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    LA TERRA SIGILLATA GLICA E HISPNICA.EVIDENCIAS DE ALGO MS QUE

    UNA RELACIN COMERCIAL

    HISPANIC AND GALLIC SAMIAN WARE. EVIDENCESOF MORE THAN A TRADE RELATIONSHIP

    Macarena Bustamante lvarez

    ResumenEn este trabajo valoramos las relaciones existentes entre la produccin de sigillatas

    glicas y la manufactura de las sigillatas hispnicas, especialmente las septentrionales.

    Argumentamos una serie de rasgos que evidencian que la relacin existente va ms all de

    contactos comerciales presentando la teora de una hipottica apertura de talleres hispanospor mano de obra emigrada glica. Asimismo aprovechamos la ocasin para establecer

    un nuevo mapa de distribucin de sigillatas hispnicas en suelo galo.

    AbstractIn this paper we evaluate the relationship between the production of gallic and northern

    hispanic samian ware. We present some characteristics which show us that this relation is, in

    addiction of commercial, deeper. We present the hypothesis that the hispanic samian ware

    production is made by emigrant hands from Gallia. We benefit this occasion to make a new

    map with the distribution of hispanic samian ware in Gallia.

    Recibido: 13 de septiembre de 2013. Aceptado: 14 de febrero de 2014.

    JAE-DOC, financiado por los FES. Instituto de Arqueologade Mrida, CSIC. [email protected]

    ROMVLA 12-13, 2013-2014, pgs. 561-581

    ISSN: 1695-4076

    Revista del Seminario de Arqueologa de la

    Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

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    INTRODUCCIN

    La produccin de sigillatas en la Pennsula Ibrica sigui un proceso paulatinode experimentacin y cambios. La cristalizacin del modo productivo hispanopropiamente dicho, sin lugar a dudas, tuvo como referente a los otros ncleos

    productivos activos en esos momentos, los itlicos y glicos. Se gener as una

    relacin parasitaria con las otras producciones desde el inicio de su gestacin.

    En estas pginas evaluaremos la produccin de sigillatas hispnicas,

    fundamentalmente la nortea, haciendo especialmente hincapi en la influencia

    que otras producciones forneas ejercieron sobre ella. En particular, trataremos

    el impacto que el mundo galo tuvo sobre las mismas. Son muchos los rasgos que

    nos inducen a pensar, o que hubo una imitacin inicial de productos galos porparte de los hispanos, o bien que esta imitacin no sea tal; sino que sean piezas

    realizadas por personal galo afincado en suelo hispano por medio de sucesivas

    oleadas migratorias, fruto quizs de un exceso de mano de obra en los talleres

    glicos en determinados momentos. Esto sera el resultado del elevado nmero

    de alfareros que se encuentran trabajando a fines de los julio-claudios en el taller

    de la Graufesenque (196 alfareros activos, un 48% de todos los constatados

    durante toda su vida Genin, ed., 2007, 299-300). Se abra as una va de escape

    para un grupo profesional que se encontraba muy constreido espacialmente

    tras un periodo de gran vitalidad. La poca preflavia es momento en el cual las

    grandes y genuinas ocinas de este alfar desarrollan su labor (Genin, 2007, 300).

    Una vez entrada la poca Flavia se produce un fenmeno de clara retraccin en

    este importante taller galo que supondr que, a inicios del II d.C., sus constantes

    sean calificadas como de moribondes con un descenso de hasta un 16% de la

    plantilla de alfareros de 196 a 129 (Genin, 2007, 300).

    Este fenmeno de influjo creemos que no es monofsico, sino que tiene, al

    menos, tres fases que, en algunos momentos, se pueden imbricar. Una primera

    centrada en las producciones engobadas previas a la sigillata hispnica propiamentedicha, las cuales presentan, en un alto porcentaje, una inspiracin fornea. Una

    segunda que afecta muy directamente a las manufacturas hispnicas donde esta

    influencia persiste con una mayor concentracin de motivos decorativos, formas

    as como con la aparicin en escena de antropnimos similares. Una tercera que

    se acenta en poca tarda con la llegada de las producciones narbonenses y su

    influencia sobre las piezas intermedias y tardas.

    Estas relaciones quedan tambin reflejadas en el intenso comercio de ida y

    vuelta que vemos a ambos lados de la frontera actual con mltiples hallazgos de

    sigillata hispnica en el sur de la Galliay de sigillata glica al norte deHispania.

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    Pero a estas ideas le debemos unir un hndicap, cual es, una difcil abstraccin

    de las circunscripciones administrativas tericas actuales y antiguas. Es necesario

    pensar en una mayor unidad cultural y econmica entre el sur de la Galliay el

    actual arco geogrfico del Pas Vasco, Navarra y la Rioja. Esto se traduce en el

    consumo de piezas de similar naturaleza en ambas orillas.

    Articularemos este modesto trabajo de la siguiente forma, lo iniciaremos con

    un recorrido diacrnico de la produccin incidiendo en las principales formas

    imitadas e inspiradas en el repertorio glico a lo que le uniremos el seguimiento

    de algunos punzones. Continuaremos abordando la problemtica de la epigrafa y

    antroponimia tambin altamente influenciada por la produccin glica haciendo

    una reflexin sobre la coincidencia de determinados nombres de alfareros que

    se suceden cronolgicamente en ambas producciones. Para finalizar, se intentarvalorar si existe algn tipo de reciprocidad en suelo galo de este fenmeno.

