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Si pensamos en algunos de los eventos más significativos relacionados con la migración desde México hacia Estados Unidos de Norteamérica (EUA) durante el año próximo a terminar, sin duda coincidiremos en que el fenómeno del desplazamiento forzado de niños, adolescentes y jóvenes migrantes ocupa un lugar especial. Y este acontecimiento resalta por diversas razones. Una es su dimensión cuantitativa. Según el quinto visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Edgar Corzo Sosa, en la caravana de migrantes centroamericanos que cruzó por nuestro país en noviembre pasado, participaron más de cinco mil personas y una tercera parte son menores de edad, alrededor de un mil 600 niños y adolescentes (1). Según estadísticas de la Secretaría de Gobernación, de los 174,556 eventos de repatriación de mexicanos en 2018, 9,348 fueron menores de edad y de ellos, 8,199 varones y 1,149 mujeres (2). Otro aspecto sobresaliente es la etapa de la vida en que se produce la migración. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infancia abarca el desarrollo prenatal hasta los ochos años y lo que en ese tiempo se experimente, resulta transcendental para toda la vida. Según Erik Erikson, psicólogo del desarrollo, la confianza es la primera certeza que los humanos requerimos al nacer para establecer vínculos y un sentimiento de esperanza. Más tarde y hasta los tres años, con el desarrollo cognitivo y muscular, el niño se mueve entre la autonomía esperada y momentos de duda y vergüenza, balance cuyo producto será la vivencia de un cuerpo independiente. La curiosidad resulta indispensable para que los niños tengan iniciativa en los años siguientes y a los adultos, cuidadores y profesionales de la salud, nos toca ser receptivos ante sus dudas y preguntas para no generar sentimientos de culpa, impedir sentimientos de inferioridad e inseguridad en su relación con sus pares y promover su laboriosidad y cooperación (3). Para la OMS, la adolescencia es el periodo comprendido entre los 10 y 19 años y momento clave para la exploración de la identidad y de sus propias posibilidades de desarrollo, lo que implica momentos de confusión ante los retos externos y el distanciamiento de los padres. Cuando estas etapas se viven en contextos psicosociales de rechazo, discriminación, estigmatización y violencia, ¿qué aprenderán los niños, adolescentes y jóvenes migrantes y cómo se afectará el tránsito de una fase a otra de su desarrollo emocional? Se está promocionando en Internet un juego para “construir un muro”, ¿qué tan pertinente son estos “juguetes” en una coyuntura de exclusión exacerbada? (4). Recordemos que los niños aprenden lo que viven (5). Referencias (1) Niños migrantes, el lado más vulnerable de la Caravana, en https://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/11/03/ninos-migr antes-el-lado-mas-vulnerable-de-la-caravana-1582.html (2) Repatriación de Mexicanos, 2018, en http://www.politicamigratoria.gob.mx/es_mx/SEGOB/V_Repat riacion_de_mexicanos_de_EUA (3) Teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson, en https://psicologiaymente.com/desarrollo/teoria-del-desarrollo -psicosocial-erikson (4) El juguete de “El muro”. https://www.excelsior.com.mx/nacional/invitan-a-ninos-a-leva ntar-el-muro-de-trump-pero-de-juguete/1278081 (5) Los niños aprenden lo que viven http://www.instituteforsafefamilies.org/sites/default/files/isfFil es/ChildrenLearn8.5x11-SP.pdf M.C. Rosa María Aguilera Guzmán 18 de diciembre, DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE

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Page 1: 18 de diciembre,€¦ · Si pensamos en algunos de los eventos más signi˜cativos relacionados con la migración desde México hacia Estados Unidos de Norteamérica (EUA) durante

Si pensamos en algunos de los eventos más signi�cativos relacionados con la migración desde México hacia Estados Unidos de Norteamérica (EUA) durante el año próximo a terminar, sin duda coincidiremos en que el fenómeno del desplazamiento forzado de niños, adolescentes y jóvenes migrantes ocupa un lugar especial. Y este acontecimiento resalta por diversas razones.

Una es su dimensión cuantitativa. Según el quinto visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Edgar Corzo Sosa, en la caravana de migrantes centroamericanos que cruzó por nuestro país en noviembre pasado, participaron más de cinco mil personas y una tercera parte son menores de edad, alrededor de un mil 600 niños y adolescentes (1). Según estadísticas de la Secretaría de Gobernación, de los 174,556 eventos de repatriación de mexicanos en 2018, 9,348 fueron menores de edad y de ellos, 8,199 varones y 1,149 mujeres (2).

Otro aspecto sobresaliente es la etapa de la vida en que se produce la migración. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infancia abarca el desarrollo prenatal hasta los ochos años y lo que en ese tiempo se experimente, resulta transcendental para toda la vida. Según Erik Erikson, psicólogo del desarrollo, la con�anza es la primera certeza que los humanos requerimos al nacer para establecer vínculos y un sentimiento de esperanza. Más tarde y hasta los tres años, con el desarrollo cognitivo y muscular, el niño se mueve entre la autonomía esperada y momentos de duda y vergüenza, balance cuyo producto será la vivencia de un cuerpo independiente. La curiosidad resulta indispensable para que los niños tengan iniciativa en los años siguientes y a los adultos, cuidadores y profesionales de la salud, nos toca ser receptivos ante sus dudas y preguntas para no generar sentimientos de culpa, impedir sentimientos de inferioridad e inseguridad en su relación con sus pares y promover su laboriosidad y cooperación (3).

Para la OMS, la adolescencia es el periodo comprendido entre los 10 y 19 años y momento clave para la exploración de la identidad y de sus propias posibilidades de desarrollo, lo que implica momentos de confusión ante los retos externos y el distanciamiento de los padres.Cuando estas etapas se viven en contextos psicosociales de rechazo, discriminación, estigmatización y violencia, ¿qué aprenderán los niños, adolescentes y jóvenes migrantes y cómo se afectará el tránsito de una fase a otra de su desarrollo emocional? Se está promocionando en Internet un juego para “construir un muro”, ¿qué tan pertinente son estos “juguetes” en una coyuntura de exclusión exacerbada? (4).

Recordemos que los niños aprenden lo que viven (5).

Referencias(1) Niños migrantes, el lado más vulnerable de la Caravana, enhttps://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/11/03/ninos-migrantes-el-lado-mas-vulnerable-de-la-caravana-1582.html

(2) Repatriación de Mexicanos, 2018, enhttp://www.politicamigratoria.gob.mx/es_mx/SEGOB/V_Repatriacion_de_mexicanos_de_EUA

(3) Teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson, enhttps://psicologiaymente.com/desarrollo/teoria-del-desarrollo-psicosocial-erikson

(4) El juguete de “El muro”. https://www.excelsior.com.mx/nacional/invitan-a-ninos-a-levantar-el-muro-de-trump-pero-de-juguete/1278081

(5) Los niños aprenden lo que vivenhttp://www.instituteforsafefamilies.org/sites/default/�les/isfFiles/ChildrenLearn8.5x11-SP.pdf

M.C. Rosa María Aguilera Guzmán

18 de diciembre,DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE