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1944: EL AÑO DEL VIENTO MANDOLINO Autor/a: AC alias Nyxie / Traducción: Kayra Título original: 1944: Year of the Mandolin Wind ------------------------------------------------------------- Nota de la traductora: Este fic pertenece a su autora, arriba mencionada. Yo soy meramente su traductora. He traducido el fic para disfrute de todos aquellos que disfrutan leyendo los fics de Xena y Gabrielle pero su nivel de inglés no es lo bastante bueno como para disfrutarlos plenamente. Espero que disfrutéis leyéndolo tanto como yo lo hice traduciéndolo ^^ Si considerais que he cometido algún error en la traducción, por favor decídmelo mediante rewiev. También me gustaría saber vuestra opinión sobre la traducción, si alguna palabra os suena rara o tenéis alguna sugerencia, no dudéis en comunicármelo. Siempre es bueno conocer los errores para mejorar en futuras traducciones :) ------------------------------------------------------------------ ------------------------------------------------------------------ -------------------------------------------------- 1944: El año del Viento Mandolino Por: AC alias Nyxie Copyright: 2001 AC D'Amato Disclaimers: ¡Los personajes son míos! Por favor, no redistribuyáis o reproduzcáis esta historia, en parte o en su totalidad, sin el consentimiento expreso de su autor, ¡o sea yo! (Salvo que sea para uso privado... entonces, está bien). La canción "Scarlet Ribbons" fue escrita por otra persona. Sólo sé que mi madre me la solía cantar cuando era un bebé. Sé que la cantó Perry Como. "Mandolin Wind" fue usado sin el consentimiento del autor, Rod Stewart. La canción encajaba bien, el título encajaba, así que la tomé prestada. Realidad literaria: Mandolina: Normalmente mandoline [Francés, del italiano mandolino mandolina]: Utensilio de cocina con un filo para cortar y picar.

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Uber Xena y Gab1944 y Quédate a mi Lado AC alias Nyxie: Es la historia de Sofia una Alemana que sigue a su novia judía Bekah al campo de concentración.

