Rño1964

EL REINADO DE LA ECONOMIA

Del reinado de la razón, modalidad más que filosófi­ca, con su razón de Estado, se ha pasado en el siglo XX a larazón de la Economía. De aquella economía casera que Aris­tóteles plantó como un árbol de leyenda en sus Eticas y espe­cialmente en su Política, enteca y parasitaria, para reglar re­públicas áticas que más vivían de la filosofía y el arte, la ur­dimbre de la vida ha formado como araña sonambulesca, estared que tiene cogido entre sus mallas a este mar inmenso desuma inmensidad.

Regenta de todos los gobiernos, ya no deja tiempopara que los hombres -poetas o Mefistófeles- creen esoscuerpos informes de ensayos de evangelio, que fueron cos­tumbre y proliferación para una nueva esperanza de la vida,que se llamaron Utopías, de Moro o Campanella o guía paraun nuevo estado de naturaleza como el Emilio. Esta reinaeconómica, regimenta toda la vida del siglo XX. Y no es mitoni leyenda, sino que abre su hoja de libro como biblia del si­glo. Achica al mundo en su telaraña, recorta los estadios de

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la vida entre naciones, alonga el perspectivismo de la historiaen una problemática, generaliza la cultura en pie de igualesresonancias y hace más al mundo y a los hombres porque lospone en las cercanías de nuestra mente y nuestra sensibilidad.

Si acompañé con pensamiento y acción a que fueranen auge los estudios económicos de nuestra Universidad; sivendo el panorama que se vislumbra para nuestro país proble­mático, de encauzamiento hacia grandes destinos, no paradi­síaco, porque por el trabajo es que se hacen o modelan lospueblos, es en el tejar de la diosa económica donde se ruecanlos gobiernos de paz. En dos décadas se abría para el escena­rio venezolano un lluevo mundo de luminosidad; sobre su te­rritorio se abrían nuevos tesoros casi mágicos, se tenía en lasmanos la vieja lámpara de Aladino que transformaba los de­seos del alma en riqueza de comunidad, y ahora si era verdadel apotegma: de que todo lo que se pisa es oro y es pan cuan­do se toca con las manos.

Acorde a este pensamiento aplaudí la idea de que sefundara en la Universidad del Zulia la especialidad de Econo­mía en un mundo que se prestaba para los esfuerzos de lamente en el campo fertílisimo de las fundaciones. Veníamosviendo como se transformaba el concepto de capitalidad. Yano se quiere ser provinciano con respecto a Caracas; sino quecada población grande, asume en su medio el perfil capital. Ya esto se llega por el auge mercantil, económico y cultural,que están asumiendo las nuevas urbes nacionales (viejas ciuda­des, muchas adormecidas que despiertan con vertiginosa pro­pulsión, con planos reguladores científicos, con ordenanzasreformadas sobre arquitectura; villorios hasta ayer pegados alpezón de su mar azul como Puerto La Cruz; hoy ciudadesmovilizadas con centros bancarios, muelles espléndidos, edifi­cios de varios pisos, urbanizaciones obreras y de otras clases.Esto trae que asuman posiciones de alzarse contra la vieja ur­be romana y afincan sus calcañares de ciudadanos siglo XX, y

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pasan a mirar a las otras poblaciones mterioranas como Cara­cas las vio hace dos décadas. Un periódico moderno de Mara­caibo tiene una sección: Voces de la Provincia, donde no sóloaparecen pueblos del Estado, que serta razonable, sino hastade lejanos Estados como Táchira y Falcón. Está pasando laprimacía de la corona de Caracas a otras ciudades. Vemos co­mo se desarrolla una técnica sociológica que va acabando oapagando con los antiguos lineamientos políticos de la Na­ción; o mejor se va entendiendo fuerte o afinando mejor lafederación igual y auténtica de los Estados a la capitalidadcentralista -pluribus unus- de las ciudades grandes vene­zolanas).

Admir~ al Zulia y la capitalidad de su ciudad prin­cipal i.Maracaibo. No es esfuerzo de regionalismo sino empu­je de capitalidad lo que anima al hombre lacustre. Su tradi­ción cultural la impulsa hacia el oriente donde nace el sol ybusca con afán prestarse a obras de envergadura en pro de suregnícola y del ciudadano nacional.

Mayor fe de servir no debe aislarse y contorneada suplenitud, abrir sus canales de consonancia para que prosperefeliz todas aquellas iniciativas de fervor nacionalista. A suUniversidad debe mirársele como centro de luces y campo deconstante siembra. Una vez puse reparos a que se creara unaEscuela de Arquitectura en ella, porque creía en sana lógicaque no hab ía llegado el momento para tal esblecimiento porrazones técnicas y comparativas; pero hoy nada más feliz quela creación de su Escuela de Veterinaria. Aquí estoy zulia­nos, con la pluma en ristre para estudiar y comentar tus horasde trabajo. Zulia potente y pletórico de razones vitales parael hombre que te habita y de los que te surtes por las migra­ciones de otros Estados. Te conocemos más que a otro Esta­do, no sólo porque afianzas tu vida en dos elementos quehasta ahora no han podido subsistir en otros puntos de la na­ción; la ganadería y la agricultura al lado de las torres que

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succionan el oro negro. Has sido símbolo para la vieja pa­rábola de sembrar el petróleo. Y en tu capital tu nueva Uni­versidad que ya tiene corte clásico entre las antiguas. Saberque se tiene diez y siete mil kilómetros de lago es comoapuntar orientes por muchos lados. Surcado de vapores yvelámenes y rratizados de pueblos grandilocuentes sus ori­llas. Unidas éstas por un grandioso puente donde cerca ron­da la flecha airada del motilón indómito como el indio semi­civilizado que cobija su miseria en el "Ziruma", y va a caerpara declinar la robustez y belleza del guajiro trabajador ydesértico. Donde hay una humanidad civilizadora y cultaque quiere transformar su medio con nuevos estudios técni­cos -diversificación de la educación superior- y donde se vetodavía el indio perfil de medalla, indios auténticos que año­rara tu poeta legendario.

EL TEMA DE LAS CIUDADES

Con plausible iniciativa el Instituto de Arte de laUniversidad, ha comenzado un ciclo de conferencias y charlassobre las ciudades esclarecidas de la genealogía terráquea oc­cidental europea, que gracias a la primera, Florencia, se hanseñalado las pautas y posturas a seguir, discernidas por lamente ágil y poética de Miguel Otero Silva.

Precioso tema éste de las ciudades, llevado desde laeuforia de su proceso histórico, constituyen premio hoy, quese necesita ahondar para que el ciudadano no deje de oir elvibrátil hilo de la voz interior de aquel contorno donde vivie­ron y amáronse tantas cosas, y traer junto con el patrimoniode la modernidad la esencia de una totalidad donde nazcay extínguese lo logrado, representan las esperanzas y todauna vida de comunión con las pasiones; se vivifan para marcarsus huellas sobre el mármol o el cemento, sobre sus cerros oen el llano del valle, las improntas de una comunidad que en­cierra una ciudad o fue la historia de una amurallada villa

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que murió bajo las lavas de un volcán en prematura época,o se espiga en la claridad o neblina de continentes diferentesen formas de una city contemporánea, llena de humo, hollín,donde la distancia se alonga y se pierde en algo la vivencia delas almas, y donde se vive en también algo de antigüedad ymodernidad, o se lucen tan solo imponentes edificacionesdonde el vivir lo aruncian los pitos de las grandes fábricas, elrush de las multitudes vivientes en las horas de buscar el des­canso o son centros de turismo comercial porque no tienenantigüedades o son muy pocas.

