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SÉNECA EL VIEJO CONTROVERSIAS LIBROS I-V INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE IGNACIO JAVIER ADIEGO LAJARA, ESTHER ARTIGAS ÁLVAREZ Y ALEJANDRA DE RIQUER PERMANYER f i EDITORIAL GREDOS

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seneca y sus controversias

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  • SNECA EL VIEJO

    CONTROVERSIASLIBROS I-V

    INTRODUCCIN, TRADUCCIN Y NOTAS DE

    IGNACIO JAVIER ADIEGO LAJARA,

    ESTHER ARTIGAS LVAREZ

    Y ALEJANDRA DE RIQUER PERMANYER

    f i

    EDITORIAL GREDOS

  • BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 339

    ArmauirumqueNuevo sello

  • Asesores para la seccin latina: J o s J a v i e r I s o y J o s L u i s M o r a l e j o .

    Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sido revisada por O l g a A l v a rez H u e r t a .

    EDITORIAL GREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 85, Madrid, 2005. www.editorialgredos.com

    Depsito Legal: M. 37044-2005.ISBN 84-249-2776-1. Obra completa.ISBN 84-249-2777-X. Tomo L Impreso en Espaa. Printed in Spain.Grficas Cndor, S. A.Esteban Terradas, 12. Polgono Industrial. Legans (Madrid), 2005. Encuademacin Ramos.

    http://www.editorialgredos.com

  • INTRODUCCIN GENERAL

    NOTICIA BIOGRFICA

    No es tarea fcil intentar reconstruir la vida de Sneca el Viejo. Las fuentes antiguas apenas nos dan noticia de l y los escasos datos de que disponemos proceden, en su mayora, de la obra del propio autor y de alguna otra informacin que puede extraerse de los escritos de su hijo, el clebre filsofo y preceptor de Nern. Este altum silentium, en el que ya repararon los primeros estudios1 y para el que no se ha encontrado una explicacin satisfactoria, fue adems el causante de que al menos desde la Edad Media y durante varios siglos la figura de Sneca el Viejo fuera confundida con la de su hijo y su obra retrica se atribuyera a ste. La identificacin errnea se mantuvo con alguna significativa excepcin como la del erudito carolingio Walafrido Estrabn (s. ix), que se refiere a los dos Snecas en una clara reminis-

    1 As Nicols Lefvre (Nicolaus Faber) en la editio Elzeviriana (Amsterdam, 1672). Vase al respecto L. A. S u s s m a n , The Eider Seneca, Leiden 1978, pg. 18, n. 2.

  • 8 SNECA EL VIEJO

    cenca de un epigrama de Marcial2 hasta que a finales del siglo X V 3 se advirti que tena que tratarse de dos personas distintas. Ahora bien, la feliz distincin entre dos Snecas, padre e hijo, autores cada uno de obras de diferente naturaleza, vino acompaada de un nuevo error, esta vez con respecto al nombre: Se dio por supuesto que padre e hijo no podan llevar el mismo praenomen Lucius y, a la hora de buscar un praenomen para el padre, se crey errneamente que la costumbre romana de que los nietos recibieran el praenomen de los abuelos se tena que aplicar necesariamente en el caso de los Snecas. Por tanto, dado que dos nietos4 de Sneca el Viejo se llamaban Marcus, se atribuy tambin este praenomen a nuestro autor. Se trata de dos suposiciones infundadas que entran adems en conflicto con el nombre Lucius Annaeus Seneca que ofrecen los mejores manuscritos de Sneca el Viejo, pero pese a ello el equvoco arraig hasta el punto de que la denominacin Marcus Annaeus Seneca se mantuvo durante largo tiempo como la forma ms comn de referirse a nuestro autor.

    Lucio Anneo Sneca naci en Corduba, la moderna Crdoba, al igual que su hijo el filsofo y su nieto, Lucano5. Para determinar de manera aproximada la fecha de su naci

    2 Se trata del poema 35, 4 (MGH, PLAC II). Por su parte, el epigrama de Marcial es el que aparece citado ms abajo, en la nota 5.

    3 Ya en 1490 Paulo Pompilio indicaba que esta cuestin era debatida en los crculos humanistas italianos de entonces. As pues, es errnea la creencia, muy extendida, de que la distincin entre los dos Snecas se debi a Rafael de Volterra. Cf. K. A. B l h e r , Sneca en Espaa. Investigacin sobre la recepcin de Sneca en Espaa desde el siglo XIII hasta el siglo XVII, Madrid 1983, p. 252.

    4 Uno de ellos es Marco Anneo Lucano, el clebre autor de la Farsalia.5 Ilustra este dato M a r c ia l , I 61, 7-8: y de los dos Snecas y del

    nico Lucano / habla la elocuente Crdoba (trad, de A. R a m r e z d e V e r g e r , B.C.G. 236).

  • IN T R O D U C C I N GENERAL 9

    miento nuestra nica fuente la constituye un pasaje del propio autor en el prefacio del libro primero de las Controversias, en el que se lamenta de no haber podido escuchar de viva voz a Cicern, el orador al que ms admiraba; al aducir las causas, seala que no fue la edad, sino las guerras civiles lo que le impidi dejar su colonia natal para viajar a Roma y lo que en definitiva lo priv de estar presente en un pequeo atrio en el que declamaba el Arpinate junto a dos muchachos ya crecidos (grandes praetextati) 6. Estos dos muchachos eran, aclara Suetonio7, Aulo Hircio y Gayo Vibio Pansa, cnsules en el 43 a. C 8.

    Ahora bien, aunque este pasaje senequiano marca claramente los ltimos aos de Cicern (44 o 43 a. C.) como trmino ante quem para el nacimiento de nuestro autor, resulta muy difcil precisar cunto tiempo antes de dicha fecha se produjo. Algunos han supuesto que por esos aos Sneca habra acabado la educacin elemental con el grammaticus y estara en disposicin de viajar a Roma para completar su formacin. Como el estudio con el grammaticus sola concluir entre los doce y los diecisis aos, el clculo correspondiente situara la fecha de nacimiento aproximada entre el 60 y el 55 a. C.9, aunque ha de aadirse que en rigor nada impide que naciera incluso antes.

    6 Contr. I pref., 11. Sneca atribuye precisamente a Cicern esta expresin jocosa que, no obstante, no aparece en la obra conservada del orador.

    7 Gramticos y rtores 25, 3.8 Esta identificacin se ve confirmada por el propio Cicern, quien en

    una carta fechada en abril del 44 cuenta que se vio obligado a dar clases de declamacin a los dos cnsules designados, esto es, los elegidos para ejercer el consulado al ao siguiente (Cartas a Atico XIV 12, 2). Esta informacin puede completarse con la de Cartas a familiares IX 16, 7.

    9 H. B o r n e c q t je , Les dclamations et les dclamateurs d'aprs Snque le Pre, Hildesheim 1967, pg. 10, sita la fecha de nacimiento entre

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    Otros estudiosos, sin embargo, no creen imprescindible que Sneca hubiera acabado su perodo de formacin elemental en la poca en que habra tenido la posibilidad de viajar a Roma y se conforman con que en el ao 44 o 43 Sneca tuviera los aos suficientes como para haber escuchado a Cicern y recordarlo. Por ello postulan una fecha de nacimiento no muy alejada del ao 43 a. C., aunque no aportan evidencia alguna a su favor10.

    A falta de datos ms concretos, la solucin acaso menos precisa, pero sin duda ms prudente, es situar la fecha de nacimiento entre el 60 y el 50 a. C., y ello sin descartar que ste hubiera podido tener lugar incluso poco antes o algo despus de esos lmites.

    De las informaciones, siempre escasas, que tenemos sobre la trayectoria vital de Sneca el Viejo puede destacarse que su familia perteneca a la clase ecuestre, lo que implica una situacin econmica muy desahogada. Estuvo casado con Helvia, con la que tuvo, que sepamos, tres hijos: Lucio Anneo Novato, Lucio Anneo Sneca (el clebre filsofo) y Lucio Anneo Mela, el padre de Lucano u .

    los aos 58 y 55, y L. A. Su s s m a n , op. cit., pg. 20, a mediados de la dcada de los 50, entre el 58 y el 53.

    10 W. A. E d w a r d , The Suasoriae o f Seneca the Elder, Cambridge 1928, pg. XXIV, no cree que haya que situar la fecha de nacimiento antes del 50, opinion sta que comparte M. G r if f in , The Elder Seneca and Spain, Journ. Rom. Stud. 62 (1972), 5, poco partidaria, en cualquier caso, de establecer una fecha concreta. J. F a ir w e a t h e r , The Elder Seneca and Declamation, Aufstieg und Niedergang der rmischen Welt (ANRW) II, 32, 1 (1984), pg. 517, matiza una opinin suya anterior en Seneca the Elder, Cambridge 1981, pg. 3, y concluye que naci unos aos antes del 43, no necesariamente muchos.

    11 En un discurso recreado por T c it o , Anales XIV 58, Sneca el hijo menciona su origen ecuestre y provincial. Sneca el padre no es tan explcito, aunque cabe destacar un pasaje de las Controversias (II, pref., 3) en que le dice a su hijo Mela que, si quiere, puede mantenerse alejado de la

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    Un aspecto de la vida de Sneca el Viejo que ha dado lugar a numerosas especulaciones es el de sus visitas a Hispania. Tal vez sea la desesperante escasez de informacin sobre su vida lo que ha llevado al intento de establecer el nmero y la duracin de sus estancias en su ciudad natal, llegndose incluso a suponer que muri en Hispania, lo que no es ms que una aventurada hiptesis12. Lo cierto es que resulta poco menos que intil intentar determinar cunto tiempo de su vida pas Sneca el Viejo en Roma y cunto en su Hispania natal13; de hecho, en condiciones meteorolgicas ptimas, el viaje entre Ostia, el puerto de Roma, y Gades poda realizarse satisfactoriamente en menos de siete das, como seala Plinio el Viejo14. Para nuestro autor, por tanto, viajar de Roma a Crdoba y viceversa no tena por qu ser una empresa tan ardua que le obligara a largos perodos en una u otra ciudad. Teniendo en cuenta que la familia tena en Hispania su lugar de origen y que all deban de mantener importantes intereses financieros, resulta muy probable que Sneca el Viejo estuviera obligado a ir y venir con frecuencia15.

    carrera poltica y vivir dndose por satisfecho con la clase social de su padre. A las ventajas econmicas propias de la clase ecuestre de Sneca se habra sumado, en fin, la posicin acomodada de su esposa Helvia (cf. S n e c a , Consolacin a Helvia 14, 3, y 16, 3).

    12 Para los intentos de precisar los viajes de Sneca a Hispania vase W. A. E d w a r d , op. cit., pg. xxv, H. B o r n e c q u e , op. cit., pgs. 11-12, L. A. Su s s m a n , op. cit., pgs. 21-23 y A. Z a n o n d a l B o , Seneca il Vecchio. Oratori e retori, Bologna 1986, vol. I, pg. 36. Es partidaria de situar la muerte en Espaa M. G r if f in , The Elder Seneca... pgs. 7-8; vase tambin al respecto, de la misma autora, Seneca, a philosopher in politics, Oxford 1976, pgs. 32-33.

    13 As lo sostiene J. F a ir w e a t h e r , The Elder Seneca... pp. 518-519.14 Historia Natural XIX 1,4.15 Del texto de la Consolacin a Helvia se puede deducir que al menos

    la esposa de Sneca alternaba sus estancias entre Hispania y Roma; cf. por ej. 15,2.