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1944: EL AO DEL VIENTO MANDOLINOAutor/a: AC alias Nyxie / Traduccin: KayraTtulo original: 1944: Year of the Mandolin Wind-------------------------------------------------------------Nota de la traductora: Este fic pertenece a su autora, arriba mencionada. Yo soy meramente su traductora. He traducido el fic para disfrute de todos aquellos que disfrutan leyendo los fics de Xena y Gabrielle pero su nivel de ingls no es lo bastante bueno como para disfrutarlos plenamente. Espero que disfrutis leyndolo tanto como yo lo hice traducindolo ^^Si considerais que he cometido algn error en la traduccin, por favor decdmelo mediante rewiev. Tambin me gustara saber vuestra opinin sobre la traduccin, si alguna palabra os suena rara o tenis alguna sugerencia, no dudis en comunicrmelo. Siempre es bueno conocer los errores para mejorar en futuras traducciones :)--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------1944: El ao del Viento MandolinoPor: AC alias NyxieCopyright: 2001 AC D'AmatoDisclaimers: Los personajes son mos! Por favor, no redistribuyis o reproduzcis esta historia, en parte o en su totalidad, sin el consentimiento expreso de su autor, o sea yo! (Salvo que sea para uso privado... entonces, est bien). La cancin "Scarlet Ribbons" fue escrita por otra persona. Slo s que mi madre me la sola cantar cuando era un beb. S que la cant Perry Como. "Mandolin Wind" fue usado sin el consentimiento del autor, Rod Stewart. La cancin encajaba bien, el ttulo encajaba, as que la tom prestada.Realidad literaria: Mandolina: Normalmente mandoline [Francs, del italiano mandolino mandolina]: Utensilio de cocina con un filo para cortar y picar.En esta obra lo uso como metfora. Por lo que pensad en ello como en un viento fuerte, cortante, glacial.Amor/Sexo: S, hay amor. En mi opinin, es lo que da vida al relato. Sin embargo, es entre dos mujeres adultas y de mutuo consentimiento. Si eres menor de 18 aos, ve a buscar algo ms apropiado. Si es ilegal donde vives, lo siento, pero no sabes lo que te pierdes!Dolor/consuelo: Creo que hay algo de eso, pero no estoy segura. Si hay alguien por ah que pueda darme la definicin para este disclaimer en particular, que por favor me mande un e-mail y me lo haga saber.Lenguaje: S, hay algunas palabras inapropiadas. Algunas escritas en yiddish, pero vienen con su traduccin.Violencia: ESTA HISTORIA ES SOBRE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y EL HOLOCAUSTO! EN ESTA OBRA ENCONTRARS ALGO DE VIOLENCIA EXTREMA, AGRESIN SEXUAL, ASESINATO Y VIOLENCIA Y CRUELDAD EXTREMAS HACIA LOS NIOS! SI ERES SENSIBLE ANTE ESTO O ERES MENOR DE 18 AOS, ENTONCES NO SIGAS PASADO ESTE PUNTO! DE HECHO, LO CLASIFICO COMO NC-17 POR LA VIOLENCIA!!Normalmente la violencia no es lo mo, pero en este caso era necesaria para el avance del argumento, ilustrar mi punto de vista y cosas as. Bromas aparte, lo cierto es que soy una persona cariosa y muy antiguerra. De ningn modo, manera o forma apruebo o fomento las violaciones. Es algo horrible que no debera pasarle a nadie. Sin embargo, siento que debe formar parte de la historia para ilustrar las autnticas atrocidades de la guerra. Siento si esto te ofende y, si lo hace, te sugiero que no sigas.Gracias: A mi lector beta, Erin. Gracias a mis toallas por mantenerme los dedos un 90% libres de quemaduras, para que pudiera escribir esto! A Nat, por el paquete de tortugas furiosas y por todos los aportes en cuanto escribo.Comentarios: Todos los comentarios pueden enviarse a lil_super_nyxie(arroba)yahoo(com) Por favor, nada de comentarios insultantes o mandar contra ti a mis tortugas furiosas! (Son despiadadas, sabes?) Todos los comentarios constructivos son ms que bienvenidos, y si me lleva un poco el responder, es porque tengo trabajo atrasado.Nota del autor: Si parece estar escrito con frases breves y entrecortadas, es porque se supone que es as. Est escrito desde la perspectiva de una mujer que habla mayormente alemn y un poco de ingls. Las citas seran los pensamientos de los otros personajes...*****Prlogo: Finales de agosto de 1944"Cuando lleg la lluvia pens que te marcharasya que saba lo mucho que adorabas el solPero elegiste quedarte, quedarte y darme calordurante las noches ms oscuras que jams conocSi el viento mandolino no pudiera cambiarloentonces, s que te quiero"*****-Rebekah!-grit mientras vea cmo los hombres uniformados, los nazis, se llevaban a la que era mi mejor amiga desde la infancia. Lo nico que saba era que Bekah no ira a ninguna parte. En todo caso, no si poda evitarlo. Rebekah Joskowicz era mi mejor amiga, y en aos ms recientes mi amor, mi amante. Mi madre trat de retenerme, pero no pudo.-Sofa!-grit Bekah. No quera irse. Saba lo que la aguardaba. Cuando me liber de mi madre, Bekah grit-: No... qudate donde ests!Llegu hasta ella y los hombres y me abrac a ella. Me agit, tratando de apartarlos.-No, no os la podis llevar!Uno de los hombres ms fornidos me agarr y me escupi.-Una amante juda. Avergenzas a tu pas, por lo que tambin te llevaremos a ti.El miedo se aferr a nuestros corazones. Actu por instinto y nunca pens que encarara esa clase de destino. Bekah lloraba.-Te dije que te quedaras...-S que lo hiciste...-respond con lgrimas en los ojos. Ech un ltimo vistazo a mi sollozante madre y susurr-: Lo siento.Ambas fuimos llevadas a donde slo podra describirse como el infierno sobre la tierra.Uno:Nos llevaron a rastras hasta la estacin cercana y nos arrojaron dentro de un vagn ya ms que lleno. La puerta fue cerrada de golpe y asegurada con cerrojo; nos aterrorizamos instantneamente. Alc la vista hacia Bekah y solloc.-Lo siento... no poda...Bekah me atrajo y sostuvo entre sus brazos.-S que no podas, Fia-susurr. Deposit un besito sobre mi cabeza.Uno de los hombres se volvi hacia nosotras y pregunt:-Qu ha venido la alemana a hacer aqu?-unos cuantos de los otros grueron en mi direccin.Por supuesto, podan ver que era alemana. Tena el cabello rubio claro y los ojos verdes y llenos de vida; segn mi padre, era la aria perfecta. Rebekah, en contraste, era alta, con ojos marrn suave y cabello casi negro. Era fcil ver que era juda.Bekah dej la mano sobre mi cabeza y les dijo:-Trat de salvarme. He estado viviendo con ella desde que empez la guerra y trataron de llevarme. Ech a correr para detenerlos, por lo que tambin se la llevaron a ella. No es enemiga.Me alegr por las palabras amables de Bekah y me sent cmoda en su abrazo.-Su destino es el mo...-les dije. Not que no iban tan andrajosos como algunos de los otros judos que haba visto. Ms tarde averiguamos que ste era slo su segundo da en el tren y que nos llevaban a Auschwitz.*****Para el tercer da en el tren, estbamos muy hambrientos y cansados. El clima era muy caliente y se haca difcil respirar. No haba inodoro y apenas nos daban agua. Con mucha vergenza, nos veamos obligados a aliviarnos en la esquina ms alejada del vagn. Pas gran parte del trayecto apoyada contra Bekah. Se sentaba contra la pared y yo entre sus piernas. Sus brazos normalmente me rodeaban firmemente la cintura y muy a menudo me besaba suavemente en la mejilla. Era fuerte por m.-Cmo ests, Fia?-me pregunt Bekah. Sus manos me acariciaban los brazos de arriba a abajo y sus prpados estaban pesados por la falta de sueo.-Estoy bien-le dije.Me mir con ojos de preocupacin.-Deseara que te hubieras quedado, esto no es lo que quera para ti-me dijo.-Yo tampoco quera esto para ti, Bekah, pero no poda dejar que te llevaran as. Te amo-le dije. Me pegu incluso ms a ella mientras el tren se detena-. Tengo miedo.Bekah me inclin el rostro hacia ella y me dio un casto beso en los labios.-Yo tambin, pero ahora debemos ponernos en pie-me dijo-. No sera bueno que estuviramos sentadas cuando abran la puerta, sabes?Asent y me puse en pie. Por supuesto que lo saba. la volv a besar cuando se puso en pie.-Te amo-le dije. No poda creer que tuviera miedo. Nunca antes haba tenido miedo.-Te amo-me dijo mientras se abra la puerta.*****-FUERA! FUERA! VENGA, MOVEOS!-bram un fornido guardia mientras comenzaba a arrastrar a algunas personas fuera del vagn. Todos nos movimos en manada como ganado en lnea-. Tirad vuestras pertenencias y poneros en fila!-orden. Todos hacan lo que decan.Bekah y yo no tenamos nada que tirar, as que simplemente nos pusimos en fila. Se qued detrs de m, con sus grandes manos sobre mis hombros, mientras el hombre paseaba arriba y abajo de la fila. Cuando lleg hasta m se detuvo y me cogi la cara.-Qu has hecho para merecerte esto?-me pregunt-. Obviamente no eres juda.Baj la cabeza, temerosa de responder. Lo nico que evitaba que llorara era la suave presin de las manos de Bekah.Me levant la cara con fuerza y me la cruz de una fuerte bofetada.-Cuando yo hable t contestas! Queda claro?-pregunt.-S-solloc. Dola.-Bien-dijo-. Te hice una pregunta. Responde-se puso las manos en las caderas y aguard una respuesta.-Amaba a una juda y trat de salvarla-respond.-Amabas?-dio un bufido-. Debera suponer que se trataba de esa juda?-seal a Bekah.-S-an estaba sollozando; ech un vistazo a Bekah por encima del hombro. Como siempre, su rostro estaba impasible, su postura perfecta.Volvi su atencin hacia Bekah y asinti.-Aunque puedo ver el porqu. No se ve tan mal, para una sucia rata. An as, es una sucia rata-sac una porra y le dio un golpe. Le alcanz en el estmago. Mientras se doblaba sobre las rodillas, le dio en la boca. Le dijo-: Rata-con eso se alej para atormentar a alguna otra desafortunada alma.Bekah se enderez y me puso de nuevo las manos sobre los hombros. Se inclin hacia delante y me pregunt en voz baja:-Ests bien?-ignor la sangre de sus labios y lo que supona que sera un terrible dolor en el vientre.-Por ahora, Bek-le dije y me apoy en ella. Slo necesitaba saber que estaba cerca de m.*****Fuimos a una habitacin grande y nos pusimos en fila de nuevo. Bekah estaba en la fila de mi derecha. Mis ojos se encontraron con los suyos y sonri ligeramente, como si dijera que todo ira bien. Nos haban separado de los hombres; a algunos de los nios ms pequeos los haban arrancado de brazos de sus madres y llevados a Dios sabe dnde. A otros nios les haban permitido quedarse, la mayora de unos doce aos.-Qutaos la ropa!-grit uno de los hombres. Llevaba un sombrero que pona kapo.La mayora de nosotras hizo lo que haba ordenado y las que no, fueron disparadas o golpeadas con las pistolas. Fue entonces cuando me di cuenta de que nunca ms tendramos una vida buena o feliz. Tras una hora de espera estbamos lo bastante cerca del final de la fila como para ver lo que nos haran. Haba unas cuantas mujeres uniformadas con mquinas de afeitar. Procedieron a quitarle todo el pelo a las mujeres y luego las mandaban a la fila siguiente.Era nuestro turno. Bekah me mir y asent. Se mantuvo en pie con dignidad mientras le quitaban el pelo. Me dio mucha vergenza cuando comenzaron a rasurarme las zonas ms bajas; Bekah slo permaneci inmvil y echndome vistazos. Cuando se termin nos pusieron en otra fila para ser tatuadas. Grit y Bekah se limit a estremecerse. Despus de eso, fuimos enfiladas de nuevo. Otra vez Bekah estaba detrs de m; frotndome los hombros suavemente con las manos. Alc la vista hacia ella y pens, "Qu le han hecho?" No tena pelo en ningn sitio... ninguna de las dos lo tena y no poda evitar sentirme expuesta.Bekah se inclin y me susurr:-An eres tan hermosa como siempre.Busqu en sus ojos alguna seal de que estuviera mintiendo, pero slo hall amor y sinceridad. Le sonre.-Como t, Bekah-le dije.Tras un rato alcanzamos el final de la fila y todo el mundo recibi un juego de ropa usada. Todas, salvo Bekah y yo.El mismo guardia que nos peg se acerc a nosotras con los brazos cargados de ropa.-Si vosotras dos queris amar a las mujeres como lo hacen los hombres, entonces os vestiremos como a ellos-nos dijo. Nos arroj la ropa de hombre a los brazos y tir de mi cara hacia l.-Una noche, en el transcurso de la semana, te mostrar cmo lo hace un hombre-me susurr en la oreja.Comenc a llorar y saba que Bekah lo haba odo. Ni siquiera se movi.Supuse que tenamos suerte, ya que la mayora tena ropa demasiado pequea. La nuestra era demasiado grande. Las mujeres recibieron vestidos que apenas les llegaban a la mitad de los muslos. Trataban de castigarnos y humillarnos con la ropa de hombre pero, en su lugar, las camisas y pantalones largos sirvieron para mantenernos ms calientes. Se dieron zapatos sin importar el tamao. A Bekah y a m nos dieron botas de hombre. Nos las intercambiamos, pues las suyas eran demasiado pequeas y las mas demasiado grandes. Incluso despus de intercambiarlas, an eran demasiado grandes. Como dije antes, algunas de las otras no tuvieron tanta suerte. Muchos de los zapatos eran demasiado pequeos. Adems, nos dieron abrigos delgados y usados. De nuevo, demasiado grandes. Tambin sabamos que algunas mujeres deseaban haber sido castigadas como nosotras. Mientras an haca calor, en un par de semanas ya no lo hara.Nos llevaron al barracn donde pasaramos las noches. Las camas eran pequeas y los colchones delgados y usados. Estaban en hileras de tres, y cada litera albergara a dos personas. Bekah y yo terminamos en la tercera litera de la esquina ms alejada. Primero subi ella y luego me ayud a subir a la litera. Nos dieron una manta por litera, pero no eran lo bastante clidas como para lidiar con el fro del anochecer. Bekah se abri el abrigo y me atrajo hacia s. Me rode con los brazos y luego nos tap a ambas.Me volv y la mir. Dej que mis manos se arrastraran por debajo de su camisa y descansaran sobre su espalda; ella hizo lo mismo.-O lo que dijo, Fia. Temo que cuando venga no haya nada que pueda hacer-me dijo.Sonre tristemente y le dije:-En tanto sigas aqu para abrazarme cuando vuelva, habrs hecho suficiente.-Siempre estar aqu para abrazarte, Fia. Te amo y, por favor, no lo olvides nunca-cubri mis labios con los suyos y nuestro beso se volvi rpidamente apasionado. Su lengua se desliz en mi boca y aprovech la oportunidad para frotar la ma contra la suya.En la noche reson un disparo, seguido por un grito agudo y despus un gemido. Nos apartamos inmediatamente y nos miramos a los ojos.-Saldremos alguna vez de aqu?-le pregunt.-No lo s...-intenta dormir-me dijo.La sent acercarme ms mientras rodaba sobre su espalda. Descans la cabeza sobre su hombro y al final me qued dormida.Dos:Pasaban los das y no haba mucho trabajo que hacer. El campo de concentracin estaba desolado y sin actividad. Era como mirar un muro slido y gris durante horas. Cuando llegamos por primera vez cremos ver nieve, pero pronto descubrimos que estbamos equivocados. Cada da, desde que nos levantbamos hasta que nos bamos a dormir, funcionaban los crematorios. No, no era nieve de lo que estbamos cubiertos, sino de cenizas. Algunas veces podas oler la carne de los cuerpos ardiendo, y otras slo podas oler los cuerpos en descomposicin.Habamos pasados horas por la maana y por la noche pasando lista. Gritaban tu nmero y decas dnde estabas. Una vez, a mediados del da, la mujer cercana a Bekah, Ana, cay a la mitad. Bekah la cogi y el guardia se acerc corriendo. Era el mismo guardia que haba prometido violarme cuando llegamos. Haban pasado cinco das y an no lo haba hecho.Sac la pistola y le pregunt a la mujer:-Por qu te has cado?La mujer empez a sollozar.