14990330 el lado oscuro y el programa de la etica evolucionista
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EL LADO OSCURO Y EL PROGRAMA DE LA ÉTICA EVOLUCIONISTA *
Maria del Carmen Corigliano
Introducción
Presentaré una perspectiva general del programa de la ética evolucionista. El título es híbrido.
Por un lado uso una metáfora “el lado oscuro” y por el otro un nombre técnico “El programa de
la ética evolucionista”. Ello es indicativo de una orientación bifronte, por un lado del aspecto
teórico con el que se trata de desarrollar el tema y por otro del aspecto más emocional, privado,
aunque intelectualmente asumido, de la constante pregunta por el mal, origen de angustia y
tormentos existenciales, tal vez no siempre académicamente comunicables. Por ello en la
presentación del tema, “ética evolucionista”, notas al pie de las lecturas que he hecho, me
detengo a pensar si en este camino se encuentra la respuesta a la pregunta que inquieta. ¿Que
es el mal?, ¿Porqué el mal?
La ética evolucionista
La ética evolucionista es un programa de investigación con más de 100 años de historia,
iniciado por Darwin en El origen del hombre, 1871. La que podríamos llamar la concepción
heredada, se ha renovado en su versión nuevo siglo con el entrecruzamiento de la
sociobiología, la filosofía de la biología, y los avances genéticos y neuroquímicos (Singer,1981;
Morin & Piatelli- Palmarini, 1983; Ruse, 1986; EIbl-Eibesfeldt, 1987a, 1987b, Hull & Ruse,
1998, p 371-373, Rottschaefer, 2001, 2005)
Altruismo y agresividad
Esta disciplina pretende dar respuesta a las preguntas:
¿Por qué la especie humana, como animal social, busca el bien común?
¿Cómo los sentimientos de amor fraterno y el sentido del bien y el mal evolucionaron vía
selección natural si la naturaleza maximiza el egoísmo (Dawkins, 1976) y la agonística
(Watson, 1995)?
Desde Darwin hasta los actuales filósofos de la biología y biólogos evolucionistas se han
sugerido que ¨La ley moral dentro de mi¨ (1) o el a priori kantiano, tienen sus raíces en los
procesos de selección de genes favorables a la supervivencia de la especie expresados en el
cuidado de la cría, la protección de los consanguíneos, el comportamiento altruista, que se
observa en las especies sociales. Por definición:
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1. Selección de los consanguíneos: se cuida a los que comparten genes y la selección
natural es sobre pasar genes a la siguiente generación.
2. Altruismo recíproco; basado en el dicho · “Tu me rascas la espalda, yo te la rasco a ti”
o él más popular “Una mano lava la otra”· Es decir ayudando a los otros se recibe
ayuda.
Estas pautas de comportamiento de los animales sociales, son necesarias pero no suficientes.
La evolución de estructuras cerebrales adecuadas, que posibiliten formular y aplicar juicios
sobre este comportamiento, son las condiciones que, originadas en un escenario filogenético,
permiten la emergencia de la capacidad moral y la existencia de un agente moral.
Desde la psicología se formula que las raíces de la moralidad se encuentran en la empatía
(Goleman, 1996, p. 132), que se corresponde con el altruismo recíproco de la etología. El
origen, evolución y fijación del comportamiento moral en la conciencia del hombre están
acompañados por un sentimiento de empatía que se realiza en la acción altruista. El acto moral
conlleva mecanismos químicos de liberación hormonal que relajan y crean sensación de
bienestar (Bozarth, 1994). Por otra parte el comportamiento agresivo es explicado, desde una
perspectiva evolucionista, como otro carácter fijado genéticamente por el valor en la aptitud
(fitness) y supervivencia. En la especie humana se manifiesta en la “ira empática” que conduce a
la búsqueda de justicia y por lo tanto a la acción moral. (Goleman,1996, p. 134).
