980 a 1986 con el PRI-y de 2002 a 2008 con el PRD- respectivamente.5
Nos referimos, siguiendo a A. B. Espina (2005: 18), a la mayor visibilidad del clientelismo poltico ysu menor ocultamiento social en los pases latinoamericanos que en otras partes del mundo.
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dominacin poltica, las cuales no pueden entenderse en trminos slo simblicos y de
identidad, sino que tambin han de entenderse como un proceso social y material (D.
Comas dArgemir, 1998: 38)6.
A pesar de que detallaremos exhaustivamente en el tercer bloque temticodel
texto la particular transformacin de la investigacin, no podemos dejar de exponer en
esta introduccin un avance del esquema explicativo que se propone para el conjunto
del trabajo. A diferencia de un buen nmero de publicaciones politolgicas y
sociolgicas, las cuales suelen considerar la participacin poltica como accin de
individuos o colectivos ms o menos motivados a participar en funcin de una serie de
variables de toda ndole (L. Morales, 2004: 7)7, nuestro acercamiento intercultural alconcepto nos hace apostar por su tratamiento como interaccin. El cientfico social
tiene que esforzarse en captar la ms reducida unidad de observacin, la cual es la
relacin entre dos personas, la vinculacin existente entre ellas, o, ms exactamente an,
la interaccin resultante de sus relaciones (G. Rocher, 1980: 9-36). Esta asuncin nos
la proporciona, adems de determinadas lecturas que oportunamente sealaremos, el
propio trabajo de campo tanto en Espaa como sobre todo en Mxico, tal y como se
describe en captulos posteriores.
Es importante destacar que la mayora de trabajos de poltica comparada hacen
referencia a pases europeos o norteamericanos las denominadas democracias
avanzadas occidentales-, y que, en esta ocasin, se trata de comparar dos pases con
diferentes niveles de distribucin de la riqueza entre el conjunto de su poblacin.
Pensamos firmemente que este acercamiento intercultural hace valorar la consideracin
de cada forma de participacin poltica como interaccin ms que como accin: laobservacin de las formas de participacin en Mxico nos ha permitido relativizar la
importancia de los factores motivadores medidos en la mayora de los casos individual
y cuantitativamente- de la participacin y pasar a considerar como fundamental los
factores potenciadores y/o restrictivos registrados mediante tcnicas etnogrficas como
6Compartimos con la autora de idea de que economa y poltica se encuentren en estrecha relacin ydeban analizarse de forma conjunta.7Entre otros variables, esta autora considera como los ms influyentes en la generacin de desigualdades
en la participacin poltica el gnero, la edad, el nivel educativo, la ocupacin laboral, la etnia, el lugar deresidencia, etc.
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la observacin participante y la entrevista abierta- del acceso e influencia a los ncleos
de decisin poltica8. Por ahora, interesa apuntar que tendremos los escenarios de
participacin poltica como procesos dinmicos9de interacciones entre individuos que
en cada caso ocupan roles bien determinados10.
En este sentido, asumiendo que la participacin poltica implica el anlisis de
actividades que tienen como referente a cada individuo, queremos llamar la atencin
sobre la capacidad de la propia interaccin de condicionar las acciones individuales
hasta tal punto que puedan ser identificadas formando parte de modelos orientadores en
la ejecucin de determinadas funciones, identificadas como maneras de obrar esperadas
(rol social); en definitiva, pensamos en comportamientos polticos individualesderivados de la influencia recproca entre dos personas (G. Rocher, 1980: 20).
Igualmente Erving Goffman (citado en A. Giddens, 1991: 137), hablando sobre
interaccin social, seala los roles sociales como expectativas socialmente definidas que
sigue un individuo de una posicin social dada.
Por ejemplo, no ser lo mismo identificar los rasgos individuales que condicionan
el acceso de los ciudadanos espaoles y mexicanos a las asociaciones polticas (loscuales pueden ser los recursos econmicos11, la educacin, la edad, el gnero, etc.) que
8Nos referimos fundamentalmente como ncleos o centros de decisin poltica a los rganos y cargosrepresentativos y/o ejecutivos de un sistema poltico, en los cuales se formulan, elaboran y aplican lasopciones genuinamente cruciales que s afectarn inevitablemente la vida del conjunto de la comunidadpoltica (J. Spencer, 2004: 60).9El presente trabajo parte del reconocimiento de que las realidades locales se construyen y reconstruyenconstantemente en las interacciones cotidianas de los actores sociales (L. Rivera, 1998: 9).10Compartimos igualmente la definicin de rol socialdel manual de Rocher (1980: 37-48): los vamos aconsiderar como el conjunto global de las maneras de obrar que, en una sociedad dada, se estima deben
caracterizar la conducta de las personas en el ejercicio de una funcin particular; seran aquellos modelosque, transcendiendo las diferencias y adaptaciones individuales, sirven para orientar la accin de lossujetos que ocupan una determinada posicin (por ejemplo, el rol de jefe tiene una especie de fondocomn modelo- por el cual un individuo acta y es aprobado por su comunidad como tal, eso s, con laspeculiaridades propias de su personalidad).11 Laura Morales (2004: 11), basndose en los estudios clsicos de la ciencia poltica, establecefirmemente con respecto a los recursos la siguiente hiptesis: las personas con mayores recursos y conuna posicin social y econmica ms aventajada son, generalmente, ms propensas a unirse aorganizaciones polticas. Nuestra hiptesis sera sustancialmente diferente: registrada la forma concretade participacin de asociacionismo poltico como interaccin entre personas que pueden ocupar diferentesroles, unos que dan acceso a los centros de toma de decisiones (p.e. dirigir el comit municipal de unpartido poltico) y otros que tienen ms limitado ese acceso (p.e. asistir a reuniones del comit encuestin), los ciudadanos con mayores recursos y con una posicin socioeconmica ms privilegiada
tienen msposibilidadesde ocupar el primer tipo de roles y, por tanto, tienen mayor capacidad de influiren las esferas de poder.
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analizar el asociacionismo como interaccin de individuos ocupando unos el rol de
dirigir una asociacin papel12fundamental en los intentos de influir en los procesos de
toma de decisiones pblicas- y otros el rol de mera membresa actos de menor
relevancia poltica-: a lo largo de la presente obra se expone cun interesante es
relacionar el estatus socioeconmico de los ciudadanos participantes con los roles ms
o menos- influyentes de la interaccin poltica que protagonizan.
