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N O 1 3 1 2 0 0 6 La Agencia de la ONU para los Refugiados

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N O 1 3 1 • 2 0 0 6

La Agencia de la ONU para los Refugiados

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2 R E F U G I A D O S

Cuando las cinco repúblicas centroasiáticassurgieron de las cenizas de la Unión Soviéticaen 1991, heredaron grandes problemas quehabrían puesto a prueba la resistencia de

cualquier Gobierno y sus ciudadanos, y no digamos lade cinco países que nunca antes habían sido estadosindependientes.

Hace diez años se organizó un congreso paradiscutir algunos de estos problemas y ver qué se podíahacer al respecto. El congreso de la CEI de mayo de1996 sobre refugiados y migración centró su atención

en un número de importantes asuntos originados porla implosión de una enorme y -según se vio- efímerasuperpotencia.

Dichos problemas abarcaban desde catástrofesmedioambientales, como la disminución del marde Aral -que afecta directamente a tres de lospaíses-, hasta el complejo legado de la estrambóticay despiadada política de Stalin de deportar amillones de personas, entre ellas ocho etniascompletas, desde el Oeste de la URSS a AsiaCentral y Siberia.

El congreso puso al descubierto también la enormeescalada de movimientos involuntarios de personas enla región de la CEI -más de 9 millones en total entre1989 y comienzos de 1996-, la mayoría de las cualestenían como origen o destino y ocurrían en el interiorde Asia Central. Todo ello sobre un telón de fondo decrisis económica.

Un estado, Tayikistán, no pudo soportar lastensiones y se precipitó hacia una feroz y destructivaguerra civil que desplazó a unas 700.000 personas.Diez años después algunos estados hanexperimentado mejoras, en particular la economía deKazajstán, que se ha visto transformada por unapolítica económica relativamente liberal y por el valoren alza, y una mayor accesibilidad, de sus enormesreservas de petróleo.

Pese a su extrema pobreza, Tayikistán hamejorado infinitamente desde la devastación deprincipios de los 90. El 30 de junio de 2006 sedecidió retirar a los tayikos que habían huido delpaís, debido a la guerra civil de 1992, el estatuto derefugiado, tras haberles aplicado el ACNUR ladenominada “cláusula de cesación”. Ésta se utilizaúnicamente cuando las circunstancias por las cualesse concede el estatuto de refugiado han dejado deexistir y es un claro indicio de que se han producidomejoras sustanciales.

Pero a pesar de que Tayikistán sigue luchando porsalir adelante, una nueva sombra se proyectaactualmente sobre el corazón de Asia Central.Uzbekistán es el único de los cinco estados de la regiónque comparte fronteras con todos los demás. Rico engas y recursos minerales, sede de las legendariasciudades de Bujará y Samarcanda, y, debido a susituación, en primera línea de salida para convertirseen el motor comercial de la región, Uzbekistán podríarivalizar con Kazajstán en el frente económico.

En lugar de ello, desde la matanza de cientos deciviles el 13 de mayo de 2005 en la ciudad oriental deAndizhán, Uzbekistán se ha cerrado cada vez mássobre sí misma, en un aparente intento de volveratrás. En ese proceso ha renunciado a muchos de lospaíses y organizaciones que han trabajado porpromover los derechos civiles y humanos y eldesarrollo económico en toda la región.

Y una vez más — por primera vez desde que elacuerdo de paz gestionado por la ONU diooficialmente por finalizada la guerra civil tayika — losrefugiados vuelven a cruzar la frontera desde unestado de Asia Central a otro. Hasta el momento setrata de un pequeño número, pero sigue habiendograndes tensiones, y quienes desean la paz para estadiversa, poco conocida e increíblemente bella regiónsiguen los acontecimientos de cerca con atentapreocupación.

El atribulado corazón de Asia Central

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3R E F U G I A D O S

4Las cientos de personas acribilladas a tiros enAndizhán, Uzbekistán, ponen de manifiesto unacrisis en el corazón de Asia Central, según lacorresponsal de la BBC, Monica Whitlock.

12 L O S R E T O R N A D O S T A Y I K O SD E J A N E L P A S A D O A T R Á S

Han pasado once años desde que el ACNURayudó a la familia Najmuddinov a regresardesde Afganistán. ¿Cómo les ha ido ?

14 C Ó M O E L M U N D O E N T E R OA C U D I Ó E N S U A Y U D A

La tensa situación de 439 refugiados uzbecos enKirguistán y su posterior evacuación aRumanía supuso un verdadero vaivén emocio-nal y operativo.

20 D O S P A S O S A D E L A N T E ,U N O A T R Á S

El conflicto de Andizhán ha sacudido, y posi-blemente provocado graves daños, a losnacientes sistemas de asilo en Asia Central.

22 V U E L T A A L A “ M A D R EP A T R I A ”

Tanto Turkmenistán como Kirguistán hanotorgado la ciudadanía a miles de refugiadosque huyeron de la guerra civil tayika.

23 E L L E G A D O D E S T A L I N

Miles de mesjetios consiguen finalmente ayudaen EE.UU., después de 60 años de problemasque se iniciaron con su deportación a AsiaCentral.

26 E N S A Y O F O T O G R Á F I C O

La historia, en fotos, de 20.000 refugiados mau-ritanos que viven en el lado senegalés del ríoque hace frontera entre ambos países.

31 O B I T U A R I O

T E M A D E P O R T A D A

La Agencia de la ONU para los Refugiados

N ° 1 3 1 - 2 0 0 6

MINISTERIODE TRABAJOY ASUNTOS SOCIALES

Dirección Generalde Integraciónde los Inmigrantes

Secretaría de Estadode Inmigración yEmigración

Subvencionado por :

4Cómo una manifestaciónpacífica en la plazacentral de una ciudad se

convirtió en un baño desangre que hizo temblar atoda una región.

26Diecisiete años en ellado opuesto del río.

12 Para los refugiadostayikos que huyeron dela guerra civil, y que

luego regresaron, loimportante ahora es laeconomía, no la identidadétnica.

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EditorRupert ColvilleColaboradoresCristina Bunea, Nargiza Dosmetovay personal del ACNUR en todo elmundoAsistente editorialManuela RaffoniDepartamento fotográficoSuzy Hopper, Anne KellnerDiseñoVincent Winter Associés, ParisProducciónFrançoise Jaccoud DistribuciónJohn O’Connor, Frédéric TissotReproducción fotográficaAloha Scan, GinebraMapasUnidad de Mapas del acnurDocumentos históricosArchivos del acnurComisión Coordinadora de Refugiadosen español: Agni Castro-Pita, Represen-tante del ACNUR en España. Por partede la Secretaría de Estado de Inmigra-ción y Emigración : Estrella RodríguezPardo, Directora General de Integraciónde los Inmigrantes ; Miguel ÁngelAznar Nieto, Subdirector General deIntervención Social; Roberto AmurrioÍñigo, Jefe de Área de Gestión de Progra-mas. Responsable de la versión españolade Refugiados: Françesca Fontanini.Refugiados es una publicación de laSección de Información Pública delAlto Comisionado de las NacionesUnidas para los Refugiados. Las opinio-nes expresadas por nuestros colabora-dores no coinciden forzosamente conlas del ACNUR. Los términos emplea-dos y los mapas incluidos no suponenuna toma de posición por parte delACNUR en cuanto al estatuto jurídicode ningún territorio o las autoridadesdel mismo. Refugiados se reserva elderecho de editar todos los artículosantes de su publicación. Los textos yfotos sin copyright puedes ser reprodu-cidos sin autorización previa. Por favor,citen al ACNUR. Las fotografías,excepto las que tienen copyright, pue-den obtenerse sólo para usos profesio-nales. Edición española: 16.200 ejempla-res, financiada por el Gobierno española través de la Dirección General deIntegración de los Inmigrantes.Tirada total : 153.000 ejemplares eninglés, francés, italiano y español.ISSN 0252-791 XD.L.: M. 43.567-1984Impresión en España :GRÁFICAS ARIAS MONTANO, S.A.Portada: Mujer lamentándose sobrelas tumbas anónimas de las víctimasde Andizhán.©ap/m.japaridze/dp/uzb•2005Contraportada: Joven manifestantecontra los asesinatos de Andizhán enBishkek, Kirguistán.©ap/d.makesheva/dp/kgz•2005UNHCR - ACNURP.O. Box 25001211 Geneva 2, Switzerlandwww.unhcr.orgwww.acnur.org

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Monica Whitlock ha sido corresponsal de la BBC en laregión de Asia Central desde 1995. Estuvo destinada enTashkent entre 1995-98 y de nuevo desde 2003 hastajunio de 2005, cuando se le instó a abandonar Uzbe-kistán. Es autora de Beyond the Oxus ; The CentralAsians ( John Murray, 2002). Sus opiniones en este artí-culo no reflejan necesariamente las del ACNUR o laBBC.

LA NOCHE DEL 13 DE MAYO DEL AÑO

pasado, un ama de casa uzbeka cru-zaba apresuradamente la frontera deKirguistán con su bebé a cuestas,agarrando como podía a sus otros tres

niños. “Los soldados nos dispararon, justo en lafrontera. Las mujeres hicimos banderas blancascon nuestros pañuelos pero aun así siguierondisparándonos. Ninguna teníamos armas. Mi

hijo –sólo tiene tres años– quedó atrapado entreunos cadáveres. Gritaba ¡mamá, mamá!, pero yono podía llegar hasta él”.

“Entonces un hombre lo sacó, un hombrealto. Mientras sostenía a mi hijo, le dispararonen la cabeza. Murió desangrado allí mismo. Enhonor de este hombre, le cuento a usted nuestrahistoria”.

Zuhra (nombre cambiado) y sus niños for-maban parte de un grupo de unas 500 personasque habían escapado con vida de Andizhán, des-pués de que una manifestación multitudinaria,en gran medida pacífica, se convirtiese en unamasacre. Detrás quedaban cientos de muertosen la plaza principal y en la amplia avenida quesurca el centro de la ciudad, acribillados por lasfuerzas armadas de su propio país, siguiendo lasórdenes de las máximas autoridades.

P O R M O N I C A W H I T L O C K

Después de A

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Aumentan lastensiones enAndizhánpoco antes deque cientos depersonasfueranacribilladas abalazos elviernes 13 demayo de 2005.

“Corrimos y corrimos -dice Zuhra-. Yoestaba descalza y llovía a cántaros. Durantetodo el trayecto la gente nos abría su casa y nosdecía Venid dentro, escondeos con nosotros, osmatarán. Mucha gente se escondió allí. Pero yoseguí corriendo. Pensaba que no estaríamosseguros hasta encontrarnos fuera de Uzbe-kistán”.

El Gobierno uzbeco calificó las manifesta-ciones como un intento de golpe de estado porparte de radicales islámicos con el apoyo depotencias extranjeras. Se negaron a permitircualquier investigación internacional. Losperiodistas que informaron de estos hechos,entre ellos yo misma, fueron obligados a aban-donar el país, al igual que hicieron con diver-sas ONG extranjeras y, posteriormente, con laagencia de la ONU para los refugiados.

CRECIENTE DESCONTENTOLA HISTORIA DE ANDIZHÁN EMPEZÓ CON

una pequeña protesta a la entrada de lostribunales de la ciudad, cien días antes de la matanza. Era mediados de invierno y unpuñado de familias se habían unido en apoyode 23 comerciantes locales –sus parientes– que estaban siendo juzgados por tramar unarevolución islámica, una acusación quemucha gente en Andizhán rechaza de plano.

“Mi hijo dirigía un café -nos decía unamujer-. Un día fue a trabajar y no regresó. Luegooímos que había sido detenido; ¡decían que eraun extremista ! No es más que una persona cor-riente”.

Ha habido otros juicios parecidos en Uzbe-kistán desde que el país empezó su andadura a

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raíz del colapso de la Unión Soviética en 1991. Las auto-ridades han utilizado con frecuencia la amenaza delradicalismo islámico para justificar cientos, quizás miles,de detenciones, especialmente desde la subida al poderde los talibanes a mediados de los años 90, justo al otrolado de la frontera, en Afganistán.

Los 23 jóvenes de Andizhán tenían negocios próspe-ros –un café, una fábrica de muebles, otra de zapatos– yproducían bienes que, de acuerdo con sus vecinos, eranmejores que las alternativas de factura estatal. Teníanun nombre en la comunidad y eran gente autosuficientee independiente. Descontentos con los jardines de infan-cia estatales de Andizhán, por ejemplo, montaron elsuyo propio, y proporcionaban otro tipo de ayudassociales a la ciudad.

Lo sorprendente no es que fueran arrestados. Fue larespuesta lo que resultó inusitado. Puesto que los 23tenían dinero y confianza en sí mismos, sus familiascontrataron abogados defensores que se esforzaron enganar el caso. Aún más inusitada resultó la tranquiladeterminación de los manifestantes, que empezaronpresentándose allí a diario –padres ancianos, esposas yniños que esperaban de pie en silencio, tiritando de frío–y fueron creciendo en número a medida que el caso sealargaba fatigosamente y el invierno se convertía en pri-mavera.

Uno de los organizadores, Bahram Shakirov, meinvitó a su casa. Hombre de mediana edad, padre yabuelo, había dirigido una empresa de confitería quefuncionó bien, hasta que la cerraron. Dos de sus hijos seencontraban entre las 23 personas que estaban siendojuzgadas.

Sentados en el jardín comimos arroz, carne y las pri-meras fresas de temporada mientras contaba sus añosde estancia en prisión, a raíz de una condena por radica-lismo islámico. Me dijo que las numerosas palizas reci-bidas le habían dejado las piernas insensibles de formapermanente.

“La gente está cansada de esta situación –aseguró-.Ya han tenido bastante y por eso se manifiestan”.

Y no sólo era en Andizhán. En el resto de Uzbekistán,durante el invierno de 2004-05, crecía la exasperación entorno al desempleo, la pobreza y un sistema legal que noservía a los intereses de la gente de a pie.

Las manifestaciones se extendieron por el Uzbe-kistán central, donde el Gobierno regional se había apo-derado de las fincas de los más prósperos agricultores.Los dueños de los bazares se amotinaron cuando unimpuesto adicional recortó aún más la miseria queganaban. Las autoridades se movieron rápidamentepara disolver tales manifestaciones, entre ellas una en lacapital, Tashkent, a principios de mayo.

VIGILIA DIARIAEN EL ESTE, EN ANDIZHÁN, LA MANIFESTACIÓN

seguía aumentando sin encontrar obstáculos. El 10 demayo, 3.000 personas se situaron a la salida de los tribu-nales, alineadas a ambos lados de la calle principal en loque fácilmente podía considerarse como la mayor mani-festación vivida en Uzbekistán.

Los organizadores tuvieron cuidado de no dar a lasautoridades ningún motivo para disolverla. Nadie gri-taba, nadie ondeaba una bandera, nadie interfería con eltráfico del lugar. Un lavadero de coches situado frente a

los tribunales siguió funcionando como de cos-tumbre, dejando los manifestantes un ordenadoy vacío pasillo de entrada y salida. Todos vestíansus mejores ropas. Los niños se unían a la mani-festación nada más acabar la escuela, en uni-forme. Las mujeres servían el almuerzo,pasando la comida en cuencos para que nohiciera falta romper filas. Incluso los hombres seabstenían de fumar.

Cada noche se iban todos a sus casas,barriendo las calles a su paso. Cada mañana vol-vían de nuevo a la salida de los tribunales. Lamanifestación se había convertido en una pro-testa en masa perfectamente organizada por unagente que había dejado de tener miedo.

“¿Qué les hace ser tan valientes ?”, le preguntéa una mujer.

“Mi hijo está en la cárcel –respondió-. Lepusieron una bolsa de plástico en la cabeza y lasujetaron con cinta adhesiva para que nopudiera respirar. Cuando le ocurre algo así a unhijo, dejas de tener miedo”.

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Una multitud devarios miles demanifestantes en laPlaza de Babur deAndizhán. Horas mástarde, muchas de laspersonasfotografiadasestaban muertas ohuían hacia lafrontera conKirguistán.

Los vecinos del lugar enterraron a los muertos sinidentificar en los parterres municipales y lavaron la sangre y

los restos humanos de las calles con cubos y escobas.

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LA MASACREAndizhán se vino abajo en la medianoche del 12 de

mayo, cuando parece que un grupo de manifestantesirrumpió en un cuartel, forzó el arsenal y posterior-mente embistió contra la puerta de la cárcel de la ciudad,liberando a los prisioneros. El grupo armado corrió a laplaza principal y tomó las oficinas del alcalde, haciendoprisioneros a quienes allí se encontraban.

Hasta ese momento, tenía todas las apariencias de unasalto por parte de militantes. Pero entonces se produjouna situación inesperada, cuando miles de personascorrientes, todas ellas desarmadas, llenaron la plaza : lamuchedumbre de la manifestación anterior, además devecinos, amigos y otros ciudadanos.

Los oradores se subían al monumento de Babur (fun-dador del imperio mogol e hijo más famoso deAndizhán) y pronunciaban discursos en torno a lapobreza, el desempleo, la injusticia y otros lastres quehabían soportado en silencio durante tanto tiempo.

Los comerciantes del bazar cercano se acercabanpaseando y se quedaban a mirar. Las mujeres vestían asus niños elegantemente y los llevaban a la plaza, a pasarel día, extendiendo sus picnics sobre colchas. Haciamediodía, cerca de diez mil personas llenaban la plaza.

La BBC habló con un hombre, Husan, en medio dela muchedumbre a primeras horas de la tarde. “Lo quehay aquí es gente normal y corriente -comentó-. Nosestamos manifestando pacíficamente. Pero hace unmomento un transporte de tropas ha pasado por delante

y nos ha disparado. Y ahora mismo hay soldados concen-trándose. Los puedo ver, en el estadio y en la tienda dejuguetes. Hay rumores de que van a disparar indiscri-minadamente contra nosotros al caer la tarde. Pero cree-mos que, si nos quedamos donde estamos, ¡no seatreverán !”.

A eso de las seis de la tarde se demostró lo trágicamenteequivocado que estaba. La BBC habló con un hombre lla-mado Sharif por teléfono móvil : “Están disparando -relató-. “Están matando a la gente. Vienen en vehículosblindados para transporte de tropas. Pero la gente no semueve, no corre. Disparan desde todos los lados”.

Una hora más tarde, un grupo de unos 3.000 mani-festantes intentó irse de la plaza. Descendieron por unaancha avenida, con los funcionarios capturados al frente,retando a los soldados a que disparasen a su propia gente.Esta parte del drama acabaría suponiendo un impor-tante problema para algunos de los refugiados de Kir-guistán durante las semanas y meses sucesivos (verartículo en página 14).

Las tropas cargaron de frente.Sharif sostuvo en alto su teléfono móvil para que la

BBC pudiera grabar el tiroteo. Continuó durante más deuna hora hasta que lo mataron.

A LA MAÑANA SIGUIENTEA PRIMERAS HORAS DEL SÁBADO POR LA MAÑANA

cargaron la mayor parte de los cuerpos en camiones yautobuses y se los llevaron. Grupos de familias buscaban

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« ¿Qué les hace ser tan valientes?», le pregunté a una mujer.

1. Violenciaintercomunitaria,Ferganá, 1989

2. Violenciaintercomunitaria, Osh,1990

3. Guerra civil, Tayikistán,1992-97

4. Incursiones por parte demilitantes, región deBatken, 1999 y 2000

5. Represión de unamanifestación popular,Andizhán, 2005

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desesperadamente a los parientes desaparecidos, sinsaber si los habían arrestado, habían huido o estabanmuertos.

“Mi hijo era panadero -nos contaba una mujer-. Fuea ver la manifestación ; sentía curiosidad. No regresó.Encontramos su cuerpo sobre una acera al día siguiente,lleno de sangre y calado por la lluvia. Yo misma traje sucadáver a casa”. Me enseñó las ropas de su hijo muerto,con más de 20 agujeros de bala.

Los vecinos del lugar enterraron a algunos de losmuertos sin identificar en los parterres municipales.

Trajeron cubos y escobas y lavaron la sangre y los restoshumanos de las calles ellos mismos.

LA IMPORTANCIA DE UZBEKISTÁNANDIZHÁN HA HECHO QUE LA CRISIS TOQUE FONDO

en el corazón de Asia Central. Puede que además sea elpreludio de choques aún más terribles si las condicionesque la provocaron no mejoran en el futuro. Política-mente, Uzbekistán es, en muchos sentidos, el país mássignificativo de la región, con más de 25 millones de habi-tantes y una posición geográfica fundamental respecto

Una mujer agarra asu hija mientrasllora a su maridomuerto, dos díasdespués de losasesinatos enAndizhán.

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La guerra civil en Tayikistán es el recordatorio más lacerante hasta lcuando las cosas se tuercen en Asia Centra

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a otros estados de Asia Central. Controlaimportantes rutas comerciales, especial-mente las que van a Tayikistán y Kir-guistán, dos países bastante inestables ycon altos índices de pobreza, desempleo ycrimen. Turkmenistán también se veafectado directamente por las tensionesde su vecino de mayor tamaño. Kazajstántampoco es inmune a ello, aunque suenorme tamaño, su economía en desa-rrollo y sus fronteras con Rusia y Chinalo sitúan en una esfera aparte del AsiaCentral propiamente dicha.

Uzbekistán, además, comparte unasensible frontera con Afganistán.Todavía volátiles después de más de dosdécadas de guerra, las provincias nor-teñas de Afganistán necesitan imperio-samente un vecino confiado y seguro conquien comerciar. Si Uzbekistán se vuelveaún más inestable, una enorme región severá afectada.

EL VALLE DE FERGANÁSI SE DESATA UNA TORMENTA POLÍTICA,la región que podría verse inmediata-mente afectada es la del valle de Ferganá,una gran extensión de tierra verde y fér-til compartida por Uzbekistán, Tayi-kistán y Kirguistán. Ferganá estádensamente poblado para la media deAsia Central, con cerca de ocho millonesde personas que viven de la tierra o enuna serie de ciudades bazar que se extien-den a lo largo del valle, desde Andizhánen el este hasta Kokand en el oeste. Lasnoticias y las opiniones viajan con rapi-dez a través del valle en comparación conotras partes de Asia Central, donde lasdistintas poblaciones se encuentran inco-municadas por montañas y desiertos. Enotros tiempos, las ciudades de Ferganáfueron prácticamente ciudades-estado, ytodavía existe una fuerte tradición depensamiento independiente.

El valle es una confusa multitud dedistintos grupos étnicos que, por lo general, convivenpacíficamente. Con frecuencia ha servido también de víade paso para grupos armados. En los años 30, unos par-tisanos antisoviéticos, los “basmachi”, mantuvieron unalarga guerra de guerrillas en las montañas circundantes,mientras que en tiempos modernos se ha convertido enuna de las rutas usadas por los traficantes de droga quetraen el opio de los campos de amapolas de Afganistán alos mercados de Moscú.

Ferganá ya ha tenido su ración de disturbios. En juniode 1989 –antes de la independencia de los estados de Asia

Central–, las tropas soviéticas tuvieron que evacuar a74.000 mesjetios (una minoría que había sido deportadaa la fuerza desde Georgia en 1944) del sector uzbeco deFerganá, después de que tres días de batallas callejerasdejaran alrededor de cien muertos.

Un año más tarde, una disputa por cuestión de tierrasy agua acabó en varios días de lucha entre kirguises yuzbecos en Osh (en el lado kirguís de la frontera), durantelos que se cree murieron varios centenares de personas.

En los veranos de 1999 y 2000, los militantes uzbecosque propugnaban un estado islámico realizaron incur-siones contra Batken, en las colinas que bordean el ladouzbeco del valle de Ferganá. Originarios de Ferganá ensu mayoría, habían huido de las campañas del Gobiernouzbeco contra los militantes islámicos, y descendieronhasta Afganistán, donde lucharon junto a los talibanes.De allí salieron formados y radicalizados como uncuerpo de yihad, y se cree que actualmente se encuen-tran atrapados en el área tribal pakistaní del Waziristán.En fecha tan reciente como mayo de 2006, otro grupo dehombres armados forzó su paso a tiros por la fronteratayiko-kirguís de Batken.

GUERRA Y PAZ EN TAYIKISTÁNLA GUERRA CIVIL EN TAYIKISTÁN ES, SIN embargo,el recordatorio más lacerante hasta la fecha de lo quepuede ocurrir cuando las cosas se tuercen en Asia Cen-tral. Al menos 20.000 personas murieron en el cortoaunque feroz conflicto inicial de 1992-93, mientras quemuchas otras lo hicieron en la guerra de guerrillas quecontinuó hasta 1997. Ha sido una de las guerras civilesmás sangrientas de las ocurridas en los estados postsovié-ticos y todavía proyecta su larga sombra sobre la región.

La guerra se produjo cuando la URSS se vino abajo yla independencia cayó “como un meteorito”, como lodenominó el entonces Presidente de Tayikistán. Un paísvibrante y lleno de colorido daba sus primeros pasos conuna multitud de partidos de la oposición, un vigorosomovimiento de resurgimiento musulmán, manifesta-ciones masivas y reivindicaciones de cambio. Nacidos ymoldeados en otros tiempos, los líderes no tenían ni idea

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Parte de los 60.000refugiados tayikosque huyeroncruzando el río Amuhasta Afganistán en1992-93. Otras600.000 personas sevieron desplazadasen el interior deTayikistán.

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la fecha de lo que puede ocurriral.

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de cómo sacar adelante al recién nacido país. Se abrióuna grieta en el terreno político y se precipitaron por ella.

A principios del verano de 1992, a lo largo de las lla-nuras del sur de Tayikistán, la gente se armó aterrori-zada, en defensa propia, cuando el centro del país se vinoabajo. Se formaron milicias locales. Sin confiar en nadie,construyeron barricadas alrededor de sus ciudades ypueblos con bloques de hormigón y camas viejas.Muchos cruzaron la frontera de Afganistán para com-prar armas baratas. El complejo mosaico de la poblaciónempezó a dividirse, pueblo contra pueblo, habitantes deorigen uzbeco contra tayicos, defensores del antiguo régi-men contra el nuevo Partido del Resurgir Islámico.

Varios estados vecinos y potencias regionales apoya-ron activamente a las diversas facciones y, entre ellos,lograron que una situación peligrosa se volviera letal.

La guerra se extendió hacia el sur de Tayikistándurante el otoño de 1992. Las milicias saquearon y que-maron lo que encontraron a su paso por los territoriosagrícolas sureños, desalojando a miles de familias de sushogares. Quienes podían, huían a la capital, Dushanbe,o a las montañas. Algunos escaparon a casas de parientesen Uzbekistán, Kirguistán y Turkmenistán, y muchosde ellos aún siguen allí. Pero otros muchos miles queda-ron atrapados en el sur, sin ninguna posibilidad de huidaexcepto en dirección al río Amu –en otros tiempos cono-cido como Oxus– que marca la frontera con Afganistán.

En diciembre de 1992, decenas de miles de hombres,

mujeres y niños tayikos se encontraban acampados a lolargo del río, donde se amontonaban para protegerse delfrío invernal. Cuando se vieron cercados por los gruposarmados, se echaron a las aguas del Amu. En tablonesamarrados sobre ruedas viejas y puertas de tractores,remaron desesperadamente para cruzar hasta Afga-nistán, que no era precisamente la idea que muchostenían de un refugio seguro. Algunos, incluidos variosniños, cayeron bajo las balas disparadas desde el ladotayiko cuando cruzaban.

La guerra siguió en las montañas, donde las fuerzasdel nuevo Gobierno bombardearon las ciudades y pue-blos considerados leales a la guerrilla de la oposición, queoperaba desde Afganistán. Allí habían encontrado unaafinidad natural con los guerilleros de Ahmed ShahMassoud, el famoso comandante afgano que tanto habíahecho por derribar al Gobierno pro-soviético de Kabul.La oposición consiguió mantener su lucha contra elGobierno durante los cuatro años siguientes. Cuandofinalmente ambos bandos firmaron un acuerdo de pazgestionado por la ONU en 1997, lograron un compro-miso que les otorgaba una parcela de poder y Tayikistánse convirtió en el primer país de Asia Central con un sis-tema político-legal de tipo pluralista.

Considerando el derramamiento de sangre y las atro-cidades producidas, dice mucho de Tayikistán –y de lasaudaces iniciativas políticas, pacificadoras y humanita-rias desarrolladas principalmente por la ONU– el hecho

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Miles de casas –enalgunos casospueblos enteros–fueron saqueadas ydestruidas durante laguerra civil tayika. Sureconstrucciónformaba parte delprograma derepatriación quetuvo un papelimprescindible ycatalizador en elproceso de paz.

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de que la reconciliación se sellase con relativarapidez.

De una población de cinco millones y mediode personas, alrededor de 600.000 huyeron desus hogares durante los primeros meses deguerra, según el ACNUR (más de uno de cadadiez habitantes del país). Con todo, a finales de1995, cerca de 43.000 de los refugiados tayikosen Afganistán habían regresado a su país, y lomismo había hecho la práctica mayoría de las600.000 personas desplazadas en el interior deTayikistán.