Lorenz (1971) calificó a la agresión como “un pretendido mal”, ya que es un comportamiento
para la supervivencia. La violencia intraespecífica corresponde a la lucha por la defensa del
territorio, conseguir alimento y el apareamiento exclusivo con una hembra. Sin embargo se
evitan la lucha a muerte y el derramamiento de sangre por “ritualizaciones” y pautas de
sumisión o apaciguamiento. En los animales la agresión es calmada con mecanismos
desviadores de la consumación del acto agresivo. Esta “ritualizaciòn” impide la continua lucha
de todos contra todos en la naturaleza y se aplica con más fuerza cuantas más estructuras letales
de defensa y ataque (garras y dientes) tenga la especie. Según la interpretación de Lorenz
(1971), la “ritualizaciòn” de su agresividad no coevolucionó en el hombre al carecer esta
especie de estructuras morfológicas corporales letales. Pero la invención de las armas artificiales
trastocó el equilibrio entre inhibición y agresión. El juego, la creación artística y cultural,
normas y ritos sociales reestablecieron el equilibrio perdido y su función es análoga a la
ritualización filogenética, son canalizaciones que restringen la expresión de la agresividad. Pero
si fallan éstas es probable que la agresividad se manifieste.
Otro giro de visión aprecia el valor positivo de la agresividad. Para Adams (2005) “La
bioagresión, en la forma de rabia contra la injusticia, es un componente valioso para el
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desarrollo de la conciencia moral”. Sin embargo, tomando una perspectiva evolutiva de línea
dura, otros autores argumentan que es posible explicar todas las facetas del comportamiento
violento en los humanos, a través del entendimiento de su biología (Ghiglieri, 2005). Lo cierto
es que el comportamiento social del hombre, lejos de estar dictado únicamente por la razón y las
tradiciones de su cultura ha de someterse a todas las leyes que rigen el comportamiento
instintivo de origen filogenético y esas leyes las conocemos por el estudio del comportamiento
animal (Lorenz, 1971, p.262). Más recientemente, a partir de la neuroetología, disciplina que ha
cobrado un enorme avance relacionada al desarrollo de redes neuronales artificiales, se conocen
a escala celular y molecular los procesos nerviosos y neuroquímicos que acompañan a los
esquemas etológicos,
La sociobiología y sus críticos
La ampliación de la ética evolucionista, como programa de investigación, ha continuado a
pesar de las críticas que recibiera la Sociobiología de Wilson (1980, publicada en inglés en
1975), en su pretensión de ser, a partir de la etología, una teoría de la sociedad humana. El
determinismo biológico que supuestamente propugnaba fue objeto de impugnaciones
(Lewontin, et al., 1984) ya que según sus críticos, este determinismo aplicado a la sociedad
humana presentaba un carácter ideológico que intentaba fundamentar el racismo, el sexismo y la
desigualdad entre pobres y ricos. Francis Jacob adhirió a las criticas “La capacidad de adoptar
un código moral puede considerarse como un rasgo evolutivo del comportamiento humano,
como la capacidad de hablar, pero bajo ningún aspecto se pueden explicar o fundamentar el
contenido de esos códigos, como tampoco puede la biología buscar una explicación a la poesía
o a las matemáticas “(Jacob, 1982, p 53).
La declaración central de la sociobiología es que el comportamiento social humano está
codificado en los genes, sin embargo “no se puede relacionar un comportamiento social con un
gen particular y las guerras entre sociedades organizadas estatalmente tienen poca relación
con los sentimientos individuales interiores de agresividad, sino que son un fenómeno político
que se desencadena cuando quien lo ordena posee el poder (Lewontin, et al., 1984, p. 305).