Los temas acerca de las ciudades están de moda. Hayuna literatura que podríamos llamar municipal, por la que sedetallan artísticamente la luminosa vida dialéctica y cotidianade las ciudades y nos llenan de un soberano encanto la miraday el alma de quienes les gusta traficar este piélago de las enso­ñaciones a través del mundo, no por naciones, sino por losagrupamientos que constituyen sus células primarias de ac­ción y vida comunales.

La obra de arte como concibió Burckhardt al Estado,la compendia en una novedosa maravilla de la vida de las ciu­dades italianas o griegas, el tronar las constantes luchas delpensamiento con el arte, la política, o la literatura. Y desdeHenri Pirenne sabemos de las motivaciones económicas queconmovieron al mundo anterior y que hacen de "MedievalCities" eficaz breviario de cosas con sentido, que se manifes­taron en aquellas villas medioevales que sorprendieron al re­nacimiento y son cunas de mundanidad y esplendor, sorpre­sas de vida comercial y apetencias de dominio político o almenos dominio libre, como aquellas ciudades hanseáticasque han dado que hacer a la integración de sus naciones.

Ya existen repertorios consumados de lo que se haquerido llamar la vida cotidiana de las ciudades. Obrassustanciales donde se pinta con maestría el correr de ese

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río interior producido por las diversas corrientes que empa­lagan de amor o de vida activa, los brazos y las mentes deconglomerados que se sientan sobre piedras, mármoles, mu­rallas y palacios. Mucho de los racimos de uva avenan sus vi­nos en los placeres que nos dio Huizinga en su Otoño de laEdad Media, en esas obras que detallan la pecunia y el artede las ciudades descritas como Vida Cotidiana de los Incas yde los Aztecas o la maestría que hacía Boissier de sus céle­bres paseos arqueológicos.

El tema de las ciudades es algo más que interesantey por el público que ha ido a oir a sus exponentes señala has­ta dónde cala y llama al amor esta nueva problemática delintelectual ante el suspenso de la vida de una ciudad, muer­ta o en vida actuante, o de las dos cosas a la vez, o cómo es dellamativo este paisaje de las ciudades, este rielar de actos ypiadosas reminiscencias, este motor que se prende y pone enagitación el círculo sobre el cual vivimos, este purgatorio oparaíso en donde hemos entrado y del cual salimos en fugaspara volver a ellos y vivir de nuevo la ciudad doliente o agita­da que trastorna y apacienta y al tono de lo que se quiereque luzca sin par en elpluribus unum.

Una exposición brillante fue el tema sobre Florencia.Todavía flota en mi espíritu oyente y pienso en el de -losotros, como la dicción de finura del ponente rimó la musi­calia del Amo con los que pusieron el pie en sus arenas oquisieron medir el apotegma de Heráclito de no ser la mis­ma agua que sentimos en un momento dado. Sentir ese am­biente de contorno tan bien delimitado por el paisaje ciuda­dano, preciso en sus puntos de contacto, que no es ambien­te nacional sino umbra y penumbra de una antropología ysociología muy especial, es lo fuerte de ese impacto que pun­tualiza la función creadora de las ciudades. Y sobre la obramuerta queda ese constante titular de estrellas en el cielohumano que es lo que constituye la vigencia de las ciudades.

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Siempre me ha parecido de una verdad insospechable el pen­samiento de un antiguo puesto en el archivo por Miranda,donde se sitúa el meollo de la cuestión citadina "no las pie-,dras duras, muertos leños, ni artificiosos muros, forman lasciudades: más donde quiera que hay hombres que sepan de­fenderse por sí mismos. allí están las fortificaciones, all í lasínclitas ciudades"

Este ciclo de conferencias terminará, como era de es­pcraiza, con la ciudad nativa de Caracas, que encierra paranuestro mundo y para el americano tan ta gloria, la que dio ala paz tanto adalid. Así se complementará en el espíritu el

sedimento que haya dejado la alcurnia y toponimia de lasotras europeas, y en forma de paralelismo simpático, podre­mos comprender que así como a Venecia se le ha descritoúltimamente en un libro estupendo. como República de laAristocracia, Caracas con su nombre quedado en indio, fuerepública de libertad, man tenida con sus sones disímiles,hasta éste su cuatricentenario cercano, del que hemos vividolos adventistas una parcela de tiempo suficiente para amarlay sentirla, Y cuando vimos las calles donde Dante paseó sulucha de amor por estelas planetarias, comprendemos comoun venezolano del siglo pasado no enturbió su visión en loscírculos candentes donde se debatía y pudo expresar. enpsicologismo de altura, que él era el amante de Beatriz poradoración al poda. La atractiva fuerza comunal de Parísabre la testamentaría voluntaria del gran corso: "que me en­tienen cerca del Sena, en esa ciudad que he amado tanto".

Precisa que un segundo ciclo abarque a las ciudadesamericanas de todo el continente para que así se redondeeen plenitud este esfuerzo cultural de la Universidad. Porqueen ellas hay también de antigüedad y belleza. historia y psi­cología, espejo del tiempo, la curvatura de los siglos en losmonumentos q uc deja el hombre para hacer la novela delas ciudades.

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LAS GRANDES ENTIDADES MUNDIALES

La historia política de la humanidad en su procesode progresismo, ha ido realizando un ideal hacia la unidad,que bien vale la pena reflexionar sobre este cometido. Cuan­do las ciudades antiguas griegas, por gracia y obra de la de­mocracia, van ejerciendo el predominio sobre los espíritus,se agiganta la estupenda idea de mancomunarse, en lo queserían ligas de uniones, para aumentar el volumen de una na­cionalidad y así defenderse mejor; presentar la genealogíagriega en un árbol común, y no ateniense o espartana a solas.y para no presentar sino aquellas ascendencias que parecenconstituir el linaje occidental, Roma, de la pequeña ciudadde las colinas, se ve extendiendo hasta echar las garras a todoel mediterráneo, dándole ascendencia itálica a la bota de lapenínsula y asentarla hasta el continente africano. Cuandodictaba clases de constitucional, recordaba por intermediode Ortega a Mommsen, cuando el profesor español asentabaaquellas gruesas palabras suyas llenas de expresión para losotros pueblos: "la Historia de toda nación, y especialmentede la nación latina es un vasto sistema de incorporación".Ortega hacía esta nota, que en la edición alemana no sehabla de incorporación, sino de "synoikismo" literalmente,convivencia, ayuntamiento de moradas.

El mundo tiende en los tiempos actuales hacia gran­des convivencias, amplios synoikismos, luminosas credencia­les de la ecumenie universal. Y no se hacen a base de movi­mientos o procesos culturales solamente, sino también hajola insignia de aspectos económicos y políticos. Y a ella vie­nen por diferentes senderos, lo que se llaman razan humanasdiferentes, comunidades de variadas tonalidades espirituales,pueblos varios que dirigen sus ideas con lingüísticas que gol­pean sus temáticas en grafos y sonidos que necesitan seantraducidos para comprender sus emblemas de luz. Primerase escinden sus países con las gruesas palahras de pueblos de-

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sarrolIados y subdesarrollados. Después de acoger para estosúltimos el más arítmico e inofensivo de pueblos en vías dedesarrollo. En medio de nacionalismos lejanos ya de expre­siones de san ta alianza, corren presurosas las ideas y unionesde conformismo económico que pueden ser de unionismospolíticos. Se ha pasado por luchas con saldos desfavorablesen la historia; se han hecho trabajos de envergadura en eltiempo; sobre la corteza terrestre corren ideologías que pa­tentizan el pensar del hombre; la bienaventuranza se acercacuando suenan las trompetas de la gloriosa cosecha. Elhombre busca el camino que le pueden negar los otros hom­bres. Se satisface la mirada con las luces de nuevas clarida­des. Se han dejado carnes y lágrimas en el recorrido. Y toda­vía hay luces apagadas que se necesitan para que brillen me­jor las constelaciones. Hay penumbras que enlutan lo que de­be ser aurora perenne como hay desarmonías que ensordecena la euritmia y a la estética. Pero los hombres piensan y desa­rrollan su sentir. Hay un profundo deseo de paz y de trabajoen el alma de humanidades que buscan con loco afán salir desus altibajos para navegaciones de alturas. Y soplos de hon­dos idealismos se cuelan en las grandes edificaciones de pie­dra y cemento para alentar a los representantes de las masasde poblaciones a que se quemen los últimos vestigios que sim­bolizan las edades de piedra y de hierro.