-Estoy cansada y hambrienta-dijo.El guardia sonri y se ri de ella.-As es como se supone que son los judos-dijo. La hizo arrodillarse. Sonri y la oblig a abrir la boca. Empuj el can de la pistola dentro y apret el gatillo. Las mujeres detrs de ella estaban cubiertas de sangre. La cara de Bekah estaba cubierta de ella, pero ni siquiera se estremeci. Los gritos de las mujeres de detrs parecieron enfadar al guardia. Dispar a cinco de ellas casi inmediatamente. Poda or a los otros guardias rerse.Retir su arma y se acerc a Bekah entrecerrando los ojos.-Trataste de ayudarla... ahora puedes hacerlo-dijo-. Despus de pasar lista puedes hacer lo que quieras con su cuerpo y el de las dems. Slo retralos del patio.Bekah asinti, pero no hizo nada ms. Eso pareci enfurecer al hombre; estaba acostumbrado a obtener una reaccin.-Crees que no sers castigada? Lo sers. Esta noche ir a por tu mujer y le mostrar cmo lo hace un hombre de verdad-le escupi a la cara y se march.Bekah aguard hasta que estaba lo bastante lejos como para no orla.-Manzer...-murmur. No saba lo que haba dicho, ya que era en yiddish, pero algunas de las otras mujeres sonrieron y asintieron. Ms tarde descubr que le haba llamado bastardo.*****Despus de pasar lista vi a Bekah contemplar fijamente los cuerpos. Al final los cogi uno a uno y los apil con el resto. No haba mucho ms que pudiera hacer con ellos. Fui hacia ella mientras se diriga hacia el recinto de las literas; poda ver que estaba alterada. Entr detrs de ella y pregunt:-Bekah? Ests bien?Me mir al borde de las lgrimas. Rpidamente me atrajo entre sus brazos y bes mi cabeza rapada.-Tena que ayudarla, Fia-me dijo-. Por ayudarla he logrado que mataran a otras cinco, y ahora va a hacerte dao...Me apart de ella y la llev a nuestra litera. Sub y me sigui; mientras se deslizaba detrs de m, me gir para encararla.-Si no la hubieras cogido, habra muerto igualmente-le dije-. Esas mujeres habran muerto de todas formas.-Pero por mi culpa van a hacerte dao!-explic en voz alta. Puso las manos sobre mis mejillas y me susurr-: Nunca quise que sufrieras por mi causa, y en una semana lo he sido por dos veces!Suspir y la bes suavemente en la boca.-No... estoy aqu porque t lo ests, y no estara en ningn otro lugar-le dije-. Si crees por un momento que podra vivir sabiendo que t estaba aqu sola y sufriendo, ests completamente equivocada-la bes de nuevo y continu-. Quera violarme de todos modos y no es culpa tuya. No te dir que no estoy asustada, porque estoy muerta de miedo. Te dir que en tanto ests a mi lado cuando regrese, ya no tendr miedo. Entre tus brazos me siento segura y amada-deposit de nuevo un beso sobre sus labios, y esta vez me lo devolvi. Poda ver las lgrimas amenazando con manar de sus ojos y dese que pudiera llorarlas. No poda, as que llor por ambas.*****Ante de cenar, nos pusimos en fila para pasar lista por ltima vez ese da. Llev dos horas y al terminar no slo estbamos aburridas, sino tambin cansadas. Nos pusimos en fila para cenar y nos dieron a cada una un cuenco medio lleno de sopa y un pedazo pequeo de pan. Nos dirigimos de vuelta a los barracones, donde normalmente pasbamos el resto de la noche. Bekah y yo nos sentamos en nuestra litera y comenzamos a comer.Una amiga nuestra, Abagail, llam a Bekah.-Me ken brechen!Bekah resopl y sorbi un poco de sopa.-Qu ha dicho?-le pregunt.Bekah alz la vista con expresin ausente. De pronto sonri un poco y me respondi:-Dijo, 'Podra hacerte vomitar'. Creo que podra, si tuviera algo que vomitar en el estmago-ri amargamente y luego me tendi su trozo de pan-. Te ves delgada... come.-No, Bekah...-comenc, pero me puso una mano sobre la boca.-Come-orden-. No quiero que pases hambre, Sofa. De todos modos no como mucho, as que para ti-me susurr.Asent y cog el pan. Descans con suavidad la cabeza contra su hombro y sorb mi sopa. Me rode con el brazo y me susurr:-Te amo.*****Era medianoche y estaba firmemente rodeada por los brazos de Bekah. Aunque no poda dormir. Tena demasiado miedo. O abrirse la puerta de nuestro barracn y el fuerte sonido de las botas acercndose a la litera. No estoy segura del porqu, pero comenc a zarandear a Bekah, se despert casi inmediatamente.-Qu?-susurr.-Hay alguien aqu, Rebekah-dije cuando el guardia llegaba hasta nosotras.Se subi sobre la litera inferior y nos ilumin el rostro con una linterna.-Demonios si hay alguien!... ahora ven, puta-respondi.Estaba aterrorizada y sent el agarre de Bekah ceirse a m con ms fuerza.El oficial me arroj de la cama y aterric con un fuerte ruido. Me dolan la cabeza y el costado, pero igualmente me fui con l. Andamos un par de minutos hasta que llegamos a lo que pareca ser una choza. Casi tan pronto como entramos me orden que me quitara la ropa, as que lo hice. No quera morir.-Habas estado antes con un hombre?-me pregunt. El oficial me empuj contra una pared y me mantuvo ah.-No...-respond.-As que esa rata te pervirti?-se ri. Se acerc ms mientras se sacaba la porra. La us para separarme las piernas. Intent cerrarlas, pero cuando lo hice me las abri de nuevo. Me meti la porra dentro con fuerza y grit de dolor-. Te pregunt si la rata te pervirti... respndeme y mantn las piernas abiertas.-No lo hizo...-dije con la voz ahogada. Intent no bajar la vista hacia la gruesa porra que tena entre las piernas, pero l decidi que tena que verlo y me oblig a bajar la cabeza para mirar. Pude sentir cmo me sonrojaba. Estaba tan avergonzada, habra dado cualquier cosa por slo morirme en ese instante.Me sac la porra y empez a desabrocharse los pantalones, y yo empec a temblar.-Nunca olvidars esto-dijo-. Resstete y tambin tomar a tu rata.No me resist, y tampoco lo olvid nunca. Mientras haca lo que fuera que estaba haciendo, cerr los ojos y esper a que terminara pronto. Pens que era as cuando sent algo resbalar por mi pierna, pero entonces comenz de nuevo.BANG!Entonces no hubo nada. No bien comenc a rogar por mi muerte, todo termin. El guardia yaca a mis pies, en un charco de su propia sangre y Bekah estaba cerca, pistola en mano. La mir fijamente en shock, sin creer lo que vea.-Vstete, Fia... debemos ocultarlo-me dijo Bekah.Comenc a vestirme distradamente, todava confusa.-Qu vas a hacer?-pregunt.Bekah me mir y se encogi de hombros. Guard silencio por un momento y respondi:-Echarlo a la letrina.-Pero, y si lo ven los oficiales, Bekah?-le pregunt. Si iba a morir, maldita sea si era de esa manera.-Estn durmiendo o trabajando en el crematorio. Quiero que vuelvas al barracn y me esperes-susurr Bekah. Comenz a arrastrar al guardia por el suelo.Sacud la cabeza, le cog los pies y empec a ayudarla.-No ir a ninguna parte sin ti-le dije.Me ech una mirada exasperada.-Bien-susurr.Pasamos el patio y llegamos sin problemas a la letrina. Supongo que habra sido demasiado pedir el hacerlo fcilmente. Tan pronto como nos las arreglamos para hacerlo pasar por el agujero, Bekah oy algo.-Fia, viene alguien...-susurr Bekah.-Quin?-pregunt. Cmo iba a saberlo?-Bjate los pantalones y sintate...-dijo con brusquedad. Hice como me dijo, y rpidamente. Cuando Bekah era cortante, sabas que no podas llevarle la contraria. Me alegr de escuchar:-Qu est pasando aqu?-pregunt un fornido oficial. Se acerc rpidamente a nosotras, con la mano sobre la pistola.No poda hablar, tena demasiado miedo. Bekah le mir y le respondi tranquilamente:-Sofa tena que ir al bao. Le daba miedo ir sola...El oficial puso cara de asco y luego sacudi la cabeza. Entonces le pregunt a Bekah:-Has visto al oficial Heinrich...? Cmo si supieras su nombre! Un guardia, un poco ms bajo que t. Es rubio, con ojos azules y un autntico gilipollas. Normalmente pasa lista por la maana.Bekah le mir. Sus ojos estaban como platillos y pens que podra desmayarse. Alc la voz:-Sali por la valla.-Por la valla?-pregunt el oficial.-Por la puerta...-le dije asintiendo.El oficial hizo rodar los ojos y se alej, murmurando:-Locos y jodidos judos... por la valla... estpida...Me puse rpidamente en pie y me sub los pantalones. Cog a Bekah del brazo y susurr:-Venga, largumonos!Bekah me mir y asinti. Sin una palabra, me dej llevarla de vuelta al barracn.*****Bekah y yo volvimos a subir a nuestra litera y casi inmediatamente nos fundimos en un abrazo. Escuch a Bekah sorberse la nariz y la mir a los ojos. Estaba llorando... Bekah no lloraba.-Te arrepientes?Neg con la cabeza.-No por ese gilipollas-dijo-. Lo hara de nuevo, si pudiera, pero lamento no haber llegado a tiempo. Tuve que asegurarme de que nadie me viera.Deposit varios besos suaves sobre su cuello y le susurr:-Te amo, jams lo olvides.Bekah asinti, mientras ms lgrimas recorran sus mejillas.-Te hizo dao y no pude detenerlo-susurr-. Eso me duele ms que nada-comenz a depositar tiernos besos sobre mi boca. Estaba un poco cohibida, porque no me haba cepillado los dientes en casi dos semanas. A Bekah no pareca importarle.Arrastr la mano lentamente por su costado y bajo sus pantalones. Ya poda sentirla empujando contra m, as que lo tom como seal de que poda continuar. Dej que mi mano se deslizara entre sus piernas; mi pulgar roz ligeramente su cltoris.Cuando lo hice, gimi suavemente y presion sus labios contra los mos. Abri su boca y desliz su lengua dentro de la ma. La sent rozarse contra mi lengua, y aor cuando podamos tomarnos libremente.Masaje su cltoris hasta que se apart de m. Deslic dos dedos en su interior y establec un ritmo constante.Se separ de m y rog en voz baja:-Ms fuerte, Fia... ms.Obedec y aad otro dedo; empuj ms fuerte y ella se agit contra mi mano.-Dios...-jade. Su cuerpo se estremeci y la sent contraerse alrededor de mis dedos. Aguard hasta que se calm y sal de su interior. Aunque segu acaricindola. Descubr que si evitaba sus zonas sensibles, serva para calmarla. Se relaj contra m y por una vez me permiti sostenerla.-Me hace tanto bien... no pares, por favor-susurr.-No lo har. Buenas noches, Bekah-susurr mientras se quedaba dormida. Poco despus detuve mi mano y la dej descansar sobre su espalda. Saba que era algo que necesitaba y una de las pocas cosas que poda darle. Yo tambin me dorm.Tres: Principios de junio de 1944"Sobre la nieve que cae sin cesarMueren los bfalos en los prados helados que conocesEn el transcurso del invierno ms fro en casi cuarenta aosNo puedo creer que guardes una sonrisaAhora puedo descansar seguro sabiendo que hemos visto lo peorY s que te quiero"*****Cuatro meses despus de la confrontacin con el guardia nos metieron de nuevo en un tren. No sali nada a la luz sobre la desaparicin del hombre; nunca descubrieron nada. Ahora bamos de camino hacia un campo de concentracin de mujeres. El nombre era Sutthof. Las cosas no parecan ir mucho mejor. En esta ocasin, tenamos en el vagn un cubo que serva como retrete. El olor era horrendo y los cuerpos seguan apilndose con cada da que pasaba. Creo que lo peor era cuando nos contaban dnde bamos al detenernos a por pasajeros.Bekah fue hacia la pequea ventana del vagn.-Dnde vamos?-le pregunt a uno de los oficiales que pasaban. El hombre resopl.-Es un campo de exterminacin que hace que Auschwitz parezca el paraso-dijo-. Hacen cosas muy "agradables" a las mujeres...Fue cuanto dijo antes de que Bekah cruzara volando el vagn. Apenas lleg hasta la "vasija retrete" antes de usarla. Vea, por la expresin de su rostro, que estaba avergonzada.Era desconsolador. No poda ver a una mujer, antao tan fuerte, reducida a nada ms que nervios. Rasgu algo de la tela de mi chaqueta y se la tend discretamente. Se mostr agradecida por ello. Crea que el tener que hacer el resto del viaje cubierta de sus propios excrementos habra matado el poco orgullo que le quedaba.Nos sentamos juntas un poco ms; yo estaba contra el muro y ella a mi lado. De pronto se apart y se acurruc entre mis piernas, enterrando el rostro en mi pecho. Me rode el cuello con los brazos, por lo que yo le rode la cintura.-Gracias por amarme, Sofa. Sin ti, no soy nada-me susurr.Simplemente la acerqu y la bes con suavidad. Pasamos el resto de los tres das de tren acurrucadas juntas. Nos consolamos la una a la otra.*****El tren se detuvo y se abrieron las puertas. Mientras salamos bajo la lluvia, una mujer comenz a sacar a algunos fuera de la fila. Se llevaron al resto de los nios del lado de sus madres y a los que parecan los ms enfermos. Sabamos que nunca volveramos a verlos. Ahora haca ms fro, y al anochecer era glacial. Tras horas de marcha llegamos finalmente al campo secundario, Torun, y a nuestros barracones. Eran un poco ms clidos que los de Auschwitz, y los colchones estaban menos usados. Bekah y yo volvimos a compartir litera; como la vez anterior, estaba en la esquina ms alejada y la ltima de arriba.-Sofa?-pregunt Bekah.-S?-respond mientras me acercaba ms.Bekah me rode con los brazos.-Ests lo bastante caliente?-me pregunt.-No... no puedo sentir los pies-le dije. No poda.-Sintate-me dijo Bekah. Obedec y la mir con curiosidad mientras comenzaba a quitarme las botas. Me mir los pies con la boca abierta.-Padeces congelacin...-me dijo.Baj la vista. Mis pies tenan un color anormal y lceras por todas partes.-Por eso me duelen...-coment.Bekah desenroll el dobladillo de mis pantalones y lo rasgo para que cupieran. Comenz a envolver los pies con el material para aislarlos.-Debera servir para mantenerlos calientes-me dijo-. Como unos calcetines-termin y me puso de nuevo las botas. Coment-: Lo hice hace tiempo. No soluciona el problema, pero ayuda un poco-volvi a acostarse y me atrajo hacia s.Estaba agradecida por el calor corporal, e incluso por la delgada manta que nos haban dado.-Buenas noches, Bekah-le susurr.-Buenas noches, Fia.*****Estbamos despiertas antes de que hubiera salido el sol. Yo estaba congelada mientras nos levantbamos para pasar lista. Nos haban puesto en grupos de cinco y nos contaran as. Cuando las SS se descontaban, empezaban de nuevo. A veces, lo hacan slo para empeorarnos la vida. La comida aqu era un poco mejor; nos daban tres comidas al da. A veces caf, o t, incluso mantequilla! Algunas de las mujeres haban dejado de tener sus perodos. Yo haba dejado de tenerlo, pero Bekah no. Recuerdo a algunos de los oficiales pegarla por ir sucia, an nos pegaban porque decan que no ramos mujeres. Sencillamente no entenda lo que estaba pasando. No podamos ganar.