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  • 19/11/2011

    LOS MISTERIOS ELEUSINIOS Y LA CAZA.

    Juan Ignacio Gonzlez Merino. [email protected]

    Los misterios de Eleusis son una conmemoracin de la aparicin de la agricultura, esto es, en trminos histricos (prehistricos), del paso de la cultura paleoltica, de cazadores / recolectores nmadas, a la neoltica, agraria y sedentaria.

    Triptlemo en su carro alado partiendo en presencia de Demter para ensear la

    agricultura a los hombres. Cratera de 460 aC. Paris. Muse du Louvre. Dicha evolucin supuso, en trminos materiales, una mejora importante en

    las condiciones de vida, mejora de la que eran conscientes los propios griegos. Iscrates 1 dice que la agricultura que nos don Demter evit que viviramos como fieras (thrids).

    De la precariedad de los tiempos preagrarios quedan vestigios en la leyenda demetraca, no ciertamente en la versin transmitida por el Himno Homrico 2, muy idealizante, pero s en la que parece ser la

    1 Paneg. 4. 28.

  • seguida por los rficos 2. Mientras que en el Himno los anfitriones de la diosa son la familia real de Eleusis, en la versin rfica 3 son gente humilde: Baub (Barriga 4), Disaules (Malachoza), Eubuleo, que era porquerizo, Triptlemo (vaquero) y Eumolpo (pastor). Baub juega el mismo papel que Yambe en el Himno, el de hacer rer a la apenada diosa, pero de una forma ms grosera: se levanta la tnica y le ensea el sexo. Ni Disaules ni Eubuleo son mencionados en el Himno.

    Demter, cuando lleg a Eleusis durante la bsqueda de su hija, se sent en una piedra 5. El Himno Homrico 6 no menciona este detalle, sino que dice simplemente que la diosa se sent junto a un pozo, el Kallchoron (de lindos bailes), de importancia en el ritual eleusinio, pero Apolodoro 7 especifica que la diosa se sent junto al pozo en una piedra, la Piedra Triste (aglastos petra), que tambin era un lugar importante en el santuario. Segn Calmaco 8 Demter se sent en el suelo directamente (chamadis) junto al pozo y en un estado de gran indigencia, sin comer, ni beber ni lavarse. Demter se representa sentada en el suelo en un relieve hallado en Eleusis.

    Demter, sobre la Piedra Triste, recibiendo a unos devotos. Relieve, s. IV aC. Museo de Eleusis.

    2 Frs. 47 53 Kern. 3 Clemente de Alejandra, Protrptico 2. 20. 1 ss. = Fr. 52 Kern, Aunque en el Papiro de Berlin (fr. 49

    Kern, 54) aparece una reina, probablemente de Eleusis. 4 Hesiquio, s. v. = Empdocles Fr. 153 DK. Segn Graf (2008, 686) es la vulva, aunque no he encontrado

    justificacin de esta interpretacin en las fuentes citadas. 5 Richardson 1974, 219 ss. 6 2. 98. 7 1. 30. 8 Himno 6. 15 s.

  • Sabemos tambin que en el suelo del anktoron o sancta sanctorum del templo (cf. infra) sobresala una piedra sin tallar de 032 m. de altura 9.

    En una hidria atribuida al Pintor de Varrese (mediados del s. IV aC) se representa una escena narrada en el Himno Homrico 10 en la que la diosa, con apariencia de anciana (y por tanto desvalida) y unas espigas en la mano, aparece en el suelo frente a la reina de Eleusis, Metanira, sentada en un lujoso trono.

    Demter y Metanira. Hidria del. Pintor de Varrese. 340 aC. ca. Antikensammlung. Berlin.

    Es asimismo notable que en la tablilla de Niinnion (cf. infra) la diosa aparezca sentada en el aire, sobre un lujoso asiento pero sin tocarlo, y lo mismo puede verse en el llamado vaso Pourtals, del British Museum (cf. infra).

    La precariedad que supone el sentarse en una piedra es obvia 11

    9 Mylonas 1961, 83. 10 HH 2. 192 ss. 11 Yo me sent en una piedra / por no ten ande sentarme / La piedra al verme tan pobre / se parti por

    no aguantarme / Pobre del hombre que es pobre! (Popular)

  • Durante la bsqueda de su hija, la diosa sufri muchas penalidades: no comi, ni bebi ni se lav 12. Al llegar al palacio de Eleusis, una criada consigue que rompa su ayuno hacindola ingerir el kuke*n 13 (cf. infra).

