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165 Estructura social y sociales E l eje que vertebra este articulo es el prácticas esclarecimiento del lugar que ocupan las prácticas sociales dentro del entra- mado del orden social, del orden legítimo (Weber) que para ser tal necesita ligar «las rea- lidades simbólicas a las realidades sociales» (Grignon y Passeron, 1992). Con otras pala- bras, se trata de mostrar cómo creencias, imá- Ana Aliende UrtaSun genes, ideas y representaciones sociales son ininteligibles sin un trasfondo estructural y viceversa. Tras señalar la importancia y las dificultades con que se encuentra el sociólogo a la hora de dar cuenta de la estructura social no en térmi- nos de «totalidad societaria», sino de prácticas sociales ordenadas en un espacio y en un tiem- po, tal como propone Giddens (1995), entre otros, paso a resaltar cómo las transformacio- nes ocurridas particularmente en las últimas décadas han contribuido a una nueva reformu- lación y/o conceptualización. Estas constitu- yen una prueba más de cómo la realidad social se imbrica en el pensamiento sociológico. El lugar privilegiado que adquieren indivi- duo y práctica en la reflexión sociológica actual ahonda sus raíces en la Escuela de Frankfurt y en el interaccionismo simbólico, pero la problemática que conlíeva este tipo de análisis sólo es resuelta, en buena parte, por el pensamiento sociológico actual. De igual forma éste ha sido capaz de conceptualizar las relaciones e interacciones entre representacio- nes y conocimiento práctico, por un lado, y estructura social y prácticas sociales, por otro. El viejo problema de lo objetivo y de lo subje- tivo, del peso que se otorga al individuo o a la sociedad, en nuestro caso a la estructura social, es resuelto mostrando sus imbricaciones e interrelaciones. La propuesta que aquí defiendo es un análi- sis dinámico de la estructura social en el que se interconecta acción y estructura, esto es, ubi- car a los individuos en sus contextos específi- cos. Por un lado, capta la correspondencia entre las coordenadas del «espacio social» en sus tres dimensiones fundamentales, económi- ca, cultural y simbólica vinculadas a la distri- bución de los grupos en ese espacio; y, por otro, da cuenta de la distribución de las prácti- cas y de las propiedades que son constitutivas Ana Aliende Urtasun. Universidad Pública de Navarra. Política y Sociedad, 29(1998), Madrid (pp. 165-ViS)

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Estructura socialy sociales E l eje que vertebra este articulo es elprácticas esclarecimiento del lugar que ocupan

las prácticassocialesdentrodel entra-mado del orden social, del orden legítimo(Weber) que para ser tal necesitaligar «las rea-lidades simbólicas a las realidades sociales»(Grignon y Passeron,1992). Con otraspala-bras,se tratade mostrarcómocreencias,imá-

Ana AliendeUrtaSun genes,ideas y representacionessocialessonininteligibles sin un trasfondo estructural yviceversa.

Tras señalar la importancia y lasdificultadesconque se encuentrael sociólogoa lahoradedar cuentade la estructurasocial no en térmi-nosde «totalidadsocietaria»,sino deprácticassocialesordenadasen un espacioy en un tiem-po, tal como propone Giddens(1995), entreotros, paso a resaltar cómo las transformacio-nes ocurridas particularmente en las últimasdécadas han contribuido a una nueva reformu-lación y/o conceptualización.Estasconstitu-yenunapruebamásdecómolarealidadsocialse imbricaen el pensamientosociológico.

El lugarprivilegiado queadquierenindivi-duo y práctica en la reflexión sociológicaactual ahondasus raíces en la Escuela deFrankfurt y en el interaccionismosimbólico,perola problemáticaqueconlíevaestetipo deanálisis sólo es resuelta,en buenaparte,por elpensamiento sociológico actual. De igualforma éste ha sido capaz de conceptualizar lasrelacionese interaccionesentrerepresentacio-nes y conocimientopráctico, por un lado, yestructura social y prácticas sociales, por otro.El viejo problemade lo objetivo y de lo subje-tivo, del pesoquese otorgaal individuo o a lasociedad, en nuestro caso a la estructura social,es resuelto mostrando sus imbricacioneseinterrelaciones.

La propuesta que aquí defiendo es un análi-sisdinámicode laestructurasocialenelqueseinterconecta acción y estructura, esto es, ubi-car a los individuos en sus contextos específi-cos. Por un lado, capta la correspondenciaentre las coordenadasdel «espaciosocial» ensustresdimensionesfundamentales,económi-ca, cultural y simbólicavinculadasa la distri-bución de los grupos en ese espacio; y, porotro, da cuenta de la distribución de lasprácti-cas y de las propiedadesquesonconstitutivas

Ana AliendeUrtasun.UniversidadPública de Navarra.PolíticaySociedad,29(1998),Madrid (pp. 165-ViS)

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de los estilos de vida en que se manifiestancada una de las condiciones.

Esta propuesta está basada en el modelo deBourdieu, pero «corregido»en algunasmati-zaciones importantes como son, en concreto,la introducciónde un tercermomentometodo-lógico queda cuentadel entramadoinstitucio-nal y la «subsumción» del concepto de «habi-tus» en parte en este tercer momentometodológico y en parte en el concepto derepresentaciónsocial.