*****Nos encontrbamos cerca de la valla y alguna gente nos vio. Supuse que eran ciudadanos de alguna de las ciudades cercanas. No toda la gente odiaba a los judos. Estbamos amontonando algunos cuerpos como parte de nuestra tarea y nos estbamos congelando. Empezaron a arrojar comida por encima de la valla. Pens en coger una de las patatas, pero Bekah me agarr antes de que la tocara. Me dijo con brusquedad:-Ests loca?!Frunc el ceo y repliqu:-Me muero de hambre, Bekah! Es comida...Me apart de all y me apret contra ella. Me susurr en la oreja:-Las SS y los Kapos estn por todas partes, Fia. Si te ven con algo, comiendo algo, o si te encuentran con algo, entonces perders la vida.Sent temblar mi labio y comenc a llorar. No poda evitarlo. Solloc.-No lo sabrn, Bekah. Estoy hambrienta, y no lo sabrn.Se inclin y apart suavemente mis lgrimas con sus besos.-Pronto tendrs algo que comer-me dijo-. Te lo prometo, cuando salgamos de aqu te llevar al mejor restaurante que haya. Incluso te cocinar una montaa de comida de la talla del Olimpo, pero no puedes coger nada!Volv mi cabeza contra su pecho para ver la patata. Abagail la haba cogido y se la haba escondido para comrsela ms tarde. Solloc en el pecho de Bekah.-No lo har... pero Bekah, no podras cocinar ni aunque tu vida dependiera de ello.-No llores, Fia... por favor. Har que todo vaya bien, pero por favor, no llores-rog. Son el silbato y todos corrimos a ponernos en fila. Se inclin y me susurr en la oreja:-Te prometo que no cocinar...Sonre un poco.*****Mientras nos ponamos en fila, uno de los guardias nos grit:-Poneos en grupos de cinco!Hicimos lo que nos dijeron, Bekah estaba de pie a mi lado. Estbamos adems con Abagail, Eva y Edna. Nos pusieron en hileras de diez grupos, haba quince hileras, y un oficial de las SS por hilera. Ninguna de nosotras saba lo que ocurra, pero estbamos seguras de que no era nada bueno. El mismo guardia nos grit:-Qutaos la ropa! Enseguida!De nuevo, siguiendo las rdenes, hicimos lo que nos dijeron. De debajo de las ropas de algunas mujeres cayeron patatas, manzanas y trozos de pan duro. Instantneamente fueron apartadas de sus grupos y alineadas enfrente de nosotras. Abagail fue cogida por la patata. Los hombres recorrieron los grupos, inspeccionndonos una por una en busca de otras cosas. Observ a Bekah mientras era inspeccionada. Se puso plida mientras el guardia la cacheaba por delante y por detrs. Le abri la boca a la fuerza y luego se la cerr. Estaba horrorizada. Se limitaban a ir de persona en persona, sin lavarse nunca las manos. Entonces el oficial le susurr algo que no pude or. Bekah le susurr a su vez; l sonri y ambos asintieron.Fue mi turno y sorprendentemente el oficial se mostr gentil conmigo. Fue rpido y para nada intrusivo. An estaba avergonzada, pero saba que podra haber sido peor. Poda saborear a las otras mujeres en mis labios, y eso me enferm. Edna tambin fue apartada de nuestro grupo. Se las haba ingeniado para ocultar unos cuantos cigarrillos ah abajo. Otras veinte mujeres fueron alineadas con Abagail y Edna.El jefe de los oficiales vocifer:-Esto es lo que ocurre cuando cogis algo!-sac la pistola y dispar en la sien a una de las mujeres. El resto fueron puestas de rodillas y ejecutadas una tras otra delante de nosotras. Ninguna se atrevi a emitir un sonido, temiendo por nuestras propias vidas-. Vestos y volved a vuestros barracones! Hoy no habr comida!-anunci.*****Nos vestimos y fuimos rpidamente. Cuando regresamos me di cuenta de que Bekah haba desaparecido; estuve buscndola desesperadamente. Una de las mujeres de ms edad, Zara o Abuela, lleg hasta m y me acerc a ella.-La vi irse con uno de los oficiales-me dijo.-No puedo perderla, Abuela...-llor mientras me sostena contra s.-Lo s. Slo reza, pequea-me susurr.Rec durante horas, como no haba rezado nunca antes. Esperaba que el Seor me escuchara.*****Bekah regres lentamente a nuestro barracn. Haban pasado horas y era casi la hora del pase de lista del anochecer. Se subi lentamente a nuestra litera y me rode con los brazos. Bes suavemente mi rostro y me susurr:-Estoy aqu, Sofa.La mir y empec a llorar de nuevo. Le rode el cuello con los brazos y pregunt:-Dnde fuiste?!-No importa, Fia. Ahora estoy aqu y estoy bien-respondi. Me abraz contra ella y comenz a mecerme adelante y atrs. Me dijo-: Todo va bien. Te amo, Fia.Alc la vista hacia su cara y me di cuenta de que tena unos feos moratones.-Qu te han hecho, Bekah?-le pregunt.-No importa-dijo. Saba que ahora no hablara de ello, o tal vez nunca. Tambin saba que no deba forzar el tema.Cuando termin el pase de lista, nos pusimos en fila para la cena. Me sorprend cuando comprob que nuestros cuencos estaban llenos hasta el borde y que nos haban dado a cada uno dos rebanadas extras de pan. Nuestras tazas de t estaban llenas. Regresamos al barracn y prob mi sopa. Tena hasta patata!-Qu te dijo ese hombre?-le pregunt a Bekah.Sacudi la cabeza y me dijo:-Me dijo, 'Fllame y te dar ms comida.' Le dije, 'Danos a ella y a m comida extra y har lo que quieras.' Aparentemente lo hice bien, ya que es ms de lo que prometi-dijo todo esto bastante morbosamente.La mir en shock.-Pasaste por Dios sabe qu slo para conseguir comida?-le pregunt.-Tienes hambre, Fia. Hice lo que hice para asegurarme de que comas, y continuar hacindolo. No me gusta verte sufrir, y si puedo mitigar tu sufrimiento lo har-me dijo mientras masticaba un trozo de pan.se fue el final de la conversacin. No discutira con ella, no quera disgustarla.*****Cuatro:Unos das ms tarde llegaron al campo ms mujeres. Haban llegado desde Auschwitz, que haba sido evacuado. Lo tena Roumer, la guerra casi haba terminado. Muchas de ellas estaban casi muertas, pero algunas haban sobrevivido. Una de las ms jvenes, Alyson, nos cont que haban marchado desde Auschwitz hasta aqu. Dijo que les haban dado muy poca comida si es que les dieron.A esas alturas no tenamos muchas fuerzas, pero hacamos lo poco que podamos por ayudarlas. Haba una mujer moribunda con una nia pequea. La nia no tendra ms de cuatro aos; no sabamos cmo haba sobrevivido tanto tiempo. La mujer alz la vista hacia Bekah y le pregunt:-Cuidars de mi pequea?Bekah la mir y asinti.-Yo la cuidar-respondi. Se arrodill junto a la nia y le dijo-: Dale un beso a mam, luego tienes que venir a conocer a mi amiga.La nia hizo como le dijo. Se inclin con lgrimas en los ojos y bes la helada mejilla de su madre.-Adis, mam. Te quiero-le dijo. Entonces la mujer muri.Bekah tom en brazos a la nia y la llev hasta donde yo estaba sentada.-sta es mi amiga, Sofa-le dijo en voz baja-. Vamos a cuidarte muy bien.La nia asinti y rode el cuello de Bekah con los brazos.-Volver mam?-le pregunt.Bekah acarici la cabeza pelada de la nia.-Cmo te llamas?-le pregunt.La nia hizo un puchero.-Ilse. Y t?-Me llamo Bekah-hizo una pausa y tom aliento-. Ilse, ahora tu mam est con Dios. Con los ngeles. Fia y yo te cuidaremos muy bien.Asent y dije:-La haremos.-Puedo dormir con vosotras?-pregunt Ilse. Tena los ojos llenos de lgrimas-. Sola dormir con mam y con mi hermana. Ahora, ambas estn con Dios-dijo.-No dejaramos que fuera de otro modo-respondi Bekah. Estuvo pensando un momento y pregunt-: aunque necesito saber algo. Cmo lo hacais durante el pase de lista?-Qu es eso?-pregunt Ilse.Me acerqu un poco ms a Bekah.-Cuando te ponen en fila y te llaman por tu nmero o te cuentan-respond-. Lleva bastante tiempo.Ilse lo pens durante uno o dos minutos.-A veces dejaban que mam me sostuviera-susurr-, o la tita y mam me sostenan las manos para que no me cayera. La tita no vino con nosotras. Se fue con mi hermana. Una vez mam me dijo que si me aguantaba de pie, cuando furamos a casa me comprara unos lazos color escarlata nuevos para el pelo. Como en la cancin. Conoces la cancin?-pregunt esperanzada.Bekah mene la cabeza.-No.-Yo s... mi madre sola cantrmela-le dije.Ilse sonri.-Me la cantars antes de que me vaya a dormir?-S, lo har.*****De algn modo, hicimos el pase de lista con Ilse. Hizo como se le dijo y se qued muy quieta en los brazos de Bekah. Yo estaba empezando a sentirme mal casi cada maana. Sola vomitar de camino al pase de lista de la maana y sentirme muy cansada durante todo el da. Despus de comer, Bekah desapareci de nuevo con el oficial. Iba muy a menudo y conseguamos comida extra cuando lo haca. Al tiempo tena menos moratones en la cara, pero ms dolor en sus zonas inferiores. Eso me disgustaba.En el pase de lista del anochecer, Ilse estaba de nuevo an en brazos de Bekah. Esa vez no tuvimos tanta suerte, y tampoco Ilse. Tuvimos un oficial diferente en nuestra fila y no era para nada como Richter. Esa tarde le haba dicho su nombre a Bekah. Bekah dijo que ese da slo hablaron. Este hombre era corpulento y fornido. Le faltaban los sentimientos del otro hombre.Sonri mientras vena hacia nosotras.-Qu es esto?-pregunt y cogi a Ilse de la barbilla, levantndole bruscamente la cara.-Es un beb-respond.-No me gusta-replic mientras arrancaba a Ilse de los brazos de Bekah y la dejaba caer al suelo-. No me gustan los bebs judos-levant el pie pate las costillas de Ilse.Los gritos de la nia eran suficientes para romperme el corazn. Poda ver, por la expresin en los ojos de Bekah, que senta lo mismo.Cuando el oficial pate el rostro de Ilse, grit de nuevo y trat de cubrirse. Al oficial no pareca importarle; simplemente la pate una y otra vez. No poda creer que pudiera ignorar sus gritos de esa manera. Finalmente, despus de que hubiera quedado en silencio, la levant bruscamente del brazo y la arroj a los brazos de Bekah.-Haz lo que quieras con ella. De todos modos, est mejor muerta.Bekah mir a Ilse. Sus ojos estaban muy abiertos y su respiracin era rpida y superficial. Sostuvo a la nia contra s y ambas esperamos.Esa noche fui a buscarnos la comida. Cog los cuencos de Bekah e Ilse para que los llenaran. Esperaba que tal vez comera. Cuando regres estaba semiinconsciente.-Quieres intentar comer algo?-le pregunt.-Naahh...-murmur mientras intentaba acercarse ms a Bekah.Le pas a Bekah su sopa y su pan. Comimos en silencio. No s qu estaba pensando Bekah, pero yo estaba deseando que Ilse se recuperara. Creo que no fue hasta horas ms tarde que abri los ojos.-Me cantars la cancin del lazo?-me pregunt en un susurro.-S...-le dije en voz baja. Le acarici la frente con suavidad y le bes la mejilla. Empec a cantarle:"Me asom para dar las buenas nochesY o rezar a mi nia:'Y para m unos lazos color escarlata,Lazos color escarlata para el pelo!"Algunas de las otras mujeres conocan la cancin. Se las poda or cantndola tambin desde varios lugares en las literas."Todas las tiendas estaban bien cerradasTodas las calles, oscuras y desiertas.No haba lazos color escarlata en nuestra ciudad.Ni un lazo para su pelo.Esa noche, me dola el corazn,Justo antes de que rompiera el alba,Ech un vistazo y sobre su cama,Yaciendo en alegre abundancia,Haba hermosos lazos, lazos color escarlata,Lazos color escarlata para el pelo"Cuando comenzamos el ltimo verso, Ilse exhal su ltimo suspiro. Creo que fue tambin por nosotras por lo que seguimos cantando. Era algo que nos mantena unidas. Algo que los nazis nunca podran destruir."Si viviera un centenar de aosJams sabra de dndeHaban salido esos hermosos lazos color escarlataLazos color escarlata para el pelo..."Y se termin. La cancin y la corta vida de Ilse. Bekah la cogi en silencio. Me figur que pondra el cuerpo con el resto, pero no lo hizo. Se puso sobre sus manos y rodillas y comenz a cavar un hoyo. Cav durante horas, hasta bastante despus de que oscureciera y no termin hasta que la mayora de los que haba en el campo de concentracin estaban durmiendo. Cav hasta que le sangraron los dedos. Permanec a su lado hasta que termin. Coloc el cuerpo de Ilse en la tumba de poca profundidad y comenz a cubrirla. Recogi un palo que haba cerca, dibuj la Estrella de David sobre la tierra y agach la cabeza durante un momento. Era algo que despus hara cada da.Bekah se volvi hacia m y me dijo:-Se mereca algo mejor que un gran agujero. Fia, se mereca algo mejor que sus cenizas esparcidas al viento. Se mereca sus lazos...-comenz a sollozar cuando se levant.La estrech entre mis brazos y apoy su cabeza sobre mi hombro. Bes suavemente sus mejillas y le susurr:-Tienes un gran corazn, Bekah, y eres una mujer muy buena. Te amo muchsimo.Continu sollozando.-No quera que muriera, Sofa, y no pude salvarla! Slo era una niita y la dej morir...Llev a Bekah a nuestro barracn y a nuestra litera. Una vez que ambas estbamos en la cama la acerqu de nuevo haca m.-Habras hecho que os mataran a ambas-le susurr-. No es culpa tuya, Bekah.Esa noche Bekah llor hasta quedarse dormida y durante unos das se mostr abatida. Jur que si alguna vez tenamos un beb, lo protegera sin importar cmo. Que siempre se sentira a salvo y amado. Jur que si su niita quera lazos, entonces los tendra. Es ms, jur que saldramos de ese infierno viviente.Cinco: Mediados de marzoEse da haca fro. El da que descubrimos lo crueles que podan ser los nazis. Un oficial de las SS nos grit:-Hoy quitaris la nieve del camino que da al campo. Partiremos despus de desayunar.Ninguna de nosotras pens que fuera nada del otro mundo por lo que fuimos a coger nuestro desayuno. Nos sentamos a comer en nuestro barracn; Eva, Bekah y yo nos sentamos juntas sobre la litera que Eva haba compartido con su hermana, Edna.-Hemos hecho cosas peores que quitar nieve con una pala-sonri Eva.Bekah asinti y trag un bocado de pan.-Arrastrar cuerpos, contraer enfermedades, llagas, ampollas y congelacin-respondi Bekah-. Hemos visto morir a nuestros amigos y familiares, y casi hemos muerto nosotras mismas. A muchas nos han violado o nos hemos prostituido por comida. S, esto debera ser fcil.Sacud la cabeza y me termin el resto del caldo. Descans la cabeza en el regazo de Bekah.-Nunca nos dicen lo que vamos a hacer, Bekah-le dije-. Yo en tu lugar me preparara para lo peor que puedan ofrecernos-puse mi mano sobre su costado y fue entonces cuando me di cuenta de lo mal que estbamos. Poda contar las costillas de Bekah al tocarlas; sin mencionar el hecho de que poda verlas a travs de su camiseta.-Creo que tienes razn-coincidi Bekah. Suspir y sacudi la cabeza. Su mano descans sobre mi cabeza y dijo-: Se fuerte, Fia. No quiero que te pase nada.-Lo ser-dije. Son el silbato.*****Nos hicimos con palas y comenzamos la marcha. Haca un fro glacial y estbamos exhaustas. Cuando alguna mujer comenzaba a desplomarse los hombres de las SS sacaban sus pistolas y le disparaban. Algunas de las mujeres ms fuertes comenzaron a gritar:-Mantened el paso! No os detengis!-todas sabamos que una vez que cayramos nuestras vidas estaran perdidas. Tenamos miedo.La Abuela Zara haba estado tambalendose durante un rato, y ningn estimulo poda hacerla mantener el ritmo. Sencillamente estaba demasiado vieja y enferma. Cuando cay el hombre de las SS no sac su pistola, sino una cuerda. Le mir y suplic:-No! No! No quiero morir as... aqu... no, por favor... Lo har mejor!Sus splicas no consiguieron ayudarla. El hombre slo sonri burlonamente y le at los tobillos con una cuerda. Permanecimos en pie, boquiabiertas, observando desarrollarse la escena. No sabamos lo que el hombre le tena reservado y, sinceramente, no queramos saberlo.La cogi y at a la parte trasera del coche que llevaban y lo puso a mxima velocidad. No poda ver lo que estaba viendo u oyendo! Los gritos de Zara eran casi insoportables de or! Hizo una gran demostracin arrastrndola arriba y abajo cerca de nosotras, para que pudiramos verla con exactitud. Para cuando termin estaba irreconocible! Ante esto, Bekah se mantuvo firme. Algunas estbamos llorando en silencio; otras, estaban tan entumecidas por la violencia que sencillamente no les importaba.Cuando llegamos al punto de partida, nos ordenaron que quitramos la nieve. Lo hicimos como si nuestras vidas dependieran de ello. Lo hacan. Quitamos la nieve durante horas y horas hasta que finalmente regresamos al campamento. Dejaron el cuerpo de Zara atado a la parte trasera del coche y lo arrastraron todo el camino de vuelta. Cuando llegamos ya haca tiempo que estaba muerta. Esa noche lloramos por ella; todas, salvo Bekah. No s lo que hizo Bekah, porque no estaba all. Esa noche lleg Richter y se la llev.*****"Oh, nunca fui bueno con las palabras romnticaspor lo que las siguientes lneas son bastante difcilesNo tengo mucho pero lo que tengo eres tsalvo por supuesto por mi guitarra de metalJa, porque s que no la tocaspero un da te ensearporque te quiero"*****Cre que estaba muerta. No hice ms que llorar durante das y das. Sin mi Rebekah, no era nada. No deseaba vivir. No quera sobrevivir a menos que Bekah estuviera conmigo. Das ms tarde, se arrastr hasta nuestro barracn y litera. Era tarde por la noche y yo estaba casi dormida. Se arrastr detrs de m y se amold a mi cuerpo.-Bekah?-pregunt.Su respuesta fue deslizar su mano por mi costado y por debajo de mi camiseta.-Necesito sentirte, Fia-susurr. Roz sus labios contra mi nuca y llev su mano hasta mi pecho.No podra haberla detenido aunque hubiera querido. No quera detenerla. No saba por lo que haba pasado y tampoco quera saberlo nunca.-Entonces sinteme-susurr-. Por las noches soy tuya y slo tuya-aunque slo por las noches, era toda suya.Me di la vuelta y la mir durante lo que pareci una eternidad. Tena moratones y cortes por toda la cara.-Rebekah, eres la mujer ms hermosa que he visto jams-le dije.Aunque pareca que podra llorar, no lo hizo.-Me amas?-me pregunt.-Sabes que s-le respond.-Sofa Theresa Reinhardt, quieres casarte conmigo?-pregunt.Llor. No saba que ms debera o poda hacer. Todo cuanto saba, incluso ahora, era que en ese momento la amaba ms de lo que haba hecho nunca.-S, Rebekah, me casar contigo-le respond en voz baja-. Te amo.Sonri. No pareca molestarle que no hubiera podido cepillarme los dientes durante meses, ni mucho menos baarme en condiciones. Sus labios encontraron los mos con una pasin que nunca habra imaginado que pudiera existir entre dos personas. Saba que si hacamos demasiado ruido despertaramos a los dems, o quizs incluso alarmaramos a los oficiales que patrullaban por la noche. Pareca saberlo tambin, por lo que cada una nos tragamos los gemidos de la otra.Su mano se desliz bajando por mi estmago, hasta mi entrepierna. Roz sus dedos contra mi cltoris y decid que no quera llegar sola. Hice lo mismo por ella y su otro brazo me rode firmemente la cintura. Nos separamos brevemente en busca de aire y luego reanudamos el beso. Cuando deslic dos dedos en su interior, ella hizo lo mismo. Ambas comenzamos a empujar contra la mano de la otra. Su respiracin se aceler, y saba que la ma tambin. Empuj ms fuerte y yo hice lo mismo; ambas estbamos al lmite. Llegu primero y ella me sigui momentos despus.Despus de apartar sus dedos, me acerc a ella. Apart los mos de ella, pero continu acaricindola. Descans la cabeza sobre mi hombro.-Me hicieron dao, Fia-me susurr.Cerr los ojos y rogu por no haberla odo decir eso. Lo cierto era que lo haba dicho.-Qu te hicieron, Bekah?-le pregunt.-Me pusieron en mquinas y no poda respirar-me susurr-. Me cortaron para ver cunto sangraba y me golpearon para ver cunto tardaba en formarse un moratn.Us mi otra mano para secarle las lgrimas de los ojos; bes su frente y dije:-No quera que te pasara eso.Rod sobre su espalda y me llev con ella. Descans la cabeza sobre su hombro y continu masajendola.-Me hicieron dao-me dijo-. T jams me has hecho dao... me amas, es que nadie ms puede?-ciertamente, era ms que una pregunta.-Hay mucha gente que te ama-le dije-, pero nadie podra tanto como yo. Jams te hara dao...-se durmi y pronto yo tambin.Seis: Principios de abrilPoco despus del incidente con Bekah, Richter dej de llamarla, pero continu dndonos comida extra. No estaba segura del porqu, pero crea que haba llegado a gustarle. Termin el pase de lista de la maana y fuimos a desayunar. Haba estado vomitando ms de lo habitual, y ltimamente tena hambre constantemente. Bueno, estaba ms hambrienta de lo habitual. Bekah me daba algo de su comida, slo para asegurarse de que coma. Todo pareca tranquilo para nosotras; no haba trabajo que hacer, pero los crematorios trabajaban de ms. Era cuanto sabamos. Estaba sentada sobre una litera vaca y vea hablar a Bekah con una de las mujeres de ms edad. De pronto me asust, cuando sent una intensa humedad entre las piernas.-Bekah!-grit.Ella y la otra mujer con quien estaba hablando llegaron corriendo. Me miraron con extraeza.-Qu ocurre, Fia?-pregunt Bekah.-Estoy hmeda...-le dije.Bekah se qued con la boca abierta y se puso plida.-Eso no es algo que requiera un anuncio pblico! Es personal!-me rega.Comprend lo que pensaba y me avergonc. La correg con rapidez.-No de esa clase, Bekah. Yo... mrame los pantalones-estaba sonrojada y lo saba. Me baj de la litera y Bekah lade la cabeza.-Tenas que ir tan lejos?La mujer de ms edad le palme el hombro. Pareca plida mientras me deca algo que nunca podra haber imaginado.-Creo que vas a tener un beb-me dijo.Bekah apret la mandbula. Abr la boca, pero no sali ningn sonido.-Te parezco embarazada?-pregunt al final.Nana sacudi la cabeza y replic:-Siempre tienes hambre y te sientes mal.-Mira donde estamos, mujer!-gru Bekah-. Todo el mundo se siente mal y todas tenemos hambre!-poda ver, por la expresin de su cara y el tono de su voz, que estaba muy enfadada.-Has estado con hombres?-me pregunt.Sacud la cabeza.-No... quiero decir, s... fui violada hace bastante tiempo y...-pude sentir una contraccin y me sent de nuevo.-Sofa...-me susurr Bekah. Se sent y empez a acariciarme el pelo-. Lo siento tanto-me dijo. Siempre me sorprenda el cmo poda pasar en un instante de ser una harpa gruona a ser tan dulce como un gatito.-No es culpa tuya...-jade. Le lanc una mirada suplicante; necesitaba ayuda, y rpido.-Nana, sabes qu hacer?-pregunt Bekah.Nana asinti.-Lo he hecho antes y durante el tiempo que llevo aqu-respondi-. Sofa, necesito que te apoyes en Bekah. Bekah, t contra la pared.Bekah asinti y se apoy contra la pared, yo yo contra ella.-Ahora qu?-pregunt.-Necesito que te saques los pantalones-me dijo Nana suavemente.Me sonroj de nuevo y obedec. Me pregunt a cuntas otras mujeres les habra pasado esto. Supongo que sin comida no se engorda.-Abre las piernas y sostente las rodillas-me dijo.Bekah hizo un pobre intento de aliviar los nimos.-Ya hemos estado as una o dos veces por razones diferentes, eh?-me susurr en la oreja.Le di un codazo y gru.-Bekah...-dije cuando me pregunt. Cerr los ojos mientras Nana comprobaba lo que fuera que comprobara ah abajo.-Eres rpida... ya casi est-dijo Nana-. Ya no debera llevar mucho.Hice un gesto de dolor cuando me recorri otra contraccin. Se haban agrupado unas cuantas mujeres para ver si podan ayudar, pero no podan.Una chica, Hedi, se fue y regres con un vestido viejo.-Es cuanto he encontrado para poner al beb-dijo.Nana asinti.-Puedes encontrar algo para cortar el cordn?-pregunt.Hedi asinti y se fue de nuevo.*****Creo que fue una hora despus cuando Nana me dijo que empujara. Estaba asustada, pero saba que Bekah estaba justo detrs de m. Empuj y empuj con fuerza. Nana asinti y nos dijo:-Puedo verle la cabeza. Hedi, trae el vestido.Hedi lo hizo y yo empuj una vez ms. Dola y sent algo abrirse paso.-Est fuera-nos dijo Nana.Lo envolvi con el vestido y at el cordn con un trozo de la tela del mismo. Puso al beb sobre mi pecho. Entonces supe porqu nunca haba sabido que estaba embarazada. Nuestro beb no podra haber pesado ms de una libra. Nana cort el cordn con la cabeza de una pala, mientras Bekah me ayudaba a limpiarlo.Nuestro beb solt un grito y luego guard silencio. Estuvo vivo durante cinco minutos y muri en mis brazos y los de Bekah.Empec a sollozar y Bekah hizo lo que pudo por consolarme. Nos mantuvo junto a ella y pregunt:-Cmo quieres llamarle?Sacud la cabeza y le dije:-Dale un nombre, Bekah... quiero que lo hagas t. Tambin era tu pequeo.Bekah me bes un lado de la cabeza y puso la mano sobre la pequea forma del beb.-Llamemosle Benoni-dijo-. Como en la Torah, 'Hijo de mis Tristezas.' Benoni Jacob.-Benoni Jacob Joskowickz-susurr.-Y qu hay de tu nombre?-pregunt.-Tiene un buen nombre, como su madre. T...-le susurr.Saba que Bekah haca grandes esfuerzos por no llorar; tratando de ser lo que crea que era ser fuerte por m. Me acerc a ella. Pas un poco de tiempo y me limpiaron lo mejor que pudieron.-Despdete de l, Fia. Debemos ocuparnos de ello-dijo Bekah.Llor ms fuerte que nunca.-No te lleves a mi beb, Bekah! Djame tenerlo, por favor!-supliqu.El rostro de Bekah se endureci un poco. Poda ver que estaba luchando por retener las lgrimas.-No, debe hacerse antes de que nadie lo encuentre-dijo firmemente.No recuerdo cmo, pero gan. Se llev a nuestro pequeo, junto con la cabeza de la pala y comenz a cavar de nuevo. S que nuestro pequeo est enterrado junto a Ilse. Lo s porque pas por delante y vi la estrella, y al lado, una estrella ms pequea con una cruz debajo. Am a Bekah por ello. Saba que a los oficiales no les importaba lo que uno hiciera con los muertos, pero estaba penado el que se marcara sus tumbas con la Estrella de David.*****Bekah me prometi que me dolera menos por la maana. No fue as. No creo que lo fuera para ninguna de las dos. En dos horas supe que tendra un beb. Tendra un beb, el regalo de su vida y el dolor de su muerte. Algunas de las otras mujeres dijeron que haban visto ocurrir este tipo de cosas en Auschwitz y Belsen. Incluso yo haba odo hablar de ello, pero nunca pens que podra pasarme a m.Me mostr retrada durante semanas y ms deprimida de lo habitual. Bekah trat de consolarme, pero ni siquiera poda consolarse a s misma. Al final, ramos todo cuanto tenamos. Despus de eso, llorara cada noche hasta quedarme dormida, porque no saba qu hacer. Ella finga que estaba bien, pero saba que no lo estaba.Bekah no dorma mucho despus de eso. Cuando lo haca, era slo si yo la sostena. Aunque nunca me lo dijo, saba que estaba sufriendo. Tras lo de Ilse, jur que protegera a nuestros pequeos. Les prometi lazos y seguridad. Todas las cosas que podra haber prometido no las tenamos aqu. Estbamos aqu, y no poda sacarnos mientras durara la guerra. Se senta como si nos hubiera fallado a m y a nuestro pequeo.Siete:Estbamos comiendo; Bekah haba desaparecido de nuevo y yo estaba preocupada. Para empeorarlo, podamos or explotar las bombas alrededor de nuestro campo de concentracin. No estaba segura de quin lo haca o porqu; saba que poda ser algo bueno o malo.Bekah entr en el barracn y subi rpidamente a nuestra litera.-Escchame, Fia-me susurr-, vamos a tener muchos problemas.-Qu quieres decir?-le pregunt.-Oyes las bombas? Son los americanos y los britnicos-susurr-; estn intentando tomar el campo. Richter me llam y me lo dijo. Me dijo que maana, al alba, nos llevarn de vuelta a Auschwitz para morir, por lo que debemos darnos prisa y escapar-me atrajo hacia s y me bes en la mejilla.-Por qu te lo ha dicho? No crees que tiene algn motivo?-pregunt. No tena ningn sentido para m. Un alemn, un nazi nada menos, le est contando a un judo los planes del ejrcito!Bekah suspir y dijo:-Su madre es juda y su padre alemn. No parece judo, por lo que lo tienen aqu a cambio de mantener a salvo a su madre. Se llevaron a su madre, Fia. Pondr nuestros nmeros en la lista de muertos despus del pase de lista de esta noche. Nos esconderemos despus de que todos se acuesten.Me termin la comida y apart a Bekah. Me recost medio encima de ella y pregunt:-Dnde?Bekah suspir y dijo:-Ahora descansa, Fia-cerr los ojos. Saba que no le sacara nada ms. Tambin saba que no me gustara donde nos habramos de esconder.*****Estaba oscuro cuando Bekah me despert. Not que algunas de las literas que horas antes haban estado ocupadas, ahora estaban vacas.-Todos en el campo estn durmiendo, debemos irnos ya.Tragu con fuerza y asent. Sinceramente, haba considerado el regresar a Auschwitz. Supuse que tal vez sera mejor hacer lo que nos haban dicho, pero un vistazo a los ojos de Bekah me dijo cuanto necesitaba saber. Que la seguira hasta el fin del mundo, hasta ir y volver del infierno, si me lo peda. Por lo que me puse en pie y la segu.Todos en el campo dorman. Incluso los crematorios estaban parados! Me sostuve de la mano de Bekah y me gui de nuevo hacia las letrinas. Supuse que tena que ir, antes de que nos escondiramos. Nos detuvimos y se volvi hacia m.-S que no va a gustarte, pero nos esconderemos aqu.-Bekah! Sabes lo que hace la gente ah?-susurr, aunque severamente.Hizo rodar los ojos.-S, pero es el nico lugar donde no nos encontrarn. Si lo inspeccionan, slo pueden ver un poco hacia abajo y hacia el lado.-As que si miran nos agacharemos?-pregunt. Me iba a poner enferma.Bekah se encogi de hombros.Algo as-dijo-. Adems nos iremos hacia la esquina. No alcanzan a ver all. Lo comprob esta tarde. Un oficial pens que estaba loca...Sacud la cabeza y asent.-De acuerdo, Bekah.Alc la vista y se estaba quitando la ropa. Le lanc una mirada divertida y me pregunt:-Quieres que tu ropa huela a eso?Sacud la cabeza y comenc a desnudarme. Cogi mi ropa y la puso en un pequeo agujero; rpidamente lo cubri.-Ahora qu?-le pregunt.-Voy a bajarte, luego entrar yo, entonces rezaremos para que nadie tenga que ir...-respondi Bekah con una sonrisa.-Hmmm, Bekah, slo hagmoslo-dije. Intent ocultar una sonrisa traviesa, pero fall. Recordndolo, no me parece tan divertido.Asinti y me ayud a subir sobre el tabln de madera. Entonces se subi y me cogi de las manos.-Te tengo-me dijo-. Mete los pies y deslzate dentro.Hice como me orden y me hall bajo lo que parecan ser cuatro pies de residuos. El hedor era horrible y la sensacin an peor. No mucho despus de que mis pies tocaran el fondo, comenc a vomitar. Bekah me sigui e hizo lo mismo.Me llev hasta una esquina y me rode con los brazos.