No ,sólo es que hay aumento de población explosiva.Es que no hay una producción explosiva. Es que se pierdenesfuerzos y afanes en obras baldías y el mundo no se fructifi­ca en la bienaventuranza. En un esfuerzo ciclópeo los conti­nentes se agrupan entre sí para formar comunidades de eco­nomía convergentes a satisfacer el mayor número y a com­plementarse en lo que no producen ya satisfacer lo que otrospueblos necesitan. Se modifican las economías y los regíme­nes fiscales anticuados para perseverar en un camino de mer­cadeo común. Existe y se desarrolló un totalismo económicocomo único fin para perservar y conservarse en la vida. Las

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perspectivas mundiales hacen desaparecer los nacionalismosencontrados para aunarse en superestructuras de alcances inu­sitados. Son economías totales de mercados comunes; sonintrépidas creaciones que dejan pequeño todo aquello que he­mos visto figurar en la historia como uniones de estados o fe­deralismos o commonwealth de fondos políticos.

Hay que estudiar estos nuevos leviatanes económicos.Nosotros no debemos perder este perspectivismo muy moder­no que nos acorrala en un horizonte común. Los bloqueseconómicos mundiales se abroquelan y están transformandola raíz de las existenciales. Bloques fríos que se sustenta deldato económico e industrial propugnan una nueva políticaaudaz, concentrada a mundos más amplios y a humanidadesmás conscientes del predominio de la vida sobre otros facto­res'secundarios.

LAS TORRES DE LOS MONTONES

La noticia ha caído certera como flecha india. Así enla vida pasan las cosas; lo que no trasciende para muchos esvendaval para otros; lo que no hiere a nadie apunta su heridasobre el blanco del alrra de otros; así son las sensaciones agra­dables o tristes, resistimos su impulso cuando no nos lanzandel puesto en el cosmos; a veces una brisa suave llena el vela­men de nuestra barca; otras nos estabiliza en una sola posi­ción y no nos cambia de lugar.

Había cerca de Barcelona de Anzoátegui un pequeñopoblado que se llama Los Montones. Hacia él se iba por uncamino ancho, de recua y de carros, sartenejas en verano y la­gunazos en invierno, paralelo a la corriente del río, a lo largode cercas de alambre, de cardones o árboles de vera que guar­daban pequeñas haciendas y vegas. O se iba por el ferrocarril,en un trayecto alegre, lleno de pájaros, de palomas pisotean­do entre los rieles o de conejos que corrían a esconderse en-

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tre los matorrales. Cercanos estaban los meandros del río Ne­verí y se subía suavemente en el viajar que iba acercando elmar a la montaña. Era la primera estación hacia las Hu­lleras de Naricual, Había mucha piedra en aquel sitio, cons­truido al lado del río que se pasa sobre un puente muy bienhecho, desde donde se ven los penachos de humo de lamáquina piafante.

Que importancia tiene para mí aquel lugarejo que vi­sitaba siempre con mi amigo el conductor de la máquina delferrocarril; cuantas veces en la misma máquina viendo el tra­bajo del fogonero echando paladas de carbón a la panza dehierro, sintiendo los chispazos de luz en los pies y en el rostroel calor sofocante. Con una cachucha puesta me sen tíaaprendiz de maquinista. Era que en aquel pueblecito habíanacido o agrandado, al lado de una enorme planta de variascalderas que daría electricidad a las minas de Naricual, veintekilómetros más arriba, a la ciudad de Barcelona, Puerto LaCruz, Pozuelos, Guanta y su embarcadero mecánico para elcarbón, y tal vez electrificar el ferrocarril que los unía. Mipadre trabajó en el levantamiento de aquella planta y muchosmeses pasaba sus días en aquel lugar al que iba a buscarlotodas las tardes, aprovechando el ferrocarril y trayendoverduras, frutas y un casabe inmejorable junto a carne fresca.Era una enorme edificación que electrificaría todos aquelloscontornos, trayendo vida nueva a aquel Estado y a su po­blación laburiosa. El carbón era la industria más grande aquelentonces en aquella región. La que sostenía la vida econó­mica de la población costera de Anzoátcgui, fuera de laganadera del sur llanero.

La noticia de que me han tumbado su torre, chime­nea de dJ.udla enorme planta me indica que el tiempo haarruinado aquello que fue empiezo de un desenvolvimientoindustrial anzoatiguense. Tal vez todo tendría años sin fun­cionar, paralizada su gran riqueza de energía, derru ída por el

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no uso, dejada por el decaimiento de las minas de carbón,principal alimento de sus calderas. Hoy que se piensa des­truirla por los nuevos planos del ferrocarril y la reorganiza­ción de las minas, expreso mis recuerdos de ella. En ellapuso SlS manos obreras mi padre. Sus grandes calderas lasvi funcionar por primera vez, sintiendo toda la emoción dela técnica en mis años mozos, con aquel espíritu anhelantede quien puso sus miradas en las horas diarias de la cons­trucción. Se utilizaron tan sólo dos o tres de sus calderasesperando con el tiempo su ampliación; entre aceites y car­bón veía sus enormes dinamos funcionar, todo el arabescode cables y tableros que se conocen en toda planta de esaíndole eran explicados por mano amiga que creo vive toda­vía: los obreros y empleados los conocía por sus nombres;los pocos habitantes del poblado eran mis amigos. Antes deque el humo bautizara a aquella mole de torre-chimenea decemento armado de treinta a cuarenta metros de altura, quenuestra imaginación infantil fantaseaba como lo más altode nuestro mundo, la subimos hasta su copa. Fácil subirlacomo difícil el bajarla. Desde aquella altura se contempla­ba íntegra a Barcelona, el río serpenteando las pequeñashaciendas de los contornos y las torres santas de la iglesia.

Aquello estuvo bien planificado. Creo se quiso elec­trificar el ferrocarril, los talleres mecánicos de las Hulleras,luz para todos los pueblos de la cuenca y fuerza para el em­barcadero mecánico pronto a )nauguraJse en Guanta y lagran planta de panelas de carbón en Barcelona que la simi­tarta a la .ciudad carbonífera de Cardiff, en Inglaterra. En sutiempo escribiremos sobre estas industrias técnicas que lleva­ron un soplo de m~or trabajo y desenvolvimiento a la pobla­ción y a la cuenca carbonífera de Oriente.

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IASHULLERAS DENARICUAL

La naturdeza epartió en nuestra Nación unas tantasriquezas fundamentales que han sido la bienaventuranza desus nativos y de los que vienen de fuera. Imponderables pa­trimonios que se han explotado por siglos y que perduran ennuestra corteza constitucional. La agricultura y la cría handado expresión de fortísima resonancia al gentilicio y mone­da a gobiernos y habitantes, en un vivir de perdurable afánde trabajo y sudor de habitual herencia transformada. Sobreel territorio han habido zonas focales de concentración pro­ductiva, sea el café o el cacao, el añil o el azúcar, el sisalo el banano.