    En imitacin de la diosa, los iniciandos en los misterios de Eleusis tambin ayunaban 14. Los Pequeos Misterios se celebraban al final del invierno, y es justamente esta poca la que los prehistoriadores consideran la ms dura en la vida del hombre paleoltico, dureza que los obligaba a forzosos ayunos. Una reminiscencia de ello sobrevivira en el ayuno de la Cuaresma cristiana 15, que se celebra en la misma poca que los Pequeos Misterios. El ayuno es habitual entre pueblos cazadores antes de emprender las expediciones venatorias 16.

    Al trmino de su ayuno los iniciandos tomaban, como hizo Demter, el kuke*n, un alimento compuesto de lquido y slido, una especie de sopa o pur. Mucho se ha especulado sobre la composicin y los poderes de este alimento; en cualquier caso, lo que las fuentes dejan claro es que se trataba de comida de gente humilde 17, algo as como nuestras gachas.

    Por ltimo, lo iniciandos tomaban un bao en el cercano ro Iliso 18.

    12 HH 2. 50 s.; Call. H. 6. 12, 16. 13 HH 2. 200 s. 14 Mylonas sita el ayuno tanto en los Pequeos Misterios (241) como en los Grandes (258 s.) 15 Reichholf 2008, 30. 16 J. G. Frazer, La Rama Dorada, Mxico 1965 (trad. de la 1 ed. Abreviada por el autor, 1922), 260 ss. 17 Richardson 1974, 344 s. 18 Polieno, Stratagemata 5. 17. 1; Himerio, Orat., 10. 114.

  • Persfone Hydranos (Del Agua) purificando a un iniciando, IV aC, Museo de Eleusis.

    El camino que haban de recorrer los iniciandos desde Atenas hasta

    el santuario de Eleusis, donde alcanzaran la iniciacin, se realizaba tambin en condiciones buscadamente precarias. Era un camino de largo, de unos veintids kilmetros, que haban de ser recorridos forzosamente a pie, pues un puente estrechado ex profeso impeda el paso de carretas, prohibido tambin por ley. Los peregrinos deban llevar su comida, ropa limpia, etc. en un hatillo, o a lo ms en un burro 19. Los vestidos, aunque se conservaban para paales de los futuros bebs, eran muy sencillos, como los de los mendigos o los caminantes 20.

    Otro rasgo de precariedad se puede ver en el hecho de que en Flia (tica), haba unos misterios de Demter cuyo templo llama Pausanias 21 cobertizo (klison).

    De la caza, el principal recurso de que dispona el hombre para su

    subsistencia en aquellos precarios tiempos anteriores a la agricultura, encontramos asimismo numerosas huellas en los misterios de Eleusis.

    19 Mylonas 1961, 252 s. 20 Aristfanes, Ranas 406; Pluto 842 y los respectivos escolios. Cf. Kernyi 1960, 64 s. 21 4. 1. 7.

  • Estn ante todo los llamados Pequeos Misterios, una especie de prlogo a los misterios propiamente dichos, lo Grandes Misterios. Se celebraban en un templo cercano a Atenas, en Agrai (agra = caza). Los Pequeos Misterios fueron fundados para purificar (cf. infra) a Heracles, el cazador por antonomasia, como lo atestiguan su indumentaria (la piel de len, la maza, el arco) y sus hazaas (el len de Nemea, el jabal de Erimanto, la cierva de Cerinia...)

    La caza tiene lugar en el bosque, que aparece repetidamente relacionado con lo eleusinio. Ya en Odisea 22 se mencionan los bosques de Persfone. Junto a Eleusis haba un bosque 23. Calmaco 24 cuenta la historia de Erisictn, que tal el bosque sagrado de Demter en Dotion (Tesalia) y fue castigado por la diosa a sufrir un hambre insaciable. Cerca de Tebas haba un bosque de Demter Cabiria y Persfone cuyo acceso estaba prohibido a los no iniciados 25. Los misterios demetriacos de Andania (Mesenia) se establecieron en un bosque llamado de Lico (Lobo) 26. Junto al templo de Demter en Licosura (Arcadia) haba un bosque de Persfone. Segn algunos, Demter significa Madre del monte 27.