El problema que presenta el modelo determinista del control de los genes radica en que los
rasgos manifiestos de un organismo, su fenotipo, no son determinados por genes aislados sino
por la interacción entre varios genes, muchos de ellos de herencia aditiva (cuantitativa) y el
ambiente. No hay un determinismo biológico, ni un determinismo cultural, sino la interacción
de la biología y la cultura en la expresión del fenotipo. Además, el propio hombre, aún
condicionado por su genética y por su ambiente, tiene la posibilidad de modificar sus
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circunstancias por su voluntad y creatividad. Por ejemplo, se ha comprobado que las emociones
destructivas: ira, agresión celos, competitividad, producidas por la estructura neuroquímica y
hormonal del fenotipo pueden ser controladas mediante técnicas de meditación y relajación. En
efecto el escaneo cerebral de un lama tibetano tiene grandes diferencias con el de otros sujetos
(Goleman, 2003).
Treinta años después del libro de Wilson, atenuado el impacto de los primeros años de
discusión, entre la derecha y la izquierda de Harvard y sus epígonos (2), los ánimos se han
morigerado y por su enorme influencia posterior en otras disciplinas, la Sociobiología ha
triunfado. A pesar de críticas y debates, a la luz de los nuevos descubrimientos, especialmente
de la neurobiología, ha prosperado un programa académico que se desarrolla para exponer como
la visión del mundo neo-Darwiniano puede arrojar luz sobre el origen y justificación de la
moralidad, la racionalidad y el conocimiento (Prado, 1993, p.75 y 85).
Genotipo - Fenotipo y normas de reacción
Como parte del programa de la nueva Ética Evolucionista, la teoría evolutiva de las historias
de vida (Stearns, 1992) tiene mucho que aportar para clarificar la interacción genotipo- fenotipo
y ambiente, natura y nurtura. La norma de reacción es el patrón de los fenotipos producidos
por un genotipo dado ante diferentes condiciones ambientales (Ecológicas en los animales y
ecológicas y culturales en el hombre). Cada variable determina el patrón fenotípico de la
expresión génica y dada la varianza genotípica, la varianza ambiental y la cantidad de variables
que interactúan durante el desarrollo de una historia de vida, la plasticidad fenotípica, dentro de
los limites de una determinada norma de reacción, da como resultante una gran cantidad de
expresiones posibles que surgen entre las diferentes líneas causales genéticas y ambientales, que
lo determinan. En el hombre va incluida la propia voluntad consciente del individuo, su
capacidad de elegir algunas de sus circunstancias o de transformarlas, y así se va configurando
la expresión fenotípica del individuo, la construcción de su subjetividad y de las identidades a
nivel: personal, cultural y social. Por ello la instancia de individuación es única e irrepetible, y
demuestra que “Nuestra biología nos ha convertido en criaturas que recrean constantemente
sus entornos psíquicos y materiales y cuyas vidas individuales son el producto de una
extraordinaria pluralidad de vías causales que se entrecruzan. Por lo tanto, es nuestra biología
la que nos ha hecho libres” (Lewontin et al, 1996, p. 352).
El problema del mal
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El humanismo y optimismo entusiastas de Lewontin y asociados tiene también sus
dificultades. Si las guerras las levantan los políticos desalmados y ansiosos de poder ¿Cómo se
construye un dictador genocida dentro de esa casi infinita variedad de vías causales con las que
se construye el fenotipo y su circunstancia ambiental?, ¿Porqué el asesino serial, el violador, el
narcisista perverso? ¿Por qué el “mobbing” y el “bullismo” están destruyendo vidas en las
instituciones?, ¿Por qué gente común como “Aquellos hombres grises” (Browning, 2002)
pueden convertirse en torturadores, asesinos?, ¿Porque mi otro yo, la sombra jungiana? ”La
maldad parece ser auto evidente. La maldad existe ¿No es verdad?” (Watson, 1995, p.3). El
problema del mal es omnipresente en la literatura, dos obras son paradigmas al respecto: ¿De
que está compuesta la pócima del Dr. Jekyll para convertirse en Mr. Hide? ¿Porqué un grupo de
niños se pueden convertir en asesinos y adoradores del demonio? (4). Pero el camino de la
pregunta por el mal lleva a lugares a los que por se prefiere no entrar, como la mente de un
asesino serial.