    LAS PRODUCCIONES ENGOBADAS PREVIAS A LAS SIGILLATAS HISPNICAS

    En este apartado valoraremos los primeros pasos de la produccin engobada

    hispnica, comnmente conocida como precoz o singular (Romero, 1999)1.

    Indicar que sta tiene una alta inspiracin en los productos itlicos y glicos

    iniciales, suponindose un inicio guiado e inexperto en un modelo productivo

    con bastante recorrido en otros puntos del Imperio. Dos son los focos que

    trabajan en estos momentos previos a la eclosin de los productos hispnicos:

    los puntos del norte militares y civiles y algunos ncleos de fuerte raigambre

    indgena en el sur.

    LA PRODUCCIN PRECOZ DEL NORTE DE HISPANIA

    Desde hace relativamente poco tiempo se tiene constancia de una etapa

    precoz de la produccin de terra sigillata hispnica en el arco noroeste peninsular.Dos son los grandes grupos productivos, uno el de las producciones militares

    elaboradas en Herrera de Pisuerga y Len que imitan formas de terra sigillata

    itlica en contextos tardoaugusteo-tiberianos (Prez Gonzlez, 1989 o Morillo

    2005 y 2008) y el otro el del grupo imitativo de la terra sigillata glica de poca

    1. No vamos a entrar en la problemtica del trminoprecoz, ya que en la actualidad sigue siendo objeto dedebate, siendo el ltimo foro en el que se trat de maneraespecfica el congreso de la SECAH-Braga 2013 tratado en la

    leccin inaugural por los Drs. Fernndez Ochoa, Zarzalejosy Morillo. En nuestro caso este trmino es utilizado para

    aludir a piezas engobadas que, sin ser sigillatas hispnicaspropimente dicha, preparan al circuito hispano para laapertura de nuevos talleres que van a seguir la modaimperante en el Mediterrneo desde el inicio del principado,

    la de la produccin sinterizada.

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    claudia-neroniana en ambiente civil y ejemplificado en los alfareros Asiaticus,

    M. CorneliusyMaternus(Romero Carnicero, 1984a y b).

    En el desarrollo de nuestro trabajo nos interesan estos ltimos al seguir la estela

    productiva glica. Estos alfareros desarrollaron su labor entre poca de Claudio y

    el reinado de Nern, quedando en poca flavia la produccin extinta, debido en

    parte, al inicio de la manufactura de las sigillatas hispnicas propiamente dichas.

    Algunos autores han planteado la posibilidad de que fueran alfareros emigrados

    de la Gallia, con el objetivo de instalar talleres que abastecieran directamente la

    demanda de productos sudglicos (Romero Carnicero, 1984b, 111)(Fig. 1).

    En esta gnesis uno de los alfareros ms importantes para el desarrollo de

    esta vajilla es

    M. Cornelius, quien desarrolla ampliamente piezas de clara imitacin gala(copas Drag. 27 o 29 y platos 18 y 15/17). Todas estas formas presentan como

    caractersticas comunes pies altos con tendencia triangular y prominente ranura

    Fig. 1.Produccin precoz nortea de piezas de inspiracin glica (a partir de Fernndez y Roca, 2008, fig. 3).

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    en la parte externa. Estefigulus,con amplios devaneos con la produccin itlica

    como est atestiguado en los sigillautilizados, parece que encontr en los

    productos galos el estmulo ms probable y prximo para la fabricacin de sus

    copas (Romero Carnicero, 1984b, 96). Tambin el uso del crculo en el que

    enmarca sus firmas es otro de los rasgos glicos fundamentales de su produccin.

    El otro alfarero que podemos valorar es Asiaticus, quien de nuevo vuelve a

    presentar el mismo esquema imitativo. ste centra su produccin en piezas del

    tipo Drag. 15/17, 18 as como 27. A este productor, incluso, se le ha querido

    plantear una posible filiacin con el Asiaticusque desarroll su produccin en

    poca antonina en Lezoux (Romero, 1984b, 102), lo que hablara por cronologa

    de un fenmeno de ida y vuelta de alfareros.

    Para finalizar con esta inicial produccin, tenemos la figura deMaternus, quienpresenta un plantel muy rico y variado tanto en formas como en iconografa,

    destacndose la produccin de piezas Drag. 11, 15/17 y 29.

    Este panorama productivo es el que se desarrolla en momentos previos a la

    eclosin de la sigillata hispnica como manufactura autnoma. Debemos indicar

    que esto gener un precedente muy propicio para su desarrollo. As mismo fue

    generndole una necesidad de consumo a una sociedad que ya tena contacto

    con este tipo productivo, no slo en su versin fornea, sino de igual modo en

    su vertiente local-regional con la apertura de estos talleres cercanos. Pero este

    primer contacto con la produccin engobada no tuvo el impacto deseado, de

    hecho en esta zona, la manufactura de sigillatas hispnicas propiamente dichas

    no se desarroll, trasladndose el foco productor al arco geogrfico opuesto, el

    entorno del valle del Najerilla (Garabito 1978).