-Slo durante uno o dos das-me prometi-. Nos ducharemos cuando salgamos.No saba como planeaba que nos duchramos, pero la cre.*****No s cunto tiempo haba pasado, pero o voces por encima. Mir a Bekah y me arrim a ella mientras se desplazaba contra la pared. Dos de los agujeros se oscurecieron y estaban en uso. Cuando el lquido golpe contra el lquido empec a tener arcadas. Bekah me dio la vuelta y sostuvo mi cara contra su cuello. Las mujeres se fueron y me dej ir. Vomit durante lo que pareca ser la centsima vez.-Por qu lo hiciste?-pregunt.-Mi mano est asquerosa. No quera ponrtela en la boca-respondi.Agradec que slo estuviramos cubiertas hasta la barriga y la bes ligeramente.-Cunto falta?-No mucho...Richter dijo que todos se marcharan maana por la maana. Me dijo donde estaban las viviendas alemanas y dnde encontrar sopa y pasta de dientes. Incluso un cepillo de dientes-me susurr.-Podra tener problemas-observ.-No, no puede-suspir Bekah-. Al amanecer estar muerto.-Qu quieres decir?-le pregunt. Estaba ligeramente confundida.-Mataron a su madre, y su padre muri en la Primera Guerra Mundial. No le queda nada, y dijo que no poda vivir con lo que le haba hecho a su propia gente. Me dijo que estara muerto despus de esta noche. Pensaba que ayudndonos podra hacer un poco de bien y ganarse el perdn de su madre-explic Bekah.-Le perdonas?-pregunt.-S-asinti Bekah.-Incluso despus de que te viol y te hizo dao?-volv a preguntar.-S... ya que debido a eso comimos. Ya que l me hizo dao, estamos a salvo por ahora-respondi Bekah.-Por qu t?-le pregunt. Haba tantas cosas de Rebeka que nunca comprendera. Incluso aunque estbamos a salvo y tenamos comida extra, jams perdonara a aquel bastardo por lo que le hizo a mi mujer! Le odio hasta el da de hoy!Bekah me aproxim a ella.-Dijo que me pareca a su madre-me dijo-. Tambin me dijo que yo luchaba por alguien de aqu, y que eras alemana. Formbamos una combinacin afortunada.-De acuerdo-le dije.Acept esa respuesta, pero en el fondo de mi mente, me preguntaba algo. Me preguntaba, "Qu clase de hombre violara a una mujer que le recuerda a su madre?" Un enfermo o un loco, tal vez? No lo saba. No quera saberlo, y todava no quiero.*****Esa noche el tiempo pas lentamente. Cuando lleg la maana omos disparos y gritos. Yo estaba aterrorizada, y Bekah estaba extraamente tranquila al respecto. Omos pasos aproximndose y Bekah y yo nos arrodillamos con los residuos llegndonos al cuello. Era tan asqueroso. Vimos una luz abrindose camino en la letrina y nos quedamos muy quietas. Alguien estaba metiendo la cabeza en nuestro escondite. Era una chica, de unos quince aos tal vez. Observ los alrededores por un momento y entonces nos descubri.Bekah le indic que guardara silencio.-Una palabra y te parto el cuello-le susurr-. Desears estar con ellos-fue ms un gruido. Nunca haba odo a Bekah hablar de ese modo y me asust. No saba que pudiera ser otra cosa sino dulce. Supongo que quizs los malos momentos sacan lo peor de las personas.La chica asinti y llam al guardia.-Todo despejado! No hay nada!-poda ver, por el tono de voz, que estaba aterrorizada.Escuchamos risas por encima y la chica fue tirada de cabeza a la letrina con nosotras. Uno de los oficiales, escudri el interior. Lo reconoc como el hombre que mat a Ilse. Tal como haba prometido Bekah, no poda vernos. Aguard a que la chica levantara la mirada antes de hablar.-Divirtete ah...-dijo-. Morirs de hambre antes de que salgas!-la chica empez a llorar mientras se alejaba. Segundos despus, comenz a vomitar.Bekah le indic que se acercara a nosotras. Lo hizo, y me di cuenta de que era demasiado pequea para salir por s misma.-Cmo te llamas?-le pregunt.-Rashel-susurr-. Quin eres?Bekah respondi:-Soy Rebekah y ella es Sofa. Vamos a salir de aqu-pareca bastante segura de ello.-Cuntos aos tienes?-pregunt Rashel. Pareca sentir curiosidad.-Tengo veintitrs. Bekah tiene veinticinco-dije-. Y t?-Trece.As que durante el resto de la estancia, tuvimos compaa. Rashel era bastante simptica, a pesar de nuestra posicin actual. Bekah se pas el siguiente da sostenindome y asomndome por el retrete para ver lo que pasaba.*****Lleg la maana y Bekah dijo:-Es el momento de salir.La mir y pregunt:-Ests segura de que no hay nadie ah fuera?-S, estoy segura. Fia, primero te ayudar a salir a ti, y luego a Rashel. Entonces necesitar que las dos me ayudis a salir, de acuerdo?-pregunt.Le di un beso en la frente y asent. Me agarr al asiento de la letrina y Bekah me empuj hacia arriba, mientras yo misma tiraba de m. Poda ver que le costaba, ya que le temblaban los brazos. Antes de eso, sola ser capaz de levantarme como si fuera lo ms fcil del mundo. Despus, impuls a Rashel hacia arriba para que saliera. Tir de la chica, para que Bekah no tuviera que hacer todo el trabajo. Finalmente, Bekah se agarr al asiento y empez a impulsarse hacia fuera. Rashel y yo la cogimos de los brazos y tiramos de ella. Con mucho esfuerzo y un poco de tiempo, Bekah estaba fuera de la letrina.Rashel nos mir a ambas y simplemente se alej. Hasta el da de hoy no s qu pas con ella, y no estoy segura de si lo sabr algn da. Es una visin que permanece en mi mente. Una chica cubierta de residuos, marchndose hacia Dios sabe dnde.Bekah se acerc y me rode el hombro con el brazo.-Tomaremos una ducha y luego esperaremos-me dijo-. Creo que es cuanto podemos hacer.-De acuerdo-asent y la segu hacia las viviendas alemanas.*****Entramos en el edificio y observamos los alrededores durante un rato. Finalmente, nos dirigimos hacia el lugar donde Richter dijo que furamos. Bekah abri la puerta con cautela y entr.-Mira...-me dijo.Segu su mirada hacia una cama sin hacer. Sobre ella haba un cepillo de dientes y algo de pasta de bicarbonato de soda, dos juegos de ropa limpia y jabn. Cerca de ello haba una nota que recog. Se la le a Bekah en voz alta:"Rebekah-Ahora s lo que he hecho, no slo a ti, sino a mi propia gente. Todo cuanto puedo decir es que lo siento. Debes preguntarte porqu te viol y golpe. Nunca sera capaz de responder a esa pregunta. Debes preguntarte porqu estoy haciendo esto. Puedo decirte francamente que es porque estoy muerto e intento encontrar el perdn ante los ojos de mi madre y nuestro Dios. Tal vez podra haber hecho las cosas de modo distinto, nunca lo sabr. Lo siento.-Oficial Randolph Isaac Richter"*****Bekah me mir y sonri un poco. Cogi la barra de jabn y me llev al bao de la pequea cmara. Le devolv la sonrisa mientras comenzaba a dejar correr el agua. Tom mi mano y la sostuvo bajo la alcachofa de la ducha.-Agua...-dije.Tan pronto como habl, baj y apart la vista.-Qu sucede, Bekah?-pregunt.-Quieres ir primero?-pregunt. Su voz era apenas un susurr, y poda notar por el tono de voz que algo iba mal.-Quiero ir contigo-respond.Me mir y pregunt:-Por qu?-Porque te amo tanto que me duele-respond sencillamente.Me mir a los ojos y sacudi la cabeza. Permaneci en silencio durante lo que pareci una eternidad. Luego habl:-Slo porque me ames no quiere decir que tengas que querer mirarme. Estoy sucia. Sofa, me siento sucia por dentro y por fuera.Sus palabras fueron dichas con tal honestidad y conviccin que se me rompi el corazn en un milln de pedazos. La empuj dentro del cubculo y le cog el jabn de las manos. Comenc a lavar lentamente casi un ao de suciedad, mugre y Dios sabe qu ms. Fui tan gentil con ella; la trat como si fuera una taza de porcelana china, que se rompera si la coga con demasiada rudeza. Lo hice porque saba que lo hara, y era lo que necesitaba en ese momento.-Eres tan hermosa, mi Rebekah-le susurr-. Mi esposa, mi hermosa y maravillosa esposa. Te amo...-empec a aplicarle jabn en el pelo y sobre la cara.Mientras lo haca, me quit el jabn y empez a baarme. No fue suave, pero tampoco brusca. Pareca entumecida por todo cuanto haba pasado.-Te amo-me dijo-. Nunca sabrs cunto.Despus de que hubiramos terminado de baarnos, simplemente nos quedamos en la ducha. Bekah me sostena contra ella, besndome la cabeza y mejillas. No estaba segura de qu hacer por ella, ya que pareca tan distante; hice lo nico que poda hacer. Simplemente la dej sostenerme.*****Despus de cepillarnos los dientes, nos acurrucamos juntas. Nos sentamos calientes y seguras en la cama de Richter. No saba qu esperar de nuestras vidas, y no poda suponer lo que ella pensaba. Estaba boca abajo; medio encima de ella y medio en la cama. Senta su respiracin lenta y regular, por lo que saba que dorma. Ahora no poda hacer nada, salvo dormir. Por lo que me acurruqu ms cerca de ella, y ca en un apacible sueo.Ocho:"Recuerdo la noche en que nos arrodillamos y rezamosNotando tu rostro delgado y plidoEncontr difcil ocultar mis lgrimasMe sent avergonzado; sent que te haba falladoNingn viento mandolino poda cambiarloNo poda cambiarlo, no, no..."*****Pasaron un par de das y la gente que vimos estaba tan mal como nosotras. Por fin, las tropas britnicas y americanas llegaron hasta nosotros y nos ayudaron. Nos dieron comida, pero Bekah no me dej comer mucho. Descubr el porqu. La gente que coma y coma mucho, mora. Segn un mdico que lleg, nuestros estmagos no haban trabajado y tendramos que tomar bocados pequeos.Nos llevaron a un refugio donde cuidaron de nosotros. Empezamos a comer ms: cucharadas de buen caldo, luego galletas y pan. Nos dieron alguna patata y, poco a poco, podamos comer carne y no morirnos por ello. Descubrimos que haban matado a toda la familia de Rebekah, y que no tena a dnde ir. S tena un lugar al que ir. Vendra conmigo, de vuelta a casa con mi madre y mi hermana.Un anochecer, Bekah se arrodill a mi lado. Saba que estaba rezando, pero no lo que pensaba. Me arrodill a su lado y dije una oracin propia. Dije, para m misma:-Dios, si me ests escuchando, dame las fuerzas para llegar a casa. Dale a Rebekah las fuerzas para llorar, y permtenos estar muchos aos ms juntas.Cuando ambas terminamos, le pregunt:-En qu piensas? Qu sientes?Alz la mano y me toc la cara.-Ests tan plida y delgada-me dijo-. Me siento como si os hubiera fallado a ti y a nuestro hijo. Me siento como si le hubiera fallado a Ilse. Me siento avergonzada de haberte fallado. Creo que quiero ir a casa, pero siento que ya estoy en casa. Siento que eres mi luz y lo mejor de mi vida y que no puedo perderte nunca!-empez a sollozar, as que la acerqu a m.La sostuve contra mi pecho y la mec adelante y atrs.-Est bien llorar-le susurr-. No le has fallado a nadie, Bekah, jams me has fallado. No deberas sentirte avergonzada, no tienes porqu.Llor durante horas y horas. Yo slo la sostuve, la mec y la bes. Era tan frgil y saba que estaba asustada. Saba lo mucho que estaba sufriendo, y no poda apartar ese sufrimiento. La amaba y no poda hacer que dejara de sufrir. Eso me haca dao.Eplogo: Julio de 1946-SOFA!-grit Bekah en medio de la noche. Su cuerpo estaba cubierto de sudor, y las lgrimas resbalaban por sus mejillas. Desde el ao pasado haba estado despertndose varias veces por semana, un par de veces por la noche, con pesadillas.La acog rpidamente entre mis brazos y la mec adelante y atrs.-Est bien, te tengo, ests a salvo-le susurr.Hundi el rostro en mi cuello y sigui sollozando.-No dejes... que... me hagan dao, por favor!-dijo a travs de las lgrimas-. Fia, no... dejes que... me lleven!Bes su coronilla y le acarici suavemente la espalda.-Nadie va a hacerte dao... te tengo-le asegur. Ech un vistazo por la ventana de nuestro pequeo apartamento y sacud la cabeza.-Los nazis... estn... estn llegando...-llor.-No hay nazis, cario-le dije-. Estamos en Nueva York en Amrica. Aqu no hay nazis...-nos habamos desplazado a Nueva York unos meses despus de que terminara la guerra. Rebekah ya no poda vivir en Alemania. Constantemente tena miedo de ser enviada de regreso a un campo de concentracin o algo as.-No hay nazis?-pregunt. Sus brazos me rodearon la cintura y apretaron firmemente.-Ninguno, ests a salvo-le pregunt en voz baja-: Qu soaste, Bekah?-alz la cabeza y deposit tiernos besos por toda su cara. Mirndola a la luz de la luna, no poda evitar pensar lo hermosa que era.-Eso no importa, Sofa. Te amo-dijo mientras me acostaba con ella entre mis brazos.Se gir y coloc encima de m y yo no saba qu esperar. Slo habamos intimado una vez desde que fuimos liberadas. Incluso entonces, no me dej tocarla. Despus de varios momentos dijo:-Ahora voy a hacerte el amor. No hay nadie que me diga que no puedo ni nada que temer. No tienes que guardar silencio, ni yo tampoco...Asent. Sus palabras provocaron un torrente de humedad entre mis piernas; estaba lista para ella justo en ese momento. Haca tanto tiempo desde que haba iniciado algo ms que un simple abrazo.Su boca cubri la ma con un beso abrasador. Su mano descendi por mi cuerpo y se detuvo entre mis piernas. Rompi el beso y me dijo:-Ahora ests lista para m. Sabes lo que eso me hace.-No-sacud la cabeza.Sus dedos acariciaron mi abertura y luego subieron hasta mi cltoris. Me arque ante su toque.-Me hace sentir que soy humana, Sofa-gru-. Que an me deseas y necesitas. Adoro eso, Fia, muchsimo-sus labios rozaron mi garganta y luego mi clavcula.Fue tan gentil y tierna conmigo. Saba que era as como realmente se haca el amor. Era mostrarle a alguien cmo te sientes, as como decrselo. Tocndole con una necesidad tan dulce y tierna que quisiera llorar. En ese instante, estaba con Bekah en el paraso, pero quera llorar con todo mi corazn. Nunca en mi vida me sent tan amada.Sus labios acariciaron mi pecho y luego mi vientre. Finalmente, alcanz mi centro y comenz a depositar all los besos ms suaves.-Sabes tan bien-me susurr.Sent su lengua deslizarse a lo largo de mi centro. Gem y comenc a llorar en silencio. Todo mi cuerpo reaccionaba ante sus amorosos toques y caricias. Para cuando me hizo caer por el precipicio, estaba sollozando.Subi por mi cuerpo y se puso encima de m, con los brazos soportando la parte superior de su cuerpo. Me bes con suavidad y pude saborearme en ella. Quera saborearla.-Quiero ser buena para ti... no hacerte dao nunca-me susurr.La empuj hasta que qued sobre su espalda y cubr su cuerpo con el mo.-Cario, eres lo mejor que he tenido jams-le dije-. Incluso con todo por lo que hemos pasado, jams cambiara nada.Sonri y la am. La am con todo cuanto tena para dar y ms. La am como si nunca hubiera un maana; como si se fuera nuestro ltimo adis. Tras eso, ambas nos dormimos contentas y seguras con la certeza de que nuestro amor nos mantendra juntas para siempre, sin importar lo que trajera el maana."Perdidas, ayer, en algn lugar entre el amanecer y el atardecer, dos horas doradas, cada una con sesenta minutos de diamante. No se ofrece recompensa, pues perdidas estn para siempre."--Horace MannFIN