Minero nuestro emblema, también hay oro relucientesaliendo a flor de tierra para moneda áurea o barra sin acuñaro precioso dije del amor o el cariño; perla salida a borda paraenzarzarse opalina en el collar burgués apetecible, o diamantede mercados de altura extraídos por manos locas o previsivasde hombres de mixtas nacionalidades. ¿Desde cuándo el car­bón, reluciente y tosco que se encuentra en el fondo de nues­tra tierra o ribeteando nuestros montes en una ensoñaciónde calorías insospechadas, aquella que necesita del mayorporcentaje que no lo da el leño caído que tanto erosionónuestra tierra, desde cuándo vivió o ha vivido sin prestar ma­yor atenció'n del ojo venezolano o desde cuándo ha alimenta­do la caldera que resplandezca la esencia de nuevas valoracio­nes? Por allá el año 15 mi padre traía carbón mineral a SanSebastián de los Reyes, de las montañas del Guárico, y medecía que era una rica mina mineral, y suponía que la veta seextendía hasta Oriente.

Después tuve la grata dicha de convivir en la regióncercana a Naricual, en donde convergían el ferrocarril, la esta­ción de la ciudad, el taller mecánico, la fábrica de panelas, los

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grandes apilonarnientos de carbón y de brea que se traía deGuanaco, en la goleta de más de doscientos toneladas llamadaigualmente "La Naricual". Era una vida que recordaba mu­cho después como aquella donde se había desenvuelto lagran novela inglesa "El amante de Lady Chatterley". Allí co­nocí de hombres mineros, de máquinas de fábrica, de 'los des­niveles de la fortuna, del paludismo, de accidentes de muerte,de infantiles amores, del trabajo recio y de caras tiznadas, devapores desprendidos de las grandes máquinas cuando descan­saban del trabajo diario. De hombres buenos y mujeres be­llas. De los baños después de las rudas faenas en las tardescuando los pájaros buscan los cujíes y los cardones y cuandopastoreados los chivos se acercaban bramando en busca de sushijos con los pezones enhiestos a los grandes corrales llenosde boñiga.

Mi progentor se ocupaba también de las grandes fun­diciones y pasaba horas viendo el previo modelaje donde des­pués se escanciarían los crisoles repletos de candente líquido.El hacía experimentos con la hechura del hierro y el acero yel bronce, todo lo que se necesitaba para los repuestos de lasmáquinas y las creaciones de la herrería. Era el vivir de lasartesanías antiguas que dieron vivencia a épocas pasadas. Elver los altos hornos prendidos, el calor potentísimo que sóloresistían aquellos hombres de acero y los ladrillos refractariosde los hornos, las chispas que se desprendían como fuegos ar­tificiales cuando ya el ojo tenaz veía licuado el hierro, la aper­tura de la boca del horno para que saliera aquella cinta líqui­da que caía en los crisoles preparados ya sostenidos por bra­zos potentes hasta que era llevado y vaciado en las moldurasde tierra, todo era de un sabor impresionante y de una reali­dad maravillosa.

El carbón corriente no tiene la caloría suficiente y sedesgasta pronto para trabajar en los altos hornos, que tienenque eaar revestidos de ladrillos refractarios para resistir las

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poten tes temperaturas. Mi padre hacía la transformación delcarbón mineral para formar el coque. El carbón mineral seapilaba en grandes montones, después se tapizaba con tierra,hojas y maderas y por un boquete se le prendía para que sefuera calcinando lentamente, y todo se transformaba en co­que, reluciente, casi pétro, casi metaloide en su forma. Estees el carbón utilizado en las fundiciones que dio resultadosen la transformación del carbón de Naricual.

Tengo fotografías de estos hornos, en los momentosen que el ojo avizor de mi padre escudriñaba que ya el metalestaba en su punto, y el golpe de un cincel rompía la com­puerta de tierra calcinada, saltaba el chorro brillante, líquidode fuego que -esperaban en los crisoles cónicos para despuésllenar las molduras, hormas que daban formas que manos ex­pertas habían copiado de la pieza que querían sacar. Trabajodelicado, atento, saturnal que yo contemplaba con la emo­ción del adolescente y que imprimieron en mi alma las prime­ras sensaciones de la técnica. Después la aparición de la obramodelada que se pasaba después a los tornos para pulirnen­tarla con ternura.

Poco tiempo después se montaban las grandes instala­ciones para hacer las panelas de carbón similares a la de Car­diff, de Inglaterra. Para sus preparatorios se cernía el carbónmineral, casi a polvo y se revolvía con la brea traída de lasminas de Gnanoco desde el gran Estado Berrnúdez, hoy Su­ere, por mar en la goleta propiedad de la compañía, para esaépoca ya dependencia del Ministerio de Fomento. Se intro­ducía una cantidad suficiente en un gran tonel de acero, bajoel peso de toneladas de presión se comprim ía en una panelade casi cinco kilos, que en una polea automática eran llevadasdirectamente a los grandes depósitos.

Después se traían dichas panelas al Puerto de Cuan ta,donde se había construido el embarcadero mecánico para es-

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tos efectos. De allí se embarcaban para los otros puertos dela República. No se pudo rivalizar con los precios de las deCardiff. Tal fue el primer producto en grande que pudo ha­ber figurado en nuestro calendario económico de principiosde siglo, con materias primas propias, antes del auge del pe­tróleo, con la marca "hecho en Venezuela". Después vino sudecadencia y terminación.

HIERRO Y CARBON

Saludad generación nueva de Venezuela este emporiode la naturaleza nuestra: el hierro. Edad del hierro que siem­pre se transforma en oro. Las acciones y sus dividendos, latransformación del medio, la creación de ciudades, el estruen­do -de vida sana, los barcos que entran y salen de la orillade nuestros grandes ríos, el amor y la palpitación ciudadanaen el sur, el full empleo y las huelgas, todo corre al gran caucede la economía y la problemática nacional se ensancha y lasangre avena multiplicando a la gran población y el corazóndel mundo se dilata en sus latidos.

El sur nos da nuevos yacimientos de su naturaleza:ayer oro, balatá, sarrapia, plumas, diamantes, hoy hierro.Cómo zumban los oídos de Kipling y Witman sobre los mine­rales y los imperialismos. Cómo la pupila se alimenta sobrela geopolítica y sobre la nerviosa mineralogía..Minerales pordoquiera, que los sacan y se van para otros mundos. Necesi­tamos espíritu nacionalista. Patriota e industrial. Que no sevaya todo hacia otros confines porque hasta no los conoce­remos ni en las carrocerías de los vehículos ni en el olor delos gas-oil. Pueblo no industrializado por sus propias manoses pueblo con riqueza ficticia. Necesitamos también una edu­cación para la vida. Preparado ha de estarel hombre nati­vo oara estos encuentros con la fortuna. La educación su­perficial no dota para los grandes destinos. Técnica y he-

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rramientas necesita el nacional para el apresto y multipli­cación de sus fuentes de riqueza y para ser accionista inte­lectual de los grandes intereses nacionales. No esperar la horasino antecederla.

Hay aún otra riqueza complemento de las otras dos:hierro y petróleo. El carbón. Ah! naturaleza privilegiada lanuestra. En las estribaciones del Turimiquire, cerca de Bar­celona, desde hace muchísimos años están las ricas minas decarbón de Naricual, Capiricual y Tocope. Ah! recuerdos denuestra infancia, cuando vivimos la rica vida obrera de esasminas, de ferrocarriles, de funciones, de fabricación de cokey panelas de carbón a lo carddiff. Primero fueron consorciosfranceses, después italianos, hasta los ingleses, quienes lo ex­plotaban. Después fue riqueza patrimonial nacional.