    LA PRODUCCIN PRECOZ BTICA: LAS CERMICAS DE IMITACIN TIPOPEAFLOR

    Con este trmino nos referimos a una produccin precoz engobada.Fsicamente las pastas van desde tonalidades rosceas hasta marronceas, con

    abundantes desgrasantes que varan en funcin de su taller de produccin. Entre

    los desgrasantes que podemos ver en su composicin encontramos micas, calizas

    o slices que, adems de imprimirle porosidad a la pieza, generan una superficie

    poco adherente para el barniz que la recubre y que es la caracterstica primordial

    de estas producciones. Su acabado posee una consistencia muy espesa y brillante

    en su cara interna frente a un aspecto muy aguado, rugoso y spero en su

    zona exterior. El estado de conservacin en el que las piezas se encuentran en

    los registros estratigrficos es muy variable, pero, generalmente,se observa un

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    craquelado interior muy acuciante que llega incluso a que el desgaste genere la

    desaparicin del engobe en las zonas donde el sedimento presenta alta acidez. A

    rasgos generales pueden ser consideradas como la antesala de las producciones

    en terra sigillata hispnicas de la zona btica, a partir de un gusto donde la

    tradicin hispana y las nuevas formas del repertorio del italico o gallico modose

    unen con un mismo fin en el cambio de era.

    Hoy en da sabemos que hubo varios centros de produccin, algunos ya

    constatados arqueolgicamente, caso de Celti (Keay, Remesal, 1990), Isturgi

    Andjar, Jan (Chocln 1984: 171; Mayet 1984: 15-16), CordubaCrdoba

    (Vargas, Moreno 2004) o Cdiz y el Puerto de Santa Mara (Lpez Rosendo 2010:

    416-417). Otros, por el contrario, nicamente presentan evidencias de una

    posible produccin no constatada arqueolgicamente y que se resume en unaalta aparicin de piezas en su entorno, caso de San Fernando (Cdiz).

    Este tipo cermico no posee uncorpustipolgico propio pues, en esencia,

    reproduce imitativamente formas propias de otras categoras cermicas.

    Recientemente se ha apostado por la propuesta de las series imitativas (Vzquez

    y otros, 2005: 315-333) que, bajo nuestro punto de vista, es la que se adecua

    al panorama cientfico actual en el que las formas con este acabado se amplan

    considerablemente. As encontramos distintos grupos imitativos destacndose

    para el trabajo que ahora nos competen los siguientes:

    - Grupo imitativo de las producciones en sigillata itlicas: como ya hemos

    indicado, han sido ya muchos los autores que han pretendido considerar

    a este tipo cermico como el previo a las sigillatas hispanas siendo un

    precedente caracterizado por la imitacin de producciones itlicas. Son

    muchas las formas que han sido imitadas, para el caso en el enclave de

    Celti(Peaflor, Sevilla) se han localizado hasta 14 formas que se asemejan

    directamente a las recogidas en el Conspectus(caso de las Consp. 10.1, 10.1.3,

    10.1, 1.1, 11.1, 12.2, 12.3, 27, 34, 6, 52, 14, 36, 7.1, 2.3, 2.1 y 8.3). De las citadasanteriormente las ms extendidas son las copas Consp. 13-14/Martnez Ia y

    Ic/ Celti 13, las Conps. 8.3/Martnez Ib/Celti 14 y las Consp. 7/Martnez Id/Celti

    9 y los platos Consp. 2.2/ Martnez IIa/ Celti 13, Consp. 2.1/Martnez IIb-c y

    Consp. 1.1/ Martnez IId/Celti III. Estas copas que, muy a menudo, aparecen

    formando servicio con los platos expuestos son las ms extendidas, de hecho

    las restantes formas se han constatado casi en exclusividad en el entorno de

    Celti, de ah que consideremos las otras formas como elementos propios de

    un circuito comercial muy atomizado.

    - Grupo imitativo de producciones en sigillata sudglica: como ya hemos

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    advertido las formas ms difundidas corresponden a las establecidas en

    el grupo anteriormente tratado, sin que esto suponga que esta tcnica no

    reproduzca a otras formas cermicas correspondientes a otros grupos. En

    este sentido las formas Drag. 33, 35-36, Ritt. 8-9, Drag. 22 o Drag. 37 son las

    principales en este repertorio.

    Para esta produccin se observa cmo en los primeros momentos de andadura,

    poca julio-claudia inicial, su fijacin imitativa se centra en la produccin itlica.

    Tenemos que esperar hasta poca de Claudio para que se produzca la gestacin

    propiamente glica que es la que nos compete ahora. Genricamente se produce

    la imitacin de las piezas ms difundidas del repertorio glico siendo quizs este

    fenmeno un reflejo de un circuito de distribucin poco tentador para la zona.Como ya hemos valorado en otras ocasiones esta manufactura se realiza por

    y para unos individuos que sintieron, bien la necesidad de producir imitaciones

    con el fin de solventar carencias distributivas, o bien para no acceder a comprar

    estas piezas de la cultura material del ente vencedor. Podramos decir que la

    fabricacin de estas piezas sera reflejo de la reticencia de parte de la poblacin

    indgena de la btica a la romanizacin llevada a cabo en esta provincia, en la que

    incluso la imposicin de la vajilla romana se vera como un vehculo ms de la

    misma (Bustamante, Huguet 2008: 305).

    Las primeras producciones de estas imitaciones se gestan en la primera mitad

    del I a.C. momento en el cual la produccin de Barniz Rojo Pnico Gaditano /

    Kouass ya ha decado, desde que a fines del II a.C. iniciara un declive amplio

    (Niveau 2008: 256). En este sentido, las ltimas formas de este tipo cermico

    se asemejan ampliamente a los ejemplares de la produccin augustea. Las

    copas del tipo VIII de Niveau (2003: fig. 59) as como su evolucin presentan

    amplias similitudes con las formas del tipo Martnez I, hecho que de igual modo

    observamos con los platos tipo IV (Niveau 2003: fig. 54) y las formas Martnez II.

    Otra de las caractersticas del ltimo periodo de estas cermicas es su menorcalidad tcnica (Niveau 2008: 256), que se acerca grandemente al acabado

    genrico de las producciones tipo Peaflor. Posiblemente, la produccin tipo

    Peaflor fue iniciada para solventar el mercado de la produccin gaditana. En

    este sentido el aspecto externo que como veremos ahora parece ser una moda

    del momento as como algunas formas que tuvieron gran xito fueron las claves

    de la produccin.

    La existencia de estadios productivos previos a la conformacin de las

    grandes categoras de sigillata no es un hecho aislado en Hispania. A lo antes

    indicado le debemos unir que no nos movemos ante una corriente productiva

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    exclusiva del mundo sudhispano, pues este fenmeno de acabado bcromo

    lo encontramos en otros puntos del Mediterrneo, caso de las producciones

    Padanas C en Italia. En la propia Gallia tenemos el ejemplo de Bram, Narbona

    (Passelac 1993) o Lyon (Desbat, Genin y Lafargues 1996) en donde el debate

    de su consideracin como precoces locales o producciones itlicas propiamente

    dichas sigue estando abierto. Por consiguiente, nos movemos ante un fenmeno

    tcnico asimilable a otros puntos del Mediterrneo. Si a esta ltima idea le unimos

    que esta produccin no posee formas fsicas propias nos da un esbozo de que

    quizs no nos encontremos ante un tipo cermico genrico sino ms bien ante

    una corriente estilstica muy extendida por toda la cuenca mediterrnea en el

    cambio de era.

    A pesar de ello en Hispania hay autores que tienden a negar esta continuidadproductiva. Al respecto la sistematizacin y caracterizacin de la reducida serie de

    cermicas tipo Peaflor en los talleres de Andjar ha sido puesto como ejemplo

    de la discontinuidad tecnolgica entre ambas producciones (Ruiz Montes, 2013).

    LA PRODUCCIN HISPNICA PROPIAMENTE DICHA

    Adems de la produccin precoz, la manufactura pura de terra sigillata

    hispnica tuvo una fuerte influencia de las sigillatas glicas y, en menor medida,

    de las itlicas. En la actualidad existe dudas sobre el momento de gestacin

    cronolgica de la produccin hispnica (Bustamante, 2013, 209 y ss.). Por lo

    que a nosotros respecta, hemos realizado un estudio contextual pormenorizado

    de este tema en suelo hispano y extrapeninsular (sobre todo en la Mauritania

    Tingitanaas como el sur de la Gallia) llegando a la conclusin que es en poca

    de Vespasiano, cuando se inicia esta produccin al menos en su versin nortea

    coincidente con una fuerte crisis motivado en parte por un exceso de mano

    de obra que parece afectar con la produccin sudglica. Para muchos autores,

    esto fue el detonante de una fuerte emigracin de alfareros galos a la zona de laByzacena y, por consiguiente, el inicio de las producciones africanas altamente

    subordinadas a la produccin itlica y glica (VV.AA., 1981, 13 y Nieto, 1993).

    Pero, si reflexionamos un poco, podra haberse quedado un ramal de esta

    emigracin enHispania? Formalmente hemos podido comprobar cmo casi un

    70% de las formas que componen el repertorio producido en sigillata hispnica

    poseen su inspiracin en las formas galas (Fig. 2). Entre stas:

    - Formas abiertas (Forma 1, 8, 10, 17 (Lud. Tb), 15/17, 18, 24/25, 27, 29, 30,

    37, 33, 35/36, 39, 44, 46, 49, 69, 77 o Knorr 78 entre otras). En este punto

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    Fig. 2.Principales formas hispnicas inspiradas en el servicio glico y su cronologa (en negro). En gris se indica la

    cronologa de las formas originales glicas (a partir de Bustamante, 2013).

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    la imaginacin de los alfareros hispnicos poco aportaron, en este sentido

    las piezas ms comunes del repertorio glico fueron las ms copiadas. Esto

    viene motivado por la gran aceptacin que estas piezas tuvieron en suelo

    hispano.

    - Formas cerradas (Forma 13 y 51) las cuales incluso fueron imitadas en otros

    soportes.

