1810 revolucion - otro dia de colera
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Historieta realizada por Jorge Endrizzi y César Carrizo para la Muestra "1810 Revolución" inaugurada en el Cabildo de Buenos AiresTRANSCRIPT
Los franceses… los mataría a
todos… No supimos reaccionar
ante la invasión, odiábamos a esos
perros napoleónicos y mamelucos.
Ahí estuvimos por nuestra cuenta, los mendigos,
rufianes y presidiarios,...
Nosotros nos hicimos cargo de nuestra tierra,
a tiros y puñaladas.
... albañiles y carpinteros, mozos de un mesón como éste,
todos, el pueblo humilde.
Aquel 2 de Mayo de 1808, en Madrid, fue un día de cólera
contenida que dio comienzo a esa lucha por la Independencia española contra Napoleón.
¡Los malditos franceses!
Un solo enemigo…
Las duras palabras del español resuenan en las mentes de estos porteños criollos en la Taberna
de la inglesa Clara Clarke.
Eso limita el ámbito inicial del mito, pero engrandece la gesta. Además,
hizo posible lo que vino después: una epopeya nacional
extraordinaria. Aquella jornada callejera, con sus consecuencias,
dio lugar al 3 de mayo.
Y a partir de ahí, de modo espontáneo y solidario, una nación entera se confirmó
a sí misma sublevándose contra la invasión extranjera, y arrastró a los
tibios, a los indecisos y a muchos de los que, por sus ideas avanzadas, estaban más
cerca de los invasores que de los invadidos”. Arturo Pérez Reverte.
Ya está cerca Mayo y con
él…
Muchas dudas persisten en los
revolucionarios de Buenos Aires en
este Abril de 1810.
Guión: César Carrizo
Dibujos: Jorge Endrizzi
“… fue menos un día de gloria que un día de cólera
popular que apenas duró
cinco horas. dio lugar al 3 de
mayo.
debo reconocerle algo a ese pequeño
enfermo imperialista…
La decisión de sus hombres…
¡Su decisión sorprendía y solo repetían aquello que Napoleón les dijo alguna vez…
"Cuando no se teme a la muerte,
se la hace penetrar en las filas enemigas”
¡yo te haré temer a la muerte!
¡No vuelvas a tirar el vino o te cortaré los
dedos!...
¡Los malditos franceses eran
unos fanáticos de Bonaparte!,
Mi estimado, tenga Usted mayores cuidados con esta dama inglesa, pues los oscuros rumores de la
fama que la preceden, obligan a no querer saber si son ciertos.
Dice Usted entonces que es
lícito que un pueblo se levante
contra una tiranía…
Ya sabrá Usted con el tiempo quién es Clara
Clarke.
Hay que iluminar las mentes para que puedan los hombres tomar las decisiones correctas.
¡Pues claro que si! … A nuestro bienamado Rey
Fernando VII le debemos todo nuestro auxilio y por ello me
encuentro aquí.
Algo me ha informado ya el Dr. D. Julián de Leiva, Síndico
Procurador general del Cabildo, y déjenme decirles que no son
ciertas las malas noticias que se escuchan de Cádiz .
¡Por nuestro Rey Fernando VII, de la
amada España!
He viajado mucho para seguir combatiendo de otra manera, pero cuando pude,
he sido un luchador por mi Rey, un gladiador de la península …
¡Viva España!
Y he notado en el poco tiempo de estar en Buenos Aires, que muchos rumores oscuros circulan y no son aquellos que se refieren a
la Srta. Clarke…
En la noche, las sombras de los tres caballeros se
mezclan con aquellas que acechan las tenues luces de
los faroles.
Deberíamos esperar…
Ni lo pienses…
La Legión Infernal está lista para actuar y la tibieza no cabe
entre nosotros
¡No se conviertan en fanáticos como esos
franceses de Napoleón!,
¡No es miedo lo que tengo, solo hay que
estar seguro de cada paso que daremos!
¡Suéltenme, suéltenme!
¡Nada haremos sin estar seguros!... Es la señal
de Saavedra la que esperamos…
Es en la arena donde el gladiador
toma las decisiones…
Si pretendes ver todo con claridad antes de decidir,
nunca decidirás nada.
¡No le creas a ese Español que recibe
nuestro oro de Cisneros!
… en la arena.
Fin