La estructurasocial asíentendidaremite,enla prácticasociológica,por un lado,a la cons-trucción de objetos específicos de investiga-ción, ya que se concentra«en las relacionessociales invisibles pero siemprepresentes»(Bertaux, 1993, 30), y, por otro, a ejercermecanismosde cautelaepistemológica,sobretodo con respecto al material de segundamano: estadísticas,indicadoressociales,etc.Dicho con otraspalabras,la estructurasocialasíentendidase revelacomofuenteprimeradecomprensión y explicación no solamente detodo procesode «interiorización»,sino tam-biénen buenapartedel quehacersociológico.

Lospresupuestosdeloscualespartosondos:(1) «conceptoscomo “individuo y s~iedadno (.) remiten a dos objetos con existenciaseparada, sino a aspectos distintos, pero insepa-rabIes () y queambosaspectos(...) sólo pue-den comprenderseen un cambio estructural»(Elias, 1989, 16) y, (2) «en la reproduccióndepropiedades estructurales (.. -) los agentes tam-bién reproducen condiciones que hacen posibleesa acción» (Giddens, 1995, 62).

De la negaciónal reconocimiento

de las prácticassociales

A lgunos sociólogos,cuandoinvesti-gan la estructura social de unadeterminadasociedadse refierena

la misma como aquel conjuntode elementos«empíricos», «fenomenales»,que emergen,casiasimplevista,se podríadecir,del agrupa-miento de individuos que para subsistir física ysocialmentedesarrollanunaactividad econó-mica, poseen instituciones que ordenan esta

misma actividady sedotande un poder con-trolador en todos los ámbitos societales.Demografía,producción, dimensionespolíti-cas y sociales,valoresy religión,acostumbrana ser los tópicos másfrecuentes.Otros con-vierten la estructura social en una especie deoctópodo, valga la expresión, en el que a faltade unadefinición precisade susórganos,cadauno de ellos es estructuralmente importante.

Es, sin duda,aestossociólogos,particular-mente los primeros, a los que se refieren otroscolegasal hablarde que tales estudiosmani-fiestanunaespeciede «seguridadontológica».«Nadatan perturbador,escribeMoya, comoelasumir hipótesis científicas, más o menos con-trolablesempíricamente,convalorde humani-dadreal quefue el observablesupuestoempí-nco objetivo para la formulación de talesproposiciones» (1992, 47). Dicho con otraspalabras,parececomo si efectuandoun análisis«empírico», «objetivo», de todos aquellosaspectos«estructurales»de lasociedaden cues-tión fueraéstaamarradade una solavez y sinfisuras. «A veces los sociólogos, escribe Pérez-Agote, nos detenemos más en las cristalizacio-nes,en los hechosde estructura,lo cual, hastacierto punto,nos produce una cierta tranquili-dad»en lugarde repararen el carácterdinámi-co de la realidadsocial «por lo quesignificadedisoluciónde la estructuray porlo que signifi-cade apariciónde nuevasformasque aspiranaconformaraquélla»(Pérez-Agote,1996, 11).El«conjunto de relacionesentreelementos»y asus posibles configuraciones al que se refiereCarabafia (1995, 122) es otro ejemplo en el quese patentiza el juego fatuo de un término que afuer de serconjugadoconuno u otro elementoqueda sin contenido.

Al margendel limitado valorqueen ocasIo-nesposeeparael conocimientode la realidadsocial, incluida la estructura social, comoseñalarémásadelante,estaconceptualizaciónposee profundas raíces disciplinares. Es elpeso de la tradición primera el que, a la vezque otorga una tranquilidad al sociólogo ofre-ce también una seguridad,una certeza,a lasociedad. «La imaginación sociológica»encuentra un terreno abonado en la medida enqueel futurode la sociedadesmenosprevisi-ble o, tambiéndicho lo mismo de otro forma,cuandonadieni ningunasociedadpuedeneri-girse en garantes de la sociedad. Es lo queopina concretamente Bertaux (1993, 151).

~flL3S*,

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Perotodasociedadpretendehallarseseguraapesarde loscambiosy es porello por lo quesecontinúanfomentandotalesestudios.Pegadosalosorígenesy alas propiasnecesidadessocieta-les éstosencuentransu legitimaciónacadémicay social. Lo confirma la propia lectura socioló-gica sobreel pasadode ladisciplina.

Quelos orígenesde la reflexiónsociológicasehallanligadosintrínsecamenteconel positi-vismo y conel «augedel Estado-naciónocci-dental»(Pérez-Agote1989,15) ha sido puestode manifiestopor muchossociólogos.Se tratade dos realidadesinextricablementerelaciona-das históricamente y que determinan, en nues-tro caso, el modo de entenderla estructurasocial.El desarrolloprogresivodelas socieda-des occidentalesen lo referentea la constitu-ción de sus comunidadespolíticas, a su desa-rrollo económico, de urbanización, y endefinitiva, los cambiosacaecidosen laestruc-turaciónde los gruposquecomponenel nuevoentramado social que se estaba gestando fue-ron el escenario en el que primero se constitu-yó la sociología como ciencia y posteriormen-te se institucionalizó (Gouldner, 1979, 27).Los aspectosrelevantesque para su estudioresultaban pertinentes tienen siempre que vercon un modelo de Estadoque legítima supoder en términos nacionales y que, además,configura en base a la idea de progresosumodelo de sociedad.

En mi opiniónesprecisamenteestaconcep-ción de larealidadactual,de la realidadactualy de la realidadfutura —concepciónideológi-ca—, laquepermiteunautilización de los indi-cadoressocio estructuralesen términos demedida;de lamedidade estaevolución.todosaquellosdatosreferentesa procesosdemográ-ficos, de industrialización,urbanización,etc,se toman,en un primer momento,como baseparadar cuentadel estadoen que seencuen-tran las sociedadesestudiadas,lejos de «cual-quierpretensiónde refinamientosmetodológi-co o teórico» (Martín Moreno y De Miguel,1978, 9).