    - Mobiliario (terracota), nicamente se han localizado pocos fragmentos que

    se encuentran altamente influenciado por una serie de bustos imperiales

    manufacturados en La Graufesenque.

    Al respecto, podramos barajar dos hiptesis de esta inicial produccin con

    inspiracin altamente glica. En primer lugar, que esto fuera simplemente laimitacin de unos productos que estaban siendo muy demandados en suelo

    hispano y que, en cierto modo, podran seguir siendo consumidos a precios ms

    competitivos al ahorrar costes de transporte. En segundo lugar, que los alfareros

    glicos, buenos conocedores de esta situacin y, sobre todo, de la tcnica

    productiva de la sinterizacin, decidieran emigrar a suelo hispano e iniciar ellos

    mismos esta produccin.

    Adems de la alta influencia de las formas glicas en las primeras piezas

    hispanas, la coincidencia cronolgica de la dispora glica a Tnez con la apertura

    de los centros hispnicos puede ser otro punto de confluencia y apoyo a esta

    hiptesis. En este sentido, el planteamiento de un posible inicio por parte de

    alfareros galos por otra parte ya experimentados no sera una idea descabellada

    ya habindose planteado para las producciones precoces2.

    Otro de los elementos que nos inducen a pensar en esta emigracin

    es la coincidencia prosopogrfica entre los primeros alfareros hispanos y los

    figuli glicos que cesan su actividad en poca Flavia (Fig. 3). Tendremos que

    esperar unos decenios, cuando la produccin ya rodase sola, para ver nombres

    propiamente hispnicos tipo Cantaber, Valerius Paternus, Lapillus o todosaquellos que incluyen el gentilicio tritiensis (caso Annius Maternus Tritiensis

    o Firmus Tritiensis). Por consiguiente se observa un inicio vinculado a agentes

    externos tanto por formas como por nomenclatura de los alfareros.

    De igual modo, epigrficamente tambin observamos frmulas inspiradas en

    territorio galo sin que esto venga a significar que no exista un formulario propio

    hispano caso de la partcula EX pero, al igual que ocurre con la antroponimia,

    habr que esperar algunos aos para verlos reflejados en el repertorio epigrfico.

    2. Agradecemos las sugerencias al respecto dadas por elProf. Michel Bonifay.

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    Las principales formulaciones epigrficas que se cristalizan son las siguientes:

    1. Utilizacin delpraenomen, nomeno cognomenen genitivo, ms comunes

    en poca flavia y dejndose de lado a inicios de poca antonina para la

    produccin hispnica.

    2. Uso del praenomen, nomen o cognomen en genitivo y abreviado que,

    igualmente, aparece en la produccin hispnica desde un inicio.

    3. Uso delpraenomen, nomeno cognomenen nominativo siendo la frmula

    habitual a inicios de la produccin en poca flavia.

    4. Abreviatura sin desinencia clara.

    5. OF+ genitivo desarrollndose desde poca flavia hasta el siglo II d.C.

    6. OF + nominativo insertos a fines del I d.C.

    7. OF+ abreviatura siendo interesante el desarrollo durante el siglo II d.C.

    siendo su mximo exponente Valerius Paternus. 8. Abreviatura + OF, ubicable a fines del I d.C.

    9. Iniciales +F(ecit).

    Adems de las formas, la antroponimia y las frmulas epigrficas, tambin

    existe una fuerte inspiracin en la decoracin de las piezas. En este sentido

    la reproduccin de guirnaldas fitomrficas corridas, el uso de la composicin

    metopada y, en ltima instancia, la imitacin de motivos concretos como

    las cruces de S. Andrs (Fig. 4) o bien la reproduccin de bustos imperiales,

    son puntos de confluencia entre los dos centros. Cuando las valoramos

    Alfareros Hispnicos Alfareros Sudgalos

    Festus Festus (15-50/60)

    Firmus Firmus I (15-70)Fuscus Fuscus I (15-50)

    Lucius Lucius (50-70)

    Lupus Lupus (50-100/110)

    Martialis Martialis (50-100)

    Maternus Maternus (50-100)

    Rufus Rufus (15-70)

    Severus Severus I (15-70)

    Taurus Taurus (20/30-50/60)

    Fig. 3. Cuadro de sntesis de coincidencias antroponmicas entre alfareros hispanos y glicos con indicacin

    cronolgica de su produccin (cronologa aportada en Genin 2007).

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    Fig. 4.Motivos decorativos galos (A) y su equivalencia en el repertorio hispano (B) dibujos de los motivos hispanosa partir de Mayet 1984 y los glicos a partir de Hermet, 1934-.

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    cronolgicamente tambin observamos una interesante relacin cronolgica. En

    este sentido estas decoraciones son las que inundan el repertorio hispnico de

    los primeros momentos, es necesario, de nuevo, esperar unos aos para observarla implantacin del repertorio decorativo hispnico.