Estos tres elementos de la naturaleza constituyen lasbases de una planificación siderúrgica para dejar atónitos losojos del alma. Carbón, hierro y petróleo, 10 que ha hecho latransformación de Inglaterra que no los tiene completos.De Estados Unidos y Rusia para llegar en su adelanto hastala era de dominio atómico. Y nosotros todavía en ensayosde planificación metalúrgica y en producción menos acen­tuada, por lo menos para la organización nacional. Hastacuando esta dureza de nuestro espíritu, para no abrirlo a lasmaterializaciones mesiánicas. Menos mal que ya germinados es­tamos en la fructificación. Se va perdiendo este miedo cerval ha­da la mecánica que es arte liberal socializado. Empeñamos nues­tro esfuerzo para movilizar nuestra nacionalidad en esta voca­ción hacia lo que puede hacernos grandes y útiles en el con­sorcio humano. Así le prestaremos ayuda al mundo nuestroy a nuestro mundo circundante. Corría el año 21. Llegué aBarcelona en una migración interiorana de la primera post­guerra. y mi mundo hasta de ayer de infancia agrícola -vi­vía en el jardín aragüeño- se cambió por otro enteramente

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diferente: de lo agrario a lo mineral. Mar y cardones ycuj íes: lo demás carbón. Hacia el Sur la raigam bre colonialganadera man tenía un activo comercio de carne, cueros y se­bo con las Antillas, por el Puerto de Guanta. Pero yo vivíaen el círculo negro. Infierno de ébano pero paraíso rutilan­te. Carbón regado por todas partes. Hasta nos hacía ahuyen­tar con su humo el anofeles trasmisor y fatídico. La ciudaddividida por un gran río, el Neverí. Hacia el Este el barrioobrero del carbón donde viví casi un año: Portugal. Esta­ción de ferrocarril, talleres mecánicos, rieles extendidos portodas partes, grandes tanques elevados donde las locomotasrefrescaban sus vientres de hierro, cuj íen y cardones, seres ycaprinos en abunda...'ia. Vida social obrera dolorosa y ale­gre vida bulliciosa. Tiempo para robustecer nuestra infan­cia. Calor que no se ha desprendido de la imaginación ado­lescente en la agitada de la madurez.

La vida carbonera de oriente no ha sido descrita to­davía. Muchos la ignoran. El resto nada sabe de lo que fuey de las posibilidades de hoy. Cuando se tienen otras rique­zas vigentes, fáciles, el hombre no recuerda las panoplias deantaño. Los pájaros de antaño no están hogaño en sus nidos.En viejas memorias del Ministerio de Fomento se puedenhilvanar las de esta gran riqueza telúrica. Qué bella y origi­nal región ésta la nuestra cuenca carbonífera oriental. En untriángulo situado entre Naricual, Barcelona y Guanta, atra­vesado antes por una línea de ferrocarril, con el balcón rien­te de Puerto La Cruz del pueblecito calero e indio de Pozue­los se agitaba esta vida rica del carbón. Hoy sustituido porla carretera negra, en el Puerto La Cruz agigantado como unapirámide horizontal sobre este sistema geográfico vivía unahonesta y laboriosa familia obrera. Recuerdo sus rostros:criollos, alemanes, italianos y franceses, recuerdo sus vidas,recuerdo sus hablares y vida de trabajo.

Vino la decadencia, todo dejó su antigua vestimenta.Pero la historia repite sus acciones cíclicas. Hoy se vuelve a

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integrar esta región para las grandes acciones salvadoras. Conhierro, carbón, petróleo y cal será la región siderúrgica porexcelencia de la América del Sur. Hagamos el Dorado técni­co descubierto al Dorado mitológico.

LA REGION ORIENTAL yLAS MINAS DE CARBON DE NARICUAL

La cualidad de una riqueza nacional es en definitivaun patrimonio de efectividad. Ella surge y resurge a cada ins­tante en las tonalidades de la vida de un pueblo. No se puedeolvidar que todas las formas de la vida, desde las modas, elpensar, las novelas, la historia, se fundamentan y toman elritmo de lo existente de las riquezas que abundan en el te­rritorio de un país. En ello hay razón en llamarles super­estructuras. Del país nacional es que vive el país político ycultural. Y la planificación del desarrollo ha hecho necesarioque las regiones del país, a más de contornos físicos, se hayancapitalizado por regiones económicas con organismos quetienen o deben tener la aptitud manifiesta de desenvolverlasproductivamente. Región occidental; región norcentral, re­gión suroriental, nororiental, etc. Así como debe cuidarsela riqueza petrolera, luchar contra las restricciones en losmercados, favorecen en los precios o levantar nacionalista­mente la CVP; es necesario cuidar otras riquezas minerales,estructurar satisfactoriamente empresas nacionales extrae­tivas, que s~ ocupan de renglones que ayudan a la economíanacional, como serían las minas de oro (MOCCA), la explo­tación de la brea, investigar de nuevo los yacimientos dehierro de Imataca.

Vuelve en estos días a estar sobre el tapete las Hulle­ras de Naricual, la explotación in tensiva de su carbón, su pa­pel en la siderúrgica, su transformación en coque y lo másimportante, la no pérdida de la cuantiosa inversión que se hahecho (no menos de trescientos millones de bolívares) en esa

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magnífica región, su ferrocarril y su embarcadero mecánicoen Guanta.

Por estar esa región oriental tan apegada a la historiade mi vida, siempre he estado ojo avizor a todo cuanto aque­llo redunda en su beneficio, los mil procesos por donde sucambiante vida activa, cae en la gran vía de lo que puede sersu progreso. He pintado sus minas de carbón, su ferrocarrilque se viene hacia Guanta pasando por Barcelona, Puerto LaCruz y Pozuelos, su fábrica de cemento en Pertigalete ; laemoción dolorosa que me trajo la caída de la torre de losMontones, aquel centro de ambicioso plan de electrificaciónde esa región; el martirio de la Casa Fuerte, algo de todo quefuera interesante de la antigua provincia de Nueva Andalucía,hoy Estado Anzoátegui.

En todo ello sentó pie de aventura y conocmuentomi adolescencia pasada entre aguas dulces del Neverí, cardo­nales y cuj íes de Los Lázaros, salitre y sequedad de Tronco­nal, siembra de árboles en su Plaza Bolívar y baños de sal ensu cercana Maurica. Puentes de Cayaurima, frescor de la lo­gia de Las Virtudes No.. 1, arrabales de la Aduana y Portugal,prendimientos de negrura entre el carbón amontonado a to­do lo largo de los rieles ferrocarrileros.

y esto de estar siempre en las páginas periodísticasel problema del carbón de Naricual, y muy especialmente enesta década, hace inferir que su supuesto económico se evi­dencia como una empresa de utilidad pública, que hay inte­rés nacional en que se resuelva esta riqueza oriental en la víadel desarrollo, que se comparta la idea de que su resoluciónamerita además de estudio, que ya se ha hecho con demasía,la realidad de que su composición es una fuente más de in­dustria básica y de mercadeo interno y externo. Si vivimostan sólo del hierro y el petróleo hay que comprender que es­tas otras riquezas minerales son secundarias pero comple-

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mentarias de la entera riqueza nacional; que da trabajo y de­senvuelve progreso, que aviva sen timientos y estimula esfuer­zos para alcanzar otros fines, que extiende la ola del desarro­llo hacia apartadas regiones y concluye siempre por traerabundante vida activa, fuente de acumulación de patrimoniosaunque sean marginales, pero que confluyen al gran desa­rrollo nacional.

Es ya tiempo en que se ponga en actividad esta cuen­ca carbonífera que llamé una vez la nueva Cardiff oriental ydonde se podría engendrar hasta el asiento de una forma no­velística similar a la que se especula como ambiente en elAmante de Lady Chatterly. Veamos como se ha desenvueltola otra región del hierro, reservorio de una nueva civilizacióny asiento también de una cuenca cultural futura.