En otras palabras, mientras que la mayora de investigaciones de ciencia poltica
trata de desentraar si los pobres13 tienen menos posibilidades de pertenecer a una
asociacin14por el hecho de ser pobres, la presente investigacin quiere destacar las
posibilidades por parte de los ciudadanos de acceder a los roles decisivos y decisoriosteniendo en cuenta sus condiciones socioeconmicas: qu roles ocupa un pobre y,
desde ellos, qu capacidad tiene de influir en el proceso poltico? En este sentido, no es
lo mismo dirigir un partido poltico que simpatizar por l; sin embargo, ambos roles son
tratados por la politologa como la misma forma de participacin del asociacionismo
poltico. Tampoco es lo mismo coordinar un acto de protesta que hacer bulto y ambos
son considerados como participacin en protestas. Ni por supuesto es lo mismo vender
un voto que comprarlo, ms las ciencias sociales suelen insistir en la venta como laforma elemental de clientelismo electoral, eludiendo muchas veces hablar de los
compradores.
El politlogo, digamos, analiza el asociacionismo como forma concreta de accin:
contabiliza ciudadanos asociados por su pertenencia documentada15. El antroplogo
debe ir ms all, estudiar in situla participacin como interaccin, y relacionar los roles
que entran en juego con las caractersticas de los ciudadanos que ejecutan tales papeles.La presente investigacin, explicitando por vez primera el que es su objetivo terico
12 A efectos prcticos del trabajo, se utilizan como sinnimos los conceptos de rol social y papelsocial. Para una mayor profundizacin en el debate sociolgico sobre las diferencias entre rol y papel,vase: E. Goffman, La presentacin de la persona en la vida cotidiana, Buenos Aires, Amorrortueditores, 1987.13Pnganse igualmente otras categoras relacionadas con grupos de edad jvenes, mayores-, de gnero mujeres-, de educacin personas con bajo nivel de estudios-, etc.14Utilcense de la misma manera las otras formas de participacin poltica como ir a una manifestacin,votar, participar en una campaa electoral, etc.15Tal como equipara votantes al nmero de papeletas emitidas, militantes de partidos siguiendo los datos
del pertinente registro, o manifestantes a todos aquellos presentes en un acto reivindicativo en base aconfusas cifras aportadas por diferentes cuerpos de seguridad.
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principal, tratar de explicar y comprender la particular influencia que las caractersticas
socioeconmicas de los ciudadanos ejercen sobre las formas de participacin poltica,
aunque con total seguridad tambin hubiera resultado interesante vincular los roles
polticos con categoras de gnero y tnicas. Para ello, trabajaremos la hiptesis de que,
cuando las interacciones polticas son protagonizadas por ciudadanos con grandes
diferencias socioeconmicas entre ellos, los comportamientos que podemos esperar son
el de ejecucin de funciones de relevancia en el proceso de toma de decisiones polticas
por parte del ciudadano ms privilegiado, y el de ejecucin de funciones de escasa o
nula relevancia poltica por parte del menos privilegiado.
En definitiva, no desdeando las razones y factores por las que participa o deja departicipar la ciudadana, se presta primordial atencin a las propias formas de
participacin, a sus actores, y a los roles que stos asumen; antes de hablar del
ciudadano desmotivado que no participa, se plantea, a nivel de la comunidad donde
habita nuestro protagonista, en qu puede participar y si esas formas le hacen influir
realmente(C. Lisn, 1977: 331; J. R. Llobera, 1999: 100; G. Sullings, 2004: 94) en los
procesos de toma de decisiones pblicas. Pues preguntmonos, puede un mexicano
pobre sentirse aptico comprando votos, dirigiendo un partido a nivel local ocoordinando una manifestacin? Parece claro que de venirle apata a nuestro
protagonista menos privilegiado socioeconmicamente, tal sensacin la tendra
interactuando como vendedor del voto, asistiendo a una reunin donde se reparten
prebendas o montando una barricada siguiendo precisas instrucciones del lder
privilegiado de turno.
En este punto, una vez expuesta nuestra intencin de analizar las formas departicipacin poltica a partir de su observacin como interacciones generadoras de
diferentes roles, se considera que, ms all de las motivaciones de la ciudadana, la
esencia de la democracia16pasa por que cada uno de estos ciudadanosdebe poder tener
accesoa cualquiera de los roles que surjan en un contexto local determinado.
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Siguiendo a Maria Joo Simes, pensamos que uma verdadeira democracia pressupe unacompetencia poltica igualmente repartida pela populao (2005: 63).
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Paralelamente, tendremos en cuenta, en funcin de los ordenamientos jurdicos
espaol y mexicano, y de la irrenunciable bsqueda del bien comnentendido como
el bien de todos por encima de los intereses particulares- que en nuestra opinin debe
llevar aparejado cualquier modalidad de comportamiento poltico, la ticade cada rol
puesto en escena17. Asumimos la enorme dificultad que supone trazar una frontera
ntida sobre lo que debemos considerar como ticamente correcto o incorrecto, ms an
cuando los principios polticos estn sujetos a los vaivenes de la historia social,
econmica y poltica de cada pueblo en particular y, al respecto, no pueden establecerse
tales principios como verdades nicas y valederas para todos los sistemas polticos en
cualquier tiempo y lugar (A. Rodrguez Kauth, 2000). Sin embargo, no renunciamos a
equiparar conducta tica con los valores de la solidaridad, la justicia, la honestidad y lacoherencia como garantes de que todo el que quiera pueda participar [nfasis del
autor de la tesis] en contraposicin a garantizar que todos participen ms ligado a la
vocacin por la actividad social de los ciudadanos ms activos18.
Antes de poner nuestro empeo en tal labor, queremos dejar bien delimitado lo
que entendemos exactamente por participacin poltica para la mayor claridad de la
exposicin. Basndonos en el texto de Eva Anduiza y Agust Bosch (2004: 16-31),tendremos en cuenta para nuestro anlisis las siguientes cinco formas de participacin
poltica:
1.- PARTICIPACIN ELECTORAL: votar (en unas elecciones o en un
referndum).
2.- PARTICIPACIN EN CAMPAA: participar en la campaa electoral(asistencia a mtines, financiacin, trabajar para un partido o candidato, pegada de
17A lo largo de la exposicin del trabajo, veremos que la diferenciacin entre comportamientos ticos yno-ticos no influye de manera acusada en la articulacin de nuestra hiptesis principal. Encontraremostanto a ciudadanos privilegiados como menos privilegiados obrando ora ticamente, ora no-ticamente: laclave estar en la distinta capacidad de influencia de los roles ocupados por unos y otros individuos.18En torno a este tema, resulta estimulante la lectura del artculo de Guillermo Sullings (2004). El autorapuesta por propuestas de consenso canalizadas a travs de instancias de participacin gradual, ritmosadecuados y formas organizativas eficaces, con el objetivo de sustituir una participacin en la cual unasminoras activas en busca de poder y dinero- se aprovechan de la inaccin de los dems ciudadanos, por
otra participacin organizada y consensuada que sea polea de transmisin desde la mayora ms pasivahacia los ms activos en busca del bien comn-.