    UN COMERCIO DE IDA Y VUELTA. LA PRESENCIA DE LA TERRA SIGILLATAHISPNICA EN LA GALLIA3

    La influencia hispnica sobre la produccin glica podemos decir que es

    nula. La nica evidencia de la relacin entre ambas entidades polticas en clave

    de sigillatas es un comercio muy puntual de sigillatas hispnicas tanto en su

    acepcin precoz como estndar con el sur de la Gallia. La presencia de losproductos hispnicos allende las fronteras de la propia provincia es una realidad

    bien conocida. Los afamados manjares, sobre todo, de las regiones de la Btica

    y la Tarraconense gozaron de adeptos en toda la cuenca mediterrnea legando

    una serie de contenedores que nos han permitido rastrear estas gastronmicas

    relaciones. Pero junto a la presencia de estos vestigios subsidiarios de gustos

    culinarios concretos, existe todo un rosario de cermicas finas, para el caso que

    nos compete la sigillata hispnica, que evidencian otro tipo de relaciones. En

    Britannia con un sello de la Of(ficina)Semp(ronii) sobre forma 33 (Oswald,

    1931: 156 y Garabito, 1977: 156) y algunas piezas decoradas (Bustamante y Bird,

    2013) o el limes norte con un forma 18 sellada por Valerius PaternusPaternus

    en el enclave militar de Stokstadt Aschaffenburg (Oswald, 1931: 324 y Garabito,

    1977, 156) son algunos de los ejemplos ms lejanos de estos contactos.

    En esta ocasin llevamos a cabo una reflexin sobre la presencia de terra

    sigillata hispnica en el sur de la Galliadurante los siglos I-II d.C. En lo que se

    refiere a la presencia de los productos glicos enHispania, es abrumadora para

    los talleres del sur, Millau y Montans, disminuyendo en intensidad a medida que

    nos alejamos de los lmites. Los montantes con los que nos movemos fueronlos que, en parte, potenciaron la apertura de los talleres y la imitacin directa de

    estas piezas que tantos adeptos tuvieron.

    El objeto de estudio de este apartado ya ha sido valorado por otros autores

    (Mayet, 1969 y 1971, Garabito, 1977, Martin, 2002 y 2005 o Martin y Thilhard,

    2005) siendo el inters de este punto actualizar dichos elencos y plantear nuevas

    hiptesis sobre este fenmeno puntual.

    3. Agradecemos en el desarrollo de este trabajo la ayudade los compaeros de la Maison de lOrient et de laMditerrane. Jean Pouillouxde Lyon.

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    EJEMPLOS DE SIGILLATA HISPNICA EN EL SUR DE LA GALLIA

    Los primeros hallazgos hispnicos en suelo galo son dados a conocer en 1950,

    cuando el Prof. Benoit envo unas fotos a unos colegas espaoles en las que se

    presentaba una forma decorada hemisfrica, de pequeas dimensiones y con dos

    zonas decorativas a base de composicin continua de crculos concntricos. Esta

    pieza proceda de las excavaciones de la dcada de los aos treinta de Lacydon,

    antiguo puerto de Marsella (Martnez Munilla, 1959 y Mezquriz, 1961, 210). Su

    procedencia concreta de un entorno porturario evidenciaban una presencia

    normal en una zona receptora de otros productos hispnicos, por consiguiente,

    su aislada aparicin sera la prueba fehaciente de estos contactos (Fig. 5).

    Junto a esta pieza casi completa de forma decorada hemisfrica, se localizaronotras en enclaves muy fronterizos que hablaban, de nuevo, de contactos muy

    espordicos y puntuales. Ejemplo de lo dicho es una forma 37 deSaint Placard

    en el Alto Garona (Mezquriz, 1961, 210) o catorce ejemplares de forma 37 de

    estilo metopado procedentes de la antigua Lugdunum Converarum, Saint

    Bertrand de Comminges (Gavelle, 1960, lm. 3-6). Al poco tiempo tambin se

    dieron a conocer algunos fragmentos de Dax (Arambourou, 1962).

    A estas ubicaciones hay que unirle otro rosario de puntos establecidos por Mayet

    en varios trabajos de sntesis (Mayet, 1969 y 1971) en los cuales llega a mostrarnos

    un montante de ms de cuarenta fragmentos de tipologa muy variada.

    Fig. 5. Forma decorada hemisfrica hallada en las excavaciones de Lacydon, Marsella (Martnez

    Munilla, 1959, fig. 2).

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    - Saint Jean le Vieux: para el caso cita a formas del tipo Loeschcke 1 (3

    ejemplares), 18 (1 ejemplar), 47 (1 ejemplar), 27 (1 ejemplar), 27 (1 ejemplar),

    8 (6 ejemplares), 24/25 (1 ejemplar), 30 (2 ejemplares), 29 (8 ejemplares) y

    37 (2 ejemplares), que nos aportan una cronologa muy amplia abarcando

    los dos ltimos tercios del I d.C.

    - Dax: con formas variables del tipo 35 (ejemplares), 27 (1 ejemplar), 46 (1

    ejemplar), 15/17 (1 ejemplar), 29 (2 ejemplares) y 37 (3 ejemplares), que

    de nuevo apuntan fechas de poca flavia.

    - Camblanes: en esta ciudad se atestiguaron los siguientes tipos, 35 (1

    ejemplar), 44 (2 ejemplares), 27 (1 ejemplar), Curle 15 (1 ejemplares), 46

    (5 ejemplares), 37 (2 ejemplares) y 29 (1 ejemplar).

    - Burdeos: con 1 forma 46 y una forma 37 intermedia.