Concepciónideológicay realidad objetivase mezclany confundenparapresentarcomoúnica realidad la evolución social. «Comoquiera que nadie se tomó el trabajo, escribeElias, de diferenciar entre el pensamientoobjetivo y el pensamiento ideológico en cuan-to al conceptode evolución,se asociósin mástoda la esfera de problemas de los procesos

socialesa largoplazo(en especiallos procesosevolutivos)conuno u otro de los sistemasdecreencia del siglo XIX, en especial con la ideade que,tanto si es linealsin conflictoscomosiesdialécticaconconflictos,laevoluciónsociales siempre,de modoautomático,unatransfor-maciónen direccióna lo mejor, un cambioenla direccióndel progreso»(1989,20).

Pero esta visión y conceptualizaciónde larealidadsocial y de laestructurasocialrespec-tivamentehabríande sufrir profundastransfor-maciones conforme se transformabanlassociedades modernas. Son estas transforma-ciones las que hacen emerger la importanciade las prácticassocialesparaunamejorcom-prensiónde la estructurasocial, a la vez queson estas mismas transformaciones las queconviertenen obsoletas,por ejemplo, la ideade progresoo de evolución continuay arbo-rescente(Wallerstein, 1990,415) e, incluso, lapropia certidumbre en tomo al futuro de lasociedad,tal como ya señalaraYoung haceaproximadamente tres décadas(1968.2).

La revisión es,o, mejor dicho, debieraser,radical. En opinión de Ramos la tarea debierade pasarpor analizarde «quémanerase pre-sentifica el tiempo o cómo se puede convertirel pasadoen su pivote fundamental(...) (que-dando así) abierta la posibilidad de construirconceptostemporalesmáscomplejosy anali-zar susrelacionescon las estructurasy proce-sossociales»(1992, XIII).

Los cambiosson, con frecuencia,paradóji-cos,cuandono contradictorios,al menosapa-rentemente.Si, por un lado,comoescribeIbá-ñezcomentandoal Maffesoli del El tiempodelas tribus, «la sociedadha terminado»y desuscenizas puede surgir «otra sociedad» al primarla«socialidadfrentea sociedad»y la«identifi-cación»frentea la «identidad»(1990, 15),porotro, sin embargo,noshallamosen un mundocada vez más jerarquizadoy con mayoresdosisde desigualdad«enel que la pobreza,laguerra, la violencia y la alienación campan porsus respetos» (Tortosa, 1992, 15). Este contex-to remite,por un lado, a «procesosque llevana la globalización, la creación de una ciertaentidad mundial (~) Desde el ángulo de lapoblación y desdeel de cuatro subsistemasanalíticos centrales (económico, cultural, mili-tar y político) tanto en las diferentes socieda-des como en el sistema mundial» (Tortosa,1992, 18) y, por otro, a la necesidadde conec-

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tar esta globalización con elcontextoen el quelos individuos desarrollansuexistenciaen rea-lidades concretasa sabiendas,precisamente,de que «uno de los rasgos distintivos de lamodernidades, de hecho, unacrecienteinter-conexiónentrelos dos“extremos”de laexten-sionalidady la intencionalidad:las influenciasuniversalizadoras,por un lado, y las disposi-ciones personales,por otro» (Giddens, 1995,9). Paralelamente a la globalización se da, asi-mismo, un «renacimiento o recrudecimientoen Europa de los nacionalismosquepodemosllamar periféricos» (Pérez-Agote, 1989, 47).

El apacible océano en que navegabalasociología parece haberse convertido en martenebroso,de perfiles difusos y de sombrasamenazantes. Las viejas herramientas de lasociologíano sirven; hay que inventaro ima-ginar otras, aunquesólo seacomo «protestacontra la estructuraquese impusoa la investi-gación sociológicadesdesuorigen»(Wallers-tein, 1990 , 398) o contra la «crisis de abun-dancia» como opina Merton. «Las grandestransformaciones,escribe,que estánteniendolugar en gran partedel mundoponendelantede los sociólogosla inmensatareade investi-garíasefectivamentey de formular unasreco-mendacionescon basecientífica para intentarcontrolarlas»(1980a, 137).TambiénMoya haexpresadoalgo similarcon sulenguajecategó-rico, bien perfilado, aunqueun tanto cargadode las vocesde los antiguosprofetas:«cuandolos viejosparámetrosde la clásicaarticulaciónpolíticaoccidentalhacencrisis,necesariamen-te se hacen obsoletosconceptosy esquemasanalítico-hipotéticos sustancialmente vincula-dos a una teorizaciónsociológicasobredeter-minada politicamente por su propia génesisydesarrollo en el contexto del viejo sistemaeurocéntrico de los Estados-nacionales»(1992,44).

Dentro de los nuevos retos a los que seenfrentala sociologíaen la actualidadse hallael análisisde la estructurasocial.¿Cómoestu-diar estas «nuevas»realidades?¿Dónde sehallan los límites y fronterasentre los indivi-duos y grupos de individuos? ¿Cuáles son lasrelacionese interrelacionesde lo institucionaly éstascon los individuos y/o grupos?¿Dequéforma sehalla interconectadolo macrocon lomicro? ¿Cuál es, en suma, la conceptualiza-ción quedebepresentarla sociologíaen tomoa la estructurasocial?

Se trata, como puedecolegirse,de retos ytareasquesu simple enunciaciónpuedenpro-vocar el desánimomás completo o, lo quevienea seralgoparecidovisto desdeotrapers-pectiva,la tentaciónadecir: «mequedoconloqueha venidohaciendohastaahorala sociolo-gía», recibiendo,a cambio,aquella«tranquili-dad» y «seguridad»queotorgasentidoa hom-brosde los «gigantes»de la disciplina. Es loquehacen,en concretoy en mi opinión, quie-nes analizan la estructura social desde posicio-nes «objetivistas» y «subjetivistas», disocián-dolas, buscando,por un lado, las raícesde laestructurasocialen acontecimientosexternosalos individuos y, por otro, localizandoen laconductade los individuos y ensus relacioneslas estructuras (Feito Alonso, 1995). Es latranquilidad de que gozan también funciona-listasy estructuralistas.

Desdeestasperspectivastodo quedaaclara-do: lo «objetivo» y lo «subjetivo»se requierenmutuamentepero únicamenteson explicablesde forma aislada.En el mejor de los casosporsu interrelación.Escomo seinterpretan,inclu-so, las tradiciones teóricas históricas, en opi-nión de Alexander (1989, Pp. 296-297). «Enlas sociologías de la comprensión,escribeGiddens, acción y sentido reciben el primadoparaexplicar laconductahumana;los concep-tosestructuralesno tiene un relievenotable,yse habla pocode constreñimiento.En cambio,en el funcionalismo y el estructuralismo (enlas acepcionesdisparesqueseatribuyena esteconcepto) alcanza el primado sobre la acción,y se acentúan con fuerza las cualidades restric-tivas de la estructura»(1995, 40). Les ocurrealgo similar a los análisis de la estructurasocial en términos de clase. En opinión deCarabañaes una alquimia producidapor lamente del sociólogo que nada tiene que vercon la realidad.«Losesquemasde clase,escri-be, sonen realidadelproductodela disoluciónde las estructurassociales.La fórmulaparasuproducciónpodría seralgocomolo quesigue:tómenseestructurascuyoselementossonindi-viduos, roleso accionescualesquiera,rómpan-se las relacionesquehayaentresusmiembrosde modoqueestosquedenflotando librementey sométaseel magmaresultantea centrifuga-ción hasta que se hayan reunido los elementoshomogéneos.Una vez terminadoel proceso,calcúlenselos porcentajes.Se obtieneunades-crtpción de la estructura social» (1995, 124).

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Ciertamente que tales posicionamientos seenmarcan dentro de la principal discrepancia«entrelas teoríasmarxistasy weberianasclási-cas»(Burris, 1993,130),perodejasin resolver«el núcleo del debatecontemporáneo»(Ale-xander, 1989, 12): los nexosque unenlos fac-tores estructurales con las realidades socialesde los individuos sin disolver ni unosni otras.

En el panorama actual sociológico estructurasocial y realidadsocial sonvistasno solamentecomo anverso y reverso de una misma realidad,sino inextricablementeentretejidas.«Las inte-racciones,escribeBourdieu, () escondenlasestructurasqueen ellas se realizan.Es uno delos casosdondelo visible, lo quees inmediata-mentedado,escondelo invisible quelo deter-mina. (~) la verdadde la interacciónno estánunca dada toda enteraen la interacción talcomo ella se ofrece a la observación» (1988a,130). Y sobre percepciones,conocimientoycreenciasde los actores sociales que tantaimportancia se les otorga desde esta perspecti-va, escribe lo siguiente: «si el mundo socialtiende a ser percibido como evidentey a sercaptado, para emplear los términos de Husserl,según una modalidad dóxica, es porque las dis-posicionesde los agentes,sushabitus, es decirlas estructurasmentalesa travésde las cualesaprehendenel mundosocial, sonen lo esencialel productode la interiorizaciónde lasestructu-rasdel mundosocial»(1988a,pp. 133-134).Lamisma opinión comparten Ferrarotti (1993,142) y Bertaux (1993, 156), tratando de resol-ver, pienso, «el endiablado problema de laconexiónentrelasestructuraspsicológicasindi-viduales,estoes,de las llamadasestructurasdepersonalidad,y lascomposicionesqueconstitu-yen muchosindividuos interdependientes,estoes, las estructurassociales»(Elias, 1989, 12).

El reconocimiento otorgado a las prácticassociales imbricadas en la estructura socialplanteael problema,ahoraexpresadoen pala-brasde Pérez-Diaz,de «explorarlos modosdeencaje entre estructurasy decisiones» asabiendasde que «los factores estructuralesconstriñentesy las decisioneslimitadas o con-dicionadasde los actores(o tomadascon uncierto gradode libertad)sonelementosinterre-lacionados y se requieren mutuamente comopiezas de un solo proceso y una sola explica-ción» (1993, 42). Difícil problema no exentode un ciertoatrevimiento,peroesprecisamen-te lo quedeseoaclarara continuación.

El análisisde la estructurasocial

L a ingenua imagen del científico, ennuestrocasodel sociólogo,que recogedatos,los ordenay extraeconclusiones

de tipo general, únicamente pervive comoestereotipoen elpensamientode algunasgen-tes o, tal vez, de muchas.Que «el hechocien-tífico se conquista, se construye (y) comprue-ba», como escribieraBachelard,es cada vezmás un principio epistemológicoampliamentecompartido (en Bourdieu, Chamboredon yPasseron, 1989, 25). La lucha «contra la ilu-sión del saberinmediato»(Bourdieu), laexpli-citación del «paraqué se hacey se haceasí»(Ibáñez), remiten al conocimiento sociológico,por su parte, a las condicionesde su produc-clon. Presupuestosepistemológicosy objetode investigaciónson consiguientementeele-mentosinextricablementerelacionadosqueelsociólogo no debe confundir (Alexander,1989, 15). Ahora bien, como escribenBour-dieu, Chamboredony Passeron,«la rupturacon las relacionesaparentessuponela cons-trucción de nuevasrelacionesentre las apa-riencias»(1989,84). Enelestudiode laestruc-tura social cabe preguntarse,como primerpaso,por «lasregionesmásimportantes,aque-llas regionesquesirvencomopivotesentrelasestructurasy los individuos, los campossocia-les en los que la praxis autoobjetivadoradelhombrey el esfuerzouniversalizadorde unsistema social se encuentran y se confrontanmutuamentede forma másdirecta»(Ferrarotti,1993, 125).

Estasregiones,lasregionesquesirvencomopivotes entre las estructurasy los individuosson,en mi opinión, las representacionessocia-les. Representacionessociales que, comoescribeIbáñezGracia,no solamentese hallanfinamentezurcidas«por un conjuntode ele-mentosde muy diversanaturaleza:procesoscognitivos, interaccionessociales, factoresafectivos,sistemade valores»(1988, pp. 32-33),sino que,además, «sonconjuntosdinámi-cos».«Suestatuto,escribeMoscovici,esaquelde una producciónde comportamientosy derelacionescon el entorno,de unaacción quemodifica los unos y las otras y no el de unareproducciónde estos comportamientosy de

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estasrelaciones,de unareacciónaun estimuloexterior dado»(1976,48).

Dilucidada la problemáticaque plantea ladiferenciaciónentreconceptoy representacióny explicitadoel conocimientoprácticoen con-traposiciónal conocimientocientífico, la pre-guntaclave parael sociólogoeshallarel lugar,el camposocialen que seencuentranlasprác-ticassocialesy los elementosconstriñentesdela estructurasocial.

El campo social en el que se realiza la«fusión», valgala expresión,de lo «objetivo»y de lo «subjetivo»son las interacciones.Enellas,«relacionesobjetivas»enlas quesehallael individuo y «representacionessubjetivas»queposeenesosmismosindividuos mantienenuna relacióndialéctico, remitiendoconstante-mentela unaa la otrao, dicho con otraspala-bras, no pudiéndoseentenderde forma aisladao separada.«Los puntosde vista (debenser)aprehendidosen cuanto tales y relacionadoscon las posicionesen la estructurade agentescorrespondientes»,escribe Bourdieu (1988a,129). Ferrarottiexpresala mismaideaal refe-rirse a lo que dicen los agentessociales.«Lasdeclaracionespersonales,escribe concreta-mente,escapanal subjetivismo—impresionis-ta, imprevisible,gratuito—en la medidaen quesevinculan y se sueldancon situacionesobje-tivas, con datos de las condicionesconcretasen las que el entrevistadoo el “narrador”viven» (1993, 139) o, cuandotratandode larelación entre individuo y sociedaddice que«la sociedadtotaliza acadaindividuo especifi-co por mediaciónde institucionesque la foca-lizancon unaespecificidadcrecienterespectoal individuo» (1993, 125).

Para un análisis dinámico de la estructurasocialesnecesario,pues,interconectaraccióny estructura,es decir, ubicar a los individuosen suscontextosespecíficos.Se trata, por unlado, de captar la correspondenciaentre laestructuradel espaciosocialen susdosdimen-sionesfundamentales,económicay cultural, yla estructuradel espaciode las propiedadessimbólicasvinculadasa los grupos distribui-dosen eseespacioy, por otro, de darcuentadela distribuciónde las prácticasy de las propie-dadesque son constitutivasde los estilos devida en que se manifiestancada una de lascondiciones.

Piensoqueel análisisde las clasessocialesha de ser realizado también dentro de esta

perspectiva,mostrando,por un lado, «cómolos contextos macroestructurales constriñenlos procesosindividuales,y cómo las accionesy estrategiasde los individuos a nivel microafectan los estados macroestructurales»(Wright, 1993, 27)y, porotro, cómono se trataúnicamente de aspectos económicos, sino tam-bién de aspectos simbólicos. Aspectos econó-micos y aspectos simbólicos no obstante que,se requiereprecisar,han de ser consideradoscoexistiendo en «proporciones diferentessegúnlas sociedadesy segúnlas clasessocia-les de una misma sociedad», ya que «los indi-viduos que componenuna clasesocial deter-minada entrandeliberadau objetivamenteenrelacionessimbólicasqueal expresarlas dife-rencias de situación y de posición según unalógica sistémica,tienden a transmutarseendistincionessignificantes»(Bourdieuy Passe-ron, 1973, 86).

La estructura social, se puede colegir, esinconcebiblesin que se halle fundamentada ylegitimadapor representacionesy símbolos,aligual queno sonconcebiblesrepresentacionesysímbolosque no se hallen ancladosen unadeterminada estructura social y en la interac-ción de los individuos. Metodológicamente estaproblemática teórica es susceptible de serresueltaanalizandoy diferenciandolosdistintosniveles e instancias que concurren en el estable-cimiento de una estructura social concreta ydeterminada,con sus representacionessocialestambién concretasy determinadas,así comotambién con sus prácticas sociales específicas.

Tomando como base la propuesta teórico-metodológica de Bourdieu pero matizada porotros autores, a continuación expongo losmomentosmetodológicosy las explicacionesteóricasque,enmiopinión, resultanclavesparael análisisde laestructurasocial.Mi aportaciónespecíficaconsisteenla introduccióndelentra-madoinstitucionalcomomomentometodológí-co. Se trata, pienso,de uno de los elementosclave ya quees la forma cómo se religan lasprácticasa situacionesconcretasy especificas.Además de este modo se hace innecesario elconcepto de «habitus» al hallarse subsumidobajoelconceptode representaciónsocialy enelpropio entramado institucional.

En el primer momentometodológico,sedebe proceder construyendo el espaciosocialen el cual los individuos se hallan ubicados.Espacio social que se halla determinado por

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«el capitaleconómico,bajosus diferentesfor-mas, y el capital cultural y también el capitalsimbólico, forma que revisten las diferentesespeciesde capital cuandoson percibidas yreconocidascomo legítimas. Así los agentesson distribuidos en el espacio social global, enla primeradimensiónsegúnel volumenglobalde capital que poseen bajo diferentes especies,y, en la segundadimensión,segúnla estructu-ra de su capital, es decir según el peso relativode las diferentesespeciesde capital,económi-co y cultural,en el volumentotalde sucapital»(Bourdieu,1988a,131).

Es estaconstruccióny/o reconstruccióndelespaciosocial en el quese hallan los indivi-duosla queposibilitaal sociólogo:

1) Constituiralosindividuosengrupos,auna sabiendasde queno son gruposrealessino«una realidad conceptual»,«una representa-ción conceptualde unazonaconceptualmentedelimitada de la realidad» (Pérez-Agote)o«relacionesconceptualesentre problemas»,quediría Weber(enBourdieu,ChamboredonyPasseron,1989,51).

2) Acercarsea los condicionamientosquepesansobrelas accionesde los individuos;losindividuostomandecisionesen unascondicio-nesdadasy no las tomantrasefectuarun cál-culo racional sobrecostesy beneficios.Comoescribe Merton «el proceso básico concebidocomo central en la estructura social es la elec-ción entrealternativassocialmenteestructura-dos. Estodifiere del procesode elecciónen lateoría del aprendizaje,en el que se concibealas alternativas emitiendo estímulos querefuerzan o anulan. Difiere de ambos en que...la utilidad o refuerzode una particularelec-ción se consideracomosocialmenteestableci-da, como parte del orden institucional»(1980b,PP. 149-150).

3) Comprenderel modoen quese producendistintastrayectoriaspersonalesquetienenquever con trayectoriasde grupo, trayectoriasdeclase. El mantenimiento, reproducción y/ocambiode este espacio social —dimensión dia-crónica de la realidad— hay que relacionarlocon las distintasestrategiasde los gruposa lahora deconservarlas ventajasasociadasaunadeterminadaposición, teniendo,presenteque«las propiedades estructurales de sistemassociales existen solo con tal de que formas deconducta social se reproduzcan inveterada-

mentepor un tiempo y un espacio. La estruc-turación de instituciones se puede comprenderpor referenciasa actividadessocialesque “seestiran” por amplios segmentos del espacio-tiempo» (Oiddens, 1995, 22). Como afirmaBertaux «cualquierpautade relacionessocioestructuralesestá experimentandocontinuastransformacionesy () el objeto real de pen-samiento sociológico no son sólo las “socioes-tructuras”, sino también sumovimientohistó-rico» (1993, 24). Es decir, la «dialécticaconcreta, históricamente determinada, dotadade un espesor sociológico» (Ferrarotti, 1993,142), y,

4) Deducirqueestos agentes«tienentodaslas posibilidades de tener disposiciones e inte-reses semejantes, de producir por lo tanto prác-ticas semejantes»(Bourdieu,1988a,131).Conello, como afirma Oiddens,se produce «undescentramiento del sujeto». No obstante estedescentramiento«no acepto que (...) traigaconsigo la evaporación de la subjetividad enun vacíoinmensode signos»sino que coníle-va el estudiode las«prácticassociales,inmer-sasen espacioy tiempo, (que) se consideransituadasen laraízde la constitucióntanto delsujetocomodelobjetosocial»(Oiddens,1995,23). El centrode interésdel sociólogo,escribeestemismoautor, «no es la vivenciadel actorindividual ni la existenciade algunaforma detotalidad societaria, sino prácticas socialesordenadasen un espacioy en un tiempo»(1995,40).

Es particularmenteel conocimientode lasprácticas socialesconcretasque realizan losindividuos constituidos en grupos —en unasociedadespecíficay en un tiempoconcreto—el queposibilita al sociólogo,en un segundomomentometodológico,colegir las percepcio-nes, representacionesque, de su situación«objetiva», poseen los agentes sociales.En lamedidaen que los individuosse hallanubica-dos en distintos puntos del espacio socialobtienenunapercepcióndiferentede la reali-dad. La capacidadquedesdedistintasinstan-cias se tengade imponer una visión global,legítima para todos —de modo que estandosituadosen un puntodel espacioaceptemoslatotalidaddel mismo- es la clave. Dicho conotraspalabras,por un lado, «los agentesapli-can a las estructurasobjetivas del mundosocial estructurasde percepcióny de aprecia-ción quesalende esasestructurasobjetivasy

~PbLjfik,

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tienden por eso mismo a percibir el mundocomo evidente»(Bourdieu, 1988a, 138); porotro lado, las luchassimbólicasa propósitodela percepciónde eseespaciosocialsedanpre-cisamente«por el poder de producir y deimponer la visión del mundo legítima» (Bour-dieu, 1988a, Pp. 136-137).