Si se quiere saber más de su historia científica, véaseel interesante estudio, aparecido en el volumen primero delBoletín del Ministerio de Fomento, hecho por el doctor Ger­mán liménez (páginas 214, 19 L 366. Minas de Carbón deNaricual, julio de 1909) y los informes en la Memorias delmismo Despacho, en todos los años subsiguientes, sobre lasactividades de esta industria gubernamental.

Como hijo de un trabajador de esta industria, metocó con honor por los años 24 ó 26, decir el discurso cuan­do se inauguró el Lmbarcadero Mecánico de Guanta, sistemapráctico y rápido para bajar el carbón y especialmente laspanelas que se producían en Barcelona, a los barcos de altobordo que llenaban con ellas sus pan zas ardorosas para lle­varlas a los mercados. Cuando miro casi sus ruinas de lo quefue rodaje activo y centro de comercio, recuerdo las palabrasinocentes pero llenas de ardor patrimonial cuando adolescen­te me tocó ahincar bandera de emoción en la apacible bahíade Cuanta. entre cocales, barcos por zarpar, ganado subien­do a las goletas para ser llevados a las Antillas. Un paisaje

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de emoción técnica que ojalá volviera cuando el carbón deNaricual se industrialice con potencia y como programa detambién concurso a la gran riqueza nacional.

PERTIGALETE, CARIACO, ARAYA

Hay un arco tenso para la econom ía nacional enuna pequeña porción del territorio oriental: Pertigalete,Cariaco y Araya. Si supiéramos la influencia económica deesta región estaríamos gozosos de ir comprendiendo el em­puje de lo territorial en función mundial y sacaríamos leccio­nes objetivas de la aplicación del desarrollo económico bienplanificado. Cuánto es el capital invertido y repartido en es­te pequeño ángulo marítimo, acodado en las cercanías dela .tierra de gracia. Es una región seca, árida, morosa, dondeel mar bate sus banderolas eternas y hoy el hombre le acom­paña con su sinfonía de trabajo y esfuerzo para alimentara sus conciudadanos y hacer materia prima para las construc­ciones que tanto necesita el país. Recordemos la historiay la geografía de la Nación. La que no se ha escrito o haquedado acotada en el recuerdo y que su ejemplarización dafuerza al músculo y aligera la mente para propósitos de crea­ción. Lo que puede dar el país. Lo que puede dar el hombreque trabaja en provecho del bien nacional. Lo que puede elespíritu desarrollar como obras de acción para la plena uti­lidad de las consonancias vitales. Lo que encumbra la teso­nera labranza para el fruto apetecido. Sea efecto éste de latransformación de las materias primas llevadas a cabo ennuestro propio perímetro territorial. Sea su comercio internoo externo muestra de la potencialidad de nuestra riqueza ex­plotada por las propias manos, servicio del pueblo y reservo­rio de divisas para otras empresas de magnitud.

Desde la ensenada de Guanta el mar luce como unpuercoesp ín de pequeños islotes y sal de tibia mañana se

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eterniza sobre un fondo de luz. Demasiada aridez en este li­toral en el cual se han ido materializando los brazos del hom­bre para extraer de la riqueza de su naturaleza consonanciasde vida. Cemento, productos alimenticios del mar: sal y pes­querías. Yo no creo que haya un empleo mejor de nuestraspotencias que decir el terrón natal escribe la Mistral comoprólogo al estupendo libro: Chile, una loca geografía.

Esta región oriental estaba centrada en los puertosde Guanta y Puerto Sucre. Hace unos cuantos años el pri­mero era el punto de operaciones de cabotaje y comercioantillano para todo lo que trascendía comercio, industriadel ganado y sus subproductos. El ganado del llano sur yoriental se venía hacia él para ser exportado a las Antillas.Se veían los implementos para ser llevados a los buques oa los grandes barcos de vela que los transportaba a sus luga-

.res lejanos. Los cueros, el sebo y la boñiga de chivo tambiénse exportaban. A un lado estaba el embarcadero mecánicopara el carbón de Naricual. Esta era la cuenca carboníferade la Nación. Con el tiempo se han ido extendiendo los tra­bajos junto a los días de la nación, y sobre poblados algoenfermizos no obstante el soplo del mar que lo sanea todo,hoy sobresalen espléndidas poblaciones que si aumentadasal azar, contienen vida rehabilitada, ensoñaciones de amor,parcelas de trabajo, ciudades pujantes que enorgullecen lopatronímico y endulzan la mirada del hombre en los afanesdel trabajo .. del bien y el mal, de los cuantiosos problemasde la economía y de la sociología, del marino audaz nacio­nal e internacional, que lleva a los grandes buque-tanques re­pletos del oro negro para infundir vida de lo que es propia aciudades milenarias y que tienen los grandes stocks y refine­rías para la vida tecnológica moderna, cuyo vientre de Mo­loch aprisiona cuanto de rico y fértil aprovecha de los fósi­les de nuestro vicn tre nacional.

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ACADEMIA NACIONAL DE ECONOMIA

En estos días hemos celebrado jubilosamente e! cin­cuentenario de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales.Acontecimiento feliz para el gremio de Abogados y para loscultores de la ciencia social. Una de las carreras más antiguasde los estudios liberales en nuestro país, arranca desde laconstitución de nuestra Universidad (1725), su edad comoAcademia es joven no obstante la existencia de sus reglasde justicia aprendidas en sus aulas que empiezan con los al­bores del siglo XVIII. Si en verdad la agrupación gremial delos abogados corre pareja con aquel siglo de las luces, la agru­pación para los altos fines que refleja el sistema de Academia,sólo aparece en el siglo XX. Semejante historial encon tramosen las creaciones de las demás Academias existentes en laNación.

Ese espíritu francés insuflado en el alma de ese granmandatario que se llamó Guzmán Blanco, aparte de otrosreflejos que manifestó en su gobierno y administración, dejópara el futuro de su patria, otra de las estupendas creacionesde cultura superior, como fueron las Academias, que tantoaporte han dado a las generaciones nacionales y fruto de pre­potencia espiritual a nuestro mundo español. En nuestra mo­dernidad ya nadie espera librarse de las Academias, al contra­rio, todo el mundo aprecia su silencioso funcionamiento enmedio de! tráfago fecundo de la vida nacional. En la cuadra­tura del proceso vital nacional, en la que se abarca con pro­gresismo la cultura en todas las ramas del saber, desde loabundoso de la educación primaria (gratuita y obligatoria co­mo la significó el mismo Guzmán para los venezolanos einmigrantes), la amplia del bachillerato y la pujante Universi­taria, las Academias cumplen su papel de clasicismo en mediodel romanticismo y determinismo de nuestras pasiones in­telectuales. Ha habido un movimiento de insuflarle sangrejoven a estas instituciones -prédica y pedagogía de los adus-

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tos hombres que han manejado con primacía sus deliberacio­nes- y el fruto se va viendo, cuando generaciones diferentesse han aunado para realizar en consuno tareas de preminen­cias en un solo camino de ascensos. Asentadas todas en elviejo claustro que nos sirvió para el estudio, la universidad sepuso vestiduras de modernidad al dejar el solar rupestre pa­ra el vivir académico, entre flores, estatuas, bustos, mangos,pomas, aguas y libros (igual como se lo imaginarían los grie­gos cuando fueron donados los jardines de Academus paraque las abejas libaran la sabiduría).