Numerosos pueblos –algunos sin una solacasa en pie– fueron reconstruidos, y miles depropiedades que habían sido ocupadas ilegal-mente fueron devueltas a sus dueños. Parafinales de 1997, casi todo el mundo había vueltoa su hogar. Prácticamente todas las casas des-truidas se encuentran ahora restauradas y lacompleja comunidad de Tayikistán vive en paz.El país se enfrenta ahora a una nueva serie deproblemas y a una nueva emigración en masacuando miles de tayikos dejan sus casas paratrabajar como peones en otros antiguos estadossoviéticos, especialmente Rusia.

CALEIDOSCOPIO ÉTNICOL O Ú LT I M O Q U E A S I A C E N T R A L

necesita es un nuevo brote de violencia, especialmenteen Uzbekistán, su centro neurálgico. Quizás en mayormedida que Tayikistán, el país es un caleidoscopio étnico,con muchos tipos distintos deuzbecos, además de grandespoblaciones tayikas alrededorde Bujará, Samarcanda yNavoi. Hay también comuni-dades kirguises, turcomanas yárabes y una población rusa,especialmente en Tashkent.Muchas comunidades vivencompletamente aisladas, y entales circunstancias es relati-vamente fácil que corran losrumores y que se desate elmiedo por pura ignorancia.

Kazajstán, Kirguistán yTurkmenistán son tambiénpaíses tremendamente com-plejos, con lealtades y divi-siones regionales que resultanincomprensibles para elmundo exterior.

Ahora que Asia Centralentra en este periodo crítico, lascorrientes internacionalestambién han empezado acambiar. Poco después de su

independencia, el Gobierno uzbeco orientó parte de supolítica exterior hacia Estados Unidos, como contrapesoa la Federación Rusa, la antigua potencia colonial. Des-pués del 11 de septiembre de 2001, el Presidente Karimovofreció a EE.UU. una base aérea en Khanabad, junto ala frontera afgana : irónicamente, la plataforma desde laque se lanzaron los ataques aéreos soviéticos durante laguerra de los años 80 en Afganistán.

Los norteamericanos usaron Khanabad como tram-polín para sus operaciones afganas y más tarde la convir-tieron en una enorme base de aprovisionamiento parasus tropas destinadas en Afganistán. La relación entrenorteamericanos y uzbecos estuvo plagada de tensiones,especialmente por cuestiones de derechos civiles, perosiguió siendo la estrella que guiaba la política exterioruzbeca.

Después de Andizhán, sin embargo, se produjo uncambio radical de política. El Departamento de Estadonorteamericano hizo público un mensaje en el queexpresaba su preocupación tras la masacre, solicitandouna investigación internacional. Poco después, elGobierno uzbeco ordenó el cierre de Khanabad. Ungrupo de senadores norteamericanos, en visita dos sema-nas después de la matanza, tuvo problemas para conse-guir visados, y ningún dirigente oficial se avino arecibirlos. Dieron su rueda de prensa en el sótano de laEmbajada norteamericana. Unas semanas antes,habrían sido agasajados por dignatarios en el salón debaile acristalado de algún elegante hotel de Tashkent.

Uzbekistán buscó apoyo, en cambio, en las dos grandessuperpotencias regionales : China y Rusia. Karimov voló

a Pekín exactamente diez díasdespués de Andizhán para fir-mar un contrato petrolífero porvalor de 600 millones dedólares y una semana mástarde se reunió con el Presi-dente Putin en Moscú.

UN FUTURO INSEGUROU N A Ñ O D E S P U É S D E L A

masacre de Andizhán, poco hacambiado en el interior deUzbekistán. La gente siguefrustrada y agobiada por lapobreza y el desempleo. Proba-blemente sólo es cuestión detiempo antes de que másmanifestantes se lancen a lascalles, sabiendo perfectamentelo que ocurrió en Andizhán.Con tanta sangre derramada ytan pocas perspectivas dereforma por vía pacífica, elfuturo de Uzbekistán pareceprecario. La región enteraobserva con desconfianza.�

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Si se desata una tormenta política, la región que podría verseinmediatamente afectada es el valle de Ferganá.

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Flores junto a unamancha de sangre enel centro deAndizhán, cuatro díasdespués de lamatanza.

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L aescenaes muy

distintade aquel

c l a m o -roso retorno de1995, cuando

un equipo de tele-visión del ACNUR

grabó a los Najmuddinovregresando a casa a través del río Pyanj tras tres difíciles años en el norte de Afganis-tán.

La hija de Sharif, una tímida niña de cincoaños por aquel entonces, se ha convertido enuna adolescente llena de confianza. Sus hijos,

de 17 y 19 años, se hanido con él a Novosi-

birsk, en Siberia,donde vendenzapatos y cargan

y descargan pro-ductos en el mer-cado.

La vida es unalucha constante para

la familia : las mujeresrecogen algodón, que ven-

den a las autoridades por unasuma miserable, y esperan las

remesas de dinero de sus hombres desdela Federación Rusa. Pero, en general, las cosashan vuelto a la normalidad en el pueblo. “Aalgunos les va mejor incluso que antes de laguerra. Unas cuantas familias regresaron deRusia y construyeron casas de dos pisos”,señala Fakhriddin.

Rehacer las casas y la confianza entre lascomunidades divididas ha llevado tiempo yayuda. El ACNUR proporcionó materialespara reconstruir unas 20.000 casas, entreellas las de Socialismo, un pueblo en el dis-trito de Kabodian. “Empezamos de cero -af irma un retornado de Socialismo,Amriddin Hamidov-. Se tardó entre dos ytres meses en reconstruir cada casa, y entredos y tres años en sentirnos seguros denuevo”.

Las relaciones con los vecinos han mejo-rado –“Asistimos a sus fiestas y ellos a lasnuestras”– pero las reglas básicas no han cam-biado : “Un tayiko jamás se casará con unuzbeco”, asegura, repitiendo lo que Zo’eerUloyev, otro habitante de Socialismo, le habíadicho a REFUGIADOS en 1994. También Zo’eerse ha trasladado desde entonces a la Federa-ción Rusa en busca de trabajo. Actualmente,en Socialismo, los mayores problemas son loseconómicos, no los étnicos : “Tardaremosotros 15 años en volver a la normalidad. Hayfamilias que, hoy por hoy, no tienen siquieraun animal”, asegura Hamidov.

Esto es algo que Imkoniyat, un fondo demicrocrédito apoyado por el ACNUR, está

Los retornados tayikos

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ACNUR/A. HOLLMANN/CS/TJK•1995

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06 Once años más tarde, en mayo de

2006, la hija de los Najmuddinovexamina las fotos del viaje de regresode su familia desde el exilio (arriba).

Sadafmoh Najmuddinov mira lafotografía de su marido Sharifsaludando a sus parientes nada másvolver al pueblo, en junio de 1995.Sharif y sus dos hijos, ahoraadolescentes, se han ido a buscartrabajo a la Federación Rusa (izquierda).

Un equipo defilmación delACNURentrevista a lafamiliaNajmuddinoven la orillaafgana del ríoAmu, pocoantes de que laagencia para losrefugiados losllevara de vueltaa su tierra, enmayo de 1995.

HA C E O N C E A Ñ O S , S H A R I F

Najmuddinov, su mujer Sadafmoh y sus tres pequeños hijos regresabandesde Afganistán con grandes

esperanzas de retomar sus vidas en el Tayi-kistán del que eran oriundos. Su casa enLeningrado, en el distrito de Kolkhozabad,había sido totalmente saqueada, pero con eltiempo y mucho esfuerzo la restauraron. Enla actualidad el pueblo vuelve a estar mediovacío. La mayoría de los hombres se han ido,pero por una razón distinta : el trabajo, no laguerra.

“Aquí sólo encontrará mujeres, niños yviejos -dice Fakhriddin, hermano de Sharif yuno de los pocos hombres que quedan enLeningrado-. Todos los hombres sanos se hanido a buscar trabajo a Rusia. Se van en pri-mavera y vuelven en otoño”.

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Los Najmuddinov y su hija de cincoaños miran los lugares que lesresultan más familiares a medidaque se acercan a su pueblo, dondesu familia y sus amigos les dieronuna clamorosa bienvenida (fondo).

intentando cambiar. Se ha invertidoalrededor de 90.000 dólares para ayudara que cientos de retornados en el sur se haganautosuficientes. La tasa de reembolso esimpresionante : un 98%.

La hilera de dientes de oro de Faiziddin,de 70 años de edad, es testimonio del éxito delproyecto. Al principio de su regreso a su pue-blo de Fidokor, en el distrito de Vaksh, en1997, se encontró su casa reducida a “cuatrosimples paredes”. Los préstamos le han ayu-dado a empezar de nuevo. Este año ha pro-ducido siete toneladas de trigo, ocho de maízy 4.000 balas de paja. Además ha alquiladotierras para cultivar algodón y patatas, quevende en Kurgan Tiubé y en Dushanbe.

“Conel dine-ro queg a n é ,

p u d epagar las

bodas demis hijos,comprar tie-

rras y cons-truirles casas

-dice Faiziddin,que tiene 2 hijos y 34

nietos-. También com-pré tres vacas y un mini-

bús con el que gano másdinero conduciendo.

A otros les ha ido aún mejor. Rahmatullahregresó al pueblo de Rohi Nav desde el nortede Afganistán en 1994. Con un modesto pri-mer préstamo de 100 somanis (33 dólares),construyó una pequeña nave para cultivarlimones antes de expandir el negocio conpatatas, tomates y girasoles, que vende en supropia tienda.

dejan el pasado atrásA

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Sadafmoh Najmuddinov(centro) y sus tres hijosdisfrutan de su primeracomida en suelo tayikotras su regreso en 1995.

“Antes no tenía nada. Ahora tengo unacasa, un coche y dos vacas -asegura, aña-diendo que se siente lo bastante seguro comopara dejar de pedir créditos-. No me iré aRusia como los demás. Me quedaré aquí,dedicado a mis cultivos”.

Independientemente de lo dura quepueda ser la vida en Tayikistán, comentaFakhriddin en Leningrado, “no nos arrepen-timos de haber vuelto. Ésta es nuestra patria.No esperábamos nada, ni siquiera habervuelto. Así que después de eso, cualquier cosanos parece una sorpresa agradable”. �

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LOS REFUGIADOS DE ANDIZHÁN CRUZARON A

trompicones el puente sobre el río que marca lafrontera con Kirguistán en las primeras horas del14 de mayo de 2005. Se sentían agotados por el largo

viaje a pie en plena lluvia, empapados, ateridos de frío yhambrientos, y anodados por la violencia que habían pre-senciado en Andizhán.

Aunque aún no eran conscientesde ello, desde el momento en queunos comprensivos policías aduane-ros kirguises les franquearon laentrada al país, se convirtieron en elcentro de un tira y afloja políticointernacional sobre su destino finalen el que se verían involucrados esta-dos, presidentes, primeros ministros,fiscales, agencias de inteligencia,entidades como la UE y la OSCE yorganizaciones para refugiados y dederechos humanos.

Durante los siguientes 76 días,hasta el dramático momento en quelos transportaron por vía aérea desdeKirguistán a Rumanía en las prime-ras horas del alba del 29 de julio, lastensiones que afectaron al grupo fue-ron intensas y constantes.

La mañana anterior, al desper-tarse en un soleado Andizhán, nohubieran podido imaginar que unaño más tarde 80 de ellos estaríancumpliendo su décimo mes en uncentro para refugiados de Rumanía–un país del que algunos ni siquierahabían oído hablar– y que otros 360se habrían puesto en marcha una vezmás para empezar una nueva vida enun extraño entorno, el de países tandistantes como Australia, Finlandiay Estados Unidos.

La historia de cómo acabaron enesos países tan alejados es un largovaivén de emociones que compren-den desde la pena más profunda porlos parientes muertos o desapareci-dos y el constante pánico a unasupuesta expulsión inminente aUzbekistán hasta el incesante dolorpor la separación.

Hay muchas mujeres –y hombrestambién– entre los refugiados que sehan separado de sus hijos, algunos deellos bebés y niños pequeños, asícomo de sus cónyuges. Eso, dicen

todos, es lo que peor llevan.Sólo había 12 parejas y 23 niños entre las 439 personas

evacuadas a Rumanía en julio del 2005.“Durante este viaje hemos aprendido lo duro que es

echar de menos a alguien y hasta qué punto somos capacesde soportarlo”, aseguraba Timur (nombre cambiado), unconstructor con tres hijos pequeños aún en Andizhán. Noslo decía justo después del primer aniversario de la masacre.“Y cuanto más tiempo pasa, más profundos y fuertes se

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P O R R U P E R T C O L V I L L ELos refugiadosuzbecos se lavanen una acequiaen el campo deBarash,Kirguistán, a unoscien metros de lafrontera uzbeca.

Cómo el mundo acudió en ayuda

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vuelven estos sentimientos. Se echa de menos el hogar, lafamilia, los parientes, los amigos, los hijos”.

EN LA FRONTERAEL SÁBADO 14 DE MAYO, EL JEFE DE MISIÓN DEL

ACNUR en Kirguistán, Carlos Zaccagnini, fue citado porla Oficina Nacional de Seguridad en la capital, Bishkek, einformado de la llegada del sombrío y traumatizado grupopocas horas después de que se les permitiera la entrada enel país.

A la mañana siguiente condujo a un equipo delACNUR hasta el campamento fronterizo situado enBarash, donde el ejército kirguís había montado diezgrandes tiendas de campaña para albergar a los refugia-dos. Esa noche el ACNUR trajo provisiones de comida ypan para los refugiados, y al día siguiente la ONG inter-nacional ACTED se hizo cargo de la gestión del campo,mientras que el ACNUR se centraba en las cuestiones deprotección y política.

“Les dijimos a las autoridades : No pueden quedarsecerca de la frontera, y comenzó entonces una lucha cuesta

arriba que se prolongó durante tres semanas”, señala Zac-cagnini. Con la ayuda de varios embajadores extranjerosdestinados en Bishkek, empezó un largo proceso de nego-ciaciones para que trasladaran al grupo al interior de Kir-guistán. El 19 de mayo, Zaccagnini y el Coordinador deResidentes de la ONU tuvieron una reunión muy posi-tiva con el Presidente en funciones, Kurmanbek Bakiev.

CHANTAJE EMOCIONALSE EXAMINARON DIVERSOS EMPLAZAMIENTOS quetuvieron que ser abandonados debido a la oposición de loshabitantes locales. Finalmente, se encontró uno en Sasyk,a unos 20 kilómetros al este de la frontera, y se trasladó allía los refugiados el 4 de junio. Durante un breve momentoparecía que lo peor había pasado. Sin embargo, la idílicalocalización del campamento –en un pequeño vallerodeado de exuberantes colinas verdes, típicas de esta partedel Kirguistán– demostró ser engañosa.

