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149 Lenguajes del poder. Violencias ritualizadas. Paradojas 1 Languages of power. Ritualized violence. Paradoxes Miguel-Alberto González-González * Presentado: 20 de agosto del 2011 Aprobado: 28 de octubre del 2011 Resumen Introducción: la presente mirada corresponde a puntos recogidos en la investigación desarrollada en Mede- llín durante el 2009 y el 2010, en la cual participaron estudiantes de la Maestría en Educación Docencia de la Universidad de Manizales, dentro del marco del macro- proyecto “Lenguajes del poder”. Metodología: el trabajo de campo se realizó en cuatro medios de comunicación de Medellín. Se realizaron entrevistas a siete periodistas vinculados con estos medios. Asimismo, se adelantó una mirada de contrastación con cien estudiantes universita- rios. Resultados: al analizar la incidencia y la afectación en los comportamientos de los estudiantes universita- rios ejercidas por los lenguajes utilizados por los medios de comunicación en Medellín, se encontraron muchas paradojas e inconsistencias entre lo que el sujeto vive, lo que siente y lo que hace cuando se enfrenta a la información. Conclusiones: las conclusiones llegan a preguntas que ni la educación, ni los medios de comuni- cación no pueden ignorar: ¿cuál es el límite entre infor- mación y manipulación?, ¿hay sujetos u objetos en la información? y ¿cuál es el vínculo entre la universidad y los medios de comunicación? Palabras clave: conciencia crítica, lenguajes de poder, manipulación, medios de comunicación, violencia ritualizada. Abstract Introduction: This view corresponds to resonances coming from research carried out in Medellín during the years 2009 and 2010 with the participation of students in the Master in Education and Teaching at the Univer- sidad de Manizales within the macro-project “Languages of power”. Methodology: We conducted fieldwork in four media in Medellin. Interviews were conducted with seven journalists linked to these media. We also conducted contrasting view with a hundred university students. Results: In the study of the incidence and effects excerted by the language employed by the media in Medellin on the behavior of university students, we found multiple paradoxes and inconsistencies between what the subject lives, what he feels and what he does when confronted with information. Conclu- sions: The conclusions allow us to reach questions that neither education nor the media should ignore: where is the limit between information and manipulation? Are there subjects or objects in information? What is the link between the university and the media? Keywords: critical awareness, the languages of power, manipulation, mass media, ritualized violence. Cómo citar este artículo: González-González, Miguel Alberto (2012), “Lenguajes del poder. Violencias ritualizadas. Paradojas”, en Revista Memorias, vol. 10, núm. 17, pp. 149-162. 1 Artículo de investigación producto de la investigación “Lengua- jes del poder” que se adelanta desde las maestrías de la Univer- sidad de Manizales (2011). Hicieron parte del proceso Marina Isabel Marín Tejada, Gabriel Darío Aristizábal Escudero, Julio Eduardo Herrera García y Dayron de Jesús Pérez Quiroz, docen- tes del Instituto Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, por el grupo de investigación: “Educación y pedagogía: saberes, imaginarios e intersubjetividades”. * Filosofía y Letras de la Universidad Santo Tomas. Magíster en Educación-Docencia de la Universidad de Manizales. Docto- rando en Conocimiento y Cultura Latinoamericana del Ipecal, México. Doctorando en Ciencias de la Educación Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia. Docente e Integrante del equipo de investigación de la Maestría de la Universidad de Manizales, Colombia. Director Revista Plumilla Educativa de la Universidad de Manizales. Director Revista Conciencia Histórica y Presente del Ipecal, México. Correo electrónico: [email protected]

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Lenguajes del poder. Violencias ritualizadas. Paradojas1

Languages of power. Ritualized violence. Paradoxes

Miguel-Alberto González-González*

Presentado: 20 de agosto del 2011 Aprobado: 28 de octubre del 2011

Resumen

Introducción: la presente mirada corresponde a puntos recogidos en la investigación desarrollada en Mede-llín durante el 2009 y el 2010, en la cual participaron estudiantes de la Maestría en Educación Docencia de la Universidad de Manizales, dentro del marco del macro-proyecto “Lenguajes del poder”. Metodología: el trabajo de campo se realizó en cuatro medios de comunicación de Medellín. Se realizaron entrevistas a siete periodistas vinculados con estos medios. Asimismo, se adelantó una mirada de contrastación con cien estudiantes universita-rios. Resultados: al analizar la incidencia y la afectación en los comportamientos de los estudiantes universita-rios ejercidas por los lenguajes utilizados por los medios de comunicación en Medellín, se encontraron muchas paradojas e inconsistencias entre lo que el sujeto vive, lo que siente y lo que hace cuando se enfrenta a la información. Conclusiones: las conclusiones llegan a preguntas que ni la educación, ni los medios de comuni-cación no pueden ignorar: ¿cuál es el límite entre infor-mación y manipulación?, ¿hay sujetos u objetos en la información? y ¿cuál es el vínculo entre la universidad y los medios de comunicación?

Palabras clave: conciencia crítica, lenguajes de poder, manipulación, medios de comunicación, violencia ritualizada.

Abstract

Introduction: This view corresponds to resonances coming from research carried out in Medellín during the years 2009 and 2010 with the participation of students in the Master in Education and Teaching at the Univer-sidad de Manizales within the macro-project “Languages of power”. Methodology: We conducted fieldwork in four media in Medellin. Interviews were conducted with seven journalists linked to these media. We also conducted contrasting view with a hundred university students. Results: In the study of the incidence and effects excerted by the language employed by the media in Medellin on the behavior of university students, we found multiple paradoxes and inconsistencies between what the subject lives, what he feels and what he does when confronted with information. Conclu-sions: The conclusions allow us to reach questions that neither education nor the media should ignore: where is the limit between information and manipulation? Are there subjects or objects in information? What is the link between the university and the media?

Keywords: critical awareness, the languages of power, manipulation, mass media, ritualized violence.