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    Por lo dems, lo poco que sabemos sobre nuestro autor lo cuenta l mismo en su obra y queda limitado casi siempre al mbito de la declamacin. Fue condiscpulo del rtor Porcio Latrn, gran amigo suyo e hispano como l, y es posible que ambos viajaran juntos a Roma despus de las guerras civiles. All siguieron su formacin con otro hispano, el rtor Marulo, declamador poco brillante al decir del propio Sneca, de cuyas clases lo que ms destaca nuestro autor es la excelencia demostrada por su admirado Latrn, que descollaba como el mejor alumno16. Adems de esta actividad escolar, Sneca tuvo la oportunidad de or a todos los grandes oradores de la poca con la excepcin, por los motivos ya expuestos, de Cicern. As, frecuent regularmente las declamaciones pblicas de los rtores, aficin sta qe mantuvo durante toda su larga vida, como lo prueba el hecho de que asistiera a estas declamaciones en compaa de sus hijos, que conociera y juzgara al orador Musa, amigo de ellos17 o, en definitiva, que se decidiera, ya en edad muy avanzada; a poner por escrito su dilatada experiencia en este mbito: Mandemos a un anciano a la escuela, dice con humor al emprender tan magna tarea1S.

    Sin embargo, resulta difcil determinar si la relacin de Sneca con la actividad declamatoria se limit a esta simple faceta de oyente asiduo de declamaciones pblicas y privadas, o bien si lleg a ser un declamador ms o incluso un maestro de elocuencia. Nada en su obra apunta a una u otra de estas dos ltimas posibilidades, aunque cuesta imaginar que l mismo no llevara a la prctica como declamador lo

    16 Sobre los datos relativos a la formacin de Sneca, vase Contr. I pref., 13, 22 y 24, y el comentario al respecto de L. A. Su s s m a n , op. cit., pgs. 20-21.

    17 Vase Contr. X pref., 2 y 9.18 Cf. Contr. I pref., 4.

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    que con tanto inters haba estudiado. Por eso, si Sneca no da ni un solo ejemplo de sus propios discursos, cabe suponer que es ms bien por modestia o por coherencia con la concepcin de la obra, dado que su voluntad manifiesta es la de dar a conocer a sus hijos los declamadores que ellos no tuvieron la oportunidad de or19. Parece mucho menos probable, en cambio, que Sneca el Viejo hubiera tenido una escuela propia de declamacin, ya que, en tal caso, s sera de esperar alguna referencia a ella, al menos indirecta, a travs de la mencin de oradores alumnos suyos o de ancdotas acaecidas en su propia escuela. De ah que exista hoy la opinin comn de que Sneca no fue propiamente un rtor y que, en consecuencia, resulte del todo inadecuado, para diferenciarlo de su hijo, referirse a l como Sneca el Rtor o Sneca el Retrico20.

    Slo en un pasaje de la obra podemos encontrar una alusin muy fugaz a las ambiciones polticas de Sneca el Viejo. Se trata de aqul en el que se dirige especialmente al menor de sus hijos, Mela, para aconsejarle que se dedique a la elocuencia y que persista en su voluntad de no querer se

    19 Las palabras de Contr. I pref., 1 constituyen el mejor ejemplo de la intencin de Sneca al escribir su obra.

    20 Es preferible, pues, referirse a l como Sneca el Viejo o Sneca el Padre, por ms que la denominacin Sneca el Rtor se mantenga en publicaciones tan significativas como L Anne Philologique y aunque exista en Espaa una cierta tradicin en el nombre de Sneca el Retrico. Nosotros hemos adoptado la primera de ellas porque es la que parece estar imponindose en la bibliografa sobre este autor. Tal es el caso, por ejemplo, de las dos monografas ms recientes en ingls (las ya citadas de L. A. Su s s m a n en 1978 y J. F a ir w e a t h e r en 1981), del nico libro publicado en espaol (P. L e n , Sneca el Viejo. Vida y obra, Salamanca 1982) y de las dos ltimas traducciones aparecidas (M. W in t e r b o t t o m en 1974 y A. Z a n o n d a l B o en 1986).

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    guir una carrera poltica21. Comenta entonces que l mismo en otro tiempo dese tentar ese camino, lo que se ha interpretado como una referencia a una carrera poltica frustrada quizs por algn importante revs22. Sea cual fuere el alcance real de esta alusin, su actividad poltica no debi de ser lo suficientemente relevante como para que otras fuentes antiguas nos dejaran constancia de ella. Adems resulta significativo que Sneca el Viejo, en su prolongada vida, sobreviviera indemne a los tiempos convulsos de las guerras civiles y del fin de la repblica, al principado de Augusto y al sangriento perodo de Tiberio, lo que denota, como mnimo, una gran habilidad para saberse mantener al margen de las peligrosas luchas polticas.

    Aunque la obra de Sneca el Viejo sea tan parca en datos concretos sobre su vida, s deja entrever al menos algunos rasgos sobre su personalidad, sus opiniones polticas y sus convicciones morales. No tenemos noticias de particulares desavenencias entre Sneca y sus hijos, pero si en algn momento hemos de intentar trazar un perfil psicolgico de nuestro autor, acaso convenga notar que en especial los lugares de la obra donde Sneca se dirige a sus hijos suelen estar tiznados de una cierta irritabilidad y de un humor variable que, de todos modos, podramos acabar justificando por razones de autoridad paterna y de edad. Pero lo

    21 Contr. II, pref., 3-4. Vase al respecto S. L il l e , Die politischen Ambitionen des lteren Seneca: berlegungen zu Sen. contr. 2, praef. 3, Vir bonus dicendi peritus. Festschrift fiir Alfons Weische zum 65 Geburtstag, Wiesbaden 1997, pgs. 261-270 y A. V a s s il e io u , A propos dun passage de Snque le Pre (cntr. 2, praef., 4), Latomus 32 (1973), 162- 165.

    22 Cabe sealar que esta interpretacin del pasaje, que es la comnmente aceptada (y la adoptada en nuestra traduccin), ha suscitado dudas en algunos estudiosos. Vase J. F a ir t h w e a t h e r , Seneca the Elder, pgs. 8-9 y, de la misma autora, The Elder Seneca..., pgs. 519-522.

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    cierto es que esta primera impresin no se desdice en absoluto de otros datos, ms aprensibles, que es posible obtener a partir de al menos un par de testimonios de su propio hijo. El primero, incluido en una carta a Lucilio, explica cmo su padre lo disuadi de seguir una dieta vegetariana simplemente porque aborreca este tipo de doctrinas filosficas, esto es, las pitagricas, y no porque temiera que ello lo expusiera a ser acusado de prcticas supersticiosas23. En otro lugar, esta vez de la consolacin dirigida a su madre Helvia, se lamenta de que su padre, demasiado aferrado a las costumbres tradicionales romanas, no le permitiera a su esposa profundizar en el estudio de la filosofa y de la literatura por temor a la ostentacin que pudiera hacer del conocimiento de las mismas24.

    Estos rasgos de la personalidad de nuestro autor tienen, por lo dems, una expresin tambin bastante explcita cuan

    23 S n e c a , Epstolas morales a Lucilio 108, 22: Empujado por estas razones empec a abstenerme de la carne de animales y, transcurrido un ao, la costumbre no slo me resultaba fcil, sino agradable. Tena la impresin de que mi espritu estaba ms gil y hoy no podra asegurarte si lo estuvo realmente. Quieres saber cmo dej de abstenerme? La poca de mi juventud coincida con los primeros aos del principado de Tiberio Csar: entonces eran llevados en procesin los objetos sagrados de los cultos extranjeros y se consideraba prueba de supersticin la abstinencia de carne de ciertos animales. Por ello, a ruegos de mi padre que no tema una falsa acusacin sino que aborreca la filosofa, volv a mi antigua costumbre; sin dificultad me persuadi a que tomara alimentos ms nutritivos (trad, de I. R o c a M e l i , B.C.G. 129).

    24 S n e c a , Consolacin a Helvia 17, 3-4: Ojal mi padre, sin duda el mejor de los hombres, menos aferrado al uso de los antepasados, hubiera querido que te instruyeras en los preceptos de la sabidura mejor que te iniciaras slo! No tendras ahora que procurarte defensas contra la suerte, sino sacar las tuyas. Por culpa de esas que no utilizan las letras por saber sino que se instruyen en ellas por ostentacin, apenas consinti que te dedicaras a los estudios (trad, de J. M a r in I s id r o ).

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    do se aplican a otros mbitos. As, por ejemplo, al comienzo de las Controversias, cuando se cita la definicin de orador que hizo Marco Catn, modelo paradigmtico del antiquus rigor, es significativo que Sneca le otorgue al Censor la cualidad de un orculo, considerndolo el ms respetable intermediario de los dioses no ya para aconsejar al gnero humano, sino para reprenderlo25. No parece casual que esta alusin a Catn est incluida en un pasaje en el que Sneca arremete contra los jvenes de su poca, a los que tacha, entre otras cosas, de perezosos y afeminados26. Igualmente significativos son los lugares que, en el mbito de la prctica declamatoria, muestran un insistente rechazo hacia las expresiones vulgares y obscenas27 as como, en general, la reprobacin abierta de las costumbres de la poca que menudea a lo largo de la obra28. Todo ello y los testimonios antes aducidos parecen arrojar, en definitiva, un retrato bastante coherente de alguien impregnado del espritu de la antigua Roma o, por decirlo de otro modo, de un modelo de romano tradicionalista, severo y profundamente conservador29.

    Igualmente tenemos cierta constancia, a travs de comentarios ocasionales que van salpicando la obra, de algunas de sus opiniones polticas. En este sentido quizs lo ms llamativo sea la mencin explcita que hace de la libertad de ex

    25 Contr. I pref., 9.16 Contr. Ipref.,7-10.27 Sirva de ejemplo Contr. 1 2, 21-23.28 De hecho, la denuncia de las costumbres de la poca es casi un tpi

    co declamatorio que no aparece tanto en boca de Sneca como de muchos de los declamadores.

    29 Vase H. B o r n e c q u e , op. cit., pgs. 16-21, M. G r if f in , The Eider Seneca..., pg. 13 y L. A. Su s s m a n , op. cit., pgs. 26-28, cuyas opiniones pueden contrastarse con las de J. F a ir we a t h e r The Elder Seneca..., pgs. 522-523, que analiza desde una perspectiva sumamente crtica gran parte de los testimonios.

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    presin bajo el principado de Augusto30. Ello puede resultar sorprendente, ya que Sneca se muestra claramente beligerante contra la prctica aberrante de quemar las obras de los autores crticos con el rgimen de Octaviano y de sus sucesores; en su obra habla elogiosamente de escritores situados en esa corriente de pensamiento, que sufrieron castigo por ello incluso en tiempos de Augusto, como es el caso de Tito Labieno o de Casio Severo31. Tal vez esta aparente incoherencia pueda resolverse si, ledo entre lneas, el elogio a esa libertad de expresin del gobierno de Augusto es interpretado como una dura crtica a lo que vino despus: la feroz represin desencadenada por su sucesor Tiberio.