No vamos a hacer hoy ni cánticos ni cán tigas a lasAcademias. Otro dia apuntaremos nuestras ballestas deamor hacia sus cielos tranquilos. Pero sí vamos a dejar nues­tras letras en una sana homilía o plática de idea sobre la crea­ción de una nueva academia, que junto con las actualesvendrá a constituir el complemento justo y totalizador de lossupremos estudios y especulaciones de las ciencias y de lashumanidades modernas. Me refiero a que es tiempo que sepropugne por ley el establecimiento de la Academia Nacionalde Economía. El estado moderno se rige por las coordenadasde la ciencia económica. El mundo nacional y el interna­cional se sustentan en sus soportes extraordinarios. Se perfi­lan grandes creaciones económicas en el mundo de los intere­ses materiales que se fundamentan en bases filosóficas-eco­nómicas.

Nada- es más cierto que el círculo económico acorra­la la humanidad actuan te; la ciencia económica se manifies­ta con el rigorismo científico que le da raigambre suficientepara el mantenimiento de superioridad activa, y la política senimba de su aureola para corresponder a sus programas y sealimenta de su rica sangre para proyectar y ejecu tar la sim­biosis de vivir y florecer.

Nuestro país ha recorrido él proceso de las leyes eco­nómicas en sus constituciones y germinal: y desde hace vein te

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años vive la acción académica de sus estudios en la forma re­glada del cientificismo. Esta unidad de pensamiento que segeneró en nuestra ciudad capital, se ha ido generalizando, yen la actualidad casi todas las universidades sustentan dichospensamientos con caracteres de virtuosidad y formando unageneración de egresados de dicho campo, capaces para el diri­gismo acciona! en función pública y privada, por su númeroy calidad. Ya su lado está complementada por mentes ágiles,cultas ~ teóricas, que sin ser egresadas de ellas, se les debe susfundaciones y efectivas colaboraciones para un bien común yle han servido de soportes y brazo estimulan te para la gran ta­rea que actualmente se cumple en provecho de una naciónafortunada en su riqueza y que necesita del científico purode la econom íapara enraizar su propia vida en las realidades.de.una patria de tonalidades vivas y progresistas. Tenemos unConsejo de Economía Nacional, casi paralelo a la iniciaciónde los estudios de este género, que cumple una función deconsulta y opinión de representaciones del sector privado encuestiones que interesa conocer y saber al político ejecutivo,de muy efectivas y cumplidas funciones en la formación de10 económico y de los problemas de esta índole en sus reali­zaciones constantes. Vivimos y viviremos bajo la influenciade los factores económicos. Hemos hecho ciencia y tenemosconciencia de toda la problemática económica de nuestromundo nacional y del mundo de que formamos parte. Tene­mos una riqueza patrimonial que nos-obliga a cuidarla, pre­servarla y multiplicarla. Sufrimos los embates de economíasque diestramente lanzan sus catapultas de experiencias. Sehan desarrollado grandes frentes económicos que multiplicanlas actividades de la estrategia del pensar económico. Para lacomposición integral de las Academias, resulta fundamentalla gestión de este nuevo organismo que concentre las realiza­ciones, el estudio sistemático, las nuevas investigaciones, eluso, fijeza y esplendor del lenguaje económico, las críticas yespeculaciones de la economía, el prontuario de los grandessistemas y de las planificaciones, el sentido de la cultura eco-

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nómica y las profundidades del bienestar, las motivacionesde la vida en cuanto a factores de ideales comunes en estecomplejo campo de experiencias, leyes y explicaciones quedeterminan los datos económicos, el estudio puro de las si­tuaciones científicas a las cuales ha llegado el conocimientopor el hombre, la síntesis de sus grandes escuelas. Todo aque­llo que humanísticamente, especulativamen te o con trascen­dencia realística, constituye el mandato académico.

Los años de 1883, 1888, 1904, 1915 y 1917, consti­tuyen hitos en el proceso cultural de Venezuela con sus gran­des fundaciones académicas, que perduran tradición y progre­so en los anales científicos. Que sea este año del cuatricen­tenario el que reciba para lo perdurable, en otras iniciativasde fundamento, éste del establecimiento de la Academia Na­cional de Economía. Además, recordamos a quienes tendríanla facultad de hacerlo, las significativas palabras de Voltairesobre las ventajas que trajeron en Francia: Han excitado laemulación, han acostumbrado al trabajo y hecho que los jó­venes se dediquen a lecturas útiles, han disminuido la igno­rancia y preocupaciones en algunas ciudades y han dado ungolpe mortal a la pedantería.

EL PREMIO "NOBEL" DE ECONOMIA.EL ALMIRANTE DE PEARL HARBOR

Dos noticias han pasado tan veladamente que seríabueno hacer hincapié sobre ellas, por lo que tienen y contie­nen; una de recuerdo personal aunque lleva una trascenden­cia esencial en sus contornos, y la otra, por su importanciapara el gremio, los economistas, en su aspecto congratulato­rio, para los que se hagan acreedores a tal distinción, y a laeconomía, como ciencia distinguida, aceptada en el círculodonde corren los supremos intereses superiores de la culturay de la educación superior.

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La primera se refiere en orden de ideas a la muertedel Almirante Husband E. Kimmel, venida en estos díascon la mortaja perdida de la gloria, después de sus activida­des, asce-isión y caída, en el dintel de la segunda guerra mun­dial, por el ataque de Pearl Harbar (Puerto Perla) por losjaponeses en Hawai, ayer español, despues colonia americana,y hoy ascendido a estrella en la bandera de las barras.

Hablo de un recuerdo personal. Expliquemos. Sila guerra no hubiera venido para Norte América, o no la hu­biere buscado, como sucedió, la vida del Almirante habríasido la rutinaria J. "'ases en el Atlántico, de escuadrones enel Pacífico, o recorriendo los mares en la rutina naval, llegán­dole el retiro y gozando de los beneficios de la paz en algúnrincón de su estado iativo. Pero corría el año de 1939, eraya- u, mundo convulsionado por la cercanía de la segundaguerra mundial, cuando llegó al Puerto de La Guaira, en esasvisitas de cortesía, o de prácticas pacíficas preparatorias dela guerra, que hacen las naciones grandes de época en época,a los países pequeños pero que son almácigos de materiasprimas, algunas veces estratégicas.

La visita la constituía un escuadrón naval de EstadosUnidos, de la flota del Caribe: los cruceros San Francisco,Santa Ana y el Tuscaloose. En uno de ellos se daría un coc­tel. Estaban anclados lejos de la rada, a casi un kilómetro dedistancia, teniendo que subir en lancha para su embarque.Comandaba aquel escuadrón el Almirante Husband E. Kim­mel.' Recibimos invitación de visitarlo en tarjeta con las ar­mas del Almirante, como Presidente que era del Concejo Mu­nicipal de Caracas. Asistieron el Presidente de la República,Ge-ieral López Contreras, el Ministro de Guerra y Marina,Coronel Isaías Medina Angarita, el Canciller Esteban Gil Bor­ges, algunos otros invitados y damas, el cuerpo de edecanes.El mar estaba picado. En la lancha iba parado el Presidentesosteniéndose firmemente con su mano en alto. Nos costó

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trabajo el subir a bordo, pues la lancha subía y bajaba peli­grosamente, sin poder poner pie en la escalerilla para subiral alto borde. Al llegar empezaron los cañonazos de rigora los dos primeros. Resistimos el zumbido pues era muycerca donde estaban instalados. Luego se lanzaron los avio­nes navales con catapultas y luego recogidos del mar porfuertes guayas. Pasamos al salón de recepción donde una or­questa melodiaba música norteña, mientras se hacía elagasajo.