Cómo citar este artículo: González-González, Miguel Alberto (2012), “Lenguajes del poder. Violencias ritualizadas. Paradojas”, en Revista Memorias, vol. 10, núm. 17, pp. 149-162.1 Artículo de investigación producto de la investigación “Lengua-

jes del poder” que se adelanta desde las maestrías de la Univer-sidad de Manizales (2011). Hicieron parte del proceso Marina Isabel Marín Tejada, Gabriel Darío Aristizábal Escudero, Julio Eduardo Herrera García y Dayron de Jesús Pérez Quiroz, docen-tes del Instituto Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, por el grupo de investigación: “Educación y pedagogía: saberes, imaginarios e intersubjetividades”.

* Filosofía y Letras de la Universidad Santo Tomas. Magíster en Educación-Docencia de la Universidad de Manizales. Docto-rando en Conocimiento y Cultura Latinoamericana del Ipecal, México. Doctorando en Ciencias de la Educación Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia. Docente e Integrante del equipo de investigación de la Maestría de la Universidad de Manizales, Colombia. Director Revista Plumilla Educativa de la Universidad de Manizales. Director Revista Conciencia Histórica y Presente del Ipecal, México. Correo electrónico: [email protected]

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A la plebe debe bastarle con ser plebe

Sí señores, la plebe no debe recibir educación.

Pues si sabe tanto como yo, me desobedecerá en

la misma medida en la que ahora me obedece.

Catalina la Grande, zarina de Rusia

Sea o no un ingenio de esta zarina, es sabi-do que este lema lo han adoptado muchos monarcas; al fin de cuentas, el Dios de una

de las religiones más populares prohibió comer del árbol de la sabiduría y eso ya es bastante, aunque, por fortuna, hay otras teogonías menos arbitrarias con la sabiduría. Es  probable que al hacerle un análisis ético a las expresiones de Ca-talina la Grande, la zarina quede en desventaja y no salga bien librada, pero ¿importa? Lo cierto es que al desglosar la sentencia se encuentra cierta sabiduría, sabiduría, claro está, del y para el po-der. Podemos estar de acuerdo o no con ella o con el poder, pero lo que no podemos negar es que los argumentos esgrimidos por Catalina no son insignificantes, aunque sí un tanto desprecia-bles, y si no es así, preguntémosle al ultrapoder.

En  tal sentido, pareciera que los medios de comunicación están de acuerdo con la zarina. Lo  anterior no es una suposición, es  una tesis producto de los resultados de la investigación, en la que los estudiantes y periodistas muestran que confundir, desinformar y hasta embrutecer, forma parte del panorama informativo de mu-chos medios de comunicación.

En ese sentido, quien pueda controlar o ingre-sar a un medio de comunicación ya tiene cierto poder, por eso Castells (1999) nos hace caer en la cuenta de que una de las grandes preocupacio-nes es quién o para qué estos se hacen al control de los medios de comunicación (p. 24): “gene-ralmente, los nuevos y poderosos medios de co-municación tecnológicos, tales como las redes de telecomunicaciones interactivas mundiales,

son utilizados por varios contendientes, ampli-ficando y agudizando su lucha”.2 Esa lucha por el poder, o  por mostrar el poder, se  evidencia desde los grupos ecologistas, movimientos de liberación o campañas políticas; controlar o te-ner dominio sobre los medios de comunicación acrecienta el poder. El lenguaje de los medios de comunicación moviliza, es un poder en sí.

Más  allá de una queja lastimera o de un la-mento inútil acerca de la incidencia de los len-guajes de poder en los medios de comunicación, se tiene una realidad que pone en peligro el mis-mo acontecer de la educación, el del ser huma-no que no se debería desconocer, el riesgo de la manipulación. Entonces, si a la plebe debe bas-tarle con ser plebe, de acuerdo con lo dicho por los periodistas de Medellín y los estudiantes de la Universidad de Antioquia y del Instituto Poli-técnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, la fra-se luce actualizada, por irreverente o anacrónica que parezca.

La razón es un telos no acabado

Si la razón es un telos no acabado, es un fin que no llega a su fin, ¿qué podremos cuestio-nar sobre los lenguajes de poder que se movi-lizan en los medios de comunicación y por sus gramáticas que afectan, o hasta infectan, no so-lo a la emoción, sino a la razón? En ese telos no acabado, en ese telos que podría ser reconfigu-rado, se mueve la investigación al analizar la in-cidencia y la afectación en los comportamientos de las comunidades educativas, ejercidas por los lenguajes utilizados en los medios de comunica-ción de Medellín.

Revisando algunas bases de datos, se  halla la tesis doctoral escrita por Fabio López de la Roche (2009) en la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, que trata sobre “El conflicto,

2 La era de la información.

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hegemonía y nacionalismo tutelado en Colom-bia 2002-2008”. Esta le da una mirada al discurso presidencial del ex presidente Álvaro Uribe y ha-ce recuentos de las noticas de televisión, en las que referencia la comunicación gubernamen-tal y la ficción noticiosa de televisión. En el tra-bajo, el investigador asegura que la producción de la hegemonía en Colombia tiene dos claves que son: el  discurso presidencial y las noticias de televisión. Se aprecia un discurso autoritario y regresivo de Uribe como presidente, sobre su discurso de seguridad democrática y el llama-do al patriotismo, pero, a su vez, con una clara sumisión al poder del presidente George Bush. En segundo lugar, esta producción de hegemo-nía está basada en los medios televisivos que utilizan narrativas con estrategias de ficción y dramatismo para la fabricación de historias de televisión, para la fabricación de una realidad.

Otro estudio importante corresponde a la te-sis de maestría de Pamela Palma (2005), lleva-da a cabo en la Universidad Laval de Canadá, denominada “Poder político y medios de co-municación en el Perú: impacto del discurso presidencial en la prensa escrita en un régimen democrático”. En esta investigación se encontró que el discurso presidencial del presidente Ale-jandro Toledo hace  énfasis en la democracia y que no utiliza, de  manera deliberada, la  figura del autoritarismo presidencial como el anterior régimen, con el propósito de ganar popularidad. Sin embargo, la prensa escrita desfigura esta si-tuación presentando la información partida, editada, tratada y, por tanto, fragmentada.