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carteles, visitar domicilios tratando de convencer a otro para que vote de una
determinada manera, llevar pegatinas o distintivos de contenido poltico, etc.).
3.- PARTICIPACIN EN ORGANIZACIN POLTICA: ser miembro activo y/o
participar en las actividades de un partido poltico o de un grupo, asociacin,
organizacin o plataforma de carcter poltico (sindicatos, organizaciones ecologistas,
pacifistas, proderechos humanos, grupos de accin local o comunal, grupos feministas,
etc.): la definicin incluye presentarse como precandidato a cargos de la propia
organizacin o como candidato para un puesto electivo institucional, excluyndose
expresamente el desempeo de cargos pblicos19.
4.- PARTICIPACIN-CONTACTO: contactar directamente con los
representantes polticossobre cuestiones pblicas y los medios de comunicacin(pedir
audiencias o entrevistas, realizar llamadas o escribir cartas a los peridicos, etc.).
5.- PARTICIPACIN-PROTESTA: expresar el rechazo a una determinada
situacin o circunstancia poltica (participar en manifestaciones, boicotear determinados
productos por razones polticas, desobedecer una ley por razones polticas, ocupar unedificio, bloquear el trfico, hacer una sentada, realizar actos de fuerza, etc.).
Se quiere trabajar desde este punto con un primer ncleo dehiptesisel
principal- que enunciamos prrafos atrs de manera muy sinttica: existe una estrecha
relacin entre las condiciones socioeconmicas de los ciudadanos y las formas de
participacin poltica ejecutadas por aqullos.
19 Con ello evitamos abordar el anlisis del fenmeno de la corrupcin poltica, el cual tenemos,siguiendo a Susana Corzo (2002), como una situacin ilegalen el que uno de sus participantes es siempreuna autoridad ejerciendo funciones polticas o administrativas. En algunas ocasiones, la iniciativaproceder del cargo pblico e ir dirigida a actores que no lo son para incrementar el poder de aqul(corrupcin ascendente), y en otras ocasiones la iniciativa ser de los ciudadanos de a pie hacia laautoridad para obtener beneficios econmicoslos primeros (corrupcin descendente).Marcamos en negrita los tres aspectos que ayudan a diferenciar la delicada frontera entre la corrupcin yel clientelismo polticos: hay relaciones clientelares tanto legales como ilegales, mientras la corrupcinsiempre sobrepasa los lmites de la legalidad; la corrupcin siempre tiene a un cargo electo comoprotagonista mientras el clientelismo no precisa necesariamente del desempeo de ese rol; por ltimo, enla corrupcin la relacin de intercambio es siempre de corte econmico, mientras que en el clientelismo
la moneda de cambio es de orden poltico, profesional o social, y slo indirectamente puede tenerrepercusiones econmicas (J. Cazorla, 1995: 46).
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El desarrollo de tal enunciado se realiza a travs de dos pasos. El primero,
centrado en el anlisis de cada interaccin poltica, consiste en plantear que las
posibilidades de ocupar la totalidad de roles de cada una de las interacciones de
participacin poltica por parte de los ciudadanos, estarn ligadas a la distanciaentre las
posiciones socioeconmicas de los protagonistas de la misma20; a este nivel analtico lo
denominamos distancia relativa. De esta manera, dada una concreta interaccin
(mnimo de dos ciudadanos), se discute si las posibilidades de ocupar-intercambiar el
conjunto de roles generados por parte de ambos individuos pertenecientes a una
comunidad local21, aumentan en funcin de la menor distancia cercana-
socioeconmica entre ellos (hiptesis 1A). Igualmente, se debate si esas posibilidades
disminuyen siendo la distancia mayor lejana socioeconmica- entre ciudadanos(hiptesis 1B). Finalmente, se podra establecer un continuumde interacciones donde
posicionar gradualmente desde interacciones lejanas o de baja autonoma relativa (la
frecuencia con la que se producira intercambio de roles entre los protagonistas sera
mnima, de manera que el ciudadano menos privilegiado ocupara el contrarrolen muy
contadas ocasiones) a interacciones cercanas o de alta autonoma relativa (los roles
seran protagonizados indistinta y frecuentemente por ambos ciudadanos).
Volviendo al ejemplo de la concreta forma de participacin del asociacionismo
poltico, hasta aqu decimos que, observando la concreta interaccin entre dos
ciudadanos pertenecientes a la misma organizacin poltica, planteamos que las
posibilidades de que cada uno de ellos pueda llegar a ocupar el contrarrolpasan por la
posicin socioeconmica de ambos protagonistas. Si tienen parejo nivel de recursos, las
posibilidades aumentan y por tanto, se da un contexto relativo de autonoma
participativa en la medida que uno y otro tienen acceso a idnticas funciones dentro dela militancia poltica. Si sus diferencias son desequilibrantes, se estima que el ciudadano
menos favorecido socioeconmicamente no puede acceder al rol de mayor influencia
poltica; en este caso, se mantiene que el menos privilegiado, no pudiendo llegar a
20 Con el trmino distancia queremos significar el dinamismo de las interacciones de participacinpoltica, en el sentido de que las posiciones socioeconmicas no estn fijadas, sino que, fruto de lamovilidad social, las diferencias socioeconmicas entre individuos pueden acercarseo alejarse.21
Entendemos cada comunidad como unidades dotadas de medios para gestionar su destino por s mismas(J. A. Gonzlez Alcantud, 2007: 199).
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desarrollar la totalidad de roles ejecutables en su formacin, est limitado en cuanto a
participacin poltica se refiere en esa concreta interaccin (nivel relativo).
Sin embargo, no nos damos por satisfechos al completo con los resultados
obtenidos en el continuumde distancia relativa ya que, a pesar de tratarse de un primer
buen acercamiento al estudio de la correlacin entre condiciones socioeconmicas y
participacin poltica, solamente contextualizando las concretas interacciones en su
entorno local permite discriminar aquellas catalogadas como cercanas entre las
protagonizadas por actores de estratos socioeconmicos privilegiados y entre aquellos
menos privilegiados22. En este sentido, ejecutamos un segundo paso ms centrado en
los ciudadanos23: la posicin compartida de los protagonistas de una concretainteraccin vista en relacin a la situacin socioeconmica del conjunto de la
comunidad local (distancia absoluta) se tiene como ntimamente asociada, primero,
al acceso a la totalidad de roles dados en un escenario poltico municipal, y segundo, a
la capacidad de influencia en los ncleos de decisin desde tales posiciones. Nos toca en
este caso generar categoras de ciudadanos y de roles que sean tiles a la investigacin.