    A las opiniones de Sneca en el terreno poltico se podran sumar ciertas valoraciones negativas y pesimistas sobre su poca, ajenas en este caso al tpico retrico, como, por ejemplo, las que hace al tratar el declive de la elocuencia o al sealar los peligros que entraa emprender una carrera poltica32. No obstante, cuesta concluir de todo ello que en Sneca existiera un cierto sentimiento de aoranza de la Repblica o, al menos, de profundo disgusto con la poltica romana de su tiempo33. Tal vez su posicin poltica, ms que republicana o augustea, fuera, ante todo, pragmtica, oportunista incluso; no en balde los Anneos son un buen

    30 Cf. Contr. 114, 13.31 Vase al respecto Contr. X, pref. 6-8. En realidad da la impresin de

    que Sneca intenta exculpar a Augusto de toda responsabilidad con respecto a esta prctica, pues atribuye la quema de libros de Labieno a los adversarios de ste e insina que el instigador de este tipo de castigo, cuyo nombre no menciona, acab sufrindolo l mismo. Adems, arremeter con fuerza contra la quema de libros no le impide criticar a Labieno por haber ido mucho ms all de lo que se entiende por libertad de expresin.

    32 Vanse, respectivamente, Contr. I pref., 7 y Contr. II pref., 4.33 Cf. L. A. Su s s m a n , op. cit., pgs. 31-33 y J. F a ir w e a t h e r , The

    Elder Seneca..., pg. 523.

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    ejemplo del ascenso y de los privilegios, favorecidos por la poltica imperial, de los equites llegados a Roma desde las provincias.

    En cuanto a la fecha de su fallecimiento, aunque no podemos precisarla con exactitud, s podemos fijar unos mrgenes ms estrechos que en el caso del ao de nacimiento. Sabemos que su muerte se produjo antes del 41 d. C., el ao en que Sneca el Filsofo fue desterrado a Crcega, pues en un pasaje de la Consolacin a Helvia, que Sneca hijo escribe a su madre desde el exilio, se seala con bastante claridad que por aquel entonces el padre ya haba dejado de existir34. Como trmino post quem podemos servimos del fragmento de sus Historias transmitido por Suetonio, en el que nuestro autor describe la muerte del emperador Tiberio, acaecida en el ao 37 d. C 35. Que Sneca el Viejo sobreviviera a Tiberio unos aos est en coherencia con el hecho de que en su obra hable libremente de autores como Cremucio Cordo, Tito Labieno o Casio Severo36, cuyas obras estuvie

    34 S n e c a , Consolacin a Helvia 2 ,4.35 Siempre que este fragmento transmitido por Suetonio no haya de

    atribuirse a su hijo. La opinin mayoritaria de los estudiosos, a la que nos sumamos, es la de considerar muy probable que la fuente de Suetonio sean estas historias perdidas de Sneca el Viejo. Cf. W. A. E d w a r d , op cit., pg. XXIV, H. B o r n e c q u e , op. cit., pg. 12, L. A. S u s s m a n , op. cit., pg.23 y J. F a ir w e a t h e r , The Elder Seneca..., pgs. 517-518. Por el contrario, para M. G r if f in , The Elder Seneca..., pgs. 9-10, el bigrafo se estara refiriendo a Sneca el Filsofo. Sobre los fragmentos de las Historias, vase ms abajo en la seccin correspondiente a la obra de Sneca el Viejo.

    36 Dado que Sneca habla siempre en pasado de Casio Severo, la fecha de la muerte de este orador ha sido tambin aducida como trmino post quem. El problema estriba en establecer con precisin el ao de su fallecimiento, pues nuestra nica fuente para datarlo es el Chronicon de Je r n im o , donde se afirma que Casio Severo muri en el 32 d. C., tras veinticinco aos de exilio. Sin embargo, si se tiene en cuenta que el exilio fue

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    ron prohibidas hasta que Caligula restableci su libre circulacin tras la muerte de Tiberio37. Podemos, pues, concluir que la muerte de Sneca el Viejo debi de producirse entre los aos 37 y 41 d. C .38

    Ms all de lo impreciso de las fechas del nacimiento y la muerte de nuestro autor, un dato al menos se nos revela claro: su longevidad. Con slo contar los lmites ante quem para el nacimiento y post quem para la muerte (43 a. C.-37 d. C.), Sneca el Viejo alcanzara ya los ochenta aos. Admitiendo las fechas ms extremas que hemos barajado (60 a. C.-41 d. C.), el escritor cordubense habra pasado de los cien. Y, acercando posiciones, no parece aventurado pensar que Sneca alcanzara o incluso superara los noventa; de hecho, la longevidad no es slo un dato biogrfico destaca- ble sino tambin un factor de especial importancia en su obra39.

    consecuencia de las medidas antilibelo promovidas por Augusto, ste debi de comenzar el 12 d. C., ao de tales medidas segn D i n C asio, Historia romana LVI 27. A partir de aqu, la suma de los veinticinco aos de exilio obligara a avanzar la fecha de la muerte hasta el 37 d. C.

    37 Cf. Su e t o n io , Caligula 16, 1.38 Algunos estudios se esfuerzan por afinar en la fecha de la muerte de

    Sneca. As W. A. E d w a r d , op. cit., pg. x x v , propone los aos 38 o 39; H. B o r n e c q u e , op. cit., pg. 1, el 39; M. G r if f in , The Elder Seneca..., pg. 8, hacia el 40; L. A. S u s s m a n , op. cit., pg. 24, alrededor del 39, si bien luego se decanta por los aos 37-41, como parece hacer tambin J. F a ir w e a t h e r , The Elder Seneca..., pgs. 517-518.

    39 Vase E. A r t ig a s , Les Controvrsies de Sneca pare, obra de ve- llesa, en Cincia, didctica i fund social deis estudis clssics, Barcelona 2004, pgs. 135-143.

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    OBRA

    Historias

    Tenemos constancia de que Sneca el Viejo escribi unas Historias gracias al nico fragmento conservado del De uita patris, la biografa del padre escrita por Sneca el Filsofo40. Dicho fragmento se conserva en un palimpsesto (Vaticanus Palatinus Latinus 24) descubierto por G. Miglio- re en 1773 e interpretado correctamente por B. G. Niebuhr a principios del siglo x ix41. De l se deduce que las Historias comprendan desde el inicio de las guerras civiles hasta poco antes de la muerte del propio Sneca el Viejo, esto es, hasta el reinado de Tiberio y tal vez incluso hasta los primeros aos del de Caligula.

    Slo existen dos fragmentos de las Historias, llegados hasta nosotros a travs de las citas de otros autores; no obstante, como suele ocurrir en los casos de tradicin indirecta de Sneca el Viejo, existe la posibilidad de que dichos fragmentos deban atribuirse ms bien a la obra del hijo. En uno de ellos, citado por Lactancio, se traza una analoga entre los perodos de la historia de Roma y las edades del hombre42. En el segundo, cuya fuente es Suetonio43, se describen las circunstancias de la muerte de Tiberio.

    40 Cf. H. P e t e r , Historicorum Romanorum reliquiae II, Stuttgart, Teubner, 1967, pg. 98 (Leipzig, Teubner, 1906).

    41 L. D. R e y n o l d s , N. G. W il s o n , Copistas y fillogos: las vas de transmisin de las literaturas griega y latina, Madrid, 1986, pg. 252.

    42 Instituciones divinas VII, 15. La misma comparacin se da en F l o r o , Epitome de la Historia de Tito Livio, I, 1,4.

    43 Tiberio 73.

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    De la alta consideracin que a Sneca el Viejo le mereca una disciplina como la Historia y de su buen manejo de las fuentes histricas son prueba palmaria varios pasajes de su obra, especialmente los relacionados con Cicern en la sexta suasoria, donde nuestro autor dedica un largo excurso a repasar el trato dispensado a la figura del orador por diferentes historiadores, ofrecindonos as unos testimonios nicos y valiossimos.

    Controversias y Suasorias

    De la produccin de Sneca el Viejo slo conservamos por tradicin directa una obra, cuyo ttulo genrico, transmitido por algunos manuscritos44, es Oratorum et Rhetorum Sententiae, Diuisiones et Colores (Sentencias, divisiones y colores de oradores y rtores). La obra est constituida por dos grandes bloques bien diferenciados, Controuersiae y Suasoriae, hecho que explica la denominacin, ms comn y ms cmoda, de Controversias y Suasorias para referirse al conjunto de esta antologa declamatoria.

    No cabe duda de que se trata de una obra escrita en los ltimos aos de la vida de Sneca, quien la habra acabado de componer con posterioridad al ao 37 d. C., a lo sumo, dos o tres aos despus, tal como apuntan todos los datos contenidos en las postrimeras de la obra y la propia muerte del autor45. En cuanto al inicio de la redaccin, ms difcil de precisar, lo nico que se puede realmente afirmar es que,

    44 Atestiguan este ttulo los manuscritos B y V en el colofn del primer libro de las suasorias.

    45 Cf. el apartado correspondiente a la noticia biogrfica.

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    cuando sta se hallaba a ms de la mitad, se haba ya superado, no sabemos en cunto tiempo, el ao 3146.

    Las Controversias y Suasorias no nos han llegado en su integridad47, pero pese a su carcter incompleto, podemos forjamos una idea bastante exacta de la estructura de la obra, especialmente en lo concerniente a las Controversias. stas estaban divididas en diez libros, cada uno de los cuales contena presumiblemente un prefacio y un nmero variable de controversias, que oscila entre seis y nueve. Conservamos completos los libros I, II, VII, IX y X, en tanto que los restantes los conocemos slo en forma de extractos. Algo menos clara es la situacin en el caso de las Suasorias, de las que slo nos ha llegado el primer libro, con siete suasorias y sin prefacio, si bien es seguro que existi al menos un segundo libro dado que algunos manuscritos sealan el final del libro primero y el inicio del segundo tras la ltima suasoria conservada48.

    Como es sabido, suasoria y controversia son dos formas fundamentales de declamacin. La primera, ms elemental debido a su naturaleza deliberativa, consiste en un ejercicio sencillo, donde se espera del declamador que dirija admonitoriamente su consejo a uno o ms personajes, legendarios o histricos, puestos en una situacin crtica, y que haga inclinar, mediante sus argumentos, la decisin de stos en uno u otro sentido. Dada esta estructura bsica, los

    46 Los datos y las diversas consideraciones que avalan esta fecha se hallan recogidos en E. A r t ig a s , La datacin de las Controversias de Sneca el Viejo: la cuestin de los prlogos, X I Congreso Espaol de Estudios Clsicos, Santiago de Compostela 2003 (en prensa).

    47 Los detalles concretos de la transmisin manuscrita pueden seguirse en la seccin correspondiente de esta introduccin.

    48 La prdida de este segundo libro, o incluso de algn otro, justificara, por ejemplo, que no hallemos entre las Suasorias conservadas la que S n e c a promete a sus hijos en Contr. I I 4, 8.

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    ms experimentados podan demostrar sus dotes oratorias abundando, segn el caso, en la descripcin de lugares geogrficos o de costumbres, o en el relato de episodios de carcter histrico, desarrollando cualesquiera circunstancias dramticas hasta obtener un discurso lo ms brillante posible. Sirva como ejemplo de suasoria la primera de la obra de Sneca, en la que el cometido de los declamadores consiste en persuadir o disuadir a Alejandro Magno de su propsito de surcar el Ocano. Por otra parte, existe tambin una variante de suasoria, conocida como prosopopeya, donde el declamador asume el papel y la deliberacin del personaje en cuestin. Un buen ejemplo de esta modalidad nos la ofrece la tercera de Sneca, en la que los declamadores se ponen en el lugar de Agamenn, situado en el dilema de si inmolar o no a su hija Ifigenia.

    No ha de constituir ninguna sorpresa, dados los orgenes de la declamacin49, que de las siete suasorias conservadas, cinco lo sean de tema griego, histrico o mitolgico50. Frente a ellas, las dos ltimas (Suas. 6 y 7) no slo constituyen un ejemplo de romanizacin de los temas, sino que adems revisten especial inters por centrarse en un asunto, el de la persecucin poltica de Cicern, cronolgicamente muy cercano a los declamadores y al propio Sneca51.