Las respuestas son complejas y abarcan las interacciones entre todos los niveles de
organización, desde los genes hasta la noosfera. Por ello se plantean las preguntas desde cada
disciplina y en cada nivel de la jerarquía de organización estructural: genética, neuroquímica,
neurología, antropología, psicología, psiquiatría, sociología, filosofía. La ética evolucionista
pretende atravesarlas a todas, teniendo como categoría estructurante el paradigma darwiniano.
Destaco la función de la biología, como la disciplina que puede crear los puentes, entre las dos
culturas. En efecto, de los 23 autores del libro La Tercera Cultura (Brockman, 1995), además
de matemáticos, filósofos, psicólogos y astrofísicos, nueve son biólogos evolucionistas (George
C. Williams, Stephen Jay Gould, Richard Dawkins, Brian Goodwin, Steve Jones, Niles
Eldredge, Lynn Margulis, Francisco Varela, Stuart Kauffman). El programa es amplio y
complejo, y por ello esta ramificado en colegios, capillas y líneas académicas que se irán
sintetizando a medida que el campo madure, ¿cómo disciplina o transdisciplina?.
Problemas filosóficos
La ética evolucionista trata de dilucidar cuál es el origen del comportamiento moral, del
sentirse bien ante el acto compasivo, altruista, pero no prescribe las normas de este
comportamiento ni explica los casos que contradicen este principio. Aún está en discusión si es
posible saltar la valla de la falacia naturalista (Teehan, & diCarlo, 2004) y refutar el postulado
de que la bondad no es idéntica a ninguna cualidad natural. Muchas miradas se vuelven a
Spinoza como fundamentación de la ética naturalista. Es requerido su principio del conatus
“Todos los entes presentan el conato de permanecer en su Ser” (4), vinculado a los
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fundamentos de la ética de Aristóteles. “Bueno” es aquello que propicia la integridad del todo
(o sea el conato del ente) y “malo” es todo aquello que perturba o interrumpe esa completitud.
¿Habrían cometido Spinoza y Aristóteles la falacia naturalista?, ¿En que condiciones ésta se
comete y cuando no?. Hasta no resolver el problema de la falacia naturalista la ética
evolucionista puede ser una metaética que alcanza para presentar los fundamentos de
posibilidad de la ética, pero no una ética descriptiva, ni prescriptiva, ni normativa.
Aristóteles, Spinoza, sociobiología y neuroquímica articulados en un mismo proyecto de
investigación. El programa tiene heurística y se revela muy promisorio (5). Por ello, a pesar de
las dificultades teóricas y metodologías y de los prejuicios, desentendimientos y malas
interpretaciones que sobrelleva (6) la ética evolucionista es un programa de investigación que
prospera en numerosos ámbitos académicos con una interesante constelación de investigadores
en la búsqueda de las raíces naturales del comportamiento moral.
Se trató de superar el estigma de las críticas que derivaron de su interpretación o manipulación
ideológica, como lo fueron la instrumentalización del social darwinismo por el nazismo y la
sociobiología por el neoliberalismo. Pero eso es cosa del pasado, actualmente se considera que
solo un despistado puede adscribir las investigaciones de la ética evolucionista con la ideología
nazi.
Relaciones entre biología y moral
La relación que existe entre biología y moral ha sido expuesta con palabras claras y sencillas:
“La moralidad de los seres humanos, definida como nuestra habilidad para determinar si
nuestras acciones son buenas o malas, depende no solo de seguir unas reglas sino de entender
el impacto de nuestras acciones en otras personas. Cómo entendemos el impacto de nuestras
acciones en otras personas depende de nuestro estado de conciencia, que está mediatizado por
nuestro cerebro y nuestro sistema biológico. La moral fluye naturalmente del estado biológico
en el cual estamos viviendo y nuestra biología y moralidad son interactivas. Un cambio en
una cambia las dos. Otra forma de decirlo es que cualquier cambio en nuestra biología o en
nuestra moralidad cambiará ambas, cambiará quienes somos y que hacemos” (Morrison &
Severino, 2003).