En nuestro caso, apostamos por una discriminacin entre ciudadanos privilegiados y
ciudadanos menos privilegiados (grado)24
; y entre unos roles con voz y otros sinella25.
Lo podemos enunciar de la siguiente manera: dados unos protagonistas
privilegiados con respecto al conjunto de sus convecinos o de alta autonoma absoluta,
aumentaran las posibilidades primero, de que los actores pudieran ocupar la mayor
parte de roles ejecutables de cada forma de participacin poltica en su comunidad local;
22Una reflexin muy parecida tiene la ciencia poltica (L. Morales, 2004: 15) pero slo referida a losindividuos de mayores recursos: cuando el ciudadano est circundado por otras personas de elevadoestatus social, la participacin se convierte en una obligacin social a travs de la transmisin informal denormas grupales.23Se excluye expresamente del anlisis el comportamiento del resto de actores polticos (partidos, elites,cargos pblicos e instituciones), salvo en lo que afecta al comportamiento de los ciudadanos.24 Tomamos la definicin elemental de estatus socioeconmico, la cual resume la posicin social delindividuo basndose en el nivel de estudios, el ingreso y la ocupacin (E. Anduiza y A. Bosch, 2004:270).25Siguiendo los criterios de Len Doyal e Ian Gough (1994: 98), vincularemos las mejoras de autonomaal desarrollo de ms alternativas de eleccin. Esto es, asumiendo que todos los ciudadanos tieneninnumerables alternativas de eleccin, a menudo generadas por la gran creatividad de los protagonistas,
no por ello debemos dejar de sealar la existencia de elecciones mundanas en la interpretacin de lasreglas que conforman los papeles sociales en los que [los oprimidos] no tienen voz.
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y segundo, de que los roles que llegaran a ocupar en el juego poltico tuvieran mayor
influencia en los procesos de toma de decisin (hiptesis 2A). Por el contrario, la
interaccin entre dos actores menos privilegiados o de baja autonoma absoluta sera
indicador de una escena poltica limitada, mundana, sin voz: tales ciudadanos ni
podran ocupar todos los roles ejecutables ni los que ejecutaran influiran o lo haran
muy parcialmente- en el proceso poltico (hiptesis 2B).
De nuevo, retomando el ejemplo del asociacionismo poltico, recordamos como la
distancia relativa establece la correlacin entre posicin socioeconmica de los actores
y sus posibilidades de ocupar dos roles ejecutables en un partido. Ahora bien, ubicada
tal correlacin en el contexto local de cada municipio, se estima que entre privilegiadosse tiene posibilidad absoluta de ocupar ambos roles, incluidos todos aquellos que
permiten influir con mayor intensidad en los ncleos decisorios (dirigencia,
organizacin, coordinacin, financiacin, presentarse a candidato); y que entre menos
privilegiados, las oportunidades se esfuman a la par de la mayor escasez de recursos,
dndose por supuesto que la influencia poltica es mnima (ejecucin de funciones
secundarias como preparar materialmente una reunin, elaborar unas pancartas, etc.): no
se espera por tanto encontrar lderes entre la poblacin menos favorecidasocioeconmicamente.
Por tanto, a travs de la descripcin de las formas de participacin poltica, vamos
a situar los diferentes casos etnogrficos hallados en los cuatro municipios objeto de
estudio en un esquema analtico que genere categoras interculturales de participacin
poltica segn el grado de posibilidades de ocupacin de roles (con voz y sin voz) de
cada interaccin por parte de los ciudadanos protagonistas de ellas (privilegiados ymenos privilegiados), a saber:
1.- interacciones plenas,
2.- interacciones limitadas y
3.- interacciones divididas.
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1.- Las primeras son protagonizadas por ciudadanos relativamente cercanos con
altos niveles de autonoma absoluta y, en consecuencia, opciones a la plena ocupacin
de roles dados en cualquiera de las formas de participacin presentes en un contexto
local determinado, tanto si son roles cercanos a los procesos de decisin como si son
roles que no llevan a ninguna parte.
2.- Denominamos interacciones limitadas a todas aquellas protagonizadas por
ciudadanos relativamente cercanos que, por su situacin menos privilegiada, se ven
circunscritos a una serie de roles bien determinados que, permitiendo un sinfn de
combinaciones en cuanto a su ejecucin, no dan acceso a los procesos de toma dedecisiones polticas.
3.- Por ltimo, las interacciones divididas son aquellas en las que se produce una
divisin de trabajo entre los ciudadanos privilegiados que ejecutan los roles con voz
y los actores menos privilegiados que asumen su papel de comparsa y/o
acompaamiento.
Queriendo explicar y comprender nuestras hiptesis en trminos de grado,
decimos que un ciudadano va acercndose a una participacin poltica plena, a tener
posibilidades de acceso reales no bastara con estar motivado ni ser creativo- a la
totalidad de roles que puedan presentarse en un contexto local determinado, a medida
que se reduce la distancia socioeconmica entre el conjunto de ciudadanos de la
poblacin: un marco geogrfico local con una mayora de sus habitantes situados a poca
distancia socioeconmica unos de otros producira una fuerte tendencia a que los rolesconformadores de la participacin poltica pudieran ser ocupados por cualquiera de las
personas pertenecientes a esa mayora. Y decimos pudieran en el sentido literal de
posibilidad: una cosa es poder acceder y otra cosa es, teniendo esa posibilidad, estar
motivado o no para protagonizar los diferentes roles de participacin. Por ejemplo,
como se expone ms adelante, registramos ciudadanos mexicanos que no pueden darse
el lujo de abstenerse o, todo lo contrario, que lo hacen coaccionados o pagados.
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Recapitulando lo dicho hasta aqu, dada una concreta interaccin, vemos la
distancia socioeconmica entre sus protagonistas, para posteriormente ubicarla en
relacin al resto de interacciones de cada comunidad con el objetivo de poder
discriminar entre interacciones protagonizadas por ciudadanos privilegiados y por
ciudadanos menos privilegiados, independientemente de la distancia26: el cotejo de
estos tipos de interacciones con las cinco diferentes modalidades de participacin
poltica sobre las que se acota el concepto, abonara un terreno prolijo para el anlisis de
la influencia de la situacin socioeconmica de la poblacin sobre sus propias
posibilidades de participar influyendo en el proceso poltico.