La frontera uzbeco-kirguís puede llegar a ser de lo másporosa, incluso en tiempos de crisis, y las visitas inespera-das de las familias de los refugiados, lideradas por funcio-

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El campo de Sasyk,segundo hogar de losrefugiados enKirguistán, dondepasaron ochosemanas de grandestensiones antes de sudramáticaevacuación aRumanía, el 29 dejulio de 2005.

a de los refugiados de Andizhán

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narios uzbecos –que habían empezado cuando se encon-traban todavía junto a la frontera– se multiplicaron dramá-ticamente.

“Intentaron convencerme de que volviera -le comen-taba una señora a un entrevistador-. Incluso me arrastra-ron fuera, y me di cuenta de que algo extraño les habíaocurrido, pues no se comportaban como de costumbre. Mimadre tenía a mi bebé en brazos y no me lo quería dar. Medijo que saliera fuera del campamento y que sólo entoncesme lo devolvería”.

Casi todos los refugiados citan este tipo de escenas dolo-rosas, que se repitieron prácticamente a diario durantevarias semanas, como una de las experiencias más traumá-ticas durante su estancia en Kirguistán.

El Departamento Kirguís de Servicios Migratoriosempezó a registrar formalmente las peticiones de asilo delcampamento, de acuerdo con la ley kirguís para refugia-dos. Pero en otros aspectos las cuestiones de protección sedeterioraban con rapidez, tanto a nivel local como en elámbito más amplio de lo político.

RETORNOS FORZOSOSDU R A N T E L O S P R I M E RO S D Í A S D E S P U É S D E L A

masacre, la policía aduanera kirguís estacionada más al surdevolvió supuestamente a 86 uzbecos en contra de suvoluntad. Si de verdad eran refugiados, esta acción supusouna violación de la Convención de la ONU sobre los Refu-giados de 1951, de la que Kirguistán es firmante.

Uzbekistán exigía a voz en grito la devolución de susciudadanos, acusando a muchos de ellos de terroristas ycriminales. El 9 de junio sacaron a 16 solicitantes de asilodel campamento. Ese mismo día, algo más tarde, mientrasel ACNUR intentaba frenéticamente encontrar una solu-ción, cuatro de ellos fueron entregados a las autoridadesuzbecas.

“Cuatro personas desaparecieron : ésa fue la peor expe-riencia -manifestaba una abuela de 45 años-. Luego vinie-ron y se llevaron a otro grupo. Teníamos miedo de que

estuvieran dividiéndonos y acabando con nosotros de esemodo, así que intentamos mantenernos unidos. Podíamosver a gente armada en las colinas y estábamos muy preo-cupados; nos trajo terribles recuerdos”.

El propio Kirguistán estaba pasando por un momentode turbulencias políticas después del popular derroca-miento del Presidente Akayev tres meses antes, y los soli-citantes de asilo uzbecos empezaban a verse arrastradospor las diversas y complejas luchas políticas existentes anivel local y nacional. Varias figuras importantes delGobierno reaccionaron furiosamente ante el retorno for-zoso ilegal (o refoulement) de los cuatro solicitantes de asilo,acusando a los servicios de seguridad nacional y anun-ciando que iban a iniciar una investigación. Pero elGobierno central tenía otras preocupaciones, además delescándalo internacional que se produjo a raíz del refoule-ment, entre ellas varios asesinatos políticos y graves dis-turbios en la ciudad sureña de Osh.

Mientras, el Fiscal General del país hizo una serie dedeclaraciones dejando claro que había llegado a un acuerdocon su homónimo uzbeco y que pretendía devolver a losrefugiados de acuerdo con un tratado de extradición bilateral(a pesar de que los tratados bilaterales están subordinados alas leyes internacionales tales como la Convención de 1951).

Apenas pasaba un día sin que hubiera algún tipo dealtercado preocupante : el 14 de junio un grupo de veci-nos kirguises intentaron forzar la entrada del campa-mento, gritando a los solicitantes de asilo uzbecos quevolvieran a su país. Cuando la policía les cerró el paso,amenazaron con volver con 200 jinetes para echarlos deKirguistán. Dos días más tarde, 16 autobuses cargados deuzbecos cruzaron la frontera y se dirigieron al campa-mento, con la aparente intención de obligar a los solici-tantes de asilo a regresar. Las autoridades kirguisesconsiguieron interceptarlos.

Posteriormente, siguiendo órdenes del Fiscal General,sacaron a otros 17 solicitantes de asilo y los arrestaron.

EL TEMA DE LA EXCLUSIÓNDURANTE ESTE PERIODO EL ACNUR ACTUÓ concautela en el frente legal. Los cargos en contra de algunosde los solicitantes de asilo eran extremadamente serios yno podían descartarse por completo. Las personas cul-pables de crímenes graves pueden ser excluidas del esta-tuto de refugiado según los términos de la Convención dela ONU sobre los Refugiados de 1951.

Tres de los detenidos habían sido fotografiados condu-ciendo al fiscal local de Andizhán en medio de la multi-tud que se hallaba en la plaza, unas horas antes de lamasacre. El fiscal murió más tarde ese mismo día. Pero lasfotografías no proporcionan un eslabón claro con lasacciones que provocaron su muerte. Según las autoridadesuzbecas, fue asesinado por los militantes que ocuparon un

Su historia es un largo vaivén de emociones que comprenden desde lapena más profunda y el constante pánico a ser expulsados hasta el

incesante dolor por la separación.

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5El grupo de 439refugiadosdesembarca enTimisoara, Rumanía,tras llegar en unBoeing 747 fletadoespecialmente desdeKirguistán.

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edificio del Gobierno. Según la mayoría de los testigos nogubernamentales, murió durante la lluvia de balas dispa-radas por los soldados uzbecos cuando la muchedumbreintentaba usar a los funcionarios locales como escudoshumanos para abandonar la plaza.

El uso de un escudo humano también es un acto quepuede calificarse de crimen serio, por lo que podría aca-rrear la exclusión del estatuto de refugiado. Sin embargo,muchos sugieren que en este caso existen claras circuns-tancias atenuantes, en el sentido de que los líderes queintentaban proteger a la masa de civiles creían –con todarazón– que era su única esperanza de salir con vida de laplaza. Después de examinar concienzudamente las prue-bas disponibles, y de una serie de entrevistas con los acu-sados, el ACNUR los reconoció como refugiados (juntocon otro caso difícil). Previamente, el resto del grupo habíarecibido el estatuto de refugiado prima facie de acuerdo conel mandato del ACNUR.

Estas decisiones abrieron la puerta a una evacuaciónhumanitaria muy poco habitual cuando, el 29 de julio, unBoeing 747 fletado por la Organización Internacional paralas Migraciones (OIM) despegó finalmente desde Bishkeken dirección a Rumanía. Transportaba en su interior a los425 refugiados que quedaban en el campamento, así comoa 14 de los detenidos, que habían sido liberados unas horasantes y conducidos a toda velocidad en un avión, alquiladoespecialmente para la ocasión, desde Osh a Bishkek.

REMITEN LAS TENSIONESE N T I M I S O A R A , L A C I U D A D D E RU M A N Í A

occidental donde aterrizó el avión, las caras de los refugia-dos de Andizhán se llenaron de sonrisas por primera vezen mucho tiempo.

Tras los bastidores se había organizado un granrevuelo, tanto a nivel práctico como político, para prepa-rar su llegada. Una vez que la idea de una evacuaciónhumanitaria hubo cristalizado tras la visita a Kirguistánde Kamel Morjane, Ayudante del Alto Comisionado paralos Refugiados, a finales de junio, dieron comienzo dosbúsquedas paralelas.

Pese a que el grupo era pequeño, la operación diseñadaera de una complejidad casi sin precedentes. Primero,hubo que encontrar un país donde llevar a todos los refu-giados. Dadas las circunstancias de Kirguistán, la evacua-ción debía hacerse en una sola operación y ejecutarse enel más absoluto secreto. Y, para hacer que la búsqueda delpaís resultase más fácil, el ACNUR empezó también asondear a los países de reasentamiento, a fin de poder ase-gurar al país de tránsito que los refugiados sólo se que-darían allí temporalmente.

Se examinaron diversas opciones –en cierto momentoincluso se consideró la posibilidad de alojar a los refugia-dos en un buque en el Mar Caspio–, y al mismo tiempo seentablaron negociaciones con varios países de Europa deleste y central, incluida Rumanía.

©ROMANIAN NATIONAL REFUGEE OFFICE/V. LUCA/2005

Apenas pasaba un día sin que hubiera algún tipo de altercadopreocupante .

Una exhibición dedanzas uzbecas enel centro derefugiados deTimisoara.Previamente, losrumanos habíanmostrado suhabilidad en la danzapopular, uno de losmuchos esfuerzos delas autoridadesrumanas y la ONGlocal GeneraciónJoven por entretenera los refugiados.

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“Cuando empezamos a redactar el acuerdo oficial conel Gobierno y la OIM, ¡dejamos el número en blanco ! -comenta el Representante del ACNUR en Rumanía, Vee-rapong Vongvarotai-. Empezamos hablando de traer aunas 25 personas y Rumanía estuvo de acuerdo en princi-pio; luego volvimos y dijimos : “¿Y por qué no 50 ?”.Rumanía dijo que sí de nuevo. Al final incluimos a los 439.Los rumanos fueron tremendamente flexibles”.

Cuando las autoridades kirguises liberaron a once delos detenidos un mes y medio más tarde, se los trasladó enavión directamente a tres países de reasentamiento dis-tintos. Otros cuatro detenidos –entre ellos los tres hombresfotografiados con el fiscal de Andizhán– seguían, no obs-tante, detenidos a comienzos de junio de 2006, pese ahaber sido reconocidos como refugiados por el ACNUR yhaber recibido ofertas para su reasentamiento en diversospaíses.

Cristina Gaginsky, Directora del Departamento parala OSCE, el Consejo de Europa y los Derechos Humanosdel Ministerio rumano de Asuntos Exteriores, explica porqué su país actuó tan decididamente : “La creencia de quehay que respetar los derechos humanos, ése fue el funda-mento sobre el que basamos los motivos políticos. Se ana-

lizó cuidadosamente la decisión de traerlos a Rumanía yse decidió que podíamos hacerlo. Todas las valoracionesindicaban que cumplían los requisitos como refugiados, yactuamos de acuerdo con esas valoraciones ; actuamoscomo un miembro responsable de la comunidad interna-cional”.

Al dejar claro que apoyaban totalmente la decisión deRumanía, otros países y la UE aportaron también su granode arena, señala Gaginsky. Era una continuación de lo quehabían venido haciendo en todo momento desde los emba-jadores en Bishkek hasta los ministros y primeros minis-tros, muchos de los cuales intervinieron personalmenteen momentos clave.

SOLIDARIDAD INTERNACIONAL“POCAS VECES HA RECIBIDO UN GRUPO TAN pequeñode refugiados un apoyo tan amplio por parte de tantos diri-gentes y políticos influyentes”, señalaba el Alto Comisio-nado de la ONU para los Refugiados, António Guterres,quien también se había involucrado de lleno en la opera-ción, especialmente durante el tenso periodo que condujoa la evacuación y hasta que ésta hubo finalizado. “Pero, sinél, la historia podría haber sido muy distinta. Estamos muy

“Pocas veces ha recibido un grupo tan pequeño de refugiados un apoyotan amplio por parte de tantos dirigentes y políticos influyentes”

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Los 44 refugiados que quedaban en Rumanía esperaban ser reasentados para finales de junio, en su mayoría en EE.UU. y Canadá.A otros 11 refugiados se les trasladó directamente por avión desde Kirguistán a sus países de reasentamiento.

Finlandia 2desde

SALIDAS DESDE RUMANÍA DE LOS REFUGIADOS UZBECOSREASENTADOS HASTA EL 13 DE JUNIO DE 2006

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EE.UU. 250

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Rep. Checa 15

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Alemania 14

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RUMANÍA

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RUMANÍA

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agradecidos a todos los países y personas queacudieron en su apoyo. Esto demuestra que, enalgunos casos, el deseo de proteger a los refu-giados sigue totalmente vivo. Ha sido unauténtico ejemplo de reparto de tareas entrevarios estados”.

Entre agosto de 2005 y junio de 2006, ocu-rrieron un montón de cosas, pero en unentorno mucho más calmado. Para empezar,nació un niño –Ismael– en octubre, que adqui-rió de inmediato una extensa familia de 439parientes y cuasi padrinos, y les ayudó a miraral futuro en vez de estar viviendo siempre enel pasado.

Mientras, como preludio al reasentamiento,dos equipos del ACNUR llevaban a cabo unanueva ronda de entrevistas a fondo con todoslos refugiados, que fueron seguidas por equi-pos de los propios países de reasentamiento. El13 de junio de este año, 396 de los refugiadoshabían empezado una nueva vida en nuevepaíses de reasentamiento distintos, y se espe-raba que los 44 restantes partieran antes definalizar el mes.

La reacción de los que ya habían partido era positiva.Echaban de menos a sus amigos del grupo, pero en gene-ral todo marchaba bien : los niños, que fueron todos aAustralia, parecían haberse asentado bien y “presumíande sus logros”; la mayoría de los que habían ido a EE.UU.tenían ya trabajo; los que se encontraban en estados euro-peos estudiaban la lengua de su nuevo país y estabanbien atendidos.

El primer grupo que fue a Canadá, justo antes del pri-mer aniversario de la masacre, se sentía abrumado por lagenerosidad de sus anfitriones : “Lloraban al contarnos sushistorias -aseguraba una de las refugiadas que aún queda-ban en Rumanía-. Decían que nadie les había mostrado eserespeto en nuestro país”.

Timur llamó por teléfono a uno de los refugiados rea-sentados en la República Checa desde el pasado octubre(la primera vez que el país había aceptado casos de rea-sentamiento). “Las autoridades checas nos han dado labienvenida y la gente es muy amable -afirmaba, aña-diendo que las condiciones de vida eran buenas y que lamayoría habían encontrado trabajo-. Aprender la lenguaha sido lo más difícil”. ¿Y cuál es la experiencia que leparecía más graciosa hasta el momento ? Pausa. “Cuandodos checos se encuentran en la calle, primero saludan asus perros y luego se saludan ellos. ¡Esto nos pareceextraño !”.

MUY AGRADECIDOA MEDIDA QUE SU NÚMERO DISMINUÍA, ESTE grupode refugiados tan unido expresaba a los visitantes su gra-titud hacia todos aquellos que les habían ayudado en Kir-guistán y Rumanía, especialmente a la ONG localGeneración Joven y al administrador del centro guberna-mental para refugiados en Timisoara, Livius Bîscã, queconsiguió tener el centro listo con sólo un día de aviso.

Pero tal vez el comentario más conmovedor de todos,hecho por uno de los más mayores del grupo, que ahoravive en EE.UU., fue el que grabó la televisión rumana

durante un seminario del ACNUR en el Día Internacionalde los Derechos Humanos : “Hasta ahora nos daba miedoabrir la boca para decir algo. Ni siquiera sabíamos lo quequería decir derechos humanos. Pero ahora, después depasar este tiempo con ustedes –hablando con ustedes–hemos comprendido que somos seres humanos y quenacimos con ciertos derechos. Ahora comprendo quepuedo decir lo que pienso sin que me detengan ; que puedotener ciertas convicciones –filosóficas, políticas, religiosas–siempre y cuando no perjudiquen a nadie. Les damos lasgracias por habernos enseñado estas cosas”.

El pequeño grupo que fue a Rumanía supone un ejem-plo bastante poco frecuente de lo que puede conseguirsecuando distintas personas, organizaciones y estados seunen en un esfuerzo por proteger a los refugiados. Comodecía la representante del Ministerio de Asuntos Exte-riores rumano, Cristina Gaginsky : en ese sentido, “es unabuena historia”. �

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Ismael, nacido enTimisoara enoctubre de 2005, seconvirtió en elrefugiado uzbeconúmero 440 deRumanía.

Refugiados uzbecospractican antes decompetir contrajugadores de ajedrezrumanos en el centropara refugiados deTimisoara.

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CUANDO LA UNION SOVIÉTICA

se desintegró en 1991, millones depersonas en Asia Central empeza-ron a cruzar las nuevas fronterasen dirección a sus patrias de origen

o a buscar refugio de la guerra en Tayikistány de las tensiones latentes en otros lugares.Los recién independizados países de AsiaCentral carecían de leyes y estructuras conlas que hacer frente a este masivo y multidi-reccional movimiento de población, y pasa-ron serios apuros intentando resolverlo.

Hacia el año 2005 la región había hechograndes progresos en materia de leyes sobrerefugiados. Todos los países de Asia Central,salvo Uzbekistán, habían firmado la Conven-ción sobre los Refugiados de 1951 y su Proto-colo de 1967. Kirguistán, Tayikistán yTurkmenistán han aprobado asimismo leyespara refugiados, mientras que las de Kaza-jstán se encuentran pendientes de aproba-ción por parte del Parlamento.

Desde que el ACNUR entró en la regiónen 1993, una de sus principales tareas ha sidola de ayudar a crear sistemas de asilo par-tiendo de cero, y la de reforzar la capacidadde las autoridades para resolver las cues-

tiones relacionadas con estos sistemas. Laagencia trabaja con socios legales para sensi-bilizar y formar a los funcionarios guberna-mentales en la definición, los derechos y lasobligaciones de los refugiados. El públicoobjetivo incluye a la policía de aduanas, losfuncionarios de inmigración, jueces, fiscalesy funcionarios de otros departamentosgubernamentales relacionados con los casosde asilo. La mayoría de los países disponenahora de la estructura legal necesaria. Sinembargo, se tarda tiempo en cambiar laforma de pensar.

“Es duro para los abogados que trabajanen los países de la CEI, porque no hay una

Dos pasos adelante

P O R V I V I A N T A N

El colapso de la Unión Soviética desencadenó complejos desplazamientos de millones de personas, entreellos el regreso de cientos de miles de kazajos desde el extranjero, como esta mujer que ha vivido durantedécadas en Mongolia.

L A C R E A C I Ó N D E L S

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tradición de respeto por losderechos humanos y lasleyes para refugiados -ase-gura Choplon Djakupova,que dirige el consultorio jurí-dico Adilet en Kirguistán-.No existe una sola asignaturasobre derecho de los refugia-dos en las universidadeslocales. Sin conocimientos,¿cómo podrán los jueces delmañana tomar la decisióncorrecta ?”.

Denis Jivaga, coordinadorde refugiados en la OficinaInternacional de Kazajstánpara los Derechos Humanosy la Administración de Leyes,coincide en esa opinión yañade : “La mayor parte de losfuncionarios públicos nosaben qué es un refugiado yqué derechos tiene”.

Durante unos años huboprogresos constantes,aunque algo lentos si cabe.Pero, a raíz de los violentosacontecimientos ocurridosen Andizhán en mayo del2005 –la primera granprueba desde el f in de laguerra civil tayika–, esos pro-gresos han dado muestras deempeoramiento.

En Kirguistán, enconcreto, algunos aspectosdel sistema de asilo han fun-cionado bien bajo intensaspresiones políticas, pero otrosno lo han hecho. En lo posi-tivo, la mayor parte del pro-minente grupo de

aproximadamente 450 uzbecos que solicita-ron refugio cerca de Jalalabad, junto a la fron-tera uzbeca, no fueron deportados yempiezan ahora una nueva vida en el extran-jero. En cambio, cuatro miembros de estegrupo fueron devueltos a las autoridadesuzbecas y no se ha sabido nada de ellos desdeentonces.

En Kazajstán, la respuesta ha sido igual-mente ambivalente. Sin embargo, a uno de losmás destacados activistas uzbecos de derechoshumanos se le ha reasentado en el extranjerodespués de ser puesto en libertad por las auto-ridades kazakas. Entretanto, la onda expan-siva de Andizhán ha trascendido a la región,

al producirse la detención de varios uzbecosen la Federación Rusa y al devolver Ucraniaa once solicitantes de asilo uzbecos a Uzbe-kistán, en violación del derecho internacional.

Algunas de estas deportaciones ilegales –orefoulements– pueden haber sido resultado dela ignorancia o de un exceso de celo por partede los funcionarios de seguridad, o de laconfusión entre las distintas ramas delGobierno, pese a lo que no dejan de ser unaparente paso atrás por parte de los estadosque han firmado la Convención de 1951.

“Al comenzar la crisis, las autoridades kir-guises dejaron de anotar en el registro a lossolicitantes de asilo uzbecos -afirma Djaku-pova desde Bishkek-. Revocaron la decisiónsólo después de muchas presiones. Pero si sehan negado a aceptar a un solicitante de asilouna vez, pueden volver a hacerlo. La situa-ción es ahora más peligrosa para los uzbecosy el sistema de asilo en general se ha vueltomenos seguro”.

A Kirguistán se le considera algo así comoun pionero en materia de derecho sobre losrefugiados, al haber sido uno de los primerospaíses de la región en firmar la Convenciónsobre los Refugiados de 1951 y en apoyarlaluego con una ley sobre refugiados. Sinembargo, en mayo de este año, Kirguistán haaprobado una nueva ley para refugiados enla que la definición de solicitante de asiloexcluye a los extranjeros que residan ilegal-mente en el país.

Si esta disposición lleva a negar el accesode los auténticos refugiados al proceso dedeterminación del estatuto de refugiado,estará violando la Convención de 1951.

Por otra parte, en lo que se refiere a casosde apelación, Adilet tiene un récord envi-diable : un 30 por ciento de sus apelacionestienen éxito. La historia es muy diferente enTayikistán, donde el Centro Tayiko de Infor-mación para Refugiados, Solicitantes deAsilo y Desplazados Internos dirige unconsultorio jurídico que intenta ayudar a lossolicitantes de asilo rechazados que deseanapelar. “Hemos presentado 80 apelaciones yno hemos ganado ni un solo caso”, manifiestaKhurshed Kodiekulov, un abogado del cen-tro.

Además, en los últimos dos años las auto-ridades tayikas han tenido al menos dos casosde refoulement con ciudadanos afganos.

“No basta con trabajar con los funciona-rios de inmigración”, dice Djakupova. “Haceunos años empezamos a trabajar con juecesy el fiscal general. Los dos primeros años no

cosechamos ningún éxito en los tribunales.Sólo recientemente hemos comenzado aobtener resultados. El trabajo tiene que sersistemático, uno o dos cursos de formación alaño no es suficiente. Y tienes que aceptar quese trata de un proceso muy lento”.

En un momento en que la situación geo-política de la región se encuentra divididaentre el antiguo “Occidente”, una renacienteFederación Rusa y una China en auge, exis-ten temores de que Andizhán y sus secuelassigan afectando al régimen de asilo. “La pro-tección a los refugiados se está volviendomenos legal y más política, no sólo en Kir-guistán, sino en todo el mundo”, afirma Dja-kupova.

Los recientes acontecimientos han hechodisminuir la confianza en los emergentes sis-temas de asilo de Asia Central. Muchos de losuzbecos en Osh no se atreven a pedir ayuda alas autoridades kirguises por temor a serdeportados. Lo mismo le ocurre a los uigureschinos que se encuentran en Kazajstán.

Hará falta tiempo y una coordinación deesfuerzos para restaurar esa confianza porcompleto. Este verano la Comisión Europeacomienza un proyecto para reforzar la capa-cidad del sistema de asilo en Asia Central.Además de hacer un seguimiento del abusode los derechos de los refugiados, el proyectoincluye la formación de funcionarios delGobierno y la creación de centros de recep-ción y de consultorios jurídicos en Kazajstán,Kirguistán, Tayikistán y Turkmenistán. Lasactividades organizadas abarcan desde semi-narios sobre cuestiones de protección y lacondición de apátrida hasta escuelas deverano para estudiantes universitarios y for-mación para profesores de derecho sobre losrefugiados.

Quince años después de su independen-cia, la creación de instituciones de asilo enAsia Central ha llegado a una encrucijada.Situada en el corazón de la legendaria ruta dela seda, la región ha sido albergue de un ince-sante movimiento de pueblos a lo largo de lossiglos. Pero, con su mosaico étnico, su riquezade recursos naturales y su historia de autori-tarismo, esta región cada vez más importantees también potencialmente explosiva. Unconflicto localizado podría fácilmente desen-cadenar una gran crisis, desatando una ava-lancha de personas en el interior de la región.Queda por ver si las leyes e instituciones deasilo son lo suficientemente maduras y resis-tentes como para aguantar una situaciónsemejante. �

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R E F U G I A D O S22

EL CAMINO A TAZE DURMUSH ES

duro : un sol abrasador, arenas sinfin y una carretera llena de bachesque no lleva a ningún lado. Situadaen el margen oriental del desierto

de Kara Kum, que se extiende por casi todoTurkmenistán, la ciudad está aislada delresto del país por el río Amu.

Pero a medida que uno se acerca a TazeDurmush surge un espejismo. Los árboles semecen en la distancia y brotan arbustos delas arenas.

“Los refugiados han hechomaravillas con esta tierra -dice elfuncionario sobre el terreno delACNUR, Dovran Taganov-. Hanaportado sus conocimientos deagricultura y mejorado la tierra.Han convertido un desierto en unbosque tropical”.

Un millar de refugiados quehuyeron de la guerra civil de Tayi-kistán en los años 90 han echadoraíces en el asentamiento de TazeDurmush. En agosto de 2005, elPresidente Niazov decretó que los9.500 refugiados tayikos de origenturcomano podían hacerse ciudada-nos de Turkmenistán. En junio de2006, lo había hecho cerca del 80%.

“La guerra nos expulsó, peronos ayudó a encontrar la madrepatria -señala Gumaniyaz Aga, deBabadurmaz, otro asentamiento alas afueras de Ashgabat-. Todo mipueblo se ha asentado aquí, junto alas montañas. Esto se parecemucho a nuestros pueblos tayikosy nos recuerda a nuestro antiguohogar”.

Cuando Aga llegó en 1992, ledieron tierras, materiales paraconstruir una casa, semillas yaperos agrícolas. “Nuestrosmelones son los más dulces de lacomarca”, presume. Sus esfuerzoshan dado fruto : en 1996, su cose-cha de algodón le hizo ganar elpremio presidencial Por amor a lamadre patria.

“Trajimos cuatro vacas de Tayikistán yahora tenemos 20”, añade el agricultor de 74años. Su familia ha crecido también : el grupooriginal de 15 personas se ha multiplicado yahora incluye 36 nietos y 12 bisnietos.

Faizula Yakuhov, que dirige Taze Dur-mush, explica el éxito del asentamiento :“Donde hay agua hay vida. La tierra es gra-tis. El agua, la electricidad y el gas son gratis.Cultivamos para abastecer nuestras necesi-dades y vendemos el excedente”.

LOS KIRGUISES SE ESTABLECENPERO LA VIDA NO SIEMPRE HA SIDO fácilpara los refugiados tayikos en Asia central.Durante la guerra civil, las minorías huye-ron : los turcomanos a Turkmenistán, losuzbecos a Uzbekistán y los kirguises, a tra-vés de la Meseta de Pamir, al Kirguistán. En

Uzbekistán, unos 40.000 refugiados tayikosde origen uzbeco siguen sin recibir la nacio-nalidad. Y en Kirguistán los ciudadanos kir-guises y los tayikos kirguises han tardadotiempo en acostumbrarse los unos a losotros. “Cuando llegamos, la comunidad local

no se sentía a gusto. Pero a medida quepasaba el tiempo, les demostramos que losrefugiados pueden trabajar y ganar dinerocomo la gente normal”, afirma VahobjonRasulov, que huyó de Sairon, en Tayikistán,en 1994.

En 1999, Rasulov organizó una ONGque ha ayudado a cientos de refugiados tayi-kos a integrarse en Kirguistán a través deuna amplia gama de proyectos. Una de susprincipales tareas es facilitar a sus compa-triotas la adquisición de la nacionalidad. LaRepública Kirguís empezó a nacionalizar alos refugiados tayikos de origen kirguís en

2002. Desde entonces, más de8.000 se han hecho ciudadanoskirguises.

Cuando Ismat Fayozov llegó en1995, compró una casa con la ayudadel ACNUR. Después marchó aRusia a trabajar en la construcción,compró un automóvil y es ahorataxista en Ivanovka, en las afuerasde Bishkek, donde viven unos 700refugiados, la mayoría de la regiónmontañosa tayika de Jirgital.

“Estoy convencido de que el99% de los tayikos se van a quedaraquí. Sólo un uno por ciento –casitodo gente mayor– se va a repa-triar”, asegura. “En mis sueños,me veo de vuelta en Tayikistán.Pero mis hijos han crecido aquí yregresar no entra en nuestrosplanes”.

La nacionalización aportaimportantes beneficios prácticos :“Con la ciudadanía podemosvotar”, comenta Mahmud Halna-zarov, un líder religioso del asenta-miento de Et Bash, al este deTurkmenistán. Otros derechos dereciente adquisición incluyen elacceso a la educación superior y lalibertad de movimiento.

En general, los nuevos ciuda-danos turcomanos –al igual que loskirguises– viven en armonía consus vecinos : “No hay diferenciasentre los habitantes locales y losrefugiados. Nos hacemos visitas. A

veces hay casamientos entre personas de dis-tintos asentamientos”, dice Faizula Yakuhov,desde el oasis creado por los refugiados enTaze Durmush. La brutal guerra civil que lesobligó a salir de Tayikistán parece estar aaños luz de distancia. �

Regreso a la “madre patria”

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Refugiados tayikos de origen kirguís juntoa Osh, Kirguistán. Unos 8.000 refugiadostayikos han obtenido ya la nacionalidadkirguís.

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A vueltas con el legado de Stalin

QU É R E L AC I Ó N E X I S T E E N T R E

Idaho, Texas y Wisconsin y la zonamontañosa de Samtsje-Javajeti en lafrontera entre Georgia y Turquía,la región de Krasnodar en el sur de

Rusia,y el aún más alejado Valle de Ferganáen Asia Central ?

La respuesta es un modelo de intoleran-cia hacia los turcos mesjetios que les llevó aser desplazados hace seis décadas, bajo Stalin–un modelo que otros han repetido de dis-tinta forma en varias ocasiones–, y el últimode los diversos intentos por encontrar unasolución duradera para esta gente.

Hasta hace poco sólo los especialistas enla antigua Unión Soviética habían oídohablar de los mesjetios. Sin embargo, la lle-gada a EE.UU. de más de 9.000 personas deeste origen desde la región rusa de Krasno-dar en los doce meses anteriores a junio de2006, además de otras 3.000 a las que seespera en breve, refleja un tardío pero mayorinterés internacional por el destino de uno delos conocidos como “pueblos deportados” dela Unión Soviética.

Mucho antes de que se acuñara el tér-mino “limpieza étnica”, el régimen soviéticode Stalin desplazó de forma sistemática amillones de personas por una variedad demotivos políticos y por otros de caráctersupuestamente estratégico. Ocho grupos

étnicos al completo, entre ellos los mesjetios,chechenos, ingushetios, tártaros de Crimeay la considerable minoría étnica alemana dela URSS fueron “deportados” en masa enoperaciones militares meticulosamente pla-nificadas, en las que se emplearon cientos deconvoyes de trenes y miles de tropas, a remo-tas regiones del Asia Central.

Decenas de miles murieron en este pro-ceso. Considerados ideológicamente sospe-chosos, se dispersó a los supervivientes y seles obligó a vivir bajo un régimen punitivo, amenudo confinados a zonas específicas (quecasi siempre se encontraban a varios kilóme-tros de la ciudad más próxima). La pena porsalir de estas zonas era de 15 a 20 años de tra-bajos forzados en los campos del Gulag.

MARCADOS POR LA HISTORIAEN 1956, D E S PU É S D E QU E JRUS C H EV

sucediese a Stalin, cinco de los ocho pueblosdeportados fueron rehabilitados. Lógica-mente, después de tan extraño y amargoexperimento en ingeniería social y étnica, losproblemas de estos pueblos no se desvane-cieron silenciosamente con el paso deltiempo. Quienes regresaban a sus tierras deorigen solían tropezar con la hostilidad de lasautoridades, así como la de los nuevos colo-nos a quienes les habían dado sus casas y sustierras, y las tensiones aumentaron.

Tras la disolución de la Unión Soviética,estalló un conflicto armado en octubre de

1992 en el territorio de la Federación Rusaentre los ingushetios y sus vecinos, los ose-tios del norte, dando como resultado unnuevo desplazamiento de ingushetios desdeel disputado distrito de Prigorodny. Mástarde, a finales de 1994, los chechenos toma-ron parte en la primera de sus dos guerrascontra el control de Moscú. Desde entonces,este “pueblo” de antiguos deportados ha sidoel mayor grupo de refugiados en salir de laRusia postsoviética, y la propia FederaciónRusa ha pagado también un alto precio envidas humanas.

Por oscuras razones, a pesar del cambio depolítica bajo Jruschev, en un principio no sepermitió a los tártaros crimeanos, mesjetiosy ciudadanos de origen alemán regresar a sutierra. Finalmente, muchos de los alemanespudieron emigrar a Alemania, y poco a poco,tras décadas de campaña para que sus dere-chos fueran restaurados, los tártaros de Cri-mea lo consiguieron también.

La península de Crimea había sido repo-blada en gran parte con ciudadanos rusosque –como la mayoría de las poblaciones decolonos– eran hostiles a la idea de que regre-saran los habitantes originales. Cuando,durante los años de decadencia de la URSS,se produjo un movimiento de repatriaciónespontáneo por parte de los tártaros de Cri-mea, el enfrentamiento político, social yeconómico entre las dos comunidades fueinevitable.

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P O R B O H D A N N A H A J L O

Un tártaro crimeano privado de su derecho de voto, que aún no había obtenido la nacionalidad ucraniana, mostrando su antiguopasaporte en la entrada de un centro electoral de la península de Crimea en 1998. La carencia de permisos de residencia válidos ydocumentos nacionales ha supuesto un gran problema para muchos colectivos en los estados de la CEI recientemente independizados.

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Con todo, desde comienzos de los años 90,unos 250.000 tártaros crimeanos han regre-sado del exilio a la península, que hoy formaparte de la independiente Ucrania, y se haconseguido mantener la paz y una relativaestabilidad.

DESPERDIGADOS Y MALTRATADOSL O S M E S J E T I O S F U E R O N M E N O S

afortunados. De los ocho “pueblos” deporta-dos en su totalidad, son los únicos que no hanconseguido volver a su tierra. Y desgraciada-mente, 62 años después de que alrededor de100.000 de ellos fueran forzados a salir de supatria histórica en Georgia, algunos de losdesperdigados supervivientes y descen-dientes siguen necesitados de protección.

En 1999, la mayor comunidad de mesje-tios exilados –unos 74.000 que vivían en elsector uzbeco del Valle de Ferganá– se vie-ron envueltos en un feroz estallido de vio-lencia interétnica. Se cree que murieroncerca de 100 durante dos semanas de luchas,y el resto fueron evacuados en masa por elejército. Dado que su regreso a la Georgiasoviética seguía obstaculizado, la mayoría seestableció en Azerbaiján, mientras que otrosintentaban empezar una nueva vida en dis-tintas partes de Rusia, Ucrania, Kirguistán yKazajstán.

La Georgia postsoviética, que ha sufridonumerosos desplazamientos internosdesde finales de los años 80, se sentía rea-cia a dar la bienvenida de regreso a los mes-jetios. La cuestión de su vuelta y“rehabilitación” ha permanecido politizada,no sólo porque los georgianos son cristia-nos y los mesjetios musulmanes y “turqui-zados”, sino también porque otra minoría–los armenios– se ha asentado en la zona deSamtsje-Javajeti y se opone a la repatriaciónde los mesjetios.

Las condiciones de losmesjetios, a los que ya seha dispersado en dos oca-siones, han variado de unpaís a otro. En Azerbaiján,a los aproximadamente48.000 que huyeron delValle de Ferganá se lespermitió en 1998 adquirirla ciudadanía e integrarse.Igualmente, en Ucrania,se ha nacionalizado a unos9.000. Se sabe relativa-mente poco sobre los mes-jetios que permanecieronen Asia Central o sobrelos que emigraron a Tur-quía.

En algunas partes dela Federación Rusa, losmesjetios han adquiridola ciudadanía y disfrutande los mismos derechosque los demás. Sinembargo, en la región deKrasnodar las autori-dades locales no los hanaceptado nunca y hansufrido una ostensiblediscriminación étnica.Como resultado, muchosde los 17.000 que acaba-ron allí se convirtieron dehecho en apátridas : sinestatuto oficial, privadosde los derechos más básicos y sujetos a unaconstante presión xenófoba por parte de lasorganizaciones locales de cosacos.

“Entran a robar en nuestras casas -diceSarvar Tedorov, un líder mesjetio local-. Noshumillan y nos insultan. Las palizas sonconstantes”. Las intervenciones en favor de

su comunidad por parte de las ONG de dere-chos humanos rusas y las autoridades cen-trales no han conseguido persuadir a lasautoridades locales de que cambien su acti-tud y su política.

LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONESA MEDIADOS DE LOS AÑOS 90, EL interésinternacional empezó a centrarse en aquel-los pueblos deportados que padecían dificul-tades para regresar a su tierra. El PNUD y elACNUR participaron ayudando a las autori-dades ucranianas a sobrellevar el desafíolegal, político y socioeconómico que suponíael regreso de decenas de miles de tártaros cri-meanos. Y, en 1996, la Conferencia de Gine-bra sobre desplazamientos forzosos ymigración en la región de la CEI, organizadapor el ACNUR, la OIM y la OSCE/ODIHR,reconoció que el caso de los pueblos deporta-dos era una cuestión que le concernía, pro-porcionando un marco multilateral en el queresolver sus problemas.

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Un niño tártaro crimeano se hace la fotografíapara solicitar la nacionalidad ucraniana.

Un grupo de niñas mesjetias enPennsylvania, poco después de habersido reasentadas en Estados Unidosdesde la Federación Rusa.

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Posteriormente, el Alto Comisionado dela OSCE para Minorías Nacionales, elConsejo de Europa, el ACNUR y algunasONG como Proyectos de Emigración For-zosa del Open Society Institute empezaron atrabajar unidos para intentar comprender yresolver los problemas.

En Crimea, el ACNUR y el Alto Comi-sionado para Minorías Nacionales han ayu-dado a las autoridades ucranianas y a losdirigentes tártaros a llevar a cabo una impor-tante campaña para que los retornados tárta-ros crimeanos no acaben como apátridas. Afinales de 2001, un 95 % habían adquirido laciudadanía ucraniana.

Los tártaros crimeanos han hecho pro-gresos en lo que respecta a su reasentamientoen la península de Crimea y a conseguirrepresentación parlamentaria en los parla-

mentos de Ucrania y Crimea. Pero las cues-tiones relacionadas con tierras, propiedadesy acceso a los beneficios de la privatización,sin los cuales no podrán reintegrarse com-pletamente, no se han resuelto del todo. Y losestereotipos negativos de los tártaros de Cri-mea, que han sido promovidos oficialmentedurante décadas, siguen estando demasiadoextendidos.

AYUDA POR FINEN 1999, EL CONSEJO DE EUROPA hizodel regreso y la reintegración pacífica de losmesjetios que desearan volver a su tierra unade las condiciones para el acceso de Georgia aesta organización. En la práctica, no hahabido muchos progresos hasta el momento.Pero, con la instauración de un nuevoGobierno georgiano a raíz de la Revolución

de la Rosa de 2004, es posible que las pers-pectivas hayan mejorado.

Parece que las leyes y el programa estatalpara el reasentamiento de los mesjetios estáncasi finalizados.

La situación de los mesjetios en Krasno-dar no ha dejado de ser problemática. Lainiciativa de reasentarlos en EE.UU. es unaatrevida y generosa respuesta destinada aromper el impasse y a conseguir una soluciónduradera a sus apuros. Pero también ha gene-rado críticas desde sectores inesperados :representantes de la respetada organizaciónde derechos humanos rusa Memorial, porejemplo, la han calificado como una formasuave de limpieza étnica que premia la polí-tica de las autoridades locales de eliminar atodos los grupos étnicos “indeseables” de lazona.

Por otra parte, los cada vez más desespe-rados mesjetios que han decidido aceptar laoferta de reasentamiento en EE.UU. dan lasensación de estar aliviados y agradecidos.“Es imposible vivir aquí”, señalaba RustamZautadze, de 35 años, antes de partir para Bal-timore. Sarvar Tedorov estaba completa-mente de acuerdo : “Es simplemente la únicaforma que tenemos de escapar. Debemospensar en nuestros hijos y en nuestro futuro”.

Según Aaron Tate, del Interfaith Minis-tries de Houston, el reasentamiento se estállevando a cabo con éxito y las comunidadesturcas locales están siendo muy útiles. Lasfamilias de refugiados, asegura, son “cariño-sas, agradecidas e increíblemente hospitala-rias, lo que les facilita relacionarse con losmiembros de la comunidad local”.

Es un sentimiento que comparten otrasONG encargadas de ayudarles a asentarse :“El reasentamiento de los turcos mesjetiosha sido una experiencia positiva para lascomunidades que han participado en él”,indica Joseph Roberson, del Servicio Mun-dial Eclesiástico de Inmigración y del Pro-grama para Refugiados de la ciudad deNueva York.

En la actualidad, cuando un traslado for-zoso de población que viola totalmente losderechos humanos constituye un flagrantecrimen contra la humanidad, resulta alec-cionador descubrir que estos tempranos y engran medida desconocidos ejemplos del sigloXX siguen exigiendo atención y, en algunoscasos, soluciones. �

A pesar del cambio de política de Jruschev, se siguió impidiendo el regresode los tártaros crimeanos, mesjetios y ciudadanos de origen

alemán a sus tierras.

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La poco densasabana se extiende por todoslados hasta el horizonte, bajo unsol abrasador. El asentamiento para refugiadosde Antenne-Dabaye pareceperdido en un paisaje donde elconcepto de tiempo y espacioapenas tiene sentido.Sin embargo, fue aquí, en el nortede Senegal, donde se establecieronmiles de mauritanos en 1989,después de que un conflictofronterizo entre ambos paísesprodujese un enfrentamientoentre diversas comunidades y

docenas de muertos en los dosbandos. Diecisiete años más tarde,unos 20.000 mauritanos siguenviviendo en docenas deemplazamientos desperdigados alo largo de la orilla sur del ríoSenegal, que delimita la frontera.Llegaron aquí prácticamente sinnada, pero pronto se vieroninmersos en una diversidad deactividades, entre ellas la cría deanimales, la agricultura y lospequeños negocios. Pese a tenerfuertes lazos fraternales con lapoblación local –reforzados porun estilo de vida común y por lasconexiones familiares forjadas

durante siglos a ambas orillas delrío– sigue habiendo tensiones.Después de varios años, algunosrefugiados decidieron marcharse,bien regresando espontáneamentea Mauritania o bien trasladándoseal extranjero. En 1996, a fin deayudar a las 35.000 personas quehabían regresado a Mauritania, elACNUR emprendió un ProgramaEspecial de Reintegración Rápidapara la construcción deinfraestructuras básicas comoescuelas, clínicas y sistemas deriego, así como para lareconstrucción de centros deacogida y la puesta en marcha demicroproyectos. Para losrefugiados que aún permanecenen Senegal, las condiciones de suregreso siguen siendo un temacandente. Para ellos el río Senegalse ha convertido en un símbolo :representa algo tan cercano y, noobstante, tan inaccesible desde1989, como una frontera quedurante tanto tiempo ha supuestoun concepto abstracto –dada lalibre circulación entre ambasorillas– pero que de pronto se haconvertido en algo demasiadodefinido, y como una entidad físicaque todavía tienen que cruzar paracerrar este capítulo de su historia.El 3 de agosto de 2005, el ConsejoMilitar por la Justicia y laDemocracia se hizo con el poderen Mauritania, un cambio en elentorno político que puederepresentar una oportunidad paraencontrar una solución justa yduradera. De nuevo todas lasmiradas se dirigen al río, y a lo quehay al otro lado.

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IMAGEN DE SATÉLITE © 1996-2004 PLANETARY VISIONS

Senegal

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ADO DEL RÍOmauritanos en Senegal

Un refugiado mauritano recrea el doloroso episodio de 1989, cuando miles de refugiadosmauritanos nadaron o remaron en sus piraguas al otro lado del río Senegal.

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Como el grupo lleva ya 17 años de exilio, los niños no conocen otro hogar más que Senegal.

Los refugiadosconstruyeron refugiossegún sus distintastradiciones, usandoadobe o una mezcla depaja y arcilla sobre unmarco de ramas. Aquí,los refugiados delpueblo nómada de lospeule han construidocabañas rodeadas deuna cerca para que noentren los animales.

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Algunos asentamientos disponen de escuelas coránicas, donde los niñosno sólo aprenden religión sino que tienen la oportunidad de relacionarseentre sí.

A lo largo de los años muchos refugiadoshan conseguido poner en marcha pequeñosnegocios. Este hombre, convertido en unsastre de éxito, emplea a un aprendiz y haampliado su mercado para incluir a lossenegaleses que viven fuera delasentamiento.

Muchos de los refugiados más jóvenes han tomado la difícil decisión de volver a Mauritania. Aquí un antiguo refugiado, queahora trabaja en un café de Internet en la capital mauritana, Nouakchott, regresa a visitar el asentamiento para refugiados dondepasó 14 años.

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Muchos de los peule nómadas no pudieron traerse su ganado cuandocruzaron el río y en su mayoría se dedican a cuidar el de los vecinossenegaleses. Los más afortunados consiguieron mantener sus rebaños y seganan la vida principalmente con la carne y la leche que producen.

La existencia de estas gentes en la región –tantorefugiados como no– gira por completo en torno alrío. Aquí un refugiado mira al otro lado, desde laorilla senegalesa, a su pueblo de siempre. Algunosrefugiados van y vienen a través del río para llevar acabo tareas comerciales o visitar parientes, perosiguen viviendo en Senegal porque creen que lascondiciones de su retorno siguen sin sersatisfactorias.

Los padres han intentado equilibrar una vida tradicional hogareña para sushijos en los asentamientos para refugiados con el sentimiento de que sudestino se encuentra en otra parte.

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Nabil Bahjat Abdulla murió en unhospital de Nairobi el 28 de marzo, dossemanas después de haber sido heridodurante un ataque en Yei, en el sur deSudán.

A Nabil, iraquí de 48 años, le dispa-raron tres tiros en el estómago el 15 demarzo, después de que dos hombres ar-mados se infiltrasen en un complejo re-sidencial del ACNUR. Murieron tam-bién un guarda local y uno de losatacantes, y un segundo guarda resultóherido. Otros seis trabajadores interna-cionales del ACNUR, que también sehallaban en el complejo en aquellos mo-mentos, resultaron ilesos.

Pese a ser licenciado en ingeniería ci-vil, Nabil empezó su carrera en el AC-NUR como conductor en Bagdad, en1991. Posteriormente fue ascendido alpuesto de máximo responsable logísticoen la oficina de la agencia en la ciudadiraquí. En octubre de 2005 partió a unamisión en el sur de Sudán, donde laagencia prepara el posible regreso decerca de 350.000 refugiados desde los

países vecinos. Su mujer y sus cuatro hi-jos permanecieron en Iraq.

“Conocí a Nabil en abril de 2003, enBagdad -recuerda Gigi Principe, un co-lega del ACNUR que trabajaba en el surde Sudán en el momento en que hirie-ron a Nabil-. Después del atentado del19 de agosto, que mató a Sergio Vieira deMello y a muchos otros representantesde la ONU, Nabil tuvo la valentía de ve-nir a trabajar al día siguiente, a pesar deque se le había dicho a todo el personalnacional que se quedara en su casa. Na-bil fue a la oficina para saber cómo está-bamos y ofrecer su ayuda. Así era él, denaturaleza generosa y considerada”.

El día después de su fallcimiento,miembros del ACNUR de todo el mundole rindieron homenaje y guardaron unminuto de silencio. Dirigiéndose al per-sonal del cuartel general de la organiza-ción en Ginebra, el Alto Comisionado dela ONU para los Refugiados, António Gu-terres, declaró: “Hemos perdido a un ma-gnífico y valiente camarada… Una vezmás, la comunidad humanitaria llora a

un amigo y a un co-lega que ha muertointentando ayudar aotros en un lugar queya ha visto demasiadatristeza y violencia.Todos en el ACNURlamentamos lamuerte de Nabil y lehacemos llegar nues-tro más sentido pé-same a su familia. Rendimos tributo a suvida y nunca olvidaremos su sacrificio”.

La muerte de Nabil aumenta la ci-fra total de miembros del ACNURmuertos en acto de servicio desde 1990a al menos 22 personas.

“Mientras veía a Nabil luchando porsobrevivir en un hospital de Nairobi, nopude evitar pensar en las ironías de lavida -dice Principe-. Había dejado los pe-ligros de Bagdad para acabar asesinadoen el sur de Sudán. Pero hasta el últimomomento, Nabil intentó defender la vidade sus camaradas, haciendo de escudohumano durante el ataque”.

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UNHCRStatus Determination and ProtectionInformation SectionCase Postale 2500, CH-1211 Genève 2Suiza

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NABIL BAHJAT ABDULLA 16 de julio de 1957– 28 de marzo de 2006Miembro del personal del ACNUR fallecido en acto de servicio en el sur de Sudán.

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R E F U G I A D O S I

El pasado 20 de junio se celebró, como to-dos los años, el Día Mundial del Refugia-do. Esta jornada fue designada por unaresolución especial de la Asamblea Ge-neral de la ONU que, adoptada por una-

nimidad en el año 2000, pretende ser una expresión desolidaridad con África, el continente que alberga a lamayoría de los refugiados del mundo. El tema de esteaño fue la esperanza en un futuro mejor.

Podemos observar cada día el increíble valor y laperseverancia de los refugiados que lo han perdido todo.Pero no por ello deja de tener sentido dedicar uno deellos, el Día Mundial del Refugiado, a reflexionar sobrequienes sobrellevan una vida de privaciones y restric-ciones en los campamentos durante tantos años o quie-nes han regresado a sus hogares para tratar de recogerlos pedazos de lo que alguna vez fue una vida pacífica. Ytambién sobre aquellos que no podrán regresar nunca yque se verán obligados a labrarse un futuro incierto enuna comunidad extraña y no siempre acogedora.

A pesar de sus diferencias, todas estas personas -desde una mujer africana que huye de la persecuciónhasta un profesor universitario cuyas opiniones políti-cas le suponen una sentencia de muerte- tienen algo encomún: la esperanza en un futuro mejor y la oportuni-dad de restablecer una paz duradera en sus vidas. Esteaño, gracias a la generosa contribución de la Comuni-dad Valenciana, los principales actos conmemorativostuvieron lugar en esta región.

La Generalitat y el Comité Español del ACNUR or-ganizaron un concierto de música clásica a cargo de lasoprano Barbara Hendricks, Embajadora de Buena Vo-luntad de la agencia, que tuvo lugar en el Palau de laMúsica la tarde del 19 de junio. El espectáculo contó

EEssppaaññaa ccoonnmmeemmoorraa eell Día Mundial del Refugiado

Por F rançesca Fontan in i y Mar ía Jesús Vega

La jornada pretende seruna expresión de solidaridad con África, el continente que alberga a la mayoría delos refugiados del mundo.

La niña liberianaMatu inspira la exposiciónfotográfica deEduard Comte.

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Especial España

con el patrocinio de la Di-rección General de Inte-gración de los Inmigran-tes, Bancaja, CAM yCIERVAL.

También el Palau aco-gió una exposición foto-gráfica durante una se-mana. El fotógrafoEduard Compte volvió aconvertir en protagonistaa la niña liberiana Matu,que también había sido eleje de su anterior exposi-ción, “La Mirada de Ma-tu”, en la que se reflejabala huida hacia el exilio enSierra Leona de esta pequeña refugiada. Para esta se-gunda exposición, Compte logró localizar a Matu, dosaños después, en un campamento de Sierra Leona ycaptar, mediante imágenes, su retorno a su hogar enLiberia bajo la asistencia del ACNUR.

La conmemoración del Día Mundial del Refugiadoconcluyó el mismo día 20 en las Cortes regionales va-lencianas con un acto institucional que contó con lapresencia del entonces Representante del ACNUR enEspaña, Carlos Boggio; el Director del Bureau para lasAméricas, Philippe Lavanchy, y el Responsable de lasOperaciones de Reintegración en Angola, EnriqueValles. Al evento también asistieron numerosos repre-sentantes de ONGs e instituciones que trabajan conrefugiados en España, así como de los propios refugia-dos.

El Presidente de la cámara, Julio de España, leyóuna declaración institucional aprobada por los parla-mentarios regionales en favor de las personas refugia-

das. En esta ocasión, laConsejera de Cooperaciónde la Generalitat, GemaAmor, subrayó la impor-tancia de seguir dando pa-sos firmes de la mano delACNUR en la ayuda a lospueblos “para que seanprotagonistas de su propiodesarrollo, porque sonmuchas las personas quenecesitan la solidaridad yla generosidad de todos”.De hecho, la propia Gene-ralitat Valenciana estáapoyando proyectos delACNUR con un impacto

directo en esta población y ese mismo día firmó unconvenio de colaboración con la agencia cuyo objetivoes seguir llevando la esperanza y la ilusión a refugiadosde Colombia.

EL ARCOIRIS SALE POR ALCOBENDAS

Con el objetivo de conocer el concepto que tienenlos jóvenes sobre los refugiados y moverlos a la refle-xión sobre el drama del desplazamiento y del exilio,surge en 1998 la idea de convocar el Concurso de Có-mic “Refugiados y Libertades” desde el Centro de Aco-gida a Refugiados de Alcobendas-CAR. Este premio seentrega anualmente en junio, el día de la fiesta Arcoi-ris que el CAR organiza, en colaboración con el Ayun-tamiento de Alcobendas y con los propios refugiados ysolicitantes de asilo, para conmemorar la adhesión deEspaña a la Convención de Ginebra de 1951 y el aniver-sario de la creación del centro.

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La soprano Barbara Hendricks, en el concierto por el Día Mundial del

Refugiado en Valencia.

Este año, gracias a lagenerosa contribuciónde la Comunidad Valenciana, los principales actos con-memorativos tuvieronlugar en esta región.

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R E F U G I A D O S III

Concurso de Cómic “Refugiados y Libertades”.

Desde esa primera edición, el Concurso haido ampliando su ámbito para abrirse a todoslos jóvenes de Madrid de entre 14 y 25 años,quienes a través de lápiz y papel sorprendenaño tras año con contenidos desgarradores,soñadores y realistas que liberan a la socie-dad de los prejuicios sobre los refugiados,según comenta la Dirección del CAR.

“Para mí el cómic es una forma de ex-presar lo que uno piensa. Es criticar lo quepasa a nuestro alrededor”, explica Alejan-dro Mingo, ganador del primer premioen 1999 y 2000. “Hoy mi concepto sobrelos refugiados y sus libertades en sueloespañol es mucho más claro que cuan-do concursé por primera vez. Si volvie-ra a participar, dibujaría la problemática delos miles de refugiados del mundo”, añade este jovenartista, que es consciente de que esta expresión libre deideas podría costarle muy cara en países en los que sepersigue a quienes se atreven a reflejar a través de susobras opiniones contrarias a las de la corriente políticao religiosa imperante.

Puntuales a la cita anual, el ACNUR, la DirecciónGeneral para la Integración de los Inmigrantes y elAyuntamiento de Alcobendas se sumaron a la fiestapara repartir premios y manifestar un año más su cola-boración y apoyo al trabajo en favor de la participacióny la convivencia intercultural que viene desarrollandoel CAR desde hace casi dos décadas.

“Mira pa la cámara y sonríe, muchacho, que te van ahacer la foto”, indicaba Ulpiano desde el escenario auno de los premiados. Ulpiano es un refugiado colom-

bia-no, que fue residentedel CAR y que dejó patentes esa tardesus dotes como maestro de ceremonias y animador defestejos.

El del 30 de junio fue un festejo en el que tuvo cabi-da un auténtico “arcoiris” de manifestaciones y produc-ciones artísticas, como talleres interculturales y gruposmusicales con ritmos internacionales, que hicieron bai-lar al unísono a trabajadores de las ONGs presentes,viandantes y refugiados, sin importar la nacionalidad,el color de la piel, credo o estatuto legal. �

Françesca Fontanini y Mª JesúsVega son las Responsables del Departamento de

Relaciones Externas del ACNUR en España

El pasado mes de julio comenzó su manda-to como nuevo Representante del AC-NUR en España Agni Castro-Pita, susti-

tuyendo a Carlos Boggio. Castro-Pita empezó a trabajar en el ACNUR

en 1985 en Honduras y, desde entonces, toda sucarrera se ha centrado en América Latina.

Costa Rica, Argentina, México y Colombiahan sido otros de sus destinos, además de un pe-riodo de cuatro años en la sede del ACNUR enGinebra, esta vez como Jefe de la Oficina para lasAméricas. �

Agni Castro-Pita,Representantedel ACNURen España

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Araíz del Día Mundial del Refugiado,el ACNUR ha lanzado la campañaNinemillion.org, que tiene comoobjetivo informar sobre la situaciónde los menores y adolescentes refu-

giados en todo el mundo y reunir fondos para finan-ciar programas educativos y deportivos para ellos.Aprender y jugar son actividades que ayudan a lospequeños a crecer sanos y fuertes, y en el futuro lespermitirán construir sociedades sólidas.

El artículo 31 de la Convención sobre los Derechosdel Niño afirma que cada niño tiene derecho al juego ya las actividades recreativas propias de su edad. Las ne-cesidades de los niños refugiados son muy especiales.Por ejemplo, las niñas, a pesar de tener un rol esencialen sus comunidades, deben superar difíciles obstáculospara crecer. Llenas de potencial, necesitan una oportu-nidad para crecer, soñar y ayudar a cambiar el futuro, yesta campaña es una oportunidad única para ayudarlas.

Un rasgo distintivo de la campaña son unas pecu-liares pelotas de fútbol de color verde y amarillo, ide-adas por Nike para aguantar las duras condiciones dela mayoría de los campamentos de refugiados. 40.000de estos balones especiales han sido fabricados utili-zando materiales reciclados y se han distribuido a ni-ños refugiados. Por otro lado, se han puesto a la ventacamisetas con el logotipo de Ninemillion.org, que sepueden adquirir en diversos puntos de venta de Nike

en todo el mundo y cuya recaudación será en benefi-cio de la campaña.

Ronaldo, el delantero brasileño del Real Madrid, esel protagonista de un anuncio publicitario que reclamael derecho de todos los jóvenes del mundo a jugar y enel que se muestran imágenes de jóvenes refugiados quehan sido filmadas por un equipo de Microsoft y el AC-NUR en Azerbaiyán, Tailandia y Uganda.

Por otro lado, la página www.ninemillion.org, tradu-cida por Microsoft a nueve idiomas, recoge informa-ción sobre los millones de personas que han tenido quehuir de sus hogares y se encuentran confinadas en másde un centenar de países. También permite hacer do-nativos: 25 dólares (19 euros) es lo que cuesta enviar auna niña refugiada a la escuela todo un año.

Ninemillion.org ha sido apoyada por las firmasNike y Microsoft, ambas miembros del Consejo deLíderes Empresariales del ACNUR, así como porManpower y Merck. La principal agencia colabora-dora de la campaña es la ONG Right to Play, que fo-menta el desarrollo de los niños refugiados a travésdel juego y del deporte. Dos tercios de los fondos re-caudados serán destinados a proyectos de educación enlos campamentos de refugiados, que beneficiarán sobretodo a las niñas refugiadas. El tercio restante financiaráprogramas de Right to Play en favor de los jóvenes re-fugiados, haciendo hincapié en la presencia de mujeresy niñas en los terrenos de juego. �

Françesca Fontanini es Responsable de RelacionesExternas de la Delegación del ACNUR en España

Campaña Ninemillion.org

La campaña mundial sobre la situación de los menores y adolescentesrefugiados pretende financiar programas educativos y deportivos.

Por F rançesca Fontan in i

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R E F U G I A D O S V

Especial España

Actuación musicaldurante el CuartoFestival del DíaMundial del Refugiado en México D.F.

““SSoommooss ddee oorriiggeenn ccoolloommbbiiaannoo,, ssaallvvaaddoorreeññoo yy gguuaatteemmaalltteeccoo,, ppeerroo

mmeexxiiccaannooss ddee ccoorraazzóónn””

Un aliento de esperanza invadió el Jar-dín Hidalgo de Coyoacán, centro cul-tural y punto de encuentro en la Ciu-dad de México, el pasado sábado 17 dejulio. Decenas de refugiados se habían

reunido para celebrar, junto con más de 600 habitan-tes de la capital mexicana, el Cuarto Festival del DíaMundial del Refugiado, organizado por el ACNUR,Amnistía Internacional Sección Mexicana, Sin Fron-teras y el Consejo Nacional para Prevenir la Discri-minación.

Los refugiados prepararon platos tradicionales ytrajeron artesanías procedentes de sus países. Otrossimplemente fueron a convivir, a compartir sus ex-

periencias y su esperanza con los demás. Se podía de-ambular libremente entre los puestos, donde los re-fugiados ofrecían a los comensales ensalada rusa ycomida iraquí, o bien dejarse atraer por los coloresvivos de la ropa congoleña. Varios grupos musicales,desde el género norteño hasta el reggae caribeño,amenizaron la tarde, mientras los niños refugiados,con grandes sonrisas, armaban fielmente las bande-ras de sus países y la de México, el país en el que aho-ra viven. Los corazones, en un espíritu de respeto ytolerancia, latían en armonía.

La gente iba y venía, como todos los sábados enesta gran plaza de la época colonial. Algunos, bien in-formados, estaban allí celebrando por cuarto añoconsecutivo. Los demás, curiosos, no tardaban enacercarse al escenario y, de allí, a los ricos platos y

Ciudad de México celebró el Cuarto Festival del Día Mundial del Refugiado

Por Pau l P iaton

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Especial España

productos tradicionales.Se sentaban un momen-to a disfrutar de la músi-ca y con ese solo acto par-ticipaban de una gran ce-lebración. Pero para mu-chos no era suf icientever o escuchar… queríansaber en qué se habíanmetido.

Entre ellos había una señora, de unos 60 años deedad, que parecía perdida entre tantas personas: “Yono sabía que existía un Día Mundial del Refugiado”.Una hora más tarde seguía allí, sentada justo frenteal escenario, disfrutando de unas pupusas salvadore-ñas y escuchando el repertorio de una banda de rockcelta irlandés.

TESTIMONIOSMás tarde empezó una fuerte lluvia. La gente se

amontonó bajo la carpa mientras Rodrigo, refugiadoguatemalteco, subía valientemente al escenario para

contar su testimonio. Había teni-do que huir de su país en los añosochenta, como consecuencia de lapersecución de la que su comuni-dad era entonces víctima. Perdió asus padres, a su esposa y a su hijay, por haber pisado una mina, hoyes ciego, le falta el brazo izquierdoy los dedos de la mano derecha.Su testimonio se convirtió en el

clímax del Día Mundial del Refugiado, y sus palabrasvibraron en el corazón de los presentes.

Seguidamente, el Grupo de Mujeres Migrantes yRefugiadas representó una corta pieza de teatro rela-tando la huida de una mujer víctima de una persecu-ción. Al final, las improvisadas actrices clausularon elfestival con emotivas palabras: “Somos colombianos,salvadoreños, guatemaltecos de origen, pero ahoratambién somos mexicanos de corazón”. �

Paul Piaton fue voluntario en la Oficina del ACNUR en México

El festival contócon numerosos

puestos de comiday productos de

artesanía.

Los niños refugiados, con grandes sonrisas, armaban fielmente lasbanderas de sus países y la de México, el país en el que ahora viven.

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Page 39: 131 • 2006 - ACNUR › fileadmin › Documentos › Publicaciones › 2006 › 4549.pdfpaís, debido a la guerra civil de 1992, el estatuto de refugiado, tras haberles aplicado el

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Especial España

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Cada mañana, cuando Ana Manu-sov salía de su casa para ir a traba-jar a la Comisión Católica en Bue-

nos Aires, había un hombre parado en laesquina, esperándola: “Tan pronto como yocomenzaba a caminar, él también lo hacía.Por las noches, cuando regresaba a casa, élestaba siempre en la esquina”, recuerda. Undía de invierno, un negocio de ropa frente ala Comisión explotó y destruyó las puertasy las ventanas de su oficina en el estallido.“Seguramente fue para asustarnos”, dice.

A finales de la década de los 70 y princi-pios de la de los 80, proteger y asistir a refu-giados era un trabajo peligroso. Los refugia-dos, a quienes el ACNUR y sus agenciasasociadas ayudaban en ese momento, nohuían de guerras de continentes lejanos co-mo muchos lo hacen hoy, sino de las dicta-duras militares de los países vecinos.

En esos tiempos, a pesar de que Argenti-na había ratificado la Convención sobre losRefugiados de 1951 y el Protocolo de 1967,no existía un comité nacional para evaluarlas solicitudes de asilo. Era el ACNURquien, en virtud de su mandato, proporcio-naba protección a los refugiados de Améri-ca Latina en Argentina. Fue así como, en1973, la agencia ayudó a formar y financiarla Comisión Coordinadora de Acción Social(CCAS), que englobaba a varias institucio-nes de la sociedad civil y que, según testi-

monios de los trabajadores sociales de laépoca, constituyó una experiencia inter-institucional y ecuménica sin antecedentes.

El ACNUR y la CCAS pudieron ofrecerprotección y asistencia a los miles de refu-giados que huían de los regímenes milita-res en Bolivia, Paraguay, Uruguay y, espe-cialmente, Chile. Fue justamente el derro-camiento del presidente chileno SalvadorAllende en 1973 lo que desencadenó “el pe-ríodo más difícil, intenso y doloroso”, diceSilvia Depianti, que trabajó para el AC-NUR en Buenos Aires en esa época. Las es-tadísticas de CAREF (una organizaciónecuménica que trabajó junto al ACNUR)indican que, entre 1974 y 1985, ayudó a16.409 refugiados en el país, el 75% de loscuales eran chilenos.

Con el golpe militar de 1976 y la salidadel país de miles de argentinos, el ACNURayudó a que muchos parientes pudieranviajar para reunirse con los suyos en el ex-terior. Asimismo, debido a cambios en la le-gislación migratoria argentina, la agenciadebió trabajar para facilitar el reasenta-miento en otros países de muchos de los re-fugiados sudamericanos que habían llegadoa Argentina. Según Belela Herrera, quetrabajaba en el ACNUR en ese momento yes actualmente la Subsecretaria de Relacio-nes Exteriores de Uruguay, aproximada-mente 3.000 refugiados fueron reubicadosen Suiza, Francia, Holanda, Austria, Cana-dá y otros países dispuestos a procesar rápi-damente los casos de reasentamiento.

A finales de la década de los 70, el régi-men militar recibió a miles de refugiadosdel sudeste de Asia, que habían huido desus países hacia campamentos en Tailandia.Pese a las grandes diferencias culturales,muchas familias asiáticas (Vietnam, Cam-boya, Laos) permanecieron en Argentina.Sus hijos han tenido la posibilidad de asistira la Universidad y más de uno ocupa im-portantes puestos de trabajo.

Con el retorno gradual de la democraciaa la región, el ACNUR trabajó en la repa-

triación de los refugiados. Se creó una co-misión argentina para la repatriación, queenglobó a autoridades gubernamentales,instituciones sociales y a la propia agencia.Todos celebraron la oportunidad de ayudarde esta manera a los nacionales argentinos.

Con el tiempo, Argentina también seconvirtió en un lugar donde llegaban perso-nas huyendo de la guerra y la opresión enpaíses tan lejanos como la República Demo-crática del Congo, Pakistán, Sierra Leona,Liberia, Iraq, Cuba, Guinea, Ghana, Nige-ria, Armenia y Chechenia. Se creó enton-ces un comité nacional para los refugiados(CEPARE) en 1985, en el que el ACNURaún participa. Según las estadísticas de estecomité, desde su creación hasta finales de2005, Argentina recibió 9.545 solicitudes deasilo de ciudadanos de 89 países, y recono-ció como refugiados a 2.589 de ellos.

En la década de los 90, la creciente canti-dad de solicitudes de asilo provocó un es-tancamiento del comité para los refugiados,que contaba con poco personal y la existen-cia de más de 2.000 casos no examinadospara principios del siglo XXI. En 2001, elACNUR y el CEPARE lanzaron un pro-grama conjunto que redujo inicialmente loscasos atrasados en un 50%. En la actualidad,el Comité ha ampliado su personal perma-nente y ha eliminado prácticamente los ca-sos atrasados.

Los defensores de los refugiados tam-bién esperan que el proyecto de ley aproba-do por el Senado argentino el año pasado sesancione en 2006. Asimismo, el Gobiernoha manifestado su compromiso para con laprotección de los refugiados mediante el es-tablecimiento, en 2005, de un programa dereasentamiento para los que, habiendo hui-do a un país, aún continúan enfrentandoamenazas para su integración, lo que cons-tituye una de las principales propuestas delPlan de Acción de México. �

Mª Julia Contardi es Colaboradora del ACNUR y Nazli Zaki, Responsable de

Relaciones Externas en Argentina

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Por Mar ía Ju l ia Contard i y Naz l i Zak i

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Especial España

Rescate en alta mar,

fin de una odisea

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La odisea vivida por los 51 africanos res-catados por el pesquero Francisco y Ca-talina en aguas del Mediterráneo tocó asu fin después de permanecer varadosdurante una semana cerca de la costa

maltesa. El buque español intentó llegar a Malta, pe-ro las autoridades de este país denegaron el permiso,lo que obligó a las personas indocumentadas (42hombres, ocho mujeres y un bebé), casi todos eritre-os, a permanecer a bordo hasta que pudieron desem-barcar en la isla mediterránea.

El ACNUR es plenamente consciente de los im-portantes desafíos que plantean las constantes llega-das de grupos mixtos de inmigrantes, solicitantes deasilo y refugiados a varios países del Mediterráneo.Sin embargo, debido a la urgencia de la situación ytratándose de personas provinientes de países en con-flicto, la agencia hizo un llamamiento a los gobiernosde la región para autorizar el desembarco y la admi-sión en su territorio de estas 51 personas, al menostemporalmente.

Después de ocho días bajo el bochorno estival, a las48 personas que seguían en el Francisco y Catalina seles permitió desembarcar en Malta para reunirse conotras tres -una niña de dos años, su madre y una mu-jer embarazada-, las cuales habían sido trasladadas

anteriormente a un hospital en la capital malte-sa, La Valetta.

El ACNUR elogió al capitán, José Durá, y ala tripulación del Francisco y Catalina por res-catar a un grupo de personas cuyas vidas, sinduda, corrían peligro. “Esperamos que sus ac-ciones ejemplares indiquen a otras tripulacio-nes y barcos, frente a situaciones similares, elimperativo de preservar la vida humana y losprincipios humanitarios”, declaró la Alta Comi-sionada Adjunta en materia de Protección, Eri-ka Feller.

Las gestiones de las autoridades españolas, laUnión Europea y el ACNUR dieron como frutoun acuerdo inicial de distribución de los “sin pa-peles” por varios países europeos. España aceptóa 29 de los 51, y el reparto de los demás fue el si-guiente: doce se quedaron en Italia, cinco enAndorra y cinco en Malta.

“EXCELENTE” GESTIÓNEl Representante del ACNUR en España,

Agni Castro-Pita, calificó de “excelente” la ges-tión realizada por las autoridades españolas para re-solver una crisis que, a pesar de los obstáculos, es unmagnífico ejemplo de solidaridad y de cómo compar-tir responsabilidades entre los países.

Gracias a una serie de consultas entre el ACNUR,Portugal y Holanda, estos países aceptaron tambiénacoger a algunas de las 29 personas que venían a Es-paña, después de asumir la recomendación de no re-tornar a sus lugares de origen a 27 eritreos y dos etío-pes que fueron inicialmente atendidos por Cruz Rojay ACCEM dentro del programa de acogida del Minis-terio de Trabajo y Asuntos Sociales español.

El ACNUR confía en que el resultado de este pro-ceso sea el primer paso de una fase de entendimientopara enfrentar un problema que necesita esfuerzos ycompromisos por parte de todos. El caso del pesqueroespañol pasó ya por la mesa del Consejo de Ministrosde Justicia e Interior de la UE como un ejemplo de loque puede ser frecuente en el Mediterráneo, el repar-to de la responsabilidad entre países miembros de laUnión en situaciones puntuales.

El grupo, que contaba con 44 eritreos, dos etíopesy otras cinco personas de otras nacionalidades -la ma-yoría del norte de África- incluye a 10 mujeres y auna niña de dos años. �

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