Qudate a mi lado: En un Sueo Roto

Autor/a: AC aka Nyxie / Traduccin: KayraTtulo original: Stand by Me: In a Broken Dream-------------------------------------------------------------

Disclaimers: Estos personajes son mos, mos, mos! Si no has ledo 1944: El Ao del Viento Mandolino, te sugiero que lo hagas ya que, si no, no te enterars de nada. (Tendrs que leer detenidamente estos disclaimers!)

Violencia: Esta historia es sobre las repercusiones del Holocausto; y, aunque podras aprender algo, probablemente yo no querra que mi hijo pequeo (de tenerlo), lo leyera. Lo clasifico como NC-17 por el contenido adulto, incluyendo violacin, asesinato, abusos infantiles y lenguaje inapropiado.

Sexo: Esta historia contiene sexo entre dos mujeres adultas y con consentimiento mutuo. Adems contiene sexo no consentido. No lo apruebo, ni me gusta, ni lo justifico; pero de nuevo siento que es necesario para mostrar mi punto de vista. Lo creis o no, tengo uno.

Dolor/Consuelo: Por supuesto...

Gracias: Gracias a mis lectores Beta Erin y GJ. Gracias a cuantos me mandaron sus opiniones y pidieron una secuela. Aqu est. Todas las opiniones pueden mandarse a lil_super_nyxie(arroba)yahoo(punto)com.

Anotaciones brdicas y dedicatorias: A consecuencia de la tragedia ocurrida en Nueva York y Washington, dedico esta obra en particular a todas las vctimas y la gente que arriesg y dio su vida por ayudar. En mi humilde opinin, los americanos debemos permanecer fuertes y unidos. Debemos recordar que todos somos americanos y que, aunque nunca se debe odiar al prjimo, ahora realmente s que no se debe.

Personalmente me siento como si debiramos permanecer unidos, y hacer cuanto podamos por demostrar nuestra fuerza como nacin y mantener vivo nuestro espritu americano.-AC

Qudate a mi Lado: En un Sueo Roto

Por: AC aka Nyxie

Prlogo: Noviembre de 1946

-SOFA!-grit Bekah en medio de la noche. Not su cuerpo cubierto de sudor, y las lgrimas resbalaban por sus mejillas. Desde el ao pasado haba estado despertndose varias veces por semana, un par de veces por la noche, con pesadillas.

La acog rpidamente entre mis brazos y la mec adelante y atrs.

-Est bien, te tengo, ests a salvo-le susurr.

Hundi el rostro en mi cuello y sigui sollozando.

-No dejes... que... me hagan dao, por favor!-dijo entre lgrimas-. Fia, no... dejes que... me lleven!

Bes su coronilla y le acarici suavemente la espalda.

-Nadie va a hacerte dao... te tengo-le asegur. Ech un vistazo por la ventana de nuestro pequeo apartamento y sacud la cabeza.

-Los nazis... estn... estn llegando...-llor.

-No hay nazis, cario-le dije-. Estamos en Nueva York en Amrica. Aqu no hay nazis...-nos habamos desplazado a Nueva York unos meses despus de que terminara la guerra. Era un hecho que Rebekah ya no poda vivir en Alemania. Siempre tena miedo de ser enviada de regreso a un campo de concentracin.

-No hay nazis?-pregunt. Sus brazos me rodearon la cintura y apretaron firmemente.

-Ninguno, ests a salvo-le pregunt en voz baja-: Qu soaste, Bekah?-alz la cabeza y deposit tiernos besos por toda su cara. Mirndola a la luz de la luna, no poda evitar pensar lo hermosa que era.

-Eso no importa, Sofa. Te amo-dijo mientras me acostaba con ella entre mis brazos.

Se gir y coloc encima de m y yo no saba qu esperar. Slo habamos intimado una vez desde que fuimos liberadas. Incluso entonces, no me dej tocarla. Despus de varios momentos dijo:

-Ahora voy a hacerte el amor. No hay nadie que me diga que no puedo ni nada que temer. No tienes que guardar silencio, ni yo tampoco...

Asent. Sus palabras provocaron un torrente de humedad entre mis piernas; estaba lista para ella justo en ese momento. Haca tanto tiempo desde que haba iniciado algo ms que un simple abrazo.

Su boca cubri la ma con un beso abrasador. Su mano descendi por mi cuerpo y se detuvo entre mis piernas. Rompi el beso y me dijo:

-Ahora ests lista para m. Sabes lo que eso me hace?

-No-sacud la cabeza.

Sus dedos acariciaron mi abertura y luego subieron hasta mi cltoris. Me arque ante su toque.

-Me hace sentir que soy humana, Sofa-gru-. Que an me deseas y necesitas. Adoro eso, Fia, muchsimo-sus labios rozaron mi garganta y luego mi clavcula.