    Otra pieza hispana localizada en suelo galo es un sello procedente de Saintes

    y publicado en el CIL (XIII, 10010, 2843) con la siguiente transcripcin EX OF

    SEXTI que fue asimilado como del hispano Sextius por Balil (1965, 150). Otro

    sello publicado de antiguo y que, se podra asimilar a una forma hispnica, sera el

    hallado en Burdeos en el que se lee VALERIVS y que podra vincularse a Valerius

    Paternus (Coupry, 1973, 449). Otras alusiones en la fachada atlntica son los

    hallazgos de Beneharnum (Bats, 1971, pl. 6, 7 y 8 y Laporte, 1981).

    En lo que se refiere a los vestigios subacuticos tenemos que aludir al pecio de

    Gruissan (Solier, 1981, 247-249, g. 101) donde se hace referencia directa a dos

    fragmentos decorados, una forma 29 y una 37 (Fig. 6).

    Para finalizar, recientemente se han localizado algunos ejemplares emplazados

    en ambientes subacuticos acompaados por fuertes cargamentos de avituallas

    hispnicas. A saber, los hallazgos realizados en el Rdano a su paso por Arles

    nos han legado tres copas Mart. I en cermica de imitacin tipo Peaflor, dos

    formas hemisfricas hispnicas con decoracin de grifos en metopas circulares,

    dos formas Drag. 29 y una Drag. 15/17 sellada por Maternus Blandus(Martin,2009, 306-307, g. 2 y 38 y 2011, 94-95).

    El mayor conjunto localizado corresponde al de Oloron-Sainte-Marie donde

    el montante asciende a 2371 ejemplares suponiendo el 76% de todas las piezas

    localizadas en dicho yacimiento (Martin, 2008). Lo ms interesante de la aportacin

    es ver cules son las piezas, su estado de conservacin as como la dinmica de

    sellado de las mismas. En este sentido, el lote en s parece ser nuevo siendo, por

    consiguiente, un paquete cerrado. Este hecho se confirma con la abrumadora

    presencia del alfarero tritiensePetronius Aprilianusmuy raro en tierras hispanas.

    Esto quizs venga a remarcar la organizacin interna de los alfareros en el taller

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    segn las zonas a comercializar. En este sentido, que aparezca mnimamente

    representado en otros puntos de la Pennsula Ibrica viene a sealar el hecho

    que estamos ante un alfarero que quizs monopolice el comercio hacia la Gallia.

    En relacin a las formas aparecidas son muy variadas (forma 5, 8, 15/17, 8, 44, 46,

    49 entre otras) hablndonos de un comercio bien establecido.

    Como hemos podido ir viendo los trabajos de sntesis son variados siendo

    las ltimas aportaciones compiladoras las realizadas por T. Martin (2002 y 2005).

    Este investigador en primer lugar estudi de manera concreta una forma 37

    aparecida en Mas-dAgenais (Lot-et-Garonne) y posteriormente recogi las

    diversas apariciones en un mapa de distribucin (2005: fig. 15) en donde plasma

    los siguientes puntos, algunos ya valorados y otros nuevos: Bourdeaux, Le Mas-

    dAgenais, Losa, Sviac, Tasque, Labastide dArmagnac, Bayonne, Dax, Gouts,Bastennes, Peyrehorade, Salies-de-Barn, Saint-Jean-le Vieux, Lalonquette, Lescar,

    Oloron-Sainte-Marie, Saint Bertrand de Comminges, Port-Vendres, Gruissan,

    Narbonne y Marsella. Con esta aportacin se unificaba todas las que hasta el

    momento se haban dado y que haban tenido poca difusin, caso de Tobie (1971,

    89 y 91) y Rchin (1997, 601).

    Fig. 6.Algunas piezas hispanas en el sur de la Gallia (Solier, 1981, fig. 101).

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    La ms reciente incorporacin a este elenco lo tenemos en las excavaciones

    que se vienen desarrollando en la mansio de Ambrussum donde ha aparecido

    una forma Hisp. 49 con decoracin facetada (Barberan y otros, 2009, 60, g. 47,

    n. 2) que sigue ampliando la nmina de piezas hasta el momento halladas en el

    arco sureste.

    A la hora de valorar cul es su va o vas principales de penetracin de

    las sigillatas hispnicas, la primera de ellas sera el mar, quedando abierta

    la posibilidad de que se efectuase por medio de barcos exclusivamente

    dedicados al transporte de estas producciones, como el caso estudiado del

    Culip IV para las sigillatas sudglicas (Nieto, 1986 y Nieto y Puig, 2001) o

    si nos encontramos con otros de carga mixta y compaginando materiales de

    volumen variable, con lo que estas piezas de menor formato rellenaran loshuecos dejados por los otros objetos, tal y como plantea la Dra. Mayet para

    el caso del Estrecho de Gibraltar. Segn Mayet estas piezas acompaaran a

    las mercancas entre ellas nforas olearias (Mayet, 1978) y no seran ms

    que un reflejo del pragmatismo de la economa romana. Para el caso galo es

    clara la llegada como cargamento adjunto de otras piezas de mayor entidad,

    ya que el abastecimiento de vajilla fina estaba plenamente cubierto con las

    producciones rutenas de La Graufesenque. Por consiguiente, sera necesario

    compaginar estos estudios con otros en los que se valore la dispersin de las

    nforas tarraconenses que son las que acompaaran a las producciones de

    las figlinae tritienses, que son las que al fin y al cabo exportaron a la Gallia

    quedando los talleres bticos ausentes a excepcin de los fragmentos de

    cermica de imitacin tipo Peaflor localizados. Junto a esto el comercio va

    terrestre debe ser barajado por medio de los ramales viarios de Caesaragusta-

    Asturica, Caesaragusta-Emerita yPompaelo-Aquitania, siendo esta ltima la

    que diera salida fornea a las producciones.