    En otro lugar he interpretado el menadismo como una pervivencia ritual, simblica, de la primitiva horda cazadora paleoltica, en la que las mujeres jugaban un importante papel de acuerdo con la divisin del trabajo propia de la llamada caza social 28. Las mnades, como las cazadoras primitivas, vagan por el bosque en busca de la presa, la asustan con su gritero (como hoy en da las rehalas de las monteras) y son estas carreras y este gritero lo que hace entrar a las mujeres en una especie de histeria colectiva, que los griegos llamaban mana (locura), de ah su nombre de mnades (maindes, enloquecidas).

    Pues bien, algunos rasgos de la leyenda de Demter y el ritual de sus misterios coinciden con los de la leyenda y el ritual de las mnades cazadoras.

    Los misterios no eran una fiesta de mujeres; por el contrario, una de sus peculiaridades era que estaban abiertos a hombres y mujeres. Sin embargo, existan ciertas ciertas festividades en honor de Demter exclusivamente femeninas, la ms conocida

    22 10. 509. 23 Hdto. 9. 65. 24 Cer. 6. 25 Paus. 9. 25. 5. 26 Paus. 4. 1. 6. 27 Burkert 1977, 159 n. 3. 28 G. Merino 2011.

  • de las cuales eran las Tesmoforias de Atenas, en honor de la Demter que, con la agricultura, trajo les leyes (thesmoi), es decir, la vida civilizada (cf. supra). La festividad instaurada por Ptolomeo Filadelfo en Alejandra en imitacin de Eleusis y de la que habla Calimaco 29 era tambin exclusivamente de mujeres. Pausanias 30 describe una fiesta a Demter en Hermione en la que se encierra una vaca en un templo y all la sacrifican cuatro ancianas a solas. Las Haloas, fiesta ateniense poco conocida 31, eran mistricas y exclusivamente femeninas 32. Pausanias 33 habla de una fiesta femenina en Fla en honor, como la anterior, de Demter y Dioniso.

    El vagabundaje de la diosa en busca de su hija es referido en muchas ocasiones 34 y, al parecer, lo repetan los iniciandos en el ritual. Hay un fragmento de Plutarco 35 que habla de idas y venidas, vueltas y revueltas de los iniciandos en la oscuridad del telestrion, es decir, lugar de las iniciaciones (tel / teletai). Este recinto era arquitectnicamente inslito: frente a la disposicin tradicional de los templos, divididos en tres naves, el interior del telestrion lo ocupaban, tras la reformas de Pericles, cuarenta y dos columnas. Ms que a un templo griego recuerda la sala hipstila del templo egipcio.

    29 H. 6. Cf. Ael. NA 11. 4. 30 2. 35. 4 ss. 31 G. Merino 2009, 126. 32 Esc. a Luc. 80. 7. 4. 33 2. 11. 3. 34 alalmen, HH 2. 133. Cf. Cal. H 6. 10 ss. Paus. 8. 25. 5; 1. 43. 2. 35 178 Sandbach.

  • Planta del telestrion de Pericles.

    Planta del Partenn.

    Hablar de un bosque de columnas tal vez sea algo ms que una metfora, tal vez se busc adredede hacer del telestrion un bosque artificial, con sus rboles / columnas y su oscuridad, por el que los iniciandos, como Demter, iban y venan buscando a Persfone.

    La bsqueda 36 tambin era parte fundamental de la leyenda y

    el ritual eleusinios, aunque no exclusiva de l. Haba tambin rituales de bsqueda de Hera en Samos 37 y de Dioniso en Queronea, en unas fiestas llamada Agrionias (de la caza) 38.

    En cuanto a la mana, el Himno Homrico se limita a decir que la diosa estaba dolorida, pero Calmaco cuenta que la diosa enloqueca 39 en Eleusis y otros lugares, aludiendo con el imperfecto tal vez a un ritual. Demter es comparada

    36 maiomen, HH 2. Paus. 8. 25. 5; 1. 43. 2. Calmaco (H 6. 9) dice ms expresivamente que la diosa

    rastreaba las huellas (metstichen chnia) de su hija. Cf. Ov. Fast. 4. 463. Incluso haba un refrn (Suid. s. v. Azsa) que haca de la bsqueda de Demter el proptotipo de la bsqueda inacabable.

    37 Menodoto, fr. 1. 38 Plut. 717 a. 39 epemaneto, H 6.

  • expresamente con una mnade en la espesura del monte en el Himno Homrico 40.