Fue tan gentil y tierna conmigo. Saba que era as como realmente se haca el amor. Era mostrarle a alguien cmo te sientes, as como decrselo. Tocndole con una necesidad tan dulce y tierna que quisiera llorar. En ese instante, estaba con Bekah en el paraso, pero quera llorar con todo mi corazn. Nunca en mi vida me sent tan amada.

Sus labios acariciaron mi pecho y luego mi vientre. Finalmente, alcanz mi centro y comenz a depositar all los besos ms suaves.

-Sabes tan bien-me susurr.

Sent su lengua deslizarse a lo largo de mi centro. Gem y comenc a llorar en silencio. Todo mi cuerpo reaccionaba ante sus amorosos toques y caricias. Para cuando me hizo caer por el precipicio, estaba sollozando.

Subi por mi cuerpo y se puso encima de m, con los brazos soportando la parte superior de su cuerpo. Me bes con suavidad y pude saborearme en ella. Quera saborearla.

-Quiero ser buena para ti... no hacerte dao nunca-me susurr.

La empuj hasta que qued sobre su espalda y cubr su cuerpo con el mo.

-Cario, eres lo mejor que he tenido jams-le dije-. Incluso con todo por lo que hemos pasado, jams cambiara nada.

Sonri y la am. La am con todo cuanto tena para dar y ms. La am como si nunca hubiera un maana; como si se fuera nuestro ltimo adis. Tras eso, ambas nos dormimos contentas y seguras con la certeza de que nuestro amor nos mantendra juntas para siempre, sin importar lo que trajera el maana.

Uno:

Rebekah me sostena firmemente contra s en su sueo. Entre sus brazos, con la cabeza sobre su hombro, me senta como si fuera a estar siempre a salvo. No haba otro lugar en el mundo en donde deseara estar, pero era hora de levantarse. La bes ligeramente en la barbilla y pas los dedos por su pelo.

-Rebekah, ya es hora de levantarse.

Se removi y abri los ojos. Me sonri suavemente y me dijo:

-No quiero. Quiero estar contigo.

-Despus del trabajo puedes estar conmigo tanto como quieras-le dije, devolvindole la sonrisa-. Ahora es hora de empezar el da.

-Lo s-replic, mientras me liberaba de su agarre. Me enderec lentamente y me bes los labios-. Buenos das, Sofa.

-Buenos das-le dije. Sal de la cama y la ayud a levantarse-. Ve a ducharte y tendr el desayuno listo para cuando hayas terminado.

Me acerc a ella y me dijo:

-Gracias por amarme. Te amo-me bes una vez ms y dej las manos bajo mis hombros.

Mientras se diriga a nuestro pequeo cuarto de bao, le dije:

-No, gracias a ti por amarme-me vest y fui a preparar el desayuno.

*****

Bekah sali pronto de la habitacin vestida con unos vaqueros y una camiseta blanca. Sabamos que no debera llevar eso, pero era bastante complicado el trabajar con un vestido. Bekah haba conseguido un trabajo en una charcutera juda, e hizo bien por nosotras.

Bekah se sent en la mesa y me sonri.

-Qu tomaremos?-pregunt.

-Huevos y tostadas-le dije. Le llev un plato y lo puse delante de ella.

Mientras haca esto, me sent sobre sus rodillas y me rode el vientre con los brazos.

-No prepares la cena esta noche-me dijo-. Saldremos fuera.

-Dnde?-pregunt. Slo habamos salido a cenar un par de veces en Amrica. Fue por ocasiones especiales y normalmente a una cafetera.

Me bes de nuevo y me dijo:

-Lo vers cuando lleguemos all. Slo asegrate de vestirte bien-me dej ir para que cogiera mi desayuno.

Le sonre y asent.

-De acuerdo, Bekah.

Prepar mi plato y me sent delante de ella.

-Cmo van las cosas?-le pregunt.

-Tan bien como podra esperar. No tengo muchos problemas en el trabajo, quiero decir que all todos son judos. Es el volver a casa o pararme en otros lugares lo que me da problemas-explic mientras coma.

-Lo s. Yo tampoco les gusto. Aqu a muchas personas no les gustan los alemanes, y yo no les gusto-tom un bocado de huevo y tragu-. Creo que es el acento-coment.

-No poda ser otra cosa-asinti Bekah-. Personalmente, no hay nada de ti que no me guste.

-No ests siendo imparcial-le dije-. Quieres algo de la tienda? Hoy es da de compras-le pregunt. Observ nuestra pequea cocina y sonre interiormente. No era mucho mayor que un refrigerador, pero era nuestra. Ahora se era nuestro hogar.

-Slo fruta y caf. Tambin un paquete de cigarrillos-aadi. Desde que termin la guerra haba empezado a fumar. Creo que era para calmarse los nervios o algo as. Slo me alegraba de que no hubiera empezado a beber como algunos otros de los que nos habamos encontrado.

-De acuerdo-le dije mientras me pasaba tres dlares-. Gracias-le dije.

Bekah frunci el ceo y me dijo:

-No me lo agradezcas, Sofa. Lo mo es tuyo y nunca tienes que agradecerme algo as. No necesito las gracias, slo a ti-termin de desayunar y se levant a limpiar su plato.

-De acuerdo-le dije. Dej el plato en el fregadero y me ayud a levantarme; sonre mientras pona las manos sobre sus hombros.

Asimismo, sus manos se situaron sobre mis caderas y me devolvi la sonrisa.

-Te ver a las cinco en punto-me dijo. Baj la cabeza y deposit un casto beso sobre mis labios.

Le devolv el beso y dej que mis manos se enredaran en su largo y oscuro pelo. Era algo que haba aorado durante mucho tiempo. Ahora que finalmente haba vuelto, no poda parar.

-A las cinco en punto-repet.

-Te amo-me dijo.

La bes de nuevo y respond:

-Yo tambin te amo.

*****

Las cosas eran distintas en Alemania despus de la guerra. La ciudad estaba siendo reconstruida y yo trabajaba para mantenernos a Bekah y a m. Aunque vivamos con mi madre, saba que no poda mantenernos a todas. Bekah no poda conseguir un trabajo all; no poda dejar la casa. Tras ser liberadas y regresar a casa, an tena miedo de ser devuelta a Auschwitz. Un mes despus de que furamos liberadas, le pregunt si quera venirse a Amrica. Quera, as que puse las cosas en marcha.

Desafortunadamente, llev algunos meses el conseguir los documentos para venir a Amrica. A veces era como dar un paso adelante y entonces tres hacia atrs. Al final, pudimos dejar Alemania. Tuvimos suerte, ya que fuimos listas. Al tener tiempo para prepararnos, cada semana ahorraba algn dinero. Con eso y el dinero que haba ahorrado antes de la guerra tuvimos bastante para nuestros pasajes y an sobr algo. Adems, mi madre y mi hermana nos dieron algo de dinero para empezar. As que con lo que tenamos, conseguimos un apartamento en la ciudad y pagamos nuestro primer mes de alquiler. An nos quedaba un poco, que decidimos ahorrar.

*****

Fui al mercado y cog las cosas que necesitaramos para la semana: huevos, pan, queso, leche, carnes y la fruta, los cigarrillos y el caf de Bekah. Mi trayecto fue tranquilo y transcurri con pocos problemas. Haba algunos hombres murmurando algo sobre el odio hacia los alemanes. Por m estaba bien, ya que no me preocupaba mucho por ellos. No entenda cmo podan hacer lo que hacan.

Llegu a casa y me puse a limpiarla. Tom una comida ligera y por ltimo me duch. No me di cuenta de lo rpido que pasaba el tiempo, ya que Bekah estaba en casa antes de que me percatara. Entr alrededor de las cinco y media y me dio un abrazo y un beso.

-Hola-dijo.

-Hola-dije.

Dio un paso atrs, me observ y luego sonri.

-Ests preciosa-coment.

Llevaba una falda oscura y una blusa blanca. No estaba a la moda, ya que me negu a ponerme los zapatos de tacn. Llevaba el cabello recogido en un moo, pero dej algunos rizos sueltos. Bekah me coloc uno de ellos detrs de la oreja.

-Gracias-respond.

-Cuando quieras, cario-me dijo. Sonri de nuevo y termin-. Deja que me cambie y entonces podemos irnos.

Asent y la dej ir.

*****

Bekah y yo caminamos por Nueva York; era un atardecer agradable. Observ a Bekah, quien en mi opinin luca maravillosa. Llevaba unos pantalones negros y una blusa blanca. El pelo le caa suelto sobre los hombros. La ropa que llevaba era sencilla pero, en ella, me pareca que se vea ms que acertada. Caminamos unos quince minutos y finalmente nos detuvimos delante de un restaurante muy lujoso.

-Hemos llegado-dijo y me sonri.

-Aqu? Bekah, costar una fortuna-repliqu. No estaba segura del porqu haba decidido que cenaramos ah. Que yo supiera, no haba hecho nada importante ni era un da especial.

-Lo s, y tengo suficiente para pagar lo que sea que quieras. Ahorraba dinero cada vez que me pagaban-explic.

An no lo entenda, as que le pregunt:

-Por qu?

Me sonri y me llev dentro. Nos condujeron a una esquina alejada y nos tendieron los mens. No poda creer lo mucho que costaban algunos de los platos.

Finalmente, Bekah me respondi.

-Te hice una promesa, Fia. Te promet que te llevara al mejor restaurante que pudiera encontrar, y lo he hecho-me susurr.

Alc la vista y la mir a los ojos. Jams dud de lo mucho que se preocupaba por m o lo honesta que era, pero esto era demasiado. Al mismo tiempo, nadie tuvo nunca que esforzarse por cumplir una promesa que me hubiera hecho. Bekah s, y eso le llev casi un ao y medio. Todava recordaba cuando hizo esa promesa...

*****

Nos encontrbamos cerca de la valla y alguna gente nos vio. Supuse que eran ciudadanos de alguna de las ciudades cercanas. No toda la gente odiaba a los judos. Estbamos amontonando algunos cuerpos como parte de nuestra tarea y nos estbamos congelando. Empezaron a arrojar comida por encima de la valla. Pens en coger una de las patatas, pero Bekah me agarr antes de que la tocara. Me dijo con brusquedad:

-Ests loca?!

Frunc el ceo y repliqu:

-Me muero de hambre, Bekah! Es comida...

Me apart de all y me apret contra ella. Me susurr en la oreja:

-Las SS y los Kapos estn por todas partes, Fia. Si te ven con algo, comiendo algo, o si te encuentran con algo, entonces perders la vida.

Sent temblar mi labio y comenc a llorar. No poda evitarlo. Solloc.

-No lo sabrn, Bekah. Estoy hambrienta, y no lo sabrn.

Se inclin y apart suavemente mis lgrimas con sus besos.

-Pronto tendrs algo que comer-me dijo-. Te lo prometo, cuando salgamos de aqu te llevar al mejor restaurante que haya. Incluso te cocinar una montaa de comida de la talla del Olimpo, pero no puedes coger nada!

Volv mi cabeza contra su pecho para ver la patata. Abagail la haba cogido y se la haba escondido para comrsela ms tarde. Solloc en el pecho de Bekah.

-No lo har... pero Bekah, no podras cocinar ni aunque tu vida dependiera de ello.

-No llores, Fia... por favor. Har que todo vaya bien, pero por favor, no llores-rog. Son el silbato y todos corrimos a ponernos en fila. Se inclin y me susurr en la oreja:

-Te prometo que no cocinar...

Sonre un poco.

*****

-No tenas por qu...-dije tras un largo silencio.

-S que tena-respondi Bekah.

-Te amo por esto-le susurr.

-Lo s. Pide lo que quieras-me dijo sonriendo.

Comimos en silencio. Sabamos que las palabras no podran describir cmo nos sentamos ninguna de las dos. Bekah alz la vista y sonri, y yo le mantuve la mirada y le devolv la sonrisa. Sus ojos me decan todo lo que ella no poda. Estoy segura de que los mos respondan con el mismo sentimiento, amor y adoracin.

*****

Despus de cenar, Bekah y yo nos tomamos nuestro tiempo en regresar a casa.

-Muchas gracias, Bekah-le dije cuando finalmente llegamos. Le puse las manos sobre los hombros y la cabeza contra el pecho.

-Lo que sea por ti-me dijo, mientras nos llevaba hacia la cama.

Nos desvestimos la una a la otra y pusimos nuestra ropa sobre una silla en la esquina de la habitacin. Nos echamos juntas en la cama y decidimos dormirnos temprano. Esa noche me acost y Bekah se acurruc entre mis brazos. Saba que cuando dijo "lo que sea" se refera justo a eso. Con ella en mis brazos senta paz y saba que ella senta lo mismo.

Dos:

Dicen que el tiempo alivia el dolor. Dicen que con el tiempo se desvanecen los recuerdos