A partir de este planteamiento inicial, el propio trabajo de campo, sobre todo enMxico nos conduce a la formulacin de un segundo ncleo dehiptesisrelacionadas
con el clientelismo poltico. En este sentido, en cuanto al anlisis de las relaciones
clientelares, vamos a trabajar con la idea de una estrecha relacin entre cercana
absoluta socioeconmica de la poblacin y una reduccin de las relaciones clientelares.
De esta forma, a mayor nmero de ciudadanos con posibilidades de acceder a la
totalidad de roles, consideramos que se reducen considerablemente los comportamientos
clientelares, y en todo caso, stos son voluntarios: la cercana socioeconmica entreindividuos propicia contextos de autonoma decisoria27.
Igualmente podemos dar los dos pasos en la construccin de la hiptesis. En
primer lugar, decididos unos protagonistas pertenecientes a una comunidad local a
actuar clientelarmente, las posibilidades de ocupar el conjunto de roles depender de la
distancia socioeconmica entre aquellos. A menor distancia entre ellos, mayor
frecuencia en el intercambio de roles (hiptesis 3A); a mayor distancia, menosposibilidades de que el menos privilegiado pueda ocupar el otro rol de la interaccin
(hiptesis 3B).
26 Tendremos interacciones cercanas de privilegiados, cercanas de menos privilegiados, y lacombinacin entre privilegiados y menos privilegiados (interacciones lejanas).27
Por ejemplo, un ciudadano comprador de votos no intenta la compraventa con ciudadanos de su mismoestatus socioeconmico.
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En segundo lugar, la capacidad de influir en los procesos de toma de decisiones
estar en funcin del nivel socioeconmico absoluto de los protagonistas, de manera
que a mayor nivel de privilegio conjunto con respecto a su comunidad de los dos actores
implicados en una concreta interaccin clientelar, mayor es la capacidad de la propia
interaccin de llegar a influir en el proceso poltico (hiptesis 4A); e igualmente, a
menor privilegio de los dos protagonistas, menor es su capacidad de influir en las
decisiones pblicas (hiptesis 4B).
Finalmente, recuperando el concepto de participacin poltica identitaria
recogido en las estancias en Nava del Rey y Valle de Trpaga, y en alguno de nuestros
escenarios protagonizados por ciudadanos privilegiados mexicanos, queremosreflexionar a modo de tercer ncleo de hiptesis sobre la idea de una participacin
poltica ideolgica o tnica presente mayoritariamente en escenarios conformados por
ciudadanos relativa y absolutamente cercanos en cuanto a condiciones
socioeconmicas se refiere.
En este sentido, queremos barajar la idea de que a mayor nmero de interacciones
plenas en una comunidad local, mayores posibilidades de que muchas de ellas sirvancomo referentes identitarios a ojos de sus propios protagonistas (hiptesis 5). Las
interacciones divididas que se dieran en los mismos escenarios, estimamos reforzaran
la tendencia a una participacin poltica identitaria.
Por el otro lado, a mayor nmero de interacciones limitadas presentes en los
escenarios de poltica de una comunidad local, menores posibilidades de que stas se
utilicen como marcadores identitarios en la poltica comunitaria (hiptesis 6).Asimismo, consideramos que las interacciones divididas que acompaaran a las
limitadas, tenderan hacia el mantenimiento y fortalecimiento de las relaciones patrn-
cliente.
Sin duda, el desarrollo de todas estas reflexiones se encuentran con la enorme
dificultad que supone comparar primero, dos pases considerados por las ciencias
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sociales como dispares en cuanto a su condicin democrtica28, y segundo, unos
municipios que, dentro de cada territorio, tienen una marcada idiosincrasia que les hace
opuestos en muchos de sus elementos definitorios. A nadie escapa, y slo hablamos del
sistema de partidos, la conformacin de un ayuntamiento castellano-leons entre alguno
de los dos partidos mayoritarios espaoles Partido Popular y Partido Socialista Obrero
Espaol-; ms no ocurre lo mismo en Euskadi, donde se conocen corporaciones
municipales presididas por al menos cinco partidos polticos.
Dicho lo cual, resulta oportuno enfrentarse a tales retos con el convencimiento de
que la necesaria aportacin de la antropologa en el anlisis, ya no slo en la previsin y
posterior revisin de los resultados electorales, sino en la explicacin e interpretacin delos comportamientos polticos. Indudablemente, la literatura de la disciplina, la
perspectiva intercultural y el trabajo etnogrfico deben ser el marco propiciatorio a la
apertura de los cotos reservados a politlogos y socilogos (estudios macro;
comparaciones entre democracias occidentales; primaca de los datos estadsticos) y al
diseo de propuestas igualmente vlidas para el anlisis poltico que, no perdiendo la
perspectiva global, estn centradas en el nivel local; no eludiendo los mnimos
conceptuales de lo que es una democracia, comparen sociedades avanzadas y las que nolo son tanto; y no desdeando las tcnicas cuantitativas, tenga la profundidad suficiente
que slo la observacin participante proporciona al investigador de los fenmenos
socioculturales.
28Se tiene a la sociedad espaola como avanzada y occidental (ms all de su ubicacin geogrfica en
Occidente), todo lo contrario que un Mxico en pleno proceso de transicin (P. Castro, 2005: 9; A. B.Espina, 2005: 18).
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I. CONOCIMIENTO LOCAL Y
ANTROPOLOGA POLTICA.
1.- El conocimiento local.
Qu es lo poltico? Antroplogos, politlogos y socilogos comparten el inters
por los sistemas polticos y su organizacin, mas si hay que resaltar algn aspecto que
diferencia a los antroplogos del resto de cientficos sociales es la impronta global y
comparativa con la que aquellos enmarcan sus trabajos. La necesidad de plantear de un
modo pluridimensional las interacciones de todos los que, directa o indirectamente,
participan en el proceso poltico, no implica en absoluto renunciar al enfoque
microsociolgico localizado pero no cerrado-. Tenemos que convenir junto con
Enrique Luque (1996: 12) que la escala local nos permite traducir las cosas de la
poltica de lo remoto, ajeno y conflictivo () al lenguaje de lo inmediato y conocido.
Por tanto, aunque la antropologa poltica circunscriba sus anlisis a contextos locales,
no por ello se ha de olvidar teorizar sobre los fenmenos espacial e histricamente ms
amplios, tal y como tratamos de hacer en esta investigacin con las formas de
participacin poltica. En esta misma lnea, Abner Cohen (2004: 148), siguiendo a
Raymond Firth, subraya que a pesar de que las tcnicas antropolgicas son
microsociolgicas, las formulaciones tericas pueden ser macrosociolgicas y pueden,
de esta manera, adaptarse al estudio de la poltica a nivel de Estado.
Es por esta necesidad de dar cuenta de las interacciones de los actores sociales,
por la que investigamos empleando el municipio como marco contextual de referencia.