    El gritero era ingrediente sustancial del camino de Atenas a Eleusis que haban de recorrer los iniciandos (cf. supra), hasta el punto de que la procesin iba presidida por una estatua de akchos, nombre que deriva del verbo ia(k)che, gritar 41. Este grito poda ser, entre otros, el de los cazadores. Hay un pasaje en Iliada 42 en que hombres y perros azuzan a un ciervo con gritos (hup iachs).

    En la iconografa eleusinia aparece on frecuencia un personaje, identificado por algunos con akchos, con botas de cazador e indumentaria tracia.

    40 2. 386. 41 Gritar durante el camino era iakchasein (Hdto. 8. 66; Plut. Them. 15. 1) 42 15. 271 ss.

  • Tablilla de Niinnion, s. IV aC, Museo Arqueolgico Nacional, Atenas.

    Por otro lado sabemos que Eumolpo, el fundador de los misterios eleusinios era tracio. Ahora bien, los tracios era un pueblo preagrario, de cazadores / guerreros. Una de sus tribus eran los Agrines (Cazadores) y sus nicos dioses eran Ares, Dioniso y rtemis 43.

    Los participantes en la procesin de Atenas a Eleusis llevaban coronas de mirtos 44, anlogas a las coronas de hiedra que llevaban los devotos de Dioniso. En ambos casos se da la circunstancia de que el material de las coronas (mirto, hiedra) no

    43 Hdto. 5. 16. 44 Aristfanes, Ranas 330 y escolio. Cf. Kernyi 1960, 63 s.

  • se corresponde con la planta caracterstica de la divinidad (trigo, vid), sino que se trata de una planta silvestre. Creo que para el mirto de los iniciandos en los misterios de Eleusis vale la misma explicacin que di en el caso de la hiedra dionisiaca 45, a saber, que era una reminiscencia del camuflaje de los primitivos cazadores.

    Los iniciandos en los misterios de Eleusis llevaban tambin unos

    bastones o varas llamados bacchoi, anlogos al tirso dionisiaco. Los bacchoi, segn Jenfanes 46, son las ramas que llevan los iniciados, un haz de ramas atadas con hilos de lana 47. Creo que tambin puede ser explicado como una reminiscencia del palo del cazador primitivo, una versin pacificada de l.

    Escena eleusina. Demter (sentada en el aire, cf. supra, a la izquierda), Persfone (en el centro, de pie), con sendas antorchas y Triptlemo (sentado a la derecha, en un asiento con alas). Los otros tres jvenes semidesnudos portan sendos bacchoi. Todos los personajes llevan coronas de mirto. Vaso Pourtals, s. V aC., British Museum.

    45 G. Merino 2011, 6.8. 46 Fr. 17 DK. F. tb. cf. esc. a Aristfanes Cab. 408. 47 Mylonas 1961, 252. Bacchos (Baco) es tambin el ms conocido de los eptetos de Dioniso. Se piensa

    que el bacchos no era exclusivo de los misterios de Eleusis, sino que se usaba en todos los misterios, como los dionisiacos; de ah pas, por metonimia de lo portado al portador, a designar a los participantes en dichos misterios, y de ah a designar al dios de dichos misterios, Dioniso. F. Gonzlez Merino 2009, 175 ss.

  • En la presidencia de la procesin de Atenas a Eleusis figuraban unas sacerdotisas de Demter con unas cestas (kistai) en la cabeza.

    Muchacha con una cesta, s. I aC, Museo de Eleusis.

    En el interior de estas llamadas cestas msticas estaban los objetos sagrados (hier) que seran enseados a los iniciandos en el momento culminante de las ceremonias (cf. infra). Naturalmente, no sabemos en qu consistan exactamente estos hier, dado que eran los secretos mejor guardados de los misterios eleusinos 48. Clemente de Alejandra, un Padre de la Iglesia del s. II, da una descripcin del contenido: diversas clases de pasteles, bolas de sal, granadas, ramas, caas, hiedra, amapolas, mejorana, una lmpara, una espada, un peine... 49, pero el autor, debido a su militancia ideolgica y a lo tardo de su poca, es poco creble.

    En algunas representaciones aparece Demter sentada sobre una cesta 50.