Así como lo expresan estas dos autoras, se articulan la moral, la conciencia, la fisiología y el
cerebro. Biología y moral pueden estar en un mismo sistema de análisis y es excelente que sigan
juntas. Completada con el contexto filogenético, esta relación permite conocer mejor quienes
somos y de donde venimos, mientras a lo largo de nuestra vida “los genes se prenden y se
apagan haciendo, deshaciendo y volviendo a edificar,” (Ridley, 2003 citado por Mysterud
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2003, p.189) respondiendo al ambiente y a nuestra experiencia, en la continua construcción de
nuestro modo de pensar, sentir y actuar.
Conclusiones
He tratado de presentar una perspectiva simple pero no simplista del desarrollo de un programa
de investigación complejo, que considero relevante y promisorio. Su interés está centrado
actualmente en dar las condiciones de posibilidad biológicas de la moral y no en analizar
normas ni intervenir en los contenidos de la ética aplicada. Sin embargo como está precedido
del marco teórico darwiniano, que además de una teoría científica para muchos es una visión del
mundo, el alcance de la ética evolucionista puede llegar a introducirse en estos campos que
ahora son exclusivamente filosóficos(7).
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Prado, J. J. 1993. Problemas filosóficos de la inteligencia, del conocimiento y de la cultura.
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Wilson E.O. & M. Ruse. 2001. The Evolution Wars: A Guide to the Debates Rutgers
University Press, 336 págs
Notas (1) “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y veneración siempre nuevas y crecientes,
cuanto con mayor frecuencia y aplicación reflexionamos en ellas: el cielo estrellado
sobre mí y la ley moral dentro de mí”. Immanuel Kant, Crítica De La Razón Práctica,
Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2001, pág.155. (2) : “así hubo un contraataque liderado por el “sociobiology study group” de “science for
the people.” Además de Lewontin y el paleontólogo Stephen Gould otros profesores de
Harvard adhirieron al grupo”. Bethell (2001). (3) La figura del demonio en El señor de las moscas. W. Holding. 2003 Editorial Planeta
De Agostini, 249 Págs.
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(4) Libro III Propositio VI Unaquæque res quantum in se est, in suo esse perseverare conatur
(cada cosa se esfuerza, cuanto esta a su alcance, por perseverar en su ser) y Propositio
VII: Conatus quo unaquæque res in suo esse perseverare conatur, nihil est præter ipsius
rei actualem essentiam (El esfuerzo con que cada cosa intenta perseverar en su ser no es
nada distinto de la esencia actual de la cosa misma) Spinoza, B. (1980) Ética demostrada
según el modo geométrico. Editorial Orbis, Madrid, pág. 177. (5) Michael Ruse, autor y conferencista prolífico, ha escrito 37 libros y se han publicado en
los últimos 10 años casi un centenar de títulos relacionados al tema. (6) “Las guerras de la evolución” se refiere al debate sobre la enseñanza de la evolución en
las escuelas de Estados Unidos, sobre si es posible ser evolucionista y practicar una
religión o si todo evolucionista ortodoxo debe ser ateo y materialista (Wilson. & Ruse,
2001). (7) Por ejemplo Singer (1981) aplica principios de la teoría evolucionista en la ética aplicada
a la ecología profunda y a los derechos de los animales.
*Corigliano M. del C. Ponencia: El lado oscuro y el programa de la ética evolucionista
– IX Jornadas Filosofía La Relación Mente-Cuerpo Revisión de un problema
filosófico clásico, Río Cuarto, 15 de octubre de 2005.