En este sentido, al contrario que la mayora de estudios electorales macrosociolgicos
tendentes a explicar el comportamiento poltico-electoral a partir de variables
coyunturales sobre percepcin de la economa, o de variables socio-econmicas
referidas a la estructura social de la totalidad del estado, nuestra apuesta es por el
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enfoque microanaltico, que aunque limitado, pensamos es imprescindible a la hora de
analizar las formas de interaccin poltica concretas. Como bien dice John Gledhill
(2000: 24), el trabajo de campo permite a los antroplogos examinar procesos que
frecuentemente son ignorados por los politlogos y los socilogos, que trabajan con
tcnicas de sondeo y fuentes secundarias.
Igualmente, nuestro acercamiento a la realidad poltica mexicana y su puesta en
comparacin con la democracia espaola, supone un intento por superar la visin
moralmente etnocntrica de la poltica comparada, tan profundamente arraigada en las
tradiciones occidentales (R. Cohen, 2004: 490). Creemos firmemente que los
antroplogos deben dar ese paso ms en el anlisis de los sistemas polticos y tratar decomparar, no slo las democracias industriales avanzadas occidentales (M. A.
Canzos, 2004: 245), sino tambin aquellas que, teniendo mecanismos institucionales
parejos a las primeras, no son consideradas por los politlogos dentro del grupo de
pases comparables. Al fin y al cabo, como expone Ronald Cohen, se trata de
comprender y explicar la variedad emprica de las instituciones y los comportamientos
polticos (2004: 493), para posteriormente, dirigir nuestra atencin a cuestiones acerca
de quines toman decisiones y resuelven los conflictos (C. P. Kottak, 2006: 144). Lapresente obra sigue tal camino, primero, intentando, dentro de los comportamientos que
acotamos como participacin poltica, comprender y explicar las peculiaridades de cada
uno de los cuatro municipios objeto de estudio, y segundo, detenindonos en las
posibilidades de los ciudadanos de influir tomando decisiones- en los procesos
polticos.
Por todo ello, el trabajo que presentamos es una apuesta decidida por lacomparacin como herramienta metodolgica vlida a la hora de explicar e interpretar
fenmenos socioculturales. Modestamente, se trata de, a partir de hechos particulares,
llegar a la explicitacin de formulaciones tericas aplicables a niveles supralocales. Este
intento lleva parejo mltiples problemas como el de la complejidad de combinar los
fenmenos culturales particular y general junto con el pasado y el presente etnogrficos.
La clave est en establecer unidades de anlisis tiles para el procedimiento
comparativo, en este caso, unidades de anlisis de lo poltico. Esta es, sin duda, una de
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las cuestiones cruciales: la categorizacin de los fenmenos a comparar para poder
establecer tipos que permitan establecer una clasificacin.
En nuestro caso, las unidades de anlisis van a ser las formas concretas de
participacin poltica, definidas como interacciones entre individuos ocupantes de
determinados roles. El objetivo ltimo es establecer una clasificacin intercultural de
contextos de participacin la cual, en funcin de las condiciones socioeconmicas de los
ciudadanos, tendr en cuenta, primero, las posibilidades de stos de ocupar los citados
roles, y segundo, la capacidad de influir en el proceso de toma de decisiones a partir de
tales posiciones dentro del juego poltico.
Se busca por tanto el equilibrio entre la induccin propia del trabajo de campo y la
teorizacin o generalizacin a la que consideremos firmemente debe enfocarse la
disciplina antropolgica; a fin de cuentas, la comparacin y el trabajo de campo son
mutuamente dependientes (N. Fernndez Moreno, 2004: 40).
El conocimiento local: la etnografa multisituada pero localizada y lageneralizacin a travs de la comparacin de casos particulares.
La metodologa en la que se basa el presente estudio es la etnografa. Tal
estrategia de investigacin se fundamenta en largas estancias de convivencia con la
gente y se sirve de variadas tcnicas de trabajo de campo de las cuales la observacin
participante y la entrevista dirigida29 y reflexiva30 sern las ms utilizadas en la
investigacin.
29Siguiendo a C. P. Kottak (2006: 48), hablamos de entrevista dirigida cuando el investigador habla caraa cara con los informantes utilizando ms un guin que un cuestionario; de hecho, queremos hacer nfasisen la entrevista dirigida como tcnica directa y personal en su contraposicin al cuestionario, el cual esrellenado con frecuencia por el propio encuestado.30 Profundizando en las caractersticas asignadas a la entrevista dirigida, compartimos la diferenciafundamental que Martyn Hammersley y Paul Atkinson (1994: 128-9) ven entre la entrevista etnogrfica y
el cuestionario estandarizado: aunque el etngrafo suele entrar a la entrevista con una lista de temas de losque quiere hablar con el informante, no decide de ante mano las cuestiones que aparecern en ella.
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Por el lado de la convivencia, nos adentramos de lleno en la dimensin
antropolgica del conocimiento local cuyo desarrollo terico corresponde
principalmente a Clifford Geertz-, de la cual queremos resaltar tres aspectos
fundamentales ntimamente asociados que orientan nuestra etnografa:
El trabajo de campo multisituado: los problemas y casos especficos de
participacin poltica van a ser perseguidos en diferentes lugares. A
diferencia de la antropologa anterior a 1970 que asociaba cada cultura con un
determinado territorio tratado adems como homogneo, la orientacin
geertziana hace hincapi en la configuracin del sitio no como algo dado,
sino construido a travs de itinerarios que incluyen diferentes sitios y
diferentes momentos. Concretamente, se estudian las interacciones de
participacin poltica de ciudadanos de Nava del Rey en los momentos que
eligen a su alcalde en mayo de 2003 y representantes al Parlamento Europeo
en junio de 2004; ciudadanos de Valle de Trpaga en el momento que votan
unLehendakarien abril de 2005; y ciudadanos xiqueos y jiquilpenses en el
momento que renuevan al Presidente de la Repblica en julio de 2006.
Todo conocimiento siempre es local: un conocimiento local no contrasta con
el universal sino que lo contrastamos con otro conocimiento local (J. A.
Fernndez de Rota, 2006: 20). En una investigacin como la que presentamos
que trata de reflexionar tericamente sobre participacin poltica, clientelismo
e identidad, vamos a apoyarnos en los casos particulares a la hora de discutir y
desarrollar las hiptesis sobre los mencionados conceptos.