    48 Mylonas 1961, 273 s. y Apndice. 49 Protr., 2. 24 s.. 50 Mylonas 1961, 190.

  • Urna Lovatelli. A la izquierda, Demter sentada en una cesta. poca Imperial. Museo Nazionale Romano.

    Lvi-Strauss 51 cuenta que los nambiquara, una tribu brasilea de cazadores seminmadas, llevan en sus desplazamientos todos sus bienes en una gran canasta que las mujeres portan a sus espaldas, a modo de mochilas, sujetas a la frente mediante la llamada banda de transporte. Dichos bienes eran de lo mas heterogneo: hogazas de mandioca, cuchillos, maderas, cera, resina, etc.

    Mujeres nambiquara con las cestas que usan en sus desplazamientos.

    51 1955, 347 s.

  • Propongo considerar las cestas que las sacerdotisas protaban sobre su cabeza durante la procesin a Eleusis una reminiscencia de las cestas que algunos pueblos nmadas cazadores usan para transportar sus pertenencias, tan escasas como variopintas. La descripcin, pues, de Clemente de Alejandra no andara tan descaminada, y Demter errante sentada a descansar sobre su cesta adquirira un significado coherente.

    El secreto era una de las caractersticas comunes a todos los

    misterios, cuyo origen parece estar en los rituales que acompaaban a los cambios de status social en las sociedades del Paleoltico 52, por ejemplo, cuando los jvenes pasaban a integrarse en el grupo de los adultos; son los llamados ritos de paso, cuyos iniciados se organizan con frecuencia en sociedades secretas 53.

    rtemis, la diosa de la caza, aparece significativamente relacionada con los misterios eleusinios. En Eleusis haba un templo de rtemis 54 y tambin en Agrai, sede de los Pequeos Misterios 55. Asimismo el templo de Persfone en Licosura (Arcadia), sede de otros misterios demetriacos, estaba junto a uno de rtemis 56, y junto a la estatua de Demter en su templo haba tambin una de rtemis, que para los Arcadios era hija de Demter y no de Let 57. Segn la leyenda 58, rtemis y Palas se hallaban junto a Persfone en el momento del rapto.

    Mucha ms relacin tiene Dioniso, tambin relacionado con la caza 59, con los misterios eleusinios. Pndaro 60 llama a Dioniso predros (lit. que se sienta al lado) de Demter, aunque Mylonas 61 lo interpreta en el sentido de que el templo de Dioniso en Atenas estaba cercano al Eleusinion de Demter. Sfocles 62 dice de Dioniso que seorea en el acogedor seno de De [o sea, Demter] eleusinia. Herdoto 63 dice que ambos dioses tienen poder en el ms all. Segn una tradicin 64 Dioniso, junto con Heracles, fue iniciado en los misterios eleusinios.

    52 Burkert 1972, 255. 53 Burkert 1977, 279 s.; Van Gennep 1909, 94 ss.; 101 ss. 54 Mylonas 1961, 167 s. 55 Paus. 1.19.6.1 56 Paus. 8. 37. 1. 57Paus. 8. 37. 6. 58 HH 424; DS 5.3.4. 59 G. Merino 2011. 60 stm. 7. 3-5. 61 1962, 277 s. 62 Ant. 1120 s. 63 2. 123. 64 *Plat. Axoco, 371 e.

  • Los iniciandos en Eleusis, como los devotos de Dioniso, van simblicamente armados (con los bacchoi, correlatos de los tirsos dionisiacos) y camuflados con coronas de hojarasca (de mirto, semejante a la corona de hiedra que caracteriza al dios y a sus seguidores, cf. supra).

    Dioniso, como Demter, tiene una infancia de vagabundaje 65, aunque, a diferncia de la diosa, este vagabundaje no implica ninguna bsqueda.

    El dios aparece, segn opinin muy extendida, junto con Demter y Persfone en el frontn este del Partenn 66.

    Dioniso, Persfone y Demter, frontn del Partenn, 437-432 aC., British Museum.

    En el bosque sagrado de Lerna haba una estatua de Dioniso y dos de Demter 67. Tambin haba imgenes de los rostros de ambas divinidades juntas en una fiesta femenina de Fla 68.

    Los misterios de Dioniso se asocian con los de Persfone en un Himno rfico 69. La fiesta de las Haloas eran mistricas y exclusivamente femeninas, en honor de Demter, Persfone y Dioniso 70. Segn Herdoto 71 Demter y Dioniso reinan en el Hades.

    65 Eur. Bac. 13 ss.; Apolod. 3. 33. DS 4. 3. 1. Cf. Plut. 360 e. 66 Farnell 1971, 269; Carpenter 1997, 89. 67 Paus. 2. 37. 1. 68 Paus. 2. 11. 3. 69 24. 10 70 Escolio a Luciano 80. 7. 4. 71 2. 123.

  • Tambin los Pequeos Misterios tenan bastantes puntos de contacto con Dioniso 72.

    Para los rficos, Smele era la madre de Dioniso Zagreo, que segn Nilsson significa el gran cazador 73.

    Resumiendo lo visto hasta ahora podemos decir que la leyenda de Demter y el ritual de sus misterios reflejan simblicamente la indigencia, el vagabundeo y la bsqueda (de medios de subsistencia, escasos durante el invierno 74) caractersticos de la horda primitiva de cazadores paleolticos. Esta relacin entre los misterios y la caza ha sido apuntada por Burkert 75, que rechaza su origen agrario 76.

    Ello era previo al momento culminante de los misterios eleusinios: cuando los iniciandos se hallaban vagando por la oscuridad del telestrion se abra el anktoron o sancta sanctorum en el interior del templo 77 y las tinieblas quedaban disipadas por la luz 78. Entonces sala del anktoron el hierofante (el que muestra las cosas sagradas, hier) y enseaba los objetos sagrados, hier (cf. supra) a los fieles, que llegaban al culmen emocional de la iniciacin. El iniciando (musts) pasaba a ser iniciado (epopts, el que ha visto).

    La iniciacin supona la muerte simblica del iniciando y su nacimiento a una nueva vida. En el segundo da de las ceremonias iniciticas (duraban una semana) haba tenido lugar el sacrificio de un cerdo que se consideraba que haba muerto en lugar del iniciando que lo inmolaba 79. En la leyenda ni Demter ni Persfone podan morir porque eran diosas, pero algo de muerte hay en el hecho de que Persfone pase una parte del ao en el Hades, el mundo de los muertos, y otra en el Olimpo. En las leyendas de otros hroes (no dioses) s hay muerte y renacimiento, tal el caso de Dioniso (hijo de una mortal, Smele), Orfeo o Heracles. Plutarco 80 dice que morir (teleutn) y ser iniciado (telesthai) son cosas muy parecidas. En los ritos de paso de las sociedades primitivas, que estn en la base de los

    72 Kernyi 1960, 51 s. 73 G. Merino 2010, 253 ss. 74 Contra la identificacin usual de Persfone con la semilla del trigo, Burkert 1972, 259 ss. 75 1972, 255. 76 1977, 277 y nn. 8 y 9. 77 Cf. plano de Eleusis supra. 78 Tal vez, y es slo una hiptesis, la luz fuera simplemente la del sol, que inundaba el anktoron a travs

    de una claraboya (opain Plut. Per. 13. 7.). En medio de la penumbra del telestrion, la sbita apertura de las puertas del anktoron inundado de luz del sol (del amanecer?) deba tener un efecto impresionante ante un pblico que se haba preparado durante mucho tiempo precisamente para eso. A este respecto resultan esclarecedoras las palabras de Plutarco (81. e): el que est dentro [del templo] y ve una gran luz al abrirse las puerta del anktoron.

    79 huper heauto, esc. Aristf. Acarn. 747. Cf. Burkert 1972, 258. 80 fr. 178 Sandbach.

  • misterios, la idea de la muerte y resurreccin del iniciado es omnipresente 81. La propia palabra griega mu (tener los ojos, boca y odos cerrados, cf. lat. mutus, mudo), de donde deriva musts, iniciando, compara a ste con una especie de muerto (no ve, no oye, no habla) que slo podr cobrar vida tras la iniciacin.

    Los misterios de Eleusis eran pues una sancin del cambio radical de

    sociedad que supuso la aparicin de la agricultura y la vida sometida a las leyes, la vida poltica. Esta sancin tena dos aspectos.