    49 Para los orgenes de la declamacin puede verse, entre otros, S. F. B o n n e r , Roman Declamation in the Late Republic and Early Empire, Liverpool 1949, pgs. 1-26.

    50 Dos estn basadas en la vida de Alejandro (Suas. 1 y 4); otras dos, en las guerras mdicas (Suas. 2 y 5) y una en el ciclo mitolgico troyano (Suas. 3).

    51 El tratamiento de este episodio histrico por parte de los declamadores puede seguirse en M. B. R o l l e r , Co/or-Blindness: Ciceros Death, Declamation, and the Production of History, Classical Philology 92 (1997), 109-130.

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    La controversia, por su parte, es un tipo de ejercicio declamatorio ms avanzado, preparatorio para la elocuencia judicial. Se trata, esencialmente, de someter causas ficticias y controvertidas al arbitrio de un tribunal mediante la elaboracin de un discurso legal. El tema que para ello se propone debe tratarse en el marco que trazan la presentacin de una situacin particular y el concurso de una o ms leyes. Tomemos de modelo para ejemplificarlo la primera controversia de Sneca:

    E l h o m b r e q u e d e s h e r e d a a s u s o b r i n o Los hijos han de alimentar a sus padres o se los encarcelar

    Dos hermanos estaban peleados. Uno de ellos tena un hijo; el otro cay en la miseria. El sobrino lo aliment pese a la prohibicin de su padre, por lo cual fue desheredado; sin embargo, no protest. Lo adopt su to quien, tras recibir una herencia, se hizo rico. El padre empez a pasar penalidades y su hijo lo aliment pese a la prohibicin del to. Es desheredado.

    La situacin que se describe es ciertamente intrincada, hecho bastante habitual en las controversias dado que la complejidad argumentai ofrece mayores posibilidades de tratamiento. En esta ocasin se obtiene cruzando dos argumentos que tienen en comn el desheredamiento, tema ste que, junto con la ley que lo ampara, es uno de los ms recurrentes en las controversias. En realidad, tanto las leyes como los temas de estos ejercicios son pocos y repetitivos, y el carcter ficticio de las primeras junto con el novelesco de los segundos se compadece casi siempre con situaciones conflictivas e incluso violentas: hijos desheredados por sus padres, jvenes violadas, falsos testimonios, adulterios, envenenamientos. Asimismo, los personajes responden por lo comn a estereotipos convencionales como piratas, hroes,

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    pobres enemigos de los ricos, madrastras, asesinos, tiranos y tiranicidas, etc.52. Hay que pensar, no obstante, que los temas y los tpicos de la declamacin tienen una importancia relativa, ya que el armazn que conforman es solamente una excusa atractiva para la brillantez, la fuerza y la elocuencia del orador.

    Quizs el rasgo ms original de esta obra de Sneca, y a la vez el que ms obstculos presenta para una cmoda lectura e interpretacin de la misma, es la forma en que se organiza el contenido de cada una de las controversias y suasorias que conforman la antologa. A diferencia de otras obras, como las declamaciones atribuidas a Quintiliano, en la obra de nuestro autor no se contienen ejemplos de discur

    52 Desde siempre, los temas y los personajes de la declamacin han sido objeto, por su particular atractivo, de numerosos estudios. En concreto, para los utilizados en Sneca, vase H. Bornecque, op. cit., pgs. 75-89. Estudiosos como S. F. Bonner, op. cit., pgs. 33-39 y E. P. Parks, The Roman Rethorical Schools as a Preparation fo r the Courts under the Early Empire, Baltimore, 1945, pgs. 88-97, consideran que hay que matizar la afirmacin del carcter ficticio de los temas, desde el momento en que stos reflejan a veces la vida contempornea romana; cf. tambin en este sentido S. Rossi, Vita e realt nelle Controversie di Seneca il Retore, Riv. Indo-Greco-Italica 2 (1918), 203 y sigs.; ibid. 3 (1919), 13-28; N. D eratani, Le realisme dans les dclamations, Rev. Phil. 55 (1929), 184- 189; E. Migliario, Luoghi retorici e realt sociale nell opera di Seneca il Vecchio, Athenaeum 67 (1989), 525-547. Tratamientos particulares de los mismos pueden hallarse, por ejemplo, en artculos como los de D. B. Kaufman, Poisons and Poisoning among the Romans, Class. Phil. 27 (1932), 156-167; R. Granatelli, Ladulterio come controversia figurata in una causa realmente svoltasi nel foro: Sen. Contr. II 1.34-36, Retorica della communicazione nelle letterature classiche, Bolonia 1990, pgs. 201-232; M. Lentano, L 'eroe va a scuola: a figura del uir fortis nella declamazione latina, Npoles, 1998; o R. Chambert, Pirates et voyageurs dans les Controverses de Snque le Pre, Rev. t. Lat. 77 (1999), 149-169.

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    sos completos53. Sneca ordena los materiales de una manera totalmente diferente y, para entender su proceder, vale la pena recordar el ttulo genrico de la obra al que hemos aludido anteriormente: Sentencias, divisiones y colores de oradores y rtores. Efectivamente, eso es lo que encontramos en cada controversia (y, con ciertos matices que luego veremos, en cada suasoria), ya que, despus de presentar un argumento y, si es necesario, la ley o leyes que entran en juego, Sneca sigue casi siempre el mismo esquema: una seccin de sententiae, una discusin sobre la diuisio de la controversia y una antologa crtica de diferentes tipos de colores.

    Qu significan estos tres trminos tcnicos?54 Una sententia es, en el sentido estrictamente sintctico, el equivalente a una oracin o, en algunos casos, a un perodo formado por ms de una oracin. Pero en el contexto de la prctica declamatoria, la relevancia de la sentencia estriba evidentemente en su valor estilstico, tanto desde el punto de vista formal como semntico. Se trata de algo as como una frase brillante, una expresin limitada a una oracin o poco ms, pero que tiene un valor notable para la defensa de una determinada causa gracias al impacto conseguido mediante una adecuada combinacin de forma y fondo. Con ellas se

    53 La nica excepcin la constituye Contr. II 7, que reproduce lo que parece ser un amplio pasaje de una declamacin de Porcio Latrn. Por desgracia, la transmisin manuscrita nos ha conservado slo la parte inicial de esta declamacin.

    54 Evidentemente son muy numerosos los estudios que se han ocupado de esta terminologa, pero puede verse un anlisis de amplio espectro en el de H. B a r d o n , Le vocabulaire de la critique littraire chez Snque le Rhteur, Paris 1940, pgs. 19-20, 27 y 53; cf. tambin, por su especificidad, el de A. R t q u e r , Aproximacin a la terminologa retrica en Sneca el Viejo: sentencias y colores, Ciencia, didctica i fund social deis estilis clssics, Barcelona 2004, pgs. 369-377.

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    busca resumir o concluir una argumentacin de la causa o puntualizar aspectos esenciales de la misma, y ello a travs de la agudeza y la habilidad. Pueden estar estrechamente apegadas al tema que se debate o bien tener un valor ms general, en cuyo caso se acercan a las mximas y a los proverbios.

    Que las sentencias ms logradas o, tambin e inevitablemente, las de peor factura trascendan los lmites de una determinada controversia y eran celebradas e imitadas en unos casos, y ridiculizadas y parodiadas en otros, lo prueba no slo el hecho de que Sneca construya su obra dedicando un apartado especfico a este tipo de expresiones, sino tambin las continuas referencias que hace al xito con que esta o aquella sentencia fue acogida, la alusin a los imitadores que se sirvieron de una u otra, o la mencin, en fin, de aqullas que, fruto del desatino, acabaron por ser tan recordadas como las mejores.

    La diuisio es la estructura que se adopta para organizar los argumentos de un caso, Se procede mediante la formulacin de una serie de preguntas o puntos de discusin (quaestiones, cuestiones) que sirven para elaborar el discurso y que en principio giran en tomo a lo que disponen las leyes invocadas junto al tema de cada controversia. El declamador ha de preguntarse, punto por punto, si el modo de actuar de los personajes se ajusta o no a la ley; de ah que el tpico encabezamiento de este tipo de cuestiones sea: es lcito...?, puede...?. Sin embargo, en muchas ocasiones el problema no es estrictamente legal sino que, como cabe esperar de temas tan deliberadamente alambicados como los de las controversias, pueden y deben formularse preguntas de ndole moral. As, a los problemas de derecho (ius) se aaden los de equidad (aequitas), entendida sta desde un punto de vista tico. La pregunta entonces no es ya si una determina

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    da accin es lcita, sino ms bien si existe la obligacin moral de llevarla a cabo; debe...? es entonces el inicio habitual de este tipo de preguntas. Si las cuestiones legales exigen una respuesta tajante, acompaada de su justificacin razonada, las preguntas de equidad requieren en cambio un desarrollo ms detenido, una tractatio o tratamiento de los motivos de tipo tico que sirven para explicar un determinado comportamiento en unas circunstancias muy concretas e independientemente de lo que diga la ley55.

    Por ltimo, los colores son los distintos modos de acercarse a un caso, segn las exigencias de la causa que se est defendiendo. Entra entonces en juego la imaginacin del declamador a la hora de explotar a su antojo el tema de la controversia, enfocando el caso de acuerdo con sus intereses. En este sentido, el color es algo as como la tctica utilizada para atenuar o agravar, segn convenga, un determinado modo de actuar. Sirva de ejemplo la Controversia II 6 sobre el padre de un libertino que se convierte l mismo en libertino y por ello es acusado por su hijo de locura. Lo escueto de la exposicin del argumento, que nada dice de las razones que llevan al padre a tal comportamiento (lo que a su vez explica que se lo pueda acusar de demencia) deja en manos de los declamadores que hablan a favor del padre recurrir al color de que todo obedece a un plan premeditado cuya encomiable finalidad es escarmentar al hijo. Por su parte la causa del hijo tiene a su alcance excusar este tipo de vida en un hombre joven y censurarla en un hombre anciano, ridiculizando su comportamiento y atribuyndolo sin duda a la locura.

    55 Para la oposicin entre quaestio y tractatio puede consultarse I. J. A d ie g o , E. A r t ig a s , Terminologa retrica en las Controversias de Sneca el Viejo: quaestio frente a tractatio, La Filologa Latina hoy. Actualizacin y perspectivas, Madrid 1999,1, pgs. 305-313.

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    El esquema tripartito sentencias-divisin-colores slo es vlido propiamente para las controversias. En las suasorias no tiene sentido hablar de colores ya que no se trata de demostrar la inocencia o culpabilidad de un determinado acto, sino simplemente de deliberar en tomo a un dilema. En estos casos Sneca se limita a dar ejemplos de sentencias y a comentar diferentes propuestas de divisin que ahora no ataen, lgicamente, a cuestiones de tipo legal, sino que intentan simplemente encontrar las preguntas o las ideas que han de permitir discutir ordenadamente el tema de la suasoria.

    Los oradores y rtores en la obra de Sneca el Viejo

    Adems de mostrar exactamente la organizacin a que somete Sneca los materiales utilizados, el ttulo genrico de la obra nos orienta sobre otro rasgo singular de la misma: Sentencias, divisiones y colores no son fruto del ingenio de nuestro autor, sino que proceden de un largo elenco de oradores y rtores (ms de un centenar), cuyas intervenciones Sneca somete a una labor crtica de recopilacin y sistematizacin. Las razones de este modo de proceder las deja bien claras en los prrafos iniciales de la obra, cuando seala que su principal objetivo es el de dar a conocer a sus hijos, destinatarios de la misma, muestras de los grandes oradores que ellos no tuvieron oportunidad de or, y evitar as de paso que otros puedan apropiarse de ellas y que sus autores caigan definitivamente en el olvido. En este sentido la obra de Sneca tiene mucho de reivindicacin de la prctica declamatoria de su generacin, contrapuesta sta a las declamaciones que sus hijos ya haban podido escuchar de viva voz56.

    56 No hay duda de que los hijos de Sneca son, en primera instancia, los destinatarios de la obra, tal como deja claro, desde el inicio, la frmula epistolar que abre el libro primero: Seneca Nouato, Senecae, Melae filiis

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    Declamadores y oradores son, pues, los verdaderos protagonistas de Controversias y Suasorias; de ellos proceden todas las sentencias, las propuestas de divisin y los colores empleados en las declamaciones recogidas por Sneca. Pese a ello, esta obra no es simplemente una antologa de citas ajenas, sino una recopilacin hecha con un claro sentido crtico, donde abundan las apreciaciones de nuestro autor. De entrada, cada libro va precedido de un prefacio dedicado a la personalidad de uno o ms declamadores y oradores; pero adems, si bien en las sentencias Sneca se limita a reproducir textualmente sin ningn comentario las que l recuerda ms destacadas, en la divisin, y sobre todo en los colores, toma la palabra para verter sus juicios favorables o desfavorables, o para hacer suyos los de otros declamadores que tiene en gran estima, como es el caso de Porcio Latrn.

    Sneca, en fin, no nos ahorra sus opiniones sobre los declamadores y los oradores que antologa, por lo cual detenernos algo en ellas nos ha de permitir no slo conocer su propia valoracin, sino acercamos de paso a las figuras ms relevantes o ms peculiares de las que se ocupa57.

    salutem, y tal como recuerdan, a lo largo de la obra, los numerosos apostrofes de nuestro autor a sus pretendidos interlocutores. No obstante, los problemas derivados del desajuste entre la fecha de composicin de la obra y la edad que tendran a la sazn los hijos de Sneca parecen apuntar claramente al hecho de que tanto la apariencia epistolar de la obra como los propios destinatarios de la misma formen parte de una ficcin literaria fruto de la convencin. Sneca se habra servido, en definitiva, de este artificio retrico como excusa para dirigirse al gran pblico y alcanzar as los objetivos expuestos arriba, con independencia de los presuntos requerimientos de los hijos.

    57 El registro ms completo de oradores y declamadores citados en Sneca es el de H. B o r n e c q u e , op. cit. Puede verse tambin A. D. L e e m a n , Orationis ratio, Amsterdam 1963, cap. IX y L . D u r e t , Dans lombre des plus grands: I. Potes et prosateurs mal connus de l poque augustenne, ANRW lI, 30,2, 1983, pgs. 1447-1548.

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    Deja claras nuestro autor sus preferencias en el prefacio del ltimo libro de las Controversias, donde, en lo que tiene mucho de valoracin conclusiva, cita a los cuatro declamadores que considera ms importantes, un cuarteto al que describe metafricamente como una cuadriga: Porcio Latrn, Arelio Fusco el padre, Albucio Silo y Junio Galin. De los cuatro despuntan especialmente dos: Latrn, acreedor de la gloria, y Galin, merecedor del premio.

    La alta consideracin que Sneca profesaba hacia su intimo amigo y paisano Porcio Latrn llena todos los rincones de la obra senequiana. A l est consagrado el prefacio del primer libro de las Controversias, donde se le rinde un sentido homenaje; en las sentencias ocupa siempre un lugar destacado y es con mucha frecuencia el primer declamador al que se cita; a la hora de abordar la divisin de las distintas controversias y suasorias, casi siempre se menciona el procedimiento seguido por l; suyo es, como se ha sealado ms arriba, el nico ejemplo conservado de declamacin continuada; las opiniones de Latrn sobre los colores, en fin, merecen siempre el inters y el aprecio de Sneca58.

    Poco ms conocemos de Latrn aparte de las informaciones transmitidas por Sneca, pues las noticias ajenas a menudo son coincidentes con las de nuestro autor. Es el caso, por ejemplo, de Quintiliano59, que explica la misma ancdota referida por Sneca sobre los problemas de Latrn para hablar en el foro (cf. Contr. IX prefi, 3); o de Plinio el Viejo 60, cuando relata la costumbre de los discpulos de Latrn de comer comino para imitar su palidez, rasgo este ltimo al que tambin alude el propio Sneca en el prefacio del libro I

    58 Vase al respecto F. C a s a c e l i, La formazione delPoratore ideale nella opera di Seneca Padre, Vichiana 7 (1978), pgs. 52-65.

    59 Institucin oratoria X 5, 18.60 Historia Natural XX 160.

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    ( 7). Finalmente sabemos, esta vez por el testimonio de Jernimo que Porcio Latrn se suicid en el 4 a. C. para poner fin a unas fiebres cuartanas que le aquejaban.

    Algo mayor es la informacin que poseemos acerca de la vida del otro miembro destacado de la cuadriga, Junio Galin. ste era tambin un hispano afincado en Roma, como Sneca y Latrn61. En la capital del Imperio trab amistad con Ovidio, quien le dirigi sus condolencias a la muerte de su esposa62. Bastante ms joven que Sneca (debi de nacer hacia el 30 a. C.), adopt tras la muerte de ste a su hijo Novato. La valoracin que Sneca hace de su persona es siempre favorable, como en el pasaje en que le elogia la gran destreza en el uso de coloquialismos {Contr. VII pref., 5-6), y su juicio se ve acompaado en ms de una ocasin de trminos afectuosos. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con Porcio Latrn, son sorprendentemente pocas las ocasiones en que se lo cita; pero de ello, ms que a Sneca, acaso quepa responsabilizar a la transmisin incompleta de su obra, ya que es bastante probable que alguno de los prefacios hoy perdidos estuviera dedicado en exclusiva a Galin.

    Tambin es posible que otro de los prefacios no conservados tuviera como centro de atencin la personalidad de Arelio Fusco, llamado el padre para diferenciarlo de un hijo del mismo nombre. Nada sabemos de su vida, aunque se ha conjeturado que era de origen griego63 y que haba nacido algunos aos antes que Sneca. Fue maestro de un ilustre discpulo, el poeta Ovidio, y tambin de Papirio Fabiano, cuya figura glosa Sneca en el prefacio del libro segundo. Por suerte, en este lugar y tambin al comentar las suasorias,

    61 E s t a c io , Silvas II 7 , 30 y ss.62 Ponticas IV 11, 1.63 Cf. H. B o r n e c q u e , op. cit., pg. 150.

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    se detiene nuestro autor en el estilo de Fusco a quien, a pesar de la vistosidad de su arte, le critica lo rebuscado y lo desigual de su discurso: Expona, dice, algunas partes con concisin, pero en otras, especialmente en las descripciones, Fusco resultaba excesivamente prolijo (Contr. II, pref., 1). Es por tanto comprensible que prefiriera las suasorias, ya que stas daban pie con mayor frecuencia a digresiones de carcter general donde poda dar rienda suelta a su verbosidad afectada, muy del gusto de sus admiradores. Sneca haba sido uno de ellos en su juventud y nos recuerda cmo todos disfrutaban recitando, cada uno a su manera, las largas disquisiciones de Fusco (Suas. 2, 10). Pero el entusiasmo de Sneca disminuy con la edad (Suas. 2, 23) y sus hijos le tomaron el relevo, no sin cierto fastidio por parte del padre (Suas. 3, 7).

    Cierra el cuarteto de grandes declamadores Albucio Silo, a quien se dedica el prefacio del libro sptimo. Es el nico declamador del que Suetonio64 ofrece una semblanza, aunque sta se limita a un ramillete de ancdotas, alguna, por lo dems, tambin presente en Sneca.

    Gayo Albucio Silo, nos cuenta Suetonio, era natural de Novara, ciudad de la que lleg a ser edil. Perseguido por sus conciudadanos, march a Roma, donde obtuvo un gran xito como declamador. Luego, gravemente enfermo, regres a su ciudad natal y all decidi quitarse la vida dejndose morir de hambre, no sin antes convocar al pueblo a una asamblea para informarle de su decisin. Fue una puesta en escena digna de un rtor, ya que una de las muchas leyes ficticias de las controversias castigaba con la privacin de sepultura al suicida que no hubiera visto aprobada por el senado su

    64 Sobre los gramticos y rtores 30.

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    decisin65. Ancdotas ms o menos verosmiles al margen, s parece probable que Albucio naciera por las mismas fechas que Sneca y que muriera en los primeros aos de nuestra era. Escribi un tratado de retrica que Quintiliano cita en diversos lugares de su Institucin oratoria. De su forma de declamar, Sneca admira la brillantez y la fluidez, pero no deja de mencionar sus defectos, especialmente dos: la duracin excesiva de sus discursos, debida al desarrollo demasiado amplio de las cuestiones y al acopio de argumentos, y la falta de criterio y de seguridad en s mismo, lo quelo llevaba a ser muy irregular y a dejarse seducir fcilmente por lo novedoso.

    Ms all del cuarteto de cabeza, la especial consideracin que otros oradores le merecen a Sneca es manifiesta, por ms que l se niegue a dar una clasificacin de los que vienen tras la cuadriga {Contr. X pref., 13). Pueden mencionarse primeramente los que merecen los honores de ser objeto de los restantes prefacios conservados.

    A Papirio Fabiano, como hemos dicho, est dedicado ntegramente el prefacio del libro segundo de las Controversias, donde se repasan sus estudios con Arelio Fusco y con Rubelio Blando, su formacin como filsofo en la escuela de los Sextios, que profesaban una mezcla de estoicismo y pitagorismo, su mayor competencia para las suasorias y su estilo sencillo y espontneo, aunque en ocasiones algo oscuro. Cabe aadir a estos datos los elogios que le prodiga Sneca el Filsofo, que fue alumno suyo y que alaba en l la fluidez y la soltura del discurso66.

    65 Vase H. B o r n e c q u e , op. cit., pg. 146. La ley (Qui causas in senatu uohmtariae mortis non approbauerit, insepultus abiciatur) aparece en Q u in t il ia n o , Declamaciones menores 3 37 y en P se u d o Q u in t il ia n o , Declamaciones mayores 4.

    66 Epstolas morales a Lucilio 40, 12; 52, 11; 100, passim.

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    Asinio Polin y Haterio son los protagonistas del prefacio del libro IV. Gayo Asinio Polin era mucho ms que un declamador. Nacido el 76 a. C., combati junto a Csar contra Pompeyo en la batalla de Farsalia (48 a. C). Desempe la pretura en el 45, y en el 40 fue el artfice del acuerdo entre Octaviano (el futuro Augusto) y Marco Antonio en Brindisi. Ese mismo ao fue cnsul y en el 39 triunf sobre los partinos, un pueblo ilirio que haba apoyado a los cesarici- das. Luego, tras retirarse de la poltica, se consagr a la literatura y, de manera privada, a la declamacin. Muri el 5 d. C. No hay que olvidar su gran amistad con Horacio y sobre todo con Virgilio, quien le dedic la cuarta gloga. Como declamador, Sneca le reprocha que no sea tan severo consigo mismo como lo era con los dems. Repara tambin en el detalle de que Polin nunca admitiera pblico en sus declamaciones y lo atribuye a la poca importancia que conceda a la prctica declamatoria.

    Quinto Haterio nos es mucho menos conocido, pero afortunadamente tenemos algn dato sobre l, cosa que no puede decirse en otros muchos casos. Era de familia senatorial y debi de ser en algn momento cnsul sustituto, porque Tcito lo denomina excnsul a pesar de que no aparece en las listas de cnsules. Naci hacia el 63 a. C. y muri en el 26 d. C.67 Sneca destaca de l su impetuosidad, precisamente el mismo rasgo que resaltan el propio Tcito y Sneca el Filsofo68. Por otra parte, nuestro autor aade que Haterio fue el que mejor supo trasladar al latn los recursos de los declamadores griegos.

    Los prefacios de los libros III y IX glosan las figuras, respectivamente, de Casio Severo y Vocieno Montano. Am

    67 T c it o , Anales IV 61.68 T c it o , ibid.; S n e c a , Epstolas morales a Lucilio 40, 10.

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    bos oradores muestran rasgos comunes y semejante es tambin el modo en que Sneca se ocupa de ellos al explicar que, siendo los dos destacados oradores en el foro, parecan encontrarse mucho menos cmodos en la prctica declamatoria. Casio Severo era mucho peor declamador que orador forense, mientras que Vocieno Montano acab abandonando la declamacin. Sneca les cede la palabra para que se justifiquen y ambos formulan una crtica similar contra la declamacin escolar: Un abismo la separa de la verdadera actividad oratoria desarrollada en el foro. De este modo, y en su afn por dar cabida a todo tipo de opiniones, Sneca incluye hbilmente en su obra dos voces discordantes.

    En el prefacio del libro X Sneca repasa muy someramente los rasgos de ocho declamadores: Marco Emilio Es- cauro Mamerco, Tito Labieno, Volcacio Mosco, Musa, Fulvio Esparso, Gavio Siln, Clodio Turrino el padre y Clodio Turrino el hijo. Slo de los tres primeros disponemos de alguna informacin adicional a la que puede entresacarse de la propia obra de Sneca. Escauro fue cnsul sustituto en el 21 d. C. y se suicid en el 33 tras haber sido acusado ante Tiberio de adulterio con Livia y de prcticas mgicas69. Muy dotado para la oratoria forense, Sneca le reprocha su indolencia, que le hizo desaprovechar su talento. De Labieno sabemos que sus obras fueron quemadas por un decreto del senado (presumiblemente en el 12 d. C., ao en se inicia la poltica antilibelo de Augusto)70 y que no fueron autorizadas a circular hasta la poca de Caligula71. Sneca explica que la prohibicin de sus obras lo llev a suicidarse encerrndose en la tumba de sus antepasados; en cuanto a su es

    69 T c it o , Anales VI 29 . Tambin Sneca alude a la persecucin y muerte de Escauro en Suas. 2 , 22 .

    70 D i n C a s io , Historia romana L V I27.71 S u e t o n io , Caligula 16.

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    tilo, deja patente su gran admiracin. Tambin fue accidentada la vida de Mosco: Nacido en Prgamo y afincado en Roma a principios del principado de Augusto, fue acusado de envenenamiento, condenado y desterrado a Marsella, donde muri en el 25 d. C .72 Sneca admite que no declamaba mal, pero le afea su empeo en usar siempre figuras.

    Para los cinco declamadores restantes mencionados al inicio del libro X, nuestra nica fuente es el propio Sneca. La valoracin de Musa como declamador parece haber sido causa de discrepancias entre Sneca y sus hijos, pues stos eran amigos de Musa y, en especial Mela, admiradores de su estilo, mientras que Sneca padre, aunque le reconoce cierto talento, critica su falta de sensatez y no deja de lanzarle pullas en diferentes lugares de la obra. Tambin Sneca desaprueba a Esparso, que era un imitador de Latrn, pero de estilo rudo. Mucho ms elogioso se muestra en cambio con Gavio Siln, un buen declamador alabado por el mismo Augusto, con Clodio Turrino el padre, orador eficaz y cuidadoso, y con el hijo de ste, de idntico nombre. Cabe sealar que estos tres ltimos eran tambin hispanos73 y que al menos con los dos Clodios mantena Sneca una estrecha relacin de amistad.

    El catlogo de declamadores de las Controversias y Suasorias senequianas supera con mucho el de los nombres mencionados hasta ahora. Lamentablemente, la prdida de varios prefacios nos impide saber qu otros merecieron una atencin especial por parte de nuestro autor, de manera que el sistema ms neutro que podemos utilizar para valorar su

    72 P o r f ir i n , Comentarios a las epstolas de Horacio I 5 , 9; T c i t o , Anales IV 43,

    73 El origen hispano de Clodio Turrino padre e hijo se seala expresamente en Sneca. En cuanto a Gavio Siln, todo apunta a ese mismo origen, ya que fue en Trraco donde Augusto lo oy pleitear.

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    importancia pasa por atender al nmero de apariciones de cada uno de ellos a lo largo de la obra. En este sentido, resulta especialmente destacable un declamador como Cestio Po, citado en casi todas las Controversias y Suasorias. La nica informacin sobre su vida nos la ofrece Jernimo: Naci en Esmima en el 13 a. C. y era maestro de retrica en Roma. De la ancdota ocurrida en su escuela que nos narra Sneca {Contr. I 3, 10), en la que se alude a la derrota de Quintilio Varo en Teutoburgo, se deduce que en el 9 d. C., fecha de dicha batalla, an estaba vivo.

    A partir de las numerosas referencias de Sneca a Cestio Po es posible trazar un retrato del personaje y, a la vez, constatar la opinin que nuestro autor tena de l. Su rasgo ms caracterstico era su agudsimo espritu crtico y la mordacidad, muchas veces desmesurada, con que lo empleaba. Un ejemplo es la falta de delicadeza que tuvo al recordarle al hijo de Quintilio Varo la derrota, antes mencionada, sufrida por su padre. Era, adems, lo suficientemente pretencioso y engredo como para creerse mejor que Cicern {Suas. 7, 12-13), llegando a escribir discursos ficticios de rplica a los del gran orador, cosa que desesperaba a Casio Severo, quien lo hizo objeto de sus chanzas e invectivas (Contr. III pref., 15-17). Pese a ello, Sneca parece tener un alto concepto de Cestio Po como rtor, y por ello resulta algo sorprendente que no lo site al mismo nivel que los cuatro grandes declamadores. Quizs la explicacin de esta omisin pueda deberse a una circunstancia que Sneca no ahorra mencionar y es que, siendo el griego la lengua materna de Cestio Po, le faltaba en latn la fluidez suficiente para poder expresar toda la riqueza de sus ideas (Contr. V II1, 27).

    De los restantes declamadores en lengua latina abordaremos a continuacin los que juzgamos ms relevantes, sea por el nmero de ocurrencias que presentan, sea por lo que

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    Sneca explica de ellos, sea, en fin, por las informaciones biogrficas que nos es posible obtener de otras fuentes. En cuanto a los dems, slo podemos sugerir la lectura de las sentencias y colores por los que son mencionados y alguna que otra pincelada que sobre ellos traza Sneca74. Los que citamos a continuacin siguen un orden decreciente de acuerdo con el nmero de apariciones en la obra:

    Pompeyo Siln, del que nada sabemos. Las escasas veces en que Sneca emite alguna opinin sobre l es elogiosa, como por ejemplo en Suas. 7, 10.

    Argentario, de origen griego, discpulo e imitador de Cestio lo que le granje el desdn de ste (Contr. IX 3, 12), al que se ha querido identificar con un poeta del mismo nombre de poca de Augusto que aparece como autor de algunos poemas en la Antologa Palatina.

    Triario, otro declamador sin dato biogrfico alguno al que no se le ahorran crticas en la obra senequiana. Cestio Po lo da como ejemplo del empleo de palabras biensonantes que acaban por embelesar al auditorio y le hacen desatender al contenido (Contr. VII 4, 10); Cestio y el propio Sneca resaltan lo absurdo de algunos de los colores que utiliza.

    Rubelio Blando, del que sabemos que era de Tivoli y que perteneca al orden ecuestre75. Sneca no se pronuncia sobre l.

    74 Estos declamadores en lengua latina son, por orden alfabtico: Abronio Siln, Ayecio Pastor, Broco, Clodio Sabino, Estatorio Vctor, Gavio Sabino, Lucio Magio, Menstrato, Mentn, Moderato, Lucio y Publio Nonio Asprenate, Pacato, Paterno, Postumio Acao, Quintilio Varo, Sepulio Baso y Lucio Vinicio.

    75 Ambas informaciones las da T c it o , Anales VI 27. Tambin Sneca menciona su pertenencia al orden ecuestre, destacando que fue el primer caballero romano que dio clases de retrica (Contr. II pref., 5). Puede

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    Comelio Hispano, del que nada puede decirse, pues lo ignoramos todo sobre su vida. Sneca se limita a reproducir sus sentencias.

    Romanio Hispn, que se caracterizaba por un estilo agresivo y directo que Sneca atribuye a su propio temperamento (Contr. IX 3, 11).

    Vario Gmino, a quien Jernimo llam sublimis orator16. Merece algn elogio ocasional de Sneca {Contr. VII 2, 9) y sobre todo de Casio Severo por su forma de enfocar la suasoria sexta (Suas. 6, 11).

    Julio Baso, a quien se refiere brevemente Sneca al hablar de Fulvio Esparso en el prefacio del libro X, ya que ambos eran rivales. Aun reconociendo su elocuencia, Sneca le reprocha la amargura que siempre le acompaaba y su mana de imitar la prctica forense (Contr. X pref., 12).

    Marulo, que fue el maestro de Sneca y de Porcio Latrn, pese a lo cual el juicio de nuestro autor no es muy favorable: Le reconoce originalidad, pero le critica la escasa brillantez de su estilo (Contr. I pref., 22).

    Vibio Rufo, declamador de poca de Tiberio, de quien Din Casio explica una curiosa ancdota77. De su declamacin Sneca menciona su forma de hablar a la antigua, con expresiones arcaicas y vulgares (Contr. IX 2, 25).

    tratarse del mismo que menciona Se r v io como historiador (Comentarios a Gergicas I 103).

    76 Je r n im o , Contra Joviniano 1 28 (PL 23, 261).77 Cuenta D i n C a s io , Historia romana LVII 15, que Vibio Rufo te

    na por esposa a quien haba sido mujer de Cicern, Publilia, y que sola sentarse en una silla que haba pertenecido a Julio Csar. Se jactaba de ambas cosas, pues pensaba que llegara a ser un orador gracias a su esposao un Csar gracias a la silla; esto ltimo no slo no le granje la inquina de Tiberio, sino que incluso lleg a ser cnsul.

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    Vibio Galo, alumno de Arelio Fusco. Aunque Sneca elogia su gran elocuencia, seala que acab loco merecidamente, de tanto imitar a los locos (Contr. I I 1, 25).

    Buten, un orador indudablemente poco verboso, pero hbil a la hora de estructurar las controversias {Contr. II 5, 15); ello no obstante, en Contr. V II4, 3, se considera absurda la primera cuestin que propone.

    Junio Otn, autor de cuatro libros sobre colores. Sneca loa su habilidad en las controversias difciles, en las que no es aconsejable hablar abiertamente. Su gran defecto era que abusaba de los sueos como recurso: Y es que Otn era de los soadores y, siempre que le faltaba un color, explicaba un sueo (Contr. VII 7, 15). De su vida sabemos lo que cuenta Tcito78: Siendo pretor, particip en la acusacin contra Gayo Silano, procnsul de Asia acusado de concusin. Al decir del mismo Tcito, era un oscuro maestro de escuela.