En el 2009 se realizó el I Foro Internacional de Ética y Medios de Comunicación en Manizales. Allí  asistieron ponentes franceses, argentinos, chilenos y colombianos, que dejaron en eviden-cia el uso fraudulento de la información que ha-cen muchos medios de comunicación. De  una parte informan lo que el poder quiere y, de otra,

ocultan las graves fallas del poder; se presenta a los policías y militares como héroes, cuando en la calle el pensamiento y la realidad es opues-ta; se esconden las faltas graves de las institucio-nes del Estado, y se vende una imagen positiva de unas instituciones que gozan de poca credibi-lidad, mostrando con ello que los medios de co-municación se suman al poder político de turno sin ningún criterio ético informativo, y, cuando son desheredados de la publicidad estatal, que es bastante alta, solo  entonces se dedican a des-prestigiarlo, a mostrar la verdadera cara del po-der. En el foro se usó el eslogan “Ves lo que es, es  lo que ves” como  un llamado de atención, una paradoja de que finalmente se ve lo que uno es y, por  tanto, patentiza aquello que le pare-ce adecuado a su mundo teórico y práctico. Es-to permite pensar que si la razón es un telos no acabado, los  lenguajes de los medios de comu-nicación son un telos inconcluso, así su telos sea in-formar, des-informar y con-figurar la reali-dad que mejor le convenga, y, si es el caso, men-tir. Tal vez por ello más inconcluso es su telos al liberarse para transferir la culpa.

Liberarse de la culpa para transferirla. ¿Qué dicen los teóricos?

Librarse de la culpa para transferirla, dele-garla y así liberarse de sus responsabilidades, parece un ejercicio psicológico, pero que por al-guna maña se volvió el diario acontecer de los medios de comunicación. Ese  ejercicio de no aceptar responsabilidades y transferirlas es más común de lo esperado o aceptable, si es que ello debiera ser aceptable. Culpar la fuente de don-de sustraen la información, no aceptar el error o esperar a que existan demandas judiciales para retractarse de falsas informaciones, son  mues-tras claras de su tozudez. Las  paradojas que rodean a los medios de comunicación son enor-

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mes, a veces se presentan como víctimas y otras como redentores, no es raro escucharles dicien-do o verles escribiendo “los buenos somos más”. Ese  momento ya ni da para hablar, ni  da para sospechar de los medios de comunicación, y al fin de cuentas se termina creyendo que encar-nan, junto a los supuestos honrados ciudada-nos, un tipo de sociedad ética y comprometida con las causas humanas; los  medios se mues-tran como si fuesen una nueva religión o un nuevo mesías.

Pese  a que muchos de los teóricos consul-tados no se encuentran en la misma escuela de pensamiento, sí  parecen coincidir en algu-nos aspectos: en la importancia creciente de los medios de comunicación, su  poder de mani-pulación, la  versatilidad del lenguaje que usan, la extensión de un hiperrealismo que pone al ser humano en un eterno presente, la capacidad que tienen para leer los movimientos sociales, así co-mo la habilidad para mantenerse con el poder y, a su vez, dar la sensación de ser imparciales.

Quien se considera un pionero en el tema es McLuhan (1996), que  si bien no habla explíci-tamente de lenguaje de poder, sí esclarece que los medios de comunicación son un poder en sí. Por ello nos advierte que: “cualquier medio tiene el poder de imponer sus propios supuestos al in-cauto” (1996, p. 36).3 Gústenos o no, la cruda rea-lidad es que los medios imponen sus verdades, pero  su influencia es más decisiva cuando el público, el receptor, no le hace aduana o segui-miento a la información, cuando se torna en in-cauto escucha. En este caso la comunicación no va más: de información pasa a ser imposición.

Habermas (1992), con sus textos de la Teoría de la acción comunicativa I y II, sembró un ca-mino lingüístico para una posible comprensión humana en el cual nos dice: “la acción comuni-

3 Para McLuhan el medio es el mensaje.

cativa se basa en un proceso cooperativo de in-terpretación en que los participantes se refieren simultáneamente a algo en el mundo objetivo, en  el mundo social y en el mundo subjetivo”, (1992, p. 171).4 Ese proceso cooperativo es el ideal, es  lo que se supone como un camino de encuentro, pero la realidad es que la interpreta-ción es un camino en soledad.

Niklas Luhmann (2005), sociólogo alemán, es de una escuela muy diferente a la de Haber-mas. En su libro Poder, estima que la teoría de la acción ya ha cumplido su ciclo y que debe ser reemplazada por una teoría de la comunicación para dar avance en explicaciones de las caracte-rísticas de la sociedad moderna, la cual estable-ce relaciones de poder basadas en la reducción de la complejidad instituyendo acciones prag-máticas que faciliten la comunicación de ma-nera sistémica. Para él, la función de un medio de comunicación consiste en la transmisión de complejidad reducida; basta entonces con en-tender el poder en términos de limitación del ámbito de selección del otro, como  ocurre con cualquier medio de comunicación; así, la causa-lidad del poder se basa en la neutralización de la voluntad del otro. Esta demanda es un reconoci-miento de los lenguajes de poder que tienen los medios, pero de la necesidad de reconfigurar la información que le es entregada al espectador, sea quien sea.

En ese sentido, se pone en duda la comunica-ción cuando Luhmann asegura que: “la comuni-cación solo se realiza si se entiende la selectividad de un mensaje, es decir si se está en posición de hacer uso de ella al seleccionar los propios esta-dos del sistema” (2005, p. 9).5 Esto nos muestra que si no se comprende el mensaje, que si no se descifra, no es posible tomar una posición.

4 En la comunicación existe emisor y receptor, y ambos son intérpretes.

5 El texto Poder de Luhmann titula el primer capítulo: “El poder como un medio de comunicación”.

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Desde la antropología se sabe que la espe-cie humana es la única que elabora artefactos de máxima complejidad. Esos artefactos no so-lo le sirven para transformar y dominar la ma-terialidad existente, sino  también para llegar a otras dimensiones del ser como el goce estético desde las artes, el gobierno, a través de las polí-ticas o las demandas de tiempos mejores en pro-yectivas o prospectivas. Allí  se encontraría esa diferencia entre lo humano y lo puramente ani-mal. Una probable repuesta la da Saussure (cita-do por Alvarado, 2007), quien sostuvo que cada elemento léxico supondría una asociación entre significado y significante. Dicha asociación es arbitraria y necesaria, por lo que debe ser apren-dida. Entonces, esto que parece tan complejo se resuelve de una manera sencilla: si  utilizamos los mismos códigos, no  debe haber lugar a en-gaños, pero como en el camino aparece la inter-pretación, el acto mismo se complejiza, esto sin olvidar que en la interpretación hay cierto poder, cierto lenguaje que es propio del interpretante.

Para Foucault (1999): “cuando se definen los efectos del poder recurriendo al concepto de re-presión se incurre en una concepción puramen-te jurídica del poder, se  identifica al poder con una ley que dice no; se privilegia sobre todo la fuerza de la prohibición” (p. 48).6 No es suficien-te mirar al poder como si fuese un asunto jurí-dico, pues en el poder aparecen otras relaciones que superan lo legislativo, como es el caso que nos ocupa del lenguaje de poder en los medios de comunicación. Esa manera como los lengua-jes de los medios de comunicación invaden la vida cotidiana supera la idea de la norma. Cual-quier crítica a los medios parece insubstancial; como las críticas al poder, parece que nada ocu-rre, la  complicidad entre medios y poder nos

6 Corresponde a una entrevista y otros textos sobre Foucault reu-nidos en el libro Estrategias de poder.

pone en desventaja, pero también nos queda la pregunta: ¿cuál es la potencia de nuestra crítica?

De hecho, Barbero y López de la Roche (1998) plantean la necesidad de “una crítica capaz de distinguir la necesaria, la  indispensable de-nuncia de la complicidad de la televisión con las manipulaciones del poder y los más sórdi-dos intereses mercantiles —que secuestran las posibilidades democratizadoras de la informa-ción” (1998, p. 14).7 Los medios no solo manipu-lan, sino que secuestran la realidad; esa es una denuncia fuerte que trae implícita la exigencia para que liberen, para que democraticen la in-formación, para que uno no se crea tanta metá-fora informativa.

Las metáforas informativas. Violencias ritualizadas

Las metáforas informativas son rodeos que se dan a la información, que permiten una múltiple interpretación, para así contribuir a que el recep-tor se desentienda o se desvíe de los hechos tal cual ocurren. Metáfora es cuando, por ejemplo, el dios de los cristianos le dice a Moisés que di-ga “yo soy el que soy” (Éxodo 3, 13-14). Es decir, se  trata de una metáfora comunicativa, puesto que “ser el que se es”, no deja de ser un juego de metáforas que puede servir para confundir y pa-ra distorsionar. Esto es lo que ocurre con los me-dios de comunicación cuando hacen uso de las metáforas o poderes. Los medios de comunica-ción tratan de hacerle creer a los receptores que son independientes, objetivos, y  portadores de la información verdadera y real. A veces, los me-dios de comunicación funcionan como apoyo a los intereses particulares del gobierno de turno y al sector privado dominante, utilizando para ello metáforas al hacer acopio de un lenguaje de po-der disfrazado, maquillado, que confunde y alie-

7 Cultura, medios y sociedad hace un recorrido de la simbiosis existente entre medios de comunicación y sociedad.

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na a la gran masa de receptores, dentro de la cual está circunscrita la comunidad universitaria. Co-mo  lo expresa Romano (2007): “con el lenguaje se comunica, se orienta, se expresa y se transmi-te una situación, un  hecho o una intención del comunicador que influye en el receptor” (p. 2).8 Hay cierta política en la comunicación, claro, es-to se debe a que el lenguaje no es neutral y me-nos cuando existe un poder económico, político, militar, religioso o educativo que lo controla.

La  información desdibujada en su acepción metafórica confunde y no permite la abstrac-ción del sentido real del lenguaje; esta  puede ser un camino a un equívoco, pero también es un mundo en creación. Vicente Romano pone de manifiesto el verdadero sentido del lengua-je comunicacional cuando dice: “A través de las de informaciones, los seres humanos toman conciencia de sus experiencias, que contrastan con otros al expresarlas” (2007, p. 2). ¿Qué tanta transparencia hay en un intercambio de infor-mación?, es una pregunta que se cierne. Advier-te Romano que: “las palabras pueden emplearse para ocultar la realidad” (2007, p. 3), esto debi-do a que el lenguaje metafórico periodístico, además de ocultar una realidad, lleva implíci-to en su trasfondo una especie de poder y do-minación. Tal como insiste Romano: “todos los actores dominadores como magos, religiosos, políticos, económicos, intelectuales, etcétera, utilizan las palabras para confundir, aterrorizar, ocultar y mantener la ignorancia sobre las ver-daderas relaciones de dominio y explotación”. No se trata de oponerse a la metáfora como ac-to de creación, sino de advertir que la metáfora puede confundir, puede ayudar a tergiversar la información si no logramos identificarla.

8 En Intoxicación lingüística. El uso perverso de la lengua, Romano insiste en que la palabra es un regulador psíquico, de ahí la importancia de los medios de comunicación y de que se puedan producir muchas intoxicaciones por el uso perverso del lenguaje.

Los medios de comunicación están invadien-do los espacios con representaciones cada vez más homogéneas y simplificadas de la visión global del mundo, presentando metafóricamen-te el pensamiento unilateral, único y alienador de los poderosos como algo natural, propio, in-nato, normal, dándonos a entender que la reali-dad es así y no de otra manera, es decir, quieren mostrar una realidad naturalizada, negando u ocultando la realidad social como construc-ción permanente del individuo en la sociedad. Se unifican músicas, se unifican formas de pre-sentar o formatear la información noticiosa; una  misma noticia tiene casi que las mismas fuentes, pero  desde distintos escenarios prefa-bricados. Hay  cierta fabricación de la realidad, como  nos muestra Lizcano (2006): “la fabrica-ción científica de la realidad […] explora el po-der de eso que llaman la ciencia para construir una realidad que luego, en una incesante rein-vención orwelliana de su historia, dice  haber descubierto” (2006, p. 28),9 es decir, la  realidad es creada, es  inventada, no  solo por la ciencia, sino  por los medios de información; ese  es su poder, el de fabricar la realidad para ocultar al-guna verdad.

Existen unas violencias ritualizadas, casi de-fendidas por los mismos medios de comunica-ción, que la universidad replica, no solo en sus aulas, sino  en el mismo proceso de ingreso. La  ritualización de la violencia alcanza su ma-yor esplendor cuando es aceptada o se torna im-perceptible, casi  inaudible e invisible. Una  de las grandes dificultades a las que se puede estar llegando, es al ritual de la violencia, incluso en la denominada libertad de prensa controlada. ¿Cómo es eso de que la libertad se debe contro-lar? Controlar la libertad es una paradoja.

9 Metáforas que nos piensan.

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Libertad de prensa controlada

La libertad de prensa controlada es otra me-táfora, una metáfora del Estado y de los comu-nicadores. Cuando hay controles ya no hay libertad. Libertad controlada es una ironía y una paradoja. Como tal, Medellín no es ajena a los fenómenos mundiales de manipulación de la información por los medios de comunicación, al  fin de cuentas, como  centro que alguna vez fue del narcotráfico, aún subsisten temas que no han sido expresados, miedos, libertad de pren-sa controlada por el Estado o por los actores so-ciales violentos que influyen sobre los medios de comunicación, pero que también influyen en los procesos universitarios. “Por ahora es imposible decir lo que se sabe, la verdad de la ciudad y de Colombia aún no se puede contar”, dice uno de los periodistas entrevistados.

Independientemente de que un medio de co-municación sea oficial o privado, los  periodis-tas, en muchos casos, disfrazan la información para satisfacer diversos intereses, pero ante to-do los intereses de quienes se perpetúan en el poder para que el pueblo navegue en cierta ig-norancia o desinformación. “A veces no basta con decirlo, hay  que escribirlo en los periódi-cos para que el poder quede contento”, expresa otro de los periodistas, tal vez, ajustándose a lo que advierte Luhmann: “sin la escritura es im-posible crear cadenas complejas de poder en las burocracias políticas y administrativas, mucho menos el control democrático sobre el poder po-lítico” (2005, p. 11).10 Ese poder político actual tiene bajo sí a los medios de comunicación no solo hablados sino escritos que iteran en cierta mecánica del pensar, en unas mecánicas del so-meter o del esconder cuando menos.

10 La discusión que pone Luhmann también la anunciaron en su momento Barthes y el propio Derrida: la escritura es un medio más de dominio.

Presión más control, igual opresión

Dentro del proceso investigativo, se encontró que es común la presión ejercida sobre los me-dios de comunicación, tanto por el sector pri-vado, como por el oficial, es decir, dado el caso, se conjuntan para provocar mayor presión y así prohibir cierta información. Algunos ejemplos sobre afirmaciones hechas por los actores de la investigación que dan cuenta del control de la li-bertad de prensa son las siguientes:

•No  es fácil lograr independencia política en los medios de comunicación, los grupos polí-ticos tienen mucha incidencia.

•Los medios de comunicación defienden inte-reses del poder político, religioso y militar.

•“Toda noticia es consultada ante los direc-tores de los medios de comunicación y previa evaluación se decide su publicación”, indica uno de los periodistas.

•Existen organizaciones al margen de la ley que también ejercen presión sobre los medios de comunicación, amenazan y con ese lenguaje triunfan.

•La  libertad de prensa es un eslogan que esconde lo restringido y limitado que es el mundo de la información, en el que nada puede ser dicho o publicado, previa vigi-lancia de la misma empresa o de los actores implicados.

•Los  universitarios coinciden en que, en  la mayoría de los casos, los medios de comuni-cación se hacen difusos o demasiado livianos en lo que informan, e incluso, a veces, consi-deran a los oyentes como si fuesen tontos.

No se debe olvidar que para Habermas: “el ha-blante plantea con su imperativo una pretensión de poder a la que se somete el oyente cuando la acepta” (1992, p. 384).11 Si en el encuentro cara a

11 En la Teoría de la acción comunicativa I le dedica un buen espa-cio a los tipos de argumentación.

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cara existe esa pretensión de poder, ¿qué se pue-de esperar de una información que es enviada a oyentes anónimos, a oyentes que jamás se sabrá de ellos? De  ahí surgen ciertas paradojas de lo que implica una comunicación que es más verti-cal que lateral, más fachada que verdad.

Oclusión. ¿Paradojas?

La existencia de paradojas o antinomias es lo que se podría desgranar en esta oclusión, en es-te cierre que no cierra, por lo mismo, paradóji-co, contradictorio o antinómico. Los  lenguajes son poder en manos de unas empresas mediáti-cas controladas y controladoras del orden social, en las que la conquista del territorio de la mente, con unas políticas de ofertas en un mercado glo-balizado, son la clave del éxito informativo. A lo largo de los años, se han dinamizado novedosas técnicas para conquistar por la fuerza de la pala-bra territorios físicos y, claro, territorios menta-les, en los que el convencimiento y la persuasión son herramientas efectivas que no solo afectan a la comunidad trabajadora, sino a la comunidad universitaria, que desde muy temprano se vuel-ve población objetivo, población perfecta para forjar cierta inteligencia del mensaje.

Puede pensarse que la mercadotecnia polí-tico-económica que manejan y administran los medios de comunicación constituye otro campo de conocimientos sistematizados. Allí la ciencia se centra en el lenguaje, hay un uso consciente de la palabra para llegar, hay  un uso conscien-te de la palabra para movilizar, para  formar al oyente, televidente o lector que se quiere y un buen blanco son los universitarios que luego se-rán profesores o directivos, u  obreros, al  fin de cuentas.

•Se adquieren productos y se toman decisiones bajo la influencia de los medios de comuni-cación, pero, ¡y  vaya paradoja!, tienen pocos

programas que realmente formen al sujeto para estar en el mundo, para estar en la vida.

•Pese  al concepto generalizado, la  farándula no siempre es bien aceptada por los universi-tarios, aunque hay conciencia, tanto en estu-diantes, como en comunicadores, de que no es un entretenimiento más, como lo quieren hacer ver los medios de comunicación.

•Existe un lenguaje imperativo que los univer-sitarios no identifican con facilidad, pero que la televisión, la  radio y la prensa escrita sabe usar con todas sus implicaciones, tales como: compre, viaje, ría, venga, haga, sienta, toque, ame, aféitese, beba, mire, escuche, disfrute, despierte, corra, cambie, deje, entre muchos más. Esta forma imperativa provoca cierta acción en el espectador, en  este caso, el  universitario, lo  que lo puede inducir a cumplir la orden.

•Es claro para estudiantes y comunicadores que a los medios de comunicación les seducen, parece que precisan hablar en nombre de la comunidad, en  nombre del pueblo para hacerse populares. Ya  nos advierte Castells que: “la invocación al pueblo legitima el poder de la burguesía en la medida exacta en que esa invocación articula su exclusión de la cultura” (2003, p. 5). Es decir, al  invocar al pueblo lo está excluyendo, en  las supuestas entrevistas callejeras no están dando la voz al pueblo, sino que están legitimando su poder, legitimando su falaz supuesta democracia.

Es  prioritario, quizá ideal, ubicar al lengua-je como espacio en el que todos puedan con-currir plenamente y sin restricciones; donde sea posible la construcción de una sociedad en la que todos vivan con dignidad, es  decir, con  plena satisfacción de sus necesidades fun-damentales, por el simple hecho de haber na-cido humanos. Tampoco se debe olvidar que el

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lenguaje es fuente de equívocos, como lo expo-ne González-Gónzález (2010a): “es probable que el lenguaje sea el principal generador de con-flictos, puesto que muchas situaciones del deve-nir humano son creaciones lingüísticas que se apartan de lo posible, como si con el lenguaje se inventase un mundo paralelo que en el más de los casos es hostil y sometedor” (2010a, p. 89).12 Esto es, que el lenguaje puede ser un castillo, de naipes, y ya sabemos lo que ocurre con ese tipo de castillos, o pirámides de papel, si  se quiere. La violencia como consumo colectivo puede es-tar muy alojada en los lenguajes universitarios y de los mismos medios de comunicación.

La violencia como consumo colectivo ¿Y el lenguaje?

La violencia se ha vuelto un producto de consumo, nos  la venden los medios de comu-nicación, nos  la promueve el Estado y, claro, la  universidad la vive como fuerza viva y vi-viente de su propia totalidad. El lenguaje como consumo colectivo, el  lenguaje como tribu-na política para justificar los actos corruptos de muchos líderes, es una realidad que supera la ficción misma Tanto periodistas, como estu-diantes universitarios coinciden en las siguien-tes paradojas:

•La información y el temor a develar la verdad es una de las grandes dificultades de los re-porteros, puesto que varios aspectos la limi-tan: uno, la cadena a la que se pertenece; dos, las pautas publicitarias y su relación o no con el hecho; tres, el carácter político de la infor-mación; y, cuatro, las repercusiones económi-cas que pueda tener el reporte suministrado.

•Lenguaje y manipulación. Lenguaje y domi-nación constituyen dos grandes categorías

12 Horizontes humanos propone una mirada al lenguaje, que se tornó en vehículo para los conflictos humanos.

que se resaltan del proceso investigativo. Los medios de comunicación manipulan, do-minan con su lenguaje, pero también mani-pulan los profesores y también los dominan. Manipulación y dominación es el tema que acerca a periodistas y estudiantes universita-rios, ambos convienen en que existen, en que son problemas complejos de resolver y en que no hay una pronta salida a este asunto.

•El  lenguaje como manipulador de la emo-ción. Que  el lenguaje manipule no se discu-te y es casi un acuerdo generalizado, pero que manipule, por  un lado, la  emoción y, por  el otro, la razón, ya tiene consecuencias de todo orden. Se trata, como reconocen los periodis-tas entrevistados, de  que cierto lenguaje ya no solo manipule el cuerpo, sino también el espíritu. En este momento cabe un interro-gante ¿qué pensarán del imperativo práctico kantiano los medios de comunicación? Kant (2007) señala que: “el imperativo práctico se-rá, pues, como  sigue: obra  de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona co-mo en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca sola-mente como un medio” (2007, p. 42).13 Para el medio de comunicación, el ser humano pare-ce un medio para sus fines, nada ético.

•La información condicionada. Es otra de las formas de comprenderse entre los diferentes medios de comunicación. Se condicionan los informes, se  condicionan ciertos datos a la credibilidad pública, tanto del personaje, co-mo del medio de información.

•La  palabra maquillada. Universitarios y pe-riodistas concuerdan en que hay una palabra maquillada, casi cansada de tanto abuso, pe-ro aún con posibilidad de resistir más capas de pintura. En los medios de comunicación y

13 Es clara la pretensión kantiana, solo el hombre como fin, jamás como medio.

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en el ejercicio de aula existe una palabra ano-dina, maquillada y casi mentida, una palabra de farándula.

•Palabra y realidad oculta. Es  la gran crítica que los estudiantes le hacen a los medios de comunicación. Pese  a ello, consideran que es aceptable lo que la radio, la televisión y la prensa escrita presentan. Esta  para-doja, como  otras tantas que se visualizan, muestra que mientras en unos momentos los estudiantes dicen que no es creíble lo que informan, en otro momento dicen que, pese a ello, se es aceptable, como si fuese aceptable ocultar o disfrazar cierta realidad. “No todo se puede decir ni todo se puede saber”, dijo un periodista.

•Hay  un uso deliberado del lenguaje para confundir. Ese es un signo que también une a estudiantes con periodistas: ambos coinciden en que el lenguaje de los medios de comuni-cación, en la mayoría de los casos, confunde, deja espacios a la duda, pero que, en el mismo sentido, hay un lenguaje de aula que es deli-beradamente hecho para confundir, para difi-cultar que el estudiante comprenda.

•Uso de la palabra para mantener la ignoran-cia. La  palabra que usan la educación y los medios de comunicación sirve para aislar, para dar una bienvenida permanente a la ig-norancia. Se informa o se enseña lo evidente, pero lo secreto o recóndito no es un tema ni para la educación ni para los medios de co-municación. La  palabra, más  que clarificar, confunde. González-Gonzalez (2010b) seña-la: “en esta sociedad del riesgo, donde nada está exento de convertirse en amenaza para el hombre, bien se puede afirmar que el len-guaje se ha constituido, al lado de la natura-leza y lo económico, en  un riesgo o en una

posibilidad de creación” (2010b, p. 92).14 De seguro, en la ignorancia también se crea, pe-ro también más fácil se es controlado, más fá-cil se es sometido.

•La  información y su lado oculto. Se  acepta que existe una información, pero  que tiene un lado oculto, un lado que ni siquiera el in-vestigador o reportero puede acceder, y  que cuando accede no puede emitirla. También existe en la información un lado oculto que no se informa porque no impacta, porque no llama la atención.

•Lenguaje y violencia simbólica. Esto se extrae de los diálogos, hay una violencia simbólica expresada en imágenes y gestos que no so-lo pone en riesgo al receptor, sino al proceso mismo de la comunicación. Este problema lo encontraron tanto periodistas como los uni-versitarios. Ambos saben de las dificultades, lo que no intuyen es el modo de restarle vio-lencia al símbolo de la imagen.

•Lenguaje actuado. Aciertan universitarios y periodistas en que hay cierta actuación del lenguaje, cierta escenificación, cierta teatra-lización de los acontecimientos que pueden desconcertar, pero que logra impactar.

•Libertad sojuzgadora. La  libertad de pren-sa, a veces, sirve para sojuzgar, para adelan-tar juicios. Hay  mutilación del lenguaje por el poder sojuzgador. Se recortan las palabras o hacen requiebres para poder sojuzgar, pa-ra poder adelantar juicios.

•Comunicación unidireccional. Salvo excep-ciones, el  espectador no puede o no tiene mecanismos para interactuar con la informa-ción que le entregan.

14 Umbrales de indolencia, es un texto en el que se hace una mirada a la educación y a la justicia en el bicentenario de la Independencia de las naciones latinoamericanas.

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• Información irreversible. Por más de que exis-ta una corrección de la información, no es po-sible reversar lo dicho, el daño queda hecho; en esto coinciden periodistas y estudiantes.

•La  retórica y la metáfora del juego. Hay  un uso abusivo de la palabra y un juego de metá-foras que sirven para esconder, para maqui-llar la realidad.

•Los medios y sus falsas noticias, o la farsa de lo que se informa. Se emiten falsas noticias con el supuesto de una fuente que jamás podrá ser develada. Nietzsche (2005) establece que: “toda cosa tiene su precio, todo puede ser pa-gado” (2005, p. 85), esto para referirse a la reli-gión católica y el precio que ponía para salvar almas. Los  medios de comunicación entien-den esto, porque allí todo tiene su precio, des-de la información humanitaria, la farandulera, casi toda, hasta la de carácter deportivo.

•En el universo del silencio sobrevive la igno-rancia. Hay un silencio que amplía la ignoran-cia y sirve para la confusión; ese es un código compartido, pero no divulgado.

•El lenguaje como mecanismo de objetivación de la realidad. Objetivar la realidad es sacar-la del sujeto, es signarle cierta independencia que no siempre es posible. El  lenguaje ver-bal es mediador entre el hombre y la realidad. Tanto periodistas como estudiantes aceptan que no existe otro código, ni siquiera el genéti-co, que sirva para mediar la realidad, pero que es necesario que se tenga mayor conciencia ética por parte de los medios de comunicación para que la realidad no se distorsione.

•Amarillismo informativo. Periódicos, radio y televisión han caído en el amarillismo, en la crónica roja. Estudiantes y periodistas criti-can esta actitud, pero no encuentran una sa-lida, porque “a la gente le agrada ese tipo de información, la consumen con mucha pron-titud”, reconocen casi que a dúo.

Recomendaciones. Nunca es demasiado tarde desde que sea lúcido

Para darse cuenta de algo lúcido, nunca es demasiado tarde, lo  complejo es saber si real-mente es lúcido. La lucidez debe llegar justo en su momento, puesto que una de sus caracterís-ticas es el conjuntar el tiempo y el espacio, sa-ber llegar a tiempo, incluso, por  adelantarse al hecho. En tal sentido, la  investigación dio cier-ta esperanza y dejó ver que no todo está dado, ni  se puede pensar en una derrota definitiva. Como  expuso Saramago (s.f.): “la derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En  cambio, la  victoria tiene algo negativo, jamás es defini-tiva”; lo que desde luego es una lúcida paradoja.

Dice Rorty (1996, p. 91), que “todos los seres humanos llevan consigo un conjunto de pala-bras que emplean para justificar sus acciones, sus creencias y sus vidas. Son esas palabras con las cuales formulamos la alabanza de nues-tros amigos y el desdén por nuestros enemigos, nuestros proyectos a largo plazo, nuestras du-das más profundas acerca de nosotros mismos, y nuestras esperanzas más elevadas”. Desde esta afirmación, diremos, entonces, que  los lengua-jes del poder saben arroparse de palabras para justificar sus acciones.

Por si esto no fuese sufienciente, los lengua-jes del poder se imponen a través de los medios de comunicación con límites y prohibiciones al libre pensamiento, delinean conductas en los universitarios como si se tratase de objetos, no  de sujetos. Repensar el sistema educativo, los medios de comunicación, las relaciones uni-versitarias, las relaciones mediáticas, es un ejer-cicio que no puede ser delegado. En este sentido, se  constituye en una herramienta de reflexión fundamental, ya que, tal como lo sostuvo Bour-dieu (2001), es solo a partir del conocimiento del estado de las cosas que tenemos la oportunidad de revertirlas.

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La investigación permite colegir algunas re-comendaciones, dentro de este mundo de in-teracción tan amplio y complejo entre medios de comunicación y formación universitaria. Por  tanto, algunas recomendaciones giran en torno a intereses éticos, políticos y educativos que buscan, aunque parezca anacrónico, la for-mación de un ser autónomo y comprometido con su entorno, y, tal  vez, despertar cierto cui-dado con lo que nos dicen y “ordenan que ha-gamos” los  medios de comunicación. Dichas recomendaciones son:

•No creer que en la velocidad está la verdad de la información. Sobre esto nos llama la aten-ción Virilio (1997): “el poder es inseparable de la riqueza y la riqueza es inseparable de la velocidad” (1997, p. 17).15 Si poder es igual a riqueza, y si la riqueza requiere de velocidad, es  el momento de comprender por qué los medios de comunicación son tan rápidos, tan ágiles para entregar la información y con esa velocidad hacernos pensar que están entregando a la verdad; a la verdad, si es que existe, no  le asiste muy bien la velocidad. A renglón seguido, nos aclara Virilio: “quien dice poder, dice, ante todo, poder dromocrá-tico —dromos procede del griego y quiere decir carrera—, y  toda sociedad es una sociedad de carreras”. Es el mismo poder que da paso a lo nuevo y para ello los medios de comunicación son vitales, “entre más rápido mejor”, parece ser el lema.

•Resistir con esperanza, no dar por terminada la discusión ni cerrar ventanas porque no hay nada que hacer.

•Desmitificar los lenguajes, los  medios de comunicación y el poder como tal, para poder abordarlo y cuestionarlo, sin  desconocer a

15 El cibermundo. La política de lo peor. Dudar del concepto de velocidad que se ha insertado en las sociedades.

Barthes (2011, p. 60) cuando nos dice que “el hombre es prisionero de su lenguaje”.

•Los  medios de comunicación deben estar al servicio de toda la sociedad y no de unos cuantos poseedores del poder, para así cons-tituirse en uno de los instrumentos socializa-dores y validadores de una realidad coherente con las relaciones de interacción social de todas las clases sociales.

•Verificar su ligereza de habla. Hay cierta lige-reza del habla y torpeza de lengua, a muchos les ocurre, en parte sí y en parte no, lo que di-jo Moisés a su Creador: “soy tardo en el habla y torpe de lengua”. Los medios son apresura-dos para hablar o escribir y más bien torpes, romos de lengua para corregir. “Los medios de información dicen y escriben muchas in-consistencias”, dice uno de los universitarios entrevistados.

•Sustituir los verbos imperativos por otras ex-presiones que permitan al receptor, en  este caso al universitario, elegir y no ser un simple objeto del lenguaje del poder, un simple obje-tivo de campaña.

•Ningún medio de comunicación debería per-mitirse el derecho a manipular o a maquillar la información; por tanto, a la universidad le corresponde hacer un ejercicio mayor con el lenguaje para alertar a los universitarios de los riesgos de aceptar un lenguaje imperativo venido de los medios de comunicación.

•Comprometer éticamente a los medios de comunicación para que, en conjunto con los universitarios, diseñen estrategias para hacer del lenguaje informativo un acto de transpa-rencia y de lucidez humana.

•Establecer cierta ley de oro, tal  vez, nietzs-cheana: “jamás usar al hombre como medio sino única y exclusivamente comprenderlo como fin”.

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•Hacer un ejercicio de confrontación y eluci-dación de las paradojas que se enuncian en esta reflexión.

•Evitar las discriminaciones e incriminacio-nes. No invadir la vida privada de nadie, tráte-se de celebridad o persona rutinaria. Nos dice Lipovetsky “la televisión se ha convertido en una máquina de lanzar o reforzar toda una serie de ídolos. Del  deporte a la canción, de la cocina a la filosofía, de la información a la literatura, de la arquitectura a las modelos, de las modas a las casas reales, ya no hay es-fera que escape al trabajo de estelarización” (2007, p. 232).16 Sabemos que esos mismos ídolos después pueden ser condenados por los mismos medios de comunicación, ellos los crean y ellos los destruyen para darle paso a otros, para renovar su cartelera.

•Mayor apuesta por el ocio creativo como ejer-cicio de encuentro entre medios de comuni-cación y universitarios.

•Debates académicos. Permitir que univer-sidades y medios de comunicación se con-junten para debates académicos, en los que pensar el devenir de la sociedad sea su ám-bito de discusión y donde no se caiga en las redes del poder de turno.

Los  medios de comunicación tienen un po-der simbólico del cual son conocedores, co-mo nos indica Bourdieu: “el poder simbólico es, en  efecto, este  poder invisible que solo puede ejercerse con la capacidad de quienes no quie-ren saber que lo sufren o que incluso lo ejercen” (2001, p. 88).17 El caso es que el poder simbólico es una construcción de realidad que, en el fon-do, aspira a establecer un orden, hace ver y creer,

16 La gran pantalla que domina y designa sujetos.17 El capítulo II, lo titula “Sobre el poder simbólico”, un poder que

existe, pero que no se devela en toda su fuerza u oscuridad si se quiere.

impone criterios transformadores o visiones de mundo. Esto lo sabemos los usuarios de los me-dios de comunicación, esto lo saben los medios de comunicación, pero  los unos y los otros nos desentendemos del asunto, de  ese poder, y  no queremos resolverlo o, al menos, afrontarlo.

Para  que a la plebe no le baste con ser ple-be, y  para que los lenguajes de poder venidos de los medios de información no avasallen a los universitarios y, claro, a la comunidad en gene-ral, es necesario afrontar las tres enfermedades que, según Saramago, afectan al hombre actual: la incomunicación, la revolución tecnológica y el anhelo de triunfo personal. Como sabemos, es-tas han sido, entre otras, las apuestas de la socie-dad capitalista, las apuestas de occidente: tener gentes enfermas en su soledad, incomunicadas o mal informadas, tecnificadas y robotizadas, y  venderles la idea de un triunfo personal por sobre el social y el colectivo, tener seres huma-nos solitarios. Pese a las dificultades, también es necesario que los universitarios y la comunidad en general se percaten de que tienen un lengua-je que no es del poder, pero que también puede y tiene poder, que también puede enseñarnos a dejar de ser víctimas arrancadas de los prejui-cios, víctimas de la indolencia.

Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la  revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal.

José Saramago

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