La exploración y análisis de este últimoaspectoesparticularmentecomplejaya quesi,porun lado,comodiceMerton, sehande teneren cuenta«lasdistribucionessociales(esdecir,la concentración y dispersión) de autoridad,poder,influenciay prestigio (que) comprendenestructurasde control social quecambianhis-tóricaniente,en partea travésde procesosde“acumulación de ventajas y desventajas”enlas personasque ocupandiversasposicionesestratificadasen esaestructura»,porotra,estoúltimo se halla sujeto «a procesos de reacciónbajo condiciones muy poco conocidas», comorecalcael mismoautor (1980a,150).

Lo queestáclaro es que tanto el saberdelsentidocomúncomo su legitimación soncon-diciones de realidad puestoque, como opinaBeltrán, «la intersubjetividades subjetividadcompartidaque,por serlo,producela sensaciónde realidadquetan necesariaes parala vida»,al mismotiempoqueestesabervienedetermi-nado«por la ideologíade quienesson social-mentedominantes»(1991,Pp. 29-30)0,comolo expresaPérez-Agote,«uno de los aspectoscentrales de la dominación social es su legiti-mación, es decir, aquel que precisamente hacereferenciaal mundosocial de los sentimientos,las ideas, los discursos,en una palabra, elmundode la subjetividad»(1989, 128).

También resulta complejo el problema delas representacionessociales,comohe señala-do anteriormente.En mi opinión, en el pasodel conceptoa la representaciónsocial,unadelas primeras cuestionesa dilucidar para sucorrecta aplicación, consiste en el paso del«conocimientosocialmenteelaboradoy com-partido»a laconstrucciónprácticade la reali-dad social del sujeto a través de la representa-ción social o, en palabras de Jodelet, «a laconstrucción de una realidad común a un con-junto social»(1984,474).

Los problemas teórico-metodológicosseresuelven, de acuerdo con los que han trabaja-do estecampodesdedistintospuntosde vistay/o perspectivas disciplinares, relacionandolas representacionessociales,en primer lugar

con «lasposiciones»y «las identidadessocia-les queponenen juego los sujetos(seanindi-viduales o colectivos)»(Jodelet, 1988, 490).En segundo lugar, la representaciónsocialhace referenciaal grupo, entendiendoestecomo «entidadcognitivaquees significativapara el individuo en un momentodetermina-do» (Tajfel, 1984, 291). En tercer lugar hacereferencia y/o se halla relacionada con lascategorizacionesquerealizanlos propios indi-viduos dentro del grupo. Esto es, las categorí-as cognitivas que, a la postre, refuerzan lacohesión y la solidaridad social (Douglas,1986, 19).

La aplicacióndel modeloteórico-metodoló-gico expuestoen las páginas anteriores encasos concretos no es fácil, pero tampocoimposible,pienso,ya que, si bien, «la propiarealidadincorporaen si misma,y como parteconstitutivade sí misma,escribeIbáñezGra-cia, unaseriede característicasque provienende laactividad desarrolladapor los individuosen el procesoque les lleva a formarsupropiavisión de la realidad»(1988, 19) la construc-ción del espaciosocial, entendidono «única-mente(como)aquelespaciohabitado(el “pue-blo”) o utilizado (la “tierra”), sino el conjuntode relaciones sociales (tanto internas comoexternas)históricamentedefinidas,quesusten-tan, constituyeny dancontenidoa aquellos»,posibilita constatar«las ideas, imágenes yrepresentacionesque les están asociados»(Devillard, 1993,44,nota2).

Pues,como afirma Bourdieu, las personas«no sonde cualquierparte,es decirintercam-biables,como lo pretendenaquellos que nie-ganla existenciade “clasessociales”y queenfunción de la posición que ocupan en esteespaciomuy complejo, se puedecomprenderla lógica de sus prácticasy determinar,entreotras cosas,cómo clasificarány se clasifica-rán, y, llegadoel caso,cómose pensaráncomomiembrosde una“clase”» (1988a,58).

También la construccióndel espaciosocialposibilitaconstatar,tercermomentometodoló-gico, el ent,-amadoinstitucionalen el que lasrelacionesde interdependenciaentrelosdistin-toselementos—nivelessociales,esferasde sta-tus, grupos de interés,asociacionesorganiza-das, élites científicas o académicas,partidospolíticos,etc.— seformalizan.

Es dentro de este entramadoinstitucionaldondese producenlas tipificacionesrecípro-

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cas «de accioneshabitualizadaspor tipos deactores»(Bergery Luckmann,1968.76)enten-diendo,siguiendoaPérez-Diaz,quelos actoresreaccionan«antelas situacionesinmediatasylas respuestasde los otros actores,dentro delmarco de unas tradicionespreexistentesquemoldean sus preferencias y sus definiciones dela situación». «Por “tradiciones”, sigue elmismoautor, entiendoaquelrepertoriode ins-tituciones(reglasy expectativas),y prácticasculturales(estoes,creenciasy enunciadosnor-mativosencarnadosenrituales,mitos o ideolo-gías),queha terminadoporformarparte,regu-lar y esperada,de la vida cotidiana.

La cultura y las instituciones forman unentramado,ya quelas institucionesson porta-doras,o vehículos,decultura,a lavez quefun-cionan como mecanismosreforzadoresde lamisma. Las instituciones, por ello, ofrecen unaestructurade plausibilidad,o de viabilidad, alos valoresy las creencias»(1993,21).