    Por una parte, los misterios eleusinios eran una abolicin del rgimen primitivo, por lo que estaban prohibidos a los que tenan las manos manchadas de sangre 82, que hay que entender referido no slo a la muerte de otra persona, sino de cualquier criatura animada 83. La culpa de Heracles es, en Eurpides, la muerte de sus hijos 84, pero en otras versiones 85 es la de los Centauros, criaturas ambiguas, mitad animal mitad personas 86. Ciertamente el sacrificio de animales era pieza clave del culto griego, pero esta contradiccin se salvaba con la llamada comedia de la inocencia analizada por Meuli, mediante la que se pretenda hacer de la muerte de la vctima algo aceptado de buena gana por sta, con lo que el victimario quedaba exento de culpa. Los rficos eliminarn la contradiccin entre el rechazo del rgimen de caza y el sacrificio animal profesando sin ms el vegetarianismo 87. En Bacantes encontramos el remedo de dos partidas de caza a la manera paleoltica, es decir, a cargo de una horda de mujeres enloquecidas (mnades) En ambos casos se insiste una y otra vez en que las mujeres matan a sus vctimas con las manos desnudas 88. En el primer caso, tras la matanza, las mujeres se lavan la sangre 89.

    81 Van Gennep 1909, 193 ss. 82 Orgenes, Celso, 3. 59. 6. Los requisitos transmitidos por Orgenes eran hablar griego y no tener las

    manos manchadas de sangre. Sabemos que en el culto de Samotracia, donde existan unos misterios de los Cabiros, se hablaba una lengua no griega (Diod. 5. 47. 3. Cf. Burkert 1977, 282 y n. 25). Clemente de Alejandra, por su parte, habla (Protr. 2. 19. 4) de dos Cabiros que haban matado a su hermano. Kernyi (1956, 36 s.) supone que los requisitos transmitidos por Orgenes pretendan reafirmar la helenidad de los misterios eleusinios frente al carcter brbaro de otros misterios, como los de los Cabiros, que pudieran estar en su origen.

    83 Las ceremonias de purificacin de homicidas y cazadores son las mismas en sociedades primitivas (J. G. Frazer, La Rama Dorada, Mxico 1965 (trad. de la 1 ed. Abreviada, 1922), 260 ss.

    84 Eur. Heracles 1324. 85 DS 4. 14. 3 86 En la Ilada (1. 268; ) son llamados fieras. 87 Una noticia tarda (Porf. Abst. 4. 22.) relaciona el vegetarianismo con Triptlemo, el prncipe de

    Eleusis que recibi de Demter la misin de predicar el nuevo rgimen de vida, pero no parece referirse a Eleusis (Kernyi 1960, 128).

    88 Eur. Bac. 738, 741, 745; 858, 1128, 1140, 1207, 1209, 1245, 1247. 89 Eur. Bac. 767.

  • Pero los misterios eleusinios eran tambin una propaganda a favor de la nueva vida instaurada por Demter. El alma del iniciado, tras la muerte real, disfrutara en el Ms All de una vida mucho mejor que el resto de los mortales, cuyas almas estaban condenadas a llevar una vida meramente vegetativa cuando no algo peor 90.

    Para finalizar, hemos de preguntarnos por el por qu de esta oposicin entre modo el modo de vida del cazador y el del agricultor. La agricultura, ya lo hemos dicho, supuso una mejora sustancial para los hombres. Pero si esto es verdad, no lo es menos que en cierto sentido supuso un retroceso. Se trataba de cambiar la libertad y la aventura por la sujecin, a un lugar y unas leyes, y la rutina. Tal es el sentido de las leyendas de la Edad de Oro. En el mito hesidico de las cinco razas la tierra produce espontneamente (automat) los frutos para los hombres de la raza de oro 91, y los de la raza de bronce no coman pan 92. El Edn bblico es un huerto con toda clase de rboles 93, y la maldicin divina consiste en ganar el pan con el sudor de la frente 94. El sentido de estas leyendas es confirmado por la moderna antropologa, donde es comnmente admitido que la sociedad de los cazadores / recolectores era bastante ms igualitaria, pacfica y ociosa que la sociedad posterior 95. Haba que cambiar la vieja forma de vida por la nueva, pero era inevitable que aqulla siguiera presente por la fuerza de una tradicin de decenas de milenios y tambin por una especie de nostalgia de los buenos tiempos perdidos. No me resisto, para terminar, a transcribir la reaccin de los ya mencionados nambiquara ante la vida sedentaria y la nmada en que se divide su ao.

    Hablan de la primera con la melancola que va unida a la aceptacin consciente y resignada de la condicin humana, a la triste repeticin de los actos idnticos, mientras que describen la otra con excitacin, y con el tono exaltado del descubrimiento. 96

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