La construccin del campo a travs de la comparacin: la reformulacin de
la participacin poltica a partir del descubrimiento de similitudes. Aunque ya
de por s, las estancias prolongadas llevan implcitamente a una comparacin
continua de la cultura estudiada con la cultura original del antroplogo,
nuestra investigacin aboga por la generalizacin desde dentro del ejemplo
(Ibd.: 21), o en palabras del mismo Clifford Geertz, por anlisis ms
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abstractos partiendo de los conocimientos extraordinariamente abundantes que
(el antroplogo) tiene de cuestiones extremadamente pequeas (2003: 33).
Por el lado de las tcnicas del trabajo de campo, no queremos dejar de orientar al
lector en las peculiaridades propias que la aplicacin de las mismas tiene en los
territorios espaol y mexicano. Hemos de reconocer nuestra evolucin hacia una
prctica investigadora ms cualitativa desde los primeros estudios en Nava del Rey y
Valle de Trpaga hasta los ltimos en los municipios de Xico y Jiquilpan de Jurez,
progresin facilitada por la asuncin plena del rol de antroplogo por parte del autor en
Mxico. Tal asuncin coloca al investigador en una situacin excepcional de
aprendizaje gracias al continuo dilogo intensamente contextualizado (J. A.Fernndez de Rota, 2006: 26). Esto significa de hecho que pasamos de breves estadas
con una mayora de entrevistas programadas en las que se nos da permiso explcito
para registrar la conversacin por medio de la grabadora- a los informantes espaoles, a
la insercin del antroplogo durante un ao en la vida local de los xiqueos y en
menor medida de los jiquilpenses-, posicin desde la cual la entrevista es ms eficaz,
penetra mejor en aquello que debe alcanzar, cuando, siendo fiel a la vida real por la cual
se pregunta, se amolda a ella como si fuese un hecho ms de interaccin ordinaria,convirtiendo la entrevista en una de sus situaciones normales (R. Sanmartn, 2003: 80).
En todo caso, exponemos en el segundo bloque temtico de la tesis las concretas
herramientas metodolgicas que se han utilizado en cada uno de los cuatro trabajos de
campo.
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2.- Breve marco terico de la antropologa poltica.
Tratndose la antropologa poltica de una de las ramas de la disciplina ms
difciles de agrupar en un conjunto de autores y de obras, y siendo pequeo el espacio
del que disponemos para desarrollar un esbozo de los principales hitos que forman parte
de ella, nos hemos decantado por el excelente trabajo de concisin de Ted C. Lewellen
(1985) a la hora de marcar un eje-gua de la gran cantidad de materiales bibliogrficos
manejados.
Los evolucionistas del s. XIX.
Si bien la antropologa poltica no se estima surge hasta la publicacin delAfrican
Political Systems compilado por Meyer Fortes y Evans-Pritchard y prologado por
Radcliffe-Brown (1940), se puede explorar entre los primeros evolucionistas una
bsqueda de lo poltico. No hay una razn ntida para explicar cmo antes de esa fecha
han existido poderosas aportaciones antropolgicas por ejemplo al parentesco y no al
campo de la poltica; sin embargo, todas las respuestas pasan por la negacin de la
mayor parte de representantes de la disciplina a dividir en partes a las culturas31.
Uno de los primeros precursores fue elAncient Lawde Henry Maine (1861), texto
en el cual el autor postula que la organizacin poltica de las sociedades primitivas se
basa en las lneas de parentesco. Como buen evolucionista, Maine aboga por la
tendencia de estas sociedades hacia la secularizacin y hacia una organizacin
sociopoltica fundamentada en el territorio. La transicin de una sociedad antigua a
una sociedad moderna Maine la expresa a partir de ciertas dicotomas: en primer lugar,
distingue entre dos grandes tipos de sociedades, las estticas o arcaicas, y las
progresivas o modernas; la unidad bsica del primer grupo es la familia, mientras lo es
31E. Luque (1996: 23) matiza que precisamente lo que s han hecho bastantes antroplogos antes, en y
despus de los aos cuarenta es negarse (implcita o explcitamente) a seccionar las realidadessocioculturales de modo arbitrario [nfasis del autor de la tesis].
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el individuo en las sociedades modernas; la sociedad basada en la familia es una
sociedad de estatus fijos (conjunto de preceptos reguladores de las relaciones sociales,
entre los que destacan las obligaciones derivadas de la pertenencia de los individuos a
grupos de parentesco corporativos), mientras que la sociedad individualizada est
basada en contratos libres basados en el inters mutuo (no existen ligmenes que
regulen las relaciones)32; aqulla posee la propiedad en comn, mientras que la sociedad
de organizacin individual se caracteriza por el incremento de la propiedad privada. En
definitiva, hay progreso cuando las sociedades se individualizan, cuando se mueven del
estatus al contrato, y cuando se privatiza la propiedad.
Estas importantes ideas de Maine son ampliadas por Lewis H. Morgan en su obraAncient Society(1877). En la particular secuencia evolutiva desarrollada por Morgan, el
autor defiende que la organizacin social comienza con la horda promiscua para
continuar con una organizacin fundamentada en el parentesco y la posterior
especializacin poltica que llega al albor de la plena domesticacin de plantas y
animales. El excedente generado por tal domesticacin posibilita la urbanizacin y la
consolidacin de la propiedad privada, y en consecuencia, el gobierno ha de basarse en
el territorio y en la propiedad. Aqu estamos ante la aparicin del Estado33
de tal formaque Morgan, al equiparar lo poltico a lo estatal, est negando el carcter poltico a las
sociedades no-occidentales (E. Luque, 1996: 23-24; G. Balandier, 1976: 15).
Concretamente, este autor distingue entre formas de gobierno caracterizadas por las
relaciones de consanguinidad (propias del mundo no occidental y de las etapas
anteriores del mundo occidental societas-) y formas de gobierno basadas en
relaciones polticas surgimiento de la propiedad privada y presencia de un marco
territorial- (propias de su civilizacin civitas-). nicamente cuando la unidad deorganizacin pblica es un grupo territorial pueblo, comuna o barrio- concede Morgan
32Maine, como jurista con vocacin histrica que fue, fundament sus argumentaciones del trnsito delestatus al contrato estudiando la antigua Roma: en principio estaban las unidades familiares presididas porpatriarcas, quienes se reunan conjuntamente para tomar las decisiones sobre los asuntos de toda lacomunidad; progresivamente, los linajes fueron perdiendo su autonoma jurdica, y en consecuencia, losasuntos pblicos de los ciudadanos empezaron a ser regulados por nuevas instituciones. La mayora deautores posteriores sealan las limitaciones de unos planteamientos que, restringidos a Europa y la India,Maine los expuso como vlidos para toda la humanidad (M. Harris, 2003: 165; M. G. Smith, 1979: 10; M.Gluckman, 1978: 35; G. Balandier, 1976: 14).33 Morgan redefine las sociedades que Maine denomina sin Estado: a las sociedades basadas en el
parentesco y el status del autor deAncient Law, Morgan las considera como organizaciones sociales pre-polticas.