Dicho conotraspalabras,«lasinstituciones“surgen” en la acción, y una vez surgidas,“gobiernan” porsu partela accióna travésdenormas intemalizadasy obligaciones exter-nas» (Luckmann, 1996, 10). En este mismosentido,entiendo«la sociedadcomo“produc-to” de la accióny la acción como“producto”de la sociedad»(Luckmann, 1996, 89) y elcontenidode laestructurasocial«tienequevercon instituciones,culturas, formas de vidasocial, relacionessociales;en otras palabrasconla texturareal de la vida socialtal comolagente vive» (Bertaux, 1993, 22).

En definitiva, creoquea) todaaccióndebeserubicadaen el marcoen el quese produce.Paraello b) es precisoentenderlaaccióncomoalgo que implica un conocimiento práctico delfuncionamientodela sociedad.En estesentidoc) las estructurassocialesse concibencomomedioy resultadode las prácticasqueconsti-tuyen los sistemassociales.Y, finalmente,d)se ha de considerarsiemprela dimensióntem-poral como intrínsecaacualquierproceso,acualquierrealidadsocial.

La estructurasocialasíentendidaremite,enla práctica sociológica, como afirmaba másarriba,a la construcciónde objetosespecíficosde investigación ejerciendomecanismosdevigilanciaepistemológicaconrespectoa lauti-lización de material elaboradoa sabiendasdequecualquierrecogidade informaciónconíle-vaunateoríasubyacentedesdelaquese selec-

cionanlos datos.Hasta«los datamásricos nopodríannuncarespondercompletay adecua-damentealos interrogantesparalos cualesnohansido construidos»(Bourdieu, Chambore-don y Passeron,1989,55). En el sentidopro-puesto, la estadística,cuadrosde edad,nivelde ingresos,ete, cada pruebaempírica, endefinitiva, sirvea lacomprensiónde cualquierdeterminadared de relacionessociales.

Ocurre algo parecido con los indicadoressociales.De estemodotomaremosprecaucio-nesala horade valorarlos distintosindicado-res sociales.Pues,si bien «el indicadorsociales (..) el mediadorentre la teoría y la realidadempírica,es la operacionalizacióndel concep-to», si estecarácterindicadorno viene«deter-minado por un determinadomodelo teórico,sinomásbienporun recetariode investigaciónaplicada» nos encontramoscon que «la feti-chizaciónde las técnicasy de lacuantificaciónarruinandosdimensionesclavesdel acontecercientífico: la decisión de los problemasquedebemosy queremosinvestigar,por un lado,ysuplanteamientoteórico, por el otro, quedefi-ne la realidad empírica a investigar y, portanto, sus variables fundamentales» (Pérez-Agote, 1989, Pp. 114-115).

Comoescribe también Bertaux, «la cuestiónde la relación de técnicasno es unacuestióntécnica» (1993, 25). Nuevamente, quierorecordar,quedesdela teoríapropuestaesposi-ble comprenderlas relacionesentrevariables.De lo contrario, como escriben Bourdieu,Chamboredony Passeron,«por el hecho deque toda taxonomía implica una teoría, unadivisión inconscientede sus alternativas,seoperanecesariamenteen funciónde unateoríainconsciente, es decir casi siempre de unaideología» (1989, 69).

Desdeestaperspectiva,no sepuedeolvidarque cualquier clasificación social conlíeva laintención de organizarla percepciónque losindividuos poseen del mundo social e incluso«en ciertas ocasiones, pueden organizar real-mente el mundo mismo» (Bourdieu, 1988a,140).De ahíel graninterésexistentea propo-sito de la existenciao inexistenciade determi-nados grupos pues «es el poder político porexcelencia:(~) El poder de hacergrupos,demanipular la estructura objetiva de la socie-dad» (Bourdieu, 1988a,141). A fuer de decirquedeterminadasclaseso gruposexisten,sepuedeconseguirrealmentesu existenciapara

‘TbLu5a

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los individuos; o, al otorgarlesuna legitima-ción científicaañadidasecontribuyeaúnmása suconstitución.

Pienso que el planteamientopropuestointe-gra las posturastradicionales«objetivistas»y«subjetivistas».Este elude«el realismode laestructuraal cual el objetivismo, (.~) conducenecesariamente cuando hipostasia esas relacio-nestratándolascomorealidadesyaconstituidasfuerade la historia del individuo y del grupo,sin caer no obstante en el subjetivismo, total-mente incapaz de dar cuenta de lanecesidaddelo social» (Bourdieu, 1991a, PP. 91-92).

El dejarfuera,en un primerpasoa los indi-viduos —«momentonecesario de la ruptura conla experiencia primera y de la construcción delas relacionesobjetivas»—y volver luego a lapráctica—«lugar de ladialécticadel opusope-ratum y el modusoperandi,de los productosobjetivadosy los productosincorporadosde lapráctica histórica» (Bourdieu, 1991a, 92)-posibilita tanto una construcción teórica lomenos cargada depresuposicionesideológicascomo «un conocimiento del conjunto», deaquello a lo que la gente normalmente nopuedeacceder.«La cotidianidadesel sectordela acción práctica,de la praxis» (Luckmann,1996, 11). Es tambiéndondela genteaprendecreyendo que posee de él un conocimiento«privado», cuando en realidad es «intersubje-tivo o socializadodesdeel principio», comoescribeSchtitz(1974,42).

Tarea del sociólogo es precisamente hacerposible «un conocimiento del conjunto», «unacomprensióndel movimiento histórico deltodo» (Bertaux, 1993, 30). Nada mejor paraello que el estudio de la estructura social talcomoha sido propuesto,desdey en las prácti-cassociales.La religacióndelas prácticasconel espacio a través de las instituciones.

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