    CONCLUSIONES

    Han pasado ya varias dcadas desde que Mezquriz, por primera vez, se

    acercara a la problemtica de la expansin de las sigillatas hispnicas en suelo

    galo. Lejos queda ese mapa poco poblado con tres puntos: Saint Bertrand de

    Comminges, Saint-Placart y Marsella (Mezquriz, 1961, 11). Fruto de otra poca y

    de un desconocimiento patente de las producciones hispnicas, estas primeras

    alusiones fueron el aliciente para que muchos autores continuaran su estela.

    Desde un primer momento de los estudios hispanos se tuvo conciencia de

    las importantes influencias recprocas entre Hispania y la Gallia en el plano

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    ceramolgico (Mayet, 1969, 73). Pero hasta el momento no se haba valorado

    hasta qu punto haba llegado dicha relacin.

    Cuando realizamos un recorrido morfolgico por la produccin hispnica

    podemos ver una constante presencia del espritu galo tanto en acabados,

    como en formas, como en formularios epigrficos y en antroponimia. Bajo

    nuestra modesta opinin el influjo directo sera de la Graufesenque por las

    coincidencias que hemos ido comentado, quedando la influencia de otros

    talleres caso de Montans como elementos anecdticos y nunca por fenmeno

    migratorio como se haba indicado (Martin, 2005, 39).

    Los primeros influjos se pueden percibir desde los momentos iniciales de la

    produccin precoz hacindose ms fuertes a medida que avanzamos en el siglo

    I d.C. El clmax de esta relacin lo podemos situar en poca Flavia, coincidentecon la apertura de los centros productores norteos. Las formas iniciales de

    estos talleres reproducen fielmente tipos y decoraciones sudglicas. Lo ms

    recurrente es ver cmo adems se repiten antropnimicamente nombres de

    alfareros en esos primeros tiempos. Es evidente la relacin inicial que parece

    ser continua hasta inicios de los antoninos cuando se comienza a ver cierta

    autonoma productiva. Esta nueva fase se cristaliza con la aparicin de nuevas

    formas cermicas as como de nuevos alfareros con nombres de clara raz

    hispana que no dudan en incluir en sus nombres su lugar de procedencia

    gracias al apelativo tritiensis.

    Adems de estas evidencias no es menos sorprendente ver cmo esta

    influencia se produce en el mismo momento en que en Galliase est dando

    una sobre saturacin de los talleres con una relacin constatable hacia el

    norte de frica con claros fines comerciales: la apertura de nuevos talleres. Si

    tenemos en cuenta el cercano posicionamiento de los talleres del Najerilla con

    respecto a los talleres galos sera tambin factible dicha emigracin.

    A lo largo de estas lneas hemos ido planteando las evidencias existentes

    de una relacin factible que existi entre la Gallia e Hispania. Es evidenteque la Galliatuvo a Hispaniacomo uno de los principales consumidores de

    sus productos, hecho que no parece haber tenido el mismo impacto para los

    productos hispanos. Esto no quiere decir que no haya evidencias puntuales de

    este comercio como se puede observar en el mapa que presentamos de sntesis

    de todos los hallazgos (Fig. 7). En el mismo se observa una fuerte confluencia

    de piezas en la vertiente atlntica en detrimento de una presencia mnima en

    el flanco mediterrneo. Esta dilimitacin viene a suponer quizs el efecto que

    el gran centro de la Graufesenque impuso en su regin natural evitando la

    entrada de otros productos. Sin embargo, en la margine atlntica, el centro

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    productor existente, en este caso, Montans, de menor entidad no supuso un

    golpe de revs tan frreo a las producciones forneas.

    Fig. 7.Mapa de dispersin de las piezas de sigillata hispnica en el sur de la Gallia. 1. Arles, 2. Bastennes, 3.

    Bayonne, 4. Bourdeaux, 5. Dax, 6. Camblanes, 7. Gouts, 8. Gruissan, 9. Labastide dArmagnac, 10. Lalonquette,

    11. Le Mas-dAgenais, 12. Lescar, 13.Losa/ Sanguinet, 14. Marsella, 15. Narbonne, 16. Oloron-Sainte-Marie,

    17. Peyrehorade, 18. Port-Vendres, 19. Saint Bertrand de Comminges, 20. Saint-Jean-le Vieux, 21.Saint Placard,

    22.Salies-de-Barn, 23.Santes, 24.Sviac, 25.Tarbes, 26. Tasque y 27 Ambrussum (Imagen realizada a partir de

    los datos vertidos en el texto).

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