Me extrañó mucho y así se lo dí a comprender a unoficial que me acompañaba y que era de Texas y entendíabastante español, que estando tan grave la situación interna­cional, la mayor parte del personal de trabajo era de razaamarilla, filipino, japonés o nacido americano. Cuando enlos barcos alemanes la tripulación era solamente alemana.Conocimos al Almirante: un prototipo de americano, cordialy afectuoso y servicial; apuesto, alegre, sonriente y robusto.Luego en la ciudad tuvimos ocasión de hablarle. Poco tiempodespués fue pasado a Jefe de la Escuadra del Pacífico conbase en Pearl Harbar, y all í lo encon tró la desgracia en ladestrucción de su escuadra, de la que quedó tan sólo elslogan" Remem ber Pearl Harbar".

Al Almirante se le siguió juicio y finalmente retira­do. pasó sus últimos años en la defensa de su honor mancilla­do. Murió hace poco y así mientras el San Francisco dio unade las hazañosas batallas en la escuadra japonesa en el Pacífi­co. su cuerpo tal vez no fue envuelto con la bandera de lasbarras que ya lucía una estrella más que representa el Estadode Hawai, ni sería enterrado en Arlington, el cemen terio delos héroes, sino en alguna de esas colinas de los pequeñospueblos americanos que se arrullan de ríos y can tos de pája­ros y la nieve cubre en la estación de invierno.

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CREACION DEL PREMIO "NOBEL" DE ECONOMIA

El apasionante tema de la Economía, ya ha desbor­dado el límite de las ensoñaciones para constituir la estruc­tura superior de los temas políticos y tecnológicos de lostiempos modernos. No hay país mundial que no se sostengapor los postulados económicos; se ensancha la unión mundialen la esfera de la economía, ya en una Europa totalizadora,con su mercado común europeo, o una América tendiente aello, por minúscula unión centroamericana, pujante y activa,por un presunto pacto andino, en el espinazo de la cordille­ra, con afluentes atlánticos y pacíficos, o ya de una enver­gadura más amplia, de Mercado Común Latinoamericano,que vendrá cuando se rompan ciertos moldes o se equilibrenrnejos los esfuerzos y los problemas de la producción.

Todo indica que hay un pensamiento económico na­cido de ciencia económica. Que los hombres que han apren­dido esta ciencia con conciencia militan en el campo de hacerde la Economía, la reina de las Ciencias. Que querámoslo ono sus hombres nacidos de esta retorta de la vida científica,dirigen a gobiernos y a mundos bajo la eficiencia de las ideasy del amor a la econom ía como ciencia y como gestora de losesfuerzos nacionales o mundiales para generalizar la bienaven­turanza a los más en el disfrute de los bienes del mundo.

En lo nacional más de veinte años lleva la Facultad deEconom ía dando vida académica y lección de aprendizaje conutilidad en esta ciencia de apostolado para el bien. Veinteaños lleva el Consejo de Econom ía Nacional in formando enconsultas, tomando iniciativas de motu propio, coordinandola vida económica del país, adyuvando ve! corrigiendo jureeconomica data. Se habla hace años de ministerios económi­cos y gabinetes económicos y existe hasta un CORDIPLAN.

Hemos venido insistiendo en esta vida económica na­cional y en el vigente sustratum de la acción económica. He

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hecho un historial sobre la necesidad de que se creara laAcademia Nacional de Economía para el total ensamblajede las academias como asiento de la alta cultura syperior delas ciencias.

El cable nos trae la noticia de que se ha establecidoeste año el premio "NOBEL" para ser discernido a los pen­santes de la economía, los que han hecho de su vida intelec­tual todo servicio para la causa de ella. Habrá pujanza deacciones para obtener el preciado título de Premio Nobel enEconomía, cuando es ya largo el camino seguido por las otrasciencias y humanidades desde que se estableció dicho concur­so. Los amantes de esta ciencia de la economía sentimos laescogencia enaltecedora para quienes por su genio y trabajohan hecho llegar a la economía a la altura de dirección de losnegocios posibles de la vida en el proceso político de las na­ciones. Y aquel hombre, que hizo posible por su riqueza lacreación de los premios que la Academia de Estocolmo, dis­cierne en cabezas humanas, sentirá en sus huesos roídos porel tiempo el tem blor mesiánico de la diosa Econom ía, ponien­do su rosa roja sobre el mausoleo de quien enriquecido poruna econom ía para la guerra, hoy debe servirle de bandera deluz para una economía pacifista.

¿COMO REVITALIZAR LA PROVINCIA VENEZOLANA?

Así como el Precursor Miranda escogía para frontis desu Diario aquella frase de un griego de que no eran las mura­llas las que hacían la ciudad, sino los hombres que la habitan,podríamos decir que no son las ciudades metropolitanas lasque hacen una nación, sino todas las provincias, las que le danvida y le aseguran su porvenir.

Las Provincias tenían antes mayor figuración dentrodel concierto nacional; pero hoy las grandes ciudades metro-

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polizan y monopolizan las energías nacionales capitalizandoestas energías y dejando muy poco para lo interiorano.

Se debe y se puede rehabilitar la vitalidad de las Pro­vincias. ¿Cómo? He aquí algunos puntos de vista:

ECONOMICAMENTE

1. La diversificación industrial debe hacérsele ubicarfuera del radio de las grandes capitales en cuanto seaposible.

2. Se deben fundar nuevas poblaciones. Creándose oreagrupándose aquellos poblados cuya insalubridad oformas antiguas de construcción hace imposible susostenimiento. Que se encame de nuevo aquel im­pulso primario de construir ciudades que fue motivocreacionista de siglos anteriores. Medítese cómo cam­biar la perspectiva en un sector, cuando el viajerosiente emoción de belleza al contemplar ese nuevopoblado, por ejemplo, construido entre El Consejo yLas Tejerías que se denomina creo Santo Domingoo Ciudad Pampero. Con poco se ha dado un paso deadelanto y por más aleccionador -por higiénico, esté­tico, y humano- en nuestro medio campesino.

3. La inmigración debe llevarse en gran parte hacia lo ru­ral. Así se rehabilita la corriente sanguínea, econó­mica y de mejoración de la raza pobladora. Estomultiplica 'todo lo que la vida hace florecer en elcampo.

4. Que el impulso, nacional siga vertiendo su plétoravital hacia la Provincia en obras sanitarias, acueduc­tos, riegos y escuelas. Que la Reforma Agraria sea unhecho económico. Recuérdese que Latifundia perdi-

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dere Italia jan vero et provinciae. El Latifundio per­dió a Italia y a sus provincias nos dijo Plinio comoconseja para la Redención de las Provincias.

CULTURALMENTE

Como aspiración de un provinciano debería irse con­templando la erección de la Universidad de Oriente, con mar­cado carácter tecnológico. Creación pública del Gobierno oprivada o semipública, subvencionada por los Estados y Muni­cipalidades orientales. La extensión territorial y la poblaciónnacional así lo legitiman. El Centro y el Occidente venezola­no está muy bien saturados de educación universitaria. Laúltima Universidad (Zulia) creada ha dado resultados magní­ficos y se afianza segura y firme en la vida de investigación yenseñanza. La Universidad de Oriente abarcaría los EstadosAnzoátegui, Sucre, Monagas, 'Bolívar, Nueva Esparta, el Terri­torio Delta Amacuro y parte del Guárico. Sería tam bién unaavanzada cultural de atracción científica para las Antillas ylas Guayarías poseídas por extraños. Abarcaría un núcleo depoblación cercano al millón de habitantes y eficientes centrosde Educación Secundaria. Podría establecerse en Barcelona,Cumaná o Ciudad Bolívar, o como experimento notable enuna ciudad pequeña, de clima fresco como Caripe.

Si se.llegasen a recopilar todos los puntos de vista quese expongan sobre tan útil motivación, cualquier intelectualtendría material para un libro que se acercaría al de Reden­ción de las Provincias de Ortega y Gasset, el joven.

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