    Pasieno, hombre de gran elocuencia y, para Sneca, el mejor orador forense de su tiempo {Contr. II 5, 17). Tambin suscriba esta opinin Casio Severo, amigo suyo (Contr. III pref., 14). Segn Jernimo muri en el 9 a. C.

    Marco Claudio Marcelo Esemino, nieto y alumno de Asinio Polln, pretor en el 19 d. C. Era un orador eminente segn Tcito79. Fue uno de los abogados cuyos servicios requiri Gneo Calpurnio Pisn cuando fue sometido a investigacin por la muerte de Germnico en el 20 d. C.80, pero renunci a la defensa.

    P. Ovidio Nasn, el famoso poeta. Discpulo de Arelio Fusco y admirador de Porcio Latrn, Sneca destaca su talento refinado, cuidado y atractivo, y observa con acierto que lo suyo era la poesa, porque su oratoria era poesa en

    78 Anales III 66.79 Anales XI 6.80 Cf. T c it o , Anales III 11.

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    prosa {Contr. II 2, 8). De todos modos, Sneca opina que era buen orador en su etapa de estudiante y reproduce algunas sentencias de una controversia declamada por l {Contr.II 2, 9-10); no obstante, a continuacin recuerda que Ovidio tena mayor predileccin por las suasorias {Contr. I I 2, 12).

    Vali Siraco, hombre de gran elocuencia. Cuenta Din Casio81 que fue asesinado simplemente porque Tiberio se haba referido a l como el amigo de Asinio Galo. Esto debi de ocurrir en el 30 d. C., ao en que Asinio Galo fue perseguido por Tiberio.

    Alfio Flavo, precoz declamador {Contr. 1 1, 22), discpulo de Cestio Po. ste lo reprende en una ocasin.

    Publio Vinicio, elogiado por Sneca porque era incapaz de decir cosas absurdas. Fue cnsul el 2 d. C. Como en el caso de Marcelo Esemino, Calpurnio Pisn quiso contar con l como abogado, pero no lo consigui. De su forma lenta de hablar se hace eco Sneca el Filsofo82.

    Capitn, a quien Sneca tiene en muy alta consideracin como declamador de escuela, llegando a afirmar que slo le supera el cuarteto de cabeza {Contr. X pref. 12). Pese a ello, aparece muy pocas veces en la obra.

    Marco Emilio Lpido, preceptor de Nern Csar, cnsul en el 11 d. C. y muerto en el 33 d. C. Fue uno de los defensores de Calpurnio Pisn en el Senado83. Tambin defendi a su hermana Lpida de diversas acusaciones (adulterio, envenenamiento, simulacin de tener un hijo de un hombre rico y sin descendencia, etc.). Es elogiado por Sneca.

    Marcio Marcelo, amigo ntimo de Vocieno Montano, quien lo citaba como un modelo que se deba seguir.

    81 Historia romana LV III3.82 Epstolas morales a Lacillo 40, 9.83 T c it o , Anales III 11.

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    Asilio Sabino, el gracioso ms encantador de todos los rtores, segn Sneca (Suas. 2, 12). Se lo ha querido identificar a la vez con dos personas del mismo nombre o similar: uno, autor de un dilogo cmico que gust mucho a Tiberio84 y otro, preceptor de Caligula en el 14 d. C .85.

    Quintiliano el Viejo. Puede tratarse del abuelo del clebre rtor calagurritano. Sneca declina hablar de l (Contr. X pref., 2).

    Surdino, un joven talentoso que tradujo magnficamente al latn obras griegas. Sola pronunciar sentencias dulces, si bien a menudo demasiado dulzonas y sin fuerza (Suas. 7, 12).

    Un captulo aparte merecen aquellos declamadores que deben su presencia en la obra de Sneca ms a sus defectos que a sus virtudes. Nuestro autor no suele escatimar palabras hirientes y custicas al referirse a ellos, tildndolos en ms de una ocasin de locos. As, aunque trata con cierta benevolencia a Gargonio, un alumno de Buten de voz enronquecida (Contr. I 7, 18), a quien define como el ms encantador de los insensatos (Suas. 7, 14), otros, como Licinio Nepote, Seniano, Cacio Crispo (un rtor de pueblo), Antonio tico, Festo, Floro, Mamilio Nepote y Sabidieno Paulo son inmisericordemente criticados. Pero quien se lleva la palma de la estulticia es, sin duda, Murredio. Sneca censura en varias ocasiones su torpeza, su estupidez, su extravagancia y su costumbre de imitar los recursos de Publilio Siro y del mimo. Entre los declamadores peor valorados se cuenta tambin Sneca Grandin, por el divertido retrato que Sneca traza de este ejemplo clnico de megalomana (Suas. 2, 17) y Tusco, por su lamentable ocurrencia de usar anacrnicamente en una suasoria de tema griego la clebre

    84 Vase Su e t o n io , Tiberio 42.85 Vase S u e t o n io , Caligula 8.

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    frase de Julio Csar llegu, vi, venc (Suas. 2, 22). Finalmente, sin llegar a usar con l la dureza empleada con los declamadores anteriormente citados, Sneca muestra poco aprecio por Paulo Fabio Mximo, cnsul en el 11 a. C. y amigo de Augusto86, al que acusa de haber introducido en el foro la manera de declamar de las escuelas (Contr. II 4, 11) y a quien da como ejemplo de lo que no hay que imitar.

    Por lo general Sneca recoge tambin algunas intervenciones de declamadores que usaban la lengua griega. Su presencia, con todo, es proporcionalmente mucho menor y aparecen casi sistemticamente relegados a la parte final de cada controversia o suasoria. Aunque Sneca no llega al extremo de su amigo Porcio Latrn, que no es que despreciara a los griegos sino que incluso los ignoraba (Contr. X 4, 21), su preferencia por los declamadores latinos es manifiesta. As, por ejemplo, cuando da la primaca a los declamadores griegos en el tratamiento de una parte de una controversia, parece tratarse de algo excepcional (Contr. 14, 10) y, an en ese caso, encuentra a un declamador latino que los supera (Contr. I 4, 12). En Contr. VII 1, 25 llega incluso a considerar mucho mejor una sentencia latina que su supuesto modelo griego, y no deja, en fin, de ser significativo que, para la suasoria segunda, cuyo tema es griego, slo encuentre una sentencia que valga la pena recordar entre todas las pronunciadas por los declamadores en dicha lengua (Suas. 2, 14). En definitiva, para Sneca la oratoria latina en tiem

    86 Segn T c it o , Anales I 6, Fabio Mximo habra sido la nica persona que haba acompaado a Augusto en su supuesta visita a su nieto Postumo Agripa durante su exilio de Planasia, realizada cuando el emperador estaba prximo a morir (15 d. C). Habra sido el causante, adems, de que esta entrevista, que abra las puertas a una reconciliacin peligrosa para los intereses de Tiberio, llegara a odos de ste y de Livia. Fabio Mximo muri poco despus, tal vez envenenado.

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    pos de Cicern haba igualado, si no superado, a la de la altanera Grecia (Contr. I pref., 6) y el paso de un tipo de elocuencia a otro era muy fcil, ya que la lengua latina supla su aparente inferioridad de recursos con una mayor licencia (Contr. X 4, 24).

    A esta ya de por s limitada presencia de ejemplos griegos se suma la triste circunstancia de que la transmisin manuscrita de Sneca ha maltratado en grado sumo las sentencias escritas en griego. En muchas ocasiones no nos han llegado sus intervenciones y en otras la fijacin del texto resulta muy problemtica.

    El declamador griego ms veces citado es Glicn Espi- ridin87. La opinin que Sneca da del modo en que declam la suasoria de Alejandro y el Ocano (dijo cosas sublimes y cosas malas en igual medida, Suas. 1,16) puede tal vez hacerse extensiva a su forma habitual de declamar, ya que, en general, Sneca alterna valoraciones muy favorables con otras mucho ms crticas.

    Aunque aparezca en menos ocasiones que Glicn, Nice- tes es un declamador muy bien considerado por Sneca. Este rtor, cuya madurez sita Jernimo en el 33 a. C., comparta con Latrn, segn Sneca, el raro privilegio de tener alumnos dispuestos a no ser escuchados sino slo a escuchar (Contr. IX 2, 23), algo que da la medida del xito que alcanz en Roma como profesor. Sneca es siempre elogioso con Nicetes, destacando su carcter impetuoso (Suas. 3, 6), y slo llama la atencin sobre un anacronismo cometido por l al declamar la suasoria de los espartanos que deliberan sobre su retirada (Suas. 2, 14). Es muy posible que perteneciera a la escuela de Apolodoro, ya que Tiberio, seguidor de

    87 Tambin lo menciona brevemente Q u in t il ia n o , Institucin oratoria VI 1,41.

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    la escuela contraria, la de Teodoro de Gdara, no apreciaba nada el ingenio de Nicetes (Suas. 3, 6).

    Tambin merecen por parte de Sneca comentarios elogiosos Hermgoras e Hibreas. Hermgoras es probablemente el mismo Hermgoras de Temno del que nos habla la Suda, autor de varios tratados de retrica y profesor en Roma en tiempos de Augusto. Hibreas de Milasa, por su parte, era, segn Estrabn, el mejor orador de nuestra poca88. A su condicin de orador hay que aadir su intensa actividad poltica, al menos durante unos aos: En el 41 a. C. fue el portavoz ante Marco Antonio de las quejas por los tributos impuestos a las ciudades de Asia y en el 40 a. C. encabez la sublevacin de Milasa frente a Quinto Labieno, un partidario de los cesaricidas que, aliado con los partos, se estaba haciendo con el control de gran parte de Asia. La sublevacin fue sofocada e Hibreas tuvo que huir, aunque regres al ao siguiente. De su celebridad da cuenta el episodio, narrado por Sneca (Suas. 7, 14), en el que interviene su hijo, del mismo nombre, recitando precisamente ante el hijo de Cicern un pasaje de Hibreas padre que era conocido por todos.

    Poco ms puede decirse de los dems declamadores griegos, cuya presencia en la obra de Sneca es muy reducida. Los que siguen, no obstante, son al menos conocidos por otras fuentes:

    talo, el estoico, que tuvo que exiliarse vctima de las maquinaciones de Sejano (Suas. 2, 12) y que recibe claros elogios como orador y como filsofo por parte de nuestro autor, fue maestro de Sneca el hijo, que lo recuerda con admiracin en diferentes pasajes de sus obras.

    88 Geografa X III4, 15.

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    Damante Escombro era cario, de Traies89. Sneca reparte por igual elogios y reprobaciones a sus sentencias.

    Gorgias, cuyas sentencias citadas por Sneca no nos han llegado, parece ser el rtor que fue maestro de Cicern hijo hasta que su padre le orden abandonarlo porque lo estaba induciendo a los placeres y a la bebida, segn explica Plutarco 90.

    Un caso especialmente complicado es el de Esquines, citado dos veces por Sneca y que, evidentemente y como el propio Sneca se encarga de aclarar, no tiene nada que ver con el clebre orador griego del siglo rv de idntico nombre. Se ha intentado identificarlo con Esquines de Mileto, una de las glorias de esta ciudad destacadas por Estrabn91, que lo menciona como contemporneo suyo y que seala que tuvo que vivir en el exilio por haberle hablado con demasiada franqueza a Pompeyo el Grande. Ahora bien, Sneca, en los dos pasajes donde lo menciona, lo incluye entre los declamadores nuevos (noui declamatores). Si stos son, como en otros lugares, los de la generacin siguiente a Latrn, resulta harto improbable que el Esquines de Sneca sea el mismo orador desterrado por su atrevimiento ante Pompeyo, habida cuenta de que este ltimo muri en el 48 a. C.

    Los restantes declamadores en lengua griega deben exclusivamente a Sneca no haber cado en el olvido ms absoluto y son para nosotros poco ms que un nombre. De algunos de ellos nos da Sneca una valoracin general. As, dice de Euctemn que era de poco fuste pero agradable {Contr. I 1, 25) y de ingenio agudo (Contr. VII 4, 8); de Ni- ccrates de Esparta seala que era un declamador rido y

    89 E s t r a b n , Geografa XIV 1, 42.90 Cicern 24; vase tambin la carta de Cicern hijo a Tirn en Cartas a

    los familiares XVI21.91 Geografa XIV 1, 6.

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    sin frescura (Contr. VII 5, 15); de Agretas que tena una expresin poco pulida que denotaba que no haba frecuentado a los griegos, pero sus sentencias eran contundentes, hecho que denotaba que haba frecuentado a los romanos (Contr. II 6, 12); considera a Dionisio un orador ms elegante que vehemente; elogia de Furio Saturnino su forma tan agradable de declamar; descalifica con dureza, en cambio, a Emiliano, que era de esa clase de tontos simpticos, necios porque no dan para ms (Contr. X 5, 25). Mucho ms limitadas son las consideraciones sobre otros declamadores griegos, como Adeo, Apaturio, Apolonio, Artemn, Cratn, Diocles de Caristo, Dorin, Metrodoro y Potamn. Por ltimo, de los siguientes declamadores Sneca no comenta nada: Brbaro, Dionisio tico, Glaucipo de Capado- cia, Pmenes, Pausanias y Plutin.

    Naturaleza e importancia de las Controversias y Suasorias

    Las peculiares caractersticas de la estructura y del contenido de las Controversias y Suasorias hacen que sea una obra difcil de clasificar y de valorar. No estamos, evidentemente, ante un tratado de retrica, ni tampoco ante una simple antologa de declamadores o de declamaciones. De hecho, la obra slo cobra un sentido cabal y profundo si se la contempla como un ejemplo de crtica literaria. En efecto, las Controversias y Suasorias estn repletas de valoraciones estticas sobre el estilo y la eficacia de los declamadores, tanto en sentido general como en el contexto de un determinado tema de declamacin. Vista as, la obra senequiana adquiere una clara coherencia, formal y de fondo, y si de su lectura resulta cierta extraeza o cierta sensacin de distancia, ello debe atribuirse no al propio Sneca como escritor sino ms bien a la prdida del corpus declamatorio en el que se basan e insertan las Controversias y Suasorias, una obra crtica concebida como algo

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    inseparable de un gnero muy concreto, el de la declamacin. Esta disciplina, trascendiendo su misin estrictamente educativa, se convirti durante el periodo augusteo en un modo de entretenimiento enormemente popular e incluso en una actividad artstica del gusto de los adultos92. Las declamaciones acabaron por ser consideradas un objeto artstico susceptible de ser valorado literariamente y a tal valoracin se aplic a conciencia nuestro autor, convirtindose en el mejor testigo de la importancia que tuvo la retrica para las clases cultas de los primeros tiempos del Imperio93.

    Todo ello explica que Sneca el Viejo se nos revele mucho ms cercano cuando su labor de crtico literario supera los lmites del mbito declamatorio y se adentra en otros gneros menos ceidos a los imperativos de una moda pasajera. En este sentido, Sneca constituye no slo una fuente de gran relevancia para la produccin de poca augustea, pues por l tenemos noticia e incluso testimonios directos de carcter nico sobre poetas e historiadores de los primeros tiempos del Imperio, sino tambin para la valoracin literaria de la misma: Juicios como los que encontramos en la obra sobre Ovidio o Virgilio, ya sean propios o ajenos, justifican por s solos la importancia de la misma.

    Fragmentos inciertos

    Han llegado hasta nosotros, a travs de las citas de otros autores, tres fragmentos que las ediciones de Sneca incluyen como apndice a su obra retrica94. Las fuentes que los

    92 Cf. G. K e n n e d y , The Art o f Rhetoric in the Roman World, Princeton 1972, pgs. 312 y sigs.

    93 G. K e n n e d y , op cit., pg. 330.94 Vanse, por ejemplo, las respectivas ediciones de M. W in t e r b o t -

    t o m y L . HKANSON,

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    han transmitido son, para los dos primeros, la Institucin oratoria de Quintiliano y la Vida de Virgilio de Suetonio- Donato para el tercero. Sin embargo, la atribucin no ya a libros perdidos de las Controversias y Suasorias sino incluso al mismo Sneca el Viejo dista mucho de ser segura. Al estar asignados en los tres casos a un genrico Sneca, existe como casi siempre la posibilidad de que pertenezcan a obras no conservadas de su hijo.

    As, los dos pasajes de la Institucin oratoria de Quintiliano en los que se ha querido ver una referencia a la obra retrica de nuestro autor deben contemplarse con cierta cautela. El primero de ellos95 reproduce unas frases que el rtor Calagurritano califica de imgenes llenas de audacia y vivacidad; son aparentemente unas sentencias que, como seala el texto, declam Sneca en una determinada controversia. Habida cuenta de que Sneca el Viejo nunca se cita a s mismo como declamador en su propia obra, este testimonio, en el supuesto de que est refirindose a l y no a su hijo96, difcilmente podra estar aludiendo a algn pasaje perdido de las Controversias y Suasorias. Por lo que respecta al segundo testimonio de Quintiliano97 cabe admitir que el contexto donde hallamos la referencia a Sneca recuerda sobremanera a las Controversias, pues el rtor Calagurritano recoge la opinin de un Sneca hacindola preceder de una ancdota que tambin se encuentra en Contr. VII pref., 6-7: Se trata del aprieto en que se encontr Albucio Silo cuando en un juicio emple un juramento a modo de figura retrica y la

    95 Institucin oratoria IX 2, 42.96 Es sabido que Sneca el Filsofo destac como brillante orador des

    de que empez su can-era poltica en el 31 d. C. y sus discursos incluso llegaron a despertar la envidia del emperador Caligula, como se desprende, por ejemplo, de Su e t o n io , Caligula 53.

    97 Institucin oratoria IX 2, 95-98.

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    parte contraria se lo tom al pie de la letra. Tras narrar este episodio, dentro de unas consideraciones sobre la formulacin de juramentos, Quintiliano aade: Sneca dijo con elegancia que ello es propio no de los abogados sino de los testigos. Ahora bien, si sta es una opinin expresada por Sneca el Viejo, resulta algo extrao que l no la incluyera en su propia obra, all donde cabra esperarla, esto es, en el lugar donde narra, l tambin, el juramento de Albucio Silo98.

    El testimonio que tiene ms visos de poderse poner en relacin con nuestro autor tal vez sea el de la vida virgiliana, donde se cita a Sneca como fuente de un comentario del poeta Julio Montano sobre la voz y la expresin del Mantuano El problema es esta vez que dicho comentario no se reproduce bajo forma alguna en las Controversias y Suasorias, ausencia que se ha querido justificar sugiriendo que podra estar representando un fragmento perdido de la obra senequiana 10. Es cierto que en Contr. VII 1, 27 Sneca recoge ciertas consideraciones de Julio Montano a propsito de una imitacin virgiliana, pero ni siquiera esta coincidencia nos permite descartar del todo que la fuente del pasaje de la vida de Virgilio sea Sneca el Filsofo, habida cuenta

    98 Por lo dems, la ancdota de Albucio Silo y el juramento debi de gozar de cierta popularidad, pues la recoge asimismo Su e t o n io , Gramticos y rtores 30, razn por la cual parece arriesgado sostener que, en este pasaje, Sneca el Viejo sea la fuente de Quintiliano; vase a este respecto, L. A. Su s s m a n , op. cit., pg. 161.

    99 Vida de Virgilio 29: Y Sneca cuenta que el poeta Julio Montano sola decir que le robara a Virgilio algunos versos si pudiera robarle tambin su voz, pronunciacin y mmica: pues los mismos versos pronunciados por Virgilio sonaban bien, sin l eran vacos y no decan nada (trad, de M.a L. A n t n P r a d o et alii).

    100 Vase L. A . Su s s m a n , op. cit., pg. 166.

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    de que tambin ste se ocupa en un lugar de su obra de Julio Montano y su poesa101.

    PERVTVENCIA

    El profundo silencio de las fuentes clsicas en tomo la figura de Sneca el Viejo no slo afecta a los testimonios sobre su vida, como hemos visto ya en la noticia biogrfica, sino que se extiende tambin a su produccin literaria. Es tal la falta de noticias que resulta casi imposible extraer conclusiones sobre la repercusin que su obra pudo tener en autores posteriores o, simplemente, sobre la opinin que a stos les mereca.

    No hallamos, en efecto, ninguna mencin explcita a la produccin de nuestro autor en toda la Antigedad Clsica y, aunque no han faltado intentos loables de reconocer su influencia no slo en obras especficamente dedicadas a la oratoria sino en otras de muy diverso tipo102, las afinidades que se han sealado son tan vagas que resulta aventurado considerarlas muestras de perviventia.

    As las cosas, Sneca el Viejo, y con l los ms de cien oradores y rtores que encontramos en su obra, parecen haberse evaporado. Ni siquiera es posible hallar huellas manifiestas en los escritos de su propio hijo, a pesar de que se hayan advertido vagas coincidencias entre uno y otro en algunos juicios u opiniones. Es el caso de la parecida valora

    101 Epstolas morales a Lucilio 122, 11; cf. M. G r if f in , The Elder Seneca..., pg. 10.

    102 En concreto vase el captulo titulado Afterwards en L. A. Suss- MAN, op. cit., pgs. 153-172.

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    cin que hacen ambos de Papirio Fabiano103, donde la ausencia de mencin alguna del padre en la obra del hijo no nos permite saber hasta qu punto el juicio de ste es deudor de la opinin de aqul. Adems, Sneca el Filsofo fue discpulo de Fabiano y tuvo, por lo tanto, elementos suficientes para formarse una opinin propia sobre l. Algo parecido sucede con la explicacin en ambos autores del declive de la oratoria como consecuencia de la degeneracin moral104: Aqu, las consideraciones de Sneca hijo son tan generales que, a falta de referencias concretas a la obra del padre, difcilmente pueden ser juzgadas como vestigios de una misma idea. En definitiva, si hubo influencia de Sneca el Viejo en su hijo, ya sea en estos casos concretos o en otros aspectos de tipo ms general105, lo que resultara de lo ms lgico, Sneca el Filsofo no crey oportuno o necesario reconocer su deuda de manera expresa.

    Por ms que Sneca el Viejo sea el primero en reflexionar sobre la decadencia de la oratoria106, cuyas causas sern profusamente analizadas por autores de poca neroniana y flavia, sucede que stos ni mencionan a nuestro autor ni dejan entrever una influencia de las opiniones que l vierte en su obra107. Esta ausencia de testimonios es especialmente

    103 Vanse, respectivamente, Contr. II pref. y Epstolas morales a Lucilio 100.

    104 Vanse Contr. I pref. 6-10 y Epstolas 114.105 Vese E. R o l l a n d , De l influence de Snque le Pre et des Rhe-

    teurs sur Snque le Philosophe, Gante 1906; cf. tambin L. A. Su s s m a n , op. cit., pgs. 157-158 y J. F a ir w e a t h e r , The Elder Seneca..., pg. 536.