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la presencia de una organizacin poltica (M. G. Smith, 1979: 10). Finalmente, la
mayor relevancia de los anlisis que Morgan sobre el parentesco, hace que su esquema
de evolucin poltico quede en el olvido, excepcin hecha de la incorporacin a la
doctrina marxista de la mano de F. Engels.
Aunque estos autores son duramente criticados por las generaciones posteriores34,
no es desdeable la importancia de haber distinguido entre grupos basados en el
parentesco y grupos basados en el territorio35. Igualmente, se deben destacar como
aportaciones duraderas del evolucionismo el descubrimiento de los linajes corporativos
en los que la toma de decisiones corresponde slo a un grupo reducido, la consideracin
de las sociedades primitivas como igualitarias, y la percepcin de ausencia de propiedadprivada en aquellas.
Los boasianos: reaccin al evolucionismo.
La antropologa cultural norteamericana capitaneada por Franz Boas se caracteriza
por su condena del mtodo comparativo, priorizando los estudios descriptivos deculturas concretas sobre las grandes generalizaciones de los evolucionistas. Sin
embargo, dentro de este grupo, tenemos que destacar la figura de Robert Lowie y sus
Primitive Society (1920) y The Origin of the State (1927)36. Valindose del marco
evolucionista, Lowie rechaza las afirmaciones de Maine y Morgan de que el orden
poltico de las sociedades primitivas solamente se fundamenta en las relaciones de
parentesco, descubriendo la importancia poltica de las asociaciones entre no parientes
34E. E. Evans-Pritchard (2006: 9) habla de la irritacin que le produce leer las construcciones tericasde los evolucionistas configuradas a partir de hipotticas escalas de progreso, en uno de cuyos extremosse encontraban formas de instituciones y creencias como las que haba en Europa y Amrica en el sigloXIX, mientras que en el otro extremo se hallaban sus anttesis.35M. Harris (2003: 163) destaca como contribuciones valiosas de Morgan los siguientes aspectos: laomnipresencia de las relaciones de parentesco en las sociedades preestatales y la influencia de factorescomo la decadencia de los grupos igualitarios y el correlativo desarrollo de grupos estratificados y delpapel de la propiedad en la emergencia de la organizacin estatal.36
A. B. Espina (1997: 98) seala las obras del autor como un avance en la teora antropolgica al unirevolucionismo y particularismo.
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tales como los clubes masculinos, las clases de edad o las organizaciones secretas 37;
reconociendo que hay una correlacin positiva entre territorialidad y organizaciones no-
basadas en el parentesco, lo que no hay es una relacin directa tal y como se demuestra
con las asociaciones militares de los indios crow, o el pueblo de los mongoles,
organizado en pequeas agrupaciones de parientes, las cuales son fundadoras de estados
e imperios. Este uso de las instituciones polticas como problema de investigacin hace
que algunos autores consideren a Lowie el fundador de la antropologa poltica
contempornea (R. Cohen, 1995: 496; G. Balandier, 1976: 16). Ms an, el
cuestionamiento de la dicotoma parentesco-primitivo/poltica-civilizado introduce en el
anlisis poltico a la humanidad entera; eso s, a costa de aadir una nueva dicotoma
entre la esfera pblica-asociaciones/esfera privada-parentesco (E. Luque, 1996: 25-26).Sin embargo, tal deferencia no impide que antroplogos contemporneos y posteriores
consideren el modismo evolucionista de Lowie como anacrnico (T. C. Lewellen,
1985: 6).
Los funcionalistas britnicos.
Se incluye en este apartado a las dos corrientes que se imponen en la dcada de
los aos 30 en el Reino Unido, el funcionalismo psicobiolgico cuyo mximo
representante es Bronislaw Malinowski, y el funcionalismo estructural de A. R.
Radcliffe-Brown como punta de lanza. Cada una de las dos ramas aporta los elementos
para que en 1940 viese la luz la obra ya citada- que la mayora de los autores considera
como el punto de partida de la antropologa poltica moderna: el African Political
Systems. Por un lado, Malinowski contribuye a que toda una generacin deantroplogos britnicos adopte el mtodo de la observacin participante y, ms
concretamente, lleve a cabo investigaciones de campo en el frica colonial: se trata
ahora de vivir con el pueblo que se estudia, realizar la investigacin en la lengua nativa,
y participar de la manera ms plena posible en la vida cotidiana de la poblacin.
37 M. Harris (2003: 303-4) muestra cmo finalmente Lowie, en artculo publicado en 1933 en la
Encyclopedia of the social sciencesacaba por aceptar las tesis de Maine y Morgan de que en todo elmundo los sistemas de solidaridad del parentesco han sido anteriores a la aparicin del Estado.
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Por otra parte, Fortes y Evans-Pritchard beben del estructural-funcionalismo en el
sentido de considerar a las sociedades africanas bajo la Pax Britnicacomo sistemas en
equilibrio en los que cada parte incluida la poltica-, funciona para mantener el orden.
Para Radcliffe-Brown, quien haba estudiado a los habitantes de las islas Andamn en
1906, el estudio de la poltica es el estudio de las acciones sociales y roles que estn
interrelacionadas con las funciones de mantener el orden, el monopolio del uso legtimo
de la violencia y la ocupacin de, y los derechos sobre, un territorio definido (E. Luque,
1996: 28; R. Cohen, 1995: 497). En definitiva, estas funciones las cuales son las
propias de un Estado- posibilitan el inicio de una nueva etapa en el tratamiento
antropolgico de lo poltico.
Los antroplogos funcionalistas se interesan por sociedades totales, de manera
que la poltica es para ellos una variedad ms de entre las categoras funcionales de
anlisis sobre las cuales pueden basarse sus explicaciones globales de tales sociedades.
La poltica, al igual que la religin, el parentesco o la socializacin, es una variable
independiente, la cual ayuda a explicar la comunidad pero que en s misma no tiene
inters alguno ms an, de haber existido ese inters, hubiera sido contrario a la visin
holsta-.
El African Political Systems plantea los fundamentos tericos y metodolgicos
para toda una generacin de estudiosos de lo poltico en las sociedades primitivas.
Adems, desarrolla una tipologa de sistemas polticos africanos que, aunque se la acusa
de demasiado simple, supone una contribucin duradera y representa el comienzo del
estudio comparado de la poltica y el gobierno (M. G. Smith, 1979: 14): son dos los
tipos de sistemas, los que ostentan una autoridad centralizada los estados primitivos- ylos que carecen de esa au